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April 19, 2017 | Author: Ricardo Cruz | Category: N/A
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CLAUSTRUM Una investigación sobre los fenómenos claustrofóbicos

DONALD MELTZER Con un Apéndice de Meg Hanis Williams: "El equfvoco de Macbcth. La ambigüed.ad de Shakespeare"

Colocci611 Roland ll.7Jloración. del autismo, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1979.

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varilla delante de su pene y la utilizaba para abrirse camino hacia el cuarto de juego. Antes de entrar, a veces se arrodillaba y daba vue!tas ~amo si fuera un taladro, diciendo "agujero rnamán y luego haaa girar su mano en redondo diciendo ~agujero wee wee·• (p. 152).

aumenta en intensidad a medida que los procesos lransferenciales se concentran y comienzan a tener peso en el análisis. Est.a modalidad, o la tendencia hacia ella, se libera en cada experiencia de separación periódica y, más tarde en el análisis, será reavivada por cada interrupción no planeada en Ja continuidad analítica. La

Para analistas que no han trabajado con niños puede resullarles difícil de reconocer, en los pacientes adullos, la fenomenología, comparable a ésta, de acluación en la transferencia, tal como la he sefialado en mi trabajo sobre ~Masturbación anar. La convicción sobre lo concreto de estas actividades para Ja realidad psíquica deriva del trabajo con ni!ios. El resultado final de esa experiencia acumulativa con niños surgió, enteramente armado, para mi asombro, en conferencias sobre otros temas pronunciadas en Buenos AirCs y fue esa la descripción de "La ordenación de las confusiones geográficas~ en Elprocesopsicoanalílico. Ya que es breve y está condensado, lo reproduciré aquí :n forma completa y luego lo discutiré:

identiíicación proyectiva masiva con objetos externos, y prontamente, también, con Jos objetos internos. Surge de una configuración de motivos y da Jugar a un es~ctro de Consecuencias que requieren un detallado examen. l\1as es necesario adarar primero un principio económico general. Actualmente no se puede en verdad predecir la duración de la fase dominada por cualquier organización transferencia! particular, ya que los factores que gobiernan la n1ovilidad de las defensas, la intensidad del impulso hacia la integración, Ja capacidad para aceptar la diferencia, etc., continúan siendo oscuros y se Jos suele agrupar bajo la rúbrica de ~constitucionales~ lo cual, a pesar de la referencia biológica, en la práctica probablemente signifique que sólo los podemos evaluar retrospectivamente, pero no por anticipado. En segundo lugar, también debemos tomar la locución "dominio de la transferencia" como relativa, dado que la economía de esta disposición no es ciara. El proceso analítico es cíclico y las fases que bosquejo aquí en forma panorámica pueden, en cierto grado, aparecer en secuencia en cada sesión, cada semana, cada período, cada año, o sea en cualquiera de las cuatro unidades temporales cídicas del proceso analítico. La fase en discusión, que se relaciona con las experiencias de separación y de identidad separada, naturalmente tiende a ser más dominante al comienzo y al final de dich6s eidos, sesión, semana, período, año. Pero se puede decir razona ble mente que el análisis mismo está siendo "dominadoH por este dinamismo, en tanto ocupa una porción abrumadora del tiempo analítico, hasta que se hayan dilucidado las ansiedades con las que está asociado, de modo tal que pueda comenzar la reelaboración. Tal vez sea correcto sostener que esta elaboración nunca cesa en forma completa, lo que es otra forma de decir que la lucha contra la regresión y la desintegración es continua. Volvamos ahora a los diversos motivos subyacentes a la tendencia a la identificación proyectiva masiva; los principales podrían ser enumerados brevemente como sigue: intolerancia a

modalidad a Ja que me refiero es la tendencia infantil a una

LA ORDENACIÓN DE U.S CONFUSIONES GEQGRÁFlCAS

En el primer éapítulo,•• describí mi experlencia acerca de la fase inicial del proceso ana!íLico en los niños afirmando como Lcsis central, que este proceso tiene una historia naLural Propia determinada por la estructura del aparato mental a nivel~ inconscientes profundos. Si el analista tiene el control de este ~receso r:ned.iante la creación de un encuadre adecuado y una 1nteJVenc1ón interpretativa lo suficientemente correcta y oportuna como para modificar las ansiedades más severas y facilitar la reelaboración, se puede obseJVar (principalmente en forma retrospectiva) la aparición de una secuencia de fases. Quiero ahora ilustrar la segunda de ellas. La separación del primer fin de semana establece una modalidad de relación a niveles profundos del inconsciente que •Voz onomatopéyica del lenguaje infantil, equivalente a pis en castellano. IN. de los T.] ·•Se refiere a! primer capítulo de El proceso anah"lico \N. de los T.]

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la separación; control omnipotente; envidia; celos; falta de confianza¡ ansiedad persecutoria excesiva. Se verá cómo inmediatamente se superponen o, mejor dicho, se entrelazan. 1) Se puede decir que la intolerancia a la scparacióÍl existe cuando se presenta una dependencia absoluta de un objeto externo para mantener la integración. Esto puede observarse en niños autistas y esquizofrénicos en los cuales la necesidad de contacto físico o de atención permanente o de mantenerse en contacto a través de la verbalización constante, revela Ja ausencia del equivalente psíquico de la piel. Necesitan de un objeto externo para mantener juntas las parles del sel/, de modo tal que se configure un área de espacio vital dentro del sel/que pueda contener los objetos de la realidad psiquica. 2) Cuando la diferenciación entre bueno y malo está pobremente definida debido a una inadecuada o deficiente disociacióne-idealización del salfy de los objetos, el uso de Ja identificación proyectiva con el objetivo de ejercer un control omnipotente puede verse operando como precondición para una relación objeta!, preferentemente a una organización narcisista. Esto es evidente en una estructura muy paranoide (véase el trabajo de Betly joseph: "Persecutory Anxiety in a four years old Boy•, Int. J. Psycbo-Anal., Vol. XLVII). 3) No es necesario que dediquemos mucho tiempo a la envidia, ya que ha sido tan ricamente explorada por Me!anie Klcin en Envidia y gratitud y en Sobre la identificación. 4) Los celos constituyen una emoción compleja y su diferenciación de la envidia puede ser, con frcOJencia, más complicada que la formulación bi-personal o tri-personal sugerida por Melanie Klcin. la dincultad proviene de dos direcciones: existe una elaboración primitiva de la envidia a la madre o al padre o a su coito, que es tan oral, tan de objeto parcial y tan santurrona en sus manifestaciones, que Ja he llamado "celos delirantes~ (aun cuando este término se aproxima a Ja expresión "delirio de celosª usado en la literatura psiquiátrica de la paranoia, etc.). Estos celos son delirantes porque están basados en una relación omnisciente con el cuerpo de la madre según la cual se representan mentalmente a los bebés internos retozando en todas las formas imaginab.!es, especialmente aquellas más anheladas y frustradas en la organización infantil. No son en realidad celos porque, de

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hecho, son una tonuosa representación de una actitud envidiosa hacia las figuras adultas. En segundo Jugar, existen celos posesivos que aparecen como una forma primitiva de amor, altamente oral y de objeto parcial. Es bicorporal y, sin embargo, no es propiamente envidia; se la podría incluir en la descripción que Melanie Klein hace de Ja envidia-al-pecho-que-se-alimenta-a-sí-mismo. Se la ve con extraordinaria intensidad en Jos niños autistas y en Jos niños cuyos impulsos hacia Ja maduración son muy débiles, de modo que desean permanecer en Ja infancia o morir. Para su inconsciente, ello significa volver-a-dormir-dentro-de-mamá. Esta forma primitiva de celos posesivos juega un ro! importanle en la perpetuación de la identificación proyectiva masiva de este tipo particular, caracterizado por la somnolencia. S) Es más dudoso que la falta de confianza sea un factor de esta clase dado que es, generalmente, una consecuencia de Ja proyección excesivamente destructiva. Pero pienso que se Ja puede aislar en una forma particular, que está relacionada con secretos y engaños. Cuando Ja forma de entrar en identificación proyectiva se consuma en la fantasía mediante el engaño o la astucia antes que por la violencia, la desconfianza del objeto y la claustrofobia consiguiente son intensas, dado que se sospecha que el objeto es muy tramposo en su aparente vulnerabilidad. Me parece que éste es un fenómeno distintivo, que no se puede atribuir a la inconsistencia parental o a la decepción, dado que en el análisis aparece como una preferencia positiva por un mundo-de.:misterio-y-sccreto. Generalmente, juega un rol importante en la paranoia y en la actitud perversa. 6) Finalmente, llegamos al factor de Ja excesiva angustia persecutoria. Creo que ahora estamos en condiciones de establecer una distinción cualitativa, para ampliar el principio cuantitativo general postulado por Me!anie Klein, haciendo especial referencia a lo que \Y/. R. Bion• ha denominado "terror sin nombre~ y yo he descrito como uterror~. En ambos casos se han descripto angustias paranoides que son fundarr.entalmente intolerables en Candad, a diferencia de otras formas de persecución que pueden alcanzar intensidades cuantitativamente insoportables. •Aprendiendo de la experiencia, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1966.

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Antes de delinear las.consecuencias de este ataque masivo a la individualidad de los objetos, y a la del analista en la transferencia, es útil intentar catalogar brevemente algunas de las manifestaciones de conducta típicas que se obseivan en el consultorio de niños. La siguiente podría ser una cJasiíicación aceptable: a) utilización del cuerpo del analista como una parte del self¡ b) utilización del cuarto como el interior de un objeto; en tales situaciones el analista vendría a representar un objeto parcial dentro de ese objeto, al mismo tiempo que se lo equipara con e!

objeto; e) inversión de la relación adulto*niño; procuran que el analista contenga y represente una parte alienada del selfiníantil; d) ejercicio de un control omnipotente sobre el analista. a) Es más característico de los niños pequeños y de niños autistas o muy psicóticos el abordar frontalmente el cuerpo del analista. Aquí la técnica juega un papel importante en determinar su perseverancia o su mutación hacia formas que, de alguna manera, Liendan más a la simbolización. Probablemente sean los niños autistas los que más persisten en esta acLitud a pesar de los intentos técnicos para apartarlos, y tal vez se la deba tolerar temporáriamente si el niño está claramente impulsado a ello por \a angustia ante la fragmentación. Subirse al regazo, mirar dentro de los ojos, orejas y boca, representaciones concretas de comerse las palabras del analista, empujar Ja cabeza contra el abdomen del analista, rodear el cuerpo de éste con los brazos, empujar los genitales o el trasero contra el analista, son algunas formas típicas de acercamiento. Una vez que cede, se puede obseivar en forma casi inmediata una reacción maníaca y un cambio de material. Un niño autista correrá hacia la ventana y gesticulará triunfalmente a los pájaros que eslán en el jardín, a pesar de que corrientemente son objeto de furiosos puñetazos cuando siente que él cslá afuera y el jardín es experimentado como el interior del cuerpo de \a madre. Luego de oír ladrar a un perro en el jardín, un niño pequeño se apoyó brevemenlC en mí y luego se zambulló detrás del diván y ladró excitado. Estos tipos de acercamiento pueden dar lugar a un estado de identificación proyectiva masiva en Jos cuales el contacto físico proporciona una experiencia de puerta de entrada. Lo menciono con cierto detalle para distinguirlo como un problema general conectado con la idenlificación proyectiva, de las actitudes y

