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CLAVES PARA COMPRENDER LAS CRÓNICAS DE INDIAS
CLAVES PARA COMPRENDER LAS CRÓNICAS DE INDIAS Eva Bravo-García M.ª Teresa Cáceres-Lorenzo
MADRID • BOGOTÁ • BUENOS AIRES • CARACAS • GUATEMALA MÉXICO • NUEVA YORK • PANAMÁ • SAN JUAN • SANTIAGO AUCKLAND • HAMBURGO • LONDRES • MILÁN • MONTREAL • NUEVA DELHI • PARÍS SAN FRANCISCO • SIDNEY • SINGAPUR • SAN LUIS • TOKIO • TORONTO
CLAVES PARA COMPRENDER LAS CRÓNICAS DE INDIAS No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. DERECHOS RESERVADOS © 2012, respecto a la primera edición en español, por McGRAW-HILL/INTERAMERICANA DE ESPAÑA, S. L. Edificio Valrealty, 1.ª planta Basauri, 17 28023 Aravaca (Madrid) ISBN: 978-84-481-8226-7 Depósito legal: Editora: Cristina Sánchez Director de Educación y Desarrollo de Negocio: Álvaro García Tejeda Diseño de cubierta: Acompany, Sociedad Creativa del Sector, S. A. Composición: Gráficas Blanco, S. L. Impresión: IMPRESO EN ESPAÑA-PRINTED IN SPAIN
A José Cáceres Talavera (M.T.C.) A Charo Bravo (E.B.)
Contenido Introducción ...........................................................................................................................
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Capítulo 1. Definición de crónica y su contexto .................................................................
1
1.1. Expansión geográfica .............................................................................................. 1.2. Nuevas estructuras sociales .................................................................................... 1.3. Naturaleza y economía colonial .............................................................................
3 6 11
Capítulo 2. La génesis textual de la crónica Indiana...........................................................
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2.1. La crónica como tipo documental .......................................................................... 2.1.1. El proceso de elaboración de una crónica .................................................. 2.1.2. Intenciones comunicativas.......................................................................... 2.1.3. Algunos tipos de discurso ........................................................................... 2.1.4. Documentos que acompañan la crónica .................................................... 2.2. Los autores.............................................................................................................. 2.2.1. Condición social o empleo .......................................................................... 2.2.2. Perfil personal ............................................................................................. 2.2.3. El fin misionero .......................................................................................... 2.3. Tipos textuales coetáneos y transmisión textual....................................................
13 14 16 19 20 22 22 24 26 28
Capítulo 3. La lengua de las crónicas en el contexto histórico de los siglos
XVI
y
XVII .......
31
3.1. El valor de la lengua en las crónicas ...................................................................... 3.2. Préstamos indígenas ............................................................................................... 3.3. El fondo léxico patrimonial .................................................................................... 3.3.1. Recursos y estructuras ................................................................................
32 33 38 40
Capítulo 4. La crónica como eje de la interculturalidad .....................................................
49
4.1. Pautas generales de la política lingüística .............................................................. 4.1.1. Castellanización........................................................................................... 4.1.2. Lenguas indígenas ....................................................................................... 4.1.3. Las lenguas generales.................................................................................. 4.2. El intérprete, funciones y tipos .............................................................................. 4.2.1. Frutos de la interculturalidad: los mestizos ................................................ 4.3. Valores estéticos y culturales de las crónicas y su repercusión..............................
51 54 55 58 59 62 63
vii
viii
Contenido
Capítulo 5. Actividades ........................................................................................................
67
5.1. Evaluación previa de conocimientos ...................................................................... 5.2. Aplicación y análisis de los contenidos .................................................................. 5.2.1. Actividades del capítulo 1 ........................................................................... 5.2.2. Actividades del capítulo 2 ........................................................................... 5.2.3. Actividades del capítulo 3 ........................................................................... 5.2.4. Actividades del capítulo 4 ........................................................................... 5.3. Autoevaluación final ..............................................................................................
67 68 68 72 75 83 87
Bibliografía ......................................................................................................................
89
Fuentes primarias ............................................................................................................ Obras citadas ....................................................................................................................
89 91
Índice de figuras ....................................................................................................................
97
Índice de tablas ......................................................................................................................
97
Índice de voces y de materias................................................................................................
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Introducción Las crónicas de Indias son un tema que ha suscitado una gran cantidad de bibliografía e investigación. Disponemos de un numeroso repertorio de trabajos, tanto en forma de libros como de artículos, que afrontan el análisis de este tipo de textos desde perspectivas distintas. No obstante, el interés hacia su estudio procede de un enfoque fundamentalmente histórico y literario, aunque es un material de referencia inexcusable para muchas otras disciplinas que abordan temas legales, antropológicos, botánicos, sociales, etc. El estudio lingüístico que se ha hecho hasta el momento sobre las crónicas es muy fragmentario y disperso, centrado en el análisis de textos concretos o en el cotejo de autores de una zona geográfica o una cronología determinada. Esto ha generado que no dispongamos de las claves necesarias para comprender este tipo de escritos desde el punto de vista lingüístico y en su contexto socio-cultural. Este manual contempla todos los factores derivados de la competencia comunicativa e incide en el uso de la lengua del texto, que aporta una información veraz sobre este tipo de documentación, relacionándola tanto con la propia historia americana como con la situación sociolingüística de la España de los siglos XVI y XVII. La comprensión adecuada de los usos léxicos, pragmáticos, así como las intenciones comunicativas de los diferentes autores, proporcionan un elemento indispensable para contextualizar estos documentos en la historia del español de América. Esta monografía está diseñada como una herramienta de utilidad para el alumno de Grado y Posgrado y para todo aquel investigador que se inicie en el estudio de la historia, literatura y lengua española en el Nuevo Mundo. Podrá encontrar en ella una visión sintética e interdisciplinar, que ofrece unas pautas esenciales para la comprensión de las crónicas en general y del desarrollo de la lengua en América. La crónica indiana, como texto generado en los Siglos de Oro, es un producto genuino de la sociedad de su época y es un testimonio de la personalidad del hombre peninsular coetáneo a los hechos narrados. Estos documentos son una prueba material de cómo la lógica de la Reconquista en territorio peninsular se traslada a las nuevas tierras descubiertas. Su valor antropológico reside precisamente en ser un testimonio de la translocación del hombre medieval y cómo este se encarna en el nuevo espíritu de la época. El planteamiento del trabajo obedece a una presentación del tema tratado con la finalidad de facilitar una información estructurada y organizada. De esta manera se suministra a los investigadores una serie de saberes procedentes de diversas fuentes con el objetivo específico de servir de manual de iniciación y profundización, para comprender tanto este tipo de textos como el entorno comunicativo en el que se produjeron. ix
x
Introducción
Siguiendo las recomendaciones de Mario de Miguel (2004: 85) y Miguel A. Zabalza (2007: 179) para el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), hemos creado un método expositivo para potenciar el desarrollo de las siguientes competencias, referidas todas ellas al estudio de la crónica de Indias: Competencias vinculadas al método expositivo en este Manual
1. Conocimientos
2. Habilidades y destrezas
1.1. Generales para el aprendizaje
Se ofrecen contenidos para el procesamiento de la información procedentes de distintas fuentes e investigadores.
1.2. Académicos vinculados a determinada materia
Adquisición y comprensión de los conceptos fundamentales relacionados con la crónica de Indias vinculados con distintas asignaturas y módulos.
1.3. Vinculados al mundo profesional/académico
Realización de trabajos de investigación en Grado y Posgrado.
2.1. Intelectuales
Adquisición de estrategias de reflexión y relación de conceptos culturales, históricos, lingüísticos, etc.
2.2. De comunicación
Intercambio de ideas en el trabajo en pequeño grupo basado en este manual.
2.3. Interpersonales
Se proponen actividades de aprendizaje a través de los debates, puestas en común, contraste de información, usos de las nuevas tecnologías como wiki, etc., que permiten al alumno la construcción del conocimiento de forma colaborativa.
2.4. Organización/gestión personal
Trabajo autónomo a través de la lectura del manual y de las actividades de conocimientos previos, tareas y autoevaluación. Comprobación del propio trabajo individual a través de las soluciones del manual y de las fuentes proporcionadas.
3.1. De desarrollo profesional
Incentivar habilidades desarrolladas con la formación continua que permitan tras el Grado y Posgrado continuar con el aprendizaje y reflexión según los distintos retos profesionales.
3.2. De compromiso personal
Desarrollo del trabajo autónomo que puede culminar en una investigación personal (con acompañamiento del tutor).
3. Actitudes y valores
Esta obra se orienta hacia el fomento de los siguientes procesos cognitivos: percepción y motivación hacia el tema tratado, adquisición y procesamiento adecuados, hacia una información clave para comprender las crónicas de Indias y el desarrollo de un
Introducción
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pensamiento propio, que se materializa en un trabajo personal en el aula de Grado y Posgrado. Se ha atendido de forma prioritaria y específica al desarrollo de las competencias que, según el Libro Blanco (en línea: 327), son más valoradas en el ámbito hispánico. Competencias contempladas en la elaboración de este Manual
a) Conocimientos disciplinares (SABER)
— Conocimiento de la evolución histórica interna y externa del español. — Conocimiento de la variación lingüística de la lengua española. — Conocimiento de la historia y cultura de los países de habla española. — Conocimiento de la didáctica de la lengua, literatura y cultura españolas.
b) Competencias profesionales (SABER HACER)
— Capacidad para comunicar y enseñar los conocimientos adquiridos. — Capacidad para localizar, manejar y sintetizar información bibliográfica. — Capacidad para localizar, manejar y aprovechar la información contenida en bases de datos y otros instrumentos informáticos y de Internet.
c) Competencias académicas
— Capacidad para evaluar críticamente la bibliografía consultada y para encuadrarla en una perspectiva teórica. — Capacidad para identificar problemas y temas de investigación y evaluar su relevancia. — Capacidad para interrelacionar los distintos aspectos de la Filología. — Capacidad para relacionar el conocimiento filológico con otras áreas y disciplinas.
d) Otras competencias específicas
— Capacidad de análisis y síntesis de documentación compleja. — Capacidad para el razonamiento crítico.
Los docentes sabrán seleccionar y utilizar aquellos aspectos que puedan potenciar las destrezas y competencias que quieran fomentar en sus alumnos. Estos, a su vez, podrán evaluar su proceso de aprendizaje a través de las dimensiones anteriores.
1 Definición de crónica y su contexto CAPÍTULO
Las obras de los cronistas de Indias se inscriben en un espacio concreto de la historia de España y América, según una serie de claves sociales y culturales. Su cronología abarca desde el llamado periodo colonial —de 1492 hasta el inicio de las independencias americanas (1810)—, tres siglos en los que se va configurando una nueva identidad cultural y lingüística en el continente americano. Las crónicas de Indias constituyen un conjunto documental complejo que ofrece una gran riqueza de información sobre aspectos variados del desarrollo de los descubrimientos y de la conformación de la vida en Indias. La redacción de estas obras será una práctica habitual a lo largo de las diferentes etapas en América: a) b) c) d) e)
el descubrimiento geográfico (1492-1522), el asentamiento fundacional en el Continente (1519-1541), la discusión y polémica de derechos patrimoniales (1541-1556), el florecimiento de la sociedad colonial (siglos XVI al XVIII), la reivindicación de los gobiernos autóctonos, hasta llegar a los primeros movimientos de la emancipación (siglo XVIII).
Pero sin duda será en los siglos XVI y XVII cuando la proliferación de este tipo documental se muestre en toda su actividad. Por ello, las claves que aquí se desarrollan harán referencia principalmente a este periodo, en el que el viejo molde medieval se adapta a la nueva situación comunicativa, recreando una tradición textual que mostrará plena eficacia para la transmisión de los sucesos e historias de América. Los documentos cronísticos responden a distintas necesidades tanto de la administración (conocer con exactitud la geografía, rumbos, riquezas, posibilidades de explotación, etc.) como de los propios autores, que con frecuencia necesitan justificarse en dos ámbitos distintos: de una parte, el cronista que quiere exponer cómo ha cumplido en el Nuevo Mundo su papel de vasallo de la Corona española, con la que seguramente tiene un contrato o esperaba una recompensa; de otra, el cronista que desea plasmar en su obra la justificación de la conquista. 1
2
Claves para comprender las crónicas de Indias
Las crónicas forman un corpus muy amplio, que la investigación filológica y humanística en general no ha terminado de clasificar. Aunque de forma general, se suelen identificar con la tipología textual que se describe en la Figura 1.1 (Mignolo, 1982: 45):
a) Cartas relatorias
t 4FOBSSBVOBDPOUFDJNJFOUPBDDJÂO t &YJTUFVOEFTUJOBUBSJPDPODSFUPBMRVFTFSFDMBNB BMHP t 4FTJUÈBFOVOQFSJPEPDSPOPMÂHJDPEFUFSNJOBEP t $POUJOÈBVOBUSBEJDJÂOEJTDVSTJWB
b) Relaciones
t 5FYUPQBSBFYQPOFSVOTVDFTPBDDJÂO t 1VFEFTFSTVCKFUJWP t .VDIPTUJFOFODPNPCBTFVODVFTUJPOBSJPPGJDJBM DPOGFDDJPOBEPQPSMB$PSPOB t .PEFMPRVFTFDSFBTFHÈOMBTOFDFTJEBEFT
c) Historia
t 1SFTFOUBDJÂOEFVOBDPOUFDJNJFOUPBDDJÂO t /PFTOFDFTBSJPRVFTFBVOBFYQFSJFODJBQFSTPOBM t $POUJOÈBVOBUSBEJDJÂOEJTDVSTJWB
Figura 1.1. Clasificación textual de las crónicas de Indias. Existen otras clasificaciones complementarias que se basan en la actitud de los autores frente a la información, si tienen conocimiento del Nuevo Mundo desde el inicio de la empresa americana (p. ej., Cortés, Oviedo, Las Casas y fray Toribio de Benavente Motolinía1), llegan a América a finales del siglo XVI o nunca alcanzan a pisar territorio indiano (es el caso de Anglería, Gómara, Fernández de Piedrahita, Bernabé Cobo) (López de Mariscal, 2004; Mignolo, 1981: 387). Lectura recomendada Íñigo Madrigal, Luis (2008). Historia de la literatura Hispanoamericana, I: Época colonial, Madrid, Cátedra.
1 Cada uno de estos cronistas llegan a América en distintas fechas: Las Casas (1502), Cortés (1511) Fernández de Oviedo (1513) y fray Toribio de Benavente (1524); este último es más conocido por el sobrenombre que le dieron los indios: Motolinía.
Capítulo 1. Definición de crónica y su contexto
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1.1. Expansión geográfica Las crónicas son obras referidas a un contexto delimitado por un espacio y tiempo. El espacio geográfico «Indias» se irá ampliando a partir de 1492 desde el Caribe hasta el territorio continental y terminará alcanzando desde la mitad meridional de lo que en la actualidad son los Estados Unidos hasta el estrecho de Magallanes. Este territorio tan amplio tiene unos enclaves nucleares (las áreas circuncaribe, mesoamericana, andina y rioplantense) sobre los que escriben los cronistas (véase Figura 1.2).
t $SJTUÂCBM$PMÂO t 'SBZ#BSUPMPN¹EFMBT$BTBT t (PO[BMP'FSO²OEF[EF 0WJFEP Caribe (1492)
Chile/ Río Plata (1536) t "MPOTPEF(ÂOHPSB .BSNPMFKP t "MWBS/ÈÁF[EF7BDB
t 'SBZ5PSJCJPEF#FOBWFOUF .PUPMJO½B
t #FSOBM%½B[EFM$BTUJMMP t %JFHP.VÁP[$BNBSHP t'SBODJTDP-ÂQF[EF(ÂNBSB t#BMUBTBS0CSFHÂO t#FSOBSEJOPEF4BIBHÈO t"OES¹TEF5BQJB México (1519)
Perú (1524)
t+PT¹EF"DPTUB t1FESPEF"HVBEP t+VBOEF#FUBO[PT t 1FESP$JF[BEF-FÂO t +VBOEF.BUJFO[P t 1FESP1J[BSSP t "HVTU½OEF;²SBUF
Figura 1.2. Principales autores, zonas de expansión del español y fecha de conquista de cada territorio.
La rapidez con la que avanza la fundación de nuevas ciudades va acompañada de un gran número de obras que relatan todo el proceso (Sanz Camañes, 2004). Se puede decir que hasta 1550 se ha llegado hasta el sur del Continente según la línea temporal esquematizada en la Figura 1.3. La implicación geográfica de estos avances y asentamientos, puede verse en los mapas que recogen las Figuras 1.4 y 1.5.
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Claves para comprender las crónicas de Indias
Exploraciones Hernández Díaz de Solís de Córdoba (Yucatán y Puerto y Grijalva Fundación Fundación de Caballos) (Yucatán) de Santiago de Quito Ponce Fundación Fundación Último de León Fundación de Coro de Buenos Fundación viaje de (Florida) de Panamá (Tierra Firme) Aires de La Paz Colón
Primer viaje de Colón
1492
1500
1510
1520
1530
Conquista de México
1540
1550
Fundación Fundación de Cartagena de Bogotá de Indias
Figura 1.3. Cronología de conquista de territorios y fundación de ciudades. Cada uno de estos territorios con sus respectivas ciudades tendrá distintas funciones para la Corona española. Es posible diferenciar entre ciudades virreinales, sedes de audiencias, portuarias, comerciales, enclaves con poder religioso o cultural, etc. En estos lugares la sociedad criolla urbana que se va gestando a lo largo de los territorios gana-
FLORIDA
La Habana CUBA Tenochtitlán
CampecheYUCATÁN Veracruz
LA ESPAÑOLA Santiago
San Juan PUERTO RICO Santo Domingo
Puerto de Caballos HONDURAS Santiago de los Caballeros
Santa Marta Cartagena de Indias TIERRA FIRME Panamá
500 km
Figura 1.4. Asentamientos en área circuncaribe y América Central hasta 1550.
Capítulo 1. Definición de crónica y su contexto
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Cartagena de Indias
Bogotá Quito
Lima
Cuzco La Paz Arica Sucre Asunción
Santiago Buenos Aires
1.000 km
Figura 1.5. Asentamientos en América del Sur hasta 1550.
dos se consolida en castellano, mientras el mundo rural es atendido en lengua indígena por los religiosos. Ante estos hechos, la monarquía española siente la necesidad de que se hable de lo que sucede en América, tanto para tener información inmediata de los hechos, como para que Europa conozca el poder que había adquirido la monarquía española. Los cronistas son la respuesta a esa necesidad, porque sus escritos muchas veces serán textos propagandísticos de la expansión de la Corona. Desde los Reyes Católicos se intuye la necesidad de «la construcción de una narrativa continua de historia nacional en términos aceptables para un público internacional» (Tate, 1994: 27), y muchas crónicas recibirán el apoyo oficial2.
2 M. Restall (2004: 39) nos informa que la misma Corona que impulsa las crónicas, puede prohibirlas. Es el caso de Cortés, quien escribió las Cartas de relación dirigidas al emperador Carlos V y que se prohibieron en 1527, por la gran difusión y prestigio que adquirió la figura de este conquistador en Europa.
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Claves para comprender las crónicas de Indias
1.2. Nuevas estructuras sociales En estas regiones se va fraguando una nueva sociedad que, durante este periodo inicial, representa un cambio con respecto al esquema peninsular. La movilidad social era posible en la medida en que los individuos mostraban su valía y servicio a la Corona. Bajo esta pauta, se genera una nueva organización en América, en la que cada estrato puede estar formado por individuos de variada extracción peninsular. Servir al rey desde el inicio de la empresa indiana se convierte en el referente más prestigioso dentro de las Indias y, tras los pioneros, la Corona seguirá premiando a aquellos que se vayan incorporando al proceso de descubrimiento y población (véase Figura 1.6).
Dios
Dios
Rey
Rey
Nobleza antigua
Primeros descubridores
Nobleza nueva
Segundos descubridores
Burguesía
Primeros pobladores
Pueblo llano
Segundos pobladores
Figura 1.6 Comparación de la construcción social en la Península y en Indias. Esta disposición de servicio al rey se acompaña con lo que se denomina hidalguización de la nuevas sociedades americanas. La consecuencia en los textos desde la perspectiva filológica, según Lope Blanch, es la siguiente: «El hecho de que gran parte de aquella nueva población americana, incluyendo en ella a los de escasa instrucción y limitada cultura, sentía un fuerte afán por superarse, por ascender, por ennoblecerse y, así, por «ennoblecer las Indias», lo cual obligaba a hacer un uso cuidadoso y aun esmerado de la lengua, siguiendo los cánones más elevados y prestigiosos.» (1999: 151.)
El nuevo poblador de América que aspira a una mejora social presenta en las crónicas y otros documentos oficiales ciertos comportamientos (véase Figura 1.7). La nueva sociedad durante el XVI y XVII, en la que el mestizaje tiene una gran importancia, presenta una distribución particular que recoge la Figura 1.8.
Capítulo 1. Definición de crónica y su contexto
Creación de una nobleza indiana
Afán de «señales» de nobleza (títulos e insignias de nobleza, casa, escudo, etc.)
La aristocracia indígena intenta perternecer a dicha nobleza
Figura 1.7. Pautas de mejora social en las ciudades coloniales.
ESPAÑOLES Cargos de responsabilidad en el ámbito religioso y civil. Son funcionarios de la Corona. CRIOLLOS Encomenderos y hacendados con acceso a cargos en los cabildos. Pueden ser religiosos y sacerdotes de parroquias.
MESTIZOS, MULATOS Y ZAMBOS Obreros y artesanos de las ciudades. Pueden ser religiosos y sacerdotes.
INDIOS En las ciudades, estaban encomendados a españoles y criollos. Son considerados mano de obra.
NEGROS Trabajan en las minas y plantaciones o en el ámbito doméstico.
Figura 1.8. Grupos humanos en la América hispánica.
El conquistador se hace un hueco en la sociedad indiana (reclama honra, tratamientos, etc.)
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8
Claves para comprender las crónicas de Indias
Los autores de las crónicas son de diferente origen peninsular y por ello estos textos se escriben en español como lengua vehicular. Muchas de las actitudes de los españoles son reproducidas por los criollos y mestizos, que también redactarán sus propias narraciones. Sirva como ejemplo la crónica del mestizo Inca Garcilaso quien, imitando a los cronistas españoles, escribe: «[...] he servido a la real majestad con cuatro condutas de capitán, las dos del rey don Felipe II, de gloriosa memoria, y las otras dos del serenísimo príncipe don Juan de Austria, su hermano, que en gloria que me hicieron merced de ellas mejorándome la una de la otra, como a porfía, el uno del otro, no por hazañas que en su servicio hice, sino porque el príncipe reconoció en mí un ánimo y prontitud de darle contento con mi servir, de que dio cuenta a su hermano. Y con todo esto pudieron los disfavores pasados tanto, que no osé resucitar las pretensiones y esperanzas antiguas y modernas.» ([1609] 1991: 28.)
M. Restall (2004: 104) nos indica que, en Chile, conquistadores negros y mulatos habían recibido una encomienda: los negros Valiente y Beltrán y los mulatos Gómez de León y Leonor Galiano reciben el mismo pago que los peninsulares por su servicio al rey. América recoge el motor social de la reconquista de la Península y, cuando se percibe que se ha abierto un nuevo continente, los individuos ven en este territorio, más que una posibilidad comercial, un enclave para obtener posesiones personales y riqueza, a las que en modo alguno podrían aspirar en la vieja metrópoli. Servir a la Corona en ese proceso de expansión, garantizaba una recompensa (encomiendas, territorios, privilegios, etc.) que aporta beneficios económicos y, lo que era más importante, el prestigio social (títulos y dignidades). Estos poderes en América (véase Figura 1.9) funcionarán como un sistema de selección de la información que presentaban los cronistas (en ocasiones, impidiendo su publicación inmediata o prohibiéndola una vez impresa3) o solicitándoles información (la Corona necesita conocer con exactitud qué sucedía en América y promueve consultas sobre ciertos temas de interés)4. La censura peninsular no siempre funcionaba, como lo demuestran las mismas crónicas. Muchos textos conflictivos cronísticos retirados por
3 Es el caso de Historia General de las Indias y Conquista de México (1552) de Francisco López de Gómara, que es recogida y prohibida en 1553 y 1566 porque en su crónica denuncia que el conquistador Cortés no recibe la admiración y honores de parte del rey. 4 En palabras de Pulpo-Walker (1982: 34): «En lo que se refería a las Indias, específicamente durante las primeras décadas de la conquista, los funcionarios recibirían, al partir, instrucciones precisas en las que se indicaba lo que debían informar a la Corona y cómo hacerlo. Tal es el caso de Alvar Núñez cuando este asume sus funciones como tesorero y alguacil mayor en la expedición de Narváez. [...] Así, las relaciones que derivan de tales medidas de gobierno eran leídas, con sumo cuidado, por los funcionarios del Consejo de Indias, por cronistas imperiales, y con anterioridad por autoridades virreinales. En esas relaciones se procuraba con especial celo la información solicitada, que a su vez respondía a las exigencias de la Copulada de leyes de Indias. [...] Pero, como era de esperar, el registro de esos herméticos convencionalismos expositivos y los latiguillos propios de un discurso de leguleyos pronto se vio desbordado por proyectos narrativos que iban mucho más allá de la habitual constatación de los hechos. El registro descriptivo de los Naufragios confirma, en varios planos, ese proceso de desbordamiento que trasciende al inventario fáctico propio de las relaciones».
Capítulo 1. Definición de crónica y su contexto
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REY DE ESPAÑA Y DE LAS INDIAS Como a Rey y Señor natural y soberano de aquellas Provincias nos toca y pertenece la elección, provisión y nombramiento de sujetos para todos los cargos y oficios de ellas (Recopilación de Indias)
Casa de la Contratación (1503) Aspecto económico
Consejo de Indias (1503) (órgano consultivo)
Virrey
Capitanes
Real Audiencia
(poder político)
(poder político)
(controlaban a las autoridades políticas de América
Virreinatos 1. Nueva España (1535) Capital: Ciudad de México Extensión: antiguo México (desde Nuevo México, Texas, California hasta lo que hoy es Guatemala)
3. Nueva Granada (1717-1739) Capital: Bogotá 4. Río de la Plata (1776) Capital: La Plata
Capitanías de Guatemala (hasta lo que hoy es Panamá), de Cuba (La Española y Puerto Rico), de Venezuela y de Chile
Gobernadores
Cabildos
Funcionarios
2. del Perú (1542) Capital: Lima Extensión: Ecuador, Perú y Bolivia
Figura 1.9. Poderes en América.
los poderes de la Corona se publicarán definitivamente en el siglo XIX, una vez terminado el periodo colonial. Los testimonios documentales hablan de América como experiencia novedosa en la que distintos individuos —conquistadores, pobladores y religiosos— se lanzan a la empresa indiana incitados por diferentes circunstancias sociales: el conquistador persigue honra, fama y gloria —los ideales que deben acompañar a todo caballero del XVI (Castro, 1916:14)—; el poblador o colono busca una situación económica más beneficiosa; el misionero tiene como prioridad el conocimiento de las nuevas tierras y su cultura,
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Claves para comprender las crónicas de Indias
como medio para llegar al indígena y poder culminar su tarea evangélica5. La novedad de América y la cultura de probanza6 inspiran las crónicas bajo las convenciones de la ideología imperial española. La novedad de los primeros años se transformó a partir de 1511 cuando fray Antonio de Montesinos se pregunta por boca de Las Casas: «Decid: ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tal cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas della, con muerte y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los oprimís y fatigáis, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades, haciéndolos morir o mejor matándolos con los excesivos trabajos que, por adquirir oro, les imponéis? ¿No son hombres? ¿No tienen alma racional? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿No entendéis esto; no lo sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormido?» ([1527-1561] 1994: 11.)
Las preguntas de Montesinos fueron el inicio de una serie de denuncias que aparecen en los cronistas, y que tuvieron durante los siglos XVI y XVII distintas respuestas por parte del Rey (Leyes de Burgos, 1512; Leyes Nuevas, 1542, etc.) porque estaba convencido de su responsabilidad hacia los naturales7. A partir de 1511, desde Fernando el Católico —la reina Isabel murió en 1504— hasta Felipe II es posible comprobar cómo los cronistas (sobre todo religiosos) denuncian los abusos que se llevan a cabo con los indios. La respuesta española siempre fue la de proteger al indio, aunque la lentitud de la burocracia real y otras cuestiones sociales, culturales y jurídicas heredadas de la Edad Media no hizo posible, desgraciadamente, que la solución efectiva (desde una óptica moderna) llegara a todos los lugares de las Indias. Como ejemplo, véase esta denuncia de Sahagún sobre la codicia de los españoles: «Y les dieron a los españoles banderas de oro, banderas de pluma de quetzal, y collares de oro. Y cuando les hubieron dado esto, se les puso risueña la cara, se alegraron mucho, estaban deleitándose. Como si fueran monos levantaban el oro, como que se asentaban en ademán de gusto, como que se les renovaba y se les iluminaba el corazón. Como que es cierto es que eso anhelan con gran sed, se les ensancha el cuerpo por eso, tienen hambre furiosa de eso. Como unos puercos hambrientos ansían el oro [...]. Están como quien habla lengua salvaje [...]» ([1576] 1982: 770.)
5 Este objetivo religioso aparece no solo en las primera décadas del s. XVI, como demuestra el fraile franciscano Bernardino de Sahagún: «A todos nos fue dicho (como ya se había dicho a los padres dominicanos) que esta gente había venido a la fe tan de veras, y estaban casi todos baptizados y tan enteros en la fe católica de la Iglesia Romana, que no había necesidad ninguna de predicar contra la idolatría, porque la tenían dejada ellos muy de veras. Tuvimos esa información por muy verdadera y milagrosa, porque en tan poco tiempo y con tan poca lengua y predicación y sin milagro alguno, tanta muchedumbre de gente se había convertido y unido al gremio de la Iglesia, y así dejamos las armas que traíamos tan afiladas para contra la idolatría, y del consejo y persuasión de estos padres comenzamos a predicar cosas morales de los artículos de fe y de los siete sacramentos de la Iglesia» (Cfr. García Icazbalceta, 1954: 382). 6 Entiéndase por tal cuando se escribe para probar unos méritos. 7 Esta denuncia llegó a Canarias y también al rey de Portugal y sus colonias (Cáceres Lorenzo, 2007).
