Como Desarrollar Poderes Jedi e Influir Sobre Las Personas (Spanish Edition) - Eleven
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Descripción: How to unblock your jedi powers in every single aspect of your life....
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Primera edición: 2016 D.R. © 2016, Eleven Esta obra no debiera reproducirse total ni parcialmente –incluido el diseño tipográfico y de portada– sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito del Autor. La piratería es un mal hábito, ¡no
lo hagas! Editado Mexico
en México/Edited in
https://www.facebook.com/W «Recordad, un Jedi solamente lucha como último recurso. Si se ve obligado a usar su sable de luz, es que ya ha perdido gran parte de su ventaja. Un Jedi confía en la Fuerza y, al principio, busca otras maneras de resolver los problemas: La paciencia, la lógica, la tolerancia, la escucha atenta, la negociación, la persuasión, las técnicas de
relajación. Pero también hay veces en las que un Jedi debe luchar. » ―Luke Skywalker a sus estudiantes Probablemente alguna vez te preguntaste si los Jedi existían, si sus túnicas en combinación con sus luminosas espadas eran reales. Los poderes que estos seres poseían eran asombrosamente fascinantes y la idea de poseerlos posiblemente sedujo a más de uno. Personalmente me obnubilaba el
hecho de pensar en poseer esos poderes y controlar la mente de las personas e influir sobre su comportamiento. Cuando comencé a estudiar psicología de grupos y programación neurolingüística, fue que me di cuenta de que en realidad sí que existían tales poderes Jedi. Y me emocionaba saber que con práctica y constancia podría tener un gran poder de influencia sobre las personas que me apeteciera. Años más tarde, me percaté de que todo ello había sido posible, había practicado por mucho
tiempo y había descubierto que ciertamente sí existen tales poderes Jedi. Y lo mejor de todo, es que era yo quien les había dado forma con tantos años de práctica incansable. Mi poder de persuasión, de negociación y de inducción han hecho que todas las personas estén de acuerdo conmigo, que tengan concesiones para con mi persona, que acepten mis términos. Mi poder de convencimiento las embarga, las contagia y casi siempre obtengo lo que busco. Es el fruto de haber sido capaz de integrar múltiples
herramientas y condensarlas en una magnífica obra. También me he dado cuenta que muchos de los libros sobre influencia no tienen conocimiento real y comprobado; la práctica constante siempre es mejor que las teorías más desarrolladas. Por supuesto, todo lo que estoy a punto de compartirte está sustentado en conocimiento científico, pero sobre todo en mi práctica de muchos años. Cada una de las herramientas Jedi que te comparto, ha sido comprobada infinidad de ocasiones. Así que tranquilízate y prepárate para
descubrir que otro mundo es posible. Disfruta de este elixir de sabiduría que te llevará a otro nivel. Sinceramente,
Eleven ¡Gracias por adquirir esta pequeña guía que cambiará tu vida! Antes de que descubras tu potencial como persona, debo confesarte algo muy importante: los poderes Jedi que descubrirás están mayormente
desarrollados en la obra:
“El poder del éxito”
https://www.amazon.com.mx/dp/B0
En dicha joya literaria, podrás
profundizar todas y cada una de las herramientas que te compartiré aquí. Dicha obra está basada en herramientas de alta psicología de grupos, dinámica social y programación neurolingüística; algo así como una nutrida y explosiva combinación de psicología, seducción social y PNL. Para desarrollar poderes Jedi verdaderos debes comprender que la forma en que nos comunicamos con las personas y con el mundo, tiene una injerencia importantísima en el éxito que consigamos al influir sobre las personas. Al igual que los Maestros Jedi poseen una
comunicación exquisita y una gran capacidad de persuasión y convencimiento sobre las personas, “El poder del éxito” representa la Fuerza y comprende todas y cada una de las herramientas necesarias para desarrollar verdaderos poderes Jedi. Te invito a leerlo.
CONTENIDO Dinámica Social El lado oscuro Seduce a la gente Que todos vivan tu experiencia
Dinámica Social Para comenzar a desarrollar habilidades extraordinarias, primeramente debemos entender cómo funciona la sociedad. De esta manera sabremos cómo gestionarla, cómo hackearla y hacer que su funcionamiento esté, en todo momento, a nuestro favor. Las dinámica social es precisamente una rama de la sociología que se encarga de entender el dinamismo que se articula entre las personas que sostienen interacciones. Todas y
cada una de las actividades que dentro de una sociedad se desarrollan, es competencia de la dinámica social. Distintos son los actos o protocolos con que una sociedad cuenta y en los que la dinámica social tiene injerencia. En los negocios, la forma de persuadir a la contraparte tiene especial atención en la dinámica que acaezca antes, durante y después de la negociación de algo. En las relaciones sentimentales, la forma en que una de las partes aborde la interacción dictará el rumbo que tome tal o cual relación; si un hombre no sabe
gestionar las emociones de la mujer, difícilmente logrará llevarla a la cama, por ejemplo. Para ser más ilustrativo, conviene pensar en una serie de engranes que se articulan y generan “energía” dentro de las sociedades. En cualquier interacción que existe entre personas, existirá dinámica social. El reino animal, incluso, comprende también una serie de protocolos establecidos que los integrantes de cada especie siguen. Puede entonces decirse que la dinámica social está presente también, en la forma en que operan las distintas especies animales.
