Daniel Chiquete - Carta A Los Galatas (Comentario - Unidas, Sociedades-Biblicas)
March 12, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Publicación Digital Comentario para exégesis y traducción: Carta a los Gálatas © Sociedades Bíblicas Unidas, 2012. © Sociedades Bíblicas Unidas, 2009. Todos los derechos reservados. Diseño de portada: Sociedades Bíblicas Unidas. Diseño interior: Sociedades Bíblicas Unidas. 1989 NW 88th Court Miami, Florida 33172 Estados Unidos de América ISBN: 9781598775181 www.labibliaweb.com www.reinavaleracontemporanea.com Fecha de publicación del ebook 2012
ÍNDICE Portada Derechos Legales Página de título 1 Colofón Página de título 2 ÍNDICE PREFACIO DE LOS EDITORES PREFACIO DEL AUTOR ABREVIATURAS Transliteración de grafías Introducción general a la Carta a los Gálatas Introducción (1.1-10) Pablo escribe a las comunidades cristianas de Galacia (1.1-5) Pablo afirma que hay un solo mensaje de salvación (1.6-10) Sección Autobiográfica (1.11—2.21) Pablo narra su llamamiento y sus primeros años como cristiano (1.1124) Pablo y los apóstoles de Jerusalén llegan a un acuerdo (2.1-10) Pablo reprende a Pedro y expone su enseñanza en Antioquía (2.11-21) Sección Teológica y Argumentativa (3.1—5.12) Las bendiciones de Dios se reciben por creer en Cristo y no por obedecer la ley (3.1-14) La ley no anula la anterior promesa de Dios (3.15-22) El paso de la esclavitud a la libertad de los hijos e hijas de Dios (3.23— 4.7) Pablo expresa su preocupación maternal por los gálatas (4.8-20) Los verdaderos descendientes de Abraham son las personas libres de la ley (4.21-31) Entre la esclavitud de la ley y la libertad en Cristo (5.1-12) Sección Parenética o Exhortativa (5.13—6.10) Las obras de la carne y el fruto del Espíritu (5.13-26) Últimas exhortaciones pastorales sobre diversos aspectos (6.1-10) Conclusión (6.11-18) Pablo se despide y bendice de puño y letra (6.1118) Glosario Bibliografía
Cartas a los Gálatas (Comentario para exégesis y traducción)
PREFACIO DE LOS EDITORES Esta colección, COMENTARIOS PARA EXÉGESIS Y TRADUCCIÓN, tiene como propósito ofrecer una herramienta esencial para asistir, en primer lugar, al gran número de hombres y mujeres que se dedican a la traducción de la Biblia, tanto en castellano como en la multitud de lenguas indígenas de nuestro extenso mundo latinoamericano. A la vez, viene a sumarse a la importante cantidad de materiales diseñados para la interpretación bíblica, con miras a la enseñanza bíblicoteológica y a la exposición y proclamación de la Palabra de Dios. A diferencia de los comentarios bíblicos tradicionales, esta colección se centra más en los aspectos lingüísticos y estilísticos de los idiomas bíblicos. El objetivo principal es el de ayudar a los equipos de traducción de la Biblia a entender el texto bíblico en su contexto lingüístico y literario para así encontrar las mejores formas y maneras de trasladar el mensaje bíblico del modo más natural a las lenguas receptoras. Además del examen cuidadoso de cada expresión, cláusula y oración dentro de un párrafo, la discusión toma muy en cuenta la unidad de discurso, es decir, lo que comúnmente se conoce como perícopa o “pasaje”. Debido al enfoque particular de esta colección, la discusión exegética está apoyada, de manera constante, con ejemplos de traducción tomados de las versiones bíblicas existentes tanto en castellano como en otros idiomas (p.ej., portugués, inglés). De igual modo, los autores de los COMENTARIOS a menudo ofrecen ejemplos de traducción producto de su propia exégesis. Junto con la discusión lingüística y literaria, y cuando la discusión exegética lo amerita, el texto o pasaje comentado se enriquece con los aportes de las otras disciplinas propias de la hermenéutica: arqueología, antropología cultural, historia, geografía y sociología. Además, y esto con miras a alcanzar a un público más extenso que el de la traducción y de la educación bíblico-teológica, para la mayoría de los pasajes o unidades de discurso se incluye una sección denominada: “Reflexión bíblica y pastoral”. En ella, se ofrecen ideas y ayudas dirigidas directamente para la proclamación de la Palabra. Es decir, esta colección está dirigida también a quienes tienen por tarea primordial la enseñanza y predicación de las Sagradas Escrituras. Esta colección es una más de las ayudas que las SOCIEDADES BÍBLICAS UNIDAS ofrece a las iglesias e instituciones teológicas como 1
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parte de su ministerio de entregar a un público especial obras de carácter más académico con el fin de hacer más efectiva la tarea de hacer llegar la Palabra de Dios a todo hombre y mujer en su propio idioma materno y en el formato más adecuado. Las SBU tienen como tarea no sólo la traducción y distribución de la Biblia, sino también la publicación de herramientas bibliográficas para un estudio más profundo y pertinente del texto sagrado: Textos críticos en hebreo, arameo y griego, comentarios bíblicos, manuales y otros materiales que ayudan a conocer el texto bíblico, su historia y su formación. Edesio Sánchez y Esteban Voth Editores
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PREFACIO DEL AUTOR La Carta a los Gálatas ha sido reconocida como un “manifiesto sobre la libertad cristiana”. Pero es mucho más que eso, pues en ella Pablo plasma algunos de los temas más importantes de su teología. Además, es la más biográfica y personal de todas sus cartas, donde defiende su apostolado, la revelación exclusiva recibida de Jesucristo, su posición en algunos de los conflictos más virulentos de los primeros años de la iglesia, sus confrontaciones con Pedro y otros de los principales líderes cristianos, su testimonio delaacción del Espíritu Santo enlavida individual y comunitaria, su visión de la ética cristiana, entre otros tópicos fundamentales. Pero sin duda el tema que recorre toda la Carta y le da una estructura y lógica interna es su defensa apasionada del acceso de los no judíos a la salvación por medio de la fe de Jesucristo, sin necesidad de someterse a ningún requisito ritual, legal o social previo. Por la fe de Jesucristo desaparecen los privilegios de cualquier tipo y se abre un horizonte salvífico para todos los seres humanos: “Así que no importa si son judíos o no lo son, si son esclavos o libres, o si son hombres o mujeres. Si están unidos a Jesucristo, todos son iguales” (Gl 3.28). Sólo una persona liberada es capaz de amar, de servir, de participar en la construcción de comunidades sólidas y fructíferas, donde se vive la ética de la solidaridad y la esperanza de un mundo siempre mejor. Por ello, para Pablo el Espíritu Santo siempre actúa en la comunidad, creando espacios de diálogo, ayuda, crecimiento y fraternidad. Esto lo deja expresado con mucha claridad en referencia al fruto del Espíritu, que es: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (5.22), es decir, los elementos que hacen posible y agraciadas las relaciones personales y comunitarias. Por ello su conclusión es contundente: “Contra tales cosas no hay ley” (5.23). El trabajo realizado sobre la Carta a los Gálatas se convirtió para mí en una gran experiencia de búsqueda y crecimiento. El intento de penetrar en los sentidos profundos de este escrito requirió arduo trabajo, paciencia, humildad y capacidad de asombro. Me parecía que en cada versículo se encontraba una sorpresa, una revelación, una arista de la vida y el pensamiento del Apóstol de las Gentes. Recorrer la Carta, estudiar sus giros lingüísticos, sus modismos, descubrir sus frases incompletas, los cambios bruscos de temas y estados de ánimo de Pablo, sus palabras fuertes, sus expresiones tiernas, me acercaron espiritualmente a este gran 3
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teólogo y pastor que desde hace tantos años había captado mi admiración. Antes de intentar compartir con los lectores y las lectoras de este comentario mis descubrimientos, propuestas de traducción, reflexiones homiléticas y otras observaciones, tuve que pasar por el proceso de asimilar para mí mismo el mensaje de la Carta. Y esto aconteció de manera paulatina, gradual. Tomando prestada una imagen del libro del Apocalipsis, debo decir que tuve “que comer el libro” (Ap 10.10), hacerlo parte de mí, saborearlo con deleite, y también sentir como en ocasiones era dulce pero otras amargo. Pero sólo entonces sentí que estaba en condiciones de compartir mis reflexiones y sugerencias con los hermanos y las hermanas interesados en este comentario. La siguiente etapa también fue especial. Se trataba de comunicar en un lenguaje actual los pensamientos de un idioma lejano en el tiempo, la geografía, la cultura y la sensibilidad religiosa. Mi intento ha sido mantener un equilibrio y la fidelidad al lenguaje original de Gálatas y al lenguaje actual del español de las Américas y el Caribe, que a su vez tiene particularidades regionales muy variadas. Por ello opté por recurrir a la mayor cantidad de traducciones conocidas, a las opiniones de los mejores especialistas en Pablo, así como a una amplia variedad de modismos, expresiones lingüísticas y giros idiomáticos populares que ayudaran a los lectores y las lectoras a apropiarse o acercarse lo más posible al sentido de las expresiones originales. Es decir, en este comentario propongo alternativas, ofrezco traducciones propias, intento guiar a los lectores y las lectoras en la elección compartiendo algunos criterios básicos de traducción e interpretación, y también haciendo evidente los problemas insolubles. Yo espero que este trabajo sirva para los propósitos para el que esta serie ha sido diseñada y este comentario escrito: servir al pueblo de Dios de las Américas y el Caribe a conocer mejor el mensaje de las Sagradas Escrituras y se convierta en una herramienta útil en las tareas de traducción, interpretación, predicación y enseñanza. Si el lector o lectora encuentra útil este comentario en el desarrollo de sus tareas, o simplemente disfruta de su lectura, me sentiré más que satisfecho con mi labor. Agradezco a las Sociedades Bíblicas Unidas la oportunidad que me han concedido de participar en este importante proyecto, especialmente a mi estimado colega y paisano Dr. Edesio Sánchez Cetina, quien acompañó el proceso de elaboración con su cálida amistad y sabio consejo. También
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mi agradecimiento a la Universidad Bíblica Latinoamericana y a la Missionsakademie de la Universidad de Hamburgo, instituciones donde he colaborado y colaboro por propiciarme los espacios adecuados para investigar y escribir este comentario. Doy las gracias al Centro Cristiano Casa de Vida (México), mi comunidad religiosa de referencia, que siempre ha apoyado de diversas maneras mi ministerio docente. Especialmente mi humilde agradecimiento al Señor, cuya presencia constante me ha sostenido y guiado siempre en mi trabajo y peregrinaje en el fascinante mundo de los estudios bíblicos y teológicos. Este comentario, como todo lo que paramí es de importancia especial y de valor mayor, lo dedico contodoamoramis hijos: Dan Marco y Benedikt. Daniel Chiquete Hamburgo, agosto de 2008
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ABREVIATURAS BIBLIAS, DOCUMENTOS Y PUBLICACIONES PERIÓDICAS
BA
Biblia de América
BL
Biblia Latinoamérica (1984)
BJ
Biblia de Jerusalén
BP
Biblia del Peregrino
Dios Habla Hoy. La segunda edición es de 1983, y su sigla es: DHH83. La tercera edición es de 1996, y su sigla es: DHH96. DHH La edición de Estudio simplemente debe aparecer así: DHH-EE
LXX Septuaginta NBE Nueva Biblia Española NTLH Nova Tradução na Lingaugem de Hoje NVI
Nueva Versión Internacional
RV60 Reina-Valera 1960 RV95 Reina-Valera Revisada 1995 TLA
Traducción en Lenguaje Actual
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TM
Texto Masorético
Vidal, Las cartas originales de Pablo. Madrid: Trotta, 1996. Senén
DE USO COMÚN
a. C.
Antes de Cristo
cap., caps., capítulo, capítulos c. o ca. cf.
Fecha aproximada Confer (compárese, consúltese)
cm.
Centímetro
d. C.
Después de Cristo
ed.
Editor
ej.
Ejemplo
et al.
Y otros
etc.
Etcétera
gr.
Griego
heb.
Hebreo
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Ibid. (adverbio latino): «allí mismo», «en el mismo lugar» Ibídem Idem.
En el mismo lugar
km.
Kilómetro, kilómetros
lit.
Literal, traducido de manera literal
m.
Metro, metros
ms.
Manuscrito
mss.
Manuscritos
n°
Número
op. cit
Ópere citato («en la obra citada»). A veces aparece así: ob. cit.
p.
Página
passim
En todo el documento o libro
p.ej.
Por ejemplo
pp.
Páginas
s.
Siguiente
ss.
Siguientes
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trad.
Traducción del
v.
Versículo
vo.
Volumen
vv.
Versículos
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transliteración de grafías hebreas y griegas
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INTRODUCCIÓN El objetivo de los apuntes que ofrecemos al inicio del presente comentario es situar la Carta a los Gálatas en el contexto general de su surgimiento. Dado que el comentario no se centra en la interpretación sino en la traducción, nuestra atención en la exégesis estará orientada al trabajo práctico de los traductores. Sin embargo, consideramos imprescindible para poder realizar una buena traducción, al igual que para hacer una buena exégesis, tener claro el fondo y el contenido del documento que se está abordando. De modo que compartiremos de manera breve alguna información que ayude a situar adecuadamente esta carta en su contexto. Se trata, simplemente, de ofrecer una visión general de su trasfondo y un señalamiento de las líneas generales de la argumentación de Pablo, tratando de guiar a los lectores hacia una lectura provechosa del documento. El análisis parcial de cada una de las secciones menores profundizará en algunos elementos centrales, buscando de manera especial ofrecer ayuda oportuna para el trabajo de traducción, el desarrollo de los ministerios docentes y la tarea de proclamación del mensaje bíblico en las comunidades cristianas de habla hispana.
1. EL TRASFONDO DE LA CARTA Para comprender mejor la Carta a los Gálatas, al igual que sucede con cualquier otro documento de la antigüedad, es importante conocer las circunstancias de su surgimiento. En el caso de Gálatas, la fuente de información más importante es la carta misma, además de algunos pocos datos del libro de Hechos de los Apóstoles, que, sin embargo, deben considerarse siempre con precaución. Las comunidades cristianas de Galacia eran de origen gentil (es decir, no judío) y habían sido fundadas y visitadas, al menos una vez, por Pablo (Gl 4.13; Hch 16.6; 18.23). Según parece, la llegada de Pablo a esta región no fue planificada, sino que se produjo como consecuencia de una enfermedad del apóstol (4.13), quien aprovechó la ocasión para anunciar el evangelio a los habitantes del lugar. Los gálatas acogieron el mensaje cristiano y al mensajero mismo con gran alegría. Durante este tiempo, ellos fueron testigos de manifestaciones poderosas del Espíritu de Dios y tuvieron hacia Pablo una actitud de generosa y cálida hospitalidad y fraternidad.
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Lo fundamental del mensaje presentado por Pablo era que —a partir de la muerte y resurrección de Cristo— las personas no judías podían ser incorporadas al pueblo de Dios sin necesidad de hacerse judías previamente, dado que la única condición para dicha incorporación era creer en la obra redentora de Cristo. En otras palabras, los hombres ya no debían circuncidarse ni era necesario vivir de acuerdo con la ley de Moisés para lograr la aceptación de Dios o ser puestos en una correcta relación con Dios (ser “justificados”). Los gálatas recibieron esta versión del cristianismo sin ningún problema, pues probablemente ninguno de ellos tenía un pasado judío, aunque es probable que entre ellos hubiera algunos “temerosos de Dios”, es decir, simpatizantes de la religión judía. Después de la fundación de las comunidades gálatas (no se puede saber el número) y de una probable visita posterior (que no todos los estudiosos de Pablo creen se haya realizado), Pablo continuó su labor misionera en otras regiones, dejando en Galacia comunidades cristianas más o menos consolidadas. Tiempo después, probablemente estando en Éfeso (Hch 19.10), Pablo recibió noticias de que un grupo de cristianos de origen judío estaba desarrollando una campaña en contra de él y de su mensaje evangélico en las comunidades gálatas. Los misioneros opositores de Pablo exigían la circuncisión a los nuevos creyentes en Cristo, los cuales provenían de lo que tales misioneros consideraban paganismo (5.1-12; 6.12s., y otros). También les demandaban el cumplimiento de otras exigencias de la ley judía (4.21) como la observancia de algunas prescripciones sobre alimentos y ritos de purificación (2.1116) y la observancia de un calendario cultual festivo (4.10), entre otras regulaciones. Según estos misioneros, para ser “hijos de Abraham” era necesario cumplir con el rito de la circuncisión, tal como Abraham lo había hecho. Además, afirmaban con toda probabilidad que Jesús en ningún momento había dicho que la ley dejaba de ser válida, sino todo lo contrario. Para ellos no había contradicción entre el ejercicio de la fe en Cristo y la práctica de la religión judía. Este punto de vista se oponía diametralmente a la comprensión y predicación de Pablo, para quien los gentiles creyentes en Cristo no estaban obligados a ninguna de las demandas del judaísmo. En efecto, Pablo consideraba la sujeción a la ley como algo esclavizante, que hacía inútil la muerte de Cristo (2.21). Los misioneros contrarios a Pablo, seguramente, apelaban a las autoridades de la iglesia de Jerusalén para dar firmeza a su posición. Los líderes de esa comunidad eran personalidades de indiscutible peso y reconocimiento, como los apóstoles Pedro, Juan y Santiago, el hermano
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del Señor; todos ellos llamados “las columnas” (2.9). Dichos líderes representaban una teología que no era tan liberal como la de Pablo. Por su parte, los misioneros rivales que circulaban por Galacia no reconocían el rango de apóstol de Pablo, con el probable argumento de que él no había andado con Jesús y tal vez ni siquiera lo había conocido ni escuchado personalmente. Con ello intentaban minar la autoridad de Pablo. En efecto, estos misioneros presentaban el evangelio de Pablo como un evangelio “de segunda categoría”, “de oídas”, incompleto, al que ellos ahora venían a complementar. Su razonamiento comenzó a causar que algunos gálatas empezaran a aceptar tales argumentos y estuvieran dispuestos a dejarse circuncidar, lo cual habría echado por la borda el trabajo de Pablo y su comprensión de la fe cristiana. Pablo reaccionó a esta situación por medio de la Carta a los Gálatas, con la intención de recuperar a los gálatas para su posición, defenderse de los ataques contra su persona y su mensaje, y demostrar la verdad de “su evangelio”. Este trasfondo y esta situación nos permiten entender la gran carga emotiva y el uso, en ocasiones, violento del lenguaje de Pablo. Si en Galacia se imponía el punto de vista de sus oponentes, estaría en juego no sólo su autoridad apostólica sino la vigencia misma de su evangelio, y, prácticamente, la razón de ser de las iglesias gentiles. Contra semejante peligro, Pablo escribió —o, más bien, dictó— esta poderosa y fascinante carta. Y debido también a estas delicadas circunstancias, Pablo no puso reparos en usar todos los recursos que la retórica, la interpretación bíblica, su autoridad apostólica y su inteligencia pusieron a su disposición en el momento de elaborar esta combativa misiva. Resulta difícil determinar con precisión la fecha de composición de Gálatas. La carta tiene mucho en común con el contenido de la Carta a los Romanos, aunque hay indicios claros de que fue escrita con anterioridad, tal vez sólo algunos meses antes. Por ello, el consenso de los estudiosos ubica la redacción de Gálatas en los años 55 o 56 d.C., y muestra que Éfeso y Corinto son los lugares que se sugiere con más frecuencia respecto a su redacción.
2. CONTENIDO Y ORGANIZACIÓN DE LA CARTA Los estudiosos de Pablo han propuesto diversas formas de estructurar Gálatas, de acuerdo con criterios diferentes. En realidad, ninguna propuesta puede ser completamente satisfactoria, pues la carta no
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pretende ser un tratado sistemático de teología, donde se plantea el argumento de manera lógica y ordenada. Hay temas que vuelven una y otra vez, se combinan diversos recursos retóricos, hay pensamientos interrumpidos y cambios bruscos de tema, exhortaciones, citas bíblicas, etcétera. Sí se puede identificar con cierta claridad tres grandes bloques narrativos en los cuales sobresale una intención principal. Estos grandes bloques están enmarcados por la introducción y la conclusión de la carta. De manera muy elemental —siguiendo de cerca la propuesta de estructuración de Senén Vidal—, presentamos un esquema básico y una primera orientación sobre el contenido de la carta. Posteriormente analizaremos cada una de las secciones y profundizaremos un poco más sobre los pasajes específicos. Estos primeros trazos sólo buscan dar una visión de conjunto sobre la carta y sus temas principales.
Introducción (1.1-10) Desde el inicio, Pablo subraya la autoridad divina de su ministerio apostólico (1.1) e inmediatamente pasa a afrontar la situación crítica de las comunidades de Galacia. Pablo no expresa, como es su costumbre, acciones de gracias, sino, más bien, una reprimenda (1.6). Califica la enseñanza de los maestros opositores como “otro evangelio” y amenaza con una maldición (anatema) a quien predique un mensaje diferente del suyo.
Sección autobiográfica (1.11—2.21) En esta sección Pablo demuestra la independencia y el origen divino de su evangelio y de su misión (1.11-12). Él es predicador del evangelio no por antojo, sino porque Cristo lo comisionó con ese propósito. Por el sólo hecho de comparar su forma de vivir actual con la de antes de ser creyente en Cristo, los gálatas deberían comprender que sólo Dios podría haber logrado semejante cambio. En efecto, él no ha aprendido su mensaje de ninguna persona ni institución humana, sino de Cristo mismo, por revelación. Por esta causa, su enseñanza tiene autorización divina, no depende de nadie, ni siquiera de él mismo. Si acaso alguien creía que Pablo dependía de las autoridades de Jerusalén, estaba equivocado. Para demostrar esto, Pablo narra que fue a Jerusalén en un período tardío de su trabajo misionero, y sólo por breve de tiempo, con la idea de conocer a Pedro (1.13-24). Así que Pablo no es un apóstol sujeto a Jerusalén, sino
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únicamente a Cristo. Aún más, en la siguiente visita a Jerusalén, Pablo obtuvo acuerdos muy a su favor, en el encuentro de líderes de las iglesias de Jerusalén y Antioquía. Su primer logro fue el reconocimiento por parte de los líderes de la iglesia de Jerusalén de su misión entre los no judíos, en la forma en que él ya la venía desarrollando. Estos líderes reconocieron plenamente su apostolado y su mensaje de salvación para los no judíos, libres de la ley (2.1-10). Todos los presentes fueron testigos del acuerdo y la comunión entre los líderes de Jerusalén y Antioquía, como lo demuestra el apretón de manos que se dieron en señal de solidaridad (2.9). Se acordó, entonces, que Pablo dirigiría la misión entre los no judíos, así como Pedro lo seguiría haciendo entre los judíos. Es cierto que posteriormente Pablo tuvo un fuerte conflicto público con Pedro, pero fue debido a que consideró que Pedro había actuado de manera hipócrita, no cumpliendo con los acuerdos de Jerusalén. Esto aconteció tiempo después del acuerdo de Jerusalén, tal vez unos meses más tarde. No se sabe qué motivó a Pedro a realizar este viaje fuera de Jerusalén. Pedro comía en Antioquía con los hermanos que no eran de origen judío, pero cuando llegaron enviados de la iglesia de Jerusalén, probablemente representantes de Santiago, dejó de hacerlo. Esta actitud ocasionó la indignación de Pablo, quien pensaba que Pedro no estaba actuando de manera consecuente con el evangelio. El recuerdo de esta disputa pública con Pedro le sirvió a Pablo como ocasión para desarrollar su posición teológica en vista de la situación de Galacia (2.16-21). En efecto, aquí aparece la primera exposición formal de la enseñanza paulina que se conoce como “justificación por la fe”. Se trata, básicamente, de la convicción de Pablo de que los cristianos que no son de origen judío pueden ahora ser puestos en una relación correcta con Dios (ser “justificados”) por medio de la fe en Cristo, sin necesidad de hacerse judíos previamente mediante la circuncisión y el cumplimiento de la ley de Moisés.
Sección teológica y argumentativa (3.1—5.12) Esta es la sección más difícil de la carta. En ella Pablo presenta los argumentos bíblicos y teológicos para defender su posición ante los maestros rivales. Pablo recurre a la interpretación bíblica, debido a que dichos maestros atacan su posición desde las Escrituras y la tradición interpretativa del judaísmo. La argumentación de Pablo es muy variada e
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intercala todo tipo de recursos para rebatir a sus oponentes. Pablo inicia su argumento recordándoles a los gálatas que ellos recibieron el Espíritu debido a su predicación de apóstol, y no por cumplir “las obras de la ley” (3.1-5). La experiencia del Espíritu debía ser para ellos una clara señal de la aprobación de Dios respecto al mensaje predicado por Pablo, una especie de sello de aprobación. Luego de recordar las experiencias espirituales, Pablo dirige la atención hacia la figura de Abraham (3.6-14). Según parece, Abraham jugaba un papel central en el argumento de los opositores de Pablo. Ellos alegaban que Abraham se había sometido a la circuncisión como una señal del pacto que había hecho con Dios. Pablo responde afirmando que Dios declaró justo a Abraham por el hecho de creer y no por cumplir con el rito de la circuncisión. La fe vino antes que el cumplimiento de cualquier mandamiento. De igual modo, la promesa hecha a Abraham se cumple en los creyentes por creer en Cristo y no por cumplir la ley. Pablo, además, recuerda que la ley es cronológicamente posterior a la promesa de salvación, dado que llegó 430 años más tarde. Y así como en los contratos entre personas, una vez confirmados, no se pueden hacer añadiduras (3.15), tampoco la promesa puede ser alterada por la ley. Pablo le reconoce aquí una función a la ley, pero a un nivel mucho más bajo que el que le asignaban los maestros opositores. Según él, la ley funciona como un “pedagogo”, es decir, como un sirviente que cuida del niño y lo conduce a la escuela hasta que es capaz de valerse por sí mismo (3.19-25); la ley también enseña a diferenciar entre lo bueno y lo malo, pero no proporciona los medios para vivir de acuerdo con lo bueno. Indirectamente, Pablo dice que la ley tiene una función para creyentes inmaduros o infantiles, en tanto que el evangelio es para creyentes en una etapa superior de la fe. El rito del bautismo, recibido ahora por hombres y mujeres, sustituye a la circuncisión como señal de pertenencia al pueblo de Dios en calidad de hijos e hijas de Dios (3.26-29). El bautismo expresa el revestimiento de Cristo, lo cual significa que la persona bautizada empieza a vivir de acuerdo con la vida de Cristo, ayudada para tal propósito por la fuerza del Espíritu que ha recibido. Además, el cambio simbolizado en el bautismo no es sólo personal. En efecto, la vivencia consecuente de la fe cristiana también produce cambios profundos en las estructuras sociales, como queda demostrado en la superación de las diferencias étnicas, sociales y de género (3.28). Esta presencia del Espíritu y los cambios de vida que atestiguan de ese hecho son las señales más claras de que los creyentes ya
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pertenecen a Cristo y, por tanto, son herederos de acuerdo con la promesa (3.29). Como se puede ver, toda esta argumentación previa lleva a una consecuencia lógica: los creyentes en Cristo son los herederos de la promesa, reciben el Espíritu y la adopción como hijos e hijas, y son facultados para invocar a Dios como “Abba”, “Papá” (4.6). De modo que ya no son esclavos sino libres. Es claro que la llegada de Cristo ha traído un cambio de época en el que la ley ya no es lo más importante, sino la fe en Cristo. Luego de esta argumentación tan densamente teológica, Pablo hace una advertencia para prevenir a los gálatas de caer nuevamente en la forma de vida anterior (4.21-31). Pablo recurre a la añoranza de la cálida amistad inicial que hubo entre él y los gálatas. Con ello intenta mostrar que su interés por ellos tiene una dimensión diferente que el de los misioneros rivales, motivados por el orgullo. Pablo está preocupado por la salvación de los gálatas. Esta actitud tiene origen en un amor sincero, no en el falso orgullo del misionero que quiere añadir números a su estadística de conversos. Pablo considera que la fe en Cristo efectúa una liberación de la esclavitud de la ley. Para él, consecuentemente, volver a la ley significa perder esa libertad y someterse de nuevo a la esclavitud. Por esta razón su argumento vuelve ahora a concentrarse en este tema. Pablo recurre a una alegoría que se funda en las figuras de Sara y Agar (4.21-31), e, indirectamente, en las figuras de sus respectivos hijos, Isaac e Ismael, para mostrar que los creyentes en Cristo son descendientes de la estirpe libre de Abraham. Esta sección es compleja, pero la enseñanza central es clara: los cristianos, al igual que Isaac, son libres y herederos de la promesa de salvación (vv. 28 y 31). A esta altura, ya no le queda a Pablo más que dirigir a los gálatas una enérgica apelación final para que se mantengan firmes en la libertad que han recibido (5.1). No deben dejarse convencer por aquellos que quieren que se sometan a la circuncisión. En efecto, la alternativa es entre circuncisión y no circuncisión lo que Pablo presenta ante sus ojos, como una alternativa entre la esclavitud y la libertad. De esta manera, Pablo ha dado a los gálatas todos los argumentos necesarios para que ellos tomen la decisión correcta.
Sección parenética o exhortativa (5.13—6.10)
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En esta sección final de carácter exhortativo hay dos temas interdependientes que están en el centro del interés de Pablo: el significado de vivir en el Espíritu y la libertad respecto de la ley. En efecto, la libertad no debe confundirse con el libertinaje, sino que debe desplegarse en la práctica del amor. Para Pablo, el amor es una forma de cumplir la ley en libertad, como una acción que surge de un impulso interior de cada persona habitada por el Espíritu, y no porque alguna ley lo ordene. Pablo ilustra las formas de vida contrapuestas que se concretizan entre quienes caminan en el ámbito del Espíritu y quienes viven en el ámbito de la “carne”. Para su ilustración, Pablo usa unas listas convencionales muy usadas en su ambiente, comúnmente conocidas como “catálogos de vicios y virtudes” (5.19-22). Por medio de estas listas, Pablo deja muy clara la diferencia de conducta ética que existe entre las personas guiadas por el Espíritu y las personas que viven dominadas por sus propias tendencias destructivas. La conclusión de esta enseñanza es contundente: quien vive en el Espíritu, produce los frutos del Espíritu, y contra tales personas no hay ley que valga (5.23). Pablo finaliza esta sección exhortativa con una serie de consejos relativos a la convivencia comunitaria (6.1-10). Aunque a primera vista parecen consejos sueltos, en realidad tienen una unidad de fondo, pues juntos pretenden ilustrar qué significa “sembrar en el Espíritu” (6.8). Para que la vida del creyente produzca los frutos correspondientes, no basta con sentarse a esperar, sino que hay que tomar parte activa en el proceso de la siembra, lo cual para Pablo significa hacer el bien a todo el mundo, siempre que se pueda, especialmente a los de la familia de la fe (6.9-10). En efecto, vivir en el Espíritu no es vivir sin ley, sino poner la ley al servicio de la justicia y de la vida.
Conclusión (6.11-18) Es significativo que la conclusión de la carta sea escrita de puño y letra del apóstol (6.11). Pablo usa letras grandes, en lo que algunos estudiosos han querido ver una pista sobre su enfermedad, que puede haber tenido relación con sus ojos. Sin embargo, la mayoría de los especialistas considera que el tamaño de las letras se debe más bien al deseo del apóstol de acentuar el contenido de sus palabras finales. Pablo reitera aquí su ataque a los maestros opositores por medio de una condensada síntesis de sus argumentos previos. La afirmación más importante es que, en
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Cristo, han sido eliminadas las diferencias entre judíos y no judíos en lo que respecta a la salvación, pues lo que ahora importa es una “nueva creación” (6.15). Esa nueva creación es el ámbito donde impera la ley del amor, es el reino del Espíritu donde viven todas las personas que aceptan la fe en Cristo y viven como herederos de la promesa, sabiéndose hijos e hijas de Dios, sin importar su condición previa.
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Cartas a los Gálatas (Comentario para exégesis y traducción)
Introducción (1.1-10) Pablo escribe a las comunidades cristianas de Galacia (1.1-5) Análisis de discurso La Carta a los Gálatas es, en su origen, un escrito convencional que envía Pablo a un grupo de comunidades cristianas con la intención de poner en claro varios temas controversiales. Las expresiones iniciales de este escrito responden a las convenciones literarias de su tiempo, que Pablo conoce muy bien. Por lo general, Pablo inicia sus cartas indicando su nombre, su trabajo o ministerio, la gente que lo acompaña en el momento de escribir, el grupo o persona a quien dirige la carta y algunas palabras de saludo y bendición. Ahora bien, a pesar de que Pablo incluye estos elementos comunes en todas sus cartas conocidas, no deja de introducir también modificaciones significativas en cada carta en particular. En el caso de Gálatas, llama mucho la atención que agregue y deje bien sentado que su llamamiento como apóstol le vino directamente de Jesucristo y de Dios, lo cual, al parecer, había sido puesto en entredicho por los misioneros que se oponían a él, activos en Galacia. También llama la atención lo parco del saludo inicial y la falta de cualquier referencia amable para sus destinatarios. Esto se entiende luego, en el transcurso de la lectura de la carta, donde se va descubriendo el exaltado estado emocional de Pablo al momento de dictarla. Las comunidades de Galacia viven circunstancias críticas después de recibir una enseñanza diferente de parte de los misioneros rivales de Pablo, quienes ponen en duda la validez de su apostolado y de sus enseñanzas. Por su parte, Pablo califica las enseñanzas de tales misioneros como “evangelio diferente”. Desde las primeras líneas de la Carta, Pablo deja entrever cuáles serán los asuntos que le preocupan: la defensa de su misión apostólica, la exposición de su mensaje de salvación y el fundamento de la libertad
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cristiana. Según parece, los misioneros rivales estaban poniendo en entredicho estos aspectos centrales de la enseñanza paulina. Toda la carta será, entonces, un intento de Pablo de afianzar su postura y de convencer a los gálatas de volver a creer exclusivamente en el mensaje que él les ha dado desde el primer encuentro. TÍTULO: Proponemos para esta sección “Pablo escribe a las comunidades cristianas de Galacia”, pues contiene los elementos principales del texto: el remitente y los receptores. Además, este título deja claro que Pablo tiene en mente varias comunidades al escribir y especifica la ubicación regional de las mismas. Es importante mencionar que se trata de comunidades cristianas, pues la discusión que Pablo va a desarrollar tiene mucho que ver con las relaciones entre creyentes en Cristo como salvador y otros grupos que no aceptan a Cristo como tal. Los títulos de la mayoría de las versiones son muy parcos y no comunican mucho: «Saludo» (DHH96, TLA, BJ, BA), «Salutación» (RV95), “Encabezamiento” (Cothenet).
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
1
Pablo, apóstol (no de 1-3 Queridos hermanos y hermanas de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el las iglesias de la región de Galacia: Padre que lo resucitó de los Yo, Pablo, y los seguidores de Cristo muertos), que están conmigo, los saludamos. Le pido a Dios, nuestro Padre, y al Señor 2 y todos los hermanos que Jesucristo, que los amen mucho y les están conmigo, a las iglesias de den su paz. Galacia: Soy un apóstol enviado a anunciar esta buena noticia: ¡Jesucristo ha 3 Gracia y paz sean a resucitado! No me envió nadie de este vosotros, de Dios el Padre y de mundo, sino Jesucristo mismo, y Dios el Padre, que lo resucitó. nuestro Señor Jesucristo,
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4
4 el cual se dio a sí mismo Jesucristo siempre obedeció a por nuestros pecados para nuestro Padre Dios, y se dispuso a librarnos del presente siglo morir, para que Dios perdonara nuestros malo, conforme a la voluntad pecados y nos librara de este mundo de nuestro Dios y Padre, malvado.
5
5 a quien sea la gloria por ¡Que todos lo alaben por siempre! los siglos de los siglos. Amén. Amén.
1.1 Pablo, apóstol: La palabra apóstol tiene un significado especial en esta carta, pues uno de los temas de controversia era la calidad del ministerio apostólico de Pablo. El título de apóstol se aplicaba a una persona enviada a llevar un mensaje especial, generalmente en representación de otra persona más importante. En el Nuevo Testamento se aplica tanto en un sentido restringido, para referirse a los “doce apóstoles” llamados por Jesús, como en un sentido más amplio, que incluye a otros creyentes enviados a anunciar el mensaje de Jesús. Según parece, los misioneros opositores no reconocían la calidad apostólica de Pablo, argumentando que éste no había andado con Jesús y que tal vez ni siquiera le había visto. En tal caso, su mensaje no podía tener la misma autoridad apostólica que el de los apóstoles que sí anduvieron con Jesús. Casi todas las versiones inician, sencillamente, con Pablo, apóstol. Se puede acercar la traducción a una forma más familiar a los usos contemporáneos, como, por ejemplo: «De Pablo» (BP), «yo, Pablo» (TLA), o “de parte de Pablo”. El título de apóstol pertenece al vocabulario familiar de las iglesias, pero el traductor puede remitirse a su significado original y traducirlo como “embajador”, “emisario”, “enviado especial” u otro similar, de acuerdo con el contexto de referencia de la traducción. Pablo agrega una afirmación que parece algo brusca: No de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos. Con esta nota Pablo adelanta la defensa de su calidad de apóstol, que es un tema importante de la carta, especialmente al principio. La traducción de RV60 es la más cercana al sentido literal del texto griego, aunque es mejor no poner la frase entre paréntesis, pues de esa manera se sugiere que se trata de información aclaratoria, cuando en
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realidad se trata de una afirmación central para entender el sentido de toda la carta. Pablo declara que el fundamento de su misión está en un llamamiento directo de parte de Jesucristo y de Dios, y que por esa razón él no depende de ninguna instancia humana: «No enviado ni nombrado por los hombres» (DHH96), «no me envió nadie de este mundo» (TLA), «no por investidura ni mediación humanas» (NVI), «no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno» (BJ); esta última versión, al igual que RV60, mantiene el cambio del plural al singular en su expresión. La mayoría de los especialistas opinan que dicho cambio es sólo cuestión de estilo y que no tiene un significado teológico especial. Lo importante en la traducción es que quede bien claro que el llamamiento de Pablo no tiene relación con ninguna persona o institución humanas. La pasión con que Pablo ejerce su apostolado tiene origen en su convicción de que ha sido llamado directamente por Dios. El adversativo sino comunica con fuerza un contraste: «Sino por Jesucristo mismo y por Dios Padre que resucitó a Jesús» (DHH96). El texto griego introduce a Jesucristo y a Dios el Padre por el uso de una sola preposición, “por medio de”, aunque RV60 y DHH96 la repiten por ser una exigencia de la sintaxis española. Esto puede significar que para Pablo el llamamiento fue hecho por parte de Jesucristo y de parte de Dios, o que para el apóstol ambos están tan unidos que realizan un único llamamiento. Se puede acentuar la idea de la acción divina mediante expresiones como “por medio de la intervención de […]”, o “mediante una acción realizada por […]”. El texto griego consigna aquí el nombre y el título por separado: “Jesús Cristo”. Algunas versiones se acercan a la literalidad en su traducción: «Cristo Jesús» (BL), «Jesús el Mesías» (NBE). Es mejor traducir “Jesucristo”, como hace la mayoría, pues en el cristianismo más antiguo pronto se convirtió en un nombre propio, sobre todo en las comunidades cristianas fundadas por Pablo o por sus discípulos. “Cristo” es la traducción griega de la palabra hebrea “Mesías”, que significa “ungido”. Lo mejor es dejarla en su forma original griega, pues podría generar confusión en los lectores, habituados a la designación “Cristo”. Además, en Pablo este título alude al señorío de Jesús, instaurado después de su resurrección, y no a su mesianismo, que es más acentuado en los Evangelios sinópticos. La acción que Dios realizó en Jesús está en el núcleo de la confesión cristiana más antigua: Lo resucitó de los muertos (cf. 1 Co 15.4, 12-20;
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2 Co 4.14; Ro 4.24; 8.11). En algunas culturas, la idea de resurrección es extraña, por lo cual se puede traducir «que lo levantó de entre los muertos» (NVI), o “quien hizo que Jesús viviera de nuevo”. 1.2 Después de la confesión, Pablo menciona a otros remitentes: Y todos los hermanos que están conmigo. La separación de la mención de los remitentes entre Pablo y los demás hermanos por medio de la confesión parece algo extraña, pero para Pablo es importante señalar desde el principio el carácter especial de su llamamiento, que él con razón considera único. El título de “hermanos” y “hermanas” era común entre los creyentes en Cristo desde los primeros años de la Iglesia. Debe quedar claro que no se trata de hermanos de Pablo en sentido biológico. TLA traduce: «Y los seguidores de Cristo que están conmigo». Se puede optar por una mayor precisión: “Junto a todos los hermanos que me acompañan” (Vidal: 75), “y los compañeros en la misión”, “y todas las personas que están aquí conmigo trabajando por el evangelio”. Los hermanos mencionados aquí no son coautores de la carta. Algunas versiones dejan claro esto al especificar que ellos sólo se unen en el envío del saludo: «Los saludamos» (TLA). Este saludo no aparece en el texto griego como verbo, sino en el versículo 3 como fórmula estereotipada. La falta de saludo da a la carta cierta brusquedad y un tono formal, e indica la seriedad del tópico a tratar. El destino de la carta se registra de manera muy concisa: A las iglesias de Galacia. Aquí es importante mantener en la traducción el tono parco del original, para comunicar el sentido de gravedad del escrito. Algunas versiones intentan evitar dar la idea de que estas iglesias eran tal como las conocemos en la actualidad, con un gran edificio y ministerios bien definidos, por lo cual prefieren traducir “comunidades” (Vidal: 75). Otra opción más sencilla es “grupos de creyentes”. Los especialistas no están seguros de la localización exacta de estas comunidades, pues Galacia era el nombre de una región muy amplia y también de un distrito más reducido, y ambas posibilidades tienen ciertas evidencias a su favor. No obstante, la localización exacta no es determinante para entender el contenido de la carta. Según parece, se trata de comunidades que tienen cierta cercanía entre sí, lo cual debe considerarse en la traducción para optar por el término que comunique mejor esta circunstancia en cada cultura: “Región”, “zona”, “distrito”,
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etcétera. 1.3 Pablo continúa con un saludo convencional: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo. A pesar de la intensidad de sus emociones, Pablo no puede dejar de desear lo mejor a sus comunidades. Gracia y paz es una fórmula que Pablo no crea, pero sí usa con frecuencia. Gracia es un término cristiano que expresa el actuar bondadoso de Dios a favor de los seres humanos. El término paz es tomado de la tradición judía y expresa un estado integral de salud, equilibrio y bienestar. En la traducción deben buscarse palabras propias de cada cultura que expresen la riqueza de esta terminología, como “el don de la salvación y la paz” (Vidal), “favor inmenso y salud plena” o “amor infinito y bienestar integral”. Nótese aquí el orden invertido, respecto del versículo 1, entre Dios el Padre y Jesucristo. La expresión nuestro Señor puede reformularse y presentarse como “quien manda en nuestra vida”, “a quien le entregamos nuestra confianza y obediencia”, u otra parecida. Algunas versiones cambian el orden del texto griego, intentando así dar mayor fuerza a la expresión: «Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre ustedes» (DHH96); «le pido a Dios, nuestro Padre, y al Señor Jesucristo, que los amen mucho y les den su paz» (TLA). La donación de estos bienes puede indicarse también con verbos tales como “enriquecer”, “entregar”, “conceder” o “llenar”. 1.4 La referencia a la obra de Jesucristo en favor de los seres humanos contiene elementos que pueden parecer extraños en algunas culturas: el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre. Parece que también aquí Pablo recurre a una confesión de fe conocida en las primeras iglesias. La fórmula contiene tres afirmaciones: 1) Cristo se dio a sí mismo por nuestros pecados; 2) Cristo nos libera del presente tiempo malo; y 3) Cristo fue obediente a la voluntad de Dios. Se puede cambiar el orden en aras de mayor claridad: «Jesucristo siempre obedeció a nuestro Padre Dios, y se dispuso a morir para que Dios perdonara nuestros pecados y nos librara de este mundo malvado» (TLA).
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La entrega voluntaria a la muerte de parte de Cristo no debe entenderse como un acto planeado y gozoso, sino como consecuencia de una forma de vivir en fidelidad a Dios. Se dio a sí mismo ha sido traducido también como «se entregó a la muerte» (DHH96) y «se dispuso a morir» (TLA). Otras posibilidades son “se sacrificó”, “murió voluntariamente” y “pagó con su vida”. Nuestros pecados no son la causa de la muerte de Cristo, sino aquello que él quiere hacer nulo. En algunas culturas puede entenderse mejor el sentido de pecados como “faltas”, “transgresiones”, “acciones dañinas” o “fuerzas destructoras de la vida”. Los judíos del tiempo de Pablo dividían el tiempo histórico en un “presente malo” y un “tiempo venidero” mejor. Para Pablo, la muerte y la resurrección de Jesucristo señalaban el paso de los creyentes de un tiempo al otro, cosa que Pablo concebía como una “liberación”: para librarnos, «arrancarnos» (BL), «sacarnos» (BP), «rescatarnos» (NVI). La idea se puede expresar así: “Para liberarnos del estilo de vida (de la manera de vivir) del presente tiempo malo” RV60 traduce literalmente presente siglo malo, que no es la mejor opción, pues podría entenderse como una referencia al “siglo 21”. El presente siglo se refiere en forma amplia al tiempo anterior a la llegada de la esperada salvación en Cristo, tiempo que, según Pablo, está en su última etapa. Siglo no se refiere a un lapso de tiempo de cien años, sino a un tiempo largo, una “época”. La maldad del presente puede describirse como «estado perverso actual del mundo» (DHH96), «mundo malvado» (NVI), “sistema perverso del mundo” o “época presente donde domina la maldad”. La idea es que la muerte voluntaria de Cristo libera a los creyentes de los poderes destructivos que dominan el tiempo presente. La voluntad de nuestro Dios no se refiere a la muerte de Cristo, sino a la liberación de los seres humanos de las consecuencias de sus obras malas. El cumplimiento de dicha voluntad de Dios por parte de Cristo puede expresarse como conforme a la voluntad, «según la voluntad» (DHH96), “en cumplimiento del designio”, “según el propósito” o “en cumplimiento del plan de salvación”. 1.5 Esta sección inicial de la carta termina con una expresión de alabanza que Pablo conoce de su propia tradición judía: A quien sea la gloria por los siglos de los siglos. La palabra gloria puede ser entendida como sinónimo de “alabanza”. Es una expresión litúrgica de reconocimiento y
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celebración de la grandeza de Dios. El tono festivo y la costumbre de expresarlo en voz alta pueden reforzarse en las traducciones añadiendo signos de admiración, como hacen varias versiones: «¡Gloria a Dios para siempre!» (DHH96), «¡Que todos lo alaben por siempre!» (TLA), “¡Que Dios sea siempre honrado y respetado!” El amén final es una de las muchas palabras arameas que pasaron del culto judío al culto cristiano y se incorporaron a los diversos idiomas donde se afirmó el cristianismo. Su sentido es dar una respuesta afirmativa a la exhortación de alabar a Dios, por lo que también puede traducirse: “¡Sí, así sea!”, o “¡Sí, sí, muy bien!”
Reflexión bíblica y pastoral La Carta a los Gálatas refleja mucho del carácter apasionado de Pablo y de su ferviente deseo de cumplir con fidelidad la tarea que Dios le encomendó. Pablo inicia su argumentación señalando su título de apóstol con el propósito de que quede claro que lo que va a decir a continuación lo hace en calidad de enviado y representante de Jesucristo. La convicción con que Pablo cumple su misión puede ser inspiradora para los actuales seguidores y seguidoras de Cristo en el cumplimiento de los diversos ministerios. Pablo deja bien claro que su llamamiento no proviene de ninguna persona, ni siquiera de una comunidad o institución, sino directamente de Dios y de Jesucristo. Esto puede funcionar como una llamada de atención para las cristianas contemporáneas, pues hoy con frecuencia ocurre que en muchos lugares se multiplican presuntos ministerios y llamamientos de “apóstoles”, “profetas”, “padres de multitudes” y otros títulos que las personas se asignan a sí mismas. Con frecuencia, tales personas no ratifican con su vida que su llamamiento proviene realmente de Dios. Pablo no intenta diferenciar su apostolado del de los Doce; más bien, señala su origen común. Él no se siente superior a los demás apóstoles, pero tampoco inferior, porque sabe que el Dios que hizo apóstol a Pedro, a Juan y a los otros, es el mismo que lo llamó a él al ejercicio de su apostolado. No se trata de crear rivalidades en el liderazgo, sino de sumar esfuerzos en la ardua tarea de anunciar el evangelio. Pablo no es un apóstol solitario, sino un estratega como organizador de comunidades de creyentes y equipos de trabajo para la evangelización. Por ello, al escribir su carta menciona a los “hermanos” —lo cual seguramente incluye también a “hermanas”— que están con él y
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comparten sus convicciones: el evangelio se vive en comunidad y crea comunidad. La teología de Pablo no es la construcción teórica de un intelectual solitario, sino la reflexión madura y responsable de las experiencias de vida y de fe de comunidades de creyentes. La teología de Pablo es, en este sentido, siempre una teología pastoral. Pablo recurre desde el mismo inicio de la carta a la principal confesión de fe de la Iglesia de los orígenes. Pablo experimentó a Dios como aquel “que resucitó a Jesús de entre los muertos”. Este Dios que encomendó a Pablo el anuncio del evangelio es un Dios que ama la vida, y no la muerte, y eso lo demostró claramente al resucitar a Jesús. A pesar de las intensas emociones que experimenta al escribir la carta, Pablo no deja de desearles “gracia y paz” a las comunidades de Galacia. Su ejemplo muestra que no es nuestra tarea convertirnos en jueces de nuestros hermanos y hermanas, que consideramos errados o inmaduros, sino ser pregoneros de la gracia y la paz de Dios, con palabras y acciones. Pablo llama “el presente siglo malo” a la realidad del mundo alejado de Dios, al mismo tiempo que anuncia la llegada de un tiempo distinto, de salvación, inaugurado por la muerte y la resurrección de Jesucristo. Cristo inauguró una nueva época, en la que los creyentes pueden vivir una realidad diferente, en libertad. En nuestros días también debemos recuperar esta conciencia escatológica, dado que las iglesias cristianas parecen más preocupadas por adaptarse al mundo —con sus criterios de éxito material, de prosperidad y de prestigio— que por alzar la voz en nombre de su Señor con el propósito de anunciar la llegada de ese “otro mundo posible”. La esperanza y la certeza de la presencia del Señor en la vida de las comunidades de Galacia es lo que permite a Pablo expresar una bella alabanza, en medio de una situación muy difícil: “¡Gloria a Dios para siempre!”
Pablo afirma que hay un solo mensaje de salvación (1.6-10) Análisis de discurso En los primeros versículos ya se han delineado algunos de los principales temas que Pablo va a tratar a lo largo de la carta, pero es ahora cuando el apóstol inicia con toda su fuerza el argumento a desarrollar. Sorprende la dureza con que Pablo se dirige a los creyentes de las comunidades gálatas. Ni siquiera envía un saludo personal o expresa una acción de gracias, como regularmente hace en sus cartas.
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Pablo pasa directamente a tratar los problemas que le preocupan, como si la situación fuera tan urgente y seria que no se podría perder tiempo en formalidades para comenzar a afrontarla. Pablo expresa su asombro ante la deserción que está en marcha en Galacia, donde los creyentes están siguiendo una enseñanza que él considera como un evangelio adulterado. Cuando se trata de la defensa del evangelio, Pablo se convierte en un verdadero luchador, lo cual, en ocasiones, lo hace aparecer incluso como intolerante. Es esa pasión para vivir sus convicciones lo que hace de él una de las personalidades más fascinantes del cristianismo de los orígenes. Pablo considera tan dramática la situación, que no duda en lanzar una doble maldición destinada a quien anuncie un mensaje de salvación diferente del que él proclama. TÍTULO: En esta sección hay más divergencias entre diferentes versiones en cuanto a propuestas de título: «No hay otro evangelio» (RV95, NVI), «Un solo mensaje verdadero» (TLA), «Extrañeza de Pablo» (DHH96), «Amonestación» (BJ), «Dura reprensión» (BA). Nuestra propuesta, “Pablo afirma que hay sólo un mensaje de salvación”, tiene la ventaja de indicar con claridad el motivo central del pasaje y de usar un equivalente claro para la palabra “evangelio”.
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
6 Dios los llamó a ustedes, y por Estoy maravillado de que medio de Cristo les mostró su amor. Por tan pronto os hayáis alejado eso, casi no puedo creer que, en tan poco del que os llamó por la gracia tiempo, hayan dejado de obedecer a de Cristo, para seguir un Dios, y aceptado un mensaje diferente de evangelio diferente. esta buena noticia. 6
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7 No que haya otro, sino En realidad, no hay otro mensaje. que hay algunos que os Pero digo esto porque hay quienes perturban y quieren pervertir quieren cambiar la buena noticia de el evangelio de Cristo. Jesucristo, y confundirlos a ustedes.
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8 Mas si aun nosotros, o De modo que, si alguien viene y les un ángel del cielo, os dice que el mensaje de la buena noticia es anunciare otro evangelio diferente del que nosotros les hemos diferente del que os hemos anunciado, yo le pido a Dios que lo anunciado, sea anatema. castigue, no importa que sea un ángel del cielo o alguno de nosotros. 9
Como antes hemos 9 Vuelvo a repetirles lo que ya les dicho, también ahora lo repito: había dicho: Si alguien les anuncia un Si alguno os predica diferente mensaje diferente del que recibieron, ¡que evangelio del que habéis Dios lo castigue! recibido, sea anatema. 10
10 Pues, ¿busco ahora el Yo no ando buscando que la gente favor de los hombres, o el de apruebe lo que digo. Ni ando buscando Dios? ¿O trato de agradar a quedar bien con nadie. Si así lo hiciera, los hombres? Pues si todavía ya no sería yo un servidor de Cristo. agradara a los hombres, no ¡Para mí, lo importante es que Dios me sería siervo de Cristo. apruebe!
1.6 Los gálatas están prestando oídos al mensaje de otros misioneros, quienes habían llegado a la comunidad algún tiempo después de la partida de Pablo. Estos misioneros enseñaban sobre la necesidad de cumplir el rito de la circuncisión y seguir algunas de las prescripciones de la ley mosaica para lograr la plena pertenencia al pueblo de Dios. Algunos gálatas estaban empezando a seguir sus enseñanzas. Pablo expresa con asombro su decepción ante el cambio repentino de los gálatas, quienes se han dejado convencer con este mensaje distinto del suyo: Estoy maravillado. El verbo griego que se traduce como maravillado comunica una intensa incredulidad, algo que hay que intentar reproducir en la traducción: «Me extraña» (BL), «casi no puedo creer» (TLA), «estoy muy sorprendido» (DHH96), «me maravillo» (BJ), “¡Apenas si puedo creer esto de ustedes!”, “¡Vaya, qué gran sorpresa!” El mensaje de los misioneros rivales de Pablo probablemente exigía — como complementos de la fe en Cristo— la circuncisión (cf. 5.2), la obediencia a preceptos de la ley (cf. 3.5) y la observancia de algunos días considerados sagrados, especialmente el sábado (cf. 4.10). 30
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Un aspecto que aumenta la sorpresa de Pablo es la celeridad con que se produjo el cambio: De que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, «de que ustedes se hayan alejado tan pronto de Dios, que los llamó mostrando en Cristo su bondad» (DHH96). El “corto tiempo” parece referirse al que transcurrió entre la conversión y la deserción. Pueden usarse expresiones coloquiales para expresar este breve tiempo, como “en un dos por tres”, “en un abrir y cerrar de ojos”, o “en menos de lo que canta un gallo”. La gracia es el actuar bondadoso de Dios, el amor que él manifiesta por los seres humanos, “el favor”, la gratuidad de la salvación operada en Cristo. En un lenguaje más cercano al de uso corriente en las iglesias, “el increíble regalo de su amor sin límites”. La expresión para seguir un evangelio diferente puede generar cierta confusión. El verbo seguir puede sugerir la idea de que el evangelio es algo que se mueve y que uno puede ir detrás de él. En realidad, Pablo se refiere a “creer”, “aceptar” o “pasarse” a la enseñanza de otro mensaje: «Para volverse a un evangelio diferente» (NVI), «y se hayan pasado a otro evangelio» (DHH96). Se refiere a la actitud de obediencia a las enseñanzas aportadas por los predicadores rivales. Se puede traducir: “Para dedicarse a cumplir los mandamientos de un mensaje que no es el que yo les he enseñado”. Originalmente, la palabra evangelio significaba “una buena noticia”, por lo general el nacimiento de un personaje importante o una victoria militar. El cristianismo la adoptó y transformó para referirse a la obra salvadora de Cristo. Especialmente en el caso de Pablo, evangelio se refiere a la buena noticia de que la fe en Cristo salva, por su muerte y resurrección, y está abierta a todos los que acepten esta salvación como un regalo. Algunas versiones optan por traducir el término con su significado original de «buena noticia» (TLA) o “anuncio salvador” (Vidal: 75). La mayoría de las versiones dejan, simplemente, evangelio. 1.7 Pablo se apresura a corregir o evitar una falsa idea: No que haya otro, «en realidad no es que haya otro evangelio» (DHH96). Para Pablo no existe la posibilidad de que haya un mensaje de salvación diferente del que él proclama. La sola idea le molesta: “¡En realidad no hay ningún otro evangelio!” “¡Ni se imaginen que puede haber un mensaje de salvación diferente!” Otras posibilidades, más cercanas al habla cotidiana, son las siguientes: “Pero lo que llaman buenas noticias, no son las buenas noticias
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de Cristo”, “otro mensaje que dice ser la buena noticia, pero que no lo es en absoluto”, “lo que andan enseñando no tiene nada que ver con el verdadero mensaje de salvación”. En la expresión sino que hay algunos que os perturban, o «es evidente que algunos están sembrando confusión» (NVI), el verbo que expresa la acción de los oponentes está en tiempo presente, lo que indica que éstos aún siguen activos en las comunidades. Dicho verbo se utiliza también para describir intrigas políticas, lo cual acentúa la connotación negativa que Pablo quiere comunicar. En efecto, los opositores quieren pervertir, «trastornar» (DHH96), «tergiversar» (NVI) o “distorsionar” el evangelio de Cristo para “agitar” y “confundir” a las comunidades. Pablo percibe la enseñanza de estos misioneros como una perversión del mensaje de salvación en Cristo. Ellos quieren «alterar» (RV95), «deformar» (BJ) o «trastornar» (DHH96) el evangelio de Cristo. Es importante que en la traducción quede claro que el evangelio de Cristo no es el mensaje predicado por Cristo, sino el que tiene a Cristo como contenido, el que se refiere a su obra salvadora: “Quieren echar a perder la buena noticia que anuncia la salvación que se obtiene sólo gracias a Cristo”. 1.8 Pablo continúa con una fuerte amenaza de maldición dirigida a los que quieran pervertir el evangelio. Tan firme es la convicción de Pablo, que él mismo se sitúa bajo la amenaza de maldición, si acaso en algún momento cambiara el mensaje que ha venido predicando: Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, «no importa si se trata de mí mismo o de un ángel venido del cielo» (DHH96). La palabra griega que se traduce como ángel también significa “mensajero”, pero en este contexto se refiere claramente a un “enviado del cielo”, como lo indica la preposición griega ex (“de”, “desde”). Aquí podría tratarse de una alusión a la enseñanza de los opositores, quienes, al parecer, afirmaban que la ley había sido dada por mediación de “ángeles” (cf. Jn 12.29; Hch 23.9). Se puede ofrecer una traducción con un sentido más claro: “Nadie, ni siquiera un enviado del cielo, ni siquiera yo mismo, debe cambiar nada del mensaje de salvación”. La palabra griega para, traducida como diferente, también significa “junto a” y se refiere aquí a un mensaje paralelo al de Pablo. La mayoría de las versiones optan por la idea de un solo mensaje, pero modificado: «Diferente» (DHH96), «de otra manera» (BL).
