Cronologia del Antiguo Testamento.pdf

April 30, 2017 | Author: Cristhian Tume | Category: N/A
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Descripción: DESCRIPCION CRONOLOGICA DEL ANTIGUO TESTAMENTO BIBLICO, MANUAL DE AYUDA PARA EL ESTUDIO BIBLICO...

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LIBROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Libro primero de Moisés GÉNESIS AUTOR: MOISÉS, DE ACUERDO CON LA TRADICIÓN FECHA: ALREDEDOR DEL AÑO 1440 A.C. TEMA: LOS COMIENZOS PALABRAS CLAVE: CREAR, PACTO, GENEALOGÍA Autor La tradición judía atribuye a Moisés la autoría del Génesis y de los cuatro libros que le siguen. Al conjunto de estos libros se le llama Pentateuco. Jesús dijo: «Si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él» (Jn 5.46). El propio Pentateuco presenta a Moisés como alguien que escribió extensamente (véanse Éx 17.14; 24.4; Dt 31.24). Los Hechos 7.22 nos dicen que «fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios». En las notas que acompañan al texto observamos cierto número de palabras tomadas del egipcio que aparecen en Génesis, un hecho que sugiere que el autor del libro había vivido en Egipto, como era el caso de Moisés. Fecha Tradicionalmente se acepta que el éxodo de Egipto ocurrió a mediados del siglo XV a.C. Se afirma en 1 Reyes 6.1 que Salomón comenzó a construir el templo «en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto». Se piensa que ello tuvo lugar alrededor del año 960 a.C., lo cual sitúa al éxodo en el año 1440 a.C. Por lo tanto, Moisés escribió Génesis después del 1440 a.C., durante los cuarenta años de peregrinaje por el desierto. Contenido Génesis que significa “principio, origen”, comienza con la formación del sistema solar, la preparación de la Tierra para ser habitada, y la creación de la vida. Los ocho actos de creación se cumplen en seis días. Los diez capítulos siguientes explican el origen de muchos aspectos misteriosos de la vida: la sexualidad humana, el matrimonio, el pecado, la enfermedad, el dolor del parto, la muerte, la ira de Dios, la hostilidad entre los seres humanos y la dispersión de lenguas y razas por toda la tierra. Comenzando en el capítulo 12, Génesis relata el llamado a Abraham y la inauguración del pacto de Dios con él; un glorioso y eterno pacto que se renovó con Isaac y Jacob. Génesis es notable por su exquisita forma de narrar, especialmente el inspirador relato de José y la divina preservación y multiplicación del pueblo de Dios en Egipto. Es una lección sobre la elección divina, tal como lo recuerda Pablo en Romanos 9. Génesis anticipa de varias maneras el Nuevo Testamento: el Dios personal, la Trinidad, la institución del matrimonio, la gravedad del pecado, el juicio divino y la justicia de la fe. El Árbol de la Vida, que se pierde en Génesis, reaparece en Apocalipsis 22. Génesis concluye con la bendición de Jacob sobre Judá, de cuya tribu vendría el Mesías: «No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos» (49.10). Muchos siglos y muchas luchas ocurrirían antes que esta profecía se cumpliera en Jesucristo.

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BOSQUEJO A. LA HISTORIA DE LA Dios creó los cielos, el mar y la tierra. Creó las plantas, CREACIÓN (1.1–2.3) los animales, los peces y las aves. Pero creó al ser humano a su propia imagen. A veces, otros pueden tratarnos sin respeto, pero por ser creados a la imagen de Dios podemos tener la certeza de nuestra dignidad y valor. B. LA HISTORIA DE ADÁN Dios creó a Adán y Eva sin pecado. La pecaminosidad (2.4–5.32) entró en ellos cuando desobedecieron a Dios y comieron 1. Adán y Eva la fruta del árbol prohibido. Por medio de Adán y Eva 2. Caín y Abel aprendemos del poder destructivo del pecado y sus 3. Descendientes de Adán amargas consecuencias. C. LA HISTORIA DE NOÉ (6.1–11.32) 1. El gran diluvio 2. Repoblación de la tierra 3. La torre de Babel D. LA HISTORIA DE ABRAHAM (12.1–25.18) 1. Dios promete a Abraham una nación 2. Abraham y Lot 3. Dios promete a Abraham un hijo 4. Sodoma y Gomorra 5. Nacimiento y casi sacrificio de Isaac 6. Isaac y Rebeca 7. Abraham muere. E. LA HISTORIA DE ISAAC (25.19–28.9) 1. Jacob y Esaú 2. Isaac y Abimelec 3. Isaac bendice a Jacob. F. LA HISTORIA DE JACOB (28.10–36.43) 1. Jacob inicia una familia 2. Jacob regresa a su tierra.

Noé se salvó de la destrucción del diluvio porque obedeció a Dios y construyó el arca. Así como Dios protegió a Noé y a su familia, protege a quienes le son fieles hoy. A Abraham se le pidió dejar su tierra, vagar en Canaán, esperar años para tener un hijo, y luego sacrificarlo como una ofrenda encendida. A través de estos períodos de dura prueba, Abraham permaneció fiel a Dios. El ejemplo de Abraham nos enseña cómo vivir una vida de fe.

Isaac no exigió que las cosas se hicieran a su manera. No se resistió cuando estaba a punto de ser sacrificado y gustosamente aceptó una esposa que otros le eligieron. Tenemos que aprender a cumplir la voluntad de Dios antes que la nuestra, como lo hizo Isaac. Jacob no se dio por vencido fácilmente. Sirvió a Labán con fidelidad por más de catorce años. Más tarde, luchó con Dios. Aunque Jacob cometió muchos errores, su trabajo arduo nos enseña cómo llevar una vida de servicio a nuestro Dios. G. LA HISTORIA DE JOSÉ Los hermanos de José lo vendieron como esclavo y su (37.1–50.26) amo injustamente lo envió a la prisión. Por medio de José 1. Venden a José como esclavo aprendemos que el sufrimiento, por injusto que sea, puede 2. Judá y Tamar desarrollar en nosotros un carácter firme. 3. Echan a José en la cárcel 4. A José se le asigna un cargo en Egipto 5. José y sus hermanos se encuentran en Egipto 6. La familia de Jacob se traslada a Egipto 7. Jacob y José mueren en Egipto.

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Dios creó el universo y la tierra. Luego hizo al hombre y la mujer, y los puso a vivir en un precioso huerto. Desafortunadamente, Adán y Eva desobedecieron a Dios y fueron expulsados del huerto (3.24). LUGARES CLAVE DE GÉNESIS

1 Montes de Ararat El pecado de Adán y Eva contagió de pecado a la raza humana. Años más tarde, este creció de una forma alarmante y Dios decidió destruir la tierra con una gran inundación. Pero Noé, su familia y dos de cada especie de animales quedaron a salvo dentro del arca. Cuando la inundación terminó, el arca descansó sobre los montes de Ararat (8.4). 2 Babel La gente nunca aprende. Otra vez el pecado abrazó el orgullo de la gente y lo condujo a construir una enorme torre como monumento a su propia grandeza, obviamente sin pensar en Dios. Como castigo, Dios los esparció al darles diferentes idiomas (11.8, 9). 3 Ur de los caldeos Abraham, descendiente de Sem y padre de la nación hebrea, nació en esta gran ciudad (11.28). 4 Harán Taré, Lot, Abraham y Sara dejaron Ur siguiendo la fértil creciente del río Éufrates, rumbo a la tierra de Canaán. En el viaje acamparon en la ciudad de Harán (11.31). 5 Siquem Dios exhortó a Abraham a dejar Harán y dirigirse a un lugar donde sería padre de una gran nación (12.1, 2). Así que Abraham, Lot y Sara viajaron a la tierra de Canaán y se establecieron cerca de una ciudad llamada Siquem (12.6). 6 Hebrón Abraham se mudó a Hebrón donde estableció raíces profundas (13.18). Abraham, Isaac y Jacob vivieron y fueron sepultados allí. 7 Beerseba Aquí se cavó un pozo como testimonio del juramento entre Abraham y el ejército del rey Abimelec (21.31). Años más tarde, en una de las peregrinaciones de Isaac, Dios se le apareció allí y le ratificó el pacto que había hecho con su padre Abraham (26.23–25).

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8 Betel Después de engañar a su hermano, Jacob dejó Beerseba y huyó a Harán. En el viaje, Dios se reveló a Jacob en sueños y le ratificó el pacto que había hecho con Abraham e Isaac (28.10– 22). Jacob vivió en Harán, trabajó para Labán y se casó con Lea y Raquel (29.15–28). Luego de una tensa reunión con su hermano Esaú, Jacob retornó a Bet-el (35.1). 9 Egipto Jacob tuvo doce hijos, incluyendo a José, su favorito. Los diez hermanos mayores de José sentían tanto celo que un día lo vendieron a unos mercaderes madianitas que se dirigían a Egipto. A la postre, José pasó de esclavo a ser la mano derecha de Faraón, y salvó del hambre a los egipcios. La familia entera se trasladó de Canaán a Egipto y allí se establecieron (46.3, 4). Libro segundo de Moisés ÉXODO AUTOR: MOISÉS, DE ACUERDO CON LA TRADICIÓN FECHA: ALREDEDOR DEL AÑO 1400 A.C. TEMA: LIBERACIÓN PALABRAS CLAVE: LIBERAR, SACRIFICIO, SEÑAL, TABERNÁCULO, SANTUARIO Autor Moisés, cuyo nombre significa «sacado de las aguas», es la figura central de Éxodo. Encarna al profeta hebreo que guió a los israelitas fuera de Egipto. Tradicionalmente se le atribuye la autoría de Éxodo. Cuatro pasajes de este libro ofrecen un fuerte apoyo a la tesis de que Moisés escribió tal vez la mayor parte del texto (17.14; 24.47; 34.27). A través de varios acontecimientos y encuentros cara a cara con Dios, Moisés recibió la revelación de aquellas cosas que el Señor quería dar a conocer. Entonces, inspirado por el Espíritu Santo, Moisés comunicó su revelación al pueblo hebreo, tanto de forma oral como escrita. Fecha La interpretación conservadora establece la muerte de Moisés alrededor del año 1400 a.C., de manera que el libro de Éxodo debe haber sido compilado durante los cuarenta años anteriores, mientras se hallaba aún en el desierto. Trasfondo El libro de Éxodo constituye la continuación del relato de Génesis, y trata del desarrollo de un pequeño grupo de setenta personas dentro de una nación de varios millones de habitantes. Los hebreos vivieron en Egipto 430 años, la mayor parte de ellos en la servidumbre. Éxodo recoge la historia de Moisés, la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud, el viaje desde Egipto al monte Sinaí, donde recibieron las tablas de la Ley de Dios, y sus instrucciones sobre cómo construir el tabernáculo. Termina con la edificación del tabernáculo como morada de Dios. Contenido El nombre del libro significa “salida”, el libro de Éxodo puede ser dividido en tres secciones principales: la liberación milagrosa de Israel (1.1–13.16), la marcha milagrosa hacia el Sinaí (13.17–18.27), y las revelaciones especiales que allí tuvieron lugar (19.1–40.38). La primera sección (1.1–13.16) se inicia con la opresión de los hebreos en Egipto (1.10–14). Como cualquier grupo sometido, los hebreos se quejaban de su situación. Las quejas se dirigían no sólo a sus captores, sino también a su Dios (2.23–25). Dios escuchó sus ruegos y puso en marcha un plan para liberarlos. Para llevarlo a cabo seleccionó a un profeta llamado Moisés (3.1–10). La liberación no se obtuvo de forma inmediata; fue un proceso. Se requirió mucho tiempo y el envío de diez plagas para liberar a los hebreos de las garras de Faraón. Con las plagas se consiguieron dos cosas importantes: primero, demostraron la superioridad del Dios hebreo sobre los dioses egipcios; y, segundo, trajeron consigo la libertad de este pueblo.

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La segunda sección de Éxodo relata la marcha milagrosa al monte Sinaí (13.17–18.27) de quienes salieron de Egipto. Cuatro grandes acontecimientos ocurren en esta sección. Primero, los hebreos son testigos del milagroso poder de Dios, quien los libera de la persecución egipcia (13.17–15.21). Segundo, experimentan de primera mano la disposición y capacidad de Dios para proveer a su pueblo (15.22–17.7). Tercero, reciben protección de sus enemigos, los amalecitas (17.8–16). Cuarto, se entrega el poder a ancianos que mantienen la paz entre la gente (18.1–27). Estos cuatro grandes acontecimientos revelan algo importante: Dios cuida de las vidas de aquellos que forman el pueblo escogido. Al ser testigos de su presencia y conocer la forma cómo Dios los auxiliaba, pudieron ajustar su género de vida a la voluntad divina para así continuar recibiendo sus bendiciones. La sección final trata de las milagrosas revelaciones de Dios en el Sinaí (19.1–40.38). La liberación del pueblo hebreo por Dios obedecía al propósito específico de convertirlo en el pueblo del pacto. Esta sección tiene tres componentes principales. Primero, la entrega de los Diez Mandamientos, y de aquellas instrucciones que explicaban en detalle cómo estos mandamientos debían manifestarse en la vida del pueblo del pacto (19.1–23.19). Los resultados de apartarse de las estipulaciones del pacto quedaron demostrados en el incidente del becerro de oro (32.1–35). Segundo, las instrucciones concernientes a la construcción de un tabernáculo y su mobiliario. Tercero, su edificación y la presencia del Dios que mora en todo aquel recinto (35.4–40.33).

BOSQUEJO A. ISRAEL EN EGIPTO (1.1–12.30) 1. Esclavitud en Egipto 2. Dios elige a Moisés 3. Dios envía a Moisés ante faraón 4. Las plagas azotan a Egipto 5. La Pascua B. ISRAEL EN EL DESIERTO (12.31–18.27) 1. El Éxodo 2. Israel cruza el Mar Rojo 3. Quejas en el desierto

Cuando los israelitas fueron esclavizados en Egipto, Dios escuchó sus lamentos y los rescató. Podemos estar seguros que todavía Él escucha el clamor de su pueblo. Así como libró a los israelitas de sus opresores, Dios nos libra del pecado, la muerte y la maldad.

Después de cruzar el Mar Rojo, los israelitas comenzaron a quejarse y a manifestar su descontento. Como ellos, nos damos cuenta que es fácil quejarse y estar insatisfecho. Los cristianos aún tenemos luchas, pero nunca debemos permitir que las dificultades y las circunstancias desagradables nos hagan dejar de confiar en Dios. C. ISRAEL EN EL SINAÍ Dios reveló su ley a los israelitas en el Sinaí. A través de (19.1–40.38) ella, aprendieron más acerca del deseo de Dios y de lo que 1. Entrega de la Ley espera que su pueblo experimente. La ley aún nos 2. Instrucciones del tabernáculo instruye, nos expone el pecado, y nos muestra la pauta de 3. Quebrantamiento de la Ley Dios para vivir. 4. Construcción del tabernáculo

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LUGARES CLAVE DE ÉXODO 1 Gosén Esta área le fue dada a Jacob y a su familia cuando se trasladaron a Egipto (Génesis 47.5, 6). Se convirtió en la tierra natal de los hebreos durante cuatrocientos años, y permaneció separada de los principales centros egipcios, ya que la cultura egipcia veía con desprecio a los pastores y nómadas. Según pasaron los años, la familia de Jacob creció hasta llegar a ser una gran nación (1.7). 2,3 Pitón y Ramesés Después de cuatrocientos años, llegó al trono un Faraón que no tuvo respeto alguno por estos descendientes de José y temía su gran número. Los hizo esclavos para oprimirlos y subyugarlos. Como resultado del trabajo de los esclavos, fueron construidas las ciudades de almacenaje de Pitón y Ramesés (1.11). 4 Madián Moisés, príncipe egipcio que nació hebreo, mató a un oficial egipcio y huyó para salvar su vida a la tierra de Madián. Ahí se convirtió en pastor y se casó con una mujer llamada Séfora. Fue mientras estuvo allí que Dios lo comisionó para la tarea de sacar al pueblo hebreo de Egipto (2.15–4.31). 5

Baal-zefón La esclavitud no prevalecería, ya que Dios planeó liberar a su pueblo. Después de elegir a Moisés y a Aarón para ser sus voceros ante Faraón, Dios realizó una serie de milagros dramáticos en la tierra de Egipto para convencer a Faraón de que dejara salir a los hebreos (5.1–12.33). Finalmente, cuando fueron liberados, la nación entera salió con las riquezas de Egipto (12.34–36). Una de sus primeras paradas fue en Baal-zefón (14.1), donde Faraón, que había cambiado de parecer, persiguió a los hebreos y los atrapó a orillas del Mar Rojo. Pero Dios partió las aguas y guió al pueblo a través del mar sobre tierra seca. Cuando el ejército de Faraón trató de seguirlo, las aguas se cerraron alrededor de ellos y se ahogaron (14.5–31).

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Mara, “amargura”. Ahora Moisés conduce al pueblo hacia el sur. La larga peregrinación a través del desierto trajo consigo, a causa de las altas temperaturas, gargantas sedientas. En Mara, el agua que encontraron era amarga, pero Dios la endulzó (15.22–25).

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Elim A medida que continuaron su viaje, los hebreos (ahora llamados israelitas) llegaron a Elim, un oasis con doce manantiales (15.27).

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Desierto de Sin Al salir de Elim, el pueblo se dirigió hacia el desierto de Sin. Aquí el pueblo tuvo hambre, así que Dios les dio maná que venía del cielo y cubría toda la tierra cada mañana (16.1, 13–15). El pueblo comió este maná hasta que entraron en la tierra prometida.

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Refidim Moisés guió al pueblo a Refidim, donde no encontraron agua. Pero Dios milagrosamente se las proporcionó de una roca (17.1, 5, 6). Aquí los israelitas se toparon con su primera prueba en una batalla: el ejército de Amalec atacó y fue derrotado (17.9– 13). El suegro de Moisés, Jetro, llegó a la escena con algunos sabios consejos acerca de la delegación de responsabilidades (18).

10 Monte Sinaí Anteriormente Dios se había aparecido a Moisés en este monte y lo había comisionado para guiar al pueblo de Israel (3.1, 2). Ahora Moisés regresó con el pueblo que Dios le había pedido que guiara. Por casi un año el pueblo acampó al pie del monte Sinaí. Durante este tiempo, Dios dio los Diez Mandamientos así como otras leyes para una vida recta. Además proporcionó el anteproyecto para la construcción del tabernáculo (19–40). Dios estaba forjando una nación santa, preparada para vivir y para servirle a Él solamente.

Libro tercero de Moisés LEVÍTICO AUTOR: FECHA: TEMA:

MOISÉS, DE ACUERDO CON LA TRADICIÓN ALREDEDOR DEL AÑO 1440 A.C. LA SANTIDAD DE DIOS Y LA PUREZA DEL CREYENTE EN LA VIDA COTIDIANA PALABRAS CLAVE: SANTIDAD, OFRENDA, SACRIFICIO Autor El libro de Levítico es el tercero atribuido a Moisés en el Antiguo Testamento. En 1.1, el texto se refiere a la palabra del Señor que fue dada a Moisés en el tabernáculo de reunión; ello constituye la base de todo este libro. Los sacerdotes y levitas han preservado su contenido. Fecha Los especialistas han fechado el libro de Levítico entre la época que vivió Moisés (según algunos en el siglo XV a.C., y para otros en una etapa más tardía: el siglo XII a.C.) y la época de Esdras (siglo VI a.C.). Si se acepta la autoría de Moisés, la redacción de Levítico se remontaría al año 1445 a.C. aproximadamente. El libro, que contiene poca información histórica útil para determinar la fecha exacta de su composición, describe el sistema de sacrificios y adoración que precedió a la época de Esdras y relata cómo se instituyó. Trasfondo La teología del libro de Levítico vincula la santidad con la vida cotidiana. Va más allá de la cuestión del sacrificio, y trata el tema de la adoración; asimismo, explica el trabajo de los sacerdotes detalladamente. El concepto de santidad afecta no solamente las relaciones que cada individuo sostiene con Dios, sino también las relaciones de amor y respeto que cada persona debe mantener

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con su prójimo. El código de santidad permea la obra porque cada uno debe ser puro como lo es el mismo Dios, y debido a que la pureza de las personas constituye el fundamento de la santidad de toda la comunidad del pacto. La enseñanza de Jesucristo: «Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas» (Mt 7.12), refleja el texto de Levítico 19.18: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Contenido Levítico recibió el nombre hebreo de Vayikra, que significa «Y Él llamó». El título está tomado de la primera frase del libro, forma como antiguamente se ponía título a las obras. El título moderno de «Levítico» deriva de la traducción griega de la obra y significa: «Cuestiones concernientes a los levitas». El título puede inducir a confusión porque el libro trata muchos otros temas relativos a la pureza, la santidad, el sacerdocio, la santidad de Dios y del creyente en la vida cotidiana. La palabra «santo» aparece más de ochenta veces en Levítico. A veces Levítico ha sido considerado una obra difícil de entender; sin embargo, de acuerdo con la primitiva tradición, la educación del niño judío comenzaba con las enseñanzas de este libro. Trata del carácter y la voluntad de Dios, especialmente sobre el tema de la santidad, la cual era considerada por los judíos como algo de primordial importancia. Ellos pensaban que antes de pasar a otros textos bíblicos, los niños debían ser educados en cuanto a la santidad de Dios y en la responsabilidad que cada individuo tenía de vivir una vida santa. Santidad (en hebreo kedushah) es una palabra clave en Levítico, y describe el carácter de la divina presencia. La santidad significa ser apartado de lo profano, y es lo contrario a lo común o secular. Otro tema importante en el libro de Levítico es el sistema sacrificial. La ofrenda de holocausto (en hebreo olah) alude al único sacrificio que se consume enteramente ante el altar, por lo que a veces es llamada la ofrenda del todo quemada. La oblación, u ofrenda de flor de harina (en hebreo minchah), se presenta como tributo para asegurarse o mantener el favor divino, e indica que los frutos del trabajo de una persona deben dedicarse a Dios. La ofrenda de paz (en hebreo shelamin) está destinada a proveer expiación y permite que quien la ofrece coma la carne del sacrificio. A veces se presentaba en alguna ocasión festiva. La ofrenda por el pecado (en hebreo chattaÕt) se emplea para purificar el santuario. La ofrenda por la culpa (en hebreo asham), también llamada ofrenda de restitución, se presenta a causa de la violación de la santidad de la propiedad de Dios o de otra persona: A menudo la violación es por jurar en falso. Cuando algo profana la santidad de Dios, se requiere una ofrenda de desagravio. Además de los sacrificios, el calendario litúrgico ocupa un lugar destacado en el libro de Levítico. El año de reposo está dedicado a conmemorar la emancipación de la esclavitud en Egipto, de la gente endeudada, así como a la redención de la tierra (véanse también Éx 21.2–6; 23.10, 11; Dt 15.1–11, 12–18). El año del jubileo recuerda el hecho de que la tierra de Israel, así como su pueblo, pertenecen a Dios y no a individuo alguno. Por lo tanto, la tierra debe descansar tras cada período de cuarenta y nueve años (Lv 25.8–17), lo cual confirma a Dios como su propietario. La santidad de Dios y de su carácter permea todo el libro de Levítico; así como la necesidad de que la congregación se acerque a Él con mente y corazón puros.

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BOSQUEJO A. ADORACIÓN DE UN DIOS SANTO (1.1–17.16) 1. Instrucciones para las ofrendas 2. Instrucciones para los sacerdotes 3. Instrucciones para el pueblo 4. Instrucciones para el altar

Dios proveyó las instrucciones especiales para la clase de adoración que le agradaría a Él. Estas instrucciones nos enseñan de la naturaleza de Dios y pueden ayudarnos a desarrollar una actitud correcta hacia la adoración. Por medio de las ofrendas aprendemos de la seriedad del pecado y la importancia de llevar nuestros pecados ante Dios para su perdón. B. VIVIR UNA VIDA Dios dio a los israelitas normas claras para vivir una vida SANTA (18.1–27.34) santa. Tenían que ser apartados y distintos del resto de las 1. Normas para el pueblo naciones paganas alrededor de ellos. De igual manera, 2. Reglas para los sacerdotes todos los creyentes deberían estar separados del pecado y dedicados a Dios. Dios todavía quiere quitar el pecado de la vida de su pueblo.

A lo largo del libro de Levítico, los israelitas estuvieron acampados al pie del monte Sinaí. Fue tiempo para reagruparse como nación y aprender la importancia de seguir a Dios mientras se preparaban para marchar hacia la tierra prometida.

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Libro cuarto de Moisés NÚMEROS AUTOR: FECHA: TEMA:

MOISÉS, DE ACUERDO CON LA TRADICIÓN ALREDEDOR DEL AÑO 1400 A.C. LA PRESENCIA DE JEHOVÁ GUÍA AL PUEBLO DEL SINAÍ A LA TRANSJORDANIA PALABRAS CLAVE: CENSO, MURMURACIONES, PUREZA, TABERNÁCULO DE REUNIÓN Autor La autoría de Números tradicionalmente se atribuye a Moisés, personaje central del libro. Números 33.2 hace una referencia específica a Moisés que escribía acerca de las jornadas en el desierto. El término Números está tomado del título de este libro (arithmoi) en la traducción griega del Antiguo Testamento, la edición de la Septuaginta, el cual se mantiene en la traducción latina de la Vulgata (numeri). En el texto hebreo, el nombre del libro es En el desierto, tomado de la frase con que comienza el texto: «Habló Jehová a Moisés en el desierto del Sinaí». Fecha Si se asume la autoría de Moisés, es probable que haya sido escrito alrededor del año 1400 a.C., poco antes de su muerte. Los acontecimientos narrados en el libro se extienden cerca de cuarenta años y comienzan poco después del éxodo, en el año 1440 a.C. Contenido La división de los primeros textos del AT en cinco libros o rollos (llamada «El Pentateuco», o sea, los «cinco rollos»), no debe ocultar el hecho que cada uno de ellos es continuación del anterior. Moisés, cuyo nacimiento se relata en Éxodo 2 y su muerte en Deuteronomio 34, es la figura que unifica lo que se narra de Éxodo hasta Deuteronomio. El libro de Números continúa la historia de los acontecimientos del período mosaico que se inicia en Éxodo. Comienza con Israel todavía en el Sinaí. La entrada de los israelitas al Sinaí se relata en Éxodo 19.1 y su salida en Números 10.11. El libro de Números tiene dos divisiones principales: 1) La sección que contiene las instrucciones que recibió Moisés cuando aún se hallaba en el Sinaí (1.1–10.10); y 2) las jornadas en el desierto que cubren el itinerario entre el Sinaí y los llanos de Moab, más allá del Jordán, en la tierra prometida (10.11–36.13). Las instrucciones del Sinaí tratan de los preparativos de la jornada, y el resto del libro de la jornada propiamente dicha. Las instrucciones en el Sinaí (1.1–10.10) cubren una gran variedad de tópicos, pero aquellos relacionados con los preparativos del viaje ocupan el primer lugar. Los capítulos 1–4 contienen una serie de instrucciones sobre la realización de un censo de varios grupos, seguido de un informe sobre el cumplimiento de la tarea. Los capítulos 5 y 6 tratan de la impureza ritual, la infidelidad conyugal y los nazareos. En el capítulo 7 los líderes del pueblo traen ofrendas al tabernáculo. El capítulo 8 se ocupa de la consagración de los levitas. El capítulo 9 de la celebración de la Pascua, la nube y la columna de fuego sobre el tabernáculo; los instrumentos utilizados para convocar al pueblo son reconsiderados en 10.1–10, donde las instrucciones se imparten por medio de trompetas. La sección de Números que trata del viaje (10.11–36.13) está dividida en dos partes. La primera, 10.11–25.18 describe la muerte de la generación que fue liberada por Jehová en Egipto. Aspectos claves en esta sección son los relatos de las quejas, las rebeliones y la desobediencia de la primera generación que les ocasionaron la muerte. La segunda sub-sección (26–36) narra los preparativos de la segunda generación para entrar en la tierra prometida. Estos comienzan con un nuevo censo (compárese con el cap. 1), el cual revela que toda la primera generación, excepto Josué, Caleb y Moisés, había muerto en el desierto. La sección termina con el reparto de la tierra entre las tribus después de haber entrado a la tierra prometida.

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BOSQUEJO A. PREPARACIÓN PARA EL VIAJE (1.1–10.10) 1. El primer censo de la nación 2. El papel de los levitas 3. La pureza en el campamento 4. La guía para el viaje B. PRIMER ACERCAMIENTO A LA TIERRA PROMETIDA (10.11– 14.45) 1. La queja del pueblo 2. María y Aarón critican a Moisés 3. Los espías incitan a la rebelión C. PEREGRINAJE EN EL DESIERTO (15.1–21.35) 1. Reglas adicionales 2. Muchos líderes se rebelaron en contra de Moisés 3. Instrucciones para los sacerdotes y levitas 4. La nueva generación.

Como parte de su preparación, el Señor les dio a los israelitas una guía estricta acerca de la pureza en el campamento. Él buscaba un estilo de vida diferente al de las naciones que lo rodeaban. Deseaba un pueblo santo. De manera similar, nosotros también necesitamos preocupar la pureza en la iglesia. A los israelitas se les impidió entrar en la tierra prometida a causa de su incredulidad. A través de la historia, el pueblo de Dios ha batallado con la falta de fe. Debemos evitar que el escepticismo encuentre apoyo en nuestra vida, porque si no, nos perderemos de disfrutar las bendiciones que Dios nos ha prometido.

Cuando el pueblo se quejó contra Dios y criticó a Moisés, ellos fueron severamente castigados. Más de catorce mil setecientas personas murieron por la rebelión contra Moisés. Como consecuencia de su rebelión, murió Coré, y con él, Datán y Abiram junto con todas sus familias y doscientos cincuenta sacerdotes falsos. Si permitimos que el descontento y la insatisfacción permanezcan en nuestra vida, muy fácilmente pueden guiarnos al desastre. Debemos cuidarnos de la queja y crítica hacia nuestros líderes. D. SEGUNDO Los moabitas y los madianitas no pudieron lograr que ACERCAMIENTO A LA Balaam maldijera a Israel, pero sí consiguieron que él les TIERRA PROMETIDA (22.1– aconsejara cómo hacer que cayesen los israelitas en la 36.13) idolatría. Balaam era un hombre que sabía lo que era 1. La historia de Balaam correcto, pero cedió a la tentación de las recompensas 2. El segundo censo de la nación materiales y pecó. Saber qué es lo correcto no es 3.Instrucciones referentes a las suficiente, debemos hacer lo que es correcto. ofrendas 4. La guerra contra Madián 5. Las tribus al oriente del Jordán 6. Acampada en los campos de Moab

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LUGARES CLAVE EN NÚMEROS 1 Monte Sinaí Números comienza en el monte Sinaí cuando Moisés llevaba a cabo un censo de los hombres idóneos para la batalla. Al comenzar los preparativos para la batalla, el pueblo también se prepara para la guerra espiritual a la que se enfrentaría. La tierra prometida estaba repleta de gente malvada que trataría de atraer a los israelitas hacia el pecado. Por lo tanto, Dios enseñó a Moisés y a los israelitas cómo vivir una vida santa (1.1–12.15). 2 Desierto de Parán Después de pasar un año completo en el monte Sinaí, los israelitas levantaron el campamento y marcharon hacia la tierra prometida, pasando por el desierto de Parán. A partir de ahí, un líder de cada una de las tribus fue enviado para que investigara la nueva tierra. Después de cuarenta días regresaron. Todos, excepto Josué y Caleb, tenían demasiado miedo de entrar. Debido a su falta de fe, los israelitas tuvieron que vagar por el desierto durante cuarenta años (12.16–19.22). 3

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Cades Conforme los años de peregrinación se acercaban a su fin, los israelitas volvieron su mirada a la tierra prometida. Cades, también llamada Cades-barnea era el oasis donde pasaron la mayor parte de sus años de peregrinación. María murió allí. En ese mismo lugar Moisés golpeó con ira la roca, lo que le impidió entrar en la tierra prometida (20). Arad Cuando el rey de Arad supo que Israel estaba en marcha, los atacó, pero fue estrepitosamente derrotado. Luego Moisés guió al pueblo hacia el sur y hacia el este, alrededor del Mar Muerto (21.1–3). Edom Los israelitas querían cruzar por Edom, pero el rey de ese lugar les negó el paso (20.14–22). Así que tuvieron que desviarse, y esto les causó gran desilusión. El pueblo se quejó y Dios envió serpientes venenosas para castigarlos. Amón Luego Sehón, rey de los amorreos no les permitió pasar. Cuando atacó, Israel derrotó a su ejército y conquistó el territorio hasta la frontera de Amón (21.21–32). Basán Moisés envió espías a Basán. El rey Og atacó, pero también sufrió la derrota (21.33– 35) Campos de Moab El pueblo acampó en las llanuras de Moab, al este del río Jordán frente a Jericó. Ellos estaban en el umbral de la tierra prometida (22.1).

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Moab El rey Balac de Moab tuvo gran temor de la muchedumbre de israelitas, acudió a Balaam, un hechicero famoso, para que maldijera a Israel desde las montañas que estaban por encima del lugar donde acampaban los israelitas. Pero Dios hizo que Balaam los bendijera en lugar de maldecirlos (22.2–24.25). 10 Galaad Las tribus de Rubén y Gad decidieron establecerse en la región fértil de Galaad al este del río Jordán porque era buena para sus rebaños. Pero primero prometieron ayudar a las otras tribus a conquistar la tierra que estaba al oeste del río Jordán (32) Libro quinto de Moisés DEUTERONOMIO AUTOR: MOISÉS, DE ACUERDO CON LA TRADICIÓN FECHA: APROXIMADAMENTE 1400 A.C. TEMA: LA OBEDIENCIA TRAE BENDICIÓN; LA DESOBEDIENCIA MALDICIÓN PALABRAS CLAVE: PACTO, OBEDIENCIA, BENDICIÓN, MALDICIÓN. Autor Deuteronomio identifica a Moisés como autor del libro: «Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel» (1.1). «Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes» (31.9), puede que también sea una indicación de que éste redactó todo el libro. El nombre de Moisés aparece cerca de cuarenta veces en este texto, que refleja muy de cerca la personalidad de esa gran figura. Asimismo, el uso continuo de la primera persona a lo largo del libro sustenta la autoría de Moisés. Tanto la tradición judía como la samaritana identifican unánimemente a Moisés como el autor de Deuteronomio. Cristo también lo hace expresamente, al igual que Pedro y Esteban (Mt 19.7, 8; Mc 10.3, 4; Hch 3.22; 7.37). El último capítulo, que contiene el relato de la muerte de Moisés, probablemente fue escrito por su allegado más cercano, Josué. Fecha Moisés y los israelitas comenzaron el éxodo desde Egipto alrededor del año 1440 a.C. Arribaron a los campos de Moab, donde probablemente se redactó Deuteronomio, alrededor del año 1400 a.C., en ocasión de comunicar su contenido al pueblo «en el mes undécimo, el primero del mes» del año cuarenta de su peregrinación por el desierto (1.3). Esto fue exactamente antes de la muerte de Moisés y antes de la entrada de los israelitas a Canaán bajo la dirección de Josué. Por lo tanto, el libro de Deuteronomio cubre un período de menos de dos meses, el cual incluye los treinta días de duelo por la muerte de Moisés. Trasfondo Moisés tenía en ese momento 120 años de edad y la tierra prometida estaba a la vista. Había guiado a los israelitas fuera del cautiverio en Egipto y a través del desierto hasta el monte Sinaí, donde recibieron la Ley de Dios. A causa de la renuencia de Israel a entrar en la tierra de Canaán, que Dios le había prometido, peregrinaron sin dirección por el desierto durante treinta y ocho años. Ahora estaban acampados en los límites orientales de Canaán, en las alturas de Moab, frente a Jericó y la llanura del Jordán. Mientras los israelitas se preparaban para penetrar en la tierra prometida, encaraban un momento crucial de su historia; nuevos peligros, nuevas tentaciones y un nuevo liderazgo. Moisés convocó al pueblo para recordarles la fidelidad del Señor a sus promesas y hacer un llamado a ser fieles y obedientes a Dios, mientras tomaban posesión de la tierra prometida. Contenido Deuteronomio contiene una serie de mensajes de despedida dirigidos por Moisés a los israelitas, mientras aquél se preparaba a morir y éstos se disponían a entrar a la tierra prometida. Aunque Dios le había prohibido entrar a Canaán, Moisés experimentaba una sensación de ansiedad en vísperas de aquel acontecimiento. Lo que el Señor había prometido a Abraham, Isaac y Jacob siglos antes

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estaba a punto de convertirse en realidad. Deuteronomio representaba la proclamación de una segunda oportunidad para Israel, que por falta de fe y deslealtad había estorbado la conquista de Canaán en una ocasión anterior. La mayoría de las personas que se hallaban junto a Moisés frente a la tierra prometida no habían participado en los acontecimientos del Sinaí; habían nacido y se habían criado en el desierto. De ahí que Moisés les exhorte treinta y cinco veces a «ir y poseer» la tierra. Treinta y cuatro veces les recuerda que ésta es la tierra que Dios les ofrece. Mientras esta generación de israelitas se dispone a penetrar en la tierra prometida, Moisés les recuerda la fidelidad de su Dios a través de la historia y del pacto especial que a Él los une. Moisés se da cuenta que la mayor tentación de los israelitas en la tierra prometida será la de olvidar a Dios y entregarse al culto de los ídolos cananeos. De ahí su preocupación por mantener las relaciones establecidas por el pacto. A fin de preparar al pueblo para la vida en la nueva tierra, Moisés expone los mandamientos y estatutos dados por Dios en su pacto. La obediencia a Dios se equipara a la vida, las bendiciones, la salud y la prosperidad, en tanto que la desobediencia equivale a la muerte, la maldición, la enfermedad y la pobreza. El pacto mostró a los hijos de Dios el camino para vivir en compañerismo con Él y con los demás. Tan poderoso es el mensaje de Deuteronomio, que se le cita más de ochenta veces en el Nuevo Testamento. BOSQUEJO A. LO QUE DIOS HA HECHO POR NOSOTROS: PRIMER DISCURSO DE MOISÉS (1.1–4.43) B. PRINCIPIOS PARA UNA VIDA SANTA: SEGUNDO DISCURSO DE MOISÉS (4.44– 28.68) 1. Los Diez Mandamientos 2. Ama al Señor tu Dios 3. Leyes para una adoración verdadera 4. Leyes para gobernar la nación 5. Leyes para las relaciones humanas 6. Consecuencias de la obediencia y la desobediencia C. UN LLAMADO A COMPROMETERSE CON DIOS: TERCER DISCURSO DE MOISÉS (29.1–30.20) D. UN NUEVO LÍDER: LOS ÚLTIMOS DÍAS DE MOISÉS (31.1–34.12)

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Moisés repasa los hechos poderosos de Dios a favor de la nación de Israel. Recordar la participación especial de Dios en nuestras vidas nos da esperanza y nos alienta para el futuro. Obedecer las leyes de Dios trajo bendiciones a los israelitas y desobedecerlas trajo desgracias. Esto era parte del convenio escrito que Dios hizo con su pueblo. Aunque nosotros no somos parte de este pacto, el principio se mantiene: la obediencia y la desobediencia tienen consecuencias inevitables en esta vida y en la siguiente.

