Cornejo Polar - Sobre Literatura y Crítica Latinoamericanas

July 22, 2017 | Author: Grecia Monroy Sánchez | Category: Literary Criticism, Peru, Knowledge, Society, Reality
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ANTO NIO ,CORNEJO POLAR

SOBRE LITERATURA y CRITICA

LA TINOAMERICANAS r I

., EDI CIONES DE LA FACU LTAD DE flUMA;'>JIDAD ES '1 EO UCAClON UN IVGRSlDAD CENTRAL DE VENEZUELA CARAC AS / 1982

PRIMERA

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INTR ODUC C I ON

L os art ícu los reunido s en este libro abarcan un lapso de seis

años, entre 1975 y 1981, Y representan el desarrollo de preocupa~ ciones cr íticas de varia índ ole que, sin embargo, convergen en un punto central: el que t iene que ver con la urgencia de dar razón de la peculiaridad de la literatu ra latinoamericana y de su específica inserción en un proceso histórico-social que , por definició n, es único e irrepetible. En la Primera Parte se encuentran aprox imaciones más bien teóricas, sobre todo alusivas a los problemas que enfrenta

la crítica en ':"J\mérica Latina; en la Segunda Parte, en cambio, se reproducen trabajos sobre ternas literarios concretos. Esp ero que al lector no le sea especial mente difícil enco ntrar la relaci ón entre ambas secciones, como tampoco el vínculo de todo el volumen con la problem ática que actualmente acucia a la crítica literaria latinoamericana. A .C.P.

Caracas, junio de 1981.

It d de Humanidades y Educación. I F Copyright 1982, Edici ones d e a 'aeu . a . Venezuela Dep artamento de Publ icacio nes. UniverSid ad Central d e . .

Carátula: CARLOS VIVAS

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PROBLEMAS Y PERSPECTIV AS DE LA CRITICA LITERARIA LATINOAMERICANA ' Desde que la cr ítica literaria pro blematizó 5U propio quehacer, dG8Cubriendo que no podía seguir realizándose sin una previa autorreflexión: epi:;temológica en último términ o , una aguda se nsación de desc oncierto, de frustració n a veces, acompaña el ejercicio de sus varias modalidades. Si este rast reo in terior va al fondo de las cosas~ hurga en el sustrato últim o de la crisis q ue inoc ultablemente afecta a nuestra disciplina, queda en claro muy pron to que lo que está en juego es el estatuto c ientífico del discurso crí- . tieo, o si se quiere, la validez del conocimiento que propone y, en definitiva, la legitimidad de su existencia m ism a. Dentro de este contexto ge neral, universalmente extendido, ap arece una problemática aún más turbadora: la de la crítica literaria en Latinoamérica. En su base está la necesidad de arti cular coherentemente las cuestio nes propiamente científicas de la crítica, ya de por sí inquietan tes, con una realidad social que no adm ite la neutralidad de ningun a actividad humana - y menos de aquellas que, como la crítica, suponen una predicación sobre los problemas fundamentales del ho mbre. Tal vez este último juicio cause extrañeza. En los últimos años viene siendo común, en efecto, la afirmación de la inmanencia como único horizonte legítimo de la crít ica : cumpl ir íase ésta en la minucfosa descripción del fu ncionamiento interior de la obra literaria y en la reve laci ón de su estructura intrínseca, al margen



El iexto fue lerdo com o presentación de la mesa r edonda organizada po r la Universidad d e San Marcos , en 1974, sobre e l t ema a que se re · fi e re su U lulo. Apareció en Acta Literaria, 1 7, 1-2, Budapest, 1 975, y se reprodujo -como editori al en ldiologies & Literature, 1 ,3, may -june

1977.

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se tl~ta .~e _a~e!!@!I el gra.Q.o de fidelidad d e la representación verbal s;on r~specto a sus referentes_de realidad..! pues de ser así la última palabra debería esperarse de las ciencias sociales, o emerger de una disputa impresionist a acerca de "cómo es realmente la re alidad" , sino - fundamentalmente- de iluminar la índo le, filiació n y significado de esa imagen hermenéut ica del mundo que todo texto from ula , incluso al margen de la intencional idad de su nuicu. ~sª. imagen no es nunca ni individualmente gratu ita ni socialmente arbit rarla:-- - - - - -

de cualquier proyecc ió n que exceda los límites objetivos del texto y al margen, tamb ién, de todo enjuiciamiento acerca de su formulación estética, su sentido o su funcionalidad social. Las tesis inrnanentistas son obviamente cOjIelativas a una poética q ue a su vez , ahora con respecto a la obra misma, señala la radical aut onomía del fenóllleno literario, su enclaustramiento dentro del ámbito de un lenguaje que se dice a sí mismo. Principios claves del simbolismo y la vanguardia, tuvieron su específica razó n de ser en la dialéctica de un proceso histórico concreto, el de la literatura occidental de fines del siglo pasado y primeras décadas de l presente , resultan ahora universalizados y alcanzan rango te órico sobresaliente.

