Curso Básico de Formacion para Catequistas

February 1, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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CURSO BÁSICO DE FORMACIÓN CATEQUÍSTICA I. EL CATECISMO 1.- QUÉ ES EL CATECISMO 2.- SE NECESITA EL CATECISMO 3.- EXISTEN LEYES SOBRE EL CATECISMO PREGUNTAS Y CASOS II. EL MAESTRO CATEQUISTA 1.- LA MISIÓN DEL CATEQUISTA 2.- LAS DOTES DEL CATEQUISTA a) Dotes religiosas  b) Dotes morales c) Dotes profesionales d) Dotes externas 3.- LA FORMACIÓN DEL CATEQUISTA PREGUNTAS Y CASOS III. EL ALUMNO 1.- ES NECESARIO CONOCER AL NIÑO 2.- CÓMO CONOCER AL NIÑO 3.- CÓMO ES EL NIÑO PREGUNTAS Y CASOS IV. EL MÉTODO DEL CATEQUISTA 1.- LOS PRINCIPALES MÉTODOS 2.- LOS ASPECTOS MÁS IMPORTANTES DEL MÉTODO ACTIVO a) Hacer hablar al niño  b) Hacer retener c) Hacer ver con los ojos d) Hacer ver a la fantasía e) Hacer mover las manos y los pies f) Trabajar en partidos o escuadras g) Enseñar a orar bien h) Llevar a la práctica PREGUNTAS Y CASOS V. LA CLASE DE CATECISMO 1.- PREPARACIÓN DE LA LECCIÓN 2.- ITINERARIO DE LA LECCIÓN 3.- DISCIPLINA DE LA CLASE a) Acerca del "poder legislativo"

 

 b) Acerca del "poder ejecutivo" c) Acerca del "poder punitivo" d) Sagacidad práctica para la disciplina PREGUNTAS Y CASOS VI. LA ORGANIZACIÓN DEL CATECISMO 1.- LOS ÓRGANOS PROPULSORES 2.- LA ESCUELA PARROQUIAL PREGUNTAS Y CASOS * VI. EL PERFIL DEL CATEQUISTA 1.- Vocación y fisonomía del catequista. 2.- Formación del catequista. VII. ESPIRITUALIDAD DEL CATEQUISTA 1.  En la huella del buen pastor 2.  Dios nos llama a ser catequistas 3.  Los frutos del Espíritu en la vida del catequista 4.  Perseverar en la oración 5.  El catequista, artesano del encuentro 6.  El catequista, servidor de la Palabra en su comunidad 7.  La sabiduría del catequista 8.  La importancia del testimonio 9.  La palabra que da vida 10.  El catequista, una puerta abierta para el encuentro con Dios 11.  Abrir la puerta para que entre el Señor VIII. LA FORMACIÓN PEDAGÓGICA DEL CATEQUISTA 1.- Metodología para la Catequesis 1a. parte  

2.- Metodología para la Catequesis 2a. parte  

3.- La planeación en la catequesis 4.- Herramientas prácticas de programación  

 

1. EL CATECISMO 1.- QUE E S EL CATE CI SMO 1.- Catecismo es una palabra griega que significa: "hablar o enseñar en voz alta o desde lo alto". Hoy esta palabra se emplea en tres sentidos: a) E nseña nseñanza nza a viva voz de la religión (frecuentar el catecismo).  b) Libro que contiene la verdad religiosa en forma sencilla y llana (comprar un "catecismo")

 

c) La verdad misma contenida en el libro o expuesta en la enseñanza ("el catecismo enseña que..."). 2.- El primer significado de enseñanza es el más común. Pero hay que advertir que se trata de una enseñanza especial: no es sólo la instrucción de la mente, sino la educación de toda la vida: no mira solamente a meter en la cabeza algunas nociones, sino a transmitir sólidas convicciones y así poder conducir a la obra  buena y al ejercicio de la virtud. Por ejemplo: hay dos catequistas, el primero habla y explica bien, pero no logra mejorar a sus alumnos; el segundo es menos listo, pero con su ejemplo, con la convicción que lo anima, con su fervor y exhortación lleva al bien a los niños; en su clase los niños se vuelven mejores, se acercan con frecuencia a la Iglesia, oran con más gusto. Como catequista, el segundo vale mucho más que el primero. Hay dos niños: uno sabe de memoria el texto y lo entiende, pero su vida no corresponde a las enseñanzas del mismo texto. El otro recuerda poco el texto, pero se esfuerza por llegar a ser mejor y poner en práctica lo que ha estudiado. Este segundo ha tomado el Catecismo en serio. 3.- Un día le preguntaron a Miguel Angel: ¿Cómo haces para producir estatuas tan llenas de vida?, y él respondió: "Las estatuas están ya en el mármol, pero hay que sacarlas". Los niños son como el mármol, la materia prima: de ella se pueden sacar los hombr hom brees de b bii en, los los hér héroe oes, s, los santos. Y este es el trabajo del catequista. 4.- Si dejáis a un lado el Catecismo, no sabréis qué medios adoptar para hacer  buenos a los pequeños y a los grandes. grandes . ¿Pondréis ante sus ojos la dignidad humana? Los pequeños no la entenderán, los mayores se burlarán de ella. ¿Les pondréis delante el "imperativo categórico" de Kant? Peor aún. Hay que hablar a los pequeños y a los grandes de Dios que todo lo ve, que premia y castiga, que ha dado una ley santa e inviolable, que nos ofrece los sacramentos para fortalecer nuestra buena voluntad, bastante débil e inconstante por desgracia. 5.- Muchos, me diréis, han estudiado el catecismo, y sin embargo han llegado a ser  pecadores empedernidos. Pero el catecismo a lo menos habrá dejado en el corazón e! remordimiento: éste no le dejará tener paz con el pecado y tarde o temprano lo conducirá al bien, al arrepentimiento. 6.- Se dice también que la  fi  filo loso sofífía a y la ciencia son capaces de hacer buenos y nobles a los hombres. Pero no hay nada, en verdad, que se pueda comparar con el catecismo que enseña de manera sencilla la sabiduría de todas las bibliotecas, resuelve los problemas de todas las filosofías y satisface a la investigación más difícil del espíritu humano.

 

El catecismo nos amonesta continuamente: sed buenos, sed pacientes, sed puros,  perdonad, ¡amad al Señor!  No existe en el mundo fuerza moralizadora más poderosa poder osa que la del catecismo.  2.- SE NE CE SI TA E L CATE CA TE CI SMO SM O 7.- ¡Lástima grande que esta inmensa fuerza sea poco explotada! Los niños estudian  poco el catecismo; los adultos, ilusionándose haberlo estudiado, no continúan su instrucción. Y así se observa una ignorancia religiosa increíble: personas que conocen la ciencia y han leído multitud de libros, no saben nada del catecismo, en el cual viven; jamás han leído siquiera el Evangelio completo, confunden un entierro de la tarde con una Misa, etcétera. Sin decir nada de tanta gente que frecuenta la Iglesia y se cree hasta piadosa y a veces carece de ideas religiosas, cree tener fe y tan sólo experimenta un poco de ternura sensible y busca en la piedad no la voluntad de Dios sino impresiones, sentimientos y vagas emociones; ignoran la verdadera devoción y practican una multitud de devocioncillas ligadas a ciertas fórmulas y números cabalísticos y llenos de superstición. 8.- De los pequeños se dice: "Son aún muy chiquitos, es muy pronto para enseñarles la religión". Una madre preguntaba a un educador cuándo debería empezar la instrucción de su  pequeño de dos años, y este le respondió: "¡Estás retrasada por lo menos en tres años!" Quería decir con esto que los pequeños son capaces de impresiones religiosas desde los primeros instantes de la vida. Y otro educador escribía que ningún hombre en cuatro años de universidad aprende tanto como en los primeros cuatro años de la vida; tan decisivas e imborrables son las primeras impresiones recibidas. 9.- Algunos dicen con Rousseau: quiero respetar la libertad de mi hijo, no quiero imponerle ninguna enseñanza religiosa. A los ve veii nte años años él escogerá. Pero, ¿pensarán estos padres que en realidad todo lo han impuesto a los hijos? De hecho para ponerlos al mundo no se les preguntó; y lo mismo del alimento, del vestido, de la escuela, etcétera. Por otra parte, ¿quién se pondría a los veinte años a estudiar la religión? ¡Veinte años! La edad de los exámenes para cualquier estudiante, la edad del trabajo, del oficio, de la oficina, del empleo; la edad sobre todo de las pasiones, de las diversiones, de las dudas. ¿Quién tendrá voluntad o tiempo de examinar todas las religiones de este mundo, para ver cuál es la verdadera y la mejor? Además los padres no esperan que la enfermedad haya entrado en el cuerpo del hijo  para arrojarla a fuerza de medicinas; al contrario, hacen todo lo posible por p or evitarla antes de que llegue.

 

Otro tanto se debe hacer con el alma: aprender el catecismo, el temor de Dios, a fin de que los vicios no entren; no esperar que las malas pasiones se hayan adueñado  para tener el consuelo de arrojarlas con la religión. r eligión. 10.- Pero, dicen, nuestro chico debe trabajar, debe estudiar. Es verdad, pero en  primer lugar debe trabajar para p ara ser bueno, debe prepararse contra las tentaciones del mañana.  No se impide el acceso a las pasiones con la tabla de multiplicar de Pitágoras o con las herramientas del carpintero o con un diploma. Mañana las mujeres, el periódico, el cine, el bar, se disputarán al joven. Enviarlo al camino del mundo sin catecismo, es lo mismo que enviar a la guerra al soldado sin cartucheras, sin municiones y hacer de él un derrotado y un infeliz. 11.- Los mayores se excusan diciendo: ¡ya hemos estudiado el catecismo! Pero el catecismo elemental para chicos, con pocas nociones, con imágenes,  palabras y sentimientos infantiles, cosas que acariciaban la imaginación y el corazón. Pero ahora que ustedes son mayores, se necesitan otras cosas más sustanciosas que iluminan la mente y guían la vida. Ahora se necesitan razones sólidas, claras, respuestas convincentes para rebatir los ataques que de todas partes vuelan contra la fe. Jamás como hoy se ha sentido mayor necesidad del catecismo.  3.- E XI STE ST E N LE YE S SOBR E E L CA TE CI SMO SM O 12.- No es, pues, maravilla que las leyes divinas y humanas hayan impuesto y regulado el estudio del catecismo. Las leyes divinas se refieren sobre todo a los obispos y a los padres de familia: a los  primeros, Jesucristo Jesucr isto les mandó: "Id y enseñad"; a los segundos, Dios, a través de la voz de la naturaleza, les dice: "En este hijo que te confío no debes ver sólo un cuerpo para alimentar y nutrir, sino también un alma para educar y elevar". Las leyes humanas  precisan y definen la divina. El Papa interviene con ocho famosos cánones del derecho (1,329 a 1,336) y con otros documentos célebres; y luego interviene el Concilio provincial, después el Obispo con el Sínodo, el estado  para la escuela pública, la Acción Católica para sus afiliados. 13.- Las disposiciones más importantes de la ley humana, son las siguientes: es deber gravísimo y propio del párroco impartir con todo cuidado y diligencia la instrucción cate quística al pueblo cristiano. Ayudan al párroco los cristia nos de  buena voluntad, v oluntad, en entre tre los cuales los primeros son: los religiosos, las religiosas, los inscritos a la A  Acc cción ión C atólica y los maestros que enseñan la religión en la escuela elemental. PRE GUNTAS Y CASOS CASOS ¿El catecismo es solamente instrucción o algo más? (2-3). ¿Es util? (4-5). ¿Es necesario solamente para los niños? (11). ¿Hay leyes que imponen la enseñanza del catecismo?

 

"Mi hijo ya hizo la Primera Comunión. No lo envío más a la doctrina" (10-1 1). "Mi hijo, si quiere, se instruirá cuando sea grande" (9).

II. EL MAESTRO CATEQUISTA 1.- LA MI SION DE L CATE QUISTA 1.- Hay un cuadro de Murillo llamado "Los niños de la concha". En un fondo tranquilo y sereno, mientras los ángeles desde lo alto miran y sonríen, el Niño Jesús con una conchita da al pequeño Juan Bautista el agua tomada de un limpidísimo riachuelo que se desliza a sus pies. He aquí la misión del catequista:  sus  sustti tuir a JJeesús y d da ar a lo loss niño niñoss co con n el catecismo el agua de la vida eterna. 2.- E s una mi mi si sió ón noble noble.. El catequista continúa la obra de Jesús y de los apóstoles; se coloca en línea con los obispos, los sacerdotes y los misioneros; ayuda a la familia que no siempre puede o sabe educar sola a los hijos; ayuda a la patria para formar buenos ciudadanos. Ayuda, sobre todo, a la religión. Ciertamente que el centro de la religión está en la Santa Misa, los Sacramentos, las funciones sagradas. ¡Qué huellas tan hondas dejan en el alma una primera comunión, el rito del matrimonio, una confesión bien hecha! ¿Pero qué es lo que se recoge en una Primera Comunión, en el rito del matrimonio bien celebrado? Lo que el catequista ha sembrado antes. ¿Quién va a Misa, a los actos del culto y saca de ellos fruto práctico? El que ha sido  preparado por un catequista serio s erio y bien preparado. ¿Quién se confiesa con acusación sincera, dolor y propósito firme de la enmienda? El que ha tenido un excelente catequista que lo ha instruido acerca de la confesión con ideas, convicciones y buenos hábitos. Grandes hombres como Alejandro Volta, Silvio Pellico y César Cantú tenían a gran honor enseñar casi todos los domingos el catecismo a los niños en la Iglesia parroquial. Aun Napoleón enseñó el catecismo en sus últimos años y Carlos Alberto instruía personalmente a sus hijos sobre el modo de confesarse, comulgar y asistir a la Santa Misa. San Pío X dijo: "El apostolado del catequista, es el más grande de los apostolados hoy día". 3.- E s una mi sión d dii fífícil. cil. Las dificultades vienen ya de parte de los alumnos, ya de parte del mismo catequista. Los niños son con frecuencia muy inconstantes, inquietos, distraídos por mil cosas. Los familiares ayudan poco a la obra del catequista, y a veces la obstaculizan ola destruyen. Las dificultades de parte del catequista son: que se siente a veces impreparado, que tiene poco tiempo, que debe someterse a la fatiga de la preparación, que tiene que fatigarse para mantener la disciplina debida, etcétera. Y además el

 

catequista se halla desilusionado por el desaliento, tanto más difícil cuanto ha sido mayor el entusiasmo al empezar. No se ve el fruto inmediato, se encuentran dificultades, se prueban desiluciones, amarguras y a veces se desea dejarlo todo. 4.- Y sin embargo es una misión que lleva  fruto. Las dificultades se superan. Quien tiene entusiasmo insiste, repite y sobre todo procura prepararse debidamente para hacer atrayente la lección, llega a llamar la atención de los niños. El fruto no puede faltar, y segura es la recompensa del Señor que ha dicho: "Todo cuanto hayáis hecho a uno de estos pequeños, lo habéis hecho a Mí", y estas otras: "Los que hayan enseñado la justicia a muchos, brillarán como astros en la eternidad". Pero además hay también fruto y resultado en la tierra. El agricultor recoge la cosecha, pero sólo después de haber arrojado la semilla. El catequista es un sembrador y a veces el efecto de su enseñanza se verá solamente más tarde, en una desgracia, en peligro de muerte; otras veces el fruto es visible en los jóvenes que prepara, que llegan a ser mejores y que son agradecidos al que los instruyó.  2.- L A S DOTE S DE L CA CATE TE QUI STA ST A Depende sobre todo del catequista que su misión tenga éxito o no. San Felipe  Neri y San Juan Bosco catequiz catequizaban aban a los muc muchachos hachos en cualquier rincón de la sacristía, hasta en la calle, sin lujo de ambiente, sin medios y sin embargo los encantaban como si fueran magos y los transformaban. Tenían lo que es más importante: las bellas dotes, que se pueden dividir así: D otes r elig li g i osa sas, s, que hacen al cristiano. Dotes morales, que hacen al hombre. D ote otes prof profeesi siona onales les o del oficio, que hacen al maestro. Dotes externas, que no hacen nada nuevo y no son indispensables pero que dan  pleno resultado r esultado y relieve a las dotes pprecedentes recedentes y permiten al catequista brillar delante de sus chicos, con luz completa del cristiano, del hombre o del maestro. a) D otes r eligi li gi osa sass 5.- B uena conducta conducta.. Es una dote capital. Los niños leen más en el catequista que en el catecismo, se impregnan más de la conducta que de las palabras, se les graba más con los ojos que con los oídos. Son como la esponja: absorben sobre todo lo que ven, y ven mucho. Tienen una antena finísima para captar todo lo que el catequista es interiormente. Si el catequista no es bueno, su voz externa  podrá decir lo que quiera, pero otras cien voces claman para desmentir lo que  pronuncian los labios.  No se logra insinuar a los niños la dulzura, el perdón cuando negros  pensamientos de rencor o de venganza ven ganza dan arrugas a nuestro rostro. ros tro.  No se lleva a la pureza con las palabras hermosas, cuando feos hábitos o  pensamientos pecaminosos obscurecen nuestra alma.

 

El catequista no puede dar lo que no tiene, y así no enseña sino lo que posee y no sabe sino lo que es. 6.- Piedad . Dios produce en el alma la vida sobrenatural o sea la gracia y la virtud. El catequista es por tanto únicamente un instrumento del cual Dios se sirve. Si permanece unido a Dios, viviendo en estado de gracia, hará bien a sus discípulos; separado de Dios por el pecado mortal, su trabajo será estéril para la vida eterna. Es como la lámpara eléctrica: unida a la corriente, da luz y claridad; separada de ella, todo lo deja a oscuras. Así han existido muchos catequistas que careciendo de dotes externas, con poco ingenio y cultura, sin embargo han obtenido frutos maravillosos. Tenían una  piedad profunda con la que conquistaban a los niños, más que con toda la elocuencia de este mundo. Catequistas que no sólo enseñaban a conocer a Dios sino que lo mostraban y hacían sentir, como el Santo Cura de Ars del que se decía: ¡Vayamos a ver a una copia de Dios!  No se concibe un catequista sin verdadera piedad. ¿Cómo podrá hacer amar al Señor, si él, el primero, no lo ama? ¿Cómo enseñará a orar, a frecuentar los sacramentos, si no tiene gusto por la oración,.afición por las funciones religiosas, si no hace bien la genuflexión, la señal de la cruz,. etcétera? La piedad no es como una máscara que se pone y se quita; es un perfume que se desprende de un alma deseosa de agradar a Dios y que los niños ven y reconocen con una facilidad extraordinaria. Si los niños se sienten amados, abren la puerta del corazón, confían, escuchan, se dejan educar. 7.- Convicción  profunda. El catequista debe ser un entusiasta, un convencido. Convencido de que su misión es una cosa grande, que las cosas que enseña son verdaderas, que los niños aunque con fatiga a veces y constancia serán elevados al orden sobrenatural y mejorados. Esta convicción dará ánimo y alas a su apostolado; con ella, llegará a ser un artista de su catecismo; sin ella, quedará como estancado e incapaz de edificar y de arrastrar tras de sí. Dos alpinistas escalan una roca: el primero porque está de moda, el segundo por  pasión y afición. Observad el regreso: ¿Qué has visto?, se pregunta al primero. "Pues nada de especial: cuatro cuerdas, cuatro árboles, torrentes, prados, un rinconcito de cielo y nada más", y bosteza. Se pregunta al segundo: ¿Qué he visto? ¡No lo podría haber soñado jamás! ¡Rocas y más rocas, prados y torrentes, azul del cielo, sol, cosas y espectáculos maravillosos! Y mientras habla parece que tales maravillas le sonríen todavía en el espíritu y en el fondo del alma.

 

Los dos han visto lo mismo, pero qué diferentes las impresiones. El primero, no entusiasmará a nadie a intentar una subida a la montaña; el segundo, al contrario, con su entusiasmo encenderá la pasión por la montaña y el alpinismo y guiará a otros a nuevas ascensiones. Así el catequista: no basta que enseñe, sino que enseñando entusiasme a los otros, los apasione y los arrastre.

b) Dotes morales 8. A  Am mar a los los niño niños. s. Lacordaire escribió: "Dios quiso que ningún bien se hiciera a los hombres sino amándolos". Y es verdad. Si los niños no se sienten amados desconfían, obran por fuerza y sin convicción. El catequista mismo, si no ama deveras a los niños, no hallará jamás la fuerza  para superar el insuceso, el tedio, la ingratitud inherente a su oficio, y tanto menos será capaz de tener confianza en sí mismo y en ellos, de compadecerlos y de tener paciencia. 9.- Paciencia. "Con los niños, dice San Francisco de Sales, hay que tener un vasito de sabiduría, un barril de prudencia, y un mar de pacie cienci ncia a" . Todos lo saben y tan verdadero es que cuando un maes tro no domina a los chicos, el pueblo dice sin equivocarse: "No acierta porque no tiene paciencia". Y cuando al contra rio, el maestro es capaz y lleva felizmente la escuela, el  pueblo también dice enseguida: "¡Cuánta paciencia!". paciencia! ". 10.-  Se  Sent ntii do de de la just justi cia. El niño no soporta la parcialidad y la injusticia y cuando la ve o cree verla, sufre, se aleja y se encierra en sí mismo. En esta materia las cosas que para nosotros son como de juego y broma, para los niños adquieren una importancia extraordinaria. Es necesario tratar de evitarlas,  buscando tratar a todos de la misma manera, guardándose de las simpatías hacia los más ricos, mAs listos, mejor vestidos, etcétera. Si puede haber alguna  preferencia, debe ser para par a los más pobres, más rudos, más deficientes. 11.- R espe espeto to de la verda ver dad. d. Los niños son muy sensibles a la verdad, tienen una gran confianza en el catequista. Por lo tanto, jamás debe permitirse por chanza, el decir cosas no ciertas o hablar con reticencias o con doble sentido. Procurará tener en esto gran cuidado para no perder delante de los niños el  prestigio de d e se serr hhombre ombre de palabra. P Por or ejemplo: no cambiar en sus detalles las cosas que se cuentan. El niño que tiene memoria especial y muy fiel para los detalles, desconfía cuando una segunda vez halla la historia diferente de la  primera. En su alma se levanta la duda, que después pasa con gran facilidad f acilidad de los detalles insignificantes a la substancia misma y a la verdad de las cosas que enseña. c) Dotes profesionales 12.- Sa  Sab ber . Para enseñar es necesario saber lo que se enseña: para enseñar una cosa hay que saber diez; para enseñar bien, hay que saber mucho y muy bien.