Moisés llama al pueblo a comprometerse. Dios todavía nos llama a comprometernos a amarlo con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza. Aunque Moisés cometió algunos serios errores, había vivido rectamente y cumplido los mandamientos de Dios. Moisés murió con integridad. Nosotros también podemos cometer algunos serios errores, pero eso no debería impedirnos vivir con integridad y un compromiso santo.

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LUGARES CLAVE EN DEUTERONOMIO El libro de Deuteronomio comienza con Israel acampado al este del rio Jordán en el valle del Arabá en la tierra de Moab. Antes que el pueblo cruzara el río hacia la tierra prometida, Moisés pronunció un inspirado discurso indicando cómo habrían de vivir.

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Libro de JOSUÉ AUTOR: DESCONOCIDO FECHA: 1400–1375 A.C. TEMA: POSESIÓN DE LA HERENCIA PALABRAS CLAVE: OBEDIENCIA, PACTO, VALOR Autor El autor del libro de Josué no puede ser identificado por medio de la Escritura. El uso de los pronombres nosotros y nos en 5.1, 6 respalda la teoría de que el autor puede haber sido un testigo presencial de algunos de los acontecimientos ocurridos durante este período. Josué 24.26 sugiere que el autor de algunas de las secciones más extensas de este libro fue el mismo Josué. Otros pasajes, sin embargo, no pudieron ser escritos por Josué. Su muerte se recoge en el capítulo final (24.29–32). También se mencionan varios acontecimientos que ocurrieron después de su muerte: la conquista de Hebrón por Caleb (14.6–15); la victoria de Otoniel (15.13–17); y la migración de Dan (19.47). Pasajes paralelos en Jueces 1.10–16; 18, confirman que estos acontecimientos ocurrieron tras la muerte de Josué. Lo más probable es que el libro haya sido compuesto en su forma final por un escriba o algún editor, apoyándose en relatos escritos por el propio Josué. Fecha El libro cubre unos veinticinco años de la historia de Israel bajo la dirección de Josué, asistente y sucesor de Moisés. La fecha de la muerte de Josué que comúnmente se acepta es aproximadamente el año 1375 a.C. De ahí que el libro abarque el período de la historia israelita que va del año 1400 a.C. al 1375 a.C.; parece que los relatos que contiene fueron compilados algún tiempo después. Trasfondo El libro comienza en vísperas de la entrada de Israel a Canaán, territorio que estaba dividido políticamente en muchas ciudades-estados, cada una de ellas con su propio gobierno autocrático y en lucha con las demás. Desde el punto de vista moral, existía una gran corrupción; las ilegalidades y la brutalidad eran algo usual. La religión cananea destacaba la fertilidad y los símbolos asociados a ella, el culto a la serpiente y el sacrificio de niños. La escena estaba preparada y la tierra lista para ser conquistada. Por contraste, el pueblo de Israel había vagado sin un territorio en el cual establecerse durante cuatrocientos años (Gn 15.13). Había vivido sometido a los faraones egipcios, y más tarde tuvo que peregrinar indefenso por el desierto durante cuarenta años. Pero aún permanecía fiel, aunque no completamente, al único Dios verdadero, y asido a la promesa que Jehová había hecho a su antecesor Abraham. Siglos antes, Dios había prometido convertir a Abraham y sus descendientes en una gran nación, y darles como hogar a Canaán, con la condición de que siempre le fueran fieles y obedientes (Gn 17). Ahora estaban a punto de contemplar el cumplimiento de esa promesa. Contenido El libro de Josué es el sexto del Antiguo Testamento y el primero de un grupo de libros llamados los «Profetas anteriores». Colectivamente, estos libros describen los avances del reino de Dios en la tierra prometida hasta la cautividad babilónica, un período de unos novecientos años. Josué relata la entrada de Israel a Canaán por medio de la conquista, la división y el asentamiento en la tierra prometida.

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BOSQUEJO A. ENTRAN A LA TIERRA PROMETIDA (1.1–5.12) 1. Josué dirige la nación 2. Cruzan el Jordán

Josué demostró su fe en Dios al aceptar el reto de ser líder de la nación. Los israelitas reafirmaron su compromiso con Dios al obedecer y pasar el Jordán para poseer la tierra. Cuando vivimos la vida cristiana, debemos pasar de la antigua vida a la nueva, despojándonos de nuestros deseos egoístas y siguiendo adelante para poseer todo lo que Dios planeó para nosotros. Como Josué e Israel, necesitamos una fe valiente para vivir la nueva vida. B. CONQUISTA DE LA Josué y su ejército fueron de ciudad en ciudad, limpiando TIERRA PROMETIDA (5.13– la tierra de su maldad al destruir toda huella de adoración 12.24) idolátrica. El conflicto con el mal es inevitable y debemos 1. Josué ataca la región central ser tan inclementes como Israel al destruir el pecado de 2. Josué ataca a los reyes del sur nuestras vidas. 3. Josué ataca a los reyes del norte 4. Resumen de las conquistas C. DISTRIBUCIÓN DE LA Josué instó a los israelitas a seguir al Señor y a adorarlo TIERRA PROMETIDA (13.1– solo a Él. El pueblo vio cómo Dios los libró de muchos 24.33) enemigos y de manera milagrosa suplió todas sus 1. Las tribus reciben sus tierras necesidades, pero tenía la tendencia a descarriarse del 2. Se apartan ciudades especiales Señor. Aunque hemos visto la mano de Dios actuando en 3. Las tribus del este regresan a nuestras vidas, también debemos renovar continuamente casa nuestro propósito de obedecerlo sobre cualquier otra 4. Discurso de despedida de Josué autoridad y adorarlo solo a Él. a los líderes

LUGARES CLAVE EN EL LIBRO DE JOSUÉ 1

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Sitim La historia de Josué comienza con los israelitas acampados en Sitim. Los israelitas bajo el mando de Josué estaban listos para entrar en Canaán y conquistarla. Pero antes de que la nación emprendiera la marcha, Josué recibió instrucciones de Dios (1.1–18). Río Jordán Toda la nación se preparó para cruzar este río, que estaba crecido por las lluvias de primavera. Después de regresar los espías de Jericó con un informe positivo, Josué preparó a los sacerdotes y al pueblo para ver un milagro. Cuando los sacerdotes entraron al Jordán llevando el arca del pacto, el agua se detuvo y toda la nación pasó en seco a la tierra prometida (2.1–4.24). Gilgal Después de pasar el Jordán, los israelitas acamparon en Gilgal en donde renovaron su compromiso con Dios y celebraron la Pascua, la fiesta solemne que conmemoraba su liberación de Egipto (véase el libro de Éxodo). Mientras Josué hacía planes para el ataque a Jericó, un ángel se le apareció (5.1–15). Jericó La ciudad amurallada de Jericó parecía un enemigo formidable. Pero cuando Josué siguió los planes de Dios, los grandes muros no presentaron ningún obstáculo. La ciudad fue conquistada simplemente con la marcha obediente del pueblo (6.1–27). Hai La victoria no podía continuar sin la obediencia a Dios. Por eso la desobediencia de un hombre, Acán, causó la derrota de toda la nación en la primera batalla contra Hai. Pero una vez que el pecado fue reconocido y castigado, Dios le dijo a Josué que se animara y atacara de nuevo a Hai. Esta vez tomaron la ciudad (7.1–8.29). Montes de Ebal y Gerizim Después de derrotar Hai, Josué edificó un altar en el monte Ebal. Entonces el pueblo se dividió, una mitad al pie del monte Ebal y la otra mitad al pie

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del monte Gerizim. Los sacerdotes estaban de pie entre los montes llevando el arca del pacto, mientras Josué leía la ley de Dios a todo el pueblo (8.30–35). 7 Gabaón Fue justamente después de que los israelitas hubieron reafirmado su pacto con Dios que sus líderes cometieron un gran error: les engañaron para que celebraran un tratado de paz con la ciudad de Gabaón. Los gabaonitas fingieron haber viajado desde lejos y pidieron celebrar un tratado con los israelitas. Los líderes celebraron el tratado sin consultar a Dios. Poco después se descubrió el engaño, pero como el tratado ya se había formalizado, Israel no podía echarse atrás. Como resultado, los gabaonitas salvaron sus vidas, pero se vieron forzados a convertirse en esclavos de Israel (9.1–27). 8 Valle de Ajalón El rey de Jerusalén se enojó mucho con los líderes de Gabaón por haber celebrado un tratado de paz con los israelitas. Él reunió a los ejércitos de otras cuatro ciudades para atacar. Gabaón le pidió ayuda a Josué. Josué actuó de inmediato. Saliendo de Gilgal atacó a la alianza de ejércitos por sorpresa. La batalla siguió y se trasladó al valle de Ajalón, y Josué le pidió a Dios que se detuviera el sol hasta que el enemigo pudiera ser destruido (10.1–43). 9 Hazor Al norte, en Hazor, el rey Jabín movilizó a los reyes de las ciudades circundantes para unirse y derrotar a Israel. Pero Dios dio la victoria a Josué y a Israel (11.1–23). 10 Silo Después de conquistar a los ejércitos de Canaán, Israel se reunió en Silo para erigir el tabernáculo. Este edificio portátil había sido el centro de adoración de la nación durante sus años de peregrinación en el desierto. Se les dieron sus porciones a las siete tribus que no habían recibido sus tierras (18.1–19.51). 11 Siquem Antes de morir Josué, llamó a toda la nación a reunirse en Siquem para recordarles que Dios les había dado la tierra y que sólo Dios les ayudaría a conservarla (24.1–33).

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NOMBRES DE DIOS NOMBRE DE DIOS Elohim

REFERIDO A

REFERENCIA

Dios.

Yavé

El Señor.

El Elyon

Altísimo.

El Roi

Dios el que ve.

Génesis 1.1; Números 23.19; Salmo 19.1 Génesis 2.4; Éxodo 6.2, 3. Génesis 14.17–20; Números 24.16; Salmo 7.19; Isaías 14.13, 14. Génesis 16.13.

El Shadday

Dios Todopoderoso

Génesis 17.1 Salmo 91.1

YHWH (Yavé) Yire

El Señor proveerá

Génesis 22.13, 14

Dios proveerá para nuestras verdaderas necesidades.

Yavé Nisi

El Señor es mi estandarte

Éxodo 17.15

Debemos recordar a Dios por habernos ayudado.

Adonai

Señor

Deuteronomio 6.4

Sólo Dios es máxima autoridad.

YHWH (Yavé) Eloe Yisrael

Señor Dios de Israel

Jueces 5.3; Salmo 58.5; Isaías 17.6; Sofonías 2.9

Él es el Dios de la nación.

YHWH (Yavé) Shalom

El Señor es paz

Jueces 6.24

Dios nos da paz, de modo que no necesitamos temer.

Qedosh Yisrael

Santo de Israel

Isaías 1.4

Dios es moralmente perfecto.

YHWH (Yavé) Sabaot

Señor de los ejércitos.

1 Samuel 1.3; Isaías 6.1–3

Dios es nuestro salvador y protector. Se refiere no sólo a la tropa que pelea, sino también a los poderes en los lugares celestiales.

El Olam

Dios eterno

Isaías 40.28–31

Dios es eterno. Nunca morirá.

YHWH (Yavé) Tsidkenu

El Señor es nuestra justicia

Jeremías 23.6; 33.16

Dios es nuestro modelo de justicia. Sólo Él puede hacernos justos.

YHWH (Yavé) Shama

El Señor está allí

Ezequiel 48.35

Dios siempre está presente con nosotros.

Atiq Yomin

Anciano de días

Daniel 7.9; 13.12

Dios es la autoridad suprema. Un día juzgará a todas las naciones.

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SIGNIFICADO Se refiere al poder de Dios. Él es el único Dios verdadero y supremo. El nombre apropiado de la divinidad. Está por encima de todos los dioses. Nada es más sagrado en la vida.

Dios supervisa toda la creación y lo que le acontece a las personas. Dios es todopoderoso.

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Libro de JUECES AUTOR: DESCONOCIDO FECHA: ENTRE LOS AÑOS 1050–1000 A.C. TEMA: APOSTASÍA, OPRESIÓN, ARREPENTIMIENTO, LIBERACIÓN PALABRAS CLAVE: HICIERON LO MALO, CLAMARON, LIBERADO, JUZGÓ, EL ESPÍRITU DEL SEÑOR Autor El autor del libro de Jueces es desconocido. El Talmud babilónico lo atribuye a Samuel. Puede que éste haya redactado porciones del libro porque se sabe que Samuel era escritor (1 S 10.25). El inspirado autor seleccionó cuidadosamente testimonios orales y escritos para ofrecernos una historia de Israel con implicaciones teológicas. Fecha El libro de Jueces cubre el período transcurrido entre la muerte de Josué y el establecimiento de la monarquía. No se conoce la fecha exacta de su composición. Sin embargo, la evidencia interna indica que fue escrito en los primeros años de la monarquía tras la coronación de Saúl, pero antes de la conquista de Jerusalén por David, entre los años 1050 y 1000 a.C. Esta fecha se apoya en dos datos: 1) Las palabras: «En aquellos días no había rey en Israel» (17.6) fueron escritas en un período en que Israel ya tenía un rey. 2) La declaración que «el jebuseo habitó con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy» (1.21) apunta hacia un período anterior a la conquista de la ciudad por David (2 S 5.6, 7). Trasfondo El libro de Jueces cubre un caótico período en la historia de Israel entre los años 1380 y 1050 a.C. Bajo el liderazgo de Josué, Israel había conquistado y ocupado, en líneas generales, la tierra de Canaán, pero extensas áreas no habían pasado aún a manos de las tribus individuales. Israel hizo lo malo continuamente ante los ojos del Señor: «no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía» (21.25). Sirviendo deliberadamente a dioses ajenos, el pueblo de Israel rompió su pacto con el Señor. En consecuencia, Dios los entregó en manos de varios opresores. Cada vez que el pueblo clamó al Señor, Él levantó fielmente un juez que trajo la libertad a su pueblo. Estos jueces que el Señor escogió y ungió con su Espíritu eran líderes civiles y militares. El libro de los Jueces no sólo ofrece una visión retrospectiva de la conquista de Canaán por Josué y describe las condiciones de esa región bajo el período de los jueces, sino que anticipa el establecimiento de la monarquía en Israel. Propósito El propósito del libro de los Jueces es triple: histórico, teológico y espiritual. En lo histórico, el libro describe los acontecimientos ocurridos en un período específico de la historia de Israel y proporciona un vínculo entre la conquista de Canaán y la monarquía. En lo teológico, destaca el principio establecido en la ley, de que la obediencia trae consigo paz y vida, y la desobediencia, opresión y muerte. Por otra parte, señala la necesidad de una monarquía centralizada y hereditaria en Israel. La desobediencia de Israel a la autoridad del Señor en tiempos del inspirado liderazgo de los jueces dio lugar a la apostasía y a la anarquía, lo cual demostró la necesidad de que una monarquía permanente, centralizada y hereditaria gobernara al pueblo de Israel. En lo espiritual, el libro muestra la fidelidad del Señor a las promesas de su pacto. Cada vez que el pueblo se arrepentía y se apartaba del mal, el Señor lo perdonaba y levantaba líderes llenos del poder de su Espíritu para liberarlos de sus opresores.

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Contenido El libro de los Jueces se divide en tres secciones principales: 1) Un prólogo (1.1–3.6); 2) un cuerpo principal (3.7–16.31); y 3) un epílogo (17.1–21.25). La primera parte del prólogo (1.1–2.5) presenta el escenario histórico donde se desarrollarán los relatos que siguen. Describe la conquista incompleta de la tierra prometida (1.1–36) y el castigo del Señor por la infidelidad de Israel al pacto (2.1–5). La segunda parte del prólogo (2.6–3.6) ofrece una visión panorámica sobre la parte principal del libro. Presenta las rebeliones de Israel en los primeros siglos de su vida en la tierra prometida y muestra cómo Dios se relacionó con su pueblo durante ese período, una época caracterizada por un ciclo recurrente de apostasía, opresión, arrepentimiento y liberación. El cuerpo principal del libro (3.7–16.31) ilustra este patrón recurrente en la historia temprana de Israel. Los israelitas hicieron lo malo a la vista del Señor (apostasía); el Señor los entregó en manos de sus enemigos (opresión); el pueblo de Israel clamó a Dios (arrepentimiento); y en respuesta a su clamor, el Señor levantó a libertadores a quienes llenó del poder de su Espíritu (liberación). Seis individuos —Otoniel, Aod, Débora, Gedeón, Jefté y Sansón—, cuyo papel como libertadores se relata con ciertos detalles, se clasifican como los jueces «mayores». A los otros seis mencionados brevemente —Samgar, Tola, Jair, Ibzán, Elón y Abdón— se les conoce como los jueces «menores». El decimotercero, Abimelec, es alguien que aparece como un complemento de la historia de Gedeón. Dos historias se añaden como epílogo al libro de los Jueces (17.1–21.25). El propósito de estos apéndices no es señalar el final del período de los jueces, sino condenar la corrupción religiosa y moral que existió durante esa etapa. La primera historia ilustra la corrupción de la religión en Israel. Micaía estableció en Efraín una forma pagana del culto a Jehová que fue adoptada por los danitas cuando abandonaron la heredad que les había correspondido y emigraron hacia el norte de Israel. La segunda historia del epílogo ilustra la corrupción moral, al narrar la infortunada experiencia de un levita en Gabaa de Benjamín y la guerra a que dio lugar. Aparentemente, el propósito de esta sección final del libro es ilustrar las consecuencias de la apostasía y la anarquía en los días que «no había rey en Israel». BOSQUEJO A. FRACASO MILITAR DE ISRAEL (1.1–3.6) 1. Conquista incompleta de la tierra 2. Desobediencia y derrota B. LOS JUECES RESCATAN A ISRAEL (3.7–16.31) 1. Primer período: Otoniel 2. Segundo período: Aod y Samgar 3. Tercer período: Débora y Barac 4. Cuarto período: Gedeón, Tola, Jair 5. Quinto período: Jefté, Ibzán, Elón y Abdón 6. Sexto período: Sansón C. FRACASO MORAL DE ISRAEL (17.1–21.25) 1. Idolatría en la tribu de Dan 2. Guerra contra la tribu de Benjamín.

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Las tribus se habían comprometido con la orden de Dios de expulsar a los habitantes de la tierra. Una eliminación incompleta del mal a menudo significa un desastre al final. Debemos estar alertas para no comprometernos con la maldad. Repetidamente vemos a la nación de Israel pecando contra Dios y a Dios permitiendo que el sufrimiento llegue a la tierra y al pueblo. El pecado siempre tiene sus consecuencias. Donde hay pecado hay sufrimiento. En lugar de vivir en un ciclo interminable de abandonar a Dios para después clamar para que nos rescate, deberíamos vivir una vida consistente de fidelidad. A pesar de los esfuerzos de los jueces de Israel, el pueblo no se habría de volver de corazón a Dios. Todos hicieron lo que creyeron que era lo mejor para ellos mismos. El resultado de esto fue la decadencia espiritual, moral y política de la nación. También nuestras vidas estarán en decadencia y se desviarán a menos que vivamos según las pautas que Dios nos ha dado.

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LOS JUECES DE ISRAEL

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Libro de RUT AUTOR: DESCONOCIDO. LA TRADICIÓN JUDÍA LO ATRIBUYE A SAMUEL FECHA: ENTRE 1050 A.C. Y 500 A.C. TEMA: LA INTERVENCIÓN SOBERANA DE DIOS TRAE REDENCIÓN UNIVERSAL PALABRAS CLAVE: SOBERANÍA, EL TODOPODEROSO, REDENTOR Autor y fecha Los especialistas difieren sobre la fecha en que este libro fue escrito, pero la época en que se desarrolla la trama es evidente. Lo que se relata en el libro de Rut ocurre durante el período de los jueces, como parte de los acontecimientos que tuvieron lugar entre la muerte de Josué y el ascenso de la influencia de Samuel (probablemente entre 1150 y 1100 a.C). La tradición rabínica sostiene que Samuel escribió este libro en la segunda mitad del siglo XI a.C. Aunque la crítica reciente sugiere una fecha posterior al exilio (alrededor de 500 a.C.), el lenguaje que se utiliza en el libro, así como sus referencias a las costumbres y condiciones imperantes en el siglo XII a.C., recomiendan la aceptación de la fecha más temprana. También es razonable suponer que Samuel, quien presenció la decadencia del reinado de Saúl y fue guiado por Dios para ungir a David como el heredero escogido para el trono de Israel, haya escrito el libro de Rut. Este bello relato ya había pasado a formar parte de las tradiciones orales de la gente, y la genealogía final serviría al propósito de establecer un vínculo con los patriarcas, proporcionando una respuesta satisfactoria a todos aquellos israelitas que deseaban estar seguros de la ascendencia familiar de su rey. Propósito Casi todos los comentaristas consideran el libro de Rut como un ensayo sobre la soberanía de Dios que destaca su misericordia y relata el final feliz de una historia que comienza con una escena de hambre, muerte y desconsuelo. Desafortunadamente, esas observaciones se hacen a menudo invocando los reiterados lamentos de Noemí, quien se quejaba amargamente de que la mano de Dios se había levantado contra ella (1.13, 20, 21). Dos veces, en sus lamentaciones, Noemí usa el término «Todopoderoso» para referirse a Dios, haciendo énfasis en que su irresistible poder se había vuelto contra ella. Sin embargo, no es necesario presumir que el punto de vista de Noemí deba ser aceptado como una revelación espiritual llamada a convertirse en doctrina. Por el contrario, se comprenden mejor sus palabras como una expresión de humana perplejidad recogida por la historia. Esta aclaración, a la hora de considerar las palabras de Noemí, parece imprescindible para una sana interpretación del texto. Atribuir a la intención o a la mano de Dios los desastres que aparecen en este libro no concuerda con la revelación que ofrece la Escritura, en su conjunto, sobre la naturaleza divina. La hambruna (1.1) era un subproducto natural del pecado, un castigo que el pueblo se impuso a sí mismo por su desobediencia. El Señor les había advertido que la propia tierra se volvería en su contra si le eran infieles (Dt 28.15, 16, 23, 24, 38–40). Aun más, la decisión de Elimelec de mudarse con su familia a los campos de Moab (1.2) no se presenta como fruto de indicación divina alguna, sino de su propia elección. ¿Por qué sugerir que los acontecimientos que ocurrieron a continuación (su muerte y la de sus hijos) se debieron a la providencia divina? Existe otra razón para afirmar que estos infortunados acontecimientos, aunque no escapaban a la omnisciencia divina, no constituyeron un castigo de Dios, sino el resultado natural de circunstancias ajenas a la promesa divina. La protección de Dios es para aquellos que se mantienen obedientes en la heredad que de Él han recibido. Por lo tanto, Noemí representa algo más que una teología folklórica. Aunque obviamente era una mujer sincera y creyente, se revela vulnerable a la práctica común de culpar a Dios por aquellos acontecimientos que alejan, causan la muerte o perjudican a su gente, y frente a los cuales la humanidad indefensa no puede hacer nada. Pero la Escritura revela, a través de la integridad de su

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mensaje, que tales infortunios no proceden directamente de Dios, sino son el resultado del castigo que pesa sobre los seres humanos por el pecado original o el fruto de la carne cuando decide seguir sus propios caminos, no importa lo malicioso o inocente del intento, o consecuencia del asalto directo de nuestro gran adversario, el diablo (Jn 10.10). Rut es un libro que demuestra que la soberanía de Dios no está minimizada por esas observaciones. Por el contrario, subraya que el objetivo de Él es su soberana gracia y poder. Como Todopoderoso deja en libertad al hombre y no se opone, pero transforma las restricciones, los daños, las dificultades y los consejos que nos llevan al fracaso y que son el resultado del pecado, la carne o el diablo. Contenido El gran poeta alemán, Johann Wolfgang von Goethe, describió a Rut como «el más hermoso relato escrito en pequeño formato». Esta impresionante, fascinante e históricamente significativa narración, puede ser llamada la más preciosa joya del Antiguo Testamento. No se trata solamente de una obra maestra de la literatura universal, sino que gracias a ella conocemos la genealogía de David, llamado por Dios a encabezar la línea que condujo al reinado eterno del Mesías. BOSQUEJO

1. Rut permanece fiel a Noemí (1.1-22) 2. Rut espiga en el campo de Booz (2.1-23) 3. Rut sigue el plan de Noemí (3.118)

Cuando vemos por primera vez a Rut, es una viuda desamparada. La seguimos cuando se une al pueblo de Dios, recoge espigas en un campo sembrado de trigo y arriesga su honor en la era de Booz. Rut se acostó a los pies de Booz, para mostrarle que quería que él se casara con ella. Booz extendió el borde de su capa sobre ella. Esta costumbre era un símbolo que demostraba que él estaba dispuesto a casarse, a protegerla y a cuidarla.

4. Rut y Booz Al final, vemos a Rut convirtiéndose en su esposa. Cuánto nos contraen matrimonio ilustra sobre cómo depositar nuestra fe en Cristo. Comenzamos (4.1-22) sin esperanza y somos extranjeros rebeldes que no tenemos parte en el reino de Dios. Luego cuando arriesgamos todo al poner nuestra fe en Cristo, Dios nos salva, nos perdona, reconstruye nuestras vidas y nos da bendiciones que perdurarán por toda la eternidad. El acto de Booz al redimir a Rut nos ilustra cómo Cristo nos redime a nosotros.

Elimelec, Noemí y sus hijos viajaron de Belén a Moab a causa de una hambruna. Después que su esposo y sus hijos murieron, Noemí volvió a Belén con su nuera Rut.

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Primer libro de SAMUEL AUTOR: DESCONOCIDO FECHA: ENTRE 931 Y 722 A.C. TEMA: DIOS OBRA EN LA HISTORIA FIGURAS CLAVE: SAMUEL, SAÚL, DAVID Autor El autor de 1 Samuel no es mencionado en este libro, pero es probable que Samuel lo redactara u ofreciera la información que aparece en 1.1–25.1, la cual cubre toda su vida y ministerio, hasta su muerte. El autor del resto del libro no puede ser determinado, aunque algunos suponen que su redacción haya estado a cargo del sacerdote Abiatar. Fecha Debido a las referencias a la ciudad de Siclag, que «vino a ser de los reyes de Judá hasta hoy» (27.6) y otras referencias a Judá e Israel, sabemos que este libro fue escrito tras la división de la nación en 931 a.C. Y como no se menciona la caída de Samaria en el 722 a.C., debe ser fechado antes de este acontecimiento. El primer libro de Samuel cubre un período de alrededor de 140 años, que comienza con el nacimiento de Samuel, aproximadamente en el año 1150 a.C. y termina con la muerte de Saúl, alrededor del 1010 a.C. Contenido Israel había sido gobernado por jueces levantados por Dios en un momento crucial de la historia hebrea. Sin embargo, la nación degeneró tanto moral como políticamente. Había estado sometida a la cruel dominación de los filisteos. El templo en Silo había sido profanado y el sacerdocio era corrompido e inmoral. Samuel, el providencial hijo de Ana, llega en medio de esta confusión religiosa y política. La felicidad y el gozo que causó a su madre al nacer anticipa los que traería a toda la nación. Los mismos hijos de Samuel no tenían el carácter piadoso de su padre. El pueblo no confiaba en las habilidades de ellos; al envejecer Samuel, la gente lo presionó para que nombrara un rey. Él lo hace en contra de su voluntad. Saúl, un apuesto y carismático individuo, resulta escogido como primer rey de Israel. Su ego podía compararse en tamaño con su estatura. Impaciente, asume el oficio de sacerdote, en lugar de esperar a Samuel. Tras rechazar los mandamientos de Dios es a su vez rechazado por Él. Después Saúl se transforma en una figura trágica. Consumido por los celos y el miedo, pierde gradualmente la cordura y pasa sus últimos años persiguiendo inútilmente a David por los bosques del reino, con la intención de matarlo. Sin embargo, David ha hallado un aliado en el hijo de Saúl, Jonatán, quien le avisa los planes de su padre para asesinarle. Por último, cuando Saúl y Jonatán mueren en una batalla, el escenario queda listo para que David se convierta en el segundo rey de Israel. LOS VIAJES DEL ARCA Los hijos de Elí llevaron el arca desde Silo al campo de batalla en las llanuras bajas de Eben-ezer y Afec. Los filisteos capturaron el arca y la llevaron a Asdod, Gat y Ecrón. Varias plagas forzaron al pueblo a regresar el arca a Israel, donde finalmente fue llevada en un carro tirado por bueyes al camino de Bet-semes y a la casa de Eleazar en Quiriat-jearim.

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BOSQUEJO A. ELÍ Y SAMUEL (1.1–7.17) 1. Nacimiento y niñez de Samuel 2. Guerra contra los filisteos

Vemos un vívido contraste entre el joven Samuel y los hijos de Elí. Los hijos de Elí eran egoístas, pero Samuel era servicial. Los hijos de Elí defraudaron al pueblo, pero Samuel creció en sabiduría y dio al pueblo mensajes de Dios. Ya adulto, Samuel pasó a ser profeta, sacerdote y juez de Israel. Los actos de una persona reflejan su carácter. Esto sucedió con Samuel y con los hijos de Elí. También sucede con nosotros. B. SAMUEL Y SAÚL Saúl parecía muy prometedor. Era fuerte, alto y modesto. El (8.1–15.35) Espíritu de Dios vino sobre él y Samuel fue su consejero. Pero 1. Saúl coronado rey de Saúl desobedeció deliberadamente a Dios y se volvió un rey Israel perverso. No debemos basar las esperanzas ni el futuro en 2. Dios rechaza a Saúl por su nuestro potencial. En vez de eso, debemos obedecer siempre a desobediencia Dios en todas los aspectos de la vida. Dios evalúa la obediencia, no el potencial. C. SAÚL Y DAVID David mató rápidamente a Goliat, pero esperó con paciencia (16.1–31.13) para que Dios lidiara con Saúl. Aunque Samuel ungió a David 1. Samuel unge a David para ser el próximo rey de Israel, tuvo que esperar años para ver 2. David y Goliat cumplida esa promesa. A menudo, las circunstancias difíciles en 3. Amistad de David y la vida y los momentos de espera nos refinan, enseñan y Jonatán preparan para las responsabilidades futuras que Dios tiene para 4. Saúl persigue a David nosotros. 5. Derrota y muerte de Saúl

1 Ramá Samuel nació en Ramá. Antes de su nacimiento, Ana, su madre, prometió dedicar a su hijo para el servicio a Dios junto con los sacerdotes en el tabernáculo en Silo (1.1–2.11). 2 Silo Centro de la adoración de Israel, donde estaba el tabernáculo y el arca del pacto. Elí era el sumo sacerdote, pero sus hijos, Ofni y Finees, eran hombres malos que se aprovechaban del pueblo. Samuel, sin embargo, sirvió a Dios fielmente y Él lo bendijo cuando creció (2.12–3.21). 3 Quiriat-jearim Israel tenía disputas constantes con los filisteos y comenzó a tramarse otra batalla. Ofni y Finees llevaron el arca del pacto desde Silo hasta el campo de batalla, creyendo que su simple presencia daría la victoria a los israelitas. Los filisteos derrotaron a los israelitas en Eben-ezer y capturaron el arca. Sin embargo, los filisteos descubrieron pronto que el arca no era el gran trofeo de batalla que esperaban, ya que Dios enviaba plagas sobre cada ciudad filistea a la que el arca se llevaba. Al final, los filisteos la devolvieron a Quiriat-jearim en Israel (4.1–7.1).

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Segundo libro de SAMUEL AUTOR: POSIBLEMENTE EL SACERDOTE ABIATAR FECHA: ENTRE 931 Y 722 A.C. TEMA: REY DAVID, PRECURSOR DEL MESÍAS FIGURAS CLAVE: DAVID, NATÁN, ABSALÓN, JOAB, BETSABÉ Autor Los dos libros que ahora están reunidos en 1 y 2 Samuel eran originalmente uno solo llamado «El libro de Samuel». Se desconoce a su verdadero autor; sin embargo, Samuel debió haber escrito mucho sobre lo que aconteció en esta época de la historia de Israel. Además otros materiales coleccionados deben haber servido de fuente al autor del texto. Tres de estos son mencionados en 1 Crónicas 29.29 como: «las crónicas de Samuel vidente», «las crónicas del profeta Natán» y «las crónicas de Gad vidente». Tanto Gad como Abiatar tuvieron conocimiento de lo sucedido en la corte del rey David, y cualquiera de los dos pudo habernos dejado estos dos libros. Fecha El libro debe ser fechado en el 931 a.C., después de la división de los reinos tras el período de Salomón, a causa del comentario que aparece en 1 Samuel 27.6, «Siclag vino a ser de los reyes de Judá hasta hoy». Aunque a menudo se ha diferenciado entre Israel y Judá, y David reinó sobre Judá durante siete años y medio antes de la unificación del reino, no había rey en Judá con anterioridad a esa fecha. No se hace mención o referencia alguna a la caída de Samaria en el 722 a.C., lo cual no permite fijar una fecha posterior a ese año. Contenido El segundo libro de Samuel trata del ascenso de David al trono de Israel y de los cuarenta años de su reinado. Este es el tema central del libro. Comienza con la muerte de Saúl y de Jonatán en el campo de batalla del monte Gilboa. Luego, David es ungido rey de Judá, su propia tribu. La casa de Saúl intenta mantenerse en el poder en la persona de Is-boset, el hijo de Saúl, y de Abner, el comandante en jefe de sus ejércitos. Aunque la rebelión es aplastada, el siguiente resumen describe los siete años y medio transcurridos antes de que la nación quedara unificada bajo David: «Hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando» (3.1). David unifica tanto la vida política como religiosa de la nación trayendo a Jerusalén el arca del pacto desde la casa de Abinadab, donde había estado desde que fue recuperada de manos de los filisteos (6.1–7.1). El tema del Mesías, el Rey que viene, se presenta cuando Dios establece un pacto eterno con David y su reino: «tu trono será estable eternamente» (7.16). David derrota a los enemigos de Israel, y se inicia un tiempo de estabilidad y prosperidad. Tristemente, sin embargo, su vulnerabilidad y su debilidad lo llevan a pecar con Betsabé y a matar a Urías, marido de ésta. Aunque David se arrepiente una vez que el profeta Natán se le enfrenta, las consecuencias de su acción dan lugar al siguiente juicio: «Ahora no se apartará jamás de tu casa la espada» (12.10). El hijo de David, Absalón, después de una larga separación de su padre, instiga una rebelión contra el rey y David escapa de Jerusalén. La rebelión termina cuando Absalón, colgado de un árbol por sus cabellos, es muerto por Joab. Hay un conflicto entre Israel y Judá sobre la cuestión de hacer regresar al rey a Jerusalén. El rebelde Seba hace que los israelitas abandonen a David y regresen a sus casas. Aunque David comete varios errores y toma una serie de desafortunadas decisiones, la rebelión es aplastada y otra vez el rey queda establecido en Jerusalén.