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Pablo recurre a una amenaza divina que podría parecer desproporcionada: Sea anatema. Esta palabra aramea es una tradicional fórmula fija de maldición que originalmente se refería a lo dedicado a la destrucción cúltica, a lo que se había apartado para ser consumido por el fuego (cf. v. 9; 1 Co 12.3; 16.22; Ro 9.3). Con el transcurso del tiempo adquirió connotaciones negativas, llegando a ser expresión de maldición. Las traducciones ofrecen diversas posibilidades de expresarla: «¡Sea maldito!» (BL), «que caiga sobre él la maldición de Dios» (DHH96), «¡que caiga bajo maldición!» (NVI), «¡que Dios lo castigue!» (TLA). En contextos latinoamericanos, el sentido podría hacerse más claro con frases tales como “¡afuera con él!” 1.9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito refleja bien la forma del texto original, que cambia del plural al singular en la misma frase. No obstante, varias versiones traducen sólo en singular, por considerar el plural sólo como un recurso estilístico: «Lo he dicho antes y ahora lo repito» (DHH96), «Vuelvo a repetirles lo que ya les había dicho» (TLA). Entendido literalmente, es posible que el plural haga referencia a los “hermanos” mencionados en versículo 2. El acto de decir “previo” a que alude la palabra antes puede referirse al versículo 8, aunque muchos estudiosos piensan también que se refiere a alguna ocasión anterior. Es importante que la traducción de la maldición en este versículo coincida con la opción presentada en el versículo 8. Con la repetición de la maldición Pablo deja fuera de toda duda su efectividad y seriedad: no lo ha dicho de pasada ni porque está enojado, sino porque el asunto es sumamente grave. También podría estar presente de manera implícita la aplicación del principio jurídico de que todo testimonio debe ser presentado al menos dos veces o por dos testigos. 1.10 La RV60 traduce con fidelidad el texto original, que inicia con dos preguntas retóricas: ¿Busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Después de lo dicho, especialmente de la doble maldición, es claro que Pablo no busca la aprobación ni el reconocimiento de las personas. Algunas versiones prefieren evitar las preguntas retóricas y traducir la frase en forma de afirmación, con lo que se logra una mayor fuerza comunicativa: «Yo no busco la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios»
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(DHH96), «Yo no ando buscando que la gente apruebe lo que digo» (TLA). La BL agrega un tono de sarcasmo: «¡Miren cómo me estoy conciliando con los hombres!» Parece que los misioneros opositores acusaban a Pablo de presentar un evangelio “fácil”, sin las exigencias propias de la circuncisión y de otros mandamientos, con lo cual buscaba quedar bien con la gente. Con esto ponían a Pablo al mismo nivel de los filósofos populares, a quienes se les acusaba de “embaucar” o “agradar” a la gente con palabras halagadoras. La dureza y la seriedad de las palabras de Pablo debieron ser suficiente prueba de que él no pretendía agradar a nadie, sino sólo a Dios: “Después de lo que he dicho, ¿hay alguien que aún crea que me interesa quedar bien con las personas?” Pablo expresa la imposibilidad de quedar bien al mismo tiempo con las personas y con Dios: Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo, «¡Si yo quisiera quedar bien con los hombres, ya no sería un siervo de Cristo!» (DHH96). Es preferible traducir con “personas” o “seres humanos” para evitar el carácter exclusivo de la palabra hombres. Se puede intentar aún una mayor claridad y sencillez: “Yo soy servidor de Cristo y predico fielmente su mensaje, aun cuando por esa causa no sea nada popular”. Aunque el término griego doulos significa literalmente “esclavo”, puede que Pablo lo esté usando en el sentido del Antiguo Testamento. En efecto, los profetas eran llamados frecuentemente “siervos de Dios”. Sin embargo, también es posible tomar el sentido literal de “esclavo”, ya que en la carta los temas de la libertad y la esclavitud son muy importantes.
Reflexión bíblica y pastoral Esta sección perfila un tema central de la controversia de Pablo con las comunidades y los creyentes gálatas. En efecto, Pablo combate su alejamiento respecto al evangelio de la libertad que él ha predicado y ellos han aceptado. Pablo los exhorta con vehemencia a no alejarse de la gracia de Cristo para seguir ofertas espurias de salvación. En el evangelio que predica Pablo, la salvación se obtiene por la aceptación de la gracia ofrecida por Dios en Cristo, a través de su muerte en la cruz y su resurrección. Esta gracia es un don que libera a las personas de las diversas opresiones que actúan en su vida, haciéndolas libres para llevar una vida de fidelidad a Dios y de servicio al prójimo. Los misioneros rivales consideran que el camino de salvación que
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enseña Pablo es demasiado simple. Por esa razón, quieren complementarlo mediante el agregado de algunas exigencias básicas de la ley como la circuncisión, las normas alimenticias y el respeto de los tiempos sagrados. Según Pablo, con tales exigencias están logrando precisamente lo contrario de lo que se proponen. Al llevar la salvación del plano de la gracia y de la libertad al plano del cumplimiento de preceptos, la están abaratando. Lo mismo ocurre con frecuencia en la actualidad cuando ciertas iglesias o predicadores piden sometimiento a reglamentos y exigencias que no tienen ningún sustento en la Palabra de Dios, aunque ellos los presentan como si lo tuvieran. Exigen “sacrificios de fe”, “pactos”, “promesas” y otros motivos con cierto colorido bíblico, pero fuera de contexto, lo cual atenta contra el evangelio de la gracia de Cristo Jesús. No sólo en el tiempo de Pablo, sino también en nuestro tiempo se predican “evangelios diferentes”.¡También hoy hay quienes pretenden cambiarnos el evangelio! Seguramente, para la sensibilidad cristiana no resulta cómodo leer la doble maldición o anatema con que Pablo amenaza, pero este punto hay que entenderlo en relación con el contexto de escritura de esta carta. Para Pablo el evangelio de Jesucristo es algo tan sagrado, que cualquiera que quisiera deformarlo debería ser separado de la comunidad de los creyentes. Es su amor apasionado y su vocación de fidelidad total al Señor lo que le impulsa a usar este recurso de protección para el mensaje de salvación. Para Pablo, ni él mismo ni los ángeles tienen derecho a desfigurar el evangelio de la libertad. También en nuestro tiempo el evangelio debe ser protegido de muchos falsos “maestros”, “apóstoles” y “profetas” que se levantan con versiones muy extrañas del evangelio. Pablo lucha por recuperar a los gálatas, aunque a veces en su intento actúa con brusquedad. Según él, los creyentes no se están alejando de una doctrina sino de la misma gracia de Dios, es decir, de la salvación y la libertad que ofrece Jesucristo. En el esfuerzo de Pablo podemos descubrir la confianza y la lealtad absoluta del gran apóstol al evangelio de Cristo, una dimensión de su vivencia cristiana que inspira a muchos creyentes aun en la actualidad.
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Sección autobiográfica (1.11-2.21) Pablo narra su llamamiento y sus primeros años como cristiano (1.11-24) Análisis de discurso En la sección 1.1—2.21, Pablo responde a la acusación de los misioneros opositores, respecto a que su mensaje era de dudoso origen, con tres argumentos: 1) recibió el evangelio directamente de Dios; 2) fue llamado a ser apóstol con total independencia de cualquier persona o institución; y 3) los líderes de la iglesia de Jerusalén reconocieron su apostolado. La narración de su llamamiento es muy importante para Pablo, pues ahí está también el origen de su mensaje y de su ministerio. La autoridad de su persona y de su mensaje se relaciona directamente con dicho acontecimiento. Por ello, la importancia de la información que comparte no es sólo de orden biográfico, sino principalmente de orden salvífico, dado que ofrece una interpretación de la persona de Pablo como parte del plan de Dios para llevar el evangelio también a los pueblos no judíos. En el versículo 11, Pablo pone un verbo griego (“hacer saber”, “dar a conocer”) que utiliza siempre que quiere comunicar una enseñanza de especial importancia. Pablo demuestra que su vida, desde su llamamiento hasta el presente de la redacción de la carta, se ha movido según la voluntad de Dios y en el cumplimiento de la tarea asignada. El apóstol quiere dejar claro que él ha sido tan independiente de Jerusalén, que habría sido imposible recibir su evangelio y su misión de parte de los apóstoles y líderes de dicha comunidad. Más bien, su pasado como perseguidor de la iglesia (v. 23) apunta contra este argumento. En esta sección predomina el ambiente de revelación, central para Pablo. Al provenir de Dios y no de Jerusalén, la misión de Pablo adquiere un carácter universalista y no centrado en preferencias étnicas. Pablo deja clara la iniciativa divina, pues él recibió su llamamiento “cuando le plació a Dios”. El cambio radical de vida que experimenta Pablo al recibir su vocación, en cierta manera, preludia el cambio de vida que él espera que ocurra en la vida de las personas al recibir el mensaje de salvación, “su evangelio”.
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TÍTULO: El título que proponemos, “Pablo narra su llamamiento y primeros años como cristiano”, recoge lo esencial de esta sección. No es fácil encontrar un título breve que recoja los varios motivos que aparecen en estos versículos, pero sí debe estar presente el tema del llamamiento, pues es el que aglutina a los demás. Varias versiones aluden solamente a este aspecto y con cierta ambigüedad: «El ministerio de Pablo» (RV95), «Pablo fue llamado por Cristo» (TLA), «Pablo lo recibió de Jesucristo» (DHH96), «Pablo, llamado por Dios» (NVI), «Vocación de Pablo» (BA). Hay otras dos propuestas interesantes: «Pablo enseña lo que recibió de Dios» (BL) y «Reivindica su título de apóstol y su doctrina» (NBE). Ninguna de ellas alude a los primeros años después de su llamamiento.
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
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11 Mas os hago saber, Queridos hermanos en Cristo, quiero hermanos, que el evangelio que les quede claro que nadie en este mundo anunciado por mí, no es inventó la buena noticia que yo les he según hombre; anunciado.
12
pues yo ni lo recibí 12 No me la contó ni me la enseñó ni lo aprendí de hombre cualquier ser humano, sino que fue Jesucristo alguno, sino por revelación mismo quien me la enseñó. de Jesucristo. 13
Porque ya habéis 13 oído acerca de mi Ustedes ya saben cómo era yo cuando conducta en otro tiempo pertenecía a la religión judía. Saben también en el judaísmo, que con qué violencia hice sufrir a los miembros perseguía sobremanera a la de las iglesias de Dios, y cómo hice todo lo iglesia de Dios, y la posible para destruirlos. asolaba;
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y en el judaísmo aventajaba a muchos de
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Cumplí con la religión judía mejor que
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mis contemporáneos en mi muchos de los judíos de mi edad, y me nación, siendo mucho más dediqué más que ellos a cumplir las celoso de las tradiciones de enseñanzas recibidas de mis antepasados. mis padres. 15
Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi 15-16 madre, y me llamó por su Pero Dios me amó mucho y, desde gracia, antes de nacer, me eligió para servirle. Además, me mostró quién era su Hijo, para 16 revelar a su Hijo en que yo anunciara a todo el mundo la buena mí, para que yo le noticia acerca de él. Cuando eso sucedió, no predicase entre los le pedí consejo a nadie, gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, 17 ni fui a Jerusalén para pedir la opinión de ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles aquellos que ya eran apóstoles. Más bien, me antes que yo; sino que fui fui inmediatamente a la región de Arabia, y a Arabia, y volví de nuevo luego regresé a la ciudad de Damasco. a Damasco. 17
1.11 Varias versiones prefieren cerrar la sección anterior en el versículo 9 e iniciar la presente sección en el versículo 10 (RV95, TLA, DHH96). Sin embargo, el versículo 11 funciona como una especie de bisagra que une lo dicho sobre el carácter único del evangelio con el comienzo del testimonio de Pablo. Consideramos más adecuado tratarlo como el inicio de la sección biográfica, tanto porque marca un tono diferente de la carta (ahora trata a los gálatas de hermanos), como porque introduce un claro cambio temático señalado por la típica frase introductoria: “Quiero que sepan lo siguiente”. La frase Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre refleja bien el sentido del texto griego. RV95 sustituye el original griego según o “de acuerdo con” por la palabra «invención». Aquí Pablo está respondiendo de manera directa a una de
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las acusaciones dirigidas en su contra, respecto a que su predicación no estaba de acuerdo con la voluntad de Dios, sino que era una ocurrencia humana. Es importante que el inicio de la frase refleje la fuerza de su afirmación: «Sepan ustedes esto, hermanos» (DHH96), «porque os hago saber, hermanos» (BJ), “quiero que les quede bien claro lo siguiente”, “pongan mucha atención en lo que les voy a decir”. El tratamiento de “hermanos” y “hermanas” era común en las primeras comunidades cristianas, como es usual en muchas comunidades de la actualidad. La idea de fondo es que todos los creyentes tienen a Dios como Padre, razón por la cual forman una gran familia de hermanos y hermanas. TLA especifica el tipo de hermandad: «Hermanos en Cristo». De acuerdo con los usos actuales, es más apropiado hablar de “hermanos y hermanas”. El verbo “anunciar” está en un tiempo que indica acción continua. Puede traducirse también como “predicar” o “proclamar”. La idea de constancia se podría expresar con frases tales como “que siempre les he anunciado” o “que siempre me han escuchado predicar”. La expresión no es según hombre traduce el original literalmente. Varias versiones ofrecen una buena alternativa: «No es doctrina de hombres» (BL), «no es de origen humano» (BP), «no es invención humana» (NVI), «no es de orden humano» (BJ), “no es de tipo humano” (Vidal: 77), “no es ocurrencia de ninguna persona”. 1.12 Pablo refuerza la negación anterior, todavía algo abstracta, complementándola con una frase más concreta: Pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, «no me la contó ni me la enseñó cualquier ser humano» (TLA). Después de negar el origen humano de su mensaje, Pablo declara la verdadera procedencia del mismo: Sino por revelación de Jesucristo. Para dar mayor claridad a la frase, es oportuno agregar un verbo, como hace la mayoría de las versiones: «Sino que fue Jesucristo mismo quien me la enseñó» (TLA), «me lo reveló Jesucristo» (BP), «sino que Jesucristo mismo me lo hizo conocer» (DHH96), «sino que me llegó por revelación de Jesucristo» (NVI). Más claro aún es “fue Jesucristo quien me lo enseñó por medio de una revelación”. Pablo no explica cómo aconteció la revelación, porque no lo considera necesario para su argumentación. Le interesa más señalar los cambios operados en su vida después del encuentro con el Señor. Probablemente
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hubo un primer momento de iluminación que dio origen a un largo proceso de reflexión y aprendizaje. Debe quedar muy claro que para Pablo su evangelio procede solamente de Dios, aunque a nosotros no nos quede claro cuál procedimiento fue empleado para comunicar esto que él llama, simplemente, revelación. 1.13 La frase porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo tiene la función de poner las bases para explicar el cambio radical que se produjo en la vida de Pablo. El verbo “oír” está en un tiempo pasado, aunque no se debe dar la impresión de que había pasado mucho tiempo desde que los gálatas escucharon la historia de Pablo, pues dicha historia seguía presente por medio de la controversia que se estaba desarrollando en las comunidades. Algunas versiones expresan muy bien la idea: «Ustedes habrán oído decir cuál era mi conducta anterior» (DHH96), «Ustedes ya saben cómo era yo» (TLA), «cómo me portaba antes» (BL), “ustedes ya están enterados de mi conducta”. Pablo no menciona la fuente de información de los gálatas, pero pudo haber sido él mismo. La conducta se refiere a toda la manera de vivir, que en esta carta es un factor muy importante en la argumentación de Pablo. En efecto, él hará un contraste entre el antes y el después de conocer a Cristo, primero en referencia a su propia conducta, y más tarde, a la de los creyentes gálatas. También se puede traducir como “modo de comportarse” o “forma de ser”. En tiempos de Pablo, el cristianismo y el judaísmo no eran aún dos religiones separadas. La palabra judaísmo aparece sólo aquí y en el próximo versículo en todo el Nuevo Testamento. Aquí debe entenderse como vida religiosa bien apegada a la ley y a la ética tradicional del pueblo judío, incluyendo el celo por la circuncisión, por los mandamientos de la ley y por el culto en el templo. Puede expresarse con la frase: “Cuando era un devoto de la forma tradicional de la religión judía”, o “cuando conducía mi vida exactamente como lo indica la ley del judaísmo”. Lo que Pablo resalta es su actividad como perseguidor de la iglesia naciente: Perseguía sobremanera a la iglesia de Dios. El libro de los Hechos de los Apóstoles también presenta a Pablo como perseguidor de la iglesia (Hch 7.58; 8.1; 9.1-2). En el texto griego, el verbo “perseguir” está en imperfecto, lo que indica una acción continua. Es probable que la actitud persecutoria de Pablo haya durado un tiempo largo, tal vez
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algunos meses, aunque no es posible saber con exactitud cuánto tiempo. Además de la constancia de la persecución, Pablo señala la intensidad e intención de la misma. La palabra sobremanera debe entenderse aquí tal como se traduce en TLA («con qué violencia hacía yo sufrir») o en los siguientes ejemplos: “Hasta el exceso”, “en forma desmedida”. La intención respecto a la iglesia era «destruirla» (DHH96), “devastarla” («la devastaba», BJ), “acabar con ella”. Varias versiones siguen con fidelidad el sentido del texto griego al unir la intensidad y la intención en una frase: perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba, «perseguí con violencia a la iglesia de Dios y procuré destruirla» (DHH96), «cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba» (BJ). Debe quedar claro que el intento de destruir la iglesia se refiere a destruir las comunidades de creyentes, y no los templos o lugares de reunión. En tiempos de Pablo los creyentes en Cristo no tenían edificios especiales para reunirse. Sería válido traducir “grupos de creyentes”, “comunidades de seguidores de Cristo” o “comunidad de Dios” (Vidal: 79). TLA propone una referencia más directa a las personas: «Saben también con qué violencia hacía yo sufrir a los miembros de las iglesias de Dios, y cómo hice todo lo posible por destruirlos». 1.14 En este versículo, Pablo va aún más atrás en su vida, antes del tiempo que fuera perseguidor: Y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación. Es la segunda y última vez que se menciona la palabra judaísmo, y también aquí debe entenderse en referencia a la forma de vivir de acuerdo con las tradiciones antiguas recibidas por Pablo. Las versiones ofrecen paráfrasis con un sentido muy cercano al del original, lo cual ayuda a entender adecuadamente las palabras de Pablo: «Yo dejaba atrás a muchos de mis paisanos de mi misma edad» (DHH96), «Cumplí con la religión judía mejor que muchos de los judíos de mi edad» (TLA), «sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos» (BJ), «en el judaísmo superaba a todos mis paisanos de mi generación» (BP), “aventajaba en el estilo de vida judío a muchos contemporáneos de mi pueblo” (Vidal: 79). Más cercana aún al habla cotidiana es la frase “no había nadie de mi generación que me llegara a los talones cuando se trataba de cumplir todo lo que manda la ley”. El motivo de la ventaja de Pablo sobre sus contemporáneos era su
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fidelidad al cumplimiento de las tradiciones judías, dado que probablemente asumía tareas especiales dentro del grupo de los fariseos, al que perteneció (Flp 3.5). En ese cumplimiento, Pablo derrochó un gran esfuerzo, superior al que se esperaba normalmente: Siendo mucho más celoso, «era mucho más estricto» (DHH96), «me dediqué más que ellos» (TLA), «en mi celo exagerado» (NVI). El “celo” mencionado aquí no debe confundirse con el sentimiento que surge entre parejas o amigos ante la posible interferencia de una tercera persona en la relación. Más bien, se trata de un específico celo religioso, un fervoroso deseo de entregarse con toda fidelidad al cumplimiento de lo que se considera ser la voluntad de Dios. Este celo puede traducirse como “gran devoción”, “gran entusiasmo por la fe”, “ardor especial por cumplir los preceptos”. El motivo de este celo religioso en Pablo eran las tradiciones de su pueblo, que él llama las tradiciones de mis padres, «tradiciones de mis antepasados» (DHH96). Las tradiciones son enseñanzas que se transmiten de generación en generación y, con el paso del tiempo, van adquiriendo gran autoridad, de tal manera que llegan a ser normativas. La palabra padres no debe entenderse como una referencia al padre y a la madre de Pablo, sino a las generaciones pasadas en su conjunto, que en el judaísmo, como en muchas otras culturas, gozan de gran autoridad y estima. Es lo que en algunas regiones de América Latina se denomina, familiarmente, “la enseñanza de nuestros viejos”, “los preceptos de nuestros antiguos maestros”, “lo que nuestros antiguos han enseñado de generación en generación”. Las dos traducciones siguientes reflejan muy bien el sentido del original: «Cumplí con la religión judía mejor que muchos de los judíos de mi edad, y me dediqué más que ellos a cumplir las enseñanzas recibidas de mis antepasados» (TLA); “y cómo aventajaba en el estilo de vida judío a muchos contemporáneos de mi pueblo, siendo un observante celosísimo de mis tradiciones ancestrales” (Vidal: 79). 1.15-17 Con el versículo 15 se inicia, en el texto griego, una larga oración que continúa hasta el versículo 17. Algunas versiones, siguiendo el original, mantienen la unidad de la frase (BJ, BP, NVI, Vidal). Otras, prefieren dividir la unidad en dos o más frases para lograr mayor claridad, opción que parece más adecuada. La frase comienza estableciendo un contraste con lo narrado previamente: Pero cuando, «Mas, cuando» (BJ), “Sin embargo”. Según
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la redacción del texto griego, en efecto, lo que viene ahora significa un cambio radical respecto de lo anterior. Pablo acaba de manifestar la gran voluntad y esfuerzo personal que él puso en juego para cumplir una meta que se había impuesto. Pero Dios tiene otros planes para él; ahora es el tiempo de la manifestación de la voluntad de Dios: Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre. El verbo que RV60 traduce como “agradar” tiene en el griego un sentido muy amplio, que incluye “tener complacencia”, “decidir”, “alegrarse por algo”, “estar satisfecho”. Así, Pablo señala que su vocación apostólica proviene de Dios, quien así lo decidió. La idea complementaria de la predestinación de una persona desde el estado embrionario puede parecer extraña en algunas culturas. Parece que Pablo tomó la expresión de Jeremías 1.5, versículo en que el profeta también la usa para narrar su llamamiento especial. Varias versiones (BP, BL, BJ) indican esta referencia a Jeremías poniendo la frase en cursiva, señalando así que se trata de una cita. Para suavizar la expresión un tanto extraña, varias versiones prefieren cambiar por un sentido más directo: «Desde antes de nacer, me eligió para servirle» (TLA), «me escogió antes de nacer» (DHH96), «me había apartado desde el vientre de mi madre» (NVI). La idea de la predestinación de Pablo podría quedar más clara con una expresión similar a la siguiente: “desde que yo era muy pequeño, Dios ya tenía bien pensado lo que me mandaría hacer”. La introducción de un nuevo verbo señala un segundo acontecimiento, el “llamamiento”, que está en estrecha relación con la “elección”. La elección de Pablo aconteció antes del nacimiento, pero su llamamiento vino en la edad adulta, cuando ya era un perseguidor de las comunidades cristianas. Para señalar la relación entre ambos momentos es importante mantener la conjunción y en cualquier elección de traducción: y me llamó por su gracia, «y por su gran bondad me llamó» (DHH96), «y me llamó por puro favor» (BP). La palabra gracia tiene muchas connotaciones, como se refleja en las variadas alternativas que ofrecen las versiones. En general, se debe comunicar que se trata de una expresión del gran amor de Dios, quien hace entrega de un favor inmerecido en forma abundante y sin ninguna mediación de méritos humanos para poder recibirlo: «Por su mucho amor» (BL), «por su gran bondad» (DHH96). No es claro si la gracia o el gran favor de Dios hacia Pablo fue, como suponemos, haberlo llamado al apostolado o revelar a su Hijo en él (v. 16), lo cual es también
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gramaticalmente posible. Algunos estudiosos opinan que para Pablo ambas acciones tienen un solo sentido: Dios lo llamó al revelarle al Hijo. Y para hacer el asunto aún más interesante, en el mismo acto, junto con el llamamiento y con la revelación del Hijo, Pablo recibe el mandamiento de predicar al Hijo entre los pueblos no judíos. El texto original expresa estas tres acciones como acciones simultáneas al ponerlas en una misma oración. En qué consiste la revelación del Hijo no es muy claro en el original, pues puede significar revelar a su Hijo en mí o “por mí”. En el contexto general de la frase, y considerando la teología de Pablo, puede que el apóstol tuviera ambas ideas en mente: Dios le revela a su Hijo para que luego pueda predicarlo a los pueblos no judíos. “Conocer al Hijo” es entender y aceptar su obra salvadora y su condición actual de Señor, entronizado después de la resurrección. Si Pablo no conoce al Hijo, tampoco puede anunciarlo. También es parte de la revelación recibida que la tarea de Pablo es predicarlo principalmente a los que no son del pueblo judío. Esta revelación del Hijo y su llamamiento apostólico son una unidad en la teología de Pablo, no se pueden entender de manera separada. Así expresan algunas versiones la oración compartida entre los versículos 15-16: «Pero Dios, que me escogió antes de nacer y por su gran bondad me llamó, tuvo a bien hacerme conocer a su Hijo, para que anunciara su evangelio entre los no judíos» (DHH96). «Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles…» (BJ). «Pero, cuando el que me apartó desde el vientre materno y me llamó por puro favor, tuvo a bien revelarme a su Hijo para que yo lo anunciara a los paganos […]» (BP). RV60 es más cercana al texto original, pero las tres propuestas transcriptas arriba ofrecen una mejor comprensión de la idea porque presentan una estructura gramatical más clara. Es de notarse que BJ y BP no mencionan directamente a “Dios”, como tampoco lo hace el original. Sin embargo, queda claro que Dios es el autor de los acontecimientos. De cualquier manera, es preferible mencionarlo explícitamente, como hacen RV60 y DHH96. Recordemos también que BJ, BP y otras versiones ponen en cursiva parte de la frase para señalar que la consideran cita del libro de Jeremías. La designación de los pueblos no judíos ha sido traducida de diversas maneras: Gentiles, «paganos» (BP), «los países del mundo» (TLA).
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Gentiles es muy común, pero podría entenderse como una referencia a gente muy amable, caracterizada por su gentileza. «Paganos» tiene una carga peyorativa que es mejor evitar. La mejor opción es, sencillamente, “no judíos”. El final del versículo 16 está bien ligado también al versículo 17, por lo que se debe intentar traducir de una manera que exprese esa unidad. En el original hay una palabra que indica inmediatez: «Inmediatamente» (TLA), “pronto”, “en seguida”. La única dificultad de traducción consiste en elegir a qué instancia se refiere este “en seguida”, si a la negación de Pablo de haber consultado con alguna persona o haber ido a Jerusalén, por un lado, o a su inmediata partida hacia Arabia, por otro lado. RV60 prefiere la primera alternativa: No consulté en seguida con carne y sangre. Así, con el punto y seguido, no deja lugar a dudas. La mayoría de las versiones, sin embargo, optan por la segunda opción, y nos parece que con razón: «Inmediatamente, en vez de consultar a hombre alguno o de subir a Jerusalén a visitar a los apóstoles más antiguos que yo, me alejé a Arabia y después volví a Damasco» (BP), «al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco» (BJ). Carne y sangre es un hebraísmo, una expresión frecuente en el Antiguo Testamento. Significa, simplemente, “persona viviente”, “ser humano”, “alguien”. Pablo desea dejar bien claro que la revelación recibida directamente de Dios no requirió añadidura de nadie, y que fue tan clara, que no tuvo necesidad de apresurarse a pedir ayuda para entenderla: “No me detuve a discutirlo con ningún ser humano”, “no pregunté a nadie qué opinaba al respecto”, “no tuve necesidad de que alguien me explicara el significado de la revelación recibida”. Algunas versiones hablan de “subir” a Jerusalén (v. 17), una expresión común en la Biblia, pues Jerusalén está ubicada en una parte elevada. En este texto, la referencia es meramente geográfica, y no hay necesidad de encontrarle un sentido metafórico. La referencia a Jerusalén, en este caso, se debe a que en esta ciudad se encontraban los apóstoles de los días de Jesús. Pablo reconoce que estos apóstoles son cronológicamente anteriores a él, pero no les reconoce un estatus superior al suyo. La mención de los apóstoles que están en Jerusalén se debe, probablemente, al hecho que los misioneros rivales recordaban que Pablo había ido a Jerusalén después de recibir su llamamiento. De ahí los
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misioneros deducirían que Pablo había dejado que alguien de dicha ciudad le enseñara el evangelio, lo cual echaría por tierra la afirmación del apóstol de haber recibido su evangelio —y la comisión de predicarlo a los no judíos— directamente de Dios. Por esta razón, Pablo afirma explícitamente que no realizó dicha consulta: Ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo, «ni fui a Jerusalén para pedir la opinión de aquellos que ya eran apóstoles» (TLA), “ni piensen que tuve que andar pidiendo a los otros apóstoles que me aclararan algunas cosas del mensaje cristiano”. RV60
TLA
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18 Después, pasados tres años, Tres años después fui a subí a Jerusalén para ver a Pedro, Jerusalén, para conocer a Pedro, y y permanecí con él quince días; sólo estuve quince días con él.
19 También vi allí al apóstol pero no vi a ningún otro de Santiago, hermano de Jesucristo los apóstoles, sino a Jacobo el nuestro Señor. Aparte de ellos, no vi a hermano del Señor. ningún otro apóstol. 19
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En esto que os escribo, he 20 Les estoy diciendo la verdad. aquí delante de Dios que no ¡Dios sabe que no miento! miento. 21
Después fui a las regiones de 21 Siria y de Cilicia, 22 y no era Después de eso, me fui a las conocido de vista a las iglesias de regiones de Siria y Cilicia. Judea, que eran en Cristo; 22 En ese tiempo, las iglesias de y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo que están en Judea no me conocían personalmente. Cristo; 22
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23 solamente oían decir: Aquel Sólo habían oído decir: «Ese que en otro tiempo nos perseguía, hombre, que antes nos hacía sufrir,
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ahora predica la fe que en otro está ahora anunciando la buena tiempo asolaba. noticia que antes quería destruir.» 24 Y alababan a Dios por el cambio 24 Y glorificaban a Dios en mí. que él había hecho en mí. 1.18 No es sino mucho tiempo después que Pablo va a Jerusalén, pero no con la intención de instruirse en el evangelio, sino con la de conocer a Pedro y tal vez buscar algún acuerdo con él, aunque esto Pablo no lo menciona: Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días. Es importante mantener en la traducción el énfasis en la distancia temporal, punto que le interesa dejar en claro a Pablo: «Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén» (BJ), “Después, pasados ya tres años” (Vidal: 81). También se podría traducir: “Sólo después de tres años”, “No fui a Jerusalén antes de que hubieran pasado tres años”. El verbo que se traduce como ver tiene en el original la connotación de visitar con la intención de conocer a alguien o algo. Casi todas las versiones optan por «conocer». La BL entiende aquí la palabra griega como «entrevistarme». Es importante que la traducción no deje ninguna posibilidad de entender esta visita de Pablo como un deseo suyo de preguntar algo sobre doctrina o de buscar enseñanza: “Mi único interés era conocer a Pedro”. El texto griego utiliza el nombre arameo «Cefas», que es retenido en varias versiones (DHH96, BJ, BP). Otras versiones optan por Pedro (RV60, TLA, NVI), más familiar en el ámbito de las iglesias. El texto griego usa ambos nombres en diferentes pasajes, lo cual podría tener alguna intención. Por esa razón, es mejor mantener en la traducción los cambios de nombre. Según parece, Pablo utiliza «Cefas» cuando el argumento está relacionado con el origen judío de Pedro, en tanto que prefiere usar Pedro para hablar de él en su nueva condición de cristiano. De la referencia a esta visita, es importante reflejar la intención de Pablo, quien pone énfasis en el tiempo limitado de la misma. Esto es bien captado por algunas versiones: «Y sólo estuve quince días con él» (TLA), “y permanecí con él sólo quince días” (Vidal: 81). La mayoría prefiere una expresión más neutral: «Con quien estuve quince días» (DHH96), «y permanecí quince días en su compañía» (BJ), «y me quedé quince días con él» (BP).
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1.19 Después de señalar que la intención de su viaje a Jerusalén era conocer a Pedro, Pablo especifica que no vio a ninguno de los apóstoles, pero sí tuvo otro encuentro importante: Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor. Este versículo presenta algunas dificultades de traducción. Para empezar, el nombre Jacobo es más conocido en algunas regiones como “Santiago”. Desde muy antiguo, en las iglesias de occidente se ha conocido a este personaje con ambos nombres. Las versiones se encuentran divididas en este punto: RV60 y NVI optan por Jacobo, mientras que DHH96, TLA, BP y BJ optan por «Santiago». En la traducción es preferible usar el nombre que sea más familiar en la comunidad de referencia, y luego ser constante en el uso del mismo. Santiago fue un personaje muy importante en la iglesia de los primeros años. Probablemente se trata del mismo hombre que es mencionado en Marcos 6.3 como hermano de Jesús. Fue conocido en la tradición cristiana antigua como el primer obispo de Jerusalén, aunque esto es históricamente improbable. No hay que confundirlo con Santiago, el hijo de Zebedeo y hermano del apóstol Juan, ni con Santiago, el hijo de Alfeo, quienes eran dos de los Doce apóstoles (cf. Mt 10.2-3). La mayor dificultad del versículo es determinar si Pablo considera a Santiago como apóstol. De la respuesta a esta cuestión depende el sentido de la traducción que debe proponerse. Algunas versiones optan por una respuesta afirmativa: «También vi allí al apóstol Santiago» (TLA), «de los otros apóstoles no vi más que a Santiago» (BP). Otras versiones consideran que Pablo deja a Santiago fuera de este grupo: «Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago» (BJ), “No vi a ningún otro de los apóstoles; sólo vi a Jacobo”. Gramaticalmente, ambas traducciones son posibles, aunque visto desde el pensamiento general de Pablo, consideramos que él hace aquí una diferencia entre el grupo legendario de los Doce y este Santiago. De todos modos, también debe tenerse presente que Pablo aplicó el título de apóstol a otras personas y, por supuesto, lo hizo consigo mismo. En este comentario se hace la sugerencia de seguir una traducción que excluya a Santiago del grupo de los Doce. Pues bien, el Santiago del cual se habla aquí es el hermano del Señor. No se sabe cómo ni cuándo se convirtió en creyente de Jesús como el Cristo, aunque parece que no aconteció en vida de su hermano. Algunos estudiosos consideran que fue producto de una aparición. Lo que sí es seguro es que pronto adquirió una gran autoridad y se convirtió en el principal líder de la iglesia de Jerusalén, representando una teología más
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bien conservadora, opuesta en muchos sentidos a la teología liberal de Pablo. En esta carta, Santiago juega un papel muy importante, especialmente en la polémica discusión que Pablo desarrolla. En la traducción debe quedar claro que Santiago es hermano del Señor en el sentido real, biológico, y no en el sentido metafórico que los creyentes usan para tratarse entre ellos como “hermanos” y “hermanas”. Unas pocas versiones traducen «pariente del Señor» (BP, NBE), lo cual no tiene sustento ni en el texto griego ni en la teología paulina, pero sí responde a condicionamientos doctrinales relacionados con la afirmación de la perpetua virginidad de María. 1.20 Para Pablo es tan importante la información que acaba de compartir, que la ratifica con una especie de juramento: En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento. Este tipo de expresiones son típicas de Pablo (cf. 1 Ts 2.5; 2 Co 1.23; 11.31). Sabemos que, en realidad, Pablo no escribe la carta con su propio puño, sino que la dicta (6.11) a un amanuense, por lo que algunas traducciones evitan el verbo “escribir”, que es el usado en el texto griego, o prefieren sustituirlo por otro: «Les estoy diciendo la verdad. ¡Dios sabe que no miento!» (TLA), «todo esto, se lo digo delante de Dios; él sabe que no son mentiras» (BL). No obstante, es legítimo traducir con el verbo “escribir”, pues no es responsabilidad de la traducción resolver las aparentes contradicciones del texto original. Además, Pablo piensa con razón que, a pesar que está dictando su carta, él es el responsable de todo el contenido y, en ese sentido, es el único autor. Es importante que la oración quede formulada en forma de juramento, que es el verdadero sentido de la afirmación del apóstol: «Conste ante Dios que no miento» (BP), «Dios me es testigo que en esto que les escribo no miento» (NVI), «Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no miento» (BJ), «Les aseguro delante de Dios que lo que les estoy escribiendo es la verdad» (DHH96). En el original aparece el imperativo “¡miren!”, que se usa en el griego, como también, comúnmente, en algunas regiones de Latinoamérica, para llamar la atención sobre algo que se va a decir. Por tanto, es posible también traducir: “¡Miren! ¡Pongo a Dios como testigo de que les he dicho la pura verdad!” 1.21 Esta parte de la narración no queda incluida en el juramento de
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veracidad, pero no significa que sea menos cierta. La frase después fui a las regiones de Siria y de Cilicia conecta con lo hecho posteriormente a la corta visita en Jerusalén. En la traducción debe quedar claro que Pablo no visitó todas esas enormes regiones, sino sólo partes de las mismas. Se puede ofrecer una mayor precisión con una traducción como la siguiente: “Después de estar en Jerusalén, me fui y estuve en algunos distritos de las regiones de Siria y Cilicia”. 1.22 La mención de la partida hacia las regiones de Siria y Cilicia tiene la función de subrayar la poca oportunidad que tuvo de estar en Judea, especialmente en Jerusalén, y así dar a entender lo poco probable que era haber sido instruido por alguien respecto al evangelio que predicaba. Pablo enfatiza que no predicó en ningún área donde pudiera haber tenido contacto con los Doce, sino que inició una misión independiente. RV60 mantiene la continuidad en la narración al presentar toda esta información en una oración continua: Y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo. El original usa una expresión de tinte semita: “Era desconocido de cara”, fielmente traducida por casi todas las versiones mediante la palabra «personalmente», el equivalente más cercano en español. Las iglesias de Judea, que eran en Cristo se refiere a las comunidades de creyentes en Jesús como el Cristo que no habían sido fundadas ni enseñadas por Pablo, pero que tampoco le comunicaron nada a él. Algunos autores prefieren no usar el nombre de iglesias, tal vez para no relacionar a los grupos cristianos del tiempo de Pablo con las grandes organizaciones eclesiásticas actuales. “Las comunidades de Judea” (Vidal: 81), «las comunidades cristianas de Judea» (NBE) o “los grupos de creyentes en Cristo de la región de Judea” son buenas alternativas. La expresión iglesias de Judea incluye a la iglesia de Jerusalén, pero la designación subraya de nuevo la impresión de distancia respecto de ellas, que es lo que más le interesa dejar claro a Pablo. La imagen de “estar en Cristo” es una de las favoritas del apóstol. Con ella Pablo concibe la unidad profunda de los creyentes con su Señor en la nueva vida alcanzada después del bautismo. Las versiones traducen de manera muy cercana al original, agregando la idea de pertenencia, que no está en el original: «Las iglesias de Cristo» (TLA, NVI), «las Iglesias de Judea que están en Cristo» (BJ), «las iglesias cristianas» (BP). Otras versiones parafrasean la expresión para hacerla más clara: «Los hermanos
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de las iglesias de Cristo» (DHH96), “las comunidades de Judea que se congregan en el nombre de Cristo” (Vidal: 81). Es importante que en la traducción quede bien clara la unidad de los creyentes con Cristo que Pablo tiene en mente: “Los creyentes que viven espiritualmente unidos con Cristo, su Señor”, o “los hermanos y hermanas que viven consagrados a Cristo”. 1.23 Pablo acepta que no era completamente desconocido por los creyentes de las comunidades cristianas de Judea, pues al menos habían oído hablar de él: Solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. Pablo no especifica quién llevó a Judea la noticia de su cambio radical, pues no lo considera importante. El énfasis es que en Judea sólo se le conoce de oídas, y por lo tanto nadie lo instruyó ahí respecto a la fe cristiana. La estructura rítmica de la oración sugiere la idea de que el cambio de Pablo llegó a convertirse en una especie de refrán, en un dicho conocido. Las versiones resaltan esta característica tratando de mantener el ritmo propio del original, además de destacar la frase mediante comillas o letra cursiva: «“Ese hombre, que antes nos hacía sufrir, está ahora anunciando la buena noticia que antes quería destruir”» (TLA), «“El que antes nos perseguía, anda ahora predicando el evangelio que en otro tiempo quería destruir”» (DHH96), «el que antes nos perseguía ahora anuncia la buena noticia de la fe que entonces intentaba destruir» (BP). También es posible traducir: “¡Cómo son las cosas! ¡Antes, perseguidor, y ahora, predicador!” La fe o “evangelio” no debe entenderse aquí como un cuerpo doctrinal bien definido, sino como una referencia a la convicción de que Jesús es el Mesías resucitado que ahora está activo, convocando a su pueblo. A la fe, o a la buena noticia, no se la puede destruir; sólo es posible agredir a quienes la han aceptado y así evitar que se siga propagando. Esto era lo que intentaba hacer Pablo antes de recibir su llamamiento, y para expresarlo utiliza un verbo muy fuerte, que es importante traducir con fidelidad: “Destruir”, “devastar”, “asolar”. 1.24 Literalmente, el versículo dice: “Y glorificaban en mí a Dios”, lo cual puede ser difícil de traducir en algunos idiomas. Aquí la preposición griega en se usa para indicar la razón o fundamento de la acción: «Y alababan a
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Dios por causa mía» (DHH96), «y por mi causa daban gloria a Dios» (BP). El “en mí” o “por mi causa” se refiere al cambio que Dios realizó en Pablo, convirtiéndolo de perseguidor de las comunidades de creyentes en Cristo en predicador del evangelio. TLA es específica: «Y alababan a Dios por el cambio que él había hecho en mí». Otras opciones son: “Y reconocían el gran poder de Dios, que me había convertido de perseguidor en predicador”, “y cantaban con alegría a Dios al enterarse de cómo había transformado completamente mi vida”.
Reflexión bíblica y pastoral Pablo ha iniciado su carta en un tono fuerte, pues está muy decepcionado con el cambio que los gálatas están efectuando. Sin embargo, ahora se dirige a ellos en un tono afectuoso y conciliatorio, como “hermanos y hermanas”, una forma de uso corriente en las comunidades cristianas de los orígenes, que reafirma la convicción de pertenecer todos a la misma familia de Dios. De esta manera, el apóstol no deja que la decepción prevalezca sobre el amor cristiano que lo une a las comunidades. Pablo se mueve en la convicción de que el evangelio no es invención humana, sino que es de origen divino y que él lo ha recibido por revelación. Sin embargo, es importante comprender que tanto el carácter divino como la comunicación por revelación no son para él cosas llenas de misterio y ajenas a la vida, sino cosas comprensibles y que se pueden experimentar en la vida cotidiana. Pablo experimentó el evangelio como un poder para vivir su vida de manera diferente, no como un poder para ir de un lado a otro haciendo milagros. Por esta razón, narra a grandes rasgos algunas estaciones de su vida en los últimos años, no guiado por el interés de dar a conocer su biografía, sino por el de mostrar cómo la gracia de Dios ha operado en su propia transformación como persona. Para él, la veracidad del mensaje se demuestra, más que con palabras, con el cambio de vida. Sólo el poder de Dios lo transformó y lo llevó de ser perseguidor de la iglesia a ser uno de sus más fervientes misioneros y pastores. Precisamente, el carácter divino del evangelio se manifiesta de manera específica en la transformación de la vida de las personas que lo aceptan. Por el hecho de venir de Dios, el evangelio no está sometido a ninguna instancia humana y no se deja encerrar en moldes institucionales ni doctrinales. Está al servicio de la vida y de la libertad de los seres humanos para que ellos logren una vida
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plena en comunidad. Debe notarse que Pablo no habla de conversión, sino de llamamiento. La palabra “conversión” tiene la connotación del paso de una religión falsa a una verdadera, de un sistema negativo a otro positivo. Este no es el caso de Pablo, que siempre fue un hombre religioso y fiel a sus convicciones. Pablo no quiere narrar el paso del judaísmo al cristianismo. Más bien, quiere dejar clara la dimensión diferente que adquirió su vida por medio del encuentro con Jesucristo. La libertad para amar y servir fue la principal consecuencia de este conocimiento directo. La experiencia juega un papel muy importante en la vida religiosa de Pablo. Él experimentó a Cristo, la gracia de Dios, el poder del evangelio. Para el apóstol, la experiencia es una forma de conocimiento, pero se trata de una experiencia que ofrece espacio para ser considerada por la reflexión. En el cristianismo contemporáneo existe la tendencia a acentuar una sola cosa: o la experiencia o la reflexión, pero lo ideal es cultivar una vida cristiana que contemple ambas dimensiones y las asuma como mutuamente complementarias. Pablo siempre fue muy consciente de que su llamamiento fue una obra de gracia, un regalo de Dios, quien lo escogió para hacer de él el apóstol de los pueblos no judíos. También esta dimensión es vital en la vida cristiana contemporánea. Cristianos y cristianas podemos vivir en la convicción de que la fe que hemos recibido o heredado es un regalo de Dios, y tenemos la oportunidad de construir la vida en la fuerza que el evangelio y la fe nos proporcionan. Pablo siempre tuvo presente la importancia de la unidad de la iglesia. Ello lo motivó a visitar Jerusalén para conocer y conversar con los apóstoles más antiguos, y a realizar otros importantes gestos de unidad posteriores. Él sabía que su experiencia y su comprensión del evangelio eran distintas de las de otros líderes, pero también sabía lo importante que era mantenerse en diálogo y comunión en aras de la unidad de la iglesia. Las divergencias no lo llevaban al aislamiento o la ruptura, sino a la búsqueda de formas de acuerdo que permitieran la mejor manera de llevar adelante la tarea común de la evangelización. Pablo no era un maestro y misionero improvisado. Pasaron al menos catorce años de reflexión teológica y práctica misionera antes del mencionado encuentro en Jerusalén. Esto debe invitarnos a la prudencia en la actualidad, cuando en algunas iglesias se le da a cualquier neófito la posibilidad de asumir tareas tan serias como la enseñanza o la predicación.
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Por último, es muy ilustrativa la convicción de Pablo de que Dios reveló a su Hijo “en él” o “por medio de él” (en mí o “por medio de mí”). A pesar de que en el texto original presenta cierta ambigüedad, ambas posibilidades son, en realidad, complementarias. Dios le reveló a Pablo el Cristo y el sentido de su obra salvadora, pero también Dios convirtió a Pablo en un hombre por medio del cual era posible descubrir quién era el Hijo de Dios, ya fuera por el mensaje que daba o por su forma de ejemplificar el poder transformador del evangelio y el sentido de una vida de libertad al servicio de los demás. Una vida así desafía e inspira permanentemente a todas las personas que quieren ser fieles al mensaje del evangelio y desean convertirse en testimonios vivientes de su poder transformador.
Pablo y los apóstoles de Jerusalén llegan a un acuerdo (2.1-10) Análisis de discurso El capítulo 2 de la Carta a los Gálatas contiene la descripción de dos eventos muy importantes, uno de los cuales aconteció en Jerusalén (2.110), y el otro, en Antioquía (2.11-21). La sección que ahora nos ocupa (2.1-10) se puede aislar con cierta facilidad para su análisis, pues es introducida por una nueva información de tiempo y por la presentación de nuevos personajes; factores que la convierten en una unidad narrativa cerrada. Se trata de un encuentro de los principales líderes de las iglesias, tanto de Jerusalén como de Antioquía, que tiene como intención discutir algunas situaciones vitales para la misión y la unidad cristianas. El tema central es decidir si los creyentes en Cristo no judíos deberían o no hacerse judíos antes de ser considerados miembros del pueblo de Dios con pleno derecho. Según parece, los partidarios de la respuesta afirmativa exigían la circuncisión y el seguimiento de otros mandamientos de la ley de Moisés, principalmente los que estaban relacionados con las costumbres alimenticias y la celebración de algunas fechas especiales. Santiago, Pedro y Juan se presentaron como líderes de la iglesia de Jerusalén, en tanto que la iglesia de Antioquía estuvo representada por Pablo y Bernabé, acompañados también por Tito, un griego convertido en cristiano. Se podría dividir este pasaje en tres pequeñas secciones: 1) versículos 1-3, introducción a las circunstancias del encuentro, subrayando la presencia de Tito y su condición de no circuncidado; 2) versículos 4-6, la
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afirmación de que los líderes de Jerusalén no le exigieron nada nuevo a Pablo, a pesar de la presión de aquellos a quienes Pablo califica de “falsos hermanos” (v. 4); y 3) versículos 7-10, el acuerdo respecto a la división del trabajo misional, sellando la conformidad y el compañerismo con un apretón de manos. Pablo quiere demostrar la independencia de su misión y de su teología respecto de cualquier autoridad humana. Por esa razón, subraya que hizo su viaje a Jerusalén motivado por una revelación de Dios y no por iniciativa propia, o por orden de alguien. Pablo no informa de qué manera recibió la revelación, si fue algo puntual —como un sueño o una voz audible— o si sucedió dentro de un proceso largo de reflexión. Tal vez el apóstol no consideraba importante la forma, sino solamente el contenido. La intención de Pablo al ir a Jerusalén es exponer en detalle el contenido del mensaje que él está predicando entre los no judíos, conocido, probablemente, de manera distorsionada en dicha ciudad. El centro de este mensaje, como se puede descubrir en Gálatas —y también en otras cartas de Pablo, especialmente en Romanos— es que los no judíos son aceptados por Dios sólo por el hecho de creer en Jesucristo, sin necesidad de hacerse judíos. Eso es lo que Pablo llama “la verdad del evangelio”. En este sentido, la presencia del incircunciso Tito es muy importante como ejemplo tangible de la enseñanza paulina. Si Pablo logra defender con éxito su posición respecto a Tito, podrá sostener dicha posición en relación con todos los no judíos. Así, Tito es ofrecido a los gálatas, que en su gran mayoría no son judíos, como una figura de identificación. Sin embargo, esta enseñanza requiere la conformidad de los líderes de Jerusalén, pues, de lo contrario, se corre el peligro de provocar el surgimiento de dos iglesias con mensaje propio y orientación exclusiva a grupos étnicos diferentes. Todos están de acuerdo en que esa no es la voluntad de Dios. Para entender bien esta sección, así como toda la carta, es necesario tener presente que en Galacia —como también en otros lugares donde se desarrolla la misión paulina— actúan con mucha efectividad otros misioneros cristianos que atacan las enseñanzas del apóstol y exigen la circuncisión y el cumplimiento de otros mandamientos. Probablemente, algunos de estos maestros también se encuentran en Jerusalén, tratando de influir en Santiago, Pedro y Juan. Si el resultado del encuentro de líderes no hubiera llegado al acuerdo deseado, Pablo habría considerado su trabajo como un “correr en vano” (v. 2), como una carrera inútil.
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No se sabe con certeza cuáles eran los argumentos exactos de los maestros rivales, pero se considera como algo muy probable que estuvieran fundados en la Biblia, quizás con el énfasis puesto en que la circuncisión fue ordenada por Dios como signo permanente de su alianza con Israel (cf. Gn 17.7-14). Pablo usa como estrategia discursiva la desautorización de sus oponentes. Con ese propósito, utiliza los recursos que le ofrece la retórica polémica, los cuales casi nunca son objetivos y mesurados. Desde esta posición, se entiende mejor el uso que Pablo hace de los calificativos tan fuertes que usa: 1) designa a los maestros rivales como “seudo hermanos”; 2) afirma que su acceso a la comunidad fue ilegítima, tramposa; y 3) les aplica una metáfora tomada del ámbito político-militar, presentándolos como “espías” de la libertad cristiana, tanto de la suya como de la de sus acompañantes. En cierta manera, los apóstoles de Jerusalén fungían como árbitros de los argumentos de ambas partes, aunque, probablemente, se inclinaban más por los argumentos de los maestros rivales de Pablo. No obstante, al final Pablo se impuso, utilizando complicados argumentos bíblicos y presentando testimonios de vida concretos. Por ello, Pablo es claro al afirmar que estos líderes “nada nuevo le comunicaron” (v. 6). El mutuo reconocimiento es para Pablo una necesidad teológica y no sólo una reflexión pragmática. En medio de este procedimiento humano de discernimiento, no libre de conflictos, Pablo también deja claro que fue Dios mismo el que dirigió el proceso de entendimiento y el que otorgó tanto a Pedro como a él sus apostolados específicos (v. 8). La nota final respecto a “acordarse de los pobres” (v. 10) es muy importante, pues revela la esencia del espíritu cristiano, que es de fraternidad y comunión. De este encuentro surgió la idea de organizar una colecta para los pobres de Jerusalén. La colecta sería un símbolo pragmático y una prueba del mutuo reconocimiento, y fue tomada tan en serio por Pablo, que le dedicó años de su vida y mucho espacio en sus cartas.
Capítulo 2 TÍTULO: Llamar «Concilio» (BJ) al encuentro de los líderes en Jerusalén nos parece exagerado. El ejemplo de la NVI es, en este caso, mejor: «Los apóstoles aceptan a Pablo». Títulos como «Segundo viaje a Jerusalén» (BA) o «Pablo y los otros apóstoles» (TLA) nos parecen
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ambiguos. Creemos que el título: “Pablo y los apóstoles de Jerusalén llegan a un acuerdo” expresa con claridad el contenido de la sección.
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA 1
Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusaléna con Bernabé, llevando 1-2 también conmigo a Catorce años después, Dios me hizo ver que Tito. yo debía ir a Jerusalén. En esa ocasión me acompañaron Bernabé y Tito. Allí nos reunimos 2 Pero subí según con los miembros de la iglesia, y les explicamos el una revelación, y mensaje que yo anuncio a los que no son judíos. para no correr o Luego me reuní a solas con los que eran haber corrido en reconocidos como líderes de la iglesia, pues quería vano, expuse en estar seguro de que mi trabajo, pasado y presente, privado a los que no iba a resultar un esfuerzo inútil. tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles. 3
Mas ni aun Tito, que estaba 3 conmigo, con todo y Ellos no obligaron a nadie a circuncidarse; ni ser griego, fue siquiera a Tito, que no era judío. obligado a circuncidarse;
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de
y esto a pesar los falsos
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hermanos 4 introducidos a Tuvimos esa reunión porque hubo algunos escondidas, que que, a escondidas, se metieron en el grupo de la entraban para espiar iglesia para espiarnos. Esos falsos seguidores sólo nuestra libertad que querían quitarnos la libertad que Jesucristo nos dio, tenemos en Cristo y obligarnos a obedecer las leyes judías. Jesús, para reducirnos a esclavitud, 5
a los cuales ni por un momento 5 accedimos a Pero ni por un momento nos dejamos someternos, para convencer, pues queríamos que ustedes siguieran que la verdad del obedeciendo el verdadero mensaje de la buena evangelio noticia. permaneciese con vosotros. 2.1 Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén. No está claro a partir de qué evento de la vida de Pablo hay que contar los catorce años que transcurrieron antes de que fuera nuevamente a Jerusalén, si desde su llamamiento o desde su primera visita a Pedro. Cualquiera sea la opción, el lapso de tiempo entre ambas visitas fue muy largo, y eso es lo que Pablo quiere comunicar. Este énfasis puede expresarse como sigue: “Sólo después de transcurridos catorce años volví a subir a Jerusalén”. TLA presenta aquí una traducción interesante al señalar que Pablo fue a Jerusalén siguiendo una revelación, la cual, en realidad, se registra en el versículo 2: «Catorce años después, Dios me hizo ver que yo debía ir a Jerusalén». Al mencionar a sus acompañantes, Pablo da a entender los diferentes roles que desempeñaban Bernabé y Tito. Literalmente, el texto griego dice: “Con Bernabé, tomando conmigo también a Tito”, lo cual es traducido por la mayoría de las versiones de manera muy cercana al original. Por ejemplo: Con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. Algunas versiones utilizan giros idiomáticos que se alejan un poco del texto original. En efecto, «con Bernabé, llevando a Tito con nosotros» (BL) indica que la decisión de llevar a Tito proviene de Pablo y Bernabé;
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por otra parte, «en esa ocasión me acompañaron Bernabé y Tito» (TLA) pone a Bernabé y Tito en el mismo nivel, subordinados a Pablo. Hay que conservar en la traducción el sentido de igualdad entre Pablo y Bernabé, pues en la narración ambos son un equipo que representa a las comunidades de Antioquía; es decir, ambos están en una situación de igualdad en estatus de autoridad. Tito, en cambio, parece que tiene sólo la función de acompañante, y esto por iniciativa de Pablo solamente, no de Bernabé. Por lo general, las versiones presentan bien esta situación: «Con Bernabé, y llevé a Tito conmigo» (DHH96), «esta vez con Bernabé, llevando también a Tito» (NVI), “junto con Bernabé, acompañándome también Tito” (Vidal: 83). 2.2 Pablo vuelve a mencionar la “subida” a Jerusalén, pero ahora la asume como una decisión exclusivamente suya, que ha tomado siguiendo una revelación: Subí según una revelación, «debido a una revelación» (RV95), «movido por una revelación» (BJ), «siguiendo una revelación» (BP). Una revelación se refiere a la acción de Dios de dar a conocer su voluntad a alguien de manera especial, de tal manera que la persona pueda reconocerla. Pablo no dice cuándo ni cómo recibió la revelación; sólo le interesa subrayar que su ida a Jerusalén fue motivada por la voluntad de Dios: «Dios me hizo ver que yo debía ir a Jerusalén» (TLA), «fui porque Dios me había mostrado que tenía que ir» (DHH96), “fui en obediencia a una revelación”, “pero subí únicamente por indicación de una revelación” (Vidal: 83). El objetivo de la visita de Pablo a Jerusalén era entrevistarse con los líderes de las comunidades cristianas de Judea y exponerles el contenido del mensaje que él había estado predicando entre los no judíos. El versículo parece indicar que Pablo habla de dos grupos, uno general de “ellos”, y otro más reducido de “los líderes”. La ambigüedad del texto griego se refleja en la diversidad de opciones que ofrecen las versiones, pues algunas de ellas hacen suponer que se trata de un solo grupo, mientras que otras se refieren claramente a dos. De acuerdo con la expresión del texto original, nos parece correcto mantener la diferencia entre una asamblea general y una reunión posterior con los líderes solamente: «Allí nos reunimos con los miembros de la iglesia y les explicamos el mensaje que anuncio a los que no son judíos. Luego me reuní a solas con los que eran reconocidos como líderes de la iglesia» (TLA); “y les propuse públicamente, pero también por separado a
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los notables, el anuncio salvador que ahora sigo proclamando a los gentiles” (Vidal: 83). La BJ hace clara la reunión excepcional mediante el uso de guiones: «Y les expuse el Evangelio que proclamo entre los gentiles —tomando aparte a los notables—». No debe entenderse el evangelio que predico entre los gentiles como si se tratara de un mensaje diferente del que predicaban los demás apóstoles, sino, más bien, como tarea específica de dedicar los esfuerzos misioneros a los grupos no judíos. Es preciso evitar expresiones que podrían parecer peyorativas, tales como “paganos”, “idólatras” o “incrédulos”. También es necesario mantener la misma forma de traducir “evangelio” que se haya usado previamente, ya sea “buena noticia”, “mensaje de salvación” o cualquier otra. La alusión de Pablo a los líderes de Jerusalén ha sido entendida con frecuencia, por las versiones y por los comentaristas, como si tuviera un tono algo sarcástico: Los que tenían cierta reputación, «los notables» (BJ), «a “los respetados”» (NBE). El verbo que se usa en griego (“parecer”, “aparentar”) y el estilo polémico de la argumentación de esta carta admiten dicha interpretación, pero también es probable que Pablo esté utilizando una designación usual para referirse a estos líderes de Jerusalén, lo cual exigiría traducir con una descripción más positiva, o al menos más neutral: «Los que eran reconocidos como líderes de la iglesia» (TLA), «los que eran reconocidos como dirigentes» (NVI), «aquellos que eran reconocidos como de mayor autoridad» (DHH96), «los más respetables» (BP). Lo que Pablo hizo en esta ocasión fue exponer el contenido del mensaje que había estado predicando. Además, la intención de Pablo era defender su opción de predicar preferentemente a los no judíos. El texto original dice: “Y les presenté el evangelio que proclamo ante los gentiles”. El verbo “presentar” está en tiempo aoristo, el cual comunica una acción completa, cerrada, indicando en este caso el sentido de permanencia. Otras traducciones posibles son expuse, «expliqué» (DHH96), «les di cuenta» (BA). Pablo no duda de la veracidad de su mensaje, pero tiene temor de que su opción por los no judíos y su versión del mensaje de salvación —que no exige pasar por el rito de la circuncisión y otros mandamientos de la ley— generen fracturas en la unidad de la iglesia. A partir de ahí debe entenderse el sentido de su preocupación de no correr o haber corrido en vano. La expresión es una metáfora inspirada en las carreras del estadio e implica la idea de un esfuerzo arduo con el objetivo de llegar a la
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meta. Consideramos mejor no traducir con el verbo “correr” para evitar dar la impresión de que Pablo iba de un lado al otro, a toda prisa, durante su tarea misional. Las versiones ofrecen buenas alternativas que ponen el acento en el esfuerzo y no en la prisa: «Pues quería estar seguro de que mi trabajo pasado y presente no iba a resultar un esfuerzo inútil» (TLA), «no sea que tanto entonces como ahora me estuviera esforzando inútilmente» (BA), “con vistas a que mi carrera misional presente y anterior no resultara inútil” (Vidal: 83). También es posible traducir “para estar seguro de que el trabajo previo no había sido echado en saco roto”. La palabra que se traduce como “inútil” o “esfuerzo inútil” significa, literalmente, “vacío”, “sin contenido”. 2.3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse muestra que lo más importante en la posición de Pablo era su opción de apertura de la salvación para toda la gente, fuera o no judía. Esta información está presentada en el texto original como prueba de la aceptación de la postura de Pablo por parte de los otros apóstoles, lo cual debe quedar claro en la traducción: «Ni siquiera a Tito» (TLA), «Pues bien, ni siquiera Tito» (BJ), «Ahora bien, ni siquiera Tito» (NVI). Más claro aún: “¡Pero fíjense que ni siquiera a Tito […]!” El texto original presenta a Tito como “griego”, designación que conserva la mayoría de las versiones. En la argumentación de Pablo esto es importante, pues es posible que Tito fuera el único no judío en aquella reunión, y se habrá esperado que se le exigiese la circuncisión para reforzar la unidad de la iglesia. No obstante, el énfasis está puesto en que, aun siendo griego y compañero de Pablo, no se le obligó a la circuncisión: Con todo y ser griego, “aunque era griego”, “y a pesar de la circunstancia de que era griego”. El verbo griego traducido como obligado puede entenderse como una acción que incluye el uso de la fuerza. El sentido es que los líderes de Jerusalén aceptaron la posición de Pablo sin reservas, a pesar de que la presencia del griego Tito —un pagano, para los cristianos judíos— podría haber sido motivo de escándalo. Las versiones en español mantienen el verbo “obligar”. BL ofrece una buena alternativa: «No impusieron». El término “circuncisión” aparece con frecuencia en la carta y es importante mantener siempre la misma designación en la traducción. Para lectores y lectoras actuales, tal vez sea una palabra extraña. Es difícil encontrar una traducción satisfactoria, pues se trata de un rito muy
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específico, un corte en el prepucio que los judíos practicaban (y practican hasta hoy) como señal de la elección y de la alianza con Dios. Una posibilidad es traducir con expresiones como “corte de identificación”, “señal de pertenencia” u otra similar, lo cual no clarifica mucho el sentido. Nos parece mejor mantener la palabra “circuncisión” y agregar una nota explicativa sobre su significado, ya sea al pie de página o en el glosario. 2.4 Parece que hubo presión de algunos para que Tito fuera circuncidado, como lo indica la partícula dia (“por medio de”, “por causa de”). Este grupo es doblemente descalificado por Pablo, quien designa a sus integrantes como intrusos y falsos hermanos: A pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, «la cosa se debió a los falsos hermanos, intrusos» (BP). Recordemos que Pablo se está sirviendo del estilo propio de la polémica, y por esa razón no repara en usar palabras fuertes para referirse a sus opositores. No está claro quiénes son estos “falsos hermanos”. La designación revela que ellos mismos se consideraban “hermanos”, conocidos por los gálatas, de otra manera no se entiende que hayan sido admitidos en las asambleas privadas. La palabra “hermanos” no se refiere a hermanos biológicos, sino a compañeros creyentes. La traducción podría quedar más clara con «falsos seguidores» (TLA), “algunos que aparentaban ser fieles miembros de la iglesia”, o “unos cuantos que fingían ser buenos creyentes”. Para Pablo, la entrada de estas personas a la asamblea está motivada por malas intenciones, por lo cual los descalifica, presentándolos como «intrusos» (NBE, BA) o “entrometidos”. En algunos ambientes latinoamericanos podrían usarse las palabras “metiches”, “tramposos” o “maliciosos”. La intención de estas personas es descrita por Pablo con términos del lenguaje militar, que él usa en sentido metafórico, sin que por ello pierda nada de su fuerza: Introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad, «se habían introducido entre nosotros a escondidas, para espiar nuestra libertad» (RV95), «se habían infiltrado entre nosotros para coartar la libertad» (NVI). El acto de ingresar a la asamblea también se puede describir con expresiones tales como «se metieron» (TLA), «solapadamente se infiltraron» (BJ), «se habían introducido para espiarnos» (BL), “furtivamente se infiltraron” (Vidal: 83), “se colaron con malas intenciones”. Lo que estas personas espían es nuestra libertad que tenemos en
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Cristo Jesús, lo que requiere ser expresado con mayor precisión. La libertad es algo abstracto, y lo que se espía es la forma de vivir en el plano de la conducta. En este caso, se trata de la libertad frente a la ley en su conjunto, entendida como medio de salvación, libertad que es ejemplificada por la negativa de Pablo a consentir la circuncisión de Tito. Para Pablo, se trata de la libertad que Cristo otorga. Para especificar el tipo de libertad, algunas versiones la ponen entre guiones: «—la que tenemos en Cristo Jesús—» (RV95), «—esa que tenemos gracias al Mesías Jesús—» (NBE). Si no se quiere comunicar esto como una aclaración, las versiones ofrecen varias opciones adecuadas: «La libertad que Jesucristo nos dio» (TLA), «la libertad de que yo gozaba gracias a Cristo Jesús» (BP), “la libertad que tenemos dentro del ámbito de Cristo Jesús” (Vidal: 83). Según Pablo, estas personas entrometidas no buscan espiar su libertad para aprender de ella, sino, más bien, para dañarla. El texto griego lo señala mediante la frase enfática “sino para esclavizarnos”. Debe quedar claro que tales palabras no se refieren a la posibilidad de que Pablo y sus acompañantes fueran hechos esclavos, bien con el propósito de ser vendidos o de ser obligados a realizar trabajos forzados. Más bien, Pablo se sigue sirviendo del lenguaje metafórico y usa dicha expresión para referirse al intento de sus opositores de hacer volver a los que se habían convertido bajo su ministerio al cumplimiento tradicional de la ley, especialmente al rito de la circuncisión. Esta precisión no aparece en el texto griego, pero es recomendable agregarla para que la traducción se mantenga fiel al sentido original: «Y hacernos otra vez esclavos de la ley» (DHH96), «y obligarnos a obedecer las leyes judías» (TLA), “y esclavizarnos con los mandamientos legalistas”. 2.5 Según parece, los oponentes de Pablo exigieron con cierta insistencia la circuncisión de Tito, o, al menos, algún acuerdo de compromiso, pero el apóstol no estaba dispuesto a ceder en este punto. Pablo no menciona directamente a los oponentes. El texto griego dice “a los que”, lo cual se refiere a aquellos que previamente habían sido mencionados como “falsos hermanos”: A los cuales, «ellos» (DHH96), «a quienes» (BJ), «ante aquéllos» (NBE), “a esos tales” (Vidal: 83). El texto original continúa: “Ni por una hora nos rendimos en sumisión”. En América Latina, en una situación similar, es más común el giro ni por un momento o «ni por un instante» (BJ), que es el sentido de esta
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expresión. El verbo “rendirse” está en tiempo aoristo, lo que indica una acción completa, puntual: “No nos rendimos”, “no cedimos”. El sustantivo “sumisión” es convertido por varias versiones en una expresión verbal, pues así se logra comunicar con mayor claridad la idea del original. Aunque la conjugación está en la primera persona del plural, BP asume que es sólo por motivos de estilo y en la traducción da a entender que Pablo se refiere sólo a él mismo, a pesar de usar el “nosotros”: «Yo no cedí un momento ni me sometí». Sin embargo, la mayoría de las versiones en español prefieren mantener el plural del texto griego: Ni por un momento accedimos a someternos, «ni por un momento nos dejamos convencer» (TLA), «ni por un momento cedimos dejándonos avasallar» (NBE), «nos negamos a ceder» (BL), «ni por un momento accedimos a someternos a ellos» (NVI). Esto se puede expresar mediante un lenguaje coloquial con las frases “no nos echamos para atrás”, “nos mantuvimos bien firmes en nuestra posición”. La segunda parte del versículo es también muy interesante para la traducción: Para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros. Se debe evitar insinuar la idea de que el evangelio tiene una parte verdadera y otra falsa, y que Pablo se estaría preocupando sólo de cuidar la primera. El apóstol se refiere a la totalidad del mensaje proclamado por él, al que considera en peligro, debido a la enseñanza de los misioneros rivales. La “verdad del evangelio” es «el verdadero mensaje de la buena noticia» (TLA), “el mensaje salvador en toda su plenitud”, “el anuncio salvador sin componendas”, “la integridad del evangelio”. La expresión permaneciese con vosotros, aplicada a los gálatas, debe entenderse como permanecer viviendo su fe en Cristo libres del cumplimiento forzado de la ley. Esta idea puede parecer extraña en algunas culturas, como si el evangelio fuera un objeto que pudiera quedarse en un lugar, o con una persona, y que, en consecuencia, también pudiera marcharse. Se puede modificar algo la expresión para resaltar mejor la idea del texto: «A fin de salvaguardar para vosotros la verdad del Evangelio» (BJ), «de otra manera, ustedes habrían perdido la verdad del Evangelio» (BL), “para que ustedes se mantuvieran en el entendimiento correcto del mensaje de la buena noticia”, “para que no los embaucaran con maneras equivocadas de entender el mensaje de salvación”.
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RV60
TLA
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6 Pero de los que tenían Aquellos que en la iglesia eran reputación de ser algo (lo que reconocidos como líderes no hayan sido en otro tiempo nada me agregaron nada nuevo al mensaje importa; Dios no hace acepción de que yo predico. Y no me interesa personas), a mí, pues, los de saber si en verdad eran líderes o no, reputación nada nuevo me pues Dios no se fija en las comunicaron. apariencias.
7
7 Antes por el contrario, como Antes por el contrario, como vieron que me había sido vieron que me había sido encomendado el evangelio de la encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de incircuncisión, como a Pedro el de la la circuncisión circuncisión
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8 (pues el que actuó en Pedro (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la para el apostolado de la circuncisión circuncisión, actuó también en mí actuó también en mí para con los para con los gentiles), gentiles),
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9 y reconociendo la gracia que y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas me había sido dada, Jacobo, Cefas y y Juan, que eran considerados Juan, que eran considerados como como columnas, nos dieron a mí y columnas, nos dieron a mí y a a Bernabé la diestra en señal de Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la fuéramos a los gentiles y ellos a los circuncisión. de la circuncisión.
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10 Solamente nos pidieron que Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo nos acordáramos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia cual también me apresuré a cumplir hacer. con diligencia.
2.6 Pablo distingue al menos dos grupos entre sus interlocutores: los
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“falsos hermanos” y los “notables”. El texto parece indicar que los primeros son los que exigen el cumplimiento de la ley para poder ingresar al pueblo de Dios, y es a ellos a quienes Pablo se opone con toda energía. Ahora Pablo se refiere a la actitud de los principales líderes de las comunidades de Judea, quienes no intentaron limitar la libertad del cristianismo paulino por medio de alguna cláusula adicional. Es interesante la forma en que Pablo se refiere a estos líderes: Pero de los que tenían reputación de ser algo. Pablo no nombra a los miembros de este grupo, aunque los diferencia claramente de los “falsos hermanos”. El texto griego dice, literalmente, “de los que parecían ser algo” o “tenían la apariencia de ser algo”, que, en verdad, tampoco es un tratamiento muy amable. Varias versiones interpretan esta “apariencia” en sentido positivo, es decir, que estas personas gozan del reconocimiento de su propia autoridad, lo cual tiene un margen de posibilidad de acuerdo con el texto griego: «En cuanto a los que eran reconocidos como personas importantes» (NVI), «pues bien, por parte de los respetados por ser algo» (NBE). En un lenguaje más coloquial, se puede usar las siguientes frases: “Los que a todas luces eran los que mandaban”, “los que se veía que eran los jefes”, “los que eran bien vistos por todos”. Aquí Pablo agrega una exclamación que interrumpe la frase respecto a los “notables”. Algunas versiones prefieren poner esta exclamación al final del versículo para dejar que se complete el pensamiento de Pablo: «Aquellos que en la iglesia eran reconocidos como líderes no agregaron nada nuevo al mensaje que yo predico» (TLA). Sin embargo, casi todas las versiones reproducen la estructura del texto griego y ponen la digresión entre guiones, con lo cual acentúan el sentido de ruptura en el pensamiento de Pablo: «—¡que me importa lo que fuesen!: en Dios no hay acepción de personas—» (BJ), «—hasta qué punto lo eran no me importa, pues Dios no es parcial con los hombres—» (BP), «—no importa lo que antes fueran, pues Dios no hace distinción de personas—» (BA), «—aunque no me interesa lo que fueran, porque Dios no juzga por las apariencias—» (NVI). El texto griego dice, literalmente: “Dios no recibe el rostro del hombre”, lo que ha sido bien entendido por las versiones como una referencia a la imparcialidad de Dios frente a las apariencias. “Rostro” es una forma de decir “persona”, y “recibir” significa “hacer valer”, “dar mérito”. Lo que Pablo dice es que, aun a pesar de que estos hermanos eran los líderes, no tenían autoridad sobre él, pues para Dios no cuentan las “apariencias” o los criterios humanos de autoridad. Además, estos líderes no añadieron
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nada al mensaje de Pablo: Los de reputación nada nuevo me comunicaron, «los notables nada nuevo me impusieron» (BJ), «esos respetables no me impusieron nada» (BP), «no me impusieron nada nuevo» (NVI). Se puede reforzar el énfasis: “Pues bien, ni con todo y ser tenidos por jefes respetados intentaron que añadiera alguna enmienda al mensaje que yo enseño”. 2.7 En el texto griego, los versículos 6-10 conforman una única y larga oración dominada por verbos en voz pasiva, pero es mejor traducir dicha oración en varias frases breves. Además, es recomendable usar la voz activa. En efecto, la voz pasiva se usa con frecuencia en el Nuevo Testamento cuando Dios es el sujeto de una acción, como en este caso. Sin embargo, la voz activa es más comprensible en español, por lo que recomendamos usarla para traducir este pasaje. Pablo narra que los notables no sólo no imputaron nada a su mensaje, sino que reconocieron plenamente su ministerio: Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión. Esta traducción se acerca mucho, literalmente, al original, pero podría no ser muy clara para los lectores y las lectoras de la actualidad. Se entiende mejor el participio “viendo” si se usa la voz activa: «Comprendieron» (TLA), «reconocieron» (DHH96), “descubrieron” (Vidal: 85). En la frase me había sido encomendado es mejor especificar el agente de la acción: «Dios me había encargado el trabajo» (DHH96), “Dios me comisionó la tarea”. Una traducción literal de las expresiones evangelio de la incircuncisión y evangelio de la circuncisión no ayuda mucho a la comprensión del sentido. En efecto, no se trata de dos evangelios, sino de uno solo. La circuncisión era la expresión utilizada para referirse a los judíos, mientras que la incircuncisión era la expresión utilizada por los judíos para referirse a los demás pueblos, considerados paganos. Lo que Pablo dice es que él recibió el encargo de predicar a los no judíos el único evangelio, la buena noticia de la salvación en Cristo, de la misma manera que a Pedro le fuera encargado hacerlo con los judíos. Es preciso mantener la traducción de circuncisión según la opción que se haya hecho en apariciones anteriores. También debe evitarse el uso de términos como “gentiles”, “incircuncisos” o “paganos” para referirse a los no judíos.
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Por último, debe mantenerse el nombre Pedro del original griego, como también es recomendable dejar “Cefas” cuando en el original aparece de esa manera (respecto al uso de ambos nombres, ver el comentario de 1.18). DHH96 es un buen ejemplo de traducción fiel del sentido del original en un lenguaje apropiado: «Reconocieron que Dios me había encargado el trabajo de anunciar el evangelio a los no judíos, así como a Pedro le había encargado el trabajo de anunciarlo a los judíos». 2.8 La mayoría de las versiones entienden este versículo como información complementaria respecto del argumento principal, razón por la cual ponen dicha información entre paréntesis o guiones. En realidad, la composición del texto griego no obliga a ponerlo así, pero dicho formato tiene la ventaja de resaltar visualmente la expresión de Pablo: (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), «—pues el que actuó en Pedro para hacer de él un apóstol de los circuncisos, actuó también en mí para hacerme apóstol de los gentiles—» (BJ). Aquí también vale la recomendación anterior respecto al nombre de Pedro y a evitar calificativos como circuncisión o gentiles. El verbo “actuar” del original se refiera a una fuerza impulsora, energizante, que capacita para cumplir una labor. Algunas versiones comunican muy bien este sentido: «El mismo Dios que facultó a Pedro» (NVI), «fue Dios mismo quien envió a Pedro» (TLA), «pues el que asistía a Pedro en su apostolado» (BP). Otra posibilidad es traducir: “(pues fue el único Dios el que nos comisionó y capacitó a Pedro y a mí para anunciar la misma buena noticia, sólo que a él le encargó hacerlo preferentemente entre los judíos, y a mí, preferentemente, entre los no judíos)”. 2.9 Pablo se acerca a la conclusión de su argumento al indicar cómo quedó el acuerdo entre él y los líderes de las comunidades de Jerusalén, los cuales tuvieron que reconocer la acción de Dios en el ministerio del apóstol: Y reconociendo la gracia que me había sido dada. El verbo está en voz pasiva, pero es claro que el agente de la acción es Dios, por lo cual es mejor agregarlo en la traducción: “Reconociendo la gracia que Dios me había dado”. La gracia en este sentido es un carisma, una capacidad especial para realizar una tarea específica, un «don» (BP), un «privilegio» (TLA), una “facultad”, “capacidad” o “eficacia”. Es muy
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importante en la argumentación de Pablo el señalamiento de que esa gracia le fue dada a él específicamente, y no necesariamente Bernabé. Jacobo, Cefas y Juan son los líderes de mayor autoridad en Jerusalén. Casi seguro que este Jacobo es el mismo que fue identificado como el hermano del Señor en 1.19, conocido también como Santiago en la tradición cristiana; Juan es el apóstol que anduvo con Jesús, hermano del otro Jacobo (cf. Hch 12.1-2) e hijo de Zebedeo. El orden en el que estos líderes son nombrados parece representar el grado de su autoridad. Es importante evitar traducir aquí Cefas como «Pedro» (como hacen BL, BA y otras), ya que este cambio de designación utilizado por Pablo podría tener una intención específica. Según parece, Pablo prefiere usar Cefas cuando trata asuntos más relacionados con el judaísmo y la ley (ver comentario de 1.18). La decisión acerca de cómo traducir el nombre, seaJacobo o “Santiago”, debe mantenerse con constancia a través de toda la carta. La nota explicativa de que eran considerados como columnas deja en claro que se trata de una apreciación de la comunidad, no de Pablo. Con seguridad estos tres hombres gozaban de mucha autoridad y reconocimiento, como indica su designación como columnas. Las columnas son elementos verticales responsables de soportar las cargas de una construcción. Aquí se las menciona en sentido figurado para indicar la función de estos líderes en cuanto al soporte y la estabilidad de la comunidad, como afirman algunas versiones: «Columnas de la iglesia» (DHH96, BA). Se puede traducir también «pilares» (BP), “bastiones” o “soportes”. Ofrecemos, entonces, la siguiente opción de traducción: “Los líderes que llevaban el mayor peso en la dirección y el sostenimiento de la iglesia”, o “quienes cargaban con la mayor responsabilidad”. Estos hombres eran los referentes más importantes en la toma de decisiones, por lo cual su gesto de compañerismo hacia Pablo y Bernabé es representativo de toda la comunidad. Es importante mantener el orden de mención del original, pues generalmente indica prioridad: «Nos estrecharon la mano a mí y a Bernabé en señal de solidaridad» (BP). El texto griego especifica “la mano derecha”. Se trata de un apretón de manos, tal como el que se usa en muchos contextos como forma de saludo, aunque aquí se presenta como forma de ratificar un acuerdo. En realidad, este gesto involucra ambas ideas, acuerdo y saludo, pues se ha llegado a un acuerdo entre hermanos en el que se reparte las tareas misionales y se refuerza, al mismo tiempo, la unidad de la iglesia. El texto griego habla de “manos derechas… de comunión”, que ha sido traducido
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como señal de compañerismo, «señal de comunión» (BL), «señal de solidaridad» (BP), “signo de este acuerdo común” (Vidal: 85). También es posible traducir: “Nos dimos un apretón de manos para mostrar nuestro acuerdo y amistad”. El final del versículo registra en qué consistió el acuerdo principal: Para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. Se trata de una división de tareas o espacios en el trabajo misionero. El original griego y la traducción literal de RV60 no dejan del todo claro el sentido del acuerdo, pues el verbo “ir” no indica la motivación de la ida. Otras versiones son más claras: «Entonces quedamos de acuerdo en que Bernabé y yo anunciaríamos la buena noticia a los que no son judíos, y que ellos la anunciarían a quienes sí lo son» (TLA), «y estuvieron de acuerdo en que nosotros fuéramos a trabajar entre los no judíos, mientras que ellos trabajarían entre los judíos» (DHH96). Aquí, como hemos señalado respecto a otros versículos, es importante evitar términos peyorativos como “gentiles”, “paganos”, “idólatras” o “incircuncisos”. 2.10 La expresión griega es aquí muy sintética, lo que se presta a diversos énfasis en la traducción. La primera parte del versículo dice, literalmente, “sólo que de los pobres nos acordáramos”. Las versiones tienen que complementar con algo para hacer claro el sentido: Nos pidieron, «la única condición que nos pusieron» (TLA). Otras posibilidades son las siguientes: «solamente nos invitaron a tener presente» (BL), o «sólo que nosotros debíamos tener presentes a los pobres» (BJ), “sólo que deberíamos socorrer a los pobres” (Vidal: 85), “que estuviéramos pendientes para extender siempre la mano a los necesitados” Varias versiones especifican más respecto a qué pobres se refiere el texto: «De la iglesia de Jerusalén» (TLA), «la pobreza de los hermanos de Jerusalén» (BL), «los pobres de allí» (NBE). El texto griego no es tan explícito, pero el contexto general de los escritos de Pablo y de los Hechos de los Apóstoles avala la referencia a Jerusalén. No se trata sólo de “acordarse”, sino que está implícita la idea de dar apoyo: “No olvidar la precaria situación de los hermanos y hermanas pobres de Jerusalén, para procurar auxiliarles”. La frase lo cual también procuré con diligencia hacer indica en el griego un accionar continuo. La traducción de RV95: «Lo cual también me apresuré a cumplir con diligencia» no recoge toda la amplitud del original. Otras versiones comunican mejor esta idea de cuidado constante:
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«Y eso es precisamente lo que he estado procurando hacer» (TLA), “y eso es lo que he venido haciendo con esmero”. Más enfático aún: “Y esto es lo que siempre tengo presente y me empeño en hacer con mucho entusiasmo”, “lo cual no he descuidado en ningún momento”. Es importante conservar el paso del “nosotros” al “yo” al traducir este versículo, pues corresponde al estilo y a la teología de Pablo. En efecto, el “encargo” fue hecho para todos, pero Pablo fue el que lo llevó adelante, especialmente con la gran colecta organizada por razones de cuidado pastoral y con el propósito de marcar un signo de la unidad de esta iglesia compuesta por judíos y no judíos.
Reflexión bíblica y pastoral Pablo fue a Jerusalén para encontrarse con los otros apóstoles después de casi diecisiete años de trabajo misionero y reflexión teológica. El representante de la iglesia de Antioquía no era ningún improvisado, sino un experimentado teólogo y misionero. Esta imagen puede servir a algunas comunidades cristianas de la actualidad, las cuales otorgan con demasiada facilidad tareas muy delicadas a gente sin suficiente preparación y experiencia. En las iglesias contemporáneas podrían evitarse muchas situaciones dolorosas, si cuidáramos un poco más la asignación de responsabilidades. La intención de la ida de Pablo a Jerusalén era exponer con amplitud el contenido del mensaje que había estado predicando entre los no judíos durante gran parte de ese tiempo. Seguramente, todos esos años le proporcionaron un cúmulo de valiosas experiencias y una relación profunda con Dios, mediada por la acción del Espíritu, en cuyo ámbito Pablo siempre procuraba caminar. Esa permanente comunión con Dios le dio a Pablo la sensibilidad necesaria para reconocer y aceptar la revelación de Dios, quien le pedía emprender el viaje. Pablo tenía una voluntad fuerte y mucha iniciativa, pero siempre trataba de depender de Dios en sus acciones, especialmente en las circunstancias más delicadas. El equilibrio entre la iniciativa propia y comunitaria, por un lado, y la búsqueda atenta de la voluntad de Dios, por otro lado, permite que los proyectos de iglesias o personas cristianas caminen por buen rumbo. El equilibrio y la mesura no se oponen al entusiasmo y el desarrollo de proyectos. En nuestros días es importante rescatar la dimensión revelatoria de la vivencia cristiana. En ambientes donde el secularismo adquiere cada vez
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más fuerza, la predicación y la enseñanza cristiana pueden ser oportunidades para reforzar nuestra disposición a abrirnos a esta dimensión tan importante de la fe. No se trata de andar imaginando que Dios nos deja señales por todos lados, sino de desarrollar una actitud madura y espiritual, sensible a su voluntad. Para este propósito son importantes la lectura responsable de la Biblia, la oración constante, la escucha atenta de personas sabias y una disposición interna de humildad. Las formas que Dios utiliza para comunicarse con su iglesia siguen siendo diversas. En la reunión de Jerusalén, Pablo defendió la libertad en la que debe vivirse el evangelio. La fe en Cristo nos libera de querer agradar a Dios por méritos propios o por la práctica de algún tipo de legalismo. La fe en la obra salvadora de Cristo y la presencia y la guía del Espíritu nos hacen libres, y no así el seguimiento de normas humanas, las cuales, generalmente, coartan esa libertad. Algunas iglesias contemporáneas generan estructuras muy rígidas. Los creyentes se ven sometidos y obligados a cumplir tantos requerimientos, que pierden de vista el hecho que el evangelio es un mensaje de liberación, y no de restricción. Pablo y Bernabé, y seguramente también los apóstoles de Jerusalén, estaban empeñados en defender la unidad de la iglesia y el mensaje de salvación del evangelio. No obstante, también eran conscientes de que el mensaje único debía ser flexible para poder comunicarlo a grupos diversos en sus propias circunstancias culturales, históricas y religiosas. Con frecuencia, la falta de flexibilidad, sensibilidad y respeto a los contextos específicos ha hecho imposible el arraigo del evangelio en muchos lugares. De igual manera que en la traducción bíblica, la enseñanza, el culto y todas las actividades propias de la iglesia cristiana deben desarrollarse con mucha atención a las características propias de cada cultura y región. Resulta muy aleccionador descubrir cómo Pablo siempre actuaba bajo la convicción de que Dios obraba a través suyo. No obstante, como vemos en este pasaje, el apóstol también era capaz de reconocer que Dios actuaba en Pedro y en otros creyentes, aun cuando tuvieran posturas diferentes sobre algunos temas. Pablo sabía que el Espíritu actuaba tanto en él como en Pedro, y que el mismo Dios que había enviado a Pedro a predicarles a los judíos lo había enviado a él a hacerlo con los no judíos. Sin embargo, esta realidad no eliminaba la responsabilidad humana respecto a poner en claro posiciones diferentes e intentar llegar a acuerdos.
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La guía del Espíritu no convierte a los creyentes en autómatas sin voluntad, pero tampoco los convierte en seres infalibles. El Espíritu nos mueve al encuentro y al diálogo, para dar así ejemplo concreto de lo que es la unidad en Cristo. Esta unidad no significa, en ningún caso, una homogenización o una decoloración simplistas. La nota final del acuerdo entre los apóstoles no es un agregado insignificante o carente de importancia. Acordarse de los pobres era algo de lo que no estaba exento ninguno de los grupos cristianos, pues es precisamente ahí, en el servicio a los pobres, donde el evangelio deja de ser discurso religioso y se convierte en mensaje de vida compartida. Seguramente en este encuentro de Jerusalén hubo mucha discusión y hubo acuerdos que no dejaron contentos a todos. Sin embargo, el acordarse de los pobres fue algo que Pablo, una persona nada fácil de convencer, asumió plenamente, no como un compromiso temporal, sino como una de las tareas más importantes de su ministerio apostólico. El acordarse de los pobres sigue siendo una vocación y un desafío para la iglesia de nuestro tiempo.
Pablo reprende a Pedro y expone su enseñanza en Antioquía (2.11-21) Análisis de discurso Este pasaje se puede dividir, de manera muy simplificada, en dos secciones. La primera sección abarca los versículos 11-14, donde se plantea la circunstancia que originó una reprensión pública de Pablo contra Pedro en Antioquía; la segunda sección abarca los versículos 1521, donde Pablo desarrolla el argumento teológico de la llamada “doctrina de la justificación por la fe”, que se refiere a la nueva situación de las personas ante Dios después de la llegada de la fe en Cristo. En este esquema, los versículos 11-14 están expuestos en forma narrativa, como rememoración de un acontecimiento. En este caso, se trata de un conflicto entre Pablo y Pedro, acerca del cual Pablo ofrece una narración parcial. Pablo no ofrece mucha información, pues, en realidad, lo que más le interesa no es la reconstrucción histórica del episodio, sino presentar su convicción teológica, que es lo que está en discusión, a partir de un caso concreto. El conflicto, entonces, no sólo se produce entre Pablo y Pedro, sino, más bien, entre dos formas de interpretar el único evangelio de Jesucristo.
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Para entender mejor la situación, es necesario tener bien claro el significado de las leyes de pureza de los judíos, especialmente las leyes relativas a los alimentos. En las primeras comunidades cristianas, compuestas por creyentes que provenían tanto del judaísmo como de otros pueblos, no siempre estaban claras las cuestiones prácticas relativas a la convivencia, como la necesidad o no de la circuncisión de los hermanos no judíos (como ya hemos visto) o la libertad o no de comer juntos los creyentes de diversos orígenes étnicos. A partir de su experiencia en Antioquía, Pablo profundiza su concepción de las leyes alimenticias y de convivencia social. Antioquía era la tercera ciudad en importancia en el Imperio Romano (después de Roma y de Alejandría), y una de las más importantes para el todavía joven movimiento cristiano. Esta ciudad era la base misionera de Pablo, y tal vez allí el apóstol conoció varias tradiciones referentes a Jesús. Parece seguro el hecho que en Antioquía se desarrolló una comunidad cristiana compuesta por judíos y no judíos que compartían la mesa de manera natural, lo cual era un verdadero escándalo para los judíos ortodoxos. Esta situación motivó mucho del pensamiento de Pablo, quien tuvo que desarrollar una argumentación teológica que justificara semejante práctica. Por algún motivo desconocido para nosotros, Pedro estaba viviendo en Antioquía en la época en que se produjo el conflicto. Al principio, Pedro compartía la mesa con hermanos y hermanas que venían de grupos no judíos, pero después de la llegada de algunos enviados de parte de Santiago —quien, al parecer, se había convertido en jefe único de la iglesia de Jerusalén— comenzó a apartarse. Pablo interpretó el comportamiento de Pedro como un acto de hipocresía, lo cual explica su fuerte reacción de reprimenda contra él. Sin duda, no se trataba de un detalle insignificante, pues incluso gente de la autoridad de Bernabé había seguido el ejemplo de Pedro. En efecto, la actitud en cuestión representaba una negación práctica del mensaje de Pablo, quien proclamaba que en Cristo se habían derrumbado todas las barreras que separaban a los seres humanos (cf. Gl 3.28). No compartir la mesa significaba no compartir la cena del Señor, y, por tanto, negar la realidad de la iglesia como cuerpo de Cristo (cf. 1 Co 10.17). Este razonamiento explica la seriedad con que Pablo abordó el asunto y la intensidad de su argumentación. En los versículos 15-21 se expone lo que se puede considerar como la enseñanza central de Pablo. El apóstol desarrolla su argumento a partir
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del establecimiento y el desarrollo de contrastes, una de las características principales de su estilo: el pecado (como estado de enemistad con Dios) es contrastado con la “justificación” (estado que supone estar a cuentas con Dios); como consecuencia de lo anterior, la muerte es contrastada con la vida, y se expone la fe como medio para que los seres humanos sean declarados justos por Dios. En los versículos 15-17 predomina el plural “nosotros”, como si Pablo todavía estuviera discutiendo con Pedro y quisiera subrayar los acuerdos alcanzados por los líderes en el encuentro de Jerusalén. Recién a partir del versículo 18 Pablo empieza a usar el “yo”, pues ahí argumenta a partir de su propia experiencia. Según parece, Pablo quiere dejar en claro que su teología no es sólo un discurso teórico sino una reflexión que se basa en una experiencia fundamental con Dios. Por esta razón, se percibe un cambio en la forma de expresarse. En los primeros versículos, Pablo usa una terminología demasiado jurídica, en tanto que ahora pasa a otro lenguaje que podría calificarse de “místico”, dado que expresa sus experiencias más profundas, como su “estar crucificado con Cristo” (cf. v. 20). Este pasaje recoge lo que para la mayoría de los estudiosos de Pablo es el núcleo de Gálatas y el corazón de la teología paulina. En efecto, Pablo dice que la declaración de las personas como justas no se deriva del cumplimiento de los mandamientos de la ley, sino que se origina en la fe de Jesucristo. Sin embargo, esta tesis rompe con las convicciones judías fundamentales y representa para el judaísmo ortodoxo una defección incomprensible y un escándalo. Para los judíos del tiempo de Pablo, la ley demostraba la relación especial de Israel con Dios: Dios los había escogido como su pueblo y había establecido con ellos una alianza. Ser justo significaba para ellos vivir en el marco de la alianza, cumpliendo los mandamientos de la ley. Para ningún judío era fácil ver modificada una convicción tan sagrada. En ocasiones, la forma de argumentar de Pablo parece enredada para lectores y lectoras de la actualidad. Hay que tomar en consideración que Pablo se sirve de recursos propios de la retórica de su tiempo, que ahora pueden parecemos extraños. Uno de los recursos más usuales es la diatriba, que tiene como base principalmente los diálogos ficticios que buscaban demostrar la invalidez de los argumentos de los oponentes. Según parece, Pablo cita en este pasaje frases breves de los maestros opositores y luego presenta la refutación correspondiente. A veces incluye breves eslóganes, de los que es difícil saber si son creaciones propias o
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citas de otros. En el versículo 21, Pablo asegura que él no está rechazando la gracia de Dios al rechazar la ley como camino para ubicar al ser humano en la correcta relación con Dios. Su argumento es que si la ley pudiera realizar dicha obra, entonces la muerte de Cristo habría sido en vano. Por tanto, según Pablo, quienes en realidad rechazan la gracia de Dios son aquellos que quieren seguir aferrados a la ley y por esa causa no pueden beneficiarse de la obra salvadora de Cristo. Entendido de esta manera, el versículo 21 sirve como sumario de la discusión paulina de todo el capítulo 2, a la vez que constituye un buen enlace e introducción para los próximos dos capítulos. TÍTULO: Todas las versiones ponen a esta sección títulos que se refieren al conflicto entre Pablo y Pedro, aunque usando diferentes verbos: «Pablo se opone a Pedro» (NVI), «Pablo se enfrenta con Pedro» (BP), «Pablo corrige a Pedro» (TLA), «El conflicto con Pedro» (BL). Algunas versiones ubican el conflicto en Antioquía: «Enfrentamiento con Pedro en Antioquía» (BA), «Pedro y Pablo en Antioquía» (BJ). La propuesta más precisa nos parece la de RV95: «Pablo reprende a Pedro en Antioquía». Nuestra propuesta tiene la ventaja de incluir los dos aspectos principales del pasaje: “Pablo reprende a Pedro y expone su enseñanza en Antioquía”.
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
11
Pero cuando Pedro 11 Cuando Pedro vino a la ciudad de vino a Antioquía, le resistí Antioquía, me enfrenté a él y le dije que no cara a cara, porque era de estaba bien lo que hacía. condenar. 12
Pues antes que 12 Pues antes de que llegaran los judíos viniesen algunos de parte de que Santiago envió, Pedro comía con los Jacobo, comía con los cristianos que no son judíos; pero, en gentiles; pero después que cuanto llegaron los judíos, dejó de hacerlo, vinieron, se retraía y se porque les tenía miedo.
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apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. 13
Y en su simulación participaban también los 13 Pedro y los judíos disimularon muy otros judíos, de tal manera bien sus verdaderos sentimientos, y hasta que aun Bernabé fue el mismo Bernabé les creyó. también arrastrado por la hipocresía de ellos. 14
Pero cuando vi que no 14 ¡Esa conducta iba en contra del andaban rectamente verdadero mensaje de la buena noticia! Por conforme a la verdad del eso, hablé con Pedro delante de todos los evangelio, dije a Pedro miembros de la iglesia de Antioquía, y le delante de todos: Si tú, dije: «Tú, que eres judío, has estado siendo judío, vives como los viviendo como si no lo fueras. ¿Por qué, gentiles y no como judío, entonces, quieres obligar a los que no son ¿por qué obligas a los judíos a vivir como si lo fueran?» gentiles a judaizar? Esta sección está directamente conectada con la anterior, pues continúa la narración del encuentro de Antioquía. Varias versiones, sin embargo, le otorgan un título propio y señalan así el énfasis específico del pasaje, lo cual ayuda a captar la atención del lector sobre una importante controversia. 2.11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía indica con claridad que se trata de una ocasión diferente de la del encuentro de Jerusalén. BL lo deja muy claro: «Cuando más tarde vino […]». Algunas versiones agregan lo que el texto original no contiene: «La ciudad de Antioquía» (TLA, DHH96). Debe mantenerse el nombre “Cefas”, por las razones ya expuestas en 1.18 y 2.9. Pablo utiliza una expresión idiomática para referirse a su acción en relación con Pedro: “Hacia su cara lo resistí, pues en hecho de condenar estaba”. La idea es que se enfrentó abiertamente con Pedro para recriminarle una conducta que le parecía incorrecta: Le resistí cara a cara, «lo reprendí en su propia cara» (DHH96), «me enfrenté con él cara
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a cara» (BJ), «le hice frente» (BL), «me enfrenté con él abiertamente» (BP), “me opuse a él cara a cara” (Vidal: 85). Se trata de un choque directo y fuerte. La reprensión de Pablo es dura y acusatoria, y ese tono debe mantenerse en la traducción: Porque era de condenar, «porque lo que estaba haciendo era condenable» (DHH96), «porque era digno de reprensión» (BJ), «pues era censurable» (BP), «su comportamiento condenable» (NVI), «porque se había hecho culpable» (NBE), “porque estaba cometiendo un gran error”, “porque lo que hacía era totalmente reprobable”. 2.12 En este versículo, Pablo expone el motivo de su reprensión a Pedro. Algunas versiones dividen los versículos 11 y 12 sólo con una coma y mantienen así la fluidez de la narración. Otras prefieren acortar las oraciones, separándolas con un punto. Ambas opciones tienen sus ventajas y la elección dependerá de la preferencia del traductor, quien debe cuidarse de mantener la constancia en el uso de nombres y términos que ya han sido utilizados en pasajes anteriores. El texto griego dice, literalmente, “porque antes de venir algunos de parte de Jacobo”. No queda claro si este “algunos” se refiere a enviados oficiales o, simplemente, a partidarios de la posición religiosa del hermano del Señor. Esta falta de información se refleja en las opciones de traducción que presentan las diferentes versiones: Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, «pues antes de que llegaran los judíos que Santiago envió» (TLA), «pues antes que llegaran algunos del grupo de Santiago» (BJ), «antes de que vinieran algunos allegados de Santiago» (BL). La traducción literal comía con los gentiles no comunica con claridad la idea de Pablo. Pedro no come con personas no creyentes en Cristo, sino con hermanos y hermanas cristianos de la comunidad de Antioquía, quienes no eran judíos de nacimiento. La traducción «Pedro comía con los cristianos que no son judíos» (TLA) tampoco es favorable, pues, probablemente, que en el ambiente de las iglesias contemporáneas no se entiendan expresiones tales como “cristianos judíos” o “cristianos gentiles”. Consideramos mejor opción el uso discreto de la paráfrasis: “Cefas comía en compañía de hermanos y hermanas creyentes en Cristo de origen no judío”, “Cefas no ponía trabas en compartir los alimentos con hermanos y hermanas provenientes de pueblos diferentes del judío”.
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Es importante recordar que la palabra gentiles no designa a gente muy amable, sino a personas no judías. Algunas versiones cambian el orden de los elementos de la frase con el propósito de dar a ésta mayor claridad, de modo que informan primero sobre la comida comunitaria y luego hablan de la llegada de la gente cercana a Santiago: «Pues primero comía con los no judíos, hasta que llegaron algunas personas de parte de Santiago» (DHH96), «Pedro comía con los de origen pagano antes de que vinieran algunos de parte de Santiago» (BA). Para referirse a los hermanos recién llegados, todas las versiones siguen de cerca el original, con expresiones tales como «pero cuando aquéllos llegaron» (NVI) o “cuando esos llegaron” (Vidal: 85). Aunque sea redundante, puede quedar más claro si se repite el sujeto de la acción: “Pero en cuanto llegaron los enviados por Santiago”, “cuando se aparecieron los visitantes ligados a Santiago”. Los verbos de la parte final del versículo están en tiempo imperfecto, lo que indica que la acción que se narra tuvo cierta duración o que fue repetitiva: Se retraía y se apartaba, «empezó a retraerse y ponerse aparte» (NBE), “comenzó a retraerse y a separarse”. Los verbos de esta frase parecen sinónimos, pero no lo son, ya que comunican énfasis diferentes. El primero indica una actitud de “encerrarse en sí mismo”, en tanto que el segundo suele utilizarse para indicar el desplazamiento hacia un lugar para distanciarse de otro lugar. Pablo reprocha a Pedro el hecho de poner sus temores personales en primer lugar, abandonando así a una parte de la comunidad. En algunos idiomas, la frase suena mejor si se traduce en forma negativa: “no quiso seguir relacionándose con los que no eran judíos” o “rehusó seguir relacionándose con ellos”. Otra posible manera de hacer la traducción es la siguiente: “mantuvo una clara distancia entre él y los no judíos”. Pablo interpreta que la actitud de Pedro es motivada por el miedo que le producen los partidarios de Santiago, quienes exigen la circuncisión: Porque tenía miedo de los de la circuncisión. Aquí también es necesario recordar que “los de la circuncisión”, como lo expresa el texto griego, se refiere a los cristianos de origen judío. Una traducción literal no quedaría muy clara. Tampoco es convincente «los judíos» (TLA, BP), pues no ofrece manera de distinguir entre judíos creyentes en Cristo y judíos que no lo son. Tampoco resulta adecuado «los circuncisos» (BJ), pues es demasiado general y no hace referencia a la fe en Cristo que tienen en común ambos grupos. El argumento de Pablo, a pesar de lo
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subido del tono, no ofrece bases para una designación como «fanáticos de la circuncisión» (DHH96). Entre las buenas opciones, sugerimos: “Por temor a la reacción de los hermanos de origen judío” o “cuidándose de la reacción que podrían tener los hermanos que procuraban la circuncisión de todos los creyentes”. 2.13 Pablo también registra los efectos que causó la conducta de Pedro: Y en su simulación participaban también los otros judíos. El verbo usado aquí significa, literalmente, “unirse a la hipocresía con”. Se refiere a una manera de actuar inconsecuente con las convicciones, sólo para evitar una situación difícil. Se trata, por tanto, de una forma de conducta mentirosa. Es posible traducir, literalmente, “hipocresía”, si en el contexto de referencia del traductor es una palabra de uso común. Si resulta útil, se puede buscar apoyo en algunas de las alternativas que ofrecen las versiones: «Actitud de fingimiento» (BA), «ficción» (NBE), «disimulación» (BL). Algunas versiones agregan el nombre de Pedro, que no se repite en el original, con el propósito de dejar más claro que Pablo se refiere a él como causante de la situación general: «Pedro y los judíos disimularon muy bien sus verdaderos sentimientos» (TLA), «y los otros creyentes judíos consintieron también con Pedro en su hipocresía» (DHH96), “y entonces los demás judíos se unieron a Pedro en su hipocresía”. También se puede traducir: “Los demás creyentes de origen judío imitaron el comportamiento hipócrita de Pedro”, “y los otros hermanos que, al igual que Pedro, eran de origen judío siguieron su mal ejemplo de fingimiento”. El mal ejemplo se extendió tanto que hombres de la autoridad de Bernabé se hicieron cómplices de la hipocresía: De tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos, «hasta Bernabé se dejó llevar por ellos» (DHH96), «se dejó arrastrar a la simulación» (BP), “se dejó arrastrar por esa conducta hipócrita” o “hasta el mismo Bernabé se sintió obligado a hacer lo mismo”. 2.14 Al traducir este largo versículo es importante tener muy claro, nuevamente, que no se trata de “judíos” y “paganos”, aunque el texto use estas designaciones. Todos los involucrados son cristianos, unos de origen judío y otros no. La expresión literal “andar por el camino derecho” contiene un verbo
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griego que aparece sólo aquí en el Nuevo Testamento y que significa “hacer un camino derecho”, referencia en sentido figurado a la propia conducta o actitud. La “verdad del evangelio” (cf. 2.5) se refiere al mensaje de la buena noticia de salvación por medio de la fe en Cristo, sin la obligación del cumplimiento de la ley. Para Pablo, lo que él predica es idéntico a “la verdad del evangelio”, por lo cual concibe cualquier conducta que no corresponda con su enseñanza como una falsificación de la buena noticia. Esto explica la rigidez de su actitud: Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio. En muchas regiones de América Latina hay expresiones muy cercanas a la del texto griego para comunicar una forma de vida o actitud correcta. También las versiones presentan varias opciones buenas: «No procedían rectamente» (BP), «no procedían con rectitud» (BJ), «no andaban derecho» (BL), «no andaban a derechas» (NBE), “no se comportaban rectamente” (Vidal: 87). Resulta interesante el énfasis que pone TLA: «¡Esa conducta iba en contra del verdadero mensaje de la buena noticia!». Otra posible manera de traducir la expresión es la siguiente: “No se comportaban como debían de hacerlo”. Quienes no se conducían de acuerdo con lo esperado eran todos, pero Pablo se dirigió directamente a Pedro porque consideró que él era el iniciador del mal ejemplo: Dije a Pedro delante de todos. Aquí la designación del texto original es “Cefas”, la cual recomendamos seguir en la traducción. Varias versiones prefieren hacer explícito el adjetivo “todos”: «Delante de todos los miembros de la iglesia de Antioquía» (TLA), «delante de toda la comunidad» (DHH96). Se trata de que todos escuchen una reprensión que se dirige a Pedro, pero que alude a todos por igual: “Me dirigí a Pedro para pedir cuentas por la actitud falsa en la que todos habían caído”. La parte final del versículo es discurso indirecto, pues Pablo refiere lo que recriminó a Pedro en un tiempo pasado: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? RV95 y otras versiones colocan esta frase entre comillas para indicar su carácter de cita. Es importante recordar que aquí no se trata simplemente de “judíos” y “gentiles”, aunque el texto use tales designaciones. Todos los participantes son cristianos, unos de origen judío y otros no. Casi todas las versiones se mantienen cerca del texto original en el vocabulario. BL ofrece una opción interesante que evita términos tales como “gentiles” o “paganos”: «“Si tú, que eres judío, aceptas vivir a la manera de los demás pueblos, dejando las costumbres de los judíos,
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¿por qué estás obligando a los que no son judíos a que adopten las maneras de vivir de los judíos?”» La palabra judaizar fue adquiriendo a lo largo de la historia una connotación negativa, especialmente durante la Edad Media, y fue una de las acusaciones de la Santa Inquisición más temidas de la época. En este versículo, Pablo la usa en el sentido neutro de vivir de acuerdo con la religión judía, especialmente siguiendo las normas y las costumbres de la mesa. El reproche de Pablo consiste en que considera a Pedro inconsecuente por adquirir usanzas de los pueblos no judíos al mismo tiempo que exige a los mismos no judíos adoptar costumbres judías. Se puede traducir judaizar como «practicar el judaísmo» (NVI), «que adopten las maneras de vivir de los judíos» (BL), «comportarse como judíos» (BA), “adoptar el modo de vida judío” (Vidal: 87). RV60
TLA
15 Todos nosotros somos judíos Nosotros, judíos de desde que nacimos, y no somos nacimiento, y no pecadores de pecadores como los que no son entre los gentiles, judíos. 15
16 Sabemos muy bien que Dios sabiendo que el hombre no es sólo acepta a los que confían en justificado por las obras de la ley, Jesucristo, y que nadie se salva sólo sino por la fe de Jesucristo, por obedecer la ley. Nosotros nosotros también hemos creído en mismos hemos confiado en Jesucristo, para ser justificados por Jesucristo, para que Dios nos acepte la fe de Cristo y no por las obras de por confiar en él. Porque Dios no la ley, por cuanto por las obras de aceptará a nadie sólo por obedecer la ley nadie será justificado. la ley. 16
2.15 Es difícil determinar si este versículo es parte de lo que Pablo le dijo a Pedro en el encuentro de Antioquía o es un discurso que se dirige nuevamente a los creyentes de Galacia. A partir del texto griego, ambas alternativas son posibles. Considerando la lógica del discurso, nos inclinamos por la primera alternativa, pues el “nosotros” difícilmente podría incluir a muchos de los creyentes gálatas, quienes, con seguridad,
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eran de origen no judío. El texto griego dice “nosotros somos judíos por naturaleza”, lo que en realidad significa “por nacimiento”, como traducen varias versiones: Nosotros, judíos de nacimiento, «todos nosotros somos judíos desde que nacimos» (TLA), «de nacimiento» (DHH96), “de origen” (Vidal: 87). Más preciso aún es “nosotros hemos sido judíos toda la vida”, “nosotros nacimos judíos, ése es nuestro origen” o “nuestros padres fueron judíos”. La segunda parte de la oración, y no pecadores de entre los gentiles, señala una fuerte oposición. Literalmente dice: “Y no somos de entre los pueblos pecadores”. Designar a los demás pueblos como pecadores era parte del vocabulario religioso del judaísmo, y aquí Pablo, probablemente, está citando un eslogan conocido. En este versículo, pecadores no se refiere a personas que han cometido actos inmorales o pecaminosos, sino que designa a los pueblos que no conocían la ley judía y que, por tanto, no podían vivir de acuerdo con sus preceptos. La traducción puede mantener el contraste sin necesidad de recurrir a expresiones excesivamente peyorativas. Algunos buenos ejemplos son los siguientes: «Y no somos pecadores como los que no son judíos» (TLA), «no somos de esos pueblos pecadores» (BL). Se puede señalar también cierto distanciamiento del apóstol respecto del contenido de la cita: “Y no de los así llamados ‘gentiles pecadores’”, “y no de esos a los que los judíos se refieren como ‘gente pecadora’”. 2.16 En este versículo aparece un tema fundamental de la teología paulina. Tanto la forma de traducir el versículo como su interpretación son controvertidos. El traductor o traductora debe cuidarse de que la propia tradición eclesiástica no determine su propuesta de traducción. La idea central de este versículo es que el hecho de ser puesto en la correcta relación con Dios (“ser justificado”), incluso en el caso de los judíos, no se logra mediante el cumplimiento de lo que la ley prescribe, sino sólo por poner la fe en Jesucristo. Varias versiones traducen este versículo junto con el versículo 15, como una sola oración larga, lo cual, en efecto, es posible por la estructura gramatical del texto griego. Otras versiones prefieren iniciar una frase nueva para evitar una oración demasiado larga y difícil de traducir. Esta segunda opción nos parece más conveniente. La traducción literal del original es como sigue: “Y sabiendo que no es justificado un hombre por
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obras de ley, sino sólo mediante la fe de Cristo Jesús”. El verbo “justificar” está en voz pasiva (es justificado), lo cual implica que el sujeto de la acción es Dios. En la teología de Pablo, “justificar” significa “ser puesto en la correcta relación con Dios”. Se refiere a una acción de Dios en la que éste no toma en cuenta una falla humana, reivindicando así a la persona como justa. Algunas versiones traducen, literalmente, «justificado» (RV95, BJ) o usan la forma nominal «justificación» (también BJ). La mayoría intenta hacer más claro el sentido traduciendo en forma dinámica: «Es reconocido como justo» (DHH96), «llega a ser justo» (BL), «alcanza la justicia» (BP), «es rehabilitado» (NBE), “se hace fiel a Dios” (Vidal: 89). No se debe traducir el hombre, literalmente, sino de una manera más general e incluyente como “persona” o “ser humano”, para que quede claro que la justificación es también para las mujeres. Respecto a la expresión obras de la ley, el texto original dice “obras de ley”, expresión que para Pablo significa “hacer lo que la ley exige” en referencia a algunos mandamientos y regulaciones de la ley judía cuya intención era ganar la aprobación de Dios. Las versiones generalmente enfatizan el sentido de exigencia presente en el cumplimiento: «Obedecer la ley» (TLA), «cumplir la ley» (DHH96), “obras que demanda la ley”. Varios especialistas contemporáneos proponen traducir el genitivo original de manera literal como “obras de ley”, no con un sentido negativo, sino neutral: “Actos que la ley requiere”, “acciones propias del pueblo judío”, “cumplir las instrucciones que la ley enseña”. También se discute el sentido de la frase sino por la fe de Jesucristo, pues el genitivo del original puede referirse tanto a la fe propia de Jesucristo como a la fe que los creyentes ponen en Jesucristo como salvador. Nosotros preferimos la segunda opción, pues está más de acuerdo con la lógica de la teología paulina. La mayoría de las versiones traducen en este sentido: «Gracias a la fe en Jesucristo» (DHH96), «mediante la fe en Jesucristo» (BA), «mediante la fe en Cristo Jesús» (BL), «por creer en Jesucristo» (BP). TLA ofrece una traducción que recoge muy bien el sentido del original: «Sabemos muy bien que Dios sólo acepta a los que confían en Jesucristo». Aún más explícito es “gracias a que Dios nos ha ayudado a creer en Jesucristo como salvador”, “sino porque creemos que Jesucristo nos pone a buenas cuentas con Dios”. La segunda parte del versículo expresa la consecuencia de la primera, por lo que en ambas partes deben utilizarse los mismos términos. Pablo
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está diciendo que “fe en Jesucristo” y “obras de ley” son dos caminos diferentes: el primero es válido, pero el segundo ya no lo es: «Por esto, también nosotros hemos creído en Jesucristo, para que Dios nos reconozca como justos, gracias a esa fe y no por cumplir la ley» (DHH96), «y nosotros hemos creído en Cristo Jesús para obtener la salvación por medio de esa fe en Cristo y no por el cumplimiento de la ley» (BA), “y por eso, también nosotros nos hicimos creyentes en Cristo Jesús, para convertirnos en fieles a Dios por medio de la fe en Cristo, y no por la observancia de la ley” (Vidal: 89). El giro “ninguna carne” del original es una expresión idiomática del hebreo que significa nadie, “ningún ser humano”, “ninguna persona”, “ningún mortal”. La frase final del versículo es una cita modificada, tomada de Salmos 143.2, señalada en algunas versiones con cursivas o entre comillas: «pues por cumplir la ley nadie alcanza la justicia» (BP), «pues por observar la Ley “no será rehabilitado ningún mortal”» (NBE). RV60
TLA
17 Nosotros queremos que Dios nos Y si buscando ser acepte por medio de Cristo. Pero si al justificados en Cristo, también hacer esto descubrimos que también nosotros somos hallados nosotros somos pecadores como la pecadores, ¿es por eso Cristo gente de otros países, ¿vamos a pensar ministro de pecado? En ninguna por eso que Cristo nos hizo pecar? manera. ¡Claro que no! 17
18 Si yo digo que la ley no sirve, Porque si las cosas que pero luego vuelvo a obedecerla, destruí, las mismas vuelvo a demuestro que estoy totalmente edificar, transgresor me hago. equivocado. 18
19 Para la ley estoy muerto, y lo Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir estoy por causa de la ley misma. Sin embargo, ¡ahora vivo para Dios! para Dios. 19
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20 Con Cristo estoy En realidad, también yo he juntamente crucificado, y ya no muerto en la cruz, junto con Jesucristo. vivo yo, mas vive Cristo en mí; Y ya no soy yo el que vive, sino que es y lo que ahora vivo en la carne, Jesucristo el que vive en mí. Y ahora lo vivo en la fe del Hijo de Dios, vivo gracias a mi confianza en el Hijo el cual me amó y se entregó a sí de Dios, porque él me amó y quiso mismo por mí. morir para salvarme.
21
21 No desecho la gracia de No rechazo el amor de Dios. Dios; pues si por la ley fuese la Porque si él nos aceptara sólo porque justicia, entonces por demás obedecemos la ley, entonces de nada murió Cristo. serviría que Cristo haya muerto.
2.17 Este versículo presenta ciertas dificultades de traducción, pues el texto original tiene una estructura y una lógica complejas. Según parece, Pablo estaría respondiendo a una crítica de sus oponentes, quienes le reprochan que su mensaje aleja a la gente del cumplimiento de la ley, convirtiéndola en pecadora. Si, en efecto, Jesucristo aleja de la ley, el ministerio de Pablo estaría al servicio del pecado, según la lógica del judaísmo. Las versiones mantienen el carácter de pregunta retórica del original, iniciando el argumento con la expresión ahora bien. Se puede recalcar que Pablo está respondiendo a un argumento de los oponentes: “Pero si como ustedes dicen […]”, “Pues bien, si fuera cierto el punto de vista de ustedes, de que […]”, “en referencia a lo que ustedes afirman […]”. Al traducir este planteamiento de los oponentes que Pablo incluye, hay que tener cuidado de utilizar la misma terminología usada en todo este segmento (p.ej., la forma de traducir “justificación”, “gentiles”, etc.). La traducción del original: “Servidor del pecado”, también requiere atención. Las versiones siguen la estructura del original, con una frase condicional y una pregunta consecuente: Si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? «Si al buscar en Cristo la salvación hemos resultado también nosotros pecadores, ¿será que Cristo está al servicio del pecado?» (BA). En este versículo Pablo trata de dejar muy claro que el acercarse a Cristo no significa en modo alguno entrar en el ámbito del pecado, a pesar de que la ley ya no se cumpla como anteriormente se hacía: “¿Así que
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ustedes opinan que el buscar ser puestos en buena relación con Dios por medio de Jesucristo, y no por cumplir la ley, significa que Cristo es un promotor del pecado?” La respuesta que Pablo mismo ofrece a su pregunta encierra un tono de absurdidad, como si se tratara de algo completamente imposible: En ninguna manera, «¡Claro que no!» (TLA), «¡De ninguna manera!» (RV95), «¡De ningún modo!» (BJ), «¡Ni pensarlo!» (NBE). 2.18 En este versículo Pablo explica desde su perspectiva la imposibilidad de la acusación que se le hace de alejar a la gente del cumplimiento de la ley: Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, trasgresor me hago. Las imágenes de “destruir” y “volver a edificar” son tomadas del ambiente de la construcción. El texto no especifica a qué se refiere Pablo con las cosas, pero es probable que indique algunos aspectos de la ley, tal vez relacionados con las costumbres alimenticias. En diversas ocasiones se acusó a Pablo de ser inconsecuente en su enseñanza. TLA evita la ambigüedad de las cosas y traduce: «Si yo digo que la ley no sirve, pero luego vuelvo a obedecerla […]». El texto original concluye la frase con la expresión “trasgresor a mí mismo me constituyo”. La idea es que uno mismo es consciente de que ha actuado en forma equivocada y queda públicamente desautorizado. Las versiones enfatizan alguno de los dos aspectos: Transgresor me hago, «demuestro que estoy totalmente equivocado» (TLA), «yo mismo soy el culpable» (DHH96), «a mí mismo me declaro transgresor» (BJ), «estoy mostrando que entonces fui culpable» (BA). Más claro aún: “Queda claro que he estado actuando con malicia”, “todo mundo pensará que no soy hombre de fiar”. 2.19 La dificultad principal para traducir este versículo consiste en que Pablo habla metafóricamente. Además, el texto griego es demasiado conciso y deja cierto margen de falta de certeza. Literalmente, el texto griego dice: “Porque por medio de la ley a la ley morí”. En este contexto, “morir para ley” puede indicar, por un lado, no estar ya más tiempo bajo el control de la ley, y por otro lado, haber sido ya condenado por ella. Algunas versiones dan a entender la primera alternativa: «Yo por la Ley morí para la Ley» (RV95), «Sin embargo, la misma ley me ha llevado a
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romper con la ley» (BA), “En efecto, yo, estando bajo la ley, muriendo me liberé de su dominio” (Vidal: 89). Otras versiones prefieren la segunda posibilidad: Yo por la Ley soy muerto para la Ley, «para la ley estoy muerto, y lo estoy por causa de la ley misma» (TLA), «porque por medio de la ley yo he muerto a la ley» (DHH96), «por mi parte, siguiendo la Ley, llegué a ser un muerto para la Ley» (BL). La idea de fondo es que Pablo ha renunciado a la ley como instrumento válido para poner a una persona en una correcta relación con Dios. Debe quedar claro que la expresión “yo morí” es lenguaje figurado. En algunos contextos es mejor traducir: “Estoy como si ya hubiera muerto”, “la ley ya no tiene validez para mí porque soy como un muerto para ella”, “decidí ya no tomar la ley como base; soy como un muerto para ella”. La expresión vivir para Dios significa vivir de acuerdo con la voluntad de Dios; aquí es prácticamente un sinónimo de ser justificado o de ser puesto en la relación correcta con Dios. Para Pablo, ya no es suficiente buscar ser puesto en una relación correcta con Dios por medio del cumplimiento de la ley. Ahora hay que vivir bajo el señorío de Dios. Casi todas las versiones traducen literalmente vivir para Dios. Las pocas excepciones son interesantes: «¡Ahora vivo para Dios!» (TLA), “para vivir ahora bajo el señorío de Dios” (Vidal: 89). Algunas versiones traducen la afirmación “yo he sido crucificado con Cristo” como parte del versículo 19 (DHH96, BJ), mientras que otras la ubican como inicio del versículo 20 (TLA, RV95). Se trata de una figura de lenguaje. Si se traduce de manera literal podría no ser del todo clara: «Con Cristo he sido crucificado» (DHH96). DHH96 conserva el tiempo perfecto pasivo del texto griego, que indica un acontecimiento puntual y definitivo, pero que tiene consecuencias en el presente. Algunas versiones dan prioridad a este efecto sobre el presente: Con Cristo estoy juntamente crucificado (como parte del v. 20), «he quedado crucificado con Cristo» (BP). Pablo expresa con esta imagen la idea de que la muerte de Cristo trajo el fin de la ley como camino de salvación (cf. Ro 7.4; 10.4; Col 2.14) y que el creyente en Cristo ahora es libre de la ley al participar simbólicamente en la muerte de Cristo (cf. Col 2.20; Gl 3.13). El bautismo es la forma de ritualizar esta muerte con Cristo. Para resaltar el carácter simbólico de esta muerte, se puede traducir como alegoría: “Es como si hubiera muerto con Cristo en la cruz”, “yo morí con Cristo, por decirlo así, cuando él fue crucificado”, “mi antigua forma de vivir murió junto con Cristo en la cruz”.
