Comparación, Séneca, Epicuro.

September 20, 2017 | Author: Fabian Miranda | Category: Pleasure, Happiness & Self-Help, Seneca The Younger, Soul, Psychology & Cognitive Science
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Juan Guillermo Miranda Corzo

Comparación Séneca-Epicuro Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque para alcanzar la salud del alma, nunca se es ni demasiado viejo ni demasiado joven. Epicuro, Carta a Meneceo

Para lograr una comparación acertada, en primer lugar, quisiera mostrar algunos puntos de la filosofía de Séneca y, posteriormente, de la filosofía de Epicuro para, finalmente, llegar a los puntos de convergencia mostrando al tiempo los límites de semejanza. Séneca Al fundamental en la filosofía de Séneca es que el ser humano no debe apartarse de la naturaleza en la búsqueda de la virtud que es, ciertamente, lo que lo llevará a la salud del alma y, por consiguiente, a la felicidad. Por ello, es en Epicuro importante y fundamental llegar a la salud del alma, y como último fin, la felicidad, no solo por vía espiritual sino también por vía corporal. Se es feliz si está hacia la naturaleza teniendo un alma saludable, equilibrada, sin esclavitud de la fortuna, libre y tranquila, recta, alejada del deseo. Feliz también es aquel que, rigiéndose por la razón, no desea nada, y, además, la felicidad está en permanecer en “el juicio recto y seguro”. Así, el alma es pura y libre del mal. “Es feliz, pues, el hombre de recto juicio; es feliz el que se contenta con lo que tiene y, sea como sea, le pone afecto; es feliz aquel a quien su razón hace conformar con el estado de sus negocios” (Séneca, p.97). Si se está con el placer, el dolor puede llegar, por lo cual, teniendo placer y dolor, se es esclavo. El deleite del hombre consistirá en que haya un rechazo del deseo que supera el deseo natural, donde se prefiera el deleite del que es libre por obra de su bondad. Hay que seguir el camino de la naturaleza, la razón obedece a ella y toma su consejo. Por ello, la vida feliz también es vivir en conformidad con la naturaleza. Así las cosas del cuerpo y la naturaleza tienen que ser medios o tránsitos y no ser esclavos de ella, es decir, que la naturaleza no sea lo que nos rija. De esta manera, es útil al alma.

El hombre debe prestar más atención a sí mismo que a lo exterior, y por ello, el placer es solo medio en tanto es natural y no se convierte en un vicio. El placer es solo uno más de los resultados de la virtud, no tiende en dirección hacia el placer. “El placer no es ni la recompensa ni la causa de la virtud, sino un complemento, pues la virtud no satisface porque procure un placer, sino que deleita al mismo tiempo que satisface.”(Séneca, p. 101) No hay que sobrepasar el deseo natural. Epicuro En Epicuro es importante meditar sobre aquello que concierne a la felicidad, ya que si la poseemos, ya lo tendríamos todo. El objeto de la vida feliz es la “la salud del cuerpo o la tranquilidad del alma” (Epicuro, p. 61). Hay disfrute por parte del sabio del placer más intenso. Lo fundamental en una vida feliz es conseguir un cuerpo y un alma sanos, por medio del placer y la virtud. Existen deseos diversos, unos son necesarios, otros son vanos. Entre los necesarios, hay unos que son importantes para conseguir la felicidad y el bienestar del cuerpo. Lo fundamental es conocer bien estos deseos con los cuales se pueda elegir de manera correcta cuáles son necesarios para el bienestar, la salud y tranquilidad del alma y el cuerpo. Dicho placer es necesario para evitar el dolor. Sin embargo, no se puede acceder a todos los placeres ya que algunos pueden llevar a un dolor mayor “El placer es el principio y el fin de una vida feliz, porque lo hemos reconocido como un bien primero y congénito, a partir del cual iniciamos cualquier elección o aversión y a él nos referimos al juzgar los bienes según la norma del placer y del dolor” (Epicuro, p. 61) Así, siendo importante la elección, Epicuro afirma que el principio fundamental es el juicio que enseña la vida como algo justo y bello, estos sin los cuales sería imposible ser feliz o sin la felicidad sería imposible vivir con estas virtudes, “Pues las virtudes son connaturales a una vida feliz, y el vivir felizmente de acompaña siempre de la virtud” (Epicuro, p. 64)