 

Es pues como una escala: el que sabe muy bien, enseña bien; el que sa  sab be bi en, enseña apenas pasablemente; quien sabe apenas pasablemente, enseña mal. En la escuela elemental una maestra enseña no muchas materias y cosas más fáciles que las verdades del cate cismo. Y sin embargo, se le exige que estudie varios años y que supere difíciles exámenes. Se dice: ¡Pues, en fin, se trata de enseñar a niños! Con más razón es necesario saber y tener ideas claras y precisas. Hablar con lenguaje fácil y sencillo, es difícil. He aquí lo que sucede cuando el catequista sabe poco: en las inteligencias de los niños entran errores, dudas y confusiones; el catequista habla y adelanta la materia sin seguri dad, sin brío y sin confianza en sí y los alumnos se dan cuenta de su poca ciencia, y ¡adiós al prestigio del maestro! 13.- Sa  Sab ber ens enseeña ñar. r.  No es lo mismo que saber simple mente. Una cosa es tener las ideas en su propia cabeza y otra hacerlas pasar a las de los alumnos. Podemos ser pozos de ciencia, pero que no sabemos comunicarla a otros. Hay oradores elocuentísimos y muy capacitados para hablar a los mayores, pero que no logran tener atentos a pequeños auditores. Y hay maestros capaces de enseñar bien a los niños historia y geografía, pero incapaces de enseñar el catecismo, que es una materia con dificultades propias. Un catequista, por tanto, no sólo debe saber o tener paciencia, sino debe tener la habilidad de comunicarla a los pequeños con la didáctica  propia, con la didáctii ca cat didáct cateequísti quística ca.. 14.- Para llegar a poseer esta habilidad, son utilísimos: El se  sent ntii do de la adaptación, ción, es decir, saber proporcionar lo que se dice a quien lo recibe. Se habla de manera distinta a los niños de edad diversa, si tienen la misma edad de una manera a los menos inteligentes y de otra a los más listos. Se  procura siempre el decir cosas fáciles y decir ddee manera fácil las cosas co sas difíciles. Se deben siempre presentar las cosas bajo un aspecto simpático que agrade a los niños y les haga amar lo enseñado. La claridad: ideas, pocas pero coloreadas e incisivas; mejor poco y bien que mucho y confuso;  p  pa alab labr as fáciles que los niños ya conozcan y entiendan, concretas y si es posible acompañadas de imágenes. No se dirá: "La sabidu ría divina", sino "Dios que es tan sabio". No se dirá "Pedrito se avergonzó", sino: "Pedrito se puso rojo por la ver güenza". O mejor aún: "Pedrito, por la vergüenza, se puso encarnado como un gallito". E l sabe saber co cont nta ar : es uno de los mejores recursos para lograr la atención de los niños, que están deseosos de que se les cuente y escuchan con avidez la historia narrada con gracia. d) D ote otes exte exterr nas

 

15.- El niño es un caricaturista terrible: un mínimo de ridículo que haya en el catequista lo descubre en seguida. Mas, de la misma manera, lo que sale de lo común, que es ingenio verdadero, armonía o gracia, conquista y encanta al alumno. Basta poco para que se burlen del catequista y también basta poco para suscitar en ellos el entusiasmo. Por esto es preciso que el catequista vigile y controle sus actos y ademanes exteriores. 16.- Esté atento a la expresión del rostro. Los niños lo observan, leen en él los  pensamientos que el catequista tiene para con ellos.  No muestre por tanto miradas crueles, ni tristeza exagerada. El niño lo toma por maldad. Si tenemos cruces y desdichas no las hagamos ver a los niños; y si por fuera llueve o truena, el aspecto de nuestro rostro sea igualmente sereno, tranquilo, de modo que los niños digan: el cate quista está contento de estar con nosotros, es bueno, nos quiere. 17.- Vigile las miradas. A los niños les habla más el ojo que la boca del catequista; en los ojos se ve como el matiz de la palabra. Por otra parte, con los ojos es como el catequista los domina y hace sentir que los quiere dominar. Un ojo vigilante, penetrante, agudo, impresiona y domina a los niños. 18.- Vigilar el gesto. El gesto natural sobrio, hace más atrayente la palabra, sobre todo con los pequeños, que están habituados a suplir los vocablos que les faltan con la mímica viva, poniendo en movimiento los ojos, las manos, la  persona, el tono de la voz, la cabeza, pero un gesto mecá nico y desmañado d esmañado lo hace ridículo y distrae la atención. 19.- Merece un cuidado especial la voz. Lo menos que se puede pedir es que se articulen bien las palabras, sin precipi tación, sin comerse las silabas, sin trabarse. No gritar ensor deciendo, ni tampoco hablar demasiado bajo, entre los dientes, de modo que los niños no entiendan o les dé trabajo para entender. Al comenzar se habla más bien un poco bajo, para atraer la atención, se sigue haciendo altos y bajos, suave y fuerte, retardando en algunos momentos y acelerando en otros. Quien tenga un bello timbre de voz, aprovéchelo. Un bello timbre de voz que revele el entusiasmo, la piedad, podrá hacer muy interesante aun las cosas más comunes. Que se vigile especialmente, si tiene la costumbre de intercalar frecuentemente algunos adverbios, porque si no, los niños se encargan de vigilar y al final de la clase habrán contado 50 ó 60 "pues" u otras palabras semejantes. 20.- E l compo comporr ta tamiento miento o p  prr esent senta ació ción n eext xteerna tiene también su importancia. La elegancia exagerada, los perfumes, los polvos, el colorete de la catequista o

 

el aire truculento del catequista hacen reír a los niños, y la negligencia, el desaliño les impresiona malamente. Ir a la clase de catecismo es ir a hacer una cosa grande: el vestido sea conveniente, el cabello arreglado, no falte la limpieza y el decoro. Lo merecen tanto el catecismo como los alumnos. 21.- Y finalmente si el catequista posee alguna habilidad que pueda impresionar favorablemente al niño, no la esconda sino úsela en favor de la enseñanza.  3.- L A F ORM OR M A CI ON DE L C CA A TE QUI STA ST A 22.- Para llegar a ser un excelente catequista es indispensable un mínimo de dotes espontáneas, o sea cierta aptitud natural para ser educador. Cayo es un excelente muchacho, pero no tiene buena memoria y al hablar  balbucea y repite; no sirve para catequista. Sempronio es muy nervioso y exaltadísimo y reparte, por poca cosa, pescozones y palabrotas; no sirve tampoco. Ticio tiene timidez notable, cierra los ojos hablando a los niños, no se atreve a mirar en el rostro a las personas; servirá para catequista a condición de que se corrija. Para formar el catequista, ayuda mucho la buena voluntad, la tenaz  perseverancia, el estudio, el ejercicio, pero-aparte de esto, se requiere disposición natural. 23.- Para adquirir las dotes r eliliggi osa osass y mor mor ale less sirven la oración, la frecuencia de los sacramentos, la meditación, el esfuerzo continuo para adquirir u obtener un carácter šuave, paciente, leal, optimista. Sin la meditación sob re todo, las convicciones no son profundas en el alma. Además, ayudan mucho la práctica del examen de conciencia y del retiro mensual. 24.- Para poseer la ciencia suficiente se requiere el estudio diligente y asiduo del catecismo.  No basta haber estudiado, hay que estudiar ahora textos más amplios, bien hechos, con atenta reflexión, sin decir jamás basta.  No se requiere ciertamente que todo catequista sepa como el párroco, pero es cierto que para enseñar a otros, por mucho que se estudie, no se sabe nunca lo suficiente. 25.- La habilidad didáctica se adquiere sobre todo con la práctica. Es equivocado el decir: ahora frecuento un curso o preparo un tratado de pedagogía y en seguida me hallo apto para enseñar. La habilidad se consigue sólo enseñando, con la práctica. Seguir el curso y leer el tratado es excelente, pero con tal de que se aplique en seguida cuanto se ha aprendido. Después de haber practicado, volver a estudiar para ver dónde se ha acertado y dónde se ha equivocado.

 

Se ha dicho: los diez primeros años, el maestro enseña con daño de los alumnos. Esto es un poco exagerado tal vez, pero es un hecho que ningún oficial de la enseñanza no quede como aprendiz por mucho tiempo. 26.- Y aun cuando se haya adquirido un poco de experiencia, se siente más la necesidad de prepararse mejor. Los niños se renuevan y también las clases. El catequista, pues, debe renovarse también y no decir: ahora ya no más estudio. 27.- Además del curso catequístico, es necesario participar en reuniones, cursillos para catequistas. Buena cosa es entrevistar catequistas experimentados,  pueden sugerir experiencias experienc ias que en los libros no se hallan. Y mejor aún escuchar lecciones que ellos dan a sus discípulos. También es bueno suscribirse a una revista catequística (C.D.C.), equiparse con una biblioteca catequística, con  buenos textos, cuadros murales, láminas, etcétera. etc étera. Además, es excelente procurarse una colección propia de ejemplos, historietas,  pinturas. Es cierto que ya ha hayy algunas impresas, pero lo que es cosa para todos no sirve ni se halla adaptada a nuestros discípulos en nuestro tempera mento. Es mejor tener a la mano material propio que ya se ha experimentado como eficaz y adaptado. Ese material se prepara poco a poco. Hallo alguna buena comparación en un sermón. La pongo en mi libreta al-llegar a casa. Mañana me servirá para una clase. Leo una historia interesante. En seguida dos líneas en mi fichero. Mañana la repetiré a mis chicos. Y así se prepara un material bueno y en poco tiempo. PRE GUNTAS Y CASOS CASOS ¿Por qué es cosa grande enseñar el catecismo? (2). ¿Es fácil enseñar el catecismo? (3). "No enseño más pues no obtengo ningún fruto" (4). ¿Por qué es necesaria la conducta digna en el catequista? (5). ¿Cuáles son las dotes del que enseña? (12-13). ¿Por qué es necesario tener cuidado con la  presentación externa? (15). ¿Basta que me haga muy devoto durante la lección explicada? (6). "A algunos alumnos nunca les tomo la lección. ¿Es bueno esto?" (12). "Sé lo suficiente para enseñar el catecismo a cuatro chicuelos" (12). ¿Qué medios adoptará un catequista para hacerse cada vez más ideas? (23-27). ¿Podemos todos ser catequistas? (22). ¿Las clases para los catequistas son útiles? (24-25).

III. EL ALUMNO 1.- E S NECE SARI O CO CONO NOCE CE R AL NI ÑO 1.- ¿Qué debe conocer el maestro para enseñar el latín a un niño?  — Pues Pues el latín, responderá un alemán.  — Al Al niño, responde el americano Stanley Hall.

 

 — Y nosotros añadimos: debe conocer al uno y al otro: el latín pero también al

niño. Y a la verdad antes de sembrar, el campesino no sólo debe conocer la semilla, sino también la calidad de la tierra a la que se le confía la semilla. Y un carpintero debe conocer las varias cualidades de madera, pero jamás usará el cerezo que es una madera apreciada para ponerle palo a un azadón. Así también el catequista, que enseña al niño, debe conocerlo. 2.- Es un grave error creer que el niño es en todo semejante al adulto, y que sólo es más pequeño, más ignorante, más inexperto. Mirad a un niño con lente de aumento: lo veréis grande como un hombre; veréis que camina, salta, ríe, pero de manera distinta de la de un adulto. El niño no aprende como nosotros, no puede hacer lo que nosotros hacemos: una cosa nos gusta mucho, a él no le agrada y viceversa. Es preciso conocerle: saber cuáles son sus alcances, sus posibilidades para  poderlo formar con inteligencia, adaptarlo a nuestra enseñanza y solicitar su colaboración. 3.- Hubo un pescador a quien gustaban mucho las fresas; se fue al río y puso en el anzuelo una fresa diciendo: me gustan a mí, jies gustarán también a los peces! Viceversa, a los peces no les gustaban las fresas pero sí los gusanillos que el  pescador no quería tocar. Y sucedió que los peces cogieron los gusanillos, se fueron y el pescador se quedó con la boca seca... Poned en lugar del pescador al catequista, en lugar de los pececillos a los niños, y tendréis una idea de lo que sucede cuando el catequista no se preocupa por conocer el gusto de sus alumnos y adaptarse a ellos. 4.- Es preciso conocer a los niños no sólo en general,  sino uno por uno uno,, porque entre ellos no hay ni siquiera dos que sean perfectamente iguales. Se dijo: "Cada niño es un inédito, una palabra de Dios que no se repite jamás". Y hay que añadir: cada niño tiene diversas condiciones de sí mismo y por eso  jamás se le conoce bastante y no se acaba nunca n unca de conocerlo y estudiarlo. 5.- ¿Cómo vive un niño de pocos meses? Se alimenta, llora y casi todo el resto del tiempo lo emplea en dormir. Un adulto duerme por cansancio, por fatiga. Pero ¿qué ha hecho este pequeño para estar siempre cansado? La razón es muy sencilla: está creciendo, desarrollándose. Y esto lo cansa. Y cuando llegue a ser un niño mayorcito, la fatiga será mayor porque al crecer se añaden el saltar y moverse sin fin. El catequista para entender y comprender ciertas distrac ciones del niño, para no fatigarlo demasiado y para no pretender de él cosas que no puede dar, debe tener  presente que el niño no sólo tiene alma sino también cuerp cuerpo, o, que continuamente continuamen te se cansa.

 

6.- Rousseau dejó escrito: "¡El niño es bueno, es un ángel!". Lutero, al contrario, dijo: "Es una bestia". Más justamente Lamartine escribió: Es un ángel caódo del cielo. Un ángel, pero con las alas rotas; que volará alto hacia el bien, pero con fatiga, y solamente con alguien que lo ayude; que tiene bellas cualidades para desarrollar, pero también inclinaciones pecaminosas, sobre las cuales debe mos tener los ojos abiertos. 7.- Si el niño ha sido bautizado, además del cuerpo y del alma, hay en él otra realidad que hay que tener presente: la gracia depositada en el alma por el  bautismo con las virtu des teologales de fe, esperanza esper anza y caridad. Todas estas cosas que no vemos, pero que existen, ayudan desde el interior la obra del catequista. Pero alguno dice: los niños no pueden entender ciertas fórmulas, ciertos conceptos. Se responde: Por sí solos, con los únicos métodos natura les, no; pero con la ayuda de la gracia y de la fe, con la pedagogía sobrenatural, sí. 8.- Concluyendo: es necesario conocer al niño y no sola mente en general, sino uno por uno; cuidando no sólo al alma sino también al cuerpo; no sólo atendiendo a los elementos visibles sino a los invisibles y sobrenaturales.  2.- COM COMO O C ONOC ONOCEE R AL A L NI ÑO 9.- Nosotros también fuimos niños: muchas cosas las recordamos muy bien. Recordamos lo que nos agradaba, aterraba o aburría. Estar callado, sentado, encerrado por media hora, por ejemplo, era un tormento  para nosotros; tres minutos de oración se nos hacían largos, como media hora; y al contrario, medio día de juego en la plaza, en los parques, se nos hacían minutos. Otro tanto sucederá a los niños de hoy. He aquí pues la  p  prr ime imerr a mane nerr a  para conocer al niño:  inclinarnos sobre nosotros mismos, sobre el niño de ayer, para entender al niño de hoy. 10.- La se  segund gunda a mane nera ra hay que buscarla en los libros. Hay libros que estudian y describen al niño: textos de sicología, de pedagogía, etcétera. Muchos han sido escritos por personas que han pasado la vida en medio de niños. En éstos el catequista podrá hallar muchas cosas que jamás hubiera encontrado. Hay otros libros que describen la juventud de los santos o de los hombres grandes. Aun estos en su lectura, pueden ser más útiles al catequista. 11.- La tercera manera y la mejor es el niño mismo. El niño se presenta ante nuestra vista como un libro abierto, con sus acciones y parece decirnos: si quieres conocerme, léeme. Y se lee observándolo: su posición, sus gestos, la pala bra, las acciones, los silencios obstinados, el llanto, los juegos predilectos y los compañeros más frecuentados son otras tantas cosas que observadas atentamente, reflexiona das

 

después, sirven para llevarnos a conocer los gustos, las tendencias, los caprichos, las cualidades y el temperamento de cada uno. Los mejores momentos para la observación son aquellos en que el niño no se siente observado: en el juego, en la calle, en un paseo, en los momentos de entusiasmo, en los días de tristeza, etcétera. 12.- Se lee también oyendo al niño. Hablando con nosotros, e1 niño hace dos cosas: se nos manifiesta y nos instruye.  Nosotros, en efecto, tenemos necesidad de aprender algunas cosas del mismo niño: su modo de expresarse, sus frases ingeniosas, sencillas, imaginativas, sus  palabras infantiles. Son estas precisamente las que después d espués debemos emplear si queremos hacemos entender por él y hacerlo atento. 13.- Mas la observación que hacemos del niño no es completa si no se extiende al ambiente en el que vive: la familia, el barrio, la escuela. El médico no observa solamente si los pulmones del enfermo se hallan en buen estado, sino que averigua qué clase de aire respira. Algunos niños están dotados de buenas cualidades, pero en la casa respiran un aire viciado, corrompido por las blasfemias y las palabras que se dicen y los malos ejemplos que reciben. El catequista debe tener en cuenta estas cosas para su enseñanza. 14.- Quien quiera estudiar a fondo un niño debe acordarse de la Pirámide de N i co colás lás Pe P ende nde. Para conocer una pirámide de cuatro lados, es preciso examinar cada una de sus cuatro caras y después la base. Esto lo sabemos ya nosotros. El niño, ha dicho Pende, se parece a una pirámide, posee una base que es el conjunto de tendencias heredadas de sus padres y cuatro  caras que son en el cuerpo: la  forr ma exte  fo xterna rna (aspecto morfológico); los humores internos (aspecto endocrinológico); en el alma: el aspecto moral; el aspecto intelectual. Conociendo a los padres y a la familia, se puede conocer un poco las inclinaciones; estudiando el cuerpo se puede determinar el temperamento; estudiando el alma, se mide la fortaleza de su facultad espiritual. Pero pocos son capaces de hacer este estudio que se hace complicado cuando se trata del estudio morfológico o endo crinológico, y es más difícil y delicado cuando se pretenden explorar secretos de familia.  Nosotros nos contentamos con pocas nociones fáciles y prácticas, advirtiendo que nos referimos a una sola de las etapas de la vida del niño: infancia (5 años), niñez (de 6 a 12), adolescencia (de 13 a 15), juventud. Aquí hablamos del niño.  3.- COM COMO O E S EELL NI ÑO 15.- E s todo todo se senti ntido dos. s. Tiene ojos, manos, oídos, lengua, garganta, que quieren intensamente ver, hablar, oír, gustar. Los colores vivos los embelesan, y aun los sonidos y ciertos rumores o ruidos estridentes que a nosotros nos dan dolor de

 

cabeza, para ellos son música estupenda. Y se pregun tan a menudo: ¿Por qué esto? ¿Por qué aquello? ¿Por qué no de este otro modo? El buen catequista debe tener en cuenta esta gran sensi bilidad; a los sentidos del niño debe dirigirse en modo particular: hágale ver y tocar, si se puede, objetos religiosos, bellas imágenes; enséñele cantos variados; dé satisfacción a su curiosidad, dejándolo preguntar, etcétera. 16.- E l niño ni ño es es todo todo m mo ovi vim mi ento y jjue ueggo. Plata viva. Si está quieto, si se halla  parado como una momia, eso debe hacer pensar que está enfermo, porque el niño sano experimenta una necesidad de moverse y agitarse que no se puede cohibir. Por lo tanto, aprovechar esamovilidad del niño en el catecismo: hacer mover con inteligencia y variedad a los niños. Hay catequistas que juegan a los diez mandamientos, siete sacramentos, cinco  preceptos, siete dones del Espíritu Santo... con sus niños, identificando a cada uno de ellos con un mandamiento, con un sacramento, haciéndoles mover y hablar. Otros hacen administrar un bautismo, una confirmación, representar una escena del Evangelio; los hacen levantar para una oración, para un canto, etcétera. Pero es juego, dirá alguno, no catecismo. Es un poquito de juego, en verdad; pero en realidad, es cosa seria y sabia. El  juego es la única cosa que el niño hace con empeño empeño,, lanzándose lanzándos e a ella con toda el alma, más que nosotros a las cosas serias. ¿Por qué entonces estará prohibido dar a las lecciones del catecismo el aspecto de juego si esto le atrae la simpatía? Hay catecismos que pretenden ser serios y son broma. Hay catecismos que  parecen en broma y son los que dan d an mejores resultados. 17.- E l ni ni ño eess tod todo o co corr az azón ón y senti sentim mi ento nto.. A veces ríe, a veces llora. Tiene tantos pequeños goces y tantos pequeños dolores, tiene un corazón que siente mucho y tiene la gran necesidad de ser amado. El catequista se guardará de ofender el sentimiento del niño: la ironía no debe emplearse con él; la represión y el castigo si se emplea, jamás deben hacerse sin hacer sentir que se aplican para hacerle bien, con amor y con disgusto de aplicarlos. Los grandes educadores, todos, han tenido ternura de madre para con los  pequeños: Don Bosco, San Felipe Neri, etcétera. El Obispo Dupanloup amonestaba a los catequistas: "Sed padres, sed madres". 18.- E l niño ni ño eess to todo do fantasí ntasía. a. Las imágenes vivas lo impresionan mucho, lo impelen a imitar en seguida lo que ha visto y le hacen confundir a veces lo que ha sucedido con lo que solamente ha imaginado. Por eso es importante darle impresiones buenas y sus-traerle a impresiones  pecaminosas, tenerlo alejado de escenas pavorosas o inmorales, no contarles

 

hechos horripilantes o extravagantes de espíritus que se aparecen o de personas arrebatadas por el diablo. 19.- E l ni niño ño ttii ene una m meemori oria a eexxtraña traña.. También nosotros adultos tenemos diversos modos de recordar: algunos se acuerdan de lo que han visto, otros de lo que han oído o dicho; algunos fijan bien las ideas, otros los hechos; este tiene una facilidad grande para retener números y fechas; el otro se acuerda sólo de las cosas concretas. El niño tiene a veces la memoria como por intermitencias, una cosa la recuerda  por un poco de d e tiempo, después la olvida, luego la vuelve a recordar. Se acuerda  poco de las cosas. Cuando está mal alimentado o afligido por una enfermedad enferme dad o es convaleciente, no recuerda la idea abstracta, pero sí los objetos, los individuos, los sonidos... En el niño la memoria por lo ordinario no es es fi f i el, porque une la imaginación y la invención. Se entiende por esto que al hacer aprender de memoria una fórmula al niño, es necesario explicársela bien y asegu rarse que la ha entendido, si no, nos exponemos a hacerlo aprender como un papagayo. Es bueno unir a una idea difícil un hecho o imagen viva; así será más fácil que la recuerde después. Es preciso volver a menudo sobre los conceptos principa les del catecismo, si no se escaparán de la memoria. "Repe tir sin cansarse y sin cansar"; es decir la misma cosa con trama diferente y modo distinto, de manera que aparezca nueva. 20.- E l niño ni ño ti ene una fe inge ing enua. "Lo ha dicho la madre, el párroco, la maestra, luego es verdad". Cree fácil mente las cosas maravillosas, los milagros, los misterios. El catequista debe co corr r espo sponde nderr a eesta sta fe iing ngeenua y plena del niño, respetando ia verdad. Jamás contar como verdad lo que se ha inventado; no dar por cierto lo que es dudoso, no exagerar ni juzgar las acciones (no decir a un chiquito que ha dicho una mentira: examínate, porque si no te confiesas, vas al infierno); no interpretar en modo supers ticioso o atrevido la intervención de Dios para no dar lugar a confusión. "¿Ves? Has jugado con dinero hoy que es vier nes y por eso has perdido", decía una madre a su hijo. Y el niño respondió en seguida: "Pero  para mi compañero que me ganó, era también viernes". vie rnes". ¡Lógica correcta! El catequista debe aprovechar la confianza que el niño tiene en él, para darle la confianza en la Iglesia y en Dios. El niño tiene delante de sí, estos tres escalones: el catequista, la Iglesia y Jesús. "Esto me lo enseñó el catequista, él aprendió de la Iglesia y la Iglesia de Jesús mismo" 21.- E l niño ni ño r azona con con fatig fatiga. a. Es todavía como esclavo de los sentidos, solamente por breves momentos puede elevarse a pensamientos abstractos. El que lo quiera conducir al pensamiento y reflexión, es necesario que no tenga

 

afán; que le enseñe pocas cosas y siempre conduciéndolo a través de hechos, colores e imágenes. 22.- E l niño ni ño ttii ene una vo voluntad luntad dé débil bil.. Y también inestable y caprichosa. Además, habituado como está a verse rodeado del cuidado de todos desde la infancia, tiende a considerarse así mismo como un sol pequeñito ya todos los otros como satélites: él en el centro, los otros alrededor para obedecerle y servirle. Dulcemente, pero con firmeza, es preciso ponerlo en su puesto: no en el de mando sino en el de obediencia y de docilidad. Conviene que no piense en poder  plegar la voluntad del que le es superior; y al contrario, debe él plegarse en manera absoluta a los padres, al maestro, al catequista. Si esto no se obtiene de él desde el principio, hay poca esperanza de educarlo debidamente.  Naturalmente, para tener éxito, es preciso presentarle las cosas por el aspecto simpático y tomarlo apoyándose en la persuasión, en el sentimiento y raras veces por el castigo. 23.- E l niño ni ño es es algo muy muy gr ande. nde. Se ha llamado por algunos el siglo presente "El siglo del niño", porque nunca como ahora tanto se ha ocupado la humanidad de él. Se le enseña con libros, biblioteca; se le cuida con medidas preventivas, colonias, colegios, escuelas, hospitales; se le educa en escuelas de toda clase; la humanidad entera lo rodea, se inclina sobre su suerte. Pero el catequista debe avanzar más y ver en el niño un hijo de Dios, un hermano de los ángeles y recordar que el Señor pedirá cuenta estrecha de la manera como el niño ha sido tratado ("El que acoge a uno de estos pequeñitos, me acoge a Mí"). El que no está persuadido de esto y no muestra por el niño un respeto sobrenatural, no es digno de estar con él: está en peligro de perjudicar la obra de Dios. PRE GUNTAS Y CASOS CASOS ¿Entre los grandes y los pequeños hay sólo diferencia de estatura? (2). ¿Es necesario estudiar al niño? (1). ¿Todos los niños son iguales? (4). "El niño es todo bondad: cuidado, no lo arruines" (8). ¿Cuántos medios conozco para estudiar a los niños? (9). Lee las páginas que Sta. Teresita escribió en su propia infancia. "Pablo se aburre con los niños y se canso cuando les habla". ¿Será un buen catequista? (3-11-12). "La fantasía, la memoria entre los pequeños y entre los grandes. Diferencias" (18-19). "Cayo, catequista, se burla de los niños’Ç ¿hace bien? (17). (17).  