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2.20 Este versículo mantiene la unidad de pensamiento con el versículo anterior, por cual también se expresa con figuras de lenguaje de contenido simbólico: Y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí, «y ya no soy yo el que vive, sino que es Jesucristo el que vive en mí» (TLA). Vivir en la carne significa vivir corporalmente, de manera normal, es decir, la vida que se tiene antes de la resurrección. Las versiones traducen «la vida que ahora vivo en el cuerpo» (DHH96), «mi vida terrena» (BA), «en carne mortal» (BP), «mi vivir humano» (NBE), “esta vida mortal presente” (Vidal: 91). En algunas culturas podría entenderse mejor “mi vida cotidiana desde que soy creyente en Cristo”, “la forma en que vivo desde mi conversión, hasta que muera” o “mi manera de vivir en este mundo”. Hijo de Dios es uno de los títulos que utilizó el cristianismo de los orígenes para referirse a Jesucristo. La traducción debe evitar el uso del artículo indefinido, “un Hijo de Dios”, pues para la fe cristiana Jesucristo es el único Hijo de Dios. Pablo dice aquí que él debe su forma de vivir a la fuerza y la encomienda que recibió directamente de Jesucristo: Lo vivo en la fe del Hijo de Dios, «gracias a mi confianza en el Hijo de Dios» (TLA), «vivo creyendo en el Hijo de Dios» (BA), «vivo de fe en el Hijo de Dios» (BP), “la estoy viviendo desde la fe en el Hijo de Dios” (Vidal: 91). El énfasis debe ponerse en lo que significa la fe para la nueva forma de vivir: “Ahora vivo por la fuerza que me da la fe que tengo en Cristo, el Hijo de Dios”, “puedo vivir así porque he puesto toda mi confianza en el Hijo de Dios”. Pablo concluye con una expresión que parece un grito de triunfo y de júbilo: El cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. El original no menciona de manera explícita en qué consistió esta entrega, pero el contexto muestra claramente que se refiere a la vida de Cristo, entregada a la muerte en la cruz. Varias versiones optan por explicitar en qué consiste dicha “entrega”: «Que me amó y se entregó a la muerte por mí» (DHH96), «y quiso morir para salvarme» (TLA), “y dio su vida por mí”. Si en algún contexto resulta difícil de entender la idea de “entregarse a la muerte por alguien”, se puede utilizar una paráfrasis: “Cristo me amó tanto que dejó que lo mataran en la cruz para salvarme”. Las palabras por mí deben entenderse como “para mi beneficio”, “para ayudarme”. Pablo no piensa que Cristo se entregó sólo por él, sino que está utilizando una confesión de fe conocida en las primeras comunidades cristianas. En esta forma individualizada, la fuerza de la afirmación es más efectiva.
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2.21 Según parece, con la afirmación de este versículo Pablo está rebatiendo la acusación de sus oponentes de estar rechazando la gracia de Dios, por lo que afirma: No desecho la gracia de Dios. Algunos especialistas opinan que aquí la gracia de Dios se refiere a la ley misma como regalo de Dios para Israel. Por otro lado, es posible interpretar que dicha frase se refiere al regalo de Dios en Jesucristo, es decir, a la oferta de Dios de la nueva vida. El mérito de esta interpretación es que la misma corresponde mejor a todo el argumento que Pablo ha venido desarrollando, y también a lo que sigue inmediatamente. El verbo griego de esta frase tiene el sentido de “desechar”, “desligarse de algo o de alguien”, “no tomar en consideración”. Las versiones traducen como «no rechazo» (TLA), «sería como despreciar» (BL), «no tengo por inútil» (BJ), «no anulo» (BP), «no quiero hacer estéril» (BA). En algunos idiomas el concepto de gracia, en el sentido de “gracia de Dios”, puede expresarse como “amor sin medida”, “amor que no espera nada a cambio”. Es una expresión de sentido muy propio, para la cual no hay un equivalente exacto en español. Las versiones ofrecen buenas opciones: «El amor de Dios» (TLA), «la bondad de Dios» (DHH96), «el favor de Dios» (NBE), “don de la salvación de Dios” (Vidal: 91). Pablo aquí está afirmando que él no rechaza la gracia de Dios por el hecho de rechazar la ley como recurso de justificación. En efecto, según su argumento, si la ley pudiera asumir esa función, entonces Cristo habría muerto inútilmente: Pues si por la Ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo. Aquí, como en otras partes de la carta, la justicia se refiere a la “justificación” o a la situación de una persona que es puesta en la correcta relación con Dios, la «rehabilitación» (NBE). El uso del modo subjuntivo comunica bien la idea de distanciamiento respecto de una alternativa. Varias versiones lo utilizan, además de conservar la estructura condicional del original: «Si él nos aceptara sólo porque obedecemos la ley, entonces de nada serviría que Cristo haya muerto» (TLA), «si por la ley se obtuviera la justificación, entonces hubiese muerto Cristo en vano» (BJ), «si se obtuviera» (DHH96), «si […] se consiguiera» (NBE). El adjetivo griego utilizado aquí tiene el sentido de “gratis”, “de regalo”, pero también de “inútil”. Las versiones comunican bien este sentido: «De nada serviría que Cristo haya muerto» (TLA), «Cristo habría muerto inútilmente» (DHH96), «Cristo habría muerto en vano» (BA).
Reflexión bíblica y pastoral 90
Cartas a los Gálatas (Comentario para exégesis y traducción)
Lo que sucedió en Antioquía está narrado como contraste respecto de lo que había sucedido en Jerusalén. En efecto, el primer encuentro terminó en acuerdo, mientras que el segundo encuentro terminó con una reprimenda pública de Pablo a Pedro, aunque sería injusto evaluar la conducta de Pedro sólo a partir de la narración de Pablo, pues tal vez Pedro tendría argumentos que aducir que nosotros desconocemos. Hemos mencionado que los cristianos de origen judío tenían muchas reservas respecto de tener comunión plena con los cristianos de otro origen. Los judeocristianos no veían la necesidad de abandonar sus tradiciones sagradas por el hecho de creer que Jesús era el Mesías. Pablo mismo nunca planteó esta exigencia. En realidad, Pablo defendía que no se debía obligar a los cristianos de origen no judío a cumplir la ley de Moisés, especialmente la circuncisión, antes de considerárseles miembros del nuevo pueblo de Dios con todos sus privilegios. Esto fue lo acordado en la reunión de Jerusalén, pero, según Pablo, en Antioquía Pedro actuó de manera inconsecuente. El motivo del conflicto en Antioquía fue un cambio de actitud de Pedro. Al principio, Pedro no tenía reservas de comer en compañía de hermanos y hermanas de origen no judío, pero luego se replegó y dejó de hacerlo, al llegar algunas personas relacionadas con Santiago y la iglesia de Jerusalén. Lo más seguro es que esas personas pertenecían a un grupo muy conservador. Pablo interpretó la actitud de Pedro como miedosa e hipócrita, y por ese motivo lo llamó públicamente a rendir cuentas. Algo digno de considerar es la sabiduría con la que Pablo trató los diferentes asuntos de los cuáles se referido la Carta. La confrontación con Pedro, Pablo decidió hacerla en público, ya que en este caso se trataba de una situación que afectaba a toda la comunidad. En Jerusalén, en cambio, Pablo decidió exponer su enseñanza a los líderes “en privado”. Vemos, pues, que es preciso también ser prudentes en las comunidades cristianas de hoy para saber cuándo una situación se debe ventilar públicamente y cuándo es más recomendable limitar la participación. No debe perderse de vista que quien recibe la corrección es Pedro, uno de los líderes con mayor autoridad y prestigio de la joven iglesia. Esto nos enseña que no deben importar las jerarquías: si una persona está actuando de una manera que daña a la iglesia, es necesario señalarlo. En la iglesia se debe confrontar y censurar a cualquier pastor o dirigente espiritual que sea culpable de hipocresía o error. Pablo se refiere a los recién llegados como “los que pertenecían al grupo de la circuncisión” (2.12). Esto indica que se trata de cristianos
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provenientes del judaísmo, que creían que la señal de la circuncisión era aún necesaria. Los mismos también enseñaban que los judíos creyentes en Cristo no debían comer con aquellos creyentes en Cristo de origen no judío que no guardaban las costumbres judías y las restricciones alimenticias. Pedro, en efecto, sabía que Dios aceptaba sin parcialidad a todas las personas (cf. Hch 10.34-35), pero en esta circunstancia parece estar negando su propia convicción por temor a la crítica y a la posible pérdida de autoridad en la iglesia de Jerusalén. En pocas palabras, por temor al “qué dirán”. Sin embargo, es probable que aquello que Pablo califica como hipocresía fuera para Pedro simplemente una señal de cortesía hacia los hermanos recién llegados, quienes aún no estaban acostumbrados a los nuevos usos. Nuevamente, vemos lo importante que es tratar de entender los diversos puntos de vista antes de lanzar juicios definitivos. El hecho es que, al retirarse de la comunión de mesa con los creyentes que no eran de origen judío, Pedro estaba poniendo en riesgo la unidad de la única iglesia y generaba la impresión de que había dos cuerpos de Cristo, uno integrado por judíos, y el otro, por no judíos. Pablo consideró fundamental la defensa de la comunión, pues ésta era la principal señal de que Dios no hacía acepción de personas. Ahora Dios ya no declara a nadie “justo” sólo por pertenecer al pueblo judío, sino por aceptar en fe la obra de Cristo. Sin embargo, con frecuencia hay un largo trecho entre la teología y la práctica. Es fácil ver que el problema que se suscitó en Antioquía sigue siendo actual. En las iglesias a menudo se viven diversas formas de discriminación. La unidad en Cristo sigue siendo, en muchas ocasiones, sólo un eslogan religioso. En la vida cotidiana es muy frecuente ver divisiones de diverso género entre ricos y pobres o entre personas que se consideran más santas y espirituales, o más fieles a Dios que las demás. De igual manera, sigue habiendo gente que vive más preocupada por cumplir tradiciones y reglamentos, que por vivir su libertad cristiana de manera plena y responsable. En este pasaje, “vivir para Dios” y “ser crucificado con Cristo” se presentan como dos dimensiones complementarias que nos muestran la comprensión que tenía Pablo de la nueva vida. Vivir para Dios es, principalmente, vivir para el prójimo, dejando atrás las tendencias individualistas y egoístas que con frecuencia marcan la conducta humana. Para Pablo, convertirse en creyente en Cristo debe resultar en una
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manera diferente de vivir, caracterizada por la libertad bajo la guía del Espíritu. La persona declarada justa por la fe en Cristo reconoce la nueva vida que le ha llegado por el amor de Cristo como algo que se recibe en forma de regalo. La vida recibe una nueva orientación y sentido. Los que tienen fe en Cristo viven en íntima comunión con su Señor, en su muerte y en su resurrección. En efecto, quienes han sido crucificados con Cristo participan también con él de su vida resucitada.
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Cartas a los Gálatas (Comentario para exégesis y traducción)
Sección teológica y argumentativa (3.1–5.12) Las bendiciones de Dios se reciben por creer en Cristo y no por obedecer la ley (3.1–14) Capítulo 3 Análisis de discurso Los capítulos 3 y 4 pueden considerarse los más densos de toda la carta. En efecto, el argumento se vuelve más teológico. En el capítulo 3, especialmente, Pablo defiende la doctrina que sostiene que las personas llegan a ser aceptadas por Dios gracias a su fe en Cristo y no por cumplir algún mandamiento o requisito legal. En su exposición, Pablo usa mucho, y de forma extensa, el Antiguo Testamento, ya que se refiere principalmente a oponentes que arguyen muy bien desde las Escrituras. El apóstol quiere demostrar que los verdaderos descendientes de Abraham son aquellos que ponen su fe en Cristo como mediador de la salvación. Por este motivo la figura de Abraham es tan importante en su argumentación. Pablo relee las Escrituras a partir de Cristo para rebatir a sus oponentes y demostrar que los verdaderos descendientes de Abraham son aquellos que tienen fe en Cristo, aunque no se sometan al rito de la circuncisión. Pablo inicia su argumentación recordando a los gálatas las circunstancias en que él realizó su evangelización (vv. 1-5). Antes de incurrir en un debate sobre textos bíblicos, Pablo alude a las experiencias espirituales de los gálatas y así realiza un llamado al discernimiento. En efecto, dichas experiencias podían considerarse como una constatación viva de la presencia del Espíritu de Dios, el cual ellos habían recibido por haber puesto su fe en Cristo y no por intentar cumplir con la ley. Pablo considera una torpeza la intención y el deseo de los gálatas de volver a unas pobres prácticas rituales después de haber gozado de los dones del Espíritu. Mediante este recurso a la experiencia, Pablo quiere disponer a sus lectores a abrirse y a escuchar sus pruebas bíblicas. Una vez estimulada la memoria de sus conversos, Pablo los estimula a ejercitar la reflexión. Con ese propósito, plantea varias preguntas retóricas que intentan conducir a los gálatas al reconocimiento de su error, pero a
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partir de su propia lógica. Vemos, entonces, que Pablo recurre hábilmente tanto a las emociones, enraizadas en la memoria, como también a la inteligencia de los destinatarios de la carta con el fin de hacerlos cambiar de actitud. En los versículos 6-9 Pablo plantea su pensamiento central: que Abraham fue declarado justo por Dios porque confió en la promesa de Dios; por tanto, los verdaderos descendientes de Abraham son aquellos que también ahora son declarados justos por Dios por poner su confianza en Cristo. Según Pablo, la venida de Cristo y la incorporación de los no judíos al pueblo de Dios estaban ya previstas en la Escritura. Para expresar esta dimensión profética, Pablo usa diversos verbos en estos versículos: “Dijo” (v. 6), “previó” (v. 8), “anunció la buena noticia” (v. 8). La pregunta que todos, en conjunto, intentan responder, mediante el uso de la Escritura, es la siguiente: ¿quiénes son los verdaderos hijos de Abraham? Seguro que la interpretación que Pablo propone de la historia de Abraham es parcial. La misma se funda, especialmente, en el libro del Génesis, de donde el apóstol toma los temas que le interesan para su demostración, aunque interpreta dichos temas de manera diferente que los teólogos judíos contemporáneos. Para Pablo es importante mostrar que Abraham fue, esencialmente, un hombre que vivió dependiendo de la fe. De toda la historia de Abraham, la primera palabra que recoge Pablo está sacada de Génesis 15.6: “Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia” (v. 6). La fe de Abraham se presenta como la actitud fundamental que permitió la concreción del pacto entre Dios y el patriarca (cf. Gn 15.9-21). Pablo, además, enfatiza que la declaración de Abraham como un hombre justo aconteció antes de que éste recibiera la circuncisión (cf. Ro 4.9-12). De ello Pablo concluye que la circuncisión es secundaria respecto a la fe, pues sólo viene después. Por esta razón, Abraham puede ser el padre de los circuncisos y de los incircuncisos, pues la condición que Dios toma en cuenta es que sean creyentes. El alcance universalista de esta afirmación lo encuentra Pablo también en el libro del Génesis: “En ti serán benditas todas las naciones”. Se trata de una cita compuesta que mezcla Génesis 12.3 y 18.18. Los maestros rivales eran teólogos habilidosos. Si Pablo quería convencer a los gálatas de su posición, tenía que argumentar desde las Escrituras, como seguramente hacían sus oponentes. En el arsenal de Pablo, presentado en los versículos 6-14, aparecen al menos seis citas o alusiones del Antiguo Testamento (Gn 15.6; 12.3; Dt 21.3; 27.26; Hab
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2.4; Lv 18.5). Para los lectores o lectoras modernos resulta algo difícil seguir la lógica del argumento. Es difícil captar de qué manera el apóstol va trabando las citas, pues esos textos, en su contexto original, decían algo diferente. Pablo utiliza los textos con una gran libertad, al punto que podría reprochársele que los manipula en favor de su causa. En realidad, este era un método común de la exégesis de su tiempo. Después de dejar claro que los cristianos son los verdaderos hijos de Abraham, Pablo vuelve su atención hacia la obra de Cristo en la cruz. Al ser colgado en el madero, Cristo cargó con una maldición (cf. Dt 21.23) y se hizo él mismo maldición. De esta manera, según Pablo, las personas creyentes en Cristo quedan libres de la maldición que la ley promulga y, consecuentemente, pueden participar en la bendición de Abraham. Según Pablo, en la crucifixión de Jesús se muestra abiertamente la inutilidad de la ley mosaica como camino de vida. Al maldecir al que es colgado en un madero, la ley maldice al Hijo de Dios mismo, lo que a todas luces resulta una afirmación escandalosa. Así, el camino queda libre para afirmar que la fe es lo que otorga a una persona su estatus de justa. Por esta razón, Pablo afirma el tema de la bendición, ligado al universalismo de la promesa: todas las naciones serán benditas en Abraham. El apóstol hace explícita esta bendición con la mención del Espíritu, al que presenta como objeto mismo de la promesa. Esto explica por qué Pablo les recuerda con energía a los gálatas que ellos ya han recibido el Espíritu, es decir, la concreción de la promesa y la confirmación de la filiación. TÍTULO: Es difícil encontrar un título que haga justicia a los varios temas importantes presentes en este pasaje. La mayoría de las versiones prefiere optar por un solo aspecto: «El Espíritu se recibe por la fe» (RV95), «La experiencia cristiana» (BJ), «Somos salvados por la fe» (BL), «Salvados por la fe y no por la ley» (BA), «La ley y la fe» (BP), «La fe o la observancia de la ley» (NVI). La propuesta de NBE nos parece más adecuada: «Dios rehabilita al hombre por la fe, no por la observancia de la ley», sólo que preferimos el uso del modo inclusivo de lenguaje. El siguiente título resulta adecuado: “Las bendiciones de Dios se reciben por creer en Cristo y no por obedecer la ley”.
Análisis textual y morfosintáctico
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RV60
TLA
1
¡Oh gálatas insensatos! 1 ¡Ay, gálatas, qué tontos son ¿quién os fascinó para no ustedes! ¡Hasta parece que estuvieran obedecer a la verdad, a vosotros embrujados! Yo mismo les di una ante cuyos ojos Jesucristo fue ya explicación clara de cómo murió presentado claramente entre Jesucristo en la cruz. vosotros como crucificado? 2
Sólo quiero que me digan una Esto sólo quiero saber de cosa: Cuando recibieron el Espíritu de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu Dios ¿fue por obedecer la ley, o por por las obras de la ley, o por el oír aceptar la buena noticia? ¡Claro que con fe? fue por aceptar la buena noticia! 2
3
Y si esto fue así, ¿por qué no quieren entender? Si para comenzar 3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo esta nueva vida necesitaron la ayuda comenzado por el Espíritu, ahora del Espíritu de Dios, ¿por qué ahora vais a acabar por la carne? quieren terminarla mediante sus propios esfuerzos? 4
4 ¿Tantas cosas habéis ¿Tantos sufrimientos, para padecido en vano? si es que nada? ¡Aunque no creo que no hayan realmente fue en vano. servido de nada!
5
Dios no les ha dado el Espíritu, Aquel, pues, que os ni ha hecho milagros entre ustedes, suministra el Espíritu, y hace sólo porque ustedes obedecen la ley. maravillas entre vosotros, ¿lo hace ¡No! Lo hace porque ustedes por las obras de la ley, o por el oír aceptaron el mensaje de la buena con fe? noticia. 5
3.1 Después de demostrar el origen divino de su mensaje y ministerio, Pablo alude directamente a las experiencias espirituales de los gálatas. El apóstol considera que dichas experiencias son pruebas irrefutables de la
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aprobación de su trabajo misionero por parte de Dios. Pablo dirige a los gálatas seis preguntas duras (vv. 1-5) para obligarlos a reflexionar sobre lo que están haciendo. Esta manera fuerte de dirigirse a ellos tiene la intención de hacerlos reaccionar. El sector se inicia con un apelativo chocante: ¡Oh gálatas insensatos! La palabra griega usada aquí tiene el sentido de “incapacidad de entender la realidad” o “no pensar con claridad”. Las versiones proponen las siguientes alternativas de traducción de este apelativo: «Tontos» (TLA), «duros para entender» (DHH96), «torpes» (BA), «estúpidos» (NBE), “necios” (Vidal: 91). Es recomendable mantener los signos de admiración para subrayar el carácter enfático de la expresión y el tono de asombro de Pablo. En el texto original, el resto del versículo es una sola pregunta larga, tal como fielmente la traduce una de nuestras versiones base: ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? La mayoría de las versiones reestructura la frase para que quede más clara. DHH96 la divide en una pregunta y una afirmación: «¿Quién los embrujó? En nuestra predicación hemos mostrado ante sus propios ojos a Jesucristo crucificado». Por su parte, BA opta por expresar la frase mediante dos preguntas: «¿Quién los ha seducido? ¿No les presenté claramente a Jesucristo clavado en una cruz?» TLA no recurre a las preguntas: «¡Hasta parece que estuvieran embrujados! Yo mismo les di una explicación clara de cómo murió Jesucristo en la cruz». El uso del verbo griego “embrujar” alude al ámbito de la magia, una práctica que no era extraña en Asia Menor en tiempos de Pablo. Particularmente temido era el “mal de ojo”, pues se consideraba que la mirada tenía poder de dañar, sobre todo cuando estaba cargada de celos o envidia. Pablo no cree en este poder, pero se refiere a él para hacer comprender a los gálatas lo absurdo e inexplicable del cambio que ellos están permitiendo. Respecto al verbo “embrujar”, las versiones ofrecen las siguientes alternativas, que aquí presentamos en infinitivo: “Seducir” (BA), “hechizar” (NVI), «hipnotizar» (BL), “fascinar” (BJ), “encantar” (Vidal: 91). La expresión comunica la idea de que el cambio de fidelidad de los gálatas sólo puede entenderse como una influencia de fuerzas negativas, con lo cual seguro Pablo está aludiendo a los misioneros rivales. Se puede traducir: “Están actuando tan tontament, que hasta parece que alguien los embrujó”. Si se entiende literalmente la frase final del versículo, puede haber problemas de traducción. Algunas versiones dan la impresión de que
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Jesucristo fue presentado visualmente a los gálatas, como un dibujo o una pintura, tal como lo sugiere el texto original: “Ante los ojos de ustedes Jesucristo fue presentado claramente como crucificado”. El verbo griego usado aquí puede significar “dibujar”, “presentar”, “escribir de antemano”, “describir”. En este contexto el verbo se refiere a la manera clara con que Pablo explicó a los gálatas la muerte de Cristo y su significado salvífico. Según Pablo, sus palabras fueron tan claras como un dibujo o una pintura ilustrativa. Algunas versiones comunican bien esta idea: «¿[…] ante quienes Jesucristo crucificado fue presentado tan claramente?» (NVI), «¿[…] se les presentó a Cristo Jesús crucificado, como si lo vieran?» (BL). En algunos contextos podría entenderse mejor como sigue: “A ustedes se les explicó lo que significa la muerte de Cristo en una cruz con tanta claridad, que parecía que estaban viendo todo con sus propios ojos”. 3.2 La segunda pregunta está introducida por un recurso retórico para llamar la atención: Esto solo quiero saber de vosotros. «Sólo quiero que me digan una cosa» (TLA). Se trata de enfatizar que la respuesta que se dé a la pregunta será fundamental para lo que sigue. En el texto griego figura un verbo que significa, principalmente, “aprender”, pero Pablo lo usa con el sentido de “averiguar” o “dejarse explicar”: «Sólo quiero que me respondan a esto» (NVI). Algunas versiones agregan la idea de “pregunta”, usando esa palabra en forma de verbo o de sustantivo, lo cual no aparece en el texto original, pero sí refleja bien el sentido de la frase: «Les preguntaré esto nada más» (BL), «Solo quiero que me contesten a esta pregunta» (DHH96). Se debe tomar en cuenta que en el texto bíblico hay varias preguntas seguidas, por lo que la opción de BL suena mejor. En el caso de usar la opción de DHH96 sería mejor usar el plural “estas preguntas”. La traducción de la pregunta planteada presenta detalles interesantes, pues contiene ideas que pueden ser extrañas en algunas culturas: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? Debe quedar claro que se trata del Espíritu de Dios, de acuerdo con la concepción que Pablo tiene del mismo, pues algunas culturas tienen otra comprensión, ya sea de un Espíritu o de diversos espíritus que actúan en relación con las personas y los pueblos. Por esta razón, es importante traducir, por lo menos, “Espíritu de Dios”, pues a pesar de que el posesivo no se encuentra en el original, expresa bien el pensamiento del
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autor. Una situación similar a esta se produce con la expresión obras de la ley, del original griego, que en la traducción debe recibir información adicional que deje claro que se trata de la “ley de Moisés”. A su vez, la expresión final de la pregunta, o por el oír con fe, debe complementarse con la información aclaratoria de que se trata del mensaje del evangelio y no de cualquier mensaje. Ninguna de las versiones en español expresa con toda claridad el sentido del original griego. Sugerimos traducir: “¿Les dio acaso Dios su Espíritu por cumplir los mandamientos de la ley de Moisés o por aceptar con fe el mensaje del evangelio que les prediqué?” También es posible transformar la pregunta en afirmación: “¡Ustedes recibieron el Espíritu en su vida gracias a la fe que pusieron en la buena noticia, y no por esforzarse en cumplir lo que exige la ley de Moisés!” 3.3 Este versículo presenta dos preguntas más de la dura serie de seis que Pablo plantea a los gálatas. La primera de ellas no presenta problemas de traducción: ¿Tan necios sois? Un detalle a cuidar es que la palabra que se use aquí coincida con la que se usó en 3.1, pues en el texto griego es la misma. La traducción de la segunda pregunta —¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? — presenta mayor dificultad, tanto en la transmisión del sentido como en la elección del vocabulario. La pregunta, literalmente, dice: “¿Habiendo comenzado por el Espíritu ahora por la carne son perfeccionados?” Para traducir con fidelidad, es preciso definir previamente a qué quiere decir Pablo con el vocablo carne. Puede referirse al “cuerpo” como alusión al rito de la circuncisión o al poder natural de los seres humanos, en contraste con el poder proveniente del Espíritu de Dios. La mayoría de las versiones mantienen la ambigüedad en la traducción, aunque permiten entender una referencia al esfuerzo humano: «Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos?» (NVI), «¿son tan torpes que, después de haber comenzado confiando en el Espíritu, terminan ahora confiando en sus propias fuerzas?» (BA). Vidal propone una traducción que interpreta carne como referida a la circuncisión: “[…] queréis ahora alcanzar la perfección por un rito en la carne?” (Vidal: 93). Nos parece oportuno traducir esta frase de tal manera que el concepto carne incluya la referencia a la circuncisión como parte del esfuerzo
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humano. El propósito es ser fieles al sentido del texto original, aunque para ello tengamos que ampliar un poco el vocabulario utilizado. También podría especificarse qué es lo que ha comenzado por el Espíritu. Una posible traducción es la siguiente: “Ustedes comenzaron una nueva forma de vivir por la fuerza del Espíritu de Dios, y ahora quieren agradar a Dios con su esfuerzo por cumplir la ley de Moisés, al punto de querer circuncidarse. ¡Eso es realmente muy torpe de parte de ustedes y nada espiritual!”. 3.4 La traducción de este versículo también depende de la forma en que se entienda el verbo griego principal. En el Nuevo Testamento, dicho verbo se usa generalmente con el sentido de “padecer” o “sufrir”, pero también puede significar “experimentar”, tanto en sentido negativo como positivo. Varias versiones lo entienden con el sentido de “sufrimiento”: ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? «¿Tantos sufrimientos, para nada?» (TLA). Otras versiones lo entienden en sentido positivo: «¿Tantas buenas experiencias para nada?» (DHH96), «¡Haber probado inútilmente favores tan grandes! ¡Ojalá no fueran inútilmente!» (BL), “¿fue inútil esa magnífica experiencia que tuvisteis?” (Vidal: 93). Otras versiones prefieren mantener el tono neutral y ambiguo de la expresión: «¿Habéis pasado en vano por tales experiencias?» (BJ), «¿Cosas tan grandes habéis experimentado en vano?» (BP). Luego de tomar en consideración el contexto de toda la carta y de intentar reconstruir la experiencia cristiana en Galacia, hemos llegado a la convicción de que lo más probable es que Pablo se esté refiriendo aquí a las experiencias positivas de los gálatas, en especial a la recepción del Espíritu Santo y a la consecuente experiencia de liberación. Por esta razón, proponemos las siguientes alternativas de traducción: “Ustedes han gozado de tantas lindas experiencias espirituales, ¿y ahora quieren echar todo por la borda?”, o “Ustedes han gozado de tantas lindas experiencias espirituales, ¿quieren ahora echar en saco roto el montón de experiencias transformadoras que han vivido desde que son cristianos?” La esperanza de Pablo de que los gálatas recapaciten queda expresada en su anotación: Si es que realmente fue en vano. El original griego comunica la idea de condicionalidad, además de usar una palabra que también significa “vacío” o “sin sentido”. Varias versiones reproducen bien este sentido: «¡Aunque no creo que no hayan servido de nada!» (TLA), «¡Imposible que hayan sido para nada!» (DHH96), «¡Pues bien
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en vano sería!» (BJ), “¡Si es así, realmente fue inútil!” (Vidal: 93). 3.5 Ahora Pablo confronta el actuar equivocado de los gálatas recurriendo a la experiencia del Espíritu, que para Pablo está en íntima relación con la aceptación del mensaje del evangelio. El inicio del versículo —Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros— debe comunicarse de manera más precisa. Es mejor sustituir Aquel por “Dios”, quien, sin duda, es el sujeto de la acción. También es mejor sustituir el verbo “suministrar” por alguno de uso más común en el hablar cotidiano, como “dar” (RV95), “repartir” (BL), “comunicar” (BA) u “otorgar” (BJ). El verbo que se traduce con el sentido de “hacer milagros” tiene en el griego connotaciones muy interesantes que bien pueden rescatarse en la traducción. Significa hacer eficiente algo, aportar la energía o la fuerza necesaria para transformar una situación. Los “milagros” o maravillas tienen en el original el sentido de “hechos poderosos”, “grandes obras”. Las versiones traducen también como «prodigios» (BA), “acciones poderosas” (Vidal: 93). La implicación es que los milagros fueron entendidos como manifestaciones o carismas del Espíritu. En la frase “Dios les da el Espíritu” Pablo usa un verbo en participio, en tiempo presente, para indicar que la experiencia de recibir el Espíritu no es solamente una experiencia pasada, sino presente, en progreso, incluso en el tiempo de la escritura de la carta. La frase podría traducirse como sigue: “Al estar Dios comunicándoles su Espíritu para que ustedes realicen acciones tan poderosas.” Luego de subrayar que los gálatas han experimentado un cambio radical en su vida, Pablo los confronta con otra pregunta: ¿Lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe? Aquí de nuevo hay que cuidarse de utilizar la misma traducción que en 3.2, ya que en el texto original la frase es la misma. Recordemos que Pablo aquí se refiere tanto al cumplimiento de los preceptos que exige la ley de Moisés como al hecho de creer en el mensaje del evangelio. En efecto, los gálatas oyeron a Pablo con fe cuando él les predicó al principio de su relación. Ahora el apóstol quiere que los gálatas lleguen a la conclusión de que la recepción del Espíritu se relaciona directamente con la fe depositada en el mensaje del evangelio. Para dar mayor fuerza a la expresión, algunas versiones transforman la
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pregunta en una afirmación enfática: «¡No! Lo hace porque ustedes aceptaron el mensaje de la buena noticia» (TLA), «no en virtud del cumplimiento de la ley, sino por aceptar el mensaje de la fe» (DHH96). Se podría recurrir a una paráfrasis que refleje fielmente el sentido del original: “Dios compartió el Espíritu Santo con ustedes para que pudieran experimentar cosas extraordinarias. Y esta generosa bendición la obtuvieron por poner su fe en el mensaje del evangelio que les prediqué y no por cumplir los mandamientos de la ley de Moisés”. RV60
TLA
6
Así Abraham creyó a 6 Dios aceptó a Abraham porque él Dios, y le fue contado por confió en Dios. justicia. 7
7 Sabed, por tanto, que Sepan, entonces, que los verdaderos los que son de fe, éstos son descendientes de Abraham son todos los hijos de Abraham. que confían en Dios.
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8 Y la Escritura, Desde mucho antes, la Biblia decía previendo que Dios había de que Dios también iba a aceptar a los que justificar por la fe a los no son judíos, siempre y cuando pusieran gentiles, dio de antemano la su confianza en Jesucristo. Por eso Dios le buena nueva a Abraham, dio a Abraham esta buena noticia: diciendo: En ti serán benditas «Gracias a ti, bendeciré a todas las todas las naciones. naciones.»
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9 De modo que los de la Así que Dios bendecirá, por medio fe son bendecidos con el de Abraham, a todos los que confían en él creyente Abraham. como Abraham lo hizo.
3.6 Se requiere ampliar un poco la información de este versículo para que la traducción quede clara. Nuestra versión de referencia traduce casi literalmente: Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Prácticamente cada palabra de esta frase requiere alguna explicación
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mínima para poder obtener una traducción adecuada. Pablo pone en relación la experiencia de los gálatas con la experiencia de Abraham, considerado en el judaísmo como el padre de la fe, algo que también ocurriría luego en el cristianismo y en el Islam. La figura de Abraham es muy importante en esta carta, pues en torno a él giran tanto los argumentos de Pablo como los de los misioneros rivales. En este versículo Pablo introduce a Abraham a manera de ejemplo, como bien lo revela la palabra más usada en el Nuevo Testamento como comparativo (“así como”, “de tal manera”). Así traducen fielmente varias versiones: «Ahí tienen el ejemplo de Abrahán» (BA), «Por ejemplo, Abrahán […]» (BP), «Así fue con Abraham» (NVI), “Eso mismo le sucedió a Abrahán:” (Vidal: 93). Se puede acentuar más el carácter de comparación: “Recuerden lo que aconteció con Abraham y aprendan de su ejemplo”, “el ejemplo de Abraham debe servirles a ustedes de enseñanza”. Para introducir el ejemplo de Abraham, Pablo recurre a una expresión de Génesis 15.6. En consecuencia, y con el fin de destacar el carácter de cita, varias versiones cambian el tipo de letra o ponen el texto correspondiente entre comillas: «Abraham se fió de Dios y se le apuntó a su haber» (BP), «creyó a Dios y se le tuvo en cuenta para obtener la salvación» (BA), «creyó en Dios y le fue reputado como justicia» (BJ), «Creyó a Dios, el que se lo tomó en cuenta para considerarlo justo» (BL), «“se fió de Dios y eso le valió la rehabilitación”» (NBE), “creyó a Dios, y eso se le contó como fidelidad a él” (Vidal: 93). La idea subyacente en todas estas traducciones es fiel al sentido del texto original. Una traducción más cercana a los contextos latinoamericanos podría ser: “El hecho de que Abraham creyera en la palabra de Dios fue tan importante, que Dios lo consideró por ello un hombre justo y bien encaminado a la salvación”. La cita, en realidad, no coincide con el TM, hecho que seguramente se debe a que Pablo está utilizando la versión griega del Antiguo Testamento (LXX), de uso común en las primeras comunidades cristianas. Para hacerle más claro al lector que Pablo hace una cita directa del AT, se puede seguir el ejemplo de la NTLH: «Recuerden lo que las Escrituras dicen acerca de Abraham.» 3.7 Según parece, los misioneros que se oponían a Pablo afirmaban que era necesario ser descendiente de Abraham para pertenecer al pueblo de Dios. Esa era la base para exigir la circuncisión a los que creían en Jesús
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como el Mesías y no eran de origen judío. Por esta razón, Pablo argumenta que se trata de una filiación de fe y no étnica: «Sabed, por tanto, que los que tienen fe, estos son hijos de Abraham» (RV95). La frase es breve, pero contiene ciertos detalles que deben considerarse obtener para una traducción correcta. En realidad, también los opositores de Pablo eran personas de fe, así como los judíos que no creyeron en Jesús como el Mesías sí creían en Dios. Pablo defiende la inclusión de los no judíos en el pueblo de Dios, pero no pone en cuestión que los judíos tengan ya ese privilegio. Por esta razón, deben buscarse traducciones que comuniquen esta visión incluyente: «Los verdaderos descendientes de Abraham son todos los que confían en Dios» (TLA), «los descendientes de Abraham son aquellos que viven por la fe» (NVI). El texto griego es muy enfático: comienza la oración con un imperativo, “sepan”, y con la partícula ara, que por lo general introduce conclusiones: “Así pues”, “por lo tanto”, “en consecuencia”. 3.8 En la frase que dice: Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, Pablo asigna una cualidad profética al Antiguo Testamento. La expresión la Escritura es la forma favorita de Pablo de referirse a las Sagradas Escrituras del judaísmo, en principio, lo que en la Biblia actual se conoce como Antiguo Testamento. En este versículo, Pablo está aludiendo a Génesis 12.3 y, como ocurre con casi todos los autores del Nuevo Testamento, lo hace basado en la traducción griega del Antiguo Testamento, la Septuaginta. Pablo no concibe aquí la Escritura como una entidad independiente de Dios, sino más bien como la expresión inmediata de la voluntad divina. En muchos idiomas es imposible personificar un pasaje de la Escritura al punto de decir “la Escritura predijo”. En tales casos se podría decir: “Se puede leer en la Escritura que Dios quería poner también a los no judíos en la correcta relación con él”. Es importante que la forma de traducir “gentiles” y “justificar” coincida con las opciones de traducción de estos términos que fueron ya utilizados en pasajes anteriores. Pablo pone en voz pasiva la cita del Antiguo Testamento: “Todas las naciones serán bendecidas”. El sujeto implícito es Dios, lo cual puede especificarse en la traducción: “Yo, Dios, bendeciré a todos los pueblos de la tierra por medio de ti”. Aquí es importante seguir la sugerencia de algunas versiones de destacar visualmente la frase para que quede claro
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que se trata de una cita: «Por medio de ti serán bendecidas todas las naciones» (BA), «“Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti”» (DHH96). Respecto a este versículo, TLA ofrece una variante de traducción ejemplar, tanto por su fidelidad al texto original como por su claridad de expresión y su elección de términos cotidianos: «Desde mucho antes, la Biblia decía que Dios también iba a aceptar a los que no son judíos, siempre y cuando pusieran su confianza en Jesucristo. Por eso Dios le dio a Abraham esta buena noticia: “Gracias a ti, bendeciré a todas las naciones”». 3.9 Este versículo debe ser expresado como la conclusión del argumento anterior, mediante giros tales como de modo que, «de manera que» (DHH96), «así pues» (BJ). Algunas versiones hacen más explícita la frase del texto original, que es muy concisa: «Así que Dios bendecirá, por medio de Abraham, a todos los que confían en él como Abraham lo hizo» (TLA), «de modo que los que toman el camino de la fe reciben la bendición junto con el creyente Abraham» (BL). El versículo puede ser aún más específico, si se deja claro que Pablo se refiere a los creyentes en Cristo y se señala la distancia temporal con Abraham. Una buena opción de traducción sería: “A partir de esto que la misma Biblia dice, deben ustedes tener muy claro que quienes reciben los grandes favores de Dios son las personas que han puesto su confianza en Cristo, de igual manera que en el pasado Abraham confió plenamente en Dios”. RV60
TLA
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Porque todos los que 10 dependen de las obras de la ley Pero corren un grave peligro están bajo maldición, pues escrito los que buscan agradar a Dios está: Maldito todo aquel que no obedeciendo la ley, porque la Biblia permaneciere en todas las cosas dice: «Maldito sea el que no escritas en el libro de la ley, para obedezca todo lo que la ley ordena.» hacerlas. 11 11
Y que por la ley ninguno se 106
Nadie puede agradar a Dios
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justifica para con Dios, es sólo obedeciendo la ley, pues la evidente, porque: El justo por la fe Biblia dice: «Los que Dios ha aceptado, y que confían en él, vivirá; vivirán para siempre.» 12
Pero para tener vida eterna por medio de la ley no haría falta confiar 12 y la ley no es de fe, sino que en Dios; sólo habría que obedecer la dice: El que hiciere estas cosas ley. Por eso dice la Biblia: «El que vivirá por ellas. obedece la ley se salvará por su obediencia.» 13 Pero Cristo prefirió recibir por Cristo nos redimió de la nosotros la maldición que cae sobre maldición de la ley, hecho por el que no obedece la ley. De ese nosotros maldición (porque está modo nos salvó. Porque la Biblia escrito: Maldito todo el que es dice: «Dios maldecirá a cualquiera colgado en un madero), que muera colgado de un madero.» 13
14 Por eso, la bendición que Dios para que en Cristo Jesús la prometió darle a Abraham es bendición de Abraham alcanzase a también para los que no son judíos. los gentiles, a fin de que por la fe Así que, si confiamos en Cristo, recibiésemos la promesa del recibiremos el Espíritu que Dios nos Espíritu. ha prometido. 14
3.10 Pablo continúa agregando argumentos en contra de sus oponentes, siempre a partir de las Escrituras. Los creyentes cristianos actuales no logramos hacernos una idea clara de lo fuerte de la afirmación de Pablo, que debió sonar muy ofensiva a los judíos de su tiempo (y seguro también a muchos de la actualidad). Para los judíos, el cumplimiento de la ley era una bendición y un privilegio. Por esta razón, es importante recordar que Pablo se está sirviendo de los recursos de la polémica religiosa, que nunca es objetiva. Una traducción literal diría: “Cuantos de las obras de la ley son, bajo maldición están”. La idea que Pablo expresa aquí es que las personas que buscan estar en una correcta relación con Dios por medio del
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cumplimiento de los preceptos de la ley de Moisés logran, precisamente, lo contrario: quedar bajo amenaza de maldición, y no de bendición. La frase literal, “los que son de las obras de la ley”, ha sido traducida por las versiones como los que dependen de las obras de la ley, «los que buscan agradar a Dios obedeciendo la ley» (TLA), «quienes ponen su confianza en la ley» (DHH96), «los que viven preocupados por el cumplimiento de la ley» (BA), «los que dependen del cumplimiento de la ley» (BP). La idea de fondo es que tales personas siguen aferradas a esa intención, como bien lo comunica el verbo griego, en tiempo presente, usado aquí, que significa “persistir”, “permanecer fiel”, “aferrarse a algo”. La frase están bajo maldición se puede traducir como “continúan bajo la amenaza de ser condenados”, para mantener la coherencia con el tiempo gramatical del inicio de la oración. Hay versiones que prefieren traducir “una maldición”, gramaticalmente posible debido a la ausencia del artículo determinado en el texto griego: «Pesa una maldición» (BL), «llevan encima una maldición» (NBE), “están bajo una maldición” (Vidal: 95). TLA prefiere dejar fuera la palabra “maldición” y sustituirla por «un grave peligro». Es mejor traducir “lo que dice la Escritura” (escrito está) mediante la frase “como se puede leer en la Biblia”. En los grupos de creyentes en Jesús, todos sabían que Pablo se refería a las sagradas Escrituras del judaísmo y no al Nuevo Testamento, que, por supuesto, aún no existía. A continuación, Pablo presenta una cita del Antiguo Testamento (Dt 27.26) para apuntalar su afirmación. De nuevo se trata, con toda probabilidad, de una cita registrada de memoria o tomada de la Septuaginta. Como ya señalamos, la mayoría de las versiones destacan las citas gráficamente: «“Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley”» (DHH96), «”Maldito el que no se atiene a todo lo escrito en el libro de la Ley y lo cumple”» (NBE). Debe quedar claro que la cita se refiere a un cumplimiento fiel y permanente. Pablo rechaza la idea de fondo de una intención fluctuante, que busca agradar a Dios a veces por el cumplimiento de los preceptos de la ley y a veces por la fe en Cristo, como parece estar ocurriendo con algunos hermanos en Galacia. 3.11 Con su argumentación, Pablo continúa ampliando el contraste entre los efectos de una vida de fe y los de una vida orientada hacia el cumplimiento de la ley: Y que por la ley ninguno se justifica para con
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Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá. En este versículo aparecen términos que ya han sido analizados, por lo que será necesario cuidar la constancia y la coherencia al traducirlos, como es el caso de “ley”, “justificar”, “vivir por fe”. Algunas versiones presentan alternativas interesantes para hacer más comprensible el sentido con que Pablo usa aquí la idea de procurar ser justificados por la ley: «Agradar a Dios sólo obedeciendo la ley» (TLA), «nadie es reconocido como justo en virtud de la ley» (DHH96), «por el camino de la Ley, nadie llega a ser justo a los ojos de Dios» (BL), «por la Ley nadie se rehabilita ante Dios» (NBE), “nadie se hace fiel a los ojos de Dios dentro del ámbito de la ley” (Vidal: 95). La expresión en voz pasiva “nadie es justificado por Dios” puede ser cambiada a la voz activa: “Dios no pone a nadie en una correcta relación consigo”. Para Pablo, esta conclusión es lógica, aunque a los lectores modernos de la Biblia nos pueda parecer poco clara. De cualquier manera, es importante reproducir la convicción del apóstol: “Es clarísimo lo que dice la Biblia al respecto”, “salta a la vista lo que dicen al respecto las sagradas Escrituras”. Nuevamente, Pablo utiliza una cita del Antiguo Testamento para fundamentar su punto de vista, aunque en esta ocasión no introduce la cita con alguna de sus fórmulas tradicionales, tales como “está escrito” o “dice la Escritura”. Se trata de Habacuc 2.4, un texto muy importante para las teologías de Pablo y, posteriormente, de Martín Lutero y la Reforma del siglo 16. Como es habitual, las versiones señalan el carácter de cita poniendo la frase entre comillas y/o cambiando la forma gráfica: «El justo por creer vivirá» (BP), «”vivirá el que se rehabilita por la fe”» (NBE), “el fiel a Dios tendrá vida por la fe” (Vidal: 95). Aunque Pablo considera este texto como profético y cree que la fe se refiere a la “fe en Cristo”, es mejor no traducirlo así, porque se estaría haciendo violencia tanto a la cita de Habacuc como a la misma citación paulina. Es importante que quede claro que “vivir” no se refiere al simple existir, sino a alcanzar una mejor calidad de vida. Se puede traducir “vivirá para siempre”, “vivirá en buena relación con Dios”, “estará con Dios siempre”. 3.12 Pablo continúa con otra afirmación muy dura a los oídos judíos, que en el original es “pero la ley no procede de la fe”. En cartas
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posteriores, Pablo suavizó la rudeza que utilizó en Gálatas, pero aquí una traducción fiel debe mantener la fuerza de la expresión del texto original, como bien hacen algunas versiones: La ley no es de fe, «pero la ley no se basa en la fe» (DHH96), «la ley no es fruto de la fe» (BA), «la Ley no da lugar a la fe» (BL), “la ley no pertenece al ámbito de la fe” (Vidal: 95). Nuevamente, TLA ofrece una traducción que consideramos ejemplar, a pesar de su carácter de paráfrasis: «Pero para tener vida eterna por medio de la ley no haría falta confiar en Dios; sólo habría que obedecer la ley». El argumento teológico de fondo es que la ley obliga al esfuerzo humano para su cumplimiento. Entonces este esfuerzo humano deja fuera de lugar la confianza en el poder y la gracia de Dios. Para Pablo, los ámbitos del “hacer humano” y del “dejar hacer a Dios” no son conciliables. Y para demostrar su argumento, nuevamente recurre a una cita bíblica (Dt 27.6), tal y como ha aprendido a hacer en su formación como teólogo: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas, «“el que cumpla la ley, vivirá por ella”» (DHH96), «El que cumple los mandamientos tendrá vida por medio de ellos» (BL). Se puede introducir la cita con mayor claridad para que se destaque más su función en el argumento de Pablo: “Lo que les digo se demuestra con esto que también dice la Escritura”. 3.13 Este versículo es introducido de manera muy abrupta en el texto griego, sin ningún conectivo. Sin embargo, por el contexto es claro que el mismo proporciona la respuesta al problema de la maldición de la ley planteado en los versículos precedentes (vv. 10-12). La idea que se introduce aquí puede ser muy extraña en algunas culturas y no comunicará mucho si se la traduce muy literalmente, como hace nuestra versión de referencia: Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición. El verbo que se traduce comúnmente como “redimir” significa, literalmente, “comprar”. La idea de fondo se inspiró en el pago de un precio por los esclavos, quienes de esta manera cambiaban de dueño o compraban su libertad. Las versiones prefieren utilizar verbos de uso más común en español: “Rescatar” (DHH96), “salvar” (TLA), “liberar” (BA). La maldición de la ley se refiere, como ocurre casi siempre en Pablo, a la ley de Moisés. La expresión literal hecho por nosotros maldición puede entenderse mejor como «prefirió recibir por nosotros la maldición» (TLA), «sometiéndose a la maldición» (BP), “convirtiéndose por
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nosotros en un maldito” (Vidal: 95). Debe quedar bien clara la idea de que Cristo asumió las consecuencias de quedar fuera de la ley, y lo hizo a favor de todas las personas, logrando así que éstas fueran salvadas y no condenadas. Se podría expresar así: “Cristo se echó encima el castigo de la ley para que nosotros no tuviéramos que pagar las consecuencias”, “Cristo sufrió el castigo que exige la ley y así nosotros quedamos libres”. Nuevamente, Pablo proporciona un texto de la Escritura como refuerzo de su argumentación y lo presenta con una forma típica de introducción de citas: Porque está escrito, «porque la Escritura dice» (DHH96), «porque la Biblia dice» (TLA). La cita que declara maldito todo el que es colgado en un madero proviene de Deuteronomio 21.23, y se refiere, en su contexto original, a la práctica de colgar en los árboles los cuerpos de los criminales y dejarlos ahí. Los judíos creían que esto contaminaba su tierra. No se justifica poner la cita entre paréntesis, lo cual, además, le quita fuerza expresiva. Es importante mantener regularmente el formato escogido para presentar las frecuentes citas que hace Pablo, ya sean las comillas, las letras cursivas o cualquier otro recurso gráfico: «Maldito el que cuelga de un leño» (BP). Este texto del Antiguo Testamento fue muy importante para Pablo, y para otros autores del Nuevo Testamento, en el momento de interpretar la muerte de Cristo en la cruz. 3.14 Este versículo contiene la conclusión del argumento que Pablo viene desarrollando. La estructura gramatical del texto griego es compleja, lo cual significa que habrá que reorganizar los elementos de la oración para intentar comunicar la idea en español. La idea teológica que se quiere comunicar es que la fe que Abraham depositó en la promesa que Dios le hizo es lo que abrió a los pueblos no judíos la oportunidad de convertirse en parte del pueblo de Dios. Sin embargo, esa pertenencia se logra por poner la fe Cristo, lo cual genera que Dios favorezca a los no judíos a través de otorgamiento del Espíritu. Según Pablo, la recepción del Espíritu hace de los gálatas personas libres. Por esa razón, el apóstol no entiende por qué ahora ellos quieren aferrarse al cumplimiento de la ley, algo que él ve como un retroceso a algo anterior, una caída en la esclavitud y, por tanto, un alejamiento de Cristo. Ver el comentario en 4.8 sobre la frase en otro tiempo. En el texto griego, este versículo está gramaticalmente unido al anterior, pero es mejor traducirlo como una oración independiente: «Por eso, la bendición que Dios prometió darle a Abraham es también para los que no
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son judíos» (TLA). También es posible traducir bendición como “favor” o “beneficio”. La expresión por la fe puede entenderse mejor como “por poner la confianza en Dios”, o “por creer en lo que Dios dice”. No es suficiente hablar del Espíritu; es necesario indicar claramente que se trata del “Espíritu de Dios” o el “Espíritu Santo”. De igual manera, la frase la promesa del Espíritu se entiende mejor si se la traduce como “el Espíritu prometido por Dios”, o “el Espíritu Santo, que Dios había dicho que enviaría”. La segunda parte de la frase está planteada en forma paralela respecto de la primera: la bendición de Dios para Abraham es equiparada a la donación del Espíritu por medio de Cristo. En ambos casos la fe es el elemento indispensable. A fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu, «y para que por medio de la fe recibamos todos el Espíritu que Dios ha prometido» (DHH96). BL capta muy bien el sentido del texto original, al expresar la segunda oración como una consecuencia de la primera: «Y es así como recibimos por la fe el Espíritu que fue prometido». Esta relación se puede expresar aún con mayor fuerza: “De modo que gracias a Cristo Jesús, los grandes favores prometidos a Abraham llegaron también a los no judíos, y así recibimos ahora el Espíritu Santo que Dios prometió, por poner nuestra confianza en él como hizo Abraham en el pasado”.
Reflexión bíblica y pastoral En el centro de la predicación paulina está el “Cristo crucificado”, quien, por medio de su entrega generosa, abre la posibilidad a todas las personas para participar de las bendiciones de Dios. Cristo crucificado no significa un Cristo derrotado, sino uno que enseña una dimensión diferente del poder, no fundada en el dominio sino en la autoentrega y la fidelidad a Dios. Bien podría Pablo haber enfatizado al Cristo resucitado y glorificado, pero eso hubiera significado desviar la atención hacia un aspecto que no era el principal en su concepción del Señor. El énfasis de Pablo en el Cristo crucificado es un buen correctivo para la imagen del Cristo milagrero que domina en algunas iglesias. Pablo es claro cuando declara que el Espíritu se recibe por escuchar con fe el mensaje del Evangelio, lo cual implica también abrir la vida a su influencia y dirección. El Espíritu Santo no se recibe por cumplir con regímenes religiosos o con formalismos institucionales. Con frecuencia,
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las instituciones religiosas aprisionan la libertad del Espíritu, especialmente cuando el cumplimiento de los estatutos preocupa más que la práctica del amor fraterno. Según el testimonio de Pablo, la presencia del Espíritu de Dios y los milagros fueron muy importantes en los orígenes de las comunidades cristianas de Galacia. Esta dimensión de la vida de las iglesias no debe perderse en ningún momento, a pesar de que corre un riesgo permanente como consecuencia de la secularización, que va en aumento. Pablo afirma de manera reiterada que para ser hijo o hija de Dios es suficiente la fe en Cristo. Sin embargo, no se trata de una fe superficial, sino de una que se afirma aun en el riesgo de la duda, como la fe Abraham, quien creyó en Dios cuando las circunstancias no infundían mucha esperanza. Y así como Abraham fue considerado justo por Dios sin ser judío (pues en su época ni siquiera existía el pueblo judío), sólo por poner su fe en la promesa de Dios, así también toda persona puede ser considerada justa por Dios, independientemente de sus méritos personales, del cumplimiento de la ley o de su pertenencia a un pueblo determinado. Dios exhorta a construir la vida a partir de la confianza depositada en su Palabra. Pablo consideraba la ley de Moisés como buena y santa, pero era consciente de que la misma podía convertirse en maldición si las personas se obsesionaban con su cumplimiento literal, olvidando su espíritu. En la actualidad podemos decir que la ley o las leyes se convierten en maldición cuando destruyen la vida en lugar de ayudar a cuidarla y promoverla. Cuando la ley, de cualquier tipo que sea, se convierte en un valor absoluto, al punto de exigir un cumplimiento ciego, llega a ser un instrumento de muerte. No obstante, según Pablo, gracias a Cristo podemos ser libres de la maldición de la ley y de las leyes y convertirnos en personas liberadas, herederas de la promesa de Abraham. ¡Podemos ser parte del pueblo de Dios, personas libres y dispuestas a vivir guiadas por el Espíritu de Dios!
La ley no anula la anterior promesa de Dios (3.15-22) Análisis de discurso En esta sección Pablo se concentra en demostrar que la promesa de Dios hecha a Abraham sigue siendo válida, a pesar de la posterior llegada de la ley. Pablo es claro cuando afirma que la promesa mantiene toda su
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vigencia y que ha llegado a su cumplimiento en Cristo. Pablo se ve obligado a responder a la acusación que le dirigen los maestros rivales de estar atentando contra el carácter sagrado de la ley. La respuesta de Pablo es de una gran dureza, tal vez porque él siente que la oposición contra su persona y enseñanza es, en Galacia, muy fuerte y efectiva. Según Pablo, la ley debería haber conducido al reconocimiento de Cristo como heredero de la promesa. Esa función ubica a la ley en la categoría de “pedagogo” (v. 24), lo cual le resta jerarquía, pero le reconoce aún una función positiva. No obstante, la experiencia misionera ha mostrado al apóstol que en realidad la ley se ha convertido en un obstáculo para que la gente llegue al conocimiento de Cristo. Por esta razón, el énfasis de su estrategia discursiva consiste ahora en intentar demostrar que la promesa es superior a la ley. Para demostrar su argumento, Pablo recurre a un ejemplo de la vida cotidiana, esto es, el de la validez de un contrato o acuerdo debidamente establecido. En los versículos 15-18, Pablo alega que la alianza de Dios con Abraham, al igual que un contrato entre personas, no puede ser alterada, cambiada o anulada posteriormente. En conclusión, tampoco la ley tiene la facultad de anular la promesa, dado que la ley fue dada cuatrocientos treinta años más tarde. Para Pablo, la promesa que Dios hizo a Abraham funciona como un testamento dirigido a la descendencia de este último, que es Cristo, según la exégesis paulina (vv. 15-16). Entonces, resulta claro que la promesa permanece válida a pesar de la llegada de la ley, la cual es buena en su intención, pero ineficaz para conducir la promesa a su cumplimiento. A la ley le toca esta condición de inferioridad por haber llegado más tarde, pero, además, por haber sido entregada por medio de ángeles, y no directamente por Dios, y por su incapacidad de dar vida. Pablo, entonces, no afirma que la ley no sirve para nada, pero sí deja claro que es muy inferior a la promesa y, por tanto, al evangelio que él predica. La creencia de que Cristo es la descendencia de Abraham formaba parte de la tradición que Pablo aprendió en Antioquía. Aquí el apóstol utiliza dicha tradición para demostrar que los verdaderos descendientes de Abraham son los que están ligados a Cristo y no a Moisés. Pablo quiere refutar la interpretación de los maestros rivales de que la descendencia de Abraham se adquiere por la pertenencia al pueblo de Israel, cuyos miembros portan la circuncisión como señal de la alianza. Por esa razón, Pablo contrapone el argumento de que la descendencia viene de Cristo, portador por excelencia de la descendencia. Por medio de Cristo, los
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creyentes se convierten en verdaderos descendientes de Abraham, y, por tanto, en receptores de la promesa. La promesa, entonces, es herencia y bendición para todos los pueblos de la tierra, y no un beneficio exclusivo para el pueblo judío. TÍTULO: El título «La ley y la promesa» (NVI, BP, BA) es demasiado general y no comunica mucho. Mejores opciones son «La ley no anula la promesa» (DHH96, BJ) y «La promesa no depende de la ley» (NBE), puesto que incluyen un factor valorativo. Nuestra propuesta señala, además, la anterioridad de la promesa respecto de la ley, un punto que es central en el argumento de Pablo: “La ley no anula la anterior promesa de Dios”.
