Cómo Ser Libre en Un Mundo de Esclavos
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CÓMO SER LIBRE EN UN MUNDO DE ESCLAVOS (PARTE I) por Angel 130 comentarios Sígueme en Twitter
Hemos tenido la suerte de nacer en la mejor época de la historia. Nunca antes habíamos tenido tantas opciones y oportunidades a nuestro alcance. Sin embargo, muchas personas están atrapadas en una vida que odian y que, curiosamente, han creado ellas mismas. Llevo varios años luchando contra esta “esclavitud moderna”. Intentando que cada vez más gente sea dueña de su tiempo y pueda vivir a su manera. Aunque ya he compartido algunas reflexiones sobre el tema en Vivir al Máximo, recientemente he sentido la necesidad de combinar todas mis ideas sobre cómo ser más libre en un pequeño ebook que pueda servir de guía a aquellos lectores que se sientan atrapados o perdidos. Mi intención es regalar ese material a los futuros nuevos subscriptores en formato PDF o en una serie de e-mails, pero antes de hacerlo me gustaría contar con tu feedback para que la información sea lo más útil y completa posible.
En las próximas semanas (empezando hoy) voy a publicar una serie de posts titulada “Cómo ser libre en un mundo de esclavos”, y al final de cada uno de los artículos plantearé algunas preguntas sobre el contenido de los mismos para que las respondas en la sección de comentarios. Tu opinión me ayudará a mejorar el resultado final. ¡Muchas gracias por tu ayuda y espero que disfrutes de lo que he
preparado! Ángel.*** Libertad significa vivir la vida como tú quieres vivirla. Cuantas más cosas haces porque QUIERES en vez de porque alguien te obliga o porque no te queda más remedio, más libre eres. Es triste, pero existen muy pocos hombres libres hoy en día. La mayoría de la gente se pasa la vida realizando tareas que odian, tienen a alguien que les dice a qué hora deben levantarse y cuándo pueden irse de vacaciones, y nunca disponen de tiempo para hacer lo que de verdad les apasiona. Afortunadamente, tú no tienes por qué vivir así. Es posible ser libre en un mundo de esclavos. Este es un manifiesto sobre la libertad; sobre por qué es importante y sobre cómo conseguirla. Lo he escrito para todas aquellas personas que están insatisfechas con su vida laboral. Que se sienten atrapadas en un trabajo del que no pueden escapar, y que ven como los días pasan y pasan sin que nada cambie. Creo que lo que necesitan realmente no es más dinero ni mejores condiciones, sino más libertad. También lo he escrito para aquellos jóvenes que se encuentran perdidos y no saben hacia dónde orientar su vida. Tienen varias opciones pero no saben cuál escoger.
Confío en que este libro les sirva de brújula para tomar las decisiones que les lleven una vida libre y satisfactoria. Sea cual sea tu situación, espero que lo disfrutes y que alguna de las ideas que te voy a presentar a continuación te ayude a ser más feliz.
El origen de la infelicidad No es ningún secreto que la mayoría de la gente está insatisfecha con su vida laboral. Las encuestas dicen que al 80% de los españoles no les gusta su trabajo, y mis lectores suelen describirme su situación con frases como estas: “Me siento atascado y sin posibilidades de avanzar” “No me gusta, no me llena, me absorbe las energías y me desgasta” “Siento que estoy desperdiciando mi juventud en una empresa en la que no se reconoce lo que hago” Normalmente, cuando algo no te gusta lo lógico es dejar de hacerlo. ¿Por qué no abandonan entonces esos empleos que les amargan la vida? La respuesta es dura: porque no pueden. Tienen facturas que pagar e hipotecas que devolver, y necesitan ese sueldo para poder cubrir todos estos gastos. En otras palabras: son esclavos de su salario. Esta dependencia, esta necesidad de ingresar dinero todos los meses para poder sobrevivir, les obliga a tomar decisiones subóptimas y a hacer cosas que no les gustan, como aceptar un sueldo de 700 euros al mes o tragar cuando el jefe les obliga a hacer horas extras no remuneradas. No es que sean estúpidos; es que no les queda más remedio. En condiciones como estas es fácil ser infeliz. Yo también lo sería si me pasase 50 horas a la semana haciendo algo que odio a cambio de cuatro duros. Y eso sin contar la inseguridad y el estrés de vivir mes a mes. Pero… ¿cómo llega alguien a ese punto?
La encerrona El objetivo último del ser humano es la felicidad. Todo lo que hacemos, desde estudiar un máster hasta irnos de voluntarios a construir escuelas en África, lo hacemos porque creemos que a la larga nos va a hacer sentirnos bien. El problema es que no siempre sabemos qué es lo que de verdad nos va a hacer felices, y acabamos tomando decisiones que tienen consecuencias desastrosas. Posiblemente, el error más común sea el creer que la felicidad está ligada a TENER ciertas posesiones materiales: un bolso de Prada, el último iPhone o un apartamento de 3 dormitorios en el centro. Al fin y al cabo, este es el mensaje que nos venden en los anuncios las grandes multinacionales, que quieren engordar sus cuentas corrientes a nuestra costa, y también los gobiernos, que buscan que “crezca la economía”. La realidad es que, una vez cubiertas las necesidades básicas y unos mínimos de confort, el que tus pantalones sean de marca o cenes todas las semanas en un restaurante caro no va a hacer que te sientas más realizado. Sin embargo, esas cosas sí que pueden esclavizarte sin que te des cuenta. Como piensas que para ser feliz necesitas consumir y para consumir necesitas dinero, buscas un trabajo. Pero el trabajo no te gusta, lo que compras con tu sueldo no te llena, y ya no tienes tiempo para encontrar algo mejor ni para hacer lo que de verdad te haría feliz. Estás atrapado. La situación empeora cuando adquieres compromisos económicos como contratar una hipoteca o tener un hijo. Tu gasto mínimo aumenta y tu margen de maniobra se reduce. Quedarte sin empleo es una tragedia. Ya no puedes estar un mes sin ingresar dinero, así que si te ofrecen cualquier cosa tienes que aceptarla porque no te queda más remedio. Por suerte, existe una salida. Una forma de romper este círculo vicioso y recuperar la libertad con la que naciste.
Una forma diferente de entender el mundo Tal y como acabamos de ver, somos nosotros mismos con nuestras acciones los que construimos la celda que luego nos aprisiona. Nadie nos obliga a comprar cosas que no necesitamos, ni a endeudarnos, ni a aceptar un trabajo que nos hace infelices. Son decisiones que tomamos voluntariamente porque la televisión, la sociedad o nuestros padres nos han dicho que es lo correcto y porque no conocemos otras alternativas. Desde pequeñitos nos han vendido que éxito es tener un buen puesto de trabajo, un coche y una casa, y que cuanto más dinero ganemos, más rápido sea el coche y más grande la casa, más felices seremos. Pero nunca hemos cuestionado la veracidad de esa idea, ni nos hemos preguntado por qué narices hay que trabajar en primer lugar. Por eso, el primer paso para ser libre es cambiar tus creencias y redefinir el significado de tres conceptos fundamentales como felicidad, tiempo y dinero, y la función que cumplen en tu vida.
FELICIDAD El mundo no es un valle de lágrimas; es una aventura maravillosa llena de posibilidades. Estás aquí para disfrutar, no para sufrir. Tu felicidad es lo más importante. Cada persona es diferente, y lo que me gusta a mí no tiene por qué gustarte a ti. Por eso, desconfía de quien intente venderte que para ser feliz necesitas viajar por el mundo, tener hijos o irte a salvar ballenas a Japón. Esa es sólo su opinión. Tú eres el único que puede saber qué es lo que te hace feliz a ti porque sólo tú sabes cómo te sientes en cada momento, y tu opción es igual de respetable que cualquier otra. Dicho esto, no olvides que para sentirte realizado no necesitas un chalet adosado ni un BMW descapotable. Si fuese así, nuestros antepasados hubiesen sido tremendamente infelices porque en su época no podían comprar nada de eso. Normalmente la felicidad se encuentra en cosas mucho más simples, como trabajar en algo en lo que crees, rodearte de gente que te quiere y vivir sin estrés.
