Daniel Albarrán, Todavía no ha estirado el rabo la puerca

January 4, 2018 | Author: Daniel Albarran | Category: Laughter, Free Will, Hair, Humour, Decision Making
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Todavía no ha estirado el rabo la puerca

P. Daniel Albarrán

Título:

Todavía no ha estirado el rabo la puerca Autor: P. Daniel Albarrán Depósito legal: lf-08120098001574 I.S.B.N: 978-980-12-3726-6

Escrito en Barcelona desde el mes de marzo hasta mayo de 2009 (Durante las complicaciones del linfoma non hodkin en vías de transplante de médula ósea) Diseño de portada: P. Daniel Albarrán Edición, configuración, diagramación: P. Daniel Albarrán Imagen de portada tomada de Internet _____________________________________________________

Impreso en los talleres: Litho, CF C. A. Rif.: J-29577208-4 Av. Jorge Rodríguez, No. 346 Sierra Maestra – Puerto la Cruz Anzoátegui – Venezuela Telf.: 0281-269.45.47 Primera impresión: 500 ejemplares Mayo, 2009. ______________________________________ E-mail: [email protected] Página web: daniel.trimilenio.net

“En una valla publicitaria había un aviso que decía: “El cáncer se cura. Contribuya”, y aparecía de inmediato la Fundación que promovía la campaña contra el cáncer. Alguien que pasó y vio la valla, fue a la farmacia a comprar “tribuya”.

1 Nunca pensé que llegara a escribir una autobiografía de manera directa. Aunque no se niega que al escribir o al pintar o al componer canciones se deja expreso e implícito los rasgos de una persona y en eso que hace se puede tomar como una autobiografía ya que quien realiza cualquiera de esas actividades está plasmando sus sentimientos, sus emociones, sus circunstancias, su fe, su esperanza, su historia, su manera de pensar y de ver las cosas. De manera que cada quien tiene su manera y su forma característica y en ello refleja su personalidad. Al escuchar una canción, ya por su letra o cierta tendencia melódica y rítmica se adivina quien es su autor o autores sin son varios. Igual se aplica para cualquier otra manifestación y comunicación. Eso aplicado a mis libros anteriores1 se puede decir que en ellos están implícitos los rasgos de mi personalidad y de mi manera de ver las cosas. Así todos los libros son en cierta manera autobiográficos, al punto

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La crisis del Rey David; Judas Iscariote, uno de los doce; Preguntas y respuestas de todo cristiano inquieto; Los Dos; El Viaje; Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta sobre el Padre nuestro); En los sueños se dan respuestas de la vida diaria; Y comieron del árbol; Preguntas y respuestas de toda persona inquieta sobre la oración; Ministerios Extraordinarios; La cuerda floja; Material para Retiros Espirituales; Lo que aparece en los Evangelios pero que no se dice-Tomo I y Tomo II; La tempestad calmada; El piar de un gorrión; Teódulo; Por culpa de la tripa (o gracias a ella); La Libertad de los Hijos de Dios; Chévere, cambur pintón; Calzón quitao y cabeza pelá; Debajo de la matica; y este nuevo libro: Todavía no ha torcido el rabo la puerca. En total, 23 libros.

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que se puede decir que por el estilo y la línea son del mismo autor. Sin duda que así es y son autobiográficos. El caso es que no había pensado hacer una autobiografía de manera expresa, y que sin quererlo, ya lo estaba haciendo en mis últimos libros publicados. Así, en “por culpa de la tripa (o gracias a ella)”, en “chévere, cambur pintón” y en este que estoy comenzando y que lleva por título “todavía no ha estirado el rabo la puerca” y que se pueden tomar como libros autobiográficos de manera explícita y directa. En el primero se cuenta de manera jocosa todas las peripecias vividas antes de la operación de la peritonitis aguda y del descubrimiento del cáncer. Ese libro es divertido y jocoso, aunque algunos han pretendido encontrar en ese libro una gran enseñanza y mucha profundidad, pero no era esa la intención sino la de contar la experiencia vivida en esas circunstancias, y que no es una excepción, sino muy común en casos parecidos o iguales. En este sentido de ver más allá de lo que se ve, recuerdo haber leído algo sobre un pintor que había pintado una paloma en las escaleras de una plaza; todo los críticos de arte y profesionales de arte comenzaron a analizar la pintura y empezaron a deducir muchas cosas y de intenciones subliminales en la obra y sobre las intenciones del autor. Se decía mucho, unos a favor y otros en contra; que si tenía un mensaje, que si no lo tenía; que tenía un mensaje irónico, que no lo tenía; que tenían un mensaje de protesta; que si esto, que si aquello. Al fin, fueron a preguntarle al pintor el significado que le había querido dar al cuadro y qué quería decir con él. El pintor dio la respuesta: “yo simplemente pinté una paloma en la plaza… porque me gustó el detalle un día que yo estaba en la plaza, simplemente; no tiene ningún mensaje”. Igual se podría aplicar con ese libro: simplemente lo escribí, sin más; ni menos; y sin otros mensajes sino el que ya tiene. ¿Cuál? Ninguno. En todo caso, ya el puro título refleja un rasgo del 6

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que lo escribió y eso genera la risa. El título es “por culpa de la tripa”. Y el subtítulo es “o gracias a ella” entre paréntesis. Y ya es gracioso y esperanzador. Hubo un sacerdote que me criticó el libro y me dijo que se había decepcionado con ese libro porque estaba esperando que yo hablara de Dios y me pusiera como a lo santo. Le contesté que ese libro no tenía ninguna intención de enseñar absolutamente nada, que ese no era su propósito, y que era más, que ese libro no tenía ningún propósito sino el de contar la experiencia. No tenía otra intencionalidad más. Y eso mismo lo decía en el prólogo del libro. Y vuelve a aparecer en menos de otra página la típica posición de la autodefensa. Es así mi manera de ser. Se me sale la clase, como se dice, cuando la lógica se va de paseo. ¿Y dónde está lo autobiográfico de manera implícita en ese libro? Pues en que el autor se toma las cosas como vienen y con mucho sentido del humor sacando provecho para convertir en beneficioso lo adverso y que no es nada nuevo ni único porque todos lo saben sacar en circunstancias difíciles de la vida. No hay nada nuevo. Quizás en eso consiste que ese libro haya gustado a los que lo han leído, porque tal vez se ven reflejados, y eso les genera risa e identificación, además de reírse ante la sorpresa de lo inesperado pero que sucede, porque justo ahí está lo cómico. Antes de seguir-siguiendo, un chistecito que es bueno para la salud, quizás para resaltar la idea de haber escrito el libro por culpa de la tripa (o gracias a ella): “una señora le tenía dicho a su familia que si moría en el pueblo de arriba, que la llevaran a enterrar en el pueblo de abajo. Y cuando estaba en el pueblo de abajo, le decía a su familia que si moría en el pueblo de abajo, que por favor, la llevaran a enterrar al pueblo de arriba. Y así los tenía advertidos, que si moría en el pueblo de arriba, que la llevaran a enterrar en el pueblo de abajo; y si en el de abajo, que la llevarán a enterrar en el pueblo de 7

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arriba… Un día, alguien de la familia, ya un poco harto de la misma cancioncita le pregunta que por qué esa insistencia, que si en abajo en arriba, y si en arriba en abajo… Y la señora contestó: “pur joder”. Igualito, con lo del libro… sin otras intenciones, sino “pur joder”… Ahora, siguiendo en lo que estábamos, en el otro libro, en el “chévere, cambur pintón” el autor, o sea el que está escribiendo ahora lo que usted está leyendo, recoge su experiencia del cáncer, paso a paso, con todas las crisis emocionales que se suponen en una experiencia tan terrible y devastadora y la escribe para auto-ayudarse al encontrar elementos positivos de cada situación del proceso médico de la quimioterapia. También para empezar el mismo título refleja ya la personalidad del autor que es ver lo positivo en lo adverso en la expresión cambur pintón, por eso está chévere. El título ciertamente causa risa y es en la risa donde está impresa la personalidad del autor. Ya con que haya causado risa con el puro título se está marcando y reflejando la personalidad. En el contenido del libro se confirma esa característica sobre todo con el recurso del cuento del hombre de los cinco burros que tiene que llevar de un pueblo a otro. Y se puede decir con toda propiedad que ese libro es continuación en la misma línea del optimismo y del como vayan viniendo las cosas se vayan viviendo. Tampoco es la excepción y es único ya que la gente vive las cosas como van viniendo, así de sencillo. Y ahora con este nuevo libro que lleva por título “todavía no ha estirado el rabo la puerca” también va por esa misma línea en la que el puro título ya es cómico y despierta la risa; es decir, la manera de sacar lo positivo de lo adverso de las circunstancias. Y eso queda impreso porque esa es la personalidad del autor, o por lo menos un rasgo de ella. Y eso es autobiografía. Por supuesto que sí es y es una confirmación.

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Mientras se daban las circunstancias del tratamiento del cáncer con la quimioterapia y la radioterapia escribí dos libros más que también podrían ser en la misma línea de jocosidad pero que no incluyo en esta colección de tres que he colocado como autobiográficos de manera expresa y directa. Esos dos libros son autobiográficos de manera indirecta como es de suponer, pero no son tan específicos ni de circunstancias personales como lo son los que tengo dicho aquí. En todo caso, citemos los dos libros que se escribieron. Uno se llama “calzón quitao y cabeza pelá” y el otro se llama “debajo de la matica”, y a pesar de que no son autobiográficos contienen la misma propiedad jocosa en el mismo título. Por lo tanto, se siguen con los mismos rasgos de mi personalidad. A este punto podría hacerse una pregunta: ¿Y en qué momento escribe y de dónde saca tiempo para escribir? Y la respuesta está: de la vida misma porque la vida misma es la cotidianidad, sin separación. Y no hace falta sacar tiempo para dedicarse a escribir porque ya se está en eso y cualquier momento es oportuno y propicio para sentarse como ahora. Y todo sale. Además para justificarme es válido que cite lo que cita a su vez Theodor Reik de la Carnegie Corporation of New York Quarterly, en su libro Psicoanálisis del humor judío que "en términos generales los hombres de ciencia son más creativos cuando están un poco incómodos. Necesitan ser forzados a una reacción desusada (o creadora) por una condición de «incertidumbre» o «agitación» intelectual". Y no es que yo sea un hombre de ciencia de manera directa, pero si tratar estos temas de la realidad de la vida con sentido de naturalidad y jocosidad y encontrar lo positivo a pesar de todo, si es eso una ciencia, entonces, soy un hombre de ciencia. Y si no lo soy, que en verdad no lo soy, en todo caso ahí están los cinco libros que he escrito justo en mi situación de enfermedad desde junio de 2008 hasta marzo de 2009, o sea en nueve meses, y eso es una “agitación 9

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intelectual”, o por lo menos emocional. Eso también es una condición de incertidumbre que provoca una reacción desusada o creadora como lo describe y define la Carnegie Corporation of New York Quarterly. Un detalle que vale la pena resaltar ahora en el comienzo de este libro es el de una señora amiga que me regaló un ejemplar del libro “sin querer queriendo”, memorias, de Roberto Gómez Bolaños, el tan conocido Chespirito, cómico mexicano. La señora había leído mi libro El piar de un gorrión y en ese libro hay una carta que yo le escribo al Chapulín Colorado. La señora había ido a visitar a su hija a México en el mes de diciembre y encontró el libro citado y sin pensarlo dos veces lo compró para regalármelo como detalle. Y ciertamente el detalle lo fue porque el mismo día que comenzaba yo a escribir este nuevo, el de la puerca que todavía no ha estirado el rabo, la señora vito a visitarme y a traerme algunos libros que yo le había dado prestado y a traerme el presente, llevándose la sorpresa de que la puerca está sentenciada como diré de inmediato, o sea que ya como que van a hacer chicharrón con ella, también del rabo. Esa misma tarde comencé a leer el libro y lo poco que leí fue suficiente para identificarme con el estilo y la sabrosura del autor y eso me relajó más y me convenció que este nuevo libro tenía que escribirse porque sí, además ya lo había empezado, independientemente de los gustos y criterios, además porque estaba en la misma línea, guardando las distancias, por supuesto. En este nuevo libro hay una nueva circunstancia. En la de la tripa fue la de experiencia de la intervención quirúrgica y todo lo que se pasó para llegar a ella. En la de chévere la circunstancia era el cáncer. Y en este, en el de la puerca la circunstancia es la complicación del cáncer que generó una recaída de manera inesperada en una enfermedad residual que 1

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indicaba que el cáncer no se había curado con los tratamientos aplicados, que llevaban a planificar un transplante de médula ósea. ¿Cuál es más complicada? Cada una de por sí ya lo es. Lo fue cuando lo de la tripa y lo fue cuando lo del cáncer. Y ahora lo es cuando lo de la complicación con esta especie de leucemia. Cada una en su lugar. ¿La enfermedad residual es la puerca? A lo mejor haya que decir que sin tripa no hay cambur y sin tripa y sin cambur no hay puerca. Y ahora, ¿qué pasó o qué va a pasar con la puerca? Ahí es donde está el contenido de este libro. No sabemos si la puerca va a estirar el rabo o no, o si seguirá con el rabo torcido. Si lo mantiene torcido habrá entonces que decir “chévere, cambur pintón” y sobre todo “por culpa de la tripa (o gracias a ella). Y si por el contrario la puerca estira el rabo, entonces habrá que decir que por culpa de la tripa, y ahí sí que nos quedamos sin el cambur y sin el chévere. O sea, que hasta ahí llega la puerca con tripa y cambur y todo. Y a comer chicharrón del rabo de la puerca. Porque no se puede comer chicharrón de la puerca hasta que la puerca no estire el rabo. Por ahora lo tiene enrollado y eso es más que bueno, ¿o, no? Yo no sé si para la puerca que me lo imagino que sí, pero lo que si sé es que para mí es muy bueno que así sea. De lo contrario… Este libro va a tratar sobre todo el proceso de ver si la puerca estira o no el rabo. En todo caso ya el agua está montanda en el fogón para hervirla y pelar a la puerca. En esa mañana cuando comencé a escribir este libro le leí lo que llevaba escrito a tres personas en mi oficina de la parroquia. Se rieron con el puro título y esperaron que yo siguiera la lectura. Uno de ellos me dice que si a mí no me habían invitado y yo le dije que sí porque yo era la puerca. O sea que el primer invitado soy yo y tal vez el centro de la reunión. ¿Para dónde más vamos a coger? Así que estando ya la puerca, o sea yo, y estando todas las situaciones en contra de la pobre puerca, 1

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vamos a ver si llueve, o si se va la luz, o si no hay fósforos para encender el fuego, o si los cuchillos están sin amolar, o si la puerca se escapa; pero el problema es para dónde, porque a donde vaya sigue siendo puerca y no tiene más destino que convertirse en chicharrón y en carne para las hallacas. ¿Será que ya le llegó el sábado a la puerca, porque como se dice que a todo puerco le llega su sábado? ¿Y si le llegó, bueno, no es puerca, pues? O sea, se está vivo y para morirse solo se necesita no haberse muerto antes… Un chiste, al respecto: “un echador de bromas, le pregunta a alguien: “donde usted vive, ¿se muere mucho la gente?... El interrogado después de carraspear y pensar un poquito, contesta: “Sí”… Y el bromista, lo aborda con su broma: “es raro… porque aquí la gente se muere solamente una vez”. Y con esto ya está la jocosidad que no debería faltar y la seriedad al mismo tiempo. Porque si no es este sábado ya será otro, o sea, la muerte está ahí. Y eso no solo para mí. Ahora estoy viendo un corral lleno… tranquilos que todavía quedan muchos sábados por delante… ¿o, no?

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2 El caso es que ya se había aplicado todo el tratamiento de la quimioterapia y la radioterapia contra el linfoma no hodgkin. Habían sido ocho sesiones de quimio y veinte de radio. Se había mandado a hacer una tomografía para ver cómo iba todo y se había comprobado que todo había resultado como se esperaba; es decir, se había ganado la pelea contra el cáncer. Había motivos para estar muy contentos. Ahora se quedaría con el mantenimiento de rutina con la “maptera” un mes sí y un mes no, o sea cada dos meses. No había motivos para pensar distinto. Pero como la historia no es lineal sino caprichosamente ascendente y en curvas con bajadas inesperadas y toda ella llena de sorpresas, no podía ser esta vez la excepción, sino su confirmación. Y qué se le puede hacer, si así es. Además, “la vida no la he inventado yo”, como dice la letra de una canción. Tampoco es que me hubiese gustado inventarla, porque me imagino lo complicado que eso hubiese sido, sobre todo para complacer a todo el mundo y a tanta gente. Porque así como unos están contentos, otro no lo están. Y entonces para contentar a los que no lo están me metería problemas con los que están contentos, que con toda seguridad pasarían a no estarlo. Y esto realmente es muy complicado. Me parece a mí. Así, que así como vamos, vamos bien, o como decía la loca: así como vamos, vamos bien; y la llevaban de los cabellos”. Es de imaginar la cola de gente que estaría

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esperando a que yo los atienda para que les cambie cada situación, que con toda seguridad sería por un ratico porque esa misma persona se volvería a meter en la cola para que le volviera a cambiar su circunstancia. No. No tendría vida y estaría pidiendo a otro Dios que cambiara la suerte conmigo. Hasta renunciaría a ser Dios. Yo pienso que ser Dios tiene que ser muy difícil y complicado. Es de imaginar a las mujeres que quieren ser hombres y a los hombres que quieren ser mujeres y sus peticiones de cambio de sexo, y sin poderlos convencer de lo contrario, de que es muy bueno como se está. De los hijos que quieren tener otros padres de los que tienen; de los padres que quieren también tener otros tipos de hijos de los que tienen; de los políticos que quieren echarle el guante al poder, y del pueblo que no los quiere en el poder, sino a otros, o a ellos mismos; de las mujeres que quisieran tener pompis más grandes y otras cosas más, pero que no las tienen; de los hombres que también; de las esposas que quisieran cambiar de maridos; los hombres también… Es de imaginarse que a lo mejor le mandaría a una mujer un marido distinto, tal vez el de la vecina, y al de la vecina el de la otra vecina…. a lo mejor ni me acordaría quien es la de quien y de qué calle y de qué vecina a la hora de volverlos a su lugar de origen… Es muy complicado… Así estamos bien. A veces ni me acuerdo dónde fue que dejé las llaves, mucho menos me voy a acordar de todo ese enredo a la hora de querer volver a componer las cosas como estaban. Por otra parte, me cansaría, en el caso de ser Dios, de estar viendo a la gente pidiendo y pidiendo y engañándome con una velita para pagarme todo lo que me pedirían, y no haciendo nada por esmerarse en conseguir por sus propios medios lo que me estarían pidiendo, para echarles una manita, siempre y cuando pusieran de su parte, y no todo a mí… Tampoco…. No. Así, no. Como aquel chiste de la viejita que iba todos los días a la Iglesia a prenderle una vela a Dios y 14

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a pedirle ganarse el kino… Así, un día y otro… y llevaba más de seis meses en las mismas: una velita, cada vez, y pidiéndole a Dios ganarse el Kino… Un día ya la viejita perdió la paciencia y pelea con Dios: “Bueno… Dios… Yo te pido ganarme el kino, y nada… ¿Y, entonces?”… En eso Dios le contesta: “Señora, ¿cómo quiere ganarse el Kino, si ni siquiera lo juega y ni se compra un ticket del Kino?” O como aquel otro caso del que llegó a la Iglesia a pedirle a Dios que le pusiera el otro brazo igual… El hombre tenía un brazo torcido por una parálisis que le había dado…. “Señor, póngame el otro brazo igual… que le cuesta, Señor”… Y en eso llevaba más de una hora… “Señor, póngame el otro brazo igual… que le cuesta, Señor…” En eso…. Se le torció el otro brazo, el que tenía bueno”… Claro… El hombre no precisaba cuál brazo ni tampoco igual a cuál, o igual al bueno o igual al brazo torcido…. Ni para adivinar. O sea, que además de hacerle el milagrito tenía que adivinar…. No…. Así, no… Tiene que ser muy difícil ser Dios, definitivamente. Así que íbamos muy bien como íbamos. Pero la historia es caprichosamente sorpresiva. Tal vez en eso consista lo emocionante, aunque sea dura cada circunstancia. Tal vez el refrán de nuestra gente sea válido en esos momentos y en este, de que “al mal tiempo, buena cara”; o mejor todavía, de que “al mal tiempo, ni que lo fajen chiquito”; mucho menos, que le fajen… de grande… Es muy distinto. Recordemos que los refranes son “evangelio chiquito” y hay en ellos una gran carga de enseñanza. En todo caso, la historia y la vida es como es y así tenemos que tomárnosla, como es. Ese es el sentido que el Hijo de Dios vino a recordarnos de que es asumiendo cada uno su propia historia, tal como es, que tiene sentido la historia para cada uno. Así que si Dios mandó a su Hijo para que comprendiéramos eso y nosotros nos hacemos la vista gorda para que Dios quiera cambiar nuestras circunstancias, se puede 15

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decir que casi perdió el tiempo. Si yo hubiera sido Dios o fuera Dios a quién iba a mandar para que lo entendieran… Así que a cargar cada uno con la suya…y como a mí me toca cargar con la mía, como vaya viniendo, y viene viniendo como viene desde el año pasado, pues no tengo otra que asumir mi drama, como lo dijera el filósofo Miguel de Unamuno en su libro Niebla, o también José Ortega y Gasset en su planteamiento en yo y mis circunstancias, evitando a toda costa el alterarse, es decir, asumir otra circunstancia que no sea la nuestra y buscar el ensimismamiento para ser dueño de las circunstancias y en la medida de lo posible de evitar estar sometidos a ellas, sino dueño y señor en las pequeñas decisiones que haya que tomar cada vez y compartiendo con este último la idea de que no somos ni tenemos “libre albedrío” ya que cada momento nos obliga a tomar decisiones y esto nos quita precisamente la tan citada frase estereotipada de el libre albedrío ya que las circunstancias nos presionan y nos obligan forzadamente a tomar decisiones sin libertad y paz interior, a veces sin la suficiente circunspección y aplomo. Y es cuando no actuamos como muchos creen con libre albedrío sino presionados por los momentos y las situaciones. De allí que es necesario no alterarse, es decir, actuar y ser otro, según Ortega y Gasset, sino uno mismo en su propia circunstancia. No es fácil, pero se puede. Y no sólo que se puede es la invitación de Jesús de Nazareth precisamente para ser otros Cristos, es decir, llenos de gloria y de resurrección. No he querido ponerme profundo. Tal vez no lo he estado pero suena como a que sí. En este punto creo que es necesario que citemos algunos recursos utilizados por otros para resaltar esa realidad. Citemos, porque creo que es muy aleccionador el cuento del padre Ricardo Bulmez, titulado “el cazador de venados”. Un chiste es para reír y un cuento es para dejar una moraleja; en este caso es un cuento. Dice: 16

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Pedro, experto cazador, invitó a su amigo Juan a cazar venados. Una vez que los dos estaban montaña adentro, Pedro iba vigilante y pendiente con su rifle listo para disparar ante la inminente aparición del animal. Pero el amigo iba mirando nerviosamente para todas partes con el arma apuntando hacia el suelo… — ¡Compadre!— gritó Juan, ¿Aquí hay culebras? — No, no hay —respondió Pedro con mucha firmeza. Pero el inexperto Juan continuó nervioso, temía la aparición de alguna serpiente. Sorprendido ente algo que pisaba y se movía, gritó despavorido:” ¡Compadre una culebra!” — ¡Eso no es una culebra, eso es un bejuco! —Gritó el cazador sin dejar un momento de estar atento. Pero el aficionado Juan sumamente asustado y sudando de miedo, todavía sentía que algo se movía bajo sus pies y gritó de nuevo: ¡Compadre cuidado, esto sí es una culebra!”. El experto cazador perdiendo la paciencia, se volvió hacia él y le dijo enfáticamente: — ¡Oiga compadre!, ¿usted qué vino a hacer aquí?, ¿a cazar venados o a buscar culebras? El que va a la montaña a cazar venados los encuentra, ¿por qué? Porque los hay. En las montañas hay venados y si no, los inventa. Un buen cazador no se viene de la montaña con las manos vacías, si no caza una buena presa trae un buen cuento: “¡Mira, se me presentó un venado por lo menos de unos cien kilos! Le disparé, salió corriendo con herida y todo y murió después, por eso no pude traerlo”. Y si no caza una buena presa ni trae un buen cuento, entonces va a la carnicería más próxima y compra unos cien kilos de chivo tierno y fresco, pero no regresa con las manos vacías. ¡Algo se trae! El que va a la montaña a buscar culebras las encuentra, ¿Por qué? Porque las hay y si no, las inventa o se las imagina, pero no se viene sin sus culebritas. Y si no las ve, elabora también su buen cuento:” ¡Mira, se me apareció una mapanare por lo menos de cinco metros, si no corro ya

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estuviera muerto, me hubiera picado!”.Y si de verdad no hay culebras, cualquier ramita o bejuco se convierte para él en una de ellas. Así pasa en la vida. El que viene a vivir para cazar venados los encuentra, el que viene a buscar la felicidad la encuentra, porque la felicidad está aquí, la vida tiene momentos bellos y placenteros, los hay ¡te lo digo yo! Sí, en esta vida hay momentos agradables, muy agradables. Para el que viene aquí a buscar la dicha cualquier momento es motivo de alegría, aunque sea doloroso. Y si la felicidad no está en esta vida, entonces la inventa. Pero no se va de este mundo sin conseguirla. También pasa al revés. El que viene a esta vida a buscar culebras las encuentra, el que viene a buscar tristeza la encuentra porque en esta vida también existe la tristeza. Sí, hay momentos tristes y amargos, los hay ¡te lo digo yo! Y el que no los tiene, entonces los inventa. El que busca la amargura, la encuentra todo el tiempo y pasa por este mundo sufriendo. El que busca defectos en las demás personas los encuentra porque los tienen, y si no los tienen, uno se los ve porque se los busca. Si busca las cosas buenas en el prójimo también las encuentra, porque la gente que nos rodea tiene muchas cualidades. Si buscas la felicidad, la encontrarás. Si buscas la tristeza, también la encontrarás. Jesucristo dice: “el que busca encuentra” (Mt. 7, 8). Pero el que busca encuentra lo que busca, no lo que existe. Nos la pasamos buscando una cosa para encontrar otra muy distinta. Si llenas tu corazón de eso que estás buscando, lo encontrarás.