IV. EL METODO DEL CATEQUISTA 1.- LOS PRI NCI PALE S ME TO TODOS DOS

 

1.- A una misma meta se puede llegar por varios caminos con viajes diferentes. Así para enseñar una verdad el catequista puede escoger varios caminos que se llaman métodos. Expondremos con palabras sencillas los principales métodos. 2.  Mé  Méttodo iind nduc uctti vo o viaje viaje de de ida ida.. El catequista considera la respuesta del catecismo como un punto de partida. Después de haberla examinado se  pregunta: Para entender esta fórmula, ¿qué ideas deben tener los niños? Esta y ésta... Procura entonces presentarlas de la mejor manera posible y del modo más atrayente para ellos, cuando hayan entendido bien las ideas y las palabras, les leerá a los niños la respuesta o la hará leer y la entenderán en seguida. Pongamos un ejemplo práctico. El catequista debe explicar la fórmula del catecismo pequeño de S. Pío X: E l alm alma a eess la pa parr te espi spirr i tual de del hom hombr bree por la que vive, entiend ntiendee y eess lib li br e" El catequista se preguntará: ¿cuáles son en esta fórmula las palabras que mis  pequeños no conocen? Examinando hallará que son: "parte del hombre", "espiritual", "vivir", "ser libre". Entonces puede empezar contando la creación de Adán, el cuerpo del hombre estaba allí, pero yacía, caído por tierra, no se movía, ni hablaba. Dios sopló... El hombre vivió, se levantó y comenzó a hablar... He ahí el hombre ya completo: antes de que Dios soplase, existía una sola parte del hombre, el cuerpo. Después del soplo estaba la otra parte: el alma (y así se entiende ya cómo el alma es parte parte del hombre). Una parte importante. Sin el alma, el cuerpo de Adán quedaría inanimado por tierra, rígido, frío como una roca. Pero por el alma ya ha podido ponerse en pie, moverse y caminar. Es el alma la que da la vida, y hace vivir. Una roca no se mueve, ni crece, ni ve, porque está sin alma: los conejos, los lagartos, los  pajaritos, comen, etc., porque tienen alma (inmaterial). (Y así los niños entienden que el alma es la que hace vivir). Y continúan, haciendo que los niños conozcan y entiendan las palabras restantes, "espiritual", "ser libre". Cuando finalmente ve que todas las ideas y palabras las entienden bien, el catequista presenta entonces la fórmula y dice: ahora, estad atentos porque aprendemos una fórmula interesante: "El alma es...", ya la fórmula los niños no harán mala cara porque ya la conocen, la entienden en seguida y se convencen que la entienden fácilmente. Este método es racional, agradable para los niños, pero un poco difícil para el catequista. E s ra r acion ciona al porque justamente procede de d e lo fácil a lo difícil, de lo que se sabe a lo que no se sabe.

 

L e agrad agr ada a a los niños porque antes de que la respuesta llegue, los hace navegar a la aventura y a lo imprevisto; conocida la respuesta, clara y límpida, le da alegría como por un descubrimiento. Es difícil porque requiere espíritu de iniciativa y preparación diligente. 3.-  M  Méétodo d deeduct ucti vo o vi vi aje de de vvue uelt lta a. El catequista considera la respuesta como un punto de partida. La lee al niño, le explica cada palabra, aun las más fáciles; y no queda tranquilo hasta que todas las partes y todas las palabras no estén bien entendidas por el alumno. Este método es más fácil para el catequista pero menos atrayente para los niños. Por ejemplo: El catequista leerá en seguida toda la fórmula anterior. Después de haberla leído o hacerla leer, la explicará... ¿Entienden qué significa "espiritual"? Lo voy a decir. ¿Saben qué diferencia existe entre una cosa que vive y una cosa muerta? "Oiganme...", etc. Al fin concluye: "Espero que ahora sí hayan entendido la respuesta".  Má  M ás fácil fácil  porque el catequista no tiene sino que seguir la fórmula. Desmontar un mecanismo es mucho más fácil que armarlo. Ahora bien, el método deductivo desmonta pieza por pieza el mecanismo de la fórmula, mientras que el método inductivo la reconstruye.  Meeno  M noss at atr ayente nte para los niños, porque les presenta de pronto la fórmula no explicada, aún oscura, que no entienden y no les gusta. 4.- Los dos métodos precedentes pueden reunirse en viaje de ida y vuelta. Así: el catequista explica al principio la respuesta con el método inductivo, llevando a los niños a la conquista de la comprensión de la fórmula; una vez que la han entendido, la hace explicar por ellos deductivamente, preguntándoles sobre las  palabras. 5.- El método inductivo no se ha de confundir con el intuitivo (Intuere, ver), quiere decir servirse de imágenes, hechos, ejemplos, etcétera, para hacer que el niño vea las cosas. 6.-  Mé  Méttodo a act ctii vo. El catequista al enseñar no sólo se preocupa de hacer o hablar él mismo, sino sobre todo de hacer hablar a los niños y hacerlo usando todos los medios que tiene a su disposición. "Es el método que usó Nuestro Señor, pero que se ha estudiado científicamente en estos últimos años: "La escuela activa". Se ha comprobado esto: el hacer agrada a los niños; para hacer algo, el niño se ve obligado a reflexionar un poco; y después de haber obrado se le olvida menos. Hay dos estudiantes: uno ha leído un tratado completo sobre la radio, el segundo ha construido un radio. No es ciertamente el primero el que conocerá mejor la radio.

 

Mira a un muchacho que va en su bicicleta por la calle. No se me ocurre siquiera  preguntarle qué ha estudiado para ir en bicicleta. Ha ensayado y vuelto a ensayar y pronto será un campeón. Por ejemplo, permaneciendo siempre en el mismo tema de la respuesta sobre el alma, el catequista ensayará con el mé método todo a acti ctivo vo y pondrá en movimiento a los alumnos; en vez de relatar él la creación de Adán, la hará repetir por un alumno que ya la conozca; escribirá sobre el tablero la palabra que hay que explicar, o hará pasar adelante a dos, a quienes les dice: tú eres el alma y tú (al otro), el cuerpo... Estad atentos, os diré las preciosas cualidades de cada uno: vosotros diréis a vuestros compañeros lo que os he dicho, etcétera, y os completaréis mutuamente; después les mostrará una roca y un grano de trigo, preguntando qué diferencia hay entre uno y otro; y después los hará levantarse para dar gracias al Señor por habernos dado el alma. 7.- No es preciso creer que el trabajo activo de un niño se reduce al cuaderno con unas cuantas pinturitas, oracioncitas o imágenes recortadas y pegadas. El catequista activo pone en juego todo lo que tiene el niño: la lengua interrogándolo a menudo y dejándolo hacer preguntas; los ojos, mostrándole imágenes, cartulinas, tarjetas postales, proyecciones luminosas, espectáculos de la naturaleza, objetos sagrados, etcétera; la  fa  fant nta asía sía,, refiriéndoles historias interesantes, hechos, ejemplos; las manos, haciéndoles tocar todo cuanto es  posible: objetos sagrados, invitándolos a hacer esquemas, tareas, oraciones escritas; los pies y todo el cuerpo llevándolos a visitar unas lglesias,un cementerio, haciéndoles reproducir alguna escena del Evangelio; el deseo de compe com pensar nsar y de desafi safiar, ar, de ponerse a la cabeza, colocándolo en una escuadra que compita con otra; el deseo de llegar pronto a un resultado práctico habituándolo a rezar, a hacer la obra buena o sea la "victoria" o "fruto práctico". 8.- Explicaremos después todas estas cosas que constituyen los varios aspectos del método activo. Baste por ahora anotar que el método activo puede abarcar todos los otros métodos: el deductivo, el intuitivo y otro más.  2.- L OS A SPE SP E CT CTOS OS MA MASS I M POR TA NTE NT E S DE L M MEE TOD TODO O A CT CTII VO a) H ace cerr hab hablar al niño ni ño 9.- En el catecismo hay tres casos: o habla el catequista solo como en un sermón (forma expositiva); el catequista interroga y el alumno responde (forma interrogativa); o interrogo el alumno y el catequista responde (forma dialogada). Pero podemos usar estas tres formas y tenemos un cuarto caso: forma mixta. Para el niño es un suplicio oír hablar a los adultos, y el callar si no se trata de alguna narración. Ellos no soportan un discurso continuo más largo de dos minutos. El catequista por lo tanto debe usar sólo para aclarar brevemente la forma expositiva y recurrir continuamente a la interrogación y al diálogo.

 

10.- Las interrogaciones se hacen para ver si el alumno ha logrado asimilar lo explicado (forma catequística) o para llevarlo poco a poco a conocer otra verdad (forma socrática). La forma socrática es difícil, más fácil y frecuente es la forma catequística. 11.- Las preguntas hechas al niño deben ser se  senc ncii llas llas y cl cla aras, ras, que tengan una sola respuesta. No se dirá: qui quiéén y cu cuándo ándo se fundó fundó la Iglesia?Traería confusión a los niños, sino ¿  ¿q quién uién fundó la Iglesia? y obtenida la respuesta;  ¿  ¿cu cuá ándo ndo se  fundó  fund ó? , no  p  prr egunt gunta as demasia siad do fá fácile ciless  porque terminarán en juego y desorden; ni tampoco muy di di fificiles ciles,,  porque se les le s descorazonará, sino variadas  para no producir monotonía. El catequista hará de ordinario primero la pregunta en general, después indicará al alumno qué debe responder y no al contrario; si no los alumnos no interrogados no prestarán atención.  No es conveniente sugerir al alumno la primera palabra pa labra o sílaba de la respuesta. 12.- A través de las preguntas el catequista verá y conocerá la prontitud, el ingenio, la diligencia de sus alumnos. Verá también si ha acertado para hacerse entender de ellos; verá que ciertas palabras que le parecían facilísimas, no habían sido entendidas o entendidas al revés. Son aún célebres los casos de aquel muchacho que creía que la Misa se llamaba "sacrificio" porque para asistir a ella se hacía penitencia; de aquel otro que preguntó si la especie eucarística  bajo la que se esconde el Señor era el palio o tabernáculo; de un tercero que recitó durante un año los preceptos de la Iglesia sin entender nada sobre las "nupcias" que estaban prohibidas en ciertas épocas; y de un cuarto que contestó sobre cuáles eran los últimos sacramentos: "no existen, ya se los dieron a mi abuela". 13.- El diálogo del niño con el catequista es excelente: prueba que el niño se interesa, pone empeño en las lecciones, pero exige del catequista ciencia, habilidad y prudencia. r esponder a ciertas preguntas. Ciencia, para no hallarse embarazado para responder Habilidad;  para hacer guardar bien la disciplina, ("hacer hablar" no "dejar hablar"), para no perder tiempo inútilmente, para distinguir en seguida al  pequeño que interroga para distraer y hacer reír, para desviar la pregunta que no tiene nada qué ver con la lección del día. b) H ace cerr r etene tenerr 14.- Moisés en e1 desierto tocó con un bastón la roca dura y brotó de ella agua refrescante. Una campana está muda y silenciosa mientras no se le toca, tocada  por el badajo, difunde sonido poderoso que vuela por kilómetros. Los fósforos sin frotar, son cosas insignificantes pero al frotarlos hacen brotar luz y calor. La roca, la campana, el fósforo son imágenes de las fórmulas y definiciones del catecismo. Son como cosas áridas, mudas, insignificantes mientras no se las

 

explica ya) explicarlas debidamente se vuelven fecundas, fuentes de luz esplendorosa. 15.- Se equivoca, pues, quien quiera abolir las fórmulas y definiciones y el estudio de memoria del catecismo. Algunas expresiones y fórmulas del Derecho o de la. Química, porque exigen  precisión y exactitud se estudian de memoria por los alumnos del liceo o de la universidad. En la religión hay verdades importantísimas, delicadas y difíciles. ¿Qué mal se sigue de que se las dé como condensadas en fórmulas precisas para que las conserven en la memoria los pequeños? La fórmula aprendida de memoria es como una percha, a la que quedamos adheridos no obstante el pasar de los años, en los conocimientos religiosos más importantes. Tanto más en cuanto que ciertas fórmulas no le servirán al niño en el momento actual sino en el futuro. Por ejemplo, la enseñanza sobre el matrimonio, la extremaunción. ¿Y cómo servirán después si no podemos recordarlas? Por otra parte, ¿no es la memoria una facultad para ejercitar y hacer trabajar recordando? 16.- Pero se equívoca también quien abusa de la memoria y hace consistir el catecismo en sólo aprender de memoria fórmulas y definiciones. Ketteler, ilustre obispo de Maguncia, define como delito hacer aprender al niño fórmulas que no entiende. Y eso es en verdad delito porque impone una fatiga ímproba al niño, dejándolo en la ignorancia y dándole la idea de que el catecismo sea únicamente un conjunto de cosas sin sentido, difíciles y abstrusas. 17.- En otros tiempos, la fórmula o definición se le hacía seguir en varias etapas: a) Definición aprendida de memoria; b) explicada por el catequista; c) Uevada a la práctica. El método más adelantado es: a) Fórmula explicada bien por el catequista; b) Fórmula estudiada de memoria; c) Fórmula practicada. 18.- El catequista por tanto no hará aprender de memoria la definición si no la ha explicado antes bien. Y además de explicarla, hacerla amar  presentándola en una luz atrayente y simpática. Y con esto se facilita el aprendizaje. Cuando por ejemplo se ha repetido la definición y la ha hecho sentir hondamente (recitada por el catequista, leída por un alumno o recitada por todos a la vez en coro), los niños quedan con la impresión de saberla ya o poderla aprender fácilmente y la estudian entonces con gusto. c) H ace cerr ver ver con con los o ojj os

 

19.- Los ojos tienen como hambre y sed de colores, de vistas y por esto se quedan como extasiados ante las proyecciones luminosas, los cartelones o láminas bellamente coloreados. Cuando se hace ver un cuadro, la primera impresión del niño es de estupor: "¡Oh!...". Después de aprobación: "iQué bello cuadro!". Después vienen los comentarios y observaciones: "La Virgen es mona", "El sol entra por la ventana". Se nota que los niños se impresionan, sobre todo por las cosas  particulares (la cola de un perro, la cabeza de un caballo, el gorro de un soldado), al contrario de las personas mayores que ven enseguida el conjunto y después pasan a lo particular. 20.- Pero no basta mostrar el cuadro: es preciso tener el arte de hacerlo vivo y diciente. No se debe tener miedo de no ir muy aprisa, pues cuando se explica un cuadro, hay que explicarlo todo: quiénes son los personajes, qué sucedió, qué hicieron, qué están haciendo, de qué sentimientos parecen animados. Y poner en la boca de los personajes palabras y discursos apropiados, de modo que los niños tengan ante sí como una escena viva y animada. Se puede llegar hasta hablar en nombre de los niños al Jesús del cuadro y hacer hablar a los niños con el mismo Jesús. Los cuadros o imágenes imprimen la escena fuertemente en la fantasía, hacen a los niños atentos e interesados, y sirven mucho para despertar buenos sentimientos. 21.- El cuadro o imagen puede mostrarse desde el principio de la lección, si ilustra un concepto; cuando se recuerda un hecho, se puede primero narrar el hecho y después mostrar la imagen; si se trata de una figura (crucifijo, la Virgen, San Luis), que sirve para edificar a los niños, se les muestra al momento de la explicación práctica. 22.- E l tab tablero lero ayuda también mucho para hacer ver a los niños: un nombre difícil que excita la curiosidad y el interés, visto con los ojos, además de oírlo, se recordará fácilmente; un dibujo, un esquema, un título de la lección que sirve  para excitar la atención y recordar mejore) hecho. d) H ac aceer ver ver a la fanta fantasí sía a 23.- Un niño debe recorrer un pedazo de bajada en invierno. El pavimento está liso por el hielo. El niño siente miedo y dice: Cuántas vueltas y revueltas y  piruetas deberé debe ré hacer antes de llegar abajo. El no quiere las piruetas y con todo  prevé que hará algunas. En él hay una fue  fuerte rte voluntad de no caer, pero al mismo tiempo prevé que caerá; la una no destruye la otra. Algo parecido sucede al que va a confesarse. Hace el propósito firme de no cometer más aquel pecado, pero al mismo tiempo prevé que caerá en ese  pecado. Una cosa es el propósito propós ito y otra la previsión.

 

Esto es simplemente un p  pa arangó rangón. n. Con él, a base de semejanzas, el catequista explica en pocas palabras un concepto un poco difícil: que la previsión de cometer el pecado no es la voluntad de pecar. 24.- Los ejemplos a veces son casos prácticos en los que se ve la materia enseñada. Pongamos uno sobre la obligación de restituir. "Antonio es un campesino. Tiene en el establo cuatro vaquitas y lleva la leche a la lechería. Pero cada día pone a la leche un poco de agua, porque dice: "Así  pesa más y recibo mejor paga". ¿Hace bien o mal Antonio? Responde tú, Ernesto.  — Mal. Mal.  — Hace Hace mal, comete pecado. ¿Contra qué mandamiento ha pecado?  — Contra Contra el séptimo: no robar.  — Bien. Bien. ¿Y por qué ha pecado contra el séptimo mandamiento?  — Porque Porque ha robado a los que compran la leche.  — Bien. Bien. Pero el que ha robado, ¿basta que se confiese?  —   No, debe restituir. Y así debe hacerlo Antonio. No basta que se confiese de haberle echado agua a la leche, sino que debe reparar el daño causado, restituyendo el dinero a la lechería. 25.- Pero sobre todo le gustan a los niños las historietas. Los cuentos tienen las ventajas del parangón y de los ejemplos y además dan luz a la inteligencia, incitan al bien obrar, y sirven para guardar la disciplina de la clase. Las mejores narraciones son las tomadas del Evangelio y de la Historia Sagrada. Otras  pueden tomarse de la vida de los santos o de la historia, con tal de que sean verdaderas. Alguna vez, si contamos cuentos, hechos inverosímiles, parábolas, entonces es preciso decir a los niños que son cosas inventadas. 26.- E l sabe saber co conta ntarr  bien es una de las mejores cualidades del catequista. Tendrá éxito si se hace niño como los niños y se adapta a sus gustos, haciendo ver y hablar a. través de los personajes de la narración, dramatizando las cosas. Así por ejemplo debemos contar a los niños el hecho de la capa de San Martín; no bastará decir: "Un pobre pidió un día limosna a San Martín: éste no teniendo otra cosa, cortó con la espada su manto y le dio la mitad". Este modo de contar no le dice nada al niño: él desea saber el largo de la capa, las palabras, los  personajes. Quiere Qu iere casi ver la cosa. Y entonces es preciso describir el ambiente, los vestidos, hacer hablar a los personajes. De este modo: Ahora todos atentos,  porque voy vo y a ref referir erir una bella historia. Er Eraa una mañana de invierno, había caído la nieve y hacía mucho frío. Por el camino se hallaba un pobre: descalzo, vestido con unos andrajos, castañeteaba los dientes y tiritaba de frío. Y entonces venía por el mismo camino un soldado a caballo. Se llamaba Martín. El pobre extendió la mano temblorosa y dijo: Tengo tanto frío, hágame la caridad. Martín

 

respondió: perdóneme, no tengo nada en este momento. Pero en seguida pensó: ¿y si le diera la mitad de mi manto? Paró el caballo, llamó al pobre y le dijo: toma un pedazo de mi manto y con la espada lo dividió en dos y le dio la mitad, etcétera. Mientras se narra, se deben usar frases, palabras concretas, para arrojar luz donde debe resplandecer. En el ejemplo anterior lo que había que poner a la vista era la caridad, el buen corazón de San Martín. La luz por tanto se hallaba en el acto caritativo y no en otra cosa. Supongamos que el catequista se distraiga sobre la descripción del caballo que se acerca... "Se oye por el camino el ruido de un caballo, troc, troc...". El caballo ya está allí. Lo monta un soldado atrevido, con la espada al flanco, con yelmo en la cabeza". Todo esto interesará a los niños por el trote, por la espada, por el yelmo, pero hará poner a segundo término la limosna y la piedad del soldado. 27.- Se quiere hacer ver ver la ver verda dad d que se está explicando y el ejemplo debe estar estrechamente unido a la verdad explicada o parte del catecismo, y no como un caramelo azucarado, separado, que se da para hacer aceptar un alimento o medicina desagradable. No diga: Estad atentos que después os contaré una historia interesante. Con esto parece como que el catecismo no fuera interesante. Sin embargo esto no impide que se cuente algo cuando se nota cansancio en los niños o hacia el fin de la explicación. e) H ace acerr mo move verr las ma manos nos y los pi pi es 28.- Los niños no saben aún escribir y tienen en la mano con delirio, tiza,  pedazos de carbón y con ellos emborronan papeles y hacen figuras y mamarrachos en las paredes de la calle, en los libros o periódicos, que tienen al alcance. Eso explica que expresan gustosamente con el diseño lo que se les ha sugerido y lo mismo pueden aprovechar de sus pequeñas experiencias en la enseñanza religiosa. Así nació lo que se llama "cuaderno de religión" Gel "cuaderno activo de apuntes". 29.- De eso resulta un gran bien: hace que el niño se aplique al catecismo como a una cosa interesante y hermosa y muy suya; enseña a aprender de memoria una cosa mejor y a retener lo aprendido, hacen que en la casa se interesen en el catecismo, el papá, la mamá, la hermanita, llamados por el pequeño para que lo ayuden en la pintura que tiene que hacer, en la imagen para escoger, etcétera. Se verifica el caso del pequeño que sin saberlo hace bien al padre, al tío, que no van a escuchar la palabra de Dios en la Iglesia, mas la vienen a escuchar gustosos a través del cuaderno del hijo o del sobrino. 30.- Pero entendámonos: El diseño lo hace el que tiene disposición; los niños no tienen disposición o aptitud para hacerlo por sí mismos, escriben sobre el cuaderno alguna otra cosa colorean las imágenes ya dibujadas previamente,  ponen bajo la imagen una, dos o tres líneas de comentario, completan frases

