Cuentos Para Ser Humano - Luis M. Benavides

August 4, 2017 | Author: Libros Catolicos | Category: Books, Love, Decision Making, Gratitude, Knowledge
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Descripción: Cuentos Para Ser Humano - Luis M. Benavides...

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CUENTOS PARA SER HUMANO Cuentos, películas y canciones con valores

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Colección «GESTOS Y PALABRAS» 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37.

Gestos para la catequesis. Álvaro Ginel. Narraciones para la catequesis. Herminio Otero. Más allá de la Palabra. Álvaro Ginel. Narrar la vida. Antonio Sánchez Romo. Cómo hablar de Dios a los jóvenes. Jean-Marie Petitclerc. Érase una vez. José Real Navarro. Con ojos de mujer. Teodora Corral y Fidel Aizpurúa. Textos para asomarse a la vida. Francisco Pérez. Relatos y Narraciones 1. Bruno Ferrero. Relatos y Narraciones 2. Bruno Ferrero. Relatos y Narraciones 3. Bruno Ferrero. El poder de las Palabras. José Real. Para contar la Biblia. Marguerite Rosenstiehl y Hélène Zuber. El buen samaritano. José Antonio Rueda. Sencillos secretos. Luis Miguel Mata. Palabras desde el corazón. José Real. El canto del gallo. José Fernández del Cacho. ¡Cuenta, cuenta…! Atanasio Serrano. Juegos bíblicos. Jesús Sánchez Juárez. El Juegohistorias. Riccardo Davico. Historias de Navidad. Bruno Ferrero. Cuentos de la Virgen. Jaime de Peñaranda Algar, S.J. Los espejos de la Palabra/1. José Fernández del Cacho. Al encuentro con los jóvenes de la calle. Paolo Gambini. Los espejos de la Palabra/2. José Fernández del Cacho. Los espejos de la Palabra/3. José Fernández del Cacho. Muchas historias. Bruno Ferrero. Pasión de vivir. José Fernández del Cacho e Isabel Álvarez Albarrán. Él disipará vuestras dudas. Rafael de Andrés. Sal de tu tierra. Cristina de Llano. Por los caminos de Jesús. José Miguel Núñez. Un encuentro sin ruido de fondo. Cristina de Llano. Cuentos para la catequesis. Enrique Eguiarte Bendímez OAR. La vida vista con humor. Quique. Historias contadas. Atanasio Serrano. Historias con Dios en la penumbra. José Arlegui Suescun. Cuentos para ser humano. Luis M. Benavides.

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COLECCIÓN «GESTOS Y PALABRAS»

LUIS M. BENAVIDES

CUENTOS PARA SER HUMANO Cuentos, películas y canciones con valores

Selección, compilación y adaptaciones

EDITORIAL CCS

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Página web de EDITORIAL CCS: www.editorialccs.com

© Luis M. Benavides © 2012. EDITORIAL CCS, Alcalá, 166 / 28028 MADRID Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Diagramación editorial: Alberto Díez Diseño de portada: Olga R. Gambarte ISBN (pdf): 978-84-9023-702-1 Fotocomposición: AHF, Becerril de la Sierra (Madrid)

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A mis queridos papás, Norma y Pablo, quienes supieron transmitirnos los valores a través del juego y los cuentos, pero sobre todo, con el cariño y el ejemplo.

Agradecimientos A Dolores Marino, por su desinteresada colaboración y sus profundos aportes con las reflexiones. A Mariano Dezanzo, amante del buen cine, por su inestimable y permanente asesoramiento. A Alicia Vázquez, Patricia Aguirre y Guillermo Yuchenchen, Enrique Picard y Ezequiel Mazzaglia, músicos de alma, por su valioso aporte con las canciones. A «los Fernández», por su eficiente ayuda. A todos ellos, ¡muchas gracias!

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ÍNDICE

Prólogo

CUENTOS PARA SER HUMANO CON UNO MISMO 1. El joven, las estrellas y el mar 2. El cántaro rajado 3. ¿Está lleno el frasco? 4. El elefante encadenado 5. El hachero 6. La flor más bella 7. El libro del tesoro 8. Parábola del caballo 9. El reflejo de la vida 10. La anciana del molino amarillo

CUENTOS PARA SER HUMANO CON LOS DEMÁS 1. Un ciego con luz 2. La pared desnuda 3. El triple filtro 4. En el frente de batalla 5. Las tres pipas 6. Asamblea en la carpintería 7. Sigue tocando 8. El vuelo de los gansos 9. Lecciones de vida 10. La alegría de dar

CUENTOS PARA SER HUMANO CON EL MUNDO QUE NOS RODEA 7

1. Reconstruir el mundo 2. El plantador de dátiles 3. Los tres carretilleros 4. Los dos lobos 5. El hombre y el capullo de mariposa 6. ¿El verdadero color? 7. El perro y el conejo 8. Sembrando al viento 9. Construyendo para otros 10. La pintura de la paz perfecta

CUENTOS PARA SER HUMANO CON DIOS 1. El bordado de Dios 2. Señales de humo 3. La escalera 4. Huellas en la arena 5. El monje y el gurú 6. El cielo y el infierno 7. Frutos y semillas 8. La silla vacía 9. Los tres árboles 10. La cuerda de Dios

PARA LLEVAR EN LA MOCHILA PARA SER HUMANO I. 100 valores comentados II. El arte de narrar cuentos III. Lectura crítica e interpretación de películas V. Índice temático de películas con valores VI. Filmografía general con valores VII. Guía para la interpretación de canciones VIII. Canciones con valores IX. Libros para deleitarse y recomendar

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Épilogo

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PRÓLOGO

Desde chico, los cuentos me cautivaron de tal manera, que nunca pude apartarme de ellos. Puedo decir, con justicia, que me robaron y siguen robando el corazón. No solo forman parte de mi vida, sino también de mi carrera profesional. Como educador, me han acompañado en el día a día, haciéndome disfrutar de mi vocación docente y me han ayudado enormemente en la difícil tarea de educar en valores. Desde los primeros fogones de la humanidad, las narraciones y los cuentos se han constituido en uno de los vehículos privilegiados para el traspaso de la cultura entre generaciones; especialmente, para la transmisión de los valores que la comunidad quería conservar. Desde aquellas épocas primordiales hasta nuestros días, los cuentos nos han ayudado a formarnos y nos han acompañado en la tarea de hacernos cada vez más humanos. En este trabajo, he procurado realizar una selección de aquellos cuentos que, personalmente, más me han conmovido y que –en mi experiencia con otros– también me han ayudado a movilizar a los demás, a generar el debate y la reflexión, a abrir caminos, a buscar y profundizar los valores que nos identifican como personas. De entrada, quiero aclarar que ninguno de los cuentos seleccionados me pertenece. En el mejor de los casos, he tratado de hacer las adaptaciones que juzgué convenientes, para que lleguen a todo tipo de público. Muchos de los cuentos elegidos son de dominio público, circulan de boca en boca, me los han acercado amigos o los recibí por Internet. En muchos casos –por más que lo he intentado–, lamentablemente no he podido identificar a los autores. A esos autores desconocidos, mi tributo y gratitud; y a los conocidos, mi agradecimiento por permitirme incluir sus cuentos en esta recopilación. A todos ellos, mi profundo reconocimiento por el aporte que han realizado para seguir sosteniendo los valores que hemos heredado de nuestros antecesores. Por supuesto que los cuentos recopilados tienen valor en sí mismos: están ahí para ser disfrutados; lo mismo sucede con las películas. Solo con fines didácticos, los he estructurado y organizado para sacarle mayor provecho en el trabajo grupal. De esta manera, cada cuento lleva: – – – –

Un apartado para la reflexión personal. Unas preguntas o actividades para compartir en grupo. Los valores presentes en el cuento. Una selección de películas y canciones relacionadas. 10

Son solo orientaciones, que cada uno deberá adaptar y modificar de acuerdo a las circunstancias y, particularmente, a la situación de cada grupo. Por último, me pareció conveniente ofrecerles, junto a una serie de apartados relacionados con aspectos didácticos o metodológicos, un listado de valores, explicados lo más sencillamente posible, de manera que todos podamos tener un poco más claro a qué nos referimos cuando hablamos de determinados valores. Una última reflexión: la magia de los cuentos se completa y complementa con el buen cine. En cierta manera, las películas no son más que cuentos o historias narradas, combinando exquisitamente imágenes, textos y sonidos. El cine, como los cuentos, nos hace entrar en relación con personas, historias, situaciones, modos de vida, valores en práctica, conductas y decisiones… Nos hace compañero de otros, nos relaciona con los demás y con el mundo; es decir, nos humaniza. Por un lado, el cine puede constituirse en un medio fascinante para transmitir el perenne mensaje de la vida y describir sus extraordinarias maravillas; y por otro, el cine enseña y denuncia, conserva la memoria del pasado, se convierte en conciencia viva del presente e impulsa la búsqueda de un futuro mejor. Los cuentos y el cine desencadenan una experiencia interior, única e irrepetible, que nos diferencia de cualquier otro ser que habita nuestro planeta. Es un vibrar diferente, que nos lleva al plano de la trascendencia, nos eleva y nos hace compartir un lenguaje común entre los seres humanos: el lenguaje del espíritu, a imagen y semejanza de Dios… ¡Que lo disfruten! Luis

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CUENTOS PARA SER HUMANO

CON UNO MISMO

1. El joven, las estrellas y el mar 2. El cántaro rajado 3. ¿Está lleno el frasco? 4. El elefante encadenado 5. El hachero 6. La flor más bella 7. El libro del tesoro 8. Parábola del caballo 9. El reflejo de la vida 10. La anciana del molino amarillo

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1 EL JOVEN, LAS ESTRELLAS Y EL MAR

Atanasio era un hombre entrado en años, inteligente, sabio, culto y con sensibilidad acerca de las cosas importantes de la vida. Solía ir a su cabaña en la playa, donde pasaba temporadas escribiendo y buscando inspiración para sus libros de filosofía. Tenía la costumbre de caminar antes de comenzar su trabajo. Un amanecer, mientras paseaba junto al mar, observó a lo lejos una figura humana que se movía como un bailarín. Se sonrió al pensar en alguien bailando para saludar el día. Apresuró el paso, se acercó y vio que se trataba de un joven. Comprobó que no bailaba, sino que se agachaba para recoger algo y, suavemente, lanzarlo al mar. A medida que se iba acercando, saludó: –¡Buen día, joven! ¿Qué está haciendo? El joven hizo una pausa, se dio la vuelta y respondió: –Arrojo estrellas de mar al océano… –¿Por qué arrojas estrellas de mar al océano? –dijo el sabio. El joven respondió: –Hay sol y la marea está bajando, si no las arrojo al mar, morirán. –Pero joven –replicó el sabio. ¿No se da cuenta de que hay cientos de kilómetros de playa y miles de estrellas de mar? ¡Nunca tendrá tiempo de salvarlas a todas! ¿Realmente piensa que su esfuerzo tiene sentido? El joven lo escuchó respetuosamente, luego se agachó, recogió otra estrella de mar, la lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó: –¡Para aquella… sí, tuvo sentido! La respuesta desconcertó a Atanasio, no podía explicarse una conducta así. Se sintió molesto, no supo qué contestar y regresó a su cabaña a escribir. Esa tarde no tuvo 14

inspiración para escribir y durante la noche no durmió bien; soñaba con el joven y las estrellas de mar por encima de las olas… Intentó ignorarlo, pero no pudo. A la mañana siguiente, cuando el sol nuevamente lamía el mar y una suave bruma envolvía el ambiente, descubrió las siluetas de dos hombres, uno joven y otro viejo, que se veían juntas, a lo lejos, como si bailaran sobre la arena… Atribuido a Arthur Barker

Para la reflexión personal Hay veces en que pareciera que nuestra tarea, nuestro empeño, carece de sentido. Nos sentimos con ganas de abandonar nuestros proyectos, nuestros sueños. Sin embargo, el solo hecho de pensar que para alguien concreto, aunque sea solo uno, nuestro obrar tiene sentido, hace que nuestro esfuerzo esté pleno de significación y nos vuelve, gozosamente, más humanos. Percibir que para alguno de tantos otros, nuestro actuar cobra un significado valioso, hace que el «manos a la obra» sea urgente y llevadero, casi inherente a nuestro hacer por otros, cada uno de esos que se cruzan en nuestro camino-costa. A veces, estrella ayudada por otros; otras veces, joven idealista, esforzado y luchador; por momentos, adultos sabios, capaces de aprender de nuestros errores; pero siempre, corazones inquietos tratando de saber por dónde, quién y para qué… En movimiento… Con las manos y el corazón dispuestos, en el momento oportuno…

Para compartir en grupo 1) ¿Qué motivó al joven a realizar este esfuerzo? 2) ¿Por qué nos parece que el viejo se sintió perturbado ante la respuesta del joven? 3) ¿De las actividades que estamos haciendo, cuáles nos parecen que no tienen 15

sentido? ¿Estamos seguro de ello o para alguien tienen sentido? 4) ¿Cuáles son las «estrellas» concretas que se cruzan hoy en nuestro camino? 5) Citar un ejemplo en donde actuamos como el joven y otro en donde actuamos como Atanasio.

VALORES EN JUEGO1 Compasión. Compromiso. Confianza. Optimismo. Sabiduría.

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2 EL CÁNTARO RAJADO

Un repartidor de agua en la India tenía dos grandes cántaros, que colgaban en los extremos de un palo, que él sostenía sobre sus hombros. Uno de los cántaros tenía varias grietas, mientras que el otro estaba perfecto y siempre conservaba toda el agua al final de la gran caminata, desde el arroyo hasta la casa de su maestro. En cambio, el cántaro rajado llegaba tan solo con la mitad del agua en su interior. Durante dos años, esto sucedió diariamente con el repartidor, entregando un cántaro y medio, llenos de agua, en la casa de su maestro. Desde luego, el cántaro perfecto estaba orgulloso de su irreprochable cumplimiento del fin con que fuera hecho. Pero, la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía cumplir con la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación. Después de dos años, el cántaro rajado le habló al repartidor, diciéndole: –Estoy avergonzado de mí y quiero disculparme contigo. –¿Por qué? ¿De qué estás avergonzado? –preguntó el repartidor. –Porque debido a mis grietas solo puedes entregar parte de mi carga y obtienes la mitad del valor que deberías recibir –dijo el cántaro. El repartidor de agua se sintió mal por el viejo cántaro rajado y le dijo compasivamente: –Cuando regresemos a la casa del maestro, quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del sendero. En efecto, mientras subían la colina, el viejo cántaro se dio cuenta de las hermosas flores crecidas sobre su lado del camino, y esto lo alentó un poco. Pero al final del trayecto, él todavía se sentía mal por haber repartido solo la mitad de su capacidad, y nuevamente se disculpó al repartidor por sus defectos. El repartidor le dijo entonces: –¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Planté semillas de flores en tu lado del 17

camino, y cada mañana, mientras caminábamos de vuelta sobre el sendero, las regabas poco a poco. Durante dos años, he podido recoger estas hermosas flores para decorar el altar de mi maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza. Autor desconocido

Para la reflexión personal Aceptarse a uno mismo y aceptar a los otros como son y no cómo quisiéramos que fueran es la clave para crecer adecuadamente y convivir como personas. La verdadera honestidad empieza con uno mismo: reconocer nuestros errores y puntos débiles puede ayudarnos a aceptarnos mejor y a solicitar y dar ayuda, cuando sea necesario. Conocer acertadamente nuestras limitaciones y las de los demás puede ayudarnos a ver el lado positivo de las mismas y sacar provecho de cuestiones impensadas e inimaginables para nosotros. Es cierto que nuestra misión, a veces, puede estar condicionada por lo que los otros creen que debemos hacer. Pero, no es menos cierto que los otros obran de acuerdo a las expectativas que tenemos sobre ellos, a la confianza que depositamos en sus proyectos y en su capacidad de cambio. Ninguno de los dos cántaros era el más importante ni el más adecuado, ni siquiera el más perfecto. Cada uno cumplía una misión única, que el otro no podía hacer. En la vida cada uno de nosotros tiene sus propias grietas personales. Todos somos como vasijas agrietadas y con defectos; nadie es superior a los demás. Cada uno, desde su lugar, tiene una misión que cumplir. Debemos saber que siempre existe la posibilidad de poder aprovechar nuestros puntos débiles y los de los demás para lograr buenos resultados. El auténtico desafío es darnos un lugar único donde transformar nuestros defectos y los de los demás en virtudes, en arte, en belleza y donación.

Para compartir en grupo

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1) ¿Con cuál de los cántaros nos sentimos más identificados? ¿Qué sentimientos experimentamos? ¿Por qué? 2) ¿Qué representan nuestras grietas? ¿Quién o qué sería nuestro repartidor de agua? 3) ¿Con cuáles de nuestros/as compañeros/as podríamos actuar como el repartidor de agua? ¿Qué podríamos hacer para ayudarlos con sus defectos? 4) Citar ejemplos en que los defectos de los demás pueden convertirse en cuestiones valiosas, en determinadas situaciones. 5) ¿Qué condiciones tendríamos que desarrollar para actuar como el repartidor? Realizar un mural en común.

VALORES EN JUEGO Autoconocimiento. Compasión. Inclusión. Liderazgo. Tolerancia.

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3 ¿ESTÁ LLENO EL FRASCO?

Teobaldo es un reconocido profesor de filosofía en la Universidad Nacional. Un día, delante de sus alumnos, sin decir palabra, sacó de abajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño, y preguntó: –¿Cuántas piedras piensan que caben en el frasco? Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó: –¿Está lleno? Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces, sacó de abajo de la mesa un recipiente con guijarros. Metió parte de ellos en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. El filósofo sonrió con ironía y repitió: –¿Está lleno? Esta vez, los oyentes dudaron: –Tal vez, no… –¡Bien! En ese momento, tomó una caja con arena y comenzó a volcarla en el frasco. La arena se filtraba entre los pequeños intersticios que dejaban las piedras y la grava, hasta colmar el envase. –¿Está lleno? –preguntó de nuevo. –¡Sí! –respondieron unánimemente los estudiantes. A la sazón, Teobaldo, frente a la mirada sorprendida de sus alumnos, tomó una jarra de agua y vertió su contenido dentro del frasco y efectivamente, lo llenó. En esta ocasión, los estudiantes, sonrieron. Cuando la risa se apagaba, el profesor 21

preguntó: –Bueno, ¿qué hemos demostrado? Un alumno respondió: –Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas. –¡¡¡No!!! –concluyó el filósofo–. ¡Quiero que se den cuenta de que este frasco representa la vida! Lo que esta lección nos enseña es que hay que colocar las piedras grandes e importantes primero; el resto encontrará su lugar… Autor desconocido

Para la reflexión personal ¿Cuáles son las piedras grandes en nuestra vida? Son las cosas verdaderamente importantes, aquellas que aun perdiendo todo lo demás y solo estas quedaran, nuestra vida aún estaría llena, aún tendría sentido. Prestemos atención a las cosas que son cruciales; establezcamos nuestras prioridades; lo demás, se acomodará solo. Si gastamos todo nuestro tiempo y nuestra energía en cosas que no nos llenan, nunca tendremos lugar para las cosas realmente importantes. En esta historia, todo se acomodó naturalmente. En la vida, no siempre podemos o queremos elegir con criterios tan claros. Acomodar, ajustar, modificar, volver a sacar, reubicar… ¿no serán procedimientos necesarios en este rompecabezas que es vivir? Cada una de las partes tiene su lugar en un momento determinado, formando parte de una circunstancia concreta. Nunca nuestro frasco estará totalmente lleno, siempre habrá ocasión de desechar para volver a construir, de hacer lugar para algo o alguien más y creo que esa es, en parte, nuestra tarea de ser humanos.

Para compartir en grupo 22

1) En el frasco de la vida, ¿qué representan las piedras, los guijarros, la arena, el agua? Realizar una lista propia. 2) ¿Qué parte ocupa en la vida de cada uno de nosotros cada material de esa lista? 3) ¿Qué criterios o valores tomamos para darle a cada cosa su lugar? ¿Importancia, utilidad, urgencia, tiempo? ¿Puede haber otros criterios? 4) ¿Qué quisiéramos que ocupe preferentemente todo nuestro frasco-vida? ¿Qué haríamos para lograrlo? 5) En este momento de nuestras vidas, ¿es preciso reubicar o sacar algo, para dar lugar a lo verdaderamente importante? ¿Cómo lo haríamos?

VALORES EN JUEGO Armonía. Eficacia. Coherencia. Espíritu crítico. Felicidad. Sabiduría.

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4 EL ELEFANTE ENCADENADO

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí, como a otros –después me enteré–, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal. Una vez acabada su actuación y hasta volver a actuar en el escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Se trataba de un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio era evidente: ¿qué lo mantenía, entonces?, ¿por qué no huía? Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice, entonces, la pregunta obvia: –Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca. Solo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace algunos años descubrí –por suerte para mí– que alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: el elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo liberarse. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar y también al otro 25

y al que le seguía… Hasta que un día, un terrible día en su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que no puede. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez… Y así, terminó encadenado para siempre. Jorge Bucay3

Para la reflexión personal Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante de circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. ¡Y me animo a arriesgar más! A veces, vamos arrastrando cadenas y la estaca está allí, suelta; ni siquiera está anclada en algún sitio. Vivimos creyendo que «no podemos», simplemente porque alguna vez, cuando éramos chicos, probamos y no pudimos. Lo terrible y triste de la historia es el resignarse, esa sensación de oscura frustración del no se puede, del no podré jamás. Esa mediocridad del ni siquiera reconocer las estacas, renunciando a luchar eternamente contra ellas. De vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las cadenas o miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma: no puedo y nunca podré. Esto es lo que pasa, vivimos condicionados por el recuerdo de que alguna vez no pudimos. Hemos crecido portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar. Nuestra única manera de saber es intentar de nuevo, poniendo en el intento todas nuestras fuerzas, todo nuestro corazón. Es tiempo de probar, de desterrar estacas propias y ajenas. Es tiempo de no soportar la sentencia a cadena perpetua. ¡Es tiempo de acción y de manos a la obra…!

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Para compartir en grupo 1) ¿Cuáles son las grandes cadenas que nos atan en nuestra vida? 2) ¿Quién o qué nos encadena? ¿A qué le tememos? 3) ¿Cuál fue el momento terrible de nuestra historia en el que dejamos de empujar y pelear? 4) ¿Qué cosas o quiénes pueden ayudarnos a liberarnos de nuestras cadenas? 5) ¿Qué nos impide hoy volver a probar para romperlas?

VALORES EN JUEGO Audacia. Autoestima. Fortaleza. Libertad. Superación.

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5 EL HACHERO

Ramón estaba necesitando trabajo y se ofreció en un aserradero, como hachero. El sueldo era razonable y estimó que, trabajando duro, podría hacer una importante diferencia. El primer día, se presentó al capataz, quien le dio un hacha nueva y le asignó una zona en el monte. Entusiasmado y muy dispuesto para el trabajo, salió a talar al bosque. En un solo día cortó dieciocho árboles. –¡Te felicito! –le dijo el capataz–, ¡sigue así! Animado por las palabras del capataz, Ramón decidió mejorar su propio desempeño. Esa noche, se acostó bien temprano. A la mañana siguiente, se levantó con los demás hacheros y se dirigió al bosque. A pesar de todo el empeño que puso durante el día, no consiguió cortar más que quince árboles. –No debo estar dedicándome lo suficiente –pensó. Al otro día, se despertó al alba y partió, antes que nadie, hacia su sector en el bosque. Por más que se esforzó y trabajó con energía, apenas si llegó a completar los diez árboles… –Necesito disponer de más tiempo, si quiero cumplir mis objetivos. Entonces, Ramón decidió acostarse con la puesta del sol. Sin embargo, ese día, a pesar de dedicarle más tiempo y esfuerzo, no llegó ni a la mitad de árboles derribados el día anterior. El último día, cansado y agobiado, estuvo toda la tarde tratando de voltear su segundo árbol… Ramón, desmoralizado y agotado, se acercó al capataz para contarle lo que le estaba pasando y para jurarle y perjurarle que se esforzaba al límite de desfallecer. El capataz le preguntó: 29

–¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez? –¿Afilar? No tuve tiempo de afilar, estuve muy ocupado cortando árboles… Jorge Bucay4

Para la reflexión personal ¡Qué importante es en la vida poder detenernos para analizar lo que nos está pasando! Hay momentos en que resulta imprescindible hacer un alto en el camino, para resituarnos, buscar rumbo, tomar perspectiva y recargar nuestras fuerzas. Es muy importante conocernos a fondo para detectar los momentos en que debemos hacer un alto y afilar el hacha de nuestras vidas. ¿Cuántas veces nos enredamos en la ansiedad de llegar al fin, sin plantearnos objetivos, metas ni medios claros? La embriaguez del éxito en la tarea hace que no tengamos tiempo de reflexión, en medio de la acción. ¿Cuánta gente fracasa por no hacer un alto en el camino para analizar y mejorar sus puntos flacos? Tal vez los que triunfan no son los que carecen de defectos, sino más bien los que se animan a reconocerlos para poder trabajarlos. El detenerse, el paso a paso, el plan o la hoja de ruta no es una pérdida, es más bien tiempo ganado para la concreción real y acabada de nuestros sueños y proyectos. Tal vez estamos tan ocupados en querer llegar a destino, que nos olvidamos de mirar y disfrutar del paisaje.

Para compartir en grupo 1) ¿Cuál es el hacha de tu vida que no estás afilando? 2) ¿Qué tiempo de reflexión dedico a pensar en mis sueños y proyectos? 3) ¿Cuáles son las cosas que nos ayudan a mantener afilada el hacha de nuestra vida? 30

Enumerarlas. 4) ¿El análisis durante ese tiempo está dirigido: hacia mí, los demás, la tarea concreta? 5) ¿Qué caminos alternativos se nos ocurren? Tomar ejemplos concretos y, según ellos, reflexionar las preguntas.

VALORES EN JUEGO Autoconocimiento. Eficacia. Experiencia. Interioridad. Laboriosidad.

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6 LA FLOR MÁS BELLA

Se cuenta que allá por el año 250 a. C., en la China antigua, el príncipe de la región norte del país estaba a punto de ser coronado emperador, pero de acuerdo con la tradición, antes, debía casarse. Sabiendo esto, él decidió hacer un concurso entre las doncellas de la corte para elegir quién sería digna de su trono. Una anciana, que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo, le preguntó: –¿Hija mía, qué vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura. –No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar, por algunos momentos, cerca del príncipe. ¡Eso, me hará feliz! –respondió la hija. La noche siguiente, la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas de la corte, ataviadas con las ropas más finas y las joyas más bellas. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío: –Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella, dentro de seis meses, será escogida para ser mi esposa y futura emperatriz de China. El tiempo fue pasando y la dulce joven cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla. Pasaron tres meses y la flor no germinaba. Mientras tanto, todas las demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían crecido en sus macetas. La joven intentó todos los métodos que conocía, pero nada había nacido. Día tras día, veía más lejos su sueño, pero su amor era tan profundo, que siguió regando la flor hasta el último día. 32

Consciente de su esfuerzo y dedicación, la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio, en la fecha y hora acordadas, aunque solo fuera para estar cerca del príncipe por unos momentos. De pie, con la cabeza baja y muy avergonzada, con su maceta vacía entre sus manos temblorosas, observaba cómo todas las otras pretendientas traían una flor, una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores. Todas las doncellas hablaban de sus plantas y al ver a la muchacha, con su cuenco vacío, estallaron en risas y burlas. En ese momento, el alboroto fue interrumpido por la entrada del príncipe. Todos hicieron su respectiva reverencia mientras él comenzó a pasearse, observando a cada una de las jóvenes con mucho cuidado y prestando mucha atención a todas las plantas. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe anunció ceremoniosamente: –¡Aquella bella joven, con su vasija vacía, será mi futura esposa! Atónitos, todos esperaban la explicación de aquella acción. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. Entonces, con calma, el príncipe explicó: –Ella fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran infértiles. Todas trataron de engañarme plantando otras plantas; pero ella tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincera, leal y valiente, cualidades que debe tener la emperatriz de mi reino. Autor desconocido

Para la reflexión personal Los valores de la joven son recurrentes en todas sus acciones porque creo que le son tan propios, están tan incorporados a su ser, que no puede despojarse de ellos en cada toma de decisiones. Cualidades inherentes que, como un largo brazo, tocan e iluminan todas nuestras acciones y decisiones, llenas de virtud. Ella se presentó a la competencia como era, sin adornos ni estereotipos, sin lo que no le era propio. La honestidad, la humildad, la autenticidad, la paciencia, la ternura, el amor 33

en el cuidado de su semilla y la valentía en mostrar lo obtenido, hicieron lo que finalmente la conducirían a su amor. Son todas acciones y virtudes que en los tiempos que corren parecen fuera de juego. Vivimos en tiempos de hipocresía, donde lo importante parece ser el aparentar, mostrar los logros y resultados, quedar bien frente a los demás a cualquier precio. La «viveza» se ha convertido en un pseudovalor, encubriendo la mentira, el engaño, la falta de honestidad. Hemos confundido el significado de la palabra éxito. Si hemos terminado el día sin traicionar nuestras creencias y sentimientos; sin dejar de ser quien somos, para quedar bien u obtener resultados; sin claudicar nuestros valores; en definitiva, siendo leales a nosotros mismos, ese ha sido un día de éxito. Si para vencer estuviera en juego tu honestidad, pierde, y serás siempre un ganador.

Para compartir en grupo 1) ¿Qué virtudes reconocemos en la joven? ¿Y en cada uno de nosotros? 2) Enumera tres situaciones, cercanas a tu vida, en que hayas notado que la gente actuó como las jóvenes deshonestas. ¿Cuáles fueron las consecuencias? 3) Enumera tres situaciones, cercanas a tu vida, en que hayas notado que la gente actuó como la joven honesta. ¿Cuáles fueron las consecuencias? 4) ¿Tiene sentido en la vida ser siempre honestos? ¿Qué diferencia hay entre mentir y no decir toda la verdad? 5) La honestidad, para ser un auténtico valor, ¿de qué otros valores tendría que ir acompañada?

VALORES EN JUEGO Decencia. Fortaleza. Honestidad. Lealtad. Paciencia.

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7 EL LIBRO DEL TESORO

En un pequeño poblado de Persia, durante el reinado del gran Sha, Selchuk, vivía una viuda con su único hijo, Uruk. Eran muy pobres. Un día, cuando Uruk cumplió dieciocho años, la madre, intuyendo quizá la proximidad de su muerte, llamó a su hijo y le aconsejó: –Nos ha costado mucho vivir, porque somos pobres; pero te confío una gran riqueza: este libro. ¡Me lo dio mi padre que, a su vez, lo heredó de sus antepasados! ¡Contiene las instrucciones precisas para llegar hasta un gran tesoro! Yo no he tenido tiempo ni fuerzas para leerlo, apenas, en mis ratos libres, pude enseñarte a leer. ¡Sigue sus instrucciones y serás muy rico! Al poco tiempo, la viuda murió. Superado el dolor por la muerte de su madre, Uruk comenzó a leer aquel voluminoso libro antiguo y tan valioso. El libro se iniciaba con una curiosa advertencia: «Si quieres llegar al tesoro, lee este libro página a página. Si vas inmediatamente a la última página, el libro se desvanecerá, como por arte de magia, y nunca lograrás nada». A continuación se describían las riquezas acumuladas en un país lejano, y bien custodiadas, en una caverna. Pasadas las primeras páginas, el texto se interrumpía y continuaba en árabe. Uruk, no queriendo correr el riesgo de que si lo daba a traducir, alguien se enterara de la existencia del tesoro y se lo arrebatara, se puso a estudiar árabe, hasta que estuvo en condiciones de leerlo perfectamente. Al cabo de unos cuantos capítulos más, el libro seguía en chino y, no mucho después, en otras lenguas, que el joven aprendió con tesón y paciencia. Simultáneamente, para poder vivir, aprovechaba sus conocimientos de aquellas lenguas y empezó a ser conocido en la capital del reino como uno de los mejores intérpretes. De esa forma, su vida se hizo menos precaria. Después de páginas y páginas en diferentes lenguas, el libro daba instrucciones de cómo administrar el tesoro cuando lo consiguiera. Así, Uruk estudió economía, contabilidad, e 36

incluso aprendió a distinguir metales nobles y piedras preciosas. Se instruyó en la habilidad de hacer negocios, la compraventa de bienes muebles e inmuebles. El libro lo fue guiando hasta transformarlo en un eximio administrador. Su fama de políglota experto en economía llegó hasta la corte del Sha, quien dio la orden de que lo incluyeran entre sus consejeros. Uruk, siempre con la idea de no divulgar su secreto, estudiaba más y más, siguiendo paso a paso las instrucciones del libro. Se ilustró sobre los secretos de la física, de la arquitectura y el urbanismo. Simultáneamente, fue aprendiendo –gracias al libro– las condiciones humanas de un buen gobernante y administrador: la humildad, la justicia, la búsqueda del bien común; especialmente, la obligación de atender a los más desamparados del reino. Su fama de sabio fue creciendo proporcionalmente a la lectura del libro. El Sha, apreciando su valía y la amplitud de su cultura, pero sobre todo, su actitud recta y su corazón generoso, lo nombró primer ministro de su corte. Precisamente, el día que se casaba con la hija del soberano persa, Uruk llegó a la última página del libro. Con cierto nerviosismo, tomó el borde de la última página: ¡por fin iba a conocer la revelación definitiva!, ¡iba a descubrir el secreto guardado durante tantos años! Volvió lentamente la hoja y… ¡Estalló en una gran carcajada de alegría y gratitud! La última página era una lámina de metal, perfectamente pulida, que hacía de espejo: Uruk vio su rostro, con rasgos de hombre maduro, consciente y sabio, destinado a hacer un gran bien a su pueblo. ¡Todo ello, gracias al libro que le había dado su madre! Autor desconocido5

Para la reflexión personal El reflejo de lo que somos, en el momento justo, hace que descubramos la grandeza del tesoro. Pararnos frente a nosotros, sin vanidad, nos permite crecer en sabiduría, conocimiento y virtud. Hace que nos miremos sin regodearnos de lo que vemos, para no perder la perspectiva del otro y de todo lo que nos enriquece. Tal vez por eso el libro, al descubrir la última página, se desvanecía porque no era el momento de mirar.

