confianza
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“Trust begins where prediction ends”
Frankel “No hay nada mas sospechoso que alguien que confía”
Anónimo “More to know, could not be more to trust”
Shakespare
I.
Introducción
II.
Algu nas dimensi ones y pro blemas conc eptuales de la confianza
III.
Nivele s o sujetos de la con fianza
IV.
Defin ició n de conf ianza
V.
Determ inant es de la co nfi anza
VI.
Efectos de la conf ianza
VII.
Apun tes fin ales
VIII. Bibliografía
Documento de Trabajo Nº 77 Departamento de Sociología
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Quisiera agradecer a Francisco Pucci, Carlos Bianchi, Rodolfo Levin, Marcos Supervielle, Natalia Lacruz y Carlos Pareja por sus interesantes comentarios a borradores previos de esta versión. Algunas secciones del presente trabajo aparecieron en forma modificada en los siguientes trabajos: Pucci, Francisco, Rodolfo Levin, Carlos Bianchi y Nicolás Trajtenberg (2006a) y (2006b).
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I. Introduc ción Alguien señaló alguna vez que escribir sobre el buen gusto es algo en sí 2 mismo de muy mal gusto . Análogamente se podría señalar que escribir sobre la confianza parece inicialmente algo bastante sospechoso o poco confiable. Y es que con dicho tópico ocurre algo curioso. Por un lado, la confianza parece ser un componente clave para la existencia, funcionamiento y reproducción de las relaciones, instituciones y sociedades. Por otro lado, generalmente la academia parece bastante renuente a trabajar profesional y sistemáticamente dicho tópico, y tiende más bien a darlo por descontado, a tratarlo como una variable o entidad exógena. De hecho, algunos autores como Williamson creen que utilizar el concepto de confianza constituye un error en tanto se está aplicando una nueva etiqueta a un simple proceso ya conocido donde los actores inter esadamente calculan riesgos de oportunidad 3 bajo una racionalidad limitada . Es decir, en términos explicativos, la confianza no agrega nada y simplemente complejiza innecesariamente nuestras explicaciones. Creo que este tipo de posturas son extremadamente tajantes y difíciles de sostener. Precisamente, este artículo es un intento de defender y reconstruir un concepto útil de confianza. Hagamos un breve paréntesis y veamos cuatro ejemplos: a) Una pareja contr ata a una chica com obaby sitter de su pequeño hijo. b) Un individuo le aduna copia de em ergencia de las llaves de su casa a un vecino amigo. c) Dos ladrones deciden robar un banco y se asocian con unempleado del banco para llevar adelante el atraco. d) Durante una importante crisisfinanciera, losciudadanos deciden ret irar su dinero de los depósitos bancarios, agudizando enormemente la crisis existente. A primera vista, encontramos que los cuatro ejemplos parecen mostrar un denominador com ún: la confianza. ero P ¿qué es la confianza?Ciertamente parece difícil definirla. Generalmente este término es confundido con palabras similares tales como honestidad, confiabilidad, cooperación, fe, seguridad, etc. Inclusive, cuando se habla de confianza a veces se hace referencia a un estado de ánimo, otras veces a una creencia y muchas otras directamente a un comportamiento observado. Propongo comenzar por unos comentarios inicialesbastante intuitivos y abiertos para luego profundizar y lograr mayor precisión4. En términos muy generales,la confianza parece ser una en tidad intangible que juega un rol primordial en las relaciones entre personas, y entre 2
Comentario de Mary Douglas citado en Berger, Bennett M. (1986). Williamson, Oliver E. (1993). En cierto sentido, propongo seguir metodológicamente a Durkheim y comenzar por definiciones abiertas y flexibles de manera tal de no clausurar o prefijar excesivamente nuestra exploración del tópico desde un principio. 3 4
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individuos e instituciones. Por usar dos malas metáforas iniciales, parecería ser una suerte de “pegament o” y/o “aceite lubricante” social: ciertas decisiones, acciones, objetivos, acuerdos y vínculos no tendrían lugar o serían mucho más complejos y dificultosos en ausencia de confianza. Al mismo tiempo, la confianza parece involucrar dos elementos clave: i) por un lado, la creencia o expectativa de que algo beneficioso probablemente ocurrirá en un tiempo futuro; ii) por otro lado, e íntimamente ligado, la ausencia de racionalidad perfecta por parte de las personas. No tenemos información suficientemente buena como para poder prever con total certeza que nuestras expectativas se cumplirán fehacientemente en el futuro. Es decir, existe una ambigua inseguridad respecto a lo que ocurra en el futuro. Pero, entonces, cuándo y por qué necesitamos de la confianza? Y yendo un poco más allá, ¿qué es lo que la genera? ¿Qué vínculos posee con las emociones, las normas o los intereses? ¿En que contextos o escenarios la misma se srcina, se mantiene, se deteriora o directamente se corta? ¿Qué la puede llegar a reestablecer? ¿Por qué la confianza parece ocupar un rol no solo de causa, sino también de consecuencia de cierto tipo de arreglos socialese institucionales? El propósito del siguiente trabajo es quíntuple: i) hacer algunas precisiones y comentarios sobre distintas concepciones y definiciones teóricas de la confianza y sus problemas; ii) distinguir algunas de las instancias donde la confianza tiene lugar; iii) elaborar una definición de confianza que supere problemas presentes en conceptualizaciones previas; iv) establecer algunos de los determ inantes o causales de la confianza; v) finalment e dar cuent a de algunos de los efectos oconsecuencias que posee la confianza.
II. Algu nas dimensio nes y prob lema s con ceptuales de la conf ianz a En los términos más simples, ¿qué proceso tiene lugar cuando confiamos? Muy básicamente, como señala Deutsch, tenemos un Agente X que enfrenta la posibilidad ambigua de seguir un camino con dos opciones, una percibida como positiva y otra como negativa. Pero lo relevante es que: i) por un lado, el output (positivo o negativo) depende del comportamiento de otro agente (Y); y ii) por otro lado, el resultado negativo es visto como más probable que el positivo. Si opta por seguir dicha posibilidad ambigua, agente el X está confiando, en caso contrario, está desconfiando o sospechando5. Autores como Kee y Knox hablan de situación la de confianza como aquella donde las dos partes intervinientes ven que los resultados de sus opciones son mutuamente dependientes. Uno de los agentes (X) enfrenta la disyuntiva de confiar o no confiar en el otro agente (Y), cuya opción es presentarse como confiable o poco confiable. Hay entonces para el jugador inicial (X) tres opciones. Si X no confía, excluye el riesgo, o sea la posibilidad de ser 5
Deutsch (1962) citado en Kee, Herbert W. and Knox, Robert E. (2004); pag. 358 y 363.
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traicionado por el agente Y, quedando éste sin opciones. En cambio, si confía, el agente Y puede traicionarlo, o puede responder de acuerdo a las 6 expectativas o previsiones de . X competencia Sr. X
Traición Sr. Y
Cooperación
Sr. Y Confía Sr. X
Desconfía Confía
Competencia Cooperación
Desconfía
Traición
La centralidad de la incertidumbre futura asociada a otros individuos es recalcada por otros autores como Sztompa, donde la confianza es conceptualizada como una solución para contrarrestar la incertidumbre y sobre el futuro reducir el riesgo, realizando 7una suerte apuesta de contingente de las acciones de otros . La interdependencia de metas e intereses se ve reflejada también en la definición utilizada por Hardin, quien visualiza a la confianza interés como encapsulado basado en la creencia de que la parte confiada tiene el incentivo de ser confiable. Ello es planteado en forma ilustrativa de la siguiente manera: el agente X confía en el agente Y, porque está en los intereses del agente Y tomar en cuenta los intereses del agente X. Se observan entonces dos elementos centrales en esta idea de interés encapsulado: nalidad comu de intereses, y el potencial de continuar una relación entre dos8.agentes No obstante, este punto es algo controversial ya que hay otros autores que consideran que confiar está asociado a un rasgo desinteresado. Es decir, habida cuenta la poca transparencia de las intenciones, motivaciones y preferencias otroenagente, para una quecreencia tenga benevolencia lugar relevante quedel exista los agentes en la la confianza o buena es muy 9 disposición del otro agente .
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Kee, Herbert W. and Knox, Robert E. (2004); pag. 359. Sztompa, P. (1999) citado en Cabral, Luis (2003); pag. 955. Hardin, Russell (1996); pag. 25 y 26 y Hardin, Russell (2002) citado en Cabral, Luis (2003); pag. 955. 9 Hausman, Daniel M. (1998), Pettit, Philip (1995), Uslaner, Eric M. (2004) y Sztompa, P. (1999). 7 8
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Con respecto a la comunalidad de intereses, Hardin destaca que la confianza no se desarrolla ni reproduce en ninguno de los dos escenarios extremos i) ni cuando hay total desconexión y heterogeneidad de intereses entre los dos agentes; ii) ni cuando hay una absoluta y total conexión y homogeneidad de los mismos, en cuyo caso, la confianza y la confiabilidad del agente se vuelven innecesarias. Consecuentemente, la confianza opera solo en escenarios donde existe cierta ambigüedad, es decir, donde el agente Y tiene 10 oportunidades e incentivos para traicionar . Existe un ineludible rasgo de vulnerabilidad del agente X, que confía a pesar de la incertidumbre. Incertidumbre que en los hechos significa que agente X, i) no solo desconoce parcialmente al agente Y, sus motivos y sus intenciones, ii) sino que carece de capacidad para controlar y monitorear totalmente el comportamiento futuro del agente Y; iii) y por ende, depen de de que dicho agente Y pueda llegar a 11 abusar de dicho poder discrecional . En otras palabras, la confianza implica en los agentes X e Yuna situaciónintermedia e imprecisa que oscil a entre la autonomía y la necesidad: i) por un lado, libertad para elegir participar (rehuir) y/o cooperar (traicionar); por otro lado, necesidad de considerar una cooperaciónatractiva12. La confianza tiene lug ar entonces cuando el agent e X se encuentr a en una situación con algun grado de vulnerabilidad, pero al mismo tiempo debe haber una alta probabilidad de que el otro agente Y se encuentre motivado a seguir los intereses de dicho agente X. No obstante, bajo este mismo enunciado podemos encontrar dos perspectivas enfrentadas. I) Por un lado encontramos algunos autores vinculados a la llamada escuela de la confianza relacional (entre ellos el propio Hardin), donde la confianza opera cuando tiene lugar dicha motivación interesada, basada no tanto en características particulares de los agentes (que pueden estar presentes o ausentes), sino rasgos estructurales o institucionales, es decir, incentivos generados por reiteradas interacciones secuenciales que recompensan los compromisos y el conocimiento de la reputación de los agentes. El corolario de estos supuestos es evidente: lo valioso o importante a la hora de entender las bases dela cooperción social no es la confianza, sino la reciprocicidad y 13 la reputación . Dicho de otra manera, la confianza pierde importancia como explanans de la cooperación y estabilidad ociales, s y es más bien el 14 . explanandum a ser explicado por la confiabilidad 10
Hardin, Russell (1991) citado en Molm, Linda D. et al (2000). Ver también Uslaner Eric M. (2004). En este sentido, algunos autores como el propio Uslaner señalan que la verdadera confianza opera en escenarios donde interactuamos con extraños y con personas diferentes de nosotros, y no tanto con personas que ya conocemos o con personas parecidas a nosotros, en cuyo caso operaría una suerte de confianza estratégica. Más adelante profundizaré en este punto. 11 Hausman, Daniel M. (1998); pag. 270 y Fox, Alan (1974) citado en Burawoy, Michael (1976); pag. 241 – 242, y Hardin, Russell (1993) citado en Pettit, Philip (1995); pag. 207. 12 Gambetta, Diego (2000c); pag. 220. En este sentido, el que un individuo se haya visto “obligado o forzado por la situación a confiar” pierde sentido. Cuando el agente carece de alternativas mínimas ante la opción, cuando no posee salida en el sentido de Hirschman (1970), entonces no estamos hablando de confianza. 13 Karen Cook citada en Macy, Michael W. (2002); pag. 473 y Molm, Linda D. et al (2000); pag. 1403 – 1404. También tomé ideas de Hardin, Russell (2002) y Kee, Herbert W. y Knox, Robert E. (2004). 14 Como denuncia el propio Hardin (criticando explícitamente a Luhmann) la literatura especializada tiende a focalizarse equivocadamente en la confianza, descuidando la confiabilidad, cuando el fortalecimiento de ésta última constituye el mejor mecanismo para construir confianza.
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Por otro lado, se encuentra la llamada escuela de confianza social . Desde ésta perspectiva hay una marcada oposición a la noción de confianza esbozada por la anterior escuela. Precisamente, cuando un agente espera una conducta cooperadora por parte del otro agente es relevante distinguir si dichas expectativas: a) se fundamentan en el conocimiento una estructura de de incentivos, en cuyo caso hablamoscerteza de o garantía 15, la cual está basada en relaciones profundas de mutuo interés (en donde es situada a la escuela de conf ianza relacion al); b) o si se basan en abilidad h es socialesde los agentes para reducir la incertidumbre por la vía de interpretar e inferir las intenciones, rasgos y señales del otro agente, donde entonces sí hablamos de confianza. A medida que se reiteran las interacciones o los juegos, hay un perfeccionamiento de los talentos necesarios para juzgar e identificar a los agentes1617. II)
Ambas perspectivas estan interesadas en el problema de la cooperación, pero discrepan en torno a cual es el factor relevante para generarla. En los precisos términos de Cook, mientras i) la escuela de la confianza social otorga primacía a las condiciones que promueven la confianza, incentivando así a la confiabilidad de los agentes; ii) la escuela de la confianza relacional se focaliza en la aquellos factores estructurales que promueven la confiabilidad, lo cual otorga incentivos para que los agentes18.confíen En este sentido, una forma de ver los límites de atenernos al planteo de la escuela de la confianza relacional puede ser mostrar cómo sus resultados pueden variar enormemente si introducimos algunos supuestos sobre el tipo de actores o jugadores participantes. Tomemos la situación más simple: un dilema del prisionero, con dos jugadores X e Y. Ahora vamos a introducir una especificación sobre el tipo de actor que debería ser irrelevante para la Hardin señala que si precisamos que los otros jueguen a nuestro favor para manejar la enorme complejidad (es su interpretación de la reducción de complejidad luhmaniana), y no contamos de antemano con que ellos actuarán en nuestro interés, nunca les otorgaremos poder para actuar. Consecuentemente, solo si ellos son confiables, nos volveremos vulnerables ante ellos otorgándoles poder, y ello nos permitirá manejar la complejidad de mejor manera. Ver Hardin, Russell (1996); pag. 28 y 29. Creo que es posible afirmar que la crítica de Hardin a Luhmann es débil o al menos discutible por dos razones: 1) asume su noción de confianza muy acotada basada en incentivos estructurales (una suerte de certeza), algo con lo cual es posible disentir no solo desde Luhmann sino desde múltiples autores; 2) presupone que la confianza es algo cuyo destinatario es siempre un agente humano, lo cual nuevamente es altamente discutible, y adicionalmente, no rescata el sentido que posee la confianza para Luhmann que incluye ambos niveles (personal y sistémico) lo cual otorga a la noción de reducción un significado diferente y mas amplio del que Hardin está dispuesto a concederle. 15 El término srcinal utilizado por los autores es “ assurance”. 16 Por ejemplo, Molm et al (2000) visualizan a la confianza como las expectativas de que otro agente con el cual interactuamos, bajo un escenario de incertidumbre, tendrá una conducta benéfica, basando dicho juicio en una atribución de disposiciones e intenciones positivas a dicho agente. 17 Yamagishi and Yamagishi (1994) citados en Molm, Linda D et al (2000); pag. 1404 y siguientes. También Karen Cook citada en Macy, Michael W. (2002); pag. 473; Ver también Kee, Herbert W y Knox, Robert E. (2004), y Bacharach, Michael y Gambetta, Diego (2000). Bacharach y Gambetta complejizan el problema ya que plantean como el proceso de confianza tiene lugar en la interacción de algunos agentes que buscan identificar y discriminar, y otros agentes que emiten señales que incluso pueden buscar confundir deliberadamente. Pero escapa a mi preocupación continuar por este terreno. 18 Karen S. Cook´s citada en Macy, Michael W. (2002); pag. 473.