Comparación Como anteriormente pudimos ver, hay puntos de convergencia entre ambos autores partiendo desde el fin que ambos autores buscan. En primer lugar, hay que ver que el fin de los dos autores tiene muchas similitudes. Podemos ver que para ambos el fin del hombre es buscar su felicidad por medio de una especie de salud del alma que, ciertamente, es dependiente también de la salud del cuerpo. En Séneca, si nuestra naturaleza está por encima de la razón, el cuerpo será el que domine por encima del alma. En Epicuro, buscando la salud del cuerpo para lograr una vida feliz y un alma tranquila, los placeres

mesurados (en el sentido en que un placer desmesurado podría llevar al dolor del cuerpo, y por ello, a la infelicidad y el dolor del alma) son importantes para que el cuerpo se sienta feliz, y con ello, el alma permanezca en tranquilidad. Como vemos, ambos buscan la salud del alma y la felicidad, en Séneca podría ser un tanto más restringido a los placeres del cuerpo que Epicuro, mas sin embargo, él también da límites a los placeres, ya que el vicio podría ser perjudicial a futuro. Unido a lo anterior, podríamos ver que para la búsqueda de la felicidad es importante que haya un interés por buscar la virtud. En Séneca, como vimos, lo importante es llegar a la felicidad por medio de la virtud conseguida en gran parte con la mesura de los placeres. En Epicuro, sin las virtudes sería imposible ser feliz, y para que se den las virtudes, se es necesario ser feliz. En segundo lugar podríamos ver, y ello también como afirmación de Séneca sobre Epicuro, la afirmación de que hay que obedecer a la naturaleza. En este punto, hay que tener en cuenta que la mención a la naturaleza concierne al deseo natural (bueno) que proporciona la naturaleza para el hombre y que, siendo llevado por buen camino, es bueno para el hombre. En Séneca es bueno el deseo natural, pero sobrepasarlo es algo malo. Para Epicuro es importante regirse por los placeres, pero un vicio (un placer que se sobrepase) podría llevarnos a un dolor (lo malo) futuro. Seguido a lo anterior, podríamos decir que en ambos autores podríamos comparar lo que en Séneca es la Razón y en Epicuro el juicio y la elección. La razón atiende de lo que de la naturaleza le puede proporcionar de bueno, siendo, algo así, una especie de elección de aquello que me da la naturaleza para lograr salud en el alma: “conservar con diligencia y sin temor las facultades del cuerpo y las aptitudes naturaleza como cosas transitorias y prestadas; no someternos a su esclavitud ni dejarnos dominar por otras fuerzas” (Séneca, p. 99). Así, en Séneca hay una importancia por la razón en tanto escoge como medio lo que le puede servir, de alguna manera, a la virtud. En Epicuro hay un interés por el juicio que nos permitirá elegir también los placeres que no podemos realizar porque nos causaría un dolor mayor, y con ello, nos llevaría a una infelicidad e intranquilidad en el alma. Como vimos, podría haber puntos de convergencia entre la Razón de Séneca y el juicio de Epicuro, teniendo en cuenta que esta Razón parece más radical con los placeres que el juicio de Epicuro. En tercer lugar, podemos que en ambos autores hay una búsqueda de de una especie de equilibrio. Claro que guardando las proporciones en cada autor, Séneca muestra una forma de llegar a la felicidad por medio del logro de la virtud, teniendo como un medio la utilización del deseo natural, haciendo una especie de equilibrio en la vida entre cuerpo y alma. Sin embargo, el equilibrio está más claro en Epicuro, ya que para él, la lógica del placer busca un punto de satisfacción media entre el cual existe el dolor o por falta de

placer o por un exceso. La satisfacción, siendo en parte un medio para lograr la felicidad (como también el deseo natural y el deleite en Séneca son medios), necesita tener cierto medio de placer para lograr un bienestar. Seguido a lo anterior, también hay una diferenciación entre los diferentes, por decirlo así, tipos de deseos, entre los cuales se distingue un deseo en alto grado que podría llamársele vicio y un deseo mesurado que podría ser un deseo natural. Así, en atención a lo que está en ambos autores, que es el obedecer a la naturaleza (en Séneca más restringido que en Epicuro), aquel deseo natural que no es un exceso del deleite, podría ser lo que se debe obedecer de la naturaleza, estando en subordinación al juicio. El cuerpo natural como medio para acceder a un bien natural, el buscar la felicidad y el bienestar.

Conclusiones Podríamos concluir lo siguiente: Hay una preocupación por el interior más que por el exterior, ambos se dirigen a un arte para la vida, creando lógicas específicas para llegar al buen vivir. La diferencia podría encontrarse en que en Séneca hay más restricción en el placer que en Epicuro. Así, se podría hablar de una diferencia de grado en el permitir el placer para el cuidado del cuerpo y el alma Ambos autores, que permiten el placer y la virtud, en Séneca hay más atención a las cuestiones espirituales que a las placenteras, y el Epicuro, mayor atención a los placeres en atención a cuestiones espirituales. De esta manera, podríamos decir que ambos autores buscan llegar a la felicidad por prácticas corporales y espirituales, felicidad que se da con la salud del cuerpo y del alma. Tal vez el deseo de Epicuro pueda ser tomado como algo en exceso, sin embargo, a mí parecer, ese deseo es algo más mesurado que excesivo atendiendo, además, a lo que nos dice Séneca sobre Epicuro: “Por mi parte, estoy convencido –y lo diré mal que les pese a nuestros mismos colegas- que Epicuro dio preceptos santos y rectos, e incluso, si se observan de cerca, penosos; ya que el placer de que habla reduce a algo pequeño y mezquino, y la misma ley que nosotros imponemos a la virtud, Epicuro la dicta al placer; esto es, que obedezca a la naturaleza” (Séneca, 106)

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