Por norma, la sociedad a lo largo de su historia ha establecido una serie de protocolos bien definidos cuyo objeto es precisamente el “buen” articular de la misma. Conviene centrar toda nuestra atención en saberlo y no en buscar quién o quiénes lo han hecho. De esta manera si alguien no sigue dichos protocolos, normalmente será reprimido por “desacatar” tales protocolos. Si otro individuo sigue fielmente dichos protocolos, será aceptado socialmente como integrante de la sociedad en que se desenvuelve. Pero desarrollar poderes Jedi
implica hacer cosas diferentes, aprender y practicar conocimientos exóticos, y por experiencia, este tipo de habilidades no son bien vistas por la sociedad. No será raro encontrarse con personas que quizá se asusten de la capacidad comunicativa que hemos de desarrollar, otras simplemente lo verán como algo increíble. Tener una capacidad de comunicación muy superior a la media, es un poder que solo unos privilegiados podrán presumir, y tú, querido/a lector/a estás dentro. Continuando con la definición de dinámica social, conviene apuntar
que: La dinámica social es el conjunto de mecanismos con que se articula una sociedad. Todos los actos o protocolos, incluidos formalismos, movimientos, gestos, o cualquier tipo de comunicación, conscientes o no, quedan comprendidos en la dinámica social. Conviene, en términos de consonancia con el objeto de este apartado, que adoptemos y concibamos a la dinámica social desde un punto de vista más apegado a la sociología. Esto es, como el conjunto de mecanismos
que articulan las interacciones interpersonales, que en esencia forjan las costumbres y protocolos sociales aún existentes. Al hacer lo anterior, habremos de desarrollar nítidas habilidades para “manipular” personas, grupos y sociedades, ¡poderes Jedi verdaderos! En relación a lo hasta ahora planteado referente a los protocolos, tenemos que, caminar por la banqueta forma parte de la dinámica social; por algo fueron concebidas. La dinámica social puede ser básica o radical, en este aspecto no existen intermedios.
Comer sopa con cuchara es un acto de dinámica social básica, que existan cucharas hasta para la gelatina es meramente un acto radical, pues bien podría estandarizarse un tipo de cuchara para todo tipo de alimentos. Como ya he intuido, la dinámica social tiene su esencia en el estudio del comportamiento interactivo entre una o más personas dentro de un entorno social. Todos los actos, acciones y la forma en que las personas se relacionan entre sí, es objeto de estudio para la dinámica social. Parecería raro entender cómo una sola persona puede
interactuar “sola”. En realidad una sociedad es un sistema, el cual funciona por la participación de todos sus componentes y miembros. Por ejemplo, si un paramédico no llega a tiempo, es probable que un abogado muera, si dicho abogado muere no cerraría un contrato para llevar una vacuna a otros países, si dicha vacuna no llega, miles de personas morirían, luego entonces el sistema se vería afectado por el fallo de una persona, el paramédico. Resulta un ejemplo exagerado, lo admito, pero me parece ilustrativo para reivindicar que la dinámica social es en
esencia el cumplimiento de roles dentro de la sociedad. Cada persona asume, por default, un papel que puede o no corresponderle dentro de una sociedad en específico. Por experiencia propia, puedo bosquejar que la mayoría de las personas viven interpretando un papel que no les corresponde. Sin embargo y por norma, una persona no debe saltarse su papel, pues ha venido siendo educada para seguir los protocolos que han sido firmemente establecidos. Y como ya dije, aquellas personas que se saltan sus papeles, normalmente
vienen reprimidas o señaladas. Lo que interesa a esta obra, no es estudiar el comportamiento de una sola persona. El alma de este trabajo radica en el estudio del comportamiento que siguen dos o más personas cuando interactúan. Aunque parte de lo que se comparte tiene injerencia en cómo puede alguien comportarse para sí solo, en una especie de comunicación reflexiva. La dinámica social entre dos o más personas es todo un arte, las herramientas que se describen a lo largo de estas hojas buscan nutrirla
y que ello nos permita hacernos personas más hábiles cuando de comunicarse se trate. Cuando logramos comunicar efectivamente lo que queremos, las cosas se tornan más azules, más ligeras y más fáciles de digerir. Comunicarnos correctamente nos permitirá acercarnos a una versión superior de nosotros mismos. Y permitirá durante el resto de nuestras vidas, poder obtener todo lo que siempre hemos querido. Para comenzar a ser ilustrativo, quisiera que tomemos el escenario de cuando te presentan a una persona, por ejemplo. La dinámica
social establecida infiere que ambos, tanto tú como la persona que te presentan, deben comportarse amablemente, sea que ésta te haya dado o no una buena primera impresión. También ambos deben expresar su “placer” de conocerse, sea que éste exista o no. Además debes mostrar atención a la interacción. Incluso debes sonreír ante cualquier comentario de esa nueva persona. Todos esos protocolos forman parte de la dinámica social estandarizada que muchos conocemos y con la que hemos sido “programados”. Hasta antes de que comenzaras a
leer este libro, tú has practicado dinámica social estandarizada, mi intención es que luego de que conozcas las herramientas que te comparto, aprendas a sacarle todo el provecho a tus interacciones, que generes curiosidad, que influyas en el pensamiento y opiniones de las personas. Que aprendas a comunicarte de una manera más nítida y exquisita, que obnubiles y nutras a otros con tu experiencia, ¿entiendes? Ahora ya eres consciente de lo que representa la dinámica social y el papel tan determinante que comprende profundizar en su
estudio. Te deseo éxito.
