Descripción: José Bortolini Conocer y rezar los l\LMOS Comentario popular para nuestros días © SAN PABLO 2002 (Prota...
José Bortolini
Conocer y rezar los
l\LMOS Comentario popular para nuestros días
© SAN PABLO 2002 (ProtaslO Gómez, 11-15.28027 Mlldrid) Te!. 917 425 113 - Fax 917 425 723 E-maIl:
[email protected] © Paulus, Sao Paulo (Brasl!) 2000 Título ongmal: Conhecer e Rezar os Salmos TraduCIdo por José FranCISCO Domínguez García DlstnbuClón SAN PABLO DlVIslón ComerCIal Resma, 1. 28021 Madnd * Te!. 917 987 375 - Fax 915 052050 E-mal!: ventas@sanpablo-ssp es ISBN. 84-285-2396-7 DepÓSIto legal: M. 2.546-2002 Impreso en Artes Gráfteas Gar.vl. 28970 Humanes (Madrid) Pnnted m Spam. Impreso en España
Presentación a la edición española
Y
« ... la Palabra se hIzo carne» Un 1,14). La Blbha se mscnbe dentro de la dmámlca mIsma de la EncarnaClón en la Escntura, DlO~ se hace Palabra en nuestras palabras. Pero los textos ongmales no están redactados en nuestra lengua el AntIguo Testamento se escnbló pnnclpalmente en hebreo (caso del LIbro de los Salmos), algunas partes en arameo y los llamados «deuterocanómcos» en gnego Las traduccIOnes, como una espeCie de segunda EncarnaClón de la Palabra, nos permIten acceder al Impetuoso caudal de vida y hberaClón que recorre estos textos en nuestra propIa lengua, de modo que, en nuestro lntenor o en nuestras comumdades, sIgan resonando las oraClones mdenanas del Salteno, con las que podemos dmglrnos a DIOS empleando ~u mIsma Palabra' Al traduClr esta obra, hemos tratado de ajustarnos al ongmal respetando, en la medIda de lo posIble, la verSIón de los salmos que emplea el autor -tomada de Blblza Sagrada, EdlclOn pastoral, Paulus, Sao Paulo 1999- y sobre la que hace su anáhsls y comentano No obstante, en relaClón con esta~ oraClones eXISten térmmos o expreSlOnes consagrados por el uso que «nos suenan a todos y todas» y que se Imponen, en cIerta medida, como SI fueran normativas a la hora de traduClr al castellano Plénse~e, por ejemplo, en muchas de las canCIones que dmamlzan nuesA proposlto de la~ duda, que puedan ,urglrno~ ac.erca de la, traducclO blblIcas o 1m, Salmo~ puede c.omultar~e el mdlce de tema~ (e,peclalmente en las voce~ «BIblIa» y «Salmos») de J BORTOLIN1, La Blblza pregun las con respuesla 160 cueWone~ acerca de la Eluzlura San Pablo, Madnd 1998 ne~
tras celebraciones, y que están inspiradas en textos sá1micos o, sobre todo, en el uso litúrgico de determinados salmos, principalmente en el rezo del oficio. Por tanto, a la hora de traducir los salmos de este libro, hemos seguido, en primer lugar, la versión que aparece en la obra original de José Bortolini, pero también hemos tenido presentes el texto litúrgico castellano y la traducción de La Santa Biblia de SAN PABLO. En raras ocasiones, hemos recurrido directamente al texto hebreo (BHS, K. ELUGER-W RUDOLPH [eds.], Deutsche Bibelgesellschaft, Stuttgart 1984 2), principalmente cuando, entre las versiones mencionadas en castellano y portugués, el desacuerdo era notorio; en estos casos, como cabía esperar, se ha tratado de pasajes en los que el texto original está corrompido o bien presenta especiales dificultades de interpretación o traducción. Cuando se ha dado esta circunstancia, hemos respetado el criterio y la opción tomada por el autor. Desde aquí, invitamos a leer el comentario de cada salmo siguiendo la traducción que se presenta en el libro, pero teniendo delante el ejemplar de la Biblia que el lector suele utilizar habitualmente (o bien el salterio litúrgico) para ver las correspondencias o las expresiones y términos equivalentes. Tenemos la seguridad de que las diferencias de traducción serán mínimas.
El traductor
Presentación
«Esta fuente nunca se ha secado», me aseguró aquella mujer señalando un manantial burbujeante de aguas cristalinas. «Yen él, todas las personas que han vivido o pasado por aquí han apagado su sed», concluyó. Así son los salmos: un manantial de aguas cristalinas que han apagado y siguen apagando la sed de todos los que acuden a ellos. «Estás en tu casa. Ponte cómodo», me dijo otro entregándome las llaves de la habitación. Los salmos también son nuestra casa. Cuando entramos en ella, tomamos una llave, la de la súplica, o la de la acción de gracias, o la de la confianza, o la de la alabanza..., entramos con esa llave en una de sus habitaciones y, de repente, nos sentimos tan a gusto, nos resulta todo tan familiar, que estamos a punto de decir: «Esta ha sido siempre mi casa»". «En nuestra ciudad hay de todo», me dijeron, «y tú mismo podrás comprobarlo». Los salmos son como nuestras ciudades: con calles anchas o estrechas, rectas o curvas, llanas o inclinadas; con plazas en las que nos vamos a encontrar con gente que canta, que llora, que pide, que enseña... Todo nos resulta familiar, todas las cosas nos aseguran que estamos en nuestra ciudad... Así es como me he sentido al escribir estas reflexiones sobre los salmos. En ellos he saciado y sigo saciando mi sed, en ellos me encuentro a gusto, como en casa, en ellos reconozco las distintas formas de vida presentes en nuestras ciudades. Y espero que las personas que tratan de comprender los salmos para vivirlos y rezados mejor tengan también la misma experiencia del agua, de la casa, de la ciudad... Tengo que confesar que, a pesar de que este sea, hasta la fecha, mi libro más voluminoso, he sentido una gran alegría y una gran emoción al escribir este comentario popular. He disfrutado
anahzando el texto hebreo, consultando la sablduría de personas que conocen los salmos mejor que yo, escnbIendo. Y, Junto con la alegría, he expenmentado una enorme emOClón al toparme con los dramas de tantas personas anómmas. Cada salmo ha despertado en mí una nueva emoclón. Creo que, ~l algmen conslgue repetir estas expenenClas de alegría y emoclón, tratando de sentIr lo que smtIeron las personas que escnbIeron estas oraClones, verá cómo su vlda cambia para slempre Y será capaz, basándose en lo que slente y en lo que Vlve, de crear ~us proplos salmos, no para que otros los recen, smo como expreslón de su propia fe, de ~us proplos sentlmlentos y de su propla oraClón. Con toda humIldad, tengo que reconocer que aquí no lo he dlcho todo, m lo he hecho todo. Este comentano naCló, en pnnClplO, para los lectores del semanano «Blbha-Gente», pubhcado en Brastl, y el e~paClO que en sus págmas se le reservaba era muy hmltado. Más que un comentano exhau~tlvo, los lectores encontrarán aquí un método o un modo de acercarse a estas oraClones mtlenanas, a fm de conocer algo acerca de los tipos de salmos (géneros hteranos), de su orgamzaClón mterna (estructura) y del contexto en el que fueron surglendo. Los amantes de los salmos sabrán dar, por sí solo~, los paso~ convementes, desarrollando las Ideas aquí sólo esbozadas y ennqueClendo el propIO método. De hecho, hay temas que vale la pena completar y amphar. Este comentano puede ~erVlr de aClcate. El pnmer paso que hemo~ dado al abordar cada ~almo ha ~ldo estudiarlo en su lengua ongmal, el hebreo. Aquí es donde surgleron mIS pnmeras y más fuertes mtUlClones. No obstante, y VISto que ya se ha escnto mucho sobre este tema, tamblén he consultado algunas obras, comparando mlS descubnmlentos con los de otros mvestlgadores Al fmal de este hbro presento la breve blbhografía consultada DedlCo este trabajO a todas las perwnas que aman los salmos, sobre todo a la~ que me han acompañado a lo largo de estos trece años de docenCla y en lo~ numerosos cursos sobre este tema lmpartIdos en dlversos lugare~ de Brasll. Parafraseando el salmo 87,7, qmslera que todos los lectores y lectoras de este hbro llegaran a la nllSma conclusIón a la que yo he llegado a proPÓSltO del Ltbro de los Salmos. «Toda~ mlS fuentes se encuentran en tl».
