Claudia Hilb y Daniel Lutzky, La Nueva Izquierda Argentina (1960-1980)

April 12, 2017 | Author: Exequiel Nuñez | Category: N/A
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La nueva izquierda argentina:1960-1980 (Política y violencia)

Claudia Hilb y Daniel Lutzky

Libros Adquiridos Con Fondos Coniribudén Alumnos

BIBLIOTECA

POLITICA ARGENTINA

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CENTRO EDITOR DE AMERICA LATINA

Agradecemos a quienes nos han ayudado en nuestro trabajo, ini­ ciado en el seno del GRELAT (Grupo de investigación sobre América LatinaJ financiado por el Ministerio francés de la “Recherche" francés. En particular a Silvia Sigal e Isidoro Cheresky por sus consejos y ayudas; asimismo los comentarios de Daniel Pecaut, así como las opiniones de Alain Rouquié nos han estimu­ lado para proseguir nuestro análisis. Todos los materiales sobre los cuales se hizo el libro fueron .cedidos por el Centro de Documentación CEDIDELP, ubicado en 14 rué de Nanteuil, París. Finalmente no podemos dejar de agradecer a la persona con quien hemos compartido los primeros tramos de la investigación: Alicia JCosoy.

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estatal „ Asi com o también el hecho de que en el peronis­ m o tam poqo es el Parlamento quien cumple el rol de caja de resonancia'dé las demandas, sino .que éstas se orga­ niza^ desde y hacia el aparato estatal. Es indudable"que elTarlám entó tampoco fue el canal a través del cual se expresaba el conflicto p o lítico antes de la llegada del peronismo al gobierno. Pero lo que consti­ tuye el hecho remarcable, la novedad, es la inclusión de importantes sectores sociales, hasta entonces margi­ nados, que hacen su “ entrada” en la vida p olítica al margen de las mediaciones institucionales de la democrapia parlamentaria.

La democracia “ restringida” Es en el p eríodo abierto por el derrocamiento de Perón que comenzarán a perfilarse los elementos más importantes para analizar la emergencia de la N I. La proscripción sistemática del peronismo cierra el camino al retorno de éste al gobierno p o r vía electoral. Más allá de las diferentes estrategias empleadas por los sucesivos gobiernos entre 1955 y 1973 —intentos de integración del peronismo, prohibición absoluta de toda expresión del mismo, captación de las bases, cooptación de sectores del aparato—, el peronismo com o expresión de la adhesión simbólica de una gran parte de la sociedad argentina a un régimen p o lítico estará formalmente excluido de la escena. Ninguno de los gobiernos que se sucederán entre 1955 y 1973 será capaz de rehacer una unidad nacional, de establecer.reglas-y formas de legitimá¡cí5naceptables para el conjunto de la sociedad. A nte la imposibilidad de rehacer una feühificacion simbólica alrededor del sistema político^todo gobierno aparecerá com o ilegítim o para un am plio sector de la población; el m odelo de democracia Parlamentaria com o marco de resolución de conflictos y com o mecanismo de acceso al gobierno está en crisis. ¿Qué entendemos al decir que la democracia com o marco de resolución de los conflictos está en crisis? Com o señalábamos más atrás, ciertos elementos están ya presentes durante el períod o peronista. Después del 55 esta crisis tomará perfiles más marcados. La caída de Perón acelerará un proceso de frag­ mentación de los partidos no-peronistas, uno dé cuyos

ejes principales será precisamente la actitud frente al peronismo. Estos partidos, que se habían opuesto al peronismo entre 1946 y 1955 en nombre de las liberta­ des públicas y la democracia se encuentran aceptando su proscripción, y p or ende, avalando una versión restrictiva (le la democracia. Pero al mismo tiem po la proscripción del peronismo les plantea la posibilidad de intentar captar su electorado, huérfano de toda representación legal. _ Paralelamente, la intervención de las Fuerzas Armadas irá aumentando. La asignación de lo permitido y lo y prohibido, de las reglas del juego p olítico, escapará del S ámbito de las instituciones de la democracia, erigiéndose J las F F A A en árbitro, o más precisamente en juez. La escena política aparece ya no com o una instancia de competencia, en la que la sociedad se reconoce com o tal y en la que manifiesta su diversidad, sino como la instrumentación arbitraria en manos de los “ vencedores” de 1955. Y los lím ites de esta escena no están definidos por quienes concurren en ella, sino p or un árbitro, que se coloca por fuera y por encima, com o garante en última instancia de la inamovibilidad de sus contenidos, —las F F A A —. Dentro del propio peronismo, el golpe de Hstado delí 55 marcará el com ienzo de una crisis profunda. Acos­ tumbradas a tener al Estado com o interlocutor directo, :; Ius organizaciones gremiales fluctuarán entre dos acti(udes opuestas: la oposición frontal a tod o régimen proscriptivo, por un lado, y los intentos por reacomo- ■ darse en una relación directa y privilegiada con sectores importantes del aparato estatal. Esta última posibilidad le ve afianzada en la medida en que el retorno de Perón j. parece cada vez más improbable, y en que, consecuente- j mente, se acrecientan las posibilidades de negociación de ciertas cúpulas sindicales a partir de una base de poder' pi opia. lin estas condiciones, comenzarán a surgir sectores dentro del peronismo que cuestionarán la capacidad de la dirigencia de ponerse a la cabeza de la lucha por el " i rno de Perón, y que denunciarán las estrategias Independientes de ciertos dirigentes sindicales y p o lí­ ticos. A l mismo tiempo, se desvanecerá la esperanza de irNlaurar el peronismo por v ía de “ Putsch” militar, con pl ti acaso de las tentativas del general Valle en 1956 y del «enera! Iñiguez en 1960.

En una situación en que la vía electoral está vedada al peronismo, en la que los “ Putsch” militares han fraca­ sado, y en la que el desarrollo de una tendencia integracionista parece amenazar la unidad misma del pero­ nismo, la lucha armada comenzará a ser planteada por ciertos sectores como la única vía para asegurar- eT retorno de Perón al gobierno. Del seno de la Juventud Peronista surgirá un núcleo liderado por uno de sus dirigentes, Gustavo Rearte, que fundará el M ovimiento Revolucionario Peronista (M R P ), proclamando: “ que el régimen en descomposición ha cerrado al Pueblo todos los caminos, apoyándose en la violencia y la represión y haciendo del fraude y la proscripción de las m ayorías populares su sistema de gobierno. Condenada históricamente, la reacción ha elegido la forma en la que deberá ser destruida.” 1 En la Unión Cívica Radical (U C R ), la diferencia pro­ funda entre “ unionistas” e “ intransigentes” que se re­ montaba a la década del 40 se autorizará con la división del partido en U C R del Pueblo y U C R Intransigente 2 . Frente a las elecciones de 1958 la U C R Intransigente de Frondizi aparecerá para amplios sectores de la socie­ dad com o la encarnación de una política que garantizaba a la vez las libertades cívicas y ei mantenimiento y la profundización de las conquistas sociales. Cuenta en ese m om ento con el aval del peronismo (refrendado por el Pacto Perón-Frigerio de enero de 1958), con la fuerza propia de su partido, y con el apoyo de lo que p o­ dríamos denominar los sectores progresistas de las capas medias, ligados tradicionalmente al t S y al P C .3’ Sin entrar en el análisis de la gestión de Frondizi, destaquemos simplemente que sometido continuamente a presiones de todo signo, su gobierno se apartó sustan­ cialmente de las expectativas del peronismo y de los sectores de izquierda. La represión ejercida contra sus antiguos aliados de 1958, a través de las instrumentación del Plan Conintes y otras medidas, y la m odificación del programa económ ico original, provocaron la hostilidad del peronismo y el alejamiento de los sectores de izquierda de la UCR I. Los partidos de la izquierda tradicional —el Partido Socialistá y el Partido Comunista— también serán afecta­ dos en su homogeneidad con la caída de Perón. En el PS, la posición a adoptar frente al peronismo