El lado oscuro Así como en la saga de Star Wars existía un lado oscuro, la comunicación, la verdadera comunicación posee un lado oscuro. La mayoría de las personas ha vivido engañada durante mucho tiempo. Mientras que en la escuela nos enseñan que la comunicación puede ser oral y escrita, lo cierto es que existen múltiples canales comunicativos que ninguna persona conoce. Tú, querido/a lector/a serás de las pocas personas que sea
consciente de ello. Para desarrollar poderes sólidos, es menester conocer todas y cada una de las formas en que podemos comunicarnos. De esta manera será muchísimo más sencillo influir en cualquier persona, famosa o no, importante o no, mayor o no. Personalmente he interactuado con todo tipo de personas y la gran mayoría termina sucumbiendo a mi seductiva comunicación. En una interacción se entiende que el que habla es el que comunica, mientras que el que escucha es el comunicado. Esto es, el que habla
está transmitiendo un mensaje y el que escucha se limita a recibirlo. Dicha concepción en realidad es errónea, pues como a partir de ahora sabrá que el que habla en efecto comunica, pero el que escucha también comunica. Ambos sujetos; el que habla, sujeto activo, y el que escucha, sujeto pasivo, se están comunicando de manera paralela. Si la calidad de su comunicación es idónea, se crearán condiciones simbióticas de comunicación, de lo contrario la comunicación no tendrá efecto alguno para los interlocutores. En palabras coloquiales, será una
conversación cualquiera. El lado oscuro de la comunicación comprende precisamente a todas esas condiciones o fenómenos que propician el buen desarrollo de una comunicación efectiva y altamente poderosa. Si el lado oscuro se utiliza con maestría, la conversación será relevante para los interlocutores. Si el lado oscuro carece de las condiciones óptimas, la interacción pasará desapercibida. Entonces, el lado oscuro queda definido como: El lado oscuro de la comunicación
comprende todos los fenómenos que nutren una interacción; gestos, pautas, silencio, movimientos, contacto físico, entre otros que permiten que el interlocutor remita el mensaje correcto. Puede ser que en algún momento de tu vida hayas escuchado el término de “lenguaje corporal”. Dicho término se refiere a la subcomunicación que acaece además de las palabras que se transmiten. Pues bien, el lado oscuro de la comunicación absorbe al lenguaje corporal en su totalidad, y a ello se le agrega el hecho de
que el interlocutor es consciente del papel que juega el lenguaje corporal manipulándolo a su conveniencia. Para entender de mejor manera lo anterior, conviene que se entienda que el lenguaje corporal, por norma, es inconsciente; nadie nace ni vive sabiendo cómo comunicarse con el cuerpo. Pues bien, el lado oscuro de la comunicación comprende tener el control del lenguaje corporal en todo momento de la interacción; el interlocutor sabe lo que transmite, sea que ello sea algo positivo o no. Y esa es precisamente la intención de este
libro, que al término de su lectura tú, querido/a lector/a, sepas controlar tu lado oscuro a tu conveniencia. Una persona que sabe del lado oscuro de la comunicación sabe hacer llegar su mensaje de manera correcta a la otra parte. Si quiere transmitir aburrimiento, sabe hacerlo entender con sus palabras y lenguaje corporal. Si quiere transmitir atracción, sabe expresarlo con su boca y con su lenguaje corporal. En palabras coloquiales, tiene control sobre su lenguaje corporal y lo estruja a su beneficio o al beneficio común.
Analicemos diferentes escenarios o interacciones a fin de entender cuál es el lado oscuro de la comunicación: Escenario # 1: Persona A: “Pues a mí no me gusta ella” Persona B: “Bueno, a mí tampoco pero me parece simpática” Persona A: “Qué va, es muy engreída… –la persona B le hace gesto de silencio, colocando su dedo índice en su boca. La persona A se calla.” En el escenario # 1 podemos ver que la subcomunicación es del tipo
dinámica. Esto es, que la persona B necesita hacer un movimiento para hacer llegar un mensaje, en este caso el de: “Sssh, no seas imprudente”. La otra persona entiende el mensaje y calla. Como podemos observar, no fue necesario que la persona B callara verbal y directamente a la persona A, en vez de ello supo utilizar su lado oscuro. El lado oscuro, como podrás ver, tiene una importancia muy grande en el desarrollo de poderes extraordinarios de comunicación. Saber de su existencia y del papel tan determinante que posee, representa una de las claves para
lograr poder en nuestra comunicación. Como ahora se sabe, la comunicación va más allá de solamente ponerse a hablar y escuchar, y como bien se sabe de los caballeros Jedi, se requiere de una atenta escucha, de una capacidad sobrehumana de atención y persuasión, y de un poder extraordinario de convencimiento. Todo objeto de la obra “El poder del éxito”.
Marca tu realidad Una de las características más
importantes que se puede resaltar de los maestros Jedi, se condensa en el concepto de marco. El marco, en términos prácticos, es la capacidad que tiene una persona para saber quién es, qué quiere, cómo conseguirlo y a dónde va. Saber exactamente lo anterior hace que la personalidad de dicha persona sea poderosamente arrolladora. El marco es precisamente el hecho de estar consciente de quién se es, a dónde se va, qué se quiere en la vida y cómo conseguirlo. En este sentido es conveniente mencionar que si alguien se siente
como un tonto, puede estar seguro que se comporta como un tonto, y más seguro puede estar que la gente lo ve como un tonto. En consecuencia, la gente lo tratará como un tonto. Al revés; si alguien se siente poderoso, puede estar seguro que se comporta de manera poderosa, y más seguro puede estar que la gente lo ve como alguien poderoso. En consecuencia, la gente lo tratará como alguien poderoso. Bien dice el dicho: “Como te ven te tratan”. Alguien que tiene poderes exóticos
de comunicación se comportará en todo momento como alguien poderoso, pues su marco se fundamentará sustancialmente en dicha creencia. Un principio que personalmente me parece ilustrativo del contenido y esencia de este capítulo, se reivindica y denomina “Ley de la realidad dominante”: “Cuando dos o más personas interactúan, aquella con las creencias más firmes y una capacidad superior para comunicarlas, tiende a arrastrar a las otras hacia su realidad.”
A partir de la sentencia anterior, los conceptos hasta ahora vertidos cobran todo el sentido del mundo para esta obra. Como el/la lector/a debe saber, para llegar a ser nuestra mejor versión posible, debemos actuar interpretando papeles que sean congruentes y que nos obliguen a salir de nuestra zona de confort. Pues ello garantiza estar expuesto a contextos que forjen nuestra poderosa personalidad. Y el actor principal de este apartado, es el marco, quien engloba la esencia de una interacción: El marco es la representación de lo que sentimos, de la forma en
cómo nos concebimos nosotros mismos y el cómo queremos que se nos reconozca socialmente. Implica las creencias, vivencias y toda la experiencia que nos representa como persona y que queremos transmitir, tanto a nosotros mismos como al exterior. De acuerdo a lo anterior, para influir en el comportamiento y/o manera de pensar de otras personas, habremos primeramente de forjar un marco sólido. Un marco que no sea fácil de quebrantar y conviene enfatizar lo siguiente: un marco que no sea fácil de quebrantar, un marco que sea fiel
a nuestros principios, a nuestros ideales, a nuestras ambiciones y a la forma en que nosotros mismos nos concebimos. Es bueno mencionar que para forjar un marco de semejante calibre, es imperioso acostumbrarse a realizar actividades que nos hagan salir de nuestra zona de confort y que sean congruentes con las que haría aquella persona que queremos llegar a ser. Un marco sustentado en un estilo de vida de ese tipo, es más probable que llegue a ser apto para practicar y desarrollar verdaderos poderes Jedi que nos permitan influir sobre las personas.
Como bien apunté al inicio de este capítulo, si alguien se siente como un tonto, la mayoría de la gente lo tratará como un tonto. Aquello del “como te ven te tratan” cobra relevancia. El marco en la situación de ese alguien es: “Soy un tonto, me siento tonto, ¡trátenme como un tonto!” el subconsciente entiende el mensaje y actúa en consecuencia; controlando tanto el lenguaje verbal, como el no verbal. Lo mismo aplica con alguien que se siente poderoso. De esta manera podemos observar que no conviene adoptar posturas nefastas. Si de verdad queremos ser
como los maestros Jedi, habremos siempre de sentirnos poderosos, pero no solo eso, también es imperante acostumbrarnos a la realización de actividades que nos hagan sentir poderosos. De tal forma que al conjugar una vida llena de actividades poderosas con la sensación de sentirse poderoso, el subconsciente termine aceptando nuestros términos congruentes y se comporte como una mente subconsciente poderosa. Si nos sentimos poderosos pero nuestro día a día es más aburrido que ver la tele tienda, será altamente complicado que nuestra
mente subconsciente nos dé permiso para ser una persona poderosa con poderes Jedi asombrosos. En conclusión, para tener un marco como el de los caballeros Jedi, se requiere de adoptar un estilo de vida consecuente con ello. Así como practicar en toda instancia una actitud desenfadada, relajada y poderosa. ¡Acostúmbrate a imponer tu presencia!
Seduce a la gente Si de verdad quieres que la gente sienta tus poderes Jedi, debes seducirla. Sí, así como seducimos a las personas que nos atraen, es nuestra opción seducir a toda aquella persona que nos aporte. En general, vas a descubrir que todas las personas pueden aportarte y hacerte crecer, tú obligación es ser recíproco; si ellas te aportan, aporta tú también en ellas. Como seductor profesional con más de cinco años de práctica seduciendo mujeres, debo decirte
que seducir personas de manera asexual (sin que el sexo sea un objetivo de la interacción) en general es algo sencillo. Por supuesto siempre que se tenga consciencia de la existencia de las herramientas descritas en “El poder del éxito”, pues al conjugarlas con maestría es improbable no seducir a grupos o sociedades enteras. Es posible que durante tu desarrollo como persona hayas encontrádote con definiciones erróneas de lo que es seducción. Para mí, la seducción va más allá de persuadir a una o a varias personas, para mí la seducción
tiene que ver con un ganar – ganar. Es decir, todas las partes inmiscuidas en una interacción deben salir beneficiadas, y seducir a la gente es precisamente ello; encantar, fascinar, hipnotizar, obnubilar, embelesar a las personas que nos rodean. Como ya vimos anteriormente, poseer o forjar un marco sólido permitirá desarrollar una personalidad atractiva. Esta es una pieza clave para expresar nuestros poderes Jedi, pues qué mejor manera de hacerlo que desde nuestro mejor yo. Pero vayamos a los verdaderos poderes Jedi que
harán que seamos magnéticos en cualquier contexto. Una herramienta altamente poderosa que se traduce, a ojos de cualquier persona, en poderes Jedi se denomina, inducción. La inducción es el fenómeno que ocurre cuando algún factor externo o interno altera nuestro estado emocional, llevándonos de un estado “A” a otro diferente “B”, o matizando el mismo estado “A”. Conviene además, exponer la definición de estado emocional: El estado o estado emocional
representa todas las emociones o sensaciones, conscientes o inconscientes, por las que una persona atraviesa en un momento puntual. Como podrá notarse, inducir estados emocionales en las personas hará que ellas experimenten a nuestro lado emociones extraordinarias. El hecho de saber inducir estados emocionales en las personas con que nos relacionamos, hace que influyamos directamente en su comportamiento. Dirigiendo así, la interacción hacia donde nuestros intereses convengan.
En este mismo momento, apostaría lo que sea a que tu estado es de relajación y disposición a la lectura, pues entiendo que te tomas tu tiempo en apreciar el contenido de esta magnífica obra. Si en este preciso instante (sin que tú lo sepas) alguien por detrás te asusta tocándote por la espalda, lo más seguro es que grites, te muevas o hagas algo que infiera espanto. Dicha acción representa una inducción de estado; del estado relajado a un estado alterado de espanto. El espanto que tú sufrirías elevaría los niveles de cortisol y adrenalina en tu sangre obligándote
a reaccionar; sea para escapar del momento o; para enfrentarte al momento mismo. Un ejemplo muy común de inducción en cualquier interacción sucede cuando alguno de los interlocutores bosteza y en consecuencia hace (quien sabe por qué) que otro u otros interlocutores también bostecen. El hecho de que alguien nos induzca sueño (mediante el bostezo) significa que existe cierta proximidad en la interacción que propicia las condiciones para que ocurra la inducción.
Inducir estados dentro de la dinámica social, resulta muy importante para lograr los objetivos propios. No debe olvidarse nunca de que, así como aprenderá a inducir estados en otras personas, también es importante que aprenda a auto inducirse estados a usted mismo Es bastante interesante descubrir cómo induciendo estados emocionales en las personas, adquirimos maestría en nuestra comunicación. Pues la gran mayoría de las personas no sabe nada acerca de esta herramienta Jedi que nutre las relaciones entre personas.
Si los Jedi de la saga de Star Wars existiesen, seguro estoy que la inducción sería un tema de estudio de estos súper seres protectores y poderosos. Inducir estados representa la clave entre ser una persona con la que se habló o ser la persona poderosa que me puso nervioso e hizo que tartamudeara al conversar, como he venido diciendo ¡Poderes Jedi! Si de verdad te interesa adquirir y desarrollar poderes Jedi en tu comunicación, te tiendo mi atenta invitación a devorar “El poder del éxito”. Magnífica obra que
congrega todas las herramientas necesarias para impactar, influir, persuadir, manipular e hipnotizar a cualquier persona o grupo de personas. ¡Estás cordialmente invitado a su lectura!
Que todos vivan tu experiencia Tal y como tratamos en apartados anteriores, la Ley del contagio emocional dicta que si tú eres una persona que conjuga su estilo de vida con lo que realmente quiere proyectar, terminará contagiando a sus interlocutores de manera orgánica. Siendo sencillos, una forma de proyectar poderes Jedi es estando lo más a gusto posible en tu propia piel; relájate, persuade, vuelve a relajarte, seduce, vuelve a relajarte y concéntrate en lo que
realmente esperas de una interacción puntual. Disfrutar de todas y cada una de las interacciones que sostengas, hará por mucho la diferencia. No es lo mismo interactuar súper aburrido, que hacerlo con el objeto de disfrutar el momento, con el objeto de maravillar a tus interlocutores, con el objeto de practicar tus poderes de comunicación, con el objeto de nutrir a tus interlocutores y de extraer lo más valioso de cada interacción. Si realmente quieres impactar en tu “audiencia”, debes marcar diferencia, y una de ellas, es disfrutar de la conversación.
Pero no me van los cuentos de hadas, así que voy a compartirte un grandísimo secreto. Pocas personas son conscientes de ello, así que presta especial atención. Para que te des cuenta que realmente me interesa que poseas poderes Jedi, voy a compartirte un capítulo entero de mi gran obra “El poder del éxito” así sabrás todo lo que te espera en ella y vayas pronto a leerla. Espero que disfrutes con dicho capítulo entero: CAPÍTULO
8
SUBMODALIDADES Todas las personas experimentamos el mundo de manera distinta; para algunas puede verse gris, para otras puede sentirse áspero, otras tantas dirán que suena cruel, y así indefinidamente. La manera en cómo interpreta cada individuo su alrededor, deja ver parte de su propia esencia base, es decir, del tipo de personalidad que se desenvuelve en función de cómo experimenta su medio y de las experiencias que ha adquirido a lo largo de su existencia. Como bien sabemos, tenemos cinco
sentidos; el gusto, relacionado con la boca; la vista, que deriva de los ojos; la escucha, sentido que emana del oído; el tacto, que prácticamente constituye nuestro cuerpo a través de la piel y; el olfato, que se gesta desde la nariz. En la primaria, recordará el lector, los maestros se esforzaban por enseñarnos que el cuerpo humano puede experimentar su medio a través de dichos cinco sentidos, y que son estos los que permiten una relación simbiótica con el medio. Personalmente, fue hasta que estudié y practiqué comunicación seductiva cuando entendí que el
tema no debía quedar en el salón de clases de la primaria a la que asistí, si no que debía explotarse de otra manera además de la relación que guarda con el medio. Los cinco sentidos que nuestro cuerpo nos proporciona, propician que nuestro desarrollo en el medio sea óptimo, pues es a través de ellos que podemos interactuar con el mismo. Los estados emocionales por los que cada persona atraviesa en momentos determinados, tienen una relación intrínseca con los sentidos que desarrollamos o hemos desarrollado; cuando vemos algo impactante y nos
sugestionamos, el sentido de la vista ha permitido que nuestro subconsciente induzca un estado emocional alterado (sugestión); si alguien nos toca y está frío, nuestra piel reacciona contrayéndose y una sensación de escalofrío nos recorre. Lo anterior, es cada uno de nuestros sentidos en acción, proveyéndonos sensaciones y estados emocionales. Cada persona es todo un mundo, nuestros pensamientos, ideas, objetivos y manera de ser, resultan diversos de persona a persona. De manera similar, la forma en que experimentamos el mundo varía en
función de cada persona, mientras una persona puede experimentar el mundo sustancialmente a través del tacto, otra puede valerse primordialmente de la vista para interpretarse en su medio. Es decir, no todas las personas experimentamos las mismas cosas del mismo modo. Y lo que es aún más importante, que experimentemos de manera diferente hace que las relaciones sean nutritivas y enriquecedoras, pues si todos percibiéramos lo mismo, no habría aprendizaje ni crecimiento. Así, las sensaciones que se generen
por distintos sentidos, serán muy diversas tanto en forma como en intensidad para cada persona. Lo anterior no debe malinterpretarse y creer que cierta persona no tiene sentido del tacto, por ejemplo. Lo que realmente quiero que se entienda, es que algunas personas han desarrollado más un sentido que otro, o bien, que éstas se valen más de uno o dos sentidos en particular, que del resto de ellos. Esto debe entenderse como que algunas personas se avocan, inconscientemente, más por un sentido en específico, pero sin abandonar totalmente el resto de
ellos. De cada uno de los cinco sentidos que los Seres Humanos poseemos, se derivan submodalidades de los mismos, es decir, formas en que una acción o característica nos permite percibir cada uno de los sentidos. Por ejemplo, si yo digo “oír”, lo primero con que se relaciona dicha palabra es con el sentido de la escucha.