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El libro termina con dos bellos poemas, una lista de los valientes de David y el castigo a David por censar al pueblo de Israel. David se arrepiente, compra la era de Arauna y presenta ofrendas al Señor en el altar que allí construye. BOSQUEJO A. ÉXITOS DE DAVID (1.1–10.19) 1. David reina sobre judá 2. David reina sobre israel 3. David conquista las naciones circundantes B. LUCHAS DE DAVID (11.1–24.25) 1. David y Betsabé 2. Disturbios en la familia de David 3. Rebelión nacional contra David 4. Últimos años del gobierno de David

David tomó el reino fracturado que había dejado atrás Saúl y edificó una potencia fuerte y unida. Cuarenta años más tarde, David entregaría este reino a su hijo Salomón. David tenía un corazón conforme a Dios. Fue un rey que gobernó al pueblo de Dios por medio de sus estatutos, y Dios lo bendijo grandemente. Quizá no tengamos el éxito terrenal que tuvo David, pero el seguir a Dios es, finalmente, la decisión que más éxito nos dará. David pecó con Betsabé y después trató de cubrir su pecado haciendo matar al esposo de ella. A pesar de que fue perdonado por este pecado, las consecuencias permanecieron: experimentó problemas y aflicción, tanto en su familia como en la nación. Dios siempre está dispuesto a perdonarnos, pero debemos vivir con las consecuencias de nuestras acciones. El cubrir nuestros pecados sólo multiplicará las consecuencias dolorosas de este.

LUGARES CLAVE DE 2° SAMUEL 1 Hebrón Después de la muerte de Saúl, David se trasladó de la ciudad filistea de Siclag a Hebrón, donde la tribu de Judá lo coronó rey. Pero el resto de las tribus de Israel apoyaron a Isboset y lo coronaron rey en Mahanaim. Como consecuencia de esto, hubo guerra entre Judá y el resto de las tribus de Israel hasta que Is-boset fue asesinado. Entonces todo Israel juró lealtad a David como su rey (1.1–5.5). 2 Jerusalén Una de las primeras batallas de David como rey ocurrió en la ciudad fortificada de Jerusalén. David y sus tropas tomaron la ciudad por sorpresa y se convirtió en su capital. Fue allí donde David trajo el arca del pacto e hizo un acuerdo especial con Dios (5.6–7.29). 3 Gat Los filisteos eran los enemigos constantes de Israel, a pesar de que le dieron albergue a David cuando estaba huyendo de Saúl (1 Samuel 27). Pero cuando Saúl murió, y David se convirtió en rey, los filisteos planearon derrotarlo. En una batalla cerca de Jerusalén David y sus tropas arrasaron a los filisteos (5.17– 25), pero no fueron completamente sometidos hasta que David conquistó Meteg-ama (posiblemente cerca de Gat) (8.1).

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Primer libro de los REYES AUTOR: DESCONOCIDO, AUNQUE ATRIBUIDO A JEREMÍAS FECHA: PROBABLEMENTE ENTRE 560 A.C. Y 538 A.C. TEMA: LECCIONES SOBRE LA DIVISIÓN DEL REINO UNIDO PALABRAS CLAVE: REY, CASA, PROFETA Autor Como 1 y 2 Reyes formaban originalmente parte de un solo libro (véase «Contenido»), esta obra debe haber sido compilada algún tiempo después de la captura de Judá, por los babilonios, en el 586 a.C. (véase 2 R 25). Al parecer el libro es fruto de un solo autor quien presenció la caída de Jerusalén. Aunque no se sabe con exactitud quién lo escribió, se han ofrecido varias sugerencias. Algunos han mencionado a Esdras como su compilador, mientras otros señalan a Isaías como editor. Compárese 2 Reyes 18.19, 20 con Isaías 36–39. Cierto número de especialistas dice que el autor de 1 y 2 Reyes era un profeta desconocido o un judío cautivo en Babilonia alrededor del año 550 a.C. Como Josefo (un prominente historiador judío del siglo I d.C.) atribuye Reyes a «los profetas», muchos han abandonado la búsqueda de un autor específico. Sin embargo, lo más probable es que el profeta Jeremías fuera el autor de 1 y 2 Reyes. La tradición judía temprana del Talmud lo afirma. Este famoso profeta predicó en Jerusalén antes y después de la caída de la ciudad, y 2 Reyes 24 y 25 aparecen en Jeremías 39–42; 52. Jeremías pudo haber redactado todo el texto, menos el contenido del último apéndice (2 R 25.27–30), que probablemente fue añadido por uno de sus discípulos. Fecha Aunque la fecha precisa en que se escribieron 1 y 2 Reyes es incierta, se cree que su compilación concluyó a fines del siglo VI a.C. El último acontecimiento recogido en 2 Reyes es la liberación del rey Joaquín de Judá de su prisión en Babilonia. Como Joaquín fue hecho prisionero en el 597 a.C. (véase 2 R 24.8–17) y liberado treinta y siete años después (véase 2 R 25.27), entonces Reyes debe haber sido escrito antes del 538 a.C. De ahí que la fecha de composición de 1 y 2 Reyes haya sido fijada entre los años 560 y 538 a.C., aunque los acontecimientos narrados en 1 Reyes tuvieron lugar unos trescientos años antes. Trasfondo Los acontecimientos registrados en 1 Reyes abarcan un período de aproximadamente ciento veinte años. El primer libro de los Reyes narra las turbulentas experiencias del pueblo de Dios desde la muerte de David, alrededor del 971 a.C., hasta Josafat (el cuarto rey del meridional reino de Judá) y Ocozías (el noveno monarca del norteño reino de Israel), alrededor del 853 a.C. Esta fue una etapa difícil en la historia del pueblo de Dios, un tiempo de grandes cambios y sublevaciones: hubo luchas en el interior y presiones desde el exterior; el resultado fue que el reino, antes estable y regido por un líder enérgico, se dividió en dos. Ocasión y propósito Al contemplar la horrible situación del exiliado pueblo de Dios, el autor compila 1 y 2 Reyes para responder a la incómoda pregunta de por qué tanto el reino de Israel, en el norte, como el reino de Judá, en el sur, habían caído en cautiverio. Redacta un mensaje profético, mostrando que este castigo de haber sido sometido por extranjeros paganos era el inevitable resultado de la constante violación de su pacto con Dios. Este libro fue escrito para que los exiliados reflexionaran sobre su propia historia y retornaran a Dios. Quizás esta perspectiva profética sea una de las razones por la que fue incluido entre los «antiguos profetas» en la Biblia hebrea. Contenido El primer y segundo libros de Reyes eran originalmente un solo libro que constituía una especie de continuación de 1 y 2 Samuel. Los editores del Antiguo Testamento en griego (la Septuaginta o LXX) dividieron la obra en «3 y 4 Reinos» (1 y 2 Samuel eran «1 y 2 Reinos»). El título «Reyes»

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deriva de la traducción de Jerónimo (la Vulgata) y es apropiado porque estos libros tratan primordialmente sobre los reyes que gobernaron durante ese período. Estos libros retoman los acontecimientos históricos donde 1 y 2 Samuel los dejaron. Sin embargo, Reyes es algo más que una mera compilación de los acontecimientos políticos más importantes que ocurrieron en Israel y Judá. De hecho, no puede considerarse una historia tan detallada como era de esperarse (cuatrocientos años contenidos en sólo cuarenta y siete capítulos). En lugar de ello, el autor selecciona y destaca los personajes y acontecimientos que poseen significación moral y religiosa. El primer y segundo libros de Reyes presentan a Dios como el Señor de la historia. Partiendo de la experiencia histórica, exponen la obra y el propósito redentor de Dios en la vida de los hijos de Israel. Demuestran la necesidad de obedecer el pacto de Dios y las dolorosas consecuencias de la desobediencia. De ahí que 1 y 2 Reyes no deban ser considerados como simples libros de historia, sino como textos teológicos que extraen lecciones de ella. La obra conjunta de 1 y 2 Reyes se divide naturalmente en tres partes. El «reino unificado» bajo Salomón en 1 Reyes 1–11; el «reino dividido» en 1 Reyes 12-2 Reyes 17; y finalmente, 2 Reyes 18–25, que versa sobre el sobreviviente «reino de Judá». La primera mitad de 1 Reyes narra la gloria del reino de Salomón, su riqueza, su sabiduría y la maravillosa construcción del edificio del templo. Sin embargo, su desobediencia al casarse con mujeres extranjeras le llevó a la idolatría; y ello creó el escenario para la división del reino. Un rey con el corazón dividido dejaría tras sí un reino dividido. A su muerte, los de la parte septentrional del imperio se rebelaron y establecieron su propio estado, conocido como Israel. En el sur, aquellos que permanecieron fieles a la casa de David y Salomón formaron otro estado llamado Judá. En la segunda mitad de 1 Reyes, que describe el reino dividido, el relato se torna difícil. El autor va hacia adelante y hacia atrás, refiriéndose indistintamente al reino de Israel en el norte, y al reino de Judá al sur, y bosquejando su historia simultáneamente. Hubo diecinueve reyes en Israel, todos malvados; en Judá hubo veinte, de ellos sólo ocho buenos. El primer libro de Reyes comienza refiriéndose a los primeros nueve gobernantes de Israel y los primeros cuatro reyes de Judá. Algunos de ellos sólo son mencionados, mientras a otros se les dedica varios capítulos. La atención se centra en quienes pueden servir de modelo de rectitud, o en aquellos que ilustran el porqué esos estados virtualmente colapsaron. Cuando termina 1 Reyes, Josafat es rey de Judá y Ocozías ocupa el trono de Israel. BOSQUEJO A. EL REINO UNIFICADO (1.1–11.43) 1.Salomón coronado rey 2. La sabiduría de salomón 3. Salomón construye el templo 4. Grandeza y caída de Salomón B. EL REINO DIVIDIDO (12.1–22.53) 1. Rebelión de las tribus del norte 2. Reyes de Israel y Judá 3. Ministerio de Elías 4. Reyes de Israel y Judá

Salomón era botánico, zoólogo, arquitecto, poeta y filósofo. Fue el rey más sabio de la historia de Israel, pero sus esposas lo llevaron a incluir dioses falsos y falsa adoración en Israel. Es bueno para nosotros tener sabiduría, pero eso no es suficiente. La meta más alta en nuestra vida es obedecer a Dios. La obediencia paciente a Dios debe ser una característica esencial de nuestras vidas. Cuando el reino del norte de Israel estaba siendo gobernado por reyes malvados, Dios levantó un profeta para proclamar sus mensajes. Elías sin ayuda alguna retó al sacerdocio de la religión del estado y los echó en un día. A través de la división del reino y al enviar a Elías, Dios lidió con el pecado del pueblo de manera poderosa. Dios perdona misericordiosamente el pecado en nuestras vidas. Sin embargo, el pecado de una persona que no se arrepiente será severamente castigado. Debemos volvernos del pecado y regresar a Dios para librarnos del juicio.

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Segundo libro de los REYES AUTOR: DESCONOCIDO, AUNQUE ATRIBUIDO A JEREMÍAS FECHA: INCIERTA, PERO PROBABLEMENTE ENTRE 560 Y 538 A.C. TEMA: LECCIONES QUE OFRECE LA RUINA DE ISRAEL Y JUDÁ PALABRAS CLAVE: REY, CASA, PROFETA. Autor El segundo libro de los Reyes originalmente formaba parte de una sola obra (véase «Contenido»). Esta obra debe haber sido compilada algún tiempo después de la captura de Judá por los babilonios en el 586 a.C. (véase 2 R 25). Da la impresión que el libro es fruto de un solo autor que presenció la caída de Jerusalén. Aunque no se sabe con exactitud quién lo escribió, se han ofrecido varias sugerencias. Cierto número de especialistas dice que el autor de 1 y 2 Reyes fue un profeta desconocido o un judío cautivo en Babilonia alrededor del año 550 a.C. Como Josefo (un prominente historiador judío del siglo I d.C.) atribuye Reyes a «los profetas», muchos han abandonado la búsqueda de un autor específico. Sin embargo, lo más probable es que el profeta Jeremías sea el autor de 1 y 2 Reyes. La tradición judía temprana del Talmud lo afirma. Este famoso profeta predicó en Jerusalén antes y después de la caída de la ciudad, y 2 Reyes 24 y 25 aparecen en Jeremías 39–42; 52. Jeremías pudo haber redactado todo el texto, menos el contenido del último apéndice (2 R 25.27–30), que probablemente fue añadido por uno de sus discípulos. Otras opiniones que tienen que ver con este libro atribuyen a Esdras el haber sido el compilador y a Isaías el haber hecho de editor. Compárese 18.19, 20 con Isaías 36–39. Fecha Aunque la fecha precisa en que se escribieron 1 y 2 Reyes es incierta, se cree que concluyó a fines del siglo VI a.C. El último acontecimiento de 2 Reyes es la liberación del rey Joaquín de Judá de su prisión en Babilonia. Como Joaquín fue hecho prisionero en el 597 a.C. (véase 2 R 24.8–17) y liberado treinta y siete años después (véase 2 R 25.27), Reyes debe haber sido escrito después del año 560 a.C. para incluir esta información. Porque el autor de haber sabido de la caída de Babilonia ante Persia en el 538 a.C. habría mencionado algo tan importante. Como no lo hace, se llega a la conclusión de que 1 y 2 Reyes posiblemente fue escrito antes del 538 a.C. De ahí que la fecha de composición de 1 y 2 Reyes haya sido establecida entre el 560 y el 538 a.C., aunque los acontecimientos narrados en 1 Reyes tuvieron lugar unos trescientos años antes. Trasfondo Los hechos relatados en 2 Reyes abarcan cerca de trescientos años. En este libro se narran las turbulentas experiencias del pueblo de Dios desde el reinado de Ocozías (noveno monarca del norteño reino de Israel), alrededor del 853 a.C., pasando por la caída de Israel ante Asiria en el 722 a.C., la caída de Jerusalén y la deportación de los judíos a Babilonia en el 586 a.C. y finalizando con la liberación del rey Joaquín del cautiverio babilonio en el 560 a.C. Esta fue una etapa difícil en la historia del pueblo de Dios, un tiempo de grandes cambios y sublevaciones. Hubo luchas en el interior y presiones desde el exterior; el resultado fue una época oscura en la historia del pueblo de Dios: el colapso y subsiguiente cautividad de los reinos de Israel y Judá. Ocasión y propósito Al contemplar la horrible situación del exiliado pueblo de Dios, el autor escribe 1 y 2 Reyes para responder a la incómoda pregunta de por qué tanto el reino de Israel en el norte, como el reino de Judá en el sur, habían caído en cautiverio. Redacta un mensaje profético que muestra cómo el castigo de haber caído bajo la dominación extranjera era el inevitable resultado de la constante violación de su pacto con Dios. Reyes fue escrito para que los exiliados reflexionaran sobre su propia historia y retornaran a Dios. Quizás esta perspectiva profética sea una de las razones por la que se incluyó a Reyes entre los «profetas anteriores» en la Biblia hebrea.

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Contenido Los libros de 1 y 2 Reyes eran originalmente una sola obra que constituía una especie de continuación de 1 y 2 Samuel. Los editores del Antiguo Testamento en griego (la Septuaginta o LXX) dividieron la obra en «3 y 4 Reinos» (1 y 2 Samuel eran 1 y 2 Reinos). El título «Reyes» deriva de la traducción de Jerónimo (la Vulgata) y es apropiada porque estos libros tratan primordialmente sobre los reyes que gobernaron durante ese período. El libro 2 Reyes retoma los acontecimientos históricos donde 1 Reyes los dejó. Sin embargo, 2 Reyes es algo más que una mera compilación de los acontecimientos políticos y sociales más importantes que ocurrieron en Israel y Judá. De hecho, no puede considerarse una historia tan detallada como era de esperarse (trescientos años contenidos en sólo veinticinco capítulos). En lugar de ello, 2 Reyes es una historia selectiva con propósito teológico. Por lo tanto, el autor selecciona y destaca los personajes y acontecimientos que poseen significación moral y religiosa. El segundo libro de los Reyes presenta a Dios como el Señor de la historia. Partiendo de la experiencia histórica, expone la obra providencial de Dios en y a través de la vida de su pueblo para los fines de su redención. Demuestra la necesidad de obedecer el pacto de Dios y las dolorosas consecuencias de la desobediencia. De ahí que 2 Reyes no debe ser considerado como simple libro de historia, sino como teología que extrae lecciones de ella. El segundo libro de los Reyes retoma la historia del «reino dividido» con Ocozías en el trono de Israel, mientras Josafat gobierna a Judá. La narración se sigue con dificultad, como ocurre en 1 Reyes. El autor avanza y retrocede, refiriéndose indistintamente al reino de Israel en el norte, al reino de Judá en el sur y rastreando su historia simultáneamente. Hubo diecinueve gobernantes en Israel, todos malvados. En Judá hubo veinte y de ellos sólo ocho buenos. En 2 Reyes se habla de los últimos diez reyes de Israel y de los últimos dieciséis de Judá. A algunos de estos veintiséis soberanos sólo se los menciona, mientras a otros se les dedica capítulos enteros. La atención se centra en aquellos que pueden servir de modelo de rectitud, o en quienes ilustran el porqué estos estados colapsaron. BOSQUEJO A. EL REINO DIVIDIDO (1.1–17.41) 1. Ministerio de Eliseo 2. Reyes de Israel y Judá 3. Israel es exiliado a Asiria B. EL REINO SOBREVIVIENTE (18.1– 25.30) 1. Reyes de Judá 2. Judá es exiliado a Babilonia

A pesar de que Israel tenía el testimonio y el poder de Eliseo, la nación se alejó de Dios y fue llevada al exilio en Asiria. Asiria pobló el reino del norte con gente de otras tierras. Este cautiverio fue permanente y sin retorno. Tal es el fin de todos aquellos que quitan a Dios de su vida. El reino del norte fue destruido, y los profetas estaban prediciendo el mismo destino para Judá. ¿Qué más podría hacer que la nación se arrepintiera? Ezequías y Josías pudieron detener la ola de maldad. Ambos repararon el templo y reunieron al pueblo para la Pascua. Josías erradicó la idolatría de la tierra, pero tan pronto como se fueron estos reyes buenos, el pueblo regresó una vez más a vivir a su modo en vez de vivir al estilo de Dios. Cada individuo debe creer y vivir para Dios en su familia, iglesia y nación.

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La amenazade Roboam de incrementar los impuestos causó una rebelión y dividió a la nación. Roboam gobernó el reino del sur, Jeroboam gobernó el reino del norte. Jeroboam instaló ídolos en Dan y Bet-el para desalentar la adoración en Jerusalén. Al mismo tiempo Siria, Amón, Moab y Edom reclamaron su independencia de la nación dividida.

Cronología de 1 Reyes • • • • • • • • • • •

David coronado rey 1010 a.C. Salomón coronado rey 970 Se completa el templo 959 Se divide el reino 930 Sisac invade Jerusalén 925 Asa coronado rey de Judá 910 Elías comienza a profetizar 875 Acab coronado rey de Israel 874 Josafat coronado rey de Judá 872 Acab muere en batalla 853 Ben-adad ataca Samaria 857

Cronología de 2 Reyes • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

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Se divide el reino 930 a.C. Jehú coronado rey de Israel 841 Acab muere en batalla 853 El ministerio de Elías se transfiere a Eliseo 848 Joás coronado rey de Judá 835 Termina el ministerio de Eliseo 797 Jeroboam II coronado rey de Israel 793 Comienza el ministerio de Amós 760 Comienza el ministerio de Oseas 753 Miqueas comienza a profetizar 742 Isaías comienza a profetizar 740 Cae Israel (reino del norte) 722 Ezequías llega a ser rey de Judá 715 Josías coronado rey de Judá 640 Jeremías comienza a profetizar 627 Se encuentra el libro de la Ley en el templo 622 Primer cautiverio de Judá; Daniel llevado cautivo 605 Segundo cautiverio de Judá; Ezequiel llevado cautivo 597 Cae Judá (reino del sur) 586

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PRIMERA DE REYES: I.

Se proclama a Salomón como rey

1.1—2.46

Primera parte: El reino unido (1.1—11.43) II. La prosperidad de Salomón como rey 3.1—8.66 III. La decadencia de Salomón como rey 9.1—11.43 I. La división del reino 12.1—14.31 Segunda parte: El reino dividido (12.1—22.53) II. El reinado de dos reyes en Judá 15.1–24 III. El reinado de cinco reyes en Israel 15.25—16.28 IV. El reinado de Acab en Israel 16.29—22.40 V. El reinado de Josafat en Judá 22.41–50 VI. El reinado de Ocozías en Israel 22.51–53 SEGUNDA DE REYES: I. El reinado de Ocozías en Israel 1.1–18 II. El reinado de Joram en Israel 2.1—8.15 III. El reinado de Joram en Judá 8.16–24 IV. El reinado de Ocozías en Judá 8.25—9.29 V. El reinado de Jehú en Israel 9.30—10.36 VI. El reinado de Atalía en Judá 11.1–16 VII. El reinado de Joás en Judá 11.17—12.21 Primera parte: El reino dividido (1.1—17.41) VIII. El reinado de Joacaz en Israel 13.1–9 IX. El reinado de Joás en Israel 13.10–25 X. El reinado de Amasías en Judá 14.1–22 XI. El reinado de Jeroboam II en Israel 14.23–29 XII. El reinado de Azarías en Judá 15.1–7 XIII. El reinado de Zacarías en Israel 15.8–12 XIV. El reinado de Salum en Israel 15.13–15 XV. El reinado de Manahem en Israel 15.16–22 XVI. El reinado de Pekaía en Israel 15.23–26 XVII. El reinado de Peka en Israel 15.27–31 XVIII. El reinado de Jotam en Judá 15.32–38 XIX. El reinado de Acaz en Judá 16.1–20 XX. El reinado de Oseas en Israel 17.1–41 Segunda parte: La supervivencia del reino de Judá (18.1—25.30) I. El reinado de Ezequías en Judá 18.1—20.21 II. El reinado de Manasés en Judá 21.1–18 III. El reinado de Amón en Judá 21.19–26 IV. El reinado de Josías en Judá 22.1—23.30 V. El reinado de Joacaz en Judá 23.31–34 VI. El reinado de Joacim en Judá 23.35—24.7 VII. El reinado de Joaquín en Judá 24.8–16 VIII. El reinado de Sedequías en Judá 24.17—25.21 IX. La administración de Gedalías 25.22–26 X. Liberan a Joaquín en Babilonia 25.27–30

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Primer libro de CRÓNICAS AUTOR: FECHA: TEMA:

ATRIBUIDO A ESDRAS PROBABLEMENTE ENTRE 425 Y 400 A.C. AMONESTACIÓN Y ESTÍMULO QUE SE APOYAN EN LA HERENCIA ESPIRITUAL DE JUDÁ PALABRAS CLAVE: REY, CASA, DAVID, JERUSALÉN, SACERDOTE Autor Los libros primero y segundo de Crónicas eran originalmente uno solo (véase «Contenido»). Como la identidad del autor de esta obra no se aclara en ninguna parte, muchos han optado por referirse a este desconocido escritor como «el cronista». La tradición judía temprana del Talmud afirma que Esdras escribió 1 y 2 Crónicas. Los versículos finales de 2 Crónicas (2 Cr 36.22, 23) son idénticos a los que abren el libro de Esdras (véase Esd 1.1–3). Esto no sólo apoya la tesis de la autoría de Esdras, sino que indica que 1 y 2 Crónicas formaban parte en una época, junto a Esdras, de una sola obra. Además, 1 y 2 Crónicas y Esdras, poseen un estilo literario, un vocabulario y un contenido similares. Esdras fue tanto escriba como sacerdote, y desempeñó un significativo papel en la comunidad de exiliados que regresó a Jerusalén. Aunque no podemos estar seguros, parece razonable asumir que «el cronista» fue Esdras. Fecha Aunque no se puede establecer con exactitud la fecha en que se escribieron 1 y 2 Crónicas, probablemente el texto adoptó su forma definitiva a fines del siglo V a.C. El último acontecimiento del que se habla en los versículos finales de 2 Crónicas es el decreto del rey persa Ciro que autoriza a los judíos a regresar a Judá. Este decreto está fechado en el 538 a.C. y su mención deja la impresión de que Crónicas se compuso poco después de haber sido emitido. Sin embargo, la última persona que se menciona en 1 y 2 Crónicas es Anani, representante de la octava generación del rey Joaquín (véase 1 Cr 3.24). Joaquín fue deportado a Babilonia en el 597 a.C. Dependiendo de cómo se calculen estas generaciones (aproximadamente 25 años), el nacimiento de Anani habría tenido lugar en algún momento entre los años 425 y 400 a.C. De ahí que 1 y 2 de Crónicas se puedan fechar entre 425 y 400 a.C. Trasfondo El primer libro de Crónicas abarca el período que va desde Adán a la muerte de David, alrededor del 971 a.C. Este es un lapso considerable, tan extenso como el que cubren los diez primeros libros del AT, desde Génesis hasta 2 Samuel. Sin las genealogías incluidas en 1 Crónicas 1–9, 1 y 2 Crónicas abarcan aproximadamente el mismo período del que se ocupan 1 y 2 Reyes. Sin embargo, el trasfondo específico de 1 y 2 Crónicas es el período posterior al exilio. En este tiempo, el mundo antiguo estuvo sometido al poderío del Imperio Persa. Todo lo que quedó del glorioso reino de David y Salomón fue la pequeña provincia de Judá. Los persas habían reemplazado a la monarquía con un gobernador provincial. Aunque al pueblo de Dios se le había permitido regresar a Jerusalén y reconstruir el templo, su situación era muy diferente a la que gozaba en los dorados días de David y Salomón. Ocasión y propósito El regreso de los exiliados desde Babilonia hacía necesario recoger por escrito la historia del pueblo de Dios, especialmente de Judá. 1 Crónicas fue compuesta con el doble propósito de alentar y amonestar a aquellos que regresaban a Jerusalén. El remanente que había quedado necesitaba un estímulo para mantener viva su fe en medio de la dificultad y una esperanza para enfrentar el porvenir. El énfasis de Crónicas en la herencia espiritual de David, Salomón, el templo y el sacerdocio, les recordaba que Dios permanecía fiel y que no olvidaría sus promesas a David y a su pueblo. También 1 Crónicas constituía una enérgica exhortación para que el pueblo de Dios se adhiriera al pacto y al ritual mosaico, de manera que la pasada tragedia no se repitiera.

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Comparación con Reyes Uno podría preguntarse para qué son necesarios los libros de 1 y 2 Crónicas, teniendo en cuenta que ya estos acontecimientos han sido narrados en 1 y 2 Reyes, y en otros libros del Antiguo Testamento. Sin embargo, aunque estos libros son similares, de ninguna manera son idénticos. De la misma manera que hay cuatro relatos de la vida de Cristo en los Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), existen dos relatos sobre la historia del pueblo de Dios. Aunque 1 y 2 Reyes y 1 y 2 Crónicas son parecidos por su contenido, ofrecen dos diferentes perspectivas históricas. Mientras Reyes fue escrito para quienes se encontraban en el exilio, Crónicas está dirigido a la comunidad post-exílica. Se escribieron con propósitos distintos. Compárese la sección «Ocasión y propósito» de esta introducción con la misma sección de la introducción a 1 y 2 Reyes. Reyes y Crónicas tienen también diferentes perspectivas políticas. Mientras Reyes abarca a ambos reinos, Israel y Judá, Crónicas se ocupa sólo de Judá. Por último, Reyes y Crónicas difieren en su perspectiva teológica. Reyes ofrece una visión profética, mientras que en Crónicas prevalece el punto de vista sacerdotal. Sin embargo, Crónicas, al igual que Reyes, no es un mero recuento histórico, sino un texto teológico presentado bajo la forma de un relato histórico. Véanse las introducciones a 1 y 2 Reyes: «Contenido». Contenido En las Escrituras hebreas originales, 1 y 2 Crónicas forman un solo libro llamado «Los eventos de los días». Fue dividido e identificado por los traductores griegos del Antiguo Testamento (redactores de la «Septuaginta» o LXX) como «Las cosas que pasaron». El título «Crónicas» deriva de Jerónimo. No es una continuación de la historia del pueblo de Dios, sino una reiteración o suplemento de 1 y 2 Samuel y 1 y 2 Reyes. La obra en su conjunto puede dividirse en cuatro grandes secciones. Primero de Crónicas ofrece genealogías (caps. 1–9) y bosqueja el reino de David (caps. 10–29). Segundo de Crónicas continúa el relato refiriéndose al reino de Salomón (caps. 1–9) y habla del reinado de los veinte monarcas de Judá (caps. 10–36). El libro 1 Crónicas contiene dos divisiones principales. La primera sección incluye nueve capítulos de genealogías que comienzan con Adán y se extienden a través del exilio hasta los que retornaron a Jerusalén. Esta sección a veces se pasa por alto como algo sin importancia. Sin embargo, como los Evangelios de Marcos y Lucas, las genealogías constituyen el punto de partida de lo que a continuación se narra. Primero de Crónicas está lleno de genealogías que subrayan la necesidad de mantener la pureza religiosa y étnica y se compilan selectivamente para destacar la línea de David y la tribu de Leví. La segunda parte de 1 Crónicas (caps. 10–29) recoge los acontecimientos y logros en la vida del rey David. El capítulo 10 sirve de prólogo que resume el reinado y la muerte del rey Saúl. En los capítulos 11 y 12 David se convierte en rey y se hace fuerte en Jerusalén. El resto del relato de David se centra en tres significativos aspectos de su reinado; o sea, el retorno del arca del pacto a Jerusalén (caps. 13–17), sus hazañas militares (caps. 18–20), y los preparativos para la construcción del templo (caps. 21–27). Sus dos capítulos finales relatan los últimos días de David.

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BOSQUEJO

A. LAS GENEALOGÍAS DE ISRAEL (1.1–9.44) 1. Linaje de la nación. 2. Las tribus de Israel. 3. Los que regresaron del cautiverio en Babilonia. B. EL REINO DE DAVID (10.1–29.30) 1. David reina sobre todo Israel. 2. David trae el arca a Jerusalén. 3. Hazañas militares de David. 4. Arreglos de David para la construcción del templo.

La siguiente lista de nombres representa una historia de la obra de Dios en el mundo desde Adán hasta Zorobabel. Algunos de estos nombres nos recuerdan historias de gran fe y otras de trágicos fracasos. Sin embargo, no sabemos nada acerca de la mayoría de las personas nombradas. Pero aquellos que murieron siendo desconocidos para nosotros son conocidos para Dios. También Él nos recordará cuando muramos. David amaba a Dios y quiso reconstruir el templo para reemplazar el tabernáculo, pero Dios rechazó su petición. La más grande contribución de David al templo no fue la construcción sino la preparación. Quizá no podamos ver los resultados de nuestras labores para Dios en nuestra vida, pero el ejemplo de David nos ayuda a comprender que servimos a Dios para que Él vea sus resultados, y no para que nosotros veamos los nuestros.

David extendía su reino a medida que Dios continuaba dándole victoria. Sometió a los filisteos al tomar Gat, conquistó Moab, ganó batallas tan al norte como Soba y Hamat (conquistando Siria cuando fueron a ayudar a estas naciones enemigas), y sometió a las otras naciones vecinas de Amón y Amalec.

Cronología de 2 Crónicas • • • • • • • • • • • • • • •

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Salomón comienza su reinado 970 a.C. Se construye el templo 966–959 Se divide el reino 930 Asa sube al trono de Judá 910 Josafat se hace rey de Judá 872 Acab muere en batalla 853 Atalía busca el trono 841 Uzías alcanza el reino de Judá 792 Cae Israel (reino del norte) 722 Ezequías llega a ser rey de Judá 715 Senaquerib se burla de Ezequías 701 Josías llega al reino 640 Se encuentra el libro de la Ley 622 Cae Judá (reino del sur) 586 Decreto de Ciro 538

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Segundo libro de CRÓNICAS AUTOR: FECHA: TEMA:

ATRIBUIDO A ESDRAS PROBABLEMENTE ENTRE 425 Y 400 A.C. AMONESTACIÓN Y ESTÍMULO QUE SE APOYAN EN LA HERENCIA ESPIRITUAL DE JUDÁ PALABRAS CLAVE: REY, CASA, DAVID, JERUSALÉN, SACERDOTE Autor Como 1 y 2 de Crónicas eran originalmente un solo libro (véase «Contenido») y la identidad del autor no se aclara en ninguna de los dos partes, muchos han optado por referirse a este desconocido escritor como «el cronista». La tradición judía temprana del Talmud afirma que Esdras escribió 1 y 2 Crónicas. También los versos finales de 2 Crónicas (2 Cr 36.22, 23) se repiten en los versículos que abren el libro de Esdras (véase Esd 1.1–3). Esto no sólo apoya la tesis de la autoría de Esdras, sino indica que 1 y 2 Crónicas formaban parte en una época, junto a Esdras, de una sola obra. Además, 1 y 2 Crónicas y Esdras, poseen un estilo literario, un vocabulario y un contenido similares. Esdras fue tanto escriba como sacerdote, y desempeñó un significativo papel en la comunidad de exiliados que regresó a Jerusalén. Aunque no podemos estar seguros, parece razonable asumir que «el cronista» era Esdras. Fecha Aunque no puede establecerse la fecha exacta de redacción de 1 y 2 Crónicas, esta obra unificada adoptó su forma definitiva probablemente a fines del siglo V a.C. El último acontecimiento del que se habla en los versículos finales de 2 Crónicas es el decreto del rey persa Ciro, que autoriza a los judíos a regresar a Judá. Este decreto está fechado en el 538 a.C. y su mención deja la impresión de que Crónicas se compuso poco después de haber sido emitido. Sin embargo, la última persona que se menciona en 1 y 2 Crónicas es Anani, de la octava generación del rey Joaquín (véase 1 Crónicas 3.24). Joaquín fue deportado a Babilonia en el 597 a.C. Dependiendo de cómo se calculen estas generaciones (aproximadamente 25 años), el nacimiento de Anani pudo haber ocurrido entre los años 425 y 400 a.C. De ahí que 1 y 2 de Crónicas se puedan fechar entre 425 y 400 a.C. Trasfondo El libro 2 de Crónicas cubre el período que va desde el comienzo del reino de Salomón en el 971 a.C. hasta el fin del exilio, alrededor del año 538 a.C. Sin embargo, el trasfondo específico de 1 y 2 Crónicas es el período posterior al exilio. En este tiempo, el mundo antiguo estaba sometido a la dominación del poderoso Imperio Persa. Todo lo que quedó del glorioso reino de David y Salomón fue la pequeña provincia de Judá. Los persas habían reemplazado allí la monarquía con un gobernador provincial. Aunque al pueblo de Dios se le había permitido regresar a Jerusalén y reconstruir el templo, su situación era muy diferente a la que gozaba en los dorados días de David y Salomón. Ocasión y propósito El regreso de los exiliados desde Babilonia hacía necesario recoger por escrito la historia del pueblo de Dios, especialmente de Judá. El segundo libro de Crónicas fue compuesto con el doble propósito de alentar y amonestar a aquellos que regresaban a Jerusalén. El remanente que había quedado necesitaba un estímulo para mantener viva su fe en medio de la dificultad; una esperanza para enfrentar el porvenir. El énfasis de 2 Crónicas en la herencia espiritual de David, Salomón, el templo y el sacerdocio, les recordaba que Dios permanecía fiel y que no olvidaría sus promesas a David y a su pueblo. También Crónicas constituía una enérgica exhortación para que el pueblo de Dios se adhiriera al pacto y al ritual de Moisés, de manera que la pasada tragedia no se repitiera. Comparación con Reyes Uno podría preguntarse para qué son necesarios los libros 1 y 2 Crónicas, teniendo en cuenta que los acontecimientos aquí narrados ya aparecen en 1 y 2 Reyes y en otros libros del Antiguo Testamento. Sin embargo, aunque estos libros son similares, de ninguna manera son idénticos. De la

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misma manera que hay cuatro relatos de la vida de Cristo en los Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), existen dos relatos sobre la historia del pueblo de Dios. Aunque 1 y 2 Reyes y 1 y 2 Crónicas son parecidos por su contenido, ofrecen dos diferentes perspectivas históricas. Mientras el texto de Reyes fue escrito para quienes se encontraban en el exilio, Crónicas está dirigido a la comunidad post-exílica. Se escribieron con propósitos distintos. Compárese la sección «Ocasión y propósito» de esta introducción con la misma sección de la introducción a 1 y 2 Reyes. Los libros de Reyes y de Crónicas tienen también diferentes perspectivas políticas. Mientras Reyes abarca a ambos reinos, Israel y Judá, Crónicas se ocupa sólo de Judá. Por último, Reyes y Crónicas difieren en su perspectiva teológica. Reyes ofrece una visión profética, mientras que en Crónicas prevalece el punto de vista sacerdotal. Sin embargo, Crónicas, al igual que Reyes, no es un simple recuento histórico, sino un texto teológico presentado bajo la forma de un relato histórico. Véanse las introducciones a 1 y 2 Reyes: «Contenido». Contenido En las Escrituras hebreas originales, 1 y 2 Crónicas forman parte de un solo libro llamado «Los eventos de los días». Fue dividido e identificado por los traductores griegos del Antiguo Testamento (redactores de la «Septuaginta» o LXX) como «Las cosas que pasaron». El título «Crónicas» deriva de Jerónimo. No es una continuación de la historia del pueblo de Dios, sino una reiteración o suplemento de 1 y 2 Samuel y 1 y 2 Reyes. El segundo libro de Crónicas puede dividirse en dos secciones principales. La primera parte del libro (caps. 1–9) ofrece una visión del reino de Salomón. El relato hace énfasis en la construcción del templo (caps. 2–7), y en la riqueza y la sabiduría de este rey extraordinario (caps. 8; 9). Sin embargo, la narración termina abruptamente y no menciona el fracaso de Salomón en el ocaso de su vida, según relata 1 Reyes 11. La segunda sección de 2 Crónicas cubre los capítulos 10–36. Tras la división del reino, 2 Crónicas se ocupa casi exclusivamente del reino meridional de Judá, y trata la historia del reino septentrional de Israel de forma incidental. En 2 Crónicas se bosqueja los acontecimientos durante el reinado de los veinte monarcas de Judá hasta la cautividad babilónica en el 586 a.C. El libro concluye con el decreto de Ciro autorizando la liberación y el regreso del remanente a su tierra (36.22, 23). BOSQUEJO A. EL REINADO DE SALOMÓN (1.1–9.31) 1. Salomón pide a Dios sabiduría 2. Salomón construye el templo 3. Salomón dedica el templo 4. Riqueza y sabiduría de Salomón B. EL REINO DE JUDÁ (10.1–36.23) 1. Rebelión de las tribus del norte 2. Historia de apostasía y reforma 3. Judá es llevada cautiva a Babilonia.

