Consejos Evangélicos

January 24, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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ESTUDIO DE LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS INTRODUCCIÓN “LA CONSAGRACIÓN en el Instituto es el SÍ libre y consciente a un llamamiento divino para una entrega total y estable a Dios. Esta Consagración comporta, no un privilegio, sino una misión que la Fiel Sierva de Jesús cumple al servicio de sus hermanos los hombres. La Consagración se realiza por la emisión de los votos de Castidad, Pobreza y Obediencia y la  Promesa de Apostolado. Apostolado. Se observan por amor amor a Dios y a la virtud ob objeto jeto del voto”. (Art.20) (Art.20) Comenzamos el estudio con las enseñanzas de la Iglesia: El Papa PAULO VI  habló así en su primer encuentro en Roma en Septiembre de 1972 con Responsables de Institutos Seculares “La vuestra es una forma de consagración nueva y original, sugerida por el Espíritu Santo para ser vivida en medio de las realidades temporales y  para inocular la fuerza de los consejos evangélicos los valores divinos y eternos en medio de los valores humanos y temporales. Vuestra pobreza dice al mundo que se puede vivir en medio de los bienes temporales y se

consagrados como tales por los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, pero habéis escogido el acentuar vuestra consagración a Dios con la profesión de los consejos evangélicos aceptados como obligaciones con un vínculo estable y reconocido. Permanecéis laicos, empeñados en el área de los valores seculares propios y peculiares del laicado, pero la vuestra es una SECULARIDAD CONSAGRADA, vosotros sois "consagrados seculares". A pesar de ser "secular", vuestra  posición difiere en cierto modo de la posición de los simples laicos en cuanto estáis empeñados en

 pueden medios de civilización y del  progresousar sin los convertirse en laesclavo de ninguno de ellos; Vuestra castidad dice al mundo que se puede amar con el desinterés y la hondura ilimitada  propios del Corazón de Dios y que se puede uno dedicar gozosamente a todos sin ligarse a nadie, cuidando sobre todo a los más abandonados; Vuestra obediencia dice al mundo que se puede ser feliz sin pararse en una cómoda opción  personal, pero quedando disponible del todo a la voluntad de Dios, tal como se manifiesta en la vida cotidiana, a través de los signos de los tiempos y de las exigencias del mundo actual.

la zona de los deltanto mundo, como consagrados. Es valores decir, no para pero afirmar la intrínseca validez de las cosas humanas en sí mismas, cuanto para orientarlas explícitamente en conformidad con las bienaventuranzas evangélicas. Por otra parte, no sois religiosos, pero vuestra opción concuerda, en cierto modo, con la de los religiosos, porque la consagración que habéis hecho os sitúa en el mundo como testigos de la supremacía de los valores espirituales y escatológicos, o, lo que es igual, del carácter absoluto de vuestra caridad cristiana, la cual, cuanto mayor es, más hace aparecer relativos los

Así, también vuestra actividad en el mundo sea  personal, sea colectiva, en los sectores  profesionales en que estáis comprometidos recibe de la vida consagrada una orientación más relevante hacia Dios, quedando también la misma actividad como arrollada y transportada dentro de vuestra misma consagración. Y con esta singular y providencial configuración enriquecéis la Iglesia de hoy con una ejemplaridad particular en el sector de su vida secular, viviéndola como consagrados, y de una ejemplaridad particular en el sector de su "vida consagrada", viviéndola como seculares. Os halláis en una misteriosa confluencia entre dos  poderosas corrientes de la vida cristiana, recogiendo riquezas de una y de otra. Sois laicos,

valores del mundo, mientras que al mismo tiempo ayuda a su recta actuación por parte vuestra y de los otros hermanos. Ninguno de los dos aspectos de vuestra fisionomía espiritual  puede ser supervalorado a costa del otro. Ambos son "coesenciales". "SECULARIDAD" indica vuestra inserción en el mundo. Significa no sólo una posición, una función que coincide con el vivir en el mundo ejerciendo un oficio "secular". Debe significar, ante todo, toma de conciencia de estar en el mundo como "lugar propio vuestro de responsabilidad cristiana". Estar en el mundo, es decir, comprometidos con los valores seculares, es vuestro modo de ser Iglesia y de hacerla  presente, de salvaros y de anunciar la salvación. 1

 

Vuestra condición existencial y sociológica deviene vuestra realidad teológica y vuestro camino para realizar y atestiguar la salvación. De esta manera sois un ala avanzada de la Iglesia "en el mundo"; expresáis la voluntad de la Iglesia de estar en el mundo para plasmarlo y santificarlo "como desde el interior, a guisa de fermento", quehacer, también éste, confiado principalmente al laicado. Sois una manifestación muy concreta y eficaz de aquello que la Iglesia quiere hacer  para construir el mundo descrito y presagiado por la Gaudium et Spes. CONSAGRACIÓN"  indica, en cambio, la íntima y secreta estructura portadora de vuestro

ser y de vuestro obrar. Aquí está vuestra riqueza  profunda y escondida que los hombres, en medio de los cuales vivís, no saben explicarse, y, a menudo, no pueden ni siquiera sospechar. La consagración bautismal ha sido ulterior-mente radicalizada como consecuencia de una crecida exigencia de amor suscitada en vosotros por el Espíritu Santo; no es la misma forma de consagración propia de los religiosos, pero, ciertamente, es de tal índole que os empuja a una opción fundamental por una vida según las  bienaventuranzas evangélicas. evangélicas.

EL PAPA JUAN PABLO II convocó el Sínodo de los Obispos en Octubre de 1994 sobre LA VIDA CONSAGRADA. La Exhortación Postsinodal VITA CONSECRATA recoge sus conclusiones. Transcribimos algunos numerales que ofrecen doctrina actual de la Iglesia: LA NUEVA Y ESPECIAL CONSAGRACIÓN. (V.C. n.30) “En la tradición de la Iglesia la profesión

A esta llamada corresponde, por otra parte, un don específico del Espíritu Santo, de modo que la  persona consagrada pueda responder a su

religiosa es considerada como singular y fecunda profundización de launaconsagración  bautismal en cuanto que, por su medio, la íntima unión con Cristo, ya inaugurada con el Bautismo, se desarrolla en el don de una configuración más  plenamente expresada y realizada, mediante la  profesión de los consejos consejos evangélicos. Esta posterior consagración tiene, sin embargo, una peculiaridad propia respecto a la primera, de la que no es una consecuencia necesaria. En realidad, todo renacido en Cristo está llamado a vivir, con la fuerza proveniente del don del Espíritu, la castidad correspondiente a su propio estado de vida, la obediencia a Dios y a la Iglesia,

vocación evangélicos y a su misión. La profesión de los consejos es también un desarrollo de la gracia del sacramento de la Confirmación, pero va más allá de las exigencias normales de la consagración crismal en virtud de un don  particular del Espíritu, que abre a nuevas  posibilidades y frutos de santidad y de apostolado, como demuestra la historia de la vida consagrada. ESTE ES MI HIJO AMADO, EN QUIEN ME COMPLAZCO; ESCUCHADLE ( V.C. n.16) “A los tres discípulos extasiados se dirige la llamada del Padre a ponerse a la escucha de Cristo, a depositar en Él toda confianza, a hacer

y un desapego de losa bienes materiales,  porque todos razonable son llamados la santidad, que consiste en la perfección de la caridad. Pero el Bautismo no implica por sí mismo la llamada al celibato o a la virginidad, la renuncia a la posesión de bienes y la obediencia a un superior, en la forma propia de los consejos evangélicos. Por tanto, su profesión supone un don particular de Dios no concedido a todos, como Jesús mismo señala en el caso del celibato voluntario.

de de la vida.nueva En la palabra que viene de Élloel centro alto adquiere profundidad la invitación con la que Jesús mismo, al inicio de la vida pública, les había llamado a su seguimiento, sacándolos de su vida ordinaria y acogiéndolos en su intimidad. Precisamente de esta especial gracia de intimidad surge, en la vida consagrada, la posibilidad y la exigencia de la entrega total de sí mismo en la profesión de los consejos evangélicos. Estos, antes que una renuncia, son una específica acogida del misterio de Cristo, vivida en la Iglesia.

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En efecto, en la unidad de la vida cristiana las distintas vocaciones son como rayos de la única luz de Cristo, “que resplandece sobre el rostro de la Iglesia”.  Iglesia”.  Los laicos, en virtud del carácter secular de su vocación, reflejan el misterio del Verbo Encarnado en cuanto Alfa y Omega del mundo, fundamento y medida del valor de todas las cosas creadas. Los ministros sagrados, por su  parte, son imágenes vivas de Cristo cabeza y  pastor, que guía a su pueblo en el tiempo del « ya  pero todavía no”, a la espera de su venida en la gloria. A la vida consagrada se confía la misión de señalar al Hijo de Dios hecho hombre como la meta escatológica a la que todo tiende, el resplandor ante el cual cualquier otra luz languidece, la infinita belleza que, sola, puede satisfacer totalmente el corazón humano. Por tanto, en la vida consagrada no se trata sólo de seguir a Cristo con todo el corazón, amándolo “más que al padre o a la madre, más que al hijo o a la hija”, como se pide a todo discípulo, sino de vivirlo y expresarlo con la adhesión “conformadora” con “conformadora”  con Cristo de toda la existencia, en una tensión global que anticipa, en la medida  posible en el tiempo y según los diversos carismas, la perfección escatológica. En efecto, mediante la profesión de los consejos evangélicos la persona consagrada no sólo hace de Cristo el centro de la propia vida, sino que se preocupa de reproducir en sí mismo, en cuanto es posible, «aquella forma de vida que escogió el Hijo de Dios al venir al mundo». ABRAZANDO LA VIRGINIDAD, hace suyo el amor virginal de Cristo y lo confiesa al mundo como Hijo unigénito, uno con el Padre; IMITANDO SU POBREZA, lo confiesa como Hijo que todo lo recibe del Padre y todo lo devuelve en el amor; ADHIRIÉNDOSE, CON EL SACRIFICIO DE LA PROPIA LIBERTAD, AL MISTERIO DE LA OBEDIENCIA FILIAL, lo confiesa infinitamente amado y amante, como Aquel que se complace sólo en la voluntad del Padre, al que está perfectamente unido y del que depende en todo. Con tal identificación conformadora con el misterio de Cristo, la vida consagrada realiza por un título especial aquella confessio Trinitatis que caracteriza toda la vida cristiana, reconociendo con admiración la sublime belleza de Dios Padre,

Hijo y Espíritu Santo y testimoniando con alegría su amorosa condescendencia hacia cada ser humano.””  humano. EL REFLEJO DE LA VIDA TRINITARIA EN LOS CONSEJOS (V.C.21) “La referencia de los consejos evangélicos a la Trinidad santa y santificante revela su sentido más profundo. Son expresión del amor del Hijo al Padre en la unidad del Espíritu Santo. Al  practicarlos, la persona consagrada vive con  particular intensidad el carácter trinitario y cristológico que caracteriza la vida cristiana. LA CASTIDAD de los célibes y de las vírgenes, en cuanto manifestación de la entrega a Dios con corazón indiviso, es el reflejo del amor infinito que une a las tres Personas divinas en la  profundidad misteriosa de la vida trinitaria; amor testimoniado por el Verbo encarnado hasta la entrega de su vida; amor “derramado en nuestros corazones por el Espíritu Espíritu Santo” (Rom. (Rom. 5, 5), que anima a una respuesta de amor total hacia Dios y hacia los hermanos. LA POBREZA manifiesta que Dios es la única riqueza verdadera del hombre. Vivida según el ejemplo de Cristo que “siendo rico, se hizo  pobre” (2 Co 8, 9), es expresión de la entrega total de sí que las tres Personas divinas se hacen recíprocamente. Es don que brota en la creación y se manifiesta plenamente en la Encarnación del Verbo y en su muerte redentora. LA OBEDIENCIA, practicada a imitación de Cristo, cuyo alimento era hacer la voluntad del Padre, manifiesta la belleza liberadora de una dependencia filial y no servil, rica de sentido de responsabilidad y animada por la confianza recíproca, que es reflejo en la historia de la amorosa correspondencia propia de las tres Personas divinas. Por tanto, la vida consagrada está llamada a profundizar continuamente el don de los consejos evangélicos con un amor cada vez más sincero e intenso en dimensión trinitaria: AMOR A CRISTO, que llama a su intimidad; AL ESPÍRITU SANTO, que dispone el ánimo a acoger sus inspiraciones; AL PADRE, origen primero y fin supremo de la vida consagrada. De este modo se convierte en manifestación y signo de la Trinidad, cuyo misterio viene  presentado a la Iglesia como modelo y fuente de cada forma de vida cristiana.

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PRIMERA REUNIÓN El C Co onse nsejj o E Eva vang ngé élilico co de C astida astidad d. C onstituci nstitucio one ness de dell I nstitut nstituto o “El Consejo Evangélico de Castidad asumido por el Reino de los Cielos, en cuanto signo del mundo  futuro y fuente de una fecundidad más abundante en un corazón no dividido, lleva consigo la obligación de observar perfecta continencia co ntinencia en el celibato”. ( Canon Canon 599).  Ar tículo 24 24..  Nosotras estimamos la castidad “como un insigne don de la gracia, que vuelve libre el corazón corazó n del para cada vez de caridad hacia en Dios y hacia todos hombres” (PC 12). Conhombre, este voto nosencenderlo c omprometemos comprometemos a lamás perfecta continencia el celibato por ellos Reino.    Ar tículo 25. 25. Sabemos que Dios no nos eligió eligió por nuestras cualidad cualidades es o méritos personales sino ppor or el amor y la misericordia infinita del Padre. Por lo tanto nuestra consagración quiere ser una respuesta a Aquel que, “posando los ojos en la humildad de su sierva quiere obrar en ella grandes cosas” (Cfr.  Magníficat).  Ar tículo 26 26.. Vivimos nuestra pertenencia a Jesús a través de una relación exclusiva y profunda con El, en la fidelidad de un amor cada vez más grande.  Ar tículo 27 27.. La castidad que que es plenitud de amor, dila dilata ta nuestro corazón, lo aabre bre a la amistad, ayuda y estimula nuestra apertura a todos los hermanos, particularmente a los más necesitados.  Ar tículo 28. 28.  La castidad vuelve alegre nuestro estilo de vida, enriquece nuestra personalidad, nos hace capaces de compartir las alegrías, esperanzas y tristezas de los hermanaos, y nos impulsa a entregarnos a ellos generosamente.  Ar tículo 29 29.. La castidad como Pablo nos exhorta, libera nuestro corazón y nos vuelve disponibles a la s “cosas del Señor” (Icor. 7,32) a las cuales podremos dedicarnos mejor, sin buscar otra cosa que “agradarle a Él”.  Él”.    Ar tículo 30 30.. Conscientes de nuestra fragilidad, pero también conociendo la fidelidad divina, buscaremos con fe nuestra fuerza en una vida espiritual vivida intensamente en la Eucaristía y en la devoción a María. Proponemos reflexionar primero en la INTRODUCCIÓN  AL ESTUDIO DE LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS, fundamentado en la Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia En segundo lugar, conocer LAS INDICACIONES PRÁCTICAS  y la DISTRIBUCIÓN DE LOS TEMAS para tener una visión del contenido de la Separata y su metodología. Luego, proceder a profundizar el texto ofrecido para cada reunión, (ocho en total) con docilidad a las gracias especiales que el Señor nos concede por su Santo Espíritu.

INDICACIONES PRÁCTICAS 1.  Las reuniones están divididas por temas específicos, procuremos repartir el tiempo lo mejor posible  para alcanzar a conocer todo el contenido. contenido. 2.  Leer el tema con anticipación y consultar las fuentes que se indican. 3.  Compartir en la reunión lo que más llama la atención del estudio realizado, con el fin de que todo el grupo crezca en el conocimiento del Consejo Evangélico de Castidad y aclare inquietudes. 4.  Tener siempre a mano la Palabra de Dios, como la fuente permanente de toda espiritualidad y desde esta Palabra de Vida encontrar el sentido de la vivencia de la Castidad Perfecta.

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5.  Inicialmente leer los artículos 47, 48 y 49, destacar en cada uno las “palabras claves”, para poder relacionar el tema, a lo largo del estudio, con aquello que indican las Constituciones. 6.  De cada reunión quedan conclusiones para la vida práctica, así lo que hemos reflexionado y revisado, lo llevaremos a la acción. 7.  Motivar la participación espontánea de todas. 8.  Incluir las experiencias personales en la vivencia del Consejo Evangélico de Castidad.

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DISTRIBUCIÓN DE LOS TEMAS PARA OCHO (8) REUNIONES

1.  REUNIÓN 1. CONSIDERACIONES SOBRE EL CONSEJO EVANGÉLICO DE CASTIDAD. 2.  REUNIÓN 2. EL CELIBATO POR EL REINO. 2.1 De la superioridad a la especificidad 2.2 La perfección pertenece al amor 2.3 Signo inequívoco 3.  REUNIÓN 3. EL CARISMA DEL CELIBATO POR EL REINO. 3.1 Celibato: Un Misterio para contemplar y obedecer 3.2 Celibato: símbolo de la transparencia más transparente REUNIÓN 4.  3.3 Celibato: una relación total. 3.3.1 Relación con Cristo: dimensión Cristológica LECTURA COMPLEMENTARIA : Relación total con Cristo REUNIÓN 5.  3.3.2 Profecía de realidades futuras: dimensión escatológica. REUNIÓN 6.  3.3.3 Una nueva fraternidad eclesial comunitaria. 3.4 Conclusión REUNIÓN 7.  4.   ALGUNOS PRINCIPIOS

PRÁCTICOS

PARA

LA

VIVENCIA

DEL

CELIBATO

CONSAGRADO 4.1 La fidelidad 4.2 La necesidad del discernimiento 4.3 El cultivo de la interioridad LECTURA COMPLEMENTARIA: La fuerza de la Palabra del Día REUNIÓN 8.  5. FIELES SIERVAS DE JESÚS EN CAMINO CON MARÍA NUESTRO MODELO 5.1 María es feliz porque ha creído 5.2 María es la virgen “oyente”   5.3 María es la virgen “orante”   5.4 María es la virgen “oferente”   5.5 María es maestra de vida espiritual 5.6 María, estrella de la esperanza

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1.  CONSIDERACIONES SOBRE EL CONSEJO EVANGÉLICO DE CASTIDAD Iniciamos el estudio del Consejo Evangélico de Castidad leyendo nuestras Constituciones en los artículos 24-30, con sus respectivas normas. Tratemos de sacar las palabras que consideramos “claves” para la comprensión y la vivencia de este consejo evangélico según nuestra consagración secular. Leamos a continuación algunas consideraciones del Papa Juan Pablo II, pronunciadas en Audiencia de noviembre de 1994, y en la exhortación apostólica postsinodal Vida Consagrada, relacionadas con este mismo consejo evangélico. También podemos sacar las palabras “claves” y tenerlas presentes a lo largo de este trabajo.  trabajo.   “ Entre los consejos evangélicos, según el Concilio Con cilio Vaticano II, sobresale el precioso don de la «perfecta continencia por el reino de los cielos»: don de la gracia divina, «concedido a algunos por el Padre (cf. Mt 19, 11; 1 Co 7, 7) para que se consagren a solo Dios con un corazón que se mantiene más fácilmente indiviso (cf. 1 Co 7, 32-34) en la virginidad o en el celibato…, señal y estímulo de la caridad y como un manantial extraordinario de espiritual  fecundidad en el mundo mundo»» (L (Lumen umen Gentium, 42). Tradicionalmente, ssee solía hablar de los tres votos  –  pobreza, castidad y obediencia-, comenzando por la pobreza como desapego de los bienes exteriores, colocados en un nivel inferior con relación a los bienes del cuerpo y a los del alma. El Concilio, por el contrario, habla expresamente de la «castidad consagrada» antes que de los otros dos votos (cf. Lumen Gentium, 43; Perfectae Caritatis, 12, 13 y 14),  porque la considera el compromiso decisivo para pa ra el estado de la vida consagr consagrada. ada. También es el consejo evangélico que manifiesta de forma más evidente el poder de la gracia, que eleva el amor por encima de las inclinaciones naturales del ser humano 1. Ahora consideremos la exhortación postsinodal Vida Consagrada, que en el numeral 21 nos indica: “ La castidad de los célibes y de las vírgenes, en cuanto manifestación de la entrega a Dios con corazón indiviso (cf. 1 Co 7, 32-34), es el reflejo del amor infinito que une a las tres  Personas divinas en la profundidad misteriosa de la vida trinitaria; amor testimoniado por el Verbo encarnado hasta la entrega de su vida; amor « derramado en nuestros corazones por el  Espíritu Santo » (Rom 5, 5), que anima a una res respuesta puesta de amor total hacia Dios y hacia los 2 hermanos”. hermanos ”.  

PARA COMPARTIR: a.  Palabras claves  b.  Reflexiones c.  Conclusiones

1 Juan 2 Juan

Pablo II. Audiencias. Castidad Consagrada. Noviembre 16 de 1994. Pablo II. Exhortación Apostólica Postsinodal Vida Consagrada. Marzo 25 de 1996. 7

 

SEGUNDA REUNION 2. EL CELIBATO POR EL REINO Como ya se indicó en el numeral anterior, el consejo evangélico de Castidad es un don de la gracia divina, que lleva consigo la “perfecta continencia por el Reino de los cielos”, por eso a continuación encontramos unas importantes reflexiones de esta forma de vida, que es en primer lugar relación con Dios, es amor de Dios, es un amor que viene de Dios al corazón del hombre y vuelve a Él sin la mediación normal de una criatura de carne y hueso que pertenezca a este hombre de por vida. Es una elección exclusiva,  perenne y total del único y sumo amor de Cristo, profecía transparente y rápidamente descifrable de un mundo nuevo, del mundo de la resurrección futura3. También, y al

Ha sido el Concilio Vaticano II quien ha señalado al respecto un cambio de  perspectiva. De hecho, la eclesiología conciliar no parece insistir en los grados de  perfección o en la superioridad formal y absoluta de un estado de vida con respecto al otro; más aún, como eclesiología de comunión que afirma la vocación universal a la santidad5, santidad5, prefiere hablar de “carismas específicos” y de “complementariedad” en el conjunto del pueblo de Dios. El Papa Juan Pablo II ha dedicado mucha atención a este tema, haciendo de él el centro del quinto ciclo de catequesis de las audiencias generales, de marzo a mayo de 1982. En la audiencia-catequesis del 14 de

mismo tiempo, prójimo: celibato es amoresderelación Dios quecon porelmedio del célibe y de su capacidad afectiva llega a todos los hombres, idealmente, y no excluye a ninguno. Es memoria de la exclusividad y totalidad del amor de Cristo sobre el corazón humano, y recuerda la opción exclusiva y total por Dios que todo creyente debe hacer.4

2.1 De la superioridad a la especificidad En el pasado, primero la tradición medieval y después el concilio de Trento, en su lucha contra el protestantismo y por la

abril deenaquel año 19, afirma: de Cristo Mateo 11-12“Las (asípalabras como las  palabras de Pablo en la primera carta a los Corintios, capítulo 7) no dan motivo para sostener ni la “inferioridad” del matrimonio, ni la “superioridad” de la virginidad o del celibato (…) Las palabras de Cristo sobre este punto son muy claras. El propone a sus discípulos el ideal de la continencia y la llamada a la misma, no por motivos de inferioridad o por prejuicios prejuicios de la “unión” conyugal “en el cuerpo”, sino solo por el Reino de los cielos”, especifica el Pontífice.6 Pontífice. 6

 preocupación la legitimidad evangélica dede defender la virginidad, daban superioridad a la virginidad por el Reino de los cielos en relación con el matrimonio.

Otro Papa Juan Pablo elemento II en sus subrayado catequesis por es elelconcepto de complementariedad entre los dos estados de vida.



Juan Pablo II. Redemptionis Donum, 11 4 Boisvert. El Celibato, 57

5 Lumen gentium 6  Juan Pablo II.

, 40 Virginidad o Celibato por el Reino de los cielos. 8

 

El matrimonio y la continencia no se contraponen el uno al otro, ni dividen de por sí a la comunidad humana (y cristiana) en dos campos (de “perfectos” a causa de la continencia y de los “imperfectos” o menos  perfectos a causa de la realidad de la vida conyugal). Sino que estos dos estados de vida se explican y complementan mutuamente en cuanto a la existencia y a la vida (cristiana) de esta comunidad, la cual en su conjunto y en todos sus miembros se realiza según la dimensión del Reino de Dios, y tiene ahora una orientación escatológica que es propia de este Reino.

2.2 La perfección pertenece al amor Por encima de todo se confirma una verdad fundamental de la teología de los carismas y de la vida cristiana en general: el carisma más grande es el amor7. O bien, bien, “la  perfección de la vida cristiana –  cristiana  – como como afirma también la catequesis papal (…) se mide con el metro de la caridad8 no con la pertenencia formal a un “status perfectionis”. Este  principio es el elemento sustancial y la fuente f uente inspiradora de cualquier identidad y de cualquier ministerio en la Iglesia. Pero si de un lado, no es el estado jurídico sino el amor lo que perfecciona a la persona, de otro lado “el amor en sí mismo no tiene forma”, porque es, en su raíz, apertura al don de Dios, comunión de vida con él, experienciadeteologal. Y sinpara embargo tiene necesidad una forma, no quedar como un ideal ambiguo, y de una forma que normalmente conlleva una dinámica de radicalidad, porque así es el amor.

Este, en efecto, no admite términos medios o compromisos de cualquier tipo; o es radical o no es amor. Es en este punto donde interviene la atracción carismática del Espíritu, que lleva a una forma de vida o a otra: esa será también la identidad de la persona, tanto mejor lograda cuanto más radicalmente se realice el amor específico que está en el origen. En tal sentido, tanto la Catequesis del Concilio, como la del Papa Juan Pablo II, no hablan de superioridad formal y absoluta del celibato respecto del matrimonio, sino de “carisma específico”, nacido de un acto de amor particular del Padre y como respuesta igualmente particular a este amor, que encuentra su peculiaridad en una adhesión más libre y total a Cristo, en un dedicarse a Él y a su Reino con un corazón indiviso y con mayor eficacia, en un manifestarse Dios de forma más clara y completa como fuente de todo amor, y al Reino de los cielos como el destino de todo amor. Estos “más” no deben leerse en clave de contraposición competitiva o de comparación vencedora, sino como forma que tal vocación debe asumir siempre si quiere permanecer fiel a sí misma y si quiere, sobre todo, expresar el amor que la origina. El amor, hemos dicho, busca siempre la radicalidad. Y es siempre en este sentido como los dos estados de vida son entre sí complementarios, se explican y complementan mutuamente, expresan y manifiestan el amor de yDios.juntos Si el matrimonio representa un poco la regla común, seguida por la gran mayoría, el celibato es una excepción. La vía del matrimonio (para alcanzar la perfección de la caridad) es más difícil, la de la virginidad tiene más riesgos.

7 Cfr 1ª 8  Juan

Cor 13,13 Pablo II, Virginidad o Celibato por el Reino de los cielos. 9

 

2.3 Signo inequívoco El “celibato es una excepción” no solamente a lo que hace la mayoría, sino sobre todo a lo que parece y es una lógica natural, inscrita en lo profundo de la psiquis y de los sentidos y aparentemente invencible e ineludible. El célibe por el Reino es un hombre como todos, que advierte como los demás esa lógica con toda su presión instintiva, pero en un cierto momento descubre el amor de Dios y comprende que dicho amor “le basta” hasta el punto de dejar en segundo plano el afecto conyugal y el calor de una familia, para dedicarse plenamente al anuncio del Reino. Para siempre… Es un gran ideal vivido por un hombre con todo el peso de su humanidad; pero más que nada es un mensaje casi violento para aquel que habla de las pretensiones divinas sobre el corazón humano y, al mismo tiempo, fácil de descifrar por todos en aquella persona que manifiesta el amor de Dios y su capacidad humana de experimentarlo.  Nadie puede pasar junto a esta señal humano-divina sin percibir su sentido o sin sufrir de alguna forma su provocación. En cuanto mensaje, su contenido se identifica con la modalidad de la transmisión del mismo mensaje, es decir, con el testimonio visible de la vida del célibe, en todos sus componentes. Cada aspecto vivido por el célibe, como la soledad, la ausencia de vínculos y la

Anuncio y manifestación peculiares y originales, que no pueden dejar a nadie indiferente. Precisamente porque tocan un instinto profundamente radicado en el corazón y en los sentidos. “Son infinitos los modos de ir hacia Dios, innumerables los caminos que conducen a Él. Pero en uno de ellos la fuerza perturbadora y el amor absorbente de Dios brillan con una luminosidad deslumbradora. Es el camino de quien por el Reino de los cielos va, vende todo, aun el atrayente y deseado amor de una criatura tiernamente amada, para correr detrás de aquella voz y seguir aquel implacable punto luminoso”9 luminoso”9 ( Pier Giordano Cabra). “El celibato es antes que nada un hecho revelador: el mundo pasa junto con su alboroto, el tiempo se hace corto y, ante la inminencia del reino de Dios que viene, se  puede permanecer célibe viviendo esta locura evangélica del celibato, acercándose así al mysterium crucis”10 crucis”10 (Enzo Bianchi).

consiguiente parasetodos, aun  para los que disponibilidad no son amables, convierte inmediatamente en anuncio del amor divino, en experiencia y manifestación de un Dios que hace al hombre amante del hombre y que ama a Dios en las criaturas y a las criaturas en Dios.

¿Puedo milos celibato es un signo del amorafirmar de Diosque para demás?

PARA COMPARTIR : ¿Cómo entiendo el sentido del celibato? ¿Cómo lo asumo en mi consagración secular?

