Como Decidimos

July 23, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Nº 354

AÑO XIV

CmO deCIdImOs Y cóo toar jor ciion

¿Cómo se toma una decisión? ¿Qué factores inuyen en nuestras opciones? Por primera vez en la historia humana, es posible responder a estas preguntas. Podemos mirar

Jonah Lhrr se graduó en la Universidad de Columbia. Es editor especial de la revista Seed. Ha trabajado en el laboratorio del neurocientíco Eric Kandel, Premio Nobel de medicina y ha sido becario Rhodes. También ha ejercido como crítico literario y musical y cocinero. Escribe para los medios más importantes de EEUU: The New York Times, New Yorker, el Washington Post, Boston Globe, Wired, McSweeney’s, Nature, Outside, London Times, Los Angeles Times y Washington Times. Es uno de los colaboradores más destacados de Wired, la revista de tendencias tecnológicas por excelencia. Es editor colaborador del Radio Lab (National Public Radio) y cuenta con un blog propio, The FFrontal rontal Cortex, que goza de un gran número de lectores.

288 página. © 2010 Editorial Paidós - www.paio.co

dentro del cerebro cómo los seres humanos: hemos abierto por ylaver fuerza la piensan caja negra. Resulta que no estábamos diseñados para ser seres racionales sino que la mente consta de una confusa red de distintas áreas, muchas de las cuales están implicadas en la producción de emociones. Siempre que alguien toma una decisión, el cerebro, activado por sus pasiones inexplicables, se llena de sentimientos. Aunque una persona intente ser razonable y comedida, esos impulsos emocionales inuyen secretamente en su opinión. Sin embargo, la intuición no es una panacea milagrosa y la simple verdad del asunto es que para tomar decisiones acertadas hemos de utilizar ambos lados de la mente: el racional y el emocional. La nalidad de este libro es responder a dos preguntas que prácticamente son de interés para todo el mundo: ¿cómo toma decisiones la mente humana? ¿Qué podemos hacer para que estas decisiones sean más acertadas? 1

 

1. CeReBRO RACIONA RACIONALL v CeReBRO emOCIONAL El misterio de cómo tomamos decisiones es uno de los más antiguos de la mente. Aunque las decisiones nos definen como personas, a menudo somos totalmente inconscientes de lo que sucede dentro de nuestra cabeza durante el proceso en el que las tomamos.

2. LAs PRedICCIONes de LA dOPAm dOPAmINA INA

Este carácter impenetrable del proceso constituye la toma de decisiones ha dadomental lugar, aque lo largo de la historia, a una plétora de teorías (pensemos en las formuladas por Platón Platón,, Descartes , Freud ,…). ,…). La más conocida de todas ellas formula la toma de decisiones en términos épicos, como una batalla campal entre la razón y la emoción, con victoria para la primera. Según este guión clásico, lo que nos distingue de los animales es el don divino de la racionalidad. Cuando estamos decidiendo que hacer, somos capaces de ignorar nuestros sentimientos y pensar detenidamente en el problema. Así, durante muchísimo tiempo, la gente ha menospreciado el cerebro emocional y ha echado la culpa de todos nuestros yerros a los sentimientos.

La dopamina es una molécula que las células cerebrales utilizan para comunicarse entre sí. La dopamina produce lo que conocemos como el sentimiento de felicidad, pero este neurotransmisor ayuda también a regular todas nuestras emociones.

Sin embargo, la verdad es que,ensi absoluto, no fuera por emociones, la razón no existiría tal las y como demostró Antonio Damasio : cuando estamos aislados de nuestros sentimientos, las decisiones más banales se vuelven imposibles. Un cerebro incapaz de sentir no puede tampoco decidir nada.

Las neuronas dopaminérgicas generan continuamente patrones basados en la experiencia y en las expectativas creadas en un contexto dado: “si tal , entonces cual ”. ”. No obstante, si no se satisfacen las expectativas, las células dopaminérgicas se declaran en huelga. Envían al instante una señal que anuncia su error y dejan de liberar dopamina. Siempre que se experimente algo inesperado, la corteza lo nota de inmediato. En cuestión de milisegundos, la actividad de las células cerebrales ha aumentado hasta producir una emoción intensa.

“El cerebro consciente puede recibir toda la atención –dice Joseph –dice  Joseph LeDoux , neurocientífico de la Universi-  dad de Nueva Nu eva York  York -, -, pero la consciencia es una parte pequeña de lo que hace el cerebro, y es asimismo esclava de todo lo que funciona por debajo”. Según LeDoux , una parte importante de lo que “pensamos” conscientemente de manera racional es impulsada, en realidad, por nuestras emociones más profundas. Todo sentimiento d ecomo hecho, unrespuesta resumen de datos da tos acumulados, algoes, asíde una visceral a esa información a la que no podemos acceder directamente. Así pues, más allá de las teorías que sitúan la razón como único motor de la toma de decisiones, cual¿Cóo obtnr l libro? Si lo desea, contacte con nosotros y le podemos proporcionar un ejemplar del libro.

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Así, un exceso de dopamina en el cerebro deja paralizado a cualquier individuo, es lo que ocurre con las drogas, que hacen que el cerebro libere este neurotransmisor en exceso. La dopamina es una divisa neural común de la mente, la molécula que nos ayuda a decidirnos entre varias opciones. El proceso de la toma de decisiones empieza siempre con las fluctuaciones de la dopamina.

Este proceso comienza en un área situada en el centro del cerebro, la corteza cingulada anterior (la ACC), que está implicada en la detección de errores. Cuando se detecta alguna anomalía, esta preocupación se traduce inmediatamente en una señal somática mientras los músculos se preparan para actuar. actuar. La corteza cin-

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quier tipo de pensamiento requiere sensaciones y sentimientos, pues estos son los que nos permiten comprender toda la información que no somos capaces de abarcar de manera directa. Sin la emoción, la razón es completamente impotente.

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gulada anterior también ayuda a recordar lo que las células dopaminérgicas acaban de aprender, lo que nos permite no repetir nuestros errores en el futuro. Ahora podemos empezar a comprender la sorprendente sensatez de nuestras emociones. La actividad de las neuronas dopaminérgicas nos demuestra que los sentimientos no son solo reflejos de instintos animales muy cableados. Contrariamente a ello, las emociones humanas tienen su origen en las predicciones de células cerebrales muy flexibles que están continuamente ajustando sus conexiones para reflejar la realidad. Cada vez que cometemos un error o nos encontramos con algo nuevo, nuestras células cerebrales están atareadas efectuando cambios en sí mismas, para luego poder utilizar esta experiencia en un futuro. Una vaga sensación de incomodidad, por ejemplo, aunque inexplicable, es una parte esencial del proceso que rodea la toma de decisiones. Incluso cuando creemos no saber nada, nuestro cerebro sabe algo, algo que se puede haber almacenado en experiencias anteriores. Es lo que nuestras sensaciones están intentando decirnos mediante esta sensación de incomodidad. Sin embargo, confiar en las emociones propias requiere una vigilancia constante; por lo que la intuición inteligente es el resultado de la práctica reflexiva sobre la propia conducta y la experiencia vital. El físico Niels Bohr  definió  definió una vez al experto como “la persona que ha cometido todos los errores que pueden cometerse en un ámbito muy pequeño”. Desde la óptica del cerebro, Bohr  tenía   tenía totalmente razón. La pericia es simplemente la sabiduría que surge del error celular, que luego es procesado. Los fallos no son cosas que debamos desaprobar. desaprobar. Al contrario, hay que fomentarlos e investigarlos con atención, pues los errores de predicción en una ocasión determinada se traducen después en conocimiento útil. De todos modos, las emociones no son siempre perfectas. Constituyen una herramienta cognitiva crucial, pero ni siquiera las herramientas más útiles pueden resolver todos los problemas ni ayudarnos a tomar todas las decisiones. De hecho, hay determinadas circunstancias que producen cortocircuitos de forma sistemática en el cerebro emocional, lo que empuja a los individuos a tomar decisiones desacertadas, engañados por una sensación.

