CIUDADES MEDIEVALES
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Descripción: DESARROLLO DEL URBANISMO...
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REVOLUCIÓN URBANA
LAS CLAVES CLERICALIZACIÓN. Ante la
debilidad o desaparición del poder municipal imperial, el episcopado se ocupa de la gestión. “REVOLUCIÓN COMUNAL”.
El renacimiento urbano conecta con esos novi homines (burgueses) que, asociados en comunas, logran privilegios. CONFLICTIVIDAD. La ciudad
se comportó como un “señorío colectivo”, también con respecto a su entorno rural. LA AVENTURA DE LA
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LA CIUDAD MEDIEVAL
ENTRE JERUSALÉN Y BABILONIA A PARTIR DEL SIGLO X, EUROPA ASISTE A LA REFORMULACIÓN DE SUS URBES, CONVERTIDAS POR EL COMERCIO, FRENTE A UNA VISIÓN CRISTIANIZANTE, EN AUTÉNTICOS CENTROS DE PODER POLÍTICO Y ECONÓMICO, PERO TAMBIÉN EN FOCO DE ENFRENTAMIENTOS. EMILIO
MITRE ESTUDIA LAS TENSIONES
ENTRE AMBOS MODELOS EN LA CONSTRUCCIÓN URBANA DEL CONTINENTE EMILIO MITRE. CATEDRÁTICO DE HISTORIA MEDIEVAL DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID.
ENTRADA A LA CIUDAD DE LOS CABALLEROS PARTICIPANTES EN UNA JUSTA, por René
d’Anjou, Libro de los Torneos, hacia 1460.
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ENRI PIRENNE, INDISCUTIBLE MAESTRO DE ME-
H
DIEVALISTAS (1862-1935)
El declive de Marsella o Barcelona, en estado de alerta frente a los sarracenos del norte de África y las incursiones del califato cordobés (saqueo de Almanzor, 985), derivó en un continuado empuje tras doblar el milenio. En los últimos años, nuevas visiones sobre la historia de la ciudad medieval han contribuido a enriquecer y, en la medida de lo posible, a clarificar el panorama. En 2003, Thierry Dutour presentó el medievo como el momento de la segunda fase de la urbanización del continente, precedida por la creada por el Imperio romano que, en buena medida, desapareció con él, y seguida de la construcción ciudadana reciente, pro-
vidades útiles a los habitantes del territorio circundante. Un largo camino que, en líneas generales, discurre entre la crisis del Imperio romano y el descubrimiento del Nuevo Mundo. La irrupción bárbara provocó la clericalización de las ciudades. La mayoría de los autores eclesiásticos se refería en términos apocalípticos al destino de las ciudades de la Galia tras el cruce del Rin por suevos, vándalos y alanos en el año 406. En su carta a Jeruchia, san Jerónimo hablaba de la ruina de Maguncia, Worms, Reims, Amiens, Arras, Tournai, Spira, Estrasburgo, Toulouse y las ciudades de Aquitania. Unos años después, el obispo hispano Hidacio de Aquae Flaviae (la ac-
afirmó que las ciudades europeas eran hijas del comercio y de la industria. A partir del siglo X, las colonias de mercaderes, tiempo atrás errantes, se convirtieron en protagonistas de un resurgir urbano, al asentarse al pie de los castros o burgos fortificados o de los centros (civitates) episcopales. El medievo generó así un espíritu capitalista distinto del capitalismo moderno, no tanto por la calidad y naturaleza, como por la cantidad e intensidad. La tesis se puede aplicar a Europa del norte y, sobre todo, a los Países Bajos, hacia cuyas “anLAS CIUDADES MEDIEVALES EXISTIERON Y tiguas democracias” Pirenne PERMANECIERON GRACIAS A LAS FUNCIONES QUE manifestaba un especial afecto. Pero ¿hasta qué pun- DESEMPEÑARON COMO RESIDENCIA DE LOS PODEROSOS to era válida para otras zonas del continente? En 1972, la profesora ducto de la Revolución Industrial. A tual Chaves, Portugal) lamentaría los suEdith Ennen publicó un excelente tra- la Edad Media, asevera el autor, corres- frimientos de ciudades de la Península bajo en el que, sobre la base de la in- ponde que la civilización europea sea con la entrada de suevos y visigodos. fluencia romana y sus pervivencias, re- esencialmente urbana, pese a que la También Roma fue saqueada por viconocía tres áreas de urbanismo en la masa de población estuviera, aún du- sigodos (año 410) y vándalos (455). Los hombres de letras cristianos eran, Europa medieval: los territorios del nor- rante siglos, apegada al campo. en general, como sus homólogos pate y el este, con pobre (el caso inglés) o prácticamente nula (Escandinavia y los UN LARGO CAMINO. Las ciudades me- ganos, patrióticamente romanos. Ampaíses eslavos) influencia romana; una dievales (más que la ciudad en singu- bos vieron en los germanos el útil chizona situada al oeste, con limitada pre- lar) existieron y permanecieron gracias vo expiatorio de las desgracias de un sencia romana (la estudiada a fondo por a las funciones que desempeñaron agónico imperio, que tenía en ello, por Pirenne), y una Europa mediterránea como residencia de quienes ostentaban otra parte, una amplia responsabilidad, en la que las influencias romanas, aun- el poder (laico o eclesiástico, cuando no dada su degradación moral. Para los que degradadas en la tardía Antigüedad los dos a la vez compitiendo entre sí); cristianos, sin embargo, los bárbaros y el temprano medievo, nunca se per- como plaza fuerte y lugar de produc- fueron, hasta su estabilización en Ocdieron del todo. ción, intercambio comercial y de acti- cidente, el instrumento divino para
ROMA, ilustración de Hartman Schedel, perteneciente al Liber Chronicarum , impreso en Nuremberg en 1493.
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CONTRASTE de comportamientos – honestas y luxuria –, en Hechos y dichos memorables, por Valerius Maximus, 1470, Flandes.
castigar los pecados de la sociedad. Pero, pese a las desgracias sufridas, salvo casos excepcionales (la Cartagena citada por san Isidoro en el siglo VII), no se puede hablar de una radical desaparición física de la ciudad europea en el alto medievo. Incluso algunas, hasta entonces de limitado rango, llegaron a convertirse en centro de po- la ayuda a los más necesitados y la pro- seía una larga tradición en estos asuntos: der y prestigio: el Toledo visigodo, el moción, aunque a nivel modesto, de los Sidonio Apolinar, el obispo de ClerParís o el Soissons de los francos me- unas obras públicas, responsabilidad mont (fallecido hacia 480), Gregorio tiempo atrás del Estado imperial. La ca- de Tours (†594) o el papa Gregorio Magrovingios y la Pavía de los lombardos. En Toledo (la urbs regia) se trató de pacidad de gestión del episcopado pro- no (†604). En algunos casos, se trataba emular el ceremonial de los emperado- cedía de la pertenencia de sus miem- de hijos de funcionarios del viejo apares de Constantinopla y se celebraron bros, en buena medida, a familias de la rato administrativo, posiblemente los importantes concilios nacionales. Pero, aristocracia senatorial romana, que po- hermanos Leandro (†600) e Isidoro de Sevilla (†636). lo más llamativo del modesto panorama urbano occidental en esos años fueron las civitates que TRANSICIÓN AL MEDIEVO. La pasaron a ser, ante todo, centros memoria de la ciudad que se forde la vida y la administración ja en la transición al medievo eneclesiásticas. J. Hubert habló en carecía a sus obispos, encomiansu momento de “ciudad santa” do su sucesión y virtudes. Así en referencia a la Galia merovinocurrió, por supuesto, en el caso gia: el Reims de san Remigio o de Roma (Liber pontificalis) pero el Tours de san Martín y de Gretambién en el de otras sedes. gorio. Una imagen extensiva a los Así, Gregorio de Tours dedicó un otros reinos bárbaros: el Toledo preciso y elogioso recuerdo a sus de los metropolitanos Ildefonpredecesores obispos turonenso, Eugenio y Julián; la Canterses en las páginas finales de su bury de los obispos primados Historia francorum. Agustín o Teodoro y, por supues“Sin el islam el Imperio caroto, la Roma de los sucesores de lingio no habría existido; Carlos apóstoles Pedro y Pablo, conlomagno, sin Mahoma habría siderados auténticos refundasido un absurdo”, aseguró Pirendores de la urbe. ne. Ciertamente, se trató de un Ante la debilidad o desapariproyecto de restauración políción del poder municipal impetica que, al poco de la muerte de rial, la mediación entre la poblasu fundador, manifestó toda su ción indígena de ascendencia rofragilidad, caracterizado por mana y los dominadores germasu marcada ruralización. La ciunos quedó en manos de los obisdad como centro de producción FACHADA DE LA CATEDRAL DE REIMS, construida en el pos. Y también, con los años, la o de intercambios tuvo escasa siglo XIII, donde habitualmente se coronaron los reyes salvaguarda de la vida cultural, repercusión en el Occi- ¸ de Francia. LA AVENTURA DE LA
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¸ dente de los siglos VIII al X, cuan-
do además la inseguridad política se agudizó con incursiones de eslavos, vikingos, magiares y sarracenos del norte de África. El prestigio de algunos centros no respondía tanto a su actividad económica como a su aura místico-política. Es el caso de un remedo de la opulenta Constantinopla: la imperial pero modesta Aquisgrán –residencia de Carlomagno y depósito de sus restos mortales en su capilla palatina– que
vimientos burgueses tumultuarios en Laón, en 1112, y en Compostela, en 1117, también contra sus respectivos obispos Gaudry y Diego Gelmírez. Pero, con frecuencia, la “revolución comunal” se expresó en transacciones entre el viejo orden feudal y el nuevo orden burgués, ya que ambos podían aprovecharse de las nuevas condiciones económicas. Apartir de la fecha clave del año 1000, este renacimiento urbano se presenta
Alighieri en boca de la desdichada Pia dei Tolomei en el purgatorio (V, 1, 134).
BURGUESÍA CAPITALISTA. La visión transmitida por el dicho alemán Die stadluft macht frei (el aire de la ciudad hace libre) pretendía reflejar las diferencias entre el mundo rural, sometido a los señores feudales, y el mundo urbano, caracterizado por sus libertades. Pero resultó demasiado idílico, pues la ciudad acabó también comportándose como un “señorío EL RESURGIR DE LAS URBES DE LA CRISTIANDAD EUROPEA colectivo”, frecuentemente tiránico para el entorno ruSE HA ASOCIADO A UNA REACTIVACIÓN MERCANTIL ral que dependía de ella. Y, PREVIA, INCLUSO, A LAS CRUZADAS DEL SIGLO XI por añadidura, las desigualdades sociales que se fueron fue, durante siglos, lugar de coronación como un fenómeno complejo que, en creando en su interior acabaron promuchos casos, sólo se conoce con sol- duciendo modelos nada igualitarios. de los soberanos del Sacro Imperio. Tomando como ejemplo las ciudades El resurgir de las ciudades de la cris- vencia una vez consolidado: cuando las tiandad europea se ha asociado a una principales ciudades (Brujas, Gante, de los Países Bajos, Pirenne habló de reactivación mercantil previa, inclu- Lübeck, París, Londres, Génova, Vene- tres categorías sociales: la gran burgueso al movimiento de las cruzadas ges- cia, Milán, Florencia, Barcelona...) se sía capitalista, dedicada al comercio a tado a lo largo del siglo XI. “La odi- convirtieron en auténticos poderes po- gran escala; la pequeña