9 P.

G. Cabra, Con todo el corazón. E. Bianchi, Celibato y Virginidad, citado en Por amor, con amor, en el amor, de Amadeo Cencini. 10

10 

 

TERCERA REUNION 3.3 EL CARISMA DEL CELIBATO POR EL REINO 3.1 Celibato: Un Misterio para contemplar y obedecer El dato evangélico, y las palabras de Jesús en particular, sugieren una actitud que hay que

adoptar para descubrir el sentido auténtico de este don . Está descrito en Mt 19,3  –   12, especialmente en los versículos 11-12, única pericopa del Evangelio, según los estudiosos, que contiene una referencia directa y explícita al celibato. Frente a la radicalidad del anuncio del matrimonio monogámico y de su fundamento en el plan divino de la creación, los apóstoles reaccionan con estupor y perplejidad, y Jesús resp onde: “no todos pueden entender esta palabra, sino solo aquellos a quienes se les ha concedido. Hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre; hay otros que fueron incapacitados por los hombres, y hay otros que se han hecho eunucos por el reino de los cielos. Quien pueda entenderlo, que lo entienda”. Jesús anuncia aquí la posibilidad de ser eunuco por el reino de los cielos, paralelamente a la del matrimonio monogámico, pero mientras para este último les había remitido a la verdad del  in principio, para el primero, sin embargo, no da ninguna explicación ni  justificación, solamente afirma que no todos pueden entenderlo, sino aquellos a quienes el Padre se lo ha concedido. Es el único texto en el que los Evangelios aportan una explícita llamada de Jesús al celibato por el Reino (y con mucha probabilidad se trata de una sentencia salida de la misma boca de Jesús),  y no se explica debidamente, ni se aclara su sentido espiritual ,  sino simplemente se anuncia en un contexto en el que aparece como culminación de lo paradójico, como el imposible por excelencia hecho posible por Dios, como el escándalo que contradice la economía de la creación, un gemido que expresa, al mismo tiempo, el deseo de redención11 ,como un misterio que para la mayoría queda escondido y al cual aquellos a quienes se les ha confiado deberán “hacer lugar”.

Un misterio que hay que acoger y contemplar con espíritu de adoración y súplica; experimentar en la propia carne y obedecer con la mente y el corazón. Misterio que pertenece al mundo de lo sobrenatural y trascendente y, por tanto, de lo supra racional, ya que va más allá de la razón y se  puede conocer solamente con una actitud mística, por parte de aquellos a quienes “les ha sido concedido”. Es, en efecto, “un bien de la fe”, algo que antes que nada debe ser “creído”. No en el sentido de que no se deba estudiar y tratar de comprenderlo, discutirlo y meditarlo (operaciones todas ellas que representan un verdadero deber), sino en el sentido de que se trata de “un bien  por definición, independ independientemente ientemente del hecho de que se entienda o no, se admita o no”, y en función de un sentir todavía más pleno y fecundo, de un sentir místico, porque solamente el místico es quien puede “entender” el misterio.

11 Rom

8,19-23 11

 

 Misterio de pura predilección predilección divina, que subraya con fuerza que el celibato es un don de Dios y que los célibes cristianos en realidad no eligen, sino que son elegidos; no tienen motivo para gloriarse, sino para dar gracias sorprendidos y conmovidos; y si por un lado ninguno puede atribuirse este mérito, ni querer a toda costa permanecer célibe si no ha recibido dicho don12, por otro, ninguno de los llamados puede presumir de vivir tal don con sus solas fuerzas, ya que el celibato por el Reino, rigurosamente hablando, no solo es difícil sino imposible para el hombre y nada atrayente para la naturaleza humana 13. El celibato elegido y amado es de por sí don y milagro de Espíritu, y para todos los efectos un “carisma”.  “carisma”.   El celibato por el Reino de los cielos, en síntesis, viene anunciando y presentando por el Evangelio como una parábola, parábola viviente que proféticamente narra los misterios del Reino de los cielos, y sobre todo el misterio de la locura del amor de Dios en Cristo Jesús por el hombre, el hombre que en su carne mortal deja que la locura divina se convierta en gozosa  paradoja y anuncio de salvación, “cántico de la fe, de la invidencia y de la locura”, humana y divina.

3.2 CELIBATO: SÍMBOLO DE LA TRANSPARENCIA MÁS TRANSPARENTE Jesús ha elegido el signo del celibato, como señal indicadora de la primacía de Dios, de la relativización del mundo y del verdadero amor al Padre y a los hermanos. Es un signo que se  pone en el corazón de la vida y toca aall centro de la persona, allí donde el hombre encuentra su natural vocación de amor. Jesús ha hecho su elección no por casualidad,  sino por revelar al mundo del modo más hombre:: quién es el hombre y quién es transparente posible  el rostro del Padre y la verdad del hombre el hombre ante Dios. Tanto más cuanto que su elección de vivir célibe no fue condicionada por las costumbres de su tiempo, sino que era algo nuevo, contra el pensar general y causa, muy  probablemente, de irrisiones irrisiones e incomprensiones para el m mismo ismo Jesús. “Si Jesús ha elegido el celibato, es porque éste es la transparencia, si así se puede decir,  más transparente, donde el “más” no indica necesariamente una perfección superior…, sino una cierta modalidad más radical: de dejar transparentar modopor másel directo  solamente a Dios  posible, sin estorbarle. Esto nos nola s ofrece la clave de la lectura evangélica del, del celibato Reino: es un  símbolo, y hay que tomarlo como tal, como algo conocido, bien visible y definible, en el cual y por medio del cual una realidad, que de otra forma quedaría desconocida, puede hacerse conocida y legible.

12 Cf

1ª Cor 7,24 Agustín expresa a la perfección una actitud interior en la que todo célibe podría

13  San

reconocerse: “Pensé que viviría muy infeliz en el estado virginal: y no pensaba que, con tu

misericordia, habría encontrado la medicina para sanar esta enfermedad; porque, en mi inexperiencia, creía que la virginidad dependía de las propias fuerzas y yo era consciente de no tenerlas. Era muy estúpido al ignorar lo que está escrito: ninguno puede ser continente si tú no se lo concedes (cf. Sab 8,21). Y tú me lo habrías concedido sin duda, si con mi gemido interior hubiese llamado a tus oídos y con fe firme hubiese puesto en ti mi preocupación”

(Agustín, Confesiones: PL XXXII, VI, 11, 20) 12

 

Si el celibato es un símbolo, este nos remite a otra realidad, no es elegido por sí mismo, sino para significar esta otra realidad, o porque lo que dice es un reclamo de algo superior. En otras  palabras: el verdadero valor valor no está en la virginidad, ssino ino en lo que esta facilita y hace posible. posible. El mismo célibe con su modo de ser y de querer el bien se convierte en símbolo de una presencia o de un centro invisible, mientras su celibato eleva e ilumina lo profundo del alma, lo más verdadero, de todo modo de amar y de toda existencia humana, del alma que es retrato de Dios. Como Jesús, también el célibe elige el celibato como la transparencia más clara de la primacía de Dios, de la nostalgia de Dios, del gozo de ser amados por Él y hechos capaces por Él de amar a su misma manera.

PARA COMPARTIR: a.  ¿Entiendo el celibato como don de Dios, misterio de predilección divina?  b.  ¿Asumo la vivencia del celibato por mi cuenta o me confío plenamente en Dios para vivirla?  

c. ¿Pido al Señor gracia para vivirlo como testimonio de su amor a los hombres y signo del Reinome de de loslaCielos? d.  ¿Cuál es el significado del Celibato como símbolo? e.  Repasemos los conceptos hasta aquí tratados para quedarnos con la síntesis de lo  principal y consultemos siempre las Constituciones, tal como al inicio de este trabajo se indicó, buscando desarrollar las “palabras claves” mediante estas reflexiones.  reflexiones. 

13

 

CUARTA REUNIÓN 3.3 CELIBATO: UNA RELACIÓN TOTAL Ahora nos introducimos en el análisis del contenido evangélico del celibato por el Reino. Hay un hecho que aflora con absoluta claridad en los párrafos del NT en los que se habla 29b  –  30;  30; explícita o implícitamente del celibato por el Reino: Mt 19, 3-12; Mt 22, 23-33; Lc 18, 29b –  1ª Cor 7. El hecho es este: la opción virginal es sobre todo relación. Relación con Cristo, pero también con los demás y con las realidades futuras. Y por tanto también consigo mismo.  La relación es un concepto clave para compr comprender ender el sentido evangélico del del celibato por el Reino; una relación que abarca toda la vida. Una relación total . Veamos ahora esta relación total en las tres dimensiones clásicas del celibato por el Reino : cristológica, escatológica y eclesial-comunitaria.

3.3.1 Relación con Cristo: dimensión Cristológica Ante todo la relación del célibe es e s con Cristo, con su persona viviente. En Mt 19,12 la elección de los eunucos está motivada por el reino de los cielos, verdadera causa de su gesto, pero el reino de Dios ahora está presente en las palabras y obras de Jesús, por tanto, “el mismo Jesús es la garantía ga rantía suprema, el portador del reino de Dios, la representación y la  presencia del Reino en la propia persona”. Por tanto, se puede decir que la esterilidad voluntaria es una elección consecuente a la  presencia de Jesús, y una adhesión personal a Él. Lo que es  primordial, y fuente de decisiones, es la atracción ejercida por el Maestro y su llamada a seguirlo; es su propio atractivo lo que suscita la adhesión a su persona, en la que se manifiesta el amor de Dios. En 1ª Cor 7,32ss encontramos expresada la motivación más profunda, la motivación  propiamente paulina de la virginidad y de su excelencia: la motivación cristológica. Cuando se ama a Cristo hasta el punto de consagrarse totalmente a su persona y a su causa, se entra en la misma lógica, y nos une de tal forma a Él que se renuncia a todo lo que podría separar o distraer de Él. Para un mayor análisis del  sentido de esta relación  de persona persona a ppersona ersona y, sobre todo, una reflexión que nos ponga en condiciones de captar ciertos aspectos más típicamente humanos, sugerimos realizar la siguiente lectura complementaria.

PARA COMPARTIR: a.  ¿Cómo vivimos la relación de célibes con el Cristo total?  b.  Consultar las citas bíblicas que se anotan en cada tema y compartirlas. c.  Lectura complementaria

14

 

LECTURA COMPLEMENTARIA RELACIÓN TOTAL CON CON CRISTO (desde el punto de vista del sujeto) Hemos dicho antes que la relación con Cristo Cristo es una relación total, que abarca la globalidad del sujeto y del objeto. Recordemos: “ Relación con Cristo, pero también con los demás y con las realidades futuras. Y por tanto también consigo mismo. La relación es un concepto clave para

comprender el sentido evangélico del celibato por el Reino; una relación que abarca toda la .”  vida. Una relación total .”  Ahora trataremos de justificar y profundizar tales afirmaciones, poniéndonos en el punto de vista del sujeto célibe y después del objeto de la relación r elación celibataria.

Desde el punto de vista del sujeto En los textos neotestamentarios la relación célibe-Cristo aparece connotada por las siguientes características: a.  R elación tota totall-e exclusiva clusi va. El célibe se da todo al Señor . Pablo define sustancialmente el

celibato, en 1Cor 7,30, como una vida en la que todas las energías psicológicas de las que la persona dispone, se nada concentran en el Señor y en que las cosas del ejerce Señorsobre y como “agradarle ”. Pablo no hace por esconder el atractivo esta vida él; es su opción y quisiera que fuera de todos, porque representa “ la parte mejor ”. ”. El motivo que impulsa a Pablo a preferir la vida celibataria a la conyugal no es la ascesis,  sino la adhesión total a Cristo y a su causa. La convergencia total y homogénea, sin dispersiones, de todas las energías hacia Cristo, el poder dirigir todo hacia Él… La totalidad de la dedicación implica necesariamente la exclusividad  de  de la donación de sí a Cristo, como se deduce del mismo párrafo paulino: “el que no está casado se preocupa de las cosas del Señor; el casado, por el contrario, se preocupa de las cosas del mundo y de cómo puede agradar a la mujer…” la opción celibataria permite concentrarse en el único valor: el Señor resucitado  y, más exactamente, “las cosas”, los intereses, la causa del Señor. Las “preocupaciones” son abolidas a favor de la única “preocupación”.  Necesaria. Él debe tener el primer puesto, en el corazón y en la existencia del discípulo, es el bien supremo en la escala de valores. b.  R elación que unif uni fi ca y conce concentr ntra a. Es una consecuencia o un componente de la totalidad

y exclusividad de la relación con Cristo. Pero es un aspecto del significado y de las consecuencias más relevantes. Un amor intenso tiene siempre el poder de  unificar  los   los dinamismos de la persona. Se pone en el centro de la vida dando al individuo la sensación de la concordancia interior y de la unidad de vida. Cuando uno ama fuertemente, nada de cuanto sucede a la persona o a su alrededor se considera al margen de este amor. Mucho más sucede con el amor del célibe por Cristo. Una vez más es Pablo quien subraya con fuerza este aspecto, siempre en 1ª Cor 7, donde contrapone el casado al célibe, diciendo explícitamente que el primero se expone a estar dividido entre las  preocupaciones de las cosas cos as del mundo, necesidad de de agradar a laymujer y eldedeber de atender a Dios. Dicha división, parece argumentar Pablo,laestá la persona también la pareja: el cónyuge dentro de es causa para el otro de esta división. 15

 

La condición conyugal, siempre en la óptica de Pablo, establece como un condominio, origina una “distracción” o un “impedimento”. No porque contraponga el cónyuge al Señor, sino porque lo hace de algún modo “dueño” del cuerpo del otro en su corazón, al mismo tiempo que del Señor, al que todo cristiano pertenece. El célibe, por el contrario, se siente privilegiado al darse al Señor, pudiendo consagrar toda su vida y todas sus fuerzas a su servicio. El estado del célibe se caracteriza “por una asiduidad con el Señor sin distracciones”, que no conlleve otros cuidados ni preocupaciones. Poder vivir en Cristo y para Cristo es la experiencia más atrayente y unificante que el hombre pueda jamás vivir. El celibato se hace así símbolo y transparencia de la nostalgia de Dios, búsqueda apasionada de su rostro, tan apasionada que no admite distracción. También en esta nostalgia y pasión el célibe experimenta unidad interior, sentido profundo del  yo, razón de su vida. c.  R elaci laci ón libre libr e y liber liber ad ado or a. Cuanto se ha dicho hasta ahora se podría tomar y traducir

en términos de libertad y de libertad afectiva.  La relación especial que el célibe establece con Cristo libera “de” y libera “para”. Por un lado es liberación de toda una serie de elementos “centrífugos” respecto al centro que es Cristo, elementos y situaciones que distraen y dividen: por otro otro lado, es liberación para “agradar al Señor”.  Fórmula esta, que para Pablo equivale a vivir plenamente en Cristo, dirigidos a Él y a Él consagrados con la propia ya que esta nollamado tiene otra razón de ser, anilaselibertad realiza afectiva de otra forma. Y esto es la libertad: podervida, ser aquel que está a ser; mientras añade un elemento importantísimo: la capacidad de amar la propia realidad ideal-vocacional. Ser atraídos por ella y sentirla como profundamente fascinante porque es verdadera-bella-buena. En ese “agradar al Señor” Pablo parece resumir la libertad en los dos significados ahora indicados: “la vida del célibe  célibe  es una vida totalmente cristocéntrica y cristiforme”, realiza  plenamente a la persona en su entrega entrega al Señor sin división alg alguna, una, hasta el punto de “agradarle”, es decir, de ser según sus deseos, desear sus mismos deseos, de vivir y creer en Él, de esperar de Él la plena satisfacción afectiva, de tender con libertad hacia un algo más que supera toda realización humana y da fuerza para las renuncias libres y liberadoras, porque está motivada por un bien mayor que aquel al que se renuncia. El célibe que vive en libertad e intensidad intensidad afectiva la relación con “su” Señor, por medio de la efectiva condición de muerte en su carne, anuncia que el amor del Señor puede colmar una vida y que “vale más que la propia vida”.14  Esto no significa evasión o falta de compromiso afectivo de lo humano, al contrario, esto comporta necesariamente el “preocuparse por las cosas del Señor”, o sea, de todo tod o aquello que tiene relación con él, de su existencia, de su sentido, lo que equivale a decir: preocuparse del mundo entero: cada hombre, cada cosa, todo puede entrar y entra en el corazón, libre de otras  preocupaciones, del no casado para “preocuparlo”; yyaa que todo, cada criatura, gracias al nuevo Adán, forma parte “de las cosas del Señor” 15, redimido por su amor 16. No hay espacio para la indiferencia o la apatía.

14 Sal 15 Cf

63,4 1ª Cor 15, 32b.34b 16

 

El no casado a causa del Reino revela la condición y la libertad de la vida de su mismo Señor, viviéndola en su propia carne y manifestándola con su corazón. Esto, rigurosamente hablando, es el verdadero y propio estado de “consagración”. “consagración”.   d.  R elación santif santi f i cante cante y espo esponsal nsal. Esta cualidad de la relación la expresa Pablo cuando,

escribiendo a los fieles de Corinto, en 1ª Cor 7,34c sustituye la frase “cómo agradar al Señor” del v.32b (que habría debido ser repetida, por correspondencia lógica), por la expresión “para ser santa en el cuerpo y en el espíritu”. “Cuerpo” y “espíritu”, en sentido  bíblico, indican toda la persona, por tanto una santidad que abarca todo el ser humano y que lo reviste completamente. Santo, por otra parte, se entiende no en sentido ético o voluntarista, sino como “reservado al Señor” (al Señor Jesús), y por tanto consagrado, todo suyo. Del mismo modo el célibe hecho “santo en el cuerpo y en el espíritu” se coloca en otra esfera respecto a la del mundo, se eleva en sacrificio a Dios, es santo, esto es, consagrado en cuanto que es “transfigurado”, no tanto privado de algo (energía vital vital reproductiva) cuanto sublimado y transformado en sus legítimas aspiraciones humanas. El amor de Dios, al que el célibe se ha consagrado, no ha suprimido estas aspiraciones, sino que las ha asumido y colocado en la misma esfera del Kyrios, es decir, en la participación ya en la tierra de la exaltación sacrificial del 17

mismo Cristo . El celibato no se refiere solamente a Cristo en  Kenosis, como puede verse en la tradición evangélica, sino también al Señor en los cielos y a su perpetuo ministerio celeste. Y es vida santa como vida sacrificial en el sentido pleno y cristológico del término. Vida santa también en cuanto que realiza un matrimonio espiritual con Cristo. En 2ª Cor 11,2 Pablo dice: “…os habéis  prometido a un único esposo, para presentarnos como una una virgen casta ante Cristo”. No hay duda de que se alude a un matrimonio espiritual, pero es muy significativo que Pablo, refiriéndose a la comunidad como tal, recurra a la imagen de una virgen para expresar la unión con Cristo y la calidad de esta unión. La forma de vida del célibe es como la encarnación visible de una realidad invisible, y esto, sin ningún tipo de intermediarios, manifiesta la relación íntima y fecunda que une recíprocamente a Cristo y a la Iglesia; Cristo que es todo y da todo por la Iglesia, y la Iglesia que no existe, no vive y no crece sino por y en Cristo.

16 Gal 17 Cf

2,20 en especial Hb 9, 7-12 17

 

QUINTA REUNION 3.3.2 PROFECÍA DE REALIDADES FUTURAS: DIMENSIÓN ESCATOLÓGICA En Mt 22, 23-33 23-33 Jesús eess interrogado por los

Si el amor conyugal cristiano, signo del amor

saduceos acerca de la resurrección de los muertos, con motivo de una mujer que había tenido siete maridos. A la pregunta de cuál de los siete será su cónyuge “en la resurrección”, Jesús responde: “Os engañáis, no conociendo ni las Escrituras ni el poder de Dios. En la resurrección no se toma mujer ni marido, sino que se es como los ángeles en el cielo”18. El Celibato, pues, como estado en el que “no se toma mujer ni marido”, es anuncio de tiempos futuros. Un anuncio que va en tres direcciones.

de Dios por la humanidad y de Cristo por la Iglesia, es anuncio viviente de que el reino de Dios está ya organizado en la tierra; la plenitud escatológica de lo que el reino de Dios será,  puede ser proclamada visiblemente solo por el celibato “como anuncio profético (imperfecto e inacabado) del cumplimiento que va a venir, anunciado por las Escrituras y que será realizado por el poder de Dios. Por eso, quien no conoce las Escrituras y el poder de Dios, dice Jesús, queda confuso y extraviado ante el anuncio de la resurrección, ante la palabra que

 Supe eración ración de la dua ualid lida ad y de la a)  Sup r elaci elaciona onalilida dad d sexual. Jesús anuncia que en el reino de los cielos habrá terminado la relación  basada en el lenguaje sexual, ya que la sexualidad es un bien anterior, perteneciente a la vida sobre la tierra y no a la plenitud del Reino, donde no hay ni habrá necesidades,  porque todos seremos una sola cosa en Cristo Jesús. La comunidad cristiana experimenta ya ahora esta novedad de vida, como lo atestiguan las cartas de Pablo: “Aquí no hay más hay más judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer , ya

anuncia la superación de la dualidad y de la relación sexual, y también ante el hecho y el anuncio evangélico del celibato cristiano”.  cristiano”.  ¿Qué implica esto en la vida del célibe?  b) E l célibe céli be,, hom hombre bre de deseo deseo y de vig vi gi lancia. “El valor escatológico del celibato, está inscrito en el corazón del valor “Reino”: elegida la soledad, como prenda gozosa del Reino, el célibe lleva en sí y testimonia al exterior  paciente y confiadamente el disgusto del

19

que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” . Dentro de esta revelación, ya significativa como superación de cierta concepción de la sexualidad, el celibato tiene su sentido y fundamento “en cuanto cuanto anticipación y profecía de la relación de comunión en Cristo que, inaugurada ya por la fuerza del Espíritu, será  plena solamente en el Reino”.

18 Mt

22, 28-30 3, 28; también Col 3,11

19 Gal

“todavía no” del cumplimiento definitivo del valor por el que se ha hecho un inepto para el matrimonio. (cf. Mt 19,12) El célibe es un ser que vive vigilante y a la espera del momento en el que el Señor finalmente retornará. Y entonces, y solo entonces, el  ya sí  será  será pleno, cuando el todavía no  desaparezca porque se ha cumplido, y la comunidad cristiana podrá cantar: “Alegrémonos, exultemos y démosle gloria,  porque han llegado las bodas bodas del Cordero”20.

20 Ap.

19,7 18

 

Lo que cualifica y caracteriza al célibe, desde este punto de vista, es el estado de tensión en el que vive, estado en el que se arriesga a componer y reasumir en sí los dos extremos, o los dos elementos contradictorios de la fecundidad y de la esterilidad, de la muerte y de la vida. Y esto lo hace asumiendo e integrando plenamente el aspecto negativo ligado al celibato, la impotencia y la infecundidad, con la obstinada certeza de que el Señor puede colmar el corazón y la vida, que “el Padre, por obra del Espíritu Santo, volverá cada vez más virgen y más fecundo el no ejercicio de la propia capacidad generativa”, y la falta de plenitud y el gemido de la vida humana solamente podrán desaparecer cuando  por el poder de Dios, por el mismo mismo poder que hace ya ahora posible el celibato por el reino de los cielos, se cumplan las Escrituras con el retorno del esposo. En una palabra, el célibe es fundamentalmente

hombre de deseo, un hombre que realiza  plenamente el acto y el proyecto creativo de Dios, que plasmó al hombre  – como como dice el exacto significado de Gen 2,7- y lo hace  ser viviente que desea, ser proyectado  perennemente hacia un “otro”, hacia algo qu quee anhela profundamente y que parece que siempre se le escapa. El célibe es hombre de deseo, como dice el autor Enzo Bianchi con un lenguaje sugestivo, “una persona que si ha aprendido a percibir la radiante belleza, humana y espiritual, reflejo de la misma  belleza sindelembargo también de vozDios, potente grito quesabe está hacerse metido en toda criatura, y que va hacia la plenitud de la propia verdad en Dios, y que en todo advierte también la profunda limitación y  precariedad.

Siempre hay alguien que lo empuja a no  pararse y hacia el que el Señor lo atrae, lo empuja a vivir como peregrino, pobre, solo sin un lugar donde poder reclinar la cabeza si no es en el Señor, sin nadie en quien poder confiar si no es en el Señor, sin nadie en quien poder encontrar la paz del propio corazón, si no es en el Señor. Y aun esto nunca en medida plena”.  plena”.  ¿Qué relación hay, pues, con el tiempo  presente? c) “ El tiempo se ha hecho corto…”  21  Pablo informa a los cristianos de Corinto que el tiempo decisivo para la salvación, momento oportuno o “kairós”, se ha hecho corto. El acontecimiento de Cristo, acontecimiento mediante el cual Dios ha realizado la salvación del hombre, ha hecho de este tiempo final y decisivo, para vivirlo intensamente por esto revela su “brevedad”, por que que todo está dirigido al cumplimiento final. Con otras palabras, con la muerte y resurrección de Jesús el mundo nuevo presiona sobre el viejo y muestra su naturaleza caduca y falaz. Frente a este enmascaramiento provisional del mundo y de su estructuras y frente a la  brevedad del tiempo que queda, la actitud mejor es la de conservar en relación con el mundo y el tiempo la libertad interior. Dicho comportamiento se describe con su cinco frases de estructura idéntica que tienen centro en el nexo “como si no…”: “los que tienen mujer, vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no llorasen y los que gozan como si no gozasen; los que compran como si no poseyesen; los que disfrutan del mundo como si no disfrutaran”22.

21 1ª 22 1ª

Cor 7,29 Cor 7, 29b-30 19

 

En resumen, todos los valores intramundanos son declarados relativos. Lo que no significa que las situaciones existenciales carezcan de valor, sino simplemente que el hombre debe estar atento y no darles una importancia absoluta, poniendo en ellas toda su esperanza. En la fugacidad presente solamente una cosa merece todo el interés del cristiano: el Señor, su amor a Él. Pues bien, el célibe es aquel que ha establecido este tipo de relación con la realidad presente, adhiriéndose con todo su ser a la nueva lógica de valores que el acontecimiento Cristo-reino de Dios ha determinado. Y esta adhesión total

de su existencia le hace libre una vez más. Libre no con la libertad del estoico, apática y sustancialmente egoísta, sino libre con la libertad cristiana “que tiene el carácter de la escatología religiosa religiosa y lleva consigo la lib libertad ertad del ágape  para  el servicio de Dios y de los hermanos”. Él vive, ama, se cansa, se relaciona, programa, etc. Pero es “como si no”  perteneciese a esta existencia terrena, “los hijos de este mundo los hombres y las mujeres se casan; pero los que logren alcanzar la vida futura, cuando los muertos resuciten, no se casarán porque ya no pueden morir, porque son como los ángeles (Lc 20,34-36).

PARA COMPARTIR a.  ¿Cómo entendemos la dimensión escatológica del celibato por el Reino?  b.  ¿Experimentamos en nuestra vida de consagradas la tensión del “todavía no” y del vivir “como si si no”? ¿Se conv convierte ierte esta vivencia en búsq búsqueda ueda continua de Dios o en frustraciones de la vida diaria? c.  ¿Es nuestra libertad estoica o cristiana?

20

 

SEXTA REUNION 3.3.3 UNA NUEVA FRATERNIDAD ECLESIAL-COMUNITARIA La relación que el célibe establece con Cristo

El amor amor de Dios, derramado en el corazón

ha de tener profundas repercusiones en sus relaciones interpersonales, así como el anuncio de las realidades futuras, propio de una vida célibe, y no significa falta de compromiso con las realidades presentes, como hemos dicho, especialmente con aquellas que suponen un encuentro con los demás.

humano25 capacita a quien lo acoge plenamente  para que ame de la misma forma divina. Por tanto, podemos decir que en la medida en la que el amor del hombre se entrega a Dios con un corazón indiviso, se le concede también amar como Dios. Con otra formulación, cuanto más se hace a Dios objeto exclusivo del amor humano, tanto más el amor divino se hace al estilo y a la medida del amor humano. Esta tesis es profundamente bíblica y, en último término, nos remite al acto de la creación, a aquella imagen y semejanza divina

Opción celibataria quiere decir, por el contrario, un modo concreto de vivir la relación social, estrechamente unido al significado de la misma opción y de un modo especial la relación con la persona de Cristo, de la que es el centro. Es una relación nueva, inédita; y sobre todo es una relación que brota espontánea y naturalmente de la relación exclusivo-total, que unifica y concentra las energías y los afectos del individuo, libre y liberador, esponsal y santificante. Dando lugar a una nueva  fraternidad , primero a un nivel general de relaciones y después específico. El que ama a Cristo como bien supremo y con un amor tan grande que lo lleva a renunciar a una familia, se hace imagen e irradiación del mismo amor que lo ha seducido y del que se ha dejado seducir 23. a.  “ Mi s ce celo loss po por voso vosottros son son ce celo loss a lo 24 divino” . El célibe no es solamente el que ama a Dios con un amor exclusivo, sino precisamente porque este amor es total y exclusivo ama como Dios, con  su mismo amor.

23 Cf 24 2ª

Jer 20,7 Cor 11,2

 profundamente enraizada en el ser humano y que se hace especialmente evidente y eficaz en el punto de corazón, como lo es y está llamado a serlo el virgen. El apóstol Pablo, tan apasionado en su amor, es la mejor prueba de cuanto estamos diciendo. Toda su vida, a partir de Damasco, es la demostración de lo que el amor divino puede realizar en el corazón humano, o de cómo el amor divino puede transformar el corazón del hombre. “Pablo siente y sabe que el amor que qu e lo empuja es fuerte, hasta el límite de los celos: pero se ”.  trata del mismo tipo de amor de Dios”.  Pablo se ha sentido implicado, desde su  juventud, en este giro vertiginoso vertiginoso de amor por  parte de Dios. “Objeto de este amor, amor, Pablo lo siente tan suyo que lo puede compartir y transmitir.

25 Cf

Rom 5,5 21

 

El amor que Pablo tiene a la comunidad tiene el mismo corte y el mismo estilo que el amor de Dios. No sólo esto sino que hace que la comunidad pueda interpretar en el tipo de amor que Pablo manifiesta, el mismo amor de Dios. Se trata de un amor agudo, de celos, que hace saltar los esquemas convencionales, que no conoce límites y se lanza hacia el absoluto de Dios del que se deriva. Y vuelve a la idea central: la experiencia del amor de Dios multiplica hasta el infinito la capacidad de amar a su manera y medida, hasta sentir sus mismos celos.  b.  L a comuni comunida dad d apo apostóli stólica ca.  A un nivel más específico la nueva fraternidad instaurada por la opción de vida del célibe da lugar a la formación de la comunidad apostólica. De hecho así se narra la experiencia de los llamados al seguimiento de Jesús: Poniéndose al servicio de este maestro, el llamado encuentra al mismo tiempo otros discípulos con los que debe tener relaciones profundas y constantes. Por otra parte, el mismo Jesús, no es un asceta a lo Juan Bautista26, sino un hombre que conoce y vive profundamente las alegrías de la amistad y de las relaciones humanas sin distinción de sexos27. Pero, a pesar de esto, Jesús no ha tenido compañera alguna, es un hecho que Jesucristo, de cuya humanidad no cabe la menor duda, no ha tenido una amada, prometida, esposa, familia y hogar fuera del de su comunidad. Seguimiento de Cristo, opción celibataria y formación de una comunidad o inserción en una comunidad apostólica aparecen así desde el comienzo como partes estrechamente unidas, como aspectos o componentes de un mismo  proyecto existencial.

El que es interpelado por el acontecimiento de Jesús, renuncia a una familia para seguir al Señor y formar con Él una pequeña comunidad al servicio del Evangelio. En esta convivencia la relación con la persona de Jesús es y  permanece como centro, pero no es un mero hecho accidental y accesorio, sino que determina dicha decisión, en cuanto es la nueva realidad de esta fraternidad que se ha decidido  por la renuncia a la perspectiva conyugal. Evidentemente, se trata de la “la nueva familia” de Jesús y en ssus us perspectivas futuras y apostólicas, será como el primer núcleo de una transformación general de la humanidad. Así aparece en el evangelista Mateo 28; pero esta es también la impresión que se saca de la lectura de Pablo y de los Hechos, para los que  parece dominante el tema de la nueva  que se había creado en Cristo y que  fraternidad  que constituía una estrecha unión eentre ntre todos los nuevos convertidos, ya en el modelo comunitario ya en una red de relaciones fraternas29, hospitalarias y amistosas. Parece que la invitación de Jesús era principalmente a seguirlo, y después a tener una experiencia de fraternidad, antes de dedicarse a una misión. Esta comunidad de creyentes y discípulos es una comunidad eclesial, es la Iglesia en continuo nacimiento, que espera la llegada de Cristo y a su Reino. Iglesia que espera, pero ya depositaria de una promesa que se realiza en el tiempo.

3.4 Conclusión Al término de este rápido recorrido bíblico hacemos solamente una breve anotación.

28 Mt 26 Cf

Mt 11, 18-19 Mc 10, 13-15.21; Lc 7,37-50; 8,2-3; Jn 4, 7-27; 11,3.5.35-36; 13,23.

27 Cf

19, 21-27 y Mt 13 1Tes 1,1; 2Tes 1,1; Rom 16, Hech 11,27; 13,1-2: 15,39; 16, 1-10; 18,5; 20,2-4, etc 22

29 Cf

 

De los tres párrafos que hemos intentado describir para captar el sentido bíblico de la sexualidad, de la castidad y del celibato por el Reino, brota una impresión de continuidad de  procesos y de contenidos. contenidos. Continuidad de  procesos: el celibato, en la Escritura, es un misterio y al mismo tiempo   beatitud o carisma que acoge y sintetiza en sí las dos dimensiones. Más aún, el celibato realiza el fin de la sexualidad (fecundidad y relación) a un nivel particular y permite la superación de la dualidad y relacionalidad sexual, y el paso de la sacralización de la sexualidad a la santidad del cuerpo sexuado, en un movimiento de tensión hacia la libertad del amor, como cumplimiento del proyecto de la creación.

Continuidad de Contenidos: el celibato es en sí mismo relación, o sea relación y construcción de relaciones, apertura al otro, dinamismo  positivo, vitalidad fecunda. Es relación total : así como la sexualidad impregna todas las fibras de nuestro ser y la castidad implica a todo el hombre y a todo el Evangelio, el celibato es relación total y totalizante a tres niveles: en sí misma y en relación con el  sujeto, porque compromete la totalidad de la  persona, en referencia al objeto, porque implica una identificación plena con la persona y con el misterios de Cristo y por fin con referencia a la realidad externa, ya sea la temporal (el tiempo presente y futuro), ya sea la social (comunitaria y eclesial).

PARA COMPARTIR: a.  ¿Brota de mi relación con Cristo una nueva fraternidad que me permite acoger en Él a los hermanos?  b.  ¿Somos imagen e irradiación del Amor que nos ha seducido? c.  Siendo consagrados seculares, ¿podemos afirmar que hemos de vivir como las primeras comunidades apostólicas? d.  ¿Qué nos pide la Iglesia hoy a los consagrados seculares?

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SÉPTIMA REUNION 4. ALGUNOS PRINCIPIOS PRÁCTICOS PARA LA VIVENCIA DEL CELIBATO CONSAGRADO Después de presentar los elementos fundamentales de la reflexión sobre el voto de

Pero, en la dinámica de la economía de la salvación, es preciso que la persona colabore

castidad, podemos ahoraenhablar de algunos  principios prácticos cierto modo indispensables para la vivencia del celibato consagrado en el ámbito de la posmodernidad.

de manera concreta con la gracia de Dios (2Pe 1,5-11). Esta colaboración, tal como recuerda el Vaticano II (PC 12), también se da por medio de la disciplina de vida. «La práctica y el testimonio del voto de castidad implican el ejercicio, la ascesis y la espiritualidad de algunas virtudes, como la modestia, la serenidad, la templanza, la sensibilidad, la ternura, la amabilidad, la justicia, la sencillez, la sinceridad, la honestidad, la humildad, la gratuidad, la prudencia, la fidelidad, la esperanza y la fe. Dicho de otro modo, el voto de castidad implica una práctica ascética (úskesis: hacer gimnasia), que tiene por objeto abrir a experiencias de consagración fundantes, carismáticas y originales».

4.1 La fidelidad El primer principio es el de la fidelidad. Si la castidad es un don y nuestro cuerpo está destinado a una relación nupcial con la Trinidad, es preciso que quien abrace la castidad sea educado en el principio de la fidelidad. Se trata, como es evidente, de una fidelidad dinámica, en el sentido de que la  persona consagrada aprende a ser fiel a lo largo del camino. Por fidelidad, en el sentido bíblico de la palabra, entiendo la experiencia amorosa y personal de la Trinidad que lleva a la persona a orientar toda su existencia hacia aquel que nos amó primero: «Mi amado es mío y yo soy suya» (Cant 2,16). Dentro de este principio, que considera el voto de castidad como experiencia de amor, la fidelidad consiste en ese deseo de permanecer en sintonía y en comunión con la Trinidad para toda la vida, en cualquier situación y circunstancia. Es la intención de darse  plenamente, no sólo parcialmente, a Dios y a los hermanos y hermanas. Es la actitud que lleva a la persona a centrarse en la Trinidad, asumiendo, en la vida práctica, el seguimiento radical de Jesucristo, al servicio de la comunidad y, de modo especial, al servicio de los excluidos y excluidas. El Dios que nos llama es siempre fiel (1ª Cor 1,9), nos sale al encuentro y sostiene nuestro caminar.

Por tanto, la fidelidad es esa apertura al Dios que llama. Es, en primer lugar, experiencia  profunda de la fidelidad amorosa de Dios. Sin la experiencia primordial del amor trinitario, el voto de castidad pierde su encanto, pierde la estética, y se vuelve inhumano. Sin embargo, esta experiencia corre el riesgo de desvanecerse cuando no viene acompañada por la disciplina,  por un esfuerzo por hacer algo que asegure la llamada divina (2Pe 1,5.10). Estas consideraciones muestran con toda claridad que es indispensable, en el contexto de la  posmodernidad, cuidar en extremo la formación de las personas. Pues en un ambiente de superficialidad, como es el nuestro, en ocasiones, no se llega a vivir una experiencia auténtica de Dios. La fe cristiana se reduce a una forma de religiosidad superficial que puede naufragar en cualquier momento.

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Además, el mercado, apoyado en la producción de bienes de consumo, forja la cultura del «usar y tirar». De este modo, los jóvenes -y no sólo ellos- acaban por pensar que «lo bueno dura  poco», de manera que no sienten ningún deseo ni inclinación a abrazar valores que  permanecen para siempre. El reto consiste en la capacidad para educar de cara a una experiencia que cautive al ser humano para toda la vida. Hoy en día, muchas congregaciones e institutos están teniendo dificultades para llevar a la práctica un proceso educativo que fascine porque no buscan una formación seria, paciente, que no queme etapas, como exige el momento actual. Por lo general, salvo raras excepciones, los procesos formativos pecan por falta de una metodología adecuada, por las prisas, pues, casi siempre, tienen como objetivo «ampliar numéricamente el Instituto» y no educar en la fe a testigos del Reino.

 Recordemos la necesidad de vivir en una  fidelidad creativa, como nos indica Juan Pablo  II en VC No.37 4.2 La necesidad del disc discernimiento ernimiento Después de estas consideraciones, conviene ahora que recordemos un dato de gran importancia. La vivencia del voto de castidad, en el ámbito de la cultura de la posmodernidad, exige de los consagrados la capacidad de  practicar el discernimiento discernimiento.. Además, en un mundo dominado por las leyes del mercado, en el que todo, incluso lo sagrado y la religión, se ha convertido en mercancía que se comercializa, un cristiano o una cristiana no  puede vivir sin tener el discernimiento como regla normal de vida. En este contexto, el cristiano y la cristiana están llamados a determinar, mediante un juicioso análisis, qué es lo que realmente conduce al auténtico seguimiento de Jesucristo.

Están llamados a conocer mejor los puntos de referencia, los paradigmas señalados, los comportamientos que puede asumir libremente quien ha optado por una vocación específica que, entre sus exigencias, incluye el celibato  por el Reino. Es preciso distinguir, sin medias tintas, lo que conduce a una vida ética de lo que aleja de ella. Es indispensable llegar a descubrir con total claridad qué es lo que tiene una relevancia única, lo innegociable, aquello de lo que no puede dispensarse fácilmente. De este modo, el discernimiento se convierte en «nuestra tarea más importante» en este mundo  poblado de encantos y también también de mentira. Por discernimiento, se entiende - «la lucidez de saber qué es lo que Dios nos pide y la capacidad de armonizar nuestros deseos con las  posibilidades concretas, para lograr eficacia y  paz, signos del Espíritu» Espíritu».. Y, por encima de todo, aquella delicadeza de la conciencia que no deja al individuo caer en la ingenuidad de creer que todo es bueno y que, por tanto, todo está permitido. No todo es conveniente para la vida de aquel o de aquella que se define como discípulo o discípula de Jesús (1ª Cor 6,12). Hay cosas y situaciones que acaban por esclavizar al ser humano. Los consagrados han de ser capaces de distinguir claramente qué es lo que sucede, lo que pasa, adoptando actitudes valientes. El discernimiento es indispensable  porque la vida cristiana se desarrolla en un contexto muy conflictivo. La propia espiritualidad cristiana- es, esencialmente, una espiritualidad de conflicto (cf. Le 12,49-53). Estamos llamados a ser «sal» y «luz» (cf Mt 5,13-16) en un mundo lleno de divisiones y contradicciones. El ser humano tiene que enfrentarse, en su interior, con resistencias, dialécticas, rebeldías, dispersión. En el seno de la Iglesia, conviven permanentemente santidad y pecado (cf. LG 8).

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Por tanto, en este mundo posmoderno, sólo  podrá asumir el voto de castidad quien haya aprendido a hacer discernimiento. No basta confiar en uno mismo, pues, en medio de esta maraña de situaciones, nuestra conciencia -a  pesar de ser el tribunal, la última instancia de decisión- siempre puede engañarse (GS 16), a

En este ambiente, corresponde al discernimiento desenmascarar los comportamientos ambiguos y egoístas, muchas veces disfrazados de religiosidad o superficialidad. Es tarea del discernimiento devolverle a la persona la capacidad de ser libre, es decir, de obrar según su fe y movida

menos esté en la .sintonía de un proceso serio deque discernimiento.

sólo por los impulsos del Espíritu. 4.3 El cultivo de la interioridad.

Así pues, no es posible vivir en serio el voto de castidad sin someter el propio comportamiento a la criba de la autocrítica y de la crítica de otras personas sensatas; una crítica a la luz de la fe, para comprobar si nuestras actitudes y nuestros afectos están animados de hecho por el deseo de servir a Dios y a las personas concretas y, por tanto, están perfectamente integrados en el proyecto de vida que hemos abrazado libremente. Hablo de amor a personas concretas, porque, en la castidad, no basta con amar a Dios y a la humanidad en general.  Nuestro amor tiene que tener unos destinatarios y un sentido concretos. De lo contrario, puede que no sea más que una forma velada de  prostitución: amamos a todo el mundo pero, en realidad, no amamos a nadie verdaderamente, concretamente.

Después de todo lo dicho, podemos concluir que la posmodernidad nos lanza el reto de encontrar, en nuestros días, un nuevo modo de amar. El voto de castidad, sin lugar a duda, es el compromiso de amar sin medida. Hay que educar a los consagrados de cara a la interioridad «de la mirada, del corazón y de la  palabra. Se trata del principio bíblico fundamental de que, lo que contamina a la  persona, no es, de hecho, lo exterior, sino lo que viene de dentro: «Nada que entra de fuera  puede manchar al hombre; lo que sale de dentro es lo que puede manchar al hombre» (Mc 7,15). Si en nuestro interior faltan la armonía y el equilibrio, veremos todo como un  peligro, como una amenaza. La persona pierde el control de sí misma. Si, por el contrario, tenemos suficiente interioridad, también tendremos la madurez necesaria para relacionarnos de manera saludable con la gente, aunque el ambiente exterior no sea del todo favorable.

PARA COMPARTIR a. ¿Cómo poder vivir en fidelidad a Dios en medio de este mundo posmoderno?  b. ¿Cultivo la vida interior tan necesaria para responder al llamado del Señor a esta consagración secular? c. ¿Es para mí importante el discernimiento en los acontecimientos diarios de la vida, o me dejo llevar por las primeras impresiones? d. Recomendamos leer los numerales 20 y ss. de la Instrucción “Caminar desde Cristo” y 93 de la Exhortación postsinodal Vita Consecrata

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LECTURA COMPLEMENTARIA LA F UE RZA RZA DE LA “PALABRA – DELD EL-  DÍA”  30  Es otro punto muy importante parapor la fidelidad dinámica del creyente y del célibe el Reino, que está relacionado con la necesidad de dar a su vida una estructura definitiva y estable que le capacite no solo para reaccionar en los momentos críticos, sino también para crecer en las inevitables pruebas. En la consolidación de la vida del sacerdote y del consagrado adulto en la fe, la Palabra tiene un cometido insustituible. Y sobre todo la “palabra--del día” (de la lliturgia “palabra iturgia del día) es un factor clave y un punto de referencia para el equilibrio de la persona, un criterio hermenéutico que permite afrontar y unir las distintas experiencias de cada día, un símbolo diario, que abre la vida al futuro, y el hombre a las expectativas de Dios; que sostiene la lucha con el Señor y las exigencias de su amor; un contenido que desvela, día tras día, y poco a  poco, expectativas y exigencias, y da fuerza  para aceptarlas y realizarlas. La consolidación  psicoespiritual depende en gran medida de la capacidad de mantener una relación sólida y estable con la Palabra, organizando en torno a ella, como si de un núcleo vital se tratara, lo diversos tiempos y contenidos de la jornada. Es increíble el poder de la Palabra para unificar y consolidar la vida y los dinamismos intrapsíquicos. Pues la palabra es “viva y eficaz…., penetra hasta la frontera del alma y del espíritu… y escruta los sentimientos y  pensamientos del corazón” ( Heb 4, 12);

de Por amor, con amor, en el amor, de Amadeo Cencini

es alimento cotidiano que la providencia del Padre prepara “ para la ración de un día” (Ex 16, 4); es “lámpara para mis pasos pasos y luz en mi camino” (Sal 119, 105), que ilumina la mente que discierne, desvelando a un tiempo el misterio de Dios y el misterio del hombre, la voluntad del Padre y la vocación del hijo”. Es claro que que la form formación ación en llaa escucha de la Palabra se hace desde muy pronto en la formación a la vida consagrada y sacerdotal;  pero al consolidarse la vida interior, la vida de la gracia, la es escucha cucha deja de ser solamente escucha, para asumir un rol estratégico y caracterizarse por ser cada vez más totalizante,  para ser una Palabra que se eextiende xtiende a la vida, que mantiene viva una relación ininterrumpida, que es una fuente de calor que da energía al hacer, al pensar, al programar, al sufrir, al amar…, que es punto de salida y de llegada de todos los movimientos del corazón, de la mente y de la voluntad. La relación con la Palabra es total y absoluta, y la Palabra es así cuando el consagrado descubre por ella que su identidad está escondida con Cristo en Dios31 y que, toda la Palabra que la comunidad creyente lee en la Liturgia de cada día, dice la verdad de su  yo, lo va revelando poco a poco, es su autorrealización incluso afectiva. Pero esto acontece solamente si se aprende, con  paciencia y constancia, a unificar de veras la trama de los sucesos de cada día en torno a la “Palabra-del“Palabra -del-día” día” mediante unas operaciones que no son nuevas que desde ahora convertirse en algo habitual, método cotidiano de “lectura” de la Palabra a lo largo de toda la jornada, que es como el sueño de María, que custodia y pare una Palabra de Dios siempre nueva. Veamos brevemente en qué consiste esta operación sobre el trasfondo hermenéutico (el único posible) de la Palabra de Dios.

30 Tomada

31 Cf

Col 3,3 27

 

… como el seno virginal de María 

Ante todo, la actitud fundamental debe ser típicamente virginal, debe esperar y desear, día tras día, esta Palabra con la tensión y la vigilancia de las vírgenes prudentes 32  o como los centinelas de la mañana:33  1. Para

acogerla y reconocer en ella

la

revelación progresiva y cotidiana de la propia identidad y vocación, como María acoge las  palabras del ángel y se reconoce en ellas34;  para encontrar en ella la fuerza con la que realizar la propia identidad y vocación, como una especie de “maná”, preparado por el Padre en “ raciones para un día”.35 día”.35 2. Para alimentarse con esa Palabra y devorarla como el viejo del Apocalipsis, que experimenta a la vez toda la dulzura y amargura, toda la belleza y la violencia de una Palabra que escruta y juzga; se dejapero llevar por la fascinación de la contemplación, siente también la urgencia del anuncio.36 

32 Cf

Mt 25, 1-13 Sal 119,148 34 Cf Lc 1,29-38 Hay que advertir que en la frase de María ( “hágase en mí según tu palabra”), el término “palabra” se expresa en hebreo con rema, un semitismo que refleja el doble sentido de dabar, cuyo significado es  palabra-acontecimiento, utilizado dos veces más en Lc 2, 19. Este subraya, a mi juicio, la fuerza evocadora de la Palabra, que revela la identidad, no solo mediante la imagen ideal abstracta, sino indicando de algún modo un acontecimiento en el que parece esconderse la misma identidad, de forma que nada más se revela a quien tiene el valor de enfrentarse a ese acontecimiento. 33 Cf

35 Ex 36 Cf

16,4 Ap. 10, 8-11

3. Para escucharla y leerla, para guardarla y conservarla en el corazón como un tesoro inmenso y misterioso, igual que María conservaba incluso lo que su mente no entendía inmediatamente37, o como el joven que “mantiene limpio su camino guardando” la Palabra.38  4. Para  permanecer  bien plantado y arraigado en ella durante todo el día, como el sarmiento a la vid39, para que todo afecto y acción pendan de ella como la gente sencilla pendía de los labios de Jesús.40  5. Para discernir y elegir a su luz, de modo que toso los deseos de la persona virgen salgan de ella y crezcan ante Dios41,  saboree la libertad de tener los mismos deseos de Dios. 6. Para dejar que esa Palabra  se cumpla  en el 42

hoy de cada jornada de ladevida se cumplió en el seno virginal María, 43como ,  aunque después de pasar por la incertidumbre, la turbación, el temor 44, la lucha con ella misma.45  7. Para contemplar con estupor ese cumplimiento y dar gracias a Dios glorificado, como María, su misericordia, que ha hecho en él cosas grandes46,  pero también  para reconocer al final de la jornada esas debilidades personales que no han dejado que el Padre se revele, y pedir humildemente  perdón a Dios.

37 Cf

Lc 2, 19.51 119,9 39 Cf Jn 15 40 Cf Lc 19,48 41 Sal 38,10 42 Cf Lc 4,21 43 Cf Lc 1,38 44 Ex 4,10; Is 6,8; Jer 1,6; Lc 1,29s.34 45 Cf Gen 32, 25-33; Jer 20, 7-18 46 Cf Lc 1, 46-55 38 Sal

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Ser virgen virgen depende de todo todoss estos aspectos, significa construir la vida a diario exclusivamente en torno a la “Palabra-del “Palabra -del  –  día”, como un tejido siempre nuevo, cosiendo y recosiendo día tras día con el hilo de la Palabra desde una enorme atención y testaruda  paciencia. Y sin pretender conseguir al final ninguna obra de sino arte (una interpretación maravillosa), “conformándose” sencillamente con entrever o divisar una orientación que dé coherencia y originalidad a su existencia y a su virginidad, y fuerza para soportar el desgaste de vivirla día a día. Es un estilo realmente mariano. El estilo de todo célibe por el Reino, que en María no solo ve a la “totalmente casta”, a quien ha de invocar en la tentación, sino a la figura ejemplar, el icono de lo imposible, que Dios  puede hacer posible en el corazón humano, ese espacio de libertad de la criatura en el que la libertad de Dios creador puede generar la vida. María es mucho más que un simple objeto de devoción para quien se consagra en el celibato o en la virginidad. Solo cuando el joven consagrado sea capaz de construir y reconstruir día a día su vida sobre la Palabra, podrá hacer frente de otra forma a la tentación, incluso podrá prevenir, gracias al (idealmente) ininterrumpido “diálogo”, que mantiene en su interior con la Palabra y con

Cristo-Palabra del Padre, y hasta superarla  –   incluida la tentación de los sentidos-sin caer en ninguna actitud voluntarista a menudo extenuante, a veces contradictoria y siempre destinada al fracaso. Desde esta perspectiva la tentación quisiera sustraer alguna parte del  yo, de las actividades o de la jornada, al influjo creativo y vinculante de la Palabra, distrayendo las energías del célibe de la tensión central de la vida hacia otros puntos y empobreciendo de este modo su corazón, su mente y su voluntad. Por esto mismo el ejercicio diario y puntual de acercarse a la “Palabra-del“Palabra -del-día” día” es una auténtica disciplina del corazón y de la mente, de los sentidos y de la imaginación, de las motivaciones y de los impulsos para obrar, de la voluntad y de la forma de vida, una disciplina positiva y liberadora, pero también una renuncia muy concreta otros centros de interés; una disciplina que no solo permite superar la prueba, sino crecer con ella, experimentando la fuerza de la Palabra y la alegría de ser siervo. Como María, Virgen y Madre de todas las personas Vírgenes. Entonces la prueba y su superación se transforman en experiencia de fe, de una fe cada vez más grande y más adulta en Cristo, Verbo del Padre.

29

 

OCTAVA REUNION 5. FIELES SIERVAS DE JESÚS EN CAMINO CON MARÍA NUESTRO MODELO INTRODUCCIÓN

-  Discípulos que hacen de su vida entera

Para iniciar reflexión leamos de el hermoso pasajenuestra del “anuncio del nacimiento Jesús”, Lucas 1, 26-38, 26-38, que nos es tan entrañable y que tantas veces hemos meditado,  buscando siempre en esta Palabra la fuente inagotable del gozo y la alegría en la entrega y el servicio en la vocación a la que hemos sido gratuitamente llamados, y que, nos acerca  profundamente a nuestra Madre María, quien, “ por su fe (cf. Lc 1,45) y obediencia a la voluntad de Dios (cf. Lc 1,38), así como por su constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (cf. Lc 2,19.51), es la discípula más perfecta del Señor”47   El estilo  de María debe ser el estilo de todo célibe por el Reino, que en Ella no sólo ve a la “totalmente casta”, a quien ha de invocar en la tentación, sino a la figura ejemplar, el icono de lo imposible, que Dios puede hacer posible en el corazón humano, ese espacio de libertad de la criatura en el que la libertad de Dios creador  puede generar vida.48  ¿Y cuál es ese estilo de vida? Contestar esta pregunta no podríamos hacerlo en su extensión y profundidad, al respecto el Magisterio de la Iglesia es sumamente amplio; tomaremos sólo algunos apartes referidos a María que nos marcan  pauta segura como discípulos discípulos del Seño Señor  r :

-  Discípulos creyentes, oyentes  de la

Palabra y orantes, para que como María, el “ Hágase en mi según tu  palabra” (Lc 1,38) sea realización del misterio divino de su amor.

una , dejándose por el ofrenda Espíritu Santo; cultivan,moldear como María, la vida interior , para: hacer de la  propia vida un culto a Dios, y de su culto un compromiso de vida. Discípulos capaces de generar esperanza con nuestra vida inserta en el mundo49  , permaneciendo junto a María, madre de la esperanza.

5.1 María es feliz porque ha creído.50  El Papa Juan Pablo II en su encíclica  Madre del Redentor afirma: “« Cuando Dios revela hay que prestarle la obediencia de la fe » (Rom 16, 26; cf. Rom 1, 5; libre 2 Cory10, 5-6), poralaDios, que el hombre se confía totalmente como enseña el Concilio. Esta descripción de la fe encontró una realización perfecta en  María. El momento « decisivo » fue la anunciación, y las mismas palabras de Isabel «  Feliz la que ha creído » se refieren en primer lugar a este instante.   En efecto, en la Anunciación María se ha abandonado en Dios completamente, manifestando « la obediencia de la fe » a aquel que le hablaba a través de su mensajero  y prestando « el homenaje del eentendimiento ntendimiento y de la voluntad ». Ha respondido, por tanto, con todo su « yo » humano, femenino, y en esta respuesta de fe estaban contenidas una cooperación perfecta con «la gra gracia cia de Dios que previene y socorre » y una disponibilidad  perfecta a la acción del Espíritu Santo, que, «perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones ».

 

49 

47 Documento

motivo del « PROVIDA

48 

de Aparecida, No.266 Tomado de la lectura

complementaria: “La “La  Palabra del día”. día”. 

fuerza

de

la

Cf Benedicto XVI,

 Discurso con 60 aniversario de la MATER ECCLESIA»,

febrero 3 de 2007 50  Cf Juan Pablo II, Redentor, No.13

Madre

del

30

 

(…) Este Fiat de María — « hágase en mí » —   ha decidido, desde el punto de vista humano, la realización del misterio divino. Se da una  plena consonancia con las palabras del Hijo que, según la Carta Carta a los Hebreos, al venir al mundo dice al Padre: « Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo ...  He aquí que vengo ... a hacer, oh Dios, tu

 Esto mismo hace la Iglesia, la cual, sobre todo en la sagrada Liturgia, escucha con fe, acoge,  proclama, venera la palabra de Dios, la distribuye a sus fieles como pan d vida y escudriña a su luz los signos de los tiempos, interpreta y vive los acontecimientos de la historia”   historia”

voluntad » (Hb 10, 5-7).  El misterio de la Encarnación se ha realizado en el momento en el cual María ha  pronunciado su Fiat: « hágase en mí según tu  palabra », haciendo posible, en cuanto concernía a ella según el designio divino, el cumplimiento del deseo de su Hijo. María ha  pronunciado este Fiat por medio de la fe. Por medio de la fe se confió a Dios sin reservas y «  se consagró totalmente a sí misma, cual esclava del Señor, a la persona y a la obra de  su Hijo ».Y este Hijo  — como como enseñan los  Padres —   lo ha concebido en la mente antes

Más recientemente y en sintoníaXVI, con en estas verdades de fe, el Papa Benedicto su exhortación apostólica post sinodal “Verbum  Domini”, nos recuerda la necesidad de “ayudar a los fieles a descubrir de una manera más perfecta el vínculo entre María de Nazaret  y la escucha creyente de la Palabra divina. divina.” ”52  María  “es la figura de la Iglesia a la escucha de la Palabra de Dios, que en ella se hace carne. María es también símbolo de la apertura a Dios y a los demás; escucha activa, que interioriza, asimila, y en la que la Palabra  se convierte en forma de vida.” vida.”53 

queJustamente, en el seno:por precisamente medio de la  fe. ello, Isabelpor alaba a María: «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas por parte del Señor! ».

