Ciceron Marco Tulio en Defensa de La Ley Manilia Bilingue
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BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS
CICERÓN EN DEFENSA DE LA LEY MANILIA
EDITORIAL GREDOS
Marco Tulio Cicerón
En defensa de la ley Manilia
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BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 211
CICERÓN
DISCURSOS V EN DEFENSA DE SEXTO ROSCIO AMERINO • EN DEFENSA DE LA LEY MANILIA • EN DEFENSA DE AULO CLUENCIO • CATILINARIAS • EN DEFENSA DE LUCIO MURENA TRADUCCIONES, INTRODUCCIONES Y NOTAS DE JESÚS ASPA CEREZA
EDITORIAL GREDOS
Asesores para la sección latina: JOSÉ JAVIER ISO y JOSÉ LUIS MORALEJO. Según las normas de la B. C. G., las traducciones de este volumen han sido revisadas por JAVIER FRESNILLO NÚÑEZ. © EDITORIAL GREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1995. Depósito Legal: M. 35389-1995. ISBN 84-249-1422-8. Obra completa. ISBN 84-249-1784-7. Tomo V. Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1995. — 6785. http://www.thelatinlibrary.com/cicero/imp.shtml
Marco Tulio Cicerón
En defensa de la ley Manilia
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EN DEFENSA DE LA LEY MANILIA o ACERCA DEL MANDATO DE GN. POMPEYO INTRODUCCIÓN
1. Dos personajes a) Cicerón.— Cicerón pronunció este discurso en el ano 66, justo cuando había alcanzado los 40 de edad. Gozaba ya, después de su triunfo contra Verres —año 70— de un gran prestigio, el cual aún se aumentó gracias al brillante éxito obtenido en el 67 cuando, con el voto de todas las centurias, fue elegido en primer lugar para pretor1. Este cargo, que ejerció justa, legal y honradamente, le revistió —como él mismo dice— de autoridad y casi le impuso la obligación de intervenir en este importante debate sobre la ley Manilia en favor de Pompeyo2. Tal vez fue —y así lo creen muchos— que el orador, llevado de su amor desmedido a la gloria, tenía en estos momentos los ojos puestos en el consulado y necesitaba apoyos un poco más altos que los del pueblo3. Además se había reconciliado con los nobles a quienes había combatido en un principio y había aumentado su fortuna personal con diversos legados y ganancias4. Estaba, al fin, tocando la que era su gran aspiración, la dignidad de cónsul. Sólo le faltaba unirse al hombre en quien en aquellos momentos se cifraban en Roma todas las esperanzas. b) Pompeyo.– De la misma edad que Cicerón —pues había nacido también en 106—, en el año 66 estaba por encima de todos los generales de Roma gracias a su fulgurante carrera militar y a los decisivos hechos de armas en que había intervenido. El último había sido la guerra contra los piratas. Éstos habían infestado de tal modo todo el Mediterráneo «que en el año 67 las importaciones de trigo se vieron paralizadas y, a consecuencia de ello se produjo en Roma una gran falta de víveres y un hambre terrible»5. Pompeyo, que había recibido poderes para tres anos, acabó con los piratas en tres meses. Muchos de éstos se le entregaron y el general, en vez de someterlos al castigo según el uso romano, los trató con moderación y los estableció en ciudades despobladas intentando aprovechar en adelante Como indica BOULANGER (op. cit., pág. 143) «de aquí no se sigue que fuera praetor urbanus». Sobre la cuestión, véase W. DRUMANN, P. GROEBE, Geschichte Roms, 2.ª ed., v. V, pág. 378, Leipzig, 1929, en donde se muestra que Cicerón no señala que fuera «pretor urbano» en ninguno de los pasajes de su obra en los que habla de su pretura. 2 Ley Manilia 1, 1. Véase también LO IACONO, op. cit., pág. 37 (Esordio). 3 GUILLÉN, op. cit., pág. 93. 4 J. RUBIO, «Cicerón», Enciclopedia del mundo clásico, v. I, Barcelona, 1954, pág. 383, col. 2.ª. Véase también K. BÜCHNER, «Cicero, M. Tullius», Der Kleine Pauly, v. 1, Stuttgart, 1964, cols. 1174 y ss. 5 J. KOCH, Historia de Roma, 2ª ed., Barcelona, 1950. 1
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sus servicios. «En noventa días terminó brillantemente una campana que Mommsen, siempre adverso a Pompeyo, quiere dejar reducida a una razzia, pero que fue la reconquista del mar para Roma y lo que sirvió a Pompeyo de puente para el mando supremo contra Mitrídates»6. 2. Dos leyes a) Ley Gabinia.– Si Pompeyo pudo conjurar tan rápida y tan decisivamente el peligro de los piratas, fue en virtud de los poderes que se le otorgaron mediante la Ley Gabinia. En efecto, una vez batida la armada romana del Ponto y casi disuelta la de Armenia, la guerra que hacían los piratas se había extendido, por mar y por tierra, a todas las regiones y amenazaba a la misma Italia. Fue entonces —en el otoño del 67— cuando, ante la incapacidad del senado para hacer frente a la situación, el tribuno de la plebe Aulo Gabinio propuso la que, de su nombre, se llamó Ley Gabinia. En realidad eran dos proposiciones de ley: por la primera se licenciaba a los soldados del ejército de Asia que habían cumplido el tiempo de servicio y se reemplazaba a Lucio Lúculo al frente de este ejército por uno de los cónsules; por la otra se intentaba establecer una nueva dirección en la guerra contra los piratas. «Se concedía, durante tres anos, a un cónsul la autoridad absoluta e irresponsable sobre naves y costas hasta cuatrocientos estadios en el interior. Los nobles estuvieron a punto de dar muerte a Gabinio, pero el pueblo impuso su propuesta dando a Pompeyo más de lo que pedía el tribuno»7. La ley, al suprimir el poder del senado sobre las magistraturas, se hacía ilegal y anticonstitucional. Los demócratas la apoyaban decididamente. Así César. Cicerón ni la apoyó ni se opuso a ella. b) Ley Manilia.– En este mismo año 67, además de la guerra con los piratas —felizmente terminada por Pompeyo—aparecen otros conflictos que ponen en grave aprieto a los romanos. Son las guerras de oriente, principalmente la desencadenada por Mitrídates, rey del Ponto. Uno de los lugartenientes de Lúculo había sufrido un descalabro casi total. El mismo procónsul romano había tenido que replegarse en Armenia ante el amotinamiento de sus tropas. La ley de Gabinio, que antes hemos citado, sustituyendo a Lúculo por Mario Acilio Glabrión, no había dado un resultado positivo, pues el sucesor no tenía las cualidades que requería aquella función. Así las cosas, el enemigo crecía y se envalentonaba, mientras los intereses de Roma en aquellas regiones se veían cada día en un mayor peligro: se estancaba el comercio con la rica provincia de Asia, se dejaban de cobrar los tributos, se estorbaban las finanzas que muchos romanos tenían establecidas en aquellas regiones. En tan apurada situación el tribuno Gayo Manilio propuso una ley, concediendo a Pompeyo —que ya mandaba en el mar y en las costas— el mando supremo sobre los ejércitos de las provincias de Asia, Bitinia y Cilicia sin ninguna limitación de tiempo. Este poder pareció exagerado e incompatible con las instituciones republicanas a los nobles. En su nombre hablaron Cátulo y Hortensio. Y a éstos les contestó Cicerón en la
J. RUBIO, «Pompeyo», Enciclopedia del mundo clásico, v. II, Barcelona, 1954, pág. 1345, col. 1 ª. Véase también M. DEISSMANN-MERTEN, «Pompeius», Der Kleine Pauly, v. 4, Múnich, 1972, cols. 1022 y ss. 7 J. RUBIO, «Gabinios», Enciclopedia del mundo clásico, v. I, Barcelona, 1954, pág. 748, col. 1.ª. 6
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confutación de su discurso8.
3. El discurso a) Cualidades.– El discurso De Imperio Gn. Pompei, llamado también Pro lege Manilia9, fue —según testimonio del mismo Cicerón10— el primero que pronunció desde la tribuna de los oradores. Es también el primero de contenido político, si bien —como afirma Boulanger11— no fue su primera actuación política. LO LACONO12 dice «que es el primero pero también el más discutido entre sus discursos políticos». Y como puntos principales que han sido objeto de crítica aduce: «qué fin se propone Cicerón y qué posición adopta al hablar en favor de una ley que, aun sin su discurso, hubiera sido aprobada; cuál es la solidez con que responde a las objeciones de sus adversarios». A estos añade otros aspectos que suelen discutirse, como su valor literario y político y la manera como en el discurso quedan dibujados los hechos y valoradas las personas. Sobre los motivos que movieron a Cicerón a defender la ley Manilia los estudiosos dan explicaciones del todo opuestas: para unos el motivo fue su «gran patriotismo», para otros su «exagerado amor a la gloria». Estas dos opiniones contrarias se hallan bien resumidas en J. Guillén13. Boulanger prefiere no hablar de profundidad de visión política en el discurso De Imperio. Se inclina a ver en él una admirable adaptación al fin y al público a los que va destinado. El público no era el senado sino los Quirites. Bastaba con argumentos sencillos, pero conmovedores. Bastaba razonar los mismos sentimientos de los oyentes: su entusiasmo por Pompeyo. La exposición que el orador hace no puede ser más sencilla: la guerra contra Mitrídates es necesaria y, a la vez, difícil; sólo Pompeyo es capaz de obtener la victoria. A pesar de esta sencillez hay que reconocer en el discurso un gran equilibrio, unas transiciones tan perfectas que más parece un discurso académico que una arenga a una multitud indisciplinada. Frente a Lo Iacono y a Guillén, que se preguntaban si Cicerón había buscado con este discurso más su propio interés que el del Estado, Boulanger no tiene dificultad en afirmar que ambos sentimientos son armonizables: su acendrado patriotismo le impulsaba a defender el bien público, pero, al mismo tiempo, en este caso da muestras de su gran clarividencia política14. En cuanto a los méritos literarios del discurso nos contentaremos con recordar algunos testimonios de los tratadistas. Ya hemos visto cómo Boulanger lo consideraba «discurso académico». Lo Iacono nos dejó este elogio: «otros infinitos méritos hacen de él, desde el punto de vista literario, uno de los más bellos discursos políticos de Cicerón: eficacia en la palabra, lucidez en la expresión, «El Pro Manilia de Cicerón», Perficit 25 (1947). BOULANGER, Op. cit., pág. 143 en nota, señala que el primero es el título auténtico del discurso, el que dan los mejores manuscritos, el único que cita Aulo Gelio y el de los gramáticos Prisciano, Emporio, Arusiano Mesio, Julio Víctor y Fortunatiano. El título Pro lege Manilia aparece en los manuscritos del siglo XV y ha sido el adoptado por las ediciones hasta mediados del siglo XIX. 10 Ley Manilia 1, 3. 11 BOULANGER, op. cit., pág. 143. 12 LO IACONO, op. cit., pág. 30. 13 J. GUILLÉN, op. cit., pág. 92 y s. 14 BOULANGER, op. cit., pág. 149. 8 9
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elegancia y vigor en el estilo, oportuna disposición en las partes, calor en la elocuencia y esplendor en el colorido»15. Laurand encuentra su estilo «constantemente noble y elevado», «alejado del lenguaje familiar», «en ningún discurso se ve tanto la preocupación por las cláusulas». Comparando el De Imperio con el Pro Caecina dice: en el primero «Cicerón da más importancia al elemento musical de la palabra. El orador quiere agradar a la vez que convencer. Quiere hacer un discurso placentero al oído, adornado, solemne: un bello elogio de Pompeyo»16. b) Análisis17 α) Exordio (1-3) Se felicita de poder hablar al pueblo desde la tribuna de los oradores. Expresa la importancia del asunto que va a exponer. β) Narración (4-5) — La provincia de Asia se ve amenazada por Mitrídates y Tigranes. — Todos allí desean la llegada de un mismo general. γ) División (6) — Se propone hablar: a) de la naturaleza de la guerra, b) de su importancia, c) del general que debe dirigirla. δ) Confirmación (6-49) — Naturaleza de la guerra: están en juego la gloria del pueblo romano, el bienestar de los aliados, las rentas más ricas y seguras del Estado, los intereses de muchos ciudadanos romanos. — Importancia de la guerra: a pesar de los éxitos de Lúculo, Mitrídates ha tomado de nuevo la ofensiva. Tigranes se le ha juntado. La indisciplina ha llevado al ejército a una situación crítica. — Elección de un jefe: sólo Pompeyo posee a la vez la ciencia de la guerra, las virtudes militares, las cualidades morales, el prestigio y la suerte. ε) Refutación (50-63) — Respuesta a Hortensio: el éxito de Pompeyo contra los piratas basta para refutar su objeción. — El caso de Gabinio. — Respuesta a Cátulo: la propuesta no es contraria al uso romano. — Conclusión (64-68): se impone la elección de Pompeyo. ζ) Peroración (69-71) — Exhorta a Manilio a seguir con su propuesta. Le promete todo su apoyo. Termina proclamando su propio desinterés y su entrega al bien de todos. 4. Transmisión manuscrita El más importante manuscrito del discurso De Imperio es el Harleianus 2682 (H). Es del LO IACONO, op. cit., pág. 35. L. LAURAND, op. cit., págs. 284-302. 17 Este análisis es un resumen del que hace BOULANGER, Op. cit., págs. 15-16. 15 16
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siglo XI y hoy se conserva en el Museo Británico18. 5. Nuestra edición El texto sobre el que hemos realizado nuestra traducción ha sido el establecido por A. C. Clark en su edición M. Tulli Ciceronis Orationes I de la colección «Oxford classical texts» del año 1989 (= 1905). 6. Bibliografía a) Ediciones A. BOULANGER, Cicéron, Discours, VII, París, 1973 (= 1929). A. C. CLARK, Ciceronis Orationes I, Oxford, 1989 (= 1908). H. GROSE, Cicero, núm. 198, Londres, 1959 (= 1927). P. REIS, M. T. Ciceronis opera, Leipzig, 1927. J. VERGÉS, Ciceró, Discursos VIII, Barcelona, 1962. b) Comentarios A. DEUERLING, Ciceros Rede über das Imperium des Gn. Pompeius, Gotha, 1901. A. LO IACONO, Orazione «De imperio Gn. Pompei», Milán, 1932. J. VAN OOTEGHEM, Cicéron, De Imperio Gn. Pompei ad Quirites oratio, Lieja, 1943. L. PREUDHOMME, M. Tullii Ciceronis de imperio Gn. Pompei ad Quirites oratio, Gante, 1893. F. RICHTER, Ciceros Rede über das Imperium des Gn. Pompeius, Leipzig, 1919. c) Estudios. K. ECKHARDT, «Die armenischen Feldzüge des Lukullus», Klio (1909), 400-412. T. FRANK, «The background of the lex Manilia», Class. Philol. (1914), 191-193. GEYER, «Mithridates», Real-Encyclopaedie, XV, 2 (1932), col. 21632205. F. GUSE, «Die Feldzüge des dritten Mithridatischen Krieges in Pontos und Armenien», Klio (1926), 332-343. K. LAURAND, «En causant du Pro lege Manilia», Enseign. chrét. (1927), 63-65. L. NELISSEN, «La légation de Gabinius et les légats militaires de Pompée sous la loi Gabinia», Rey. Instr. publ. en Belg. (1882), 289400; (1883), 22-36. J. VAN OOTEGHEM, «Pompée le Grand, batisseur d'empires», Mém. Class. let. Acad. Roy. Belg. XLIX, 1954. L. PREUDHOMME, «Thèmes de reproduction sur le De imperio Gn. Pompei de Cicéron», Rey. Instr. publ. en Belg. (1893), 81-84.
Fue puesto al día por A. C. Clark con ocasión de su edición del Pro Milone, OXford, 1895. Véase también el mismo CLARK, Anecdota Oxoniensia, I, 7 (1897). 18
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DE IMPERIO CN. POMPEI AD QVIRITES ORATIO SIVE PRO LEGE MANILIA
ACERCA DEL MANDATO DE GN. POMPEYO o EN DEFENSA DE LA LEY MANILIA
[1] Quamquam mihi semper frequens conspectus vester multo iucundissimus, hic autem locus ad agendum amplissimus, ad dicendum ornatissimus est visus, Quirites, tamen hoc aditu laudis, qui semper optimo cuique maxime patuit, non mea me voluntas adhuc, sed vitae meae rationes ab ineunte aetate susceptae prohibuerunt. Nam cum antea per aetatem nondum huius auctoritatem loci attingere auderem, statueremque nihil huc nisi perfectum ingenio, elaboratum industria adferri oportere, omne meum tempus amicorum temporibus transmittendum putavi.
1 1 Aunque vuestra numerosa concurrencia siempre me ha parecido sumamente grata y este lugar el más digno para tratar los asuntos del Estado y el más honroso para un orador, sin embargo, Quirites1, no mi propio querer sino la norma de conducta que yo me había trazado desde mi juventud, me cerraron hasta hoy esta puerta hacia la fama, la cual siempre estuvo bien abierta para todos los mejores ciudadanos. Pues, no atreviéndome antes a ocupar aún esta tribuna tan autorizada y convencido de que aquí sólo cabía presentar obras acabadas, que fueran fruto del talento y estuvieran expresadas con esmero2, creí un deber consagrar todo mi tiempo a las necesidades de mis amigos.