En continuidad con lo antes mencionado, Pelegrín y Jara ( Pelegrín Muñoz, Antonia;
Jara Vera, Pedro 2009) refieren que las submodalidades son las distinciones más finas, pequeñas y sutiles a nivel formal, sin referencia al contenido, de nuestra experiencia subjetiva en su vertiente de representaciones modales perceptibles por los sentidos (frente a las representaciones amodales, más abstractas). A partir de lo anterior, la definición práctica de las submodalidades comprende: Las submodalidades son cualidades, características o acciones sensoriales que se
relacionan directamente con la experimentación de un sentido en específico. Los verbos que utilizamos habitualmente, representan una forma de submodalidad de cada uno de los cinco sentidos con que experimentamos el mundo. En función del verbo y de lo que éste nos infiera, será entonces la sensación que se aluda ligada a cierto sentido en especial. En términos sencillos, el presente pliego representa una relación entre algunos verbos que utilizamos cotidianamente y el sentido
sensorial con que están relacionados: La vista. Verbos relacionados con este sentido; ver, observar, mirar, acercar, alejar, apreciar, notar, guiar, apreciar (visualmente), ampliar, reducir, matizar, colorear, entre otros. Todo aquello que podemos hacer (ópticamente) con nuestros ojos. El gusto. Verbos relacionados con este sentido; probar (alimentos), degustar, catar, irritar, entre otros.
Todo aquello que podemos hacer (gustativamente) con nuestra boca. El tacto. Verbos relacionados con este sentido; sentir, tocar, acariciar, percibir, calentar, enfriar, comprimir, vibrar, apretar, entre otros. Todo aquello que podemos hacer o percibir (físicamente) con nuestro cuerpo. La escucha. Verbos relacionados con este sentido; oír, escuchar, callar, hablar, decir, susurrar, gritar, silenciar, sonar, entre otros.
Todo aquello que podemos hacer (auditivamente) con nuestros oídos. El olfato. Verbos relacionados con este sentido; oler, olfatear, percibir, entre otros. Todo aquello que podemos hacer (olfativamente) con nuestra nariz. Como se puede apreciar, cada sentido tiene influencia sobre los verbos que se le relacionan. Cada uno de los verbos antes enlistados, infiere una acción sensorial que nos
remite a alguna de las modalidades sensitivas. Es ilustrativo observar que ciertos sentidos agrupan una cantidad mayor de verbos que otros, ya veremos más adelante a qué se debe tal fenómeno. Cada modalidad sensitiva comprende submodalidades sensoriales; la vista, submodalidad visual; la escucha, submodalidad auditiva; el olfato, el gusto y el tacto, para efectos prácticos, la submodalidad kinestésica. Cada una de las anteriores abarca una pluralidad de cualidades o
características sensoriales que dan pie a tales conceptos. En el mundo real son tres los sentidos con los que más experimentamos y exploramos el mundo, aquellos que más practicamos y con los que estamos más acostumbrados. Estos sentidos son: la vista, el tacto y la escucha. Los otros dos sentidos, olfato y gusto, son sentidos que utilizamos en menor medida. A efectos prácticos, conviene enfocar nuestros esfuerzos en dominar, preferentemente, los tres sentidos antes mencionados y en especial cada una de sus submodalidades,
siendo estos, los que más nos servirán para nutrir nuestras interacciones. Como se mencionó anteriormente, existen también características y/o cualidades asociadas con cada uno de los sentidos. En la siguiente lista, hago alusión a dichas características y/o cualidades (submodalidades) relacionadas con su respectivo sentido: La vista. Submodalidad visual. Cualidades que se atribuyen a este sentido; brillo, distancia, color, enfoque, tamaño,
posición, movimiento, percepción (visual), entre otros. Todo aquello que podemos ver a través de nuestros ojos. La escucha. Submodalidad auditiva. Cualidades que se atribuyen a este sentido; volumen, ritmo, proveniencia, intensidad sonora, entre otros. Todo aquello que podemos percibir con nuestros oídos. El gusto, el olfato y el tacto. Submodalidad kinestésica. Cualidades que se atribuyen a estos sentidos; sabor, intensidad, reacción, consistencia,
percepción (gustativa), temperatura, vibración, presión, peso, intensidad, lugar en el cuerpo, intensificación, textura, intensidad, olor, percepción (olfativa), entre otros. Todo aquello que podemos experimentar con nuestra lengua, nariz y cuerpo. Como debe ser, las submodalidades agrupan tanto a los verbos como a las cualidades y/o características antes enlistadas. Esto es, los verbos ya referidos más las cualidades apenas mencionadas, dan por resultado el área de influencia de cada submodalidad.
Probablemente el lector no encuentre aún la relación o la función que guardan las submodalidades con mejorar nuestra comunicación. En tal caso, quisiera esclarecer cómo las submodalidades benefician a la comunicación y permiten que una interacción en particular discurra de manera orgánica y dinámica. Las submodalidades pueden facilitarnos muchas interacciones, haciendo que nuestros interlocutores nos adjudiquen poderes extra normales. Es decir, con el uso de las submodalidades dentro de nuestras conversaciones e
interacciones cotidianas, podemos crear conexión con todos y cada uno de los interlocutores presentes. Tal y como mencioné anteriormente, las personas experimentan el mundo de diferentes formas, y son precisamente las submodalidades la vía en que cada persona expresa su apreciación del mundo y el cómo cada situación le afecta de manera particular. Así por ejemplo, una persona puede decir: “Lo que me cuentas no me suena”. En tal situación, dicha persona nos
está proporcionando información de cómo experimenta el mundo, en ese ejemplo utiliza la palabra “suena” que hace alusión directa a la submodalidad auditiva, específicamente al verbo sonar. Cuando interactuamos con las personas, son éstas las que nos proporcionan información que posteriormente habremos de usar para que nuestra comunicación con dichas personas sea más personal, más íntima y más allegada. Puede incluso interpretarse como una especie de comunicación en sintonía, como hablar en el mismo idioma.