Y agrega el la Papa: “Ensobre esta lacircunstancia, deseo llamar atención familiaridad de María con la Palabra de Dios. Esto resplandece con particular brillo en el  Magníficat. En cierto sentido, aquí se ve cómo ella se identifica con la Palabra, entra en ella; en este maravilloso cántico de fe, la Virgen alaba al Señor con su misma Palabra: «El  Magníficat –   Magníficat  – un un retrato de su alma, por decirlo así  –   está completamente tejido por los hilos tomados de la Sagrada Escritura, de la  Palabra de Dios. Así se pone de relieve que la  Palabra de Dios es verdaderamente su propia casa, de la cual sale y entra con toda

5.2 María es la virgen “oyente”  51  Leemos en la Exhortación Apostólica El Culto a María, del Papa Paulo VI: “En efecto, María es la virgen “oyente”, que acoge con fe la  Palabra de Dios: fe que en ella fue premisa y camino de la maternidad, “ Ella, llena de fe y concibiendo a Cristo en su mente antes que en  su seno, dijo “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”; fe que fue  para ella causa de bienaventuranza y  seguridad en el cumplimiento de la palabra del Señor: fe, con la que Ella, protagonista y testigo singular de la Encarnación, volvía  sobre los acontecimientos de la infancia de Cristo, confrontándolos confrontándolos entre sí en lo hondo de  su corazón (cf Lc 2,19,51). 2,19,51).

naturalidad. Habla y piensa con la Palabra de  Dios; la Palabra de Dios se convierte en  palabra suya, y su palabra nace de la Palabra de Dios. Así se pone de manifiesto, además, que sus pensamientos están en sintonía con el  pensamiento de Dios, que su querer es un querer con Dios. Al estar íntimamente  penetrada por la Palabra de Dios, puede convertirse en madre de la Palabra encarnada»”. 54 

52 Benedicto 53 Ibíd., 51 Cf

Pablo VI, El culto a María, No.17

54 Ibíd.,

XVI, Verbum Domini, 27b

27b 28a 31

 

5.3 María es la virgen “orante”55  “ María es, asimismo, la " Virgen Virgen orante". Así aparece Ella en la visita a la Madre del  Precursor, donde abre su espíritu en expresiones de glorificación a Dios, de humildad, de fe, de esperanza: tal es el "Magníficat"(cf. Lc 1, 46-55), la oración por excelencia de María, el canto de los tiempos

5.4 María es la "Virgen oferente". 56   En el episodio de la Presentación de Jesús en el Templo (cf. Lc 2, 22-35), la Iglesia, guiada  por el Espíritu, ha vislumbrado, más allá del cumplimiento de las leyes relativas a la oblación del primogénito (cf. Ex 13, 11-16) y de la purificación de la madre (cf. Lev 12, 6-8), un misterio de salvación relativo a la historia

mesiánicos, el que confluyen la porque exultación del antiguo en y del nuevo Israel...,  —  como parece sugerir S. Ireneo —  en   en el cántico de María fluyó el regocijo de Abrahán que  presentía al Mesías (cf. Jn 8, 56) (48) y resonó, anticipada proféticamente, la voz de la Iglesia: "Saltando de gozo, María proclama  proféticamente el nombre de la Iglesia: "Mi alma engrandece al Señor..." " En efecto, el cántico de la Virgen, al difundirse, se ha convertido en oración de toda la Iglesia en todos los tiempos.

 salvífica: esto es, ha notado continuidad de la oferta fundamental que el la Verbo encarnado hizo al Padre al entrar en el mundo (cf. Heb 10, 5-7); ha visto proclamado la universalidad de la salvación, porque Simeón, saludando en el Niño la luz que ilumina las gentes y la gloria de Israel (cf. Lc 2, 32), reconocía en El al  Mesías, al Salvador de todos; ha comprendido la referencia profética a la pasión de Cristo: que las palabras de Simeón, las cuales unían en un solo vaticinio al Hijo, "signo de contradicción", (Lc 2, 34), y a la Madre, a quien la espada habría de traspasar el alma (cf. Lc 2, 35), se cumplieron sobre el calvario.

" Virgen Virgen orante" aparece María en Caná, donde, manifestando al Hijo con delicada  súplica una necesidad temporal, obtiene además un efecto de la gracia: que Jesús, realizando el primero de sus "signos", confirme a sus discípulos en la fe en El (cf. Jn 2, 1-12).

 Misterio de salvación, queorienta el episodio de la Presentación en el pues, Templo en sus varios aspectos hacia el acontecimiento  salvífico de la cruz.

También el último trazo biográfico de María nos la describe en oración: los Apóstoles "perseveraban unánimes en la oración,  juntamente con las mujeres y con María,  Madre de Jesús, y con sus hermanos"(Act 1,  prese enc ncia ia oran orantte de de Marí Marí a en en la I glesia glesia  14):  pres naciente y en la Iglesia de todo tiempo, porque

5.5 María es Maestra de vida espiritual57  “Ejemplo para toda la Iglesia en el ejercicio del culto divino, María es también, evidentemente, maestra de vida espiritual para cada uno de los cristianos. Bien pronto los  fieles comenzaron a fijarse en María para, como Ella, hacer de la propia vida un culto a  Dios, y de su culto un compromiso de vida. Ya en el siglo IV, S. Ambrosio, hablando a los

 Ella, al cielo, no ha abandonado su misiónasunta de intercesión y salvación. "Virgen orante" es también la Iglesia, que cada día  presenta al Padre las necesidades de sus hijos, "alaba incesantemente al Señor e intercede por la salvación del mundo".

 fieles, hacía votosel para cada unopara de ellos estuviese almaquedeen María  glorificar a Dios: "Que el alma de María está en cada uno para alabar al Señor; que su espíritu está en cada uno para que se alegre en  Dios".

56 Ibíd., 55 Ibíd.,

No.18

57 Ibíd.,

No.20 No.21 32

 

 Pero María es, sobre todo, modelo de aquel culto que consiste en hacer de la propia vida una ofrenda a Dios: doctrina antigua, perenne, que cada uno puede volver a escuchar  poniendo atención en la enseñanza de la  Iglesia, pero también con el oído atento a la voz de la Virgen cuando Ella, anticipando en sí misma la estupenda petición de la oración

 Probablemente habrás escuchado de nuevo en tu interior en aquella hora la palabra del ángel, con la cual respondió a tu temor en el momento de la anunciación: « No temas,  María » (Lc 1,30). ¡Cuántas veces el Señor, tu Hijo, dijo lo mismo a sus discípulos: no temáis! En la noche del Gólgota, oíste una vez más estas palabras en tu

dominical "Hágase tu voluntad" (Mt aquí 6, 10), respondió al mensajero de Dios: "He la esclava del Señor, hágase en mí según tu  palabra" (Lc 1, 38). Y el "sí" de María es para todos los cristianos una lección y un ejemplo  para convertir la obediencia a la voluntad del  Padre, en camino y en medio de santificación  propia.”    propia.”

corazón. A sus discípulos, antes de la hora la traición, Él les dijo: « Tened valor: Yo de he vencido al mundo » (Jn 16,33). « No tiemble vuestro corazón ni se acobarde » (Jn 14,27). « No temas, María ». En la hora de Nazaret el ángel también te dijo: « Su reino no tendrá fin » (Lc 1,33). ¿Acaso había terminado antes de empezar? No, junto a la cruz, según las  palabras de Jesús mismo, te convertiste en madre de los creyentes. Con esta fe, que en la oscuridad del Sábado Santo fue también certeza de la esperanza, te has ido a encontrar con la mañana de Pascua. La alegría de la resurrección ha conmovido tu corazón y te ha

5.6 María, estrella de la Esperanza.58   Nuevamente nos remitimos a los escritos del Papa Benedicto XVI, ahora en su encíclica “Spe Salvi”: “ La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje el que la escudriñamos los astros que nos enindican ruta.  Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las  personas que han sabido vivir rectamente.   Ellas son luces de esperanza.   Jesucristo es ciertamente la luz por an antonomasia, tonomasia, el ssol ol que brilla sobre las tinieblas de la historia. Pero  para llegar a Él necesitamos  también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo orientación para nuestra travesía. Y, ¿Quién mejor que María  podría ser para nosotros estrella de esperanza, ella que con su “si” abrió la puerta de nuestro mundo a Dios mismo; ella que se convirtió en

unido de amodo nuevo ena familia los discípulos, destinados convertirse de Jesús mediante la fe. Así, estuviste en la comunidad de los creyentes que en los días después de la  Ascensión oraban unánimes en espera del don del Espíritu Santo (cf. Hch 1,14), que recibieron el día de Pentecostés.  El «reino» de Jesús era distinto de como lo habían podido imaginar los hombres. Este «reino » comenzó en aquella hora y ya nunca tendría fin. Por eso tú permaneces con los discípulos como madre suya, como  Mad  Madre re de de 59 la esper esperanza anza.”  

el Arca vivientesedehizo la Alianza, en la queplantó Dios  se hizo carne, uno de nosotros,  su tienda entre nosotros nosotros (cf Jn 1,14)?” 1,14)?”   (…)   “ Desde la cruz recibiste una nueva (…) misión. A partir de la cruz te convertiste en madre de una manera nueva: madre de todos los que quieren creer en tu Hijo Jesús y  seguirlo. La espada del dolor traspasó tu corazón. ¿Había muerto la esperanza? ¿Se había quedado el mundo definitivamente sin luz, la vida sin meta?

PARA COMPARTIR Revisemos nuestra vida:

58 Benedicto

XVI, Spe Salvi, No.49

¿Somos discípulos creyentes, oyentes y orantes como María? ¿Somos discípulos oferentes, que cultivan su vida interior y caminan en el mundo con esperanza como María? Pidamos al Señor, por intercesión de María, la gracia de la conversión

59 Ibíd.

49 33

 

OREMOS CON MARÍA “ A ti, Madre, que deseas la renovación espiritual y apostólica de tus hijos en la respuesta de amor y de entrega total a Cristo, elevamos confiados nuestra súplica. Tú que has hecho la voluntad del Padre, disponible en la obediencia, intrépida en la pobreza y acogedora en la virginidad fecunda, alcanza de tu divino Hijo, que cuantos han recibido el don de seguirlo en la vida consagrada,  sepan testimoniarlo con una existencia transfigurada, caminando gozosamente, junto con todos los otros hermanos y hermanas, hacia la patria celestial y la luz que no tiene ocaso”.  60  “Santa María, Madre de Dios, Madre nuestra,  nuestra,   enséñanos a creer, esperar y amar contigo.  Indícanos el camino hacia su reino.  Estrella del mar, brilla sobre nosotros y guíanos en nuestro nu estro camino61. María, Tú que nos exhortaste a hacer todo lo que dijera Jesús (cf. Jn 2, 5),  5),   enséñanos a reconocer en nuestra vida el primado de la Palabra, la única que nos puede dar la salvación 62. Te lo pedimos, para que en todos y en todo sea glorificado, bendito y amado el Sumo Señor de todas las cosas, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo”. Santo ”.    Así sea.

60

Consagrada 61 Juan PabloXVI, II, Vida  Benedicto , No.49 , Spe Salvi 62 BENEDICTO

No.112b XVI, Homilía, domingo 26 de octubre de 2008. 34

 

BIBLIOGRAFÍA SAGRADA BIBLIA: En distintas ediciones para compartir la Palabra: de Jerusalén / del Peregrino / Nacar-Colunga / Latinoamericana, y otras. CONCILIO VATICANO II, decreto sobre la adecuada renovación de la vida religiosa  Perfectae caritatis (28 de octubre de 1965) CONCILIO VATICANO II, constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium (21 de noviembre de 1964) PABLO VI, Exhortación Apostólica Marialis Apostólica Marialis Cultus (2 de febrero de 1974) JUAN PABLO II, Catequesis El Catequesis El celibato apostólico (1981 apostólico (1981 y 1982) JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Redemptionis Apostólica Redemptionis donum (25 donum  (25 de marzo de 1984) JUAN PABLO II, Carta Encíclica  Redemptoris Mater  (25  (25 de marzo de 1987) Consagrada (25 de marzo JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Postsinodal Vida Consagrada (25 de 1996)

BENEDICTO XVI, Carta Encíclica Spe Salvi (30 de noviembre de 2007) BENEDICTO XVI, Exhortación Apostólica Postsinodal Verbum Domini (30 de septiembre de 2010) CONSTITUCIONES Y NORMAS PRÁCTICAS. Instituto Secular Misioneras del Amor Infinito. AMARÁS CON TODO TU CORAZÓN   (CELIBATO), Pier Giordano Cabra, Editorial Sal Terrae 1980. FORMACIÓN INTEGRAL A LA VIDA CONSAGRADA A LA LUZ DE LA EXHORTACIÓN POSTSINODAL. Benito Goya. Edición San Pablo, 1998.

POR AMOR, CON AMOR, EN EL AMOR . Amadeo Cencini. Ediciones Sígueme. 2007 VIVIR LOS VOTOS EN TIEMPOS DE POSTMODERNIDAD. Un reto para la Vida Consagrada. J. Lisboa de Oliveira. San Pablo. 2003.

35

 

ESTUDIO DE LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS OBEDIENCIA Introducción “ Nosotras Nosotras Misioneras del Amor Infinito, queremos responder al llamado de amor que Dios nos dirigió  practicando los consejos evangélicos mediante los votos de castidad, pobreza y obediencia vividos en el mundo”. mundo ”. (Art.20)

“Toda la vida de Jesús fue una ininterrumpida

donación, olvidándose totalmente de sí mismo y entregándose por completo. Dio su trabajo y su reposo, su tiempo y sus fuerzas. Hizo una donación total de su vida y antes de ofrecerla en el Calvario, la consumió poco a poco donándola continuamente”

(MLM).

Se respalda este estudio con las enseñanzas de la Iglesia: El Papa PAULO VI habló así en su primer encuentro en Roma en Septiembre de 1972 con Responsables de Institutos Seculares: “La vuestra

es una forma de consagración nueva y original, sugerida por el Espíritu Santo para ser vivida en medio de las realidades temporales y para inocular la fuerza de los consejos evangélicos los valores divinos y eternos en medio de los valores humanos y temporales. VUESTRA POBREZA dice altemporales mundo que puede vivir en medio de los bienes y sesepueden usar los medios de la civilización y del progreso sin convertirse en esclavo de ninguno de ellos;

Así, también vuestra actividad en el mundo sea personal, sea colectiva, en los sectores profesionales en que estáis comprometidos recibe de la vida consagrada una orientación más relevante hacia Dios, quedando también la misma actividad como arrollada y transportada dentro de vuestra misma consagración. Y con esta singular configuración de hoy una ejemplaridad enriquecéis particular enla Iglesia el sector de con su vida secular, viviéndola como consagrados, y de una ejemplaridad particular en el sector de su "vida consagrada", viviéndola como seculares. Os halláis en una misteriosa confluencia entre dos poderosas corrientes de la vida cristiana, recogiendo riquezas de una y de otra. Sois laicos, consagrados como tales por los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, pero habéis escogido el acentuar vuestra consagración a Dios con la profesión de los consejos evangélicos aceptados como obligaciones con un vínculo estable y reconocido.

VUESTRA OBEDIENCIA  dice al mundo que se puede ser feliz sin pararse en una cómoda opción personal, pero quedando disponible del todo a la

Permanecéis laicos, empeñados en el área de los valores seculares propios del laicado, pero la vuestra es una SECULARIDAD CONSAGRADA, vosotros sois "consagrados seculares". A pesar de ser "secular", vuestra posición difiere en cierto modo de la posición de los simples laicos en cuanto estáis empeñados en la zona de los valores del mundo, pero como consagrados. Es decir, no tanto para afirmar la intrínseca validez de las cosas humanas en sí mismas, cuanto para orientarlas explícitamente en conformidad con las

voluntad de Dios, tal como se manifiesta en la vida cotidiana, a través de los signos de los tiempos y de las exigencias del mundo actual.

bienaventuranzas Por concuerda, otra parte, en no sois religiosos, peroevangélicas. vuestra opción cierto modo, con la de los religiosos, porque la

VUESTRA CASTIDAD dice al mundo que se puede amar con el desinterés y la hondura ilimitada propios del Corazón de Dios y que se puede uno dedicar gozosamente a todos sin ligarse a nadie, cuidando sobre todo a los más abandonados; a bandonados;

36

 

consagración que habéis hecho os sitúa en el mundo como testigos de la supremacía de los valores espirituales y escatológicos.

37

 

O, lo que es igual, del carácter absoluto de vuestra caridad cristiana, la cual, cuanto mayor es, más hace aparecer relativos los valores del mundo, mientras que al mismo tiempo ayuda a su recta actuación por parte vuestra y de los otros hermanos. Ninguno de los dos aspectos de vuestra fisionomía espiritual puede ser supervalorado a costa del otro. Ambos son "coesenciales".

De esta manera sois un ala avanzada de la Iglesia "en el mundo"; expresáis la voluntad de la Iglesia de estar en el mundo para plasmarlo y santificarlo "como desde el interior, a guisa de fermento", quehacer, también éste, confiado principalmente al laicado. Sois una manifestación muy concreta y eficaz de aquello que la Iglesia quiere hacer para construir el mundo descrito y presagiado por la Gaudium et spes.

"SECULARIDAD" indica vuestra inserción en el mundo. Significa no sólo una posición, una función que coincide con el vivir en el mundo ejerciendo un oficio "secular". Debe significar, ante todo, toma de conciencia de estar en el mundo como "lugar propio vuestro de responsabilidad cristiana". Estar en el mundo, es decir, comprometidos con los valores seculares, es vuestro modo de ser Iglesia y de hacerla presente, de salvaros y de anunciar la salvación. Vuestra condición existencial y sociológica deviene vuestra realidad teológica y vuestro camino para realizar y atestiguar la salvación.

CONSAGRACIÓN"  indica, en cambio, la íntima y secreta estructura portadora de vuestro ser y de vuestro obrar. Aquí está vuestra riqueza profunda y escondida que los hombres, en medio de los cuales vivís, no saben explicarse, y, a menudo, no pueden ni siquiera sospechar. La consagra-ción bautismal ha sido ulteriormente radicalizada como consecuencia de una crecida exigencia de amor suscitada en vosotros por el Espíritu Santo; no es la misma forma de consagración propia de los religiosos, pero, ciertamente, es de tal índole que os empuja a una opción fundamental por una vida según las bienaventuranzas evangélicas.

EL PAPA JUAN PABLO II  convocó en 1994 el Sínodo de los Obispos sobre LA VIDA CONSAGRADA. La Exhortación Postsinodal VITA CONSECRATA recoge sus conclusiones. Transcribimos algunos numerales que ofrecen doctrina actual de la Iglesia:

LA NUEVA Y ESPECIAL CONSAGRACIÓN (V.C. n.30)

“En la tradición de la Iglesia la profesión

religiosa es considerada como una singular y fecunda profundiza-ción de la consagración bautismal en cuanto que, por su medio, la íntima unión con Cristo, ya inaugurada con el Bautismo, se desarrolla en el don de una configuración más plenamente expresada y realizada, mediante la profesión de los

Esta posterior consagración tiene, sin embargo, una peculiaridad propia respecto a la primera, de la que no es una consecuencia necesaria. En realidad, todo renacido en Cristo está llamado a vivir, con la fuerza proveniente del don del Espíritu, la castidad correspondiente a su propio estado de vida, la obediencia a Dios y a la Iglesia, y un desapego razonable de los bienes materiales, porque todos son llamados a la santidad, que consiste en la perfección de la caridad.

consejos evangélicos. 38

 

Pero el Bautismo no implica por sí mismo la llamada al celibato o a la virginidad, la renuncia a la posesión de bienes y la obediencia a un superior, en la forma propia de los consejos evangélicos. Por tanto, su profesión supone un don particular de Dios no concedido a todos, como Jesús mismo señala en el caso del celibato voluntario. A esta llamada corresponde, por otra parte, un don específico del Espíritu Santo, de modo que la persona consagrada pueda responder a su vocación y a su misión. La profesión de los consejos evangélicos es también un desarrollo de la gracia del sacramento de la Confirmación, pero va más allá de las exigencias normales de la consagración don particular del crismal Espíritu,enquevirtud abredea un nuevas posibilidades y frutos de santidad y de apostolado, como demuestra la historia de la vida consagrada.

39

 

ESTE ES MI HIJO AMADO, EN QUIEN ME COMPLAZCO; ESCUCHADLE (V.C. n.16) “A los tres discípulos extasiados se dirige la

llamada del Padre a ponerse a la escucha de Cristo, a depositar en Él toda confianza, a hacer de Él el centro de la vida. En la palabra que viene de lo alto adquiere nueva profundidad la invitación con la que Jesús mismo, al inicio de la vida pública, les había llamado a su seguimiento, sacándolos de su vida ordinaria y acogiéndolos en su intimidad. Precisamente de esta especial gracia de intimidad surge, en la vida consagrada, la posibilidad y la exigencia de la entrega total de sí mismo en la profesión de los consejos evangélicos. Estos, antes que una renuncia, son una específica acogida del misterio de Cristo, vivida en la Iglesia. En efecto, en la unidad de la vida cristiana las distintas vocaciones son como rayos de la única luz de

En efecto, mediante la profesión de los consejos evangélicos la persona consagrada no sólo hace de Cristo el centro de la propia vida, sino que se preocupa de reproducir en sí mismo, en cuanto es posible, «aquella forma de vida que escogió el Hijo de Dios al venir al mundo». ABRAZANDO LA VIRGINIDAD, hace suyo el amor virginal de Cristo y lo confiesa al mundo como Hijo unigénito, uno con el Padre; IMITANDO SU POBREZA, lo confiesa como Hijo que todo lo recibe del Padre y todo lo devuelve en el amor; ADHIRIÉNDOSE, CON EL SACRIFICIO DE LA PROPIA LIBERTAD, AL MISTERIO DE LA

Cristo, “que resplandece sobre el rostro de la Iglesia”. Los laicos, en virtud del carácter

secular de su vocación, reflejan el misterio del Verbo Encarnado en cuanto Alfa y Omega del mundo, fundamento y medida del valor de todas las cosas creadas. Los ministros sagrados, por su parte, son imágenes vivas de Cristo cabeza y pastor, que guía a su pueblo en el tiempo del « ya pero todavía no”, a la espera de su venida en la gloria. A la vida consagrada se confía la misión de señalar al Hijo de Dios hecho hombre como la meta escatológica a la que todo tiende, el resplandor ante el cual cualquier otra luz languidece, la infinita belleza que, sola, puede satisfacer totalmente el corazón humano. Por tanto, en la vida consagrada no se trata sólo de seguir a Cristo con todo el corazón, amándolo “más que

al padre o a la madre, más que al hijo o a la hija”, como se pide a todo discípulo, sino de vivirlo y expresarlo con la adhesión “conformadora”

con

Cristo

de

toda

la

existencia, en una tensión global que anticipa, en la medida posible en el tiempo y según los diversos carismas, la perfección escatológica. 40

 

OBEDIENCIA FILIAL, lo confiesa infinitamente amado y amante, como Aquel que se complace sólo en la voluntad del Padre, al que está perfectamente unido y del que depende en todo. Con tal identificación conformadora con el misterio de Cristo, la vida consagrada realiza por un título especial aquella confessio Trinitatis que caracteriza toda la vida cristiana, reconociendo con admiración la sublime belleza de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y testimoniando con alegría su amorosa condescendencia hacia cada ser humano.”  

EL REFLEJO DE LA VIDA TRINITARIA EN LOS CONSEJOS  (V.C.21) “La referencia de los consejos evangélicos a la Trinidad santa y santificante revela su sentido más profundo. Son expresión del amor del Hijo al Padre en la

Padre, manifiesta la belleza liberadora de una dependencia filial y no servil, rica de sentido de responsabilidad y animada por la confianza recíproca, que es reflejo en la historia de la amorosa correspondencia propia de las tres Personas divinas. Por tanto, la vida consagrada está llamada a profundizar continuamente el don consejos condimensión un amor cadadevezlosmás sinceroevangélicos e intenso en trinitaria: AMOR A CRISTO, que llama a su intimidad; AL ESPÍRITU SANTO, que dispone el ánimo a acoger sus inspiraciones; AL PADRE, origen primero y fin supremo de la vida consagrada. De este modo se convierte en manifestación y signo de la Trinidad, cuyo misterio viene presentado a la Iglesia como modelo y fuente de cada forma de vida cristiana.  

unidad del Espíritu Santo. Al practicarlos, la persona consagrada vive con particular intensidad el carácter trinitario y cristológico que caracteriza la vida cristiana. LA CASTIDAD de los célibes y de las vírgenes, en cuanto manifestación de la entrega a Dios con corazón indiviso, es el reflejo del amor infinito que une a las tres Personas divinas en la profundidad misteriosa de la vida trinitaria; amor testimoniado por el Verbo encarnado hasta la entrega de su vida; amor “derram ado en por respuesta el EspíritudeSanto” (Rmnuestros 5, 5), quecorazones anima a una amor

total hacia Dios y hacia los hermanos. LA POBREZA manifiesta que Dios es la única riqueza verdadera del hombre. Vivida según el ejemplo de Cristo que “siendo rico, se hizo pobre” (2 Co 8, 9), es expresión de la entrega

total de sí que las tres Personas divinas se hacen recíprocamente. Es don que brota en la creación y se manifiesta plenamente en la Encarnación del Verbo y en su muerte redentora.

LA OBEDIENCIA, practicada a imitación de Cristo, cuyo alimento era hacer la voluntad del 41

 

CONSEJO EVANGÉLICO DE OBEDIENCIA TOMADO DE LA INSTRUCCIÓN “EL SERVICIO DE D E LA AUTORIDAD Y LA OBEDIENCIA”  

De la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada. Roma, 11 de mayo de 2008

CONSTITUCIONES  Artículo 39.

Cristo Jesús en su vida terrena hizo de la obediencia al Padre su alimento cotidiano. María expresó su total disponibilidad en su: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu  palabra”  palabra” (Lc 1,38) 1,38 ).

 Artículo 40.  A

imitación de Jesús y de María cada una de nosotras quiere expresar a través de la obediencia su amor a Dios y su fidelidad al proyecto que El tiene para ella, asociándose al misterio pascual de Cristo “obediente hasta la muerte de cruz” (Fil. 2,8)  2,8) 

 Artículo 41.

Dóciles a la acción del Espíritu, aceptaremos continuamente la voluntad de Dios como expresión de nuestra disponibilidad disponibilidad a aquello que puede ser más agradable al Padre. Dicha disponi disponibilidad bilidad llega a través de la voz de la conciencia iluminada por la Palabra de Dios, las disposiciones de la Iglesia, los deberes de nuestro estado, los signos de los tiempos, las realidades cotidianas y los acontecimientos imprevistos.

 Artículo 42.

Por medio de la obediencia tendremos la posibilidad de vencer la recurrente tentación de la autosuficiencia y del individualismo, colaborando activamente en la misión redentora de Cristo con la cuota de sacrificio que la obediencia lleva en sí misma y viviendo la plena comunión con la Iglesia.  

 Artículo 43.

En el Instituto nuestra obediencia a Dios significa en primer lugar adhesión al carisma expresado en las Constituciones, que indican el camino que debemos recorrer en nuestra vida; camino responsable, libre, creativo y fiel a la consagración secular. Nuestra obediencia consistirá en una cuidadosa atención y rápida adhesión a las directivas y exhortaciones que serán transmitidas gradualmente por el Instituto.

 Artículo 44.

También buscaremos la voluntad de Dios en el diálogo con la Responsable, a la que haremos partícipe de nuestra situación de vida: dicho diálogo se desarrollará con fe, humildad, sinceridad y confianza recíproca. Descubriremos la voluntad de Dios también en la verificación fraterna en el Instituto, con un intercambio de gran apertura y simplicidad que aumentará en nosotras el sentido de comunión y recíproca responsabilidad. responsabili dad.

 Artículo 45. El voto de obediencia nos obliga: a) aceptar las indicaciones y directivas de la Responsable General y la

Responsable Zonal, y responder con docilidad a sus eventuales pedidos conformes a las constituciones, cuando se trata de materia importante e inherente a las exigencias de la consagración. b) examinar anualmente con la Responsable nuestra situación particular en los distintos aspectos familiares, de salud, trabajo, apostolado, disponibilidad económica… es decir no tomar libremente decisiones que puedan cambiar de modo importante nuestra situación de vida. En dicho diálogo tomaremos en consideración la palabra de la Responsable como elemento muy importante, pero asumiremos la plena responsabilidad de nuestra decisión. c) examinaremos anualmente con la Responsable la vida de consagración y la dependencia requerida por el voto de  pobreza. Las responsables serán prudentes en el uso de esta atribución, tendrán en cuanta la madurez humana y espiritual de cada misionera, los usos y costumbres del ambiente y el país en que vive.  

42

 

 Artículo 46.

En la oración humilde y confiada encontraremos las fuerzas para dar nuestro “si” a la voluntad de Dios en toda circunstancia, y así nuestra vida alcanzará su plena realización según el maravilloso proyecto que Dios tiene  para cada una de nosotras. n osotras.

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DISTRIBUCIÓN DE LOS TEMAS PARA DIEZ (10) SESIONES  CONSAGRACIÓN Y BÚSQUEDA DE LA VOLUNTAD DE DIOS.

SESIÓN 1.

Seleccionar el texto completo de los numerales 5, 6, 7  En primer lugar   reflexionar en la INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS  fundamentado en el Magisterio de la Iglesia 1. ¿Qué destacarías de las palabras del Papa Pablo VI sobre la Consagración y el Voto de Obediencia? 2. ¿Qué te impacta de las palabras del Papa Pablo VI sobre la Secularidad? 3. ¿Cómo transmitir a otros la idea principal del numeral 30 de Vita Consecrata?

SESIÓN 2.  INTRODUCCIÓN. DESTINATARIOS, OBJETO Y LÍMITES DE LA INSTRUCCIÓN

Seleccionar el texto completo del numeral 3. 