TIEMPO No vas a vivir para siempre. Tu tiempo en este planeta es limitado, y por muy rico que seas no puedes comprar más. Eso lo convierte en tu recurso más preciado. La única manera de ser feliz es destinar ese tiempo a aquellas cosas que van a contribuir a hacerte feliz. De ahí la importancia de tener control sobre el mismo y protegerlo con uñas y dientes. Cuando son otras personas las que deciden qué es lo que haces con la mayoría de tus horas es complicado que seas feliz, salvo que tus intereses estén alineados con los suyos. Por eso, piénsatelo muy bien antes de dar tu tiempo a los demás, porque lo que realmente les estás dando es un pedacito de tu vida que nunca podrás recuperar.
DINERO El dinero es un sistema de intercambio de valor. Cuando aportas valor a la sociedad recibes dinero, y cuando extraes valor de la sociedad pagas dinero. Para recibir dinero tienes que dedicar tu tiempo a una actividad que beneficie a otras personas, y que puede que a ti te resulte o no te resulte satisfactoria. En cualquier caso, es algo que tienes que hacer aunque no te apetezca porque, salvo que seas auto-suficiente, necesitas otros recursos de la sociedad que tú no puedes producir. Eso significa que mientras te haga falta dinero tendrás que emplear parte de tu tiempo en conseguirlo. La gran ventaja de los euros es que, a diferencia de las horas, sí se pueden acumular. Por tanto, es posible ahorrar lo suficiente como para “comprar” el control total de tu tiempo durante varios meses o incluso años.
Cómo recuperar tu libertad Ahora que hemos redefinido el papel que tienen en tu vida la felicidad, el tiempo y el dinero, por fin podemos trazar un plan para romper el círculo vicioso que te convierte en esclavo.
Hemos hablado de muchos temas hasta ahora, pero podríamos resumirlo todo diciendo que el único objetivo de la vida es ser feliz, y que para conseguirlo necesitas lo siguiente: 1.
Saber qué es lo que te hace feliz
2.
Tener suficiente tiempo y dinero para hacerlo
El problema es que la mayoría de la gente no tiene tiempo para hacer lo que les hace felices (ni para descubrirlo) porque lo dedican a trabajar y a otras tareas que no les gustan. Por lo tanto, para ser libre y poder vivir la vida como tú quieres vivirla necesitas centrarte en tres cosas:
Trabajo. Encontrar algo que te dé los máximos ingresos posibles dedicándole el menor tiempo posible, y que te haga sentir cuanto más realizado mejor.
Gastos. Reducir la cantidad de dinero que necesitas para ser feliz. Cuanto menor sea, menos tiempo tendrás que dedicar a trabajar y más horas podrás dedicar a lo que te apetezca.
Tiempo. Revisar todas aquellas tareas que te roban tiempo y no te aportan nada y hacerlas más rápido o eliminarlas por completo, para así poder dedicar todo ese tiempo a aquello que de verdad te hace feliz.
En los próximos posts veremos cada uno de estos tres puntos más a fondo. ### ¿Estás contento con tu trabajo actual? ¿Por qué sí o por qué no? En caso de que no estés contento, ¿qué es lo que te impide cambiar la situación? ¡Cuéntanoslo en los comentarios! Foto: en la entrada del Parque Nacional de los Everglades, Florida
CÓMO SER LIBRE EN UN MUNDO DE ESCLAVOS (PARTE II) por Angel 52 comentarios Sígueme en Twitter
En el capítulo anterior vimos que para ser feliz sólo necesitas dos cosas: 1.
