Conferencia Norberto Rabonovich. Alienación, Corte y Verdad en Los Tiempos Del Edipo

May 21, 2018 | Author: Rodrigo Barraza | Category: Id, Oedipus Complex, Incest, Jacques Lacan, Sigmund Freud
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Psicoanalisis...

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Conferencia Norberto Rabonovich

Santiago, 30 de Julio de de 2015. Universidad Alberto Hurtado. Hurtado. El Edipo realiza una alienación y un corte. La pulsión se refiere a la satisfacción subjetiva, no del organismo. La pulsión tiene dos formas: 1. Eros: uniones eróticas. Son de orden narcisístico o sexual. 2. Thánatos: repetición, destrucción de relaciones eróticas. El Principio del Placer es, fundamentalmente, un principio del menor displacer (si no, sería una instancia que propicia lo traumático). t raumático). El Complejo de Edipo Trata, por un lado, de la entrada del viviente, el infans, en el universo lingüístico; en la demanda y deseo de los padres. Trata de la salida de esa primera alienación. Son momento de corte asociados a la pulsión de muerte. Esos momentos de corte son aquellos de los que se trata la Compulsión de Repetición, que tiene la función de desalienar al suje to de su alienación edípica. Así, el Eros une; el Complejo de Castración separa a través de la Compulsión a repetir el trauma de la castración. El Sepultamiento (caída, hundimiento en alemán) del Complejo de Edipo es el desaparecimiento de la conciencia del sujeto. Es la marca divisoria del mismo (Cc – (Cc  – Prcc  Prcc –  – Icc).  Icc). En la alienación al lenguaje el sujeto se aleja del goce de ser viviente (pérdida de la disposición instintiva), se aleja de la satisfacción [inmediata]. Por tanto, la entrada en el Edipo es una pérdida. En Freud, se trata de un objeto profundamente perdido. En Lacan, del objeto a. En el ingreso al lenguaje el sujeto va a ser según lo que es hablado. No es una relación directa con la naturaleza. En la alienación, eso que se perdió queda registrado como un agujero, un resto, la caída de algo real. Este agujero, objeto a, ya separa al sujeto del Otro, pues no entró allí el discurso materno. Esto, no es nada ni no es nada, no es simbólico ni imagen: es real. Freud indica que, de los 3 a los 5 años, el niño comienza a ubicar el placer sexual en el pene. Junto con ello descubre el rechazo de los padres: la amenaza de castración. Ante el temor a perder el órgano, de un altísimo valor narcisista, surge la angustia. La pérdida del pene es equivalente e quivalente a la otra pérdida anterior. A ello se agrega que: Hay otros que no tienen pene. Hay antecedentes de que parte de nuestro ser se puede perder (pecho materno, inicialmente parte del propio ser; heces).

Por lo tanto, se trata de la vivencia de incompletud. El interés narcisista es no perder el falo. Por ello, renuncia (represión) a la satisfacción onanista (por temor a un castigo). O falo o c astración… el falo debe permanecer. Los modos de satisfacción: Activo: poseer sexualmente a la madre. Pasivo: Edipo negativo: ser poseído por el padre, que pone en posición de la mujer castr ada. La lógica de Freud es que todos deben ser varones. El que no lo es, fue castrado. Y esto no es instinto, es simbolización. Se reprimen las cargas libidinales y surge la figura del Superyó, que viene a reemplazar al padre, reprimiendo las pulsiones incestuosas. Si el Superyó exige una renuncia yoica, lo hace para defender al Yo, para mantener la completitud narcisista (masoquismo moral). La perversión, entonces, es una forma de renegar de la castración. Lo que queda reprimido son las pulsiones sexuales incestuosas. El texto de 1924, El sepultamiento del Complejo de Edipo, trata de un conflicto interno del Eros. Se trata del conflicto entre la pulsión narcisista y la libido sexual. No concierne a Thánatos. En Freud, la mujer acepta la castración (posición de inferioridad). El deseo de tener un el falo es equivalente al deseo de tener un niño: se trata de una completitud imaginaria. El falo es, entonces, lo que el niño simboliza para la madre. En la alienación, se aliena al significante del discurso materno (es un momento de completitud, de madre fálica). Ahora bien: Si se entra en la alienación, debe salir posteriormente de lo más satisfactorio: de satisfacer el deseo del Otro. Si no entra en alienación, no constituye yo y entonces hay psicosis. ¿Acaso el incesto no lleva, lógicamente, al cumplimiento de ser el falo? Ser el instrumento de satisfacción del otro es una demanda narcisista del propio sujeto. La masturbación: Es una satisfacción que no dice relación con satisfacer a otro. Falla del Otro. No está ligado a la lógica de la unión incestuosa. La relación sexual  –unión de uno y otro- no existe, porque no se produce nunca. Está en la expectativa, es imaginaria. La Verdad, en Lacan, es una categoría que tiene función de corte. Es equivalente a lo que Freud llama el Inconsciente.

