Comunidades Homogeneas y Sociedades Multiculturales

April 6, 2019 | Author: ariel pereira | Category: Community, Morality, Liberty, Understanding, Sociedad
Share Embed Donate


Short Description

ensayo...

Description

COMUNIDADES HOMOGENEAS Y SOCIEDADES MULTIC MULTICUL ULTURALE TUR ALES. S.

Las sociedades tradicionales premodernas han funcionado la mayoría de las veces como unidades cohesionadas por un sistema monolítico de ideas, creencias y valores homogéneos, profundamente arraigado en su propia historia, el cual funda una manera unívoca de concebir “lo natural”, el bien y los ideales de vida del hombre y de la comunidad, es decir, un ethos cultural que congura y dene una fuerte identidad colectiva. En este conteto la educaci!n, por e"emplo, no hace otra cosa que inculcar directamente a los "!venes el modo de ser propio de la comunidad en la que ingresan, como la forma de vida “ética”, los valores y costumbres que caracteri#an o identican a los miembros de esa comunidad y que ellos comprenden como naturales, de tal manera que no permiten ninguna libertad para elegir otra forma de vida diferente. Este modelo de educaci!n moral supone que la posible eperiencia de con$ictos de valores ha de tener siempre una resoluci!n ya dada en el ordenamiento "er%rquico de los valores mismos. El modelo no es cuestionado mientras la homogeneidad cultural de la comunidad y su sistema de valores se mantiene inalterado. El comunitarismo es una posici!n los!ca que pretende restaurar de alguna manera aquel modelo. En su "usticada crítica del individualismo y del atomismo liberal, los comunitaritas comunitaritas ponen de relieve que el individuo no precede en realidad a su comunidad, sino que, por el contrario, depende profundamente de ella. Los valores y creencias, o la comprensi!n del mundo comunitaria, determinan su auto comprensi!n y con ello también su identidad. Etremando esta línea de pensamiento, algunos llegan a decir que el individuo no elige libremente &aunque crea hacerlo así' sus valores y los nes fundamentales, sino que los encuentra siempre ya ahí en la tradici!n hist!rica de su comunidad. (no de los comunitaritas prominentes, que es )lasdair *ac+ntyre, epresa con el mayor vigor esta interpretaci!n “-oy hi"o o hi"a de alguien... ciudadano de esta o aquella ciudad, miembro de este o aquel gremio o profesi!n... omo tal heredo del pasado de mi familia, mi ciudad, mi tribu, mi naci!n, una variedad de deberes, herencias, epectativas epectativas correctas y obligaciones. Ellas constituyen los datos previos de mi vida, mi punto de partida moral”./ El tipo de identidad en la que piensa este autor es la identidad convencional de las sociedades premodernas en las que la din%mica del cambio y la movilidad social eran casi ineistentes, y el individuo quedaba ya identicado de manera “natural”, no por sus elecciones, sino por su n acimiento en determinada familia, etnia, lugar y clase social o corporaci!n, por los roles sociales y las funciones profesionales que heredaba de sus antepasados.