Introducción
1. ¿Qué son los salmos? El térmmo «salmo» provIene del gnego. SIgnIfICa «oraCIón cantada y acompañada por mstrumentos musIcales». Son un total de 150 y forman el lIbro más extenso de la BIblIa, llamado «LIbro de los Salmos» (en hebreo, el LIbro de los Salmos recIbe el nombre de 1ehllll711, es deCIr, alabanzas) Algunos salmos mcluyen mdIcaCIones acerca de cómo se cantaban algún tIempo después de que surgIeran. Por ejemplo, el salmo 12(11),1, dICe: «Del maestro de coro. Para mstrumentos de ocho cuerdas. Salmo. De DavId». Se entIende fáCIlmente que eran cantados. Basta mIrar las mdICaCIones de algunos de ellos. Por ejemplo, en el salmo 22 (21),1, leemos: «Del maestro de coro. Según "la CIerva de la ,lUrora". Salmo. De DavId». Esto sIgnIfIca que, cuando se escnhIÓ, este salmo se cantaba con la melodía de una canCIón conoCida como «La CIerva de la aurora». Los salmos, por tanto, naCIeron para ser cantados. Esto no qUlere deCIr que no podamos rezados, smo que el mejor modo de rezados es cantándolos. Se trata de la coleCCIón de oraCIones más nca que conoce la humanIdad. A pesar de ser muy antIguos, los salmos son eternamente Jóvenes, capaces de hablar al alma de los hombres y muIeres de todos los tiempos y lugares. Por eso podemos comIdelados como el espejO en el que nos vemos reflejados, el espejO en el que nos movemos y eXIstImos. Hablan de manera tan extraordmana de nuestra VIda, de nuestras alegrías y esperanzas, de nuestros dolores y conflICtos, que parecen escntos en nues1rm días y para nuestro presente cammar.
Los salmos surgIeron en un contexto Judío y son fruto de la espmtualIdad Judía. Su lengua ongmal es el hebreo. Pero mmedIatamente se convIrtIeron en patnmomo de todos cuantos creen en la vIda y en la JustiCIa, mdependientemente de la raza a que pertenezcan. De ahí que, hoy en día, estén traduCIdos a caSi todas las lenguas que conoce la humamdad. Los salmos son poesía y también hay que apreciarlos como tal. Algunos son auténticas obra~ de arte poética. Sm embargo, los que se detienen solamente en su forma poética se encuentran leJos de saborear su contemdo. Es como Si algmen, al reCIbir un regalo, se contentara con valorar el envoltono. Jesús, sm duda, rezó los salmos. Todo mño Judío aprendía de memona, desde muy pronto, estas oraCIones que eran lo más preciado del tesoro espmtual del pueblo de DiOS De hecho, desde pequeño, Jesús habría temdo que aprender a leer y escnbir, habría estudiado la histona y las tradiciOnes de su pueblo y aprendido a rezar con los salmos. En los evangelIo~ podemos encontrar diversos pasajes en los que Jesús Cita algún salmos (véase, entre otros, Mc 12,36, Mt 27,46, Lc 23,46). Los pnmeros cn~tIanos apreCIaban enormemente el Libro de los Salmos. De hecho, Junto con Isaías y el DeuteronomiO, este lIbro se encuentra entre los más CItados del Nuevo Testamento. Con el paso del tiempo, las comumdades cnstIanas convirtieron este lIbro en su lIbro prefendo de oraCIones. El canto gregonano mmortalIzó la alabanza a Dios por mediO de los salmos y, hoy en día, las comumdade~ cnstIanas descubren nuevamente, una y otra vez, el agua Viva que brota de esta fuente magotable. Esto explIca que, por todas partes, sUrJan grupos que se reúnen para conocer mejor los salmos, con la mtenCIón de poderlos rezar de un modo cada vez más adecuado. La Liturgia recurre sm cesar a los salmm, tanto en la celebración de la Eucanstía, como en la Liturgia de las Horas. Por desgraCIa, en muchas ocaSiOnes se concede escasa importanCIa al salmo responsonal después de la pnmera lectura de la misa. En otras -lo que Viene a ser peor- e~te salmo es sustitmdo por cualqmer otro canto.
2. La numeración del Libro de los Salmos Cuando se reúne un grupo de personas para estud1ar o para rezar los salmos, mmed1atamente aparecen algunas d1ftcultades. Esto es deb1do a que no todos tlenen la m1sma ed1c1ón de la B1bha. La numeraC1ón de los salmos varía depend1endo del texto desde el que se haya traducIdo la B1bha. el latín o el hebreo. Cuando nos adentramos en el texto, suelen surg1r mayores d1ftcultades. Puede que haya traducClones totalmente d1stmtas entre sí. No resulta fáctlllegar a un acuerdo. Tenemos la esperanza de poder llegar un día a un entend1m1ento al respecto. ¿Por qué es dIferente la numeraClón 7 Porque manejamos traducc10nes hechas del hebreo y traducclOnes hechas del latín. En los ocho pnmero~ salmos no hay problemas. T1enen la m1sma numeraC1ón en todas las traducc10nes. Pero a partlr de ahí com1enzan las d1ftcultades. Las traducClones hechas del latín -slgmendo lo que constltuye la traducc1ón gnega más ant1gua, llamada de los Setenta- unen en uno solo los salmos 9 y 10 de la numeraC1ón hebrea. A part1r de ahí, hasta el ~almo 113, la numeraC1ón hebrea va un número por delante de la latlna. Por ejemplo, Sl el salmo del buen pastor lleva, en la B1bha que usa hab1tualmente el lector, el número 22, slgmftca que t1ene entre sus manos una traducc1ón hecha del latín. Sl, por el contrano, tlene el número 23, c'>to md1ca que esta B1bha ha sldo traduc1da del hebreo, la lengua materna de los salmos. Después, los salmos 114-115 de la numeraC1ón hebrea corresponden al salmo 113 de la numeraClón latlna, y los salmos 114115 de esta últ1ma corresponden al salmo 116 de la pnmera. Del .,,,Imo 117 al 146, la numeraC1ón hebrea vuelve a 1r un número por delante de la latma. Las traducClones latlnas d1v1den en dos el '>almo 147 de la numeraClón hebrea, formando los salmos 146147 Los tres últ1mos salmos t1enen la m1sma numeraC1ón en toda~ las traducc10nes. El esquema sería el slgmente.