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conducta hacia el cuerpo del analista que son manifestaciones de un estado exiStentedc identificación proyectiva. Cuando ya existe ese estado, un niño autista tomará la mano del analista para usarla corno un instrumento para abrir una puerta o cortar un trozo de papel. Un niño paranoide puede ingeniárselas para conseguir ponerse las gafas del analista , o pedírselas para ver mejor, o intentar usar su lápiz convencido deque podría escribir o dibujar si lo tuviera. b) Utilización del cuarto como el interior de un objeto, 'que es frecuentemente revelada por el mismo modo de entrar, ya sea de golpe o dándose contra el marco de la puerta, o por el modo de mirar a su alrededor tal como si estuviera en un vasto anfi1eatro. En forma inversa, Ja fantasía de haber permanecido secuestrado dentro de! analista durante una separación puede ser expresada escondiéndose detrás de la puerta de la sala & espera, o debajo de una silla. El mirar fuera de la ventana aunque sea a una pared de ladrillos desnuda, como en mi consultorio de niños, suele convertirse en una actividad significativa; y el arrojar objetos a través de la puerta o de la ventana puede ser un modo de representar la expulsión de rivales o de perseguidores. Se puede advertir, con frecuencia, que se acompaña de confusión acerca del tiempo, de modo que la ansiedad claustrofóbica puede ser representada mediante un control desconfiado del reloj del analista. La intensa erotización de la situación se hace frecüentemente manifiesta y se puede expresar en quejas acerca del calor que hace en la habitación o mediante una aguda sensibilidad y curiosidad por los ruidos que provienen de otras áreas de la casa. Las paredes del cuarto suelen aparecer muy erotizadas y se las palpa o acaricia o, inversamente, pueden ser objetos de indaga· ción sádica al horadarlas, investigar la entrada y salida de las cañerías, cables, la estructura de las puertas y ventanas y los orígenes de defectos estructurales o decorativos. En esos momentos la relación con el analista suele ser peculiar y embarullada. Los niños menos psicóticos mantendrán un comentario continuo con el analista, al tiempo que dramatizan sus fantasías de entrada, posesión, persecución, caer en una trampa, cte. Los niños más psicóticos o de menor edad son más propensos a perderse en la fantasía e ignorar al analista como persona, de modo que éste se siente, en su tarea interpretativa, como si fuera

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un observador o comentarista no participante. En otros momentos puede figurar como un objeto-parcial-dentro-de-la-madre, generalmente el pene del padre o un bebé interno, en ambos casos persecutorio, aunque de significación muy erótica. Es en estos momentos cuando, según mi experiencia, tienen Jugar las más inesperadas explosiones de angustia y, junto con ello, estallidos de una insólita agresión. Por alguna razón, probablemente conectada con la fantasía de intrusión y el temor de ser espiado, los ojos del analista parecen ser objeto de un aLaque particular. Pero es aún más peligrosa la súbita idenlificación con el perseguidor, que puede poner fin a los ataques de angustia y dar como resultado un ataque rencoroso e irreconciliable. · c) La inversión de la relación adulto-niño puede ser la representación más prominente de la identificación proyectiva masiva y, así como el ejercicio del control omnipotente, debe ser cuidadosamente diferenciada del juego de papeles diversos como una forma de comunicación. Se ve especialmente en niños que comienzan a ir a Ja escuela, en las fobias escolares o en su presentación opuesta, en los niños que agreden a otros en la escuela. Pienso que niños que han disociado y proyectado partes valiosas y constructivas del se!f("mutilaciones del yo") y que están funcionando en un nivel inferior, con notoria desesperanza con respecto a la maduración y al aprendizaje, también se convierten en educadores tiránicos o en madres irritables durante prolongados y desalentadores períodos en el análisis. En esos casos, en realidad, no se le pide al analista que desempeñe un papel, sino que es tratado como un niño, con frecuencia uno entre varios niños imaginarios en el consultorio. d) Este proceso de inversión se desliza sutilmente hacia otro, de control omnipotente sobre el analista. Se apela a todas las técnicas imaginables, verbales y no verbales, que van desde la coerción, amenazas, seducción, chantaje, aparente desamparo, llanto fingido, promesas severas, todo lo cual puede ser resumido en un concepto: el intento de inducir al analista a cometer una transgresión técnica. El hecho de que el control omnipotente se ejerce a Lravés de Ja fantasía de identificación proyectiva no se hace inmediatamente evidente, sino que se observa en las consecuencias de una transgresión técnica provocada por alguno de los métodos mencionados. El material puede pasar brusca-

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mente a las ya mencionadas formas dentro-del-objeto, con evidentes ansiedades claustrofóbicas. O puede aparecer una inmediata respuesta maníaca con consecuencias hipocondríacas. En un paciente más psicótico puede moslrarse un cambio inmediato y sorpresivo hacia una conducta tipo analista, haciendo interpretaciones, comenzando una conferencia o formulando reprimendas en tono despectivo. Por otro lado, es posible advertir una regresión brusca, con posturas infantiles, succión dél pulgar o quedándose dormidos. Tal vez más desconcertante ·sea un acceso de ansiedad aguda, con huida del cuarto y rechazo al regreso, en cuyo caso se requiere un pronto reconocimiento e interpretación de la transgresión técnica y de Ja experiencia concreta de penetración y control omnipotente. Debe entenderse que el término utransgresión técnica" se refiere a las modalidades que un analista determinado establece para manejar el encuadre. Tempranamente en el análisis, cuando están en su punto culminante las actividades que requiere11 un manejo técnico, raramente han sido estas modalidades elaboradas en detalle. Por cierto que estoy a favor de ir resolviendo las mismas con cada niño en particular, comenzando con una técnica bastante laxa que podrá ir ajustándose según vayan indicando los tipos descritos en a) y d) ("utilización del cuerpo del analista" y uejercicio del control omnipotente"). De este modo, imponer restricciones basándonos en claros ejemplos de enojosas consecuencias durante el análisis, libera al proceso de las características de rigidez que, a los ojos infantiles, siempre aparecen como arbitrarias y básicamente hostiles. Una vez explorados, en alguna extensión, los motivos para Ja identificación proyectiva masiva, que en la transferencia desdibuja los límites entre el se!fy el objelo y produce la concomitante confusión geográfica, y habiendo descripto algunas de las formas típicas de conducta a través de las cuales se manifiesta en la sesión analítica, podemos ahora dirigirnos hacia una consideración más general del proceso analítico como un todo y al papel que en él juega esta fase. En las secciones anteriores he tratado de aclarar que el problema básico es el del dolor mental y de la necesidad de que en el mundo exterior haya un objeto que pueda contener la proyección del mismo: en una palabra, lo que he denominado el ªpecho-inodoro". En este nombre quiero englobarla naturaleza

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de objeto parcial de la relación y la cualidad de ser valorado y necesitado, pero no amado. Creo que es muy importante reco-

nocer esto para poder comprender la inevitable escasez de ansiedades depresivas en esta fase. No quiere decir que en este período no aparezcan ansiedades depresivas, relacionadas con toda clase de otros aspectos transferencia!es; pero las transacciones centrales que he bosquejado, y que deben ser referidas a las confusiones geográficas, son acompañadas de poca angustia depresiva. Tiene Jugar, en cambio, una severa escisión del objeto que puede persistir por un período prolongado, de modo que el analisla sea efectivamente só/oun inodoro y que todas las cosas buenas a ser introyectadas provengan de la madre, del maestro, de los hermanos o de los amigos. Lo cual no significa que, en verdad, no tenga lugar un proceso introyectivo, sino que no es reconocido en el análisis: se lo atribuye, y en realidad se Jo experimenta, en otros lugares. De este modo el niño puede, durante un largo período, traer de la casa juguetes, confituras, comida o libros, hacer los deberes o tejer. Las razones para Ja rigidez de esta escisión se pueden ver claramente cuando comienza a debilitarse y van apareciendo las severas ansiedades de ensuciar, contaminar y envenenar al pecho nutricio. Esto es bellamente ilustrado en el Relato ... , en las últimas sesiones, cuando Ja amenaza de la terminación lo hace aparecer con desesperada urgencia. Esta escisión en la transferencia constituye un tipo de negación de la realidad psíquica que suele ser acompañado por un aclingouten la casa, en relación con la comida. De esa forma se puede apreciar, claramente, que en esta época Ja confusión geográfica comprende, además de la confusión entre el interior y el exterior de un objeto, la que existe encre la realidad externa y la realidad psíquica. Sólo con el establecimiento en la realidad psíquica del pecho-inodoro como un objeto, a través de Ja experiencia de verlo externalizado en Ja transferencia, se hace posible el abandono de la identificación proyectiva masiva, dado que este mecanismo tiene como objelivo escapar de una identidad infantil intolerable. Cuando a través de la modulación del dolor se ·ha hecho posible esta identidad separada, se ha abierto el camino para otros pasos en el desarrollo, tal como Jo expondré en los capítulos referentes a las siguientes fases del proceso analítico.

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Es en esta fase en la que podemos ver en forma más gráfica la verdad del gran descubrimiento de Melanie Klein, ampliado por \Y/. R. Bionen trabajos recientes, de que la forma más primitiva de alivio del dolor psíquico se obtiene a través de Ja evacuación en el objeto externo de partes del seifdesamparadas, así como de restos persecutorios de objetos internos atacados, recibiendo en devolución, a lravés del aspecto introyectivo, los objetos restaurados y las partes aliviadas del se![. Esto sucede en forma concreta en Ja micción y defecación reales, usando el retrete o, por desgracia en algunas ocasioÍies, el consultorio. Lo que más sorprende es el cambio que se opera en el comportamiento del niño al comienzo y al final de dichas sesiones: se va alegre, sin decir adiós, con una mezcla de alivio y desdén, cuando había irrumpido en el consultorio en una forma desorganizada y frenética. l-le llamado upe.cho-inodoro" a este objeto en la transferencia, porque ésta es su representación más primitiva, anterior a la defensa que escinde horizontalmente a la madre y ubica las funciones del inodoro abajo, conectadas con sus nalgas, y reser.ra la función nutricia para la parte superior del cuerpo materno: pechos, pezones, ojos y boca y, por lo tanto, también su mente. En los pacientes adultos estos fenómenos son más sutiles¡ he descripto algunos de ellos como la fenomenología de los aspectos "seudomaduros" de la personalidad, que pueden verse en tantos casos de pacientes borderlíne o de patologías más severas, en mi trabajo sobre ~La masturbación anal y su relación con la identificación proyectiva'". Destaco la relación de esta fase de confusión geográfica en el proceso analítico, particularmente en Jos casos de adultos borderline o de patologías aún más graves, dado que Ja resolución de esta configuración de relaciones objetalcs se sitúa en el límite entre la enfermedad (psicosis) y la salud mental; de la rr1isma manera que la resolución de Jos obstáculos que se oponen a la relación de dependencia int~oyectiva del pecho hacen cruzar el límite entre la inestabilidad y Ja estabilidad mental, así como también el atravesar el complejo de Edipo lleva desde la inmadurez a la madurez. Es una fase del análisis que, con pacientes muy perturbados, puede llevar años y, según mi experiencia, suele no resolverse en íorma enteramente satisfactoria; y se puede

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evidenciar una resistencia intratable allí donde un inadecuado apoyo del entorno hace intolerables las interrupciones analíticas, tanto en niños como en adultos. Sin embargo, a pesar de que en esta fase el analista debe mantener una paciencia -y tolcranciainfinitas, casi siempre se logra un firme progreso. El pacienle que no puede lograr hacerlo se desmoronará en unas vacaciones o dejará el tratamiento después de éstas. Por consiguiente, ésta es una situación para Ja que el método analítico parece básicamente

adecuado y debe ser distinguida de aquellas, que más larde encontraremos, que reciben con mayor propiedad el nombre de resistencias intratables. En otras palabras, si un analista consigue perseverar cuando las confusioncs geográficas eslán en el primer plano de Ja transferencia, será ciertamente recompensado con progresos, no importa cuán lentos sean, ya que no dependen de la cooperación de la parle adulla de la personalidad. Se puede ver un ejemplo llama1ivo de ello en adolescentes enfermos cuya forma primaria de ejecutar la iden!ificaci6n proyectiva puede ser faltar a sesiones por períodos prolongados o perder un porcentaje de se:Siones por semana. El analista que pueda tolerarlo, al mismo tiempo que maneja los problemas técnicos sin que parezca transigir con Ja delincuencia respeclO de los padres, tendrá éxito. En tanto el dominio de las confusiones geográficas va alejándose de la transferencia, se va despejando la mitad de la semana, que a su vez será dominada por Ja configuración a la que ahora dirigiremos nuestra atención. Pero este patrón de identificación proyectiva masiva puede repetirse a Jo largo de mucho tiempo en el análisis en torno de cada interrupción, especialmente de aquellas que caen fuera de la rutina analítica.

