Chile, Un Caso de Desarrollo Frustrado
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DESARROLLO RUSTRADO
H I L E CAS0 Anibal
DESARROLLO LUSTRADO Pinto Santa Craz
os facto res econhinicos por
gciieral han ocupaclo un lu :undario en la abungar c i u y rlante literaltura histhrica latinoamericana. Sin embargo, como lo ha demostrado iernzin Rami.Il7tracecla rex en libr la 1891”, @u contrarrcvol‘ucidn bliraclo en :sta rnisma colccci6n) an tecedente! de sa naturalera pueden iluminar considerahleineiite mnpo quc ha sido interpretadn haata ahora desde el Angulo de las niotivaciones politicas person alcs. AGihal Pi nto Sarita Criiz, prod e Econofcsor de la Escuel a de mia mia de la Uuiversidad de Chile, economista, de rasta lahnr en cl campo dicl pericidismo, autor de libros ‘Finanzas P i i blicas”, “Ctiestiont principales la econoi mia”, Hacia nuestra co ndtrrica”, etc.) I n d e p e n d e n ,ci dc gran difL1si6n ta nto en el amliieiile cliilr:n or cn cl latinoamericaino, se ha propuesto cn CSLP cnsi%yo.un: hilvanaci6n ac;ilisis sisteiiizitic de 10s prin:endencias de cipales hec1 la erolucibn ccon6mica chilena. prophsil es discernir 10s 10 elementos grantlev tra causnlee de una trayectoria que siendo parti cnlar e muclius aspcctos, corn:sponde muy aproximndamen te 10 cconolo mistas podr.fan Il mar el “modclo tlcl crccimienl hacia afuera” peculia economfas latinoameric:anas de otros paisubdcsa1rrolladc durante el sigh pacadt bui:na parte del actual. En este seixido, el exanien de estc “caso dcsarrollo frustrado” puede rem1 ar mu prOVOcdtiV0. para lplicar el metoco con lines cosrnparatiyos a la experiencia de mas iiaciones de contincnte. El trahajo del irofesor Pinto organiza de odo riguroso, pero con niucha aimcnidad, una masa de informacii5n respetable. qu sc cncuentra dispersa en iniichas fiientes. sirvcn para ello preparacibn econ6mica
C H I L E , CAS0
DESARROLLO
F R U S T ~ O
COLECCION
'C NUESTRA
dirigida
Po?'
CLODOMIROLMPYDA
Cnmpuesto con Bmkrrville Linotype 10/10 impreso 10s tallere3 Editorinl Univerritaria, S. A. calk Rimrdo Santa Cruz 747, Mauricio Amster. Chile. Tipografln en Santiago
-___
CHILE; .caw de desarrollo frustrado
--
Anibal Pinto Santa Crux
EDITORIAL NIVERSITARIA, SANTIAGO
CHILE,1959
h i h a l Pinto Santa Cruz. 1958.
Tnscripcidn
20.808
Cubierta de NEMESION T ~ R ' E Z
Indice PRIMERA PARTE: 1830-1930 Capitulo G R A N EXPANSION ecoriomia reclusa 1. La basc del sistema colonial conquistador como El cmprcsario
. . . . . . . . . .
Fisonomfa de res econbniicos Un balance
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13
13
Indeperidencin cibre economia se abre a1 exterior El crecimiento de Ins ac tividades productivas Los factorcs humanos: el ezpiritii pionero 8. Los elementos instituciorides: la repGblica “portaliana” v la disociarih del anAlhs politico del
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15 15
16
secto-
14
pertas
10s periado respecto hechos. econbmicos politica econ6mica; 1, lerrorartiles liherales la orientacibn 10. Rengifo fiscal 11. eslab6n descuidado 12. 1 “optimismo ambien
. . . . . . .
te
23
. . . .
Capitulo
PAIJSA ENTRE 13. El “desa~rolloiacia afucaminora su paso 14. La influencia del sector mincro el merca15 Los precios do mundial 16. La cxportacidn agricola prosigiie si1 ascenso la 16gica del 17 Las crisis padrdn de 18. no reacciones frente a dos desafios; depresi6n 1861, inconvertibilidad en 1878 Crecimiento dethdad de sistema bancario 20 Otros antecedentes de quicbra del rtgimcn me-. t;ilico
. . . . . . .
...... .
. . . .
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26 26
28
23
30
CRISIS intcrprctaci6n ortodoja de la inconvertihilidad 10s puntos de vista inodernos 22. El viraje de la politica econdmica: abrazo del li..._ br carnbismo ontradirci6n entre desarrollo politico las tendencias econdmicas 24 nisciisirin snhre el caricter de la “burguesfa li beral” chilena Un paralelo con el proceso norteamcricano 6. Las oportunidades perdidas Ucl optimismo a1 dcsencanto 21. La
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33
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. . . . . . . .
62
. . . . . . .
Capitulo
EL SA1,ITRE REVIVE EL IMPULSO: TECLINACION BAJO LA PROSPERIDAD
29. 30. 31
32. 33.
36
impact0 del salitre bre el comcrcio exterior Una reserva importante: 10s p a q x a1 extranjero 1. hase dc exportacibn se cstrecha El f i n a l de la cxpansi6n agropecuaria rctraso del irea industrial La deformaci6n dl ;is: tcma fiscal La muerte dcl espiritil pionero; el revt-lador episodio la “desnacionaliraribn” dcl salitre siis rausas El costo Repercusiones de la crisis de iniciativa en otros
. . . . .
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44 45 46
47
41
;42.
58
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. . . . . . . . . . . .
61
. . . .
62
59
. . . . . .
........
Capitulo ANTECEDENTES LA FRUSTRACION
43 1.as tendcncias contradic-
. . . . . . . .
El halance una interrogacibn obligada. 45 Un modelo como refe-
. . . . . . . 46. Los contrast- en el caso chleno . . . . . . . 47. La propcnsi6n a ahorrar
comunidad: aparienria de una sociedad adusta el veredicto de 10s hechoz peligros del “desarrohacia afuera”; dos modalidades sin paren-
. . . . . .
tPSCO
39.
40
. . . . .
LO
38
spores econ6rnicos La depreciaci6n monetaria de la mano con la bonanza exterior Los p r o p m a s c o n v e r s i o nistas desde un ingulo ttcnico Fugaz intcrregno pa dr6n de or “papeleros” pierdcn popularidad I,a vuelta a1 regimen mesu quicbra tilirn gran crisis ,desencanto a la mbfcra ’‘crisis permanente”; sintomas testimonios
67 68
70
72
. . . . . . . .
49. El problema se repitc con la inversioncs extranje-
. . . . . . . .
El ”efecto dem ostra cih”
civilizados el consumo, primitivos en la produccldn
. . . . . . . .
78
51 Asimilacih lo
copia de
. . . .
extranjero progreso democratic0 el retraso de economia 53. El pa pel cstratbgiro d el sector agrkola en el dcsarrnllo econdmico El de la agricultura chilcna para cumlirlo la gravitacibn de fa cstructuia de la propiedad 55 L a d i s t r i b u c h ronsiguiente de ingesos el “mrrcado aristocriitico” Ilustraciln con ntro modelo, el de la estructura agraria de EE. U57 abiiso de las disus ponihilidades de crCdito La influencia en el cuaro politico
. . . . . . .
82
. . . . . . .
84
90
. . . . .
91
. . . . . . . .
93
Capitulo EL ASEDIO CONTRA LA YONEDA Un de presioncs contr la estabilidad mone-
tar ia 60 La defensa del sector ex-
. . . . . .
portador 61 E1 apetito po ciones
importa-
. . . . . . .
La subordinaci6n de las finanzas pliblicas a cntradas del nitrato La sangria de divisas en beneficio del inversor ex-
. . . . . . .
93
tranjcro 64 Progrew democrdtiro sin respaldo econbmico; su
94
proycccibn inflacionaria 65 La responsabilidad de la clase terra tenien te 66 Un final wagneriano
96
10 10
SEGUNDA PARTE: 1930-1953 Capitnlo
LA
LA CRISIS DEL “DESARROLLO HACIA A F L E R A ” REACCION N-ACIONAL
5.
cl pais de la Reina Roja
. . . . . . . .
107
. . . . .
10
Cadencias contrastes 63. a mutacidn de l comerrio exterior Sus principalea proyeccioncs 1. J,a respiiesta a1 desafio 72 Cambio en la estructura econlmica
. . . . . . .
. . . . . .
73.
proceso cibn
54. Para
10
substitu-
. . . . . . . . sostcncr la inver. . . . . . . .
15
16 sibn 75. El rcparto con 10s intcreses extranjer os 118 ill9 76. Un cerco protector c* Paliar consecuencias 12 socialcs
12
.
114
. . . . . . .
15
Capitulo ANALISIS CRKTICO DEL PERIOD0
aspectos generates: la orientncidn cs
78 Algunos puntos de rcfc-
. . . . . . .
renria $9. Empiijados por IT)
s acon-
La inflncidn;
122
ILP1’ZO
tecimientos 80. El mito de cio
trnsforido social
81. Desde diversos Angulos 125 Rai7 sorial de la “propensi6n- inflacionaria” 127 Las caracteristlcas distintivas 129 Cambios en el balance de poder h la rneda de 135 fortuna? RG Condiciones politicas fluctuaciones inflaciona135 rias 87. e agudiza un a con tra diccibn acusada 88. Factores quc poncn prneha una, estructura
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. . . . . .
. . . . .
. . . . . . . .
intensidad
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gran sacrifi-
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22 24
real gravitacidn
. . . . . . . . 1.10 prioridad de cau. . . . . . . . -141
dCbil
89. La sas 90. La trascendenria efectiva de la Inflaci6n 142 1. efecto sobre el sistema 14 produccidn 92 La repercusibn sobre el monto de la inversih 14 la romposici6n de inversiones ,145 94. Sobre la acumulaci6n dc mercadm‘as 95. Algnnas aclaraciones rcservas 14
. . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . .
96 Las relaciones cntrc cl e1 desarrollv industrial agricola La interdependencia de
. . . . . . .
10s
scctores
. . . . .
98. Desarrnllo no significa ignal progreso 93 El alcancc gravedad del descquililmo 100. La pr oyec cih sobrc otros scclores 101. Tres tesis en la arena 102. Factores puliticos precios 103. El prvbleina de rentabilidad
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. . . . .
. . . . . . .
(1
148
152 15
154 56
. . . . . . .
158
. . . . . .
IF0
Se‘triantiene
. . . . . . .
17
173 75
expamid7t
. . . . . . . .
. . . . . . . . .
bienes
1F3 16
16 169
. . . .
e x p o r t n c i d n ; otro tipo cle
11G. El Fisco siemprc cxpned-
. . . . . . .
117. La esterilidad 10s cambios preferencialcs
17
10s Sr?riirios
119. Las necesidadcs dispo~iiliilidadcs capitales 120. Otros factores
118. J.ns scrvicios crecen niis rapido que 10s
. . . . . . .
dependencia
. . . .
161
. . . . . . . .
eslrttclrii-n
amplib la Inse la exportacibn fracaso 114. Las razones 115. Los elemcntos compcnsfdorcs
113.
10.1- La “rcnta la ticrra” tributa105. lnflucncia dc cibn 106. 1,os obsticulos dc la naturalera 107. elementos estruclurales 108. La reestructuracih econbmica de la propicdad 100. Aspcctos originale$ del prulilema agtaiin Chile 110. Dcdiiccinnes generales 111. La lineas de un proginma de iernrma apaaria 112. rondo soLio politico la refornia
.....
182
Lrna organizacidn viejn f i n l a problernos n t i e ~ o s 121. El crccimiento por agregnrihn 122. La conspiraci6fi de ‘10s amigos de la in te we n-
. . . . . . I,
82
cihn estatal 123. os xnedins
su adecuaciGn las coridicioncs rganizativas
....
distriburidti social
124. El reparto de 10s frutos la recupcracibn 125. han coscchndo menus 126: Los sacrificios no se tradnjeron en ahorros
. . . . . . .
. . . . .
84 85
183
83
10s jt-zrfos
127. 1,
politica oficial rcfortendencias 128. Las ficcioncs la previsibn social . . . . . . 129. La trihutaci6n regresiva 130. Los factores 1xkicos para el nivel vida
. . . .
89 191 19
PROLOG0 Estc trabajo ha escrito teniendo cn vista algunos supuestos muy clcmentales. En primer lugar existe una “soluci6n de continuidad” en hechos econbmicos de manera que importainte dejar en evidenci 10s eslabones e unen el pasado con el prcsente. n el liltimo tiempo, p r razones .comlprensibles, ha tendido a establecer ciertos “cortes cronol6gicos” en el proceso econ6mico chileno. buenn parte de 10s andisis ldoctos politicsa realidad han #tomadocomo punto de partida 10 aiios cos 1938-40; otros han preferido como base la depresibn de 1950-32. Este , sin du da , u n procedimiento tan kgitimo como necesario, 10s pero e Ipresenta el riesgo cierto.de a desconsideraci6n antcccdentes rakes de acontecimientos e se investigan. T6m.ew como ejemplo el analisis habitual sobre el retraso agricola chileno. Numerosos estadios han sefialado desarrollo liltimos vcinte veinticinco aiio5 con mayor menor iundamento han establecido relaciones entre otros fendmenos del rnia5mo periodo, como lla (industrializacih. Sin embargo, a1 rchacer el camino hacia tpasado podemos verificar ta Tezago viene de antiguo &to obliga a prcstar atencidn otros factores que pueden haber tenido tanta mayor gravitacibn uc el impact0 relativamente pr6ximo del desenvolvimiento tinlustrial. Si el mejor conocimiento del pasado puede ayudarnos a cntcnder claramente la realidad de nuestros problemas actuales, no es menos cierto que hoy nos hallamos situaci6n vcntajosa para desentraiiar el sentido las tendencias de 10s tcccdentes registrados la historia documentaci6n econ6micas. En este llltimo aspecto bien se sabe que la informaci6n de que se dispone es fragmentaria diqpersa. Debe escarmenarse en 10s estudios de historia general en documentos de la Cpoca. Pero hay algo mds que eso: son muy escasm 10s estudim realizados con nn instrumental txbrico rnetodolbgico adecuado vcces, cuando se trata de obras publicadas por economistas, como las de Daniel Martner Fr ank Whitson Fetter, l anrilisis limitado por el horizonte de la Cpoca 0, dicho de otro , el marco d 10s conceptos n boga, qu e generalmente habian sldo forjados ‘para una realidad extraiia lpara un tiempo ya sobrepase nos escapa, naturalmente, que algo parecido ocurre sado. con quienes miramos 10s fendmenos aiiejos “con ojos de hoy”, pero puede aceptarse como una presuncidn razonable que
cncontramos en mcjor situaci6n relativa, aunque ello se atribuya exclusivamente que tenemos la vista el resultado de muchas anticipaciones politicas que en tiempo estuvieron rodeadas de incdgnitas. Establccidos supuestos que han motivado esta obra, cahc dejar en claro que trata de un esluerzo muy limitado tlc. radio modiesto. es, de ninguna manera, una “historia econ6mica”. basta apreciar sus proporciones para compreniderlo. En la primera parte, que cubre el periodo 1830-1930, se ha intentado organiulr la infomacion disponible, de mancra que emerjan con rdieve suEiciente 10s principales traLos de la evoluh a primer siglo de vida independiente. VCL, ese material ha sido anaglizado con el objeto de perfilar las principales relaciones causales en la expansidn desequilibrios que caracterizan el desarrollo chileno. Tenemos la resperanza de que esta seccibn resulte dc alpuna ittilidad para dar una visibn coherente de 10s hechos tendencia3 mA importantes para ilustrar sobre 10 factores que han condicionado. La a corresponde a1 plazo 1930-1953, aproximadamente, se ha planteado n forma bastante distinta. Hemos partido de la base de que existen varios estudios valiosos que presenten adecuadamente 10 acontecimientos tendencias Iprimordiales. n estas. circunstancias, 5e ha conccntrado la atenci6n en un examen critic0 10s fen6menos resultados sobresalientes, contrastando n algunos ca s l a fisonomia q e Iian tenido esta expcriencia rcciente con la que acusaron en el periodo de pre-crids. hemos tratado dc extraer conclusiones explicitas ni tampoco adelinear pautas acci6n para encarar s (problemas exaniinados. Sentimos o haberlo hecho, pero i s condiciones se trabaja en nuestro pais en estas materia5 lim ita dedicacdn cl tienipo que ,posibk Iprestarles. Sin cmbargo, creemos que muchas deducciones fluyen naturalmentc de la exposici6n de hechos reflexiones. De todos modos, quisihimos subrayar dos aspectos que, nuestro juicio, son 10s primordiales en el contenido de estas piginas. lprimer tQmino esti vcrificacih de que desenvolvimicnto chileno se llev6 a efecto durante cerca die un siglo en las expectativas dcl credo clGsico liberal. comercio exterior fue un resorte inestable, per0 dinimico; no hubo interkrencias oficiales de importancia en el mecanismo d “fuerzas natura-
les” Idel mercaclo; la “yaz el orden” primaron casi invariablemente; el ingreso sc distribuyd con la suficiente desigualdad co10 grupos putpara crear amplias posibilidadles de ahorro dientes; hubo una corrlcnte importante sostenida capitales crCditos extranjeros Y, sin embargo, el dcsarrollo no piido “tomar cuerpo”, por lo menos en el sentido bPsico de un aumento general de ductividad del sistem una diversificacih aprrrpiada dc su fuenbes productivas. Este es hecho principal, sobre todo cuando la actualidad, olvitlando ocurrido, se presentan como panacea infalible una fucron precisamente 10s serie de circunstancias requisitos primaron en el siglo de pre-crisis. El fiegundo aipecto que queremos subrayar es el que se refiere a1 h f a s i s del libro en la quc nos lparece la “gran contradiccidn” del desenvolvimiento chileno, esto es, viene lplanteanldo desde antiguo entre el ritmo deficiente expansi6n de su economfa 1 desrrrrollo l sistema la sociedad democriticas. l contradicciir la vislumbrb don A. Encina a comiende siglo, per0 no e con el tiempo 5e a vcnido duda agravando quiz9s 6e aproxime un punto d e ruptura. Como lo anotamos en otras phginas, cl rlesequilibvio tendra que romperse con una ampliaci6n substancial de Ila capacidad prductiva un progreso en distcibucih produsto social por ataque franco contra las condiciones de vida clemocrPtica que, en esencia, son incompatibles con na economia estagnada. ANfBAL PINTO
11
s. c.
Primera Parte: 1830Capitulo
LA GRAN EXPANSION economia r e d u s a
Desde cl punto de vista econ6mico, la caracteristica primor,dial del sist,ema productivo chileno durante la colonia fue reolusih. Aislalda po completo de 10s s mi s d de Europa, que habian iniciado con vigor xp an si h f shlo contaba con el incentivo de la restricta demanda de Esipaiia algunas de su colonias am/ericanas, como Yerti Argentina. regiinen colonial 1)
“descansaba sobre doblc base de e t o s paises dehian mantener relas610 ciones comercialcs politicas hicamente co la xnadre patria 10s hombres sino que tambien 10s productos peninsularcs debiaii ser prcferidos 10s hombres J’ productos americanus”.’
arte de aislamiento de las grandes corrientes vivificndola economia mundial, el dcsarrollo econhico chileno es taba condicionaldo por otras circunstancias, tambidn procreadas po el sometimiento una metr6poli en decadencia que habia queclado material socialmente a1 margen las transformaciones que sacudieron primer0 a Gran~ Bretafia Francia que, gcneral, desviaron curso cionales casi tocla Europa. En primer lugar vale la pena ,rIestacar la calidad Amhica hispana. espafiol trasladado
el Animo
Espaiia -dice Crilchaga Montt- no di ni pretendib dar un a industria. $3 soldado 110 llcg6 convrrtirse cn obrero. Snfriendo Una translormaci6n considerable pas6 traficantc de la obra or cl martillo irjcna. 1.legl prcscindir de cspada, pero camhi6, el tclar, qu da el producto, sino que por la balanza vara, lo midm. miseria bajo Espaiia ocult6 capa envejecida. Chile rerihi6 produccihn ‘forzada de siis encomenderos, a quienes lo mcnos, dedicl a1 eambio productos ajenos sabia dirigir, 11 I1 arte”?
“L
Amunitpgui Cnrrhaqa I f . , “Estudio
“Las encomiendils indfgcnao en Cliilt”. In Hncicnda P6blica
sobre la orRanizaci6n econirmica dP Chile”, 1878.
13
3)
a consecucncia m5s directa de la actitud antecedentes ecos del conquistador fue la estructura agraria.
“Concedidas las tierras a1 favor no a1 trahajo, hechas las concesionn en cantidades exorhitantes, que llegaban a veccs a cumarcas enteras: colocalas tierras bajo la clirecci6n superior de 10 encomcnderos, carecfan todo art e industrial, trabajadas por indios de la mita quienes faltaba inter& en el proceso dcl cultivo, las pro iedades territoriales de Chile no C o L a sin0 vasta5 cstancias en fueron durante todos In sig~os se recibla tan s610 el prodiicto natural casi cspontheo del suelo”?
10s 1.a mineria vivi6 una existencia igualmente IAnguida. espa5ioles s610 les interesaban 10s lavarleros grandes oro. recursos cupriferos apenas eran explotados lpor escasez de merca-
sintomitico que una fuente principal de demanda fuera fabricarih de caiiones material de guerra. Salvo algunas artesanias ba5adas en la economia pastoril de ese tiempo, dos. Es
“la industria mnnufacturera no tuvo existencia en Chilc podia tenerla, atendidas las prescripcionrs de la Recopilaci6n de Indias. desarrollo se opusieron conjiintamente la incomunicaci6n absnluta en que cl pais en la prohibiciones It.galcs”.‘ contiaba. su cscascz de arte indiistrial
sumen del 4) En 1796, en un comentario que puede servir panorama econ6mico, un ministro e Hacifenda representaba si el estado agricola comercial del Reino de Chile: que este “sin contradicci6n el fhrtil de Ambrica el m& adecuado para la ds miserable de todo4 huniana felicidad, es dominios espailoles, te41 frutos niendb propnrci6n para todo, caiece de lo necesario se traen
podria
otios”?
Zndependtmcin abre
In
puerfas
dh de fuimot’ Provcfamoi con nurslroi praductm lar costaa americanas dcl Pacifiro la? islag de Oceania del en California, la plata IIemisferio S u r , buscahnrnos de Bolivia, s~litrer Ecuador, el cacao Perh, cat6 de Centro Amiricn, fundibamo? bancos en La Pn en Sucre, en Mendoza San Jimn; nuestra bmdcra corrin en todos 10s mares man& empresns nuctras IIuegtras trahajabnn hlutn fondo de aguas peniguiendo la codiciada perla.”
AC IYBR,
criris m o r a l de Chile
Cruchaga, “Estudio sobre la niwci6n econ6mica de ?!%le” 1878. ERepresentacicin de Diego
Gandaqui
citado
la Hacienda PGbLca
Daniel Martner en “Estudio dr
Politica Cdmercial d;lilena”.
Independcncia abri6 las puertas de economia chilena en par. Esil contribuci6n primordial a1 desarrollo econ6mico las fuerzas productivas reaccionaron con pais. el mismo vigor sementera quc ha estado agost$ndosc por falta de agua. Sohra razbn para repctir con Encina que el periodo a 1830, cuando sc consolida el armaz6n el fin clecenioMe Manuel Montt, constituye un politico, lapso “ q u e ha .tenid0 continuacidn preccdentes tIziestru h i s t o ~ i d ’ ~ . chilenos ‘no dejaron pasar d largo las incitaciones suscitadas por nuevos mercados,compradores abastecedores. Las acogieron con una energia imaginacihn tan poderosas que corto plazo colocaron pafs la calxza dcl complejo latinoamkricano nivcl que en terminos relatinada tenia que.envidiar a1 U.U. 10 cmcrgentes de muchas naciones europeas idel norte del centro del vicjo continence. Corno era natural hasta necesario, el comercio exterior pas6 s c r l a fuerza motriz del sistema econ6mico dom6stic0, lsigando el ciirso.y avatares de nucstro desarrolclo con lazos intimos las fluctuaciones .de la economia mundial 0, mAs concretamente, de 10 paijes rectores, sobre todo de Inglaberra: .~ expansi6n del sector exportador no puede calificarse’ sino como espectacular. La estadistica s610 pcrmite registrarla partir 1844, pero basta anotar que entre cs aA 1860 e cuadru’plic6 el valor de la exportaciones, subiendo de millones anuales millones, con un cambio que oscil6 entre 46 peniques. Vale la pena subrayar caricter varialdo de esas ventas. En tr 1844 1880, 10s productos agropecuarios significaron en promepor ciento del total7. (?io
La actividad minera aport6 contribucihn mAs sobresaliente a1 gran “salto” motivado por demanda d e mewados expansivos. Cliafiarcillo (1832) Caracolmes (1870) marcaron 10 liitos propuliores. del auge La prorluccidn plata se multiplied seis 1855. 6.500 1840 ladas en 10s nfios 1811-45 hasta alrededor de 50.000 toneladas en la decada 1860, cuando entregas chillmas alcanzaron prescntar el por cierto la producci6n mundial, abasteciendo alrededor del 65 por cierto necesidades de la industria el consumo brit6nicos. El crecimiento agropecuario no le file en zaga. La produccidn se quintuplicb cn periodo 1844-1860. G)
Chile”. Editnrinl Nascimento. Encina “Hisforis Encina, “Nuectm’ Inicrioridad Cconbmica“. Editorial Univsrjitaria, 1955.
15
“Se estima que el aiio 1842 la siipprficie explotada era de 247.000 cuadras aproxiniadamente: trcinta tres aAos m6s talde, en 1875, 10s terrenos en explotacion cubrian alrededor dc 815 000 cuadras, cs decir, rrpresencaban 1812”.s un aumento 200 por cieiito respecto
P y r e antes de exportaciones cado. Independencia su principal mercado, el Per&, alcanzaban unos 145.000 qm. en la decada d e ‘ l S 5 0 estuvieron casi invariablerncnte ericima 10 500.000
“La agicullnra rhilena. dice un roncienzudo estudio reciente, rcaccionb logrG camhiar con evidente superacidri an tr, el estimu lu externo orientaci6n. La e t a n r i a p i e r d e su importalicia aunienta, en cambio, el drirncro haciendas monocultivo del trigo. ccwnomia se dedica triguera impuso en drsinedro de la cconomia pastoral”.1D
crecimiento econ6mico del pais su respaldo, la estabilidad politica, cirnentaron s6lidarnente prestigio de Chile en extranjero. Un testimonio decidor brota de comparaci6n la9 cotizacioaes de valokes sudarncricanos en el mercado de Lontfrcy. Hacia 1842-43, 10s titulos chilenos del 6% sc cotizaron 105; 10s de Argentina, entre 20 B r a d , 64; 10 de Per& no tenian demdnda’l.
7) T r a s esta notable expansi6n del sistema productivo nacional
hu bo factores hum anos e institucionales qu e en definiriva fueron antecedenbes causales decisivos. o un elemento tiene cspecial primer ielieve porque no se repite cn lases postcriorts de la.cvoluci6n econ6mica chilena. la acci6n presencia de una falange admirable de pioncros, cuyo espiritu de ernpresa admite prang6n honroso con sus casi legendarios hom6nimos e AmC a Norte. Entre ellos, lsigiiiendo a Encina, mencionarnos ese extraordinario cuarteto que formaron Diego de Almeida, Jos6 Antonio Moneno, Jose Santos Ossa Tom& Urmeneta. Su actitud vital sus proems, que odrian ser un a lecci6n prr ma nen te de lo puedc lograr el ciileno en un marco propicio, son poco conocidas nuestra juventud, la cual, no obstante, cn las aulas, debe memorizar largas nGminas politicos, militarcs tambittn figurones, quc hjcieron mucho menos nada la Patria. curioso el origen disimil de estos titanes del desierto. Almeida era hijo del cClcbre miner0 portuguPs Cayetano de Almeida, siglo XVIII. Er que habia llegado Chile medindos Ramirez
Scpfilveda,
“ H ~ t o i l a del movimienlo obrero” triyo rliileiio en rl rilemido mundial” ’OJd.
Martner,
16
cit.
nuevos horizontes
rico shlo la fascinacidn cias lo Ilev6 norte.
experien-
..
“Explor6 todo cl litoral dc Atacama. Explor6 minas de cobre Chafiaral minerales de oro en T n l t a l , vetns cle y l a l a ti Cachirial. establcci6 firme en Caldera desde alll einpezb a recorrer drsiertn en todos sentidos, llcvando junto con hcrramicntas mincro, pdas e sauc de higuera, plantaha eslxiura, oasis. afios aim nadaba en el mar “como era tan recia, a 10s chango del papusu” durmia en el desierto en un hoyo. cu,bicrto con arena de la eucavacic5n”.‘2
Jose Antonio Moreno, un niodcsto depen’diente comercio en Copiap6, lleg6 conocer .la zona entre Chafiaral Mejillones palma ‘de como mano. Su antccedcntes, anota Enciha, 10 “ b r i n d h generosanienie” cl sabio Philippi encargardo por el Go bierno de Montt ‘para haccr una prospcccibn general de re cursos de Atacama. Jose Santos Ossa .era hijo de una rica familia de Copiapb, per0 ligual que Almeida, dej6 atr5s las co ad s s para sali 10s 16 aiios explornr el desierto. Su a l azarosa serie de Pxitos derrotas, que no lo arredraron jamis. En 1866 descubrid existencia de salitre en el Salar del Carmen “Don Agustin Edwards, banquero -m en ta Cncina-, decia negocius ccsaban dc intercsarlc dcspuCs quc lograba consolidarlos, enipeiio er desprendersc! de ellos a corier trns nuevas empresas”.
Ins
proezas fisicas podrian harer la idelicia de la muchdchada que se entusiasma con las leycndas de “cow-boys”. en una apuesta graiide su destrerd con Id arnias dc fucgo “Era co su amigo predilecto, do Benjamin Vicuiia Mackenna, apunt6 con su monedas de plata de 20 ctvs., lanzadas ret6lvcr po seis vcccs consccutnas se curivirtio seis metrns altuia”, ‘’ rinm un nadador insigne: gobernaba las balsas de cuero de lobo como rhangn consumndo; su durera fisica. rtsistencra a1 hambrc, a la se la inclemencia de desierto, asomhraban aim a 10s mineros de piolesibI1”lS
Urmeneta supera 10s anteriores porque actividad se proycct6 sobre un campo mucho mds extenso rariado. Naci6 Santiago est0 quizda sea limportante, estudi6 en EE. coafios dej6 nocii, bien Tnglaterra. actividades comer10s le ofrecian halagadoras perspectivas para radicarse en ciales lig6 corto plazo con Coquimbo, don de faenas de benefiEnrina,
Histolia de Chile”. 131d.
17
ci
perfcccioni). i10s bronces por el sistema Lambert, qu rlincro desde ,entonces, a lo largo de duros 18 aiios, sc dedicci
descubrir
Tams
vetas ocuitas
profundas del legendario cerro
60 ‘‘AI f i n . . dieroii con ti11 rico clavo dc metal de bronces morados dc Icy.. e adn no e ag la fortuna ni 60 ~ F I O S x15s tarde” etlad adormccicron cl cspir itu de e mpiesa e TJrmenPt-a --escrihe Encilia-. Fundri Ins estnhleciniientos de Guayadn de Tongoy, 10s poderosns Lota. Contrat6 con Meiggs poco dc Anic‘rica del tarde, el 700.000 el fcrrocarril de Tongoy. IIizo venir de Eiiropa EE. en 10s hahiles qi~iniicos administradorcs. Habilit6 dos puertos el nortc, fund6 establecimiento carbonifern en el stir adquiri6 una flota de wpores en Eiirupa. Establccido en Santiago, fue l propiilsor de casi todos 10s progresos Chile realizS en el scgundo tcrcio del siglo XI?(. Encabcz6 la cmprcsa de ferrocarril del sur; introdujo el gas alumbrado, invirtih cunntiosas sumas cn industrias q ue o lograron afia n~ar se: fahricacidn de azlicar hetarraga, la de seda. la dc pafios finos, la de tela arbojiilos I J L : ~ ~ U S c lana. En su hacienda de Limache propag6 la viiia ricultiira e introrliijo el eiicalipt~is”.‘~
8) otro clemento, de orden, seguramente, miis fundamental, provlenc la contliciones institucionales del periodo.
csta materia se nos perdonar5 que comencemos por el exacnestidn que rebalsa .el campo econdmico, inen soiIicx-o per0 yuc cs importante esrrntar para adquirir una visidn rea1,ista 10 acoritccimicntos ese ‘tiemipo. ‘izquierdistas, 10s cscritos ‘(le s historiadores liberales csccpcitin, casi jtli:cadas 1lama:das convencionalmente conS C T V d O T d Y , se prescntan como Iapso de oscurantismo regregesti6n de Uiego sicin, simbolizado por lo corn6n en la figiira
Portdes.
profcsor J.
gaclo cnsayo
Jobet, por e.iem8plo1s,manifiesta en
divuil-
“Portales file el restaiirndor rle la oligarquia colonial en el poder con el 10 mayorazgos la Iglesia auxilio 1.a dictndura portaliana significb instaiiraci6n las forrnas colonialcs bajo la aparente mtriictiira repuiiiiperar ahogando cl iinico bien efectivo 1)kcana. La estatica colonial trata dicra la crnancipaci6n: la conciencia politica cultiiral, cl noblc 10s dias coloniales”. el atraso anhelo dr siipernr la i n e t c i n
..
primer0 sobresale en Cstos m juicios similares, que, tlespecho Encina, han dominado interpretacihn dc esos succde en lo lustros, CR su d*isociariOnmanifiesta respecto el plant) cronhrnico. En verdad, veces imlpllesicin C~LIC Enrinn, op. cit. Jobet. “Ensay0 (critic0 drl desarrollu i-conbmico-soclal Editorial Univerritsri?., 1YS.S.
18
Chile”.
Llubieran dos historias. Una de ”techo politico” otra d.el subst-rat0 material productivo. La dicotomh resalta vistosamente hasta en las obras de 10s urupugnadorcs de tesis escarmenadas. El -profcsor Jobet, para ;~iencionardo e nuevo, describe as o e o n h i o d e 0s :Iccenios dc Bulnes Montt. e producen divrrsos siicesus que vigorizan economia. Desde 1845, [n;is I I I ~ I I O S , comicnza ‘a explotarse f&nmalmente el carbh, debido a la lados hombres de ernprcsa: Juan Mackay /JOT(hillerrno Wheclwriht rosteriormente la economia recibe un nucvo impulso a rail: del descubritilienlo 10 terrcnos aurifcros de California, lo que produjo, junto a una n em ig ra ci h chilena hacia csa comarca, un -apreciahle aumento dc la produccibn agricola manufacturera. Toda csa riqueza se vuelca en la realirarihn de .glandes obras poblicas: ahren csminos, se construyen ferrocarriles barcos el tcvapor recorren la cxtensas CoStaS del Pacific0 ‘kgrafu abrevia las cornunicaciones. Y mineria continria siempre en anmen15 (pigs. 14 progrcso econ6mim y‘tCcnico transforma las con.licioncs de vida. El auge de la m i n e r i a . . el desarrollo de las vias ftrreds rl ariiiie[itu del comcrcio produjeron. el enriquecimicnto de numerosas ~silias pasaron pujante, cunstiiuir una nueva clase social. vigorosa :listinta de la aristocracia trrratenieirte (p ig
..
.
.
Eviden temente, entre este panoram la “estitcica colonial” rlc que nos habla el autor, no hay relaci6n visible justificada. e falta, , buscar otras hip6tesi interpfetaciones qure unjugucn m8s arm6nicamente la superestructura, politica basarrirnto econdmico. ‘parece aventurado suponer qu 10s escritores que han conv i v i d o desaprensivamente con la disociacih subrapda han pcerror comun de aplicar la realidad preconceptos cua:atlo Iros ’perfilados luz de otras circunstancias, en vez de extracr .le1 an8lisis ohjetivo de 10s hechos siiblimacibn conceptual tdecuada. Parafraseando aforismo marxista cabria prcguntarse cuAl :r el problema primordial que Chile, asomAndose a la Indepenl e n c i a , tenia planteado y podia resolver en el nivel politico. la la inversa de lo e lpensaba 10s idealistas Imiberales, iinplantacih de una idemocracia “a europea”.. podia por la raz6n muy sencilla de que esa finaliadad, con todas jus implicancias, es hija expvesi6n (de a conlunhdad evoliiZionada relativamcnte rnadura, en la cnal el desarrollo econ6micn capitahta ha suscitado transformaciones mcnos pros 10 tejidos sociales cola estructura productiva rrespondientes. Histdricamente considerada, la c u c s t i h de :krnocracia sigue lo menos rcquiere es consecuencia tipo de madurez diferenciaci6n econdrnicas. :ierto qaldo
puede antecederln, por lo menos en su traducci6n moderna, e en u n ema productivo colonial dc cxplotaciones pastoriles extractivas primitivas, no han emergido “madurado” suficientementc 10s sectores sociales clue la protagonizan. “clase media” El “pueblo” del Chile infante, lo mismo quc de ese tiempo, son ratcgorias sociales que poco tienen que ver con las correspondientcs dc la sociedad hiirguesa capitalista curopea dte aquella Ppora incluso con Ins chilcnas de este siglo. (Volveremos sobre mte tcma adelante en relaci6n a otra rontroversia de similar importancia) La tarea primordial que estaba planteada la comunidad nacional en cl momen to de inrlependiLarse n o era ot ra que ! crear un Estado; una institiicionalidad apropiada; formas POliticas juridicas que reflejaran correspondieran substrato econ6mico social existente que permitieran desenvolverse a1 pais ldentro dc cauces ajustados a las precondiciones. juicio del autor antes citado, la creacih lpolitica de Porta formas coloniales bajo la instauraci6n Irs “signific6 estructura republicana”. parece una tesis arertada. La verdad F a d r i a ser exactamente la inversa: que Portalcs estableci6 dcliae6 lormas repiihlicanas para la estructiira ccon6mico-social ! “viejo regimen”, que n esencia n o cambi6 u n ipice en ,paso estatuto de Tndcpendencia, salvo lo qu e atafie la expulsi6n de algunos espaiioles. Sin lugar dudas, p a mp ea una terminologia corricnte, Portales fijb molde arma76n ajustado clase dom inan tc, la de 10s terrate10s intereses dc nientes sus allegados urbanos, per0 {podria haber sido de ott:] manera? 2Existian a c a s o otras clases, otros grupos sociales, capares de disputar compartir el poder con aquel segment0 ruyo poder f e asentaba en ~ Prmino cn la estructura la economia nacional? nivcl de crecimiento Po lo dem is, n o debe mirarse en meno la ent ida d del probIe planteado en bucna medida resuelto por la comunidad chilena esa Ppoca. a niayoria lar naciones latinoamericanas ha tcnido que esperar hasta este siglo para sulplcrarlo son varia? ]as que todavia no lo vencen. Por otra parte, vnlviendo a1 centro de In corriente d e nuestro tenia, 10 hechos son elowantes para demostrar que la soluci6n politica portaliana ventajvsa para el desarrollo iecon6mico del pais. lo ahog6 lo rontuvo; por el contrario, no podemos dejar de considerarla como un factor suhstancial en el “gran estir6n” del sistema p o nacional. Agreguemos, Csto tarnbiCn es primordial, que proyecto nuestro crerimicnto una ruta dentro de un rnolde ptrfectamente ajustado 5u base 20
social, que tendia llevarlo a1 embancamicnto posterior. Pero esta es otra parte Ide la historia. Dejbmosla como anotaci6n sigamos adelante.
otro aspect0 que cabe suhrayar entre 110s ekmentos institucionales e constituyeron el trasfondn la expansi6n productiva 5 e e ataiie politica t?con&nica de 10s gobiernos. Para cnjuiciar valorizar esta faceta hay hacer un duro esfucrLo de imaginaci6 ii n de coloca sc c n el cuadro d e situacioncs, actitudes conceptos de la, Cpoca, ya que seria absurd0 caer la experiencia el consabido error de escrutarla a la desarrollo te6rico que tenemos a disposici6n en el prewntc. Si nos ajustamos a ese Angulo, la politica econ6mica del pcriorlo pone de relieve algunas orientaciones que, aunque hayan, emergido dehiles menudo inconstantes, admira con tan intuicibn de sentido trascendencia. En primer lugar aludamas a dos directivas sobre cnmercio exterior. dedrctar la libertad para comerciar pnr 105 Ya en 1811, puertos de Valdivia, Talcahuano, Valparaiso Coquimbo, 105 gobernantes de la Independencia demostraron su comprensihn urgencia de ahrir el lpais a1 intercambio mundial. Pero rs 1835, cimentado el erlificio politico portaliano ciiando el ministro de Hacienda, Rengifo, extiende la Iperspectiva en otra dimensi6n. A1 disponer en su5 leyes aduaneras la “exclusividad del cahotaje para 10 bzrcos nnciofmlea ron absoluta exencicin tlereclros de derechos: rebaja internacibn equivalcntc a1 10 por cienlo dc la mercaderin extranjera’ ntroducida por buques iiacionales cnnstrnidos por rientv si el hiique habia sido construido en de cxtranjero Chil~’‘.’~
crea un sistema de protecci6n es tip ulo q ue transform6 a1 pais en la primera potrnria maritima del Pacific0 que llev6 todos 10s mares. bandera. nacional Yor otra parte, h a y q u e referirse a1 empeiio, especialmente marcado en el clecenio de Manuel Montt (1850-SO) lpor gravar ganancias extraordinariaq asajeras de la bonanza minera atmsnda a lin de “nplicnr impuesto tiansformnctdn economia nacional”17, un objetivo que ha sido asipiracibn relevante de todos 10s estadistas gobiernos progresistas, sin llegar alcanzarse jamds plenamente. Sobre esta iniciativa, dice Encina que ’OD. Martncr, np Cncina,
cit.
ci
“gracias a ese irhpiicsto, quc Barros Arana. Santa Maria, Lastarria %onz91rz exhibieron como muestra de la suprema ignurancia la inaudita torpcza de Montt que la unaniniidad de 10s economistas chilenos del siglo ralific6 de grave atcntado contra Ins leyes de la economia politica, una pcqueria parte 10s milloncs qne 10s Gallo demzis pioneros de la mineria ihan gastar en palacios, mueblcs caprichos fastiiosos, inclusive, revolucioncs. se transformaron en fcrrocarrilcs, tcl6gralos, escuclas, caminos, puentcs cien progresos m8s cn la agriculturn las industrias de vida estable”?’
Pero seguramente el episodio sobresaliente de politica econ6mica ‘de (ems decenios reside el titdnico esfuerzo de Montt por construir un sistema nacional de comunicaciones ferroviar,ias. “Contra viento marea” impulsb la via entre Santiago Valparaiso el tramo Santiago a Talca. prop6sito central era , la zona agricola mds rica de C “dar salida a1 en ese entonm hallaba.grandes dificultadcs para responder adecualdamente la Irlemanda exterior, que iparecia insaciable. audacia visi6n de Montt para emplear 10 reciirsos ca pacidad administrativa del Estado en el desarrollo ferroviario s610 puede apreciir se justicieramente teniendo en cucnta el hondo prejuicio qu e existia .contr la intervencibn lestatal llev6, como inevitable alternativa, que casi en todos Ins paises latinoamericanos fueran inversionistas extranjeros 10 que tomaron cargo la tarea. Respccto esta cuestibn, como anticilpo un tema que deberemos tratar deteniclamente n otras pdginas, es necesacontradictoria circunstancia de que 10 rio referirse la curios ekmentos politicbs e intel,ectuales que representaban la avanzad liberal democrdtica de ese tiempo, estuvieron cnconadamcnte en opnsicibn la politica ferroviaria tlc Montt, lo mismo que hicieron, como vimos en una cita anterior, frente iniciat,ivas para capitalizar via fiscal las lentradas excepcionales de la mineria. Una de llas vpersonalidades cultas .representativns del ideario libcral, Marcia1 GonzUez, jutgaba #d sigiiiente manera ;d vista que toclala realizacidn (de Montt, reflejando u n via late en algunos criterios actuales sobre estos proble’mas: “Hay n echo prictico e incuestionable.. ucstros costosos ferrocarriles gubernalivos no sGlo no dcjarin provcclio como negocio remunerativo, sino qiir gastarbn mds producidn mucho menos que otros fcrrocaaqui falta la gran masa de habirrilcs eriropeos americanos, desde la actividad prorliictiva que rlrhieran alinimtarlos”. tanks I*F. Encina, licina,
22
rcsuinia en siis cnnclusioncs: “Que nucstros fei-rocai-riles no hail traitlu sino crrnres, dmrngaiios dispcntlios: Q i i e la proteccidn acordada Sail el F.stado S h s d c Vdlparaiso Feriiando no h a i i sido que un ensayo industrial arliitraria, un estimulo artificial indtil, puesto quc en i i i e n o ~ iempo con menos costo 10s aIJriamos tcnido hcchos por extranjero, sin neccsidad einpeliar nucscrkdito nin arrehatar la angustiada industria nacional 10s capitales hrazos que estaban vivifidndola. .lo$ compateneinos rnmo empresas fiscales dcbcn vetiderse capitalistas extranjeros”.LU dias
Vale la pena recordar brevemente otros aspectos de la politica periodo por (la que arrojan sobre 10s criterios heal 1Jrohlemas cxistentes. EstA, por ejem‘plo, la siguiente definicih le lo podriamos llamar la “filosofia tributaria” del M,ini’stro Renjifo, qu inipresiona ,par su modernidad ‘su di.stancia inuchos lugares comun,es todavia en “Ciiando
trr nnsotros el pro duc to e s contrihiiciones se inv irt ier CII sostener el fausto un curte courompida, en saciar la codicia de avnrns favoritos clasm privilegiadas, justo serin que la filosofia alzase enriquecer vindicar 10s derechos de un VU% enirgica para confundir a1 opresor pueblo inicuanicnte cxplotndo”. “Prro si, lejos de hallarnos en tan deplorable situxibn, s6lo contribuimos para costear hcncficios coniiines, qu cada uno es participc como micinsociedad, harto inoportuno parecc cl lenguaje declamntorio con de IJIW desgraciada condici6n se pondera el peso dc la cargas pillilicas 10s menus griivasin duda es tlc 10s contribuyentm de ti pais clos sobre la tierra”;’
dr otro Iado, ya en si1 memoria Hacienda en 1835,. el mismo Renjifo llamaba atencihn sobre 10s inconvenientes concentraci6n .de insisiia la prapiedad agraria, ccsitlad d.e el sector a g i c o l a aportara una cuota adecuada smtenia rime Ins entrarlas p6hlicas. ‘‘si In ngriculiura ctzi-
10 c i e n t o e f e c t i v o sobre el produclo l e n a $ a p s e . . shlo r in d e n Ins tiarras, ssta ilnicn r e R t a trustaria p a r a a t e n - . totnl todos 10 gmtos ss:rr,icio pibblico”. S e g h klariner, el
m i n i s t r o calciilaba la producci6n rota71 agricola en millones [d p s o s . El ‘diezrno e ~dlebiapagarse en cs ticni’po habria sipificado, en consecuencia, cuatro millones, lpero sGlo deparaentradas por valor 348.753 pesos.
cscap0 muchos estddistas de la 6poca la conveniencia (le diversificar el crecimiento econtimico del pais, estimulando, Estado”.. 1865. CC rhilenos PMarcial GunzAlpz “Loa H n r i c h a , 1849, citada pur D. hlaitiiei en op cit.
“hlenioria
23
vera de acriv,idadccs primarias, l desarrollo manufacturero El mini,stro Camilo Vial, por ejemplo, en su exposicidn de .Hacienda, en 1817, manifestaha: “Lejos estoy de creer que un purhlo, para scr rico, necesita produrirln c i v i l i r a d o neceestoy persuadido de que para prhspero todo, pern sita poseer una industria exteiiva posible, variada. &iiP sido 10s pueblos puramcnte agricultores, en In actualidad quk son?. pueblo en qiir ngiicultura lo ensefioree todn en que In esclavatura de la feudalidad muestre su odiosa, que no siga entre 10s reragados de humanidad”.
Sin embargo, esta4 declaraciones la inquietud constante por el asunto qu expreqaron numerosas personalidades, no llegaron traducirse en u a N a a e promocidn fabril. creyd 0 di jo Cruchaga Montt n 5 obra ya citada-,
st arto, estaba prepomdo, ni capitnfcs para desairollo indzistrta fabril, queriendo d a r k fdctl provtsidn consumo una. PxpPdita saarticulos l td a d rnismo elaborasc, se rnarcd kgislntivamente santido e facilitar tendencia en comercio con. 10s p a i s a trnnjcros co?zsi~mo p u d i e r a n pyoporcionar articulos mtis hnrato precio. Fijada esta base, el pais debia marchnr deyogrici~ltura la mineria, fuentes nhogndamente, mientras comercio exterior no decayesen pn. niipstros recursos para virtud la influencias nntiira1P.s podian cntorpecerlas”.
pais
molde, pues, de la expansi6n del descnvolvimiento econdmico proyect6 definidamente nuestro sistcma prrrductivo “hacia afuera”, sc nd nd ol o s que nada sobrc las cxpectativas de las exportaciones primarias la mineria la agrirultura. Esta estructura, que se mantiene inamovible :prlicticaInente hasta la gran drisis de este siglo (IgSO-YZ), imprimi6 pello particular de nuestra evolucibn, adelanle tendremos que referirnos sus consecuencias 0s elementos que determinaron la negativa fracaso para ampliar la base dc suqtentacidn progrcso dc sistema productivo nacional.
12
despecho cl eqta 6ltima y, la larga, fundamental limitaci6n del proceso eronbmico de esta paimera fase de nuestra shistoria econhmica, nadie podria negar subcstimar el balance incuestionablemente favorable que arroj6 para el pais. Un concierto de Cactorcs humanos, materiales institucionales lo =ranco de su modorra colonial lo situ6 en la corrient de comercio mundial en un nivel excepcional para el standard latinoamericano. Las realiiaciones logradas abonaron una psicologia opti-
mista que convicne destacar, sobrc todo como un elemento de comparaci6n contraste con pasa -predominar posteriorm e n t e . De ella daba testimonio con ribetes liricos, el ministro Kenjifo, memorias: todas partcs las ciudades dilatan hermosean, cl cultivo de Ins campos dc mimes; ticrra prospera, las praderas sc cubren de ganados tesoros ricas almndantcs minas brindan con la donaciirn espontinea, con que ocultan en seno: el comercio florccc alimentado por centenam nuestros puertos: nuevos ramos dc la i nbuques yuc abordan si cesar dustria naluralizan en el pais; la poblaci6n crece bajo la accibn del bcnigno clima; mejorada la condiricin del labrador suertc del artesano, las comodidades la vida hastn la humilde habitaci6n del Iwnetran pobrc”.
25
G a p i t u l o
PAUSA ENTRE DO
CRISIS
Lo veintc aiios que precaden la Guerra del Pacific0 registra n un man,ifiesto cambio d e sign0 e n el desar,rollo econbmiro chileno. crisis marcan su extremos. La se inicia alrede,der 1857 culmina en 1861 la que se precipita en 1878. Pam Encina, cste lapso equival3i6 un a ‘“intcr minablc co va &so. lecencia”. Pero lue algo Si tomarnos, como es lcgitimo, la curva del comercio exlerior calidaid de indice *principal e la march Eluctuaciones sistema . chileno, veremos’clarame nte el rontraste con la etap-a anterior tanto, como se expuso, exportaciones nacionales se ciiadruydicaron entre 1844 1860, subiendo de millones anuales a millones; en el trienio 1861-63 s610 alcanzarori en promedio mi,llcvnes..Se. ecuperan paulatinamente llcgan un nivel de 3b millones n 1867-68, a se sobrepasa &spuds a1 conjuro dc la tiqueza de Caracoles, piicsta en cxp!otaciOn n 1877-78 (Ver cuatlr anexo) En resumen, tre 1860 final esta lase, s610 consiguen incrementarse en 20 por ci,ento. Gravitan sohrc esta mutaci6n intercambio cxterior tlcclinacitin del sector mincro de exportacitin el mwimiento precioq cn el mcrcado internaciona’l. ChaAarcillo, como sefiala Encina, va se hallaba “e c o mp l et n decndaficin” en general la mineria la plata deja clesc.mlpeiiar el pa,pel rclevante de primera etapa. La fiebrc de Caracoles, que dnri, alrededor hizo~estnllnr ii&Ttigo ocho ,aiios, “ f i l e sdlo el fulminnnte de agrav6 la crisis de 1878. especwlacidn,” que prccedib cobre, en cambio, es afectado principalmentc por decliIiaci6n la baja golpe grncin, anota En&za, lo precios. cobre. En. 1872 tonelndn inglesn se cotiznbn 10 fxmdres tumho, descendid turnlm libras. Este precio cay6 n IYiqhe hnsla 39,5 Eibrns en 1878.” Respecto a evoluci6n general d e 1 s prccios mnndiales, qiic puede arrojar ,luz sobrc las alternativas de terminos de intercainbio del pais, nuestro historiador cieirlo iin’dica q ue : descubrimientos de de California alza general de prerios, que comenzo cn 1 R . W para
“Corno consccuencia dc Ins
.4uslralia sc prndujo terminar en 18i3. Ln
precios
cien articulos coinprendidos en cl fndice
26
oetber suhieron por tt2rnmitio mcdio en 32,9 po ciento entre el pcriodo 1847.30, quc cs su punto de p a r t i d a , 1875. partir de esta ultima fedcclinaci6n general se produju prerins, salvo 10s dc unos 18 articulos. ninguno de Ins r u a l e s nprovcchaba a la econotnia r.hi1ena en L:puca, que culmin6 en 1894.. en el espario 20 (1854.1894) tnundialcs pcrdi6 lo hnhin subido cn el mino medio de Ins curso tlc 1874 veinticinco anteriorrs tlcsccndi6 cinco por riento resalcanzaba en el periodo 1845-50”. nivel perto
lo que sefiia;la Encina convienc tener en cuenta dos Frentc aspectos importantes. Por una .parte, que no debe identificarse 10 precios internacionales, que juzgar la tendencia la baja por el indicc de precios de jmportaci6n chilenost2 se inicia alretlcrlor dc 1870, con una contracci6n la dcmanda el merca,do verdad, rn.uadiales. despecho de sus oscilaciones ciclicas, prerlornin6 en el siglo .pasado una tenldcncia expansiva, marcada por la vigorosa industrializaci6n de nucvas .potencias. Dice “ . . . e l periodo 1815-40.. Garvy a1 respecto,
desenwdvintiento,si precedentes fuerms Fo drictiiia.7, rea.lmcnte reoolucidn industrial. periodo” pecios coincide se pn du parlodo “declinan,te” 10s Alem.nnia.”23 In rdpida industrializacidn ($oca
En pocas palabras, la curva bajista de ~10s precios, indicio de depresibn falta de mercad,os en la economia miindia1,:parece haber si,do un reflejo del incremento extendido ;‘>Indice precios de imponncldn (apaarecido en el boletin de
Fahril, 1086).
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95
126 %. Gamy, “Los ciclos largos de Kondmtlcff”.
la evnliirih Sorile, “Economic Fnrrrs prrcinq EE. UU., American liktory” rc%a UU rxprrimrntarni 100. 1 0 s . “Entre 1790 r:iaiio “trnrlmcia~ larca5” pn In prrrins. Entre 1790 el 1111 de la? p r - r n s nnlwlr6trndencia qeneral de airos), ’ ) ‘ C A S en !R15 precim fur aseendrntc, a n > ~ i ~ e 18.1-9. ocurri6 cn 10 irldrnos niins. Entre 1815 agudn 81711 ~n QPvrra r!rncia de !m prrcioq la baja. %rnc ‘4.1 a601 fueron afectndos 197 g u r r r p p nnpnlrhnicas la abolici6n del sryunrln R a n c o siqiil riTrcri6n lo< EF U T T . D*sr!r 1849 1865 I?. tendencia -1 105 pierios girt5 o t r a ’ v r z h - d i n f l n r i h de la sverra civil. C_aliIornia 11 drwrbrimirnto del r l l l r r IP63 1Wti ?.midiron t r e i n t a ancis hriho.nnr lo e n e r a 1 uu r w i w 10 prccios, h a b i t r r n l i m P n t r Rtrihirido una expnnsix;v 1rnl.- A” ’‘nmtn hajhta t r i k v d ; o s dP pnqn qrir exoinsihn. ’US :X?I; tmnsirrinwq DwriiiFc Pronnmia mmenz6 PI de !irrrios qn continu6 co intrrrupciories rnPnorr< t r n r E 3 de las cqte sixlo”. dnc primeras d & x ~ m tendenci:Jr !on prhr1865. In 9‘1~ tabr rzn~cialrnrnie al perfndn pnqtrrior rnmrrcio exterior chilrno. t i c a i w n t e ]a mi-mas que d e r i o . . Rrvxto
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(de la ,productividad, que tdmbien se manifest6 en el de explotaci6n primaria con la .incor poraci6n de nuevos mis eficienta proveedores de la Vdcmanda acrecentada. Volveremos sobre este aspect0 cardinal m8s adelante. Po otra parte, como lo sugiere el i e re roduci’do, Encin no presta mayor atencidn la influcncia de a baja de precios sobre el costo de nuestras importaciones. Es dilicil apreciar sin una investigacidn minuciosa (que seria d e p n inter& realizar) hasta ui. punto compensa esa evo1ucib.n qu tiene lugar en el la exportaciones chilenas. lo valor atafie a1 cobre parece razonable dcpreciacih mayor qur 10s bienes importaldos. La siluaci6n del trigo, la :que afcct6 ot ro proltlucto bssico e la cxportacidn chimlena del siglo pasado, es m,is incierta. Los anteccdentes reproducidos abajo seiialan se torna considerable cstabilidad,.salvo la caida dc 1876 qn tendencia alcista partir de lf)OFj24. En suma, para tener un punto de comparacihn, aunquc rcsultara cfectivo cierto empeoramiento la relaci6n e precio de l intercambio, e habria sido rclativamcnte benigno, mbrc todo si parangonamos con el tiene lugar con posterioridat! la crisis 1930-32 a1 cpe nos referiremos en otra parte.
16
elemento que litil subrayar por *lo que se ’ha dicho en contrario, .es que cl erlcogimiento comercio de exportacibn el period0 examinaldo chileno abarc0 las ventas de trigo, continuaron hacienclo una contribucitin muy signifiirativa la balanza comL:cial. “California Australia, afirma el cstudio del profesor Sergio Sep’ilveda, no tiencn la importancia que tradicionalmente se les atrihuido conin inercarlos iniciadores de nuestrn dcsarrollo agricola. Ambos shlo sc‘ beneficiaron con uii proccso que vcnia desarrollindose con anterioridad. por eso aprovecharon moment;iIieamentc oportunidades California Australia para orimtarse en seguida hacia ohjetivo In5s.establc. el merc a d o europeo”, “hasla 1 9 0 0 . . .salvo cn aAos dc Imja exccpcional en la produccihn, dcscenderi la cantidad exportada bajo 800.000 qm.”
La declinaci6n de cste comcrcio, , p e s , es fenilmeno posterior. 24s.
Scphlveda,
Prerio de
triqo chilrno en
18
trigo en
mercado mundinl”. moneda cotricntr
m/corriente
11.5 12.5
80 1910
15
11,4 ,I
17.5
28
ltibajos de las exportaciones
la tendcncia disminuida
d~ (!el [pais, como qued6 de manifiesto en las crisis dc 1857-61 1878. Rcfiridndose la primera, relata Encina que
creditiria sc hizo in t e r ~ iie ~ ~]a transacciones comerciales se paraliiaron rom pletamen te en \.alparaiso”. “La crisis comcrcial tenia fatalmente que repercutir sobre 10s indnstrinles . se vieron obhgados reducir su traq r ~ c i d t o r e s ,minerm a aplazar las grandes instalaciones mejoras que ha~ J I X , a abandonar precio de la proh l a n cmprendido. Hubo muchas quicbras ruidosas. po ciento”. tin p~etlnd iura1 ha115
“.\
ngosto 1857, In corilrarci6ri munetaria
1878, dcspu&s rccordar que fue preceSobre (la mi s gravc (litla trcs malas coscchas agricolas, el mismo historiador ree las circunstancias ciicrda qu e llegd n mom cnto cn “colocaron
agicultorcs en la imposibilidad de servir inter& de 5 \ 1 5 deurlas altaion compradores que dispiisieraii de 10s recursm neceTarios para adquirir 10s fundos por el monto la deu da . ..M uc ho s ac ee clorcs. inclusive algunos banrus, sc vicron obligados a paganc con precios 10s
iistiros”.
piniculo rlc csta situari6n fu la dcclaracidn dc inconvertibilidad de la moncda en 1878 el ingreso un rdgimcn ixipcl monda. ilntcs de examinar rnds detenidamente antecedentes n‘ituralcza de estas crisis, vale pena referirse a das incidencias un rdgimcn metglico de padrdn de or0 sobre el equilibrio ewnhico. cste sistema, como se sabe, juega papel sobresaliente el conicrrio exterior. Circula moneda de valor intrinseco (or0 billetes convertibles en metilico. cantidad de mone plnta) cirrulante est$ vinculada volumen d e producci6 de plata 10 saldos del intercambia externo. Au en ta ri si e acrecienta el primer0 saldos favorables e n la balanza e pago que se traduzcan en internacidn metilico. Se restringirh se gencra un deficit en esa balanza que obligue exportar orb plata para su cancelaci6n. F1 func iona mien to e este rCgimen, como lo dernom-6 una larga experiencia, tiende a amplificar 10 vaivenes del comercio exterior. En el caso de una depresihn d e i i saldo negativo de la balanza de pagos, hay que exportar metAlico para cumplir 10s filtracompromises, incluida la demanda de importaciones. h h a el extcrior de oI-o plata disminuye el circulante exis29
tente, creando una astringencia crediticia monetaria que generalmentc deprimc cl sistema productivo causa una baja fprecios. Dentro de la “16gica” del sistema, estos efectos eran parte saludablc del ajuste automitico que involncraha. La necesaria contraccihn monctaria, la paralizaci6n decrecimiento de actividarles, el tlrsccnso de 10 precios internos, debian favorecer, pm una parte, la rccuperaci6n de las exportaciones, en tanto quc po otra deprimian la demanda por importaciones. Materializadas ertas dm cxpectativas volverian .producil.se saldos positivos en balanra de pagos incrementarse el cauldad circulan te. tanto el sistcma econ6mico mundial mantuvo una tendenmarcadamentc cxpansiva, sujeta solamente oscilaciones bruscas pero pasajcras, cl rCgimen se mantuvo en casi todos 10s la condiciones cahticas que paise, pero no logri, sobrevivir siguieron primera guerra mundial que culminaron en el colapso internacional dc 1930-32. 18 la cxperiencia chialena puede apreciarse que la primera priieba cxigcnte del sistema metilico, la 185761, salvada pais rmistib todas las consedentm de la$ “reglas del juego”. cuencias sistema, incluso la depresi6n de actividadm relativamente dcsconectadas del comercio exterior, sin abandonar la convertibilidad. La precaria reanimacih posterior vino justificar cicrto grado su apego conceptos econ6micos monetarim hondarrientc arraigados, que afios antes, 1821, habinn hecho proclamar a1 Ministro Diego Renavente que Chile era pais quc no tiene papel moneda ni lo admitiria sino punta bayonetas.” curioso, anota Encina, papel nadir hablase de emisioncs ncda de Luis0 lolmso, ni de qoiebras del valor la moneda, rerurzos ya tarde dehian reducir gradualmenen hoga en la AmCrica Espaiiola. que te el calor rnoneda rhilena. Courcelle Seneuil sostuvo con r h qu priniero er liquidar la crisis por dolorosas que fueran las consecuennormalidad, el pais no podfa reanudar rias, sin el rcstablccimicnto de clcsarrollo s lmses shlidas”. Otro observador autorizado escribi6 con pocterioridad. se prctcndd enlorices emitir paprl moneda para salvar a ncgocios. a pesai 10s habfdri sido imlmidentes en el manejo de dc ti s ocul aron en parte, aunqae transitoriamente, la 10 lucgo reapareci6 en rirculaci6n”.PJ nioneda methlica,
Yero en 1878 ocurri6 lo mismo. no se requirieron bayonetas para inrlucir a1 gobierno romper con el sistema methlico a abramr ~1 papel moneda inconvertible. =Asustin Ross,
probleme finnnriero”,
30
1894
caida de las exportacioncs no explica el cambio de postura, menos brusca que que se registr6 en 1861 qiie incluso (I-eT cuailro Hay, p e s , Iiurgar en otros aspectos. ~a
destacado el que 10 analistas 19) Entrc ellos, la niayoria ‘dcbil,;tlades del sisterna financier0 atafie a1 dcscnvolvimicnto bancario del pais; Encina, por ejemplo, manifiesta que en el conjunto dc faclorcs de la evolucih econ6mica qiie hahia tomado mayor dpsal-rollo en Ins iiltiinos diel afios era el hancos y ’ e l crbdito.. .Los siete bancos que existian en 1869 hahian ju once, su capital se liabia doblado. 10s dcp6sitos habian trialln1entado plic:itlo; 10s prhtamos, dobladh”.
otra parte, a1 decir
Whitson Fcttcr
estadisticas la Cpoca indiran qiie bancos cliilenos diriRIan sus negocios con s61o un pequcfio margen de seEuridades, pnes relncibn entre [:I reservn metilira obligaciones para co el p6blico, era baja, sohre todo para un pais en qn no existin 1111 Banco Central cn que las principales colocacioncs d e 1 s bancos c an prCstamos con g aranti as hip ote deinis, rcinaba una franca corrupcih en c n r i n s ” . En algirnns raws, po t7erlararse incoiir~ertil~ilid;id,a silas prhcticas bancarias. En visperas tliacidm del R m c o Nacional. uno de lo m;ls importantes, era la sigiiiente: el banco, ascendentc a “cerca de la mitad de capital 400.000, habia 10s directores.. .menos d e d o s ~ e i i i a n a ~ntcs sido dado cn prbstamos pigos. Ius directorcs e este -mismo banco recomendala s11spensi6n pol- cientu sobre el capital pagado.. .parroil dividendo semesrral del del cual l i u b o c scr cancerado co fondos del capital rle rrrenrn. Los accionistas en una junta celebrada alguiios dias dcspuCs de la suspensibn de la ccuircrsi6n metdlica aprobaron distribucicin”.? “JJS
Dcbe tambih anotarse que cl crecimiento del sistema f i n a n cicro habia i,do sensible “monetizaci6n” del {lamano con 10s Circulante, es .dec,ir, con u a mayor importancia lrelativa billetes respecto 10s metales prcciosos, lo cual acrecentaba la significaci6n #de 10s ban.oos. Siguicndo Atgustin Rossz7, velnos fu .abundante en Chile que hasta 1865 la moneda :[ominaha el mercado. Desdc 1865 hasta 1872 fueron entrando la circulaci6n 10s ‘billetes bancarios, desalojando parte a1 bancos emisores. Durante 1873 or0 mcdiante la diligencia hasta 1875, la moneda .de or fuc, ademAs, poco poco en parte rccmplazada tamhidn en la circulaci6n lpor 10s pesos dc plata n el mercado plats (debido la baja del precio de exterior). Hacia 18 habia desa atecido el oro; habia abundancia plata- la reserva de 10s tancos era muy baja. Respecto mWhitson Fetlrr,
“L
inflariiln monetaria en Chile”. Ross, op. .cit.
31
elcniento
lico guardado por 10s bancos era el siguiente en 10s aiios indica: 1876, 7. por ciento; 1877, 9,l por ciento; 1878, 7, ciento, que contrastan con las habitudes en otros lpaises: cn LTU., uti 25%; en Holanda, un 40%.
sc
20) Aparle [de 10 elementos s (altibajos lentitud cn el incremcnto exportaciones; descenso de ‘10s precios; contratiemps en las cosechas; extensih, Idebilidad corruptelas del sistcma monetario bancario) el desequilibrio financier0 qu culminc’,cn la inconvertibilidad de 8 fue acentuado ipor otro: factorcs que necesario mencionar brevemen te. Entre cllos ha qu e subrayar la presidn para importar, aspectr que comienza gravitar de modo cada vez m6s significativo en evolucih econ6mica ‘del pais, como tendremos oportunidad reiterarlo posteriormente. El volumen de importaciones eleva paulatina6ente hasta 1870-71, pero a1 aiio siguiente muestra un incremento #notable: 26,6 niillones 34,6 millones, que prosigue hasta culminar e1 intcrnaci6n de 38 millones en 1874-75. e el aiio siguicntc se inicia la declinacicjn, que alcanta su f o n d o en 1878,, con un; ~6.10 ntera 25,2 millones (ver cuadro importacih En el acrecentamiento de las compras en el exterior tuvo una influencia -primordial la atm6sfera de prosperidad ficticia creb la fiebre #d Caracoles. El politico ministro de ese tiernPO Luis Aldunate, escribia s ta de que.
.
“otros eran 10s elementos que verrian minando la prosperidad nacional preparando torrnenta, de la cual la inconvertibilidad dc 1878 inera a n n q u e gravisima significativa mariifestaciiin. E1 desproporriona la profunda depresi6n do aumento de 10s consmios nacionalca, iinido equilibrio riues 10s precius de 10s productos de retorno, rompicron tros camhios produjeron la cm ig aci 6n d e la niasa del circulante mo, netario’*.zy
Por otra parte, tambih empieza pesar el servicio 10 crt. ditos contratados n cl exterior, e ju o a1 se ti ci o e capitale: servicios fordneos socavaban el balance de cuentas de im yortacidn exportacibn. “E saldo adverso de la balanza de pagnr. -indica Encina- venia rubritn
dose dcsde la segunda presidcncia Montt con cmprtstitos, cuyo seivi cinco aiios, se cornpensaria cor cio se esperaha qire. a la vuelta dc cuatro el desarrollo econ6mico narional Du ran te diez afios de la Administrd ci6n Pbrer. el monto deuda exfe rna. . .sc dobl6: coiiio el desaiio ”Luis Aldunate, “Indicaciones de la b&ma
32
coinercial”,
IC95
econbmico nacional . se estagnb, el servicio de la deuda externa hizo en niiestra balanza de pagos el efecto de piedra colgada cuello de UI nadador”.” ll
Anotemos finalmente otro aspccto, tan influyente como insinuador ,de una coyuntura qu se marcarA lpsogresivamente con tiempo. referiiiios a1 Inaridaje de intereses comprometi,dos ipor derivaci.6n en la baja de la mo. ‘ I I la inconvertibilida,d 'presents visiblcmente como u n acuerdo de Tleda, que plutoespalda cracia bancaria el gobicrno, pero que alinca a deseosos de la consecuencias la contraccih interna cxterna por la el descenso del cambio. la expansi6n inonetaria “Poco tiempo despuPs
acordada la suspensi6n, sefiala Whitson Fetter, sc tlccla16~ n el ConRcso el representaiile de de 10s principales Imncos hahia v i s i t a d o a1 Presidcnte de la Repilhlica IC habla manircstntlo que las rcservas del hnnro habian alcanzado un nivel tan bajo pndrian contiriuar convirtiendo su hilletes en consecuencia drherian agrega c n o tr a p a r t e q u e c gnbierrio En la impotleclararsc en quiehra”. ~ i ~ i i l i d ~ t ed obtcncr entratlas otras fuentcs resolvi6 contratar un cmi,-i.stitn ron los bancus”
.
proyecto reapectivo (1878), es prestamo antesala contrapar tida d la inconvertibilidad e sc declaraha u n me 105 bancos 0, i se quierc, para impedir despu6s para salvar que dgunos, por lo Incnos, pagaran las consccuencias de sus crrnres de la “16gica” del rkgimen de.padr6n de oto. consideraF. pr im er desl hacia l papel moneda (ya como tal el brcve explicable interregno de inconvertibil i d a d raiz !de la gucrra con Espafia, que dur6 menos de un aiio apenas afect6 la tasa de cambio), mhs importancia por 10 elementos q ue la rodearon por lprcccdcnte que cre6 que consecuencias. Camo dice Martner, einisioncs no produrnrestia de la vida, ta ve7 por esa circunstancia, en gran parte jcron nlayores difrcultades, formu16 pnr lo menos, el pais la fiierte general oposicibn qne
“ D w l e el p a n t o de vista
e l
t o ~ r e ~ p y i d e rkgimen d e riirso forzoso”.
Por lo demds, el pr6x‘imo estallido die la Guerra del Pacific0 cambi6 completo el cuadro, incorporacih plena de salitre.
abri6 una nueva etapa con la
Para cerrar esta parte, parece r mayoria de qui elxa de la converti ilidad en 1878 US juirios respecto SF. Enrino, op
it Whiteon WF. Fetter, op
clt.
que instaura el regimen de padpel moneda prdcticamente hast? la reforma de Kemerer (salvo el lapso 1895-98), han analizado len6meno desde un ringulo ewictamente ortnrloxo, como una vulneraci6n un delito contra sagradas reglas Idel regimen metilico. El problcnia cs m6s complejo. ver.dad es que miraldas la la teoria ecm6mica modernas, cosas a la lux de la experiencia resignaci6n ante las lluctuaciones externas, ue formaba parte integral del sistema de padr6n de oro, no .tiene ninguna justificaci6n. Por’ el contrario, la politica econ6mica contemporlnea inclinado precisamente en sentido contrario, hacia la adopc : i h clc mcdidas a.decuadas para contpensar la fluctuaciones del comcrcio exterior, entre las cuales pueden figura la devaIuaci6n, el cstiniulo a activi’da,desdomdsticas, aun por la e expe ,dicntcs Iormalmente inllacionarios otras del mismo carhcter, para el pensamiento clisico-liberal eran intrinsecarncntc pecaminosas. Desde este Angulo, ,pues, no es .posible condenar “per sc” cl crisis de 1878. paso hncia la inconvertibilidad a raiz cambio, piietle est.imdnsela erratla, improcedcntc dafiina si tcncmos la vista otros elementos sustantivos. En ,primer lugar e sti el hecho de 10 arbitrios que aludiquc forman parte del arsenal corriente de la mo mhs arriba politica econ6mica moclerna, para cumplir si misi6n justifica,rse, ,delien componcntcs de una conducta deliberada piliar rectificar el deseqn.ilibrio c a u s a d o por mdirigida trnstnrno extcrior ,domkstico. a co a b k distinta es i se trata meramente de reacciones ‘ da , que o . n ot ro que proteger intereses bastardos retr6grados, como 10s rlrl sector bancarlo imprevisor 10s una actividatl exportadora incspaz de sepi ir el ,paso de 10s movimientos de la Aproductividad competlidores, cual fue el cas0 en >laexperiencia. chilena. 1 seria ingcnuo buscar n ejempl oliticas, anticidicas apropiado cs at.ribu.irlo a ,la adebilidacl contradicciones rresccndo” c u n sistema econ6mico social en declinacidn, que ,pugria ‘por cscapar a las ‘antiguas “reglas de juego” in ser capaz rcspucsta recunda ,positiva. Ten,dremos que volver tema n& aclelante. q u i z b superAntlolos por 2) Junto 10s aspectos sefialatlos, su trascendencia general, hay que llamar atenciOn sobre otro, da este period0 una fisonomia propia en comparacih 10s treinta aiios precedentes. referimos mutari6n 34
sufre politica econ6mica, que gradualmente va abrazando las recetas de la ortodojia liberal. ideario Como no necesita recordaci6n, el fendmeno fue una dirccta conseciiencia de tendencias en boga en lnglaterra en 10s paises mds avanzados de Europa, en 10s cuales teoria librccambista cambista se popularizaba e consuno con triunfant triun fante e expansid expansid industrial. La asociaci6n estas ideas econdmicas, acuiiadas en islas britainicas, con la filmoffa politica prohijada por la revolucidn democraitica en Francia, pas6 ser una fuerza influyente en el devenir chileno. El proceso venia insinuindose desde las postrimerias del bierno de Bulnes, cuando, seg6n Martner, empieza a relajarse la proteccidn la marina mcrcante nacional. De acuerdo a ese autor, entonces rompia del cer cer tro tro comercial comercial del m irimensa ola doctrinas librecambistas, qne con formidable fmpetu llegaba 10 confines er panto menos vedodo continrrcstarla”. globo es
El.adalid de esa orientacibn fue el economista franc& Courcelle-Seneuil, que estuvo en Chile entre 1855 1863, asesorando gobiernos, y. diseminando sus ,principios desde cPtedra. su vera se farm6 primera gcneracih de economistas el pais, qu e ejer ejerci ci6 6 u n imper io pr kt ic am en te sin con contra trapc pcso so mold molder er5 5 e€ criterio crite rio decisioncs fundamentales de la gesti6n p6blica. Entre ellos, cabe mencionar Zorobabel Rodriguez, alunino sucesor en la-,Universida.d.de la-,Universida.d.de Chile, Marcia1 Gonlas ralcs frente la politica ferroviaria Montt. .Bien e sabe sa be ui 1 era la tesis matr8izde matr8izde la doctrina en boga: la prescindencia m& absoluta del Estado de toda regulacih la “leyes oficial en el.libre juego juego “leyes naturales”, naturales ”, lo cual, concretamente, significaba sobre todo el repudio a cudqaier forma de proteccionismo de las actividades nacionales que entrabara la amplia competencia l triun fo de 10 aptos. Esta filosofia econdmica, germinada en condiciones radicalmentc distintas derivada derivadass en Glti Gltirn rno o ,t no de la r e b c l i h de la burguesia progresista europca contra el Estado palralizador rivilegios de las clases ociosas v,inculada a1 aparato poli10 tico, e aplicada como verdad revelada, con las consecucncias liefastas !para nuestro clcsarrollo econbmico. “La propagaci6n de la doctrinas de Cou rcclle -cscribi6 Martner- a1 Chile, frcntc 10 especialmente Europa, paises sudamericanos, especialmente locar comercial, carecientlo de niedios Corn0 en lucha de cornpetencia industrial 35
corriente liacia el drfensa eronhmira, dehia farilitar poderosaniente vicjo mundo dc la riqucza del nucvo, climinando el apoyo que aqui se prestnbn In instituciones econ6inicns pu pnite de Estado”?’
N i n g h cpisoclio expone mhs clarammte las repercusiane.s
calco mechico. srle rccctas librccambistas que la destrucci6n la marina mmcantc nacional. Dice Encina a1 respecto: 1870, la mari“En cl cspacio de 10s diez aAos comprcndidos cntre 1861 na mermnte nacional desnparecio completanieiile. Hemos visto 1861 contaba con 26 buques, con 60.487 toneladas en total “A1 presente 1866--, no ha ti -dccia el Ministro dc Marina. cl 10 scpticmbre 10s diversos mares en solo hnqiie qu lleve la R e p 6 h l i a handera qu e giraba. nuestra nuestra mari na de comercio” la gverra con bpafia no hizo cat5slrole qu eslaba ya incubada, como resultado dc la siclo precipitar influencia, de postulados eronhmicos trhriros sohre cahe7as de d6hil sentido dc la rcal idad .. .Siguic .Siguicndo ndo a la letra 10s postulados, postulados, econdmicos d C o o r c e l l e Seneuil, la ordenanza eduanera lial~ia substituido la rcscrva cahotajc a la marina mercaatc por la absoluta lihertad para prarticarla .para todas marinas dcl rnimdo . La inconscicncia un mandatario y-de aristorraria gnhernante, ciierrla y Iioni-ada. pero miope. desmlyeron quiz& por siglos, la dnica posibilidad que Chile conservase el lugar que liabia labrado cn el concicrto de pueblos el orclen sensateL hispanoamericanos”.92
.
Puelm Tupper, secretario general de la Sociedad E’l dipu tad o Puelm de Fnmento Fnmento h b r i l , reiteraba el punto de la siguiente manera: “Antes de prerra con Espafia sc construian cn Chilc b u q u e s mercans y Rnerra; cuando vino ronflirto se derlari, lihre el cabotaje. sc quit.aron 10s dcrcchos quc gravaban a 10s buques extranjeros y el colas n a v e s mercio se enti-eg6 casi por conrpleto otros paiscs paiscs.. L construccitn buques concluyd entre nosotros, si es ciertn que omercio ha arimcirtado cnormenientc, no lo cs mcnos qu c n l a p c r r a d l t i m a n o s hemos rncontrado marina mercacite nacional 10 ue es -pew, si marineros”.aq
2’3)
juicio de Enci’na,
‘“La dcsprcocupaci6n por el dearrollo econ6mico desde Montt dej6 cl poder es casi compleln. allP de orden econoniia -y hay quc agradeckrsel deckrseloo- nada na da se le ocurre. El mis ligero trastnrno, todo lo rebasa la rutina cotidiana, 0s desconcicrta”.”
Naturalmente, este cambio de actitudes de situaci6n no putde explicarse como un a mera resultante -de -de i,de i,deas as pricticas trasplantadas artificialmente. requiere preguntar qu causas mD M a r t n e r , op
cit. V. Encina, op cit. 83B0I~ii~~ SOC. Fomento Fabril, 1885 UF. Fhrinn, rat.
facilitaron la penetracibn el preclomini cue rpo de postu un cuerpo lades que manifiestamente perjudic6 cl dcsenvolvimiento del pais. aria o en el pl an0 Esta rintcrrogacicin es tanto mds ec aria 1mIf 1mIfti tico co parecia par ecia arraigame un a tendencia tendencia inequiv ine quivocam ocamente ente progresista, como queda de manifiesto en la declinacibn del autoritarismo pcluch criticamdo por el pensamiento liberal, en el ascenw dc nucvos elementos capas sociales en general, en el avance dcl proceso tlemncrAtico que acomlpaiia la “repfiblica pipiola”. En otras palahras, dehemos analizar hay tras esta segunda segund a Idi Idiso soci ciac acic icin in e resalta ntre nt re la reali,dad reali,d ad econbmica econbmica la politica. ‘,analistas liberales de hquierda, Para 10s historiaidores ‘pasad ‘pasado, o, n general, desape desaperci rcibi bi,da ,da.. Dcja Dc jand ndo o la dicotomia lado tenclencias hechos econ6micos han puesto .rniradas en !la evolucibn-politica han aplicado a ella un esquema preconceb.ido, que no 6e compadece con,el substrato Iproductivo. El profcsor Jobet, ejemplo, en la misma obra ya citada, prcscnta as ]as cosas: proccso cconbmico tiende la formacihn de un borguesia mincra, comercial, subrc la ruinas de la economia exrlnsivarneiitnaniifartiirera tc feudal de la primera partitla del siglo XIX. cl rnorncnto del trinsito do economias: la feudal se rlesnrrolla con inula-capitalista. Surge sitado impiilso lmigiiesia el rnovirnicnto dcrno-liberal que represrnta. Esta nueva clase social se rehela rontra el rbgimen feudal irnpcrante, ataca sistemn reaccih politica que predomina lucha ahiertnmente imponer el liheralismo” . “Frente oligarca tcrrateniente miemhtm de vicja aristocracia colonial, conrep conreprio riones nes feu feuda dale les, s, surge surge cl b capitalistn, de tendencias iibcralcs, que poco a poco constitiiye una nueva clase social, con capitales propios, necesidades espcclficas aspiraciones nuevas” n nucv nu cvo o rkgimen d e prop pr opie ieda dad, d, el 1 s individu indi vidualis alista, ta, hacen nawr iiiicvas relnciones socialcs dctcrmina nuevas pwiciones politicas” “La clase rcvolucionaria, porque es Poderosa tiene conciencia de siiq inlcreses, es la batalladora burguesia naciente”.
Hernjn Ramirez, el estudioso investigador, sigue la misma linea la subraya con tonalidades marxistas: burguesla no fue tin riierpo sin espiritu opraba mccinicarnente )’ ciejiarnente tlcntro de marcos de la sociedad arktocrdtica en la sola prescncia comcnzaba habia formado qrie con modificar. Gradualmente enipcz6 tomar conrienria de si niisnia, es dew. fuc forjando conrlase. Comprcndi6 riencia Comprcndi6 q e era u na claw soc socia iall di fe ren te de la de e dio cuen tz de qiie en el conglornerado social tenia una funcih promiq; ria, cuya iiriportancia crecia se haria rada m6s noturia. De csta rnaplanteh el aiitagonismo entre la aristocracia su aliado, el clero, con la burgiiesia. Tal antagonismo luclia de clascs tuvo diversas maneras
de inanifestarse
61 constituy6, cn illtinla instancia, In esencia de nuestrn desenvolvimicnto hist6ricu en el s i g h pasado”.”
Albert0 Edwards,-gn “L fronda aristocritica”, planted en forma extrema ,tesis involucra~daen estos esc’ritos de or ie nt ci6n sociaIista. En Chile, escribi6 la “revnluricin burguesa se habla rcalizado pncificainente hajo la colonia, la ve7, aristocracia nuestra alta clase social era, burguesia, cuando vino In independencia. La p n conticnda entre la horn viejas castas f e i i dales el mundo nucvo dcl capiliilismo v In indnstria que agitb Europa durantc la primera mitad del s i g h XIX: no pudo reproducirsc cn Chile. El prohlcina estaha resuelto”.
4) Evidcntemente, en todas estas aproximaciones pritna el des-
cuido de base econ6mica de categorias sociales, lo cmpuja a esbozar analogias contrastes que no tiencn sus pies la ticrra, sino.que en esquemas desconyuntadns una realiad temporal espacialmente dada. Para Edwards, el conflicto entre “castas feudales” cl “nuevo mundo del catpita1,ismo industria” habia sido superado. Para Jobct Ramirez, el se aeprodujo en Chile del siglo asado, con victoria de “una nueva puja nte clase social”, “l atallaadora burgucsia naciente”. Pcro todos ohidan que la pugna social eiiropca fuc una resul tantc (0 po lo menos e inf luy6 reciprocamente) un dcterminado nivcl de desarrollo capitalista que, precisamcntc, procre6 la clase que ib poner en ue el “viejo orden”. csa clase, la “verd’adcrd’ burguessin, es fun amentalmen te un scgmento repre10 secsentativo ,de la actividad manufacturera industrial torcs comerciales financieros l i p d o s dependientes. En tanto clla no sc desenvuelve suficientemente, el enibatc contra el edificio ccon6mico-sociaPpolitico de la soriedad precapitalista logra imponerse por completo. Esto es cicrto no s610 para el “modelo” clisico, el inglCs, sino q i ~ cncluso para Francia, donde rcvoluci6n de la formas politicas precedi6 aparcntcmentc la transformaci6n econ6mica. As lo romprucba el hccho que el “ s t a t u s ” republican0 s610 se arraiga en el pais galo despues su crccimiento in dc que 5e sobrepasan las etapas bzisicas dustrial. hay dudas ue el desarrollo chilcno de la primer a mitad del siglo pasado diversific6 en cierta medida la estructura pro ductiva por derivaci6n politiro.socia1. clase terratc nicntc, que domind sin contrapeso en el primer lapso dc la vida indcpcndiente, se agregan otros grupos, cntrc 10 que sobresalen R a m i r e s , op
cit.
10s del sector comercia81 financiero. 10 ernpresarios rnincros Per0 debe tcncrsc cuenta, porque esto es sahstancial, trata tarnbii.11 dc producto ores primarios de activi,datles distribu tins vincula,das dependientes de ellos, todos igualrncntc s h el comer io exterior Entre estas facciones econbmicas ha diferencias Poccs, pcro no contradicciones prolundas. Afloran ns piignas en raztin desplararn,iento social 10s obstlculos consabidos levantados estratificacibn existente. querella entre 10 por ascienden que resisten el escalamiento; entre 10 e n r i q u c cidos “meclio pelo” 10 “oligarcas” tradicionales, sicmprc, en Chile, termirian por abrir puerta quienes tienen adccuasla credencial ingreso, es decir, el dinero. es el conflicto en torno cucstiorics rehgiosas de formas ,politicas, en el cual e extpresan ‘otros raiz mhs prosaica; por algo 10 “vielien de abajo” buscan compartir 10s mejores sitios bajo el sol son, por lo general, “dcmocriticos” “librepensadores”.
nntagon.ismos f m d n m , s n t a l m el P c r o , insistimos, no terreno econ6mico. C o m o grupos, todos son. p-odiictore.7 prirrinservicios anexos szihordina,d.os; t o d o s so mds rios misnzn rnrrjn; m e r c n d o s .Primordialibrecambistas (es cstiin a f z ~ e r a exterior t n m h i d n ltallnn 10s U p r f J i i S ! O reqztierc ?inmientos demand.~7 Fzohitunlmewtc rcfinaila; son) proteccionistas po sim.ple vnztin, q?LIf: t i m e n p o c o algvizn m c d i d a p n r t i d u finnlnrente, todos teger; ~ i o s In deprecincidn mon.etnrin p o r q u e inejora szis posibilidddsudas, cosa i m p o r - t a a l c des m,ercndo e x t e r n 0 ali7kz crddito. goznn cttundo ellos 10 tinicos Es indu.dable que
sectnres que afloran junto la clase terratehiente (y que comlinmente asocian con clla) pucclc llnmdrseles “burguesin”. Una ‘de la lirnitacioncs todavia 110 perada de ciencias sociales, por o p o s i c i h fisicas, cs la un dc S L I S lumiimprecisi6n de t,erminologta, como anota posible nosos trabajos el maestro JosC Medina Echavarriaas. oligarcluia; porque liencn denominarlos asi, .porque n. son Otros hibitos; otros valores; otro cuerpo de idcas politicas doctrinales. Per0 esa asimilacidn desprecia lo substancia,I tCrm,ino; su verdadera e hist6rica acepcibn, idcntifica esa cntegoria social con sectores nacen del desarrollo capitalists singularizan, est0 es, 10 ernpresarios industriales adljteres en el terreno comercial financiero. Mcdina
10s
“Sorinlogia, teoria
39
&uica”.
Esta verciadera burguesia no juega ningJn papel en el period0 que se estudia, por *la muy simple fundamental raz6n de quc el crecimiento diversificaci6n econ6micos no habian alcanzado el nivel necesario. esta es raz6n de las actitudes politica de sedicente “burguesia” liberal, que contribuyeron sostener la estrnctura tradicional del sistema productivo, su direcci6n “hacia afuera” grietas debilidades que iba frustrar su desarroya (10 hahian estagnado relativamente.
25) QuizAs m;is simple elocuente ilustraci6n del problema e hemos estado planteando S n 1 s acontecimientos e tenian lugar en EE. n la misma epoca que explotaron en la a d e secesi6n. En esta instanci que es apropiado el esque10 autores comentados aplican con tanto irrealismo a ma Ja circunstancias chilenas. En pugna entre Norte y Sur se rasgos sentido esenciales la contradicci6n entre la burguesia progresista industrial y 10s feudalistas de la economia de plantaciones, subordinados a1 comercio exterior y, por ende, librecambistas. s a n g i e n t a g u e r r a de cztatro aGos -corn0 la quiebra afirma un autor nortearnericano- termind economia de plantaciones del establecid supremacia politica econdmica del Norte, su expansivo industrialzsmo, us constructores de ferrocarriles, su capitalistas financieros, granjeros ltbres prodzictioos, sit d i n c i m t c o ~ o m e r c i o . ” ’ ~ ~
Para remachar estc contraste de dos situaciones opuestas vale la pena exponer posiciones predominantes en ambos paisds respecto la cuesti6n clave proteccionismo, que divicli6 (y en cierto modo todavia divide) las trincheras de la burguesia industrial, intcrcsada en diversificar economia desarrollar el mercado intcrno, grupos de terratenientes de producm primarios que miran s bre todo a1 mercado exterior. Louis Hacker, cn su ronocida obra “Proceso triunfo de: la politica que se imcapitalismo nortcamcricano”, describe ponia en UU.: “Entre 1861 1864 se presentaron nrrerros proyectos arancelarios fundados
igual en nece.ridad de reforrar ingrcsos fiscales compensar lacs mnnufncturns nacionales pior la t a m s importantes debian soportar. Sdlo tramitarse la ley.. 1864, se eliminaron 10s nrgvmentos engaiiosos y se proclamri fvoteccionismo nm,hnjes eufemismos. finalizar In guerra, el p o r c c n t n j e m e d i o d e la tarrfas adzraneras ascendio 47 czento, en comparacidn a1 18,8 ciento, fire Soule, “Eronomic forrcs
arncrican history”.
promcdio antcrior. tbsas debian abonnr i?Idzcstria fuc,ron reducidas e l i m i n n d a s t a n p r o n t o c o m o finalird contienda, p c r o 10s d e r e c h o s elevados continuaron en vigor. nlza conjirnfn industrias protcgidas ben.eficinron Ins, tnrifns cieitto sobre S Z L S F e c i o s , consecuencia adtianeras. Esta politica contin,ud durante todo el perlodo reconstruccidn (0 sea, tdespuh de guerra de Scccsicin). $que regian intereses laneros obtuvieron nuevos derechos: para cobre experimentnron tin a u m e n t o du ssxtuplicd; [OS rteles c e r r d In acc7-o fu cr un an. hien, fwotegidos entradn d 10 ingleses; la industria americana dcl ccero comen,zd vivir i n o m e n t o s e x p a n s i d n q u e l e p e r m i t i e r i n ?esistir la depresidn de 1873-79.” experto an6nimo chileno, escribiendo en 1876, analizaba 10s siguientes tdrminos: cl mismo.asunto Ins tarifas donde sido principalmente organimcidn n g i i k l espiritzi Itostil indiferente trabajo (sc refiere la indusitecho sentir enirgicamente efectos. tria nacional) Estns tnrifcrs han sido fijadn.s para estimular nuda
conntmo, com o naciones sc compusieran tan solo de consumidorw o u er a prodzcccicin el sustenldculo esos con.sumos. sin trabajar estd fuertemente g m v a d o , fierra e n b ru t t n n t o q u e e s libre moquinaria herramientas se clnhornn, lo equivale decret0.r una prima pama el fabripais.. tnrifa cantp: eurofreo una prohibdcidn. pard favor adunn.ns h.nce imposible t o d o ensnyo n n du st r fabril nncional; pucssto q u e shlo liberaliza exageradnm,en.te 10 derschos sobre grava la materins primas extranjero, sin.0 transform.nbles; repa rtien do mi proteccidn con mnno werdadara m.ndrclstra para el industrial chileno.”as Un .diputado, Gaspar Toro, resumia en #debate el criterio liberal vistiendolo de ribetcs demagbgicos que se empleaban si recato seguramente de buena Le:
engnfiosa esta Palabra proteccionismo. Ella significa sdlo la gn.nnncia de trcs cualro fabricantes protegidos ptrrlida d e s m i ll o n e s d e c o n su m i do s es , q u e h a b r d n d pagar mds car0 us consumos, ngrnvnndo principolmente la condiiciones de v i d a 10 pobres consurnen 10 articulos mris ordinarios meesos c o n s t m o s noscabando Ins rentas fiscales co n la restriccidn en razdn de la carestia.”
poco valian frente
esta f
La situaci6n econhmica de Chile”
?‘I
del
a rPplicas tan
1876 ritndo en el Boletin del Dppto. Hacienda, 1935.
hlinistho
s como Eotudios
del antes ritaclo ditputado Puelmcr Tupper, que contestaba Toro:
10s paises 9rie lo acfifrtan. pasa basta obsemmr U U . , por ejemplo, cobran fuertes derechos la m a n u p r o d u c e a m e n o r precio en Tnglaterra, factura de algoddn encareciendo vestido del pobre sin d u d 4 nlguna s71 prefiero estas Ecyes, jornal. Pties bien, como wsulocuSILS hijos, tad0 el q u e e n ti pais hn en ocupaczdn t p a c i d n lzicratzva, que permite ilustrarse, vivir con cierta indcllegar pendencia verdaderos ciudaddnos, a la s i t w c i d n btrscando Chile, e n q u e sus Jiijos ernigran, faltos de trabajo tierras e x t r a n j e r a s . ” ~ ~ mayor salnrzo
se .pieme que estas discusiones eran puramente acaddun potencia1 desarrollo micas. La verdad es 10s embriones fabril estaban latentes, esperando politica condicione:
adecuadns. La Guerra d.el Pacffico, por ejemplo, pus0 tensi6n fuierpais di una seAa productivas que era Iposible. “ L o s milagros 9tre opern guerra, seiiala Encina, atropellnn-
elegante regtdqr conjunto de postulados econhicos formaba bagaje in,telmtunl de tos hom‘bres ilustrados probdema casi dpoca, soluciond interuen.cidn. estado. prodzijo esPontcinmzm.en,te restriccidn en Ins importncions> sario para vestir todo lo que no era n equipnr el ejkrcito. mineria la agriciiltura paagaron el saldo que n.o olcanzd Ins importaciones suntuariar.. restriccidn, cubrir industfia fabril hasta cien lado, dobld en diex, vein,te ‘oeccs la elaboracidn. de vestuario, calmdo, articulos talahart e r i a , pdlvora, Productos quimicos famacttcticos, carros, harri. les, mochilas, carps, cwei5as, calderas para bmpes, etc.””. Per0 el impulso, como otros empefios vclcidosos brotar cuando, se diluye a,corto ,plaza. “ T e r m i n o d a In girerra. rezonga nucstro historiador, se p r o d v j o la liquidacidn la aleindustria improvisada, en mcdio de la inconsciencda “oRnlrt~nSOC. Fornento Fabril. 1085. ‘Wna ilustraci6n‘ de lo que podia Iinrp*c rn el ~ i a i s encontramo5 en este memorial 3W obreios de la firma Lcvcr. Miirphy 1887. prcsmtado Cia. nl gobiernn que aparecio cn hnlcrin de la S. romento Fabril. Dice ‘ ‘ S a ’ x V. E. iir tat; 18 10 cien carrd r r g a que lienios construido. estin sirvien2o prrrloconiotoras ventlips considerahlcs .sobre m n t r r i d eatranjelo. Hash el prpsente todas ohrns piihlirar coriiralndai por capitalistas extranjcrm no ha dndn prntrcciirn 10 estagrarias 10s cxnncra drl pngo de la liberalidad co qu blccimicntos induqrrialr3
diversas industl-ias. S610 con dcraclios, hace casi imposible la plnnfpnrihn direrin PI p b i e r n o podria abrirse camino la indrirtria nacional, que, coma en cl ca prohadn podrr desernpefiarse actual de In ronstriircihn carros locomotoras cn satisfactorisrncntc ecoiiuinia de costos para el Estado.“
42
fire improvisacidn caractcristica de is~nnoain~~-ic~nos.”
gobiernos
10s
pucblos
Miis adelantc tendrcmos quc cxaminar m6s dctcnidamcnte las
razoncs ccon6micas que hay cn cl trasfondo de csh impotcncia 10 sectores cdirigentcs para respaldar cl proccso dc negativa ivmsificaci6n de crecimiento fabril.
277) La lcntitud
vicisituclcs dcl movimiento del comcrcio cxterior, el. dcsequilibrio financicro; :la incapacidad ‘para impulel desarrollo fucrzas ,productivas dombticas, uni,das a cxciente desarticulacih politica que siguc resqucbrajamiento de la estructura portaliana, disi paron la e “optiinismo hist6rico” que habia ,insuflado l a s , dtcarlas anteriores. dpSon voces agnreras no esperanzadas las e comienzan rninar en el escenario pbhlico. Para cerrar esta !parte con preaacitn que contraste el evpiritu que ahora emerge co leciente en la otra etapa41, valga .es,te juicio melanc61,ico afios Gruchaga Montt sobre la situacidn ‘en acci6n individual, no hien preparada ni energica todavia, no hahia sido suficiente para n e a r a1 pais un base estable de progreso. La mineria.. su cncueiitra postracih evidente. agricultura obedece de falta de actividad. 1.a rbgiinen tradicionea indivisicin, de lujo dustria manufacturera no ha tenido a6n nacimihto. lujo de todas c l a m suciales ha ido en considerable aumenlo. Esle lujo se sostiene cu iinportacionea del exterior que la industria .no alcanza todavia pagar sino rcscrvas mctdlicas costa dc costa de nucvas gravosas deudas tienden a1 tasa de camhio”.” alza
UVer p i g . 25 ”M. CruchaRa, op
cit.
C a p i t u l o EL SAI,ITRE R E V I V E EL IMPULSO; D E C L ~ N A C ~ O N
PROSPERIDAD
RAJO
La
otra vez velas del comercio exterior, restableciendo el inipulso “hacia afuera” con una intensidad notable. La rri5i.s tl parecia las fuentes mds pr6digas fAciles de mineria, ‘pats a un retroceso inevitable condenar una transformaci6n radical de su fisonomia, si es que pretenrlia rontinuar marcha ascendente, terminb abruptamente, abriCndose una nucva y ancha perspectiva. a mayor claridad conviene rlistingui dos fases en estc renovado lapso de expansibn. El primero se extiende tlesde guerra (1879) hasta 1898, que un crecimiento notorio dc entradas por el intercamhio es constrefiido por prolongaci6n de la tendencia a baja 10s precios internarionales. rrisis marca segundo, que $e abre en 1898 se cierra con un vuelco tan espectacular como auspicioso, a1 que rnntribuyen el mejoramiento de las cotimciones el incremento ex portaciones de salitre. Entre 10s decenios 1870-79 ventas a1 exterior 1880-89, aumentaron 70 por ciento aproximadamente, per0 como el el primero 28 d. en el segundo, esto es alrededor de por ciento, el incremento real fu bastante menor. De 1900 adclante, las exportaciones experimentan el siguien’te tlesarrollo, calciilado en Inillonce lc pesos de 18 peniques: I ~ W M 190.5-09 191U-14
28
1915-19 1920-24 1924-29
,525 6fi
74
Para tener una idea rclativa dc estas cifras hemos aproverhaalgiinos anteredentcs d e la CEPAL (Estudio econ6mico 1919), tomando comn punto cferencia igual la capacidad para importar por pcrsona en 1937. la conclusi6n de Sobre esa base sc llega la capacidad para importar por hahitantc en el periodo 1900-17 igual *del laps 1905-17 igual 107,5 de 10s afios 1937-49 otras palabras, las posibilidaclcs im s610 alcanii, 75,4. portar en el prriotlo qiic romicnza co la segunda gucrra Inundial finalim en 1949 fueron inferiores en uh 29,8 riento
In ekistenies en lm~afios 905-17 en un 20,6 por ciento (1as 10 18 aiios que median entre 1900 1917. Por otro lado, .respecto a1 lapso 1925-29, la calpaci,dad para iniportar en
1945-49 ue ,prActicamente la ‘mitad. Toclo esto con el, agregado de qu e en primera arte del sig h e pais no cargaba con 10 compromisos necesi cles que suscita el proceso de industrializacih iniciado despuds de ‘la gran crisis.
Sin embargo, cifras insertadas deben apreciarse con una reserva muy importante. En el pcrfado que siguc a Guerra del Pacifico se produce uno de I& cambios estructurales influyentes cn el de,sarrollo econtimico chileno, cual es la cesicin intercses extranjeros dc industrias bisicas ex ,pol-tacicin’minera, el salitre cobre. E110 implica 10s valores que arecen en la balanza- comercial pasa sufrir una merma consi erableconccpto del servicio de 10 capitales gesticin incorporados. esto nos referiremos con i i i h detalles posteriormente. a nparangonarse co Por otra parte, la succi6n nota a In entradas de capitales represcritadas 10s crdditos inversiones llegados a1 (pais, que n d e cierta consideraci6n, un estuclio reciente del Banco Central respecio las inversiones extranjcraa, entre 1822 obtuvieron emprbstitos 1930 66;400.120 296.592.00U. Grail parte e por valor tos crPditos sc irlcorpor6 despu6s Guerra del Pacifico el grueso de 10s prkstamos en clcilare,s 10s aiios 1925-3c). De hiclo cambios en 10s nivelcs de precios en cl valor de esas monedas rcsulta dificil hacer una comlparacicin realista con ernprkstitos ronsegui,dos con posterioridad gran crisis. Sin embargo, sc trata obviamente de sumas considerdbles para Ppoca, la poblaci6n del pais y sus riecesidades moncda cxtranjera. De todos moth; por 10 anteccdentes que expondremos mris aclclante respccto capitalm por conccpto de utilisali’cia dades de ]as cmpresas ex an er s radica:das n Chile, bien ‘pensuse qu hubo s a l d o en contra del ,pais. La reserva, obstante, no cambia el signo ‘propicio del intercambio. siendo el moviniicnto de la exportacihn la base dcl “desarrol~lohacia afuera” quc seguia el ‘pais, bie podia esperarse que misma tdnica propi’cia hubiera favoEecido 10 distintos 6rdenes de la vida kcontimica c0lectiva.~3 “Un inrlicio interesanle romrrcio exterior propurciona nivpl alranzado publicado uor -htdio nrgcntino redlo S. Lnmn Doleiill Swiedad de la sus cilras, el Foment0 F d x i l 1887. por S e s u n Chile, c i m t o dc
Per0 no Por el contrario, resalta vistosameritc una oposici6n sensiblc entre esa .parte decisiva del cuadro chileno la restantes. Como un diagnhstico general del “otro lado de la medalla” podemos recurrir cstas rel’lexiones de Encina44: “Nueslro desarrollo etonbmico viene manifatando en 10s iiltimns aAos sintomas que caracterizan un vcrdadero estado patolbgico”. s61o verilicado prnceso de aceleracidn de nuestro desse de los numexrrullo, que dehib consecuencia de la paz, del orden m s n s factores favorahles que concurreti niiestro progreso desde 1860 adclantc, sino que. por el contrario, se ha debilitado hccho mAs lento con relncibn a1 perlodo anterior a1 de 10 pafses j6venes con quienes estuvimos nivelados”. TI--
Analizaremos continuacihn brevemente 10s principales elenientos que oscurecen el panorama tan auspicioso que sugerfa la curva de las exportaciones. Veamos en primer lugar el balance de 10s principales sectores. atendemos la fuentes de roduccibn primaria . llama la atenci6n el estrechamiento- .de la ase exportadora, que pasa a tlcscansar fundamentalmente en solo iproducto, el salitre. Kecorclamos antes que en el plazo 1844-80 las ventas de productos agropecuarios significaron el 45 por cicnto del total. Encicompara este porcentaje con el quc cubren las mismas en el primer decenio del siglo sGlo alcanza a1 15 por ciento. e consolid6, por tanto,- na caractcristica seguido pesando hasta qhora como uno de sus inconvenientes mris nefastos. Este encogimiento del punto apoyo de la economia de exportaci6n se deriva principalmente de la estagnacidn, retroceso lcnto crecimiento de las otras actividades primarias. expericncia del cobre es tan elocuente como significativa para el. examcn e otrm aspectos q e intentaremos con posterioridad. A partir .de 1875 mds mcnos se inicia caifda e as exportaciones ,de ese metal, qu bajan gradualmente del nivel que bordeaba 50.000 toneladas en promedio hasta alrededor 15.000 conla dPcada 1890-1900. A1 linal de este period0 sonancia con la recuperacih de precios que tiene lugar, 30
poblaci6n exportacioncs
A. L.
AmErica Latiria. representabi el 13 por ciento
ramcrcio total. SILS
alcanzahan 18.5 frnncos aiiuales por habitante, el puarismo mftr alto superior al de EE. U U . , q i i p 5610 suinaba 147 franc-. Lo insrrros preor habitante t n m h i h supuestarios mas altos. op. C i t . i*F, fncina, “Nurstm inferioridad.
.”
46
cual
nos relerimm, la vcnpas rcawionan ligeramente, pero ~610 para desccndcr cn fornia brusca con postcrioridad. Poco antes ,dc 1910 se inicia otro lapso ,dc asccnso que se intc. rrurnpc h a la c , per 61 un clemcnto nucvo substantial: explotaci6n por park capitales nortcanicricanos dc yacimicntos Chu.El Tenicntc primcro, qiiicaniata Potrerillos dcspu&.46 S a m u e l Valdes Vicuiia, en una obra la &poca4*, juzga el proceso en la siguiente forma: “Rasada nuestra industria rohrera en la explntarih de mptalrs de alta ley, sarados de poca hondura vcndidos un alto precio, era natural que con tales ventajas vinieia la perturbaclhn de la dcsapnricibrr trabajos en !a minas”. Cncina, po su parte, agrega Nu tr a prndurrihn bre desccnciib considcrablcmcntc a partir del aA 1878; pero este descenqo 11 ConSecuencia del agotamrento de nuestros c o h e s , sino de agotalilien10s dep6sitos de le alta ficilmente euplotahles de la importancia de 10s capitalcs del csfucrzo chilcno para la explotaci6n industrial”.”
resumen, la incapacidad para ajustarse 10s nuevos piecios, indices del aumento de productividad otras explotaciones, lograda con aplicaci6n de una tecnologia mis avanLacla, desplaz6 la mineria nacional del cobre del mercado mundial. El mismo ValdAs- Vicuiia registra la declinaci6n de la cuota aportada por el metal chileno en el mercado brithnico: 1880-81, por ciento; 1887, 14 por ciento; 1lM~ 0 por ciento; 1891, por ciento. l sector agropecuario n o son muy diferente 109 aconrecimientos. Respecto la exportaciones de t r i p , que era si rontrihuci6n principal balania romercial, invmtigariOn antes citatln demuestra que partir de 1900 SI
“sc empieza pcrcihir una siicesi6n discontinua abas bajas en laa rxporlaciunes, C U Y O tlenoniinador coiniln una declinacibn general se 1900. Este las compara ron cifras de la exportacibn normal anterior abatimicnto de la exportaci6n, anuiicio dc una futur a .decadencia, traen 1925, 10s qu ta de ser qoebrado por altos ni\eles logrados en 19n8 representan la dltima demostraci6n de fucrza de un comercio ue tlesde un tiempo la vcnia pcrdicn~~o”.’~
El fenbmeno que afectb do. Scglin Encina:
agricultura era general
W a r l a qyn.Qua, “Panorama Econ6mico” Valdir, La soluci6ii gra!i problem: Enciii;,.
Nuestra inferluridad. Sppblvprln, op. rir.
4%.
166 otros. del dla”, 1895. up
cit.
profun-
Durante cl quinquenio Errizuriz se produjo un canihio profundo ue pas6 completamente inaden condicionrs del desarrollo agricola, vertido para 10s contcmporhneos. de cu,P aiin no tornaban nota, rnnrenta alios miis tarde, ni ocho gobicrnos que se sucediernn en el poder, agriculkrra extensiva agotd 10 tcrrcnos fkrlila concienria nacional. les ,y de f5cil cultivo en se venia verificando la cxpansibn desde lo tlias dc Valdivia, se encontrb abocada a1 dilenra de pafalizar su desarroe proseguirlo sobrc la base de desrnaje de 10 bosques seculares que cubrian liasta la fcclia Ins partes ni9s fertiles de la zona coriiprendida entre cl Bio-Bio el Reloncavi dcsarrollo agrupecnario rondenado a realisemejantes condiciones, por la fuerza de las cosas tcnia que ser 7ane lento, consurnir u i i i l . cantidad excesiva de esfucrzo huniano capitales, resolverse en m a produccibn cara, incapaz de sopottar la concurrencia en el mercado univcrsal”.“
..
proceso aparentemcntc se manifest6 en una baja dc 10s menos, lo sugiere esta cornpardrendimientos agricolas. ci6n registrada por Oscar Nvarez.fi0 Rendimientos ngricolns
trigo 1841 1868
.
.
cebada
fnnegns sem b m d a s
frejoles
16
maiz
,papas
40 20
14
De tbifos modos, la tesis de Encina respecto qavitaci6n casi insuperable de 10s o b d c u l o s fibicos es muy vulnerahlr, bre todo cuando se tiene vista el episodio mris rignificativo siglo de in cnmienms llcl actual: la obra de 10s rolonos propio Encina, pasando alemanes en el sur. a l t n siis otras afirmacioncs, ebi6 reconocer cn “Nuestra inferioridad econGmica” el h e c h o , aunque sin extraer de el conclusioncs apro,piadas. Alli escribi6 cxtcndido ronsiderablementc cn la regi:in anstral. “La agi iciiltiira se medida la Iirnpia del suelo ha hecho pusible el nsn de la maquinaria, la p i o d u c r i h de trigo avcna. especinlmentr la primera, ha desairollndo con rapidcz. Subre millones de dc trigo cosechadoa en el pais en cl aiiu 1909 10, do cicnto otlienta orho corresponden la produccibn de las provincias ubicadns a1
de Concepcibn”.
expansi6n agvicola logarla en condiciones extremadamrn10 inmigrantes alemanes en el sur, te a r d u a s ,progreun elemento ‘de compensacih del retacamiento en so producci6n en el Ccntro, resulta prueha sugerenChile”. 49F. Encina, “IIirtoria ’“Oscar Alvnrrz, “Historia Industrial”.
te de que 10s escollos para la expansi6n agropecuaria no estrila 1imitat;ioncs e orden fisic -hab an principalmente tural. Deberemos volver sobre csLe punto adelante.51 ) Las actividades fabriles, po lado, siguieron si vida linguida en el nivel incipiente, dcl cual no,podrian empinarse hasta que el aguijbn de la necesidad no trastoc6 el panorama despues de la gran crisis. parciales arrebatos Los gobiernos oscilaron entrc timimdos de proteccionismo reincidencias cn la puerta ahierta librecambista. El gobierno de ErrAzuriz Echaurren (1896-01 ejemplo, ldecret6 en momento la cxcmi6n de derec para 10s internadores de algoddn lana, pero mhs tarde liberb por gobierno de Peaiios la importacih -de hilados de algoddn. dro hlontt, en 1907, redujo "progrcsiumente, hasta en intcmaci6n por ciento 10s derechos articiilos maiiuCac1urados tcjidos de punto, de lino, lam, tricote. la planchas acanaladaz de ficrro errlozado, el calzado, el azdcar, casas dcsarmadas"!'g
Ahorra mayores detalles esta r,esumida pero expresiva estadistica \incluida por Oscar Alvarez en su "Historia Industrial":
Establccimientos intliistriales Operarios
.
1910
1915
1923
5.722 74.618
2.406
3.196
15.551
82.118
La variacihn en el nl'lmero de talleres seguramente rcfleja un proccso concentracibn de pequeiias unidades, o cl escas0 incremento de mano de obra ocupada indica a las claras el ninghn vigor del desenvolvimimento. --F-
33
Menci6n especial amcrita en esta revista de curso de 10 iprincipdes sectores econ6micos lo que ociirre con economia estatal. slCOnin en el Bltimo tiempo ha hecho mulllo caudal de qi rrtaqnaci6n a,m'cola In? politirns rrciiidas oon' posterioridad se hahria iniciado en wan parte clebido 1439, quizis sea 6Lil insistir sobre Pste nsprcto con In riquientc aprcclaci6n s:qoeial el viilinsn rctiidin del Institnto de Socioloqja. debido rontenidn investlg.ido; In irdad Evoluci6n prnferor Mario Gbnsora, titulado francis Jean Kordr rc& rrrral en 1.1 vnllc lus aulnrps. un lrjns cl Puanquc"; "La mayolia l i i n h . pur rl rnntrarin .v Icnta decadencia. que alLd d? lor rendimicntos asricol?. hacia notar h i e s del sixlo pnsarln r u y a caixa &ria el awtamiento de la ~~srras. ui Corrra Vprprn (Ag.ricllltum C'nilcna. p6g. 139) ercribe roducciiln ceIa fl por trlwera, Pra de 15 po en 1910 habia descendido Clii!e 1928-2q. Adollo hIa;thei ?La aqiicultura la politicn agrarin chilcna, p A q . p h n o abn 15), mirando la 1111 cosas derde. grnrrnl nfirma que entre. 10% 1910 1930, la totalidad de lo rrndimirntoc ag'icolac ha dkminuido en un tercio". cit. 62D. Martner, op
.
Ya nos h e m o s rcferido, insistiremos sobre ello, la indiferencia general 10 poderes pitblicos por el desarrollo econdmico, prohijada principalmente por el imperio 10 d o g m a r liberales resprto la prescindencia del Estado de toda inter. venci6n ajena campo tradicional “flegitimo” alguna$ obras capitali7aci6n bhsica. unico estadista qu Tretendih romper esse chalcco dc fuerza, el Presidente Balmaceda, desemtodos conocen: una revolucihn bocb en el final tragico suicidio.53 En cambio, btil examinar brevcmcntc a1 evolucidn de la estiuctura propiammte fiscal. Los fundadores de la repiblica legaron un rbgimen haccncla,p ro pi st a p rio relativamcnte equblibi su tiempo. fprofesor Jobct, cn obra citada, atestigaa con cierta exageracibn, que “el sistema financicro creado por Rengifo, haqado en impuestos dircctos la la finanzas pur medio clasc ducfia l o r t u n a . . pus0 arden giinns Trformas inici6 en 1843, se coi\serv( su sistema financicro, que co pequefias inodificaciories liasta la +ora la Guerra dcl Pacifico ’.
En otro estudio, tambiPn nombrado64, sc hace una interesan te comparaci6n entre la estructura s ingresos fiscales rlistintas clases impuestos: 1854 en 1897, sefialando
Come&o exterior . Kenta . . . . Propiedad capital ‘lnciirectos . . . .
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . .
1854
1897
66,l
97,O
10,F
21,G
r*Aunque conocido puede scr oportunn nproducir parte del discuna de Balniaccd: rnrivencibrr proclam6 candidaro, en defiriib su filosofia econcjmica Rubcrnarivn: “S a.cj,c,mplo Washington de la gran Repibtica del Norte preferimos conminiii la pioduccion nacional’ann ii se acabada como la extranjera; si perfccta el ?a&iicanrc construyrn utiles agricultor, el niinero sus miquinas de posible eon+ pale. si rnsancharnns fracenios i n i s vdriadn maesttanias rrucci6u-cliilena materia prima, clahoriim6s Lransformamos en substanclas u producci6n la comodidnd prlmnal; si ennnblrceruos el wabajo industrial j e t o s titi1t.a para la vida nritnenrnndo 10 mlarius en proporci6n a la ma intcligrnria aplicaciGn por la claw o b r c r a . si us rcntas R a s t o c dedira nivel Hsrndo comervando SU porcicjn e b riqueza prntrrci6n de industria nacional. oostenifnddla nlirnrnt6iidola en primeras pruehas: haccmus coiicurrir a1 +tad0 con su capitnl sur l r y e s econGrnicas, concuriimos todos. individnal colectivai~reir(c pxvducir fecnnda circular6 po orKduiyno indi!* ronrurnir 10 ue producinios una savia mayor grado de riqucza hirnrsrar no posexor la drpiihlirn trial de este bien suprrmo vestirnon po nowtras honrado, vivir pueblo trahajador mismos”. Estudiog. 6’Boletln Depto.
Coinentando este ,paralelo, que aunqu una visi6n dcl cuadro Liscal de 1854 menos rosado que la del autor antes citado, le permile compararse ventajosamentc con el de 18Y7, el informe agrega: en 1054 todavia prcvalccian muchos impuestos lieredados de 10s tiempos dc la colonia principios dc la Independencia, coin0 diczmos, alrahalas, etc.. quc gravaban tanto la rentas como a las transferencias ! bienes. Para si1 Ppocn, estos irnpuestos eran hastnnte onerosos eran resistidos lenazmente por 10s cantribuyenles. obstante ello, el sisterna tributatodm 10s gerrnencs para el desarrollo de rio de ese enlonccs contenia sistema eqnilihrado dc las distintas categorias de ingrcsos pdblicos fines dcl siglo pasado, en 1897, el sistcma impositivo chileno descansaba solo tip0 de impuestos: 10s dcrivados del cnmercio pricticamente en grado de inestabilidad de 1Mingresns pliblicos habfa alcanzado cxtcrior. m9s cxprcsi6n. Cualquirr vaivbn dc precios de exportacih dcsarriculaha el presupuato de la naci6n. Se habian colocado, de esta manera, 10s primcros elementos p a i n un dcsajuste secular entre 10 ingrcsos gastor pdblicos, con consiguientes electos inflacionarios”.
‘Respecto lla estructura de 10s gastos phblicos no se ha reali7ado todavia una investigacidn completa, la cual, entre otras la adesalvar maichos cscollos refercntes cosas, tendri cuatla clasificacih de 10 desembolsos. De todos modos, recordemos en primer lugar extraordinaaumento que ex crirnentaron gracias a1 aporte del salitre. De acuerdo la ci as sobre entradas fiscales recopiladas por Whitson Fetter, ellas pricticamente se duplicaron cada diez aiios, lo que indica en forma aproximada su tendencia. Alcan7aron millones en 1880, millones en 1890; 100 millones el 900; 20 millones en 1910 1920. Siguiendo cl estudio Evaristo Molina, “Bosquejo de la Hacienda P6blica ch‘ilena”, pocas fuentes sobre la matees una de ria, piidimos YeriGcar entre 10s aiios 1888 1897 ,la proporci6n dedicada “obras piblicas” estuvo, por general, por cncima del por ciento, llegando varios aiios a1 25 por ciento a6n mis. En general, 10s gastos totales fluct6an en mayor escala que 10 de obras p~iblicas,cosa que eleva la fparticipaci6n illtimos en 110s aiios de caida. contentarnos con dar esta referencia general, porque cifras del trabajo aludido di ficren bastante de las de Whitson Fetter, CUYO mCtodo en trenamiento m9s prolcsionales inclinan dark m;is crbdito. .4unque, como decimos, porci6n dedicada obras p~blicas es superior, por ejcmplo, asignada en cl quinquenio 1950-54 (un periodo, claro est& de contraccih en actividad invcrsora del estado) cuando ella alcanz6 en promedio a poco menos del por ciento, debe tenerse en menta que en ese en-
tonoes finanza pdblica no cargaba con 10s compromims dcrivados de la scguridxl social, que en el dltimo tiempo lian rcpresentado ccrca .de la tercera parte de1 gasto g l o h l . Est0 cs, carAc10 desembolsos se repartian exclusivamente entre 10s aer corricntsc .los de- obras p~blicas. El juicio contemporineo no fue de ninguna manera bcnCvolo respecto a1 tino con que se distribuyeron 10s acrecentado3 ingresos p6bKcos. El ex Ministro de Hacienda, Luis Aldunate, siguiente: escribib su “Estudios de Actualida,d”, en 3893,
.
Fisco cn Chile es iin grnn prhdigo, per0 un prddigo opulent0 no no dcsicrto con el profnndo cnnvencialcanza el nlirnto para predicar en miento de que todos 10 csfuerzos se hagan para obtener una rcduccidn tl 10s gasros piililicos serin esfuerzos tiernpo pcrdidos Desputs lS7J,, que duplicd cxactanicnk las rentas stado, 10s comprogiirrra p a w t a n sobie el ernrio piihlico en forma de sucldos, pcnsiones inisos favor, servicios de nuevas dcudas, etc.. ie liair elevado en nn de grncia por ciento, sin quc, por otra parte, la administracibn pliblica haya -. ganado en expedicibn eficacia ni mucho menos el pais cn clcrncritos iiclueza.”
..
Encina, con proverbial color, sentenciaba por parte, refiridndose una lacra que algunos ingenuos creen exclusiva tiempos recientes: la Grecia [le iiiiestr& dias, el reparto 10s c~iipleosphblicos “Corno ser, en la prfictica, ha llegadn no cn la tcoria, el nlimero real efectivo del prograxna 10s candidatos diputadbs senadorcs cl anlielo sincei-amente abrigado por 10 pattidarios.’”.
DetrAs debilitamiento de 10 soctores pro,la atrici6n r1ut vos conviene destacar n fen6meno e natura le bien sociolGpica que ha llamado la atencibn d e muchos invcstigadores. Es la dccadencia, por no decir desaparicibn, Animo pionero clue a e mo o sobresaliente fa situatidn del periodo inicial la cual ya nos referimos. “ U n a cnrncterlsticus md acentzcadns clzi1en.o generaciirn preta Encina en 1911, file esplrritu cedmte, empYesu. La empresa, el .cardeter in,iciativn, el espiritei general, han subernos ntrevemos menos.” decnido. nucstro juicio, ning6n episodio refleja connitidcz esa evoluci6n que abandon0 de la riqueza salitrera inwrsionistas extranjeros. ’Bste ca,pltulo de la liistoria econbmica chilena, cuya trasccndencia ocioso subrayar, tiene aristas fascinantes, recen haber recibido la atenci6n que merecen. TCngase op rit. W X u c r t r a Ioferioridad. .
sente, antes que narla, el nudo de la cuesti6n: empresarios trabajadores chilcnos desciibren contribuyen en medida decisiva explotacibn riqueza pampina; estados extranjeros, dueiios del tcrritorio, intentan desplatar eliminar la participacion chilena; nuestro pais, consciente de derechos airai g a d 0 s . y de lo que podia significar el salitre para una econoinia de eyportaci6n en descenso, va guerra, sea a1 sacxifiLio supremo; logra victoria inmediato toma medidas corto plaLo virtualmente liquidan el domini0 nacional 10s lrutos conyuistados. prirncra vista, no tiene pies ni ctibeLa! iE algo que, Por ello, aunquc la historia es conocida, vale pena repasarescrutar el scntido de es contradicci6n extraordinaria. La conquista de las proviilcias nortinas no cre6 problemas mayores para las salitreras ubicadas en 10 llamados “distritos tiel sur”. Antofagasta, Aguas Blancas Taltal, en que predominaban intereses chiknos. Las dificultades se siiscitaron resperto 10s pacimientos de Tarapach, que por largo tiempo, kasta cl atablocimiento de las declinaci6n del sistema Shanks grandes plantas ,de Maria Elena Pedro Valdivia, fueron el principal surtidero de la exportaci6n. En 10s distritos del norte, el gobierno pcruano hahia creado un nionopolio estaral, por medio la adquisicibn de plan(“oficinas”, como se llamaban) modernas “con capacidad para producir 16.000.000 de quintales de salitre”, que cancelaron con “bonos que tenian la garantia hipotecarra de la respertiva oficina con certificados salitrcros a1 portador”. Con la ocupacih militar de Tarapacg, soqtiene Encina, “en conformidad derecho internacional, Chile se hi70 de la salitreras del fisco .peruano sin obligacih de hacerse cargo del precio adeudado, qu e cont inu o siendo dcuda pcruana” La si tuacibn parecia tan Clara que mediados de 1879, “10s bonos cstaban por ciento cesaron de cotizarse’’56. Diirante un breve periodo, desdc fcbrcro octub’k de 1880, salitreras de la region trabajaron bajo control militar po cuenta del fisco chileno. La exportaciOii se realimba por medi de agentes extranjeros que Lobraban una comisibn del 2% por ci-ento se vendieron alrcdcdor de 1.X00.000 qq., significo un a entrada de m q d millones de pesos. Entretanto, el Gobierno liabia nombrado dos comisiones es peciales con el objeto que informaran sobre la solucibn definitiva qu e debia. dirsel e al problerna Ambas comisiones, scglin nuestro historiador nombrado, esncina, Historia
Chile.
po “dos 10 celle S e ne u i l: M a r c i a ! Gonxciiex
COUTilustres discifizilos Zorobnhel Rodriguez”. El in-
forme de $la mprimcra comisidn, que dlecisivo, esclarece perfectamente su puntos de doctrina, que serian aca-tad0s.a la tra por .el Gobierno. En primer lugar: pronuncid extem. “L comisibn se ensafih contra el monopolio: no s610 porhneamente contra 61, sino que tambi h se propuso asustar a1 gobierno. para obligarlo a ver en indnst.ria del salitre una actividad maldita, de la cual era necesario huir, para evitar nos corrompiera asesinara moralmente, como 1 Perd”. “Con perfectn unnnimidad -dice el informc-, la comisi6n pronunci6 por la nrgativa. esta rcsoluci6n nos parecih que dcbia toinarse no s610 en homcnajc a 10 principios que de tiempo atrhs han servido de base a nucstrzi legislaribn econhmica, sino cn obedecimiento dcl axioma de que 10s gobiernos son han sido siempre malos administradores, pero mis todavia como rcprobacih a1 sistema fiscal, quc ha imperado, desgraciadamenle, en aquel territorio dado a1 Peril tristcs frutos que todns conocemos. En lugar de este sistema peligoso absorbente, es de descar que Chile .acate mantenga la primcra dc la reglas de la bucna ecvnomia pilblica, condena toda intervencibn gnbernativa en 10 dominios especiales de la indu~trin”~~.
Esta directiva general,
tiene en u grandilocuencia dogdtica algo ‘de conmovcdora puerilidad de roraciones Quijote, estaba sustcntzda por otras razones valor su peri,or: “Pinto Santa Maria, sefiala Encina, querian hacer alarde de honradez pagando no dehido; creian que el gcsto de renunciar, sin que nadie sc lo exigiera, a las normas del derecho internacional, en obscquio de 10s acreednres dcl Perit, reperciitiria’ en .Europ Ambrica, mejorando la posici6n de Chile en la opinibn mundial cspccialmente en el concept0 de 10s gobiernos europeos. AdcmBs, no querian tenrr siquiera contact0 con el foco de corrupn de l o p e u an o d el
este hltimo respecto cabe recordar 10s temores cxpresados por el anciano ex Presidente Montt, su regreso de un viaje a1 extranjero, de que. Chile se “peruanizara” con la conquista del samlitre, aludiendo a 10s efectos corrosivos que sobre la ralidad organizacidn de Gobierno habia tenido el monopolio organizada por el pais yecino. Resultado estas Tctitudes fue el decreto de junio de 1881, la lctra lo ue sigue: que rezd Tarapacd comprados po “Los establecimientos salitreros de l territorio gohierno del Per6 por cuyo prerio Pste habfa expedido certificados de pago no cubicrtos, h devurltos provisoriamente sin perjuicio del derecho de tercerns, tres cuartas partes 10 que depositcn. por lo nirnos, 57-67aF.
Encina, Historia
Chile.
certificados emitidos or el valor cada salitrcra cnteren ademis en una tcsorcria fiscal en moneda una suma igiial a1 precio rle la otra cuarta parte, cantidad que sera dcvucltd a1 interesado cuando entrepc todos la respectisa salitrcra.” certificados emitidos pur el valor 10
consecuencias no se hicieron esperar. T,os bonos certilicados entregados por el Gobierno peruano en pago de las plantas, e habian perdi.do casi t o d o su valor, de repente coInenzaron a ser solicitados por “compra’ddores misteriosos ciento de valor nomihasta 20 pngabnn ellos nul, en soles deprecirzdos”. A1 consumarse la decisi6n del Gobierno chileno, 10s nucvos tenedores pasaron ser 10 dueiios la parte mlis valiosa la industria. Figura central en este drama tan absurdo como sospechoso John ‘ironias, realizd la a especulaci6n io ,transforrn6 en el “rey del salitre” con capitales chilenos, provistos por “otros~prestamistas el Banco de Valparaiso. Esta instituci6n chilenos facilitaron sus asociados North 6.000.000 para 10 I‘errocarriles de ‘ T a r a acaparar 10s certificados salitreros tpacL”s8 se extendid, El prnceso de desnacionalizacih fue rhpido cosa ciirinsa, iiasta punto de reducir parte de la industria que controlaban 10 chilenos antes del conflicto. Seg6n Encina, en IS%, “61 capital inglts-nortcamcricano representaba el 13 por cicnto de la indtrstria cl, pcruano-cliileno el por ciento: cl 20 por ciento restante pertenecia a extranjerns econ6micamcntc nacionalizados. El 10 de agosto de 1884, el capital peruano hab!a desaparecido; el chileno cstaba reducido a1 36 po ciento; cl inglts inontaha a1 84 por cicnto, el ita1 ciiropeo no nacionalimdo rliciemhre de 19&, el capital ing1i.s reprepo ciento. El sentaba el po r cierilo; el europeo o nacionalizado l. 30 por ciento, el chilcno el 15 por ciento.”
ex Ministro Rldunate, ue tuvo un papel importante en la decisicin gubcrnativa que paso la entrega del nitrato, reflexionaba melanc6licamente mris tarde,. en 1893: en fuerza de una combinaci6n circunstancias quc “Por desgracia, serid largo recordar, la industria salitrera se halla integra cxclusivamente explotada monupolizada por extranjeros. hay solo chilenn que a lerrocarriles de Tarapaci. en las suculentas empresas en totasu mayorfa, gleses, alemanes, espaiiolcs italianos son, lidad, 10 poscedorts de todas las oficinas dc claboraci6n de csta rica substancia. EgF. Encina, op. cit.
buques que conducen dcsdc nuestros puertos Ius cenlros coiisiimo la riqriezas inglbs todo el extrafia bandera. litoral son tndos rnmhnstihle se emplea para el movimicnto de la mftquinas. para que cl monopolio exhtico estas industrias cninpleto, son tanibit31 extranjeros todns In agentes intermediarios entre productores consusu manos qucdan fntcgamcntc tambih midores utilidades comercialcs dc industria. iina palahra, Chile time enclavado en su territorio ana especie de factorfa, de colonia industrial, de cxplotacih utilizacihn exterior, nos reconoce si un derecho seiiorial que lo paga en fnrma de impuesto, pero reservhiose el monopolio de su rica produccibn”5g.
La dccisi6n de 10 gru,pos dirigentes‘del pais de “vivir de
rentas” .de la industria en lugar de su cxplotaci6n, cost6 una sangria formidable de ingrcsos cn beneficio de quienes tomacargo la rcsponsabilidad ehdida. Encina calcula el i.xodo anud por concept0 de utilidades dos millones e -1ibra otras remuncraciones l capital en aiin, en el primer ‘decenio.de 1900. Parece una estimaci6n “ojo de buen varOn” y, sin duda, mezquina. Daniel Martner calculaba ventas totales hasta 19PO en 5.751 millones de pecuales habria quedado la mitad en so de 18 peniques, ,de el ipafs, en razOn de 10 tributos costos de produccidn. Carlos Vicnfia estimci ‘ingrcsos fiscalcs derivados del salitnp en 1879 1928 en 50 niillones :de libras; el costo la mano de 500 millones. millones s utilidades en m ohra en Quiz6s la apreciacih de Martner est4 cerca de la realidificil que ‘la tasa global de retorno sobre el vad a d , aunque la ventas haya mperado en promedio a1 po ciento. Nos i n d w e pensar asi el hecho de qu,e en 10s afios 20 de este sigh el .porccnta’e retorno en la industria norteamericana del cobre fluctua a entre el 20 el 25 por ciento. Comcula dustria salitrcra Jaboraba con un nivel capitalizaci6n t6cnica considerablemente mhs atrasado, 40s costos de producci6n representados por mano de obra otros desembolsos en monenacional dcbcn haber sido relativamente mis altos, lo cual significa que volvia 1 pais n porcentaje superior de valores de venta. ntrafi palabras, la impotencia de las “fuerzas vivas” de la sociedad de ese tiempo implic6 que por cada cien pesos producidos de nitrato s610 quedaron d’ispo sicih de entre 40 centavos. de colusi6n con raiz de a participacidn de Nort Harvey, el inspector fiscal de salitreras (quien parece haberle 10 prop6sitos del Gobiemo) informado con figuras de SOL.
Aldunate, “Estudios dc Actualidad”.
56
de la olitica chilena, qu e indudablemente deslas finanzas empefiaron el papel r e gcstoms primado opini6n de que la desnacionaliLacih nitrato se debi6 principalmentc las inaniobras conspirativas dc ese circulo.60 Evidenteinente corrupcihn jug4 un Ipapel, pero es muy clificil atribuirle la influcncia fundamental. nuestro parecer, gravitaron sobrc todo s fa cto m, que es f5cil discernir. En primer lugar estA el decisivo de la ausencia de individuos grupos nacionales intcrcsados en el desarrollo por su cuenta de la riqueza del nitrato. Parere obvio que si ellos hubieran cxistido hubieran sido lo sudicientemente podlerosos, 10s biernos no habrian podido tomar el camino descrito. La resistencia Iiabria sido invcncible, tanto cuanto que 10s candiempresarios podian mover fibras patridticas con el dates argument0 meridian0 que se hahfa lihrado una guerra precisamente para asentar la suprcmacia chikna en’ pampa. Per0 no testimonio de h movimiento agitaci6n de esa naturaleza. Por contrario, el patriarca conservador Abd6n Cifuentes dio noticia cn 1880, un gesti6n sugestiva del entonces ya anciano descubridor pionero del salitrc, Jose Sanmalogrado ciudadano don JosC Santo4 Ossa, descubridor de las salitrc. le dijo: “el pais rils I\ntoEagdsta, accrc6 a1 gobierno en rrisis; snlvarlo; hay riquwas inrnensas escondidas: mande el gobierno un medin a explotar esas riquczas por su cuenta. me encnentro V W J O enfcrmo a trahjdr pur cucnta csos tesoros; higalo el gobierno salve la s i t u a c i h del pais”. Kcspondi6 Lastarria, ministro del Interior: “Cree el gobierno que cl 10s negocios fiscales 10s industriales, haren sin0 Pstado es el peur Pierisa, el contrario, que entrecorromper la adininistrarihn plihlica . y a ~ i d sn ~ ~ riquczas a la iniciativa de 10s particdarcs, la induslria libre, vcndiln m5s efe rtiva ment e a rendir un bcncficio pitblico general, camhiando situacih econdmica del pais”“.
claramente pcrfecta cuenta de
e el gran ,pioiwro de la otra daba no tenia sucesores capaces de reeditar h a z a f p s y 5610 abrigaba la esperanza de que autoridad fuerza superior, el Estado, pudiera sobrellevar al responsabilidad. Pero esa petici6n tenia que estrellarse con otro factor a ue aludiamos, costra esquemas alikrales, fons610 respondian a la incapacidad realizadora de una sedicente “burguesia” divorciada vitalmente de la creaci6n econbmica. Ramirez e*F. En&,
ick
“La guerra civil
Hlstnna de Chile
57
1891”.
I,a decadeiicia de cspiritu de empresa no se manificsta so
lamente en gran oportunildad rpevdrda con salitrc. AEect6 en verdad todas actividsdes. Respccto a1 comercio, por ejemplo, anota Encina “En inenos de cincuenta aAos el comerciante extranjcro ahogh nuestra cientei inicialiva comercial c n el exterior; dcntro de la propia casa nos elimin6 de trifico intcrnacional nos reemplazh, en parte, en el comercio a1 dctalle”*.
la agricultura prima igual modorra: “Casi todos 10s progresos realizados por agricultura entre 1870 gucrra del Pacifico, dicc nuestro historiador, rlebieron a la influencia directn de la industria ininera. magnates de la mincrfa, lo mirino quc a mediados de siglo, rompraban a el c cn tr o po formar, las rcgaban espfritu progresista cmprendedor que el dcl antigiio adquirir maquinarias modcrnas hacentlado, 10s movia a implantar nuccultivos. En trr ta nt o, el a~gricultor tradicional s61o estaba cohibido falta de iniciativa sino d e l c a p i t a P . mineria” 10s “magnates de por
cran pocos fueron disminuyendo ai mris con tiempo industria cl cuadro yermo. “Hacia 1890, Ins i n d u s t r i a dica Encina, la casi totalidad ulguna imaxistiu el puis seguiu en podar .d 10s e x t m n [Jortanciu d e s c c n d i m t e s inmediatos.”tJ.’
leros
La depreciaci6n pertinaz sign0 monetar,io, a despecho tlc la expansi6n dcl intercambio exterior, constituyc otra de caracteristicas primordiales del periodo que estamos examinando. Entre 1870 1925, el peso file desvalorizindose-en la siguienforma: 1870 1880 1890
1900
peniques
I910
30
1920
24
1925
16
peniqlies 12 1.
En el cs:pitulo siguiente, intentar un balance general del tlcsarrollo o ,del perfodo, analizaremos el fen6meno d la inflaci6n en conjunto con otras tendencias hechos matriun repaso ces. Por el momento, entonces, nos remitiremos circunscrito #de .vicisitudes rkgimen monetario entre gran crisis. momento en que sc adeclarb inconvertibilidad Chile sali6 de la guerra del Pacilico fortalecido enriquecido. ”P.
MF
Nu,cstra InfPrioridad. op. rit. F. E n c i n a , IIirtorin de Chile. Encina, Nuestrn Inierioridad. op cit. Encina,
En casi todos 10s circulos se daha rd o que, a1 igual habia ocurrido en cl fugaz conflicto con Espaiia, se volvcria rhpidamente convcrtibilidad. todas las memorias Ministei id es Hacienda, recuerda Whitson rctter, 1886, se mcnciona el retorno rPgimen Inethlico. Sin embartodas estas protestas nada concreto se resurlve hnstn 1887. go, a pesar hlientras tanto, la oportunidad de efectuar la cunvcrsidn, cuando peso papel estaha casi la par con peso de plata en que la condiciones linancieras eran prhperaq, hnbia pasado”“.
Un aspecto curioso este lapso es papel “el total moncda circulacirin f i l e o-menos constante, PO lo c i i n l cnnIn baja pu ed e atribuirse cambio aumento tidnd circulante”. explicacih sin duda residle en una situai%n ya sefialada: precios de las exportariones. “Entre la tcndericia a la haja 1882 1886, cl salitre se desvalorizb en ciento el Ministro de Hacienda, en sii memo40 lpor ciento”. bre cn dc 1885, anotaba que “el cobre, el trigo desla plata, rcndido cn su valor hasta un extremo desconocido 10s illti[nos cincuenta afios”G6. Aparcntcmente pudieron ante estc evcnto presi6n de exportadores, que encontraban en la baja del cambio un alivio para comrrcio, el apetito po - im ortar, el mayor ingrcso que de todos modos se produjo en balanza comercial con ventap salitres. En el juego estas fuerzas contradictorias el balance determin6 una depreciaci6n peso.
38
En 1887, junto con expresarse una ligera reacci6n en el nirel precios de intercambio externos, se plantea un programa de conversibn, que mismo que el se emaya con pasajcro Pxito en 1895, padecia de una ue7a tCcnica que clebia wmarse a 10s otros obstjculos levanta contra el. efecto, cn vez perxg uir el establecimiento e un a paridad qu correspondiera a1 tipo de cambio vigente para el palpel moneda, se trat6 de revalorizar la moneda $asta n nivel superior. la ley paeparatmia RcfiriCndose la conversi6n de 1887, dice TYhitson Fetter que: “E prinripio fundamental del proyecto era mediante la contraccidn del circulante, por 10s retirns aniinles de papel moneda, deberia prodnrirse un aumcnio del valor dcl peso, hasta llegar la par con el pcso de plata, co el cual Iegalmentr podia redirninc. Contemplaba la aplicaci6n de cuantitativa, seg6n la cual, reduce la cantidad de circulante, auhitson Fetter, op cit.
Whitson
op.
rit.
mcnta sii valor adquisitivo. Pur entnnres, el valor dcl peso de papel et d. de alrededor dc 22 ., e1 del peso de plata de nproximadamente que significaba una diferencia dc nihs de 50 r ~ i e n t o ” ~ ’ .
su obra, aludiendo :la situation de 1895, economista norteamericano agrega que:
MAS adelante
“Para un estudiante modern0 dc 10s prohlernas aonetarios, pareceri snrpendente qne no se propnerto ahordar la situaciln real existente, desvalorizando cl peso 16 d. Per0 ni ’los opnsitores 10s partidarios 18 la conversi6n consideraron csta salida; In opositores querian que abandonara toda conversibn. sns partidarios pretcndiari que Csta se realizara siemprc a 21 d., Bun cuando cambio sc cotizaba menos de ’2 4 d.”08.
Como se ve, 10 planes aprobadm el segundo puesto en p.rdctica, implicaban un grado sever0 de deflacih, lo cual, concitado con curva bajista de precios de exportacidn, habria sometido sistema econ6mico a una compresih considerable, Insistiremos (y tendremos oportunidad de desarrollar el punto ro posterioridad) que csa deficiencia tCcnica a la a ni rier tamente la principal causa del fracaso de 10s csfuerzos, per0 trat6, sin duda, de un clement0 de significacibn en el problema. Conviene tenerlo en cuenta para caer en una versi6n demasiado limitada de la oposicibn a1 restablecimiento del pa drbn rnetilico. La guerra civil de 1891, paraliL6 todo el avance hacia la reforinvolucr6, por el rontrario, un incremento considerable emisiones. En un afio el circulante aumentb alrcdedor de por ciento. ‘l‘anto po r este hecho como po las circunstanc i a 5 propias de una qnerella tan enconada, cambio se deprecici velocidad: entre enero abril de 1891, baj6 de 21 d6lares per0 ya a fines septiembre, despuks cl consumada victoria de la oposicibn, recobr6 su nivel primitivo, lo cual rece un mentis para cualquiera relaci6n mechica cntre la cantidad moneda cambio. juicio de Whitson F e t el tipo trr, esta recuperacibn firmeza transitoria del valor extern0 del pcso se de bib a1 “espiritu? e confianza e acompaii6 a1 establecimiento de la {pais la creencia de que las emisiones de Balmarcda serian retiratlas”, amen que parece haber habido una fuerte tendencia a1 atcsoramiento durante el conllicto, lo que impidi6 que el aumento del circulante se tradujera en demanda efcctiva de bienes. Por otra parte, influyb tambien el hecho dc que el mercado 10s inversionistas ingleses miraron con franca simpatia la causa el triunfo de 10 contrarios Whitson
Whltson,
60
.,
op. op. cit.
presidente mdrtir, que habia enarbolado, algo rethricamente, ,l bandera dte nacionalizaci6n del salitre. Despuks de la guerra civil hub0 una Cuerte corrientc opini6n favorable a la conversidn, que logr6 hacer prosperar ideas en 1895, pero que s610 matntuvo en pie el regimen nietjlico durante tres afios, hasta 1898. La primera debilidad de este ensayo residi6 en el aspect0 “La prctcnsidn
c convertir a un tipo de camhio or0 demasiado elevado’w.
Por otra parte, se prodyjo una breve per0 estrat6gica coyuntura impropicia en’ el comercio exterior, e robustecic‘ ,la posici6n de 10 “papeleros”. nivcl gcncral dc 10s precios en el mercado miindial, que hahia mostrado 11na tendenria a la baja desde 1873, sc acclcrd en 18Y4, 9 6 . . Agrav6 la mala rorecha de 1891 fue seguida por esta situaci6n el hecho de pcores en 1897”’O. afiov 1895
1,a presibn por importar, en cambio, se habia acentdado. Hu-
bo, anota Whitson Fetter, una
“Tiemenda ola de importacioncs Estq volumen lie mercaderias extranjeras no estaba compursto por m a ~ i i i n a i ~ a si por articulos similarcs naturalcza productiva, sino que principalmenqe de artirulos alimmtirios refilicores, diogas especificos mcdicinalcs, tejidos de lana muy nadns, vinos principalmente de tejidos de algodhn era el reflejo del alto standard de vida de las clascs pudicntes’-.
irhico que esta conjunci6n de elementos, agitados em ipeiiiosarneri e intereses devaluacionistas, consigui6 quidar nudto el regimen metrilico precisamente cuando se abria el period0 de mayor expansidn de intercambio, que no ib terrumpirse, salvo ocasionales traspies, hasta la gran crisis. si no llegaron a cumplirse las esperanzas del diputado Juan conentrada Tocornal, que habia sentenciado quc rimidn In
la conclusidn carnaval y - l a llegada abandonar las mciscaras cascabeles uida arrcglada ayunottT2.
cunresma. d ed ic ar se a
SiguiO, en cambio, la fardndula del pap1 moneda, las emisione pesar de catadura conservadora la inflacibn, 10s mF. W‘llitson op. cit. ‘OF. Whitson F., .tit. 71F. !Vhitson cit. ~ l i i t s u n F::
61
gqbiernos ,del auge del comercio exterlor. La convivencia estas circunstancias ha resultado rompecabezas para muchos obscrvadorcs extranjeros. Whitson Fetter, cavi’lando e el deccnio coiiiienzos ‘de sigl0, escribib: “Los diez afios siguientes la experiencia monetaria son un caso finico i1 historia monetaria mundial, pues se caracterizaron por las continua3 cmisiones de papcl moncda en un period0 de plena prosperidad econbmica, de externn, de hadenda ptihlica saneada con un Presidente interna un Congreso consenradores, condiciones todas que, dcntro de 10s c;’moncc accptados. deblan haber iilspirarlo politica inonetaria diametralmente opuesta.”
popularidad de la polftica de “dinero abundante ‘ba. rat,o”, propugnada .ardorosamente mpor 10s “#papeleros”, sosiirsne viento en ( p o p hasta finales #dela decada comenhda P(:Io despuks comienza el eclipse. Paulatinamente la o ini6n pGblic inclinando en su contra, irnpulsada en gran medida se el afloramiento e tensiones sociales a las ‘que nos referiremos a,delante. Sin embargo, llegaron a materializarse las rias iniciativas destinadas restablecer rCgimcn, metAlico. “Con posterioridad a excesos de 1904 1907 -escribi6 Whitson Fetter-, el pals dcspertd en 1908+corrun cnmbio desastroso se hito la promesa formal emirir un solo peso de papel moneda. Aun las phimas volver condiciones de 10s negocios en 1911 y’1912 no lo hicieron cambiar actitud. solo opositor a1 patrhn oro, aunque dehe 1314 casi lrabin 1913 lraher hahido muchas personas que se habrian regocijado grandcrnente si cI cambio hubiera seguido bajando.”
Prueba de esta mayor moderaci6n en politica monetaria er la tasa de baja del cambio se moderb sensiblemente pig. 58). gu‘erra mundial “impidi6 toda posibilidad de volver a1 patr6n de oro”. El auge fue‘ extraordinario. El incremento en volumen, sobre todo en precios, de la exportaciones, la restricci6n obligada de compras en el exterior, debido dificultades del intercambio con Europa, crearon una situacibn por completo diferente, que tiene mucha scmejanza con la produjo 25 aiios mds tarde r a f z del segundo conflict0 mundial. En tanto exportaciones subieron de unos 327 millones de 18 d. millones entre 1915 1918, la importaciones bajaron de millones en 1914 unos 153 millones en 1915, para recuperarse despuks, 1 incrementarse 10s envios d EE. UU., desde entonces pass dominar en el mercado chilcno. Esto elev0 el cambio de unos medio peniques 1914 mfis de 17 er 62
junio de 1918, po lo cual “muchas personas temieron que el cambio subier sobre 18 buscaron 10s medios de evitarlo”73. Pero la situaci6n tan aiispiciosa se eslumG vertiginosamente 1318 la tasa de cambio con la llegacla de la pa7. Fn diciembre volvi6 su nivel de 1914, esto es, de unos 10 d. Los primeros arios de postguerra signifiraron un reactivamicnto de 0s motores inflacionarios. Debi6 irse en ayuda de la la demanda beliindustria salitrera, afectada por tdrinino Cd por irrupci6n del competidor sintbtico desarrollado en Alemania. La cstructura tributaria, por completo dependiente del nitrato, se resquebraj6, obligando a emitir para saldar rucntas fiscalles. Las entradas derivadas del salitre bajaron de unos 11 millones en 1918 poco msis millones en aiios
1921
1922.
1) La convulsibn politico-social de &os afias es el antecedentc direct0 dc la reforma que pone en prictica con la asistencia dc la Misi6n Kemerer cl aguijbn espadas wblevadas en 1925.
“1.a neresidad de dar algl‘ln paso en materia, escribid Whitson Fetter, sc hizo mBs urgcnte po el desasosiego social que se manifestdm en el pafs:
Iruelgas eran frccucntes nando t ~ r r e n o ” ~ ~ . la
el movimienio de 10s trabajadores estaha gn-
La conversi6n 5e verilic6 segdn iina ,paridad de d. ~rcspondia a1 tip0 d e cambio del momento, evitrindosc a f el cIxor de perseguir una revalorizacibn, que ayud6 frustrar tentos anreriores. El nuevo interregno rbgimen de patr 6n de or0 s6lo resistib hasla la “debacle” de 1951. Indiidablemente contribuyi) agracl-impacto de depresi6n exterior, ya que agreg6 10s efecto la asfixia monetaria interna, con cbnsiguiente presi6n las m9s dcsyinculasobre todas actividadeq econOmicas, ai de intercambio. man dat ari o de e e tiempo, qu e quc db co idra de que habia caiclo “defendiendo la moneda”, no oportunidad, seguramente, de leer el epitafio que coloc0 ‘WhitFetter en edici6n chilcna su libro: postcrioridad a 1931 “Para Chile, el niantenimiento del patr6n de om habiia sido probablementc imposible cllo hubiera sucedido, habria de 10s ncgocios del pais h i d o conzigo In bancarrota de un n
de 1931, fue, no cabe discusi6n, el Gnico salto a1 papel moncda la inflaciGn plenamente jmtificado. Por cierto que mF. Whtson 7.F.
~Vhitson
op
cit.
10s medios que se este juicio no se extiende la politica pusieron en pr5ctica para compensar el d,esfondamiento de la economia de exportacibn. “Cuando comenzamos la vida pirblirn wciliimos de nuestros arilecesores un pais florecienti, fctiz de
honmdn,
primera
a repirblicas hispanoamcricanas; entrrgnmns
nuestros
hijos, amarga
decirlo, una patria en drendpncia, pobre
desacrditada. IWR,
discuno en el Senado (Citado por Ricardo Donoso),
42) La contrapartida reflejo social psicol6gico d’e la rcalida variada contradictoria del desenvolvimiento econhmico
del pertodo revisado es en general, sombrio. cuadro en predominan 10s colores oscuros, tensiones el pesimismo. La euforia de la primera fase; el desencanto de segunda, dejan una visibn aerrotista esa atm6sfera de “crisis pennanente” que no nos ha dejado mis. Encina nos lo describe asi: “Se extendid ripidamcnte cn la colectividad una postracidn, malatar confuso geneIaliradn, cuyas lineas salientes so el dcscontentn, faltn porvenir, la pkrdida dc 10s h~ibitus tradicinnes gobierno le en 10s administracih especie de desequilihrio entre las necesidadcs 1nediu5 d e ~ a t i s h c e r l a s ” ~ ~ .
primer asrecto que conviene destacar en este panorama es esth aparicicin de la “cuestidn social”, tkrmino problema en la primera plana de inquietudes colectivas de la primera mitad de siglo en el fondo sefiala el dapertar de la conciencia dc repudio de masas populares un cstado de cosas que, adcmds de gravoso, resultaba incompatible co 10s ideales de justicia que se habian diseminado. Para el doctor Orrego Luco, uno dc 10s pioneros en investigaciones m&dico-sociales, la mentada “Cuesti6n” “habia herho su aparicidn antes la guerrg de Pacifica falta previsi6n. “Hasta aqul nos llev6 la imprevisinn, el salario bajo, la falta industrids ~~ac~onalrs escribia--, la miseri la ociobidad de arrabal, alli niievo nos veremos arrastrados no conseguimor extirpar a3 calamida-
des ~con6micas‘~~.
depreciacih monetaria “Ricardo
su secuela, el
mHistoria de Chile. I)onnno, “Aleswndrr asitador
demoledor”.
precios, fue-
ron el caldo de cultivo mris apropiado para activar la resistencia popular. “L.a alarma plihlira rlesperlacla por la prcscntc baja en el valor de la moneda -scfialaba un maniliesto t i m e sii c a u s a m i i y profunda cn cl aiiinento de cos10 la vida. quc afecta a 10s hogares chilmoz, en el @igro a que e vida de espiiestns In ahnrros que forrrian la rcscrva milcs de farnilias cn la misera situacih de 10s srl-vidores de Eslado desnparecer cada dia cl podcr dc su sueldos jornales”7T. obreios, qiie
la consideracih del Presidente Otro petitorio, ellevadd l a R e p ~ b l i c apa 10 trabajadores Valparaiso, incluia las siguientes frases: “‘se no predica el a ~ i o r r u .Scfior, y, a1 mismo tiempo, se no encarere la penosa. ,ni5s d u r a vida se nos hace ksta cada si ahorramos, SeAor, la Cajas qu si I!evarrios niicstras pobrcs econornias establecido cl deprcciacion d e la ,n io ned a merman niiestrn Eslado para ellas, con ahorros dentro de esas mismas m j n s k a l e s , lo quc nosotros economirairios peiiosainente, nos lo dcstruye el mismo Estado pCsinio rtgiinen ninn etario”’“.
I i d e r radical Mac Iver tocaba el m i s m o ,problcrna con estafi palahras: excitacidn de las c l a m trahajadoras, “Este estarlo e‘ profunda agitaci6n vidn, que piiedc esta carcstia intoleral>lc indifcrcnte para 10s ticricri negocios cn Rolsa, ;no piensan, is hnnnrallles colegas, qiie ptieden liut.!gas futuras co todas su consecuencias? tran- en-,ueltos meditar sobre CSto. IIap qiie m e d i t a r ll nueslras fdcultadcs. 2’Icncrnos nosn t r m el r!ererlio para amaraar la esistencia nuestros ciiidarlanos para de SII n1esa?”f9. arrcbatarles. el
Los temores de hlac Iver no podian ser n i i s justificados. La inasacre obreros en la Escuela Santa Maria de Iquique; el asalto asesinato de trabajadores en el local #de. la FOCH en sangrienta huelga Puiitd h e n a s ; 10 ubreros portuarios de la Sudamericana de Valparaiso, son apenas algunos hitos de la intranquilidad social que desembocar en el “Afio ZO”, el “Chile nuevo” “republica socialista”. El revestimiento politico, como es natural, no podia ser muy dilercnte. Para evitarnos mayores comentarios hcmos scleccionado algunos restimonios aparecen en la obra d c Ricardo Doapasionante noso sobre Alessandri (documentada muchos respectos, pero disminuida !For rencor ,deforma la perspectiva hist6rica ,del autor) El~loshablan por solos visih Ins circunstancias que, como se podrii aprcciar, tlec7F. W h i t w n ?‘F. Ivhitson ‘OF. M’lii~oo
op. ci!. op.
.up.
miiestra que considera1)le constancia en nuestros males ,nroblemas. Diputado Maximiliano Ihfifiez, destacada figura politic3 1900).
noto con scntirniento una dccadencia en todo el pals, no s610 en matcrias electorales sino tamhibn en nmteria pnlitica arltninistratisa. cada momento vemos producirse dentro’ da la administracibn actos de verdadera inrrtoralidad r!ecndencia inoral, Estanios sufrienrlo 1 3 sintoinas d un social.” politira
..
El mismo, en 1901: “Con la m a n o pnesta solire el corazrjn con la sinceridad de hombres honrados, tenemos que reconocer el maleamiento de nuestras instituciones, la desorganizaci6n de 10s scrvicios piiblicoy, cl dcspilfarro dc 10s fondus nacionalcs la desmoralirari6n general qn nos invarlen.”
mismo, e.n 1906, refiriendose chimbas Salitreras”:
10
negocios con
“ca-
camino quc vamos, con esta dcsmoralizaci6n que cunde qu e no lleva a.no hncer diferencia entre el hombre qu obrn Iionradamente el qne u s u r p lo ajeno; cuando 10s que lucran con la fortuna Estado se pasean con la fxcntc en alto, cn forma que no usan hombres honrados tmhajo; cnanrlo no es pecarlo tomai-le a1 Fisco el clinero qu le pertenere; cuando est0 se hace cosa corriente normal; cuando no se sedala con el dedo 10s qiic usurpan la riqueza piiblica. cs fdcil pcnsar que s61o 10s bienes la nacihii sino tambibn nwstras institnrionm, niirstra prnpia organizaci6n. corren pcligro.”
cliputado conservador E-cheiiique,
1905:
concesiories de tierras Iiechas con pretext0 de colonizacibn grandes extensions no son aina regalos simulados territririo nacinnal, hcchos contra todas las Icycs, con tra todas las buenas, prgcticas adm inis trativas, contra todns lerciones experiencia con refinado arte procedimientos, que ha Ilegado formar una industria nueva en el arte colode apropiarsc dc 10 tcrrenos fiscalcs por mcdio tlc conccsioncs ni7aci6n .”
d i p u t a d o A l l r e d o Irarrizabal, rcfiridndosc cioncs !politicas:
combina-
sindicatos ocasionales transitorios duran micntras dura el acuer10s partidos en orden cntrc 10 presidentcs repartirse enfrc las gollerias qne contirne el presupueato de nari6n; intpndcnrias, gnhrrnacioncs, legacioncs”. I‘
Jefe conservador Jose hliguel Echefiique: En C h i l e se ha ahierto un juicio de opini6n sohre el origen de este desgobicrno quc arrastrado a1 pais la disminuci6n dcl valor dc neda, los emprhtitos poco jnstifirados. presnpuestns euorhitantm El mal ha ido generdndosc poco a poco, merced a1 sileacio partidos, la cobardla dc Iriuchos clebililarnierito de .]os carxcteres.”
C a p i t u l o
LOS A N T E C E D E N T L S
FRUS‘TKACION
Si se da una mirada de conjunto a1 desarrollo econbmico chileno en cl siglo que ha cubierto la exposicicin anterior, dificilmentc dcjari de resaltar como faceta sobresalientc su cardrter contraclictorio. se trata, por cierto, la presencia de altibajos; de caMas recuperaciones; de la gama mati~ada mcesos felices e in fortunados. Estos contrastcs son inseparables de la vida. algo mAs prnfundo significati-vo. Si pudidramos reducir todos 10s aspectos pertinentes una agrupacibn de curvas estadisticas, seria simple-resumir el sentido de lo dicho. Porque en siis de distinguir una tendencia 1iomogCnea las guia inovimientos fluctuaciones, veriamos una disociacih chocante sus sentidos. For una parte apreciariamos la incIinaci6n notoriamente favorable ascendente algunas curvas que nepresentan otras tantas variables primordiales que despuCs recibir el impulso vigoroso de la independencia no inte rrumpen conquistas. del comercio exterior de sistcma democrfitico, por ejemplo. Respcto la primera calx abundar despues de lo que escrito. Sobre segunda, que probablemente suscitari aqlgureservas, conviene esclarecer su naturaleza relativa. Porqu6 se trata de subscribir las visiones idealistas respecto a nucstra evoluci6n rpolitica ni menos postular que ella condujo a1 paiq un estadio perfecto siquiera maduro. Per0 lo que puede sostenerse sin remores es quc, con todas su limitaciones, el sis. tcrna se fue ampliando a travda del tiempo, lo yue implicb euen. Galmente el co mpartimie nto del poder ent re la vieja clase doella, minante otros grupos, a iiicnutlo afluentes satblltes Ipero eso dejaron de configurar una base social ancha. La consolidacibn influencia de 10s partidos dc la “clase media”, radicales demfmatas, en especial, es prueba de ello, aunque su gmvitacibn a menudo fuera de orden mlis bien negativo de resistencia quc de dirigentes de 10s acontecimientos. Junto misma base de igual esas curvas, partiendo de impulso, per0 tomando un sentido manifiestamentecopuesto proyectarian otras: las del cwcimiento proporciones de sectnres productivos bhicos; la del equilibrio financiero; de las relaciones socialcs ,politicas; las del espiritu realizador optimism0 respecto a1 curso fdestino de la patria.
4.1) Del balance de estos elementos contradictorios parece tlesprenderse una conclusi6n: el desenvolvimiento del pais, i n i ciado con tan buenos aiispicios, se frustr0 las filtimas (:xpresiones, dominando las primeras, ckmucstran. Porquc a1 cabo, 'teniendo indiidable trasrentlencia aspcctus conlo el crecimiento del comercio exterior avance las fornias democriticas, mds lo poseen 410s otros aspectos, que son la cartic hueso, raz6n de ,ser substancial, en el dmarrollo de sociedad. Pero esta alirmaci6n deja inticto en )pile el 'problems, (1 dcscntrafiar el ,"por que" 'de esa contradicci6n de ese dcsenlacc. Nuestro andlisis este respecto pondri el enfasis los fen6menos econ6micos, per0 lo rebalsari en algunas oportunidades. De ninguna manera creemm que sea suficiente, pero csperamus que, por lo menos, ayude. iluminar una parte rlril cuarlro total, la parte quizis mhs descuidada, porque bien investigaciones sc sabc qujc un defect0 demasiado c o m b el histtiricas ha sido- su indilerencia por el h,echo econ6mico anPlisis dcl mismo con herramientas excesivamente rudimentarias. 4.5) Para dcsarrollar el examen vamos seguir una.meto8ologia algo . s fijar, en primer termino, .una especile patrOn arquietipo del desenvolvimiento en. paises capitalistas, para contrastar1.o con la .experiencia chilena verificar qud aspectos se separ6 de el despues cuiles'fueron 10s mi c18m~cntosue 'probablemente .determinaron ese alejamiento. En general, naoiones que experimentarnayoria dsc cambio de estructuras qu las cxtrajo de la inlancia predo ca,pitalista, inici6 su transformacijm con el impacto ,la demanda ,externa sohre sus fucntes primarias de produccih. De provinieron el incentivo la prwi,ones que rompieron el arrna76n tratlicional, dificilmenle podia crecer mod,iLicarse en marco su rea'Iidad aislada. El intercambio c,on el exterior crc6 recompensas meclios para ,desenvolvrrse. La produccibn acrccentada se cnvia a servicios 10s miercados for;incos pennitc adquirir bienes paulatinamcntc tornan codiciados necesarios. Co el en airenso se acurnulan los rccursos susceptibles o co demenm5s. E1 rontacto con cconomias mis desarrolladas tos hiimanos institucionales mlis revolucionados, unirlo a1 factor anterinr, allre paso 'la introducci6n de tdcnicas ~ndtodosmris prodnctivns, diseminarse generan nuevas mutacioncs. vuclros carchiales deriva del hecho 'd
que el sector primalio se exparidc motlerni7a van queclando pecursos humanos materiales disporliblcs para otros usos. eiemplo mds claro este respecto puidc vcrsc en consecuencias de la maquinizaci6n para explotacihn agicola de paises cerenleros. La mano de obra libcrarla eqe concepto, unicl 110s reciirsos productivos que pueden adquirirse gracias a1 intercambio exterior, constituyen un potencia1 que la inventiva de 10s empresarios es capaz de aprovechar para fines distintos. De este modo, necesaria naturalmcnte, expansihn inicial de producci6n primaria puede dar origcn diversifica_cihn, est0 es, a1 desenvolvimiento die las otras artivitlades econbmicas. Esta sucesiOri tlr arontecimientos quizds estaba implicita escuela liberal, 110 escrita tcoria sobre el desarrollo de ~ u p o n i a , dcm;it, proel capital por ende la tecnica durlividad) dcbian rrpartirse proporcionadamente traves del Inundo, buscando combinaciones bptimas, que seguramente rstarian donde ahlintlaran mds 10s otros factores productivos, mano de obra. este context0 el groceso de insobrc todo dustrisli7acitin aparcria como fenbmeno legitim0 hasta evitablc, qu’c requcria politicas deliberadas ni arbitrios bcrnamentalm porque tlesprenderia del juego espontineo de fucrms ccontimicas De est5 anotar que este esquema no ha pasado de ser nhstracci6n vacia de nealidad para gran parte dtel mundo subtlcsarrollado, aunque correspondi6 aproxiinadamentc rirs en n n naciones especialinentc algunas nor-europeas ex colonias britinicas, ‘incluido UU., aunevoluci6n, aim en estas expresiones, requiri6 politica activa, bien distante de la neutra paeconizada por 10s tcOricos (131 “laissez-faire”. Dicho sea de paso, puede trazarsc un paralelo miiy estrecho entre 10s desplazamientos aproximados de la ruta ecnn6mica rlescrita proceso democr8tico. Este ha ido habitiialmente ahondindose peililj~close“,pari passu” con la decantaci6n crecimiento de 10s estratos socialcs p r o h i j a d o s por desarrollo tliversilicaci6n de las luerLas productivas. La revolucihn tecnol6gica en sector agropecuario, acompafiada por l camhio e triictura ode la propiedad, ha sido un elemento dccisivo para formacihn de la burguesi “clase media” campesina, lo mismo la expansi6n industrial conqtituido la base de la organi7acibn obrera. Estos grupos, aglutinados politicamente en partidos agrarios de tendencias socialistas, romparten disputan posiciones con la las fucrms represrntan mhs autkntica-
mente a1 sector empresario urbano. Con distintas variaiitcs &a es la “composici6n del poder” en la mayoria de las nacionea capitalistas avanzadas es meridiana la correspondencia entre 10s do planos seiialados. La democracia, p , se halla ascntada sobre pilares s6lidos, cuya fortaleza relativa depende ta to & 10 clementos objetivos arraigados en la estructura econ6mica indiC O M O de 10s subjetivos dependientes de la acci6n social ~ i d u a lrente 10s primeros. la inversa, alli donde el desenvolvimiento ccon6mico or sido ddbil insuficiente, el andamiaje politico -social gnnizacibn Ldemocritica tienen abrumadoras posibilidades de padecer de serias fallas. atraso en sectorcsgrimarios -puede ser causa ir de la mano co la supervivencia el influjo e intereses vetustos retrbgrados; no hay una “maduracih” de 10s grupos meidios una clase obrera ,disgregada incipiente pesa efectivamente en el necesario equilibria de fuerzas. En circunstancias la existencia de formas dcmocriticas, aunque significativa valiosa, sobre todo las oportunidades superaci6n que abre, tiene mucho de fachada con escaso fond0 edificio con cimientoi precarios. T l c e haber situacibn de nuestro arreglo ‘institucional politico en el period0 que revistamos. Aludimos antes a1 problema. Chile, evidentemente, como lo clijimos, no figura entre 10s paises donde el csqnema liberal l k g b sus anticipadas consecuencias, a pesar de que aqui, aparte de 10s elementos positivos antes sefialados, dieron otros que conformaban estrictamente con 10s rcquisitos tehicos, como ser la plena likrtad econbmica la estabilidad polftica institucional. En ,primer flugar ha quedado por b de manifiesto en la Ag nas anteriores q e el idesenvolvimiento de 10s sectores primarios suscitados por la demanda exterior no herivb en un incremento de ,productividad que les permitiera mantener su pysicibn en la competencia internacional. progresos tecnologicos simplemente no fuei-on asimilados medida que 6e agotaron 10s recursos m5s f5ciles mAs ricos se incorporade eficiencia, fuentes de exportacibn nacionahabfan elevado perdieron si15 mercados parcial totalmente. En e a materia, como e ve claramentc en el cas0 salitre, es indispensable tener en cuenta que las cxigencias de tecnologia de la bpoca, inversa de lo -que puede ocurrir ho en algunas explotaciones industrias, relativamente modesta 7’ por ende no demasiado costosa. debi6 hacer se pudo 70
agricultura, salvo a l g u n a s excepla mineria nacional ciones, como las grandeb obras de regadin, por ejemplo, er perfectarncnte compatible con 10s recursos acumulados prolongadas fases ,de bonanza. Si p r o m o sc liubicra iniciado mantenido a.tlecuadamcnte, sin duda habria crcado 10 merlios para afrontar tarcas rlc mayor envergaclura, como las que fij6 mineria del cobre cuando hub0 explotar 10 yaciniicntos tiajks lepcs. Pcro a1 plantcarse csta. rcvolucicin tccnolcigica la mineria domcstica tenia tras de la acumulacicin suficicnte capacidad organizativa arlministracih q uc eran in&pensablcs. En estas circunstancias no la pcrfil6 otra sallida introrluccih de capitales ti-cnica cxtranjeras, costa, $or cicrdc otras dcsvcntajas qu to, de una retribucibn consi,derable veremos m5s adelante. salitre iniciafva forinea, unida La entrega d l cobr retraimicnto desaparicih de todas las fuentes de cxportaci0n.prirnaria propiamente nacionales, so la lprueba m5s ‘palmaria ‘de que el pais consiguici salvar plenamenix siquiera la primera etapa de la secuencia concebida por (la teoria liberal dcsa rroll n se l o g 6 resolver adecuadamente ese Iproblema, es ohvio Si resulfaha mAs diffcil abordar el que debia lplrntearse continuacibn, esto es, el Ndesplazamiento de ,105 reairsos humanos materiales diberados de tproduccih primaria hacia 0s otros industria. sectores econ6micos, especialmente Este aserto reqniere cierta elaboracibn. Desde liiegu no dehe pensarse que activida’des primarias por satisfacer la tlemaninterna, dejaron factores dispombles para [la externa empleo productivo en otras actividades. En lo rwpecta a la mano de obra parece haber existido sobrante mds menos apreciahle, que siquiera la succi6n efectuada por i,ndiistria salitre en si1 iperiodo de expansih consiguiti agotar. lo sugieren niimerom testirnonios rcspecto un fenheno que historia econbmica podria ser materia de gran inter& para chilena: emigraciim (le fuerza de rtrabajo. ,Un. informe de 1:t Saciedad de Foment0 Fabril a1 Congreso (1887), anotaba, por. ejemplo: “Nuestro pais.. por cfecto de su g r a n extensibn de costas, lenido C O I I I I K I rativamente otrns repfihlicas amrricanas una pohlacih tan densa que pudo calificarse de excesiva para sus neccsidadcs industriales. Hasta hace POCOSiius, la dos industrias Chile, la Sgricultura la mineria, no alcanzaban a ocupar ios hrazos chilenos la baja natural de 10s jornales esto produjo buscaba compcnsacidn en la crnigracidn constantc dc nuestros pobladores hncia la costas Bolivia liacia 10s valies de Perfi c ~ l y o de Mendoza.”
El desarrollo salitrcro el incrcmento de las obras p6blicas que posibilitd cnorme auge fiwal disminuyeron transitoriamente e5e exccdcntc. corrirntario del diario Yerrocarril”, 1889, rcclaniaba porque carestia
salarios alcanza proporciones inquietantes todo la escasez de brazos disponihlrs para dn trabajos
impirlsa que
Ins jornales
corivierie
SII
pr6spcro dcsarrollo
terminacibn”m.
Sin crnbargo, problema recrudece cuando el nitrato deja 10s otros sectores, de progrcso de aumcntar sus dotaciones cansino, so incapaces de absorber el incremento vegetativo de la poblaci6n. Lo queremos subrayar con e a aclaraci6n s qu e no escase7 de mano de obra lo que cerr6 el avancc otraq actividades. Delineado aquel ”esquema ideal” destacadas las diferencias primordiales con realidad diel desenvolvimiento chileno, debeinos cncarar sin rodeos caiisas de fracas0 frustracidn del proceso tan feli7mente iniciado con siijecibn tan fie1 requisitos cl patrim librecambista. La teoria moderna del desarrollo econ6mico sindicado entr 10 factorcs clecisivos para el proceso 10 que se retieren a la magnitud cdidad de invPrsi6n En verdad se trata de un racionahacidn sistcmati7aci6n de dos elementos que la experiencia cornfin vislumbra grandes dificultades, porque responden a una realidad tambikn tiene vigencia en el plano individual cualquier unidad econ6mica. H a s t a el “hombre de la calle” sabe barrunta que el progreso material de una persona ,de una cmprcm depen.de en grado principal de su capacidad para apartar recursos de si1 consumo cotidiano de habilidad para destinarlos 10s objetos m5s ventajosos para u5 fines. el cas0 de un pats, sohre todo de uno adolescente subordinado a1 cornercio exterior, la ilustraci6n mis trasparente del asunto se pcrcibe en el us0 destino de 10s ingresos que depara el intercambio. Alli se plantea de m o d o muv simple tajzntc la alternativa entrc encau7arlos la satisfacci6n de las necesidades apetitos inmcdiatos prophitos que implican de alguna manera la expansi6n dcl potencial productivo. Conviene, pues, antes que nada, examinar de qu modo cncarG Chile en period0 estudiadn cnesti6n de la magnitud clc la de la productividad de la misma, aspect0 Cstc casi inversi6n ”Cit. por
Ramirez,
72
it
tan principal como el ,iximero, porquc sobm reiterar UL‘ mismo volumen de reciirsos e reridir en escala muy cfilercnte segiin se apli,que un fin de alta fcrtilitlad (una obr de regadio, por ejenrpla) uno de escasa minima un palaccte de recreo). La atliistez moral de inuchos prbceres de la Repiiblica; la sobriedad ,de las formalirlades oficiales; la opacidad exterior del carkter del chileno miis rcpresentativo en cl sigh pasado, creado una impresi6n que lparece responder indirectamente la terrogaci6n insinuada. Porque la verdad tales apariencias en 10s grupos dirigentes sugieren una socicdad parca en sus h5bitos y, ‘por ende, previsora en estimaci6n del porvenir conqciente de lo quc debe sembrarse para poder cosechar. Sin embargo, 10s numerosm tcstimonios disponibles liacen pensar ,que tales deducciones no corresponden. la realidad revestimi.entos disfrazaron la Ipredisposici6n del prGdiga. Iln otrav ;Iialabras, qu e esa impresibn d e comunidad austera alialo menos en lo rrativa pasa de ser un mito, afxta la conducta del “homus economicus” chileno. Lo curioso es quc hay revelaci6n del verdadcro estado de C O S R S desde antiguo, sea que no trata de un ascrto que requiere trabajoso desentrafiamiento. Courcelle Seneuil, por ejemplo, escrutando 10 antecedentes la primera crisis importante, la .de 1861, escribib: “Gran partc de las nilevas entradas sido empleada en dar cnsanche a In gnces propietarios; el mayor niliiicro de Cstos piiesto a construir soherhias rasas a comprar sunttiosns anioh!ailos cl l u j o en 10s trajcs sciiorzs heclio en pnros afios proarcsos increihlrs; el nilrnero dc carruaies particulares ha niis que duplirado; 10 gastos dc mesa en siinia lodos 10 gnstos orrlinarios familia han aumentatlo inmensanientc ha sucedido que succde siempre qiie it~icleutes cstcriores elevan fnrtunns riipidas, cuyos propictarios tienen todavia ro~tlimbresdc administrar, asrgiirar la prcvisidn””. consolidar por el trahajo
.
raiz la segunda tembladera, en 1878, adelanta diagncjstico, como un 10s element~os. etcrminante equilibrio.
mismo des-
“Los gastos suntuarios. lo misrno q u e e n 1851.57, sirhirron en forma desmedida. Las procedencias francesas, represenladas, casi integamente, por artkulos de es natutalera. alcanzaron la cuarta parte del valor total importaciones. La edifiraciirn cobr6 vuelco extraordinarb. Entrc mapo de 1872 y el 20 dc ahril de 1573, conceclieron en Santiago permisos 10s nuevos edificios fiieroii pzilacios suntuosos”R2. muchos para edicicar Chile. Enrink, Historia de Chile.
Encina
Historin
73
Marcia1 Gonzrilcz, autoridad la misma bpoca:
mcncionada, scfialaba
la
“Chile es iino de 10s mejores mercatlos para la Francia. Ella es qne provcc nuestro consumo dcspii6s de Inglaterra 6610 nos envia articulos gusto. pero nunca citando mds en pequciia cscala 10s se primera necesidad para el us0 dcl bajo pueblo. As Pxplica Ilaman el lujo realmente abrumador de nuestra clase alta qu se exhibe no s610 cn palacios esplendidos sino qiie en muebles, aajes, cochcs, joyas fiestas veres hasta en bagatelas o procuran ningitn directo, pero tienden liberalidad de 10s una opini6n elevada de opiilencia qu la poseen. pasado, seAores, algunas semanas cn, Florencia, cuanItalia puctlo asegiiraros qu visto alli, do er la ah a del rein o d e Italia ni con mucho, lo que vco cn Santiaio. todavia, es que la ostcntaciGn el lujo so m a y o r s , incomparab lementc mayore mayores, s, e n Santiago ue rernrsos Parrs, RrrlZi Londres, considerados, se entienrle, drnsa pohlacibn de esas capitalcs”“~
La prosperidd salitrera salit rera,, que, que , abri ab ri6 6 tantas tant as lposi lposibi bili lida dade dess halagiiefias, parece haber intensificado la d i l a p i d a c i h de recurde sas. Francisco Valdds Vergara sentenciaba obras84. costuinhres SO“Z incalculahle la influencia.. que ejcrccn riedad en la cu al -el espiritu dc ec econ onom omia ia ahorro se halla proscrito por la fastuosa cmulaciGn qu lleva personas mcdir gastos visibles todas con SU ingrrsos regulares sino quc con 10s gastos sus vecinos, aunque Psto Pstoss disp onga mayores bienes. al condiicta, condiicta, fatalmente orasiona el concongrand- rapitales que hacen falta a1 trabajo nacional su mo iniiece iniiecesar sario io prsan en balanza de comcrcio coino exportaciones sin retorno.”
Samuel VaddCs Vicuiia, otra pluma valerosa, en una obra ya citarl citarla”, a”, agregaba agregab a tiem ti empo po despues: “rCr5mo,
dird, ha podido llcgar llcgar a tal g rado d e empohr empohreci ecimient mient pais como Chile, cxclusivu en la produccih del guano del salitrc, que fue 6rliitro en el ramo rlrl cohre, puede dictar ley en el mercado del hhrax, que tiene leguas. dc terrcnos carboniferos; con iin territorio empapado en oro que tantos centenarps de millones ha sacado de su suclo en Iu IJOCOS niios qiie llrva de vida libre? Nada hay, sin embargo, m6s ficil de expliclr. Como herederos jbvenes, hcmos,sido administradorrs nuestra herencia; la hemos disipado creyhlola vida inagotahle; mientras m8s nos cntregkbamos la holganm placer. descuidibamos el dar ronsistencia firerza esas mismas fuerzas prorluctorns de la riqiieza qu disfrut8bamos. hgbitos os d e lu jo vcnido desarrollando entre 10s ricos propieta“Los hgbit rios dcsde ftace muciios afios; para precisar Cpoca, diremos desde que sc f o n d 6 la Ca’a Hipotccaria iagosto, 1855). Hasta cntonccs viviamos en c a w s io rcgulmnente alhajadas. Pero i i t i rico edilich una rasa e modestas drillos en la calle Huirfanos
&sa &sa fue
voz sonora, una campana quc
la riqw?a cn Chile” 1 8 7 2 . RqhI. Con761c2, crediln ”F. Valdis V., “Observacioncs robre el Rapel moned;”, 1885. ”S. Valdes, “Soluci6n del. . op.
0s propictar prop ictarios, ios, no otaci6ri. sino comprlcncia a la osten llamh tacibn tie la fortuna.. En rclacibn al erlificiu. tcnia que ser lnenaje quc sc traia de Francin hasta la modcsta calesa, tirnrla una mula, con el silviente montado, fue prcciso camhiar por cl coche de Park, aiiastrado por dos cahallos con UII 10s patrones”q. rochcro vestido con in,k l i i j w
Un indicio muy concreto relacionado con una alternativa antes mencionada el aprovechamienm de 10s recursus ganacon el intercambio dan algunas cifras sobre composici6n de importacioncs en do aiios diferentcs, 1883 1907. cl primero, entre tejidos (13,2), vestuario, .joyas, etc., (3,8) menaje (3,5), vinm, etc., (1,5) tabaco, rap r ap& & ctc., ctc., (0,7), se gastaron 22,7 millones de p e w s , en cambio adquisiciones totales de materias primas, maquinarias materiales )para telEgrafos sumaron 12,5 millones. En 1907, importaciones por concrpto de champafia (1,0), joyas (2,0), sederias ( 3 , O ) perfumeria (0,8) se invirtieron seis millones ochocientos mill pesos cn tanto que las correspondientes maquinaria industrial agricola al canzaron solamente 3.780.000 (3.180.000 para el primcr rubro sblo 600.000 para el segundo)*’. Con Co n ra76n Encina resumia resu mia esta evoluci6n con el siguiente ph rrafo suena epitafio: lo en 10s iiltimos 40 aiios bemos despilfarrado “Fi mitad romprai m6quinas salitreras, invertido en lujos, lo hubiCramos aplieado montar montar la mineria mineria industria industriall del cob cobrc, rc, a r r nuestro nuestro snelos haldios, aun sin entrar campo para nosotros amplios horizonteq de la actividad Chile en AmCrica seria hoy rlistinta. La inmensa venfcibr,il, la posicibn taja que tornamos en partida no la habrian descontado tan f6cilmente otras repdhliras, pesar la enormes riqiiezas con la favorrrib el destino.”
p i e s , la propensicin ahorrar a invertir una spark adccuada de sus ingresos virtud sobrcsaliente de nuestra comi comiin inid idad ad.. n a e prcrli prcrliram rament ento, o, con con raz6n raz6n harA presentc, todas cl as s conv conven enia ian n por igual, pero es rnenos efectivo las ldirigentes tienen una rlnble responsabilidad. Primer0 porque son que estin en mcjrr situaci6n para apartar excedentes rentas para capitdliiacibn y, segundo, porque ellas, con ejem ejempl plo, o, tienen tienen una un a -influen -influencia cia fundamen fund amental tal en la f i j a c i h d e 10s valores hjbitm de una comunidad. la realidad descrita agregamos el hech hecho o de que actitud filosofia liberal, privb pasiva del Estado, impuesta por desarrollo econ6mico de una qinflumcia que pudo corregir Vnldfs. “Solucih ValdGi “Citadas
75
oh
cit.
Mariner, op.
cit.
liar pnite la faltn de espiritu previso previso 105 inclivirluos dicntes, llegaremos clasificar el primer factor primordial que afccli, negativamente la suerte de nuestro rrccimicnto. Los Fmirsos que rlcbieron elevar la tam de ahorro-inversitin; 10s empefios pudicron concentrarse en arrancar de esos medios el 1 x 4 s alto rcndimiento, se diluyeron en el ejercicio conscupicencia refinada estkril. Ma se podia de ese modo perfeccionar la ternologia de 10s sectores primarios menos a l i n acumular 10 capitalels para clar empleo en otras actividades mnno de obra clcrnenlos naturales que habia disponibles. 10 Una pol’itica de ,plena “pucrta abierta”, de “desarrollo hacia afuera” sin cortapisas, como la que sigui6 el pais hasta la gran gr an cris crisis is,, involu in volucra cra n considerabl considerablee (desa (desali lio, o, bien suscita grandes oportunidades, igiialmente supone algunas asechanzas temibles. consecuencias s a l d o de 10 elementos opuestos dependeri de las reacciones del !sujeto cxpuesto irente ellos. el tra t rata tami mien ento to de este este ‘tema, ‘tema, e esper esperamo amoss nos permiia per miia disceinir otros factores que conspiraron contra la suerte del dcsenvolvimiento chileno, creemos que ante nada es titi1 distinguir algunos tipos modalidades de “crccimientq hacia afuera”’, slea cimentado sobre el comercio extcrior. Porque on la litera-tura econ6mica corriente, sobre todo esa que gusta de navegar por alturas de una abstracciGn que divorci6 raices, el intercambio con eronomias forineas sus indudablcs ventajas se plantean como tratara de un tenbmeno univoco, que no tiene distintos roytroq sino que uno s610. Sin embargo, es transparente que si nos Ternontarnos fines siglo pasatlo comparamos, por ejemplo, variantcs “dt.sarrollo hacia afuera” en Gran Bretafia en Chile, nos daremos cuenta de inmediato de que egistiendo un elcniento comiln en ambas, la importancia del comercio exterior en la colocacih el aprovisionamiento de s i i s bienes scrvicios, tamhien tamh ien reiu re iulta lta n diferencias diferencias que qu e legitimamen legitimamen te pued pu eden en ca fi cane de cualitativas que, por ende, configuran dos fentimenos cxperiencias distintas. Sin intentar un anilisis a d e c u a d o de esta cuestibn, que requeriria ii estudio aparte, nos contentaremos con suhrayar dgunos elemento5 principales del contraste. En primcr tkrmino ha que mencionar diversa base de s u s t e n t a d n dc ambas economias de exportacibn. En tanto que en Gran Rretafia es el cas0 de muchos otros paises adultos) el intercambia cxterno es una proyeccih, por decirlo gran parte de sistema sistema econ6mico econ6mi co -de numerosas numerosa s inctustrias, inctustrias,
actividades primarias, servicir)s, , en Chile ayer hoy, lo misino quc CII la mayoria de naciones a.dolescentes, es un trAfico ascritado sobre la vcnta de unris pocos productos primarios; veces uno ,des solamente. vimos que .en nuestro pais paulalinainenlc se angmtantlo el .piinto apoyo ,del comerexportacitin liasta quc(1ar a1 salitre cohre en un posici6n abruniadora. Las veiitajas c iriconvenientcs ,de una y otra variante son derriasiado obvias c u m 0 para rcqucrir mayor explicaci6n. Recnrdemos de lodos modos la extrema vulnemhilitiad que implica la situacih las cconomias subdesarrolladas, que no tienen posibilidades dc compensar con firmeza otros productos 10s pcrcaiices quc sufren aque1:los en 10s cuales han debido especializarsc cscala cxageracla. Ha pocas ilustraciones mris drarrihticas esta -realidad qu la historia salitre, desplazaclo prhcticamentc dc un ia ‘para otro II lugar privilegiado urgencias aforlunado progreso tecnol6gico suscita,do por (le la primera gucrra mun,t€ial. iricstabilirlatl congenita del comercio de materias primas, agravacla por extrema. subordinaci6n unos .pocos productos, tienc repercusioncs tan im:portantes como nitidas. Sobre esta materia escribirnos en otra oportunidad lo siguiente, que nos ahorra nueva elaboracih: pais .desdc haec “TPngase cuenta, por ejemplo, el cnso chileno, largo ticrnpo subordinado a 10 vaivenes afectan a1 rohrr snlitre. A m l m p ~ d u c t o s 10 sGlo ,proporcionan cl grueso entradas en moneda in cstranjera ;_ que tanihihn influyen decisivnmenk sobre el proccso ecoii6mico cn totalidad. Estado que recibe sumas importantes por la industria quc vcndcn productos a m i r c p t o d e tributes; agriciiltura e v n de la actividades mineras; ins importarlores cuiisumidores 10 derivan qtie adquiere ri ,bii.ncs cxtranjc ros, pagados con 10 ingresos que la exportaciones de mincrnles. ’l‘odo el cuerpo e c o r i h i c o cn suma, estrl iiitcgrado dcpcnde en alto grado de la colocacicin de niaterias p r i i o a s . Al:oi-a Iiien, recorclniido eSii grnvitacidn, pitnsesc que la normalidad del proo est5 amenazado po r fliictnariones citadas cn profundas E U I I I O iiifurrnc dc las Naciones. Unidas, est0 es, d e u n cirnto d e u n ab para otro. lo inisnru qu ernplcado u obrcro sc hallara expuesto, de noche a la mafiana continuamrntc, reinuiieracioIies bajaran en ese porcentaje altibajos dc esa magnitud son profundamente pertnrbatlores conspiran r o n t r n ~ i n o requisitos prirnordialcs de una evoluci6n econdmica progresiva: cierto gratio de estnbilidad”ss.
.
halla afectaclo Pero cste patrtin de crecimiento hacia afuera por otro inconveniente primordial, qu e se agrega su inesbabili; que tambikn lo diferenc a del a peculiar d e l econoinias adultas. Es 83A.
hecho,
mencionado en olro lugar,
Pinto, “Curstiones prinripalcq dc
77
Economia”.
de que las relaciones de prccios cntre materias primas productos elaborados scguiclo una tendencia desventajosa primeras. este respecto ha sido bastante divulgada la investigacidn de Ins Naciones Unidas, que cubri6 period0 1870 191G, que seiiatl6 una cleprcciaci6n relativa de ellas del orden del 10 por ciento respecto bienes manufacturados89. Basta dcstacar estas caracteristicas paTa comprender que el molde de la economia de exportaci6n chilena padeci6 delecgraves, ue redujero repercusiones positivas lesionaron pnsibili dc de crecimiento. Una aclaracih examen parecido a1 realizado sobre cl tema anterior habria hacer a1 tocar otro elemento impores el tante en el desarrollo chileno, inversinms extranjeras y, n general, el de la Iparticipaci6n individuos, empresas e intercses forheos en nuestro crecimiento. Respecto a1 as nto est&en camino una investigacibn minuciosa que permitirA apreciar concretamente la naiuraleza alcances esa intervenci6ngo. Por el momento podemos tocarla de pasada para llamar la atencibn sobre un punto que interesa nuestro tema general. Tgual qu roblema del comercio exterior, ha primado la tendencia consi rar las inversiones la participaci6n cxtranjeras como un fendmeno uniforme homogheo, co ignal cariz en todo lugar circumtancias. Pero no e asi. am bi en a qu i e presentan distintas alternati-vas modalidadcs quc conliguran situaciones muy disfmiles. Para evitarnos clisgrcsiones e nos desviarian mucho e nuestra materia recurrircmos nuevo una ilustraci6n simple. Como servicios financieros es rneridiano, csc comercio de capitales presenta muy diferenbes facetas si se plantea entre pafses h t c s de aproximada cstatura q e si las partes son, porA jemplo, potencia colonial territorio depndiente. Resalta el lado, inversiones en mismo contrastc si cotejamos, por res de gnbierno (como era comu en 10s aiios de precrisis F” actividades industriales otras que desarrollan el merca terno en filiales arraigadas en el p a i s atendido para todos 10 conceptas principales, con la clAsica inversi6n directa en verdaderas “factoria~”, jenas economias nacionales, que trabajan en funci6n ‘die intcrcses extranjeros que, adem&, consiguen absorber una parte desmedida de 10s ingresos generados. 0 p e ser u n soporte primordial a el Lo qu e en u n “iiiiciada
~ ~ C E P A L “Ertud
poi
fnrtitiito
Eron6mirn”
Economia
1949
la U. de Chile
rlcsarrollo econbmico, en el O L I O susceptible de translormarsr PI un obstdculo. En esta materia R sabe demis que la situaci6n de las grandes industrias cxtractivas de capitaliiacibn extranjera fue, Iiasta no hace muclios ailos, muy insatisfactoria en todos 10s respectm mis significativos, ,desde el de la distrihucibn de 10s ingresos hasta el del control politicas de producciim, manejadas consorcios carteles internacionales ninguna conbemplacibn podian guardar lpor otros intereses qu 10 propios. Mirando cstas cuestiones desde otro Angulo vale la pena examinar las consecuencias de una orientacih “hacia afuera” en relaci6n n fcn6meno muy atendisdo n 1 s iiltirhos aiios po 10s estudiosw del desa rrollo econ6mico que Duesenherry bautiz6 corn0 “efecto demostradbn”, queriendo referirse 10s apetitos de consumo que suscita el conlacto direct0 indiwcto con sociedades mds desenvueltas. La importancia de este fendmeno resalta en todo su alcanre rnando se consideran situaciones del pasado del presente en gr vi ta ih ha sido e nula. Penuemos, por ejemplo, otra ve7 en 10 granjeros artcsanos nmteamericanos de principios siglo pasado. Era gente de trahajo, Npobre, esforzada, hlhitos simples de vida necesidades, circunscritas 10s biencs servicios bisicos. En la misnia Gpoca habia por cierto segmenFociales de un niwl modalidades de consumo muy difercnsohye todo entre las clascs nobles pudientes de nacionm “mundo Francia. Pcro ellas pertenecian romo Inglaterra aparte” ajeno, del cual estaban separados tanto fisicamente (orno por la barreras psicolGgicas de estratificaci6n social. hallahan en verdad, apenas expuestos a esos “modelos” vida las incitaciones consiguientes. Una situaci6n parecida en ondiciones modernas sc ha distinguido en la exprriencia jovibtica. La mentada “cortina hierro” s610 ha sido masas rusas d e la dcmostracibn cemi polftico; tam bih -ai sl6 dc otras formas escalas consumo, ciertamente altas, hahian extendido ent re grupos sociales miis amplios en Euro, n as ~ s En promdio, un habitante latinoamericano en el presente no go7a de un ingreso superior a1 que disponian esos “farmers” norteamericanos del siglo pasado 10s ciudadanos sovieticos. En cambio pesa sobre una acci6n formidable contactos, propagandas, dcmostraciones directas que colocan fmnte ojos despierta sus apetitos por 10s bienes scrvicios que son de us0 corriente en las economias mis adelantadas. cine, revism,
las importaciones (0 el contrabando), 10s viajes, todos se suman para incitar demanda. Per0 el drama tainbien la oportunidad) que existe tras estc panorama reside en que tales satisfacciones son el product0 de un estudio muy elevado de crecimiento econ6mico; de la asimilaci6n diseminaci6n de las tecnicas productivas; de una acumulaci6n masiva anterior que ha pennitido bombear ese caudal bienes servicios tan variados confortables. 6sta realidad no discierne primera vista fiicilmente. De alli uno de 10 roces mis lacerantes entre la aspiraciones que suscita e ejemplo concertado la posibilidades efectivas de satislacercontradiccidn es un acicate para las. En alguna medida perarla por mfedio de la expansi6n del sistema productivo; per en otra, que menudo predomina, sobresale su electo desalentador sobre el ahorro y la inversibn, que estos, que son en verdad el antecedente necesario de la conquista, aparecen como un obstiiculo para el rapido gooe de las cpmodidades. el raw de la eronomia la soriedad rhilena de pasado, cvidcntemente las conseruencim del “eferto dernmtrarihn” esfaban rirrunsrritas rasi por rompleto ‘la5 clases ricas; ni campcsina ni obreros de la ciudarl sufrian su impactn en ingeso personal er de glin grado sigriificativo, a admitia chlculos ilusiones resperto su desbajo quit. tino, que tenia ser adquisicih de lo esencial 10s esparcimientos mhs burdos. meridiano, allri es donde Peio, como tambien “dolia”, la pyr cuanto eran aquellos grupos 10s que, socialmente, logica de un sistema de apropiacih privada, tenian cargo inLipal el proceso de acumulaci6n. Francisco Encina, con esa agudeza que hace estimulantes sus cscritos, despecho de,las reservas hasta repudios que pueden provocar niuchas de sus observaciones, penetro cerreramente en cl problema comentado en “Nuestra Inferioridad Econ6mica”. Entorices escribi6: deseos de consumo se comunican por imitaci6n con mucho mayor rapidcz Iu correspuridienles deseos produccibn. De aqui que el conLacto rivilirarihn avanzada con otra inferior ensefie a esta iiltima consumir antes que a producir, llcvando a su dcsarrollo una perturbacibn profunda qiie tiene la m5s graves reperrusinties econbmicas morales” . co contnrto clesprrti, nitmtro gusto adormecido por la ostentacih, refinamiento, estimulb descos de consumo. sin dcsarrollar paralclamcnte nitestros productos agrirolns, conproduccibn. la capacidad valor vertiilos en salitre robre por el industrial extranjero, en su mayor parte, va Europa a pagar vestiduras, carruajes. joyas, mueblcs. viajcs. etc. crear fahricas lugar de aplicarse cultivar nuestros campos, rescatar
imipueblos cxtrafios. tarinn de 10s refinamientos, sin imitari6n de la raparidad productora, vicnc sex. , por proceso de ixiversiGnl10. pi-imera vista tal supuesto parece e merid,iana 16gic substancia, pero conviene que lo cmtrasternos con 10s hechos. T6mese en cuenta, por ejernplo, esta estimaci6n de la CEPAL sobre la inversidn con recursos propios (es decir excluildos s capitn les creditos extranjeros) calcuiada como porcentaje de 10s bienes servicios disponibles: I930
32
1941
103% 10
7,9 45 46
10,5 38 39
194U
.5
10,5
10,9 11,l 11,l
195n 51
10.1 11,l 11.2 8.
9,5 10,o
Resalta claramente en este cuadro del esfuerzo nacional de nversi6n tanto la relativa estabilidad de cifras como su bajo nivel respecto a1 alcanzado po otros paises, asunto que tocamos en otro lugar. Por otro lado es fhcil-discernir la influencia principal n factor ajeno a1 desarrollo inflacionario; e e el de pro de la repetida aseveracibn en alpnns mrdim quc las “ c m p r r w m &&pitnlimdo” inflnci6n el cstudto mi$ exhauctivo publicado sobre la materia r e d i z a n l o po el cconomista’ Jes6s Prado Arrarte (“Inflacibn desarrol!o econGmico”) llega siguiente conclusiun: ‘ . l . o s rrsnlt~dns de lo piesrnte investigacibn. viencn prohat que contra lo podria suponerse, la3 socicdadcs rtn6nima: no s tian descapitalizadd en Chile coma iesultado de la inflacci6n. Por el contrano, n o - s 6 l o sido wpacrs de eIcctuar la retiovaclones uecesarias para riiaiikuer coiistaute valor lit= nvrrnionrs en t b r mercaderins minm rralrs sinn qrir hnn r r ~ l i 7 a d o nrnplincioncs cn el Activo Fijo por sumar considei-abh.” se ha producido un d in io en la cornpusici6n Seilala, si, la reIeiida investigacih orrivw qu mntivndn iinn dicrniniicih rrlativa lnc mRs productives favor de otroh, como la adquisici6n de hienes rakes. obrtante dcbe perdrrqr la reIaci6n entre esa evoluci6n las fluctuaciones en capacidad para impoitnr. 1104
14
$ 1 0 ~ltibajos en la capacidad para importar del pais, com cxylicable por el alto grad0 de dependencia dcl proceso de inversih de la adquisici6n de bienes de capital importados. Entre 1936 1941, por ejemplo, se recupera la tisa de la precrisis, sin duda conjuro de la recuperacicin internacional 10s incehtivos hubo para importar teniendo en vista 10s peligros de gueIra. Posteriormente sobresale la declinacidn causada poi llas restricciones la importacibn en 10s aiios del conllicto, mismo qu la reanimnci6n siguiente, que se mantiene hasta 1917. Paiece legitiino pcriur que la coinridencia continiiada cxpansicin del conierrio te r (salvo la pasajera caida de 1949) co tasas relativamente disminuidas de inversi6n entre 1948 1952 cs atribuible en alguna medida prosecuci6n del proceso ‘inflacionista. Sin embargo, tanto eso como 10s elcrncritos antcr, examinados inducen plantear una egunta csclarccedora: Chabrfan variado miicho significativamente las Losas la presencia de in flacibn? nuestro juicio hay r a h i a e por negativa. $610 pueden aduciisc cifraq anteriores 1940 1941 como abono de es aserto. Tampow pucdcri olvitlarse nntecedentes exhibiclos en la primeia parte cste trabajo, que or lo general se desconsideran con absoluta ligcrem ciiando quiere crear esa imagen Licticia de un Chile poco menos comenz6 su “calvaria" a1 yclipsarse gobiernos abiertos de Derecha. n espeLa verdad cruda es que con el pais cial 10s grupos de mayores ingresos, no han dcrnostrado jamis propensi6n a1 ahorro comparable la otros pueblos mAs parcos. 3) Los hechos tampoco comprueban las afirmariones respecto gran deformacidn que habria causado cl proccso inflacionista en la estructura de inveisi6n. En esta materia se dude de pielercncia desviacibn de la acuniulacidn de mercaderins recursos hacia la edificacidn con fines especulativos. lo que atafie a1 primer aspecto, 10s antecedentes disponibles no permiten corroborar la tcsis postulada. Como puede apreciarse en el cuadro (de la pAgina siguiente, las edificaciones representaban poco mcis 20 lpor ciento de la inversi6n global pal ticipaci6n aumenta sostenidamente con posteiio1940; ndad, hasta Ilcgar significar alrededor del ciento en va rcducihdose 1941, cuota afios siguientes, para volver niveles rifcriores de afio base en 1951 1952. Es 14
obvio qu inrwmcnto es cctacular clc gravitacitin Pn 10s guerra r s t i vincula on rc‘rraron liecho afias posibilidadcs de canalimr la parte acostuInbracla dc inversiSn hacia 10s bienes capital extranjeros. EUlklCAClON (millones
IYVEKSIOY
e pesos
1950)
di icac n
h
nterna h i u t
1940
2.278
10.872
42
.so2 2.417
972 (3,698 9.367
41
2.351
43
3.759 3.165
4.67
3.22G
47 49
3.272 3.2%
1990 51
3.261 2.528
52
Rirntr:
IXPAI.,
“Antrrrdmrrc s o h p
1)rwrrnlln 13ronl\miro Pacifico.
12.011
1.905
14.310
16.691
18.471 15.140
16.897
17.021
Chilr”, Editnrinl
Tampoco resiste mayor escrutinio la suposici6n de que el desarrdlo inflacionario absorbi6 parte desprqporcionacla de 10 rccursos de inversiivn con el objeto de acumular mercaderias aprovechar las alzas de precios. Este punto, .de dilicil cuantil’i-
91
examinado miiiuciosamente por el prolesor Kaldor cstuclio para CEPAL, llegando a las siguienles conclusiones:
cacih,
no “Desrle el momento en r a z h pqra supnner que la proporci6ir 10s rectirsos totales de 10s individuos de las empresas que son mantenidos utra po ii alguiia furnra liquicla es alectada u i i a 111a11erx iriflaci6n, la rednrri6n rn 10s saldos monetarios como una proporcinn valor real del Ingreso Nacional ofrecc una indicaci6n, a1 misnio ticmpo, de extensi6n crial Ius recursos Iran sido transformados en acunrulaciirn Je rnerca dprias. Hay una pr esu ncih , po lo tanto, que la reduccinn en uno manifiest la magnitud dcl incrcmcnto cn la otra. Ucsdc cstc Angulo, como hcmos vistc,. 11 indicacicjn que hayn h a h i d o on araparamientn de mercaderias ei Chile hasta 1949, y a1 margen de conversih dcsde esa fecha no parece habe saldos normalnientc conscrvadus. csccdido c11 quinta parte inipresihn bien la acumulaci6n mc=rradrrins dche hahei qu a,gravado la presi6n inflacionaria durantc 10s 6lcimos seis axios, ella no puedc haber jugado ~ i i r i g i i i ipapel significativo aiites de esa fecha au en us iilti aiios n o parece haher as um id o dimensiones mayorrs”.
resuinen, una revisi6n objetiva de 103 aspectos principale P O D R I A N haher sido alectados clecisivarnente por un procew
inllacionario nos llcva stxtcncr quc no habido tales repercusiones substanciales inflacih ha cstado lejos de modificar las grandes lincas 'clel dcsarrollo cconhiro del periodo. Ilanamen'te de las supoaiciuncs 5) Esta tesis, que difierc corrientes, requieve, por cicrto, algunas aclaracioncs rcservas. s por motivo que que:primer lugar tlara la impresiim qiie despreciamos la gravedad del problema inflacionario, eqiiipari'mlol una especie oc o que economia ha soportado sin mnyores trastornos. Desde pronto, habrfa ninguna conzecuencia entre un criterio de sa especie la actuacicin concreta de quien escribe, que durante mucho tiemtpo colaborado las filas de 10s m5,s acerbos crfticos de tolerancia pl'iblica politica frente a1 fenbmeno. Lo hemos trata'do de es ubicar un personaje, la inflacibn, en el cuadro general de la obra, si aislarlo, Iin clc no caer en el error de .perder la trama dc relaciones con resto de 10 protagonistas el hilo la historia. En este sentido, nuestra suposici6n reduce qu e el :pi-ocesoexaminado siclo da.do su f a c t o r domiszante entre 10s .elementos que le fisonomia propia a1 period0 recorrido 'y que, inas bien, cs la manilestaci6n visible de fisuras desequilibrios que yaccn cn cl substrato .de las relacioiles sociales y la estmctura econhica, lo cual n obsta para que s n el juego diii imico de las cosm haya contribuido agravar 10 ,len6menos substancia1,es. Ejercitando u n contrapunto podria ec rse que la i n f l a c i h n o es la responsable de la 'decisivn atrici6n del comercio extcrior, pero que ha ahondado desajustes cofisiguientes, entorpccien'do las exportaciones, incitando la importaciones obligando ntribuirle el bajo mont productividad Ide inversi6n, pcro una responsabilidad en la acentuacih del problema; que cs culpable del crecimi,ento dispar de 10s sectores la cr6nica vulnerabilidad desajustes del sistema liscal, ,per0 efecto corrosivo extremado la debilidades. de cstc modo, el ensayo podria extenderse indelinidamente. nuestro parecer, - z las s lamentables consccucncia proceso inllacionario han sido .de carktcr socio-politico. Porque, paradojalmente, esta enlermledad grado ta prinestin cipal cs un rellejo de resortes la trastienda rlcl esccnario, ha sido una causante princit a1 rlc la atencih phbl'ica se haya clesviado de las raiccs problema econ6mico s i n t m a s apariencias. La carrera prccios rentas, la
pcrturbaciones conflictos sociales consiguientes, dcsnivclts financicros, el imbito especulativo, han ahsorhido rasi todas rriergias que en circunstancias mds estables PODKIAN habersc runeritrado en la resoluciGn de In grandes cuestiones del tleiarrollo eront5rnico. Gobiernos, partidos, congresales, dirigentes 1nu11obrcro tempresarios, tecnicos funcionarios, han debido derlicar un porci6n desmedida de sus horas de estudio arcitin enrarar trastornos repetidos que tenian mucha similitud Ins giros un “carrousel” las angustias del “aprendii de hruG”.
Anarte de lo anterior; tambih debe especificarse que obse s n o ataiien cspecificiment lipso e n que la inflacicin tam6 un ritmo acclcrado, esto es, de m6s men07 evidente quc cuando se sueltan las riendas del 1953 1955. ,proceso, este pasa sr r u n elemcnto qve predomina sobre todo as “reglas 10s Clem& porque aferta juego” elementales la vitla econhmira, corm scr la d de n metr convencional para a v a l u a r e intcrcambiar los frutos de la actividad cconbmica. Desde este punto de vista es indudable que el pais objetivamente no apodia tolerar la prosecudn de un fendmeno que implicaha en el o period0 cambios del orden del ciento anual en la monrxla. Lo anterior, sobra 10 valor recalcarlo, involucra ninglln juirio sobre la naturaleza calidad de la politica puesta prictira lpara contener el desborde, que es asunto por completo aparte. Nntziralmo
caiisas
ntrnso agrario
Otro aspect0 sobresale conspicuamente en el cuadro dc la politica puesta en prictira es desenvolvimiento acaecido desproporci6n en el desarrollo de sectores productivos, especialmente lo qu e atafie retraso de la agricultura. Frente a esta materia parere indispensable profufidizar sobre algunos aspectos, es evidente qu se han arraigado algunas ideas oscureren naturaleza del problema cntraban definicidn de una contlucta susceptible de resolverlo. primer lugar, valdria la pena hacerse cargo de la especie comliri que postula a suerte de contradiccion entre el proceso de industrialiacih el crecimiento del sector agropecuario, si se quiere, de la producci6n primaria. Quienes sustentan es punto de vista menudo destacan la expansi6n en el Area fabril como un rnernigo h a s t a un causante del estagnamiento el retroreqo agrario; otras veces insisten con argumentos aparentemente sesudos piimeio debe expandirse la produccidn
iigricola $610 despuds que se ha alcanzado ricrto riivel satisfactorio en ese terrcno se puede debe atcndcr sector industrial. Digamos con frnnqueza mayoria estas opinioncs son iimples hijas del desconocimiento ‘de cucstiones clementalcs del xo ceso econ6mic0, que revisten alguna ,rcspctabilidad N acontecido varix veces que produccicin agropecuaria Iia quedado rezagada en, marcha Areas :productivas. Per0 csta circunstancin no permite estnblecer niriguna relaci6n causal entre industrializnci6n postergncih agraria, porque &a Cltipuede obeclecer’ miiltiples razonek. contrario,, s abonar con mu s6lidos fundamentos tcsis opuesta: cxpansidn del sector fabril n general e agricolas es, habitualmente; una condicibn obligada para que se tlesenvuelva adecuadamente la producci6n agricola primaria. algunos casos una indusLo anterior, por cierto, o riiega qu trializaci6n ma concebida llevada caho puede ser factor tlirecto de atraso agrario. parece haher sido el cas0 de gentina, pero no creemos pueda decirse lo mismo n ,lo qve sc rcfiere a Chile. Para comprender claramente .lo ‘anterior, debemos tcner “in mente” cudles son las l’inalidades un process0 creciniicnto fabril en ~ i r i ais adolescente, sobre’ t,odo cuando &e ha encael nucstro. experimentadas r a t l o coiitingencias como r empleo :pro, f“ ictitro Su- prop6sito primordial rccurque, por otra causa, no lo encue:ntran en el scctor exportacitin la producci6n primaria 51 conjunto, sea porque lian si,do tdesalojados, sea p qu e se t r a t a huc!vos efecrivos mano de obra factores materialies han .llegaclo a1 mercado. Pard mayor esclarecimiento- del asunto imaginrmos algrinas podrian presentarse en una evnlucihn “situaciones tipo” como tsbomcla mano en lo qu.e atafie a la utilizaci6n de ohra. Periodo T o t d fuerm
disponi le Sector Export. Sector Ag-ropec.
trahajo
00
Resto
ocurrido una contraccihn de 1% clemanda I3n el Periodo externa q u e d a d o .factores desocupados en cse‘sector; el p ~ i s , n consecuencia, ha buscado d a r k otras ocupaciones, teniendo en vista, ademds, la necesidad de substituir algunas im-
portaciones sc .pucden adquirir en el extranjero po pago. For otro lado, ha habido un increialta caparidad mento Lrabajo causa de haber llegado fueria “edad econ6mirain~cntcactiva” un mayor nhmero de habitante! 10s se lia n rctirarlo po vejez, muerte enfermedad. Este la mano de obra o @o A, como es 16,gico, ser aumento actividadcs de exportacibn. Tampoco tienc ahsorbido por mnyores posibilidades de ser acogido por la agricultura otra: producciones primarias, porquc es regla comim en nuestros pai en ems activitladm exista un sobrante virtual de fuerza se de trahajo; verdadera -“desocupacih dislrazada”, que es posible distinguir la lux de la baja roductividad de 10s laboratltes del hecho corrcywndicnte c podria eliminarse parte de 10s empleados sin sufriera ningiin cambio el volumen de produccih. En estas circunstancias nueva s i t u a c i h podria ser la guiente: Period0
110 16
Tntal
Sector Exp. Sector Agrop.