NumeraClón hebrea 1-8 9-10 11- 113 114-115 116 117-146 147 148- 150
NumeraClón latma 1-8 9 10-112 113 114-115 116-145 146-147 148-150
¿Cómo onentarse en medlo de esta Jungla de dlficultades? Hay que tener calma y mucha paClenCla. Poco a poco las personas van famllianzándose y las dlficultades se vuelven menores o mcluso desaparecen Las traducclones hechas desde el texto latino ya han cumplido su mlSlÓn. Tendrían que dejar su puesto a traducClones más modernas, hechas del hebreo. La mlsma Liturgla tendría que adaptarse a esta novedad. El hecho de que, durante slglos, se hayan utilizado la numeraClón y la traducclón latinas no es motlvo suficIente para no cambIar en el presente Sería, además, un sIgno de respeto y de dIálogo ecumémco con el Judaísmo, que ha vemdo compartiendo con nosotros esta herenCla espmtual. En este estudlo emplearemos Slempre la numeracIón hebrea. Al lmClO de cada salmo conservaremos, entre paréntesls, la numeraClón de las traducclones hechas del latín. Pero, al Cltar un salmo, Slempre lo haremos según la numeraClón hebrea. La traducclón de los salmo~ que presentamos y que segUimos en el camentano, es la que se encuentra en la Bíblza Sagrada, Ed¡clOn Pastoral Se trata de una traducClón fiel y, al mlsmo tiempo, popular, que el uso de la gente, en Brasil, ha consagrado como la mejor
3. ¿Cuándo surgieron los salmos? Es lmposlble saberlo. Fueron naclendo a lo largo de selSClentos años. Algunos son muy antlguos, otros son relatlvamente próXlmas a la época de Jesús. Son contadas las oca~lones en las que lograremos determmar, con bastante probabllidad, un aconteClmlento próXlmo que nos permlta preClsar con exactltud el mo-
mento en que ha surgIdo un salmo. Este es el caso del salmo 46, que parece haber ~urgIdo tras la retIrada del eJérClto de Senaquenb, en el año 701 a.e. Pero, en la mayoría de los casos, no ~abemos cuándo SurgIÓ talo cual salmo. Antes de aparecer por escnto, los salmos fueron algo VIVIdo. DIcho con otras palabras, al que componía un salmo no le preocupaba el hecho de ponerlo por escnto. Simplemente expresaba ante DlOS y ante la gente su sltuaClón de sufnmIento, de alegría, de confIanza, de alabanza, etc. Estas oraclOnes espontáneas, nacIdas de sltuaclOnes concretas de la vIda, causaron un fuerte Impacto en la vIda de la gente. Por eso permaneCleron VIvas en la memona del pueblo. Otra gente u otros grupos, que vIvIeron una expenenCla slml1ar, hICleron propIas estas mIsmas oraclOnes. y, de este modo, los salmos se fueron conservando de generaClón en generaCIón. Para que esta nqueza no se perdIera, mucho tiempo después, se empezó a poner estos textos por escnto. Entraron en aCClón una sene de personas que sabían leer y escnbIr, que hICleron adaptaClones, añadIdos, que ordenaron matenales, de modo que los salmos reClbIeron un nuevo ropaje, como podemo~ ver en nuestras Blbhas. Pero en su ongen, no hay un texto escnto. Encontramos, es CIerto, una fuerte expenenCla de una persona o de un grupo, expenenCla que se fue conservando y transm1tlendo a generaclOnes suceSIvas. Para que se entIenda, vamos a poner un ejemplo. Imagmemos que tenéIS por costumbre rezar espontáneamente y en voz alta a partu de lo que VIvís, veIS y sentís. Vuestros hIJos, rezando con vosotros, van aprendIendo las oraClones que soléIs hacer espontáneamente y las transmIten a la generaClón postenor, adaptándolas, corngléndolas, añadIendo algo. Mucho tiempo después, para que no se pIerda este tesoro, algUlen deClde poner esta~ oraClones por escnto. Ya no es POSIble saber qUlén las ha compuesto. Se han convertldo en patnmomo de todos, porque reflejan lo que generaClones y generaClones han expenmentado cuando trataron de expresar y traduClr la propia fe. Así pues, el ongen de lo~ salmos se pIerde en la nebulo~a de la hIstona. Pretender avenguar cuándo nacIeron e~ una pérdIda de tiempo. En este comentano de los salmos concederemos poca ImportanCla a la fecha en que hayan podIdo surgIr. La razón es
eVIdente: no es posIble determmar el cuándo. Es más Importante explorar sufIcIentemente el texto, para que nos proporCIone la mayor cantIdad posIble de mformaCIón acerca de la sItuaCIón VIvIda por qUIen lo compuso.
4. ¿Quién escribió los salmos? A sImple vIsta, la respuesta parece fáCIl; 73 de ellos son atnbUIdos a DavId. Otros son de los «hIJo~ de Coré» (11) o de «Asaf" (12), otros serían «de Salomón», otros «de Etán» o «de Yedutún», etc. Son datos que encontramos al mICIO de muchos salmos. Algunos de ellos, atnbUIdos al rey DavId, buscan, en la VIda de este rey, una sItuacIón que se aJu~te al tema del salmo. Este es, por ejemplo, el caso del salmo 7,1: «LamentacIón que cantó DavId al Señor a propósIto de Cus, el benJamlmta». ¿Qué valor hay que darle a esta mformaclón? ¿Fue, de hecho, DavId el autor de la mayoría de lo~ ~almos? Claro que no. El estudIO que vamos a presentar confIrmará e~te dato, y nadIe tIene por qué asustarse. En aquel tIempo y en aquella cultura, se acostumbraba a atnbUIr partes de la Blbha a perwnaJes famosos del pasado. Por ejemplo, la Ley se le atnbuía a MOIsés y la SabIduría a Salomón. DavId Mempre fue VISto como una persona mteresada por la hturgla y por el culto. Era comlderado como el hombre de la oraCIón, el amIgo de DIOS. Por eso ~e le atnbuye la mayoría de los Salmos. Así pues, donde se lee «de DavId» es meJor leer «dedICado a DavId» o «atnbUIdo a DavId". Estos datos que aparecen al comIenzo de los Salmos fueron añadIdos tIempo después por los estudIosos que los pusIeron por e~cnto, retocándalos, corngléndolos o haCIendo añadIdos. Un ejemplo, tomado de Mc 12,35-37, puede ayudarnos a esclarecer e~ta cue~tlÓn. Aquí Jesús confunde la ~abtduría de los doctores de la Ley, CItando el Salmo 110, atnbUIdo a DavId. Veamo~ el texto: «Jesús enseñaba en el templo dICIendo: "¿Cómo es que los doctores de la Ley dIcen que el Mesía~ e~ hIJO de DaVId?". DavId mIsmo, movIdo por el Espíntu Santo, dIce. "El Señor dIJO a mI Señor: SIéntate a mI derecha, hasta que ponga a tus enemlgo~ debajO de tus pIes". Por tanto, el mIsmo DaVId le llama Señor. ¿Cómo puede, entonces, ser hiJO suyo?».