O se viene a cazar venados o se viene a encontrar culebras. Todo depende de nuestras disposiciones, definitivamente, o lo que es lo mismo de nuestras maneras parciales de enfrentar cada situación. Pueda que haya culebras, pero como fuimos dispuestos a cazar venados hasta ni nos daremos cuenta que las culebras estaban en el árbol por donde pasamos. Quizás a punto de mordernos porque la culebra no 18

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pica, muerde. Y es curioso la culebra solo ataca después de haber agotado todos sus recursos de alerta para que se alejen de ella y sólo cuando se siente atacada es que se defiende mordiendo y matando, por supuesto, por lo menos era lo que decían en un documental que pasaron una vez por televisión y que tuve la oportunidad de ver. Otra cosa es que uno vea una culebra y se quede como si nada, mucho menos si es una puerca, así la puerca tenga el rabo torcido o sin torcer, aunque de la carrera quien quita lo estire. Ojalá fuera ese el estiramiento a la que está destinada la puerca de este libro. ¿A todas estas qué es lo que pasó? Ya no con la puerca porque todavía no se sabe qué va a pasar, aunque la puerca está viendo que se están preparando para comenzar a hervir el agua. Lo peor de todo para la puerca es que no ve más puercos en el sitio, solo está ella. Porque si hubiera más pues podría hacer visita, pero ni eso. Bien, lo que pasó ya lo dijimos en el capítulo anterior, que el linfoma no hodgkin se convirtió en “masa ganglionar meséntrica: enfermedad linfoproliferativa de 3 cm.”. Por lo menos era lo que decía el informe y la conclusión de la tomografía. Todo iba bien hasta ese miércoles que con los estudios de la tomografía y los análisis de la misma fui a la consulta. Se quedó que al día siguiente confirmaban la noticia o la descartaban después de otra revisión de los resultados. Se esperaba que la noticia fuese negativa o que fuese un error de lectura de la tomografía, por eso se acudía a otro especialista pero al día siguiente confirmaron lo que habían dicho el día anterior. Y fue, entonces, cuando después de escuchar todo, dije en voz alta, pero con toda la sinceridad del caso: “Ahora si torció el rabo la puerca”. Al día siguiente se acudió a otro especialista quien mandó a realizar otros estudios para descartar o confirmar. Y ahora estamos en eso. Este libro se comenzó el sábado, al día siguiente que este último médico mandó un anti-inflamatorio 19

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para poder hacer la nueva tomografía, y ahora que estoy escribiendo esta parte, es domingo por la tarde; y esperando que todo sea mejor.

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El día que me dieron la noticia de la presencia de la enfermedad linfoproliferativa mi expresión fue, como ya lo tengo dicho, “ahora si torció el rabo la puerca” y es como de suponer toda la descarga o carga emocional que esa expresión conllevaba. Eso fue el miércoles. Se esperaba comprobar o negar que esa información fuese o no fuese verdad al día siguiente y se abría una ventana de esperanza que la respuesta fuese negativa. Y entonces el título para este libro estaba entre “ahora si estiró” y “todavía no ha estirado” sabiendo que no variaba el sujeto de esa supuesta y evidente acción, es decir la puerca. Al decir “ahora si estiró” se estaba queriendo decir que ya no había vuelta de página para la puerca; mientras que “todavía” contenía la esperanza de que la puerca podría hacer muchos oink-oink y que el agua por ahora podía esperar muchos sábados. Las conversaciones que se tenían al respecto eran muy alentadoras y todos veíamos la posibilidad de un error en la interpretación de la tomografía. No sé si a la puerca se le saldría alguna lágrima más en su silencio aparente y confuso, pero lo que sí era cierto que la puerca miraba para todos los lados con los ojos más abiertos que nunca como buscando agarrarse de la opinión más lógica y convincente del momento, además porque le convenía y lo necesitaba. El jueves se confirmó lo que no se quería pero que se esperaba para salir de la zozobra y de la angustia. Si; todo era como se había dicho el miércoles. Ahora se trataba de planificar el nuevo tratamiento de la quimioterapia que serían

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de tres nuevos ciclos y de buscar el sitio y el tiempo para el transplante de médula ósea, empezando primero por el autotransplante, y después, del transplante de un familiar si había compatibilidad; eso implicaba y exigía llevar a la puerca al nivel cero de todos sus niveles. Había que hacer todos los contactos para llevar a cabo lo que venía. Entonces pregunté con toda la seriedad del caso y con mucha firmeza que qué pasaría si yo no me quería someter a todo ese procedimiento médico. Esa consideración sorprendió a los que estaban en la consulta porque se suponía que yo no iba a salir con eso; pero salí, no para sorprenderlos sino para defenderme o como para decir, por lo menos, que me consultaran o que me dieran un respiro. Hubo suspenso. El solo pensar que me tenía que someter a todo eso que estaban diciendo y el suponer los extremos a los que me iban a llevar y en los que iría a estar no me parecían sino muy lastimeros. Esa idea me descontrolaba. Me negué y me mantuve en esa postura por escasos siete o diez minutos porque alegaban y daban todas las razones para que yo accediera. Dije que me dieran tiempo de pensarlo y que al día siguiente les comunicaba mi decisión. No puede ser – alegaron los que estaban ahí – porque no hay tiempo que perder. Eso es ya y para ya, si es posible. Yo miraba a los que ahí estaban con mucha serenidad. Voy a pensarlo – volvía a insistir – porque yo no sentía nada en mi cuerpo que me indicara que había prisa, aunque creo que entonces como que empecé a sentir algunos dolores donde antes de ese momento no me había dolido, pero no quería dar el brazo a torcer. No sé si esos dolores que comenzaba a sentir en la sala de consulta eran reales o como consecuencia del ambiente al que me estaban llevando. ¿Procedemos? - me preguntaron. E igualmente yo miraba muy serenamente a uno por uno de los que estaban y decía que no. Bueno, sereno lo digo yo y así me sentía, no sé cómo me percibirían los presentes. Lo que sí notaba yo era que los ojos 22

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de los que estaban ahí estaban como desorbitados, no sé si por la espera de mi decisión o por la situación. Quizás a ellos les preocupaba que yo fuese a tomar una decisión desde todo punto de vista contraria a la situación o con esa postura les estaría diciendo que me mantenía firme en hacer frente a lo que viniera con toda la naturalidad del caso. ¡Uy, qué valiente yo! Hasta me asombro yo mismo porque soy demasiado cobarde al dolor y al sufrimiento, pero en ese momento me sentía decidido a soportar los dolores que vinieran y como vinieran sin hacer resistencia esperando el resultado final con estiramiento del rabo y todo. En ese momento me hubiese gustado que el hombre no hubiese evolucionado tanto físicamente y que no hubiese perdido lo que tenía de cola para ver cómo y dónde tendría yo esa cola, si metida entre las piernas o si hubiese estado batiéndose juguetonamente como lo hacen los perritos cuando están contentos. Pero no tenía esa cola porque ya ha desaparecido en todo el proceso de la evolución, aunque si tenía otra cola, pero a decir verdad, creo que ni la sentía ni me percataba de ella, a lo mejor estaría bien escondida y ni para saber de qué y en qué forma; dudo que estuviera juguetona, tal vez más que asustada; y no digamos nada de las vecinas… ni para saber si todavía estarían donde tiene que estar; si lo estarían, pero cómo… No había tiempo y no era el momento para verificar y comprobarlo… de que estaban, estaban… Todavía lo están… Porque esas sí que son buenas amigas, nunca se van, aunque pueda que se escondan, como en momentos como esos… pero están ahí como siempre…. ¡Qué bueno! Hablo de las ganas de vivir. Todo lo que se hayan imaginado es única y exclusiva responsabilidad del que las imaginó… De todas maneras, “a nadie le quitan lo bailao”, como se dice. Y vuelve a aparecer la eterna costumbre de la autodefensa que dijimos en el primer capítulo como un rasgo de mi personalidad. 23

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El tiempo pasaba y mi postura se mantenía. Alegatos se esgrimían en ese momento para que yo no me rindiera y que luchara. Quizás era lo que les asustaba. Finalmente accedí, dije que sí, que procedieran y que dieran curso al procedimiento, al “protocolo” que es como llaman esos procedimientos médicos. Y empezaron a hacer la lista de los medicamentos que había que buscar y a hacer los contactos para hacer efectivo lo que venía. Hice una petición. Les dije que “por favor, que cuando vieran que mis condiciones físicas estuviesen muy críticas, que no me torturaran con medicamentos y tratamientos que en nada iban a contribuir con la mejoría; que me dejaran quieto. Que se los agradecía”. Se hicieron los que no oyeron y no sentí una respuesta ni a favor ni en contra de la petición. Eso podría sonar a eutanasia pero se trataba de un derecho de paciente que sabe que le espera el cajón y que lo asume con la naturalidad que se debería tomar, a pesar del dolor físico que eso suponga. No se trata de negar la muerte ni de apresurarla sino de recibirla cuando comience a llegar con todo su proceso. Claro, es muy fácil decirlo, pero solo el pensarlo me da un atragantón de garganta. No estaba pidiendo que la apresuraran, sino que no me torturaran con trapitos de agua caliente, como se dice, sino que me dejaran saborear y disfrutar el terrible y amargo placer de saber que me estoy muriendo muriéndome, y no quisiera perderme ese momento. Me gustaría estar plenamente consciente de ese momento tan transcendental y natural de todo ser humano. Es una lástima que no pueda escribir justo en ese momento todo lo que se sienta para dejar publicado un último libro de esa experiencia vivida y no contada por otros. Pero no podré porque voy a estar muy ocupado, o escribo o me muero, y estaré muriéndome y en eso estaré totalmente ocupado. Es una lástima. Así que por ahora, todavía puedo escribir… Y no sé si se habrán dado cuenta que me encanta escribir. Me gusta. 24

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No sé si me va a gustar morirme; a lo mejor no, porque con toda seguridad me moriré sólo una vez…A lo mejor hasta sea divertido… No se sabe… También es que los que están junto al agonizante exageran2 porque ponen cara de lástima y comienzan que si agarrarle la mano y a sobarlo y a decirle que tranquilo que se va a mejorar, y si el agonizante pudiese hablar justo en ese momento les diría “cuerda de embusteros”, hasta en este momento andan con mentiras, cuando yo sé lo que ha Dios ha programada para todo ser viviente. La verdad es la que es. Mejor que se quede en silencio respetuoso y solidario. A este punto es oportuno recordar algunos chistes: “estaba un chino muriéndose en el hospital. Llegó un cristiano convencido de su fe a consolar al chinito y comenzó a decirle: “tranquilo, chinito, que vas a pasar a mejor vida, y le repetía la misma cancioncita al chinito… tranquilo, chinito, que vas a pasa a mejor vida… tranquilo….” En eso se voltea el chinito y le dice: “¿Quieles cambiá?” El otro chiste: “Se estaba muriendo una viejita. Su esposo estaba a su lado en el lecho de enferma. El viejito le decía a la viejita: “ay, mija, no me dejes sólo; llévame contigo; ¿qué va a hacer de mi vida sin ti? Llévame contigo viejita…” Y en eso llevaba más de una hora el viejito con la misma repetición. En eso se aparece la muerte y pregunta: “Bueno, aquí estoy: ¿a quién es el que me tengo que llevar?” Y el viejito comenzó a señalar con lo boca que pa’llá, a la viejita… a la viejita”. El tercer chiste: “estaban en un velorio. El hijo de la señora, que era el difunto o la difunta en este caso, estaba llorando encima del ataúd. Lloraba y lloraba y aquello era realmente muy estremecedor y enternecedor. El hijo decía: “mamá, llévame contigo… ay, mamá… maaaammáaaa… llévame contigo…. No me dejes solo…. Mamáaaa… 2

Puede verse los catálogos para el enfermo y para los visitantes de un enfermo del libro por culpa de la tripa (o gracias a ella), pp. 113-121.

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mamáaa…” En eso se quiso retirar del ataúd y su corbata se quedó atascada con la ventanilla del ataúd, entonces, el hijo halando con la mano la corbata buscando zafarse decía: “mamá… eso era jugando…. Mamá, qué fue… eso era jugando…” Y el ultimo, por ahora, aunque a algunos esa expresión les resulta pedante y desesperante porque les recuerda un pasaje de la historia venezolana reciente, que para algunos fue y es amarga y para otros chévere; no sé si cambur pintón, pero que gracias a partir de ese desenlace histórico se acomodaron con el cambur y se pusieron chéveres, y a otros les quitaron el cambur, y no sé si torcieron o enderezaron el rabo, pero con toda seguridad torcieron o estiraron la boca de disgusto o de alegría, porque todo depende del beneficio que hayan sacado o dejaron de sacar; todo es relativo…igual que con la puerca que a estas alturas no sabe por fin si estirar o torcer el rabo que en el caso de lo que sea, el resultado será igual, porque se hará con el rabo un buen chicharrón… El problema es si estirarlo o torcerlo y ni para saber si una u otra acción tendrán la misma significación y valor… Hasta en eso ya la puerca no sabe qué hacer con el rabo… Es importante saberlo a estas alturas y darle a cada uno de esos resultados una consecuencia… Pero dejemos eso para dentro de unos días. El caso que nos ocupa ahora es el otro chiste, que es: “dicen que todo ser viviente cumple todas las etapas que Dios impuso a lo creado: nace, crece, se desarrolla, se multiplica y muere. En el caso de la mujer, además de esos pasos, la mujer le añadió otro elemento nuevo muy propio de ellas, que es: la mujer nace, crece, se desarrolla, se multiplica, se casa o se ajunta o rejunta, SE CUAIMATIZA, y muere”. Añadamos otro chiste ya que como dice Cantinflas en todas sus películas cuando se entusiasma en alguna actividad en la que se ve involucrado, “ya estoy picado”, o sea como inspirado. El otro chiste es: “estaba un borracho orinando en la calle y en la pared de una 26

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casa de familia. En eso salió la dueña y le dice: “muy bonito… muy bonito”. Y el borracho le contesta: “y lo bueno que me ha salido”. Ahora me entra cargo de conciencia y creo que he sido muy cruel con las mujeres con el chiste de que se cuaimatizan. Era un chiste, por-fá, o por re mayor. Tratemos de hacer las paces con ellas antes de que se tuerza o se estire el rabo con otro chiste, a ver si me reconcilio con ellas, tampoco es que esté pleiteado con ellas, pero por si acaso, como se dice, y vuelve a aparecer la autodefensa. El chiste es: “se está muriendo el esposo en su lecho de agonía. El esposo aprovecha las últimas para hacerle una confesión a su esposa: “mi amor… mi amor… quiero hacerte una confesión”… “Sí; dime, mi amor”- le contestó la esposa con toda la naturalidad y sin hacer ningún tipo de drama – dime… “Mi amor, te confieso que yo te era infiel”… “Sí; ya lo sé – le contestó la esposa sin inmutarse ni siquiera un poquito – ya lo sé… por eso te envenené”. Y un último para poder quedar en paz con ellas: “dicen que la mujer por el interés del chorizo, se compra todo el puerco”. Y así ya como que estamos a tablas, por lo menos apareció un puerco y quien quita que hasta se alegre la puerca…

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4 Entre el miércoles y viernes la situación había cambiado. El miércoles y el jueves la noticia era que existía la enfermedad linfoproliferativa, y que había que actuar, cuanto antes mejor. Así lo decía el informe del laboratorio donde se hizo esa última tomografía. Ya se hablaba de la posibilidad de transplante de médula ósea y de llevar a la puerca a estado cero de todos los valores y que había que someterse a hospitalización y en cuanto más rápido se hiciera mejor porque así la masa ganglionar meséntrica de 3 centímetros no pudiese crecer más y evitar a toda costa una metástasis. Eso a cualquier cristiano por muy cristiano y devoto que sea le encrespa los pelos, aunque a mí no, ya que después de las quimioterapias tenía el pelo asentado y hasta bonito, pues antes lo tenía parado y la gente hacía chistes de mi pelo, y ahora, todos se daban cuenta del cambio. A la hora que se me fue a poner bonito el cabello, “pero nunca es tarde compadre cuando la dicha es buena”, como dice el refrán. Aunque yo le cambiaría en este momento al refrán “la dicha” por “la bicha” y suena distinto. No es lo mismo decir “la dicha es buena” a “chocolate caliente”, son dos cosas distintas… Y de qué me iba a servir a estas alturas que tuviera el cabello asentado. Lo hubiese preferido parado como antes, pero hay cosas que en la vida no volverán, lo que fue, fue. Entonces era cuando el título para este libro tenía que ser “ya estiró el rabo la puerca”, sobre todo entre el miércoles y el jueves, ya que el viernes, después que se fue a otro especialista por insistencia de la gente de la

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parroquia que habían concertado una cita y tenía que ir, las cosas cambiaron. De hecho dos personas de la parroquia fueron conmigo además de un familiar y fuimos cuatro, por supuesto que incluyendo a la puerca, o sea yo, porque es de ella lo que se está tratando en este libro a ver si sí estira el rabo o todavía no. Se llevaron todos los estudios que se habían hecho y el médico los revisó todos y conversaba y preguntaba y se respondía lo que se podía. Casi como a los cuarenta y cinco minutos después se llegó a la conclusión que por ahora era importante y necesario realizar una nueva tomografía con la esperanza de que lo que en la tomografía anterior se veía no fuera más que una inflamación de la parte afectada como consecuencia de la radioterapia. De lo contrario ya se procedería a unos estudios desde cero en Caracas y en Valencia. Y entonces el título del libro volvió a cambiar, ahora, a “todavía no ha estirado el rabo la puerca”. Los que fueron conmigo a esa consulta salieron más contentos y satisfechos. Al regresar a la parroquia, le pregunté a dos de ellas que qué pensaban y sobre todo les pedí que resumieran lo que el médico había dicho y concordaban en que había que esperar los nuevos estudios de la nueva tomografía, y que parecería por lógica, por lo menos en esos momentos que fuese una cuestión de interpretación. Aquí sería bueno un chiste: “un señor estaba enfermo de los riñones y los medicamentos no le daban la salud que necesitaba y requería. Había en el pueblo un médico que veía la orina y curaba con la lectura que hacía de ella, mandando medicamentos caseros. Los amigos le decían que fuera a ver al médico que veía la orina; pero él no creía en esas cosas. Tanto insistieron que lo convencieron y fue a una cita, llevando en una botella de vidrio una muestra de su orina. El médico vio la orina y le mandó un tratamiento para un mes porque tenía cálculo en los riñones, y al mes tenía que volver con otra 29

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muestra más de orina. El hombre se fue a su casa y no se aplicó ningún tratamiento, porque no creía en eso. Al mes, sin embargo, volvió, pero antes de ir le pidió a su esposa que orinara un poquito en el envase que iba a llevar; le pidió el mismo favor a su hija, y también a su hijo; añadió dos gotas del aceite del motor de su carro, y finalmente orinó él también en el envase, y se fue a la consulta del médico… El médico en la consulta, entonces, miraba y miraba el envase a contraluz… y el hombre se reía entre dientes al ver que tenía confundido al médico. El médico volvía a mirar la muestra de orina… - Aquí hay problemas – comentaba el médico y volvía a mirar a contraluz… y el hombre se reía entre dientes… Entonces el médico, leyendo la muestra dice: “Primero… su esposa le está siendo infiel… su hija, está embarazada; su hijo es gay; su carro, está pasando aceite… y usted, tiene cálculos en los riñones…”

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El día jueves asistí a la aplicación de la “maptera” como estaba programado en el protocolo de mantenimiento. La enfermera se mostró tan amable como siempre y tuvo palabras de estímulo y de ánimo porque ya sabía las complicaciones. Le comenté que iba a escribir el libro que estoy escribiendo y le comenté el título y soltó la carcajada por la escogencia del título e hizo una observación. Me dijo que ya la puerca tiene el rabo torcido. De hecho yo le había dicho que se iba a llamar “ya torció el rabo la puerca”, y entramos en una conversación de sí los puercos tienen el rabo torcido o no. Y parece que sí. Entonces habría que cambiarle el título al libro y ahora tendría que ser “estiró el rabo”, aunque a mí me parece que el refrán dice que fue que lo torció. Y el sentido del refrán es que las cosas se complican, y aplicado sería, que, es “ahí es donde está el problema”, porque “ahí es donde tuerce el rabo la puerca”, y suena jocoso y simpático, además de gracioso. De hecho, a todos los que les comento el nuevo libro con su título sueltan la carcajada, y de eso se trata, de buscar lo jocoso y lo gracioso a la circunstancia. Es una manera de ver las cosas, porque “al mal tiempo, buena cara”, o “al mal tiempo… no sube palo” o algo parecido. O como decíamos con el cuento del hombre que fue a cazar venados y del compadre de la culebra, de que se trata de encontrar venados y de inventárselos y de llegar con el cuento de que los encontró. A todas estas queda la duda: ¿los puercos tienen el rabo torcido, o no? Porque si los tienen torcido, tiene que estirarlo; y

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si los tiene estirados, entonces lo tuerce. Eso obligaría a cambiar el título del libro. Mejor vamos a hacer lo más sano… póngale cada uno el título que crea que vaya… Ya sea con el rabo torcido o con el rabo estirado… Eso, sí; deje la puerca. No la vaya a torcer que ya tiene mucho que hacer por ahora con el rabo. Y si usted está en este momento en esa toma de decisión, me alegra, porque significa que está de lleno en el libro y eso me contenta y hace que lo tenga involucrado con él. Y me da alegría. Y de eso se trata. Y si se ríe, mejor todavía. Entonces, este libro está cumpliendo la función y me doy por satisfecho. Y esa es otra nota de mi personalidad: buscar involucrar a todo el mundo en lo que hago. Nota que está implícita en todos mis libros, sobre todo en los libros “preguntas y respuestas de todo cristiano inquieto sobre la oración” y en “lo que aparece en los evangelios (pero que no se dice)”, los dos tomos, en los que se mantiene una construcción con el lector.