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Sin d uda, aquí se encuentra la raíz del problema de la crítica li teraria contemporánea. No la crí tica toda, es cierto; pero sí su sector hoy más visible parece em belesado con ciertos progresos de disciplinas limítrofes, en especial de la lingüística y la antropología, y disp uesto a sacrificar su contenido human Ístico al servicio de un conocimiento cada vez más fo rmalizado, sin duda, pero también cada vez más inútil. Frente a los nuevos requerim ientos de rigor científico, y en oposición a las graves defic iencias del historicismo y del impresionismo, esta nueva crítica viene optando por lo qu e en último término equivale a la sustitución del objeto mate· ria de estudio. Su estrategia básica consiste en abstraer d el univer· so literario sólo aquello que resulte pas ible de conocim iento a través de una metodología muy f ormalizada, con 10 q ue se deja de lado sectores fundamentales de la li terat ura y se invierte el orden de las necesi dades del desarrollo de la crítica. Mucho se pierde si el rigo r c ientífico ilumina niveles fin almente accesorios, dependientes, y elude una y otra vez lo que es el fu ndamento de la literatura: su condición esclarecedora de la aventura terrena del hombre ~S e trata de afirmar lo que no debería haber dejado de ser evi· e nt e: las obras li terarias y sus sistemas de pluralidades son signos y remiten sin excepción posible a categorías supraestéticas: el homb re , la sociedad, la historia.t

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" Es tarea principal de la crítica, entonces, descifrar el sen tido de esa predicación cuyo- sujetOprim'ario es el mu nd o; en otros ~ér­ mi nos , revelar qu ~jmagen__del universo propone la obra a sus lecio res, qu é conciencia so'Cial e indi vidual la estructura y anima. No -~ --" -

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Este objetivo redobla su importancia en el caso de la crítica li teraria latinoamericana, no sólo porque la literatura latinoamericana está sustantivamen te ligada desde sus o rígenes a' una reflexión sobre una realidad que unánimemente se co nsid era deficitaria)si. no, también, porque las imágenes que instau ra contienen con frecuencia postulaciones proyectivas: hay en la literatura latinoamericana, e n efecto, un a suerte de modulación propiciatoria q ue parece ensayar desiderativamente un mundo todavía no realizado. La cr ít ica no puede soslayar estas categorías, ni cient íficamente - porque su propio objet o de conocimiento así lo exige-· ni éticamente - porque el ejercicio de la crítica no es desligable de las opciones básicas de quien lo re aliza. Su puesto todo lo anterior, es claro que \1.D.-Cabe .en1e.ndeua. co nstitu ción de la obra literariLc oll1o simple traducc ió n de una imagen de l mundo previa e indepencliente. En realidad, esa image n, inex plicable dentro de l contexto general que la engloba, existe como fenómeno literario sólo en la medida de la concreción (ormal que la instaura. Confiérele ésta su especificidad, q ue la diferenc ia de otras artes, de otros modos del discurso lingüístico y de otros prod uctos literarios, al mismo t iempo que le otorga una base m a' teri al pasible de ser incorporada al proceso de producción de objetos culturales. Hay que reconocer que la crítica inrnanentista viene desarroll ando m étodos cada vez más precisos en orden a la descripción de estas categorías fo rmales, y es posi,ble que , instrum en· talizados dentro de la perspectiva propuest a, puedan result ar efecti vamente esclarecedoras. En todo caso, p uesto s en contacto de servicio con la tarea de _~~~r e!..~1Jc!o qe las jmá genes_d ~Lmun­ do que provienen de la .peculiaridad latinoa mericana, estos métodos tendrán que perder el peligroso m imeLismo que suele vinctl11

v ~ larIos, ¡rrestrictamente, a modelos co ncebidos bajo el imperio d e

{ otras urgencias culturales y sociales-....-__\

Los problemas de la crítica son también, y en más de un sent id o agudizad os, los p ro blemas de la enseñanza unive rsitaria de la literatura. En u n o y otro campo, y en am b os con apremio manifies to, el gran reto co nsist e en asum ir científicam ente, co n rigor creciente, la' com pleja t otalidad del fenó m en o lit erario. El impresio nismo, q ue cree resolver el problema con consideraci ones gen er al es q ue apenas se solven tan en u no que otro texto sagazme nte comentado, y el cientific ismo , que o lvida to do 10 que se resiste a sus requerim ientos m etodo lógicos, desfiguran por ¡guaI la tarea de la cr ítica y de la enseñanza de la literatura. No puede ocultarse, sin embargo, que las n ecesid ad es de u na "crítica total" implican u n extenso y esforzado proceso y qu e su realización plena es im pensable en términos individu ales. Se trata de un a em p resa mú ltiple, de verdad co lectiva , sistem ática , sin duda gradu al y len t a. L a Univ ersidad debería ser el lugar donde este proyecto resulte p o sible .

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PROBLEMAS DE L A CR IT ICA, HOY "

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Laii lín eas que siguen no so n una respu est a específica al cuestiOl1i0ra ~D.fa-i:;l'Zar finalmente que la crítica literaria latinoBHh,)1"i_",!~I .i:!;;' deb:ría considerarse a sí mism a como par te integrante

del proCC80 de liberación de nuestros pueblos, n o sólo porque de alguna manera es también critica ideológica y esclarecimiento de realidad, en cuanto define la índole de las imágenes del mu ndo que la literatura p ropone a los lecto res y en cuan to determina las cara~­ terísticas de un proceso de producción que reproduce la est ructura de los procesos sociales, sino, también, porque al proponerse un desarrollo en consulta con los requerimientos específicos de su objeto está cumpliendo, en el orden que le corresponde , una importante tarea d e descolonización. Inc1us 9-- si se le resume en sus líneas fundamentales (adecuación a la peculiaridad de la literatura latinoamericana, rigor científico y metodológico, integración al proceso de liberación social), la cdtica literaria latinoamericana aparece como una vasta y com pleja empresa que exige, cada vez más urgentem ent e, formas de trabajo colectivo- e interdisciplinario. El cumplimiento de sus objetivos requiere una dificil transformación de los hábitos del trabajo crftico, todavía muy ligados al individualismo académ ico, y es posible que esta transformación sea la condición necesaria pa:ca solventar eficazmente el pro yecto de una crítica de verdad latinoamericana.

De 10 anterio r creo que se desprende la urgencia de constituir una crítica que consulte constantemente la peculiaridad de su objeto', una crítica con signo latinoamericano. Está demás aclarar que este proyecto nada tiene que ver con cualquier beligerante aislacionismo, siempre empobrecedor, pues resulta obvio que su desarrollo requiere el conoc imiento y la asimilación discriminad a del ejercicio critico propio d e otros ámbitos. También es obvio que esta crítica, así entendida, tiene que cuidar el rigor cie ntífico de

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E L PROBLEMA NACIONAL EN LA LITERATURA PER UANA*

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Una parte nada despreciable de la reflexión sob re el problema nacional en el Perú h a sido formulada en referencia inm ed iata

a nuestra literatura, ta l vez porque en el momento en que se agudi zó la urgencia de una definición nacional, en las decadas de los 20 y los 30, "la renovación literaria fue considerada como parte

integrante de la renovación nacional",' o tal vez porque se comprendió, desde perspectivas distintas y ha'sta opuestas, que la li teratura despliega u n horizo n te ideológico que permite conocer, explicar y valorar las tensiones y los conflictos del pro-ceso histórico . de una sociedad: en tre otros, pero en primera línea dada la agenda del debate de la época, los que problematizan el carácter nacional d e las di versas formac io nes socioc ulturales que constituyen el Perú. En este orden de cosas no es irrelevante que Mariátegui, el más enérgico y lúc ido intérp rete de -la realidad peruana, concediera a la li teratura una atención constante, profu nda yentusiasta. 2

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EN BUSCA DE LA UNID AD

Durante un extenso período la literatura resultó ser, entonces, uno de los espacios privilegiados para la discusión sobre la identi dad nacional peruana. Por razones absolutamente obvias los temas de lo n acio nal y de la lit eratura nacional tenían que pl antearse en [unción de la Índole heterogénea de la realidad y cul tu ra del país, pero dentro de algú n proyecto que transmutara - siquie-

* 1.

2.

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Apareció en Quehacer, Lima, 4 abril 198 0. AdalberL Dessau: "Literatu ra y sociedad en las ·o bras de José Carl os Mariátegui" , e n: Antonio Melis et aJ.: Mariátegui: tres estudios, Lima, Amauta, 1971, p. 76, er.: Alberto Flores Gal indo : "Los in te lectua les y e l problema nacional", en: Emilio Rome ro el a J., 7 ensayos: 50 años de hisloria, Lima, Amauta, 1979. Una b ibliografía sobre las re laciones de Mariálegu i y la li leraLura se en· cuenLra en: Tom ás G. Escajadillo: "Para leer a Mariátegui: 2 tesis y 7 ensayo;;", en: Emilio Romero e l al.: Op. cit., pp. 57 y ss.

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ra en el plano del deseo- lo heterogéneo en homogéneo, lo múltiple en lo ún ico y hasta los conflictos en armo nía. Se trataba de encontrar la categoría unitaria que permitiera hablar de un a literatura nacional peruana. La propuesta más escueta fue, sin duda, la de R iva Agüero. Mediante una simple operación mutiladora él y quienes siguieron su línea de pensamiento optaron por definir una única tradició n y por propugnar un único destino para la lite ratura peruana : tradición y destino hispánicos, estableciendo que el proceso histórico que unía a aquélla con éste constituía el corpus de la literatura del Perú. Como parte de un discurso desde el poder (de una clase que era también una casta), el de Riva Agüero y sus continuadores expulsó de la nación y de la literatura nacional a t odo componente que no fuera hispánico en su raíz, forma y espíritu. Lo indígena resultaba ser lo Hexótico" -es decir: lo no nuestro- y su literatura --en el mejor de los casos- un quehacer primitivo sin rango estético y sin vínculo posible con la literatura nac iona1. 3 Todas las otras propuestas iniciales giran en torno al concep,to de m estizaje -aunque no siempre sea ésta la palabra escogida. N aturalmente la t eoría del mestizaje dio pie a in contables varian~ t~s : desde la versión fuertemen te h ispanista de Gálvez, para quien ~l r caudal literario de este signo d.ebería acoger algunos pocos in~ gredientes indígenas: el tema histórico del Incanato y ciertos contenidos anímic os propios del folclo re;4 hasta la propuesta agresivamente indigenista de More, para quien la mat riz nacio nal es y de~ r----Be~·seguir siendo la quechua, aunque el desarrollo hist órico haya t~nturbiado su pureza con com ponentes occidentales. s "'tf! (:.., ¡