El objeto principal de esta instrucción es reafirmar r eafirmar que tanto la obediencia como la autoridad, por más que se practiquen de formas distintas, tienen siempre una relación peculiar con el Señor Jesús, J esús, Siervo Obediente. ….. 

1.¿A quienes se dirige esta Instrucción “el servicio de la autoridad y la obediencia”? 2.¿Cuál es su objetivo principal?

SESIÓN 3

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EN LO COTIDIANO n.10. A la persona consagrada le puede ocurrir que aprenda la obediencia también a base de sufrimiento, en situaciones particulares…..  

LA OBEDIENCIA COMO ESCUCHA n.5. «Escucha, hijo» (Pr 1, 8). La obediencia es ante todo actitud filial. Es un particular tipo de escucha que sólo puede prestar un hijo a su padre, por tener la certeza de que el padre sólo tiene cosas buenas que decir y dar al hijo;……  

«ESCUCHA, ISRAEL» (Dt 6, 4) n.6. Para el Señor Dios, hijo es Israel, el pueblo elegido, que Él ha engendrado, que ha hecho crecer teniéndolo de la mano, que ha levantado hasta su mejilla, al que ha enseñado a caminar…….  

1. Explica cómo se obedece a Dios a través de mediaciones humanas. 2. ¿Con cuáles actitudes demuestras que aprendes la obediencia en lo cotidiano de la vida?

OBEDIENCIA A LA PALABRA DE DIOS n.7. La primera obediencia de la criatura consiste

SESIÓN 5

en venirque a lala llama existencia, Palabra al ser. como …..  respuesta a la

Seleccionar el texto completo de los numerales 8, 11,23, 24, 31 

1. Expresa en tus propias palabras la expresión: la obediencia es ante todo una actitud filial. filial .

SIGUIENDO A JESÚS, EL HIJO OBEDIENTE AL PADRE

2. ¿Cómo aplicar a tu vida de Missai la frase del Deuteronomio 6, 4 “escucha Israel”?   3. Identifica algunos pasos con los cuales muestras tu obediencia a la Palabra de Dios.

n.8. En este camino no estamos solos: nos guía el ejemplo de Cristo, el amado en quien el Padre se ha complacido, y Aquél al mismo tiempo que nos ha liberado por su obediencia.

SESION 4

EN LA LUZ Y EN LA FUERZA DEL ESPÍRITU  

Seleccionar el texto completo de los numerales 9 y 10 

n.11. Uno se adhiere al Señor cuando atisba su presencia en las mediaciones humanas, especialmente en las Constituciones y el reglamento, en los superiores;….. 

OBEDIENTES A DIOS A TRAVÉS DE MEDIACIONES HUMANAS n.9.  Dios manifiesta su voluntad a través de la moción interior del Espíritu, que guía a la verdad entera y también a través de múltiples mediaciones externas.

EN MISIÓN CON TODO EL PROPIO SER, COMO JESÚS, EL SEÑOR n.23. Con su misma forma de vida, el Señor Jesús nos hace comprender que misión y obediencia se implican mutuamente.

APRENDER LA OBEDIENCIA

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SESIÓN 6 EN MISIÓN PARA SERVIR

Seleccionar el texto completo de los numerales 12, 13, 14  AUTORIDAD AL

n.24. «Quien quisiere venir conmigo ha de trabajar conmigo, porque, siguiéndome en la pena también me siga en la gloria».

SERVICIO DE LA OBEDIENCIA A LA VOLUNTAD DE DIOS  n.12. En la vida consagrada, cada uno debe

ORACIÓN A MARÍA

buscar con sinceridad la voluntad del Padre….  

n.31. Dulce y santa Virgen María, en el momento del anuncio del ángel, con tu obediencia creyente e interpelante, nos diste a Cristo. …… 

ALGUNAS PRIORIDADES EN EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD. n.13

1. ¿Con cuáles actitudes obedeció Jesús al Padre?

a)  En la vida consagrada la autoridad es ante todo autoridad espiritual.

2. Decir algunas mediaciones humanas que te atraen más y por qué.

b)  La autoridad está llamada a garantizar a su comunidad el tiempo y la calidad de la oración,

¿Qué implica para ti como Missai, vivir la misión en la obediencia?

c)  La autoridad está llamada a promover la dignidad de la persona, prestando atención a cada uno de los miembros de la comunidad… 

¿Cuáles son las tareas importantes en el servicio del superior?

d) La autoridad está llamada a infundir ánimos y esperanza en las dificultades. e) La autoridad está llamada a mantener vivo el carisma de la propia familia religiosa. El ejercicio de la autoridad comporta también el ponerse al servicio del carisma propio del Instituto de pertenencia f) La autoridad está llamada a mantener vivo el «sentire cum ecclesia». g) La autoridad está llamada a acompañar en el camino de la formación permanente.

EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD A LA LUZ DE LAS NORMAS ECLESIALES n.14. Se ha descrito el servicio que presta la autoridad en la vida consagrada para la búsqueda de la voluntad del Padre y se han indicado algunas prioridades de dicho servicio. a) Obediencia del Superior. b) Espíritu de servicio.

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c) Solicitud pastoral.

1. ¿Qué consejos darías a la autoridad basada en el numeral 12 de esta Instrucción? 2. Identifica las prioridades en el servicio de la autoridad. 3. Indica las características peculiares que reviste el ejercicio de la autoridad.

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2. ¿Cómo intensificar la vida fraterna en tu fraternidad, poniendo en práctica las luces de esta instrucción?

SESIÓN 7

Seleccionar el texto completo de los numerales 15, 16, 17, 18 

3. Indica los pasos para llegar a la unidad, siendo dóciles al Espíritu Santo. 4. ¿Cómo conduce la obediencia a una espiritualidad de comunión y a una santidad comunitaria?

EN MISIÓN CON LA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS n.15. No es nada raro que la misión se dirija hoy a personas preocupadas por la propia autonomía, celosas de su libertad y temerosas de perder su independencia.

AUTORIDAD Y OBEDIENCIA EN LA VIDA FRATERNA. EL MANDAMIENTO NUEVO n.16. A todos aquellos que buscan a Dios les es dado, además del mandamiento amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente, un segundo mandamiento semejante al primero: «amarás al prójimo como a ti mismo (Mt 22, 37-39).

LA AUTORIDAD AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD, Y ÉSTA AL SERVICIO DEL REINO n.17. «Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios» (Rm 8, 14):

DÓCILES AL ESPÍRITU QUE CONDUCE A LA UNIDAD n.18. Una misma llamada de Dios ha reunido a los miembros de una comunidad o Instituto y una única voluntad de buscar a Dios sigue guiándolos.

1. ¿Cómo testimoniar la libertad de los hijos de Dios en tu condición de consagrada en el Instituto?

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1. ¿Cómo hacer crecer en fraternidad a nuestras compañeras?

SESIÓN 8

Seleccionar el texto completo de los numerales 19, 20 

2. ¿Cuáles pautas da a la autoridad la

INSTRUCCIÓN EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD Y LA OBEDIENCIA?

PARA UNA ESPIRITUALIDAD DE COMUNIÓN Y UNA SANTIDAD COMUNITARIA n.19. En estos últimos años, una concepción antropológica renovada ha puesto mucho más de manifiesto la importancia de la dimensión relacional del ser humano. Esta concepción encuentra amplio respaldo en la imagen de la persona humana que emerge de las Escrituras, y, sin duda, ha ejercido un gran influjo en el modo de concebir la relación en el seno de las comunidades religiosas, a las que hace más atentas al valor de la apertura al otro, a la fecundidad de la relación con la diversidad y al enriquecimiento que de ello deriva para todos.

PAPEL DE LA AUTORIDAD EN CRECIMIENTO DE LA FRATERNIDAD

EL

n.20. El crecimiento de la fraternidad es fruto de una caridad «ordenada». Por eso, «es necesario que el derecho propio sea lo más exacto posible al establecer las varias competencias dentro de la comunidad, las de los diversos Consejos, los responsables sectoriales y el propio Superior. a) El servicio de la escucha b) La creación de un clima favorable al diálogo, la participación y la corresponsabilidad. c) Inculcar la contribución de todos en los asuntos comunes. d) Al servicio del individuo y de la comunidad e) El discernimiento comunitario  f) Discernimiento, autoridad y obediencia g) La obediencia fraterna

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1. Expresa en tus propias palabras una síntesis del numeral 21.

SESIÓN 9

Seleccionar el texto completo de los numerales 21, 25 

2. Identifica las tareas que te parecen más importantes en quien sirve como superior.

«EL PRIMERO ENTRE VOSOTROS SE HARÁ VUESTRO ESCLAVO» (Mt 20, 27) n.21. Por más que, hoy, asumir las responsabilidades propias de la autoridad pueda parecer una carga particularmente gravosa, que requiere la humildad de hacerse siervo o sierva de los otros, sin embargo siempre será bueno recordar las graves palabras que el Señor Jesús dirige a quienes están tentados de revestir su autoridad de prestigio mundano: «el que entre vosotros quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo, igual que el Hijo del hombre, que no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos» (Mt 20, 27-28).

AUTORIDAD Y MISIÓN n.25. Todo eso implica reconocer a la autoridad un papel importante en relación con la misión, dentro de la fidelidad al propio carisma; una función nada simple ni exenta de dificultades y equívocos. …..  También aquí resaltamos algunas tareas que consideramos importantes en el servicio del superior:

a)  Anima a asumir responsabilidades y las respeta una vez asumidas. b) Invita a afrontar las diversidades en espíritu de comunión. c)  Mantiene el equilibrio entre las varias dimensiones de la vida consagrada. d) Tiene un corazón misericordioso e) Tiene el sentido de la justicia f) Promueve la colaboración con los laicos  

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frente a ciertas cuestiones que parecen irresolubles.

SESIÓN 10

Seleccionar el texto completo de los numerales 26, 27, 28, 29, 30  OBEDIENTES HASTA EL FINAL n.29. Si la vida del creyente es toda ella una búsqueda de Dios, entonces cada día de la

LAS OBEDIENCIAS DIFÍCILES n.26. En el desarrollo concreto de la misión, la obediencia puede resultar en ocasiones particularmente difícil, desde el momento que las perspectivas y modalidades de la acción apostólica o diaconal pueden ser percibidas y pensadas de maneras diferentes.

existencia convierte su en un aprender el arte deseescuchar vozcontinuo para seguir su voluntad.

ORACIÓN DE LA AUTORIDAD n.30. «Oh, buen pastor, Jesús, pastor bueno, pastor clemente, pastor misericordioso:…….  

OBEDIENCIA Y OBJECIÓN DE CONCIENCIA n.27. ¿Puede haber situaciones en que la conciencia personal parezca que no permite seguir las indicaciones dadas por la autoridad? ¿Puede ocurrir que el consagrado se vea obligado a declarar, respecto de las normas o los propios superiores: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch 5, 29)?

1. ¿Qué puedes aportar obediencias difíciles?

al tema de “las

2. ¿En qué consiste la objeción de conciencia respecto a la obediencia? 3. ¿Cuándo se hace difícil la autoridad y cómo remediar las dificultades?

LA DIFÍCIL AUTORIDAD

4. ¿Qué actitudes implica obedecer hasta el final?

n.28. También la autoridad puede caer en el desánimo y el desencanto: ante las resistencias de algunas personas o de una comunidad, o

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comunitaria de la voluntad de Dios. Éste es el servicio de la autoridad.

TEXTO COMPLETO INSTRUCCIÓN “EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD Y LA OBEDIENCIA” 

De la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada. Roma, 11 de mayo de 2008 LA VIDA CONSAGRADA TESTIMONIO DE LA BÚSQUEDA DE DIOS 1. «Faciem tuam, Domine, requiram»: Tu rostro buscaré, Señor (Sal 26, 8). Peregrino en busca del sentido de la vida y envuelto en el gran misterio que lo circunda, el hombre busca, a veces de manera inconsciente, el rostro del Señor. «Señor enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas» (Sal 24, 4). Nadie podrá quitar nunca del corazón de la persona humana la búsqueda de Aquél de quien la Biblia dice «Él lo es todo» (Si 43, 27), como tampoco la de los caminos para alcanzarlo. La vida consagrada, llamada a hacer visibles en la Iglesia y en el mundo los rasgos característicos de Jesús, virgen, pobre y obediente, florece en esta búsqueda del rostro del Señor y del camino que a Él conduce. Una búsqueda que lleva a experimentar la paz -«en su voluntad está nuestra paz» -y que constituye la fatiga de cada día, porque Dios es Dios y no siempre sus caminos y pensamientos son nuestros caminos y nuestros pensamientos. De manera que la persona consagrada es testimonio del compromiso, gozoso al tiempo que laborioso, de la búsqueda asidua de la voluntad divina, y por ello elige utilizar todos los medios que le ayuden a conocerla y la sostengan en llevarla a cabo. Aquí encuentra también su significado la comunidad religiosa, comunión de personas consagradas que hacen profesión de buscar y poner en práctica  juntas la voluntad de Dios. Una comunidad de hermanos con papeles diversos, pero con un mismo objetivo y una misma pasión. Por esto, mientras en la comunidad todos están llamados a buscar lo que agrada a Dios así como a obedecerle a Él, algunos en concreto son llamados ejercer, generalmente de forma temporal, el oficioaparticular de ser signo de unidad y guía en la búsqueda personal y

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UN CAMINO DE LIBERACIÓN 2. La cultura de las sociedades occidentales, centrada fuertemente sobre el sujeto, ha contribuido a difundir el valor del respeto hacia la dignidad de la persona humana, favoreciendo así positivamente el libre desarrollo y la autonomía de ésta. Este reconocimiento constituye uno de los rasgos más significativos de la que modernidad ciertamente es un dato providencial requierey formas nuevas de concebir la autoridad y de relacionarse con ella. Pero no podemos olvidar que cuando la libertad se hace arbitraria y la autonomía de la persona se entiende como independencia respecto al Creador y respecto a los demás, entonces nos encontramos ante formas de idolatría que no sólo no aumentan la libertad sino que esclavizan. En estos casos, las personas creyentes en el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, en el Dios de Jesucristo, no pueden dejar de emprender un camino de liberación personal respecto a toda sombra de culto idolátrico. Es un camino que halla un modelo estimulante en la experiencia del Éxodo: un camino que libera del sometimiento al modo de pensar corriente y conduce a la libre adhesión al Señor; un camino que deja de lado todo criterio valorativo plano y unilateral para llevar a la busca de itinerarios que desembocan en la comunión con el Dios vivo y verdadero. El recorrido del Éxodo lo guía la nube, luminosa y oscura, del Espíritu de Dios; y, aunque a veces parece perderse por caminos sin sentido, tiene por meta la intimidad beatífica del corazón de Dios. Los acontecimientos del Éxodo un paradigma que acompaña la entera historiason bíblica y se presenta como anticipación profética de la misma vida terrena de Jesús, que a su vez libera de la esclavitud por la obediencia a la voluntad providente del Padre.

DESTINATARIOS, OBJETO Y LÍMITES DE ESTA INSTRUCCIÓN 3. En su última Plenaria del 2005, la Congregación estudió el tema ejercicio de la autoridad y de la obediencia en la vida consagrada. Se constató entonces que, hoy día, este tema exige un esfuerzo especial de reflexión,

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EL OBJETO PRINCIPAL DE ESTA INSTRUCCIÓN ES REAFIRMAR QUE TANTO LA OBEDIENCIA COMO LA AUTORIDAD, POR MÁS QUE SE PRACTIQUEN DE FORMAS DISTINTAS, TIENEN SIEMPRE UNA RELACIÓN PECULIAR CON EL SEÑOR JESÚS, SIERVO OBEDIENTE.

debido a los cambios que estos últimos años han tenido lugar en el seno de los Institutos y comunidades; y también a la luz de cuanto han propuesto los más recientes documentos sobre el tema de la renovación de la Vida Vi da Consagrada. La Instrucción está destinada a los miembros de los Institutos Vidaa cuantos Consagrada que hombres viven eny comunidad,deo sea, pertenecen, mujeres, a institutos religiosos. A ellos se asimilan los miembros de Sociedades de Vida Apostólica y aun el resto de los consagrados también puede sacar indicaciones útiles en relación con su género de vida.

CONSAGRACIÓN Y BÚSQUEDA DE LA VOLUNTAD DE DIOS ¿A QUIÉN ESTAMOS BUSCANDO? 4. A los primeros discípulos que, inseguros aún y dudosos, se ponen a seguir un nuevo Rabbí, el Señor les pregunta: « ¿Qué buscáis?» (Jn 1, 38). En esta pregunta podemos leer otras preguntas radicales: ¿Qué busca tu corazón? ¿Por qué cosas te afanas? ¿Te estás buscando a ti mismo o buscas al Señor tu Dios? ¿Sigues tus deseos o el deseo del que ha hecho tu corazón y lo quiere realizar como Él

A todos los llamados a testimoniar la primacía de Dios a través de la libre obediencia a su santa voluntad, este documento intenta ofrecer una ayuda y un estímulo para vivir con gozo el «sí» que han dado al Señor. Al afrontar este tema, somos conscientes de que tiene muchas implicaciones, y de que en el vasto mundo de la Vida Consagrada existe hoy una gran diversidad de proyectos carismáticos y compromisos misioneros, así como una cierta diversidad de modelos de gobierno y de formas de practicar la obediencia; diversidad influenciada, muchas veces, por los respectivos contextos culturales. Habría que tener presente las diferencias, también de carácter psicológico, de las comunidades femeninas y masculinas. Y no sólo eso: habría que tener en cuenta las nuevas problemáticas que al ejercicio de la autoridad le plantean las numerosas formas de colaboración apostólica, particularmente con los Laicos.

quiere y conoce? ¿Persigues o buscas a Aquél que no pasa?sólo cosas que pasan Hoy muchos ven como algo mortificante toda forma de dependencia; pero es propio de la criatura el ser dependiente de Otro y, en la medida en que es un ser en relación, también de los otros. El creyente busca a Dios vivo y verdadero, Principio y Fin de todas las cosas; el Dios que no hemos forjado nosotros a nuestra imagen y semejanza, sino el que nos ha hecho a imagen y semejanza suya; el Dios que manifiesta su voluntad y nos indica los l os senderos para alcanzarlo. «Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha» (Sal 15,11)

A todo ello hay que añadir la constatación de que, en estos años, ha cambiado el modo de percibir y vivir la autoridad y la obediencia tanto en la Iglesia como en la sociedad. Ello es debido, entre otras cosas: a la toma de conciencia del valor de la persona individual, con su vocación propia y sus dones intelectuales, afectivos y espirituales, así como su libertad y su capacidad relacional; a la centralidad de la espiritualidad de comunión, con el aprecio de los instrumentos que ayudan a vivirla; a un modo distinto y menos individualista de concebir la misión compartida con todos los miembros del pueblo de Dios, de lo cual se derivan formas de colaboración concreta.

Buscar la voluntad de Dios significa buscar una voluntad amiga, benévola, que quiere nuestra realización, que desea sobre todo la libre respuesta de amor al amor suyo, para convertirnos en instrumentos del amor divino. En esta via amoris es donde se abre la flor de la escucha y la obediencia.

LA OBEDIENCIA COMO ESCUCHA 5. «Escucha, hijo» (Pr 1,8). La obediencia es ante todo actitudpuede filial. prestar Es un particular escucha que sólo un hijo atipo su depadre, por

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tener la certeza de que el padre sólo tiene cosas buenas que decir y dar al hijo; una escucha entretejida de una confianza que al hijo le hace acoger la voluntad del padre, seguro como está de que será para su bien. Todo esto es muchísimo más cierto en relación con Dios.

Todo el Antiguo Testamento es una invitación a la escucha, y la escucha está en función de la alianza nueva, cuando, según dice el Señor, «pondré mis leyes en su mente, en sus corazones las grabaré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo» (Hb 8,10). A la escucha sigue la obediencia como respuesta libre y liberadora del nuevo Israel a la propuesta del

En efecto, nosotros alcanzamos nuestra plenitud sólo la medida en concebido que nos insertamos plan con elencual Él nos ha con amor en de elPadre. Por tanto la obediencia es la única forma que tiene la persona humana, ser inteligente y libre, de realizarse plenamente. Y, cuando dice «no» a Dios, la persona humana compromete el proyecto divino, se empequeñece a sí misma y queda abocada al fracaso.

nuevo es parte característico. de la nueva alianza,pacto; más laaúnobediencia es su distintivo Según esto, la obediencia sólo puede ser comprendida del todo dentro de la lógica de amor, de intimidad con Dios, de pertenencia definitiva a Él, que nos hace libres.

La obediencia a Dios es camino de crecimiento crecimi ento y, en consecuencia, de libertad de la persona, porque permite acoger un proyecto o una voluntad distinta de la propia, que no sólo no mortifica o disminuye, sino que fundamenta la dignidad humana. Al mismo tiempo, también la libertad es en sí un camino de obediencia, porque el creyente realiza su ser libre obedeciendo como hijo al plan del Padre. Es claro que una tal obediencia exige reconocerse como hijos y disfrutar siéndolo, porque sólo un hijo puede entregarse libremente en manos del Padre, igual que el Hijo Jesús, que se ha abandonado al Padre.

OBEDIENCIA A LA PALABRA DE DIOS 7. La primera obediencia de la criatura consiste en venir a la existencia, como respuesta a la Palabra que la llama al ser. Esa obediencia alcanza plena expresión cuando la criatura es libre dedereconocerse y aceptarse como don del Creador, decir «sí» a su procedencia de Dios. Ésta realiza así su primer acto de libertad, un acto de libertad verdadero, que es también el primero y fundamental acto de auténtica obediencia. No sólo eso. La obediencia propia de la persona creyente consiste en la adhesión a la Palabra con la cual Dios se revela y se comunica, y a través de la cual renueva cada día su alianza de amor. De esta Palabra ha brotado la vida que se sigue transmitiendo cada día. De ahí que la persona

Y, si en su pasión ha llegado incluso a entregarse a Judas, a los sumos sacerdotes, a quienes lo flagelaban, a la muchedumbre hostil y a sus verdugos, lo ha hecho sólo porque estaba absolutamente seguro de que todo encontraba significado fidelidad total -como al planrecuerda de salvación querido porenel laPadre, a quien san Bernardo- «lo que agradó no fue la muerte, sino la voluntad del que moría libremente».

creyente busque cada mañana el contacto vivo y constante con la Palabra que se proclama ese día, y la medite y la guarde en el corazón como un tesoro, convirtiéndola en la raíz de todos sus actos y el primer criterio de sus elecciones. Y, lo mismo, al final de la jornada se confronta con ella e, imitando i mitando a Simeón, alaba a Dios porque ha visto cómo la Palabra eterna se realiza en los avatares del día a día, al tiempo que confía a la fuerza de la Palabra cuanto ha quedado sin llevarse a cabo. Porque, efectivamente, la Palabra no trabaja sólo de día sino siempre, como enseña el Señor en la parábola de la simiente.

«ESCUCHA, ISRAEL» (Dt 6, 4) 6. Para el Señor Dios, hijo es Israel, el pueblo elegido, que Él ha engendrado, que ha hecho crecer teniéndolo de la mano, que ha levantado hasta su mejilla, al que ha enseñado a caminar; aquel a quien -como suprema expresión de afecto- ha dirigido después Palabra, a pesarode pueblo no siempre lasuhaya escuchado, la que hayaeste recibido como un peso, como una «ley».

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El trato amoroso y cotidiano con la Palabra educa para descubrir los caminos de la vida y las modalidades a través de las cuales Dios quiere liberar a sus hijos; alimenta el instinto espiritual por las cosas que agradan a Dios; transmite el sentido de su voluntad y el gusto por ella; da la paz y el gozo por permanecerle fieles, al tiempo que hace sensibles y prontos a todo lo que implica obediencia,

dejarse amar por el Padre, acoger su amor de forma incondicionada, hasta el punto de no hacer nada por sí mismo, sino hacer en todo momento lo que le agrada al Padre. La voluntad del Padre es el alimento que sostiene a Jesús en su obra (Jn 4,34) y consigue para Él y para nosotros la sobreabundancia de la resurrección, la alegría luminosa de entrar en el corazón mismo de Dios, en

sea el evangelio (Rm 10, 16; 2 Ts 1, 8), la fe (Rm 1, 5; 16, 26) o la verdad (Ga 5, 7; 1 P 1, 22)

la dichosa multitud de sus hijos. Por esta obediencia de Jesús «todos son constituidos justos» (Rm 5, 19).

Con todo, no se debe olvidar que la experiencia auténtica de Dios es siempre experiencia de alteridad. «Por grande que pueda ser la semejanza entre el Creador y la criatura, siempre será mayor la desemejanza».

Él la ha vivido incluso cuando le ha presentado un cáliz difícil de beber, y se ha hecho «obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2, 8). Es el aspecto dramático de la obediencia del Hijo, envuelta en un misterio que nunca podremos penetrar totalmente, pero que para nosotros es de gran importancia porque nos desvela aún más la naturaleza filial de la obediencia cristiana: solamente el Hijo, que se siente amado por el Padre y le corresponde con todo su ser, puede llegar a este tipo de obediencia radical. A ejemplo de Cristo, el cristiano se define como un ser obediente.

Los místicos y cuantos han gustado la intimidad con Dios, nos recuerdan que el contacto con el Misterio soberano es siempre contacto con el Otro, con una voluntad que puede ser dramáticamente desemejante de la nuestra. De ahí que obedecer a Dios signifique entrar en «otro» orden de valores, captar un sentido nuevo y diferente de la realidad, experimentar una libertad imprevisible, tocar los umbrales del misterio: «Porque mis planes no son vuestros planes, ni mis caminos son vuestros caminos, oráculo del Señor. Porque cuanto distan los cielos de la tierra, así distan mis caminos de los vuestros» (Is 55, 8-9). Se puede producir temor al adentrarse en el mundo de Dios, tal experiencia, como vemos en los santos, puede mostrar que lo imposible para el hombre es posible para Dios.

La primacía indiscutible del amor en la vida cristiana no puede hacernos olvidar que ese amor ha conseguido un rostro y un nombre en Cristo Jesús y se ha convertido en Obediencia. En consecuencia, la obediencia no es humillación sino verdad sobre la cual se construye y realiza la plenitud del hombre. Por eso el creyente desea cumplir la voluntad del Padre de forma tan intensa que esto se convierte en su aspiración suprema. Igual que Jesús, él quiere vivir de esta voluntad.

Más aún, es auténtica obediencia al misterio de un Dios que es otro. «interior intimo meo», al tiempo que radicalmente

A imitación de Cristo y aprendiendo de Él, con gesto de suprema libertad y confianza sin condiciones, la persona consagrada ha puesto su voluntad en las manos del Padre para ofrecerle un sacrificio perfecto y agradable. Pero antes aún de ser el modelo de toda obediencia, Cristo es Aquel a quien se dirige toda obediencia cristiana. En efecto, el poner en práctica sus palabras hace efectivo el discipulado y la observancia de sus mandamientos vuelve concreto el amor hacia Él y atrae el amor del Padre.

SIGUIENDO A JESÚS, EL HIJO OBEDIENTE AL PADRE 8. En este camino no estamos solos: nos guía el ejemplo de Cristo, el amado en quien el Padre se ha complacido y Aquél al mismo tiempo que nos ha liberado por su obediencia. Es Él quien inspira nuestra obediencia para que también a través de nosotros se cumpla el plan divino de salvación. En Él todo es escucha y acogida del Padre; toda su vida terrena es expresión y continuación de cuanto el Verbo hace desde toda la eternidad:

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Él es el centro de la comunidad religiosa como aquél que sirve (Lc 22,27), pero también como aquél a quien confiesa la propia fe «creéis en Dios; creed también en mi»: (Jn14,1) y presta obediencia, porque sólo en ella se realiza un seguimiento firme y perseverante: «En realidad, es el mismo Señor resucitado, nuevamente presente entre los hermanos reunidos en su nombre, quien indica el camino

mediación humana, sí, pero autorizada; imperfecta y al mismo tiempo vinculante; punto de partida del que arrancar cada día y punto también que sobrepasar con impulso generoso y creativo hacia la santidad que Dios «quiere» para cada consagrado.

por recorrer».

esto será vivido de manera coherente y fructuosa sólo si se mantienen vivos el deseo de conocer y hacer la voluntad de Dios, así como la conciencia de la propia fragilidad y la aceptación de la validez de las mediaciones específicas, incluso cuando no se llega a captar del todo las razones que presentan.

En este camino, la autoridad tiene la obligación pastoral de guiar y decidir. Es evidente que todo

OBEDIENTES A DIOS A TRAVÉS DE MEDIACIONES HUMANAS

Las intuiciones espirituales de los fundadores, especialmente aquellos que mayormente han marcado el camino de la vida religiosa a lo largo de los siglos, siempre han dado gran realce a la obediencia.

9. Dios manifiesta su voluntad a través de la moción interior del Espíritu, que «guía a la verdad entera» y también a través de múltiples mediaciones externas. En efecto, la historia de la salvación es una historia de mediaciones que de alguna forma hacen visible el misterio de la gracia que Dios realiza en lo íntimo

Además, se debe recordar que la relación r elación autoridad-

de los corazones. También en la vida de Jesús se pueden reconocer no pocas mediaciones humanas a través de las cuales Él se ha dado cuenta y ha interpretado y acogido la voluntad del Padre como razón de ser y alimento permanente de su vida y su misión. Las mediaciones que comunican exteriormente la voluntad de Dios se reconocen en los avatares de la vida y en las exigencias propias de la vocación específica; pero también se expresan en las leyes que regulan la vida social y en las disposiciones de quienes están llamados a guiarla.

obediencia se coloca en el contexto más amplio del misterio de la Iglesia, representando una forma particular de su función mediadora. A este respecto, el Derecho Canónico recomienda a los superiores ejercer «con espíritu de servicio la potestad que han recibido de Dios mediante el ministerio de la Iglesia».