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6 Muchos nos valemos del Internet para investigar desde nuestras limitaciones sobre temas que nos inquietan. Como era lógico este tema no podía ser la excepción y ante “la poca ignorancia”, como dijera alguien, tuve que investigar por Internet. Claro que con las limitaciones de no conocer el tema ni en lo más mínimo, coloqué en el buscador la frase “enfermedad linfoproliferativa” y en 0,29 segundos la máquina reportó el hallazgo de 21.400 referencias donde aparecía esa expresión. ¿De dónde saco esas cifras? Pues del propio buscador que coloca en el encabezado de la búsqueda la cantidad de veces y el tiempo que tardó en encontrar todas las referencias. Ahora el problema era por dónde comenzar. Para “el que no sabe es como el que no ve”, dice un refrán. Hice click en la primera opción que presentaba el buscador para intentar sumergirme poco a poco en el tema para ir teniendo algo o una pista de información. La primera información se trataba de un señor de 65 años y hablaba de la zona T; este paciente había muerto al año siguiente. Decía textualmente, entre otras cosas, lo siguiente: “Hallazgos morfológicos: En todos los cortes estudiados del bazo hay un aumento del tejido linfoide, generalmente sin centros germinales, y de límites imprecisos que parece corresponderse con una ampliación de las zonas T paratrabeculares (CD3, CD4 y CD8 +). Entre el infiltrado de linfocitos pequeños T existen células de hábito inmunoblástico B (CD20+) y T (CD3 +). La hibridación in situ con EBER resultó positiva en las células grandes. No se

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obtuvieron reordenamientos de IgH ni de receptores T” (Firmaba el informe el Dr Manuel Vaquero. Hospital Donostia). Para un principiante ávido de información ese hallazgo no era nada halagador ni nada prometedor. Hice después click en la segunda opción y hablaba del linfoma no Hodgkin y sus complicaciones. Por lo menos quedaban 21.398 referencias por consultar porque eran 21.400 las que arrojaba la búsqueda del buscador de internet. La siguiente hablaba de Hiperplasia Ganglionar, y las cosas se iban complicando porque comenzaban a meter más miedo del que se tenía, así como enfermedad linfoproliferativa ligada a X (síndrome de Duncan), o ligadas al virus de Epstein Barr (VEB). La pregunta era ¿que relación había entre la enfermedad linfoproliferativa y la leucemia?, que era y es lo que interesaba saber. Según algunos datos era una complicación del no hodgkin (por cierto que se puede pronunciar hochkin, insistiendo en la “ch” de la combinación de la “dgk”, según me informaron por esos días, o hodgkin; es válido de las dos maneras, pero la primera sería la real). La lista de la búsqueda era interminable y era como buscar una aguja en un pajar sin ni siquiera saber qué tipo de aguja era la que se estaba buscando ya que la información era mucha y extensa y complicada cada vez más. Así que decidí quedarme con lo poquito que había investigado porque además de ser nulo en esos temas y por exigir por lo menos un léxico médico y no tenerlo y por no tener el método para investigar sobre la materia, me quedé hasta ahí, con lo mucho y poco que había leído. Es importante saber un método de estudio para todas las materias. Yo no tengo método para estudiar medicina, tal vez otras cosas, como teología o filosofía, y eso hacía la búsqueda bastante complicada. Si hubiera tenido un método se comenzaría de cero, el problema era saber dónde comenzaba el cero y cómo precisar que justo ahí o más allá estaba el cero en la escala de valores para sistematizar la materia sobre la que 34

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quería investigar. Eso hacía que mi búsqueda y mis hallazgos fueran una ensalada de arroz con mango, como se dice. Así que era mejor detenerme y no morir en el intento como dice el título de una de las películas del cine español llamada “Cómo ser mujer y no morir en el intento”, dirigida por Ana Belén en 1991. No es que yo estuviese intentando serlo, sino de investigar sobre la enfermedad linfoproliferativa, pero la ignorancia en medicina era y es tabula rasa, para echármelas de filósofo o de que sé mucho latín, o nula, que es lo mismo. Y además de confundirme, no lograba juntar el inmenso rompecabezas por armar que tenía en el mesón, porque hasta para eso hay que tener un método y saber por cuál pieza comenzar, si por la esquina de arriba o de abajo, o de debajo de la izquierda o de arriba de la derecha… Mejor que dejemos las cosas como van y es mejor el misterio de la puerca que tuerce o endereza o estira el rabo, que ese ya otro gran rollo y problema… En el momento en que estoy escribiendo y consultado esto que estoy diciendo es lunes en la tarde. Ya han pasado cuatro días de la consulta con el último médico y dentro de dos días se hará la tomografía solicitada. Es de hacer notar que el día anterior, el domingo, en la misa de la mañana leí el primer capítulo de este libro después de una corta homilía para no dejar de cumplir con mi obligación, y así informaba a mis parroquianos de mi situación de salud. Siempre lo hago y creo que se ha generado una especie de comunicación general. Esta vez el impacto fue un chok o un impacto que no esperaba. El silencio fue la respuesta y las miradas de confusión se notaban entre los asistentes. La confusión fue la nota porque apenas dos o tres semanas anteriores todo iba bien, y ahora las cosas resultaban de otra manera. No se entendía. ¿Qué había pasado, dónde había estado el error, si antes estaba bien, y ahora no, qué pasó? Esa 35

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es la gran pregunta. De nada sirve a estas alturas saber dónde estuvo el error, ya médico, ya de la enfermedad misma. Como que va a ser mejor resolver el problema de cuál fue primero, si la gallina o el huevo. De qué sirve. Tal vez sea más fácil averiguar si los puercos tienen el rabo torcido o estirado, porque he estado buscando y algunos lo tienen estirados y otros torcidos. Ese es otro problema por resolver. Hasta sería importante saberlo porque necesito saber si en este caso lo estira o lo tuerce o lo estirará o lo torcerá. No vaya a hacer que lo estire y era que tenía que torcerlo. O lo contrario… Grande el problema. Bueno por hoy. Ya son las tres y media de la tarde. Voy a mandar todo lo que he escrito por e-mail a algunas personas que sé que lo están esperando y así me aseguro que alguien lo lea. Además de saber que lo disfrutarán. Y dejaré de escribir hasta el miércoles o jueves que será cuando se realice la nueva tomografía, tan solo que suceda algo inesperado desde este momento hasta esos días, que me lleve a escribir y seguir este libro. En la televisión acaban de dar “hechizada”, porque mientras escribía tenía el televisor encendido y de vez en cuando echaba una mirada a la pantalla. Ahora está comenzando “mi bella genio”. Hoy es lunes y es mi día libre y de descanso y no iré a la parroquia, así que me dispondré a acostarme en el sillón de la sala de abajo del lado de la sala comedor a mirar esa serie, o tal vez mire un CD de los simpsons que me regalaron hace algunos días y todavía no lo he visto. A lo mejor sea el momento. Por ahora está bien. Será hasta cuando sea la próxima vez. Pero antes a mandarlo por email. Pero, ¿qué paso con la información que se iba a buscar sobre la enfermedad? Creo que es mejor que lo dejemos así porque hay mucha tela que cortar y para el que no sabe, hasta cierto punto, es mejor morirse en la ignorancia, porque estos temas son mucho para un analfabeta en medicina. 36

7 Llegó el día de la tomografía. Tenía la cita a las siete y media de la mañana y a las siete y cuatro minutos ya estaba yo en la clínica. En ese transcurso hasta las siete y media más o menos me puse a continuar la lectura del libro de Roberto Gómez Bolaños, el Chespirito, que me habían traído de México, hasta que llegaron los que me iban a acompañar en esa mañana. Me trajeron un envase lleno de un líquido y me hicieron tomar tres vasos de ese preparado antes de que me llamaran. A las nueve de la mañana pasé a la sala preparada para esos exámenes. Me dijeron que me bajara los pantalones hasta la rodilla y ni corto ni perezoso así lo hice, pues a eso iba. Me acostaron en la camilla dispuesta para esos casos. Me volvieron a levantar para que me tomara otro vaso y esta vez el vaso estaba hasta el tope y me volvieron a acostar, colocándome una cobija o un cobertor para disimular lo que quedaba al aire porque los pantalones estaban hasta las rodillas. Comenzaron a buscar la vena por donde iban a colocar la vía para inyectar una sustancia y facilitar la lectura de lo que se iba a investigar. Pincharon dos o tres veces en el brazo derecho y no conseguían la vena pues dicen y lo sé por experiencia que después de quimioterapia y de radioterapia las venas quedan vulnerables, tal vez se escondan. Al fin consiguieron la vena. Me dijeron que estuviera al pendiente de lo que me fueran diciendo a través de la máquina por donde me iban a meter y que de momento iba a sentir un calor por todo el cuerpo hasta llegar a las partes que lo identifican a uno y lo diferencian del otro sexo. No sentía nada y así estuve unos cinco minutos y ese tiempo me pareció interminable. Hacía mucho frío y estaba

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temblando. También tenía ganas y necesidad urgente de ir al baño de manera repentina. Tal vez me traicionaba el inconsciente o tal vez era mucho el líquido que me había tomado acompañado por el frío que me apresuraba el proceso de los riñones. Temblaba a pesar de que trataba de controlarme, cosa que conseguía por breves instantes, e intentaba darme cuenta de lo que estaba sucediendo, pero igual sentía la necesidad urgente de ir al baño e igual temblaba. A los diez o doce minutos se movió la máquina y con ella yo que estaba sobre la mesa o la camilla porque a todas estas daba igual, total yo estaba ahí y no me quedaba de otra. A diferencia de las otras veces que me percataba de todo a mi alrededor y buscaba no perderme detalle, al punto de saber que el tomógrafo o máquina de tomar las tomografías, una era Toshiba y otra, Epson, y ésta, General Electric; esta vez reconozco que estaba asustado y buscaba más bien cerrar los ojos. Tal vez el frío o los riñones, o el sereno, como dicen los mexicanos para ridiculizar y echarle la culpa a alguien o a algo. Tal vez porque me hallaba frente a la máquina que iba develar el misterio y aclarar la confusión, y muy en el fondo tenía miedo de que se confirmara una vez más la enfermedad linfoproliferativa que me tenía en la que me tenía, como para torcer o estirar el rabo. La situación era realmente subida de colores y pintada, para utilizar un suave eufemismo y no decir la palabra que en verdad encuadrase y recogiese el momento y la circunstancia. Tal vez por eso era que casi me orinaba y esta vez ya no es eufemismo ni palabra suave, sino la verdad sin dibujarla. Tal vez el frío, tal vez quien sabe…A todas estas ¿qué es eufemismo? Es usar una palabra suave u otra palabra para no querer decir una palabrota y no lastimar el oído del oyente o en este caso del lector, como por ejemplo, cuando alguien es un patán o un abusador o un desconsiderado, para no decir que ese si que es un… se dice “ese si tiene vo…lun… tad”, cuando lo 38

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que se quiere decir es que las tiene grandes…y ya eso también es un eufemismo… ¿Qué tiene grandes? Esas mismas… O cuando uno se lleva un machucón con una puerta o con algo que lo machuque, ya que no solo las puertas machucan, para no decir “co…”, se dice “cónchale”, acompañado con el gesto instintivo de la mano o del agarrón en la parte donde se machucó. Hay muchos eufemismos en nuestras conversaciones diarias y así tenemos muchas palabras que endulzan las palabrotas, como por ejemplo: hifuepúchale (se usa mucho en Mérida), vacirruque (se usa en Falcón y en Mérida), no me jorobe, vaina, no mejora nada el enfermo, mojino, te voy a dar una piñas, no jonás, por donde te conté, pajarilla, cucaracha, cuchara, paloma, pájaro, ah caramba, caráchole, no me jorobe, te voy a jorobar, miércoles, carambola, y muchas que están en nuestras comunicaciones diarias familiares. Pero dejemos el eufemismo a un lado y sigamos donde íbamos, y era que tenía mucho frío y con ganas de ir al baño con eufemismo y todo, ya que tenía los pantalones hasta las rodillas y con toda seguridad eso (eufemismo) también temblaba. En una de las tantas veces que de la máquina entraba y salía, y también yo, que me estaba dando una colita en ella, y después que de la máquina salía una voz que decía “tome aire ahora… no respire”, y como a los quince o veinte segundos decía “respire”, y giraba una luz roja por dentro del cilindro en el que estaba metido, sentí un pinchazo en el brazo derecho donde habían colocado la vía para la vena con la inyección. No pude evitar el movimiento brusco ante esa sensación y pujé instintivamente, pero igual seguía temblando y con ganas de ir al baño. En eso comencé a sentir un calor desde el brazo derecho que pasó como por la garganta, el pecho, el estómago y me llegó justo a esa parte que tiene tantas palabras eufemísticas y que no sé cuál escoger para no ruborizar al lector, pero digamos que es lo que ponen las gallinas y es 39

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blanco por fuera y se come frito, sancochado y no sé si asado, porque que yo sepa no se come eso mismo asado, o por lo menos no he oído que uno diga me los da asados… esos mismos… A lo mejor ya los míos estaban asados por la sensación de candela que sentí en ese momento… Para ser francos, creo que estaban tibios, o un poco más que tibios, tal vez hirviendo… Pero igual tenía ganas de ir al baño y temblaba del frío. Me estaría en esa máquina tal vez unos cuarenta y cinco minutos, o quizás menos, o quizás ni tanto, pero se me hizo tres eternidades juntas, hasta que al fin vinieron y apagaron la máquina y me dieron la orden de levantarme porque ya todo estaba listo. Me quitaron el cobertor, me senté y dí la espalda para subirme los pantalones y acomodármelos. Me dijeron que para el día siguiente estaban los resultados para después de las dos de la tarde. Me despedí y salí disparado al baño donde las cosas fueron de un gran alivio. No me percaté de nada más sino del alivio de darle una manito a los riñones que ya no daban para más. Salí sonriendo como se sale en casos semejantes después de aliviar la vejiga. Las dos personas que iban conmigo me esperaban y nos tomamos un capuchino, es decir un café de máquina, ya que no andaba buscando a ningún fraile, sino buscar calentarme un poquito. Una de las dos personas no quiso café porque ya había tomado antes. Yo lo disfruté, y antes de retirarnos del sitio volví al baño a lo mismo, y a salir, otra vez con cara de más contento… Las cosas cambian de un momentico a otro y las mías habían cambiado de tres raticos para otros tres raticos después y estaban mejor… En seguida el morado del brazo derecho donde habían colocado la vía de la vena comenzó a aparecer, como siempre, que ya parece una colección de rosetones pero de color como azul y como violeta al mismo tiempo. A ese punto se me podría cantar “una rosa pintada de azul es un motivo”, y en mi caso “un brazo pintado de moretones son 40

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muchos motivos… y me quedo mirándote así y encontrándote tantos motivos… yo concluyo que mi motivo mejor eres…” que la puerca no estire o tuerza el rabo. Suena hasta romántico. También sería bueno cantarle una canción a la puerca y se me ocurre que la canción de Gualberto Ibarreto sería bueno, aunque él se refiere a otra puerca. En todo caso dice la canción: “ah, cuerpo cobarde yo cargo una… (eufemismo)…cómo se menea… Jache puerca…” Una vez afuera, el calorcito ambiente era muy agradable y se percibió de inmediato apenas se salió y no se pudo evitar comentar ese detalle. Serían como las diez y veinte de la mañana. Nos despedimos de uno del grupo y dos nos fuimos de regreso, pero antes pasamos por la imprenta a ver lo del libro “chévere, cambur pintón” a ver si podía salir antes de que la puerca estire-tuerza el rabo. Volví a la parroquia y esa misma tarde comencé a escribir lo que está leyendo y lo continué al día siguiente, en espera de los resultados de la tomografía. Algunas personas me habían llamado para ver en qué había parado todo, pero estábamos en espera… Todavía hasta esos momentos no se sabía nada. Son las dos y cuarenta y cinco de la tarde. Se sabrá cuando se sepa y será para el siguiente capítulo. Por ahora hagamos como hacen en las telenovelas… o en las películas de series continuadas… “to be continued”, o sea, continuará… en el próximo capítulo…

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8 En la tarde del jueves la intranquilidad por no saber de los resultados iba generando una ansiedad creciente. El paso de los minutos era terriblemente atornillador y se podía decir con toda seguridad que como el ratón se siente a disposición del gato y ya su sola presencia le exacerba la producción de adrenalina al saberse presa y victima al mismo tiempo, así me sentía. Según algunos documentales de animales, el ratón una vez se percata de la presencia del gato que va en su ataque ya está literalmente aniquilado porque sus procesos químicos prácticamente le apresuran la muerte. Tal vez el gato sabe eso y por eso juega con el ratón dejándolo escapar por escaso espacio para volver a acorralarlo en su juego mortal para el ratón que está a disposición de que el gato apresure su ritual y termine de una vez por todas con su suerte. Quizás sea un poco exagerada la comparación pero así me sentía esa tarde ante la tardanza de los resultados del examen de la tomografía. Pasaba el tiempo y al no tener ninguna información hacía que mis químicos hormonales estuviesen a millón por segundo al punto de sentirme acorralado en las circunstancias de la espera angustiosa. Podría decírseme que estuviera tranquilo pero ¿cómo le mandaba esa orden a mis fluidos humorales y químicos para que el cerebro tuviese pleno control de los órganos encargados de esa industrialización? Ahí había un grave problema cuando está más que demostrado que somos viscerales, que tampoco eso es problema, sino que así es como funciona nuestro cuerpo ya que son las partes suprarrenales las que reciben el primer impacto después del contacto con la

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realidad externa, como lo digo en el libro “Chévere, cambur pintón” tomando todo lo que recoge Daniel Goleman en sus libros Inteligencia emocional y en Inteligencia social. ¿Cómo hacer para no estar sometido a los químicos del cuerpo que conllevan y suponen un comportamiento instintivo primero y después racional o controlado? Nuestros temores y miedos hacen que seamos victimas de las circunstancias, definitivamente, si no se busca respirar profundo como para hacer llegar más sangre al cerebro y poder tener control racional de esa reacción que es totalmente natural. Habría que colocarse en el lugar del ratón frente al gato. Y eso tiene que ser y es bien… apreta’o (eufemismo) para el pobre ratón, como lo era para mí. Era simplemente angustiante. Fue como a las ocho de la noche que pude leer el informe del especialista de la tomografía, pero como el que no sabe… le es igual que le den gato por liebre, o no sube palo, quedé en las mismas. Mejor dicho, quedamos en las mismas, o sea, sin saber nada, aunque con un cierto alivio y una gran carga de esperanza ya que no aparecía por ningún lado la frase “enfermedad linfoproliferativa”, frase que había generado toda la confusión, y eso nos alentaba a los que teníamos acceso al informe escrito, pero no nos decía absolutamente nada en medio de nuestra ignorancia. Como el alegrarse o el entristecerse era gratis y era un derecho y totalmente de responsabilidad nuestra, nos dimos el gusto de alegrarnos por nuestra propia cuenta ya que era de nuestra absoluta responsabilidad, hubiera para ello motivo o no; pero la ilusión no pide permiso para llenar de esperanzas y eso beneficia hasta al más pintado, aunque yo ya tenía el brazo derecho pintado de los moretones del examen anterior, y era suficiente, o tal vez no, o quien sabe. Volví a leer para intentar descifrar lo que estaba clarito porque estaba en buen español pero lo único que podía entender era mi nombre, el nombre del laboratorio, y al 43

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final que decía “gracias por preferirnos”, porque ni siquiera la firma del especialista se entendía, pero eso no es problema tampoco porque para eso se hacen las firmas para que no las entiendan, pero para que nos identifiquen como únicos y de que somos ese fulano que habla o escribe y estampa su sello con líneas garabateadas… pues por eso y para eso son las firmas… Tampoco me servía de a mucho descifrar la susodicha firma porque no se trataba de un estudio grafológico o algo por el estilo sino de entender lo que estaba en buen español pero que era peor que una escritura encriptada, de la que es famosa la novela de Dan Brow, El Código Da Vinci; pero que tampoco se trataba de la exuberante imaginación de la trama de ese desenlace, sino de una realidad más cercana y palpable, para la que hubiera sido muy bueno haber entendido aunque hubiese sido una centésima de décima o de cualquier otra cifra pero que diera por lo menos alguna pista de interpretación del informe. Pero hasta fue mejor no haber dado pie con bola, como se dice, en ese intento de entender porque hasta hubiera quitado el sueño y era mejor en cierta manera dormir inocentemente. A este punto es bueno un chiste para refrescarnos un poco. El chiste es: “estaban hablando dos hermanitos sobre si le contaban o no a la abuela que los niños no los trae la cigüeña, ni tampoco de París… Entonces la hermanita, de unos siete años, le contesta a su hermanito, de unos nueve años…. “No. No; le digamos… es mejor que muera en la inocencia”. Con toda seguridad la abuela también sabía eso y mucho más, por eso era abuela. Otro chiste: “mandan al hijo de la familia a estudiar a Europa. A los cinco o seis años regresa graduado. Y en una conversación que tuvo con la mamá le contaba que allá, en Europa, todo son puros botones… “Quieres tomar un café… introduces una moneda y hundes un botón y sale el café en un vaso… Quieres tomar un refresco… introduces una moneda y hundes un botón y sale el refresco…” La abuelita estaba 44

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escondida oyendo la conversación y no se perdía detalle… “Si; mamá… hasta los niños se hacen así, mamá… introduces una moneda… hundes un botón… y pum… sale el niño”… En eso contestó la viejita: “Uhjúuu… yo prefiero el método antiguo”. El caso es que no entendí ni entendimos nada y se pudo dormir en la inocencia llenos de ilusión esperando que al día siguiente el médico nos dijera que todo había sido una confusión. Al día siguiente la cita era a las siete y media de la mañana por orden de llegada y ahí estaba yo con la tomografía y con el informe y como la abuelita… y contento…

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9 Todo listo. La hora. La cita. La consulta. La tomografía. También la puerca. Y este es el estilo del libro de “Calzón quitao y cabeza pelá”, así diciendo poco y mucho al mismo tiempo. Vamos al rabo, sin torcer o sin estirar, o todo lo contrario, o las dos cosas al mismo tiempo, que a veces lo torcía y otros lo estiraba… A lo mejor también el rabo estiraba a la puerca porque de esa posibilidad no se ha hablado, ya que al torcerse el rabo de una vez queda estirada la puerca y todo. Pero, por ahora sigamos con lo del rabo… de la puerca. Pero no con la puerca de Gualberto Ibarreto, digo de la canción que canta Gualberto, porque no es lo mismo “una pelota en la China…” que una pelota en Casamay… Es muy distinto. Es un chiste así como para entenderlo a los cuatro días. Y eso, quién sabe… Estamos en el sitio a donde íbamos. O sea a ver lo de la lectura de lo que decía la tomografía. Buenos días de parte y parte y saludos. Y la expectativa a millón, aunque muy confiados de que todo sería una confirmación de la alegría del día anterior. Habría que imaginarse la lectura de un testamento a la que citan a todos los integrantes de la familia. Unos irían muy seguros de que más del cincuenta por ciento de la herencia sería suya, y así cada uno pensaría igual; otros, muy seguros de que no les tocaría casi nada o nada; pero, igualmente todos irían bastante nerviosos, así por lo menos lo presentan en las telenovelas; y después salen todas las sorpresas porque del que menos se esperaba a ese le toca siempre casi todo, y los que

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más aspiraban tienen que comenzar a llenarse de odio hacia el heredero que se sacó la lotería y comienza o continúa la otra parte de la telenovela, porque, entonces, la muchacha del servicio es ahora la nueva rica y viene a cobrárselas todas y los familiares inmediatos a temer las consecuencias de la venganza de la cachifa de la familia, que ya ahora no será más la cachifa sino la que tiene la plata… Tema de telenovela… En este caso, no se trataba de herencia ni de lectura de testamentos, sino de la lectura de los resultados de la última tomografía, que era prácticamente el último testamento de la puerca y que consistía en saber si por fin iba o no a estirar o a torcer el rabo. Hubiese sido interesante haber inventado un “nerviómetro” o “nerviosométrico” o algo parecido de nombre pero que midiera la intensidad nerviosa en esos momentos para saber quien estaba a punto de ebullición y quien no; aunque ya está inventado el tensiómetro pero para pasar a cada uno a medirse la tensión hubiera sido muy estresante, además de esperar a que todos pasaran a medirla antes de la lectura de los resultados de la tomografía. Esto parece un tema de película y hasta me estoy emocionando contando todo esto como lo estoy contando y creo que se me está aflorando la vena de escritor de telenovelas a estas alturas del juego, como se dice. Igual que con el cabello, a la hora en que me vino a salir asentado… ya, pa’qué, como también se dice… tampoco es que me hiciera falta asentado antes de todo esto, como tampoco lo voy a necesitar asentado para después, o quien sabe… Bueno, no todo es negativo, por lo menos el tratamiento de la quimioterapia me había servido para descubrir que era una de las mejores maneras de asentar el cabello. Respecto al ya, pa’qué, un chistecito: “Un viejito y una viejita, que eran esposos, dormían en la misma habitación, pero en camas separadas. “De aquello” (eufemismo) nada de nada, porque el viejito pues no tenía algunas condiciones elementales… Una noche, el viejito 47

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emocionado le dice a la viejita…. Mi amor… mi amor… hoy, sí. Apúrate… Hoy, sí. La viejita comenzó a bajarse de su cama, buscó las sandalias y como pudo toda temblorosa por los años, llegó a la cama del viejito… Aquí estoy, viejito, dice… Ya, pa’qué, le contestó el viejito…” Bueno… Al grano que es lo que nace; a lo que vamos y vamos a dejarnos de tantos rodeos. Está bien. No empujen, no ven que la oficina de la consulta es pequeña y no cabe tanta gente, ya con los que estamos dentro es suficiente, o sea somos seis con el médico, y así está bien. No empujen. Además si me apresuran no les cuento qué fue lo que pasó y se van a quedar con las ganas de saber qué pasó con la puerca. Está bien. El médico después de saludarnos y de nosotros de saludar recíprocamente al médico con choque de manos… después de él sentarse en su silla… detrás de su escritorio… después de nosotros sentarnos en la sillas delante del escritorio y frente al médico… Bueno, no todos se sentaron porque apenas habían dos sillas en el frente del escritorio del médico, entonces, nos sentamos dos porque no había para más… los otros cuatro se quedaron de pie y con los pies… también los que nos habíamos sentado nos habíamos quedado con los pies pero sentados… también el médico… pero él detrás del escritorio y nosotros delante… dos sentados…Sí… Sí… todo eso, pero ¿qué pasó? Esto me hace recordar mis tiempos de liceo. Había una compañera de clases que para decir que había comido pan, contaba todo lo que había hecho hasta el momento de comprarlo en la panadería, lo que le había dicho al papá para que le diera el dinero, lo que el papá le había dicho antes de dárselo, dónde había ella guardado el dinero para que no se le perdiera, lo que le había dicho a la expendedor de la panadería cuando fue a comprar el pan… y así todo-todo y uno terminaba 48