..."t.L:i4 Un punto intermedio ocupan las tesis de Sánchez. Propicia-

dOD ld e un "totalismo perual.1ista" que ponga fin a " la vieja costum~ brehde oponer gal lo a gallo",6 Sánchez no logra precisar el carác3. José de la Riva Agüero: Carácter de la literatura del Pe rú independie n· .l.;-,h¡.l tll,J. Lima, Rosay, 1905 . • ideas de Paoli sobi'e estos otros temas, aunque reconozco que todas, son extraordinariamente sugestivas y algunas, tal vez por eso m islno, frontalmente discutibles.

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El fondo de l problema es el siguiente: yo co nsidero que el co ncepto de heterogeneidad es insus t ituible para comp render crític amente la literatura in d igenista ; Paoli afirma, en cambio, q ue ese concepto no es epistemológicamente válido ; a) Porque. result~ d emasi ado ge neral e indeterminado (puede aplicarse a muchas otras lite raturas y no permite distinguir variantes al in terior del indigenism o ), y b) Po rque supone una interpretación de lo in d ígena como otredad incogn osci ble (lo q ue contradice la capacidad del homb re d e conocer l act o lo humano).

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Aparec ió en R p.uis la de Cr(t ica Literaria Latinoamericana, VI, 12 , Lima , ju!¡o -d ic ie m hre 1980 .

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Comencemos por lo segund o : sin duda ]0 indigena puede sel' ".ateria de conocimiento por qu ienes no son ind ios (y c:3pcro 11C. lber sugerido lo contrario), pero, en este caso, no se trata no 110 se trata de conocimient o. El escritor in digenista puede cono~r profundamente el mundo indígena y puede sentir po r él y sus tIores una gran devoción , mas tal no significa que a t ravés de su ercicio literario (daramen te dependiente de un sistema no indíma) lo exprese "desde dentro" , interiormente. En este preciso :ntido es que el mundo indígena es otro : otro , distinto, ajeno (y ) "impenetrable " ni Hindescifrable") para quien no es indio. Y el .critar indigenista no es indi o ni produce su lit eratura dentro del stema sociocultural indígena . El concepto de heterogene idad da lzón de estos hechos y no de otros: mediante él se trata d e definir na producción literaria compleja cuyo caráct er básico está dado : H la convergencia, inclusive dentro de un solo espacio text ual , ~ dos sistemas sociocult urales diversos. A grandes rasgos: uno de ¡tos sistemas, que cOlTesponde aliado occidental izado de los paí~s andinos, rige el proceso de p r oducción, los textos result.antes el ci rcuito de comunicación de esta li teratura; el otro, el indíge1, funciona como referente , aunq ue en determinadas circunsta n'as pueda observarse q ue éste refluye sobre el discurso literario ue' intenta revelarlo y lo transforma. El concepto d e heterogeeidad, en suma, expresa la índole plural, heteróclita y co nflictiva e esta literatura a caballo entre dos universos distintos.

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Es cierto que tal concepto es genérico y que puede aplicarse ot ras literaturas. En m is estudios señalo precisamente que las :ónicas, la gauchesca, el negrismo y la narrativa de lo real maraviDSO se inscriben dentro de él. Me parece extrao rd inariam en te proletedor que fuera de la literatura lat inoamericana puedan encon: íarse otros casos de beterogeneidad, como sería el de la literatura ¡eridiQnal italiana, y no dejo de sentir un cierto orgullo al imagi¡IX que un planteam iento crítico fundad o en el pensam iento de lariátegui pueda servir de pauta teórica para esclarecer fen ómenos ~ alcances universal es.

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'Es claro, sin em bargo, que el concepto d e hetero gene idad t iee ' q~~ ad~n sarse m ediante el ex am en de los componentes históri· )s q ue producen, en cada caso con creto , distintos tipos de hetcro~ neidad ; como también, p o r otra parte, tien e que au sc ultarse con etenimjento la form ulación literaria que, as imismo en cada caso ,

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p o;: ilk la C Gr.i V Er§;cLc ú·~ de dos o más sistemas en un solo proliter;. .rio . As!, por ejemplo, la heterogeneidad indigenista p uede diferenciarse de otras 'porq ue rem ite a un hecho de conquista y colonización, ponz 2n relación d os estructuras sociales que inclusive tienen. mod os de producció n diferenciados y dos culturas de raíces históric as completamente autóctonas, enfrenta problema') de bilingüismo y la contradicción entre escritura y oralidad, etc . Ciertamente, como afirma PaoJi, estos compo nentes y cualesquiera otros que pudieran añad irse tienen una aptitud diferenciad ora sólo rel ativa, pero ello provi ene d el nivel histórico en el qu e aparecen. En otras palabras: he terogeneidad es un concept o teórico general que esclarece el carácter .básico de un grupo más o menos extenso de literaturas, pero la gam a concreta de sus manifestaciones, su tipolo gía y proceso, sólo pueden se r reconocidos a través del conocimiento histórico. Después de tod o, la diferencia entre la heterogeneidad de lo gauchesco y la heterogeneidad del indigen ismo no es un problema. t eórico sino histórico.