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escuela relacional. Imaginemos que Agente X es hiperconfiable y Agente Y es hiperdesconfiado. El Agente X sería alguien como Net Flanders, el confiado e ingenuo vecino de Homero Simpson, alguien que pese a ser estafado reiteradas veces y pese a las pocas garantías vuelve a confiar en cada nueva ocasión. En cambio, Agente Y sería más bien un tipo de persona como el jefe de Homero Simpson, el cínico y desconfiado Sr. Burns; alguien que no confía ni en su propia sombra y siempre espera la peor reacción de 19 todos cuanto lo rodean . Observemos a continuación dos gráficos que ilustran como Flanders (agente X) y Burns (agente Y) ejercen la confianza en forma diferencial en relación a un entorno de mayor o menor inciertidumbre. Gráfico d el Agente X (F landers): alt a conf ianza pese a contexto de alta incertidu mbr e
Nivel de confianza manifiesta
Probabilidad subjetiva de que el otro agente sea poco confiable
Gráfico del Ag ente Y (Burns ): baja conf ianza pese a contexto de baja incertidum bre
Nivel de confianza manifiesta
Probabilidad subjetiva de que el otro agente sea poco confiable
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Los dos tipos (hiperconfiado e hiperdesconfiado) y la representación gráfica están tomadas de Kee, Herbert W. and Knox, Robert E. (2004); pag. 360. Los ejemplos específicos (Flanders vs. Mr. Burns) van por mi cuenta.
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Ahora bien, lo interesante es como cambia dramáticamente el resultado de la interacción entre dos agentes (cooperar o no cooperar) debido a un factor supuestamente débil o intrascendente: qué tipo de actores participan. Si tenemos dos agentes del tipo Flanders, sistemáticamente el intercambio derivará en cooperación. Si en cambio, tenemos dos agentes del tipo Burns, la probabilidad de que haya cooperación prácticamente desaparece. Si tenemos un agente Flanders y otro agente Burns, el resultado dependerá de quien haga la primer jugada. Si Flanders es el que inicia la interacción, el agente Burns lo traicionará sistemáticamente. Si es un agente tipo Burns el que inicia la jugada, la cooperación quedará inutilizada desde el principio. En definitiva, el tipo de agentes enfrentados en la negociación es un dato básico para establecer los ponderadores que determinan la probabilidad de confiar o no, y por ende son determinantes en la posibilidad de que haya cooperación o no. Analizar la confianza a partir de juegos experimentales como el dilema de prisionero posee también otras desventajas. Me interesa señalar dos limitaciones, ambas debidas al carácter simultáneo que generalmente poseen las decisiones de los actores en este tipo de modelos o experimentos Un primer problema es que la confianza como un proceso simultáneo o en el mejor de los casos, unilateral (donde X confía, y queda vulnerable a manos de ver que decide Y, si cooperar o traicionarlo) parece una descripción limitada y escasamente realista a la hora de captar buena parte de los contratos e interacciones existentes entre los agentes. Esta forma de representar los procesos de confianza no logra captar el carácter secuencial 20 y bilateral que habitualmente posee la confianza en la vida . Esreal decir, en muchas ocasiones cuando confiamos en alguien, lo vimos actuar antes, tuvimos oportunidad de conocerlo mínimamente, luego confiamos, luego vemos su respuesta, para después evaluar si volver o no confiar. Rara vez la confianza es una acción simultánea, o unilateral, donde una vez que actuamos quedamos completamente jugados a la respuesta del otro. Y algo similar puede decirse del otro agente. El incentivo a ser confiable o a responder fiablemente está generalmente muy determinado por nuestros encuentros futuros con el mismo agente, y por ende, por la reputación que generemos. No obstante, estas debilidades pueden ser superadas modificando el esquema levemente. La excesiva vulnerabilidad por parte del agente X frente al agente Y puede ser atenuada cuando los agentes interactúan frecuentemente. Esto no es otra cosa que la diferencia entre un juego simple y un super juegoXoaun juegodel repetido. primer la traición quefuturos puede sufrir el agente manos agenteEn Y, el carece decaso, implicancias para acuerdos o intercambios. Precisamente, en el segundo tipo de juegos, existe 20
Vale aclarar el sentido de simultaneidad. Autores como Deutsch han señalado que una de las bases para el establecimiento de la confianza es la simultaneidad sicológica, diferente de la mera simultaneidad física. Mientras ésta última simplemente refiere a que las decisiones o actos tienen lugar en el mismo momento físico, la simultaneidad sicológica alude más bien a que los agentes tienen plena conciencia de lo que está haciendo el otro agente cuando están por decidir que hacer. Deutsch (1960) citado en Kee, Herbert W. and Knox, Robert E. (2004); pag. 363 – 364.
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memoria de la jugada inicial, y la traición del agente Y impacta en su imagen o confiabilidad, y por ende, en la futura disposición del agente X a confiar (otra vez). El que ambos actores sepan que van a existir sucesivas jugadas, incide en la conducta de los actores, tanto en la decisión de confiar, como en la de respaldar o no dicha confianza; y por ende, naturalmente, disminuye la vulnerabilidad del agente X. Otro punto relevante es que este tipo de juegos dan por sentado la perfecta emisión y recepción de señales de confianza y desconfianza. Y este es un supuesto problemático. No basta con que los agentes sepan que confían o sospechan unos de otros. Ello no se traduce automáticamente en una señal inequívoca correspondiente. No todos los agentes están igualmente capacitados o equipados para leer o emitir señales positivas o negativas acerca de la confianza. Este supuesto se vuelve aún más endeble si pensamos en juegos con una única interacción, o en los primeros intercambios donde no tienen gran conocimiento unos de otros. Como señalan Bacharach y Gambetta los jugadores han de aprender a interpretarse 21 mutuamente . Pero ello no es todo, hemos de asumir también que algunas de las señales emitidas por los agentes son deliberadamente engañosas, lo cual vuelve aún más compleja la labor de detectar quién es confiable y quién no22. Uno de los supuestos más discutibles en este tipo álisis de anes la cuestionable asimilación entre el acto de cooperar y el de23.confiar Y esto se debe a que buena parte de los planteos vistos hasta ahora, en lugar de elaborar una definición sustantiva de la confianza, refieren a las situaciones donde tiene lugar la confianza y/o a los factores externos que la generan, debilitan o refuerzan. Hablar de interdependencia, de intereses comunes, de vulnerabilidad, de incertidumbre futura, reputación o de habilidades interpretativas, parece no ser suficiente para establecer que es la confianza propiamente dicha. Tal vez sea posible ir más allá e introducirnos, aunque sea superficialmente, en algunos e los d procesos internos de los agentes, en “las tuercas y tornillos de la mente ”24. En este sentido, cuando uno consulta la bibliografía parece haber un denominador común, a saber: hablar de confianza involucra ir más allá del lenguaje de la racionalidad y de la comprensión cognitiva. Ya en la obra de Georg Simmel, la confianza aparece como un estado de la mente basado en un conocimiento inductivo débiljos que, de ser le racional o cognitivo, es más bien de corte afectivo y místico 25 o. de Es fe decir, hay una notoria desconexión entre los fundamentos la creencia posee elbrecha agenteo sobre que algo ocurrirá en un futurode(asignar valorque de confiable o de no confiable a algo o alguien), y las expectativas positivas de 21
Bacharach, Michael and Gambetta, Diego (2000). Bacharach, Michael and Gambetta, Diego (2000). Más adelante discutiremos con detenimiento los problemas involucrados al asimilar la cooperación con la confianza. Ver página 15 y 16 del presente artículo. 24 La frase pertenece a Jon Elster 25 Simmel, Georg (1950) citado en Möllering, G. (2005); pag. 4. 22 23
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que ello ocurra efectivamente. Por eso Simmel apela a la fe como elemento explicativo clave para entender porque es que dichas expectativas son generadas. Consecuentemente, Simmel refiere a la confianza como aquello que es a la vez más y menos que el conocimiento; una suerte de punto intermedio entre el conocimiento y la rancia, igno ya que en cualquiera de los 26 extremos, la misma se vuelve innecesaria . El propio Möllering en un artículo posterior profundiza al respecto y califica a la confianza como una entidad triádica compuesta por: i) la interpretación ii) las expectativas, y iii) la suspensión.interpretación La es el algo así como el input, el contacto con la realidad y los datos que proveen de bases y razones para confiar. Las expectativas constituyen el output, el resultado del proceso, cuyo signo puede ser positivo (confianza) o negativo (desconfianza). Como el vínculo entre (i) y (ii) es débil, se requiere de un tercer elemento intermediario entre ambas instancias, que Mollering llama suspensión la y que da lugar a que la confianza opere mediantesalto un “de fe” 27. En otras palabras, habilita a que se generen expectativas positivas respecto a personas o cosas, a las cuales no se podría arribar por la mera consideración cognitiva y racional de los datos y las bases fácticas. Por ello, si bien la familiariedad con el objeto es clave para desarrollar confianza, no importa cuánto mejoremos la información o conocimiento respecto al objeto, nunca dicho conocimiento 28 constituirá la base exclusiva de la confianza ya que lo singular lo constituye esa brecha, ese salto. No obstante, como señala Gambetta (siguiendo a Luhmann) la confianza tiene un vínculo más complejo con la información. Es decir, no solo se vuelve necesario confiar porque no disponemos de información perfecta, la sino que confianza afecta la propia evidencia que estamos buscando . En realidad, el fundamento de la confianza no está en la evidencia sino en la ausencia de evidencia contraria. Parece seguir una suerte falsacionismo de popperiano. Mientras es posible encontrar evidencias para calificar un comportamiento como poco confiable, se vuelve virtualmente imposible encontrar evidencias para establecer que un comportamiento es definitivamente confiable. De igual modo, una fuerte desconfianza es difícilmente socavable a través de la experienciaya que tiene la capacidad de ser una suerte de profecía 29 autocumplida . En relación a la referida “brecha”, como establece Mollering, el carácter reflexivo de la confianza se encuentra en la capacidad del agente para poner entre paréntesis o suspender la ignorancia y la contradicción, ya que por cadaazón r encontrada para confiar, probablemente existe una razón 30 para no confiar .
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Simmel, Georg (1990) citado en Möllering, G. (2005); pag. 3. Möllering, G. (2005); pag. 5 y 15. En idioma srcinal salto de fe es “ leap of faith”. Lewis, David J. and Andrew Weigert (1985); pag. 970 – 971. Aquí es ilustrativo la frase de William Shakespare: “More to know, could not be more to trust”. 29 Gambetta, Diego (2000c); pag. 233 – 234. Vale señalar que el término falsacionismo popperiano va por cuenta mía. 30 Möllering, G. (2005); pag. 12 – 13 . 27 28
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interpretación
suspensión
expectativas
Como señala Luhmann, confiar es otorgarle un rol clave a la decepción. Es vivir bajo la siempre presente posibilidad de que nuestras expectativas sean decepcionadas. ¿Y por qué nos sometemos a dicha tensión? Luhmann nos ofrece dos tipos de argumentos. 1) En primer lugar, realmente no tenemos muchas otras alternativas a la que aferrarnos! Sin confianza, no solo carecemos de método alternativo para la toma de decisiones, sino que nuestras vidas perderían sentido y se caracterizarían por estado un 31 permanente de incertidumbre, ansiedad o angustia existencial ; nos gobernaría la incapacidad para generar cualquier tipo de compromiso y por ende para seguir casi cualquier curso de acción. Necesitamos vitalmente formarnos expectativas respecto a las personas o cosas y confiar, aún a riesgo de luego desilusionarnos. 2) En segundo lugar, los agentes están dispuestos a confiar o lo que es lo mismo a dar ese salto cognitivo por su cáracter eminentemente social. Visualizar la suspensión o la brecha como una cuestión meramente sicológica o individual constituye un visión excesivamente parcial del asunto. Los individuos se deciden a confiar también porque saben que otros agentes también confían y son estables; porque ven que otros confian en ellos y eso los predispone a ser recíprocos y a confiar también; en definitiva , porque 32 saben que la confianza constituye una realidad colectiva cognitiva . En el desarrollo exitoso de la confianza mecanismos denada aprendizaje e imitación: la (des)confianza lleva a subyacen más (des)confianza; algo novedoso 33 en relación a lo que ocurre con muchas otras actitudes y conductas . Se me ocurre un tercer argumento de cáracter más general y es la naturaleza selfdefeating o autosocavante de la desconfianza. Es decir, parece imposible llevar adelante una actitud plenamente desconfiada respecto a todo y a todos. Dicha actitud debería desconfiar incluso de si misma! Debería poner bajo tela de juicio a dicha desconfianza generalizada. El propio criterio o método utilizado para desconfiar en forma extendida debería estar bajo sospecha. Precisamente, si desconfiamos de todo, debemos incluso desconfiar de nuestro criterio para desconfiar (la desconfianza generalizada), lo cual termina inhabilitándonos a desconfiar. 31
Luhmann, Niklas (2000); pag. 98 y Giddens, Anthony (1990). Giddens llega a señalar que “ ...confiar en los demás es una necesidad psicológica persistente y recurrente”. 32 Ver Hardin, Rusell (1996); pag. 36 y Luhmann, Niklas (1979) citado en Lewis, David J. and Andrew Weigert (1985); pag. 972. Es por ello que Luhmann establece que el fundamento cognitivo de la confianza se encuentra precisamente en confiar en la confianza. En este sentido ya el propio Simmel anticipaba, si bien de manera ambigua, este cáracter social de la confianza en algunos de sus escritos. Como bien muestra Mollering, por un lado, Simmel (1990) plantea la confianza como un estado mental individual, casi sicológico; pero por otro lado, cuando Simmel (1950) refiere a la emergencia de las sociedades secretas caracterizadas por una confianza entre sus miembros, esta es más bien recíproca y relacional. Möllering, Guido (2005); pag. 4 y 5. 33 Gambetta, Diego (2000c); pag. 235.
