CONFERENCIA ACERCA DEL MITO DE LA CAÍDA DE ROMA
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CONFERENCIA ¨ ACERCA DEL MITO DE CAÍDA DE ROMA ¨ 6/5/2008 Ciclo de conferencias MITO, RELIGIÓN E IDEOLOGÍA (Cosmovisiones a través de la historia)
GRACIELA GÓMEZ-ASO
La temática planteada por este ciclo de conferencias nos permite volver la mirada a temas que, desde los tiempos antiguos, se han apoderado del interés de todo aquel que quiere contactarse, con sus raíces histórico- culturales y, con el hombre y su cosmovisión. El tema que abordaré provoca aún hoy entre los historiadores, estudiantes y amantes de la historia, un vivo interés. La caída de Roma, nos conmueve aún cuando entre nosotros y el hecho histórico medie una importante distancia temporal. ¿Por qué nos sigue conmoviendo? Porque esta circunstancia se vincula estrechamente con el plano más emotivo y neurálgico de la cosmovisión del hombre romano: la relación del hombre con lo sagrado, con los dioses, con el mito Es entonces perentorio consignar aunque más no fuera como herramienta primaria de análisis: ¿Qué es un mito?. Al respecto, muchas y muy variadas han sido las definiciones. El pensamiento cartesiano del siglo XVII y el Iluminismo del siglo XVIII en su afán de separa el pensamiento racional de toda atadura vinculada al pensamiento filosófico-teológico preexistente, provocaron una pléyade de interpretaciones, que abarcaron desde la negación del fenómeno mítico, hasta la aceptación de su razonabilidad en los tiempos antiguos. En función de conocer en esencia que significado tuvo un mito para los hombres antiguos, considero atinada la visión de Paul Ricoeur, reconocido filósofo del siglo XX, quien al respecto consignó: ¨ (el mito) … es un relato tradicional sobre los sucesos ocurridos en el origen de los tiempos y destinado a fundar la acción ritual de los hombres del presente y de manera general, instituir todas las formas de acción y de pensamiento por las cuales el hombre se comprende a sí mismo en su mundo ¨ RICOEUR, Paul, La symbolique du mal ; 1960,12
Tal como se observa este tipo de relato, excede la interpretación racional, para adentrarse en un tiempo y un espacio que están imbuidos de una carga ritual o simbólica que requiere de nosotros planteos puntuales
¿Qué se entiende por símbolos míticos? ¿Cuál es la finalidad de los símbolos dentro de un relato mítico? El filósofo alemán ERNST CASSIRER a mediados de siglo XX afirmaba que el mito está profundamente arraigado en la naturaleza humana. De acuerdo con esta perspectiva, los símbolos míticos, se manifiestan con tanta contundencia que se puede
afirmar que el hombre es un < animal simbólico>. CASSIRER ha dicho sobre el universo simbólico:
¨…el hombre no puede escapar de su propio logro, no le queda más remedio que adoptar las condiciones de su propia vida; ya no vive solamente en un puro universo físico sino en un universo simbólico. El lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen partes de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica, la urdimbre complicada de la experiencia humana ¨ En esa misma perspectiva ha sido más que destacada la tarea realizada por el médico suizo Carl JUNG, quien a partir de sus trabajos en Viena bajo la dirección de Sigmund Freud, comenzó a estudiar lo que el llamaría, la psicología profunda que él relacionó con el mundo religioso, antropológico y mítico del hombre. Tras analizar los mitos ancestrales reconoció a las que llamó . Entre 1934 y 1954 muchos fueron los escritos de JUNG acerca de los arquetipos simbólicos y su relación con los mitos
CARL¨…Se JUNG,puede El hombre y sus símbolos; 1912/1984, 76 de los arquetipos percibir la energía específica cuando experimentamos la peculiar fascinación que los acompaña. Parecen tener un hechizo especial. (…) los arquetipos crean mitos, religiones y filosofías que influyen y caracterizan a acciones enteras y a épocas de la historia ¨ JUNG, Carl, El hombre y sus símbolos; 1912, 76
Llegados a este punto, bueno es preguntarnos: ¿Cuál fue la actitud de los romanos en torno a los mitos? ¿Necesitaron recrear los antiguos mitos griegos y orientales para justificar su dominación del mundo? ¿Concibieron los mitos fundacionales o políticoreligiosos desde otro punto de vista que sus antecesores? Al respecto, HUGO BAUZÁ estudioso del imaginario antiguo, ha señalado diferencias entre el modo griego y el romano de relacionarse con lo divino. El griego parte de una armonía objetiva que se impone al hombre; de ahí que su postura ante la realidad sea teorética , es decir contemplativa de un cosmos que se le presenta como un absoluto.