3. eNGAÑAdO POR UNA seNsACIN Sentir demasiado a fondo también puede tener un lado

oscuro para el individuo. Aunque el cerebro emocional puede exhibir una sabiduría asombrosa, también es vulnerable a ciertos fallos innatos. Y el problema es que, cuando las emociones se descontrolan, los resultados pueden ser tan demoledores como en el caso de no tener emociones en absoluto. Así, el peligro de los procesos aleatorios (como los que utilizan lasdefecto máquinas tragaperras) que se aprovechan de un engastado en elescerebro emocional. Las neuronas dopaminérgicas sienten una emoción tan visceral que el cerebro malinterpreta por completo lo que está pasando. Confiamos en nuestros sentimientos y percibimos patrones, pero en realidad los patrones no existen. En vez de ver la aleatoriedad, ideamos sistemas imaginados y vemos tendencias significativas donde solo hay rachas carentes de sentido. Por eso, las máquinas tragaperras crean tanta adicción, porque creemos que podemos controlar lo que pasa, pero en realidad se trata de un proceso totalmente aleatorio. En cuanto a los peligros provocados por las emociones, también podemos hablar de un defecto mental denominado comúnmente como “aversión a la pérdida”. El deseo de evitar algo que huele a pérdida determina a menudo nuestra conducta, lo que nos lleva a hacer cosas insensatas. Nuestras sensaciones se entusiasman rápidamente ante la perspectiva de una recompensa inmediata, pero no pueden resolver realmente las consecuencias a largo plazo de esa decisión, hemos caído en la tentación. Y es que el sistema de circuitos de la tentación es todavía un misterio por resolver, conocerlo es una de las ambiciones prácticas de los científicos que estudian la toma de decisiones. En conclusión, para el cerebro no es fácil preferir un beneficio a largo plazo a una recompensa inmediata, razón por la cual es tan importante librarse de todo aquello que dificulte la decisión. Sin embargo, el problema va a ser regular todas esas emociones que nos engañan, que nos hacen tomar decisiones erróneas o equivocadas.

4. LOs UsOs de LA RAZN ¿Cómo regulamos nuestras emociones? La respuesta es sorprendentemente simple: pensando en ellas. La corteza prefrontal nos permite a cada uno meditar sobre nuestra propia mente, una habilidad que los psicólogos denominan “metacognición”. Sabemos si estamos enfadados, si sentimos ira o alegría: todos los estados emocionales traen consigo conciencia de sí mismos, por lo que un individuo puede intentar entender por qué está sintiendo lo que está sintiendo. Si la sensación concreta no tiene sentido para nosotros, podemos pasarla por alto. La corteza prefrontal puede decidir a propósito hacer caso omiso del cerebro emocional.

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El cerebro emocional no puede acallar emociones, pero sí ayudar a determinar a cuáles de ellas debemos hacer caso, cuáles tienen una razón de ser y cuáles no.