Jesús puso en un atolladero a los doctores de la Ley. Pero hay una solución. Si admitimos que el salmo 110 no es de David, sino de una persona relacionada con el palacio real, todo se aclara. El amigo del rey afirma: «Dijo el Señor (Dios) a mi Señor (el rey de Judá)>>. Aunque no sea exactamente este el razonamiento de Jesús en Mc 12,35-37a, este ejemplo sirve para mostrar que David no es el autor de los salmos. Le fueron atribuidos los salmos porque se le consideraba el hombre de la oración. ¿y los otros «autores»? El criterio sigue siendo el mismo. Nunca sabremos quién compuso los salmos, pues nacieron espontáneamente y de forma oral a partir de lo que algunas personas y grupos sentían y experimentaban. Se pusieron por escrito mucho tiempo después. Algunos fueron atribuidos o dedicados a David, Moisés, Salomón, Asaf, etc.; otros se incorporaron a himnarios, como los salmos que, en el encabezamiento, llevan el tílulo «Del maestro de coro» (véase, por ejemplo, el salmo 54), o el conjunto de los salmos 120-134, conocidos como «Cánticos de las subidas» o «Salmos graduales». Después de ponerse por escrito, estos 15 cortos salmos ciertamente formaron parte de un Iihrito para los peregrinos que subían a Jerusalén. Antes, sin embargo, fueron experiencias concretas de personas o grupos. Sólo en un momento posterior alguien los puso por escrito. Y así acaharon convirtiéndose en parte del librito de cánticos para los peregrinos. Por tanto, si queremos responder a la pregunta: «¿Quién esLrihió los salmos?», tenemos que decir que fue el pueblo en sus hlchas, en sus alegrías y sus esperanzas, en sus certezas y sufriIllientos. En una palabra, fue el pueblo que siempre sintió a Dios l'\ )mo aliado en la lucha por la vida y por la justicia. De hecho, los que todavía creen hoy en ese Dios sienten que los salmos son como un resumen de todo el Antiguo Testamento. Sienten también que el pueblo de antaño tenía las mismas esperanzas que alientan a los hombres y mujeres de hoy en la medida en que ~ueñan con un mundo mejor y luchan por él. Y Dios es siempre llIl aliado que no deja a nadie en la estacada.
5. Los salmos no son todos iguales Descubnr que los salmos no son todos Iguales supone una gran ventaja para qmen se dIspone a profundIzar en ellos con objeto de rezarlos de una manera más adecuada. Esto slgmfica que cada salmo estuvo provocado por una sltuaClón y que esta sltuaClón puede no comCldlr con la que VIVImos en el momento presente. Por eso es Importante conocer lo que hay detrás de cada salmo para poder de~cubnr su sentIdo. Podemos dIvIdIr los salmos en 14 tIpos dIferentes. Estos 14 tIpos se pueden agrupar en 5 famIhas. La pnmera es la famIlIa de los Himnos Esta famIha tIene tres «hIJos»: HImnos de alabanza; Salmos de la realeza del Señor; CántIcos de SIón. Los Himnos de alabanza son 20. Por ejemplo, el salmo 8 y el salmo 146 son Himnos de alabanza Su característIca pnnclpal es la alabanza a DIOS por su mtervenClón en la hIStona, creando, lIberando, etc. Los Salmos de la realeza del Señor son ~eIS. Pertenecen a este tIpO aquellos salmos que afirman o proclaman mSIstentemente la expreSIón «el Señor es Rey». Por ejemplo, los salmos 98 y 99. Los Cánticos de Slón son sIete. ReClben esta denommaClón aquellos salmos que tIenen como tema central la clUdad de Jerusalén, tambIén llamada SIÓn. Por eJemplo, los salmos 46 y 84. La segunda famlha es la de los Salmos mdIVlduales TambIén esta famIha tIene tres «hIJos»: Súphca mdIvIdual; ACClón de gracIas mdlV1dual, Confianza mdlV1dual. Los salmos de Súplzca mdIVldual son los más numerosos. un total de 39. Esto es muy Importante para una nueva VIsIón de los salmos, como trataremos de mostrar en las págmas suceSIvas. En estos ~almos, una persona clama a DIOS a causa de la mJUStICla. Por ejemplo, los salmos 140 y 141. Los salmos de ACClOn de graCIas zndIVldual son once. En ellos, una persona después de haber expuesto su queja y haber sIdo escuchada, da graClas a DIOS. Por ejemplo, los salmos 30 y 32. Los salmos de Confzanza mdIVldual son nueve. En ellos, una persona expresa su absoluta confianza en DIOS Por ejemplo, los salmos 23 y 27. La tercera famIha es la de los Salmos colectivos SIgue el mIsmo esquema que la antenor y tambIén tIene tres «hIJos»: Súpltca colectIva, ACCIón de gracIas colectIva; Confianza colectIva. Los salmos de Suplzca colectiva son 18. Se trata del clamor de un
grupo ante las mJustlClas. Son, por ejemplo, los salmos 12 y 44. Los salmos de AccIón de gracias colectlVa son tan sólo selS. Un grupo da graClas a OlOS por la superaclón de un confhcto o por un don reClbldo. Por ejemplo, los salmos 65 y 66. Los salmos de ConfIanza colectlVa sólo son tres. En ellos, un grupo de personas confiesa su total confianza en 01OS. Son los salmos 115, 125 y 129. La cuarta famlha es la de los Salmos reales o reglOs Se llaman así porque ~u personaje central es la persona del rey en aCClÓn. Se trata de salmos cargados de ldeología, pues defienden la monarquía como mStltuClón dlvma. Más aún, el reyes presentado como hlJO de 010S (2,7). En total, los salmos reales son once. A esta famlha pertenecen, por ejemplo, los salmos 2 y 110. La últlma famlha es la de los Salmos dIdáctIcos Tlene cuatro «hlJos» Ltturglas, OenunClas profétlcas, Hlstónco~, Saplenclales. Sólo tres pertenecen al tlpO de Salmos hturgzcos ReClben este nombre porque presentan un fragmento de una antlgua celebraClón htúrglca de la que poco o nada se ~abe. Son los salmos 15, 24 y 134. Los salmos de Denuncia profétIca son slete. Son esos ~almos con un lenguaje duro pareCldo al de los «profetas mcendlanos», como Amós, Mlqueas y otros, cuya preocupaClón pnnClpal fue denunClar las mJustlClas. Por ejemplo, los salmos 52 y 53. Los salmos Hlstoncos son solamente tres. el 78, el 105 y el 106 (algunos Hlmnos de alabanza tamblén pueden ser conslderadas hlstóncos. 111, 114, 135 y 136). Se llaman así porque cuentan la hlstona del pueblo de 01OS. Oespué~ del salmo 119, son los más largos (para contar la hlstona hace falta mucho tlempo). Es mtere~ante señalar, desde ahora, que cada uno de ellos tlene una Vl~lón partlcular de la hl~tona: optlmlsta + peSlmlsta (78), optlmlsta (lOS), peslmlsta (106). Fmalmente, tenemos lo~ salmos SapIenciales Son un total de once. Se trata de salmos preocupados por las cuestlones eXlstenClales más lmportantes: el sentldo de la vlda, la fehCldad, la vamdad de las nquezas, la vlda que pasa, etc. Abordan, en defm1tlva, esas preocupaClOnes que nos Vlsltan cuando atravesamos la línea que marca la mltad de la vlda, época en la que se nos mVlta a produCIr sablduría, esto C~, a dar un sentldo a todo lo que hacemos, tenemos y somos. Muchos sltúan el Ltbro de los Salmos dentro del bloque de los SaplenClales. Pero, estnctamente hablando, sólo once ~almos pueden cahficarse, sm nmgún tlpO de duda, como saplenClales.
Acabamos de ver que los salmos no son todos Iguales. EXISten, al menos, 14 upos dIferentes. Pero no sIempre los salmos son «puros» desde el punto de vIsta del upo al que pertenecen. ¿Por qué? Pues porque a qUlen componía un salmo no le Importaba el upo. SImplemente abría el corazón y el alma, expomendo la MtuaClón en que vIvía. Algunos salmos mezclan, por ejemplo, la súphca con la aCClón de graClas. Por eso SI sumamos el número de salmos que presentamos para cada upo nos saldrían más de 150.