había producido y a una primera escisión importante, el Partido Socialista de la Revolución Nacional, que se aliaría al peronismo y sería disuelto por ley en 195 6 , y la del grupo que fundó el periódico A cció n Socialista, que intentaría ocupar un espacio entre el antiperonismo a ultranza del viejo PS y el pro-peronismo del PSRN. Tras la caída de Perón, el PS sufriría una nueva escisión, bajo el doble im pacto de la Revolución Cubana y del antipe­ ronismo exacerbado de sus dirigentes. A s í queda divi­ dido en P.S. Dem ocrático y P.S. Argentino (este último se definirá a favor de la Revolución Cubana). El PC no sufrirá escisiones importantes hasta la formación del PC Revolucionario en 1967, pero debe destacarse que había perdido gran parte de su peso con /el advenimiento del peronismo en los años 40. Después [del 55 el malestar reinante en su seno por el apoyo a la democracia limitada y por el antiperonismo se. ve en iparte mitigado por la represión sufrida.tanto por el PC tom o por el peronismo bajo Frondizi. Las tensiones que /se generan en estos años aparecerán abiertamente a partir de los años 64/65, en que se alejarán grupos de íñfé-“ lectuales, y harán eclosión con la form ación del PCR. En este con texto de crisis de las corrientes reformistas y de izquierda que comienzan a diseñarse los puntos de fractura a partir de los cuales surgirá gran parte de los «rapos de la N I. En esa situación, diferentes sucesos internacionales, tales com o la Revolución Cubana, la victoria del F L N de Argelia, la ruptura entre China y la Unión Soviética, y posteriormente la guerrilla del “ Che” < ¡uevara en Bolivia, jugarán un papel catalizador. En este con texto de crisis del pensamiento p o lítico liiinsformador, lo^ejem plos revolucionarios a nivel internacional aparecerán como modelos de participación p o lí­ tica alternativa, substituyendo a los m odelos tradii'-nales que se mostraban ya sea complacientes con la i opresión del peronismo y la limitación de la democracia, vu sea ineficientes. En particular el ejem plo de la liirte de las reglas de resolución de las diferencias, 'tejando una huella cada vez más profunda en la soci­ edad. Después de 1973: algunos elementos para pensar la crisis ■le la N I A partir de 1973 la crisis de la N I se evidencia por un ludo con la división de algunas de las organizaciones: del l'lo< con ideas y teorías generales. La adhesión de personas concretas a esos proyectos im plicó un grado de >utrega que no puede ser explicado simplemente por la i i í n í s de proyectos anteriores. Im plicó el surgimiento de nuevas formas de “ sentir” la relación entre el individuo, I« organización y la sociedad. El análisis de los afectos en la vida p olítica ha sido i Mista ahora p o co estudiado; desde una visión tradicional M asimila sentimiento en política a “ incultura” . N o se nene en cuenta que a) los afectos “ sociales” son una forma de cultura; b ) hasta los que adhieren aposiciones políticas más extremas de liberalismo lo hacen en gran jmrte por m otivos que en el fon do son “ afectivos” y no "uicionales” . lín un volante de la Juventud Peronista titulado Murieron para que la patria viva” se describe la forma di sentir de Ramos y A bal Medina, dos militantes «»ainados por la policía en los primeros tiempos del «(linimiento de la organización, a quienes se los acusaba ■··' ser los secuestradores del general Aramburu. “ Siempre hicieron política, les gustaba de alma. Sa­ bían que había que pelear para conquistar algo, que nada se regala. Y lo hicieron juntos, desde chicos. I’rimero en Tacuara, a los 14 años, cuando las ganas de entrar en acción desbordan las especulaciones políticas. Había que estar y estuvieron. De militancia católica empezaron a ser influenciados por todo el proceso que vive la iglesia a nivel mundial, la etapa de los concilios, la iglesia nueva, renovada, un cristianis­

m o donde los privilegiados eran los pobres. Y los pobres son peronistas” . “ Había una consigna interna: todo o nada” . “ Si había algo que los distinguía claramente era la dureza, casi se pod ría decir el ascetismo. Una discipli­ na absoluta, una subordinación total de la vida perso­ nal al p ro y e cto p o lític o ” . “ E l pueblo empieza a hablar de ellos, a reconocerlos com o compañeros. E l calor de la gente afianza la seguridad del triunfo definitivo, de la convicción de m orir por el triunfo del personismo ” .54 Es de resaltar el traslado de un sentimiento del nacionalismo católico que se podría decir es cuasi-religioso a la militancia política. La “ subordinación total al p royecto p o lític o ” podría ser comparado a un sacerdo­ cio donde “ el ascetismo” , “ la dureza” y la “ convicción de m orir por el triunfo del peronismo” terminan de configurar un cuadro afectivo de “ pertenencia a algo superior “ que los incluye y donde su personalidad se disuelve en el conjunto del pueblo. Este tipo de sentimiento no es exclusividad absoluta de quienes militaron en el nacionalismo católico en la revista N uevo H om bre, dirigida por el P R T y que fuera clausurada durante el gobierno peronista, se observa en un artículo que trata de los problemas ideológicos de la proletarización, tendencias similares. “ Esta es la razón por la cual resulta tan d ifícil luchar contra el individualismo, no basta para ser un revolu­ cionario adquirir consecuentemente las ideas de la clase obrera, la conciencia más general de los proble­ mas. Por el contrario, de lo que se trata es de hacer una verdadera revolución en nosotros mismos, de cambiar radicalmente las opiniones, los gustos y las afinidades sobre las cosas más corrientes y las actitudes más cotidianas frente a todos los que nos rodean. En una palabra, de desintegrar nuestra personalidad individual y volverla a integrar, hacerla de nuevo so­ bre ejes proletarios revolucionarios ” .55 Mientras que en el volante de la Juventud Peronista que analizamos la integración se daba com o ya ad­ quirida, casi innata, y se presentaba a los militantes com o ejemplo a im itar; en este último caso se propone toda una línea de “ actividad ideológica” para producir la metamorfosis que convierta un pequeño burgués en un revolucionario proletario. Este proceso de reestructura­ ción del individuo tendría com o objetivo convertirlo en

11(1 "(toldado de la revolución” disciplinado com o lo es mi "lucro en una fábrica. " la s características de la vida en las fábricas, la necesidad del cumplimiento estricto de horarios, la existencia de supervisores, capataces, el ritm o de i'ioducción y la form a de producción social, ayuda a In comprensión inmediata de la necesidad de la disciplina en la actividad revolucionaria ” .56 Kji notable la defensa del “ rol benéfico” de la expíota■inn para estimular la comprensión” de la disciplina. r»m qué esto sea así la existencia del militante no debe tener otro sentido que el que la revolución le da:

1.1 cuadro actúa com o un hom bre que piensa, refle­ xiona, vive en función de la revolución. “N o hay vida lucra del ella” , al decir del comandante Ernesto Che enero de 197*4 56 E l Combatiente N° 154 ; 10 de Febrero de 1975.

57El Combatiente N°

154.

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Punto final, Santiago de Chile, 6 de noviembre de 1968. 5

9

“ Argentinos a las armas” . M. R. Santucho, 30 de Marzo

1I0 1976. 60 El Combatiente, N° 100 , 12 de Diciembre de 1973. 61 S, Freud. “ El malestar en la cultura” . Obras completa^ I illi iones Nuevo Mundo, 1974, 3er. volumen p. 1.

La sociedad futura y la ficción de la unidad

Un elemento m ítico fundamental en la cohesión de la visión revolucionaria de la época es la construcción de una sociedad distinta, “ radicalmente distinta” . En los comienzos de la actividad de Montoneros apa­ rece el tema de la sociedad futura como garantía de la “ unidad nacional” , que sería el objetivo buscado desde el nacimiento de la Argentina com o país independiente y del cual el peronismo sería expresión. “ Este es el principal significado del peronismo; ser la única expresión de unidad nacional en 160 años desde LaQ u iaca hasta Tierra del Fuego y desde Mendoza hasta Misiones” . “ Sabemos que la lucha será larga, que no habrá paz ni unidad total para el pueblo argentino hasta el triunfo final ” .«2 En un documento de JA E N (Juventud Argentinapor la Emancipación Nacional) que luego se uniría a M onto­ neros, se plantea este problema com o centro de la lucha política. “ El objetivo primordial de la lucha será construir una nación, resolver los problemas de una nacionalidad irrealizada ,B3 En el imaginario nacionalista, y no solo en él, la sociedad a construir aparece com o una sociedad do “ unidad” , homogénea, mientras que el presente “ una nacionalidad irrealizada” , se vive com o un estado pre-unitario y heterogéneo. Por otro lado el padre Rubén Dri propone la construcción de un tipo humano para esa sociedad. “ Compañeros, hay que ir forjando esta nueva socie­ dad, un ‘ ‘hom bre y una mujer” nuevos, que venzan ol egoísmo, el m iedo, el afán del lucro. . . y que sepan mirar con los ojos del pueblo, pensar de acuerdo a Un intereses del pueblo, en uha palabra, sentir con él corazón del pueblo” . “ Fe, confianza, venceremos ” .64 De esta manera se mezclan lo imaginario religioso con la propuesta ideológica. En la visión de la sociedad futura expresada por

Santucho en “ Poder burgués y poder revolucionario” i'Nlá explícitam ente incluida la destrucción total de “ esta 100iedad” , colocando entre las instituciones a ser desIniídas el mismo Parlamento. . .que nos permita dirigir con certeza nuestra lucha hacia la toma del poder hasta voltear a los políticos y militares capitalistas, destruirles su aparato de do­ minación (ejército, policía, parlamento, etc.), instau­ rar el poder obrero y popular socialista y construir un nuevo sistema de gobierno, un nuevo estado, basa­ do en la movilización y la participación de todo el pueblo. . ,” 6S. La resolución del problema del poder en una sociedad litlura se ve com o la suma de poderes lócales, constitum id o asambleas nacionales, órganos de poder de masas, y un estado “ obrero” representativo de todo. La com pe­ lí· m:ia política desaparece. “ En el socialismo la democra■ m udquiere un sentido revolucionario, porque deja de wr un sistema donde una m inoría poseedora de dinero v ilel poder decide y condiciona de mil maneras las de­ ntones populares, para convertirse en la democracia i!p la inmensa m ayoría, que a través de los órganos de (imler popular que crean las masas, ejerce realmente el • milrol político, sobre la base de la permanente moviliiiii6 n de los trabajadores ” .66

1.a ficción de un mundo sin conflictos, de un mundo '"litro donde el cuerpo social “ sea uno” sin las contralili clones sociales y políticas del presente, es muy fuerte M ni pensamiento de la izquierda. Y cabría la pregunta Mbre la existencia de una relación entre el “ paraíso ’ "i luí” prom etido por la revolución y el sentimiento de illuolución del individuo y “ pertenencia” que evocamos tiltil bajo el nombre provocativo de “ integrismo revoluiimnrio” en el capítulo anterior. Si decimos esto es |tnri)uc la visión de una sociedad futura fue un elemento liiiiiortante en la adhesión a las organizaciones de iztjlilnrda, que perm itía muchas veces la superación de »nores” o derrotas tácticas en función de ese futuro luminoso. "Nuestro combate se terminará inevitablemente en un l" nvenir prom etedor de libertad y felicidad, objetivo que el pueblo argentino sabrá realizar ” .67

1 imide L efort analizará el problema de la hom ogenei­

dad en la visión de la sociedad futura com o sociedad “ de acuerdo consigo misma” (y con su creador). “ Finalmente es la noción misma de una heterogenei­ dad social que es rechazada, la noción de una variedad de m odos de vida, de comportamientos, de creencia, de opinión, en la medida en que ella contradice radicalmente la imagen de una sociedad de acuerdo consigo misma ” .6 8

NOTAS

62 “Hablan los Montoneros” , Cristianismo y Revolución, Nro. 26, año IV, noviembre-diciembre 1970. 63 “ Documento de Jaén” . Cristianismo y Revolución N ° 26, año IV, noviembre-diciembre 1970, pág. 53. 64 Cristianismo y revolución, N° 30, año IV, Septiembre 1971.

65 “ Poder burgués y poder revolucionario” , M. R. Santucho, ediciones El Combatiente, 23 de agosto de 1974. 66 E l Combatiente, N° 172, 18 de Junio de 1975. 67 “ El combate de Monte Chingolo” , 23 de diciembre de 1975.

68 “ L ’ invention dém ocratique” , Claude Lefort, Fa­ yard 1981, pág. 100.

¿Conclusiones? Hemos visto com o la izquierda de los años 60 organi.· nl>a su universo p o lítico en una intrincada gama de NlKnificaciones. Observamos com o esta visión del mundo estructura alrededor del concepto de la sociedad illvidida en dos campos antagónicos. La coherencia de MC enfoque exigía formas de explicación allí donde los i ampos se confundían, estigmatizándolos com o infiltra­ rían, traición y engaño. Com o la organización aparece 'mergiendo del “ campo p ropio” y legitim a su aparición i">i medio de su relación subjetiva u objetiva con el proletariado, el pueblo o la Nación. Que esa legitimidad Nfi transmite a través de una relación especial con “ la nulidad” , como continuación histórica, mediante una praxis, una teoría o interpretando e interpelando los r ugimientos del pueblo. Prefigurada entonces la sociedad y la organización vimos como esta última interpretaba el significado dé lo i'"U tico com o ocultamiento de lo social, com o un ■ufrentamiento bélico o com o la lucha interna del movimiento peronista. De esa manera definían también Iiin formas en que esas organizaciones harían política. En ·**! 10% de sus militantes3 . Organizaciones menos imporlllttos, que no practicaban la lucha armada, también i mi m u i ferozm ente reprimidas y sus dirigentes y militanIkn noeuestrados. I is primeras interpretaciones que la izquierda de los »fltiN 60 haría de la situación abierta con el golpe de i ni" hablaban de la extensión de la lucha, puesto que «I i'iu'inigo estaba más claro que nunca ante los ojos de I**« masas. Las primeras consignas darían el to n o de esa llilt ipretación, seis días después del golpe de estado ej l‘MT editaría una proclama firmada por R ob erto Santu!i" 111alada “ Argentinos a las armas” . I’iua el PC M L (e x V C ) la consigna en caso de golpe de i ni" era “ parar, ocupar y luchar” , que si bien no Humaba a la lucha armada, si reflejaba el espíritu que n limlia en la organización. lín Montoneros comenzaría una etapa de “ resis­ t a « 1« " que podía ser asimilada a otros p eríodos com o la " Hiiiütcia peronista” de 1955 a 1962 o a la lucha Inmuto la dictadura de Onganía, que constituían mode'•'II mliinde estas organizaciones se situaban. '¡tu embargo, los tiempos no eran los mismos; faltaMii Ihh grandes movilizaciones masivas (las últimas hai itiM nulo en Julio de 1975). “ calor popular” en el m edio 1 1 i mil esas organizaciones crecían. Por otro lado •i i ni desaparecido los “ mitos unifipadores” , la muerte M i·· ni· ral Perón y la crisis del últim o gobierno pero■·' i habían dejado en la confusión más completa el tniviin lento m ayoritario de la política argentina. Por film o , había cimentado en el seno de las fuerzas i H i m i i I iim un proyecto sanguinario y destructor para el m»I ln aniquilación de la subversión era un elem ento

«innidor. 1 i imaginario de la “ resistencia” , surgido en épocas íHt"il"ieN se enfrentaba con una realidad distinta, donde H bu Inri sociales se habían retraído, bajo la presión de ■ i M i 'i· i.i económica y represiva del régimen m ilitar y t il" 111 nitornativas políticas. I ni |!" ile eso vino la destrucción tota l o parcial de • m ««i ni/aciones por m edio del terror, la tortura, los MHMtiHlnN, las detenciones; cerrándose un ciclo histórico

que había com enzado en 1969 con el Cordobazo y las grandes movilizaciones populares. Comenzaba un perío­ do diferente, signado por la destrucción en todos los campos de la vida social y política del país.

Coincidentemente, el sujeto social que se identificaba

00n definiciones mas globalizantes, com o Pueblo, Clase, Nación, fue diluyéndose en el proceso de fragmentación inicial y política. Cada vez se era menos Clase, Pueblo y Nación y más individuos problematizados por la pérdida ilo reaseguros económicos, sociales, p olíticos y morales4 .

Los cambios Mientras la campaña de persecución de los militantes de izquierda se llevaba a cabo, profundas transforma­ ciones se operarían en la sociedad argentina. N o nos vamos a detener en las de la estructura económica, para ello ya señalamos el excelente artículo de A d o lfo Canitrot. Los rasgos generales con que estas transformaciones económicas se presentan son una caída de la producción industrial, crecimiento de la especulación financiera, disminución del salario real, aumento de la desocupación y disminución del em pleo industrial, aumento del em­ pleo en servicios y crecimiento del empleo informal. En la sociedad argentina se operaban cambios en profundidad, al punto de no ser ya “ la misma” , no solo por el descenso del nivel económ ico, por los secuestros masivos y la persecución política, sino también por que los argentinos transformarían su form a de pensar y de interpretar la realidad; esta etapa traería aparejados profundos cambios en el imaginario social. En primer término la relación entre lo público y lo privado se invertiría al punto de que ya no sería Id privado (el individuo), el que se dirigirá hacia lo público para participar de la vida colectiva en partidos políticos, sindicatos, actos y movilizaciones; sino que por el con­ trario será lo público, personificado en el aparato do estado, que penetrará en lo privado haciéndose dueño do las calles, las sedes partidarias y sindicales, de los domici­ lios y de la vida misma de las personas. De esta manera, a medida que fueron pasando Ion años,_ íos argentinos se retrotrayeron de lo social hacia lo individual, familiar o grupal, concentrándose en defen­ der sus fueros personales y adaptando su forma do pensar el mundo, a esa situación. La represión, el m iedo, la desocupación y el temor 11 la desocupación, el descenso económ ico y la pobreza, empujarían a los argentinos a defender desde el ámbito de lo personal, sin protección legal o estatal, su trabajo y su vida.