En el contexto eclesial, las leyes y disposiciones legítimamente dadas permiten reconocer la voluntad de Dios, ya que plasman concreta y «ordenadamente» las exigencias evangélicas, a partir de las cuales aquéllas se formulan y perciben. Además, las personas consagradas son llamadas al seguimiento de Cristo obediente dentro de un proyecto evangélico, o carismático, suscitado por el Espíritu y autenticado por la Iglesia.

EN LO COTIDIANO

APRENDER LA OBEDIENCIA

. Porocurrir consiguiente, a la persona consagrada le 10 puede que «aprenda la obediencia» también a base de sufrimiento, en situaciones particulares y difíciles: por ejemplo, cuando se le pide abandonar ciertos proyectos e ideas personales, o renunciar a la pretensión de gobernar él solo la vida y la misión; o las veces que humanamente parece poco convincente lo que se pide (o quien lo pide).

Ésta, cuando aprueba un proyecto carismático como es un Instituto religioso, garantiza que las inspiraciones que lo animan y las normas que lo rigen abren un itinerario de búsqueda de Dios y de santidad. En consecuencia, la Regla y las demás

Por tanto, quien se encuentre en estas situaciones no olvide que la mediación es por su propia naturaleza limitada e inferior a aquello a lo que remite, tanto más si se trata de la mediación humana en relación con la voluntad divina;

ordenaciones de vida conviertendeltambién en mediación de la sevoluntad Señor:

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y recuerde también, cuando se halle ante una orden dada legítimamente, que el Señor pide obedecer a la autoridad que en ese momento lo representa, y que también Cristo «aprendió la obediencia a fuerza de padecer» (Heb. 5, 8).

tras ser concebido en el vientre de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, al comienzo de su misión, en el bautismo, recibe el Espíritu que desciende sobre Él y lo guía; y, una vez resucitado, derrama el Espíritu sobre sus discípulos para que entren en su misma misión, anunciando la salvación y el perdón que Él ha merecido.

Es oportuno recordar las palabras de Pablo VI:«Debéis experimentar algo del peso que atraía al Señor hacia su cruz, este ‘b autismo con el que

El Espíritu que ungió a Jesús es el mismo que puede hacer nuestra libertad semejante a la de Cristo, perfectamente conforme a la voluntad de Dios. Es indispensable que todos se hagan disponibles al Espíritu, empezando por los superiores, que reciben del Espíritu su autoridad y la deben ejercer bajo su guía, «dóciles a la voluntad de Dios».

debía ser bautizado', donde se habría de encender aquel fuego que os inflama también a vosotros; algo de aquella «locura» que san Pablo desea para todos nosotros, porque sólo ella nos hace sabios. Que la cruz sea para vosotros, como ha sido para Cristo, la prueba del amor más grande. ¿No existe acaso una relación misteriosa entre la renuncia y la alegría, entre el sacrificio y la amplitud de corazón, entre la disciplina y la libertad espiritual?» Es precisamente en estos casos de dificultad donde la persona consagrada aprende a obedecer al Señor, a escucharlo y a adherirse sólo a Él, mientras espera, con paciencia y llena de esperanza, su Palabra reveladora con plena y generosa disponibilidad a cumplir su voluntad y no la propia (Lc 22, 42).

AUTORIDAD AL SERVICIO DE LA OBEDIENCIA A LA VOLUNTAD DE DIOS 12. En la vida consagrada, cada uno debe buscar con sinceridad la voluntad del Padre, porque, de otra forma, perdería sentido este género de vida. Pero es de gran importancia que esa búsqueda se haga en unión con los hermanos; esto es justamente lo que une y hace familia unida a Cristo. La autoridad está al servicio de esta búsqueda, para que se lleve a cabo en sinceridad y verdad.

EN LA LUZ Y EN LA FUERZA DEL ESPÍRITU 11. Uno se adhiere al Señor cuando atisba su presencia en las mediaciones humanas, especialmente en la Regla, en los superiores, en la comunidad, en los signos de los tiempos, en las expectativas de la gente, sobre todo de los pobres; cuando tiene el valor de echar las redes en virtud «de su palabra» y no por motivaciones solamente humanas; cuando elige obedecer no sólo a Dios sino también a los hombres, pero, en cualquier caso, por Dios y no por los hombres. Escribe San Ignacio de Loyola en sus Constituciones: «como la vera obediencia no mire a quién se hace, mas por quién se hace; y si se hace por solo nuestro Criador y Señor, el mismo Señor de todos se obedece». Si, en los momentos difíciles, el llamado a obedecer pedirá con insistencia el Espíritu al Padre, éste se lo dará. Y el Espíritu le concederá luz y fuerza para ser obediente, le hará conocer la verdad y la verdad lo hará libre. Jesús mismo, en su humanidad, fue conducido por la acción del Espíritu Santo:

En la homilía de inicio de su ministerio, Benedicto XVI hizo esta afirmación significativa: «Mi verdadero programa de gobierno es no hacer mi voluntad o seguir mis propias ideas, sino ponerme a la escucha, junto con toda la Iglesia, de la palabra y la voluntad del Señor y dejarme guiar por Él, de manera que sea Él quien guíe a la Iglesia en este momento de nuestra historia». Por otro lado, hay que reconocer que la tarea de guiar a los demás no es fácil, sobre todo cuando el sentido de la autonomía personal es excesivo o conflictivo y competitivo frente a los demás. Por eso es necesario, por parte de todos, agudizar la mirada de fe ante dicho cometido, que debe inspirarse en la actitud de Jesús siervo que lava los pies de sus apóstoles para que tengan parte en su vida y en su amor.

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Es preciso una gran coherencia por parte de quienes guían los Institutos, las provincias o las comunidades. La persona llamada a ejercer la autoridad debe saber que sólo podrá hacerlo si ella emprende aquella peregrinación que lleva a buscar con intensidad y rectitud la voluntad de Dios. Vale para ella el consejo de san Ignacio de Antioquía: «Nada se haga sin tu conocimiento, ni tú tampoco

inmensamente,

hagas nada sin contar con Dios». La autoridad debe obrar de forma que los hermanos se den cuenta de que ella, cuando manda, lo hace sólo por obedecer a Dios. La veneración por la voluntad de Dios mantiene a la autoridad en un estado de humilde búsqueda, para hacer que su obrar sea lo más conforme posible con la divina voluntad. San Agustín recuerda que el que obedece cumple siempre la voluntad de Dios, no porque la orden de la autoridad sea siempre conforme con la voluntad de Dios, sino porque es voluntad de Dios que se obedezca a quien preside. Ahora bien, la autoridad, por su parte, ha de buscar asiduamente y con ayuda de la oración, la reflexión,  junto con el consejo de otros, lo que Dios quiere de verdad. En caso contrario, el superior, más que representar a Dios, se arriesga temerariamente a ponerse en lugar de Él. En el intento de hacer la voluntad de Dios, Autoridad y Obediencia no son, pues, dos realidades distintas ni muchos menos contrapuestas. Son dos dimensiones de la misma realidad evangélica, del mismo misterio cristiano; dos modos complementarios de participar de la misma oblación de Cristo. Autoridad y Obediencia están personificadas en Jesús. Por eso han de ser entendidas en relación directa con Él y en configuración real con Él. La vida consagrada intenta simplemente vivir su autoridad y su obediencia.

ALGUNAS PRIORIDADES EN EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD 13. a) En la vida consagrada la autoridad es ante todo autoridad espiritual. Es consciente de haber sido llamada a servir un ideal que la supera

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un ideal al que sólo es posible acercarse en un clima de oración y de búsqueda humilde que permita captar la acción del mismo Espíritu en el corazón de todos los hermanos. Una autoridad es «espiritual» cuando se pone al servicio de lo que el Espíritu quiere realizar a través de los dones que distribuye a cada miembro de la fraternidad en el marco del proyecto carismático del Instituto.

Para poder promover la vida espiritual, la autoridad deberá cultivarla primero en sí misma a través de una familiaridad orante  y cotidiana con la Palabra de Dios, con la Regla y las demás normas de vida, en actitud de disponibilidad para escuchar tanto a los otros como los signos de los tiempos. «El servicio de autoridad exige una presencia constante, capaz de animar y de proponer, de recordar la razón de ser de la vida consagrada, de ayudar a las personas encomendadas a corresponder con una fidelidad siempre renovada a la llamada del Espíritu». b).  La autoridad está llamada a garantizar a su comunidad el tiempo y la calidad de la oración , velando sobre la fidelidad cotidiana a la misma, consciente de que se avanza hacia Dios con el paso, sencillo y constante, de cada día y de cada miembro, y sabiendo que las personas consagradas pueden ser útiles a los demás en la medida en que están unidas a Dios. Está llamada también a vigilar para que, empezando por sí misma, no disminuya el contacto cotidiano con la Palabra  que tiene el poder de edificar a cada una de las personas y comunidades y de indicar los senderos de la misión. Recordando el mandamiento del Señor «haced esto en memoria mía» (Lc 22, 19), procurará que el santo misterio del Cuerpo y la Sangre de Cristo sea celebrado y venerado como «fuente» y «cumbre» de la comunión con Dios y de los hermanos entre sí. Celebrando y adorando el don de la Eucaristía en obediencia fiel al Señor, la comunidad obtiene inspiración y fuerza para su total entrega a Dios, para ser signo de su amor gratuito y referencia eficaz a los bienes futuros.

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c). La autoridad está llamada a promover la dignidad de la persona, prestando atención a cada uno de los miembros de la comunidad y a su camino de crecimiento, haciendo a cada uno el don de la propia estima y consideración positiva, nutriendo un sincero afecto, guardando con reserva las confidencias recibidas.

e). La autoridad está llamada a mantener vivo el carisma de la propia familia religiosa. El ejercicio de la autoridad comporta también el ponerse al servicio del carisma propio del Instituto, custodiándolo con cuidado y actualizan-dolo en todo el Instituto, según los proyectos y orientaciones ofrecidos, en particular, por los Capítulos generales. Esto exige en la autoridad un conocimiento adecuado del carisma del Instituto; conocimiento que habrá asumido en la propia experiencia personal e interpretará después en función de la vida fraterna en común y de su inserción en el contexto eclesial y social.

Es oportuno recordar que, antes de invocar la obediencia (necesaria), hay que practicar la caridad (indispensable). No sólo eso. Es bueno hacer un uso apropiado de la palabra comunión, que no puede ni debe ser entendida como una especie de delegación de la autoridad a lacomunidad (con la invitación implícita a que cada quien haga lo que quiera), pero tampoco como una imposición más o menos velada del propio punto de vista (que todos hagan lo que quiero yo).

f). La autoridad está llamada a mantener vivo el «sentire cum ecclesia».  También es misión de la autoridad ayudar a mantener vivo el sentido de la fe y de la comunión eclesial en medio de un pueblo que reconoce y alaba las maravillas de Dios, dando testimonio del gozo de pertenecerle, en la gran familia de la Iglesia una, santa, católica y apostólica.

d). La autoridad está llamada a infundir ánimos y esperanza en las dificultades. Igual que Pablo y Bernabé animaban a sus discípulos enseñándoles que «es necesario atravesar muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios» (Hch 14, 22), así la autoridad debe ayudar a encajar las dificultades de cada momento recordando que forman parte de los sufrimientos que con frecuencia jalonan el camino hacia el Reino.

El Señor nosino puede sercompromiso una empresadeldeseguimiento navegantesdel solitarios, que se lleva a cabo en la barca de Pedro, que resiste en la tormenta; a esta buena navegación la persona consagrada dará la contribución de una fidelidad laboriosa y gozosa. La autoridad debe recordar que «nuestra obediencia es creer con la Iglesia, pensar y hablar con la Iglesia, servir con ella. También en esta obediencia entra siempre lo que Jesús predijo a Pedro: «Te llevarán a donde tú no quieras» (Jn 21, 18). Este dejarse guiar a donde no queremos es una dimensión esencial de nuestro servir y eso es precisamente lo que nos hace libres.

Ante algunas situaciones difíciles de la vida consagrada, por ejemplo, allí donde su presencia parece debilitarse e incluso desaparecer, el que guía a la comunidad deberá recordar el valor perenne de este género de vida porque, tanto hoy como ayer y siempre, no hay nada más importante, bello y verdadero quepequeños. dedicar la propia vida al Señor y a sus hijos más

El sentire cum Ecclesia, que resplandece en los fundadores, implica una auténtica espiritualidad de comunión, esto es una relación efectiva y afectiva con los Pastores, ante todo con el Papa, centro de la unidad de la Iglesia. A él toda persona consagrada debe plena y confiada obediencia, también en fuerza del mismo voto.

El guía de la comunidad es como el buen pastor que entrega su vida por las ovejas y en los momentos críticos no retrocede, sino que se hace presente, participa en las preocupaciones y dificultades de las personas confiadas a su cuidado, dejándose involucrar en primera persona. Y, como el buen samaritano, está atento para curar las posibles heridas. En fin, reconoce humildemente sus propios límites y la necesidad que tiene de ayuda de los demás, no echando en saco roto los propios fracasos y derrotas.

La comunión eclesial pide, además, una adhesión fiel al Magisterio del Papa y de los Obispos, como testimonio concreto de amor a la Iglesia y pasión por su unidad.

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g). La autoridad está llamada a acompañar en el camino de la formación permanente.

eclesial de la autoridad, se insiste en que la autoridad del superior religioso, como toda autoridad en la Iglesia debe caracterizarse por el espíritu de servicio, a ejemplo de Cristo que «no ha venido a ser servido sino a servir» (Mc 10,45). Todo superior, hermano entre los hermanos, está llamado a hacer sentir el amor con que Dios amaa sus hijos, evitando, por un lado, toda actitud de dominio y, por

Una tarea que, hoy día, hay que considerar cada vez más importante es la de acompañar a lo largo del camino de la vida a las personas que les han sido confiadas. Ello implica no sólo ofrecerles ayuda para resolver eventuales problemas o superar posibles crisis, sino también estar atentos al crecimiento normal de cada uno en todas y cada una de las fases y estaciones de la existencia, de manera que quede garantizada esa juventud de espíritu que permanece en el tiempo, y que hace a la persona consagrada cada vez más conforme con los «sentimientos que tuvo Cristo» (Flp 2,5).

otro, toda forma de paternalismo o maternalismo. Esto será posible por la confianza puesta en la responsabilidad de los hermanos, «suscitando su obediencia voluntaria en el respeto de la persona humana», y a través del diálogo, teniendo presente que la adhesión debe realizarse «en espíritu de fe y de amor, para seguir a Cristo obediente», y no por otras motivaciones.

En consecuencia, será responsabilidad de la autoridad mantener alto en todos el nivel de disponibilidad ante la formación la capacidad capacidad de aprender de la vida, la libertad  –especialmente- de dejarse formar cada uno por el otro y sentirse cada cual responsable del camino de crecimiento del otro. Favorecerá para ello el uso de los instrumentos de crecimiento comunitario transmitidos por la tradición y cada vez más recomendados hoy día por quienes tienen experiencia segura en el campo de la formación espiritual: puesta en común de la Palabra, proyecto personal y comunitario, discernimiento comunitario, revisión de vida, corrección fraterna.

c)  Solicitud pastoral. El Código indica como fin primario de la potestad religiosa edificar una comunidad fraterna en Cristo, en la cual, por encima de todo, se busque y se ame a Dios. Por tanto, en la comunidad religiosaestá la autoridad es esencialmente pastoral en cuanto por completo ordenada a la construcción de la vida fraterna en comunidad, según la identidad eclesial propia de la vida consagrada.  Los medios principales que el superior debe utilizar para conseguir tal finalidad primaria se deben necesariamente fundar en la fe; son, sobre todo, la escucha de la Palabra de Dios y la celebración de la Liturgia.

EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD A LA LUZ EN MISIÓN CON LA LIBERTAD

DE LAS NORMAS ECLESIALES 14. Conviene recordar los caracteres peculiares que reviste el ejercicio de la autoridad, según el Derecho Canónico.

DE LOS HIJOS DE DIOS 15. No es nada raro que la misión se dirija hoy a personas preocupadas por la propia autonomía, celosas de su libertad y temerosas de perder su independencia. La persona consagrada, con su misma existencia, muestra la posibilidad de un camino distinto de realización de la propia vida; un camino donde Dios es la meta, su Palabra la luz y su voluntad la guía; un camino en que se avanza con serenidad, sabiéndose seguros de estar sostenidos por las manos de un Padre acogedor y providente;

a)  Obediencia del Superior . Partiendo de la naturaleza característica que corresponde a la autoridad eclesial, el Código recuerda al superior religioso que está llamado a ser el primer obediente. En virtud del oficio asumido, debe obediencia a la ley de Dios, de quien procede su autoridad y a quien deberá rendir cuenta en conciencia, a la ley de la Iglesia, al Romano Pontífice y al derecho propio de su Instituto. b)  Espíritu de servicio. Después de haber confirmado el origen carismático y la mediación

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donde uno está acompañado de hermanos y empujado por el Espíritu, que quiere y puede saciar los deseos sembrados por el Padre en el corazón de cada uno. Es ésta la primera misión de la persona consagrada: testimoniar la libertad de los hijos de Dios, una libertad modelada sobre la de Cristo, el hombre libre para servir a Dios y a los hermanos. Y,  junto con ello, deberá decir con su propio ser que el Dios que ha plasmado a la criatura humana a partir del barro y la ha tejido en el seno de su madre, puede también plasmar su vida modelándola sobre la de Cristo, hombre nuevo y perfectamente libre.

LA AUTORIDAD AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD, Y ÉSTA AL SERVICIO DEL REINO 17. «Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios» (Rm 8,14): Por consiguiente, somos hermanos en la medida en que Dios es el Padre que con su Espíritu guía a la comunidad de hermanos y los configura con su Hijo. En este plan se inserta el papel de la autoridad. Los superiores, en unión con las personas que les han sido confiadas, están llamados a edificar en Cristo una comunidad fraterna en la cual se busque a Dios y se le ame sobre todas las cosas, realizando su proyecto redentor.  Por tanto, a imitación del Señor Jesús que lavó los pies de sus discípulos, la autoridad está al servicio de la comunidad para que, a su vez, ésta se ponga al servicio del Reino.

AUTORIDAD Y OBEDIENCIA EN LA VIDA FRATERNA EL MANDAMIENTO NUEVO 16. A todos aquellos que buscan a Dios les es dado,

Ejercer la autoridad en medio de los hermanos significa servirles a ejemplo de Aquél que «ha dado su vida en rescate por muchos» (Mc 10, 45), para que también éstos den su vida. Sólo si el superior, por su parte, vive en obediencia a Cristo y en sincera observancia de la Regla, pueden comprender los miembros de la comunidad que su obediencia a él no sólo no es contraria a la libertad de los hijos de Dios, sino que la hace madurar en conformidad con Cristo, obediente al Padre.

además mandamiento «amarás al Señor Dios con tododel el corazón, con toda el alma y con tu toda la mente», un segundo mandamiento «semejante al primero»: «amarás al prójimo como a ti mismo» (Mt 22,37-39). Más aún, añade el Señor Jesús: «Amaos como yo os he amado», pues por la calidad de vuestro amor «reconocerán que sois mis discípulos» (Jn 13,3435). La construcción de comunidades fraternas constituye uno de los compromisos fundamentales de la vida consagrada; a ello están llamados a dedicarse los miembros de la comunidad, movidos por el mismo amor que el Señor ha derramado en

DÓCILES AL ESPÍRITU QUE CONDUCE A LA UNIDAD

sus corazones. Porque la vida fraterna en comunidad es un elemento constitutivo de la vida religiosa y signo elocuente de los efectos humanizadores de la presencia del Reino de Dios.

18. Una misma llamada de Dios ha reunido a los miembros de una comunidad o Instituto y una única voluntad de buscar a Dios sigue guiándolos. La vida de comunidad es, de modo particular, signo, ante la Iglesia y la sociedad, del vínculo que surge de la misma llamada y de la voluntad común de obedecerla, por encima de cualquier diversidad de raza y de origen, de lengua y cultura. Contra el espíritu de discordia y división, la autoridad y la obediencia brillan como un signo de la única paternidad que procede de Dios, de la fraternidad nacida del Espíritu, de la libertad interior de quien se fía de Dios a pesar de los límites humanos de los que lo representan.

Si es verdad que no se dan comunidades significativas sin amor fraterno, también lo es que una visión correcta de la obediencia y la autoridad puede ofrecer una ayuda válida para vivir en la vida cotidiana el mandamiento del amor, especialmente cuando se trata de afrontar problemas concernientes a la relación entre persona y comunidad.

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El Espíritu hace a cada uno disponible para el Reino, aun en la diferencia de dones y funciones. La obediencia a su acción unifica a la comunidad en el testimonio de su presencia, hace gozosos los pasos de todos y se convierte en fundamento de la vida fraterna, en la cual todos obedecen aun teniendo obligaciones distintas. La búsqueda de la voluntad de Dios y la disponibilidad a cumplirla es el cemento espiritual que salva al grupo de la fragmentación que podría derivarse de las muchas subjetividades, cuando éstas están faltas de un principio de unidad.

Santidad y misión pasan por la comunidad, ya que el Señor resucitado se hace presente en ella y a través de ella, haciéndola santa y santificando las relaciones que en ella se dan. ¿Acaso no ha prometido Jesús estar presente donde dos o tres se reúnan en su nombre? De esta forma, el hermano se convierte en sacramento de Cristo y del encuentro con Dios, en posibilidad concreta de poder vivir el mandamiento del amor recíproco. Y así el camino de la santidad se hace recorrido que toda la comunidad realiza junta; no sólo camino del individuo, sino experiencia comunitaria cada vez más: en la acogida recíproca; en la condivisión de dones, sobre todo el don del amor, el perdón y la corrección fraterna; en la búsqueda común de la voluntad del Señor, rico de gracia y misericordia; en la disponibilidad de cada uno a hacerse cargo del camino del otro.

PARA UNA ESPIRITUALIDAD DE COMUNIÓN Y UNA SANTIDAD COMUNITARIA 19. En estos últimos años, una concepción antropológica renovada ha puesto mucho más de manifiesto la importancia de la dimensión relacional del ser humano. Esta concepción encuentra amplio

En el clima cultural de hoy la santidad comunitaria es testimonio convincente, quizá más que la del

respaldo en la imagen de la persona humana que emerge de las Escrituras, y, sin duda, ha ejercido un gran influjo en el modo de concebir la relación en el seno de las comunidades religiosas, a las que hace más atentas al valor de la apertura al otro, a la fecundidad de la relación con la diversidad y al enriquecimiento que de ello deriva para todos. Dicha antropología relacional ha ejercido también un influjo cuando menos indirecto sobre la espiritualidad de comunión, y ha contribuido a renovar el concepto de misión entendida como compromiso compartido con todos los miembros del pueblo de Dios, en un espíritu de colaboración y corresponsabilidad.

individuo, porque manifiesta el valor perenne la unidad, don que nos ha dejado el Señor Jesús.deAsí aparece con evidencia en las comunidades internacionales e interculturales, que requieren altos niveles de acogida y diálogo.

PAPEL DE LA AUTORIDAD EN EL CRECIMIENTO DE LA FRATERNIDAD 20. El crecimiento de la fraternidad es fruto de una caridad «ordenada». Por eso, es necesario que el derecho propio sea lo más exacto posible al establecer las varias competencias dentro de la comunidad, las de los diversos Consejos, los responsables sectoriales y el propio Superior. La poca claridad en este sector es fuente de confusión y de conflicto. E, igualmente, los proyectos comunitarios, que pueden favorecer la participación en la vida comunitaria y en la misión en los distintos contextos, deberían preocuparse de definir bien el papel y las competencias de la autoridad, siempre respetando las Constituciones.

La espiritualidad de comunión se presenta como el clima espiritual de la Iglesia a comienzos del tercer milenio y por tanto como tarea activa y ejemplar de la vida consagrada a todos los niveles. Es el camino real para un futuro de vida creyente y testimonio cristiano, que halla su referencia irrenunciable en el misterio eucarístico, cuya centralidad reconoce cada vez con mayor convencimiento. Precisamente porque la Eucaristía es constitutiva del ser y del actuar de la Iglesia y se muestra así en las raíces de la Iglesia como misterio de comunión.

Dentro de este cuadro, la autoridad promueve el crecimiento de la vida fraterna a través de: el servicio de lafavorable escucha y adel ladiálogo; la creación un clima condivisión y de la corresponsabilidad;

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En fin, se comprometerá a hacer superar cualquier forma de infantilismo y a desalentar todo intento de evitar responsabilidades o eludir compromisos gravosos, así como de cerrarse en el propio mundo y en los propios intereses o de trabajar en solitario.

la participación de todos en las cosas de todos; el servicio equilibrado a los individuos y a la comunidad; el discernimiento y la promoción, en fin, de la obediencia fraterna.

a) El servicio de la escucha. El ejercicio de la autoridad comporta escuchar de buena gana a las personas que el Señor le ha confiado. La escucha

c) Inculcar la contribución de todos   en los asuntos comunes. El que preside es el responsable

es uno de los ministerios principales del superior, para el que siempre debería estar disponible, sobre todo con quien se siente aislado y necesitado de atención. Porque escuchar significa acoger al otro incondicionalmente, darle espacio en el propio corazón. Por eso la escucha transmite afecto y comprensión, da a entender que el otro es apreciado y que su presencia y su parecer son tenidos en consideración. El que preside debe recordar que quien no sabe escuchar al hermano tampoco sabe escuchar a Dios; que una escucha atenta permite coordinar mejor las energías y dones que el Espíritu ha dado a la comunidad, así como tener presente, a

de la decisión final, pero debe llegar a ella no él solo, sino valorando lo más posible la aportación libre de todos los hermanos. La comunidad es como la hacen sus miembros; por tanto será fundamental estimular y motivar la contribución de todas las personas para que todas sientan el deber de dar su propia aportación de caridad, competencia y creatividad. Y así todos los recursos humanos deben ser potenciados y hechos converger en el proyecto comunitario, motivándolos y respetándolos. No basta poner en común los bienes materiales; más significativa es la comunión de bienes y de capacidades persona-les, de dotes y talentos, de

la horamiembro. de las decisiones, los límites y dificultades de algún

intuiciones y -lo quelaescondivisión todavía más fundamentale inspira-ciones y más de promoverde bienes espirituales, de la escucha de la Palabra de Dios, de la fe: El vínculo de fraternidad es tanto más fuerte cuanto más central y vital es lo que se pone en común. 

El tiempo dedicado a la escucha no es nunca tiempo perdido; antes bien, la escucha puede prevenir crisis y momentos difíciles tanto en el plano individual como en el comunitario.

No todos, probablemente, estarán de entrada bien dispuestos para este tipo de condivisión: ante posibles resistencias, lejos de renunciar al proyecto, la autoridad buscará equilibrar sabiamente la invitación a la comunión dinámica y emprendedora con el arte de la paciencia, sin aspirar a ver frutos inmediatos de los propios esfuerzos. Y reconocerá

b) La creación de un clima favorable al diálogo , la participación y la corresponsabilidad. La autoridad deberá preocuparse de crear un ambiente de confianza, promoviendo el reconocimiento de las capacidades y sensibilidades de cada uno. Y fomentará, además, de palabra y obra, la convicción

que Dios es el único Señor que puede tocar y cambiar el corazón de las personas.

de que la fraternidad exige participación y por tanto información. Junto con la escucha, propiciará el diálogo sincero y libre para compartir sentimientos, perspectivas y proyectos; en este clima, cada uno podrá ver reconocida su identidad y mejorar las propias capacidades relacionales.

d) Al servicio del individuo y de la comunidad . Al encomendar las distintas tareas, la autoridad deberá tener en cuenta la personalidad de cada hermano, sus dificultades y predisposiciones, para permitir a cada uno, respetando siempre la libertad de todos, sacar partido a los propios dones; al mismo tiempo, deberá considerar necesariamente el bien de la comunidad y el servicio a la obra que ésta tiene confiada.

Y no temerá aceptar y asumir los problemas que fácilmente aparecen cuando se busca juntos, se decide juntos, se trabaja juntos, se emprende juntos las mejores rutas para llevar a efecto una fecunda colaboración; antes, al contrario, indagará las causas de los posibles malestares e incomprensiones, sabiendo proponer remedios, compartidos lo más posible.

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No siempre será fácil compaginar todas estas finalidades. Entonces será indispensable el equilibrio de la autoridad; equilibrio que se manifiesta tanto en la capacidad de captar lo positivo de cada uno y utilizar lo mejor posible las fuerzas disponibles, como en la rectitud de intención que la haga interiormente libre. No aparezca demasiado preocupada de agradar y complacer, sino muestre claramente el verdadero significado de la misión para la persona consagrada, significado que no puede limitarse a valorar sólo las dotes de cada uno. Será igualmente indispensable que la persona consagrada acepte con espíritu de fe, como recibida de las manos del Padre, la tarea encomendada, incluso cuando no es conforme a sus deseos y expectativas o a su modo de entender la voluntad de Dios. Pueden expresar las propias dificultades (incluso manifestándolas con franqueza como una contribución a la verdad), mas obedecer en estos casos significa someterse a la decisión final de la autoridad, con el convencimiento de que tal

He aquí algunas de ellas:

la determinación de no buscar más que la voluntad divina, dejándose inspirar por el modo de obrar de Dios manifestado en las Sagradas Escrituras y en la historia del Instituto, siendo bien conscientes además de que con frecuencia la lógica evangélica «trastorna» la lógica humana, que busca

 – 

el éxito, la eficiencia, el reconocimiento;  –  la disponibilidad a reconocer en cada hermano

la capacidad de conocer la verdad, aunque sea parcialmente, y por lo mismo aceptar su parecer como mediación para descubrir juntos la voluntad de Dios, llegando incluso a valorar las ideas de otros como mejores que las propias;  –  la

atención a los signos de los tiempos , a las expectativas de la gente, a las exigencias de los pobres, a las urgencias de la evangelización, a las prioridades de la Iglesia universal y de la particular, a las indicaciones de los Capítulos y de los superiores mayores;

obediencia es un aporte precioso aunque costoso, a la edificación del Reino.

el estar libres de prejuicios, de apegos excesivos a las propias ideas, de esquemas de percepción rígidos o distorsionados, de alineamientos que exasperan la diversidad de puntos de vista;

 – 

e) El discernimiento comunitario. En la fraternidad animada por el Espíritu, cada uno entabla con el otro un diálogo preciso para descubrir la voluntad del Padre, y todos reconocen en quien preside la expresión de la paternidad de Dios y el ejercicio de la autoridad recibida de Él, al servicio del discernimiento y de la comunión. Algunas veces, cuando el derecho propio lo prevé o cuando lo requiere la importancia de la decisión a tomar, se confía la búsqueda de una respuesta adecuada al discernimiento comunitario, en el cual se trata de escuchar lo que el Espíritu dice a la comunidad.

