Conductismo lógico de ryle

October 1, 2017 | Author: ryle86 | Category: René Descartes, Philosophy Of Mind, Mind, Concept, Understanding
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UNIVERSIDAD DEL VALLE FACULTAD DE HUMANIDADES DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA SEMINARIO: MONOGRAFÍA ELKIN FERNANDO IBARRA VARGAS

0642507

PRESENTACIÓN DEL PROYECTO DE MONOGRAFÍA

LA NOCIÓN DE DISPOSICIÓN: UNA APROXIMACIÓN A LA NATURALEZA DE LA MENTE EN GILBERT RYLE.

TEMA

El tema de este proyecto de monografía pretende dar cuenta de una aproximación al problema de la naturaleza de la mente y su problemática relación con el cuerpo, que se ancla en la descripción de la noción de disposición en Gilbert Ryle, mediante el abordaje, en términos metodológicos, de la concepción de la mente humana entendida como disposiciones conductuales, esto es lo que se concibe como conductismo lógico desde el enfoque anglosajón de la filosofía del lenguaje ordinario a la cual pertenece Ryle.

JUSTIFICACIÓN

El concepto de disposición Ryleano tiene su origen directo en el ataque a la noción cartesiana de mente, es heredado tanto de la tradición de la escolástica cristiana en donde se privilegia la noción teológica de espíritu o alma como también de la interpretación del lenguaje mecanicista Galileano, presente en su filosofía natural. Según Ryle esta reinterpretación que hace descartes de la tradición articulada en su noción de mente no es del todo clara porque se conceptualizó de forma errónea. Debido a la “la hipótesis paramecánica”, esto es, la opinión según la cual “la mente debe estar sujeta a causas y efectos, pero (Dios sea loado) de tipo no-mecánico”1. Descartes apela a la mostración de la idea clara y distinta de una sustancia pensante para distinguirla de una sustancia extensa, esta concepción cartesiana se conoce como el dualismo mente/cuerpo. No obstante, desde el enfoque del conductismo lógico Ryleano, la concepción acerca de los procesos mentales es entendida como procesos disposicionales a la conducta, se considera este aspecto como un cambio en el abordaje filosófico de los problemas acerca de la naturaleza de la mente y la posible interacción con el cuerpo. Desde este enfoque se van hacer un conjunto de críticas a la concepción dualista de Descartes, en donde se considera a través de la hipótesis para-mecánica el supuesto de que la mente pertenece a la misma categoría o clase natural que el cuerpo. Estas objeciones fueron muy características de la filosofía anglosajona de tradición analítica desde mediados del siglo XX, a partir de la década del „50. Que se inicia con el libro de Gilbert Ryle, El concepto de lo mental (1949). La crítica Ryleana de la concepción de Descartes sobre la mente puede caracterizarse a partir del enfoque del conductismo lógico de Ryle, Carnap y Wittgenstein como el inicio de la revuelta en contra de esta tradición sustancialita y dualista respecto a la filosofía de la mente. Ahora bien es necesario distinguir los tipos de conductismo lógico, y, además, distinguirlos del tipo de conductismo metodológico para evitar confusiones ulteriores a nivel filosófico. El conductismo lógico se presenta como una vía de reflexión general y distinta a la filosofía cartesiana de lo mental. El conductismo psicológico o metodológico es una perspectiva que considera el estudio, predictivo y explicativo del comportamiento humano en términos científicos a través de

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Ryle, G. (1949). El concepto de lo mental. Editorial Paidos. Pág. 21.