Esta formulación general se ha visto bastante confirmada en Jos veintitantos años de trabajo clínico y de enseñanza transcurridos desde que escribí el "proceso"; pero aquí también tendríamos que mencionar numerosos cambios en el énfasis, aunque más adelante surgirán en forma más compleca. En primer lugar, ya no me gustaría hablar de identificación proyectiva "masiva", en parte porque es un término demasiado cuantitativo allí donde cantidad de fenomenología puede ser confundida con cantidad de estructuras de personalidad subyacentes. La experiencia ha mostrado, parlicularmente en la fase del análisis de ~ordenación de las confusiones zonales", que la

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recuperación de los estados mentales dominados por la identiflcación proye7tiv~ de ninguna manera significa el regreso de una parle desde su ubicación secuestrada dentro de un objeto. Por el contrario, frecuentemente sólo significa un desplazamiento del centro de gravedad, ~n ese momento, del sentido de idenlidad, sin reflejar un desplazamiento estructural. En un desequilibrio suficientemente establecido, como se puede ver en aduJ1os con trastornos de carácter Y en niños psicóticos, la parte del se!Jque se ha aposentado en el claustrum no emerge fácilmente de la identificación proyectiva hasta que no se ha ya establecido una estructura sustancialmente saludable para que pueda soportar las violentas tensiones de su reintegración. Este hallazgo está en armonía con Ja descripción que hace M. Klein de las dificultades para reintegrar una parte envidiosa escindida de la personalidad, descripta en Envidfaygratflud. Retrospectivamente, pienso qu~ la razón para aceptar la idea de la identificación proyectiva ~masiva~, y por tanto, el optimismo expres~do respecto de la emergencia de la identificación proyectiva, se debió a no tomar en cuenta el seguimiento cercano de ]as ansiedades clautrofóbicas, ya que prevalecía en mí Ja impresión causada por los aspectos maníacos-y omnipotentemente identificat~r~o:'· Fue el trabajo que Dorcen \'(i'eddell realizó con "Barryn el que d1ng1ó un~ mayor atención al espacio en el interior del objeto y a sus características y, por consiguiente, a su impacto emocional sobre Ja parte secuestrada. El lento y doloroso camino por el cual ese niño autista, por varias razones ya no tan joven, fue descubriendo _gradualmen~~ el espa~io tr~dimensional en sí n1ismo y en el objeto, lo que permnió que el interior de su objeto fuera siendo estructurado y diferenciado, nos abrió los ojos a la complicada naturaleza de Ja experiencia proyectiva en la identificación proyectiva, de la claustrofobia en parlicular, pero también de Ja claustrofllia. Como veremos más tarde•, mi observación (p. 33)sobre "volver-a-dormir-dentro-deman1á", como ~n aspecto de Ja identH'icación proyectiva, tendríamos hoy que considerarla dudosa gracias a nuestras recientemente adquiridas experiencias de estudios ecográficos de Ja vida fetal . Finalmenle, tendría que mencionar otro cambio, en el énf~sis. Ciertamente, estaría de acuerdo con el optimismo general de la des-

•En el capítulo "Ordcnaci6n de las confusiones geográficas".

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cripción del proceso analítico, pero no con su acento en la interpretación ~correctan. En la actualidad, considero que la interpretación tiene un impacto muy pequeño en esta fase del análisis y por una razón muy evidente. Porque la conducta del paciente, adulto o niño, eslá en esta época tan ampliamente dentro de Ja naturaleza del acling-cn-la-transfcrencia, que las intervenciones del analista, verbales o cxtravcrba\es, tiene el impacto de acciones antes que de comunicaciones. No obstante, factores que generan la atmósfera dentro del

consultorio, que he señalado como el manejo de la temperatura Y_ de la distancia dentro de la relación, parecen agregarse a lo que aqu1 se describe como las funciones de "pecho-inodoro" del analista, su interés, su paciencia, su tolerancia y sus intentos de comprender en una palabra-, su continencia. La redacción de Los estados sexuales de Ja mente no fue el producto de un impulso intuitivo, como había acontecido con el P1
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