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Una similar estrat egia tiene que seguirse para qu e el concepto de heterogeneidad sirva en la distinción de variantes dentro del proceso del indTgenisrno. Sin duda, corno concepto teóri co general él no es por sí mismo apto para desagr,e gar ni histórica ni valorati: vam en te las d istintas expresiones del indigen ismo. Ahora bien: estas expresiones son distin t as no po rque unas sean heterogéneas v otras no , sino porque en cada Gasa se resue lve la heterogeneidad ?e ?ist~nta manera. No se t rata, pues, de reivindicar en bloque al mdIgemsmo, com o supone Paoli, se trata de encontrar la d efinición ~orrecta de esta literatura y, a partir de ell a, pr oceder a describir, mterpretar y valorar sus varias alt.ernativas. Creo que en mis estudi os es tá insin.ua?o ~.n do ble criterio a este respecto : de una parte, el g~ad~ de aSlmliaclon de los intereses sociales auténticos del pueblo m dlgena (o en el extremo opuesto el modo com o es os interes~s s~ n o lvidados, tergiversados o negados ); por otra parte , la efiCienCia co n que se asumen cier tas estructuras temático-formales ind ígen a') y se las inscribe 'p rod uctivamente en el discurso lit erario indigenista (o en el extremo opuesto la manera como este discurso re pele tales estruci..uras y se encierra dentro de la normatividad occide ntal) . Está 0emás an otar que ambos cri t erios deben ser analizados, mat.izad os y sum ados a otros. Las observaciones de Paoli en este sentido son muy útiles, porque no sólo detectan una tarea en re alidad a me dio hacer sino porque ayudan a cumplida.

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Aho ra bien: la alternativa que propone Paoli dio me parece mtisfadoria. Paoli afirma que "debemos resignarnos a ad mitir que lo único que puede definir al in digenismo es su refe rente ind ígena " y señala la validez de algunas categorías tradicionales, c;omo "auten ticidad" o "interioridad", para el análisis y la valoración de las distin tas m anifestaciones de este movimiento. Claro es tá que ambas son materia de ciertos ajustes (la autenticidad se entiende como "efecto de autenticidad" y la interioridad es calificada. de "interioridad relativa") y que se añade alguna nueva (concretamente la "problematización" del referente), pero lo cierto es que todo este trabajo resulta más difícil que product ivo mientras no se reconozca la idea. de que el referente indígena no puede ser enunciado por la literatura indigenista más que a través de una operación plurisocial y pluric ultural. Lo que define al in digenismo no es sólo su' referente ind ígena (pues es obvio que lo mismo podría decirse de la literatu ra indígena) sino el modo com o ese referente es o pretende ser revelado desde una pe rspectiva no indígena. Est o sin contar el riesgo co nte ni dista que subyace en la defini ción temático-re fe rencial qu e propone PaoH, riesgo al que se añade una incómoda resonancia t au tológica .. A la larga poco se adelanta si se define al indigenismo como la literatura cuyo referente es el mund o indíge na .

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Es tas consideraciones me reaf\ rman en la pertinencia del con· cepto de heterogeneidad para dar razón del indigenismo literario, mas, al mismo t iempo, señalan con claridad que él es, sobre todo , un nuevo pu nto de partida y un nuevo cauce para examinar la densa problemática de esta literatura. El diálogo con Paoli me parece auspicioso y alentador. Se Jo agradezco.

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El in d igenismo no sería tal si su referente no fuera indígena, pero tampoco seria indigenismo si su producción no vinculara conflicti vamen te a ese mundo con el otro sistema sociocultural que con vive con él den tro de las fronteras del país .

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Un a de las vent ajas del concepto de heterogeneidad es que logra superar los lí mites de los planteamientos tradicio nales, que aluden sobre todo a los t extos, m ediante un a visión más amplia que comprende al indigenismo como un complejo proceso de producción literaria y lo inserta dentro de un espacio de re~lidad social de d imensiones mucho mayóres. Así se puede desenclaustrar al in d igenism o del encierro tergiversado r que él mismo y la crítica habían co nstruido. En último térm ino 10 que interesa evidenciar essé M.ar ía A"rguedas: Yawar fiesta, Lima, Mej íu Baca, 1958. El caiso. dIO esta narrado en el capítulo 11. r ef.: Agustín Cueva: "En pos de la h istoricidad perdida .. " , Op. cit.

