Como Escribir Una Novela en Dos Semanas

December 12, 2017 | Author: Guillermo Lastra Saenz | Category: Novels, Archaeology, Piracy, Vikings, Stereotypes
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COMO ESCRIBIR UNA NOVELA EN DOS SEMANAS





Miguel Ángel Navarro


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© Bubok Publishing S.L., 2012 1ª edición ISBN: Impreso en España / Printed in Spain Impreso por Bubok

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Dedicatoria A los que compartimos nuestra afición de escribir y leer.


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Índice

Capítulo 1.

Los inicios.

Capítulo 2.

El personaje. La ficción.

Capitulo 3.

Lo interno y lo que se novela.

Capítulo 4.

Ywriter.

Capítulo 5.

Heris. Personaje estereotipo.

Capítulo 6.

Cómo el personaje Fran se impone.

Capítulo 7.

Naturalidad. Vocabulario. Acción.

Capítulo 8.

Tensión sexual. Tiempo y novela.

Capítulo 9.

Artificio para cerrar Cartasia.





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Capítulo 1. Los inicios.

Empecé con la libertad que te da empezar una novela que no sabes si terminarás, y de la que aún no hay una historia ni un final, sin las cadenas del relato con su cambio, nudo y desenlace en apenas cinco páginas, donde no te da tiempo a describir los personajes, ni a que desarrollen sus acciones. Eran las dos primeras páginas y no sabía aún como se iba a llamar el personaje de esta primera escena. Sí tenía claro que el personaje tenía que enfrentarse a un conflicto, a una situación comprometida que metiera al lector, si podía ser, hasta los huesos.





Y comencé a escribir como lo hago siempre, con mi forma particular y preferida, imaginándome la foto de una escena, y sobre ella relatar la acción, montar el desarrollo de la ficción, para más adelante montar la siguiente diapositiva, e imaginarme que va a pasar y contarlo, al fin y al cabo es contar con palabras lo que nos hace disfrutar.

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Es una chica universitaria que se cae de la bici, seguramente por debilidad y nervios, al haber dormido mal esa noche, porque se enfrentaba a un examen decisivo en su vida de estudiante y profesional. La rueda se dobla, la rodilla ensangrentada y le quedan veinte minutos para llegar al examen, al final de esta primera escena alguien fuera de contexto entra con gran estruendo en el aula donde se está realizando el examen y se acerca a darle la calculadora que había roto en la caída. Esto era lo único que yo tenía el 19 de agosto del 2012, ni trama, ni definición de personajes, ni lugares, ni escenas, ni por supuesto final. Mi mujer me vio escribiendo y lo quiso leer, se lo mandé por email y le gustó, me pidió permiso para colgarlo en su facebook, donde tiene unos cincuenta amigos y amigas. Esto eran las diez de la noche y sobre las doce había varios " me gusta " con comentarios de este tipo: "¿qué es esto? ¿Una novela de entrega por capítulos? Mándanos más, quiero saber cómo sigue." Durante los días siguientes tuvimos diez o doce incondicionales, que si tardaba más de dos días en subir alguna página, ya estaban preguntando por la novela de Miguel.

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Todo esto me animó mucho a decidir intentar escribir mi primera novela, ya que el día veintisiete de agosto cogía tres semanas de vacaciones, y algunos de mis fans, ( ! Tenía fans por primera vez en mi vida! ), comentaban que cuando tuviera la novela se la hiciera llegar. Por este motivo que os estoy contando, las veinte primeras páginas, son escenas de mucha acción, y sucesos concentrados, con mucho ritmo, un formato especialmente adaptado a una publicación en el muro de facebook, breve y donde pasaban muchas cosas, a poder ser que proyectaran imágenes en la mente del lector, porque esta red social es muy dada a compartir imágenes, cosas curiosas que llamen la atención, situaciones vitales y positivas, o a mi me lo parece, por lo menos entre las amigas de mi mujer.







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Por lo tanto estas primeras tardes-noches antes de vacaciones, estaba obligado a escribir al menos una página todos los días, y ya sabes, a imaginar fotos, situaciones y desarrollarlas. " Cómo se conocieron los protagonistas hace años en bachillerato haciendo eses con un ciclomotor para irse a bañar en horas de clase, cómo consiguió Bruno llegar a tiempo con la calculadora, cómo aprobó la chica y se fueron de fiesta, su paseo en moto, pasar de una verbena a una fiesta de universidad a orillas del río." Aquí todavía no sabía que iba a ser en Sevilla y la importancia del Guadalquivir en mi novela, al igual que casi sin hacer ruido apareció que Valle estudiaba Arqueología, para terminar siendo algo definitivo en el desarrollo de Cartasia.



Y sin querer también, sin pensar, como si alguien me lo hubiera colocado allí, apareció un velero, que iba a formar el triángulo decisivo en el desarrollo de toda la trama: arqueología ( yacimiento de Cartasia ), Guadalquivir y velero. Con lo que al empezar las vacaciones tenía las bases de la historia, y por fin conseguí ponerle nombre a la protagonista, Valle.