[2] Ita neque hic locus vacuus umquam fuit ab eis qui vestram causam defenderent, et meus labor, in privatorum periculis caste integreque versatus, ex vestro iudicio fructum est amplissimum consecutus. Nam cum propter dilationem comitiorum ter praetor primus centuriis cunctis
2 Así es como no han faltado nunca en esta tribuna quienes defendieran vuestra causa y como mis esfuerzos, empleados escrupulosa y honradamente en la defensa de los litigios de los particulares, han logrado con vuestra decisión una altísima recompensa. Pues, cuando, por interrupción de los comicios3, por tres veces y con el voto de todas las centurias,
«Quirites» son el pueblo romano compuesto de ciudadanos, dice LO IACONO, op. cit., pág. 37 n. Para GROSE, op. cit., pág. 14 n., significa el pueblo romano en su capacidad civil. Véase también en B. C. G., CICERÓN, Discursos III, pág. 201, n. 1. 2 Perfectum ingenio, elaboratum industria, dice en latín, «perfecto gracias al talento, elaborado gracias al trabajo». Son los discursos completos de ideas y conceptos y llevados a la perfección de la forma. Lo primero pertenece a la «invención»; lo segundo a la «disposición» o «elocución» (ad Heren. I 2, 3). A esta madurez no se podía llegar si lo es con la edad y con un largo estudio. Véase LO IACONO, op. cit., pág. 38 n. 3 Se desconocen los motivos por los que en el año 67 a. C. fueron suspendidos y prorrogados por tres veces los comicios. Ordinariamente las elecciones se suspendían, o por la intercesión de los tribunos de la plebe o por una tempestad súbita —que se consideraba de mal augurio— o por la respuesta desfavorable (obnuntiatio) de los augures o del magistrado que tenía derecho a tomar los auspicios. Es sabido que la obnuntiatio servía a veces de pretexto para interrumpir las votaciones cuando ya se perfilaba la victoria de un adversario. Véase LO IACONO, op. cit., pág. 38 n. Véase también M. CIACERI, Cicerone e i suoi tempi, Milán, 1939, v. I, págs. 117 y ss. 1
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renuntiatus sum, facile intellexi, Quirites, et quid de me iudicaretis, et quid aliis praescriberetis. Nunc cum et auctoritatis in me tantum sit, quantum vos honoribus mandandis esse voluistis, et ad agendum facultatis tantum, quantum homini vigilanti ex forensi usu prope cotidiana dicendi exercitatio potuit adferre, certe et si quid auctoritatis in me est, apud eos utar qui eam mihi dederunt, et si quid in dicendo consequi possum, eis ostendam potissimum, qui ei quoque rei fructum suo iudicio tribuendum esse duxerunt.
fui proclamado pretor en el primer lugar, vi claramente, Quirites, lo que de mí pensabais y las dotes que requeríais en los demás. Hoy, que tengo tanta autoridad cuanta, al elevarme a estos honores4, habéis querido concederme vosotros, y tanta capacidad para actuar cuanta a un hombre serio ha podido proporcionarle el ejercicio casi diario de la oratoria en las tareas del foro —os lo aseguro—, si gozo de alguna autoridad, la emplearé en favor de los mismos que me la concedieron; y, si algo puede mi elocuencia, se lo haré ver, sobre todo, a quienes creyeron que también a ella debían otorgarle la recompensa de su voto.
[3] Atque illud in primis mihi laetandum iure esse video, quod in hac insolita mihi ex hoc loco ratione dicendi causa talis oblata est, in qua oratio deesse nemini possit. Dicendum est enim de Cn. Pompei singulari eximiaque virtute: huius autem orationis difficilius est exitum quam principium invenire. Ita mihi non tam copia quam modus in dicendo quaerendus est.
3 Y veo que es para mí, ante todo, un motivo de justa alegría el hecho de que en este estilo de oratoria —que me es nuevo por esta tribuna—5, se ha presentado una causa tal que, para defenderla, a nadie pueden faltarle las palabras. En efecto se debe hablar del mérito singular y relevante de Gneo Pompeyo. Y a un discurso de esta clase es más difícil ponerle fin que comenzarlo. Debo, por tanto, buscar, no ya la abundancia en la expresión sino su justa medida.
[4] Atque,—ut inde oratio mea proficiscatur, unde haec omnis causa ducitur,—bellum grave et periculosum vestris vectigalibus ac sociis a duobus potentissimis regibus infertur, Mithridate et Tigrane, quorum alter relictus, alter lacessitus, occasionem sibi ad occupandam Asiam oblatam esse arbitrantur. Equitibus Romanis,
2 4 Y, para comenzar mi discurso por aquello que ha dado origen a todo este proceso, debéis saber que dos poderosísimos reyes — Mitrídates y Tigranes6— han emprendido una guerra grave y peligrosa contra vuestros tributarios y aliados; abandonado en su fuga el uno y hostigado el otro, creen haber encontrado la ocasión propicia para apoderarse de la provincia de Asia7. A diario llegan de allí
Antes que la pretura Cicerón había alcanzado la cuestura en el 76 (para el 75) y la edilidad en el 70. Cicerón, hasta ahora, sólo había defendido causas privadas. 6 Se trata de Mitrídates VI Éupator, llamado el Grande, a quien hemos presentado en el v. III de los Discursos de Cicerón de la B. C. G., pág. 189, nota 12, y de Tigranes —para unos I, para otros II— rey de Armenia, también llamado el Grande, que reinó del 95 al 55 a. C. Construyó una capital y se hizo llamar «rey de reyes». Fue vencido por Lucio Lúculo en 69 y en 68 y más tarde por Pompeyo. Sobre la actuación de Mitrídates y Tigranes contra Roma, véase una amplia reseña en la «Introducción» de LO IACONO, op. cit., pág. 5 y ss. La situación política en Asia y su agitación social pueden verse en TH. REINACH, Mithridate Eupator, roi du Pont, París, 1908. 7 La provincia romana de Asia estaba formada en estos momentos por Frigia, Misia, Caria y Lidia. 4 5
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honestissimis viris, adferuntur ex Asia cotidie litterae, quorum magnae res aguntur in vestris vectigalibus exercendis occupatae: qui ad me, pro necessitudine quae mihi est cum illo ordine, causam rei publicae periculaque rerum suarum detulerunt:
cartas dirigidas a honorables caballeros romanos cuyas crecidas cantidades invertidas en el recaudo de vuestras alcabalas peligran. Éstos, por los lazos que me unen al orden ecuestre8, han venido a confiarme la causa de la república y la defensa de sus bienes, que se ven en peligro.
[5] Bithyniae, quae nunc vestra provincia est, vicos exustos esse compluris; regnum Ariobarzanis, quod finitimum est vestris vectigalibus, totum esse in hostium potestate; L. Lucullum, magnis rebus gestis, ab eo bello discedere; huic qui successerit non satis esse paratum ad tantum bellum administrandum; unum ab omnibus sociis et civibus ad id bellum imperatorem deposci atque expeti, eundem hunc unum ab hostibus metui, praeterea neminem.
5 Se sabe que en Bitinia —que hoy por hoy es provincia vuestra9— muchas aldeas han sido incendiadas; que el reino de Ariobarzanes10, contiguo a los territorios de vuestros tributarios, está todo en poder de los enemigos; que Lucio Lúculo11, después de haber realizado grandes proezas, ha dejado el mando de esa guerra; que quien le ha sucedido no se halla suficientemente preparado para dirigir una acción militar tan seria; que hay un solo hombre a quien unánimemente desean y reclaman con insistencia aliados y ciudadanos como general de esta guerra, que él es el único a quien temen los enemigos y a nadie más.
[6] Causa quae sit videtis: nunc quid agendum sit considerate. Primum mihi videtur de genere belli, deinde de magnitudine, tum de imperatore deligendo esse dicendum. Genus est belli eius modi, quod maxime vestros animos excitare atque inflammare ad persequendi studium debeat: in quo agitur populi Romani gloria, quae vobis a maioribus cum magna in omnibus rebus tum summa in re militari tradita est; agitur salus sociorum atque amicorum, pro qua multa maiores vestri
6 Ya veis cuál es el tema del discurso; pensad ahora vosotros qué es lo que debemos hacer. Mi parecer es que primero debo hablar de la naturaleza particular de esta guerra; luego de su importancia; y, por último, del general que para ella habéis de elegir. La índole de esta guerra es tal que debe excitar y enardecer vivamente vuestros ánimos en el deseo de proseguirla hasta el fin. Va en ello la gloria del pueblo romano, que vuestros mayores os legaron, muy alta en todo, pero mucho más en las empresas militares; decide sobre el bien de los pueblos aliados y amigos, por el que
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Cicerón pertenecía a una familia del orden ecuestre y mantuvo siempre estrechos lazos con los caballeros. La región de Bitinia fue dejada en testamento, en el año 74, al senado romano por Nicomedes IV (para otros III), que fue rey entre 94 y 74. Por otra parte Bitinia no pasó a ser provincia romana hasta tiempos de Augusto. Por eso creemos que el sentido de quae nunc vestra provincia est no es «una de vuestras provincias» como traduce BOULANGER sino «provincia vuestra», es decir, «parte de vuestra provincia». 10 Ariobarzanes I, rey de Capadocia de 95 a 63 a. C. Fue expulsado varias veces por Mitrídates y otras tantas restablecido por los romanos. Para conocer las vicisitudes de Ariobarzanes véase la «Introducción» de LO IACONO, op. cit. 11 Lucio Licinio Lúculo, político y general romano: edil el año 80, pretor en África el 77 y cónsul el 74. Sus andanzas en la tercera guerra contra Mitrídates las resume J. COCH, op. cit., págs. 133-134. 9
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magna et gravia bella gesserunt; aguntur certissma populi Romani vectigalia et maxima, quibus amissis et pacis ornamenta et subsidia belli requiretis; aguntur bona multorum civium, quibus est a vobis et ipsorum et rei publicae causa consulendum.
vuestros antepasados mantuvieron largas y penosas guerras; están en juego las rentas más seguras y más elevadas del pueblo romano, con cuya pérdida os faltarán los recursos que embellecen la paz y los subsidios que sostienen la guerra; se trata de la fortuna de muchos conciudadanos por la que vosotros debéis velar, tanto en interés de ellos como en el del Estado.
[7] Et quoniam semper appetentes gloriae praeter ceteras gentis atque avidi laudis fuistis, delenda est vobis ill macula Mithridatico bello superiore concepta, quae penitus iam insedit ac nimis inveteravit in populi Romani nomine,—quod is, qui uno die, tota in Asia, tot in civitatibus, uno nuntio atque una significatione [litterarum] civis Romanos necandos trucidandosque denotavit, non modo adhuc poenam nullam suo dignam scelere suscepit, sed ab illo tempore annum iam tertium et vicesimum regnat, et ita regnat, ut se non Ponti neque Cappadociae latebris occultare velit, sed emergere ex patrio regno atque in vestris vectigalibus, hoc est, in Asiae luce versari.
3 7 Y, puesto que siempre fuisteis, por encima de los demás pueblos, amantes de la gloria12 y ávidos de alabanzas, es preciso que borréis aquella mancha que cayó sobre vosotros en la anterior campaña contra Mitrídates y que se ha incrustado profundamente y ha echado demasiadas raíces en el nombre del pueblo romano; porque ese hombre, que, en un solo día, en toda Asia y en tantas ciudades, con un solo mensaje y con una simple notificación, hizo matar cruelmente a todos los ciudadanos romanos13, no sólo no ha recibido hasta ahora el castigo que merece su crimen sino que, desde entonces, se han cumplido ya veintidós años de su reinado y reina de tal modo que, lejos de querer mantenerse escondido en sus guaridas del Ponto y de Capadocia, sale del reino de su padre y se deja ver en los territorios de vuestros tributarios, esto es, a la luz de toda Asia.
[8] Etenim adhuc ita nostri cum illo rege contenderunt imperatores, ut ab illo insignia victoriae, non victoriam reportarent. Triumphavit L. Sulla, triumphavit L. Murena de Mithridate, duo fortissimi viri et summi imperatores; sed ita triumpharunt, ut ille
8 De hecho hasta ahora nuestros generales, luchando contra ese rey, han conseguido los trofeos de la victoria, pero no la victoria. Triunfó sobre Mitrídates, Lucio Sila, triunfó Lucio Murena14, ambos hombres sumamente valientes y consumados generales, pero su triunfo fue tal que aquél, aun puesto en fuga y
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Sobre el atractivo que ejercía en Cicerón el deseo de gloria véase CHARUR, Quid de gloria senserit M. T. Cicero, Nancy, 1866. 13 Esta masacre del ano 88 estuvo puntualmente preparada por Mitrídates: dueño de Asia, hizo llegar una circular secreta a sus gobernadores y magistrados en la que mandaba matar el día 30 a partir de la fecha de la carta a todos los residentes de lengua itálica. El número de muertos fue de 80.000 (según PLUTARCO de 150.000). Véase COCH, op. cit., págs. 119-120. 14 Sila el 84 y Murena el 81.
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pulsus superatusque regnaret. Verum tamen illis imperatoribus laus est tribuenda quod egerunt, venia dandaquod reliquerunt, propterea quod ab eo bello Sullam in Italiam res publica, Murenam Sulla revocavit.
vencido, seguía reinando. Sin embargo debemos alabanza a estos generales por lo que hicieron e indulgencia por lo que dejaron de hacer; porque a Sila lo hizo venir de aquella guerra a Italia la situación política y a Murena, Sila.
[9] Mithridates autem omne reliquum tempus non ad oblivionem veteris belli, sed ad comparationem novi contulit: qui [postea] cum maximas aedificasset ornassetque classis exercitusque permagnos quibuscumque ex gentibus potuisset comparasset, et se Bosporanis finitimis suis bellum inferre similaret, usque in Hispaniam legatos ac litteras misit ad eos duces quibuscum tum bellum gerebamus, ut, cum duobus in locis disiunctissimis maximeque diversis uno consilio a binis hostium copiis bellum terra marique gereretur, vos ancipiti contentione districti de imperio dimicaretis.
4 9 Ahora bien, Mitrídates dedicó todo ese tiempo, no a olvidar la guerra pasada sino a prepararse para una nueva. Porque, a continuación de haber construido y equipado poderosísimas flotas y de haber puesto en pie numerosísimos ejércitos, sacándolos de todos los pueblos de donde le fue posible, y con el pretexto de hacer la guerra a sus vecinos del Bósforo15, envió hasta Hispania embajadas y cartas a aquellos generales16 contra quienes entonces nos batíamos para que, rotas las hostilidades por tierra y por mar, en dos países tan remotos y tan diferentes entre sí, y por dos ejércitos enemigos que actuaban de común acuerdo, vosotros, divididos en una doble lucha, tuvierais que combatir por la supremacía de Roma.
[10] Sed tamen alterius partis periculum, Sertorianae atque Hispaniensis, quae multo plus firmamenti ac roboris habebat, Cn. Pompei divino consilio ac singulari virtute depulsum est; in altera parte ita res a L. Lucullo summo viro est administrata, ut initia illa rerum gestarum magna atque praeclara non felicitati eius, sed virtuti, haec autem extrema, quae nuper acciderunt, non culpae, sed fortunae tribuenda esse videantur. Sed de Lucullo dicam alio loco, et ita dicam, Quirites, ut neque vera laus ei detracta oratione mea neque
10 Pero, al fin, el peligro que amenazaba de una de las partes —la de Sertorio e Hispania— que tenía muchísima más consistencia y fuerza, quedó conjurado gracias a la singular prudencia y al extraordinario valor de Gneo Pompeyo17. Del otro lado ese hombre eminente, Lucio Lúculo, ha llevado nuestros asuntos tan hábilmente que parece ser necesario atribuir los gloriosos éxitos de sus primeras campañas, no a su suerte sino a su valentía, y los reveses últimos que hace poco acontecieron, no a faltas suyas sino a la fortuna. Pero de Lúculo hablaré en otro momento y lo haré de tal manera, Quirites, que
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Los habitantes del Bósforo Cimerio y de Crimea. Sertorio y sus generales. A partir del 79 Mitrídates inició negociaciones con Sertorio a través de intermediarios tránsfugas, del partido democrático. Cerró con él un tratado de alianza. BOULANGER, op. cit. pág. 162, n. 2. 17 Sobre el final de la lucha con Sertorio puede verse, por ejemplo, L. SUÁREZ FERNÁNDEZ, Manual de Historia universal. V. II. Edad antigua, págs. 400-402. 16
Marco Tulio Cicerón
En defensa de la ley Manilia
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falsa adficta esse videatur:
no pueda parecer que, con mis palabras, le he quitado los méritos merecidos ni que he inventado otros que no son verdaderos.
[11] de vestri imperi dignitate atque gloria—quoniam is est exorsus orationis meae— videte quem vobis animum suscipiendum putetis. Maiores nostri saepe mercatoribus aut naviculariis nostris iniuriosius tractatis bella gesserunt: vos, tot milibus civium Romanorum uno nuntio atque uno tempore necatis, quo tandem animo esse debetis? Legati quod erant appellati superbius, Corinthum patres vestri totius Graeciae lumen exstinctum esse voluerunt: vos eum regem inultum esse patiemini, qui legatum populi Romani consularem vinculis ac verberibus atque omni supplicio excruciatum necavit? Illi libertatem imminutam civium Romanorum non tulerunt: vos ereptam vitam neglegetis? ius legationis verbo violatum illi persecuti sunt: vos legatum omni supplicio interfectum relinquetis?
11 En lo que atañe a la dignidad y a la gloria de vuestro imperio, puesto que por ahí he comenzado mi discurso, considerad s qué resolución debéis tomar. Nuestros antepasados hicieron no pocas veces la guerra en defensa de los comerciantes y navegantes injustamente tratados; ¿en qué disposición de ánimo os deberíais hallar vosotros sabiendo que tantos millares de ciudadanos romanos fueron asesinados a una simple orden y en un solo día? Vuestros padres, porque el nombre de sus legados había sido pronunciado con insolencia18, mandaron reducir a cenizas la ciudad de Corinto, que era la lumbrera de toda Grecia; ¿y vosotros dejaréis sin castigo a un rey que hizo matar a un legado del pueblo romano19, hombre consular, después de hacerlo pasar por cárceles y azotes y de hacerle sufrir toda clase de tormentos? Ellos no toleraron que se menoscabara la libertad de los ciudadanos romanos; ¿y vosotros veréis con indiferencia que se les ha privado de la vida? Ellos vengaron la violación del derecho de los embajadores, hecha de palabra; ¿y vosotros dejaréis sin castigo que se haya arrancado la vida a un embajador con toda clase de tormentos?
[12] Videte ne, ut illis pulcherrimum fuit tantam vobis imperi gloriam tradere, sic vobis turpissimum sit, id quod accepistis
12 Mirad no vaya a ocurrir que, así como fue para ellos un hecho gloriosísimo transmitiros toda la gloria del imperio, así sea de infamante
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Como dice BOULANGER, op. cit., pág. 163, n. 1, seguramente el agravio inferido a los delegados romanos en la liga aquea fue más grave de lo que dice Cicerón. Pero al orador le interesa acentuar la antítesis entre el rigor de los antiguos romanos y la dejadez de los de hoy. Los delegados pudieron ser, no sólo abucheados y expulsados, sino también golpeados. Liv., Epit. 51, dice pulsati, que, más que «expulsados», es «golpeados» o, por lo menos, «expulsados a empujones». 19 Para BOULANGER, op. cit., pág. 163, n. 1, se trata de Manio —aunque escribe la abreviatura de «Marco» (M), no la de «Manio» (M')— Aquilio, hijo del organizador de la provincia de Asia, que en 89 se encargó de restaurar a los reyes de Bitinia y Capadocia, destronados por Mitrídates. Aquilio hizo la guerra a Mitrídates y, vencido por éste, sucumbió a las heridas y a los malos tratos. Además de CICERÓN en este pasaje, narran la muerte de Aquilio PLIN., H. N. XXXIII 48; AP., Mith. 21; DIODORO, Frag. XXXVII 27 (ed. Dindort), difiere y dice que Aquilio en el momento de ser entregado a Mitrídates se quitó la vida.