La maduración de la mente humana recapitula su evolución, de modo quela las primeras partes cerebro que evolucionan, corteza motora y el del tronco del encéfalo, son también las primeras que maduran en los niños. Esas áreas están en pleno funcionamiento cuando los seres humanos llegan a la pubertad. En cambio, ciertas áreas cerebrales que son inventos biológicos relativamente recientes, como los lóbulos frontales, no dejan de crecer hasta terminada la adolescencia. La corteza prefrontal es la ultima en madurar del todo. La capacidad de supervisarse uno a sí mismo, para ejercer la autoridad sobre el propio proceso de toma de decisiones, es una de las facultades más misteriosas del cerebro humano. Este tipo de estratagema mental se denomina “control ejecutivo”, pues los pensamientos van de arriba abajo. Este proceso de pensamiento depende de la corteza prefrontal. Cuando nos topamos con un problema no experimentado anteriormente, cuando las neuronas dopaminérgicas no tienen ni idea de qué hacer, de cómo actuar, es esencial intentar no prestar atención a las sensaciones y a las emociones, para poder concentrarse en pensar, en determinar qué información que tenemos almacenada en nuestra mente de experiencias anteriores, si acaso alguna, guarda relación con el problema que se está tratando de resolver. Los científicos denominan la “fase de reestructuración de la resolución de problemas” el momento en que la información pertinente se combina de formas nuevas y nos permite ser creativos en la resolución de un conflicto. Así, surgen nuevas soluciones a problemas que hasta entonces no se habían planteado. Sin embargo, en este tipo de contextos, el problema es que podemos llegar a pensar demasiado en lo que está pasando… y ahogarnos en nuestro propio pensamiento.

5. AHOGARse CON eL PeNsAmIeNTO Creemos que una decisión resultante de la reflexión racional será siempre mejor que una decisión tomada impulsivamente. Esta fe en la capacidad de la razón es fácil de entender en nuestra concepción occidental, ya que, desde Platón, nos han asegurado que un mundo totalmente racional sería un mundo perfecto. No obstante, cuando más interesantes son las neurociencias es cuando los datos contradicen el saber convencional y nos demuestran los que viejos 4

supuestos son solo eso: supuestos, teorías no probadas. La realidad del cerebro es que, a veces, la racionalidad llevada a extremos puede despistarnos. Cuando el cerebro racional secuestra la mente, los individuos suelen cometer toda clase de errores al tomar decisiones. Pasan por alto la sabiduría de sus emociones –el conocimiento insertado a lo largo de la experiencia en sus neuronas dopaminérgicasy empiezan a buscar cosas que sepan explicar racionalmente. En vez de escoger la opción que le da la sensación de ser la mejor, la persona se decide por la que suena suena   mejor en términos racionales, aunque sea una mala idea. Existe algo así como el exceso de análisis. Si pensamos demasiado en el momento inoportuno, nos aislamos de la sabiduría de nuestros sentimientos y de nuestras emociones, que evalúan mucho mejor las preferencias reales. Perdemos la capacidad de saber lo que realmente queremos, para centrarnos únicamente en aquello que parece tener sentido racionalmente hablando. El efecto placebo es una eficaz fuente de autoayuda. Pone de manifiesto la capacidad de la corteza prefrontal para modular incluso las señales corporales más básicas. En cuanto a esta área cerebral se le ocurren razones para experimentar menos dolor, esas razones se convierten en distorsiones fuertes. Por desgracia, las mismas áreas cerebrales racionales responsables de reducir temporalmente el sufrimiento también nos inducen a error en muchas decisiones diarias. La corteza prefrontal puede apagar las señales de dolor, pero también puede hacer que una persona pase por alto las sensaciones que permiten escoger mejor. En estas situaciones, el pensamiento consciente entorpece la toma de decisiones acertadas. Los fallos y los puntos débiles del cerebro racional están afectando continuamente a nuestra conducta, lo que nos induce a tomar decisiones que parecen, en retrospectiva, bastante estúpidas. Y es que el peligro del exceso de información radica en que puede dificultar de veras en el rendimiento. Cuando la corteza frontal está abrumada, una persona ya no es capaz de entender la situación. La correlación se confunde con la causalidad, y las personas elaboran teorías a partir de coincidencias. Como estamos viendo, las capacidades del auriga platónica son precarias. La corteza prefrontal es un suceso evolutivo extraordinario, pero debemos usarla con cuidado. Puede controlar pensamientos y ayudar a evaluar emociones, pero también paralizar.