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El tesoro por desvelar fue mutando en la medida en que él se fue recreando. Carcajadas de alegría y gratitud llegaron al corazón al descubrir el verdadero tesoro: el dilema y la construcción del conocimiento de uno mismo, el camino de la autorrealización y el desarrollo del propio proyecto de vida, único y original. En la vida no podemos elegir las cosas que nos pasan; pero sí podemos elegir qué hacemos con las cosas que nos pasan. Dios tiene un sueño de amor para cada uno de nosotros, preparado desde toda la eternidad. Nuestra tarea en la vida es apropiarnos de ese sueño y llevar adelante la vocación para la que fuimos creados. No hay sacrificio ni esfuerzo que se compare con la dicha de hacer lo que nos gusta y plenifica; es decir, concretar aquello a lo que fuimos llamados como seres humanos, junto a los demás y procurando siempre el bien común, realizando nuestro proyecto de vida.

Para compartir en grupo 1) ¿Qué cosas consideramos esenciales en la vida para alcanzar la felicidad? Es decir, ¿qué cuestiones consideramos centrales en la constitución de nuestro propio tesoro? 2) ¿Qué tesoro para nuestra vida nos hubiera gustado encontrar en la última página? 3) ¿Qué actitudes y valores nos parecen esenciales para alcanzar el tesoro buscado? 4) ¿Qué alternativas hubieras pensado y concretado para llegar a ese tesoro? 5) ¿A quién/es tenemos que agradecer por pensar en estas cuestiones? Hagamos una lista, animémonos y digámoselo.

VALORES EN JUEGO Aprender. Autoconocimiento. Docilidad. Perseverancia. Superación.

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8 PARÁBOLA DEL CABALLO

Un campesino poseía algunos caballos que utilizaba en los trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los animales había caído en un viejo pozo abandonado. El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente y evaluó la situación, asegurándose de que el caballo no se hubiera lastimado. El pozo era profundo y sería extremadamente difícil, por no decir imposible, sacar de allí al animal. Las dificultades, el tiempo y el precio en salarios necesarios para rescatarlo del pozo le hicieron pensar que no valía la pena intentarlo, por lo que decidió sacrificar al caballo. Ordenó entonces a sus peones que lanzaran tierra dentro del pozo hasta cubrir al animal. Pero, cuando comenzaron la tarea, los peones se dieron cuenta de que, a medida que la tierra caía sobre el lomo del caballo, este se sacudía y la tierra se iba acumulando en el fondo del pozo. De esta manera, el animal iba ascendiendo lentamente. Entonces, los peones siguieron paleando tierra, hasta que el caballo consiguió salir, por sus propios medios… Autor desconocido

Para la reflexión personal Esta historia nos muestra cómo siempre hay gente, aun bien intencionada, que no cree en nuestras capacidades o no llega a vislumbrar nuestras posibilidades reales de cambio. De modo que si estamos «allá abajo», sintiéndonos poco valorados y vemos cómo los demás lanzan sobre nosotros paladas de incomprensión y falta de apoyo, ¡no aceptemos 40

esa tierra! Sacudámosla y subamos sobre ella. Cuanto más nos tiren, más iremos subiendo, hasta ocupar el lugar que nos merecemos. Cuando uno cambia, los demás cambian. Hay momentos en la vida en que debemos confiar más en nuestras intuiciones y en nuestras propias fuerzas para salir adelante, no desesperándonos por no encontrar la salida. A veces, el camino hacia la salida se encuentra más cerca de lo que imaginamos y la ayuda nos viene de donde menos la esperamos. Así, esfuerzos mancomunados, solidarios y eficaces pueden cambiar la historia y creo que en más de un personaje. Lo esencial es procurar una actitud de confianza en nuestras posibilidades, sabiendo que Dios nunca nos abandona. Muchas veces las cosas son más difíciles de pensar que de pasar. A cada día le basta su aflicción. Por ello, es importante preocuparse por lo que está hoy a nuestro alcance. El pasado ya no nos pertenece, el futuro es incierto e inmanejable. Lo único que está a nuestro alcance es el presente; sobre él tenemos que poner nuestra dedicación y empeño de mejora.

Para compartir en grupo 1) ¿Tenemos derecho para decidir sobre la vida o la muerte de otro ser, sobre sus posibilidades, sus sueños y proyectos? 2) ¿La agonía y el sufrimiento de los demás tienen sentido? 3) En la toma de decisiones frente a una dificultad: ¿cuándo actuamos como campesino?, ¿como peón?, ¿como caballo?, ¿como pozo?, ¿como tierra? Caracterizar el actuar de cada elemento. 4) ¿En qué casos nos sentimos más cómodos? 5) ¿En cuál de esos roles te gustaría ubicarte con más frecuencia?

VALORES EN JUEGO Autodominio. Creatividad. Laboriosidad. Superación. Voluntad.

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9 EL REFLEJO DE LA VIDA

Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto al pozo, en la entrada del pueblo. Un día, un joven se le acercó y le preguntó: –Yo nunca he venido por estos lugares… ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad? El anciano le respondió con otra pregunta: –¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de la que vienes? –Egoístas y malvados, por eso me he sentido contento de haber salido de allá. –¡Así son los habitantes de esta ciudad! –le respondió el anciano. Y el joven, decidió seguir su camino. Un poco después, otro joven se acercó al anciano y le hizo la misma pregunta: –Voy caminando hacia este lugar. ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad? El anciano, de nuevo, le contestó con la misma pregunta: –¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde provienes? –Eran buenos, generosos, hospitalarios, honestos y trabajadores –replicó el joven–. Tenía tantos amigos que me ha costado mucho separarme de ellos. –¡También los habitantes de esta ciudad son así! –respondió el anciano. Entonces, el joven decidió quedarse un tiempo en el pueblo. Un pastor, que había llevado a sus animales a tomar agua al pozo, y que había escuchado la conversación, en cuanto el joven se alejó, le dijo al anciano: –¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta hecha por dos personas? –Mira –le respondió–, cada uno lleva el universo en su corazón. ¡Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará aquí! En cambio, aquel que tenía 43

amigos en su ciudad, encontrará también aquí amigos leales y fieles. Porque las personas son lo que encuentran en sí mismas. ¡Encuentran siempre lo que esperan encontrar! Autor desconocido

Para la reflexión personal Generalmente, en la vida uno va recogiendo lo que siembra. Las relaciones sociales, los compañeros laborales, los amigos, la gente con la que uno se rodea, son un reflejo de nuestra propia forma de ser y encarar la vida. Las personas encontramos lo que anhelamos encontrar. Solemos proyectar nuestros gustos, nuestros deseos, nuestras propias expectativas en los demás. Mostramos lo que encontramos en nosotros y descubrimos lo que podemos encontrar. Bucear en cada uno es difícil porque esta búsqueda puede ser ardua, no se agota nunca. Al mismo tiempo, aceptar que los demás también están en búsqueda, a veces en circunstancias y tiempos diferentes a los nuestros, implica tomar los riesgos de caminos diferentes, no por ello, peores o mejores que los nuestros y que, en algún recodo, pueden volver a encontrarse. Tal vez sea tiempo de decisión y esfuerzo y ese universo, que cada uno lleva en el corazón, nos conducirá a encontrarnos con rincones inéditos de nosotros mismos, pero que, a su vez, serán nuevas puertas para encontrarnos con los demás.

Para compartir en grupo 1) ¿Con cuáles de los personajes nos identificamos más? ¿Por qué? 2) ¿Estás de acuerdo con la última respuesta? ¿Por qué? 3) ¿Qué condiciones son necesarias para que los demás valoren y crean en nuestros cambios? 44

4) ¿Qué distinción podemos hacer entre un juicio y un prejuicio? 5) ¿Qué actitudes nuestras, positivas y negativas, se repiten en las observaciones que nos hace la gente que nos rodea y nos quiere? Analizándolas con detenimiento, ¿cuáles tendría que modificar y por qué?

VALORES EN JUEGO Autoconocimiento. Comprensión. Inclusión. Fraternidad. Pluralismo.

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10 LA ANCIANA DEL MOLINO AMARILLO

El sol se despedía del Imperio Tré. El vasallo caminaba junto a la anciana del molino amarillo. Iban conversando sobre la vida. –¿Qué cosa es lo que más te gusta de la vida, anciana? La viejecilla del molino amarillo se entretenía en lanzar los ojos hacia el ocaso. –Los atardeceres –respondió. El vasallo preguntó, confundido: –¿No te gustan más los amaneceres? Mira que no he visto cosa más hermosa que el nacimiento del sol allá, detrás de las verdes colinas de Tré. Y reafirmándose, exclamó: –¿Sabes? Yo prefiero los amaneceres. La anciana dejó sobre el piso la canastilla de espigas que sus arrugadas manos llevaban. Dirigiéndose hacia el vasallo, con tono de voz dulce y conciliador, dijo: –Los amaneceres son bellos, sí. Pero las puestas de sol me dicen más. Son momentos en los que me gusta reflexionar y pensar mucho. Son momentos que me dicen cosas de mí misma. –¿Cosas? ¿De ti misma…? –inquirió el vasallo. No sabía a qué se refería la viejecilla con aquella frase. Antes de cerrar la puerta del molino amarillo, la anciana añadió: –¡Claro! ¡La vida es como un amanecer para los jóvenes como tú! Para los ancianos, como yo, es un bello atardecer. Lo que al inicio es precioso, al final llega a ser plenamente hermoso. ¡Por eso, prefiero los atardeceres…! ¡Mira! La anciana apuntó con su mano hacia el horizonte. El sol se ocultó y un cálido color rosado se extendió por todo el cielo del Imperio Tré. 46

El vasallo guardó silencio. ¡Quedó absorto ante tanta belleza…! Autor desconocido

Para la reflexión personal Los momentos y las situaciones personales son únicos e irrepetibles. El disfrutar del valor y de la belleza de cada uno de esos momentos, constituyen la sabiduría y el arte del buen vivir. El respeto y la aceptación serena del ciclo de la vida, sin tratar de retener ni quemar etapas, hace que vivamos con plenitud y felicidad cada etapa que nos regala la vida. Desconocemos cuándo partiremos de esta vida, pero si queremos vivir en plenitud, es preciso que podamos apropiarnos de cada momento, con la intensidad necesaria para disfrutarlo como si fuera el último. Tendríamos que estar siempre al día con todo y con todos; sin guardarnos rencores, arrepentimientos ni cuestiones sin resolver; estando siempre listos para partir. Poder descubrir finalmente nuestro horizonte, contemplar la belleza que deja el color de lo vivido, hace que no nos alejemos de lo que nos pasa hoy. A veces, guardar silencio y quedar absortos hace que escuchemos y aprendamos de quienes saborearon muchos amaneceres y atardeceres. La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado «historia», adorne con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

Para compartir en grupo 1) ¿Qué nos gusta más: el amanecer, el atardecer o los dos? ¿Por qué? 2) ¿Qué es lo que más nos gustó, hasta hoy, de la vida? ¿Y lo que menos nos gustó? 47

3) Si fuéramos el vasallo (en el final del cuento), ¿qué le responderíamos a la anciana del molino amarillo? ¿Qué actitud tomaríamos? ¿Por qué? 4) ¿Es posible aprovechar la experiencia de otros? ¿Cómo? 5) ¿Qué nos gustaría que hicieran las personas que nos aman, después de nuestra partida de esta vida? ¿Cómo nos gustaría que siguieran viviendo?

VALORES EN JUEGO Alegría. Armonía. Belleza. Experiencia. Sabiduría.

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CUENTOS PARA SER HUMANO

CON LOS DEMÁS

1. Un ciego con luz 2. La pared desnuda 3. El triple filtro 4. En el frente de batalla 49

5. Las tres pipas 6. Asamblea en la carpintería 7. Sigue tocando 8. El vuelo de los gansos 9. Lecciones de vida 10. La alegría de dar

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1 UN CIEGO CON LUZ

Guno era ciego de nacimiento. Había nacido en la antigua Fez, en el Reino de Marruecos, hace cientos de años. Guno conocía palmo a palmo las calles de su ciudad: cada esquina, cada rincón, cada escalón, cada hueco en el empedrado eran reconocidos por su largo bastón de ciego y transitaba con seguridad entre los vericuetos de las callejuelas estrechas e intrincadas. Era reconocido por su gran bondad y sabiduría. Todos lo querían busca de consejos. Lo único que llamaba poderosamente la atención hecho de que acostumbraba a transitar, hasta altas horas de la noche, aceite encendida en su mano izquierda. Nadie se atrevía, para preguntarle el motivo de tal actitud.

y recurrían a él en a sus vecinos era el con una lámpara de no incomodarlo, a

La ciudad se tornaba muy, muy oscura en noches sin luna, como aquella… Finalmente, un amigo se acercó hasta Guno y le preguntó con curiosidad: –¿Qué haces, Guno, con una lámpara en la mano, si tú no ves…? –Es que yo no llevo la lámpara para ver mi camino, pues conozco la oscuridad de estas calles de memoria; llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí… Autor desconocido

Para la reflexión personal

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Solo podremos mostrar el camino a otros, si con humildad reconocemos que nuestro camino estuvo lleno de imperfecciones, desvíos y pérdidas de rumbo. Podemos indicar, mostrar, sugerir, pero nunca obligar al otro a seguir nuestro camino. Cada uno tiene su camino en la vida, único e irrepetible. A veces, podremos caminar juntos; otras, nuestros caminos se separarán hasta que la vida los vuelva a encontrar; a otros, no los veremos nunca más. En fin, encuentros, desencuentros, caminar a ciegas, caminar guiados por otros, caminar, seguir en camino. Reconocer la propia oscuridad y apropiarse de ella para transformarla en sabiduría. Reconocer la propia luz y donarla a los que quieran tomarla. Nuestros caminos están llenos de estos esfuerzos, todos para nuestro bien y el de los demás. Estrategias que llevan a enriquecernos y conocernos mejor a través del encuentro con otros; experiencias primordiales en nuestra condición de peregrinos.

Para compartir en grupo 1) ¿En qué situación especial de nuestra vida nos sentimos como Guno? 2) ¿En qué situación de nuestra vida nos sentimos guiados por otro, de quien no esperábamos ayuda, como el caso del ciego Guno? 3) ¿Cuáles son nuestras virtudes que ofician de lámparas para los demás? 4) ¿Qué nos sugiere la frase: «Lo esencial es invisible a los ojos»? 5) Enumerar una lista de situaciones donde es posible «estar ciegos, a pesar de ver». Realizar un mural en común.

VALORES EN JUEGO Experiencia. Generosidad. Mansedumbre. Servicio. Solidaridad.

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2 LA PARED DESNUDA

Esta es una historia que sucedió en un hospital. Dos hombres, ambos enfermos de gravedad, compartían el mismo cuarto. A Arturo se le permitía sentarse durante una hora en la tarde, para drenar el líquido de sus pulmones. Su cama estaba al lado de la única ventana de la habitación. Siempre estaba de buen humor y agradecía a Dios por la vida que poseía. Anselmo, en cambio, era envidioso y de corazón enroscado, con actitud constante de amargado. Por su enfermedad, tenía que permanecer todo el tiempo boca arriba. Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, dónde habían estado de vacaciones… Y cada tarde, cuando Arturo podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana: –Anselmo, ¡hay unos chicos jugando a la pelota…! ¡Hoy vino una pareja de enamorados…! ¡La plaza está llena de palomas que se divierten con los niños…! Y así, Arturo iba poblando las tardes de Anselmo con los detalles de todo lo que sucedía en el mundo exterior; trayendo, con sus relatos, los colores y perfumes de la plaza. Anselmo, si bien disfrutaba los relatos de Arturo, en el fondo de su corazón, se sentía un desdichado. Estaba enojado con Dios, porque a él siempre le tocaba la peor parte. Envidiaba a Arturo por todo lo que podía ver y disfrutar desde la ventana. Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera, al entrar para el aseo matutino, se encontró con el cuerpo sin vida de Arturo. Había muerto tranquilamente, mientras dormía. Se fue en paz, sin molestar, como había vivido. Con mucha tristeza, avisó para que trasladaran el cuerpo. Inmediatamente, Anselmo exigió que lo trasladaran cerca de la única ventana. Tanto insistió que las enfermeras acordaron pasarlo a la mañana siguiente. Esa noche, no pudo dormir por los nervios. 54

Al otro día, unos enfermeros lo cambiaron a la cama de la ventana y lo dejaron solo. Lentamente y con dificultad, como quien toma posesión de algo, Anselmo se irguió sobre el codo. ¡Al fin le daban lo que merecía! Se esforzó para girarse y despacio mirar por la ventana al lado de la cama… ¡Con sorpresa, con horror, con estupor descubrió que, delante de él, a un par de metros de distancia, había una pared triste, gris y fría! Autor desconocido

Para la reflexión personal Nadie de nosotros puede anticipar lo que nos deparará el futuro ni qué será de nuestras vidas. Lo cierto es que una actitud positiva, generosa, optimista y confiada puede hacer la diferencia entre una vida amargada o no. Una personalidad optimista se forja, en primer lugar, de una actitud: la de decidir cómo afronta nuestro espíritu las cosas que nos suceden y rodean. Quien se deja afectar por las cosas malas, elige sufrir. Quien decide que su paz es mayor que las cosas externas, entonces se acerca más a la alegría. El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentarnos a las dificultades con buen ánimo y perseverancia, confiando siempre en la providencia de Dios y en su ternura paternal. Sensaciones inherentes a las personas que tienen la capacidad y el don de hacer felices, transformando un poquito la realidad que les toca vivir, el día a día, con el simple y difícil fin de la alegría. Regocijo de llevar un mundo distinto para complacer y alivianar la cruz ajena. Sencillamente, donación de interioridades para el bien del otro… de algunos otros… de muchos otros…

Para compartir en grupo 1) ¿Qué parte de Arturo y cuál de Anselmo descubrimos en nosotros, en lo cotidiano? 55

2) ¿Cómo hacer concretamente para cambiar lo que no nos gusta? 3) Anselmo y Arturo se encontraban prácticamente en una situación similar, ¿qué los diferenciaba? 4) ¿Qué sentimientos habrá tenido Anselmo al mirar por la ventana y descubrir la pared? 5) ¿En nuestras vidas y en la sociedad actual es posible el optimismo? ¿En qué condiciones?

VALORES EN JUEGO Bondad. Caridad. Compasión. Optimismo. Templanza.

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3 EL TRIPLE FILTRO

En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos. Un día, un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo: –¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo? –Espera un minuto –replicó Sócrates–. Antes de decirme nada, quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro. –¿¡Triple filtro!? –Correcto –continuó Sócrates–. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro. El primer filtro es la verdad: ¿estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto? –No –dijo el hombre–, realmente solo escuché sobre eso y… –Bien –interrumpió Sócrates–. Entonces, realmente: ¿no sabes si es cierto o no? Ahora, permíteme aplicar el segundo filtro: el de la bondad: ¿es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo? – No, por el contrario… –Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto… Pero, podría querer escucharlo porque queda un filtro, el filtro de la utilidad: ¿me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo? – No, la verdad es que no. –Bien –concluyó Sócrates–, si lo que deseas decirme no es cierto ni bueno e incluso no es útil, ¿para qué querría saberlo? Sócrates

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Para la reflexión personal Muchas veces, en la vida recibimos o hacemos comentarios sobre los demás. Nos movemos en función de trascendidos, chismes o simplemente por suposiciones, sin confirmar nuestras sospechas o la veracidad de nuestras fuentes. ¡Cuánto mal se hace y transmite por dejarnos llevar por prejuicios! Si queremos ser consideradas personas íntegras, de una sola pieza, es necesario que aprendamos a utilizar este triple filtro cada vez que recibamos y hagamos comentarios sobre alguno de nuestros amigos cercanos y queridos, sobre nuestros vecinos, sobre nuestros compañeros de trabajo o estudio; en resumidas cuentas, sobre los demás. La sinceridad, en sí misma, no es un valor absoluto, si no está acompañada por la caridad y la búsqueda del bien común. El compromiso con la verdad abre el camino al perdón y a la reconciliación. Pensar y usar el triple filtro cada vez que voy a hablar de algo o alguien podría ser un propósito muy valioso para mi desarrollo interpersonal. Ante los comentarios que podemos recibir o hacer, tenemos el deber de verificar si realmente son ciertos; esto nos ayudará a acercarnos a la verdad de las cosas, sin embarullarlas de torpeza. Tenemos que comprobar si son útiles, para no perder el tiempo en pensar tonterías y así, recurrir a aquello que nos ennoblece y engrandece. Tenemos que estar seguros de que sea bueno transmitirlos, es decir, que aporten a la mejora y el crecimiento de los otros; porque la bondad es uno de los regalos más maravillosos que hacemos y nos hacemos para ser cada día más humanos.

Para compartir en grupo 1) ¿Cuándo concretamente usaste el triple filtro? ¿Cuándo no? 2) ¿En qué orden lo pondrías y por qué? 3) Enumera cinco situaciones, cercanas a tu ámbito, en que por no utilizar el triple filtro, se haya dañado o difamado a alguien en particular. 4) ¿Qué diferencia existe entre un prejuicio y un juicio? ¿Entre la crítica y la crítica constructiva? 58

5) ¿Qué actitudes tendríamos que tomar para que no nos afecten los comentarios y chismes de los demás?

VALORES EN JUEGO Comunicación. Crítica constructiva. Lealtad. Objetividad. Verdad.

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4 EN EL FRENTE DE BATALLA

En una de las numerosas trincheras cavadas durante la Primera Guerra Mundial, ubicada en la frontera caliente entre Francia y Alemania, un soldado expresó a su teniente: –¡Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor! ¡Solicito permiso para ir a buscarlo, señor! –¡Permiso denegado! –replicó el oficial–. ¡No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente haya muerto! El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió y una hora más tarde regresó gravemente herido, transportando el cadáver de su amigo. El oficial estaba furioso: –¡Ya le dije yo que había muerto! Dígame: ¿merecía la pena ir allá y poner en juego su vida para traer un cadáver? Y el soldado, jadeando, a punto de desmayarse, con lágrimas en los ojos, respondió: –¡Claro que sí, señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo susurrarme al oído: «¡Estaba seguro de que vendrías!». Autor desconocido

Para la reflexión personal

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Pocas cosas hay tan valiosas en la vida como la gracia de contar con un puñado pequeño de amigos fieles e incondicionales. Los verdaderos amigos están siempre, a pesar de nuestros defectos, nuestro carácter, nuestras historias, nuestras idas y vueltas. La amistad exige entrega generosa, sinceridad, paciencia y lealtad. Los auténticos amigos se quedan a nuestro lado cuando los demás se han marchado. Dentro del círculo amplio de nuestras relaciones, nosotros elegimos personalmente a nuestros amigos; en realidad, la elección es mutua. A partir de ese momento, decidimos construir una historia en común, que se irá cimentando recíprocamente. Sentirse a gusto con una persona, conversar y compartir sentimientos es el principio; con el correr del tiempo, la amistad va desarrollándose en profundidad y extensión, mediante el trato, el conocimiento y afecto mutuos. Los amigos llegan a conocerse tan profundamente, que con solo mirarse, intuyen sus necesidades, pensamientos y sentimientos. La verdadera amistad siempre procura el bien del otro; incluso, cuando sea necesario marcarle sus errores o desaciertos, a partir de la corrección mutua; procurando en todo momento hacer crecer al otro, en sus proyectos de mejora y en la permanente búsqueda del bien común. Decididamente, la amistad constituye un valor tan propiamente humano, que nunca deberíamos dejar de construirla y sostenerla.

Para compartir en grupo 1) ¿Qué significa la auténtica amistad? ¿Qué valores y elementos la constituyen? 2) ¿Qué cosas atentan contra la amistad? 3) ¿Por quiénes actuarías como el soldado? 4) ¿Qué es lo que internamente actúa en nosotros, como el teniente, impidiéndonos jugarnosla por quienes amamos? 5) ¿Hemos necesitado alguna vez ser salvados? ¿De qué cosas?

VALORES EN JUEGO Amistad. Amor. Confianza. Lealtad. Valentía.

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5 LAS TRES PIPAS

Una vez, un miembro de la tribu se presentó furioso ante su jefe para informarle de que estaba decidido a tomar venganza de un enemigo que lo había ofendido gravemente. Le espetó al jefe: –¡Quiero ir inmediatamente y matarlo sin piedad! El anciano jefe lo escuchó atentamente. Luego, le propuso: –¡Ve y haz lo que tienes pensado! Pero antes de hacerlo, llena tu pipa con tabaco y fúmala con calma al pie del árbol sagrado del pueblo. El hombre cargó su pipa y fue a sentarse bajo la copa del gran árbol. Tardó una hora en terminar la pipa. Luego, sacudió las cenizas y decidió volver a hablar con el jefe: –¡Lo he pensado mejor! ¡Creo que resulta excesivo matar a mi enemigo, pero sí le daré una paliza memorable, para que nunca se olvide de su ofensa! Nuevamente, el anciano lo escuchó y aprobó su decisión, pero le ordenó que ya que había cambiado de parecer, llenara otra vez la pipa y fuera a fumarla al mismo lugar. El hombre cumplió su encargo y gastó otra hora meditando. Después, regresó a donde estaba el cacique y le dijo: –¡Considero desmedido castigar físicamente a mi enemigo, pero iré a echarle en cara su mala acción y le haré pasar vergüenza delante de todos! Como siempre, fue escuchado con bondad por el anciano, quien volvió a ordenarle que repitiera su meditación como lo había hecho las veces anteriores. El hombre, medio molesto, pero ya mucho más sereno, se dirigió al árbol centenario y allí sentado fue convirtiendo en humo, su tabaco y su bronca. Cuando terminó, volvió al jefe y le dijo: –Pensándolo mejor, veo que la cosa no es para tanto. Iré donde me espera mi agresor para darle un abrazo. Así recuperaré un amigo, que seguramente se arrepentirá de lo que 63

ha hecho. El jefe le regaló dos cargas de tabaco para que fueran a fumar juntos al pie del árbol, diciéndole: –¡Eso es precisamente lo que tenía que pedirte!, pero no podía decírtelo yo; era necesario darte tiempo para que lo descubrieras tú mismo. Mamerto Menapace6

Para la reflexión personal En estos tiempos convulsionados y vertiginosos, tomarse tiempo para pensar y meditar nuestras acciones parece algo fuera de época y de la realidad. Sin embargo, más que nunca necesitamos de espacios para la reflexión y la calma antes de obrar. ¡Cuántas veces nuestra impulsividad nos juega malas pasadas! ¡Cuántas veces nos arrepentimos de cosas que dijimos o hicimos y que, con un momento de reflexión previa, nos hubiéramos evitado! La vida actual nos lleva a sumergirnos en un sinfín de actividades, exigencias y cambios que prácticamente no quedan espacios ni tiempos para la autorreflexión, la meditación, el silencio y la vida interior. Vivimos tal aceleración que ni siquiera llegamos a tomar conciencia de las cosas que nos pasan o las personas que nos rodean. Al contrario, tomarse un tiempo para descubrir qué hacer, siendo fieles a nuestras convicciones, para sopesar y medir nuestras acciones y las de los demás, se ha transformado en una necesidad esencial en nuestro diario convivir. Las discusiones y los conflictos son inherentes a la naturaleza humana. El asunto es aprender a discutir sin dañarnos. Un principio fundamental es pelearnos con las ideas y no con las personas que amamos o compartimos parte de nuestra tarea. Otro principio válido es aceptar que es bueno que haya distintos puntos de vista sobre una misma cuestión, procurando encontrar los intereses comunes y no las posiciones de poder. ¡Cuántos malentendidos, desencuentros, peleas y conflictos se evitarían si tuviéramos un momento sereno de evaluación de la situación! La cuestión es, como decía Aristóteles (otro gran fiósofo griego), estar enojados con la intensidad apropiada, en el momento y lugar adecuados, con la persona correcta, por una causa justa; entonces, quizá nuestras 64

broncas estén justificadas. Tal vez, la sabiduría del convivir esté encerrada en ese secreto: en la paciencia del dejar pasar, en la espera del enfriar, en la corrección realmente fraterna y en darle el justo valor a las broncas.

Para compartir en grupo 1) Generalmente, ¿cómo es mi modo de actuar: como jefe, miembro de la tribu o agresor? 2) Si fuera el agresor, ¿cómo sería mi actitud después del abrazo? 3) Durante una discusión, ¿suelo manifestar mis sentimientos reales? ¿Expreso bronca, cuando en realidad estoy triste; o viceversa, suelo expresar tristeza, cuando en realidad estoy enojado? 4) ¿De qué manera se pueden realizar discusiones que ayuden al crecimiento mutuo? 5) Enumera una lista de condiciones para que una discusión o un conflicto se resuelva de manera positiva.

VALORES EN JUEGO Autodominio. Consejo. No-violencia. Objetividad. Perdón.

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6 ASAMBLEA EN LA CARPINTERÍA

Cuentan que una vez en la carpintería hubo una extraña asamblea: fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro, que siempre se pasaba el día midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto. En eso, entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un fino mueble. Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: –¡Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades! ¡Eso es lo que nos hace valiosos! ¡Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos! La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos. Autor desconocido

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Para la reflexión personal Un buen trabajo en equipo requiere reconocer las fortalezas y debilidades de cada uno de sus miembros. Pero si deseamos ir más allá, es decir, sentirnos parte de una comunidad, es necesario poner todas nuestras energías en pos del proyecto común. La imagen de la orquesta puede ayudarnos: cada instrumento debe ejecutar su propia música, manteniendo su originalidad; pero al mismo tiempo, todos los instrumentos aportan sus notas a la orquesta, para que todos juntos puedan componer una hermosa y armónica melodía. Cuando en el trabajo en común tratamos con sinceridad, de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos. «Se acercan más abejas con una gota de miel, que con un barril de vinagre», decía san Francisco de Sales. Es fácil encontrar defectos, cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades y aprovechar esos defectos en pos del bien común, eso es para los espíritus superiores, que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos. Clave de una sana comunidad es aceptar las debilidades para tratar de mejorarlas y concentrarse en las fortalezas como punto de partida para construir. Construir juntos desde lo que realmente somos y no desde lo que creemos ser. Juntos, respetando el lugar único y apreciable que tiene cada ser. Descubriendo que la misión de cada uno de nosotros no podrá ser reemplazada por nada, ni nadie. Lo que dejemos de hacer por prejuicio hará que finalmente esa obra no sea tan fina y sublime como podía haber sido. Juntos transformando, elaborando, creando, sumando, potenciando, esa es una gran comunidad de fortalezas.

Para compartir en grupo 1) ¿Cuándo nos comportamos como el martillo, o el metro, o la lija, o el tornillo? (Señalar las actitudes negativas y las positivas de cada uno). 2) ¿Con cuál de las herramientas me identifico más? ¿Por qué? 3) Elabora unas listas de tus propias fortalezas y debilidades. 4) Las compartimos y cotejamos, primero en parejas y luego en grupos. 68

5) ¿Quiénes pueden hacer de carpinteros para nosotros?

VALORES EN JUEGO Comunidad. Equidad. Inclusión. Liderazgo. Pluralismo.