El avance del proceso de moderni#aci!n, la movilidad social, territorial y profesional de amplios sectores sociales, la apertura al mundo, la globali#aci!n, etc., han erosionado y puesto en crisis los restos de aquel tipo de cultura tradicional y las identidades est%ticas, ligadas a las estructuras corporativas de las sociedades premodernas que algunos comunitaristas quisieran restaurar o mantener, y han difundido otros valores que tienen que ver con la vida privada y la libertad individual para elegir diferentes planes de vida, para buscar otros hori#ontes fuera del lugar de origen, cambiando los roles heredados y las posiciones sociales, etc. -e habla de la transici!n de un modelo de identidad fuerte, estable y cerrada, a un nuevo tipo de identidades abiertas, menos duras y m%s din%micas. En la terminología de 0aul 1icoeur2 se trata del paso de la identidad “idem”, que forma parte de lo involuntario de nuestro ser y denota permanencia inalterada del car%cter, como herencia natural y cultural, a la identidad “ipse”, entendida como delidad a las propias elecciones de la libertad y mantenimiento de la palabra dada, como lealtad y cumplimiento de las promesas. Esta es la identidad propiamente moral, que se ha desprendido ya de los presupuestos sustancialistas de un n3cleo inalterable de la personalidad. Este sentido de la identidad moral tiene su ancla"e m%s profundo, seg3n mi manera de ver,4 en la delidad a la verdad, no como algo ya dado, sino como el hori#onte o la meta de una b3squeda del sentido, que implica apertura a la crítica y disponibilidad para la autocorrecci!n y el cambio. La autonomía llega hasta la denici!n de la propia identidad, que no se acepta como algo que se recibe ya hecho, sino que se desea reali#ar como elecci!n y libre construcci!n de sí mismo. )hora bien, en una sociedad abierta, democr%tica y pluralista, en la que no eiste ya una 3nica concepci!n del mundo y del hombre que sea reconocida por todos, y especialmente en las grandes sociedades multiculturales, se da también un pluralismo de las convicciones “éticas” acerca del bien o de los ideales y modelos de vida, y ba"o este aspecto podría decirse que la “ética”, en el sentido especial que se ha denido aquí, en cuanto diferente de la moral, es vivida ahora como una tradici!n cultural o como una opci!n individual o de grupo, que reclama respeto y solidaridad de la sociedad global, pero que no puede pretender universali#arse, u “ociali#arse” en la esfera p3blica mediante el derecho, sino que tiene que aprender a convivir con otras tradiciones y con otras formas de vida. 5ay quienes eperimentan estos cambios como una suerte de privati#aci!n de la “ética”, como un empobrecimiento o una pérdida de la vida comunitaria6 otros ven en ello un progreso o la liberaci!n de un modelo de sociedad cerrada, premoderna y antiliberal. Esta es una presentaci!n muy elemental de un debate abierto que divide las opiniones en la sociedad y en la losofía actual, no solamente en )mérica Latina, sino también en Europa y los EE. ((. El debate central en la losofía norteamericana de las 3ltimas décadas del siglo 77 ha sido esta confrontaci!n de liberalismo y comunitarismo. 8o podría

detenerme ahora a anali#ar aquí los argumentos en pro y en contra de una y otra posici!n. 0ero ya el planteamiento de esta situaci!n trae apare"ado como consecuencia una pérdida de legitimidad de los contenidos de los sistemas  "urídicos que conservan resabios de aquellas “éticas” tradicionales, y del mencionado modelo de educaci!n “ética” de las comunidades antiguas, el cual sería recha#ado como autoritario en una sociedad moderna.

9Esto quiere decir, entonces, que los aspectos morales de la educaci!n quedan reservados a la familia y a las comunidades religiosas o a otros grupos privados6 que la escuela p3blica debe abstenerse de incidir en esta dimensi!n porque ello sería interferir en la libre elecci!n de valores e ideales de los alumnos: 9!mo establecer esta demarcaci!n en el sistema "urídico: *e parece que aquí, frente a estas preguntas, revela toda su signicaci!n la distinci!n que he venido remarcando desde el comien#o entre el tema de las normas y los principios morales con pretensiones de valide# universal, y el tema de los ideales y modelos éticos de vida, que deben ser respetados en la medida en que representan opciones que denen una identidad o un ethos particular y valioso, pero que dependen de convicciones y de opciones de vida que no pueden argumentarse como vinculantes para todos. El que se recono#ca como fen!meno sociol!gico la progresiva privati#aci!n de los ideales y modelos éticos no quiere decir que pueda admitirse también la privati#aci!n y la relatividad de todos los valores y de los principios morales, porque sin una moral p3blica no es posible el orden político, el derecho, ni la sociedad misma.

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF