Claudia Masin

March 13, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Claudia Masin nació en

En mi relato eran potrillos ariscos que habían llegado  de lejos, levantando una polvareda, una tropilla de lejos, que había entrado corcoveando al agua a buscar el fresco. ¿Es siempre una mentira distorsionar  los hechos, inventarle a la vida una combinación, un orden,

Resistencia, Resistencia, Chaco, Argentina, en 1972. Es escritora y psicoanalista.. Vive desde 1990 en Buenos psicoanalista Aires. Coordina talleres de escritura.  Publicó los libros de poesía:  "Bizarría"(Nusud, Bs.As., 1997), "Geología" (Nusud, Bs.As, 2001, reeditado por Curandera, Bs.As., 2011), "La  vista"(Visor, Madrid, 2002, reeditado por Hilos, Bs.As., 2012) "Abrigo" (Bajo la luna,

un diferentes? sucedido  ¿Y sentido si lo efectivamente se disgregara una y otra vez al ser narrado como una piedra erosionada por el viento, hasta terminar reagrupando sus partículas en una nueva historia, tan cierta como la original? ¿Sería posible hacer vacilar los hechos inconmovibles, derrumbarlos, levantar otros en su lugar, igual de sólidos 

Bs. As., Raspabook, 2007), “La plenitud” Bs.As., 2010, Murcia,(Hilos, 2014), “El secreto (antología 1997-2007)" (Ed. De la Paz, Resistencia, 2007), el libro de fotografías y poemas “El verano”(Ed. De la Paz, Resistencia, 2010), “La siesta” (Ed. Naveluz, UNAM, México, 2015) y “La materia sensible: Antología “La cura”editado en Buenos Aires por la editorial Hilos. Es creadora y coordinadora, junto a un grupo de artistas de diversas disciplinas, de ciclos multimedia relacionados con la poesía (El pez que habla) y de ciclos de recitales de

o todavía todavía m más? ás?

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poesía (La mirada, Poligrafías, La Musik).

durante largas estaciones en las que el tiempo se divide entre los meses de siembra y los de zafra? Pido por esa fuerza que resiste la catástrofe y rehace lo que fue lastimado todas las veces que sea necesario, y también por el daño que no puede evitarse, porque lo que nos damos los unos u nos a los otros, aún el terror o la tristeza,  viene del mismo deseo: curar y ser ser curados.

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Tal vez no compartimos relatos para hacernos conocer, ser transparentes o sinceros, sino para inclinarnos junto a otra persona sobre la vida que tuvimos y decirle: ¿ves? acá es donde empezó el deterioro,  donde me di por vencida y acepté que la fealdad o la tristeza eran irreversibles. Habría que volver atrás, entonces, a inventar de nuevo la historia malograda, a reparar lo que se ha roto y  recomponer las paredes  paredes precariamente sostenidas, los rebordes  descuidados, los lugares que rebordes quedaron abandonados o inconclusos inconclusos,, como un albañil que maneja las herramientas toscas con toda la delicadeza de la que es capaz hasta que logra encontrar la forma  a la vez simple y hermosa

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 Río

Textos suyos han sido traducidos al francés, inglés, portugués e italiano. Participó en varias antologías de poesía y ensayo, en su país y en el exterior.

Vuelve a erigir la casa y bordemos la historia, Vuelve a contar mi vida. Olga Orozco.

Cuando era chica, a la hora de la siesta, no quedaba en la casa ni una sola persona (salvo yo) despierta. A veces algún hecho inesperado rompía  la tranquilidad y había que salir corriendo, contárselo a quien se pudiera: ninguna cosa –triste, hermosa o terrible– tiene sentido si nadie más la está viendo. El día en que pasaron un par de caballos caballos viejos, llevados de las riendas por sus dueños, y entraron en el río en medio del calor insoportable, i nsoportable, conté la escena pero no dije nada de esas bestias lentas, que iban con la cabeza gacha, cansadas de antemano, acostumbradas a la obediencia.

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La helada

de combinar los materiales con que cuenta para transformar lo que estaba dañado, eso que todos decían que no tenía arreglo.

Quien fue dañado lleva consigo ese daño, como si su tarea t area fuera propagarlo, hacerlo impactar sobre aquel que se acerque demasiado. Somos inocentes ante esto, como es inocente  una helada cuando devasta la cosecha: estaba en ella su frío, su necesidad de caer, había esperado -formándose lentamente en el cielo, en el centro de un silencio que no podemos concebirsu tiempo de brillar, de desplegarse. ¿Cómo soportarías  vivir con semejante peso sin ansiar ansiar la descarga, aunque en ese rapto destroces la tierra, las casas, las vidas que se sostienen, apacibles, en el trabajo de mantener el mundo a salvo,

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Mi mundo privado (basado en el film de Gus Van Sant)

Yo ansié tener un cuerpo que practicara, como un arte, la ignorancia de sí. Que cayera rendido con la levedad con que caen las hojas de los árboles. Cuando fuera inevitable, nunca antes. Pero de tu cuerpo no deseaba sino lo que había en él de frágil, de imperfecto: la cicatriz que te cruzaba el pómulo, las pequeñas arrugas en la frente. La herida que te asemejaba a mí.

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sin el auxilio de la voz, un estremecimiento semejante al de esas luciérnagas  luciérnagas  que al chocar contra un parabrisas en la ruta, se deshacen esparciendo una nube pequeña de polvo y luz, y ésa -quizáses su idea de un encuentro.

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Dos ramitas secas ante la embestida de la menor brisa, se quiebran. El camino es interminable,  te decía, da vueltas y vueltas alrededor del mundo y en alguna de esas vueltas los que estaban destinados a perderse, se encuentran. Se dice que a la vera de cierta ruta que atraviesa el desierto, es posible hundir una vara en la tierra reseca y en algún momento brotará el petróleo como un géiser. Anoche tuve un sueño en el que  viajábamos por días y días para encontrar el yacimiento, a la manera de los scouts o los cazadores de fortuna del oeste.

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El talismán

Los ojos de los que estamos continuamente al borde de la caída o del tropiezo, no saben despegarse de la tierra. De qué sirve una belleza material que no pueda tomarse entre las manos como una piedra y ser llevada siempre encima del cuerpo

cuyas leyes desconocemos, para preservar nuestra vida intacta entre todos los peligros y accidentes que la acechan,  a pesar de que es ella, esa presencia amada, el peligro mayor, porque no puede protegernos de

igual que esos objetos insignificantes que un niño acarrea consigo donde  vaya, y que lo hunden en el terror o el desconcierto si se pierden. No hay belleza para mí en las cosas que no pueden volverse talismán contra las fuerzas del desamparo o de la pena, y  ninguna palabra podría hacer eso, sólo la presencia física de lo que fue elegido por un amor oscuro,

su pérdida.

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París, Texas

Al llegar era de noche, no había una sola estrella, el pozo estaba seco.  Yo me dormía y te quedabas  quedabas al lado mío, cuidando mi sueño.

Me gustaría contarte lo que veo, hablarte de los hoteles abandonados apareciendo de la nada

No estabas allí a la mañana siguiente. En el sueño, alguien decía: donde tengas tu tesoro tendrás tu corazón. Y yo me preguntaba qué pasaría si tu tesoro se perdiera, qué pasaría en un juego de cajas chinas si al llegar a la última, la que debería contener el objeto precioso, esa, como todas las otras, estuviera vacía.

en el medio de la carretera como castillos solitarios cuyos puentes levadizos hubieran sido  sido   dinamitados hace tiempo. Me gustaría  gustaría  contarte lo que veo pero es imposible i mposible   hallar un dolor que condescienda a ser narrado. ¿Vale la pena entonces,  entonces,  emprender tan largo viaje para ir de un extremo a otro del silencio? También es imposible callar por completo: sé que terminaré t erminaré por llamarte, como se llama a alguien cuando se está

(Basado en el film de Wim Wenders)

a oscuras,

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Se debería partir cuando el mapa esté completo, cada ciudad en su sitio y de cada una los datos necesarios: la velocidad máxima de sus  vientos, la profundidad de sus ríos, su época de tormentas. A veces pensaste en diseñar un mapa deliberadamente errático, por la sola belleza de extraviarte en dibujos que no llevan a ninguna parte. O tal vez para obligarte a permanecer en el mismo sitio preparando para siempre una partida, tu propia vida el lugar donde aprender la palabra viaje. Todas las cosas hermosas, al principio,  son palabras. 20

Cría cuervos

Los niños, como los gatos, podemos ver  en la oscuridad. Vigías que saben que no pueden deslumbrarse con su propio sueño, pasamos las horas  horas  tejiendo una tela finísima alrededor de nuestro miedo. Después, muchos años después, solías decirme, llega el olvido y   podemos dormir sin sobresaltos. Yo aún no he olvidado. Cada noche, nos intercambiamos  Historias como joyas.  Esta te queda bonita, esta le sienta bien a tu piel, a tus ojos:  ojos:   Había una niña que era tan pequeña  pequeña que cabía en la palma de una mano. Si yo fuera esa niña —pienso— elegiría  elegiría    vivir en tu mano. Podrías cerrarla y dejarme sin nada, pero toda buena historia necesita una tragedia, un vuelco inesperado en la trama.

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¿Viste alguna vez cómo el sol atraviesa atraviesa  el ala de un insecto en vuelo? ¿Con qué delicado y fugaz dibujo la rellena?  Así hubieras querido que se viera tu cuerpo en la transparencia de la tarde:  tarde:  una chispa de azufre, azulada. Materia inflamable que al menor roce recuerda su pertenencia a los volcanes, su ansia de desprenderse y arder en el aire. ¿Adivinaste ya que no es ese tu oficio? ¿Pudo tu cuerpo amar lo que le ha sido encomendado? Que otros se vayan. Lo tuyo es escribir la historia de ese viaje.

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No quiero que llegue el fin de tu relato, que la noche se acabe. No sé qué hay  del otro lado. La vida es una imagen que va desdibujándose, perdiendo los contornos día a día. Crecer es el tránsito de la imagen precisa a la distorsión. Quiero seguir siendo niña para conservar la vista.

Azufre

Ser cartógrafa de una casa implica conocer sus objetos secretos: una red agujereada de pesca en el depósito de las herramientas, señuelos con dibujos de peces rojos y negros, el cuadrante roto de una brújula que marca siempre el norte, olor a humedad que recuerda  recuerda  imperfectamente el mar. Como si alguien de la familia hubiera fallado en los preparativos de una travesía larguísima y ahora te tocara reconstruir el itinerario de esa expedición que nunca se hizo.

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El tiempo Lugar: hospital de pueblo a las dos de la tarde. El médico que me atiende se parece  parece  -sospechosamenteal médico kafkiano. Estoy  tan feliz de tener mi propio médico rural.

-Hay una prenda para quien la deje caer, aviso, agitada por tanto vaivén. Mientras circula de mano en mano, mi boca apenas dice: que lo hermoso se convierta en horrible, que lo horrible amanezca belleza.

Admiro en mi costado la herida hermosa, los gusanos  gusanos  como flores exóticas. escucho: ha nacido con ella. Una ronda de niños arroja mi cabeza. Parece una moneda de cobre en el espacio clarísimo en la tarde sin sol. 22

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La estela

Bostezan enfermeras y abuelas a los pies de mi cama. Son las dos de la tarde desde hace cinco años. Estoy aquí, ocupada en contar el número de pasos desde la puerta hasta mí, el número de veces que respiro en la noche.

Que no debía ser tan complejo, me decías ¿Y por qué no? ¿Acaso no es complejo el sutil mecanismo que pone en conexión al polen y la abeja, o las infinitas  infinitas  transformaciones químicas que sufre un pequeñísimo grano de arena hasta llegar a ser parte, ya irreconocible, del cuerpo del diamante?  Es complejo encontrarnos y perdernos, los que andan por el fondo de la tierra buscando el tesoro de una cueva inexplorada lo comprenden,  comprenden, no es al heroísmo ni a la astucia sino al azar o al misterio que se debe el descubrimiento:

La eternidad me observa, incrédula, celosa.

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¿Viste cómo llueve? Llovió así toda la noche y a cada cierto tiempo yo te

se cruce fatal, inevitable entre quien busca y lo buscado, ese momento de arrebato y mutua  mutua  entrega. ¿Por qué debería ser fácil dar con aquello que esperábamos

hablaba, estuvieras donde estuvieras, aunque fuera en el extremo más inalcanzable de la tierra. Cuando llueve así, toda la noche, te decía pareciera que el mundo fuera a desprenderse de su eje, pero la sorpresa más inmensa es que el vendaval termina y todo permanece como estaba, apenas un poco de desorden que lentamente se transforma en armonía.

ya de niños en el jardín del fondo de la casa, sin saber que se trataba de una espera esa curiosidad honda y atenta a cada ruido de la siesta, a una rama que se agrieta en el calor, al paso de sombra de un lagarto en la humedad de las paredes? ¿Por qué hemos olvidado, si lo que sí sabíamos entonces es que es difícil cierta clase de belleza, dar con ella, estar despiertos

Desde niños, vivimos sobreviviendo a catástrofes como ésa,

cuando por delante dequedarnos nosotros, no para cruza atraparla, sino para a vivir en la estela que deja?

La lluvia

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La gracia

A veces, muy raramente, un encuentro nos conmueve de una forma que no puede ser atenuada por el pensamiento o el lenguaje. lenguaje. Es que trae trae una memoria de lo que fue íntimamente conocido y deseado, pero ha sido desplazado a un lugar inalcanzable, de donde no sabría volver a menos que una persona -entre todas lo llamara. Somos criaturas tímidas que no han hallado, en respuesta a su curiosidad, a su pasión por las cosas, más que daño o rechazo. rechazo. Como animales animales que han luchado demasiado por su vida,

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 Poética

La poesía, para mí, establece una relación afectiva con la materia. Nos lleva a observar con atención; y si observamos con atención, quizás empecemos a fusionarnos con todo lo que existe, y entonces las categorías dejen de regir, y lo ínfimo se transforme en imprescindible, lo degradado en noble y así. Cuáles pueden ser las consecuencias en nuestra vida de esa marca que imprime la poesía, es fácil imaginarlo: la rebelión, la revuelta contra un modo de ver y sentir las cosas que nos aísla de todo lo demás, que nos instala en un lugar de privilegio que no es tal, y que nos hace sentirnos satisfechos si estamos en el tope de la escala evolutiva y desdichados si pertenecemos a los más frágiles 30

no sabemos qué hacer con la alegría, y si llega, seguimos huyendo para salvarnos. Si lográramos vencer el terror, si nos quedáramos, podríamos  recuperar algo perdido hace tiempo. La dicha más plena es una dicha física y debería producirse sólo una vez, antes de que conozcamos las palabras. Su regreso es siempre un instante de gracia que nos devuelve el amor con el que un día la materialidad del mundo nos ha tocado.

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Esa rebelión está para mí en el corazón mismo de la escritura poética, una desobediencia que nos permite rechazar el discurso de la normalidad y de la adaptación, y abrazar el habla, la sensibilidad de la infancia, antes de que seamos sometidos al proceso de embrutecimiento y desensibilización que nos permite adaptarnos al mundo.  La poesía no está hecha para adaptarse al mundo tal como es, sino para hacerlo explotar.

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a los efectos de lo que tendría que haber pasado y no pasó: que la casa se inunde y nuestras cosas se pierdan arrastradas por la marea sucia, entre piedras y palos y restos de animales, un desperdicio más lo que hasta entonces ha sido nuestra historia, los objetos que confirman que somos seres físicos y no un soplo filtrándose desde afuera de esa  vida brutal de la materia que no se detiene jamás para incluirnos. ¿Soñaste alguna vez, cuando llega la violencia del aguacero,  con que el río se salga de su cauce para siempre y nos empuje, soñaste con la noche en que el rayo finalmente nos alcance,

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Los climas violentos crean una sensación  de inminencia, la ilusión de que nada va a quedar igual después del vendaval o del calor intenso: intenso: una fiesta fiesta que se se celebra por un acontecimiento imaginario. Y es la imaginación, y no los hechos, quien te deja asombrada una y otra vez frente a cosas idénticas. En esa hora en que son intensas i ntensas niñez y desdicha, como agujas en preciosa sincronía, ¿cuál sería el objeto de tu espera? ¿Un naufragio, un estallido, acaso el descubrimiento de la tristeza, esa grieta que modifica tu mundo para siempre?

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Litografía

descalzos bajo la luz, como esperando saber algo que sólo el impacto de una fuerza sobre el cuerpo podría revelarnos? Pero el rayo no cae, no cayó y al día siguiente todo sigue a salvo en lugar. Eseelesmismo el mayor desastre que conozco: haber estado al borde, una noche, de que nos fuera concedida una verdad extraordinaria, y al amanecer darnos cuenta de que somos los mismos y no sabemos nada que no supiéramos ya.

Escribías con una piedrita en la tierra tu nombre, palabras al azar: arena, río, spider man. Como si creyeras que una historia se escribe por la suma, la discreta acumulación de partículas. O como si dibujar una casa bastara Para poder habitarla.  Pero ¿quién vive una vida real en una casa dibujada? Hay un ligero, sutil desasosiego en las  largas horas de la siesta, que hace que todos prefieran dormir.  Aún así, resistías despierta. Es extraño pensar en una vigilia en pleno  día, cuando nada escapa a la visión y cada sonido resuena amplificado en el silencio.

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Geología

Toda nuestra infancia debe ser  imaginada de nuevo. Gaston Bachelard. De pequeña probablemente pensara que la geología era la ciencia que enseñaba a vivir en la tierra. Geo, tierra, Logía, ciencia. Era razonable, y desde entonces Yo voy a ser geóloga cuando sea grande, informaba, como quien dice voy a averiguar sola lo que nadie me sabe contar,  voy a clasificar todos los géneros géneros de dolor que conozco como si fueran piedras. —Tal vez en los manuales — me decía— entre fallas y estalactitas aparezca en una u na foto yo con mi disfraz de explorador y en una nota al pie, esta descripción: nena al denorte, piedracasi hallada en una cueva muy escondida, el cuerpo cubierto de palabras talladas, por el tiempo transcurrido, incomprensibles. 38

Poligrafía

Escribías con una piedrita en la tierra tu nombre, palabras al azar: arena, río, spider man. Como si creyeras que una historia se escribe por la suma, la discreta acumulación de partículas. O como si dibujar una casa bastara Para poder habitarla.  Pero ¿quién vive una vida real en una casa dibujada? Hay un ligero, sutil desasosiego en las  largas horas de la siesta, que hace que todos prefieran dormir.  Aún así, resistías despierta. Es extraño pensar en una vigilia en pleno  día, cuando nada escapa a la visión y cada sonido resuena  amplificado en el silencio.

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Que no sepas que por más que hagamos silencio por meses, por años enteros, acabaremos por decirnos una u otra palabra, y en ese momento  comenzará a correr el tiempo.