Marco Tulio Cicerón
En defensa de la ley Manilia
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tueri et conservare non posse. Quid? quod salus sociorum summum in periculum ac discrimen vocatur, quo tandem animo ferre debetis? Regno est expulsus Ariobarzanes rex, socius populi Romani atque amicus; imminent duo reges toti Asiae non solum vobis inimicissimi, sed etiam vestris sociis atque amicis; civitates autem omnes cuncta Asia atque Graecia vestrum auxilium exspectare propter periculi magnitudinem coguntur; imperatorem a vobis certum deposcere, cum praesertim vos alium miseritis, neque audent, neque se id facere sine summo periculo posse arbitrantur.
para vosotros no poder defender y conservar la herencia que recibisteis. ¿Y qué diré del ánimo con que debéis llevar el hecho de que la seguridad de nuestros aliados se encuentra en un momento de sumo peligro? El rey Ariobarzanes, aliado y amigo del pueblo romano, ha sido expulsado de su reino. Asia entera se ve amenazada por dos reyes que son acérrimos enemigos, no sólo vuestros sino de vuestros aliados y amigos; todas las ciudades, toda Asia y Grecia, ante la gravedad del peligro, se ven obligadas a poner sus ojos en vuestro auxilio. No se atreven a pediros un general determinado —ahora, sobre todo, que les habéis enviado otro20— ni creen que puedan hacerlo sin correr un grave riesgo.
[13] Vident et sentiunt hoc idem quod vos,—unum virum esse, in quo summa sint omnia, et eum propter esse, quo etiam carent aegrius; cuius adventus ipso atque nomine, tametsi ille ad maritimum bellum venerit, tamen impetus hostium repressos esse intellegunt ac retardatos. His vos, quoniam libere loqui non licet, tacite rogant, ut se quoque, sicut ceterarum provinciarum socios, dignos existimetis, quorum salutem tali viro commendetis; atque hoc etiam magis, quod ceteros in provinciam eius modi homines cum imperio mittimus, ut etiam si ab hoste defendant, tamen ipsorum adventus in urbis sociorum non multum ab hostili
13 Ven, en efecto, como si lo sintieran —lo mismo que vosotros— que sólo existe un hombre en quien se aúnan todas las cualidades en grado sumo y que ese general está cerca de ellos21 y por eso precisamente con mayor desagrado se ven privados de él. Comprenden que, aunque vino para hacer la guerra por mar, con sola su llegada y de sólo oír su nombre, ha sido frenado y detenido el ímpetu del enemigo. Y, como no pueden hablaros con libertad, en silencio os ruegan que también a ellos los consideréis merecedores de que su defensa sea encomendada a ese hombre; y lo desean tanto más cuanto que ven que enviamos a otras provincias, investidas de autoridad, a unas personas22 que, aun cuando las defienden del enemigo, hacen su entrada en las ciudades
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Éste es Manio Acilio Glabrión. Llegó al consulado el año 67 a. C. Con Hortensio y Cátulo se opuso a la propuesta del tribuno Manilio, defendida por Cicerón. Relevó a Lúculo en el mando de la guerra contra Mitrídates, pero, a su vez, tuvo que cederlo a Pompeyo. Véase J. RUBIO, «Acilio», Enciclopedia del mundo clásico, Barcelona, 1954, pág. 14, col. 1.ª. 21 Pompeyo se encontraba en Cilicia, aparentemente preparando una expedición contra Creta, en realidad esperando que se le diera el mando de la guerra contra Mitrídates. Véase Lo IACONO, op. cit. pág. 45 n. 22 Homines cum imperio, dice en latín: «los jefes». Magistrados ordinarios revestidos con el imperium eran los cónsules y pretores, los procónsules y los propretores. Estos últimos eran los que, a partir de la constitución de Sila, se enviaban normalmente a administrar las provincias y a dirigir las guerras. Véase LO IACONO, op. cit., pág. 46 n.
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expugnatione differant. Hunc audiebant antea, nunc praesentem vident, tanta temperantia, tanta mansuetudine, tanta humanitate, ut ei beatissimi esse videantur, apud quod ille diutissime commoratur.
aliadas casi como si se tratara de una invasión enemiga23. Antes oían hablar de este general; ahora lo ven a su lado, tan moderado, tan lleno de mansedumbre y humanidad que les parecen felices aquellos pueblos en los que él se detiene por largo tiempo.
[14] Qua re si propter socios, nulla ipsi iniuria lacessiti, maiores nostri cum Antiocho, cum Philippo, cum Aetolis, cum Poenis bella gesserunt, quanto vos studio convenit iniuriis provocatos sociorum salutem una cum imperi vestri dignitate defendere, praesertim cum de maximis vestris vectigalibus agatur? Nam ceterarum provinciarum vectigalia, Quirites, tanta sunt, ut eis ad ipsas provincias tutandas vix contenti esse possimus: Asia vero tam opima est ac fertilis, ut et ubertate agrorum et varietate fructuum et magnitudine pastionis et multitudine earum rerum quae exportantur, facile omnibus terris antecellat. Itaque haec vobis provincia, Quirites, si et belli utilitatem et pacis dignitatem retinere voltis, non modo a calamitate, sed etiam a metu calamitatis est defenda.
6 14 Por tanto, si nuestros mayores, por defender a sus aliados y sin haber recibido personalmente ningún agravio, hicieron armas contra Antíoco, contra Filipo, contra los etolios, contra los cartagineses24, con cuánto más ardor convendrá que vosotros, que habéis sido provocados con injurias, defendáis la vida de vuestros aliados a la vez que la dignidad de vuestro imperio, principalmente cuando se trata de vuestras rentas más importantes. Porque los tributos que percibimos de las demás provincias, Quirites, son tan escasos que apenas pueden satisfacernos por defenderlas; en cambio Asia es tan rica y tan fértil que, por la feracidad de su suelo, por la variedad de sus frutos, por la extensión de sus pastizales y por la multitud de géneros que puede exportar, supera sin duda a todos los países de la tierra. Así pues, Quirites, si queréis conservar los recursos para sostener la guerra y para vivir dignamente en la paz, debéis defender a esta provincia, no sólo de los desastres de la guerra sino aun del miedo de padecerlos25.
[15] Nam in ceteris rebus cum venit calamitas, tum detrimentum accipitur; at
15 Porque en los demás casos el daño se sufre en el momento de producirse el desastre; pero,
23
Éste era, con demasiada frecuencia, el comportamiento de los gobernadores romanos en las provincias. La palabra de Cicerón tiene aquí un valor especial pues fue un administrador intachable en su tiempo de cuestor en Sicilia. Véase GUILLÉN, op. cit., págs. 54-55. 24 Razones de orden moral, político y comercial llevaron a los romanos a enfrentarse con diferentes adversarios: lucharon contra Filipo de Macedonia, llamados por los atenienses, y para defender a Átalo, rey de Pérgamo, y a los rodios (200-197 a. C.); contra Antíoco, rey de Siria, y contra los etolios, aliados de aquél, lucharon en defensa de las ciudades griegas y de los estados federados y por salvaguardar su propia posición en oriente; incluso las guerras contra los cartagineses se desencadenaron —al menos aparentemente— con el pretexto de ayudar a reyes o ciudadanos amigos. Véase Lo IACONO, op. cit., pág. 46 n. 25 Sobre las grandes sociedades financieras de publicanos, con centro en Éfeso, entre las que se subastaban la percepción de impuestos de la provincia y el arrendamiento de los ricos dominios que Roma había heredado de los reyes de Pérgamo, véase TH. REINACH, op. cit., pág. 83 y ss.
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in vectigalibus non solum adventus mali, sed etiam metus ipse adfert calamitatem. Nam cum hostium copiae non longe absunt, etiam si inruptio nulla facta est, tamen pecuaria relinquitur, agri cultura deseritur, mercatorum navigatio conquiescit. Ita neque ex portu neque ex decumis neque ex scriptura vectigal conservari potest: qua re saepe totius anni fructus uno rumore periculi atque uno belli terrore amittitur.
cuando se trata de tributos, la desgracia viene, no sólo con la presencia del mal sino por la simple aprehensión de él. Pues, una vez que las huestes enemigas están ya próximas, aunque no se haya producido ningún ataque, no obstante se abandonan los ganados, se descuida el cultivo de los campos, cesa el comercio por mar. Y así no pueden mantenerse los tributos por derecho de aduana en los puertos ni por diezmos ni por pastos26, con lo cual muchas veces, por un simple rumor de riesgo, por el solo horror a la guerra, se pierden los ingresos de todo un año.
[16] Quo tandem igitur animo esse existimatis aut eos qui vectigalia nobis pensitant, aut eos qui exercent atque exigunt, cum duo reges cum maximis copiis propter adsint? cum una excursio equitatus perbrevi tempore totius anni vectigal auferre possit? cum publicani familias maximas, quas in saltibus habent, quas in agris, quas in portubus atque custodiis, magno periculo se habere arbitrentur? Putatisne vos illis rebus frui posse, nisi eos qui vobis fructui sunt conservaritis non solum (ut ante dixi) calamitate, sed etiam calamitatis formidine liberatos?
16 En fin, ¿cuál pensáis que puede ser el estado de ánimo, bien de los que allí nos pagan los impuestos bien de quienes los recaudan y administran, cuando les van a los alcances dos reyes al frente de unos ejércitos formidables; cuando una sola incursión de la caballería puede llevarse en poquísimo tiempo los tributos de todo el ano; cuando los publicanos están en que corre peligro el numerosísimo personal27 que mantienen empleado en las salinas, en los campos, en los puertos y en las aduanas? ¿Os imagináis que podréis disfrutar de estos recursos si no protegéis a aquellos que son vuestra verdadera renta, librándolos, no sólo —como he dicho antes— de la desgracia sino aun del temor a la desgracia?
[17] Ac ne illud quidem vobis neglegendum est, quod mihi ego extremum proposueram, cum essem de belli genere dicturus, quod ad multorum bona civium Romanorum pertinet, quorum vobis pro vesta sapientia, Quirites, habenda est ratio diligenter. Nam et publicani, homines honestissimi
7 17 Y tampoco debéis descuidar algo que yo me había propuesto como último punto para cuando fuera a tratar de la naturaleza especial de esta guerra, que afecta a los bienes de gran número de ciudadanos romanos, de quienes vosotros, Quirites, con esa sabiduría que os es propia, debéis tener el mayor cuidado. Pues también los publicanos, hombres respetables y
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Tres eran los tributos que se imponían comúnmente a las provincias y cuyo cobro se arrendaba a los publicanos: los derechos sobre las importaciones y exportaciones, los diezmos sobre los productos de la tierra y la tasa sobre animales y pastos. Véase Lo IACONO, op. cit., pág. 47 n. 27 Para la adjudicación del cobro de impuestos en Asia se había constituido en Roma una compañía de accionistas. Algunos de éstos dirigían personalmente en Asia dicho cobro. Se valían de recaudadores y de numerosos empleados subalternos.
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atque ornatissimi, suas rationes et copias in illam provinciam contulerunt, quorum ipsorum per se res et fortunae vobis curae esse debent. Etenim si vectigalia nervos esse rei publicae semper duximus, eum certe ordinem, qui exercet illa, firmamentum ceterorum ordinum recte esse dicemus.
acaudalados, llevaron a aquella provincia sus negocios y sus fortunas; y sus intereses y sus fortunas, por sí mismas, deben ser objeto de vuestros cuidados. En efecto, si siempre hemos creído que los tributos son el nervio28 del Estado, bien podemos decir que esta clase social29, que tiene a su cargo el manejo de los mismos, es sin duda un firme apoyo de las demás clases de la sociedad.
[18] Deinde ex ceteris ordinibus homines gnavi atque industrii partim ipsi in Asia negotiantur, quibus vos absentibus consulere debetis, partim eorum in ea provincia pecunias magnas conlocatas habent. Est igitur humanitatis vestrae magnum numerum eorum civium calamitate prohibere, sapientiae videre multorum civium calamitatem a re publica seiunctam esse non posse. Etenim primum illud parvi refert, nos publica his amissis vectigalia postea victoria recuperare. Neque enim isdem redimendi facultas erit propter calamitatem, neque aliis voluntas propter timorem.
18 Además hombres diligentes y activos, pertenecientes a otros órdenes30, o bien están llevando por sí mismos sus negocios en Asia — y vosotros, aunque estén lejos, les debéis vuestra protección— o bien tienen grandes sumas de dinero colocadas en aquella provincia. Corresponde, por tanto, a vuestros sentimientos de humanidad salvar de la ruina a un crecido número de ciudadanos; y toca a vuestra prudencia ver que el hundimiento de muchos ciudadanos no puede separarse del de la república; porque, en primer lugar, importa poco que vosotros después, con la victoria, recobréis para los publicanos los tributos perdidos, pues ni ellos, por la quiebra sufrida, podrán arrendarlos de nuevo ni otros, por temor, querrán hacerlo.
[19] Deinde quod nos eadem Asia atque idem iste Mithridates initio belli Asiatici docuit, id quidem certe calamitate docti memoria retinere debemus. Nam tum, cum in Asia res magnas permulti, amiserant, scimus Romae, solutione impedita, fidem concidisse. Non enim possunt una in civitate multi rem ac fortunas amittere, ut non plures secum
19 En segundo lugar, aleccionados por la desgracia, debemos mantener sin ninguna duda en el recuerdo lo que esa misma Asia y ese mismo Mitrídates nos enseñaron al principio de la guerra. Sabemos, en efecto, que, cuando muchísimos en Asia sufrieron grandes pérdidas en sus caudales, en Roma se suspendieron los pagos y se arruinó el crédito31. Pues no es posible que en una ciudad pierdan
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Es una metáfora frecuentemente usada por Cicerón. Así: Fil. V 5; Verr. I 35; III 130; Tusc. II 27; At. XV 4, 1; de Or. II 91; III 80; Or. 62. 29 La de los publicanos. 30 Sobre el gran número de negociantes y banqueros romanos establecidos en Asia, así como de los oficios que desempeñaban, véase J. HATZFELD, Les trafiquants italiens dans l'Orient hellénistique, citado por BOULANGER, op. cit., pág. 166, nn. 1 y 2. 31 Para una situación parecida, véase Ces., C. III 1: «como el crédito en toda Italia atravesara una crisis bastante grave y no se pagaran las deudas».
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in eandem trahant calamitatem. A quo periculo prohibete rem publicam, et mihi credite id quod ipsi videtis: haec fides atque haec ratio pecuniarum, quae Romae, quae in foro versatur, implicata est cum illis pecuniis Asiaticis et cohaeret. Ruere illa non possunt, ut haec non eodem labefacta motu concidant. Qua re videte num dubitandum vobis sit omni studio ad id bellum incumbere, in quo gloria nominis vestri, salus sociorum, vectigalia maxima, fortunae plurimorum civium coniunctae cum re publica defendantur.
muchos sus bienes y su fortuna sin que arrastren consigo a otros más a su misma ruina. Éste es el peligro del que debéis apartar a la república. Y no hay duda —creedme, pues lo estáis viendo— que estos créditos, este movimiento de capitales que reina en Roma — sobre todo en el foro— están íntimamente ligados con aquellas finanzas de Asia; no pueden arruinarse los negocios de allá sin que se hundan los de aquí arrastrados por el mismo impulso. Mirad entonces si podéis dudar de que debéis dedicaros con todo empeño a esta guerra en la cual se trata de defender vuestro buen nombre, la vida de los aliados, nuestras rentas más ricas y los intereses de muchos ciudadanos juntamente con los de la república.
[20] Quoniam de genere belli dixi, nunc de magnitudine pauca dicam. Potest hoc enim dici, belli genus esse ita necessarium ut sit gerendum, non esse ita magnum ut sit pertimescendum. In quo maxime elaborandum est, ne forte ea vobis quae diligentissime providenda sunt, contemnenda esse videantur. Atque ut omnes intellegant me L. Lucullo tantum impertire laudis, quantum forti viro et sapienti homini et magno imperatori debeatur, dico eius adventu maximas Mithridati copias omnibus rebus ornatus atque instructas fuisse, urbemque Asiae clarissimam nobisque amicissimam, Cyzicenorum, obsessam esse ab ipso rege maxima multitudine et oppugnatam vehementissime, quam L. Lucullus virtute, adsiduitate, consilio, summis obsidionis periculis liberavit:
8 20 Puesto que he hablado de la naturaleza particular de esta guerra, trataré ahora brevemente de su gravedad. Pues podría decirse que, por su naturaleza, esta guerra es tan necesaria que no hay más remedio que hacerla; pero que no es tan grave como para hacernos temblar. Este punto exige especial atención por si, tal vez, os imagináis que os podéis desentender de algo que debéis prevenir con la mayor diligencia. Y, para que todos entiendan que yo tributo a Lucio Lúculo todo el honor que se debe a un hombre valiente versado en su arte y a un gran general, diré que, a su llegada, Mitrídates tenía numerosas tropas abundantemente equipadas con toda clase de medios; que Cícico, la más famosa de las ciudades de Asia y la más afecta a nuestra amistad, se encontraba asediada y fuertemente acometida por el rey en persona al frente de un grueso ejército; pero que Lucio Lúculo, a fuerza de valor, de perseverancia, de sabias disposiciones, la libró del gravísimo peligro del asedio32.
[21]
21 Que este mismo general venció y hundió
32
ab
eodem
imperatore
classem
Sobre esta acción de Lúculo véase COCH, op. cit., pág. 133.
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magnam et ornatam, quae ducibus Sertorianis ad Italiam studio atque odio inflammata raperetur, superatam esse atque depressami magnas hostium praeterea copias multis proeliis esse deletas, patefactumque nostris legionibs esse Pontum, qui antea populo Romano ex omni aditu clausus fuisset; Sinopen atque Amisum, quibus in oppidis erant domicilia regis, omnibus rebus ornatus ac refertas, ceterasque urbis Ponti et Cappadociae permultas, uno aditu adventuque esse captas; regem, spoliatum regno patrio atque avito, ad alios se reges atque ad alias gentis supplicem contulisse; atque haec omnia salvis populi Romani sociis atque integris vectigalibus esse gesta. Satis opinor haec esse laudis, atque ita, Quirites, ut hoc vos intellegatis, a nullo istorum, qui huic obtrectant legi atque causae, L. Lucullum similiter ex hoc loco esse laudatum.
una flota numerosa y bien equipada, la cual, ardiendo en odio y en pasión política, se dirigía a toda prisa hacia Italia a las órdenes de los jefes de Sertorio; que además aniquiló en diversos combates a numerosos ejércitos enemigos y abrió a nuestras legiones el camino del Ponto, totalmente cerrado hasta entonces para el pueblo romano; que Sínope y Amiso33, ciudades fortificadas en las que el rey tenía sus palacios ricamente provistos de toda clase de objetos, y las demás ciudades del Ponto y muchísimas de Capadocia cayeron en su poder no más llegar y presentarse ante ellas; que el rey, despojado del reino que había sido de su padre y de sus antepasados, tuvo que ir a implorar el auxilio de otros reyes y de otros pueblos extranjeros; y que todo esto lo obtuvo sin perjuicio para los aliados del pueblo romano y sin merma de nuestros ingresos. Creo, Quirites, que es éste un elogio suficiente y aun tal que podéis comprender que ninguno de los que combaten la ley34 y la causa que yo defiendo han ensalzado tanto desde este lugar a Lucio Lúculo.
[22] Requiretur fortasse nunc quem ad modum, cum haec ita sint, reliquum possit magnum esse bellum. Cognoscite, Quirites. Non enim hoc sine causa quaeri videtur. Primum ex suo regno sic Mithridates profugit, ut ex eodem Ponto Medea illa quondam profugisse dicitur, quam praedicant in fuga fratris sui membra in eis locis, qua se parens persequeretur, dissipavisse, ut eorum conlectio dispersa, maerorque patrius, celeritatem persequendi retardaret. Sic Mithridates fugiens maximam vim auri
9 22 Ahora se me preguntará tal vez cómo, si las cosas están así, puede ser grave lo que queda de guerra. Oídlo, Quirites, pues la objeción no me parece infundada. Primeramente Mitrídates huyó de su reino como se dice que huyó Medea en otro tiempo de esa misma región del Ponto. Según cuentan, ella en su fuga dejó sembrados en aquellos parajes, por donde la había de perseguir su padre, los miembros de su hermano para que, al estar dispersos, el cuidado de recogerlos y el dolor paterno retardasen el momento de ser alcanzada35. Del mismo modo Mitrídates, al
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Dos ciudades situadas a orillas del Ponto Euxino, en la costa sur, y a una distancia entre sí de ciento treinta millas. 34 Se refiere a Cátulo y Hortensio. 35 Seguramente este relato de la fuga de Medea, que Cicerón sigue aquí, está tomado de una tragedia de Accio que tuvo mucha aceptación en tiempos del orador. Véase R. ARGENIO, C. Accio, Frammenti tragici, Milán, 1962, págs. 48 y ss.
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atque argenti pulcherrimarumque rerum omnium, quas et a maioribus acceperat et ipse bello superiore ex tota Asia direptas in suum regnum congesserat, in Ponto omnem reliquit. Haec dum nostri conligunt omnia diligentius, rex ipse e manibus effugit. Ita illum in persequendi studio maeror, hos laetitia tardavit.
huir, fue abandonando en el Ponto toda la inmensa cantidad de oro y plata y de objetos preciosos de toda clase que, en parte, había heredado de sus antepasados y, en parte, había ido acumulando en su reino durante la guerra anterior, procedentes de los saqueos de toda Asia. Mientras los nuestros, con más celo del necesario, se entretienen en recoger todas aquellas riquezas, el propio rey se les escapó de entre las manos. Así resulta que al padre de Medea lo detuvo, en su afán de persecución, el dolor; a nuestros soldados, la alegría.
[23] Hunc in illo timore et fuga Tigranes rex Armenius excepit, diffidentemque rebus suis confirmavit, et adflictum erexit, perditumque recreavit. Cuius in regnum postea quam L. Lucullus cum exercitu venit, plures etiam gentes contra imperatorem nostrum concitatae sunt. Erat enim metus iniectus eis nationibus, quas numquam populus Romanus neque lacessendas bello neque temptandas putavit: erat etiam alia gravis atque vehemens opinio, quae animos gentium barbarum pervaserat, fani locupletissimi et religiosissimi diripiendi causa in eas oras nostrum esse exercitum adductum. Ita nationes multae atque magnae novo quodam terrore ac metu concitabantur. Noster autem exercitus, tametsi urbem ex Tigrani regno ceperat, et proeliis usus erat secundis, tamen nimia longinquitate locorum ac desiderio suorum commovebatur.
23 En cuanto a Mitrídates, encontró refugio — en medio de su despavorida fuga— al lado de Tigranes, rey de Armenia, el cual, viéndolo desalentado, lo reanimó, lo levantó en su abatimiento y, arruinado, lo volvió de nuevo a la vida36. Después que Lucio Lúculo llegó a aquel reino con el ejército, más pueblos todavía se levantaron contra nuestro general. En efecto se había sembrado la alarma entre aquellas gentes, a las que el pueblo romano nunca pensó ni provocar a la guerra ni siquiera inquietar. Existía además otra grave y poderosa sospecha que había hecho honda impresión en los ánimos de los pueblos bárbaros: que lo que había llevado a nuestros ejércitos a aquellas tierras era el deseo de saquear su templo más rico y más venerado37. Así muchos y poderosos pueblos, presas como de un temor extraordinario, se sublevaban. En cambio nuestro ejército, si bien se había apoderado de la capital del reino de Tigranes y había librado felices combates, no obstante estaba inquieto a causa de la excesiva lejanía de aquellos lugares y por el recuerdo de los suyos.
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La exposición que aquí hace el orador no es exacta. En primer lugar Tigranes recibió a Mitrídates en una actitud hostil y lo tuvo prisionero en un castillo fortificado más de diez y ocho meses (MENÓN, 55). Además fue Mitrídates quien reanimó a Tigranes, después de haber sido derrotado por Lúculo, a reanudar la lucha (APIANO, Mith. 87). Véanse los dos hechos explicados en Lo IACONO, op. cit., «Introduzione», XVII y XX. 37 Según MOMMSEN, op. cit., III, pág. 62, sería el templo de la divinidad armenia «Anáitide», en el actual Luristán. REINACH, op. cit., pág. 365, cree más probable que se trate del templo de «Baris», mencionado por ESTRABÓN, XI 14, 14, y que se halla en el camino que conduce de Artaxata a Ecbatana.
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[24] Hic iam plura non dicam. Fuit enim illud extremum ut ex eis locis a militibus nostris reditus magis maturus quam processio longior quaereretur. Mithridates autem et suam manum iam confirmarat, [et eorum] qui se ex ipsius regno conlegerant, et magnis adventiciis auxiliis multorum regum et nationum iuvabatur. iam hoc fere sic fieri solere accepimus, ut regem adflictae fortunae facile multorum opes adliciant ad misericordiam, maximeque eorum qui aut reges sunt aut vivunt in regno, ut eis nomen regale magnum et sanctum esse videatur.
24 Aquí ya no diré más38 porque el fin de la campaña fue que nuestros soldados prefirieron regresar oportunamente de aquellos lugares a penetrar más adentro en tierra enemiga. En cambio Mitrídates ya se había repuesto él y había fortalecido sus tropas con el concurso de aquellos que se le habían juntado procedentes de su propio reino; además le ayudaban abundantes refuerzos de fuera enviados por muchos reyes y naciones. Ya sabemos que de ordinario suele ocurrir que las desventuras de los reyes mueven fácilmente a compasión a muchos poderosos, sobre todo si son también reyes o viven en monarquía, por parecerles que el nombre de rey tiene algo de grande y sagrado.
[25] Itaque tantum victus efficere potuit, quantum incolumis numquam est ausus optare. Nam cum se in regnum suum recepisset, non fuit eo contentus, quod ei praeter spem acciderat,—ut illam, postea quam pulsus erat, terram umquam attingeret,—sed in exercitum nostrum clarum atque victorem impetum fecit. Sinite hoc loco, Quirites, sicut poetae solent, qui res Romanas scribunt, praeterire me nostram calamitatem, quae tanta fuit, ut eam ad auris [Luculli] imperatoris non ex proelio nuntius, sed ex sermone rumor adferret.
25 Por eso Mitrídates, vencido, pudo conseguir lo que, antes de su caída, jamás se hubiera atrevido a ambicionar. Pues, de regreso a su reino, no se satisfizo con lo que inesperadamente se encontró —volver a pisar alguna vez aquellas tierras de las que había sido arrojado— sino que arremetió contra nuestro aguerrido y victorioso ejército39. Y, al llegar a este punto, permitidme, Quirites, que, a ejemplo de los poetas que escriben las historias romanas, pase en silencio nuestro desastre, el cual fue tan grande que la noticia llegó a oídos del general, no por un mensajero salvado de la batalla sino por el rumor que corría de boca en boca40.
[26] Hic in illo ipso malo gravissimaque belli offensione, L. Lucullus, qui tamen aliqua ex parte eis incommodis mederi
26 Entonces, en medio aún de aquella desgracia y del gravísimo fracaso de la guerra, Lúculo, que, a pesar de todo, tal vez hubiera
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Como dice Lo IACONO, op. cit., pág. 53 n., Cicerón intenta correr un velo de disculpa sobre unos hechos no muy honrosos para el ejército, pero no sin que algo de esa luz desfavorable se proyecte sobre Lúculo. 39 Contra el ejército que Lúculo había dejado de guardia en el Ponto al mando de su lugarteniente Triario. DION CASIO, XXXVI 12, narra que los soldados de Triario, ante el temor de perder los bagajes dejados en Dadasa, habían empujado a su jefe a abandonar la fuerte posición en que se encontraban y a presentar batalla la cual se había resuelto en una completa derrota para los romanos. En cambio Apiano y Plutarco dicen que Triario, informado de la inminente llegada de Lúculo, quiso atacar por sí solo y fue derrotado. 40 Cicerón dramatiza naturalmente el desastre sufrido por Triario, como si nadie se hubiera salvado. Por lo menos se salvó el mismo Triario con una parte de la caballería. Véase BOULANGER, op. cit., pág. 171, n. 1.
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fortasse potuisset, vestro iussu coactus,—qui imperi diuturnitati modum statuendum vetere exemplo putavistis,—partem militum, qui iam stipendiis confecti erant, dimisit, partem M'. Glabrioni tradidit. Multa praetereo consulto, sed ea vos coniectura perspicite, quantum illud bellum factum putetis, quod coniungant reges potentissimi, renovent agitatae nationes, suscipiant integrae gentes, novus imperator noster accipiat, vetere exercitu pulso.
podido poner remedio, en alguna medida, a aquellos reveses, obligado por vuestras órdenes —ya que juzgasteis oportuno, siguiendo el ejemplo de vuestros antepasados, poner término a la larga duración de su mando— licenció a una parte de sus soldados, que habían cumplido ya el tiempo de su servicio41, y entregó otra parte a Glabrión. Deliberadamente paso por alto no pocas circunstancias; pero deducidlas vosotros mismos por simple conjetura y ved el juicio que formáis sobre la gravedad de esa guerra, para la que se alían dos reyes poderosísimos, a la cual renuevan unas naciones ofendidas y emprenden por vez primera unos pueblos llenos de pujanza; mientras, por nuestra parte, se hace cargo de la misma un nuevo general, en el momento en que nuestras tropas veteranas han sido rechazadas.
[27] Satis mihi multa verba fecisse videor, qua re esset hoc bellum genere ipso necessarium, magnitudine periculosum. Restat ut de imperatore ad id bellum delingendo ac tantis rebus praeficiendo dicendum esse videatur. Utinam, Quirites, virorum fortium atque innocentium copiam tantam haberetis, ut haec vobis deliberatio difficilis esset, quemnam potissimum tantis rebus ac tanto bello praeficiendum putaretis! Nunc vero—cum sit unus Cn. Pompeius, qui non modo eorum hominum qui nunc sunt gloriam, sed etiam antiquitatis memoriam virtute superarit—quae res est quae cuiusquam animum in hac causa dubium facere possit?
10 27 Creo haber hablado bastante sobre los motivos por los que esta guerra era necesaria por su propia naturaleza y peligrosa por su trascendencia. Falta hablar del general que se debe elegir para esta guerra y que hay que poner al frente de tan gran empresa. ¡Ojalá, Quirites, anduvierais tan sobrados de hombres valerosos e íntegros que os resultara difícil decidir a quién, antes que a otro, se debería dar el mando sobre unos intereses tan estimables y de una guerra tan peligrosa! Pero, como resulta que Pompeyo es el único que, por sus méritos, ha sobrepasado, no sólo la gloria de sus contemporáneos sino también la que se recuerda de los antiguos, ¿qué razón hay que, en esta causa, pueda mantener indeciso el ánimo de cualquiera?
[28] Ego enim sic existimo, in summo imperatore quattuor has res inesse oportere,—scientiam rei militaris,
28 Porque, a mi juicio, un general en jefe debe reunir estas cuatro cualidades: ciencia militar, valor, prestigio y suerte. Pues bien, ¿quién
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Lúculo llevaba siete años —desde el 74— mandando los ejércitos de oriente. Por otra parte las legiones valerianas habían cumplido ya los veinte años de servicio fijados por la ley de reclutamiento de aquella época.
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virtutem, auctoritatem, felicitatem. Quis igitur hoc homine scientior umquam aut fuit aut esse debuit? qui e ludo atque e pueritiae disciplinis bello maximo atque acerrimis hostibus ad patris exercitum atque in militiae disciplinam profectus est; qui extrema pueritia miles in exercitu fuit simmi imperatoris, ineunte adulescentia maximi ipse exercitus imperator; qui saepius cum hoste conflixit quam quisquam cum inimice concertavit, plura bello gessit quam ceteri legerunt, plures provincias confecit quam alii concupiverunt; cuius adulescentia ad scientiam rei militaris non alienis praeceptis sed suis imperiis, non offensionibus belli sed victoriis, non stipendiis sed triumphis est erudita. Quod denique genus esse belli potest, in quo illum non exercuerit fortuna rei publicae? Civile, Africanum, Transalpinum, Hispaniense [mixtum ex civitatibus atque ex bellicosissimis nationibus], servile, navale bellum, varia et diversa genera et bellorum et hostium, non solum gesta ab hoc uno, sed etiam confecta, nullam rem esse declarant in usu positam militari, quae huius viri scientiam fugere possit.
poseyó o debió poseer42 jamás, mejor que este hombre, los conocimientos militares si, apenas salido de la escuela y de las enseñanzas propias de la puericia, se incorporó al ejército de su padre y a la disciplina militar en una guerra cruel y contra enemigos encarnizados43; si, al fin de su puericia fue soldado en el ejército de un gran general44 y, a los inicios de su adolescencia45, él mismo jefe de un numeroso ejército; si ha luchado con el enemigo más a menudo de lo que otro cualquiera ha porfiado con su adversario personal y ha hecho más guerras que las que otros leyeron en los libros; si ha reducido más provincias que otros han deseado gobernar; si en su juventud aprendió el arte militar, no recibiendo órdenes ajenas sino ejerciendo su propio mando, no sufriendo los reveses de la guerra sino obteniendo victorias, no con años de servicio sino con triunfos? ¿Hay, en fin, algún género de guerra en que la buena suerte del Estado no lo haya puesto a prueba? La guerra civil, la de África46, la guerra transalpina47, la de Hispania —en la que ciudadanos romanos andaban mezclados con los pueblos más belicosos—, la de los esclavos, la guerra contra los piratas y todas las guerras contra toda clase de enemigos, no solamente sostenidas sino acabadas por él solo, proclaman que no hay nada en el dominio militar que pueda escapar a la experiencia de este hombre.
[29] iam vero virtuti Cn. Pompei quae potest oratio par inveniri? Quid est quod quisquam aut illo dignum aut vobis novum aut cuiquam inauditum possit
11 29 Aún más. ¿Qué palabras podrían hallarse que ensalzaran como corresponde el valor de Pompeyo? ¿Qué podría uno decir que fuera digno de él o nuevo para vosotros o que
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Pompeyo —dice Cicerón— «debió adquirir» necesariamente un conocimiento sumo del arte militar porque creció en medio de las guerras y porque, desde muy joven, se hizo al hábito de mandar. 43 La guerra social o mársica (91-89 a. C.). 44 En el ejército de su padre en contra de Cina (PLUT., Pomp. 3; Dios, XXXVI 25). 45 En la guerra contra Cina —el 83—, Pompeyo tenía veintitrés años. 46 Contra Domicio Ahenobarbo y el rey Jarbas, su aliado, que había usurpado el trono de Numidia. 47 En la que pueblos de la Galia Narbonense (helvios y arecómicos) se opusieron al paso de Pompeyo que se dirigía a Hispania en contra de Sertorio. Al fin fueron sometidos.
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adferre? Neque enim illae sunt solae virtutes imperatoriae, quae volgo existimantur,—labor in negotiis, fortitudo in periculis, industria in agendo, celeritas in conficiendo, consilium in providiendo: quae tanta sunt in hoc uno, quanta in omnibus reliquis imperatoribus, quos aut vidimus aut audivimus, non fuerunt.
alguien nunca hubiera oído? Porque las cualidades de un general no son sólo las que ordinariamente se reconocen como tales: habilidad en los asuntos, valor en los peligros, actividad en las empresas, prontitud en la ejecución, prudencia en tomar a tiempo las medidas oportunas, prendas todas que reúne Pompeyo solo en un grado al que no ha llegado ninguno de los generales que hemos conocido o de quienes hemos oído hablar.
[30] Testis est Italia, quam ille ipse victor L. Sulla huius virtute et subsidio confessus est liberata. Testis est Sicilia, quam multis undique cinctam periculis non terrore belli, sed consili celeritate explicavit. Testis est Africa, quae, magnis oppressa hostium copiis, eorum ipsorum sanguine redundavit. Testis est Gallia, per quam legionibus nostris iter in Hispaniam Gallorum internecione patefactum est. Testis est Hispania, quae saepissime plurimos hostis ab hoc superatos prostratosque conspexit. Testis est iterum et saepius Italia, quae cum servili bello taetro periculosoque premeretur, ab hoc auxilium absente expetivit: quod bellum exspectatione eius attenuatum atque imminutum est, adventu sublatum ac sepultum.
30 Testigos de ello son: Italia, salvada —como el mismo Sila reconoció después de su victoria— gracias al valor y a la ayuda de Pompeyo; Sicilia48, a la que, cercada por todas partes de no pocos peligros, libró él, no con el miedo de las armas sino mediante la rapidez de sus decisiones; África, que se vio inundada con la sangre de los mismos poderosos enemigos que la oprimían49; la Galia, a través de la cual se abrieron camino hacia Hispania nuestras legiones tras haber aniquilado a los galos; Hispania, que repetidas veces vio vencidas y destruidas por este general numerosas huestes enemigas; testigo es insistentemente Italia, que, estando en aprieto por culpa de la horrible y peligrosa guerra de los esclavos, reclamó el auxilio de Pompeyo, el cual se hallaba ausente; y la lucha cedió y se amortiguó a la sola espera de su regreso; y, con su llegada, se extinguió totalmente.
[31] Testes nunc vero iam omnes orae atque omnes exterae gentes ac nationes, denique maria omnia cum universa, tum in singulis oris omnes sinus at portus. Quis enim toto mari locus per hos annos aut tam firmum habuit praesidium ut tutus esset, aut tam fuit abditus ut lateret? Quis navigavit qui non se aut mortis aut servitutis periculo
31 Testigos son finalmente todas las regiones, todos los pueblos y naciones de la tierra y, en fin, todos los mares, así ellos en su conjunto como todas las ensenadas y puertos que se hallan en cada una de sus costas. Pues ¿qué paraje, en todo el mar, tenía entonces una defensa tan firme que pudiera estar seguro o se hallaba tan retirado que quedara oculto? ¿Quién se confiaba al mar que no arriesgara su
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Perpena y Carbón, expulsados de Italia, pasaron a Sicilia. Por un senadoconsulto Pompeyo fue nombrado para ir contra ellos. Perpena huyó a Hispania. Carbón, hecho prisionero, fue condenado a muerte. 49 El ejército de Domicio Ahenobarbo y Jarbas fue deshecho cerca de Útica. Domicio fue muerto en la batalla. Jarbas fue asesinado poco después en Bulla Regia.
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committeret, cum aut hieme aut referto praedonum mari navigaret? Hoc tantum belum, tam turpe, tam vetus, tam late divisum atque dispersum, quis umquam arbitraretur aut ab omnibus imperatoribus uno anno aut omnibus annis ab uno imperatore confici posse?
vida o su libertad si, al navegar, lo hacía afrontando las tempestades del invierno o con un mar infestado de piratas?50. ¿Quién jamás pensaría que a esta guerra tan atroz, tan deshonrosa, tan antigua, tan ampliamente extendida y propagada podían ponerle fin, o todos los generales en un solo año o un solo general en todos los años de su vida?
[32] Quam provinciam tenuistis a praedonibus liberam per hosce annos? quod vectigal vobis tutum fuit? quem socium defendistis? cui praesidio classibus vestris fuistis? quam multas existimatis insulas esse desertas? quam multas aut metu relictas aut a praedonibus captas urbis esse sociorum? Sed quid ego longinqua commemoro? Fuit hoc quondam, fuit proprium populi Romani, longe a domo bellare, et propugnaculis imperi sociorum fortunas, non sua tecta defendere. Sociis ego nostris mare per hos annos clausum fuisse dicam, cum exercitus vestri numquam a Brundisio nisi hieme summa transmiserint? Qui ad vos ab exteris nationibus venirent captos querar, cum legati populi Romani redempti sint? Mercatoribus tutum mare non fuisse dicam, cum duodecim secures in praedonum potestatem pervenerint?
32 ¿Qué provincia tuvisteis durante estos anos al abrigo de los piratas? ¿Qué tributo os llegó seguro? ¿A qué aliado pudisteis defender? ¿A quién sirvió de defensa vuestra armada? ¿Qué número de islas os pensáis que han sido abandonadas? 12 ¿Cuántas ciudades de nuestros aliados, o dejadas por miedo o caídas en poder de los piratas? Mas, ¿para qué recordar hechos ocurridos tan lejos? Fue, sí, en otro tiempo algo propio del pueblo romano hacer la guerra lejos de su patria y poner los baluartes del imperio en defensa de los bienes de los aliados, no de su propio suelo. ¿Tendré que decir que en estos últimos años el mar estuvo cerrado a nuestros aliados, cuando nuestros ejércitos jamás pasaron de Brindis51 si no es en lo más crudo del invierno? ¿Habré de deplorar que los embajadores que nos enviaban las naciones extranjeras fueron hechos prisioneros cuando fue menester rescatar a los enviados romanos?52. ¿Diré que el mar no ofrecía seguridad a nuestros mercaderes cuando doce fasces cayeron en poder de los piratas?53.
[33] Cnidum aut Colophonem aut Samum, nobilissimas urbis, innumerabilisque alias captas esse
33 ¿Tendré que recordar que fueron tomadas las nobilísimas ciudades de Gnido, Colofón o Samos54 y muchísimas otras, cuando sabéis que
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Cuanto menor era el peligro del mar mayor era el de los piratas que lo infestaban. El puerto de donde partían las naves hacia oriente. 52 No sabemos a qué legados se refiere. Sólo que el escoliasta anota: «su mujer rescató con dinero a cierto legado hecho prisionero por los piratas». 53 Dos pretores con el séquito de sus lictores —según comenta PLUT., Pomp. 25— cayeron en poder de los piratas. Los pretores iban precedidos de dos lictores en Roma y de seis en las provincias. 54 Ciudades de Caria, de Jonia y de la isla del mismo nombre respectivamente. Todos estos acontecimientos pueden verse narrados en PLUTARCO, Pomp. 24. 51
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commemorem, cum vestros portus, atque eos portus quibus vitam ac spiritum ducitis, in praedonum fuisse potestatem sciatis? An vero ignoratis portum Caietae celeberrimum ac plenissimum navium inspectante praetore a praedonibus esse direptum? ex Miseno autem eius ipsius liberos, qui cum praedonibus antea ibi bellum gesserat, a praedonibus esse sublatos? Nam quid ego Ostiense incommodum atque illam labem atque ignominiam rei publicae querar, cum, prope inspectantibus vobis, classis ea, cui consul populi Romani praepositus esset, a praedonibus capta atque oppressa est? Pro di immortales! tantamne unius hominis incredibilis ac divina virtus tam brevi tempore lucem adferre rei publicae potuit, ut vos, qui modo anti ostium Tiberinum classem hostium videbatis, ei nunc nullam intra Oceani ostium praedonum navem esse audiatis?
vuestros puertos —los mismos por donde importáis la subsistencia y la vida— estuvieron en poder de los piratas? ¿O es que ignoráis que el puerto de Gaeta55, tan concurrido y tan lleno de embarcaciones, fue saqueado por los piratas a la vista de un pretor, y que de las cercanías de Miseno los piratas se llevaron a los hijos de un magistrado que antes había guerreado contra ellos?56. ¿Y para qué voy a lamentar el desastre sufrido junto a la ciudad de Ostia —y que fue también una vergüenza y una ignominia para la república— cuando, casi a vuestra vista, una armada, cuyo mando se había confiado a un cónsul del pueblo romano57, fue apresada y hundida por los piratas? ¡Dioses inmortales! ¿Es posible que el valor increíble y sobrehumano de un solo hombre haya podido en tan poco tiempo proporcionar a la república una claridad tan espléndida que vosotros, que no ha mucho veíais la flota enemiga ante la desembocadura del Tíber, oís decir ahora que ya no se ve nave pirata alguna puertas adentro del océano?
[34] Atque haec qua celeritate gesta sint quamquam videtis, tamen a me in dicendo praetereunda non sunt. Quis enim umquam aut obeundi negoti aut consequendi quaestus studio tam brevi tempore tot loca adire, tantos cursus conficere potuit, quam celeriter Cn. Pompeio duce tanti belli impetus navigavit? Qui nondum tempestivo ad navigandum mari Siciliam adiit, Africam exploravit; inde Sardiniam cum classe venit, atque haec tria frumentaria subsidia rei publicae firmissimis praesidiis classibusque munivit;
34 Y, aunque veis la rapidez con que se han realizado estas hazañas, yo, sin embargo, no debo pasarlas en silencio. Porque, ¿quién alguna vez, ya sea por afán de negocios ya por el deseo de acrecentar sus caudales, pudo en tan breve tiempo recorrer tantos países, hacer tantos viajes con la prontitud con que, a las órdenes de Pompeyo, ha recorrido los mares el ímpetu de esta guerra tan extendida? Él, sin esperar un tiempo propicio para la navegación, pasó a Sicilia por mar, visitó África, volvió de allí a Cerdeña con su flota y dotó a esos tres graneros, proveedores de la república, de fuertes guarniciones y escuadras.
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Gaeta, puerto de la Campania. Esta hazaña de los piratas sólo nos es conocida por el testimonio que aquí se nos da. 56 Cuenta PLUTARCO, Pomp. 24, que una hija de Marco Antonio fue secuestrada por los corsarios mientras él se hallaba en campaña. Se trataría entonces de Marco Antonio el orador que había obtenido en 102 el triunfo por sus victorias contra los piratas y poseía una villa no lejos de Miseno (de Oral. II 60). «Hijos» sería un plural hiperbólico u oratorio. 57 Se ignora quién fue este cónsul. El hecho es narrado por DION CASIO, XXXVI 5.
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[35] inde cum se in Italiam recepisset, duabus Hispanis et Gallia [transalpina] praesidiis ac navibus confirmata, missis item in oram Illyrici maris et in Achaiam omnemque Graeciam navibus, Italiae duo maria maximis classibus firmissimisque praesidiis adornavit; ipse autem ut Brundisio profectus est, undequinquagesimo die totam ad imperium populi Romani Ciliciam adiunxit; omnes, qui ubique praedones fuerunt, partim capti interfectique sunt, partim unius huius se imperio ac potestati dediderunt. Idem Cretensibus, cum ad eum usque in Pamphyliam legatos deprecatoresque misissent, spem deditionis non ademit, obsidesque imperavit. Ita tantum bellum, tam diuturunum, tam longe lateque dispersum, quo bello omnes gentes ac nationes premebantur, Cn. Pompeius extrema hieme apparavit, ineunte vere susceptit, media aestate confecit.
35 Vuelto luego a Italia, una vez fortificadas las dos Hispanias y la Galia Transalpina con guarniciones y con navíos y enviadas, asimismo, naves a las costas del mar Ilírico, a Acaya58 y a toda Grecia, proveyó los dos mares de Italia de unas poderosísimas escuadras y de unos fortísimos destacamentos y él, cuarenta y nueve días después de su salida de Brindis, sometió toda Cilicia59 al poder del pueblo romano. De todos los piratas que había en cualquier paraje, unos fueron apresados y muertos, otros se rindieron por entero a su dominio. Al mismo tiempo dio a los cretenses esperanzas de que aceptaría su rendición, a la vez que les exigía rehenes, después que ellos le habían enviado hasta Panfilia una embajada implorando su clemencia. Así es como una guerra tan decisiva, tan larga, tan ampliamente extendida y que pesaba sobre todos los pueblos y naciones, Pompeyo la preparó al final del invierno, la emprendió a comienzos de la primavera y la terminó a la mitad del estío.
[36] Est haec divina atque incredibilis virtus imperatoris. Quid ceterae, quas paulo ante commemorare coeperam, quantae atque quam multae sunt? Non enim bellandi virtus solum in summo ac perfecto imperatore quaerenda est, sed multae sunt artes eximiae huius administrae comitesque virtutis. Ac primum, quanta innocentia debent esse imperatores? quanta deinde in omnibus rebus temperantia? quanta fide? quanta facilitate? quanto ingenio? quanta humanitate? Quae breviter qualia sint in Cn. Pompeio consideremus: summa enim omnia sunt, Quirites, sed ea magis ex aliorum contentione quam ipsa per
13 36 Tan extraordinario e increíble es el mérito de este general. Pero las otras cualidades, de las que hace poco comencé a hablaros, ¡qué brillantes y numerosas son! Pues en un general eminente y perfecto no es sólo el valor guerrero lo que hay que buscar sino que hay otras muchas cualidades insignes que auxilian y acompañan a aquél. Primeramente, ¡qué grande ha de ser la integridad de un general, qué notable, después, su moderación en todo, su lealtad, su afabilidad, su talento y su bondad! Veamos brevemente en qué grado se dan estas prendas en Gneo Pompeyo. En realidad las posee todas en sumo grado, Quirites; pero, mejor que por su propia consideración, se las podrá descubrir y
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Los romanos dieron el nombre de Acaya a toda la Grecia conquistada. Pero, durante mucho tiempo, siguieron llamando Acaya —como aquí— a la región del Peloponeso. 59 En el sureste de la actual Turquía. Hasta entonces los romanos no habían podido apoderarse de este nido de la piratería.
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sese cognosci atque intellegi possunt.
comprender parangonándolas con las de otros.
[37] Quem enim imperatorem possumus ullo in numero putare, cuius in exercitu centuriatus veneant atque venierint? Quid hunc hominem magnum aut amplum de re publica cogitare, qui pecuniam, ex aerario depromptam ad bellum administrandum, aut propter cupiditatem provinciae magistratibus diviserit, aut propter avaritiam Romae in quaestu reliquerit? Vestra admurmuratio facit, Quirites, ut agnoscere videamini qui haec fecerint: ego autem nomino neminem; qua re irasci mihi nemo poterit, nisi qui ante de se voluerit confiteri. Itaque propter hanc avaritiam imperatorum quantas calamitates, quocumque ventum est, nostri exercitus ferant quis ignorat?
37 Porque ¿a qué general podemos tener en alguna consideración si en sus ejércitos se ponen o se han puesto en venta los grados de la milicia? ¿Qué sentimientos nobles y elevados para con la patria podemos suponer en un hombre que, habiendo recibido dinero del tesoro público para costear una guerra, o bien, por el deseo de mantener el mando de una provincia, lo hace distribuir entre los magistrados o bien, por avaricia, lo deja en Roma con afán de lucro? Vuestros murmullos, Quirites, me dan a entender que reconocéis a quienes tales cosas hicieron60; sin embargo yo no nombro a nadie, por lo que nadie podrá volverse contra mí sino quien antes se confesare culpable. Por tanto, ¿hay alguien que ignore las grandes calamidades que siembran nuestros ejércitos por dondequiera que pasan por culpa de esa avaricia de quienes los mandan?
[38] Itinera quae per hosce annos in Italia per agros atque oppida civium Romanorum nostri imperatores fecerint recordamini: tum facilius statuetis quid apud exteras nationes fieri existimetis. Utrum pluris arbitramini per hosce annos militum vestrorum armis hostium urbis, an hibernis sociorum civitates esse deletas? Neque enim potest exercitum is continere imperator, qui se ipse non continet, neque severus esse in iudicando, qui alios in se severos esse iudices non volt.
38 Recordad lo que fue dentro de Italia, en estos últimos años, el paso de nuestros generales por las tierras y las ciudades de los ciudadanos romanos; así determinaréis mejor lo que, a vuestro juicio, ocurre en países extranjeros. ¿Creéis que estos anos han sido más las ciudades enemigas destruidas por las armas de vuestros soldados o las poblaciones aliadas y amigas que arruinaron sus cuarteles de invierno?61. Porque no es posible que mantenga disciplinado a su ejército un general que no se contiene a sí mismo; ni podrá juzgar con severidad quien no consiente que otros sean jueces severos de sus actos.
[39] Hic miramur hunc hominem tantum excellere ceteris, cuius legiones sic in
39 ¿Nos extrañamos, al llegar aquí, de que este hombre supere tanto a todos los demás,
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Podría aludirse aquí a Glabrión, difícilmente a Lúculo que tenía fama de íntegro en el uso de los fondos públicos. 61 En el invierno, cuando las operaciones militares se suspendían, las tropas se acuartelaban en territorio amigo. Esto resultaba gravosísimo para las ciudades, que, por otra parte, estaban obligadas a acogerlas. Véase LO IACONO, op. cit., pág. 62 n.
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Asiam pervenerint, ut non modo manus tanti exercitus, sed ne vestigium quidem cuiquam pacato nocuisse dicatur? iam vero quem ad modum milites hibernent cotidie sermones ac litterae perferuntur: non modo ut sumptum faciat in militem nemini vis adfertur, sed ne cupienti quidem cuiquam permittitur. Hiemis enim, non avaritiae perfugium maiores nostri in sociorum atque amicorum tectis esse voluerunt.
cuando sus legiones han llegado hasta Asia de modo que —según se dice— a pesar de ser tan numerosas, ni con sus violencias ni siquiera con su paso, han causado ningún daño a ninguno de los pueblos con los que estamos en paz? De la vida que llevan los soldados en sus cuarteles de invierno tenemos diariamente noticias por relatos orales y por cartas. No sólo no se obliga a nadie a hacer gasto alguno en favor de los soldados sino que, ni aun a quien tiene deseo de hacerlo, se le permite en absoluto. Porque nuestros antepasados quisieron que los hogares de nuestros aliados y amigos fueran refugio contra el rigor del invierno, no para el afán de codicia62.
[40] Age vero: ceteris in rebus quali sit temperantia considerate. Unde illam tantam celeritatem et tam incredibilem cursum inventum putatis? Non enim illum eximia vis remigum aut ars inaudita quaedam gubernandi aut venti aliqui novi tam celeriter in ultimas terras pertulerunt; sed eae res quae ceteros remorari solent, non retardarunt: non avaritia ab instituto cursu ad praedam aliquam devocavit, non libido ad voluptatem, non amoenitas ad delectationem, non nobilitas urbis ad cognitionem, non denique labor ipse ad quietem; postremo signa et tabulas ceteraque ornamenta Graecorum oppidorum, quae ceteri tellenda esse arbitrantur, ea sibi ille ne visenda quidem existimavit.
14 40 Considerad también cuál es su moderación en todo lo demás. ¿De dónde creéis que provienen su gran prontitud, su increíble rapidez en las expediciones? No es el fuerte vigor de sus remeros ni una inaudita habilidad para dirigir las naves ni unos vientos desconocidos lo que le trasladó tan rápidamente a los últimos confines de la tierra sino que, todo cuanto suele retardar a los demás hombres, a él no le detuvo. Ni la codicia lo hizo apartar de la ruta fijada para apoderarse de un botín, ni el capricho para buscar los placeres, ni la belleza de un paraje para gozar de sus encantos, ni la celebridad de una ciudad para visitarla63, ni siquiera la fatiga para tomarse un descanso. En una palabra, las estatuas, las pinturas y todas las demás obras de arte de las ciudades griegas, que otros se creen con derecho a llevarse, él ni siquiera se permitió ir a verlas.
[41] Itaque omnes nunc in eis locis Cn. Pompeium sicut aliquem non ex hac urbe missum, sed de caelo delapsum
41 Por eso todos hoy en aquellas regiones miran a Gneo Pompeyo, no como al enviado de Roma sino como a un ser caído del cielo;
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La expresión latina rezuma brevedad y vigor (hiemis, non avaritiae perfugium, «refugio del invierno, no de la avaricia»). Esto es posible gracias al valor objetivo (hiemis) y subjetivo (avaritiae) del genitivo latino. Al pasar al español se pierde por lo menos la brevedad. 63 Según PLUT., Pomp. 26, Pompeyo, después de salir de Brindis, no se detuvo si no es en Atenas y sólo el tiempo necesario para arengar al pueblo y ofrecer un sacrificio a los dioses.
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intuentur. Nunc denique incipiunt credere fuisse homines Romanos hac quondam continentia, quod iam nationibus exteris incredibile ac falso memoriae proditum videbatur. Nunc imperi vestri splendor illis gentibus lucem adferre coepit. Nunc intellegunt non sine causa maiores suos, tum cum ea temperantia magistratus habebamus, servire populo Romano quam imperare aliis maluisse. iam vero ita faciles aditus ad eum privatorum, ita liberae querimonia de aliorum iniuriis esse dicuntur, ut is, qui dignitate principibus excellit, facilitate infimis par esse videatur.
ahora, por fin, comienzan a creer que hubo en otro tiempo romanos dotados de tal moderación, cosa que a los pueblos extranjeros ya les parecía increíble y falsamente transmitido a la posteridad. Hoy comienza a brillar el esplendor de vuestro imperio ante los ojos de esos pueblos; hoy comprenden que sus antepasados, no sin razón, prefirieron, cuando nosotros teníamos magistrados provistos de esa templanza, someterse al pueblo romano más que dominar a otras naciones. Además se comenta que los particulares pueden llegar con tanta facilidad a él, que pueden exponerle con tanta libertad sus quejas contra la injusticia de los demás que, si bien por su dignidad excede a los más poderosos, por su afabilidad parece estar al nivel de los más humildes.
[42] iam quantum consilio, quantum dicendi gravitate et copia valeat,—in quo ipso inest quaedam dignitas imperatoria,—vos, Quirites, hoc ipso ex loco saepe cognovistis. Fidem vero eius quantam inter socios existimari putatis, quam hostes omnes omnium generum sanctissimam iudicarint? Humanitate iam tanta est, ut difficile dictu sit utrum hostes magis virtutem eius pugnantes timuerint, an mansuetudinem victi dilexerint. Et quisquam dubitabit quin huic hoc tantum bellum transmittendum sit, qui ad omnia nostrae memoriae bella conficienda divino quodam consilio natus esse videatur?
42 Y, en cuanto al valor de su sentido político, de la gravedad y elocuencia de sus discursos64 —cualidades que, en cierto modo, realzan la dignidad del mando—, vosotros, Quirites, lo habéis visto comprobado muchas veces en lo dicho desde esta tribuna. Asimismo su lealtad, ¿en qué opinión creéis que la tienen nuestros aliados, cuando los enemigos de todas las naciones la han considerado absolutamente sagrada? Su trato es tan amable que resulta difícil decir si los enemigos temen más su valor en el combate o aman su clemencia una vez vencidos. ¿Y habrá alguien que dude en confiar el mando de una guerra tan decisiva al que parece haber nacido, como por disposición divina, para poner fin a todas las guerras de nuestro tiempo?
[43] Et quoniam auctoritas quoque in bellis administrandis multum atque in imperio militari valet, certe nemini dubium est quin ea re idem ille imperator plurimum possit. Vehementer
15 43 Y, comoquiera que también el prestigio desempeña un gran papel en la dirección de las guerras y en el ejercicio del mando militar, de seguro que no hay nadie que dude del muchísimo que este general atesora. ¿Quién
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De Pompeyo como orador dice Cic., Brut. 239: «Mi contemporáneo Pompeyo hubiera alcanzado mayor renombre en la elocuencia si la ambición de una gloria más grande no lo hubiera distraído hacia las hazañas de la guerra. Tenía bastante riqueza de elocución, una visión acertada de las cosas y una acción que se sostenía en una espléndida voz y en un gesto lleno de dignidad».
Marco Tulio Cicerón
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autem pertinere ad bella administranda quid hostes, quid socii de imperatoribus nostris existiment quis ignorat, cum sciamus homines in tantis rebus, ut aut contemnant aut metuant aut oderint aut ament, opinione non minus et fama quam aliqua ratione certa commoveri? Quod igitur nomen umquam in orbe terrarum clarius fuit? cuius res gestae pares? de quo homine vos,—id quod maxime facit auctoritatem,—tanta et tam praeclara iudicia fecistis?
ignora lo mucho que importa en la dirección de una guerra la opinión que los enemigos y aliados tienen de nuestros generales, cuando sabemos que, en casos de tanta importancia, los hombres se dejan llevar, para despreciar o temer u odiar o amar, más bien de la opinión y de la fama que de un motivo determinado? Ahora bien, ¿qué hombre ha habido nunca más famoso en la tierra?, ¿qué hazañas igualan a las suyas?, ¿de quién habéis formado vosotros —y esto es lo que da mayor prestigio— un concepto más alto y más honroso?
[44] An vero ullam usquam esse oram tam desertam putatis, quo non illius diei fama pervaserit, cum universus populus Romanus, referto foro completisque omnibus templis ex quibus hic locus conspici potest, unum sibi ad commune omnium gentium bellum Cn. Pompeium imperatorem deposcit? Itaque—ut plura non dicam, neque aliorum exemplis confirmem quantum [huius] auctoritas valeat in bello—ab eodem Cn. Pompeio omnium rerum egregiarum exempla sumantur: qui quo die a vobis maritimo bello praepositus est imperator, tanta repente vilitas annonae ex summa inopia et caritate rei frumentariae consecuta est unius hominis spe ac nomine, quantum vix in summa ubertate agrorum diuturna pax efficere potuisset.
44 ¿O es que creéis que existe en alguna parte una región tan desierta a donde no haya podido llegar la fama de aquel día65 en que todo el pueblo romano, abarrotando el foro y llenando todos los templos66 desde donde puede divisarse esta tribuna, deseó ansiosamente a Pompeyo como único general suyo para esta guerra común a todas las naciones? Y, para no decir más ni buscar ejemplos de otros, que confirmen lo que vale el prestigio en la guerra, tomemos los que, en toda clase de acciones brillantes, nos ofrece el mismo Pompeyo. El mismo día en que vosotros lo pusisteis al frente de la guerra naval, gracias a las esperanzas que despertaba su nombre, se produjo de repente tanta bajada en los precios, después de la suma penuria y extrema carestía que se padecía, cuanta apenas hubiera podido proporcionar la más rica cosecha en medio de una paz duradera.
[45] iam accepta in Ponto calamitate ex eo proelio, de quo vos paulo ante invitus admonui,—cum socii pertimuissent, hostium opes animique crevissent, satis firmum praesidium provincia non haberet,—amisissetis Asiam, Quirites, nisi ad ipsum discrimen eius temporis
45 Después del desastre sufrido en el Ponto como consecuencia de aquella batalla que, bien a pesar mío, hace poco os he recordado, cuando el miedo se había apoderado de nuestros aliados y los refuerzos y el envalentonamiento del enemigo se habían acrecentado sin que la provincia contara con
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El día en que se aprobó la ley Gabinia. Es decir, la escalinata y el vestíbulo. Se trata principalmente de los templos de Vesta y de Cástor al pie del Palatino y del de la Concordia al pie del Capitolio. 66
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divinitus Cn. Pompeium ad eas regiones fortuna populi Romani attulisset. Huius adventus et Mithridatem insolita inflammatum victoria continuit, et Tigranem magnis copiis minitantem Asiae retardavit. Et quisquam dubitabit quid virtute perfecturus sit, qui tantum auctoritate perfecerit? aut quam facile imperio atque exercitu socios et vectigalia conservaturus sit, qui ipso nomine ac rumore defenderit?
medios de defensa suficientes, vosotros habríais perdido Asia, Quirites, si en el momento más crítico la fortuna del pueblo romano no hubiera llevado providencialmente a esas regiones37 a Gneo Pompeyo. Su llegada contuvo a Mitrídates, todo hinchado por la gran victoria conseguida, y detuvo la marcha de Tigranes que amenazaba invadir Asia con su poderoso ejército. ¿Quién dudará ahora de lo que puede hacer con su valor el que tanto logró con su prestigio o que podrá fácilmente, con el mando supremo y al frente de un ejército, salvar a nuestros aliados y tributarios, si la sola autoridad de su nombre bastó para protegerlos?
[46] Age vero, illa res quantam declarat eiusdem hominis apud hostis populi Romani autoritatem, quod ex locis tam longinquis tamque diversis tam brevi tempore omnes huic se uni dediderunt? quod a communi Cretensium legati, cum in eorum insula noster imperator exercitusque esset, ad Cn. Pompeium in ultimas prope terras venerunt, eique se omnis Cretensium civitates dedere velle dixerunt? Quid? idem iste Mithridates nonne ad eundem Cn. Pompeium legatum usque in Hispaniam misit? eum quem Pompeius legatum semper iudicavit, ei quibus erat [semper] molestum ad eum potissimum esse missum, speculatorem quam legatum iudicari maluerunt. Potestis igitur iam constituere, Quirites, hanc auctoritatem, multis postea rebus gestis magnisque vestris iudiciis amplificatam, quantum apud illos reges, quantum apud exteras nationes valituram esse existimetis.
16 46 Además, ¡qué bien declara el gran prestigio de que goza Pompeyo ante los enemigos del pueblo romano el hecho de que, desde países tan alejados y tan diversos y en tan poco tiempo, hayan venido a hacerle a él solo acto de sumisión; que los diputados de la federación de los cretenses, a pesar de tener nosotros un general68 y un ejército en su isla, fueron a buscar a Pompeyo casi al extremo del mundo69 y le declararon que todas las ciudades de Creta querían entregarse a él! ¿Y qué decir del mismo Mitrídates? ¿No envió hasta Hispania, al campamento de Gn. Pompeyo un embajador, a quien Pompeyo reconoció siempre como tal, mientras algunos, a quienes molestaba esta predilección concedida al general romano, prefirieron considerarlo más bien como un espía que como un embajador?70. Ya podéis imaginaros, Quirites, cuánto ha de valer, según creéis, ante aquellos reyes y ante los pueblos extranjeros, esta autoridad, acrecida desde entonces por sus numerosas hazañas y por los brillantes testimonios de vuestra estimación.
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Panfilia y Cilicia. Quinto Metelo, llamado después, de sobrenombre, «Crético». 69 Es una hipérbole retórica. Se trata de la región de Panfilia. 70 No existe otra fuente de este hecho, para constatar si se trataba de un embajador o de un espía. 68
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[47] Reliquum est ut de felicitate (quam praestare de se ipso nemo potest, meminisse et commemorare de altero possumus, sicut aequum est homines de potestate deorum) timide et pauca dicamus. Ego enim sic existimo: Maximo, Marcello, Scipioni, Mario, et ceteris magnis imperatoribus non solum propter virtutem, sed etiam propter fortunam saepius imperia mandata atque exercitus esse commissos. Fuit enim profecto quibusdam summis viris quaedam ad amplitudinem et ad gloriam et ad res magnas bene gerendas divinitus adiuncta fortuna. De huius autem hominis felicitate, de quo nunc agimus, hac utar moderatione dicendi, non ut in illius potestate fortunam positam esse dicam, sed ut praeterita meminisse, reliqua sperare videamur, ne aut invisa dis immortalibus oratio nostra aut ingrata esse videatur.
47 Nos queda hablar respetuosa y brevemente —como corresponde a los hombres cuando se trata del poder divino— de su buena suerte71, prenda de la que nadie puede salir fiador respecto de sí mismo, aunque sí recordarla y mencionarla en los demás. Pienso que, si a Máximo72, a Marcelo73, a Escipión, a Mario y a tantos otros grandes generales se les confiaron el mando y la dirección de los ejércitos, no fue sólo en razón de su valor sino, más a menudo, a causa de su buena suerte. Pues no cabe duda de que algunos personajes ilustres tuvieron de su parte, como por disposición divina, en el camino hacia la grandeza y hacia la gloria y en la feliz ejecución de sus empresas, la ayuda de la fortuna. Sin embargo, al hablar de la buena suerte de este hombre a quien ahora me estoy refiriendo, pondré en mis palabras la misma moderación sin decir que él tiene la fortuna en sus manos sino que da la impresión de que recordamos el pasado y fundamos esperanzas para el porvenir, con el fin de que mi discurso no les parezca ni irrespetuoso ni desagradecido a los dioses inmortales.
[48] Itaque non sum praedicaturus quantas ille res domi militiae, terra marique, quantaque felicitate gesserit; ut eius semper voluntatibus non modo cives adsenserint, socii obtemperarint, hostes obedierint, sed etiam venti tempestatesque obsecundarint: hoc brevissime dicam, neminem umquam tam impudentem fuisse, qui ab dis immortalibus tot et tantas res tacitus auderet optare, quot et quantas di immortales ad Cn. Pompeium detulerunt. Quod ut illi proprium ac
48 No voy, pues, a ensalzar las muchas empresas que él realizó, en tiempo de paz y en tiempo de guerra, por tierra y por mar, ni el gran éxito con que fueron coronadas hasta el punto de que sus deseos fueron siempre, no solamente aprobados por sus conciudadanos, sancionados por los aliados y obedecidos por los enemigos sino hasta secundados por los vientos y por el buen tiempo; diré únicamente, en muy pocas palabras, que no hubo nunca un hombre tan osado que en su corazón se atreviera a desear de los dioses inmortales tantos y tan grandes favores como ellos dispensaron a
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En latín felicitas. Es la «buena suerte», la «fortuna». Es a menudo para los antiguos un don de los dioses concedido como señal de su protección. Véase ARNALDI, op. cit., especialmente pág. 31. 72 Quinto Fabio Máximo Cunctator quien, con su táctica de hostigar constantemente a Aníbal sin entablar nunca un combate decisivo, logró restablecer el poder de la república después del desastre de Canas. 73 Marco Claudio Marcelo (270-208 a. C.). Venció a los galos en la Cisalpina y rindió la ciudad de Siracusa, defendida por el ingenio de Arquímedes.
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perpetuum sit, Quirites, cum communis solutis atque imperi tum ipsius hominis causa, sicuti facitis, velle et optare debetis.
Pompeyo. Esto es, Quirites, lo que debéis desear y pedir, como ya lo hacéis: que Pompeyo posea y conserve para siempre este privilegio, no sólo para interés de los ciudadanos y del Estado sino también como gratitud hacia él mismo.
[49] Qua re,—cum et bellum sit ita necessarium ut neglegi non possit, ita magnum ut accuratissime sit administrandum; et cum ei imperatorem praeficere possitis, in quo sit eximia belli scientia, singularis virtus, clarissima auctoritas, egregia fortuna,—dubitatis Quirites, quin hoc tantum boni, quod vobis ab dis immortalibus oblatum et datum est, in rem publicam conservandam atque amplificandam conferatis?
49 Por lo tanto, siendo, por una parte, tan necesaria la guerra que no se la puede descuidar y tan importante que reclama ser dirigida con la mayor atención; puesto que, por otra parte, podéis confiar esa dirección a un general que reúne extraordinaria ciencia militar, valor insuperable, brillante prestigio y una gran suerte, ¿dudaréis, Quirites, en aprovechar, para la salvación y el engrandecimiento del Estado, este bien incomparable que espontáneamente os han ofrecido los dioses inmortales?
[50] Quod si Romae Cn. Pompeius privatus esset hoc tempore, tamen ad tantum bellum is erat deligendus atque mittendus: nunc cum ad ceteras summas utilitates haec quoque opportunitas adiungatur, ut in eis ipsis locis adsit, ut habeat exercitum, ut ab eis qui habent accipere statim possit, quid exspectamus? aut cur non dicibus dis immortalibus eidem, cui cetera summa cum salute rei publicae commissa sunt, hoc quoque bellum regium committamus?
17 50 Aun cuando Gneo Pompeyo viviera en estos momentos en Roma como un simple particular, debería ser él, a pesar de todo, el elegido y enviado a una guerra tan importante; pero hoy que, a las demás ventajas inestimables, se añaden éstas otras circunstancias favorables, la de encontrarse ya en esas mismas regiones, la de tener un ejército consigo y la de poder recibir inmediatamente refuerzos de otros generales74, ¿a qué estamos esperando? o ¿por qué, bajo los auspicios de los dioses inmortales, no encomendamos igualmente la dirección de la guerra contra los dos reyes al mismo a quien hemos encomendado, para el mayor bien de la república, otras arduas empresas?
[51] At enim amantissimus rei
51 Es verdad que Quinto Cátulo75, ese hombre ilustre, gran patriota y colmado por vosotros
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vir clarissimus, publicae, vestris
Pompeyo, al recibir por la ley Manilia el encargo de gobernar Asia, Bitinia y Cilicia, debía tener a su disposición las tropas que mandaban respectivamente Lúculo, Glabrión y Marcio Rey. 75 Lutacio Cátulo había sido cónsul el año 78 con Lépido. Cuando la ley Gabinia había propuesto, para combatir a los piratas, constituir una serie de gobiernos particulares en vez de entregar todo el mando a una sola persona.
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beneficiis amplissimis adfectus, Q. Catulus, itemque summis ornamentis honoris, fortunae, virtutis, ingeni praeditus, Q. Hortensius, ab hac ratione dissentiunt. Quorum ego auctoritatem apud vos multis locis plurimum valuisse et valere oportere confiteor; sed in hac causa, tametsi cognoscitis auctoritates contrarias virorum fortissimorum et clarissimorum, tamen omissis auctoritatibus ipsa re ac ratione exquirere possumus veritatem, atque hoc facilius, quod ea omnia quae a me adhuc dicta sunt, eidem isti vera esse concedunt,—et necessarium bellum esse et magnum, et in uno Cn. Pompeio summa esse omnia.
de los más amplios favores, disiente de esta opinión, así como Quinto Hortensio76, otro personaje eminente por la grandeza de sus honores, de su fortuna, de sus méritos y de su talento. Confieso que la autoridad de estos dos hombres ha tenido en muchas circunstancias —y conviene que la siga teniendo— grandísima influencia en vuestras decisiones; pero en el caso presente, aunque sabéis de otras personalidades de gran carácter y nombradía77, que son de parecer contrario, haciendo abstracción de personas, podemos inquirir la verdad considerando la cuestión en sí misma. Esto será tanto más fácil cuanto que así Hortensio como Cátulo convienen en que es cierto todo cuanto hasta ahora llevo dicho, que la guerra es necesaria y decisiva y que únicamente Pompeyo posee todas las cualidades que se requieren en un general.