Capítulo 1. Definición de crónica y su contexto
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1.3. Naturaleza y economía colonial El aspecto económico subyace en toda la empresa americana. Al ideal de evangelización se le une muy pronto el deseo de la Corona de sacar rendimiento a las Indias. Esta tesaurización de los conquistadores y pobladores (Vilar, 1972) se complementa con la llamada conquista espiritual de América. Las claves para comprender la economía colonial y el comercio que generó se describen en la Figura 1.10.
La mano de obra
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Minería
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Agricultura
t 1SPEVDUPTBNFSJDBOPTTFDVMUJWBOEFNBOFSB HFOFSBMcacao, maíz, patata, tomate,FUD t -PTFVSPQFPTJOUSPEVKFSPOMPTDVMUJWPTEFDFSFBMFT IPSUBMJ[BTZMFHVNJOPTBTcaña de azúcar, olivo, vid,FUD
Figura 1.10. Principales características de la economía colonial.
En los dos primeros siglos coloniales, la encomienda reglamentó la distribución de la mano de obra. El encomendero protegía al indio y coadyuvaba en su evangelización, y este, como ciudadano libre, le compensaba con una retribución (trabajo o especies). La encomienda fue una institución peculiar del asentamiento español en América y se concebía como el derecho que daba el Rey a un súbdito español (encomendero) como indemnización de los servicios que había prestado a la Corona. Los tributos o impuestos que los indios debían cancelar a la Corona los recibía el encomendero y se pagaban en forma de trabajo durante un periodo especificado (la demora). La necesidad de la mano de obra indígena se produce en una primera época; más tarde, el negro como esclavo
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Claves para comprender las crónicas de Indias
se empleará como sustituto de los autóctonos. El cronista Pedro de Aguado describe la encomienda de esta manera: «una merced hecha por ley antigua de los Reyes de Castilla a los que descubrieren, pacificaren y poblaren en las Indias, en que les hacen merçed de que aquellos indios que en su título y cédula se contienen, los tengan en encomienda (que es tanto como decir a su cargo) [...] y estos tales son llamados encomenderos, y a su cargo el mirar por el bien espiritual y temporal de los indios de su encomienda y a darles doctrina.» ([15381609] 950: 91.)
Otras claves de la economía fueron las industrias de los minerales, y con frecuencia los cronistas hacen referencia a esta cuestión. Por ejemplo, Fernández de Oviedo en 1504 decía «como oficial real veedor de las fundiciones del oro, yo lo quebré con un martillo e lo machaqué por mis manos sobre un tas o yunque en la casa de la fundición» (1992: 119). También otros cronistas con frecuencia entran en el detalle de los distintos tipos de oro, o de las joyas que usaban los indios (Enguita Utrilla, 1983). Los nuevos enclaves conquistados para España en América debían ofrecer una viabilidad económica inmediata, y las minas de oro y plata se convirtieron en una importante justificación, a los ojos de la Corona y sus poderes fácticos, de que era una conquista «victoriosa» acorde a los requerimientos europeos. Con respecto al gran número de plantas y frutos comestibles u ornamentales que se utilizan, muy pronto pasarán de ser un mero exotismo a tener un rendimiento cotidiano en la América colonial y en Europa. La descripción de la naturaleza de América en las crónicas cumple varias funciones: hacer un retrato del paraíso en el que viven los indígenas en un estado de inocencia, informar de la novedad y el exotismo de una naturaleza muy diferente a la europea y testimoniar la abundancia de las nuevas tierras conquistadas. Lectura recomendada García Bernal, M.ª Cristina, «La población de la América Hispana en el siglo García Fuentes, Lutgardo, «Economía indiana en el siglo XVI».
XVI».
Ambos trabajos en Historia de las Américas, vol. II, L. Navarro, ed., Sevilla-EEHA, 1991, págs. 153-182 y 183-231.
2 La génesis textual de la crónica indiana CAPÍTULO
El descubrimiento de América generó de forma inmediata la necesidad de contar la experiencia, la naturaleza y los hechos vividos. En cierto sentido, supone un despertar de las iniciativas personales, al tiempo que dota de argumento y justificación a la acción de escribir, reforzada en este caso por la responsabilidad de informar a la Corona acerca del desarrollo de los nuevos descubrimientos. «Los españoles que colonizaron nuestro país desde el siglo XVI no realizaban acto alguno, inclusive el primordial de tomar posesión de la tierra, sin que un escribano o testigo dejara constancia del mismo. Así han pasado a la posteridad las noticias de la conquista, las fundaciones de ciudades, la organización de la Iglesia, el comercio, la navegación, la vida de los indios y tantos otros rasgos de la colonización.» (Zavala, 1946: 563.)
La necesidad de contar la originalidad de América y la génesis documental a la que va a dar lugar, proporciona un corpus textual rico y fundamental para el conocimiento y la comprensión de la empresa americana. Es difícil recordar una época en la que personas de tan variada procedencia, actuación social e intereses personales, hayan generado miles de paginas en torno a una temática común, ofreciendo visiones complementarias y construyendo el elemento base para la historia de una nación.
2.1. La crónica como tipo documental La crónica es un documento que recoge hechos que se han producido en el desarrollo de un proceso de descubrimiento, conquista o población de nuevos territorios. Muestra las acciones narradas, vertebradas comúnmente por la figura de un personaje relevante o una acción concreta. El fin es mostrar los méritos y servicios a la Corona de un individuo o la relevancia de una gesta espiritual o terrenal. Desde el punto de vista documental, es un testimonio escrito de carácter eminentemente informativo, que da noticias de un hecho (protagonizado o no por su autor). No son documentos formalmente legales, pero pueden ser utilizados como prueba do13
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Claves para comprender las crónicas de Indias
cumental en un determinado proceso (petición, solicitud de méritos y servicios, pleitos, etcétera). Como tal, es de interés para la los estudios de diplomacia, aunque no sea un documento diplomático en sentido estricto1. Entran en el ámbito del concepto de documento indiano, considerando como tal aquel cuya actio (la voluntad del autor) está directa o indirectamente relacionada con la entidad jurídico-geográfica que fueron las Indias2.
2.1.1. El proceso de elaboración de una crónica La crónica la hace un soldado, conquistador, jefe de la hueste o miembro de la tropa, para reivindicar la gesta de un grupo o de su líder, proporcionar su visión y, en ocasiones, contrastar algunos de los datos que se ofrecen en otras narraciones. El religioso, a veces miembro de una expedición, escribe también su experiencia de los hechos, ampliando la perspectiva al incorporar, además de la información de unos hechos, noticias sobre el entorno humano y cultural de América que va conociendo. La elaboración de estos textos podía tener distintos procedimientos: notas durante el viaje que luego son reelaboradas, escritura a posteriori, no muy alejada de las gestas; o bien la reflexión de madurez o de épocas más tranquilas de la vida, instado quizás el autor por la necesidad de rebatir a otras obras y visiones ya publicadas. En todas estas circunstancias, el cronista de Indias es un hombre que, siempre que le es posible, avala su autoridad personal conforme a uno de estos criterios: a) La experiencia personal: los hechos narrados han sido vividos en primera persona o por sus compañeros de hueste. Lo experimentado es terreno propio en el que el autor se mueve con autoridad y sobre el que puede dar detalles descriptivos y veracidad narrativa. Su participación en la acción le otorga la cualidad de testigo y este es el valor esencial en la historiografía indiana. La descripción de nuevos entornos geográficos, interesantes descubrimientos y culturas ignotas, hizo que la aportación etnográfica e histórica se basara fundamentalmente en la percepción directa de lo narrado. «De todo lo dicho yo soy testigo, que lo vide y estuve presente, y dexo de decir munchas [sic] otras particularidades por abreviar.» (Fray Bartolomé de Las Casas [1527-1561] 1994: 1882.) «Esto toco porque entienda el lector que soy testigo de vista deste negocio, e que yo mi escritura no la escribo por fama, ni por conjetura, ni por relaciones que solamente deponen de oídas.» (Pedro de Cieza [1553-1584] 1985: 56.)
b) Las fuentes orales: cuando el autor no ha sido testigo presencial, acude a lo que sabe por testimonio de las personas que sí participaron en la acción. Esta informa1 Por documento diplomático se entiende tradicionalmente «cualquier testimonio escrito sobre un hecho de naturaleza jurídica, realizado bajo la observancia de ciertas y determinadas formalidades [...] destinadas a conferir a tal testimonio autoridad y fe, dándole fuerza de prueba» (Real Díaz, 1991: 3). 2 En los estudios de diplomática, la actio es la expresión de voluntad para realizar un acto jurídico y hace referencia al porqué de un documento. La conscriptio se refiere a la formalización material de dicho documento. Si bien las crónicas no se ciñen a una estructura rígida de documento diplomático, por su actio sí corresponden al interés de la génesis documental indiana.
Capítulo 2. La génesis textual de la crónica indiana
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ción tiene menos fiabilidad3 y hay que contar con todos los «defectos»4 inherentes a la transmisión oral, pero también hay que tener en cuenta la convivencia estrecha de los primeros descubridores y pobladores y la vitalidad que la práctica de la transmisión oral tenía en la sociedad del siglo XVI. El Inca Garcilaso explica en el proemio a La Florida del Inca cómo para escribir esa parte de la conquista, de la que no fue testigo, se ha servido de testimonios directos cotejados, desmontando los argumentos de los que creen que los soldados cuentan exageradas sus hazañas: «[...] y si alguno dixere lo que se suele dezir queriendo motejar de couardes, o mentirosos a los que dan buena cuenta de los particulares hechos que passaron en las batallas en que se hallaron: porque dizen que si pelearon como vieron todo o que en la batalla passó? Y si lo vieron como pelearon, porque dos oficios juntos, como mirar y pelear, no se pueden hazer bien? A esto se responde, que era común costumbre entre estos soldados, como lo es en todas las guerras del mundo, boluer a referir delante del General y de los demás capitanes los trances más notables que en las batallas habían passado. Y muchas vezes cuando lo que contaua algún capitán, o soldado era muy hazañoso y difícil de creer lo yuan a uer los que lo auían oydo, por certificarse del hecho por vista de ojos. Y desta manera pudo auer noticia de todo lo que me relató para que yo escriuiese.» (1982: 15-16.)
c) Las fuentes escritas: el cronista es también en ocasiones un lector atento a lo que se va escribiendo y se informa en otras obras publicadas o en documentos originales. Así, Hernando Colón, advierte en su prólogo a la Historia del Almirante que solamente de los escritos y cartas que quedaron del mismo Almirante, y de lo que yo yi, estando presente, recogeré lo que pertenece a su vida e historia. (H. Colón [1571] 1984: 45.) El autor testigo refuerza también su escrito con el testimonio de otras fuentes, precedentes o contemporáneas, como advierte Bernal Díaz del Castillo al componer su obra: «y también, para dar más crédito a lo que he dicho, que diese testigos y razones de algunos cronistas que lo hayan escrito, como suelen poner y alegar los que escriben, y aprueban con otros libros de cosas pasadas, y no decir, como digo tan secamente, esto hice y tal me acaeció, porque yo no soy testigo de mí mismo.» ([1568-1575] 1982: 659.)
Y para ello, cita como referencias las afirmaciones que sobre su persona se encuentran en las cartas de Cortés [1519-1526] y en los documentos del virrey Antonio de Mendoza. No obstante, no se va a respetar el concepto de auctoritas tradicional. Los parámetros medievales de la historia se basaban en los principios de autoridad e imitación. América transforma este sistema de escritura ya que la imitación no es posible allí donde no existe el modelo, y eso fue lo que ocurrió a los viajeros de tierras ignotas (Cionarescu 1980: 243). 3
Este recurso es tomado de los historiadores clásicos. Tucídides fue muy escéptico sobre la informaciones recibidas por este procedimiento, pero Herodoto acepta esta fuente oral, aunque ambos autores coinciden en dar más fiabilidad a lo vivido. 4 Por este procedimiento se introducen errores en las crónicas, que en muchas ocasiones bebían de fuentes dudosas o trasmitidas oralmente en la sociedad americana, sin que pudiera demostrarse o refutarse la veracidad de un hecho.
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Claves para comprender las crónicas de Indias
2.1.2. Intenciones comunicativas Las obras escritas sobre América contienen distintas intenciones comunicativas por parte de sus autores (véase Figura 2.1).
INFORMACIÓN t Documento vital informativo t /FDFTJEBEJOTUJUVDJPOBM VERACIDAD t 4FVTBOEJTUJOUBTGVFOUFTFYQFSJFODJBQFSTPOBMPBKFOB t *NQPSUBODJBEFMDSPOJTUBUFTUJHP JUSTIFICACIÓN t %FNPTUSBDJÂOEFMBQBSUJDJQBDJÂOFOMBFNQSFTBJOEJBOB VALORES RENACENTISTAS t &YBMUBDJÂOEFMPTJEFBMFTEFIPOSB GBNBZHMPSJB SOLICITUD DE MERCEDES t -PTDSPOJTUBTOFDFTJUBOEBSQSVFCBTQBSBSFDJCJSVOBFODPNJFOEB PVODBSHPFOMBBENJOJTUSBDJÂO VISIÓN MESIÁNICA t 1SPWJEFODJBMJTNP HISTORIAL NATURAL Y ETNOGRÁFICA t Historia natural de las Indias:FUOPHSBG½BFIJTUPSJB
Figura 2.1. Intenciones comunicativas del cronista. 1) Información: la fuerza testimonial de la crónica se fundamenta en su valor como documento vital informativo. El autor, basándose en la experiencia de los hechos, se siente cualificado para narrar los sucesos presenciados y servir al rey informando sobre ello. Desde 1532, la Corona promovía el envío a la metrópoli de relatos e informaciones sobre lugares, costumbres y cosas de las Indias, como medio para obtener noticias de primera mano a medida que avanzaba el descubrimiento. A partir de esa fecha se sucederán disposiciones para la remisión regular de estos materiales a la Corona; las Ordenanzas de 1573 establecen que los descubridores por mar o tierra hagan comentario o
Capítulo 2. La génesis textual de la crónica indiana
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memoria por todo lo que vieren y hallaren y les aconteciere en las tierras que descubriesen, e todo lo vayan asentando en un libro. De esta forma, se da carta de naturaleza al envío de documentos centrados en la experiencia e información que podía proporcionar un individuo, aunque no ocupara ningún cargo administrativo. Sobre la información remitida en estos textos se toman decisiones, se legisla y comprueba la aplicación de las disposiciones ya dictadas, así como el desarrollo de la vida en Indias. 2) La verdad: la experiencia es considerada desde la historiografía antigua como la garantía de veracidad5. Desde este punto de vista, a veces se separa la descripción del autor-testigo de la del narrador, principalmente cuando los hechos explicados no han sido presenciados y no se puede hablar en primera persona. Se recurre en estos casos a otras fuentes (experiencias ajenas, fuentes documentales, testimonios de oídas, etc.). La historia contada debe guardarse para que sirva como experiencia, como magistra vitae en futuras expediciones. «[...] y así, vuestra excelencia ponga los ojos, no en la baxeza del estilo que llevo, sino en la voluntad muy buena con que la ofrezco, para que otros se animen a poner en escripto sus alabanzas para que sean eternizadas en el mundo. Siempre oí decir que la Historia quomodo fuerit scripto delectat; esto es, que de cualquiera manera y modo y en cualquier estilo que fuere escripta, deleita y agrada, porque mediante por ella alcanzan los hombres a saber cosas nuevas, las cuales por natural inclinación se huelgan oír de la boca de un rústico labrador con palabras groseras, rústicas y sin arte.» (Pedro Gutiérrez de Santa Clara ([1549-1603] 1963: 32.)
3) La justificación: legitimidad de la empresa indiana y justificación personal, en cumplimiento de los ideales humanistas del hombre del sigo XVI. Se constata la comparación con el héroe de los libros de caballería y la influencia de dichas obras en el espíritu de aventura de estos hombres6, que veían en su mano la posibilidad de hacer reales las hazañas que dieron fama y gloria a Amadís de Gaula y a todos sus seguidores7. 4) Exaltación de los valores del hombre renacentista: la narración apasionada de los sucesos pretende resaltar la gloria, valentía y abnegación de los protagonistas, quienes deben alcanzar, como justa recompensa, honra, fama y gloria8, que empujarán a muchos hombres hacia el otro lado del Océano, «[...] a ganar y gozar la empresa a que venimos, que cuando por muerte no la hayamos alcanzado, habremos merecido el inmortal gozo de la gloria y no menos el título de bue5
Cfr. testimonios de la antigüedad en Lozano (1987: 15-28). De esta cuestión se hacen eco, entre otros, los trabajos tradicionales de S. Gilman (1961), que estudia las relaciones de la crónica de Bernal Díaz con Amadís; J. R. Green (1986) donde realiza un estudio de las técnicas de entrelazamiento y amplificación; M. Hernández Sánchez-Barba (1960), I. A. Leonard (1979), M.ª R. Lida (1975), I. Rodríguez Prampolini (1948), A. Sánchez (1958) y R. Scheuil (1943). 7 Una valiosa exposición de las leyes vitales que rigen a este prototipo de caballero puede verse en el trabajo de J. M. Cacho Blecua (1979: 30-169). 8 «No hablamos de la honra calderoniana —aclara Morales Padrón—, sino del honor como cualidad moral que impele al cumplimiento del deber, y de la honra como estima y respeto de la dignidad propia. Es decir, de la buena opinión y fama. Sin gloria, la vida carece de sentido para este hombre ya enfermo del Renacimiento. Por ella se hace cualquier cosa» (Morales Padrón, 1968: 148). 6
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Claves para comprender las crónicas de Indias
na fama, pues nuestro blanco es buscar acrecentamiento de la unión cristiana y dejar fama y memoria en el fin de nuestras vidas, como la dejaron nuestros antecesores. Pues ¿quién deja y huye de la honrosa y buena ocasión que tiene en las manos? ¿Qué honra, se ganan sin riesgo, trabajo y fuerza de armas?» (Obregón [1586] 1997: 185).
5) La solicitud de mercedes: la crónica es obra de un protagonista de la acción, que reivindica su participación de los hechos y su visión personal de los mismos, entroncando con una línea argumental que se va construyendo desde el descubrimiento de América y que se difunde entre sus coetáneos (Fernández de Oviedo, escribe su Sumario para demostrar el conocimiento directo del Caribe y así fundamentar su aspiración al puesto de cronista oficial de Indias). 6) La visión mesiánica: la narración de los hechos está guiada por una clara conciencia providencialista9: Dios será el medio y fin último que explique el esfuerzo de estos hombres, de ahí que la mayor parte de las crónicas se inicien con su loa y terminen encomendándose a Dios para que el trabajo surta los efectos deseados; la participación de la divinidad en la acción es, además, referencia constante para explicar algunos actos que obedecen a su voluntad. La justicia divina aparece también para castigar a los soldados cuando son ingratos: «[...] iban todos muy soberbios, no atribuyendo a Dios gracias por quien a ellos les había dado tan gran honra de una tan grande victoria y beneficio; así por eso como por lo que su divina majestad bien sabe, cuyos secretos son profundísimos, en tanto grado que la capacidad humana no los puede bien penetrar y comprender, su majestad nos castigó muy severamente.» (Aguilar [1560-71], 1988: 186.)
Esta conciencia providencialista está presente tanto en las obras de religiosos como en las de cronistas seculares, pero con un matiz distinto. El soldado se siente respaldado en su acción por la voluntad de Dios10: «En este día, a la tarde, vimos un milagro bien grande, y fue que apareció una estrella encima de la nave después de puesto el sol, y se partió despidiendo rayos de luz a la continua hasta que se puso sobre aquella villa o pueblo grande, y dejó un rastro en el aire que duró más de tres horas largas; y también vimos otras señales bien claras, por donde entendimos que Dios quería que poblásemos aquella tierra para su servicio.» (J. Díaz [1518], 1988: 53.)
El religioso, por su parte, se siente llamado a la obligación de evangelizar y debe llevar a cabo su tarea, incluso aunque esto conlleve la opinión negativa de otros españoles o criollos (caso del obispo Antonio de Valdivieso o Bartolomé de Las Casas).
9 «Se trata en realidad de una visión mesiánica de la historia, fundada en la inquebrantable fe que algunos españoles tenían en el destino providencial de su pueblo como elegido de Dios para implantar la monarquía universal católica hasta la consumación de los tiempos» (O’Gorman, 1979: 166). 10 «[...] los conquistadores se sentían pelear en una guerra de cruzada, semejante a la reconquista y como una prolongación de ella. A los templos indígenas, esto es, no-españoles, los conquistadores llaman mezquitas; continúan usando, como se sabe, el grito de ¡Santiago! para apellidarse en la contienda, y ese grito adquiere ante los indios infieles un sentido próximo al que tuvo ante los musulmanes» (Durand, 1953: 48).
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7) La historia natural y etnográfica: a partir del los hechos centrales de una crónica, esta puede ampliar su dimensión temporal hacia el pasado y hacia el futuro. El cronista se siente con libertad de recopilar los hechos pasados, transmitidos por tradición oral, que recuerdan los principales momentos de un pueblo indígena, su organización y su cultura. Entra así el detalle etnográfico histórico en la narración de hechos presentes, tanto si esa historia pasada sirve para «explicar» de alguna manera el presente como si simplemente es un gusto por la recopilación de datos. En todo caso, los hechos culturales de los aborígenes interesan para comprender, para captar las motivaciones y conductas y, en definitiva, para intentar prevenir y desarrollar una política coherente con el medio. Es, por lo tanto, de interés para la Corona fomentar la elaboración de las llamadas historias naturales, tarea que impulsó decisivamente Carlos III. En las obras de religiosos es donde este rasgo se potencia extraordinariamente, pues su interés fundamental es comprender bien al indio, su cultura y su valor como pueblo frente a los vicios europeos. La perspectiva de los misioneros no es solo recoger el detalle etnográfico, sino ahondar en la comprensión de los pueblos; es el caso de personalidades de la primera época como Las Casas, Motolinía y J. de Acosta, también de otras que continúan la acción evangelizadora, como el jesuita J. Gumilla.
2.1.3. Algunos tipos de discurso Los contenidos que aborda una crónica se desgranan haciendo uso de los tipos textuales y discursivos heredados de la tradición clásica y medieval. La narración estructurada en capítulos es el formato habitual para el curso de los acontecimientos. En ella se insertan descripciones cuya amplitud y detalle puede variar y extenderse hasta alcanzar capítulos completos, siempre que esté dedicada a un elemento de interés. Por ejemplo, Baltasar Obregón considera de interés insertar en su crónica un capítulo dedicado íntegramente al manzanillo, árbol del que se extrae un veneno lento pero mortal que afectó gravemente a los soldados y sobre el que desconocían remedio (1997: 154). La descripción procura explicar pormenorizadamente el medio natural y humano en el que se desarrolla la conquista, y los autores abundan en la ponderación de la maravilla de América. Esta Nova Realia aparece en las crónicas con un tono y expectativas que lleva en algunos casos a una realidad fantástica, desconocida; sin embargo, el conquistador-autor intentará dar en la mayoría de los casos una explicación coherente. El cronista procura demostrar su veracidad, situando su historia en un nivel diferente al de los relatos de caballería. Como se verá más adelante, sobre esta imagen fantástica de Indias se irán creando los nuevos mitos del siglo XVI europeo. Cuando la escritura de los hechos se realiza con inmediatez, con frecuencia el documento tiene estructura de diario, retocado en ocasiones en momentos posteriores a la acción, pero siempre en un lapso de tiempo relativamente breve. Es el caso de Núñez Cabeza de Vaca, que escribe sus Naufragios al volver a España (1537-1540). El gusto del siglo XVI por el diálogo propiciará que se inserten en el texto fragmentos dialogados, que realzan la veracidad de los hechos, las conversaciones, etc. Suelen recoger momentos culminantes, como el intercambio entre Cortés y Moctezuma o los comentarios entre soldados en momentos previos a una acción relevante:
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Claves para comprender las crónicas de Indias
«Y así como entró le halló llorando fuertemente y de dijo estas palabras: “¡Oh!, señor, ¿ahora es tiempo de llorar?” Respondióle: “¿Y no os parece que tengo razón? Sabed que esta noche no quedará hombre de nosotros vivo si no se tiene algún medio para poder salir”. Lo cual oído [...]» (Aguilar [1560-1571], 1988: 190.)
No puede faltar en los momentos anteriores a una acción delicada o peligrosa, vital para la expedición, la arenga del caudillo (Bernal Díaz del Castillo recoge las de Cortés). Es toda una pieza de oratoria que sintetiza los hechos y recupera en el mejor sentido militar el espíritu cansado o el desánimo ante la adversidad. En ellos, la invocación a la protección divina, la lealtad al rey y el sentido del deber manifiestan la mentalidad que acogía las expectativas del soldado. Así se expresa el general Francisco de Ibarra en momentos de desánimo de sus soldados: «Valerosos y esforzados cristianos y amigos míos: la profesión de este inestimable y triunfal título es de tanta importancia, méritos y obligación que demás de ser aventajados y preferidos entre todas las naciones del universo mundo para que con nuestra capacidad, concierto y virtuosos hechos sean industriados y enseñados en el concierto, uso y ejercicio de nuestra santa Fe católica y para que mediante la palabra y tesoro celestial del poder de Dios [...] seamos ocasión y medio para que sean recatados y liberados de las tinieblas y tiranía del demonio [...]» (Obregón, 1997: 184.)
Junto a los anteriores, aparecen otros tipos discursivos menores como el requerimiento, la doctrina, las negociaciones, etc., que se utilizan según las necesidades comunicativas y pragmáticas del momento. El cultivo literario hace de ellas piezas con un formato textual determinado y se incorporan a la crónica de una manera natural.
2.1.4. Documentos que acompañan la crónica Tal y como hoy la conocemos, la crónica de Indias se aprecia como un documento con vocación literaria, pero en realidad constituye una prueba documental, un testimonio de las hazañas personales que habitualmente era remitido a la Corona para informar y avalar con él el merecimiento de mercedes. El manuscrito remitido al Consejo de Indias solía ser solo parte de un expediente personal, mediante el cual su autor justifica una trayectoria individual y pide una justa recompensa a su servicio. En estos casos, la crónica forma parte de un expediente compuesto por otros documentos como cartas, informes de parte, testimonios, etc., que contextualizan la petición y los méritos del autor (y también a la propia crónica). Entre todos ellos, tiene un valor focal la carta, que suele acompañar y presentar a la crónica y sirve como vía de remisión del manuscrito. La carta es un tipo documental que experimentará un notable resurgir en el siglo XVI, utilizada como documento oficial11 y particular por emisores de diversa formación cultural y procedencia social. Por su versatilidad se convertirá en un medio común para la expresión de los más variados contenidos y temáticas (Carrera de la Red, 2006). Estas misivas van dirigidas a una persona concreta y contienen una referencia expresa a la obra, así como una petición personal. Su extensión es flexible y puede ser 11 Las cartas oficiales, convertidas en tipo fundamental en la comunicación con Indias, serán objeto de regulación en cuanto a su disposición y estructura a partir de 1595, con objeto de mejorar y agilizar el despojo de las informaciones contenidas en ellas (Heredia Herrera 1985a y Bravo, 1998).
Capítulo 2. La génesis textual de la crónica indiana
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enviada directamente al rey (en sus reales manos) o por mediación del Consejo de Indias12. En ellas se recogen noticias de carácter oficial junto a otras de valor personal. Su finalidad es dar cuenta de sucesos acaecidos o de la difusión de disposiciones del monarca, y son por lo tanto un medio de la Corona para obtener constatación de la aplicación de sus leyes y la marcha del gobierno en Indias13. El contenido de las cartas es tenido en cuenta por los gobernantes y adquiere en muchos casos fuerza jurídica, generando documentos oficiales consecuentes (disposiciones, misivas reales, visitas, leyes, etc.)14. La estructura de este documento responde a la ordenación que muestra la Figura 2.2.
a) Fórmula de tratamiento que revela el destinatario. b) Motivación o exposición de los hechos. c) Petición o súplica. d) Termina con una breve fórmula de despedida y la cláusula cronológica completa: fecha tópica (lugar) y fecha crónica (día, mes y año).
Figura 2.2. Estructura de las cartas que acompañan a las crónicas. La cortesía obligaba a incluir, tras un espacio en blanco15, la fórmula de sometimiento (Muy Poderoso Señor, besa a vuestra Alteza sus reales pies), que no era un elemento pre-
12 La crónica de Baltasar Obregón [1586], por ejemplo, va precedida de dos cartas, una dirigida al rey y otra al Presidente del Consejo de Indias. 13 Esta técnica no es solo de los primeros siglos; Ramón Ezquerra estudia las informaciones de bastantes autores y constata cómo en el XVIII las remisiones de informes particulares desde América siguen siendo piezas fundamentales: «Como labor previa para las reformas era necesaria la información, y así las obras de crítica son en ocasiones informes privados para conocimiento del gobierno, y dentro de esta categoría entran las célebres Noticias secretas de Jorge Juan y Antonio de Ulloa o las memorias e instrucciones de los virreyes» (1962: 164). 14 «Porque de las cartas de los virreyes, Audiencias, y otras personas, assí públicas, como particulares de las Indias y de la Casa de la Contratación de Sevilla, y otras partes se nos escriben resulta la mayor parte de cosas de gobernación a que se debe mucho atender por lo que nos importa [...]» (Ordenanzas de 1571, n.º 13, Ordenanzas de 1636, n.º 27). 15 «Pónese la cortesía, como ya os dije, en medio de ella [de la fecha] y de la firma, y luego la firma con su rúbrica de una parte y de otra del nombre. Y lo que en esto hay también que notar es que cuanto más baja se pusiere y mayor distancia hubiere de ella a la carta, tanto se entiende que es mayor y el respeto que se tiene a la persona que se escribe, y lo mismo es si las cortesías estuvieren también bajas [...], cuando la cortesía y la firma se ponen iguales, o casi en un renglón, es tener en poco a la persona» (Torquemada, 1970: 254).