enunciados legaliformes que ponen en relación los estímulos externos y las respuestas que se generan a un nivel orgánico. Mientras que el conductismo lógico tiene un enfoque teórico distinto que versa sobre el análisis de la naturaleza de lo mental y de su relación con el cuerpo, anclado al análisis lingüístico (lógico-semántico) de los términos y enunciados sobre procesos mentales. Es así como este enfoque filosófico plantea diferencias radicales respecto a la concepción cartesiana que considera los procesos y estados concientes como eventos ocultos o fantasmales, puesto que desde esta perspectiva solipsista no hay certeza sobre el mundo externo ni del comportamiento. Este problema a nivel del vocabulario mentalista usual tiene consecuencias negativas: si plausiblemente se concibieran estos procesos concientes como privados, los términos mentales no podrían tener un contenido público, es decir, no habría la posibilidad de poder comunicar los conceptos (contenidos) referentes a lo mental ni los en enunciados acerca de los procesos concientes serían objeto de verificación. Una característica que comparten los distintos enfoques del conductismo lógico es la hipótesis que versa sobre la internalización de las conexiones lógicas entre la mente y la conducta. Esta hipótesis del conductismo lógico se diferencia del postulado cartesiano, según el cual estas conexiones son totalmente externas. Es pertinente dar un bosquejo muy breve y general de los distintos tipos de conductismo lógico para poder tener un panorama más amplio y diverso, y así poder plantear ciertas cuestiones sobre el problema de la naturaleza de la mente que se va analizar en este proyecto de monografía. El conductismo lógico de Carnap, tiene su origen en el Círculo de Viena como uno de los proyectos de la doctrina filosófica de estirpe cientificista que crítica duramente a la tradición metafísica antigua y, más concretamente, la moderna. La propuesta principal de este proyecto positivista lógico, es la idea de una ciencia unificada y anclada al conocimiento de las ciencias físicas. El conductismo de Carnap es un elemento de esta empresa positivista, cuya tesis no es más que reducir el vocabulario mentalista a un lenguaje puramente fisicalista que solamente describe tanto el movimiento del cuerpo como los aspectos fenoménicos físicos en términos de comportamiento observable. Mientras que la concepción filosófica sobre la mente, del segundo Ludwig Wittgenstein de las investigaciones filosóficas, se puede contextualizar con ciertas similitudes y diferencias como una forma de conductismo lógico más o menos en la línea de Carnap y Ryle. El ataque que hace Wittgenstein a la consideración filosófica cartesiana sobre la mente, versa sobre el análisis lingüístico de los términos y proposiciones mentales que se usan comúnmente en el lenguaje determinado por su contexto, esta concepción cartesiana sobre el lenguaje privado resultaba para él inaceptable. Ahora vamos a considerar un abordaje más amplio acerca del conductismo lógico de Ryle, pues éste no pretendió elaborar una teoría de la mente sino más bien aclarar algunos problemas conceptuales suscitados por los usos erróneos de categorías filosóficas, pero la