  No es otra cosa que ese momento lo que dirían las palabras, si alguna palabra  dijera alguna vez algo cierto. palabra

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Magnolia

Amo las flores desquiciadas del  verano, esas que no terminamos de decidir si son increíblemente hermosas o simplemente raras. Demasiado excéntricas, demasiado llamativas, un estallido, una mancha que se abre, blanco o rojo sobre  verde, el monótono verde verde que de repente arde. Ay, si fuéramos así, no las personas tímidas y temerosas que se expanden sobre su propio miedo como si el miedo fuera la savia, la sangre, el alimento, la raíz que nos agarra con firmeza a la tierra

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El camino de los sueños

Creí que la memoria era eso: una cascada cayendo desde un despeñadero, una corriente que arrastraría consigo al océano. No la insistencia del agua sobre la materia, el goteo, el trabajo de años para dejar una muesca insignificante sobre la piedra inerme. Hubiera deseado conocerte antes: dos chicas tendidas al sol de una terraza, en la siesta de provincia, quietas y alertas a la vez, como la vegetación del desierto, que parece dormir o estar seca, y en cambio, cada verano

ynos a lamata vez que nos mantiene vivos, lentamente,

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Madre e hijo Niños del cielo

Todo lo que perdemos suma una cifra única, la nuestra. Si perdieras algo tuyo, algo que no estaba destinado a perderse, tu cifra sería inexacta para siempre.

Despacio, despacio, que hasta aquí no llegue la prisa de la muerte. No quiero que venga la primavera, dijiste, no tengo ropa que ponerme. En las montañas pareciera que siempre está a punto de desatarse una tormenta, pero hay una sola tormenta en todo el invierno. Cuando sucede, salimos los dos a verla. Te tiemblan las manos como a una niña  pequeña, siempre me pregunté si de alegría o de miedo. Todas Todas las cosas cosas únicas aterran. A veces quisiera protegerte, taparte los ojos, que no adviertas la primera gota desprendiéndose, inevitable, del cielo

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deja surgir de entre las hojas algún color sorprendente en la monocromía de la arena.  A veces te miro distraerte de mí, inclinada hacia el interior de tus propios recuerdos, atentaasomando la cabeza como un animal dentro de un pozo abierto en la tierra. Siempre intento descubrir en tus ojos el contorno del objeto prodigioso que estás viendo,  y no alcanzo a distinguir de él más que su efecto, un cambio de intensidad en tu expresión, el temblor, la reverberación del agua  tras la caída de una piedra muy pequeña.

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Estamos lejos. Hasta mí llega la imagen ya disuelta, ya velada, en la historia que cada noche vas contándome, hilo tras hilo del tejido recompuesto, que no puede compararse siquiera a la espléndida trama original, de la que estoy, aunque no quiera, ausente.

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porque la muerte por miedo nunca es rápida: años y años desgajándonos hasta que no queda más que el tallo desnudo, desamparado. Si fuéramos así, te dije, como esas flores, el día que conocimos el dolor sería un día más, no el originario, la fuente de todo lo que vendrá después, el hecho  hecho  sagrado y necesario sobre el que montaremos una casa que sirva para encerrarnos y evitar una vez más ser dañados.

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Las noches de Cabiria

De noche salimos como lobas a comernos  las calles pero somos más bien un perfume, ese que trae el viento norte en los primeros días del verano: el que anuncia con su habíamos aliento pesado y cálido lo que olvidado en los meses de frío interminables. Que hay una gracia, que hay  una elegancia en esas fiestas del pueblo que parecen ordinarias y paganas, que hay que mirar más de cerca para verla. En la alegría feroz,  inmotivada, de los que nacimos para ser bestia de carga está esa gracia. Es fácil despreciarla. Nace y crece igual que los incendios, a partir de una chispa insignificante. No se necesita  gran cosa y ya está ahí, imponente, la fogata que somos cuando nos desatamos   las que hemos venido con las patas apretadas por la soga, listas  para convertirnos en la comida de otros.

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Bye Bye Blondie (Basado en el film de Virginie Despentes)

Yo no estoy curada. Me dieron en la boca la medicina que podía calmar la ira, la tendencia a revolverse la agujaasegritar, hunde  cuando y saca sangre del pozo de la vena, como si fuera barro y hubiera que limpiar el cuerpo, sus impurezas,  porque una mujer, cualquier mujer  ensucia lo que toca si no es sometida a intensos rituales de desinfección, de brutal pero necesaria limpieza. Yo no estoy   curada pero me dejo hacer, brillo como una santa, la misma fe   en cosas imposibles, la misma pasión con un nombre diferente. No me será quitada la rabia, nidejará muerta esta perra de echar espuma por la boca ni de lanzar la dentellada

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Si fuéramos así, un día diferente a todos sería, en cambio, nuestra casa. El día en que pasó algo que desafió las leyes de la lógica, eso que no tendría que haber pasado, lo que no puede pasar, lo que sólo en las películas y en los sueños pasa. Yo ansío la violencia de lo que llega sin aviso, la piedra que rompe el espejo de agua, las ventanas, el rayo que entre todas las cosas del mundo, elige tu cabeza para descargarse.

Ansío ese encuentro que causa un dolor nuevo, insoportable y nos desprende del dolor viejo como de una vieja crisálida, una gasa arrancada de un tirón. Ansío que me perdones y ser perdonada por todo lo que no sabemos, por todo lo que no podemos darnos, y que después sea posible curarnos al sol como los caballos lastimados o las flores pisoteadas, sin esperar nada más que el calor sobre los pétalos marchitos, sobre el lomo cuarteado. Que el día por llegar no sea hermoso, ni siquiera feliz, que sea extraordinario.

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si la quieren poner a dormir para que no sufra ni cause sufrimiento. Vos y yo teníamos un secreto. Estábamos vivas aunque nos hiciéramos las muertas, en medio del bombardeo un par de cuerpos  que sobreviven con una única estrategia: quedarse quietas, no revelar que están ahí, no dejar que el pecho se mueva con cada respiración, desaparecer del mundo de los vivos hasta que los vivos nos dejaran en paz. La batalla es cruenta y dura todos los años que tuvimos y tendremos. Cuando parece terminar,  empieza. Y de nuevo a cubrirnos las espaldas la una a la otra. No te vayas, no te canses de pelear, un ejército de dos aunque parezca modesto, inofensivo, puede hacer temblar la tierra. No es que vayamos a cambiar las cosas: la victoria es que las cosas no nos cambien a nosotras.

Si vamos a quemarnos al menos elijamos el fuego, encendámoslo nosotras con las manos llagadas que tenemos y que la llaga duela si tiene que doler, pero que sea en nuestros términos, locas, raras, mujeres que olvidaron contra toda evidencia cómo deben morir las mujeres: dejándose matar y agradeciéndolo.

Y no es poco, no es poco seguir buscándonos en la noche como insectos que se apiñan alrededor de la luz. 54

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Ya es un milagro que andemos sueltas. Da espanto a las buenas conciencias que no se pueda confiar en que la gente permanezca en el lugar al que ha sido destinada. A qué esa terquedad, esa  vehemencia, si es más fácil agachar la cabeza y hacer lo que se espera de nosotras: esconderse,

Yo hubiera querido darte una palabra, una sola, como si te diera  una piedra tosca y maciza en la mano, regalártela y que te diga: este es mi cuerpo, sobre este cuerpo construirás tu casa y tu casa y la mía serán siempre la misma. En cambio te di el latido inquieto, el pulso del animal que fue alcanzado por la bala perdida y quiere lo imposible: volver el tiempo atrás, cerrar la herida, que no queden cicatrices, de modo tal que nadie pueda  imaginar que se estuvo tan dentro de la muerte como puede estarlo un cuerpo vivo. Vamosa desobedecer la ley del dios que no comprende que las mujeres tenemos que escribirnuestra propia ley, intraducible,  porque ni las bestias más mansas m ansas aceptan mansamente lo que las aniquila y no,  la aniquilación no es el secreto que nos prometieron, el que nos va a salvar, el que debemos transmitirnos al oído. No, el secreto yo no lo sé, no lo sabemos, pero es mucho más potente que la inmolación y el sacrificio, se parece más a la matanza que dejan a su paso las jaurías de perras rabiosas

salir cuando si somos desaparecer ya nollamadas, resultamos necesarias. Y sin embargo, qué hermoso es mostrarnos, m ostrarnos, las plumas multicolores agitándose en el aire, el baile que festeja todo lo que no debe  festejarse: el verdadero milagro, que es tener un cuerpo capaz de sentir lo mismo que el cuerpo de las santas pero no ante un dios sino ante el simple  contacto de otras manos. El sexo es más poderoso que una plegaria, no lo saben los que creen que es un anzuelo a clavar en las agallas del pez hasta sacarlo del agua boqueando desesperado.

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Las lágrimas amargas de Petra Von Kant

sometidas mucho tiempo al régimen de la cuerda corta atada al poste inconmovible, se parece a la resistencia enloquecida en la que vos y yo insistimos, a la pura

Yo tuve tu cuerpo. Quiero decir: tuve el siseo de la serpiente cuando pasa,  una flecha entre los arbustos, la ráfaga que dejó tras ella, su electricidad. Yo tuve el cielo rajado por el trueno, un tejido más frágil  que la piel de un recién nacido abriéndose,   volviéndose a cerrar. Tuve Tuve la luz precaria, súbita,  violenta, la luz que dura un parpadeo antes  de que caiga sobre todas las cosas otra vez la oscuridad. Tuve como se puede tener en este mundo, como tienen el agua las cascadas o el fuego los incendios: desprendiéndose. Pero creí, con una fe rotunda, que era posible demorar ese desprendimiento. Creí con la codicia con que creen

dentellada que hundimos en la carne de los que administran el encierro y el castigo, a la lucha interminable para no ser borradas del mapa como un país que nunca estuvo, la tierra prometida que sólo existe en los libros, esa tierra desolada y tristísima donde van a parar las  víctimas: las mujeres que no acatamos el estado de sitio y salimos por las noches a encontrarnos como un comando, una guerrilla

los santos en su dios.

que se defiende comoque puede las fuerzas de ocupación las de oprimen.