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Ahora bien, recapitulemos un poco. La confianza parece operar de la 34 siguiente manera: ante inform ación limitada, excesivao inconmensurable no queda más remedio que generarse unas expectativas o creencias no perfectamente racionales ya que no pueden ser deducidas de los datos o razones antecedentes. Sin embargo, es importante distinguir los procesos donde opera la confianza de aquellos donde tiene lugar la formación de creencias racionales. Para poner en “suspenso” que no sabemos X, tenemos que saber algo de X; al menos saber que no lo sabemos. Porque si ni siquiera sabemos que no sabemos X, difícilmente lo pongamos en suspenso ya que ni siquiera lo tomaríamos en cuenta. En este ultimo caso, no operaría la confianza sino una formación racional de creencias según la cual algo es racional no cuando es verdadero, pero sí cuando existen cierto tipo de pruebas o evidencias disponibles que fundamentan dichas creencias y deseos35. Esto permite discernir entre aquello que es verdaderoloy que aquel es racional creer que es verdadero, pero que puede llegar a 36 no . En serlo definitiva, hemos de distinguir entre i) creer en que algo ocurrirá ignorando existencia de elementos, cuyo conocimiento anularía dicha creencia; y ii) confiar en que algo ocurrirá bajo el conocimiento de dichos elementos. Por ello la definición de Mitzal (“confiar es creer a pesar de la 37 incertidumbre” ) si bien ilustrativa puede llamar a equívocos. Todo lo anteriormente referido, no implica asumir que los procesos donde opera la confianza son completamente irracionales . Cuando confiamos no creemos ciegamente en algo o alguien pese a la total inseguridad que nos rodea. Más bien como señalan Mollering y el propio Simmel en la confianza opera una racionalidad débil. Este tipo de racionalidad implica un tipo especial de formación de creencias/expectativas y de toma de decisiones que puede ser asemejada a la racionalidad limitada o satisfacente bounded ( rationality) donde los agentes en lugar de lograr tomar decisiones maximizadoras, 34
Es ilustrativo el planteo de S. G. Winter con relación a la imposibilidad de recolección óptima de la información. Es decir, si el agente decide actuar en forma racional (llamémosle A1), debe evaluar los costos y beneficios de dicha acción y para ello a su vez debe recolectar información pertinente en forma óptima, ni muy poca, ni demasiada Ahora bien, ¿hasta cuándo se recoge información? ¿Cuánta información recoger? Si nuestra concepción del agente es coherente, el agente debería también tomar esta decisión en forma racional. Es decir, esta es una decisión racional previa, de segundo orden: ¿cuánta información recoger para actuar en forma racional? (llamémosle A2). Sin embargo, para poder tomar ésta decisión en torno a cuanta información debo recoger (A2), debo antes recoger información acerca de cuanta información es racional recoger para actuar (A3), y así ad infinitum. 35 Elster, Jon (1988); pag. 28 y Elster, Jon (1993); pag. 33. Según dicho autor, la racionalidad sustancial (o teoría amplia de la racionalidad) exige no solo que exista consistencia entre deseos, creencias y las acciones, sino que dichas creencias deben ser verdaderas. 36 Un ejemplo puede ilustrar mejor esta distinción. Yo puedo decidir asaltar una casa porque creo fehacientemente que va a estar desguarnecida durante el fin de semana, y por lo tanto, desarrollaré posteriormente acciones consecuentes con dicha creencia para efectivamente robar dicha casa. En caso que pudiera dar el golpe exitosamente no habría problemas con el carácter racional de mi acción delictiva. Imaginemos ahora, que los dueños de casa sospecharan y me tendieran una trampa contratando unos agentes de seguridad privada. En caso de ser sorprendido y detenido en mi intento frustrado de robo, mi acción no necesariamente perdería su carácter racional. El caracterizar como racional o no a mi acción depende del carácter de las evidencias o fundamentos para justificar como racional mi creencia de que la casa era un target sencillo. 37 Misztal, (1996); pag. 18 en Brownlie, Julie and Howson, Alexandra (2005); pag. 3.
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buscan tomar decisiones que tengan cierto nivel de aceptabilidad o 38 satisfacción de acuerdo a algún principio de decisión general estereotipado . Asimilar confian za con predicción es un err or. Como señalan Lewis, David. J and Andre w Weigert, la confianza empieza donde termina o donde falla la predicción 39. En este mismo sentido Luhmann afirma que la confianza y la predicción son formas racionales y funcionales de enfrentar exitosamente la 40 complejidad e incertidumbre del entorno . No obstante, operan en forma diferente. Dos elementos conviene destacar: i) la confianza lejos de eliminar la incertidumbre o la contingencia, la distingue, selecciona, la la incorpora y la 41 reduce; en todo caso, convive con ella , solo que poniéndola temporariamente en “suspenso” (por usar un lenguaje más propio de Simmel). ii) En entornos de alta incertidumbre complejidad, y donde predecir se torna una estrategia muy costosa, 42 lenta e incluso paralizante, la confianza apare ce como una forma más económica y completa de hacer 43 frente al entorno . En este sentido la confianza podría ser vista comovariante una de racionalidad . Un punto intermedio entre la racionalidad y la irracion alidad, 44 que podríamos llamar, en términos de Elster, “racionalidad imperfecta” . Los individuos pueden desarrollar estrategias indirectas para maximizar globalmente frente a formas de maximización local. Frente a las múltiples formas en que puede fallar la racionalidad y que impedirían el logro de determinados objetivos, las referidas estrategia s nos permiten prever los 45 obstáculos, eludirlos y lograr nuestros objetivos . Confiar podría ser visto como una manera racional alternativa de poder tomar decisiones y lograr los objetivos, sacrificando satisfacción en el presente e intercambiándola por 46 satisfacción futura . En este sentido confiar constituye una apuesta realizada por los agentes en forma consciente y deliberada. 38
Simon, Herbert (1954). Lewis, David J. and Andrew Weigert (1985); pag. 976. 40 Juzgo poco feliz que Luhmann califique de racional a secas a la alternativa de la confianza ya que es justamente en escenarios donde no es posible ejercer la racionalidad plenamente donde la confianza cobra importancia. Cuando la racionalidad puede operar, entonces la estrategia de la predicción se basta por si misma. 41 Luhmann, Niklas (1979). Aquí Luhmann sigue de cerca de lo planteado inicialmente por Deutsch (1962). La confianza juega un rol relevante cuando hay mayores probabilidades de que ocurra el mal resultado que el buen resultado. De otra manera, estaríamos ante una decisión de cálculo racional y no ante la confianza. Luhmann, Niklas (2000); pag. 99 42 Inclusive en algunos casos puede ser eterna si recordamos la observación de Winter sobre la imposibilidad de recolección óptima de información. 43 Simmel, George citado en Burawoy, Michael (1976); pag. 241. 44 Elster ilustra notablemente este concepto con la fábula de Ulises y las sirenas de “La Odisea” de Homero. El fragmento utilizado por Elster corresponde a un momento de la travesía donde Ulises le pide a los marineros que lo aten al mástil de manera tal de poder disfrutar del canto de las sirenas, sin correr el riesgo de dejarse hechizar, y arrojarse al mar. El atarse es la metáfora utilizada por Elster para resolver los problemas de la racionalidad. 45 Elster, Jon (1995); pag. 66 y siguientes. 46 Aquí estamos asumiendo como supuesto que los individuos prefieren consumir algo ya y ahora, a consumirlo en el futuro, dado que al no haber certeza total, cualquier probabilidad (por mínima que sea) de que pueda no consumirlo en dicho futuro genera una dosis de desutilidad o insatisfacción. 39
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Esta forma de concebir la confianza es discutible en tanto parece presumir una excesiva voluntad por parte del agente. Como señala Gambetta, siguiendo a Williams, confiar es algo no quedepende estrictamente de nuestravo luntad , es más bien un subproducto de acciones orientadas hacia 47 otros fines . Cuando confiamos en alguien o en algo, no lo hacemos porque simplemente deseamos hacerlo sino porque hay razones o factores más poderosos que nos mueven a ella. Confiar parece incluir esa dualidad aparentemente contradictoria: creencia determinada y voluntad de elegir. Los dos argumentos parecen tener una cierta dosis de plausibilidad. Sin embargo, ambos tomados en toda su extensión resultan difíciles de aceptar. Por un lado, es cierto que confiar no es algo que podemos elegir hacer en forma completamente voluntaria. Al mismo tiempo tampoco resulta plausible la imagen de la confianza como algo incontrolable o externo que hacemos sin saber bien porque. Hay dos argumentos a señalar en este sentido. En primer lugar, creo que la imagen determinista de la confianza está implícitamente asociada a concebir el confiar como un acto singular donde binariamente decidimos (confío o desconfío). Sin embargo, la mayoría de las veces confiar en personas o en cosas involucra una sucesión de múltiples actos (de confianza). Y a lo largo de dicho proceso la confianza inicialmente depositada puede reforzarse o debilitarse. En otras palabras, la confianza como sucesión de actos me habilita a pensar en cierta dosis importante de voluntad en el siguiente sentido: tal vez no pueda imponerme inicialmente confiar o, pero en alg sí 48 puedo revisar las bases o razones por las cuales inicialmente . confié En segundo lugar, considero un error desconocer que la confianza representa al menos en cierto sentidoforma un de auténtica voluntad y libertad. Y es que justamente, muchas veces aun cuando el escenario es incierto, aun cuando el otro carece de las credenciales necesarias, aún cuando la información es inexistente o incluso nos orienta a desconfiar como estrategia más razonable; aun en estos casos, muchas veces optamos por poner en suspenso todas estas dudas o frenos, y apostamos a confiar, a creer en el otro. La libertad de confiar se encuentra en esa suspensión, en ese lugar no muy claramente localizable o definible, donde sin caer en la irracionalidad o en la confianza
Imaginemos que un agente A en un entorno complejo debe enfrentar dos opciones: I) Puede no confiar (en otros agentes y/o instituciones) en el tiempo T + 1, generando una utilidad X y un riesgo 0 de ser traicionado. II) O puede alternativamente confiar (en otros agentes y/o instituciones) en el tiempo T + 1, arriesgándose a ser traicionado, pero en caso de no serlo, lograr una utilidad mayor (Y) en un tiempo posterior (T + 2). Imaginemos que alguien me pide dinero, y me ofrece: i) o bien devolverme exactamente la misma cantidad mañana; ii) o bien devolverme el doble un mes después. En el primer caso, no confío y opto por mayor seguridad y menor ganancia. En el segundo, confío y opto por mayor ganancia en el futuro con cierta dosis de inseguridad. 47 Gambetta, Diego (2000c); pag. 230. 48 Examinar los fundamentos por los cuales confío puede tener al menos dos sentidos. Por un lado, es rever las bases empíricas sobre las que se asientan mis creencias. Por otro lado, puedo reflexionar sobre los principios o consideraciones que manejo a la hora de confiar. Mientras ésta última constituye una dimensión más moral o ética de la confianza, la primera alude más a una dimensión de orden más factual o explicativa.
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49 ciega o ingenua , buscamos romper con la monotonía y el determinismo del pasado, y apostamos hacia un futuro abierto y desconocido. En la confianza parece encontrarse ese componente de singularidad, previsión im y novedad 50 que Arendt reclamaba como propio de la acción humana .
En otro sentido, podemos ir un poco más allá de lo planteado. Confiar constituye una forma no solo de lidiar con mi libertad y mis irracionalidades, sino también de manejar la libertad de otros. Cuando somos mutuamente vulnerables, cuando los agentes cuentan con alternativas, cuando la posibilidad de la traición y la decepción está vigente, un mecanismo indirecto al que apelamos esa51l compromiso mutuo que involucra promesa la implícita en la confianza . Otro problema que suele observarse en los trabajos acerca de la confianza es la confusión entre la dimensión más propiamentecognitiva y la iva por part e del agente X es conductual . ¿Observar una conducta cooperat suficiente para establecer que tiene lugar confianza por parte de dicho agente? Creo que la respuesta es negativa por dos razones. En primer lugar, tal como vimos, la confianza es algo más complicado e involucra no solo la implicación práctica o el resultado conductual, sino también una interpretación, una formación de creencias, una generación de expectativas, y finalmente sí, una consecuencia en términos de acciones o comportamientos por parte del agente. En definitiva, cooperar o participar es tan solo unoutput del proceso/acto de confiar, no una descripción de dicho proceso/acto. En segundo lugar, aún si tomáramos el resultado conductual tan solo como indicador o predictor fiable de que tuvo lugar la confianza, igualmente parece poco convincente. Por un lado, este tipo de posturas o razonamientos parecerían asumir un actor excesivamente racional: una vez que ha interpretado los datos, que ha obtenido buenas razones, que ha desarrollado expectativas positivas (confianza), entonces irrevocablemente terminará actuando en forma cooperativa. No obstante, muchas veces los actores nos vemos bloqueados por debilidades de voluntad y otros tipos de irracionalidad lo cual puede llevar a que no actuemos pese a estar adecuadamente 52 motivados (confiados) . Por otra parte, no toda forma de confianza tiene necesariamente que tener un correlato o manifestación conductual 53 observable . Y al mismo tiempo, observar cooperación entre dos actores, no
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En página 37 de este trabajo explicito o aclaro un poco que significa una confianza excesivamente ingenua. 50 Arendt, Hannah (1998); pag. 19. 51 Para la noción de compromiso ver Elster, Jon (1995) y (2000) y Schelling, Thomas (1978). 52 En este mismo sentido, Lewis y Weigert (1985) distinguen entre confianza cognitiva y confianza conductual y señalan como no siempre están tan estrechamente relacionadas. Gambetta plantea algo similar cuando nos llama a no confundir la falta de motivación con la falta de creencia. Naturalmente, las razones o motivos para actuar cumplen un rol preponderante. Sin embargo, es erróneo considerar que si no cooperamos es por razones racionales, es decir, porque no nos sirve, y preferimos no hacerlo. Ver Gambetta, Diego (2000c); pag. 217. 53 El agente X puede confiar profundamente en el agente Y (que es hijo del Agente X). Una tercera parte externa podría observarlos durante una semana y no observar ninguna acción concreta que
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necesariamente debe explicarse como resultado de que dichos actores hayan confiado, sino que puede deberse a: conductas estratégicas basadas en una 54 estructura favorable de incentivos ; conductas influidas por una estructura 55 asimétrica de poder ; comportam ientos punitivos vengativos o que intenten minimizar lo más posible la ganancia del otro aún a riesgo de altos costos propios56; conductas determinadas por una efectiva socialización y/o aprendizaje. En resumidas cuentas, se asume que solo hay dos opciones posibles: i) cuando confiamos, cooperamos (y viceversa, si cooperamos es porque confiamos); yii ) cuando no cooperamos es porque no confiamos (y viceversa, si no confiamos, no cooperamos). Pero en realidad hay otras dos opciones fa ctibles: ii i ) podemos cooperar pese a no confiar por razones 57 estratégicas ; iv ) podemos no cooperar pese a confiar, por diversas irracionalidades que nos paralicen. Proce so d e confianza Si No Conducta cooperativa
Si
No
i iv
ii i ii
Todo esto no significa negar rotundamente la existencia de un vínculo o asociación positiva entre la cooperación y la confianza. Másacer bien, tres h 58; cosa precisiones: a) confianza y cooperación no son la misma b) la asociación entre ambas no siempre tiene lugar. c) a veces la dirección del vínculo es lainversa, yla confianza puede llegar a ser más un resultado que 59 una causa de la cooperación exitosa . Como ilustrativamente señalan Lewis y Weigert si bien la conductas o las acciones son el medio por el cual
manifestara dicha confianza. ¿Acaso ello habilita a pensar de que no existe dicha confianza entre ambos agentes? Tiendo a pensar que no. 54 Aquí estamos tomando partido por la posición de Yamagishi and Yamagishi (1994) en oposición a Rusell Hardin, ya que no hacemos otra cosa que afirmar que, utilizando la conducta como indicador, se confunde la “certeza” con la “ confianza”. Kee y Knox (2004) también identifican este aspecto problemático y critican a Deutsch (1962) por igualar o asimilar cooperación con confianza y a la competencia con la sospecha. Siguiendo a otros autores (McClintock, Becker, McNeel, Meessick, Minas, Scodel, Marlowe, Rawson) establecen tres razones distintas de la confianza o desconfianza que pueden influenciar las conductas cooperativas o competitivas: a) lograr el mejor resultado individualmente; b) lograr el mayor resultado sumando las ganancias de ambos agentes; c) lograr la mayor diferencia entre la ganancia propia y las ganancias del otro agente. Kee, Herbert W. and Knox, Robert E. (2004); pag. 365. 55 Luhmann, Niklas (1984) y (2000). 56 Kee, Herbert W. and Knox, Robert E. (2004); pag. 365. 57 Un caso extremo es el planteado por Pat Bateson quien muestra como los animales logran establecer, sin apelar a la confianza, formas exitosas de cooperación. Ver Bateson, Pat (2000). 58 Möllering, Guido (2005); pag. 12 – 13. 59 Gambetta, Diego (2000c); pag. 226.