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Tengo que decirnos que una vez que inicie a fondo la novela, es decir, a partir de la página veinte, iba escribiendo escenas distintas pero nunca correlativas, iba salteando, incluso dejando escenas inconclusas para luego terminarlas o recortarlas, aunque esto último fue las menos, hasta que llegó un momento en que las piezas del puzle tenían que encajar, y fue entonces cuando me obligué a escribir las escenas que faltaban, o necesarias para hacer un bloque cerrado, hacer la novela. Pero no nos adelantemos, sí deciros que durante muchas páginas, quizás el ochenta por ciento, no supe el final, aunque sí estaba convencido de que Valle lucharía para salir de esta y de otras dificultades e ilusiones.









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Capítulo 2. El personaje. La ficción.

En las noches de julio estuve escuchando detenidamente el estupendo podcast "Taller literario" que podéis encontrar en iTunes o en la web de Alex Hernández Puertas. En él se habla de personajes, tramas, ritmo, vocabulario, naturalidad, narradores, premios y agentes literarios. Un montón de temas de cómo escribir, aportando un punto de vista rico y nuevo. Al escribir la novela parte de estas escuchas me vinieron a la mente, de esta forma, sin ganas por caótico y perezoso, pero siendo obediente a sus indicaciones, comencé a describir a mi personaje central, con una ficha, en lo interno, un trabajo muy laborioso, pero muy rentable posteriormente. Es como si tuvieras que escribir sobre alguien que no conoces, y para ello convives una semana con él en la montaña. El escritor tiene que saber infinitamente más del personaje, que la idea que se haga el lector de él por sus acciones.

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Como nació, incidentes que le marcaron en su infancia, la relación con sus padres y hermanos, como vivió su adolescencia, la primera vez que bebió o hizo el amor, sus mejores amigos, sus gustos, sus actitudes ante temas de la vida, su espíritu y filosofía, su perfil psicológico, su forma de socializarse, forma de vestir, como es físicamente, y todo esto nos ayudará mucho a relatar cómo reacciona ante situaciones que le van ocurriendo, dramas o conflicto que tiene que ir superando o fracasando. Y sobre todo a hacer creíble al personaje.

En este punto recuerdo algo que especialmente me ilusionó, "el ritmo y desarrollo del tiempo en la realidad es muy distinto al que se debe dar en la ficción." " La ficción nos ayudará a conocer mucho más a un personaje, y al género humano, que toda una vida conviviendo con alguien, un familiar, un compañero de trabajo, o un vecino."

Nos levantamos, tomamos un café, nos duchamos y nos vamos a trabajar, al mediodía recogemos a los niños del colegio y nos vamos a comer...y así un día y otro. No es habitual que nos encontremos en situaciones nuevas, comprometidas, o en conflictos que tienen que

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desenvolverse en el tiempo. La ficción tiene la necesidad dramática del personaje, de no ser así, no interesa, no engancha al lector. Lo que no le ocurre a una persona en diez años, le pasa a un personaje en diez páginas.













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Capítulo 3. Lo interno y lo que se novela.

En estos momentos ya había nacido un tema que subyace por debajo de la trama, y era como una joven que acababa su carrera de arqueología, no se resignaba a no tener trabajo, y de paso estar obligada por este motivo a volver de nuevo con sus padres al pueblo. La novela se desarrolla entre el 2011 y 2012, por lo que sobra contar nada de la situación económica y de paro. Por tanto Valle tenía que luchar contra todo lo que le rodeaba, para conseguir un medio de vida. Huí de digresiones o reflexiones del personaje, que muchas veces espantan al lector, pero cometí un error, extrapolar lo interno al lector. Como autor cogí un A3 doble y lo extendí en la mesa, y comencé a hacer un esquema en círculos, y con la ayuda de colores empecé a relacionar porque camino iba a ir la novela Cartasia. Fue eficaz, me aclaró y me aportó ideas, pero lo trasladé a la escena en el garaje de Bruno con la técnica del A3 expandido. A Además se inició el capítulo del velero, donde se relataron todo tipo de estrategias y formas de emprender y avanzar en los objetivos de Valle, y esto en palabras de algunos lectores que me han dado feedback, termina por aturdirles por tanta información.

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"Convertí el velero en un chiringuito de fiesta de universidad, un lugar para realizar fotos a recién casados, un bar de refrescos al lado de la oficina de turismo, a la vez de que lo estaban limpiando y reparando para iniciar los tours a Cartasia. Más adelante cuando navegan hacia el yacimiento , vuelve la novela a relatar escenas que retoman una dirección, y no una batería de ideas e iniciativas, que aunque creíbles con el personaje se salía un poco de lo que es novelar, por lo menos para que se le haga ameno al lector. En estos momentos ya iba por la página veinticinco, que es un veinticinco por ciento de mi novela. Y fue cuando di mi primer salto de escribir escenas no sucesivas, la escena de Heris, que os contaré en el siguiente capítulo, no sin terminar éste apuntando otra recomendación del "Taller literario" que me vino desde el principio a la mente, la tensión sexual. El ejemplo más claro de esta herramienta es cuando se utilizó en la serie "Luz de luna" donde hay una atracción sin que llegue a pasar nada entre Bruce Willis y su compañera detective, que mantuvo la atención del espectador durante ciento de capítulos. Yo lo apliqué en Cartasia, por supuesto sin tanta maestría, y entre Valle y Bruno había momentos de atracción y de confusión, pero sin llegar a pasar nada, incluso también con el profesor de moto, y con Herís al inicio de la travesía hasta el mar.