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7 SIGUE TOCANDO

Deseando dar ánimo a su hijo para que progresara en el piano, una madre llevó al pequeño a un concierto de Paderewski, el gran pianista y compositor polaco. Después de sentarse, la madre vio a una amiga en la platea y fue a saludarla. El pequeño, cansado de esperar, se levantó y comenzó a recorrer el lugar hasta que llegó a una puerta donde estaba escrito: «Prohibida la entrada». Cuando las luces se apagaron y el concierto estaba a punto de empezar, la madre regresó a su lugar, descubriendo que su hijo no estaba allí. De repente, las cortinas se abrieron y las luces cayeron sobre un impresionante piano de cola en el centro del escenario. Horrorizada, la madre vio a su hijo sentado al teclado inocentemente, tocando las notas de… ¡Mambrú se fue a la guerra! En aquel momento, el gran maestro de piano hizo su entrada, rápidamente fue al piano y sentándose al lado del niño, le susurró al oído: –¡No pares, sigue tocando! Entonces, Paderewski extendió su mano izquierda y empezó a llenar la parte de los bajos. Luego, puso su mano derecha alrededor del niño y agregó un bello arreglo a la melodía. Juntos, el viejo maestro y el pequeño aprendiz, continuaron tocando la melodía hasta terminarla. El público, emocionado, estalló en un gran aplauso y el niño se inclinó, sonriendo agradecido. Autor desconocido

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Para la reflexión personal En la generosidad del gesto, se manifiesta la grandeza del corazón humano. Sabiduría del dejar ser y cobijar a los que están cerca o no tanto, empezando un camino, cualquier camino. Así, la cadena de nuestros sueños entretejerá las esperanzas de lo posible; del milagro del «yo también puedo». Ser maestro y pequeño aprendiz, metas eternas de esta rueda que es aprendizaje y ejercicio de sabiduría. El que alguien toque en nuestra vida es un privilegio. Tocar en la vida de alguien, es un honor. ¡Pero, ayudar a que otros toquen sus propias vidas, es un placer indescriptible! Benditas las personas que son capaces de transformar las situaciones embarazosas de los demás en situaciones maravillosamente creativas; benditas las personas que ayudan a los demás a crecer, partiendo de sus propios límites; benditas las personas que son capaces de ver el lado bueno de los demás, favoreciendo su autoestima y alentándolos a seguir adelante. Así son las cosas, cuando uno vive confiado en las manos de Dios. Sentimos sus brazos amorosos alrededor nuestro. Sentimos que sus fuertes manos están tocando el concierto de nuestra vida. La próxima vez que nos decidamos a realizar nuestros proyectos, escuchemos atentamente. Podremos oír la voz de Dios, nuestro Padre, susurrándonos al oído: «No pares, continúa tocando».

Para compartir en grupo 1) Realicemos una lista de aquellas personas o «maestros» que hayan hermoseado nuestra melodía, en algún momento de nuestras vidas. 2) Pensemos en la manera de tener un gesto de agradecimiento con ellos. 3) ¿Fuimos alguna vez con alguien maestros en la vida? ¿Cuándo? 4) ¿Tuvimos la sensación de la sonrisa agradecida? ¿Cuándo? 5) Enumera las condiciones que todo aquel que pretende ser maestro de alguien en la vida, tendría que tener. Realizar un mural grupal con las conclusiones.

VALORES EN JUEGO 71

Aprender. Autoestima. Liderazgo. Magnanimidad. Resiliencia.

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8 EL VUELO DE LOS GANSOS

Si observamos a los gansos cuando migran durante el invierno, notaremos que vuelan armando la figura de una «V». La ciencia ha investigado acerca de por qué vuelan de esa forma. Se ha comprobado que cuando cada pájaro bate sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al pájaro que va detrás de él. Volando en «V», la bandada completa aumenta, en por lo menos un setenta por ciento, más su potencia, que si cada pájaro volara solo. Cada vez que un ganso se sale de la formación, siente inmediatamente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo y rápidamente regresa a su formación para poder beneficiarse del empuje del compañero que va delante. Cuando el líder de los gansos se cansa, pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar. Los gansos que van detrás graznan para alentar a los que van delante a mantener su velocidad. Finalmente, cuando un ganso se enferma o cae herido por un disparo, otros dos gansos se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo. Se quedan acompañándolo hasta que esté nuevamente en condiciones de volar o hasta que se muera, y solo entonces los dos acompañantes vuelven a su bandada o se unen a otro grupo que está migrando. Autor desconocido

Para la reflexión personal 73

¡Las enseñanzas de la naturaleza! Cuándo entenderemos los humanos que los esfuerzos aislados desgastan, entorpecen, a veces frustran y otras tantas son inútiles. Aprender a trabajar en equipo exige tener la humildad suficiente para reconocer los propios límites y los de los demás. Asimismo, cuando se forma un auténtico equipo de trabajo, todos los miembros aprenden a sacar ventaja de las fortalezas de los otros, en pos de los objetivos comunes. Todos, en distintos grados y responsabilidad, son co-ejecutores del proyecto. En la medida en que cada uno de los miembros conoce los objetivos de la tarea, sabe lo que se espera concretamente de él en cada etapa, tiene márgenes para la iniciativa personal, aporta sus ideas y capacidades, de esa manera se va concretando un mayor compromiso con el proyecto común. Es inherente al trabajo en equipo la existencia de conflictos y tensiones. La cuestión es que tales conflictos no paralicen la tarea en común; por el contrario, debieran servir de aportes para la búsqueda alternativa de soluciones. En la medida en que hay lugar para el disenso y la crítica constructiva, a través del diálogo abierto y sincero, los conflictos y las tensiones tienden a resolverse positivamente. Para que un grupo llegue a constituirse en equipo es necesario que desarrolle cierta inteligencia grupal. Es decir, que procure: mecanismos de comunicación –claros y sencillos– conocidos por todos; un sistema de premios y castigos; asignación de roles y funciones; conocimiento claro de los objetivos que se persiguen; reconocimiento de las fortalezas de los demás; momentos de evaluación grupal de la tarea, entre otras cosas. El trabajo en equipo suaviza y da eficacia a la tarea, que recuerda y refresca la sensación cotidiana del bienestar del otro. El buen trabajo en equipo nos deja siempre la sensación de estar volando por el buen rumbo.

Para compartir en grupo 1) ¿En qué ocasiones es mejor trabajar en equipo? ¿En cuáles no? 2) ¿Cuáles son las ventajas del trabajo en equipo? 3) ¿Cuáles son las condiciones para que un grupo se convierta en un equipo de trabajo? 4) ¿En qué parte de la «V» nos sentimos hoy? 5) Pensemos en las actividades que hace cada ganso al volar y descubramos si, en comunidad, actuamos así, alguna vez.

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VALORES EN JUEGO Comunidad. Eficacia. Experiencia. Liderazgo. Solidaridad.

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9 LECCIONES DE VIDA

El primer día de clase, Doña Encarnación reunió a sus alumnos de quinto grado y les dijo que ella trataba a todos los alumnos por igual, que ninguno era su favorito. Sentado en la primera fila estaba Pedro, un niño antisocial, con una actitud intolerable, que siempre andaba sucio y todo despeinado. Doña Encarnación veía a Pedro como un niño muy antipático. A ella siempre le daba mucho gusto poder marcar con lápiz rojo todo el trabajo que Pedro entregaba, con una «I» de insuficiente. En esa escuela, se requería revisar el historial de cada alumno. Finalmente, cuando ella empezó a leer el archivo de Pedro, se encontró con varias sorpresas. La maestra de Pedro de primer grado había escrito: «Pedro es un niño brillante y muy amigable, siempre tiene una sonrisa en sus labios. Hace su trabajo a tiempo y tiene muy buenos modales. Es un placer tenerlo en mi clase…». La docente de segundo grado: «Pedro es un alumno ejemplar, muy popular entre sus compañeros, pero últimamente muestra tristeza porque su mamá padece de una enfermedad incurable». La de tercer grado: «La muerte de su mamá ha sido muy difícil para él. Pedro trata de hacer las cosas lo mejor que puede, pero sigue sin interés. Cada día se cohíbe más; no tiene casi amistades y muchas veces duerme en clase. El papá tampoco demuestra ningún interés en la educación de Pedro. Si no se toman medidas urgentes, esto va afectar seriamente a la vida de Pedro…». Después de leer todo esto, Doña Encarnación sintió vergüenza por haber juzgado a Pedro sin saber las razones de su actitud. Se sintió peor cuando todos sus alumnos le entregaron regalos de Navidad envueltos en fino papel, con excepción del regalo de Pedro, que estaba envuelto en un cartón de la tienda. Doña Encarnación abrió todos los regalos y cuando abrió el de Pedro, todos los alumnos se rieron al ver lo que se encontraba dentro. En el cartón había una botella con un cuarto de perfume y un brazalete al que le faltaban algunas piedras. Para suprimir las risas de 76

sus alumnos, ella se colocó inmediatamente aquel brazalete y se puso un poco del perfume en cada muñeca. Ese día, Pedro se quedó después de clase y le dijo a la maestra: –Doña Encarnación, ¡hoy usted huele como mi mamá! Después de que todos se marcharan, Doña Encarnación se quedó llorando un buen rato. Desde ese día, ella cambió su método… En vez de enseñar solo lectura, escritura y aritmética, optó por educar a los niños. Doña Encarnación empezó a ponerle más atención a Pedro. Ella notaba que mientras más ánimos le daba a Pedro, con más entusiasmo reaccionaba. Al final del año, Pedro se convirtió en uno de los alumnos más aplicados de la clase y, a pesar de que Doña Encarnación había dicho el primer día que todos los alumnos iban a ser tratados por igual, Pedro era su preferido. Pasaron siete años. Doña Encarnación recibió una nota de Pedro, donde le comentaba que se había graduado en Secundaria, obteniendo el tercer lugar. También le expresaba que ella era la mejor maestra que él había tenido. Pasaron seis años hasta que Doña Encarnación volvió a recibir noticias de Pedro. Esta vez le escribió contándole que se le había hecho muy difícil, pero que se había graduado en la Universidad con honores y le aseguró a Doña Encarnación que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en su vida; la carta estaba firmada por el «Dr. Pedro Altamira». En la primavera siguiente, Doña Encarnación volvió a recibir una carta de Pedro donde le explicaba que había conocido a una muchacha con la cual se iba a casar y quería saber si Doña Encarnación podría asistir a la boda y tomar el lugar reservado usualmente a los padres del novio. También le explicaba que su papá había fallecido varios años atrás. ¡Claro que Doña Encarnación aceptó con mucha alegría!, y ¿saben qué hizo? El día de la boda, ella se puso aquel brazalete sin brillantes que Pedro le había regalado y también el perfume que la mamá de Pedro usaba. Cuando se encontraron, se abrazaron muy fuerte y Pedro le dijo en el oído muy bajito: –Doña Encarnación, ¡gracias por haber creído en mí! ¡Gracias, por haberme hecho sentir que yo era importante y que podía salir adelante con éxito! Doña Encarnación, con lágrimas en los ojos, le respondió: –Pedro, estás equivocado. Tú fuiste el que me enseñó que yo podía hacer algo especial, solo con interesarme genuinamente. ¡Yo no sabía enseñar hasta que te conocí a ti…! Autor desconocido 77

Para la reflexión personal Ser educador es el regalo que Dios nos hace a cada instante. Ser educador en un aula, en la familia, entre los compañeros de trabajo; en definitiva, con quienes nos toca caminar en algún momento de la vida. Pedacitos de vidas como diamantes en bruto, a punto de ser talladas, caras cada vez más brillantes y exactas, si es que el material lo desea y… quiere. Tesoros escondidos, costados escuetos que permiten, o no, ser mostrados en su máximo potencial. En realidad, al querer tallar y modelar en otros este sueño: ¿no estaremos cumpliendo nuestro sueño de ser cada vez mejores, más completos, más plenos?, ¿no estaremos nosotros descubriendo, aprendiendo, en esa realidad cambiante de ser uno mismo? Siempre, la condición de educar conlleva la necesidad de aprender del otro, no importando su edad, sexo o condición social. Implica una relación de a dos, de maestrodiscípulo, una relación intercambiable, de ida y vuelta. El verdadero educador anhela ser superado por su discípulo. Educar es hacer crecer en el otro aquello que lleva adentro. Explicamos lo que sabemos, pero enseñamos lo que somos. Ser educador, gran desafío y alegría de compartir la vida; de compartir el ser y el saber con muchos otros. Todos aprendemos de todos, nadie aprende solo. Educar es un hecho que nos hace esencialmente más humanos.

Para compartir en grupo 1) ¿Qué fue lo que hizo cambiar la actitud de Doña Encarnación? 2) ¿Cuándo te sentiste educador y cuándo, aprendiz? 3) ¿Quiénes consideras que han sido tus maestros en la vida? 4) ¿Qué condiciones debe reunir una persona para ser considerada como auténtico educador o maestro de otros? ¿Qué aspectos debería evitar? 5) Realizar una lista en común con las condiciones y aspectos evitables para ser un buen educador y volcarla en un mural.

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VALORES EN JUEGO Aprender. Autoestima. Confianza. Resiliencia. Sensibilidad.

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10 LA ALEGRÍA DE DAR

Esta es una leyenda japonesa de otoño. Un anciano japonés tenía un viejo árbol que cuidaba con esmero. Vivía solo en su casa campesina, sin más compañía que su árbol añoso, querido por él como un hijo; a quien había visto nacer, crecer y llegar a la edad adulta. Alguien, al ver la extrema pobreza del anciano, le había insinuado cortar aquellas ramas robustas para que sirvieran de leña con la que mantener el fuego en los fríos días de invierno que se avecinaban, cuando las nieves cubrieran con su manto helado, la vasta región. –¿Cortar? ¿Deshacer el árbol? Eso es lo último que haría en su vida. ¡Su querido árbol! En verano daba fresca sombra a su dueño; en invierno sus ramas hablaban de amor al anciano. En las primeras horas de una noche de invierno, de esas noches heladas del invierno japonés, unos golpes secos suenan en la pobre puerta de la casa. El viejo, extrañado, corre presuroso a abrir al visitante que se atrevió a salir con frío tan intenso. Un hombre, de mediana edad, le pide albergue y el anciano le ofrece el amparo de su pobre casa. Pasa el hombre y mira con extrañeza el hogar vacío, sin troncos que den calor a los cuerpos ateridos. El viejo cae en la cuenta: cortar unas ramas del árbol, de su árbol, para calentar al forastero que tiene frío… Una tras otra, van cayendo las ramas del árbol querido, al golpe de un hacha de buen filo. El viejo mira contento al árbol, su buen amigo. No tiene ramas… Ya no dará sombra en verano ni poesía en invierno, pero… aún queda el tronco, para cortarlo. Para cortarlo cuando otro caminante precise de fuego, en el hogar de su pobre casa… Autor desconocido

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Para la reflexión personal ¿Dar en el momento oportuno o dar siempre? ¿Dar una parte o darlo todo? ¿Dar porque sí o dar con un motivo concreto? ¿Dar lo que está más lejos (ramas) o involucrar la esencia (tronco)? Preguntas, con algunas respuestas que se desandan en el camino; durante la madurez del dar, como Aquel que lo dio todo en la cruz, sin más medida que la medida del amor total. A la hora de dar, los seres humanos buscamos, de una manera u otra, ser correspondidos. Nuestra vida se va conformando en un permanente dar y recibir. En el dar se encuentra un revelador sentido de vida. A medida que el hombre se eleva espiritualmente, va comprendiendo que el amor es donación y entrega total, sin esperar nada a cambio. Esta es la semilla que Dios plantó en el corazón del hombre y que lo hará plenamente feliz: dar hasta que duela, dar siempre, darlo todo, como Él mismo lo hizo y lo sigue haciendo.

Para compartir en grupo 1) ¿Por qué el viejo no cortaba el árbol para calentarse? 2) ¿Qué es lo que le hace cambiar de actitud? 3) ¿Cuáles son las condiciones necesarias para que la entrega sea genuina? 4) ¿Qué actitudes (personales y comunitarias) impiden u obstaculizan el amar o darse mutuamente? 5) ¿Qué actitudes facilitan el crecimiento en el amor? Realizar un mural.

VALORES EN JUEGO Amor. Desprendimiento. Fraternidad. Magnanimidad. Sacrificio.

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CUENTOS PARA SER HUMANO

CON EL MUNDO QUE NOS RODEA

1. Reconstruir el mundo 2. El plantador de dátiles 3. Los tres carretilleros 4. Los dos lobos 5. El hombre y el capullo de mariposa 6. ¿El verdadero color? 7. El perro y el conejo 8. Sembrando al viento 83

9. Construyendo para otros 10. La pintura de la paz perfecta

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1 RECONSTRUIR EL MUNDO7

Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de siete años invadió su santuario decidido a ayudarlo con el trabajo. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle, con el objetivo de distraer su atención. De repente, encontró una revista en cuya contraportada había un mapa del mundo, ¡justo lo que precisaba! Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta, se lo entregó a su hijo, diciendo: –Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie. Entonces, calculó que al pequeño le llevaría un par de horas componer el mapa, y él tendría una tarde tranquila para seguir pensando e investigando sobre los problemas más acuciantes del mundo. Pero, para su sorpresa, no fue así. Pasados algunos minutos, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente: –¡Papá, papá, ya hice todo! ¡Conseguí terminarlo! Al principio, el padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que sería imposible que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. ¡Para su gran asombro, el mapa estaba completo! Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? –¡Hijito, tú no sabías cómo era el mundo! ¿Cómo lograste armarlo? 85

–Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que le di la vuelta los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era. ¡Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo!

Para la reflexión personal ¡Cuántas veces necesitamos tomar distancia de las cuestiones que nos aquejan o preocupan y las soluciones aparecen a la vista! Quizá, se trate de dar la vuelta a los problemas, para encontrar el costado más sencillo y el comienzo de una resolución. Hay veces que es cuestión de barajar y observar las cosas desde un punto de vista diferente. Lo individual involucra lo social, lo micro se ve reflejado en lo macro, lo pequeño en lo grande y viceversa. Evidentemente, los problemas del mundo se solucionan cuando resolvemos los problemas del hombre. La solución, sin embargo, está en los hombres mismos. El cosmos tiene en sí el germen para resolver los grandes problemas que acucian a la humanidad. Dios nos ha regalado todas nuestras capacidades para ponerlas al servicio de la humanidad, especialmente de los más necesitados. El sentido último del trabajo del hombre en el mundo es completar la creación de Dios, de manera que todos los hombres y las mujeres puedan vivir con dignidad y armonía. En el compromiso y en la acción concreta; en el hombre como artífice y co-creador de su historia y corresponsable de la creación, se encuentra el destino de la humanidad.

Para compartir en grupo 1) ¿Cuál es el problema del mundo que más nos preocupa? Realizar un listado en común. 2) ¿En qué medida podemos hacer algo para solucionar parte de esos problemas? 3) Enumerar, grupalmente, cinco acciones concretas, a nuestro alcance, que pueden ayudarnos a resolver dichos problemas.

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4) De las cinco acciones planteadas, elegir una para llevar a la práctica grupalmente. 5) Plantearnos un proyecto en común para desarrollar, teniendo en cuenta objetivos, cursos de acción, responsabilidades, plazos, etc., para emprender dicho proyecto.

VALORES EN JUEGO Armonía. Ecología. Paz interior. Respeto. Responsabilidad.

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2 EL PLANTADOR DE DÁTILES

En un oasis escondido entre los más lejanos parajes del desierto, se encontraba el viejo Eliahu de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras. Su vecino Hakim, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a Eliahu sudando, mientras parecía cavar en la arena. –¿Qué tal, anciano? ¡La paz sea contigo! –¡Y también, contigo! –contestó Eliahu, sin dejar su tarea. –¿Qué haces aquí, con esta temperatura y esa pala en las manos? –Siembro –contestó el viejo. –¿Qué siembras, Eliahu? –Dátiles –respondió amablemente Eliahu, mientras señalaba a su alrededor el palmar. –¿¡Dátiles!? –repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez comprensivamente. El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo. ¡Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa de licor! –¡No, debo terminar la siembra! Luego, si quieres, beberemos… –Dime, amigo: ¿cuántos años tienes? –No lo sé… setenta, ochenta, no sé… lo he olvidado. Pero eso, ¿qué importa? –Mira, amigo, los datileros tardan más de cincuenta años en crecer y solo después de ser palmeras adultas están en condiciones de dar frutos. Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, ojalá vivas hasta los cien años, pero tú sabes que difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. ¡Deja eso y ven conmigo! –Mira, Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró; otro que tampoco soñó con probar esos dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana, los dátiles que hoy planto… Y, aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi 88

tarea. –¡Me has dado una gran lección, Eliahu! Déjame que te pague con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste –y diciendo esto–, Hakim puso en la mano del viejo una bolsa de cuero. –¡Te agradezco tus monedas, amigo! Ya ves, a veces pasa esto: tú me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara. Parecía cierto, y sin embargo, mira, todavía no termino de sembrar y ya coseché una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo. –¡Tu sabiduría me asombra, anciano! Esta es la segunda gran lección que me das hoy y es, quizá, más importante que la primera. ¡Déjame, pues, que pague también esta lección con otra bolsa de monedas! –Y a veces pasa esto –prosiguió el anciano, y extendió la mano mirando las dos bolsas de monedas–. Sembré para no cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseché no solo una, sino dos veces. –¡Ya basta, viejo, no sigas hablando! ¡Si sigues enseñándome cosas, tengo miedo de que no me alcance toda mi fortuna para pagarte! Jorge Bucay8

Para la reflexión personal ¡Cuántas veces en nuestras vidas tenemos la sensación de que nuestros esfuerzos y dedicaciones caen en saco roto! Y, sin embargo, la vida misma nos va demostrando que eso no es así. Es cierto, muchas veces tenemos que armarnos de paciencia y saber esperar. En su momento, las cosas se irán acomodando esperando el plan de Dios. Dios es rico de tiempo y sabrá recompensarnos nuestros desvelos. Nuestro camino: ¡la siembra! Nuestra recompensa: que caiga en algún terreno esa semilla con potencialidades. La cosecha vendrá por añadidura, en la alegría de la siembra, en la tristeza de la espera, en la esperanza del será. El tiempo de cosecha vendrá en el momento justo y bajo las más variadas formas. La verdadera riqueza no es el que más posesiones tiene, sino el que menos necesita. Más sabiduría y amor. Se cosecha lo que se siembra. El que siembra amor, tarde o temprano, cosechará sus 89

frutos. El que siembra odio, envidia, rencor, en algún momento de su vida padecerá lo que sembró. Seguimos sembrando, a pesar de todo, porque precisamente la siembra nos distingue como humanos. Seguimos sembrando porque nos mantiene vivos. Seguimos sembrando porque creemos en el surco, porque creemos en la vida.

Para compartir en grupo 1) ¿Cuál fue ese momento especial en nuestras vidas en el que sembramos sin pensar en la cosecha? 2) Recordar cinco momentos en nuestra vida personal en que hayamos cosechado frutos de la siembra de otros. 3) ¿Se lo pudimos agradecer? ¿Cómo? 4) ¿Qué actitudes son necesarias para mantener la esperanza? 5) En un mundo materialista y que solo piensa en los resultados, ¿tiene sentido pensar como el viejo Eliahu? ¿Por qué?

VALORES EN JUEGO Ecología. Generosidad. Laboriosidad. Paciencia. Sabiduría.

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3 LOS TRES CARRETILLEROS

En Francia, se edificó en Chartres una de las catedrales más impactantes del mundo cristiano. Su construcción se demoró siglos. Una de las tareas más tediosas y peor pagadas era la del carretillero. Las piedras se transportaban en carretillas, desde la cantera hasta la misma catedral, piedra por piedra. Durante todo el día, se formaba una larga e interminable fila de carretilleros. Un monje peregrino, acampado a la vera del camino, observó que en la larga fila había personas que hacían su trabajo con disposición distinta. Unos venían amargados y protestando por la monótona tarea. Otros, en cambio, realizaban su tarea serenamente. Incluso, algunos lo hacían con alegría. Al día siguiente, decidió satisfacer su curiosidad. Aprovechó un momento en que la larga cola se había detenido por un rato, para acercarse y requerir información a los peones, para desvelar las razones de su disímil comportamiento. Encaró al primer hombre a su alcance y le preguntó por qué estaba tan amargado. El carretillero respondió: –¡Ya, ves! ¡Por la desgracia de ser pobre, tengo que pagar mis deudas de esta manera, trabajando y deslomándome todo el día! ¡En cuanto pueda, me largo! El monje se acercó entonces a un hombre que parecía estar más sereno. Y volvió a hacerle la pregunta sobre su estado de ánimo. A lo que el hombre contestó: –¡Al menos, pude conseguir este trabajo! ¡Aunque es muy duro, me permite llevar el pan a mis hijos! ¡No veo la hora de terminar y reunirme con mi familia! A la sazón, se dirigió a un tercer carretillero, cuya expresión era de alegría, mientras silbaba una canción. El monje le preguntó: –¡Dígame, buen hombre! ¿Por qué está usted tan contento, a pesar de ser este un trabajo tan duro? El carretillero, sorprendido, respondió: 92

–¡Estamos construyendo para Dios la catedral más hermosa de Francia! ¡No veo la hora de verla terminada! Mamerto Menapace9

Para la reflexión personal A veces, uno se pregunta por qué, a largo de la vida, se va encontrando con personas que reaccionan de manera totalmente diferente ante situaciones similares que les ha tocado vivir. Es decir, nos cuestionamos por qué algunas personas son optimistas y otras pesimistas; algunas entusiastas y otras se deprimen ante la misma vivencia. Creo que la respuesta está en la actitud interior. Uno no elige las cosas que le pasan en la vida, pero sí elige qué hacer con las cosas que le pasan. La misma situación vivida y sentida diferente, ennoblece o denigra, alegra o entristece, facilita o entorpece, enseña o amarga. Si dejamos que las cosas nos opriman, si perdemos la confianza en los demás y la esperanza en Dios y centramos todo en nosotros mismos y en el sufrimiento presente, posiblemente entremos en un círculo vicioso, que cada vez nos irá hundiendo más. Pero, si de manera realista, confiamos en nosotros mismos y en nuestras posibilidades; en los demás, que están cerca nuestro y quieren ayudarnos y, esencialmente, confiamos en Dios, que todo lo puede, entonces el círculo se transformará en virtuoso. Es decir, en una espiral que conduce a la salida, que nos permitirá transformar esa dura realidad. La proyección del ahora en la obra terminada hará que lo inmediato cobre un sentido nuevo y trascendente desde la maravilla del caminar humano.

Para compartir en grupo 1) ¿Con cuál de las actitudes de los tres carretilleros me identifico cotidianamente? 2) ¿Es posible cambiar de actitud? ¿Cómo? ¿De qué depende? 93

3) ¿Generalmente, en qué me detengo más, en el todos los días o en el fin último de la obra? ¿Por qué? 4) En el mundo que nos rodea, ¿es posible ser optimista? ¿Bajo qué condiciones? 5) Realizar un listado de actitudes que nos llevan a ser pesimistas y otro a ser optimistas. Colocarlos en un afiche. En grupo, conversar sobre las diferencias y consecuencias.

VALORES EN JUEGO Alegría. Compromiso. Laboriosidad. Optimismo.

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4 LOS DOS LOBOS

Al atardecer, cuando los últimos rayos del sol tocaban las puntas de las tiendas de los campamentos sioux, los niños solían sentarse alrededor del fuego junto a los ancianos de la tribu para escuchar sus historias y aprender sobre la vida. El viejo cacique sioux, Achomawi (que significa hombre del río) estaba teniendo una charla con sus dos nietos: Leotie (flor de la pradera) y Pakiutlema (guardián del cañón). Les decía: –Me siento como si una gran pelea estuviera ocurriendo en mi corazón y es entre dos lobos. Uno de los lobos representa la maldad, es violento, rencoroso y vengador. El otro es bondadoso, humilde, generoso y está lleno de amor y compasión. Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres de la tierra… Los niños se quedaron contemplando en silencio el fuego durante un largo rato. Finalmente, Leotie alzó sus ojos almendrados y profundos y preguntó: –Abuelo, dime: ¿cuál de los lobos ganará? Y el viejo cacique respondió simplemente: –El que ustedes alimenten… Autor desconocido

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Para la reflexión personal Pelea concreta y cotidiana que todos libramos con nuestros propios lobos y con los de los demás. Estar atentos sobre qué cosas alimentamos en nuestro interior y sobre todo, con qué lo hacemos, ya es estar mediando esa lucha. Si nuestra mente y nuestro interior permanentemente están alimentados de imágenes de violencia, de lecturas superficiales, de amistades interesadas, de pensamientos oscuros, de banalidades y maledicencias, de conversaciones dañinas, de cuestiones superficiales, sin preocuparnos nada más que por nosotros mismos, no tendríamos que sorprendernos de que en nuestra vida vayan creciendo dichos sentimientos. Dicen que en la mitad de la vida, uno tiene la cara que se merece. No estoy tan seguro de que esto sea tan cierto, pero algo de verdad indica, seguramente. Si de jóvenes nos vamos rodeando de buenos compañeros, trabajamos honestamente por cimentar los valores en nuestra personalidad, escuchamos, vemos y leemos cuestiones que nos elevan, examinamos todo y nos quedamos con lo bueno, dialogamos con todo y con todos, pero seguimos firmes a nuestros principios y tenemos una actitud abierta, franca y sincera, entonces probablemente el bien, la bondad y la belleza, por ende, la armonía, se constituyan en un disfrute sereno en nuestra vejez. El lobo que representa la maldad, la violencia, la envidia, el rencor y la venganza, hace que finalmente se enfrente con nosotros y nos caiga con todo su horror destruyendo lo que somos. La maravilla de esto es que depende exclusivamente de nosotros. Si alimentamos el bien, nos hará crecer cada vez más, agrandando y ennobleciendo eso de ser humanos, haciéndonos felices a nosotros mismos y a los demás.

Para compartir en grupo 1) Enumerar diez actitudes, cosas o situaciones que pueden alimentar el lobo del mal en nosotros. 2) Enumerar diez actitudes, cosas o situaciones que pueden alimentar el lobo del bien en nosotros. 3) ¿Qué lobo siento que está mejor alimentado en mí? ¿Quién creo que ganará la lucha y 96

por qué? 4) ¿Qué elementos en nuestro proyecto de vida nos ayudarán a alimentar el lobo del bien, la bondad y la belleza? 5) Buscar a algún adulto mayor de nuestra confianza y estima, leerle el cuento y compartir lo reflexionado, estableciendo semejanzas y diferencias.

VALORES EN JUEGO Aprender. Bondad. Consejo. Integridad. Libertad.

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5 EL HOMBRE Y EL CAPULLO DE MARIPOSA

Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó cerca de allí y observó durante varias horas cómo la mariposa se esforzaba para que su cuerpo pasase a través de aquel pequeño agujero. Entonces, le pareció observar que ella ya no lograba ningún progreso. Daba la impresión de que había ido lo más lejos que podía en su intento y no podía avanzar más. Parecía que ella no tenía más fuerzas y no podría salir del capullo. Entonces, el hombre, deseando ayudarla, tomó una tijera y cortó el resto del capullo. La mariposa salió fácilmente, pero su cuerpo estaba atrofiado, era pequeño y tenía las alas aplastadas. El hombre continuó observando a la mariposa esperando que, en cualquier momento, sus alas se abriesen y agitaran para ser capaces de soportar el cuerpo, el que a su vez, iría tomando forma. ¡Pero, nada ocurrió! En realidad, la mariposa pasó el resto de sus días arrastrando su cuerpo deforme y flaco, con sus alas atrofiadas. ¡Ella nunca fue capaz de volar! Lo que el hombre, en su amabilidad y ganas de ayudar, no comprendía, era que el capullo apretado y el esfuerzo necesario de la mariposa para pasar por la pequeña abertura, era la manera como Dios hacía para que el fluido del cuerpo de la mariposa llegara a sus alas, de tal forma que ella estuviese lista para volar, una vez que estuviera libre del capullo. Autor desconocido

Para la reflexión personal 98

¡Qué difícil es dejar a los otros crecer, hacer su propia experiencia, aunque sea dolorosa! ¡Cuántas veces por intentar proteger a los que queremos, les estamos haciendo un mal, sin querer! Quizá, no nos damos cuenta de que aprender a sufrir es uno de los aprendizajes más necesarios para la vida. Esto no quiere decir que hay que ir por la vida procurando adquirir masoquistamente cualquier tipo de experiencia dolorosa. Por el contrario, la cuestión es aprender que del dolor también se aprende y que es bueno saber aceptar privaciones. La protección y el cuidado responsables son importantísimos para la vida de los niños. La sobreprotección y el exceso de control pueden ahogar a la persona y no ayudarle a crecer. Por otra parte, tenemos que ser concientes de que nuestro tiempo no es el tiempo de los otros. Mi necesidad en ese tiempo, a veces, no coincide con otras necesidades y esperas. El tiempo es parte del desarrollo; el apuro atrofia, deforma, no deja volar. La ayuda brindada no era la que se necesitaba. Deberíamos brindarnos en lo que el otro precisa y no en lo que a mí me gusta dar. Tal vez, en ese momento ser observador sea el modo más solidario de colaboración. ¡Estar listo! ¿Cuándo es el momento? ¿Quién lo decide? ¿Cómo descubrirlo? Solo siguiendo el latido de nuestro desarrollo natural, sabiendo que Dios sabe y quiere y permite lo mejor para nuestro bien. Algunas veces, el esfuerzo es, justamente, lo que necesitamos en nuestra vida. Si Dios nos permitiera pasar por la vida sin obstáculos, Él nos dejaría lisiados. No seríamos tan fuertes como podríamos haber sido. Nosotros no podríamos volar…

Para compartir en grupo 1) ¿En qué momentos de nuestra vida nos sentimos como la mariposa, aprisionados por salir y asfixiados por la situación? 2) ¿En qué momentos de nuestra vida actuamos como el hombre, sobreprotegiendo y apurándonos, sin respetar el tiempo de los otros? 3) ¿Qué diferencias existen entre proteger y sobreproteger; entre criar y malcriar; entre respetar e invadir; entre autonomía y dependencia; entre estimular y ahogar a las personas? 4) Realizar un listado, a dos columnas, con las semejanzas y diferencias observadas. 5) ¿Qué puede pasarnos si no respetamos el ritmo de las personas y las reglas del mundo que nos rodea? 99

VALORES EN JUEGO Fortaleza. Laboriosidad. Respeto. Responsabilidad. Sacrificio.

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6 ¿EL VERDADERO COLOR?

Me gusta hacer experimentos de observación, ya que son muy reveladores. Decidí, no recuerdo específicamente por qué, tomar un escarabajo verde, el cual tiene la particularidad de adaptarse al medio, cambiando su color de acuerdo al ambiente en que vive. Si se ubica por ejemplo, en un campo donde predomina el color marrón, su aspecto tornará al marrón. Si se encuentra en un lugar donde prevalecen los tonos ambarinos, virará al amarillo… Entonces tomé mi escarabajo, lo coloqué en una pecera de vidrio con tierra y comencé a observar su comportamiento. Lo cuidé, le di de comer y conservé su temperatura adecuada. Lo curioso fue que el escarabajo no cambió su verde original, como decían los libros. La conclusión del trabajo fue algo contundente: el escarabajo, al sentirse cuidado, protegido, casi «mimado», no sintió la necesidad de cambiar, no le hacía falta, estaba cómodo y sin peligros, en el pequeño hábitat que le había creado. Dolores Marino

Para la reflexión personal En diferentes etapas de nuestra vida, tal vez nos toque vivir la suerte del escarabajo. Nuestros padres, abuelos y parientes en la infancia y luego, nuestros maestros y profesores en la adolescencia, suelen armarnos un ambiente donde nos crean un pequeño 101

mundo de protección que, en distintas situaciones y a esas edades, no está mal, porque, en los comienzos de la vida se necesita de cuidado, protección y sostenimiento. Tomar nuevos caminos, salir de nuestro color-comodidad, quizá arriesgar, transformar el pasado, las costumbres, las maneras de ver y los modos de juzgar, la imagen y la historia. En una palabra, desinstalarnos o sea, cambiar para crecer, cambiar para seguir en camino, cambiar para sentir que nos movemos, que estamos vivos. Pareciera que una vida sin movimiento es lo ideal, sin embargo en el mundo todas las cosas cambian continuamente. La acción durante la transformación revela oportunidades concretas y el asumir riesgos implica crecer. Podemos pensar entonces que lo que perdura debería ser el compromiso con el cambio y así, poder tomar riesgos para crecer. Nadie nace con un permiso especial para triunfar o fracasar. No te preocupes por empezar a cambiar; si comenzaste a elegir tu color, solo tú decidirás por qué camino continuar. Empezar por donde se pueda, entregarse de lleno a la transformación, para que la oportunidad, la forma y tus nuevos tonos empiecen a buscarte…

Para compartir en grupo 1) ¿Encontraste tu verdadero color? ¿Qué te impide mostrarlo? 2) ¿Qué harías para modificar esa situación? 3) ¿En qué momentos de tu vida sentiste que estabas cómodo e instalado y percibiste que era necesario un cambio? 4) ¿Pudiste hacer el cambio? ¿Fue para mejor? 5) En pequeños grupos, realizar una lista de condiciones necesarias para realizar cambios importantes en la vida.

VALORES EN JUEGO Ecología. Experiencia. Sacrificio. Superación. Voluntad.

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7 EL PERRO Y EL CONEJO

Cierto

día, Andrés y Claudia decidieron comprarles un conejo a sus hijos. Entusiasmados con la idea, los hijos de sus vecinos le pidieron una mascota a sus padres, Sebastián y Ana, quienes finalmente decidieron adquirir un cachorro de pastor alemán. Andrés, preocupado, fue a ver a su vecino y amigo, y le dijo: –¡Tu perro se comerá a mi conejo! –De ninguna manera, mi pastor es un cachorro –contestó Sebastián–. Crecerán juntos, serán amigos. Yo entiendo mucho de animales. No habrá problemas… Y parece que el tiempo le fue dando la razón a Sebastián. Los animales crecieron juntos y se hicieron amigos. Era normal ver al conejo en el patio del perro y al revés. Los niños, felices, observaban cómo ambos vivían en armonía. Un viernes, Andrés y Claudia decidieron pasar el fin de semana en la playa con su familia. El domingo, a la tardecita, Sebastián y su familia tomaban la merienda, cuando entró el pastor alemán en la cocina. ¡Traía al conejo entre los dientes, sucio de sangre y tierra… muerto! La primera reacción fue pegarle al perro, echar al animal como castigo. Casi mataron al perro de tanto agredirlo. Se lamentaba Sebastián: –Nuestro vecino, Andrés, tenía razón, ¿y ahora…? En unas horas, los vecinos iban a llegar. –¿Qué hacemos? Todos se miraban. El perro, llorando afuera, lamía sus heridas. No se sabe exactamente de quién fue la idea, pero dijeron: –¡Vamos a bañar al conejo, dejarlo bien limpio, después lo secamos con el secador y lo ponemos en su casita en el patio! 104

Como el conejo no estaba en muy mal estado, así lo hicieron. Hasta perfume le pusieron al animalito. –¡Quedó muy bien! ¡Parecía vivo! –decían los niños. Y allá lo pusieron, con las piernitas cruzadas, como si estuviese durmiendo. Luego, al llegar los vecinos se sintieron los gritos de los niños. ¡Lo descubrieron! No pasaron ni cinco minutos, cuando el dueño del conejo vino a tocar a la puerta. Pálido, asustado… ¡Parecía que había visto un fantasma! –¿Qué pasó? ¿Qué cara es esa? –inquirió Sebastián. –¡El conejo…! ¡El conejo…! –exclamaba jadeando Andrés. –¿El conejo qué? ¿Qué tiene el conejo? –¡Murió! –¿¡Murió!? –replicó Sebastián sorprendidísimo. –¡Murió el viernes! – ¿¡El viernes!? –¡Sí, fue antes de que viajáramos; los niños lo enterraron en el fondo del patio! La historia termina aquí. Lo que ocurrió después no importa. Ni nadie lo sabe. El gran personaje de esta historia es el perro. Imagínense al pobrecito, desde el viernes, buscando en vano a su compañero de la infancia. Después de mucho olfatear, descubrió el cuerpo enterrado. ¿Qué hizo él? Probablemente con el corazón partido, desenterró a su amigo y fue a mostrárselo a sus dueños, imaginando que le podían ayudar… Autor desconocido

Para la reflexión personal Decodificar la necesidad ajena no es tarea nada fácil. Ponerse en la piel del otro y ofrecer exactamente la ayuda esperada no es para cualquiera. Estar dispuesto a aceptar que no todo lo puedo resolver, también es complicado. En esas situaciones extremas se ponen en 105

juego muchos sentimientos y mecanismos que desnudan nuestras debilidades y fortalezas. Allí está el aprendizaje, al detenerse en el qué hacer, durante el mientras tanto. Tal vez por ello, el final de esta historia no importe demasiado. El hombre tiene la tendencia a juzgar anticipadamente los acontecimientos sin verificar lo que ocurrió realmente. ¿Cuántas veces sacamos conclusiones equivocadas de las situaciones y nos creemos dueños de la verdad? La irrefrenable tendencia del ser humano a juzgar las acciones de los demás debería ser sometida al propio juicio de quien las ejercita. Decimos «esto está bien» o «esto está mal» o «esto es bello» o «esto es feo» sin advertir que todas ellas son sentencias de carácter puramente subjetivo y que solo responden a nuestra apreciación de la realidad. Tener una mente abierta y dispuesta a aceptar opiniones diferentes a las nuestras es sin duda, positivo y enriquecedor. Porque muchas veces nos permiten detectar nuestros errores y corregirlos. Y esto se traduce en un mejoramiento de nuestra persona. Pensemos bien antes de juzgar las acciones de los demás y de emitir juicios sobre las cosas. Pero, no dudemos en someter a un severo juicio a nuestros propios pensamientos y actitudes, que tal actitud nos sirva para depurar todo lo negativo que hay en nosotros. En cuanto pongamos esto en práctica, descubriremos que no tenemos la más mínima autoridad para juzgar.

Para compartir en grupo 1) Enumerar diferentes situaciones en nuestra vida, en que prejuzgamos a los otros o sacamos conclusiones equivocadas de la realidad. Compartirlas en pequeños grupos. 2) Y si fuéramos los dueños, ¿que otra resolución se nos ocurriría? 3) Cuando nos damos cuenta de que tenemos prejuicios, ¿qué actitudes concretas son deseables de asumir para reparar el daño cometido? 4) En pequeños grupos, buscar y proponer diferentes títulos para esta historia. Finalmente, entre todos, elegir uno y justificar la elección. 5) ¿Qué actitudes tendríamos que cultivar en nuestras vidas para ser más objetivos e imparciales en nuestros juicios?

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VALORES EN JUEGO Comunicación. Ecología. Familia. Lealtad. Objetividad.

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8 SEMBRANDO AL VIENTO

Guillermo tomaba cada día el autobús para ir a su trabajo, que distaba a unos cuarenta minutos, en las afueras de la ciudad. Una parada después, una anciana subía al autobús y se sentaba del lado de la ventana. Durante todo el trayecto, la señora abría una bolsa e iba tirando algo por la ventana. Siempre hacía lo mismo y un día, intrigado, Guillermo le preguntó: –Señora, ¿qué es lo que arroja por la ventana? –¡Son semillas! –le dijo la anciana. –¿Semillas? ¿Semillas de qué? –¡De flores! Es que miro afuera y está todo tan vacío… Me gustaría poder viajar viendo flores durante todo el camino. ¿Verdad que sería bonito? –replicó la mujer. Guillermo, escéptico, replicó: –Pero, las semillas caen encima del asfalto, las aplastan los coches; se las comen los pájaros… ¿Realmente cree que sus semillas germinarán al lado del camino? –Seguro que sí. Aunque algunas se pierdan, alguna acabará en la cuneta y, con el tiempo, brotará. –Pero… ¡Tardarán en crecer, necesitan agua…! –Yo hago lo que puedo hacer. ¡Ya vendrán los días de lluvia! Y la anciana siguió con su cometido… Guillermo bajó del autobús para ir a trabajar, pensando que la anciana había perdido un poco la cabeza. Unos meses después, yendo al trabajo, Guillermo, al mirar por la ventana, observó todo el camino lleno de flores. ¡Todo lo que veía era un colorido y florido paisaje! Entonces, recordó a la anciana… Hacía mucho tiempo que no la veía. Preguntó al conductor:

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–¿Y la anciana de las semillas? –¿Doña Matilde? Pues, ya hace un mes que murió. Hacía meses que estaba muy enferma. Todos los días tomaba el autobús ida y vuelta, desde la ciudad, arrojando sus semillas… Guillermo, sorprendido, volvió a su asiento y continuó contemplando el paisaje, ensimismado en su silencio. –Las flores han brotado –se dijo–; pero, ¿de qué le ha servido su trabajo? ¡No ha podido ver su obra! De repente, oyó la sonrisa de una niña pequeña. Una niña señalaba entusiasmada las flores… –¡Mira, papá! ¡Mira, cuántas flores! Dicen que Guillermo, desde aquel día, hace el viaje de casa al trabajo con una bolsa de semillas, rebosante y generosa, entre sus manos… Autor desconocido

Para la reflexión personal Hacer lo que se pueda hacer, hacerlo porque sí y para cualquiera; para todos los que quieran tomarlo. Mérito generoso de donación pura y extrema delicadeza. Detalle de servicio sin necesidad de recompensa ni de trabajo reconocido ni de cavilaciones estériles hacia quien va dirigido, solo por el placer de algo bien hecho. Solo donación, secreta donación, concreta donación. ¡Qué importante es comprender en nuestras vidas que no todo se mide por resultados ni todo se evalúa por lo que recibimos a cambio! ¡Cuántas cosas estamos disfrutando porque otros, hace tiempo, sembraron sin saber que nosotros seríamos los destinatarios! La naturaleza con la que hoy nos recreamos, es la obra de muchos antepasados, que la respetaron y cuidaron. De esa manera, nuestra responsabilidad es mayor hacia las generaciones futuras. Somos corresponsables de la creación ante Dios y ante nuestros hijos, nietos y venideros. La anciana de nuestra historia había hecho su trabajo y dejó su herencia a todos los que 109

la pudieran recibir, a todos los que pudieran contemplarla y ser más felices. En cierto sentido, esta generosidad volvió hacia ella misma, haciendo que sus días de dolor cobraran sentido, pensando en los demás. Ella, con su actitud, se sintió más humana. Si pudiéramos seguir su ejemplo, nuestro planeta sería más habitable por y para todos, más confortable, bello y justo; es decir, decididamente más humano.

Para compartir en grupo 1) Enumerar tres situaciones de nuestra vida en que nos sentimos «sembrando al viento», es decir, en que sentimos que nuestro trabajo no tenía sentido. 2) Con el tiempo, ¿pudimos descubrir el sentido de aquella siembra? 3) ¿Nos arriesgamos a arrojar porque sí nuestras semillas? ¿En qué situaciones concretas lo haríamos? 4) ¿Tiene sentido cuidar del planeta para las generaciones venideras o es mejor aprovechar nosotros sus riquezas? ¿Por qué? 5) En grupos, realizar un mural con nuestras propuestas concretas para cuidar el mundo y dejarlo mejor de como lo encontramos. Poner en común el mural y las conclusiones.

VALORES EN JUEGO Abnegación. Belleza. Constancia. Esperanza. Ternura.

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9 CONSTRUYENDO PARA OTROS

Un gran mandarín, en la antigua China, con fama de sabio y hombre justo, llamó a uno de sus mejores y antiguos constructores y le dijo: –Ve a la parte más profunda del país, compra un terreno con vista al lago y las montañas de fondo. ¡Que sea realmente un lugar muy bello! Una vez allí, edifícame una hermosa casa. Las decisiones del plano y de la construcción propiamente dicha, lo dejo todo en tus manos. No escatimes en costos y recuerda que ese trabajo es para un amigo mío muy especial. Y así, el constructor partió con un corazón ligero a su campo de trabajo, acompañado de sus peones y todo su obraje. Materiales de todo tipo abundaban allí, pero el constructor, quizá algo cansado de estar siempre trabajando para los demás, tenía sus propios planes. –Seguramente –pensaba–, puedo usar materiales de menor calidad y engañar a mi patrón un poco y, aun así, puedo hacer que el trabajo final se vea muy bien. Solo yo sabré que lo que construí tiene puntos débiles, que solo saldrán a la luz con el correr del tiempo. Finalmente, tras varios meses de ardua tarea, la construcción fue acabada. El viejo constructor volvió ante el mandarín, informándole de la labor realizada y de las características de la casa construida, de acuerdo a las órdenes recibidas. –¡Muy bien hecho! –dijo el mandarín–. Ahora, ¿recuerdas que yo deseaba que usaras solo los mejores materiales en esta casa porque quería regalársela a alguien muy especial? El viejo constructor asintió. –¡Mi amigo, de tantos años! ¡Tú eres la persona para quien mandé construir esa casa! ¡Espero que la disfrutes toda tu ancianidad! ¡¡¡Te lo mereces, es toda tuya!!! Autor desconocido

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Para la reflexión personal ¡Qué difícil es para el hombre pensar que el mundo que nos rodea es nuestro hogar y que Dios nos lo regaló para que lo cuidemos y disfrutemos! En nuestro planeta, hay riquezas suficientes para que todos sus habitantes podamos vivir dignamente sin apremios, hambre ni privaciones. El gran desafío humano es dejar este mundo mejor que cuando lo encontramos. Nunca sabemos cuándo alguien o la vida misma nos devolverá o tendrá en cuenta lo que le dimos. Esos momentos son impredecibles, pero llenan de esperanza nuestro caminar y de alegría nuestro ser. Todo, en cierto sentido, va y vuelve, con creces. Así es nuestro Padre Dios. Él siempre da con generosidad sin esperar nada a cambio; se da todo, Él mismo. Lo único que sus tiempos no son nuestros tiempos. ¡Cuánto se parece esta historia a la vida del hombre!: viene a la tierra como un extraño; con total libertad, puede construir como y cuanto le parezca; pero, en la mañana de su resurrección, recibirá lo que ha construido, como morada eterna.

Para compartir en grupo 1) ¿En qué casos concretos nos comportamos como el mandarín y en cuáles como el constructor? 2) Pensar un aspecto positivo y uno negativo del constructor. 3) Pensar un aspecto positivo y uno negativo del mandarín. 4) En pequeños grupos, cruzar las reflexiones 2 y 3 con nuestras reflexiones de la pregunta 1. Buscar semejanzas y diferencias. 5) En grupos más grandes, reflexionar sobre qué mundo nos gustaría construir y cómo podemos empezar a hacerlo.

VALORES EN JUEGO 113

Coherencia. Compromiso. Justicia. Lealtad. Responsabilidad.

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10 LA PINTURA DE LA PAZ PERFECTA

Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron y presentaron sus obras. El rey observó y admiró todas y cada una de las pinturas que se hallaban expuestas; pero solamente fueron dos las que realmente le gustaron. Estuvo un largo rato, comparándolas entre sí. La primera representaba un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban protectoramente. Sobre estas, se observaba un cielo azul profundo con tenues nubes blancas. Todos aquellos que miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta. La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas, un cielo furioso, del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacífico. Pero cuando el rey observó cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba acomodado plácidamente un pajarito en el medio de su nido. El rey, finalmente, escogió la segunda. Los súbditos, sorprendidos, inquirieron al monarca. –Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que, a pesar de estar en medio de todas estas cosas, permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz – contestó, afablemente el Rey. Autor desconocido

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Para la reflexión personal La paz es un don interior. Uno tiene que buscarla permanentemente. Solo quien está en paz consigo mismo puede estar en paz con los demás y, por ende, en paz con el mundo que nos rodea. Debemos buscar la paz en nuestro propio sitio, en nuestro corazón mismo. La paz no puede ser hallada en sitio alguno, fuera de uno mismo. Cuando el ser humano logra que la paz reine dentro de sí mismo, puede hacerla reinar en el mundo entero. No hay que pretender la ausencia de conflictos y tensiones. El gran desafío es encontrar la paz interior en medio de los problemas y preocupaciones. Para ello, es necesario llenar nuestras miradas, nuestro corazón y nuestras acciones con horizontes de paz. En todo momento debemos hablar un lenguaje de paz. Lo que suscita unos horizontes de paz, lo que sirve a un lenguaje de paz, debe expresarse en gestos, sentimientos y convicciones de paz. La práctica de la paz arrastra a la paz. Ella enseña a los que buscan el tesoro de la paz que este tesoro se descubre y se ofrece a quienes realizan modestamente, día tras día, todas las acciones de paz de que son capaces. Muy numerosos podemos ser los artífices de paz si tomamos conciencia de nuestras posibilidades y de nuestras responsabilidades. La paz es un gran don de Dios confiado a los hombres. La gran causa de la paz entre los pueblos tiene necesidad de todas las energías de paz latentes en el corazón del hombre. Si queremos la paz: eduquemos para la paz; eduquémonos para la paz.

Para compartir en grupo 1) ¿Qué significa para nosotros la paz? 2) ¿Cuáles son las cuestiones que consideramos centrales para alcanzar la paz interior? Hacer una lista y compartirla en grupos de a cuatro. 3) En grupos de a ocho, responder a la pregunta: ¿es posible alcanzar la paz entre los hombres? 4) ¿Qué condiciones son necesarias para ello? 116

5) Realizar un mural por grupo con las conclusiones. Puesta en común.

VALORES EN JUEGO Armonía. Integridad. No-violencia. Paz interior. Serenidad.

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CUENTOS PARA SER HUMANO

CON DIOS

1. El bordado de Dios 2. Señales de humo

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3. La escalera 4. Huellas en la arena 5. El monje y el gurú 6. El cielo y el infierno 7. Frutos y semillas 8. La silla vacía 9. Los tres árboles 10. La cuerda de Dios

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1 EL BORDADO DE DIOS

Cuando era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba cerca de ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondía que estaba bordando. Yo observaba el trabajo de mi mamá desde una posición más baja que donde estaba sentada ella, así que siempre me quejaba diciéndole que, desde mi punto de vista, lo que estaba haciendo me parecía muy confuso. Ella me sonreía, miraba hacia abajo y gentilmente me decía: –Hijo, ve afuera a jugar un rato; cuando haya terminado mi bordado, te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo acabado. Me preguntaba: ¿por qué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y por qué, desde donde yo estaba, todo me parecía tan desordenado? Unos minutos más tarde, escuchaba la voz de mi mamá diciéndome: –Hijo, ven y siéntate en mi regazo. Yo lo hacía de inmediato. Al instante, me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. ¡No podía creerlo; desde abajo se veía tan confuso! Entonces, mamá me decía: –Hijo mío, desde abajo se veía confuso y desordenado, pero no te dabas cuenta de que arriba existía un plan. Había un diseño previo, solo lo estaba siguiendo. Ahora míralo desde mi posición y sabrás lo que estaba haciendo… Muchas veces, a lo largo de los años he mirado al cielo y he dicho: –Padre, ¿qué estás haciendo? Él responde: –Estoy bordando tu vida. Entonces yo le replico: 120

–Pero se ve tan confuso, es un desorden. Los hilos parecen tan oscuros, ¿por qué no son más brillantes? El Padre parecía decirme: –Mi niño, ocúpate de tu trabajo y yo, haciendo el mío. Un día te traeré al cielo, te pondré sobre mi regazo y verás el plan desde mi posición. Entonces, entenderás… Autor desconocido

Para la reflexión personal Ese plan permitido y querido por Dios es para nuestro bien y nuestra salvación. Plan desentrañado en su totalidad solo desde la mirada de su creador. Nosotros, simples agujas entretejiendo hilos enhebrados por Él, ¿qué dirección perseguiremos?, ¿qué camino abandonaremos?, ¿qué porvenir nos deparará? A veces, no es cuestión de preguntarse tanto el porqué, sino el para qué de las cosas. Confiar en el Gran Bordador de nuestra historia, pedirle la gracia de tener paciencia para entender que ese diseño está exclusivamente imaginado para cada uno de nosotros, desde toda la eternidad, con un amor perpetuo y fiel. Algún día, desde una posición infinitamente distinta, veremos todo tal como lo soñó Dios. Y ese día, seguramente comprenderemos cosas que hoy escapan a nuestra razón y rebelan nuestros sentimientos. Ese día, nuestro entendimiento se abrirá y tendremos cabal comprensión de lo que significa ser humanos, a imagen y semejanza del Padre Eterno.

Para compartir en grupo 1) Elegir tres situaciones de nuestra vida en las que no pudimos entender el plan de Dios. Compartirlas por parejas. 121

2) De cuatro en cuatro, compartir la reflexión que nos sugiere la siguiente frase: «Uno no elige las cosas que le pasan en la vida; pero sí elige qué hacer con las cosas que le pasan en la vida». 3) En grupos de ocho, compartir la siguiente pregunta: ¿qué diferencia existe entre el porqué y el para qué de las cosas? 4) ¿Cuáles son las cosas que dan auténtico sentido a la vida? 5) ¿Qué papel ocupa Dios en mi vida?

VALORES EN JUEGO Confianza. Esperanza. Fe. Fidelidad. Ternura.

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2 SEÑALES DE HUMO10

Un barco de carga zarpó en un viaje de cincuenta días por Indonesia. La tripulación estaba formada por veinte hombres, entre los que se encontraba Silvio, un suboficial de mediana edad y cristiano muy devoto. Este hecho, le ocasionaba ser el centro de las burlas de todos sus compañeros. Una fatídica noche, bajo las garras de una aterradora tormenta, el barco se zamarreaba al capricho de las olas. Silvio, el único de guardia, se quejaba de su mala suerte y oraba a Dios para que lo salvase. Mientras aseguraba un cajón de madera, una enorme ola cayó sobre el navío provocando drásticamente su hundimiento. Silvio, asido desesperadamente al cajón, fue el único superviviente, quien fue arrastrado a la deriva, hasta encallar en una pequeña isla desierta. El hombre, desesperado, todos los días oteaba el horizonte en busca de alguna señal de algún barco. Rezaba incansablemente a Dios pidiendo por su rescate; pero nada parecía asomarse en la lejanía. Ya cansado de esperar ayuda, decidió construir una pequeña choza donde pudiese protegerse de las inclemencias del clima y poner a resguardo las pocas pertenencias que había podido rescatar del naufragio. Todos los días seguía insistiendo con sus súplicas ante Dios. Un día, salió en excursión de pesca hacia el otro lado de la isla. Desde lejos, mientras descansaba sobre un acantilado, con pavor, divisó una densa columna de humo saliendo de su precaria cabaña. Desesperado, corrió hasta faltarle el aire y las fuerzas. Pero, fue inútil… Al llegar, solo encontró las cenizas humeantes de su humilde refugio. Después de haber perdido todo, anduvo vagando por la isla como un sonámbulo; ya, sin esperanza. Silvio se sentía abandonado y profundamente deprimido. Estaba confundido y, a la vez, enojado con Dios, y reclamaba: –¿Dios mío, cómo pudiste hacerme esto? 123

Y lloró amargamente hasta que, agotado por el cansancio y la desesperación, se quedó dormido sobre la arena. Temprano, a la mañana siguiente, Silvio se despertó asombrado al escuchar la sirena de un barco que se acercaba a la isla. ¡Venían a rescatarlo! Al llegar sus salvadores, les preguntó: –¿Cómo supieron que estaba aquí? Y ellos, le respondieron: –¡Vimos las señales de humo que nos hiciste, ayer por la tarde…!

Para la reflexión personal Hay veces en la vida, en que parece que el tiempo de Dios y el de los hombres no se ponen de acuerdo. Sin embargo, se entrelazan como una sutil sinfonía que –a la larga– llevan a acceder a los designios amorosos de Dios Padre, en esta escalera de la fe. El señor de la Esperanza sale a nuestro encuentro de las formas más variadas, con inagotable creatividad. Siempre permite cada situación porque detrás de lo que se ve, pareciera que con otros fines, está su mano y su misericordia. Llegará en el momento apropiado y justo, aunque no siempre coincide con nuestro requerimiento ni ansiedad. Es muy fácil perder la esperanza y desalentarnos cuando las cosas no salen bien. Sin embargo, jamás debemos perder la fe en Dios porque Él está siempre pendiente de todo lo que nos sucede, aun cuando nuestras dificultades nos sumerjan en un profundo dolor y sufrimiento, Él estará ahí para confortarnos con su gracia y amor. Recordemos la próxima vez que cuando nuestro corazón esté ardiendo en llamas, puede ser una señal de humo para que Dios, con su infinito amor y gracia, venga en nuestro auxilio.

Para compartir en grupo 1) Enumerar tres situaciones de nuestras vidas, en las cuales algo que creímos era un 124

mal, con el tiempo resultó ser un bien para nosotros. 2) En pequeños grupos, investigar y elegir cinco personalidades del siglo xx que hayan pasado por situaciones difíciles, que con el correr del tiempo, se transformaron en favorables. 3) ¿Cuándo y por qué nos sentimos defraudados por Dios? 4) ¿Es posible mantener la esperanza en tiempos difíciles? ¿Cómo? 5) ¿Hasta dónde confiamos en Dios? ¿Creemos en su amor y poder eternos?

VALORES EN JUEGO Carácter. Confianza. Fe. Gratitud. Sacrificio.

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3 LA ESCALERA

Un carpintero que todos los días iba a rezar a la montaña, se puso un día a construir una escalera para poder subir por la montaña más rápido y poder estar cerca de Dios. Pasó un vecino, vio lo que estaba haciendo y le dijo: –Si me regalas un pequeño pedazo, a mí me serviría mucho y a tu obra casi no le perjudicará, ¿podrías darme un tramo de tu escalera? El carpintero se rascó la cabeza y se lo dio. El vecino se lo agradeció y se fue contento. Después vino otra persona y le explicó que, permitiéndole usar unos peldaños, trabajaría y alimentaría a sus hijos. El carpintero accedió y le regaló unos peldaños. El hombre se retiró contento y agradecido. El carpintero continuó trabajando en su obra. Pasó por allí una pobre mujer y le pidió que le regalara un pedazo de madera, ya que era urgente arreglar una pared de su casa por la que se colaba el viento. El carpintero accedió. La mujer se alejó contenta y agradecida. Vinieron muchos más y el carpintero seguía accediendo. El invierno era duro, la miseria muy grande y el carpintero daba a todos pedazos de su escalera, aun para quemarlos como leña. Y decía: –No comprendo, mujer. ¡Mi escalera es cada vez más chica y, sin embargo, me siento cada día más cerca del cielo! Autor desconocido

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Para la reflexión personal Cuando uno da con generosidad, experimenta una alegría inmensa al ver que el otro disfruta con intensidad de aquello que le dimos. Esta experiencia suele manifestarse, en primer lugar, con quienes amamos y tenemos cerca. Pero no es menos cierto que, aun cuando somos generosos con quienes no conocemos tanto, también nos sentimos en paz y en armonía interior. ¿Será que en el contacto con otros, encontramos retazos de Dios que tal vez no comprendamos? Están allí. Solo hay que saber descubrirlos y unirlos en el trabajo concreto por los otros, con otros, para otros. En la entrega generosa a los otros se nos regalan brillos de ese Dios-Amor, que pasa y existe, vivo y concreto, entre los seres de su creación. El carpintero sintió que su medio para llegar a Dios era muy pequeño y débil. Sin embargo, su meta cada vez estaba más cercana, porque había elegido el camino del servicio desinteresado al otro, a su prójimo. Quizá, sin ser consciente de ello, había encontrado la puerta de ingreso al Reino de los Cielos: la entrega desinteresada a los demás; es decir, había vividodescubierto la esencia misma de la humanidad en plenitud: la caridad.

Para compartir en grupo 1) ¿Qué representan esos escalones en nuestra vida? 2) ¿Qué peldaños de nuestra escalera estamos dispuestos a donar? 3) ¿Nos sentimos a veces cerca del cielo? ¿Cuándo? ¿Por qué? 4) ¿Quiénes, alrededor nuestro, están necesitando de nuestra ayuda? 5) Plantearnos, en grupo, cinco acciones concretas para ayudar.

VALORES EN JUEGO Caridad. Desprendimiento. Felicidad. Generosidad. Sensibilidad.

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4 HUELLAS EN LA ARENA

Soñé que estaba caminando por la playa acompañado del Señor, cuando en el cielo comencé a ver escenas de mi pasado. En cada escena, yo veía dos hileras de pisadas en la arena: unas huellas eran las mías; las otras, del Señor. Después de ver la última escena, miré hacia atrás donde estaban las pisadas en la arena. Observé que muchas veces, a lo largo del camino de mi vida, había solamente un par de huellas en la arena. Sorprendido, me percaté de que esto sucedía durante los períodos más tristes y depresivos de mi vida. Este hecho me preocupó tanto, que decidí preguntarle al Señor acerca de todo esto: –¡Señor, una vez dijiste que si yo me decidía a seguirte, tú siempre caminarías a mi lado! y ahora encuentro que durante los momentos más difíciles de mi vida había una sola hilera de pisadas. ¡No comprendo por qué, cuando más te necesitaba, me dejaste solo! El Señor, sonriéndome cariñosamente, me contestó: –¡Amado hijo! ¡Yo te quiero mucho y nunca, nunca te dejaría solo durante las horas difíciles de tu vida! ¡Cuando viste una sola hilera de pisadas en la arena, era porque en ese momento, te llevaba, cargado en mis brazos…! Atribuido a la Madre Teresa de Calcuta

Para la reflexión personal Es cierto, hay momentos en la vida en que tenemos la sensación de que Dios nos ha 129

abandonado o que pareciera que está mirando para otro lado. ¡Cuántas veces vemos a nuestro alrededor el sufrimiento de gente inocente o no encontramos el sentido a las cosas que nos suceden! Pero es precisamente en esos momentos en los cuales Él está más cerca de nosotros. Dios jamás nos enviaría una prueba mayor que lo que podamos soportar. Muchas veces las cosas son más difíciles de pensar que de pasar. Él lo sabe todo, desde mucho antes que suceda, porque Él conoce todo de nosotros y de la realidad que nos rodea. Dios respeta hasta tal punto el ritmo de libertad que imprimió en la naturaleza y en los hombres, desde su creación, que permite que ciertas cosas sucedan, para no coartar dicha libertad. Evidentemente, Dios no quiere el mal; al contrario, su esencia misma es la bondad y como Padre Bueno no puede querer nada malo para nosotros, sus hijos. En realidad, nunca nos deja solos. Amorosamente nos carga, nos contiene, nos abarca, nos envuelve, especialmente en los momentos en que más sufrimos y nos sentimos desvalidos, como lo hizo con su hijo Jesús y como también lo hará con nosotros.

Para compartir en grupo 1) Individualmente, pensar en cinco situaciones del mundo cotidiano en las que parece que Dios está ausente o «mirando para otro lado». 2) Compartirlas en pequeños grupos. 3) Reflexionar juntos sobre el sentido del sufrimiento, el dolor y la muerte en el ser humano. 4) ¿Qué novedad le aporta la Resurrección de Jesucristo al sufrimiento y la muerte? Desde esa perspectiva, ¿podemos decir que cambia el sentido de la historia humana a partir de la Resurrección de Jesús? ¿Por qué? 5) Expresar lo conversado a través de un fotomontaje en un mural.

VALORES EN JUEGO Amor. Bondad. Docilidad. Confianza. Fe.

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5 EL MONJE Y EL GURÚ

El gurú, que se hallaba meditando en su cueva del Himalaya, abrió los ojos y descubrió, sentado frente a él, a un inesperado visitante: el abad de un célebre monasterio vecino. –¿Qué deseas? –le preguntó el gurú. El abad le contó una triste historia. En otro tiempo, su monasterio había sido famoso en todo el mundo occidental, sus celdas estaban llenas de jóvenes novicios y en su iglesia resonaba el armonioso canto de los monjes. Pero habían llegado malos tiempos: la gente ya no acudía al monasterio a alimentar su espíritu, la avalancha de jóvenes candidatos había cesado y el templo se hallaba silencioso. Solo quedaban unos pocos monjes que cumplían triste y rutinariamente sus obligaciones. Lo que el abad quería saber era lo siguiente: –¿Hemos cometido algún pecado para que el monasterio se vea en esta situación? –¡Sí! –respondió el gurú–: un pecado de ignorancia. –¿Y qué pecado puede ser ese? –inquirió con curiosidad el abad. –¡Uno de vosotros es el Mesías disfrazado y vosotros no lo sabéis! Y, dicho esto, el gurú cerró sus ojos y volvió a su meditación. Durante el dificultoso viaje de regreso a su monasterio, el abad sentía cómo su corazón se desbocaba al pensar que el Mesías, ¡el mismísimo Mesías!, había vuelto a la tierra y había ido a parar justamente a su monasterio. ¿Cómo no había sido capaz de reconocerlo? ¿Y quién podía ser? ¿Acaso el hermano cocinero? ¿El hermano sacristán? ¿El hermano administrador? ¿O sería él, el hermano prior? ¡No, él no! Por desgracia, él tenía demasiados defectos… Pero resulta que el gurú había hablado de un Mesías «disfrazado». ¿No serían aquellos defectos parte de su disfraz? Bien mirado, todos en el monasterio tenían defectos, ¡y uno de ellos tenía que ser el Mesías! Cuando llegó al monasterio, reunió a los monjes y les contó lo que había averiguado. Los 132

monjes se miraban incrédulos unos a otros: ¿¡el Mesías aquí!? ¡Increíble! Claro que, si estaba disfrazado… Entonces, tal vez… ¿Podía ser Fulano o Mengano? ¿O podía ser…? Una cosa era cierta: si el Mesías estaba allí disfrazado, no era probable que pudieran reconocerlo. De modo que, empezaron todos a tratarse con respeto y consideración. «Nunca se sabe», pensaba cada cual para sí cuando trataba con otro monje, «tal vez sea este…». El resultado fue que el monasterio recobró su antiguo ambiente de gozo desbordante. Pronto volvieron a acudir docenas de candidatos pidiendo ser admitidos en la Orden y en la iglesia volvió a escucharse el jubiloso canto de los monjes, radiantes del espíritu de Amor. Antony De Mello11

Para la reflexión personal El compartir la vida, o parte de ella, en la familia, en el trabajo, en el estudio, entre los amigos y la gente que nos rodea, no es tarea fácil. Todos tenemos nuestra propia y original forma de ser, con nuestras luces y sombras, con nuestras virtudes y defectos. Y, muchas veces, creemos que nuestros puntos de vista y manera de ver las cosas son los únicos y verdaderos. Y esto genera conflictos y tensiones. La vida familiar, el trabajo en equipo y la vida en comunidad conllevan un impulso constante en adaptarse a las necesidades y los ritmos de los demás, para poder llegar a una convivencia en común. Todos tenemos que hacer un esfuerzo para adaptarnos, comprender, tolerar y convivir con los demás. Al mismo tiempo, los demás deben hacer lo mismo con nosotros. El hecho de considerar a cada uno de los que nos encontramos a diario como a nuestros propios hermanos, nos ayudará a recrear un clima fraterno en todas nuestras relaciones y a vivir en paz y armonía. Si en nuestra vida comunitaria nos detuviéramos un poco más a pensar cómo actuaríamos si nuestro hermano fuera el mismo Jesús, seguramente las cosas serían muy diferentes. También, puede ayudarnos el hecho de pensar de la manera inversa: imaginarnos qué haría Jesús si estuviera en nuestro lugar. ¡Muchas cosas cambiarían y el mundo sería más humano!

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Para compartir en grupo 1) ¿Cómo obraríamos si en vez de nuestro hermano, fuera el mismo Jesús el que estuviera en frente nuestro? 2) ¿Qué actitudes tomaríamos? 3) ¿Cómo obraría Jesús con respecto a nuestros hermanos, si Él estuviera en nuestro lugar? ¿Qué actitudes tomaría? 4) En grupos, realizar un mural donde, en dos columnas, en la una ubicar las actitudes personales que obstaculizan la vida en comunidad y en la otra, las actitudes que la facilitan. 5) Reflexionar y compartir entre todos los murales.

VALORES EN JUEGO Comunidad. Empatía. Fraternidad. Modestia. Obediencia.

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6 EL CIELO Y EL INFIERNO

En aquel tiempo, un discípulo preguntó a su maestro: –¿Qué diferencia existe entre el cielo y el infierno? Y el maestro respondió: –La diferencia es muy pequeña y, con todo, tiene grandes consecuencias. Te la explicaré con una parábola: En un gran salón se había preparado un gran banquete, con las comidas más deliciosas y abundantes que la mente puede imaginar. En el centro del salón, se encontraba dispuesta una mesa enorme donde se ofrecían comidas exóticas, platos exquisitos, frutas de todas partes del mundo, pescados, salsas, ensaladas y todo tipo de postres preparados de las maneras más diversas y decorados con el gusto más refinado. Una sola cosa llamaba poderosamente la atención: el gran tamaño de los cubiertos. Todos ellos medían dos metros de largo… Al frente del salón un gran cartel decía: «Está absolutamente prohibido comer con las manos, de lo contrario, todo se desvanecerá y serán condenados al fuego eterno». Llegó el turno de los condenados. Se abrieron las puertas y todos corrieron, tropezaron y se empujaron para ser los primeros. Ellos, con un hambre como para morirse, tomaban los cubiertos, lograban recoger la comida, pero no podían aproximarla a sus bocas debido al tamaño de los mismos. Y así, hambrientos y moribundos, todos juntos, pero en solitario, permanecían con un hambre eterna, delante de una fortuna inagotable, intentando infructuosamente llevar la comida a sus bocas, de manera cada vez más desesperada. Y eso era el infierno… Llegó el turno de los bienaventurados. Se abrieron las puertas y todos, conversando y caminando tranquilamente, se ubicaron alrededor de la mesa. Ellos tampoco podían aproximarse a la comida debido al tamaño de los cubiertos, pero estos en vez de llevarla a su propia boca, recogían la comida y se la ofrecían a los que estaban enfrente. Unos a 136

otros se servían la comida y así mataban su hambre insaciable. Se encontraban en una gran comunicación fraterna. Juntos y solidarios, disfrutaban de la excelencia de los hombres y de las cosas. Y eso era el cielo… Autor desconocido

Para la reflexión personal Si quiero saciarme, necesariamente debo dar; si no, pasará por mí todo lo que ansío sin poder disfrutarlo. Solo nos quedaremos con la angustia del no poder, suma de frustraciones y vacío que no permite aunar esfuerzos. Solo se disfruta verdaderamente lo que se comparte. Las cosas están ahí para que las disfrutemos. A veces, son nuestras actitudes mezquinas, nuestros celos, nuestra envidia lo que no nos permite disfrutar lo que nos rodea. Otra posibilidad es la de pensar qué manjar puedo llegar a aportar para que los otros disfruten y se enriquezcan con él y, seguramente, con el tiempo, disfrutaré mucho más. Tal vez se trate del encuentro en una gran «comunicación fraterna», corriente que se transforma en común unión, solidaria unión, fraterna unión, inagotable unión; en definitiva, amorosa unión. Detalle cotidiano del cómo hacer con otros, para que adelantos de ese cielo tan esperado se concreten, al menos, algunos ratos todos los días.

Para compartir en grupo 1) ¿Qué actitudes personales me impiden disfrutar de las cosas de la vida? 2) ¿En qué momentos lo he notado? 3) ¿A qué mesa me gustaría asistir? ¿A qué mesa asisto con frecuencia?

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4) ¿Qué manjar aporto al banquete? ¿Qué manjares me dan? 5) ¿Cuáles son las actitudes necesarias para disfrutar del banquete de la vida? Hacer un mural con las mismas.

VALORES EN JUEGO Armonía. Felicidad. Humildad. Libertad. No-violencia.

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7 FRUTOS Y SEMILLAS

Un joven soñó que se había extraviado por los campos del Señor. Andando y andando, llegó a las puertas de mismísimo paraíso. ¡El susto que se pegó cuando lo atendió san Pedro! Pero san Pedro le dijo que no se preocupara, que fue una casualidad, que todavía no había llegado su hora… El joven, más tranquilo, le pidió a san Pedro si podía echar una ojeada, como para tener una idea de lo que era el cielo. San Pedro asintió y lo dejó entrar por una puerta del costado. ¡Quedó atónito frente a lo que observaba! Justo había ingresado en una gran tienda que contenía lo mejor de lo mejor para el ser humano. Los mejores dones estaban a disposición de quienes transitaban por ahí: la paz, la alegría, la felicidad, la honestidad, la fraternidad, el amor, entre muchos otros… Detrás del mostrador, se encontraba un amable ángel como dependiente. –¿Qué venden aquí? –le preguntó el joven. –Todo lo que tu corazón desee –respondió el ángel. –¿Cobras muy caro? –No, los dones de Dios siempre son gratis. Sin atreverse casi a creer lo que estaba oyendo, el joven se decidió a pedir lo mejor que un ser humano podría desear: –Deseo que haya paz, perdón, amor, felicidad, sabiduría y la ausencia de todo temor – dijo. Y luego, tras un instante de vacilación, añadió:– No solo para mí, sino para todo el mundo. ¡Quiero que desaparezca el hambre en el mundo, que terminen las guerras, quiero más justicia para los obreros explotados, tolerancia y generosidad hacia los extranjeros, más amor en las familias, trabajo para los desempleados, más unión en la iglesia y… así continuó con un largo y concienzudo listado! Mucho se sorprendió el joven, cuando observó que el ángel, de todo lo que le había 139

pedido, le había hecho un solo paquete, tan pequeño como el tamaño de su corazón… –¿Será posible? –preguntó–. ¿Esto es todo? Y el ángel, pacientemente, le explicó: –¡Dios nunca da frutos maduros! ¡El solo da pequeñas semillas, que cada uno debe cultivar…! Autor desconocido12

Para la reflexión personal Pequeñas potencialidades que son grandes dones por resolverse. Pequeñas potencialidades que incluyen como sutil detalle, un gran respeto por nuestra libertad de cultivo o no. También incluye un gran respeto por nuestro tiempo de compra de materiales y siembra. Los potenciales frutos son pensados y permitidos para cada uno, elegidos por ese Dios que conoce desde siempre la capacidad y la medida real de nuestro corazón. Allí, parece estar la maravilla de la relación que Dios plantea con nosotros los hombres. Sana relación de cuidado, pero no de atosigamiento; de amorosa entrega, pero no de imposición; de misericordiosa ayuda, pero no de apremio. Ante todo, Dios respeta la libertad que nos regaló, aunque nuestras decisiones no siempre sean de su agrado. En la vida no es el hecho de que no existan los problemas lo que la haga más hermosa, sino es el hecho de que, en medio de ellos, aprendamos a amar a otros como a nosotros mismos. Dios necesita nuestra colaboración y responsabilidad. No interviene directamente en el mundo sino a través de nosotros, para que construyamos un mundo mejor y más digno, en definitiva, más humano.

Para compartir en grupo

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1) Si tuvieras que elegir para tu vida solo diez semillas en la tienda de los dones y valores: ¿cuáles comprarías? ¿Por qué? 2) De las semillas elegidas, ¿cuál empezarías a cultivar? ¿De qué manera? 3) Compartir las elecciones en grupos de cuatro en cuatro. 4) ¿Qué podemos hacer para mejorar el mundo cotidiano que nos rodea día a día: la escuela, la familia, los amigos, el trabajo, el barrio? 5) ¿Por dónde empezaríamos? ¿Qué semillas está necesitando nuestro grupo?

VALORES EN JUEGO Compromiso. Libertad. Proactividad. Responsabilidad. Voluntad.

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8 LA SILLA VACÍA

Analía, angustiada, se acercó a la parroquia para pedirle al Padre Martín que fuera a su casa para realizar una oración por su padre, Roberto, que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación de Roberto, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote pensó que el hombre sabía que vendría a verlo. –¡Supongo que me estaba esperando! –le dijo. –¡No! ¿Quién es usted? –contestó Roberto. –Soy el sacerdote que su hija llamó para realizar una oración; cuando vi la silla vacía al lado de su cama, sospeché que usted sabía que yo vendría a visitarlo. –¡Oh, sí! ¡La silla…! –exclamó el enfermo–. ¿Le importaría cerrar la puerta? El Padre Martín, sorprendido, la cerró. –Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia, siempre escuché que se debía orar y los beneficios que de esta actitud se desprenden; pero, la verdad es que esto de la oración me entró por un oído y salió por otro, pues nunca tuve idea de cómo hacerlo. Entonces, hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo, me dijo: «Roberto, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas: te sientas en una silla y colocas otra silla vacía, enfrente tuyo. Luego, con fe, miras a Jesús sentado delante de ti. No es algo alocado el hacerlo, pues Él nos dijo: «Yo estaré siempre con ustedes». Por lo tanto, le hablas y le escuchas de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora». La cuestión es que lo hice una vez y ¡me gustó tanto, que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias, desde entonces! Siempre tengo mucho cuidado para que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría en un asilo para ancianos. El Padre Martín sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a Roberto que era 142

muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo. Luego hizo una oración con él, le dio una bendición y volvió a su parroquia. Dos días después, la hija de Roberto llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: –¿Falleció en paz? –¡Sí! Cuando salía de casa, a eso de las dos de la tarde, me llamó y fui a verlo. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras, una hora más tarde, ya lo encontré muerto. Pero, hay algo extraño con respecto a su muerte. Aparentemente, justo antes de morir, se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree, usted, que pueda significar esto? El Padre Martín, se secó las lágrimas de emoción y le respondió: –¡Ojalá que todos nos pudiésemos ir de la misma manera…! Autor desconocido

Para la reflexión personal La oración significa crecer en el conocimiento de sí antes que meramente desempeñar o verbalizar un ritual establecido. Tiene que ver con el prestar atención, antes que con el detallar necesidades, hacer declaraciones, articular nuestras intenciones o aun decir «por favor» y «gracias» obsequiosamente a Dios. La escucha atenta a Jesús nos lleva a escuchar con Él el misterio de la existencia y su fuente, que es Él mismo. La oración es más una conciencia de estar en la presencia de Dios, que un recitar oraciones de memoria. Es un diálogo amoroso, confiado y entregado en las manos de Dios. Él mismo nos enseñará cómo hacerlo. El encuentro con Jesús desde la oración y la emoción es difícil porque la intensa búsqueda hace que nos perdamos en el cómo. Sepamos que un corazón sencillo y noble, un corazón de amigo, siempre nos está esperando a nuestro lado; escuchando todo el tiempo, sabiendo y queriendo estar. ¡Solo hace falta que nos animemos a esa aventura y 143

pedirle al mismo Jesús que nos enseñe a orar!

Para compartir en grupo 1) Entrevistamos a la gente que apreciamos sobre cuál es su forma favorita de rezar y qué sienten al hacerlo. 2) ¿Cuántas maneras de hacer oración conocemos? Hacer una lista. 3) Analizar las luces y las sombras de cada manera en particular. 4) ¿Alguna vez experimentamos gozo y paz en la oración? ¿Cuándo? 5) ¿Qué tendríamos que hacer para transformar nuestra oración en un diálogo y no solo en una petición continua frente a nuestras necesidades? ¿Cómo?

VALORES EN JUEGO Amistad. Comunicación. Confianza. Esperanza. Fe.

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9 LOS TRES ÁRBOLES

En la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles juntos se encontraban soñando sobre lo que querían llegar a ser cuando fueran grandes. El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo: –¡Yo quiero guardar tesoros! Sueño con estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. ¡Yo seré el baúl de tesoros más hermoso del mundo! El segundo arbolito miró un pequeño arroyo realizando sus caminos al océano y dijo: –¡Yo quiero viajar a través de aguas temibles y llevar reyes poderosos sobre mí! ¡Seré el barco más importante del mundo! El tercer arbolito miró hacia el valle que estaba abajo de la montaña y vio a hombres y mujeres trabajando en un pueblo. Y entonces, suspiró: –¡Yo no quiero irme de la cima de la montaña nunca! ¡Yo quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme, ellos levanten su mirada al cielo y piensen en Dios! ¡Yo seré el árbol más alto del mundo! Los años pasaron. Llovió, brilló el sol y los pequeños árboles crecieron alto. Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña. El primer leñador miró al primer árbol y pensó: «¡Qué árbol tan hermoso es este!», y con la arremetida de su hacha afilada, el primer árbol cayó. –¡Ahora, me van convertir en un baúl hermoso, contendré tesoros maravillosos! –dijo el primer árbol. Otro leñador miró al segundo árbol y caviló: «Este árbol es muy fuerte, justo lo que necesito». Y, bajo los precisos golpes de su hacha, el árbol cayó. –¡Ahora deberé navegar aguas temibles! –pensó el segundo árbol–. ¡Me transformaré en un barco importante para reyes temidos y poderosos! El tercer árbol sintió su corazón sufrir cuando el último leñador lo miró. El árbol se paró 146

derecho y alto, apuntando ferozmente al cielo. Pero el leñador ni siquiera miró hacia arriba, y dijo: –¡Cualquier árbol es bueno para mí! Y, en un rato de trabajo, el tercer árbol cayó al suelo. El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevó a una carpintería. Aquel árbol hermoso no fue cubierto con oro, ni llenado de tesoros; el carpintero lo convirtió en una gran caja de alimentos, para animales de granja. El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó cerca de un embarcadero, pero ningún barco imponente fue construido ese día. En lugar de eso, aquel árbol fuerte fue cortado y convertido en un simple bote de pesca. Era demasiado chico y débil para navegar en el océano, ni siquiera en un río, y fue llevado a un pequeño lago. El tercer árbol estaba confundido cuando el leñador lo cortó para hacer tablas fuertes y lo abandonó en un almacén de madera. ¿Qué estará pasando? –se preguntó el árbol–. ¡Yo todo lo que quería era quedarme en la cumbre de la montaña y apuntar a Dios! Muchísimos días y noches pasaron. A los tres árboles ya casi se les habían olvidado sus sueños. Pero una noche, una luz de estrella dorada alumbró al primer árbol cuando una joven mujer puso a su hijo recién nacido en la caja de alimento. –¡Yo quisiera haberle podido hacer una cuna al bebé! –le dijo su esposo a la mujer. La madre le apretó la mano a su esposo y sonrió mientras la luz de la estrella alumbraba a la madera suave y fuerte de la cuna. Y la mujer dijo: –¡Este pesebre es hermoso! ¡Y, de repente, el primer árbol supo que contenía el tesoro más grande del mundo! Una tarde, un viajero cansado y sus amigos se subieron al viejo bote de pesca. El viajero se quedó dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente hacia el interior del lago. En unos instantes, una impresionante y aterradora tormenta llegó al lago. El pequeño árbol se llenó de temor, él sabía que no tenía la fuerza para llevar a todos esos pasajeros a la orilla a salvo, con ese viento y esa lluvia. El hombre dormido se levantó, se paró y alzando su mano dijo: «¡Calma!». La tormenta se detuvo tan rápido como comenzó. Y así el segundo árbol supo que él llevaba navegando al rey del cielo y de la tierra. Un viernes en la mañana, el tercer árbol se extrañó cuando sus tablas fueron tomadas de aquel almacén de madera olvidado. Se asustó al ser llevado a través de una 147

impresionante multitud de personas enojadas. Se llenó de temor cuando unos soldados clavaron las manos de un hombre en su madera. Se sintió feo, áspero y cruel… Pero un domingo en la mañana, cuando el sol brilló y la tierra tembló con júbilo debajo de su madera, el tercer árbol supo que el amor de Dios había cambiado todo. Esto hizo que el árbol se sintiera fuerte, y cada vez que la gente observara al tercer árbol, ellos pensarían en Dios. ¡Eso era mucho mejor que ser el árbol más alto del mundo! Autor desconocido

Para la reflexión personal Los planes de nuestro Creador a veces se parecen a nuestros sueños porque tienen mucho que ver con lo que somos. Casi siempre, en lo que nos convertimos es mucho mejor de lo que esperábamos. Ese sueño ya fue soñado y es acompañado y permitido por el que quiere todo para nuestro bien. Y todo lo que nos sucede mientras tanto, ocurre para que se desencadenen otros acontecimientos inéditos e inesperados con finales que enseñan, al dejar su propia huella. Cadena de sueños parecidos que concluyen en otros mejores. A veces, pareciera que las cosas no salen tal como las soñamos. Con el tiempo, nos damos cuenta de que nuestros sueños se van cumpliendo de manera distinta. Pero para poder percibirlo, es necesario que tengamos los oídos atentos, la vista pronta, la mente lúcida y nuestro corazón disponible, en permanente búsqueda. Tal vez hoy no lo entendamos, pero el tiempo hará que en el final de la obra, comprendamos y confiemos en los maravillosos planes de Dios Padre. En definitiva, las cosas cambian de perspectiva al saber que Dios tiene preparado un sueño de amor para cada uno de nosotros; que relucirá en todo su esplendor cuando Él nos convoque, gracias a los méritos de su Hijo, Jesús, a vivir para siempre en su presencia.

Para compartir en grupo 148

1) ¿Cuál fue el sueño del árbol que más te gustó? ¿Por qué? 2) En definitiva, los sueños de los tres árboles se cumplieron, pero de una manera insospechada. ¿Qué fue lo que varió y qué lo que permaneció en cada uno de los sueños? 3) ¿Cuál es tu propio sueño? 4) ¿Cuál es el sueño que creemos que tenemos destinado por Dios para nosotros? 5) ¿Qué cosas podrán variar y cuáles no, para sentir nuestro sueños realizados?

VALORES EN JUEGO Constancia. Esperanza. Paciencia. Perseverancia. Resiliencia.

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10 LA CUERDA DE DIOS

Cuentan que un andinista, después de años de preparación, obsesionado por conquistar el pico de una inexpugnable montaña, inició, muy de madrugada, su travesía en solitario. Quería la gloria para él solo, por esa razón, subió sin avisar a sus compañeros del campamento base. Empezó a subir. Se fue haciendo tarde y más tarde. Decidido a hacer cumbre lo antes posible, no se preparó para acampar, sino que optó por seguir escalando… y oscureció. La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña. Ya no se podía distinguir absolutamente nada. La luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes. Cero visibilidad: todo era negro, profundo y sin límites. Trepando por un acantilado, a unos pocos metros de la cima, resbaló y se desplomó por el aire, cayendo al vacío violentamente. El andinista apenas alcanzaba a ver veloces manchas oscuras y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad, por la nada. ¡Seguía cayendo…! En esos breves pero angustiantes segundos, pasaron por su mente todos los episodios gratos y no tan gratos de su vida. Pensaba en la cercanía de la muerte… De repente, un estampido seco y fulminante detuvo su vertiginosa caída. Sintió el fortísimo tirón de la larga soga que lo amarraba del arnés a las estacas, clavadas en la roca de la montaña. Su cuerpo pareció quebrarse en dos. Al recuperar la respiración, en ese momento de terrible quietud, suspendido en el aire, no pudo más que gritar desesperadamente: –¡¡¡Ayúdame, Dios mío!!! De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contestó: –¿Qué quieres que haga? –¡¡¡Sálvame, Dios mío!!! –¿Realmente, crees que yo te puedo salvar?

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–¡Por supuesto, Señor! –Entonces…: ¡Corta la cuerda que te sostiene! Hubo un largo e interminable silencio… El hombre, atemorizado, se aferró más aún a la cuerda… Cuenta el equipo de rescate, que al otro día encontraron al andinista colgando muerto, congelado, agarradas sus manos fuertemente a la cuerda… ¡A tan solo dos metros del suelo…! Autor desconocido

Para la reflexión personal La fe no es un sueño, sino la sentida convicción de que las cosas acabarán por salir bien. Sin negar la realidad del mal o del sufrimiento inocente, la fe sabe que lo quebrado puede ser reparado; lo que no tiene sentido puede ser comprendido; lo herido puede ser sanado y hasta lo que está muerto en nosotros puede ser resucitado a una nueva vida. La fe en Jesús Resucitado nos empuja a creer que, a pesar de todos los signos en contra, la vida tiene un significado constructivo y un bien venidero, permanente y definitivo. El Amor de Dios provee y promueve todo. Nuestra libertad en la acción hace que a veces torzamos algunos caminos. No debemos dudar nunca de Dios, ya que Él es fiel a su Palabra y la cumple siempre, aunque a veces nos parezca lo contrario; si no fuera así, Dios no sería Dios. Dios, nuestro Padre, cuida de nosotros, como sus hijos amorosos, y nos sostiene siempre, especialmente en los momentos difíciles de nuestra existencia. Estamos llamados a una vida plena y definitiva. Confiemos en la Palabra de Dios, que nunca se contradice ni falla. Esa Palabra eterna y creadora, que desde el instante que nos llamó a la vida nos sostiene y acompaña siempre. ¡Ojalá que el Día que nos toque cortar la cuerda y dar el gran salto, lo hagamos confiando en su Palabra! ¡Qué así sea, por siempre! ¡Amén!

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Para compartir en grupo 1) ¿Creemos realmente que hay un Dios que cuida amorosamente de nosotros? 2) ¿Hubiéramos cortado la soga? ¿Por qué? 3) ¿Estamos dispuestos a entregarnos a Él sin condicionamientos ni seguridades? 4) ¿Creemos más en nosotros mismos que en Él, sin pensar que podemos ir muriéndonos aferrados a nuestra omnipotencia? 5) ¿Qué lugar ocupa Dios en nuestras vidas?

VALORES EN JUEGO Confianza. Fe. Libertad. Obediencia. Prudencia.

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PARA LLEVAR EN LA MOCHILA PARA SER HUMANO

I. 100 valores comentados II. El arte de narrar cuentos III. Lectura crítica e interpretación de películas IV. Índice analítico de valores (página por página) V. Índice temático de películas con valores VI. Filmografía general con valores VII. Guía para la interpretación de canciones VIII. Canciones con valores 154

IX. Libros para deleitarse y recomendar

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I 100 VALORES COMENTADOS

Cuando hablamos de valores no siempre estamos todos de acuerdo o, a veces, se confunden algunos términos con otros. Mi intención no es realizar un tratado filosóficoteleológico. Por supuesto que el listado no pretende ser abarcativo ni mucho menos. Lo único que pretendo es intentar definir conceptualmente en pocas líneas lo que diferencia un valor de otro, para que por lo menos tengamos más claro de qué estamos hablando cuando hablamos de valores13. Abnegación. Es la renuncia o el sacrificio que alguien hace de su voluntad, de sus afectos, de sus pasiones, de sus intereses o bienes materiales en servicio de Dios y del prójimo. Implica una disposición de entereza en el desprendimiento y la entrega de sí mismo, a fin de vivir en la entrega servicial a los hombres y a Dios. Consiste en la eliminación de todo lo que les hace la vida más dura, más pesada, lo que choca, molesta, desagrada, apena o inquieta a los otros. Hay un vínculo secreto entre el don de sí, por amor, y la paz del alma. Alegría. Surge, en primer lugar, de una actitud: la de decidir cómo afronta nuestro espíritu las cosas que nos rodean. Quien se deja afectar por las cosas malas, elige sufrir. Quien decide que su paz es mayor que las cosas externas, entonces se acerca más a la alegría. La fuente más común, másprofunda y más grande de la alegría es el amor y se transformaen una expresión del gozo del espíritu, que nace de la posesión de Dios y que no es otra cosa que el reposo y el contento que se encuentra en el goce del bien poseído. Amistad. Es el afecto o cariño entre las personas; es amabilidad, diálogo confidente y solidario, comprensión, sencillez, respeto mutuo, donación de sí mismo para el bien común. Para que la amistad sea verdadera, debe existir algo en común y, sobre todo, estabilidad. Sentirse a gusto con una persona, conversar y compartir sentimientos es el principio; con el tiempo, la amistad puede desarrollarse en profundidad y en extensión mediante el trato, el conocimiento y el afecto mutuos. En síntesis, la amistad es «amor de alma a alma».

