Cosmogonía Andina
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Cosmogonía Andina Enviado por Puma el 30/10/2007 a las 15:40
El origen de la civilización andina se pierde en las ruinas de la cultura Chavin, en el Norte del Perú, y las de Tiwanaco en el altiplano boliviano. Su milenaria historia, junto a la del imperio inca -el Tahuantinsuyo-, se transmite, no obstante, de generación en generación a través de los hermosos mitos y leyendas de una cultura que se expresa en dos lenguas, en aymara y en quechua. Aquellos reflejan, además, la cosmovisión que orienta la existencia de los pueblos andinos. Wiraqocha fue el gran creador del Universo. Antes sólo había humo y oscuridad. Creó el cielo, la tierra y los primeros seres humanos a quienes hizo de gran estatura. El mundo, en realidad, quedó dividido en dos lados opuestos. El Alax Pacha, el mundo de arriba donde habitan el sol y la luna y el Manqha Pacha, el mundo de abajo donde permanece el pasado. Entre ambos, un mundo intermedio: el Aka Pacha de los humanos. Aquellos seres originarios, sin embargo, no tardaron en desobedecer las instrucciones que Wiraqocha les había dado, provocando su cólera. En consecuencia, los convirtió en estatuas de piedra que dejó en grutas y cerros y a continuación desató un gran diluvio, el Huno Pachakuti. El mundo quedó de nuevo en la oscuridad. Al diluvio sobrevivió un puma, aislado en medio del lago Titikaka donde sólo brillaba el resplandor dorado de sus ojos. Tiempo después el Creador emergió del Lago. La oscuridad desapareció porque al instante reemplazó los ojos del puma por el sol (inti) y la luna (quilla). De su unión nacieron dos hijos, la pareja divina formada por Manco Capac y Mama Oclla, el primer Inca y la primera Colla. Wiraqocha se dirigió luego a Tiwanaco y mezclando con agua y barro del Titikaka a los seres anteriores que había petrificado, construyó hombres y mujeres de menor estatura que aquellos, creando así la nueva humanidad. Les dió nombre, vestidos e instrumentos agrícolas; les enseñó las lenguas, las costumbres, las artes y les transmitió leyes justas. De las Huacas, los lugares sagrados en los cerros y grutas, salió la nueva humanidad. Wiraqocha regaló a Manco Capac un bastón de oro. Le ordenó recorrer los caminos hasta encontrar un lugar especial en la tierra. Al final, en el Valle de Huana Cauri el suelo se tragó el bastón y allí mismo nació un bello árbol, símbolo de la sabiduría de la nueva humanidad. En ese sitio se fundó Cuzco, el ombligo del mundo, la más hermosa ciudad del Tahuantinsuyo. El Creador entonces atravesó el país andino, llegó a la costa y desapareció caminando sobre las aguas del mar. Terminada la Creación, dejó a los hombres y mujeres la tarea de mantenerla. Entre el mundo espiritual y el pasado El universo andino, pues, nació dual, formado por elementos opuestos que se complementan y generan equilibrio. Lo que está arriba y lo que está abajo; lo femenino y lo masculino; el día y la noche que se turnan. Los andinos, entonces, viven entre el mundo de arriba y el de abajo; es decir, se rigen por el orden cósmico y el pasado. En este sentido, la relación del espacio/tiempo donde habita la humanidad -el Aka Pacha- con los otros dos mundos, es permanente.
En la Pachamama, la Madre Tierra, los lugares sagrados, por ejemplo, están en todas partes: en las montañas, lagos y caminos, simbolizando la relación con los orígenes y los antepasados (Achachilas). La vida diaria, las labores agrícolas y las fiestas están en correspondencia con el cosmos, principalmente con los cambios que producen las estaciones. Los andinos comprenden que no deben perturbar la armonía universal, la armonía de la creación de Wiraqocha. En la Pacha de abajo reside el pasado. La vida en Los Andes se piensa y construye de acuerdo a lo que el pasado ha establecido. El futuro es también un regreso al pasado. En consecuencia, la existencia del mundo andino transcurre a través de ciclos. Cada 500 años aproximadamente se produce una transformación, el Pachakuti , para dar paso a un nuevo período. Entonces, el mundo de abajo retorna al mundo donde habita la humanidad y el ciclo que termina pasa a formar parte del pasado. Este proceso de transformación contiene siempre eventos y hechos importantes. Algunos cronistas españoles, incluso, llegaron a interpretarlo como un tiempo de guerra. El anterior Pachakuti, por ejemplo, significó el envío de la civilización inca al Manqha Pacha, donde permanece como fuente de una nueva sociedad. En la cosmovisión andina, el retorno a los orígenes es siempre un cambio radical y profundo. En el cíclico mundo andino, en efecto, el espacio/tiempo está invariablemente condicionado a la transformación, a un nuevo comienzo. El último Pachakuti -el femenino Warmi Pachakuti-, según el calendario andino se inició el año 1992. Poco después, un eclipse de sol, el intijiwaña, dió lugar al nacimiento del quinto sol, el intiyuriña. Desde entonces, las naciones andinas han estado convulsionadas por hechos políticos y sociales de gran trascendencia como los que han sucedido en Ecuador y Bolivia. Se trata de poner en vigencia principios fundamentales de convivencia social y con la naturaleza, enviando al mundo del pasado la historia de los últimos 500 años que han significado invasión, exterminio y marginación para los pueblos y culturas andinas. Es su propia forma de interpretar la realidad, de ejercer su derecho a la resistencia y construir un nuevo proyecto socio-político en Abya Yala, el continente americano. Así, pues, la importante valoración del pasado se revela como elemento básico para comprender el sentido de la existencia en Los Andes. El Pachakuti representa, en fin, un cambio integral a todos los niveles: espiritual, ético, social, económico y político. En este proceso, la transformación debe conducir a retomar el camino de la reciprocidad, la solidaridad, la justicia social, la paz y la defensa de la vida en todas sus manifestaciones. Una gran oportunidad, sin duda alguna, para contribuir a restablecer el equilibrio entre el cosmos y la Tierra. Ha sido, por lo demás, el mensaje que los pueblos indígenas enviaron al mundo desde Tiwanaco el 21 de enero de 2006, el Jach'a Uru (Gran Día) cuando el presidente Evo Morales recibió el mandato de los Kurakas, unidos el águila del norte y el cóndor andino para anunciar juntos nuevos tiempos. FUENTE:PACHAKUTI Cosmogonía (palabra de orígen griego "nacimiento, nacer") es el conjunto de narraciones e historias ideadas con la intención de dar respuesta a "como aconteció la creación del Universo, y lo que en él se contiene"
LA DUALIDAD EN EL MUNDO ANDINO
A diferencia de nuestros tiempos – donde concebimos un tiempo lineal no repetitivo y un espacio religioso visto en tres niveles claramente diferenciados a los que podemos acceder dependiendo de nuestros actos y normas de convivencia – las sociedades pre hispánicas desarrolladas hasta el siglo XVI concebían un tiempo cíclico y repetitivo – según los cronistas cada pachacuti ocurría un cambio brusco en los tiempos – y un espacio básicamente dual. Lamentablemente, las crónicas – referentes de los últimos años del desarrollo de autonomía andina – presentan la cosmogonía andina bajo las tradiciones y creencias judeo cristianas. Por ello es importante que se analicen cuidadosamente las crónicas para emitir un juicio sobre el tema, siendo lo más recomendable analizar los mitos y leyendas para entender esta dualidad. La dualidad andina se entiende como la imagen de alguien reflejada en un espejo, la oposición, la parte contraria pero a la vez complementaria del individuo ( que en principio es varón o masculino). A partir de ella es que surgen la tripartición y cuatripartición en el aspecto político, religioso, geográfico, etc. En el aspecto político, la dualidad se percibe en el concepto de diarquía. Ello se distingue por ejemplo en el mito fundacional de los hermanos Ayar (mitad varones y mitad mujeres) y son dos los hermanos que llegan al Cusco – Ayar Auca y Ayar Manco- con las dos esposas que lleva Manco – Mama Huaco como arquetipo de mujer libre y guerrera y Mama Ocllo, la mujer hogareña. Se manifiesta