6. Una importante clave de lectura Entre las muchas claves que hay para leer los salmos, hay una de capltallmportanCla. Se trata del conflzcto que dlO lugar a cada uno de ellos. Vamos a ver esto más de cerca. SI sumamos los salmos de Súplzca mdIVldual (39) con los de Súplzca colectIVa (18) tendremos 57; es deClr, más de un terClO del L1bro de los Salmos está compuesto por un mmenso clamor, por lo general en contra de la mJusucla. SI a esto añadImos los salmos de Acnon de granas mdIVldual (11) y los de Amón de gracias colectIVa (6), tendremos 74, es decn; casI la mItad del LIbro. ConvIene tener presente lo slgUlente: 105 salmos de aCClón de graClas tUVIeron su ongen en la superaClón de un conflIcto. El confllCto, por tanto, tambIén está presente en ellos de alguna manera. SI prestamos atenClón a los salmos, nos daremos cuenta de que todos ellos revelan un conflzcto En unas ocaSlOnes se trata de un conflIcto abIerto, una especIe de fractura eVIdente, en otras, será necesano excavar con mayor profundIdad para de5cubnr que, en el fondo, hay una tenMón que recorre el texto por detrás. EVIdentemente, cuando hablamos de conflzcto, queremos deClr tensIón, personal o wClal, relaClones sOClales mJustas, de opreSIón, de explotaClón, etc. En este estudIO anahzaremos abundantemente este aspecto. Y tendremos la grata ~ausfacClón de descubnr que los salmos no naCIeron de personas ahenadas, m están destmado~ a personas ahenadas. Todo lo contrano. La clave del conflzcto, por tanto, será fundamental en nuestra refleXIón. Y sentlremo~ a un DlOS muy próXImo, ahado, compañero y compromeudo con la JustlCIa y la hbertad.
7. Formación del Libro de los Salmos
Y.I hemos dlCho que los salmos fueron surgiendo poco a poco, de forma oral, a lo largo de un período de 600 años. A medida qlle se iban pomendo por escnto, se reahzaban en ellos algunas ,ldaptaClones. Antes de formar parte de lo que hoy conocemos lomo el L1bro de los Salmos, muchas de estas oraClones perteneCleron a colecClones menores, como la colecClón de las oraL10nes de David que se menClOna en 72,20, la colecClón de A~af (50, 73-83), la de los hiJos de Coré (42-49,84-85,87-88), la de I.h subidas (120-134) o la de Hallel (105-107, 113-118, 135-136; 146-150). Algunos estudlOsos reumeron todas estas oraClones ya puest.1~ por escnto y formaron el L1bro de los Salmos. Sm lugar a dllda, se compusieron y se pUSieron por escnto muchos otros salmos. Sm embargo sólo estos 150 pasaron a formar parte del Sallena. Estos estudlOsos se tomaron la molestia de poner por orden JI)~ salmos. De este modo, el salmo 1 se colocó al mlClO, pues ¡lInClona como la puerta de acceso de todo el L1bro. Algo parelldo sucede con el salmo 150: se encuentra al fmal por ser la llave de oro que Cierra el volumen. De hecho, se trata de un solemne 11IInno de alabanza, una espeCle de smfonía orquestada de toda l., creaClÓn. Antes de él, y preparando ya la gran conclUSión, tenemos otros himnos de alabanza (145-149). Para que se pareClera a la Torá o Pentateuco (los cmco pnmeros hbros de la Bibha), estos estudlOsos orgamzaron los sal1II0S en cmco hbros menores. Es lo que descubnmos al leer las doxologías (breves himnos de alabanza) que se añadieron a los ~,t1mos con que concluyen esos hbros. De hecho, en 41,14 se dice: I Bendito el Señor, DiOS de Israel, ahora y por siempre! iAmén, ,lInén!». Este breve himno de alabanza Clerra el pnmero de los ll\1CO hbntos, compuesto por los salmos 1-41. En 72,18-20 se lee: .i Bendito sea el Señor, DlOS de Israel, porque sólo él hace maravIllas! ¡Bendito por Siempre su nombre glonoso! ¡Que toda la tie11.1 se llene de ~u glona! ¡Amén! iAmén! (Fm de las oraclOnes de David, hiJO de Jesé)>> Aquí termma el segundo hbnto, compllesto por los salmos 42-72. El tercer hbnto comprende los salmos 73-89 y concluye con la doxología de 89,53: «iBendito el
Señor por sIempre! ¡Amén! ¡Amén!». El cuarto hbnto está constItmdo por los salmos 90- 106 y termma con estas palabra~: «iBendIto sea el Señor, DIOS de Israel, desde ahora y por SIempre! Y todo el pueblo dIga: ¡Amén! jAleluya!» (106,48). Al último hbnto pertenecen los salmos restantes (107-150), el último de los cuales -el 150- funClona todo él como hImno de alabanza.
8. Nuestro comentario de los salmos Hay muchas manera~ de e~tudIar los salmos, y se han escnto muchos estudIoS. ¿Por qué, entonces, proponel uno más? No basta con ofrecer otro comentano para añadIrlo a los que ya eXIsten. Hay que deor qué tIene de nuevo lo que se propone. Nue~tro comentano pretende tener un carácter popular y poner en relaoón los salmos con la VIda de las perwnas del presente. Por su condICIón de «popular», no se pIerde en dISCUSIOne~ acerca del texto y sobre las posIbles formas de traduClrlo. Tomamos una traducClón y, ba~ándonos en ella, la refleXIón Irá creClendo, estableClendo un puente entre el pasado y el presente, de modo que cada salmo pueda hablar al corazón de los hombres y mUJere~ de nuestro~ días. Será un Lomentano preocupado por los grandes problemas que angustIan hayal pueblo de DlOS. la lucha por la tIerra, la ecología, el ecumemsmo, la vda clUdadana, etc. Al estudwr cada uno de los ~almm, recorreremos los ~Igmen tes pasos. 1. Tra~ pre~entar el texto del salmo, veremos brevemente a cuál de los 14 tIpOS pertenece, de modo que, desde el pnnClpIO, aparezca ante nosotros con su colando e Identidad propIOS. 2. Cuando sea posIble, presentaremos la estructura del salmo, el modo en que está orgamzado, ademá~ de de~tacar las pnnopales «Imágenes» que ha empleado el salmIsta para expresar lo que sentía. 3. El tercer paso e~ de los más Importantes. Trataremos de obtener del salmo la mayor cantidad pOSIble de mformaClón. Le preguntaremos al texto por lo que está sucedIendo, las razones por las que ~urgIÓ ese salmo, en qué reSIde el conflIcto, qmén está en-
/tentado a qmén y por qué motivo. Como hemos dlCho antes, la pi J.ctlca totalIdad de los salmos revela u oculta un conflIcto. En III)aS ocaSIones, el confhcto es algo eVIdente; en otras, no. 4. Después de detectar el confhcto presente en cada salmo, P' eguntaremos por la Imagen o el «rostro» de DIOS presente en (',e texto: ¿Cómo se presenta DIOS? ¿De parte de qmén está? Y 11l lciremos constatar que DIOS se alía SIempre con los que luchan por la JustiCIa, que SIempre es el DIOS de la Ahanza, el DIOS comp,lñero y comprometido. De aquí pasaremos brevemente al Nuevo Testamento para ver SI el salmo estudIado tiene algo que ver lOn la vIda y la práctIca de Jesús. Sí, porque en él es donde lo~ . . ,¡lmos encuentran su culmmaclón. Con razón podemos deCIr que k.. ús no vmo a abohr los salmos, smo a darles cumphmlento (cf Mt 5,17). No se trata slmplemente de constatar que talo cual ..... Imo se CIta en este o aquel hbro del Nuevo Testamento. Se trat.l, más b1en, de ver cómo lo~ contenidos de cada salmo re~ue Ildn en la persona, en las palabras y en las aCCIones de Jesús, Sl el les da cumphmlento o les Impnme un nuevo perfil. 5. Fmalmente, después de estudIar cada salmo, trataremos de 1l1o~trar cómo habla en nuestra vIda presente. Y cómo podríaIllO~ rezarlo con provecho. Se trata de sImples sugerencIas. Cada I \('fsona o cada grupo, después de su e,',tudIO, sabrá CIertamente el\contrar pIstas útiles para un buen aprovechamIento de cada ...,timo.