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
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15 Hermanos, hablo en Hermanos míos, les voy a dar un términos humanos: Un pacto, ejemplo que cualquiera puede entender. aunque sea de hombre, una vez Cuando una persona hace un pacto con ratificado, nadie lo invalida, ni otra, y lo firma, nadie puede anularlo ni le añade. agregarle nada.
16
16 Ahora bien, a Abraham Ahora bien, las promesas que Dios fueron hechas las promesas, y a le hizo a Abraham eran para él y para su su simiente. No dice: Y a las descendiente. La Biblia no dice que las simientes, como si hablase de promesas eran para «sus muchos, sino como de uno: Y a descendientes», sino para «su tu simiente, la cual es Cristo. descendencia», la cual es Cristo.
17
Esto, pues, digo: El pacto 17 previamente ratificado por Dios Lo que quiero decir es esto: la para con Cristo, la ley que vino promesa de Dios no puede cambiarla, ni cuatrocientos treinta años dejarla sin valor, una ley que Dios dio después, no lo abroga, para cuatrocientos treinta años después. invalidar la promesa.
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18 Porque si la herencia es Porque si Dios diera lo que por la ley, ya no es por la prometió sólo a quien obedece la ley, promesa; pero Dios la concedió entonces ya no lo daría para cumplir su a Abraham mediante la promesa. Pero lo cierto es que, cuando promesa. Dios le aseguró a Abraham que le daría lo prometido, no le pidió nada a cambio.
3.15 El vocativo hermanos indica, claramente, que Pablo inicia una nueva argumentación. Es prudente recordar que el llamarse “hermanos” y “hermanas” era de uso común en las primeras comunidades cristianas, como en muchas de la actualidad. Puede usarse también la expresión “compañeros creyentes en Cristo” o “hermanos y hermanas”. La frase hablo en términos humanos indica, simplemente, que Pablo va a referirse a algo que es de conocimiento común entre sus lectores: «Les voy a hablar con un ejemplo tomado de la vida ordinaria» (BA), «emplearé un lenguaje corriente» (BP), «voy a ponerles ejemplo» (NVI), «les voy a dar un ejemplo que cualquiera puede entender» (TLA). Varias versiones traducen el término griego diatheke como “testamento”. En el Nuevo Testamento, con una o dos excepciones, se utiliza dicho término como un equivalente de la palabra hebrea traducida como “pacto”. En esta sección de la carta, Pablo no está pensando en la muerte de nadie, razón por la cual es mejor evitar “testamento” y ofrecer palabras más adecuadas como “pacto” o “alianza”, preferidas por varias versiones (BA, NVI, TLA). En algunas culturas se puede usar “acuerdo”, “arreglo” o “entendimiento”. El texto griego dice, literalmente: “Aunque de hombre, habiendo sido ratificado un pacto, nadie lo anula o le añade”. La idea de fondo es que los acuerdos escritos entre personas no pueden ser modificados una vez que ambas partes han expresado su conformidad por medio de la firma. El verbo “ratificar” incluye y relaciona las acciones de “acordar” y “firmar”, como bien comunican algunas versiones: «Cuando una persona hace un pacto con otra y lo firma» (TLA), «y lo respalda con su firma» (DHH96), «una vez que ha sido ratificado» (NVI). Es preciso comunicar la idea de que al acuerdo no se le puede quitar ni añadir nada: Nadie lo invalida, ni le añade, «nadie puede anular o modificar» (BA), «nadie puede anularlo ni agregarle nada» (TLA), «ni se le puede añadir una cláusula» (NBE). En un lenguaje más sencillo, podría
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decirse lo siguiente: “No puede llevar enmiendas ni tachones”, “nadie debe andar haciéndole arreglos”, “todo queda tal como se acordó, sin remiendos ni borrones”. Este ejemplo muestra a los gálatas que, en efecto, si los pactos entre las personas no pueden modificarse, mucho menos puede modificarse un pacto en el que Dios ha empeñado su palabra. 3.16 Este versículo requiere también algunas precisiones en la traducción y en la redacción. El adverbio de transición del griego debe indicar el carácter de consecuencia que tiene este versículo en relación con el versículo 15: Ahora bien […]. Se puede acentuar este énfasis: “Tomando en cuenta lo dicho anteriormente”, o “además de lo que acabo de decir, pongan atención a lo siguiente”. La idea que el anterior versículo presenta como “pacto” o “acuerdo” es concretizada ahora como “promesa”. Promesas está en plural en el texto griego, lo cual no debe llevar a entender que Abraham recibió muchas promesas diferentes. Pablo se refiere, probablemente, a las repetidas ocasiones en las que Dios le hizo a Abraham la misma promesa (cf. Gn 12.2s.; 13.14ss.; 15.1, 5, 18; 17.2ss.). En la traducción se puede dejar el plural promesas, como hacen casi todas las versiones, u optar por una variante en singular, como «lo que Dios prometió a Abraham» (BL), “la promesa que Dios en diversas circunstancias entregó a Abraham”, “lo que Dios prometió con frecuencia a Abraham”. La palabra traducida como “promesa” puede ser traducida también como “anuncio”, “afirmación” u “obsequio”, según el contexto. La palabra simiente es, tanto en hebreo como en griego, un singular con sentido de colectivo. Es mejor usar la palabra “descendencia”, más usual y preferida por casi todas las versiones. TLA individualiza el sentido y traduce «descendiente». La expresión y a su simiente es teológicamente complicada, pues antes de Isaac existía Ismael, el primogénito de Abraham y patriarca de otro gran pueblo. Lo cierto es que Pablo no está pensando aquí en alguno de los hijos biológicos de Abraham, sino en aquel que es heredero y cumplimiento mismo de la promesa, es decir, Cristo. Es preferible, entonces, traducir: “Y a uno de sus descendientes”. Al final del versículo aparece la expresión y a tu simiente, pero en este caso la referencia a Cristo es explícita. El texto original continúa sencillamente con no dice, sin especificar el
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sujeto de la oración. Varias versiones traducen literalmente, sin especificar el sujeto. Es posible entender que se refiere a “Dios” como sujeto tácito. Sin embargo, varias versiones y comentaristas entienden que se refiere a «la Escritura» (DHH96, BL, NVI) o «la Biblia» (TLA). Algunas versiones especifican la diferencia que Pablo está tratando de mostrar, cuya expresión en el texto griego es, literalmente: “no dice como acerca de muchos, sino como sobre uno”. Algunas versiones se esfuerzan por lograr claridad: «La Escritura no habla de “descendencias”, en plural, sino en singular; dice: “y a tu descendencia”» (DHH96), «La Escritura no dice: “y a los descendientes”, como refiriéndose a muchos, sino: “y a tu descendencia”, dando a entender uno solo» (NVI). La breve frase final hace específica la alusión a Cristo como el descendiente de Abraham y el heredero de la promesa: La cual es Cristo, «refiriéndose a uno solo, es decir, a Cristo» (BA). Más enfático es todavía: “Estas palabras se refieren a una sola persona, y esa persona es Cristo”. 3.17 Esto, pues, digo, es el anuncio de una especie de resumen de lo dicho desde el versículo 15. El ejemplo de la vida cotidiana que fue presentado es ahora aplicado al pacto o convenio entre Dios y Abraham. En algunos idiomas, la frase puede entenderse mejor como «lo que quiero decir es esto» (TLA), “lo que estoy tratando de explicar es lo siguiente”. Será preciso reestructurar en el idioma español la complicada formulación paulina del texto original, elaborada con oraciones subordinadas concatenadas. Algunas versiones logran una oración clara y fluida: «Un pacto debidamente confirmado por Dios no puede ser anulado por una ley dada cuatrocientos treinta años después, invalidando así la promesa» (BA), «la promesa de Dios no puede cambiarla ni dejarla sin valor una ley que Dios dio cuatrocientos treinta años después» (TLA). Los cuatrocientos treinta años se refieren en la Biblia hebrea al tiempo que permanecieron los hebreos en Egipto (cf. Ex 12.40s.). Otra forma de comunicar la misma idea es la siguiente: “El convenio que Dios hizo con Abraham está bien claro y en regla, por lo que la ley de Moisés, dada cuatrocientos treinta años más tarde, no puede ponerle ni quitarle nada; en realidad, eso echaría por tierra lo que Dios prometió a Abraham”. La promesa hecha a Abraham es válida para Cristo, a quien Pablo considera descendiente de Abraham. La promesa se cumple ahora por medio de Cristo en todos aquellos que tienen fe, judíos y no judíos
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por igual, y consiste en ser hijos e hijas de Dios y recibir el Espíritu Santo. 3.18 Este versículo expresa un contraste directo entre la ley y la promesa. Pablo afirma que si la bendición de Dios depende del cumplimiento de la ley, entonces ya no puede depender de la promesa que Dios le hizo a Abraham. O es la ley o es la promesa lo que trae la herencia, y ambas opciones se excluyen mutuamente. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa es una traducción fiel al texto original, pero puede no resultar suficientemente clara en español. Otras versiones mantienen la misma fidelidad y son más claras: «Pues si lo que Dios prometió darnos dependiera de la ley de Moisés, ya no sería una promesa» (DHH96), «si tenemos que observar una Ley para conseguir la herencia, ésta ya no tiene carácter de cosa prometida» (BL). Habría que especificar que “observar” o “guardar” la ley se refiere a cumplir los mandamientos de la misma. También sería mejor dejar claro que “herencia” se refiere aquí al hecho de que todos los que creen en Cristo son parte del pueblo de Dios por ser hechos descendientes de Abraham, y por esa razón “justificados” o “en correcta relación con Dios”. Se puede traducir en lenguaje cotidiano: “Una de dos: o recibimos lo que Dios nos prometió por cumplir lo que manda la ley o lo recibimos simplemente porque él lo prometió”. Una vez que Pablo ha planteado la disyuntiva en la primera parte del versículo, expresa con toda claridad lo que piensa, en la segunda parte: Pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. La palabra griega para “dar” es una forma verbal de la palabra “gracia”. Su énfasis es que lo que Dios da, lo da libremente, aun cuando se entiende que los receptores de su don no merecen sus favores. La fuerza del argumento es que la bendición de Dios fue dada a Abraham no por haber hecho algo para merecerla, sino sólo gracias a la promesa que Dios le hizo previamente. Tampoco los gálatas, entonces, tienen que hacer nada para recibir la promesa de Dios, pues se trata de un regalo. Este aspecto de gratuidad es bien captado y expresado por la mayoría de las versiones: «Pero el hecho es que Dios prometió a Abraham dárselo gratuitamente» (DHH96), «y a Abrahán se la regaló Dios en virtud de la promesa» (BP), «Dios le concedió la herencia gratuitamente por medio de una promesa» (BA), «pero lo cierto es que cuando Dios le aseguró a Abraham que le daría lo prometido, no le pidió nada a cambio» (TLA).
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RV60
TLA
19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Entonces, ¿para qué sirve Pues después de hacerle su promesa a la ley? Fue añadida a causa de Abraham, Dios nos dio la ley para las transgresiones, hasta que mostrarnos lo que estábamos haciendo viniese la simiente a quien fue mal. Pero esa ley serviría sólo hasta que hecha la promesa; y fue viniera el descendiente de Abraham, a ordenada por medio de ángeles quien Dios le hizo la promesa. Dios le en mano de un mediador. 20 Y el dio la ley a Moisés por medio de los mediador no lo es de uno solo; ángeles, para que él nos la diera a pero Dios es uno. nosotros. 19
20
Pero cuando Dios le hizo la a Abraham, no usó 20 Y el mediador no lo es de promesa uno solo; pero Dios es uno. mensajeros, sino que se la hizo personalmente. 21
¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En 21 ninguna manera; porque si la ley Esto no significa que la ley esté dada pudiera vivificar, la justicia en contra de las promesas de Dios. ¡De fuera verdaderamente por la ley. ninguna manera! Porque si la ley 22 Mas la Escritura lo encerró pudiera darnos vida eterna, entonces todo bajo pecado, para que la Dios nos hubiera aceptado por promesa que es por la fe en obedecerla. Jesucristo fuese dada a los creyentes. Mas la Escritura lo 22 La Biblia dice que el pecado nos encerró todo bajo pecado, para domina a todos, de modo que el regalo que la promesa que es por la fe que Dios prometió es para los que en Jesucristo fuese dada a los confían en Jesucristo. creyentes. 22
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3.19 La expresión del original “¿qué ahora la ley?” es una construcción elíptica que significa: “¿Para qué sirve la ley?”, o “¿qué pasa con la ley?”, o “¿qué significa entonces la ley?” La pregunta no se refiere a la naturaleza de la ley, sino a su propósito, función o significado. Varias versiones comunican bien el sentido de la pregunta retórica: Entonces, ¿para qué sirve la ley?, «¿para qué se dio la ley?» (BA), «¿cuál era el propósito de la ley?» (NVI), “¿Qué sentido tiene, entonces, la ley?” (Vidal: 97). En idiomas en los que es difícil expresar semejantes preguntas retóricas, se las puede formular como afirmación: “La ley tuvo un propósito”. Fue añadida a causa de las transgresiones es una afirmación muy dura de parte de Pablo. Conscientemente, Pablo niega el carácter sagrado de la ley y la presenta como una “añadidura” hecha a la promesa. Fue añadida intenta mostrar la posición de la ley respecto al pacto: es suplementaria y está subordinada al mismo. Esta oración quedaría más clara si se agregase a qué instancia fue añadida la ley: “La ley fue añadida a la promesa hecha a Abraham”. Debe evitarse traducir la palabra transgresiones como “pecados”, ya que Pablo distingue en sus escritos entre ambos conceptos. Algunas versiones aportan términos equivalentes: «se añadió para denunciar los delitos» (NBE), «para mostrarnos lo que estábamos haciendo mal» (TLA), «para poner de manifiesto la desobediencia de los hombres» (DHH96). Se podría también rescatar el sentido positivo de la ley: “La ley fue agregada a la promesa para ayudarnos a darnos cuenta de lo que estábamos haciendo mal”. Para Pablo, la ley tiene un carácter temporal, no eterno, como era la convicción de los maestros judíos. De modo que, por su finalidad, la ley es sólo un paréntesis. Según el apóstol, la validez de la ley terminaría con la llegada de Cristo, a quien hace alusión indirecta en estos textos como “simiente de Abraham” y “heredero de la promesa”. Algunas versiones insinúan el carácter especial de la simiente o “descendencia”, destacando gráficamente la palabra en la traducción: «Hasta que viniera esa “descendencia”» (DHH96). Se puede ir un paso adelante y hacer explícito lo que Pablo da por sabido: “La ley cumplió su propósito hasta la llegada de Cristo, el descendiente de Abraham al que se refería la promesa”. La frase final del versículo agrega un argumento para demostrar el valor inferior de la ley de Moisés respecto de la promesa hecha por Dios a Abraham: Fue ordenada por medio de ángeles en mano de un
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mediador. Tanto en el Antiguo Testamento como en el judaísmo y en el Nuevo Testamento se encuentra la convicción muy extendida de que en el acto de promulgación de la ley intervinieron ángeles (cf. Dt 33.2; Hch 7.38, 53; Heb 2.2). Esta tradición servía para dar realce al evento de la entrega de la ley, proporcionándole un marco solemne. Pablo cambia la perspectiva y da a entender que esto, más bien, es una prueba de la inferioridad de la ley respecto del pacto. En efecto, mientras que Abraham recibió la promesa directamente de Dios, la ley tuvo que pasar por ángeles y por un mediador. Varias versiones agregan el nombre del mediador, Moisés, que no se encuentra en el texto griego. La decisión de especificar a Moisés es adecuada: «Promulgada por ángeles, con Moisés como mediador» (BA), «y que fueron ángeles que la concertaron, haciendo de mediador Moisés» (BL), «La ley fue proclamada por medio de ángeles, y Moisés sirvió de intermediario» (DHH96), «Dios le dio la ley a Moisés por medio de los ángeles, para que él nos la diera a nosotros» (TLA). Se puede comunicar con más claridad la intención y el énfasis de Pablo: “La ley tuvo que pasar por los ángeles y por el mediador Moisés antes de llegar a nosotros”. 3.20 La afirmación que se hace en este versículo es oscura y sus implicaciones teológicas no son fáciles de captar. Sólo el estudio del contexto ayuda a acercarse al pensamiento del apóstol. Aquí Pablo utiliza nuevamente métodos rabínicos para defender su posición. Su intención es reafirmar la superioridad de la promesa sobre la ley. Para el apóstol, la promesa es también superior a la ley porque no fue dada por un mediador, sino que vino directamente de Dios. Pablo está dando a entender que, a menos que haya dos partidos, no se necesita de un mediador: Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno, «Pero no hay necesidad de intermediario cuando se trata de una sola persona, y Dios es uno solo» (DHH96). Con frecuencia, es mejor utilizar una afirmación positiva: “Sólo se requiere un mediador cuando hay dos partidos”, “Sólo se necesita de alguien que medie cuando hay dos grupos diferentes”. Aparentemente, el pensamiento que está detrás de la expresión empleada por Pablo es que “Dios actúa directamente” o que “Dios actúa como una persona, sin un mediador”. TLA se distancia de la traducción literal, pero expresa bien el sentido de la frase: «Pero cuando Dios le hizo
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la promesa a Abraham, no usó mensajeros sino que se la hizo personalmente». 3.21 Este versículo se mueve en la misma lógica, que a nosotros nos puede parecer un tanto oscura y rebuscada. Pablo está diciendo que la ley no es ninguna alternativa a la promesa de Dios porque no tiene el poder de dar vida y, por tanto, tampoco puede poner a las personas en la correcta relación con Dios. El argumento de Pablo es progresivo, por lo que sólo se puede descubrir el sentido de su pensamiento mediante el estudio del pasaje en su conjunto. Nuevamente, Pablo recurre a una pregunta retórica para hacer reflexionar a sus destinatarios en Galacia: ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? «Entonces, ¿la Ley contradice las promesas de Dios?» (RV95), «está en contra» (DHH96), «se opone» (BJ). Es claro que la ley no está en contra de las promesas de Dios, pues ambas son de origen divino. La respuesta en el griego expresa una absoluta imposibilidad: “¡No sea así!” Varias versiones usan los signos de admiración para comunicar la fuerza de esta negación: «¡De ninguna manera!» (TLA), «¡Claro que no!» (DHH96), «¡De ningún modo!» (BJ), “¡Ni pensarlo!”, “¡Que ni les pase por la cabeza!” TLA transforma la pregunta retórica en una afirmación: «Esto no significa que la ley esté en contra de las promesas de Dios. ¡De ninguna manera!» Se podría expresar todo en una sola frase: “Pero no piensen que lo que Dios prometió verbalmente contradice lo que comunicó por medio de la ley escrita”. Las palabras “justicia” y “justificación” deben entenderse según el sentido con que Pablo las utiliza: por medio del acto de creer en Jesucristo la persona es puesta en una buena relación con Dios, independientemente de sus méritos personales. Y eso no lo logra por el cumplimiento de las instrucciones de la ley: Porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley, «porque si la ley pudiera dar vida, entonces la justicia realmente se obtendría en virtud de la ley» (DHH96). En algunos contextos el término justicia puede tener un significado limitado, por ejemplo, como sinónimo de “policía” o “juzgado”. En casos así es mejor traducir: “Vida de acuerdo con la voluntad de Dios”, “vida rehabilitada gracias a la fe”, o “forma de vida aceptada por Dios”.
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3.22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado. Pablo usa la palabra Escritura, en general, para referirse a un pasaje del Antiguo Testamento, aunque no existe un texto específico que contenga esta afirmación. Los paralelos más cercanos son Deuteronomio 27.26 y Salmos 143.2. “Encerrar” es un término técnico, usado en referencia a prisioneros, como “confinar” o “encarcelar”. Debe evitarse la idea de que la Escritura funciona como un carcelero que apresa malhechores, por lo cual es mejor optar por una expresión más clara: «Pero, según lo que dice la Escritura, todos son prisioneros del pecado» (DHH96), «la Biblia dice que el pecado nos domina a todos» (TLA). El texto griego dice, literalmente, “todas las cosas”, y es posible que Pablo esté pensando, en efecto, que todo está dañado por el pecado. Sin embargo, es mejor traducir en términos que limiten la expresión a las personas, pues en algunas culturas sería difícil concebir la idea de que la naturaleza tenga pecado o maldad. NVI mantiene la ambigüedad y permite entender la frase en ambas direcciones: «Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado». “Encerrar bajo pecado” significa “poner bajo el poder del pecado”, lo que puede traducirse en algunos idiomas como “provocar un intenso deseo de actuar mal”. Se puede traducir también: “Según se entiende de la Biblia, todo mundo está como apresado en su intenso deseo de actuar mal” La segunda parte de la oración explica el sentido de la primera: Para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. La promesa aquí se refiere a la promesa dada a Abraham. El razonamiento consiste en afirmar que si el dominio del pecado es universal, entonces también la promesa está dirigida a todas las personas del mundo. Jesucristo es descendiente de Abraham por su capacidad de creer. Así, quienes creen en Jesucristo se ponen dentro del mismo linaje de creyentes y se convierten en herederos de la promesa. Por tanto, son liberados del dominio del pecado. En este sentido, varias versiones ayudan mucho como referencia: «Para que quienes creen en Jesucristo puedan recibir lo que Dios ha prometido» (DHH96), «para que el cumplimiento de las promesas fuera en los creyentes el fruto de su fe en Cristo Jesús» (BL). Se puede subrayar el aspecto de gratuidad de la promesa, traduciéndola como «regalo» (TLA), “don prometido” (Vidal: 97) u “oferta de salvación”. Toda la frase puede traducirse también como sigue: “La Biblia dejó muy claro que todo el mundo está dominado por el pecado, y por
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eso la promesa de liberación del pecado es válida para todos. Pero es necesario creer en Jesucristo para convertirse en heredero de la promesa que Abraham recibió de Dios”.
Reflexión bíblica y pastoral Pablo compara dos modelos que son considerados como formas de ganar el favor divino. Los maestros rivales de Pablo se aferran a la ley — especialmente al mandamiento de la circuncisión como señal de la alianza perpetua entre Dios y su pueblo— como medio para lograr la justicia a los ojos Dios. Para Pablo, la ley y su propósito originario no son malos en sí mismos (cf. Ro 7.12), pero sí son insuficientes para alcanzar la declaración de justicia, la cual sólo se logra por poner la fe en Cristo. Esto lo afirma Pablo reiteradamente y de diversas maneras. Según él, antes que la ley está la promesa hecha a Abraham, tanto en rango como en tiempo. Las promesas de Dios no se invalidan. Por esta razón, la exhortación de Pablo a los gálatas es que hagan propia esa promesa que Dios otorgó a Abraham porque está vigente y, en Cristo, ha alcanzado su pleno cumplimiento. En efecto, Pablo interpreta que la promesa de bendición dada a Abraham —que incluía una gran descendencia y el otorgamiento de una tierra próspera, valores muy importantes en el tiempo de Abraham — ya está cumplida en Cristo. La bendición de Dios alcanzaría a todos los pueblos de la tierra, tal como Pablo piensa que está empezando a acontecer con la conversión de los no judíos a la fe en Jesucristo. Según Pablo, la ley no anula ni va en contra de la promesa, pues también la ley es un don de Dios. Sin embargo, su función es limitada y apunta a algo mayor y más importante que ella misma. En efecto, la ley debería ayudar a reconocer las transgresiones humanas; debería educar al pueblo de Dios y conducirlo hasta el cumplimiento mismo de la promesa, que para Pablo se produce con la venida de Cristo. Al llegar la fe en Cristo, la ley pierde su vigencia, pues ya ha cumplido su función originaria. Por esta razón, nunca es considerada como mala por Pablo. Lo que el apóstol rechaza es el intento de imponerla a los no judíos, haciendo de ella un valor en sí misma. Esta experiencia de sobrevalorar la ley no fue exclusiva del tiempo de Pablo, ni limitada solamente a la ley de Moisés. En efecto, esta dinámica sigue aconteciendo en la actualidad. Todas las leyes —ya sean religiosas, económicas, jurídicas— que se convierten en valores absolutos pierden su
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sentido orientador y regulador originario. Según Pablo, esto precisamente ocurría con la insistencia de los misioneros rivales que pretendían que los cristianos no judíos guardaran la ley. Ellos no se habían dado cuenta de que había irrumpido un nuevo tiempo desde la muerte y resurrección de Jesucristo, nuevo tiempo marcado por la irrupción del Espíritu. En efecto, ahora el Espíritu otorgaba la posibilidad de vivir la vida en libertad plena, como hombres y mujeres declarados justos y justas, y, por tanto, libres de la ley. En muchas iglesias contemporáneas también se corre el riesgo de ahogar el Espíritu bajo un cúmulo de tradiciones y reglamentos colocado en el centro de la vida religiosa. Las tradiciones y los reglamentos no son malos en sí mismos, y es bueno que existan en las iglesias, pero se debe tener siempre presente que los tales deben ayudar a organizar la convivencia y el trabajo conjunto, y no ser considerados como valores absolutos. El único valor cristiano que reconoce Pablo es la vida humana liberada por la obra de Cristo y bendecida por la presencia del Espíritu.
El paso de la esclavitud a la libertad de los hijos e hijas de Dios (3.23—4.7) Análisis de discurso El análisis de este pasaje requiere considerar hasta 4.7, aunque los versículos involucrados pertenezcan a capítulos diferentes. En efecto, el pensamiento de 4.1-7 continúa el argumento iniciado en 3.21, que contrasta la situación de las personas bajo el régimen de la ley con la de aquellas que ahora han puesto su fe en Cristo. Según Pablo, las primeras sufren dependencia y pérdida de libertad, mientras que las segundas gozan de libertad y de las bendiciones de Dios. Para captar mejor el argumento de Pablo, se puede dividir este pasaje en tres secciones, de acuerdo con su contenido: 1) la sección 3.23-25, que describe la función de la ley como carcelero y pedagogo; 2) la sección 3.26-29, que hace referencia a la transformación ocurrida al llegar la fe en Cristo, tanto en el nivel personal como en el comunitario; y 3) la sección 4.1-7, que afirma la adopción de los creyentes como hijos e hijas de Dios y la donación del Espíritu, lo cual implica pasar de la minoría de edad al estado adulto de la fe. Cuando Pablo compara la función de la ley con la del carcelero y la del pedagogo, está llevando su polémica a uno de los puntos más altos. Los
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judíos vivían en la convicción de ser libres, tal como Abraham lo había sido, y como más adelante lo sería todo el pueblo, a partir de sus orígenes con el éxodo de Egipto. El sólo escuchar que la ley los hacía esclavos nuevamente era mucho más que una provocación. La imagen del pedagogo, a su vez, contiene tres ideas que intentan ilustrar el efecto y el alcance de la ley: 1) su rol es temporalmente limitado, es decir, sólo es válido hasta que el niño llegue a su estado adulto; 2) su objetivo está fuera de sí mismo, no tiene razón de ser una vez cumplida su tarea; y 3) con su vigilancia excesiva le roba al niño la libertad. Por medio de estas metáforas, Pablo intenta darle más peso a su argumento: que los cristianos ya no son niños, sino adultos en la fe, lo cual significa que la ley ha perdido su función de pedagoga y ya no es necesaria. En el resto del capítulo 3, Pablo dirige su argumentación directamente a los hermanos y hermanas de Galacia, mediante el uso de la segunda persona plural. Así enfatiza las implicaciones de lo que ha estado diciendo para ellos y su problemática. El apóstol especifica que la nueva condición de hijos e hijas de Dios de los gálatas ha tenido lugar por el hecho de que ellos pusieron la fe en Cristo, haciendo pública su filiación por medio del bautismo. Aquí se menciona por primera vez el bautismo en la carta. El mismo adquiere en la discusión una importancia religiosa y social de grandes dimensiones, pues se aplica a hombres y mujeres, sin distinción, mientras que la circuncisión sólo involucraba a los hombres. De modo que, a partir de aquí, la filiación divina es una realidad que tiene consistencia teológica también para las mujeres, las cuales llegan a ser, en Cristo, “hijas de Dios”. Pablo alude al bautismo como un “revestimiento” (v. 27), lo cual generalmente incluye un significado escatológico (cf. 1 Co 15.53s.; 2 Co 5.3); este lenguaje del revestimiento también es usado con frecuencia en expresiones éticas con sentido metafórico (cf. Ro 13.14; 13.12; 1 Ts 5.8). En Gálatas, dicho lenguaje quiere expresar que los creyentes reciben su nueva identidad de Cristo. Esa nueva identidad conduce a cambios profundos en todos los niveles, como a manera de síntesis se anuncia en 3.28: “Ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer”. Es así también como los creyentes tienen una unidad vital en Cristo que los convierte en la descendencia de Abraham (v. 29), así como Cristo es su descendiente. Y si son descendencia de Abraham, son también herederos de la promesa, la cual empiezan a recibir ahora por mediación del Espíritu. Este es el tiempo y los privilegios que Pablo describe en 4.1-
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7. Aquí, como en muchos otros pasajes a través de la Biblia, la introducción de un nuevo capítulo no indica un cambio en el discurso. Sabemos que la división de capítulos y versículos fue introducida por los editores muchos siglos después de que la Biblia fuera escrita. Esas divisiones, con frecuencia, no coinciden con los cambios de tema o de argumento del texto original. En efecto, toda la sección 4.1-7 continúa con el argumento iniciado en 3.21, en el que se contrasta la situación de aquellos que están bajo la ley con la de aquellos que son hijos de Dios. Para Pablo, los primeros se caracterizan por la dependencia y la pérdida de libertad, mientras que los segundos, por la libertad y la comunicación confiada con Dios. Pablo llama a este período la “plenitud de los tiempos”. Es una expresión de origen apocalíptico que se refiere a la intervención de Dios en el tiempo que él ha determinado. Para Pablo, este tiempo ha llegado y se reconoce por el doble envío del Hijo y del Espíritu. Gracias al Hijo y al Espíritu, los cristianos y las cristianas ahora gozan de la libertad y de la filiación, ya que se han convertido en adultos en la fe y han recibido por derecho propio la promesa hecha a Abraham. Han dejado se ser esclavos, o niños inmaduros, para convertirse en hijos e hijas de Dios. La prueba de ello es que Dios ha enviado a su vida el Espíritu, mediante el cual pueden dirigirse a Dios con toda confianza como “Abba, Padre querido”. TÍTULO: Proponemos como título: “El paso de la esclavitud a la libertad de los hijos e hijas de Dios”, dado que recoge dos puntos centrales del pasaje. Por un lado, indica el paso de la esclavitud a la libertad, y por otro lado, pone énfasis en la inclusión de las “hijas”, algo que en el argumento de Pablo es muy importante y está presente en el bautismo y en las transformaciones mencionadas en 3.28. La mayoría de las versiones se refieren solamente a los “hijos”, además de no aludir a los profundos cambios que destaca el pasaje: «Ahora somos hijos de Dios» (BL), «Hijos de Dios en Jesucristo» (BA), «Esclavos e hijos» (BP), «Hijos de Dios» (NVI).
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
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23
23 Pero antes que viniese la Antes de eso, la ley fue como fe, estábamos confinados bajo la una cárcel, donde estuvimos ley, encerrados para aquella fe encerrados hasta que vimos que que iba a ser revelada. podíamos confiar en Cristo.
24
De manera que la ley ha 24 La ley fue como un maestro que sido nuestro ayo, para llevarnos nos guió y llevó hasta Cristo, para que a Cristo, a fin de que fuésemos Dios nos aceptara por confiar en él. justificados por la fe. 25
Pero ahora que ha llegado el Pero venida la fe, ya no tiempo en que podemos confiar en estamos bajo ayo, Jesucristo, no hace falta que la ley nos guíe y nos enseñe. 25
26 Ustedes han confiado en pues todos sois hijos de Jesucristo, y por eso todos ustedes son Dios por la fe en Cristo Jesús; hijos de Dios. 26
27
27 porque todos los que Porque cuando fueron habéis sido bautizados en Cristo, bautizados, también quedaron unidos a de Cristo estáis revestidos. Cristo, y ahora actúan como él.
28
Ya no hay judío ni griego; 28 Así que no importa si son judíos no hay esclavo ni libre; no hay o no lo son, si son esclavos o libres, o varón ni mujer; porque todos si son hombres o mujeres. Si están vosotros sois uno en Cristo unidos a Jesucristo, todos son iguales. Jesús.
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29 Y si vosotros sois de Y si están unidos a Cristo, Cristo, ciertamente linaje de entonces son miembros de la gran Abraham sois, y herederos según familia de Abraham, y tienen derecho a la promesa. recibir las promesas que Dios le hizo.
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3.23 En los versículos 23-25, Pablo expande el tema de la inferioridad de la ley respecto a la promesa. La existencia de las personas es descrita por medio de un “antes” y un “desde entonces”. El “antes” es para Pablo el tiempo anterior a la conversión de la gente en creyente en Cristo, cuando las personas aún se regían por la ley. Pablo concibe este tiempo como tiempo de esclavitud: Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, «la ley nos tenía presos» (DHH96), «estábamos custodiados por la Ley» (NBE), «éramos prisioneros, custodiados por la ley» (BP). TLA describe la ley como el lugar del confinamiento «La ley fue como una cárcel». La fe aquí se refiere a lo que Pablo ha mencionado previamente como fe en Jesucristo (v. 22). El verbo que se utiliza aquí es el mismo que se utiliza en el versículo 22 (“encerrar”, “aprisionar”), pero aquí está en participio presente, lo cual indica una acción continua, que puede ser traducida como “seguir siendo aprisionados”, “ser mantenidos bajo prisión”. Se puede explicitar la ley como “la ley dada por Moisés”. La frase encerrados para aquella fe que iba a ser revelada puede ser difícil de traducir en algunos idiomas. Se la puede entender como “la confianza que la gente habría de depositar en Cristo” o como “la confianza en Jesús que habría de acontecer más tarde”. La voz pasiva del texto griego, “que habría de ser revelada”, puede ponerse en voz activa: “Hasta el tiempo en que Dios decidiera mostrar la fe en Cristo”. La idea que se desea comunicar es que la ley protege, pero también quita la libertad. La función de la ley es temporal, lo mismo que un estado de privación de la libertad, y lo que provoca es un deseo de libertad. Según Pablo, esa libertad llega cuando Dios le muestra a la gente que tiene que poner su confianza en Cristo. Algunas versiones captan muy bien esta función temporal de la ley: «Estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse» (BJ), «donde estuvimos encerrados hasta que vimos que podíamos confiar en Cristo» (TLA). La frase podría ser más entendible como sigue: “El tiempo en que vivíamos bajo la guía de la ley era como estar en una cárcel con el único propósito de cumplir instrucciones, pero ese tiempo terminó cuando aprendimos a poner nuestra confianza en Cristo y así fuimos liberados de toda forma de prisión”. 3.24 Pablo introduce aquí otra metáfora. Su uso del conectivo de manera
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que, “de igual modo”, indica que quiere conectar la metáfora de este versículo con la metáfora del carcelero del versículo anterior. El texto original dice, literalmente: “De igual modo la ley pedagogo de nosotros ha sido hacia Cristo”. La forma de traducir esta frase depende del término que se utilice para traducir “pedagogo” y del significado que se le dé a la expresión “hacia Cristo”. Casi todas las versiones complementan esta última frase y traducen para llevarnos a Cristo. En el tiempo de Pablo, el “pedagogo” era un esclavo empleado en familias griegas y romanas cuya función era supervisar al niño menor de edad dentro y fuera de casa. A pesar de que la palabra griega sugiere instrucción, su tarea principal no era la enseñanza, sino reforzar la disciplina y el control moral de la conducta. Como estricto elemento reforzador de roles y regulaciones, la imagen del pedagogo sirvió a Pablo como un símbolo apropiado de la ley, en conexión con el “carcelero” del versículo 23. Las versiones, entonces, traducen “pedagogo” de acuerdo con la definición que consideran más adecuada. Los siguientes ejemplos le asignan un sentido negativo: De manera que la ley ha sido nuestro ayo, «para nosotros, ella fue la sirvienta que lleva al niño a su maestro» (BL), «la ley era para nosotros como el esclavo que vigila a los niños» (DHH96), «fue nuestra niñera» (NBE), “La ley se convirtió así en nuestro guardián” (Vidal: 99). Otras versiones le dan un sentido neutro, e incluso positivo: «La ley ha sido nuestro guía» (RV95), «la ley fue como un maestro que nos guió y llevó hasta Cristo» (TLA), «la ley nos sirvió de acompañante» (BA), «la ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo» (NVI). Es importante comprender que el pleito de Pablo no es contra la ley de Moisés, sino contra aquellos que quieren obligar a los creyentes no judíos a cumplir las instrucciones de la misma. Pablo no dice que la ley no sirve para nada; más bien, dice que su propósito es conducir a la gente hacia Cristo para ser puesta en una correcta relación con Dios: A fin de que fuésemos justificados por la fe, «para que Dios nos aceptara por confiar en él [en Cristo]» (TLA), “para que llegáramos a ser fieles a Dios por medio de la fe” (Vidal: 99). Las versiones ofrecen varias buenas opciones que nos pueden ayudar a lograr una traducción propia contextualizada. Una posibilidad de traducción de conjunto es la siguiente: “La ley cumplió muy bien su papel de dirigirnos hacia Cristo, aunque a veces era algo severa. Pero ahora que estamos con Cristo, lo único que importa para estar en buena relación con Dios es que le entreguemos a Cristo toda nuestra confianza”.
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3.25 Este versículo está directamente relacionado con el anterior. Será necesario usar el mismo término para la traducción de “pedagogo”. La frase literal pero venida la fe debe ser entendida en este contexto como un período de tiempo y no sólo como una ocasión puntual. La fe se refiere a la “fe en Cristo”, al tiempo que las personas se han convertido en creyentes en Cristo como salvador. Para Pablo, ahora las personas son salvas por poner su confianza total en Cristo, y por esa razón la ley ha cumplido muy bien su función, pero también ha perdido su razón de ser: «Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos a cargo de ese esclavo que era la ley» (DHH96), «pero al llegar la fe, ya no necesitamos acompañante» (BA), «pero ahora que ha llegado el tiempo en que podemos confiar en Jesucristo, no hace falta que la ley nos guíe y nos enseñe» (TLA). 3.26 Aquí Pablo juega con la imagen que ha venido utilizando del hijo. La usa para refutar a sus oponentes, quienes, según parece, enseñaban a los gálatas que para ser “hijos de Abraham” o “hijos de la promesa” había que cumplir las instrucciones de la ley. Pablo les asegura a los gálatas que existe una filiación más maravillosa, la de ser hijos de Dios: Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Este versículo encierra una cuestión teológica de mucha trascendencia. Se trata de saber a quiénes abarca el “todos” utilizado por Pablo: ¿abarca sólo a los gálatas que han creído en Cristo? ¿Abarca a los judíos y a los no judíos? ¿O acaso Pablo también está pensando en los maestros rivales que quieren imponer el cumplimiento de la ley? Desde el punto de vista gramatical, no es posible responder estas preguntas. Tomando en cuenta el pensamiento general de Pablo, nos inclinamos a creer que Pablo está incluyendo aquí a todos los no judíos creyentes en Cristo y a todos los judíos. La mayoría de las versiones, sin embargo, parece restringir la filiación sólo a los judíos y no judíos que han creído en Cristo. Presentamos dos versiones que permiten entender la filiación en sentido amplio: «Pues por la adhesión al Mesías Jesús sois todos hijos de Dios» (NBE), y «efectivamente, todos ustedes son hijos de Dios en Cristo Jesús mediante la fe» (BA). 3.27 Una vez que Pablo les ha reiterado a los gálatas su estatus de “hijos de Dios”, ahora comparte con ellos una razón más para fortalecer su
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convicción: Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. De nuevo aparecen imágenes que, traducidas literalmente, serían difíciles de entender en varias culturas. Mientras que los misioneros rivales de Pablo exigen el rito de la circuncisión, que sólo puede practicarse a los varones, Pablo afirma la suficiencia del bautismo, rito que pueden practicar hombres y mujeres por igual. El “ser bautizado en Cristo” debe ser comunicado de una manera más clara, pues el bautismo, en realidad, acontece “en agua” o “con agua”. Pablo se refiere a “realizar el rito por el cual se simboliza el entregar la vida a Cristo” o “el aceptar el dominio de Cristo sobre la vida de cada persona”. La imagen del “revestimiento” era muy popular en varias religiones del entorno de Pablo. El vestido nuevo era entendido como la expresión de una nueva personalidad o de una nueva pertenencia religiosa, o adhesión a un culto. Aquí el sentido de esta imagen es que la gente que se bautiza recibe una nueva identidad de parte de Cristo y actúa en correspondencia con la vida de Cristo. Algunas versiones señalan con claridad la vinculación de los creyentes con Cristo por el bautismo: «Ya que al unirse a Cristo en el bautismo» (DHH96), «porque cuando fueron bautizados, también quedaron unidos a Cristo» (TLA), «pues todos los que han sido consagrados a Cristo por el bautismo» (BA), «al bautizaros vinculándoos al Mesías» (NBE), “para pertenecer a Cristo” (Vidal: 99). TLA evita usar la imagen del revestimiento: «Y ahora actúan como él». Podría quedar más claro: “Ustedes han sido bautizados, y ahora están unidos a Cristo”, “ustedes están vestidos, por así decirlo, con la vida de Cristo mismo”. En conjunto, el versículo podría entenderse así: “Ya todos ustedes han pasado por la ceremonia pública del bautismo. Fue ahí que establecieron una ligazón total con Cristo, y desde entonces ustedes actúan como si fueran él mismo”. 3.28 La enseñanza de este versículo es consecuencia de la afirmación del versículo anterior. Si el bautismo es el rito que simboliza la nueva pertenencia a Cristo y, por tanto, el estatus de hijo e hija de Dios, entonces las diferencias que generaba la circuncisión han quedado abolidas: Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer. Una traducción muy literal de esta frase puede generar dificultades de interpretación, pues en realidad siguen existiendo
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diferencias entre los seis grupos mencionados. En realidad, se trata de comunicar que todas esas diferencias han dejado ya de generar privilegios o preferencias para ser hijo o hija de Dios, y que en las nuevas comunidades de creyentes en Cristo rigen conductas y valores diferentes de los del resto de la sociedad. Este nuevo espacio y forma de ser es lo que Pablo llama “estar en Cristo”. Es mejor evitar traducir ya no hay y optar por alternativas como las siguientes: «Ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer» (DHH96), «ya no hay diferencia entre quien es […]» (BL), «ya no hay distinción» (BA), “en realidad, ahora es completamente irrelevante ser o no judío […]”. Pablo expresa la unidad de todas las personas creyentes en Cristo mediante la frase todos vosotros sois uno en Cristo Jesús, la cual significa formar un conjunto unido y armónico, y no convertirse en una sola persona. Ofrecemos a continuación algunas buenas alternativas de traducción: «Si están unidos a Jesucristo, todos son iguales» (TLA), “pues todos vosotros sois uno dentro del ámbito de Cristo Jesús” (Vidal: 99), “pues al estar muy unidos a Cristo son como una sola persona”. Debe traducirse en Cristo Jesús, igual que en el versículo 26, pues el texto original ofrece la misma expresión en ambos versículos. 3.29 Este versículo funciona como el clímax de todo el argumento de Pablo en esta sección, además de que recoge el tema —iniciado en el versículo 7 y referido de nuevo en los versículos 9, 14 y 16— respecto de quiénes son los verdaderos descendientes de Abraham. La condición para llegar a convertirse en descendiente de Abraham es aquí expuesta de manera diferente, pero el significado es el mismo, es decir, la pertenencia a Cristo: Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa. “Linaje” es una palabra de poco uso, por lo que debe preferirse «descendientes» (DHH96), «herederos» (BL), “prole”, o aquella que en cada cultura comunique mejor la idea. TLA propone «miembros de la gran familia de Abraham». Es mejor no usar el condicional, pues puede dar lugar a interpretar que Pablo no está convencido de que los gálatas están unidos a Cristo. Lo mejor es transformar la frase en una afirmación: “Ustedes están unidos a Cristo, por tanto […]”, “y debido a la unidad que existe entre ustedes y Cristo […]”. Pablo concluye, entonces, que los gálatas, debido a su unidad con Cristo, son beneficiarios de las promesas hechas a Abraham, con quien se
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inicia la genealogía de la fe: «Ustedes son los herederos en los que se cumplen las promesas de Dios» (BL), «entonces son descendientes de Abraham y herederos de las promesas que Dios le hizo» (DHH96), «y tienen derecho a recibir las promesas que Dios le hizo» (TLA). En una forma más directa y clara se podría decir: “No existe duda alguna: las promesas que Dios le hizo a Abraham las heredó Cristo, y ahora también las heredan ustedes, porque ustedes están completamente unidos a Cristo”.
Capítulo 4 RV60
TLA
1
Pero también digo: Entre tanto que 1-2 el heredero es niño, en Lo que quiero decir es esto: Mientras el nada difiere del hijo es menor de edad, es igual a cualquier esclavo, aunque es esclavo de la familia y depende de las personas señor de todo; que lo cuidan y le enseñan, hasta el día en que su 2 sino que está bajo padre le entrega sus propiedades y lo hace dueño tutores y curadores de todo. hasta el tiempo señalado por el padre. 3
Así también nosotros, cuando 3 Algo así pasaba con nosotros cuando éramos niños, todavía no conocíamos a Cristo: los espíritus que estábamos en controlan el universo nos trataban como si esclavitud bajo los fuéramos sus esclavos. rudimentos del mundo. 4
Pero cuando vino el cumplimiento del 4 Pero, cuando llegó el día señalado por Dios, tiempo, Dios envió a él envió a su Hijo, que nació de una mujer y se su Hijo, nacido de sometió a la ley de los judíos. mujer y nacido bajo la
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ley, 5
para que redimiese a los que 5 Dios lo envió para liberar a todos los que estaban bajo la ley, a teníamos que obedecer la ley, y luego nos adoptó fin de que como hijos suyos. recibiésemos la adopción de hijos. 6
Y por cuanto 6 sois hijos, Dios envió Ahora, como ustedes son sus hijos, Dios ha a vuestros corazones enviado el Espíritu de su Hijo a vivir en ustedes. el Espíritu de su Hijo, Por eso, cuando oramos a Dios, el Espíritu nos el cual clama: ¡Abba, permite llamarlo: «Papá, querido Papá». Padre! 7
Así que ya no 7 Ustedes ya no son como los esclavos de eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también cualquier familia, sino que son hijos de Dios. Y heredero de Dios por como son sus hijos, gracias a él tienen derecho a recibir su herencia. medio de Cristo.
4.1 Toda la sección 4.1-7 continúa la argumentación iniciada en 3.21, contrastando la situación de aquellos que viven buscando cumplir la ley con la de aquellos que han puesto su confianza en Cristo. “Pero yo digo” es una expresión típica que Pablo usa con frecuencia para introducir la ampliación de un argumento previo (cf. 3.17; 5.16; Ro 15.8; 1 Co 1.12). Con esta frase, Pablo anuncia que lo que dirá es continuación de la idea que viene explicando. Varias versiones dejan muy clara esta idea de ampliación del mismo argumento: Pero también digo, «lo que quiero decir es esto» (TLA), “y continúo mi argumentación” (Vidal: 99), “en otras palabras”. Es posible comunicar esta ampliación del argumento con las siguientes frases: “Déjenme ponerlo de otra manera”, “pero quiero continuar con lo que les acabo de decir”. Pablo pone un ejemplo con el que intenta dejar claro que no es suficiente ser heredero legal, que es más importante tener libertad de acción y decisión. Él no niega que los judíos sean herederos de la
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promesa de Abraham, pero opina que no tienen libertad porque están sometidos a los mandamientos de la ley, como lo están los niños de los pedagogos: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo. Decir que en nada difiere el esclavo respecto del niño de la familia es una hipérbole que quiere ayudar a clarificar la ilustración. Es una especie de exageración para llamar la atención sobre algo importante. Lo que Pablo afirma es que ambos viven bajo regulaciones y reglamentos. La expresión es niño contiene una palabra griega que significa, literalmente, “infante” o “bebé”. La misma incluye un componente de inmadurez intelectual y moral, que es lo que Pablo tiene interés en subrayar. En efecto, el niño no tiene la edad suficiente para asumir responsabilidades legales. El niño, siendo aún menor, no puede realizar ningún acto excepto a través de su representante legal. En ese caso, es como si fuera un esclavo más de la casa: «Mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo de la familia» (DHH96). La expresión literal aunque es señor de todo es difícil de entender, por lo que es mejor ofrecer un sentido más claro en la traducción: «Aunque sea en realidad el dueño de todo» (DHH96), «a pesar de ser dueño de todo» (NVI), “de todos los bienes” (Vidal: 100). 4.2 La palabra con la que se inicia este versículo en el texto original se utiliza para establecer contrastes. Se puede traducir como sino que, “más bien” (Vidal: 101), “al contrario”. La fijación de un plazo por parte del padre es un uso jurídico. La ilustración de Pablo se mueve, en efecto, en el ámbito jurídico para reforzar la impresión de que los gálatas están cayendo en un terreno donde no son ellos los que deciden con libertad, sino que son otras las instancias que deciden sobre ellos. Esta idea es muy fuerte en el griego, que utiliza un prefijo que envuelve la idea de “estar abajo” o “ser subyugado”. En este ejemplo, Pablo se refiere a los servidores de las casas griegas y romanas ricas, encargados de la economía doméstica y del cuidado de los niños: «Está bajo tutores y administradores hasta el tiempo señalado por el padre» (RV95), «hay personas que lo cuidan y que se encargan de sus asuntos» (DHH96). En algunos contextos latinoamericanos se podría expresar como sigue: “Está bajo el control del capataz y la niñera”, “su padre lo tiene encargado a algunos trabajadores para que lo guíen hasta que esté grandecito para valerse por sí mismo”.
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4.3 Ahora Pablo pasa a aplicar de manera directa la ilustración presentada: Así también nosotros, «lo mismo pasa con nosotros» (DHH96). El pronombre nosotros debe entenderse como una referencia a los cristianos en general, tanto de origen judío como no judío. Pablo describe la condición de ellos antes de convertirse en cristianos como una época de sometimiento a poderes exteriores a los seres humanos. La palabra en plural stoijeia puede referirse a diversos elementos que ejercen poder, pero no tiene un significado único, lo cual se refleja en las diversidad de traducciones: Rudimentos del mundo, «poderes que dominan este mundo» (DHH96), «elementos del mundo» (BJ), «elementos cósmicos» (BP), «poderes cósmicos» (BA), «lo elemental del mundo» (NBE). Pablo concibe el tiempo que se extiende hasta la llegada de la fe cristiana —es decir, hasta el advenimiento de Cristo— como una época de esclavitud de los seres humanos bajo los elementos del mundo. El poner la confianza en Cristo es un acto de madurez espiritual que marca la diferencia respecto de la infancia espiritual, expresada con la frase cuando éramos niños, «cuando éramos menores de edad» (DHH96), «cuando todavía no conocíamos a Cristo» (TLA), “antes de que alcanzáramos la madurez espiritual”, “antes de que entendiéramos plenamente”. TLA entiende los poderes o elementos mencionados en este versículo como seres que actúan por iniciativa propia: «Los espíritus que controlan el universo nos trataban como si fuéramos sus esclavos». La traducción podría acentuar más la continuidad con el ejemplo del versículo anterior: “Lo mismo que ocurre con los niños puestos bajo esta autoridad ajena sucedía antes con nosotros: Andábamos de aquí para allá, creyendo en cualquier cosa, siempre dominados y temerosos”. 4.4 Es muy probable que una traducción literal de la frase cuando vino el cumplimiento del tiempo no sea entendida con claridad en algunos contextos. En efecto, el texto original dice: “Pero cuando vino la plenitud del tiempo”. Los judíos del tiempo de Jesús y de Pablo esperaban la llegada de un tiempo específico en el que Dios actuaría en favor del pueblo judío. Es posible que Jesús concibiera que la irrupción de este tiempo estuviera aconteciendo con su propia llegada. Pablo, con seguridad, lo entendió así, sólo que para él la llegada de este tiempo de plenitud traía como característica distintiva la incorporación de los no judíos al pueblo de Dios. Las versiones traducen esta expresión de la
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siguiente manera: «Cuando se cumplió el tiempo» (DHH96), «cuando llegó la plenitud de los tiempos» (BA), «cuando se cumplió el plazo» (NBE), «cuando llegó el día señalado por Dios» (TLA). La convicción de los primeros cristianos se expresa en la fórmula Dios envió a su Hijo (cf. Ro 8.3-4; Jn 3.16-17 y 1 Jn 4.9). Esta idea era escandalosa para la mayoría de los judíos, pues era muy difícil concebir que Dios pudiera engendrar hijos. Sin embargo, se convirtió en un elemento fundamental de la fe cristiana. La expresión nacido de mujer es una locución judía que se utiliza como indicación de un nacimiento humano o, simplemente, como sinónimo de “ser humano”. La expresión nacido bajo la ley es una formulación paulina, desarrollada en el contexto de la polémica de Pablo con los maestros judíos y con los maestros judeocristianos (cf. Job 14.1; Mt 11.11). La construcción griega de esta expresión sugiere la idea de “sujeto a la ley”, “aprisionado por las regulaciones de la ley”. Pablo está diciendo, entonces, que el Hijo de Dios tomó por sí mismo forma humana y estuvo sujeto a todos los requerimientos de la ley judía: Nacido de mujer y nacido bajo la ley, «nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés» (DHH96), «nació de una mujer y se sometió a la ley de los judíos» (TLA). Es importante que la traducción dé el mismo peso a las dos expresiones, dado que el original las presenta como instancias paralelas y en equilibrio. Puede quedar más claro como sigue: “Y Cristo nació como cualquier ser humano y vivió en una sociedad regulada por la ley judía”, “y Cristo tuvo una madre humana como cualquiera de nosotros y vivió de acuerdo con las ordenanzas de la ley de su pueblo”. 4.5 La frase de este versículo está construida en dos partes presentadas en forma paralela con dos verbos y el doble uso de una partícula que puede traducirse “de manera que”, “por ello” o “a fin de que”: Para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. El primer verbo expresa en sentido religioso una liberación efectuada mediante la compra de los derechos, operación cuyo contexto original era la liberación de esclavos por medio de un pago. En el cristianismo de los orígenes llegó a ser una de las principales formas de expresar la “redención” o “salvación”. Algunas versiones comunican correctamente esa dimensión de “liberación” del sentido original: «Para liberar a todos los que teníamos que obedecer la ley» (TLA), «para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley» (DHH96), «para que
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rescatase a los súbditos de la ley» (BP). Para Pablo, sólo las personas libres pueden ser hijos o hijas de Dios. Por esa razón, fue necesario recibir la liberación antes de poder ser adoptados como tales. Si se es esclavo de la ley, entonces no se puede tener la filiación divina, que es el propósito de la obra de Cristo. La expresión literal dice: “Para que recibiéramos la adopción” (cf. Ro 8.15, 23). Ahora bien, el término adopción no debe ser entendido en sentido legal, sino como una expresión religiosa que significa que Dios nos da el estatus de hijos e hijas junto con todos los privilegios que esto conlleva: «Y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios» (DHH96), «y nosotros recibiéramos la condición de hijos» (BP), “la dignidad de hijos” (Vidal: 101). Algunas versiones subrayan la condición de hijos adoptivos: «Y luego nos adoptó como hijos suyos» (TLA), «para que así llegáramos a ser hijos adoptivos de Dios» (BL), «para que recibiéramos la filiación adoptiva» (BJ). 4.6 Al final del versículo 5, Pablo usa el pronombre de primera persona plural, un “nosotros” que parece incluir a todos los cristianos. Sin embargo, al comienzo del versículo 6, cambia a la segunda persona del plural, un “ustedes” que representa una apelación más directa a sus lectores de Galacia. En la segunda parte de este versículo, Pablo cambiará de nuevo el pronombre al “nosotros”, con lo cual Pablo establece un vínculo de unidad con los hermanos y hermanas de la comunidad. La mayoría de las versiones optan por no seguir estos cambios, tal vez por considerar que la redacción no quedaría muy clara. Algunas pocas se mantienen más cercanas a la redacción del texto original: «Y la prueba de que ustedes son hijos es que Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo» (BA), «ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo» (NVI). En algunos contextos puede ser difícil de entender lo del Espíritu “en nuestros corazones”, por lo que podría ser mejor comunicarlo como “el Espíritu en nuestra vida” o “en nuestro interior”. En el pensamiento bíblico el “corazón” es el asiento de la vida intelectual y emocional en general, y el centro de la vida moral y espiritual, en particular. El regalo del Espíritu es la confirmación a los creyentes de su estatus de hijos e hijas de Dios. La expresión el Espíritu de su Hijo, referida al Espíritu Santo, es usada sólo aquí en el Nuevo Testamento.
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La expresión Abba, Padre es una combinación de los términos que corresponden a “padre” en arameo y en griego. Probablemente, dicha expresión fue usada en el cristianismo de los orígenes como una invocación litúrgica. Es una palabra que Jesús usaba con frecuencia para dirigirse a Dios en oración, y es probable que por esa razón fuera usada también en las primeras comunidades cristianas. La mayoría de las versiones optan por mantener la palabra aramea en la traducción. BA hace del término griego una explicación: «“Abba”, es decir, “Padre”». También hay algunas pocas versiones que prefieren evitarla: «“Papá, querido Papá”» (TLA). Una traducción de conjunto puede ser “¡Ahora ustedes son hijos de Dios! Por esta razón, Dios ha llenado nuestra vida con el mismo Espíritu de su Hijo, y cuando oramos, podemos decirle con toda confianza: ‘Papá, muy querido Papá’”. 4.7 En este versículo se produce un nuevo cambio gramatical, pues ahora Pablo pasa a hablar en la segunda persona singular: “Tú”. Es probable que su intención sea apelar a cada uno de sus lectores para que asuma una decisión individual sobre su propia conducta y opción religiosa. En el original griego, la palabra que se usa aquí es un conectivo que une todo el argumento previo con la conclusión que se va a presentar: “Así que”, “por tanto”. Puede traducirse como sigue: “En vista de todo lo anterior”, “de tal modo que”, “tomando en consideración lo dicho anteriormente”. El versículo debe traducirse como conclusión del ejemplo sobre la diferencia entre ser hijo y ser esclavo: Así que ya no eres esclavo, sino hijo. Algunas versiones amplifican la ilustración: «Tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios» (DHH96). Queda más claro si se especifica también de qué esclavitud habla Pablo: “Ya no eres esclavo de la ley de Moisés, sino libre por ser hijo de Dios”. La condición de hijo posibilita el derecho a la herencia, que en este argumento se refiere a la promesa de formar parte del pueblo de Dios. En Gálatas esto equivale también a ser puesto en la correcta relación con Dios, gracias a la fe en Cristo. Las versiones comunican bien lo que Pablo considera como una consecuencia lógica: «Y por ser hijo suyo, es voluntad de Dios que seas también su heredero» (DHH96), «y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero» (NVI). El texto griego dice, literalmente: “Por Dios”, lo cual es expresado por las versiones como «por voluntad de Dios» (BJ), «por disposición» (BP), «por gracia» (BA),
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«por obra» (NBE), “por decisión” (Vidal: 101).