Saber qué es lo que te hace feliz
2.
Tener suficiente tiempo y dinero para hacerlo
Tu trabajo es tu principal fuente de ingresos y una actividad a la dedicas gran parte de tu tiempo, lo cual lo convierte en un componente clave en la ecuación de la felicidad. Contrario a lo que mucha gente piensa, trabajar no es algo malo. De hecho, puede ser una gran fuente de satisfacción personal. Por eso los grandes multimillonarios como Bill Gates, que tienen suficiente dinero para varias vidas, trabajan por decisión propia en vez de dedicarse a beber daiquiris en una playa del Caribe. El verdadero problema no es tener un trabajo, sino dedicar más de 40 horas a la semana a hacer algo que odias.
Cómo conseguir que tu trabajo te haga feliz Hay tres formas de enfocar tu trabajo para ser feliz: 1.
Dedicarte a algo que te gusta y que al mismo tiempo te da dinero. De esta manera, tu trabajo no limita tu libertad porque es algo que disfrutas y que haces porque quieres.
2.
Dedicarte a algo que no te apasiona pero que tampoco te roba mucho tiempo, y buscar la satisfacción personal en las actividades que haces fuera del trabajo.
3.
Dedicarte varios años a acumular una gran cantidad de dinero, jubilarte anticipadamente, y dedicar el resto de tu vida a aquello que te hace feliz sin tener que preocuparte nunca más por ganar un sueldo.
Por lo tanto, a la hora de analizar un trabajo debes tener en cuenta los siguientes aspectos del mismo:
Satisfacción laboral
Tiempo requerido
Ingresos
Veamos cada uno de ellos en detalle.
SATISFACCIÓN LABORAL Cuando te gusta lo que haces, tu trabajo deja de ser un problema y se convierte en una actividad que contribuye a aumentar tus niveles de felicidad. Según Daniel Pink, autor de La sorprendente verdad sobre lo que nos motiva, los últimos estudios científicos apuntan a que para que una actividad nos motive debe tener las siguientes características:
Autonomía: sentir que tienes control sobre lo que haces y cómo lo haces
Competencia: sentir que eres bueno en lo que haces
Propósito: sentir que lo que estás haciendo vale para algo y está contribuyendo a una gran causa en la que crees
Personalmente, estoy bastante de acuerdo con estos tres puntos, pero creo que la última palabra la tienes tú. Si eres feliz rellenando hojas de Excel, bien por ti. Lo importante es que te quedes con la idea de que cuanto más satisfecho te haga sentir tu trabajo, mejor.
TIEMPO REQUERIDO Mucha gente se obsesiona con encontrar el trabajo perfecto, pero lo que te hace feliz no tiene por qué ser necesariamente una actividad remunerada. Por ejemplo, aunque te apasionen las novelas policiacas, es difícil que te paguen por ello. Algunos gurús te dirán que la solución es combinar esa pasión con algo que necesite el mercado (ganarte la vida como escritor o crítico de novelas policiacas). Sin embargo, esto no siempre es fácil o incluso posible, o simplemente puede que no te interese contaminar un hobbie metiendo dinero de por medio. En ese caso, una mejor opción es encontrar un trabajo que te dé suficiente dinero para vivir y que te deje suficiente tiempo libre para hacer lo que te gusta. En general, cuanto menos tiempo dediques a trabajar, mejor, porque así podrás emplearlo en lo que tú quieras (sea trabajo u otra actividad).
INGRESOS Los ingresos siempre van de la mano con el tiempo. Por eso, lo que realmente te interesa de un trabajo son los ingresos por hora, no los ingresos totales. Dado que el motivo principal por el que trabaja la gente es ganar dinero, si consigues ganar mucho con poco tiempo y mantienes tus gastos estables, tendrás que trabajar menos y podrás dedicar todo ese tiempo libre a aquello que realmente te hace feliz. La regla en este caso es que cuantos más euros recibas por hora trabajada, mejor.