Salomón logró mucho en los negocios y en el gobierno, pero más importante aún, fue el hombre que Dios utilizó para construir el glorioso templo. Este hermoso edificio fue el centro religioso de la nación. Simbolizaba la unidad de todas las tribus, la presencia de Dios entre ellos y el gran llamado de la nación. Quizá logremos grandes cosas en la vida, pero no debemos ser negligentes ante cualquier esfuerzo que ayude a nutrir al pueblo de Dios o a traer a otros a su reino. Es fácil para nosotros tener una perspectiva equivocada de lo que es verdaderamente importante en la vida. A lo largo del reinado de veinte reyes, la nación de Judá osciló entre la obediencia a Dios y la apostasía. La respuesta del rey gobernante hacia Dios determinaría el clima espiritual de la nación y de todas formas Dios enviaría juicio sobre su pueblo. Nuestra historia personal está determinada por nuestra respuesta a Dios. Del mismo modo que el hecho de que Judá no se arrepintiera la llevó al cautiverio en Babilonia, así el abuso de nuestro gran llamado a vivir una vida de pecado nos acarreará al final catástrofe y destrucción.

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1. Gabaón Salomón, el hijo de David, se convirtió en rey de Israel. Convocó a los líderes de la nación a una ceremonia en Gabaón. En ese lugar, Dios le dijo a Salomón que pidiera lo que quisiera. Salomón pidió sabiduría e inteligencia para gobernar a Israel (1.1–12). 2. Jerusalén Después de la ceremonia en Gabaón, Salomón regresó a la ciudad capital, Jerusalén. Su reino comenzó una edad de oro para Israel. Salomón puso en práctica los planes para el templo redactados por su padre David. Fue una construcción imponente. Simbolizaba la riqueza y sabiduría de Salomón, las cuales llegaron a ser famosas en todo el mundo (1.13–9.31). 3. Siquem Después de la muerte de Salomón, su hijo Roboam estaba listo para ser coronado en Siquem. Sin embargo, su promesa de grandes impuestos y trabajo más pesado para el pueblo originaron una rebelión. Todas menos la tribu de Judá y de Benjamín desertaron y establecieron su propio reino hacia el norte llamado Israel. Roboam regresó a Jerusalén como gobernante sobre el reino del sur llamado Judá (10.1–12.16). El resto de 2 Crónicas registra la historia de Judá. 4. Montes de Efraín Abías llegó a ser el siguiente rey de Judá, y pronto se desató la guerra entre Israel y Judá. Cuando los ejércitos de ambas naciones llegaron para luchar en los montes de Efraín, Israel tenía el doble de tropas que Judá. Parecía que la derrota de Judá era segura. Pero clamaron a Dios, y Él les dio la victoria sobre Israel. En su historia como naciones separadas, Judá tuvo pocos reyes que siguieron a Dios y que instituyeron reformas y llevaron al pueblo de regreso a Dios. Sin embargo, Israel solo tuvo una sucesión de reyes malvados (13.1–22). 5. Siria Asa, un rey bueno, retiró toda huella de idolatría de Judá y renovó el pacto del pueblo con Dios en Jerusalén. Pero el rey Baasa de Israel construyó un fuerte para controlar el tráfico hacia Judá. En vez de buscar la guía de Dios, Asa tomó la plata y el oro del templo y se lo envió al rey de Siria para pedir su ayuda en contra del rey Baasa. Como consecuencia, Dios se enojó con Judá (14.1–16.14). 6. Samaria A pesar de que Josafat fue un rey bueno, se alió con Acab, el rey más malvado de Israel. La capital de Acab estaba en Samaria. Acab quería ayudar a pelear por Ramot de Galaad. Josafat quería un consejo, pero en vez de escuchar al profeta de Dios que había prometido la derrota, se unió a Acab en la batalla (17.1–18.27). 7. Ramot de Galaad La alianza con Israel en contra de Ramot de Galaad terminó con la derrota y la muerte de Acab. Aun cuando fue sacudido por su derrota, Josafat regresó a Jerusalén y a Dios. Pero su hijo Joram fue un rey malvado, como lo fue su hijo Ocozías. Y la historia se repitió. Ocozías formó una alianza con el rey Joram de Israel (que tenía el mismo nombre de su hermano) para luchar en contra de los sirios en Ramot de Galaad. Esto llevó a la muerte de ambos reyes (18.28–22.9). 8. Jerusalén El resto de la historia de Judá, registrada en 2 Crónicas se centra en Jerusalén. Algunos reyes ocasionaron que Judá pecara al traer la idolatría a su nación. Otros la limpiaron de ella, volvieron a abrir y a restaurar el templo y, en el caso de Josías, trataron de seguir las leyes de Dios tal como fueron escritas por Moisés. A pesar de las pocas influencias buenas, una serie de reyes malvados enviaron a Judá a una espiral descendente que terminó con la invasión por el Imperio Babilónico. El templo fue quemado, las paredes de la ciudad fueron destruidas y la gente fue deportada a Babilonia.

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Libro de ESDRAS AUTOR: FECHA: TEMA:

PROBABLEMENTE ESDRAS 538–457 A.C. EL RETORNO DE EXILIADOS A JERUSALÉN Y LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO. PALABRAS CLAVE: CONSTRUIR, LA MANO DEL SEÑOR, LA CASA DE DIOS Autor El libro de Esdras, cuyo nombre significa «el Señor es ayuda», deriva su título del encabezamiento de los capítulos 7–10. No podemos estar completamente seguros si el mismo Esdras compiló el libro o si fue un compilador desconocido. La opinión conservadora generalmente aceptada es que Esdras compiló o redactó este libro, junto con los de 1 y 2 Crónicas, y el de Nehemías. La Biblia hebrea considera a Esdras-Nehemías como una sola obra. Esdras era un sacerdote y escriba versado en los mandamientos de Jehová (7.11). Dirigió el segundo de los tres grupos que retornaron a Jerusalén desde Babilonia. Un hombre devoto, estableció con decisión la Ley (el Pentateuco) como la base de la fe (7.10). Ocasión y fecha Los acontecimientos que se incluyen en el libro de Esdras ofrecen un panorama de más de ochenta años de la historia judía y se divide en dos segmentos distintos. El primero de ellos (caps. 1–6) cubre unos veintitrés años y trata de la primera oleada de quienes regresaban del exilio bajo Zorobabel, y de la reconstrucción del templo. Después de más de sesenta años de cautividad babilónica, Dios toca el corazón del gobernante de Babilonia, el rey Ciro de Persia, y éste dicta un decreto donde proclama que los judíos que lo deseen pueden retornar a Jerusalén a reconstruir el templo y la ciudad. Un grupo de fieles responde positivamente y parte en el 538 a.C. bajo la dirección de Zorobabel. Se inicia la reconstrucción del templo, pero la oposición de los habitantes no judíos desalienta al pueblo, que detiene las labores. Dios levanta entonces los ministerios proféticos de Hageo y Zacarías, quienes llaman a la gente a completar la obra iniciada. Aunque menos espléndido que el anterior templo de Salomón, el nuevo se terminó y dedicó en el 515 a.C. Cerca de sesenta años más tarde (458 a.C.) otro grupo de exiliados retorna a Jerusalén bajo el liderazgo de Esdras (caps. 7–10). Son enviados por el rey persa Artajerjes con recursos y objetos adicionales para desarrollar el culto en el templo. También se comisiona a Esdras para que nombre líderes en Jerusalén que supervisen los asuntos públicos. Una vez en Jerusalén, Esdras asume el papel de reformador religioso aproximadamente durante un año. Después de ello, parece que continúa viviendo como un influyente miembro de la comunidad hasta el tiempo de Nehemías. Como sacerdote devoto, encuentra un Israel que ha adoptado muchas de las prácticas paganas; llama al arrepentimiento y renueva la sumisión a la Ley, hasta el punto de ordenar a los israelitas divorciarse de sus mujeres paganas. Contenido Dos mensajes principales nacen de Esdras: la fidelidad de Dios y la infidelidad del ser humano. Dios había prometido por medio de Jeremías (25.12) que la cautividad babilónica duraría sólo un tiempo. En su debido momento, Él cumpliría su promesa e inclinaría el corazón del rey Ciro de Persia a emitir un decreto por medio del cual autorizaría el regreso de los exiliados (1.1–4). Entonces proveyó líderes (Zorobabel y Esdras) que fueron enviados conduciendo un cargamento que incluía cosas tomadas del templo de Salomón (1.5–10). Cuando el pueblo se desalentó por las burlas de la gente, Dios se mantuvo fiel y levantó a Hageo y a Zacarías para exhortarlo a concluir la obra iniciada. Su exhortación dio frutos (5.1, 2).

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Por último, cuando el pueblo se desvió de las verdades de la Palabra de Dios, el Señor fielmente envió sacerdotes devotos que lo instruyeron en la fe, y lo llamaron a confesar sus pecados y a arrepentirse de sus erróneos caminos (caps. 9; 10). La fidelidad de Dios contrasta con la infidelidad del pueblo. A pesar de su regreso y de las promesas divinas, el pueblo escogido permitió que sus enemigos lo desalentaran y momentáneamente detuvo la obra que había iniciado (4.24). Habiendo completado la tarea emprendida, de manera que ya podía adorar en su propio templo, el pueblo se olvidó entonces de los mandamientos de Dios; surge toda una generación cuyas «iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza» (9.6). Sin embargo, como ya se ha visto, la fidelidad de Dios se impuso en cada situación. BOSQUEJO A. EL REGRESO GUIADO POR ZOROBABEL (1.1–6.22) 1. El primer grupo de cautivos regresa a su tierra 2. El pueblo reconstruye el templo. B. EL REGRESO GUIADO POR ESDRAS (7.1–10.44) 1. El segundo grupo de cautivos regresa a su tierra 2. Esdras se opone a los matrimonios mixtos.

Al dársele finalmente la oportunidad de regresar a su tierra natal, el pueblo comienza a reconstruir el templo, sólo para ser detenido por la oposición de sus enemigos. La obra de Dios en el mundo no está exenta de oposición. No debemos desalentarnos ni renunciar, como lo hizo al principio el pueblo que regresaba, sino continuar valientemente frente a las dificultades, como lo hicieron después con el aliento de los profetas. Esdras regresa a Jerusalén casi 80 años después de Zorobabel, sólo para descubrir que el pueblo había contraído matrimonio con cónyuges paganos o extranjeros. Esto contaminó la pureza religiosa del pueblo y puso en peligro el futuro de la nación. Hoy en día, los creyentes deben tener cuidado de no poner en peligro su caminar con Dios al adoptar prácticas paganas.

Cronología de Esdras • Destrucción de Jerusalén; cautivos van a Babilonia 586 a.C. • Ciro derrota a Babilonia 539 • Cautivos regresan a Jerusalén 538 • Comienza construcción del templo 536 • Se interrumpen los trabajos en el templo 530 • Darío I llega a ser rey de Persia 522 • Se reanudan los trabajos en el templo/mensajes de Hageo, Zacarías 520 • Se termina el templo 516 • Esdras llega a Jerusalén 458 • Nehemías llega a Jerusalén 445

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Libro de NEHEMÍAS AUTOR: NEHEMÍAS FECHA: APROXIMADAMENTE 423 A.C. TEMA: LIDERAZGO CONSAGRADO, COOPERACIÓN, OPOSICIÓN AL ÉXITO PALABRAS CLAVE: PENA, ORACIÓN, TRABAJO, EL LIBRO, LLANTO, GOZO, SERVICIO Autor El libro toma su título actual del primer versículo (véase la sección «Ocasión y fecha»). Nehemías es identificado como copero en la corte de Artajerjes. Un copero ocupaba una posición de confianza como consejero del rey y era responsable de impedir que éste fuese envenenado. Aunque Nehemías disfrutaba sin duda de los lujos del palacio, su corazón estaba en Jerusalén, una pequeña ciudad en las fronteras del imperio. Las oraciones y el ayuno de Nehemías, sus cualidades de liderazgo, poderosa elocuencia, capacidades organizativas, confianza en el propósito de Dios y ágil respuesta ante los problemas, hacen de él un gran líder y un hombre de Dios. Y lo que es más importante, Nehemías nos ofrece el ejemplo de su espíritu de sacrificio, cuya única preocupación se resume en la oración que constantemente repetía: «Acuérdate de mí para bien, Dios mío». Ocasión y fecha En las Escrituras hebreas, el libro de Nehemías aparecía originalmente junto al de Esdras. Muchos especialistas consideran a Esdras el compilador/autor de Esdras-Nehemías, así como de 1 y 2 Crónicas. Aunque no estamos seguros, parece que Nehemías sí elaboró una parte del material que aparece en el libro que lleva su nombre (caps. 1–7; 11–13). Jerónimo, quien tradujo la Biblia al latín, honró a Nehemías poniéndole el nombre del líder judío al libro que traducía, citándolo en el primer versículo. Nehemías significa «Jehová conforta». La historia que aquí se narra comienza en el libro de Esdras y se completa en el de Nehemías. Este, quien dos veces sirvió como gobernador de Judea, sale de Persia para su primera misión en el año veinte de Artajerjes I, el cual reinó del 465 al 424 a.C. (2.1). Regresa a Persia durante el año treinta y dos (13.6) de este rey y, «al cabo de algunos días», sale otra vez hacia Jerusalén. El contenido del libro indica que la obra no pudo haber sido escrita sino hasta cierto tiempo después del regreso de Nehemías de Persia a Jerusalén. Quizás su redacción definitiva tuvo lugar antes de la muerte de Artajerjes I, en el 424 a.C.; de otra forma, la desaparición de tan magnánimo monarca habría sido mencionada en el libro de Nehemías. El período histórico cubierto por los libros de Esdras y Nehemías es aproximadamente de 110 años. La reconstrucción del templo bajo Zorobabel, inspirada por la prédica de Zacarías y Hageo, duró 21 años. Sesenta años más tarde, Esdras trajo un avivamiento y un mensaje necesario sobre el culto en el templo. Trece años después, Nehemías vino a reedificar las murallas. Puede que Malaquías haya profetizado también en esta época. Si así fue, Nehemías y Malaquías trabajaron juntos para erradicar el culto politeísta, y atacaron la promiscuidad de los israelitas con los otros pobladores asentados en Judá forzosamente por los asirios doscientos años atrás. Tuvieron tanto éxito en su empeño que, durante el período intertestamentario, el pueblo de Dios no recayó en la idolatría. Así, cuando el Mesías vino, personas como Zacarías, Elizabet, María y José, Simeón y Ana, los pastores y otros, eran gente devota con la cual Dios pudo comunicarse. Contenido Nehemías se refiere al aspecto práctico y cotidiano de nuestra fe en Dios. Esdras había dirigido un avivamiento espiritual, mientras Nehemías era el Santiago del Antiguo Testamento que retaba a la gente a mostrar su fe a través de las obras, o sea, de su comportamiento diario. La primera sección del libro (caps. 1–7) trata de la muralla de la ciudad. Para mantener su integridad como pueblo, Judá y Benjamín tenían que protegerse de quienes vivían fuera de la ciudad. En el período en que se edificaba la muralla, los creyentes que trabajaban en la obra bajo la

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dirección de este dinámico líder, se sobrepusieron al desánimo (4.6), las burlas (2.20), las conspiraciones (3.9), y las amenazas y agresiones físicas (4.17). La segunda sección del libro (caps. 8–10) está dirigida a la gente de dentro de la ciudad. El pacto fue renovado, y los enemigos de adentro fueron denunciados y contenidos rigurosamente. Para guiar a su pueblo, Dios escogió a un hombre de corazón recto y clara visión, lo colocó en el lugar preciso en el momento preciso, lo dotó de su Espíritu y lo envió a realizar prodigios. En la última sección (caps. 11–13), el pueblo ha sido restaurado para obedecer la Palabra de Dios, en tanto Nehemías trabaja como líder laico y Esdras como sacerdote. Durante este período Nehemías, en su condición de gobernador, emplea su influencia para apoyar la labor de Esdras y guiar al pueblo. Se trata de un hombre enérgico que reflexiona antes de actuar.

BOSQUEJO

A. RECONSTRUCCIÓN DEL MURO (1.1–7.73) 1. Nehemías regresa a Jerusalén 2. Nehemías guía al pueblo.

La vida de Nehemías es un ejemplo de liderazgo y organización. Al renunciar a una posición cómoda y a la riqueza en Persia, regresó a la fracturada tierra natal de sus antepasados y reunió al pueblo para reconstruir el muro de Jerusalén. Ante la oposición, utilizó medidas sabias de defensa para proteger al pueblo y para mantener en marcha el proyecto. Para poder lograr más para el Reino de Dios, debemos orar, perseverar y sacrificarnos, como lo hizo Nehemías. B. REFORMA DEL Después de la reconstrucción del muro, Esdras leyó la ley al PUEBLO (8.1–13.31) pueblo, originando el arrepentimiento de toda la nación. 1. Esdras renueva el pacto Nehemías y Esdras eran personas muy diferentes, y aun así 2. Nehemías establece Dios los usó a ambos para guiar a la nación. Recuerde que pautas hay un lugar para usted en la obra de Dios, aunque sea diferente al resto de la gente.

Nehemías trabajaba en Susa como ayudante personal del rey en el vasto Imperio MedoPersa. Cuando escuchó que los proyectos de reconstrucción en Jerusalén progresaban lentamente, preguntó al rey si podía ir a ayudar a su pueblo a terminar la tarea de reconstrucción de los muros de la ciudad. Como el rey estuvo de acuerdo en dejarlo ir, salió lo más pronto que pudo, y siguió casi la misma ruta que utilizó Esdras.

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Cronología de Nehemías • Destrucción de Jerusalén; los cautivos

van a Babilonia 586 a.C. • Regresan los primeros cautivos a Jerusalén 538 • Se termina el templo 516 • Comienza a reinar Asuero en Persia 486 • Comienza a reinar Artajerjes I en Persia 465 • Esdras llega a Jerusalén 458 • Nehemías llega a Jerusalén; se termina el muro 445 • Nehemías regresa a Babilonia 433 • Nehemías regresa a Jerusalén 432 • Malaquías comienza su ministerio 430

Nehemías nos lleva en un recorrido por Jerusalén, en sentido contrario a las manecillas del reloj (comenzando por la Puerta de las Ovejas). Nos describe cada sección, puerta y torre del muro y quiénes trabajaron en su reconstrucción. Los acontecimientos en los libros de Esdras, Nehemías y Ester, tuvieron lugar durante el gobierno de los medos y los persas. Estos dos reinos provenían del noreste de Mesopotamia (lo que hoy es Irán) y aunaron sus fuerzas para derrotar a los babilonios (Daniel 5.30, 31). Los persas gobernaron hasta que surgió el Imperio Griego bajo Alejandro el Grande. Los persas tenían un sistema más flexible con respecto a sus cautivos, permitiéndoles tener propiedades, poseer tierras y casas. El rey Ciro de Persia fue un paso más allá, permitiendo a muchos grupos de cautivos, incluyendo los judíos, regresar a su tierra natal. En los libros de Esdras y Nehemías se relata cómo a grupos de judíos cautivos se les permitió volver a Palestina a reconstruir su ciudad capital y templo. El primer grupo que volvió fue liderado por Zorobabel y arribó en el 538 a.C. El segundo grupo volvió con Esdras en el 458 a.C. Nehemías lo hizo en el 455 a.C. para animar a los que estaban reconstruyendo el muro de Jerusalén. Ester se convirtió en reina del imperio en el 479 a.C., entre el primer y segundo regresos.

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Libro de ESTER AUTOR: DESCONOCIDO FECHA: POCO DESPUÉS DE 465 A.C. TEMA: ESFUERZOS MANCOMUNADOS QUE FORJARON UNA NACIÓN PALABRAS CLAVE: HUMILDAD, INTERDEPENDENCIA, TEMOR A DIOS Autor Aunque se desconoce el nombre del autor, el libro fue escrito por un judío familiarizado con las costumbres y el idioma persa. Mardoqueo o Esdras pudieron haberlo redactado. Trsfondo y fecha El libro de Ester es una vívida narración que relata cómo el pueblo de Dios fue preservado de la catástrofe en el siglo V a.C. Toma su nombre de la bella judía huérfana —protagonista de la historia— que se convirtió en la esposa oficial del rey persa Asuero. Generalmente se considera que éste fue el monarca Jerjes I, quien sucedió a Darío I en el 485 a.C. y gobernó durante veinte años sobre 127 provincias, desde la India hasta Etiopía. Asuero vivió en Susa, la capital de Persia. En este tiempo, cierto número de judíos se encontraba aún en Babilonia, pese a que habían sido declarados libres para regresar a Jerusalén (Esd 1; 2) hacía más de cincuenta años. La historia se desarrolla durante un período de cuatro años, que se inicia en el año tercero del reinado de Jerjes. Contenido El libro de Ester es un estudio sobre las condiciones en que sobrevivió el pueblo de Dios en medio de la hostilidad. Amán, la segunda figura del reino, quería la destrucción de los judíos, y trata de manipular la voluntad del monarca para que decretara su ejecución. Dios utiliza entonces a Ester para salvar a su pueblo. Amán es ahorcado; y Mardoqueo, un líder judío en el imperio persa, se convierte en primer ministro. Se instituye la Fiesta de Purim para conmemorar la salvación del pueblo escogido. Algo único en el libro de Ester es que no se menciona el nombre de Dios. Sin embargo, la presencia de Dios y de sus caminos se hacen evidentes a través de todo el texto, especialmente en las vidas de Ester y Mardoqueo. Desde una perspectiva humana, Ester y Mardoqueo eran dos personas poco idóneas para desempeñar un papel principal en la formación de una nación. Él era un judío benjamita exiliado; ella era su sobrina huérfana adoptada (2.7). La madurez espiritual de Ester se advierte en su paciencia para esperar el momento en que Dios le pediría salvar a su pueblo y denunciar a Amán (5.6–8; 7.3–6). Mardoqueo también demostró madurez en la búsqueda de la oportunidad y la dirección de Dios para servirlo. En consecuencia, supo reconocer el momento preciso en que Ester debía revelar su identidad como judía (2.10). Esta actitud prudente, obviamente inspirada por Dios, fue decisiva (6.1–14; 7.9, 10) en aquella situación y pone en evidencia la base espiritual en que se apoya la narración. Por último, tanto Ester como Mardoqueo temían a Dios, no a las personas. Independientemente de las consecuencias, tanto Ester como Mardoqueo rehusaron rendir homenaje a Amán. Ester arriesgó su vida por amor a su pueblo acercándose al rey sin haber sido llamada. Su misión fue siempre salvar a aquellos que el enemigo pretendía destruir (2.21–23; 4.1–17; 7.1–6; 8.3–6). Como resultado, condujeron la nación hacia la libertad, fueron honrados por el rey y se les otorgó mayor autoridad, privilegios y responsabilidades oficiales.

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BOSQUEJO 1. Ester es elegida reina (1.1–2.23) 2. Amenazas contra los judíos (3.1–4.17) 3. Ester intercede por los judíos (5.1–8.17) 4. Los judíos son liberados (9.1–10.3)

El libro de Ester es un ejemplo de la guía divina de Dios y del cuidado de nuestras vidas. La soberanía y el poder de Dios se pueden ver a lo largo de este libro. A pesar de que podemos cuestionar ciertas circunstancias en nuestra vida, debemos tener fe en que Dios tiene el control, y está trabajando tanto en los tiempos difíciles como en los placenteros para que así podamos servirlo con eficacia.

Libro de JOB AUTOR: DESCONOCIDO; QUIZÁS MOISÉS O SALOMÓN FECHA: NO ESPECIFICADA (ENTRE LOS SIGLOS XV Y II A.C.) TEMA: EL SUFRIMIENTO DE LOS SANTOS Y LA SOBERANÍA DE DIOS PALABRAS CLAVE: PECADO, JUSTICIA Autor No se conoce con exactitud quién es el autor del libro de Job. Algunos eruditos lo atribuyen a Moisés. Otros, a uno de los antiguos sabios, quizás hasta al propio Salomón, cuyos escritos pueden encontrarse en Proverbios y Eclesiastés. Fecha Las maneras, costumbres y el estilo de vida de Job son del período patriarcal (alrededor del 2000 al 1800 a.C.). Los especialistas difieren, sin embargo, sobre cuándo la obra fue finalmente compilada, debido a que obviamente recoge elementos de una larga tradición oral. Aquellos que lo atribuyen a Moisés, fechan el libro en el siglo XV a.C. Otros optan por una fecha tan tardía como el siglo II a.C. La mayoría de los conservadores considera que pertenece a la era salomónica, a mediados del siglo X a.C. Trasfondo La Escritura misma da testimonio de que Job fue un personaje real. Se le menciona en Ezequiel 14.14 y en Santiago 5.11. Job era un gentil y se piensa que descendía de Nahor, el hermano de Abraham, y que conocía a Dios como «Shadai», el Todopoderoso (el libro se refiere a Shadai en treinta ocasiones). Job era un hombre acaudalado y llevaba una vida seminómada. Contenido El libro de Job ha sido descrito como un poema dramático contenido en un relato épico. Los capítulos 1 y 2 son el prólogo y sirven de escenario a la historia. Satanás se presenta a sí mismo junto a los hijos de Dios y cuestiona la piedad de Job al afirmar: «¿Acaso teme Job a Dios de balde?» (1.9). Continúa hablando y sugiere que, si se le quita todo lo que tiene, Job maldecirá a Dios. Dios permite a Satanás probar la fe de Job privándole de sus bienes, su familia y, por último, de su salud. Aun así «no pecó Job con sus labios» (2.10). Entonces, tres amigos visitan a Job: Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita, quienes quedan tan impresionados por las deplorables condiciones en que se encuentra Job, que se sientan en silencio siete días junto a él. La mayor parte del libro está dedicada a los tres diálogos que sostuvieron Job y Elifaz, Job y Bildad y Job y Zofar, seguidos por el reto lanzado a Job por Eliú. Los cuatro hombres buscan contestar a la pregunta: ¿Por qué sufre Job? Elifaz, apoyándose en la experiencia, afirma que Job sufre porque ha pecado. Argumenta que quienes pecan son castigados. Como Job sufre, es obvio que ha pecado.

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Bildad, apoyándose en la tradición, sugiere que Job es un hipócrita. También infiere que si Job confronta problemas es porque ha pecado: «Si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti» (8.6). Zofar condena a Job por su verbosidad, presunción y pecaminosidad, para concluir que éste recibe menos de lo que merece: «Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece» (11.6). Los tres hombres llegan a la misma conclusión fundamental: El sufrimiento es una consecuencia directa del pecado, y éste siempre se castiga. Dicen que siempre puede saberse si una persona agrada o no a Dios observando si disfruta de prosperidad material o sufre adversidades. Falsamente asumen que la gente puede comprender los caminos de Dios sin tomar en cuenta el hecho de que el castigo o las bendiciones divinas se extienden más allá de esta vida. En su respuesta a aquellos amigos, Job mantiene que es inocente. Según él, la experiencia demuestra que tanto el creyente como el incrédulo sufren y gozan de prosperidad. Lamenta su deplorable condición y vuelca su ira contra sus interlocutores por acusarlo en lugar de consolarlo. Después que los tres amigos han concluido, un joven llamado Eliú se enfrenta a Job, quien decide no responder a sus acusaciones. El argumento de Eliú es el siguiente: Dios está por encima de todo ser humano, por lo tanto, una persona no tiene el derecho ni la autoridad para pedirle explicaciones. Algunas de las cosas que Dios hace son humanamente incomprensibles. Al mismo tiempo, Eliú sugiere que Dios hablará si nosotros escuchamos. Subraya la actitud del que sufre; esto es, una actitud humilde permite a Dios intervenir. Esta es la médula de su mensaje: En lugar de aprender de su sufrimiento, Job se enfrenta a Dios con la misma actitud de los incrédulos, y por ello todavía sufre aflicción. La apelación que Eliú dirige a Job consiste en: Poner su fe en Dios en vez de pedir explicaciones; cambiar su actitud y mostrarse humilde. No debe concluirse que todas las opiniones de los amigos de Job representan los puntos de vista de Dios en aquellos tiempos. Como Dios ha ido revelando su naturaleza a través de la historia y de las Escrituras, algunas de estas concepciones han demostrado ser incompletas. Como es natural, esto no hace menos inspirado este texto, sino que nos da una versión inspirada por el Espíritu Santo de lo que entonces ocurrió. Cuando los cuatro hubieron terminado, Dios responde a Job desde un torbellino. Al hacerlo, no intenta explicar el porqué de los sufrimientos de Job, sino intenta humillarlo a través de una serie de interrogantes. Cuando revisamos las palabras que provinieron del torbellino arribamos a tres conclusiones en torno al sufrimiento de Job: Se supone que éste no debía conocer por qué sufría. Algunos aspectos relacionados con el sufrimiento humano posiblemente Dios no pueda explicárnoslo sin desvirtuar al mismo tiempo su propósito; Dios participa de los asuntos humanos: Job y su dolor importaban lo suficiente a Dios como para que éste hablara. Quizás el propósito de Dios era agotar los sentimientos de autoestima, autojustificación y autosuficiencia de Job, de manera que éste encontrara su todo en el Señor. LA UBICACIÓN DE UZ. - 1.1 La ubicación de la tierra de Uz es incierta. Solo sabemos que Uz tenía muchos pastizales y campos de cultivo (1.3), que estaba localizada cerca de un desierto (1.19), y estaba lo suficientemente cerca de los sabeos y de los caldeos como para ser atacada (1.14–17). Además de en Job, se menciona a Uz en Jeremías 25.19, 20. La mayoría de los eruditos piensan que Uz estaba localizada al este del río Jordán, cerca de Canaán (Israel), donde vivían los judíos (aquellos a quienes Dios se les había revelado antes).

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BOSQUEJO A. JOB PROBADO 2.13)

ES Job, un hombre rico y justo, pierde sus posesiones, sus hijos y su salud. (1.1– Job no comprendió por qué estaba sufriendo. ¿Por qué permite Dios que sus hijos sufran? Aunque hay una explicación, quizá no la sepamos entretanto estamos aquí en la tierra. Mientras tanto, siempre debemos estar listos para las pruebas que se presenten en nuestra vida. B. TRES Los amigos de Job supusieron equivocadamente que el sufrimiento AMIGOS siempre viene como resultado del pecado. Con esto en mente trataron de CONTESTAN A persuadir a Job para que se arrepintiera de su pecado. Pero los tres amigos JOB (3.1–31.40) estaban equivocados. El sufrimiento no es siempre resultado directo de 1. Primera ronda de algún pecado personal. Cuando experimentamos un duro sufrimiento, es discusión posible que no sea nuestra culpa, de modo que no tenemos por qué añadir 2. Segunda ronda de a nuestro dolor el sentimiento de culpa de que algún pecado escondido discusión esté causando nuestro problema. 3. Tercera ronda de discusión C. UN JOVEN Un joven llamado Eliú, quien había estado escuchando toda la CONTESTA A JOB conversación, criticó a los tres amigos por no ser capaces de contestar a (32.1–37.24) Job. Él dijo que aunque Job era un hombre bueno, se había puesto orgulloso, y Dios lo estaba castigando para humillarlo. La respuesta era parcialmente correcta debido a que el sufrimiento purifica nuestra fe. Pero, Dios está más allá de nuestra comprensión y no podemos saber por qué permite cada instancia de sufrimiento en nuestra vida. Lo que nos toca hacer a nosotros es simplemente permanecer fieles. D. DIOS Finalmente, Dios mismo contestó a Job. Dios tiene el control del mundo y CONTESTA A JOB sólo Él entiende por qué se le permite sufrir al bueno. Esto se nos aclara (38.1–41.34) únicamente cuando vemos a Dios por lo que Él es. Debemos aceptar con valor lo que Dios permite que nos suceda y permanecer firmemente comprometidos a Él. E. JOB ES Job aprendió finalmente que cuando no quedaba nada, él tenía a Dios, y RESTAURADO eso era suficiente. Por medio del sufrimiento, aprendemos que Dios es (42.1-17) suficiente para nuestra vida y nuestro futuro. Debemos amar a Dios sin importar si permite que nos lleguen bendiciones o sufrimientos. La prueba es difícil, pero a menudo tiene como resultado una relación más profunda con Él. Aquellos que pasan la prueba de la fe experimentarán al final las grandes recompensas de Dios.