postulación de la noción de disposición ligado a la tarea destructiva de eliminar las confusiones de la red conceptual integrada al lenguaje común y, si a este aspecto se agrega la tarea constructiva de aclarar la “geografía lógica” de los conceptos referentes a la mente y al comportamiento, todo esto presupone una concepción de la mente, y es ésta la que me propongo analizar ahora. En este proyecto se van a comparar dos concepciones de la mente. En primer lugar, aquella propia de la modernidad cuyo mejor representante posiblemente es Descartes y que se describe la mente como una unidad, indubitable, incorregible y representacional. En segundo lugar, el análisis filosófico de Ryle que entiende la mente como un conjunto de disposiciones conductuales de múltiples vías -basadas en la intersubjetividad-, señalando posiblemente la diferencia más significativa con una filosofía de la mente centrada en el sujeto. El entusiasmo de Descartes por la reflexión metafísica tradicional lo lleva a plantear el dualismo mente-cuerpo, en donde la mente se describe por oposición al cuerpo, como algo no extenso en tanto no es algo físico. Se indaga pues: ¿qué tipo de relación se puede dar entre la mente y el cuerpo?, ¿cómo se distingue la mente del cuerpo? O ¿será que los marcianos aparentan tener mente y cuerpo? Para el problema del dualismo la solución puede ser una buena dosis de equilibrio para los seres humanos, a saber, el conductismo lógico en tanto que describe el comportamiento de los conceptos mentales, a partir de disposiciones a la conducta que se comunican en expresiones lingüísticas. El conductismo lógico oscila tanto entre el mito para-mecánico cartesiano, en donde la mente se describe en términos análogos por negación del cuerpo, como también entre el materialismo hobbesiano que describe el comportamiento humano en términos de un vocabulario mecanicista. El análisis del comportamiento lógico que hace Ryle de los conceptos mentales, a partir de disposiciones que se manifiestan en la conducta por medio del lenguaje cotidiano, versa sobre la reflexión metafísica contemporánea de la mental en oposición a la metafísica tradicional ligada al dualismo cartesiano, porque la descripción que hace Ryle de los usos de los conceptos en el lenguaje cotidiano se ancla en el análisis lingüístico. Este análisis lógico-semántico de los conceptos referentes a lo mental y al comportamiento, presupone la definición de qué es un „tipo lógico‟ o „categoría‟ y qué se entiende por „error categorial‟. Sin embargo, Ryle no ofrece una definición de lo que entiende por categoría: “El tipo lógico o categoría al que pertenece un concepto es el conjunto de modos y maneras en que se lo puede usar con legitimidad lógica”2. La tesis central de Ryle es pretender mostrar por qué ciertas especies de operaciones con conceptos sobre las facultades y procesos mentales son violaciones de las normas lógicas. Esto presupone que tenemos algún criterio (regla)

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Ibíd. Pág. 14.

para asignar conceptos a las mismas o a diferentes categorías. Según Ryle el criterio es, el lenguaje cotidiano.

El error categorial cartesiano consiste para Ryle en creer que la mente pertenece a la misma categoría que el cuerpo. Y es cierto que Descartes categorizaba mente y cuerpo con la misma categoría filosófica, esto es, la categoría de sustancia. Pero para Ryle, los procesos mentales no son fenómenos ocultos que existen independientemente del cuerpo ni tampoco son cabalmente procesos corporales. Ryle dice que, los procesos mentales son disposiciones conductuales. De ahí la referencia al conductismo lógico. Para Ryle los procesos mentales son procesos conductuales.

“Hablar de la mente de una persona no es hablar de un deposito en el que se pueden alojar objetos que nos está prohibido alojar en otro deposito llamado “mundo físico”. Es, más bien, hablar de actitudes, debilidades y propensiones de esa persona para hacer y padecer determinados tipos de cosas en el mundo de todos los días.”3

Para Ryle describir cómo funciona la mente no es describir una sucesión de operaciones internas sino describir determinados aspectos de la conducta; la explicación de la conducta no es del tipo “el vidrio se rompió porque fue golpeado por una piedra”, sino que es mejor de otro tipo: “El vidrio se rompió, cuando la piedra lo golpeó, porque era frágil”4. Ryle no pone en duda que tenga sentido hablar de la mente, e incluso explicarla. Lo que defiende es una cierta forma de hablar de ella, a saber, como conjunto de disposiciones que se manifiestan conductualmente. Mientras que para Descartes los estados y procesos mentales son la estructura inteligible de un sujeto, pero esto genera ciertos problemas: 1. Si los procesos y estados mentales se originan en un ámbito privado, entonces el lector y yo somos conscientes de nuestras propias experiencias mentales, pero no las podemos comunicar, pues es imposible demostrar que las demás personas conozcan lo que acaece en nuestras mentes; y 2. Si el acceso privilegiado causa la privacidad epistémica de un agente, entonces los estados y procesos mentales que se generan a nivel privado tienen graves consecuencias, por lo que se refiere a la perspectiva social del ser humano en cuanto hablantes de una lengua o lenguaje que compartimos un mundo intersubjetivo, pues es imposible mostrar desde la subjetividad cartesiana, claro está sin apelar a Dios como garante ontológico, la existencia de las otras mentes y el mundo físico.