Reflexión bíblica y pastoral En forma casi dramática, Pablo desarrolla el tema del paso de la condición de esclavitud a la condición de libertad. La fe en Cristo debe conducir al ser humano a liberarse de todos los condicionamientos que le impiden llevar su vida a la plenitud que Dios le ofrece. Cuando la religión se convierte en dogmas, principios y tradicionalismo, pierde su razón de ser. De este peligro no están exentas las iglesias actuales, pues en muchas de ellas está latente la tendencia a retroceder desde la condición de libres que Cristo les otorgó a la de instituciones cerradas y regidas con principios rígidos. Para Pablo, el gran cambio de época de la humanidad se da con la llegada de Cristo. A partir de este acontecimiento, la historia queda estructurada en un “antes” y un “ahora”. Pablo concibe la vida de los creyentes de la misma manera. A partir del momento en que han puesto su confianza en Cristo, deben desarrollar una calidad de vida que antes no podían alcanzar. El encuentro con Cristo como Señor permite a las personas incorporarse a un espacio de libertad, a partir del cual testifican de una dimensión de la vida que está bajo principios renovados. Pablo cree que la fe en Cristo nos da la capacidad de percibir la vida de una manera diferente, en la libertad que otorga el Espíritu, libertad que nos impulsa a servir al prójimo no como una obligación religiosa sino como una fuerza interna. La fe, como acto personal, encuentra su manifestación pública en el bautismo. Fe y bautismo median la filiación divina. Hombres y mujeres reciben así la condición de hijos e hijas de Dios, independientemente de su origen étnico, su trasfondo religioso o su condición social: «Ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer» (3.28, DHH96). En la sociedad del tiempo de Pablo, esta revelación fue, con toda seguridad, un verdadero escándalo. En muchas iglesias de hoy sería muy oportuno traer de nuevo a colación esta enseñanza. A partir de esta condición de filiación se entra en el ámbito espiritual donde reina Cristo Jesús. En tanto cristiano o cristiana, el ser humano recupera la imagen y semejanza de Dios, como en el principio de la creación, y también la posibilidad de hablarle a Dios cara a cara. Ahora, como hijos e hijas, podemos dirigirnos a Dios con un afectuoso “Hola,
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Papito”, como hace cualquier niño o niña que confía plenamente en la atención y el amor de su padre. Decir que Dios envió el Espíritu “a los corazones” es una forma de decir que lo envió “a las vidas”. Así la vida humana recibe una fuerza renovadora y liberadora que le ayuda a ponerse por encima de los rudimentos del mundo, de los elementos negativos de la existencia, y le anima a vivir en la lógica del Espíritu, que hace libre para servir. En este pasaje, Pablo recuerda también que Jesucristo vivió su historia humana como cualquiera de nosotros. Nacido de mujer es una forma de decir “como cualquier ser humano” o, coloquialmente, “como cualquier hijo de vecino”. Además, el texto afirma: Nacido bajo la ley. Ambas afirmaciones nos presentan a un Cristo que conoce la condición humana, con sus posibilidades y sus limitaciones. Esta percepción de Cristo puede ayudar a los creyentes a reconocer que él está muy cerca de ellos y conoce plenamente sus necesidades. Cristo se revela como un camino de humildad, solidaridad y autoentrega que se convierte en paradigma de seguimiento para los creyentes de todos los tiempos. Ahora se puede ser hijo o hija de Dios porque él mostró el camino y el significado de la filiación divina. Para Pablo, la filiación y la recepción del Espíritu están relacionadas tan íntimamente, que se puede hablar de ellas en cualquier orden. La función primaria del Espíritu en la vida no es hacer que los creyentes se vuelvan más “espirituales” o “carismáticos”, sino testificar de su relación profunda con Dios, establecida por la obra de Cristo. Pablo no concibe a ningún creyente en Cristo sino como hijo o hija de Dios, y, consecuentemente, como una persona llena del Espíritu Santo. La profundidad de la nueva relación de los creyentes con Dios está confirmada por la presencia del Espíritu en la vida de los mismos.
Pablo expresa su preocupación maternal por los gálatas (4.820) Análisis de discurso Este pasaje se puede dividir con claridad en dos secciones con temas y acentos propios: 1) versículos 8-11, en los que Pablo regresa al punto de partida que motivó la carta, esto es, su preocupación por la situación de los cristianos en Galacia, quienes se están apartando del evangelio para seguir la enseñanza de otros maestros; y 2) versículos 12-20, en los que
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Pablo detiene la presentación de sus argumentos teológicos para dirigir a sus lectores un discurso apasionado y apelativo. En este pasaje, Pablo usa un tono íntimo, muy emotivo. Les recuerda a los gálatas la experiencia vivida juntos tiempo atrás, durante su primera visita. Les recuerda cómo ellos lo habían amado y se habían preocupado por él, a pesar de que estaba enfermo. Para demostrarles su error, Pablo ya les ha presentado hasta aquí un largo razonamiento teológico (3.1—4.7). En dicho razonamiento, defiende con fuerza que los herederos de la promesa de Dios a Abraham son los que han puesto su fe en Cristo, quienes han recibido también la adopción de hijos, y no los que intentan obedecer la ley de Moisés. Ahora, después de esta larga explicación, Pablo vuelve a dirigirse a los creyentes gálatas como amigo y como pastor preocupado por ellos. Reitera su exhortación a no regresar a una esclavitud igual o peor que aquella que vivían antes de haber escuchado y aceptado el mensaje cristiano. En la primera sección, Pablo recurre de nuevo a una pregunta retórica, aunque en esta ocasión considera que la respuesta que los gálatas den a la misma definirá en qué situación quieren estar. Para promover aún más una respuesta positiva de retorno al mensaje que él les predicó, Pablo cambia un poco repentinamente el tono duro por un tono cariñoso que revela sus preocupaciones “maternales” (vv. 19-20). En efecto, el tono y las expresiones que el apóstol usa en estos versículos están en vivo contraste con los duros reproches de 3.1-5 o con los razonamientos teológicos de 3.6—4.7. Pablo les recuerda a los gálatas aquellos tiempos de cariño y confianza, cuando lo acogieron, a pesar de su enfermedad, como a un ángel de Dios (v. 14), cuando estaban dispuestos a darle hasta los propios ojos como muestra de su afecto (v. 15). Pablo intenta restablecer aquella corriente de afecto y amistad que han cortado los maestros opositores (v. 17). En su estrategia retórica, Pablo recurre a la figura de la madre para mostrar a los gálatas su preocupación y su gran cariño. Les dice la verdad con toda franqueza, como una madre y no como un enemigo (4.16). En este tono de preocupación maternal, el apóstol les advierte de las malas intenciones de los adversarios, quienes no son lo que aparentan y procuran apartarlos de la enseñanza qué él impartió para que los sigan a ellos (4.17). Pablo sufre por amor la situación de los gálatas, como una madre que está a punto de dar a luz, al tiempo que espera confiado que la figura de Cristo se forme en ellos. Tan grande es su preocupación, que
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quiere estar presente entre ellos para que su tono de voz y sus gestos ayuden a convencerlos de su error y a recuperar la relación amistosa del pasado. TÍTULO: Los títulos de algunas versiones resultan muy generales: «Pablo y los gálatas» (BP), «¿Por qué han vuelto atrás?» (BL), «Evocaciones personales» (BJ) o «Exhortación contra el volver a la esclavitud» (RV95). Las opciones que recogen el tema de la preocupación de Pablo parecen mejores: «Preocupación de Pablo por los gálatas» (NVI), «Pablo, preocupado por la actitud de los gálatas» (BA). Consideramos que nuestra propuesta hace mayor justicia a la hermosa y fuerte metáfora de Pablo sobre la dimensión maternal, al tiempo que mantiene el acento en la preocupación: “Pablo expresa su preocupación maternal por los gálatas”.
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
8
Ciertamente, en otro 8 Antes, cuando ustedes todavía no tiempo, no conociendo a Dios, conocían a Dios, vivían como esclavos servíais a los que por naturaleza de los dioses falsos. no son dioses; 9
9 mas ahora, conociendo a Pero ahora conocen a Dios. Dios, o más bien, siendo Mejor dicho, Dios los conoce a conocidos por Dios, ¿cómo es ustedes. Por eso, no puedo entender que os volvéis de nuevo a los por qué se dejan dominar de nuevo por débiles y pobres rudimentos, a esos espíritus que controlan el los cuales os queréis volver a universo. ¡Si ellos no tienen poder, ni esclavizar? valen nada!
10
Ustedes todavía les dan Guardáis los días, los importancia a ciertos días, meses, meses, los tiempos y los años. épocas y años. 10
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11
11 Me temo de vosotros, que ¡Me asusta el pensar que de nada haya trabajado en vano con haya servido todo lo que he hecho por vosotros. ustedes!
4.8 A partir de este versículo, Pablo inicia una larga exhortación dirigida a los gálatas para que éstos no vuelvan a poner su confianza en seres o cosas que sólo son divinos en apariencia. Pablo les dice a los gálatas que es una tontería volver a sus antiguas prácticas religiosas. La frase en otro tiempo se refiere al tiempo anterior a la llegada de la fe en Cristo. Pablo lo concibe como un tiempo de ignorancia del Dios único y verdadero: «Antes, cuando ustedes todavía no conocían a Dios» (TLA), «en otro tiempo ustedes no conocían a Dios» (BA), «antes, cuando no sabíais de Dios» (NBE). Pablo tiene en mente en primer lugar a los cristianos que no vienen del judaísmo, pues él nunca hubiera afirmado que los judíos no conocían a Dios. Por esa razón es mejor ampliar la expresión: ‘Antes de poner su confianza en Cristo, cuando ustedes no tenían un conocimiento claro del único y verdadero Dios”. “Conocer a Dios” debe entenderse en este contexto como tener una relación de fe, estrecha comunicación y confianza con él. Por esta razón, también es posible traducir: “Cuando ustedes aún no habían experimentado directamente las acciones de Dios en su propia vida”. Los gálatas eran muy religiosos, a pesar de no conocer al Dios de la Biblia. Por esa razón, Pablo puede afirmar: Servíais a los que por naturaleza no son dioses. La “naturaleza” se refiere a la característica esencial de una persona o una cosa, y el verbo “servir”, al servicio como esclavo. Las versiones presentan diversas opciones de traducción de esta frase que, en su mayoría, recogen bien el sentido del texto original: «Eran esclavos de seres que en realidad no son dioses» (DHH96), «vivían como esclavos de los dioses falsos» (TLA), «eran esclavos de los que en realidad no son dioses» (NVI). Es importante dejar claro que Pablo concibe a estos seres como carentes de calidad divina: “Ustedes vivían esclavizados, rindiendo culto a diversos elementos que para nada son divinos”, “ustedes estaban obsesionados tratando de venerar ídolos que en realidad no tienen nada de dioses”. 4.9 Pablo utiliza sus recursos retóricos para comunicar su sorprendida frustración. Pablo escribe un ahora en oposición a un “entonces” o
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“antes” o en otro tiempo (v. 8) en la vida de los gálatas. Este ahora es el tiempo de la llegada de la fe, que permite acceder a un conocimiento muy cercano y personal de Dios: Mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios. La expresión “pero ahora” relaciona este versículo con el argumento previo, además de enfatizar el fuerte contraste que existe entre el estado de ignorancia de los gálatas antes de conocer a Cristo y su actual estado de conocimiento. Aquí el verbo “conocer” no es usado en el sentido general de “saber” o “adquirir conocimiento acerca de alguien”, sino en el sentido bíblico de “experimentar” o “conocer interiormente”. La palabra usada para referirse al “conocimiento” es diferente en los versículos 8 y 9. Aquí se trata de un conocimiento profundo, como el que se da entre Dios y el ser humano, o en la relación de pareja. Algunas versiones traducen con el verbo “reconocer” (BP, NBE, Vidal: 101). Pablo es enfático en su intento de dejar claro que la nueva relación de los gálatas con Dios no es por méritos propios. En efecto, Pablo agrega la frase o más bien, siendo conocidos por Dios, “o mejor, que él os ha reconocido como suyos” (Vidal: 101). El énfasis es que la reconciliación con Dios es resultado de la iniciativa divina. Dios se ha acercado a los gálatas, pero ahora los gálatas se están alejando de Dios. Según Pablo, intentar acercarse a Dios por el cumplimiento de las instrucciones de la ley es “volverse atrás, hasta el principio”, hasta ese estado que él ya describió como esclavitud. Es necesario traducir el plural stoijeia de la misma manera que en el versículo 3, pues se trata de la misma palabra. En esta ocasión, dicha palabra está calificada con dos adjetivos muy fuertes que significan, literalmente, “débiles” o “enfermizos”, y “paupérrimos”. Las versiones traducen estos adjetivos como débiles y pobres, «débiles e indigentes» (BP), «insignificantes y miserables» (BA), «sin fuerza ni valor» (BJ), «sin eficacia ni contenido» (NBE), “impotentes y miserables” (Vidal: 101), “ineficaces y sin valor”. La traducción debe usar en cada región lingüística los adjetivos que correspondan a este sentido. TLA divide la larga oración del texto griego en varias frases pequeñas, con lo que gana mucha fuerza comunicativa: «Pero ahora conocen a Dios. Mejor dicho, Dios los conoce a ustedes. Por eso no puedo entender por qué se dejan dominar de nuevo por esos dioses falsos. ¡Si no tienen poder, ni valen nada!» Otra manera de comunicar esto en un lenguaje sencillo y cercano al habla popular es la siguiente: “Ustedes ya están al día con Dios porque él les ha hecho el favor de aceptarlos como suyos. Por
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eso, no me cabe en la cabeza que ahora ustedes vuelvan a vivir pendientes de sus antiguos ídolos y supersticiones. ¡Si no tienen sentido ni sirven para nada!” 4.10 Pablo ofrece ahora un ejemplo de la manera en que los gálatas se están haciendo esclavos nuevamente. Se trata de una observancia estricta de toda clase de celebraciones: Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. La expresión, con toda probabilidad, se refiere al sistema judío de fiestas, pues aquellos que se oponen a Pablo en Galacia son misioneros judeocristianos. Pablo no dice que celebrar tales fechas y fiestas sea malo en sí mismo. Más bien, él considera que es erróneo hacerlo de manera legalista, esto es, con la intención de ganarse la aprobación de Dios. Se puede traducir: “Las celebran como si fueran muy importantes para Dios”. Es mejor evitar usar el verbo “guardar”, ya que puede causar la impresión de que las celebraciones se pueden guardar como si fueran objetos. Algunas versiones ofrecen buenas alternativas: «Ustedes celebran ciertos días, meses, fechas y años» (DHH96), «ustedes todavía les dan importancia a […]» (TLA), «respetáis ciertos […]» (NBE), “de hecho, os estáis preocupando de la observancia de ciertos días y de ciertas fechas mensuales, estacionales y anuales” (Vidal: 101). NVI acentúa el tono de sorpresa de Pablo al marcar la frase como una exclamación: «¡Ustedes siguen guardando […]!»; BA presenta la frase como una pregunta: «¿Por qué siguen celebrando como fiestas ciertos días […]?». Lo importante en la traducción es comunicar el sentido negativo que Pablo ve en la observancia de estas celebraciones: “¡Apenas puedo creer que todavía celebren los sábados y demás fiestas rituales durante todo el año como si fueran del agrado de Dios!” 4.11 Pablo concluye esta primera sección (4.8-11) con una reflexión que busca hacer reaccionar a los gálatas: «Temo que mi trabajo en vuestro medio haya sido en vano» (RV95). El “trabajo” mencionado aquí se refiere a la evangelización de Galacia, un trabajo agobiante, de mucho esfuerzo por parte de Pablo. Este “trabajo” ha sido traducido como «todo mi afán» (BJ), «me haya fatigado» (BL), «mis fatigas por vosotros» (NBE), «me haya estado esforzando» (NVI). El fracaso del trabajo de Pablo consiste en que los gálatas no han
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entendido la libertad que recibieron al poner su confianza en Cristo. El intento de ellos de practicar una religión que, probablemente, consideraban más completa —por medio de la circuncisión y la celebración de las fiestas rituales— es visto por Pablo como un fracaso de su tarea misional, un derroche de esfuerzo sin fruto. Varias versiones ponen la expresión de Pablo como una exclamación desesperada: «¡Mucho me temo que mi trabajo entre ustedes no haya servido de nada!» (DHH96), «¡me asusto al pensar que de nada haya servido todo lo que he hecho por ustedes!» (TLA), “¡me estáis haciendo temer que mi trabajo misional con vosotros haya sido inútil!” (Vidal: 103). Se puede traducir de manera más afín al habla popular de algunas regiones: “¡Tanto sudor y desvelo gastado en enseñarles la buena noticia, y ahora me parece que todo se va al traste!” RV60
TLA
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12 Os ruego, hermanos, que Hermanos míos, yo les ruego que os hagáis como yo, porque yo se amolden a mí, como yo me he también me hice como vosotros. amoldado a ustedes. Ustedes no me Ningún agravio me habéis hecho. causaron ningún daño,
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Pues vosotros sabéis que a 13 sino que me enfermé y, por eso, causa de una enfermedad del tuve que pasar un tiempo en Galacia cuerpo os anuncié el evangelio al anunciándoles las buenas noticias. principio; 14 Aunque mi enfermedad les causó y no me despreciasteis ni muchos problemas, ustedes no me desechasteis por la prueba que despreciaron ni me rechazaron. Al tenía en mi cuerpo, antes bien contrario, me recibieron en sus hogares me recibisteis como a un ángel como si yo fuera un ángel de Dios, ¡o de Dios, como a Cristo Jesús. Jesucristo mismo! 14
15
¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy
15
Yo sé muy bien que, de haberles sido posible, hasta se habrían sacado
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testimonio de que si hubieseis los ojos para dármelos. ¿Qué pasó con podido, os hubierais sacado toda esa alegría? vuestros propios ojos para dármelos. 16
16 ¿Me he hecho, pues, ¡Ahora resulta que, por decirles la vuestro enemigo, por deciros la verdad, me he hecho enemigo de verdad? ustedes!
4.12 Ahora Pablo hace un alto en la presentación de sus argumentos teológicos para dirigir a sus lectores una exhortación llena de emoción. De nuevo usa el tratamiento de hermanos y hace referencia a las muestras de amistad y amor del pasado reciente entre él y los gálatas. Casi todas las versiones reestructuran el texto original, que, literalmente, dice: “Háganse como yo, pues también yo me hice como ustedes, hermanos, les pido”. En español es mejor iniciar la frase con el apelativo y luego presentar la apelación: «Hermanos, les ruego: sean como yo, porque yo me he vuelto como ustedes» (DHH96), «hermanos míos, yo les ruego que se amolden a mí como yo me he amoldado a ustedes» (TLA). La fuerte emotividad de la apelación puede comunicarse así: “Les hablo ahora con el corazón en la mano”. El verbo griego usado aquí tiene una amplia gama de significados: “Devenir”, “llegar a ser”, “surgir”, “existir”, “ser”. Esto explica en parte los diversos matices que registran las versiones respecto al contenido del ruego de Pablo: Que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros, «que se comporten conmigo como yo me comporté con ustedes» (BA), «yo me he identificado con ustedes. Les suplico que ahora se identifiquen conmigo» (NVI), «imítenme a mí como yo me hice semejante a ustedes» (BL), «poneos en mi lugar, hermanos, por favor, que yo, por mi parte, me pongo en el vuestro» (NBE). Vidal registra una dimensión diferente de la petición: “¡Seguid siendo mis compañeros, como también yo lo soy vuestro!” (Vidal: 103). En el texto no está claro en qué consiste la imitación o la ejemplaridad a la que alude Pablo aquí. Varios especialistas consideran que lo más probable es que Pablo esté exhortando a los gálatas para que lo imiten a él en el abandono de la ley como camino para lograr una adecuada relación con Dios. Se podría también traducir: “Hermanos, por favor, tomen mi ejemplo, pues yo renuncié al cumplimiento de los mandamientos de la ley
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como manera de ponerme a cuentas con Dios. ¡Hagan ustedes lo mismo!” La oración final del versículo puede parecer un tanto extraña, pues no se sabe a ciencia cierta a qué se refiere Pablo. El original dice: “En nada me agraviaron ustedes”. El sentido puede ser: 1) ustedes no me han ofendido a mí, sino a Cristo o a Dios; 2) no me han ofendido a mí, sino a ustedes mismos. Tal vez Pablo se refiera a que los gálatas desoyeron su enseñanza de poner su confianza sólo en Cristo. Si fuera así, la frase debería entenderse como “no les digo esto porque me sienta ofendido, sino porque ustedes mismos están causándose un mal al actuar de esta manera”. Lo mejor es traducir de manera cercana al original: «Ustedes no me causaron ningún daño» (TLA), «ustedes no me ofendieron en nada» (BL), “No me preocupo por mí, sino por ustedes. No es a mí a quien han ofendido”. 4.13 Pablo continúa apelando a su buena relación con los gálatas, una relación que él espera restablecer. El inicio de la oración con vosotros sabéis implica que la circunstancia que permitió la predicación del apóstol en Galacia es de conocimiento general entre los hermanos y hermanas. Algunas versiones comunican esto bien: «Como ya saben» (DHH96), «pero bien sabéis» (BJ), “bien recordáis” (Vidal: 103). Aún más específico es lo siguiente: “Seguro lo tienen muy fresco en la memoria”, o “es del conocimiento de todos ustedes”. La palabra griega que se usa aquí significa tanto “primera vez” como “anterior”, lo cual no deja claro cuántas veces visitó Pablo las comunidades de Galacia. Aquí parece referirse al primer encuentro del apóstol con los gálatas. 4.14 Pablo utiliza dos verbos muy fuertes para indicar la actitud de rechazo que era de esperar que tuvieran los gálatas ante su estado físico. El primero significa “despreciar”, “tener por nada”, y el segundo, literalmente, “escupir”, pero en este contexto se refiere a un gesto ritual que se usaba como forma de alejar los malos espíritus y las desgracias. En muchas regiones del mundo, incluyendo algunas de América Latina, el acto de escupir delante de una persona, o peor aún, hacerlo directamente sobre ella, sigue siendo un gesto extremo de humillación y desprecio. Las versiones intentan comunicar la fuerza de estos verbos: No me
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despreciasteis ni desechasteis, «no me despreciaron ni me rechazaron» (DHH96), «no me mostrasteis desprecio ni repulsa» (BJ), «no me trataron con desprecio ni desdén» (NVI), «no me despreciasteis ni me hicisteis ningún desaire» (NBE), «vencisteis la tentación de despreciarme o evitar mi contagio» (BP). Para Pablo lo más importante es que los gálatas no sólo vencieron la tentación, sino que también reconocieron en el enfermo al mensajero de la salvación. El adversativo griego usado aquí (“en lugar de ello”, “más bien”) marca un fuerte contraste entre la manera de recibir los gálatas a Pablo la primera vez y el tratamiento actual: Antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. En Pablo el término ángel, que también significa “mensajero”, siempre se refiere a un mensajero del cielo, a un ser celestial. El verbo griego que generalmente se traduce como “recibir” u “hospedar” expresa la idea de bienvenida afectuosa mejor que otros verbos más comunes usados por Pablo. Varias versiones reflejan bien el sentido de este verbo: «Sino que me recibieron como si fuera un mensajero de Dios, como si del mismo Cristo se tratara» (BA), «al contrario, me recibieron como a un ángel de Dios, ¡como si se tratara del mismo Cristo Jesús!» (DHH96), «al contrario, me recibieron en sus hogares como si yo fuera un ángel de Dios, ¡o Jesucristo mismo!» (TLA). 4.15 Este versículo contiene dos elementos. El primero es una pregunta retórica, y el segundo, una afirmación que refuerza el sentimiento que dicha pregunta procura provocar. La traducción de ambos no presenta mayores dificultades, aunque sí la interpretación teológica. Se puede intentar una traducción que dé algunas luces para entender el sentido de lo que Pablo dice. La pregunta quiere hacer reflexionar a los gálatas sobre el motivo del cambio en su actitud: ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais?, «¿qué pasó con aquella alegría que sentían?» (DHH96), «¿cómo se perdió la alegría de ese tiempo?» (BL). El término griego para “felicidad” es makarismos, el mismo que se usa en las “bienaventuranzas” del sermón del monte. Se trata de la alegría que Dios concede a los suyos, y por eso, de una bendición especial. Pablo se refiere así a la gran alegría que los gálatas tuvieron al principio, cuando recibieron la buena noticia de la salvación en Cristo. La afirmación dice, literalmente, “les doy testimonio”. Es mejor cambiar esta expresión por otra equivalente, pues en el ambiente de las
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iglesias evangélicas de América Latina “dar testimonio” ha adquirido un significado propio, en general referente a compartir una conversión o alguna otra experiencia especial con Dios. Las versiones presentan opciones tales como «puedo decir en favor de ustedes que […]» (DHH96), «estoy seguro de que […]» (BP), «me consta que […]» (NVI), «pues reconozco que […]» (BL), «porque hago constar en vuestro honor que […]» (NBE). En algunos contextos de América Latina se entendería bien la frase literal: Si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos. En la antigüedad se hallaba muy extendida esta idea de poner los ojos como ejemplo de lo más valioso que una persona posee (cf. Dt 32.10; Mt 18.9). Nuestro equivalente es “la niña de los ojos”, aunque también se usa “las perlas de la Virgen”. Se puede usar un equivalente regional, siempre y cuando signifique algo muy valioso. Lo que Pablo dice es que fue tanta la alegría de los gálatas después de su conversión, que habrían hecho cualquier cosa para mostrarle su gratitud. TLA cambia la estructura de la oración y pone la pregunta en segundo lugar: «Yo sé muy bien que, de haberles sido posible, hasta se hubieran sacado los ojos para dármelos. ¿Qué pasó con toda esa alegría?» 4.16 La pregunta de este versículo está en oposición retórica con el versículo 15. Primero Pablo les recuerda a los gálatas las grandes muestras de cariño que ellos le expresaron al principio, y ahora les pregunta sobre sus sentimientos actuales. No es que Pablo piensa que algunos gálatas lo consideran su “enemigo” real, pero sí cree que el tono fuerte de la carta puede hacerlos reaccionar con rechazo hacia su persona. En la traducción debe quedar bien claro el contraste entre el “antes” del versículo 15 y el “ahora” de este versículo: «Y ahora, ¿acaso me he vuelto enemigo de ustedes, solamente porque les he dicho la verdad?» (DHH96), «¿Y ahora me he convertido en enemigo vuestro por ser sincero con vosotros?» (NBE). Algunas versiones cambian la pregunta por una expresión exclamativa: «¡Ahora resulta que por decirles la verdad me he hecho enemigo de ustedes!» (TLA). RV60 17
TLA Tienen celo por
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Los que quieren obligarlos a obedecer
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vosotros, pero no para la ley judía se muestran ahora muy bien, sino que quieren interesados en ustedes. Pero lo que en apartaros de nosotros para verdad quieren es hacerles daño, pues que vosotros tengáis celo desean que se olviden de mí y que se por ellos. interesen por ellos. 18
18 Bueno es mostrar Está bien interesarse por otras celo en lo bueno siempre, personas, si lo que se desea es hacerles el y no solamente cuando bien. Pero si ustedes realmente se interesan estoy presente con por mí, háganlo siempre y no sólo cuando vosotros. estoy con ustedes.
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Hijitos míos, por 19 Yo los quiero como a hijos, pero quienes vuelvo a sufrir mientras no lleguen a ser como Cristo, me dolores de parto, hasta que harán sufrir mucho, como sufre una madre Cristo sea formado en con los dolores de parto. vosotros, 20
quisiera estar con 20 ¡Cómo quisiera estar con ustedes en vosotros ahora mismo y este momento, para hablarles de otra cambiar de tono, pues manera! ¡Estoy muy confundido, y no sé estoy perplejo en cuanto a cómo tratarlos! vosotros. 4.17 Pablo hace aquí un corte un poco brusco en la redacción y pasa de repente a hablar de nuevo de los misioneros rivales. Al apóstol le interesa contrastar sus propias intenciones respecto de los gálatas con las de sus opositores, las cuales, en su opinión, no son bien intencionadas: Tienen celo por vosotros, pero no para bien. Traducir la palabra celo de manera literal puede crear cierta confusión, pues podría entenderse como el celo que surge en algunas relaciones amorosas. En realidad, Pablo aquí se refiere al celo religioso, al deseo ferviente de ser fiel a una divinidad. Algunas versiones prefieren evitar la palabra celo y usar otro vocablo: «Se interesan por vosotros, pero no para vuestro bien» (RV95), «esa gente tiene mucho interés en ustedes, pero no son buenas sus intenciones» (DHH96), «esa gente les demuestra interés no es sincera» (BL), “el afecto que esos os demuestran no es bueno” (Vidal: 103). TLA 154
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hace explícito el sujeto tácito de la oración, lo que nos parece una buena decisión: «Los que quieren obligarlos a obedecer la ley judía se muestran ahora muy interesados en ustedes». Pablo interpreta el interés de los misioneros rivales como algo malsano, tal vez como una manera de mostrar superioridad respecto a él. Es muy probable que, como señala Pablo, los gálatas estuvieran alejándose de sus enseñanzas para seguir las de estos maestros. Es importante traducir en la segunda parte del versículo con la misma palabra que se usó en la primera parte, o con una equivalente, ya sea celo, “interés” o “afecto”, para así mantener el paralelismo que existe en el texto original. En las traducciones que se acercan a la paráfrasis es difícil mantener el paralelismo, pero esto se compensa bien con la claridad de la traducción: «Pero lo que en verdad quieren es hacerles daño, pues desean que se olviden de mí y que se interesen por ellos» (TLA), “lo que quieren es aislarlos de mí, para que os vinculéis a ellos” (Vidal: 103). En conjunto, es posible hacer una traducción más explícita: “En realidad, esos misioneros andan muy afanosos por quedar bien con todo mundo, pero no porque tengan verdadero interés en su salvación. Sólo quieren enemistarlos conmigo para así tener el campo libre y poder ganarlos a ustedes para su propia causa”. 4.18 La primera parte de este versículo parece ser un principio general que está en contraste con la actitud que Pablo reprocha a sus oponentes. La redacción del texto griego no hace posible saber a qué se refiere Pablo con “celo” o “interés”, si a personas o a cosas. Esta ambigüedad se refleja en la variedad de las traducciones: «Bueno es mostrar interés por lo bueno siempre» (RV95), «claro que es bueno interesarse por los demás, pero con buenas intenciones» (DHH96). El mayor problema de traducción en este versículo es determinar a qué celo se refiere Pablo, si al de sus oponentes por los gálatas o, por el contrario, al de los gálatas por su propia persona, que es lo que él reclama. La redacción del texto griego admite ambas posibilidades, y ambas encajan bien con el sentido general del pasaje. En nuestra opinión, Pablo se refiere a su propia relación con los gálatas, pues en los últimos versículos ha estado recordando con cierta nostalgia “los buenos tiempos”. Por esta razón, sugerimos traducir en el sentido propuesto por algunas versiones: «Si realmente se interesan por mí, háganlo siempre y no sólo cuando estoy con ustedes» (TLA), «y que sea siempre, y no
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solamente cuando estoy entre ustedes» (DHH96), «Es grato recibir siempre atenciones sinceras y no sólo cuando estoy con vosotros» (BP). Es posible también mantenerse cerca de la ambigüedad del texto original y recoger ambas posibilidades de sentido, lo cual no le hace violencia al texto: “Me parece muy bien que procuren hacer lo mejor en todo tiempo, pero siempre con buenas intenciones. Respecto a mí, es claro que espero que se porten bien conmigo, pero tanto cuando estoy con ustedes como ahora, que me encuentro a la distancia”. 4.19 Este versículo está muy ligado al versículo 18, aunque en relación de contraste. Pablo ha dado a entender a los gálatas que el interés de los otros misioneros respecto a ellos no es sincero, y ahora describe su propio interés por ellos como el de una madre por sus hijos. Para comunicar esto, el apóstol recurre a una emotiva metáfora, un recurso muy usual en él: Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto. La forma de trato es en griego un diminutivo, literalmente, “mis niñitos”, una forma que es común en 1 Juan, pero que Pablo usa solamente aquí. El apóstol no usa este diminutivo en sentido irónico, sino que desea comunicar su auténtico amor por los creyentes gálatas. En 1 Tesalonicenses 2.7, Pablo se describe él mismo como una madre cariñosa. En este versículo, en cambio, se presenta como una madre en el momento de dar a luz, sufriendo los dolores previos al alumbramiento. En esta imagen, Pablo piensa a los gálatas como si aún estuvieran en el vientre materno, necesitados de renacimiento espiritual. La traducción debe comunicar la idea de lo doloroso del proceso, algo que las versiones hacen de diversas maneras: «De nuevo sufro los dolores del alumbramiento» (BL), «a los que doy a luz de nuevo» (BP), «otra vez me causáis dolores de parto» (NBE), “a quienes estoy dando a luz de nuevo dolorosamente” (Vidal: 103). Es probable que el uso de esta metáfora cause extrañeza en algunos contextos, pues es imposible que un hombre dé a luz. Por esta razón, se debe especificar que se trata de una metáfora o de una comparación: “Por causa de ustedes, me siento como una mujer que está a punto de dar a luz”, “los dolores que siento por ustedes son como los de una mujer que está a punto de tener un bebé”. La meta de tales dolores es definida con una segunda imagen. En efecto, lo que está en formación y debe por fin nacer es la imagen de Cristo en los creyentes: Hasta que Cristo sea formado en vosotros. No
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se trata de que los gálatas se parezcan físicamente a Cristo, sino de que adquieran sus virtudes, entre las cuales Pablo tiene en mente la libertad. El verbo griego presente aquí es el que se utiliza para expresar la formación de un objeto o una imagen, como una escultura o un grabado. El énfasis está puesto en el proceso, durante el cual va apareciendo la figura, poco a poco. Algunas versiones se acercan a esta idea: «Hasta que adquiráis la figura de Cristo» (BP), «hasta ver a Cristo formado en vosotros» (BJ). También podría traducirse: “Hasta que se conviertan en fieles seguidores de Cristo”, “hasta que se conduzcan como Cristo”, “hasta que se parezcan tanto a Cristo en su forma de ser, que la gente los identifique como sus seguidores”. 4.20 Pablo termina su exhortación con otra exclamación muy emotiva, que algunas versiones comunican con signos de admiración, para expresar mejor el énfasis: «¡Ojalá estuviera yo ahí ahora para hablarles de otra manera, pues no sé qué pensar de ustedes!» (DHH96). La frase debe entenderse como expresión del deseo del apóstol de hablar con sus conversos directamente, y no a través del sustituto de la carta. Pablo sabe que su tono áspero puede ser malentendido como falta de amor, cuando en realidad es lo contrario. Es preciso dejar muy claros tres elementos en la traducción: el deseo de Pablo de estar físicamente con los gálatas, su deseo de adaptar su tono de voz para que refleje verdaderamente sus sentimientos amorosos hacia ellos, y la perplejidad que siente ante su cambio de conducta. La mayoría de las versiones, siguiendo la estructura del texto griego, expresan todo en una sola oración: «¡Cómo quisiera estar ahora con ustedes y hablarles de otra manera, porque lo que están haciendo me tiene perplejo!» (NVI), «quisiera estar ahora entre ustedes y emplear el lenguaje conveniente, porque en verdad me tienen desconcertado» (BA). TLA ofrece una posibilidad interesante al dividir la frase en dos expresiones exclamativas: «¡Cómo quisiera estar con ustedes en este momento, para hablarles de otra manera! ¡Estoy muy confundido, y no sé cómo tratarlos!» El deseo de cambiar la manera de expresarse se refiere al tono áspero, dominante durante la mayor parte de la carta, y no precisamente al tono de estos últimos versículos, donde Pablo se expresa con afecto y ternura. La traducción puede acercarse más a los usos lingüísticos de algunas regiones de América Latina: “Deseo de corazón estar físicamente con
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ustedes en este momento. Así podría comunicarles mejor lo mucho que los quiero, pues por carta el tono parece medio golpeado. ¡Pero también deben entender que con ustedes ya casi no hallo la puerta!”
Reflexión bíblica y pastoral La reprobación de las religiones paganas por parte de Pablo tiene como fundamento el hecho que éstas someten a sus seguidores a la esclavitud. No se trata de un rechazo general y abstracto, sino de uno que se funda en el conocimiento directo de la religiosidad opresiva de la que provenían los creyentes gálatas. Por esa razón, Pablo también se opone a la práctica de un cristianismo lleno de reglas y de ritos que no están en concordancia con el espíritu de libertad de la fe cristiana que él enseña. Para Pablo, la conversión al cristianismo lleva implícita una liberación que pone a los creyentes en una estrecha relación de reciprocidad con Dios: conocer a Dios y ser conocidos por él. Pablo piensa la conversión cristiana como un encuentro a partir del cual la vida adquiere otra dimensión y calidad. Con la nueva vida en Cristo se distinguen un “antes” de ignorancia, o de conocimiento impreciso, y un “ahora” de intimidad y de cercanía entre Dios y las personas creyentes. Volver atrás después de haber experimentado la libertad cristiana significa, según Pablo, “volver a los pobres rudimentos del mundo”. Esta vuelta atrás es una tentación siempre presente en la vida cristiana. También las iglesias se ven tentadas a sacrificar la libertad del Espíritu en aras de una imposición de reglamentaciones y tradiciones rígidas. Dios libera a las personas para la vida, pero en las iglesias existe la tentación de volver a poner muchos estatutos, reglamentos y estructuras como un peso opresivo sobre los creyentes, ahogando así la libertad que Cristo les ha otorgado. Es importante tener siempre presente en nuestras comunidades cristianas que el cumplimiento ritualista de costumbres, rutinas o programas no es un indicador de la fidelidad a Dios, pero sí lo es la calidad de una vida libre, caracterizada por el servicio al prójimo. Esto sí que es distintivo de una vida cristiana plena. En este emotivo pasaje, la metáfora de “sufrir dolores de parto” expresa la angustia, el dolor y el anhelo con que Pablo desea la salvación de aquellos gálatas que han empezado a alejarse del mensaje de salvación en Cristo. Es importante que cada creyente en la actualidad se examine para saber si el alejamiento de algunos hermanos o hermanas de la plenitud de la vida cristiana también le produce un “sufrir dolores de
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parto”. Pablo considera a los gálatas como hijos espirituales y —al igual que el común de los padres y madres— su ilusión es ver la vida de ellos bien lograda y feliz. Pablo desea que ellos reflejen en su vida la forma de ser de Cristo mismo, algo que él no considera como un objetivo imposible, pues confía en que se puede lograr con la ayuda del Espíritu. Este pasaje deja claro que el comienzo de la predicación de Pablo entre los gálatas se debió a una circunstancia fortuita. En efecto, una enfermedad del apóstol ocasionó que éste tuviera que pasar algún tiempo en Galacia. Como podemos ver, Dios dispone los medios a su manera para llevar adelante su obra. Si embargo, al igual que Pablo, es importante que estemos atentos para aprovechar el momento oportuno que Dios nos da para compartir nuestro testimonio de vida. Pablo transformó una enfermedad —que pudo ser vista, con criterios humanos, como una debilidad o un fracaso— en una oportunidad de compartir el mensaje de salvación. El apóstol fue llamado para predicar, también en su debilidad, acerca del poder del evangelio de Cristo. En ocasiones, Dios usa caminos y medios insospechados para cumplir sus propósitos. Ahora bien, debemos señalar un punto importante: los creyentes, incluso aquellos que están más comprometidos en el servicio cristiano, no son inmunes a la mala salud, los dolores corporales o las debilidades. Tales dificultades son parte de la vida y es importante seguir cumpliendo la voluntad de Dios también en medio de ellas. Pablo es consciente de que su forma de hablar puede crear rechazo en sus lectores. “La verdad no mata, pero incomoda”, anuncia el dicho popular. En la actualidad hay, como en Galacia, gente a la que le gusta que le digan solamente cosas agradables, y también hay gente que, por quedar bien, sólo habla en de manera lisonjera. Sin embargo, la gente cabal habla a las personas amadas sólo con la verdad, pues sabe que es la única forma de ayudarlas a crecer, aunque al principio no reciban con agrado la crítica, el consejo o la corrección. Hay que hablar con rectitud y dejar que el Espíritu use la Palabra.
Los verdaderos descendientes de Abraham son las personas libres de la ley (4.21-31) Análisis de discurso En esta sección, Pablo retoma el argumento que interrumpió en 4.7 para iniciar la sección anterior, en la que se dirige a los gálatas de manera
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tan personal y afectiva (vv. 8-20). Aquí, en efecto, retoma una vez más la contraposición entre la libertad y la esclavitud. Es un último intento de convencer a los gálatas del error de seguir la ley como camino de salvación. El apóstol utiliza el método de la alegoría, un tipo de interpretación que ya usó en 3.15-18. El método alegórico era muy común entre los rabinos o maestros judíos de las Escrituras, y Pablo lo utiliza con frecuencia. La alegoría consiste en interpretar acontecimientos o personajes de la Escritura como prefiguraciones de verdades religiosas. En este pasaje, las dos madres representan dos pactos y dos comunidades, y el antagonismo entre los dos hijos representa, en cierto sentido, el conflicto entre la posición de los maestros rivales y la posición de Pablo. El punto central de todo el argumento es que hay dos grupos que reclaman ser descendientes de Abraham, el de aquellos que permanecen en esclavitud y el de aquellos que son libres. Entender esta alegoría no es fácil. Se trata, en realidad, del pasaje más complicado de toda la carta. Para acercarse al mismo de manera más precisa se requiere conocer tanto los pasajes del Antiguo Testamento sobre los cuales se funda como algo de la historia de la interpretación de tales pasajes en el judaísmo. Aquí sólo mencionaremos algunos de esos pasajes para dar una idea del ambiente en el que Pablo se mueve y así reducir un poco el efecto de extrañeza que produce este texto. Pablo quiere demostrar que no es suficiente ser descendiente de Abraham para ser libre, sino estar vinculado con él de la manera adecuada. Ismael era hijo de Abraham, pero, por ser también hijo de la esclava Agar, heredó la condición de esclavo. Interpretando Génesis 16, Pablo afirma que Ismael nació de manera natural, que es hijo “según la carne” y representa la alianza del Sinaí. Pablo vincula esta alianza con la Jerusalén terrestre, la cual, por tanto, sigue engendrando una descendencia ligada a la esclavitud. En cambio, Isaac nació de Sara, la mujer libre, y por eso heredó también la condición de libre. En efecto, Isaac nació como consecuencia de la promesa de Dios a Abraham y, en cierta manera, como producto del Espíritu, por lo cual es libre y heredero de la promesa. Luego, interpretando Génesis 21, Pablo recuerda que Agar e Ismael fueron expulsados por Abraham, porque Sara quería reservar la herencia sólo para Isaac. Por medio de este complicado sistema de asimilaciones, Agar queda identificada con la Jerusalén terrestre, la cual, a su vez, se relaciona con el monte Sinaí y con la ley de Moisés que se proclamó en ese lugar. De esta
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manera, Pablo puede concebir que los judíos siguen la ley como esclavos (cf. Gl 3.23; 4.5). En cambio, Pablo identifica a Sara con una ciudad celestial que fue anunciada por los profetas (cf. Is 54.1) y es retomada en la literatura apocalíptica (cf. Ap 21.2). Esta Jerusalén celestial, preparada desde el principio de los tiempos, es la ciudad donde reina el Señor (cf. Flp 3.20ss.). A la vez que ciudad y esposa, es la madre de todos los creyentes, según Pablo, los cristianos, quienes además gozan del estatus de personas libres. La narración del Antiguo Testamento termina de una manera terrible, con la expulsión de Agar e Ismael de la casa de Abraham: “Expulsa a la esclava y a su hijo” (Gn 21.10). A las supuestas amenazas que Ismael hacía pender sobre Isaac corresponden las persecuciones que los opositores judíos hacen sufrir a Pablo (cf. 2 Co 11.24) y a las iglesias de Judea (cf. 1 Ts 2.14). Es probable que este tipo de situación llevara a Pablo a aplicar el tratamiento alegórico contra los perturbadores y a pedir a los creyentes gálatas que no prestasen atención a los maestros judaizantes en las congregaciones. TÍTULO: Todas las versiones mencionan en sus títulos a Sara y Agar, pues ambas aparecen en estos versículos. «Sara y Agar» (BA) o «Agar y Sara» (BP, NVI) son títulos demasiado generales. Otras versiones expresan el carácter no literal y didáctico del texto: «Alegoría de Sara y Agar» (RV95), «Las dos alianzas: Agar y Sara» (BJ), «Lo que simbolizan Agar y Sara» (DHH96), «El ejemplo de Agar y Sara» (TLA). Otro posible título es el siguiente: “Alianza de libertad o alianza de esclavitud”.
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
21
Decidme, los que 21 Ustedes, los que quieren obedecer la ley, queréis estar bajo la díganme una cosa: ¿no han leído lo que la Biblia ley: ¿no habéis oído la nos dice de Abraham? ley? 22
Porque está escrito que Abraham
22
Dice que él tuvo dos hijos, uno de ellos
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tuvo dos hijos; uno de con su esclava, y el otro con su esposa, que era la esclava, el otro de la libre. libre. 23
Pero el de la 23 El hijo de la esclava nació como nacemos esclava nació según la todos nosotros, pero el hijo de su esposa nació carne; mas el de la gracias a que Dios se lo prometió a Abraham. libre, por la promesa. 24
Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual 24-25 Estos dos casos pueden servirnos de da hijos para esclavitud; éste es ejemplo. Las dos mujeres representan dos pactos. Agar representa el pacto del monte Sinaí, Agar. que está en Arabia, pues todos sus descendientes nacen siendo esclavos. Ese monte representa a la 25 Porque Agar es el ciudad de Jerusalén y a todos los que viven monte Sinaí en Arabia, como esclavos de la ley. y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. 26
Mas la Jerusalén 26 Pero Sara representa al nuevo pacto, por el de arriba, la cual es cual pertenecemos a la Jerusalén del cielo, la madre de todos ciudad de todos los que somos libres. nosotros, es libre.
4.21 El cambio de tono y la introducción de un nuevo argumento permiten ver este versículo claramente como el inicio de una nueva sección. En efecto, el imperativo “díganme” marca un cambio de tono respecto a la sección precedente. Ahora el lenguaje es menos emotivo y más formal.
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Pablo se dirige, al parecer, sólo al grupo de los que quieren volver a cumplir los mandamientos de la ley, lo cual implica que no toda la comunidad estaba siguiendo esa dirección. Las versiones lo expresan así: Decidme, los que queréis estar bajo la ley, «díganme una cosa, ustedes, los que quieren someterse a la ley» (DHH96), «los que quieren vivir bajo el dominio de la ley» (BA). También puede traducirse: “Les pregunto a aquellos que quieren amarrarse de nuevo a la ley de Moisés”, “Respóndanme los que quieren vivir aferrados a lo que manda la ley de Moisés”. El texto original dice, literalmente: “¿La ley no oyen?” En el pensamiento judío el “oír” no es sólo una actividad física. Oír la ley o la palabra de Dios es entenderla, interiorizarla y obedecerla. En este contexto particular, “oír” debe entenderse en el sentido de tener una comprensión plena del tema en discusión. Se dice “oír”, y no “leer”, pues la gente en aquella época aprendía las Escrituras al escucharlas durante la lectura pública o durante algunos actos litúrgicos especiales. También Pablo pensaba que sus cartas debían leerse en las reuniones de las comunidades cristianas a las que escribía. La pregunta no espera una respuesta inmediata, “sí” o “no”, sino que, simplemente, procura captar la atención para la alegoría que se presenta a continuación. Hay buenas formas de traducir la pregunta: «¿Acaso no han escuchado lo que la ley dice?» (DHH96), «¿por qué no le prestan atención a lo que la ley misma dice?» (NVI), «¿por qué no escucháis lo que dice la Ley?» (NBE). Se puede ser más enfático: “¿Entienden ustedes realmente lo que la ley exige?”, “¿tienen claras las consecuencias de seguir aferrados a las instrucciones de la ley de Moisés?” Puede ponerse también como una afirmación negativa: “Ustedes realmente no entienden lo que la ley exige”. 4.22 Ahora Pablo recurre de nuevo en su argumentación a un episodio de la vida de Abraham. En esta ocasión, se refiere a sus dos hijos, Isaac e Ismael, hijos de Sara y Agar, respectivamente. Se trata de una historia que era familiar a cada niño judío y que los maestros judíos usaban con frecuencia para demostrar la superioridad de su nación, descendiente de Isaac, sobre las demás naciones. Es importante traducir la fórmula está escrito de igual manera que en las ocasiones anteriores en que Pablo la usó. No se hace referencia a las madres de los niños por el nombre, sino de
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acuerdo con su estatus. La esclava es Agar, la libre es Sara, aunque en realidad el nombre “Sara” nunca es mencionado. Libre y esclava se presentan de manera antitética. El trasfondo de esta historia se encuentra en el Antiguo Testamento en los capítulos 16, 17 y 21 de Génesis. Respecto de la muj er libre, algunas versiones especifican que se trata de “la esposa”: «Dice que Abraham tuvo dos hijos: uno de una esclava, y el otro de su propia esposa, que era libre» (DHH96), «uno de ellos con su esclava, y el otro con su esposa, que era libre» (TLA). También se puede traducir: “La Escritura narra que Abraham fue padre de dos hijos. El primero lo tuvo con una esclava, y el segundo, con su propia esposa, una mujer libre”. 4.23 Este versículo es una expansión del anterior. Ahora la referencia es a los hijos nacidos de ambas mujeres de Abraham, y más específicamente, al estatus heredado por los niños: Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Pablo tiene en mente, simplemente, que Ismael nació de acuerdo con el proceso natural, y que Isaac fue el cumplimiento de la promesa que Dios le hizo a Abraham de que le concedería un hijo. El texto original inicia la frase con una partícula adversativa que señala un contraste, que en este caso se puede traducir: “Sin embargo”, “pero hay algo a considerar”. Hay que tomar en cuenta que el original no contiene la palabra “hijo” en este versículo, por lo que algunas versiones traducen literalmente «el de la esclava» (BP, BJ). Sin embargo, es preferible agregar aquí el sustantivo correspondiente: «El hijo de la esclava nació de modo puramente humano» (DHH96), «el hijo de la esclava nació como nacemos todos nosotros» (TLA). También se puede expresar como sigue: “Abraham tuvo un hijo con la mujer esclava de la misma manera que los hijos son normalmente engendrados y dados a luz”, “el primero de los hijos de Abraham fue concebido de la misma manera que todos los niños”. El nacimiento del segundo hijo, Isaac, es presentado como el resultado de un cumplimiento profético: «Pero el hijo de la libre nació para que se cumpliera lo que Dios había prometido» (DHH96), «pero el hijo de su esposa nació gracias a que Dios se lo prometió a Abraham» (TLA). Esta referencia a Abraham que hace TLA no aparece en el texto original, pero ayuda a dejar claro a qué promesa se refiere Pablo. Claramente se refiere a la narración que registra que en el tiempo en que Isaac fue concebido,
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Abraham y Sara eran muy viejos y tal vez biológicamente incapaces de tener hijos, por lo que fue necesaria la intervención divina para lograrlo. Otra forma de expresar fielmente el sentido es la siguiente: “Los hijos de Abraham nacieron en diferentes circunstancias: el primero, el que tuvo con la esclava, fue concebido como cualquiera de nosotros, de modo natural; el segundo, el que tuvo con su esposa, fue la respuesta a lo que Dios le había prometido a Abraham mucho tiempo antes”. 4.24 Este es uno de los versículos más difíciles de toda la carta. El argumento y la redacción son complejos, además de que se trata de una alegorización. En realidad, sólo es posible comunicar el sentido del original con auxilio de la paráfrasis o mediante el agregado de algunas notas aclaratorias con información suplementaria. Pablo quita su atención de los hijos y la vuelve hacia las mujeres, pero no como figuras históricas, sino como representantes de dos vocaciones. Pablo mismo dice que se trata de una alegoría. El concepto de “alegoría” tiene su origen en la interpretación de los mitos griegos. Se supone que la escritura tiene una doble significación, lo que está escrito y un significado profundo que está oculto en lo escrito. Varias versiones prefieren evitar la palabra alegoría y traducen con una expresión equivalente: «Esto tiene un sentido simbólico» (DHH96), «estos dos casos pueden servirnos de ejemplo» (TLA), «Ese relato puede interpretarse en sentido figurado» (NVI). Pablo ahora inicia una explicación sobre el significado de la historia del Antiguo Testamento a la que él se ha referido. El objetivo de su exégesis alegórica es demostrar que la Escritura está en conformidad con la revelación de Dios y, por esa razón, que hay que redefinir quiénes son los verdaderos descendientes de Abraham. Para el apóstol es claro que éstos son los que ponen su confianza en Dios, sean judíos o no judíos. Para explicar esto, Pablo interpreta el significado de los dos pactos o alianzas realizadas por Dios, para lo cual se sirve de la historia de las mujeres de Abraham: Estas mujeres son los dos pactos, «estas dos mujeres representan las dos Alianzas» (BL). Con los dos pactos Pablo se refiere al pacto centrado en la ley, hecho con Moisés en el monte Sinaí, y al pacto más antiguo, realizado con Abraham, en el que Dios le prometió una numerosa descendencia. Pablo interpreta que este pacto se ha cumplido en Cristo y en los creyentes en Cristo, quienes, según esta lógica, son los verdaderos descendientes de
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Isaac, el hijo de Sara, la mujer libre. Para traducir la segunda parte de este versículo es adecuado repetir el sustantivo “pacto” o “alianza”, como hace TLA: «Agar representa el pacto del monte Sinaí». Hay versiones que comunican con claridad la idea y podrían servir de base para pulir una traducción propia, especialmente si se agrega el sustantivo, como hemos sugerido: «una [alianza] es la del monte Sinaí, y está representada por Agar» (DHH96), «la primera [alianza] es la del monte Sinaí, que da a luz esclavos, es la que representa Agar, la mujer esclava» (BL), «uno [un pacto], que es Agar, procede del monte Sinaí y tiene hijos que nacen para ser esclavos» (NVI). El texto griego dice: “Hijos para esclavitud”, lo cual puede traducirse como “los hijos de Agar se convierten en esclavos al nacer”, “la alianza representada por Agar produce gente que no es libre”. 4.25 Este versículo y el anterior conforman una unidad redaccional. Pablo intenta así demostrar la relación existente entre Agar y el monte Sinaí. Con este propósito, agrega el elemento geográfico de Arabia, aunque la lógica de Pablo no es del todo clara. Agar era, probablemente, el nombre árabe del Sinaí. Quizá Pablo simplemente agregó la frase como información geográfica para asegurarse de que sus lectores no judíos tuvieran más claro su argumento. Nuestra opinión es que la referencia a Arabia, la patria de los hijos de Ismael, tiene el propósito de reforzar la idea de Pablo de que los descendientes de ese país o pacto se alejan automáticamente de su condición de descendientes de Abraham según la promesa; sólo son descendientes de Abraham desde el punto de vista biológico, pero no herederos de la promesa. Algunas versiones ponen la relación entre paréntesis, como si sólo fuera información adicional: «(fíjense que lo de Agar tiene relación con el monte Sinaí, que está en Arabia)» (BA), «(el nombre de Agar significa el monte Sinaí, de Arabia)» (NBE), «(el país de Agar)» (BL [v. 24]). Nos parece más conveniente seguir con el lenguaje del versículo 24 y traducir: «Pues Agar representa el monte Sinaí, en Arabia» (DHH96), “el monte Sinaí está representado por Agar, y ambos están relacionados con el país de Arabia”. La relación de este pensamiento con el siguiente es aún menos claro: Y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Pablo utiliza aquí un término militar que significa “estar en formación” o “estar alineados”. Se puede entender que él piensa
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que los que quieren seguir ligados al pacto del Sinaí se ponen de nuevo bajo las órdenes de la ley, como hacen los soldados ante sus superiores. Jerusalén puede aquí entenderse como representante de toda la nación judía. Con esta referencia Pablo parece estar aludiendo a sus opositores, quienes posiblemente proceden de Jerusalén y buscan que los gálatas “regresen a sus filas”. La conexión general con Agar ahora parece obvia: así como Agar sólo puede engendrar hijos que son esclavos, así también el sistema legalista que proponen los maestros rivales de Pablo sólo puede engendrar esclavos. A partir de ahí es posible entender un poco mejor el argumento de Pablo, como ha sido bien captado por algunas versiones: «Que corresponde a la actual Jerusalén, ya que esta ciudad está sometida a esclavitud junto con sus hijos» (DHH96), «ese monte representa a la ciudad de Jerusalén y a todos los que viven como esclavos de la ley» (TLA), «esta Alianza corresponde a la ciudad de Jerusalén que hoy conocemos, y que es esclava, ella y sus hijos» (BL). 4.26 Pablo contrasta este versículo con el precedente, pero forma con ambos una unidad de pensamiento. El contraste puede expresarse por «en cambio» (BA), “por el contrario”, “de manera opuesta”. Recordemos que Pablo sigue hablando alegóricamente: Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Se debe evitar comunicar la idea de que se trata de dos ciudades, ubicadas geográficamente una más alta que la otra. La expresión Jerusalén de arriba es una imagen usada dentro del judaísmo para referirse a la esperanza de una Jerusalén renovada donde habitaría directamente la presencia de Dios. Esta imagen también aparece en otros escritos del Nuevo Testamento, especialmente en el Apocalipsis (cf. 3.12; 21.2, 9). Algunas versiones traducen «Jerusalén celestial» (DHH96) o «Jerusalén del cielo» (TLA). La Jerusalén actual se refiere a la ciudad material, a la que Pablo relaciona con la gente que se esfuerza por vivir según las instrucciones de la ley. La Jerusalén de arriba es el lugar que espiritualmente habitan los que han depositado su confianza en Cristo y viven liberados del cumplimiento de cualquier ley. Estas dos ciudades no representan el judaísmo y el cristianismo, sino las conductas religiosas “bajo la ley” y “libre de la ley”. Pablo amplía la figura de la madre. En efecto, esta Jerusalén celestial es madre de todos nosotros: «Pero la Jerusalén celestial es libre, y
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nosotros somos hijos suyos» (DHH96), «en cambio, la otra, la Jerusalén de arriba, es libre, y ésa es nuestra madre» (BA). Sara no es mencionada específicamente, pero Pablo asume que los gálatas harán la conexión. TLA prefiere hacer explícita la referencia: «Pero Sara representa al nuevo pacto, por el cual pertenecemos a la Jerusalén del cielo, la ciudad de todos los que somos libres». RV60
TLA 27
27
Porque está escrito:
Refiriéndose a Sara, la Biblia
dice:
Regocíjate, oh estéril, tú que no «¡Alégrate, mujer, das a luz; puedes tener hijos!
tú que no
Prorrumpe en júbilo y clama, tú »¡Grita de alegría, mujer, tú que que no tienes dolores de parto; no los has tenido! Porque más son los hijos de la »Y tú, mujer abandonada, ¡ahora desolada, que de la que tiene tendrás más hijos que la mujer marido. casada!» 4.27 Con este otro texto del Antiguo Testamento, Pablo quiere reforzar su argumento, aunque en cierto sentido lo complica. El texto es de Isaías 54.1, tomado de la Septuaginta. Este pasaje refleja el tiempo en que los judíos estaban en el exilio de Babilonia, lejos de su propio país. En la traducción debe utilizarse la misma fórmula para introducir citas que se usó previamente: “Se puede leer en la Biblia”, “hay un pasaje en la Escritura que dice”, o cualquier otra expresión que se haya elegido. También se debe utilizar de manera consecuente el recurso de destacar gráficamente la cita mediante comillas o letra cursiva, como hacen varias versiones. Otras versiones prefieren comunicar la cita en forma de verso, lo cual es aplicable tanto al texto original del Antiguo Testamento como a esta cita de Pablo. Para que la cita quede más clara dentro de la argumentación de Pablo, se puede seguir el ejemplo de TLA. Esta versión menciona específicamente a Sara, la cual probablemente estuviera en la
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mente de Pablo cuando éste incluyó la cita: «Refiriéndose a Sara, la Biblia dice». El único problema serio de traducción lo ocasiona la ausencia de verbo en la frase del original: “Pues muchos los hijos […] de la estéril”. Algunas versiones complementan con un verbo en tiempo presente, lo cual no ofrece un sentido lógico: «Más son los hijos de la abandonada» (BJ). Nos parece más lógico complementar con un verbo en tiempo futuro, que encaja mejor con el contexto del texto original del Antiguo Testamento y con la argumentación de Pablo: «“Porque la mujer que fue abandonada tendrá más hijos que la mujer que tiene esposo”» (DHH96), «porque la abandonada tendrá más hijos que la casada» (BP), «“y tú, mujer abandonada, ¡ ahora tendrás más hijos que la mujer casada!”» (TLA). Es preciso señalar un problema de interpretación, ya que, en realidad, Sara es la mujer casada, y Agar, la abandonada y sin marido. A nuestro parecer, Pablo lleva la alegoría a un extremo en el que ya no es posible seguirla hasta sus últimas consecuencias. Sin embargo, ese ya no es un problema directo de la traducción, sino de la interpretación. RV60
TLA 28
28 Así que, Hermanos míos, ustedes son como Isaac, hermanos, nosotros, el hijo que Dios le prometió a Abraham. Y digo como Isaac, somos hijos que son como él, porque son los hijos que Dios de la promesa. le había prometido.