Malvinas y el retomo a los “ orígenes”

La guerra de las Malvinas fue el último gran intento ilt* recobrar el sentimiento de unidad colectiva como Nación bajo la égida del general L eopoldo Fortunato '.iillieri, quién creyó encontrar allí la varita mágica para mili de la situación en que la grave crisis económica lialiia llevado al país. Con raras excepciones el conjunto de las fuerzas i" *11ticas y sindicales participó entusiasta de esa gesta ittuionalista comenzada el 2 de abril de 1982 (ver bimestre E co n ó m ico y P o lític o N ° 2). I as diferencias entre dictadura y oposición fueron illluyfcadose en aras d éla lucha contra los ingleses. Según >"ctar nuestra soberanía económ ica” 5 . I a n declaraciones de apoyo a la guerra más o menos ■»iiilli ionales, cubrieron un enorme espectro d é la socie*ml ai «entina. El clima de unidad nacional, de recuperaliiii ild espacio colectivo a través de la epopeya Malvi*i'i-iictró rápidamente en casi todos los sectores. Solo ii»itini!¡ expresiones aisladas, de quienes estaban especialiimilr damnificados por la represión o por la guerra 'Minina se expresaron de otro m odo. Com o ejemplo imlAHro y aislado el 18 de abril se conocerán las tffUtuclones de los padres de M. Alm oacid, muerto en II tu »pación de las Georgias, expresando: “ ojalá que "Iiimiiii padre argentino, que ningún padre del mundo 1 i"i iiifrir lo que estamos sufriendo. Ojalá que este Wldli lo se arregle en paz” 6.

El conjunto de fuerzas que aun quedaban de la izquierda de los años 60, luego de la etapa de la destrucción y aniquilamiento, participaría activamente en la marea nacionalista tratando incluso de ir más allá que los militares, de “ quitarles” la bandera de la patria, y penetrando en el túnel del tiem po al 17 de octubre do 1945 o a la batalla de la Vuelta de Obligado. Hasta organizaciones de las cuales no se sospechaba un nacionalismo exacerbado como el M AS (Movim iento al Socialismo, heredero del P S T ) de origen trotzkista, iba a llamar a la guerra y a su continuación, una vez derrotadas las Fuerzas Armadas Argentinas. Idéntica actitud tomaron los partidos de orientación pro-china (PC R y PCM L-exVC). Com o ejemplo del tipo de razonamiento utilizado por los herederos de la izquierda de los años 60 vamos a tomar algunos párrafos del periódico N o transar: “ . . .Entre ellos, la voz de nues­ tro partido, que sostuvo que la acción del 2 de abril colocaba en el primer plano la contradicción entre la Nación y el imperia lismo, y que las demás contradic­ ciones de nuestra sociedad no desaparecieron, pero se subordi­ naban a aquella” . “ N os opusimos a quienes, en mo· dio de los combates ponían por delante la consigna de la paz, y n los que con algún pudor decían “ paz y soberanía” “ Maldita se# esa paz que llegó con la derrota de la Nación ’.’7 La organización Montoneros pide en La Habana qui> se le permitiera pelear contra Gran Bretaña, en un comunicado firmado por Mario Firmenich, donde deci# qüe “ la agresión imperialista no puede ser enfrentada poi un gobierno oligárquico elitista” 8 . Incluso llegarían i alquilar un avión para llevar a los dirigentes a apoyar 1« guerra en la Argentina, que no pasaría de la frontera dd Perú. Jorge Abelardo Ram os, secretario del FIP , en uní reunión en la Casa de Gobierno dijo que “ tal vez li solución sea ir todos a las Malvinas” 9 . El Partido Socin

llila Popular expresará días después que “ La Nación 'libe cerrar filas para hacer frente a ese desafío i 11 ni-continental” 10 . I I Partido Intransigente, que se convertiría en deposiU iio de las esperanzas de parte importante de la juveniml de izquierda, expresará en boca de su presidente, Oticur Alende; “ Las Fuerzas Armadas han interpretado el iimil¡miento y la voluntad nacional. Ellas merecen nues­ tro firme sostén ” .11 A l mismo tiem po, cuando comienzan a viajar políticos al exterior para defender la posición mgontina el Partido Intransigente resuelve enviar repre....tantes al exterior y pide que los viajeros no invoquen ln representación de la Multipartidaria 1 2 . Vicente L. Saadi, líder de la corriente Intransigencia v Movilización, declararía en M éxico que su sector “ coml'íilu al gobierno argentino, pero en esta emergencia los Mgentinos hemos hecho a un lado los problemas intermiin, ante otros más grave, representado por la usurpa■ lóu imperialista extranjera ” 1 3. lis evidente el llamado a L A N A C IO N expresado por todas estas fuerzas de la izquierda argentina14. Un (•Ai rafo significativo del periódico N o transar, nos afirma < ii lu idea que detrás de la noción de “ unidad nacional” "liste aquella de la “ revolución” com o fenóm eno colecHVo unitario, que no puede ser planteado en los términos mi que fue pensado por esa izquierda 1 5 sin la existencia il·’ La Nación, El Pueblo, o La Clase que unifique y otortmon legitimidad. “ Vicente G onzalo Massot, que revista en la dirección del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca, y que no comparte preci­ samente nuestra ideología, escri­ bió en La Nación del 15 de junio pasado: “ La bendita idea de no pagar la deuda externa y con ello poner contra la pared a las nacio­ nes industrializadas no es una tontería. . . siempre y cuando un país encuentre a su Lenín o a su Khom eini, cosa nada fácil de por cierto” . Tenía razón” .16.

Posguerra y pre-democracia Con la derrota de las Fuerzas Armadas en las Islas Malvinas se derrumbaría el intento de reestructurar el imaginario colectivo nacional. Intento que en cierta manera iba contra corriente del rumbo que había toma­ do el país desde 1976. De esta manera la derrota argentina profundizó los cambios que se estaban operando en lo hondo del penpensamiento y del sentimiento de los argentinos. Luego de un corto período de incredulidad y de sorpresa vino el reconocim iento de la derrota. El recuerdo tan menta­ do y revivido durante los meses de la guerra, de los viejos manuales escolares, fue borrándose a medida que el derrumbe del intento de reconstruir imaginariamente L A N A C IO N fue haciéndose realidad. De esta situación emergerá el proceso que irá a concluir en las elecciones de 1983. Surgirá también una forma distinta de entender la política, donde el apego a la democracia, la constitución y el respeto a las garantías individuales se convertirán en el centro de atención. El funcionamiento de una sociedad “ normal” tal cual era expresado por el imaginario “ liberal” se convertiría en el deseo de muchos argentinos golpeados por años de despotismo y destrucción, y por el derrumbe del imagi­ nario “ populista” com o propuesta de solución al descala­ bro general del país. El ámbito de lo colectivo se había visto reducido por la destructuración social, la represión, y también por el fracaso .de aquellas formas de hacer política que recurrieron al imaginario colectivo. A la inversa, lo privado aparecerá com o el ámbito privilegiado de discusión y actividad y la protección de lo privado frente a las invasiones continuas de lo público (secues­ tros, órdenes, m iedo, etc) sería una necesidad esencial para la supervivencia física y sicológica de los argentinos, En esas circunstancias el candidato radical a la presi­ dencia se hizo depositario de todas, o de gran parte de esas nuevas formas de interpretar la política, reinstitucio· nalizando la idea de la democracia y del funcionamiento “ normal” de la sociedad. Exactamente a la inversa, ol peronismo se presentará com o expresión de “ lo social" (los dirigentes sindicales §e habían convertido en fuerzn