Tipos de trabajos Ahora que hemos visto cómo conseguir que tu trabajo te haga feliz y las características que debe tener para que esto sea posible, veamos los distintos tipos de trabajo que existen, cuáles son sus ventajas e inconvenientes, y algunos ejemplos de cómo construir una vida libre con cada uno de ellos.
1. Empleado Un empleado es una persona que vende a un tercero su tiempo a cambio de un sueldo. En este tipo de acuerdo, el empleador tiene todo el control. Es el que establece las condiciones del puesto (salario, horario de trabajo, días de vacaciones…), el que decide a quién contratar, y el que le dice al empleado qué es lo que debe hacer en cada momento, normalmente a través de otro empleado que recibe el nombre de jefe.
Ingresos Como empleado, tu salario responde a esta fórmula: Salario = Horas trabajadas x Sueldo por hora
Normalmente se trata de una cifra baja, entre 1.000 y 2.000 euros netos en España, ya que las dos variables de la ecuación están limitadas. Por un lado, los días tienen 24 horas, así que existe un máximo de horas que puedes trabajar. Por otro lado, tu empleador es quien decide cuál es tu sueldo por hora, y siempre le va a interesar pagarte lo menos posible dentro de los precios de mercado, ya que sus ingresos dependen de la diferencia entre lo que te paga y lo que le haces ganar a él. Y para acabar de empeorar la situación, el gobierno se lleva un gran porcentaje de tu salario antes de que llegue a tu cuenta bancaria sin que puedas evitarlo. Es posible cobrar mucho por hora en un empleo si tienes una habilidad muy demandada por la sociedad, como jugar muy bien al fútbol, o si consigues escalar la pirámide corporativa en una gran multinacional, pero son opciones muy complicadas y que requieren mucho tiempo. Todo esto hace que sea prácticamente imposible acumular grandes cantidades de dinero trabajando como empleado.
Tiempo Cuando eres un empleado, tu tiempo y tu trabajo están íntimamente ligados. En primer lugar, tu sueldo depende directamente de las horas que pases en la oficina, y rara vez se tienen en cuenta otros factores como el rendimiento. Eso quiere decir si no trabajas no cobras, y que aunque seas 10 veces más productivo que tus compañeros, ganarás lo mismo que ellos (con suerte te darán un pequeño bonus a final de año). Luego está el horario laboral. En la mayoría de los empleos estás obligado a trabajar ocho horas al día, cinco días a la semana, y aunque no necesites ganar más dinero, no puedes elegir trabajar tres horas en vez de ocho, o tomarte unos meses libres
simplemente porque te apetece (excepto durante tus vacaciones, que son limitadas y debe aprobar tu jefe). Quieras o no, un empleo se comerá una gran parte de tu tiempo y, salvo algunas excepciones, apenas te dejará horas libres durante la semana.
Satisfacción laboral En un empleo es tu jefe quien decide qué es lo que debes hacer cada día. Tanto si son tareas aburridas y repetitivas como si crees que eso no es lo más adecuado para la empresa, no te queda más remedio que obedecer, así que tu satisfacción laboral dependerá en gran medida de tu jefe y de la compañía para la que trabajes. Dado que el mercado laboral actual es una evolución del modelo industrial, donde cada empleado es una pieza híper-especializada y sustituible dentro de una gran máquina, la mayoría de empleos consisten en hacer lo mismo una y otra vez siguiendo un manual de instrucciones. Esta combinación de factores hace que sea complicado encontrar un empleo satisfactorio ya que, por su naturaleza, muy pocos tienen las tres características que despiertan la motivación:
Autonomía: tu jefe te dice exactamente lo que tienes que hacer y cómo debes hacerlo
Competencia: los problemas que tienes que resolver cada día son los mismos, así que una vez que aprendes a hacerlos dejan de suponer un desafío y tú dejas de aprender
Propósito: necesitas encontrar una empresa que tenga una visión y unos valores alineados con los tuyos, y que se dedique a algo en lo que crees
Dicho esto, debes saber que sí existen algunas empresas que dan libertad a sus empleados, les hacen sentirse útiles e importantes, y les dejan trabajar en proyectos desafiantes, pero por desgracia no abundan (especialmente en España).