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El libro de los SALMOS AUTORES: DAVID, ASAF, LOS HIJOS DE CORÉ Y OTROS FECHA: 1000–300 A.C. TEMA: COMUNIÓN CON DIOS EN LA ORACIÓN Y LA ALABANZA PALABRAS CLAVE: REGOCIJO, MISERICORDIA (BENEVOLENCIA), ALABANZA, ENEMIGOS, SEÑOR, JUSTICIA. Autor El libro de los Salmos es una compilación antigua de cánticos y poemas hebreos usados en el culto congregacional, así como en la devoción privada. Los antiguos compilaron en algunas colecciones la mayoría de los formidables cánticos de David. En otras reunieron la obra de varios autores, tales como Moisés, Asef, Hemán, lo hijos de Coré, Salomón, Etán y Jedutún. Muchos proceden de fuentes desconocidas. Los estudiosos judíos los llaman «salmos huérfanos». Fecha Los salmos individuales pueden haber sido escritos en tiempos que van desde el período del éxodo de Egipto hasta la restauración después del exilio en Babilonia. Pero las pequeñas colecciones parecen haber sido reunidas en períodos específicos de la historia de Israel: el reinado de David (1 Cr 23.5), el gobierno de Ezequías (2 Cr 29.30), y durante el liderazgo de Esdras y Nehemías (Neh 12.24). Este proceso de recopilación ayuda a explicar la duplicidad de algunos salmos. Por ejemplo, el Salmo 14 es similar al 53. El libro de los Salmos, tal cual hoy lo conocemos, salvo una serie de variantes, fue editado en el tiempo de la Septuaginta griega, cuando se tradujeron los textos del hebreo unos pocos siglos antes de la venida de Cristo. Los textos ugaríticos, al ser contrastados con los más recientes rollos del Mar Muertos, muestran que las imágenes, el estilo y los paralelismos de algunos salmos reflejan un estilo y un vocabulario cananeo muy antiguos. Por tanto, el libro de los Salmos refleja lo que fue la adoración, la vida devocional y el sentimiento religioso de aproximadamente mil años de la historia de Israel. Contenido El título hebreo de este libro, Sepher Tehillim, significa «Libro de las alabanzas». El título griego, Psalmoi o Psalterion, denota un poema que debe ser recitado con el acompañamiento de algún instrumento de cuerdas. Sin embargo, el Salterio contiene más que simples cánticos o himnos de alabanza. Incluye elegías, lamentos, oraciones individuales y colectivas, peticiones, meditaciones, instrucciones, himnos de carácter histórico y alabanzas en forma de acróstico sobre temas nobles. En su forma final, en nuestro canon de las Escrituras, el libro de los Salmos aparece subdividido en cinco libros más pequeños. Cada uno de ellos es una compilación de varias colecciones antiguas de cánticos y poemas. Los editores incluyeron, al final de cada libro, una doxología que cierra la sección. En el «Libro primero» (Sal 1–41), la mayoría de los salmos se atribuyen a David. El «Libro segundo» (Sal 42–72) es una colección de cánticos son de autores anónimos. El «Libro tercero» (Sal 73–89) se caracteriza por reunir una gran colección de los cánticos de Asaf, quien fue el maestro de coros del rey David (1 Cr 16.4–7). Aunque la mayoría de los salmos en el «Libro cuarto» (Sal 90–106) son de autores desconocidos, Moisés, David y Salomón están allí representados. En el «Libro quinto» (Sal 107–150) aparecen más salmos de David. La serie de cánticos llamada «El aleluya egipcio» (Sal 113–118) también se incluye aquí. Los salmos finales (Sal 146–150) se conocen como la serie de «El gran aleluya». Cada cántico comienza y termina con la exclamación hebrea de alabanza «¡Aleluya!». Al comienzo de muchos salmos aparecen subtítulos informativos. La preposición hebrea utilizada en muchos de los subtítulos puede ser traducida de tres maneras: «a», «para» y «de», Esto es, «dedicado a», «para el uso de» o «perteneciente a». Los que describen la ocasión en que fue escrito el salmo tratan siempre de la vida de David. Los Salmos 7, 34, 52, 54, 56, 57, 59 y 142 se refieren a

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acontecimientos ocurridos en el transcurso de las turbulentas relaciones entre David y Saúl; y los Salmos 3, 18, 51, 60 y 63 cubren el período cuando David reinó tanto sobre Israel. Otros subtítulos aluden al instrumento musical con que debe acompañarse la recitación del salmo; al tono o melodía apropiados; a la parte del coro que debe actuar como solista (por ejemplo, soprano, tenor o bajo);o qué tipo de salmo es (por ejemplo, para nosotros meditación, oración). En la actualidad se desconocen algunos de los significados de estas notas litúrgicas y musicales. Poesía hebrea En lugar de la rima y al sonido, la poesía y los cánticos hebreos se caracterizan por el paralelismo, o la rima del sentido. Muchos paralelismos son versos pareados que expresan conceptos sinónimos en cada línea (36.5). Otros son antitéticos, cuya segunda línea expresa lo contrario de la anterior (20.8). También hay pares de versos sintéticos, que añaden o construyen sobre una idea ya expresada (19.8, 9). Unos pocos paralelismos son causales, y la segunda línea justifica lo que se dice en la primera (31.21). Algunas veces el paralelismo supone tres líneas de versos (1.1), cuatro líneas (33.2, 3) o aun más. BOSQUEJO LIBRO I SALMOS Si bien los salmos no están organizados por temas, es muy útil comparar (1.1–41.13) los temas dominantes de cada una de las secciones con los cinco libros de Moisés. La primera colección de salmos, principalmente escrita por David, es similar al libro de Génesis. Así como Génesis nos cuenta cómo la humanidad fue creada, cayó en pecado y luego se le prometió redención, muchos de estos salmos hablan de seres humanos bendecidos, caídos y redimidos por Dios. LIBRO II SALMOS Esta colección de salmos, principalmente escrita por David y los hijos de (42.1–72.20) Coré, es similar al libro de Éxodo. Así como Éxodo describe a Israel, muchos de estos salmos describen a una nación arruinada y luego recuperada. De la misma manera en que Dios rescató a Israel, también nos rescata a nosotros. No tenemos que pensar en las soluciones, sino ir a Dios con nuestro problema y pedirle ayuda. LIBRO III Esta colección de salmos, principalmente escrita por Asaf o sus SALMOS (73.1– descendientes, es similar al libro de Levítico. Así como Levítico habla del 89.52) tabernáculo y la santidad de Dios, muchos de estos salmos hablan del templo y la entronización de Dios. Debido a que Dios es Todopoderoso, podemos volvernos a Él para pedir que nos libere. Estos salmos alaban a Dios porque es Santo, y su perfecta santidad merece nuestra adoración y reverencia. LIBRO IV Esta colección de salmos, escrita en su mayoría por autores anónimos, es SALMOS (90.1– similar al libro de Números. Así como en Números se habla de la relación 106.48) de Israel con las naciones vecinas, estos salmos a menudo mencionan la relación del supremo reino de Dios con las otras naciones. Debido a que somos ciudadanos del Reino de Dios, podemos mantener los acontecimientos y problemas de la tierra en su perspectiva adecuada. LIBRO V SALMOS Esta colección de salmos, principalmente escrita por David, es similar al (107.1–150.6) libro de Deuteronomio. Así como Deuteronomio muestra especial interés en Dios y su Palabra, estos salmos son himnos de alabanza y gratitud por Dios y su Palabra. La mayoría fueron compuestos con música y se empleaban en la adoración. Podemos utilizar estos salmos hoy como los usaron en el pasado, como un himnario de alabanza y adoración. Este es un libro que bien puede hacer cantar a nuestro corazón.

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SALMO 2:7 8:2 8:6 16:10 22:1 22:7, 8 22:16 22:18 34:20 35:11 35:19 40:7, 8 41:9 45:6 68:18 69:9 69:21 109:4 109:8 110:1 110:4 118:22 118:26

EL CRISTO DE LOS SALMOS Descripción Hijo de Dios Alabado por los niños Señor de todo Resucitado Desamparado ante Dios Burlado por sus enemigos Horadado en pies y manos Se disputan sus ropas No le quebraron las piernas Acusado por falsos testigos Odiado sin causa Se goza cumpliendo la voluntad de Dios Traicionado por un amigo Rey eterno Ascendido al cielo Celoso de la casa de Dios Le dan vinagre con hiel Ora por sus enemigos El castigo de quien lo traicionó Reina sobre sus enemigos Sacerdote para siempre Piedra, cabeza del ángulo del edificio de Dios Viene en el nombre del Señor

Cumplimiento Mateo 3.17 Mateo 21.15, 16 Hebreos 2.8 Mateo 28.7 Mateo 27.46 Lucas 23.35 Juan 20.27 Mateo 27.35, 36 Juan 19.32, 33, 36 Marcos 14.57 Juan 15.25 Hebreos 10.7 Lucas 22.47 Hebreos 1.8 Hechos 1.9–11 Juan 2.17 Mateo 27.34 Lucas 23.34 Hechos 1.20 Mateo 22.44 Hebreos 5.6 Mateo 21.42 Mateo 21.9

RAZONES PARA LEER LOS SALMOS               

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Encontrar consuelo. Salmo 23 Encontrarse con Dios íntimamente. Salmo 103 Aprender una nueva oración. Salmo 136 Aprender una nueva canción. Salmo 92 Aprender más acerca de Dios. Salmo 24 Comprenderse a usted mismo con más claridad. Salmo 8 Saber cómo ir a Dios diariamente. Salmo 5 Recibir perdón de pecados. Salmo 51 Sentirse valorado. Salmo 139 Comprender por qué debe leer la Biblia. Salmo 119 Alabar a Dios. Salmo 145 Saber que Dios tiene las riendas, Salmo 146 Dar gracias a Dios. Salmo 136 Complacer a Dios. Salmo 15 Saber por qué debe adorar a Dios. Salmo 104

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Libro de PROVERBIOS AUTOR: SALOMÓN, CON PARTES ESCRITAS POR AGUR Y EL REY LEMUEL FECHA: APPROXIMADAMENTE 950 A.C., CON PARTES ALREDEDOR DEL 720 A.C. TEMA: PRINCIPIOS UNIVERSALES DE VIDA PALABRAS CLAVE: SABIDURIA, CONOCIMIENTO, COMPRENSIÓN, INSTRUCCIÓN, TEMOR DEL SEÑOR Autor Salomón, rey de Israel, era el hijo de David y Betsabé. Reinó durante cuarenta años, del 970 al 930 a.C., y ascendió al trono aproximadamente a los veinte años de edad. Sin duda, influenciado por la costumbre de su padre de escribir salmos, Salomón nos ha dejado más libros que ningún otro autor del Antiguo Testamento, excepto Moisés. Parece probable que su «Cantar de los cantares» fue escrito cuando era un joven romántico; sus Proverbios, a la edad madura, cuando estaba en la cima del poder; y Eclesiastés en la vejez, cuando se sentía más inclinado a la especulación filosófica. Su fuerza no radicó en sus dotes militares sino en el campo de la reflexión, la meditación, la concepción de grandes proyectos, la negociación y la organización. La reputación de sabio de Salomón no nace de los incidentes en los que actuó como juez, tal y cual nos lo presenta la anécdota de las dos mujeres que se disputaban el bebé (1 R 3.16–27), sino de las referencias que sobre él aparecen en la Escritura. En 1 Reyes 3.12 Dios dice: «No ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú». En 1 Reyes 4.31 se le llama «más sabio que todos los hombres», y se citan los nombres de otros sabios con quienes se le compara. De Agur y el rey Lemuel (30.1; 31.1) no sabemos nada, excepto que por sus nombres no eran israelitas. La sabiduría es universal, no exclusivo patrimonio nacional. Fecha Como el libro de Proverbios es una compilación, su redacción se extendió durante un largo período de años, aunque la parte principal procede probablemente del 950 a.C. Los capítulos del 25 al 29 se sabe que fueron copiados por «los varones de Ezequías». La fecha de compilación se ubica aproximadamente en el 720 a.C., aunque el material era de Salomón y más tarde, durante la época de Ezequías, lo encontraron quizás en un documento aparte. Trasfondo Bajo el liderazgo de Salomón, Israel alcanzó su más grande extensión geográfica y disfrutó de la más prolongada paz en la época de los reyes. «Pacífico», el significado de su nombre, es el término que describe el reinado de Salomón. La paz, unida a la sabiduría, trajo una prosperidad sin precedentes a la nación, cuya grandeza despertó la admiración de la reina de Sabá (1 R 10.6–9) y de otros gobernantes de aquella época. Expresiones de sabiduría como los proverbios, la música y otras formas de arte, tienden a florecer en tiempos como esos y entonces se mantienen durante generaciones. Contenido El libro de los Proverbios no es solamente una colección de dichos, sino una colección de colecciones. El tema que da unidad a su contenido es: «El temor de Jehová es el principio de la sabiduría» (9.10); el cual aparece formulado de otra manera en: «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová» (1.7). Verdades como las siguientes, nacidas de múltiples experiencias humanas, han resistido el paso del tiempo: 1. La sabiduría (la habilidad de juzgar y actuar de acuerdo con la dirección de Dios) es el más valioso de los tesoros.

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2. La sabiduría está a disposición de todos, pero su precio es elevado. 3. La sabiduría tiene su origen en Dios, no en uno mismo, y nace de prestar atención a lo que se nos enseña. 4. La sabiduría y la justicia van juntas. Es bueno ser sabio, y es sabio ser bueno. 5. Los impíos sufren las consecuencias de su maldad. 6. El simple, el tonto, el haragán, el ignorante, el orgulloso, el derrochador, el pecador, nunca serán admirados. BOSQUEJO A. SABIDURÍA PARA LOS JÓVENES (1.1– 9.18)

B. SABIDURÍA PARA TODOS (10.1–24.34) C. SABIDURÍA PARA LOS LÍDERES (25.1– 31.31)

Salomón instruyó a los jóvenes de sus días como un padre que aconseja a su hijo. Si bien muchos de estos proverbios van dirigidos a los jóvenes, los principios que los apoyan son útiles para todos los creyentes, ya sean hombres o mujeres, jóvenes o ancianos. Cualquiera que comienza su viaje para descubrir más sabiduría se beneficiará grandemente de estos consejos sabios. Salomón quería impartir sabiduría a toda la gente, sin importar edad, sexo ni posición social. Estos consejos breves, pero sabios, nos proporcionan sabiduría práctica para la vida diaria. Debemos estudiarlos con diligencia y hacerlos parte de nuestra vida. Además de los Proverbios que Salomón coleccionó, los hombres de Ezequías reunieron muchos proverbios que Salomón y otros escribieron. Si bien la mayoría son de carácter general, muchos están dirigidos específicamente al rey y a quienes se relacionaban con él. Estos son sobre todo útiles para líderes o los que aspiran serlo.

LO QUE DIOS ABORRECE El libro de Proverbios describe catorce clases de personas y acciones que Dios aborrece. ¡Permita que esta sea una guía de lo que no debemos ser ni hacer! Proverbios 3.31

Hombre injusto

Proverbios 6.16–19 Altivez, mentira, asesinato, iniquidad, ansiar el mal, testigo falso, sembrar discordia Proverbios 12.22

Los mentirosos

Proverbios 15.8

El sacrificio de los impíos

Proverbios 15.9

El camino del impío

Proverbios 15.26

Los pensamientos del malo

Proverbios 16.5

El altivo de corazón

Proverbios 17.15

Los que juzgan injustamente

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Libro de ECLESIASTÉS AUTOR: SEGÚN LA TRADICIÓN, SALOMÓN, PERO TAMBIÉN PUEDE QUE SEA OBRA DE UN MAESTRO LLAMADO QOHÉLET, DESCONOCIDO PARA NOSOTROS. FECHA: SEGÚN LA TRADICIÓN, EN UNA FECHA PRÓXIMA A LA MUERTE DE SALOMÓN (ALREDEDOR DEL 931 A.C.), AUNQUE MUCHOS LO CONSIDERAN MÁS TARDÍO TEMA: LA BÚSQUEDA DE ALGO VERDADERAMENTE VALIOSO EN LA VIDA PALABRAS CLAVE: GANANCIA, VANIDAD, AFLICCIÓN DE ESPÍRITU Autor y fecha El nombre Eclesiastés se deriva de la palabra griega ecclesia y significa «alguien que habla a una asamblea». La palabra hebrea que le corresponde es qohélet, la cual quiere decir «uno que se dirige a una asamblea», aunque a veces se traduce como «el maestro» o «el predicador». Eclesiastés se atribuye generalmente a Salomón (aproximadamente entre los años 971 y 931 a.C.), quien lo habría escrito en su vejez. El tono más bien pesimista que permea el libro concuerda con la situación espiritual por la que atravesaba Salomón en aquellos momentos (1 R 11). Aunque ello no se menciona en 1 Reyes, Salomón debe haber recuperado su sano juicio antes de morir, después de lo cual debe haberse arrepentido y retornado a Dios. Lo que se dice en Eclesiastés 1.1: «Palabras del predicador, hijo de David, rey en Jerusalén», parece apuntar a Salomón. Dispersas por todo el libro se encuentran alusiones a la sabiduría de Salomón (1.16), su riqueza (2.8), sus sirvientes (2.7), su inclinación a los placeres (2.3) y sus actividades de construcción (2.4–6). A causa de los problemas que suscita un Salomón apóstata escribiendo estas cosas, y debido a que algunos rasgos del lenguaje utilizado en Eclesiastés son característicos de una época muy posterior en la historia de Israel, algunos eruditos creen que el libro tuvo su origen en tiempos de Esdras (alrededor del 450 a.C.). Trasfondo El libro evoca un tiempo cuando las respuestas tradicionales a las grandes preguntas sobre el significado de la vida habían perdido su relevancia. En lugar de responder a esas cuestiones con citas de la Escritura, el Predicador introduce una metodología que se apoya en la observación y la inducción. En otros libros de la Escritura como Job, Proverbios y ciertos Salmos, sabiduría es sinónimo de virtud y piedad; su antítesis, la necedad, se convierte así en maldad. En el libro de Eclesiastés la palabra «sabiduría» se usa a veces de esta manera, cuando se hace referencia a la interpretación convencional del concepto por los israelitas (como en 7.1–8.9; 10.1–11.6). Pero en el capítulo inicial (1.12–18) el autor aborda la sabiduría como un proceso meramente intelectual, de forma parecida a los filósofos griegos, y cuestiona su validez universal. Aunque nunca disputa la existencia de un Dios que otorga significado a su creación, el Predicador se muestra decidido a descubrirlo a través de su propia experiencia y observación, de manera que él mismo pueda verificarlo y trasmitirlo a sus discípulos. Contenido El libro de Eclesiastés ofrece evidencias de ser un ensayo literario cuidadosamente redactado que debe considerarse en su totalidad antes de examinarlo por partes. El contenido del libro se define en los mismos términos (1.2; 12.8) que anticipan y resumen las convicciones del autor. El tema se continúa en 1.3: «¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?»; o, ¿puede un hombre hallar la verdadera sabiduría aparte de la revelación de Dios? La pregunta del Predicador indaga si existe algún tipo de valor eterno, permanente («provecho»), que pueda ser hallado en este mundo («debajo del sol») y le dé sentido a la vida. La palabra hebrea que se traduce como «provecho» es yitron (1.3), y también puede ser traducida como «ganancia» o «valor». «Vanidad» es un término clave en el libro, y constituye el equivalente del vocablo hebreo

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hebel (literalmente «aliento»); indica lo que es mortal, transitorio o pasajero. Al transitar cada una de las vías a través de las cuales la humanidad ha intentado hallar la sabiduría, el autor de Eclesiastés la encuentra elusiva (como cuando se trata de atrapar «el viento») y engañosa («vanidad»). La «sabiduría» de 1.12–18 es hallada vacía de valor real. La respuesta no puede ser encontrada en los placeres, ni en la riqueza, en los grandes logros humanos (2.1–11), en una doctrina de la retribución (2.12–17) o en las cosas materiales (2.18–26). Si ni los logros humanos, ni las cosas materiales, son yitron, ¿cuál debe ser entonces nuestra actitud hacia ellos, considerando que no poseen valor permanente alguno? La respuesta a esta pregunta introduce la otra cuestión a que está dedicado el libro: Se debe disfrutar tanto la vida como aquello con que Dios la bendice (3.11, 12; 5.18–20; 9.7–10), recordando que al final Él juzgará «sobre todas estas cosas» (11.7–10). Aun la propia vida humana, en un sentido meramente secular, tampoco puede ser el yitron que el Predicador busca. La interrelación entre la vida y la muerte también constituye un tema subordinado del libro. Pero regresando a la pregunta principal del Predicador: ¿Todo está destinado a concluir (12.8) como empezó (1.2), con una nota de desesperanza? Al inquirir constantemente sobre el significado de todo lo que existe, el Predicador se presenta como un optimista, no como un pesimista, y su poco éxito a la hora de descubrir algún valor absoluto en este mundo («debajo del sol») no significa que haya fracasado en el intento. Al contrario, se ve obligado (cuando hace la observación de que Dios introdujo un orden en el universo en el momento de la creación, 3.1–14) a buscar el valor permanente que persigue en el mundo por venir (no «debajo del sol», sino «sobre el sol», para decirlo de alguna manera). Aunque no lo dice exactamente de esa forma, la lógica que sirve de guía a toda su indagación lo fuerza a reconocer el único yitron real en el temor (la reverencia) y la obediencia a Dios (11.7–12.7). Ello se afirma en el epílogo: Reverenciar a Dios y observar sus mandamientos es el deber fundamental de la humanidad (12.13). Este debe ser llevado a cabo reconociendo que, mientras la verdadera justicia no existe en esta vida, Dios juzgará y pondrá en su momento todo en su lugar (11.9; 12.14). Con esta profunda reflexión concluye el libro. BOSQUEJO 1. Experiencia personal de Salomón (1.1–2.26) 2. Observaciones generales de Salomón (3.1–5.20) 3. Consejos prácticos de Salomón (6.1–8.17) 4. Conclusión final de Salomón (9.1–12.14)

Eclesiastés nos muestra que ciertos caminos en la vida nos conducen a un vacío. Este libro profundo nos ayuda a descubrir el verdadero propósito de la vida. Dicha sabiduría nos puede salvar de la vacuidad que resulta de una vida sin Dios. Salomón nos enseña que el significado de la vida no se encuentra en el conocimiento, ni en el dinero, ni en el placer, ni en el trabajo, ni en la popularidad. La verdadera satisfacción surge al saber que lo que estamos haciendo es parte del propósito de Dios en nuestras vidas. Este es un libro que nos puede ayudar a librarnos de la carrera por el poder, aprobación y dinero, y puede acercarnos más a Dios.

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Cantar de los CANTARES AUTOR: ATRIBUIDO A SALOMÓN FECHA: SALOMÓN REINÓ ENTRE 970–930 A.C. TEMA: LA BÚSQUEDA DEL AMOR AUTÉNTICO PALABRAS CLAVE: AMOR, JARDÍN, CASA MATERNA Autor La autoría de Salomón se discute, pero la gloria del simbolismo salomónico está presente en Cantar de los cantares. Jesús se refirió en dos ocasiones a la gloria y sabiduría de Salomón (Mt 6.29; 12.42). Como heredero del rey David, Salomón ocupa un lugar único en la historia del pacto de Israel (2 S 7.12, 13). Los dos nombres que se le adjudicaron al nacer, los cuales simbolizan paz (Salomón) y amor (Jedidías), se aplican sin dificultad al libro (2 S 12.24, 25; 1 Cr 22.9). El glorioso reino de Salomón fue como una restauración del jardín del Edén (1 R 4.20–34); el templo y el palacio que él construyó representan las verdades del tabernáculo y de la conquista de la tierra prometida (1 R 6; 7). Salomón aparece aquí como la personificación de las bendiciones del amor, que en el libro se presenta revestido de toda la majestad real (1.2–4; 5.10–16). Ocasión y fecha Aunque Cantar de los cantares no ofrece suficiente información acerca de la fecha de su composición, Salomón reinó sobre Israel entre los años 970 y 930 a.C. Similar lenguaje e ideales a los de este libro se hallan en la oración que pronunció David por Salomón en el templo, y por el pueblo cuando la ascensión de Salomón al trono (1 Cr 29). Propósito «Amor» es la palabra clave en el libro. Este amor, que aparece como un deseo apasionado entre un hombre y una mujer, el rey Salomón y la sulamita, celebra el potencial de gozo que encierra el matrimonio a la luz de los principios del pacto con Dios. La base de todo amor humano debe ser el amor que inspira el pacto divino, la más grande metáfora de la Biblia. Este pacto de amor constituye también la base de la relación entre Dios y el hombre. Por lo tanto, el libro se aplica tanto al matrimonio como a la historia del pacto divino. De ahí que la sulamita personifique a la mujer en un matrimonio ideal, y al pueblo del pacto y su historia en la tierra prometida, bajo las bendiciones del amor salomónico. Características Cantar de los cantares, la mejor de todas las canciones, es una obra de arte literaria y una obra maestra teológica. En el siglo II, uno de los grandes rabinos judíos, Akiba ben Josef, dijo: «En todo el mundo no hay nada que se iguale al día en que el Cantar de los cantares fue dado a Israel». El propio libro es como la fruta favorita de su autor, la granada, un texto de vivos colores y repleto de simientes. Muy diferente a cualquier otro libro de las Escrituras, merece especial consideración como arquetipo bíblico que presenta de manera original las realidades humanas esenciales. El libro emplea un lenguaje simbólico para expresar verdades eternas, en la misma forma como el Apocalipsis. Contenido Cantar de los cantares contiene imágenes de una sulamita adornada por las plantas de un jardín. Ello debe ser considerado un paralelo poético entre el amor marital y las bendiciones del pacto divino. Se ofrecen claras indicaciones que revelan las bendiciones del pacto, «sigue las huellas del rebaño» (1.8). Lo de seguir las «huellas» puede ser una alusión a Jacob, cuyo nombre connota una parte del pie («calcañar»). La labor de pastor desempeñada por Jacob y su lucha para ser bendecido por Dios

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se citan como la pauta bíblica que dio nombre al pueblo de Dios (Os 12.3–6, 12, 13). Nació, agarrándose al calcañar de su hermano, como un manipulador congénito. Se «desmoronó», afligido en lo más íntimo de su ser, como lo demostraron sus temores en Mahanaim (Gn 32). Fue obligado a vivir lejos de su tierra debido a la amenaza de un hermano ofendido. Regresó, tras veinte años, sintiéndose culpable ante su familia. Decepción, falta de amor, celos, furia y hábitos de sobornar, debilitaron su personalidad. Los propios nombres de las doce tribus muestran la necesidad de una renovación en la historia familiar. La sulamita revive y reescribe esa historia. Ejecuta la danza ritual de Mahanaim (6.13; véase Gn 32.2). Cuando halla al amado, se aferra a él y no lo deja marcharse (3.4; véase Gn 32.26). Fragantes mandrágoras crecen en sus campos (7.11–13; véase Gn 30.14). Cuando las hijas la ven, la llaman bienaventurada (6.9; véase Gn 30.13). En la sulamita, el corrupto árbol de Israel lleva «dulces frutas» (7.13; véase Dt 33.13–17). Las bendiciones prometidas por el pacto, que se habían torcido, son en ella restauradas. Estos mismos incidentes pueden ser vistos también como representativos del amor matrimonial. En este caso, es a su esposo a quien ella mantiene asido y no deja marchar (3.4). Es su esposo quien elogia su belleza (6.4–10), y lo que se presenta en 3.6–5.1 es la procesión nupcial de una pareja real de novios que se regocijan mutuamente.

BOSQUEJO

1. El día de la boda (1.1–2.7) 2. Recuerdos del noviazgo (2.8–3.5) 3. Recuerdos del compromiso (3.6–5.1) 4. Un sueño agitado (5.2– 6.3) 5. Alabanza de la belleza de la esposa (6.4–7.9a) 6. La tierna súplica de la esposa (7.9b—8.4) 7. El poder del amor (8.5-14)

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Cantar de los cantares es un cántico de bodas que honra el matrimonio. Las declaraciones más explícitas sobre las relaciones sexuales en la Biblia se encuentran en este libro. A través de los siglos, se ha criticado a menudo por su lenguaje sensual. La pureza y la santidad del amor representadas aquí, sin embargo, son muy necesarias en nuestros días donde las actitudes distorsionadas acerca del amor y del matrimonio son muy comunes. Dios creó las relaciones sexuales y la intimidad, y todo es santo y bueno cuando se disfruta dentro de los lazos del matrimonio. Las parejas casadas honran a Dios cuando se aman y disfrutan mutuamente.

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Libro de ISAÍAS AUTOR: ISAÍAS FECHA: ALREDEDOR DEL 700–690 A.C. TEMA: SALVACIÓN IDEAS CLAVE: JUICIO DEL PECADO, PROMESA MESIÁNICA PALABRAS CLAVE: SALVACIÓN, REDENTOR, JUSTICIA, PAZ, CONSUELO Autor El primer versículo de este libro designa a Isaías, el hijo de Amoz, como su autor. El nombre de «Isaías» significa «Jehová es salvación». En cuatro ocasiones Isaías asegura haber tenido la visión y recibido la profecía que contiene este libro. Su nombre también aparece doce veces en 2 Reyes y cuatro en 2 Crónicas. En el Nuevo Testamento el libro de Isaías es citado directamente veintiuna veces y atribuido en cada caso al profeta Isaías. Algunos eruditos, que encuentran dificultades en aceptar las predicciones proféticas que con todo detalle anticipan acontecimientos futuros, han negado que Isaías haya sido el autor de los capítulos 40–66. Ellos han titulado esta segunda sección como el «Deutero Isaías» (Segundo Isaías), e insisten en que como estos capítulos hablan de cosas que sucedieron después de Isaías, como la cautividad babilónica de Judá, el retorno del exilio y el ascenso de Ciro (el monarca persa que ordenó el regreso del pueblo judío a su tierra, 45.1), deben haber sido escritos más tarde y atribuidos al renombrado profeta. Sin embargo, si se acepta la divina inspiración de las Escrituras y la posibilidad de lo sobrenatural, no hay dificultad alguna para reconocer la unidad del libro y la autoría de Isaías. Después de todo, Isaías y otros profetas de su tiempo profetizaron acontecimientos de la vida de Jesús que ocurrieron setecientos años después. Aún más, los críticos pasan por alto el hecho de que Isaías tuvo acceso al libro de Deuteronomio, el cual predijo tanto la cautividad como el regreso del exilio (Dt 29; 30). Si la mención de Ciro (44.28; 45.1) es un obstáculo, ¿qué decir de Belén, el lugar en que nació Jesús, mencionado y predicho por Miqueas, un contemporáneo de Isaías (Miq 5.2)? Hay otros argumentos que favorecen la existencia de un solo Isaías: 1) palabras y frases clave se distribuyen uniformemente a lo largo de todo el libro; 2) también son uniformes los paisajes y el colorido. La mayor excelencia del estilo literario en la poesía hebrea en los últimos capítulos de Isaías puede ser explicada por el cambio de énfasis, de condena y súplica, a exhortación y consuelo. En todo caso, a pesar de que consideramos evidente que una sola pluma escribió Isaías, al defender esta tesis no pretendemos impugnar la sinceridad de quienes opinan lo contrario. Fecha Isaías declara que ha profetizado durante los reinados de «Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá» (1.1). Algunos consideran que recibió el llamado a ejercer como profeta en el año en que murió el rey Uzías, lo cual ocurrió aproximadamente en el 740 a.C. (6.1, 8). Sin embargo, parece que se inició como tal durante la última década del reinado de Uzías. Como menciona la muerte del rey asirio Senaquerib, quien falleció alrededor del 680 a.C. (37.37, 38), debe haber sobrevivido a Ezequías algunos años. Según la tradición, Isaías fue martirizado durante el reinado de Manasés, el hijo de Ezequías. Muchos creen que la frase «fueron... aserrados» de Hebreos 11.37 es una referencia a la muerte de Isaías. Puede ser que la primera parte del libro haya sido escrita en los primeros años de la actividad pública de Isaías, en tanto los últimos capítulos después de haberse retirado de ella. Si Isaías comenzó a profetizar alrededor del 750. a.C., su ministerio debe haberse desarrollado simultáneamente, durante un breve período, al de Amós y Oseas en Israel, así como al de Miqueas en Judá.

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Trasfondo Isaías profetizó en el período más crucial de la historia de Judá e Israel. Tanto el reino del sur como el del norte habían disfrutado casi cincuenta años de creciente prosperidad y poder. Israel, gobernada por Jeroboam y otros seis reyes menores, había sucumbido a las prácticas del culto pagano; Judá, bajo Uzías, Jotam y Ezequías, había mantenido cierta fidelidad formal a la ortodoxia, pero gradualmente habían caído en una seria declinación moral y espiritual (3.8–26). Se toleraba la existencia de lugares secretos de adoración pagana; los ricos oprimían a los pobres; las mujeres descuidaban a sus familias buscando los placeres de la carne; muchos sacerdotes y profetas se entregaron a las borracheras y a los placeres (5.7–12, 18–23; 22.12–14). Aun cuando Judá experimentó un breve renacimiento espiritual bajo el rey Josías (640–609 a.C.), Isaías comprendía muy bien que el pacto registrado por Moisés en Deuteronomio 30.11–20 había sido de tal manera violado, que Judá se enfrentaba inevitablemente al castigo y a la cautividad, como ocurrió en el caso de Israel. Isaías inició su ministerio aproximadamente en la misma época de la fundación de Roma y los primeros juegos olímpicos de los griegos. Las futuras potencias europeas aún no estaban en condiciones para lanzarse a la conquista de lejanas tierras, pero varios imperios asiáticos se proyectaban más allá de sus fronteras. Particularmente Asiria estaba interesada en expandirse hacia el sur y el oeste. El profeta, buen conocedor de la situación internacional, sabía que el conflicto era inminente. Asiria se apoderó de Samaria en el 721 a.C. Propósito Uno de los propósitos de Isaías fue declarar el descontento de Dios por los pecados de Judá, Israel y las naciones vecinas. Casi todas las palabras hebreas que designan al pecado son utilizadas por el profeta. Al mismo tiempo, intentaba inducir al pueblo de Dios a apartarse de su desobediencia a fin de evitar el desastre que se avecinaba, un esfuerzo que alcanzó sólo un éxito limitado. Sin embargo, quizás su propósito principal fue sentar las bases de la esperanza y la promesa que en el futuro guiarían al remanente fiel del pueblo de Dios. Así, el libro está lleno de promesas de restauración y redención, de la segura venida del Mesías, de la salvación de todas las naciones y del triunfo de los planes de Dios pese a los intervalos de sufrimiento. BOSQUEJO A. PALABRAS DE JUICIO (1.1– 39.8) 1. Los pecados de Israel y Judá 2. Juicio contra las naciones paganas 3. El propósito de dios en el juicio 4. Verdaderas y falsas esperanzas de Jerusalén 5. Sucesos durante el reinado de Ezequías B. PALABRAS DE CONSOLACIÓN (40.1–66.24) 1. Liberación de Israel de la cautividad 2. El futuro Redentor 3. El futuro Reino

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Por lo general, los treinta y nueve capítulos de la primera parte de Isaías expresan un mensaje de juicio por el pecado. Isaías lleva este mensaje de juicio a Judá, Israel y a las naciones paganas vecinas. Judá tenía apariencia de piedad, pero su corazón era corrupto. Las advertencias de Isaías intentaban purificar a la gente al ayudarla a comprender la verdadera naturaleza de Dios y su mensaje. Sin embargo, cerraban sus oídos a las continuas advertencias que Isaías les hacía. No cometamos el mismo error, sino escuchemos la voz profética. La mayoría de los veintisiete capítulos de la segunda parte de Isaías expresan un mensaje de perdón, consuelo y esperanza. Este mensaje proyecta la mirada hacia la futura venida del Mesías. Isaías habla más del Mesías que ningún otro profeta del Antiguo Testamento. Lo describe como Siervo sufriente y como Señor soberano. Esto no se entendió con claridad hasta los tiempos del Nuevo Testamento. Basado en lo que Jesucristo hizo.

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Cronología de Isaías • Amós comienza a profetizar 760 a.C. • Oseas comienza a profetizar 753 • Miqueas comienza a profetizar 742 • Isaías comienza a profetizar 740 • Acaz sube al trono de Judá 735 • Oseas sube al trono de Israel 732 • Israel cae ante los asirios 722 • Ezequías sube al trono de Judá 715 • Senaquerib sitia a Jerusalén 701 • Manasés sube al trono de Judá 697 • Fin del ministerio de Isaías 681 • Josías sube al trono de Judá 640

Como Senaquerib embelleció su ciudad capital, Nínive, Ezequías retuvo el tributo y se preparó para la batalla. Los asirios avanzaron hacia su rebelde frontera occidental, atacando rápidamente a lo largo de la costa mediterránea. Desde Laquis, Senaquerib amenazó con tomar a Jerusalén, pero Isaías sabía que sus amenazas morirían con él en su regreso hacia Nínive.

EL SIERVO EN ISAÍAS: Se llama siervo a la nación de Israel: 41.8 42.19 43.10 44.1, 2, 21 45.4 48.20 Se llama Siervo al Mesías: 42.1–17 49.3, 5–7 50.10 52.13 53.11 ISAÍAS 7.14–16 Virgen se traduce de una palabra hebrea que significa mujer soltera con suficiente edad para estar casada, mujer sexualmente madura (véanse Génesis 24.43; Éxodo 2.8; Salmo 68.25; Proverbios 30.19; Cantar de los cantares 1.3; 6.8). Algunos han comparado a esta joven con la esposa de Isaías y su hijo recién nacido (8.1–4). Pero no podía ser ella, dado que ya tenía un hijo, Sear-jasub, y a su segundo hijo no lo llamaron Emanuel. Algunos creen que quizás la primera esposa de Isaías había muerto y entonces esta es su segunda esposa. Lo más probable es que esta profecía tuviese un doble cumplimiento. (1) Una joven mujer soltera de la casa de Acaz se casaría y tendría un hijo. Antes que pasaran los tres años (un año para el embarazo y dos para que el niño tuviera edad para hablar), serían destruidos los dos reyes invasores. (2) Mateo 1.23 cita Isaías 7.14 para mostrar un cumplimiento posterior de esta profecía en la cual una virgen llamada María concibió y dio a luz un hijo, Emanuel, el Cristo. NOMBRES DEL MESÍAS. 9:6: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, príncipe de paz ISAÍAS 14.12–14 Hay varias interpretaciones sobre el que cayó del cielo en estos versículos. (1) Es Satanás, porque la persona aquí mencionada es demasiado poderosa para ser cualquier rey humano. Además, Satanás encaja en los versículos 12–14, no así con el resto del capítulo. (2) Podría ser Senaquerib o Nabucodonosor, reyes que tenían un poder supremo. Sus pueblos los consideraban dioses. Estos reyes deseaban gobernar el mundo. (3) Podrían ser ambos, Satanás y un gran rey humano, tal vez Nabucodonosor ya que Babilonia se describe como un trono del mal en Apocalipsis 17, 18. El pecado de Satanás y Babilonia fue la soberbia. Común a estos tres puntos de vista es la verdad de que la soberbia está en contra de Dios y tendrá como resultado su castigo. Israel cometió el error de ser muy orgulloso para depender de Dios y nosotros somos vulnerables a cometer el mismo error.

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Libro de JEREMÍAS AUTOR: JEREMÍAS FECHA: 626–586 A.C. TEMA: NO HABRÁ RESTAURACIÓN SIN ARREPENTIMIENTO PALABRAS CLAVE: ARREPENTIMIENTO, RESTAURACIÓN Autor Jeremías, hijo de Hilcías, era un profeta del pueblo sacerdotal de Anatot y quizás descendiente de Abiatar. El significado de su nombre es incierto, pero puede que sea «Jehová exalta». Más se sabe de la vida personal de este profeta que de ningún otro del AT, debido a los indicios que nos ofrece de su pensamiento, preocupaciones y frustraciones. A Jeremías se le prohibió casarse o tener hijos como señal de que se acercaba el juicio y que la próxima generación sería barrida. Su más cercano colaborador y amigo era el escriba Baruc. Aparte de este, tenía muy pocos amigos. Sólo contaba con Ahicam, el hijo de Gedalías, y Ebed-melec. En parte, esto se debía al mensaje de condena de Jeremías, contrario a las esperanzas del pueblo y que entre otras cosas instaba a la rendición ante los babilonios. A pesar de este mensaje, su demoledora condena a los líderes judíos y su aversión por la idolatría, le dolía profundamente el infortunio de su pueblo, debido a que para él la salvación de Israel no podía separarse de la fe en Dios y la obediencia a las estipulaciones del pacto. Fecha Jeremías profetizó en Judá durante los reinados de Josías, Joaquín, Joacim y Sedequías. Su llamado tuvo lugar en el 626 a.C. y su ministerio continuó hasta poco tiempo después de la caída de Jerusalén en el 586 a.C. El profeta Sofonías precedió ligeramente a Jeremías, y Nahum, Habacuc y Abdías fueron sus contemporáneos. Ezequiel, más joven que él, profetizó en Babilonia entre los años 593 y 571 a.C. Trasfondo Jeremías comenzó su ministerio en el reinado de Josías, un buen monarca que logró posponer temporalmente el juicio anunciado por Dios a causa del execrable gobierno de Manasés. Los acontecimientos se precipitaban en el Medio Oriente. Josías había iniciado una reforma que incluía la destrucción de los «lugares altos» dedicados al culto pagano en toda Judá y Samaria. La reforma, sin embargo, tuvo pequeños efectos permanentes sobre el pueblo. Asurbanipal, el último gran rey asirio, murió en el 627 a.C., Asiria se debilitaba, Josías expandía sus territorios hacia el norte, y Babilonia bajo Nabopolasar, y Egipto bajo Necao, trataban de imponer su hegemonía a Judá. En el 609 a.C. Josías fue muerto en Meguido cuando intentó impedir que el Faraón Necao fuera en auxilio del remanente asirio. Tres hijos de Josías (Joacaz, Joacim y Sedequías) y un nieto (Joaquín) le sucedieron en el trono. Jeremías vio lo errado de la política de estos reyes y les habló del plan de Dios para Judá, pero ninguno de ellos escuchó sus advertencias. Joacim asumió una actitud abiertamente hostil contra Jeremías y destruyó uno de los manuscritos que éste le envió rasgando el texto y lanzando los pedazos al fuego. Sedequías se comportó como un gobernante débil y vacilante que a veces solicitaba los consejos de Jeremías, pero en otras ocasiones permitía a sus enemigos que lo maltrataran y lo enviaran a prisión. Contenido El libro consiste fundamentalmente en una breve introducción (1.1–3), una colección de oráculos contra Judá y Jerusalén, que Jeremías dictó a su escriba Baruc (1.4–20.18); oráculos contra naciones vecinas (25.15–38; caps. 46–51), acontecimientos referidos a Jeremías utilizando la tercera persona, probablemente por Baruc (caps. 26–45), y un apéndice histórico (cap. 52), casi idéntico a 2 Reyes 24 y 25. Las profecías del libro no aparecen en orden cronológico. Jeremías tenía un corazón compasivo por su pueblo y oraba por él cuando el Señor le dijo que no lo hiciera. Pero condenó a los gobernantes, los sacerdotes y a los falsos profetas que extraviaban al

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pueblo. También condenó la idolatría de la gente y anunció el juicio que enfrentarían de no arrepentirse. Como conocía las intenciones de Dios, favoreció la rendición ante Babilonia y recomendó a aquellos que ya se encontraban en el exilio que se establecieran y vivieran normalmente. Fue acusado de traidor por muchos debido a su mensaje. Sin embargo, Jeremías atesoraba en su corazón lo mejor para su pueblo. Sabía que si no respetaba su pacto con Dios, la nación sería destruida. Dios también estaba interesado en las personas y en su relación con Él. Como Ezequiel, el Señor recalca la responsabilidad individual. Jeremías era sólo un joven cuando fue llamado para llevar a su pueblo un severo mensaje de condenación. Trató de eludir esta encomienda, pero no pudo permanecer en silencio. El pueblo llegó a corromperse tanto bajo Manasés que Dios debió desintegrar la nación. Derrotado y conducido al exilio, tuvo que reflexionar sobre lo que había acontecido y sobre sus causas. Entonces, tras la correspondiente sanción y arrepentimiento, Dios traería un remanente de regreso a Judá, castigaría a las naciones que los habían castigado, y cumpliría sus viejos pactos con Israel, David y los levitas. Les daría un nuevo pacto y escribiría sus leyes en sus corazones. El trono de David sería restablecido y sacerdotes fieles le servirían. Los oráculos contra las naciones vecinas ilustran la soberanía de Dios sobre todo el mundo. Todas las naciones le pertenecen y deben rendirle cuenta. BOSQUEJO A. JUICIO DE DIOS SOBRE JUDÁ (1.1--45.5) 1. Llamamiento de Jeremías 2. Jeremías condena a Judá por sus pecados 3. Jeremías profetiza destrucción 4. Jeremías acusa a los líderes de Judá 5. Se promete restauración 6. Llega el castigo que Dios prometió

B. JUICIO DE DIOS SOBRE LAS NACIONES (46.1--52.34) 1. Profecías sobre naciones extranjeras 2. Caída de Jerusalén

Jeremías confronta a mucha gente con su pecado: reyes, falsos profetas, los que están en los templos y los que están a las puertas de la ciudad. La falta de respuesta hizo que Jeremías se preguntara si hacía algún bien. A menudo se sintió desalentado y a veces amargado. Llevar un mensaje tan desalentador a estas personas fue una tarea pesada. Nosotros también tenemos la responsabilidad de llevar estas nuevas a un mundo caído. Los que siguen en su senda de maldad serán eternamente condenados al fracaso. Si bien podemos sentirnos desalentados por la falta de respuesta, debemos seguir ejerciendo presión al hablar a los demás de las consecuencias del pecado y la esperanza que Dios ofrece. Los que le dicen a la gente solo lo que quiere escuchar, no son fieles al mensaje de Dios. Jeremías vivió para ver el cumplimiento de muchas de sus profecías: la más notable fue la caída de Jerusalén. El cumplimiento de esta y otras profecías en contra de las naciones extranjeras vino como resultado del pecado. Los que se nieguen a confesar sus pecados, traerán juicio sobre sí mismos.

¿QUÉ ES EL ÉXITO? La mayoría de las definiciones hacen referencia a alcanzar metas y a adquirir riqueza, prestigio, favor y poder. Las personas de «éxito» disfrutan de la buena vida: seguridad financiera y emocional, rodeada de admiradores y gozando el fruto de su trabajo. Son líderes, personas que crean opiniones e implantan modas o tendencias. Imitan su ejemplo, admiran sus logros. Saben quiénes son y a dónde se dirigen, avanzan con confianza para alcanzar sus metas. En base a estos patrones, Jeremías era un miserable fracasado. Durante cuarenta años sirvió como vocero de Dios para Judá, pero cuando habló, nadie lo escuchó. Con firmeza y vehemencia los

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exhortó a que actuaran, pero nadie se movió. Y sin duda no obtuvo éxito material. Era pobre y sufrió severas privaciones para decir sus profecías. Lo enviaron a la cárcel (capítulo 37) y a una cisterna (capítulo 38) y lo llevaron a Egipto en contra de su voluntad (capítulo 43). Lo rechazaron sus vecinos (11.19–21), su familia (12.6), los falsos profetas y sacerdotes (20.1, 2; 28.1–17), sus amigos (20.10), su audiencia (26.8) y los reyes (36.23). A lo largo de su vida, Jeremías permaneció solo, declarando los mensajes de fatalidad, anunciando el nuevo pacto y llorando por el destino de su nación amada. A los ojos del mundo, Jeremías no representaba ningún éxito. Sin embargo, a los ojos de Dios Jeremías fue una de las personas de más éxito de toda la historia. El éxito, bajo el parámetro de Dios, abarca la obediencia y la fidelidad. LECCIONES OBJETIVAS DE DIOS EN JEREMÍAS 1.11, 12 Una vara de almendro: Dios cumplirá sus amenazas de castigo. 1.13 Una olla que hierve; y su faz está hacia el norte: Dios castigará a Judá. 13.1–11 Un cinto de lino podrido: Debido a que el pueblo se negó a escuchar a Dios, se volvió inútil para Él, inservible, como un cinto podrido. 18.1–17 La vasija de barro del alfarero: Dios puede destruir a su pueblo pecador si así lo desea. Esta es una advertencia para que se arrepientan antes de que se vea forzado a aplicar su juicio. 19.1–12 La vasija de barro rota: Dios quebrantará a Judá de la misma manera que Jeremías rompió las vasijas. 24.1–10 Las dos cestas de higos: Los buenos higos representan el remanente de Dios. Los higos malos representan la gente que queda atrás. 27.2–11 El yugo: Cualquier nación que se negare a someterse al yugo de control de Babilonia sería castigada. 43.8–13 Las piedras grandes: Las piedras marcaban dónde Nabucodonosor establecería su trono cuando Dios le permitiera conquistar Egipto. 51.59–64 El libro hundido en el río: Babilonia se hundiría para nunca volverse a levantar.

Sedequías provocó la ira de Babilonia al aliarse con Egipto (37.5) y no rendirse como Dios le ordenó a través de Jeremías (38.17). Nabucodonosor atacó Judá por tercera y última vez, moviéndose en forma sistemática hasta que cayeron todas sus ciudades. Jerusalén resistió el sitio durante varios meses, pero la quemaron según lo predijo Jeremías (capítulo 39).

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Libro de LAMENTACIONES AUTOR: PROBABLEMENTE JEREMÍAS FECHA: 587 A.C. TEMA: EL SUFRIMIENTO COMO CASTIGO DEL PECADO PALABRAS CLAVE: DIFICULTADES, PENA, PECADO, ORACIÓN Nombre del libro Los judíos tenían por costumbre utilizar como título la primera palabra de un libro; en este caso Õekah, «¡Cómo!». Esta palabra comúnmente cumple las funciones de una interjección, al estilo de ¡Ay! Compárese su uso en 2.1; 4.1; e Isaías 1.21. Sin embargo, algunos también se refieren al libro como qinot o «lamentaciones». Esta es la forma que se ha conservado en nuestras Biblias en castellano. Autor No se menciona al autor, pero una tradición que se remonta a los tiempos anteriores a Cristo lo atribuye a Jeremías. Algunos especialistas han puesto esto en duda y señalan una serie de diferencias entre el estilo literario, la terminología y las expresiones de este libro y las del libro de Jeremías, así como ciertas diferencias de énfasis. Sin embargo, se sabe que el profeta compuso lamentos (2 Cr 35.25), y existe todavía una más impresionante cantidad de similaridades, como veremos cuando examinemos el texto. Por lo tanto, las diferencias puede que simplemente se deban a las distintas circunstancias que rodearon la redacción de Lamentaciones. Trasfondo histórico Los judíos se percibían a sí mismos como pueblo escogido por Dios. Como tales, estaban conscientes de que solamente experimentarían cosas buenas. Dios había establecido pactos de bendiciones con ellos, pero estaban sujetos a condiciones. La abierta desobediencia traería consigo el reemplazo de las bendiciones prometidas por el merecido castigo. Varias generaciones de desobedientes israelitas podrían quedar entonces excluidas de las bendiciones. Los libros 2 Reyes y 2 Crónicas describen la decadencia moral del reino de Judá (a pesar de las advertencias proféticas), que les conduciría a su derrota y cautiverio (véase 2.17). Cuando el rey Sedequías se rebeló contra los babilonios, a quienes Judá estaba sometida, Nabucodonosor atacó a Jerusalén (2 R 24.20). Mientras la sitiaba, la gente moría de hambre en su interior. Cuando se abrió paso a través de los muros que la protegían, Sedequías y sus soldados se las arreglaron para escapar (2 R 25.4). Pero pronto fueron capturados. Nabuzaradán, oficial de Nabucodonosor, destruyó la mayor parte de la ciudad, quemó el templo, y se llevó a la gente a la cautividad, menos a los más pobres (2 R 25.8–12). Los poemas de este libro parecen haber sido compuestos durante y después de que estas cosas ocurrieran. Estos poemas son especialmente desgarradores cuando contrastan las antiguas bendiciones y poderío de Judá con el caos y los sufrimientos que el pecado les había ocasionado (véase la nota 1.7). El pueblo escogido y favorecido lo había perdido todo y estaba en una situación desesperada. Todo lo valioso había sido destruido. Pero los poemas también describen el ministerio de Jeremías, enviado otra vez como profeta para hablar de las nuevas circunstancias que enfrentaba el pueblo de Dios. Este le ayudó a expresar su pena y lo consoló en medio de ella. También lo alentó a pensar que la mano de Dios estaba tras aquel castigo y lo ayudó a someterse con actitud penitente al merecido juicio divino, hasta que éste pasara (3.28–33). Sólo cuando el pueblo se humillara enteramente se podría pensar en una restauración.

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Estructura Lamentaciones se compuso como un típico poema del mundo antiguo. Jeremías ya había escrito algunos (véanse Jer 7.29; 9.10, 19), y lo mismo hicieron otros profetas. Véanse Ezequiel 19.1–14; Amós 5.1–3. Pero este libro contiene el más largo y mejor conocido de tales poemas. Hay cinco poemas. Los primeros cuatro son acrósticos o poemas en los cuales cada verso comienza sucesivamente con una letra del alfabeto hebreo. Probablemente, en aquellos días se les consideraba como un logro artístico relevante. Cierto número de salmos son acrósticos. Véanse los Salmos 25, 34, 37 y 119. Esta estructura debe haber ayudado a su memorización, pero también parece indicar que el poeta expresaba todo lo que sentía, desde Alef a Tau o, como diríamos hoy, de la A a la Z. Este urgaba en las penas, el dolor y los temores, y abría su corazón completamente tanto al hombre como a Dios. El quinto poema no es un acróstico, quizás porque es una oración personal, lo cual hizo que su contenido no se adaptara a esa modalidad literaria. En el material del libro, como un todo, no hay mucho orden temático, excepción hecha de un posible clímax en el capítulo 3 y una conclusión progresiva en los dos capítulos finales. Pero así es, después de todo, la naturaleza del dolor, que arrecia y se alivia, va y viene inesperadamente. BOSQUEJO 1. Jeremías se lamenta por Jerusalén (1.1-22) 2. La ira de Dios por el pecado (2.1-22) 3. Esperanza en medio de la aflicción (3.1-66) 4. Se satisface la ira de Dios (4.1-22) 5. Jeremías ruega por restauración (5.1-22)

Jeremías se aflige profundamente por la destrucción de Jerusalén y la devastación de su nación. Sin embargo, en la mitad del libro, en las profundidades de su dolor, hay un rayo de esperanza. La compasión de Dios siempre está presente. Su fidelidad es grande. Jeremías se da cuenta de que solo la misericordia del Señor ha evitado una aniquilación total. Este libro nos muestra las graves consecuencias del pecado del hombre y cómo aun podemos tener esperanza en medio de la tragedia debido a que Dios puede convertirla en bien. Vemos la importancia eterna de la oración y la confesión del pecado. Todos nos enfrentaremos a la tragedia en nuestras vidas. Pero en medio de nuestras aflicciones, hay esperanza en Dios.

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Libro de EZEQUIEL AUTOR: EZEQUIEL FECHA: 593–573 A.C. TEMA: DESTRUCCIÓN Y RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN PALABRAS CLAVE: JUICIO, BENDICIÓN, RESPONSABILIDAD MORAL INDIVIDUAL Autor El autor, cuyo nombre significa «Dios fortalece», es identificado como el «sacerdote Ezequiel, hijo de Buzi» (1.3). Aunque esta identificación ha sido puesta en duda, no parece haber razones para dudar de ella. Probablemente Ezequiel formaba parte del sacerdocio Zadoquita, el cual alcanzó prominencia con las reformas de Josías (621 a.C.). Preparado en el sacerdocio durante el reinado de Joacim, fue deportado a Babilonia (1.1; 33.21; 40.1) en el 597 a.C., y asentado en Tel-abib, junto al río Quebar, cerca de Nipur (1.1). Su ministerio coincidió brevemente con el de Jeremías. Fecha El llamado de Ezequiel tuvo lugar en el 593 a.C., quinto año del reinado de Joaquín. La última fecha que se menciona en uno de sus oráculos (29.17) corresponde al año 571 a.C., lo cual permite suponer que su ministerio se extendió durante veinte años. La muerte de su mujer ocurrió el día que comenzó el sitio de Jerusalén en el 587 a.C. (24.1, 15–17). Exiliado cuando el segundo sitio de esa ciudad, escribió a los que habían permanecido allí sobre su inminente y total destrucción. Partes del texto fueron aparentemente escritas tras la caída de Jerusalén. Contenido La personalidad de Ezequiel refleja una fuerte tendencia mística. La inmediatez de sus contactos con el Espíritu, sus visiones, y la frecuencia con que las palabras del Señor descendían sobre él, lo vinculan tanto con los antiguos profetas contemplativos como con los profetas clásicos. Sus experiencias espirituales también constituyeron una anticipación de la actividad del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento. Puede ostentar con todo derecho el título de «carismático». El mensaje de Ezequiel fue dirigido al desmoralizado remanente de Judá exiliado en Babilonia. La responsabilidad moral del individuo puede considerarse su tema principal. La responsabilidad colectiva no cubre ya el pecado individual. Cada persona debe reconocer su cuota de responsabilidad en la calamidad nacional. Cada individuo es responsable de su propio pecado (18.2–4). Es el peso acumulado de los pecados de la gente lo que ha contribuido a romper el pacto de Dios con Israel, y cada uno lleva sobre sí una parte de la culpa por el juicio que condujo al exilio babilónico. En el libro se distinguen fácilmente tres secciones: El juicio de Judá (caps. 4–24); el juicio de las naciones paganas (caps. 25–32), y las futuras bendiciones que recibiría el pueblo de Dios (caps. 33– 48). Dos cuestiones teológicas interactúan en el pensamiento del profeta. En su doctrina sobre los seres humanos, Ezequiel destaca la responsabilidad individual (18.4, «el alma que pecare, esa morirá»). Por otro lado, hace énfasis sobre la gracia divina en el renacimiento de la nación. El arrepentimiento del remanente fiel entre los exiliados dará lugar al renacimiento de Israel, que resurgirá de los huesos secos de sus muertos (37.11–14). El Espíritu divino los conducirá a una nueva vida. Con este énfasis en la regeneración por el Espíritu Santo, Ezequiel anticipa la doctrina neo-testamentaria sobre el Espíritu de Dios, especialmente la del Evangelio de Juan.

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BOSQUEJO A. MENSAJES DE CONDENACIÓN (1.1– 24.27) 1. El llamamiento de Ezequiel 2. Visiones de pecado y castigo 3. El castigo es cierto B. MENSAJE CONTRA NACIONES EXTRANJERAS (25.1– 32.32)

C. MENSAJE DE ESPERANZA (33.1– 48.35) 1. Restauración del pueblo de Dios 2. Restauración de la adoración a Dios

Mientras Jeremías profetizaba en Jerusalén que la ciudad pronto caería ante los babilonios, Ezequiel daba el mismo mensaje a los cautivos que ya se encontraban en Babilonia. Al igual que los que estaban en Jerusalén, los cautivos seguían obstinados en su creencia de que Jerusalén no caería y que pronto regresarían a su tierra. Ezequiel les advirtió que el castigo era seguro debido a sus pecados y que Dios estaba purificando a su pueblo. Dios siempre castiga el pecado, lo creamos o no. Ezequiel condena los actos perversos de siete naciones. La gente de esas naciones decía que obviamente Dios era demasiado débil para defender a su pueblo y a Jerusalén. Sin embargo, Dios permitía que los derrotaran para poder castigarlos por sus pecados. Estas naciones paganas, de todas maneras, se enfrentarían a un destino similar y sabrían que Dios es todopoderoso. Los que se atreven a burlarse de Dios hoy, también tendrán un destino terrible. Después de la caída de Jerusalén, Ezequiel proclamó mensajes de restauración futura y esperanza para el pueblo. Dios es santo, pero habían profanado a Jerusalén y al templo. La nación tenía que purificarse por medio de setenta años de cautiverio. Ezequiel da una ilustración vívida de la santidad inalterable de Dios. También nosotros debemos obtener una visión de la gloria de Dios, un sentido fresco de su grandeza cuando nos enfrentemos a las luchas diarias de la vida.

Cronología de Ezequiel •Jeremías comienza a profetizar en Judá 627 a.C. • Daniel va cautivo a Babilonia 605 • Ezequiel va cautivo a Babilonia 597 • Ezequiel comienza a profetizar entre los cautivos 593 • Judá cae; destruyen a Jerusalén 586 • Ezequiel termina su ministerio 571 • Ciro derrota a Babilonia 539 • Los primeros cautivos regresan a Judá 538

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Ezequiel trabajó para Dios exactamente en el lugar en que se encontraba, entre los cautivos en diversas colonias cerca del río Quebar en Babilonia. Jerusalén y su templo quedaban aproximadamente a 800 km, pero Ezequiel ayudó al pueblo a comprender que a pesar de que se encontraban lejos de la patria, no tenían que estar lejos de Dios.

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Libro de DANIEL AUTOR: DANIEL FECHA: A FINES DEL SIGLO VI A.C. TEMA: DIOS TIENE EN SUS MANOS EL DESTINO DE TODAS LAS NACIONES PALABRAS CLAVE: REYES, REINOS, VISIONES, SUEÑOS Autor Daniel era un adolescente cuando fue deportado en el 605 a.C. hacia Babilonia, donde vivió más de sesenta años. Parece que pertenecía a una familia de la clase alta de Jerusalén. La deportación de los descendientes de la nobleza a Babilonia había sido profetizada por Isaías a Ezequías (Is 39.7). Al principio, Daniel sirvió como instructor en la corte de Nabucodonosor; más tarde se convirtió en asesor de monarcas extranjeros. Su importancia como profeta fue confirmada por Jesús en Mateo 24.15. Daniel significa «Dios es mi juez». Su firme consagración a Jehová y su lealtad al pueblo de Dios confirma plenamente esta verdad en su vida. Fecha Aunque el sitio y el posterior traslado de los cautivos a Babilonia duró varios años, los hombres fuertes de valor, los hábiles y la gente educada fue sacada de Jerusalén desde los primeros momentos de la guerra (2 R 24.14). La fecha que generalmente se acepta en el caso del cautiverio de Daniel es el 605 a.C. Su profecía abarca toda su vida. Trasfondo Junto con miles de cautivos de Judá que fueron conducidos a Babilonia entre el 605 a.C. y el 582 a.C., se trasladaron los tesoros del palacio y el templo de Salomón. Los babilonios habían sometido todas las provincias controladas por Asiria y consolidado su imperio dentro de un área que cubría gran parte del Medio Oriente. Gobernar un imperio tan diverso en un territorio tan vasto requería el concurso de una eficiente burocracia administrativa. Esclavos educados, o que poseían las habilidades requeridas, se convirtieron en la mano derecha del gobierno. A causa de su visión, conocimientos y buena apariencia, cuatro jóvenes hebreos fueron seleccionados para el programa de entrenamiento (1.4). El notable carácter de Daniel, Ananías, Misael y Azarías les aseguró posiciones en el palacio del rey; y fue Daniel quien descolló sobre todos los sabios de aquel vasto imperio (6.1–3). Propósito El propósito del libro es mostrar que el Dios de Israel, el único Dios, tiene en sus manos el destino de todas las naciones. Contenido Daniel tiene tres secciones principales: La presentación de Daniel (cap. 1); los episodios que prueban el carácter de Daniel y el desarrollo de sus dotes de interpretación profética (caps. 2–7); y sus series de visiones sobre acontecimientos y reinos futuros (caps. 8–12). En esta sección final, Daniel aparece como un libro profético clave para comprender gran parte de la Biblia. Muchas concepciones sobre las profecías dedicadas a los últimos tiempos dependen de cómo se interprete este libro. Los comentarios de Jesús en su discurso en el Monte de los Olivos (Mt 24; 25) y muchas de las revelaciones dadas al apóstol Pablo armonizan y coinciden con las de Daniel (véanse Ro 11; 2 Ts 2). De la misma manera, Daniel ayuda a comprender el libro de Apocalipsis. Aunque las interpretaciones de Daniel, como las de Apocalipsis, exhiben una gran diversidad, la interpretación dispensacionalista ha alcanzado gran popularidad entre muchos. Se trata de un método interpretativo que encuentra claves en Daniel para descifrar los misterios de temas como el anticristo, la gran tribulación, la Segunda Venida de Cristo, el tiempo de los gentiles, resurrecciones y juicios futuros. Este método también considera que la mayor parte de las profecías no consumadas

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aún giran en torno a dos cuestiones principales: El futuro destino de la ciudad de Jerusalén; y el destino histórico del pueblo de Daniel, la nación judía (9.24). Véase la introducción al Apocalipsis: Métodos de interpretación. BOSQUEJO

A. LA VIDA DE DANIEL Daniel y sus tres amigos se propusieron no comer la (1.1–6.28) comida del rey. No se inclinaron ante el ídolo del rey ni bajo pena de muerte. Daniel continuó orando aun cuando sabía que lo verían y lo sentenciarían a muerte. Daniel y sus tres amigos son ejemplos inspiradores de una vida fiel en un mundo pecador. Cuando nos enfrentemos con tribulaciones, podemos esperar que Dios permanezca con nosotros a lo largo de nuestras pruebas. Que Dios nos conceda el mismo valor para no ceder ante las presiones. B. LAS VISIONES DE Estas visiones dieron a los cautivos una dosis extra de DANIEL (7.1–12.13) confianza en que Dios lleva las riendas de la historia. Tenían que esperar con paciencia y fe, y no debían adorar a los ídolos de Babilonia ni aceptar su estilo de vida. Dios sigue gobernando las actividades humanas. El mal será derrotado. Debemos esperar pacientemente y no rendirnos ante las tentaciones y presiones del estilo de vida pecador que nos rodea.

Daniel, cautivo de los soldados babilónicos, tuvo que realizar una larga y penosa marcha a otro país. Los ochocientos kilómetros que tuvo que recorrer en condiciones difíciles sin duda pusieron a prueba su fe en Dios.

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EL CUMPLIMIENTO DE LA INTERPRETACIÓN DE DANIEL La gran imagen en el sueño de Nabucodonosor (2.24–45) representaba los cuatro reinos que dominarían como poderes mundiales. Reconocemos a estos imperios como el babilónico, el medoperso, el griego y el romano. Todos serán aplastados y terminados por el Reino de Dios, que continuará eternamente.

Parte

Material

Imperio

Período de dominación

Cabeza

Oro

Babilónico

606 a.C—539 a.C.

Pecho y brazos

Plata

Medo-Persa

539 a.C.—331 a.C.

Vientre y muslos

Bronce

Griego

331 a.C.—146 a.C.

Piernas y pies

Hierro y barro cocido

Romano

146 a.C.—476 d.C.

Darío

REYES A QUIENES DANIEL SIRVIÓ Imperio Se relata en Hecho memorable Sadrac, Mesac y Abed-nego echados Babilonia capítulos 1–4 a un horno de fuego ardiendo; Nabucodonosor se vuelve loco durante 7 años Daniel leyó lo que estaba escrito en Babilonia capítulos 5, 7, 8 la pared que señalaba el fin del Imperio Babilónico. capítulos 6, 9 Daniel es arrojado a un foso de Medopersia leones

Ciro

Medopersia

Nombre Nabucodonosor

Belsasar

capítulos 10–12

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Los desterrados regresan a su patria y a su capital, Jerusalén

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Libro de OSEAS AUTOR: OSEAS FECHA: ALREDEDOR DEL 750 A.C. TEMA: RETORNO A DIOS PALABRAS CLAVE: PECADO, JUICIO, AMOR Autor Oseas, cuyo nombre significa «salvación» o «liberación», fue escogido por Dios para dar testimonio vivo de su mensaje ante su pueblo casándose con una mujer que le sería infiel. Su sensibilidad hacia la condición pecaminosa de sus compatriotas y hacia el amante corazón de Dios lo preparó para este difícil ministerio. Trasfondo y Fecha Oseas indica el momento y lugar histórico en que se desarrolló su ministerio al mencionar a los monarcas del reino meridional de Judá (Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías) y el monarca del reino septentrional de Israel (Jeroboam II), quien gobernó mientras Oseas cumplía su misión profética (1.1). Esto define el período de su actividad entre los años 755 y 715 a.C. Aunque todos los indicios eran positivos para Israel, la amenaza de un desastre se acercaba inadvertida. En esta época, la gente gozaba de paz, abundancia y prosperidad; pero comenzaba a ensombrecer el horizonte la anarquía que pocos años más tarde ocasionaría el colapso político de la nación. Oseas describe las condiciones sociales de entonces: líderes corruptos, inestable vida familiar, extendida inmoralidad, odio de clases y pobreza. Aunque la gente continuaba rindiendo culto a Jehová, la idolatría recibía cada día más aceptación, y los sacerdotes no guiaban al pueblo por las sendas de justicia. Pese a lo oscuro de aquellos días, Oseas hizo surgir la esperanza de que el pueblo retornaría a Dios. Los últimos seis reyes de Israel fueron especialmente malvados; establecieron impuestos altos, oprimieron a los pobres, fueron idólatras y no tuvieron respeto alguno por Dios. Israel se vio sometido a Asiria y forzado a pagar tributo, lo que le quitó los pocos recursos que le quedaban. El pueblo de Israel había pecado contra Dios, como una adúltera peca contra su esposo. Era seguro que el castigo caería por vivir sin respeto a Dios ni a sus compatriotas. Oseas vio sucumbir a la nación ante Asiria en el año 722 a.C. Contenido El libro de Oseas trata de un pueblo que necesitaba oír del amor de Dios; un Dios que quería contarles cuán grande era su amor y cuál era el único camino a través del cual podía ofrecérselo. El pueblo pensó que podía comprar el amor («Efraín... alquiló amantes», 8.9), que el amor era la búsqueda del placer («Iré tras mis amantes, que me dan...», 2.5), y que amar cosas sin valor podía reportar algo positivo («Y se hicieron abominables como aquello que amaron», 9.10). Dios quería que Israel conociera su amor, el cual se ofrecía a los despreciados y desheredados («Cuando Israel era muchacho, yo lo amé», 11.1), que guiaba al pueblo con gentil disciplina («con cuerdas de amor», 11.4), y perseveraba pese al atolondramiento y a la resistencia de la gente («¿Cómo podré abandonarte?», 11.8). El problema era cómo llevar este mensaje del amor de Dios a un pueblo no inclinado a escuchar, y no acostumbrado a obedecer si acaso escuchaba. La solución de Dios fue dejar que la vida del profeta se convirtiera en su propio sermón. Oseas se casaría con una mujer impura («una mujer fornicaria», 1.2), la amaría de verdad y tendría hijos con ella (1.3), e iría tras ella y la haría regresar cuando se extraviara («Vé, ama», 3.1). En suma, Oseas debía mostrar, a través de su amor por Gomer, la clase de amor que Dios sentía por Israel.

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BOSQUEJO

A. LA DESOBEDIENTE Dios le ordenó a Oseas casarse con una mujer infiel que le ESPOSA DE OSEAS (1.1– iba a causar mucho sufrimiento. Al igual que Gomer perdió 3.5) interés en Oseas y corrió en pos de sus amantes, nosotros también con mucha facilidad podemos perder la perspectiva de nuestra relación especial con Dios y correr tras sueños y metas que no lo incluyen a Él. Cuando transigimos en nuestra vida cristiana y adoptamos los caminos del mundo, estamos siendo infieles. B. EL DESOBEDIENTE Dios quería que su pueblo del reino del norte se volviera de PUEBLO DE DIOS (4.1– su pecado y volviera a adorarlo solo a Él, pero persistieron 14.9) en su maldad. A lo largo del libro, se presenta a Israel 1. La maldad de Israel como ignorante de Dios, sin ningún deseo de complacerlo. 2. El castigo de Israel Israel no comprendió para nada a Dios, de la misma forma 3. El amor de Dios por que Gomer no comprendió a Oseas. Como un esposo Israel amoroso o un padre paciente, Dios quiere que su pueblo lo conozca y se acerque a Él diariamente.