burguesía de arsea de los mercaderes precedió a la líticos y económicos. Sus vecinos con- tesanos independientes, y la masa de Ilíada de los barones”, escribió Rober- formaron la ciudad en la misma medi- trabajadores asalariados, generalmente to S. López. En lugar destacado de da que ésta configuró su carácter. “Sie- miserable. Algo similar ocurrió en la Floeste proceso figuran ciudades italianas na mi fe” (Siena me hizo) es la frase rencia de la plena y baja Edad Media, como Génova, Pisa, Amalfi y Venecia. que, en fecha ya avanzada, pone Dante donde las corporaciones profesionales se dividían en tres categorías: las artimayoPero, además, dicho resurgimiento cores, encabezadas por el arte de calimanecta con el movimiento de esos novi la, que se dedicaba al gran cohomines (burgueses, ciudadamercio y a las finanzas, senos, ruanos) que, asociaguido del arte de camdos por juramento en bio de los acuñadocomunas, communires de moneda y las tates o conjuraciodedicadas al trabajo nes, lograron de los de la lana, la seda y poderes establecilas pieles y al codos –nobiliarios o mercio de especies. eclesiásticos– priLas arti medianas vilegios y garantías cubrían a lenceros, que les permitieprenderos y carpinron organizarse de teros y las menores, forma más o menos a comerciantes de autónoma. La priproductos de conmera comuna de sumo cotidiano. cierta relevancia En lo más enfue la de Cambrai cumbrado se situa(1077), que se enban las familias que frentó a su obispo por su poderío ecoGerardo. Asimismo, nómico y el monose produjeron mopolio de la gestión UNA CALLE COMERCIAL de gobierno eran EN LA EDAD MEDIA, los majores, divites o miniatura de El tesoro , por Brunetto grandes –de origen Latini, 1460-1470, oscuro y muchas Biblioteca pública de Ginebra. veces ennobleci-
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dos–, a los que por analogía con el mundo antiguo se denomina patriciado urbano. Son los Bardi o Médicis florentinos, los Scrovegni paduanos, los Doria y los Boccanegra genoveses, los Fugger augsburgueses, los Artevelde ganteses y los Gualbes barceloneses, entre otros. En la base de la escala social quedaban los minores, pauperes, plebei o pequeños. Además, en los márgenes del sistema estaban las gentes mal encuadradas en lo laboral o llegados recientemente a la ciudad, al estilo de los ciompi florentinos o los bergants barceloneses. La falta de unidad del conjunto de la sociedad urbana no sólo se manifestaba en los enfrentamientos de los desheredados o de los medianos contra mayores que salpicaban el Bajo Medievo, como describieron atinadamente P. Wolff y M. Mollat. Se aprecia también que rara vez una ciudad se comportaba como un organismo homogéneo. Era, según J. Heers, un grupo “de células sociales más o menos autónomas”, una yuxtaposición de elementos de diversa procedencia o que expresaban intereses encontrados. MODELOS HISPÁNICOS. Las raíces nacio-
nales de los vecinos pesaron de forma decisiva hasta fecha tardía. El caso hispánico fue todo un modelo. Toledo, después de su toma por Alfonso VI en 1085, tuvo barrios propios de castellanos, mozárabes, francos (todos los transpirenaicos), mudéjares y judíos, cada uno con sus formas de vida y normas de gobierno –fueros– particulares. Por su parte, Pamplona se compuso de varios burgos: el de francos (San Cernin), el hispano (la Navarrerìa) y el mixto de San Nicolás. El judío, hasta su expulsión, constituiría un elemento cada vez más segregado. Las aljamas hispánicas fueron algo más que un
ORFEBRERÍA MEDIEVAL, tabla encargada para la capilla de los orfebres en Brujas, titulada Sant-Eloi , su patrón, por Petrus Christus, 1449.
Las reticencias hacia la vida urbana fueron frecuentes y se mantuvieron firmes en mentes conservadoras. La más añeja tradición hizo de la urbe una fundación de Caín (ciudad de Henoc, Gen. 4, 17). La consolidación urbana en Occidente fue objeto de diversas admoniciones. Guibert de Nogent, a propósito de la revuelta de Laón contra su obispo, tachó al de las comunas de “nuevo nombre, perverso más que ninguno”. Y san Bernardo, poco después, convirtió la ciudad en hogar de todo tipo de vicios. VIOLENCIA Y HEREJÍA. La
urbe, a través de las reglas de la economía de mercado, barrio aparte: una comunidad jurídica era vista como terreno fértil para la avacon vida y reglas propias, similar a los ricia, donde los burgueses competían en municipios. soberbia con los nobles, la envidia se salPero existe también otra comparti- daba frecuentemente con la violencia mentación: la que enfrentaba a las fami- y la lujuria encontraba un campo tan lias de mayor prestigio, una situación perfectamente abonado que los barrios que llevó a la creación de clientelas, al de meretrices llegaron a convertirse aislamiento en barrios específicos y a en una de esas mencionadas “células” que convirtieran sus casas en autén- de la ciudad. Además, el medio urbaticos fortines. Las elevadas torres que no era (casos de Italia y el Mediodía dieron ese acusado perfil a las ciuda- francés como más llamativos) especialdes italianas (como la impresionante mente receptivo a las herejías: las de valSan Gimignano) son expresión del odio denses y cátaros, sobre todo. Desde los profundo profesado entre linajes. En refutadores del error, Tolosa sería Toefecto, no siempre, el aire de la ciudad losa dolosa; con el nombre de albigenses, hacía libre. por la ciudad de Albi, se conocerá también a los cátaros y Milán será la fovea haereticorum HOSPITAL DEL REY, EN BURGOS, fundado por (cueva de herejes). Alfonso VIII en 1195, París, brillante por tantas constituía un gran centro de acogida de cosas, pasaba por ser en la peregrinos. baja Edad Media y los comienzos de la modernidad, según François Villon y François Rabelais, la capital de la truhanería. YRoma, cabeza de la cristiandad, fue una ciudad de población bronca, como recuerda san Bernardo en sus Consideraciones. Los Papas tuvieron que alejarse de ella en re- ¸ LA AVENTURA DE LA
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¸ petidas ocasiones.
FERIA AGRÍCOLA ANUAL DEL SIGLO XV, miniatura de El
La última, durante buena parte del siglo XIV, para residir en la más tranquila Aviñón. Los enfrentamientos entre los vecinos de las ciudades y sus obispos se saldaron repetidamente con el entredicho, forma de excomunión por la que se excluía de la comunidad de fieles a todos los vecinos. Situación dramática o, al menos, harto incómoda.
caballero errante , por Thomas III de Saluzzo, París, Biblioteca Nacional.