también en la división del Cusco en Hanan y Hurin (según los cronistas el Cusco estaba dividido por ceques o líneas rituales en cuatro grandes parcialidades. Respecto al gobierno, se sabe que eran dos los incas que dirigían el Cusco: el Sapa Inca o jefe hanan y El Willac Umu Inca o jefe del hurin. En el aspecto religioso, la dualidad presenta a los dioses masculinos con sus dobles de características femeninas diferenciadas. Un claro ejemplo de este esquema es la existencia de Wiracocha. Existe una pareja de wiracochas llamados Imaymana Wiracocha y Tocapu Wiracocha que bajaron a la tierra y otra pareja llamada Ticsi Wiracocha y Caylla Wiracocha relacionados con el cielo y manifestados a través de las águilas y halcones. La exisatencia de ceques en el Cusco está directamente ligada a la realizaciópn de ceremonias religiosas y cálculos de tiempo en cada una de estas líneas sagradas. Los mismos tejidos presentas una serie de divisoes que confirman el manejo de espacios duales, tripartitos y cuatripartitos como
los que se distinguen en la división del hanan pacha, kay pacha y uku pacha. Inclusive, los ciclos temporales o pachacutis tienen un marco dual pues se presentan como positivos y negativos luego de cambios violentos. Por todo ello no es raro decir que los curacas, los jefes militares y demás autoridades tenían un doble y contrario como complemento. Hoy, quinientos años después, todavía se pueden percibir – aunque mezcladas con tradiciones cristianas – este tipo de percepciones entre los pobladores andinos que aun no han sido absorbidos por la cultural occidental.
EL ALTAR MAYOR DEL QORICANCHA Y LA MEDICINA TRADICIONAL ANDINA Dr. Oscar Liendo Serninario(*)
Sumario El autor analiza e interpreta las relaciones que existen entre las concepciones de la medicina tradicional andina y la cosmogonía representada en el Altar Mayor del Qoricancha referido por el cronista Santa Cruz Pachacuti.
I. INTRODUCCIÓN Las concepciones de salud y enfermedad son un producto cultural, por ello están ligadas a las cosmogonías de las culturas que las originan. Los sistemas médicos tradicionales tienen así como referente aquellas creencias que cada cultura posee sobre el origen del universo, la ubicación de la existencia humana y su relación con la naturaleza o el cosmos. Así, por ejemplo, las doctrinas cosmogónicas del Tao y del Ying Yang sirven de base a la medicina tradicional china, asimismo la cultura védica a la medicina hindú. La medicina tradicional andina se basa igualmente en la cosmogonía desarrollada por la cultura andina.
II. EL ALTAR Y LA COSMOGONÍA ANDINA Identificar los principios de la cosmogonía andina estriba dificultades, pues la cultura andina ha trasmitido sus códigos y conocimientos en forma simbólica, además ha sido objeto de dominación y transformaciones en los últimos siglos. Sin embargo quedan importantes testimonios históricos en los mitos, monumentos o ritos, otra buena parte aún se conserva en las prácticas cotidianas de las poblaciones rurales. Resulta dificil identificar una fuente que ayude a apreciar la totalidad de la cosmogonía andina y sobre todo desde la perspectiva de los propios andinos. En tal sentido resalta la obra de los cronistas indígenas, escritores nativos surgidos entre la élite de caciques educados en los colegios coloniales.Uno de los cronistas que más aporta a este tema es Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua, cacique
procedente de Canas-Canchis, quien escribiera a principios del siglo XVII la crónica titulada "Relación de Antigüedades deste Reyno del Pirú". En ella el cronista reproduce un dibujo de lo que fuera un altar mayor del Qoricancha, templo mayor del culto inca. La importante representación permite apreciar la totalidad de las deidades que conformaban el panteón del Incanato. Sobre su historia relata el cronista que el Inca Manco Cápac, inca fundador del Qosqo fue descubridor del principio creador y animador de todas las cosas del universo y lo denominó Wiracocha Pacha Yachachic. En su honor mandó edificar un templo llamado la casa del hacedor, Pacha Yachachicpac Uasin o Qoricancha, en cuyo altar principal fue instalada una plancha de oro fino en forma ovoide que lo representaba. Años después su biznieto Mayta Cápac mandó agregar al altar otros 25 elementos completando así la imagen que nos transcribe el cronista. Refiere además que Mayta Cápac fue también médico y vidente e instauró el Cápac Raymi, fiesta ritual, en homenaje al Hacedor. Al momento de la conquista no fue encontrada la imagen del Wiracocha Pachayachachic pues el Inca Huascar, en evidente transgresión de la tradición, había mandado reemplazarla por una imagen redonda en forma de sol. A pesar que la crónica es aún objeto de debate sobre su fidelidad para reflejar el pensamiento cosmogónico andino, la coincidencia con muchas creencias y evidencias del mundo andino actual nos inclinan por asumir su autenticidad.
III. DESCRIPCIÓN La representación ovoide de Pachayachachic resalta centralmente como representación del principio creador y animador de todas las cosas. Análisis lingüísticos de su denominación le dan el significado de animador de la fecundidad o principio vital. Ratificando este tipo de representación gráfica, hasta ahora se conserva en la Catedral del Qosqo una piedra ovoide llamada Hatun Take Wiracocha que se dice era objeto de máxima veneración. Sin embargo esta concepción de un Dios Onico creador, a diferencia de los monoteísmos occidentales, coexiste con la deidificación de elementos del cosmos y naturaleza. Ello podría explicar el sincretismo actual del andino en el que el culto cristiano coexiste con el panteísmo naturalista. Tal como lo hiciera Mayta Cápac con los elementos cósmicos y naturales, la actual cultura andina ha incorporado a santos y vírgenes a su panteón de creencias. La conjunción de elementos cósmicos y naturales a su alrededor, entre los que se incluye una pareja humana, sugiere una concepción de interacción dinámica entre todos estos elementos. Podriamos asumir así que es una concepción cosmocéntrica, vale decir que todos los elementos representados solo tienen sentido y existencia en relación al cosmos. Impresiona que las deidades están ordenadas, que su ubicación no es arbitraria, intentaremos interpretarla en base a niveles y polaridades. Observando los niveles, en lo horizontal podemos apreciar los tres mundos clásicos la cultura andina:
Hanan Pacha o mundo de arriba: conformado por los elementos cósmicos de la zona superior. Kay pacha o mundo de aquí: conformado por la pareja humana y los elementos naturales de la zona central. Ukhu Pacha o mundo de las profundidades: conformado por los elementos de la zona inferior. Verticalmente se constatan elementos centrales y oposiciones a la derecha o izquierda. Sobre la línea central destacan tres elementos: la figura ovoide de Wiracocha Pacha Yachachic, la constelación de la Cruz del Sur (Chacana en general) y en la parte inferior Colcapata , o el granero. Esta situación central coincide con la idea de totalidad implicita en todos ellos: el primero como origen de todas las cosas y el segundo como símbolo cósmico de integración y el tercero como producto colectivo del esfuerzo agrícola, base y sustento de la comunidad humana.
Las oposiciones se conforman por figuras de posición simétrica o diadas en los tres niveles: Hanan Pacha: solluna, lucero de la mañana-lucero de la tarde, verano-invierno, catachillay-choquechinchay. Kay Pacha: pachamama-mamacocha, hombre-mujer, pilcomayo-puquio. Ukhu Pacha: los ojos imaymana-mallki.
IV. EL ALTAR Y LA MEDICINA TRADICIONAL ANDINA Relacionando al altar con las concepciones médicas, tenemos ante todo que el Inca Mayta Cápac, quien completa el altar agregando las figuras alrededor del disco ovoide, fue según él mismo cronista, médico y vidente.
El concepto holístico observado en las prácticas tradicionales, vale decir la concepción del ser humano inserto en el cosmos y relacionado con todos sus elementos, encuentra también un asidero en este mapa cosmogónico. Muchos de los elementos representados tienen además relación directa con la salud o enfermedad. Wiracocha, la deidad principal del altar, tiene también una relación básica con la medicina. Según un mito referido por otro cronista, Cristobal de Molina, uno de sus hijos llamado Imaymana Wiracocha, enseñó a los hombres que flores y frutos eran buenos para medicinas y que otros podían matar, estableciendo miticamente el origen de la herboristería, uno de los aspectos más desarrollados de medicina tradicional andina. Llama la atención que la Luna está representada en su fase de cuarto creciente, coincidente con la fase que marcaba precisamente la fiesta de la Situa o Ccoya Raymi, dedicada a la higiene y la salud. Es notoria la presencia de estrellas en ambos campos, su relación con la medicina podría estribar en que en las prácticas adivinatorias andinas la estrella representa el destino último, la ontología de cada ser humano. En general, la presencia de diadas de elementos trae a colación los términos ambivalentes de su relación, en el mito de imaymana Wiracocha por ejemplo las plantas sirven para curar pero también pueden matar. Correspondientemente en la medicina andina estas dualidades se dan en términos de balance o complementación. Así en el Hanan Pacha, la diada verano-invierno representada en el altar podría sustentar a las oposiciones de frio-calor para, la generación o terapeútica de las enfermedades somáticas. El rayo, de acuerdo a la tradición vigente puede determinar la, iniciación de un altomisayoc dotándolo de poderes paranormales, pero también puede evidentemente matar. El arcoiris puede ser signo, de fortuna pero también causar gangrenas o caries. En el Kay Pacha la madre tierra está representada por un círculo en el que se distinguen tres montañas, estas pueden corresponder a los apus o montañas sagradas tan relacionadas a los rituales de curación o producción de maleficios. La propia madre, tierra en su rol materno, alimenta a los seres humanos pero también es capaz de robar el ánimo, el puquio es capaz proveer el agua pero también producir enfermedades dérmicas. En el Ukhu Pacha, la presencia de los siete ojos, que todo lo ven, podría ser relacionada, indirectamente, al mal de ojo, entidad presente en la nosografía tradicional. El mallki-árbol puede ser relacionado a los antepasados mallkis, habitantes del Ukhu Pacha y símbolo de la progenie humana, pero, también podrían ser relacionados a los Ñaupaq Machus, espectros de una humanidad desaparecida y originadores del s'oqa wayra, terrible enfermedad consuntiva. En relación a las prácticas de los especialistas andinos, la clasificación actual de altomisac y pampamisac corresponde a los niveles de trabajo e invocación que mantienen con los elementos ubicados en el Hanan y Kay Pacha respectivamente.
V. CONCLUSIONES
El altar representa fielmente la cosmovisión de un mundo cultural que no es rezago histórico sino palpitante y vigente realidad. Frente al predominio de una modernidad que produce utilitarismo en las relaciones humanas y contaminación creciente del medio ambiente, no está demás escuchar el mensaje de esta cosmogonía. Ella nos recuerda que, solo somos parte del universo y que el medio que nos rodea no es una mera fuente de recursos aprovechables sino un conjunto de seres dotados, al igual que nosotros, del mismo, espíritu de vida. Las prácticas médicas andinas conservan muchos de los elementos y principios representados en el altar mayor. Su importancia podría trascender al análisis histórico u antropológico si dejamos de considerarla como arcaismo y nos atrevemos a rescatar sus principios holísticos, de equilibrio y relación armoniosa con el medio ambiente natural y cósmico, desarrollando una práctica clínica y salubrista conjuncionada, necesariamente con los conocimientos y tecnologías de la medicina, científica.
BIBLIOGRAFÍA 1. Joan de Santa Cruz Pachacuti Salcamaugua. Relación de Antiguedades deste Reyno del Pirú. Archivos de Historia Andina, C.E. Bartolomé de las Casas, 1993. 2.Urbano, Henrique, Wiracocha y Ayar, Héroes y funciones en las sociedades andinas, C.E.R.A. Bartolomé de las Casas, 1981. 3.Valcarcel, Luis E. Historia del Perú Antiguo.