Pros y contras de ser empleado
Tener un empleo limita en gran medida tu libertad. Salvo contadas excepciones, te ata a una ciudad, te impone un horario, te quita mucho tiempo a cambio de poco dinero y te obliga a hacer tareas que tú no has elegido. Sin embargo, también tiene algunas ventajas y, usado correctamente, puede ser una buena herramienta para construir una vida libre. El principal atractivo de ser empleado es que es la manera más fácil de ganar dinero. Sólo tienes que pasar una entrevista y a partir del día siguiente empiezas a cobrar religiosamente, incluso si lo que haces no genera ingresos o si ese mes no le va bien a tu empleador. Tú no tienes que preocuparte de nada, salvo de estar en el lugar de trabajo a tu hora, hacer lo que te diga el que manda y no quejarte. Además de un sueldo, un empleo también te da un sentido de identidad (soy desarrollador senior), una estructura para tu día a día (trabajo de lunes a viernes de 8 a 6) y un círculo de amistades (gin tonics con los compañeros todos los viernes por la tarde). Aunque siendo empleado no eliges ninguna de estas tres cosas (puede que prefieras levantarte a las 11 de la mañana o juntarte con otras personas), tener una identidad, una rutina y una grupo de amigos es fundamental para ser feliz, y si tu trabajo no cubre estos aspectos de tu vida tendrás que cubrirlos tú mismo, algo que a mucha gente le puede resultar difícil. En resumen: trabajar como empleado no es la opción que te dará mayor libertad, satisfacción laboral o control sobre tu vida, pero sí la más cómoda en todos los sentidos. ¡Ojo! Cómoda no significa segura ni permanente. Muchos empleados creen que su puesto es para siempre y ajustan su nivel de vida a su salario, o adquieren compromisos económicos asumiendo que van a ganar lo mismo en los próximos 30 años. Esto les obliga a mantener un cierto nivel de ingresos de ahí en adelante, atándoles a ese trabajo y dejándoles en una situación muy complicada si en algún momento les echan. Y es que no hay que olvidar que, en realidad, ningún empleo es 100% seguro. Incluso las grandes empresas (Lehman Brothers) o los “todopoderosos” gobiernos (Grecia) pueden quebrar y dejarte en la calle de un día para otro aunque tu contrato diga que
tienes un puesto vitalicio, así que es conveniente que tengas en cuenta esa posibilidad antes de meterte en una hipoteca que se lleve la mitad de tu sueldo todos los meses. “María trabaja en la ventanilla de un gran banco. Todo le va bien y su jefa está contenta con ella, así que creyendo que va a mantener ese puesto toda su vida, pide una hipoteca a 40 años y decide empezar una familia. Unos años más tarde, estalla una crisis financiera inesperada, el banco quiebra y María es despedida. Como María vivía mes a mes, apenas tiene ahorros y su situación es crítica. Necesita una fuente de ingresos inmediatamente, pero nadie quiere contratarla porque sus conocimientos están anticuados y nunca se molestó en seguir formándose mientras estaba trabajando (creía que no hacía falta). Desesperada, cuando se le termina el paro acaba aceptando un puesto de 800 euros cocinando hamburguesas en un McDonalds que apenas le da para cubrir todos sus gastos y los de los suyos.”