la bóveda central de la Catedral de San Pedro de Beauvais, núcleo urbano más bien modesto, o en la boutade del prebendado sevillano de fines del siglo XIV: “Hagamos una iglesia tan grande que quienes la vean en el futuro piensen que estábamos locos”. Existe, afirmó Erwin Panofsky, un sutil lazo entre el espíritu del gótiVISIONES ENFRENTAco y las construcciones intelectuales DAS. Por todo ello, la ciudad sería un hospitales, que acogían indistintamennueva versión de la apocalíptica Babi- te a enfermos, ancianos, pobres y pere- de la teología urbana escolástica. Por ello, lonia, “morada de demonios y guarida de grinos. Al papel tradicional de los re- en la capital del reino de Francia, tan detodo espíritu inmundo” (Ap. 18, 2). ligiosos en este campo, se unieron las ini- nostada por otros motivos, se conecPero, en compensación, tampoco falta la ciativas de organismos civiles y burgue- taba la catedral de Notre-Dame y la exaltación de sus valores. El cristianis- ses piadosos. Jacques Le Goff ha po- Sainte-Chapelle, con su universidad, mo consiguió un inicial ennoblecimien- dido decir así que, a su manera, el me- cuya Facultad de Teología era, según to de la ciudad, ya que, en sus prime- dievo creó un embrión de Estado de bie- Georges Duby, toda una fábrica de penros tiempos, fue un fenómeno religio- nestar. París facilitó un modelo con el sar correctamente. Con cierto chauso esencialmente urbano. Las viejas tra- Hotel-Dieu, copiado por otras ciuda- vinismo, los franceses hablarían de una diciones del mundo antiguo fueron vis- des francesas. Burgos, urbe episcopal de translatio Studii usque Parisium. Casi un tas como supersticiones, algo propio tipo medio, caput Castelle y etapa en la “fin de la Historia”. De tardía aparición, la casa-ayuntade las gentes de los campos y los pa- ruta jacobea, disponía de una amplia red gos. El encuadramiento de los cristianos asistencial: hasta 32 instituciones, de miento fue el otro edificio que dio signise basaba, además, en el principio de muy desigual tamaño, con el Hospital ficado a la ciudad medieval y al orgullo una diócesis por cada ciudad: ese ci- del Rey a la cabeza. A fines de la Edad cívico de sus vecinos. Así lo manifestó Ambrogio Lorenzetti en sus magníficos frescos del LA CATEDRAL FUE, POR ENCIMA DE TODO, LA PRINCIPAL Palacio Comunal de Siena SEÑA DE IDENTIDAD DE LA CIUDAD TRIUNFANTE (1338), con la alegoría del MEDIEVAL. COMPOSTELA Y ROMA HABLAN POR SÍ SOLAS buen y el mal gobierno. Virtudes y vicios capitales entado papel de los obispos en las ciuda- Media, el canciller borgoñón Rolin fun- frentados fueron una transposición al des del Alto Medievo. A la iglesia mayor dó en Beaune un hospital que es una campo profano de la idea de las dos ciudades de san Agustín. Así, frente a la idea (con el tiempo iglesia catedral) se aña- de las joyas del gótico civil. La catedral fue, por encima de todo, de ciudad como nueva Babilonia, se eridieron las parroquias dotadas de pila la principal seña de identidad de la ciu- ge la figura de la nueva Jerusalén, en la bautismal, una por cada barrio. Desde principios del siglo XIII, se su- dad triunfante medieval. La de estilo ro- que, según la visión también joánica “se maron órdenes religiosas de frailes mánico fue, según Henri Focillon, lu- introducirá la gloria y la honra de las namendicantes –franciscanos y domini- gar de acogimiento del obispo, canóni- ciones” (Ap. 21, 26). I cos, fundamentalmente– que fueron gos, fieles y sepulcros (o simples relia la forma de vida urbana lo que las ór- quias) de santos. Los casos de ComDUTOUR, T., La ciudad medieval, denes monásticas como Cluny o el Cís- postela y Roma, como metas de peregriBarcelona , Paidós, 2004. ter habían sido para el medio rural. Los naciones mayores, hablan por sí solos. Al ENNEN, E., The Medieval Town, Oxford, North Holland, 1979. dominicos (ordo praedicatorum) fueron simbolismo escatológico del románico le HEERS, J., La ville au Moyen Âge, París, el gran soporte del pontificado en su lu- sucedió la preocupación por la belleza Fayard, 1990. formal de la catedral gótica. Será el mocha contra la herejía. LADERO, M. A., Ciudades de la España medieval, Madrid, Dykinson, 2010. La ciudad del pleno y bajo medievo numento simbólico que represente la MITRE, E., La ciudad cristiana del Occidente conoció la fundación de múltiples cofra- unidad de la colectividad comunal. El medieval, Madrid, Actas, 2010. días piadosas pero también de nume- espíritu de emulación se comprueba PIRENNE, H., Las ciudades de la Edad Media, Madrid, Alianza Editorial, 1971. rosas instituciones asistenciales como los en datos como los 48 metros de altura de LA AVENTURA DE LA
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