 

indicadas por el catequista, o ya estampa das en el cuaderno; hacen sus oracioncitas propias, resú menes, c;uentos, etcétera. Y no importa que los dibujos sean tosCos, o las expresiones llenas de errores gramatica les. Lo importante es que el muchacho exprese espontá neamente, como mejor pueda y sepa, sobre el cuaderno sus pensamientos y sentimientos religiosos. 31.- No hay sólo el cuaderno para hacer mover al niño. También se pueden hacer mover las manos y los pies y todo el cuerpo de varios modos. Por ejemplo con juegos cate quísticos, con escenas catequísticas, con visitas a la Iglesia, a la sacristía para ver y tocar los ornamentos sagrados, la piedra o para del altar, etcétera. O cuando los niños deben preparar el material didáctico de la lección sobre la liturgia, haciendo en la casa la pequeña casulla, la estola, o fabri cando el altarcito con todos los objetos del culto, etcétera.  f) Tra Tr abajar en par tido idoss o escua scuad dras 32.- Observad los juegos de los niños de 9 a 12 años: la mayoría son a veces a  base de partidos distintos. Dad una ojeada al deporte: todo es a base de escuadras, partidos, o concursos, primeros puestos, victorias y puntajes. La gente, pero sobre todo los muchachos, tienen para estos juegos una gran afición. La competencia o espíritu de con curso se siente hoy por doquier; por eso se  puede llevar con éxito el trabajo de escuad scuadrr as, pa parr titido doss o de desafí safíos, os, al catecismo. 33.- Un ejemplo: Hay una clase de doce niños: se dividen y se forman tres escuadras de cuatro cada una y para cada una de ellas se escoge un capitán que debe dirigir, advertir y reclamar a los otros. Se establece un sistema de  pun  punttos: el punto para el que está presente, otro para el que sabe mejor de memoria la lección, otro para el que le da mejor sentido, otro para el que tiene mejor página activa del cuaderno, etc. Los puntos se suman y dan puntos para el partido o escuadra, que se van señalando sucesivamente en un gráfico. La escuadra que reúna de primera un determinado número de puntos, queda vencedora. 34.- Este sistema es fructuoso sólo con alumnos de 9a 12 años; requiere en el catequista práctica, entusiasmo, tiempo; haciéndolo funcionar bien produce varias ventajas: hace trabajar mucho a los niños, estimula una sana emulación (se trabaja por el partido o escuadra, no por uno en particular), educa en la fraternidad, hace animada y serena la escuela, enseña a los capitanes a  preocuparse por sus compañeros, por ttanto anto los habilita para el apostolado, pone a los niños en contacto con el catequista, quien así los puede conocer e instruir mejor. 35.- Para que el trabajo en esta forma tenga éxito, es necesario que los capitanes sean aptos, niños de energía, que tengan prestigio entre los demás de la escuadra; las escuadras sean al menos tres, equilibradas en sus fuerzas o sea casi iguales en la inteligencia y capacidad de sus miembros; se escoge para cada escuadra un hermoso y llamativo nombre de batalla, un distintivo; para anotar

 

los puntos se toma algo imaginativo (recorrido del mundo, subida a la montaña, etcétera), se procura que la escuadra vencedora tenga su premio y aun premios individuales por la buena conducta, por la presencia.  g) E nseña nseñarr a orar b bii en 36.- Supongamos que un catequista llega a hacer de sus alumnos cristianos que oren. Este ha obtenido muchísimo. En la práctica no siempre se obtiene este resultado; hay muchos niños y cristianos que dicen orar, pero pocos oran. Dos cosas debe hacer el catequista para remediar este inconveniente: dar al alumno un concepto, amplio, simpático, de la oración y llevarlo a la pr  pr áct ctii ca de la oración. 37.- De aquí algunos principios que hay que inculcar un poco a la vez entre los niños, a fin de darles un conce concept pto o jjusto, usto, simpático, de la oración. 1) Orar quiere decir hablar con el Señor y no sólo del cielo, del alma, sino de cualquier cosa, propiamente "charlar"; y como se hace con un amigo se le puede hablar del papá, de la mamá, de la redacción, del juego; y El no está lejos, sino muy cerca y se siente muy contento de que le hablemos. 2) Orar es fácil: no se necesita que la oración sea larga o corta, el Señor no la mide con el metro, y sino se presenta la fórmula de oración conocida basta la  palabra que qu e uso conmigo mismo, sea en castellano o en inglés, aun con faltas f altas y errores de gramática. 3) No se ora solamente en la Iglesia, sino en todas partes y cuando se quiera: en el camino, en la escuela, en la casa, durante el juego, el niño puede recogerse un momento, saludar a Jesús, darle gracias, pedirle perdón, sin que nadie se dé cuenta. 38.- Y he aquí algunos medios para la p  prác ráctti ca: ca: 1)  E l eje ejemp mplo lo del del catequi catequista, sta, que ora delante de sus alumnos con convicción, compostura y seriedad. 2) D ar a la or ac acii ón recitada en común un tono piadoso, evitando los sonsonetes chocantes, haciendo pausas justas. 3) Variar a veces la fórmula y el modo de recitarla para quitar la monotonía, la rutina, el mecanismo e introducir la novedad, que sorprende siempre agradablemente a los niños; por ejemplo: Reza sólo el catequista, lentamente, tranquilamente, pero con palabras vibrantes, llenas de fe, mientras los niños siguen con recogimiento. Reza un solo niño y los otros le siguen en silencio. Reza toda la clase, pero a media voz, con pausas después de cada frase. Se sustituye a la oración con un canto ("hoy haremos una oración cantada"), etcétera. 4) P r epar ar , explicar la oración que se va recitando o se va a rezar, indicando cosas y circunstancias que impresionen al niño. Por ejemplo: "Vuestro

 

compañerito está enfermo, oremos por él"... "Hoy es sábado, y el día de la Virgen, oremos a esta buena Madre"... Otras veces al recitar el Pater... "esperad, habéis dicho ‘el pan nuestro de cada día dánosle hoy’, porque para obtener el

 pan hay que pedir que vuestro padre halle trabajo, tenga salud, pidámosle al Señor que le ayude...". 5) R eca ecalcar lcar a ve veces ces el el pensami pensamiento ento de que D Dii os tod todo o lo ve ve,, que es bueno, que tiene providencia, que todo depende de El, de modo que el niño se vaya llenando del espíritu de fe, que le haga atribuir a Dios los sucesos personales, familiares y sociales y lo haga recurrir a El. 6) Cuidar mucho de la postura que tenga el niño durante la oración, habituándolo a que se presente bien compuesto, con las manos juntas: corregir el defecto que tenga en el hacer la señal de la cruz, insistir a fin de que en la casa rece sus oraciones de rodillas por la mañana y por la noche. 7)  E nseñar nseñar a trtr ansform ansfor mar en or or ación las ffó ór mulas de dell cat cateecismo ci smo que ya entienda. Sea la fórmula siguiente: Del alma debemos tener el mayor cuidado  porque sólo salvando el alma seremos eternamente felices. Añadiendo o cambiando muy poco, tendremos: "creo, ¡ oh! Seño Señor, r, que el alma debe cuidarse diligentemente porque sólo salvando el alma se  seré ré eternamente feliz". Usando estos u otros medios, el niño halla gusto en la oración, la practica con espontaneidad, se habitúa a hacer sus fórmulas propias y usa la oración como medio para llegar a ser mejor. h) L le leva varr a la pr ácti cti ca 39.- Una lección de catecismo no se ha hecho bien si no lleva a los niños a ejecutar alguna obra buena. El niño cuando ha entendido una cosa quiere en seguida probarla; se ha impresionado, se halla listo a obrar. Por otra parte, es necesario hacerle entender que el catecismo no se aprende para ser muy sabio, sino muy bueno y hacer obras buenas; no es sólo enseñanza, sino vida. 40.- Es muy importante hacer que al fin de cada lección se llegue a alguna  buena acción o victoria sobre las pasiones. p asiones. El catequista debe insistir para qque ue se haga la buena acción y en la lección siguiente  pre  pregunt guntee sise ha ha he hech cho o. Si el niño ve que el catequista pide la página activa del cuaderno y la lección de memoria y olvida preguntar si ha realizado la buena acción, concluye: la buena acción no tiene ninguna importancia. 41.- Las buenas acciones que se sugieren a los niños, deben ser bien determinadas y adaptadas a ellos. No basta decir: "sed buenos" o añadir "procurad ser obedientes", sino que hay que determinar cuándo y de qué manera: "hoy haréis todo lo que mamá ordene sin murmurar, por amor a Jesús" o también "si habéis faltado, esta noche al ir a la cama pediréis perdón al Señor", etcétera.

 

42.- Sobre todo el catequista debe preocuparse para que sus alumnos vayan espontáneamente a las p  prác ráctti cas cas relig religii osa sas, s, fre fr ecu cueent nteen los los sa sacra cram ment nto os; y use toda su influencia, la persuasión de que es capaz, para hacer que asistan bien a la Santa Misa en las fiestas, que se confiesen con frecuencia y bien, que se acerquen a la Sagrada Comunión. Para este fin debe aprovechar aun los encuentros casuales que tiene con sus alumnos fuera de la escuela y de la clase. Si los halla por la calle, pregúnteles en qué van de la página activa del cuaderno de catecismo, la "buena acción", si se han acordado de sus oraciones. PRE GUNTAS Y CASOS CASOS ¿En qué consiste el método inductivo, el deductivo y el intuitivo? (2-3-5). ¿Por qué se usa hoy el método activo? (6-16), etc. ¿El método activo consiste en hacer el cuaderno simplemente? (7). ¿El método activo hace perder mucho tiempo? (21). ¿El método activo reduce el catecismo a un juego? (16-etc.). ¿El método activo es difícil? ¿Es preciso hacer tantas preguntas al niño? (9). ¿Cómo deben ser las  preguntas?(11). ¿Basta ser un buen predicador para enseñare! catecismo? (9). ¿Si se deja de hablar a los niños viene luego la confusión? (13). ¿Es una barbaridad e! hacer aprender aprend er las respuestas de memoria? (15-16). ¿Qué regla se sigue para hacer aprender de memoria? (17). ¿Por qué son útiles los cuadros o imágenes? (19). ¿Cómo se explica un cuadro o  pintura? (20-21). ¿El tablero no es necesario? (22). ¿Qué diferencia hay entre un "parangón", un ejemplo y un cuento? (23-25). ¿Por qué el saber contar una historia es una de las más bellas cualidades del catequista? (18, etc.). ¿Por qué es útil el cuaderno de religión? (29). "iMis alumnos no gustan de hacer dibujos!" (30) ¿Qué significa "Movilizar"?; ¿Qué quiere decir eso en el catecismo? (16-31). "¿El trabajo en partidos o escuadras es una perdedera de tiempo?" (34). ¿En todas las clases y cursos debe haber escuadras o partidos? (34). ¿Cómo se organiza el trabajo con  partidos? ¿Cómo presentar la oración a los alumnos? ¿Cómo los haré orar? Transforma en oración cualquier fórmula del catecismo. "Pocas oraciones", "oraciones breves" "muchas oracio nes", "oraciones largas". De estas cuatro  fórmulas dos son exactas y dos erróneas. ¿Cuáles son?

V. LA CLASE DE CATECISMO 1.- PRE PARACI ON DE L A LE CCI ON

 

1.- Es necesaria.  No se construye una casa sin hacer antes el proyecto y ver cómo debe ser de grande, cuántos cuartos, cuántas puertas, cuántas ventanas, etcétera. Una lección es como una casa pequeña para construir: antes de hacerla es preciso ocuparse de ella, ver cuánto tiempo ha de durar, cuántas partes tendrá, qué adornos hay que añadirle, qué fruto debe llevar. Una lección no preparada será confusa, aburridora, insípida, sin resultado. Sólo la lección preparada con amor y diligencia, con sus partes bien claras, con sus ejemplos apropiados, tiene éxito. 2.- No basta dar una ojeada al libro en diez minutos. Hay catequistas que comienzan el lunes a pensar en el catecismo del domingo y pasan toda la semana en la preparación cuidadosa de la lección, meditando con amor la materia que se va a explicar, llenándose de esos pensamientos la mente y el corazón. De esto modo, además de las ideas claras, llevan a la lección una alma que vibra y hace vibrar. El mínimo que cada catequista debe hacer es este: Hallar en el texto la lección que toca, estudiarla de modo de saberla  perfectamente y repasar la respuesta respues ta de memoria. Consultar la Guía u otro libro bueno, sabiendo buscar lo que agradará o hará  bien a los niños, dejando lo que no podrían entender. Establecer qué palabras va a usar, qué método va a seguir, qué ejemplos, qué  parangones va a exponer, exponer , qué imágenes u objetos va a mostrar. Fijar el resumen y la obra buena que se propone para hacer. Prever las principales preguntas y respuestas adaptadas, tener preparados algunos ejemplos para el caso. 3.- Los niños son como los pajaritos: quieren saltar de flor en flor, cambiar siempre. Será bueno el tener preparado en cada lección algo nuevo que les guste. No comenzar siempre de la misma manera, no preguntar siempre del mismo modo. Al menos tener algunas explicaciones brillantes yen cada lección tener algún punto más atrayente. 4.- Y orar. El hacer bien la explicación, aunque se haya puesto toda diligencia, es siempre una gracia del Señor que hay que pedir humildemente.  2.- I TI NE R A R I O D E L A LLEE CC CCII ON 5.- Quien dice itinerario dice programa o serie de etapas sucesivas. Enumeremos la serie de las var varii as et etap apas as de la lección del catecismo parroquial: El catequista se encuentra (con el texto, la guía, la libreta de calificaciones), a la hora precisa en el sitio de la clase. Recoge y pone en fila a los niños. Entra con ellos en silencio en el aula o local de la clase. Espera que se pongan en su sitio y les ayuda a ello; Oración (a veces cantada);

 

Llamada de lista; Interrogación sobre la lección anterior; Explicación de la lección nueva; Recapitulación de la lección nueva; Aplicación práctica; Asignación de la tarea; Oración; Salida de la clase. 6.- A  Alguna lgunass ano nottacione ciones: s: 1) Los niños no pueden saltar de un juego muy activo o de un alboroto a la oración o a la lección: el catequista se preocupará de que el cambio venga suavemente, calmándolos con un canto, o con dos o tres minutos de espera fuera del aula, etcétera. 2) La oración no se empieza hasta que no estén todos quietos y sosega dos; 3) La libreta de calificaciones debe llevarse  bien, sea para calificar la lección, sea para apunt apuntar ar las ausencias. Eso da un poco de importancia y tiene a los niños con un poco de miedo. 7.- Después de la clase, quedando solo o volviendo a la casa, el catequista ora al Señor agradeciéndole el haberse servido de él, pidiendo que los niños pongan en  práctica las cosas importantes explicadas. Bueno será hacer un momento de examen o propósito sobre cómo anduvo la clase, sobre los méritos y los defectos. Será muy bueno llevar un Diario sobre el cual anotará la preparación de la clase antes y luego las observaciones.  3.- D I SC SCII PL I NA D E L A CL A SE Una nación es ordenada y disciplinada si tiene estas dos cosas: leyes precisas y claras (poder legislativo), y fuerza para exigirlas (poder ejecutivo y punitivo). En una clase de catecismo habrá disciplina cuando se dan avisos y órdenes claras y se logra hacerlas observar con la presencia, el interés insistente, la  persuasión o aun con un poquito p oquito de castigo. Si no se dan las órdenes o no son claras y nadie cumple, pondremos confusión, desobediencia, todo lo contrario de disciplina. a) A ce cerr ca del " poder leg leg i slativo slativo"" 8.- Ser claro  y  p  prr eciso en dar las órdenes. A veces el niño no ha seguido las órdenes por no haberlas entendido o no haberlas recordado. Para asegurarse que las han entendido y para hacerlas recordar, hacerse repetir las órdenes dadas ("¿Has entendido lo que he dicho?" Dímelo, pues... ¿Has hallado la página que debes estudiar? Muéstramela).  No dar órdenes mientras los niños se hallan moviéndose; dar pocas órdenes, no cambiarlas, sino repetirlas de nuevo.  No mandar jamás una cosa cuando hay ha y seguridad de que no se hará. Mantenerse firmes en lo dicho. Cuando se ha dicho no y las circunstancias no han cambiado, no se debe mudar la orden. ¿Por qué de ordinario el papá se hace

 

obedecer mejor que la mamá? Porque se mantiene firme en lo dicho, no cede y el niño lo sabe. Y no hacer prédicas cuando se dan órdenes: no hablar ni dar muestra a los niños de que tiene miedo de no ser obedecido; pocas palabras incisivas (no irónicas) son mucho más enérgicas y eficaces que muchas exhortaciones. b) Ace A cerr ca del " pod odeer ej ecut cutii vo vo"" 9.- Nuestra disciplina no debe ser a la prusiana (o haces esto o palo va), la nuestra debe hacer que el niño quiera aquello y lo haga con gusto; no sofoca la libertad del niño, sino que la educa y alimenta haciendo que él mismo, espontáneamente, quiera lo que nosotros le ordenamos. 10.- Pero, ¡atención! "Voluntariamente" no significa "sin esfuerzo", "sin fatiga".  Ningún educador formará bien a los niños y jóvenes, si no manda y obtiene de ellos esfuerzo y sacrificio. Un catequista dice: "Quiero ahorrar a mis niños cualquier esfuerzo". No ha entendido nada de la educación ni de la vida. En otra ocasión con hechos y sucesos grandes, los niños hallarán nada más que lo duro, áspero y amargo. Hay  pues que prepararlos desde ahora. Por otra parte, sin fatiga no se hace nada grande en este mundo. Debe decir a veces: Quiero que se esfuercen para que se habitúen al sacrificio. La risa, el juego, la alegría sólo y únicamente son ayudas. 11.- La disciplina de que hablamos  p  prr esu sup pone en el ca cattequista uista cie ierr tas habilidades indispensables. Primera: el prestigio. Lo tendrá cuando el niño experimente hacia él cierto sentido de reverencia y de estima, por su bondad, su ciencia, por la capacidad de trabajo. El niño es algo como el salvaje: tiene necesidad de ver que el capitán que lo guía es un hombre más capaz, más fuerte, más inteligente que él. De otro modo no lo sigue. 12.- Otra cualidad, la bondad.., pero que no n o sea demasiada. (Un ( Un hombre hombr e bueno "y no un bonachón" inspira confianza, y "no dejarse tomar el pelo"). Los niños deben ver que el catequista es bueno y los ama, pero al mismo tiempo deben mostrar una cierta docilidad a él; de otro modo lo toman todo en "broma" y se acaba el prestigio. 13.- Tercera cualidad: la confianza en sí mismo. Los niños deben tener la impresión de que somos seguros, capaces, dignos y que nos sentimos dueños de nosotros mismos, con el tono de la voz, el semblante, los movimientos. ¡Ay de nosotros si nos ven tímidos, inseguros, impacientes! 14.- Cualidad muy importante, hacerse interesante. La mayor parte de las veces los niños son indisciplinados, porque no nos hacemos interesantes, decimos cosas que no les interesan o en modo inadaptado o sin la suficiente preparación. 15.- La disciplina que procuramos considera otros medios: premios y emulación. El más fácil de los premios es la alab alabanza anza:: dada con  prudencia, en tiempo oportuno y entusiasmo, invita al estudio. En cuanto a los otros premios,

 

sean grandes o pequeños, no es el darlos lo que mejor efecto produce, sino el modo como se dan, las palabras, los miramientos que los acompañan. La calificación sise sabe usar, da óptimos resultados para la disciplina. Lo usa  bien el catequista cuando le da importancia delante de los niños, sobre todo para la disciplina. Lo usa bien el catequista: "en lo que te pregunté sacaste cuatro  puntos y si continúas así, llegarás a los cinco inco"" , y alguna vez dar algunos puntos más para entusiasmar. c) A cer cer ca del " poder puni unitti vo vo"" 16.- El sol enseña algo al catequista, sin saberlo; el sol suministra continuamente luz y calor, a veces lluvia y viento, raramente relámpagos y truenos. El catequista debe conti continuame nuamente nte da darr a sus alumnos afecto y cuidado, a veces recomendaciones y exhortaciones, raramente intervendrá con reprensiones y castigos. 17.- Los castigos deben darse con mucha prudencia si se quiere que sean eficaces. Comenzar con poco (mostrarse no contento, menos benévolo, miradas severas, reclamos; amenazas de castigo) llegar al castigo fuerte sólo con los  pe  per ti nace nacess que no obstante los avisos y reclamos, se hallan faltando tres o cuatro veces; no infligir castigos corporales, más bien privar de alguna cosa que tengan los niños.  No es el castigo en sí mismo el que corrige al niño, sino el disgusto y el deseo de verlo mejorar, eso es lo que el catequista desea.  No castigar si no se está se  segur guro o de la falta, dejar al niño que se defienda, y si lo halla inocente mostrar disgusto de haberlo castigado y alegría por haberlo hallado inocente. No castigar mientras se está disgustado, jamás encolerizarse. Corregir en cuanto se pueda en privado; no obligar a un niño a presentarse ante los compañeros con el rostro encarnado y las lágrimas en los ojos. Si el niño se enmienda en seguida, p  peer dona narlo rlo.. d) Sagacidad práctica para la disciplina 18.- Usar bien lo loss ojos,  para hacer sentir al niño que lo observamos y que se le ve en todos sus movimientos. Para esto, que las clases sean poco numerosas, y cuando se usan las bancas, que no estén en líneas paralelas sino en semi círculo o herradura. Así todos los niños son vistos completa mente y a ninguno de la tercera o segunda banca, le entra la tentación de molestar con los pies olas  piernas a los compa ñeros de la primera o segunda s egunda banca. 19.- Procurar que entren a la clase en orden y silencio; señalar los puestos y que no se hallen juntos dos perturba dores; que los puestos sean fijos, que no sea una lucha para tomar puesto al entrar a la clase. Tener presente que ser débil al comienzo de la clase quiere decir tener la batalla perdida durante toda ella.