 –  la valentía para dar razón de las propias ideas

y posiciones, pero al mismo tiempo abrirse a nuevas perspectivas y modificar el propio punto de vista; el firme propósito de mantener siempre la unidad, sea cual sea la decisión final.

 – 

El discernimiento comunitario no sustituye la naturaleza y el papel de la autoridad, a la cual está reservada la decisión final; ahora bien, la autoridad no puede ignorar que la comunidad es el lugar privilegiado para reconocer y acoger la voluntad de Dios.

Si este discernimiento se reserva para las decisiones más importantes, el espíritu del discernimiento debería caracterizar todo proceso de toma de decisiones que tenga que ver con la comunidad. En ese caso, antes de tomar la decisión correspondiente, nunca debería faltar un tiempo de oración y de reflexión personal, así como una serie de actitudes importantes para elegir juntos lo que sea justo y agradable a Dios.

En cualquier caso, el discernimiento es uno de los momentos más significativos de la fraternidad consagrada; en él resalta con particular claridad la centralidad de Dios en cuanto fin último de la búsqueda de todos, así como la responsabilidad y aportación de cada uno en el camino de todos hacia la verdad.

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f)  Discernimiento, autoridad y obediencia.

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La autoridad deberá ser paciente en el delicado proceso del discernimiento, que intentará garantizar en sus fases y sostener en los momentos críticos; y será firme a la hora de pedir la puesta en práctica de cuanto se decidió. Estará atenta para no abdicar de las propias responsabilidades, con la excusa quizá de preservar la tranquilidad o por miedo a herir la susceptibilidad de alguien.

el que siempre tiene la razón y no duda de que son los otros quienes deben cambiar; el que solamente piensa en sus cosas y no se interesa por las necesidades de los demás; el que piensa que la obediencia es cosa de otros tiempos y algo impresentable en nuestro mundo desarrollado. Y, al contrario, es libre la persona que de forma continua vive en tensión para captar, en las situaciones de la vida y sobre todo en la gente que vive a su alrededor, una mediación de la voluntad del Señor, por misteriosa que sea. Para esto nos ha liberado Cristo, para que seamos libres. Nos ha liberado para que podamos encontrar a Dios por los innumerables senderos de la existencia de cada día.

Sentirá la responsabilidad de no inhibirse ante situaciones en las que hay que tomar decisiones claras y, tal vez, desagradables. Es justamente el amor verdadero a la comunidad lo que le permite a la autoridad armonizar firmeza y paciencia, escucha de todos y coraje para decidir, superando la tentación de ser sorda y muda. Hay que notar que una comunidad no puede estar en continuo estado de discernimiento. Tras la etapa de discernimiento viene la de la obediencia, la de poner en ejecución lo decidido: en una y en otra hay que vivir con espíritu obediente.

«EL PRIMERO ENTRE VOSOTROS SE HARÁ VUESTRO ESCLAVO» (Mt 20, 27) . Por más hoy, asumir lasparecer responsa-bilidades 21 propias de laque, autoridad pueda una carga particularmente gravosa, que requiere la humildad de hacerse siervo de los otros, sin embargo siempre será bueno recordar las graves palabras que el Señor Jesús dirige a quienes están tentados de revestir su autoridad de prestigio mundano: «el que entre vosotros quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo, igual que el Hijo del hombre, que no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate rescate por muchos» (Mt 20,27-28). El que que en el propio oficio busca un medio para hacerse notar o afirmarse, para hacerse servir o esclavizar, se pone abiertamente fuera del modelo evangélico de autoridad.

g)  La obediencia fraterna. Afirma san Benito: El bien de la obediencia no sólo han de prestarlo todos a la persona del abad, porque también han de obedecerse los hermanos unos a otros, seguros de que por este camino de la obediencia llegarán a Dios. San Basilio Magno se pregunta: ¿En qué modo es necesario obedecerse los unos a los otros? Responde: Como los siervos a los amos, según nos ordenó el Señor: Quien quiera ser grande entre vosotros, sea el último de todos y el siervo de todos; después añade: «Como el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir» (Mc 10, 45); y de acuerdo con el Apóstol: «Por el amor del Espíritu, sed siervos los unos de los otros»(Gal 5,13).

En este contexto merecen atención las palabras que san Bernardo dirigía a un discípulo suyo elegido sucesor de Pedro: «Mira si has progresado en virtud, sabiduría, conocimiento y en moderación de costumbres (...) más insolente o más humilde; más afable o más áspero; más asequible o más inexorable (...) más temeroso de Dios o más confiado de lo conveniente».

La verdadera fraternidad se fundamenta en el reconocimiento de la dignidad del hermano, y se lleva a cabo en la atención al otro y a sus necesidades, así como en la capacidad de alegrarse por sus dones y logros, en el poner a su disposición el propio tiempo para escuchar y dejarse iluminar. Pero todo esto exige ser interiormente libres. Ciertamente no es libre el que está convencido de que sus ideas y soluciones son siempre las mejores; el que cree poder decidir solo, sin falta de

La obediencia no es fácil ni siquiera en las mejores condiciones; pero se hace más

mediaciones que le muestren la voluntad divina;

llevadera cuando persona consagrada ve quey la autoridad se lapone al servicio humilde diligente de la fraternidad y la misión :

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una autoridad que, aun con todos los límites humanos, intenta con su acción representar las actitudes y sentimientos del Buen Pastor.

presencia y, por ello, continuación de su vida en la historia, para dar así a los demás la posibilidad de encontrarlo.

LA VIDA FRATERNA COMO MISIÓN

Considerando que Cristo, en su vida y su obra, ha sido el amén perfecto dicho al Padre, y que decir sí no significa otra cosa que obedecer, es imposible pensar en la misión si no es en relación con la

22. Las personas consagradas, bajo la guía de la autoridad, están llamadas a plantearse con frecuencia el mandamiento nuevo, el mandamiento que renueva todas las cosas: «Amaos como yo os he amado» (Jn 15,12). Amarse como el Señor ha amado significa ir más allá del mérito personal de los hermanos y hermanas; significa obedecer no a los propios deseos sino a Dios, que habla a través del modo de ser y las necesidades de los hermanos y hermanas. Es preciso recordar que el tiempo dedicado a mejorar la calidad de la vida fraterna no es tiempo perdido, porque, como ha subrayado Juan Pablo II, «toda la fecundidad de la vida religiosa depende de la calidad de vida fraterna».

obediencia. Vivir la misión implica siempre ser mandados, y esto supone la referencia tanto al que envía como al contenido de la misión a realizar. Por esto, sin referencia a la obediencia el mismo término de misión se hace difícilmente comprensible y corre el peligro de reducirse a algo relativo sólo a uno mismo. Siempre existe el peligro de reducir la misión a una profesión que se ejerce con vistas a la propia realización y que, por consiguiente, uno desempeña por cuenta propia.

EN MISIÓN PARA SERVIR

El esfuerzo por formar comunidades fraternas no es sólo preparación para la misión, sino parte integrante de ella, desde el momento que la comunión fraterna en cuanto tal es ya apostolado. Estar en misión como comunidades que construyen a diario la fraternidad, en la continua búsqueda de la voluntad de Dios, equivale a afirmar que en el seguimiento al Señor Jesús es posible realizar la convivencia humana de un modo nuevo y humanizador.

24. San Ignacio de Loyola escribe en sus Ejercicios que el Señor llama a todos y dice: «quien quisiere venir conmigo ha de trabajar conmigo, porque, siguiéndome en la pena también me siga en la gloria». Hoy, igual que ayer, la misión encuentra grandes dificultades, que sólo pueden afrontarse con la gracia que viene del Señor, siendo conscientes, con humildad y fortaleza, de haber sido enviados por Él y contar por eso mismo con su ayuda. Gracias a la obediencia se tiene la certeza de servir al Señor, de ser siervos del Señor en el obrar y en el sufrir. Esta certeza es fuente de compromiso incondicional, de fidelidad tenaz, de serenidad interior, de servicio desinteresado, de entrega de las mejores energías. «Quien obedece tiene la garantía de estar en misión, siguiendo al Señor y no buscando los propios deseos y expectativas. Así es posible sentirse guiados por el Espíritu del Señor y sostenidos, incluso en medio de grandes dificultades, por su mano segura. Se está en misión cuando, lejos de perseguir la autoafirmación, ante todo se deja uno conducir por el deseo de realizar la adorable voluntad de Dios. Este deseo es el alma de

EN MISIÓN, CON TODO EL PROPIO SER, COMO JESÚS, EL SEÑOR 23. Con su misma forma de vida, el Señor Jesús nos hace comprender que misión y obediencia se implican mutuamente. En los evangelios Jesús se presenta siempre como el enviado del Padre para hacer su voluntad; Él hace siempre lo que le agrada al Padre. Puede decirse que toda la vida de Jesús es misión del Padre. Él es la misión del Padre. Lo mismo que el Verbo ha venido en misión al encarnarse en una humanidad que se ha dejado asumir totalmente, así también nosotros colaboramos en la misión de Cristo y le permitimos llevarla a pleno cumplimiento sobre todo acogiéndolo a Él, haciéndonos espacio de su

la oración «Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad» y la fuerza del apóstol.

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La misión exige comprometer todas las cualidades y talentos humanos, los cuales concurren a la salvación cuando están inmersos en el río de la voluntad de Dios, que arrastra las cosas pasajeras hasta el océano de las realidades eternas, donde Dios, felicidad sin límites, será todo en todos.

Lo cual lleva consigo, por parte de la autoridad, un paciente trabajo de coordinación y, por parte de los demás consagrados, estar sinceramente dispuestos a colaborar. La autoridad debe «estar» cuando hace falta, para favorecer en los miembros de la comunidad el sentido de interdependencia, lejos tanto de la dependencia infantil cuanto de la independencia autosuficiente.

AUTORIDAD Y MISIÓN

Esta interdependencia es fruto de aquella libertad interior que permite a todos trabajar y colaborar, sustituir y ser sustituido, ser protagonista y ofrecer la propia aportación incluso manteniéndose en un segundo plano. Quien ejerce el servicio de la autoridad se guardará de ceder a la tentación de la autosuficiencia, o sea de creer que todo depende de él, y que no es tan importante o útil favorecer la participación coral comunitaria; porque es mejor dar un paso juntos que dos (o incluso más) solos.

25. Todo eso implica reconocer a la autoridad un papel importante en relación con la misión, dentro de la fidelidad al propio carisma; una función nada simple ni exenta de dificultades y equívocos. En el pasado el riesgo venía de una autoridad prevalentemente orientada a la gestión de las obras, con peligro de descuidar a las personas; hoy, en cambio, el riesgo puede venir del excesivo temor, por parte de la autoridad, de herir susceptibilidades personales, o de una fragmentación de

b)  Invita a afrontar las diversidades en espíritu de comunión. Los rápidos cambios culturales en curso no sólo provocan transformaciones estructurales que repercuten sobre las actividades y sobre la misión; también pueden dar lugar a tensiones en el seno de las comunidades, en las que distintos tipos de formación cultural o espiritual llevan a lecturas diversas de los signos de los tiempos y, en consecuencia, desembocan en proyectos diferentes que no siempre son conciliables.

competencias y responsabilidades que debiliten la convergencia hacia el objetivo común y desvanezcan la intervención de la autoridad. Ahora bien, la autoridad no es responsable tan sólo de la animación de la comunidad; tiene también la función de coordinar las varias competencias relativas a la misión, respetando siempre los roles y de acuerdo con las normas internas del Instituto. Si, ciertamente, la autoridad no puede (ni debe) hacer todo, sí es la responsable última del conjunto.

Estas situaciones pueden ser más frecuentes hoy que en el pasado, dado que aumenta el número de comunidades constituidas por personas

Actualmente son múltiples los retos que la autoridad afronta en su papel de coordinar energías con vistas a la misión. También aquí enumeramos algunas tareas que consideramos importantes en el servicio del superior:

provenientes de culturas diversas y, por otra parte, se acentúan las diferencias generacionales. La autoridad está llamada a servir con espíritu de comunión también a estas comunidades integra-das por componentes componentes variados variados ayudándolas a ofrecer, en un mundo marcado por múltiples divisiones, el testimonio de que es posible vivir juntos y amarse aun siendo distintos. Según esto, deberá tener bien claros algunos principios teórico-prácticos:

a)  Anima a asumir responsabilidades y las respeta una vez asumidas. Las responsabilidades pueden suscitar en algunos un sentido de temor. Por consiguiente, es necesario que la autoridad transmita a sus colaboradores la fortaleza cristiana y el ánimo para afrontar las dificultades, superando el miedo y la tendencia a inhibirse. Se apresurará a compartir no sólo las informaciones, sino también las responsabilidades con el compromiso de respetar a cada uno dentro de su justa autonomía.

 – recordar que, según el espíritu del evangelio, la

diversidad en las ideas no debe convertirse nunca en conflicto de personas;

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insistir en que la pluralidad  de perspectivas ayuda a profundizar los asuntos;

 – 

hermana que yerran y caen en pecado.

 –  favorecer

la comunicación, que el intercambio de ideas aclare las posiciones y haga emerger la contribución positiva de cada uno;

 – ayudar

a liberarse del egocentrismo que tiende

apara achacar demás las causas de los males, llegar aa lalos mutua comprensión;  –  hacerse

conscientes de que lo ideal no es tener una comunidad sin conflictos , sino una comunidad que acepta afrontar las tensiones, con el fin de resolverlas, buscar soluciones que no ignoren los valores que sirven de referencia. c)  Mantiene el equilibrio entre las varias dimensiones de la vida consagrada. Porque, efectiva-mente, puede haber tensiones entre ellas, y la autoridad debe velar para que quede a salvo la unidad de vida y se respete lo más posible el equilibrio entre el tiempo dedicado a la oración y al trabajo, entre individuo y comunidad, entre actividad y descanso, entre atención a la vida común y atención al mundo y a la Iglesia, entre formación personal y formación comunitaria.   Uno de los equilibrios más delicados es el que debe haber entre comunidad y misión, entre vida ad intra y vida ad extra. Esté seguro el apóstol de que, por más que él dé a la comunidad, nunca igualará lo que de ella ha recibido o está recibiendo.

d)  Tiene un corazón misericordioso. Francisco de Asís, en una carta conmovedora a un ministro /superior, daba las siguientes instrucciones sobre posibles debilidades personales de sus frailes: «Y en esto quiero conocer que amas al Señor y me amas a mí, siervo suyo y tuyo, si procedes así: que no haya en el mundo hermano que, por mucho que hubiere pecado, se aleje jamás de ti después de haber contemplado tus ojos sin haber obtenido tu misericordia, si es que la busca. Y, si no busca misericordia, pregúntale tú si la quiere. Y, si mil veces volviere a pecar ante tus propios ojos, ámale más que a mí, para atraerlo al Señor; y compadécete siempre de los tales». La autoridad llamada a desarrollara una pedagogía del está perdón y la misericordia, ser instrumento del amor de Dios que acoge, corrige y da siempre una nueva oportunidad al hermano o la

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Deberá recordar sobre todo que, sin la esperanza del perdón, la persona a duras penas podrá reanudar su camino e inevitablemente tenderá a sumar un mal al otro y una caída tras otra Sin embargo, cuando se asume la perspectiva de la misericordia vemos que Dios es capaz de trazar un camino de bien incluso a partir de las situaciones de pecado.

e)  Tiene el sentido de la justicia. La invitación de Francisco de Asís a perdonar al hermano que peca, puede ser considerada una preciosa regla general. Pero hay que reconocer que, entre los miembros de algunas fraternidades de consagra-dos, pueden existir comportamientos que lesionan gravemente al prójimo y que implican una responsabilidad para con personas ajenas a la comunidad, por una parte, y también para con la institución misma a que pertenecen. Si hace falta comprensión con las culpas de los individuos, también es necesario tener un sentido riguroso de la responsabilidad y la caridad con aquellos que han podido ser perjudicados por el comporta-miento incorrecto de algún consagrado. Aquél que se equivoca, sepa que debe responder personal-mente de las consecuencias de sus actos. La comprensión no puede excluir la justicia, sobre todo si se trata de personas indefensas y víctimas de abusos. Reconocer el propio mal y asumir su responsabilidad y sus consecuencias, es ya parte de un camino de misericordia.

f)  Promueve la colaboración con los laicos. La creciente con los laicos en las obras y actividadescolaboración dirigidas por personas consagradas, presenta tanto a la comunidad como a la autoridad nuevos interrogantes que exigen respuestas nuevas. «No es raro que la participa-ción de los laicos lleve a descubrir inesperadas y fecundas implicaciones de algunos aspectos del carisma», dado que los laicos son invitados a ofrecer «a las familias religiosas la rica aportación de su secularidad y de su servicio específico». 

LAS OBEDIENCIAS DIFÍCILES 26. En el desarrollo de la misión, la obediencia puede resultar en ocasiones particularmente difícil, desde el momento que las perspectivas y

modalidades de la acción apostólica pueden ser percibidas y pensadas de maneras diferentes

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En esas ocasiones, cuando la obediencia se hace difícil, e incluso «absurda» en apariencia, puede surgir la tentación de la desconfianza y hasta del abandono: ¿vale la pena continuar? ¿No puedo hacer realidad mejor mis ideas en otro contexto? ¿Para qué desgastarse en contrastes estériles? Hay que reconocer, por una parte, que es comprensible un cierto apego a ideas y convicciones personales que son fruto de la reflexión o de la experiencia y han ido madurando en el tiempo; y que es cosa buena tratar de defenderlas y sacarlas adelante, siempre en la perspectiva del Reino, en un diálogo abierto y constructivo. Pero no hay que olvidar, por otro lado, que el modelo es siempre Jesús de Nazaret, que en la Pasión pidió a Dios cumplir su voluntad de Padre, sin retroceder ante la muerte en cruz. La persona consagrada, cuando se le pide que renuncie a las propias ideas y proyectos, puede experimentar desconcierto y sensación de rechazo de la autoridad, o advertir en su interior «fuertes gritos y lágrimas» (Hb 5, 7) y la súplica de que pase ese amargo cáliz. Pero ése es el momento justo para confiarse al Padre a fin de que se cumpla su voluntad y poder así participar activamente, con todo el ser, en la misión de Cristo «para la vida del mundo» (Jn 6, 51). Al pronunciar estos difíciles «sí», puede comprenderse a fondo el sentido de la obediencia como supremo acto de libertad, expresado en un total y confiado abandono de sí a Cristo, Cris to, Hijo que libre-mente al de Padre. Igualmente se podrá entenderobedece el sentido la misión como oferta obediente de sí mismo, que atrae la bendición del Altísimo: «Yo te bendeciré con todo tipo de bendiciones. (Y) serán benditas todas las naciones de la tierra, por haberme obedecido tú» (Gn 22,17.18). En esta bendición, la persona consagrada obediente sabe que recuperará todo lo que ha dejado con el sacrificio de su desprendimiento; en esta bendición se esconde también la plena realización de su misma humanidad.

OBEDIENCIA Y OBJECIÓN DE CONCIENCIA 27. Aquí puede surgir un interrogante: ¿puede haber situaciones en que la conciencia personal parezca que no permite seguir las indicaciones dadas por la autoridad? O, de otra forma, ¿puede ocurrir que el consagrado se vea obligado a declarar, respecto de las normas o los propios superiores: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch 5, 29)? Sería el caso de la llamada objeción de conciencia, de la que habló Pablo VI, y que debe entenderse en su significado auténtico. Si es verdad que la conciencia es el ámbito en que resuena la voz de Dios que nos indica cómo comportarnos, no lo es menos que hace falta aprender a escuchar esa voz con gran atención, para saber reconocerla y distinguirla de otras voces. En efecto, no hay que confundir esa voz con otras que brotan de un subjetivismo que ignora i gnora o descuida las fuentes y criterios irrenunciables y vinculantes en la formación del juicio de conciencia: «el «corazón» convertido al Señor y al amor del bien es la fuente de los juicios «verdaderos» de la conciencia», y «la libertad de la conciencia no es nunca libertad «con respecto a» la verdad, sino siempre y sólo «en» la verdad». En consecuencia, la persona consagrada deberá reflexionar con calma antes de concluir que la voluntad de Dios la expresa, más que el mandato recibido, lo que ella siente en su interior. Y tendrá que recordar que la ley de la mediación rige en todos los casos, absteniéndose de tomar decisiones sin contraste ni comprobación alguna. Nograves se discute, ciertamente, que lo importante es llegar a conocer y cumplir la voluntad de Dios; pero debería ser igual de indiscutible que la persona consagrada se ha comprometido con voto a captar esta santa voluntad a través de determinadas mediaciones.

Afirmar que lo que cuenta es la voluntad de Dios y no las mediaciones, y rechazar éstas o aceptarlas sólo a conveniencia, puede quitar significado al voto y vaciar la propia vida de una de sus características esenciales .

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Por consiguiente, «hecha excepción de una orden que fuese manifiestamente contraria a las leyes de Dios o a las constituciones del Instituto, o que implicase un mal grave y cierto -en cuyo caso la obligación de obedecer no existe- las decisiones del superior se refieren a un campo donde la valoración del bien mejor puede variar según los puntos de vista. Querer concluir, por el hecho de que una orden dada aparezca objetivamente menos buena, que es ilegítima y contraria a la conciencia, significaría desconocer, de manera poco real, la oscuridad y la ambigüedad de no pocas realidades humanas. Además, el rehusar la obediencia lleva consigo un daño, a veces grave, para el bien común. Un religioso no debería admitir fácilmente que haya contradicción entre el juicio de su conciencia y el de su superior. Esta situación excepcional comportará alguna vez un auténtico sufrimiento interior, según el ejemplo de Cristo mismo que aprendió mediante el sufrimiento lo que significa la obediencia (Hb 5, 8)

LA DIFÍCIL AUTORIDAD 28. También la autoridad puede caer en el desánimo y el desencanto: ante las resistencias de algunas personas o de una comunidad, o frente a ciertas cuestiones que parecen irresolubles, puede surgir la tentación de dejar pasar y considerar inútil cualquier esfuerzo por mejorar la situación. Asoma, entonces, el peligro de convertirse en gestores de la rutina, resignados a la mediocridad, inhibidos para toda intervención, sin ánimo para señalar las metas de la auténtica vida consagrada y con el riesgo de que se apague el amor de los comienzos y el deseo de testimoniarlo.

Cuando el ejercicio de la autoridad se hace gravoso y difícil, conviene recordar que el Señor Jesús considera ese oficio como un acto de amor para con Él «Simón de Juan, ¿me amas?»: (Jn 21, 16); y es saludable volver a escuchar las palabras de Pablo: «Sed alegres en la esperanza, fuertes en la tribulación, perseverantes en la oración, serviciales en las necesidades de los hermanos» (Rm 12, 1213).

El callado sufrimiento interior que lleva consigo la fidelidad al deber, con frecuencia incluso marcado por la soledad y la incomprensión de aquellos a los que uno se entrega, se convierte en vía de santificación personal, al tiempo que cauce de salvación para las personas a causa de las cuales se sufre.

OBEDIENTES HASTA EL FINAL 29. Si la vida del creyente es toda ella una búsqueda de Dios, entonces cada día de la existencia se convierte en un continuo aprender el arte de escuchar su voz para seguir su voluntad. Se trata de una escuela en verdad exigente, una pugna entre el yo que tiende a ser dueño de sí y de su historia y el Dios que es «el Señor» de toda historia; una escuela en la que uno aprende a fiarse tanto de Dios y de su paternidad que confía también en los hombres, sus hijos y hermanos nuestros. De esta forma crece la certeza de que el Padre no abandona nunca, ni siquiera cuando hay que poner el cuidado de la propia vida en manos de los hermanos, en los cuales debemos reconocer la señal de su presencia y la mediación de su voluntad. Con un acto de obediencia, aunque inconsciente, hemos venido a la vida, acogiendo aquella Voluntad buena que nos ha preferido a la no existencia. Concluiremos el camino con otro acto de obediencia, que desearíamos fuera lo más consciente y libre posible, pero que sobre todo es expresión de abandono a aquel Padre bueno que nos llamará definitivamente a sí, en su reino de luz infinita, donde concluirá nuestra búsqueda y lo verán nuestros ojos, en un domingo sin fin. Entonces seremos plenamente obedientes y estaremos realizados del todo, porque diremos para siempre sí a aquel Amor que nos ha hecho existir para ser felices con Él y en Él.

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30. ORACIÓN DE QUIEN PRESTA

arrebate de tu mano ni de la mano de tu siervo,

EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD

a quien los has confiado, sino que perseveren con gozo en el santo propósito y,

Oh, buen pastor, Jesús, pastor bueno,

perseverando, obtengan la vida eterna,

pastor clemente, pastor misericordioso:

con tu ayuda, dulcísimo Señor nuestro,

Este pastor pobre y miserable

que vives y reinas por todos los siglos de los siglos.

levanta su grito hacia ti;

Amén».

un pastor débil, inexperto e inútil pero, así y todo, pastor de tus ovejas. Enséñame a mí, tu siervo, Señor, enséñame, te lo suplico, por medio de tu Espíritu Santo, cómo servir a mis hermanos y desgastarme por ellos. Concédeme, Señor, por tu gracia inefable, saber soportar con paciencia sus debilidades, saber compartir sus sufrimientos con benevolencia y prestarles ayuda con discreción. Que, enseñado por tu Espíritu, aprenda a consolar al triste, a fortalecer al pusilánime, a levantar al caído, a ser débil con los débiles, a indignarme con quien padece escándalo, a hacerme todo a todos para salvar a todos. Pon en mi boca palabras verdaderas,  justas y agradables, que les edifiquen en la fe, en la esperanza y en la caridad, en la castidad y en la humildad, en la paciencia y en la obediencia, en el fervor del espíritu y en la entrega del corazón. Los confío a tus santas manos y a tu tierna providencia, para que nadie los

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31. ORACIÓN A MARÍA

la voluntad de Dios y, de hecho,

LA ESCLAVA DEL SEÑOR

cada uno de nosotros se convierte en autoridad para los demás con la propia vida vivida

Dulce y santa Virgen María, en el momento del anuncio del ángel, con tu obediencia creyente e interpelante, nos diste a Cristo.

en obediencia a Dios.

En Caná nos mostraste, con tu corazón c orazón atento,

«Tú, que has hecho la voluntad del Padre,

cómo actuar con responsabilidad.

disponible en la obediencia»,

No esperaste pasivamente la intervención de tu Hijo, sino que te le adelantaste, haciéndole saber las necesidades y tomando, con discreta autoridad, la iniciativa de mandarle a los sirvientes.

vuelve nuestra vida atenta a la Palabra,

A los pies de la cruz, la obediencia te hizo Madre de la Iglesia y de los creyentes, en tanto queenenti el Cenáculo todos los discípulos reconocieron la dulce autoridad del amor y del servicio. Ayúdanos a comprender que toda autoridad verdadera en la Iglesia y en la vida consagrada tiene su fundamento en ser dóciles a

Madre clemente y piadosa,

fiel en el seguimiento de Jesús Señor y Siervo, en la luz y con la fuerza del Espíritu Santo, alegre en la comunión fraterna, generosa en la misión, solícita en el servicio de los pobres, a la espera de aquel día cuando la obediencia de la fe culminará en la fiesta del Amor sin fin.  Amén”. 

NOTAS – BIBLIOGRAFÍA Juan Pablo II, Exhortación apostólica postsinodal Vita consecrata (25 marzo 1996), 1. Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, Instrucción La vida fraterna en comunidad (2 febrero 1994), Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares, Instrucción Elementos esenciales de la enseñanza de la Iglesia sobre vida religiosa (31 mayo 1983), 21.