9. Clasificación de los salmos I)e la famlha de los HImnos (lo~ ~almos entre paréntesIs mez(Lm tIpOS dIferente,',). Himnos de alabanza' 8; 19; 29; 33; 100; 103; 104; (105); 111; 113; 114, 117; 135; 136; 145; 146; 147; 148; 149; 150. Salmos de la realeza del Señor. 47; 93, 96; 97, 98; l)l}. CántICOS de Slón 46; 48; 76; 84, 87; 122; (132). De la famlha de los Salmos mdlVlduales. Súphca mdlvzdual 5, 11, 7; 10; 13; 17; 22; 25; 26; 28; 31; 35; 36; 38; 39; 42; 43; 51; 1)4; 55; 56; 57; 59; 61; 63; 64; 69; 70; 71; 86; 88, 102; 109; 120; I W; 140; 141; 142; 143. ACCIón de graCIas mdtvldual 9; 30; 32; ~4; 40; 41; 92; 107; 116; 138. Salmos de confranza mdtvldual 3; 4, 11; 16; 23; 27; 62; 121; 131.
De la familia de los Salmos colectivos: Súplica colectiva: 12; 44; 58; 60; 74; 77; 79; 80; 82; 83; 85; 90; 94; (106); 108; 123; 126; 137. Acción de gracias colectiva: 65; 66; 67; 68; 118; 124. Salmos de confianza colectiva: 115; 125; 129. De la familia de los Salmos reales: 2; 18; 20; 21; 45; 72; 89; 101; 110; 132; 144. De la familia de los Salmos didácticos: Salmos litúrgicos: 15; 24; 134. Denuncias proféticas: 14; 50; 52; 53; 75; 81; 95. Históricos: 78; 105; 106. Sapienciales: 1; 37; 49; 73; 91; 112; 119; 127; 128; 133; 139.
Salmo 1 Dichoso el hombre que no acude al consejo de los injustos, ni anda por el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos. 2 Sino que su gozo está en la ley del Señor, y medita su ley día y noche. ) Es como un árbol plantado al borde de la acequia, que da fruto a su tiempo, y sus hojas nunca se marchitan. Todo lo que hace tiene buen fin.
1
4
¡No así los injustos! ¡No así! Al contrario: son como paja que arrebata el viento...
Por eso los injustos no se levantarán en el Juicio, ni los pecadores en la asamblea de los justos. 6 Porque el Señor conoce el camino de los justos, mientras que el camino de los injustos acaba mal. 5
l. Tipo de salmo I'J salmo 1 es de tipo sapiencial. De hecho, ya desde la primera palabra (dichoso) nos está mostrando que su preocupación es la klicidad del ser humano, su dicha. Con otras palabras, trata de ..quello que más buscamos en la vida: la felicidad. ¿Dónde está? ¡les posible alcanzarla? ¿En qué consiste? .. Se trata, por tanto, tll' un salmo que habla del sentido de la vida, capaz de proporciollar felicidad a la gente. Otros temas propios de los salmos sapl\.'nciales (11 en total) son la fragilidad de la vida, la falsedad de las riquezas, la justicia como plena realización del ser huma-
no, etc. Como los hbros saplenClales, este ttpo de salmo es un fruto que ha vemdo madurando lentamente en la hlstona del pueblo de DIOS. De hecho, lo~ ~almos sapIenCIales son como determInadas frutas que absorben todo el calor del verano y que sólo alcanzan su punto de madurez en otoño o a comIenzos de! InVIerno. Sí, porque, en la BIblIa, los textos sapIencIales son los últtmos que prodUjO e! pueblo de 01OS. Y por ser los últtmo~ hbros que aparecen en la línea del tIempo del AntIguo Testamento, es lÓgICO que vengan cargados de SIglos de expenenClas, de SIglos de VIda. Y, al Igual que la fruta que madura en otoño, que suele ser muy dulce, tambIén los salmos ~aplenclales VIenen cargados de dulzura, es deCIr, del sentIdo de la VIda. Por eso este ~almo se SItúa como puerta que da acceso a todo e! hbro. Al abnr e! LIbro de los Salmos, leon qué vamos a encontrarnos? Pues nada más y nada menos que con una propuesta de felICIdad.
2. Cómo está organizado Este salmo tIene do~ parte~ (1-3; 4) y una conclUSIón (5-6). La pnmera parte (1-3) habla de la fehcldad de! Justo. EmpIeza dIcIendo 10 que no hace el Justo (1). A contInUaCIÓn, 10 que hace (2) y lo compara con un árbol permanentemente lleno de VIda (3). La segunda parte (4) es mucho más breve que la pnmera y habla de los Injustos. NIega que sean como e! Justo y los compara con la paja que se lleva e! VIento. En la conclUSIón (5-6) tenemos una espeCIe de sentenCIa Inape!able contra los InjUstos-pecadores en e! momento de! JUlCIa. Sólo al fInal se nos revela el porqué, y aquí es donde entra DIOS en escena. él es e! alIado de los Justos, mlentra~ que el camInO de los InJu~tos acaba mal. Tenemos, al menos, dos Imágenes poderosas, una en cada parte. En la pnmera, e! Justo es comparado con un árbol sorprendente por su VItalIdad y fecundIdad. CIertamente, esta Imagen está tomada de Jeremías 17,8, donde se desarrolla con mayor amplItud. El Justo se compara con un árbol al que no afecta la ~equía, cuyas hOjas se manttenen SIempre verdes y que da frutos en sazón. Para el pueblo de la BIblIa, acostumbrado a conVIVIr caSI SIempre con el deSIerto y con lugares semlándos, esta era una
Imagen paradisíaca que recordaba el Jardín de Edén. Así es el Justo. La otra Imagen es exactamente la contrana. la paja que arrebata el Viento. Aquí hay que recordar cómo trabajaban los agncultores de aquella época -y cómo se sigue trabajando todavía en algunos lugares-o se tnlla la mies en la era batIéndola con el mayal**. Hecho lo cual, se retira la paja más gruesa y se aventa el grano. La paja de la que habla el salmo 1 es el polvillo que, al arrOjar al aire la parva, el viento se lleva leJos de la era. Así son los Injustos. Estas dos Imágenes, a pesar de estar tomada~ de la Vida del campo, muestran un contraste Increíble. el Ju~to está lozano como un árbol, el Injusto desaparece como la paja.