minoritaria dentro del partido) y de “ lo nacional” , a una Mhin distancia del tema de la democracia, la ley, el Mrecho individual. (Irán parte de lo que sobrevivía de la izquierda de los «nII", tesis universitaria no publicada, y a partir de la i mil lia sido escrito “ Soldiers. . I I primer capítulo está destinado a presentar los oríífiiPN de lo que Gillespie denomina la izquierda peronisi'i, i partir de un somero análisis de lo nacional-popular ...... componente del peronismo. Se refiere entonces a II iniluencia de F O R J A , de personalidades como Cooke, l'iilggrós, Hernández Arregui y otros. Paralelamente, 'mui Iza rápidamente los contenidos centrales del discurso ¡wimista —las tres banderas, la comunidad organizada, la I»ti era Posición—, haciendo hincapié en la dificultad de m«i »eterizar el peronismo en términos absolutos de clases • 'ilianzas de clase. Si se refiere también a los gobiernos |iuNtcriores al 55 es sobre to d o para resaltar las tácticas iinibiantes de Perón en los sucesivos períodos, y su **|n»yo o su oposición a las diferentes expresiones del i't Hiiiismo, de acuerdo a su táctica en cada mom ento. I I I apítulo sobre los orígenes de Montoneros: Relata en forma detallada la “ peronización” de secto10* do la Iglesia y de grupos provenientes de la derecha imrlcmalista, y su acercamiento gradual con grupos de la Invi-ntud Peronista. A l mismo tiem po, analiza el impacto lili gobierno de Onganía sobre la radicalización y la ........ización de amplios sectores de las capas medias. l ili' capítulo es especialmente rico en datos biográficos murca de los primeros integrantes de la organización, su i#lm íón con el nacionalismo católico y con el MovimihiiI u de Sacerdotes del Tercer Mundo. I I período 1970-1973 es abordado esencialmente l«|u el ángulo de la creciente actividad m ilitar de Miiii I,oneros, la descripción de los operativos de m ayor Hivi'igadura —el asesinato de Aramburu, el rapamiento

"Soldiers of Perón — Argentina’s Montoneros” , Richard i illliviple (Clarendon Press - Oxford 1982).

de La C alera-, y trata también de la progresiva con­ fluencia alrededor de Montoneros de otros grupos ar­ mados Peronistas, a medida que crece el, impacto de su acción, y pese a la precariedad de su estructura y al reducido número de sus integrantes hasta 1971/72. Analiza también la progresiva identificación JP-Montoneros, cuya importancia estará dada por el enorme desarrollo de la Juventud en el año 1972. El análisis del gobierno de Perón muestra a las claras los conflictos que oponen a los M ontoneros con distintos sectores del peronismo y sobre todo las contradicciones entre su propio p royecto y el de Perón, cuyo punto más álgido será el de la concentración del I o de m ayo del 74 en la Plaza de Mayo. Gillespie subraya la gran capacidad de m ovilización de la izquierda peronista en este perío­ do, recalcando que esta es sin embargo mucho más marcada entre los sectores juveniles de las capas medias que en el seno de los sectores obreros. Para el autor, Montoneros no advirtió a tiempo cual era la verdadera p olítica que proponía Perón, y siguió explicando las diferencias entre el gobierno y su propia propuesta como resultado de un “ error” , o del cerco a que Perón era sometido por la derecha del Movimiento. La muerte de Perón, y el recrudecimiento de lo« ataques contra militantes de la JP marcarán el peso decidido de Montoneros a la oposición y el recrudeci­ m iento de su actividad armada. C om o en el resto dol libro, también para este p eríodo la documentación o» muy rica, y a través de un gran número de ejemplo» Gillespie retrata la ofensiva de la derecha peronistn contra toda manifestación autónoma, y la militarización progresiva de la actividad de Montoneros. Señala que si esta organización aun sigue reclutando miembros, esto* apenas si llegan a compensar las víctimas de la represión y del terrorismo de las A A A . A l mismo tiempo, el reclutamiento tenderá a reforzar el aparato clandestino pero la presencia de M ontoneros (o de la JP) en lo» lugares de trabajo o de la Universidad decrecerá en formit notable. El golpe militar del 76 acrecentará el proceso r comprendida al margen de esta evolución, que no es mm condición “ cultural” , en el sentido estricto del n i mino, y sí lo es al mismo tiem po en un sentido más •1111»lio. A sí com o tam poco puede ser comprendido el ungimiento de los “ modelos revolucionarios” (otra forIIIn de legitim idad) o de la “ subcultura terrorista’.’ listas formas de interpretar la sociedad no pueden ser ■I· -lucidas en form a directa de condiciones morales, «Hílales, económicas, o políticas. Deben ser estudiadas

en sus relaciones específicas con el mundo “ exterior” a ellas mismas, las “ derivaciones” a priori pueden dar “ integraciones” falsas al invertir el análisis.

NOTAS

1 “ Anomia Social y violenciá” , Peter Waldman, en “ Argenti­ na Hoy” , dirigida por Alain Rouquié, Siglo XXI. 1982. 2 Ob-cit, p. 205 3 Ob-cit, p. 205 4 Capítulo II 5 Ob-cit., p.213 6 Ob.cit., p. 214 7 Ob-cit, p. 215 8 Capítulo V 9

Cap.

V I y VII.

“ Argentine, revolution et contrërevohition” (o la radicalización de la pequeña burguesía ) 1 de François Gçze y A lain Labroussc El libro escrito por Alain Labrousse y François Gèzo en 1975, “ Argentina revolution et contrerevolution” en uno de los primeros análisis generales del feóm eno de la guerrilla en Argentina, inscripto en la evolución de la “ izquierda revolucionaria” y del país en su conjunto. N o nos ocuparemos mas que de aquellos capítulos donde trata de la evolución de lo que hemos denomina­ do “ izquierda de los años 60” . Este trabajo tiene el m érito de hacer una excelenli' descripción de los hechos que componen la historia do esa izquierda con un profundo conocim iento de loi mismos. Describe el proceso de radicalización que co­ mienza en el p eríod o de la llamada “ resistencia peroni« ta” , para concentrarse en el análisis de lo que sería un salto cualitativo en la radicalización de la pequeña burguesía, situado alrededor de 1968. L a proletarización de los sectores terciarios y libera les, la prohibición de la vida política tradicional, la represión a la universidad y a la cultura y el desprecio t

los derechos del hombre serían causante de la evolución radical de estos sectores. Esto explicaría también el proceso de peronización: “ Atacada en sus intereses de clase, la pequeña burguesía busca la alianza con la clase obrera. Es una de las explicaciones de su apoyo masivo y i í'ipido al peronismo, cuya ideología policlasista responde perfectamente a esas nuevas preocupaciones’^ . Entrando en el análisis de la experiencia guerrillera describe las primeras apariciones de esta com o experien­ cias de guerrilla rural; los uturuncos en 1959 apoya­ dos pór Codee y sectores de la Juventud Peronista de la ■ poca, el Ejército Guerrillero del Pueblo en 1964 dirigi­ do por el comandante Masseti, y la experiencia de las l‘AP que terminaría con la captura del grupo en 1968 en l acó Ralo. “ La característica común de todas estas tentativas era ln voluntad de la parte de los militantes surgidos de la pequeña burguesía, de aplicar de manera mecánica el '’«quema cubano del “ fo c o ” en un país esencialmente m bano” 3. Luego analizará el com ienzo de la expansión del movimiento guerrillero y su “ urbanización” a partir de la» deírotas de los intentos guerrilleros en el campo, del í’xílo de los Tupamaros en Uruguay, y del Cordobazo. Es c| momento del desarrollo de las organizaciones armadas peronistas y no peronistas. Describe los principales he1líos de cada organización y da algunos detalles del proceso por el cual la violencia se convertía en forma ’normal” de expresión política. Com o ejem plo démos­ lo! tlvo, Perón mismo enviará una carta de “ felicitacioiii'n" a los Montoneros por el secuestro de Aramburu4 . Desarrollo que terminará con la ofensiva de la derecha a partir de septiembre de 1974, provocando un repliegue iii'iieral de las fuerzas de izquierda. I’ ii el capítulo denominado “ Izquierda revolucionaria V lucha armada” “ harán un análisis crítico de las distin­ ta« organizaciones, donde muestran el juego entre el "poi t®)ism o y el sectarismo en los debates sobre tácticas v políticas. HÍo una óptica determinista, y contiene por el contralio, interesantes análisis de las ideas de la izquierda nrgentina.

NOTAS

1 “ Argentine, révolution et contrerevolution”, Alain Labrou9«' ut François Gèze, 1975. 2 Op. Cit. p. 126

1 Op. Cit. p. 130 4 Op. Cit. p. 136 5 Op. Cit. p. 250 8 Op. Cit. p. 256 7 Op. Cit p. 257 N Op. Cit. p. 258

“ . . . los militantes de la pequeña burguesía radicaliza­ da hayan recogido en cierta manera el “ m onopolio” de la elaboración de una ideología revolucionaria. Es lo que explica que las desviaciones a las cuales las predisponían su situación de clase y su falta de relación con la clase obrera hayan podido tomar tal amplitud .” 8

'lo c o s y vanguardias - La revolución del voluntarismo” (o la producción del ideal - m arxismo)

Contraponen posteriormente la tendencia a “ privile­ giar modelos” a lo que podrían haber realizado: un análisis científico de la realidad a partir de un intercam­ bio entre teoría y práctica en el seno del m ovim iento do masas. L o que cabría preguntarse sobre este tipo de análisis, es cuales son esos “ intereses” de la pequeña burguesíu que estos grupos “ expresarían” en forma tan directa. Du qué manera se pueden determinar esos intereses, si do manera “ objetiva’,’ más crédito para las pequeñas empre­ sas, trabajo en el sector terciario para los que lo perdie·

Uiededor de la revista Controversia se habían nu­ ciendo a partir de 1979 conocidos intelectuales de izmii nl.i argentinos, que en los duros años del gobierno mlllliir habitaban en México. I n el número 2-3 de diciembre de ese año serán publiMllna dos artículos sobre la lucha armada y la violencia Aiui'tiliua. Nos referiremos aqui al excelente artículo de llllifui Sergio Caletti titulado “ Focos y vanguardias - La Ita lu c ió n del voluntarismo” . I ii hipótesis central desarrollada aquí es que “ el

de Sergio Caletti

proceso de producción del ideal-marxismo está en la base üe los fenomenos guerrilleros argentinos de la última etapa, del mismo m odo que las expresiones prácticas de este ideal marxismo habitaron en la materialización po­ lítica de dichos fenóm enos” 1. En primer lugar analiza la producción del “ ideal-mar­ xism o” antes de la revolución cubana com o la historia de un pensamiento sobre el deber ser, im portado de las m etropolis, copiado de realidades diferentes, incapacita­ do para comprender la realidad social del país y exigien­ do a los movimientos y luchas populares que sean otra cosa más “ avanzada” que lo que según la visión del ideal-marxismo eran. A sí “ el país —y también el continente— careció de una izquierda emparentada con su propio escenario del mismo m odo que careció de un pensamiento propio en general, porque careció, y en gran medida carece, de una H IS T O R IA A P R O P IA D A . La nuestra no es solamente la historia de la dominación de_ una clase sobre las demás, sino también, al mismo tiempo, la historia de la enajena­ ción de nuestra historia” 2 . En este sentido la revolución cubana había significado para esta izquierda, la reapro­ piación de nuestra historia que “ puede hacerse aquí’,’ 3 “ En esta recuperación encuentran su m otivo las olea­ das de anti-intelectualismo, que emergieron d ela izq u ier da poscubana: el primer paso que requería el nuevo pen­ samiento es el acto ” .4 Entonces a partir de ese punto de ruptura el artículo analiza el sentido del “ fo c o ” com o destacamento quo posee la teoría correcta e introduce en los explotados 1« conciencia de sus propias necesidades, y el “ héroe” que da el ejem plo y se sacrifica mientras los oprimidos toman partido por él. Pero al mismo tiem po que se produce esa rupturn (palabras por actos) esa izquierda habría conservado «I ideal-marxismo introduciendo en la realidad argentina o! campesinado chino, la Sierra Maestra, el ejército coloninl de ocupación. Luego analizará lo que el denomina la “ feno'menologia del fusil” , planteando por un lado el parentesco entre los focos desarmados —típicam ente grupos de corte trotzkista— y los focos armados. Portadoro» ambos de una teoría proclamada correcta y repre­ sentantes auténticos de los intereses del proletariado, encaran a la historia planeando el punto en que habrá de producirse el encuentro con ella” 5. A lo que quizó» nosotros podríam os agregar la relación entre un nación« lismo mesiánico “ desarmado” y los grupos armados qu* se autodenominan del nacionalismo revolucionario, Puf

otro lado la lucha armada im pone un corte que los propios voceros de las organizaciones armadas colocan i-ntre ellos y los demás grupos. Entonces el autor hace un utiálisis del sentido, de los valores de la lucha armada pura estos grupos, diciendo que “ Una pistola, un fusil, una ametralladora liviana, en cambio (p o r diferencia a un i jército form al o una lucha de masas, n. del a.) con el idogio a lo cuantitativo individual, la multiplicación del poder de una voluntad gracias a un recurso técni­ co ’’ .6 Entonces allí aparece la construcción de la fi­ gura heroica, que se com bina con la fuerza y la tec­ nología en los “ valores cruciales ocultos tras el fetiche del fusil” ? En el análisis de los valores dominantes mostrará "u n o se pasa de la “ fenom enología del fusil” a un juego de identificación y reem plazo con el enemigo: “ El i nlrentamiento transformador con el régimen se desliza paulatinamente hacia el enfrentam iento de equivalencias, i n rcito contra ejército, capitanes contra capitanes, nor­ mas autoritarias y represivas contra normas autoritarias y represivas” 8. lintre nosotros y ellos se dirime la guerra y el problema de la revolución. Por detrás las clases oprimii I h n se tornan p o co a poco objeto del proceso” 9 . Proceso dr diferenciación del m ovim iento social que la paulatina independencia de las organizaciones gracias al acrecen ta­ mil’ nto de su poder de aparato, estimula. Entonces el militante se construirá, no en el pueblo, sino en el duelo i on el enemigo, valorizándose el coraje, la resistencia a la Imtura, por encima de su capacidad en la lucha de m iU llS .

l

inalmente el desarrollo de estas tendencias frustran

»1 crecimiento del poder popular dando paso al poder milocrático y “ el proceso de construcción dialéctica de tu verdad llamada transformadora se bloquea, dando p ilo a la verdad m etafísica ” .10 Unte es uno de los más interesados trabajos de tono

Vftico. En el se realiza una identificación entre los as­ en los “ negativos” : ideal-marxismo-historia enajenada; deiiola militar y política-autoritarism o; separación de 1« musas— verdad metafísica, etc. Aspectos que entonpodrían ser contrapuestos a otra cadena de signifiWMi I pn ; real-marxismo —historia nacional; triunfo p olílleo normas democráticas; relación estrecha con las HIIIMMN - verdad transformadora. Oulzás una primera pregunta a hacerse es si se puede Ituei’i una relación tal entre pensamiento e historia al (mulo de pensar: “ fueron derrotados porque no com­

prendieron y es necesario que comprendan para triun­ far” ; o entre ética y racionalidad para decir que: “ si hubieran estado en lo cierto no serían autoritarios sino democráticos” . La otra es sobre el ideal-marxismo, que adquiere aqui un doble significado; por un lado causante de la enajena­ ción de la izquierda frente a su mundo real, y por otro consecuencia del transplante de concepciones adaptadas a otras realidades, a la Argentina, en un acto de “ colonia­ lismo cultural” . Mecanismo que habría seguido utilizán­ d o la izquierda de los años 60. ¿Es que acaso la derrota del P R T se debió a la copia textual de las tácticas y estrategias utilizadas en Vietnam? ¿La de los Montoneros a '1a reproducción de la batalla de A rgel o de la "revolución cubana? ¿Los duros golpes sufridos por el PCR o V C a la aplicación de la linea de Mao Tse Tung? ¿Está allí la matriz de su política? , o hay una estructura de pensamiento de origen y características propias E N L A C U A L encajarían modelos externos.

NOTAS

1 Op. Cit.p. 7 2 Op. Cit. p. 7 3 Op. Cit. p. 8 4 Op. Cit. p. 8 5 Op. Cit. p. 8 6 Op. Cit. p. 8 7 Op. C it p. 9 8 Op. Cit. p. 9 9 Op. Cit. p. 9 10 Op. Cit. p. 9