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Código de Derecho Canónico – Constituciones. Juan Pablo II, Carta apostólica Novo millennio ineunte (6 enero 2001), Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, Instrucción Potissimum institutiooni ni (2 febrero 1990), Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, Instrucción Caminar desde Cristo (19 mayo 2002),

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ESTUDIO DE LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS POBREZA EVANGÉLICA Constituciones Constitucion es del Instituto

La pobreza evangélica nos hace partícipes del misterio de Jesús “que quiso enriquecernos con su pobreza” (cfr. II Cor. 8,9) y con su vida y su palabra

 Artículo 31.

anunció a los hombres la beatitud.  Artículo 32.  Para alcanzar el espíritu de pobreza nos proponemos:- aceptar con serenidad nuestra condición existencial de creatura humana, totalmente dependiente de Dios; - valorizar lo que somos y lo que tenemos; - considerarnos simples administradoras de los bienes recibidos.   Artículo 33. Somos llamadas diariamente a elegir. Para vivir acordes con nuestro compromiso de pobreza, educaremos nuestra conciencia en un continuo y sobrenatural discernimiento. discernimiento. En la línea del desapego y del desinterés: eliminaremos

lo superfluo, no crearemos necesidades, viviremos con sobriedad, nos serviremos  preferentemente de las cosas más simples de nuestro ambiente, aceptaremos serenamente las privaciones y las situaciones si tuaciones incómodas.  Artículo 34. Si poseemos bienes continuaremos teniendo la propiedad y la

administración de los mismos, en cuento seculares; también podremos usar los medios que nos brindan la civilización y el progreso, pero en forma limitada (ver art. 36) y evitando toda finalidad egoísta, persuadidas que no es exclusivamente nuestro lo que Dios nos dio…   Artículo 35. Con sentido de responsabilidad contribuiremos generosamente a las necesidades económicas del Instituto, para que éste pueda desarrollar sus

compromisos de formación y de servicio, compartiendo fraternalmente y extendiendo hacia nuevos países su radio de acción; crecerá así en nosotras el sentido misionero y comunitario del Instituto.  Artículo 36. El voto de pobreza requiere “el uso limitado y dependiente de nuestros bienes (CDC No 600) y nos obliga a: - presentar a la Responsable Zonal nuestra situación económica; y con ella estudiar y examinar el presupuesto que tenga en cuenta el ambiente en que vivimos y las exigencias ordinarias de la vida. Físicas,  familiares, profesionales, apostólicas, sociales, caritativas, etc,; examinar anualmente, a pedido de la Responsable Zonal, el balance de ganancias y pérdidas y los eventuales cambios en la situación económica; pedir a la Responsable Zonal para realizar gastos extraordinarios si son de poca envergadura; a la Responsable

General si se trata de sumas relevantes: compras, ventas, donaciones, préstamos… En caso de urgencia puede prescindirse de dicha autorización, teniendo el deber de

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  comunicarlo con prontitud a la Responsable competente, redactar el testamente civilmente válido.  Artículo 37.  Asumimos y compartimos con los hermanos la ley del trabajo y de este modo, nos proponemos actuar con coraje por la justicia social y por mejorar la situación de pobreza, compartiendo con los hermanos nuestros bienes espirituales y materiales.  Artículo 38. La pobreza, para nosotras, que elegimos a Dios como único bien, no será considerada como un peso, sino como un medio para expresar nuestro amor a  Dios y a los hermanos, hermanos, con la la certeza que la fidelidad fidelidad al voto dará buenos frutos. frutos. 

DISTRIBUCIÓN DE LOS TEMAS PARA NUEVE (9) SISIONES SESIÓN 1. INTRODUCCIÓN  Concepto sobre Pobreza Pobreza y testimonios Antiguo Testamento y Nuev Nuevoo Testamento

SESIÓN 2. JESUCRISTO POBRE 

Pobreza Evangélica (Evangelios)

SESIÓN 3. LA IGLESIA, COMPROMISO CON LA POBREZA   (Parte I )

Proceso teniendo en cuenta las Encíclicas Sociales de los diferentes pontífices: León XIII, Pío XI, Pío XII

SESIÓN 4. LA IGLESIA, COMPROMISO CON LA POBREZA   (Parte II )

Proceso teniendo en cuenta las Encíclicas Sociales de los diferentes pontífices: pontífices: Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II

SESIÓN 5. LA IGLESIA, COMPROMISO CON LA POBREZA   (Parte III )

Proceso teniendo en cuenta las Encíclicas Sociales de

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  los diferentes pontífices: pontífices: Juan Pablo III, I, Benedicto XVI

SESIÓN 6. CONSEJO EVANGÉLICO DE POBREZA EN EL INSTITUO SECULAR SECULAR MISSAI 

Sentido de de la P Pobreza, obreza, Derecho Canónico, Vita Consecrata, C Constituciones, onstituciones, Reglament Reglamento. o. SESIÓN 7. CRITERIOS PARA VIVIR LA POBREZA (Parte I)

7.1. Expresiones de la Pobreza  (Lenguaje, cómo se expresa)

- Trabajar - Compartir - Administrar - Amar

SESIÓN 8. CRITERIOS PARA VIVIR LA POBREZA (Parte I )

7. 2 Actitudes de la Pobreza  (Cómo se vive y se manifiesta) -  -  -  - 

Justicia Misericordia Solidaridad Servicio

SESIÓN 9. MARÍA POBRE CONCLUSIÓN

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  SESIÓN 1. INTRODUCCIÓN CONCEPTO SOBRE POBREZA TESTIMONIOS ANTIGUO TESTAMENTO y NUEVO TESTAMENTO

se refiere Isaías cuando dice: “El espíritu

POBREZA EN LA BIBLIA

1. Precedentes Testamento.

en

el

Antiguo

Los términos usados en hebreo para designar al pobre son abundantes, entre otros “ebyón”, “áni” y ánawin” Con ellos

se expresa al hombre oprimido, esclavizado y humillado. Antes del Exilio es temida esta situación y no se la considera objeto de virtud. Así, p. ej.,  Agur pide a Dios lo necesario para la vida: “No me des -dice- pobreza ni riqueza,  pan, no reniegue sea que,

déjame gustar mi bocado de sea que llegue a hartarme y y diga ¿quién es Yahveh?, o no siendo pobre, me dé al robo, e el nombre de Dios” (Prov. 30,8-9). 

injurie En los umbrales del Exilio se opera un cambio importante en el concepto de pobreza, predicado por llos os Profetas Profetas.. El pobre aparece como el humillado, el hombre entregado a la voluntad de Dios.  Así exhorta el profeta Sofonías por el año 630: «Buscad a Yahvéh vosotros todos, humildes (ánawin) o pobres de la tierra, que cumplís sus normas» (So. 2,3). Los “ánawim” (POBRES DE

 YAHVÉH) son para Sofonías los sumisos a la voluntad de Dios. En ellos se apoya la promesa del resto de Israel: “Yo dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre y en el nombre de Yahvé ,12).  se cobijará el resto de Israel” (So.3 ,12).

En este contexto los pobres, los humildes, son religioso, los piadosos, los temerosos de Dios, quienes atentos a su voluntad ejecutan sus promesas. A ellos

de Yahvé está sobre mí, por cuanto me ha ungido Yahvé y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres (`ánawin,) para vendar los corazones rotos” (Is. 61,1). 

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   Ya en el post-exilio se matiza más, y aun cuando se avanza en la misma línea de los ánawin, se cuida mucho de no identificar al pobre con el justo. Ellos, los pobres, son sujetos receptores del mensaje mesiánico, por ser humildes, piadosos. De ahí, con toda razón, puede tenerse por tenga dudoso que el Antiguo Testamento conceptualmente por incompatible la riqueza con la piedad. Tanto para los pobres como para los ricos, el A. T. pide la pobreza de espíritu; pobres de espíritu serán, por tanto, aquellos que tanto en la abundancia como en la indigencia saben descubrir la voluntad de Dios apoyados en su piedad.

2. Continuidad en el Nuevo Testamento. El Magnificat constituye uno de los puentes de unión con el A. T. En él se menciona expresamente a los ánawim como los humildes, a quienes Dios exalta. De ellos se habla también posteriormente en la sinagoga de Nazaret, cuando Jesús comienza su misión en Galilea. Ve cumplido aquel día lo que profetizó Isaías: fue enviado “para anunciar a los pobres la Buena Nueva” (Lc. 4,18). Enlaza también con el lenguaje del A. T. el Sermón de la Montaña (Bienaventuranzas), donde para deshacer toda duda respecto al concepto de pobre, Mateo puntualiza: “Bienaventurados los pobres de espíritu” (Mt. 5,3). Pobres y pobreza relativa, a la disposición del corazón. Los pobres que menciona Lucas (4,18 y 6,20) no pueden  juzgarse, por tanto, desde un punto de vista social o económico sino religioso.

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  Son, como en los Salmos o en Isaías, los humildes, quienes conscientes de su propia insuficiencia, todo lo esperan de Dios y nada del mundo.

modo que la multitud de creyentes que se inicia en Pentecostés “tenía un solo

Puede decirse que el N. T. no emite  juicio de valor sobre la pobreza pero simpatiza con los pobres, con los humildes. A este respecto puede verse la parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro (Lc. (Lc. 16,19-31); el óbolo de la viuda (Mc. (Mc.12, 41-44). Y, como contrapunto, nos habla también de Zaqueo, rico publicano (Lc 19,1-10); de los acomodados hermanos de Betania (Jn. 12,1-8); de José de Arimatea y de Nicodemo (Jn.19, 38-39), todos ellos de corazón humilde y generoso a quienes se alaba por su gran fecundidad.  fecundidad.  En este sentido habrá que entender la carta de

 Así entiende el espíritu de pobreza aquella primera comunidad.

Santiago. Revela ciertamente por los pobres y hostilidad parasimpatía con los ricos (1,9-11; 2,1-13; 5,1-6), en la medida en que sólo quien está desasido de sus bienes y los emplea rectamente es verdaderamente humilde.

de lo vendido a la comunidad; si se hacía, era libremente, por virtud.

3. Primeros cristianos. La virtud de la pobreza que vive y enseña Jesús cristaliza en las comunidades cristianas que afloran después de Pentecostés. Entre ellas destacan los Hechos de los Apóstoles la comunidad de Jerusalén y las comunidades fundadas por San Pablo.

3.1 La comunidad de Jerusalén. - En ella se da la primera realización práctica de la virtud de la pobreza como imitación de Jesús, que fue pobre y pide esa virtud a los discípulos. Los primeros allí reunidos dice el libro de los Hechos “vendían sus posesiones y sus bienes y

repartían el precio entre todos, según la

echos 3,45) de necesidad de cada uno”,(H echos

corazón y una sola alma, y ninguno tenía por propia cosa alguna, antes todo lo tenían en común” (Hechos.4,32 -33). -33). 

Describe la disposición apropiada de humildad y mansedumbre que debería caracterizar la respuesta del hombre a la salvación. No había, como se ve por el diálogo entre S. Pedro y Ananías (Hechos. 5,4), ninguna obligación de renunciar a los bienes propios ni a entregar el importe

Por otra parte, la entrega real de los bienes era algo excepcional, puesto que se alaba de manera particular el gesto de Bernabé (Hechos. 5,36-37). En consecuencia, el aporte de cada uno a la comunidad no estaba motivado por una negación radical del principio de la propiedad privada “¿acaso no era tuyo antes de venderlo? ¿y después de venderlo no era tuyo el dinero”, dinero ”, le dirá San Pedro a Ananías (Hechos. 5,4),  sino

más bien por un principio de caridad que llega a los más necesitados de aquella comunidad.

La pobreza en el Nuevo Testamento se  puede resumir en torno a la ley del amor y la caridad. Así lo entendió también la primitiva comunidad. En efecto, lo que el Evangelio y los Hechos dicen de los pobres no apunta hacia un ideal de pobreza sino de caridad. En el fondo se está hablando de una fraternidad en que no haya  pobres. Más que de carecer se trata de compartir.

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La perspectiva no es primordialmente ascética sino sobre todo fraterna. El desprendimiento de los bienes está visto en clave de comunión y solidaridad más que de ascesis y de austeridad. No se trata de despojarse sin más,parasino de despojarse de que los  bienes compartirlos con los tienen menos. La pobreza describe, por tanto, la condición real del hombre  pecador confrontado con la salvación traída por Cristo.

3.2. En las comunidades fundadas por San Pablo. Se insiste sí, en el trabajo, en la liberalidad, en la humildad y confianza en Dios. El mismo Pablo se pone como ejemplo: “vosotros mismos

sabéis cómo nos habéis de imitar, pues estando entre vosotros no vivimos desconcertados, no comimos de balde el  pan de nadie, sino que día y noche, con  fatiga y cansancio, trabajamos para no ser una carga a ninguno de vosotros... Si alguno no quiere trabajar, que tampoco -10). coma” (2 Tm. 3,8 -10)

La misma idea repite a los de Corinto: “hasta la hora presente pasamos hambre, sed, desnudez... nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos” (1 Cor.4, 11-12). Aunque S. Pablo insiste

especialmente en el trabajo, en el recto empleo de los bienes, habla también del desprendimiento, en esa tensión que entraña la virtud de la pobreza entre el uso y el desapego: “Se pasar necesidades  y vivir en la abundancia. A todas y cada una de estas cosas estoy acostumbrado; a estar satisfecho y a pasar hambre, a que me sobre y a que me falte” (Flp. 4,12   ).

Es la misma actitud interior que vemos en Jesús: es ddecir, ecir, San San Pablo vive la libertad de espíritu frente a los bienes materiales. 

3.3 San Pablo. Subraya el trabajo como medio para conseguir los bienes necesarios, a la vez que se insiste en la responsabilidad en el uso de esos bienes, mediante los cuales ayudarán a los más necesitados, las comunidades de S. Pablo destacan la ley del trabajo, inscrita por Dios en el Génesis, vivida y santificada por el mismo Jesús en Nazaret durante aquellos largos años de oscuro trabajo.

4. Conclusión. El cristiano mientras está en la tierra debe vivir como peregrino, sabiendo que su verdadera riqueza está en el cielo; mientras tanto, que use los bienes en lo necesario y lo demás que lo dé a los pobres para alcanzar la salvación.

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  TEMA 1º Pobreza en la Biblia

1. 

Cómo evoluciona el concepto concepto de “POBREZA” del Antiguo Testamento,

Testamento.

al Nuevo

2.  Subrayar tres manifestaciones de la Virtud de Pobreza que se expresan en el texto. 3.  Comentar expresiones prácticas de la vivencia de la Pobreza en: 3.1. La Comunid Comunidad ad de Jerusalén (orientada por San Pedro) Las Comunidades fundadas por San Pablo

 

 

SESIÓN 2. JESUCRISTO POBRE Pobreza Evangélica (Evangelios)

¿CÓMO ENTENDER LA POBREZADE JESÚS? 2.1 La Encarnación de Jesucristo El Señor que se hace hombre, constituye una opción radical. Este fue su máximo empobrecimiento: hacerse hombre, es decir elegir la pobreza del ser. Y Jesús es coherente con esta opción primera de abajamiento durante toda su vida. Empieza plantando "su tienda entre nosotros" (Jn.1, 41) y 41) y termina "fuera de la ciudad" (Hb. 13, 12) 12) despojado  despojado en la cruz. Y entre este prólogo y este epílogo va discurriendo toda su vida en clave de  pobreza: "no había lugar para ellos en la  posada" (Lc.2, 7), los 7), los pastores, del gremio de los despreciados de entonces, son los  primeros llamados a verle y testimoniarle; sus padres ofrecen "en sacrificio un par de tórtolas o pichones" (Lc. 2, 24)...  24)...  Muy resumidamente se podría decir que Jesús se encarnó en una existencia desinstalada, marginal más o menos errante, desposeído no sólo de cosas en una ascesis de cierta austeridad, sino más aún de situaciones de  poder y de privilegios con todo lo que ellas representan. El sentido final de la pobreza de Cristo será la ley del amor: amor al Padre y amor a los hombres. Este amor es el que determina su pobreza: solidaridad con todos los pobres de todos los tiempos, los abandonados, los que tienen forma de esclavo... Solidaridad en el amor.

Pablo lo expresa así: "El, a pesar de  su condición divina, no se aferró a su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, haciéndose uno de tantos. Así, presentándose como  simple hombre, se abajó, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz" (Flp 2, 1-7). Este fue el máximo empobrecimiento de Jesús.  No tratamos de canonizar a través de la vida de Jesús la pobreza meramente material Así esta pobreza de corazón no es fruto de un imperativo moral o jurídico sino de la solidaridad y de una absoluta libertad que transforma toda la persona y le  proporciona el gozo de sentirse  pequeña ante Dios y en fraternidad con los desposeídos de la tierra. 2.2 Las actitudes de Jesús. Por la consideración detenida de los textos del N. T. se observa en la actitud de Jesús una unidad estrecha entre lo que debió ser su vida de trabajo en Nazaret - atiende con su trabajo una necesidad familiar- y la vida pública, en la que de diverso modo atiende las necesidades del prójimo.  Así en Cana, en las dos multiplicaciones de los panes, etc. Son dos modos de vida claramente diferenciados; en Nazaret no consta que hiciera ningún milagro: satisface las necesidades materiales por el

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  medio natural a todos los hombres: el trabajo.

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  En su ministerio público tampoco deja de atender esas mismas necesidades, pero interviene con frecuencia con su poder creador, propio de Dios. Junto al uso normal de los bienes materiales, los Evangelios sinópticos  –  principalmente S. Lucas- destacan una nota que será constante todo el ministerio público de en Jesús: el desapego del corazón ante esos bienes.

Refiere así el encuentro de Jesús con un hombre que deseaba seguirle sin condiciones (Lc.9, 57). Jesús le responde:

“Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza”   (Lc. 9,58).  No se puede pensar por los

términos de esta respuesta en una actitud mísera de Jesús y los Doce. Basta comprobar (Jn. 12,6) y (Jn.13,29) en que se menciona la bolsa que administraba Judas; (Jn. 19,23), donde se habla de la túnica sin costura que llevaba Jesús, vestido distinguido en el contexto social de la época; Mt. 26,613, donde Judas no entiende el usó del perfume rico: ahí Jesús dice explícitamente “pobres siempre los tendréis con vosotros”; mientras que al grupo de los Doce les pide la pobreza de espíritu. De ahí se deduce que lo exigido por Jesús es el desprendimiento del corazón y no la renuncia a los bienes como norma, necesarios por otra parte, como es obvio, para el desarrollo de la vida misma.

Puede afirmarse, a partir de los textos del N. T., la libertad de Jesús ante los bienes materiales, que le lleva a usar

de ellos cuando los necesita, y, a la vez, sabe vivir desprendido e incluso gozarse si alguna vez le falta lo necesario.

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  Dos constantes, pues, uso y desprendimiento en la pobreza de Jesús, desde Nazaret hasta los acontecimientos más insignificantes de su ministerio público. “Esa pobreza del Señor y Creador del

mundo -dirá Pío XII- elegida deliberadamente por Él, que le acompañará también en el hogar de Nazaret y durante todo el tiempo de su vida pública, significa y manifiesta aquel señorío y superioridad que tenía sobre las cosas materiales, indicando así con poder y eficacia la natural y esencial ordenación de los bienes terrenos a la vida del espíritu y a una más alta perfección social, moral y religiosa necesaria al hombre”. 

La virtud de la pobreza en Jesús transcurre, pues, en un ámbito estrictamente religioso. Por esta razón no excluye del reino de Dios a hombres como Nicodemo (Jn.3,1-2) y José de  Arimatea (Mt. 27,57-60), al rico

publicano Zaqueo (Lc.19,1-2) y a los amigos que le asisten con su generosidad. Quiere demostrar así cómo puede llegarse a la santidad cuando se usan rectamente los bienes y se ordenan al servicio del prójimo y a la gloria de Dios. Toda acción moral en este sentido debe recibir, pues, porque su luz de la disposición interior, “D “Donde onde

está

tu

tesoro

también tu corazón”

allí

estará (Mt.6 ,21). ,21). 

La Pobreza de Jesús describe la disposición apropiada de humildad y mansedumbre que debería caracterizar la respuesta del hombre a la salvación.

Es, la elección espontánea que hace el cristiano lleno de amor cuando toma la horrenda miseriaconciencia de sus dehermanos los cristianos, y de su propia capacidad  para aliviar sus necesidades. En todo esto, el cristiano se conforma a Cristo  pobre.

89

 

 

Cómo entender la Pobreza de Jesús

1. 

2. 

¿Qué aspectos se destacan en la vivencia de la Pobreza Evangélica de Jesucristo?

Dar ejemplos prácticos prácticos de cómo “ vivo yo” estos aspectos de la Pobreza  

Evangélica: 2.1. Amor -- Solidaridad 2.2. Corazón de Pobre 2.3. La Fraternidad --- Compartir

3.  Oración: “ La Profesión de Humildad” 

 

  SESIÓN 3. LA IGLESIA, COMPROMISO CON LA POBREZA.

(Parte I)

Proceso teniendo en cuenta cuenta las Encíclicas Sociales de los ddiferentes iferentes pontífices: León XIII, Pío XI y Pío XII,

La Iglesia está comprometida conque la realidad la delnos mundo de la historia. A través del magisterio, recibimos la doctrina Jesucristo dejó aenloellargo Evangelio, adecuándola a cada época de la historia. Los diferentes pontífices han dado su mensaje oportuno y orientador teniendo en cuenta los grandes cambios que se han venido sucediendo en el mundo, tanto en el aspecto social, como económico, cultural y político. Papa León XIII, 1891 Encíclica “ RERUM Novarum”.  

Los cambios sucedidos en el Siglo XIX producidos por la Revolución Industrial, generaron grandes diferencias económicas y sociales, que llevaron al Papa León XIII a promulgar esta Encíclica, donde frente a las injusticias y problemas entre patronos y obreros, abusos al individuo y a la familia, se negó la relación entre moral y economía; orienta y propone soluciones a:

-  Relaciones entre capital y trabajo. -   A los ricos sus deberes de justicia y

fraternidad -  La acción del Estado y la iniciativa privada en cuanto al bienestar del obrero Propone la necesidad de crear las asociaciones de obreros católicos (que se conformaron posteriormente como sindicatos) para lograr buenas relaciones entre patronos y trabajadores; conseguir derechos en seguros de accidente, salud salud,, otros; y conciliar problemas entre las partes. La “Rerum Novarum” se ha llamado la “Carta magna de los obreros” 

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  Papa Pio XI , 1931 Encíclica “Cuadragésimo Anno” 

 A los cuarenta años de la Promulgación de la Encíclica “Rerum Novarum”. Se promulga en un tiempo en que ha surgido el Comunismo promoviendo la lucha de clases. Expone: -  Los frutos de la Encíclica “Rerum Novarum” 

Presenta la doctrina sobre el dominio y el derecho a la propiedad La justa distribución de las riquezas, -  la tierra y el trabajo. -  Las directrices a los cambios - 

generados por la doctrina del Comunismo Propone como remedios: < Cristianización de económica en general

la

vida

< A la justicia, adicionar la ley de la caridad universal cristiana. Como método para una renovación social; estimula la creación y formación de apóstoles seglares tanto obreros, como patronos, para penetrar en la sociedad y recristianizarla; formando asociaciones, círculos de estudio, promoviendo Ejercicios espirituales para los seglares, propone que trabajen más por propagar el Reino de Dios en la familia humana. (Podría decirse que es la prehistoria de los Institutos Seculares)

92

 

  - 

Papa Pio XI, 1937 Encíclica “Divini Redentoris”

Sobre la actitud Comunismo ateo. de la Iglesia frente al

1. Inicia presentando la difusión del Comunismo en los diferentes países:

El Materialismo, el ateísmo que desconoce el valor del Matrimonio Católico y de la familia. Los derechos y la dignidad de la persona humana, lo cual estimula el terrorismo. 2. La Doctrina de la Iglesia que ilumina desde Dios estas realidades, dándole el auténtico valor al hombre, la familia, la sociedad el orden económico y social y la necesidad de recurrir a medios de defensa.

3. Propone una renovación de la vida cristiana: - 





Renovación sincera de la vida privada y pública según los principios del Evangelio. Desapego a los bienes terrenos siendo administradores de los bienes y recuerda la obligación de distribuir a los pobres lo que sobra. No solo responder a los deberes de  justicia sinode vivir en la práctica social, el precepto la Caridad cristiana.

Promueve el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia.

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Resalta la importancia y actualidad de la Rerum Novarum de León XIII y recalca tres valores fundamentales en la vida social y económica: 4. de estaComo obra ministros social de yla auxiliares Iglesia, hace un llamado especial a los sacerdotes, la Acción Católica, los seglares que militan en ella. A los obreros católic católicos os y a todos los que creen en Dios.

También al Estado para que administre buscando siempre el bien común y reconozca la libertad de la Iglesia para el cumplimiento de su misión.

Papa Pio XII 1941

< El uso de de los bienes materiales y espirituales que deben legar a todos según los principios de la justicia y la caridad.

< El trabajo es deber y derecho de todo ser humano.

< La familia; la propiedad privada es también espacio vital para que la familia cumpla los deberes que le señala el Creador.

Mensaje radial.

 A los cincuenta años de la Rerum Novarum.

TEMA 3º

La Iglesia, compromiso con la Pobreza

(Parte I)

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  Para realizar esta sesión es conveniente: a)  Tener a la mano los documentos: las Primeras ttres res Encíclicas y el Prim Primer er Mensaje Radial al mundo. b)  Hacer una cartelera donde se colocan verticalmente las realidades que hemos vivido en el mundo y que están expues expuestas tas en los Documentos de la Iglesia. Y anotar los títulos donde se mencionan, para identificar los documentos.

Realidad

/ Documento / Papa que lo promulgó / Año /

Ideas centrales

c)  Frente a cada realidad se anotan los datos que identifiquen el Documento y tres ó cuatro ideas centrales de cada uno. (Es el magisterio magisterio de la Iglesia de 1891 a 1941)

ME PREGUNTO:

1.  ¿Encuentro algunas similitudes con las condiciones actuales, en la realidad que motivó a los Pontífices para promulgar las Encíclicas?

2.  Frente a las propuestas propuestas que dan los Pontífices en cad cadaa mensaje, ¿qué podemos hacer para Evangelizar la realidad actual desde la vivencia de la Pobreza?

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  SESIÓN 4. LA IGLESIA, COMPROMISO CON LA POBREZA. (Parte II)

Proceso teniendo en cuenta cuenta las Encíclicas Sociales de los ddiferentes iferentes pontífices: Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II

Papa Juan XXIII, 1961 Encíclica “Mater et Magistra”. 

Se escribe esta E Encíclica ncíclica en la época que se descubre la energía nuclear, la automatización de la industria y la agricultura y hay grandes avances en las comunicaciones y en el transporte. Da orientaciones a nuevos asp aspectos ectos de la cuestión social: Justicia, en el respeto de las relaciones entre el sector empresarial, el sector productivo y la agricultura, el más deprimido. -  Necesidad de servicios públicos esenciales, seguridad social, regulación de precios, cooperación científica, técnica y financiera



entre países. el incremento demográfico, no se -   Ante

pueden tener soluciones materialistas frente a la vida y la dignidad humana. -   Ante las ideologías defectuosas y

el progreso científico y técnico utilizados para la destrucción, prima el valor de la persona humana y su exigencia religiosa. El hombre separado de Dios, se vuelve inhumano consigo mismo, y con sus semejantes.

Esta realidad que se presenta a nivel mundial, supone soluciones a nivel mundial.

Propone la reconstrucción de las relaciones de convivencia basadas en la  Verdad, la Justicia y el Amor.

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  Papa Juan XXIII, 1963 Encíclica “Pacem in Terra”  

Promulgada en una época de la “guerra fría” entre las potencias mundiales y el

armamentismo naciones.

creciente

de

las

La Encíclica trata sobre: 1.  Las relaciones entre los seres humanos,

tratándose como “personas”; presenta tres 

características: -  Exigencia del mundo obrero, deben ser atendidos como personas en todos los sectores de la sociedad. -  Ingreso de la mujer a la vida pública, insiste en igual trato que para el hombre Independencia y autonomía de los estados, superando la discriminación social. 2.  Relaciones entre personas y poderes públicos, teniendo en cuenta el origen de la autoridad y el bien común. 3.  Relación de la comunidad política entre sí; obrando en la verdad y la justicia. Y en la solidaridad con las minorías, los prófugos políticos al buscar el equilibrio entre población, tierra y capital. 4.  Las relaciones entre la lass personas, la comunidad política y la comunidad Internacional, deben basarse en el bien común. - 

 Anima a la ONU para que cumpla su objetivo de de trabajar por mantener y consolidar la paz entre las naciones.  A todos los hombres, pide restablecer las relaciones de convivencia basadas en la verdad, la justicia, el amor y la libertad para consolidar la ppaz az en el mundo.

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  Papa Paulo VI, 1967 “Populorum Progressio” 

La escribe al terminar el CONCILIO  VATICANO II. Sobre la dimensión mundial del problema social. Y crea una comisión de la Iglesia para promover el progreso de los pueblos más pobres, y la necesidad de un desarrollo integral del hombre y el desarrollo solidario de la humanidad. Introduce con la realidad del momento: 1.  Aspiración de los hombres a tener los mismos niveles en educación, salud, subsistencia. Los pueblos que han adquirido su independencia sienten la necesidad necesidad de cubrir sus necesid necesidades ades

básicas y lograr un desarrollo humano. Hay desequilibrio social y económico creciente entre los países ricos e industrializados y los países con una economía agraria. El choque de generaciones, donde los jóvenes buscan nuevas formas de vida, desconociendo el apoyo moral, espiritual y religioso de la civilización tradicional. La Iglesia en su misión evangelizadora contribuye al progreso material y a elevar culturalmente a los pueblos más pobres, porque “lo que

cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación, hasta la humanidad entera”

Por designio de Dios el hombre 2.  tiene vocación vocación a desarrollarse y por su inserción a Cristo, tiene el camino abierto hacia un humanismo trascendente.

Cada hombre, miembro de la sociedad requiere la solidaridad universal como un derecho y un deber en beneficio de todos. En este crecimiento es necesario tener una escala de valores, así el tener más es unevidente fin último; avaricia es la formano más della subdesarrollo moral. El verdadero desarrollo de los países, y también individual tiene obstáculos, tales como: abuso del poder, la explotación a trabajadores, la injusticia, el egoísmo.

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  Exige un humanismo nuevo, asumiendo como valores el amor, la amistad, la oración.

más deprimidos, apoyo técnico a los pueblos, la promoción de un diálogo sincero centrado en la persona.

Este humanismo expresiones:

Llama a los jóvenes a un laicado misionero. Nadie puede permanecer indiferente ante la miseria, la

tiene

como

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