[52] Quid igitur ait Hortensius? Si uni omnia tribuenda sint, dignissimum esse Pompeium, sed ad unum tamen omnia deferri non oportere. Obsolevit iam ista oratio, re multo magis quam verbis refutata. Nam tu idem, Q. Hortensi, multa pro tua summa copia ac singulari facultate dicendi et in senatu contra virum fortem, A. Gabinium, graviter ornateque dixisti, cum is de uno imperatore contra praedones constituendo legem promulgasset, et ex hoc ipso loco permuta item contra eam legem verba fecisti.
52 ¿Y qué es lo que dice Hortensio? Que, si es preciso dejarlo todo en manos de uno solo, no hay nadie más digno que Pompeyo; pero que no conviene reunir todos los poderes en una sola persona. Esta objeción ha perdido ya todo su valor y los acontecimientos, mejor que mis palabras, la refutan. Porque tú mismo, Quinto Hortensio, con esa maravillosa facundia y esa extraordinaria elocuencia que te son propias, pronunciaste en el senado, con fuerza y brillantez, un largo discurso contra el animoso Aulo Gabinio cuando propuso la ley según la cual se nombraba un general único contra los piratas; y desde esta misma tribuna hablaste también muy largamente contra dicha ley.
[53] Quid? tum (per deos immortalis!) si plus apud populum Romanum auctoritas tua quam ipsius populi Romani salus et vera causa valuisset, hodie hanc gloriam atque hoc orbis
53 Pues bien, si entonces —¡dioses inmortales!— tu autoridad hubiera pesado en el pueblo romano más que su propio bienestar y sus verdaderos intereses, ¿tendríamos hoy esta gloria y este dominio sobre el mundo
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Quinto Hortensio Hórtalo, el gran orador y cónsul el año 69. Su semblanza la hace CIC., Brut. 300 y s. Cátulo y Hortensio a quienes acaba de nombrar. Otros creen que se refiere a personas con autoridad que aprueban la ley y de las que hará mención en el § 68.
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terrae imperium teneremus? An tibi tum imperium hoc esse videbatur, cum populi Romani legati quaestores praetoresque capiebantur? cum ex omnibus provinciis commeatu et privato et publico prohibebamur? cum ita clausa nobis erant maria omnia, ut neque privatam rem transmarinam neque publicam iam obire possemus?
entero? ¿Te parece a ti que teníamos este imperio cuando se hacía prisioneros a los legados, cuestores y pretores del pueblo romano78; cuando teníamos cortado el comercio, así público como privado, con todas las provincias; cuando todos los mares nos estaban tan cerrados que ni para los negocios privados ni para los públicos de ultramar podíamos surcarlos?
[54] Quae civitas antea umquam fuit,— non dico Atheniensium, quae satis late quondam mare tenuisse dicitur; non Karthaginiensium, qui permultum classe ac maritimis rebus valuerunt; non Rhodiorum, quorum usque ad nostram memoriam disciplina navalis et gloria remansit,—sed quae civitas umquam antea tam tenuis, quae tam parva insula fuit, quae non portus suos et agros et aliquam partem regionis atque orae maritimae per se ipsa defenderet? At (hercule) aliquot annos continuos ante legem Gabiniam ille populus Romanus, cuius usque ad nostram memoriam nomen invictum in navalibus pugnis permanserit, magna ac multo maxima parte non modo utilitatis, sed dignitatis atque imperi caruit.
18 54 ¿Qué Estado ha habido alguna vez en la Antigüedad —y no hablo de Atenas, cuyo imperio marítimo fue en tiempos, según se dice, bastante extenso; ni de Cartago, poderosísima por su flota y por su comercio marítimo; ni de Rodas, cuya pericia marinera y cuya gloria han llegado hasta nuestros días—, qué ciudad, repito, ha habido tan escasa de fuerzas, tan insignificante que no pudiera defender por sí misma sus puertos, sus campos y alguna parte de la región y de la costa vecina? Al contrario —¡por Hércules!— durante algunos años seguidos, antes de la promulgación de la ley Gabinia, ese mismo pueblo romano, que hasta nuestros tiempos había conservado fama de invicto en las luchas por mar, se vio privado de una gran parte — mejor dicho, de la mayor— no sólo de sus ingresos sino aun de su dignidad y de su imperio.
[55] Nos, quorum maiores Antiochum regem classe Persenque superarunt, omnibus navalibus pugnis Karthaginiensis, homines in maritimis rebus exercitatissimos paratissimosque, vicerunt, ei nullo in loco iam praedonibus pares esse poteramus: nos, qui antea non modo Italiam tutam habebamus, sed omnis socios in ultimis
55 Nosotros, con unos antepasados que triunfaron del rey Antíoco y de Perseo79 en el mar y vencieron en todas las batallas navales a los cartagineses, hombres ejercitadísimos y muy impuestos en la marina, ya no podíamos hacer frente en ningún lugar a los piratas; nosotros, que antes, no sólo extendíamos nuestra protección a Italia sino que podíamos garantizar, con el prestigio de nuestro imperio,
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Se refiere a hechos como los narrados en el § 33. Antíoco, rey de Persia, fue vencido dos veces en las costas de Jonia en combate naval —en 191 y en 190— por los romanos. En cambio la flota de Perseo, rey de Macedonia, se rindió —según narra Liv., XLV 42— en el ano 168, sin combatir, a Gneo Octavio tras la capitulación de Samotracia en donde el rey se había refugiado después del desastre de Pidna. 79
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oris auctoritate nostri imperi salvos praestare poteramus,—tum cum insula Delos, tam procul a nobis in Aegaeo mari posita, quo omnes undique cum mercibus atque oneribus commeabant, referta divitiis, parva, sine muro, nihil timebat,—eidem non modo provinciis atque oris Italiae maritimis ac portubus nostris, sed etiam Appia iam via carebamus; et eis temporibus non pudebat magistratus populi Romani in hunc ipsum locum escendere, cum eum nobis maiores nostri exuviis nauticis et classium spoliis ornatum reliquissent.
la seguridad de todos nuestros aliados más remotos; cuando la isla de Delos80, situada en el mar Egeo, tan lejos de nosotros, a donde acudían de todas partes toda clase de gentes y de cargamentos, aunque llena de riquezas, pequeña y desprovista de murallas, nada tenía que temer; nosotros, no sólo no podíamos contar con nuestras provincias, con las costas del mar de Italia y con nuestros puertos sino ni siquiera con la Vía Apia; y en esos tiempos ¿no es verdad que los magistrados del pueblo romano hasta sentían vergüenza de subir a esta misma tribuna que nuestros antepasados nos habían dejado adornada con el botín y los despojos de las escuadras enemigas?81.
[56] Bono te animo tum, Q. Hortensi, populus Romanus et ceteros qui erant in eadem sententia, dicere existimavit ea quae sentiebatis: sed tamen in salute communi idem populus Romanus dolori suo maluit quam auctoritati vestrae obtemperare. Itaque una lex, unus vir, unus annus non modo nos illa miseria ac turpitudine liberavit, sed etiam effecit, ut aliquando vere videremur omnibus gentibus ac nationibus terra marique imperare.
19 56 Pensó entonces el pueblo romano que tú, Hortensio, y cuantos compartían tu parecer hablabais con recta intención y que lo que decíais era algo que sentíais de verdad; sin embargo, al tratarse del bienestar de todos, este mismo pueblo romano prefirió dejarse llevar de su propia indignación antes que de vuestra autoridad. Y así una única ley, un hombre y un año, no sólo os libraron de aquel vergonzoso infortunio sino que lograron que, al fin, se diera de verdad la sensación de que erais los dueños de todos los pueblos y naciones, por tierra y por mar.
[57] Quo mihi etiam indignius videtur obtrectatum esse adhuc,—Gabinio dicam anne Pompeio, an utrique, id quod est verius?—ne legaretur A. Gabinius Cn. Pompeio expetenti ac
57 Por esto me parece todavía más indigno que se haya estado criticando hasta hoy —no sé si decir a Gabinio o a Pompeyo o, lo que es más probable, a los dos— con el fin de que Aulo Gabinio no fuese adscrito como legado de
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Delos era un puerto cómodo para quienes desde Italia y Grecia iban por mar a Asia. En contra de lo que aquí dice Cicerón la isla de Delos fue saqueada por Mitrídates el año 88 y el 69 por el pirata Atenodoro. 81 Este último párrafo —que nosotros hemos propuesto en forma de pregunta— se presta a una doble interpretación merced a que un códice (H) escribe nonne («¿no es verdad?», «¿acaso no?») y otros non («no»). Hemos seguido la transcripción de CLARK (nonne) porque nos parece más coherente con el párrafo que precede y con el que sigue. El orador ha hecho ver cómo las provincias, las costas y los puertos de Italia y hasta la vía Apia eran entonces dominio de los piratas, y pregunta: «¿no iban a sentir vergüenza los magistrados de subir a aquella tribuna que estaba adornada con los trofeos que nuestros antepasados arrebataron a las naves enemigas?». Luego dirá: «Un hombre nos libró de esa vergüenza». BOULANGER escribe non y traduce: «¡no les daba ninguna vergüenza...!» Como quien dice: «¡hasta ese punto tan vergonzoso habíamos llegado!»
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postulanti. Utrum ille, qui postulat ad tantum bellum legatum quem velit, idoneus non est qui impetret, cum ceteri ad expilandos socios diripiendasque provincias quos voluerunt legatos eduxerint; an ipse, cuius lege salus ac dignitas populo Romano atque omnibus gentibus constituta est, expers esse debet gloriae eius imperatoris atque eius exercitus, qui consilio ipsius ac periculo est constitutus?
Gneo Pompeyo tal como éste deseaba y reclamaba82. ¿Es que quien pide para una guerra tan importante el legado que él quiere no merece que se atiendan sus deseos, cuando otros, con el propósito de saquear a los aliados y de devastar nuestras provincias, llevaron consigo a los legados que quisieron? ¿O es que el autor de una ley, merced a la cual se aseguró el bienestar y el honor del pueblo romano y el de todas las naciones, debe ser excluido de tener parte con un general y con un ejército que se han constituido gracias a su iniciativa y con riesgo de su propia persona?83.
[58] An C. Falcidius, Q. Metellus, Q. Caelius Latiniensis, Cn. Lentulus, quos omnis honoris causa nomino, cum tribuni plebi fuissent, anno proximo legati ese potuerunt: in uno Gabinio sunt tam diligentes, qui in hoc bello, quod lege Gabinia geritur, in hoc imperatore atque exercitu, quem per vos ipse constituit, etiam praecipuo iure esse deberet? De quo legando consules spero ad senatum relaturos. Qui si dubitabunt aur gravabuntur, ego me profiteor relaturum. Neque me impediet cuiusquam inimicum edictum, quo minus vobis fretus vestrum ius beneficiumque defendam; neque praeter intercessionem quicquam audiam, de qua (ut arbitror) isti ipsi, qui minantur, etiam atque etiam quid liceat considerabunt. Mea quidem sentenia, Quirites, unus A. Gabinius belli maritimi rerumque gestarum Cn. Ponpeio socius ascribitur, propterea quod alter uni illud bellum suscipiendum vestris suffragiis
58 ¿Con que Gayo Falcidio, Quinto Metelo, Quinto Celio Latiniense y Gneo Léntulo84 —a todos los cuales nombro con el mayor respeto— pudieron ser legados al ano siguiente de haber sido tribunos de la plebe, y sólo con Gabinio se muestran tan 85 cuando debía tener mejor escrupulosos derecho que nadie en una guerra que se hace en virtud de la ley Gabinia y ante un general y un ejército que él mismo propuso a través de vuestros comicios? Espero que los cónsules propondrán al senado su nombramiento de lugarteniente. Si ellos se muestran irresolutos o ponen reparos, os aseguro que yo mismo haré la propuesta; y, contando con vuestro apoyo, ninguna injusticia me impedirá defender un derecho y un favor que proceden de vosotros; y no escucharé nada si no es el veto de los tribunos; en torno al cual —según pienso— esos mismos que nos amenazan considerarán una y muchas veces hasta qué punto les es lícito hacer uso de él. En mi opinión, Quirites, sólo Gabinio comparte con Pompeyo el mérito de la guerra marítima y de las hazañas
82
LO IACONO, op. cit., pág. 70 n., citando a MOMMSEN, explica las razones aducidas por las que Gabinio no podía ser nombrado legado de Pompeyo. 83 DION, XXXVI 24, dice que, cuando Gabinio se presentó por vez primera en el senado, se formó tal tumulto que «faltó poco para que lo mataran». 84 Ni de ellos ni de su tribunado se tienen noticias ciertas en otra parte. 85 Por ejemplo, en el año 50 el tribuno Vatinio, autor de la ley que daba a César el gobierno de Iliria y de Cisalpina por cinco años, fue nombrado legado del procónsul (BOULANGER, Op. cit., 187 n.).
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detulit, alter delatum susceptumque confecit.
realizadas, porque el uno, con vuestros votos, dio a Pompeyo solo el encargo de hacer la guerra, el otro, encargándose de ella y dirigiéndola, le puso fin.
[59] Reliquum est ut de Q. Catuli auctoritate et sententia dicendum esse videatur. Qui cum ex vobis quaereret, si in uno Cn. Pompeio omnia poneretis, si quid eo factum esset, in quo spem essetis habituri,—cepit magnum suae virtutis fructum ac dignitatis, cum omnes una prope voce in [eo] ipso vos spem habituros esse dixistis. Etenim talis est vir, ut nulla res tanta sit ac tam difficilis, quam ille non et consilio regere et integritate tueri et virtute conficere possit. Sed in hoc ipso ab eo vehementissime dissentio; quod, quo minus certa est hominum ac minus diuturna vita, hoc magis res publica, dum per deos immortalis licet, frui debet summi viri vita atque virtute.
20 59 Al parecer sólo queda ya hablar de la autorizada opinión de Quinto Cátulo. Él, al preguntaros en quién pondríais vuestras esperanzas si, cifrándolas todas en la persona de Pompeyo, a éste le ocurriera algo, ha recibido de vosotros una magnífica recompensa a sus méritos y a su dignidad cuando todos, casi unánimemente, le respondisteis que las pondríais en él mismo. En efecto es un hombre de tales cualidades que no hay empresa, por importante y difícil que sea, que él no pueda dirigir con su prudencia, sostenerla con su integridad y llevarla a buen fin con su valor. Pero justamente en esto disiento por completo de su opinión, en que, cuanto menos segura y duradera es la vida de los hombres, tanto más debe el Estado usufructuar, mientras lo permitan los dioses inmortales, la vida y las dotes de un ciudadano eminente.
[60] 'At enim ne quid novi fiat contra exempla atque instituta maiorum.' Non dicam hoc loco maiores nostros semper in pace consuetudini, in bello utilitati paruisse; semper ad novos casus temporum novorom consiliorum rationes adcommodasse: non dicam duo bella maxima, Punicum atque Hispaniense, ab uno imperatore esse confecta, duasque urbis potentissimas, quae huic imperio maxime minitabantur, Karthaginem atque Numantiam, ab eodem Scipione esse deletas: non commemorabo nuper ita vobis patribusque vestris esse visum, ut in uno C. Mario spes imperi poneretur, ut idem cum iugurtha, idem cum Cimbris, idem cum Teutonis bellum administraret.
60 Se me dirá que no deben hacerse innovaciones contrarias a los usos y a las costumbres de nuestros antepasados. No voy a decir aquí que nuestros mayores se sometieron siempre, en tiempos de paz, a la costumbre, pero, en tiempos de guerra, a lo que era útil; que siempre, en unas nuevas circunstancias, adoptaron disposiciones nuevas; no diré que las dos más grandes guerras, la púnica y la de Hispania, fueron terminadas por un solo general; ni que dos poderosísimas ciudades, las cuales amenazaban más que ninguna nuestro poderío, Cartago y Numancia, fueron destruidas por el mismo Escipión; ni haré mención de que no hace mucho os pareció bien a vosotros y a vuestros padres depositar sólo en Gayo Mario las esperanzas del imperio y encargarle a él la dirección de la guerra, lo mismo contra Jugurta que contra los cimbrios y
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contra los teutones86; respecto del mismo Gneo Pompeyo, en quien nada quiere que se innove Quinto Cátulo, recordad las muchas novedades introducidas con el consentimiento del mismo Cátulo. [61] In ipso Cn. Pompeio, in quo novi constitui nihil volt Q. Catulus, quam multa sint nova summa Q. Catuli voluntate constituta recordamini. Quid tam novum quam adulescentulum privatum exercitum difficili rei publicae temporare conficere? Confecit. Huic praeesse? Praefuit. Rem optime ductu suo gerere? Gessit. Quid tam praeter consuetudinem quam homini peradulescenti, cuius aetas a senatorio gradu longe abesset, imperium atque exercitum dari, Siciliam permitti, atque Africam bellumque in ea provincia administrandum? Fuit in his provinciis singulari innocentia, gravitate, virtute: bellum in Africa maximum confecit, victorem exercitum deportavit. Quid vero tam inauditum quam equitem Romanum triumphare? At eam quoque rem populus Romanus non modo vidit, sed omnium etiam studio visendam et concelebrandam putavit.
21 61 ¿Hay algo más nuevo que ver a un joven adolescente que no ejercía funciones oficiales organizar un ejército en un momento en que la situación política era difícil? Pompeyo lo organizó. ¿Y ver que estaba al frente del mismo? Él estuvo. ¿Y que dirigía bajo su mando, con gran éxito, aquel cometido? Lo dirigió. ¿Hay algo que esté más fuera de lo usual que confiar el mando supremo de un ejército a una persona demasiado joven, cuya edad distaba mucho de la necesaria para ser senador87, encargarle el gobierno de Sicilia y de África y en esta última provincia la dirección de la guerra? Sí, en todas estas misiones dio pruebas de una integridad, de una dignidad y de un valor extraordinarios, terminó la peligrosísima guerra de África e hizo volver al ejército victorioso a su patria. ¿Hay algo tan nunca oído como que llegue a disfrutar de los honores del triunfo un caballero romano?88. Pues eso, no sólo pudo presenciarlo el pueblo romano sino que además lo juzgó, con un entusiasmo general, digno de verse y de ser celebrado.
[62] Quid tam inusitatum quam ut, cum duo consules clarissimi fortissimique essent, eques Romanus ad bellum
62 ¿Hay algo más contrario al uso que, habiendo dos cónsules eminentes por su reputación y por su valor, enviar como pro-
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El orador, recurriendo a la figura retórica de la «preterición», expone algunos casos en que no se tuvo en cuenta la norma constitucional y el uso de los mayores. Escipión Emiliano, elegido cónsul en 148, tomó Cartago en 146 y, en contra de la ley, fue reelegido cónsul en 134, conquistando Numancia ese mismo año. Mario, elegido cónsul por primera vez en 107, fue reelegido para el 104 y después regularmente cada año hasta el 100. Fueron los años de sus grandes victorias contra los cimbrios y los teutones. Véanse LO IACONO, op. cit., págs. 73-74, nota; BOULANGER, op. cit., pág. 188 n. 87 En el 80 Pompeyo contaba veinticinco años. Para ser cuestor se requería haber cumplido los treinta. Esta magistratura daba acceso al senado. 88 Sólo un magistrado con imperium, nombrado según las normas constitucionales, podía recibir los honores del triunfo. Pompeyo los obtuvo de simple caballero y contra la voluntad de Sila en el año 89.
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maximum formidolosissimumque pro consule mitteretur? Missus est. Quo quidem tempore, cum esset non nemo in senatu qui diceret 'non oportere mitti hominem privatum pro consule,' L. Philippus dixisse dicitur ''non se illum sua sententia pro consule, sed pro consulibus mittere.'' Tanta in eo rei publicae bene gerendae spes constituebatur, ut duorum consulum munus unius adulescentis virtuti committeretur. Quid tam singulare quam ut ex senatus consuto legibus solutus consul ante fieret, quam ullum alium magistratum per leges capere licuisset? quid tam incredibile quam ut iterum eques Romanus ex senatus consulto triumpharet? Quae in omnibus hominibus nova post hominum memoriam constituta sunt, ea tam multa non sunt quam haec, quae in hoc uno homine videmus.
cónsul a un caballero romano para dirigir una guerra cruel y terrible?89. Así fue enviado Pompeyo. Y, como hubiera en ese momento en el senado alguien que diera a entender que «no convenía enviar a un simple particular con las funciones de un cónsul», dicen que Lucio Filipo90 replicó que «él, al dar su voto, no lo enviaba con las funciones de un cónsul sino con las de los dos». Era tan firme la esperanza que en él se ponía de que desempeñaría perfectamente su misión que al valor de él solo, aun siendo joven, se encomendaba el trabajo de los dos cónsules. ¿Hay algo más extraordinario que el hecho de que, dispensado de la ley por un decreto del senado, se le nombrara cónsul antes de que hubiera podido obtener cualquiera otra magistratura?91. ¿Hay algo más increíble que conceder, por segunda vez, a un caballero romano mediante un senadoconsulto los honores del triunfo? Todas las novedades que se han introducido en favor de los hombres de todos los tiempos no son tantas como las que vemos producidas aquí en favor de este hombre solo.
[63] Atque haec tot exempla, tanta ac tam nova, profecta sunt in eundem hominem a Q. Catuli atque a ceterorum eiusdem dignitatis amplissimorum hominum auctoritate. Qua re videant ne sit periniquum et non ferundum, illorum auctoritatem de Cn. Pompei dignitate a vobis comprobatam semper esse, vestrum ab illis de eodem homine iudicium populique Romani auctoritatem improbari; praesertim cum iam suo iure populus Romanus in hoc
63 Y todo este cúmulo de distinciones, tan magníficas y tan nuevas, le han venido a este hombre gracias al influjo de Quinto Cátulo y de los demás miembros ilustres de su mismo orden senatorial. 22 Así pues cuiden de que no se produzca la intolerable injusticia de que, habiendo aprobado vosotros siempre sus iniciativas92 en honor de Pompeyo, ahora vuestra decisión sobre la misma persona y la iniciativa del pueblo romano no obtengan la aprobación de ellos, sobre todo cuando el pueblo romano puede defender ya con todo
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La que se hacía en Hispania contra Sertorio.
90 Lucio Marcio Filipo fue cónsul en el ano 91 a. C. y decidido seguidor de Sila y de Pompeyo. CIC., Brut. 173, lo retrata como un orador facundo y mordaz: «en las disputas era punzante, mordaz y festivo». 91 Según la «Ley Cornelia acerca de las magistraturas» era preciso haber ejercido la cuestura y la pretura para poder acceder al consulado. 92 Desde el 70 la autoridad del senado era soberana y la voluntad de la asamblea popular no podía manifestarse. Las palabras con que aquí Cicerón alaba las iniciativas del pueblo suenan a artificio oratorio. Véase BOULANGER, op. cit., pág. 190 n.
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homine suam auctoritatem vel contra omnis qui dissentiunt possit defendere, propterea quod, isdem istis reclamantibus, vos unum illum ex omnibus delegistis quem bello praedonum praeponeretis.
derecho su iniciativa en favor de Pompeyo, aun contra todos los que son de opinión contraria, puesto que, a pesar de las protestas de esos mismos, vosotros lo elegisteis a él solo de entre todos para ponerlo al frente de la guerra contra los piratas.
[64] Hoc si vos temere fecistis, et rei publicae parum consuluistis, recte isti studia vestra suis consiliis regere conantur. Sin autem vos plus tum in re publica vidistis, vos eis repugnantibus per vosmet ipsos dignitatem huic imperio, salutem orbi terrarum attulistis, aliquando isti principes et sibi et ceteris populi Romani universi auctoritati parendum esse fateantur. Atque in hoc bello Asiatico et regio non solum militaris illa virtus, quae est in Cn. Pompeio singularis, sed aliae quoque virtutes animi magnae et multae requiruntur. Difficile est in Asia, Cilicia, Syria regnisque interiorum nationum ita versari nostrum imperatorem, ut nihil nisi de hoste ac de laude cogitet. Deinde etiam si qui sunt pudore ac temperantia moderatiores, tamen eos esse talis propter multitudinem cupidiorum hominum nemo arbitratur.
64 Si en esto obrasteis a la ligera y no atendisteis debidamente los intereses del Estado, entonces tienen razón al pretender regular vuestras simpatías con sus consejos. Pero, si sois vosotros los que en aquel momento tuvisteis más clarividencia política, si vosotros solos, a pesar de su oposición, contribuisteis a la dignidad de nuestro imperio y a la paz del universo, hora es ya de que reconozcan esos jefes de la aristocracia93 que, tanto ellos como los demás, deben someterse a la autoridad de todo un pueblo romano. Además, Quirites, en esta guerra de Asia, que se hace contra unos reyes, no solamente se exige ese valor militar, que existe en Pompeyo en alto grado, sino también otras muchas y grandes cualidades morales94. Es difícil que un general de los nuestros se mueva en Asia, en Cilicia, en Siria y en reinos de naciones interiores sin pensar en otra cosa que en el enemigo y en la gloria. En segundo lugar, si bien hay algunos con un grado no pequeño de moderación gracias a su sentido del pudor y de la temperancia, nadie se cree que son así, porque ven a muchos otros que son rapaces.
[65] Difficile est dictu, Quirites, quanto in odio simus apud exteras nationes propter eorum, quos ad eas per hos annos cum imperio misimus, libidines et iniurias. Quod enim fanum putatis in illis terris nostris magistratibus religiosum, quam civitatem sanctam, quam domum satis clausam ac munitam fuisse? Urbes iam locupletes et copiosae
65 Cuesta trabajo, Quirites, explicar el odio que se nos tiene entre las naciones extranjeras por culpa de las arbitrariedades e injusticias de aquellos hombres que les hemos enviado investidos de la autoridad suprema durante estos últimos anos. Porque ¿creéis que ha habido en esas regiones algún templo sagrado para nuestras autoridades, alguna ciudad merecedora de respeto, algún domicilio
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Habla aquí Cicerón como el homo novus que era, mal visto por parte de la oligarquía. CIC., ad Q. fr. I 1, 19, califica a la provincia de Asia de «corruptora», «desmoralizante» (corruptrix).
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requiruntur, quibus causa belli propter diripiendi cupiditatem inferatur.
suficientemente cerrado y defendido? Se buscan ya ciudades ricas y opulentas en donde alegar el pretexto de la guerra con el fin de tener un modo de saquearlas.
[66] Libenter haec coram cum Q. Catulo et Q. Hortensio, summis et clarissimis viris, disputarem. Noverunt enim sociorum volnera, vident eorum calamitates, querimonias audiunt. Pro sociis vos contra hostis exercitum mittere putatis, an hostium simulatione contra socios atque amicos? Quae civitas est in Asia quae non modo imperatoris aut legati, sed unius tribuni militum animos ac spiritus capere possit? Qua re, etiam si quem habetis qui conlatis signis exercitus regios superare posse videatur, tamen nisi erit idem, qui se a pecuniis sociorum, qui ab eorum coniugibus ac liberis, qui ab ornamentis fanorum atque oppidorum, qui ab auro gazaque regia manus, oculos, animum cohibere possit, non erit idoneus qui ad bellum Asiaticum regiumque mittatur.
66 De buena gana discutiría yo eso en privado con hombres tan eminentes e ilustres como Quinto Cátulo y Quinto Hortensio; pues ellos conocen los daños hechos a nuestros aliados, ellos ven sus desdichas y oyen sus quejas. ¿Qué creéis vosotros, que enviáis los ejércitos contra los enemigos y en defensa de vuestros aliados o que los enemigos son sólo un pretexto en contra de nuestros aliados y amigos? ¿Qué ciudad hay en Asia que pueda saciar la rapacidad y los humos, no diré del general o del legado sino de uno solo de los tribunos militares? 23 Por tanto, aunque tengáis un general que parezca capaz de vencer en batalla a los ejércitos reales, si no sabe también apartar sus manos, sus ojos y su concupiscencia de los bienes de los aliados, de sus mujeres e hijos, de las obras de arte que adornan sus santuarios y ciudades, del oro y los tesoros de sus palacios, no será apto para ser enviado a la guerra de Asia contra esos reyes.
[67] Ecquam putatis civitatem pacatam fuisse quae locuples sit? ecquam esse locupletem quae istis pacata esse videatur? Ora maritima, Quirites, Cn. Pompeium non solum propter rei militaris gloriam, sed etiam propter animi continentiam requisivit. Videbat enim praetores locupletari quot annis pecunia publica praeter paucos; neque eos quicquam aliud adsequi, classium nomine, nisi ut detrimentis accipiendis maiore adfici turpitudine videremur. Nunc qua cupiditate homines in provincias, quibus iacturis et quibus condicionibus proficiscantur, ignorant videlicet isti, qui ad unum deferenda omnia esse non arbitrantur? Quasi vero
67 ¿Creéis que existe alguna ciudad de las ya pacificadas que siga siendo rica? ¿Creéis que hay alguna rica que a ésos les parezca estar en paz? Las ciudades de la costa, Quirites, han reclamado a Pompeyo, no sólo por su gloria militar sino también por el dominio de sí mismo. Pues veían que los pretores, a excepción de unos pocos, se enriquecían cada año con los dineros públicos y que, con una apariencia de flota, nosotros no conseguíamos más que aparecer con una mayor ignominia por culpa de los desastres sufridos. Está claro que esos que se oponen a que se deje todo en manos de un solo hombre desconocen la codicia con que nuestros hombres parten hacia las provincias, al precio de qué favores y bajo qué compromisos. ¡Como si Pompeyo no se
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Cn. Pompeium non cum suis virtutibus tum etiam alienis vitiis magnum esse videamus.
mostrara grande a nuestros ojos, tanto por sus propias virtudes como por los vicios de los otros!
[68] Qua re nolite dubitare quin huic uni credatis omnia, qui inter tot annos unus inventus sit, quem socii in urbis suas cum exercitu venisse gaudeant. Quod si auctoritatibus hanc causam, Quirites, confirmandam putatis, est vobis auctor vir bellorum omnium maximarumque rerum peritissimus, P. Servilius, cuius tantae res gestae terra marique exstiterunt, ut cum de bello deliberetis, auctor vobis gravior nemo esse debeat; est C. Curio, summis vestris beneficiis maximisque rebus gestis, summo ingenio et prudentia praeditus; est Cn. Lentulus, in quo omnes pro amplissimis vestris honoribus summum consilium, summam gravitatem esse cognovistis; est C. Cassius, integritate, virtute, constantia singulari. Que re videte ut horum auctoritatibus illorum orationi qui dissentiunt, respondere posse videamur.
68 No dudéis, pues, en confiar todos los poderes a este hombre, el único, en tantos años, a quien hemos visto entrar al frente de sus ejércitos en las ciudades de nuestros aliados con gran alegría de ellos. Pero si, para apoyar la causa que defiendo, Quirites, os parece necesaria la autoridad de otros, ahí tenéis la opinión de Publio Servilio95, hombre de grandísima experiencia en toda clase de guerras y en los asuntos más difíciles, cuyas hazañas por mar y por tierra fueron tan notables que, cuando discutáis los asuntos militares, no debe haber ninguna autoridad que influya más en vuestro ánimo; ahí tenéis a Gayo Curión96, acreditado por vuestras ricas recompensas y por las grandes hazañas realizadas y dotado de un talento y de una prudencia extraordinarios; tenéis a Gneo Léntulo97, en quien todos reconocéis, por las altas funciones que le habéis confiado, una gran sensatez y gravedad; y tenéis a Gayo Casio98, hombre de una integridad, sinceridad y firmeza incomparables. Ved, pues, si con tales autoridades no parece que podemos refutar las razones de aquellos que disienten de nosotros.
[69] Que cum ita sint, C. Manlili, primum istam tuam et legem et voluntatem et sententiam laudo vehementissimeque comprobo: deinde te hortor, ut auctore populo Romano maneas in sententia, neve cuiusquam
24 69 En estas condiciones, Gayo Manilio, primeramente alabo y apruebo con todas mis fuerzas tu ley, tus intenciones y tus sentimientos; luego te exhorto a que, seguro del asentimiento del pueblo romano, persistas en tu opinión sin temer violencias ni amenazas
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Publio Servilio (Vatia) fue cónsul en el 79, gobernador de Cilicia del 78 al 75. Salió victorioso de los piratas en Licia, Panfilia e Isauria (de donde el sobrenombre de «Isáurico»). Fue el primero que llevó el ejército romano más allá del Tauro. 96 Gayo Escribonio Curión fue cónsul el 76 y gobernador de Macedonia desde el 75 al 72. Aquí luchó contra los tracios y los dárdanos. 97 Gneo Cornelio Léntulo Clodiano fue cónsul el 72, censor el 70 y legado de Pompeyo en la guerra contra los piratas. 98 Gayo Casio Longino Varo fue cónsul en el 73. Al año siguiente luchó con poca fortuna contra los piratas.
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vim aut minas pertimescas. Primum in te satis esse animi perseverantiaeque arbitror: deinde cum tantam multitudinem cum tanto studio adesse videamus, quantam iterum nunc in eodem homine praeficiendo videmus, quid est quod aut de re aut de perficiendi facultate dubitemus? Ego autem quicquid est in me studi, consili, laboris, ingeni, quicquid hoc beneficio populi Romani atque hac potestate praetoria, quicquid auctoritate, fide, constantia possum, id omne ad hanc re conficiendam tibi et populo Romano polliceor ac defero:
de nadie. En primer lugar te creo con suficiente valor y perseverancia; después, viendo tan gran afluencia de ciudadanos acudir con este entusiasmo a confiar por segunda vez99 el mando al mismo general, ¿podemos dudar de la causa que defendemos y del éxito final de tu propuesta? Por mi parte, si algo valen mi celo, mi experiencia, mi esfuerzo y mi talento; si algo puedo por este favor que me ha otorgado el pueblo romano elevándome a la dignidad de pretor o bien con mi prestigio, mi entrega y mi firmeza, todo te lo prometo y te lo consagro a ti y al pueblo romano para el triunfo de esta causa.
[70] testorque omnis deos, et eos maxime qui huic loco temploque praesident, qui omnium mentis eorum qui ad rem publicam adeunt maxime perspiciunt, me hoc neque rogatu facere cuiusquam, neque quo Cn. Pompei gratiam mihi per hanc causam conciliari putem, neque quo mihi ex cuiusquam amplitudine aut praesidia periculis aut adiumenta honoribus quaeram; propterea quod pericula facile, ut hominem praestare oportet, innocentia tecti repellemus, honorem autem neque ab uno neque ex hoc loco, sed eadem illa nostra laboriosissima ratione vitae, si vestra voluntas feret, consequemur.
70 Y pongo por testigos a todos los dioses, particularmente a los que presiden este lugar consagrado100 y que penetran profundamente los pensamientos de todos los que toman parte en los negocios públicos, de que ni actúo en este momento a ruegos de nadie ni porque piense conciliarme con esta intervención el favor de Pompeyo ni porque busque en la influencia de alguna persona defensa para los momentos de peligro o ayuda para la carrera de los honores; puesto que los peligros, escudado en mi conciencia, me será fácil conjurarlos en la medida en que un hombre puede proponérselo; en cuanto a los cargos, los conseguiré, no por la influencia de alguien determinado ni por lo que yo diga desde esta tribuna sino perseverando en mi tenor de vida laboriosa y contando con vuestra voluntad.
[71] Quam ob rem quicquid in hac causa mihi susceptum est, Quirites, id ego omne me rei publicae causa suscepisse confirmo; tantumque abest ut aliquam mihi bonam gratiam quaesisse videar, ut multas me etiam simultates partim
71 Así pues, Quirites, os aseguro que, si he tomado parte en esta causa, lo he hecho sólo en bien del Estado y que —según me parece— muy lejos de haber buscado el favor de nadie, he cosechado —a lo que entiendo— una ola de enemistades, unas encubiertas, otras
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El año anterior, en virtud de la ley Gabinia, el pueblo había encargado a Pompeyo la dirección de la guerra contra los piratas. 100 Hércules y Venus, cuyas estatuas estaban próximas a la tribuna de los oradores.
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obscuras, partim apertas intellegam mihi non necessarias, vobis non inutilis suscepisse. Sed ego me hoc honore praeditum, tantis vestris beneficiis adfectum statui, Quirites, vestram voluntatem et rei publicae dignitatem et salutem provinciarum atque sociorum meis omnibus commodis et rationibus praeferre oportere.
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declaradas, para mí no inevitables y para vosotros no inútiles. Pero yo, al verme investido de esta dignidad y colmado por vosotros de tan grandes favores, me convencí, Quirites, de que debía anteponer vuestra voluntad, el honor del Estado y el bienestar de las provincias y de los aliados a todas mis conveniencias e intereses.
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