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efectivizamos la confianza, constituye n error u intentar entenderla, inferirla o 60 explicarla solo en términos conductuales . Análogamente si no podemos confundir la confianza con el output conductual, tampoco podemos cometer el mismo error con la anticipación, interpretación o conciencia que poseen los actores sobre los efectos y resultados futuros involucrados en ciertas asociaciones, relaciones o acciones. Nuevamente, esto no es la confianza sino más bien input el del 61 proceso de la confianza . Existen otros dos elementos usualmente referidos como componentes de la confianza: la dimensión cultural o valorativa, y la dimensión emocional. En relación a la primer dimensión, al pregunta relevante es: acaso ¿ la confianza está constituida por un tipo particular valores de o una configuración cultural específica? Considero que esta es una acepción problemática de la confianza. La confianza no es un tipo especial de valores, una cultura compartida, un tipo de solidaridad o un sentido compartido por los agentes. Algo diferente es establece r que dicha dimensión tiene influencia causal en la 62 generación de la confianza . En un sentido muy intuitivo del término, podemos definir a la cultura como aquel conjunto de valores, normas, creencias, gustos y deseos que: a) caracterizan en forma distintiva y singular a un particular conjunto de agentes X; b) y genera ciertas pautas de cond ucta o acción Y habituales y reiteradas 63 en dicho subconjunto de agentes . XPodríamos entonces señalarueq algunos subconjuntos de agentes que presentan determinada64, cultura tienden a desarrollar más confianza que otros agentes que poseen otro tipo de cultura. Esta dimensión axiológica ya aparece en el modelo de Simmel luego profundizado por Mollering, en la etapa de interpretación la , base para generar las expectativas positivas (confianza). Para algunos autores como Durkheim, Putnam o Fukuyama, son las experiencias, obligaciones,ynormas valores comunes los que generan la certidumbre necesaria para65.confiar Este argumento parece estar relacionado con la imposibilidad de confiar en lo completamente desconocido. Así como parece relevante saber algo del otro para confiar, el compartir valores o experiencias puede constituir también una importante plataforma para desarrollar confianza. Es más, parece constituir un filtro de confianza más exigente. Para confiar no solo he de conocer al otro, debo compartir una dimensión normativa o axiológica. No obstante, este Lewis, David J. and Andrew Weigert (1985); pag. 975. Vale señalar que el término “inferirla” fue agregado por nuestra cuenta. 61 Möllering, Guido (2005); pag. 13. Algo similar plantea Luhmann cuando llama a no confundir la confianza con simples deseos, esperanzas, preocupaciones o miedos. Ver Luhmann, Niklas (2000); pag. 95. 62 En el capítulo destinado a los determinantes incluiré a la cultura como determinante de la confianza (ver pagina 28 del presente trabajo). 63 Ver Pucci, Francisco y Trajtenberg, Nicolás (2004). 64 Dicha configuración cultural “pro – confianza” podría poseer valores asociados a una menor aversión al riesgo, una mayor ingenuidad, una mayor creencia en la benevolencia de otros, etc. 65 Hausman, Daniel M. (1998); pag. 270. 60
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argumento no es del todo convincente. En primer lugar, si tengo una gran familiariedad con el otro, si comparto una total comunidad o familiariedad de valores, tengo tal nivel de certeza que no necesito confiar. La confianza se vuelve necesaria y aparece justamente cuando no hay ese tipo de vínculos tan poderosos de solidaridad mecánica, por usar términos durkhemianos. En segundo lugar, hay multitud de casos donde no hay un común denominador de valores, experiencias o normas entre dos agentes e igualmente opera la 67 confianza66. De hecho, muchos autores plantean que la confianza se desarrolla y potencializa precisamente en sociedades de modernidad tardía caracterizadas tanto por la alta incertidumbre y contingencia, como por la heterogeneidad y multiplicidad de valores y racionalidades de los diferentes agentes y grupos. Para la mayoría de los autores, las emociones parecen ser uno de los componentes claves a la hora de entender qué es y cómo funciona la confianza. Si la confianza contraviene la idea de procesos concientes, racionales, cognitivos y estratégicos, el componente pasional o afectivo aparece como un elemento distintivo ideal para definirla y caracterizarla. Como señalan Lewis y Weigert, al igual que en el amor y en la amistad, en la confianza tiene lugar una gran inversión emocional. Ello determina que cuando las cosas no resultan tal como esperaban los agentes, se genera un sentido de indignación y/o de dolor emocional severo en los involucrados en 68 la relación de confianza . No obstante, los argumentos planteados están lejos de ser satisfactorios, básicamente por tres razones. En primer lugar, muchas veces no hay una verdadera y específica definición conceptual de la confianza como entidad emocional y simplemente se distingue entre interacciones o intercambios donde están ausentes o presentes las emociones69. En definitiva, la confianza no es un tipo especial de emoción. En todo caso, las emociones pueden cumplir un papel respecto a la confianza análogo al de los valores: tener incidencia causal. En este sentido, y en segundo lugar, hay quienes intentan incorporar el componente afectivo a la confianza, pero lo hacen en forma ambigua, utilizando indistintamente términosheterogéneos y complejos como afectivo, emoción, sentimiento, fe o intuición 70. En tercer lugar, se observa un manejo conceptual incompleto e impreciso, y m ás bien se alud e a las emociones asumiendoun sentido intuitivo y cotidiano de la palabra. No obstante, pareciera necesario ser más detallista tanto porque las emociones distan mucho de ser algo simple, como 66
En cualquiera de los cuatro ejemplos iniciales en la pagina 1 (a, b, c y d) los valores y experiencias comunes pueden facilitar la confianza pero no son el elemento primordial, y mucho menos imprescindible, para que la misma tenga lugar. 67 Autores como Giddens, Anthony (1993), Beck, Ulrich (1985) y (1996), Luhmann, Niklas (1992), Bauman, Zigmund (2000), Young, Jock (1999). 68 Lewis, David J. and Andrew Weigert (1985); pag. 971. 69 Por ejemplo, Molm, Linda D et al (2000) en relación a la confianza distingue entre i) compromisos conductuales caracterizados por un simple intercambio reiterado entre agentes, y ii) compromisos afectivos caracterizados por sentimientos positivos y compromisos entre los agentes. Aquí simplemente se afirma que la confianza opera en los compromisos afectivos, pero no porqué o bajo qué formas ello ocurre. 70 Por citar algunos ejemplos, Georg Simmel (1950) y Mollering, G. (2005) usan “fe” y “componente afectivo” en forma bastante indistinta. Lewis, David J. and Andrew Weigert (1985) refieren a “lo emocional” y a “lo intuitivo” como si fueran una misma esfera o dimensión.
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porque se les asigna un rol clave a la hora de caracterizar o determinar a la confianza. Si seguimos a Frijda parece observarse lo que sospechábamos: las emociones presentan una gran complejidad y alto nivel de especificidad. Dicho autor identifica seis características básicas: i) su componente más distintivo es la excitación de la que van acompañados, que puede ser sicológica o fisiológica, y de intensidad variable; ii) poseen signos externos claros y visibles en la postura del cuerpo, el tono de la voz o la expresión de la cara del individuo; iii) poseen un valor positivo o negativo (son buenas o malas); iv) suelen estar fuertemente vinculadas con ciertos tipos de comportamiento (golpear cuando se esta enojado, destruir por sufrir envidia, escapar por miedo, etc.); v) a diferencia de los meros sentimientos, las emociones poseen un objeto intencional, es decir se sienten por algo; vi) parece haber un acuerdo respecto a las características específicas que cada emoción posee, susifere d ncias frente a otras emociones, y las situaciones 71 72 que pueden generarlas . De esta manera, si utilizamos mayor precisión en los términos parece difícil argumentar que lo distintivo de la confianza es lo emocional. En primer lugar, encontramos que en múltiples casos en que tiene lugar la confianza, no están presentes las emociones. En segundo lugar, podemos pensar en versiones imperfectas de las emociones (que no cumplan con las seis características señaladas) o incluso en meros sentimientos y establecer un vínculo con la confianza. Si bien sería una conexión explicativa factible, no parece imprescindible su presencia para que confiemos o dejemos de confiar en alguien o en algo. El detectar elementos intangibles, intuitivos o escasamente explicables desde la racionalidad en los procesos de confianza no implica que las emociones o sentimientos deban necesariamente tener el rol preponderante. En definit iva, parece eq uivocado establecer que son ambos componentes (emocional o axiológico) los que definen la singularidad de la confianza. En realidad, lejos de constituir la confianza misma, son factores externos que pueden incidir, facilitando, entorpeciendo o directamente socavándola. Más adelante profundizaremos brevemente en este tópico, pero previamente parece relevante discriminar los diferentes niveles o sujetos de la confianza. Más adelante, se buscará lograr una adecuada definición de confianza que supere los problemas vistos, y así distinguir i) elementos constitutivos de la confianza de los ii) elementos que la generen o determinen.
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Todos parecemos tener una idea más o menos análoga de qué significa sentir vergüenza, odio, amor, compasión, envidia, celos, etc. Tal vez, resulte mas complejo o discutible aseverar que podemos acordar o consensuar cuáles son las condiciones que producen las emociones y en este sentido podría haber mas de un desacuerdo. Por otra parte, aquí estamos haciendo una enorme simplificación en tanto desconocemos que las emociones no son un asunto universal de la raza humana, en el sentido de que el significado de las mismas y su incidencia en nuestra acción varía en forma significativa de una sociedad a otra. 72 Frijda, N. citada en Elster, Jon (1996); pag. 94 y Elster, Jon (2000); pag. 35 y siguientes.
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III. Niveles o suj etos d e la conf ianza Otro eje sobre el cual es relevante hacer algunas precisiones es en torno al sujeto de la confianza . Hasta ahora hemos estado discutiendo como si cuando confiamos, el receptáculo de dicha confianza siempre fuera una persona. Hay autores que parecen asumir que la confianza solo opera cuando estamosnte a interacciones entre personas o que solo es relevante 73 analizar dicho nivel . No obstante, la confianza personal constituye tan solo uno de los niveles de la confianza en el eje abstracto/concreto. Podemos confiar también en grupos, empresas, asociaciones, instituciones, sistemas políticos o sociales, etc. A grado tal llega la potencial abstracción de los depositarios de la confianza, que incluso podemos confiar en algo tan inmaterial como es la moneda de un determinado srcen. Por cierto, esta distinción no es novedosa, al menos dentro de la tradición sociológica. Ya el propio Simmel discutía este asunto en su famoso trabajo sobre el dinero, donde hacía notar cómo la confianza de los individuos se basaba tanto en la seguridad personal derivada de las interacciones personales, como en los sentimientos generados portradiciones, las 74 instituciones y la organización socio política de nivel más .macro De hecho podríamos precisar un poco más los términos e intentar discriminar cinco niveles de generalidad o abstracción sdesujetos/objetos lo edconfianza: i) 75 76 nosotros mis mos, es decir, elropio p agente ; ii) otros agentes ; iii) grupos o 77 78 79 asociaciones ; iv) instituciones ; v) sistemas socialesy/o políticos . 73
Ejemplo no exhaustivo de esta visión son autores como: Deustch, M. (1962), Kee, Herbert W. and Knox, Robert E. (2004); Sztompa, P. (1999), Hardin, Russell (1996), Gambetta, Diego (2000); Williams, Bernard (2000); Hausman, Daniel M. (1998); Yamagishi y Yamagishi (1994). No obstante, parece este un corte conceptual arbitario o escasamente fundamentado. 74 Simmel George (1950). 75 Cuando sabemos que no somos capaces de ser racionales y por ende no estamos seguros de cumpliremos con nosotros mismos, buscamos mecanismos para auto comprometernos, para autolimitarnos y así poder confiar en nosotros mismos. Básicamente hay dos formas: i) o bien tratamos de incidir sobre el contexto; ii) o bien intentamos actuar sobre nosotros mismos. La primera opción consiste en intencionalmente cambiar el conjunto de oportunidades, con el propósito indirecto de estratégicamente excluir ciertas elecciones posibles. Ver en este sentido Elster, Jon (1988) y (1993). La segunda opción consiste en que el agente intente deliberadamente incidir sobre sus deseos, creencias y preferencias. Aquí son interesantes Schelling, Thomas (1998) y nuevamente Elster, Jon (1988) y (1995). 76 Incluso aquí podríamos hacer una nueva distinción para nada irrelevante entre agentes cercanos o conocidos, y agentes extraños. Parece razonable pensar que la confianza no opera en forma idéntica i) cuando tratamos con agentes familiares o con los cuales ya hemos interactuado y por ende poseen una reputación, ii) que cuando tratamos con agentes que nos son en gran medida desconocidos. 77 Los grupos son entidades de nivel de abstracción intermedio. Cuando digo que confío en el sindicato de la empresa X, estoy expresando confianza que no va dirigida ni a la institución sindicatos (objeto de confianza del siguiente nivel) ni tampoco una mera sumatoria de la confiabilidad que me depara cada uno de los integrantes de dicho sindicato. Es algo menos que la institución sindicatos, y algo más que la mera sumatoria de los agentes individuales que lo componen. 78 Un ejemplo de este nivel sería confiar en la moneda nacional o extranjera, en el parlamento, en la banca, en la policía, en los tribunales, en los medios de comunicación, en los sindicatos, en los partidos políticos, etc. 79 Un ciudadano puede creer o confiar en múltiples instituciones democráticas como son los partidos, el parlamento, los tribunales, la policía, la constitución, etc., y sin embargo, no confiar en la forma en que las mismas están siendo llevadas adelante en un determinado sistema socio político. Puede tal vez
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Quisiera ahora profundizar y hacer algunos comentarios en relación a como tiene lugar la confianza en las personas o en los sistemas en la sociedad actual. No es descabellado señalar que a lo largo del tiempo han cambiado dramáticamente las condiciones por las cuales las personas se comunican, se controlan, y por ende confían. En un sentido muy simple e intuitivo, los procesos de confianza se han visto afectados por la mayor cantidad de integrantes, y la menor recurrencia, densidad y profundidad de las interacciones sociales que caracterizan a buena parte de las sociedades modernas. En sociedades menos avanzadas y desarrolladas, compuestas por un número más escaso de agentes, no sólo hay lazos más estrechos entre los integrantes, sino que también hay un mayor conocimiento personal y capacidad de monitoreo, y por ende una alta capacidad para detectar cualquier desviación o “traición” de los compromisos. La consiguiente multiplicación, fragmentación, superficialización y despersonalización de buena parte de los lazos entre los agentes, hizo necesario un enorme crecimiento de la complejidad de las estructuras y formatos de organización. Como señala Habermas, la complejidad de las sociedades actuales requiere de una autorregulación y autorreproducción material, social y simbólica que va más allá de las voluntades y conciencias de los actores que la integran. Básicamente, se desarrollaron dos dispositivos para asegurar la eficiencia en el funcionamiento y la reproducción social de los sistemas autonomizados económico y político: el dinero y el poder son mecanismos de control deslinguistizados, que no sólomplifican si y condensan los procesos 80. comunicativos sino que los sustituyen En las sociedades modernas es imposible vivir e interactuar mínimamente sin alterar radicalmente nuestroculo víncon la confianza. Como señala Giddens, 81 en la actualidad la confianza está asociada a dos tipos de procesos diferentes: los compromisos de presencia mutua, y los compromisos anónimos, asociados la a fe en los sistemas abstractos característica de las institucionesmodernas82. Las formas de confianza exitosas de interacción en sociedades de pequeña escala, en círculos íntimos de pertenencia donde predominaba el compromiso mutuo, requieren necesariamente ser modificadas porque: i) hemos de interactuar con agentes extraños, poco decirse que la confianza en una sociedad está asociada a la sumatoria de la confianza en diversas instituciones principales de dicha sociedad (medios de prensa, tribunal, bancos, parlamento, etc.). Confieso que tengo bastantes reparos en relación a si es realmente pertinente distinguir entre el nivel iv y el nivel v. Parece razonable creer que los agentes generalmente depositan la confianza en instituciones ancladas en sistemas socio políticos, y no en instituciones en forma abstracta. 80 Habermas, Jurgen (1981). Vale señalar mi desacuerdo fundamental con la visión de Habermas en torno a la idea de el mercado (por la vía del dinero y el poder) constituye un ámbito donde la comunicación desaparece y es sustituida por procesos más opresivos de dominación e influencia que operan a espaldas de los actores. Ello involucra una visión del mercado no solo excesivamente simplificada sino en algunos casos errónea acerca de la lógica de funcionamiento del mercado. En este sentido, recomiendo da Silveira, Pablo (1993) y (2000) para profundizar en una crítica de la visión habermasiana del mercado. 81 Giddens usa el termino fiabilidad. Pero es una cuestión más nominal que sustantiva. 82 Giddens, Anthony (1990). Ver especialmente la sección III.
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conocidos, o con los que carecemos de familiaridad; ii) hemos de interactuar y depender de sistemas o entidades abstractas características de sociedades 83 más complejas . Inclusive dada la incertidumbre que caracteriza estos escenarios, en muchos casos resulta cada vez más razonable y eficiente confiar en algunas instituciones, en lugar de confiar en múltiples agentes. En definitiva, la propia supervivencia de las sociedades depende de que exista esta confianza sistémica. De todos modos, parece pertinente preguntarse si es válido hablar de lo mismo (confianza) para ambos casos o niveles (personas y sistemas). Para algunos autores la respuesta es claramente negativa, y refieren 84 el to concep de confianza para el nivel de la agencia, excluyendo la dimensión sistémica . Para otros, como Luhmann, el asunto es más complejo. Por un lado, la confianza opera en ambos niveles pero posee rasgos heterogeneos. La diferencia m ás importante es que i) mient ras la confianzaentre las personas tiene un cáracter más emocional, ii) la confianza sistémica carece de dicho contenido y más bien se apoya en una base presentacional; una suerte de apariencia de que todo está en un orden apropiado; una identidad entre 85 apariencia y realidad . Por otro lado, hay otro tipo de confianza más va pasi y externa (llamada convicción) sobre la cual profundizaremos más 86 adelante . En este sentido, la tradición de la teoría crítica (Escuela de Frankfurt) y más específicamente autores como Habermas han remarcado el carácter racional, instrumental o estratégico del vínculo con los sistemas. No obstante, lo que inicialmente parecía un proceso evidentemente positivo para los agentes (expansión de los sistemas económico, político, etc., sintetizando y simplificando los problemas de funcionamiento y reproducción social inabordables para los agentes) demuestra tener consecuencias inesperadas y bastante sombrías. La expansión indetenible o la invasión desde la lógica instrumental sistémica hacia el resto de las esferas del mundo de los actores constituye terreno fértil para múltiples patologías: anomia, falta de sentido, alienación, perdida de autonomía,87.etc En relación a la confianza, es especialmente relevante el último aspecto: la disminución de la libertad. Desde este diagnóstico, se complejiza el planteo ya que a medida que disminuye la libertad de elegir, a medida que los agentes pierden capacidad de “salida” o escape a otras alternativas, a medida que las alternativas son vistas como algo mucho más externo se vuelve m ás problemático hablar de una relación de confianza ent re los agent es y las sistemas. omo C habíamos visto, confiar exigía no solo constreñimiento sino también cierta dosis de libertad88. Karen S. Cook´s citada en Macy, Michael W. (2002); pag. 473 y Luhmann, Niklas (2000); pag. 98. Más adelante (ver páginas 28 – 29) estableceré una definición que si incluye varios niveles, entre ellos el sistémico, y justificaré las razones de dicha decisión. 85 Luhmann, Niklas (1979) citado en Lewis, David J. (1985); pag. 974. Vale repetir la puntualización de Lewis respecto a que Luhmann toma de Goffman la idea de la base presentacional de la confianza. 86 Ver página 24 y siguientes. 87 Habermas, Jurgen (1981). 88 Si quiero consumir un bien generalmente puedo elegir qué marca quiero según la confiabilidad que posea frente a otras variantes. Si solo existiera un tipo de marca, y si el bien fuera de consumo necesario (ej. agua embotellada en una sociedad sin agua potable), se vuelve poco sostenible afirmar 83 84
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No obstante, podemos refinar y complejizar aún más la relación de confianza entre los agentes y los sistemas. Independientemente de lo acertado o desacertado que nos parezca en términos globales el diagnóstico habermasiano de la modernidad tardia, la confianza sistémica y la confianza personal no deben ser visualizadas como compartimentos ncos. esta Lejos de 89 ello, ambos tipos de confianza están fuertemente asociados . Es posible observar todo tipo de relaciones entre las mismas: a)inversas tanto , donde el debilitamiento (reforzamiento) de la confianza en la esfera personal puede tener como contrapar tida un reforzamiento (debilitamiento) de la confianza en 90 el nivel institucional ; b) como proporcionales, donde el decaimiento (incremento) de la confianza en la esfera personal puede ar un análogo 91 gener decaimiento (incremento) de la confianza en el nivel institucional . Confianza Sistémica Confianza interpersonal
Dismin uye Aumen ta
Aumen ta Dis mi nu ye I II III IV
En otros términos (más específicamente los de Giddens), la confianza que un agente (profano) deposita en un sistema o entidad abstracta depende notablemente de los puntos de acceso o enlace: o sea donde se encuentran los agentes profan os y los representantes humanos o expertos de los 92 sistemas abstractos . De esta manera, el vínculo del agente con el sistema no tiene lugar en forma tan cruda o directa, sino que está mediado por otro agente, es determinante no solo en términos deen la vulnerabilidad certeza lo de cual funcionamiento del sistema, sino también términos de lao transferencia de confianza. Cuando el agente confía en una entidad o institución, muchas veces está confiando en forma dual o doble: en la entidad en el sentido más abstracto posible, pero también en su contrapartida o 93 representante humano . que los agentes confían en la única marca de agua embotellada ya que carecen de alternativas. Este ejemplo es ilustrativo de lo que ocurre en muchos casos, en ciertas relaciones con los sistemas, donde los agentes se encuentran con tan escaso grado de autonomía que rechazar o salir de las alternativas presentes se vuelve o bien imposible o bien tan costoso que no constituye una alternativa escasamente evitable. Por ejemplo, en la actualidad, en Uruguay un individuo ¿puede plantearse viablemente excluir la interacción con el mercado de todos los ámbitos de su vida? 89 Lewis, David J. (1985); pag. 974. 90 Cuadrantes I y IV. 91 Cuadrantes II y III. 92 Giddens, Anthony (1990); pag. 82 – 83. 93 Yo puedo utilizar diariamente las instituciones financerias porque confío en que el sistema funciona y que tengo una buena probabilidad de salir beneficiado de mi intercambio. No obstante, en los sucesivos contactos con las distintas instituciones, voy a estar interactuando con agentes representantes de la mismas. La experiencia y la relación con ellos va a tener una incidencia decisiva en mi confianza hacia las instituciones. Más concretamente imaginemos que durante un largo tiempo yo confío en las instituciones financieras uruguayas. En un determinado momento, tras una crisis bancaria en Uruguay, dejo de confiar en las mismas. Pueden ocurrir muchas cosas diferentes. i) Yo puedo haber perdido mi confianza en las instituciones financieras en un sentido abstracto, y reinvierto todo mi dinero en bienes físicos tangibles, o incluso coloco dinero debajo del colchón; ii) Yo puedo haber perdido confianza en las institiuciones bancarias uruguayas (no en instituciones financieras en general), y por ende decido reinvertir mis ingresos en bancos localizados en otros países. iii) Yo puedo haber perdido mi confianza
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Ahora bien, cuando hablamos de los diferentes niveles de la confianza, un referente ineludible es la distinción trust/confidence realizada por Luhmann. La misma no refiere exactamente al eje persona/sistemas, sino que ien más b 94 amplia la definición de confianza a utilizar en cualquiera de los dos .ámbitos Luhmann establece una precisión en torno a dos tipos de confianza: más precisamente distingue entre confianza y convicción 95. Poseen una característica común: en ambas tenemos expectativas que pueden ser quebradas o desilusionadas. No obstante, poseen cinco rasgos diferenciales claves: i)La dependencia del agente respecto al entorno y a otros agentes : Mientras en el caso de la convicción no ejercemos libertad una de acción, no elegimos o consideramos alternativas, no dependemos de nuestra actuación o conduct a; en el caso de la confianza,hay una elección de un curso de acción o de una alternativa. La ii) reacción frente al quiebre de las expectativas: Mientras en un caso reaccionamos por la vía atribución de la externa convicción ( ), en otro caso reaccionamos por la atribución interna y por un eventual remordimiento por haber elegido confiar en dicha 96 alternativa . iii) La convicción opera en relación a peligros los mientras que la confianza lo hace ante losriesgos. Como establece Beck, los peligros son un problema secundario para la sociedad. Se caracterizan por ser objetivos, visibles, localizables y externos a los agentes y grupos. Se generan más bien debido a una desviación frent e a lo planeadoo previsto, aerrores decálculo. Al mismo tiempo, dichos peligros son visualizados como un problema transitorio, reversible y en definitiva eliminable o solucionable óptimamente por la vía de la racionalidad. Son los problemas propios de sociedades o entornos de certeza o de relativamente baja incertidumbre. En cambio, riesgos losson un problema central en las sociedades de modernidad avanzada donde no existe la seguridad, y la incertidumbre tiene un rol protagónico. Los riesgos solo en los agentes que dirigían dichas instituciones, que operaban como funcionarios en las mismas, o incluso aquellos funcionarios que interactuaron conmigo y me aconsejaron acerca de cómo proceder. Estamos ante tres tipos de perdida de confianza muy diferentes. Pero incluso en los dos primeros casos (i y ii) que involucran pérdida de confianza en los sistemas abstractos, los puntos de enlace pueden tener un papel clave a la hora de evitar el resquebrajamiento total de la confianza en el sistema o incluso su recuperación. Por ello, muchas veces podemos quedarnos en un banco y no irnos para su competencia, porque hemos generado una relación de confianza poderosa con el funcionario que interactúa con nosotros. Al mismo tiempo, el enlace humano del sistema abstracto puede ser un poco más indirecto, pero no menos efectivo. Por ello, también, una crisis económica o financiera muchas veces puede ser prevenida o salvada no (solo) mediante la alteración institucional, sino por la vía de un cambio de agentes en el rol clave o directivo, más concretamente un cambio de ministro de economía. La crisis económica del 2002 en Uruguay constituye un ejemplo claro. La asunción de Atchugarri como ministro de economía fue considerada clave para que Uruguay no terminara de desmoronarse económicamente y pudiera salvarse del default ante la banca internacional. La nominacion de Danilo Astori como futuro Ministro de Economía previa a las elecciones de 2004 también es una señal para generar confianza en agentes internos y externos respecto al funcionamento del sistema económico bajo el primer gobierno de izquierda en Uruguay. 94 En lo que sigue me voy a basar predominantemente en Luhmann pero lo voy a complementar con el aporte de Ulrich Beck sobre todo en los conceptos de peligro y riesgo. 95 Utilizo el término confianza para traducir trust. A falta de otro término más adecuado, a partir de aquí sustituiré imperfectamente el término confidence por convicción 96 Luhmann, Niklas (2000); pag. 98 – 100.
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están muy lejos de ser algo objetivo y externo; ya no estamos hablando de fallas o desviaciones ; son efectos on previstos, estructurales, irrev ersibles y permanentes. Al mismo tiempo, muchas veces los riesgos son imperceptibles, ambivalentes y desanclados respecto a un espacio o tiempo claramente especificable. Los riesgos pierden su objetividad y externalidad en tanto a) no solo son producto y responsabilidad de las decisiones y acciones de los hombres, sino que también b) su definición pública está sujeta a disputas y procesos. Esta incidencia creciente de la sociedad civil y la opinión pública en la definición y gestión de los riesgos determina que los mismos pierdan su carácter exclusivamente técnico y pone manifiesto dos elementos relevantes: i) la alta reflexividad del agente lego en relación a los riesgos; ii) la debilidad de la racionalidad para resolver y dar cuenta de los problemas 97 generados por los riesgos . IV) La distinción entre convicción y confianza también se basa en diferencias en la percepción y la capacidad para discriminar los problemas del entorno. En el caso de la convicción, se visualizan peligros externos y ajenos, desconociéndose el componente decisional subyacente. En cambio, en los procesos de confianza, está presente la capacidad o habilidad para percibir y diferenciar ent re peligros yriesgos. Ello involucradistinguiri) los decisoresy ii) los afectados; los riesgos asumidos conscientemente por los primeros se 98 convierten en peligros para los segundos . V) Finalmente, Luhmann parece algo ambivalente en cuanto localización a la de la convicción/confianza. Por un lado, el contexto de la modernidad tardía determina que la confianza tienda progresivamente a localizarse en las relaciones interpersonales, mientras que la participación en los sistemas económicos y politico s dependa cada vez menos de la confianza y cada vez 99 más de la convicción . Pero por otro lado, aunque sea indirectamente, la confianza parece seguir impactando sobre los sistemas funcionales. Mientras el debilitamiento de la convicción no causa impactos directos sino que da lugar a sentimientos difusos de anomia o alineación, la perdida de confianza genera alteraciones inmediatas en las decisiones y acciones de los agentes cuando han de enfrentar riesgos. Al mismo tiempo, la necesidad de confianza y la falta de convicción pueden desembocar en un círculo vicioso. Cualquier sistema requiere necesariamente de la confianza como insumo central para operar eficazmente enfrentando la incertidumbre y el riesgo; pero simultáneamente dicho sistema puede llegar a erosiona r la convicción pasiva 100 101 y noreflexiva, minando una de las bases de la confianza . 97
Beck, Ulrich (1985). Luhmann, Niklas (2000); pag. 98 – 100 y también Luhmann, Niklas (1979). Gambetta asemeja la convicción luhmaniana a la confianza ciega, viendola más próxima a la esperanza que a la confianza. Ver Gambetta, Diego (2000c); pag. 224. 99 Luhmann, Niklas (2000); pag. 102. 100 Luhmann, Niklas (2000); pag. 103 y 104. 101 Vale señalar finalmente que para Luhmann el vínculo entre la confianza y la convicción está lejos de ser sencillo: i) no solo son traducibles o transformables (la convicción puede devenir en confianza y viseversa); ii) sino que no se encuentran en una relación suma no cero (si aumenta una, disminuye la otra, y viseversa). Luhmann, Niklas (2000); pag. 100. i) Yo puedo tener confianza en un comercio al que concurro habitualmente. Sin embargo, mi confianza se vería afectada si luego esa cadena se extendiese y monopolizase el mercado, o aún cuando eso no 98
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Convicción Quiebre de expectativas Libertad de Acci ón Reacción ante desilusión Problema Escenario Reflexividad Racionalidad Percepción Nivel de operación
X Atribución externa Peligros Certeza X
X Sistemas
Confianza
Atribución interna Riesgos Incertidumbre
X
Personas
Ahora bien, la distinción luhmaniana no resulta del todo convincente. En primer lugar, uno de los rasgos claves (la actividad o pasividad con la que el agente cree) es en el mejor de los casos vaga o imprecisa, y en el peor de ellos bastante cuestionable. ¿Qué significa que cuando dependemos totalmente del entorno y no tenemos alternativas, entonces opera la convicción y no la confianza? La convicción parece constituir una suerte de resignación o aceptación aproblemática del mundo. ¿Acaso necesitamos elaborar un nuevo término para hacer un señalamiento de este tipo? Tiendo a creer que no. Inclusive esta distinción no parece ser de demasiada ayuda para elucidar lo que creo es el asunto mas relevante: el carácter volitivo o no volitivo de la confianza. Luhmann asume que el término confianza (por oposición al de convicción) involucra un carácter eminentemente activo, lo cual asume implícitamente una noción de libertad bastante pobre, en tanto desconoce que aun cuando los agentes dispongan de alternativas, su decisión puede estar causalmente determinada y su acto de confiar perder buena parte de su carácter volitivo o102 libre .
ocurriese pero yo creyera que es muy difícil que yo pudiera incidir (tuviera que comprar y creyera que no hay muchos otros lados viables a donde ir). En este caso la confianza se transformaría en convicción. Ya que acabaría concurriendo a comprar diariamente sin cuestionarme diariamente si confiar o no en dicho comercio. También puede ocurrir lo opuesto. Yo puedo tener una convicción en el comercio al que concurro diariamente porque no conozco alternativas, porque creo que las mismas no existen o incluso porque de hecho no existen. Sin embargo, podría ocurrir algo (un cambio en el mercado, la instalación de comercios en zonas cercanas, etc.) que determinarían un cambio en mi vínculo con el comercio y que demandarían un rol más activo por mi parte. La continuidad o no de mi vínculo con el comercio se transformaría en un asunto de confianza. ii) Uno puede tener convicción al utilizar los medios de transporte, ya que creemos en ellos y no los estamos poniendo en cuestión en cada ocasión que lo utilizamos. No obstante, el tipo de medio de transporte (ómnibus, automóvil, bicicleta, taxi, etc.) que elijamos y como lo efectivizamos requiere de confianza. Esta confianza no es sustituta sino complementaria de la convicción previa más genérica. 102 En el ejemplo del individuo que va a comprar a los comercios, el hecho de que haya elegido una alternativa entre varias (debido a la existencia de competencia y no de un monopolio en el mercado) no significa que dicha elección no se encuentre fuertemente determinada. Naturalmente, en un monopolio hay una total ausencia de libertad por parte del agente. Pero lo interesante es explorar los casos donde aun con opciones, los agentes se ven impelidos a actuar por razones o factores ajenos a su voluntad.
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En segundo lugar, la distinción entre peligro y riesgo (a los cuales están asociados respectivamente convicción y confianza) parece algo arbitraria o al menos cuestionable en cuanto a su precisión para describir la realidad. A modo de ejemplo, la noción de peligro involucra objetividad, externalidad y pasividad de los agentes, mientras que los riesgos son subjetivos y los agentes poseen un rol más activo en su generación. No obstante, es fácil observar que pueden existir peligros objetivos donde los actores tengan una fuerte incidencia, y al mismo tiempo, un riesgo no definido objetivamente puede tener escaso protagonismo por parte de los actores. Sin pretender ingenuamente que todo caso real refleje con perfección la distinción conceptual riesgo/peligro, me pregunto si no se debilita la operatividad y capacidad analítica cuando usam os o presuponemos este tipo de forceps “ ”o 103 “camisas de fuerza” conceptuales . En tercer lugar, a fuerza de ser sinceros, la forma en como Luhmann caracteriza la distribución y la relación entre confianza y convicción, y su localización en los niveles sistémico e interpersonal, es tan vaga e imprecisa que resulta notablemente molesta. A veces pareciera que la confianza y la convicción están localizadas en determinados ámbitos; pero, en realidad otra veces se nos aclara que no es tan así. A veces, la convicción se transforma o intercambia por confianza, otras veces se nos alerta que ocurre todo lo contrario. A veces cuando crece una, decrece la otra; no obstante, otras veces, crecen o decrecen simultáneamente, o incluso otras veces, se retroalimentan o parece que tuvieran una suerte de incidencia causal mutua en cualquiera de los dos sentidos. Intentar discernir y ordenar esta multiplicidad de situaciones y relaciones entre ambos términos constituye un ejercicio francamente desesperante. Y es que Luhmann no nos otorga criterio o baremo alguno que nos permita navegar en forma menos caótica entre sus distinciones. Uno sencillamente no sabe a que atenerse, y a lo sumo nos queda refugiarnos en ejemplos particulares que no son de gran ayuda a la hora de solucionar este problema. Entiendo que hay procesos sociales que no se caracterizan por su simpleza o linealidad y demandan cierta complejidad en las categorías y términos que utilizamos. No obstante, vale la pena hacer dos señalamientos al respecto. En primer lugar, el hecho que un proceso sea complejo no significa que el mismo no pueda ser conceptualizado por categorías relativamente no complejas. En segundo lugar, la complejidad de un termino es algo muy distinto de su imprecisión o escaso rendimiento analítico. La impresión generada a primera vista, es que las categorías utilizadas por Luhman en este caso parecen adolecer de esto último.
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Me hago cargo que Luhmann no establece explícitamente todas las características que aquí se manejan respecto al riesgo y al peligro, al menos en los trabajos aquí utilizados Luhmann (1979), (1992), (1996) y (2000). No obstante, creo que por la forma en que utiliza dichos conceptos en sus escritos, una interpretación caritativa de Luhmann puede asumir que estaría de acuerdo con buena parte de dichas características.
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IV. Defin ic ió n de con fianza Luego de haber pasado revista a las distintas formas de visualizar la confianza y sus distintos niveles de operación, podemos proceder a establecer una definición propia: En un entorno de incertidumbre, con información escasa o excesiva (i), la confianza constituye una vía para enfrentar dicho escenario; se caracteriza por ser unestado de la mente, un tipo particular creencias de fundadas (ii) en una racionalidad imperfecta (iii) de que el agente X obtendrá un resultado positivo obeneficioso (iv) en elfuturo (v), por medio de interactuar y comprometerse implícitamente con agente Y (individuo, grupo, institución o sociedad) (vi) volviéndose vulnerable o arriesgándose a ser decepcionado (vii), ya que no solo carece de información perfecta sobre factores externos e internos relevantes acerca del agente Y, sino que es incapaz de monitorear o controlar que el agente Y responda de acuerdo a lo esperado por agente X (viii). Vale la pena hacer algunas breves aclaraciones. En primer lugar, incluyo como sujetos de la confianza no solo a los agentes sino también a entidades de cualquiera de los cinco niveles de abstracción anteriormente mencionados. Como ya señaláramos, varios relevantes autores tienden a excluir la mayoría de los niveles de sus definiciones de confianza. No obstante, creo que la complejidad e incertidumbre del mundo actual con la creciente importancia de los sistemas expertos y abstractos y sus interrelaciones con los en agentes, vuelve relevante asumir una definición que contemple la confianza entidades no humanas. En segundo lugar, puede sorprender que la presente definición excluye una serie de elementos presentes en la definición de confianza de muchos autores. Mas específicamente, no incluyo el carácter bilateral / recíproco o simultaneidad (ix), la comunalidad de intereses (x), la benevolencia (xi), la conducta cooperativa o participativa (xii), el carácter emocional (xiii), el carácter axiológico y/o normativo (xiv), el aspecto comunicativo y la adecuada interpretación de señales (xv). Hay dos razones para esta exclusión: por un lado, muchos de estos rasgos si bien generalmente están presentes en los procesos y actos de confianza observables empíricam ente, no son imprescindibles o necesarios en la idea 104 abstracta de confianza . Por otro lado, como he señalado antes, otros rasgos no son constitutivos de la confianza sino que más bien actúan como
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Por ejemplo, si nos ponemos a imaginar situaciones en las que hemos confiado en el pasado, puede que generalmente se hallan caracterizado por ser recíprocas y bilaterales. No obstante, ¿significa ello que para confiar solo podamos hacerlo cuando hay una reciprocicidad en el acto? ¿O hay casos donde hemos confiado o donde podemos llegar a confiar, donde esta bilateralidad no está presente? Como creo que respondemos en forma negativa a la primer pregunta, y afirmativamente a la segunda, podemos de tal manera excluir a la bilateralidad como rasgo inherente e imprescindible de la confianza.
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105 antecedentes causales . Profundicemos un poco en este aspecto en el siguienteapartado.
V. Determi nantes d e la conf ianza ¿Qué factores inc iden o influy en en la generación, el debili tamiento o incluso el restablecimiento de la confianza? En buena medida, implícitamente hemos estado viendo varios de dichos factores a medida que hemos ido precisando que es y qué no es la confianza. En principio podemos hacer una lista no exhaustiva de quince factores que poseen incidencia causal en la generación de la confianza. i)
Cuanto más (menos) atractivasea laestructura de incentivos existente (nivel, frecuencia, seguridad, etc.), más (menos) dispuestos estaremos a confiar.
ii)
Cuantomayor (menor)y mejor (peor) información dispongamos, o lo que es lo mismo, menor (mayor) nivel de incertidumbre enfrentemos, mayor 106 (menor) disponibilidad tendrem os para confiar .
iii) Cuanto menor (mayor) es el plazo ent re el momento en que se produce el acto de confianza por parte del agente X y el momento en que el agente Y actúa efectivizando las expectativas del agente X, mayor 107 (menor) confianza se genera por parte de agente . X iv) Cuanto mejor (peor) reputación posea Agente Y, mayor (menor) disposición aconfiar. v)
Cuanto mejor (peor)actuación haya tenido el Agente Y en el pasado, 108 mayor (menor) disposición a confiar .
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Nuevamente, buena parte de las situaciones donde hemos confiado en nuestras vidas pueden estar influidas por un fuerte componente emocional. No obstante ello no habilita a pensar si dicho componente emocional no está presente, entonces necesariamente la confianza desaparece. 106 Vale reiterar lo planteado anteriormente. Esta relación (mayor confianza a medida que aumenta y mejora la información ) tiene limites. La confianza se mueve entre dos extremos: a) la ausencia de información y total incertidumbre; b) e información perfecta y completa certeza. En ambos extremos la confianza es innecesaria. Sin embargo, podemos complejizar aún mas el planteo. Ya que como vimos anteriormente el agente no solo puede tener información perfecta o información incompleta, también puede estar ante un exceso de información. En éste último caso, la confianza vuelve a aparecer como relevante de operar en forma no perfectamente racional. En definitiva, el efecto de la información sobre la confianza es complejo y algo ambiguo. Este punto contempla la idea generalmente referida de que la confianza tiende a disminuir en escenarios de rápido y profundo cambio social. Ver Anderson, Michael (1971) citado en Lewis, David J. and Andrew Weigert (1985); pag. 980. 107 No es lo mismo confiar en alguien para que haga algo (independientemente de qué sea ese algo) si eso va a plasmarse en 24 horas o en 6 meses. 108 Por “mejor actuación” se entiende una actuación donde el agente haya demostrado un cumplimiento de sus compromisos en previos encuentros con otros agentes.
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vi) Cuanto mejor (peor)comunicación exista entre agente X y agente Y (mayores talentos y capacidades para emisión y recepción de señales), 109 mayor (menor) disposición a confiar . vii) Cuantomayor (menor)similitud,familiaridad, homogeneidad o comunión de valores, tradiciones , pasado común, etc., mayor (menor) 110 disponibilidad para confiar . viii) Cuanto mayor (menor) sea larecurrencia o reiteración de la interacción entre lo s agentes, mayor nivel de confianza desarrollaran dichos 111 agentes 112. ix) Cuanto menor (mayor) sea lacantidad de actores intervinientes en el 113 procesoinicialmente, mayor posibilidad de confiar . x)
Cuantomayor (menor)sea lacantidad de actores que ya se encuentran interviniendo en el proceso cuando el agente X se introduce inicialmente en el juego, mayor (menor) disposición a confiar por parte de dicho agente X114.
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Se podría señalar de la mano de Bacharach y Gambetta (2000), que aquí estamos partiendo de una base cuestionable: que los agentes no intentan engañar, en el sentido de emitir señales equívocas a efectos de dificultar la lectura e interpretación de las mismas por parte de los otros agentes y volverse de esta manera impredecibles. No obstante, en la medida que haya buena comunicación y altas destrezas y talentos por parte de los agentes, ello significará a la larga una mejora en la capacidad para detectar no solo quien es o deja de ser confiable, sino quienes estratégicamente lo aparentan para luego actuar no cooperativamente. 110 Aquí también es pertinente reiterar algo análogo a lo planteado con el determinante información. En caso de haber una total comunión u homogeneidad de valores, la confianza es sustituida por la certeza. 111 Hay autores como Anderson, Michael (1971) que asocian la mayor confianza a la mayor densidad de la interconexión de la red social. Dicha interconexión está incluida en el presente factor en tanto puede ser visualizada como el resultado de la mayor interacción y recurrencia en las relaciones de los agentes. 112 Factor (vii) y (viii) se parecen bastante y pueden llamar a la confusión. Veamos dos casos. En primer lugar, yo puedo confiar más en alguien porque tenemos una historia o pasado común (ej. ambos somos uruguayos emigrantes en un país extranjero) o porque compartimos algunos valores o normas (ej. ambos profesamos una misma religión). En segundo lugar, aún cuando yo pueda tener notorias diferencias con otro agente y no compartir muchos valores o normas, puedo confiar en él, sencillamente porque ya nos hemos vistos obligados a actuar y a confiar en repetidas ocasiones. En el primer caso estamos ante un factor (vii) en el segundo caso, se trata de un factor (viii). Naturalmente se puede observar como el factor (viii) es un determinante que incide solo en segunda instancia, es decir, cuando los agentes ya han interactuado y han confiado previamente (debido a otros determinantes de distinta índole). 113 Este factor es una suerte de multiplicador de los otros factores. Por ejemplo, imaginemos un primer escenario donde el agente X interactúa con agente Y con el cual carece de familiaridad (factor vii) y con el cual tiene escasa interacción (factor viii). Hay escasa probabilidad de que confíe. Ahora imaginemos un segundo escenario donde el agente X debe interactuar con agente Y y Z con las mismas características de escasa familiaridad y escasa interacción. Parece razonable pensar que agente X sentirá menos deseos de confiar y quedar vulnerable ante dos agentes poco confiables (segundo escenario) que ante uno solo (primero escenario) por la sencilla razón de que aumentan los riesgos y las incertidumbres. 114 Este no es otra cosa que el carácter social de la confianza marcado por Luhmann y Hardin, y el cáracter aprendido e imitado de Gambetta, a los que refiriéramos líneas atrás (ver página 11).
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xi) Cuanto más (menos) igualitar ia o simétrica sea laestructura de poder entre agentes X e Y, mayor (menor) probabilidad de que actúen movidos por confianza y no por otro tipo de motivaciones. xii) Cuanto mayor (menor) cant idad de ex periencias pas adas donde la confianza no haya sido decepcionada, mayor probabilidad de desarrollar 115 confianza en la actualidad y en el futuro . xiii) Si bien la racionalidad ex hibida porlos agent es incide en los niv eles de confianza a desarrollar, su efecto es ambiguo: a. Por un lado, cuanto mayor (menor) racionalidad expresen los agentes, mayor (menor) probabilidad de desarrollar confianza como medio o forma adecuada de evaluar riesgo s y lograr cumplir sus 116 metas o satisfacer sus preferencias . Como señalan ilustrativamente algunostores, au la confianza ha de fundarse en “buenas razones racionales”117. b. Por otro lado, la confianza no es gener ada por la racionalidad perfecta, ya que en dicho caso es inútil o innecesaria. Requiere de una mínima dosis de inseguridad o incertidumbre. xiv) La presencia de una configuración cultural específica “pro (anti) – 118 confianza ” predispone a los agentes hacia la confianza (sospecha) . xv) La presencia deemociones enlos procesos dedecisión de los agent es incide ambiguamente en la confianza a desarrollar.