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desesperado porque la compañera del liceo había comido pan… Hasta me cansé contándolo… Pero volvamos en lo que íbamos… Mejor lo dejamos para la próxima parte porque esa historia del pan y de la muchacha me dejó un poco cansado…. Hasta más ahorita… o hasta la próxima hoja… Usted verá si quiere saber…

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10 El médico pidió las tomografías y las puso en el lector de placas después de encender una luz blanca que hacía que se trasluciera los negativos grabados en la lámina. Ahí estaba clarito y era fácil saber que se trataba de unos platos de ensalada. Se veían tal cual. El médico puso una, después otra y otra y miró de arriba abajo cada una. Eran como cuatro o cinco láminas. Colocó tres en un lado y volvió a mirar las dos que tenía en las manos. Volvió a mirar deteniéndose en las figuras de la parte inferior de las láminas. Después se sentó y comenzó a leer el informe del laboratorio. Nosotros nos mirábamos con satisfacción y esperando una palabra. Es oportuno un chiste justo en este momento, respecto a lo de la palabra: “estaba un borrachito en una plaza. En eso pasa una dama muy elegante y el borracho le dice una insolencia a la dama. La dama le contesta: “borracho”. Entonces el borracho le dice a la dama: “no tienes otra palabra más bonita”. Si; contesta ella: “estúpido”. Nosotros esperábamos una palabra, no como la dama para el borrachito, sino una palabra más bonita, como la que estábamos esperando. El médico volvió a leer el informe y entonces dijo que seguía en las mismas que antes porque el nuevo estudio ahora no colocaba la frase “enfermedad linfoproliferativa”, sino “sugestiva”, de manera que el especialista del laboratorio no se comprometía en afirmar que la enfermedad estaba presente, pero tampoco la negaba, sino que la dejaba a libre interpretación del médico que había mandado a realizar la nueva tomografía. O sea, que ahora sí que torcía el rabo la puerca, es decir, ahí era donde estaba el

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problema, que es lo que quiere decir el refrán. Y los que estábamos ahí esperando buenas nuevas no nos miramos, no hacía falta ni era necesario, tal vez porque no esperábamos esa confirmación y no nos atrevíamos a desautorizarnos con la mirada. Tal vez habíamos quedado literalmente pasmados por el resultado del nuevo informe. El médico siguió explicando y cada uno de los que ahí estábamos estaba procesando lo que cada uno estuviese procesando en su interior. El problema sigue siendo el problema y nada se había resuelto. Al contrario, se complicaban más las cosas ya que en vez de dar un resultado o negativo o positivo, nos dejaba en el medio de las dos respuestas. O sea, era peor que antes. Entonces, ¿había o no había la tan famosa “enfermedad linfoproliferativa”? Ni uno, ni lo otro; sino los dos juntos. Lástima que estas alturas de la evolución humana la Iglesia haya descartado la existencia del famoso “limbo”, porque la Iglesia ha dicho en los años inmediatamente anteriores que el limbo no existe. O sea que los niños sin bautizar ya no van al limbo sino quién sabe a dónde van… Tampoco hubiéramos estado o preferido el tan pretendido en otros tiempos “limbo” ya que sería pasar a un estado natural de espera por la resurrección habiendo sido buenos cristianos… Pero en esas circunstancias hasta el limbo nos lo habían quitado y nos hallábamos como en el vacío, sin saber hacia dónde agarrar, si pa’llá o si pa’cá; el problema estaba en saber dónde era pa’ca y dónde pa’llá, ya que no había la capacidad de ubicación. Y eso es terrible. Aunque la Iglesia haya dicho que ya no existe el limbo, por lo menos existe la expresión y la experiencia del vacío y queda igualmente la expresión para indicar precisamente eso, que no se sabe hacia dónde agarrar o qué rumbos tomar. Sin limbo pa’dónde agarrar o sin dirección para dónde ubicarse, aquella noticia nos había dejado sin respiro, y así como la ilusión del día anterior no había pedido permiso para anidarse en nuestras mentes y en 51

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nuestros corazones, así, de un sopetón nos quitaban igualmente la ilusión, o más, nos desinflaban sin más, ni menos. - ¿Qué se puede hacer, doctor? - fue la pregunta casi como en coro de los seis y en tonos diferentes, que si agudo que si bajo, ante el resultado de la lectura del informe. Entonces, el doctor habló de ir a Colombia a buscar ayuda y sobre todo asistencia médica, ya que, suena duro decirlo, el problema estaba en la adquisición de dólares y muchas medicinas y equipos médicos que no se estaban trayendo por ese trámite que estaba resultando tan complicado para satisfacer la necesidad de mejorar la salud, por lo menos a nivel privado… Quisiérase o no se estaba hablando implícitamente de política y la cosa era más complicada que la torcedura del rabo de la puerca. Irse a Valencia o a Caracas sería la otra opción a buscar otras opiniones médicas especializadas, lo que significaba comenzar de cero, igual que si se consideraba la posibilidad de Colombia. La otra idea era someterse a una intervención quirúrgica para sacar una muestra y hacer la biopsia y así se aprovechaba para realizar el problema de la eventración, que estaba pendiente. Esa última posibilidad era la más segura a la hora de decidir, sobre todo porque no había posibilidad de ningún error. Había que conversarlo. Después dijo y volvió a decir lo mismo porque ya no había otra cosa que repetir. ¿Dónde estaba el problema? En que la nueva tomografía no arrojaba ninguna certeza sino más confusión de la que ya se tenía. O sea que seguíamos en la misma y hasta en cierto punto como que peor. Nos despedimos del médico. Se pasó por administración y ahí si que no hubo dudas, ni la más mínima. Ahí se estaban muy claros y lo estaban. Es muy importante estar claros en la vida y saber qué es lo que se quiere. Ya afuera el grupo de los seis, ni siquiera el G8, sino el g6, y en minúscula, seguimos conversando sobre lo mismo y sin saber qué hacer. La cosa estaba complicada. Sin saber a 52

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quién pedir luces en esos momentos en que pareciera que todo es oscuridad, sobre todo al pensar y suponer que la enfermedad linfoproliferativa pudiese estar avanzando y haciendo estragos allá adentro. Cada uno de los seis daba sus opiniones pero no se atinaba a coordinar lo qué hacer. Mientras tanto yo intentaba expresar que realmente no sentía nada de especial, por lo menos no había dolor abdominal, y en esas manifestaciones concordaban todos al comentar, igualmente, que por mi apariencia no había ninguna señal externa que indicase que yo estuviese en las que los médicos decían que estaba. Fiebre no tenía, no había sangrado, tampoco me sentía débil, y todo parecía presagiar que estaba, por el contrario, muy bien. Aunque, a decir verdad ya estaba como comenzando a sentir que me sentía mal, porque no se puede negar que el saber que la enfermedad estaría yendo a todo galope allá dentro sin dar señales de humo, por lo menos, hacía que todos mis producciones químicas estuviesen trabajando a millón, o a trillón, o ni para saber a qué llones como terminación, de fluido. Tal vez se esté exagerando, pero en momentos como esos nada es exageración. Tampoco se trata de resaltar que se es la excepción, porque todas las familias han pasado alguna vez por situaciones complicadas y quizás más que esas en donde se quisiera gritar, pero no como el del grito de la canción que dice que “quiero pegar un grito… y no me dejan”, sino de una nueva situación, también de canción en donde la letra pudiese ser, “quisiera gritar… pero no me sale”, acompañado con juejua colombiano o con zapateo joropiao (o joropeado) o con grito de ranchera mexicana, o con el grito que salga ya inventado o por inventarse. Ya ni me acuerdo en qué acordamos, o si acordamos algo, tampoco me acuerdo, pero de lo que sí es que la situación era “peluda” (eufemismo). Cada cual tomó su rumbo. Yo me dirigí con dos personas a la parroquia y comencé a colocarme un poco 53

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melodramático y a como sentirme mal. En todo caso expliqué a uno de estos acompañantes cómo hacer para accesar al índice de los bautizos colocados en internet para manipularlos e imprimirlos como base de datos; imprimí todos los bautizos que iban hasta ese momento para ir dejando todo en total orden; comencé a dar instrucciones de esto y aquello, como si a la media hora después iba a estirar el rabo la puerca, o sea yo. Eso fue el día viernes. Ahora que estoy escribiendo esto es sábado y casi son las cinco de la tarde y me río de eso de ayer, pero igualmente estoy como preocupado por saber si se el rabo es estirado o torcido. A todas estas a quienes les he preguntado sobre el tema, para intentar resolver el enigma, han contestado que algunos lo tienen torcido y otros estirado, y que depende de la raza, porque si es criollo lo tiene torcido y si americano, estirado; para otros, depende del momento, porque a veces lo tiene estirado y a veces torcido, depende de si está tranquilo o no; y ese es el problema por resolver. Inquieto al respecto busqué en internet y coloqué “rabo de puerco” en la búsqueda de imágenes, y aparecieron en un santiamén 27.000 referencias en 0,10 segundos, y comencé a mirar y a detallar las imágenes que daba el buscador, comenzando en lentejas estofadas con rabo de cerdo, después como “Rabo de Puerco”, un lugar de Panamá y que ahora se llama Puerto Armuelles; después Armadillo rabo de puerco, que es como el conocido en Venezuela una especie de cachicamo, y así sucesivamente hasta que llegué a algunas imágenes de rabo de puerco en donde aparecían algunos rabos estiraditos y otros torcidos. Lo impresionante y provocativo era que había muchos preparados de comida con rabo de puerco, ya sopas, ya estufados, ya con arroz al horno, con patatas, carrillada de cerdo al pimentón… en fin y sin fin porque eran tan provocativos los platos que se veían, que me dio ganas de comer rabo de puerco, o de puerca que a los efectos es lo mismo; pero el caso quedó tan 54

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complicado como los resultados de las tomografías y lo que se debería hacer en caso tan confuso y lleno de inseguridades; tal vez, tan complicado como el rabo, si torcido o si estirado. También en una búsqueda alterna busqué “rabo de cochino” (aproximadamente 8.290 en 0,10 segundos) y aparecieron unos tubos con ese nombre y aparecían con una vuelta cilíndrica; también aparecía como un lanzamiento del pitcher en béisbol. Ahora bien, habría que preguntarle a la misma puerca que por qué su rabo está torcido unas veces y otras por qué estirado, pero para poder entender su respuesta nos veríamos en otro grave embrollo ya que tendríamos que estudiar “oink” que es el lenguaje de ellos… Y se complican más las cosas… No satisfecho e inquieto coloqué en el buscador de imágenes de internet “puercos en el cine” y era igualmente muy larga la lista de las opciones que presentaba; sin embargo, me llamó la atención que en una de esas imágenes aparecía Homero Simsopn haciéndole cosquillas a un puerquito en el piso, y el puerquito tenía el rabo torcido. De ahí se puede deducir que tal vez, cuando los puercos se ríen es que tuercen el rabo… aunque en otra imagen aparecía Homero Simsopn colocando a un puerco en el techo boca abajo y ese puerco tenía el rabo estirado; y eso llevaría a pensar que cuando los puercos suben techo estiran el rabo… A todas éstas ¿en qué y cómo nos quedamos? Y entonces se me ocurrió que si colocaba la palabra “porky” en el buscador iba a encontrar luces para resolver el problema del rabo, sobre todo, para ver cómo colocaba el cine y la pantalla grande a este personaje (de los Looney Tunes), considerando que los del cine hubiesen sido más detallistas al respecto; así lo hice. Y el problema seguía igual, porque en algunas imágenes, “porky” aparecía con el rabo torcido y en otras estirado; en algunas aparecía inclusive con un nudo y después estirado, sobre todo cuando aparecía con el “Pato

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Lucas”. O sea que seguimos como antes… Igualito con las tomografías…. También existe una nueva serie relativamente nueva llamada “Jackers” en donde hay un puerquito como personaje, pero tampoco en ella se resuelve el problema del rabo… Y ¿en la historia del lobo feroz y los tres cochinitos?...

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11 En la misa del domingo en la mañana suelo informar a mis parroquianos sobre mi salud, antes de terminar con la celebración (como ya lo tengo dicho antes) y hasta esa hora de ese día yo todavía no estaba claro ni sabía lo que se iba a hacer. Tal vez la familia ya estaba clara al respecto y quizás ya me lo habían comentado pero a veces uno oye lo que le interesa oír, o muchas veces no se oye sino fraccionado y son entonces muchas las veces que las cosas se complican más de lo que ya pudiese estarlo. Creo que eso me estaba pasando. Me hablaban de ir a Valencia o a Caracas y sin racionalizarlo como debería hacerlo, tal vez yo pensaba que eso significaba “transplante” de médula ósea de una vez por todas y ya, y no me percataba que era de ir a consulta para buscar otra opinión profesional. Mis conexiones cerebrales y emocionales, por supuesto, me indicaban ante esa posibilidad que se trataba de hospitalización de manera inmediata, y me negaba y me rehusaba. Creo que realmente estaba cerrado. Oía pero no escuchaba porque no hacía la conexión suficiente que me permitiera comprender que era una consulta, nada más, para descartar en caso de que hubiese esa esperanza. Me cerraba y no veía clarito. No fue sino hasta la hora del almuerzo de ese día que de volverme a tocar el tema de ir a cualquiera de esos sitios era lo ideal, que fue que comprendí. Creo que estaba siendo causa de confusión y era de comprender porque no estaba sino confundido. Creo que al cerrarme y no dar el brazo a torcer, como se dice, estaba diciendo que no iba a luchar y que me iba a abandonar en espera de la torcedura o estiramiento del rabo. Eso tiene que

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desesperar a cualquier familia de cualquier enfermo y por lo visto también a algunos parroquianos que buscaban hablar conmigo para que entendiera. Mi postura les hacía pensar que me iba a quedar esperando que llegara “la pelona” (eufemismo). Sólo pensarlo, así como lo estoy contando, es motivo suficiente para asustarse. Algunas veces yo estaba decidido a no hacer nada, pero al pensar en toda la agonía que me venía al no someterme a ningún “protocolo médico” me daba pánico. Pero no era de hospitalización sino de una confirmación o de ver qué se podía hacer desde los nuevos estudios. Mucha gente me llamaba. Bueno, eso de mucha, suena a templete, como se dice; es una manera de decir, porque no llegarían a diez las personas que me telefoneaban para saber de mi salud y ver qué decisión se había tomado al respecto. Pero no estaba claro, sino hasta el almuerzo de ese domingo. Desde ese momento lo entendí y accedí ir a Caracas. Para terminar este apartado, un chiste: “En los tiempos en que Venezuela casi todos los presidentes eran andinos, es decir, tachirenses (porque no ha habido merideños como presidentes de la Republica), se decía que cuando nacía un muchacho, apenas salía en pleno parto, el papá agarraba al muchacho y le daba una palmada por la cabeza y le decía: pa’Caracas”. Por eso se decía que todos los tachirenses tienen la cabeza aplastada por la parte de atrás. Así que por ahora, con palmada y todo, pa’Caracas…

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En un libro que había escrito sobre las revelaciones de los sueños, como realidad onírica, había tratado de que en los sueños se dan respuestas de la vida diaria, así se llama el libro, y había escogido la situación de San José en el caso del embarazo de la Virgen y en sus dudas de si irse y dejar a su prometida embarazada como estaba, o sí quedarse, hasta que en sueños se le aparece un ángel para indicarle la solución de su situación real, por de más complicada. El ángel se le aparece en sueños, dice el texto bíblico, y le informa lo que está sucediendo e igualmente le indica lo que tenía que hacer. Al día siguiente San José toma la decisión que tomó. Realmente, ¡qué sabia es la naturaleza humana y sobre todo qué hermoso nuestro proyecto humano programado todo él para nuestro bien! Y qué bien que Dios nos dio una máquina para resolver nuestros problemas, y esa máquina es el sueño, sin dejar de hacer la conexión misteriosa con las profundidades del inconsciente, por supuesto. La máquina es el sueño, y el contenido lo que elabora nuestro inconsciente, en perfecta armonía. Existe un refrán al respecto que dice “consúltelo con la almohada”, como para recordarnos que es a través del descanso y del sueño, como realidad onírica, donde encontramos la solución de nuestros momentos de encrucijada, como en el caso de San José. En el libro que tengo auto-citado decía, entre otras cosas, que la situación de San José es que tiene que tomar una decisión. No hay marcha atrás. Los datos son evidentes. Y sobre esa situación sucede el sueño. La

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situación es muy tensa, la mente de José estaría como una maquina de vapor, a todo dar, hasta con el silbido típico. No es de dejar de imaginar que a punto de una embolia o algo parecido. Enflaquecido y hasta despistado y rabioso. ¿No lo estaría cualquier otra persona en situación semejante? ¿O José es la excepción? Si lo es, entonces, ¿por qué tenia la duda y lucha en la decisión? De allí, que no es justo que presentemos a San José, aceptando como en parada militar la voluntad de Dios, como no los decía el predicador (que fue lo que originó la duda y por consiguiente el libro). Muy simplista para ser verdad. Y muy fuerte la verdad de José para ser simplista. Ni uno, ni lo otro. Sino las dos cosas, al mismo tiempo. Porque la vida no es blanco o negro, sino tonalidades de grises; y no otra cosa, que combinaciones distintas y diversas de negro con blanco, en mayor o menor degradación. Por eso, se trataba de una realidad envolvente, existencialmente, con toda su trabazón y engranaje. En donde no había espacio para otro pensamiento que la preocupación de lo que estaba viviendo. ¿No nos sucede a nosotros exactamente lo mismo en situaciones concretas de crisis personales? ¿No se desvela uno, pierde el apetito y otras muchas cosas más? ¿Lo abandona a uno en situación preocupante, aún a la hora de irse a dormir? Hasta el caminar lo delata a uno cuando se está en situación de conflicto interior. ¿No era para estarlo, en el caso de San José? ¿Por qué se sueña? Y si se sueña, por algo es. No puede ser una anomalía. No olvidemos la sentencia existente del libro del Génesis de que “vio Dios que todo estaba bien” y cuando crea al hombre, dice, que “vio Dios que todo estaba muy bien” (Cf. Gn..1, 1-31). Luego, el sueño es también parte de lo que Dios vio que estaba bien. El sueño es una realidad en el hombre. No lo podemos negar. Ante una situación concreta, un sueño concreto – decía en el libro - Los sueños son formaciones psíquicas complejas 60

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en cuya producción intervienen diversas funciones psíquicas. En donde los impulsos intervienen activamente en la causa del sueño siempre impulsados por evocaciones asociativas. Es decir, impresiones sensoriales, asociaciones de recuerdos y representaciones mentales, hechos con carga afectiva ocurridos durante el día y la temática existencial básica del sujeto en un momento determinado. No sucede el sueño aisladamente, independientemente de la realidad concreta del individuo. De allí que tenga el sueño una función indicativa y una función prospectiva (Cf. Poll, Wilhelm, Psicología de la religión, pp.288-289). En palabras de Freud, todos los pueblos antiguos han atribuido a los sueños un importante valor, y los han considerado como prácticamente utilizables, hallando en ellos indicaciones relativas al futuro y dándoles el significado de presagios (Cf. Sigmund Freud, Introducción al psicoanálisis: los sueños, en Obras Completas, p.97.). El sueño está indicando una situación concreta y en cierta manera está dando una solución, también concreta, a la persona. Pero siempre individualmente. Porque cada situación es individual histórica. Es, entonces, cuando al sueño lo podemos ver e interpretar como una revelación. Pero, para evitarnos serios problemas, no se puede identificar el inconsciente con Dios ni Dios con el inconsciente; sin embargo, sí se trata de una revelación. Pero de una revelación de nuestro propio inconsciente, única y exclusivamente de manera individual; es decir, con significado para el que lo soñó, porque está atravesando un momento particular. Es el propio sujeto, como nos lo hace ver Freud, sabe lo que quiere decir el sueño para el propio durmiente. ¿Por qué no preguntarle al propio durmiente lo que significa su sueño? Es posible y hasta muy probable, dice, que el durmiente sepa, a pesar de todo, lo que significa su sueño, pero no sabiendo que lo sabe, cree ignorarlo. Lo que quiere decir, que todos, muy en el fondo podemos interpretar nuestro propios 61

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sueños, pues conocemos nuestras propias y reales circunstancias históricas. Y que no es otra cosa, que lo que dice Freud, de que se trata de un fenómeno psíquico, y no tanto un fenómeno somático. Hecho que no podemos ocultar. Lo que sucede es que nos son inaccesibles. Eso hace, ciertamente, que el fenómeno de los sueños resulte un tema de mucho interés, porque no hay sueño sin conexión con la realidad del que sueña o del durmiente, para utilizar la expresión Freudiana. En otras palabras, un sueño y una circunstancia. Una circunstancia y un sueño. Estrechamente ligados y trabajados. Pero conexión que permanece ignorada, o sea, inconsciente, por el momento, como dice Freud. Inaccesible a la conciencia del durmiente, o inconsciente. Y, en cierta manera, no es otra cosa que una manifestación de complejos. De allí, la importancia que tiene interpretar nuestros propios sueños porque nos están revelando lo que nos es inaccesible concientemente. Porque se trata de traer al consiente lo que por asociación se ha despertado y activado en nuestro inconsciente y que no se nos manifiesta claramente. Es decir, que se nos muestra en representaciones sustitutivas deformadas, y que no son otra cosa que la misma manifestación inconsciente que necesitan ser convertidas al conciente. De hecho, el mejor intérprete de su propio sueño no es otro que el que lo soñó, porque se conoce y conoce su circunstancia, ya que en los sueños existen las ideas latentes y las ideas manifiestas, con su riquísimo simbolismo. Es decir, no se trata de otra cosa que de su propia revelación. Se trata de una estrecha comunicación de inconsciente y consciente, para nuestro propio crecimiento. ¿No es maravillosa la naturaleza? ¿No nos ha dado ya nuestros propios pergaminos de superación que hasta busca liberar y manifestarnos dónde y en qué no andan las cosas como deberían andar? tiene mucha razón de ser, entonces, la afirmación de Vallés, con la que comenzamos este apartado: “. Si yo me conociera noche a noche como me 62

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conozco día a día, sería mejor persona y tendría mejor carácter, podría prevenir mejor mis prontos y suavizar mis asperezas, reaccionaria mejor ante la vida y entendería mejor en la práctica el enigma de la existencia. Sé que al perder la dimensión nocturna de mi vida, he perdido algo importante de la totalidad de mi ser.” Refiriéndose, como es lógico, a los sueños como realidad humana. Me coloqué como muy complicado, tal vez como el problema, en caso de que lo sea, de si es torcido o estirado el rabo de la puerca, o tal vez como el de las tomografías, pero es admirable y sorprendente la naturaleza humana toda en función de nuestro propio bienestar. Por esos días era mucha la información que me llegaba sobre la enfermedad, ya porque la consultase por internet, ya porque muchas personas conversaban sobre el tema; y entre cosas se decía que uno de los síntomas de la enfermedad, que muchos relacionábamos con la leucemia, era sangramiento. Cuando le había preguntado a los médicos sobre los posibles síntomas, además de la debilidad y agotamiento, estaba precisamente el sangramiento, pero tampoco decían por donde; quedaba de libre interpretación y acomodo y de libre imaginación. Sin saberlo de manera clara y consciente, a mí me estaba preocupando el tan esperado pero no presente sangramiento. No lo percibía de manera clara, pero mi inconsciente lo estaba captando y él si sabía que a mí esa posibilidad me inquietaba y atormentaba. Y es de suponer que a cualquiera que se halle en esa situación de incertidumbre, porque el problema real estaba en que no se negaba que existiese la tan famosa enfermedad, como tampoco se afirmaba; o sea, que ni uno, ni otro, sino todo lo contrario. Tal cual estábamos. Estando en esas circunstancias, en la noche misma de la lectura del último informe de la última tomografía que nos dejaba en las mismas y hasta peor, esa misma noche soñé que estaba botando sangre por la nariz y que el pañuelo 63

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con el que me limpiaba y secaba la sangre estaba todo empapado de ella. También cuando estaba en plena aplicación de las quimioterapias y estaba todo pela’o, es decir sin cabello, tuve varios sueños en varias noches que tenía una melena grande, claro no como la de ahora que parece que una vaca me lamió (lambió) y tengo el cabello bien asentaíto (asentadito), a la hora que se me asentó, como ya había dicho en otra parte. El caso es que mi inconsciente estaba trayendo al plano consciente mis temores y mis miedos y me estaba revelando que esas posibilidades me tenían muy nervioso. A cualquiera lo tendría. Y si se sigue lo dicho en el libro de los sueños no es otra cosa que mis propias revelaciones en mis propias circunstancias, únicas y exclusivamente para mí. No se niega que otros allegados hayan podido soñar sobre mi sanación o lo contrario porque tendrían los mimos temores inconscientes. Sin duda. Y al soñarlo mi inconsciente me revelaba mis temores y mis miedos, y con ello me estaba haciendo consciente de ellos para ser dueño de las circunstancias. De allí como digo al final de ese libro que si ¿Es un milagro el soñar? ¿O no es ningún milagro el que soñemos? El hecho es que soñamos. No cabe ni la menor duda. No está el problema en el soñar, sino en la interpretación de ese fenómeno totalmente natural. En atribuir a fuerzas extrañas y ocultas, e inclusive a fuerzas telepáticas u otras muchas manifestaciones paranormales, el hecho de un sueño en concreto. No podemos negar que los sueños son nuestra propia elaboración continuada de la vida diurna o de vigilia. Pues se trata de una actividad psíquica y no de un fenómeno extraordinario o fuera de lo natural. Al soñar me estaba auto-sanando. ¡Los misterios de la maravillosa naturaleza!