La pulsión (llamada de muerte en Freud) es algo que ponemos del lado de la separación. La repetición pulsional interviene en la función de corte de la relación incestuosa. La función moral está protegiendo el fantasma incestuoso, narcisista, en vez de disolviéndolo. Todo lo tocante del deseo humano es alienador, está sujeto a lo que el Otro desea. El deseo no es la pulsión y tampoco es Yo. La pulsión no busca el goce narcisista. Libera al sujeto de su posición alienada en la que se constituye. Y esto es un antecedente de lo que Lacan llama Padre como agente separador (2º tiempo del Edipo). En el 3er tiempo se debe (re)armar el narcisismo, ahora en función del deseo del Padre. El agente de la Castración no es el Padre, es el Nombre-del-Padre, cuya ley es la ley de l lenguaje. En el tiempo 1 del Edipo el sujeto se aliena al deseo del Otro, se aliena a la lógica del lenguaje con que el deseo se articula. Esto tiene 2 efectos: -

De significado (lo fálico es fundamental). De escritura (cómo se escriben los elementos significantes y que quedan en el registro de la memoria).

¿Qué sería la operación de castración? Que el niño incorpore la ley del significante para poder leer lo que está inscrito en su historia, en esos primeros años… incluso en su nombre, lo que se dej ó de él. El Nombre-del-Padre no es el papá, sino algo del lenguaje mismo por lo cual el niño puede empezar a leer lo que ya está inscrito en su memoria. Entonces, el sujeto incluye el operador (Bej ahung) o lo forcluye. Un ejemplo de ello es: “Serás muy bueno” Luego, ¿qué quiere decir eso? Descubre que la demanda no lo identifica de manera unívoca. Esta demanda, que no se puede borrar, puede ser re-significada, re-interpretada. Es posible de desmembrarse de la posición imaginaria unívoca y ello es liberador. Esto es lo que se hace en psicoanálisis. Eso que se teme no cumplir, que pueda ser vuelto a leer, es lo que libera. Frente al “eres bueno” hay dos posibilidades: El cumplimiento (que se padece como un deber que no se sabe cumplir). El reconocimiento del deseo materno. La re-significación ubica en el lugar ya no de la primera alienación. La metáfora paterna es profundamente des-alienante. Cada formación del inconsciente es una operación de lectura diferente de lo que ya está escrito. Tiene, esencialmente, una función castratoria, liberadora del fantasma imaginario de la demanda materna.

Las leyes en juego son: 1. Deber ser, de origen incestuoso. 2. Del lenguaje, de orden castratorio. Relativiza todos los imperativos morales, caprichos del Otro. El estatuto del inconsciente es ético, no moral (pero tampoco es in-moral o a-moral). Lee a la letra la ley moral y la equivoca. La ley de repetición, el eterno retorno de lo pulsional, es mudo. No re-lee, no interpreta, agujerea. Es moral. La ley ética constituye una protección a la obediencia automática (al permitir re-leer) y por ende, es liberadora.

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