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Capítulo 4.- Ywriter.

Hasta aquí estuve escribiendo en mi table, pero el cuerpo de la trama se me empezó a ir de las manos, y fue cuando me metí a fondo con lo que me aportó el blog "Tinta al sol", la magnífica herramienta para escribir novelas "Ywriter", que se puede bajar gratuitamente en la red, en la web www.spacejock.com, y una guía en español muy clara en http://www.spacejock.com/files/Manual_De_yWriter5.pdf. De esta forma pude ver en una sola pantalla todas las escenas, y arrastrar y soltar con el ratón, para si lo estimaba oportuno cambiarlas de lugar, cambiar nombre, o escribir en cualquiera de ellas, si el momento de escritura y locura me llevaba de una escena a otra, dando saltos. (Fantástico). Aquí es donde tuve que escribir, e intentar hacerlo creíble, cómo Mario, un señor mayor, jubilado y viudo, que se sentía sólo, le cede el velero a una chica de 25 años, Valle. !!Uff!!, muy difícil, pero creo que lo conseguí. ¿Cómo? Creyendo en la fuerza y vitalidad de nuestro personaje, y mostrando una nueva faceta suya, su especial comunicación con los ancianos, que reitero una y otra vez a lo largo de la novela, con la abuela de Fran, con Adelaida, o con Sebera.

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De esta forma, Valle le abre una ventana a Mario con facebook, para comunicarse con su nieta en Frankfurt, que está allí por el tema que le atrapa a Valle, la juventud no tiene trabajo en su tierra. Mario recuerda a su nieta a través de Valle. Y llega un momento en que tienen una relación muy fuerte de cariño y comprensión. Me acordé de que nunca crees un personaje, si no va a tener un desempeño o función en la trama, sino el lector se sentirá defraudado y la historia perderá credibilidad. De esta forma, Nuria, la nieta de Mario, fue un personaje que me obligaba a crear, para unir a Mario con Valle, pero que tenía a continuación que sacar de la trama, y esto lo hice más allá de haber escrito el ecuador de la novela, a pesar de que es el capítulo tres. Cuando ya no podía prescindir la historia del velero, porque en ese caso, tendría que escribir una historia completamente distinta. Como veis de esta experiencia de escribir la novela he salido enriquecido y reforzado. Durante dos semanas escribía, dos horas al levantarme con el café de la mañana, dos horas con el café de después de la siesta y una hora más sobre las once de la noche. La media era de una página por hora, aunque Ywriter tiene un contador de palabras, en el que unas cuarenta mil son unas cien

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páginas, y te va marcando el progreso en función de las fechas que tú le has marcado, cuanto llevas y cuanto te falta, con una barra que te motiva a seguir. En estos momentos, después de unos cinco días, ya sabía que tenía que aparecer un objeto en el yacimiento arqueológico que diera un giro a la historia. No sé cómo, se coló la idea de una construcción enorme y oval en lo más alto del yacimiento, que sin saberlo me llevaría al final de la historia, con los vikingos, la aurora boreal, y las mujeres guerreras. Google me ayudó mucho a madurar la historia, porque con la traducción de oval en finlandés, soika, desarrolle en mi imaginación y en la novela la trama hasta un final que yo aún no sabía. Por otra parte, los lectores e indican que doy demasiados datos, y a veces aturde. Otra vez me doy cuenta de lo difícil que es no traspasar la delgada línea entre la documentación, o los pensamientos del personaje, y la narración. Y además Cartasia da para escribir cien páginas más, lo que ocurrió es que la novela me absorbió y tuve que cerrarla y publicar a las dos semanas con cien páginas, una novela corta, para por lo menos descansar la cabeza la siguiente y última semana de vacaciones. Porque aunque escribía cinco horas al día, el resto del tiempo hacía otras cosas, trabajos físicos y rutinarios del día a día, pero la trama me seguía dando vueltas en la cabeza.

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Para cuándo volvía a escribir, tenía un truco que os revelo, porque nunca eran dos horas exactas, o una exacta por la noche. Normalmente intentaba parar cuando había iniciado un giro, un conflicto, una nueva escena, o un nuevo desenlace de una escena, por tanto cuando volvía a tomar la narración, estaba deseoso de plasmar esa nueva situación, que además había madurado y había dado vueltas en mi cabeza, incluso en sueños. En esto me ayudó mucho también Ywriter, porque tiene la opción de "notas" donde puedes anotar ideas, o cualquier cosa que se te ocurra sobre esa escena u otra, personajes, lugares, curiosidades, abstracciones, donde buscar, cualquier cosa, que más tarde te va a ayudar a orientarte y seguir. En el próximo capítulo os hablaré de como apareció el finlandés Heris, y como se desarrolló una travesía de cuatro días con Valle hasta el mar.