Para la clasificación de las Piedras Cósmicas según la Cultura Andina, se aplican los mismos criterios que para la interpretación de las montañas y sitios sagrados andinos (Wacas), utilizando los profundos conceptos de la cosmogonía andina: La cosmogonía andina está dividida en tres regiones: El Hananpacha la tierra de arriba, lo superior, el cielo, el futuro, el Kaypacha la tierra del medio, o sea, acá, el presente y el Ukupacha debajo de la tierra, el inframundo, el pasado, asociado al Tecse Mullo, el huevo cósmico, desde donde fluye el tiempo, representado por el agujero de la Tawa Chakana, la cruz andina. La correspondencia psicoanalítica sería: supraconsciente, consciente y subconsciente. Ukupacha: Se encuentra aquí la Yacu (agua) en todos sus diseños. Hatuncocha es el mar. El río es mayu que siempre está en constante movimiento. La cocha es la laguna. El animal principal del Ukupacha es la serpiente. Kaypacha: Aquí se halla la Pachamama. Los Apus son considerados Los Señores. Los lugareños negocian con ellos sobre asuntos muy importantes, previa ofrenda de tabaco, comida, flores y de hojas de coca. A las vicuñas se les dice ganadito del Apu, porque pertenecen a la montaña. El puma es el animal que representa al Kaypacha. Hananpacha: Es el ámbito de Inti (sol), Quilla (luna), Coyllur (estrellas), Illapa (rayo), Huayra (viento), Kuychi (arcoiris), Chakana (Cruz del sur) y Paras (lluvia) que es la que fecunda. La Hatun Colca (gran almacén de granos) es la Vía Láctea. Mallqui (árbol) comparte los tres mundo (raíz, tronco y frutos). Sede de los dioses ancestrales (Achachilas y Ñawpas), vinculado al mundo espiritual, el futuro y la energia vital refinada (sami). El cóndor es el animal emblemático del Hananpacha. Se alimenta de carroña para luego volar por las alturas máximas del corazón de los Andes. Es el símbolo del maestro que transmuta sus defectos en virtudes. Cuentan las historias andinas que los Apus albergan los espíritus de los dioses que vivieron antes del diluvio y que tuvieron el atrevimiento de darle el conocimiento a los primeros humanos para construir civilizaciones. Como castigo, los demás dioses encerraron a estos Prometeos andinos en las montañas. Se les llama Ñawpa (los primeros ancianos), algunos les llaman Wamani y están alojados en la parte más alta de la montaña. Dicen los andinos que "..cuando baja el nublado...los Ñawpas vienen a hablarnos...a inspirarnos..."
PACHAMAMA Y PACHATATA Así como en Oriente existe el concepto de los opuestos-complementarios, Yin/Yang, en la Cultura Andina éstos se manifiestan como PACHATATA, el Padre Wiracocha, (Padre-Cosmos) y su opuesto complementario LA PACHAMAMA, la madre PACHACAMAC (Madre-Cosmos). Representados en el mundo de las formas por un cuadrado (macho, padre) y por el círculo (hembra, madre), así,
las montañas pueden identificarse como machos o hembras, según la predominancia de una de las formas. Se aplicará este criterio al clasificar las Piedras Paisajes Andinas.
PIEDRAS DEL RAYO, LLUVIA Y DEL ARCO IRIS En el perfil o silueta de una montaña, podremos observar la representación de las Serpientes sagradas que transitan desde el UKUPACHA (inframundo de la montaña) hacia HANANPACHA (mundo superior - cúspide). La serpiente llamada SACHAMAMA, recorre el camino desde la base a la cúspide en un trayecto lineal recto, en líneas verticales, transformándose al llegar al Hananpacha, en el Arco Iris, representando la vitalidad de las cosas y la fecundidad. La Serpiente llamada YACUMAMA recorre el camino en forma ondulante, transfigurándose al llegar al Hananpacha, en el Rayo y la Llluvia. Los tres mundos se hallan unidos por estas dos sierpes, diosas del agua y de la fecundidad. La Piedra Paisaje así observada e interpretada, puede constituir una Piedra Paisaje Andina de la Fecundidad y la Vida o del Rayo y la Lluvia, de acuerdo a los perfiles de sus laderas.