 

20.- No comenzar jamás la clase amenazando a los que hacen bulla, colocándose en sus puestos. El desorden al principio lanza un aspecto poco agradable sobre toda la clase. Alabar a los que ya se han colocado en sus puestos sin desorden, exhortando a los otros a componerse pronto; solamente se comienza a rezar cuando haya completo silen cio y atención de todos. 21.- Ser un poco astutos para presentar la disciplina bajo un aspecto discreto  y  simp  sim pático ico..  No decir: "En es esta ta clase exijo disciplina, haré andar rectos r ectos a todos todo s y castigaré a los indisciplinados". Si se muestra la disciplina bajo un aspecto duro y áspero, los niños comenzarán a jugársela y a bur larse. Diga más bien: "¿Conocéis a Rubén Darío... los avia dores, los alpinistas, los campeones de fútbol?... ¿Gente esforzada que domina los estadios, los cielos, las montañas...? Porque se han sometido a disciplina... Rubén Darío se adiestra bajo la lluvia,  bajo el viento, con hambre, con sed, con disciplina.  Nosotros también  procuraremos un poco de discipl isciplina ina"" Es probable que se consiga un efecto mejor con éste que con el primer sistema. 22.- Es preciso no multiplicar las  pr  pr ohib hibii cione ciones: s: "Esto no se puede, esto otro tampoco... por ahí no debes caminar...". Los niños se sienten como sofocados y sienten que la disciplina es un peso grande, mientras que es necesario hacerla aparecer ligera y llevadera; ciertas cosas hacerlas amar antes de mandarlas, otras hacerlas aparecer como premios. 23.- Y saber entender a los niños. Los niños son siempre niños, son a la verdad indisciplinados e inquietos pero no malos. No exigirles demasiado en detalles y concederles un descanso cuando sea razonable. De pronto sale un ratón de un armario: todos se levantan y gritan... ¿Qué se hace? Sería exagerado levantar la voz y reprochar clamorosamente. Procurar en cambio calmar a los niños con  bondad. 24.- ¿Jamás has montado sobre un potro furioso? ¿Sí? Entonces sabes que es necesario tener las riendas y darle de vez en cuando algún respiro, pero no soltar las riendas del todo bajo el cabezal, porque si no el animal te lanzará lejos. Así en la clase, hay que dejar un poquito de respiro, de vez en cuando un cuento a tiempo, algo que suavice: pero no dejar reír demasiado, dejando libre la hilaridad; son muy pocos los que con una sola señal traen todos al orden interrumpido. 25.- Ensayar en bajar la voz cuando los niños comienzan a distraerse o a charlar entre sí. De pronto todas las cabezas se fijan en el profesor y preguntan: ¿Pero qué pasa? ¿Qué querrá con esa voz suave y baja con que nos habla? Pues nada, sólo deseo que estén atentos. El catequista sabe que para hacer callar no hay que gritar, sino que se habla suavemente y se obtiene silencio.

 

26.- Algunas veces el hablar suavemente no es suficiente: los niños están cansados. Entonces un hecho interesante, unos cuadros en colores, ponerse de  pie un momento, una oracioncita, un cántico c ántico sencillo, o sea emplear los medios del método activo del que hablamos antes, que ayudan también para la disciplina. 27.- Cuando ha faltado a la clase un niño, informarse del motivo, pasando por su casa. Cuando un niño no responde porque es corto, pedirle a alguno de su casa o a una persona vecina que le ayude. Si se presenta el caso de algún alumno incorregible y perturbador, entonces es necesario y oportuno el despedirlo de clase, pero por medio del Párroco. PRE GUNTAS Y CASOS CASOS "Hace ya muchos años que enseño: siempre estoy preparado" (1, 25, 26). "Doy una ‘ojeada’ al texto y ya estoy preparado" (2).  (2).   ¿Cómo se hace la preparación próxima a la clase? (2). ¿Cómo diuides los tiempos de la preparación de la clase?

(5). "¡La libreta de calificaciones no sirve para nada!" (7-8). ¿El catequista es un  pequeño gobernante que tiene en sus manos los tres poderes? Explicarlo (...). ¿Cómo es el arte de mandar? (8). "La mejor disciplina es la alemana" (9). ¿Qué cualidad se debe poseer para tener bien la disciplina?(14). ¿Cuando los niños están indisciplinados de quién puede ser la culpa? (9). "La disciplina consiste en el silencio yen la inmovilidad" (9). ¿Cuáles son las dificultades principales para la disciplina? (18-26).

VI. LA ORGANIZACION DEL CATECISMO 1.- LOS OR OR GA GANOS NOS PR PROPULSORE OPULSORE S 1.- El motor es un centro, del cual parten todos los movimientos de la máquina; la cabeza es un centro que dirige y vigila toda la actividad del cuerpo. Los movimientos y la actividad del catecismo tienen unos centros directivos que son como el motor de la máquina y como la cabeza del cuerpo. 2.- En Roma, en la Sagrada Congregación del Concilio, funciona una oficina catequística (desde 1923), con el objeto de regular y promover el movimiento catequístico de todo el mundo. 3.- E n el ce centr ntro od dee la d dii óce ócesi sis, s, cerca de la Curia Episcopal, está la oficina catequística diocesana, órgano del que se sirve el Obispo para promover, ordenar, dirigir, en toda la diócesis, la instrucción religiosa del pueblo. La actividad de la oficina, que se llama "pequeño ministerio de la instrucción religiosa", se extiende: a) A la instrucción catequística p  pa arr oquial de niños y adultos.

 

 b) A la enseñanza de la religión en las escuelas y colegios. 4.- En la Parroquia está la congregación de la doctrina cristiana, que tiene el  fin  fi n gene general ral de  promover la instrucción religiosa en todos los grados, lugares y formas, y el fin especial de promover, organizar, asistir con los mejores medios posibles a la escuela parroquial de la D octr ctr i na Cri Cr i st stii ana para los niños.  2.- L A E SCUE SC UE L A PA PARR R OQUI A L 5.- Es oportuno que el Catecismo se enseñe  en forma de verdadera clase, con tiempo, distinto maestro, texto regular, etcétera. Lo exige así el Papa, el Obispo, lo reclama la dignidad del Catecismo, el interés de los niños, que de otro modo no recibirían un fruto serio. 6.- Como local es deseable la Casa de la Doctrina Cristiana, construida para este fin, con diversas aulas provistas de bancos, escritorio, tablero, mapas, y todo aseado, lleno de aire, de luz, de orden. Esa casa no existe en todas las parroquias. Si falta  se suple suple utilizando locales de las Asociaciones, las varias partes de la Iglesia, de modo que cualquier clase tenga su ambiente decoroso, limpio en lo posible, recogido y silencioso. 7.- El p  peerso rsona nall de la Escuela lo pone la Congregación de la Doctrina Cristiana. El directores el Párroco, que establece el horario, asigna al catequista las varias clases, dirige y vigila todo, haciéndose ayudar aun por otros miembros de la Congregación (Prior, celador, etcétera). El se  secre crettar i o tiene el Registro General con los nombres de todos los maestros y alumnos divididos por clases, los visita de cuando en cuando a fin de que cada catequista tenga en orden perfecto su registro de clase. El Registro de clase es de gran importancia para el recto funcionamiento de la escuela. Los catequistas  pueden ser ayudados, cada uno por un suplente o vicecatequista, que ayude a mantener la disciplina, se adiestre a la enseñanza y supla al catequista, el cual en caso de ausencia debe avisar oportunamente al secretario. 8.- R egi stro, str o, lista li sta y rreesultad sultado od dee eexxám ámeenes. Además del Registro General, llevado por el secretario, es indispensable para el catequista el R egi stro de cla clase se,, debidamente preparado, en el que se señalan las faltas de asistencia, las notas  por cada lección prepar preparada. ada. Y esto cada día de clase. Al final de cada trimestre, con ocasión del escrutinio, se señalan las notas obtenidas (nota media de las notas del trimestre), de conducta y de aprovechamiento en la libreta del alumno, la cual va firmada por el Párroco, y se entrega al alumno que debe devolverla firmada por el padre. El exame amen ffii nal establece y muestra quién ha sido aprobado o no para pasar al curso siguiente, quién puede repetir luego el examen y quién debe repetir el curso.

 

9.- B i bli bliot oteeca, cuadr cuadr os, etcé etcéte terr a. Toda clase de catecismo debería tener a su servicio y uso del catequista una biblioteca con libros de religión, pedagogía, didáctica, algunas revistas catequísticas. Además es indispensable una serie de cuadros murales o cartulinas catequísticas, imágenes, etcétera. PRE GUNTAS Y CASOS CASOS ¿Cuál es el órgano que pone en movimiento el catecismo en todo el mundo? (14). ¿Cuál es en la diócesis y cuál es en la parroquia? (1-4). "Sigamos con el catecismo como siempre lo habíamos hecho en la Iglesia a la buena de Dios" (6). Saúl quería enviar una limosna para San Antonio. Pero un amigo le indicó: más vale hacer la oferta a la Congregación de la Doctrina en honor de San  Antonio". ¿Ha sugerido bien la idea? ¿Por qué? (4-6). "Ayudad a las misiones internas". ¿Es justa la apreciación? (7). ¿Qué debe hacer el vice-catequista o suplente? (7).

VI. EL PERFIL DEL CATEQUISTA.  1. V oc ocac acii ón y fifi sonom sonomí a d deel catequi catequista sta..  a) Papel vital de la vocación del catequista: Hace años, no sólo constatamos índices bajísimos de formación cristiana en las grandes masas por falta de catequesis. La conclusión era clara: urgía una acción evangelizadora. Decidimos contratar catequistas que evangelizaran todo el tiempo disponible de la semana, con la finalidad de acelerar la acción catequizadora. La acción eficaz de los catequistas permitir a los sacerdotes dedicarse más a su específica labor ministerial. Pero, para lograr este avance de la corresponsibalidad eclesial, los catequistas deben vivir con actitud misionera y apostólica. Deberán tener formación integral.  b) ¿Qué es un catequista? Fisonomía teológica: Vamos a analizar cómo ven la Biblia y los documentos del Magisterio de la Iglesia la fisonomía del catequista. Pero, cuando el catequista es dócil a la Palabra de Dios y la transmite con fidelidad, es Dios quien habla por él. Se convierte en instrumento de la Palabra vivificadora. c) ¿Qué es un catequista? Fisonomía humana: El catequista es un educador. Tiene que educar la fe. Pero la fe es don sobrenatural. Características prioritarias del catequista: - El compromiso eclesial. - El sentido misionero. - La iniciativa.

 

- La superación integral. - El trabajo en equipo. - La prudencia - La coherencia en su condición de evangelizadores - El sentido ecuménico Un buen catequista, además de educar la fe de quienes reciben sus cursos, puede tener unos frutos indirectos: - Promover la vitalidad de la parroquia - Promocionar socialmente a sus comunidades. - Detectar y enviar vocaciones al Seminario mayor y menor, y a conventos de religiosas. - Facilitar el acercamiento de católicos alejados con la parroquia - Frenar el avance de las sectas En resumen, un buen catequista se distingue por su profesionalidad. La  profesionalidad hace que toda la vida del catequista refleje el mensaje que transmite con alegría. Preferentemente, los catequistas deben ser autóctonos,  para que tengan más capacidad de inculturación. in culturación. d) El ministerio del catequista: En algunas diócesis, se ha establecido el ministerio del catequista como una estructura estable y respaldada por la Jerarquía para desarrollar la Nueva Evangelización. Es muy conveniente este ministerio, por ser el catequista parte vital en la predicación y en la vida de la Iglesia. Recordemos que un ministerio es dar valor público y respaldo comunitario a una tarea eclesial. El catequista es un ministro de hecho, porque tiene su valor ante todos y la comunidad lo necesita.  2. L a forma formació ción n del cat catequist uista a:   La formación debe equilibrar la capacitación intelectual con la experiencia real. Es decir, es indispensable la formación por la acción. Es necesario definir el modelo de catequista que se desea conseguir, de acuerdo con las necesidades o con los programas de trabajo. Un buen programa de formación de catequistas debe tener mecanismos de acompañamiento para ayudar a cada uno ante las dificultades y preguntas que le vayan surgiendo en su trabajo. Debe evaluarse el avance o las necesidades del programa educativo, para precisar cuáles variantes o novedades se requiere incluir en el programa inicialmente previsto. Debe  procurarse siempre el equilibrio en los cuatro sectores esenciales de la formación del catequista: a. Formación doctrinal: La formación del catequista inicia con una buena base doctrinal.

 

Sean amplios o reducidos, los programas de formación doctrinal para catequistas deben armonizar siempre las cuatro áreas esenciales de la doctrina cristiana: credo, moral, sacramentos y espiritualidad. El catequista necesita conocer cuáles verdades tienen sólido fundamento y cuáles son opinión de escuela. Es decir, el catequista necesita doctrina segura  para diferenciarla de las múltiples ideologías existentes.  b. Formación espiritual: El catequista necesita acrecentar su experiencia de Dios durante toda su formación. El catequista necesita fuertes experiencias eclesiales para crecer en sus motivaciones evangélicas. El catequista debe realizar un proceso constante de superación en su compromiso de fe durante todo el periodo de formación. Es importante desarrollar una actitud eclesial de unidad y de corresponsabilidad que permita al catequista saber trabajar junto a los otros y dejar trabajar a los otros. El catequista debe educarse en la fidelidad a la Iglesia. La formación debe aportar al catequista la conciencia de poseer una misión evangelizadora. Toda la formación del catequista debe construirse sobre el amor personal a Jesucristo y a la Virgen Santísima. c. Formación metodológica. Un catequista se forma mejor mediante una metodología activa. La formación del catequista también debe ser práctica. Es preciso enseñar al catequista el uso adecuado de los instrumentos más comunes e inmediatos de la catequesis: audiovisuales, catecismos, textos,  pizarrón, etc. Hay que desarrollar mucho la capacidad de comunicación en el catequista. El catequista debe aprender a realizar el análisis de la situación del ambiente en que debe trabajar. d. Formación humana. Muchos catequistas latinoamericanos tienen urgente necesidad de completar su formación humana. La formación del catequista necesita desarrollar las virtudes humanas. El catequista necesita recibir valores humanos muy sólidos y en todos los niveles (de sobrevivencia, culturales, sociales, artísticos, morales y transcendentales). El proceso formativo del catequista debe enseñarle a analizar y enjuiciar equilibradamente las personas y los acontecimientos que van cruzándose en su vida. La cultura cambiante, llena de antivalores consumistas y superficiales,

 

exigen una jerarquía de valores definida y valiosa al catequista actual, para que  pueda adaptarse y transformar transfor mar evangélicamente a su comunidad   .

VII. ESPIRITUALIDAD DEL CATEQUISTA. 1.  En la huella del buen pastor La figura de buen Pastor con la cual Jesús se identifica puede ayudarnos a descubrir rasgos poco explorados de nuestra vocación catequística. Para un pueblo acostumbrado a la vida rural, como era el israelita, la imagen del pastor se asociaba fácilmente a una serie de tareas, rutinas,  preocupaciones y cuidados propios de su oficio. La cotidianeidad del ejemplo que señalaba Jesús permitía reconocer de inmediato las situaciones que la comparación sugería. Andando por el país he tenido la suerte de poder contemplar pastores cuidando sus majaditas... Tanto en la Puna, al norte argentino, como en la estepa patagónica, al sur, la reflexión de la Biblia conjugada con la vida me fue enseñando y descubriendo el gran tesoro de esta comparación que Jesús utiliza darse a conocer. Creo que como catequistas tenemos mucho que andar en la huella del Buen Pastor. El Buen Pastor, Jn. 10, 1-42 Es recomendable leer el capítulo entero, pues a las palabras de Jesús, Juan opone la reacción de los judíos. 1) Ir leyendo el evangelio y anotar las actitudes de buen pastor que Jesús propone. 2) Para cada actitud recordar situaciones de la vida de Jesús donde podamos apreciar cómo la vivió él de manera concreta. 3) Relacionar cada actitud con nuestra práctica de catequistas, ¿cómo incorporar a nuestro ser catequista esta manera de ser de Jesús? Te presentamos algunas actitudes para ir pensando El buen Pastor conoce sus ovejas ¿Conocemos la vida de nuestros catequizandos? ¿Compartimos sus alegrías, sus angustias, sus esperanzas, sus desalientos? ¿Sabemos lo que están viviendo las familias que tenemos a cargo? ¿Nos interesamos por sus situaciones de vida? Las llama por su nombre ¿Tenemos un trato personal con nuestros catequizandos? ¿Buscamos llegar a su interioridad? ¿Somos portavoces para que el Señor llame a cada uno por su nombre a través nuestro? Camina al frente de sus ovejas

 

¿Damos testimonio de lo que enseñamos? ¿Intentamos vivir lo que creemos? ¿Somos los primeros en cumplir lo que pedimos a los demás que cumplan? ¿Vivimos en forma coherente como para ir al frente y de frente? Da la vida ¿Entregamos lo mejor de nosotros por los demás? ¿Buscamos donar los talentos que recibimos de Dios para beneficio de los otros? Sus obras lo dan a conocer ¿Nuestras obras, nuestros gestos, nuestras actitudes de vida muestran a los demás lo que creemos y enseñamos? ¿Somos transparentes: los demás descubren y encuentran al Dios de la Vida a través de nuestra práctica? ¿Nuestra manera de estar con los demás... refleja y testimonia nuestra cercanía a Dios?

Para trabajar en grupos Ser catequista, buen pastor - Salmo 23    Para reflexionar  

- Leer en silencio el salmo.  - Elegir una frase y repetirla en voz alta.  - Comentar con el grupo por qué elegiste esa frase.  - A partir del salmo descubrir nuevas actitudes y características característic as del catequista.   Para la puesta en común 

- Sintetizar en un dibujo las características descubiertas  - Escribir entre todos el salmo como si hubiera sido escrito en nuestro tiempo, usando imágenes, situaciones y palabras de nuestra cultura.  .  Dios nos llama a ser catequistas En San Salvador (de Jujuy), en un alto en el camino, saboreando la vida y la Palabra compartida con mis hermanos catequistas de la diócesis de Jujuy, abril 2000. Durante los meses de febrero y marzo iniciamos en la diócesis de Jujuy una serie de talleres de Formación de catequistas. Estos talleres, que ya recorrieron diócesis de nuestro país, son espacios para compartir la Biblia ymuchas la vida, y aprender juntos sobre nuevos caminos en la

 

catequesis. En ellos se trabaja con la vida y la Palabra y son siempre una fuente de agua viva para seguir descubriendo nuestra vocación. Gracias a todos los catequistas que participaron y un saludo a los que participaron en el taller de El Carmen, a unos 50 km. de San Salvador de Jujuy, a quienes les  prometí que utilizaría sus conclusiones y aprendizajes para un próximo artículo. Antes de iniciar la reflexión de este artículo Intenta recordar la manera en que Dios te llamó a ser catequista ¿Cuándo fue? ¿Cómo? ¿De qué se valió Dios para irrumpir en tu vida y llamarte? ¿Te acuerdas de personas que supieron transmitirte la Palabra de Dios en tu vida? ¿Quiénes te enseñaron las cosas de Dios, aún sin tener un título de catequista, pero viviendo la misión de un catequista? Busca en la Palabra de Dios los siguientes textos. Observa en ellos cómo llama Dios y cómo responden las personas.   Abraham: Gén. 12, 1-5   Moisés: Ex. 3, 1-4, 17   María: Lc. 1, 26-38   Discípulos: Mc. 1, 16-20 ¿Encuentras elementos en común con tu vida? ¿Descubres nuevas maneras de llamado que pueden ayudarte a pensar si Dios te sigue llamando hoy? Cuando compartimos nuestras experiencias de vida como catequistas, cuando somos capaces de revisar nuestra vocación y descubrir la forma en que Dios nos ha llamado a cada uno... y meditamos nuestra vida a la luz de la Palabra siempre viva de la Biblia, aprendemos como: Dios utiliza distintos medios para llamarnos   - nos llama a través de personas - nos llama a través de situaciones de la vida - nos llama a través de señales o signos Sentir el llamado de Dios, darse cuenta que Dios llama   - Dios pasa por la vida de todos los días, hay que estar atento para escucharlo. - Tener la capacidad de descubrir la presencia de Dios. - Lo cotidiano, la vida de siempre, ése es el lugar que Dios elige  para revelarse, para correr cor rer el velo y descubrirnos que q ue está pasando  por ahí. 







 

La vocación es un proceso (tiene etapas, tiene momentos, se va viviendo)  - el llamado de Dios es progresivo, nuestra vida es una historia de sucesivos llamados. - hay que aprender a mirar la vida con otros ojos para encontrar las huellas de Dios en nuestro caminar. - la vocación es camino, más que puerta de entrada, y se hace camino al andar... Todos recibimos dones para que podamos vivir nuestra vocación - Dios no nos deja sólos, su garantía es que Él está junto a nosotros. - todos hemos recibido mucho, hay que descubrir que recibió cada uno, para ponerlo al servicio de los demás (parábola de los talentos). - Dios nos llama constantemente, también nos va mostrando nuevos dones que no sabíamos que teníamos. A veces nos cuesta vivir la vocación (dudas, miedos, incertidumbres)  - el llamado de Dios siempre es un desafío, un cuestionamiento, un compromiso…  - decir sí al Señor compromete la vida. - las dudas, miedos e incertidumbres son parte del camino, nos ayudan a seguir buscando, nos recuerdan que nunca podremos encontrarlo todo, nos descubren nuestra esencia vital de  peregrinos... Leer la Biblia, la Palabra de Dios, nos ayuda a descubrir nuestra vocación.  - cuando leemos la Palabra encontramos ejemplos de personas que vivieron llamados parecidos a los nuestros. - sus vidas nos muestran que es posible responder al Señor e iniciar un camino de compromiso - sus experiencias también nos hablan de un lento descubrir que quiere Dios de nosotros y un camino de respuesta que pasa por la vida y no por decir, de palabra, «Señor, Señor...» (la respuesta se da con la vida). Nuestra respuesta al llamado de Dios es servir y ayudar con disposición y alegría.  - Dios llama para dar una misión, un compromiso, una tarea en  bien de los demás. - la respuesta es estar disponible a la misión que El nos vaya

 

mostrando. - la alegría en el servicio es signo de que nuestra entrega es sincera y fecunda. Transmitir el mensaje de Dios y el amor de El.   - Dios nos llama para ser instrumentos de su mensaje y para colaborar con Él en la construcción de su Reino - para mostrar con nuestro testimonio (porque a las palabras... se las lleva el viento) que nos ama y quiere que vivamos su amor construyendo la fraternidad real (porque nadie ama a Dios a quien no ve sino ama a su hermano al que ve). Para trabajar Dios nos llama a ser catequistas

en

grupos

 Para reflexionar con la Palabra y la vida 

- Trabajar en pequeños grupos con la preguntas y textos que aparece al principio del artículo. - Si se pueden formar cuatro grupos repartir un texto para cada uno. - Comentar con el grupo qué conocemos del personaje  bíblico del texto. - Hacer una lista de características de cómo Dios llama y cómo es la respuesta de cada persona ante ese llamado.  Para la puesta en común  - Escribir en un afiche, en dos columnas, las características que observamos del llamado  y respuesta  en el texto  bíblico. - Escribir entre todos una oración que relacione el texto leído con la experiencia de catequista de los integrantes del grupo.  Plenario  - Compartir los textos y los afiches. - ¿Qué encontramos en común con nuestras vidas? - Compartir las oraciones

 

 

.  Los frutos del Espíritu en la vida del catequista «El fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, idelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo.» 