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Capítulo 5. Heris. Personaje estereotipo.

Se presentó frente a mí la imagen del velero atracado frente a la oficina de turismo en Sevilla, posiblemente junto a la Torre del Oro. Un toldo blanco que extendía el velero a la orilla en un sol de justicia, donde los turistas, sobre todos extranjeros se acercaban a curiosear y a refrescar la garganta. Entonces se apareció un personaje típico, el guiri quemado por el sol, en este caso Heris, finlandés, cómo no, y realizando una tesis sobre lenguas nórdicas, desgarbado, blanco, con una bici y sin apenas dinero, un viaje iniciativo desde Finlandia al Sahara, para ver los atardeceres del desierto. Me acordé de lo que decía Alex Hernández en su podcast, " si utilizas un personaje típico o estándar, no hace falta que lo describas, todo el mundo se lo va a imaginar, es un estereotipo, como un carpintero, un conductor de taxi, etc.", por tanto todos sabemos cómo es un guiri joven del norte de Europa en verano en el sur de España, aunque en su capítulo fui dando detalles específicos sobre él, pero aquellos que no formaban parte de su estereotipo, sino que iban más allá, en la línea de donde quería llegar. Durmió tres noches en el barco, cayó simpático y Valle se ofreció a llevarlo al mar a cambio de que le ayudara a promocionar su tour en

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Helsinki, aparte de otros dos objetivos que desveló más adelante, que le dijera su opinión sobre las palabras de la vasija "Wungo Nai samanka", que habían desenterrado en la construcción oval del campo de trabajo arqueológico. Fijaros, aquí aún no había escrito cómo funcionaba y se implantó la excavación en Cartasia, ni la escena de como encontraron el asa, desenterraron la vasija, y la recompusieron un sábado en el laboratorio, del que tenía llaves Fran. Y tampoco sabía que Fran iba a ser un personaje relevante. Simplemente la travesía con Heris me dio para unas diez páginas, y sin tener las otras escenas me puse manos a la obra. Ocurrió algo que también me facilitó mucho la estructura y la narración de Cartasia. Aprendí a crear títulos de escenas, y colocarlas en su sitio, sin aún haberlas escrito, y de una hojeada en Ywriter sabía que tenía y por donde podía ir la historia, me ayudaba mucho a escribir con dirección, o a encontrar los giros y conflictos de la trama, y además me transmitía seguridad e ilusión por los avances obtenidos. Yo tengo un perfil promotor y caótico, y esta forma de trabajar me daba la libertar de escribir la escena que me brotaba en la mente. En esta escena instalé una tenue e inicial tensión sexual, que desarrollé con una escena divertida de Valle en top-less con gafas de sol en cubierta y Heris manejando el timón, " Heris parecía de escayola, sólo movía el brazo de vez en cuando para quitarse la

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gorra y secarse el sudor, mientras resoplaba". Aquí el personaje me pidió que no pasara nada entre ellos y yo respeté su decisión, la última noche le dejo sólo en el velero, porque se puso muy pesado, Valle cogió su moto y se fue a dormir al campamento a saber de sus compañeros del yacimiento. En fin, es un capítulo divertido. Una vez que Heris se marcha, Valle vive una de las escenas más intensas en soledad, vuelve ella sola en el velero, y se le hace de noche antes de llegar al siguiente pueblo, por lo que siente mucho miedo, los sonidos del río son los protagonistas, y creo que logro trasladar esa inquietud y desasosiego al lector. ¿Cómo lo hice? Imaginando, siempre imaginando fotos, y en este caso me ayudó una experiencia personal. Con veinte años una noche de verano me fui a dormir al río, me llevó un amigo en moto, lejos de cualquier pueblo o ciudad, y planté un saco de dormir en una pequeña isla que rodeaba el río entre vegetación y corrientes, cerca de la orilla. No dormí en toda la noche, y mis esfuerzos se enfocaron en detectar el origen de cada ruido, el miedo procedía que la mayoría de los sonidos no tenía ni idea quién o qué los hacía, por lo que la imaginación cabalgaba a gran velocidad, unas veces con la cabeza dentro del saco y otras fuera por el calor.



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Al llegar el día Valle se dirige a Cartasia en el velero y llama a su íntimo amigo y compañero en toda la trama, Bruno, para que se acerque a por ella, no quería dormir esa noche sola, y aparece un elemento sugeridor de libertad y romanticismo, los dos en la moto a velocidad crucero "tuturuumm, tuturuumm" Bueno en el siguiente capítulo os contaré como me metí en la escena más larga de la novela, con unos doce personajes, donde todos tienen que tener un sentido, y todos tienen que interactuar, pensé que no iba a ser capaz de hilvanar todo este coral de personajes, ya sabes siempre con calidad y creíble, sobre todo divirtiendo al lector, pero tengo que decirnos que me lo pasé en grande escribiendo esta escena de unas veinte páginas, no sin pasar apuros o atascos, que solucionaba escribiendo en otras escenas para volver más tarde a esta, que la llamé "El decano".