Montoneros, la soberbia armada Pablo Giussanl Este libro publicado en Abril de 19841 es particular­ mente interesante por haber sido escrito por alguien que fuera difusor de las ideas que luego tom aron las organiza­ ciones armadas. Pablo Giussani fue fundador y director

de la revista Che a principios de los años 60: “ Si lo que describo es horroroso, para m í lo es doblemente por 11atarse de un horror que en cierto m odo germina de mis propias raíces” 2. El libro es una crítica m ordaz e irónica de los distintos aspectos de las expresiones ideológico-políticas de los Montoneros. Establece una comparación entre los orígenes de los Tupamaros en 1963, la guerrilla venezolana en ese mismo año, la guerrilla del EGP en Argentina y las Urigadas Rojas en Italia, para comparar movimientos r.iierrilleros en países democráticos. Todos esos m ovi­ mientos explicaban la lucha armada por la existencia de un “ fascismo escondido” al que había que desenmasca­ re. “ Y el primer paso de ese desenmascaramiento era la ■Icnuncia, el intento de “ concientizar a la gente” y de abrirle los ojos sobre la verdad del enemigo embosca­ do” 3. O dicho de otro m odo, la violencia era encarada nomo “ un estímulo de una contraviolencia concientizanle ” 4 . Giussani sitúa esa contraviolencia com o causante del uumbio autoritario, de prom oción del fascismo en los regímenes latinoamericanos. Da com o ejem plo de esa actitud de “ prom oción del fascismo” , la alegría experi­ mentada por la organización terrorista italiana “ L otta continua” frente a la caída de Allende en Chile, o el Hibilo del dirigente Joe Baxter (Tacuara “ roja” , ERP después) frente al golpe de Onganía en 1966:” “ L o que i iiá ocurriendo en Argentina es estupendo” , me dijo Joe llaxter, “ finalmente empiezan a darse las condiciones pura la revolución ” .5 lil autor también hará referencia a las diferencias •Mitre un revolucionario y un rebelde, basando esa difeii'iicia en la existencia de “ fines propios” en el revolucio­ nario, o de “ vivir de rebote” (contra la escala de valores did papá) del rebelde. lin ese sentido da el ejem plo de los “ rebeldes” que ■nimban al partido Comunista “ para oponerse a papá” , i leyendo que el comunismo era lo opuesto y se enconllidian con que los militantes del PC eran “ pacíficos y niiinarios, cumplidores de horarios y amantes de la vida tamiliar’.’6 lintonces, con el desencanto, “ o abandonaban el parlldo para canalizar su rebeldía por otros conductos, ■K iilualmente la- droga o la cultura Beat, o permanecían mi liempo más en el partido para generar una escisión (Olectiva de extrema izquierda. Gran parte del extremis­ mo revolucionario ha tenido ese origen” 7. niorge en form a más o menos explícita a lo largo de Üinn parte de este libro). Si todo enfrentamiento se inscribe en una estrategia ili la burguesía o deFproletariado, y si este enfrenta­ miento es, en última instancia, guerra, las condiciones >tiiím dadas para que el autor realice un nuevo “ salto” : I«« divisiones políticas son expresiones de clase, los enl lentamientos armados ponen frente a frente (necesa­ riamente, por definición a las dos clases). N o queda más i|iie reconocer cuál es la de uno: “ las masas presenciaron Él lí/.eiza una imágen profética dé la Argentina: la lucha ai ampo abierto. Les tocaba ahora a ellas alinearse” 5. ¿Porqué no se alinearon las masas? Porque, dice Marín, fueron manipuladas por el enemigo, y porque las •«••i/as revolucionarias no supieron ver esa manipulai'lím “ Conciente o inconcientemente, los bandos en na asumirían una complicidad: la figura de un “ deli­

to” y el exceso de su contrapartida constituyeron el núcleo procesal ideológico que entorpeció la percepción y el análisis de los hechos, para importantes sectores del campo popular ( . . . ) En esa imagen, el delito y el castigo enturbian quién muere y cóm o lo hace; presupo­ ne una contabilidad sin sujeto, necesaria y adversa por definición.” 6 . Efectivamente, volvemos al principio. Si no acepta­ mos los postulados de base de Marín (las clases “ en sí” , el conflicto com o guerra), si nos negamos a analizar el aislamiento de los grupos armados com o un simple resultado de la manipulación del “ enemigo” y de un insuficiente desarrollo de la “ clase para sí” , las cifras que nos presenta aparecen com o una “ contabilidad sin suje­ to ” (si cedemos por un instante a la idea que parece proponer Marin del “ sujeto” ), y sobre todo, no vemos de qué manera pueden contribuir a descifrar el surgimiento y el fracaso de la experiencia armada en Argentina.

NOTAS

1 “ Los hechos armados - un ejercicio posible” , J.C. Marín, CICSO, 1984. 1 op. cit p. 42, nota 8.

3 op. cit. p. 32 4 op. cit. p. 32 5 op. cit. p. 76-77 5 op. cit. p. 118

Los deseos imaginarios del peronismo El fascismo de izquierda Juan José Sebriill El libro de Juan José Sebreli, Los deseos imaginario» del peronism o 1 es quizás uno de los ensayos más auiln ces escritos sobre el tema. En un tono provocativo y punzante, característico ti· todos sus trabajos, el autor desarrolla una crítica de ln* aspectos autoritarios de la vida p olítica argentina, mi especial aquellos que expresaría el peronismo. E l cuarto capítulo nos interesa particularmente, ya que está di'di cado a un análisis de la ideología de la izquiord* peronista, a la que Sebreli caracteriza de “ fascismo il· izquierda” .

En la primera parte del artículo desarrolla un análisis de las relaciones entre izquierda y regímenes totalitarios. "¿Q ué pensar de esas izquierdas que apoyan ‘ ‘crítica­ mente” , no lo olvidamos, a los regímenes mas tenebrosos del mundo, com o el de K om ehini o Kadafi, que sostie­ nen a Galtieri en su sangrienta aventura belicista, o que n o suman a las manifestaciones superticiosas com o la de Sun Cayetano? Si hubieran vivido en los años treinta qué hubieran pensado esas izquierdas de Mussolini y llitler, quienes también sustituyeron la lucha de clases por la lucha “ del pueblo” contra el im perialism o.. . ” 2 El autor concluye diciendo que, “ si raspamos a un izquierdista argentino, lo más probable es que aparezca un fascista oculto” 3 . Luego de hacer un desarrollo histórico de las relacio­ nas entre izquierda y fascismo describirá las complejas e Insólitas relaciones entre los “ socialistas-nacionales” y los “ nacional-socialistas” en Alemania, Italia, e Inglateiiii. Para finalmente descender sobre la Argentina para recordar los escritos de Giúdici cuando era dirigente del Curtido Comunista Argentino en 1940:” . . .detrás de esa Ideología fascista late un anhelo de masas, que p o r ser de musas poco importa que sea fascista o no,“ . . . ” 4 ; o de lnrge Abelardo Ramos hablando de la etapa del pacto i" i mano-soviético: “ el único períod o de su historia en Hite el stalinismo se aproxim a a una posición nacional itmuiue confusa e inarticulada” 5. De la misma manera •nnltza cóm o los militantes de la derecha católica hacen mi pusaje directo a las ideas socialistas; terminando esta liitioducción con un ensayo sobre el problem a de la tlmnocracia política que es “ el fruto del combate de los li«bajadores que deben arrancar a las clases dirigentes” 6 , • Ir las ideas de izquierda que estuvieron originalmente imillas al humanismo, los derechos humanos, la paz. I ii segunda parte del ensayo se denomina “ M ontoneM " , “ la fusión de la izquierda y el fascismo, ese extraño i... uliije que puede llamarse fascismo de izquierda enWimttra su m ejor ejem plo en la Juventud Peronista; y •*il·! udas del sesenta y setenta” 7. '>>■breli define la “ u top ía” de M ontoneros com o de (iilismo feudal” y analiza las relaciones de este grupo •mi I i >h círculos de la derecha católica, el grupo Tacuara, Hhi dirigentes de la ultraderecha com o Queraltó, MeinviW ii Itruno Genta, con los servicios de informaciones de ll nt'H 'náutica. . I Ir acribe los rasgos ideológicos que M ontoneros hafcli'i tu redado de la derecha católica: “ La influencia Blllln^lca del catolicismo dejó rasgos indelebles en los