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Claves para comprender las crónicas de Indias
ceptivo de la carta pero sí costumbre en el siglo XVI y, un poco más abajo aún, la validación, compuesta por el nombre del autor y su rúbrica16. Puede ser autógrafa (escrita por una sola mano o autor) o heterógrafa (de varias manos o autores), pero generalmente irá avalada por la firma del autor (entendiendo como tal la persona que encarga o escribe la crónica) o del escribano que hace la copia. La carta es también y por sí misma un medio formal para hacer una relación de hechos. Algunas crónicas con valor informativo se construyen por la agrupación de cartas, como es el caso de las Cartas de Relación de Hernán Cortés [1519-1526]. La carta será también el formato más utilizado para comunicarse con los familiares y amigos de la península17, expresando en ellas, con toda libertad, los sentimientos y vicisitudes de la vida en Indias (Cano Aguilar, 1996). En definitiva, son «textos escritos sin pretensiones retóricas ni literarias más allá de la inmediatez de la comunicación, pero fuente riquísima para estudiar el lenguaje y la mentalidad de quienes los escribieron o los hicieron escribir.» (García Mouton, 2004: 140).
2.2. Los autores La personalidad, el origen social y la motivación por estar en América influyen en las características de la crónica. Por ello, hay que diferenciar las circunstancias particulares derivadas de un empleo o de la adscripción social, la trayectoria vital y, en su caso, la finalidad misionera.
2.2.1. Condición social o empleo a) Por encargo de la Corona: son generalmente obras hechas en función de un cargo como el de Cronista y Cosmógrafo Mayor de las Indias, establecido en 1571. La misión del cronista oficial era hacer una recopilación de la historia general, moral y particular de los nuevos territorios, así como de los acontecimientos memorables y de las cosas naturales excepcionales, y especialmente todo lo relativo a la cosmografía y descripciones de las Indias. Juan López de Velasco fue el primer designado para ocupar este puesto18 y tras él sus sucesores continuarán con la tarea de recopilación y selección de informaciones. La actividad del cronista oficial se basa en las observaciones de otros, gracias a toda la documentación remitida al Consejo de Indias por particulares o cargos de la administración indiana y que acaba en sus manos. Son, por tanto, autores que fundamentan 16
En 1587 llega a Nueva España la Pragmática de Tratamientos y cortesías emitida por Felipe II, que simplificará usos anteriores. Esto puede verse, por ejemplo, en el tratamiento dirigido al monarca: hasta ese momento se usaban SCRM o SCCRM (Sacra, Cesárea, Católica, Real Majestad) para Carlos I, o SCM (Sacra Católica Majestad) para Felipe II; a partir de la Pragmática, Señor será el tratamiento para el rey (Heredia Herrera, 1985b). 17 Una recopilación y transcripción revisada y fiable puede verse en Fernández Alcaide (2009). 18 En 1532 la Corona nombra cronista a Fernández de Oviedo, pero será un cargo distinto al de López de Velasco porque en la historiografía de América no existe un protocolo para las crónicas hasta el año 1570, con las Instrucciones de Ovando. La labor de Oviedo fue fruto de su determinación personal y tuvo un protagonismo en la definición de los elementos de la crónica en América (Carrillo Castillo, 2004: 69-80).
Capítulo 2. La génesis textual de la crónica indiana
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su obra en una información indirecta o intermedia (Mignolo, 1981) y escriben desde España (López de Gómara, P. Mártir de Anglería, etc.) o al menos se documentan en ella, como es el caso del obispo bogotano Lucas Fernández de Piedrahita (1624-1688), que escribe su Historia general de la conquista del Nuevo Reino de Granada en 1688, para la cual consultó documentos y manuscritos en Madrid. Finalmente, otros autores escriben en fecha muy posterior a los hechos (siglos XVII y XVIII), como Antonio de Herrera (1549-1626), Antonio de Solís (1610-1686) o Juan Bautista Muñoz (1745-1799); desarrollan su quehacer únicamente a partir de documentos y de crónicas ya elaboradas: «Púseme en el estado de duda universal sobre quanto se había publicado en la materia, con firme resolución de apurar la verdad de los hechos y sus circunstancias hasta donde fuese posible en fuerza de documentos ciertos e incontrastables: resolución que he llevado siempre adelante sin desmayar por lo arduo del trabajo, lo prolijo y difícil de las investigaciones.» (J. B. Muñoz, 1793: V.)
b) La iniciativa personal: la participación personal es quizás el principal incentivo para hacer una crónica. La experiencia da autoridad para escribir y de ella se desprende la gloria y la fama19. En este proceso, es inevitable que surja la polémica, como es el caso de Bernal Díaz del Castillo, que redacta su Historia verdadera de la Conquista de Nueva España [1568-1575] para rebatir las opiniones escritas por López de Gómara y Hernán Cortés. La sociedad del XVI concedía autoridad para escribir a todo aquel que fuera un protagonista de los hechos, tanto si era jefe como soldado, pues el valor de su obra entronca con una tradición de escritura verista, realista, conforme a las intenciones comunicativas antes descritas. Aprecian la realidad vivida más que los aspectos formales de la transmisión de la acción, que se hace por otros fines; por eso, las crónicas de la primera época no se detienen con adornos literarios. c) Las recopilaciones oficiales, encargadas generalmente por una autoridad indiana: son manuscritos de diversa factura que, si bien no forman parte del tipo cronístico tradicional, deben su existencia a este interés por conocer la realidad y la historia del Nuevo Mundo, y especialmente del pasado indígena, con una intención claramente etnográfica. Es el caso del Códice Tudela y el Códice Mendoza, encargado por el virrey Antonio de Mendoza, ambos de mediados del siglo XVI. La característica singular de estos documentos es que son obras de tipo mixto. En ellos se une el quehacer de un pintor indígena —que realiza las imágenes relativas a la religión, calendario y otros glifos indígenas en general—, y la de un autor occidental —por lo general, anónimo— que actúa más bien como un comentarista de las imágenes y compilador de los temas que se tratan.
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«No podían prescindir de la herencia medieval, del sentido tradicional, pero tampoco del vitalismo del Renacimiento. La Edad Media les proporcionaba un «élan» caballeresco y una finalidad de cruzada en su empresa; el Renacimiento les impulsaba a efectuar hazañas que prolongasen su memoria más allá del tiempo, a ganar gloria y a conseguir ventajas económicas para cimentar su poder y honra. Menos olvidaban su grado en la escala social y por eso pretendían ascender en ella mediante la adquisición de hacienda y fama» (Morales Padrón, 1968: 148).
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Claves para comprender las crónicas de Indias
Junto a estos productos escriturarios, un gran conjunto de obras se debe a la iniciativa de misioneros y merecen una atención especial porque tanto el fin como la motivación del documento obedecen a parámetros diferentes. En muchos casos, estos cronistas religiosos por iniciativa personal recurrieron también a fuentes indígenas y a la ayuda de tlacuilos o pintores autóctonos, como fray Bernardino de Sahagún.
2.2.2. Perfil personal Las crónicas se remiten como prueba de peticiones personales, que con frecuencia se centran en la solicitud de un cargo, prebenda, o incluso en ayuda económica concreta como, por ejemplo, organizar una nueva expedición de descubrimiento. En otros casos, sirven para reivindicar los grupos familiares y lazos de parentesco que avalan el servicio de una familia al rey; en este caso, lo que se solicita suele ser una encomienda, un título, etc. Algunas crónicas están hechas por terceras personas que toman la pluma por consideración hacia una figura preeminente. En estos casos, la atención se centra en los grandes protagonistas de la acción, haciendo el elogio de sus periplos y hazañas. Son los héroes que hay que imitar y que merecen obtener justa recompensa de la Corona, para honra de ellos y de sus herederos (O’Gorman, 1941)20. Así, Bernal Díaz justifica la redacción de su obra en estos términos: «He traído esto aquí a la memoria para que se vean nuestros muchos y buenos y notables servicios que hicimos al rey nuestro señor y a toda la cristiandad, y se pongan en una balanza y medida cada cosa en su cantidad, y hallarán que somos dignos y merecedores de ser puestos y remunerados como los caballeros por mi atrás dichos, y aunque entre los valerosos soldados que en estas hojas pasadas he puesto por memoria hubo otros muchos esforzados y valerosos compañeros, y todos me tenían a mí en reputación de buen soldado.» (1985: 439.)
Estos tres argumentos (recompensas materiales, honoríficas o el reconocimiento de un modelo heroico), se desarrollan en los textos cronísticos de autores de variada procedencia social y formación. Son elementos básicos para comprender la construcción de la sociedad en Indias (véase Tabla 2.1). 1) El español y el criollo: Las condiciones personales que caracterizan a los autores españoles —con experiencia en Indias o no— son muy variadas y están relacionadas con estos factores: la extracción social, peripecia vital y formación académica. El fomento que la Corona hizo para la redacción de documentos emitidos por todo tipo de personas, y el hecho de que este fuera el mejor vehículo para mostrar los méritos personales, hizo que a lo largo de los siglos XVI-XVIII escribieran individuos de muy variada competencia lingüística, a veces tan mínima que el autor confiesa que otro es el que escribe su obra y él la «dicta». 20 «La honra era para el español del XVI cosa de suprema importancia. Por honra se entendía el respeto que un hombre merece y recibe de los demás, por su calidad, linaje, poder o dineros. El honor fue así la base de la vida individual y garantía de la estabilidad colectiva: velando cada uno por su honor, la rectitud social quedaba asegurada. Pero la honra, en sentido estricto, solo correspondía a la nobleza, esto es, al rico-hombre, al caballero y al hidalgo» (Durand, 1953: 49).
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Pocos manuscritos originales del autor se conservan en comparación con la cantidad de textos que nos han llegado. Con frecuencia, o bien un escribano intervino en su redacción o al menos hizo alguna de las copias que finalmente han pervivido hasta hoy. En ocasiones, pues, es difícil determinar qué es obra personal del autor y en qué parte intervino un escribano. De Bernal Díaz del Castillo, por ejemplo, conservamos tres manuscritos cuyo cotejo ilustra muy bien las variantes (léxicas, ortográficas, etc.) y retoques que hizo en su obra. Este cronista reconoce abiertamente su poca cultura y aclarara que su obra ha sido revisada por gente docta: «Como acabé de sacar en limpio esta mi relación, me rogaron dos licenciados que se la emprestase para saber muy por extenso las cosas que pasaron en las conquistas de México y Nueva España [...]: e yo se la presté, porque de sabios siempre se pega algo a los idiotas sin letras como yo soy. [...] me dijeron los licenciados que cuanto a la retórica, que va según nuestro común hablar de Castilla la Vieja, e que en estos tiempo se tiene por más agradable, porque no van razones hermoseadas ni afectadas, que suelen componer los cronistas que han escrito en cosas de guerra, sino toda una llaneza, y debajo de decir verdad se encierran las hermoseadas razones.» (1982: 658.)
En el cronista criollo de las primeras generaciones se observa un mayor interés por dejar constancia de la participación de sus ascendientes en acciones al servicio de la Corona. Se inserta así en una estirpe familiar que avala sus opiniones y argumentos. En siglos posteriores, el criollo recurre como cualquier otro autor, a la documentación textual indirecta, como es el caso de Lucas Fernández de Piedrahita. 2) El mestizo: compartirá con el autor indígena el interés por recoger las memorias previas a la llegada de los españoles. Utilizan para ello el alfabeto y la lengua del conquistador, como instrumentos comunicativos mediante los que pueden dar a conocer la grandeza e historia de sus antepasados. Mestizos e indígenas se sienten con más autoridad para transmitir la historia previa a la llegada de los españoles y para interpretar las fuentes disponibles y avalar la veracidad de los informantes. «Inca, tío: pues no hay escritura entre vosotros, que es la que guarda la memoria de las cosas, ¿qué noticias tenéis del origen y principio de nuestros Reyes? Porque allá, los españoles y las otras naciones, sus comarcas, como tienen historias divinas y humanas saben por ellas cuándo empezaron a reinar sus Reyes y los anejos y el trocarse unos imperios en otros, hasta saber cuántos mil años ha que Dios creó el cielo y la tierra —que todo esto y mucho más saben por sus libros. Empero vosotros que carecéis de ellos, ¿qué memoria tenéis de vuestras antiguallas?» (Inca Garcilaso [1609] 1991: 40.)
3) El indígena: las crónicas de los habitantes autóctonos entran como referencia en las escritas por soldados, pero a través de la transmisión oral. En época áurea se elaboran obras que recogen la historia de una nación y sus sucesos más importantes: Memoria de los Cachiqueles, Memorial de Sololá, etc. Frente a los españoles, los indios y mestizos manifiestan en general un alto nivel cultural. Los que escriben, son individuos que han tenido acceso al sistema de educa-
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Claves para comprender las crónicas de Indias
Tabla 2.1. Perfil y nivel lingüístico-cultural del autor de las crónicas Tipos
Autoridad para escribir Experiencia
Procedencia de la información
Nivel lingüístico y cultural Lengua materna
Nivel de formación
Experiencia en los hechos
Oral o escrita (de españoles)
Variedad lingüística de origen peninsular
Desde usuario básico hasta avanzado
Criollo
Experiencia propia y/o de sus antepasados
Oral o escrita (de españoles o indígenas)
Variedad lingüística aprendida en América
Desde básico hasta avanzado
Mestizo
Experiencia propia y/o de sus antepasados
Oral o escrita (De españoles o indígenas)
Variedad lingüística aprendida en América
Aprendizaje medio-avanzado
Poca experiencia propia/ tradición oral
Oral o escrita (De indígenas)
Bilingüismo/ variedad lingüística aprendida en América
Aprendizaje medio-avanzado
Español
Indio
ción que la Corona ha puesto en marcha en Indias desde la creación de las Universidades y Colegios y algunos, incluso, redactan sus obras en latín.
2.2.3. El fin misionero Las crónicas escritas por religiosos comparten los rasgos esenciales de este tipo documental, pero tienen peculiaridades debidas al enfoque personal y distintivo que proporciona la evangelización de América. A diferencia del soldado, el religioso tiene como principal obligación enseñar la fe, por ello su perspectiva difiere en los siguientes aspectos: a) La necesidad de conocer al indio, su medio natural y su cultura, está motivada por la obligación de evangelizar. Cuanto más y mejor se conozca al indígena más acertadamente se podrá abordar esta compleja tarea. Advierte fray Bernardino de Sahagún en el prólogo a su obra que «Los pecados de la idolatría y tiros idolátricos, y supersticiones idolátricas y agüeros, y abusiones y ceremonias idolátricas, no son aún perdidos del todo. Para predicar contra estas cosas, y aun para saber si las hay, menester es de saber cómo las usaban en tiempo de su idolatría, que por falta de no saber esto en nuestra presencia hacen muchas cosas idolátricas sin que lo entendamos; y dicen algunos, excusándolos, que son boberías o niñerías, por ignorar la raíz de donde salen [...]» ([1569-1582] 1982: 17.)
b) Los aspectos comunicativos entre el mundo del conquistador y el mundo indígena son esenciales, por eso las crónicas de los misioneros abundan en descripciones,
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explicaciones de palabras y frases autóctonas, costumbres, nombres de los dioses y simbología, explicación de topónimos, etc. «Usaba las armas y los otros exerçiçios y aun creo que ydolatrías de los indios y el comer hayo y cal, que es una costumbre muy general entre los indios y muy usada.» (Pedro de Aguado [1538-1609] 1950: 97.)
c) La conciencia clara de que solo una comprensión del otro puede hacer posible una conquista espiritual, auténtica y duradera, convierte a los misioneros en agudos observadores etnográficos, por ello sus obras contienen gran cantidad de informaciones específicas sobre costumbres, ritos, creencias, celebraciones, etc., además de observaciones sobre la ley moral y la ley natural educidas de la conducta de los naturales «Otras yndias abía que curaban yndios y criaturas quebradas, y mientras dura la cura del lugar quebrado, o desconsertado, sacrificaban y generalmente en ello vsaban palabras y unsiones, sobando la parte y con otras subpesticiones, y si alguna yndia paría dos de vn bientre, y era pobre que no tenía de qué sustentarse, desde luego vsaua el oficio de partera, y en su parto hazía sacrificios y oraciones para ello.» (Martín Murúa [1613] 1961: 162.)
d) Las crónicas misioneras contienen también un corpus de recomendaciones sobre las tareas futuras. Son en ocasiones obras hechas pensando en los hermanos de religión que llegarán a Indias y deben tener un conocimiento previo de a qué se van a enfrentar. «Es esta obra como una red barredera para sacar a la luz todos los vocablos de esta lengua con sus propias y metafóricas significaciones, y todas sus maneras de hablar, y las más de sus antiguallas, buenas y malas; es para redimir mil canas, porque con harto menos trabajo de lo que aquí me cuesta, podrán los que quisieren saber en poco tiempo muchas de sus antiguallas y todo el lenguaje de esta gente mexicana.» (Sahagún [1569-1582] 1982: 18.)
e) Muchas de estas obras se envían no solo al superior de la orden, sino a la máxima autoridad civil para que tome nota de las necesidades del gobierno de la tierra, aspecto en el que coinciden con las crónicas de seculares. Sin embargo, procuran informar de abusos y errores en la aplicación de las leyes, y en este sentido autores como Las Casas escriben sus obras para mover las conciencias. f) Finalmente, los autores de estas obras con frecuencia hacen también materiales de carácter lingüístico (gramáticas, diccionarios, catecismos bilingües, etc.), proporcionando un corpus documental valioso y único en la historia. «Pero todos estos inconvenientes han vencido en mi dos cosas: la una la obediencia de mis prelados que en esto me han mandado entender [...] También me ha movido a entender en esta obra, la gran necesidad que hay de ella, y los provechos que de saber esta lengua se siguen: especialmente cayendo en personas que aunque no tengan la predicación por officio, con la palabra amonestan y con la vida y exemplo predican.» (Molina [1571], prólogo.)
La visión mesiánica y la obligación de evangelizar presiden las obras de los religiosos. La conquista y pacificación de la tierra se considera fruto de la voluntad divina,
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Claves para comprender las crónicas de Indias
como escribe F. López de Gómara en la dedicatoria: Son de Dios los reinos y señoríos: Él los mide, quita y da a quien y como le place, pues así lo dijo Él mismo por el Profeta (1987: 34). Desde las primeras expediciones, el religioso está presente, acompaña a la hueste y vive sus experiencias. Su información, por tanto, es en estos casos de primera mano, como es el caso de Juan Díaz que fue capellán de la expedición de Grijalva y hace una crónica itinerario (similar al diario) de la incursión en la isla de Yucatán en 1518. Son frecuentes también los casos de individuos que toman el hábito después de haber sido soldados. Rememoran sus experiencias directas, valorándolas a la luz de su nueva vocación, como es el caso de Francisco de Aguilar, que escribe su Relación breve de la conquista de la Nueva España (1560-1571) «[...] de más de ochenta años cuando esto escribió a ruego e importunación de ciertos religiosos que se lo rogaron diciendo que, pues que estaba ya al cabo de la vida, les dejase escrito lo que en la conquista de esta Nueva España había pasado, y cómo se había conquistado y tomado, lo cual dijo como testigo de vista y con brevedad sin andar por ambajes ni circunloquios.» (1988: 161.)
2.3. Tipos textuales coetáneos y transmisión textual Hay otros tipos textuales contemporáneos a la crónica que en cierta medida serán subsidiarios y colaboran o apoyan a la finalidad cronística, si bien no tendrán la misma extensión documental ni histórica. Su número y factura es muy diverso, pero pueden distinguirse dos grandes grupos: unos se encauzan por la vía literaria y estética (poemas, teatro, etc.) y otros aumentan el caudal de la documentación administrativa. El poema épico es un medio literario que sublima unos hechos y transmite una historia por un medio diferente. El suceso histórico está mediatizado por los elementos estéticos y literarios. No debe entenderse que esto suponga una omisión deliberada de lo acontecido en América, pero sí que hay un proceso de selección que sublima y realza aquello que conviene o interesa al autor. Es el caso de La Araucana o del poema de Juan de Castellanos [1589] (Chevalier, 1976: 118). La fluidez de la prosa, guiada por la sucesión de acontecimientos, se sustituye por el verso, para conseguir párrafos de plasticidad y valores estéticos. Por otra parte, la documentación administrativa va a experimentar cambios debidos a su necesaria adaptación a un Estado moderno, que se va a crear a partir de la etapa de los Reyes Católicos. Algunos tipos documentales medievales perderán vigencia, otros se simplifican, pero sobre todo asistimos a una proliferación de testimonios emanados por autoridades delegadas y a una profusión de documentos lato sensu, escritos por particulares de la más variada condición. Esta tendencia va culminando en los reinados de los sucesores (Carlos I y Felipe II), que animan con diversas disposiciones a que todo el que pase a Indias se sienta con la libertad y la obligación de informar, como parte de su servicio a la Corona, no solo de utilizar la misiva con fines particulares, como se reconocía expresamente en las Leyes de Indias21.
21 Muestra de la importancia de las cartas es el hecho de que se les dedique íntegramente un título en la Recopilación de las Leyes de Indias, libro III, Tít. XVI.
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Se generan otros tipos documentales que proporcionan informaciones complementarias, como las relaciones de méritos, las informaciones y testimonios de justicia, la documentación testamentaria, etc. Aunque no están relacionados directamente con crónicas, responden al gusto por la expresión escrita y contienen informaciones que son complementarias y valiosas para el conocimiento histórico y cultural del asentamiento en América. El proceso de conquista y población coincide con una época de esplendor del lenguaje y un aumento en la cantidad y calidad literaria de la España de los Siglos de Oro. Para Antonio de Nebrija, la lengua había llegado a su más alto grado de esplendor (Gramática castellana, 1492). A partir de aquí, durante el resto del XVI y XVII, la literatura española alcanza una plenitud y pujanza de tal naturaleza que constituye por sí sola —dejando al margen aspectos sociales, religiosos y artísticos de la cultura española— uno de los momentos culminantes del espíritu humano: «El último tercio del siglo XVI (incluyendo los primeros decenios del XVII) señala el punto más alto de gloria a que llegó nunca la prosa castellana, tanto en hermosura como en difusión por todo el mundo civilizado. Se presenta originalísima y genial en dos géneros, por cierto bien opuestos: el más sublime lenguaje místico, capaz de encerrar todos los secretos de la filosofía del amor divino, y la más descarada lengua picaresca, implacable en la pintura satírica de la numerosa casta de amigos de la holganza y del hambre. Pero, además, el castellano aparece ya diestro en tratar toda clase de asuntos científicos y artísticos.» (Menéndez Pidal, 1940: 97.)
Inmersa en la tradición de una retórica medieval, este nuevo tipo de crónica desborda los cauces lingüísticos y estilísticos que la caracterizaban tradicionalmente, obligada a un proceso constante de recreación o readaptación, que la acerca más, incluso, a la prosa novelada que a la histórica (Pupo-Walker, 1982: 33). El documento informativo se aproxima en muchos casos al literario, y genera una corriente escrituraria que versiona los hechos. De esta forma, se produce en Europa lo que R. Carbia llama una historiografía fantaseada, conformada por relatos, de ordinario breves, en los que se narraban las hazañas de los conquistadores y se echaban al vuelo todas las campanas de la loa a la prodigiosa riqueza de las tierras que se iban develando (1940: 81). Los datos que ofrecían las crónicas trascienden al ambiente social de la España del siglo XVI y desde allí impregna el quehacer y el gusto estético de los escritores. No tarda en aparecer en obras literarias un gusto por lo exótico, por la temática indiana que repercute en el desarrollo de: a) La escenografía fantástica: obras situadas en Indias. b) Topicalización de personajes: el indiano. c) Influencias lingüísticas en la literatura de los Siglos de Oro: la caracterización lingüística del negro y del indio. Se va creando una identidad cultural e ideológica, que se desarrolla en las centurias siguientes al descubrimiento. La crónica como refuerzo de la razón humana es, por lo tanto, transmisora de una ética humanística, mostrando la capacidad del hombre para discernir y decidir una conducta. La idea del hombre como responsable de su acciones se teje pareja a la reflexión sobre la responsabilidad de la Corona en el bienestar, go-
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Claves para comprender las crónicas de Indias
bierno y futuro de sus súbditos. Estos temas impregnan no solo el teatro y la literatura de los Siglos de Oro, sino también las obras filosóficas y legislativas que formulan una imagen y concepción de la naturaleza y la vida en Indias. Lectura recomendada Morales Padrón, Francisco: «Genio y figura del conquistador español», América Indígena (ed. José M. Gómez-Tabanera), Madrid, Istmo, 1968, págs. 161-170.
3 La lengua de las crónicas en el contexto histórico de los siglos XVI y XVII CAPÍTULO
La lengua española del siglo XVI es el fruto de una serie de procesos que resultan de la unificación de ciertas variedades idiomáticas en el territorio peninsular. La convivencia en el Medievo de los reinos cristianos en un contexto plurilingüe1 y la comunicación entre sus súbditos en lengua romance darán paso a un protagonismo de lo que ya podemos considerar español con carácter de lingua franca. Lo mismo sucederá en América, donde la lengua de Castilla se extiende como elemento unificador de todos los pobladores y como vehículo de comunicación entre los europeos. En el contacto con el mundo indígena y en la descripción de su cultura, este castellano muy pronto incorpora nuevas voces diferenciales de América en las crónicas escritas en español. Esta modalidad acriollada es considerada como prestigiosa2. 1 Ejemplo de dicho plurilingüismo es la riqueza léxica del español que manifiesta Juan de Valdés (1535): «Si me habéis de preguntar de las diversidades que hay en el hablar castellano entre unas tierras y otras, será nunca acabar, porque como la lengua castellana se habla no solamente por toda Castilla, pero en el reino de Aragón, en el de Murcia con toda el Andalucía, y en Galicia, Asturias y Navarra, y esto aun hasta entre la gente vulgar, porque entre la gente noble tanto bien se habla en todo el resto de España, cada provincia tiene sus vocablos propios y sus maneras de decir, y es así que el aragonés tiene unos vocablos propios y unas propias maneras de decir, y el andaluz tiene otros y otras, y el navarro otros y otras, y aun hay otros y otras, en tierra de Campos, que llaman Castilla la Vieja, y otros y otras en el reino de Toledo. De manera que, como digo, nunca acabaríamos» (1986:142.) 2 El primer testimonio data de finales del siglo XVI, y proviene del médico sevillano Juan de Cárdenas, quien en 1591 evalúa el español de los criollos por encima del de los peninsulares: «Para dar muestra y testimonio cierto de que todos los nacidos en Indias sean a una mano de agudo, tracendido y delicado ingenio, quiero que comparemos a uno de los de acá con otro rezién venido de España. Y sea esta la manera, que el nacido en las Indias no sea criado en alguna d’estas grandes y famosas ciudades de las Indias, sino en una pobre y bárbara aldea de indios, solo en compañía de quatro labradores; y sea, assimesmo, el cachupín o rezién venido de España criado en aldea. Y, júntense estos, que tengan plática y conversación el uno con el otro: oyremos al español nacido en las Indias hablar tan pulido, cortesano y curioso y con tantos preámbulos, delicadeza y estilo retórico no enseñado ni artificial, sino natural, que parece ha sido criado toda su vida en corte y en compañía de gente muy hablada y discreta; al contrario, verán al chapetón, como no se aya criado entre gente ciudadana, que no ay palo con corteza que más bronco y torpe sea. Pues ver el modo de proceder en todo del uno tan differente del otro, uno tan torpe y otro tan bivo, que no ay hombre, por ignorante que sea, que luego no eche de ver quál sea cachupín y quál nacido en Indias» (CILUS, 2000: 34).
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3.1. El valor de la lengua en las crónicas Desde el punto de vista fonético y gramatical, el castellano en la Península es la variedad más innovadora y simplificada respecto a otras lenguas romances existentes, lo que le permite una difusión más rápida en boca de los castellanos que ocupan los nuevos territorios de la reconquista desde el norte hasta el sur peninsular. En siglos anteriores, la lengua de Castilla disfrutó de un nivel de estandarización más avanzado gracias a la «planificación» llevada a cabo por Alfonso X —el castellano drecho— que contribuyó a un cierto ordenamiento de la ortografía e hizo posible el uso de la lengua para la ciencia y la filosofía (Moreno Fernández, 2005: 119). A finales del siglo XV, el castellano llega a América en un momento de desarrollo y vitalidad que muestra diversas posibilidades de evolución endonormativas. Algunos de estos cambios siguen su desarrollo en Indias (Parodi, 1995) y otros quedan regularizados en la Península, aunque la lengua escrita se mantuvo fuertemente unida durante la época colonial (Lope Blanch, 1972: 29; Guitarte, 1988: 487). El español metropolitano escrito continuaba rigiendo como idioma supranacional y ninguna variante, ni dialectal ni sociolectal, fue capaz de romper con dicha unidad (Quesada Pacheco, 2000: 34). La escasa definición de una política lingüística por parte de los Reyes Católicos, y el predominio de colonos oriundos del mediodía peninsular3, condicionan que en el español hablado en América aparezcan muchos rasgos de lo que se conoce como norma sevillana4. Esta variedad del castellano lleva consigo el seseo como rasgo más distintivo y general y, aunque en las ediciones de las crónicas impresas no siempre se reflejan estas peculiaridades5, sí contamos con documentación de la época y testimonios en textos no literarios y manuscritos. La lengua de los cronistas de Indias es fruto de este contexto histórico. Estas obras se escribieron en español para ser leídas en América, España y el resto de Europa, y tendrán repercusión social y política. Por ejemplo, el padre Las Casas redacta su obra para denunciar la situación del indio y provocará efectos en distintos escenarios. Será leído en América donde suscita una disputa con otros clérigos; en España inspira las Leyes Nuevas de 1542 y tiene una trascendencia europea cuando dedica al rey de Portugal unos capítulos de su Brevísima relación de la destrucción de África, porque entiende que su denuncia es extensible a todos los monarcas de la época. Por su parte, el jesuita José Acosta publica la Historia Natural y Moral de las Indias (1590), un texto que re-
3 Según el estudio de Peter Boyd-Bowman (1964 y 1984) con los datos depositados en la Casa de la Contratación, el porcentaje de los inmigrantes a América entre 1493 y 1600 es el siguiente: Andalucía (36,9 %), Extremadura (16,4 %), Castilla Nueva (15,6 %), Castilla Vieja (14 %), León (5,9 %), vascos (3,84 %) y Galicia (1,2 %). El número de canarios no aparece en los documentos sevillanos, pero todos los investigadores insisten que fue considerable y persistente como portadores de la norma sevillana (Alvar, 1996: 325-338). 4 El proceso aquí referido es mucho más amplio y complejo y requiere una bibliografía específica para su plena comprensión. Para tener un panorama más detallado, se recomienda la consulta de manuales clásicos (R. Menéndez Pidal, R. Lapesa, M. Ariza Viguera, R. Cano Aguilar, R. Penny) o monografías específicas (T. Buesa Oliver, J. M. Enguita Utrilla, M. Alvar, D. Catalán). Vid. las investigaciones más recientes con su bibliografía J. Sánchez Méndez (2002) y J. A. Frago Gracia y M. Franco Figueroa (2003), Moreno Fernández (2010). 5 El acceso a las crónicas con frecuencia se hace a través del texto impreso o modernizado en el que las grafías propias de los siglos XVI y XVII no siempre aparecen (Company Company, 2001; Pons Rodríguez, 2006).
Capítulo 3. La lengua de las crónicas en el contexto histórico de los siglos
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corrió los ambientes cultos de Europa y se tradujo a varias lenguas (italiano, francés, inglés, latín) en múltiples ediciones. El cronista Diego Muñoz Camargo elaboró una relación geográfica que conocemos con el título de Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala (1580-1585) dirigida al rey Felipe II; este escritor mestizo hace una reconstrucción histórica de la conversión de su pueblo de forma pacífica después de una conversación con Hernán Cortés, para que sea leída en España. Gracias a este texto, la Corona concedió a Tlaxcala la posibilidad de no ser una encomienda y la exención de ciertos tributos.
3.2. Préstamos indígenas La difusión de las crónicas no impidió la entrada masiva de indigenismos; muchos cronistas, llevados por un afán enciclopédico y etnográfico (más propio del XVIII), se convirtieron en infatigables recolectores de voces autóctonas. Este es el caso de Fernández de Oviedo, que justifica continuamente su cargo presentando un mayor número de voces que testimonien su experiencia indiana6: «Si algunos vocablos extraños e bárbaros aquí se hallaren, la causa es la novedad de que se tracta; y no se pongan á la cuenta de mi romançe, que en Madrid nasçí y en la casa real me crié y con gente noble he conversado, é algo he leído, para que se sospeche que avré entendido mi lengua castellana, la qual de las vulgares, se tiene por mayor de todas; y lo que oviere en este volumen que con ella no consuene, serán nombres ó palabras por mi voluntad puestos para dar á entender las cosas que por ellos quieren los indios significar.» (1991: 11)
Otros escritores como Francisco López de Gómara [1554]7 en su Historia natural de las Indias y en La conquista de México, a pesar de no haber estado nunca en América, usa un gran número de voces indígenas, porque comprende el valor comunicativo de dichos préstamos y la autenticidad que confieren a su documento.
6 La misma razón la da casi un siglo después el español fray Pedro Simón, radicado en el Nuevo Reino de Granada: «Pareciome al principio destos libros poner una declaración por modo de Abecedario de algunos vocablos, que solo se usan en estas partes de las Indias Occidentales, que se han tomado de algunas naciones de los indios, que se han ido pacificando, y para mejor poder entenderse los españoles con ellos en sus tratos los han usado tan de ordinario, que ya los han hecho tan españolizados, que no nos podemos entender acá sin ellos, ni declararlos en las historias sin introducirlos» (Simón [1637] 1986: 51). 7 López de Gómara escribe a partir de datos aportados por Cortés, Fernández de Oviedo y Pedro Mártir de Anglería. Con respecto a Anglería, tampoco estuvo en América, pero se preocupa hasta de la pronunciación de las voces indígenas. Un ejemplo nos lo proporciona cuando describe la pronunciación de la [h] arahuaca que confunde con la [f] castellana en la palabra furacanes, y el cronista explica lo siguiente: «Hic de aspiratione panca referamus, quae aliter se habet quam apud latirnos. Aduertendum est nullam inesse aspirationem vocabulis eorum, quae non habeat efectum litterae cvnsonantis, iino grauíus aspirationem proferunt quam nos .f. consonantem, proferendumque est quidquid est aspiraturn eodem halitu quo .f. sed minime amoto ad superiores dentes inferiore labello, ore autem aperto he he hi ho liu & concussv pectore. Hebraeos & Arabicos eodem modo suas proferre aspirationes video, Hispanos etiam in his quae ab Arabibus din possessoribus vocabulis experior idear seruare, multa quíppe retinent, vt Almohada que dicitur puluinar, almohaza quae interpretatur strigilis & huiuscemodi multa quae anhelante pectore promunt» (cfr. Ludtke, 1992: 131).
34
Claves para comprender las crónicas de Indias
Muchas de estas lexías se incorporaron finalmente al español general8; otras permanecieron siempre circunscritas a determinadas áreas americanas; y por último, un buen número se olvidaron porque tan solo se registran en determinadas zonas, sin carácter panhispánico, o bien fueron desplazadas por otro indigenismo de uso general e incluso por una designación patrimonial. Es comprensible que los soldados de a pie, ignorantes de muchas lenguas, no recordaran algunas palabras o las aprendieran mal, cuando el propio Inca Garcilaso confiesa que se le ha olvidado cómo se dice en su lengua —el quechua— el nombre del tigre: «Cómo se llame el nombre del tigre en la lengua general del Perú se me ha olvidado, con ser el nombre del animal más fiero que hay en mi tierra. Reprendiendo yo mi memoria por estos descuidos, me responde que por qué le riño de lo que yo mismo tengo la culpa. Que advierta yo que ha 42 años que no hablo ni leo en aquella lengua. Válgame este descargo para el que quisiere culparme de haber olvidado mi lenguaje. Creo que el tigre se llama uturuncu, aunque el padre maestro Acosta da este nombre al oso, diciendo «otorroncos» conforme a la corruptela española. No sé cuál de los dos se engaña: creo que su paternidad.» (Inca Garcilaso [1609] 1991: 535.)
Los textos permiten seguir la huella de los indigenismos a través de estos dos procedimientos: 1. la adopción de préstamos indígenas de lenguas autóctonas, 2. el uso de recursos lexicogenésicos y expansión semántica de vocablos patrimoniales. Las crónicas son un testimonio de cómo la cultura indígena convivió con la de los españoles llegados en calidad de conquistador, colono o misionero. La aparición del indigenismo léxico obedece a múltiples causas de tipo lingüístico y extralingüístico (véase Figura 3.1)9. Según el perfil del cronista, es posible establecer una gradación con respecto a la presencia de las voces autóctonas (véase Tabla 3.1). El indigenismo en las crónicas es el elemento que dota de autenticidad a las cosas descritas y expuestas (Vaquero de Ramírez, 1991: 21), y su presencia es necesaria, tal como explica el Padre Acosta (1590) porque si hemos de juzgar de las especies de los animales por sus propiedades, son tan diversas que quererlas reducir a especies conocidas en Europa, será llamar al huevo, castaña (1987: 203). En las obras hasta la primera mitad del siglo XVI hay un celo por dar una explicación del significado del vocablo indígena. Los recursos varían desde la comparación más elemental hasta las descripciones más prolijas, en función de la experiencia del autor y sus conocimientos. La tendencia general será comparar, siempre que sea posible, la
8
Para conocer la recepción contemporánea a los hechos de estas voces en obras lexicográficas, cfr. Hernández Hernández (2008); para la entrada de estas voces en los diccionarios peninsulares, cfr. Ariza Viguera (2011). En cuanto a la difusión y la vitalidad en Canarias, como «antesala de América», cfr. Corrales Zumbado y Corbella Díaz (2010) y Medina López (1999). 9 Cfr. Alvar (1996); Buesa Oliver y Enguita Utrilla (1992) Mejías (1980); Enguita Utrilla, (2004); Frago Gracia y Franco Figueroa (2003); Zamora Munné, (2002) y Vaquero de Ramírez (1991).
Capítulo 3. La lengua de las crónicas en el contexto histórico de los siglos
XVI
y
XVII
Vitalidad y difusión de las distintas voces Enriquecimiento del español lengua del Imperio
Actitudes comunicativas del cronista-lector
Indigenismo en las crónicas
Otorga autenticidad a los textos
Intercomunicación entre culturas Cronista como experto en América. Cultura de la probanza
Designación de una nueva realidad americana Prestigio empresa americana. Propaganda institucional
Figura 3.1. Factores que influyen en el empleo del préstamo indígena. Tabla 3.1. Cronistas y uso de indigenismos Presencia de los indigenismos Cronista oficial o similares
Militar
Sacerdote o religioso
+
G. Fernández de Oviedo Juan de Matienzo Diego Muñoz Camargo Juan Polo de Ondegardo Agustín de Zárate
+ –
Juan de Betanzos Juan de Castellanos Hernán Cortés Bernal Díaz del Castillo Alonso de Góngora Marmolejo Pedro Pizarro Andrés de Tapia B. Vázquez de Tapia
+
José de Acosta Fray Pedro de Aguado Francisco de Aguilar Fray Bartolomé de Las Casas Juan Díaz Fray Toribio de Benavente Motolinía Bernardino de Sahagún
35
36
Claves para comprender las crónicas de Indias
realidad americana con la peninsular (o europea), que es el referente conocido por el lector de la crónica: «Aquí nos bastecimos de muchos managi, que son frutos de árboles de la grandeza y sabor de los melones, y asimismo de ages, que son raíces como zanahorias al comer; y de ungias (que son animales que en Italia se llaman schirati» (J. Díaz [1518] 1988: 42)10.
En otras ocasiones, el mundo árabe es el referente de lo extraño y también de otras claves culturales que eran conocidas por el español debido al largo proceso de reconquista peninsular: [...] ellos hacían ciertas ropas labradas de seda a la morisca de las que llaman almaizares (J. Díaz [1518], 1986: 49). No todas las lenguas americanas tenían la misma extensión geográfica ni consideración social —antes o después de la llegada de los españoles—, de ahí que sea relevante tener en cuenta que algunas ya tenían una gran difusión en época precolombina. Otras alcanzan reconocimiento más tarde gracias a la política lingüística que, a partir de Felipe II, consideró algunos idiomas como lenguas generales para su uso en la evangelización y fomentó su estudio mediante la instauración de cátedras en las Universidades. La incorporación de los préstamos en las crónicas se puede diferenciar por periodos, correspondientes con las lenguas autóctonas con las que el descubridor entraba en contacto. Según este proceso, encontramos en los textos y por orden cronológico, términos procedentes de las diferentes lenguas (véase Tabla 3.2)11. Además de la secuencia cronológica del descubrimiento, en las crónicas hay que tener en cuenta la pervivencia del antillanismo sobre los préstamos de las diferentes lenguas. Son las voces que el español aprendió en primer lugar, y las transfiere al resto del territorio incorporadas ya en su propia lengua. «La Española —según advirtió Cuervo en 1885 (§ 85)— fue el campo de aclimatación donde empezó la lengua española a acomodarse a las nuevas necesidades. Como en esta isla ordinariamente hacían escala o se formaban y reforzaban las expediciones sucesivas, iban estas llevando a cada parte el caudal lingüístico acopiado, que después seguían aumentando o acomodando en los nuevos países conquistados.» (Enguita Utrilla, en línea.)
Los cronistas emplean las voces taínas junto a las de otro origen con normalidad, y no es extraño encontrar ejemplos de los antillanismos papaya, maíz, ají: «Del árbol que en esta isla Española llaman papaya, y en la Tierra Firme los llaman, los españoles, los higos del mastuerzo, y en la provincia de Nicaragua llaman, a tal árbol, olocoton.» (Fernández de Oviedo [1535-1557] 1992: 274.) «[...] hubiese depósitos de todas comidas ansí de maíz como de ají e fríjoles e chochos e chuño e quinua e carnes secas e todos los demás proveimientos e comidas curadas que ellos tienen.» (Betanzos, [1551] 1987: 48.)
10 11
Las formas actuales de los indigenismos citados son mamey, ají y jutía, respectivamente. Para la pervivencia de indigenismos de estas lenguas, cfr. Aleza y Enguita Utrilla (2002).
Capítulo 3. La lengua de las crónicas en el contexto histórico de los siglos
XVI
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Tabla 3.2. Lenguas autóctonas y extensión en América Periodos Caribe (desde 1492 hasta 1519)
Desde 1519
Lenguas
Extensión
Arahuaco
Entre el extremo meridional de la Florida (al norte) hasta el Paraguay septentrional (al sur) y desde la costa peruana (al oeste) hasta la desembocadura del Amazonas (por el este).
Taíno (variedad)
En Haití, Puerto Rico, Cuba, Jamaica y otras islas antillanas.
Caribe
Áreas de Colombia, Venezuela, las Guayanas, Brasil, parte de las Antillas Mayores y Menores, Honduras Británica, Guatemala y un pequeño enclave en la península de Florida. Oeste Bocas del Orinoco (en Venezuela): caribe cumanagoto.
Nahua lengua general
Abarcaba una zona central compacta desde la ciudad de México hasta Tuxtla (Veracruz) y desde Pachuca (Hidalgo) hasta las cercanías de Iguala (Guerrero), con numerosos islotes que se extendían hacia el sur hasta Panamá.
Quechua lengua general
S. Colombia, NO argentino, núcleos aislados del norte de Chile, Bolivia y, sobre todo, Ecuador y Perú. Andes bolivianos (departamentos de La Paz y de Oruro), en el Perú (algunos departamentos).
Aimara
El aimara fue probablemente la lengua de mayor extensión geográfica en la época preincaica, aunque gradualmente cedió terreno al quechua.
Araucano
Desde el centro de Chile actual hasta Copiapó (N Chile) y el archipiélago de Chiloé. Partes de la Pampa hasta Buenos Aires.
Tupí-Guaraní
Región comprendida entre Paraná y Paraguay. Provincias argentinas (Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Misiones). Costa de Brasil.
Los antillanismos se introducen en las crónicas de Indias con las siguientes características12: 1. Aparecen profusamente en distintos documentos y perviven durante años13. 2. Con frecuencia conforman inventarios muy numerosos (salvo excepciones). 3. El cronista suele considerar el antillanismo como un vocabulario cercano y clarificador, no lo percibe como extraño.
12 Cfr. Lope Blanch (1990), Mejías (1980), Zamora Munné (1992) y Bravo-García y Cáceres-Lorenzo (2011). 13 Cfr. López Morales (1974).
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Claves para comprender las crónicas de Indias
4. Los textos cronísticos han proporcionado un número importante de indigenismos antillanos en el vocabulario del español estándar. 5. En caso de pugna entre voces autóctonas de distinta procedencia, se prefieren las de las Antillas (salvo excepciones). Estas particularidades quedan reflejadas en la presencia de antillanismos en cronistas de diverso perfil y en obras de distinta tipología, como puede verse en la Tabla 3.3. Tabla 3.3. Porcentaje de los antillanismos en las crónicas.
Tipo
Cronista oficial o similar
Militar
Sacerdote o religioso
Crónica
Bases léxicas indoamericanas
N.º de antillanismos
% de antillanismos
Francisco Fernández de Oviedo
Sumario de la Natural Historia de las Indias (1526)
65
44
67,69
Hernán Cortés
Cartas de Relación (1519-1524)
19
13
68,40
Pedro Cieza de León
Descubrimiento y conquista de Perú (1554)
37
18
48,65
Pedro Pizarro
Relación (1571)
52
15
28,85
Bernal Díaz del Castillo
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1574)
80
30
37,50
Alonso de Góngora Marmolejo
Historia (1575)
21
10
47,62
Fray Bartolomé de las Casas
Historia de las Indias (1526-1561)
86
71
82,56
Padre Acosta
Cartas Annuas (15761578)
26
5
19,30
Autor
de
Chile
Cada tipo de texto cronístico tiene un grado de preferencia distinto en el uso del indigenismo, pero también influye en su presencia numérica el avance de la propia conquista (véase Fig. 3.2) (Mejías, 1981: 52).
3.3. El fondo léxico patrimonial El vocabulario del fondo patrimonial de la lengua española convive en América con los indoamericanismos de reciente incorporación. La adaptación constante de las voces españolas según los textos de los cronistas seguirá una pauta claramente motivada o con-
Capítulo 3. La lengua de las crónicas en el contexto histórico de los siglos
XVI
y
XVII
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Siglo XVII Siglo XVI
Fase Caribe (1492-1519) Voces indígenas preferentemente taínas
Voces indígenas en documentos españoles según esta preferencia: 1) náhuatl 2) taína 3) quechua
Cuantificación de los préstamos según su procedencia: a) náhuatl b) quechua c) taína
Figura 3.2. Evolución de la presencia de los indoamericanismos en los textos.
dicionada por la tradición lingüística y espiritual en general de su medio y por la serie de circunstancias concretas que determinan el acto creativo (Enguita Utrilla, en línea). La comparación es el recurso fundamental que permite al cronista conocer él mismo y dar a conocer a otros, seres y objetos extraños a ojos peninsulares. Como medio lingüístico, utiliza las palabras y recursos pertenecientes al acervo de su lengua; con estas lexías y procedimientos designa realidades americanas similares, aunque no iguales, a las europeas ya conocidas. A falta de imágenes de las plantas y animales americanos, era la descripción lingüística y la comparación con el referente conocido el único medio de dar una idea sobre el Nuevo Mundo. Contrariamente a la opinión de J. Gútemberg Bohórquez, según el cual es difícil saber hasta qué punto el conquistador español de América creyó que se trataba exactamente de los mismos conceptos para objetos o cosas culturales de España (1984: 28), desde el primer viaje de Colón hay conciencia de las diferencias entre ambas realidades pero, ante el cúmulo de novedades, se evita el esfuerzo lingüístico de crear designaciones nuevas para aquellas cosas que, sustancialmente, tenían las mismas características que las ya conocidas. Por esta analogía, se utilizan los nombres conocidos, aunque no sean animales o plantas idénticos a los peninsulares. Estos términos se adornan con adjetivos y explicaciones que matizan y revelan las particularidades americanas y se da cuenta de su singularidad, como vemos en esta descripción de la Historia del Almirante: «[...] túvose conocimiento de muchas cosas y secretos del país, especialmente, dónde había minas de cobre, de zafiros, de ámbar y brasil, ébano, inciensos, cedros, muchas gomas finas y especiería de varios géneros, aunque salvajes, que bien cultivadas podían llegar a la perfección como la canela fina de color, aunque amarga de sabor; jenjibre, pimienta, diversas especies de morera para la seda, que todo el año tienen hojas, y mu-
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Claves para comprender las crónicas de Indias
chos otros árboles y plantas útiles de que los nuestros no tenían conocimiento alguno.» (H. Colón [1571] 1984: 202.)
Una consecuencia derivada de esta adjetivación sobre nombres familiares es la pintoresca idea de la degradación de la naturaleza en América (Rosenblat, 1984:106). Por ejemplo, se describe perros que no ladran como los de Castilla, no hacen más que amenazar y regañar los dientes y gruñen; osarrudos y no crecidos, son lanudos (Obregón [1586] 1997: 240 y 249); en realidad, quizás se refiere a la danta). Vázquez de Espinosa (1629), por su parte, describe un tipo de mono incidiendo en su comportamiento: «[H]ay [en la ribera del río de Chiapa] unos animales de hechura de monos grandes, pintados como tigres, tienen la cola muy grande, andan de ordinario debajo del agua, y a los indios, que pasan les revuelven, y traban las piernas con la cola, y los ahogan, aunque ya por conocer las mañas de estos animales andan prevenidos, traen unos machetes, o cuchillones grandes de ordinario, por ser la tierra de mucha montaña, y arboleda, y cuando estos animales les van a trabar las piernas con la cola se la cortan con estos cuchillos, y escapan de este peligro; estos demonios, de monos no comen carne, sino que son inclinados a hacer mal, y no se a visto en otra parte, aunque en las Montañas del Piru la tierra dentro, dicen los ay.» (1948: 307.)
No obstante, al lado de estas expresiones pueden encontrarse otras informaciones sobre la riqueza y bondad de las nuevas tierras: «[...] vimos muy lejos una villa o lugar, tan grande que la ciudad de Sevilla no podría parecer mayor ni mejor.» (Juan Díaz [1518], 1988: 41.) «En esta tierra hay muchas zarzamoras; su fruta es más grande que la de Castilla. Hay en muchas partes de estos montes parras bravas muy gruesas, sin saber quien las haya plantado, las cuales echan muy largos vástagos y cargan de muchos racimos y vienen a se hacer uvas que se comen verdes; y algunos Españoles hacen de ellas vinagre, y algunos han hecho vino, aunque ha sido muy poco. Dase en esta tierra mucho algodón y muy bueno. Hay mucho cacao, que la tierra adonde se da el cacao tiene de ser muy buena; y porque este cacao es comida y bebida, y moneda de esta tierra, quiero decir qué cosa es, y cómo se cría. El cacao es una fruta de un árbol mediano, el cual luego como le plantan de su fruto, que son unas almendras casi como las de Castilla, sino que lo bien granado es más grueso, en sembrándolo ponen par de él otro árbol que crece en alto, y le va haciendo sombra, y es como madre del cacao; da la fruta en unas mazorcas, con unas tajadas señaladas en ella como melones pequeños.» (Motolinía [1536-1541] 1970: 45.)
3.3.1. Recursos y estructuras La referencia europea era obligada y necesaria para aprehender un mundo nuevo en el que las palabras de los marinos, soldados y pobladores tendrán que ampliar sus significados. España es el referente intelectual con el que se confronta la realidad americana: «Usan para sus músicas en los bailes que celebran de unas gadúas o montesinas cañas huecas, del grosor de una muñeca, unas más y otras menos, a fuer de las gaitas zamoranas que vemos en nuestra España.» (Jacinto de Carvajal [1648] 1985: 126.)
Los principales recursos para explicar la novedad en América y las estructuras lingüísticas que para este fin se utilizan, aparecen sintetizadas en la Figura 3.3.
Capítulo 3. La lengua de las crónicas en el contexto histórico de los siglos
y
XVII
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3. Procedimientos sintagmáticos:
1. Términos castellanos utilizados para designar realidades americanas
2. Creación de palabras: a) Diminutivo b) Aumentativo
4. Paráfrasis y descripciones
XVI
5. Equivalencias entre términos
a) Nombre genérico + complemento que expresa una cualidad relevante b) Nombre específico + complemento diferenciador c) Nombre + complemento de lugar d) Nombre + de + nombre indígena e) Sintagmas endocéntricos
6. Traducción
Figura 3.3. Principales pautas del léxico patrimonial e indígena en las crónicas. 1. Términos castellanos utilizados para designar realidades americanas En un buen número de ocasiones, los cronistas mencionan seres y objetos con un término patrimonial, sin especificarlo ni marcar distinciones; esto da lugar a una ampliación conceptual de las lexías existentes. Sahagún escribe en La Historia general de las cosas de Nueva España (1576-1577): «[...] y así vende carne de todo género, de gallinas, de venados, de conejos o de liebres, de ánsares, de patos, de pájaros, de codornices, y la carne de águila y de bestias fieras, y la carne del animalejo que trae sus hijos en una bolsa, y la carne de los animales de Castilla, aves, vacas, puercos, carneros, cabritos.» (1990: 708).
La voz estancia, con el significado de ‘hacienda de campo’ (1527), es un cambio conceptual porque el sentido primigenio era el de ‘mansión, habitación, casa, paraje’. Encontramos esta adaptación en Fernández de Oviedo (1535-1557): «Este hombre estaba cuasi enemigo y desavenido con un hidalgo vecino suyo, llamado Martín de Guiluz, vizcaíno, vecino agora de la cibdad de Sanct Joan de Puerto Rico, e de los principales de aquella cibdad. E como otras veces solían los indios caribes de las islas comarcanas venir en canoas a saltear, acaesció que entraron en la isla e dieron en una estancia e hacienda del Martín de Guiluz.» (1992: 217.)
Con respecto a batea (‘recipiente de forma normalmente cúbica que se usa para el lavado de minerales’ DRAE), es un arabismo que inicialmente tuvo un sentido más restringido en la Península y a esta misma acepción responde el testimonio documen-
42
Claves para comprender las crónicas de Indias
tado en 1527 en unas instrucciones anónimas14. Sin embargo, se tiene como de uso general en las Indias y en Canarias con el significado ‘artesa de madera para diferentes usos’ (CORDE s.v.). Las Casas, en la Apologética historia sumaria (1527-1550), informa: en la lengua general de la Española decían batea por dornajo y en Cataluña hay una villa que se llama Batea (1992: 11). 2. Creación de palabras formadas mediante procedimientos lexicogenésicos que adquieren nuevos significados La derivación mediante sufijos es el mecanismo más utilizado para matizar el significado: a) Diminutivos: el término espinillo (‘leguminosa que crece en terreno árido’, DRAE) aparece en la Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile de Fray Reginaldo de Lizárraga: «De Calamarca al tambo de Caracollo, asaz frio y destemplado, se ponen cuatro jornadas, en medio de las cuales se fundó el pueblo llamado Sicasica; tiene este pueblo nombre por una fuente de agua que se le trujo bonísima, y por un espinillo que no crece un palmo, salubérrimo, tomando un sahumerio, para catarros, toses y apretamiento de pecho, y para otras enfermedades bebida el agua de su cocimiento, tanto que de España se pide como cosa preciada.» ([1605] 1909: 34.)
Otros ejemplos de diminutivos son romerillo (‘planta silvestre, de la que hay varias especies, utilizadas en su mayoría en medicina casera’, DRAE) en Diario de un reconocimiento de las guardias y fortines de Buenos Aires, de Félix de Azara (1796): «Se continuó la marcha por varias cañadas que van al Salado, y al fin del penúltimo rumbo se observó la altura meridiana del Sol, se halló la latitud de 34° 17’, y se acampó en los Manantiales de Piñeiro; se vieron por estos terrenos de la derrota de este día muchos corzos, mulitas, quirquinchos y algunas liebres. También se vio la planta llamada romerillo, por ser parecido al de España en el olor y hoja; pero no se vio el tomillo, que afirman los naturales que lo hay con abundancia en los campos del sur.» (2002: 14.)
Y platanillo (‘denominación de distintas plantas’ (Buesa Oliver y Enguita Utrilla 1992: 170) en Historia Antigua de México, de Francisco Javier Clavijero (1780): «El icxotl es una especie de palma silvestre alta, que tiene frecuentemente duplicado el tronco. Sus ramos tienen figura de abanico y sus hojas de espada. De sus flores blancas y olorosas se hace una buena conserva. Su fruto, que en la apariencia exterior es semejante a un platanillo, no se aprovecha en cosa alguna. De sus hojas se hacían y hacen esteras finas, y los mexicanos sacaban hilos de que hacían tejidos no despreciables. No es esta la única palma de aquella tierra; pues además de la palma real, superior a las demás por la hermosura de sus ramos, de la palma de coco y de la que lleva los dátiles comestibles, hay otras varias especies dignas de particular mención.» (1991: 16.) 14 En la Instrucción a los padres de la Orden de San Jerónimo se dice con respecto a la minería: «sacando oro por su batea, o fasyendo conucos e vendiendo el pan dellos, o cojendo por jornales, o de otra qual quier manera, segund acá los castellanos viven» (Boyd Bowman 2003: s. v.).
Capítulo 3. La lengua de las crónicas en el contexto histórico de los siglos
XVI
y
XVII
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b) Aumentativo: el sufijo –udo (intensivo y aumentativo) aparece en el término zancudo (‘mosquito’) recogido en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo [1568-1575] sin ningún tipo de aclaración, como término que ya debía ser conocido y general: mosquitos, así de los zancudos como de los chicos que llaman xexenes, que son peores que los grandes (1982: 13). El sufijo –azo de la voz gallinazo (‘ave rapaz, de tamaño mayor que una gallina’) aparece, sin embargo, acompañado mediante una estructura de equivalencia de la voz indígena conocida y de uso general en la actualidad zopilote, en el Compendio y descripción de las Indias Occidentales, de Antonio Vázquez de Espinosa (1629): «Ay otras muchas especies de animales por estas grandes montañas: conejos como los de españa, diferencias de aues, y en particular el gallinazo, o sopilote, que lo ay en todas las indias; es aue muy fea, negra del tamaño de vn gallo, la caueça pelada; estas aues son la salud, de las indias, las quales limpian la tierra de quantas cosas muertes ay, y se las comen, y quando no tienen que comer a la vista se remontan por la region del ayre muy altos, deue de ser a ver y descubrir.» (1948: 352.)
Otros casos de aumentativos son las palabras cimarrón y chapetón, de amplia difusión hoy. Cimarrón (‘dicho de un animal: Salvaje, no domesticado’ DRAE) aparece en El primer nueva corónica y buen gobierno, de Felipe Guamán Poma de Ayala (1595-1615): «Y no ajunte yndio ladrón ni cimarrón, guagamundo ni que tenga yndia de los padres ni de español. Y se se llegare algún yndio de los dichos, lo denuncie al dicho corregidor o al alcalde hordenario, para que prouea justicia en todo el rreyno.» (1987: 943.)
Chapetón («inexperto, bisoño, novicio» DRAE) en la obra del jesuita Acosta [1590]: «Pero sin comparación fue mayor la superstición de los mexicanos, así en sus ceremonias como en la grandeza de sus templos, que antiguamente llamaban los españoles el cu, y debió de ser vocablo tomado de los isleños de Santo Domingo o de Cuba, como otros muchos que se usan, y no son ni de España ni de otra lengua que hoy día se use en Indias, como son maíz, chicha, vaquiano, chapetón y otros tales.» (1987: 338.)
3. Procedimientos sintagmáticos Muchos términos autóctonos o españoles se explican a través de la estructura ser + como + vocablo español: «Animales del agua y de la tierra son lobos marinos, caimanes, de quien ya deximos que son como lagartos pequeños; galápagos, tortugas, todos los cuales desovan e en la tierra y, después de nascidos, se meten en el agua.» (Cervantes de Salazar [1560] 1971: 26.) «[...] y una mañana estaba lleno el patio donde estaban los ídolos, de muchos indios e indias quemando resina, que es como nuestro incienso.» (Díaz del Castillo [1568-1575] 1982: 60.) «[...] cortó un bejuco, que es como mimbre aunque mucho más largo.» (Landa [1560] 1985: 67.)
La designación se produce mediante una construcción generalmente de carácter exocéntrico, aunque posteriormente en algunos casos se creó un adjetivo o un sustantivo equivalente.
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Claves para comprender las crónicas de Indias
a) Nombre genérico + complemento que expresa una cualidad relevante: «[...] comieron algunos soldados hongos que privan el sentido y en particular el general.» Obregón ([1586] 1997: 206.) «[...] hay en la isla española pinos naturales, como los de España que no llevan piñones.» (Fernández de Oviedo [1526] 1986: 138.)
En esta categoría, cabe incluir aquellas construcciones con posesivo que marcan claramente el uso de un término patrimonial referido a América: su pimienta, su incienso (Landa [1560] 1985: 13). b) Nombre específico + complemento diferenciador: Esteras de junco y palma en F. López Gómara, en La primera parte de la Historia natural de las Indias (1554): «Précianse de tener sus casas bien adereçadas con esteras de junco y palma, teñidas o pintadas; paramentos de algodón y oro y aljófar, de que mucho se maravillaron nuestros españoles; cuelgan en las puntas de las camas sartas de caracoles marinos para que suenen.» (2000: fol. 100r.)
c) Nombre + complemento de lugar: el uso de los complementos de Castilla o de la tierra y sus variantes (de España/de las Indias), marcan claramente la conciencia de una distinción entre realidades semejantes, como en Bartolomé de Las Casas (Historia de las Indias, c.1527-1561): «El Adelantado traía indios hartos que le llevaban sus cargas y buscaban de comer, cazando de las hutías, que deximos que eran los conejos desta isla; y los demás cristianos también traían los indios que podían, dondequiera que llegaban, por fuerza o por grado haber; y, si alcanzaban un perro de los de Castilla, enviaban a cazar mientra[s] ellos andaban hombres cazando.» (1994: 993.)
Fray Bernardino de Sahagún en Historia general de las cosas de Nueva España (15761577): «Hay en esta tierra unas águilas que llámanse mixcoacuauhtli. No son tan grandes como las ya dichas. Son del tamaño de una gallina de la tierra. Llámanse mixcoacuauhtli porque tiene en el cogote unas plumas grandes pareadas de dos en dos, levantadas hazia arriba.» (1990: 213.)
Pedro Cieza de León en Las guerras civiles peruanas (1553): «E cierto esta jornada destruyó muchos naturales que fueran de más provecho que lo que pensaba haber, e murieron en ella más de siete mil de ellos, e allegaron a tener tanta necesidad que los unos indios comían otros; e sacaron la flor de las indias hermosas, las cuales pocas o ninguna dejaron de quedar en la montaña muertas, como diremos.» (1985: 123.)
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El adjetivo de carácter locativo cambia cuando se quiere aludir a un animal característico de otra región y puede aparecer en forma sintagmática, o ya el adjetivo gentilicio creado (de Perú / perulero): Carneros del Perú: «Porque las ovejas y carneros del Perú, aunque las cargan ahora con algunas medias carguillas, y sirven de arrias, pienso fue industria de los españoles; porque antes todos los indios cargaban en sus hombros todo lo que tenían necesidad.» (Simón [1627] 1992: 5.)
Carneros peruleros: «viéronse en lo áspero de las sierras cabras del tamaño de carneros peruleros.» (Obregón [1586] 1997: 56.)
Carneros de la tierra: «En la provincia de Jauja y en otras del Pirú, se hallan en diferentes animales bravos y domésticos, como son guanacos, y pacos y vicuñas, y tarugas; otros añaden otro género, que dicen ser cabras silvestres, a las que llaman los indios cypris. Esos otros géneros de animales son muy conocidos en el Pirú, y se ha ya tratado de ellos. Los guanacos y carneros de la tierra, y pacos, comunmente tienen las piedras más pequeñas y negrillas, y no se estiman en tanto ni se tienen por tan aprobadas para medicina. De las vicuñas se sacan piedras bezaares mayores, y son pardas o blancas, o berengenadas.» (Acosta [1590] 1987: 306.)
d) Nombre + de + nombre indígena: La materia o la cualidad de la que está hecha un objeto se caracteriza mediante el término indígena: vino del maguey, tortillas de maíz, panes de mezquite, estacas de otates, mantas de pita, ropa de algodón y de pita blanca, etc. Es esta una vía para la introducción de indigenismos referidos a plantas y animales, pues se usa con frecuencia para designar productos elaborados a partir de ellos. Tortilla de maíz: «Dormían en el suelo desnudos y a la cabecera un buen guijarro. No comían sino una vez a medio día; no carne, no pescado, no fructas ni miel ni cosa dulce ni axí, que es lo que por más riguroso hallan, sino una tortilla de maíz e bebían una escudilla de atulli, que ya dejimos ser como unas zahinas o poleadas.» (Las Casas [1527-1550] 1998: 138.)
Pan de maíz: «[...] dándonos los indios algunas cosas que comiésemos, de frutas y pan de maíz, de lo que ellos comen.» (Tapia [1539] 1988: 78.)
Miel de magüey: «La quinta se haze con miel prieta, que llaman miel de magüey, que también es atole caliente, cuya propiedad es ser amigo y familiar al pecho, por quanto cura toda passión y pesadumbre de frialdad que en sí tenga.» (Cárdenas [1591] 2000: 145.)
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e) Sintagmas endocéntricos: Aportan quizá un menor grado de caracterización, pero cumplen con su objeto de distinguir la realidad americana de la peninsular: Grulla colorada ’especie de ave, Grus mericana’ «Iban canales entre ellas, por donde podían pasar los navíos; hallaron en algunas aves como grullas coloradas y solamente las hay en Cuba, y en estas isletas, y no se mantienen sino de agua salada, y de algo que hallan en ella; y cuando se tiene alguna en casa, se mantiene con cazabi, que es el pan de los indios, en un tiesto de agua con sal (Herrera y Tordesilla.» [1601] 1934: 188.)
Puercos monteses «Puercos monteses se han hecho muchos en las yslas que están pobladas de christianos, assí como en Sancto Domingo e Cuba.» (Fernández de Oviedo [1526] 2000: 65.)
4. Paráfrasis y descripciones El término español va seguido de una descripción caracterizadora que lo diferencia en América. Esta descripción puede variar en cuanto a tamaño y detalle, en función del conocimiento y experiencia del propio cronista. Grullas coloradas «En munchas [sic] dellas hallaron unas aves como grullas coloradas. Estas aves no son grullas sino de la misma manera y tan grandes como grullas, excepto que son al principio blancas (digo al principio, cuando aún no han llegado a cierta edad) y poco a poco se van tornando coloradas; y cuando comienzan a colorarse no parecen, desde un poco lexos, sino manadas de ovejas almagradas. Solamente las hay estas aves en Cuba y en estas isletas; y no se mantienen sino del agua salada y de alguna cosa que en ella o con ella hallan; y cuando alguna se toma y se tiene en casa, no la mantienen sino echándole un poco de cazabi, que es el pan de los indios, en un tiesto de agua con una escudilla de sal en ella. Hallaban eso mismo munchas [sic] tortugas, tan grandes como una gran rodela y poco menos que un adáraga [sic]. Destas hay infinitas entre aquellas isletas, de las cuales y de su nacimiento o cómo se crían, diremos placiendo a Dios.» (Las Casas [15271561] 1994: 404.)
Perrillos «En tierra firme, en poder de los indios Caribes frecheros, ay unos perrillos, pequeños gozques que tienen en casa de todas las colores de pelo que en España los ay, algunos bedijudos e algunos rasos, e son mudos porque nunca jamás ladran, ni gañen ni allan, ni hazen señal de gritar o gemir aunque los maten a golpes, e tienen mucho ayre de lobillos, pero no lo son sino perros naturales.» (Fernández de Oviedo [1526] 2000: 23.)
Ciprés silvestre «Hay en esta tierra cipreses silvestres. Están las montañas llenas de ellos. No son acopados como los de España; tienen las ramas ralas. Son muy derechos y muy altos. Tienen la made-
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ra muy olorosa. Crían mançanillas como las de España. La madera de estos es preciosa para toda manera de edificio, para hazer caxas y cofres y escritorios. Lábrase muy bien. Pónese en esta letra las propiedades de los cipreses esteriores, donde hay muchos vocablos que cuadran a todos los árboles.» (Sahagún [1576] 1990: 851.)
En ocasiones se describe directamente el ser original, sin indicar por desconocimiento el indigenismo, como en esta descripción de la zarigüeya que hace Núñez Cabeza de Vaca: «[...] vimos un animal que trae los hijos en una bolsa que en la barriga tiene; y todo el tiempo que son pequeños los trae allí, hasta que saben buscar de comer; y si acaso están fuera buscando de comer, y acude gente, la madre no huye hasta que los ha recogido en su bolsa.» (Núñez Cabeza de Vaca [1537-1540], 1984: 56).
5. Equivalencia entre términos Mediante la conjunción y se unen dos o más términos patrimoniales que, con su insistencia y valor sumativo, ayudan a concretar la idea que se quiere expresar y de la que quizás no se conoce el término indígena. En esta estructura, puede ocurrir que uno de los términos sea indígena y el otro patrimonial y se convierte así en una vía rápida y eficaz para la introducción del indigenismo, que queda explicado por las palabras que lo preceden y con las que se asocia. En estos casos, suele ir conectado con la repetición de la conjunción y (también con o), con valor sinonímico. Areito ‘canto’: «Y en la prisión del mismo Rey Francisco se compuso otro cantar o areito que dice: Rey Françisco, mala guía/desde Françia vos trujistes; pues vencido e preso fuiste de españoles en Pavía.» (Fernández de Oviedo [1535-1557] 1994: 10.)
Barbacoa con el significado de ‘especie de banco’: «Unos cuerpos secos que estaban en unas barbacoas o poyos de caña.» (Fray Pedro Simón [1627] 1992: 83.)
Guazábaras (‘conflicto, enfrentamiento’ DRAE): «Con los cuales tubo muchas refriegas y guazábaras.» (Pedro de Aguado [1538-1609] 1950: 68.)
6. Traducción Este recurso aparece en las crónicas para introducir el indigenismo y su frecuencia de uso depende del tipo de cronista y su grado de conocimiento de la lengua indígena y la cultura americana. Es muy frecuente, aunque no exclusiva, de las crónicas hechas por religiosos: «Si no lo hiciese así, supiese que se indignaría contra él [el] sol y que él lo privaría del principado, como había hecho a su hermano, y que aunque fuese muerto, su illapa, que
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Claves para comprender las crónicas de Indias
quiere decir su ánima, estando en la otra vida se lo quitaría.» (Fray Bartolomé Las Casas [1527-1550] 1994: 616.) «Vino con ellos fray Toribio de Motolinea, y pusiéronle este nombre de Motolinea los caciques y señores de México, que quiere decir en su lengua fraile pobre, porque cuando lo daban por Dios lo daba a los indios y se quedaba algunas veces sin comer.» (Bernal Díaz del Castillo [1568-1575] 1982: 148.) «[...] llegaron a la costa de Yucatán, a una provincia que llaman de la Maya, de la cual la lengua de Yucatán se llama mayathan, que quiere decir lengua de maya.» (Landa [1560] 1985: 43).
El grado de conocimiento de la lengua indígena determina en buena parte el uso de este procedimiento. Un buen conocedor de la cultura y del idioma puede explicar voces autóctonas comunes e incluso el significado de los topónimos. Este es el caso del médico Francisco Hernández (1517-1578), enviado por Felipe II con el propósito de conocer la botánica de las Indias y sus propiedades farmacológicas: «Una de ellas se llamaba tlatelulcum, o sea montón de tierra. Hoy está consagrada a Santiago de nombre y de hecho. La otra, temehtitlán, o sea lugar de una tuna nacida en la piedra, que después ellos mismos llamaron México, o sea ombligo del maguey, y hasta el día de hoy entre los españoles se complace con ese nombre.» (1986: 94.)
No todos los indigenismos recogidos y traducidos perviven hasta hoy, pues muchos son de lenguas minoritarias. Por ello, encontramos en las crónicas voces o expresiones de las que a veces no se puede decir hoy su lengua originaria o no se entiende con el significado que se describe. Por este procedimiento se explican no solo palabras, sino también expresiones completas: «[...] tectetán, tectetán, que quiere decir “no te entiendo”.» (Motolinía [1536-1541] 1985: 332.) «Que todos los hombres usaban espejos y no las mujeres; y que para llamarse cornudos decían que su mujer les había puesto el espejo en el cabello sobrante del colodrillo.» (Landa [1560] 1985: 74.)
Juan de Villagutierre cuenta en su Historia de Itzá cómo es el proceso por el que se consigue en ocasiones averiguar la traducción de un término indígena: «Al preguntarle por los padres parecían que se hacían desentendidos; y al que regaló al general le preguntó lo mismo y solo le respondió: cumán cumán. Apuntó esta voz general que no entendía allí por entonces; y comunicaba después devueltos con quienes sabían varias lenguas, fueron de sentir que significaban empalizada de palos pequeños.» ([1701] 1985: 350.) Lectura recomendada Buesa Oliver, Tomás y José M. Enguita Utrilla (1992): Léxico del español de América: su elemento patrimonial e indígena, Mapfre, Madrid.
4 La crónica como eje de la interculturalidad CAPÍTULO
Al margen de los contenidos políticos o geográficos que contienen las crónicas, estos textos son un testimonio único de contacto intercultural. Todas las actitudes, desde la más indiferente hasta la más nítidamente intercultural —entendiendo por tal el contacto respetuoso entre culturas sin intentar la fusión—, se encuentran en las crónicas. Los pueblos americanos con los que el poblador entra en contacto serán objeto de conocimiento, comprensión e integración, aunque el grado de avance en cada uno de estos aspectos depende de qué personaje protagonice la acción —el soldado, el misionero, el administrador, etc.—, así como de la época y la zona geográfica. La densidad de la población española y la acción de la actividad misionera fue muy elevada en el siglo XVI en la América Central, mientras que en los territorios continentales del sur, a excepción del virreinato de Lima y su zona de influencia, los contingentes migratorios fueron menos numerosos y más irregulares. La meta final era la conquista basada en la integración. Las Indias eran territorio de la Corona española y, como tal, los súbditos compartían un conjunto de leyes, disposiciones y costumbres sociales. Sin embargo, la España que salía de la Reconquista sabía bien compaginar singularidades y convivir con un mestizaje racial sin que las diferencias dieran lugar a un sistema cerrado de castas. En las crónicas encontramos de primera mano el relato de cómo se va creando la incipiente sociedad criolla y en qué medida el mundo indígena se hace presente o se mantiene al margen de esa nueva sociedad. Un tipo de autor diferencial en la descripción de este proceso es el misionero. Los relatos escritos por religiosos son los que aportan más información y de mayor fiabilidad, generalmente porque proceden de la experiencia directa en el ejercicio de su tarea evangélica entre los indios. Por ello, sus informaciones sobre los naturales, sus costumbres, la vida cotidiana, ritos, calendarios, etc., son veraces y minuciosas. Sin embargo, no hay que sobreentender que esta relevancia de lo indígena esté ausente en las relaciones de soldados; por el contrario, muchos de los valores y visiones de los cronistas no son tan ajenos a esta preocupación. Es el caso, por ejemplo, del propio Cortés que, tras ver el sistema de convivencia con el natural adoptado en el Caribe 49
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Claves para comprender las crónicas de Indias
y su fracaso, teme que en México se reproduzca la situación insular1; por ello quiere contar con los indígenas y así lo advierte al rey en sus Cartas de relación. Su obra transmite ideales de interculturalidad y convivencia. Lo mismo sucede en el caso de los cronistas mestizos, como Muñoz Camargo, que intentará en su Historia de Tlaxcala (15761591) hacer una relectura de la llegada de los españoles a ciertas zonas de México y, en muchos casos, relatar un universo cultural renovado y mestizo. La colaboración con los naturales no solo se debe a un interés evangélico o filosófico. Tanto la Corona como el poblador de Indias comprendían claramente la conveniencia del conocimiento y la cooperación del indio, ya que lo necesitaban como aliado en la conquista, como mano de obra, urbana o rural, y como motor de la creciente economía indiana. En líneas generales, la consolidación social en las ciudades americanas fue un proceso de aculturación (García Español, 2002)2. Se entiende por aculturación el proceso gradual de adaptación de un grupo de individuos pertenecientes a una cultura; este proceso lleva a dicho grupo a incorporar elementos de otra cultura nueva con la cual entra en contacto continuo y directo, sin que ello implique, necesariamente, el abandono de los patrones de su identidad originaria. Este contacto suele derivar en influencias del marco de conocimiento mutuo que conllevan cambios en una o en ambas civilizaciones. «Los procesos de aculturación lingüística de grupos enteros que adoptan la lengua del pueblo al cual se integran, y simultáneamente pierden su habla inicial (desculturación), acompañan tanto a las conquistas como a los movimientos migratorios pacíficos, y están regidos por leyes —contradictorias únicamente en apariencia— que hacen que la aculturación se incline unas veces del lado del dominio político, y otras del mayor número, según el prestigio cultural de unos o de otros y la utilidad social del momento.» (Breton, 1979: 44.)
América había vivido ya procesos de aculturación previos a la llegada de los españoles. La expansión de los grandes imperios precolombinos (particularmente el Inca y el Azteca) se hizo a costa de los dominios territoriales de otros pueblos y, consecuentemente, de las lenguas, costumbres y creencias de comunidades más débiles, que acabaron sometidas y asimiladas a la potencia expansiva de los gobiernos con mayor poder militar y económico. La aculturación supone una cierta pérdida en detrimento de la más débil, pero no tiene por qué implicar valores negativos; puede desembocar en un proceso de enriquecimiento mutuo, personal o social, e incluso en un impulso cultural definitivo, que supone un salto hacia los valores sociales de la época. Por ejemplo, en el proceso de aculturación de muchos naturales americanos un beneficio objetivo fue el conocimiento de herramientas, recursos (la rueda, el hierro, etc.), materiales que supusieron un 1 En el Caribe se crea una sociedad de reconquista, siguiendo un esquema medieval ya experimentado en territorio peninsular. América ofrece otras circunstancias, que hará que se cambie la idea de poblar; en ella, el indígena debe tener un lugar, tanto por su número como por la necesidad de tener en cuenta este grupo social. Ni por convicción religiosa ni por necesidad económica se podían tomar las mismas decisiones políticas y acciones sociales que se tomaron en la Península. 2 «España aporta la cultura de la sociedad dominante, pero la población indígena no es completamente pasiva y exclusivamente receptora, sino que actúa de manera directa e indirecta (como también actúan los factores ecológicos) en la conformación de las instituciones españolas y en los comportamientos de la población dominante. Más aún, los fenómenos americanos inciden fuertemente en las estructuras sociales y culturales de la propia Península, por lo que no es posible hablar de “una historia de España” que ignore la variable americana» (A. Jiménez, 1983: 340).
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cambio en la calidad y estilo de vida indígena. Por otra parte, la propia sociedad peninsular —y por expansión la europea— se beneficia de la llegada de productos y alimentos importantes como la papa, que palió hambrunas, y que cambian hábitos alimenticios y sociales. Incluso atendiendo a cuestiones más filosóficas, no cabe duda de que las sociedades europeas sufrieron un replanteamiento de sus valores y costumbres tras el descubrimiento del continente americano3. En muchos casos, el choque cultural fue más violento o intransigente con las costumbres aborígenes, principalmente en aquellos aspectos en que los hábitos indígenas colisionaban con creencias nucleares de los españoles, como en cuestiones divergentes en materia de derecho, política o moral. No se aceptan costumbres contrarias a la moral católica, como el pecado nefando, el aborto, el infanticidio, el canibalismo, el trato hacia la mujer viuda o las huérfanas, cuya crueldad asombra a algunos cronistas, etc. «Esto hacen ellos por una costumbre que tienen, y es que matan a sus mismos hijos por sueños, y a las hijas en nasciendo las dejan comer a perros, y las echan por ahí.» (Núñez Cabeza de Vaca [1537-1540] 1984: 88.)
En el proceso de conquista y población se produjeron abusos y acciones que fueron denunciadas en los tipos documentales de la época (informes, memoriales, cartas) y también en las propias crónicas. Como ya se ha indicado, estas fuentes de información sirven de forma eficaz a la Corona para tomar sus disposiciones de gobierno. Un ejemplo claro de ello es la repercusión de los escritos de Las Casas sobre el trato al indígena en la legislación española, cumpliendo con el carácter informativo tan relevante en este tipo textual.
4.1. Pautas generales de la política lingüística La primera experiencia de América es la constatación de una considerable incomunicación por la ignorancia de la lengua del otro, complicada aún más por el constante incremento del número de lenguas con las que se entra en contacto4. Como expresa López Morales: 3 «América incide en la Europa del siglo XVI y de comienzos del XVII en múltiples aspectos. Su descubrimiento tuvo importantes consecuencias intelectuales, puesto que puso a los europeos en contacto con nuevas tierras y nuevas gentes, y como consecuencia puso también en duda un buen número de prejuicios europeos sobre la geografía, la teología, la historia y la naturaleza del hombre. También América constituyó un desafío económico para Europa, puesto que puso de manifiesto ser, al mismo tiempo, una fuente de abastecimiento de productos y de materiales de los que existía una demanda en Europa, y un prometedor campo de expansión para los negocios empresariales europeos» (Elliott, 2000: 24). 4 Sobre la cantidad de lenguas y pueblos indígenas en la época del descubrimiento hay datos muy dispares. La mejor fuente de información de la época es la crónica de López de Velasco, aunque solo toma en cuenta los indios tributarios. Como marco general, sirvan estas palabras de P. Henríquez Ureña: «Los idiomas que hablaban [los pueblos indígenas] eran centenares. Según una de las clasificaciones propuestas por los filólogos constituían ciento veintitrés familias. De esas familias, unas comprendían una sola lengua, como la araucana de Chile, mientras otras abarcaban docenas; por ejemplo, la familia utoazteca o shoshone-azteca, que abarca veinticinco grupos de dialectos en México, los Estados Unidos y la América Central; la familia chibcha en la América Central o en la del Sur con dieciséis tipos; la familia maya o maya-quiché, en México y en la América Central; la arahuaca y la caribe en las Antillas y la América del Sur; la tupi-guaraní, en la América del Sur» (1964: 10). Para datos actuales de pervivencia y vitalidad, cfr. Ethnologue: http://www.ethnologue.com/web.asp.
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«Descubren a los indios, morenos, desnudos, ingenuos, y tratan de hablar con ellos, pero no se entienden. De nada le sirven a Colón sus intérpretes, expertos en latín, griego, árabe, arameo. Vienen entonces los gestos y la atención a las palabras del indígena. Desde ese momento, el español que marchó a ultramar empieza a producir peculiaridades americanas.» (1998: 11.)
La consecuencia inmediata fue la utilización de conductas de comunicación básica, antes de poder llegar a la idiomática. Los gestos y el lenguaje no verbal (Martinell Gifré, 1988), combinado con el uso de intérpretes de dispar conocimiento lingüístico, fueron el apoyo básico en los primeros momentos de contacto. Esta situación no es propia solo de las primeras décadas del siglo XVI, sino que se reproducía cada vez que la expedición avanzaba por nuevos territorios, descubriendo nuevos pueblos y lenguas. El desarrollo de una política lingüística en América no es una prioridad para la Corona; más bien se decide a instancia de las partes interesadas: la administración civil y la labor de cristianización. Lengua y evangelización van inevitablemente unidas, ya que la propagación de la fe era la principal justificación de la conquista. El tratado de Alcaçovas-Toledo (1479) repartía el mundo entre las grandes potencias marítimas, España y Portugal, y les instaba a la conquista espiritual de las tierras por descubrir. Si la sociedad civil podía paliar algunas de las dificultades comunicativas con intérpretes y la castellanización por inmersión del indígena, sin embargo la conquista espiritual chocaba contra la dificultad de la barrera lingüística (véase Tabla 4.1). Tabla 4.1. Factores que obstaculizan la comunicación entre españoles e indígenas y soluciones propuestas por los cronistas
Factores que sostenían la barrera lingüística
Soluciones intentadas
• Gran número de lenguas autóctonas. • Lenguas muy diferentes entre sí. • El conocimiento de una lengua no ayuda al uso de las demás. • Convivencia de hablantes de diferentes lenguas en una misma localidad. • Exigencia de aprendizaje de las lenguas por parte de los religiosos.
a) Castellanización: enseñar español al indígena. b) Que el español aprenda lenguas indígenas (religiosos). c) Difusión de las lenguas generales (uso de ciertas lenguas indígenas mayoritarias).
• Necesidad de elaborar materiales para la evangelización.
La decisión sobre qué hacer con las lenguas autóctonas y en qué grado integrarlas en la vida indiana fue un asunto ampliamente debatido y reformulado. Tanto la Corona como la Iglesia dudaron sobre la conveniencia de urgir a la castellanización o a la enseñanza de las lenguas indígenas, y no siempre coincidieron en su decisión5. En lí5 «¿Hubo contradicciones en algún momento, entre los mandatos de la Iglesia y los del Estado? Creemos que no. Porque ambas potestades mandaban lo mismo: enseñar el castellano y que los indios fueran adoc-
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neas generales, la Corona manifestó la necesidad de no violentar al indio con el aprendizaje del castellano, pero siempre dejó clara la conveniencia de que este idioma fuera el vehicular, dado que era el común entre los pobladores españoles, y su uso correspondía al ideal renacentista de la lengua compañera del imperio: allí donde se extienda el poder de un rey, los súbditos deben hablar su misma lengua. Sin embargo, tanto la Corona como la Iglesia eran conscientes de que ambos proyectos (castellanización o uso de las lenguas indígenas) tenían ventajas e inconvenientes que inclinaban la balanza hacia una u otra práctica (véase Fig. 4.1).
Factores de una barrera comunicativa a) Gran número de lenguas indígenas diferentes. b) Los intérpretes no fueron «fiables» por la complejidad lingüística de América y otros factores menores. c) Situación de fallo comunicativo desde Colón. d) Los españoles no siempre eran conscientes de esta barrera comunicativa (Requerimiento). e) Para justificar la Conquista se piensa en el indígena y su lengua-cultura como la de un bárbaro.
Soluciones de la Corona española 1. Enseñanza del español a los indios. 2. Motivación al religioso para que aprenda una lengua indígena. Primeras consideraciones positivas. 3. Cátedras de las lenguas generales. Difusión. 4. Elaboración de diccionarios y gramáticas bilingües y trilingües.
Figura 4.1. Esquema de las acciones relacionadas con la política lingüística.
Los misioneros aprovecharon la habilidad de los tlacuilos («escritores» indígenas) y les hicieron pintar sus historias para conocerlas mejor y ser más eficaces en su labor evangelizadora. Los códices coloniales completan a los precortesianos, aunque son de menor importancia. Con tlacuilos trabajaron Motolinía, Martín de León, Bernardino de Sahagún, Ríos, Tovar, Valdés, Durán, etc. Un caso singular fue la propuesta de los franciscanos de enseñar latín a los indios. Llevados por una concepción del natural como ser bueno y considerando su plena capacidad para aprender, optaron por enseñar la lengua clásica, que era también una de las lenguas del misionero. Aunque fue un hecho, realmente no llevó a ninguna solutrinados en su idioma. Ni hay contradicción entre esos mandatos: se ordena aprender castellano porque es el mejor vehículo de expresión religiosa; pero como este aprendizaje era inviable a corto plazo, se urge la lengua de los indios mientras estos van aprendiendo español.» (Castañeda, 1990: 38-39.)
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ción, pues el indio no podía hablar en latín con otros españoles, y por lo tanto la comunicación era ineficaz6.
4.1.1. Castellanización El intento de castellanización venía impulsado por la dificultad real que los religiosos tenían en aprender y utilizar de forma competente todas las lenguas de sus parroquianos, de las que en la mayoría de los casos no se tenía ningún tipo de documento escrito y a las que había que empezar por dotar de alfabeto. Además se hace patente una preocupación adicional: expresar en dicha lengua los conceptos del cristianismo sin correr el peligro de caer en la herejía. En las Leyes de Indias se recoge una disposición del 17 de julio de 1550 en la que se pone en duda la capacidad de cualquier lengua indígena para explicar la doctrina católica: «Haviendo hecho particular examen sobre si aun en la mas perfecta lengua de los Indios se puede explicar bien, y con propiedad los Misterios de nuestra Santa Fé Catolica, se ha reconocido, que no es posible sin cometer grandes disonancias, é imperfecciones, y aunque están fundadas Catedras, donde sean enseñados los Sacerdotes, que huvieren de doctrinar á los Indios, no es remedio bastante, por ser mucha la variedad de lenguas. Y haviendo resuelto, que convendrá introducir la Castellana, ordenamos, que á los Indios se les pongan Maestros, que enseñen á los que voluntariamente la quisieren aprender, como les sea de menos molestia, y sin costa: y ha parecido, que esto podrian hacer bien los Sacristanes, como en las Aldeas de estos Reynos enseñan á leer, y escribir, y la Doctrina Christiana.» (lib. VI, tít. I, ley 18, tomo II.)
Muchos religiosos —e incluso mestizos como el Inca Garcilaso— dudaban de que la castellanización fuera posible. La enseñanza se hacía con facilidad en el caso de niños y jóvenes, pero los adultos tenían dificultad en aprenderla. Fray Rodrigo de la Cruz escribe a Carlos I proponiendo ya el uso general de la lengua mexicana en la Nueva España: «V.M. ha mandado questos indios deprendan la lengua de Castilla. Jamás la sabrán sino fuere cual o cual mal sabida, porque vemos que un portugués, que casi la lengua de Castilla y de Portugal es toda una, está en Castilla 30 años y nunca la sabe ¿pues cómo la han de saber estos que su lengua es tan peregrina a la nuestra y tienen maneras de hablar exquisitas? A mí paréceme que V.M. debe mandar que todos deprendan la lengua mexicana, porque ya no hay pueblos que no hay muchos indios que no la sepan y la deprendan sin ningún trabajo, sino de uso y muy muchos se confiesan en ella. Es lengua elegantísima, tanto como cuantas hay en el mundo, y hay arte hecha y vocabulario y muchas cosas de la Sagrada Escriptura vuelta en ella y muchos sermonarios y hay frailes muy grandes lenguas» (Cuevas, 1914: 159.)
6 «Sin embargo, sobre la conveniencia de instruir en la latinidad a los naturales de la Nueva España hubo más polémica. Los reparos e inconvenientes surgían por la dificultad intrínseca de impartir clases de una lengua, como la latina, que no dominaban a la perfección los propios docentes, y de enseñarla para colmo a unos alumnos que tampoco sabían bien el castellano, magisterio y tirocinio que requería de todos un descomunal esfuerzo. Otros se oponían a que unos indios de tan tierna inteligencia tuvieran libre acceso a unos textos, como la Biblia, en cuya interpretación se habían desempeñado los más sesudos y excelsos ingenios» (Gil, 2000: 119).
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Las opiniones de muchos eclesiásticos coincidían en la conveniencia de la castellanización. Fray Alonso de Zúñiga presentó a Felipe II una relación de las ventajas del castellano: los sacerdotes podrían ejercer su ministerio tan pronto como desembarcaran; los laicos podían también enseñar la doctrina; «los indios amarán a los españoles, pues es natural entre los que hablan una misma lengua» y si algo tramaran «contra nosotros, serán sentidos»7. Frente a las dudas expresadas por autoridades civiles y eclesiásticas acerca del desarrollo de las lenguas nativas, los misioneros pensaban que estas poseían suficiente capacidad expresiva para explicar los misterios de la religión. Es, por ejemplo, la opinión de fray Francisco Ximénez, un religioso natural de Écija, que llega a Guatemala en 1688 y se hizo buen conocedor de la lengua quiché y de otras de la zona, sobre las que publicó gramáticas bilingües y trilingües, además de una crónica de Chiapas y Guatemala. Su investigación le llevó a encontrar el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas, que posteriormente tradujo. Tras hablar la lengua durante veinte años, su opinión es claramente positiva: «[...] habiendo considerado y contemplado tan grande orden y armonía en la que antes oía decir que es bárbara, tan grande propiedad en el decir, tan llegada a lo natural y propiedades de las cosas... [...] En esta lengua quiché son como signos naturales con tal orden y correspondencia que no hallo otra lengua más ordenada, ni aun tanto, de tal modo que me he llegado a persuadir que esta lengua es la principal que hubo en el mundo.» (1929: 65.)
4.1.2. Lenguas indígenas La visión que los religiosos tienen de los naturales, se resume en este fragmento de la crónica de Motolinía: «La lengua es menester para hablar, predicar, conversar, enseñar, y para administrar todos los sacramentos. Y no menos el conocimiento de la gente, que naturalmente es temerosa y muy encogida, que no parece sino que nacieron para obedecer, y si los ponen al rincón allí se están como enclavados.» (Motolinía [1536-1541], 1985: 232.)
Los partidarios de la enseñanza en lengua indígena fueron, fundamentalmente, las órdenes religiosas8, que contaron entre sus filas con verdaderos políglotas que compaginan la enseñanza del castellano a los naturales con la de lenguas indígenas a sus hermanos de religión. Para ello, elaboran artes, doctrinas, vocabularios, confesionarios, hacen traducciones de los Evangelios, las epístolas, los Proverbios, el Kempis, sermones, homilías, vidas de santos, etc.
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Cfr. Colección de documentos inéditos para la historia de España, tomo 26, Madrid 1842-95, pág. 94. No obstante, P. Borges señala que «cierto porcentaje de misioneros no se tomaba la molestia ni de aprender su idioma. [...] En el siglo XVI el castellano nunca llegó a predominar en Indias como para convertirse en la lengua común y familiar de los indígenas» (1960: 544-55). Algo similar aporta Lockhart (1999: 378) cuando explica que hasta el último tercio del Quinientos no se inaugura el contacto entre el mundo nahua y el español. 8
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Fray Diego de Landa da cuenta de cómo se aplican a la doctrina, especialmente de los niños, y describe los esfuerzos por aprender la lengua maya: «Que aprendieron a leer y escribir en la lengua de los indios la cual se redujo tanto a un arte que se estudiaba como la latina y que se halló que no usaban de seis letras nuestras que son D, F, G, Q, R y S que para cosa ninguna las han menester; pero tienen necesidad de doblar y añadir otras para entender las muchas significaciones de algunos vocablos.» ([1560] 1985: 70.)
La lengua indígena se hace connatural a la misión evangélica. Los registros parroquiales o de tributos se escribían en lengua indígena, se traducen las canciones y romances españoles e incluso se escriben autos sacramentales en nahua y quechua. El burgalés fray Andrés de Olmos (1480-1571) intentó crear en la Nueva España un teatro nativo, con actores indios que representaban en los atrios de las iglesias, plazas o patios de conventos. Del padre Olmos se dice que predicaba en diez lenguas, y por lo menos dejó gramáticas del totonaco, tepehua, huasteco y nahua. Sin el conocimiento de la lengua indígena, la labor de evangelización era inútil porque se podían practicar algunos sacramentos, como el bautismo, pero otros no eran viables, sobre todo la confesión. En estas circunstancias, el uso del intérprete era un problema más que una solución, pues quedaba en duda su obligación hacia el secreto sacramental. En México y América Central, los amerindios habían conocido antes de la conquista la escritura pictográfica y en ella habían escrito códices con sus historias y creencias. Por ello, muchos religiosos como el padre Motolinía cuentan cómo confesaban usando estos procedimientos: «[...] díjeles: «yo no tengo de confesar sino a los que trajeren sus pecados escritos y por figuras». Que esto es cosa que ellos saben y entienden, porque esta era su escritura. Y no lo dije a sordos, porque luego comenzaron tantos a traer sus pecados escritos, que tampoco me podía valer, y ellos con una paja apuntando y yo con otra ayudándoles, se confesaban muy brevemente. Y de esta manera hubo lugar de confesar a muchos, porque ellos lo traían tan bien señalado con caracteres y figuras, que poco más era menester preguntarles de lo que ellos allí traían escrito y figurado. Y de esta misma manera se confesaban muchas mujeres, de las Indias que son casadas con Españoles, mayormente en la ciudad de los Ángeles, que después de México es la mejor de toda la Nueva España.» (Motolinía [1536-1541], 1985: 243-44.)
La misión evangelizadora motivaba en todos sus aspectos hacia el esfuerzo por aprender las lenguas indígenas, para eliminar barreras entre el sacerdote y los naturales. Además, muchos escritos de misioneros advierten que los indios tienen una aversión natural por dejar su idioma para adoptar otro extraño. La incapacidad para explicar los misterios de la fe en lengua indígena ocurriría al principio de la conquista, cuando no había un conocimiento competente de las lenguas, pero no después de tener diccionarios y catecismos. Estos habían sido estudiados por los Concilios Provinciales y no se había encontrado en ellos error grave alguno. Cuando al principio de la evangelización se vio que carecían de algunas palabras importantes, se introdujo el correspondiente término castellano. Los sucesivos Concilios limenses de 1551, 1567 y 1582 intentaron asentar las bases de la tarea lingüística de la evangeliza-
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ción, además de otras cuestiones relativas a la dignidad del indio, tema central del Tercer Concilio en el que participó el jesuita José de Acosta. Como resultado de los acuerdos tomados en él, se dispone la enseñanza de las oraciones y el catecismo a los indios en su lengua: «Por ello, cada uno ha de ser instruido de manera que entienda; el español, en español, el indio, en su lengua. De lo contrario, por más que se bendiga, su espíritu no obtendrá ningún provecho, como afirma la sentencia del apóstol. Por tanto, no se obligue a ningún indio a aprender las oraciones o el catecismo en latín, porque basta y es mucho mejor que los diga en su idioma y, si alguno quisiere, podrá agregar también el español que ya dominan muchos de ellos. Exigir de los indios alguna otra lengua que no sea esta es superfluo.» (Segunda sesión, cap. 6.º) (Lisi, 1990: 125.)
La preocupación por conocer estas lenguas es tarea que compete a la Corona. Por ello, cuando el visitador Juan de Ovando se convierte en presidente del Consejo de Indias en 1571, promueve la elaboración de un cuestionario que contenga preguntas relativas a los aspectos esenciales de la vida en Indias que la Corona debe conocer. En 1575, el cronista Juan López de Velasco realiza un primer cuestionario con 50 preguntas, dos de las cuales iban destinadas al conocimiento de la diversidad lingüística y a saber si alguna de ellas era más conocida por todos, es decir, funcionaba como lengua general 9. Fruto de este cuestionario será la remisión a la corona de relaciones geográficas que dan noticia de las cosas de la tierra y están escritas por individuos residentes en ella. Estas relaciones dan testimonio también del esfuerzo de los religiosos por el dominio de los idiomas autóctonos, como consta, por ejemplo, en el informe de la localidad de Pauatlán: «El prior se dice fray pedro Serrano, ha nueve años que pasó a estas partes, ha deprendido las tres lenguas arriba dichas: mexicana, otomí, totonaque. Es confesor d’españoles y predicador confesor en la lengua mexicana y otomí y totonaca, que en todas tres lenguas y en cada una dellas predica y confiesa, ansí los naturales son predicados y confesados en todas sus lenguas.» (Archivo General de Indias, Indiferente General-1529.)
La necesidad de aprender estas lenguas es manifestada aún a finales del siglo por Alonso de la Peña Montenegro en el Itinerario para párrochos de indios (1668):
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«[...] de la misma manera que el tártaro o polaco es inepto por derecho natural para ser cura de españoles, por no saber el idioma de esa región, también lo será para regir almas de indios el que no sabe la lengua de ellos: pues es cierto que no puede satisfacer a su obligación.» (Solano, 1987: 52.)
El aprendizaje de la lengua fue recíproco: los misioneros se apresuraron a conocer las lenguas indígenas, enseñando a su vez a los indios la lengua castellana. El fruto más valioso de esta tarea es una amplia documentación bilingüe —e incluso trilingüe—, 9
«5. De los muchos o pocos indios [...] y si hay diferentes lenguas en toda la provincia o tienen alguna lengua general en que hablan todos. [...] 13. Ytem, lo que quiere decir en lengua de indios el nombre de dicho pueblo [...] y cómo se llama la lengua que los indos del dicho pueblo hablan» (Archivo General de Indias, Indiferente General-1529).
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como confesionarios, sermones, gramáticas, vocabularios, etc., que constituyen el material de enseñanza y aprendizaje para la tarea evangelizadora.
4.1.3. Las lenguas generales Desde los primeros informes y crónicas remitidos a la Corona por los religiosos, se sugiere la posibilidad de adoptar una solución intermedia entre castellanización y aprendizaje de las lenguas indígenas. La propuesta consistía en adoptar como una especie de lingua franca, la que correspondía a los grandes imperios precortesianos, que ya de alguna manera era conocida por muchos indios y de la que sabían algunas palabras. Son las llamadas lenguas generales, entre las que se incluyen en un principio el nahua, el quechua y el aimara —más adelante también el chibcha y el guaraní. De forma clara defiende esta opinión fray Juan de Mansilla, Comisario General de Guatemala que escribe a Carlos I el 8 de septiembre de 1551: «Somos muy pocos para enseñar la lengua de Castilla a indios. Ellos no quieren hablalla. Mejor sería hacer general la mexicana, que es harto general y le tienen afición, y en ella hay escrito doctrina y sermones y arte y vocabulario.» (Rosenblat, 1984a: 83.)
Además de razones prácticas, se argumenta que el abandono de la lengua propia por otra nativa es menos traumático que su sustitución por el castellano. Sin embargo, muchas comunidades prefieren aprender español a tomar como medio de comunicación aquella que correspondía a un pueblo que les había oprimido y esclavizado. La propuesta de las lenguas generales (véase Fig. 4.2) cobra realidad con Felipe II, que el 23 de octubre de 1580 manda que se instituyan cátedras de «la lengua de los indios» en las universidades de Lima y México, indicando que los que quisieran ordenarse sacerdotes en América tendrían que haber cursado por lo menos un año: «La Inteligencia de la lengua General de los Indios es el medio mas necessario para la explicación y enseñança de la Doctrina Christiana, y que los Curas y Sacerdotes les administren los Santos Sacramentos. Y hemos acordado, que en las Vniversidades de Lima y Mexico haya vna Catedra de la lengua general, con el salario, que conforme á los Estatutos por Nos aprobados le pertenece, y que en todas las partes donde ay Audiencias y Chancillerias, se instituyan de nuevo, y dén por oposicion, para que primero que los Sacerdotes salgan á las Doctrinas, hayan cursado en ellas, y al Catedratico se le dén en cada vn año quatrocientos ducados en penas de Camara, donde no tuviere otra situacion; y no los haviendo, en penas de Camara, se le paguen de nuestra Caxa Real. Y ordenamos, que assi se execute.» (Leyes de Indias, lib. I, tít. XXII, ley 46.)
Con este fin nacen las primeras gramáticas y vocabularios y se crean organismos pedagógicos donde estudiar y profundizar en el idioma. Ningún religioso podía salir a predicar si antes no demostraba su competencia lingüística, aunque la preparación de los misioneros comenzaba, a veces, en la propia Península, en los conventos donde se congregaban antes de partir a las Indias. Una consecuencia del uso de esta práctica misionera fue la difusión geográfica de todos los idiomas nativos considerados por la Corona como lenguas generales. En 1584, el nahua se habla desde Zacatecas hasta Nicaragua, alcanzando con la acción de los españoles una expansión que no había tenido en la época de esplendor del imperio azteca.
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Ventajas de las lenguas generales
Facilita la predicación de los autóctonos
Aprenden los indios de otros indios
Se rompe el aislamiento comunicativo de las lenguas minoritarias prehispánicas
Son conocidas por muchos indígenas
Era posible sistematizar las lenguas indígenas: cátedras, diccionarios, gramáticas, etc.
Figura 4.2. Ventajas de las lenguas generales. La propagación de las lenguas generales no fue solo obra de los religiosos: los españoles que desde México fueron a establecerse en el siglo XVI a Yucatán y América Central llevaron consigo multitud de palabras nahuas. También el quechua se benefició bajo la dominación española a costa del aimara, que poco a poco fue perdiendo su carácter de lengua general. El quechua se difunde por el NO argentino y también llegó a Ecuador, sur de Colombia y alto Amazonas. Lo mismo ocurrió con el muisca o chibcha de la meseta de Colombia y con el tupí-guaraní, convertido en lengua general de Paraguay, costa rioplatense y parte de Brasil. En todo este proceso, será una constante la necesidad de formar intérpretes, y todavía en 1769 el arzobispo de México Lorenzana recuerda que aún son necesarios en el virreinato. Se había demostrado a lo largo de los años que, incluso con un grado de conocimiento lingüístico generalmente no muy amplio, los traductores podían paliar las dificultades de una comunicación multicultural. Lectura recomendada Rivarola, José Luis, (1986): «Bilingüismo histórico y español andino», Actas IX Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, págs. 153-163 (disponible en esta dirección: http://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/09/aih_09_1_014.pdf, consultado en diciembre de 2011).
4.2. El intérprete, funciones y tipos La figura del intérprete fue un elemento de vinculación intercultural entre el mundo castellano y el indígena y cumplió diversas funciones (véase Tabla 4.2).
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Tabla 4.2. Tipos de intérpretes en las crónicas Guías
Interlocutor político
Traductores oficiales
Experto en la El Requerimiento Se regulariza su geografía, lenguas (1513-1542). comportamiento y cultura. (que no acepten regalos de los inSe usa como padios, para que se trón la Reconactúe con justiquista peninsular. cia) (Real CéduTrujimanes o fala, 1529). rautes.
Comerciantes o ladinos La comunicación con el indio es vital para la colonización y pacificación.
Misionero Sacerdote o laico. Preocupación en la administración de los sacramentos (1525).
1. Intérprete guía En las primeras etapas del descubrimiento, el intérprete era con frecuencia un indígena que conocía en parte el camino que debía seguir la expedición y acompañaba a los soldados, voluntariamente o no, cumpliendo una función de guía con conocimientos topográficos y etnográficos. Fue esta misma la intención de Colón cuando tomó algunos naturales para traerlos a España: «Dijo que el domingo antes 11 de noviembre le avía parecido que fuera bien tomar algunas personas de las de aquel río para llevar a los Reyes porque aprendieran nuestra lengua, para saber lo que ay en la tierra y porque volviendo sean lenguas de los cristianos y tomen nuestras costumbres y las cosas de la fe.» (Colón [1492] 1986: 51-52.)
En otros casos eran españoles que se habían perdido, naufragado o tomados como prisioneros y, tras una estancia con los naturales, habían adquirido cierto conocimiento lingüístico. Conocidos son los casos del aragonés Miguel Díaz, que había matado a un español y se acogió a una tribu, o de Cristóbal Rodríguez, un marinero que vivió entre los indios para aprender taíno. Las Casas cuenta la historia de dos cautivos y un soldado español; cuando los rescataron «El español ya casi no sabía hablar nuestra lengua, sino en la de los indios hablaba las más palabras; sentóse luego en el suelo como los indios y hacía con la boca y con las manos todos los meneos que los indios acostumbraban, en lo cual no poca risa a los españoles causaba.» (1986: 122.)
Bernal Díaz narra la historia de Gonzalo Guerrero y Jerónimo Aguilar; cuando Cortés tuvo noticia de ellos y los mandó llamar, solo Jerónimo de Aguilar quiso comparecer entre los españoles. «[...] y que Aguilar les preguntó si eran cristianos y respondiéndole que sí, y españoles, lloro de placer y puestas las rodillas en tierra dio gracias a Dios y preguntó a los españoles si era miércoles. [...] Que con este Aguilar que era muy buen intérprete, tornó Cortés a predicar la adoración de la cruz y quitó los ídolos de los templos y dicen que hizo esta predicación de Cortés tanta impresión en los de Cuzmil, que salían a la playa diciendo a los españoles que por allí pasaban: María, María; Cortés, Cortés.» (Landa [1560] 1985: 47.)
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Su compañero Guerrero se avergonzó y no quiso regresar con los españoles diciendo que tenía horadadas las narices y orejas y pintado el rostro y las manos; y por eso no lo llamó cuando se vino (Tapia [1539]1988: 71). 2. Interlocutor político Un tipo más refinado de intérprete es el que podía funcionar como interlocutor político, intervenir en negociaciones y aconsejar al caudillo sobre las intenciones y creencias de los naturales. Tenía entre sus obligaciones la de transmitir mensajes de consecuencias relevantes, entre ellos el requerimiento: documento oficial que proclamaba la donación pontificia a Castilla «requiriendo» a la población indígena a aceptar la fe cristiana y las autoridades del Papa y del Rey de Castilla. Este documento estuvo en uso desde 1514 y hasta 1523. Quizás uno de los mejores ejemplos de este tipo de traductor sea doña Marina, la Malinche10, que conocía el nahua y el maya. Mediante la participación del citado Jerónimo de Aguilar —que hablaba maya y español— Cortés podía no solo hablar con Moctezuma sino interpretar sus respuestas y actitudes. «[...] y en ciertas indias, que dieron de presente, dieron una que sabía la lengua de la Nueva España y la de la tierra del Yucatán, adonde había estado Jerónimo de Aguilar, el español que dije; y después que se entendieron fueron los intérpretes para todo lo que se hizo.» (Vázquez de Tapia [1542-46] 1988: 136.)
3. Traductores oficiales El desarrollo de una política lingüística convive con la evidencia de la necesidad del intérprete. Esta figura se hizo presente en todas las dimensiones de la nueva sociedad criolla, pero su función era más delicada en el desempeño de actos de consecuencia jurídica o administrativa. Por ello, la Corona establece el oficio de intérprete en las audiencias y juzgados, para que pudieran entender a los indios en los pleitos. Consciente de las consecuencias de esta función, la Corona tomó una serie de disposiciones para cuidar la selección y el desempeño del oficio, recogidas en las Leyes de Indias (1542). 4. Intérprete de los misioneros y ladinos Finalmente, el intérprete fue una figura clave en el proceso de evangelización y no solo como individuo que transmite la religión a los nativos, sino como elemento de vinculación ente el mundo indígena y la nueva sociedad postcolombina, actuando de nexo de unión cuando la barrera lingüística era infranqueable. El misionero, el doctrinero o párroco de los pueblos de indios se formaban en la medida que podían, y usaban los materiales de aprendizaje de lenguas y de apoyo para la catequesis generados por sus predecesores. Sin embargo, en ocasiones era preciso recurrir a los mercaderes y ladinos improvisados para poner en marcha una comunicación básica.
10 «Aunque en breves días aprendió la [lengua] castellana, con que excusó mucho trabajo a Cortés, que parece ha sido caso milagroso, y muy importante para la conversión de los naturales y fundación de nuestra santa fe católica.» (Alva Ixtlilxochitl [1600-1640] 1952: 198.)
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De estas circunstancias se comprende que la traducción no fuera siempre exitosa. En el ámbito de la evangelización, la sinceridad de algunos sacramentos se podía ver cuestionada y en definitiva hacer inviable una cristianización auténtica. Las crónicas proporcionan muchos casos al respecto, pero uno de los más elocuentes es la narración que el Inca Garcilaso hace de la boda de Beatriz Coya, hija de Huayna Capac, con el soldado Diego Hernández, a quien no consideraba de su misma posición social: «Preguntando, con un indio intérprete a la novia si se otorgava por mujer y esposa del susodicho, el intérprete dixo si quería ser mujer de aquel hombre, porque en aquella lenguas no hay bervo para decir otorgar, ni nombre de esposa, y así no pudo decir más de lo dicho. La desposada respondió en su lenguaje, diciendo: «Íchach munani, íchach manamunani», que quiere decir: ¡Quiçá quiero, quiçá no quiero.» ([1617] vol. CXXXV, libro VI, cap. 3.)
Errores o mala intención en la información preocupan también a los soldados y descubridores, que con cierta frecuencia se plantean la veracidad de los datos obtenidos a través del intérprete guía. Fue lo que ocurrió con el indio bautizado Melchorejo, uno de los jóvenes llevados desde Yucatán a Cuba por Francisco Hernández de Córdoba en su viaje de 1517. Tras una estancia en la isla, Melchorejo acompañó en varias expediciones a los españoles, pero en la tercera, en la que también iba Cortés, los traicionó pasándose al enemigo.
4.2.1. Frutos de la interculturalidad: los mestizos La acción educadora de la Corona y de las órdenes religiosas propició la creación de colegios para hijos de caciques como el Colegio Imperial de Santa Cruz de Tlatelolco en México (1536), donde residían jóvenes indígenas de origen noble. La formación era una muestra de su carácter intercultural ya que en él se enseñaba medicina indígena, la ciencia de los códices, el conocimiento de las plantas autóctonas, junto con la formación tradicional peninsular en matemáticas, latín, filosofía, etc. El mestizo tuvo una importancia fundamental en cuanto a su acción hispanizadora. La primera generación son hijos de los primeros conquistadores, de los cuales algunos refluyeron a las tribus, otros se incorporaron a la vida hispánica colonial y algunos a la vida peninsular, como el Inca Garcilaso de la Vega. Muchos de ellos, tuvieron una actividad destacada en el mundo de las armas o en el de las letras (véanse Figs. 4.3 y 4.4). La acción cultural de estos mestizos, algunos de ellos cronistas, generó una dinámica social intercultural y contribuyó decisivamente al asentamiento de la sociedad criolla.
Lectura recomendada Solano y Pérez-Lila, Francisco, «Lengua y relación: la intercomunicación entre aborígenes y españoles (1492-1556)», Congreso de Historia del Descubrimiento, IV, Madrid, Real Academia de la Historia, 1992, págs. 113-130.
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Capitanes
Diego Almagro el Mozo (1518-1542)
'SBODJTDP'BKBSEP (1524-1564)
t (PCFSOBEPSEFM1FSÈ (1541-1542)
t $PORVJTUBEPSEFMB[POB OPSDFOUSBMEF7FOF[VFMB EPOEFGVOEÂWBSJBT QPCMBDJPOFTZDPORVJTUÂ MBUSJCVEFMPTDBSBDBT
Figura 4.3. Capitanes mestizos.
Literatos
Pedro Gutiérrez de Santa Clara (1518-XVII)
Diego Múñoz Camargo (1529-1599)
Obra: Quinquenarios o Guerras civiles del Perú
Obra: Historia de Txacala Su hijo fue gobernador de Txacala en 1614
Inca Garcilaso (1539-1616) Obra: Comentarios Reales de los Incas
Blas Valera (1545-1597) Jesuita
Ruy Díaz de Guzmán (1558/60-1629)
Obra: Historia de los Incas
Obra: La Argentina manuscrita
Figura 4.4. Cronistas mestizos.
4.3. Valores estéticos y culturales de las crónicas y su repercusión La primera historia de la literatura hispanoamericana fue publicada por Alfred Coester en 1916. Ya en ella se señala que los relatos de exploración tienen no solo valor histórico, sino literario, y que sus autores con frecuencia mostraron habilidades para la descripción y la narración. Por ello, Coester introduce en su ámbito de interés —y por lo tanto en la base histórica de la literatura escrita en español y hecha en América— referencias a obras de tan diverso propósito y factura como la Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1539) de Bartolomé de Las Casas, los Comentarios Reales (1609) del
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Inca Garcilaso de la Vega, la Historia de la nación chichimeca (1610-1640) del mestizo Fernando de Alva Ixtlilxóchitl y la Breve y compendiosa doctrina christiana en lengua mexicana y castellana (1539), de fray Juan de Zumárraga, una de las primeras obras impresas en América11. A partir de aquí, las historias, materiales y documentos se han incluido como obras que contienen una visión literaria y mítica de América, que en cierta medida relacionan y fundamentan la literatura posterior (véase Fig. 4.5). En ellas se expresa el espíritu de la sociedad criolla que se va formando y que contiene valores estéticos y literarios trascendentes. Esto ha hecho que en muchos casos se perciba más una visión novelesca, que entronca dichos textos con el mito de los orígenes de América, con la epopeya americana, desconectando a esta producción escrita de su fuente originaria y de su motivación inicial. Un impacto similar han tenido las crónicas en los grandes autores de la literatura hispanoamericana. Alejo Carpentier, por ejemplo, termina su prólogo a El reino de este mundo con la pregunta: ¿Pero qué es la historia de América toda sino una crónica de lo realmaravilloso? (1973: 6), y considera la obra de Bernal Díaz del Castillo el único libro de caballería real y fidedigno que se haya escrito (1966: 93). La repercusión de estas obras en Europa ha sido también tema de atención. Es notable la difusión que tuvo por el Viejo Mundo la primera carta de Colón sobre el descubrimiento: fue impresa y publicada nueve veces en 1493 y para 1500 casi había alcanzado las veinte ediciones. A partir de ese documento, señala el dominicano Pedro Henríquez Ureña: «La imaginación de los europeos halló en estas descripciones, entre tantas nuevas extrañas, la confirmación de fábulas y sueños inmemoriales, «la merveille unie à vérité», según la bella expresión arcaica de Mellin de Saint-Gelais. El mismo Colón había visitado nuestras islas tropicales con la imaginación llena de reminiscencias platónicas y en sus viajes recordaba una y otra vez cuanto había oído y leído de tierras y hombres reales o imaginarios: leyendas y fantasías bíblicas, clásicas o medievales, y particularmente las maravillas narradas por Plinio y Marco Polo.» (2001: 13-14.)12
Los mitos servirán a los descubridores y cronistas para interpretar lo que ven y enmarcan el contexto de su aventura. Pero el interés último del Almirante, como el de toda expedición, radica en las posibilidades futuras que esa tierra puede brindar como proveedora de productos y riquezas. La imagen de América es desde los primeros momentos la de una promesa de prosperidad, buena tierra y habitantes, pero también una realidad patente difícil de explicar para sus descubridores; por eso el mito acude en su ayuda y refuerza paradójicamente la verosimilitud de lo narrado. 11
«Even the first explorers were often men of literary attainments. The letters of Columbus and the reports of Cortés to their monards are well known. Similar cartas de relación were returned to Spain from almost every expedition, so that few events in history have been more full covered by a written record than the Spanish conquest of America. These accounts of exploration and adventure have value not only as historical documents of prime importance but as literary productions. With due allowance for differences in style and point of view one may say that their writers had as keen an appreciation of sensational effect as any modern war correspondent» (Coester, 1924: 3). 12 Como dato curioso, J. Elliott recuerda la difusión de las noticias de América por Europa, indicando que hay al menos sesenta y nueve referencias de América en treinta y nueves textos polacos de los siglos XVI y XVII, en los que es citada como símbolo de lo exótico o como ejemplo del triunfo de la Iglesia (2000: 31).
Capítulo 4. La crónica como eje de la interculturalidad
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Valores estéticos y culturales en las crónicas de América
Descripción de la naturaleza
Prodigios
Sentido mesiánico. Providencialismo
Consideración de los indígenas: buen salvaje/bárbaro
Mitos
Figura 4.5. Valores estéticos y culturales en las crónicas. «El almirante, pues, hubo de enfrentarse a muchos problemas, pero quizá ninguno tan peliagudo como el de interpretar el mundo que estaba contemplando. En efecto, por fuerza debía de adecuar la realidad circundante a los datos que sobre el Extremo Oriente habían transmitido tanto los geógrafos de la Antigüedad, que asimismo habían trazado y escrito mapas y descripciones de la India allende el Ganges, como Marco Polo y sus seguidores. La tarea, más que ardua, era imposible; pero Colón se aplicó a ella con una tenacidad y una habilidad que asombran, jugando de manera magistral con la intrínseca anfibología de la percepción lingüística, que le permite aplicar los mismos términos para designar seres y cosas del mundo soñado (la India) y de la realidad vista y vivida en las islas del poniente.» (Gil 1989: 21.)