Cómo llegar a ser libre con un empleo Pretender ser libre mientras trabajas como empleado es absurdo, ya que la flexibilidad y el control del tiempo no son precisamente los puntos fuertes de esta opción laboral. No obstante, aunque un empleo por sus características nunca va a aportarte mucha libertad, sí que puedes utilizarlo como una herramienta para lograr ese objetivo. Existen dos caminos para conseguir ser libre a través de un empleo. El primero es aceptar un empleo temporal, incluso uno que no te guste, con el único objetivo de ahorrar suficiente dinero como para comprar varios meses de libertad y poder hacer la transición a otro empleo mejor o a otro tipo de trabajo más alineado con tus objetivos. “Pablo da clases en un gimnasio con un horario terrible y cobrando un sueldo mediocre, pero desde el primer día tiene claro que se trata de un periodo de transición. Comparte habitación con cinco estudiantes, come siempre en casa y no pide cubatas en los bares para ahorrar lo máximo posible, y siempre que puede trabajar festivos y hace horas extras y sustituciones para cobrar un plus. Después de
varios meses en esta situación, consigue ahorrar suficiente dinero como para dejar su trabajo y abrir su propio gimnasio de Crossfit. El segundo es buscar un empleo muy bien pagado (independientemente de que te apasione) y combinarlo con un estilo de vida austero para ahorrar mucho dinero y jubilarte anticipadamente. “Antonio trabaja como desarrollador de software para Google en su sede en Mountain View, California. Su sueldo es de 100.000 dólares anuales más bonus. A base de llevar una vida austera y minimalista, ahorra la mayor parte de ese dinero, que va invirtiendo en bolsa. Diez años más tarde ha acumulado un capital de 1 millón de dólares que le permite jubilarse a los 32 y dedicar el resto de su vida a lo que de verdad le hace feliz: pescar.” Si tu objetivo no es ser 100% libre y te da igual aceptar las exigencias de un empleo a cambio de otros beneficios como la comodidad de un salario mensual o el poder desconectar después de salir del trabajo, tienes una tercera opción, que es buscar un empleo que te quite el mínimo tiempo posible y no te amargue, y considerarlo el precio a pagar para poder disfrutar de una buena calidad de vida y de mucho tiempo para ti. “Sara es maestra en una escuela de primaria. Aunque no está de acuerdo al 100% con el sistema educativo, se divierte enseñando a los niños, tiene un sueldo decente y su puesto sólo le quita 5 o 6 horas por las mañanas de Septiembre a Junio. Eso le permite dedicar las tardes a sus pasiones -montar en bicicleta, jugar con su hija y escribir novelas románticas- y aprovechar sus casi tres meses de vacaciones en verano para viajar por el mundo.” Por último, puedes buscar un empleo que te guste tanto y con unas condiciones tan buenas que no ambiciones nada más, incluso si tu libertad está limitada. Únicamente ten en cuenta que es muy complicado, porque las condiciones laborales las determina tu empleador y por tanto es difícil que coincidan exactamente con lo que tú quieres, y además pueden cambiar de la noche a la mañana porque no están bajo tu control. El mayor riesgo, y lo que debes evitar a toda costa, es conformarte con un empleo que te hace infeliz, que sabes que es incompatible con tus planes de futuro y que no va a mejorar hagas lo que hagas. Acomodarte y ver pasar los años sin que nada cambie.
Si te encuentras en esa situación, salir de ahí debería ser tu prioridad número #1, y deberías dedicar todo tus recursos a buscar o crear algo mejor. ### Ahora me gustaría escuchar tu opinión. ¿Cuáles son los pros y los contras de un empleo? ¿Qué añadirías o quitarías de mi descripción? ¿Cuál es la mejor manera de encontrar la felicidad siendo empleado? ¡Cuéntanoslo en los comentarios! En la próxima entrega de la serie analizaremos otros tipos de trabajo distintos a ser un empleado. Foto: réplica a tamaño real del Partenón en Nashville, Tennessee.
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