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Cuando alguien cae en la trampa de pasar demasiado tiempo pensando, está utilizando el cerebro racional de forma equivocada. La corteza prefrontal no es capaz de manejar tanta complejidad por sí sola. Antes de aprender a sacar el máximo provecho de nuestras diversas herramientas mentales, ment ales, vamos a explorar un ámbito particular de la toma de decisiones. De casualidadque de tomamos que algunas de que las decisiones máslaimportantes tienen ver con el modo de tratar a otras personas. El ser humano es un animal social, provisto de un cerebro que determina la conducta social. Si entendemos cómo toma el cerebro estas decisiones, podemos llegar a comprender uno de los aspectos más excepcionales de la naturaleza humana: la moralidad.

6. LA meNTe mORAL La moralidad quizá sea un concepto impreciso, maleable, pero, en el nivel más simple, no es más que una serie de opciones sobre cómo tratar a las otras personas. Cuando actuamos de forma moral –si rechazamos la violencia, tratamos a los otros con justicia y ayudamos a desconocidos en estado de necesidad-, estamos tomando decisiones que tienen en cuenta a los demás individuos, además de a nosotros mismos. Estamos pensando en los sentimientos ajenos, compartiendo su estado de ánimo, algo que los psicópatas no pueden hacer, porque tienen dañado el cerebro emocional. Para un psicópata, en la violencia no hay nada intrínsecamente malo. Hacer daño a otro es solo un medio de conseguir lo que se quiere, una manera totalmente aceptable de satisfacer deseos. La ausencia de emociones vuelve incomprensibles los conceptos morales más básicos.

emocional. Estos instintos morales no son racionales, pero son esenciales para no cometer crímenes incalificables. Para las decisiones morales hace falta tener en cuenta a las otras personas . No podemos actuar como una bestia ansiosa, no podemos dejarnos llevar por la ira; esto conduce a la depravación y a la cárcel. Hacer lo correcto significapara pensar en los usando el cerebro emocional reflejar en demás él las emociones de los desconocidos. Hay que compensar el egoísmo con algo de generosidad. En esencia, la toma de decisiones morales tiene que ver con la compasión, la comprensión. Aborrecemos la violencia porque sabemos que hace daño. Tratamos a los otros con justicia porque sabemos cómo es que lo traten a uno injustamente. Rechazamos el sufrimiento porque somos capaces de imaginar lo que es sufrir. Nuestras mentes nos unen de forma natural, así que no podemos menos que seguir el consejo de Lucas: “Lo que quieras que los hombres hagan por ti, hazlo también por ellos”. El problema es que la comprensión no siempre es tan fácil como parece. El precioso secreto del altruismo es que sienta bien. bien. El cerebro está concebido de tal modo que los actos caritativos son placenteros. Ser buenos con los demás nos hace sentir bien. En el caso de los autistas, su “soledad extrema” resulta directamente de su incapacidad para interpretar e interiorizar las emociones de los demás. Por eso suelen tomar decisiones que, en palabras de un investigador sobre el autismo, “son tan racionales que es difícil entenderlas”. El autismo es una enfermedad crónica, una forma permanente de ceguera mental.

A primera vista, la relación entre moralidad y emociones acaso sea algo desconcertante. Cabe suponer que las decisiones morales se apoyan en un sólido fundamento lógico y legal. Hacer lo correcto significa sopesar con cuidado demandas enfrentadas, al modo de un juez imparcial, des apasionado. apasionado. No obstante, esas viejas nociones de la moralidad se basan en un error fundamental.

Paul Slovic , psicólogo de la Universidad de Oregón, Oregón, sacó a la luz otro punto ciego del cerebro compasivo/comprensivo. Según Slovic, el problema de las estadísticas es que no activan nuestras emociones morales. Las deprimentes cifras nos dejan fríos: nuestra mente no es capaz de comprender el sufrimiento a una escala tan grande. Por eso nos quedamos paralizados cuando un niño se cae en un pozo, pero hacemos la vista gorda ante millones de personas que mueren cada año por falta de agua potable. Y por eso donamos miles de dólares para ayudar a una solo huérfano de guerra que aparece en la portada de una revista, pero pasamos por alto los genocidios de Ruanda   y Darfur . Tal como dijo la Madre Teresa: Ruanda Teresa: “Si miro la masa, no actúo nunca; si miro a uno, sí”.

En la actualidad, la neurociencia puede ver el sustra-

La capacidad para tomar decisiones morales es inna-

to de las decisiones morales, y no tiene nada de racional: cuando nos enfrentamos a un dilema ético, el inconsciente genera espontáneamente una reacción

ta, pero su desarrollo requiere del tipo de experiencia apropiada. Cuando todo sucede según lo planeado, la mente humana crea de manera natural un potente

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conjunto de instintos comprensivos. No obstante, si en el proceso falla algo, los efectos pueden ser importantes. Una causa que puede, por ejemplo, desarrollar daños permanentes en el cerebro emocional es el maltrato infantil. Lo que a los niños maltratados les falta es la educación sentimental. Les privan de las emociones tiernas que el cerebro está preparado para esperar, por lo que están gravemente marcados por

acertar siempre es un peligroso efecto secundario del hecho de tener demasiadas regiones cerebrales en competencia dentro de la cabeza. Nunca sabemos a qué área cerebral debemos obedecer. No es fácil tomar una decisión cuando la mente consta de tantas partes que compiten entre sí, por eso estar seguro de algo puede aliviar tanto.

dentro. Les faltan guían los patrones actividadmorales. cerebral que normalmente nuestrasdedecisiones

Sin al cerebro no le basta con tener acceso aembargo, la información necesaria. La única manera de contrarrestar la tendencia a la certeza es fomentando alguna discordancia interna. Hemos de obligarnos a nosotros mismos a pensar en la información inform ación en la que no queremos pensar, a prestar atención a los datos que perturban nuestras nuestras arraigadas creencias. Pero podemos tomar medidas para no desconectar de las discusiones de la mente demasiado pronto. Es posible corregir de manera consciente esta tendencia innata.

De todos modos, estamos concebidos para sentir el dolor ajeno, de modo que nos sentimos muy apenados si hacemos daño a otros o cometemos transgresiones morales. La compasión es uno de los instintos más básicos de la humanidad. Si una persona recibe amor en su infancia y no sufre ningún trastorno del desarrollo, su cerebro rechazará de forma natural la violencia. Esta conducta es precisamente una parte fundamental de quienes somos. La evolución nos ha programado para que nos preocupemos unos de otros.

7. eL CeReBRO es UNA dIsCUsIN La discusión continua del cerebro es un rasgo definitorio del proceso de toma de decisiones. Incluso las decisiones más triviales surgen de un intenso debate cortical. Antoine Bechara dice: Bechara dice: “La cuestión es que la mayor parte del cálculo se lleva a cabo en un nivel emocional, inconsciente y no en un nivel lógico”. El problema es que hay algo perturbador en el hecho de ver el cerebro como una gran discusión. Queremos creer que nuestras decisiones reflejan un consenso cortical claro, que toda la mente está de acuerdo sobre lo que debemos hacer. Y, sin embargo, esta serena imagen de nosotros mismos tiene poco ancla je en la realida re alidad. d. El dilema, desde luego, es cómo conciliar las posturas enfrentadas. Si el cerebro siempre discrepa de sí mismo, ¿cómo una persona puede llegar a tomar una decisión? A primera vista, la respuesta parece evidente: hay que forzar un acuerdo. Las partes racionales de la mente han de intervenir y poner fin a esa riña emocional. El problema es que las ganas de terminar el debate a menudo llevan a desatender informaciones cruciales. crucial es. Y, Y, por desgracia, la mente, a menudo, cede a la tentación del pobre pensamiento de arriba abajo. Por ejemplo, en cuanto uno de identifica con un partido político, moldea el mundo para que se adapte a su ideología. Y es en momentos así en los que la racionalidad llega a ser realmente un hándicap, pues nos permite justificar casi cualquier creencia. Estar seguro hace que uno se sienta bien. La seguridad en uno mismo es reconfortante. El deseo de 6