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13 La circunstancia. Ser dueños de ella. Suena fácil cuando se está fuera y se opina como un tercero, pero cuando se está inmerso a veces como que no hay luces, sino la misma circunstancia. A este punto voy a extraer la parte que yo considero la central de mi libro “preguntas y respuestas de toda persona inquieta sobre la oración”. La extraigo tal como está en el libro porque es de gran ayuda y de aplicación para nuestra vida, incluyendo el número que corresponde en el libro en el caso de hacerse la consulta y leer el libro (el número que aparece en la izquierda es el número de la pregunta, página 118 y siguientes). Pero ubiquemos la parte desde donde se extrae: Jesús… Cuando se enteró de que Lázaro estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba. Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea.» Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?» 186)¿Y...? Que hay una revelación. Maravillosa. 187)¿Y...? Que Jesús está recordándole a los Doce que tiene que asumir su historia. 188)¿Cuál historia?

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La suya. 189)¿Es decir? Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?» 190)¿En otras palabras? La cruz.

191)¿O, sea, que la cruz es la clave de interpretación del relato de la resurrección de Lázaro? Pues... 192)No se ve que tenga sentido esa relación... ¿Podría explicarse? En que al Jesús asumir su historia tiene que morir en la cruz 193)¿Y...? Que en la cruz y a través de la cruz va a venir la resurrección.

194)Me parece que está muy forzada esta relación... ¿Y, qué tiene que ver con la muerte de Lázaro? Absolutamente, todo y nada. 195)¿Es decir? Que Jesús, y así lo recoge teológicamente, el evangelista, está hablando de que en la historia está la resurrección. 196)Peor... no aclara absolutamente nada... Lo aclara todo. 197)Pues, no parece...

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Aún así. 198)¿Y, qué tiene que ver eso con la oración? Ahí es donde está lo fascinante.

199)Volvemos a lo mismo: ¿Qué tiene que ver la resurrección con el todo y la nada, al mismo tiempo? Es la experiencia del aniquilamiento, y, por eso mismo, es la experiencia de la resurrección. 200)Pero, no ha dicho nada, todavía... Porque para resucitar hay que morir. 201)¿Y...? Pues que al morir se está experimentando la realidad de la nada. 202)¿Y...? Eso supone la experiencia nada suave del desgarramiento, del sufrir, del llorar, del dolor, de la lucha interior. 203)¿Y...? Eso es morir. 204)¿Morir? No entiendo... Morir a la experiencia del odio que nos divide interiormente y que lucha por vencer y vencernos. 205)¿Y...? Y al experimentar la realidad del aniquilamiento como ser que tiene una historia personal, donde se acumula un mundo negativo

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de experiencias y recuerdos, se produce la lucha de experiencias y sentimientos. 206)¿Pero...? Se experimenta la realidad del desierto, de la soledad, nada suave, pero necesaria.

207)¿Y, si no se da esa experiencia del desierto, entonces, no se resucita, es decir, no se hace la auténtica experiencia de la oración? Precisamente.

208)Estamos claros, con lo de la nada y el morir... ¿Pero, qué tiene que ver la resurrección? Que es, justamente, la experiencia del todo.

209)¿O, sea, que el todo es la resurrección y la nada es la muerte? Pues...

210)¿O, sea, que en la oración se dan juntos la muerte y la resurrección? Pues...

211)¿O, sea, el todo y la nada, al mismo tiempo? Pues...

212)¿Cómo se interpretaría, según estamos analizando, la experiencia de la resurrección con la oración y con la vida? Van juntos. No se pueden separar. Se complementan.

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213)¿Es decir que quien hace una auténtica experiencia de oración no puede contradecirse en la vida diaria? Si se contradijera, sería una confirmación de que no está en la verdadera dimensión de la oración. Tal vez estará en un momento no preciso de lo que sería la verdadera oración. 214)¿Cuál sería el elemento característico que identificaría a alguien que está en auténtica oración? La experiencia del amor, en todas sus dimensiones humanas. 215)¿Y, eso es posible? Por supuesto.

216)¿O, sea, que si se odia, muy en el fondo es porque no se está en sintonía de oración ni en oración? Pues...

217)¿O, sea, que la oración no es otra cosa que entrar en sintonía con uno mismo? Ni, más; ni, menos. 218)¿De allí, que la oración sea, realmente, una fiesta? Sin duda.

219)¿O, sea, que la terapia de la oración es porque se trata de un auto-encuentro? Definitivamente.

220)¡Ajá! Lo agarré... ¿Entonces, la oración no es un encuentro con Dios? Lo es, definitivamente.

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221)¿O, sea, que no es encuentro con Dios? Es un encuentro con Dios, de manera indirecta.

222)¡Cuidado! Es muy delicado lo que está diciendo... ¿Entonces, no es un encuentro con Dios? Si se trata de un auto-encuentro de manera directa; indirectamente, ya es un encuentro con Dios. ¿Dónde cree que se encuentra, entonces, Dios, no es en el hombre? 223)¿Y esa verdad la han descubierto en la historia algunos hombres de profunda y auténtica oración? Por supuesto. Nunca dejan de experimentarlo de esa manera. 224)¿Podría dar algún nombre, por favor, para ilustrarnos, a pesar de que es parte de la metodología no querer decir nombres; no podría hacer una excepción? Está bien, pero solo una vez, por favor, igualmente. 225)Está bien... ¿Quién? San Agustín lo afirma en el libro Las Confesiones.

226)¿Podría decir lo que dice San Agustín? Entonces, en qué quedamos... 227)¿Pero, no cree que vale la pena, a pesar de todo, y que el tema, a este punto, lo amerita? Está bien. 228)Pues, entonces, aporte los elementos, que nos van a ayudar...

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“¿Y cómo he de invocar a mi Dios y Señor? Llamándole para que venga a mí, está dentro de mí mismo. Pues ¿qué lugar hay en mí, adonde pueda venir y estar mi Dios? Luego, es verdad, Dios mío, que yo no existiría ni tendría ser alguno, si Vos no estuvieras en mí. ¿O será mejor decir que no existiría ni tendría ser, si yo mismo no estuviera en Vos, de quien, por quien y en quien tienen ser todas las cosas? [... ] Pues si yo estoy en Vos, ¿para dónde os llamo? ¿Por ventura puede alguno ser la causa o artífice de sí mismo? ¿O hay algún otro conducto por donde se nos comunique el ser y la vida fuera de Vos, que nos hacéis y formáis, y en quien el ser y el vivir no son dos cosas realmente distintas, sino que Vos mismo sois la suma vida y el sumo ser? ... siendo así que Vos estabais más dentro de mí, que lo más interior que hay en mí mismo, y más elevado y superior, que lo más elevado y sumo de mi alma”.(San Agustín, Las Confesiones). 229)Ahora, estamos en un punto muy interesante... ¿No lo cree? Muy interesante. Y es sobre la idea que estamos girando desde hace tiempo en este trabajo y libro.

230)¿Eso significa, entonces, que la oración no es más que un auto-encuentro de manera directa, y, de manera indirecta es ya, un encuentro con Dios? Pues...

231)¿Y al ser un auto-encuentro es ya una riqueza? Por supuesto.

232)¿Y eso es el encuentro con el Todo y la Nada, al mismo tiempo?

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Ni, más; ni, menos. 233)¿O, sea, que Dios está en nosotros? Sin la menor duda. 234)¿O, sea, que en la oración el hombre se fortalece y se hace más humano, es decir, más cercano a Dios, y a sí mismo, porque son la misma realidad? Pues... 235)¿Y, eso no se prestaría para auto-engaños? Todo lo contrario. 236)¿Por qué todo lo contrario? Si experimenta el Todo y la Nada.

237)¿Y si solo experimenta la Nada? Ya ha encontrado el Todo.

238)Esto no está claro... ¿Cómo va a encontrar el Todo, si el encuentro es la Nada? Ahí es donde está la clave. 239)¿Es decir? La Nada, muy en el fondo es la experiencia del Todo. 240)Es complicado... ¿Podría explicarse? La Nada y su encuentro le va a llevar al silencio respetuoso. Y ese silencio es el encuentro, definitivamente

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241)¿Pero, si ese silencio no es respetuoso, sino que le genera rebeldía, precisamente experimentar la desesperación?

porque

puede

Aún la desesperación, aparente, es ya un encuentro. 242)¿Pero, entonces, puede ser peligroso? Todo lo contrario. 243)¿Es decir? Lo va a llevar a la eterna experiencia de la búsqueda. 244)¿Y si no encuentra? Encontrará, aún, no encontrando. Porque el desencuentro es ya un encuentro existencial. 245)¿Es decir? Lo llevará a decir con el mismo San Agustín: “Pero Vos mismo lo excitáis a ello de tal modo, que hacéis que se complazca en alabaros; porque nos creasteis para Vos, y está inquieto nuestro corazón, hasta que descanse en Vos.” 246)¿Es decir? Se colocará en la dimensión de la total apertura. 247)¿Aún, si no encuentra? Encontrara, aún no encontrando, aparentemente.

248)¿Eso es lo mismo a decir de la famosa “noche oscura” de los que algunos hablan en todo proceso sano de oración profunda? Podría significar lo mismo.

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249)¿Entonces, en el caso de las preguntas y de la posición existencial de la pregunta como condición de la naturaleza humana, no es otra cosa que experimentar verdaderamente lo que es ser el ser de la persona humana? Está de más, decirlo. 250)¿O, sea, que los que aparentemente no han encontrado, en verdad, sí han encontrado? Parece contradictorio... Pero, ese es el meollo de la oración y lo fascinante de la oración: que no es otra cosa que encuentro en el desencuentro.

251)¿Entonces, los que han sido contestatarios, no han sido sino rebeldes y en su rebeldía, no han hecho más que pura oración? Parece contradictorio... pero, sí nos mantenemos en lo que estamos descubriendo... no hay otra cosa que decir, que sí. 252)Esto es fascinante, entonces... Por supuesto. Además, muy útil e interesante... y beneficioso.

A todas estas preguntarán lo qué pasó con la puerca y el rabo. Todavía la puerca está dando qué hacer y todavía “oinkea”… Será después que se vaya a Caracas que se sepa. Hoy es lunes en la mañana. La ida para Caracas es para el martes a las dos de la tarde. Dejemos así por hoy… Así que por ahora vamos bien…. Vale, vale…

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14 El día citado para la consulta en Caracas fue pactado y fuimos a Caracas. Fue una experiencia muy bonita. Eso no nos alejaba de la realidad. Al contrario era una confirmación. A la hora fijada para la consulta nos atendieron. Y como la historia no cambia de sopetón, por más que uno quisiera, tan solo que se tomen decisiones drásticas que irrumpan sorpresivamente y desvíen su curso, no podía cambiar en un abrir y cerrar de ojos, o de un día para otro, ni para los que íbamos a lo que íbamos, ni para nadie en su propio historial. No deja uno de autoengañarse de vez en cuando al querer y suponer cosas distintas de la ruta en la que se lleva en la vida. El hecho de ir a Caracas no significaba que la enfermedad linfoproliferativa iba a desaparecer. Los milagros, por supuesto, que existen, pero no en contra de las leyes de la naturaleza. Sí se tenía la enfermedad antes de ir a Caracas, y por eso se iba a ella, no significaba que al llegar a Caracas, de manera como mágica, ya no iba a estar la enfermedad; esa era la historia en este historial particular; sin excepciones. Se había partido para Caracas con la enfermedad y se llegaba a Caracas igual, con los mismos achaques; es decir, con la misma historia y el mismo historial, aunque con más material en el archivo histórico. Sin duda y sin distinciones. Ni, más; ni, menos; sino, igualito. Lo contrario, es y era un exabrupto existencial, y lejos de pretender que fuese distinto. Así íbamos y así llegábamos, como así volvíamos. Nada cambia aunque todo se transforma, creo que es una fórmula en física. Nada desaparece, todo se convierte en otra cosa, pero no desaparece. También me parece que es una fórmula, no sé si de la física, pero sí sé que de la historia.

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Tampoco sé si los sabios en estas y otras cosas lo hayan dicho, aunque me parece que sí. Tampoco es que esté descubriendo el agua tibia o algo parecido. Así es la vida… Y la vida no la he inventado yo, como dijimos en otra ocasión que dice una canción… Así es… En este momento es oportuno un chiste: “estaban en un convento de monjas, de visita dos monjes… uno era francés y no hablaba español, nada de nada; el otro monje hablaba español y no sabía nada de nada de francés. En ese momento todas las religiosas estaban de recreo, y una de ellas se cayó en el patio… y se le vió… como dice Aquiles Nazoa… “el paraíso por la vega” (eufemismo)… Entonces, el monje francés comenta en francés: c’est la vie!... c’est la vie! (así es la vida…). En eso el monje que no sabía nada de francés interviene: “yo también; pero, no dije nada”…. Así es la vida.. con caída y todo y con sus sopresas… pero en continuidad y sin saltos desligados… Tal vez, como el resorte, que se estira y se encoge, pero trabado y conectado en todo su espiral resórtico… Suena hasta bonito… Y como que profundo… Esto me hace recordar a "calzón quitao" y a "cabeza pelá" en una de sus conversaciones y que es bueno traer aquí porque cuando estos personajes se ponían muy profundos y como filósofos sucedía una cosa… Veamos y para eso extraigo de ese libro la parte que creo que ilustra estos temas: Ese mismo día del día en que estamos. El mismo tema. Más profundidades. En la banqueta… la plaza… la Iglesia…el pueblo… Los pajaritos y las pajaritas jugaban y silbaban en las ramas… También levantaban las plumas para hacer lo que se hace en el baño. Pero las pajaritas y los pajaritos no tienen baño. -- ¡No puede ser! – dijo de repente "cabeza pelá" interrumpiendo las profundidades en las que estaban en la banqueta de la plaza… del pueblo…

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-- ¡No puede ser! – dijo también "calzón quitao" a la vez que se pasaba, al igual que "cabeza pelá", la mano por la cabeza para limpiar algo… Entonces "cabeza pelá" y "calzón quitao" se levantaron de la banqueta de la plaza… porque las pajaritas y los pajaritos no tenían baño…

Evitemos aquí ponernos profundos... No sea que los pajaritos y las pajaritas… No tienen baño… Mejor así como vamos y dejemos que el lector siga leyendo esa historia en el libro correspondiente… Y volvamos a lo que íbamos. Estábamos en Caracas y en la consulta. Pues, como no hay cambio de historias, no se podía esperar otra cosa. Todo era igual que cuando salimos, no había diferencia y no podía haberla. La enfermedad linfoproliferativa estaba antes de llegar a Caracas y no se había quedado esperándonos para cuando volviéramos; se había ido con nosotros, y con la puerca, que hasta ese momento, no sabía si por fin los cochinos tienen el rabo torcido o estirado y que después le tenía sin cuidado. La belleza de Caracas y su ambiente de gran metrópolis le habían quitado a la puerca el interés por saber si estiraba o enroscaba el rabo, y ahora todo consistía en cómo hacer para que la puerca se dejara de esas cosas y todo se programara para el transplante de médula, porque la historia no es y no puede ser distinta… Y como no se trata de colocarnos profundos volvamos a lo que dijimos un poquito más atrás… -- ¡No puede ser! – dijo también "calzón quitao" a la vez que se pasaba, al igual que "cabeza pelá", la mano por la cabeza para limpiar algo… Entonces "cabeza pelá" y "calzón quitao" se levantaron de la banqueta de la plaza… porque las pajaritas y los pajaritos no tenían baño…

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El siguiente paso era volver a Caracas para un estudio de CT/PET, que es es una prueba metabólica que usa la inyección de un radiofármaco (fluoro-2-desoxi-D-glucosa). ¿Qué quiere decir? En verdad no sé si los puercos, por fin, tienen o no el rabo torcido o estirado, mucho menos voy a saber lo que significa lo del CT/PET (o PET-CT). Ya lo sabré cuando me lo apliquen, entonces, ya explicaré lo que pueda experimentar, porque eso será todo lo que pueda decir cuando sea en el momento que sea. Tomo del internet la siguiente información3: ¿Qué es PET-CT? El PET-CT (siglas en inglés de tomografía por emisión de positrones combinada con tomografía computarizada) es un método de imagen que permite realizar en padecimientos oncológicos, cardiacos y neurológicos la evaluación de la anatomía y la evaluación de la función de los órganos afectados. ¿En qué consiste? El método se basa en la aplicación intravenosa de una pequeña cantidad de azúcar especial (FDG) adicionada con una sustancia que permite visualizar a través del equipo en qué parte del organismo se concentró y en cuánta cantidad para detectar de manera precisa cualquier alteración de la función de un órgano, además de su anatomía. ¿Por qué es de utilidad? Cuando una tumoración maligna aparece, primero se presentan alteraciones de la función del área afectada antes de que exista una alteración estructural, como pueden ser aumento de volumen o una deformación. 3

http://www.abchospital.com/domino/abchospital/webpageabc08.nsf/Indice /5.1?OpenDocument

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El PET localiza la alteración de la función y el CT provee de la información anatómica para localizar el sitio involucrado. Poder analizar la anatomía de una zona, unida a su función, facilita hacer un diagnóstico más exacto de la enfermedad y, por lo tanto, permite tomar decisiones terapéuticas más precisas por los médicos tratantes. ¿Para qué sirve? La Oncología es el área médica donde más se utiliza este método, debido a que permite:  Conocer si una lesión es benigna o maligna  Determinar el grado de extensión de la enfermedad en el cuerpo  Evaluar la respuesta a la terapia administrada  Detectar reapariciones de la enfermedad  Los diversos estudios practicados con el procedimiento han demostrado su utilidad en el manejo de varios tipos de tumores malignos Los tipos de cáncer en los que más se utiliza son:  Pulmón  Linfoma  Colon  Melanoma  Cabeza y cuello  Mama

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15 Nunca pensé que mis libros4 tuviesen aplicación para la vida de manera tan rápida. Pensé que podría ser de ayuda para otros, pero nunca para mí mismo, por lo menos tan de una vez. Ahora que estoy escribiendo todo esto, descubro que todos mis libros se aplican y encajan como a la perfección. Acabo de extraer un pasaje del libro "calzón quitao y cabeza pelá", como también del libro “preguntas y respuestas de toda persona inquieta sobre la oración”; y ahora no tengo otra que citar el libro “los dos” porque al comenzar este capítulo resuena espontáneamente en mis sentidos la frase “todo pasa y todo queda… y lo nuestro es pasar… pasar haciendo caminos…” de Antonio Machado, y sobre lo que gira todo el contenido de esa novela que escribí en el año 1992, mientras cursaba estudios de Teología Dogmática en Roma, mención Cristología. Por cierto, que el libro “debajo de la matica”, escrita en enero-marzo de 2009, antes de este libro, es continuación temática del libro “los dos” y de “preguntas… sobre la oración”. - ¿De dónde saca tiempo para escribir?- dijimos anteriormente y ahora reiteramos… Se saca tiempo del tiempo… Además, se trata de seguir las intuiciones y las sensaciones históricas del momento 4

Véase la nota número , de la página 132.

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y todo sale, y también porque como dijimos citando a Theodor Reik quien a su vez citaba a la Carnegie Corporation of New York Quarterly, que "en términos generales los hombres de ciencia son más creativos cuando están un poco incómodos. Necesitan ser forzados a una reacción desusada (o creadora) por una condición de «incertidumbre» o «agitación» intelectual". Las situaciones llevan naturalmente a esa producción, sin entrar en discusión lo de “los hombres de ciencia”, porque nos complicaríamos. Y sería otra torcedura del rabo… o arroz salado con chocolate muy dulce… ¡Guácala!, como se dice, mejor puro chocolate… Resuena, entonces, lo del poema de Antonio Machado y cantado por Juan Manuel Serrat y analizado en el libro “los dos”, como ya tengo dicho, en los dos personajes de la trama, Palmeras y Fernández, quienes en su amistad y complementariedad no trataban, sin embargo, de imponer en el otro su manera de pensar, sino de intercambiar opiniones, que eran desde todo ángulo diferentes. Eran sus propias maneras de pensar y ambos las exponían libremente y ambos las escuchaban sin querer que el contrario dejara de pensar como pensaba. Se respetaban los criterios mas los expresaban y su convivencia era posible. Volvía a hacerse palpable – como digo en esa novela - una vez más la idea de Antonio Machado de "caminante, no hay camino, se hace camino al andar". Ambos como que intuían en el fondo esa verdad y la vivían realmente. Ninguno le exigía al otro que pensara de igual manera, tal vez, porque comprendían la grandeza de que todos estamos en lo cierto y porque todos los caminos son "caminos", precisamente, y porque, además, todos son valederos... Además, porque cuando en una relación interpersonal cada una de las partes es más persona se puede decir que es una verdadera relación. Cuando una de las partes quiere imponer sus propios criterios, cuando sólo valen las ideas de uno de los 81

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relacionantes y relacionados, cuando el otro se siente menos porque uno es el que lleva la razón, aún cuando la tenga; cuando las opiniones de uno de los dos no son tomadas en cuenta, ni siquiera escuchadas, se puede decir que no es una auténtica relación. Ya que relación supone dos personas que se comunican. Y comunicarse es darse a conocer. Y darse a conocer es expresar sentimientos, pensamientos, actitudes, gestos y muchos otros detalles que suponen la apertura de quien se comunica y la aceptación de quien atiende. Aceptación que no significa tanto crítica, ni mucho menos, sino capacidad de escuchar. Es, precisamente, comprender que todos los caminos son interesantes. Y es descubrir que los caminos de los otros son más interesantes porque son distintos de mi camino. Es la experiencia de la relativización hasta del propio pensamiento y hasta la inseguridad de que se piensa, y, más aún, de que lo que se piensa es justo o verdadero. Y aquí se puede citar con propiedad el libro “el viaje”, en donde, desde la experiencia de la espiritualidad de San Juan de la Cruz, se propone el estilo de vida del todo y la nada, como experiencia de total apertura, en donde se sugiere vivir y asumir la vida en tonalidad de grises y no en las posturas de o blanco o negro, sino en tonalidades y en mezclas de negro y blanco. Pero eso supone madurez humana y un gran sentido de apertura. Mucha gente adquiere esa virtud con los años. Otros poseen ese don por naturaleza, pero las canas, los años y la experiencia no son la garantía de poseerla. Es la actitud propia del verdaderamente sabio y la verdad del propiamente místico, porque entre estas dos dimensiones de la vida y frente a la vida, no hay ninguna diferencia. El verdaderamente sabio relativiza hasta su propio pensamiento y ni siquiera tiene la idea de que es sabio, porque la sabiduría no es la sensación o la seguridad de serlo, sino serlo simplemente. Al sabio no se le pregunta si es sabio 82

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porque si dice que sí ya deja de serlo, precisamente porque ni siquiera piensa que él sabe o piensa. Simplemente lo es. E igual sucede con el místico. Ni siquiera tiene la sensación de que es místico y no se preocupa en serlo o demostrarlo, simplemente lo es. Y como ambos relativizan hasta sus propias experiencias viven abiertos frente a las situaciones de la vida misma. Y ambos tienen una misma actitud ante la vida. Actitud de apertura, de redimensión de todas y cada una de las pequeñas verdades de la existencia. El sabio vive asimilando de cada detalle verdades nuevas y todo le es novedoso. El místico vive redimensionando cada situación y cada acontecimiento de la vida porque todo está precisamente en clave de dialéctica. Cada cosa nueva ya es vieja en sí misma e invita automáticamente al descubrimiento nuevo de lo nuevo porque hasta lo viejo ya es el elemento nuevo de ese eterno encuentro, que nunca termina porque es un círculo vicioso. Y de allí que el sabio y el místico sean ya una misma persona. Porque una realidad supone o lleva a la otra con la base de la experiencia vital de que todo es y no es a la vez. Pero no son suficientes ni los años de vida, ni la experiencia, ni el mucho saber, sino la actitud o capacidad de dejarse maravillar e impresionar de la novedad de la vida misma, en la que no hay cosa insignificante, porque hasta lo insignificante ya adquiere valor de grandeza. Precisamente, porque se está en clave y en dimensión de apertura. Mas no en apertura convencional sino existencial, interna, profunda y en sintonía con lo más íntimo del ser mismo. En definitiva, en plena y total comunicación con el todo y la nada de nuestro propio ser, que es y que no es al mismo tiempo, y que supone una fuga constante en un permanente encontrar. En ese mismo libro de “los dos” (también en la novela “el viaje”) resaltaba la idea de no imponer a nadie nuestras maneras de pensar y de ser ya que “caminante, no hay caminos… se hace camino al andar y atrás quedan las huellas 83

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que nunca se han de volver a pisar”. En otras palabras, nadie nos va a quitar lo bailado. Y es lo que en este libro de ahora llamado “todavía no ha torcido el rabo la puerca”, o torcido o estirado ya depende de cómo esté la puerca, se ha pretendido resaltar; justamente en la dimensión del místico, tal vez… o quien sabe… Pero, para que las pajaritas y los pajaritos no vuelvan… como en el caso del caso que ya sabemos, vamos a levantarnos de la banqueta … de la plaza… del pueblo… que por eso es pueblo… no sea que… Sin perder nuestro sentido de la historia y de nuestra unicidad, como había dicho, ya ni me acuerdo en qué libro y citando a cuál autor…o no sé si lo dije o lo copié o fue que lo pensé y no lo dije, o las dos cosas… Los pajaritos… no tienen baño… Tampoco es que sea así… O tal vez… ¡quién sabe!…

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Todo seguía su curso. Ya habían pasado algunos días, tal vez tres o cuatro5, de la ida a Caracas, y como era lógico, con todos los vaivenes de un transitar emocional, con miedos y sustos, pero con esperanzas de que las cosas irían mejor. Y como me he dedicado a auto-citar mis propios libros, creo que es oportuno auto-citar el libro “la tempestad calmada”, en donde analizaba la invitación de Jesús de “cruzar a la otra orilla”, con toda la tempestad que se sucede mientras estaban cruzando, y en donde lo más importante es “el movimiento” o la “acción de moverse”, que es cuando sucede la tempestad. La tempestad no hubiese sucedido si se quedan en la orilla donde estaban primero, ya que si no se trasladan a la otra orilla, pues no sucede en el “mientras iban” toda la crisis. Movimiento es entonces crisis y eso es paso de una orilla a la otra. Y eso es bueno, tanto el paso y la tempestad porque estamos yendo de un lugar a otro, y en crecimiento. Ya dije antes que nunca pensé verdaderamente que mis libros tuviesen tan rápida aplicación, por lo menos para mí como su autor. Y comprendo admirado y sorprendido que todos son aplicables ya, y entonces, se relacionan todos, y eso me sorprende, porque se interrelacionan los libros “el viaje”, “la libertad de los hijos de Dios” y el libro de “material para retiros espirituales”, “la 5

En esa imprecisión de datos, uno u otro, estoy tomando influencia de Roberto Gómez Bolaños, en su libro Sin querer queriendo, memorias.

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tempestad calmada” y también “la cuerda floja”, justo en esta nueva parte de este nuevo que estoy escribiendo desde la experiencia concreta y real, y no contada por otros, sino vivida en carne propia, de tener “linfoma non hodkin” con sus complicaciones, como el de la “enfermedad linfoproliferativa”, que no es otra cosa que el non hodkin ya crecidito y pasando a la edad de mayor de edad, con independencia, ciudadanía y todo. Pero no quiero ponerme en este momento a entresacar de los libros relacionados todo lo que se puede sacar para aleccionar o ponernos profundos o projundos, como se dijera en chiste para ridiculizar la projundidad de cualquier tema que lo fuera, porque no es esa la idea de este libro, aunque ya como que nos hemos metido en projundidades… No se preocupe, está siendo escrito con “j” premeditamente, no es un error… Pero, mejor sigamos con la puerca y rabo y todo, que era el estilo que quiero mantener en este libro, dejando las projundidades para el mar y los que bucean… Como que la ida a Caracas me puso muy… Cuidado, que los pajaritos… las pajaritas… Así que… eche pa’llá…no sea que nos… y nos tengamos que limpiar… Hazte pa’lla’sito… A estas alturas todo va bien… Alguien me sugirió que buscara en internet por youtube, que había mucho material sobre transplante autólogo de médula ósea… Y eso fue lo que hice antes de escribir este apartado… Me puse a mirar unos trabajos de auto-ayuda de “aeal” (Asociación Española de afectados por Linfomas) y me distraje mirando algunos casos explicativos de transplante autólogo de médula ósea… Y me dio un sustico… Y pensar que pa’lla voy, con sustico y todo… y hasta un friíto me dio… Mejor dejemos así por hoy… “Ya veremos dijo un ciego…” Respecto al hazte pa’lla´sito… es bueno decir un chiste: “Pepito se acostaba temprano, antes que la mamá. 86

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Pepito dormía con su mamá, en la misma cama… y cada vez que la mamá se iba a acostar, lo despertaba y le decía: “hazte pa’lla’sito…”. Un día en la escuela, la maestra le preguntó a todos los alumnos que qué querían ser cuando fueran de grandes… Unos, que maestros, otros que policías, otro que doctores… Y así hasta que llegó el turno de Pepito: “Pepito, ¿qué vas a ser cuando seas grande?”… “Maestra… voy a ser payaso…” ¿Por qué, Pepito?”… Mi mamá, me lo dice todas las noches “ Jaimito… hazte pa’lla’sito”… Otro chiste: “Jaimito… conjugue el verbo correr… Y Jaimito, dice en voz baja, que casi no se oía: “Yo corro, tú corres, él corre…” Jaimito, más duro – dice la maestra- Y Jaimito: “Yo me esmacheto, tú te esmachetas, él se esmacheta…” Así que por los momentos sigamos echados pa’lla’sito y esmacheta’os, porque como se dice, pa’lante es pa’llá; además, porque, pa’tras espantan… Y nadie nos va a quitar lo baila’o, como se dice… Lo que fue, fue; y lo que será, será; expresado de manera tan bonita en la canción de José Feliciano: “¿Qué será… qué será… qué será de mi vida, qué será… Será todo, o será nada… será lo que será…” En donde hay ya un abandono a la suerte del tiempo, porque será lo que será, pero que no se sabe lo que será, pero lo que sea, será…y se expresa igualmente un moverse y una partida, con la esperanza de volver…, sin aferrarse a lo que no fue y no pudo ser, sino que fue como fue, porque lo importante es “cruzar a la otra orilla” como nos lo indica Jesús, según el relato del evangelista en lo de la tempestad calmada…sabiendo que vendrá la tempestad porque es señal de que nos movemos… Aunque no estoy de acuerdo con el pensamiento que dice que “después de la tempestad, viene la calma”. Yo me atrevo a cambiarlo por este otro, que me parece más real y lógico: “después de la tempestad, se va la luz”, o a veces, se va 87

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la luz antes que llegue propiamente la tempestad; o a veces, en plena tempestad se va la luz; o a veces, no hay tempestad y tampoco luz; u otras veces, todo lo contrario… Esto me hace recordar aquel chiste del hombre que tenía fama de muy bruto y de analfabeta en muchas cosas y que se había lanzado a candidato de prefecto del pueblo (tampoco es que sea esa la condición). Resultó ganador en la contienda por la prefectura y salió como prefecto. El día que iba a tomar posesión tenía que dar un discurso, y dos discursos más en los dos días siguientes. O sea, tres discursos. La gente se reunió el primer día con mucha expectativa para oír lo que iba a decir el nuevo prefecto, sabiendo de su fama de bruto. “Compañeros…. Compañeras – comenzó su discurso el nuevo prefecto --- espero que ustedes me entiendan” …. “¡Síiiiiiiiii!” --- grito la gente que estaba reunida. – “¡Síiiiiii!” --- Y el prefecto: “bueno… si ustedes me entienden, ¿entonces, para qué sigo hablando?” Y no siguió hablando. La gente se quedó sorprendida y planificó que para el día siguiente, si el nuevo prefecto hacía la misma pregunta, todos iban a contestar que Noooooo. Así fue. Al día siguiente, el discurso del segundo día. Todos reunidos. Y el prefecto: “Compañeros…. Compañeras… espero que ustedes me entiendan”. Y toda la gente: “¡Nooooooooo!... ¡Nooooooooo!” Y, entonces, el prefecto: “Si no me entienden… ¿entonces, para qué sigo hablando?” Y tampoco habló el segundo día. Entonces la gente se programó para el tercer día y dijeron que la mitad iba a decir que ¡“Síiiiiiiiiiiii”! y la otra mitad que “¡Noooooooo!”, para ver qué iba a hacer el nuevo prefecto. Así fue. Tercer día. Tercer discurso. El prefecto: “Compañeros…. Compañeras… espero que ustedes me entiendan” …. “¡Síiiiiiiiii!” … “¡Nooooooooo!... Y, entonces, el prefecto: “Bueno… los que entienden que le expliquen a los que no entienden”. Y tampoco habló nada el prefecto en su toma de

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posesión de la prefectura y todo el mundo se quedó con las ganas de oír y comprobar que era bruto… A todas éstas… ¿Me entienden?...

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17 Cuando correspondió fuimos a Caracas para el CT/PET. Nada de especial ocurrió en ese mientras, además de la rutina de los exámenes. Todo bien. Al domingo siguiente era domingo de Ramos y comenzaba la semana Santa con todo lo que esto implica. Tampoco nada de especial. Escribí que nada ocurrió “en ese mientras” y ahora lo repito para resaltarlo, y extraigo algunas ideas de mi libro “el viaje” y del libro “la libertad de los hijos de Dios” para projundizar sobre la idea de un punto de partida y otro de llegada, también ya implícitos en la idea de “la tempestad calmada” visto anteriormente. Así, en el libro “el viaje”, decía que es muy placentero el viajar. Tal vez porque es el paso inconsciente de ser y no ser al mismo tiempo. Es el paso, o el tiempo de un paso, entre lo que subyuga a la persona en su realidad de todos los días y lo que lo libera al mismo tiempo. No es el tanto el dónde llegar y el qué se va a hacer, es el hecho mismo del viaje. Inconscientemente se viaja, no tanto por gestiones de negocios o por asuntos de familia; se viaja, porque en la acción del viajar, hay como una especie de tiempo muerto que está entre el punto de donde se salió y el punto a donde se llegará. Quizás, por eso, hay como más alegría y gozo interno por el partir de donde se está, que por el mismo llegar a donde se va. No se puede negar que cuando se llega a donde se va todos sufren una especie de decepción. No es tanto porque sea negativo a donde se va, sino porque es más excitante mientras se va. Y es innegable que

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todos prefieren ese «mientras» se va. Tal vez porque se trate de una huida, de un paso, de una transición. Pues de hecho entre el «de donde» se va y el «a donde» se va, no hay ninguna diferencia radical. Ambos son lugares de la misma tierra y en ambos hay personas, situaciones, ciudades, circunstancias, historias, conflictos, esperanzas. Es indiferente ir de un lugar a otro, de una ciudad a otra: fundamentalmente son las mismas. No se niega sus diferencias, sin embargo. Mas no es tanto el llegar a tal o cual lugar del mundo, desde otra tal o cual, sino el hecho mismo que supone la acción de viajar. Tal vez porque se trate de un querer escapar de nuestra propia realidad, no tanto histórica, sino más allá aún, existencial. Y el hecho mismo del viajar supone un interrumpir momentáneamente nuestras circunstancias existenciales, nuestros planteamientos, nuestras concreteces reales de la existencia, nuestras conveniencias. Mas importante que el compromiso por el que se viaja pareciera el de viajar como tal. Tal vez porque nos da conciencia de estar en movimiento y de dar una justificación a nuestras propias conciencias: estamos viajando, estamos haciendo algo. Por eso no prometemos nada en concreto. No realizamos nada de importancia porque las circunstancias no lo permiten. Estamos simplemente de paso. Simplemente estamos de viaje. Es decir, somos y no somos al mismo tiempo. Y ese paso sutil entre el ser y no ser, ese estadio intermedio nos place y en cierta manera nos realiza como seres que dependemos y amamos la ambigüedad. Tal vez por eso el hecho de viajar nos produzca tantas sensaciones febriles de emoción, a pesar de los cansancios y fatigas que supone. Mas el suponer que seguimos siendo lo que somos, pero que a la vez no somos. En ese juego de la ambigüedad del misterio y del misterio de la ambigüedad, nos da la comprensión de la vida misma. El viajar es como un estar allí pero no estar al mismo tiempo. Es como comprender 91

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que vamos porque tenemos un sitio de partida y otro de llegada. Pero no son como tales, lo que realmente nos interesa, sino tal vez, el hecho mismo del «mientras» vamos. Quizás, porque el hecho del viaje supone el movimiento como patrón. Tal vez, sea un estímulo. Una ilusión. Un sueño. Y en el libro “La libertad de los Hijos de Dios” decía que muchas son las expectativas antes de partir de cualquier lugar para llegar a cualquier otro sitio. Lo que hace que se desee viajar y moverse de un lugar a otro. La idea del viajar o del movimiento es lo que hace interesante ese deseo de transportarse y de dejar un lugar para ir a otro. Pero, al llegar al punto de destino se descubre esencialmente que era tan igual al lugar de donde se ha partido o salido. Al fin y al cabo, no hay diferencias. Precisamente, porque al llegar al lugar de destino se llega con la misma maleta que se ha partido del lugar que se salió. Y no se puede dejar la maleta o el maletín del viaje porque ese es el detalle de nuestra historia con su historial. El viajero que deja un sitio “A” llega tan igual a un sitio “B”. Nada ha cambiado en ese transcurso porque carga su propia maleta en la que lleva acumulada un poco de todo: de infancia, de formación de familia, de su ciudad, de su barrio, de sus traumas, de sus anhelos y esperanzas, de sus cosas que pueden ser pequeñas o grandes, ligeras o pesadas, pero que son y constituyen su propia maleta. Y entre viajero y viajero la diferencia es el tamaño de su maleta, entendiéndose que por su maleta se refiere a su propia carga emocional fruto de su historial en su historia. Y eso mismo se aplicaba en la ida a Caracas para el estudio médico correspondiente. Nada cambiaba. Se partía de “A” hacia “B” y se llegaba con todas las expectativas de entre A y B, haciendo que esas mismas expectativas fueran nuestros mundos mentales, cargados de emociones y de todo lo que fuese a pasar, pero que muchas veces no pasan, sino que se 92

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quedan en el plano de lo que se pensó o se temía, porque estaban en la misma línea de lo futurible y posible. Y es, entonces, cuando lo emocionante es antes de partir y mientras se va, porque cuando se llega, es otra la realidad, por lo general muy distinta de lo que se supuso, porque así es la vida. Y así fue esa ida a Caracas. Fue como fue. Nos hacíamos un mundo de complicaciones y fue muy sencillo. Así es la vida. O como dijéramos en el chiste: “c’est la vie!... yo también; pero, no dije nada”. Por ahora es bueno que digamos que “todavía no ha estirado el rabo la puerca”, y eso no es nada nuevo, aunque de eso se trata, de saberlo… En cuanto a lo de las actividades de la Semana Santa y que nada de especial hagamos un chiste: “un borrachito fue a misa el domingo de Ramos, y el sacerdote estaba predicando: “a Cristo, lo sentenciaron a muerte; hicieron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza”; y el borrachito, decía “pobrecito”; “hicieron una cruz de madera muy pesada y se la pusieron en los hombros…”; y el borrachito… “pobrecito”… “y Jesús cargó la cruz hasta el calvario”; y el borrachito… “pobrecito”… “y a Cristo lo acostaron en la cruz”; y el borrachito… “pobrecito”… “y le clavaron una mano en una brazo de la cruz”… y el borrachito… “pobrecito”… “y le clavaron la otra mano”…. “pobrecito”… “y le clavaron los pies”… “pobrrecito”… y así hasta que el sacerdote detalló cada momento de Jesús en el Viernes Santo… Al año siguiente, el mismo borrachito volvió a la misa el domingo de Ramos… y el sacerdote: “a Cristo, lo sentenciaron a muerte…”, y el borrachito decía “bienhecho”… “hicieron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza; y el borrachito: “bienhecho” ; “hicieron una cruz y lo pusieron a cargarla…”, y el borrachito: “bienhecho”… y a cada cosa que iba diciendo el sacerdote, el borrachito comentaba: “bienhecho”…. “Bueno, 93

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amigo, ¿por qué “bienhecho”?.... “Si. Bienhecho – alegó el borrachito – porque, si el año pasado fue a ese pueblo, y le hicieron todo eso ¿este año para qué vuelve?”.

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Todo normal en esa Semana Santa. Nada nuevo y todo viejo, por lo menos a nivel parroquial de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, de Barcelona, Venezuela. No es necesario que se detalle lo de las actividades de esos días. Todo viejo y todo nuevo; ahora invertido en la manera de escribirlo, ya que todo es nuevo en lo viejo, pues en eso consiste la experiencia de la cotidianidad y la intensidad de lo novedoso que es cada vez siempre una sorpresa. Así, por lo menos, debería serlo. Ese sábado santo, igual como todos los años. En la tarde, mientras llegaba la hora de las actividades litúrgicas, volví a tomar el libro de Roberto Gómez Bolaños, que ya tengo citado, y lo abrí al voleo para seguir leyéndolo, pero esta vez para hacer algo en qué entretenerme. Y las carambolas de la vida, es decir, las casualidades, abrí el libro justo en la parte en que el autor hablaba de sus producciones cinematográficas, y me llevé una muy agradable sorpresa, al leer que Roberto Gómez Bolaños había producido cine, además de los programas de televisión del Chavo del Ocho y El Chapulín. Recordaba haber visto alguna vez de él una película llamada “música de viento”, pero con la lectura de esa parte me entusiasmé y seguí leyendo para buscar los títulos de las películas de su producción. Y como sé que es sorpresa, incluso para el que está leyendo justo en este momento esta partecita del libro, quiero citar los títulos de esas películas para que se entusiasme a buscarlas y si es posible verlas, cosa que yo también intentaré desde ahora, para darme vida y ducha de

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humor. Las películas son: El Chanfle, El Chanfle 2, Charrito, Ultima llamada, Elisa antes del fin del mundo, ¡Que vivan los muertos!, Un baúl lleno de miedo, En un claroscuro de la luna, La primera noche,, entre otras6. Al día siguiente, mientras esperaba en el transcurso de la mañana para un servicio de exequias de esos anotado para las diez de la mañana y ya eran las once y nada que llegaba, me volví a enfrascar en la lectura del libro de “Chespirito” para hacer algo, en la espera. Al poco rato fue muy grande la tentación y tuve que buscar por internet, en youtube, algunas de las películas de Roberto Gómez Bolaños, y apareció en la primera opción, justamente, “El Chanfle”, y ni corto ni perezoso comencé a verla, y simultáneamente a escribir lo que usted está leyendo en este momento. Es una lástima que ya sea casi mediodía y tenga que dejar la película y dejar de escribir; pero, es muy válido el refrán de que “amor con hambre no dura”, y tengo que ir a almorzar. Será en la tarde que vuelva, pero antes, voy a seguir viendo un poquito más, y tal vez, siga escribiendo. La ventaja de la tecnología es que se puede dividir la pantalla de la computadora, y simultáneamente, se puede hacer las dos cosas a la vez: ver la película, un ratico; y otro, escribir, como lo estoy haciendo ahora. Pero no le voy a contar lo poco que ví de la película en youtube… Por ahora… ¡Buen provecho! ¡También con las películas del comediante “Chespirito”…!7

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Véase e libro de Roberto Gómez Bolaños, Sin querer queriendo, memorias, Punto de lectura, 2006. México, pp. 248-396. 7 Véase también mi libro El piar de un gorrión, en donde se le dirige una carta al Chapulín Colorado.

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19 Respecto a lo del Sábado Santo y todas las lecturas de la liturgia de ese día, sobre todo, la del Éxodo y el paso por el Mar Rojo, recomiendo mi libro “Debajo de la matica” con todo el planteamiento que se hace en esa novela, como inquietud y para sorpresa para muchos. Con toda seguridad muchas maneras de ver algunos acontecimientos del pueblo judío van a cambiar desde la lectura de esa novela, por lo menos para el lector que se aventure a leerla. La recomiendo. Bien. Todo seguía su curso. “Nada nuevo bajo el sol”8, como dice el libro del Eclesiastés. Se estaba a la espera de los resultados del famoso CT-PET que se había hecho en Caracas, y llegaron en la primera semana de Pascua, y la Buena Nueva, como se dice, no era ni tan Buena ni tan Nueva. Era la misma. Nada había cambiado y todo seguía como antes de la Semana Santa, y así habría de ser. Tampoco era que se tuviera la ilusión de que la historia cambiara, ya que no había cambiado ni para el propio Jesús de Nazareth en la angustia que nos cuenta el Evangelio de San Lucas en el Huerto de los Olivos (sentido teológico) cuando: (Jesús) “se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.» Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra”9. Y nada cambió. Al contrario ahí comenzó el principio de la parte final de su misión. Recomiendo al respecto mi libro de Material para Retiros Espirituales, en 8 9

Eclesiastés 1, 9. San Lucas 22, 41-44.

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donde se hace teología de esos momentos de Jesús de Nazareth y que son los momentos de cada uno de nosotros, porque en Jesús se plenifica el misterio del hombre, según las afirmaciones de los documentos del Concilio Vaticano II. Por eso es teología porque en ello el hombre se refleja y se completa, en Jesús, que es el Cristo. Pero no nos pongamos projundos, porque los pajaritos y las pajaritas no tienen baño, como ya dijimos, y no sea que nos tengamos que limpiar, como en lo de “calzón quitao y cabeza pelá”. Voy a ponerme, ahora, a la defensiva, cosa que no es nueva y que es una de mis características. Alguien alegará y dirá que siempre cito algún que otro de mis libros y que tal vez tengo el complejo de saberlo todo y haberlo escrito ya antes. Y aquí voy a citar el refrán que dice que “que culpa tiene la estaca, si salta el sapo y se ensarta”, para querer decir, que qué culpa tengo si ya ese o tal tema ya lo he tratado y escrito antes. La culpa no es de la estaca, sino del sapo. Y no es que lo sepa todo y me las quiera echar de un “sabihondo”, como se dice. Lo que pasa es que ya lo he hecho antes, he hecho intentos de ahondar un poco sobre esos temas tan abundantes e interesantes. Ya voy a dejar la defensiva para otro momento y sea válido hasta ahora lo de ahora. Decía – para seguir con la historia y con el chisme – que ya había llegado el resultado del CT-PET, y que no había nada nuevo. Se confirmaba que el mal estaba y que para nada se había “pelado” la doctora. Era tal cual. Pero era nuestro derecho buscar otra opinión médica y no estaba de más; tampoco se trataba de desautorizarla ya que no se había hecho nada sin su consentimiento, asesoría y recomendaciones para este o cual paso a seguir. Siempre ella había sido el enlace y la referencia. De ella íbamos y hacia ella volvíamos siempre. Ella generaba los enlaces y hacia ella iban todos los resultados y

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estudios, quien pacientemente esperaba para comenzar a continuar. Así había sido siempre. Una vez llegados los resultados se comenzó a realizar todos los exámenes pertinentes para la aplicación de la primera sesión de la siguiente fase de las quimioterapias, que serían tres o cuatro, antes de la fase fuerte del proceso completo del procedimiento del transplante de la médula ósea. Y que será como será cuando sea… Y para lo “que Dios nos agarre confesados”, como se dice; es decir, preparados para lo que sea, que es lo que quiere decir ese refrán… ¿O será eso u otra cosa lo que quiere decir?... No olvidemos que “los refranes son evangelios chiquitos”, a pesar de que a Don Quijote le molestase sobremanera el que Sancho Panza utilizara tantos refranes en sus andanzas, en el que uno era “loco” y el otro “también”, ya que “es más loco el que anda con un loco que el loco mismo”, dice otro refrán… Además, “el que nace loco… ni que lo fajen chiquito”… Perdón, que así no es… “el que nace barrigón… no sube palo”… ¿Y cómo con esa tremenda barriga? No de la del palo…

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A punto de comenzar las nuevas quimioterapias, como se tenía programado, en vías del transplante de médula ósea, y para ello todos los exámenes y todas las previsiones, desde examen de dermatología hasta la revisión dental, para evitar cualquier posibilidad de infección, ya que todas las defensas del cuerpo serán llevadas prácticamente a su más mínima expresión posible, en ese procedimiento. Mientras tanto todo continuaba igual, nuevo y viejo, viejo y nuevo, al mismo tiempo, como ya dije. Por un lado preocupado por lo que desconocido que vendría, aunque ya tenía la experiencia de las quimioterapias, pero igual, un poco nervioso. En ese “mientras se iba” como muestra del moverse, lleno de expectativas, como es de suponer. Tratando y haciendo todo sin ningún cambio, gracias a Dios y a la Virgen, porque todavía todo respondía bien. En esos días se agotó la primera impresión del libro “Por culpa de la tripa (o gracias a ella)” y estaban buscando el libro. Me dediqué, entonces, a corregir algunas cosas de ese libro para ver la manera de llevarlo otra vez a la imprenta, sobre todo omitiendo nombres. Por esos mismos días me hallaba indeciso de llevar a la imprenta el libro “Debajo de la matica”, aunque me animaba por momentos porque consideraba que el tema planteado en esa novela tenía mucha vigencia, sobre todo porque en esos día se había celebrado una nueva conferencia en Ginebra (Durban II), sobre los Derechos

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Humanos, a pesar de que nueve países habían boicoteado la conferencia antes de su inicio: Estados Unidos, Israel, Alemania, Canadá, Italia, Polonia, Holanda, Australia y Nueva Zelanda. República Checa se sumó a ellos el lunes tras el discurso de Ahmadinejad, que había sido realmente explosivo al considerar que los judíos con el pretexto del “holocausto” estaban pasando de ser víctimas a manipuladores de la opinión pública internacional, en la que los Palestinos estaban llevando todas las de perder. El tema es y era realmente vigente, como creo que habrá de serlo la novela que tengo dicha. Por otro lado, en esos mismos días tuve que ir a hacerme trabajo dental porque no se iniciarían las quimios si eso estaba pendiente. En esos menesteres sucedieron cosas muy interesantes, que las resumí en una expresión, tal vez inventada en el momento. Ante la divergencia de criterios de que si tenía gengivitis o esto otro, y las palabras que se utilizaban terminaban en “itis”, le comenté a la persona que me estaba haciendo el trabajo – “ahora falta que lo que tengo en la boca y en los dientes, sea “getitis” – es decir, inflamación de la… - quítele el itis final a la palabra y tendrá lo que faltaba que tuviera… La persona soltó la carcajada cuando entendió lo que quería decir de manera jocosa en el momento. También me decía que tuviera quieta la lengua pues la movía un poco a la hora de trabajar con las muelas; - “so sí que es imposible”– le contesté en chiste – “pues ni yo mismo me aguanto la lengua”-. Quizás sea a eso que sea tan “get”; ahora ya no con “itis” al final, sino con “ón”. Y al fin y al cabo todo relacionado con la boca…y con la lengua… y con los dientes, y con la inflamación…pues eso es lo que quiere decir la terminación “itis” en medicina. Por otro lado del otro lado, o del mismo tal vez, también estaba indeciso de si dividir este libro en dos partes. La primera parte que contara hasta antes de ir a Caracas a lo 101

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del transplante; y la segunda parte, que contara todo el proceso del transplante como tal, con sus cargas de experiencias. De manera que el libro pudiese llevar por título “Todavía no ha estirado el rabo la puerca – Primera parte” y “Todavía no ha estirado el rabo la puerca – Segunda parte”. Y ya no sería un libro, sino una colección de dos. Le preguntaba en forma de consulta a algunos que sabían del contenido, porque lo leían por internet, pues lo que iba escribiendo lo ponía en la web de manera inmediata, y me contestaban que sería interesante que estuviese dividido en dos partes, aunque algunos opinaban que era mejor en un solo libro. Pero, a mí me asustaba “el mientras”, como es de suponer y ya dije en la experiencia de la vida como un viaje en el libro del mismo título. Me daba un sustico “el mientras”. A lo mejor ni sería como lo pintaban, como se dice. A este respecto, un chistecito: “estaba un grupo de amigos conversando en una plaza. En eso uno de ellos, se levantó del sitio donde estaba y con un palito que tenía en la mano, dibujó una raya en el piso. Todos los del grupo se quedaron mirándolo. Entonces, él los retó, diciéndoles: -“A que no adivinan qué es esto” – y les señalo la raya que había trazado en el suelo. Todos dijeron: “una raya, una línea…” – “Pues; no” – alegó… - “Es un tigre”, dijo… -“¿Un tigre?” – refutaron todos al mismo tiempo. – “Sí; un tigre” – ratificó él… “Porque el tigre no es como lo pintan”… Igual en este caso: “el tigre no es como lo pintan”. Pero uno se lo imagina como se lo imagina, y a lo mejor, ni es como uno se lo pinta. A lo mejor sea dos rayas, o una, o tres, o ninguna, o un gato grandote, o más bien pequeño; o tal vez, no un gato, sino una jauría; o ni siquiera un gato y no llega ni a tamaño de ratón… Quizás por eso es que sea mejor que este libro sea dividido en dos partes, porque en la segunda se contará cómo era el tigre; a lo mejor, sea la experiencia de “¿eso era todo?”… O sea, “más la bulla, que la cabuya”… 102

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Pero por ahora es “bulla”, porque es parte del “mientras se va”; y habrá que esperar a llegar. Pero, de que es bulla, es bulla; y tenemos derecho a ello, y nadie nos va a quitar lo bailao, así sea bulla, o no lo sea. Porque, además, ¿cómo hacemos para que la loca de la casa, o sea la imaginación, como le decíamos en el libro “Chévere, cambur pintón”, no ande a su antojo y capricho por toda la casa…? Y, ¿quién le va a quitar el palo a la loca de la casa… a la imaginación? Es parte del “mientras se va”. Inevitable, con sustico y todo. Ahora, por una parte de otra, que no sé por fin de cuál, quiero abordar un tema que me tiene un poquito necesitado de tratarlo. Y es el tema de la “voluntad de Dios” con la que llega mucha gente con su buena intención a apoyarlo a uno en estas situaciones, pero que colocan en manos de Dios, lo que es un misterio, y debe quedarse como misterio que es, por eso es de Dios y es misterio, al mismo tiempo. Aquí es muy recomendable ir al libro de Job, con su gran enseñanza; no la de Job, sino la del autor que tiene una intención al escribir lo que escribió. Para empezar este tema que ya comencé, el de Job, es básico ubicar las cosas en su lugar: Primero: El autor, se inventa una historia; es decir, un recurso literario para querer decir lo que piensa. Segundo: lo que piensa el autor del libro de Job (o sus autores, porque es de la lista de los libros sapienciales de la Biblia), es que la vida es un misterio, sobre todo lo del sufrimiento y lo del dolor. Nadie lo entiende. Y nadie tiene explicación, porque el dolor y la enfermedad existen. Ahí no hay duda. Existe. Tercero: es ahí donde el autor en su recurso se inventa una conversación con Dios y Satán, y en donde Satán le hace una propuesta a Dios (Yahveh) porque Dios está muy contento de su siervo Job. Sin embargo, Satán le dice a Dios (recurso literario del o los autores, como tradición enriquecida en el tiempo, en el pueblo de Israel) que le cambie 103

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la suerte a Job, para que vea que las cosas cambian, y entonces, Job renegará hasta de Dios, por su situación. Realmente interesante el planteamiento de ese libro. Solamente veamos como comienza el libro. Dice: “Había una vez en el país de Us un hombre llamado Job: hombre cabal, recto, que temía a Dios y se apartaba del mal”. Muy bien. Ya está marcado el recurso literario en su puro comienzo, al decir: “Había una vez…”. Y ahí comienza el cuento o la historia, que sin duda tiene su propósito e intención. Pero, ya en su comienzo queda, también, marcado el tema sobre el que va a tratar: el hombre era bueno, temía a Dios y se apartaba del mal. En el mismo comienzo ya está demarcado el límite o la frontera sobre la que va a girar todo el libro. Y es entonces cuando el autor(es) colocan en su imaginación literaria (y es válido que sea, porque es recurso) una conversación entre Dios y Satán. Mejor coloquemos el principio del libro para ilustrarnos directamente con la fuente: Había una vez en el país de Us un hombre llamado Job: hombre cabal, recto, que temía a Dios y se apartaba del mal. Le habían nacido siete hijos y tres hijas. Tenía también, ovejas, camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas y una servidumbre muy numerosa. Este hombre era, pues, el más grande de todos los hijos de Oriente. Solían sus hijos celebrar banquetes en casa de cada uno de ellos, por turno, e invitaban también a sus tres hermanas a comer y beber con ellos. Al terminar los días de estos convites, Job les mandaba a llamar para purificarlos; luego se levantaba de madrugada y ofrecía holocaustos por cada uno de ellos. Porque se decía: «Acaso mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en su corazón.» Así hacía Job siempre. El día que los Hijos de Dios venían a presentarse ante Yahveh, vino también entre ellos el Satán. Yahveh dijo al Satán: «¿De dónde vienes?» El Satán respondió a Yahveh: «De recorrer la tierra y pasearme por ella.»

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Y Yahveh dijo al Satán: «¿No te has fijado en mi siervo Job? ¡No hay nadie como él en la tierra; es un hombre cabal, recto, que teme a Dios y se aparta del mal!» Respondió el Satán a Yahveh: «¿Es que Job teme a Dios de balde? ¿No has levantado tú una valla en torno a él, a su casa y a todas sus posesiones? Has bendecido la obra de sus manos y sus rebaños hormiguean por el país. Pero extiende tu mano y toca todos sus bienes; ¡verás si no te maldice a la cara!» Dijo Yahveh al Satán: «Ahí tienes todos sus bienes en tus manos. Cuida sólo de no poner tu mano en él.» Y el Satán salió de la presencia de Yahveh.

Después el autor comienza a colocarle toda clase de penurias a Job, muerte, enfermedad, desgracias, ruina económica, soledad social (pues en caso de enfermedad, esa es la experiencia: soledad social), victima de los vecinos, etc… como consecuencia de cada arremetida “del Satán” (como dice el texto) con el permiso de Dios. Más adelante el autor coloca tres amigos de Job, quienes asumen posiciones de saberlo todo y de echarle en cara a Job, supuestos mal comportamientos en contra de Dios. Cada uno de estos tres amigos son precisamente las ideas que el autor quiere refutar. Ideas como que no necesariamente a una persona buena le va bien aquí en la tierra, y que Dios no manda castigos de manera directa. Los amigos le echan en cara a Job y asumen posturas de juicio al afirmar lo que ellos mismos pensaban y lo colocaban como acciones de Dios. Ellos incitan a Job a que maldiga a Dios y para que Dios acabe de una vez con su vida y descanse de su circunstancia tan terrible y devastadora. Job, todo lo contrario, les refuta a ellos y pelea con Dios. Luego, el enojarse ante una circunstancia concreta de la vida y aparentemente tutearse con la divinidad, no es señal de atrevimiento, sino, más bien de confianza. Es una gran lección, entre otras, de las que tiene el libro de Job. La idea que quería transmitir el autor. Al respecto 105

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auto-recomiendo mi libro “La crisis del Rey David” en donde se presenta una situación ficticia, en el caso del Rey David, y real, al llevarla como aplicación a nuestras vidas, y en donde se coloca de fondo temático las ideas del libro de Job. Recordemos que en este libro no queremos colocarnos “projundos” porque, “los pajaritos… las pajaritas… no tienen baño”, como ya dijimos… ¿O, no; O, sí? En todo caso, como ya lo coloqué en el libro “Chévere, cambur pintón”, citemos un poquito, no más, la conclusión del libro de Job, o sea de su autor, porque Job es el recurso (cfr. Job 38-40): Yahveh respondió a Job desde el seno de la tempestad y dijo: ¿Quién es éste que empaña el Consejo con razones sin sentido? Ciñe tus lomos como un bravo: voy a interrogarte, y tú me instruirás. ¿Dónde estabas tú cuando fundaba yo la tierra? Indícalo, si sabes la verdad.

(…) Y Yahveh se dirigió a Job y le dijo: ¿Cederá el adversario de Sadday? ¿El censor de Dios va a replicar aún? Y Job respondió a Yahveh: ¡He hablado a la ligera: ¿qué voy a responder? Me taparé la boca con mi mano. Hablé una vez..., no he de repetir; dos veces..., ya no insistiré.

¿Qué, con todo eso? Que Dios no se va a contradecir. Dios es amor. Dios no necesita probar a nadie por la sencilla razón que somos criatura y por consiguiente sometidos a la fragilidad del tiempo y a veces doblegados por las circunstancias. ¿Qué gana Dios con probarnos? ¿Será más Dios con eso? Entonces, ya no es tan grande… y necesitaría alimentarse de nuestra debilidad para crecer… ¿Entonces? Que es un misterio. No lo entiende nadie. Y nadie puede y debe asumir posturas como la de los supuestos amigos de Job o de la 106

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de su esposa. ¿Pruebas de Dios? Entonces sería una prueba de su debilidad. Y no asumamos posiciones de saberlo todo. Es un misterio. El dolor, el sufrimiento, la enfermedad, las adversidades. Esa es, entre otras, la gran enseñanza del libro de Job, o de su autor. Es un cuento o una historia con una gran enseñanza teológica del misterio del hombre. Mucha gente de muy buena fe llega con afirmaciones, como “Dios es grande…” “Todo lo puede”. Por supuesto, por eso es Dios. Pero, quieren decir, que Dios es grande porque va a quitar, en este caso la enfermedad. Y se podría alegar inmediatamente: “O sea, ¿que es grande, porque va a quitar la enfermedad?… Y, ¿no podría ser más grande o tan grande, como dicen, y no hubiese permitido la enfermedad, más bien?” O sea, que ¿es grande, porque la quita? ¿No hubiera sido mejor que mostrara su grandeza no permitiéndola, ni mandándola, en caso que se crea que la El la mandó? En el caso de que así fuese, a Dios le cabría una demanda, y es lo que el autor del libro de Job, pone en boca y en la actitud del propio Job frente a Dios, en señal y manifestación de confianza, precisamente. Suena a escándalo, y lo era para los tales amigos de Job. Pero Job se mantiene en su criterio y en su manera de pensar, que no es otra cosa que el criterio y la manera de pensar del autor, que utiliza un recurso literario. Bonito realmente el libro de Job… Con un gran contenido de fe y confianza, a pesar de que algunos pudiesen escandalizarse por la actitud de Job que dice lo que dice en sus momentos realmente desgarradores y terribles. Ese escandalizarse es lo que el autor del libro pretende en su estilo porque busca demostrar justamente lo contrario. Ahí está el escándalo, sobre todo porque lo que el autor coloca en boca de su personaje (de su invención como recurso). Dice: «¡Perezca el día en que nací, y la noche que dijo: «Un varón ha sido concebido!» El día aquel hágase tinieblas, no lo requiera Dios desde lo alto, ni brille sobre él la luz. Lo

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reclamen tinieblas y sombras, un nublado se cierna sobre él, lo estremezca un eclipse. Sí, la oscuridad de él se apodere, no se añada a los días del año, ni entre en la cuenta de los meses. Y aquella noche hágase inerte, impenetrable a los clamores de alegría. Maldíganla los que maldicen el día, los dispuestos a despertar a Leviatán. Sean tinieblas las estrellas de su aurora, la luz espere en vano, y no vea los párpados del alba. Porque no me cerró las puertas del vientre donde estaba, ni ocultó a mis ojos el dolor. ¿Por qué no morí cuando salí del seno, o no expiré al salir del vientre? ¿Por qué me acogieron dos rodillas? ¿por qué hubo dos pechos para que mamara? Pues ahora descansaría tranquilo, dormiría ya en paz, con los reyes y los notables de la tierra, que se construyen soledades; o con los príncipes que poseen oro y llenan de plata sus moradas. O ni habría existido, como aborto ocultado, como los fetos que no vieron la luz», (Job 3, 3-16).

Y ¿eso no es fe? La más pura, desde la existencia misma, a pesar de lo escandaloso que es. A este punto, sean válidos dos chistecitos: Uno: “Cuentan que la ballena se tragó a Jonás. Y Jonás duró tres días en el vientre de la ballena. Jonás dentro de la ballena le hacía cosquillas. Y la ballena decía: “No, Jo…nás…. No, Jo…nás” (¿Dónde está el chiste?... repítalo varias veces en voz alta, sobre todo lo que decía la ballena, y entenderá el chiste). El otro: “La mujer de Job, al igual que los tres amigos de Job, le decía a Job: “No, jo…b….No, jo…b” (repitalo en voz alta y entenderá el chiste). Y, ¿si no lo entiende? “Ahí, que sí, que, entonces, tuerce el rabo la puerca”, porque si no entiende, ¿entonces, para qué sigo hablando? (y véase el chiste del prefecto del pueblo que ya conté en alguna otra parte, ya ni sé en que pueblo fue, o en qué número de página… mejor: “eche pa’trasito”, y recuerde también ese otro chiste, por lo menos la 108

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idea). Y, ¿si, ni uno; ni otro?... Ah; no… me…jo… ra…nada el enfermo, como se dice… Y dejemos así, por los momentos… porque los pajaritos… las pajaritas… Pero, repitiendo la misma experiencia del autor del libro de Job con su propósito en su enseñanza: “Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo allá retornaré. Yahveh dio, Yahveh quitó: ¡Sea bendito el nombre de Yahveh!» En todo esto no pecó Job, ni profirió la menor insensatez contra Dios…” Volviendo a la posibilidad de dividir este libro en dos tomos, queda en veremos. O tal vez la experiencia del transplante con todas sus expectativas y realidades sea el título de un libro aparte. Eso se verá en su momento.

21 He dicho ya que me habían regalado un ejemplar del libro “Sin querer queriendo, memorias”, de “Chespirito”, y ya he dicho algunas cosas interesantes de su lectura, sin negar, por supuesto, un podo de influencia, como también es lógico, ya que siempre marca una lectura o una canción o una pintura, o una conversación. Algo de esto último lo he plasmado en el libro “El Viaje” al decir que los demás nos van marcando y moldeando, en cierta manera, a sus entornos siempre y cuando haya habido una relación interpersonal; y en el caso de una lectura de un buen libro, o el escuchar una canción bonita y subjestiva, o mirar una pintura que transcienda los sentidos, o entablar una conversación envolvente; sin duda, que nos vamos 109

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perneando de esos detalles que sólo la sensibilidad sabe percibir, y algo de nosotros se nos va en eso o ese que nos ha relacionado, y algo de eso o ese que nos relacionó nos va moldeando. Al punto que no somos “seres islas” sino que dependemos de todo y de todos y así en un círculo envolvente hasta llegar a convertir cada momento y situación en experiencias, realmente, llamada experiencias religiosas. Sin duda. Experiencias religiosas, no porque nos haga rezar o cosas por el estilo, sino porque nos convierte en seres en total dependencia existencial de los demás, y en donde cada momento es único e irrepetible, y en donde la apertura en la búsqueda y el encuentro simultáneos, nos llevan inevitablemente a “padecer” cada momento como una fuente sin fondo de vida y de muerte, al mismo tiempo. Esto, sin duda, que es “profundo”. Pero en donde “el padecer” no es parecido, ni en lo más mínimo, a sufrimiento o a tragedia; todo lo contrario. Es decir, padecer en el sentido de hacerse uno en el otro y en cierta manera, sin pretender cargar la cruz del otro, hacerse parte de esa misma situación, cosa que marca. Entonces, todo marca y todo influencia. No se es el mismo después de haber leído un buen libro, o haber visto una buena pintura o escultura, o después de haber escuchado buena música, sobre todo si esta es música clásica. Eso lo va cambiando y transformando a uno lentamente. Es decir, lo va influenciando. De allí el placer que se siente por esas manifestaciones del arte. De lo contrario, no se ha hecho copartícipe de esa expresión, y no se ha crecido. Todo esto para justificar que la lectura del libro que tengo citado de Chespirito, además de todos sus personajes y creaciones de la televisión, nos han marcado y me han, a mí, también. Ya esta manera de hablar y escribir es esa marca, sin duda, y lo hago consciente y sabedor de ello. El caso es que leyendo ese libro y viendo la historia accidental de la creación 110

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de sus personajes, según se iban dando según las circunstancias o como dice el autor de manera tan realista, “la adversidad productiva”, me lleva a animarme a mí también a hacer otro tanto al intentar hacer un recorrido por mis libros escritos, y presentarlos aquí, quedando más que demostrado eso de la “adversidad productiva”, pues en menos de un año y en pleno proceso de enfermedad del cáncer llevo escrito cinco libros (Por culpa de la tripa…, Chévere, cambur pintón; Calzón quitao..., Debajo de la matica; y este, el de la Puerca…). Así; influenciado y animado me lanzo a intentarlo, además, porque este libro tiene ya trazado que es, de alguna forma, autobiográfico de manera más directa. Y para ponerme a la defensiva, cosa que no sería extraño, se trata de gustos y colores… Así, tenemos el primer libro que vio la luz, cuyo título es “Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta sobre el Padrenuestro); aunque, ya había escrito dos intentos de novela, y noventa poemas, en los tiempos de estudiante y los tengo en cuadernos. La idea principal del libro “Así en la tierra como en el cielo…” es el descubrimiento de la diferencia de “cielos”, en plural, y de “cielo”, en singular, como aparece en la oración del Padrenuestro, oración que según los Evangelios, Jesús nos dejó como modelo para rezar, ante la petición de sus discípulos de que les enseñara a orar como Juan a sus discípulos. Ante esa inquietud en la propia oración del Padrenuestro me dí a la tarea de buscar en la propia Biblia las veces que aparecía “cielos” y “cielo”, ya que en el Padrenuestro, según la versión del Evangelio de San Mateo, se dice: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo”. Subrayo aquí los cielos y el cielo, ya en el propio comienzo de la oración. Y lo sorprendente es que cuando aparece cada uso, en relación a tierra, tiene dos 111

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significados distintos. Y, entonces, es cuando el subtítulo del libro (reflexiones de poeta sobre el Padrenuestro) adquiere su valor y significado en mi estudio, ya que en mi imaginación esta misma oración resonaba, así: "Padre nuestro que estás en los "corazones"; santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad así en "la cabeza" como en "el corazón". Por eso el análisis de poeta de esa parte de la oración. Y la diferencia de “cielos” con “cielo” es que en los cielos (plural), se hace la voluntad de Dios, más no en el cielo, que es singular y es la decisión del hombre. Por eso que Jesús nos enseñó que oráramos de esa manera, según el Evangelista. Precisamente, porque es en nuestro corazón (cielo) donde, a veces, no se hace la voluntad de Dios, y es, entonces, cuando se sucede la separación del corazón de la cabeza. Es un descubrimiento de poeta. Ese es el primer libro escrito. Estudiaba entonces en Roma, Teología Dogmática, y no se podía dejar de recibir las influencias de algunos profesores que iban por esa línea, como lo digo en el prólogo de ese libro. Muy en el fondo, esa profundización de mi parte sobre ese tema, tenía la intención de ser un tema de tesis para el doctorado en Espiritualidad, una vez terminada mi licenciatura en Teología Dogmática, mención Cristología. Pero en el transcurso ya no quería saber nada de Roma, y lo reflejaba en la una novela que estaba escribiendo simultáneamente, de título “Los Dos”. En esta novela me inspiraba el pensamiento del poeta Antonio Machado, y se me dió la idea de inventar dos personajes, en parte ficticios y en parte reales, con los que desarrollo todo el contenido, como pretexto y recurso para exponer lo que pensaba sobre Roma, Italia, y de “que el tigre no es como lo pintan”, desde mi experiencia, por supuesto. Esta novela es muy fresca y ligera de leer y ha gustado y tiene de fondo histórico la primera guerra entre USA e Irak (1990-1992) y hago lo que yo 112

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considero una “filosofía de la guerra”, como fenómeno tal vez natural y necesario, en caso de serlo. No deja de ser, ciertamente, autobiográfica, como también el libro del Padrenuestro, por supuesto. Por ese mismo tiempo escribí “El Viaje” y “La crisis del Rey David”. “El Viaje” es una novela, al igual que “Los Dos”, y en ella hago filosofía de los sentimientos opuestos, odio-amor, dependencia-independencia; sentir-no sentir… Esta novela tuve miedo de publicarla porque consideraba que era muy complicado lo que el personaje vivía en su experiencia de los sentimientos opuestos; algo así, como el yo y el otro yo, de cada persona. Sentía que odiaba pero se recriminaba que odiase, pero odiaba e igual se recriminaba. Era un sentimiento y era su opuesto, al mismo tiempo. Tal vez, estaba muy influenciado por el sentir-no sentir de San Juan de la Cruz y su experiencia mística. Por eso me daba miedo publicarlo porque el personaje caía a veces en una ambigüedad, de esto y aquello al mismo tiempo, pero prevaleciendo el crecimiento como aniquilamiento en negación constante de una apertura sin fin. Esta experiencia, sin duda, que genera mucha riqueza interior, pero el mundo no está hecho para una persona de esas características, ya que se lo come, por decirlo de manera eufemística. Y ese era el miedo. No se estaba proponiendo eso como modelo, pero podría pensarse que se proponía para el mundo actual. Eso está bueno para un ermitaño, pero para el hombre de hoy en el mundo de hoy, no es más que un desubicado. El mundo de hoy es muy competitivo y se llevan a quien sea por los cachos… Y eso en todos los niveles… Sin excepción… Este libro es la puesta en práctica del libro del Padrenuestro, con eso de “cielo-tierra”, y “hágase tu Voluntad así en “la cabeza” como en “el corazón”. Pero, en la vida agitada de hoy y con tantos intereses agresivos, es imposible vivir en esa dimensión… De ahí el miedo que tenía de publicarlo por considerar que se interpretara mal. Sin 113

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embargo, es lo que considero como uno de mis mejores libros, con todo y todo. El libro “La crisis del Rey David” es una reflexión consecuencial de los tres libros anteriores y la puesta en práctica de un supuesto escenario del Rey David, con sus repercusiones psicológicas de una supuesta complicación moral y personal. Este libro es de un gran contenido psicológico y de mucha ayuda en situaciones difíciles. Este libro ha sido considerado por muchos de los que han leído mis libros, como uno de los mejores, por lo menos hasta esos momentos, porque después vinieron más. Y estoy de acuerdo, aunque el libro del Padrenuestro yo lo considero de mucha importancia. Al regreso de Roma, y como Roma misma, “el tigre no era como lo pintaban”. Era como era. De nada me servía el título de licenciado en Teología Dogmática, tampoco me hubiera servido el título de Doctor en Espiritualidad. No podía colocar un dispensario o una clínica, ni siquiera un consultorio donde dijera “Licenciado en Cristología. Se atiende de 8 de la mañana a once de la mañana, de Lunes a Viernes”. Se atiende por citas o por hora de llegada. Nadie hubiera ido. Eso en caso de que se hubiese querido sacar provecho al título de manera efectiva y monetaria, porque cuando me paraba en el ambón de la Iglesia a hacer mis reflexiones dominicales, era, entonces, cuando me daba gusto discurriendo sobre los vastísimos temas de la certeza y seguridad del dogma de la Iglesia, a pesar de mi tendencia a ser demasiado escudriñador en esos temas de los Evangelios, en los que me daba y me doy vida. Era el embelezo de la gente lo que me daba gusto, pero embelezo en los que los iba llevando como método y hacía que se les generara inquietudes sobre esos y muchos temas. ¡Me daba vida. Que si que! Mejor dicho, me doy vida… y lo disfruto porque veo el feedback en correspondencia afirmativa.