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Amor. Es la tendencia o fuerza más profunda del hombre que nos mueve a obrar, nos arrastra y conduce, como norma suprema, en la acción. El amor de Dios es lo que nos hace amar bien todas las cosas que amamos. Se convierte en la dimensión estructural de la persona, la sustancia de la vida humana y la fuerza primordial y creadora de valores en el ser humano. Constituye la tendencia más profunda del hombre, reconocedora, forjadora de la unión del alma ante uno mismo y los demás. Es la norma suprema de conducta: «Ama y haz lo que quieras», expresa certera y poéticamente san Agustín. Aprender. Nos ayuda a descubrir la importancia de la búsqueda habitual de conocimientos a través del estudio, la reflexión de las experiencias vividas y una visión profunda de la realidad. Es uno de los valores fundamentales de todo ser humano, ya que nos permite obtener el conjunto de habilidades y conocimientos que se dispone para resolver problemas y avanzar en la vida. Armonía. Conveniente proporción y correspondencia de unas cosas con otras. Consiste en la conexión ordenada y equilibrada de las partes con un todo integrado. Supone la posibilidad de la unidad en la multiplicidad y aparece como un ajuste en el que las distintas partes forman un conjunto, conforme a la realización plena de un fin. La armonía procura y se expresa en la paz y el equilibrio con uno mismo, con los demás, con las cosas creadas y con Dios. Asertividad. Se encuadra dentro de las habilidades sociales y reúne las conductas y pensamientos que nos permiten defender los derechos propios y ajenos, sin agredir ni ser agredido. Saber pedir, saber negarse, negociar y ser flexible para poder conseguir los propios deseos, respetando las aspiraciones del otro; expresando nuestros sentimientos en forma clara y comunicándonos de manera abierta, amable, franca y adecuada con cualquier persona o grupo de personas. Audacia. Emprende y realiza distintas acciones que parecen poco prudentes, convencido, a partir de la consideración serena de la realidad con sus posibilidades y con sus riesgos, de que puede alcanzar un auténtico bien. Acomete con prudencia la lucha para dominar algún mal o lograr un bien. Autenticidad. Le da a la persona autoridad sobre sí misma, ante sus gustos y caprichos; iniciativa para proponerse y alcanzar metas altas, carácter estable y sinceridad, lo que le hace tener una coherencia de vida. Las experiencias, el conocimiento y la lucha por concretar propósitos de mejora hacen que con el tiempo se vaya conformando una personalidad propia, coherente, íntegra, de «una sola pieza». Autoconocimiento. Es la percepción de la propia identidad personal. El hecho de percibirse uno mismo como sujeto es lo que se entiende como subjetividad o conocimiento del yo acerca de sí mismo. Es, quizá, uno de los recorridos más difíciles para el ser humano: llegar a conocerse y aceptarse como uno es, con sus 157

limitaciones, debilidades y defectos; con sus virtudes y valores, con su única y original manera de existir. Se hace hincapié en la necesidad del otro para la constitución y la experiencia de la autoconciencia. Autodominio. Nos ayuda a controlar los impulsos de nuestro carácter y la tendencia a la comodidad y a las adicciones mediante la voluntad. Nos estimula a afrontar con serenidad los contratiempos y a tener paciencia y comprensión en las relaciones personales. Busca formar un carácter capaz de dominar los impulsos propios para hacer la vida más íntegra y llevadera para uno mismo y para los demás. Autoestima. Nos hace tener plena seguridad en nuestras capacidades; dándonos la fortaleza necesaria para superar los momentos difíciles de nuestra vida, evitando caer en el pesimismo y el desánimo. Está fundamentada en un profundo conocimiento de nosotros mismos y un adecuado nivel de autoaprobación. Se sustenta en la sencillez con que apreciamos nuestras capacidades, sin considerarnos mejores o peores que los demás. Recordemos que una persona vale por lo que es y no por lo que tiene, hace o aparenta ser. Belleza. Propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual. La belleza ontológica es aquella que se distingue por identificar la belleza con la bondad, la verdad y la perfección. Nada es bello si no es verdadero y solo lo verdadero es digno de ser amado y admirado. En cambio, la belleza estética representa una actitud subjetiva de vivencia ante lo bello, es decir, aquello cuya vista agrada o brilla con especial claridad. Es, por tanto, un conocimiento, no por conceptos, sino por percepción de lo agradable que produce lo bello y que gusta de forma desinteresada, universal y necesaria. Bondad. Inclinación natural a hacer el bien, con una profunda comprensión de las personas y sus necesidades, siempre paciente y con ánimo equilibrado. Desarrolla en cada persona la disposición para agradar y complacer en justa medida a todas las personas y en todo momento. El ser bondadoso tampoco equivale a ser blando, condescendiente con la injusticia o indiferente ante lo que está mal. La bondad perfecciona a la persona porque sabe dar y darse sin temor a verse defraudado, transmitiendo aliento y entusiasmo a quienes lo rodean. Carácter. Tener carácter implica una decisión firme y una férrea voluntad para proponernos objetivos y alcanzarlos en la medida de nuestras posibilidades. Transformar la imagen de una personalidad emprendedora, llena de energía, de fuerza y vitalidad, en una forma de ser propia y natural, para el cultivo de los buenos hábitos, la actitud positiva hacia el trabajo, el esfuerzo por dominar nuestros impulsos y vencer el egoísmo, poniendo nuestras capacidades al servicio de una buena causa o de los demás. Caridad. Es el amor interpersonal y, por consiguiente, el que más nos acerca a la 158

verdadera y eterna felicidad y el que nos da un goce más sólido y una paz más profunda. Por la caridad, amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, por el mismo amor recibido de Dios. Es el vínculo de la perfección y la forma de todas las virtudes. La caridad o el amor ferviente al prójimo nos da la posesión de Dios. Castidad. La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona y, por ello, en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. La sexualidad, en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente humana cuando está integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer. La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. Coherencia. Nos hace ser personas de una pieza, actuando siempre de acuerdo a nuestros principios. Es la correcta conducta que debemos mantener en todo momento, basada en los principios familiares, sociales y religiosos aprendidos a lo largo de nuestra vida. Se expresa en la unidad de sentimientos, pensamientos, palabras y en el actuar de cada persona en la búsqueda del bien personal y comunitario. Comedimiento. Se comporta con discreción, prudencia y mesura; manifestando sensatez, tacto y tino para hablar u obrar. Mantiene adecuada reserva frente a los hechos que conoce y observa. Expresa moderación en sus juicios, delicadeza en el trato y cortesía en las costumbres, prestando su servicio a los demás con buena disposición. Compasión. Capacidad de conmovernos ante las circunstancias que afectan a los demás y compenetrarnos con el sufrimiento del prójimo. Se enfoca en descubrir a las personas, sus necesidades y padecimientos; con el interés y la firme decisión de emprender acciones que les ayuden a superar las condiciones adversas. Es necesario recuperar la sensibilidad social para lograr una mejor calidad de vida en nuestra sociedad. Comprensión. Reconoce los distintos factores que influyen en los sentimientos o en el comportamiento de una persona, y profundiza en el significado de cada factor y en su interrelación –ayudando a los demás a hacer lo mismo– y adecua su actuación a esa realidad. Es la conciencia de nuestra fragilidad, la convicción de saber que podemos caer en la misma situación, de cometer los mismos errores que nos lleva a comprender y, no necesariamente, a justificar los errores de los demás. Compromiso. Consiste en poner en juego nuestras capacidades para sacar adelante todo aquello que se nos ha confiado. Va más allá de cumplir con una obligación. Una 159

persona comprometida es aquella que cumple con sus obligaciones haciendo un poco más de lo esperado, porque vive, piensa y sueña con sacar el proyecto con el que se ha comprometido y en el que ha empeñado su palabra. Comunicación. Nos ayuda a intercambiar de forma efectiva pensamientos, ideas y sentimientos con las personas que nos rodean, en un ambiente de cordialidad y buscando el enriquecimiento personal de ambas partes. Una buena comunicación puede hacer la diferencia entre una vida feliz o una vida llena de problemas. Solo así estaremos en condiciones de servir al enriquecimiento personal de quienes nos rodean. Comunidad. Lo que une a los hombres no es la proximidad física, sino el convivir juntos. El espíritu comunitario tiene su fuente en el amor y este amor crea una actitud de vida en la que se antepone el bien común al propio. La comunidad se construye por medio de la relación y de la comunicación; transformándose en el camino natural hacia la solidaridad y la buena convivencia. Una comunidad cristiana es un encuentro de personas con el propósito común de aplicar los valores del Evangelio a cada aspecto de sus vidas. Confianza. Es la seguridad firme que se tiene de una persona, por la relación de amistad o la labor que desempeña. Tenemos seguridad en una persona porque sabemos que en sus palabras no existe el doble sentido o el rebuscamiento; jamás hace un juicio a la ligera sobre las actitudes de los demás; trabaja con intensidad, procurando terminar la tarea encomendada y cuidando hasta el más mínimo detalle; llegará puntual si así se ha acordado o guardará el secreto que le hemos confiado. Consejo. Nos ayuda a advertir las posibilidades de mejora que tienen las personas, transmitiendo ideas que orienten y faciliten el crecimiento individual de cada una de ellas en los distintos aspectos de su vida; siempre de persona a persona, en un ambiente de confianza, procurando no ofender ni interferir en decisiones que no nos corresponden. Una palabra acertada y expresada en el momento justo, logrará un cambio favorable en la vida de quienes nos rodean. Constancia. Nos conduce a llevar a cabo lo necesario para alcanzar las metas que nos hemos propuesto pese a las dificultades externas o internas o a la disminución de la motivación personal por el tiempo transcurrido. Sustenta su trabajo en una fuerza de voluntad sólida y en un esfuerzo continuado para llegar a la meta propuesta, venciendo las dificultades e incluso venciéndonos a nosotros mismos. El hecho de tener motivos y propósitos sólidos y trascendentes que impulsen nuestras acciones, facilita la tarea. Coraje. Es una virtud por la cual el hombre se siente con el arrojo y ánimo necesarios para afrontar las pesadumbres o los inconvenientes que se presentan y remontar 160

las adversidades durante la concreción de un proyecto. Valor, esfuerzo e impetuosa decisión para hacer una cosa o seguir avanzando en una empresa noble. Tener coraje no significa no tener miedo; es actuar a pesar de él y seguir adelante. Creatividad. Capacidad de producir cosas nuevas y valiosas, para llegar a conclusiones novedosas y resolver problemas en forma original. Permite relacionar lo diverso para lograr la búsqueda de una nueva armonía. Constituye el principio básico para el mejoramiento de la inteligencia personal, del progreso de la sociedad y también, una de las estrategias fundamentales de la evolución natural. Como todas las capacidades humanas, la creatividad puede ser desarrollada y mejorada. Crítica constructiva. Se fundamenta en el propósito de lograr un cambio favorable que beneficie a todas y cada una de las personas involucradas, con actitud de respeto y sentido de colaboración. Realizar una crítica constructiva para ayudar a los demás es una actitud madura, responsable y llena de respeto por nuestros semejantes. Sin su aporte, corremos el riesgo de sujetarnos únicamente a nuestro particular punto de vista e intereses, de ser parciales y subjetivos en nuestros proyectos de mejora. Decencia. Nos recuerda la importancia de vivir y comportarse dignamente en todo lugar. Para vivirla, se necesita educación, compostura, buena presencia y respeto por los demás. Es muy notable la delicadeza que guarda respecto a la sexualidad humana y todo lo que de ella se deriva. La persona decente despierta confianza en los demás por la integridad de su conducta, evitando las acciones incompatibles con su sistema de valores y creencias. Desprendimiento. Consiste en saber utilizar correctamente nuestros bienes y recursos evitando apegarse a ellos y, si es necesario, ponerlos al servicio de los demás. Nos enseña a poner el corazón en las personas y no en las cosas materiales: reconociendo las necesidades propias y ajenas. Debemos superar nuestro egoísmo y nuestra indiferencia para colaborar en el bienestar de los demás. Lo importante es tener la conciencia de ofrecer algo, de ofrecerse. Docilidad. Nos hace conscientes de la necesidad de recibir dirección y ayuda en todos los aspectos de nuestra vida. Es necesario tener la suficiente humildad y capacidad para considerar y aprovechar la experiencia y los conocimientos de los demás. Nos dispone a escuchar con calma y atención, a considerar con mayor detenimiento las sugerencias que nos hacen y, así, tomar decisiones más acertadas según la información recibida. Ecología. Encuentra en la protección del medio ambiente una forma de servir a los demás y a nosotros mismos. Nos hace considerar y actuar en favor de la protección del medio ambiente y el desarrollo sustentable de los recursos 161

naturales. Nos lleva a defender toda forma de vida, incluyendo la propia. Somos co-responsables de cuidar la creación de Dios ante las generaciones venideras. Eficacia. Hacer bien las cosas correctas en el momento adecuado; capacidad para lograr un fin empleando los mejores medios éticamente posibles. Produce y alcanza el efecto o resultado deseado, respetando siempre a las personas y al bien común. Consiste en alcanzar los objetivos o las metas acertadamente seleccionados en el proyecto de mejora personal o comunitaria, para la solución idónea de un problema o necesidad existente. Empatía. Es el esfuerzo que realizamos para reconocer y comprender los sentimientos y las actitudes de las personas, así como las circunstancias que los afectan en un momento determinado. Nos ayuda a recuperar el interés por las personas que nos rodean y a consolidar la relación que con cada una de ellas tenemos. Se facilita en la medida en que conocemos mejor a las personas. Equidad. Se plantea, consecuentemente, como un principio basado en la responsabilidad moral de ayudar a los otros a crecer desde sus propias capacidades y condicionamientos, de manera diferenciada. Debe ser entendida como el firme propósito y compromiso de reconocer a todas las personas igual dignidad, esto es, iguales derechos, partiendo de las diferencias para lograr la igualdad de oportunidades para todos. Esperanza. El que tiene esperanza dirige su mirada hacia algo que desea y ama; solo se espera lo que es bueno para uno. No existe esperanza sin alegría y esta no es más que la respuesta a la idea, quizá no justificada, de algo bueno y amado, de cuya realización no tenemos certeza, pero confiamos y anhelamos alcanzar. La esperanza versa sobre lo futuro, lo posible, lo arduo y se dirige a la autorrealización por venir. Para los cristianos, si Cristo no hubiera resucitado, la fe y esperanza serían inútiles. Por la esperanza, deseamos y aspiramos a la vida eterna en el Reino de los Cielos, como felicidad completa, poniendo nuestra confianza en las promesas y el amor de Cristo por nosotros. Espíritu crítico. Capacidad de reflexionar antes y después de actuar; distinguiendo lo fundamental de lo accesorio; lo urgente de lo importante; lo aparente de lo profundo; lo real de lo imaginario; lo verdadero de lo falso; lo adecuado de lo inapropiado. El espíritu crítico busca la verdadera esencia de las cosas y las acciones, para obrar en consecuencia y procurar el bien en todo momento. Experiencia. Es el conocimiento adquirido en el transcurso de nuestra vida, que nos ayuda a tomar mejores decisiones, ponderando posibilidades y riesgos. A pesar de todo esto, muchas veces seguimos tomando decisiones a la ligera, cometiendo los mismos errores y cerrando nuestros oídos a los consejos que nos brindan personas con más visión que nosotros o que han pasado por situaciones 162

similares. Familia. El valor de la familia nace y se desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que le ha tocado desempeñar, procurando el bienestar, el desarrollo y la felicidad de todos los miembros. Se basa en la presencia física, mental y espiritual de las personas en el hogar, con disponibilidad para el diálogo y la convivencia, haciendo un esfuerzo por estrechar lazos, cultivar los valores y así estar en condiciones de transmitirlos y enseñarlos. Saberse apreciado, respetado y comprendido en la familia, favorece la autoestima, mejora la convivencia y fomenta el desarrollo del ser humano individual y socialmente. Fe. Humanamente, la fe consiste en la facilidad para creer todo lo que se refiere a las cosas humanas, sin dejarse llevar por desconfianzas mal fundadas, por sospechas y juicios temerarios. Para los cristianos, la fe es otra de las virtudes teologales y es un don del Espíritu Santo que se manifiesta en cierta facilidad para aceptar todo lo que hay que creer, firmeza para afianzarnos en ello, seguridad de la verdad que creemos. Por la fe los cristianos creemos en Dios, uno y trino, y en todo lo que nos ha revelado a través de Jesucristo, verdad y objeto mismo de la fe. Felicidad. Está implícita en la vivencia de los demás valores; cada uno de ellos nos aporta la posibilidad de llevar una vida plena, positiva y llena de optimismo, que da sentido profundo a nuestras vidas. El ser feliz no es un estado de ánimo sino una actitud. Frente a los problemas y las preocupaciones, una actitud positiva y esperanzadora ayudan mucho más que una actitud pesimista y un encerrarse en sí mismo. Se es optimista porque, aunque las cosas salgan mal, se confía en que siempre habrá personas que nos ayudarán a superar las dificultades, procurándonos la alegría, el apoyo y sostenimiento mutuo en todo momento. Fidelidad. Es el íntimo compromiso que asumimos de cultivar, proteger y enriquecer la relación con otra persona y a ella misma; lo cual garantiza una relación estable en un ambiente de confianza, que favorece el desarrollo integral y armónico de las personas. Se aplica más directamente a las relaciones de pareja, que se traduce en la alegría de compartir con alguien la propia vida, procurando la felicidad y la mejora personal de la pareja. Se expresa en la lealtad que las personas se tienen entre sí, en virtud del vínculo que las une. Flexibilidad. Es la capacidad de adaptarse rápidamente a las circunstancias, los tiempos y las personas, rectificando oportunamente nuestras actitudes y puntos de vista, para lograr una mejor convivencia y entendimiento con los demás. Ser flexibles no significa dejarse llevar y ser condescendientes con todo y con todos. A través de ella, se adapta el comportamiento a cada situación, sin abandonar por ello los criterios de actuación personal y la escala de valores elegidos. 163

Fortaleza. Asegura, en las dificultades, la firmeza y la constancia en la práctica del bien, en nuestro caminar hacia Dios. En situaciones ambientales perjudiciales a una mejora personal, resiste las influencias nocivas, soporta las molestias y se entrega con valentía para vencer las dificultades y así acometer empresas grandes. La fortaleza se nutre de una fuerza más intensa: la del sentido de la verdad, del bien y de la belleza. Fraternidad. Amistad, afecto, cordialidad, unión, buena correspondencia y convivencia entre hermanos o entre quienes se tratan como tales. En un sentido más amplio, la fraternidad es el amor universal que une a todos los miembros de la familia humana y nos reconoce como hijos de un mismo Padre, es decir, como hijos de Dios. Por el sentido de fraternidad, nadie puede sentirse superior a otro y todos somos corresponsables ante Dios por nuestros hermanos, especialmente los más necesitados. Generosidad. Consiste en actuar en favor de otras personas desinteresadamente y con alegría, teniendo en cuenta la utilidad y la necesidad de esas personas y el valor de lo que se entrega. Es pensar y actuar hacia los demás, hacia fuera, no hacia dentro. Dar y darse sin esperar nada a cambio, entregar la vida, volcarse a los demás, ayudar a los que nos necesitan, dar consuelo a los que sufren es lo que nos hace mejorar como seres humanos. Gratitud. Actitud que nace del corazón en aprecio a lo que alguien ha hecho o ha querido hacer por nosotros. Nos obliga a estimar el beneficio o favor recibido y a corresponderlo de alguna manera. La persona agradecida busca tener otras atenciones con las personas, no pensando en «pagar» por el bien o beneficio recibido, sino en devolver la muestra de afecto o cuidado que tuvo. Una actitud agradecida ante la vida se manifiesta a través de las muestras de afecto con los demás, con las cosas creadas y con Dios. Honestidad. Es una forma de vivir congruente entre lo que se siente y piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo. Exige un permanente compromiso en la búsqueda de la verdad y del bien, obrando en consecuencia. Implica rectitud de ánimo e intenciones y pretende alcanzar la integridad en el obrar. Es una de las cualidades que nos gustaría encontrar en las personas o mejor aún, que nos gustaría poseer, porque garantiza confianza, seguridad, respaldo, confidencia…, en una palabra: integridad. Humildad. Reconoce sus propias insuficiencias, sus cualidades y capacidades y las aprovecha para obrar el bien; sin llamar la atención ni requerir el aplauso ajeno. Consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar en consecuencia; teniendo clara conciencia de que sin Dios no somos nada. El humilde descubre su propio valor ante Dios y no a la luz de apariencias humanas. 164

Inclusión. Capacidad del ser humano de no excluir al otro, sin discriminarlo, es decir, de no hacerlo sentir ni dejarlo fuera, a pesar de ser diferente. Es contar con todos. Supone un esfuerzo convencido por incluir a todas y todos, especialmente a los distintos, a los más débiles. Busca integrar en la sociedad a la gente que nunca antes ha formado parte de ella y asegurar el acceso a los bienes materiales y culturales a todos los que, de una manera u otra, están marginados o excluidos. Integridad. Es hacer lo correcto y vivir de acuerdo a ello. La integridad implica solidez, rectitud, probidad y entereza. La bondad suministra la honestidad y la moralidad en las que pensamos ante el término integridad. Para ser íntegros necesitamos tener coraje y autodisciplina para vivir de acuerdo con nuestra verdad interior y nuestra escala de valores. Esto implica mantenernos incorruptibles e invulnerables en nuestros principios. Interioridad. El sentido y significado de nuestras vidas comienza en lo profundo de nuestra conciencia. Toma al mundo interior de la persona como centro de gravedad de toda su vida y actuación. Supone enfocarse y concentrarse en la importancia del ser, en vez de en el tener, en el hacer o en las cosas de exteriores. Es un proceso hacia el interior que es donde está el fundamento de la verdadera trascendencia: Dios, y desde donde Dios más nos habla. Justicia. La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que le es debido. Se esfuerza continuamente en reconocer a los demás lo que les es debido, de acuerdo con el cumplimiento de sus deberes y de acuerdo con sus derechos como personas (a la vida, a los bienes culturales y morales, a los bienes materiales). Y, a la vez, intenta que los demás hagan lo mismo, procurando dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Laboriosidad. Consiste en cumplir diligentemente las actividades necesarias para alcanzar progresivamente la propia madurez y ayudar a los demás a hacer lo mismo. Trabajar es solo el primer paso; hacerlo bien, disciplinadamente y con cuidado en los pequeños detalles, es cuando se convierte en un valor. Implica realizar con esmero las tareas y demás deberes diarios, que son propios de nuestras circunstancias, y ayudar a quienes nos rodean en el trabajo e incluso el tiempo libre. Lealtad. Acepta los vínculos implícitos en su adhesión a otros, de tal modo que refuerza y protege, a lo largo del tiempo, el conjunto de valores que representan. Es el compromiso de defender lo que creemos y en quien creemos. Cuando algo o alguien nos ha dado algo bueno, le debemos mucho más que agradecimiento. Se da en temas como la patria, el trabajo, la familia o la amistad. Libertad. Puede entenderse como la capacidad de elegir entre el bien y el mal responsablemente. Consiste en la capacidad para hacer con facilidad y gozo el 165

bien, es decir, amar a Dios y a los hermanos. Implica conocer lo bueno o malo de las cosas y proceder de acuerdo con nuestra conciencia, sabiendo que nuestra libertad termina donde comienza la libertad del otro. La responsabilidad es siempre una condición necesaria para la auténtica libertad, ya que la verdadera libertad no consiste en hacer lo que nos da la gana (libertinaje), sino en hacer lo que tenemos que hacer (responsabilidad) porque nos da la gana. Liderazgo. Todo líder tiene el compromiso y la obligación de velar por la superación personal, profesional y espiritual de quienes le rodean. Por lo general, se reconoce la figura de un líder por ser quien va a la cabeza y guía a los demás en la consecución de proyectos comunes de mejora personal y comunitaria. El verdadero liderazgo se entiende como una vocación de servicio a los demás para la búsqueda del bien común. Magnanimidad. Es una disposición de dar más allá de lo que se considera normal, de entregarse hasta las últimas consecuencias, de emprender sin miedo, de avanzar pese a cualquier adversidad o a los inconvenientes siguiendo grandes ideales. La magnanimidad nos habla de grandeza de espíritu, excelencia moral y amplitud del alma. El ánimo grande, la magnanimidad, es el valor que convierte a un simple ser humano en un héroe. Mansedumbre. Cuando la paz está bien asentada en el corazón, no le cuesta moderar y reprimir los arrebatos de cólera. El alma sigue en la misma postura, sin perder la tranquilidad interior ni la defensa de los propios valores, sabiendo que la violencia engendra violencia y acarrea males mayores. No por ello, la persona mansa de corazón deja de defender la justicia y oponerse pacíficamente al mal, expresando su fortaleza en la lucha «no-violenta». Modestia. Modera todos los movimientos internos y externos y la apariencia de la persona según sus dones y estado de vida. Regula, templa y morigera las acciones externas y los comportamientos internos, conteniendo al hombre en los límites de su estado, según lo conveniente para su crecimiento personal. No-violencia. Es un conjunto de principios sobre la moralidad, el poder y el conflicto que conduce a rechazar el uso de la violencia en los esfuerzos para lograr los objetivos sociales o políticos. Ha ido experimentando diversas maneras de encarar el conflicto social: la desobediencia civil, la huelga de hambre, el boicot a un producto o empresa, la manifestación pacífica, el bloqueo, la no colaboración, etc. La no-violencia perfecta es la ausencia total de male-volencia con respecto a todo lo que vive y se expresa en la bene-volencia. El hombre es invitado a transformar su hostilidad en hospitalidad. Obediencia. Es una actitud responsable de colaboración y participación, necesaria para las buenas relaciones, la convivencia y el trabajo en equipo. Acepta, asumiendo 166

como decisiones propias, las de quien tiene y ejerce la autoridad, con tal de que no se opongan al bien, la ética o la justicia, y realiza con prontitud lo decidido, actuando con empeño para interpretar fielmente la voluntad del que manda. Para que sea realmente un valor, debe ir acompañada de nuestra voluntad de hacer las cosas, agregando nuestro ingenio y capacidad para obtener un resultado igual o mejor de lo esperado. Objetividad. Es la actitud de ver el mundo como es y no como queremos que sea. Los seres humanos somos una compleja mezcla de sentimientos, raciocinio, experiencia y aprendizaje. Todos estos elementos pueden brindar a una persona una percepción de la realidad que puede estar equivocada. Permite captar la realidad como es, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir. Optimismo. Nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo, entusiasmo y perseverancia. Confiando razonablemente en nuestras posibilidades y en la ayuda que pueden prestarnos los demás, de modo que en cualquier situación podamos distinguir, en primer lugar, lo que es positivo en sí y las posibilidades de mejora que existen y, a continuación, las dificultades y los obstáculos que se oponen a esa mejora, tomando decisiones realistas en la búsqueda de soluciones posibles. Orden. Comportamiento de acuerdo con las normas lógicas –que se sustentan en determinados valores– necesarias para el logro de algún objetivo deseado y previsto, en la organización de las cosas, en la distribución del tiempo y en la realización de las actividades por propia iniciativa. Paciencia. Es la actitud que hace a las personas tolerar, comprender, padecer y soportar los contratiempos y adversidades, sin lamentarse, moderando sus palabras y conducta para actuar de manera acorde a cada situación. Una vez conocida o presentida una dificultad a superar o algún bien deseado que tarda en llegar, soporta las molestias presentes con serenidad. Ayuda a moderar los excesos de la tristeza y a esperar con serenidad el bien deseado. Pasión. Es el fuego, la intensidad, el entregarse a vivir y valorar como un tesoro cada instante de las relaciones y de nuestras vidas como si fuera el último. Es la decisión de vivir cada encuentro y momento con la mayor energía, intensidad vital, honestidad y ética posibles, teniendo en cuenta que es irrepetible. Se manifiesta por medio del entusiasmo y la entrega total al otro, a la vocación o tarea elegidas o a las causas nobles y justas. Patriotismo. Nos hace vivir plenamente nuestro compromiso como ciudadanos y fomenta el respeto que debemos a nuestra nación. Procura cultivar el respeto y amor con la patria donde nacimos o vivimos, mediante nuestro trabajo honesto y la contribución personal al bien común. Por el patriotismo, se reconoce lo que la patria le ha dado y le da, reforzando y defendiendo el conjunto de valores que 167

representa; teniendo, a su vez, por suyos los afanes nobles de todos los países. Paz interior. Es la tranquilidad en el orden, que mantiene al alma en la posesión de la alegría contra todo lo que es opuesto, excluyendo toda clase de turbación y de temor. La paz interior surge como un producto del autoconocimiento: aprender a dominar nuestro egoísmo y el deseo de tener siempre la razón; saber escuchar y comprender las debilidades propias y ajenas. Desde el punto de vista de la fe, quien posee a Dios no se inquieta por nada, porque Dios lo es todo para él. Dios mismo es el camino hacia la paz. Perdón. Es la capacidad que tenemos los seres humanos de no tener en cuenta y olvidar las ofensas, las deudas y los maltratos recibidos, de manera que, por su intermedio, podamos reestablecer las relaciones dañadas. Los resentimientos nos impiden vivir plenamente sin saber que un simple acto del corazón, como el perdón, puede cambiar nuestras vidas y la de quienes nos rodean; permitiéndonos reconciliarnos con los demás y con nosotros mismos. Perseverancia. Una vez tomada una decisión, después de haber sido seriamente sopesada y confrontada con el bien deseado, lleva a cabo las actividades necesarias para alcanzar lo decidido, aunque surjan dificultades internas o externas o pese a que disminuya la motivación personal a través del tiempo transcurrido. Mediante ella se alcanza, en un esfuerzo continuado y sostenido en el tiempo, un objetivo propuesto. Requiere de sentido común, estabilidad, confianza y es signo de madurez. Pluralismo. En nuestras sociedades cada vez más diversificadas, resulta indispensable garantizar una interacción armoniosa y una voluntad de convivir de personas y grupos, con identidades culturales a un tiempo: plurales, variadas y dinámicas. La diversidad cultural es para el género humano tan necesaria como la diversidad biológica para los organismos vivos. El pluralismo cultural constituye la respuesta política al hecho de la diversidad cultural. Las políticas que favorecen la inclusión y la participación de todos los ciudadanos garantizan la cohesión social, la vitalidad de la sociedad civil y la paz. Proactividad. Consiste en el desarrollo autoconsciente de proyectos creativos y audaces para la generación de mejores oportunidades para uno y para los demás. Asumir nuestras responsabilidades, tomar iniciativa, sumar acción e imaginación de manera continua y simultánea. Es actuar uno mismo, mantener los compromisos y no quedarnos inmóviles por temor a los errores. Con una actitud hacia el cambio se generan nuevas ideas, se tiende a la acción, se buscan soluciones, y, sobre todo, se genera dinámica. Se trata de tomar un sueño o proyecto y realizar todas las acciones que sean necesarias para que se pueda cumplir. Prudencia. Nos conduce a ver lo que la realidad nos pide en cada caso particular, a 168

juzgar y establecer el obrar racional en cada momento. Dispone la razón práctica para discernir, en toda circunstancia, nuestro verdadero bien y elegir los medios justos para alcanzarlo. El individuo prudente recoge la información, que enjuicia de acuerdo con criterios rectos y verdaderos, pondera las consecuencias favorables y desfavorables para él y para los demás, antes de tomar una decisión, y luego actúa o deja de actuar de acuerdo con lo decidido. Pudor. Capacidad de mantener a resguardo la intimidad delante de extraños, rechazando lo que pueda dañarla, descubriéndola únicamente en circunstancias que sirvan para la mejora propia o ajena. Reconoce el valor de la propia intimidad y respeta la de los demás. Pulcritud. Es la práctica habitual de la limpieza, la higiene y el orden en nuestras personas, nuestros espacios y nuestras cosas. Responde a un estado interior del individuo que se expresa en aspectos exteriores. Puntualidad. Es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones y encuentros previamente pactados. Se construye por el esfuerzo de llegar a tiempo en el lugar adecuado. Es una forma de hacerles a los demás la vida más agradable, mejora nuestro orden y nos convierte en personas dignas de confianza. Resiliencia. Es la capacidad humana para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y salir de ellas fortalecido o incluso transformado. Busca preservar la integridad en circunstancias difíciles, reaccionando positivamente, a pesar de las dificultades. Cualidad dinámica, que se encuentra latente en el interior de cada ser humano, que surge de la creencia en la propia eficacia para lograr cambios en uno mismo y en el medio en que se desenvuelve, más allá de las circunstancias de la realidad. Se trata de lograr una supervivencia adecuada, dentro de parámetros aceptados cultural, social, ética y comunitariamente. Respeto. Actúa o deja de actuar, procurando no perjudicar ni dejar de beneficiarse a sí mismo ni a los demás, de acuerdo con sus derechos, con su condición y con sus circunstancias. Constituye la base para convivir en sociedad, aceptando las diferentes formas de pensar, sentir y hablar. Entiende que la diversidad y la pluralidad son elementos constitutivos de la sociedad, que nos permiten percibir y convivir con las diferencias de ideas, costumbres y creencias. Responsabilidad. Asume las consecuencias de las decisiones que tome o acepte y también de sus actos intencionados, de tal modo que los demás queden beneficiados lo más posible o, por lo menos, no perjudicados, preocupándose a la vez de que las otras personas en quienes puede influir hagan lo mismo. Es una obligación, ya sea moral o incluso legal, de cumplir con lo que se ha comprometido. Confiamos en aquellos que, de manera estable, cumplen lo que 169

han prometido. Sabiduría. Busca el grado más alto del conocimiento para ponerlo al servicio de la vida misma y de los demás, identificando los caminos prácticos con sentido, pertinentes y posibles, en un momento determinado. El verdadero sabio es aquel que sabe vivir, de manera prudente y coherente con los dictados de su conciencia. Nos lleva a la búsqueda permanente de la verdad, el bien y la belleza, es decir, a la búsqueda última del sentido de la vida, en definitiva, a la búsqueda de Dios. Búsqueda que se expresa en el amor hacia nosotros mismos, hacia nuestros hermanos y hacia el mundo que nos rodea. Sacrificio. Es aquel esfuerzo extraordinario para alcanzar un beneficio mayor, venciendo los propios gustos, intereses y comodidades. No es un valor que sugiere sufrimiento y castigo, sino una fuente de crecimiento y superación personal. Siempre es posible hacer un esfuerzo extra para alcanzar una meta elevada. ¿Por qué no hacerlo para servir mejor a los demás? Sana diversión. Consiste en saber elegir actividades que nos permitan sustituir nuestras labores cotidianas, por otras que requieren menor esfuerzo, sin descuidar nuestras obligaciones habituales, facilitando el desarrollo físico, intelectual y moral de las personas. Es trascendental buscar actividades recreativas que nos permitan seguir creciendo en los valores humanos, cuidando el mundo que nos rodea y mejorando a nuestros semejantes. Sencillez. La personalidad sencilla a veces puede pasar inicialmente desapercibida, pero su fortaleza interior y su encanto es mucho más profundo y perdurable. Sin adornos ni artificios, no le hace falta mostrar y poner en evidencia sus posesiones y cualidades porque son ciertas y naturales. Cuida que su comportamiento habitual en el hablar, en el vestir, en el actuar, esté en concordancia con sus intenciones íntimas, de tal modo que los demás puedan conocerle claramente, tal como es. Sensibilidad. Es la capacidad que tenemos los seres humanos para percibir y comprender el estado de ánimo, el modo de ser y de actuar de las personas, así como la naturaleza de las circunstancias y los ambientes, de manera que se actúe correctamente en beneficio de los demás. Nos hace despertar hacia la realidad, descubriendo todo aquello que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social. Serenidad. Este valor nos enseña a conservar la calma en medio de nuestras ocupaciones y problemas, mostrándonos cordiales y amables con los demás. Nos hace mantener un estado de ánimo apacible y sosegado aun en las circunstancias más adversas, esto es, sin exaltarse o deprimirse, encontrando soluciones a través de una reflexión detenida y cuidadosa, sin engrandecer o minimizar los 170

problemas. Servicio. Servir es ayudar a alguien de manera espontánea, como una actitud permanente de colaboración hacia los demás. Brindar ayuda en los pequeños detalles habla de nuestro alto sentido de colaboración. Las personas serviciales están atentas, observando y buscando el momento oportuno para ayudar a alguien; aparecen de repente con una sonrisa y las manos dispuestas, mereciendo nuestro profundo agradecimiento, y nos invitan a imitar su actitud. Sinceridad. Manifestación clara y sin rebuscamientos, si juzga que es conveniente, a la persona idónea, en el momento y lugar adecuados, de lo que ha hecho, lo que ha visto, lo que piensa, lo que siente, respecto a su situación personal o la de los demás, con un propósito cierto de mejora. Se basa en la actitud congruente entre sentimientos, pensamientos, palabras y acciones. Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, en consonancia con la caridad y la oportunidad y actuar en consecuencia. Sobriedad. Nos enseña a administrar nuestro tiempo y recursos, moderando nuestros gustos y caprichos para construir una verdadera personalidad; dando a las cosas su justo valor. Distingue, en todo momento, entre lo que es razonable y lo que es inmoderado; utilizando sensatamente sus cinco sentidos, su dinero, sus esfuerzos, de acuerdo con criterios rectos y verdaderos. Sociabilidad. Es el camino para mejorar la capacidad de comunicación y de adaptación en los ambientes más diversos. Aprovecha y crea los cauces adecuados para relacionarse con distintas personas y grupos, consiguiendo comunicarse con ellas a partir del interés y la preocupación que muestra por lo que son, por lo que dicen, por lo que hacen, por lo que piensan y por lo que sienten. Nos impulsa a cultivar las relaciones con las personas, aprender de su experiencia, compaginando los mutuos intereses e ideas para encaminarlos en la búsqueda del bien común. Solidaridad. Es la ayuda mutua que debe existir entre las personas, no porque se les conozca o sean nuestros amigos, simplemente porque somos humanos. Todos tenemos el deber de ayudar al prójimo y el derecho a recibir ayuda de nuestros semejantes. Generalmente, la concebimos como una actitud que debemos asumir en emergencias y desastres; sin embargo, la solidaridad es una característica de la sociabilidad que inclina al hombre a sentirse unido a sus semejantes y a la cooperación con ellos, procurando el bienestar de todos. Superación. Motiva a la persona a perfeccionarse a sí misma, en lo humano, profesional y económico, en lo relacional y, especialmente, en lo espiritual. Es preciso vencer los obstáculos y las dificultades que se presenten, desarrollando la capacidad de hacer mayores esfuerzos para lograr cada objetivo que se proponga. El simple 171

deseo no basta: requiere acciones inmediatas, planeación, esfuerzo y trabajo continuo. Templanza. Modera la atracción hacia los placeres sensibles y procura la mesura en el uso de los bienes creados. Refrena la desordenada afición de comer y de beber, impidiendo los excesos que pudieran cometerse. La virtud de la templanza conduce a evitar toda clase de excesos: el abuso de la comida, del alcohol, del tabaco, de las medicinas y otras adicciones. A través de ella, se llega a la madurez emocional. Ternura. La ternura no es sinónimo de debilidad. No está en lo grande, ni en lo brillante, ni en lo que se destaca; está en lo humilde, en lo sencillo, en lo delicado, en el detalle, en esas pequeñas cosas de lo cotidiano. Está en aquello que parece pequeño, pero que se hace grande en el corazón. Consiste en una subjetividad amorosa, sensible, afectiva, acariciante, frágil, posibilitadora y propiciadora de la singularidad, la diversidad y la convivencia humana. Tolerancia. En sentido propio, tolerar significa no impedir algo que se considera ilícito, sin aprobarlo. Tolera un error o un mal quien tiene la facultad moral de impedirlo, pero no la ejerce para evitar un daño más grave. En todo caso, el amor a la verdad y el amor a las personas son premisas de la recta tolerancia. La convivencia con quienes nos rodean nos lleva a aceptar que hay otros que piensan de distinta manera, que tienen otros gustos y aficiones, otra visión de las cosas y de la vida. Pero ninguno de esos motivos debe ser obstáculo para el diálogo y la comprensión, porque el amor de Dios supera las diferencias. La meta última no puede ser tolerar el mal, sino vencerlo con el bien. Valentía. Nos enseña a defender y luchar por aquello que vale la pena, a sobreponernos frente a la adversidad. La fortaleza interior conducida por una conciencia recta puede llevarnos más lejos de lo que podríamos imaginar. Implica asumir las consecuencias de nuestros actos, afrontar las consecuencias de nuestros errores, vencer los propios miedos y enfrentar riesgos. Personas ordinarias haciendo cosas extraordinarias. Verdad. Es la conformidad entre lo que se dice, siente, piensa o cree y la realidad, lo que es o lo que sucede. Tradicionalmente, se ha entendido la verdad como la correspondencia o coincidencia entre la mente y la realidad o los enunciados y los hechos. La verdad es la adecuación (no la identificación) entre las cosas y el entendimiento, de modo que el pensar y el ser han de ser lo mismo. Y tanto más verdadera será mi comprensión, cuanto más semejante sea a las cosas. A veces verdad se identifica con realidad. En el Nuevo Testamento, la verdad se refiere ante todo a la «fiabilidad» o fidelidad de Dios, a la palabra de Dios, al Evangelio y, sobre todo, a Jesucristo, en quien se sustantiva: Dios es «la Verdad».