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lero, de mane ra significativamente parad ójica. ese pasado ni es nate ria novelada ni su restauración aparece como opción en el hoizonte ideológico de la novela indigenista_ 24 En E l m undo es ancho y ajeno yen Yawar f iesta se instaura m pasad o mítico definido en ambos casos com o un tiempo fe liz :uyo ún ico orden era el comunitari o: "antes todo era com unidad", .e lee en la novela de Alegría ;2S en la d e Arguedas, sim ilarmente, -,e dice que "en otros tiempos t odos los cerros y t odas las pampas le la puna fueron de los comuneros" .26 En un mundo así co nsii.uido, los conflictos y las tensiones , inclusive la posibilidad histó'ica de la transform ación, son inim aginables: la realidad' se reitera m un t iem po de perfección que se imagina nat ural e in conmovible. ~sta image n no es pasible de narraci ón novelesca,27 y , de h echo , la lO vela indigenista no intenta procesarla en esos términ os: sim plen enta la inc orpo ra - como imagen, sin tratamiento narrativo--- a ;u sistema de significación. Sobre señalar que esta incursión en el ?asado moviliza más atributos míticos que his tóricos.

empeño por hacer respetar el r ito q ue sim boliza la cohesión y fuerza de su cul tura. 20) Este d estino desigual puede explicarse de muchas ma~ eras, pe ro res~ lta particularmente ilustrativo re fe rirlo a l~s relaclon es entre SOCIedad y cultura ~y de ambas con la histon a- que se plasman diferencialmente en ambos textos. E L MUNDO ES ANCHO Y AJE NO

E n l~ n~vcl a de Ciro Alegría, la derrota de Rumi se in te rpreta en est os te rmtn os : As í llegó e l v enta rr~~ de octubre y los comun eros le o pon ían su habit~ a J cara de tr~nqulhdad. Renunciaría a su embate fr ente a un sucio hmc hado, un arbo~ lo.zano, una lluvia apretada como u n muro. Mas co~ría o.trn venta~ro~ Incontrastable, que azolaba la conthwidad de la eX 1Stenc l3 comuOlta~ l a y al cual no se podía en carar con la respuesta d e la n atu ra leza. Y esta es la que, en ultimo térm in o, sabían los labrieP,?s . Ho m.bl"l~s de ca mp o, adoctrinad os en la ley de la tierra desenvol~ l a n .su vld'a' segu n elln e ignoraban las dem ás, que antes Jes'eran innecesa l'las y po r otra parte no habían pod ido apre nder. Ahora, ante la p apelera embestida, o se a, la n ueva ley. se enco ntraban personalmente desa rmad os, y su esperanza no pod ía hacer o tra cosa q ue afirmarse en ~ I am o r a la tierra. Mas no bastaba para afron tar la lucha y había C'[u e Ir al pueb lo y tratar con los rábu las.3(}:

.L DESTINO DE LA COMU NIDAD, SOCIEDAD y CULT UR A

El vínculo entre este trasfond o mítico y el pasado inmediato :le la acción que se narra, varía conside rablemente d e novela a nove la. En las de Alegría y Arguedas -que se diferencian por estu, de lo que es norm a en la narrativa de Bolivi a y Ecuador- U ese vínculo es t o davía actuan te y poderoso: aunq ue aislada y agredid a por la expansión del ga m onalismo, la primera Rumi conserva intactos los valores antiguos, de la misma manera que los ayllus de Puquio, pese a la opresión de los mistis, son capaces de p reservar su identid ad cultural. Cambia más bien, de uno a otro texto, la din ámi ca del s.uceso y la m anera como se le res uelve , en efecto , mientra/'; la comunidad de Rumi es aniquilada, los ay llus puq uianos triunfan en su 24. 'J

25.

26. 27. 28.

Es significa tivo qu e es la op ción, copiosament e presen te en la ensayística y en los programas de los movimientos indigenistas, no aparezca en la narra li va. Más tarde se alude a este hec ho. El mundo es ancho y ... , Op. cit .. p . 20. Yawar fies ta. Op. ci /.. p. 21. He lrata do esle tema en Jos ar ticulos cit ados en la nota 1 y e n el "Prólogo" a la ed ic ión venezolana de El mu ndo es ancho y ajeno. Es una diferencia si¡;tni fic ativa: en las novelas ind ige nistas de otros pa íses andinos los va In res del pueblo indíge na ap arecen muy diluid os y, a veces, son casi ine xistentes .

100

El. lecto~ sabe qu e fracasa este escéptico y obligado recu rso a l~ legal~dad ajena y q ue fracasa, también m ás t ard e, el recurso a la ~lOle?cla. La pleni t ud axiológica de la comunidad fu nciona sólo al mtenor d el p ropio sis tema - un sistema que tanto el n arrador como los co~un e ros imaginan "natural " . Fuera de su ámbito , frente al gamonahsmo y ;?dO 10 que él implica, la comunidad es absolutamente vl~lnerable. Esta c~~vergencia de fo rtaleza y debilidad pone de relieve un hecho deC ISIVO: las virtudes naturales de la comu29.