Por otra parte, los cronistas manifiestan a veces la dificultad que han tenido para averiguar cosas de la tierra a través de los naturales. El recelo del conquistado hacia el conquistador era lógico; si a ello sumamos la dificultad idiomática y la práctica heredada del Almirante de explicar lo vivido a través de los mitos, se justifica que las crónicas y documentos de la época contengan no solo inexactitudes, sino también una realidad filtrada a través de la explicación fantástica o imaginada. Juan de Betanzos (1510-1576) acompañó a Pizarro y desempeñó su actividad como funcionario de la Corona. Aprendió muy bien la lengua quechua, y este conocimiento lingüístico unido a su matrimonio con la hermana de Atahualpa le dio un alto estatus en la sociedad de la época, tanto entre españoles como entre los incas. En el prólogo de su Suma y relación de los incas (1551) explica el motivo de las omisiones y las inexactitudes que contienen las obras de la época, en especial respecto a las historias de los indios: «cuán diferentemente los conquistadores hablan dello y muy lejos de los que los indios usaron; y esto creo yo ser, porque entonces no tanto se empleaban [los españoles] en sabello, cuanto en sujetar la tierra y adquirir; y también porque, nuevos en el trato con los indios, no sabrían inquirillo y preguntallo, faltándoles la inteligencia de la lengua, y los indios, recelándose, no sabrían dar entera relación.» (1968: 7.)
Impregnada en estas inexactitudes e imágenes fantásticas está la propia visión del indio. Siguiendo también el pensamiento clásico, la sociedad del Renacimiento consi-
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Claves para comprender las crónicas de Indias
dera que el hombre es un ser social, aunque también existe el salvaje. Las descripciones de los nativos americanos alternan entre estas dos percepciones ya desde los primeros relatos del Caribe. Álvarez Chanca, que acompañó a Colón en su segundo viaje, se refiere a los nativos en los siguientes términos: me parece que es mayor su bestialidad que la de ninguna bestia del mundo. Álvarez Chanca era médico y había estado al servicio de los Reyes Católicos, no era un individuo inculto y conocía la naturaleza humana. Él mismo había solicitado formar parte de ese segundo viaje y en sus textos no hay predisposición en contra de la experiencia. Junto a esta descripción, encontramos otros pasajes muy positivos de la naturaleza americana: «En esta ysla avía tanta espesura de arboledas que hera maravilla, e tanta diferencia de árboles no conoçidos a nadie que hera de espantar, dellos con fruto, dellos con flor, ansí que todo era verde. Allí hallamos un árbol cuya hoja tenía el más fino olor de clavos que nunca vi, y hera como laurel salvo que no era ansí grande; yo ansí pienso que era laurel su espeçia.» (Morales Padrón, 1990: 113-114.)
Esta visión del indio convive en el XVI con su expresión opuesta: el indígena no solo es hombre13 sino que es bueno por naturaleza. El interés por conocer la condición de los habitantes llevó a los cronistas a detenerse en la descripción de las ciudades, de sus costumbres, comportamiento y educación, buscando elementos de juicio para conocer y valorar cada uno de los pueblos con los que se entra en contacto. Así concluye Francisco de Vitoria en 1530 en su obra De Indis: «[...] porque en realidad no son idiotas, sino que tienen, a su modo, uso de razón. Es evidente que tienen cierto orden en sus cosas: que tienen ciudades debidamente regidas, matrimonios bien definidos, magistrados señores, leyes, artesanos, industrias, comercio; todo lo cual requiere uso de razón. Además tienen también una forma de religión, y no yerran tampoco en las cosas que son evidentes a otros, lo que es un indicio de uso de razón.» (Castilla Urbano, 1992: 253.)
Como en otros casos relacionados con la visión del indio, es necesaria la lectura del padre Las Casas, que tiene la habilidad de adoptar la mirada del otro y de forma rotunda afirma: tan bárbaros como ellos nos son, somos nosotros a ellos (Apologética Historia, II). El Nuevo Mundo cambió la vida y el pensamiento europeo, recuperó mitos del mundo grecolatino y cuestionó las creencias filosóficas y la imagen del mundo avalada por el humanismo. El cristianismo puso a prueba su quehacer evangélico y se enfrentó a una colectividad nueva. La sociedad europea del XVI se transformó y renovó por el descubrimiento y el contacto continuo con un mundo que ofrecía novedades en la naturaleza, los recursos económicos, la configuración social y el conocimiento de otras culturas. Y las crónicas son el vehículo de transmisión de todo este Nuevo Mundo. Lectura recomendada América: de lo real maravilloso (1992), compilación de M. Germán Romero, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo (disponible en esta dirección: http://www.bibliodigitalcaroycuervo. gov.co/4/ consultado en diciembre de 2011).
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La bula Sublimis Deus de Paulo II proclama en 1537 que «los indios son verdaderamente hombres».
5 Actividades CAPÍTULO
Las actividades que se proponen están relacionadas con la adquisición de un conocimiento nuevo o con la aplicación de algún contenido de forma diferente. Pueden formar parte de una metodología expositiva que posibilite la buena planificación de un aprendizaje activo a través de Taxonomía de Bloom (conocimiento, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación de los saberes). En este caso, estas tareas previas a una tarea final pueden considerarse como pasos para que el alumno elabore un trabajo de fin de Grado o de Máster sobre los cronistas de Indias. La planificación de dicho proceso de enseñanza/aprendizaje conlleva las siguientes fases: 1. Reflexión sobre conocimientos previos. 2. Aplicación, análisis y evaluación de los contenidos. 3. Autoevaluación.
5.1. Evaluación previa de conocimientos Responda a las siguientes cuestiones para poder evaluar sus conocimientos previos y poder contrastarlos con los adquiridos tras la lectura del libro y la realización de las actividades. 1. ¿Son las crónicas de Indias obras escritas por los indígenas americanos? 2. ¿Son las crónicas obras escritas con intención literaria? 3. ¿Escriben siempre hazañas de otros personajes importantes los autores de estas obras? 4. ¿Por qué o para qué escriben crónicas estos autores? 5. ¿Conocen América y tienen experiencia directa de lo que cuentan todos los autores de las crónicas? 67
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Claves para comprender las crónicas de Indias
6. Cite cinco autores de crónicas americanas. 7. Cite cinco títulos de obras. 8. ¿Tiene el vocabulario de las obras numerosas voces autóctonas de América o, por el contrario, se prefiere el español? 9. ¿Tienen interés las crónicas para conocer las lenguas indígenas en América? 10. ¿Por qué le interesan las crónicas de Indias?
5.2. Aplicación y análisis de los contenidos 5.2.1. Actividades del Capítulo 1 1. Lea el siguiente artículo y los contenidos del Capítulo 1 del manual: González Boixo, J. C. (1999). «Hacia una definición de las crónicas de Indias». Anales de Literatura Hispanoamericana, 28: 227-237 (disponible en esta dirección: http://www.ucm.es/BUCM/ revistas/fll/02104547/articulos/ALHI9999120227A.PDF consultado en diciembre 2011).
Conteste a estas preguntas a) ¿Cuál es el nombre del primer Cosmógrafo y Cronista Mayor de Indias en 1571? b) ¿Quién fue el primer Cronista de Indias en 1526 con la documentación de Pedro Mártir de Anglería? c) ¿Qué cargo ocupó Gonzalo Fernández de Oviedo desde los inicios del siglo
XVI?
d) ¿Qué metodología utilizaba Fernández de Oviedo para elaborar su crónica? e) Escriba cinco rasgos de las crónicas que debamos tener en cuenta a la hora de su definición.
SOLUCIÓN: a) ¿Cuál es el nombre del primer Cosmógrafo y Cronista Mayor de Indias?
Juan López de Velasco.
b) ¿Quién fue el primer Cronista de Indias en 1526 con la documentación de Pedro Mártir de Anglería?
Fray Antonio de Guevara.
c) ¿Qué cargo ocupó Gonzalo Fernández de Oviedo desde los inicios del siglo XVI?
Actuó como cronista y recibió una compensación económica por ello, pero el cargo institucional no estaba creado en el primer tercio del siglo XVI.
d) ¿Qué metodología utilizaba Fernández de Oviedo para elaborar su crónica?
• • • •
Cuestionarios. Documentación oficial. Informes particulares. Propia experiencia.
Capítulo 5. Actividades
e) Escriba cinco rasgos de las crónicas que debamos tener en cuenta a la hora de su definición.
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• Distinta clasificación según la perspectiva de estudio. • Las crónicas no siguen fielmente la tradición de las crónicas medievales. • La finalidad comunicativa de cada autor influye en el texto cronístico resultante. • Muchas crónicas no siempre se escriben para ser publicadas. • Las crónicas se escriben en prosa y verso,
2. Después de leer estos artículos: León-Portilla, M. (2010). «El indio vivo visto por los frailes en el siglo XVI». Estudios de Cultura Náhuatl, México, v. 41 (disponible en esta dirección: http://www.iih.unam.mx/publicaciones/ revistas/nahuatl/pdf/ecn41/851.pdf consultado en diciembre de 2011). Mignolo, W. D. (2003). La colonialidad a lo largo y a lo ancho: el hemisferio occidental en el horizonte colonial de la modernidad (disponible en esta dirección: http://www.duke.edu/~wmignolo/ InteractiveCV/Publications/Lacolonialidad.pdf consultado en diciembre de 2011).
☞ Busque apoyo documental de algunas de las ideas que se exponen en estas investigaciones. Puede emplear las líneas en negrilla en estos textos de los españoles Las Casas, Alonso de Zurita y Juan de Betanzos, del mestizo Inca Garcilaso y del indio Felipe Guamán Poma de Ayala ¿Qué ideas expresan estos cronistas acerca de la naturaleza del indio? TEXTO 1 Destos ejemplos antiguos y modernos claramente parece no haber naciones en el mundo, por rudas e incultas, silvestres y bárbaras, groseras, fieras o bravas y cuasi brutales que sean, que no puedan ser persuadidas, traídas y reducidas a toda buena orden y policía y hacerse domésticas, mansas y tratables, si se usare de industria y de arte y se llevare aquel camino que es propio y natural a los hombres mayormente, conviene a saber, por amor y mansedumbre, suavidad y alegría, y se pretende solo aqueste fin. La razón desta verdad es, y pónela Tullio en el libro 1.º De legibus, conviene a saber, porque todas las naciones del mundo son hombres y de todos los hombres y de cada uno dellos es una no más la definición, y esta es que son racionales; todos tienen su entendimiento y su voluntad y su libre albedrío como sean formados a la imagen y semejanza de Dios. Todos los hombres tienen sus cinco sentidos exteriores y sus cuatro interiores y se mueven por los mismos objectos dellos; todos tienen los principios naturales o simientes para entender y para aprender y saber las sciencias y cosas que no saben, y esto no solo en los bien inclinados, pero también se halla en los que por depravadas costumbres son malos; todos se huelgan con el bien y sienten placer con lo sabroso y alegre, y todos desechan y aborrecen el mal y se alteran con lo desabrido y que les hace daño: Nec est quisquam gentis illius qui ducem naturam nactus ad virtutem pervenire non possit, nec solum in rectis sed et in pravis actibus insignis est humani generis similitudo, nam et voluptate. Fuente: Fray Bartolomé de las Casas [1527-1550] (1992). Apologética historia sumaria. Vidal Abril Castelló et alii (eds.), Madrid, Alianza Editorial, pág. 537.
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Claves para comprender las crónicas de Indias
TEXTO 2 Hay, en todos los mercados y lugares públicos todos los días, muchas personas, trabajadores y maestros de todos los oficios, esperando a quien los alquile por sus jornales. La gente de esta ciudad es de más manera y primor en su vestir y servicio que la otra de estas otras provincias y ciudades, porque como aquí estaba siempre este señor Motenzuma, y todos los señores sus vasallos ocurrían siempre a la ciudad, había en ella gran manera y pulicía en todas las cosas; y por no ser más prolijo en la relación de las cosas de esta gran ciudad, aunque no acabaría tan aína, no quiero decir más sino que en su servicio y trato de la gente de ella hay la manera casi de vivir que en España, y con tanto concierto y orden como allá; y considerado esta gente ser bárbara y tan apartada del conocimiento de Dios y de la comunicación de otras naciones y razón, es cosa admirable ver la que tienen en todas las cosas. Fuente: Alonso de Zurita [1585] (1992). Relación de los señores de la Nueva España. Germán Vázquez (ed.), Madrid, Historia 16, pág. 119.
TEXTO 3 El governador, oída la respuesta del indio, se admiró de ver que con tanta sobervia y altivez de ánimo acertasse un bárbaro a dezir cosas semejantes. Por lo cual, de allí adelante, procuró con más instancia atraherle a su amistad, embiándole muchos recaudos de palabras amorosas y comedidas. Mas el curaca a todos los indios que a él ivan dezía que ya con el primero avía respondido, que no pensava dar otra respuesta, ni la dio jamás. Fuente: Inca Garcilaso [1605] (1988). La Florida del Inca. Carmen de Mora (ed.), Madrid, Alianza Editorial, pág. 190.
TEXTO 4 Prólogo a los dichos primeros yndios, gente llamado Uari Uira Cocha Runa: ¡O, qué buena gente! aunque bárbaro ynflel, porque tenía una sonbrilla y lus de conosemiento del Criador y Hazedor del cielo y de la tierra y todo lo que ay en ella. Solo en dezir Runa Camac, Pacha Rurac es la fe y es una de las más graue cosas, aunque no supo de lo demás ley y mandamiento, euangelio de Dios, que en aquel punto entra todo. Ued esto, cristianos letores, de esta gente nueba y prended de ellos para la fe uerdadera y serbicio de Dios, la Santícima Trinidad. Fin de la historia de los primeros yndios Uari Uira Cocha Runa. Fuente: Felipe Guamán Poma de Ayala [1595-1615] (1987). El primer nueva corónica y buen gobierno. John V. Murra, Rolena Adorno y Jorge L. Arioste (eds.), Madrid, Historia 16, pág. 50.
TEXTO 5 [...] en la cual señora hubo un hijo llamado Lloque Yupanque, este Lloque Yupanque nació con dientes y luego que nació anduvo, y nunca quiso mamar, y luego habló cosas con admiración que a mi parescer debió de ser otro Merlín, según que las fábulas dicen y ansi como este nació dicen que tomó una piedra en las manos de la cual pedrada el Lloque Yupanque recién nacido quebró una pierna al muchacho de Alcabicca ya dicho. Fuente: Juan (Díez) de Betanzos [1551] (1987). Suma y narración de los Incas. M.ª del Carmen Martín Rubio ed., Madrid, Atlas, pág. 21.
Capítulo 5. Actividades
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SOLUCIÓN: En estos textos se habla del indio entre las ideas extremas del buen salvaje y del bárbaro que está destinado a la esclavitud. 3. Entre en la Biblioteca Digital Hispánica: (http://www.bne.es/es/Catalogos/BibliotecaDigital) y busque los siguientes facsímiles:
Ouiedo de la natural hystoria de las Indias Autor: Fernández de Oviedo, Gonzalo - (1478-1557) Petras, Ramón de Fecha: 1526 Tipo de Documento: Libro Descripción física: LII, [2] h. PID: 175550 http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/175550 LEA PARA LA ACTIVIDAD: Proemio: R_3864_009.tif y R_3864_010.tif Historia verdadera de la conquista de la Nueva España escrita por Bernal Díaz del Castillo; sacada a luz por el P. M. Fr. Alonso Remón ... del Orden de N. S. de la Merced ... Autor: Díaz del Castillo, Bernal (1492-1581) Remón, Alonso Courbes, Jean de - (ca. 1592-ca. 1641) Imprenta del Reino Datos de edición En Madrid en la Emprenta del Reyno Fecha: 1632 Tipo de Documento: Libro Descripción física: [11], 256 h. PID: 175657 http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/175657 LEA PARA LA ACTIVIDAD: El autor: R_005239_0012.tif
☞ Analice los prólogos de cada autor en ambas crónicas y determine las ideas de la nueva sociedad en los textos seleccionados. SOLUCIÓN: • Servidumbre al rey. • Cultura de la probanza. • Las crónicas sirven para solicitar cargos administrativos en América.
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Claves para comprender las crónicas de Indias
4. Lea las siguientes investigaciones: Andrés de Tapia Gurría Lacroix, Jorge. «Andrés de Tapia y la Coatlicue» (disponible en esta dirección: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn13/184.pdf consultado en diciembre de 2011) Juan de Matienzo Proyecto de Lydia Fossa (disponible en esta dirección: http://www.coh.arizona.edu/projects/FossaLydia/Matienzo/ intro.htm consultado en diciembre de 2011) Pedro Pizarro Romero Gualda, María Victoria (1983). «Indoamericanismos, léxicos en la crónica de Pedro Pizarro». Thesaurus. Boletín del Instituto Caro y Cuervo, XXXVIII, 1: 1-34 (disponible en esta dirección: http://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/38/TH_38_001_001_1.pdf consultado en diciembre de 2011) Agustín de Zárate Hampe Martínez, Agustín (1991). «Agustín de Zárate, contador y cronista indiano (Estudio biográfico)». Mélanges de la Casa de Velázquez , 27: 129-154 (disponible en esta dirección: http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/casa_0076-230x_1991_ num_27_2_2587 consultado en diciembre de 2011) Alonso de Marmolejo Donoso, Miguel y Javiera Jaque (2010). «Vicios y virtudes del gobernador: el modelo literario clásico de los retratos o semblanzas en la Historia de Góngora Marmolejo. Revista chilena de Literatura 76: 205-221 (disponible en esta dirección: http://www.scielo.cl/scielo. php?pid=S0718-22952010000100010&script=sci_arttext consultado en diciembre 2011)
☞ Investigue sobre los datos biográficos de estos cronistas y compruebe los que lo vinculan con su lugar de nacimiento, grupo humano, un cargo político, con la figura de Hernán Cortés, etc.
5.2.2. Actividades del Capítulo 2 1. Lea el texto del día 11 de octubre de 1492 del Diario de Colón (Disponible en esta dirección: http://www.artehistoria.jcyl.es/cronicas/contextos/9715.htm consultado en diciembre 2011.)
☞ Indique los temas que aparecen en esa bitátora relacionados con: • Los indicios de tierra. • La primera descripción de América. • La primera visión de los indios.
Capítulo 5. Actividades
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Oberve además cómo el Amirante toma posesión de la tierra y cómo se entiende con los naturales de la isla de Guanahaní mediante gestos. SOLUCIÓN: • Plantas, un palillo labrado, lumbre. • Naturaleza exuberante y abundante agua, tierra apacible. • Van desnudos, son apacibles e intercambian regalos con placer, son aptos para recibir la religión. Físicamente son jóvenes, de aspecto saludable; van tiznados y parecen pobres. Son pacíficos. 2. Observe este cuadro incompleto:
... t Documento vital informativo t /FDFTJEBEJOTUJUVDJPOBM ... t 4FVTBOEJTUJOUBTGVFOUFTFYQFSJFODJBQFSTPOBMPBKFOB t *NQPSUBODJBEFMDSPOJTUBUFTUJHP ... t %FNPTUSBDJÂOEFMBQBSUJDJQBDJÂOFOMBFNQSFTBJOEJBOB ... t &YBMUBDJÂOEFMPTJEFBMFTEFIPOSB GBNBZHMPSJB ... t -PTDSPOJTUBTOFDFTJUBOEBSQSVFCBTQBSBSFDJCJSVOBFODPNJFOEB PVODBSHPFOMBBENJOJTUSBDJÂO ... t 1SPWJEFODJBMJTNP ... t Historia natural de las Indias:FUOPHSBG½BFIJTUPSJB
☞ Rellene este cuadro indicando las intenciones comunicativas del autor de crónicas.
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Claves para comprender las crónicas de Indias
SOLUCIÓN: Verifique sus respuestas con el cuadro del epígrafe 2.1.2. 3. Lea el siguiente texto: Su cuerpo fue llevado después a Sevilla, y enterrado en la iglesia mayor de aquella ciudad con pompa fúnebre; de orden del Rey Católico, para perpetua fama de sus memorables hechos y descubrimiento de las Indias, se puso un epitafio en lengua española que decía: A Castilla y a León Nuevo Mundo dio Colón Palabras verdaderamente dignas de gran consideración y agradecimiento, porque ni en antiguos ni modernos, se lee ninguno que haya hecho esto, por lo que habrá memoria eterna en el mundo de que fue el primer descubridor de las Indias Occidentales; como también que después, en la Tierra Firme, donde estuvo, Hernando Cortés y Francisco Pizarro, han hallado muchas otras provincias y reinos grandísimos, pues Cortés descubrió la provincia del Yucatán, llamada Nueva España, con la ciudad de México, poseída entonces por el gran Montezuma, Emperador de aquellas tierras. Pizarro halló el reino del Perú , que es grandísimo y lleno de innumerables riquezas, poseído por el gran rey Atabalipa; de cuyas provincias y reinos se traen a España, todos los años, muchos navíos cargados de oro, plata, brasil, grana, azúcar y otras muchas cosas de gran valor, además de perlas y otras piedras preciosas, por las que España y sus príncipes florecen hoy con abundancia de riquezas. Fuente: Hernando Colón [1537-39] (1984). Historia del Almirante. Luis Arranz ed., Madrid, Historia 16, pág. 350 (el texto citado termina la obra y es posible que sea una adición del traductor Ulloa).
☞ Identifique los ideales renacentistas expresados en el texto de Hernando Colón. SOLUCIÓN: • • • • •
Honra (reconocimiento social). Fama (perduración para la posteridad). Vencimiento de oponentes fuertes. Posesiones y riquezas (bienes materiales provechosos para el reino). Servicio al Rey (esplendor del reino y fama).
4. Lea la oración de Cortés a sus soldados escrita por López de Gómara en La conquista de México: Puede ver el texto en http://www.artehistoria.jcyl.es/cronicas/contextos/10184.htm (consultado en diciembre de 2011).
☞ Observe cómo Cortés se dirige a sus soldados en lenguaje llano y directo, como ejemplo de arenga militar. Indique qué ideas se expresan relacionadas con: • El capitán y sus soldados. • La providencia divina.
Capítulo 5. Actividades
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• Los ideales del guerrero. • Riquezas. • El servicio al Rey. SOLUCIÓN: Cortés se dirige a sus soldados como líder, instándolos a luchar y no caer en el desánimo. En síntesis sus argumentos son: a) Confianza en él como capitán, como hasta ese momento ha sucedido. Reconocer el heroísmo de lo que ya han hecho y mantenerse unidos. b) Dios está a su lado, por lo que nada deben temer si cumplen su misión de ganar la tierra para acabar con la idolatría. c) La honra está en la lucha, frente a la vergüenza de la derrota o el abandono, impropia de españoles. d) Posibilidad de obtener riquezas y beneficios personales. e) Servir al rey y ganar para él tierras, súbditos y riquezas. 5. Lea este artículo Cuesta Domingo, Mariano (2007). «Los Cronistas oficiales de Indias. De López de Velasco a Céspedes». Revista Complutense de Historia de América, vol. 33, págs. 115-150 (disponible en esta dirección: http://www.ucm.es/BUCM/revistas/ghi/11328312/articulos/RCHA0707110115A. PDF consultado en diciembre de 2011).
☞ Haga un perfil de los principales cronistas oficiales indicando su procedencia, época, finalidad y obras elaboradas.
5.2.3. Actividades del Capítulo 3 1. Consulte estos artículos: Vaquero de Ramírez, M. T. (1991). «Español de América y lenguas indígenas». Estudios de lingüística, 7: 9-26 (disponible en esta dirección: http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/6499/1/ ELUA_07_01.pdf consultado en diciembre de 2011). Zamora Munné, Juan C. (2002). «Indigenismos en la lengua de los conquistadores», Hesperia. Anuario de Filología Hispánica, V: 195-209 (disponible en esta dirección: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=275925 consultado en diciembre de 2011).
☞ Formule una relación de ideas sobre la lengua española que aparece en las crónicas de Indias y complemente con ellas este gráfico:
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Claves para comprender las crónicas de Indias
...
...
... Lengua española de los cronistas
...
...
SOLUCIÓN:
Diversidad de lenguas indígenas
Indigenismos = necesidad comunicativa
Predominio de las voces indígenas del Caribe
Lengua española de los cronistas
Cronistas que «usan» los indigenismos para dar autenticidad a sus textos: exotismo
No todas las lenguas indígenas aportan préstamos al español
Capítulo 5. Actividades
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2. Lea los siguientes fragmentos de crónicas y note cómo se introducen indigenismos: a)
Hicieron luego á Mitlitlatteclet y á Michitecaciglat, marido y mujer, y estos eran dioses del infierno, y los pusieron en él; y luego criaron los cielos, allende del treceno, y hicieron el agua y en ella criaron á un peje grande que se dice cipaquacli, que es como caimán, y deste peje hicieron la tierra, como se dirá; y para criar al dios y diosa del agua se juntaron todos cuatro dioses [...]. Fuente: Hernán Cortés [1547]. Historia de los mexicanos por sus pinturas en Cartas y relaciones. En Joaquín García Icazbalceta, Imprenta de Francisco Díaz de León (México), 1891: 230.
b)
El árbol llamado cacao o cacaguat, no es árbol destas islas, sino de la Tierra Firme. Hay estos árboles en la Nueva España e en la provincia de Nicaragua e otras partes. Pónese aquí porque estén juntas las materias, como en otro lugar lo tengo dicho; y este es el árbol, de todos, el más presciado entre los indios, y su tesoro. Y los caciques y señores que alcanzan estos árboles en sus heredamientos. Fuente: Fernández de Oviedo [1535-1557]. Historia general y natural de las Indias. En Juan Pérez de Tudela Bueso, Atlas (Madrid), 1992: 268.
c)
E otro día estando en un navío el que esta relación da e otros ciertos gentileshombres, vieron venir por la mar una canoa, que así se llama, que es en lo que los indios navegan, y es hecha de una pieza de un árbol cavada, e reconociendo que vinieron a tomar tierra en la isla, salieron del navío en tierra, e por la costa se fueron lo más encubiertamente que pudieron, e llegando adonde la canoa quería tomar tierra, e la tomó, vieron tres hombres desnudos. Fuente: Andrés de Tapia [1525]. Relación hecha por el señor Andrés de Tapia, sobre la conquista de México. En Joaquín García Icazbalceta, Universidad de Alicante (Alicante), 2003: 25.
d)
La manta que ellos llaman yacolla era del mismo cumpi, aunque no llebaua labores, ni en ellas las usaban. En la cabeça traían vn rodete redondo que ellos llaman llaitu, ancho de dos dedos, el qual se ponían en la frente y en el chaquira, y otros dijes y piedras preciosas, y allí asientan plumas y penachos. Esto vsaban en tiempo de paz que, al entrar en las batallas, vsaban de vnas zeladas fortisimas, que bastaban a defender qualquier golpe de espada y macana. Fuente: Fray Martín Murúa [1613]. Historia general del Perú, origen y descendencia de los incas. En Manuel Ballesteros-Gaibrois, Joyas Bibliográficas (Madrid), 1961: 35.
e)
Para lo cual proveyó Dios de muchas isletas pequeñas, yermas, sin agua ni hierba, que están en la costa cerca destos valles de cuatro á seis leguas distantes de la tierra firme, que de los innumerables pájaros marinos que se albergan en ellas tienen perpetuamente sobre sí muchos estados de estiércol, que en este reino llamamos guano, de donde se trae gran cantidad en barcos para estercolar los sembrados, y es trato en que entienden algunos españoles, que lo venden á los labradores á peso el costal de hanega, puesto á la lengua del agua, y la tierra adentro es más caro cuanto está más lejos de la mar. Fuente: Bernabé Cobo [1653]. Historia del Nuevo Mundo. En Marcos Jiménez de la Espada, Sociedad de Bibliófilos Andaluces (Sevilla), 1890-1893: 181.
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Claves para comprender las crónicas de Indias
☞ Responda a las siguientes cuestiones: • Cuáles son los indigenismos. • Cómo se introduce el indigenismo en estos textos (qué frases le acompañan, si existe diferencia entre ellos, etc.). • Observe si es posible plantear una relación entre el texto y el perfil de autor (soldado, misionero, etc.). SOLUCIÓN: a) Indigenismos: antropónimos: Mitlitlatteclet, Michitecaciglat; nombres de animales: cipaquacli y caimán. Estos indigenismos se incorporan en el texto de distinta forma, los nombres de personas, no tienen ninguna introducción, y los que designan a animales se introducen como un vocablo conocido (caimán, de origen taíno) o extraño (cipaquacli). Hernán Cortés, como cronista soldado, introduce indigenismos pero solo explica los que cree necesario.
b) Indigenismos cacao y cacaguat. Estas voces son nahuas, no del Caribe, y Fernández de Oviedo las incorpora en su texto sin explicación. Fernández de Oviedo representa la figura del cronista oficial que aporta siempre datos etnográficos y culturales a las voces autóctonas.
c) Indigenismo: canoa. Andrés de Tapia es un soldado que usa los indigenismos sin acompañarle una intención recopiladora. La voz autóctona le sirve para informar de su conocimiento y experiencia en las Indias.
d) Indigenismos: yacolla, cumpi, llaitu, chaquira y macana. El fraile cronista emplea un número importante de voces autóctonas en este fragmento.
e) Indigenismo: guano. Este jesuita solo usa en este texto un indigenismo pero lo introduce como parte de su vocabulario americano: que en este reino llamamos guano.