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Voluntad. Es la capacidad de los seres humanos de decidir y ordenar la propia conducta. Puede ser considerada como la facultad espiritual que el hombre posee de afirmar o tender a los valores aceptados. Nos mueve a hacer cosas de manera intencionada, por encima de las dificultades, los contratiempos y el estado de ánimo.

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II EL ARTE DE NARRAR CUENTOS

Orígenes de la narración

La narración se remonta a los orígenes de la humanidad, cuando los ancianos de la tribu hacían de la tradición oral una forma de vida en torno al fogón comunitario. La historia de la humanidad siempre tuvo un primer relato oral, enriquecido y recreado por miles de horas pasadas junto al fuego. Incluso en todas nuestras familias, la tradición de narrar cuentos e historias forma parte del trasvasamiento familiar, intergeneracional y cultural. El cuento tradicionalmente nos evoca la infancia, donde la escucha de una narración «fantástica» solía trasladarnos mediante un viaje ilusionante y mágico a vivir por un breve espacio de tiempo la vida de otra persona. El cuento y la narración, en general, tienen el poder de romper la estructura espaciotemporal en la que vivimos. Permite todas las combinaciones temporales e históricas posibles, no exigiendo límites de espacios, colores y tiempos. El cuento nos lleva al plano afectivo, al trasfondo mítico de cada ser humano, donde el tiempo y el espacio ocurren de manera diferente. El cuento nos transporta a un lugar mágico, al arquetipo del mundo infantil, donde todos los hombres y las mujeres nos sentimos hermanados participando de un mismo relato: el relato de la humanidad.

Espíritu de la narración

En este mundo masificado por las imágenes prediseñadas, la narración obrará el milagro de sacarnos del tiempo cronológico para sumergirnos en el tiempo afectivo. Es decir, en el espacio de los sentidos, la imaginación, los colores y olores, en el espacio creativo. Una narración es el relato de unos hechos reales o imaginarios que les suceden a unos personajes en un lugar. Cuando contamos algo que nos ha sucedido, que hemos oído, 174

que hemos leído, que hemos soñado o que hemos creado, estamos haciendo una narración. El uso de los cuentos como recurso o herramienta universal conforma una reestructuración de la realidad a través de historias simbólicas que facilitan su comprensión. Los cuentos nos acercan a vernos reflejados alegóricamente en una realidad que no nos compromete directamente, pero de la cual sacamos conclusiones que nos afectan a través de la reconstrucción de distintos significados. Pueden evocar todo esto en la mente del que los escucha, transformándose en fuerzas renovadoras para la formación de la persona.

Preparándonos para narrar

La narración y la lectura oral de cuentos ayuda a desarrollar, entre otras, las destrezas de escuchar, comprender secuencias, enriquecer el vocabulario y clarificar valores. Nuestra capacidad de imaginar diferentes capas de significados ligadas a un solo motivo o idea, esto es lo que nos permite inventar, innovar y crear ideas originales, con resultados a menudo sorprendentes. El vuelo de la imaginación, la sonrisa, la tonalidad diferente, el interés que produce un determinado cuento, la admiración por un episodio vivido por otro, real o imaginario. El cuento potencia nuestro mundo interno de tal manera, evocando conocimientos que solo pueden ser incorporados integrándolos a nuestras emociones. El narrador ha de relatar de modo que el interlocutor reviva el acontecimiento y logrando su participación. Relatar permite revivir juntos y encontrarse con la emoción, en la reflexión, en el juicio y en la decisión. Si bien es cierto que hay personas que poseen un don especial para narrar cuentos; no es menos cierto que, preparándonos y practicando un poco, podemos hacer de la narración un arte cercano y asequible a todos. Para ello, es preciso tener en cuenta algunos aspectos que pueden ayudarnos en la narración.

Elementos de la narración

– El narrador es la persona que cuenta la historia. Si cuentas lo que te ha sucedido, tú eres el narrador. En los cuentos, el narrador es el que va contando lo que sucede y presentando a los personajes. – Los personajes son los seres a los que les ocurren los hechos que el narrador cuenta. 175

Si cuentas lo que te ha pasado a ti, además de ser el narrador eres un personaje de la historia. Si cuentas lo que les ha pasado a tus padres, los personajes son ellos. – La acción son los hechos que se cuentan en el relato.

El momento de narrar

El narrador debe tener en cuenta el lugar y el público (es decir, dónde y a quién va dirigida la narración). En función de ello, escogerá el momento en que el auditorio esté mejor dispuesto para escuchar (ni muy cansado ni muy excitado ni preocupado). Tiene que ser un momento de calma, serenidad y buena disposición interior del público.

Ubicación del narrador

El narrador deberá ubicarse en un lugar visible, donde todo el público pueda observarlo; preferentemente, delante de una pared o espacio cerrado, para concentrar la atención visual. Cuando se trate de niños, deberá sentarse, ya que si lo hiciera de pie siempre estaría en actitud de espectador y no de actor, que es lo que los niños exigen. La participación debe ser más interna que externa y la postura del narrador contribuye a configurar esa interioridad. Al sentarse no solo se logra una equiparación de estaturas físicas sino también de estaturas espirituales. Quien se queda de pie está más próximo a partir, mientras que al permanecer sentado el narrador da una sensación de mayor entrega.

Ubicación del público

El momento del cuento debe ser de recogimiento, de intimidad, de disfrute. Es importante que los oyentes estén cómodos, felices y distendidos, a fin de que se produzca la entrega que nosotros les estamos solicitando. Para favorecer ese clima debe procurarse: – Que el público no sea demasiado numeroso. – Lo ideal sería ubicarse en semicírculo cerca del narrador (este podrá dominar visualmente a todos los oyentes y se hará oír sin mayor esfuerzo). 176

Si se narra ante niños – Podrán sentarse en el suelo. – Si es en el aula, es bueno que los alumnos salgan de sus bancos a fin de romper la rutina escolar.

Algunas variantes

a) Al aire libre: congregar al auditorio a la sombra de un árbol o en torno de un fogón es ubicar a la narración en el medio telúrico que le corresponde. En estos casos, solo debe cuidarse el manejo de la voz a fin de que a todos alcance su magia. b) En hospitales: no todos los enfermos de una misma sala se encuentran en las mismas condiciones físicas, por tanto, la narración debe ser individual. El narrador se sentará junto a la cama del enfermo y narrará solo para él, a lo sumo para dos personas, ubicado entre ambas camas. Se aconseja ir en equipo para repartirse la tarea. c) En asilo de ancianos: se recomienda narrar ante grupos reducidos de cinco a seis personas. Si son más, es preferible repetir la narración o ir con más narradores. Es conveniente conocer las actividades del día, para insertar la narración en el momento adecuado. Se procurarán espacios pequeños y acogedores, donde todos los presentes escuchen bien y cómodamente.

Empleo de ilustraciones

Lo ideal es no servirse de ilustraciones que acompañen las narraciones. Es preferible que cada espectador se forme sus propias imágenes o representaciones del cuento. Esto no solo valora la palabra como medio privilegiado de comunicación humana, sino que favorece la percepción y la imaginación creadoras. Los agregados visuales suelen encasillar y empobrecer la variedad de imágenes; distrayendo y desconectando al espectador del narrador y del relato. En el caso de los niños, es aconsejable documentarse bien sobre los diversos asuntos que atañen al relato (biológicos, históricos, geográficos, etc.), no para desarrollarlos, sino para que en caso necesario se pueda responder alguna pregunta inesperada e intercalar la respuesta en el relato. 177

Lo que sí es altamente recomendable es recrear mentalmente, junto al público, la mayor cantidad de imágenes posible. Es decir, trabajar con imágenes olfativas, gustativas, sensoriales de todo tipo y color durante la misma narración; por supuesto, sin abusar de este recurso y concentrándose en crear el mejor clímax posible.

Empleo de música

La música lejos de cortar la imaginación, la enriquece y prolonga, a la vez que contribuye a reforzar los matices afectivos que el desarrollo de la línea argumental va exigiendo a la voz del narrador. Lo que sí es esencial es elegir la música cuidadosamente para lograr el efecto esperado. Las posibilidades que pueden presentarse en el momento de la narración son: – Que el narrador cante determinadas estrofas que integran el cuento. Otra variante es que haga participar al público en dichas canciones. – Que el narrador, añada alguna melodía breve que a su entender pueda embellecer y realzar la emoción de determinadas partes del cuento. – Que el narrador, valiéndose de algún instrumento (flauta o melódica), que mantendrá cerca en el momento de sentarse a narrar, intercale oportunamente una leve melodía en el transcurso de su relato. – Que el acompañamiento musical esté a cargo de un ayudante, sin dejarse ver, que coloque música, previamente seleccionada, en el momento en que el narrador lo haya indicado. Es importante ensayar previamente.

Manejo de la voz

Hay algo misterioso, superior a todo aditamento técnico, que incide en la creación de ese clima especial de «encantamiento» y que mucho debe a la actitud interior del narrador en el instante mismo de su actuación. Para mejorar el arte de narrar es oportuno recordar la conveniencia de prestar atención al «manejo de la voz», especialmente si se trabaja con niños. El narrador siempre tiene que «actuar» las voces de los distintos personajes, eligiéndolas y practicándolas previamente. La dicción debe ser clara para despertar el interés desde el anuncio del título del cuento. Y si agregamos una acertada modulación de la voz, todo contribuirá a que los oyentes vean a los protagonistas, se identifiquen con ellos y participen de sus peripecias. 178

El empleo de onomatopeyas juega un importante papel en la verificación del relato. Algunas de ellas (pasos que se acercan, chirridos de puertas, etc.) ayudan a crear el suspenso, pausa afectiva cuyas gradaciones estarán dadas por la modulación de la voz. El narrador debe mantenerse tranquilo durante su actuación, pues el nerviosismo conspira contra la armoniosa respiración y al impedir la necesaria relajación pone en tensión todo el mecanismo vocal, dificultando la natural emisión de la voz. Necesariamente, la respiración, la modulación y la dicción deben ejercitarse para lograr un manejo adecuado de la voz.

Gestos y ademanes

Son elementos que junto con la voz, contribuyen a «crear» las imágenes del cuento, a ubicar en el espacio a los personajes y a trasuntar el vaivén de sus emociones. Aunque el diccionario señala al gesto como «expresión del rostro» y el ademán como «movimiento del cuerpo con que se manifiesta un sentimiento», ambos se acompañan y complementan. El manejo del gesto y del ademán entran en relación directa con la personalidad del narrador. Al respecto, es muy importante: – Vivir el cuento. Si el narrador no ve, no oye, no huele, no paladea, o sea, no vive lo que dice, mal puede transmitir a sus oyentes esas sensaciones; lo esencial es conmoverse por dentro, pues esa imperceptible sacudida interior habrá de trasladarse en un auténtico gesto o ademán. – Ubicar las imágenes en el espacio. Al preparar el cuento, cada narrador crea sus propias imágenes y da a cada una, un lugar en el espacio; y así, las hará ver al auditorio, según sean sus gestos y ademanes. Es importante, durante la narración, mantener la ubicación que ha dado a sus imágenes, porque de lo contrario desubicará al oyente. En el caso de narrar ante personas no-videntes, el narrador deberá dar detalles que conciernan particularmente a la noción de espacio y tamaño (lejos-cerca, derecha-izquierda, etc.) y los sentidos del tacto y del oído.

La selección de los cuentos

La selección del cuento a narrar no es un tema menor. Lo primero que hay que tener en cuenta al momento de elegir es el valor que queremos transmitir: si adherimos o no a los valores que proclama el cuento; si es acorde a nuestras creencias; si realmente 179

construye y nos ayuda a ser más humanos. En segundo lugar, habrá que tener muy en cuenta la composición del público: edad, características comunes, lenguaje, nivel de instrucción, intereses e interrogantes vitales, de manera que el cuento se adapte y pueda ser captado en su totalidad por los integrantes del público. En realidad, debemos hacer un acopio lo más amplio posible de cuentos e historias, respetando y dando a conocer los autores de los mismos, siempre que sea posible. Cuantos más cuentos e historias dispongamos mejor; siempre y cuando tengamos presente la búsqueda de la belleza, el bien y la verdad. Deben evitarse las chabacanerías, palabras soeces, las discriminaciones, los disvalores; pero sobre todo, debemos elegir aquellos cuentos que nos hagan sentirnos más y plenamente humanos.

ABECEDARIO DEL BUEN NARRADOR a)

Para contar una historia, es preciso creer en ella, colocarnos nosotros mismos en los personajes y apropiárnosla.

b)

Lo que verdaderamente narramos de los cuentos son los argumentos.

c)

No hay que memorizar todos los detalles del cuento; basta con comprender y retener la ideas centrales de su contenido.

d)

La narración siempre es preferible a la lectura.

e)

No es necesario narrar el cuento, palabra por palabra, tal y como lo leímos. En caso de que olvidemos algún detalle, podremos improvisarlo y así mantener la continuidad del relato.

f)

Si al principio uno no se siente seguro en la narración oral, es preferible comenzar con una lectura narrada del cuento. En tal caso, debemos procurar implicarnos emotivamente con la historia y con el oyente.

g)

En los comienzos, elijamos cuentos que nos gusten y conozcamos bien y que hayamos disfrutado leyéndolos.

h)

Narremos con entusiasmo, serenidad y pronunciando pausadamente, sobre todo las últimas sílabas de las palabras.

i)

Si el cuento es nuevo para nosotros, es preciso leerlo varias veces hasta que captemos lo esencial del argumento. 180

j)

Es aconsejable realizar un resumen o gráfico del mismo, con su introducción, desarrollo, nudo y desenlace, junto a los personajes centrales, y que puede colocarse de «ayudamemoria» en un lugar poco visible para el público.

k)

Es preciso elegir y actuar las voces de los diferentes personajes previamente.

l)

Seleccionar de antemano un lugar apropiado, donde haya el menor ruido, para evitar distracciones posibles e inesperadas.

m)

Es fundamental asegurarse de que todos los presentes puedan escuchar adecuadamente el cuento.

n)

Si es preciso, acompañémonos de un micrófono y sonido apropiados.

o)

Narremos con claridad y utilicemos la entonación adecuada al pasaje que estamos narrando.

p)

No pongamos la intención didáctica o moralizante sobre el relato y disfrute de la historia.

q)

Nuestros ojos siempre deben encontrarse con los ojos de los oyentes.

r)

Evitemos la teatralización exagerada, ya que la misma tiende a distraer a los oyentes.

s)

Previamente, puede ayudar mucho el hecho de grabar y escucharnos a nosotros mismos o practicar frente a un público conocido (la familia, los amigos, etc.).

t)

Cerciorémonos de que contamos con tiempo suficiente para narrar el cuento completo. No hay cosa más frustrante para un niño (y un adulto) que un cuento sin terminar.

u)

Observemos permanentemente los rostros y la expresión corporal de la audiencia para saber si estamos logrando los objetivos y captando su atención.

v)

El buen narrador se apropia de la historia, la enriquece con su persona y la hace revivir.

w)

El relato no termina en sí mismo. Tenemos que convertirlo en un momento de intensa participación vital.

x)

Narrar, como cualquier otra actividad humana, se perfecciona con la práctica.

y)

Pongámosle color y vida.

z)

Pero sobre todo, disfrutemos de la narración y, entonces, los demás disfrutarán con nosotros.

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III LECTURA CRÍTICA E INTERPRETACIÓN DE PELÍCULAS

Una de los hechos más enriquecedores y prometedores para el trabajo con valores que nos brinda la actual tecnología es la posibilidad de ver películas en pequeños grupos, a costos y espacios accesibles para todos. Claro está, que no basta con mirar la película para generar un buen debate. Mi propuesta es trabajar la pre y postproyección de la película sistematizadamente, de manera que tengamos mayores posibilidades de generar intercambio de ideas, reflexiones y toma de conciencia de los valores propuestos y los disvalores subyacentes. Para ello, sugiero algunos pasos que pueden ayudarnos mucho al respecto; cada uno podrá utilizarlos realizando las adaptaciones correspondientes de acuerdo con el contexto con el que trabaje. Es fundamental el conocimiento del grupo (sus intereses y gustos), del tiempo con que se cuenta para el trabajo y del objetivo al que se desea llegar a partir del debate sobre la película14.

Antes de ver la película

Antes de ver una película, es preciso contextualizarla. Es decir, ubicarnos en qué contexto o marco referencial se desarrolla y fue filmada. Al principio, no es necesario profundizar en demasiados detalles, pero por lo menos es conveniente aproximarnos a la temática que se va a plantear. Estas consideraciones previas nos ayudan a tener una somera idea del ambiente, la época, la situación a la que se refiere el film. Para ello, podemos hacernos algunas preguntas para compartir entre todos: – ¿Cuál es el contexto histórico-geográfico en el que se desarrolla? – ¿Qué nos sugiere el título? ¿Qué temática abordará? – ¿Conocemos el argumento? 183

– ¿Conocemos algo sobre el director? ¿Qué otras películas dirigió? – ¿La película obtuvo premios? ¿Cuáles?

Actividades posteriores a la película

Encuentro con nuestra subjetividad En un primer momento es preciso dejar un espacio para que entre en juego la subjetividad de los presentes. Cada uno debiera expresarse con libertad y sin condicionamientos ni presiones, dejando aflorar los sentimientos, las sensaciones y las impresiones que la película ha provocado en él. Algunas preguntas nos pueden ayudar: – ¿Qué sentimientos me provocó la película? – ¿Experimenté algunas reacciones corporales? ¿Cuáles? – ¿Tuve alguna sensación en particular? – ¿Qué frases o expresiones me llamaron más la atención? – ¿Percibí sentimientos contrapuestos? ¿Cuáles? – ¿Qué elementos de mi historia personal y familiar «resonaron» con dichos sentimientos? El paso inicial para acercarse a la película es la contemplación, tanto de las imágenes como de los sonidos y la música, si los hubiera. El cine conjuga estos tres elementos, por lo que para apreciar cada cinta debemos detenernos y reparar en cómo funcionan estos tres elementos por separado y en su conjunto.

Buscamos ser objetivos El segundo momento, el del la significación, tiene que ver con la búsqueda de mayor objetividad y distancia para lograr un análisis más adecuado y con espíritu crítico de la película. En esta instancia se formulan preguntas sobre los personajes y sus valores o motivaciones profundas, es decir, sobre aquello que mueve e impulsa la vida de cada uno de ellos. En ese sentido, propongo una guía para la interpretación crítica de películas, basada en el método LEA (Leo, Entiendo y Actúo) de Carlos Ferraro y Santiago Peluso15. La idea es ir desarrollando, con el tiempo, un verdadero entrenamiento en la 184

lectura e interpretación de películas, de manera que se vaya adquiriendo una metodología válida para la lectura crítica de un film. ➣ Primer paso: LEO. Este momento procura obtener la mayor cantidad de datos objetivos del film. Es decir, denotar lo observable y comprobable objetivamente, a la vista de cualquier espectador. • Datos técnicos



– Título de la película. – Título original. – Nacionalidad de la producción. – Año de realización. – Director (nacionalidad, edad, cosmovisión). – Fuente literaria, si la hay (original, novela, teatro). – Duración. – Calificación. – Premios recibidos. Argumento: Describir brevemente, sin interpretar todo el relato cinematográfico. Es la reconstrucción del guion, de la acción (con su planteamiento, desarrollo y desenlace). Tener en cuenta si es una historia real o de ficción.

➣ Segundo paso: ENTIENDO. Aquí comienza la interpretación del film. Es el momento de considerar en profundidad los elementos integradores, subyacentes, no tan evidentes. Durante esta etapa, se realiza un análisis pormenorizado de los valores, antivalores, estructura y organización de la película. • Aspectos formales – ¿La música tiene algún significado? – ¿Se ha utilizado alguna simbología? – ¿Hay imágenes o escenas trabajadas en clave simbólica? – ¿La imagen tiene algún tratamiento especial con respecto al color, la iluminación, el encuadre? • Análisis de los personajes – Distinguir personajes principales y secundarios. – ¿Cómo es el medio donde actúan los personajes? – ¿Cómo son sus actitudes? Valores-antivalores. – ¿Se presenta algún estereotipo? – ¿Hay evolución en ellos? 185

• Acerca del contenido – ¿Cuál es el tema central de la película? Enumerar también otros temas presentes. – ¿Hay algún estilo de vida propuesto? – ¿Se percibe alguna ideología de fondo? ¿Cuál? ¿Por qué? – ¿El contenido es real o de ficción, es verosímil o fantasioso? – Según su contenido, ¿este film corresponde a algún género fílmico? ¿Cuál? – ¿El título agrega algo al contenido? ¿Qué diferencias existen con el título original? ➣ Tercer paso: ACTÚO. Si bien los tres son importantes (contemplación, significación y reflexión), es el último el destino de los dos anteriores. Una guía que se queda en la contemplación y la significación sin llegar a la reflexión, es un instrumento incompleto para el aprovechamiento del film como vehículo de valores. Es el momento en que los participantes toman partido. Se busca incrementar el compromiso más allá de la película misma. Nos lleva a adherirnos o no al mensaje propuesto por el director. Nos exige libertad, compromiso con nuestros valores y puesta en acción de acuerdo con nuestro espíritu crítico. Algunas preguntas para orientarnos: – ¿Cuál es el mensaje? ¿A qué público puede estar dirigido? ¿Es tendencioso? – ¿Es un mensaje abierto o cerrado, explícito o implícito? – ¿Hay metamensajes, propagandas ocultas o explícitas? – ¿Se observan contramensajes o contradicciones? – ¿Me identifico con algún personaje? ¿Rechazo a otro? ¿Por qué? – El estilo de vida y la ideología propuestas, ¿son coincidentes con mi estilo de vida, con el de mi familia, con el de mi pueblo, con mis creencias? – Si son distintos, ¿en qué lo noto? – ¿Qué valores entran en juego? ¿Qué valores se atacan? – ¿Estoy de acuerdo? ¿Por qué? – ¿Qué elementos nos aporta para ser más humanos? ¿Cuáles? ¿Por qué? – ¿Cuáles no? ¿Por qué?

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Finalmente, intercambiar diferentes puntos de vista entre todos, manifestando nuestra opinión personal por escrito y fundamentando nuestras respuestas (no más de un folio) con respecto a la película. Si hubiera tiempo, comparamos las respuestas personales y procuramos la elaboración de un texto unificado entre todo el grupo. Quizá, si hubiera tiempo y ganas, en otra ocasión no muy lejana, se puede volver a ver la película; con el enriquecimiento y el aporte de todos, seguramente tendrá nuevas relecturas.

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V ÍNDICE TEMÁTICO DE PELÍCULAS CON VALORES

Sentido de la vida – interioridad Agnes de Dios. Bailarina en la oscuridad. Billy Elliot. Caballos salvajes. Cadena de favores. Camino a casa. Cartas a Dios. Cinema Paradiso. De dioses y de hombres. Desde el jardín. El abuelo. El árbol de lima. El cartero. El concierto. El luchador. El rey de las máscaras. El show de Truman. Elsa y Fred. En un mundo mejor. Escritores de la libertad. Good bye, Lenin. Invictus. La fuerza de uno. La lengua de las mariposas. La lista de Schinder. La misión. La sal de la vida.

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La vida en rosa. La vida es bella. Las chicas del calendario. London River. Luna de Avellaneda. Las llaves del Reino. Madre Teresa. Mientras estés conmigo. Mis tardes con Margueritte. Océano de cielo. Patch Adams. Rojo como el cielo. Ser digno de ser. Siete almas. Serenata para un hombre bueno. Sueños de libertad. También la lluvia. Tierra de sombras. Un lugar en el mundo.

Infancia – niñez Bailarina en la oscuridad. Billy Elliot. Cadena de favores. Camino a casa Charlie y la fábrica de chocolate. Cinema Paradiso. Cometas en el cielo. Dinosaurio. El abuelo. El rey de las máscaras. El rey león. El Señor de los Milagros. El zorro y el sabueso. En un mundo mejor. Invictus. La lengua de las mariposas. La edad de hielo.

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La vida es bella. Las crónicas de Narnia I. Mi nombre es August Rush. Monstruos, S.A. Ser digno de ser. Shrek I. Todos los perros van al cielo.

Juventud Bailarina en la oscuridad. Billy Elliot. Caballos salvajes. Carros de fuego. Don Juan de Marco. El show de Truman. Escritores de la libertad. Good bye, Lenin. Hermano sol, hermana luna. Invictus. Jesús de Montreal. La fuerza de uno. Los coristas. Mi nombre es August Rush. Reto al destino. Ser digno de ser.

Educación Bailarina en la oscuridad. Billy Elliot. Caballos salvajes. Camino a casa.

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Carros de fuego. Cinema Paradiso. Dersu Uzala. El abuelo. El cartero. El discurso del rey. El luchador. En un mundo mejor. Escritores de la libertad. Invictus. La fuerza de uno. La lengua de las mariposas. La misión. La sal de la vida. La vida es bella. Lagaan. Los coristas. Mi nombre es August Rush. Mis tardes con Margueritte. Reto al destino. Rojo como el cielo. Ser digno de ser. Un lugar en el mundo. Una creación del Señor.

Necesidades educativas especiales – discapacidad Bailarina en la oscuridad. Camino a casa. Desde el jardín. El discurso del rey. El hijo de la novia. El jorobado de Notre Dame. El tren a la vida. La Bella y la Bestia. Mi nombre es Sam. Mis tardes con Margueritte. Patch Adams.

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Océano de cielo. Rojo como el cielo. Shrek I. Un sueño posible. Una mente maravillosa.

Familia Bichos. Buscando a Nemo. Camino a casa. Dinosaurio. El abuelo. El hijo de la novia. El rey de las máscaras. El rey león. Elsa y Fred. En un mundo mejor. Erin Brockovichs. Hormigaz. La edad de hielo. La familia. La fuerza del cariño. La vida es bella. Mi gran boda griega. Mi nombre es August Rush. Mi nombre es Sam. Mis tardes con Margueritte. Monstruos, S.A. Todos los perros van al cielo.

Poesía – belleza Caballos salvajes. Cinema Paradiso. Desde el jardín.

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El abuelo. El cartero. El concierto. El hijo de la novia. El rey de las máscaras. Hermano sol, hermana luna. La lengua de las mariposas. La marcha de los pingüinos. La sal de la vida. La Vida en Rosa. La vida es bella. Las chicas del calendario. Los coristas. Mis tardes con Margueritte. Océano de cielo. Rojo como el cielo. Ser digno de ser.

Sabiduría de los años Caballos salvajes. Camino a casa Cinema Paradiso. De dioses y de hombres. Dersu Uzala. Desde el jardín. El abuelo. El árbol de lima. El cartero. El concierto. El padre Pío de Pietralcina. El rey de las máscaras. Elsa y Fred. Gandhi. Invictus. La lengua de las mariposas. La sal de la vida. Las chicas del calendario. Las llaves del Reino. Las sandalias del pescador. London River.

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Los coristas. Madre Teresa. Mis tardes con Margueritte. Océano de cielo. Sonata para un hombre bueno. Tierra de sombras. Un lugar en el mundo.

Amistad Bichos. Caballos salvajes. Carros de fuego. Cinema Paradiso. Cometas en el cielo. De dioses y de hombres. Dersu Uzala. El cartero. El Señor de los Anillos. El zorro y el sabueso. Hormigaz. La edad de hielo. Luna de Avellaneda. Mientras estés conmigo. Mis tardes con Margueritte. Sueños de libertad. Tomando el té con Mussolini. Una creación del Señor.

El amor – la vida en pareja Don Juan de Marco. El cartero.

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El jorobado de Notre Dame. Elsa y Fred. La Bella y la Bestia. La vida es bella. Mi gran boda griega. Reto al destino. Shrek I. Tierra de sombras. Un ángel enamorado. Un lugar en el mundo.

Comunidad Bichos. Carros de fuego. De dioses y de hombres. Dinosaurio. El concierto. El Señor de los Anillos. El tren a la vida. Escritores de la libertad. Hormigaz. Hotel Howard. Invictus. Jesús de Nazareth. La edad de hielo. La lista de Schinder. La marcha de los pingüinos. La misión. Lagaan. Las crónicas de Narnia I. Las chicas del calendario. Los coristas. Luna de Avellaneda. Mi gran boda griega. Monstruos, S.A. También la lluvia. Todos los perros van al cielo.

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Tomando el té con Mussolini. Un lugar en el mundo.

Denuncia social – conflictos sociales Caballos salvajes. De dioses y de hombres. Dersu Uzala. El árbol de lima. El lápiz del carpintero. El tren a la vida. En un mundo mejor. Escritores de la libertad. Gandhi. Hotel Howard. La fuerza de uno. La lista de Schinder. Las sandalias del pescador. Lagaan. Los coristas. Los falsificadores. Luna de Avellaneda. Mientras estés conmigo. Sonata para un hombre bueno. Sueños de libertad. También la lluvia. Un lugar en el mundo.

Paz y no-violencia Carros de fuego. De dioses y de hombres. Dersu Uzala. Desde el jardín. El árbol de lima. El concierto. El lápiz del carpintero. El Señor de los Milagros. El tren a la vida. En un mundo mejor. Escritores de la libertad. Gandhi. Hermano sol, hermana luna.

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Hotel Howard. Invictus. La edad de hielo. La lista de Schinder. La misión. La vida es bella. Lagaan. Las llaves del Reino. Las sandalias del pescador. London River. Los falsificadores. Sonata para un hombre bueno. También la lluvia. Tomando el té con Mussolini. Un lugar en el mundo.

El sentido del sufrimiento y la muerte Agnes de Dios. Bailarina en la oscuridad. Ben-Hur. Cadena de favores. De dioses y de hombres. El abuelo. El árbol de lima. El cuarto Rey Mago. El hijo de la novia. El luchador. El padre Pío de Pietralcina. El Señor de los Milagros. Elsa y Fred. En un mundo mejor. Gandhi. Good bye, Lenin. Hotel Howard. Ilusiones de un mentiroso. Jesús de Montreal. La fuerza de uno. La pasión de Cristo La Vida en Rosa. La vida es bella. Las chicas del calendario.