Montoneros, que predominaron sobre el posterior injerto marxista: el irracionalismo. el sectarismo, el ascetismo, el culto del sacrificio individual en aras de la humanidad, el anhelo de absoluto, la adoración de la muerte” 8 . Relata más adelante la historia de las extrañas co­ nexiones entre Onganía y el grupo original de Montone­ ros alrededor del secuestro del general Aramburu. Finalmente compara ej surgimiento de un ala radicali­ zada “ en un m ovim iento fascista com o el peronismo” * con las S.A. durante el Tercer Reich, la Falange en España etc., para decir que “ el destino del ala izquierda de los fascismos es ser liquidada políticam ente y aun físicam ente” 10, comparando la masacre de Ezeiza con “ la noche de los cuchillos largos” alemana. La última parte del capítulo se denomina “ base social de los M ontoneros” ; “ su base social estaba dada por la alta burguesía, la alta clase media y algunos sectoreN, lumpen” 11. Analiza los diferentes componentes de estH organización; “ parientes pobres de las viejas familias de la burguesía terrateniente” 12, “ hijos de c o n o c id o s fun cionarios públicos, civiles y militares” 13, y “ profesio nales liberales ” 1 4 en decadencia. Según Sebreli, es justa mente esta decadencia que impulsará a estos sectoreN sociales a buscar otras vías de ascensión. “ De lo que se trata, -aunque no sean conscientes, es de reemplazar al capitalismo clásico por una suerte de capitalismo buró crático de estado en el cual la burguesía que los hii marginado sea desplazada por una burguesía de estado o burocracia, encabezada p or ellos ” 1 5. “ Se trata de una doble sustitución: reem plazar a tu clase obrera que se ha mostrado incapaz d e luchar con luí la burguesía, y a la vez reemplazar a la burguesía que si ha mostrado incapaz de desarrollar un capitalismo nació· nal y de luchar contra el imperialismo” 16. En seguida estudiara el tema de “ la guerra” com o unn lucha entre aparatos en la cual “ el resto de la sociedail permaneció al márgen de esa supuesta guerra, contení piándola con estupor y pasividad, aunque sin podo evitar ser salpicados por la sangre“ 7. Guerra dondi' jugaría un papel central el pensamiento hispanoamericn n o del coraje* el honor, el machismo, com o formando parte déi-mito del salvador supremo. Según Sebreli, la p olítica de alianza de clases nacl nales com o substitución de la lucha de clases fue consn cuencia de la teoría económica de los Montoneros, il: Se caracteriza sobre tod o p o r el aumento de la oposición peronista al gobierno de Aramburu, la «reciente tensión social, y por la crisis profunda que «lleude a la UCR. I n el radicalismo el sector intransigente liderado por I rondizi, y m ayoritario en el Com ité Nacional, proi">ne claramente una p olítica de captación de las

bases peronistas, poniendo el acento en la justicia social y la reconciliación nacional, denunciando el espíritu de revancha y demandando la liberación de los sindicalistas detenidos. A su vez, el sector unionis­ ta denuncia “ el sistema totalitario ( . . . ) y los métodos autoritarios del Com ité Nacional” , y se declara solida­ rio con la política de la Revolución Libertadora. La crisis interna se saldará con la división del partido a comienzos del año siguiente, a raíz de la nominación de »Frondizi com o candidato a las elecciones presiden­ ciales previstas para fines de 1957. El 9 de junio, un alzamiento contra el gobierno, en cabezado por el General Valle, és derrotado y repri m ido severamente. Veintisiete participantes en esto putsch peronista serán fusilados en form a suma ria· En julio, Aramburu anuncia la convocatoria a eleccio­ nes generales para fines de 1957, y la posibilidad de que sea convocada una Asamblea Constituyente para reform ar la Constitución. En el curso de este año comienzan a organizarse en form a embrionaria una serie de agrupaciones gremia les ligadas a grupos de jóvenes peronistas nucleado» fundamentalmente en los barrios; estos grupos juveni­ les se organizarán progresivamente hasta confluir ni año águiente en la Mesa Ejecutiva de la Juventud Peronista. 1957; En febrero la U C R se divide en U C R Intransigente (F ro n d izi) y U C R del Pueblo (Balbín, Sabattin!, Zavala O rtiz). En abril el gobierno convoca a elecclo nes de constituyentes que tendrán lugar en julio, y o» las que el peronismo será proscripto p o r primera ve/ E l mayor caudal de votos será el de votos en blanco (2.115.861), lo siguen la U C RP (2.106.524) y 1« U C R I (1.847.603). La U C R I impugnará la legitimidad de la convención, y se retirará. Finalmente, la conven ción se disolverá en noviembre. En el plano sindical, la normalización de los gremio» lleva a la reaparición de viejos dirigentes y al sural m iento de nuevas figuras peronistas (Rearte, Bonn, Guillan, Vandor, Rucci, Valiese, etc.), a la vez qur w genera una corriente menor de sindicatos comunial n« En agosto el interventor de la C G T convoca a un Congreso al que concurren los gremios normalizad i >« Frente al intento oficial de desconocer la m ayoil« peronista el Congreso se fractura, quedando dividid» en dos bloques: las 62 organizaciones (peronisltin v comunistas), y las 32 (pro-oficialistas). Los gretni"* comunistas se separan luégo de las 62, constituyeini"

“ las 19” , o M ovim iento ae Unidad y Coordinación Sindical (M U CS). E l mismo año se form a la Mesa Ejecutiva de la Juventud Peronista, y aparecen varios periódicos liga­ dos a este sector {N orte, Línea Dura, etc). 1958: En enero Perón y Frigerio (U C R I) acuerdan en Caracas el apoyo del peronismo a la candidatura de Frondizi. En las elecciones del 23 de febrero la fórmula Frondizi-Góm ez se impone con cerca de 4 millones de votos, seguida por Balbín-Del Castillo (2,5 millones). Habrá además alrededor de 800 mil votos en blanco, atribuibles a peronistas disconformes con la orden de votar a Frondizi. En el mes de abril una comisión normalizadora se hace cargo de la CG T, el I o de m ayo asume Frondizi, y el 7 envía al Congreso un p royecto de amnistía general. En julio es anunciada la nueva p olítica petrolera del gobierno, que suscítala oposición de amplios sectores políticos. Un mes después entra en vigencia la nueva Ley de Asociaciones Profesionales, apoyada pública­ mente por importantes dirigentes gremiales peronistas (Framini, E. Cardoso, A . Cavalli, e.a.), y que restable­ ce el reconocim iento del sindicato más representativo por rama laboral. En el mes de septiembre estalla la polémica sobre enseñanza libre o laica, que atraviesa verticalmente a la U C R I y al peronismo. Si bien finalmente se adopta una solución de compromiso, el frente electoral que llevó a Frondizi al poder se resquebraja seriamente; a esto se suma el conflicto creciente entre el gobierno y los sindicatos peronistas y comunistas, y el rechazo de sectores de izquierda de la U C R I, del PC y del Peronismo á la ley de radicaciones extranjeras y al plan Económ ico. 1 9 5 A raíz de un anuncio de privatización de la ex ­ plotación del F rigorífico Municipal Lisandro de la ' orre, estalla una huelga de la que participan las 62 y el MUCS. L a intervención del ejército provoca la I extensión del con flicto a toda la zona de Mataderos. Se agudiza el enfrentamiento entre el gobierno y los i Ingentes sindicales, y también al interior de la ■ Hrigencia gremial. liste año se caracteriza sobre todo p or el gran número I tle conflictos y de huelgas de larga duración (bancarios, metalúrgicos, ferroviarios), y por la aparición rada vez mas manifiesta de divisiones en el seno de las l'T'AA. En este sentido, el hecho más significativo es 1 rl enfrentamiento entre el Gral. Toranzo M ontero y el

secretario de guerra Gral. Elbio Anaya en septiembre, que finaliza conla victoria del primero (marcadamente antiperonista y anticomunista), lo que constituye una importante concesión de Frondizi a las presiones de un sector del Ejército. El año 1959 es también el del triunfo de la Revolu­ ción Cubana, cuyo impacto sobre la izquierda argenti­ na será considerable. E l Partido Socialista se divide en PS Dem ocrático y PS Argentino, expresando este últim o su apoyo a la experiencia de Fidel Castro, y buscando a la vez un m ayor acercamiento al peronis­ mo. Ese mismo año surge un primer grupo guerrillero denominado “ Uturuncos” , integrado por jóvenes de la JP.o provenientes de la izauierda. Su actividad será esporádica y terminará desmembrándose por desinte.ligencias internas y falta de apoyo externo. El apoyo, o no, a los Uturuncos contribuirá también a profundi­ zar las diferencias entre distintos sectores peronistas. 1960: El 13 de m arzo comienza a implementarse en form a declarada el Plan Conintes (Conm oción Interna del Estado), que llevará a la encarcelación de cerca do 3500 activistas, a la desorganización de las estructuras de la llamada “ Resistencia Peronista” , y a una oposi ción cada vez m ayor de Frondizi con la izquierda y el peronismo. En las elecciones para renovación parcial de la» Cámaras el oficialismo es derrotado por la UCRP, al tiem po que el porcentaje de votos en blanco crece en form a más que considerable. En junio es aprobada I» ley federal de represión al terrorismo, y en octubre un planteo público del Comandante en Jefe del Ejércil·> a Frondizi marca el comienzo de la serie ininterrumpi da de “ planteos” militares. Si. bien en esta oportuni dad Frondizi no cederá a las exigencias, no podrá ovl tar el desgaste y el aislamiento progresivo de su «o biem o. El 30 de noviembre fracasa un intento de p,ol pe pro-peronista dirigido por el Coronel Iñigue/,, «l
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