Gálatas 5, 22 El tiempo de Pentecostés es un excelente momento para revisar nuestra vocación y  práctica de catequistas. Ser catequista es anunciar la Palabra de Jesús, dar testimonio del Evangelio, y enseñar a los demás con nuestra palabra y nuestra vida. El origen de la palabra catequista es «hacer resonar». Siempre que pregunto en los talleres de espiritualidad del catequista, con qué imagen asociamos este significado tan motivador des ser catequista, me responden «con una campana». En nuestros días se escuchan pocas campanas, pero si andamos en este mundo podremos recordar campanas que escuchamos sonar. Yo me acuerdo mucho de dos:    La campana del colegio... Señalaba el comienzo (¡alegría!) del recreo, y también su finalización (no tanta alegría...) o

   La campana de la parroquia...

Marcaba las horas del día y sonaba con fuerza antes de cada misa dominical llamando a la comunidad. La campana era una señal, con su tañido nos hablaba de otra realidad más importante y trascendente que su sonido mismo. Ser catequista tiene mucho que ver con ser campana. Nuestro sonido (nuestra vida, nuestra palabra) debe ser capaz de evocar algo más importante que nos trasciende: la Palabra de Dios, el encuentro con Jesús. El sonido de la campana es signo... y también lo es nuestra misión de catequista. Signos de la vida nueva a la que Dios nos invita, signo de la compañía de Dios que camina a nuestro lado-signo de la comunidad que nace en torno a la palabra, a la oración, a la enseñanza, a los sacramentos, al compartir. El catequista vive animado por el Espíritu de Jesús, pide su guía y su aliento para er fiel a su misión y poder anunciar el Evangelio.   ¿Cómo está «sonando» nuestra campana en estos tiempos? o

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¿Estamos dando los frutos que el Espíritu espera de nosotros?

 

Para trabajar en grupos  Leemos el texto de Gálatas 5, 22 Recortamos siete campanas de cartulina y le ponemos a cada una el nombre de uno de los frutos del Espíritu (conviene que las campanas sean grandes).  Nos dividimos en parejas (y si somos pocos cada uno trabaja con una campana). A cada pareja se le da una campana y la siguiente guía:   ¿Qué significa ser campana de caridad, alegría, paz... (cada uno completa según su campana) en la vida de un catequista? o

 

 Nombrar tres actitudes que como catequista ayudan a que q ue suene esa campana.

 

 Nombrar tres actitudes que como catequista no ayudan a yudan a que la campana suene, actitudes que ahogan ese fruto, que no lo muestran, que no lo transmiten.

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Escribir una pequeña oración que comience con la frase: «Espíritu de Jesús ayúdanos a ser campana de...» Las actitudes y la oración se escriben dentro de la campana de cartulina. Se pone en común lo trabajado en los grupos (o individualmente si son  pocos). En ronda realizamos una oración compartida. Si es posible tener una campana de verdad, a medida que cada catequista va haciendo su oración  personal en vvoz oz alta, al terminar hac hacee son sonar ar la campana y se la pasa al de al lado. Entre todos escribir una nueva campana con un compromiso común a intentar vivir como catequistas. Colgar esa campana en un lugar visible dentro de la parroquia. Terminar con un canto al Espíritu Santo.  

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.  Perseverar en la oración «Todos ellos perseveraban juntos en la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.» 

Hech. 1, 14 El libro de los Hechos de los Apóstoles nos señala en varias

 

oportunidades esta actitud de los primeros discípulos de reunirse y orar juntos para escuchar la voluntad de Dios. Los apóstoles habían aprendido de Jesús su manera de orar al Padre. Realmente les había llamado la atención esta disposición de Jesús, expresada en la búsqueda de momentos y lugares para orar, tan diferente a las prácticas de oración del pueblo judío, caracterizadas por lo ritual, la repetición, los horarios fijos. Jesús les había enseñado a orar en la vida y a orar la vida... para encontrar la voluntad de Dios y la fuerza para ponerla en práctica. Por eso, el primer testimonio que encontramos de la comunidad  primitiva es su disposición a orar... Perseveraban... la oración no es para un rato, o para hacer de vez en cuando. Es una práctica de vida, un estilo de comunicación con Dios que hay que ejercitar. La oración requiere esfuerzo, dedicación, interés, ganas, constancia... ...juntos... la oración de los discípulos es compartida, en común, en comunidad. Al Padre nos dirigimos como comunidad. Buscamos su voluntad unidos. Porque así nos damos fuerzas, aliento mutuo y además aprendemos de los demás. Porque Dios, muchas veces, habla a través de los que tenemos al lado. ... en compañia de María... la madre es mediadora ante el Señor. Ella intercede para llevar nuestra María es de oración. La Biblia nosy repite, enoración. los evangelios, quemaestra María guardaba la Palabra de Dios la meditaba en su corazón. Siguiendo su ejemplo podremos descubrir al Dios vivo y verdadero que conoció María. El Dios del Magnificat, el Dios que libera, que hace justicia y hace maravillas en aquellos que siguen sus pasos. Propuesta para una reunión de catequistas 1 • Leemos en común Hech. 1,14   2 • En parejas trabajamos:  

 

- ¿Cómo es tu oración personal? - ¿Le dedicas tiempo por día, por semana a la oración? - ¿Cómo rezas? (contarle al otro cómo es nuestra manera cotidiana de rezar) 3 • Nos reunimos de a  dos parejas:

- ¿Qué fue lo que más te impactó de lo charlado en el paso anterior? - ¿Aprendiste algo del otro? ¿Qué? - ¿Como catequistas, como es nuestra oración en común? ¿Rezamos? ¿Cuándo? ¿Cómo? - ¿Qué nos enseña María con respecto a la oración? - Ponerse de acuerdo en tres propuestas para mejorar la oración en común del grupo de catequistas. Escribirlas. 4 • Nos reunimos en el grupo grande: 

- Se ponen en común las propuestas y se eligen dos para intentar vivir en la segunda mitad del año que resta. - Se acuerda reunirse nuevamente a fin de año para evaluar si se han cumplido las propuestas y si han servido para mejorar la oración personal. - Concluir el encuentro con una oración espontánea. - Como signo visible, cada participante toma la Palabra de Dios y la aprieta contra su corazón, dice su oración y pasa la Biblia al compañero del costado, para que repita el gesto, haga su oración... y así recorrer una ronda de oración en común. - Terminar con un canto a María.

.  El catequista, artesano del encuentro La catequesis espacio eclesial para el descubrimiento del Dios de la Vida y elesnacimiento de la experiencia de fe y comunidad. A

 

través de un itinerario permanente (que no atañe solamente a los años de la infancia) busca desarrollar un proceso que conduzca a las personas a: • conocer a Dios, amarlo y buscar su voluntad,  • fortalecer la fe en Dios, conocer las enseñanzas

de su mensaje, •que integrarse a una comunidad de fe para vivir lo Dios propone, • sumarse a la tarea de anunciar la Buena Noticia

de Jesús y construir su Reino de vida. Este proceso es un camino que se inicia en la familia, núcleo  privilegiado para la transmisión de la fe, y continúa con las distintas opciones que ofrece la comunidad eclesial, conforme a la edad de las personas y a su iniciación en la fe. Todos esos espacios que la catequesis ofrece están atravesados  por una experiencia que los unifica y da sentido: s entido: el encuen encuentro tro con Dios vivo y el encuentro con los hermanos. La catequesis puede ser el lugar que enseñe y capacite a las personas para el encuentro con Dios y los demás. Si consideramos esto como el eje que vertebra toda acción catequística de la comunidad, el responsable de animar esta tarea es el catequista que puede descubrir una misión profundamente enraizada en su vocación: ser artesano del encuentro. Ser artesano Todos conocemos, seguramente, algún artesano, ya sea por contacto directo o por referencia. A partir de esa/s personas que conocemos, reflexionemos algunas de sus características propias: - Ama profundamente lo que hace (le da sentido a su vida). - Aplica un saber nacido y acrecentado en la experiencia. - Busca nuevas maneras de hacer sus cosas (se renueva). - Es paciente, con sí mismo y con su obra. - Lo que sabe lo aplica (hace con las manos). ¿Puedes agregar otras carácterísticas que hayas reconocido en artesanos? Artesano del encuentro Apliquemos estas carácterísticas a la tarea catequística para descubrir nuevas luces que iluminen nuestro caminar: Ser artesano del encuentro, de Dios con los demás y de los demás entre sí, requiere catequistas que: • Amen profundamente a Dios y encuentren en la catequesis el llamado de

Dios para sus vidas. Nadie puede dar lo que no tiene. Para enseñar y transmitir las cosas de Dios hay que llevarlo muy adentro en el corazón.

• Para ayudar a otros a encontrar a Dios hay que partir de la propia

 

experiencia de haber encontrado a Dios en la propia vida. La transmisión de la fe nace del testimonio vivo (recordemos los relatos de la iglesia naciente, en el libro de los Hechos de los Apóstoles). • El artesano es un innato investigador, busca, desarrolla, experimenta... El

catequista que quiera provocar el encuentro debe vivir en permanente  búsqueda, des-instalarse y estar abierto a lo nuevo. La capacitación y formación es una herramienta privilegida para crecer y aprender, para enseñar y transmitir mejor. • Dios enseña que nos espera siempre, y que, pacientemente, sale a nuestro encuentro con la alegría de la primera vez (Parábola del Padre Misericordioso). Sencillamente, si Dios es paciente... nosotros también... • El artesano no es un intelectual teórico. Sabe, posee un saber intelectual,

 pero no se queda en palabras, su obra es la obra de sus manos. De la misma manera el catequista muestra con sus obras su capacidad de generar encuentro.

Para pensar y meditar  • Piensa en la catequesis como en una artesanía del

encuentro con Dios:  ¿qué actitudes de un catequista favorecen su trabajo? • El mismo Dios es un artesano de tu vida, relee el

hermoso pasaje de Jeremías (18, 1-4) y aplicalo a tu vida. ¿Qué características tiene el modelado de tu vida que va proponiendote Dios?  • Piensa en dos actitudes qu e puedas comprometerte a vivir en tu misión de catequista para generar encuentro con Dios y con los demás.   .  El catequista, servidor de la Palabra en su comunidad El catequista, servidor de la Palabra en su comunidad  por  Marcelo A. Murúa Murúa   Quiero compartir con ustedes una pequeña reflexión surgida en un encuentro con catequistas rurales de la Prelatura de Humahuaca, a mediados de octubre de 2000. Este encuentro era la cuarta etapa de un proceso de formación de dos años que estamos realizando con los catequistas, rurales y urbanos de esta sufrida región de nuestro país. Los catequistas rurales son personas muy sencillas y llenas de Dios, pastores, campesinos, hombres y mujeres, ancianos... en que las desoladas tierras de jóvenes la Puna yson los arroyos llevan el

 

agua viva de la Palabra a sus comunidades. La Biblia nos habla de las personas que anuncian la Palabra «Yo, por mi parte, era como un canal salido de un río, como un arroyo que se pierde en un jardín del Paraíso. Yo pensé: voy a regar mi huerta, voy a regar mis flores. Pero mi canal se convirtió en instrucción, río, y el río en mar. aEntonces dije: Haré brillar como la aurora la llevaré lo lejos su luz. Derramaré la instrucción como una profecía y la dejaré a las generaciones venideras. Comprueben ahora que no he trabajado para mí solo, sino para todos los que buscan la sabiduría.» Eclo. (Sir.) 24, 30-34 La vida del catequista a la luz del texto bíblico Como catequistas somos servidores de la Palabra. Pequeños canales, sencillos y humildes, que surcan la vida de nuestra comunidad... Cuando tomamos conciencia de nuestra vocación y decidimos emplear nuestro tiempo, nuestra capacidades y nuestros dones al servicio de nuestra gente, descubrimos, con alegría y sorpresa, que el Dios generoso multiplica nuestros esfuerzos. Si nos entregamos con confianza a Dios, sabiendo que somos simples canalitos para que su Palabra llegue con su frescura y novedad a los demás, El se encarga de hacer de nosotros arroyos y ríos. El texto nos habla de la experiencia de un hombre sabio, que ha descubierto la obra de Dios en su propia vida y decide comprometerse en el anuncio de su Palabra. Como catequistas somos llamados a transmitir las enseñanzas de Jesús y promover el encuentro de los demás con el Dios verdadero, que cambia la vida y nos descubre el sentido profundo de la existencia. ¡Qué alegría poder decir como el sabio del texto, he trabajado  para los demás, par paraa que los otros conozcan la sabiduría, es decir la Palabra del Dios de la Vida! Para rumiar el texto y la vida El catequista, servidor de la Palabra en su comunidad - ¿Somos canales por donde circula el agua viva de la Palabra de Dios? - ¿Qué actitudes de nuestra vida «secan» nuestro reserva de agua viva? - La Palabra es la Fuente donde nace nuestro canal, ¿está  presente en nuestra vida de todos los días? ¿Acudimos a ella? ¿Nos nutrimos con su lectura y oramos con ella? ¿Estudiamos la Palabra para poder transmitirla mejor? - Compara las palabras del texto con tu vida, ¿eres un verdadero arroyo para tu comunidad? Los demás ¿se

 

encuentran con el Dios de la Vida a través de tu testimonio y enseñanzas? - ¿Qué puedes y debes cambiar de tu manera de ser para ser un arroyo más transparente, más caudaloso, más fecundo? Ofrecele tus reflexiones a Dios a través de una oración escrita por tus propias manos.

.  La sabiduría del catequista En todo el país me ha tocado compartir talleres de formación de catequistas con muchísimas personas de una profunda espiritualidad. Muchos de ellos, sencillas mujeres y hombres del pueblo, me enseñaron con su testimonio y ejemplo la sabiduría de una vida enraizada en la palabra de Dios. Feliz la persona que busca la Palabra «Feliz el que a la sabiduría y puedede responder al que loy interroga; quese dedica hace suyos los caminos la sabiduría  profundiza sus secretos; que sale a cazarla y aacecha cecha su paso; que mira a través de sus ventanas y escucha a su puerta; que instala su tienda al lado de su casa y clava las estacas en sus muros. Pone su tienda en manos de la sabiduría y se queda en esa feliz morada. Deja a sus hijos bajo su protección y se tiende al abrigo de sus ramas; lo protege del calor y él se instala en su gloria.» Eclo. (Sir.) 14, 20-27 La Palabra, cimiento de la vida del catequista Este pequeño texto, escondido en uno de los libros sapienciales de la Biblia, nos ayuda a pensar en el alimento que nutre la vida de un catequista. El autor alaba a la persona que se dedica a la sabiduría, que para el pueblo de Israel estaba contenida en la Palabra de Dios. Ella brinda respuestas de vida y nos orienta para vivir el proyecto de Dios. El texto invita a acercarse a la Palabra, a profundizar en su lectura, para descubrir significados siempre nuevos. ¡Quién puede decir «ya conozco la Palabra»! Si el mismo Dios nos sale al encuentro cada vez que la leemos con apertura de corazón y sencillez. La Palabra nos ayuda a comprender la vida que vivimos, nos devuelve la mirada de Dios sobre las cosas, nos introduce en la voluntad del Padre. Por eso es vital para la vida de fe el contemplar la realidad desde su lectura y oración. La Palabra nos ayuda a discernir, nos permite conocer y adentrarnos en los misterios Dios,también siempreporinfinitamente Otro, sorpresa cercano y compañero,de pero descubrir, pura

 

gratuidad. El texto nos propone instalar nuestra existencia a su lado, abrigarnos a su amparo, permanecer en su presencia: «saborear» su compañía. Para rumiar el La sabiduría del catequista

texto

y

la

vida

Dedicale un tiempo a la evaluación y discernimiento de tu tarea. A la luz del texto te invitamos a revisar tu espiritualidad de catequista: - ¿Qué presencia tiene la Palabra de Dios en tu vida? - ¿Haces tuyos sus caminos? ¿Cómo mejorar? - ¿Contemplas la vida a través de sus ventanas...? ¿Te ayuda la lectura de la Palabra a conocer la voluntad de Dios en los tiempos que vivimos? ¿Te guía para interpretar la realidad que vivimos desde la mirada de Dios? - ¿Dónde tienes instalada la carpa de tu existencia? ¿Dónde buscas amparo y protección en los momentos difíciles? - Como catequista, ¿qué pasos puedes ir dando para dedicar más tiempo a la Palabra de Dios? - Aprende a rumiar los textos y rezar la vida con la Palabra. Relee versículo por versículo la cita bíblica sugerida y aplicala a tu propia vida. ¿Qué aprendes? ¿Qué  puedes comentarle a Dios? ¿A qué te puedes com comprometer prometer  para crecer en la sabiduría que nace de la l a Biblia? - Escribe un propósito concreto en el que expreses un compromiso de crecimiento con relación a la Palabra de Dios en tu vida.

.  La importancia del testimonio La fe se transmite a través del testimonio y el ejemplo. Si revisamos nuestra historia seguramente podremos recordar varias personas que, mediante su testimonio de vida, nos acercaron al misterio del Dios de la Vida. Muchas veces no han sido grandes intelectuales los que nos han enseñado el rostro de Dios sino personas sencillas, muchas de ellas en el hogar, el colegio, el barrio, la misión... A la hora de transmitir la fe y contagiar a los demás la alegría del evangelio la herramienta más eficaz es el propio ejemplo.

 

  Con mis obras te mostraré mi fe «Hermanos, si uno dice que tiene fe, pero no viene con obras, ¿de qué le sirve? ¿Acaso lo salvará esa fe? Si un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse ni qué comer, y ustedes les dicen: "Que les bien, caliéntense y aliméntense", sinmismo darles lo necesario paravaya el cuerpo, ¿de qué les sirve eso? Lo ocurre con la fe: si no produce obras, muere solita. Y sería fácil decirle a uno: "Tú tienes tu fe sin obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través de las obras". Sant. 2, 14-18 El testimonio de vida, principal recurso pedagógico del catequista La carta de Santiago es muy clara al plantear la necesidad de acompañar la fe con obras que la muestren y lleven a la vida  práctica. El catequista, como servidor de la Palabra y pedagogo de la fe debe recordar siempre estas sencillas enseñanzas. Lo que enseñamos con el ejemplo no se olvida fácilmente. La  pedagogía de Jesús está llena de gestos y actitudes. Si recorremos los evangelios son muchas las ocasiones en que su manera de vivir despierta interrogantes en los discípulos, y esos interrogantes (profundos, existenciales) abren el camino al don de la fe. Es común encontrar a muchos catequistas preocupados por la necesidad de actualizar sus recursos para enseñar el evangelio. Y es muy bueno que así sea, pues implica una toma de conciencia de su misión y responsabilidad. Pero a veces los recursos están más cercanos de lo que esperamos. ¿Por qué no planificar algunos encuentros de catequesis alrededor de acciones solidarias? Los frutos de la sabiduría se aprecian en la conducta, nos enseña el mismo Santiago unos párrafos más adelante que la cita señalada más arriba (Sant. 3, 13) La forma de vivir del catequista, su manera de ser-para-losdemás, el ejemplo de su entrega y su servicio son herramientas  privilegiadas para la transmisión de la fe. Quien ha de confiar y creer en una persona que no muestra con su vida lo que enseña con sus palabras. Vivimos un tiempo histórico en el que las  palabras están muy devaluadas. Estamos acostumbrados a escuchar grandes discursos y promesas de cambio... que quedan en la nada e incrementan el escepticismo

 

de la gente. Por esto es tan importante enseñar con los hechos y el testimonio. Además de seguir los pasos del Señor, que pasó haciendo el bien y nos enseñó con su vida, respondemos a una situación histórica. En los cursos y talleres para catequistas, cuando hablamos de este tema, dejoleído? estoso interrogantes: ¿Cuántos de su la madre siempre Teresa has ¿Qué recuerdaso de ella? o libros ¿Por qué enseñanza del evangelio es tan transparente? En la enseñanza de la fe es necesario siempre volver a lo simple, a la sencillez del evangelio vivido todos los días... que tal vez sea mucho más exigente y comprometido que hablar con palabras complicadas y difíciles. Para rumiar el texto La importancia del testimonio

y

la

vida

Releé las palabras de la carta de Santiago. - ¿Qué te ha llamado la atención? - ¿Puedes relacionar el texto con tu vida personal y de catequista? - Tus obras... ¿serían capaces de generar fe y adhesión a Jesús en los demás? - ¿Qué obras concretas debes vivir como catequista comprometido en el anuncio y transmisión del evangelio de Jesús? - ¿Qué cambios debes hacer en tu manera de hacer catequesis para incorporar lo que la Palabra de Dios nos señala?

Mis manos abiertas  Enséñame Señor a vivir mi fe todos los días, en las cosas sencillas y cotidianas. Enséñame Señor a transmitir mi fe todos los días con gestos sinceros, con manos abiertas.

 

Enséñame Señor a contagiar a otros el espíritu del Evangelio. A hacer el bien para que venga el Reino. Enséñame Señor aAser un espejo de loobras que creo. mostrar con mis La fe que da sentido a mi vida. Que así sea, Señor.

.  La palabra que da vida La fuerza del catequista está en la Palabra de Dios. Como servidores de la Palabra y discípulos del Señor de la Vida debemos esforzarnos en recrear en nosotros una mística que nazca y abreve en la lectura y reflexión de la Biblia. Y digo recrear  porque en el camino de la fe siempre estamos recomenzando y empezando de nuevo. No deben desalentarnos los tropiezos, por el contrario, pueden ser momentos y espacios vitales que alumbren nuevos desafíos y crecimientos. Seguramente muchas veces nos hemos propuesto releer la Palabra y mantener una rutina de oración con ella, y con el tiempo la vamos perdiendo. Ahora que comienza el año podemos recrear estos propósitos y sumar nuevas fuerzas para incorporarlo a nuestra vida. Porque la Palabra de Dios para el catequista tiene que ser su alimento diario. El contacto con ella despierta las ganas de conocerla más e introduce en la intimidad con Dios. Se trata, simplemente, de hacer de la lectura de la Biblia un hábito cotidiano. Los grandes maestros de espiritualidad (y no hablo sólo de los que son conocidos sino especialmente de los anónimos que todos encontramos en nuestras comunidades) son personas de una  profunda unión con la Palabra. Piensa en tus maestros en la fe... - ¿Qué relación con la Biblia descubres en ellos y ellas? - ¿Qué puedes aprender para tu vida? La Palabra de Dios es la semilla que él mismo nos regala para vivir como discípulos. Nuestra tarea consiste en cuidar esta

 

semilla para que crezca y de frutos. ¿Cómo se cuida la semilla de la Palabra? - Con su lectura cotidiana o Orando con la Biblia - Estudiando y conociendo mejor las Escrituras -- Compartiendo la oracióndey laDios reflexión la Palabra Buscando en con ellaotros la voluntad para de nuestra vida - Descubriendo en ella las claves de una conducta que siga los  pasos de Jesús - Dejando que ella penetre y empape nuestra tierra (nuestra vida), aprendiendo a escuchar, saborear y rumiar la Palabra antes de dar respuestas La Palabra, fuente de espiritualidad «¡Bendito el que confía en Yavé, y que en él pone su esperanza! Se asemeja a un árbol plantado a la orilla del agua, y que alarga sus raíces hacia la corriente: no tiene miedo de que llegue el calor, su follaje se mantendrá verde; en año de sequía no se inquieta, ni deja de producir sus frutos.» Jer. 17, 7-8 Confiar en Dios es buscar en su Palabra el alimento. Poner en él la esperanza es descubrir la fuerza que nace de su Palabra viva en nosotros. Igual que los árboles, cuyas raíces crecen y se introducen en la tierra, abriéndose paso hacia el agua que nutre, como catequistas debemos esforzarnos en buscar diariamente el agua viva de la Palabra de Dios en la Biblia. Si nuestras raíces están bien cercanas a la Palabra de Dios tendremos fuerzas y ánimo para superar las dificultades de la vida, los tiempos de sequía que todos tenemos (por ser humanos). Cuando sobrevengan estaremos preparados, protegidos, cuidados... y como la planta de la lectura, no dejaremos de  producir frutos. Todos sabemos que pasa con las plantas que no regamos, en poco tiempo sus hojas se amarillentan, se marchita, se pone rígida y terminar seca, dura y sin vida. Que no nos pase lo mismo en la vida... que no perdamos el

 

contacto con el agua que nunca deja de fecundar nuestras  posibilidades.