Para el romano la relación entre el hombre y el mundo es inversa. No se trata ya de una realidad que se impone al hombre, sino que es la palabra del hombre la que ordena el mundo (…)No estamos frente a la citada actitud contemplativa, sino ante una postura práctica que se sustanciará en la conciencia político-fundacional típica de los romanos. Como vemos el hombre romano se sintió llamado a ordenar el mundo, los pueblos y la historia. Desde un pasado remoto tuvo también conciencia de la fundación de un imperium, propio de los pueblos que se consideraron elegidos por los dioses para dominar el mundo por y para ellos. El orden que el romano impuso tras su dominación imperial tuvo como elemento destacado a la ley (lex). El hombre romano, conquistó, colonizó y fundó ciudades a través de la ley, por cuanto por esta vía transfería a los restantes pueblos su experiencia de la vida y del mundo. En síntesis:
En la perspectiva helénica estamos ante el mundo de la historia construido sobre el modelo del mito; en la latina, en cambio, el mito se forja a partir de la historia; aquí es el hombre el que ordena, varía e inclusive a veces, hasta crea mitos adecuándolos a su propia realidad.
A partir de una somera semblanza histórica podremos apreciar que el hombre romano, supo darle forma al sistema político REPUBLICANO; forjó relaciones sociales y políticas basadas en el DERECHO, y puso en práctica un IMPERIO extenso, perdurable y dinámico, sustentado en bases político-religiosas. Los romanos, prácticos y autoexigentes eran conscientes de su papel en la historia. Las Res Gestae o cosas hechas, no implicaban acontecimientos banales de la cotidianeidad humana. La historia debía servirle al hombre, puesto que el hombre actuaba en ella para dejar su impronta, jalonada de valores ancestrales: las Mores maiorum o costumbres de los antepasados. Fueron los mismos romanos, ya influenciados por la concepción mítica griega y oriental, los que cimentaron el mito de la . Hacia mediados del siglo II a. C, el historiador griego Polibio, referente intelectual del grupo político de los Escipiones, escribió su Historia Universal, que no hacía otra cosa, que justificar, a partir de datos históricos y teorías políticas, las razones por las que Roma estaba en condiciones de dominar el mundo y de contener el proceso de anakyklosis o recurrente final, suplantándolo por un eterno retorno al ideal republicano, por vía de la restauración de los valores que hicieron de Roma la cabeza del mundo.
Como se puede apreciar la grandeza romana estaba asociada a un elementoVIRTUOSO: FORJAR UNA REPÚBLICA en la que se equilibraran formas políticas puras en sus más representativas instituciones el Cónsulado(monarquía), el Senado(aristocracia) y los Comicios (politeia), con el fin de evitar el proceso de corrupción o sea el FIN DE LOS TIEMPOS. Polibio consideraba que esta circunstancia no se limitaba a un designio humano, sino que revelaba la acción de una providencia inteligente: ¨ Tal es el poder que tiene cada una de estas potestades (instituciones) para perjudicarse o ayudarse mutuamente, y todas ellas están tan bien enlazadas contra cualquier evento, que con dificultad se hallará república mejor establecida que la romana. (…) Todos los cuerpos trabajan para un mismo fin. He aquí por qué es invencible la constitución de esta república y siempre tienen efecto sus empresas POLIBIO de Megalópolis, Historia Universal (VI, 18) De acuerdo con este mito político la quería que los romanos cumplieran el designio de los dioses: DOMINAR EL MUNDO PARA ELLOS. El romano creía, por influencia estoica, etrusca y oriental, en la existencia de ciclos cósmico-históricos en los cuales los pueblos vivían tres etapas: nacimiento, desarrollo y decadencia. Los historiadores de las religiones, han reconocido que aquellos ciclos se vinculaban estrechamente al mito del eterno retorno (Cfr. Mircea Eliade, El mito del eterno retorno). De acuerdo con éste toda la obra humana tenía un tiempo definido de esplendor para luego entrar en un proceso de crisis, a veces irreversible que terminaba en la destrucción o muerte. En los tiempos de expansión y dominio, cuando Roma se consolidaba como un Imperio en formación, los cónsules imbuidos de imperium acometían a los enemigos con el fin de alcanzar la victoria. La victoria del ejército era vista como una obra divina, ejecutada con precisión y compromiso