29
29 Pero como En aquel tiempo, el hijo que Abraham entonces el que había tuvo con Agar perseguía a Isaac, que nació nacido según la carne gracias al poder del Espíritu. Y ahora pasa lo perseguía al que había mismo: los que desean seguir bajo el control de nacido según el Espíritu, la ley nos persiguen a nosotros, que somos los así también ahora. hijos de la promesa.
30
Mas ¿qué dice la 30 Pero la Biblia nos cuenta que Dios le dijo Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, a Abraham: «Echa de aquí a esa esclava y a su porque no heredará el hijo; él no tiene derecho a compartir la herencia hijo de la esclava con el con tu hijo Isaac, que nació de una mujer libre.»
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hijo de la libre. 31
31 De manera, Hermanos, nosotros no somos esclavos hermanos, que no somos de la ley, sino que somos libres. No somos hijos de la esclava, sino como el hijo de la esclava, sino como el de la de la libre. mujer libre.
4.28 Para evitar cualquier duda, Pablo aplica directamente la alegoría a los gálatas: «Ustedes, hermanos, al igual que Isaac, son hijos por la promesa» (NVI). Nuestra versión base traduce nosotros, lo cual no es correcto. Pablo traslada su atención a los dos hijos de Abraham, cuyas madres venían siendo el foco del argumento. El texto griego dice, simplemente, “según Isaac”, lo cual significa “de la misma forma que Isaac fue concebido”, es decir, no de la manera natural, sino como cumplimiento de la promesa de Dios. Algunas buenas alternativas de traducción son «igual que Isaac» (BA), «a la manera de Isaac» (BJ) y “al estilo de Isaac” (Vidal: 105). TLA complementa la información: «Ustedes son como Isaac, el hijo que Dios le prometió a Abraham». Como Isaac, así también los gálatas han llegado a ser hijos de Dios no por el propio esfuerzo, ni por medios naturales, ni debido a un proceso biológico, sino, exclusivamente, como cumplimiento de lo que Dios le prometió a Abraham. El texto original relaciona a Abraham con los gálatas mediante una frase sencilla: “De la promesa son hijos”. Esta frase debe traducirse un poco ampliada para que quede claro el sentido: «Y digo que son como él porque son los hijos que Dios le había prometido» (TLA), “así como Isaac nació por la voluntad de Dios, porque Dios había prometido a Abraham darle ese hijo, también ahora ustedes se han convertido en hijos e hijas de Dios, porque él prometió hacerse un pueblo grande”, “porque de esta manera prometió Dios que acontecería”. El tratamiento de hermanos puede traducirse, al igual que en otros lugares de esta carta, con frases como “compañeros creyentes”, “ustedes que creen en Cristo lo mismo que yo”. También es aceptable traducir “hermanos y hermanas”.
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4.29 Pablo sigue argumentando mediante el uso de contrastes. En 4.23 afirmó la contraposición entre “según la carne” y “según la promesa”, que ahora es sustituida por la simetría que establece entre “según la carne” y “según el Espíritu”: Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu. El Espíritu caracterizó la primera experiencia cristiana de los gálatas (cf. 3.2, 3, 5), algo que para Pablo fue una consecuencia de la confianza que los gálatas pusieron en Jesucristo. A esta confianza se refiere Pablo con expresiones tales como “por medio de la fe” o “desde la fe” (cf. 3.2, 5, 14; 4.6; 5.5) y la pone como antítesis de “la carne”, entendida como forma de conducir la vida (5.16-18, 22, 25; 6.1, 8). Recordemos que según la carne quiere decir “de manera natural”, “por voluntad humana” o “por el proceso biológico normal”. Es importante mantener la constancia y la regularidad en la traducción donde aparezcan estos términos. En este versículo, es claro que Pablo se refiere a Ismael y a Isaac, respectivamente, con las frases “el hijo que nació de manera natural” y “el hijo que nació según el Espíritu”. Es importante dejar bien claro el paralelismo que establece Pablo entre el tiempo de Isaac e Ismael y el tiempo actual de los gálatas: «Pero así como en aquel tiempo […] así sucede también ahora» (DHH96), «sin embargo, ahora sucede lo mismo que entonces» (BA), “de igual manera que en el pasado Ismael persiguió a Isaac, así también ahora sufrimos persecución”, “la misma clase de hostigamiento nos aplican a nosotros en estos días”. Pablo encuentra en la relación de los dos hijos de Abraham una referencia alegorizada de la relación entre algunos judíos y los cristianos, particularmente entre los misioneros rivales y los creyentes gálatas. La traducción de TLA orienta hacia una interpretación: «Y ahora pasa lo mismo: los que desean seguir bajo el control de la ley nos persiguen a nosotros, que somos los hijos de la promesa». 4.30 Este versículo inicia con el conectivo “pero”, con el cual Pablo marca la alternativa a la persecución mencionada en el versículo anterior. Pablo sigue intentando hacer entrar en razón a los gálatas por medio de la combinación de preguntas retóricas y citas de las Escrituras. La traducción mas, ¿qué dice la Escritura? es literal y correcta. No obstante, el efecto buscado por Pablo puede lograrse mejor si se transforma la pregunta en una frase indicativa: «Pero la Biblia nos cuenta
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que Dios le dijo a Abraham» (TLA), “ustedes seguro saben cómo continúa la narración de esta historia”. De nuevo Pablo cita un texto de la Escritura. Este texto no presenta mayores problemas de traducción, y sólo se debe tener cuidado de usar la forma gráfica que se ha venido usando para presentar las citas del Antiguo Testamento, ya sea comillas, letras cursivas, o cualquier otro recurso. DHH96 propone una buena traducción: «“Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no puede compartir la herencia con el hijo de la libre”». La partícula de negación que presenta aquí el texto griego es muy fuerte y debe reflejarse en la traducción mediante expresiones tales como “nunca jamás”, “de ninguna manera” o “¡ni pensarlo siquiera!” El texto original de la cita se encuentra en Génesis 21.10 y consiste en las palabras de Sara, quien exige a Abraham hacer algo debido a la hostilidad de Ismael hacia Isaac, o debido a que ella quiere que toda la herencia sea para su propio hijo. Pablo invierte el uso que los maestros judaizantes habían hecho de Génesis 21.10 en contra suya. Ahora es él quien usa el tratamiento alegórico contra los perturbadores, y los creyentes gálatas deben “expulsar” a los perseguidores de Pablo de las congregaciones gálatas. En el fondo, este aspecto es importante en la táctica de Pablo. 4.31 Al igual que en la conclusión del versículo 28, aquí Pablo también trata a sus conversos de hermanos. Por otro lado, mientras que en el versículo 28 usa el pronombre “ustedes”, aquí usa el “nosotros”, incluyéndose él mismo junto con los gálatas como hijo de la “mujer libre”. Este versículo funciona como resumen de lo dicho anteriormente y como paso a las consecuencias prácticas, las cuales conforman el contenido de la carta en los próximos dos capítulos. El sentido de conclusión lo expresa la partícula griega dio, que puede traducirse “por lo cual”, “debido a lo dicho previamente”, “siendo esto así”, o alguna expresión similar. Pablo concluye ahora su discusión con una afirmación de lo que ha estado tratando de decir a los gálatas a través de su complicado argumento: No somos hijos de la esclava, sino de la libre. Es mejor salirse aquí de la alegoría y del estilo concentrado de Pablo, para que el sentido quede más evidente en la traducción. TLA es la única versión que apunta en esa dirección: «Hermanos, nosotros no somos esclavos de la
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ley, sino libres. No somos como el hijo de la esclava, sino como el de la mujer libre». Lo que Pablo está diciendo es que los creyentes en Cristo no son hijos de la esclavitud, ya sea de un sistema legalista o de alguna forma fija de rituales y prácticas religiosas. Es posible orientar la lectura con una traducción como la siguiente: “Tenemos que aprender mucho de esta historia. Los que hemos puesto la confianza en Cristo somos como Isaac, libres y herederos de las promesas de Dios. Ya no somos esclavos de ningún sistema legalista”.
Reflexión bíblica y pastoral El método alegórico genera problemas de interpretación a los lectores y lectoras modernos. No estamos acostumbrados al mismo ni a su manejo de personajes, acontecimientos y pensamientos, tan alejados de nosotros en el tiempo y en la cultura. Por esta razón, debemos tener cuidado y no buscar aplicaciones directas de este tipo de pasajes. En este texto, Pablo utiliza referencias de la Biblia y de la tradición judía que le ayuden a construir su argumento. Al poner la atención en la enseñanza principal del pasaje, nos damos cuenta de que Pablo está intentando convencer a los creyentes cristianos para que vivan su fe en la libertad que debe caracterizar a las personas que están bajo la influencia del Espíritu. Los creyentes en Cristo no viven ya sujetos a leyes, sino de acuerdo con las promesas de Dios. La convicción de que Dios cumple sus promesas genera una esperanza activa que da a la vida dirección y sentido. En esta alegoría de Pablo es importante notar que los creyentes se convierten en hijos e hijas de la promesa por su capacidad de creer, así como Abraham creyó. En efecto, esa capacidad de creer convirtió a Abraham en el origen de una genealogía de creyentes que se extiende más allá del cristianismo, porque él es también la figura central y el prototipo de fe en el judaísmo y el Islam. De este pasaje aprendemos que hay una fuerza de Dios que impulsa siempre hacia adelante y supera cualquier situación que intente sembrar el desánimo. Sara, la esposa de Abraham, tuvo un hijo en su vejez, y así se convirtió ella también en canal de bendición y madre de las personas creyentes. Agar, la sirvienta que fue expulsada con su hijo al desierto, también se convirtió en la madre de un gran pueblo. Dios la socorrió y la bendijo en medio de la desolación y el abandono. Las circunstancias de
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ambas mujeres con sus respectivos hijos fueron diferentes, pero cada una experimentó la bendición de Dios en su momento. Como en muchísimos pasaje de la Biblia, también aquí vemos que Dios invierte la lógica de los acontecimientos. Pablo cita un texto profético donde se anima a la estéril a regocijarse. Ahora ella tiene la promesa de Dios y esa promesa genera esperanza, y donde hay esperanza, ahí está el Espíritu de Dios mostrando abundancia de vida, incluso donde en apariencia sólo reina la esterilidad. La Escritura que pide “echar fuera a la esclava y a su hijo” es un texto narrativo convertido en alegoría, es decir, en un ejemplo edificante, por lo que no debe entenderse en su sentido literal. Lo importante es el sentido que procura revelar, esto es, que Dios es capaz de cambiar cualquier situación desgraciada en una acción de gracia, cualquier situación desesperada en una fuente de esperanza. Según la alegoría de Sara y Agar, los verdaderos hijos e hijas de Dios no siguen las indicaciones de la ley de manera ciega y acrítica, y esta libertad incluye no sólo a gentiles, sino también a judíos. El mensaje cristiano es un llamado a una libertad tal, que abarca la liberación integral de todos los obstáculos que impiden desarrollar la vida humana en plenitud. La Jerusalén celestial no sólo es una ciudad imaginaria o alegórica; es un espacio de vida donde reina la libertad evangélica, que debe ser defendida de toda acción que intente destruirla o limitarla. El uso de esta libertad en situaciones prácticas de la vida comunitaria será el tema de los próximos capítulos.
Entre la esclavitud de la ley y la libertad en Cristo (5.1-12) Capítulo 5 Análisis de discurso En los últimos versículos del capítulo 4, Pablo desarrolla el tema de la libertad. A partir de ahora, y hasta el final de la carta, Pablo desarrolla una larga exposición ética sobre la forma de vivir la libertad cristiana, caracterizada por el caminar en el Espíritu. El discurso de estos dos capítulos finales está dominado por la contraposición entre “carne” y “espíritu”, pero siempre en relación con la exhortación a vivir en la “libertad”, la cual debe expresarse, principalmente, como libertad de la ley.
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En este pasaje, Pablo procede a discutir el tema desde una perspectiva diferente de la del capítulo anterior. En efecto, inicia ahora con una afirmación acerca de la libertad como un don de Cristo y con una advertencia a sus lectores de no perder esta libertad (v. 1). Este versículo funciona como conclusión de la alegoría de Sara y Agar, al mismo tiempo que introduce esta nueva sección. Luego, Pablo pasa a especificar la clase de esclavitud que tiene en mente, esto es, la esclavitud de la ley, de la que la circuncisión es su punto de partida (vv. 2-3). Posteriormente, el apóstol plantea a los gálatas una alternativa cristiana decisiva: el cumplimiento de toda la ley, especialmente de la circuncisión, o Cristo (vv. 4-6). Dentro de esta alternativa, en el versículo 5, Pablo menciona el Espíritu como garantía de la libertad cristiana y como aquel que asegura la práctica del amor comunitario. Decidirse por Cristo posibilita vivir en la libertad del amor y en el ejercicio del amor. Luego, Pablo cambia un poco repentinamente para recordarles a los gálatas su conducta pasada, antes de que recibieran la influencia de los maestros rivales (vv. 7-10). Recurre entonces a dos imágenes o ejemplos muy gráficos, tomados de dos ámbitos diferentes. La primera imagen pertenece a la vida pública y deportiva y compara a los gálatas con buenos corredores en el estadio, que van bien encaminados en su carrera, hasta que empiezan a ser estorbados por alguien (v. 7). La segunda imagen es del mundo doméstico y es la cita de un dicho sobre la pequeña cantidad de levadura que fermenta toda la masa (v. 9). Vemos, entonces, cómo Pablo pasa de la complicada alegoría del capítulo anterior, muy cargada teológicamente, a dos imágenes muy sencillas, pero con mucha fuerza comunicativa. Al final de esta sección, Pablo pasa de nuevo a los temas de la relación de la circuncisión con su predicación y de las acusaciones que algunos rivales le dirigen, cuestionando la congruencia de su predicación. Parece ser que Pablo era acusado por algunos de apoyar la circuncisión en algunos casos (cf. Hch 16.3). Como respuesta, Pablo muestra el sinsentido de esta acusación y señala que es perseguido, precisamente, por predicar lo contrario (v. 11). El versículo 12 cierra la sección con cierta violencia verbal: Pablo pide a los partidarios de la circuncisión que sean consecuentes con sus intenciones y terminen castrándose. TITULO: El tema de la libertad domina este pasaje, y así lo registran todas las versiones: «Libertad en Cristo» (NVI), «Libertad por medio de
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Jesucristo» (TLA), «La libertad cristiana» (DHH96, BJ); también se registra en forma de exhortación: «Estad firmes en la libertad» (RV95).
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
1
Estad, pues, firmes en 1 ¡Jesucristo nos ha hecho libres! ¡Él la libertad con que Cristo nos nos ha hecho libres de verdad! Así que no hizo libres, y no estéis otra abandonen esa libertad, ni vuelvan nunca a vez sujetos al yugo de ser esclavos de la ley. esclavitud. 2
He aquí, yo Pablo os 2 Pero quiero decirles algo: Si ustedes digo que si os circuncidáis, se circuncidan, lo que hizo Cristo ya no les de nada os aprovechará sirve de nada. Cristo. 3
Y otra vez testifico a 3 Les advierto una vez más: cualquiera todo hombre que se que se circuncida está obligado a obedecer circuncida, que está obligado la ley. a guardar toda la ley. 4
De Cristo os 4 Los que quieren que Dios los acepte desligasteis, los que por la por obedecer la ley, rechazan el amor de ley os justificáis; de la gracia Dios y dejan de estar unidos a Cristo. habéis caído. 5
5 Pues nosotros por el En cambio, a nosotros, el Espíritu nos Espíritu aguardamos por fe da la seguridad de que Dios nos acepta la esperanza de la justicia; porque confiamos en Cristo.
6 Gracias a lo que Cristo hizo, ya no porque en Cristo Jesús importa si estamos circuncidados o no. Lo ni la circuncisión vale algo, ni que sí importa es que confiamos en Cristo, la incircuncisión, sino la fe y que esa confianza nos hace amar a los 6
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que obra por el amor.
demás.
5.1 La libertad es un concepto teológico central en la carta. Pablo contrapone libertad y esclavitud para subrayar una vez más la diferencia entre el buscar una buena relación con Dios por medio de la confianza en Cristo y el hacerlo mediante el cumplimiento de las instrucciones de la ley. Ambos conceptos equivalen también a la vida “según el Espíritu” y a la vida “según las inclinaciones negativas de la naturaleza humana”, respectivamente. El versículo contiene una afirmación y dos exhortaciones en imperativo. Al inicio, el texto griego dice literalmente: “Para la libertad a nosotros Cristo nos hizo libres”. Algunas versiones traducen así, literalmente, casi palabra por palabra. Otras ofrecen traducciones más dinámicas: «Cristo nos dio libertad para que seamos libres» (DHH96), «para ser libres, nos ha liberado Cristo» (BA), “Cristo nos libertó para vivir en libertad”. TLA enfatiza el tono festivo por medio de dos frases presentadas entre signos de admiración: «¡Jesucristo nos ha hecho libres! ¡Él nos he hecho libres de verdad!» Pablo se refiere a la libertad de cada persona para relacionarse con Dios en forma directa y sin mediaciones legalistas. No hay que entender que se trata de una esclavitud real, como la de los trabajos forzados, aunque este tipo de esclavitud existía efectivamente en el tiempo de Pablo. Libertad debe ser entendida aquí como libertad respecto del cumplimiento de la ley. Se puede traducir también como sigue: “Cristo nos ha puesto en libertad para que podamos vivir como gente libre”, “Cristo nos liberó de los sistemas legalistas que esclavizan para que disfrutemos la vida como personas libres”. La segunda parte del versículo contiene los dos imperativos: «Manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud» (DHH96). El texto griego dice sólo “estén firmes”, aunque es claro que lo que Pablo pide a los gálatas es que estén firmes en su libertad cristiana. El verbo griego significa también “estar de pie”, una imagen que en algunos contextos latinoamericanos puede comunicarse como “firmes y adelante sin dejarse dominar por nada”. El segundo imperativo dice “no se dejen sujetar al yugo de la esclavitud”, imagen que la mayoría de las versiones mantiene casi literalmente, con ligeras variantes: No estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud, «no se sometan» (DHH96), «no os dejéis oprimir» (BJ), «no
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os dejéis atrapar de nuevo» (BP), «no permitan de nuevo» (BA). La imagen del yugo es usada con frecuencia en la antigüedad en relación con la esclavitud. Aquí el texto griego usa un verbo en voz pasiva con dativo, que significa “ser retenido en algo y por algo”, y, en sentido figurado, “estar sometido a una cosa”, “estar encadenado a algo”. Pablo se refiere a “un yugo” y no “al yugo”, porque ahora se dirige a judíos y no judíos, incluyendo toda forma de esclavitud. Senén Vidal, acertadamente, traduce: “No os dejéis someter de nuevo a un yugo de esclavitud” (Vidal: 107). Con otra vez Pablo deja claro que se refiere a una esclavitud previa a la recepción y aceptación del mensaje cristiano, la cual puede incluir tanto “los elementos del mundo” (4.8-9) como el sistema legalista judío. 5.2 Aquí Pablo deja más claro lo que tiene en mente respecto a lo dicho en el versículo anterior: He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. El hecho que Pablo acentúe el carácter personal de esta enseñanza puede indicar que él desea reforzar lo dicho por medio de su autoridad apostólica o que quiere compartir con los gálatas una experiencia propia: «Mirad lo que os digo yo, Pablo» (NBE), «soy yo, Pablo, quien les advierto» (BA). Este inicio de frase se puede traducir también con “¡Escuchen!”, pues en el original es enfático e invita a los lectores a poner atención especial a lo que sigue: “¡Pongan mucha atención a lo siguiente!”, “¡Atiendan lo que les voy a decir ahora!” Algunas versiones comunican la tesis central de Pablo de la siguiente manera: «Si ustedes se someten al rito de la circuncisión, Cristo no les servirá de nada» (DHH96), «si ustedes se circuncidan, lo que hizo Cristo ya no les sirve de nada» (TLA). 5.3 Pablo da ahora más razones por las cuales los gálatas no deben someterse a la circuncisión. En el versículo 2, dice lo que se pierde: Cristo. En este versículo, con cierta ironía, dice lo que se gana: toda la ley. El versículo está compuesto por una introducción y una declaración solemne: Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. Aquí el “testimonio” se refiere a una declaración solemne respecto a la veracidad de lo que se dirá a continuación. El inicio de la frase, entonces, cumple la función de indicar
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la importancia de la declaración. Es importante que quede claro que Pablo se dirige a los hombres cristianos que desean circuncidarse; no está en contra de los judíos circuncidados. También debe quedar claro que se trata de una advertencia que ya ha sido formulada anteriormente. Las versiones ofrecen buenas alternativas de traducción: «Quiero repetirle a cualquier hombre que se circuncida» (DHH96), «les advierto una vez más» (TLA), «os aseguro de nuevo» (BP), «de nuevo declaro» (NVI), «de nuevo lo afirmo tajantemente:» (BA), “le aseguro además solemnemente” (Vidal: 107), “les repito mi advertencia”. En lenguaje coloquial, podría decirse: “Quiero que lo entiendan letra por letra”. 5.4 En tanto que los misioneros opositores aseguraban a los gálatas que el cumplimiento de la ley era complementario de su vida cristiana, Pablo insiste en que ahora es excluyente respecto a la fe en Cristo: De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis. Pablo reduce aquí el círculo de sus destinatarios y se dirige ahora a aquellos de los gálatas que han aceptado buscar la aprobación de Dios por el recurso de obedecer la ley y, en caso concreto, practicar la circuncisión. El verbo “desligarse” está conjugado en aoristo pasivo, lo cual indica una acción puntual. El sentido incluye “hacer ineficaz”, “matar”, “perder una relación afectiva”. Según Pablo, esto es precisamente lo que sucede en la relación de los gálatas con Cristo cuando ellos buscan ser parte del pueblo de Dios por cumplir con el rito de la circuncisión. La idea de justificación por la ley presente aquí corresponde a las expresiones usadas en 2.16 y 3.11. “Nulificar” o “hacer inefectivo” significa que los gálatas ya no están en Cristo, esto es, en unión y compañerismo con él: «Se han apartado de Cristo; han rechazado la generosidad de Dios» (DHH96), «rechazan el amor de Dios y dejan de estar unidos a Cristo» (TLA), «ya se apartaron de la gracia» (BL), «habéis roto con el Mesías, habéis caído en desgracia» (NBE), “os desligáis de Cristo: rompéis con el don de la salvación” (Vidal: 107). Aquí, como en 1.6, gracia incluye un componente de amor inmerecido y de libertad otorgada. Se puede traducir también: “Ustedes han salido del espacio donde domina la acción amorosa de Dios”.
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5.5 Fiel a su estilo, Pablo marca ahora el contraste con lo afirmado en el versículo anterior: Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia. La palabra justicia se refiere aquí, al igual que en 2.16 y 2.21, a la acción de Dios de poner a las personas en buena relación con él. Hay que intentar traducir de manera consecuente con las demás apariciones de los términos “justicia” y “justificación”, esto es, según la decisión de traducción que hayamos tomado previamente. El nosotros es enfático y se refiere a Pablo y a otros que no dependen de la ley sino de Cristo, en contraste con aquellos que dependen de la ley. La traducción tiene cierto grado de complejidad por la concatenación de varios términos de fuerte significado teológico, como Espíritu, fe, esperanza y justicia. En realidad, para Pablo todos estos términos están muy ligados entre sí. Son, prácticamente, el núcleo de toda su teología, especialmente cuando son puestos en relación con Cristo. Las siguientes versiones comunican muy bien el sentido del original, sin perder la claridad de expresión en español: «Esperamos ardientemente recibir la salvación por medio de la fe, mediante la acción del Espíritu» (BA), «por medio del Espíritu tenemos la esperanza de alcanzar la justicia basados en la fe» (DHH96), «el Espíritu nos da la seguridad de que Dios va a aceptarnos, pues confiamos en Cristo» (TLA). Para Pablo, Espíritu y fe son las fuentes del poder y de la forma de conducta característicos de los creyentes en este nuevo tiempo iniciado por la revelación de Dios en Cristo. Estos términos equivalen a “el ámbito espiritual de los que creemos en Cristo” y a “la fuerza y la motivación que nos otorga la fe en Cristo”. “Nuestra esperanza” puede ser expresada como “vemos lo que viene delante, y confiamos en que es bueno”. En conjunto, este versículo puede comunicarse también como sigue: “Nosotros, los creyentes en Cristo, recibimos de parte del Espíritu una esperanza muy grande: Dios nos ha aceptado como personas justas. Por eso, miramos hacia delante con mucha confianza”. 5.6 Recordemos que a Pablo no le interesa atacar el rito de la circuncisión, sino solamente mostrar que el mismo no garantiza la aceptación de parte de Dios y no otorga, por tanto, ningún privilegio. La expresión literal porque en Cristo Jesús resulta más comprensible si se la traduce como «porque gracias a Cristo Jesús» (DHH96), «gracias a lo que Cristo hizo» (TLA). Algunas versiones intentan concretizar la expresión: «Porque en cuanto seguidores de Cristo» (BA), «pues como
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cristianos» (NBE). Pablo extiende su afirmación del versículo 5, “estar en Cristo Jesús”, como un estar unido a Cristo en la fe y en el compañerismo. Si se está en Cristo, ninguna condición física u otra circunstancia es esencial en la relación: Ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, «ya no cuenta para nada estar o no circuncidados» (DHH96), «no tiene importancia haber recibido la circuncisión o no» (BL), «lo mismo da estar circuncidados que no estarlo» (BA), “es irrelevante si un hombre ha recibido o no el corte ritual”. Es muy interesante la afirmación que hace Pablo al final del versículo: Sino la fe que obra por el amor. Literalmente, el original dice: “Sino que la fe mediante el amor se energiza” o “se vuelve eficaz”. Pablo no defiende una fe meramente intelectual, que solamente dice “creo en Dios”, sino una fe que se concretiza en gestos y actos reales de ayuda. El amor pone en movimiento la fe: «Lo que vale es la fe que actúa mediante el amor» (NVI), «lo que sí importa es que confiamos en Cristo, y que esa confianza nos hace amar a los demás» (TLA), «una fe activa por medio del amor» (DHH96), «una fe que se traduce en amor» (NBE). Es probable que el amor deba entenderse aquí, primariamente, como cuidado y preocupación por las personas. RV60
TLA
7
7 Vosotros corríais bien; ¿quién ¡Ustedes iban muy bien! os estorbó para no obedecer a la ¿Quién les impidió seguir verdad? obedeciendo el verdadero mensaje?
8 Con toda seguridad no fue Esta persuasión no procede de Dios, pues él mismo los invitó a aquel que os llama. obedecerlo. 8
9
Un poco de levadura leuda toda la masa. 10 Yo confío respecto 9 No hay duda de que un solo de vosotros en el Señor, que no falso maestro daña toda la pensaréis de otro modo; mas el que enseñanza. os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea.
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10 Puesto que somos cristianos, Yo confío respecto de estoy seguro de que ustedes estarán vosotros en el Señor, que no de acuerdo conmigo. Y no tengo la pensaréis de otro modo; mas el que menor duda de que Dios castigará a os perturba llevará la sentencia, quien los está molestando, sea quienquiera que sea. quien sea. 10
5 . 7 Este versículo consiste en una afirmación y una pregunta. La afirmación es vosotros corríais bien. El texto griego dice, literalmente: “Corrían ustedes muy bien”. Pablo utiliza con frecuencia la figura del atleta corriendo en un estadio para referirse a la vida cristiana (cf. 2.2; 1 Co 9.24-27; Flp 3.14; 2 Ti 4.7). En el mundo antiguo era común usar este tipo de figuras atléticas para hablar del esfuerzo y del progreso en la vida, especialmente en el aspecto moral. La traducción debe evitar que se entienda la figura literalmente, como si se tratara de una carrera real. Varias versiones comunican muy bien el sentido: «¡Ustedes iban muy bien!» (TLA), «ustedes iban por buen camino» (DHH96), «ustedes habían empezado bien su carrera» (BL). La idea concreta es la siguiente: “Ustedes estaban progresando tan bien en su compañerismo y amistad con Cristo”, “ustedes estaban haciendo mucho progreso en su vida espiritual”. Después de la afirmación viene la pregunta: ¿Quién os estorbó para no obedecer a la verdad? El verbo griego (“impedir”, “estorbar”), usado aquí en el contexto de la figura de la carrera, sugiere que un corredor interfiere en el camino de otro corredor y le impide el progreso. El tiempo aoristo del verbo indica que se trata de una acción puntual más que de una acción pasada. Tal vez Pablo esté aludiendo a la labor de los maestros opositores, quienes han tenido éxito con su propaganda y han logrado que, de alguna manera, los gálatas dejen de obedecer su mensaje. La idea que se debe comunicar en la traducción es la de una interrupción, la de una interferencia, la de algo que se hacía y que en algún momento dejó de hacerse: «¿Quién les impidió seguir obedeciendo el verdadero mensaje?» (TLA), «¿quién os cortó el paso para que no siguieseis la verdad?» (NBE), «¿quién se interpuso?» (BP), «¿quién se les cruzó en el camino?» (BA), «¿quién os puso obstáculo?» (BJ). Puede ponerse en un lenguaje más cercano al habla cotidiana: “Ustedes iban tan
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bien encaminados; ¿quién les puso piedras en el camino para interrumpir su buen paso?” 5.8 Una traducción muy literal de este versículo no resulta muy clara, por ejemplo: Esta persuasión no procede de aquel que os llama. La persuasión se refiere al cambio de convicción de los creyentes gálatas, es decir, a su creencia en la necesidad de someterse al rito de la circuncisión. Aquel que os llama se refiere a Dios, por lo cual es mejor mencionarlo explícitamente en la traducción. El “llamamiento” se refiere a la invitación de parte de Dios, por medio de Pablo, para que los gálatas pongan su confianza en Jesucristo. Pablo les asegura a los gálatas que no fue Dios quien ha estorbado su buen caminar, pues sería ilógico pensar que el que los llamó al camino cristiano sea ahora quien les pone obstáculos. Algunas versiones lo comunican así: «Con toda seguridad no fue Dios, pues él mismo los invitó a obedecerlo» (TLA), «no fue cosa de Dios, que los ha llamado» (DHH96), “tal instigación no puede venir de Dios, que es quien los ha llamado”. Es importante emplear un verbo que evite dar a entender el llamamiento como un grito. Tal vez sea mejor usar “invitó”. 5.9 Este breve versículo es un refrán o un dicho: Un poco de levadura leuda toda la masa. Pablo usa este refrán también en 1 Corintios 5.6. En el Nuevo Testamento se usa la levadura como símbolo de influencia progresiva, ya sea en sentido positivo o negativo (cf. Mt 13.33). En esta carta, especialmente, la levadura se relaciona con la enseñanza de los maestros opositores. Admitida en pequeñas dosis, como con la exigencia de circuncisión, corrompe todo el mensaje cristiano de la verdad y la salvación en Cristo. Algunas versiones ponen entre comillas el versículo para indicar que se trata de un refrán: «“Una pizca de levadura fermenta toda la masa”» (NBE). DHH96 agrega también una introducción para hacer más claro su carácter de refrán: «Se dice que “un poco de levadura hace que fermente toda la masa”». BL enfatiza el sentido negativo con que Pablo usa el dicho: «y no es mucha la levadura, pero podría contaminar toda la masa». TLA prefiere cambiar el dicho por el sentido que Pablo quiere comunicar: «No hay duda de que un solo falso maestro daña toda la
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enseñanza». En la traducción se puede usar un dicho regional que comunique la misma idea. 5.10 El contenido de este versículo es emocionalmente fuerte, pues combina una expresión de confianza con una amenaza, ambas con fundamento en el Señor. Pablo hace un cambio que va de una actitud de desesperación (4.19-20) a una expresión de confianza en sus convertidos gálatas: «y yo tengo confianza en el Señor de que ustedes no van a pensar de otro modo» (DHH96). La confianza de Pablo se funda “en el Señor”, base de la seguridad del apóstol. Pablo quiere hacer sentir a los gálatas que existe una fuerza de unidad muy grande entre él y ellos, y cree que la misma permitirá que los gálatas acepten su razonamiento: «Puesto que somos cristianos, estoy seguro de que ustedes estarán de acuerdo conmigo» (TLA). También se puede traducir: “Los conozco muy bien, y por eso estoy bien confiado en ustedes”, “debido a que estamos unidos por la fe en el Señor, yo estoy seguro de que ustedes compartirán mi convicción”. La amenaza se dirige contra quien está causando disturbios en la comunidad, propagando una enseñanza contraria a la de Pablo: «pero Dios castigará a ese que los anda perturbando, no importa quién sea» (DHH96). Algunos estudiosos opinan que Pablo tiene en mente a una persona específica, tal vez el líder de los misioneros rivales, y que la expresión quienquiera que sea indica que tiene una posición elevada dentro del grupo. El verbo griego “perturbar” está en participio, una especie de gerundio, y señaliza una acción en proceso. Ha sido también traducido en este versículo como «el que os alborota» (NBE), «el que los está perturbando» (NVI), «el que los amotina» (BA). En conjunto, proponemos la siguiente traducción: “Debido a que estamos unidos con el Señor, estoy seguro de que ustedes verán las cosas de la misma manera que yo. La persona que les causa perturbación, no importa cuán importante se crea, va a sufrir un castigo de parte de Dios”. RV60
TLA
11
11 Y yo, hermanos, si aún Hermanos, si yo anunciara que predico la circuncisión, ¿por qué todos deben circuncidarse, mis
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padezco persecución todavía? enemigos dejarían de perseguirme y el En tal caso se ha quitado el mensaje de la muerte de Cristo en la tropiezo de la cruz. cruz no los haría enojar. 12 ¡Ojalá que quienes los molestan ¡Ojalá se mutilasen los que no sólo se circunciden, sino que de una os perturban! vez se lo corten todo! 12
5.11 Nuevamente, Pablo cambia de manera repentina hacia otro tópico, ahora a la relación de la circuncisión con su predicación y la actitud de otras personas respecto a su persona. El apóstol inicia la oración atrayendo la atención hacia su persona. Literalmente dice: “Pero yo, hermanos”. Algunas versiones presentan opciones más claras: «En cuanto a mí, hermanos» (DHH96), «por lo que a mí respecta, hermanos» (BA), “en cuanto a mí” (Vidal: 107). Se puede dirigir con más fuerza la atención sobre Pablo: “Ahora veamos lo que dicen de mí”, “aprovecho para aclarar lo que andan diciendo de mí”. “Predicar la circuncisión” se refiere a predicar la necesidad de someterse al rito de la circuncisión como condición para pertenecer al pueblo de Dios; se refiere a abogar por la circuncisión como algo necesario para obtener la aprobación de Dios. Algunas versiones amplían la oración escueta del original: «Si todavía estuviera yo insistiendo en el valor de la circuncisión» (DHH96), «si yo anunciara que todos deben circuncidarse» (TLA), «si fuera verdad que aún recomiendo la circuncisión» (BA), “en el supuesto caso de que proclamara aún la necesidad de la circuncisión” (Vidal: 107). La cláusula condicional puede reflejar tanto una acusación contra Pablo por parte de sus enemigos como el planteamiento de un caso hipotético. Según nuestro parecer, aquí se trata de una acusación real, por lo que proponemos traducir: “Si, como ellos dicen, yo continúo predicando que los hombres deben ser circuncidados”. Pablo confronta ahora a sus lectores con un hecho real, que, según él, tira por tierra la acusación de sus oponentes. Expresa esto en forma de pregunta: ¿Por qué padezco persecución todavía?, «¿por qué soy todavía perseguido?» (BA). Algunas versiones prefieren cambiar la pregunta por una afirmación: «Los judíos no me perseguirían» (DHH96), «mis enemigos dejarían de perseguirme» (TLA). Es posible llegar a una
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buena solución intermedia: “Ahora consideren mi situación y respóndanme: ¿Por qué sigo siendo perseguido?” Pablo concluye con otra afirmación que intenta mostrar lo absurdo de la acusación de sus oponentes: «En tal caso se habría quitado el escándalo de la cruz» (RV95). La palabra “escándalo” también significa “obstáculo”, “ofensa” y “rechazo”. “Escándalo de la cruz” se refiere al conjunto del mensaje cristiano. En efecto, dicho mensaje se funda principalmente en la muerte de Cristo en la cruz y en la salvación que esa muerte ha traído a todas las personas, judías y no judías, con la única condición de que pongan su confianza en Cristo. Se puede traducir también: “Se habría acabado la hostilidad que provoca la predicación de la cruz donde murió Cristo”. Pablo está diciendo aquí que si fuera verdad que él sigue abogando por la circuncisión, entonces su predicación acerca de la muerte de Cristo en la cruz no causaría ninguna perturbación a los judíos. Sin embargo, puesto que su predicación sí está causándoles perturbación, entonces queda claro que no es verdad que él continúa abogando por la circuncisión. Veamos, a modo de ejemplo, algunas buenas traducciones: «El mensaje de la muerte de Cristo en la cruz no los haría enojar» (TLA), «el mensaje de la cruz de Cristo no los ofendería» (DHH96), “Si tal fuera mi predicación, la cruz no les causaría tanto enojo”. La argumentación de Pablo es como sigue: Yo prediqué una vez la circuncisión como camino de salvación, pero ya no lo hago más, a pesar de lo que digan al respecto mis oponentes. Y la mejor prueba de que ya no lo hago es que ahora me persiguen con enojo, escandalizados con el mensaje que predico respecto a la muerte de Cristo en la cruz. 5.12 Pablo lleva su argumento al extremo y termina con una de esas frases fuertes, frecuentes en él, dictadas en medio de la polémica y en un estado de gran emotividad. Pablo expresa su deseo, no exento de burla, de que los que andan molestando a los gálatas con la exigencia del corte ritual vayan hasta el extremo y terminen por castrarse ellos mismos. Al traducir será suficiente seguir de cerca alguna de las varias buenas versiones y expresar la castración con un giro de lenguaje propio de la región de destino de la traducción. La expresión de Pablo en el original tiene algo de grosero, lo que tranquilamente se puede dejar en la traducción. Ofrecemos tres buenos ejemplos: «¡Ojalá que quienes los molestan no sólo se circunciden sino que se corten todo de una vez!»
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(TLA), «pero esos que los andan perturbando a ustedes, ¡ojalá se castraran a sí mismos de una vez!» (DHH96), «¡ojalá que esos instigadores acabaran por mutilarse del todo!» (NVI).
Reflexión bíblica y pastoral Este pasaje marca el paso de una argumentación muy teológica a la concreción práctica de toda la enseñanza, aunque es verdad que en la teología de Pablo —como en toda buena teología— no es posible ni sano intentar distinguir tajantemente entre la teoría y la práctica. Ambas se complementan y ayudan a comprender mejor y a vivir más fielmente la vida cristiana. Según Pablo, volver a la circuncisión significa renunciar a la libertad que concede la fe en Cristo. En efecto, la fe en Cristo trae consigo la recepción del Espíritu, cuya primera manifestación es la libertad que otorga a los creyentes. Quien goza de esta libertad no tiene necesidad de someterse de nuevo a ningún sistema opresor, ya sea religioso, político, económico o social. En tiempos de Pablo, el aceptar la circuncisión como requisito para la salvación implicaba la aceptación de toda la ley; significaba que no se consideraba suficiente la gracia de Cristo en la vida de un creyente. Y de este tipo de cristianismo aún hay huellas en nuestro tiempo, pues en algunas iglesias se ve con frecuencia intentos de vivir una religión muy centrada en los méritos propios o en el cumplimiento de mandamientos que nada tienen que ver con el evangelio. Estos intentos son, en ocasiones, ocurrencias de gente que puede ser bien intencionada, pero que no tiene fundamento en la enseñanza bíblica. Pablo toma con mucha seriedad y preocupación el intento de algunos gálatas de complementar su fe con el cumplimiento de la ley. Considera esto como equivalente a caer de la gracia, es decir, estar separado de Dios y abandonar el principio de que Dios otorga vida y salvación gratuitamente. En efecto, caer de la gracia es también hacer nula la asociación con Cristo y ya no permanecer “en Cristo”. Para el apóstol, la única actitud correcta y válida es poner toda la confianza en Cristo, lo cual provoca la recepción del Espíritu Santo y la asimilación de una nueva personalidad, ahora caracterizada por la libertad y la práctica de la caridad cristiana. La fe en Cristo no es vista como un cambio religioso, sino como una forma de vivir y seguir el ejemplo de Cristo, bajo la guía de su Espíritu. Al asumir este tipo de fe, la persona
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creyente queda vinculada por la acción del Espíritu a la esperanza y al amor. Y la persona que es capaz de tener esperanza y amor, no puede ser sino una persona libre. Probablemente, los misioneros que enseñaban el cumplimiento de la ley como complemento de la vida cristiana no eran mal intencionados. Podrían haber sido cristianos sinceros, pero con una concepción diferente de la de Pablo. Lo que es definitivo, es que no confiaban en que la obra de Cristo fuese suficiente, cosa que sí afirmaba Pablo. En nuestras iglesias también puede haber gente bien intencionada, pero cuya enseñanza es falsa, y, por tanto, dañina. Por eso es necesario seguir siempre el consejo de Pablo de examinar todo con mucho cuidado. No toda persona que se dice enviada o inspirada por Dios va a traer, necesariamente, una palabra de edificación a las iglesias. Libro de referencias bíblicas, comunicación Bíblica, traducción Bíblica, Sociedades Bíblicas Unidas, Exégesis, Hermenéutica, Antiguo Testamento, cultura religiosa, traductores, texto bíblico, significado, citas bíblicas y significado, Biblia e interpretación, hermenéutica, Nuevo Testamento, antropología Bíblica, antropología del Antiguo Testamento, antropología del Nuevo Testamento, cultura medio oriente, antropología cristiana, antropología del lenguaje, carta a los gálatas, Galacia, Pablo, carta de Pablo, apóstol Pablo, iglesia Asia menor, ministerio de Pablo, iglesia de Galacia, gentiles de Galacia, gentiles gálatas, circuncisión.
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Sección parenética o exhortativa (5.13-6.10) Las obras de la carne y el fruto del Espíritu (5.13-26) Análisis de discurso El tópico principal de los versículos iniciales de esta sección (vv. 13-15) es el mismo del comienzo de este capítulo (v. 1), es decir, la libertad de los creyentes en Cristo. Debido a esta libertad, Pablo exhorta a los gálatas a amarse los unos a los otros, ya que el amor es el cumplimiento pleno de la ley (v. 14). En el versículo 15, Pablo acentúa la importancia de lo que ha dicho mediante una advertencia dirigida a sus lectores respecto de lo que podría suceder en caso de que ellos actuaran sin amor. En efecto, el apóstol señala que terminarían por destruirse unos a otros. Sin embargo, inmediatamente después les asegura que no sucumbirán a tal abuso de la libertad en tanto su vida sea controlada por el Espíritu de Dios (v. 18). Para Pablo, la libertad se deriva de una llamada de Dios y por eso no debe derivar en libertinaje, con su consecuente daño a la comunidad. Esto sería un uso irresponsable de la libertad. Por el contrario, la libertad debe tener como referencia la comunidad, donde se vive la concreción del amor. Por esa razón, a pesar de que Pablo ha venido usando el verbo “servir” en sentido negativo, como acción propia de los esclavos, ahora lo empieza a usar en el sentido religioso de servir a los demás como resultado de un llamamiento de parte de Dios. La segunda parte de la sección (vv. 19-26) es una expansión y concreción de la primera. Pablo ha mencionado que el Espíritu y las tendencias negativas de la naturaleza humana son enemigos entre sí, pero ahora se vuelve más concreto y procede a enumerar las manifestaciones propias de ambas fuerzas. Con ese propósito, el apóstol se sirve de ciertas listas usadas en su medio ambiente, conocidas como “catálogos de vicios y virtudes” (cf. Ro 1.29-31; 1 Co 5.10s.; 2 Co 12.20s.). Tales listas eran usadas, principalmente, por filósofos y pedagogos para instruir sobre la buena conducta y advertir sobre el resultado de la mala conducta. Pablo las usa en el mismo sentido, pero atribuye las conductas ya sea al Espíritu de Dios o a las tendencias humanas naturales. Pablo empieza su lista por la parte negativa, referente a acciones que, interesantemente, denomina “obras de la carne” (vv. 19-21), a las que liga indirectamente con la ley, al llamarlas “obras”. Es fácil advertir que la lista comprende acciones 189
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dañinas contra el prójimo, lo cual muestra que todo lo que pone en peligro la vida comunitaria procede de la carne. En cambio, Pablo llama “fruto del Espíritu” (vv. 22-23) a las acciones positivas, con lo que subraya que todas ellas tienen origen en el Espíritu y que no se trata de méritos humanos. Estas virtudes positivas crean las comunidades y las mantienen unidas y fuertes. Pablo termina la sección con un apelación paralela a la del versículo 16, es decir, pidiendo a los creyentes gálatas que dejen al Espíritu el control de su vida. Si proceden así, ni los maestros rivales ni la ley podrán hacer nada, ni ejercer más atracción sobre ellos. Así, toda la sección se estructura en torno a la contraposición de dos diferentes formas de vivir según la persona sea guiada por el Espíritu o por la ley, ilustrando las consecuencias concretas de cada forma de vida. La forma del discurso de esta sección es consecuente con toda la argumentación teológica desarrollada por Pablo hasta aquí, pero poniendo el énfasis en los resultados visibles. TÍTULO: La mayoría de las versiones titulan esta sección con una referencia al Espíritu y un énfasis específico: «Vivir según el Espíritu» (BA), «Guiados por el Espíritu» (BP), «La vida por el Espíritu» (NVI), «La vida conforme al Espíritu de Dios» (DHH96), «Obedecer al Espíritu de Dios» (TLA). Otras versiones prefieren resaltar el tema de la libertad: «Libertad y caridad» (BJ), «La verdadera libertad» (BL). Más consecuente con el contenido del pasaje es el título «Las obras de la carne y el fruto del Espíritu» (RV60). Nos parece que la propuesta de Reina-Valera es la mejor y nos sumamos a ella.
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
13 Hermanos, Dios los llamó a Porque vosotros, hermanos, a ustedes a ser libres, pero no usen libertad fuisteis llamados; solamente esa libertad como pretexto para que no uséis la libertad como hacer lo malo. Al contrario, ocasión para la carne, sino servíos ayúdense por amor los unos a los por amor los unos a los otros. otros. 13
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14
14 Porque toda la ley en esta sola Porque toda la ley de Dios se palabra se cumple: Amarás a tu resume en un solo mandamiento: prójimo como a ti mismo. «Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo.»
15
Pero si os mordéis y os 15 Les advierto que, si se pelean coméis unos a otros, mirad que y se hacen daño, terminarán por también no os consumáis unos a destruirse unos a otros. otros. 5.13 El vocativo hermanos indica que Pablo inicia un nuevo argumento. El tópico de este versículo y de los que siguen es el que se ha iniciado en el versículo 1, es decir, la libertad de los creyentes en Cristo. Pablo exhorta a los creyentes, en nombre de esa libertad, a amarse los unos a los otros, pues el amor es el cumplimiento de toda la ley (v. 14). Algunas versiones traducen el llamamiento a la libertad de la siguiente manera: «Ustedes, hermanos, han sido llamados a la libertad» (DHH96), «Hermanos, Dios los llamó a ustedes a ser libres» (TLA), “¡Vosotros, hermanos, fuisteis elegidos para vivir en la libertad!” (Vidal: 109). Luego, Pablo establece el límite en el uso de la libertad: Solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne. Sólo Pablo usa la palabra ocasión entre los escritores del Nuevo Testamento. Originalmente era un término militar que significaba “base de operaciones”. En este versículo significa, primariamente, “ocasión” u “oportunidad para hacer algo”. En este contexto Pablo usa la palabra carne para referirse a las tendencias negativas de la naturaleza humana. Anteriormente, Pablo la había usado para referirse a algo meramente humano o físico. A partir de aquí, usa el término en un sentido ético (cf. 5.16, 17, 19, 24; 6.8). Sugerimos considerar las siguientes buenas traducciones: «Pero no usen esa libertad como pretexto para hacer lo malo» (TLA), «pero no usen esta libertad para dar rienda suelta a sus instintos» (DHH96). Hay que cuidar de no comunicar aquí la idea de que carne es sinónimo de cuerpo. Carne se refiere aquí a los aspectos negativos de la vida corporal concreta: «Bajos instintos» (NBE), «apetitos desordenados» (BA), “naturaleza egoísta” (Vidal: 109), “conductas dañinas”, “deseos destructivos”. En conjunto, la frase se puede traducir: “No dejen que esta
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libertad se convierta en excusa para dejar que sus impulsos dañinos tomen control de ustedes”. La última parte del versículo presenta una alternativa al abuso de la libertad. Aquí los gálatas son exhortados a procurar el servicio mutuo. Nuevamente, Pablo presenta la alternativa mediante el fuerte adversativo alla (“por el contrario”, “sino”): Sino servíos por amor los unos a los o tro s, «al contrario, ayúdense unos a otros por amor» (TLA), «al contrario, que el amor os tenga al servicio de los demás» (NBE). 5.14 El contenido de este versículo consiste en la profundización del versículo anterior: Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En este caso la expresión toda la ley se refiere a la ley judía, no entendida como un sistema legalista, sino como expresión de la voluntad de Dios. La referencia está tomada de Levítico 19.18, según la versión de la Septuaginta. En el contexto del Antiguo Testamento se trata, simplemente, de un mandamiento dirigido a los israelitas respecto del amor que deben a sus congéneres israelitas. Aquí, sin embargo, se lo presenta como un mandamiento dirigido a los cristianos de amarse unos a otros sin importar el origen étnico o el pasado religioso. Para evitar que se entienda como una referencia a cualquier ley, TLA especifica «la ley de Dios». El término griego logos tiene muchos significados, de acuerdo con el contexto de uso. Generalmente se lo traduce como palabra. Sin embargo, para evitar la confusión que supondría usar el singular “palabra”, dado que en realidad se trata de varias “palabras” o de una frase completa, es mejor usar «mandato» (DHH96), «mandamiento» (TLA), «precepto» (BJ), “dicho” (Vidal: 109) u otro término similar. Para expresar el cumplimiento de la ley, Pablo utiliza un verbo en tiempo perfecto, que indica una acción completa, finalizada, pero con repercusiones en el presente: «Queda cumplida» (NBE). Varias versiones procuran acentuar el sentido de posibilidad, de apertura hacia el presente, tal vez entendiendo que con esto Pablo está animando a los gálatas a la práctica del amor comunitario: «Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto» (BJ), «pues toda la ley se cumple, si se cumple este solo mandamiento» (BA), “pues el pleno cumplimiento de la ley entera está expresado en este único dicho” (Vidal: 109). Respecto a la cita del texto del Antiguo Testamento, se debe seguir la misma modalidad utilizada anteriormente, destacando la cita por medio de
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comas o por el tipo de letra. Con frecuencia se entiende la palabra prójimo de manera limitada, por lo que hay que buscar alternativas que comuniquen que se trata de personas que no necesariamente están dentro del círculo cercano de las amistades o de la parentela, por ejemplo: “Ama a los demás como te amas a ti mismo”. En ciertos contextos se puede traducir: “Ama a toda la gente con el mismo amor que sientes por ti”, “trata a todo el mundo con tanto cariño como puedas; haz como si cada persona fuera tú mismo”. 5.15 Nuevamente Pablo utiliza una fuerte figura de lenguaje: Pero si os mordéis y os coméis unos a otros. Puede ser que Pablo sólo esté contraponiendo esta posibilidad de daño mutuo al mandamiento del amor. Sin embargo, también es posible que esté aludiendo a una situación real de enemistades y pleitos en las comunidades gálatas. La forma condicional del griego que se usa aquí permite ambas interpretaciones, además de que expresa cierta nota de advertencia que es bien comunicada por varias versiones: «Tengan cuidado, porque si ustedes se muerden y se comen unos a otros» (DHH96), «pero atención, que si os mordéis y devoráis unos a otros» (BP), «les advierto que, si pelean y se hacen daño» (TLA). El final de la frase no es del todo claro, y tal vez sea un intento de Pablo de poner en paralelo los efectos del “amor a toda la gente” y lo que sucede cuando este amor no existe: Mirad que también no os consumáis unos a otros. Este mirad es equivalente al “mucho ojo”, “estén alertas” o “pónganse vivos”, expresiones del lenguaje coloquial en varias regiones latinoamericanas. Según Pablo, son los mismos gálatas, o el compañerismo cristiano entre ellos, lo que puede ser destruido. Por esta razón, varias versiones comunican esta frase como una advertencia: «Llegarán a destruirse entre ustedes mismos» (DHH96), «terminarán por destruirse unos a otros» (TLA), «os vais a destrozar mutuamente» (NBE), «acabaréis consumiéndoos todos» (BP), “al final estarán por los suelos con tanto zafarrancho”. Pablo está usando los verbos en tiempo presente, lo cual parece indicar que está pensando en una situación actual. Esto significa que el esfuerzo de los maestros rivales ha causado caos y confusión entre los creyentes gálatas, quienes recurren a las agresiones para defender sus posturas.
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RV60
TLA
16
16 Digo, pues: Andad en el Por eso les digo: obedezcan al Espíritu, y no satisfagáis los Espíritu de Dios, y así no desearán deseos de la carne. hacer lo malo.
17
17 Porque el deseo de la Porque los malos deseos están en carne es contra el Espíritu, y el contra de lo que quiere el Espíritu de del Espíritu es contra la carne; y Dios, y el Espíritu está en contra de los éstos se oponen entre sí, para malos deseos. Por lo tanto, ustedes no que no hagáis lo que quisiereis. pueden hacer lo que se les antoje.
18
18 Pero si sois guiados por el Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Espíritu, no estáis bajo la ley.
5.16 Pablo utiliza la expresión griega lego de para proseguir una idea ya iniciada, desarrollándola en un nuevo sentido, explicándola y, sobre todo, subrayándola. Es la misma que usa en 3.17 y 4.1. Por tanto, en la traducción se puede usar la misma expresión que se eligió previamente, con el sentido: “Lo que estoy tratando de decirles es lo siguiente”. Varias versiones pueden servir de modelo: «Por eso les digo» (TLA), «así que les digo» (NVI), «por tanto les pido» (BA), «os encargo» (BP). El verbo “caminar” es usado con frecuencia por Pablo y Juan con el sentido figurativo de “forma de vivir” o “conducta personal”. En este capítulo, el sentido es equivalente o muy cercano al de las expresiones “guiado por el Espíritu” (v. 18), “vida en el Espíritu” (v. 25) y “caminar en las huellas del Espíritu” (v. 25). Pablo ya advirtió a sus lectores y lectoras del peligro de abusar de la libertad y no vivir en amor, sino en enemistad. Ahora les asegura que ellos no sucumbirán a tales abusos, si sus vidas están controladas por el Espíritu. Aunque el original sólo dice “Espíritu”, es claro que Pablo se refiere al Espíritu Santo o «Espíritu de Dios» (TLA). A continuación, presentamos algunas buenas traducciones: «Vivan según el Espíritu» (DHH96), «obedezcan al Espíritu de Dios» (TLA), «os encargo que procedáis según el Espíritu» (BP), «caminen según el Espíritu» (BA), «proceded guiados por el Espíritu» (NBE), “vivid animados por el Espíritu” (Vidal: 111). El tiempo presente del verbo griego indica una 194
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acción que está en progreso. Aquí puede entenderse como “continúen caminando”, “sigan avanzando en el camino del Espíritu”. Luego de la exhortación positiva, Pablo agrega una exhortación negativa: Y no satisfagáis los deseos de la carne. La palabra carne remite aquí a sus connotaciones negativas. El verbo “completar” se refiere a “satisfacer”, “cumplir” o “llevar a cabo”. Deseos debe entenderse aquí en sentido negativo, es decir, como las inclinaciones destructivas de cada persona. Hay varias versiones que traducen con términos más cotidianos, al tiempo que mantienen el sentido del texto original: «Y no busquen satisfacer sus propios malos deseos» (DHH96), «y así no desearán hacer lo malo» (TLA), «y no se dejen arrastrar por los apetitos desordenados» (BA), «y no ejecutéis los deseos del instinto» (BP), «y nunca cederéis a deseos rastreros» (NBE), “y así no llevaréis a cabo la apetencia de la naturaleza egoísta” (Vidal: 111). 5.17 Según Pablo, en una misma persona no pueden dominar ambos poderes en forma simultánea, ya que están en oposición: Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne. El verbo griego “desear” indica un desear con ansiedad, anhelante. “Deseos de la carne” debe traducirse igual que en el versículo 16, pues en el griego se trata de la misma expresión en ambos casos. El verbo usado aquí para expresar la oposición significa “ser contrario”, “estar en lucha”. Es un concepto originario de la geometría y de la lógica, usado para expresar valores opuestos. Con este verbo Pablo expresa la oposición que existe en la vida de los creyentes entre el nuevo poder del “Espíritu” y el viejo poder de la “carne”, que él relaciona con la búsqueda del cumplimiento de la ley, especialmente con la circuncisión: «El uno está en contra de los otros» (DHH96), «como que son entre sí antagónicos» (BJ), «los dos se oponen entre sí» (NVI), «ambos combaten entre sí» (BA). Según Pablo, puesto que la carne y el Espíritu están en oposición en el interior de los creyentes, el resultado es que éstos pierden su libertad: «Por lo tanto, ustedes no pueden hacer lo que se les antoje» (TLA), «y por eso ustedes no pueden realizar sus buenos deseos» (BA), «resultado: que no podéis hacer lo que quisierais» (NBE). Otra posibilidad de traducción es la siguiente: “El poder del Espíritu de Dios y el poder de las pasiones humanas dañinas son grandes enemigos, y esto significa que si el Espíritu de Dios dirige sus vidas, ustedes no pueden portarse mal y seguir
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inclinaciones egoístas: es lo uno o lo otro”. 5.18 Este versículo puede ser considerado como un resumen de lo que Pablo ha venido argumentando durante todo el capítulo. Es otra forma de expresar lo ya dicho en el versículo 16, donde el apóstol aseguró que quienes son guiados por el Espíritu “no satisfacen los deseos dañinos de la naturaleza humana”. Aquí Pablo asegura que si los creyentes en Cristo son guiados por el Espíritu, entonces no están sometidos al cumplimiento legalista de la ley: «Pero si el Espíritu los guía, entonces ya no estarán sometidos a la ley» (DHH96). El verbo en presente pasivo (“son conducidos”) está en relación directa con el imperativo (“caminen”, “condúzcanse”) del versículo 16, con un énfasis en la sujeción de la propia voluntad a la guía del Espíritu. El tiempo del verbo sugiere una acción continua, lo que hace posible las siguientes traducciones: «Si os dejáis llevar por el Espíritu» (NBE), «pero si se dejan conducir por el Espíritu» (BA) o, aún mejor, “si ustedes permanecen bajo la guía del Espíritu”. El resultado de ser guiados por el Espíritu es la liberación de la obediencia legalista a la ley: «Entonces ya no estarán sometidos a la ley» (DHH96), «ya no están obligados a obedecer la ley» (TLA), «no están bajo el dominio de la ley» (BA), “ustedes no son empujados a hacer lo que la ley exige”. RV60
TLA 19
Todo el mundo conoce la conducta de los que obedecen a sus 19 Y manifiestas son las obras de malos deseos: no son fieles en el la carne, que son: adulterio, matrimonio, tienen relaciones fornicación, inmundicia, lascivia, sexuales prohibidas, muchos vicios y malos pensamientos. 20
Adoran a dioses falsos, practican la brujería y odian a los 20 idolatría, hechicerías, demás. Se pelean unos con otros, enemistades, pleitos, celos, iras, son celosos y se enojan por todo. contiendas, disensiones, herejías, Son egoístas, discuten y causan
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divisiones. 21
21 envidias, homicidios, Son envidiosos, se borracheras, orgías, y cosas emborrachan, y en sus fiestas semejantes a éstas; acerca de las hacen locuras y muchas cosas cuales os amonesto, como ya os lo malas. Les advierto, como ya lo he dicho antes, que los que practican había hecho antes, que los que tales cosas no heredarán el reino de hacen esto no formarán parte del Dios. reino de Dios.