Para rumiar el La palabra que da vida 

texto

y

la

vida

- Releé el pequeño texto del profeta Jeremías.   - ¿Estás «plantado» cerca del agua verdadera, o de otros arroyos?  - ¿Qué significa en tu vida el «alargar las raíces»? Piensa en desafíos concretos que debas superar.   - ¿Qué representa en tu vida la tierra dura, las piedras, la profundidad que unas raíces decididas deben enfrentar?  - ¿Tu follaje espiritual se mantiene verde? ¿Cuáles son tus rincones que se han marchitado o están amarillentos? ¿Cómo revivirlos?  - ¿Has pasado tiempos de sequía? ¿Por qué? ¿Cómo superarlos?  - Puedes terminar orando con el Salmo 1, que nos invita a la oración con palabras muy parecidas a las de Isaías.  Dichoso el hombre que no va a reuniones de malvados, ni sigue el camino de los pecadores ni se sienta en la junta de burlones, mas le agrada la Ley del Señor y medita su Ley de noche y día. Es como árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y tiene su follaje siempre verde. Todo lo que él hace le resulta.

Salmo 1, 1-3 

10.  La El catequista, unaen puerta abierta para el encuentro con Dioslas Biblia es rica imágenes y símbolos para explicarnos

 

cosas más profundas de Dios. El lenguaje bíblico es un lenguaje sacramental, porque el mismo Dios nos habla de esta manera: con signos y señales que nos ayudan a descubrir su presencia en medio nuestro. Jesús es el gran sacramento de Dios. A través de su vida, sus palabras y su práctica conocemos al Dios de la Vida y nos encontramos con Él.

"Si me conocen a mí, también conocerán al Padre"  Jn. 14, 7  "El que me ha visto a mí ha visto al Padre"  Jn. 14, 9 Hablar con imágenes permite recurperar el lenguaje sencillo de la Biblia, que llega al corazón e invita al cambio de vida. Hay muchas imágenes que podemos asociar para profundizar en la vocación y misión del catequista. Una de ellas es la imagen de la "puerta". La puerta es un instrumento que comunica espacios, que abre a una interioridad. Las hay grandes, pequeñas, de madera, metal, vidrio u otros materiales, pesadas, livianas, nuevas, antiguas... todas tienen en común la capacidad de abrirse y dejar paso. La puerta tiene mucho que decirnos a nuestra vida de catequistas. · ¿Somos puertas abiertas para que otros se encuentren con el Dios de la Vida a través nuestro? · ¿Nuestras palabras y nuestra práctica ayudan a los demás a abrir sus propias puertas al Señor que vive dentro de cada hombre y mujer? · ¿Cómo anda nuestra puerta? ¿Está bien aceitada para su función? ¿O sufre el paso del perezosa tiempo ypara estáser algo desvencijada, con sus bisagras herrumbradas, abierta? · ¿Y en ese caso, cómo aceitarla para mantenerla en movimiento, y ágil, y dispuesta para su función? ¿Cuál será el aceite indicado y dónde conseguirlo? Ser puerta significa aceptarse como instrumento y tener claro que nuestra misión es quedar abiertos, ir perdiendo protagonismo para que el otro pueda encontrarse con Dios y su Palabra. Si en nuestro corazón anida el Señor, será cuestión de abrir la  puerta para p ara enseñ enseñar ar qu quee El nos anima, nos da fuerza fu erza y esperanza. esper anza. Abrir la puerta es dar testimonio, hablar desde el corazón y la experiencia. Invitar al encuentro y presentar al Dios que llena nuestros días. Estamos llamados a ser puertas abiertas, porque el Señor a quien

 

seguimos nos dice que El mismo es puerta, para el encuentro y la vida. "Yo soy la puerta: el que entra por mí está a salvo. Circula libremente y encuentra alimento." 

Jn. 10, 9 Jesús se presenta como la Puerta. El acceso a la vida. Él, como  buen pastor, nos conoce, nos quiere y busca lo mejor para nosotros. Juan lo expresa con imágenes tan delicadas como cuidar, proteger y dar alimento. Ese es nuestro Dios, el que nos abre su vida (nos da su vida) para que podamos vivir mejor. Para rumiar el texto y la vida El catequista, una puerta abierta para el encuentro con Dios texto de Juan.experiencia de fe, ¿de qué · Relee Piensaelen tu propia manera Jesús ha sido una puerta para tu vida? · Piensa en tu tarea catequística, ¿cómo puedes ser "puerta" para que los demás encuentren a Dios? · ¿Qué características y actitudes de vida puedes  proponerte cambiar en esta Pascua, para mejorar tu misión? · Ofrécele tu oración al Señor y pídele fuerzas  para ser fiel a su Palabra y a su testimonio. Señor, que en mi misión de catequista sea como una puerta sencilla, abierta,  para que otros  puedan pasar a través de ella  para encontrar a Dios. Ayúdame a no endurecerme, a no "atrancarme",  para que mis  palabras y mis gestos

 

y mi persona toda, sepa hacerse a un lado,  para dar paso a tu  presencia, que con los brazos abiertos esperas y acudes al encuentrode todos los que pasen por mi vida, hecha humilde  puerta. - Que así sea, Señor de la Vida -

11.  Abrir la puerta para que entre el Señor El Jubileo del año 2000 fue un tiempo de gracia para el encuentro profundo con el Dios de la Vida. Uno de los signos más importantes de ese año jubilar lo constituyó la puerta. El Papa Juan Pablo II inició los festejos del año Santo abriendo una puerta e invitando a toda la Iglesia a pasar por ella para acercarnos a Dios y comprometer nuestras vidas en el seguimiento de su hijo Jesús, construyendo el Reino. La puerta, como símbolo, tiene mucho para decirnos en nuestra vida de catequistas. La puerta de nuestro corazón Como catequistas transmitimos lo que llena nuestro interior. Como la planta que orienta y mueve sus hojas hacia la luz que le da vida, también nosotros debemos orientarnos hacia el Dios bueno que vivifica y fortalece. La lectura de la Palabra, los sacramentos, la oración personal y grupal, la experiencia de comunidad, el compromiso solidario, nos van renovando desde el interior y nos ayudan a mantener abierta la puerta de nuestro corazón. Pero no siempre abrimos la puerta para que Dios entre y empape nuestra vida. Todos tenemos rincones de nuestra existencia que permanecen inaccesibles a la  presencia del Padre. El crecimiento de la vida de fe, orientada por el Evangelio,  puede ir «abriendo» esas puertas cerradas, para que la brisa del Espíritu llegue a toda nuestra persona. Y este es un trabajo de toda la vida, ¡cuánto más para un catequista que busca transmitir a otros la fuerza de la Palabra! María, madre, modelo y maestra del catequista, es el espejo para mirar nuestra vida y tomar ejemplo. Ella, como ninguna, supo abrir la puerta de su corazón para que Dios habitara en su interior. Se hizo portadora de la Vida que no acaba, lámpara que nos ofrece la llama siempre viva de Jesús. Como María, para engendrar al Dios

 

del Reino y ayudarlo a nacer en nuestras comunidades, digamos sí, al pedido del Señor de abrir el corazón. La puerta de nuestro entendimiento Como catequistas tenemos la responsabilidad de ayudar a otros a descubrir a Jesús y a fortalecer su fe, transmitiendo las enseñanzas del Señor, a la luz de la experiencia y guía maternal de la Iglesia. La formación permanente, la lectura espiritual, elelintercambio otros, la asistencia  permitiendo desarrollo ycon crecimiento de nuestra afe,cursos-talleres-encuentros, para poder razones de ellairáy enseñarla a los demás. Como la planta, que para crecer y ser fuerte necesita el riego cuidadoso, periódico y permanente, también nosotros precisamos la formación que de cimientos sólidos a nuestra fe. Abrir la puerta de nuestra mente para que la sabiduría del Señor vaya impregnando nuestro entendimiento. Es una gran responsabilidad del catequista y de su comunidad: formarnos para crecer, para saber, para vivir, para transmitir con más fidelidad. La puerta de nuestro entendimiento no es sencillo mantenerla abierta. ¡Cuántas veces nos cerramos en posturas y formas de «entender» la vida y la fe que no encuentran su raíz en el evangelio de Jesús! ¡Qué díficil es abrir nuestra mente para que el Dios Sabio sacuda nuestras ideas y nos invite a pensar las cosas desde su  punto de vista! Una vez más la virgencita es quien nos orienta en el caminar de nuestra espiritualidad. Ella vivió la apertura de mente al proyecto de Dios y nos muestra la manera de hacerlo también nosotros. Los textos de la infancia de Jesús en el evangelio de Lucas, cuando hablan de María repiten dos veces una frase que suena a nuestros oídos como letanía de vida. «María meditaba estas cosas y las guardaba en su corazón» (Lc. 2, 19; 2, 51) La virgen nos enseña que para entender las cosas de Dios, primero hay que abrir la  puerta del corazón. La puerta de nuestras manos Como catequistas somos testigos de lo que anunciamos. Es decir, transmitirmos con nuestras vidas lo que presentamos con la palabra. Nuestro ejemplo es la mejor enseñanza y será ciertamente lo que ayude a enraizar el evangelio en los demás. Como la planta, que bañada por la luz y regada por el agua, brota y da fruto, también nosotros, si abrimos la puerta del corazón y la del entendimiento,  podremos abrir las manos para ofrecer ofr ecer las semillas de nuestro trabajo. Abrir las manos significa practicar lo que anunciamos, lo que anida en nuestro corazón. Abrir las manos significa vivir, como Jesús, para mostrar con la vida, y con gestos concretos, que es posible una existencia distinta, ofrecida a los demás, generosa con todos, abierta al Padre y a los hermanos. María nos enseñacon conlasupr testimonio quedelala verdadera transmisión de se Buena  Noticia comienza práctica. áctica. Luego anunciación ssabemos abemos que slae dirigió

 

en forma rápida y resuelta a colaborar con su prima Isabel, que necesita una mano  pues era mayor y había quedado también embarazada (Lc. 1, 39-56). El camino espiritual del catequista: Tener corazón, mentalidad y manos abiertas...  para que Dios abra la puerta, yy su Espíritu habitedeenJesús, nosotros, seamos testigos enseñando con nuestra vida lo que abunda en nuestro corazón. Para rumiar el texto y la vida Abrir la puerta, para que entre el señor - ¿Cómo están las puertas de tu corazón, tu mente y tus manos? - ¿Cuáles son los cerrojos que impiden que se abran por completo? - ¿Cómo puedes abrir estas puertas al Señor? Ofrecele a Dios un compromiso para abrirle la puerta en tu tarea y vocación catequista.

VIII. LA FORMACIÓN PEDAGÓGICA DEL CATEQUISTA "A propósito de la evangelización, un medio que no se puede descuidar es la enseñanza catequética. La inteligencia, sobre todo tratándose de niños y adolescentes, necesita aprender mediante una enseñanza religiosa sistemática los datos fundamentales, el contenido vivo de la verdad que Dios ha querido transmitirnos y que la Iglesia ha procurado expresar de manera cada vez más  perfecta a lo largo de la historia. Los métodos deberán ser adaptados a la edad, a la cultura, a la capacidad de las personas, tratando de fijar siempre en la memoria, la inteligencia y el corazón las #verdades que deberán impregnar la vida entera". ( Evangelii Nuntiandi 44, Pabloesenciales VI)

1.- Metodología para la Catequesis 1a. parte "A propósito de la evangelización, un medio que no se puede descuidar es la enseñanza catequética. La inteligencia, sobre todo tratándose de niños y adolescentes, necesita aprender mediante una enseñanza religiosa sistemática los datos fundamentales, el contenido vivo de la verdad que Dios ha querido transmitirnos y que la Iglesia ha procurado expresar de manera cada vez más  perfecta a lo largo de la historia. Los métodos deberán deber án ser adaptados a la edad, a la cultura, a la capacidad de las personas, tratando de fijar siempre en la memoria, lalainteligencia corazón las verdades# 44, esenciales que deberán impregnar vida entera".y (elEvangelii Nuntiandi Pablo VI)

 

   Nuestro mundo se está desarrollando de d e una manera muy rápida. Pensemos sólo que hace cien años empezaban a existir los coches, la televisión hace menos de cincuenta. A esto se le llama cambio tecnológico. En el campo de la educación también ha habido muchos cambios. El hombre se ha dado cuenta que una misma cosa se puede enseñar de diversas maneras. A esto se le conoce como método educativo. Si apor nosotros darconveniente. a conocer la palabra de Dios, hemos de  preocuparnos esco gernos escoger la interesa forma más "La edad y el desarrollo intelectual de los cristianos, su grado de madurez eclesial y espiritual y muchas otras circunstancias personales postulan que la catequesis adopte métodos muy diversos para alcanzar su finalidad específica: la educación en la fe". 

Catechesi Tradendae # 51 Juan Pablo II

La diversidad de métodos en la catequesis   En la transmisión de la fe, la Iglesia no tiene de por sí un método propio ni único, sino que, a la luz de la enseñanza de Dios, analiza los métodos de cada época, asume con libertad de espíritu "todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio" (Flp 4,8). En síntesis, todos los elementos que no son contrarios al Evangelio, y los pone a su servicio. De este modo, "la variedad en los métodos es un signo de vida y una riqueza", y a la vez una muestra de respeto a los destinatarios. Tal variedad viene pedida  por "la edad y el desarrollo intelectual de los cristianos, su grado gr ado de madurez eclesial y espiritual y muchas otras circunstancias personales". Cuando queremos decir algo, por ejemplo, que no voy a estar por la tarde, puedo  poner letrero en laopuerta, o biencon ir a un bu scar buscar a lao persona queteléfono. me podría visitarun para avisarle, dejar recado vecino llamar por ¿Qué forma utilizaré para dejar mi mensaje? Pues empezaré por saber si la otra persona lee o no, si tiene teléfono, si me queda de paso. El método será útil y eficaz en la medida que se ajuste a la persona a quien se lo quiero hacer llegar. Todos tenemos un método propio, un método con el que nos resulta más fácil trabajar. Porque todos tenemos unas ideas directrices que orientan nuestras  preferencias.

 

¿Qué es un método?   Recordemos que método es el conjunto de principios que orientan la selección de objetivos, medios y contenido. Y como tenemos principios diferentes, hay métodos diferentes. Sin embargo, debemos cuidar que el método elegido no tenga falsos cimientos. El método es el conjunto de mecanismos que ayudan a obtener un fin. Lo  presentamos como un conjunto porque es la suma de varios elementos. Es decir, un buen método no depende sólo de un principio. Y decimos que ayuda a obtener un fin porque el método es, al fin y al cabo, un instrumento para lograr una meta. El método no es lo importante. Lo importante es la meta. Un método que no lleva a la meta o nos lleva a una meta distinta de la deseada, no es un buen método. Puede haber muchos métodos buenos y útiles. Es posible que algún método sea más llamativo que otro, más atractivo o más espectacular. Pero no se puede decir que sea el único método. Un buen método tiene que responder a las exigencias del objetivo de la catequesis, del contenido a transmitir y del destinatario a quien se dirige. Si sólo se fija en uno de estos elementos, será un método inadecuado. Hay métodos más útiles para motivar y otros más útiles para enseñar; hay métodos útiles para niños que no sirven para jóvenes o adultos; hay métodos oportunos  para tratar un tema que no sirven para tratar t ratar otro tema. Un buen método en catequesis no sólo transmite bien la doctrina, sino que además fomenta la aceptación de la fe en el corazón de quien recibe el mensaje de Cristo. El catequista es el factor principal para el éxito de un método. Es decir, los métodos y técnicas no funcionan por sí solos.no Lapueden catequesis es, ante todo, un las testimonio. Y los aparatos o los mecanismos dar testimonio. Sólo  personas son testigos. Un buen método en catequesis debe envolver a toda la persona. Es decir, debe lograr que cada destinatario se introduzca en la sesión con mucho interés y dispuesto a esforzarse lo que sea necesario para aprovechar el tiempo de la clase. Los mejores métodos son los que activan todas las facultades del ser humano: la imaginación, la voluntad, los sentimientos, la inteligencia, la memoria. Hay muchos métodos. Y hay varios criterios que permiten descubrir cuál método es aconsejable para cada situación y cuál no lo es. Por esto, el catequista debe descubrir no sólo el método que va de acuerdo con su forma de ser, sino también

 

cuál método debe elegir según los cambios de destinatarios, de los temas o de los objetivos a lograr. Recuerda antes de escoger un método de enseñanza, que el método es sólo un medio, un medio que te ayudará a transmitir de una manera más sencilla el mensaje que Dios ha puesto en tus manos. Lo importante es el mensaje, la Palabra de Dios.  No olvides que es básico encomendarte al Espíritu Santo para que te ilumine, fíjate bien en las personas a que te diriges y piensa que tú eres el instrumento que Dios quiere necesitar para hacer llegar su mensaje. Es de todos sabido la influencia que las sectas y nuevos movimientos religiosos están teniendo en algunos círculos de nuestro país. Nuestra labor como catequistas es buscar el método adecuado para contrarrestar la influencia de estos grupos radicales y fundamentalistas en nuestras comunidades. Debemos encontrar la forma más oportuna de llevarles el mensaje católico-cristiano, de compartirles la verdad evangélica, de predicarles como Iglesia, como madre. De predicar con autoridad, con la autoridad que da el hecho de saber que Jesús funda la Iglesia Católica y Él es el guía hasta que vuelva nuevamente a juzgar a vivos y muertos, no nos confundamos, busquemos  participar de esa "Nueva Evangelización" a la que el Papa P apa Juan Pablo II nos llama atodos los bautizados.

2.- Metodología para la Catequesis 2a. parte o hay que oponer una catequesis que arranque de la vida a una catequesis tradicional, doctrinal y sistemática. La auténtica catequesis es siempre una iniciación ordenada y sistemática a la Revelación que Dios mismo ha hecho al hombre, en Jesucristo, Revelación conservada en la memoria profunda de la  Iglesia y en las Sagradas Escrituras y comunicada constantemente, mediante una Tradición viva y activa, de generación en generación".  

(Catechesi Tradendae # 22, Juan Pablo II). Sabemos que cualquier curso que demos ha de tener un método adecuado asi que que en esta segunda parte veremos la diversidad de metodos y la relación métodocontendio en la catequesis. La realidad religiosa de nuestra sociedad: su alejamiento, su actitud frente a la Iglesia, su jerarquía de valores, sus preguntas y dudas, su búsqueda del Señor todopoderoso requiere de catequistas que usen una metodología que responda a las necesidades específicas de nuestro país. Hoy más que nunca es fundamental transmitir el Evangelio, Buena de Dios, a todos los hombres y mujeres, niños y jóvenes que suscitelaen ellos,Nueva un deseo de conversión y de

 

adhesión plena a Dios y a su Iglesia. Ya aprendimos que un método sin contenido es algo que no sirve de nada. Por ello, ahora vamos a aprender la relación contenido - método en la catequesis. Cuando decidimos escoger un método para dar nuestro catecismo, podemos enfrentar de poner demasiada atención en el método y olvidar lo que realmenteelesriesgo importante: el mensaje. Si queremos ser muy fieles a nuestra misión, no debemos olvidar que hacemos todo por amor a Dios y con la ayuda de Dios. El principio de la "fidelidad a Dios y fidelidad al hombre" lleva a evitar toda contradicción, o separación entre método y contenido, afirma más bien su necesaria dependencia y ayuda. El catequista reconoce que el método está al servicio de la revelación y de la conversión, y por eso ha de servirse de él. Por otra parte, el catequista sabe que el contenido de la catequesis no es indiferente a cualquier método, sino que exige un proceso de transmisión adecuado a la naturaleza del mensaje, a sus fuentes y lenguajes, a las circunstancias concretas de la Comunidad, a la condición de cada uno de los fieles a los que se dirige la catequesis.

Un buen método de catequesis es garantía de fidelidad al contenido.   La comunicación de la fe en la catequesis es un acontecimiento de gracia, realizado por el encuentro de la Palabra de Dios con la experiencia de la  persona, que se expresa a través de signos sensibles y finalmente abre al misterio. Puede acontecer por diversas vías que no siempre conocemos del todo.

Ejemplos de métodos  1)Método deductivo, inicia de las verdades y principios más generales para aterrizar en las aplicaciones más inmediatas. Este método es más expositivo. Por lo tanto, utiliza principalmente la palabra, sea hablada o escrita. Las aplicaciones más comunes son: -El catequista debe decir al inicio, sobre qué tema va a hacer su exposición,  para que todos los asistentes concentren su s u atención en el punto a tratar; las conferencias o pláticas deben iniciarse explicando una verdad muy fundamental, sobre la que se construirá toda la exposición; las exposiciones deben estar muy cargadas de emotividad, etc. 2) Método inductivo, parte de las cosas concretas e inmediatas para llegar a las más generales o elevadas. Este método aplica el principio catequético de que la

 

mejor catequesis es la que relaciona el contenido de la fe con la experiencia del destinatario. El método inductivo consiste en la presentación de hechos (acontecimientos bíblicos, actos litúrgicos, hechos de la vida de la Iglesia y de la vida cotidiana...) a fin de descubrir en ellos el significado que pueden tener en la Revelación divina. El método los inductivo excluye, más biensus exige el método que explica y describe hechosno procediendo desde causas. Pero ladeductivo, síntesis deductiva tendrá pleno valor sólo cuando se ha hecho el proceso inductivo. Nuestras sugerencias son: -Como el método inductivo es una búsqueda, no conviene decir qué tema va a tratarse en la sesión de catequesis; es muy útil narrar varios hechos de la actualidad que hacen resaltar el tema y los objetivos que desean tratarse; es útil narrar una anécdota, tanto para iniciar como para avanzar en el tema, etc. 3)Método activo, es un proceso de descubrimiento en donde el destinatario busca la solución con la ayuda del catequista. En este método, el catequista dedica su mayor esfuerzo en hacer trabajar a los destinatarios. Se sugiere lo siguiente: - Un recurso de gran utilidad es el uso de preguntas y respuestas; con un esquema claro y básico (no más de tres o cuatro ideas), el catequista busca una o varias preguntas para cada punto del esquema; una vez que ha sido definido el esquema, se hace que el alumno dude, no se pretende introducir dudas en el corazón del alumno, sino de provocar que busque el fundamento de lo que expresa; se debe tener también presente que este sistema alcanza su máxima eficacia cuando la pregunta es muy rica en aspectos y puntos del tema de la sesión. 4)Método audiovisual, es la combinación de sonido y de imagen en variados modos. Ejemplos de audiovisuales son una película, un sonorama, la explicación dada ante una estatua, la discusión sobre un anuncio de periódico, etc. Sugerimos para su mejor uso, lo siguiente: -Un audiovisual en diapositivas no puede durar más de veinte minutos, salvo cuando es de una categoría excepcional; una diapositiva proyectada en televisión  pierde toda su eficacia; debe preferirse preferir se la audición más fuerte que débil, para que atraiga toda la atención de los destinatarios; el final de una proyección o audición es muy importante, debe ser en silencio y muy a tiempo; es muy importante que todos los elementos técnicos se hayan probado antes de la entrada de los alumnos en el local de la presentación. Sobre todo el volumen de audición. 5)Método experiencial. La experiencia ejerce diversas funciones en la catequesis, a la luz de las cuales la existencia misma debe ser siempre debidamente valorada. El método experiencial busca educar la fe apoyándose en las experiencias del destinatario, sea las pasadas o provocando una presente.