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Ibíd. Pág. 176. Ibíd. Pág. 46.

Yo soy conciente que tengo una mente en tanto que pienso y, como consecuencia puedo decir con certeza que existo, pues para descartes tanto la certeza como la duda son estados del sujeto. Sin embargo, no se puede demostrar por medio de la empresa cartesiana ni la existencia de las otras mentes ni el mundo externo, porque el conocimiento del sujeto se basa en el acceso privilegiado, es decir, en el conocimiento directo e inmediato que le brindan la autoconciencia y la percepción interna (la introspección). Aquí se puede ver cómo el dualismo y, más específicamente, el “dogma del fantasma (la mente) en la máquina (el cuerpo)” es la causa principal del el error categorial cometido por Descartes, además es la fuente de muchos otros errores categoriales. Los más importantes de estos son primero “la doctrina del Acceso Privilegiado”; esto es la opinión de que sólo yo puedo tener un conocimiento directo de los estados y procesos de mí propia mente y que “El acceso directo a las operaciones de una mente es privilegio de ella”5; segundo, “la hipótesis para-mecánica”, es decir, la opinión en la cual “la mente es un debe estar sujeta a causas y efectos, pero (Dios sea loado) de tipo no-mecánico”6. En efecto, Descartes justifica su solipsismo sobre la base de que yo conozco indudable e inmejorablemente mis estados y procesos mentales. El acceso privilegiado expresa el grado de escepticismo o de subjetividad extrema de la filosofía cartesiana, porque dudar de las otras mentes implica dudar de la existencia de los demás sujetos. Por tanto, los estados y procesos mentales no se pueden comunicar toda vez que son privados, a saber, que lo que acaece en la mente de otro sujeto no se puede decir o comunicar. Pero para Ryle, los procesos mentales no son estados conductuales ni cambios corporales, sino disposiciones conductuales. Ahora podemos decir que lo que intenta hacer Ryle es explicar la naturaleza de los procesos mentales como disposiciones conductuales. La tesis de Ryle es que las mentes no son sustancias como lo proponía Descartes y que la mayoría de los predicados mentales, describen disposiciones en la conducta, sin necesidad que estos se manifiestan en eventos privados u ocultos. Por lo tanto, como lo dije anteriormente en Ryle no hay una teoria de la mente propiamente dicha, sino una concepción de lo mental, y más concretamente, sobre los usoscorrectos o incorrectos de los conceptos mentales en el lenguaje común que compartimos los hablantes de una lengua. Es por esta razón que esta propuesta conductista lógica Ryleana acerca de la mente reúne o articula ciertos conceptos relevantes de los otros tipos de conductismo lógico, y esto lo hace porque creo que introduce la noción de disposición para describir la mente, pero reduciéndola con cierta complejidad y simplicidad a las cualidades de carácter, intelecto y actitudes proposicionales. Su comprensión de la mente me parece tanto muy sugestiva y sutil como también relevante, porque su análisis de la mente se puede enmarcar dentro de un tipo de reduccionismo conceptual o explicativo, en 5 6

Ibíd. Pág. 18. Ibíd. Pág. 21.