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Capítulo 6. Cómo el personaje Fran se impone.

Antes de hablar de la escena del decano, me parece oportuno apuntar que me pasó con un personaje, Fran. Aparece por primera vez en la escena que Valle va a casa de la abuela de Fran, con la intención de que le ayude a componer las piezas de la vasija Wungo. Pero curiosamente cuando el equipo de investigación del departamento de arqueología sube al velero el domingo a las nueve, para realizar el tour hacia Cartasia, todos como contaré luego tenían que ir de blanco, y cuando ya habían subido, llego tarde un personaje que desentonaba mucho con todos los demás, y sobre todo con el decano y su señora, un chico vestido de negro con una camiseta de un grupo de rock, y tras escribir su diálogo con Valle, haciéndole entender que debía venir de blanco, me di cuenta que sin saberlo era Fran, que lo había convertido en uno más del departamento, con una beca que había obtenido por méritos propios. Y no queda aquí la cosa, porque cuando Valle está en el aprieto financiero con el banco, y nadie le puede prestar ayuda de una manera inmediata, aparece Fran, como si estuviera viendo lo que sucedía y nos quisiera echar una mano, dándonos a conocer el crowdfunding, que además después de mucho esfuerzo funcionó para refinanciar el agujero de lo que

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había emprendido Valle. Por lo que tuve que cambiar la escena de la primera vez que fue a casa de la abuela de Fran, relatando como le pedía unos apuntes, y quedó sorprendida de la aplicación práctica que tenía Fran en una habitación sobre dicha asignatura, que despertó la curiosidad de Valle, e hizo que aprobara en primera convocatoria. Como veis la imaginación es desbordante, porque los personajes están vivos. Y como no podía ser de otra forma, Fran le ayuda a analizar los huesos y la inscripción del hacha que encuentran en la tumba de la guerrera vikinga Soi en Cartasia. Bueno, Valle sintió la necesidad dramática o el conflicto de promocionar su tour, su proyecto del yacimiento, mediante artículos científicos en la revista de arqueología de la universidad de Sevilla. Por cierto, en un primer momento fue Silvilia, y Alcabir, en vez de Guadalquivir, pero me pareció más oportuno encuadrarlo en un lugar real, aunque Cartasia no lo es, de hecho una lectora me apuntó que lo primero que hizo al terminar la novela fue ir a Google a ver si existía Cartasia, y efectivamente era ficción, en este caso creada por mí. Cuando sale bien, es fantástico crear ficción. El origen del nombre vino de un comentario que oí en un podcast sobre los tartesios, una hipótesis que venía a decir que Tartesia consistía en un asentamiento de griegos exiliados o repudiados por Grecia.

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De aquí un asentamiento o sitio donde refugiarse piratas vikingos, en el caso de Cartasia, eran piratas mujeres que se habían rebelado contra sus hombres en su tierra escandinava, su padre, consortes o hermanos, y Valle lo iba a descubrir, junto con unas particularidades sociales nunca vistas antes en ninguna civilización estudiada. Empecé la historia del decano imaginando la viveza de Valle para abordarlo en su despacho, y embarcarlo regalándole a todo su equipo con sus parejas un todo incluido el próximo domingo, una travesía en el velero, ida y vuelta a Cartasia. Fue divertido, porque las primeras páginas se basan en reflejar lo que es la rumorología, especialmente en el sur, que provocó una condición o protocolo, Valle les invitó no sólo a la travesía, sino que impuso el protocolo de una fiesta ibicenca, es decir, todos tenían que ir de blanco. Dos parejas jóvenes, un homosexual, una chica rellenita, el matrimonio Bertomeu (el decano), y Fran. Empecé con lo que hablaban el lunes en el café y los pasillos, para llegar día por día hasta el viernes, haciéndose la bola cada vez más y más grande, es lo que se llama expectación, y por fin el domingo voy relatando como va vestido cada uno de ellos. Ahora queda todo un viaje para allá, añadiendo a Valle, Bruno y Mario, la exposición del decano a los demás sobre los trabajos en el yacimiento, donde se unieron Sebera (alcaldesa de Coria de Cartasia) y su marido, una

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verbena en el muelle del paseo fluvial que fue construido en otra escena, una escena erótica entre Valle y Bruno, que ahora os adjuntaré, una conversación existencial sobre hombres y mujeres entre Valle, Mario y Fran de vuelta a Sevilla, y la entrada a Sevilla con música clásica. ( Si me lo plantean antes de escribirla, le digo que imposible, que no me veo capaz, sin embargo fue unos de los capítulos que mejor me lo pasé al escribirlo)

Un pequeño botón de muestra de este capítulo, en la verbena sobre el embarcadero de Cartasia, espero que os guste, o al menos os entretenga:

"Fran que había estado mordiéndose la lengua todo el tiempo y tenía que exteriorizar su contención. Se le abrieron los ojos cuando vio que los músicos en el escenario tenían montada una señora batería. Cogió su mochila, se quitó el disfraz de jeque árabe y se colocó una camiseta negra de tirantas de los AC&DC y se dirigió al batería, sin esperar a que terminaran la pieza se subió al escenario y le chocó la mano al que tocaba, tras un cambio de impresiones Fran se colocó detrás a la espera. Terminó la pieza y le cedió el sitio. A partir de entonces Fran no dejo el asiento, tocaba muy bien, con mucho ritmo, aunque a veces se le iba un poco al heavy metal, a redobles, o fuertes toques en los platillos. Al principio nos

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hacia extrañar los pasos del baile, pero pronto nos gustó el ritmillo que le daba a las canciones, aunque quienes más sufrían eran los músicos mayores a los que le cambiaba continuamente el compás.

El batería oficial de la banda de música, alargado como

un espárrago, fue abordado por Sena y sus pechos redondos que se asomaban abrazando al enjuto músico en los pasodobles. El músico era uno de los solteros eternos del pueblo, y se encontraba feliz bailando con toda una hembra como Sena, por lo que en ningún momento hizo amago de querer volver a su sitio. Sena bailó y bailó, se carcajeaba, le gustaba el músico, y era ella quien le subía el brazo y lo volteaba. Más tarde en el viaje de regreso Sena se lo pasó todo el tiempo dormida, unas veces resoplaba y otras suspiraba como soñando con el enjuto tamborilero.

Tras unas cervezas muy frías y dos mojitos, todo un

alarde de organización de Sebera, Bruno y yo nos echamos dos sevillanas y fuimos el centro de atención de la verbena. Estábamos sudando y riéndonos, fuimos a por otra cerveza fresca y

¡ No¡ ¡ Se habían acabado !

Bruno me cogió de la mano y me dijo



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Salimos corriendo, apoyamos las manos en la baranda del embarcadero y de un salto subimos a cubierta, corrimos a ver quien llegaba antes. Llegó él y me tiro desde el camarote la lata que yo cogí con una mano en el aire. La sed me hizo abrirla sin pensar y toda la espuma de la cerveza se esparció por el pecho, la cara y el pelo, la agité y mojé a Bruno que ya subía con su lata, el también la agitó y boom: rociados de cerveza. - Valle, de perdidos al río, me dijo quitándose el pantalón y la camisa apuntando al otro extremo de cubierta, haciendo con sus manos el gesto del delfín.

Como yo estaba en pantalón corto, cogí carrera hasta

popa y me tiré abriendo los brazos en cruz y gritando: " ¡ Jerónimo ! ".

Cuando quise sacar la cabeza del agua vi volar a Bruno: " ¡ Jerónimo ! ".

Una vez nos refrescamos, buceamos y nadamos, subimos a cubierta a cambiarnos. Bajamos al camarote donde Bruno guardaba su ropa, porque era más previsor que yo, y me sorprendió con una muda mía, y un vestido blanco de tirantas que me había comprado para la ocasión. ¿ Qué ocasión ? Pues una como aquella.







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Me cambié y me eché el pelo para atrás, me vi en el espejo y me sentía muy guapa. Fui al camarote a darle las gracias, y por emoción y despiste entre sin llamar. Bruno estaba de espaldas y desnudo, una espalda ancha y un culo perfecto, duro, como un fruto maduro esperando a que lo mordieran.

>. Bruno cogió una toalla de manos y se

la ató a la cintura, yo me giré para coger la puerta del camarote y cerrarla a la vez que me salía, y Bruno se giró para dejarme salir, pero se equivocó y se giró al lado contrario. En el espacio tan reducido del camarote nos quedamos frente a frente separados por centímetros, el aire que nos separaba se mostraba denso y nos atraía como un imán, por un momento nos quedamos inmóviles. Bruno me cogió la cara con las dos manos y me comenzó a besar, yo me dejé llevar sin saber muy bien porqué. Me apoyé en la pared y él me seguía besando mientras me bajaba la cremallera de la espalda y bajaba con suavidad las tirantas, el vestido se resbaló hasta mis pies. Me cogió en volandas, me dejó caer con suavidad sobre la cama y comenzó a acariciarme como si llevará toda su vida haciéndolo, mis pechos, mis labios, mis brazos hasta mis manos, mis piernas hasta mis pies, hasta que sentí que me acariciaba y besaba cada vez más cerca de mi vientre. No sé cuánto tiempo estuvo acariciándome pero yo ya me había dejado llevar. Estaba abierta como una flor cuando sentí su pecho sobre el mío a la vez que me atravesaba hasta lo más profundo de mí ser, perdí el sentido de dónde estaba y en qué momento de mi vida, empecé a flotar y jadear, mi cuerpo se vertía mientras sollozaba y reía de placer, me encogía y me retorcía. Sentía que mi vida se iba tras un chorro de placer. Bruno comenzó a jadear conmigo hasta que reventó lo más íntimo de él dentro de mí.