30. 31.

u~u. ,bibli ografía sobre El m undo es ancho y ajen o se encuentra en ~ ed l~ lon de esta novela 'por la Biblioteca Ayacuch o. So bre Yawar ficsl rP. C~ .. Sa ra Castro Klare n: E/ mun do mágico de José Mar ía Argued s'

Llm.s, IE~ , .\.973 : A ntonio Cornejo Polar: Los un iversos narrativos d~ Jose l~r¡art.a A rgll ~das, Buenos Aires, Losada, 1 973; Gladys Marí n: La expene.nc¡a ame ri cana d e José Man'a A rguedas Bu en os Aires G· , Ca~bel.ro , 1.973; Antonio Ure ll o: José Maria A;guedas: el nu cu'o r~~~~~ d e/ /rld lO , LI~a , r.,·I:j ía B~ca, 197 4; Will iam Rowe: Milo e id e%gia en la obra d e Jos e Mana Arguedas. Lima,-INC, 1979. E/mundo es an cho y ... , Op. cit .. p . 159. ~\! s recursos ~niciales: ~racio n es y conjurQs, fr acasan y ponen en d iscuSlo n l o do el sis tema de .deas que los so lventa. CL capítu lo XX Il1.

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", nidad ~on, en última instan cia, la causa de su fracaso histórico, y genera la urgencia d e decidir entre la adhesión trágica a un orden perfecto, pero irremediablemente condenado a desaparecer .0 la promoción de su riesgosa t.ransfor mación hacia la modermdad -transfo rmación clave, p or cierto, q ue puede ententlerse como la versión extrema del conflicto general entre permane ncia y cambio.

En EL" mundo es an cho y aje no se decide por la modernidad, pero tal opción corresponde, en este caso, mucho más a la conciencia del narrador que a la de los comuneros. La sustitución de Ro sendo Maqui por Be nito Castro, en la alc aldía de Rumi, tiene aquella significaci ón y este carácter. El p royecto transformador, que supone , sin embargo, el respeto a las esencias de la vida comunitari a, incl uye componentes relativos a la t.ecno logía, a la educación y, sobre todo, a la for mación de una nueva conciencia ("tenía que surgir W1a co n cepción de la existencia que. sin renegar de la ~r~­ funda alianza del hombre con la tierra, lo levantara sobre los lImites que h asta ese m omen to h abía sufrido para conducirlo a más am plias formas de vid a"); Jl ese proyecto, empero, cas i sólo aparece en el ánimo de Castro, comunero excepcional tanto por su cdnd ición de mesti zo como por haber reali zado su aprendizaje social fuer a del espacio soc iocultural indígena: no puede olvidarse que él descubre el sentido de la historia, e inclusive el sentido de las luchas campesinas , escuchando a líderes políticos, dirigentes sindicales y - lo que es más significativo- a miembros del movimiento indigenista, En rea lidad, el n arrador penetra, a través de Benito Castro, en el mundo indígena y suscita así su transforma· ción. 3 3 La conversión del orden natural en historia funciona, entonces en esta novela, a partir de la acción de un agente exterior, en 34 má~ de un sentido ajeno -por distin to- al sistema indígena. Dicho de otra ,manera: imaginada como un u niverso clausurado en su perfección nat ural, la comunidad indígena parece incapaz de desarrollarse históricamente por sí misma e incap az, tam bién, de 32. 3 3. 34.

El mundo es ancho ... , Op. cit .. p . 369. Cf. "Prólogo" , y a citado. Uno de lOs t em as del debate político de la época es e l de la co nvenien· cia de for mar líderes campesinos concientizados f uera del m und o i n~í. gena. cr. Antonio Cornejo Polar: Los uniue rsos narra /iuos... , Op. c/I., pp. 95·97 .

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responder con sus propias fu erzas al reto de nuevas y m ás hostiles condiciones sociales. La derrota de Rum i antes de ha ber completado s u proceso de cambio crea, indudablemente, un campo de ambigüedad con respecto a la naturaleza proiunda y al destino final de ese proceso, JS pero n o p uede h acer perder de vista que desde la perspectiva d el narrador la salvación del pueblo quechu a depende de la acc ión de otras clases sociales y de la progresiva aceptación de otro h orizon te cult ural. 36 Detrás de esta manera de enfocar el problem a , no sólo está la ideología personal de Ciro Alegría;3? está también, con fu nc ión condic ionante, la forma de conciencia que tipifica al in d igenismo como ejercicio social y cult uralmen te h eterogéneo y su específica ub icación, como prod uc to de las capas med ias u rbanas de origen provinciano,38 en el Perú de entonces. YAWAR FIESTA

La p rim era novela de Arguedas enfrenta una prob lem át ica s imilar a la de El mundo es ancho y ajeno pero la en cara d e m an era mu y disti nta, casi contradictoria. La d ifere ncia de mayor en vergadura está señalada por la importancia inversa que una y o tra novela conceden a lo soc ial y a lo cul tural. En la de Alegr ía el énfasis está puesto sobre la categoría fu ndamenta l d e la estructura socio económica del agro (l a propiedad de la t ierra), en la de Arguedas , en cambio, el acento recae sobre el conflicto de cultu ras que se produce en la regió n andina y se 3fl .