por el ejército romano y sus jefes. Tras la victoria el Senado establecía la ceremonia del triunfo con el fin de destacar la figura de su general (imperator). Esta ceremonia constaba de un ritual imponente que relacionaba el plano profano con el mundo sagrado de los dioses. En síntesis, la expansión romana era concebida como una : El triunfo era concedido por el Senado al general victorioso. Imperator quien convertido en verdadera imagen de Júpiter, con el carro de cuatro caballos blancos, la toga bordada de estrellas, el cetro y la corona, se dirigía al Capitolio para ofrendar la victoria a su padre divino. PLUTARCO, Vidas Paralelas (Vida de Paulo Emilio ) XXXII-XXXIV Hubo también en el imaginario colectivo romano (durante la república) dos momentos críticos por excelencia en los cuales la estuvo a punto de ser destruída
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La invasión de los celtas (290 a. C) La segunda guerra Púnica (Batalla de Cannas 216 a. C)
¿Eran éstos acontecimientos un presagio de que los Celtas y Cartagineses parecían preanunciar a otros bárbaros que asestarían el golpe de gracia de acuerdo con la imagen mítica de la caída de Roma? El mismo Polibio que ayudó a forjar el mito de la eternidad de Roma, preanunció los males que acompañarían el proceso de la decrepitud o agonía. Los romanos que auguraron el apogeo de la concibieron , en forma pesimista los preanuncios de una crisis final.
Es también evidente que sobre todas las cosas amenaza la ruina (phthora ) y el cambio: la necesidad de la naturaleza basta para darnos tal convicción. Dos son los modos en los que todo tipo de Estado suele perecer: un modo es la ruina que viene del exterior; el otro, al contrario, es la crisis interna, difícil de preverse la primera, determinada desde el interior la segunda POLIBIO, Historia Universal , L, VI Un siglo más tarde hacía su aparición en los círculos intelectuales el concepto de : inclinata res publica, sus autores fueron Cayo Salustio y Marco Tulio Cicerón. Ya que todo lo que nace muere , cuando el hecho de la muerte venga a la ciudad de Roma, entonces, los ciudadanos chocarán con los ciudadanos y solo entonces cansados y extenuados serán presa de cualquier rey o de cualquier nación. (...) Por tanto es necesario consolidar los bienes de la
concordia, destruir los males de la discordia. CAYO SALUSTIO, Conjuración de Catalina, L 1.
Estas posturas acerca de la decrepitud romana, se escribieron durante el preludio de la guerra civil (Polibio) y en tiempos de César y su guerra contra Pompeyo (Salustio). Ante el fin próximo Salustio ofrece las soluciones requeridas. Para restaurar o producir la Renovatio Temporum (la renovación del mito originario) llegó Cayo Julio César (Octaviano) Octaviano (el Augusto) se dispuso a una doble obra que renovaría la Concordia Ordinum (la concordia de los órdenes) y la Pax deorum ( el pacto de obediencia hacia los dioses) Se propuso restaurar el orden a partir de la reorganización y disposición estratégica en el espacio de las legiones romanas. Obra en la cual lo ayudó su gran amigo Marco Vipsanio Agripa •
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Se propuso restaurar la mentalidad del soldado-campesino por vía de una renovación arquitectónica, artística y literaria, así por medio de repartos efectivos de tierras con los que permitiría que el hombre común accediera nuevamente a sus tierras y junto con ellas a las mores maiorum que habían perdido su fuerza vital en el tiempo de crisis
La Renovatio Temporum se basó en una nueva reposición del mito de la Roma Eterna. Para que Roma fuera considerada eterna en tiempos de Augusto, debía tener un origen glorioso que emparentara a la Civitas y a sus gobernantes con los dioses ancestrales. Así se modelaron y difundieron dos mitos que restauraron simbólicamente el pasado romano: El mito de la fundación de Roma por los descendientes de Eneas: Rómulo y Remo El mito de la eternidad de Roma, sustentado en el vínculo permanente entre poder político y religioso. El culto imperial Augustal se limitó al culto del emperador vivo. En la práctica el culto provincial, se consagraba simultáneamente a Roma y al emperador. •
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Como se puede apreciar Augusto logró la Renovatio por vía de una teología política que enlazaba religión y política en la figura del gobernante de Roma.