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Bruno y yo terminamos fundidos en un abrazo durante unos cinco minutos, yo me dormí. Se fue a por un café y me acurruqué entre las sábanas, estaba relajada como volviendo en sí. Al rato llegó Bruno con el café.

- Que rico, gracias.

- ¿Volvemos a la verbena?

- Prefiero quedarme aquí un rato más. Ve tú si quieres, así no nos echaran de menos. Luego iré yo.

Bruno me dio un beso en los labios y se marchó, yo estaba ya metida en un sueño profundo y reconfortante."











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Capítulo 7. Naturalidad. Vocabulario. Acción.

Volví a la lectora que me apuntó, junto con otras, que había momentos que se le atragantaban, porque había muchos datos, y le pregunté por alguno de esos momentos. Me indicó aquellos que yo sospechaba. Cuando se habla de la deuda con el banco, cuando se habla al principio del velero, cuando encuentran o componen la vasija. Y es cierto, dejo de novelar para componer documentación y argumentos al desarrollo de la historia, espero no cometer esta equivocación la próxima vez. No sé como escribirán otros compañeros, pero yo no utilicé el diccionario ni una sola vez a lo largo de las cuarenta mil palabras, ¿Y por qué? Le había escuchado a Alex Hernandez que el vocabulario te lo da la lectura y no un buen diccionario, y que los sinónimos nunca significan lo mismo unos de otros, porque toda palabra tiene una connotación asociada, y es apropiada para una ocasión específica. Utilice vocabulario natural, es decir, aquel que yo utilizaría para contar, con el bagaje que tengo como lector y escritor, que insisto se puede ampliar, pero siempre leyendo a buenos autores.

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Y la acción. Ayer me dijo otro lector, que de esta novela podía salir un buen guión, porque la historia tenía fuerza y veía las imágenes. Realmente nuestra mente funciona por imágenes, aunque las palabras mediante abstracciones las representen, aquí está la magia de leer y escribir, en como la mente del lector crea y lanza imágenes y las convierte en suyas. ¿Cómo podemos hacer saltar imágenes en el lector? Lo primero que hay que decir es que esto nos ayuda a que el lector se enganche a la historia, se le haga amena, y sea cómplice con su imaginación de la historia. Y lo segundo, que para conseguirlo tenemos que utilizar verbos de acción, concretos,como pedalear, andar, saltar, dibujar, mover, bailar, hablar, salir, entrar y otros muchos, y no abstractos como reflexionar, abstraer, metódico, síntesis, sintetizar, integrar, esquematizar, y otros. A la vez tenemos que poner todos los objetos que podamos, como en la fiesta del velero, ( hamacas, toldo, café, periódicos, vegetación, pastas, vestido de gasa, pantalón estampado, churros, velas, cuerdas, como cuando entramos en un bazar lleno de todo tipo de objetos de hojalata y otros metales. Pero poner palabras y objetos por rellenar, o como simple técnica, no es la forma de hacerlo, porque lo realmente difícil es colocarlos y que encajen en la escena, y trasmitan acción.

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Capítulo 8.- Tensión sexual.

Hoy me ha comentado una lectora que le han llegado mucho las escenas del pueblo, el patio, las mujeres cosiendo, la relación de Valle con Mario, y que la historia es buena, y resulta creíble. Además me ha añadido que a veces daba demasiados datos, y se perdía, y que aunque el final no se lo esperaba, y le ha chocado o quizás impactado, tenía que haberme recreado más en esas últimas escenas del final, tenía que haberlo explotado más. He aprendido escribiendo, y estoy aprendiendo escuchando, y no es el primer lector que me incide en que hay partes de Cartasia que parecen un borrador, y es cierto, quizás por escribirlo y publicarlo, sin dejarlo reposar, o también por carencias en mi forma de escribir, que espero ir puliendo. También no es la primera lectora que me comenta que la historia tiene fuerza y enganche, y que daba para, al menos, cien páginas más. Mañana le preguntaré en que momentos o escenas se perdía más, o encontraba esa maraña de datos. Además me apuntó que se quedo con la incertidumbre o mal sabor de boca de no saber cómo terminaba por fin la relación entre Valle y Bruno, que desde un principio allí se veía que había algo. Lo que me agrada, porque es una señal de que en cierto modo conseguí esa tensión sexual, que mantiene la atención del lector.

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A la vez me aportó mucho el comentario de que le encantó y entendió perfectamente el personaje de Mario, lo cual quiere decir que es un personaje que está vivo en la ficción.



Ahora os voy a contar como aprendí, por la necesidad de terminar la novela, como aplicar el tiempo a la historia. No sabía cómo hacerlo, porque nunca había escrito el desarrollo completo de una historia, en este caso de cien páginas, y claro cien páginas dan para mucho, un montón de escenas donde suceden cosas, el tiempo avanza, y más con el personaje emprendedor y vital que me traía entre manos. Una escena tenía una extensión que iba de una a tres páginas, con lo que estamos hablando de unas cincuenta escenas, casi todas de acción hacia adelante. ¿Dónde queda el tiempo en todo esto? Yo las escribía y las escribía, pero llegó un momento que me di cuenta que todas no podían suceder en verano, entre julio y septiembre, ¡no cabían temporalmente!.