3. ¿Por qué surgió este salmo? El salmo 1 muestra el conflicto entre el Justo y los Injustos. AfIrma que el Justo es feliz porque no partICipa en la Vida de los InJusto~. SI nos fIjamos con más atenCión, nos daremos cuenta de que los Injustos están más orgamzados, pues se reúnen en con~eJo (1). Leyendo con detemmlento, nos da la ImpreSión de que el Justo está solo. De hecho, hasta el final no se dice que hay una asamblea de los Justos (5). Y esto aumenta, para qUIen lee el salmo desde el pnnClplO, el dramatismo del texto el Justo padece el hostigamiento, el asedIO y las burlas de los Injustos Pero ~e mantiene fIrme en la escucha y en la meditaCión de la ley del Se60r. El comienzo de este salmo se parece mucho a lo que pode .. mos leer en Sal 73,1-17. El Justo sufre constantemente la tentallón de pasarse al otro bando, esto es, se ve sometido a la tentallón de asumir la Ideología y adoptar las práctICas de los que están IIllplIcados en la inJustiCia. Así lo demuestra el pnmer versículo. Ill'~ son los verbos que caractenzan lo que no debe hacer el JUSto Estos verbos están en progresión' no acude al conseJo, no anda IJI lr el cammo, no se sIenta en la reumón. Los adversanos del Justo Segun el DRAE, mayal es un In~trumento compue~to de do~ palos, uno Idrgo que otro, umdm por medIO de una cuerda, con el cual ~e de~grand 1 I 1 enteno o el tngo dando golpes sobre el [N del T l 111.1'
son cahfIcados como «mJustos», «pecadores», «címcos» (1). ¿Por qué címcos 7 ¿Ante qmén muestran su Clmsmo, smo ante qmen se mant1ene firme en su opClón por la JuStiCla? ¿y de dónde V1enen su C1msmo y sus burlas, smo del supuesto convenC1m1ento de que a DlOS no le preocupa la JuStiCla? ¿Qué es lo que e~taría suced1endo en la época en que Surg1Ó el salmo 1? Probablemente estaría temendo lugar un confllcto a causa de la tierra, lo que solemos llamar el enfrentamzento de la czudad contra el campo De hecho, las dos 1mágenes empleada~ están tomadas del mundo rural, el árbol plantado Junto a la aceqma y que da fruto, y la paja que el V1ento arrebata y arroja fuera de la era. Qmen compuso el salmo 1 era, con toda probab1hdad, algmen relaClonado con la lucha de los campesmos contra la explotaClón de los poderosos. O bien, este salmo habría naCldo en un amb1ente campesmo en tiempos de terratementes amblC10SOS.
4. El rostro de Dios DlOS prácticamente no aparece en este salmo. Se habla md1rectamente de él (2), y sólo al fmal queda claro de parte de qmén está. es el ahado del Justo contra los que mantienen una sOCledad fundada en la mJUStiCla (6). Así pues, es el DlOS de la Ahanza, el DlOS comprometido con la JustlC1a. De hecho, todos los salmos muestran esa 1magen de DlOS. Sl les qmtáramos al DlOS de la Ahanza, nmguno de ellos sería capaz de mantenerse en p1e El Justo med1ta la ley del Señor día y noche (2) y el Señor es su ahado contra lo~ mJustos No obstante, este salmo ~ug1ere que DlOS hace JUStiC1a en la h1stona por medlO del esfuerzo y la orgamzaClón de los Justos. En el Nuevo Testamento, Jesús asume este comprom1SO. Él es aquel que ha vemdo a cumphr toda Just1c1a (Mt 3,15), de modo y manera que mamfIeste el remo de DlOS. En este m1smo Evangeho le~ p1de a los suyos que sean capaces de pract1car una nueva JustlC1a (5,20) y que busquen pnmero «el remo de DlOS y su JUSt1Cia» (6,33) Jesús se presenta tamb1én como la sabiduría de DlOS (Jn 1,bs, Col1,15ss), depos1tano de una ~ab1duría nueva que hbera (Mc 6,2, Mt 11,25-30, véase también Lc 12,16-21).
';. Rezar el salmo 1 ¡Cuándo podemos o debemos rezado? Cuando andamos en busca dc la felicidad, cuando tenemos que revisar el rumbo de nuestra vida o queremos recuperar el sentido de nuestra existencia; cua~ ll() soñamos con una sociedad justa, o tenemos la sensación de que I¡;¡ desaparecido la justicia; cuando experimentamos con fuerza la I L'ntación de la corrupción o cuando los poderosos no mueven un dedo en la lucha por un mundo más justo; cuando necesitamos ~entir que Dios no nos ha abandonado, sino que, por el contrario, l'S nuestro compañero fiel en la lucha por la justicia. Otros salmos sapienciales son: 37; 49; 73; 91; 112; 119; 127; 128; 133; 139.
Salmo 2
¿
Por qué se amotinan las naciones, y los pueblos planean un fracaso? 2 Se rebelan los reyes de la tierra, y, unidos, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías: J «Rompamos sus cadenas, sacudamos su yugo». 1
4 El
que habita en el cielo sonríe, el Señor se burla de ellos. ) Luego les habla enfurecido, los confunde con su cólera: (, «Yo ya he entronizado a mi rey en Sión, mi monte santo». 7
¡Voy a proclamar el decreto del Señor! Él me ha dicho: «Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy. Pídemelo y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la tierra. 9 Los gobernarás con cetro de hierro, los quebrarás como vasos de alfarero».
8
iY ahora, reyes, sed sensatos! Dejaos corregir, jueces de la tierra. 11 Servid al Señor con temor, 12 rendidle homenaje temblando, para que no se irrite, y perezcáis en el camino, pues su cólera se inflama en un instante.
10
iDichosos los que en él buscan refugio!
1. Tipo de salmo Se trata de un salmo real, así llamado porque tiene como protagonista la persona del rey. No se dice quién puede ser ese rey, pero probablemente se trata del rey de Judá, descendiente de David, según la promesa. Los salmos reales son 11 en total. El salmo 2 celebra la entronización del nuevo rey. Según la tradición de los pueblos antiguos, el rey era considerado como hijo de la divinidad. También Israel adoptó esta creencia gracias al influjo de los grupos defensores de la monarquía. El día de la unción (o toma de posesión del trono) se consideraba el día en que el monarca era engendrado por Dios. En este salmo, al rey se le llama Mesías, es decir, Ungido (2) -de hecho se le ungía con aceite-, e Hijo de Dios (7).
2. Cómo está organizado El salmo 2 consta de cuatro partes. En la primera (1-3): se produce un motín entre los jefes de las naciones (pueblos) somed..
d I~ al rey de ]udá. mediante la rebelIón, pretenden alcanzar la IIldependenCIa. En el salmo, a estos Jefes se les llama «reyes», príncIpes» y «Jueces de la tierra», pues correspondía a lo~ reyes ,ldmmI~trar la JustiCIa. Pretenden acabar con la dommaclón del Il Yde ] udá. En la segunda parte (4-6) tenemos la respuesta de I )IOS. Pnmero sonríe, despué~, enfurecIdo, responde con cólera, l"> deen; designa y confIrma un rey para ]udá en Slón (Jerusa1m), la cap1tal. En la tercera parte toma la palabra el nuevo rey (7 -9) para exponer su programa de gob1erno. El rey, Visto como I lIJo de DlOS, recibe de él poder sobre las naciones para goberII.lrIas con cetro de h1erro y quebrarlas como VaS1ja~ de arCIlla. In la cuarta parte habla un am1go del rey, el orgamzador de la Itl'~ta de entromzaCIÓn. Se dmge a los Jefes de Estado que están 11\ l'~entes, mV1tándoles a rend1r homenaje al Señor en la perso1101 del nuevo rey (probablemente mediante el ge~to de be~arle I()~ p1es) y a ~er obed1ente~ y sum1WS para que, de vuelta a sus p,lí~es, no Calgan en atentados y perezcan. Hay dos h1pótes1s para explIcar la última frase « tambtén su Señor. La InSIstenCIa en el hecho de que la tIerra pertenece al Señor es un síntoma de algo que puede estar sucedIendo en el momento de compOSICIón de este 1>almo. De hecho, SI la generdCIón pasada no pudo entrar en la tlerra a causa de su rebeldía con respecto a DIOS, la generaCIón presente corre el ne1>go de perder la tIerra por no escuchar en el momento presente la voz del Señor ¿Perder la tlerra en favor de qUIén, de 101> pueblos veCIn01> o de 1m terratementes del país? El 1>almo no nos ofrece más InformdCIón al respecto, pero sabemos que 101> profetas eran, CdSI SIempre, gente relaCIonada con la caUSd de la tlerra. Eran los portavoces de la gente que vIvía en la tIerra y de la tlerr¿l. El aVISO que se hdce, por tanto, Incluye una amenaza. la de la pérdIda de la tlerra. No se sabe con exactItud cuándo SurgIÓ este salmo, pero ld lucha por la adqUI1>ICIÓn y conservaCIón de la tlerra recorre todo el Anttguo Testamento.