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Después, al ser profesor de Cristología y de Teología Dogmática, en la Escuela de Laicos de la Diócesis, en la que yo era Director y profesor, escribí dos libros más para llenar un vacío en los alumnos, pero con el deseo de generar en ellos inquietud y hambre de búsqueda. Escribí el libro “Judas Iscariote, uno de los doce” (en defensa de Judas, según San Marcos 14, 10), en el que inventaba un personaje llamado Pedro María Perales, como un lector empedernido y exlocutor de radio, que le expone a su esposa Clementina la idea de defender a Judas Iscariote. La idea principal de este libro, un poco novelado, es que Pedro María Perales quiere inventarse un Jurado para defender la imagen y figura de Judas, tan maltratada en la historia, y sobre todo, exigir que a Judas se le vea desde la mentalidad judía y no bajo el criterio cristiano, como comúnmente se le ha visto. El libro no trataba del juicio de si Judas se había condenado o no por haber entregado y traicionado a Jesús de Nazareth. La idea era que a Judas hay que considerarlo desde la visión judía y no cristiana. La sorpresa es que como a los tres o cuatro años después de haber escrito ese libro se generó la fiebre de estudiar a Judas en muchos ámbitos intelectuales. No es que porque yo hubiese escrito ese tema es que se generó la fiebre, es que sucede que existe en el tiempo lo que llaman “el espíritu universal”; es decir, que muchos están pensando sobre lo mismo de manera paralela. Hasta un evangelio de Judas apareció. Por supuesto, que influenció mucho en esa fiebre el libro de Dan Brow, El Código da Vinci, que tenía mucho de novelesco y poco de realidad histórica, aunque todo el mundo hizo escándalo por lo primero, olvidándose que era recurso del autor para querer decir lo que decía, y que no es el momento para presentar aquí, sino lo necesario y conciso como la importancia, justamente, de los opuestos, y de lo que mucha gente no se ha dado cuenta al leer ese best seller. Tampoco era el primero que lo trataba. 115

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Había habido ya muchos intentos en algunos autores como el del libro “la mujer es de Marte y el hombre de Venus”, o algo así como título. No era novedoso, sino novelesco y con mayor publicidad, simplemente. El otro libro que escribí estando en la Escuela de Laicos era “Y comieron del árbol”, que es tema de Teología Dogmática, propiamente dicho. La idea era que Dios creó al hombre y lo puso en el Jardín del Edén y le dio domino sobre todo, pero con una condición: que no comiera del árbol de en medio del Jardín, so pena de muerte. Todo le está permitido al hombre, como criatura, sin olvidar que es criatura, y no dueño del Jardín, que está colocado en él, y todo le está permitido, pero que tiene reglas que respetar. Por esos días había sucedido la tragedia del Estado Vargas, y ese era el fondo como recurso para insistir en la idea de que cuando no se respetan los derechos de los demás, sobre todo los de la naturaleza, estamos comiendo del árbol prohibido, y viene, como consecuencia la expulsión del Jardín del Edén. También por recomendación superior escribí el libro “Ministerios Extraordinarios”, libro que sería el libro texto y base para la Escuela de Ministerios Extraordinarios de la Diócesis. Este libro es ya un poco más serio porque es sobre la enseñanza de la Iglesia en asuntos de Iglesia, sobre todo para la formación de los laicos. Es un compendio bastante completo y actualizado. Después vino el libro “En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)”, en el que se hace un estudio desde la psicología sobre la realidad onírica del sueño, como algo natural en el ser humano. Este libro puede considerarse un libro básico para entendernos y puede ser más bien un libro fundamental y de lectura obligatoria, para intentar entendernos más y mejor, desde la experiencia de las imágenes de los sueños. Los sueños están puestos y se dan en nuestras 116

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vidas como parte de la autoterapia dada por la naturaleza. Se inspira en San José para encontrarle sentido teológico y psicológico. Es un buen libro y hasta se podría dar talleres de autoayuda utilizando este libro como soporte y como material bibliográfico. Después vinieron “Lo que aparece en los Evangelios (pero que no se dice), tomo uno y tomo dos, en donde se hace análisis desde nuestras limitaciones, por supuesto, de algunos extractos de los Evangelios. El primer tomo marca la metodología de la pregunta y se hace avances interesantes. A muchos les gustó más el segundo tomo, sobre todo, en lo del análisis de la parábola del trigo y de la cizaña. Y en la misma línea de las preguntas, pero, ahora en forma más metódica y directa, escribí, primero el libro “Preguntas y respuestas de todo cristiano inquieto”, en el que intentaba preguntar sobre cosas diarias y rutinarias de saber para todo cristiano, como cosas prácticas. Inspirado por ese método, me aventuré y escribí el libro “Preguntas y respuestas de toda persona inquieta sobre la oración”, en el que iba a profanidades sobre la experiencia del rezar, y más aún, de la maravillosa experiencia de la oración, pero no como ritual, sino como vivencia concreta y existencial, en donde Jesús en el Huerto de los Olivos es el modelo y prototipo para enfrentar la cruz de cada día con naturalidad y gallardía. La relación en ese libro es Pasión, muerte y Resurrección, y aplicado en la vida, la misma realidad, al fin y al cabo, pero sin ningún tipo de evasión, ni siquiera ante la posibilidad de pedir a Dios que cambie nuestras situaciones o circunstancias, sino, más bien, la de confirmarla para asumirla, por sobre todo. A modelo y ejemplo de Jesús. Esa es la oración. Este libro con toda su profundidad, ciertamente, es un libro solo para gente inquieta, como ya se indica en el puro título.

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Antes de todos estos libros, simultáneamente, cuando salía el libro de Ministerios extraordinarios, recopilé lo que había escrito antes de ir a Roma a estudiar y publiqué el libro titulado “El piar de un gorrión”, inspirado en el libro “Ilustrísimos Señores”, del entonces Cardenal Albino Luciani, después el Papa Juan Pablo II. Este libro gustó mucho, la prueba está en que una señora que lo leyó y fue a México a visitar una hija suya que se casó con un mexicano, me trajo de regalo el libro que tengo citado de Roberto Gómez Bolaños, y que me está ayudando para hacer este capítulo, como inspiración. Son cartas muy divertidas a varios personajes. Tal vez haga una nueva publicación de este libro. Es muy tierno y a mi me gusta mucho. Es cuando necesito tener “platica” para poder publicar todos mis libros. Algunos no han visto la luz como yo quisiera que la hubiesen visto, como Teódulo y El Viaje. Teódulo es una bellesura de libro, muy fresco, muy sabrosito de leer, sobre todo porque está muy lleno de sencillez y ternura subjestiva. Realmente, muy bonito. A quienes les he dado algún ejemplar casero, es decir, impreso por mí mismo, bueno, por la impresora, les ha encantado, al punto de decir: “¡Ay; qué bonito!” Otros libros: La cuerda floja, La Tempestad calmada, La libertad de los Hijos de Dios, y, Material para retiros espirituales. Este último libro es muy consultado por internet. De hecho, se pueden consultar y ver todos los libros por internet (escriba scrib.com; después, escriba Daniel Albarrán, y aparecerán los libros). También están Debajo de la matica; Calzón quitao y Cabeza pelá. Después, el que me dio fama, fue el libro de la tripa… Todo lo que tenía que pasar para que la gente supiera que yo escribía. Porque me están pidiendo más libros de este y ya no hay. Aunque, creo que el de la puerca me va a ser más famoso. Cuando digo famoso, hablo de mi pequeño-gran mundo de la 118

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parroquia. Ojalá fuese un best seller a nivel mundial. ¡Como fuera! Aunque pueda que lo sea en un pequeñito grupo. Peor es nada, como se dice. O como dice aquel refrán: “Algo, es algo; peor, es nada, dijo el diablo, y se cargó a un Obispo”. ¡Casi nada…! A estas altura podría alguien preguntarse el por qué hago esta exposición de mis libros, ¿será una especie de despedida? Ni para saber si lo sea. Pero, animado por la lectura del libro de “Chespirito” que tengo citado, me animé a exponer un poco de cada uno de mis libros, para darlos a conocer. Así como “Chespirito” con el libro que dije está dando a conocer que su obra no solamente es El Chapulín Colorado y El Chavo, y se sorprende uno al ver lo extensa y prolongada que es su creación, gracias a la lectura de su libro; un poco, por eso, estoy haciendo también yo, para dar a conocer mi producción, tan desconocida como la obra de Roberto Gómez Bolaños, si no es por lo que él mismo escribió de su trabajo. Hacia el año 1998, tal vez, no recuerdo con exactitud, concursé con un cuento en un concurso de literatura en México. Mons. Constantino Maradei también concursó con una novela. Fue él quien me invitó a participar. Ambos mandamos nuestras creaciones y ninguno ganó, y ni supimos qué pasó. Sólo sé que ganó un título que llevaba el nombre de una piedra, o algo así, y eso porque el mismo Mons. Maradei me lo comentó. Al respecto, Mons. Maradei hizo el siguiente comentario, para comprender las limitaciones de ciertos autores, como nosotros. Dijo – “uno está fregado (uso este eufemismo, porque él utilizó otra palabra) porque uno (los curas) no puede escribir sobre cierto temas, que es lo que le gusta a la gente leer, que es sobre el sexo y esas cosas… ” Para terminar con este capítulo, quiero hacer un hacer un pequeño bosquejo del libro “Material para retiros espirituales”, porque considero que este libro es muy bueno. 119

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Modestia y aparte, como se dice. El libro gira sobre la idea del Jardín del Edén y de que el hombre ha sido colocado en el Jardín como huésped y no como dueño. Cuando el hombre olvida esa dimensión como criatura invierte el orden y pasa a convertirse en dueño, olvidando que el dueño es Dios; entonces, el hombre, inmediatamente pierde la paz y es expulsado. Es cuando viene, según el Evangelista San Lucas, la paz para el hombre, porque es posible, gracias a la encarnación de la Palabra; y es cuando en el anuncio a los pastores, por el nacimiento de Jesús en Belén, los ángeles prorrumpen en el cántico de “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres…”. Y el libro, entonces, resalta la idea de que la Gloria a Dios consiste en que el hombre tenga paz. Y para eso viene Jesús, el Cristo. Y, en donde, la fidelidad a la historia es la clave y la cruz la invitación teológica para comprender esa verdad. Ese libro es una sorpresa y un descubrimiento. La paz en el hombre, es la Gloria a Dios. No otra. Dios es glorificado si el hombre encuentra la paz; y esta posible, en la noticia del nacimiento del niño en Belén. Pero… los pajaritos…no tienen baño…

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22 Es domingo. Todo normal. Fui a los últimos exámenes para llevarlos el lunes a la primera aplicación del nuevo ciclo de quimioterapias, en vías de preparación del transplante. En la misa de la mañana expliqué a grosso modo, como se dice, lo que entendía que iba a ser la nueva fase del tratamiento. Muchos se acercaron a darme un abrazo y darme valor, después de la misa. Y hubo un detalle que es bonito resaltarlo. Alguien me trajo un CD que otro alguien me había mandado. No se sabía qué contenía. Cerca del mediodía lo coloqué en la laptop y me dio una sorpresa muy agradable: era un CD que contenía un homenaje a Roberto Gómez Bolaños y a Florinda, en el Perú. Eso significaban muchas cosas: primero: que el alguien que mandó el CD había leído el libro “El piar de un gorrión” y sabía de mi gusto por Chespirito. Segundo: que el alguien del CD había estado leyendo este libro por internet y sabía lo que yo estaba escribiendo al respecto. Recordemos que todo lo que voy escribiendo de este libro, lo subo inmediatamente al internet, y los que saben ubicarlo pueden llegar fácilmente a él y leerlo y hasta imprimirlo. En todo caso, puede verse la página siguiente: daniel.trimilenio.net. Y ahí encontrará el acceso a todos los libros. Hoy en día ya no hace falta colocar las tres w (www.) antes de la dirección, ya que el propio sistema lo autocoloca. O sea que con solo colocar la dirección aparecerá o la opción, si es por google, por ejemplo, o entrará directamente, si lo coloca en el explorer propiamente.

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En las dos posibilidades era muy alentador y eso me animaba a mantenerme en lo estaba haciendo, a pesar de los pesares; es decir, en seguir escribiendo, porque son esos los estímulos que lo animan a uno en estos menesteres, aunque es más que sabido que un escritor se muere de hambre. En mi caso, no es que fuera a vivir del fruto de mis libros, porque hasta ahora, no ha sido ese el móvil que me ha llevado a escribir, sino una como necesidad y una búsqueda. Sin dejar de negar un eterno encuentro que lleva a transmitir los resultados de esas búsquedas. Es un círculo. No sé, si vicioso. Tal vez sea fruto de la experiencia del “dáat” del que hablo en el libro “Debajo de la matica”, y que sin saberlo, ya poseo y he cultivado, a pesar de no ser judío, y que tampoco es exclusividad judía, sino herencia del género humano. De hecho, dos personas que sabían de lo que estaba escribiendo cuando llegué al tema del “dáat” y de lo del “genio judío”, me preguntaron, que si yo no tenía sangre judía. No sé, si lo hicieron para burlarse, o para reconocer en sorpresa ese método en mi manera, tanto de hablar de algunos temas, como en algunos de mis libros, como en el libro “Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta sobre el Padrenuestro)”, “Lo que aparece en los Evangelios, pero que no se dice”, “Preguntas y respuestas de toda persona inquieta sobre la oración”, y el mismo libro “Debajo de la matica”. De hecho, el descubrimiento, tal vez banal para muchos, de la diferencia de “cielos” y “cielo” en la oración del Padrenuestro y de su comprensión en la relación con la experiencia de poeta, sea una aplicación del triple método del “dáat” (“Jojmá-Biná-Dáat”, y que sería lo mismo que las tres facultades en el intelecto humano de Sabiduría, Entendimiento y Comprensión. Común a todo el género humano). Tal vez y sin saberlo, ya se poseía el dominio, por supuesto que sin técnica y práctica consciente, de ese método de estudio y oración, al mismo tiempo. En donde la 122

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experiencia intuitiva sea la clave de todo. De allí que en el caso del libro “Así en la tierra como en el cielo…” sea una experiencia de poeta, o de místico, pues no hay diferencia, en donde prevalece la intuición, a la que se le sigue para entenderla y comprenderla. Eso lo estoy explicando ahora después de haber escrito el libro “Debajo de la matica”, afirmando con ello, igualmente, que hay un crecimiento escalonado de libro a libro, como en los eslabones de una escalera, ya que en uno había un descubrimiento que llevaba automáticamente al siguiente, y así sucesivamente. Aunado todo con la lectura y el estudio paciente en todo el tiempo porque no se da nada de la nada, sino en espiral creciente, pero partiendo del paso anterior y así en cadena, como es lógico. A veces se me olvida que no quiero ponerme “projundo”, por las razones que ya he dado. Con toda seguridad ya me… los pajaritos… Volviendo en donde íbamos, decía, que el CD y el homenaje en Perú al par de personajes que se sabe… ¡Bonito detalle! Voy a disfrutarlo… Así que por ahora… Al día siguiente me comenzarán las nuevas sesiones de las quimio. Esperemos a ver, cómo es el tigre…

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23 Comenzaron las quimios. Y el tigre fue, como fue. Ni tan fiero, ni tan manso; simplemente, tigre. Porque se podría aplicar el refrán que dice “donde ronca tigre, no hay burro con reumatismo”, ya que tigre es tigre donde lo paren, así no sea como lo pinten, y así sea tigre amaestrado de circo. No. ¡Qué va! Tigre es tigre. Con ello queda ya dicho todo. Fue tigre. Tampoco es necesario que se detalle todo al respecto. Con que sepamos que fue lo que era, está dicho todo, aunque que no se dejará de negar la curiosidad por saber esos pormenores, pero eso puede ser para un tema de telenovela y yo apenas doy con novelas de papel o de historias como estas, que se distancian de la fantasía, y son purita realidad, pero contada de manera jocosa. Además se entraría en detalles que no vienen al caso y que se pueden resumir en lo que es una experiencia de hospitalización de cinco días, que fue lo que duró, mientras se aplicaba la quimio correspondiente. Vamos a hacer como hacen los evangelistas con Jesús de Nazareth al no poder contar la infancia del niño, por no tener elementos o por considerar que no era la excepción, a pesar de ser el Hijo de Dios, al decir al respecto que “El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él” (Lc. 2, 40); y que sin llegar a comparaciones, pero sí a comprensiones de esas verdades existenciales históricas y encontrarnos reflejados, y sin excepción, afirmar en la práctica de que se estaba siendo fiel a la historia, por eso no abandona a nadie la gracia de Dios ni en esas ni en otras circunstancias. Y eso 124

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llevaba a Jesús, en la teología del evangelista San Lucas, a “crecer y fortalecerse, llenándose de sabiduría”, como nos lleva a todos porque no somos la excepción sino la confirmación del evento Cristo. Y en este momento puede haber una sorpresa y un escándalo al ver escrito la expresión “evento Cristo”, pero esa es la expresión que utiliza el Magisterio de la Iglesia en sus documentos oficiales para hablar de todo el misterio de la Historia de la Salvación, porque en esa expresión se resume todo lo anterior al Jesús histórico, como proyecto querido por Dios, y todo lo posterior al mismo Jesús, pero ahora en la realidad del Cristo. Muy profundo. Y ahora no utilizo la palabra con “j” sino con “f”, porque lo es… Y, aquí, para no hacer una larga lista de autores, véase mejor mi libro “Ministerios Extraordinarios” en donde se trata de esos temas y en donde se citan algunos documentos que utilizan la expresión que podría ser novedosa para algunos. Y con ello, vuelvo a decir, como lo dije en alguna parte de este libro, de “¡qué culpa tiene la estaca, si salta el sapo y se ensarta!”… Por esos mismos días estaba la noticia de la peste porcina y en algunas ciudades del mundo estaban pasando trabajo al respecto. ¡Como son las cosas…! y este libro estaba tratando justo de una puerca, pero con la diferencia de si torcía o estiraba el rabo, y ya por otros lugares algunos estaban, justamente, por los puercos, pasando a estirarlo o a torcerlo. Lo de las coincidencias era pura y elemental casualidad. Yo ya había comenzado a escribir el libro, antes de esas noticias, de manera que alguien se estaba copiando, por decir algo en esta desventura histórica. En algunos lugares exageraban la nota, como se dice, pero es que a cualquiera le asusta que le pueda llegar ya el sábado a la puerca, y se estaban tomando todas las previsiones. Los efectos de la quimio no se hicieron esperar, como era lógico. No más mirar mi cara y lo hundido de los ojos, 125

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como se tipifica en estos casos, era para confirmar que el tratamiento estaba haciendo sus estragos, pero con la esperanzas de mejorar la salud. Por ahora, era lo que era. Así, que por los momentos, era así. Lo demás para cuando sea lo demás; es decir, los siguientes pasos de las restantes quimios en vías del transplante de médula ósea. Y, como ya se dijo antes, que esta historia tendrá la nota del “to be continued” (continuará), vamos a dejar, por los momentos, hasta aquí. Lo que vendrá será para el nuevo tomo, en caso de decidir la continuación con el mismo título, en dos partes. Pero en caso de que sea un nuevo título, tal vez, lleve el siguiente: “Como tres en el anca de un burro, y con la gurupera corta”. Tal vez… Por ahora, la puerca sigue con el rabo torcido. O sea que está viva. Lo que supongo que el lector de este libro va a tener que leer el siguiente libro para ver cómo van tres en un burro, y con la gurupera corta. Es de imaginárselo: los tres habrán de ir super incómodos. El que va adelante, casi en el pescuezo del burro, estará a punto de llegar a las orejas del burro, y a punto de salirse; el del medio, irá apretado por el que va atrás, que no va a querer soltarse, porque se cae; y el de atrás, habrá de ir agarrado a como pueda de el del medio, y evitando caerse del burro, porque ya no tiene donde apoyarse… Eso, sin imaginar al propio burro… O sea que los cuatro habrán de ir pasando trabajo. ¿Cuáles cuatro? Si contamos el burro, son cuatro… Y esa será la experiencia que será del siguiente libro. Entonces, la pregunta sería: “Bueno… ¿o es puerca, o es burro?” Y la respuesta, es: Hasta ahorita, puerca… Desde ahora, burro… Porque, terminamos con el libro de la puerca y mantenemos la idea de que “todavía no ha estirado el rabo la puerca”. Y claro que no lo ha estirado, porque si no, no hubiese podido terminar este libro, y lo terminé. Para ello tenía 126

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que estar vivo. ¡Menos mal! Ahora será la experiencia de ir de a tres en un burro con la gurupera corta, pero con la puerca viva y sin torcer el rabo. ¿Y que van a hacer los tres en el burro? Sencillo. Es la garantía de que la puerca sigue viva, con rabo y todo. Y hay que andar de esa manera… Es decir, pasando trabajo… también el burro… Eso en caso de llevar ese título… Ya será… como será. Terminemos con una cita de la Biblia para ser lo más realista posible, sin perder para nada el sentido de la fe: Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo: Su tiempo el nacer, y su tiempo el morir; su tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar lo plantado. Su tiempo el matar, y su tiempo el sanar; su tiempo el destruir, y su tiempo el edificar. Su tiempo el llorar, y su tiempo el reír; su tiempo el lamentarse, y su tiempo el danzar. Su tiempo el lanzar piedras, y su tiempo el recogerlas; su tiempo el abrazarse, y su tiempo el separarse. Su tiempo el buscar, y su tiempo el perder; su tiempo el guardar, y su tiempo el tirar. Su tiempo el rasgar, y su tiempo el coser; su tiempo el callar, y su tiempo el hablar. Su tiempo el amar, y su tiempo el odiar; su tiempo la guerra, y su tiempo la paz. ¿Qué gana el que trabaja con fatiga? He considerado la tarea que Dios ha puesto a los humanos para que en ella se ocupen. El ha hecho todas las cosas apropiadas a su tiempo; también ha puesto el mundo en sus corazones, sin que el hombre llegue a descubrir la obra que Dios ha hecho de principio a fin. Comprendo que no hay para el hombre más felicidad que alegrarse y buscar el bienestar en su vida. Y que todo hombre coma y beba y disfrute bien en medio de sus fatigas, eso es don de Dios. Comprendo que cuanto Dios hace es duradero. Nada hay que añadir ni nada que quitar. Y así hace Dios que se le tema.

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Lo que es, ya antes fue; lo que será, ya es. Y Dios restaura lo pasado. (Eclesiastés 3, 1-15).

Nos vemos… o con la puerca o con el burro… o en el burro… porque “el que nace pa’barrigón… nunca su camino endereza”… o “trabaja pa’la lapa”…o “le llega su sábado”… o “mañana fío y pasado también”… o quien sabe si no fío… o mejor fío porque si no me quedo con la mercancía… pero entonces no me pagan… Mejor… Nos vemos cuando nos veamos… o, “ayer lloraba por verte, y hoy lloro porque te ví”; o, ni lloro y ni te veo… Mejor… “jache puerca”… Y terminemos con la imagen tomada de internet que aparece en la portada del libro para que vea cómo está la puerca y cómo está el hombrecito que la ve y tiene que darle una bañadita… Jaja ja jajaja… e invito al lector que le da una miradita a la portada, justo donde está la puerca… y véale el rabo… lo tiene torcido… no lo ha estirado… todavía…Lo más seguro es, quién sabe… porque sigue siendo puerca…

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Libros del P. Daniel Albarrán 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22.

La crisis del Rey David. Judas Iscariote, uno de los doce. Preguntas y respuestas de todo cristiano inquieto. Los Dos (Novela). El Viaje (Novela). Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta sobre el Padre nuestro). En los sueños se dan respuestas de la vida diaria. Y comieron del árbol. Preguntas y respuestas de toda persona inquieta sobre la oración. Ministerios Extraordinarios. La cuerda floja. Retiros Espirituales. Lo que aparece en los Evangelios pero que no se diceTomo II. La tempestad calmada. El piar de un gorrión. Lo que aparece en los Evangelios pero que no se dice – tomo I. Teódulo. Por culpa de la tripa (o gracias a ella). La Libertad de los Hijos de Dios. Chévere, cambur pintón. Calzón quitao y Cabeza pelá. Todavía no ha estirado el rabo la puerca.

Se pueden leer/bajar directamente por internet en scribd.com

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