¿Y cómo lo solucionaba de forma creíble?



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Pues este paso del tiempo modificó la historia, o el curso de la misma, sin más remedio. Y la solución la encontré una vez más colocándome en la página principal de Ywriter donde se ubicaban todas las escenas, correlativas y por su nombre, muchas ya escritas y otras pendientes. De está forma pude asignar cuales eran en primavera, verano, invierno y otra vez primavera. Termina septiembre y el yacimiento queda inactivo porque los voluntarios vuelven al instituto y a la universidad, esto obliga a Valle a una nueva actividad, y se me ocurrió que investigara y escribiera sus artículos científicos, a la vez de visitar a una anciana, Adelaida, con brasero de picón. Se tapó el campamento con plásticos por las lluvias, y en la siguiente primavera, la del 2012, Valle vuelve al campamento con la decisión de hacer el descubrimiento de Soi, para argumentar sus artículos frente a las feroces críticas que había tenido por parte de la comunidad científica. Y además todo se acelera, porque la novela está acabándose, e intento un clímax, que no sé si lo consigo, dirigiendo al lector hacia la expectativa y curiosidad del final, dejando caer pistas y tropiezos, y esta aceleración la consigo porque en unos diez días, a primeros de abril, se esperaban lluvias, y habría que parar las excavaciones.

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Ha habido lectores, que me comentaban que este ritmo tan rápido les aturdía, tendré que tener cuidado la próxima vez. Fijaros como una novela que se desarrollaba entre mayo y finales de agosto, tuvo que evolucionar para llegar hasta un año de tiempo, de mayo a mayo, donde Vallé publica su último artículo en la revista de arqueología de la facultad de Sevilla. Por tanto, el tiempo es un factor decisivo en la evolución de la historia, y una vez más, hay que tratarlo con honradez para que sea creíble al lector.



Por falta de tiempo del autor, que soy yo, y para apaciguar las voces del personaje principal, que demandaba bastantes más escenas de las que había para contar su historia, su vida, y la forma de encarar su conflicto, me inventé un artificio, que cierra la novela. Este artificio, que ha funcionado os lo contaré en el siguiente capítulo.





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Capítulo 9. Artificio para cerrar Cartasia

Durante toda la novela Valle ha tenido claro que el apoyo de artículos científicos le daría un impulso definitivo a su proyecto, un yacimiento abierto al público, al turismo, y si era cierto que Cartasia era un asentamiento vikingo durante tres siglos a orillas del Guadalquivir, próximo a Sevilla, su proyecto empresarial y vocacional tenía la fuerza para desarrollarse en los próximos años. Esto me dio la idea de introducir dichos artículos con sus fechas y firmados por Valle Ortuenda López como licenciada en arqueología. Son seis artículos que me permiten un segundo final, donde el lector de Cartasia tiene más información que los lectores de ficción de dichos artículos. Además aportan las fechas del desarrollo de la historia, y centra la novela en la actualidad del 2012. Ya antes de estos artículos hay un final, que termina con una conversación por teléfono entre Valle y Fran, se descubre la tumba de Soi y una inscripción en el hacha encontrada en su mano derecha que nos habla sobre su procedencia.



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He intentado en todos los diálogos de la novela ser fiel a que tiene que dar lugar a una acción, que el tiempo de la acción transcurra como consecuencia del diálogo, que ocurra algo, no poner dos personajes a hablar porque sí, sin más. (Podcast Taller Literario).



Los cuatro primeros artículos centran y recorren la historia que el lector ya conoce, y ve como se la muestra a la comunidad científica, y acaba en la enigmática forma de la vasija Wungo.

Hasta aquí lectores reales y ficticios manejan la misma información, y ahora se introduce el segundo final, o complementario al anterior, la segunda visita a Adelaida donde Vallé necesitada de soluciones, le ruega a su casi abuela por el cariño que se tenían, Adelaida, le cuente los secretos escondidos en la antigua sociedad de Cartasia. Valle sorprendida y aturdida por lo escuchado sale con la moto hacia ningún lugar, pero reforzada en su hipótesis de qué venía a significar y replicar la vasija Wungo.



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Y así lo reseña en el artículo cinco, sin desvelar el secreto que le relató Adelaida, y el artículo seis indica el descubrimiento de Soi, con las primeras investigaciones y, ¿cómo no?, un final abierto sobre si el secreto lo sacará a la luz Valle en el futuro, apoyándose en los estudios que realizarán al hallazgo de Soi.

"No podemos olvidar que Soi era pirata, pero procedía de una estirpe de prestigio en los vikingos, con conocimientos sobre leyes y costumbres, medicina y curanderismo, artes de la guerra y navegación, era pirata por destino pero líder espiritual por tradición y valía."









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