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En este punto es necesario discriminar entre agentes más o menos relevantes. No es lo mismo verse decepcionado por un amigo cercano o un hermano que por un total desconocido. Imaginemos dos agentes: Por un lado, el agente X ha sido decepcionado en 20 ocasiones de un total de 1000 interacciones (20/1000). Por otro lado, el agente Y ha sido decepcionado en 100 ocasiones en un total de 1000 interacciones pasadas (100/1000). En primer instancia, sería mas factible pensar que el agente Y sea un individuo mas dispuesto a confiar que el agente X. No obstante, si las traiciones del agente X fueron realizadas por vínculos o lazos muy próximos, mientras que las decepciones que sufrió el agente Y fueran a manos de desconocidos, la situación podría invertirse. 116 Un agente X irracional podría ser injustificadamente paranoico y sospechar del resto de los agentes y terminar por traicionarlos en determinado momento (t). Sin embargo, ex post, en tiempo t + 1, con mayor calma y racionalidad podría analizar lo injustificado y equivocado de su percepción y conducta. 117 Mitzal B. A.(1996) citado en Brownlie, Julie and Howson, Alexandra (2005); pag. 4. 118 Vale señalar que la dimensión axiológica puede operar en varios niveles. En una primera instancia podemos discriminar cuatro planos relevantes: i) nivel societal; ii) nivel subcultural (subgrupos dentro de una sociedad caracterizados por una subcultura específica distinta de la cultura genérica y oficial de la sociedad); iii) nivel grupal (valores internalizados y reforzados en lazos o grupos primarios o íntimos); iv) nivel personal (carácter específico del agente).
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1. 2. 3. 4. 5. 6.
Incentivos Informació n Plazo temporal Reputación Actuación Comunicación
1, 2, 3, 4, 5 1, 2, 3, 4, 5 1, 2, 3, 4, 5 2, 3, 4, 5 2, 3, 4, 5 2, 3, 4, 5
Efecto confianza + ++ + +
7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15.
Familiaridad Recurrencia Cantidad actores Cantidadactores* Estructurade poder Experiencia pasada Racionalidad Configuración cultural Emociones
2, 2, 3, 3, 4, 4, 5 5 3, 4, 5 3, 4, 5 2, 3, 4, 5 1, 2, 3, 4, 5 1, 2, 3, 4, 5 1, 2, 3, 4, 5 1, 2
++ + + + + +++-
Factor
Nivel de operación
VI. Efecto s: la con fianza co mo c ausa Sin confianza, la vida tal como la conocemos sería ble. imposi Hausman refiere a la confianza en términos bien de “social precioso”119. Y es que muchas de las cosas que hacemos en nuestra vida cotidiana a distinto nivel (otras personas, grupos, instituciones, etc.) parecen requerir o ser antecedidos por la confianza. Es más, independientemente de cuál sea nuestra meta o proyecto, tendemos a creer que es siempre mejor tener de nuestro lado a la confianza y sus efectos indudablemente positivos. Me interesa aquí llevar adelante dos objetivos: i) señalar algunos beneficios o efectos positivos de la confianza; ii) establecer un matiz crítico hacia una mirada excesivamente benévola de la confianza. La confianza parece aportar a una de las preocupaciones centrales de la teoría social: Más implícita o explícitamente, para muchos autores, la ausencia de la confianza como fuerza sintética 120 promovería el desastre social en términos de inestabilidad , desorden y desintegración . En términos más funcionalistas, Luhmann entiende que la confianza es un prerrequisito funcional clave para que la sociedad no desemboque en el caos 121 o miedo, paralizando la capacidad de decisión a todo .nivel Parsons ha destacado cómo la estabilidad y la integración de las instituciones sociales básicas dependen fundamentalmente de la confianza pública en la confiabilidad, efectividad y legitimidad que poseen los símbolos culturales 119
Hausman, Daniel M. (1998); pag. 268. Término que tomo de Georg Simmel. Luhmann, Niklas (1979) citado en Lewis, David J. (1985); pag. 968. Recordemos aquí lo planteado anteriormente acerca de la importancia de que todo aparente estar funcionando y reproduciendose tal como debería: el contenido “presentacional” goffmaniano que poseen las estructuras de la sociedad. 120 121
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122 (dinero, leyes, etc.) . En un tenor parecido Habermas señala la importancia de los mecanismos de control deslinguistizados (dinero y poder) como forma de asegurar un eficaz funcionamiento, una reproducción social, y una síntesis y sustitución de los procesos simbólicos y comunicativos; sobre todo cuando estamos frente a sociedades de mayor tamaño , alta secularización y enormes 123 grados de complejización en sus estructuras . Es imprescindible que los mecanismos de control gocen de la confianza de los agentes para que tenga 124 lugar la reproducción material y simbólica de las sociedades modernas .
Obsérvese que ésta función ordenadora y estabilizadora puede ser traducida, reductora en términos luhmanianos, como un alto valor de la confianza como de la com plejidad en entornos de alta incertidumbre. Esta capacidad opera en todos los niveles. Reducimos complejidad por la vía de confiar, y así podemos decidir y actuar, tanto en relación a otras personas (con diferente nivel de conocimiento y de familiaridad), como en relación a grupos o incluso instituciones de alto nivel de abstracción. Pero la confianza no solo nos da una alternativa para operar más eficientemente en el mundo. Al mismo tiempo nos otorga una base para poder obtener mayor seguridad , certeza e inclusivesentido . En parte es gracias a la confianza, ya sea en personas o sistemas, que podemos evitar o reducir la angustia, la ansiedad, y generar lo que Giddens llama un sentimiento de seguridad ontológica ue nos q habilita a hacer frente mejor los 125 desafíos y riesgos de la sociedad . En contextos de alta certeza y estabilidad, requerimos menos de “suspensiones”, “puestas entre paréntesis” o “saltos de fe”, y podemos obtener la seguridad en formas más directas, automáticas o naturales. En cambio, la volatilidad, fragmentación, complejización y diferenciación propios de las sociedades actuales parecen demandar enormemente de la confianza como base para que la vida de los agentes tenga unaosis d de orden y significado y no quede reducida a la 126 angustia, la ansiedad o inclusive al mero caos o furia. Una vida en la cual no operemos con un mínimo de confianza respecto a los objetos y agentes que nos rodean constituiría una vida fácticamente posible im de llevar 127 adelante, o en el mejor de los casos, un infierno paranoico . Análogamente, 122
Parsons, Talcott (1967) citado en Lewis, David J. (1985); pag. 969. Habermas, Jurgen (1981). Como veremos un poco más adelante, Habemas no puede con su genio. Si bien pretendió una difícil conciliación o articulación teórica (entre por un lado, la tradición estructural – funcionalista Durkheim – Parsons, y por otro lado, la tradición de la teoría crítica Marx – Weber – Escuela de Frankfurt) finalmente lo acaba venciendo el espíritu frankfurtiano ya que la lectura de su monumental obra “Teoría de la Acción Comunicativa” tiene definitivamente un retrogusto amargo y sombrío. 125 Giddens, Anthony (1993). 126 Evidentemente, las conexiones entre la angustia o ansiedad y los riesgos son más complejas. Como señala Brownlie y Howson (citando a Wilkinson) el conocimiento del riesgo puede tanto i) servir para aliviar la sensación de angustia por la vía de aclarar el escenario, como ii) puede estar construido de tal manera que puede volver más vulnerable al agente a dichas ansiedades. Ver Brownlie, Julie and Howson, Alexandra (2005); pag. 14. 127 Si coherentemente sospechara de todo, personas, objetos o sistemas, no podría hacer nada. Ni siquiera podría quedarme quieto en mi cuarto ya que sospecharía tanto de los individuos que construyeron el edificio (arquitecto, ingeniero, obreros, etc.) como de los conocimientos sobre los que se fundamenta (arquitectura, ingeniería, física, etc.). Aún si solo sospechara de las personas, la vida sería prácticamente imposible si quisiera llevar adelante alguna meta o propósito, en tanto, debería 123 124
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si no conservamos una mínima confianza en nosotros mismos o nuestros yoes futuros, quedamos completamente inhabilitados para continuar adelante con cualquiera de nuestras metas y deseos que involucrara apostar o fiarse 128 de lo que yo fuera hacer en un futuro próximo . Otro efecto positivo de la confianza es el de garantizar o favorecer la comunicación entre los agentes, grupos o instituciones. Es cierto que muchas veces ocurre o contrario: l una buena comunicación entre agentes da 129 elementos para confiar . No obstante, también ocurre que muchas veces ni si quiera nos molestamos en dialogar o escuchar a quienes nos resultan sospechosos. La consideración a priori de confiable o no confiable puede constituir una llave clave para ser escuchado y para que se genere comunicación entre distintos tipos de agentes, grupos o instituciones, sobre todo en una sociedad caracterizada por multiplicidad y heterogeneidad de estímulos y posibilidades de interacción. En muchos escenarios no hay oportunidad de comunicar, escuchar o evaluar a todos los emisores, por ende, la selección puede estar sesgada por la evaluación de la 130 confiabilidad . Inclusive, aún cuan do la confianza no opere como filtrode selección para la comunicación entre las partes, sí puede operar como sesgo para la valoración, evaluación y aceptación de las razones y/o de la posición del agente. La ausencia de la reputación o etiqueta de agente confiable, puede cuestionar o poner en duda incluso los mejores argumentos, razones o activos131. Inclusive, el punto interesante es que para que tenga lugar una adecuada comunicación a veces, no solo es necesario i) confiar en los otros, ii) o que losotros confíen en mí, iii) sino que yo debo creer que los otros 132 confían en mi . Si bien ya hemos insistido que confianza cooperación y no son lo mismo, ello no inhabilita a señalar que en ciertas ocasiones, la primera puede incidir 133 positivamente sobre la segunda . En éste caso, no vale cualquier tipo de confianza sino una que posea un rasgo particular: bilateralidad o necesariamente interactuar y depender de otros agentes y sería incapaz de monitorearlos y controlarlos a todos en todo momento. La sospecha sistemática y completa me volcaría a distribuir casi todas mis energías en tareas de vigilancia y control, enlenteciendo y paralizando el logro de mis objetivos sustantivos. 128 No obstante recordando lo planteado páginas atrás (pag. 14 y 15), a veces la confianza tambien nos ayuda a conseguir algo opuesto y que también consideramos valioso: poder romper con la inercia, monotonía y determinismo del pasado. 129 Por ello la comunicación aparece como uno de los determinantes de la confianza en página 27 del presente trabajo. 130 Un caso típico es el de la selección de personal por parte de las empresas. Muchas veces la empresa prefiere recurrir al capital social disponible entre sus actuales integrantes y citar algunos pocos candidatos vinculados a los empleados, que hacer un llamado universalista y público que demandaría mucho tiempo y esfuerzo. En otras palabras, la empresa prefiere confiar en sus empleados y su capital social, y por ende comunicarse y escuchar solo a un subconjunto sesgado de candidatos, a comunicarse con el total de potenciales candidatos. 131 Cuando debatimos, muchas veces nuestros argumentos no son totalmente escuchados o no logran generar convencimiento, no por la debilidad de los mismos sino por nuestra pertenencia a grupos, partidos, religiones, etc. El tener dicha pertenencia, nos vuelve menos confiables a ojos de nuestro contendiente, y por ende, puede ser que “nos escuche”, pero en los hechos terminará haciendo una valoración sesgada de nuestra posición. 132 Gambetta, Diego (2000c); pag. 217. 133 Ver Karen Cook citada en Macy, Michael (2002); pag. 473 y Gambetta, Diego (2000c); pag. 219.
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reciprocicidad.