 

  Variaciones de este método son: a.- La entrevista, que consiste en invitar a una persona con mucha preparación, de gran testimonio de vida, para preguntarle ante los alumnos sobre el tema en cuestión.  b.- El recurso a la experiencia, que ayuda a reforzar el impacto de un tema o  para entrarque a los destinatarios mu y personalmente una sesión. c.- Lahacer vivencia, consiste en unirmuy la explicación con laenvivencia, al experimentar directamente algunas cosas, reforzamos la memorización y el impacto emocional. El uso adecuado de la experiencia personal del catecúmeno traerá los siguientes  beneficios: a) Hacer que nazcan en el hombre intereses, interrogantes, esperanzas e inquietudes, reflexiones y juicios, que se unen en un cierto deseo de transformar la existencia. Es tarea de la catequesis procurar que las personas estén atentas a sus experiencias más importantes, ayudarlas a juzgar a la luz del Evangelio las preguntas y necesidades que de estas experiencias brotan, educar al hombre a vivir la vida de un modo nuevo. De esta forma la persona será capaz de comportarse de modo activo y responsable ante el don de Dios.  b) La experiencia ayuda a hacer inteligible el mensaje cristiano. Esto se s e ajusta al modo de obrar de Jesús, que se sirvió de experiencias y situaciones humanas  para anunciar realidades sobrenaturales sobr enaturales y divinas e indicar a la vez la actitud ante ellas. En este aspecto, la experiencia es mediación necesaria para explorar y asimilar las verdades que constituyen el contenido objetivo de la Revelación. c) Estas funciones indican que la experiencia asumida por la fe viene a ser en cierto modo ámbito en el que se manifiesta y realiza la salvación, en la que Dios, de acuerdo con la pedagogía de la encarnación, se acerca al hombre con su gracia y lo salva. El catequista debe ayudar a la persona a leer de este modo lo que está viviendo, para descubrir la invitación deldescubrir Espíritu Santo a lamás el conversión, al compromiso, a la esperanza, y así cada vez  proyecto de Dios en su propia vida. La iluminación y la interpretación de la experiencia a la luz de la fe se convierte en una tarea permanente de la enseñanza catequética, no exenta de dificultades, pero que no puede descuidarse, sin el riesgo de caer en contradicciones o en comprensiones reduccionistas de la verdad. Esta tarea hace posible una correcta aplicación del mutuo enriquecimiento entre las experiencias humanas profundas y el mensaje revelado. Lo testifican ampliamente el anuncio de los profetas, la predicación de Cristo y las enseñanzas de los apóstoles, que por eso constituyen el criterio y la norma para todo encuentro entre fe y experiencia humana en el tiempo de la Iglesia.

 

Lo más importante en nuestra misión es lograr que la gente acepta y viva en la Voluntad de Dios. Debemos recordar siempre que el primer interesado en nuestra labor es Dios, porque Suya es siempre toda iniciativa. Vamos a estar muy atentos, como catequistas, a nuestra vida de oración, a nuestro testimonio y a encomendar desde el fondo de nuestro corazón cada trabajo que hagamos a Dios. Si somos Dios. buenos catequistas, no nos vamos a dar a nosotros mismos, vamos a dar a

3.- La planeación en la catequesis "La catequesis tiene la necesidad de renovarse continuamente en un cierto alargamiento de su concepto mismo, en sus métodos, en la búsqueda de un lenguaje adaptado en el empleo de nuevos medios de transmisión del mensaje".  

(Catechesi tradendae, N° 17, Juan Pablo II) Reflexionaremos acerca de la necesidad de programar y de planear nuestras actividades catequéticas. Aprenderemos a planear nuestro trabajo mediante los siguientes puntos: Análisis de la realidad: antes de programar  Necesidad de la programación Es común ver, en todos los ámbitos, que cada vez se planea menos, cada vez se hacen las cosas sin responsabilidad, al "ahí se va", por eso vemos las consecuencias: la catequesis no ha tenido los resultados esperados, nuestra gente no está evangelizada, los métodos no han sido los adecuados, en vez de que nos comprometamos como miembros de la Iglesia, algunos nos alejamos más, pero ¿qué hacer? Hoy, más que nunca, es fundamental que aprendamos a planear, al hacerlo, tomaremos más responsabilidad de nuestras acciones y seguramente todo lo haremos mejor, vale la pena ¿o no? a) Antes de programar: análisis de la realidad. Primero: debemos considerar el conocimiento de la Comunidad entre sí. Esto  permitirá abrir el camino de la relación personal y conocimiento mutuo. Segundo: recoger de la Comunidad los objetivos que esperan alcanzar; es fundamental partir de las necesidades e intereses comunitarios con los que trabajamos; hay que concretar nuestras expectativas. Cada comunidad es única y especial, esta es la razón de porqué hay que analizar nuestra realidad para que sea más fácil seleccionar las actividades a realizar. Programar es tanpérdida necesario como trabajar. la falta de que programación  provoca mucha de tiempo y de energía. enePor rgía.que Recordemos programar es

 

 preparar los pasos necesarios neces arios para llegar a una meta. Ningún viento es favorable favo rable  para el barco que no sabe a donde don de va. El análisis del entorno permite elegir mejor los objetivos prioritarios y conocer mejor a los destinatarios. El catequista debe hacerlo con detalle, porque necesita actualizarse constantemente para comprender y adaptarse mejor a sus destinatarios. Los puntos fundamentales para hacer bien un análisis del entorno son los siguientes: 1. Datos geográficos:  Extensión del área, cantidad de personas, distancias, transporte, condiciones del terreno, etc. 2. Nivel cultural:  Instrucción de la gente, etnias con idiomas o costumbres especiales, etc. 3. Situación religiosa:  Porcentaje de bautizados, instrucción religiosa, religiosidad popular, sectas, etc. 4. Situación familiar:  ¿Son estables las familias o hay muchos divorcios o amancebados? ¿Abundan las madres solteras? 5. Situación social:  Economía, política, seguridad, abusos, etc. 6. Intereses de la gente  ¿Cuáles diversiones, posibilidades de descanso, o gustos predominan? ¿Cuáles vicios son más comunes? 7. Valores y antivalores predominantes.  ¿Qué es lo mejor que tiene la gente del rumbo? ¿Y qué es lo peor de esa gente? 8. Factores que facilitan la evangelización.  ¿Qué ayuda presta el Obispo o el párroco a nuevos proyectos o a impulsar nuevos esfuerzos? ¿Hay actividades de evangelización que son útiles pero que nadie promueve? ¿Cuáles? 9. Dificultades para evangelizar.  ¿Hay algún grupo o algunas personas que pueden dificultar la tarea de evangelización? ¿Cuál es el mayor obstáculo que puede encontrarse para llevar a cabo el  programa de evangelización? Y ¿tiene solución? Hay que tomar en cuenta que no podemos programar todo. Trabajamos con seres libres. Y no podemos profetizar cuántos asistirán a nuestros cursos o cuántos aprovecharán bien nuestra catequesis. Estas situaciones tan comunes nos llevan a exponer dos principios básicos: a)El programa es para el hombre y no el hombre para el programa. Por lo tanto,

 

debemos hacer las modificaciones cuando se requieran.  b)En caso de duda, respetar respe tar lo programado. Podemos caer en el err error or contrario: hacer demasiados cambios al programa. Y los excesivos cambios confunden a las  personas o entorpecen otras actividades. actividad es. Cada programa tiene un perfil distinto. Pero hay unos pasos comunes que  podemos aplicar en todos los programas: 1. Análisis del entorno: para conocer mejor el trabajo 2. Fijar los objetivos vitales prioritarios para trabajar en lo importante y no en lo secundario 3. Fijar los temas prioritarios:para no perderse en temas sin importancia 4. Definir a cuántas y cuáles personas deseamos llegar:para conocer dónde está nuestra meta concreta 5. Fijar el horario y el lugar: para poder invitar con precisión 6. Decidir qué hacer para que asista mucha gente: promoción 7. Elegir los materiales: para tenerlos a tiempo 8. Elegir quiénes pueden ayudar: para saber cuáles fuerzas tenemos 9. Hacer el calendario de actividades: para no improvisar y preparar todo lo necesario con tiempo 10. Evaluar el programa: para poderlo mejorar la siguiente vez  b) Necesidad de la Programación La catequesis tiene unas actividades y objetivos que siempre serán fijos de un modo o de otro. Por ejemplo, siempre debemos enseñar a orar, siempre debemos dar cursos de educación básica, siempre debemos preparar a la recepción de los Sacramentos, etc. Sin embargo, también hay objetivos y actividades que van surgiendo con nuevas necesidades y circunstancias. Por esto, lo primero que debemos hacer, después de terminar análisis del entorno, es decidir qué necesita nuestra comunidad. decir, fijarel los objetivos prioritarios de nuestro trabajo evangelizador. Sólo Es así podremos hacer un programa que dé resultados adecuados a nuestra gente. Un programa busca resolver una necesidades. Busca lograr unos objetivos. Pero no podemos hacer un programa que resuelva todas las necesidades de una comunidad o todos los problemas de una persona. Tenemos que hacer un  programa que resuelva sólo s ólo alguna cosas. ¿Cuáles? Las más importantes. Por eso, debemos seleccionar qué necesidades debemos resolver primero. Así podremos fijar nuestros objetivos prioritarios sobre cuantos tenemos delante. A continuación un esquema de programación: Objetivos: es la expresión del resultado que se pretende obtener dentro de un  proceso educativo, es decir, expresar ex presar lo que queremos conseguir, conseguir , para poder realizar cualquier acción, es preciso tener claro lo que se desea hacer. Los objetivos deben conducir a una acción transformadora.

 

  Hay tres trayectorias posibles en un proyecto educativo: a) El saber, que implica centrar la tarea educativa en la información y los conocimientos que hay que adquirir acerca de situaciones o problemas;  b) El saber-vivir o saber-ser, saber- ser, que supone centrarse en las actitudes, en el conocimiento de sí mismo y de los demás ante situaciones concretas; c) Portransformar fin, el saber-hacer, centrarse en un proyecto que es preciso realizar  para o mejoraro una un a situación. Estos objetivos deben: Responder a las necesidades e intereses del grupo. Ser factibles y evaluables. Expresar una conducta observable. ctividades: son conjuntos de tareas previstas y realizadas por nosotros y por

otros miembros de grupos, asociaciones, que en conjunto, nos ayudan a lograr la acción transformadora propuesta. Es necesario describir con el máximo detalle  posible cada actividad, desarrollándolas con pasos paso s lógicos, progresivos y coherentes, atendiendo a todas las características de las personas y del grupo al que van dirigidas. Por ejemplo, en la planeación de un curso de catequesis para quienes ya han hecho su Primera Comunión, se debe tomar en cuenta la duración, quiénes van a asistir, el horario, los temas a ver, etc. para un éxito y apoyo al programa de catequesis integral en las parroquias. Una acción (de grupo, se entiende) es un proceso a largo plazo con unas metas  prefijadas, que trata de llevar a una transformación transf ormación del entorno en un ambiente social concreto. Una actividad, por el contrario, es un pequeño paso dentro de ese proceso, con una ejecución inmediata, que nos ayudará a realizar el conjunto de la acción  prevista. En segundo lugar, un objetivo debe especificar de forma clara la actividad de conducta final que se espera alcanzar, pero nunca los medios concretos con los que vamos a intentarlo. Esto queda reservado a la actividad, pues de lo contrario, las posibles alternativas quedan eliminadas, obligándonos así a limitarnos en nuestros planes de enseñanza. edios: nos ofrecen una ayuda imprescindible para lograr los objetivos

 propuestos. Pueden ser materiales o personales. p ersonales. Los primeros están claros: clar os: desde los lapiceros hasta la máquina de escribir. Los personales requieren mayor atención: hemos de pensar no sólo en nosotros, sino también en las personas a quienes vamos a implicar. Todos los medios deben ser concretos y deben estar a nuestro alcance a todos los niveles: técnicos, económicos, temporales, etc.

 

Se trata, en definitiva, de hacer una relación exhaustiva de todos los medios que precisamos para desarrollar correctamente las actividades que hemos  propuesto de acuerdo con los objetivos trazados. Es una medida eficaz par paraa evitar sorpresas desagradables en el momento de poner en práctica la  programación, dado que de esta manera maner a podemos preparar de antemano lo necesario, comprobar el funcionamiento de aparatos, etc. Tiempo y Seguimiento: siempre conviene prever el tiempo que estimamos durará

la acción o actividad. Debe ser real y podemos optar entre varias posibilidades a corto, medio y largo plazo. Estos conceptos son muy relativos y dependen en gran medida de la persona o grupo que lo programa, pero de forma general podemos considerar a la programación corta como la diaria o semanal, la media como mensual o trimestral y larga a la que abarca todo un curso. El Seguimiento es la revisión continua que vamos realizando a diario con todos los Implicadas. Se trata de ir tomando el pulso a diario para ser fieles a la exigencia de flexibilidad y adaptación, así como para seguir de cerca el proceso  personal de la comunidad.  Revisión o Evaluación: es la referencia que nos va a indicar el grado de

consecución de los objetivos propuestos, el proceso educativo desde su nacimiento, esto es, desde la misma programación.

Esta revisión debe ser diaria y global, o sea, al completarse el proceso o parte del mismo. Puede realizarse en grupo o individualmente, de forma oral o escrita. Esta evaluación se concreta en estos tres aspectos: sistemática, por cuanto no se basa en improvisaciones ni en observaciones no controladas o casuales. Integral, porque tiene en cuenta todos los factores y aspectos que intervienen en el proceso catequístico. Continua, dado que su acción está unida al proceso de enseñanza y aprendizaje. Podríamos preguntarnos: ¿qué cumplimos y en qué  porcentaje; qué nos faltó hacer, porqué; porqu usamos métodosen correctos nnuestro uestro trabajo catequístico; trabajamos comoé;equipo delos catequesis nuestrasenreuniones y actividades?, etc. La experiencia muestra cómo dan bien la catequesis quienes la preparan y cómo la imparten mediocremente quienes no la preparan. Es comprensible que muchos catequistas tienen miedo a dedicar demasiado tiempo en preparar su clase. Y temen encontrar un trabajo excesivo. La preparación de una buena sesión de catequesis no es, sin embargo, una tarea difícil ni exige mucha duración. Todo depende de una buen sistema para hacerlo. Por esto mismo, es fundamental  planear oportuna y adecuadamente los cursos, cu rsos, talleres, pláticas, retiros en nuestras comunidades. Cada vez aumenta más la necesidad de catequistas que confirmen en la fe a sus hermanos, que enseñen a otros a dar razón de su Esperanza, que se entreguen a la Evangelización y motiven a otros a unirse cada vez más a

 

Jesucristo el único Salvador y Redentor, vale la pena ¿verdad?. En reunión con otros catequistas, elaboren una guía de cómo dar una clase de catequesis, desde la planeación hasta el desarrollo de la misma, apoyándose en nuestras sugerencias. Debemos el conocimiento la Comunidad entre sí. Además de recoger deconsiderar la Comunidad los objetivosdeque esperan alcanzar. El programa es para el hombre y no el hombre para el programa. Por lo tanto, debemos hacer las modificaciones cuando se requieran. En caso de duda, respetar lo programado. Podemos caer en el error contrario: hacer demasiados cambios al programa. Y los excesivos cambios confunden a las  personas o entorpecen otras actividades. actividad es. Los objetivos en la planeación deben: 1. Responder a las necesidades e intereses del grupo. 2. Ser factibles y evaluables. 3. Expresar una conducta observable. Me esforzaré por planear y programar mis actividades catequéticas, buscando  presentar el mensaje cristiano cada vez mejor. Tomaré en cuenta para realizar actividades a las personas de mi comunidad, haré aquello que beneficie un proceso de crecimiento constante.

4.- Herramientas prácticas de programación

 

SABEN QUÉ HAREMOS Ya vimos en la clase anterior qué importante es programar. No se vale improvisar con las cosas de Dios, las queherramientas es lo más importante se nos confiará. En la presente lección, Analizaremos prácticas que de programación. Estamos rodeados de teorías, de ideas, de métodos, de cursos. Todo esto resulta ser muy útil. El hombre lo ha venido desarrollando con el paso de los siglos, de los milenios. El conocimiento del hombre abarca cada día más ámbitos y es más complejo. Pero hay una cosa que hace que toda esta sabiduría sea aplicada: la voluntad de hacerlo. No se trata sólo de conocer, sino de llevar a cabo. Se trata de hacer vida. Vamos nosotros a hacer un esfuerzo especial, para que una vez que hayamos entendido cómo utilizar estos medios, deseemos llevarlos a cabo. A veces, no damos importancia a los pequeños detalles. Las grandes catedrales están construidas con pequeños ladrillos. Los grandessantos fueron fieles a momentos aparentemente insignificantes. Santa Teresita del Niño Jesús es la patrona de las Misiones. Jamás tuvo la oportunidad de ir apredicar, vivió dentro de un convento de clausura; pero

 

supo reconocer en lo pequeño la ocasión de construir lo grande. Nosotros debemos tener esta misma mentalidad. No vamos a dejar los detalles al azar, vamos a cuidar todos aquellos puntos prácticos que rodean nuestra catequesis para dar mayor Gloria a Dios. Podemos impartir la catequesis en cualquier hora y en cualquier lugar. Pero, podemos facilitar o dificultar la asistencia de los destinatarios eligiendo mal o bien, tanto el horario como el local. Todos sabemos que la catequesis es una actividad comprometedora y, por tanto, difícil. No debemos, pues, hacerla más difícil eligiendo horarios o lugares conflictivos, por ejemplo, un curso de Biblia para adultos en la mañana de un día de la semana - porque la mayoría está trabajando- o el curso de catequesis para jóvenes, en una huerta en la noche, porque la mayoría no obtendrá el permiso de ir, etc. Por esto, a la hora de programar, debemos tener en cuenta estos puntos para garantizar mejor el éxito de nuestra catequesis. El catequista en su comunidad ha de escuchar y sugerir, corregir y aportar, interpelar y valorar.

Sobre el lugar:  Podemos elegir cualquier lugar para catequesis: desde un salón parroquial con aire acondicionado hasta debajo de un árbol. El lugar no debe tener fuentes importantes de distracción. Las distracciones son diferentes según la edad. Es mejor elegir el salón de clases que evite el ruido excesivo, como puede ser de una fábrica cercana o del tránsito pesado de una avenida, o elegir una casa o cabaña alejada de los animales, fuera del ruido del tractor y de la motosierra, etc., para que no distraigan.

Sobre el horario:  El horario mejor es el que se acomoda a los alumnos, no el que es bueno sólo para el catequista. En caso de conflicto, la solución se halla más fácilmente buscándola entre todos, catequistas y catecúmenos. Es muy las útilmamás realizarllevan cursospersonalmente para niños y para mismo horario, todo cuando a losmamás niños aenlaun catequesis. Así, sesobre unifican horarios y se facilita la asistencia de ambos.

Sobre misiones de Evangelización:  a) Es clave asegurar la participación del párroco, tanto en la preparación como en su acción ministerial durante la misión (Misas, confesiones, etc.)  b) Disponer de un grupo de misioneros que dirijan y animen las actividades. Deberán tener una buena preparación y motivación. c) El programa puede descubrir un dato que sucede muy frecuentemente a los catequistas: hay más trabajo que personas para atenderlo. Por esto, es muy útil definir cuántas personas necesitamos para realizar todo el programa. Y, si faltan más personas, debemos Preguntarnos cómo las vamos a conseguir y a quiénes vamos a invitar. d) Una sugerencia muy importante: Si se va a invitar a otras personas para colaborar, es muy importante interrumpir la programación e invitarles a que asistan a una nueva reunión

 

 para que participen también ellos en la terminación del programa. ¿Por ¿Po r qué? Porque motiva muchísimo a las personas participar desde el nacimiento del trabajo. Es verdad que estas nuevas personas encontrarán gran parte del programa realizado. Pero su opinión en la realización de la última parte les comprometerá mucho más que si llegan cuando todo está ya terminado. e) Por último, es posible que las personas no deseen comprometerse fácilmente en un trabajo, es amás fácil invitar a que consideramos "nos ayudes a buenos programar" que "a para trabajar". Es decir, invitamos programar a quienes candidatos ayudarnos. Una vez que participen en la programación, será muy fácil invitarlos a trabajar en un proyecto en que ya se han involucrado como algo propio.

Sobre las dificultades  Todo programa se enriquece cuando se hace una lista de las dificultades que vamos a encontrar. Así, es fácil preparar soluciones para cada obstáculo. Puede parecer un paso deprimente. Pero es muy realista. En realidad, este paso puede resumirse en la lista de las dificultades más importantes. De todos modos, este paso aporta un gran beneficio: que no se caiga en sueños y utopías irrealizables. Sobre el calendario   No se puede trabajar bien sin un calendario bien hecho. h echo. Parece muy pesado. Pero Per o es muy sencillo. Pues, una vez que se ha fijado el horario de las clases de cada curso, basta anotar la fecha que corresponderá a cada tema y añadir las actividades complementarias: celebraciones, exámenes, días sin clase, fiestas, etc. En los puntos de partida, el catequista ayuda a elaborar esquemas que posibiliten el análisis de la realidad; aporta otros análisis y datos que pueden completar lo investigado por el grupo; pone al alcance de todos un vocabulario adecuado; debe ser como la memoria del grupo que saca a relucir en momentos de olvido los compromisos anteriores, acuerdos, de la comunidad, conclusiones de asambleas, etc. En el desarrollo de la acción, ayuda a encontrar los objetivos operativos sin perderlos de vista durante propuestos el desarrollocon de realismo, la misma;invita ayudaa aque elegir los medios oportunos paraenconseguir los objetivos el grupo se cuestione si está sus manos hacer lo que pretenden, si los medios propuestos son adecuados para conseguir los objetivos trazados, si es una acción que el grupo va a desarrollar sólo o implicando a otros, si se podría hacer algo más o algo mejor; ayuda a marcar los plazos apropiados para desarrollar la acción y los recuerda y revisa con el grupo por si hubiera que modificarlos en el transcurso de dicha acción. Parece muy sencillo aceptar dar un curso de catequesis. "Más o menos, me lo sé, al cabo que nadie se va a morir si no se aprenden bien las cosas." Realmente, dar un curso de catequesis es muy complejo, se trata de transmitir la Palabra de Dios y sí se trata de un asunto de vida o muerte, de vida espiritual. Por suerte, contamos con la gracia de Dios, que es el ingrediente más importante de la catequesis. Dios podría hacer llegar su mensaje a la gente sin necesidad nuestra, pero quién

 

sabe por qué ha querido depender de nuestra ayuda en su plan de salvación. Te recomendamos los siguientes libros: Exhortación apostólica Catechesi tradendae, Sobre la catequesis en nuestro tiempo, Juan Pablo II,16 de octubre de 1979. Plan de formación de animadores, Francisco J. Vega, Víctor J. Ventosa, Editorial CCS, Madrid, 1993. Catequesis práctica, Rafael Llanes Tovar, Pontificia Escuela de la Fe, 1994. Catequesis fundamental, Rafael Llanes Tovar, Pontificia Escuela de la Fe, 1994

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