Cómo nadar entre tiburones
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Descripción: Poco se sabe del autor, quien falleció en París en 1812. Puede haber sido un descendiente de Francois y un ...
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“Cómo nadar entre tiburones”
Escrito por Voltaire Couteau Artículo aparecido en Perspectives in Biology and Medicine, Verano, 1973. Reproducido del Boletín “Recursos Humanos”, del Centro de Desarrollo Empresarial (CEDE). Poco se sabe del autor, quien falleció en París en 1812. Puede haber sido un descendiente de Francois y un antecesor de Jacques Cousteau. Aparentemente este artículo fue escrito para pescadores de esponjas, ante la probabilidad de que tuviera inferencias más amplias, fue traducido del francés por Richard J. Johns, un desconocido erudito francés, Profesor y Director del Departamento de Ingeniería Biomédica, Universidad y Hospital John Hopkins, Baltimore, Maryland, EEUU.
INTRODUCCION: Realmente, nadie nada entre tiburones por su gusto. No se trata de un deporte reconocido, ni es nada grato ni negociador. Las instrucciones que siguen se han escrito principalmente para el beneficio de aquellos que, por virtud de su ocupación, se ven obligados a nadar y se dan cuenta de que el agua está infestada de tiburones. Tiene una importancia obvia que uno se dé cuenta de que las aguas están infestadas de tiburones antes de empezar a nadar. Es prudente dar por sentado que esta determinación inicial ya se ha establecido. Si las aguas no estuvieran claramente infestadas de tiburones, este escrito tendría poco interés o valor. Si las aguas estaban infestadas de tiburones, el nadador ingenuo probablemente ya no tenga remedio, indudablemente ya no tendrá ni el más mínimo interés de aprender a nadar entre tiburones. Finalmente, nadar entre tiburones es como cualquier otra destreza, no se puede aprender en los libros solamente; el principiante deberá practicar, a fin de desarrollar esa habilidad. Las reglas siguientes simplemente exponen los principios fundamentales que, si son seguidos, harán que sea posible sobrevivir mientras se adquiere experiencia a través de la práctica.
REGLAS: 1.- Dar por hecho que los peces no identificados son tiburones. No todos los tiburones tienen apariencia de tiburón y algunos de los peces actúan como tiburones, aunque no lo sean. A menos que en más de una ocasión uno haya sido testigo de que otra persona se comporta serenamente ante un derramamiento de sangre. Es preferible considerar a una especie desconocida como si fuera un tiburón. Los nadadores sin experiencia se han visto malamente mutilados porque han dado por sentado que la conducta serena cuando no ha habido derramamiento de sangre indica que el pez no es su tiburón. 2.- No sangrar. Es un principio fundamental, que si la persona resulta herida a causa de un accidente o ex profeso, no debe sangrar. La experiencia nos ha demostrado que la presencia de sangre precipita un 1
ataque hasta más agresivo y muchas veces provocará la participación de tiburones que no habían intervenido o que, como ya se ha indicado, suelen ser más dóciles. Se admite que es difícil no sangrar cuando se ha recibido una herida, en efecto, en un principio esto tal vez parezca imposible. No obstante, la práctica diligente le permitirá al nadador de experiencia recibir una herida grave sin sangrar y sin siquiera dar muestras de haber perdido la compostura. Este reflejo hemostático puede ser, en parte, condicionado, pero tal vez puedan haber también aspectos constitucionales. Aquellos que no aprenden a controlar su sangradura, no deberían tratar de nadar entre tiburones, ya que el peligro sería demasiado grande. El control de la sangradura tiene un elemento positivo de protección para el nadador. El tiburón se verá confundido en cuanto a si su ataque ha herido o no a la persona, y en dicha confusión está la ventaja para el nadador. Por otra parte, el tiburón tal vez sí sepa que ha herido a la persona y esté perplejo por que no sabe por qué ella no sangra o da muestras de angustia. Esto también produce un efecto profundo en los tiburones. Ellos empiezan a dudar de su propia potencia, o alternativamente, piensan que el nadador cuenta con poderes sobrenaturales. 3.- Combatir prontamente cualquier agresión. Los tiburones rara vez atacan a un nadador sin previo aviso. Generalmente el ataque se ve precedido de un proceder agresivo de carácter exploratorio y tentativo. Es importante que el nadador reconozca que su conducta es un preludio al ataque y de inmediato tome medidas correctivas y enérgicas. El contraataque indicado sería darle un fuerte golpe en la nariz. Casi invariablemente, esto evitará un ataque en mayor escala, ya que se le da a entender que la persona comprende las intenciones del tiburón y está preparada para valerse de cualquiera fuerza que sea necesaria para repeler sus ataques. Algunos nadadores erróneamente piensan que una actitud congraciadora disipará el ataque en estas circunstancias. Esto no es así, una reacción semejante provoca un ataque por parte del tiburón. Aquellos que piensan en esa forma equivocada generalmente pueden ser identificados porque les falta un miembro. 