A la hora de tomar una decisión, hay que oponer resistencia activa a las ganas de reprimir la discusión. Es preciso tomarse el tiempo necesario para escuchar lo que dicen las distintas áreas cerebrales

8. LA mANO de PQUeR Veamos lo que pasa cuando, en el póquer, un jugador decide subir una apuesta. Una decisión así puede significar algo simple: un  jugador  jugad or está demostrando demost rando confianza en sus cartas tapadas. O puede ser un farol, cuando el jugador intenta llevarse el bote intimidando a los otros jugadores para que pasen. ¿Cómo se distingue entre dos intenciones tan diferentes? diferent es? Y es que en el póquer lo más importante no es lo que contienen realmente las cartas, sino lo que la gente cree  que  que contienen. Una mentira bien contada es tan buena como la verdad. Y finalmente, el azar es el rasgo definitorio definito rio del juego. Por ese motivo los aspectos psicológicos del póquer (las interpretaciones sutiles, los faroles convincentes, las intuiciones inexplicables) son tan importantes. Nos indican cuando hay que jugárselo todo a una pareja de reyes. Con frecuencia tomamos decisiones sobre asuntos sumamente complicados. En estas situaciones, probablemente es un error reflexionar de manera consciente acerca de todas las opciones, pues eso inunda la corteza prefrontal de demasiados datos. Y es que las decisiones más difíciles son las que requieren más sentimientos y sensaciones.

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Sin embargo, la sabiduría tradicional sobre la toma de decisiones es exactamente al revés. Son las situaciones fáciles –los problemas matemáticos triviales de la vida cotidiana- las más apropiadas para el cerebro consciente. En cambio, los problemas complejos requieren las capacidades de procesamiento del cerebro emocional, el superordenador de la mente. Los mejores inversores, como los mejores jugadores de póquer, son capaces de alcanzar este crucial equilibrio mental entre el cerebro racional y el cerebro emocional. Se valen continuamente de un sistema cerebral para mejorar el rendimiento del otro. Ahora podemos empezar a esbozar una taxonomía de la toma de decisiones aplicando los conocimientos del cerebro al mundo real. Hemos visto cómo los diferentes sistemas cerebrales deben utilizarse en diferentes situaciones. Aunque tanto la razón como el sentimiento son instrumentos fundamentales, cada uno sirve para tareas específicas. La ciencia de la toma de decisiones es aún una ciencia joven. Los investigadores están solo empezando a entender cómo toma las decisiones el cerebro. La corteza sigue siendo un lugar misterioso en su mayor parte. En los albores de esta ciencia nueva ya es posible plantear algunas directrices generales que pueden ayudarnos a tomar mejores decisiones.

Lo probla ncillo ncitan la razón.   ¿Cómo podemos identificar de manera fiable los problemas sencillos más apropiados para la corteza prefrontal? Lo mejor es preguntarnos si es posible expresar con exactitud la decisión en términos numéricos (en cuanto al precio, por ejemplo). Por otro lado, si en las decisiones importantes sobre cuestiones complejas hacemos una clasificación solo según el precio, eliminaremos mucha información esencial. Pensemos menos  en   en las cosas que nos importan mucho. No tengamos miedo de que sean nuestras emociones las que elijan.

Lo probla nuvo tabién ncitan la razón.   Antes de encomendar un misterio al cerebro emocional, antes de dejar que los instintos hagan una apuesta importante, hemos de hacernos una pregunta: ¿Cómo nos ayuda la experiencia a resolver este problema concreto? A veces, la única manera de salir de un apuro es mediante una solución creativa. Para estas ideas hacen falta las neuronas flexibles de la corteza prefrontal. El resultado final es que el cerebro racional puede centrarse en lo que debe: hallar una

solución para la situación sin precedentes en la que nos encontramos.