Capítulo 5. Actividades
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3. Observe cómo se usa la voz patrimonial vinculada a un referente americano en los siguientes textos: a) pajaritos
Hay asimesmo en esta isla unos pajaritos tan negros como un terciopelo negro muy bueno, e son tan pequeños, que ningunos yo he visto en Indias menores, excepto el que acá se llama pájaro mosquito. El cual es tan pequeño, que el bulto dél es menos, harto o asaz, que la cabeza del dedo pulgar de la mano. Este no le he visto en esta isla; pero dícenme que aquí los hay, e por eso dejo de hablar en él para lo decir donde los he visto, que es en la Tierra Firme, cuando della se trate. Fuente: Fernández de Oviedo [1535-1557]. Historia general y natural de las Indias. En Juan Pérez de Tudela Bueso, Atlas (Madrid), 1992: 72.
b) estancia
Dióle también otras labranzas que estaban hechas por los indios en una tierra o pago en que había hecho una estancia, que en Castilla llamarán creo que caserío o cortijo o heredad, donde se hacían las labranzas y dellas el pan y se criaban gallinas. Fuente: Fray Bartolomé de las Casas [1527-1561]. Historia de las Indias. En Paulino Castañeda Delgado, Alianza Editorial (Madrid), 1994: 190.
c) frijoles
Demás de los pueblos tenían muchas y muy buenas tierras aplicadas a ellos, que ahora están repartidas entre españoles y las habían dejado señores y otros particulares, y la arrendaban o las labraban para los templos personas que daban para ello su trabajo por devoción, y los muchachos de las capitanías que se ha dicho que había para los criar, y ellos y hijos de señores y principales servían, como se ha dicho, en los templos, y se cogía mucho maíz de las tierras, y frijoles, ají, chian, y otras cosas que los indios siembran para su comida... Fuente: Alonso de Zurita [1585]. Relación de los señores de la Nueva España. En Germán Vázquez, Historia 16 (Madrid), 1992: 200.
d) plátano
Pasando a plantas mayores, en el linaje de árboles el primero de Indias de quien es razón hablar, es el plátano o plántano, como el vulgo le llama. Algún tiempo dudé si el plátano que los antiguos celebraron, y este de Indias, era de una especie; mas visto lo que es este y lo que del otro escriben, no hay duda sino que son diversísimos. La causa de haberle llamado plátano los españoles (porque los naturales no tenían tal vocablo) fue, como en otras cosas, alguna similitud que hallaron, como llaman ciruelas, y piñas y almendras y pepinos, cosas tan diferentes de las que en Castilla son de esos géneros. En lo que me parece que debieron hallar semejanza entre estos plátanos de Indias y los plátanos que celebran los antiguos, es en la grandeza de las hojas. Fuente: José de Acosta [1590] Historia natural y moral de las Indias. En José Alcina Franch, Historia 16 (Madrid), 1987: 263.
☞ Responda a las siguientes cuestiones: • Cómo se usa la voz patrimonial. • Cómo se introduce el indigenismo en estos textos (qué tipo de estructuras observa relacionadas con lo explicado en el epígrafe 3.3.1).
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Claves para comprender las crónicas de Indias
SOLUCIÓN: a) La voz patrimonial pajaritos y la paráfrasis y descripciones que le acompañan evitan usar la voz indígena originaria del Caribe colibrí.
b) La lexía patrimonial estancia, con el significado de ‘parte de una casa’, se usa en América de manera más general. Fray Bartolomé de Las Casas explica cómo esta voz en las Indias es sinónima a la de caserío o cortijo (‘hacienda de campo’).
c) El vocablo patrimonial frijoles se emplea en una relación de frutos de América que se nombran por sus indigenismos (ají, chian). En este contexto aparece junto a maíz de la tierra (nombre + complemento de lugar), estructura formada en este caso por un término indígena (maíz, de procedencia taína) seguido de la referencia local indiana. Alonso de Zurita es un funcionario real y recoge el vocabulario que era de uso habitual en América.
d) El religioso José de Acosta intenta explicar y justificar que la voz patrimonial plátano no es de América. En este texto reflexiona sobre el hecho de que el referente es distinto pero guarda semejanzas.
4. Entre en el Corpus Diacrónico del Español (CORDE) http://corpus.rae.es/ cordenet.html y busque estos pares léxicos: ají / chile batata / camote maizal / milpa
☞ Formule cuál es la más usada en la actualidad en cada pareja. La solución final está relacionada con el origen del vocablo ¿por qué? SOLUCIÓN: DRAE
Voz ají
(De or. taíno) 1. m. Am. Mer. y Ant. pimiento
chile
(Del nahua chilli) 1. m. Am. Cen. y Méx. pimiento
batata
(De patata) 1. f. Planta vivaz de la familia de las Convolvuláceas Voz originaria del Caribe que se usa en el español general.
camote
(Del nahua camotli) 1. m. Am. Cen., Ec., Filip., Méx. y Perú. batata
Capítulo 5. Actividades
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DRAE
Voz maizal
1. m. Tierra sembrada de maíz. Voz originaria del Caribe que se usa en el español general.
milpa
(Del nahua milli, heredad, y pan, en, sobre). 1. f. Am. Cen. y Méx. Terreno dedicado al cultivo del maíz y a veces de otras semillas.
En estos ejemplos, se comprueba la preferencia de la lengua española por las voces taínas sobre las de otra procedencia. 5. Consulte los siguientes diccionarios: Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua - NTLLE http://buscon.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle y DRAE http://buscon.rae.es/draeI
☞ Investigue sobre el origen de estas lexías: aguacate, cacahuete, coyote , mapache, tomate y zopilote Están todas registradas en los buscadores anteriores, pero no todas se incorporan al vocabulario académico en la misma fecha. SOLUCIÓN: Voz
DRAE y NTLLE
aguacate
(Del nahua ahuacatl, fruto del árbol del mismo nombre; testículo) 1. m. Árbol de América, de la familia de las Lauráceas Se recoge en el español desde 1726
cacahuete
(Del nahua cacáhuatl) 1. m. Planta papilionácea anual procedente de América Aparece por primera vez en 1852
coyote
(Del nahua coyotl, adive) 1. m. Especie de lobo que se cría en México y otros países de América, de color gris amarillento y del tamaño de un perro mastín. Se integra en los diccionarios académicos en 1884.
mapache
Del nahua mapach) 1. m. Mamífero carnicero de América del Norte En el diccionario académico de 1899
tomate
(Del nahua tomatl) 1. m. Fruto de la tomatera Se registra en 1739
zopilote
(Del nahua tzopílotl) 1. m. Am. Cen. y Méx. Ave rapaz diurna que se alimenta de carroña En los diccionarios desde 1884
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Claves para comprender las crónicas de Indias
6. Visite esta dirección: http://www.kb.dk/permalink/2006/poma/1/es/text/?open=id3083606 en la que la Biblioteca Real de Dinamarca presenta digitalizado el texto de Guaman Poma de Ayala.
☞ Le sugerimos que analice las cartas que anteceden a la crónica, atendiendo a los contenidos de los Capítulos 2 y 3. TEXTO 1 MVI S[AN]TO P[ADR]E PAPA, muy alto sancto padre, llaue del cielo y llaue del ynfierno, poder de Dios en el mundo sobre todos los enperadores y rreys, monarca selestial: Ábrenos con la llaue del cielo para la gloria y cierra con la llaue del ynfierno, enbíanos los sanctos jubeleos y perdones de la mano de vuestra Sanctidad, el glan [sic] rregalo pedimos y suplicamos deste rreyno del Pirú de las Yndias. Y le bezamos umilmente los sanctos pies y manos y nos ahumillamos a buestra sancta yglecia católica a que nos dé la lisencia del santo sacramento sazerdotal, pues que ya vuestra Santidad a conzedido en nosotros todas las demás y para su sancto serbicio de Dios estamos en las manos de vuestra Santidad. Y juntamente con ella le cirbo con esta poquita de obrecilla yntitulado Primer corónica y bue[n] [goui]ern[o] deste rreyno, que es serbicio de Dios y de vuestra Santidad, lo rreciba y pido y suplico me eche su bendición, la cual pedimos deste rreyno de las Yndias del Pirú su umilde bazallo, Don Felipe Ayala, Autor (rúbrica). Enbíanos vuestra Santidad en bueso nombre a bueso nuncio. Re[ci]biremos muy gran rregalo y merced de nuestra ánima y salud. Fuente: http://www.kb.dk/permalink/2006/poma/4/es/text/?open=id3083606.
TEXTO 2 Carta de don Martín Guaman Mallque de Ayala, hijo y nieto de los grandes señores y rreys que fueron antiguamente y capitán general y señor del rreyno y capac apo, ques préncipe, y señor de la prouincia de los Lucanas, Andamarcas y Circamarca y Soras y de la ciudad de Guamanga y de su juridición de Sancta Catalina de Chupas, príncipe de los Chinchay Suyos y segunda persona del Ynga deste rreyno del Pirú, a la rreal Magestad del rrey don Felipe nuestro señor el ssegundo. Dize ací: S[acra] C[atólica] R[eal] M[agestad]: Entre las cosas questa gran prouincia destos rreynos a prosedido útiles y prouechosos al seruicio de Dios y de vuestra Magestad, me a parecido hazer estima del engenio y curiucidad por la gran auilidad del dicho mi hijo lexítimo, don Felipe Guaman Poma de Ayala, capac, ques préncipe, y gouernador mayor de los yndios y demás caciques y prencipales y señor de ellos y administrador de todas las dichas. Fuente: http://www.kb.dk/permalink/2006/poma/5/es/text/?open=id3083606.
TEXTO 3 CARTA DEL AVTOR: CARTA DE DON Felipe Guaman Poma de Ayala a su Magestad, al rrey Phelipo:
Capítulo 5. Actividades
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Muchas ueses dudé, S[acra] C[atólica] R[eal] M[agestad], azeptar esta dicha ynpresa y muchas más después de auerla comensado me quise bolber atrás, jusgando por temeraria mi entención, no hallando supgeto en mi facultad para acauarla conforme a la que se deuía a unas historias cin escriptura nenguna, no más de por los quipos [cordeles con nudos] y memorias y rrelaciones de los yndios antigos de muy biejos y biejas sabios testigos de uista, para que dé fe de ellos, y que ualga por ello qualquier sentencia jusgada. Y ací, cologado de de [sic] uarios descursos, pasé muchos días y años yndeterminando hasta que uencido de mí y tantos años, comienso deste rreyno, acabo de tan antigo deseo, que fue cienpre buscar en la rudeza de mi engenio y ciegos ojos y poco uer y poco sauer, y no ser letrado ni dotor ni lesenciado ni latino, como el primero deste rreyno, con alguna ocación con que poder seruir a vuestra Magestad, me determiné de escriuir la historia y desendencia y los famosos hechos de los primeros rreys y señores y capitanes nuestros agüelos y des prencipales y uida de yndios y sus generaciones y desendencia desde el primero yndio llamado Uari Fuente: http://www.kb.dk/permalink/2006/poma/8/es/text/?open=id3083606.
5.2.4. Actividades del Capítulo 4 1. Lea estos estudios: Vaquero, María (1991). «Español de América y lenguas indígenas», Estudios de Lingüística, 7, págs. 9-26 (disponible en esta dirección: http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/6499/1/ ELUA_07_01.pdf consultado en diciembre de 2011). García Márquez, Gabriel (1979). «Fantasía y creación artística en América Latina y el Caribe», Texto Crítico, 14, págs. 3-8 (disponible en esta dirección: http://cdigital.uv.mx/bitstream/1234 56789/6871/2/197914P3.pdf consultado en diciembre de 2011).
☞ Observe cómo una investigadora filóloga y un literato tienen una visión de las crónicas de Indias. Señale aspectos comunes y aspectos divergentes en sus respectivos enfoques. Reflexione sobre las siguientes preguntas: • El valor de las crónicas como fuente para conocer la variedad cultural de cada zona americana a través del uso del léxico. • Incluso a través de una interpretación fantaseada y maravillosa de América se pueden obtener datos fiables, y las crónicas son una fundamentación para conocer la historia real. 2. Entre en la Biblioteca Digital Hispánica (http://www.bne.es/es/Catalogos/BibliotecaDigital) y busque el siguiente facsímil: Título: Arte de la lengua maya Autor: Gabriel de San Buenaventura - (O.F.M.) Datos de edición: [S.l.] [s.n.] México Fecha: 1888
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Claves para comprender las crónicas de Indias
Tipo de Documento: Libro Materia: Lengua maya-Gramática Descripción física: [9]p, 41 h., VIII p. Signatura: HA/1414(1) PID: 1884773 CDU:811.821.173’36 LEA PARA LA ACTIVIDAD: http://bibliotecadigitalhispanica.bne.es:80/webclient/DeliveryManager?pid=1884773&cust om_att_2=simple_viewer
☞ Lea el prólogo del libro y resuma los conceptos fundamentales que expresa fray Gabriel de Buenaventura sobre la lengua maya. SOLUCIÓN: Este fraile es un ejemplo fehaciente de la preocupación de la Iglesia por las lenguas indígenas. Por eso hace su obra y avala la adecuación de la lengua maya para expresar los conceptos de la religión. 3. Lea el siguiente artículo: De la Cuesta, Leonel-Antonio (2004). «Intérpretes y traductores en el descubrimiento y conquista del nuevo mundo», HISTAL, (disponible en esta dirección: http://www.histal.umontreal. ca/pdfs/Intérpretes %20y %20traductores %20en %20el %20descubrimiento %20y %20conquista %20del %20nuevo %20mundo.pdf consultado en diciembre 2011).
☞ Aplique los conceptos estudiados en este libro y en el artículo citado a estos textos de fray Alonso de Molina y del cronista oficial López de Velasco: a)
Porque mal se pueden tractar y conversar, los que no se entienden. Este daño e inconveniente experimentamos en esta tierra, donde puesto caso que la piedad Christiana nos incline a aprovechar a estos naturales assí en lo temporal como en lo spiritual, la falta de la lengua nos estorva. Y no es pequeño inconveniente, que los que los han de governar y regir, y poner en toda buena polizía, y hacerles justicia, remediando y soldando los agravios que resçiben, no se entiendan con ellos, sino que se libre la razón y justicia que tienen, en la intención buena o mala del Nahuatlato o intérprete. Fuente: Fray Alonso de Molina [1571] Vocabulario en lengua mexicana y castellana y castellana y mexicana, México, Porrúa, 1977, prólogo.
b)
[...] y se ha procurado siempre para que mejor se puedan enseñar a los indios, reducirlos a pueblos y enseñarles la lengua castellana en las escuelas, colegios de niños y seminarios de doctrina que se han hecho y van haciendo cada día por orden del Rey, para enseñar en ellos a los hijos de indios principales, con fin de que aquellos enseñen a los otros, y que a ejemplo suyo vengan los demás de buena gana a la doctrina y policía. Aunque en todo lo descubierto y poblado está
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predicado el Evangelio, y los más de los indios convertidos y doctrinados, muchas partes están muy faltas de doctrina por falta de ministros, que por ser la multitud de los indios tanta, y sus provincias tan largas y derramadas, no bastan los clérigos y frailes que de España pueden salir; y de otras naciones no se permiten pasar, porque no se siembre entre ellos algún error de herejía. Fuente: Juan López de Velasco [1571-1574] Descripción universal de las Indias, pág. 21.
SOLUCIÓN: a) Ideas clave de Molina: Inconvenientes de recurrir al intérprete: dificultades en la convivencia y en el entendimiento social; dependencia de la buena o mala voluntad del nahuatlato; el intérprete entorpece la evangelización. Aspectos de la vida cotidiana se ven afectados por el desconocimiento de la lengua, como la justicia. b) Ideas clave de López de Velasco: enseñanza del castellano, centros de educación, enseñanza a caciques para que el pueblo los imite, facilidad de la evangelización. 4. Lea este texto: De Avendaño, Fernando, Sermones de los misterios de Nuestra Santa Fe (1648) (disponible en esta dirección: http://www.archive.org/details/sermonesdelosmis00aven consultado en diciembre de 2011).
Visualice las páginas 29-30 donde encontrará el primer sermón Sobre la necesidad de la Fe. Verá que en una primera parte el sermón está en español, y después traducido a la lengua quechua.
☞ Localice, en el sermón en quechua, los términos castellanos que responden a conceptos de la fe católica y que, para evitar malentendidos y errores en la fe, no han sido traducidos a la lengua indígena. Tenga en cuenta que algunas de las palabras aparecen con sufijos indígenas incorporados. SOLUCIÓN: Apóstol (apóstoles) - arzobispo - cristiano - Dios - Espíritu Santo - gracia - indulgencias - Jesucristo - sacerdote - Santa María (María) - Santo Evangelio - Santo Padre Roma - Virgen. 5. «Lo que habló Cortés a Teudilli, criado de Moctezuma» Lea este capítulo de La conquista de México de López de Acosta [1590] (disponible en esta dirección: http://www.artehistoria.jcyl.es/cronicas/contextos/10158.htm consultado en diciembre de 2011).
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Claves para comprender las crónicas de Indias
☞ Anote las ideas fundamentales sobre el proceso de comunicación entre españoles e indígenas: a) ¿Cómo se comunica Cortés con el representante de Moctezuma? b) Investigue en el DRAE (http://buscon.rae.es/draeI/) los términos lengua y faraute y vea su relación con el término intérprete. c) Vea el significado histórico de estos conceptos en los diccionarios del siglo XVIII recogidos en el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua - NTLLE (http:// buscon.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle). d) ¿Qué tipo de mensaje deben transmitir los intérpretes al representante de Moctezuma? e) ¿Qué asombra a los indios de los españoles? f) ¿Cómo envía el cacique Teudilli la información de la entrevista con Cortés a Moctezuma? SOLUCIÓN: a) A través de las lenguas Jerónimo de Aguilar (español-maya) y de la india doña Marina (maya-nahua). b y c) DRAE: faraute. (De haraute, este del fr. héraut, y este del franco *heriald, funcionario del Ejército). 1. m. Encargado de llevar y traer mensajes entre personas distantes y que se fían de él. 5. m. ant. Intérprete (de lenguas). lengua. (Del lat. lingua). 10. f. desus. Intérprete (de lenguas). Era u. t. c. m.
d) Son intérpretes de negociaciones políticas y transmiten el requerimiento y la soberanía del rey de Castilla sobre las Indias. e) Que hubiera otro rey tan importante como Moctezuma, así como del comportamiento de los españoles: con los caballos, las naves, las armas y el ruido y brillo del acero, etc. f) En dibujos que contienen las solicitudes de los españoles. Como recapitulación final, busque el ensayo de Pedro Henríquez Ureña «El descontento y la promesa» [1926] Puede encontrarlo La utopía de América (págs. 33-45), (disponible en esta dirección: http://www.bibliotecayacucho.gob.ve/fba/index.php?id=97&backPID=87&begin_ at=32&tt_products=37 consultado en diciembre 2011). En este trabajo el autor traza un esquema de los elementos peculiares de la escritura en América.
☞ Señale los elementos indígenas que, según Henríquez Ureña, imprimen carácter a la literatura hispanoamericana, y las ideas principales acerca del idioma.
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☞ Haga una reflexión final ponderada de los datos proporcionados en este libro y cotéjela con la problemática de la literatura americana en las centurias posteriores. Puede servirse de las siguientes preguntas: • ¿Sigue vivo el espíritu del «descubrimiento»? • ¿Es un tema actual la narración de lo maravilloso? • ¿Qué lugar ocupan las lenguas indígenas y sus palabras en la literatura hispanoamericana actual?
5.3. Autoevaluación final Tras la lectura de este libro y la realización de las actividades propuestas, puede volver a leer su evaluación inicial y cotejar las respuestas que dio. Amplíe sus comentarios completando las siguientes preguntas: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.
Identifique los tipos de autores que pueden escribir una crónica indiana. ¿Qué relevancia tiene el componente literario en las crónicas? Formule cinco temas centrales que suelen aparecer en estas obras. Señale cuatro finalidades por las que un individuo escribe una crónica. Qué fuentes utilizan los autores para documentarse y cómo muestran su experiencia personal. Cite cinco autores religiosos y tres rasgos propios de sus crónicas. Nombre cinco títulos de obras de autores no religiosos y tres rasgos propios de sus obras. Recuerde al menos 10 voces de procedencia indígena estudiadas y su lengua de origen. Indique las pautas generales de la política lingüística en América. ¿Qué concepto o dato le ha resultado más novedoso respecto a los conocimientos previos de las crónicas que tenía antes de estudiar este libro?
Si tiene dudas sobre estas actividades y sus soluciones puede contactar con las autoras: Eva Bravo-García: M.ª Teresa Cáceres-Lorenzo:
[email protected] [email protected]
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Índice de figuras y de tablas Índice de figuras Figura 1.1. Clasificación textual de las crónicas de Indias. ................................................. Figura 1.2. Principales autores, zonas de expansión del español y fecha de conquista de cada territorio. ................................................................................................... Figura 1.3. Cronología de conquista de territorios y fundación de ciudades. .................... Figura 1.4. Asentamientos en área circuncaribe y América Central hasta 1550. ............... Figura 1.5. Asentamientos en América del Sur hasta 1550. ............................................... Figura 1.6 Comparación de la construcción social en la Península y en Indias. ............... Figura 1.7. Pautas de mejora social en las ciudades coloniales........................................... Figura 1.8. Grupos humanos en la América hispánica. ...................................................... Figura 1.9. Poderes en América. .......................................................................................... Figura 1.10. Principales características de la economía colonial. .......................................... Figura 2.1. Intenciones comunicativas del cronista. ........................................................... Figura 2.2. Estructura de las cartas que acompañan a las crónicas. ................................... Figura 3.1. Factores que influyen en el empleo del préstamo indígena............................. Figura 3.2. Evolución de la presencia de los indoamericanismos en los textos. ................ Figura 3.3. Principales pautas del léxico patrimonial e indígena en las crónicas. .............. Figura 4.1. Esquema de las acciones relacionadas con la política lingüística. .................... Figura 4.2. Ventajas de las lenguas generales...................................................................... Figura 4.3. Capitanes mestizos. ........................................................................................... Figura 4.4. Cronistas mestizos. ............................................................................................ Figura 4.5. Valores estéticos y culturales en las crónicas. ...................................................
2 3 4 4 5 6 7 7 9 11 16 21 35 39 41 53 59 63 63 65
Índice de tablas Tabla Tabla Tabla Tabla Tabla
2.1. 3.1. 3.2. 3.3. 4.1.
Perfil y nivel lingüístico-cultural del autor de las crónicas ................................ Cronistas y uso de indigenismos ......................................................................... Lenguas autóctonas y extensión en América ..................................................... Porcentaje de los antillanismos en las crónicas. ................................................. Factores que obstaculizan la comunicación entre españoles e indígenas y soluciones propuestas por los cronistas.................................................................. Tabla 4.2. Tipos de intérpretes en las crónicas ....................................................................
26 35 37 38 52 60
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Índice de voces y materias Acosta, José de, 19, 32, 34, 35-38, 43, 45, 57, 79, 80, 85 aculturación, 50 age, 36 aguacate, 81 Aguado, Pedro de, 12, 27, 35, 47 Aguilar, Francisco de, 18, 20, 28, 35 aimara, 37, 58, 59 ají, 36, 79, 80 almaizares, 36 Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de, 61, 64 antillanismo, 36-38 arahuaco, 37 araucano, 37 areito, 47 asentamientos, 1, 4, 5, 29, 62 Azara, Félix de 42 baquiano, 43 barbacoa, 47 batata, 80 batea, 41, 42 bejuco, 43 Betanzos, Juan de, 35, 36, 65, 69, 70 caimán, 43, 77, 78 cacahuete, 81 cacao, 11, 40, 77, 78 cacique, 48 camote, 80 canoa, 41, 77, 78 Cárdenas, Juan de, 31 caribe, 37, 51 carneros de Perú, 45 carneros peruleros, 45 carneros de la tierra, 45 cartas relatorías, 2, 5, 15, 20-22, 28, 51, 64, 82 Carvajal, Jacinto de, 40 castellanización, 41, 52-55, 58
Castellanos, Juan de, 28, 35 Cervantes de Salazar, Francisco, 43 chapetón, 31, 43 chaquira, 77, 78 chian, 79, 80 chicha, 43 chile, 80 chocho, 36 chuño, 36 Cieza de León, Pedro, 14, 38, 44 cimarrón, 43 cipaquaqli, 77, 78 ciprés silvestre, 46 Clavijero, Francisco J., 42 colibrí, 80 Colón, Cristóbal, 4, 39, 52, 53, 60, 64, 65, 66, 72 Colón, Hernando, 15, 40, 74 conquistador, 7-9, 14, 19, 25, 26, 30, 34, 39, 65 contacto de lenguas, 51 Cortés, Hernán, 2, 5, 8, 15, 19, 20, 22, 23, 33, 35, 38, 49, 60, 61, 62, 64, 72, 74, 75, 77, 78, 85, 86 coyote, 81 creación de palabras, 41, 42 criollo, 7, 24, 25, 26, 62 crónica (definición), 1-2 cronistas, 1-3, 5, 8, 10, 12, 15, 18, 24, 25, 32-38, 41, 49-52, 62-69, 72, 75, 76 cronología, 1, 4 cumán, 48 cumpi, 77, 78 danta, 40 Díaz, Juan, 18, 28, 35, 36, 40 Díaz de Guzmán, Ruy, 63 Díaz del Castillo, Bernal, 15, 20, 23, 25, 35, 38, 43, 48, 64, 71, diminutivos, 41, 42
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Índice de voces y materias
economía y comercio colonial, 11-13, 50 equivalencia de términos, 41, 43, 47 español (poblador y conquistador), 7, 11, 24, 26, 30, 31, 36, 39, 52, 57, 60, 66 espinillo, 42 estancia, 41, 60, 62, 79, 80 estructura del poder, 9 evangelización, 11, 17, 26, 36, 52, 56, 57, 60, 61 exaltación valores renacentistas, 17, 65 expansión geográfica de la conquista, 3, 4 faraute (v. intérprete) Fernández de Oviedo, 2, 12, 18, 22, 33, 35, 36, 38, 41, 44, 46-47, 68, 71, 77, 78, 79 flor de las Indias, 44 frijol, 79, 80 fuentes escritas, 15, 17, 25, 26, 51, 87 fuentes orales, 14,15, 24, 26, 87 gallinazo, 43 grulla colorada, 46 guano, 77, 78 guaraní, 37, 51, 58, 59 guasábara, 47 guías, 60, 62 Gutiérrez de Santa Clara, Pedro, 27, 63 Hernández, Francisco, 48, 62 Herrera y Tordesillas, Antonio de, 23, 46 hidalguización, 6, 17 higos del mastuerzo, 36 historia, 2, 17 historiografía, 14, 17, 22 fantaseada, 29 icxotl, 42 illapa, 47 Inca Garcilaso de la Vega, 8, 15, 25, 34, 45, 62-63, 64, 69, 70 indiano, 14, 29 indigenismo, 33-47, 78-79 indio, 7, 10, 11, 19, 26-29, 32, 42, 44, 49, 50-57, 60-62, 65, 66, 69-71, 73, 79, 84 información documento vital, 16 intención comunicativa científica, 17 interculturalidad, 49-66 intérprete, 49 , 56, 59-63, 84-86 Landa, Diego de, 43, 44, 48, 56, 60 Las Casas, Bartolomé de, 2, 10, 14, 18, 19, 27, 32, 35, 38, 42, 44-46, 48, 51, 60, 63, 66, 69, 79 lengua (véase intérprete)
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lenguas generales, 34, 36, 37, 42, 52, 53, 57-59 Lizárraga, Reginaldo de, 42 llaitu, 77, 78 López de Gómara, Francisco, 2, 8, 23, 28, 33-44, 74 López de Velasco, Juan, 22, 51, 57, 68-75, 84, 85 macana, 77, 79 maguey, 48 maíz, 11, 36, 43, 45, 79, 80, 81 maizal, 80, 81 mamey, 36 managi, 36 mapache, 81 Matienzo, Juan de, 35 mesianismo, 16, 18, 27 mestizo, 7, 24, 25 mezquite, 45 miel de maguey, 45 militar, 20, 35, 50, 74 milpa, 80, 81 misionero, sacerdote o religioso, 9, 14, 18, 26, 28, 34, 35, 38, 49, 53, 56, 58, 60, 61, 78 Molina, Alonso de, 27, 84, 85 monos, 40 Motolinía, Toribio de Benavente, 2, 19, 35, 40, 48, 53, 55, 56 Muñoz, Juan Bautista, 23 Muñoz Camargo, Diego, 33, 35, 50 Murúa, Martín de, 27, 77 nahua, 37, 39, 55, 56-58, 61, 80, 81, 86 negro, 7, 11, 29 norma sevillana, 32 Núñez Cabeza de Vaca, Alvar, 19, 47, 51 Obregón, Baltasar, 18, 19, 20, 21, 40, 44, 45 olocoton, 36 oso, 34 otate, 45 otorroncos, 34 pajarito (colibrí), 79, 80 pájaro mosquito, 79 pan de maíz, 45 papaya, 36 paráfrasis y descripción, 41, 46, 80 perrillos, 46 pita, 45 Pizarro, Francisco, 65, 74 Pizarro, Pedro, 35, 38, 72
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Claves para comprender las crónicas de Indias
platanillo, 42 plátano, 79, 80 política lingüística, 32, 36, 51-54, 57, 64, 87 Polo de Ondegardo, Juan, 35 Poma de Ayala, Felipe Huaman, 43, 69, 70, 82 procedimientos de incorporación, 34, 39, 48, 56 procedimientos sintagmáticos, 41, 43 puercos monteses, 46 quechua, 34, 37, 39, 56, 58, 59, 65, 85 quinua, 36 relaciones, 2, 8, 14, 17, 29, 49, 57, 77 romerillo, 42 Sahagún, Bernardino de, 10, 24, 26, 27, 41, 44, 47, 53 Simón, Pedro, 33, 45, 47 sociedad, 1-7, 15, 22-24, 49-52, 61-66, 71 solicitud de recompensa, 1, 8, 17, 23, 24 taíno (voces), 35-38, 60, 78, 80, 81 Tapia, Andrés de, 35, 45, 72, 77, 78 tectetán, 48 tigre, 34 tipos de discurso, 20-28 arenga, 20, 74 carta, 20 descripción, 19
diálogo, 19 documento administrativo, 28 narración, 19 poema épico, 28 tipos documentales, 2, 14, 26 tlacuilo, 24, 53 tlatelulcum, 48 tomate, 81 tortilla de maíz, 45 traductores, 59-61, 64 ungia, 36 uturuncu, 34 Valera, Blas, 63 Vázquez de Espinosa, Antonio, 40, 43 Vázquez de Tapia, Bernardino, 35, 61 Villagutierre, Juan de, 48 Ximénez, Francisco, 55 yacolla, 77 zancudo, 43 Zárate, Agustín de, 35 zarigüeya, 47 zarzamora, 40 zopilote, 43, 81 Zurita, Alonso de, 69, 70, 79, 80