4.- Salir del agua si alguien está sangrando. Si un nadador (o un tiburón) ha sido herido o está sangrando, sálgase inmediatamente del agua. La presencia de sangre y batir el agua producirán una conducta agresiva, hasta en el más dócil de los tiburones. Este último grupo, cuyas destrezas de ataque son deficientes, a menudo se comporta irracionalmente y tal vez ataque a los nadadores u otros tiburones que nada tengan que ver en el asunto. Algunos son tan ineptos que en la confusión se hieren a ellos mismos. Nada se ganará con tratar de rescatar a un nadador herido. El no sobrevivirá el ataque y la intervención de otra persona no le podrá brindar protección alguna una vez que se haya derramado sangre. Es raro que aquellos que hayan sobrevivido un ataque de esta índole se aventuran a nadar entre tiburones otra vez, actitud que no es difícil de comprender. La falta de medidas eficaces para hacerle frente a un ataque de un tiburón que ya haya cobrado mucha fuerza enfatiza la importancia que tienen las primeras reglas que se han expuesto. 5.- Estar prevenido contra las represalias. Un constante peligro al que se expone un nadador diestro es que los tiburones se olvidan de que esa persona nada sin dificultad y tal vez la ataque por equivocación. Es notorio que algunos tiburones tienen mala memoria en lo que a esto respecta. Esta pérdida de la memoria se puede prevenir participando en un programa de prevención contra represalias. El nadador 2
experto debe participar en actividades de esta índole periódicamente, por espacios de tiempo que sean más cortos que el lapso de memoria del tiburón. De modo que, no es posible establecer intervalos fijos. Este procedimiento tal vez tenga que ser repetido con frecuencia con los tiburones olvidadizos, y habrá que llevarlo a cabo solamente una vez con aquellos tiburones que todo recuerdan. El procedimiento es esencialmente idéntico al que se describió en la regla No. 3 (un fuerte golpe en la nariz). En este caso, sin embargo, el porrazo es insospechado y sirva para recordarle al tiburón que la persona está alerta y no le tiene miedo. Los nadadores se cuidarán de no herir al tiburón hasta el punto que lo haga sangrar durante el proceso, por dos razones: La primera es que los tiburones suelen sangrar profusamente y esto conduciría a la situación caótica que se describe en la regla No. 4. La segunda es que, si los nadadores actúan de esta manera, tal vez no sea posible distinguirlos de los tiburones. En efecto, los nadadores renegados son mucho peores que los tiburones, ya que ninguna de las reglas o las medidas que hasta ahora se han descrito es efectiva para controlar su conducta agresiva. 6.- Desorganizar un ataque organizado. Los tiburones suelen ser lo suficientemente egocéntricos puesto que, no actúan conjuntamente para atacar a un nadador. Esta falta de organización reduce mucho el peligro de nadar entre tiburones. Sin embargo, ocasionalmente los tiburones tal vez lancen un ataque coordinado contra un nadador o hasta contra uno de sus semejantes. Aunque este último evento no le concierne a un nadador, es esencial que la persona sepa cómo hacerle frente a un ataque organizado de un tiburón contra un nadador. La estrategia apropiada es la diversión. Se puede divertir un ataque de tiburones organizado de una de dos maneras: La primera es que los tiburones, como grupo, están especialmente propensos a las discordia interna. Un nadador de experiencia puede desviar un ataque organizado introduciendo algo, generalmente una cosa pequeña o trivial, lo cual hace que los tiburones empiecen a pelearse entre ellos. Generalmente, ya para cuando el conflicto interno se haya resuelto, los tiburones no podrán siquiera recordar lo que habían empezado a hacer y mucho menos organizarse para hacerlo. Un segundo mecanismo de diversión es introducir algo que enfurezca de tal modo a los miembros del grupo que empiecen a atacar ferozmente en todas direcciones, atacando hasta a los objetos inanimados que encuentren en su camino, en medio de su furia. ¿Qué se debe introducir? Desgraciadamente, hay diversas cosas que producen discordia interna o furia cegadora en diferentes grupos de tiburones. En este caso, la persona debe tener experiencia en hacerle frente a un grupo determinado de tiburones, ya que lo que enfurece a un grupo le pasará desapercibido a otro. Huelga decir que sería falta de ética por parte de un nadador, que esté bajo el ataque de un grupo de tiburones el contraatacar desviándolos hacia otro nadador. Es, desde luego, común que esto lo hagan nadadores principiantes y tiburones cuando se ven bajo un ataque cerrado.
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