este aspecto consiste su sutileza conceptual para dar cuenta de los fenómenos mentales y del comportamiento sin necesidad de reducir (ideal o materialmente) por medio de una disyunción la mente o el cuerpo; y menos aún sin presuponer mediante una conjunción un dualismo entre la mente y el cuerpo. Por estas razones me parece pertinente señalar que la concepción de la mente, entendida como un conjunto de disposiciones conductuales de múltiples vías, se presenta como un análisis conceptual dinámico y flexible, que posibilita pensar los problemas que se dieron en la filosofía de la mente cartesiana y se dan en la filosofía de la mente contemporánea. Para ser más claros respecto a la consideración de la mente a partir de la noción de disposición comprendida como un paradigma o modelo teórico de lo mental, se debe a la presente la idea de que toda propuesta filosófica, en este caso sobre la mente, es cancelada o superada por una propuesta superior. Luego la concepción Ryleana sobre la mente pretende darle una solución, en principio, de manera cabal al problema de la naturaleza de la mente y su relación con el cuerpo y el mundo físico; pero no fue así, la solución fue parcial. Y nosotros preguntamos (el lector y yo) en tanto que compartimos un mundo intersubjetivo ¿qué sentido tendría la filosofía de la mente si no hubiese problemas? Puesto que esta problemática de la mente que se aborda en esta investigación se hace a partir de un análisis filosófico. Luego ningún enfoque teórico sobre lo mental puede agotar el tratamiento de este problema tan complejo. Es por esto que en la actual investigación del proyecto de monografía es de suma importancia reconocer el análisis lingüístico (lógico-semántico) para la comprensión y el análisis de este problema sobre lo mental. El libro de Gilbert Ryle es bien importante no sólo para los estudiantes de la filosofía, sino también para el público en general, toda vez que nos permite a través del análisis conceptual no perdernos en la comprensión errónea de la red o aparato conceptual anclada al lenguaje común para poder clarificar la geografía lógica de los conceptos referentes a lo mental y al comportamiento, convirtiéndose por ello en una herramienta metodológica para el estudio de la mente y, especialmente, el conductismo lógico Ryleano, pues transitando por esta vía se logra medianamente una mayor comprensión de la naturaleza de la mente.

OBJETIVOS

Generales

 Juzgar la viabilidad del análisis lingüístico tanto de las descripciones de los usos comunes de los términos y de las proposiciones acerca de procesos mentales como también del comportamiento. A partir de la filosofía del lenguaje ordinario, pragmatismo lingüístico, para el posible estudio de la lógica de la mente entendida como procesos disposicionales a la conducta, anclados a una perspectiva intersubjetiva en la medida que las distintas personas que somos partícipes de una sociedad o cultura compartimos (con ciertas escesiones) una lengua o lenguaje que está determinada por el contexto en que estamos inmersos.

 Investigar la plausibilidad del abordaje intersubjetivo en términos metodológicos para dar cuenta o explicar la mente a través del análisis lingüístico de los usos del lenguaje común que permiten describir y comunicar lógicamente las disposiciones conductuales entre unos agentes y otros, y viceversa, mediante las expresiones o actos lingüísticos manifiestos donde se ejercitan las disposiciones (potencialidades) en cuanto son factores lógicos.

Específicos



Explicar la influencia del dualismo cartesiano que genera y sigue generando confusiones conceptuales a nivel del lenguaje ordinario.



Identificar que el abordaje de la mente desde el conductismo lógico de Ryle a través del enfoque intersubjetivo, no está de acuerdo con el estudio de los fenómenos mentales entendidos como privados desde el enfoque subjetivo de Descartes.



Distinguir a partir del conductismo lógico qué entiende Ryle por mente y cómo se relaciona a un nivel conductual.



Describir tanto el error categorial como el carácter lógico y nomológico de los enunciados disposicionales hipotéticos y semi-hipotéticos que contienen términos disposicionales.