Conocer la submodalidad predilecta de una persona en específico, nos permitirá comunicarnos con esta de manera más puntual y precisa. Una persona que tiene predilección por la submodalidad kinestésica, describirá su mundo usando este tipo de submodalidades; sentir, presionar, tocar, etc. Para que la interacción con dicha persona resulte orgánica, conviene dirigir nuestra comunicación al canal de la submodalidad kinestésica. Para reafirmar lo anteriormente explicado, ejemplificaré las tres submodalidades más utilizadas por
la mayoría de la gente; visual, auditiva y kinestésica. Ejemplo de interacción bajo submodalidad visual: Persona A: Hola, ¿qué tal te va? Persona B: Mal, me he sentido pésimo. Persona A: Lo supuse, como no viniste ayer al trabajo. Persona B: Sí, mi novio me vio la cara. Persona A: ¿Por qué lo dices? Persona B: Porque miré su celular y vi que se mensajeaba con
otra chica. Persona A: ¿Y qué decía el mensaje? Persona B: No lo sé, no alcancé a ver bien, solo noté que decía “te extraño”. Persona A: Oh, ya veo. Pero yo no le veo nada de malo. Persona B: Además me fijé que se molestó porque agarré su celular. Persona A: Te viste mal, debes confiar en él. Si se ve con otra chica, él te lo dirá. Persona B: ¿Tú crees? No me parece que él sea transparente
en ese aspecto. Persona A: No mires problemas donde no los hay, relájate y aprecia nuestro alrededor… ¿Verdad que ahora te notas más nítida? Persona B: Sí, un poco. Como espero que haya sucedido, en el ejemplo anterior el lector debió haber identificado que la persona A identificó correctamente la submodalidad de la persona B, es decir, la submodalidad visual. En el desarrollo del ejemplo, queda claro que la persona A se comunica con la persona B mediante el canal de
la submodalidad visual, esto es, atendiendo características, cualidades y verbos de dicha submodalidad. Cuando entablamos conversaciones con personas desconocidas, y aun más con personas cercanas, identificar su submodalidad predilecta y expresarnos bajo dicha óptica, nos permitirá crear mayor conexión y evitar que la interacción resulte o se vuelva aburrida y trivial. Resulta evidente que cada persona es diferente y que la forma en que experimenta su mundo también lo es, por ello es importante prestar atención a la
información que nos proporcionan a fin de tejer una interacción “a la medida”. Que por supuesto, resulte orgánica y puntual. Anticipo que resultará incongruente con nuestro marco exagerar en el uso de las submodalidades sensoriales. Por ejemplo, no podemos aludir cualidades o verbos submodales en cada una de nuestras frases, porque se sentirá áspero e incómodo. Es mejor idea incorporar características gradualmente y cuando un mensaje en específico lo amerite. Es decir, cuando queramos que nuestro mensaje impacte de manera
sustancial en nuestro interlocutor, qué mejor forma de transmitírselo que a través de su submodalidad predilecta. Entonces, ya que he acotado el uso indiscriminado de cualidades y verbos submodales, doy continuidad a la ejemplificación en la identificación y uso de los mismos. Continuando, el siguiente ejemplo hace alusión a la submodalidad auditiva. Recomiendo firmemente que el lector preste especial atención a las pautas en que; uno de los interlocutores identifica la
submodalidad y; cuando se comunica en dicha submodalidad. Ejemplo de interacción bajo submodalidad auditiva: Persona A: Ayer visité a mi prima Karla. Persona B: ¿Y cómo se encuentra? Persona A: Ella dice que está bien, pero alcancé a oír a su Mamá diciendo que sigue mal. Persona B: Pero, ¿tú cómo la ves? Persona A: Devastada, callada. Sabes, es extraño no escucharla reír a carcajadas.