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La más maravillosa música es la que nacede la pobreza y la fealdad, no lo saben los que nunca la han bailado,  es como un halo bajo el cual todo se convierte en su contrario, la muerte misma retrocede y se le entrega mansa. Cuidado con los que no tenemos nada:  cuando no queda nada que perder se pierde el miedo y ay, yo te aseguro que no quisieras encontrarte con alguien que no teme, no quisieras  mirarlo a los ojos, sostenerle la mirada.

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Los secretos

Un pueblo que ha vivido en guerra, muriendo y matando, perseguido y persiguiendo, sabe que no puede huir: donde vaya deberá llevar su tierra, ti erra, sus palabras, su dios, el horror que le han dado y que repite. Las calles de nuestra ciudad pequeña están lejos de las bombas y los atentados suicidas, de chicos que cargancomo contra el pecho un los collar de explosivos flores marchitas. Acá hablamos de amor pero tenemos t enemos miedo y el miedo y el amor están trenzados y son indiscernibles, casi como tu cuerpo y el mío. Me pediste que te diga palabras capaces de deshacer el mal que se nos hizo y  te las dije. Pero las palabras no son confiables, son las cosas las que no dejan entrar en ellas nada que no sea cierto, que no sea irreductible.

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. . 59 . ......................................... ................... ............................................. ............................................. ............................................ ............................................ ............................................ ............................................. ............................................. ........................ .. . . . La mujer sin cabeza  El accidente . puede ser cualquiera, a veces . De chica, el alma se me separó del cuerpo. El es el choque inevitable entre dos . alma,  o como se quiera llamar a ese aguijón  alma, cuerpos: . que se lleva clavado en el pecho y va el día en que caíste sobre mí no pude . soltando en la sangre  sangre el deseo de vivir como retroceder ni defenderme, . una medicina  medicina más fuerte que cualquier conocí el pavor de las criaturas que se .  virus. Se dice queintenso el miedo,  miedo,  un miedo enfrentan unfuerzas. enemigo muy  no suficientemente puede dejar allo dejar  superior a asus Entonces . . cuerpo solo, y el cuerpo solo no comprende  comprende  sabía, ahora sé que perdido por . qué cosa debe hacer consigo, cómo andar perdido, por el mundo sin perderse. Para curarse hay es el canto del miedo el que vence al . que volver al punto  punto  de partida, al lugar, al miedo, el que lo vuelve inofensivo, una . tiempo en que se produjo el accidente,  accidente, el serpiente a la que se le exprime el . golpe, la marea de palabras o de actos que  veneno . impactaron  contra una y la vaciaron por impactaron de los colmillos. Para que el alma entre . de nuevo en el cuerpo hay que dentro, dejándola así: una caña seca  seca  donde . empujarla ni los insectos buscan refugio . con la pobre, cobarde fuerza de los o alimento. La sangre, dicen, se vuelve agua, . débiles, como si el mundo fuera fácil de un líquido  líquido que no tiene el poder para . mover de su eje, como si pudieran mantener al corazón en movimiento  movimiento  y que

bombea y bombea pero ya no es  es la droga potente que atraviesa  atraviesa el circuito de las venas sino el fluido espeso,  espeso, quieto de una ciénaga donde crecen las alimañas  alimañas y un dolor ciego se asienta.. asienta 62

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detenerse sus leyes, revertirlas, como si recuperar el alma que te arrebataron tan temprano fuera posible.

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y de tristeza. Las bestias se adoran en silencio como dioses que nadie más venera, dioses que no aprendieron a castigar, que creen en las enfermedades que se curan, en las fuerzas que vuelven después de una larga convalecencia, en la alegría de soltar el cuerpo, una plomada cayendo en el agua con un ruido sordo,  hundiéndose hacia la maravilla que hay   allá, en las aguas donde tornasoladas, profundísimas, hasta el animal más tímido y arisco puede mantenerse vivo si no cae en las redes que le tienden t ienden para que vuelva a la tierra a boquear al sol hasta volverse  una criatura normal que está dispuesta a abandonar lo que más quiere por un poco de aire, una supervivencia en la que solo la punzada en las agallas le recuerde a veces que hubo un tiempo sin dolor, un tiempo   plácido, el tiempo de las mareas,

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Con la certeza loca, desmedida, de que existe una completa posesión, la piedra que se funde en la montaña y ya no es piedra, la materia que se convierte en una cosa distinta a la materia, creí en la existencia de un hálito que respira como un alma en la piedra, en la materia. Pero no había nada, o había mi mano tratando de tocarte y eso -yo no lo sabía- ya era más que suficiente aunque el acto fuera errado: no se trataba de tomar sino de dar, darte la furia y el amor y la tristeza por no poder durar, por haber sido traída aquí a desear algo que no existe: la permanencia, un cuerpo inagotable como las historias que leemos en los libros, esas historias que los muertos les cuentan a los vivos y que recomienzan donde parecen terminar. 65