HIPÓTESIS

Posiblemente, la hipótesis del presente proyecto de monografía se ancla en un enfoque intersubjetivo, apelando al pragmatismo lingüístico propio de la filosofía del lenguaje ordinario. Es así como me propongo hacer un análisis de la noción de disposición en el libro de Gilbert Ryle, El Concepto de lo Mental, toda vez que a través de su concepción conductista de la mente describir y aclarar algunos aspectos relevantes, y además controvertidos, del enfoque subjetivo de la concepción cartesiana de lo mental, que no pudo conceptualizar de forma adecuada la naturaleza de la mente y su posible problemática conexión con el cuerpo. Ryle define la mente como un conjunto de disposiciones conductuales que están relacionadas lógicamente con los conceptos referentes a lo mental y a la conducta, que se manifiestan o se comunican de forma intersubjetiva entre los hablantes que comparten una lengua o lenguaje determinado por una sociedad o cultura. Ryle se propone el abordaje filosófico de la mente desde un punto de vista del análisis lingüístico anclado a un enfoque intersubjetivo como metodología para una aproximación al problema de la naturaleza de la mente y su relación con el cuerpo, con lleva al problema de la brecha epistémica entre en conocimiento en primera y tercera persona. La hipótesis que se propone parte del análisis de la noción de “disposición”, porque brinda la posibilidad de hacer un análisis lingüístico y una descripción conceptual de las cualidades de carácter, intelecto y de las actitudes proposicionales como las creencias, deseos e intenciones; sin apelar necesariamente a explicaciones y descripciones desde un enfoque subjetivo como concibe descartes la empresa de lo mental. Es así como los enunciados disposicionales describen procesos conductuales cuyos términos tienen un concepto o

significado público, en tanto que estos conceptos se interpretan y comunican intersubjetivamente en el lenguaje mediante disposiciones conductuales expresadas lingüísticamente. Interpretar y sostener una comunicación lingüística desde el enfoque intersubjetivo es una condición para justificar la tenencia de un pensamiento (un conjunto de procesos disposicionales a la conducta) a través del lenguaje, toda vez que una persona debe se capaz de expresar muchos pensamientos y, más concretamente, ser capaz de comprender el habla y las disposiciones de las otras personas. Las disposiciones conductuales de una persona pueden conectarse lógicamente con otras disposiciones de otras personas en tanto que son factores lógicos. Es así como para tener mente es necesario tener el concepto de disposición, luego para tener el concepto de disposición se debe tener lenguaje o comunicación lingüística. Toda vez que:

“Descubro que existen otras mentes al comprender lo que los otros dicen y hacen. Al entender lo que otro dice, juzgar sus bromas, darme cuenta de sus estratagemas en un juego, seguir el curso de su argumentación, oírlo criticar la mía, no estoy haciendo inferencias respecto de la operaciones de su mente, sino que las estoy siguiendo”7 Ahora bien para comprender el habla de otra persona debo ser capaz de pensar las mismas cosas que ella, debo compartir su mundo intersubjetivo, pero no estar de acuerdo con él es la mejor prueba de que conozco sus disposiciones a la conducta que describen sus cualidades de intelecto, carácter y la actitudes proposicionales(creencias, deseos e intenciones )que son rasgos sociales que compartimos quienes somos capaces de comunicarnos, pues somos usuarios de una lengua o lenguaje en un mundo intersubjetivo.

REFERENCIAS

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Ibíd. Pág. 55.

BIBLIOGRAFICAS



Ryle, G. (1949). El concepto de lo mental. Editorial Paidos.

BIBLIOGRAFIA

 Davidson, D. (1995). Ensayos sobre Acciones y Sucesos. Editorial Crítica.  Dennett, D. (1996). Contenido y conciencia. Editorial Gedisa.  Descartes, R. (1999). Discurso del método. España: Editorial Alianza.  Descartes, R. (1973). Meditaciones metafísicas. Editorial Aguilar.  Descartes, R. (1977). Meditaciones metafísicas con objeciones y respuestas. Ediciones Alfaguara, S. A.  Hierro, J. (2005). Filosofía de la mente y de la ciencia cognitiva. Ediciones Akal, S. A.  Kenny, A. (2000). La metafísica de la mente. Editorial Paidos.  Moya, C. (2004). Filosofía de la Mente. Editorial. universitat de valencia.  Mundle, C.W.K. (1975). Una crítica de la filosofía lingüística. México: Editorial Fondo de Cultura Económico.

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