Persona B: Lo imagino. No la conozco demasiado pero me suena eso que dices. Persona A: Su silencio me asusta. Persona B: Tú tranquila, mientras sus palabras afloran, date cuenta que su silencio te está gritando tantas cosas. Persona A: ¿Cómo? Persona B: Sí mujer, ¿sabías que el silencio también habla? Probablemente Karla te esté diciendo mil cosas y no te estás concentrando en escuchar lo que su silencio te susurra. Concéntrate y
vas a oír lo que te dice. Persona A: ¿En serio? Persona B: Sí, pero ahora Shh. Mientras sigues relajándote así, escucha mis suaves palabras y comienza a comunicarme tu silencio. Persona A: ¿Cómo? Persona B: Shh, nota cómo la vibración de mis palabras va entrando sigilosamente en tus tímpanos mientras acaricia tu nuca. El ejemplo anterior resucita un tópico importantísimo en submodalidades. Estoy hablando del cambio sensorial, que se
traduce como la identificación de una submodalidad, la comunicación en el canal de dicha submodalidad y la transición de dicha primera submodalidad hacia otra que una persona en específico no expresa demasiado. Podemos darnos cuenta, a partir del ejemplo antes expuesto, que la persona B identifica correctamente la submodalidad de la persona A, auditiva. Posteriormente, dicha persona B se comunica en el canal de la submodalidad auditiva. Sin embargo, al final de la conversación es posible notar que la persona B cambia su
comunicación desde la submodalidad auditiva, hacia la submodalidad kinestésica. Esto, al aludir características como vibración, tímpanos (lugar en el cuerpo) y verbos como acariciar, todos, propios de la submodalidad kinestésica. Con lo anterior, hacemos que nuestro interlocutor experimente su mundo de otra manera, es decir, le hacemos ver que así como puede disfrutar del mundo mediante sus ojos (submodalidad visual), también puede experimentarlo con sensaciones físicas (submodalidad kinestésica). Esto converge con el
hecho de transmitir que sabemos expresar lo que vivimos y sentimos, aquí y ahora, de muchas maneras distintas. Además, claro, de hacer que nuestros interlocutores se compenetren más con nuestra plática y de este modo se ratifique (valor agregado) nuestra realidad fuerte (marco). Finalmente, quisiera ejemplificar una interacción en la que la submodalidad predilecta de uno de los interlocutores sea la kinestésica. Ejemplo de interacción bajo submodalidad kinestésica:
Persona A: Quizá no vaya a la fiesta. Persona B: ¿Por qué? Persona A: Me siento cansada y un poquitín pesada. Persona B: ¿Hiciste ejercicio o algo parecido? Persona A: No, pero como que mi cuerpo no se sostiene por sí solo; lo noto rígido. Persona B: ¿Y cómo es eso; como que te cuesta moverte o es más como que te desvaneces? Persona A: Como que me cuesta moverme. Me levanto y no logro sentirme libre.
Persona B: ¿Y tu piel cómo se siente, tensa o seca? Persona A: Yo diría que tensa. Persona B: Tal vez sea tu plexo solar desestabilizado. Mira, si pones tu mano sobre tu pecho te vas a dar cuenta cómo late tu corazón –la persona A pone su mano sobre su pecho–. Mientras te relajas, concéntrate en cada latido de tu corazón. Persona A: Ok, ¡ya lo sentí! Persona B: Ahora nota cómo tus pulmones inhalan y exhalan el aire fresco de nuestro
alrededor. ¿Qué escuchas más, mis tibias palabras o el susurro sutil de tus órganos? Persona A: El susurro de mi corazón (risas). Persona B: Bien, ahora fíjate en la forma en que tu corazón bombea la sangre, ¿lo hace lentamente o intermitentemente? Persona A: Intermitentemente. Persona B: Perfecto, observa cómo la sangre llena cada parte de tu cuerpo brindándote movilidad y flexibilidad. Persona A: Sí, todo esto es
relajante. Persona B: Así es, espero que antes de ir a la fiesta te des cuenta de la libertad que tu cuerpo acaba de brindarse. Como podemos apreciar en el ejemplo anterior, la persona A tiene una preferencia hacia la submodalidad kinestésica. En principio, la persona B comienza comunicándose en el canal kinestésico; moverse, desvanecerse, piel tensa y/o seca, sentir, pulmones inflándose, relajarse, etc. Posteriormente combina sus narraciones con
canales de las otras submodalidades, visual (concentrarse, notar, mirar, fijarse, observar, darse cuenta, entre otros) y auditiva (escuchar y susurros). El ejemplo anterior es muy ilustrativo de la forma en que podemos usar las submodalidades para hacer de algo trivial, toda una experiencia. Usar submodalidades hace que pasemos de una charla genérica, a lo particular y ampliamente descriptivo. Como una especie de comunicación subjetiva. Esto, hace que nuestra realidad (marco) se vuelva dominante y atractiva dentro de cualquier
interacción. Una manera bastante práctica de concebir a las submodalidades, y en específico, de detectarlas, es prestando especial atención a la manera en que nuestros interlocutores describen sus experiencias. Cuando interactuamos con una persona, sus historias, relatos y/o vivencias se basan en características, cualidades y verbos submodales, bastará con identificarlos y saber a qué submodalidad pertenecen. Posteriormente, habríamos de comunicarnos en el mismo canal submodal, y si nuestra intención es
maximizar la conversación, podríamos incluso saltar de una submodalidad a otra y así mostrar a nuestro interlocutor una manera alterna de vivir la misma experiencia. No es pertinente aferrarse a la idea de que una persona siempre experimentará su mundo mediante una sola submodalidad. En la práctica aprenderemos que las personas son muy distintas, y que así como existen personas que sólo aprecian su mundo a través de una submodalidad, también existen personas que viven y perciben mediante la combinación de dos o
más submodalidades. En tal caso, un multi desarrollo sensorial de nuestras interacciones será bienvenido con este tipo de personas en específico. Aprovecho para recalcar la importancia de entender el uso adecuado de las submodalidades. Es práctico referirnos a la combinación de submodalidades, pues como vimos en los ejemplos anteriores, cuando una persona tiene cierta predilección por un tipo de submodalidad en particular, podemos aprovechar para nutrir la interacción y describir nuestras historias o desarrollar el hilo
conversacional con el uso de submodalidades distintas a las de dicha persona. El lector puede comenzar a bosquejar acerca de la potencia comunicativa que se adquiere cuando combinamos las herramientas que se han venido desarrollando a lo largo de esta obra. Una persona que estudia y practica este tipo de herramientas, con el tiempo puede dar la sensación de tener poderes sobrenaturales; sus interacciones se vuelven nítidas y valiosas para sus interlocutores.
Recomiendo ampliamente a partir de ahora, la recreación y la constante práctica de las submodalidades en las interacciones que el lector tenga. Insisto en que será una práctica sostenida en el tiempo, la que adjudique maestría al lector en el dominio de esta y otras herramientas de comunicación orgánica. Por lo pronto, doy continuidad al contenido de esta obra y dejo a voluntad del lector, la decisión de salir inmediatamente a reafirmar con práctica lo hasta ahora aprendido. Quedaré muy satisfecho
con tal decisión.
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