Cronología de Oseas

• Jeroboam II sube al trono de Israel 793 a.C. • Amós comienza a profetizar 760 • Oseas comienza a profetizar; matan al rey Zacarías de Israel 753 • Matan al rey Salum de Israel 752 • Tiglat-pileser III invade a Israel 743 • Miqueas comienza a profetizar en Judá 742 • Isaías comienza a profetizar en Judá 740 • Cae Israel (reino del norte) 722 • Termina el ministerio de Oseas 715

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Libro de JOEL AUTOR: JOEL FECHA: PROBABLEMENTE 835–805 A.C. TEMA: EL JUICIO Y LA GRACIA DE DIOS PALABRAS CLAVE: EL GRANDE Y TEMIBLE DÍA DEL SEÑOR Autor El nombre Joel significa literalmente «Jehová es Dios». Este es un nombre muy común en Israel, y de Joel el profeta se dice que es hijo de Petuel. Nada se sabe de él o de las circunstancias que rodearon su vida. Parece que vivió en Judá y profetizó en Jerusalén. Fecha No hay manera de fechar el libro de Joel con toda exactitud y los especialistas varían en sus opiniones al respecto. Joel contiene referencias que también aparecen en Isaías y Amós (compárense Am 1.2 con Jl 3.16; e Is 13.6 con Jl 1.15). La opinión predominante en los círculos conservadores es que Amós e Isaías se apoyaron en Joel, lo que haría de éste uno de los primeros profetas menores. Aún más, el culto de Jehová, restaurado por el sumo sacerdote Joiada durante el reinado de Joás (2 R 11; 2 Cr 23.16), es asumido por Joel. De ahí que muchos sostengan que éste profetizó durante los primeros treinta años del reinado de Joás (835–796 a.C.), cuando Joiada actuaba como consejero del rey. Ello ubicaría su ministerio entre los años 835 y 805 a.C. Trasfondo Joel profetizó en una época de grandes conmociones para toda la tierra de Judá. Una enorme plaga de langostas había desnudado de vegetación los campos, destruido el pasto de las ovejas y del ganado, y aun el follaje de los árboles. En sólo unas pocas horas, lo que un día fue tierra plena de belleza y verdor se convirtió en lugar de desolación y destrucción. Descripciones contemporáneas del poder destructivo de las plagas de langostas confirman el cuadro trazado por Joel. La plaga de langostas que describe Joel era la mayor que se había visto hasta entonces. Todas las cosechas se perdieron, incluso los sembrados de semillas para la próxima cosecha. El hambre y la sequía azotaban todo el país. La gente y los animales morían. A los ojos de Joel, tan grande devastación tenía una sola explicación: se trataba del juicio de Dios. Contenido El libro de Joel se divide en dos partes. La primera (1.1–2.27), que trata del presente juicio de Dios, contiene un llamado al arrepentimiento y una promesa de restauración. En su sermón a Israel, Moisés (Dt 28.38–46) advirtió que si la nación era desobediente, «toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por las langostas». El profeta cree que ese día ha llegado, y describe gráficamente los horribles ejércitos de insectos en un lenguaje profético cargado de poesía. Cuatro oleadas de estas horribles criaturas lo han consumido todo. Los que beben no tienen vino. Los sacerdotes no tienen nada que ofrecer en sacrificio a Dios. Los campesinos y cultivadores de vides no tienen nada que cuidar. No hay aspecto alguno en la vida de Judá que no haya sido dramática y trágicamente afectado. La segunda sección (2.28–3.21) explica que esta plaga, con todo lo horrible que fue, no es nada comparado con el juicio divino que se aproxima. Este sería un tiempo cuando no solamente Judá, sino todas las naciones de la tierra, deberán comparecer ante Dios. En esa ocasión, cuando el sonido de las langostas será silenciado, «Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz de Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra...» (3.16). Aterradores portentos celestiales tendrán lugar. «El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre» (2.31). Este será nada menos que «el día grande y espantoso de Jehová» (2.31). Sin embargo, no debemos pasar por alto la lección más sobresaliente de la breve profecía. Gracias a la unción del Espíritu Santo, Joel extiende su vista cientos de años adelante, hasta el día en que Dios

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derramará su Espíritu «sobre toda carne» (2.28). Ello constituirá el preludio de la devastación y el juicio del Día del Señor, un tiempo cuando todos los creyentes experimentarán la presencia del Espíritu de Dios y formarán una comunidad profética sobre la tierra; cuando profetizarán por igual los jóvenes y los viejos, los hombres y las mujeres. La salvación no será la única bendición que recibirá Judá. Será un tiempo cuando «todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo» (2.32). BOSQUEJO

1. El día de las langostas (1.1– 2.27) 2. El día de Jehová (2.28–3.21)

La plaga de langostas solo era una prueba del juicio que habría de venir en el Día del Señor. Este es un llamado eterno al arrepentimiento con una promesa de bendición. Así como el pueblo se enfrentó a la tragedia de la destrucción de sus cosechas, también nosotros enfrentaremos un juicio trágico si vivimos en pecado. Sin embargo, la gracia de Dios está al alcance de nosotros, tanto ahora, como en el día que ha de venir. Los profetas de Israel y Judá.

Cronología de Joel

• El rey Acab muere en batalla 853 a.C. • Eliseo comienza a profetizar 848 • Jehú asciende al trono de Israel; Atalía usurpa el trono 841 • Joel comienza a profetizar? Joás asciende al trono de Judá 835 • Joacaz asciende al trono de Israel 814 • Joás asciende al trono de Israel 798 • Joel termina su ministerio 796?

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Libro de AMÓS AUTOR: AMÓS FECHA: 760–750 A.C. TEMA: EL JUICIO DE DIOS ESTÁ A PUNTO DE CAER SOBRE ISRAEL PALABRAS CLAVE: JUICIO, RECTITUD, JUSTICIA Autor Amós, cuyo nombre significa «el que lleva la carga», era nativo del pequeño pueblo de Tecoa en las colinas de Judá, unos 16 km al sudeste de Jerusalén. Fue el primero de los llamados «profetas escritores» del siglo VIII a.C., grupo que incluye a Oseas en Israel, y a Miqueas e Isaías en Judá. Amós negó haber recibido preparación como profeta profesional, admitiendo ser un pastor y uno que cosechaba higos silvestres, los frutos que comían los más pobres del pueblo. A pesar de ser oriundo de Judá, Dios le llamó a proclamar su mensaje en el norteño reino de Israel. Fecha Amós profetizó durante los reinados de Uzías de Judá (792–740 a.C.) y Jeroboam II de Israel (793– 753 a.C.). Su ministerio se desarrolló entre los años 760 y 750 a.C. y parece que duró menos de dos años. Trasfondo A mediados del siglo VIII a.C. hubo un tiempo de gran prosperidad tanto para Israel como para Judá. Bajo Jeroboam, Israel había retomado el control de las rutas del comercio internacional: el camino real a través de la Transjordania, y el camino hacia el mar a través del Valle de Jezreel y a lo largo de la llanura costera. De acuerdo con 2 Reyes 14.25, habían sido restablecidas las fronteras de Israel desde Lebo Hamat, en el norte, hasta el mar de Arabá (el Mar Muerto), al sur. Por su lado Judá, bajo Uzías, recobró Elat (puerto marítimo sobre el Golfo de Aqaba), y se expandió hacia el sudoeste a expensas de los filisteos. Israel y Judá alcanzaron así una nueva fuerza política y militar, pero la situación religiosa seguía en un estado lamentable: Idolatría desenfrenada; ricos que vivían lujosamente mientras los pobres eran oprimidos; inmoralidad generalizada; sistema judicial corrupto. La gente creía que aquella prosperidad era una señal de las bendiciones de Dios. La tarea de Amós fue proclamar el mensaje de que Dios estaba disgustado con su pueblo. Su paciencia se había agotado. El castigo era inevitable. La nación sería destruida a menos que cambiara su corazón y permitiera que «corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo» (5.24). Contenido El libro de Amós es básicamente un mensaje de juicio; juicio sobre las naciones, oráculos y visiones de juicio divino sobre Israel. Su tema central es que Israel ha roto su pacto con Dios. En consecuencia, Dios castigará su pecado severamente. Amós comienza con una serie de predicciones de juicio contra las naciones vecinas de Israel, incluyendo Judá, y luego también dirige sus profecías contra Israel (1.3–2.16). Todas estas naciones serán castigadas por ofensas específicas que han cometido contra Israel o alguna otra nación. Este juicio sobre las naciones nos enseña que Dios es un monarca universal. Todas las naciones están en sus manos. Deben rendirle cuentas por sus ofensas contra otras naciones y pueblos. Israel y Judá, sin embargo, serán castigadas por haber roto su pacto con Dios. La sección siguiente (3.1–6.14) contiene una serie de tres oráculos o sermones contra Israel. Estos incluyen la amenaza del exilio. Una tercera sección (7.1–9.10) ofrece una serie de cinco visiones de juicio, en dos de las cuales Dios se retira. Finalmente, Amós predice la restauración de Israel (9.11–15). Aspectos literarios Aunque Amós minimiza el alcance de su preparación profesional, su estilo sugiere que se trataba de una persona muy bien educada. Utiliza con gran habilidad juegos de palabras. Por ejemplo, en 8.1, 2 la palabra hebrea para «fruta de verano» suena similar a la que designa «fin». Al igual que la fruta de verano, Israel estaba maduro para la cosecha. La aproximación geográfico-sicológica al juicio de

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las naciones (1.3–2.16) constituye otra prueba de su habilidad literaria. Comenzando con las naciones que rodeaban a Israel desde los cuatro puntos cardinales (Damasco, Gaza, Tiro y Edom), Amós cruza dos veces la tierra y cierra el círculo aún más refiriéndose a Amón, Moab y Judá. Utiliza así un recurso literario conocido como el de la gradación numérica o paralelismo numérico: «Por tres pecados... y por el cuarto» (véase, a manera de ejemplo, 1.3, 6, 9). Este sistema numérico sugiere que: «Son suficientes transgresiones... más que suficientes». Una utilización semejante de la gradación numérica puede hallarse en Proverbios 6.16; 30.15, 18, 21, 29; Miqueas 5.5. En su discurso, Amós emplea el estilo de un mensajero al indicar que habla en nombre de otro: «Así ha dicho Jehová» (1.3, 6); u «Oíd esta palabra» (3.1; 4.1; 5.1). Canta un lamento funerario por Israel en anticipación a su caída (5.1, 2). Usa muchas metáforas populares que aprendió cuando era pastor y campesino (1.3; 2.13; 3.12; 4.1; 9.9). Amós tiene la habilidad de hilvanar una serie de proverbios hasta llegar a un clímax; los oráculos contra las naciones (1.3–2.10), la recitación de las calamidades que condujeron a la visitación de Dios (4.6–12), y las visiones que van desde la paciencia mostrada por Dios hasta su juicio (7.1–19; 8.1–3). Por las Escrituras sabemos dónde nacieron o desempeñaron su ministerio algunos de los profetas. Samuel, quien sirvió como profeta y juez, utilizó a Ramá, su pueblo natal, como base para sus recorridos anuales por otros lugares. Otros dos profetas de la primera monarquía, Elías y Eliseo, vivían en el reino del norte. Entre los profetas que escribieron sus obras, solamente Oseas y Jonás eran del norte. La localización exacta del lugar donde residió y desarrolló su ministerio Oseas es desconocida. Jonás era de Gad-hefer, pero su ministerio se extendió más allá de su lugar natal, hasta la ciudad de Nínive. Algunos profetas procedían del sur, pero profetizaron en el norte. Amós vino de Tecoa, pero predicó contra el culto del reino del norte en Betel. El mensaje de Miqueas estaba dirigido tanto a Israel como a Judá. El ministerio de muchos profetas se centra en Judá y en la ciudad capital de Jerusalén. Los mensajes de Isaías, Jeremías, Sofonías, Ezequiel, Hageo, Zacarías y Malaquías se extendieron durante un largo período de tiempo, pero todos tenían que ver con la próxima destrucción, caída y posterior reconstrucción de Jerusalén. Para algunos profetas, tales como Joel, Abdías y Habacuc, no existe información geográfica. Del sitio natal de Nahum sólo se ofrece un indicio cuando se dice que era «de Elcos». BOSQUEJO 1. Anuncio del castigo Amós habla con una gran franqueza al denunciar el pecado. Choca con (1.1–2.16) los falsos líderes religiosos de sus días, y no se intimida ni por los 2. Razones del castigo sacerdotes ni por el rey. Continúa declarando su mensaje con valentía. Dios también espera sinceridad y rectitud de todas las personas y (3.1–6.14) 3. Visiones del castigo naciones en la actualidad. Muchas de las condiciones que prevalecían en Israel durante el tiempo de Amós son evidentes en las sociedades (7.1–9.15) actuales. Necesitamos el valor de Amós para olvidar el peligro y levantarnos en contra del pecado. Cronología de Amós • Jeroboam II sube al trono de Israel 793 a.C. • Amós comienza a profetizar en Israel 760 • Oseas comienza a profetizar en Israel 753 • El rey Salum muere asesinado 752 • Termina el ministerio de Amós 750 • Isaías comienza a profetizar en Judá 740 MINISTERIO DOULOS PASTOR CENTRAL, JOB FLORES VILLALVA

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Libro de ABDÍAS AUTOR: ABDÍAS FECHA: POCO DESPUÉS DEL 586 A.C. TEMA: JUICIO DE DIOS SOBRE EDOM PALABRAS CLAVE: DÍA, DÍA DEL SEÑOR Trasfondo Las relaciones entre Israel y Edom estuvieron marcadas de mutua animosidad a lo largo de todo el período que abarca el AT. El enfrentamiento comenzó cuando los hermanos Esaú y Jacob iniciaron su disputa (véanse Gn 27; 32; 33). Los descendientes de Esaú se asentaron en el área llamada Edom, al sur del Mar Muerto, mientras que los descendientes de Jacob se mantenían fieles a la promesa, habitaban Canaán y crecían hasta convertirse en el pueblo de Israel. De ahí en adelante se multiplicaron los conflictos entre los edomitas y los israelitas. Los acontecimientos de que se habla en Números 20.14–21 son un ejemplo de la hostilidad existente entre ambos pueblos. Esta enconada rivalidad constituye el trasfondo de la profecía de Abdías. Durante un período de unos veinte años (605–586 a.C.), los babilonios invadieron la tierra de Israel y llevaron a cabo repetidos ataques contra la sagrada ciudad de Jerusalén, finalmente devastada en el 586 a.C. Los edomitas vieron estas incursiones como una oportunidad de saciar su sed de venganza contra Israel. Así, se unieron a los babilonios contra sus parientes lejanos y los ayudaron a profanar la tierra de Israel. El Salmo 137.7, Lamentaciones 4.21, 22 y Ezequiel 25.12–14, censuran la participación de los edomitas en la destrucción de Jerusalén. Fecha El trasfondo de la destrucción de Jerusalén indica que la profecía de Abdías se produjo poco antes del 586 a.C., año en que la ciudad sagrada cayó en manos de los babilonios. Parece que el mensaje fue anunciado durante el exilio de Judá, cuando Abdías advierte a Edom del inminente castigo divino y confirma a Judá la constante protección de Dios. Autor El profeta del que proviene la denuncia sólo es conocido como Abdías, «siervo y creyente de Jehová». No se ofrece información adicional sobre su persona. Más de diez hombres llevan el nombre de Abdías en el Antiguo Testamento. Véanse 1 Reyes 18.3–16; 1 Crónicas 3.21; 7.3; 8.38; 9.16; 12.9. Una tradición vincula al autor de la profecía con el Abdías al que se identifica como mayordomo del rey Acab. Véase 1 Reyes 18.3–16. Pero Acab reinó en Israel entre los años 874 y 853 a.C., un período que no parece coincidir con la fecha de la profecía de Abdías. Propósito La profecía de Abdías está dirigida al pueblo que se lamenta sobre las ruinas de su amada ciudad de Jerusalén y por la muerte de familiares, amigos y parientes. Los habitantes de Judá que no habían sido conducidos al cautiverio eran pocos y estaban confinados a un fragmento del territorio que reclamaban como propio. Subsistían sobre el montón de escombros a que había quedado reducida su ciudad sagrada. El libro de Lamentaciones recrea las dolorosas experiencias del pueblo de Judá. Con este escenario como trasfondo, Abdías pronuncia el consolador mensaje de que Dios no ha olvidado a su pueblo, ni tampoco pasado por alto la maldad de los edomitas. El Señor intervendrá para enmendar la situación, castigar a Edom y restaurar a su pueblo. Su mensaje confronta a Edom con una severa palabra de condenación, pero conforta al pueblo de Judá con la promesa de la continua protección de Dios, su futura victoria y su restauración.

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Contenido Abdías es el más breve de los libros del Antiguo Testamento. Comienza con un encabezamiento que identifica la profecía como la «visión de Abdías», y atribuye el pronunciamiento a Jehová el Señor (v. 1). El texto de este libro se divide en dos secciones principales. La primera (vv. 1–14) está dirigida a Edom y anuncia su inevitable caída. Dios lo hará descender de su pedestal de soberbia y falsa seguridad (vv. 2–4). La tierra y su pueblo serán asaltados y saqueados, la destrucción será completa y definitiva (vv. 5–9). ¿Por qué? Debido a la violencia con que Edom procedió contra su hermano Jacob (v. 10), porque Edom se regocijó de los sufrimientos de Israel y se unió a los invasores para robar y saquear la ciudad en el día de su desgracia (vv. 11–13), y a causa de que los edomitas impidieron que escapara la gente de Judá, entregándola a los invasores (v. 14). La segunda sección principal de la profecía se refiere al Día del Señor (vv. 15–21). Este día será el momento de la retribución, de recoger lo que se ha sembrado. Para Edom, constituye el anuncio de su infortunio (vv. 15, 16), pero para Judá representará la proclamación de su liberación (vv. 17–20). Edom será severamente juzgado, pero el pueblo de Dios recibirá bendiciones y la gloriosa restitución a su tierra. El monte de Sion se elevará por encima del monte de Esaú, y el reino será de Jehová (v. 21). Véase también la nota al pie del v. 15.

BOSQUEJO

1. La destrucción de Edom (1-16) 2. La restauración de Israel (17-21)

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El libro de Abdías muestra el final de la enemistad antigua entre Edom e Israel. Edom se sentía orgulloso por su alta posición, sin embargo, Dios la destruiría. Los que hoy son grandes y poderosos, no deben confiar en sí mismos, ya sean una nación, una corporación, una iglesia o una familia. De la misma forma que Edom fue destruida por su soberbia, así lo será cualquiera que viva desafiando a Dios.

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Libro de JONÁS AUTOR: JONÁS, O EL NARRADOR DE LA HISTORIA FECHA: ALREDEDOR DEL 760 A.C. O DESPUÉS DEL 612 A.C. TEMA: LA COMPASIÓN DE DIOS POR TODOS LOS HOMBRES PALABRAS CLAVE: LEVÁNTATE, PREPÁRATE, APIÁDATE

Trasfondo Los paganos asirios, tradicionales enemigos de Israel, fueron potencia dominante en el Medio Oriente entre los años 885 y 665 a.C. Varios relatos del Antiguo Testamento describen sus atropellos contra Israel y Judá, pueblos a los cuales saquearon y llevaron al cautiverio. El poderío asirio se había debilitado en tiempos de Jonás, y ello permitió a Jeroboam II reclamar áreas de Palestina desde Hamat hasta el Mar Muerto, como Jonás profetizó (2 R 14.25). Autor y fecha Las cuestiones de autor y fecha están íntimamente relacionadas en el caso de Jonás. Si este escribió el libro, entonces habría que fecharlo obviamente durante el reinado de Jeroboam II, a principios del siglo VIII, aproximadamente en los años 793–753 a.C. Si su autor fue un narrador anónimo, ello pudo haber ocurrido en cualquier momento posterior al incidente que aquí se describe. Entre los que sostienen la autoría de otra persona (usualmente llamada el narrador), algunos fechan el libro a fines del VIII o a principios del siglo VII, basándose en las fechas del reinado pre-exílico de Jeroboam II. Otros prefieren una fecha posterior al exilio y a la destrucción de Nínive en el 612 a.C., en ocasiones tan tardías como el siglo III a.C. Esta suposición se basa en 3.3, donde se dice que Nínive era una gran ciudad. Aquellos que respaldan la tesis de una fecha anterior al exilio, alegan que quizás se trate de una expresión literaria utilizada al contar la historia, o que Nínive existía de hecho, aun cuando no se la podía considerar una gran ciudad. Jonás Según indica 2 Reyes 14.25, Jonás era hijo de Amitai y nativo de Gat-hefer, un pueblo situado a 5 km al noreste de Nazaret, dentro de las fronteras tribales de Zebulón. Habiendo profetizado durante el reinado de Jeroboam II, y como predecesor inmediato de Amós, Jonás asumió la actitud de un nacionalista radical, totalmente consciente de la desolación que los asirios habían ocasionado a Israel a través de los años. Jonás encontró difícil aceptar el hecho de que Dios sería misericordioso con Nínive de Asiria, cuando sus habitantes merecían un severo juicio. Fue el único profeta enviado a predicar entre los gentiles. A Elías se le mandó a vivir en Sarepta durante un tiempo (1 R 17.8–10), y Eliseo viajó a Damasco (2 R 8.7), pero sólo a Jonás se le encomendó predicar directamente un mensaje de arrepentimiento y misericordia a una ciudad gentil. Su renuencia se explica porque no deseaba la salvación de Nínive, sino ser testigo de su declinación. También temía que Dios se mostrara misericordioso, dándole oportunidad a los asirios de perturbar la vida de Israel. El nombre Jonás significa «paloma». Se le describe como alguien enérgico, colérico, enojadizo, violento y de mentalidad estrecha. Políticamente, resulta obvio que Jonás amaba extraordinariamente a Israel y era un patriota apasionado. Desde el punto de vista religioso, era un hombre temeroso del Señor, a quien reconocía como Dios del cielo y creador de los mares y de la tierra. Pero su desobediencia inicial, su posterior renuencia a la hora de obedecer, y su cólera por la amplitud de la misericordia mostrada con los ninivitas, revelan inconsistencias obvias en la

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aplicación de su fe. La historia termina sin que se indique cómo respondió Jonás a la lección y exhortación de Dios. Propósito Este libro fue escrito para poner de manifiesto que Dios ama a todos los pueblos y desea ofrecerles su misericordia si se arrepienten. Ha sido llamado el más sobresaliente libro misionero del Antiguo Testamento. Dios declaró en su momento que todas las naciones de la tierra serían bendecidas a través del pacto abrahámico (Gn 12.3). Las Escrituras revelan que Israel se convirtió en un pueblo muy exclusivista y nacionalista, y rehusó cumplir esa misión. Jonás estaba muy imbuido de estos mismos sentimientos egoístas. El amor de Dios hacia todas las personas se le reveló dramáticamente al profeta, cuando el Señor contestó a las oraciones de los marineros gentiles y respondió al arrepentimiento de los habitantes de Nínive. La lección de la planta, el gusano y el viento solano, sirvieron para ampliarle y confirmarle el mensaje más tarde. Contenido Aunque colocado en el canon entre los libros proféticos, Jonás se distingue de ellos en que su mensaje no contiene ninguna profecía; la historia es su mensaje. Esa historia tiene que ver con uno de los más profundos conceptos teológicos que aparece en el AT. Dios ama a todos los pueblos y desea derramar sobre ellos su perdón y misericordia. Israel había recibido el encargo de transmitir ese mensaje, pero por alguna razón no captó su importancia. Este error condujo eventualmente a una soberbia religiosa extrema. En Jonás se descubre la semilla del fariseísmo neotestamentario. El profeta Jonás es llamado por Dios para levantarse y dirigirse a Nínive, ciudad de los temidos y odiados asirios, ubicada a 1.280 km de distancia hacia el este. Su mensaje consistiría en un llamado al arrepentimiento y una promesa de misericordia en caso de que sus habitantes respondiesen positivamente. Jonás sabe que si Dios salva a Nínive esta ciudad estaría de nuevo en condiciones de asaltar y saquear a Israel. Este sentimiento patriótico-nacionalista y su falta de interés porque se le ofreciese un trato misericordioso a un pueblo que no formaba parte del pacto, impulsa a Jonás a abandonar Jerusalén y «la presencia de Jehová». Sin duda, esperaba que el Espíritu de la profecía no lo seguiría. Jonás estaba disgustado, y hasta cierto punto convencido, de que un viaje a Tarsis lo relevaría de la misión que Dios le había encomendado. El viaje a Tarsis pronto sirvió para demostrar que la presencia y el poder de Jehová no estaban confinados a Palestina. Dios envió una tormenta a azotar el barco y creó una situación que colocó a Jonás cara a cara frente a su llamado misionero. Tras comprobar que Jonás y su Dios eran responsables del azote de la tormenta, y tras haber agotado todas las demás alternativas, los marineros lanzaron a Jonás por la borda. Sin duda, tanto Jonás como los marineros creían que esto pondría fin a la existencia terrenal del primero; pero Dios había preparado las cosas de tal manera que un gran pez se tragó a Jonás y, tres días y tres noches después, el pez lo depositó sobre la costa. Otra vez Dios instruye a Jonás para que se levante y vaya a Nínive, a fin de proclamar allí el mensaje de salvación. Esta vez el profeta acepta realizar el viaje de mala gana, y en Nínive proclama el mensaje de Dios. Para su sorpresa, los ninivitas, desde el pueblo común hasta el rey, responden positivamente, y declaran su arrepentimiento por medio del ayuno ceremonial, el cilicio y las cenizas. Hasta los animales son obligados a participar en las demostraciones de humillación colectiva. El corazón de Jonás aún no ha cambiado; reacciona iracundo y confundido. ¿Por qué tendría Dios misericordia de un pueblo que ha atropellado a Israel? Quizás esperanzado en que el arrepentimiento no fuera genuino, o que Dios decidiese otra cosa, Jonás construyó un refugio en un cerro al oriente de la ciudad, desde el cual podría contemplar lo que allí sucedería.

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Dios aprovechó entonces la ocasión para enseñarle a Jonás una valiosa lección. Preparó una planta para que creciera durante la noche y en la mañana hiciera sombra sobre su cabeza. El profeta se regocijó por su buena suerte. Entonces Dios preparó un gusano para que cortara la raíz de la planta y la secara. Dios siguió haciendo cada vez menos confortable la situación de Jonás, al propiciar que un fuerte viento solano azotara su ya reseco cuerpo. Jonás lamentó la muerte de la calabacera y le comunicó a Dios su inconformidad. Dios respondió demostrándole la inconsistencia de preocuparse por una planta, mientras consideraba completamente irrelevante la suerte de las decenas de miles de seres humanos que vivían en Nínive, a quien Dios amaba, a pesar de que no lo conocían.

BOSQUEJO

Jonás fue profeta a regañadientes porque se le asignó una 1. Jonás abandona su misión que consideró de mal gusto. Prefirió huir de Dios misión (1.1–2.10) antes que obedecerlo. Como a Jonás, quizás nos toque hacer cosas en la vida que no quisiéramos. A veces sentiremos también deseos de huir. Pero es mejor obedecer a Dios que 2. Jonás cumple su misión desobedecerlo y huir. Muchas veces, a pesar de nuestra terquedad, Dios en su misericordia nos concede otra (3.1–4.11) oportunidad de servirle cuando regresamos a Él.

Cronología de Jonás

• Jeroboam II sube al trono; Jonás comienza a profetizar 793 a.C. • Uzías (Azarías) sube al trono de Judá 792 • Jonás predica en Nínive 785? • Salmanasar IV sube al trono de Asiria 783 • Adad-nirari III sube al trono de Asiria 772 • Amós comienza a profetizar 760 • Adad-nirari V sube al trono de Asiria 754 • Jonás termina su ministerio 753 • Israel cae ante Asiria 722

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Libro de MIQUEAS AUTOR: MIQUEAS FECHA: ENTRE EL 704 A.C. Y EL 696 A.C. TEMA: LA COMPASIÓN DEL SEÑOR ES INCOMPARABLE PALABRAS CLAVE: PECADO, HIJA DE SION, REMANENTE, COMPASIÓN Autor Miqueas fue un contemporáneo de Isaías en el siglo VIII a.C. Ambos llevaron a cabo su ministerio en el reino del sur, Judá, aunque también incluyeron a Samaria (Israel) y a «las naciones» en el ámbito de sus profecías. Durante unos pocos años, al inicio de su carrera, Miqueas —también contemporáneo de Oseas— vivió en un pueblo situado aproximadamente a 30 km al sudoeste de Jerusalén, y la mayoría de sus profecías las pronunció desde allí. El nombre de Miqueas significa: «¿Quién como Jehová?» (Véase la nota a 7.18–20.) Miqueas estaba tan completa y sinceramente consagrado a su misión, que aun estaba dispuesto a salir desnudo predicando el mensaje divino, con tal de atraer la atención del pueblo (1.8). La profecía de Miqueas tendría un impacto que iría mucho más allá de su ministerio local. Aún después de un siglo fue recordada y citada (Jer 26.17–19), y los acontecimientos ocurridos siete siglos después ratificaron su validez (Mt 2.1–6; Jn 7.41–43). Fecha De acuerdo con sus propias palabras (1.1), Miqueas profetizó durante los reinados de Jotam (740– 731 a.C.), Acaz (731–716 a.C.) y Ezequías (716–686 a.C.). Como su muerte se produce durante la administración de Ezequías y antes del período de transición de Manasés (696–642 a.C.), parece probable una fecha entre los años 704 y 696 a.C. Trasfondo Entre el comienzo del reino dividido de Salomón (Israel al norte y Judá al sur) y la destrucción del templo, muchos «lugares altos» fueron inaugurados en Judá debido a la influencia de Samaria. Ello colocó a la idolatría cananea en posición de competir con el verdadero culto en el templo de Jehová (1.5). Miqueas demuestra cómo esta declinación espiritual conducirá inevitablemente al juicio de todo el país. Y, aunque el rey Ezequías había ganado una notable victoria sobre Senaquerib y el ejército asirio, Judá estaba condenada a caer, a menos que la nación se volviera a Dios, arrepintiéndose de todo corazón. Estilo La declaración introductoria de Miqueas (1.1) está escrita en prosa, pero toda la compilación profética que le sigue es poesía. La forma poética ofrecía a sus contemporáneos una ventaja: su ritmo les permitía memorizar mejor el mensaje. Para nosotros, la desventaja consiste en que son mayores las dificultades a la hora de traducirla a otro idioma. Miqueas se expresa en oraciones muy cortas (en las cuales no sobran palabras), utilizando abundantes paralelismos y varios juegos con los nombres (a los cuales los hebreos atribuían una importancia especial), además de giros poéticos. También emplea numerosas imágenes. Por ejemplo, en lugar de decir que el Señor perdonará o hará desaparecer nuestros pecados, declara: «Sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados». No puede evitar el vocablo «pecados», pero nos describe su entierro en las profundidades del océano, de donde no pueden ser extraídos jamás. Contenido Miqueas es una profecía acerca del Señor, quien no tiene rivales perdonando pecados y compadeciéndose de los pecadores. Compasivo, mantiene el antiguo pacto acordado con Abraham y sus descendientes. Miqueas se refiere a la «grandeza del nombre de Jehová» (5.4; véanse también 4.5; 6.9), así como al rostro de Jehová (3.4), a su gloria (2.9), sus caminos (4.2), sus pensamientos (4.12), su poder (5.4), su justicia (6.5; 7.9), y su justificada ira (7.9) y furor (5.15; 7.18) contra todas las manifestaciones de corrupción moral.

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En la primera visión, el Señor desciende de su santo templo en los cielos para testificar contra su pueblo (1.2). El más notable factor en la forma cómo el Señor maneja este caso es la distancia que debió recorrer para presentar su alegato contra Israel (6.2), estando dispuesto aun a sentarse en el banquillo del defensor y dejar a su pueblo presentarle todas las quejas que tuviera sobre el trato recibido de su Dios (6.3). ¡Mas alguien que se arrepienta verdaderamente tendrá en el Señor a su abogado defensor (7.9)! Aunque Babilonia no era aún una potencia independiente de Asiria, se predice la cautividad babilónica (que ocurrió un siglo más tarde) como el juicio de Dios sobre aquellos que se han rebelado contra Él (1.16; 2.3, 10; 4.10; 7.13). Pero como en el caso de Isaías, el colega de Miqueas, existe la esperanza de que se salve un remanente, ya sea de este cautiverio, o como un pueblo espiritualmente restaurado (la Iglesia) en los días del Mesías (2.12, 13; 4.6, 7; 5.3, 7, 8; 7.18). El Señor liberará el remanente (2.12, 13; 4.3–8, 10; 5.9; 7.7). Miqueas tuvo que censurar al liderazgo de la nación por oprimir al rebaño que se le había confiado. Sin embargo, la gran compasión de Dios determina sus actitudes y acciones hacia su pueblo, representado como una hija errante (1.13; 4.8, 10, 13). Gracias a la compasión que una vez lo llevó a redimir a Israel de Egipto (6.4), redimirá a Judá de Babilonia (4.10). Su compasiva fidelidad hacia Abraham y los patriarcas (7.20) se renueva con cada generación. Este mensaje apunta a la cuestión central de toda la profecía: «¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad?» (7.18). La compasión de Jehová (7.18, 19) es el precioso atributo que ninguna falsa deidad puede igualar. La compasión y la fidelidad al pacto son cosas que solamente pueden atribuirse a Dios. La esperanza del pueblo de vivir bajo la plena bendición de Dios estaba relacionada con la venida del Mesías. Dios en su amor, conociendo las glorias de su gracia que se manifestarían en Jesús, siempre declaró que el día de su venida y el futuro reino eran los acontecimientos en los que sus fieles debían depositar las esperanzas. BOSQUEJO

Miqueas enfatizó la necesidad de justicia y paz. Como un 1. El castigo de las abogado, presenta el caso de Dios en contra de Israel y Judá, capitales (1.1–2.13) de sus líderes y de su pueblo. A lo largo del libro se encuentran profecías acerca de Jesús, el Mesías, que reuniría 2. El castigo de los al pueblo en una sola nación. Será su rey y gobernante, impartiendo misericordia en ella. Miqueas aclara que Dios líderes (3.1–5.15) 3. El castigo del aborrece la idolatría, la falta de bondad, la injusticia, los rituales vacíos y los sigue aborreciendo en la actualidad. pueblo (6.1–7.20) Pero Dios está dispuesto a perdonar los pecados de toda persona que se arrepienta. Cronología de Miqueas

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Oseas comienza a profetizar 753 a.C. Jotán sube al trono de Judá 750 Tiglat-pileser III invade Israel 743 Miqueas comienza a profetizar y Pekaías a reinar 742 Llamamiento de Isaías 740 Acaz reina en Judá 735 Cae Israel (el reino del norte) 722 Finaliza el ministerio de Oseas y reina Ezequías en Judá 715 Senaquerib sitia a Jerusalén 701 Finaliza el ministerio de Miqueas 687

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Libro de NAHUM AUTOR: NAHUM FECHA: POCO ANTES DEL 612 A.C. TEMA: EL JUICIO DE DIOS SOBRE LA CIUDAD DE NÍNIVE PALABRAS CLAVE: MALDAD, ECHADO FUERA, «HEME AQUÍ CONTRA TI» Autor De Nahum, cuyo nombre significa «consolación», casi nada se sabe, salvo la breve información con que comienza esta profecía. Su identificación como oriundo de «Elcos», no nos dice mucho, ya que se desconoce la localización de este pueblo. Capernaum, la ciudad de Galilea tan prominente en el ministerio de Jesús, significa «villa de Nahum», y algunos han especulado, pero sin aportar sólidas evidencias, de que esta denominación deriva del profeta. Nahum profetizó en Judá durante los reinados de Manasés, Amón y Josías. Sofonías, Habacuc y Jeremías fueron contemporáneos suyos. Fecha En Nahum 3.8–10, el profeta hace un recuento de la suerte corrida por la ciudad egipcia de Tebas, destruida en el 663 a.C. La caída de Nínive, tema alrededor del cual gira todo el libro, ocurrió en el 612 a.C. La profecía de Nahum debe ser fechada entre estos dos acontecimientos, ya que el libro recoge lo pasado y se proyecta al futuro. Los más probable es que este mensaje haya sido anunciado poco antes de la destrucción de Nínive, quizás cuando los enemigos de Asiria estaban organizando sus fuerzas para el ataque final. Trasfondo El reino de los asirios, con su capital Nínive, había sido muy próspero varios siglos antes de que el profeta Nahum apareciera en escena. Su territorio, que sufrió varios cambios a lo largo de los años con las conquistas y derrotas sufridas por sus gobernantes, se hallaba al norte de Babilonia, entre los ríos Éufrates y Tigris, y se extendía incluso más allá de éstos. Antiguos documentos dan testimonio de la crueldad ejercida por los asirios contra otros pueblos. Los reyes asirios se vanagloriaban de su barbarie, y celebraban los abusos y torturas de que hacían víctimas a las naciones conquistadas. En los años 722–721 a.C., los asirios conquistaron el reino septentrional de Israel, mientras amenazaban seriamente a Judá, el reino del sur. Sólo la intervención divina impidió la profanación de Jerusalén pocos años más tarde, en el 701 a.C. (véase 1 R 17–19). Ahora, casi un siglo después, el imperio cuyas atrocidades hicieron temblar al mundo, y que actuó como instrumento de Dios contra un Israel pecador, se balanceaba al borde del precipicio de la destrucción divina. La caída del imperio asirio, que culminó con la destrucción de su capital Nínive, en el 612 a.C., es el tema al que está dedicada la profecía de Nahum. La catástrofe que estaba a punto de caer sobre el peor de los opresores de entonces, constituía la única preocupación de Nahum. Consecuentemente, la profecía exhibe un estilo judicial, incorporando antiguos «oráculos de juicio». El lenguaje es poético, fiero, y está lleno de imágenes, lo cual subraya lo intenso de la situación a que se enfrenta Nahum. En tanto el juicio de Asiria constituye el tema central de Nahum, el libro es primordialmente un mensaje de consolación para el pueblo de Judá. Noticias de la destrucción del gran tirano traerían cierto alivio a un pueblo acosado por la ansiedad y el temor. El cautiverio político siempre fue un tema teológico para Israel, porque esta era una de las maldiciones con que Dios castigaba la desobediencia (Dt 28.33, 36, 37, 49–52). Ser liberados del terror de la dominación asiria vendría acompañado de una renovada confianza en el favor de Dios. Las dos proclamas entrelazadas de condena y consolación están bien resumidas en 1.7–9. Desafortunadamente, Judá no atendió a la advertencia que representó la caída de Asiria y el subsecuente ascenso de Babilonia. Se mantuvo en una actitud de rebeldía moral, lo cual resultó en su caída ante Babilonia en el 586 a.C.