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Las llaves del Reino. London River. Madre Teresa. Mientras estés conmigo. Mis tardes con Margueritte. Océano de cielo. Patch Adams. Ser digno de ser. Siete almas. Sonata para un hombre bueno. Tierra de sombras. Un ángel enamorado. Una creación del Señor. Una mente maravillosa.

Hacer el bien – altruismo Agnes de Dios. Caballos salvajes. Cadena de favores. De dioses y de hombres. Dersu Uzala. Desde el jardín. El concierto. El cuarto Rey Mago. El padre Pío de Pietralcina. El Señor de los Milagros. El tren a la vida. En un mundo mejor. Escritores de la libertad. Gandhi. Hotel Howard. Ilusiones de un mentiroso.

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Invictus. La fuerza de uno. La lengua de las mariposas. La lista de Schinder. La misión. Lagaan. Las crónicas de Narnia I. Las chicas del calendario. Las llaves del Reino. Las sandalias del pescador. Los coristas. Los falsificadores. Luna de Avellaneda. Madre Teresa. Mientras estés conmigo. Patch Adams. Ser digno de ser. Sonata para un hombre bueno. También la lluvia. Tomando el té con Mussolini. Un lugar en el mundo. Una creación del Señor.

Relación con Dios – religiosas Agnes de Dios. Ben-Hur. De dioses y de hombres. El cuarto Rey Mago. El padre Pío de Pietralcina. El Señor de los Milagros. Hermano sol, hermana luna. Jesús de Montreal. Jesús de Nazareth. La misión. La pasión de Cristo. Las crónicas de Narnia I. Las llaves del Reino. Las sandalias del pescador.

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Madre Teresa. Mientras estés conmigo. Tierra de sombras. Todos los perros van al cielo. Un ángel enamorado. Un lugar en el mundo.

Aventuras Ben-Hur. Bichos. Buscando a Nemo. Caballos salvajes. Dersu Uzala. Dinosaurio. El Señor de los Anillos. Evasión en la granja. Gorilas en la niebla. Hormigaz. La edad de hielo. La marcha de los pingüinos. La misión. Las crónicas de Narnia I. Pocahontas. Robots. Shrek I. Zafarrancho en el rancho.

Ecología y medio ambiente Bichos. Buscando a Nemo. Caballos salvajes.

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Dersu Uzala. Dinosaurio. Gorilas en la niebla. Hermano sol, hermana luna. Hormigaz. La marcha de los pingüinos. Pocahontas. Todos los perros van al cielo. Zafarrancho en el rancho.

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VI FILMOGRAFÍA GENERAL CON VALORES

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VII GUÍA PARA LA INTERPRETACIÓN DE CANCIONES

La lectura crítica e interpretación de canciones constituye otro de los recursos inapreciables para trabajar con valores. Este recurso, estrechamente unido al de ver películas, conforma un poderoso medio para reflexionar sobre la realidad. Las canciones, desde los tiempos arcanos junto al fogón, han servido de canal de comunicación de ideas, expresión de sentimientos, manifestación de opiniones diversas y motivo de encuentro común; pero sobre todo y constitutivamente, se han transformado en un hecho auténtico y maravillosamente humano. La mágica e inseparable unión de poesía o prosa con música ha llevado al hombre, a través de los tiempos, a la búsqueda de la belleza y ha alcanzado en las canciones, de todo tipo y género, una de las máximas formas de expresión del ser humano. Las canciones, de esta manera, se transforman en un vehículo de comunicación entre los hombres, las comunidades y las generaciones y nos permiten discernir los valores y disvalores presentes en la sociedad en que vivimos. Al igual que con las películas, el trabajo grupal con canciones puede estructurarse en dos momentos: el previo y el posterior a su escucha. La idea es que el hecho de sentarse a escuchar canciones en grupo, pueda abrir caminos, pistas, reflexiones para el debate y la búsqueda de valores. Por supuesto, que las cuestiones aquí planteadas solo son sugerencias y habrá que realizar las adaptaciones correspondientes de acuerdo con el contexto con el que trabaje.

Antes de escuchar la canción

Generalmente, si la canción elegida es conocida, los oyentes ya tienen una idea de la temática en cuestión; aunque muchas veces lo primero que impacta suele ser la música y la interpretación de los músicos o cantantes. Por ello, es necesario detenerse previamente 228

en el texto y su mensaje. Antes de escuchar una canción, es preciso contextualizarla, es decir, tratar de entender en qué contexto o marco referencial fue escrita. El análisis previo del texto nos ayudará a tener una somera idea del tema, el ambiente, la época, la situación a la que se refiere la canción. Este momento es personal e individual. La idea es que todos puedan tener el texto a mano, previamente. Se leerá el mismo individualmente y en silencio, tratando de contestar a algunas de las siguientes preguntas: – ¿Qué nos sugiere el título? ¿Qué temática abordará? – ¿A qué contexto se refiere? ¿En qué situación? – ¿Existen frases o giros que desconocemos? ¿Cuáles? – ¿Se perciben metáforas? ¿Cuáles? ¿Alguna que no entendemos? – ¿Conocemos algo sobre el autor? ¿Qué otras canciones escribió? – ¿Conocemos alguna versión diferente? ¿Con qué intérpretes? – Con respecto a la música, ¿a qué género musical pertenece? – ¿Cuáles son las características de dicho género?

Durante la escucha

Es conveniente que todos puedan estar cómodos, relajados y en actitud atenta. El ambiente debe ayudar y disponer a la escucha. En la medida de lo posible, con luz difusa o no muy intensa, con un buen sonido, en un ambiente cálido, tratando de prever interrupciones tanto externas como internas (teléfonos, móviles, etc.)

Actividades posteriores a la escucha

Encuentro con nuestra subjetividad En un primer momento es preciso dejar un espacio para que entre en juego la subjetividad de los presentes. Cada uno debiera expresarse con libertad y sin condicionamientos ni presiones, dejando aflorar los sentimientos, las sensaciones y las 229

impresiones que la canción ha despertado en él. Algunas preguntas nos pueden ayudar: – ¿Qué sentimientos tuve? ¿Tuve alguna sensación en particular? – ¿Experimenté algunas reacciones corporales? ¿Cuáles? – ¿Qué frases o expresiones me llamaron más la atención? – ¿Percibí sentimientos contrapuestos? ¿Cuáles? – ¿Qué elementos de mi historia personal y familiar «resonaron» con los dichos en la canción?

Buscamos ser objetivos El segundo momento tiene que ver con la búsqueda de mayor objetividad y distancia para lograr un análisis más adecuado y con espíritu crítico de la canción. Este momento procura obtener la mayor cantidad de datos objetivos del texto. Ahora es el momento del trabajo grupal. Es el momento de considerar en profundidad los elementos integradores, subyacentes, no tan evidentes. – ¿Cuál es el tema central de la canción? ¿Otros temas presentes o relacionados? – ¿Hay algún estilo de vida propuesto? – ¿Se percibe alguna ideología de fondo? ¿Cuál? ¿Por qué? – ¿Se trata de una canción figurativa, narrativa, de denuncia social, poética, etc.? – ¿Cuál será el mensaje central que nos han querido transmitir los autores? – ¿Se podrían pensar otros títulos para la canción? ¿Cuáles? – ¿El estilo musical elegido es acorde con el tema de la canción? – ¿La música se complementa con la canción? – ¿La interpretación es la adecuada? Este momento busca incrementar el compromiso más allá del la canción misma. Se realiza un análisis de los valores y antivalores presentes en el texto. Es el momento en que los participantes toman partido. Nos lleva a adherir o no al mensaje propuesto por el autor-compositor. Nos exige libertad, compromiso con nuestros valores y puesta en acción de acuerdo con nuestro espíritu crítico. Algunas preguntas para orientarnos: – ¿Cuál es el mensaje? ¿A qué público puede estar dirigido? ¿Es tendencioso?

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– ¿Es un mensaje abierto o cerrado, explícito o implícito? – ¿Se observan contramensajes o contradicciones? – El estilo de vida y la ideología propuestas, ¿son coincidentes con mi estilo de vida, con el de mi familia, con el de mi pueblo, con mis creencias? Si son distintos, ¿en qué lo noto? – ¿Qué valores entran en juego? ¿Qué valores se atacan? – ¿Estoy de acuerdo? ¿Por qué? – ¿Qué elementos nos aporta para ser más humanos? ¿Cuáles? ¿Por qué? – ¿Cuáles no? ¿Por qué? Finalmente, se pueden proponer diferentes actividades para complementar la escucha de la canción. He aquí algunas propuestas: – Pensar títulos alternativos. Justificar. – Elaborar un par de estrofas extras, siguiendo el sentido de la canción o complementándola. – Seleccionar o agregar imágenes que complementen la canción. Se puede realizar un montaje audiovisual con las mismas. – Buscar otras canciones que se refieran al mismo tema. – Buscar diferentes interpretaciones de la canción. – Elaborar un texto y una música nuevos, teniendo como base la canción escuchada y proponiendo otras alternativas.

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VIII CANCIONES CON VALORES16

A Dios le pido. (Juanes) A mi manera. (Frank Sinatra) A mis manos. (Gobbi / Camilloni) Algunos hombres buenos. (Los Rodríguez) Amigo. (Roberto Carlos) Amigos. (Enanitos Verdes / Marciano Canteros) Amigos, como tú y yo. (Silvio Rodríguez) Amigos para siempre. (Martín Ricca) Amigos son los amigos. (Queen) Aprender a volar. (Patricia Sosa) Aquellas pequeñas cosas. (Joan Manuel Serrat) Balada del diablo y la muerte. (La Renga) Cada loco con su tema. (Joan Manuel Serrat) Callejero. (Alberto Cortez) Cambiar el mundo. (Alejandro Lerner) Canción con todos. (César Isella / Tejada Gómez) Canción de caminantes. (María Elena Walsh) Canción para Carito. (Antonio Tarragó Ross) Canción para mi muerte. (Charly García) Cantares. (Joan Manuel Serrat) Carta a mi viejo. (Alberto Cortez) Celebra la vida. (Axel) Color esperanza. (Diego Torres / López / Sorokin) Como la cigarra. (María Elena Walsh) Con las alas del alma. (Eladia Blázquez) Convencimiento. (Teresa Parodi) Credo / Misa campesina. (Mejía Godoy) Creo. (Teresa Parodi) Cuando digo futuro. (Silvio Rodríguez) Cuando me empiece a quedar solo. (Charly García) Cuando un amigo se va. (Alberto Cortez) Dale alegría a mi corazón (Fito Páez) Dame luz. (Sergio Denis) Dar es dar. (Fito Paéz) De mis Recuerdos. (Alberto Cortez)

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De vez en cuando la vida. (Joan Manuel Serrat) Desarma y sangra. (Charly García) Desde mi libertad. (Ana Belén) Detrás del Arco Iris. (Tatiana) Dos mejor que uno. (Imanol) El abuelo. (Alberto Cortez) El fantasma. (Árbol) El misterioso dragón. (Víctor Heredia) El poder de los sueños. (Alejandro Lerner) El show debe continuar. (Queen) El valor que no se ve. (Laura Pausini) Entra a mi pago sin golpear. (Carlos Carabajal) Es la vida que me alcanza. (Celeste Carballo) Es un sentimiento. (Manuel Wirtz) Esos locos bajitos. (Joan Manuel Serrat) Esperar. (Árbol) Gloria. Misa Criolla. (Ariel Ramírez) Gracias a la vida. (Violeta Parra) Hablando de libertad. (La Renga) He andado muchos caminos. (Joan Manuel Serrat) Himno a la alegría. (Schiller / Beethoven) Historia Sin Final. (Alejandro Lerner / Mellino) Honrar la Vida. (Eladia Blázquez) Imagine. (John Lennon) Jesús verbo, no sustantivo. (Ricardo Arjona) La balanza del bien y del mal. (Lerner) La colina de la vida. (León Gieco) La flor más bella. (Memphis) La fuerza del amor. (Laura Montejo) La gaviota. (Silvio Rodríguez) La gente del futuro. (Fabiana y Miguel Cantilo) La maza. (Silvio Rodríguez) La montaña. (Roberto Carlos) La pipa de la paz. (Aterciopelados) La verdad. (Nito Mestre) Las hormigas mueven la montaña. (Trovaioli) Libertad aquí. (Julieta Venegas) Libre. (Nino Bravo) Llegaremos a tiempo. (Rosana) Los caminos de la vida. (Vicentico) Manantial. (Marcela Morelo) Mi sueño de hoy. (Luis Alberto Spinetta) Nada es imposible. (Ricky Martin) No dejes de cantar. (Teresa Parodi) No te rindas. (Alex Ubago) Nos vamos poniendo viejos. (Víctor Heredia)

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O cara o cruz. (Ricardo Arjona) Para la libertad. (Joan Manuel Serrat) Para tu amor. (Juanes) Parábola de uno mismo. (Alberto Cortez) Pequeños sueños. (Árbol) Plegaria para un niño dormido (Spinetta) Por qué cantamos. (Mario Benedetti / Favero) Postal de guerra. (María Elena Walsh) Presente. (Ricardo Soulé / Vox Dei) Profecias. (Ricardo Soulé / Vox Dei) ¡Qué maravilla! (Alberto Cortez) Que no se ve. (Teresa Parodi) Razón de vivir. (Víctor Heredia) Reina Madre. (Raúl Porchetto) Resistiendo. (Teresa Parodi) Resistiré. (AQM) Rezo por vos. (García / Spinetta) San Francisco y el lobo. (David Lebon) Sentado en el umbral de Dios. (Raúl Porchetto) Si bastaran un par de canciones. (Eros Ramazzotti) Sigue tu camino. (Los Auténticos Decadentes) Sobreviviendo. (Víctor Heredia) Solo Dios sabe. (Sergio Denis) Solo el amor. (Silvio Rodríguez) Solo le pido a Dios. (León Gieco) Soy feliz. (Teresa Parodi) Sueña. (Luis Miguel / Cibrián / G. Flores / A. Meneen) Sueño imposible. (Enrique Guzmán) Te llegará una rosa cada día. (Alberto Cortez) Tienes un amigo. (Mocedades) Tiernamente amigos. (Víctor Heredia) Todo a pulmón. (Alejandro Lerner) Todo cambia. (Mercedes Sosa / Julio Numhauser) Todos juntos. (Los Jaivas) Tratar de estar mejor. (Diego Torres) Tren del cielo. (Alejandro Lerner) Un amigo se fue. (Intocable) Volver a empezar. (Alejandro Lerner) Vuela bajo. (Facundo Cabral) Vuelvo a mi hogar. (Mocedades) Y si la muerte un día pisa mi huerto. (Joan Manuel Serrat) Yo soy tu amigo fiel. (Tatiana /Toy Story) Yo vengo a ofrecer mi corazón. (Fito Páez)

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IX LIBROS PARA DELEITARSE Y RECOMENDAR

a) Libros de cuentos con valores BAUTISTA, MATEO. Cuentos con valores. Ed. San Pablo. Buenos Aires, 2001. BEAUREGARD, A. Cápsulas motivacionales. Ed. Diana (citado por Jorge Bucay). BONERMANN, ELSA. No somos irrompibles (12 cuentos de chicos enamorados). Ediciones Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara. Buenos Aires, 1983. BUCAY, JORGE. Cuentos para Claudia. Ed. Nuevo Extremo. Buenos Aires, 1999. — Cuentos para pensar. Ed. Nuevo Extremo. Buenos Aires, 1998. — El juego de los cuentos. Ed. Nuevo Extremo. Buenos Aires, 1998. — Recuentos para Damián. Ed. Nuevo Extremo. Buenos Aires, 1998, 12a edic. CASALÁ, MARÍA INÉS y PISANO, JUAN CARLOS. Cuentos rápidos para leer despacio. Ediciones San Pablo. Buenos Aires, 2000. — Cuentos rápidos para leer despacio 2. Ediciones San Pablo. Buenos Aires, 2001. — Cuentos rápidos para leer despacio 3. Ediciones San Pablo. Buenos Aires, 2003. — Cuentos rápidos para trabajar con valores. Ediciones San Pablo. Buenos Aires, 2004. — Cuentos rápidos para trabajar con valores II. Ediciones San Pablo. Buenos Aires, 2005. DE MELLO, ANTHONY. El canto del pájaro. Ed. Lumen / Sal Terrae. Buenos Aires, 1985. — La oración de la rana 1. Ed. Sal Terrae. Santander, 1988. — La oración de la rana 2. Ed. Sal Terrae. Santander, 1988. — ¿Quién puede hacer que amanezca? Ed. Sal Terrae. Santander, 1985. — Revelación. Ed. Lumen. Buenos Aires, 2001. DIETZ, FRIEDRICH. Antes que comience el día. Ed. Lumen. Buenos Aires, 2000.

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DURÁN, CARLOS JOAQUÍN. 20 cuentos contantes y sonantes. Ediciones La Obra. Buenos Aires, 1984. — Cuentos de buena fe a sola firma. Ediciones Didascalia. Rosario, 1991. — Cuentos de la gaviota. Ed. Guadalupe. Buenos Aires, 1986. — Cuentos de las buenas noches. Editora Patria Grande. Buenos Aires, 1994. — Cuentos para antes de apagar la luz. Editora Patria Grande. Buenos Aires, 1992. — Cuentos para batir en grupo. Ediciones Paulinas y San Pablo. Buenos Aires, 1998. — Cuentos para compartir. Editora Patria Grande. Buenos Aires, 1977. — Cuentos para curar el empacho. Editora Patria Grande. Buenos Aires, 1986. — Cuentos para un pueblo de reyes. Ediciones del Encuentro. Buenos Aires, 1989. — Doce para la siembra. Editora Patria Grande. Buenos Aires, 1995. — Duende por nueve lunas. Editorial Bonum. Buenos Aires, 2006. DURÁN, MARIANO. Jamón del medio y otros flashes. Ediciones Paulinas y San Pablo. Buenos Aires, 2000. EQUIPO EDITORIAL. Llegó por e-mail. Ed. Santa María. Buenos Aires, 2002. FAZZARI, JORGE y EQUIPO. Parábolas fáciles sobre temas difíciles. Ed. Claretiana. Buenos Aires, 2004. FERRERO, BRUNO. Relatos y narraciones 3. Editorial CCS. Madrid, 1999. FRANCIA, ALFONSO. Documentos vivos para educadores. Editorial CCS. Madrid, 1982. — Documentos vivos para educadores II. Editorial CCS. Madrid, 1985. — Documentos vivos para preadolescentes. Editorial CCS. Madrid, 1985. — Educar con parábolas. Editorial CCS. Madrid, 1992. LABAKÉ, JULIO CÉSAR. Cuentos para vivir. Ed. Bonum. Buenos Aires, 1999. MARTÍNEZ BELTRÁN, JOSÉ MARÍA. Educar con cuentos. Ed. PPC. Madrid, 2006. MAYOL, ALEJANDRO. Para que el sol no se apague. Ediciones Paulinas. Buenos Aires, 1979. — Cuentos para la vida que te mira. Ediciones del Encuentro. Buenos Aires, 1989. MC. LOUGHLIN, JUAN PEDRO. El ascensor fantasma. Ed. Ameghino. Buenos Aires, 1998. — El rey de la escondida y otros cuentos. Ediciones de la Buena Pipa. (Edición del autor). Buenos Aires, 2004. — La venganza de los vegetales. Ediciones de la Buena Pipa. (Edición del autor). Buenos Aires, 2004. MENAPACE, MAMERTO. Con corazón de niño. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1993. — Cuento con ustedes. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1998. — Cuento con ustedes dos. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1999. — Cuentos matizados. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 2003.

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— Cuentos rodados. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1997. — El amor es cosa seria. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1994. — Entre el brocal y la fragua. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1986. — Esperando el sol. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1999. — Humor terapia, cura con cuentos. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1999. — Inventario de cuentos y recuerdos. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 2002. — La sal de la Tierra. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1994. — La vida que el padre nos dio. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1998. — Las abejas de la tapera. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1985. — Madera verde. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1983. — Nuestra tierra y nuestra fe. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1998. — Peregrinos del espíritu. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1996. — Una orca llamada Belén. Ed. Patria Grande. Buenos Aires, 1988. MOGHAMA, K. Cuentos y leyendas del Tíbet. Ed. Oriente. Buenos Aires, 1997. OTERO, HERMINIO. Narraciones para la catequesis. Editorial CCS. Madrid, 2000. PENSAMIENTOS PHI. Colección Experiencias 105. Indo-American Press Service. Bogotá, 1991. SHAH, IDRIES. El mundo de Nasrudín. Ed. Del Nuevo Extremo. Buenos Aires, 2004. — Pensadores de Oriente. Ed. Kier. Buenos Aires, 1992. SHREE RAJNEESH, B. El fuego sagrado. Ed. Humánitas. TROSSERO, RENÉ. Fábulas y cuentos. Ed. Bonum. Buenos Aires, 2005. — Fábulas y mensajes. Ed. Bonum. Buenos Aires, 2004.

b) Bibliografía de consulta ÁLVAREZ, ANA MARÍA. El ábaco de los valores. Gran Editora. Buenos Aires, 2001. ANTELO, ESTANISLAO. Instrucciones paras ser profesor. Ed. Santillana. Buenos Aires, 2003. BARYLKO, JAIME. Educar en valores. Ed. Ameghino. Buenos Aires, 1999. — En busca de los valores perdidos. Ed. Santillana. Buenos Aires, 1997. — La grandes preguntas. Ed. Planeta. Buenos Aires, 1998.

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BALLÓ, JORDI. Imágenes del silencio. Ed. Anagrama. Barcelona, 2000. DE LA TORRE, S. Cine formativo. Ed. Octaedro. Barcelona, 1996. DE VILA, GLADIS Y MÜLLER, MARINA. Convivir en la diversidad. Ed. Bonum. Buenos Aires. FERNÁNDEZ DÍEZ, FEDERICO y MARTÍNEZ ABADÍA, JOSÉ. Manual básico de lenguaje y narrativa audiovisual. Ed. Paidós. Barcelona, 1999. FERNÁNDEZ IBÁÑEZ, J. El cine en el aula. ICCCE. Santander, 1982. FERRARO, CARLOS y PELUSO, SANTIAGO. El cine en la educación y la educación en el cine. Cineduc Ediciones. Buenos Aires, 1991. GARCÍA ORSO, LUIS. Imágenes del espíritu en el cine. Buena Prensa. México, 2000. GRÜM, ANSELM. Fuentes de fuerza interior. Ed. Bonum. Buenos Aires, 2006. GUBERN, ROMÁN. Historia del cine. Ed. Lumen. Barcelona, 1989. HOESTRA, HENK. Cine y espiritualidad. OCLACC. Quito, 1999. ISAACS, DAVID. La educación de las virtudes humanas. EUNSA. Pamplona, 1991. JIMÉNEZ PULIDO, JESÚS. El cine como medio educativo. Edición del Laberinto. Madrid, 1999. LABAKÉ, JULIO. El hombre, la libertad y los valores. Ed. Bonum. Buenos Aires, 1999. — Valores y límites en la educación. Ed. Bonum. Buenos Aires, 2003. MAGDALENO, EUGENIO. La paz, caricia de Dios. Gram Editora. Buenos Aires, 2004. ONETTO, FERNANDO. Con los valores. ¿quién se anima? Ed. Bonum. Buenos Aires, 2004. PASTORIZA DE ECHEBARNE, DORA. El arte de narrar, un oficio olvidado. Ed. Guadalupe. Buenos Aires, 1986. PADOVANI, ANA. Contar cuentos. Ed. Paidós. Buenos Aires, 2006. ROMAGUERA I RAMIÓ, JOAQUIM. El lenguaje cinematográfico. Ediciones de la Torre. Madrid, 1991. ROTHEN, LEO. Jewish Treasury. Ed. Bantam Books. USA. SCHRADER, PAUL. El estilo trascendental en el cine. Ediciones JC. Madrid, 1999. YÁÑEZ, RICARDO y GARCÍA ORSO, LUIS. «Cine, un lenguaje para el espíritu». Revista Imágenes de la Fe, n. 402 (abril de 2006). PPC. Madrid.

c) Bibliografía sobre libros de cuentos educativos en Editorial CCS BENÍTEZ, LAUREANO. Cuentos para educar en valores. BOTELLA, MARISA. Susurro y Pity.

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CARROZA, MIGUEL ÁNGEL. Cuentos para educar jugando. CASADO, ALICIA. Taller de cuentacuentos. DÍEZ, GERMÁN. Cómo escribir cuentos. EGUIARTE BENDÍMEZ, ENRIQUE. Cuentos para la catequesis. FERNÁNDEZ, NIEVES. Cuentos animados. FERNÁNDEZ DEL CACHO, JOSÉ. El canto del gallo. FERRERO, BRUNO. Relatos y narraciones I, II y III. (Para educar y evangelizar). FERRERO, BRUNO. Historias de Navidad. — Muchas historias. Para hablar con Dios. — El canto del grillo. — No estamos solos. FRANCIA, ALFONSO. Educar con fábulas. — Educar con parábolas. LIRIO, JUAN. Cuentos para las transversales en Primaria. LÓPEZ CABALLERO, ALFONSO. Cuentos para pensar. MONTERO, BEATRIZ. Los secretos del cuentacuentos. NÚÑEZ, TERESA. Un curso con mucho cuento. OTERO, HERMINIO. Parábolas en son de paz. PEÑARANDA ALGAR, JAIME. Cuentos de la Virgen. La ternura narrativa de María. SERRANO, ATANASIO. ¡Cuenta, cuenta! Más que historias. — Historias contadas. SOLER F., EDUARDO. Los cuentos de la tortuga. REAL NAVARRO, JOSÉ. Cuentos para educar en valores cristianos (8-11 años).

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EPÍLOGO

Ya habiendo llegado al final, espero que hayan disfrutado del libro tanto como yo al escribir y releer los cuentos una y otra vez. Reconozco que lo que más me costó fue realizar la selección entre tantos y buenos cuentos que tenía en mi haber; siempre cuesta dejar algo afuera. Al mismo tiempo, fue una buena ocasión que tuve para volver a disfrutar de películas que tenía grabadas en mi corazón, pero que, con esta nueva relectura, pude volver a emocionarme y sacar nuevos aportes y reflexiones para compartir con ustedes, a partir de esta nueva mirada. Lo cierto es que una vez más pude tomar contacto con los cuentos y las películas que siguen transmitiendo los valores de siempre. De alguna manera, pude reafirmar mi certeza de que los cuentos nos retrotraen o nos llevan –depende de cómo se mire– a un nivel superior, a un plano trascendente y único, a un horizonte espiritual que nos enfrenta con nosotros mismos, con los demás, con el mundo que nos rodea y, en definitiva, con nuestro Padre Dios. Aprovecho para mostrar mi agradecimiento a todos los que generosamente me han contado, acercado o regalado cuentos a lo largo de mi vida. A todos ellos: ¡gracias por invitarme a formar parte y hacerme sentir un integrante entusiasta de la humanidad! ¡Gracias a Dios, porque siempre existe mucha más gente haciendo el bien de lo que parece! Y, por último, un reconocimiento a todos aquellos que escucharon pacientemente mis cuentos, a lo largo de todos estos fecundos años. Quizá, con el tiempo, muchos no se acuerden de mí; pero, tal vez, alguno dirá: ¿quién?, ¿aquel que contaba cuentos? Y yo, entonces, me sentiré profundamente satisfecho, sabiendo que en algo contribuí para hacernos más humanos. Luis PD. Si alguien desea hacer un aporte o comentario, por favor, visite mi página web:

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Colección «LA ZARZA ARDIENTE» Colección de historias, parábolas, relatos y poesías para la lectura sosegada, la reflexión y la profundización en valores

ÚLTIMOS TÍTULOS PUBLICADOS

11. El ángel de las cosas. Constantino Benito-Plaza. 12. El repartidor de sonrisas. José Fernández del Cacho. 13. El aparcacoches y otros relatos. Santiago Chivite. 14. Es hora de vivir. Adolfo Olivera. 15. El retorno del profeta/1. Anónimo. 16. El retorno del profeta/2. Anónimo. 17. Lucero, el potrillo salvaje. Marisa Botella. 18. Susurro y Pity. Marisa Botella. 19. Lo aprendí de camino. Raúl Berzosa. 20. El lirio del Carrascal. Marisa Botella. 21. La cigüeña que no emigró. Marisa Botella. 22. Manantial de los presagios. José Fernández del Cacho - Álvaro Ginel. 23. Tras los muros. José Antonio Montull. 24. Pensamientos pedagógicos. Isabel Agüera. 25. Educarse y educar hoy. Millán Arroyo. 26. Donde habita el corazón. P. Biniés. 27. Con buena educación. Sebastián Estradé. 28. Nunca te detengas. José Andrés Ocaña. 29. Monólogos contra la tontería. Jesús Villegas. 30. Aprender a aprender. José Andrés Ocaña. 31. Gánate a tus hijos. José Manuel Tarrío. 32. Aprendiendo a ser padres. José Daniel Montoya. 33. De pequeños te los comerías… P. Biniés. 34. Cuentos para pensar. Alfonso López Caballero. 35. Un hospital, un mundo. Cecilio Eseverri. 36. 101 enseñanzas de Oriente. David Luján.

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1 En negrita aparecen los valores centrales que se destacan en cada cuento. 2 Entre paréntesis se encuentra el autor y/o el intérprete que popularizó la canción, para facilitar su identificación. 3 Bucay, Jorge. RECUENTOS PARA DAMIÁN, p. 11. 4 Bucay, Jorge. RECUENTOS PARA DAMIÁN, pp. 121-123. Adaptación sobre un cuento de A. Beauregard en el libro CÁPSULAS MOTIVACIONALES. 5 Citado por Bruno Ferrero, en RELATOS Y NARRACIONES 3, p. 17. 6 Menapace, Mamerto. ENTRE EL BROCAL Y LA FRAGUA, p. 75. 7 Basado en el cuento de Mamerto Menapace: «Solución sencilla». INVENTARIO DE CUENTOS, p. 13. 8 Bucay, Jorge. RECUENTOS PARA DAMIÁN. pp. 258-259. Sobre un cuento sefardí de Leo Rothen´s Jewish Treasury. 9 Menapace, Mamerto. Peregrinos del Espíritu. Patria Grande, Buenos Aires, 1996. p. 93. 10 Basado en el cuento de Mamerto Menapace: «La gran señal». INVENTARIO DE CUENTOS, p. 33. 11 De Mello, Anthony. REVELACIÓN. 12 Citado en LLEGÓ POR E-MAIL, Editorial Santa María, p. 19. 13 En ese sentido, recomiendo visitar la página web , una de las más completas y orientadoras referidas al tema de los valores. 14 Yáñez, Ricardo y García Orso, Luis. «Cine, un lenguaje para el espíritu». Revista Imágenes de la Fe, nº 402. PPC. Madrid. Abril de 2006. 15 Ferraro, Carlos y Peluso, Santiago. EL CINE EN LA EDUCACIÓN Y LA EDUCACIÓN EN EL CINE. Cineduc Ediciones. Buenos Aires, 1991. 16 Entre paréntesis se encuentra el autor y/o el intérprete que popularizó la canción, para facilitar su identificación.

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Índice Portada Créditos Dedicatoria ÍNDICE Prólogo CUENTOS PARA SER HUMANO CON UNO MISMO 1. El joven, las estrellas y el mar 2. El cántaro rajado 3. ¿Está lleno el frasco? 4. El elefante encadenado 5. El hachero 6. La flor más bella 7. El libro del tesoro 8. Parábola del caballo 9. El reflejo de la vida 10. La anciana del molino amarillo

2 5 6 7 10 12 14 17 21 25 29 32 36 40 43 46

CUENTOS PARA SER HUMANO CON LOS DEMÁS 1. Un ciego con luz 2. La pared desnuda 3. El triple filtro 4. En el frente de batalla 5. Las tres pipas 6. Asamblea en la carpintería 7. Sigue tocando 8. El vuelo de los gansos 9. Lecciones de vida 10. La alegría de dar

49 51 54 57 60 63 67 70 73 76 80

CUENTOS PARA SER HUMANO CON EL MUNDO QUE NOS RODEA 1. Reconstruir el mundo 2. El plantador de dátiles 3. Los tres carretilleros

83 85 88 92

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4. Los dos lobos 5. El hombre y el capullo de mariposa 6. ¿El verdadero color? 7. El perro y el conejo 8. Sembrando al viento 9. Construyendo para otros 10. La pintura de la paz perfecta

95 98 101 104 108 112 115

CUENTOS PARA SER HUMANO CON DIOS 1. El bordado de Dios 2. Señales de humo 3. La escalera 4. Huellas en la arena 5. El monje y el gurú 6. El cielo y el infierno 7. Frutos y semillas 8. La silla vacía 9. Los tres árboles 10. La cuerda de Dios

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PARA LLEVAR EN LA MOCHILA PARA SER HUMANO I. 100 valores comentados II. El arte de narrar cuentos III. Lectura crítica e interpretación de películas V. Índice temático de películas con valores VI. Filmografía general con valores VII. Guía para la interpretación de canciones VIII. Canciones con valores IX. Libros para deleitarse y recomendar

Épilogo

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