A esta altura de la exposición, los fundamentos que rodean al mito de la caída de Roma están presentados: Roma cimentó su mito fundacional en una narración que anclaba sus significados en el devenir político-religioso de la república romana ya convertida por Augusto en una República Restituta Roma forjó su mito de eternidad a sabiendas de la crisis que llegaría en el futuro. Ese final debía evitarse por medio de una Renovatio Temporum, herramienta del mito que era fiel al modelo político-religioso romano. Así pues, el eterno retorno, que el mito anticipaba, estaba asegurado. •
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Cuando la nueva crisis, llegó hacia el siglo III, la elite dirigente romana estaba dividida y el Imperio parecía ir hacia su ineluctable final, o caída.
¿Cuáles son los elementos centrales de la decadencia-decrepitud o agonía del Imperio romano desde el siglo III hasta el siglo V? •
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Desde el siglo II la extensa frontera de la Pars Occidentalis del Imperio es invadida por diversos grupos de pueblos a los que se ha llamado genéricamente bárbaroi (en el amplio abanico de connotaciones desde extranjero a balbuciente o impedido de forjar cultura propia) La ineficacia imperial para manejar la problemática bárbara, que contó casi únicamente con el aumento del número de soldados como política a seguir frente a los invasores bárbaros.
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Las consecuentes problemáticas de producción, distribución y consumo tras la ocupación de las zonas estratégicamente más importantes de la economía romana (los ríos Danubio y Rhin) La crisis fiscal que decantaba de las políticas anteriormente descriptas y que condujo a una crisis financiera y productiva prácticamente irrecuperables Una crisis político-social que resultaba de una barbarización creciente de la sociedad, en particular en el ejército. Una crisis moral en los grupos dirigentes, o autoridades imperiales que privilegiaron la supervivencia personal a la supervivencia de los valores de la comunidad originaria. La orientalización, burocratización y el individualismo se destacaron como elementos propios de los círculos imperiales de los siglos III y IV.
En este contexto los círculos intelectuales comenzaron a intentar describir las causales últimas de esta crisis. Hacia al siglo IV, los intelectuales paganos rivalizaron con escritores cristianos, filósofos y teólogos, en particular con los padre de la iglesia Occidental. Los intelectuales paganos, desde el siglo III al VI, desde Plotino y Porfirio hasta Proclo y Damascio, respondían a la última gran escuela filosófica: el neoplatonismo. Contemporáneamente se desarrollaba lo que se puede llamar la edad de oro de los Padres de la iglesia cristiana, los grandes doctores que elaboraron lo esencial de la teología cristiana, de la disciplina eclesiástica, de la espiritualidad (MARROU, H-I; Decadencia romana o antigüedad tardía; 1980, 122)
En aquel contexto pagano-cristiano se meditó acerca de las causas de la crisis de la época: Jerónimo de Estridón, Padre de la iglesia residente en Belén: dijo sobre los tiempos paganos de la decadencia: ¨ Sucio está el dorado Capitolio, todos los templos de Roma están cubiertos de hollín y telarañas. La ciudad se remueve en sus cimientos y el pueblo que pasa en oleadas ante los santuarios semi-derruidos, corre a los sepulcros de los mártires ¨
JERÓNIMO DE ESTRIDÓN (EPÍSTOLA 107) (Padre de la iglesia cristiana)
Ambrosio de Milán, se negó a identificar a Roma con la tradición religiosa al afirmar que la religión pagana, lejos de caracterizar a Roma, era lo único que el pueblo romano tenía en común con los bárbaros. Pero en el instante mismo en que rechazaba la religión tradicional por anacrónica, inútil y no específica de la usanza de los romanos, sostienía la continuidad de la Roma cristiana, que no se sonrojaba por convertirse y que no se avergonzaba de , con las mores con las que la vieja Roma había dominado el mundo: la virtud de Camilo, la militia de Régulo, la experiencia militar de Escipión. Esta era la tradición que Ambrosio consideraba digna de alabanza. El rechazaba la tradición religiosa de Roma y demostraba una total
fidelidad a su tradición política, militar y civil que identificaba con la única tradición: maiorem (costumbre de Iglesia, los antepasados). auténtica de Roma, una allí verdadera ¨ Donde estacomo Pedro estámos la Iglesia; donde la ninguna muerte, sino vida eterna ¨ AMBROSIO DE MILÁN Enarratio in Psalmus LXI, 20
Agustín, obispo de Hipona y gran Padre de la Iglesia Occidental, antes del primer gran ataque Visigodo del 410 a la ciudad de Roma, realizó una alabanza a la importancia histórica del Imperio y una clara alusión a la iglesia en consolidación:
¨ Debemos creer que no se dilató el imperio sólo por la gloria y el honor de los hombres, sino también para que los ciudadanos de la ciudad eterna, en tanto que acá son peregrinos , pongan los ojos con diligencia y cordura en semejantes ejemplos y vean el amor tan grande que deben ellos tener a la patria celestial por la vida eterna , cuando tanto amor
tuvieron sus ciudadanos a la terrena por la gloria y la alabanza humanas¨
Tras la invasión de Roma por los Visigodos de Ala-Reik (Alarico) en el 410, Agustín, pudo vislumbrar aquella invasión como una señal de un mundo que se moría. La daba sus últimos estertores agónicos ¨ No quieras uncirte a este viejo mundo; no quieras no querer remozarte en Cristo que te dice: el mundo se muere, el mundo envejece, el mundo se acaba, tiene ya un jadeo de senectud...¨ AGUSTÍN DE HIPONA, Civitate Dei,I, 15
Frente aquella invasión de los Visigodos, Roma fue incendiada. Los presagios de fin de los tiempos eran muy fuertes. Dentro del seno de la Iglesia comenzó a emerger una mentalidad eclesial que pretendía unificar la vieja cultura romana: con sus valores morales, su pasado de glorias militares atadas a un fundamento religioso y el modelo republicano en lo político, con la religión en consolidación: el cristianismo. Fue en aquel círculo de intelectuales cristianos, que emergió la solución ante la vejez del Imperio romano: se debía dar forma a una Renovatio Temporum, pero establecida a partir de la religión triunfante, el cristianismo y de la iglesia como la institución que alcanzaba este logro. Desde el siglo V se puso en marcha la Renovatio Cristiana. En ella jugaron un importante rol el obispo de Hipona, Agustín y el papa León I ( el Magno).
Agustín ya compartía en sus escritos, las características del nuevo tiempo que se avecinaba:
¨ Ahí véis, dicen los paganos, que perece Roma en los tiempos cristianos. Quizá no es esta la desaparición de Roma; es quizá un azote y no una ruina; tal vez no perezca Roma si no perecen los romanos; y no perecerán si bendicen a Dios; perecerán si le blasfeman¨ AGUSTÍN DE HIPONA, Sermón 81. También el poeta cristiano Aurelio Prudencio dijo al respecto:
¨¡Oh Cristo! Tú, que has colocado a Roma en la cumbre de la soberanía, haciendo que todo el universo sirviera al pueblo que lleva la toga y que todo cediera a sus armas ¡Oh Cristo! Concede a los romanos que su ciudad sea cristiana; esa ciudad por medio de la cual has dado Tú la misma fe a todas la ciudades de la tierra. Haz que todos los miembros del Imperio se unan en el mismo símbolo. Que se convierta el mundo sometido; que se convierta también la cabeza; que las playas divididas se junten en la misma gracia; que Rómulo se haga fiel y Numa crea en ti ¨ AURELIO PRUDENCIO, Contra Simmaco, II
Entre los años 440 y 461 León I dirigió la sede obispal de Roma. Gracias a él cobró fuerza aquella ideología que integraba al cristianismo en la , la cultura en senectud. Este accionar hundía sus raíces en la mentalidad pactista romana que interpretaba que si . La iglesia cristiana terminó por aceptar, incorporar y fortalecer el mito de Roma y consecuentemente, el Imperio que se sustentaba sobre estas bases mítico-místicas. El cristianismo se convirtió en la nueva mística política, fundamentada en una elaborada que permitió la subsistencia del Imperio romano, después que la iglesia lo hubo ayudado a superar la profunda crisis iniciada en el siglo III. En esta teología política persistía una suerte de sacralización del Imperio que aseguraba su eternidad relativa y permitía el triunfo del cristianismo sobre el paganismo. En tiempos del papa León I, el pensamiento cristiano retornó al mito de la Roma Eterna. Una Roma regenerada por la sangre de los Apóstoles que triunfaron de la muerte-mito (Pedro y Pablo) y que es legada al Primado de Pedro, el Papa, por razones religiosas y también política.