4. El rostro de Dios Entrar en la Tlerra Prometlda o conservarla son cuestlOnes vmculadas a la Ahanza entre el Señor y su pueblo. Entrar en la tIerra era consecuenCla de la Údehdad a la Ahanza (algo que la generaClón del deslerto no fue capaz de mantener); conservar la tlerra era resultado de una Ahanza mantemda a lo largo de las generaClones. En ambos casos, el tema de la Ahanza está pre~ente. Además de todo ello, como ya hemos Vlsto, entre 010S y ~u pueblo hay un compromIso de pertenenCla mutua. él es el OlaS de los lsraehtas, y el pueblo es el pueblo de 010S (7a). La lmagen del pastor (7 a) es tamblén lmportante a la hora de descubnr el rostro de 010S que nos presenta este salmo. La pnnClpal aCClón del «OlOS pastor» conslstIó en gmar a su pueblo sacándolo de la esclaVItud de EgIptO y conduCléndolo a través del de~Ierto, rumbo a la hbertad y a la VIda en la TIerra PrometIda. La gran respuesta del pueblo será dejarse gmar por este «OlOS pastor», obedeClendo a su voz (7b). Jesú~ se presentó como pastor On 10), conocedor de la mtImIdad de cada persona On 2,25). Por eso su voz profétIca denunCIó las mJustICIa~ Y a qmenes las ocasIonaban (Mt 23). OenunCló la eXIstenCIa de una relIgIón formalIsta, de apanenCIas (Mt 7,21) y, con un ge~to profétIco, anunCló el fm del templo y de su corrupCIón, a pesar de su aspecto de lugar sagrado On 2,13-22). Jesús denunCIó las mIsmas cosas que nuestro salmIsta-profeta. Allgual que los antepasados de tIempos del de~Ierto, algunos grupos de la época de Jesús vieron sm que, por ello, llegaran a creer VIeron las aCClones de Juan BautIsta y de Jesús, e~cucha ron sus palabras, pero lo~ rechazaron, los cobradores de Impuestos y las prostItutas, en camblO, sí que creyeron. Esto es lo que podemos perClbIr al fmal de la parábola de los dos hIJOS (Mt 21,28-32), destmada a los líderes Judíos de tIempos de Jesús (los Jefes de los sacerdotes y los anClanos).
5. Rezar el salmo 95 Podemos rezar este salmo cuando queremos alabar y dar graClas al Señor, temendo presentes sus aCClones en nuestro favor; en
tiempos de ídolos y de idolatría; cuando queremos aprender de los aciertos y los errores del pasado, para ser más felices; podemos rezado, también, para denunciar el formalismo y el ritualismo de la religión; cuando tenemos que denunciar las infidelidades para con los designios de Dios; en medio de las luchas por la posesión de la tierra o de aquello que nos permita vivir con dignidad... Otros salmos de denuncia profética: 14; 50; 52; 53; 75; 81.
Salmó 96 (95) j Cantad al Señor un cántico nuevo! ¡Cantad al Señor, tierra entera! 2 ¡Cantad al Señor, bendecid su nombre! ¡Proclamad día tras día su victoria, J anunciad entre las naciones su gloria, sus maravillas a todos los pueblos! 4 ¡Porque el Señor es grande y dlgno de alabanza, más terrible que todos los dioses! 5 Pues los dioses de los pueblos son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo. 6 Majestad y esplendor le preceden, Fuerza y Belleza están en su templo. 1
¡Familias de los pueblos, aclamad al Señor! ¡Aclamad la gloria y el poder del Señor! 8 Aclamad la gloria del nombre del Señor, entrad en sus atrios trayéndoles ofrendas. 9 Adorad al Señor en sus atrios sagrados. ¡Tiembla, tierra entera, en la presencia del Señor! 10 Decid a las naciones: ¡El Señor es Rey! Él afianzó el mundo y nunca vacilará. Él gobierna a los pueblos con rectitud. 7
Que se alegre el cielo y exulte la tierra, retumbe el mar y todo lo que contiene. 12 Que aclamen los campos y cuanto existe en ellos, que griten de alegría los árboles del bosque l3 ante el Señor que viene. Viene para gobernar la tierra: gobernará el mundo con justicia y las naciones con fidelidad. 11
1. Tipo de salmo Este salmo pertenece a la familia de los himnos: tiene muchas semejanzas con los himnos de alabanza, pero se considera un salmo de la realeza del Señor por incluir la expresión que el ser humano es capaz de cometer Aquí, al fmal, todo se convIerte en danza y alabanza. Tal vez sea esta la dlmenSlón máf> lmportante de la vocaClón del ser humano y de todaf> las cosaf> creadas todo ha naCldo con vocaClón a la alabanza del Creador. Y entre las cosas creadas, el ser humano ocupa un lugar destacado. De hecho, al fabncar mstrumentos muslCales, se asemep al Creador, destmándolos a alabar a DIOS, en Clerto modo da vlda a seres mal1lmados, orgamzándolos en una smfonía cósmIca, umversal, abIerta. El ser humano puede, con [,ti mtehgenCla y creatIVIdad, fabncar ídolos mudof> y muertos que esclavIzan a las personas (cf Sal 115,4-8). Pero tambIén puede dar vlda a la madera, al metal y a otros seres mammados, para que expresen la alabanza que las palabras del ser humano no conslguen plasmar
4. El rostro de Dios En el texto ongmal, DlOS aparece al comlenzo (la) yel Señor ,11 fmal (6a) Es deClr, abarca todo este salmo en un abrazo, aUll que nosotros, con nuestra alabanza y con los mstrumentos qlll se convIerten en nuestra voz, no podamos alcanzar plenal11l"1I11 la grandeza y la majestad de su ser y de su nombre. En el L¡\J, 1) de los Salmos DIOf> ef>, desde el pnnClplO hasta el fmal, el dllddl' que actúa en la lllstona, reahzando hazañas (2a) y f>mut,lIldll /1 alabanza del pueblo y de todo el umverso Es el d1t.ldo di" ~, 1 humano tamblén en la creaClón El «someted la tlcrr.\ .. di' ( 11 11 1,28 se ha convertIdo en creatlVldad que se torn,\ l'" ,tI,tI',111 , del gran Creador de todo y de todos DlOS creó tml.l~ "1M lllhll pero el ser humano puede dotarlos de voz en la orqlll'~1,1 dl·11I11I verso que alaba al Señor.
El nacimiento de Jesús fue anunciado por los ángeles con esta proclamación: «Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que él ama» (Lc 2,14). Durante su vida, Jesús enseñó que Dios es