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. permanecer confinada en un cuerpo incapaz de dividirse, de ser dos. Y fuiste dos, fuiste conmigo dos, fuiste el revuelo de semillas cuando se abren los pétalos cerrados, fuiste la multiplicación y ya no el solitario tallo creciendo para nada.  Lo que soltaste al aire yo no lo pude retener  y quién podría, tan libre era, tan abundante. No me hubieran alcanzado las manos, no tenía cómo atraerlo a mí, el mundo es tan  vasto, tan infinitamente variado, cómo competir con él para que quieras quedarte en un lugar, en uno solo, y no seguir viajando. Yo no tengo la fe, no,  pero adoré tu cuerpo, me tendí a tus pies, dije palabras que se parecieron a una plegaria, a la plegaria de los que van a morir y dicen gracias por haber estado aquí. Yo repetí también esas palabras y a mi manera, sí, rezaba, te decía: aunque haberte encontrado sea lo único sagrado que el mundo ha tenido para darme, gracias. Fue hermoso haber estado aquí y no lo cambio por la inmortalidad del alma. 72

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sin fin y sin comienzo, el de las criaturas raras, las que no entran en ninguna clasificación: feas, sucias, malas, libres de la belleza normal, de la belleza mortífera extranjeras.

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El monstruo de la laguna negra

Nos parecemos: fuera del redil todo es la misma sombra, se termina el arco de luz que te protege. Si vas a salir de lo común, mejor que seas un monstruo poderoso, una criatura   dispuesta a dar pelea. Prometéme: no vamos a convertirnos en la familia que tuvimos. No vamos a confundir el amor  con unapor ciénaga donde se mezclan el odio la vida, el dolor, el miedo a separarse porque afuera hay más peligros que adentro. Adentro está la muerte, lo sabemos, hay que huir como hemos huido siempre vos y yo por separado, esta vez hay que irse tan increíblemente lejos que no haya  regreso posible, neguémonos a esa partida a medias, a ese estar y no estar,  a seguir alimentándonos con lo que nos envenena. Yo llevo tus escamas en el cuello como el recuerdo de lo que pudo ser, de mi pasado,el nuestro, dos lagartos anfibios,   estamos muertos para el mundo si sabemos escondernos.

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Sino el mundo encontrará la manera   de matarnos. Así ha sido siempre:   somos bestias con un caparazón durísimo y un sentido de la vista tan potente que podríamos descubrir lo que a cientos de metros se agazapa, diminuto y certero. Somos capaces de perder una parte del cuerpo y restituirla lentamente, fibras y células y músculos nuevos en lugar de los enfermos. Peropara nosel creemos estamos listos látigo la presa, y el encierro. Vámonos de una vez a esos, tus reinos, que en lo salvaje crezca libre y fuerte lo que aquí nos hace débiles. Te espero desde que intenté decir la primera palabra y fracasé, desde que supe que no sabría hablar el idioma que me dieron, que no quería palabras tan llenas de culpa

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La vida de Adele

Si tuviera fe. Si hubiera nacido en una familia piamontesa en el siglo catorce, la hija menor que muy pronto muestra su inclinación por lo sagrado. Santa, monja de clausura, destinada a un único amor toda la vida, la vida tranquila   bajo cuya superficie se desata la pasión por un cuerpo que nunca va a tocar. Los sencillos,  hermosos rituales del que cree: tender la cama, barrer la habitación,  rezar, encender una vela, adorar el día   que comienza, el que termina, confiar en que termina para siempre recomenzar. La ocasional crisis que refuerza la confianza: todo está bien,  estamos protegidos, alcanzados por el interés de alguien, su mirada severa y compasiva que es como un círculo de sal del que nadie entra ni sale.

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A alguien le importa, dice la fe y sostiene el cuerpo como una viga maestra. Yo conocí otra fe: la que se clava en otro cuerpo humano. Dormía y mi sueño no tenía imágenes: era el sueño de una piedra, de organismo pequeñísimo queun crecía en el agua, alimentado por los minerales que traían las corrientes subterráneas. Dormía y me despertaste y ya no sé volver a mi letargo. Yo conocí tu voz. Era cascada, ronca, su textura la de la madera en el lugar en el que ha sido abierta por el hacha: aquí y allá los restos de la matanza, las astillas, los bordes ásperos. Yo reconocí las venas de tu frente con los dedos, vi la sangre salírsete y correr por mi boca y por mis manos, no era un estigma que probaba la existencia de dios, era la herida que tenía que hacerte para entrar en vos, la que pediste  porque no soportabas 71

 

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Un texto en realidad es un tejido, viene de textus que significa tejer, coser unir, enlazar. Deseamos atravesarnos por las palabras, dejarnos llevar, recorrerlas, hundirnos en ella, ella, juntarnos a leer y a escribir, que explote el poema

Claudia Masin

y nos salpique. *

Trígono adhiere a la reproducción total o parcial de esta esta obra citando la fuente. Las palabras son creación no propiedad. El conocimiento, la información y la poesía se comparte con quien se ama. *

  Selección poética Imágenes: Allyson Imágenes:  Allyson Mellberg Taylor *

Contacto: Ig trígono de aire / Fb Trigono de aire

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