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Contenido El libro de Nahum centra su atención en un solo tema: la caída de la ciudad de Nínive. La profecía comprende tres partes principales, correspondientes a los tres capítulos del libro. El primero describe la majestad y el gran poder de Dios, y cómo ese poder obra protegiendo a los justos y juzgando a los impíos. Aunque Dios nunca se apresura a juzgar, no puede presumirse que se mantenga paciente para siempre. Toda la tierra está en sus manos; y aun la naturaleza tiembla cuando Él aparece en la plenitud de su poder (1.1–8). Pero el Señor promete restaurar la paz (1.15), derrotar a los enemigos de su pueblo (1.13–15) y remover la amenaza de una nueva aflicción (1.9). La predicción de la destrucción de Nínive constituye un mensaje de consolación para Judá (1.15). La segunda parte de la profecía describe la próxima destrucción de Nínive (2.1–13). Serán vanos los intentos de defender la ciudad contra los atacantes, porque el Señor ha decretado su caída y el ascenso de Judá (2.1–7). La ciudad se inundará, y todas las edificaciones construidas por los hombres serán barridas (2.6). Sus habitantes serán conducidos al cautiverio (2.7), en tanto que otros huirán aterrorizados (2.8). Sus tesoros serán saqueados (2.9); se desvanecerá toda su fuerza y confianza (2.10). La majada de leones será desolada, porque «heme aquí contra ti», dice Jehová de los ejércitos (2.11–13). El tercer capítulo constituye la parte final del libro. El juicio de Dios puede parecer implacable, pero su condenación está justificada. Nínive fue una «ciudad sanguinaria» (3.1), una ciudad culpable de derramar la sangre inocente de otros pueblos. Era una ciudad conocida por el engaño, la falsedad, el robo y las atrocidades que cometía (3.1, 4). Tales monstruosidades ofendían a Dios, así que su veredicto era inevitable (3.2, 3, 5–7). Como Tebas, ciudad egipcia que cayó pese a sus numerosos aliados y poderosas defensas, Nínive no escapará al juicio divino (3.8–13). Todos los esfuerzos para sobrevivir serán inútiles (3.14, 15). Dispersas sus tropas, muertos sus príncipes, y perdidos por los montes sus habitantes (3.16–18). El juicio de Dios ha llegado, y los pueblos que una vez fueron víctimas de Asiria celebran las noticias de su caída (3.19). BOSQUEJO Nínive, capital del Imperio Asirio, es el tema de la profecía de 1. El juez de Nínive Nahum. Las noticias de su destrucción venidera fue un consuelo (1.1-15) para Judá, que estaba sujeta al dominio asirio. Nunca más Judá sería forzada a pagar tributo como un seguro en contra de las 2. El juicio de Nínive invasiones. Judá se consoló al saber que Dios todavía tenía el control. Nínive es un ejemplo para todos los gobernantes y (2.1–3.19) naciones del mundo actual. Dios es soberano sobre todos, incluso sobre los que parecen invencibles. Podemos tener confianza en que el poder y la justicia de Dios conquistarán algún día el mal. Cronología de Nahum • Manasés sube al trono de Judá 697 a.C. • Asurbanipal sube al trono de Asiria 669 • Se produce la caíca de Tebas. Nahum comienza a profetizar 663 • Josías nombrado rey de Judá. Sofonías comienza a profetizar 640 • Jeremías comienza a profetizar 627 • Cae Nínive 612 • Asiria es totalmente conquistada 609 • Los babilonios ganan la batalla de Carquemis 605 • Judá cae ante Babilonia 586

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Libro de HABACUC AUTOR: HABACUC FECHA: ALREDEDOR DEL 600 A.C. TEMA: «EL JUSTO POR SU FE VIVIRÁ» PALABRAS CLAVE: FE, ¿POR QUÉ?, AY DE AQUEL Autor El nombre de «Habacuc» significa “abrazo ardiente”, «ceñir», lo mismo en el sentido de ser «ceñido por Dios», y así fortalecido por Él para llevar a cabo su difícil tarea, como «ceñir a otros», y así alentarlos en tiempos de crisis nacional. La nota final dedicada al músico principal (3.19) quizás signifique que Habacuc estaba acreditado, como miembro de la familia levítica, para dirigir el culto en el templo. El profeta está imbuido de un sentido de equidad que no le permite ignorar la injusticia rampante que le rodea. También ha comprendido la necesidad de presentar las grandes preguntas de la vida al que creó y redime la vida. Trasfondo y fecha Habacuc vivió durante uno de los más críticos períodos en la historia de Judá. El país había descendido de las alturas de las reformas de Josías hasta las profundidades de los abusos que sufrían sus habitantes, las medidas opresivas contra los pobres, y el colapso del sistema legal. El mundo que rodeaba a Judá estaba en guerra, con Babilonia ganando ascendencia sobre Asiria y Egipto. La amenaza de invasión desde el norte se sumó a los problemas internos de Judá. Habacuc probablemente escribió su libro en el intervalo entre la caída de Nínive, en el 612 a.C., y la caída de Jerusalén en el 586 a.C. Contenido El libro de Habacuc ofrece un relato de una jornada espiritual, testimonio del peregrinaje espiritual de un hombre que transita de las dudas a la fe. La diferencia entre el comienzo del libro (1.1–4) y su final (3.17–19) es impresionante. En los primeros cuatro versículos Habacuc demuestra estar abrumado por las circunstancias que le rodean. No puede pensar en otra cosa que no sea la iniquidad y la violencia que ve en medio de su pueblo. Aunque se dirige a Dios (1.2), cree que Él se ha ido de la escena terreste: Sus palabras han sido olvidadas; su mano no se manifiesta; Dios no puede ser hallado en ninguna parte. Los hombres están en control de todo y, lo que es peor, los hombres malos. Ellos actúan como se esperaría de quienes no tienen ningún freno de Dios. Palabras y frases como éstas describen la escena: «iniquidad... dificultades... saqueos... violencia... pleitos... contiendas... la ley es ineficaz... la justicia nunca prevalece... los malvados tienden cerco a los rectos... el juicio de los perversos prospera». ¡Qué diferente es la situación en los últimos tres versículos del libro (3.17–19)! Todo ha cambiado. El profeta ya no está bajo el control de las circunstancias o ansioso por su causa, porque ha alzado la vista. Los acontecimientos del momento no nublan ya su mente, porque se ha elevado por encima de ellos. En lugar de dejarse dominar por las contingencias del mundo, Habacuc ha puesto su esperanza en Dios; ha comprendido al fin que el Señor se preocupa por sus criaturas. Dios es la fuente de su fuerza y alegría. Se da cuenta de que ha sido llamado para propósitos más altos. «Y en mis alturas me hace andar» (3.19). La terminología del último párrafo contrasta de manera notable con la del primero: «me alegraré en Jehová... me gozaré en el Dios de mi salvación... el Señor es mi fortaleza... hace mis pies como de ciervas... en mis alturas me hace andar» (3.18, 19). Así que

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Habacuc ha pasado de la queja a la confianza, de la duda a la fe, del hombre a Dios, del valle a la cima. Si lo central del evangelio es el cambio y la transformación, el libro de Habacuc demuestra una renovación evangélica. En el centro del cambio y en el centro del libro, se alza este claro credo de fe: «El justo por su fe vivirá» (2.4). Para el profeta la promesa es para protección física en tiempos de insurrecciones y guerra. Cuando la anunciada invasión extranjera se convierta en una realidad, ese remanente de justos para quienes Dios es su Señor, quienes confían y dependen de Él, serán liberados y vivirán. Para algunos escritores del Nuevo Testamento, como Pablo y el autor de Hebreos, esta declaración de confianza y fe, se convierte en evidencia del poder del evangelio para darnos la certeza de la salvación eterna. Para Martín Lutero, este tema de Habacuc se convirtió en el lema de la Reforma. BOSQUEJO

Cuando Habacuc estaba preocupado, llevaba sus 1. Queja de Habacuc preocupaciones directamente a Dios. Después de recibir las (1.1–2.20) respuestas de Dios, correspondía con una oración de fe. El ejemplo de Habacuc nos debe alentar cuando enfrentamos 2. Oración de lucha para pasar de la duda a la fe. No debemos tener miedo Habacuc (3.1-19) de preguntarle a Dios. El problema no está en la forma en que Dios actúa, sino en el entendimiento limitado que tenemos de Él.

Cronología de Habacuc

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Jeremías comienza a profetizar 627 a.C. Habacuc comienza a profetizar 612 Muere en batalla el rey Josías 609 Daniel llevado al cautiverio en Babilonia 605 Ezequiel entre los cautivos en Babilonia. Sedequías sube al trono 597 Finaliza el ministerio de Habacuc 588 Cae Judá, Jerusalén destruida 586

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Libro de SOFONÍAS AUTOR: SOFONÍAS FECHA: ALREDEDOR DEL 630 A.C. TEMA: LA IRA DE UN DIOS DE AMOR PALABRAS CLAVE: EL DÍA DEL SEÑOR, EL SEÑOR ESTÁ EN MEDIO DE VOSOTROS Autor Sofonías («al que Jehová ha escondido») era un profeta de Judá. Se identificó a sí mismo mucho mejor que cualquier otro de los profetas menores, mencionando cuatro generaciones de antepasados, hasta Ezequías, un buen rey que había hecho volver el pueblo a Dios en tiempos del profeta Isaías. El rey Josías, cuyas reformas inauguraron un período de renovación en Jerusalén, no sólo era contemporáneo de Sofonías, sino un pariente lejano. Ambos hombres pudieron haber sido amigos e igualmente celosos partidarios de un retorno al verdadero culto de Dios. La íntima emoción que mostraba Sofonías cuando escribía sobre Jerusalén, así como la familiaridad con que lo hacía (1.10, 11), indican que había crecido allí y que estaba profundamente conturbado al tener que profetizar su destrucción. De acuerdo con la forma como se compilaron las Escrituras hebreas, Sofonías fue el último de los profetas que escribió antes del cautiverio. Su profecía constituyó algo así como «el canto del cisne» del reino meridional de Judá. Fecha Sofonías dice que escribió «en días de Josías hijo de Amón, rey de Judá» (1.1), o sea, entre los años 640 y 609 a.C. Las reformas de Josías alcanzaron su clímax en los años veinte del siglo VII a.C. Como la caída de Nínive (620 a.C.) no había ocurrido aún (2.13–15), la mayoría de los especialistas fijan su fecha de redacción entre los años 630 y 627 a.C. Entre sus contemporáneos estaban Jeremías y Nahum. Trasfondo Cien años antes de su profecía, el reino del norte (las diez tribus de Israel) había caído en manos de Asiria. La gente había sido llevada al cautiverio por sus captores, y la tierra repoblada con grupos procedentes de otros lugares. Bajo el rey Manasés y el rey Amón, padre de Josías, se le había pagado tributo a Asiria para que no invadiera el reino del sur. La alianza con Asiria no sólo afectó a Judá políticamente, sino que las prácticas religiosas, las costumbres y hasta las modas de los asirios, sentaron pauta allí. En Judá se le ofreció protección oficial a las artes mágicas de adivinadores y encantadores. La religión astral se hizo tan popular que el rey judío Manasés levantó altares, sobre el techo del templo, para adorar el sol, la luna, las estrellas, los signos zodiacales y todos los cuerpos celestes (2 R 23.11). El culto a la diosa madre de Asiria se convirtió en una actividad en la que se involucraron todos los miembros de las familias judías (Jer 7.18). Sin embargo, cuando el joven Josías tomó las riendas del gobierno, la amenaza asiria estaba disminuyendo. El golpe final al poder asirio llegó cuando una insurrección babilonica puso eventualmente fin a la destrucción de Nínive. Tras un largo silencio, las verdaderas voces proféticas se escucharon de nuevo en Judá. Junto con Sofonías, Jeremías alentaba el avivamiento dirigido por el rey Josías. El libro de la Ley había sido hallado en el templo. Como una consecuencia, la tierra fue purgada de prácticas y sacerdotes idólatras, el templo limpiado y se ofrecieron miles de sacrificios al ser restablecida la Pascua (2 Cr 34; 35).

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Retrospectivamente, puede afirmarse que la reforma se limitó a los aspectos externos del culto, porque los corazones de la gente no habían cambiado. Aun así, existía una sensación de que todo marchaba bien en las relaciones de Dios y el resto del mundo, porque vivían momentos de paz y prosperidad. Dentro de esta atmósfera complaciente, el devastador mensaje de Sofonías llegó como un trueno ensordecedor. Contenido Sofonías observaba el desarrollo político de Israel (el reino del norte), Judá (el reino del sur), y de todas las naciones vecinas, desde la perspectiva de que el pueblo debía reconocer que Dios gobernaba la historia. Al hablar como oráculo de Dios, Sofonías comprendía que el Señor utilizaba a otras naciones para traer juicio sobre su pueblo rebelde. Estaba espantado de que, después de la catástrofe de las tribus del norte, el pueblo de Judá todavía mantenía la prepotente noción de que Dios no era capaz de hacer ni bien ni mal (1.12). Como sucede con la mayoría de los profetas, los escritos de Sofonías tienen tres componentes: El pronunciamiento de juicios específicos, y a veces universales, por el pecado; un llamado al arrepentimiento, porque Dios es justo y está deseoso de perdonar; y una promesa de que el remanente que ha hecho de Dios su refugio será salvo. Pocos escritores bíblicos describen la ira de Dios, o el gozo de Dios, tan vívidamente como Sofonías. Se ve a Dios recorriendo las calles de Jerusalén con una linterna a fin de encontrar y castigar a los impíos (1.12); la profecía que describe el Día del Señor en 1.14–18 es algo impresionante. Un llamado al arrepentimiento sigue a estos pasajes. Los primeros dos capítulos y medio profetizan un juicio de tales dimensiones que aun consume a la naturaleza (1.2, 3); «de mi celo será consumida toda la tierra» (3.8). El uso repetido del término «el Día del Señor» indica que el libro de Sofonías contiene un mensaje sobre el fin de los tiempos. El Día del Señor equivale a un tiempo, o al día determinado, cuando Dios cumplirá su propósito para la humanidad y la tierra. El justo será recompensado con eterna bendición y el impío será castigado con eterna condenación. Amós fue probablemente el primero en utilizar el término «el Día del Señor» (Am 5.18–20). Isaías, Jeremías, Abdías y Joel se refieren a éste como el día del juicio final. En el Nuevo Testamento, «el día de Jesucristo» (Flp 1.6) tiene el mismo significado. Para una explicación más amplia de este concepto véase la nota a Abdías 15. Aunque el mensaje de Sofonías tiene significación futura, Judá y las naciones vecinas esperaban un inmediato cumplimiento de las profecías. Comenzando con Asiria, los juicios se cumplieron en unos pocos años, cuando el templo fue completamente destruido y los judíos llevados a la cautividad babilónica. Aunque Dios llamó a los profetas para que pronunciaran un terrible mensaje, estos también sabían que la ira y el juicio de Dios expresaban sólo uno de los rasgos de la naturaleza divina. Habacuc se refirió elocuentemente a Dios como aquel que «en la ira» se acuerda de «la misericordia» (Hab 3.2). En el libro de Sofonías, Dios ciertamente recuerda; promete purificar y restaurar al remanente fiel (3.9). Asegura a su pueblo humillado que nadie lo atemorizará de nuevo, porque él echa fuera a su enemigo (3.13, 15). Entonces los invita a cantar, gritar, regocijarse de todo corazón. Y Dios se une a la celebración como lo haría un victorioso general que regresa junto a los camaradas que ha rescatado. Dios celebra al unísono con su pueblo, con cánticos y demostraciones de júbilo, mientras le habla de su amor (3.14–17).

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Sofonías finaliza con la tierna promesa de Dios de que congregará a todos aquellos que han sido expulsados de su tierra y les dará fama y renombre entre todos los pueblos (3.20). BOSQUEJO Sofonías advirtió al pueblo de Judá que si se negaba a arrepentirse, la 1. El día de la ira nación entera, incluyendo Jerusalén, se perdería. El pueblo sabía que Dios a (1.1–3.8) la larga lo bendeciría, pero Sofonías dejó muy claro que primero habría juicio y después bendición. Este juicio no sería un simple castigo por el 2. El día de pecado, sino también un proceso de purificación para el pueblo. A pesar de esperanza (3.8-20) que vivimos en un mundo caído, rodeado de maldad, podemos tener esperanza en el futuro Reino perfecto de Dios y podemos soportar el castigo que ahora nos toca para purificarnos del pecado.

Cronología de Sofonías

• Sofonías comienza a profetizar y Josías a reinar en Judá 640 a.C. • Jeremías comienza a profetizar 627 • Se descubre el libro de la Ley en el templo 622 • Finaliza el ministerio de Sofonías 621 • Habacuc comienza a profetizar 612 • Josías muere en batalla 609 • Babilonia se lleva a los primeros cautivos 597 • Segundo ataque de Babilonia 597 • Cae Judá (el reino del sur) 586

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Libro de HAGEO AUTOR: HAGEO FECHA: 520 A.C. TEMA: LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO PALABRAS CLAVE: LA CASA DEL SEÑOR, MEDITAD, GLORIA Autor Hageo, cuyo nombre significa «festivo», fue uno de los profetas post-exílicos, un contemporáneo de Zacarías. Hageo tenía las cualidades de un buen pastor. Un activista, cuya palabra estaba en sintonía con los corazones del pueblo y con la mente de Dios, actuaba como el mensajero del Señor que trasmite el mensaje divino, y comunica a sus desalentados compañeros la seguridad de la presencia del Señor. Fecha El ministerio de Hageo cubre un período de poco menos de cuatro meses durante el segundo año del reinado de Darío, quien gobernó a Persia entre los años 522 y 486 a.C. Esto ubica la figura de Hageo en el 520 a.C. Trasfondo Cuando Hageo acometió su tarea en el 520 a.C., se unió a los exiliados que habían retornado a su tierra en el 536 a.C. para reconstruir el templo del Señor. Habían comenzado bien, construyeron el altar y ofrecieron sacrificios, y al año siguiente colocaron los cimientos del templo. Sin embargo, el esfuerzo en la construcción cesó ante las burlas de los enemigos. Pero el ministerio de Hageo y Zacarías hizo que el pueblo se recuperara y lo condujo a completar la obra en cinco años. El templo reconstruido fue dedicado en el 515 a.C. Contenido El libro de Hageo aborda tres problemas comunes a todos los pueblos en todas las épocas, y ofrece tres inspiradoras soluciones a estos problemas. El primero de ellos es el desinterés (1.1–15). El pueblo había retornado del exilio con el propósito declarado de reconstruir el templo en Jerusalén (Esd 1.2–4) y había comenzado la tarea asignada; pero surgió la oposición y la obra se detuvo. La gente se había interesado más en construir sus propias casas, quizás para olvidar el tiempo vivido en tierra extraña (1.4). Dios les habló en dos ocasiones para despertarlos de su apatía. Primero debían reconocer que su vida era infructuosa (1.5, 6), porque habían desestimado la casa de Dios para ocuparse de sus propias casas (1.7–9). Los esfuerzos por construir su propio reino no podrían jamás producir frutos permanentes. Después de tomar conciencia de sus problemas, el pueblo debía comprender que Dios aceptaría la obra que fuesen capaces de hacer; lo glorificarían con solo dedicarle aquello que tenían (1.8). El segundo problema es el desaliento (2.1–9). Algunos entre las personas mayores dentro del grupo de los exiliados retornados habían visto el templo de Salomón cuando eran niños, así que ningún edificio, por hermoso que haya sido, podía compararse con la gloria del templo anterior (2.3). El desaliento de los mayores pronto influenció a los más jóvenes, y a sólo un mes de iniciada la obra cesó la edificación del templo. Pero, de nuevo Hageo trae un mensaje dirigido a enfrentarse enérgicamente al desaliento del pueblo. La solución consta de dos partes: una trata del problema inmediato, la otra ofrece una solución a largo plazo. Por el momento, es suficiente que el pueblo se esfuerce... se esfuerce... y trabaje (2.4). La otra clave para superar el desaliento es hacer saber a los constructores que están edificando un templo para que Dios lo llene con su gloria, de tal manera, que éste sobrepasará la antigua gloria del templo de Salomón (2.9).

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El último problema que Hageo enfrenta es el de la insatisfacción (2.10–23). Ahora que la gente está trabajando esperan recuperar rápidamente los años de inactividad. Entonces el profeta se presenta ante los sacerdotes con una pregunta (2.12, 13) sobre las cosas limpias e inmundas y su recíproca influencia. La respuesta de los sacerdotes es que la inmundicia se contagia, mientras la santidad no. La lección es obvia: no esperes que la obra de tres meses compense dieciséis años de negligencia. La siguiente palabra de Dios para el pueblo constituye una sorpresa: «Mas desde este día os bendeciré» (2.19). La gente debía comprender que la bendición de Dios no podía ser comprada, sino que era una dádiva gratuita de un Dios misericordioso. Dios ha escogido a Zorobabel como una señal, (2.23), esto es, como representante de la naturaleza del siervo, la cual tuvo su máxima expresión en el más grande hijo de Zorobabel, Jesús. Nótese el nombre de Zorobabel en las dos listas genealógicas que aparecen en los Evangelios (Mt 1; Lc 3), lo que indica que la más alta y definitiva bendición de Dios se encarna en una persona, la de su Hijo Jesucristo.

BOSQUEJO

1. El llamado a reconstruir el templo (1.1-15) 2. Exhortaci ón a terminar el templo (2.1-23)

Cuando los cautivos regresaron por primera vez de Babilonia, se dedicaron de inmediato a reconstruir el templo. Si bien comenzaron con buena actitud, cayeron de nuevo en la mala conducta y se detuvo la obra. De la misma manera, debemos mantenernos en guardia para mantener nuestras prioridades en el buen camino. Nuestro estado espiritual es más importante que nuestro estado material, pero es muy fácil confundirlo. Permanezca activo en el servicio a Dios y continúe colocando en primer lugar lo que corresponde.

Cronología de Hageo

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Babilonia derrotada por Ciro 539 a.C. Decreto de Ciro que permite el regreso de los cautivos 538 Se inicia la construcción del templo 536 Se detiene la construcción del templo 530 Hageo y Zacarías comienzan a profetizar; se reanuda la obra del templo 520 Se termina el templo 516

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Libro de ZACARÍAS AUTOR: ZACARÍAS FECHA: 520–475 A.C. TEMA: EL SEÑOR RECUERDA A SION PALABRAS CLAVE: JERUSALÉN, EL DÍA DEL SEÑOR, AQUEL DÍA Autor Zacarías, cuyo nmbre significa «de quien Jehová tiene memoria», fue uno de los profetas postexílicos y contemporáneo de Hageo. Como éste, recibió el llamado a alentar a los judíos para que completaran la tarea de reconstruir el templo (véase Esd 6.14). Como hijo de Berequías y nieto de Iddo, descendía de una de las familias sacerdotales de la tribu de Leví. Estamos en presencia de uno de los profetas más mesiánicos de Antiguo Testamento, que ofrece verificables referencias sobre la venida del Mesías. Fecha El ministerio profético de Zacarías comenzó en el 520 a.C., dos meses después que Hageo había completado el suyo. La visión de los primeros capítulos la recibió el profeta aparentemente cuando aún era un joven (véase 2.4). Los capítulos 7 y 8 pertenecen al 518 a.C., dos años más tarde. La referencia a Grecia en 9.13 parace indicar que los capítulos 9–14 se escribieron después del 480 a.C., cuando esta nación reemplazó a Persia como la gran potencia mundial. Las profecía que contiene el libro de Zacarías fueron redactadas entre el 520 y el 475 a.C. Trasfondo Los exiliados que retornaron a su hogar en el 536 a.C., bajo el edicto de Ciro, estaban entre los cautivos judíos más pobres. Unos cincuenta mil regresaron a Jerusalén bajo la dirección de Zorobabel y de Josué. Rápidamente reedificaron el altar e iniciaron la construcción de sus vecinos samaritanos, quienes consiguieron una orden del rey de Persia para detener las labores. Durante cerca de doca años la construcción había sido obstaculizada por el desaliento y la preocupación con otros objectivos. Zacarías y Hageo urgieron al pueblo a regresar al Señor y su propósito de restaurar el arruinado templo. Zacarías alentó al pueblo de Dios, anunciándole el día cuando el Mesías reinará desde un templo restaurado, en una ciudad restaurada. Contenido El libro de Zacarías comienza con un enérgico mensaje del Señor pidiéndole al pueblo que se arrepienta y retorne a su Dios. El libro está repleto con referencias de Zacarías a la palabra de Señor. El profeta no trasmite su propio mensaje, sino que comunica fielmente el mensaje que Dios le ha dado. Se llama a la gente a que se arrepienta de su letargo y termine la tarea inconclusa. Luego, Dios da seguridades al pueblo de su amor y cuidados en una serie de ocho visiones. La visión del hombre y los caballos recuerda al pueblo el cuidado vigilante de Dios. La visión de los cuatro cuernos y cautro carpinteros alude al juicio de Dios, primero sobre Judá y después sobre sus enemigos. En la visión del hombre con el cordel de medir aparece una referencia apocalíptica a la bella y pacífica ciudad de Dios. Josué, el sumo sacerdote, representa la limpieza del pecado. La magnífica visión del candelabro de oro, alimentado por los dos olivos, es un mensaje a Zorobabel en el sentido de que los propósitos de Dios sólo pueden ser cumplidos por su Espíritu. El rollo que vuela emite un pronunciamiento contra los que roban y juran en falso. La visión de la mujer sentada en medio del efa alude a la santidad de Dios y a la limpieza del pecado. La visión de los cuatro carros describe el soberano control de Dios sobre la tierra. Las visiones están seguidas por una escana en la que Josué es coronado como rey y sacerdote. Se trata de un magnífico símbolo de la venida del Mesías. En los capítulos 7 y 8, Dios aprovecha una pregunta sobre el ayuno para reforzar su mandato de justicia y rectitud, el cual debe anteponerse a las formalidades religiosas.

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Los capítulos 9–14 tienen un carácter escatológico (el estudio de los tiempos postreros). Sion es restaurada, e irradia la gloria del rey que la gobierna. Dos mensajes proféticos sobresalen. La primera profecía, u «oráculo», está en los capítulos 9–11. Dios librará a su pueblo (cap. 9), la prosperidad del pueblo de Dios (cap. 10) será restaurada y el pastor de Israel será inicialmente rechazado, lo cual traerá gran desolación (cap. 11). La segunda profecía está en los capítulos 12–14. Otra vez Dios libra a su pueblo, mientras éste se aflige por aquél al que traspasaron (cap. 12). Una fuente se abre entonces para limpiar del pecado y la impureza (cap. 13). Por último, el Señor reinará sobre todas las naciones desde una Sion restaurada (cap. 14).

BOSQUEJO Zacarías alentó al pueblo para que desechara el pecado de su vida y A.MENSAJES DURANTE continuara la reconstrucción del templo. Sus visiones describieron LA RECONSTRUCCIÓN el juicio de los enemigos de Israel, las bendiciones para Jerusalén y DEL TEMPLO (1.1–8.23) la necesidad de que el pueblo de Dios permaneciera puro, evitando 1. Visiones nocturnas de la hipocresía, la superficialidad y el pecado. Las visiones de Zacarías Zacarías dieron esperanza al pueblo. También nosotros necesitamos 2. Palabras de aliento de seguir cuidadosamente la instrucción de permanecer puros hasta Zacarías que Cristo regrese. Los mensajes de Zacarías, además de alentadores y esperanzadores, B. MENSAJES DESPUÉS fueron también una advertencia de que el reino mesiánico de Dios DE TERMINADO EL no se instauraría inmediatamente después de terminado el templo. TEMPLO (9.1–14.21) Los enemigos de Israel serían juzgados y vendría el rey, pero el pueblo de Dios enfrentaría muchas circunstancias difíciles antes de experimentar la bendición del reino mesiánico. Nosotros también debemos enfrentarnos a mucho dolor, desilusión y tribulación antes de entrar al reino eterno de Cristo.

Cronología de Zacarías

• Daniel llevado a Babilonia 605 a.C. • Ezequiel llevado a Babilonia 597 • Jerusalén cae 586 • Ciro derrota a Babilonia 539 • Decreto de Ciro permitiendo el regreso de los cautivos 538 a.C. • Comienza la reconstrucción del templo, 536 • Se detiene la obra de reconstrucción del templo 530 • Hageo y Zacarías comienzan a profetizar; se reanuda la obra del templo 520 • Se termina el templo 516 • Esdras llega a Jerusalén 458 • Nehemías llega a Jerusalén 455

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Libro de MALAQUÍAS AUTOR: MALAQUÍAS FECHA: ALREDEDOR DEL 450 A.C. TEMA: PROMESA DE JUSTICIA Y AMOR DIVINOS PALABRAS CLAVE: MENSAJERO, SACERDOTES, SOL DE JUSTICIA, DÍA DEL JUICIO Autor Aunque algunos atribuyen Malaquías a un escritor anónimo, posiblemente Esdras, quien habría utilizado el seudónimo hebreo de MalÕaki («Mi mensajero»), es mejor considerarlo como la obra del profeta de ese nombre. En ningún otro lugar de la Biblia se menciona a Malaquías, pero por su libro sabemos que sentía un gran amor por el pueblo de Judá y las ceremonias del templo. Parece que fue contemporáneo de Nehemías. Fecha La falta de mención de algún rey, o incidente histórico identificable, hace un poco difícil fechar el libro. El uso de varias palabras persas en el texto, y las referencias a la reconstrucción del templo (1.10), recomiendan una fecha post-exílica concordante con el momento en que fue escrito Nehemías (alrededor del 450 a.C.). Malaquías escribió como el último de los doce profetas menores, el postrer autor inspirado de la Escritura hasta los tiempos del Nuevo Testamento. Trasfondo Como se ha dicho, Malaquías es el último de una larga serie de hombres inspirados por Dios, quienes, durante un período de mil años, predijeron la venida del Justo. No sólo profetizaron la venida del Mesías, sino pusieron al descubierto con toda claridad los pecados del pueblo y lo alertaron sobre el merecido juicio divino. Luego de su retorno del exilio, el pueblo de Israel vivió como una comunidad restaurada en tierras de Palestina. En lugar de aprender de las experiencias negativas de su pasado, y retornar al culto y el servicio del Dios de sus antepasados, Abraham, Isaac y Jacob, se convirtieron en un pueblo inmoral e indiferente. Las reformas religiosas y políticas iniciadas por líderes como Nehemías y Esdras no previnieron el serio declinar espiritual que se manifestó en el seno de la población israelita. Esta grave situación hizo que Malaquías se sintiera profundamente afectado con los problemas de su pueblo. Con fervor divino se refirió entonces a la apatía colectiva que prevalecía hacia su amante Dios. Contenido Ya al inicio de su libro, Malaquías menciona el invariable amor de Dios por su pueblo, nacido de su eterna misericordia. Esto sirve de trasfondo a las condenas y exhortaciones que siguen. Primero, el profeta se dirige a los arrogantes, al abierto repudio de los sacerdotes por la Ley y su influencia negativa sobre el pueblo. Los señala como responsables de haber hecho a muchos tropezar en el pecado. De ahí que les advierta que el Señor no va a permanecer como un mero espectador sino, a menos que se arrepientan, los castigará severamente. En seguida se refiere, en términos enérgicos, a la traición de los sacerdotes y laicos que se divorcian de esposas fieles y se casan con mujeres paganas que practican el culto a los ídolos. Esto es seguido por un serio llamado a contener sus pasiones y ser fieles a las esposas que el Señor les dio en la juventud. Más adelante, el profeta rechaza las prácticas irreligiosas del pueblo, su negación de la justicia divina, y sus fraudes al Señor por la retención de los diezmos y ofrendas que se le deben. En una prosa ardiente y llena de fervor, a renglón seguido Malaquías describe las cualidades del sacerdocio en el pasado. Profetiza sobre el Sol de justicia, el Mensajero del pacto, y el

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extraordinario y terrible día del juicio divino, cuando el justo será recompensado y el impío castigado. Por último, exhorta al pueblo a observar las leyes dadas a Israel por medio de Moisés y promete un futuro Mesías y su precursor Elías (Juan el Bautista). Esta profecía cierra el Antiguo Testamento y lo vincula a las buenas nuevas de la provisión de Dios en el Sol de justicia descrito en el Nuevo Testamento. BOSQUEJO Malaquías reprendió al pueblo y a los sacerdotes por su negligencia

1. Los sacerdotes respecto a la adoración de Dios y el no haber vivido de acuerdo con la Palabra de Dios. Si los sacerdotes eran infieles, ¿cómo podían impíos (1.1–2.9) guiar al pueblo? Se habían vuelto piedras de tropiezo en vez de 2. La gente impía líderes espirituales. Si los hombres se divorciaban de sus esposas y se casaban con mujeres paganas, ¿cómo podían guiar a sus hijos? (2.10–3.15) Su relación con Dios se había vuelto inconsecuente. Cuando nuestra 3. El remanente fiel relación con Dios se vuelve menos importante de lo que debiera ser, (3.16–4.6) podemos fortalecerla dejando a un lado nuestros hábitos pecaminosos, pensando a menudo en nuestro Señor y dando a Dios lo mejor de nosotros cada día

Cronología de Malaquías

• Regresan a Jerusalén los primeros cautivos 538 a.C. • Comienza la reconstrucción del templo 536 • Hageo y Zacarías comienzan a profetizar 520 • Se termina el templo 516 • Esdras llega a Jerusalén 458 • Nehemías llega a Jerusalén 445 • Malaquías comienza a profetizar 430 Malaquías, Hageo y Zacarías fueron profetas en Judá (el reino del sur) del post-cautiverio. Hageo y Zacarías reprendieron al pueblo por su fracaso en la reconstrucción del templo. Malaquías confrontó al pueblo por su negligencia respecto al templo y su falsa y profana adoración. Algunos de los judíos más ancianos habían visto el templo de Salomón antes que los soldados de Babilonia lo destruyeran. Después de 70 años en Babilonia, estos judíos ancianos todavía recordaban todo el oro, la plata y la belleza que había tenido una vez el templo de Salomón. Pero Hageo les recordó una gran verdad. Lo más valioso en el templo no era el oro, sino Dios. Los judíos en el tiempo de Jesús tenían un problema similar ya que le daban más valor al templo que al Dios que lo llenaba con su presencia (Mt 23:16-21). Esta es una gran lección para nosotros hoy. La apariencia de cualquier templo, o persona, no es lo más importante, sino la presencia de Dios en su interior. Él puede estar presente en la iglesia más humilde, o en la persona más común y corriente. Templo de Zorobabel

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LOS REYES PERSAS EN LOS DÍAS DE ESDRAS Ciro 559–530 a.C. Conquistó Babilonia. Estableció una política para devolver a los cautivos a su tierra natal. Envió a Zorobabel a Jerusalén, financió su proyecto y devolvió los artículos de oro y plata que Nabucodonosor había tomado del templo. Probablemente conoció a Daniel. Dar 522–486 a.C. Apoyó la construcción del templo de Jerusalén. Asuero (Jerjes) 486–465 a.C. Fue el esposo de Ester. Permitió que los judíos se protegieran contra el intento de Amán de eliminar a su pueblo. Artajerjes 465–424 a.C. Tuvo a Nehemías como su copero. Permitió que tanto Esdras como Nehemías regresaran a Jerusalén. Líderes y profetas después de los 70 años de cautiverio

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