Aopción  la incrtiubr. Los problemas difíciles casi nunca tiene soluciones fáciles. Estamos tan seguros de tener razón que desatendemos todos los datos que contradicen nuestra conclusión. Siempre que sea posible, es fundamental ampliar el proceso delatoma de decisiones tener en cuenta debidamente discusión que se ydesarrolla dentro de la cabeza. Se toman decisiones malas cuando se interrumpe ese debate mental, cuando la pelea neural se le impone un consenso artificial. Hay dos trucos sencillos que ayudan a garantizar que nunca permitamos entorpecer nuestro juicio: • Primero, siempre hemos de considerar hipótesis enfrentadas. Cuando nos obligamos a interpretar los hechos a través de una lente diferente. Con frecuencia descubrimos que nuestras creencias se apoyan en cimientos bastante inestables. • Segundo, hemos de recordarnos continuamente a nosotros mismos lo que no sabemos. Si uno se olvida de que tiene puntos ciegos, se va a encontrar con una desagradable sorpresa. Tengan en cuenta lo que saben, lo que no saben y por ultimo lo que piensan. Mantenga siempre separadas las tres cosas.

sabo á  lo qu abo.  Una de las paradojas permanentes de la mente humana es que no se conoce muy bien a si misma. El cerebro consciente no sabe nada de sus fundamentos, no ve toda esta actividad neural que tiene lugar fuera de la corteza prefrontal. Por eso las personas tienen emociones: ventanas al inconsciente, representaciones viscerales de toda la información que procesamos, pero que no percibimos. Durante la mayor parte de la historia humana, las emociones han sido menospreciadas por ser difíciles de analizar: no van acompañadas de motivos, justificaciones o explicaciones. Pero, en la actualidad, gracias a las herramientas de la neurociencia moderna, podemos ver que las emociones representan una lógica propia. El cerebro emocional es especialmente útil cuando hemos de tomar decisiones difíciles. Los misterios se descomponen en trozos manejables, que a continuación se convierten en sensaciones practicas. La explicación de que estas emociones sean tan inteligentes es que han conseguido transformar errores en episodios educativos. El cerebro siempre aprende del mismo modo: acumulando saber a partir de los errores. En resumen, actuar como el ejecutivo que analiza

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concienzudamente las reacciones del grupo, incluso cuando decidimos pasar por alto las emociones.

Pnar n l pnainto. 

res estúpidos. Para tomar decisiones no hay ninguna fórmula mágica. Solo es cuestión de vigilar, vigilar, de proponerse evitar los errores que se pueden evitar.

Si de este libro hemos de sacar en claro solo una idea, que sea esta: cuando vayamos a tomar una decisión tenemos que ser conscientes del tipo de decisión y del tipo de pensamiento que requiere. Para utilizar el cere-

Lo primero que hay que hacer para tomar decisiones me jores es vernos verno s como somos realmente r ealmente,, mira mirarr en la caja negra del cerebro humano. Hemos de evaluar con sinceridad nuestros defectos y aptitudes, los puntos fuertes

bro adecuada, escuchar lo mejor es estudiarlo que cuando está de en forma funcionamiento, la discusión hay dentro de la cabeza.

yPor losfindébiles. Por primera vez es posible unade visión así. disponemos de instrumentos capaces penetrar en los misterios de la mente, de revelar el complicado mecanismo que determina nuestra conducta. Ahora hemos de poner a trabajar estos conocimientos.

Así, pensar en el pensamiento, nos ayuda a evitar erro-

Resúmenes de la misma temática pertenecientes a la Colección Effective Management: • “Neuromarketing”, de Néstor Braidot (Nº 335). • “Buyology”, de Martin Lindstrom (Nº 324).

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