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Cura Elementos para una enciclopedia del psicoanálisis El aporte Freudiano Esta obra fue dirigida por Pierre Kaufmann: (1916-1995), filósofo del psicoanálisis. Entre sus libros publicados figuran: Experiénces émotionnelles de l'espace. Psychnalyse et théorie de la culture. Qu'est-ce qu'un civilisé.
Según el uso francés más generalmente admitido, la «cura» es «el tratamiento de una enfermedad de una herida, que conduce a su curación» (Littré). Es notable, sin embargo, que haya sido precisamente lo esencial de esta definición, aquello que resultó afectado por la crítica psicoanalítica de la noción. Lo central en la lectura que sobre la cuestión nos ha dejado Lacan, es la obligación que se le impuso, de caracterizar la cura desde un punto de vista totalmente distinto que el de sus efectos terapéuticos: la curación, tal como lo ha afirmado muchas veces, no debe darse más que «por añadidura». Esa formulación adquirirá todo su relieve si se considera su alcance polémico con respecto a la concepción norteamericana del «psicoanálisis del yo». Para esta tendencia, representada sobre todo por Hartmann, Kris y Loewenstein, es propio de la cura asegurar asegurar el dominio dominio de la pulsión pulsión mediante el refuerzo de yo; el fin buscado se resume en la adaptación del individuo a la realidad. La escuela francesa se asoció a esta postura en el ambiente del Instituto de Psicoanálisis, estrechamente solidario con las tesis de la Internacional animada por estas corrientes, de las cuales se recordará, por ejemplo, ejemplo, la exposición exposición de Bouvet sobre sobre la «cura tipo» en el tratado tratado de psiquiatrí psiquiatríaa de la Encicloped Enciclopedia ia médico-quirú médico-quirúrgica, rgica, aun con atenuacione atenuacioness aportadas aportadas por la publicació publicación, n, bajo la dirección de S. Nacht, de la colección El psicoanálisis de hoy. Allí, P. C. Recami Recamier, er, en particu particular, lar, recomie recomienda nda presta prestarr atenci atención ón sistem sistemátic áticaa a las diferen diferentes tes variantes variantes de la organización organización del yo, a fin de prevenir al terapeuta ante los riesgos riesgos a los que puede quedar expuesto un carácter masoquista o muy fuertemente narcisista. No obstante, a juicio de Lacan, la teoría y la práctica psicoanalíticas exigen una crítica radical del concepto de «fuerza del yo», puesto que la dirección de la cura y los principios de su poder -para retomar el título del artículo publicado en 1961 en el volumen sexto de la revista La Psychanalysese fundan por igual en la estructura de un sujeto que, en tanto sujeto de la palabra, está constituido a partir de su carencia misma. El artículo citado integra en la definición de la cura el conjunto de los temas lacanianos relacionados con la función de castración inherente a la palabra. Temas innovadores sin duda, pero que permiten volver a plantear aquellos problemas técnicos ya abordados por Freud y en particular el tema del final del análisis. El artículo fundamental, de 1937, «Análisis terminable e interminable» («Endliche und unendliche Analyse»), escrito a la manera de comentario sobre la búsqueda, por Ferenczi, de un acortamiento del análisis, identifica como obstáculos a la terminación de la cura la castración en el caso del hombre y la envidia del pene en el de la mujer. El carácter estructural de ambas carencias excluye toda concepción de la cura que la haga coincidir, como lo hace el psicoanálisis del yo de la escuela norteamericana, con la búsqueda de un dominio yoico, diri dirigi gido do a sati satisf sface acerr las norm normas as de la adap adapta taci ción ón a la reali realida dad. d. En sínt síntes esis is,, la terminolog terminología ía de Lacan permitirá permitirá formular una crítica de la cura, caracterizándola caracterizándola como el desarrollo de una relación dialéctica entre la aspiración narcisista del objeto a y el polo de la palabra representado por el A.
Desde este punto de vista, sería propio de toda teoría de la cura afirmarse como la realización de un sujeto que, a la inversa del yo caracterizado como exigencia de dominio, se constituye a partir de la hiancia que abre en la experiencia, la referencia del ser hablante al Otro, entendido como el lugar de la palabra. De modo que la cura no tiene por finalidad suturar esa hiancia, sino ponerla de manifiesto y eventualmente dejarla cursar las vías de la sublimación. El escrito capital de Lacan titulado «La dirección de la cura y los principios de su poder», publicado en 1961 en el tomo sexto de la revista La Psychanalyse, órgano de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, dedicado a las «Perspectivas estructurales», da su fundamento, en el registro de la práctica analítica, al bosquejo ya presentado por Freud en dos oportunidades en términos que aproximan aquella realización y la génesis de la obra de arte: «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico» y la nº 22 de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (apartado sobre la regresión). «Originariamente -decía en el primero de esos textos-, el artista es un hombre que, no pudiendo avenirse a renunciar a la satisfacción pulsional que exige en primer término la realidad, se aparta de ésta y da libre curso en la vida de la fantasía a sus deseos eróticos y ambiciosos. Pero él encuentra el camino que lleva desde ese mundo de fantasía hacia la realidad: gracias a sus dones particulares, da forma a sus fantasías para hacer de ellas efectividades de un nuevo tipo, que circulan entre los hombres como imagenes muy preciosas de la realidad. Es así como, en cierto modo, llega a ser realmente el héroe, el rey, el creador, el bienamado en que querría convertirse, sin tener que pasar por el enorme rodeo que consiste en transformar realmente el mundo exterior. Pero sólo puede llegar a esto porque los otros hombres experimentan la misma insatisfacción que él con respecto al renunciamiento exigido en lo real, y porque esa insatisfacción que resulta del reemplazo del principio de placer por el principio de realidad es ella misma un fragmento de la realidad.» De modo que la sublimación artística tiene por función expresar, con el sello de la comunidad de los sujetos, la carencia en virtud de la cual cada sujeto se constituye a partir de esa hiancia de la experiencia que se nos presenta como la realidad, en tanto que ley de la insatisfacción pulsional. De ese debate derivan las interpretaciones divergentes de la organización de la cura, de las que es signo la aparición en Lacan de una teoría y una práctica de la «sesión corta», práctica caracterizada por el ritmo de sucesión de las sesiones, y no por su duración, observada a los fines del refuerzo del yo en el dominio de la pulsión y en la adaptación a una «realidad» concebida como dada, y no como ley de la carencia subjetiva. Esta última es la realidad designada por Freud con el término Realität, mientras que Wirklihkeit designa la efectividad de lo dado.
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