Ahora Pablo pasa a contraponer los resultados concretos de la vida bajo la guía del Espíritu y los de la vida bajo el poder de las tendencias humanas dañinas. Para esto, echa mano a un recurso típico de su contexto, muy usado especialmente por filósofos y pedagogos, que consiste en presentar catálogos de virtudes y vicios. Los estudiosos han propuesto varias formas de organizar los elementos de las listas, pero no se ha logrado un consenso. Una posibilidad es dividir los vicios en cuatro grupos: 1) los relacionados con la conducta sexual; 2) los relacionados con el culto; 3) los relacionados con la convivencia social; y 4) los relacionados con el autocontrol. Debe notarse que casi todos los vicios aparecen en plural, lo que puede estar indicando su frecuencia. Nuestra versión base traduce literalmente: Y manifiestas son las obras de la carne, pero es mejor buscar equivalentes como los que siguen: «Es fácil ver lo que hacen quienes siguen los malos deseos» (DHH96), «todo mundo conoce la conducta de los que obedecen a sus malos deseos» (TLA), «las acciones que proceden de los bajos instintos son conocidas» (NBE). Respecto a la lista de palabras que sigue, la mejor manera de orientar la traducción es ofrecer juntas la versión base, la traducción literal (cuando ésta difiere de la versión base), luego las dos versiones que nos parecen más claras (DHH96 y TLA), y, por último, nuestra propia sugerencia. Así, cada traductor o traductora podrá orientarse y buscar la palabra o la situación de su propio contexto que mejor responda al texto bíblico. 5.19 Fornicación, «cometen inmoralidades sexuales» (DHH96), «tienen relaciones sexuales prohibidas» (TLA), “llevan una vida sexual desordenada”.
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Inmundicia, lascivia, «hacen cosas impuras y viciosas» (DHH96), «muchos vicios y malos pensamientos» (TLA), “están completamente dominados por intenciones malsanas y destructivas”. 5.20 Idolatría, «adoran ídolos» (DHH96), «adoran a dioses falsos» (TLA), “rinden homenaje a creaciones humanas como si fueran dioses”. Hechicerías, literalmente “hechicería”, «practican la brujería» (DHH96, TLA), “usan malas artes para dañar”. Enemistades, «mantienen odios» (DHH96), «odian a los demás» (TLA), “andan de los pelos con medio mundo”. Contiendas, «discordias» (DHH96), «se pelean unos con otros» (TLA), “les encanta sembrar rencillas”. Celos, «celos» (DHH96), «son celosos» (TLA), “siempre creen que se les da preferencia a los demás”. Iras, literalmente “arrebatos de ira”, «se enojan fácilmente» (DHH96), «se enojan por todo» (TLA), “no se les puede ni mirar porque se encolerizan”. Contiendas, literalmente “rivalidades”, «causan rivalidades» (DHH96), «discuten» (TLA), “siempre enfrentan a unos contra otros”. Disensiones, literalmente “divisiones”, «divisiones» (DHH96), «causan divisiones» (TLA), “siempre sembrando cizaña”. Herejías, literalmente “partidismos”, «partidismos» (DHH96), «son egoístas» (TLA), “forman camarillas”. 5.21 Envidias, «son envidiosos» (DHH96, TLA), “llenos de envidia”. Borracheras, «borrachos» (DHH96), «se emborrachan» (TLA), “parranderos”. Orgías, literalmente “comilonas”, «glotones» (DHH96), «en sus fiestas hacen locuras» (TLA), “son tragones llenos de gula”. Es propio de los catálogos de vicios el no nombrarlos todos. Por esa razón, con frecuencia se añade a la enumeración la fórmula final y cosas semejantes a estas, como sucede aquí, cuyo sentido es «y otras cosas parecidas» (DHH96), «y muchas cosas malas» (TLA), “y muchas cosas más tan destructivas como éstas”. La expresión reino de Dios que está al final del versículo no se refiere a un lugar donde Dios sería rey, sino, más bien, al espacio donde se vive en directa comunión con Dios, el ámbito del Espíritu. Quienes viven
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dominados por el poder destructivo de la naturaleza egoísta no tienen acceso a este ámbito de libertad y vida: «Los que así se portan no tendrán parte en el reino de Dios» (DHH96). RV60
TLA
22
22 Mas el fruto del En cambio, el Espíritu de Dios nos hace Espíritu es amor, amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en gozo, paz, paciencia, paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables, benignidad, bondad, y tratar bien a los demás, tener confianza en fe, Dios,
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23 mansedumbre, ser humildes, y saber controlar nuestros templanza; contra tales malos deseos. No hay ley que esté en contra de cosas no hay ley. todo esto.
24
Pero los que son 24 de Cristo han Y los que somos de Jesucristo ya hemos crucificado la carne hecho morir en su cruz nuestro egoísmo y con sus pasiones y nuestros malos deseos. deseos. 25
Si vivimos por el 25 Espíritu, andemos Si el Espíritu ha cambiado nuestra manera también por el de vivir, debemos obedecerlo en todo. Espíritu. 26
No nos hagamos 26 vanagloriosos, No seamos orgullosos, ni provoquemos el irritándonos unos a enojo y la envidia de los demás por creernos otros, envidiándonos mejores que ellos. unos a otros. Con su estilo característico, ahora Pablo contrapone el fruto del Espíritu a “las obras de la naturaleza egoísta”. Llama la atención que no hable de “frutos” del Espíritu, sino de “fruto”, en singular. A juzgar por
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su peso en el capítulo 5 (cf. 1 Co 13), probablemente Pablo ve que todas las demás virtudes de su lista están incluidas o brotan de esta virtud principal. El fruto del Espíritu es el producto natural de la relación de los cristianos con el Espíritu, la cual se expresa de manera espontánea en la conducta cristiana. Como apoyo para la traducción de estos versículos, presentamos, nuevamente, las siguientes opciones: el texto base, la traducción literal (en aquellos casos que difiere del texto base), las dos versiones populares (DHH96 y TLA) y una propuesta nuestra, adecuada al contexto latinoamericano. 5.22 Amor, «amor» (DHH96), «nos hace amar a los demás» (TLA), “amar a todo el mundo”. Gozo, «alegría» (DHH96), «estar siempre alegres» (TLA), “estar contentos a pesar de las dificultades”. Paz, «paz» (DHH96), «vivir en paz con todos» (TLA), “estar en armonía”. Paciencia, literalmente “longanimidad”, «paciencia» (DHH96), «nos hace ser pacientes» (TLA), “ser aguantadores”. Benignidad, «amabilidad» (DHH96), «y amables» (TLA), “portarse bien con todos”. Bondad, «bondad» (DHH96), «tratar bien a los demás» (TLA), “tener corazón abierto”. Fe, «fidelidad» (DHH96), «tener confianza en Dios» (TLA), “sonreír confiados al futuro”. 5.23 Mansedumbre, «humildad» (DHH96), «ser humildes» (TLA). Templanza, literalmente “dominio propio”, «dominio propio» (DHH96), «saber controlar nuestros malos deseos» (TLA), “hacer todo con medida”. Es posible también acentuar la relación de estas virtudes con el Espíritu mediante una traducción con expresiones causativas, como, por ejemplo: “El Espíritu causa que la gente ame, etc., […]”. Contra tales cosas no hay ley significa, probablemente, que la ley no juega ningún rol en el ámbito del Espíritu. La frase es traducida: «No hay ley que condene estas cosas» (NVI), «ahí no hay condenación ni Ley» (BL), “No hay ninguna norma en contra de estas cosas” (Vidal: 113).
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También es posible traducir: “No hay leyes que hablen en contra de gente que vive de esta manera”, “¿quién podría andar señalando con el dedo a quien vive de esta manera?” 5.24 La expresión literal “los que son de Cristo Jesús” debe entenderse como “los que pertenecemos a Cristo Jesús” o como “aquellos que somos creyentes en Cristo”. Para traducir la afirmación de este versículo, hay que tener en cuenta que se trata de un lenguaje figurado. “Crucificar la carne” se refiere a aceptar el regalo de salvación que Cristo realizó al morir en la cruz y, por tanto, abandonar la forma de vivir dañina. La expresión sugiere una conexión entre esta acción de los creyentes y la muerte de Cristo en la cruz. El verbo “crucificar” está en tiempo aoristo, lo cual da a entender que la acción aconteció en el pasado —en la conversión o en el bautismo — o resultó en un cambio completo y decisivo: «Ya hemos hecho morir en su cruz nuestro egoísmo y nuestros malos deseos» (TLA), «han crucificado sus apetitos desordenados junto con sus pasiones y malos deseos» (BA), “desde que aceptaron el regalo de la salvación, viven como si hubieran clavado en la cruz de Cristo todo lo malo que había en su vida”. 5.25 Recordemos que el “vivir en el Espíritu” se relaciona con otras dos expresiones de Pablo presentes en este capítulo: “Caminar en el Espíritu” (v. 16) y “ser guiados por el Espíritu” (v. 18). La oración está estructurada en el griego como condicional: “Si., entonces.”, o “debido a que., la consecuencia es.”. La condición ha sido traducida como sigue: «Si ahora vivimos por el Espíritu» (DHH96), «si el Espíritu ha cambiado nuestra manera de vivir» (TLA), «si el Espíritu nos da vida» (NBE), «si vivimos gracias al Espíritu» (BA), “si es que nuestra vida está animada por el Espíritu” (Vidal: 113). La consecuencia ha sido traducida así: «Dejemos también que el Espíritu nos guíe» (DHH96), «debemos obedecerlo en todo» (TLA), «sigamos también los pasos del Espíritu» (NBE), «comportémonos también según el Espíritu» (BA), “que el Espíritu guíe también nuestro caminar” (Vidal: 113). El verbo que se usa aquí para “caminar” es diferente en el griego del que venía usando Pablo (peripatein). En esta frase se usa stoijeo, que puede traducirse, literalmente, como “caminar en línea recta”, “marchar”,
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indicando un avance sin desviaciones ni vacilaciones. En conjunto, sugerimos la siguiente alternativa de traducción, evitando la forma condicional: “Ahora vivimos bajo la dirección del Espíritu de Dios, así que debemos marchar siempre hacia delante, dejando que él mande en nuestra vida”. 5.26 Al hacer la afirmación de este versículo, es muy posible que Pablo tenga en mente la situación planteada en Galacia y esté aplicando sus consejos a la condición actual de las comunidades de esa zona. Aquí aparece una palabra que se usa sólo una vez en el Nuevo Testamento y significa “vanidoso”, “engreído” o “ansioso de fama”. Se trata de una fama vacía, de donde viene nuestra palabra compuesta “vanagloria”: No nos hagamos vanagloriosos, «no busquemos la vanagloria» (BL), “no andemos diciendo por todos lados lo grandes que creemos ser”. Las expresiones irritándonos unos a otros y envidiándonos unos a otros también aparecen sólo aquí en todo el Nuevo Testamento. Con ellas Pablo trata de describir una situación dañina generalizada en la comunidad: «Ni sembremos rivalidades y envidias entre nosotros» (DHH96), «ni provoquemos el enojo y la envidia de los demás» (TLA), «provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente» (BJ), “creando disgustos y provocando pleitos”.
Reflexión bíblica y pastoral Según este pasaje, hay una relación intrínseca entre la libertad y el amor, ya que ambos provienen del Espíritu de Dios. La libertad es un don que se manifiesta frente a Dios y a la comunidad. Por ser un don, no es necesario ganarla por medio del sometimiento a ninguna clase de preceptos legalistas. Es muy aleccionador que, en la larga lista de virtudes, el amor y la alegría estén en primer lugar. En el amor se llega al cumplimiento de toda la ley. Se trata de un amor que apunta hacia Dios y tiene principalmente en la comunidad su ámbito de realización. Además, el ámbito del Espíritu se manifiesta como un espacio donde reina la alegría. En ocasiones se cree en las iglesias que ser espiritual implica mantenerse en una actitud de seriedad y guardar cierta distancia de los demás. Se da la impresión que ser espiritual es una empresa difícil y
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aburrida. Sin embargo, según Pablo, ser espiritual incluye tener la capacidad de amar y ser alegre, lo cual sólo es posible en relación. Con Pablo aprendemos, entonces, que los creyentes en Cristo recibimos de parte del Espíritu libertad, capacidad de amar y alegría de vivir. El Espíritu nos impulsa a relacionarnos constructivamente con la gente que nos rodea. Para la ley, el mayor criterio de fidelidad a Dios es el amor al prójimo. La persona que dice amar a Dios y es incapaz de amar a sus semejantes es mentirosa. Pablo no está contra la ley, sino contra algunos que la quieren convertir en un valor absoluto y, por tanto, en algo más importante que el ser humano. El Espíritu nos ayuda a descubrir que ninguna mediación que robe al ser humano la libertad es sagrada. Pablo llama a la forma de vida espiritual libre “andar en el Espíritu”. Esto no significa que la gente espiritual debe desentenderse de lo que pasa en el mundo, sino, más bien, que debe vivir todo con la sabiduría y el amor que el Espíritu otorga. Las virtudes y los vicios son ámbitos en los que se puede realizar o destruir la vida. La libertad del Espíritu incluye también la posibilidad de optar por uno de tales ámbitos. Dios nos da los medios para enfrentar con éxito los riesgos de la libertad.
Últimas exhortaciones pastorales sobre diversos aspectos (6.110) Capítulo 6 Análisis de discurso En esta sección, Pablo continúa explicitando cómo se manifiesta la vida dirigida por el Espíritu, pero ahora se enfoca mucho más en casos concretos de las comunidades de Galacia. En realidad, no hay un cambio claro en la argumentación respecto a los últimos versículos del capítulo 5, pero igualmente se justifica tratar el pasaje como una nueva sección, especialmente por la introducción de un nuevo tratamiento de los gálatas como “hermanos”. Según parece, Pablo contempla la discusión sobre la ley y la circuncisión como algo ya concluido. Por eso, ahora se concentra en algunos aspectos de la vida cotidiana, dando por sentado que ya ha convencido a los gálatas con lo escrito previamente respecto a la vida libre de la ley, entendida como camino de salvación. De modo que los
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primeros versículos de esta sección (vv. 1-6) tienen el tono de consejos pastorales o indicaciones prácticas, más que de discusión teológica. Los versículos 7-10 forman una unidad, cuya relación con lo precedente no es muy fácil de determinar, especialmente la función de la metáfora de la siembra y la cosecha (v. 7). Probablemente, Pablo continúe ampliando el tema de la generosidad que introdujo en el versículo 6 y esté usando la metáfora en el mismo sentido que en 2 Corintios 9.6. El tono general de esta sección revela que el estado emocional del apóstol es diferente, mucho más sosegado y afectivo. Aquí dicta sus últimos consejos pastorales antes de tomar la pluma en la mano para escribir la despedida y la bendición final. TÍTULO: Varias versiones optan por destacar el consejo principal: «La ayuda mutua» (NVI), «Ayuda mutua» (BP), «Ayúdense unos a otros» (TLA), «Invitación a la ayuda mutua» (BA). Otras versiones proponen un título más general: «Aplicaciones particulares» (DHH96), «Varios consejos» (BL), «Preceptos diversos sobre el amor y el celo» (BJ). Nuestra propuesta procura subrayar el sentido pastoral de las exhortaciones y evitar centrar la atención sobre alguna de ellas en particular: “Últimas exhortaciones pastorales sobre diversos aspectos”.
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
1
Hermanos, si alguno fuere 1 Hermanos, ustedes son guiados sorprendido en alguna falta, por el Espíritu de Dios. Por lo tanto, vosotros que sois espirituales, si descubren que alguien ha pecado, restauradle con espíritu de deben corregirlo con buenas mansedumbre, considerándote a ti palabras. Pero tengan cuidado de no mismo, no sea que tú también seas ser tentados a hacer lo malo. tentado. 2 Cuando tengan dificultades, Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así ayúdense unos a otros. Ésa es la manera de obedecer la ley de Cristo. la ley de Cristo. 2
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3
3 Porque el que se cree ser Si alguien se cree importante, algo, no siendo nada, a sí mismo se cuando en realidad no lo es, se está engaña. engañando a sí mismo.
4 Cada uno debe examinar su Así que, cada uno someta a propia conducta. Si es buena, podrá prueba su propia obra, y entonces sentirse satisfecho de sus acciones, tendrá motivo de gloriarse sólo pero no debe compararse con los respecto de sí mismo, y no en otro; demás. 4
5
5 porque cada uno llevará su Cada uno es responsable ante propia carga. Dios de su propia conducta.
6.1 El tratamiento de hermanos indica, nuevamente, que Pablo inicia otra sección de su carta. Pablo ahora aplica su enseñanza a casos específicos de las comunidades gálatas. Presenta un caso hipotético, como lo indica el uso del condicional: Si alguno fuere sorprendido en alguna falta. Es preferible traducir “una persona” o “alguien entre ustedes”. Pablo distingue entre “pecado” y falta, que es el sustantivo usado aquí, distinción que varias versiones conservan en la traducción (BA, BL, y otras). BP traduce «delito». También puede usarse “trasgresión” o “equivocación”. La siguiente frase dice, literalmente, “ustedes los espirituales”, pero también puede entenderse como “ustedes, que son espirituales”. Pablo les recuerda a los gálatas que ellos viven en el ámbito del Espíritu de Dios, y, por tanto, su conducta debe estar siempre guiada por el Espíritu: «Ustedes son guiados por el Espíritu de Dios» (TLA), «vosotros, los hombres de espíritu» (NBE), «ustedes que están animados por el Espíritu» (BA). Una manifestación de la conducta espiritual es el cuidado de los demás, especialmente de alguien que ha incurrido en alguna falta. Pablo pide que se corrija a quien la haya cometido, pero no con severidad, sino al contrario: Restauradle con espíritu de mansedumbre, «deben ayudarlo a corregirse» (DHH96), «deben corregirlo con buenas palabras» (TLA), «enderécenlo con espíritu de bondad» (BL), «con humildad» (BA), «con
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modestia» (BP), “con suavidad” (Vidal: 113). El verbo “restaurar” se usa en sentido ético: “Ayúdenlo a ser como antes”, “ayúdenlo a recuperar su buen nombre”. Pablo sabe que las personas espirituales también corren el riesgo de equivocarse, por lo que advierte: Considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. La “consideración” tiene el sentido de cuidar la propia conducta; la “tentación” involucra los impulsos de cada persona para actuar de manera egoísta. De ahí la advertencia de Pablo: «Y que cada cual tenga mucho cuidado, no suceda que él también sea puesto a prueba» (DHH96), «pero tengan cuidado de no ser tentados a hacer lo malo» (TLA), “y cuídate tú mismo de no dejarte seducir” (Vidal: 113), “porque si no pones cuidado, también tú puedes ser impulsado a hacer lo mismo”, “mucho ojo contigo mismo: puedes caer en la misma situación”. 6.2 Las personas espirituales se preocupan por ayudar siempre a los demás, especialmente en los momentos más difíciles: Sobrellevad los unos las cargas de los otros. Es posible interpretar cargas en un sentido general, como algo referido a cualquier problema que pudiera presentarse en la vida cristiana. La traducción debe evitar que se entienda como “bultos”, “objetos pesados” o cualquier peso material. En efecto, la palabra aquí tiene sentido figurado, aplicado a situaciones difíciles de sobrellevar que requieren el apoyo de la comunidad: «Cuando tengan dificultades, ayúdense unos a otros» (TLA), “ayudaos mutuamente a llevar el peso de las dificultades” (Vidal: 113). 6.3 Pablo utiliza aquí el mismo verbo que usó en 2.2, 6, 9 para referirse a los principales líderes de la iglesia de Jerusalén. El sentido general es “ser considerado por los demás como importante” o “imaginarse algo que no corresponde con la realidad”. Pablo es muy claro en su afirmación: Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña, «porque si alguno se imagina ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo» (BJ). Es posible que Pablo tenga en mente a quienes piensan de sí mismos que son importantes y esté intentando mostrarles lo insignificantes que son en realidad, si no se ponen al servicio de los demás.
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6.4 Este versículo conecta de forma lógica con los versículos 2 y 3. La satisfacción de una persona debe fundarse en su propia acción o condición, no en la comparación con los demás, y menos aún con los más débiles: Cada uno someta a prueba su propia obra. Aquí la palabra obra se refiere a la “conducta” o “mérito” de cada persona. “Someter a prueba” se refiere a la acción de examinar la propia vida y las motivaciones para actuar de una u otra manera: «Cada uno debe examinar su propia conducta» (TLA). En el texto griego, la oración está en imperativo: “¡ Cada quien examine su comportamiento!”, “¡Revise cada uno de ustedes con cuidado lo que hace!” Las propias acciones —vistas como aprobadas por Dios y no como derivados de la propia comparación con lo que otros hacen o dejan de hacer— deben producir sentimientos cristianos de satisfacción y beneplácito: «Podrá sentirse satisfecho de sus acciones, pero no debe compararse con los demás» (TLA), «y si ha de sentirse orgulloso, que lo sea respecto de sí mismo y no respecto de los demás» (DHH96), «y sea ella [la propia conducta] la que le proporcione motivos de satisfacción, y no el comportamiento de otros» (BA). Aquí también proponemos una traducción de conjunto: “Cada uno de ustedes debe sentir satisfacción por su conducta solidaria con los demás y no por creerse mejor que otros. Examínense con cuidado para no estar engreídos”. 6.5 Este versículo consiste en una oración sencilla: Porque cada uno llevará su propia carga. De manera interesante, Pablo utiliza aquí para carga una palabra diferente de la que usó en el versículo 2. Baros y fortion son considerados por algunos especialistas como sinónimos, apenas distinguibles conceptualmente, aunque otros piensan que el primer término se refiere a una “carga pesada y agobiante” y el segundo a una especie de «fardo» (BP), «bulto» (NBE), “carga llevadera”, “equipaje” o, incluso, “las tareas cotidianas”. A la luz del versículo 4, carga parece referirse aquí a la propia conducta. En tal caso, Pablo podría estar diciendo “cada quien es responsable delante de Dios de su propia conducta”. En este sentido traducen varias versiones: «Cada uno es responsable ante Dios de su propia conducta» (TLA), «porque cada uno cargará con su propia responsabilidad» (RV95), «cada uno tendrá que responder de sus propias obras» (BL). También son buenas traducciones: “Cada persona tendrá que llevar el peso de su propia responsabilidad”, “cada quien debe hacerse responsable de las consecuencias de sus actos”,
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“como dice el dicho popular: a lo hecho, pecho”. RV60
TLA
6 El que es instruido en el El que es enseñado en la palabra, mensaje de Dios debe compartir haga partícipe de toda cosa buena al con su maestro todo lo bueno que lo instruye. que recibe. 6
7 No crean ustedes que No os engañéis; Dios no puede pueden engañar a Dios. Cada ser burlado: pues todo lo que el uno cosechará lo que haya hombre sembrare, eso también segará. sembrado. 7
8
8 Porque el que siembra para su Si seguimos nuestros malos carne, de la carne segará corrupción; deseos, moriremos para siempre; mas el que siembra para el Espíritu, pero si obedecemos al Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. tendremos vida eterna.
9 Así que no nos cansemos de No nos cansemos, pues, de hacer hacer el bien porque, si seguimos bien; porque a su tiempo segaremos, si haciéndolo, Dios nos premiará a no desmayamos. su debido tiempo. 9
10
10 Así que, según tengamos Siempre que nos sea oportunidad, hagamos bien a todos, y posible, hagamos el bien a todos, mayormente a los de la familia de la pero especialmente a los fe. seguidores de Cristo.
6.6 Este versículo dice literalmente: “Comparta el que se está instruyendo en la palabra con el que está instruyendo en todas las cosas buenas”. No se sabe con certeza si ya en las comunidades de Pablo existía una forma organizada de enseñanza del mensaje cristiano, aunque es poco probable. Este es uno de los textos de donde surgieron las palabras “catequesis”, “catequista” y otras derivadas, que son más usuales en el ambiente católico: «El catecúmeno debe compartir sus 208
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bienes con su catequista» (BP). La forma participial del verbo griego puede traducirse con la voz pasiva: El que es enseñado, «el que esté siendo instruido» (TLA), «el que recibe instrucción» (NVI). La palabra era una forma usual de designar el conjunto del mensaje cristiano, por lo que es correcto traducir como «el mensaje del evangelio» (DHH96), «el mensaje cristiano» (BA), “el mensaje de Dios”. Para designar al catequista en la traducción puede usarse «maestro» (TLA), “instructor”, “encargado de su formación”, “maestro de los nuevos convertidos”. La expresión de toda cosa buena es ambigua. Puede referirse a alguna contribución económica o en especies para el instructor, aunque el verbo griego “compartir” puede referirse también al tiempo y a los sentimientos. Algunos estudiosos sugieren que aquí Pablo es intencionalmente ambiguo, pues él quiere incluir tanto el aspecto material como el espiritual en el compañerismo entre el discípulo y su maestro. No se trataría, entonces, de un pago fijo en calidad de cuota o salario, sino, más bien, de una forma de intercambio generoso de bienes materiales y espirituales: “Las personas que reciben sus primeras enseñanzas del mensaje cristiano deben corresponder con sus instructores y compartir con ellos de lo bueno que tengan”, “los que reciben cursillos de iniciación a la vida cristiana deben corresponder a sus instructores con generosidad en lo que les sea posible”. 6.7 La primera parte del versículo hace referencia al engaño que Pablo atribuye a los maestros opositores: No os engañéis; Dios no puede ser burlado. La forma del imperativo es pasiva y dice, literalmente: “No sean engañados”. El sentido puede ser: “No se dejen engañar”, “fíjense que están siendo desviados de la verdad”. El verbo griego referente a la acción de burlarse de Dios significaba originalmente “arrugar la nariz”, un gesto de desprecio y burla. En esta oración la forma del verbo griego es pasiva. Es posible que Pablo esté pensando que son los misioneros rivales los que se están engañando, aunque la frase también puede referirse a los hermanos de Galacia. Así traducen las versiones esta frase: «Nadie puede burlarse de Dios» (DHH96), «no crean ustedes que pueden engañar a Dios» (TLA), «con Dios no se juega» (NBE), “¡De Dios nadie se ríe!” (Vidal: 115). La segunda parte del versículo parece ser un refrán en boga en las
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comunidades de Galacia, cuya traducción literal es todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Hay versiones que evitan el sustantivo hombre para que no quede la idea de que el texto no toma en cuenta a las mujeres: «Lo que se siembra se cosecha» (DHH96). El carácter de refrán de esta frase puede anunciarse en la traducción: “Como dice el refrán”, “ustedes conocen el dicho”. 6.8 Este versículo concretiza la imagen de la siembra y la cosecha del versículo anterior. Carne y Espíritu son presentados como dos tipos de terreno que producen cosechas diferentes: Corrupción el primero, vida eterna el segundo. Es necesario traducir estas palabras de la misma forma que en sus apariciones anteriores en esta carta. Es importante conservar el énfasis del texto original, que dice: “La propia carne”. Se puede traducir, entonces: “Quien se dedica a satisfacer sus propias inclinaciones dañinas y egoístas”. Para hacer más enfática la idea de la siembra, Vidal agrega la imagen del campo: “El que siembra en el campo de su propia naturaleza egoísta” (Vidal: 115). Es posible transformar las expresiones metafóricas en un símil: “Si una persona, por decirlo de alguna manera, deja crecer sus malas inclinaciones como si fueran semillas en un campo […]”. El sustantivo usado aquí se traduce, generalmente, como corrupción o “perdición”, y casi como un equivalente de “muerte”. El uso de Pablo incluye la muerte física y la espiritual, como comunican algunas versiones: «Cosechará de la carne corrupción y muerte» (BL), «recogerá una cosecha de muerte» (DHH96), «moriremos para siempre» (TLA). Desde la gramática del texto griego no es posible determinar si “espíritu” se refiere al espíritu humano o al Espíritu de Dios. Las versiones en español marcan la diferencia sólo por el uso de la mayúscula o la minúscula al inicio de la palabra. NBE utiliza ambas dimensiones en su traducción: «El que cultiva el espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna». En nuestra opinión, si se toma en cuenta el argumento general de Pablo y la forma en que él ha venido contraponiendo “carne” y “espíritu”, aquí sólo se refiere al Espíritu de Dios: «El que siembra en el Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna» (DHH96). Con vida eterna no se pone el énfasis en una vida que no acaba sino en las cualidades positivas que acompañan la vida en el Espíritu: “Tendrá una larga vida, llena de las bendiciones de Dios”, “vivirá para siempre, lleno de vida y alegría”.
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6.9 La partícula introductoria “así pues”, “de tal manera”, mantiene la conexión de este versículo con el argumento de esta sección. A la luz de lo que acaba de decir, Pablo ahora define para sus lectores y lectoras el curso de acción correspondiente: «Así que no nos cansemos de hacer el bien» (TLA), «Hagamos el bien sin desanimarnos» (BL). El verbo que se refiere al cansancio significa, literalmente, “desmayarse”, lo cual puede indicar aquí que Pablo tiene en mente una búsqueda de hacer el bien intensa y permanente. En lenguaje coloquial, puede expresarse así: “No aflojemos en la tarea de ayudar a todo mundo”, “que no nos flaqueen las rodillas por mucha buena labor que hagamos”, “siempre firmes cuando se trata de ayudar”. El verbo “cosechar” se mantiene en el ámbito de la agricultura, propuesto por los versículos previos. “El bien” o “lo bueno” se refiere al obrar que conduce a la buena cosecha, de modo que “hacer el bien” es idéntico que “sembrar en el Espíritu”, esto es, dejarse conducir por el Espíritu. La última parte del versículo sugiere que Pablo está pensando en forma escatológica. El término kairos se refiere a un tiempo de intervención oportuna de Dios, siempre en sentido positivo. Puede ser que a su tiempo se refiera a la esperada venida del Señor o al fin del mundo. En ese tiempo, aquellos que hayan vivido de acuerdo con el Espíritu recogerán muchas cosas buenas del Señor: «Dios nos premiará a su debido tiempo» (TLA), «a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos» (NVI), «al debido tiempo cosecharemos con tal que seamos constantes» (BL), “si nos mantenemos firmes, sembrando buenas acciones, Dios nos llenará de cosas buenas en su momento apropiado”. 6.10 Para traducir correctamente este versículo es preciso considerar el sentido escatológico del texto. Pablo no dice sólo que “hay que aprovechar cada oportunidad para hacer el bien”, sino que hay que hacerlo “en tanto aún el Señor nos deja tiempo”. El sentido es aprovechar la oportunidad mientras todavía es posible: «Mientras es tiempo» (BL), “mientras tenemos oportunidad” (Vidal: 115), “aprovechando aún el tiempo que nos queda”. El texto original se refiere a “los familiares de la fe”. La imagen de la familia de la fe sugiere que los cristianos y las cristianas son como los miembros de una familia cuyo aspecto distintivo es su fe en Jesucristo: «Nuestros hermanos en la fe» (DHH96), «los seguidores de Cristo»
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(TLA), “los miembros de la familia de los creyentes” (Vidal: 115). Una buena alternativa de traducción es la siguiente: “Resumiendo todo lo dicho: dediquémonos a hacer el bien a todo mundo, especialmente a los que comparten la misma fe en Jesucristo, puesto que Dios nos da esa oportunidad”.
Reflexión bíblica y pastoral En la aparente sencillez de estos consejos pastorales se encierra una profunda concepción de la religión cristiana. En efecto, ésta se funda en la construcción de relaciones y sociedades solidarias, creativas y fuertes, cuyos pilares centrales son el servicio y la capacidad de compartir. Desde el versículo 1, Pablo hace un llamamiento a la generosidad, puesto que pide a la comunidad que actúe con amor con las personas que cometan alguna falta. No es el rigor de la disciplina sino el espíritu de comprensión y solidaridad lo que eliminará los actos negativos en la comunidad. Las cargas que agobian a las personas y a la comunidad son la mejor oportunidad de poner en acción la espiritualidad cristiana. La condición de nueva criatura de los cristianos y cristianas se manifiesta en la ayuda mutua y en el compañerismo. No hay mayor motivo de gloria para la persona creyente que entregarse al servicio de los demás sin esperar recompensa. El verdadero factor que motiva el actuar generoso y solidario de los creyentes no es el afán de fama o buen nombre, sino un impulso interior que viene del Espíritu. Esta generosidad también debe estar presente en el intercambio que existe entre los que dan y los que reciben la enseñanza. De este modo, los bienes materiales, espirituales e intelectuales se ponen al servicio de la comunidad, y todos se enriquecen en el compartir mutuo. A esta forma de vivir en términos de compartir Pablo la llama “sembrar en el Espíritu”. Se trata de un llamamiento que recorre los siglos y nos alcanza en la actualidad, en una época especialmente necesitada de solidaridad, compañerismo y formas de vida comunitaria. ¡ Todos debemos colaborar para que los bienes materiales y espirituales lleguen a todas las gentes por igual!
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Conclusión (6.11-18) Pablo se despide y bendice de puño y letra (6.11-18) Análisis de discurso Esta sección es la conclusión de la carta, en la cual se puede distinguir al menos cuatro elementos: 1) señalización de que las próximas líneas son escritas por la propia mano del apóstol (cf. 2 Ts 3.17; 1 Co 16.2124; Col 4.18) y con letras muy grandes (v. 11); 2) repetición de algunos de los puntos más importantes expuestos en la carta (vv. 12-15); 3) una exhortación (vv. 16-17); y 4) una bendición final (v. 18). En el tiempo y el contexto de Pablo, la reputación u honor era uno de los valores más estimados socialmente. Todas las personas se empeñaban al máximo para obtenerlo o conservarlo. En estos últimos versículos, dicho valor es la base de la estrategia de comunicación del apóstol. Pablo reitera que sus opositores buscan sentirse orgullosos al intentar convencer a los gálatas de aceptar la circuncisión. Pablo se opone a este orgullo mediante el único orgullo que él considera válido: el que proviene de la cruz del Señor Jesucristo (cf. 2 Co 4.10; 6.4-5; 11.23-28; Flp 3.7). Mientras que los maestros rivales se enorgullecen de la marca que deja la circuncisión en el cuerpo, Pablo señala que él está lleno de marcas, las cuales ha recibido durante su largo tiempo de servicio apostólico. Sin embargo, más allá de sus marcas corporales y de su propia valentía, Pablo afirma una realidad mucho más importante: la nueva criatura. De nada valen los ritos y las marcas corporales, si el resultado no es la transformación de las personas al punto de convertirse en una nueva creación. Sólo este tipo de personas completamente renovadas pertenecen al nuevo pueblo de Dios, el Israel de Dios. TÍTULO: De nuevo tenemos el caso de una sección pequeña que contiene varios elementos importantes. Algunas versiones optan por destacar sólo un elemento: Pablo se gloría en la cruz de Cristo, «Epílogo» (BJ), «Estoy crucificado con Cristo» (BL). Otras versiones combinan dos elementos: «Consejos finales y despedida» (BA), «Conclusión y despedida» (BP), «No la circuncisión, sino una nueva creación» (NVI), «Advertencias y despedida» (DHH96), «Advertencia y
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saludo final» (TLA). Nosotros proponemos: “Pablo se despide y bendice de puño y letra”, pues consideramos que capta lo más relevante del pasaje.
Análisis textual y morfosintáctico RV60
TLA
11
11 Mirad con cuán Esta parte la escribí yo mismo. grandes letras os escribo de Fíjense que les escribo esto con letras bien mi propia mano. grandes.
12
Todos los que quieren 12 agradar en la carne, éstos os Los que quieren obligarlos a obligan a que os circuncidéis, circuncidarse, sólo desean quedar bien con solamente para no padecer la gente. No quieren sufrir por anunciar el persecución a causa de la mensaje de la cruz de Cristo. cruz de Cristo. 13
Porque ni aun los 13 Ellos están circuncidados, pero no mismos que se circuncidan obedecen la ley de Moisés. Lo único que guardan la ley; pero quieren desean es que ustedes se circunciden, para que vosotros os circuncidéis, luego decir con orgullo que ellos pudieron para gloriarse en vuestra convencerlos de circuncidarse. carne. 14
14 Pero lejos esté de mí Yo, en cambio, sólo me sentiré gloriarme, sino en la cruz de orgulloso de haber creído en la muerte de nuestro Señor Jesucristo, por nuestro Señor Jesucristo. Gracias a su quien el mundo me es muerte, ya no me importa lo que este crucificado a mí, y yo al mundo malo piense de mí; es como si yo mundo. hubiera muerto para este mundo.
15
Porque en Cristo Jesús 15 En realidad, no importa si uno está o ni la circuncisión vale nada, no circuncidado. Lo que sí importa es ser ni la incircuncisión, sino una una persona distinta.
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nueva creación. 16
Y a todos los que 16 Que Dios dé su paz a los que viven anden conforme a esta regla, así, y que muestre también su bondad a los paz y misericordia sea a que son suyos. ellos, y al Israel de Dios. 6.11 A partir de este versículo, se inicia la conclusión de la carta. Estos últimos versículos (vv. 11-18) fueron escritos, en parte o en su totalidad, directamente por Pablo, y reiteran algunos de los temas que él trató antes, principalmente el de la circuncisión. «¡ Miren ustedes con qué letras tan grandes les estoy escribiendo ahora con mi propia mano!» (DHH96) traduce de manera literal, pero muy entendible, el texto original. Esta expresión podría parecer algo rara, dado que Pablo es el autor de toda la carta. Es necesario recordar que el apóstol dictaba sus cartas a un amanuense, y por esa razón avisa a los lectores que está escribiendo esta conclusión personalmente: «Esta parte la escribí yo mismo» (TLA), “les escribo de mi puño y letra”, “ahora tomo yo mismo la pluma para escribirles”. Es posible que las grandes letras deban entenderse como un intento de Pablo de enfatizar la importancia de lo que dirá a continuación: “Tomen nota de lo que estoy agregando con mi puño y letra”. 6.12 Este versículo contiene expresiones que requieren especial cuidado en la traducción. Literalmente, el versículo se inicia con la frase: “Los que desean ser bien vistos en la carne [… ]”, lo cual es una referencia a la reputación o fama. Con carne Pablo designa aquí, como en otras partes de la carta, el ámbito de la naturaleza dañada por el pecado, esto es, aquello que es contrario al ámbito del Espíritu. Así traducen algunas versiones esta descripción de los buscan la aceptación de la gente antes que la de Dios: «Sólo desean quedar bien con la gente» (TLA), «los que quieren hacer buena figura en lo exterior» (BP), «lo hacen únicamente para dar una buena impresión» (NVI), «se preocupan, antes que nada, de sobresalir» (BL), “quienes quieren conseguir una buena reputación ante la gente” (Vidal: 117). Los que exigen la circuncisión ponen su confianza en la carne. Según Pablo, tales personas quieren evitar las consecuencias negativas que
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sufren los cristianos por creer en Jesús como el Mesías: Solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo. La cruz representa aquí todo el conjunto que conforma el evento de la muerte de Cristo y su significado, y se refiere particularmente a la relación con Dios que se funda no en la circuncisión u otros ritos externos, sino en la fe en Cristo: «No quieren que se les maltrate por anunciar el mensaje de la cruz de Cristo» (TLA), “quieren evitar el rechazo de la gente por aceptar el mensaje cristiano de salvación”. 6.13 “Guardar la ley” no debe entenderse como poner la ley en un lugar seguro, sino como cumplirla consecuentemente. Con la expresión los mismos que se circuncidan Pablo se refiere a los judíos de nacimiento y es probable que piense en los misioneros rivales, aunque también es posible que incluya a algunos no judíos que ya han aceptado la circuncisión y ahora presumen de ello. A todos ellos Pablo les reprocha el no cumplir la ley en plenitud, refiriéndose, por supuesto, a la ley judía: «Pero ni siquiera los que se circuncidan cumplen todo lo que la ley dice» (DHH96), «ellos están circuncidados pero no obedecen la ley de Moisés» (TLA), “ellos ya pasaron por el rito del corte distintivo, pero eso no quiere decir que son fieles cumplidores de la ley”. Hay cierto toque de sarcasmo en el tono de Pablo, como si dijera: “Ellos quieren que ustedes sigan la ley, ¡pero ni ellos mismos son capaces de obedecerla!” Pablo considera, probablemente sin razón, que la motivación de quienes están a favor de la circuncisión no es sincera: Quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne. Aquí carne se refiere al cuerpo humano, en este caso al pene, que recibe el corte del prepucio en la circuncisión. El verbo gloriarse tiene aquí las connotaciones negativas de «presumir» (BA), “sentirse orgulloso” (BL), «jactarse» (NVI), “fanfarronear”. Algunas versiones hacen más explícita la relación entre “jactancia”, “circuncisión” y “carne”: «Para gloriarse de haberlos obligado a ustedes a llevar esa marca en el cuerpo» (DHH96), «para luego decir con orgullo que ellos pudieron convencerlos de circuncidarse» (TLA), «[…] de someteros al rito corporal» (BP). 6.14 Para traducir este versículo es necesario usar los mismos términos de los versículos anteriores para “jactarse”, “cruz de Cristo” y “mundo”.
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Se debe buscar uniformidad para la fórmula de negación me genoito (“¡No suceda!”, “¡Ni pensarlo!”), usada también en 2.17 y 3.21. La sinécdoque de la cruz se refiere a la muerte y resurrección de Jesús, y no a la cruz como objeto material. Tomando en consideración estas observaciones, es posible proponer una traducción clara y fiel al original: «Yo, en cambio, sólo me sentiré orgulloso de haber creído en la muerte de nuestro Señor Jesucristo» (TLA), “por lo que a mí respecta, ¡lejos de mí el enorgullecerme, si no es de la cruz de nuestro Señor Jesucristo!” (Vidal: 117), “¡Dios me libre de andar pavoneándome por algún mérito personal! ¡Mi único motivo de sentir orgullo es que nuestro Señor Jesucristo murió en la cruz para salvarnos!” Luego de esta afirmación rotunda, Pablo saca las consecuencias para su vida presente: «Por quien el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo» (RV95). Es importante traducir estas figuras del lenguaje con expresiones que no den la idea de que el “mundo” y Pablo han sido crucificados realmente. Pablo sólo indica que, desde que cree en Cristo, guía su vida según criterios diferentes de los del común de la gente: «Gracias a su muerte, lo que este mundo malo piense de mí ya no me importa; es como si para este mundo yo ya hubiera muerto» (TLA), “yo he muerto en lo que tiene que ver con las formas de medir de la gente del mundo”, “la forma con que la gente del mundo valora las cosas ha muerto para mí”. 6.15 El pensamiento expresado por Pablo en este versículo es como un breve compendio de toda su argumentación. De igual manera que en 5.6, la idea es que la circunstancia de ser circuncidado o no es completamente irrelevante en lo concerniente a la relación con Dios: «De nada vale estar o no estar circuncidados; lo que sí vale es el haber sido creados de nuevo» (DHH96). Para la primera oración, será suficiente traducir tal como se hizo en 5.6, pues en el texto original la formulación es exactamente igual en ambos casos. Nuestra versión base agrega en Cristo Jesús, lo cual no aparece en texto original, aunque sí hace más explícita la frase. La segunda oración comienza con un adversativo, un recurso muy usado por Pablo para establecer contrastes: Sino una nueva creación. La nueva creación consiste en que las personas son transformadas en “hijos” e “hijas” de Dios y reciben el Espíritu, de modo que Cristo o el Espíritu vive en ellas. La mayoría de las versiones traducen la frase
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literalmente, lo cual deja amplio margen para la interpretación, pues en tal caso parece referirse a la renovación de la naturaleza o al nacimiento de algo nuevo. Otras versiones prefieren clarificar, con razón, que se trata de una renovación de las personas, las cuales experimentan —por su fe en Cristo y por la presencia del Espíritu— lo que el Nuevo Testamento llama un “nuevo nacimiento”. Por esta razón, recomendamos traducciones que se acerquen a las siguientes: «Lo que sí importa es ser una persona distinta» (TLA), «lo que sí vale es el haber sido creados de nuevo» (DHH96), “ser una nueva persona, eso es lo importante”, “que Dios nos renueve, eso es lo valioso”. A continuación, presentamos dos traducciones que entienden creación en sentido amplio y nos parecen interesantes: «Lo que importa es una nueva humanidad» (NBE), “lo que importa es ser parte de una nueva humanidad”. 6.16 Este versículo es una bendición de despedida de Pablo para los destinatarios de la carta, referidos como todos los que anden conforme a esta regla. Pablo tiene en mente a aquellos que obedecen sus instrucciones de los últimos dos versículos. Regla es una forma común de traducir “canon”, aunque también se puede usar «norma» (BP), “instrucción”, “recomendación”. El término griego que se traduce como “andar” significa, literalmente, “caminar ordenadamente”, y tiene como trasfondo la imagen de una avanzada militar ordenada. El tiempo gramatical es futuro, lo que permite una traducción como la siguiente: “Quienes sigan mis indicaciones, avanzarán siempre sin tropiezo”. Para la traducción de los conceptos paz y misericordia se puede recurrir a las formas utilizadas en otras secciones de la carta. El detalle más interesante a considerar para la traducción de este versículo es el que se refiere al significado de la expresión Israel de Dios. La mayoría de los estudiosos de Pablo considera que dicha expresión es otra forma de llamar a la iglesia cristiana, compuesta por creyentes en Cristo provenientes tanto del judaísmo como de otros pueblos. Por esta razón, proponemos la siguiente traducción: “[…] recibirán paz y beneficios de Dios, ustedes que ahora han llegado a ser el nuevo Israel de Dios”. Para evitar dar la idea de que este nuevo Israel invalida al pueblo de Israel real, se puede traducir: “Al Israel de Dios ahora ampliado”. RV60
TLA
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17 De aquí en adelante De ahora en adelante, que nadie nadie me cause molestias; me cause problemas; ¡yo tengo en mi porque yo traigo en mi cuerpo cuerpo las cicatrices que demuestran que las marcas del Señor Jesús. he sufrido por pertenecer a Cristo!
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Hermanos, la gracia de 18 Hermanos, que nuestro Señor nuestro Señor Jesucristo sea Jesucristo les muestre su amor. Amén. con vuestro espíritu. Amén. 6.17 En este versículo y en el próximo, Pablo combina la reafirmación de su autoridad apostólica con una bendición. La frase con la que inicia este versículo puede entenderse como “en adelante”, “en el futuro”, “a partir de ahora”: De aquí en adelante nadie me cause molestias. La palabra que se traduce como molestias tiene las connotaciones de un trabajo fatigoso y duro. El verbo utilizado (“presentar”, “hacer”) tiene el sentido de presentar quejas, exigir un esfuerzo, molestar con demandas. De ahí deriva la amplitud de posibilidades de traducción de esta frase: «De ahora en adelante no quiero que nadie me cause más dificultades» (DHH96), «problemas» (TLA, NVI), «que nadie me amargue más la vida» (NBE), «me añada fatigas» (BP), «no me ocasionen más preocupaciones» (BA). La segunda parte del versículo es la aclaración de la primera: Porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús. Nuestra versión de referencia agrega la palabra Señor, que no aparece en el original, aunque recoge bien el respeto con el que Pablo habla de Jesús. El texto original habla de “estigmas”, refiriéndose a señales visibles grabadas en el cuerpo debido a maltratos, accidentes u otra circunstancia dolorosa, como «cicatrices» (NVI). Debe quedar claro que las “marcas de Jesús” no son las de Jesús mismo, sino las que Pablo tiene en su propio cuerpo, las que ha recibido durante su servicio apostólico en el seguimiento de Jesús: «Porque tengo en mi cuerpo las cicatrices que demuestran que he sufrido por pertenecer a Cristo» (TLA), «pues llevo marcadas en mi cuerpo las señales de lo que he sufrido en unión con Jesús» (DHH96), “¡Yo sí llevo en mi cuerpo las señales de pertenecer a Jesús!” (Vidal: 117). La metáfora probablemente se refiere a la práctica de marcar a fuego a los esclavos con el hierro de su dueño.
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6.18 La carta, en gran parte muy rígida, acaba con una cálida bendición, en la que todavía respira el amor inalterado del apóstol: Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén. La mayoría de las versiones trasladan el tratamiento de hermanos al inicio de la oración, aunque en el original aparece al final. Con el cambio se logra mayor énfasis, por lo cual lo recomendamos. Una traducción con “hermanos y hermanas” estaría de acuerdo con la conciencia incluyente que se va abriendo paso en nuestras iglesias y en la sociedad en general. La gracia debe traducirse de igual manera que se ha hecho en otros pasajes de la carta, como «el favor de nuestro Señor» (NBE), “el don de la salvación” (Vidal: 117), “la bondad de Dios”, u otra. En este versículo, la palabra espíritu se refiere claramente al espíritu humano, es decir, a la vida espiritual de los creyentes gálatas. Se puede traducir la frase como sigue: “Que nuestro Señor Jesucristo llene la vida de cada uno de ustedes de bienes y favores”. La mayoría de las versiones dejan sin traducir el amén, pues esta palabra ya forma parte del vocabulario de las iglesias cristianas. Se podría traducir como “así sea”, “sí, así será”, o alguna similar, de acuerdo con lo que se haya hecho en otros pasajes.
Reflexión bíblica y pastoral Hacia el final de la carta, Pablo toma en su propia mano la pluma para escribir a sus hermanos y hermanas de Galacia. Y escribe con letras grandes, para subrayar la importancia de lo que tiene que comunicarles en estas últimas líneas. Se puede apreciar cómo el apóstol no deja recurso sin usar para reforzar su mensaje. Una pasión semejante y una convicción tan férrea también pueden actuar de manera inspiradora en las personas que en la actualidad se ocupan de compartir el mensaje de la Escritura en sus diversas formas. Inmediatamente, Pablo aborda el tema del orgullo, comparando el de los maestros opositores con el propio. Los rivales se sienten orgullosos de su apego a la ley, y ponen toda su energía en convencer a otros de seguir sus puntos de vista. Sin embargo, Pablo tiene un motivo de orgullo completamente diferente. Para él, el único motivo válido de orgullo es la cruz de Cristo. Esta afirmación era escandalosa, pues para cualquier persona de su tiempo, fuera judía o no judía, la cruz era un horrible instrumento de tortura. No obstante, Pablo piensa a partir de una lógica diferente, que transforma la cruz en instrumento de redención y de
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comunión de los pueblos. Actualmente, también hay muchos cristianos orgullosos del celo que ponen en cumplir sus deberes religiosos, pero que olvidan lo más importante de la fe cristiana: la práctica del amor y de la justicia. Tales personas olvidan que sin estos elementos la religión cristiana queda vacía de sentido. Los maestros rivales estaban orgullosos de la circuncisión —la señal que supuestamente era garantía de pertenencia al pueblo del pacto—, pero Pablo tenía como credencial no sólo esa señal sino muchas otras señales que había ido adquiriendo a lo largo de muchos años de servicio apostólico. Él sí estaba marcado como siervo de Cristo con marcas indelebles, no sólo en su cuerpo, sino en toda su vida. Él es el “apóstol de los pueblos”, y la carta a los Gálatas es una de las herencias más impresionantes que ha legado a los creyentes en Cristo de todos los tiempos.
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GLOSARIO Vocabulario bíblico-teológico Evangelio: El evangelio es el mensaje salvífico que Pablo predica por encargo de Dios. En su sentido profano original, el término se refería al anuncio de la entronización de un nuevo emperador, al nacimiento de un heredero al trono o al anuncio de una importante victoria militar. Pablo la asumió y le dio un significado diferente: El anuncio de que todas las personas tienen acceso a la salvación gracias al evento de la muerte de Jesús en la cruz y a su resurrección. Con estos acontecimientos Dios ha iniciado una nueva era de salvación universal abierta por igual a judíos y no judíos. Evangelizar es anunciar o dar a conocer esta buena noticia. En las cartas de Pablo puede traducirse evangelio como “buena noticia”, “anuncio salvador” o “mensaje de lo que Cristo hizo para salvarnos”. Justificar, justicia: Estos son conceptos centrales en la teología de Pablo, especialmente en Gl y Ro. En estos escritos Pablo los usa en forma polémica contra la comprensión tradicional del judaísmo. En el judaísmo es claro que Dios es justo y exige vivir justamente. Para ello otorgó a su pueblo elegido la ley como guía para el conocimiento y la práctica de la justicia. Pablo no rechaza en principio esta comprensión, pero va más allá de ella al entender que el ser humano es incapaz de cumplir toda la ley, además de que los pueblos no judíos no la conocen y por tanto no puede ser para ellos un camino de salvación. Jesucristo ha abierto ese camino para todas las personas. Por creer en Cristo, con todas sus consecuencias, Dios declara a las personas como justas y las capacita para vivir justamente, a pesar de las limitaciones humanas. No es por esfuerzo personal que se logra ser justo, sino que se recibe la justicia como don, como gracia de Dios. En Gl se puede traducir justificar como “declarar a una persona en correcta relación con Dios”, “Dios otorga el estatus de justo o justa a quien cree en Cristo”, “persona que está a buenas cuentas con Dios”. Justicia puede comunicarse como “andar derecho delante de Dios”, “vivir de acuerdo con la voluntad de Cristo” o “cumplir los deseos del Señor”.
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Ley: Con ley se traduce generalmente el término que en el Antiguo Testamento es Torá, que atestigua la alianza entre Dios y su pueblo Israel, realizada después de la liberación de Egipto (cf. Ex 20.2). El pueblo debe cumplir los mandamientos de esta ley para poder vivir, pues en ella está la vida (cf. Dt 30.15-20). En Gl Pablo se refiere a la ley en forma polémica, pues es uno de los puntos centrales de la discusión con los misioneros rivales. Es debido a este contexto polémico que pueden entenderse algunas expresiones tan duras contra la ley, las que por supuesto deben de reflejarse en las traducciones. Pablo cree que esta ley no es suficiente porque no posibilita a los pueblos no judíos incorporarse al pueblo de Dios, y porque la experiencia ha mostrado que nadie es capaz de cumplirla. Ahora Pablo proclama que Cristo ha abierto otro acceso a la salvación por medio de la fe en su persona y obra. Quien cree en Cristo no necesita cumplir las exigencias de la ley como la circuncisión y las leyes alimenticias. La ley ayuda a conocer el pecado pero no hace a las personas justas. Por ello es mejor vivir por la ley de Cristo (Gl 6.2), que se cumple en el amor y sus consecuencias prácticas (Gl 5.13-18). En español la palabra ley tiene connotaciones exclusivamente jurídicas, por ello es más adecuado y fiel al término original traducir ley como “instrucción”, “orientaciones de Dios”, “reglas de vida” o “mandamientos para caminar en la vida”. Espíritu: El término Espíritu tiene muchos significados y connotaciones. Los diferentes autores del Nuevo Testamento destacan diferentes características y efectos del Espíritu. Incluso un mismo autor, como Pablo, en diferentes pasajes destaca diferentes atributos del Espíritu. En Gl Pablo presenta principalmente la oposición entre Espíritu y carne, entre actitudes espirituales y carnales. El Espíritu es la fuerza interna que los creyentes reciben para poder vivir de acuerdo a la voluntad de Cristo, cumpliendo la ley de Cristo que es la ley del amor. Según Pablo, el Espíritu produce virtudes en los creyentes, las que él encierra bajo el término de “fruto” (5.22-23), siendo el principal el del amor. En el Espíritu hay que sembrar para obtener la vida eterna (6.8). Además, los creyentes conducen su vida de acuerdo con esta fuerza recibida, por lo que Pablo en Gl dice que en el Espíritu “se camina” (5.16), que el Espíritu “guía” al creyente (5.18) y que “por él se vive” (5.25). Con este trasfondo, buenas opciones de traducción en Gl son, dependiendo de los contextos: “fuerza de Dios”, “Espíritu que santifica y
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fortalece”, “impulso hacia la vida” o “presencia divina en la vida humana”. En algunos pasajes la mejor opción de traducción será dejar simplemente “Espíritu”, “Espíritu de Dios” o “Espíritu Santo”. Carne: Pablo utiliza carne con diferentes significados según el contexto. En ocasiones simplemente es sinónimo de “cuerpo”, con valoración neutral, para referirse a toda la persona. Pablo nunca esa la palabra carne para referirse a los músculos y los nervios del cuerpo humano, ni tampoco a los deseos sexuales. Para Pablo, en la carne anidan tanto las tendencias positivas como las negativas del ser humano, las que están en lucha entre sí. Cuando la persona se deja guiar por el Espíritu, toda la carne se orienta hacia la vida. En caso opuesto, la tendencia es hacia el pecado o la muerte. Pablo habla en 1Co de “carne sacrificada a los ídolos” y “comer carne”, aunque en Gl no aparece el término en este sentido. Según el contexto, en Gl puede traducirse carne como “persona”, “las tendencias dañinas en una persona”, “cuerpo” o “existencia en este mundo”. Promesa: Pablo usa el término promesa como la palabra de Dios que se cumple siempre. Está en relación con lo que Dios es capaz de hacer por medio de su palabra, como las obras de la creación. En Gl Pablo se refiere con promesa principalmente al anuncio de bendición concedida a Abraham y a su descendencia según Gn 12.1-3. Los judíos, como descendientes de Abraham, son hijos de Abraham, por tanto constituyen el pueblo de Dios. Según la argumentación de Pablo, Abraham tuvo fe en la promesa de Dios, y como consecuencia, los herederos de esa promesa son los que creen como Abraham, independientemente de su origen étnico. En Gl 3.16 Pablo interpreta la promesa como hecha realidad en Cristo, con lo que establece que todos los que reciben a Cristo por la fe se convierten en “hijos e hijas de la promesa”, lo que posibilita su incorporación al pueblo de Dios de los últimos tiempos y receptores de la salvación. Para su traducción pueden utilizarse diversas expresiones de acuerdo con el contexto y el matiz con que la usa Pablo como: “palabra segura de Dios”, “anuncio certero de lo que vendría”, “afirmación de Dios” o “llegada de Cristo”. Circuncisión: La circuncisión es la operación que consiste en cortar el 224
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prepucio o piel que cobre el glande del pene. Según el Antiguo Testamento, Dios ordenó a Abraham la circuncisión para él y toda su descendencia. Con ella se mostraba la elección de Dios y se convirtió en el signo principal de la alianza y la identidad judía. Por cumplir con este mandamiento, Abraham es considerado en el judaísmo como el primero de los creyentes (cf. Gn 17.4-14). Los judíos se identifican como “la circuncisión”, en tanto que los no judíos son llamados “la incircuncisión” Los judíos creyentes en Cristo que se oponían a Pablo parece que exigían la circuncisión a las creyentes provenientes de otros pueblos, lo que provocó una fuerte oposición de Pablo. Según Pablo, como creyentes en Cristo da lo mismo estar o no circuncidado pues lo que realmente vale es la fe (cf. Gl 5.6). La circuncisión no otorga ningún privilegio más, pues por la fe en Cristo ahora judíos y no judíos tienen acceso por igual a la salvación. Pablo considera a Abraham como el primer creyente no por haberse circuncidado sino por haber creído en la promesa de Dios. Nos parece que algunas buenas opciones para traducir circuncisión en Gl son “corte ritual”, “hacerse la marca distintiva de los judíos” o “recibir la señal del judaísmo”. Fe, oír con fe: La palabra fe está relacionada en forma directa con la acción de creer, y específicamente con el “creer en Cristo”. Para Pablo, la fe consiste en aceptar el mensaje de la muerte y resurrección de Cristo como el evento que otorga el acceso a la salvación. En Gl y Ro Pablo desarrolla el argumento de que la forma en que el ser humano es puesto en la correcta relación con Dios es por medio de la fe en Cristo y no por el cumplimiento de la ley (cf. Gl 2.16). Es así como Pablo puede referirse a los cristianos como “creyentes”, cuyo sinónimo sería “personas con fe en Cristo”. La fe es la confianza que las personas ponen en el mensaje que Pablo predica y que consiste en la salvación para todas las personas por medio de Cristo, independientemente de su origen étnico. De ahí que Pablo pueda usar la expresión “oír con fe” para referirse a quienes aceptan su mensaje por medio de su predicación. En el contexto de Gl, proponemos traducir fe como “confianza total”, “convicción que salva”, “certeza en la verdad de la buena noticia” o “estar seguro que Cristo nos ha aceptado”. Gentiles: Pablo usa las convenciones de su tiempo y divide a la
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humanidad entre judíos y el resto de los pueblos, que en el vocabulario bíblico se conocen como “gentiles”, “paganos” o “las naciones”. Para los judíos, incluyendo a Pablo, Dios escogió entre todos los pueblos a Israel, marcando así una diferencia básica en la humanidad. La mayoría de las primeras comunidades cristianas, incluyendo las fundadas por Pablo, como las de Galacia, estaban compuestas por creyentes provenientes del judaísmo y de otros pueblos. Esta situación provocó algunos de los conflictos a los que Pablo busca dar soluciones por medio de sus cartas. Al traducir la palabra gentil o gentiles debe evitarse comunicar la idea de que se trata de personas muy amables, en el sentido de “gentileza” o “delicadeza”. También deben evitarse traducciones con expresiones que tengan connotaciones despectivas como “paganos”, “incrédulos”, “bárbaros” u otras semejantes. Nuestra propuesta intenta mantener cierta neutralidad con “no judíos”, “pueblos no judíos”, “las naciones de la tierra” o “gente de diverso origen”.
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