36.

37.

38.

En e l p rólogo a la décima edic ión de El mU11do· es ancho y ajeno, AlegrIa seílalaba que el l.!p isod io de la derrota de ia comun idad de Rumi obedec ía a un criterio re .. lista ("as í sucede en la reandad"), p ero acla · raba q uc e llo no imp llcaba una posición pesim ist a rrenle a l problema ind ígena . Esta idea está presente, inclusive, aun que con otras con no taciones, e n Rosenda Maqui . CL Tomás Escaja dillo: "El s imbolo de la constr uc ción de la escuela e n El mundo es ancho y ajeno", en : R una, 7·6 , Lima , julio 1978. . Las rel ac io nes entre la ideol og ía q ue subyace e n las no ve las de A legría y la de l aprismo es un tema confuso y poco estud iado. CL Eduardo Ur· d an ivia: "Par a una nueva lectura de Ciro Alegr fa ", en: Revista de Crt'l j· ca Literaria Latinoamericana, IV, 7-8, Lima, 1978 ; Tomás EscajadiHo : "Para leer a Ma riá tegui: 2 t esis de to s 7 ensayos" , en : Varios: 7 ensu· yos: 50 años en la historia, Op. cit. Cf.: Angel Rama: "El área cultura! andina (h ispa nismo, m est icismo, in · d igenismo)", en : Cuadernos Americanos, XXXIII, México, n o vicmo!"ed ici e mbre 1 9 7 4 .

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concentra en la celebración de una fiesta que -dentro del re la co·:ümboliza el vigor de la cultura quechua. 39 Lo social no desaparece, pero es tratado a través y en func ión de lo culturaL Desde este otro punto de vista, Yawar f iesta vuelve a discutir el tema del cambio o la permane ncia del mundo ind ígena: t ambién aq uí, la conciencia de la historia surge y se intensifica, dramática~ mente, en contacto con esta doble opción y frente a la necesidad de definir una alternativa, partiendo del supuesto de que la cultura in dígena es excepcionalmente va liosa y supe rior a la de los grupos sociaies que intentan su desintegración. 40 En esta novela se decide por la co nservación del ant iguo orden cultural quechua y por el rechazo glo bal de to da interferencia foránea : por igual se repudian las presiones de quienes detentan el poder central y las qu e eje rcen los mest izos e indios aculturados en Lima y portadores de proy ectos progresistas de transformación .41 Aunque la intencio nalidad de unos y o tros es ob viament e distinta, la estrategia de de fe nsa de la identi dad c ultur al indígena no hace mayores distinciones: el "para qué" del cambio pierde importancia frente a la decisión de no cambiar. Co rrelativamente, en el otro lado de la realidad, a veces se desdibuja n las oposiciones entre el pueblo quechua y algunos terrat enientes aindiados, 42 E n este sentido, la línea que demarca los conflictos represen tados en Yaw al' fiesta t ienen un carácter más étn ico que social. La alte rnativa de pe rmanencia que propo ne l'awal' fi esta no es, si n embarg o, ni simple ni u nifo rme. Se observa, por lo pronto, una acentuada amb igüedad en lo que toca al valor del mito y de los sistemas de creencias y compo rtamientos que emanan de él: aS í, mientras se reafirm a la vigencia de una concepción del m undo Cf. bi bliografía citada en la nota 29. Este criterio es tanto del n arrado\" como de los indios. CL: An t onio Co r' nejo Polar : Los universos narrativos ... , Op. cit., pp. 57-9 8 . .' 41. Curiosamente, la fu n ción de Benito Castro es equ ivalente a la de los . "chalos" en Yaw ar fiesta, pero una y otra nove la la valora n de ma nera radicalmente opuesta. Por lo demás, en Todas las sangres, Arguedas modifica su posición: Rendón WilIka t ie ne puntos de con t acto con Castro. Para obser var las transformaciones en la posición de Arguedas es im p ortante comparar el cuento " Yawa r (fiesta )" y la novela del mismo t ítu lo. C f. : Lo.s universos narrativos ... , Op. cit., pp. 87-9 1. 4 2. La dilución de la o posición se produce en el campo de la cultura; en 10 social , en cambio, los terratenientes aindiados man t ienen su act itud explotadora frente a los indios .

39 . 40 ,

.

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de raíz. V i"i1anifestaC"Íones m ític as, se juzga positivamente algunos comport8.!l1 ientos que supo nen la superación de ese m odo de concebir el mundo, t al corno se aprecia en los episod ios de la cacería y muerte del Misitu - que es, sintomáticamente, un auki. 43 ProbabJernent.c', la línea divisoria tenga que situarse en el confus o límite entre lo que prod uce cohesión y poder grupales y Jo que genera terror e impotencia, por una parte, y entre los cambios autogenerados por el pueblo ind io y los que pretenden ser impues tos desde fuera, po r otra. Es evidente que este deslin de está apenas insinuado, sin niayor esclarecimiento, en el texto de la novela. Harto más conflictiva es la correlación entre la decisión de preservar el orden tradicional de la cultura india y el modo co ncret o
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