EL ORDEN ANDINO Dado que las Piedras Paisajes Andinas son la representación simbólica-mágica de una montaña, contienen también a sus sagrados habitantes: Los Achachilas, Los Ñawpas, Los Phasi-Runa y a todas los seres que habitan esta Pachamama, en la armonía del Yanantin. Asi como las Piedras Cósmicas orientales tienen una atmósfera no visible, que representa los ambientes sutiles, también los andinos pueden encontrar la presencia de estos elusivos conceptos en la percepción de las diferentes Pachas. De esta manera se aplicarán en la clasificación de las Piedras Paisajes los antiguos principios de identificación de las montañas y sitios sagrados andinos: Determinar si son machos o hembras, (Pachatata o Pachamama) si son Apu, Auqui o Huaca, identificando, además, si se expresa el Rayo, la Lluvia o el Arco Iris. Cada una de ellas porta una energía determinada, que como un mensaje, puede ser percibida por el viajero en forma de inspiración,"leyendo" los símbolos se entenderán los mensajes que portan estas "Abuelitas". Simbolizan en miniatura, el YANANTIN o sea el ORDEN CÓSMICO ANDINO. Al momento de nombrarlas, se sugiere anteponer al término genérico RUMI (roca) la característica del paisaje que muestra, como por ejemplo, Waca Rumi, Auqui Rumi, Apu Rumi, etc.
BASES ANDINAS DE CLASIFICACIÓN E INTERPRETACIÓN
Escuela Sudamericana Intercultural de Suiseki-do y Tanseki-koo
1 - Ritual de la muerte en la cosmogonia andina Después de la festividad de "Todos los Santos", este martes 8, miles de cráneos humanosserán veneradas en las instalaciones del Cementerio General, en la ya tradicional “Fiesta de las Ñatitas” (ochatitas) ritual macabro que mezcla esoterismo y creencias paganas de la
cosmovisión andina y su respeto por la muerte. La fiesta es denominada así la forma achatada de los cráneos, para los cuales se armarán prestes y fiestas muy coloridas. Desde primeras horas de la mañana, la capilla principal de la necrópolis paceña se colmará de creyentes trasladando sus "ñatitas" (calaveritas) cajas de madera u ostentosas urnas de cristal, bolsas plásticas y hasta aguayos especialmente preparados para la ocasión. A pesar de las contradicciones que existen con los preceptos del cristianismo en general, la iglesia católica consiente abiertamente la bendición para que Dios les confiera los atributos mágicos que se asegura, tienen los muertos olvidados.
Viracocha De Wikipedia, la enciclopedia libre Saltar a navegación, búsqueda
Apu Qun Tiqsi Wiraqutra
Apu Qun Tiqsi Wiraqutra Viracocha también llamado el dios de la varas es el más destacado entre los dioses del ámbito andino. Es posible que su gran difusión se debiera a que los religiosos católicos buscaban un nombre para explicar a los naturales el concepto de dios. Además, añadieron a su nombre otras palabras a fin de recalcar su calidad de ser supremo, de este modo se formó el nombre en quechua de: Apu Qun Tiqsi Wiraqucha (Apu Kon Titi Wiracocha).
Contenido
[ocultar] 1 Etimología 2 Doctrina 3 Visiones sobre Viracocha o 3.1 Según los cronistas o 3.2 Según la visión andina
4 Véase también
Etimología [editar] En quechua, tiqsi significa fundamento, base, inicio; mientras que wiraqucha proviene de la fusión de dos vocablos: wira (grasa) y qucha (contenedor de agua -lago, laguna-). En la simbología de los antiguos andinos, la grasa era una figura de la energía y el agua, el elemento capital del ciclo vital del universo. Cuando los primeros cronistas llegaron a América, el español estaba en plena evolución y su alfabeto aún carecía de normativa. En tales casos, era común el uso tanto de la "v" como de la "u" para representar indistintamente la vocal [u] y a la semiconsonante [w], hoy representadas como u o hu-. Por tal motivo fue mayoritariamente transcrito como Viracocha, aunque también algunos escribieron Huiracocha y Huiraccocha. Otras versiones fueron Ticci, Tiqsi o Tiksi.
Doctrina [editar] En el Tahuantinsuyo, el culto a Viracocha fue muy restringido, pues aparte del templo de Quisuar Cancha eran pocos los santuarios dedicados en su honor y todos estaban localizados en la zona del Cusco. Su imagen se encontraba también en el Coricancha, y según los cronistas exisía cierta rivalidad entre el culto a Viracocha y el culto a Inti, el dios sol. Al parecer, en ciertos momentos de la historia inca prevaleció la adoración de uno sobre otro.
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