En el año 425 León I instauró como la fecha de la re-fundación de Roma bajo rito cristiano el 29 de junio, fecha en la cual los cristianos conmemoraban a los santos Apóstoles Pedro y Pablo.
¨ Estos (Pedro y Pablo) son los varones Roma, que hicieron brillar sobre ti la luz del evangelio de Cristo y la que hasta entonces había sido maestra del error, te convertiste en discípula de la verdad. Estos son tus padres santos y pastores verdaderos que, para incluirte en los reinos celestes, te fundaron mucho mejor y
con más suerte, que aquellos otros que con su trabajo echaron los primeros cimientos de tus murallas (...). Estos son los que te elevaron a tanta gloria, que te hicieron gente santa, pueblo elegido, ciudad sacerdotal regia y por medio de la ¨
León Magno no hizo otra cosa más que restaurar el mito de la de tiempos Augustales. Mientras Octaviano establecía la Respública restituta, a partir de la restauración de un culto imperial pagano; León I establecía una Res-publica Cristiana o Christianitas, la cultura de los nuevos tiempos o TARDO ANTIGÜEDAD. A esta altura de la exposición nos podemos preguntar: ¿Qué importancia tuvo la caída del Imperio en manos de los Ostrogodos durante el año 476 en este contexto de renovatio religiosa? Es más que atinado destacar que acerca de la caída de la Pars Occidentalis del Imperio romano , se ha pergeñado un una construcción teórica una que hoy tiende a caerse por su propio peso. En esta construcción participaron aquellos que consideraron al cristianismo y a la barbarie como causales directas de la decadencia y caída de Roma (Gibbón;Historia de la decadencia y caída del Imperio romano1776) (Montesquieu, Grandeza y decadencia del Imperio romano. 1721); de los que consideraron a Roma asesinada por los bárbaros (Piganiol; El Imperio Cristiano, 1945: en tiempos en que los nazis ocuparon su Patria); los que consideraron que los romanos se suicidaron: ROSTOVTZEFF. Historia económica y social del Imperio romano; y MAZZARINO que vislumbró un final decadente del que emergería un nuevo tiempo con sus propios valores, sin vínculo estrecho con el cristianismo. Para que entendamos el tenor de la construcción, les pido que revisemos estos datos de aquel período crítico: •
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Desde el año 404 Ravena, se convirtió en la capital de la Pars occidentalis del Imperio romano, por pedido de su emperador: Honorio. Si la capital del Imperio era Ravena, fue ésta ciudad y no Roma la que cayó en el año 476 a manos de las fuerzas ostrogodas dirigidas por el Hérulo Odoacro. En torno al último emperador, se conocen algunos datos significativos que no formaron parte de la construcción histórica originaria: El último imperator de la Pars Occidentalis reconocido por Constantinopla (León I, emperador Oriental) fue Julio Nepote, que fue expulsado en el año 475 de Ravena por el ex secretario
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de Atila, Flavio Orestes, devenido en patricio romano-germánico y migister militum de Roma Orestes, debido a su gran poder logró instalar en el trono de Ravena a su hijo Rómulo, apodado Augústulo (el pequeño Augusto) de tan sólo 10 años de edad, hasta quien destronó un 4 de septiembre del año 476, el jefe de los Ostrogodos, el Hérulo Odoacro
Para ilustrar más cálidamente esta paradojal caída de Roma, es aconsejable dejarnos llevar por las visiones historiográficas de los grandes maestros, que al respecto dijeron: 1. Es un hecho que los contemporáneos de la ruina del Imperio romano de Occidente no se dieron cuenta de ello (Henri-Irene MARROU, Decadencia romana o antigüedad tardía?) 2. Si Roma cayó los romanos no se enteraron (LE GOFF) 3. Una caída sin trascendencia (caduta senza rumore) (MOMIGLIANO: 1973) 4. Roma no cayó nunca se transformó en otra cosa (La Christianitas o República Cristiana)(BARROW) Rescatemos por tanto la labor de aquellos que leyeron esta instancia crítica como una continuidad entre el tiempo ROMANO y el tiempo CRISTIANO, en el que los romanos ya cristianizados forjaron una nueva etapa: la CHRISTIANITAS 1
………………………………………. Lic. Graciela Gómez Aso
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Lucien Henri PIRENNE: Mahoma y Carlomagno(1925); Reginal BARROW. Los romanos ; Henri Irene MARROU: Decadencia romana o antigüedad tardía?
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