Es decir, en cierto tipo de cooperación solemos confiar en el otro, pero al mismo tiempo exigimos confianza de su parte, ya que en caso contrario la relación tendrá una vida corta. La ausencia de confianza, y por ende el debilitamiento de la comunicación y la cooperación tiene como corolario un consiguiente debilitamiento de la solidaridad entre los agentes, grupos y mundos, y de integración la en un sentido amplio del término. Como señala Luhmann, el desvanecimiento de la confianza hacia las estructuras básicas del mundo y hacia otros agentes puede promover la alienación de los agentes, un sentimiento de ajenidad frente al mundo, y una suerte de progresiva reclusión en mundos más pequeños y locales; hasta favoreciéndose un actitud fundamentalista hacia 134 los mundos de vida a los cuales se pertenece . Habermas señala algo análogo, pero i) parte de de un enfoque teórico diferente al luhmaniano, ii) no refiere explícitamente a la confianza, iii) y asume que la causa de las graves patologías actuales se debe precisamente a la invasión o colonización de la lógica de los sistemas autonomizados (económico, político, etc.) por sobre el mundo de vida de los actores. n Etre dichas pat ologías podemos incluir la perdida de sentido, anomia, alienación, ruptura de tradiciones, pérdida de legitimación, crisis de orientación, perturbaciones de la identidad colectiva, etc.135. Si bien transita por otro camino teórico los resultados son similares en cuanto a lo que nos interesa a nosotros: la pérdida de sentido, la alienación, la anomia, etc. que sufren los agentes se debe entre otras cosas a que han perdido la confianza en el mundo perfectamente racional y “desencantado” que los rodea; se sienten progresivamente alienados y extraviados ante una racionalidad estratégica que avanza sin freno, priorizando el mecanismo de la influencia (con el dinero y el poder como principales medios) por sobre otros fines, metas, propósitos, racionalidades o formas de vida. En un sentido mucho más simple, la ausencia de confianza sencillamente disminuye las oportunidades y posibilidades de decidir hacer y/ocosas , y más específicamente de decidir hacer y/o cosas razonablemente corriendo algún tipo de riesgos 136. Es inimaginable la enorme cantidad de decisiones y acciones que no tendrían lugar en la actualidad en las más diversas esferas si no operara la confianza: desde un préstamo que realiza el Fondo Monetario Internacional o el Banco Interamericano de Desarrollo a un país emergente como Uruguay o Vanuatu, hasta la compra de un jugador de alto presupuesto por parte de un club de fútbol cuando inicia la temporada futbolística; desde una decisión pública de destinar fondos para un proyecto piloto de rehabilitación para criminales jóvenes en una cárcel modelo hasta la decisión de abandonar los estudios o el trabajo para seguir una carrera futbolística. La que listaeses interminable, en bajo todos los casos, operar sin confianza, o lo lo mismo, operar ysolo certeza, bloquearía la casi totalidad de metas y deseos que diariamente nos planteamos. 134
Luhmann, Niklas (2000); pag. 104. Habermas, Jugen (1998); pag. 202 – 203. Vale señalar que este Habermas es el de principios de los años 80. A partir de los años noventa, y sobre todo, de Habermas, Jurgen (2000): “Facticidad y Validez”, su visión de los sistemas, especialmente del derecho cambió sustancialmente. 136 Luhmann, Niklas (2000); 103 – 104 y Coleman, James (1990). 135
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Íntimamente conectado con el anterior punto, más bien como una especificación del caso general, se encuentra la asociación entre la confianza y la inversión en distintos tipos de capitales . Cuanto menor y más deteriorada se encuentre la confianza en un entorno, menor probabilidad y disponibilidad tendrán los agentes de invertir en capital económico, capital humano, o inclusive capital social. Al mismo tiempo, es interesante marcar que a diferencia de otros recursos (tiempo, capital, tierras, energía), la confianza no disminuye o se agota con su uso, sino que ntrario: al coaumenta 137 cuando se la usa; inclusive, puede disminuir sino es utilizada ; y es que, de no confiar en la confianza. definitiva, no utilizar la confianza equivale a Las crisis económicas y financieras son un ejemplo muy ilustrativo de los efectos de la confianza sobre la inversión económica. Cuando los ciudadanos dejan de creer y confiar en las instituciones (gobierno, parlamento, tribunales, ministerio de economía, medios de comunicación, etc.) y en los agentes que las encarnan y vehiculizan (presidente, ministros, directores o presidentes de bancos, parlamentarios, jueces, periodistas, etc.) no solo invertirse, deja de sino que comienzan a retirar la inversión realizada en el 138 pasado . Como señala Gambetta, las sociedades que se fundamentan en recursos alternativos a la confianza, como puede ser la coerción y el uso de la coacción, tienden a ser más costosas y menos eficientes porque deben destinar enormes cantidades de ecursos r hacia la coerción, vigilancia, búsqueda de información, castigo,139etc . Invertir en capital mano hu demanda alta confianza en las instituciones que 140. Al mismo tiempo, ¿qué persona o institución estaría imparten la educación dispuesta a invertir tiempo, energía y dinero en educación si no tiene confianza en la sociedad en la que vive y cree que todas las formas de acceso a distintos trabajos depende completamente de factores exógenos a la calidad de la oferta laboral?. Sin confianza, la propia idea de capital social es selfdefeating, en tanto se vuelve imposible utilizar y actualizar las relaciones sociales para conseguir emple os, cuando se debilita la confianza 141 recíproca entre los dos agentes vinculados . Quisiera ahora realizar un par de comentarios en torno a la visión aproblemáticamente positiva que se posee de la confianza. En relación a la confianza hay dos ideas básicas que manejamos como verdades incuestionables: a) la confianza es benéfica y tiene efectos Hirschman, Albert O. (1984). Lamentablemente tenemos en Uruguay un ilustrativo y cercano ejemplo de los poderosos impactos de la confianza sobre la esfera económica con la crisis financiera del año 2002. 139 Gambetta, Diego (2000c); pag. 221. 140 En este sentido, abrir la educación terciaria a las instituciones privadas genera fuertes reparos en precisamente por la desconfianza hacia como impartirían la educación. 141 En este sentido, mientras por un lado hay quienes creen que el desarrollo de la confianza generalizada tiene como resultados un desarrollo de mayor capital social para todos, generando efectos redistributivos (Uslaner), hay otros autores que desafían esta posición, señalando que muchas veces el aumento del capital social favorece una mayor inequidad social y racial de las políticas públicas (Rodney Hero). Ver Uslaner, Eric M. (2004); pag. 502. 137 138
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benéficos; b) el alter ego negativo de la confianza es la ausencia de la misma, o sea, la sospecha. Con respecto al primer punto, dos puntualizaciones, una más superficial y otra más sustantiva. Lo primero a señalar es que independientemente de la bondad intrínseca de la confianza, cuando se refiere al aumento de la confianza en una sociedad, un sistema o un juego de interacción de agentes, ha de discriminarse i) la cantidad total de confianza respecto de ii) cómo se distribuye la misma entre los diferentes 142 sistemas, subsistemas, sectores, grupos y tipos de agentes . Es decir, un aumento de la confianza en un sistema no necesariamente genera efectos positivos dependiendo de como se distribuya ese aumento entre los distintos 143. sectores o partes de ese sistema Pero en términos más sustantivos, ¿cómo criticar la aparentemente razonable sentencia bajo la cual, “cuanto más confianza, mejor”? Por ejemplo, si un desconocido le ofrece 50.000 dólares simplemente por llevar un auto desde una ciudad a otra sin hacer preguntas, ¿usted confiaría o sería más razonable sospechar que hay algo turbio detrás? Evidentemente confiar siempre y/o excesivamente, o en forma crédula puede llegar a ser poco razonable y generar efectos muy perjudiciales para los agentes y/o instituciones. Como señala Deutsch, la confianza puede llegar a ser tan patológica como la sospecha; o en térmi nos de Hardin, la confianza puede 144 llegar a ser estúpida e incluso culpable . Y al mismo tiempo, se ha de conceder una visión más positiva de la contrapartida negativa: la sospecha. Cierto nivel de precaución, suspicacia y escepticismo pueden constituirse en importantes salvaguardias y garantías, generando múltiples consecuencias positivas y funcionales tanto en el nivel micro nteracciones de i entre agentes 145. Por ello, la cantidad de y/o grupos, como en el nivel institucional o societal 142
Burawoy, Michael (1976); pag. 241. Imaginemos que en un tiempo (t) una sociedad X formada por dos grupos de actores (dominantes y dominados) hubiera un nivel N de confianza (entre los grupos y al interior de los mismos). En un tiempo (t + 1) hay un cambio y aumenta el nivel de confianza a N + 1; en tiempo (t + 2) disminuye el nivel de confianza a N - 1. ¿Cómo evaluar ambos cambios? Precisamente depende cual sea nuestro parámetro o criterio de evaluación. En todo caso, constituye un error o un apresuramiento juzgarlo como positivo o negativo basándose solo en la medida aumento o disminución del nivel total de confianza. Por ejemplo, si nos importa que exista la menor dominación posible o incluso una mayor eficiencia productiva de dicha sociedad, tal vez una disminución de la confianza total sería preferible a un aumento, si la misma implicara, por ejemplo, un aumento de la confianza de los dominados sobre los dominantes (que fuera compensado por una disminución de confianza a la interna del grupo de los dominantes). 144 Hardin, Russell (1996); pag. 29 y Deutsch (1962) citado en Kee, Herbert W. and Knox, Robert E. (2004); pag. 357 – 359. Esta objeción es interesante también porque sirve a Hardin para criticar a Luhmann por la función que le otorga a la confianza. La confianza “a secas” no resuelve o maneja adecuadamente la complejidad automáticamente. Inclusive cuando la confianza es estúpida o crédula, en lugar de permitirnos manejar la complejidad, nos vuelve víctimas de ella. David Lewis (1985) parece opinar en forma similar en este sentido, cuando señala que la desconfianza también cumple funciones análogas en el sentido de reducir complejidad al eliminar alternativas o posibilidades demasiado riesgosas o probablemente equivocadas. En definitiva, la idea (bastante de perogrullo, porque no admitirlo) que parece subyacer es que lo relevante a la hora de lidiar eficientemente con la complejidad no es la confianza o la desconfianza en si mismas, sino la forma en que se ejercen ambas. 145 Lewis, David J. (1985) y Kee, Herbert W. and Knox, Robert E. (2004). Podemos citar a Adam Smith y al barón de Montesquieu como defensores de la idea de que la desconfianza cumple un rol vital para la organización y supervivencia de una sociedad justa y eficiente. Hay una famosa frase de Smith donde nos advierte que la mejor seguridad que poseemos de que vamos 143
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confianza depositada tiende a generar efectos positivos pero hasta cierto punto, más allá del cual, empieza a ser perjudicial. Racionalidad de la confianza / efectos benéficos
Cantidad de confianza
Por otra parte, si decimos que algo tiene consecuencias benéficas, hemos de explicitar cuál es el criterio para realizar dicha evaluación. Si cambiamos de punto de referencia, la evaluación puede volverse muy cuestionable. Por ejemplo, yo puedo establecer que dados dos agentes X e Y, con un objetivo Z, serán diez veces más eficientes si confían entre sí. Si hago más concreto dicho ejemplo y establezco que ambos agentes pueden o bien ser a) dos parlamentarios tratando de implementar un política social para una porción marginada de la población; o de b) o bien dos altos empresarios intentando hacer una gran estafa bancaria a una institución financiera pública en el medio de una Este crisistipo económica. Seguramente mi evaluación se alteraría notoriamente. de ejemplos ilustranqué porresulta poco rendidor 146 evaluar la confianza como inherentemente positiva . El punto (i) nos lleva casi naturalmente a discutir el punto (ii). Como lo establecen Kee y Knox, si no es fácil asignar un valor o una función positiva o negativa a los conceptos de confianza y sospecha, ¿bajo que fundamentos o a tener pan y carne todos los días para comer no depende de, o no debería apelar a, la caridad de panadero o del carnicero, sino a su interés particular. La idea clave es que el mercado funciona y nos da buenos resultados independientemente de que confiemos en el resto de los individuos; inclusive, funciona porque cada uno persigue su propio interés individual y no confía en que los otros serán altruistas o benévolos con nosotros. O como señala Gambetta, de alguna manera la sospecha y la competencia constituyen una vía complementaria para lograr una serie de objetivos que consideramos benéficos y que solo por la cooperación no lograríamos: mejorar rendimentos, desarrollar innovación tecnológica, mejorar servicios, distribuir recursos y bienes escasos, buscar excelencia, prevenir abusos de poder, etc. Ver Gambetta, Diego (2000c); pag. 215. La separación de la autoridad y el poder político en tres partes (poder ejecutivo, legislativo y judicial) de Montesquieu se apoya en la idea explícita de que a menos de que establezcamos un sistema de pesos, contrapesos y balances para que las distintas partes se vigilen y se controlen, la corrupción, la ineficiencia, la desviación hacia intereses particulares, el autoritarismo y el despotismo tenderán a expandirse como un virus y socavan los principios básicos de la democracia. 146 Gambetta, Diego (2000c); pag. 214. Vale hacer dos aclaraciones. En primer lugar, la fuente de inspiración de Gambetta es una frase notable de Adam Smith (“...según la cruda observación, si hay algún tipo de sociedad entre los ladrones y asesinos, deben al menos...abstenerse de robarse y matarse entre si”). En segundo lugar, los ejemplos corren por mi cuenta.
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dimensiones se los puede seguir concibiendo como dos extremos polares de un continum? ¿Carecer de confianza es lo mismo que sospechar o desconfiar?147. Creo que es temerario responder afirmativamente esta pregunta. Al mismo tiempo, creo que no tener confianza es distinto de sospechar: mientras el primero parece presentar una cáracter más neutro, el segundo ya posee una connotación más negativa. Parecería más factible poder desarrollar confianza a partir de alguien que no la posee que de alguien que sospecha. Este matiz, sumado al reconocimiento de la complejidad de los dos términos base (confianza y sospecha/desconfianza) y de la posibilidad de diversos efectos a partir de cualquiera de los tres estados, vuelve más endeble y menos rendidor que el tradicional criterio binario de discriminación.
Confianza Efectos
Positivos Negativos
Concepto Ausen ci a de confianza
Sospecha
VII. apuntes finales Quien pretenda dar cuenta del tópico confianza en menos de 40 páginas con una mínima dosis de certeza y precisión, o bien goza de un talento y una capacidad de síntesis que rozan la genialidad, o bien sufre de una considerable lo impermeabiliza a uny emprendimiento todas luces ignorancia imposible.que Careciendo de la frente primera, aceptando a a regañadientes la segunda, intenté en este trabajo hacer algunos señalamientos y comentarios más bien iniciales y modestos sobre ésta temática. En general, muchos de los esfuerzos relacionados con el estudio de la confianza tienden a integrar e incluso confundir aspectos o dimensiones que si bien están conectados son de naturaleza diferente. Parece importante a futuro, descartar definiciones basadas en estados de ánimo, pasiones, valores, etc., ya que tienden a confundir los insumos o factores causales necesarios para que tenga lugar la confianza, con la confianza per se. Se llega a una conclusión inaceptable a partir de dos supuestos aceptables: Como i) la confianza no es completamente racional; y como ii) los componentes valorativos y emocionales son no racionales por definición; entonces se deduce equivocadamente que iii) la confianza debe estar constituida por dichos componentes. En este sentido, entendí relevante distinguir con precisión los elementos que caracterizan a la confianza de los elementos que poseen más bien una incidencia causal. Naturalmente, la lista de determinantes planteada en este trabajo es discutible. Algunos factores pueden parecer no tan importantes, y otros considerados de alta relevancia pueden haber sido pasados por alto. De todas maneras, confío en que el 147
Kee, Herbert W. and Knox, Robert E. (2004); pag. 358.
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trabajo más propiamente empírico en áreas específicas puede ayudarnos a discernir cuales son los factores más importantes. Un tipo de error análogo es definir la confianza apelando a comportamientos observados, más específicamente a formas de cooperación entre agentes. El problema es que se confunde la confianza con sus efectos, es decir, con las conductas o comportamientos generados. Nuevamente hemos de diferenciar, esta vez, elementos causados por la confianza, de loselementos constitutivos de la confianza. Al mismo tiempo, es importante rescatar un tema generalmente ausente: la confianza da lugar no solo a efectos positivos sino también a efectos negativos. Otros autores si bien noutilizan las causas o consec uencias parahablar de confianza, plantean definiciones incompletas en tanto son meramente operacionales. En lugar de señalar directa y sustantivamente qué es la confianza, se limitan a describir las situaciones o procesos donde es probable o lógico que la confianza tenga lugar. Naturalmente, creo que hay que evitar este tipo de formulaciones. Al mismo tiempo, tampoco me resultan adecuadas aquellas perspectivas que implícitamente personalizan a la confianza, y la confunden con rasgos de carácter de los agentes como la confiabilidad, honestidad o lealtad, que si bien están relacionados con la confianza (en cuanto poseen implicancia causal) no la caracterizan. Otro asunto que merece atención es el nivel de operación de la confianza. Hay autores que plantean que la confianza solo opera a nivel interpersonal. Otros plantean que es necesario analizar la confianza en dos niveles (interpersonal y sistémico). Inclusive, hay quienes si bien refieren a esas dos dimensiones, creen que el tipo de confianza que opera en ambos niveles posee características demasiado diferentes como para hablar del mismo tipo de entidad. Personalmente, los tres planteos me parecen poco afortunados. Es necesario y posible diferenciar al menos cinco niveles de operación de la confianza. Al mismo tiempo, creo que es razonable hablar de confianza en todos esos niveles sin estirar excesivamente la categoría o definición a utilizar. Conjuntamente, un tema no menor y que sería interesante profundizar empíricamente, es lo relacionado con los vínculos proporcionales y/o inversos entre los diferentes niveles. En algun sentido relacionada, la distinción luhmaniana convicción/confianza, si bien enriquece la discusión, no termina de ser convincente ya que no solo presenta dificultades conceptuales sino que resulta inaceptablemente ambigua especialmente en relación a como se localiza y distribuye la confianza en los diferentes niveles. Hablar de confianza obliga a hablar desacertadas de racionalidad. Sines embargo, hayevitar: dos formulaciones extremas igualmente y que importante i) la confianza como un acto de ciega e ingenua irracionalidad; ii) la confianza como un cálculo racional de oportunidades y riesgos. Por ello asimilar la confianza a la capacidad de predecir es también equivocado, y está derivado de la formulación (ii). Más bien, la confianza se encuentra en un punto intermedio entre lo racional y lo irracional: una suerte de racionalidad imperfecta.
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Íntimamente conectado está un punto complejo y espinoso: voluntad vs. determinismo. Tengo el convencimiento de que el entendimiento cabal de la confianza requiere no descuidar ni el componente volitivo ni el componente determinista. Sin embargo, mi planteo esta lejos de ser concluyente y presenta deb ilidades evidentes.Cuál ¿ es la articulación efectiva debas am dimensiones? Incluso ¿es acaso posible una articulación de dos cualidades tan opuestas en una misma entidad conceptual (confianza)? En cuyo caso, ¿es completamente persuasivo calific ar de creencia a una entidadueq involucra un componente tan poderoso de innovación y libertad? Entonces, si la confianza no es una creencia, ¿que tipo de entidad mental constituye, que permita involucrar ambas cualidades (determinismo/voluntad)? Sinceramente, no tengo claro cómo responder satisfactoriamente a estas dudas. No obstante, no todo está perdido. Un autor que admiro mucho ha señalado en alguna parte, que “fracasar siempre es fracasar en algo, lo que nos deja con un conocimiento de la clase de cosa que, sin éxito, hemos intentado 148 realizar” . En muchos aspectos, este trabajo representa un fracaso respecto a la idea que srcinalmente imaginé cuando comencé a explorar el tópico algunos meses atrás. De todas maneras, tengo confianza que mentes más lúcidas sabrán tomar este punto de partida y dar cuenta en forma más adecuada y solvente de los asuntos aquí planteados. Si ello ocurre, misión cumplida.
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