Resto
Como vemos, el “rmto” de las actividades, en el que suponemos tiene subida participacih el sector industrial, ha incremenrelativamente su cuota de fuerza de trabajo, en tado ahsoliita faenaq aptrpeduarias n ‘p rd o n re ativ t a n t o qiie conlingencia de habitants activos. pero han conservatlo el cas0 chileno evolucih ha sido ni5s conserv.adora, que si bien el pnrcentaje oh la ci h remunerada en agricultura disminiiido del 38,6 31,2 entre 1930 1952, el n6mero personas se acrerenta do (d 503.000 G47.0001200. Veamos ahora una tcrcera alternativa, en la que puede suscitarse fdcilmente un antagonismo divorcio en el desenvolvimiento de 10s sectores. Podria prcsentarsc asi: Pertodo Total
1-20 15
Sec. Export Agrbp. Resto
65
Ahora, como puede apreciarse, el Area de prorlaccih serundaria terciaria no s610 tornado la mano de obra desplazada 1”Desarrollo Econ6mico
Chile,
15
1940-55.
op
cit.
sector de la exportacibn, sino que tamhiCn parte 4gnifi rativa anteriormente ernpleada en 20 :por ciento) de agricultura. En siis tkrrninos m:ls coricrctos &to implica que ha aumentndo consi,derablementc h consumid ra de alimentos ha decrecido la qu 10s produce, coil el agravante de que transferencia habitantcs activos del sector primario Ins labores industriales ,de provisi6n de servicios involucra casi siemlo tanto, de la demanda pre iina el ev ac ih (l 10s ingresos y, por ,productos agricolas En realidad esa evolucicin no tiene nada de cxtraordinario. Rclleja aproximadamente lo que ocurrido en todos- 10s paises iiiclustrializados. Sin embargo, el cariz sucrtc clcl :proceso esti supeditado re uisito funtlamcntal: que la condition pdrdida obsoluta relativa de acihn en el sector priiiiario productividad en vaya cornpensindose con un incremento de 61 Inisnio, est0 es, que con menos fuerza de t r a b a j o se creen mris biencs antes, de modo de satisfacer dcniandas acrecent.atlas po la clevaci6n del Iproducto 10s ingresos cn el resto de ccorloIIlia. desarrollo IJU. cs un elocuente ejemplo solucicin afortunatla e cstos reajustes. 1850 1940, el porcentaje poblaci6n activa emplea’da en la agricultura bajo del 70,s a1 17,5 ,pur ciento; per0 en el mismo periodo nuniento de .produrciOn hombre contrapesb el Cxotlo de mano de ohra ,permiti6 elevar sostenidarnente masa bienes agropeciiarim puestos disposici6n del pais121. ocurren 10s fen6menos antes rsbozados, pero 10s acornproductividacl el sector agropep ’ i a un incremento siiscitarse la tcnsioiies perturbaciocuario, seguramente van 110s que han caracterizado miichos pr(xcsos de industrinlizacih. Pcro &to, como dijimos antes, no es una consecuencia inevitahle la expansihn de 10s scctorcs la .producci6n iietcsaria sccundaria terciaria, sino el , f r u t o una deliciencia medidas a:plicatlar. la politics rcDe todos modos, en la experiencia chilena, sncri61: ciirsos del Area agricola parece haber s i d e demasiatlo !pequefia como para e sirva de alplicacion plausible del estagnaniicnto del sector, de modo que el antagonism0 que se insisticlo en ver no tiene fundamentos reales. otras palabras, no sido un “despojo factores” por .parte de .la industria lo quc lia impedido e! rrccinikhto de las actividades agropLciiarias. ‘-5“Cuwtiones
principales
de la Economia”,
15
Pinto. Editorial dr
Pacifica.
La supuesta oposicih entre 105 interrses la cxpansi6n agricola la industrial aparece alln m6s fala7 si obscrvamoq primera es inconcehihle sin segunda. efecto, imaginemos un cuadro ideal para 10s entusiastas de 6nlasis en la produccibn agropecuaria. Supongamos que 10s ~CCUISOS esluerzos concentran en uii desenvolvimiento preferente sector, que acarrea a corto plazo una elevaci6n s c n d l c dc :productividad del volumen de bienes ofertados. En condiciones de 10s ipaises subdesarrollados cl primer desalojo logro provocard casi invariablemente la fuer7a de trabajo redundante,,que pa ser un estorbo con organiraciCvn tecnica mds perfeccionada. otras actividadcs no han expandido paralelamente, el ficticio “empleo pleno” que prevalecia anteriormente dar4 paso a un siibempleo franco, menos que se creen otras formas e cesantfa disfrazada 10 campos en ciudades. El incremento de oferta de productos-agricolas s610 seri absorbido en parte en el propio sector. Para que resulte justificado atractivo para la comunidad campesina, tendria que ser contestado por una expansi6n proporcional de la oferta de bieno se ha registrado nes servici’os de las demis actiuidades. un crecimiento similar en estos sectores, la ptrspectiva que enirentarin 10s aqricultores seri una baja de rprecios que determinarii un mayor volumen de productos agropecuarios se troque por el mismo monto anterior de mercaclerias industriales de otras clases. La puerta escape seria que la mayor oferta luera de aquellos bienes con demanda extranjera qu e pudieran obtener precios satisfactorios. Esta alternativa no puede descartarse; es, evidentemente, una de vias legitimas para activar el desarrollo agrario. Sin embargo, deb e recordarse e son, precisamente, 10 exportadores especializados de alimentoi materias primas agricolas (salvo excepciones como la carn la lana) que lian arrostrado coyunturas diliciles, agravadas en muchos casos por la existencia de fenbmenos inusitados para la teoria econhmica, como 10s grandes excedentes norteamericanos el proteccionismo politicas prelerencia-la ,para sus dominio colonias por parte gotenciales adquirentes. ue, exceptualda la posibilidad del mercado exteLo cierto rior, dcsenvo vimiento agropecuario estii supeditado requiere cxpansi6n diniimica “in crescendo” de 10s demis sectores. la inversa, 6stm verin seriamente limitados horbontcs alimentos de ,productos primarios dc agicultura ofcrta acrccicnta conformc cl engrosamicnto la clemanda. Tambicn este caw, de ocurrir lo anotado, no queclar5 15
abasterimimtn exterior, camino que est5 otra altcrnativa que blotpeado por obqdrulos meridianos, amPn de que implica una rontradicri6n ron unos prriptisitos rsrnrialcs de un desarrollo bicn traiado, clue cle basawe la integral explotacih aprox r h a m i c n t o de la potenrialidad prorlurtiva en torlos 10s sectorcs. n relac ih problema del equilibrio en el crecimiento de artividades, es titi1 recordar qiie no implica qiie todar dehan expandirse a1 mismo paso, sin0 qiie se guarden ciertas proporciones alpropiadas, que en huena parte estardn condicionadas por 10s cambios en la eStructura de la demanda. experiencia mundial ha demostrado con la regularidad de una ley que el sector agricola tiende incrementar su oCeelta con menor velocidald cadencia que e1 sector induslrial otros. sucedido en AmCrica Latina. En el periodo 1915Lo mismo por ejemplo, la producci6n fabril de univcIso latinoamerican0 se acrecent6 con una tasa anual del ciento, en tanto que la agrapecuaria sGlo lo like con una del ,7 po ciento122. se dcbe esto? Obran diversos factorcs. Uno, de esperial gravitacibn en paises mris desarrollaclos, es el de la menor "elasticidad-i~reso" de la deniancla por alimcntos por produrtos primarms general. Esto quicre dccir que la tfemanda por este tipo de mercadcrias aumcnta con el rnisrno ritmo se elevan 10s ingresos. Si la renta media, digamos, se dnplica, no sucede lo misrno con rompras de esos Menes, que se acrecientan en menor proporribn. El fenbmenio repite en demanda de 10s que van inconporindose grupos de rentas mds a l t o s (o mos sertores) en'las economtas adolercentes. De este modo, a el ingreso rned io se hajo por lo tanto, pudiera supnerse generar una expansi6n bastante proporsu incremento c l o n a l de la demanda por alimentas, ello nopcede. que insistir en este aspecto del monto composici6n la demanda, porque corrientemente se deja fuera se subestima en la discusi6n del problema del retraso agrario. Para aclarar mls la cuesti6n podriamos imaginar un panorama en aumenta el ingreso nacional, pero en el cual 10s incrementos favorecen principal exclusivamente a un sector, de rentas m5s altas. medida que se elevan 10s ingresos de estos grupos, como se ha-comprobado, su demanda se desvia dc preferencia hacia otros bienes servicios. En estas circunstancias, '%EPAL,
Estudio Econ6mico, 1953.
15
aunque existiera una xguda necesiclacl social biol6gica de mayor provisihn tie procluclos agropecuarios !para satisfacer 10s requerimientos (le gran masa, recursos productivos no se canalizarian hacia cngrosamiento ,de la oferta de esos hienes, sino de la a q u ~ l l o s eclaniaclos por quienes tienen el tpoder de compra con ello “6rdenes mando” para el sistema productivo. Si ,las cifras oficiales sobre la distribucibn del ingrenacional no engafian y_$kctivamente se ha producido un virtual estagnamiento dcl ingreso por persona del sector obrero, que es l que de st .u a mayor proporci6n renta a1 consumo ,de alimentos,. clcbcrianios ckesvincular este hecho de lo acontecido con produccibn agropecuaria, aunque el no e u o de 1 s varios factores influyentes sobre el asunto. Por ultimo, hahria que llamar la atencion sobre ,la incidencia ‘qu e puede deben tener snbre distintos ritmos de expansi6n 10s sectores, condiciones espcciales como las, impuest,as sobre Chile por crisis de comercio exterior. En cfccto, recordamos que uno de 10s resultados de cs abastecimiento bienes imevento fuc la disminuci6n en portados, no podemos extrafiarnos de qiie 10s’kecursos 8c hay 10 r!irigiclos ‘d preferencia hacia la substitucih mismos, sobre todo 110s de carscter industrial, que eran susccptibles dc pais. Si e descuentn del incremento del volumen fabricarsc en prorluccion industrial el margen qiie significti nada miis cx!pansiGn un rccmplazo de las mercaderias extranjrras, envergadura. En otras ,palabras, c1 neta picrdc mucho d,e mento neto de la olerta de bienes industriales sirlo niucho lo que indica la apariencia. Fsta realitlad impormenor tante tmcrla presente tanto en relacibn aspectn tratado cn este p8rrafo como respecto lo sentado en uno anterior, haciamos mcmoria de que puede esperarse iina gran clcvaci6n (le ofcrta de-productos agricolas no ha ocurrida algo similar svpcrior cn 10s demis sectores. como se ha sefialailo, ,parte la mayor :producci6n de bienes industriales s61o ha significado iina compensaci6n de las p6rdidas en provisihn no una adici6n de la oferta habia 10s sirnilares importados antes (le substitucihlzz. ecrioncs anteriores pueden .dejar ‘la ha esho;ladn contradicdbn, ya que despues de abrir cl tuego con derIaraci6n que el retraso agricola figura cn primera linea querido socavar el “debe” del periodo, se esa afirmacibn echar un poco de agua fria sobre ciertas posiU V e r t a m b i h p6q. 115.
15
ciones alarmistas acerca del desnivel registrado y, sobre todo, implicancias remedios. Pero no escapari a1 huen entencledor 10s pirrafos anteriores han estado dirigidos negar rlisminnir el rezago de la agricnltura chilena, sino que ubicar el prohlema en un cundro apropiad 0. Una de In conclusiones que pueden extraerse ese anrilisis es que simple comparaci6n de tasas velocidacles de crecimiento en distintas actividades no hastan para diagnosticar cuantificar un desajuste por el la'do ?produccih agropecuaria Ide otro sector. cambio, hay otros indices e nos denuncian modo t claro como significativo el alcance gravedacl del ldesequilibrio. TCngase vista, .por ejemplo, el siguiente sdlculo sohre la evoluci6n del volumen fisico de la ,production alimentos compiresele el incremento $e la poblaci6n en el mismo , que del orden del 30 po ciento. Cuadro IX
JNDICES
VOLUMEN PISICO
LA PRODUCCION
A 1 , f M E N T O S $N CHILX (1340-12 igual
100) 1947-49 127.8 XR,9
CerealLegurrtinosas
Papas VIIIOS cliiclias Maravilla
118.4 I14,X
972,2 104,l
Carnes Leche
19 187.3 168,H 110,4 114,2
trquilla
queos
Aves
Huevos
123,s
Indicc gcncral Iiirntc.
ooiro, ron datos
plan
por
desarrollo agricola.
1951 1193 85.9
106.0 117,q
1694,4
118,O
180.9
1.50,1) 140,O
151.2 126,4 122,6
indire general, ralriilado
CEPAL.
balance no piiede calificarse sin0 de desolador, especialmente en 10 se maafecta periodo 1947-49 1951-53, nifiesta una disminncir'm, en tanto que 10 afios anteriores la produccirh 'parece h a h e r crecido dificultosarnente con interpoblamitencia, per0 m5s menos a1 paso del aumento de ci6n. 15
sc resultado aparcrc en aun mi5 desvcntajosa 1953 el ingreso nacional rcal time en cuenta que entrr 1940 por ciento. Aunquc \c acrecent6 aproximadamentc en un mejoramiento apenas hencfici6 a1 principal contingente rle ronsumidores de alimentos, grupo obrero, de todos modos tienc haber ocurrido una elwariGn importante de demanda cfecliva. Esto 6 l t i m o queda ipor demh relieve a1 examinar el riirso tie las importaciones de hienes agropecuarios, que subieron de promedio de millones d6lares anuales en el lapso adquisi1947-50, 51,3 millones en 1951-54: Si consideramos cion en el exterior de nada mds productos agricolas de cxiste produccibn interna, cncontramos la siguiente si u acicin:
Cuadro TMPORTACIONES DE BIENES ACROPFCITARIOS PRODIJCCTON I N T E R N A EXIS
QUE
millones de J61ares) 1947
292' 27,4
1948
1949 1990 1951 1932 1953 19.54 Fiimte:
18,4 17.0
55,G
61,2 45.8 54,fi
Instituto de Lconomia.
co
daton dr
Ranrn Central.
1.as rifras anotadas no dejan lugar
dudas respecto a cuestiones ptimordiales: a) na demanda cfcctiva por la agriculmds pmductos agropecuarios, b) que el frarmo tura nncinnal para satisfacerla oblig6 a1 p a f s compensar en parte defirienria con iinportaciones de similares extranjeras. 100) La gravitacibn del rezago agropecuario sido tan variada cop0 lesiva. En primer Ingar, teniendo en cuenta 10s problemas centralcs contrariado 10s esfuerzos po sanear estrurtura de periodo, del comercio rxterinr, crcando, mejor dic ho agudizando, rlemento de desajiiste quc ticne su origen dentro del pair vimos, parece haber tenirlo el exterior. Par otra parte, como inlluencia primordial en desarrollo inflacionario, vcz ha constituido el mayor escollo para 10s esfuerzos desti156
nados elevar el ingreso real de.las masas pobres de la comunib dad Ilegaran materiali7arse. obvio que si esos grupcrs destiquisieran destinar) una proporci6n crecida rentas ad qu is ic ih de al os o aparecen en el mercado, mal podrdn conseguir un mejoramiento sensible de su standard de vida. adelante volveremos sobre este p i n t o . sido alectados en Los dcmris sectores pioductivos tambih h #de la economia agropecuagraclo considerable por la ria.
Por un lado, lian debido experimentar- las perturbaciones tlcrivadas de la baja'oferta de alimentos repercutido sobre 10s nivelcs do remuneraciones la esca de costos en general. Ida presi6n po mayores salarios norninales ha estado intimarnente vincula& co la escasc7 carestia de 10s productos lxisicos, e especial 10s alimcnticios. situaLiGn miis holgada en cuanto abastccimientor precios habria relajad,o es explicable ,pugna en conrecumria, habria aliviado cl peso de 10s costos induwiales 10s demds sectorcs econ6niicos. Asirnismo, debe considerarse la incidencia manifieta de estagnacidn de un irea tan voluminosa como la agrkola sobre por ciento de la poblala dimensi6n del mercado. ci6n activa labora en ese frente, es decir, casi un consumirlor potencial por cada tres que hay el ipais. El hecho de nivel de ingreso el ritmo con que crece su renta, Sean inwisfactorios, involucra que las otras actividades no dispondrrin de una deinanda vigorosamente creciente que incentive justifiqw amplia&5fi de sus escalas de produccion. Naturalmente, este Cltimo factor no se superarj con el simple arbitrio de poner mds billetes en 10s bolsillos de 10s campesinos, xncnos que tal medida implique efectivamente una redistribuci6n del ingreso real del sector. En esta alternativa, la demanda global d e la poblaci6n agraria n o se od arri o si camb iar romposicibn, saliendo tavorecidas aquellas industrias actividadcs que afertan bienes de primera necesidad, que son 10s consumidos preferencia por el campesino pobre modesto. la inversa, cualquier politica que pretenda aumentar 10 ingreue se traduzca en un simple agricultores la masa 50 incremento precias el producto) probablemente ~nisnia,debido a la rcacciGn similar sus~ise derrntar5 tar5 otros scclores. verdad, ruando se habla expandir rnercado campesino a u m m t o de la prduccidn la eficiencia suhentiendc del sistema agrario, de modo cada persona Iahorahte produzca mds reciba ingresos elevarlos. . h i , podrh vez 15
ad qu ir ir u n mayor volumen ‘de hienes n o agricolas, p i olerla demris actividades una cantidad acrccentada de sus propios productos.
101) Cuando se trata de discernir la causas del “problema agrario” es fricil se.parar algunas lineas de pmnsamiento, veces arraiga,das e el nivel politico-social que e n el examen econhmico. la.do encontramos un concept0 que, en terminos grue principles sos, .podriamos llamar “de derecha”, que atribuye rcsponsabilidaides ,por el retraso agricola distintas lesivas niieslaciones . la . intervenci6n estatal, especialmente la politics de control de precios. Est? corriente tambiCn insiste en 10s obstiiculos de carjcter natural fisico incidencia de 10s factorcs subrayados sobre la rentabilidad, que seria muy bajx (calculada en por ciento por la Misi6n De Vries) y, ,por s e expansi6n. encle, sobrc u ,p bi li la csquina opuesta p e distinguirse una s “de izquier (la”, que otra ‘vex pone el acento casi exclusfvamente sobre alguelenicntos ‘‘estructurales”, que atingen es:pecialmente a1 rP ginien tlc tencncia de tierra supervivencia de “formas precapitdistas sernileuclales”, esto es, desigual distribucih la existencia d e relaciones sociales d tlel suelo cxplotable producciiiIi, como cl sistema de inquilinaje, que no corresponde una economia capitalista moderna. Entre arnbas ,poslulaciones ipodria colocarse una tercera, que llamarernos “ti.cnica”, que soslaya 10 aspectos subrayados por las ntras, sin negarlas, acentua, en cambio, 810s factores gravitan (le modo direct0 sobre el proces ,productive: moncalfdad la inversi6n; sistemas ‘de transporte y comercialito zacihn; asistencia tccnica cicntilica para la producci6n; calidad ailministraci6n rural de la mano e obra, etc. igual que en el cas0 de ‘la inflacibn, no es materia 102) at:adCmica sopesar escrutar esta gxma de afirmaciones, que dcbe constituir .e punto de apoyo de cualquiera politica. La principal dificultad, como en otras situaciofies semejantes, es tcsis expuestas no son absolutamente contrad.ictorias incornpatiblcs. ‘Como un ex,pedici6n que ,emprend el ascen so de una montaiia dede distintos lados, cada partida da visitin propia, icliversa d,e las otras, pero no por eso equivocarla. Pero es indispcnsable jerarquizarlas, para resolver curiles son las primordiales cuiiles secundarias, aunque se mantenga el sc requiere una acci6n global principio e o descuid ninguna.
primer lugar en el de raracter “politico”, Veamos comentario periodistico tribunicio habitual ‘clc sectores interesados, parece hnber aparecido narla m,is que en 10s iiltimos lustros, sca, con 10s gobiernos “iIitervencionistas”. Estl implicito en estos pronunciamientos “problema agrario” es de reciente .data factura en cl p a sa d o , 10s bucnos libes s l econoniia campesina iiavegaba mviento en popa. Por dcsgracia :para 10s acCrrimos sustentadores de esa hipOtesis, testimonio histririco no abona de ninguna manera su rnsueiio. Por otro lado, el principal alrgato 10s sectores agrfcolas en 10 Cprecios politicos” han perc s t a materia, que sosdenen urlicatlo gravemente a sector, tiene ,ficil asidero estadisuna visibn de c o n j u n t o . Para que tal lo menos tico, s u p o s i c i b n fuera irrefutable deberia habersc rcgistra,do fen6 detriment0 de 10s. meno de “tijera” en 10s distintos ,precios agrqpecuarios. Veamos cud1 ha sido la evoluciGn respecto clesde 1938, segiin 10 datoh; ioficiales: Cuadro PRECIOS .4L
M4YOR
(1913 igunl 1110) Aiios Agropccuarios I n d n ~ t i i n l e 5 Mincros
1938
1940
1121 1,539
1916 1!)17
214
3fi7
1OG7
1359
Importadov Ccncral
4.52 1748 2089
l(JS0
1328
7 l o fen6meno notaC o m o re puede apreciar, hastn el rezngo de 10 prccios mineros. Los apropecuarios tienm otras actividades nacionalcs curso niris favorable stilo es aventajzdo por el 10s precios dc 1as.importaciones. Entre 1947 1951 tainpoco se registra una alteracidn de esas tcndencias. Sobre la basc 1917 igual 100, la situaci6n en 19.54 siguiente: precios agropecuarios, 559; industriales, 447; niineros, 549; importa,clos, 447; general, 481. En este iperiodo 10s precios agropecuarios iriejoran con respccto t,octos 10s deIn;is, incluso 10s importacitin. Lo dicho no contradice algunas circunstancias evidentes, como ~ ~ ( X ~ I T A
hlusibn a1 Presidrntr Barros Luco, que habin drclarndo en alquna sirlo exislcn do.; r l n w problemas: lcis q i t r se arreslan soloi In
IDITOR:
uportunidad que
110
tirorii
16
so!iirihii.
cooperadail no ha habido una politira agraiia definida para la agridtura; que el control dc precios ha siclo aplicaclc, con torpcza, vacilaciones aiio:, particulares ?or consi deraciones politicas, algunos reajustcs sido menores que e crecimiento 10s COS~OS.Pero cnrta las alas de las deducciones exageradas sobre esos hechos. La vcrdad cierta es que la “ i m p o litica oficial” vicne de antiguo; que la declinaci6n agricola ascenso de gobiernos iLquierdistas se remonta evolucibn precios no confirma la “lesi6n enorme” de se queja la cornunidad agricola.
103) Conviene t
h examinar brevernente 1 s reclamos por la baja rentabilidad de \la explotaci6n campesina. Basindose en apreciacih antes citada de la Misi6n Vries (Banco lnternacional-Fao), la emoria para 1951 Socie lo siguientc: dad Nacional Agricultura, “Con una utilidad insuficientr aim nqativa, no pnede espernrse aujp dc una actividnd eronhmica; no pucdc aspirarse mejoramirntos sustancia es posible, tampoco. prcteride les en rl nivel tCcnico las explotacionm, un adelanto s u b s l a ~ ~ c i a l la5 condiciones de vida de qwenes dependen (11
esra ac1151dad”.
Para for marse un juicio a1 respecto coniiene tener presente de partida 10 terminos econimicos de comparacih: capital 11tilitladcs. elemcnto clave esta f6rmula el capital, dada la natiirale7a cqpecial de su composici6n la agricultura. De acucrdn estirnaciones de hilisidn nombrada, 61 sumaba 99 millonrs de pesos, de los tuales el factor ticrra representaba mil millones. Del resto, 11 mil millones correspondian plantaciones s6l0 mil millones ConstruccioneP, maquinarias, instalaciones productivas, etc. composicibn (caractcristica por lo dem ls economias subdesarrolladas) tiene mucho q e ver con el problema de la rcnlabilidad. primer lugar, porque el valor de ese capital-tierra se hall:* artificialmente abultado por Ias condiciones derivadas de un proccso inllacionario. Est0 es, tierra tiende valer -m5s la acreditado por su sola capacidad productiva. Como sabe, un gran volurnen invcrsiones, hijas de ingreahorros acumulados en otros sectors econ6inicos, se canali7ado hacia la compra propiedades, elevando artificiallo general, mente sus precios. Ellas, va en busca de unx h comparab e c n la que p e ob cnerse en otras 160
actividades, sin0 que tras defensa el aciecentamiento del valor real del capital “corporizado” en suelo agricola. Hay tamh otros incen ivos que lahoran en el mismo sentido: prestigio social, facilidades tributnrias, menos exigencins directivas que en la esfera industrial comercial, etc. 01x0 factor inis irnportante que incide sobr relaPcio ci6n capital-utilidadca 5 el giado d e explotacibn del primero, tierra. Sobre este punto sobrc torlo clc aquella parte principal: cualcsquicra seaii la raLoiies, justificadas no, del fenbmeno, rabc ducla dc que el grado de utilizaci6n e su recuiso lundamcntal partc de agricultuia chilenq dista muchisimo de lo ser intensivo. En cstas ciicunstancias ocurre algo similar mitendria lugar cn una industria que aprovechara 5610 ruarta partc sus instalacioncs dc su capital: necesariamente su rentabilidatl scria deficicnte en cornpaiaci6n del mnnto lo invertitlo. tl is si h rorricnte, en “abbtiacto”, sobre Como piicrle verse, baja si la rentahilidad alacitin Agrirola Agrc. artiva
MGuico
India
Japh
Egipto
‘l’urc] lia
Dinamnrra Francia ILnlln
olanda Inglatcrra
e el diagnb tic o ’n autosuliciente, (‘11 107) Dado la causa\ ’el sentido de aporta explicaciones respecto productividatl, baja inversibn, el deficiente standard de etc., casi eliminacibn se llega a concentrar la inirada en elementos “estructurales”, sea, s vinculados con el rC distribucih de la propiedad, la calidad empresarial cjemtiva de 10s propietarios relaciones sociales prevalcciente esfera. Este tema lo rata nos con alguna en otra obra (“Hacia Nuestra Independcncia Econdmica”, Pacifiro) no obstante, debeinos reiteiar obscrvacioncs fundarnentales agregar olras primer lugar cabria indicar 10 d a t o s preliminares Censo Agrkola propiedad rural 1.955 han confirmado desigualmcn rliutribuida. sigue promedin, para tndo abnrca el 86 po ciento
pais, el
,7 por ciento explotncioiics tierra agrfcola”. 9 5 3 1 1 predins de rkpresentan 74,ti por. cicnto del total, $610 disponen dcl 1ic.clAreas. proviiicins de Saritiago, Valpor rirnm de la snperficirt agricnln. 92 paraiso )” Aconcagua, el ciento de la explotaciones cubre cienlo csplora tierras agricolnr, niieiitrirs el 84.8 por cicnto de ciones pequefias ocnpa apenas rl por ciento de supei.ficie’’lze. “F.n
Dmde el Bng7110 econ6mico, la mPdula esta realidad es olaridad meritliana: relativamente pequefio nilmero proporcih empresarios agricolas que dispone de suclo sobre todo, de combinai aprovechar, de es capaz arlccuadarnente co otros factores productivos: capital, C; ,i>acidadmnprcsarial, rnano obra, equipo, etc. Po otro l a d o , parece exktir i i n a cantidad considerable de pro-
pielarios
est5
situacibn opuestn: tiene menos tierr:!
‘?~“Drs~rrollu ron61rii~o.
Iiirtituto
d~
Emirninii,
op
ci
la que requerii-ia para tlcsarrollar una explotacih nacional ctue le permita rlivel dc vida aceptable. P, este planteamicnto reside la “raz6n de ser” ilc la relorma ngraria, que en esencia enfoca este problema tlerivacirjn 10s dem6s incidentes sobre el progreso de agricultura. la expcriencia histbrica, que es muy rica bastante un’iforme lifcrcntes variedades ,lineas de dcsarrollo, se perfilan tres granrles altcrnativas: la q 10s socialistas hzn de?ioniinndo “prus’iana”, por referencia aborc1aniic.n de nsunto en la partc norte Alemania; la soluci6n colectivista 6rbita soviitica de tipo franc&, norleamcricano cscandinavo. La primera se basa e n u n a m a n t e n c i h la. estriictura tra clicional de distribucih suelo proreso sostenido para “modernizar” el 1atifundi.o paliar inconvenientes, lnenudo insalvablcs, del parvifundio. En otras palabras, se trata elevar Iits tlisponiliilidades de capital, ticnira, eficiencia rectiva, ctc. tlcl gran tpropietario, hasta lograr iinn combinncion proporcionada ronsecuencias 10s recursos productivos. socialcs e politicas m p es er va c 6 n clc una casta de “junkers” son conodas 10s resultados econcimicos han sido inferiores consegiiidos por las modalicladcs m6s t1emocr;lticas punto coniparacihn. 10s paisca nhrtlicos, para citar proyectos para fomentar la socicdades antiniLa tendcnria. inas rampo (que s610 pueden prosperar gran propiehasta cierto ipund a d , salvo situariones muy particulares) io, clerivacih la “variedad prwiana”. m bomda para introd11ci.r el capitahino en el cam110 sin cleszlocompleto a1 gran propietario, auscntista impotentc para dcsenvolvrr .ws recursos. Uuscar / t i e r n rlcl sector agrfcocapitales la tecnica la antigua organizacitin no utogenerar. Estas modal,i,dades son, sin cluda, las ,prefcridas, consciente iiiconscientemente, par 10s nlicleos miis conscrvadores. ,l travks La “varianre” colectivista es bien conocida Jos paises sovieticos. Parecc demasiado ale.i.ada del ijeriencia c u a d m general, en que 5e plantea asunto c,n niiwro ,pais para justiFicAr nn examen minucioso. La opinirin corriente (voceada, inchso, pot- s dirigentes e esos paiscs) ,de .que el sector ag1-is i d o el eslab6n mis dgbil cn cola desarrollo economico mu ndo comunista,’no acredita hasta ahora siis bondades te6icas127.
Ecnirvinla Pulitirn”. puhlicado por la hcadelrlin KIP Cipnrias la la econost1 eapitulo robre ‘‘CI drs:irrolin n r n r h i c o 1 ’ 4 ~ seiiala, pnr ~ j ~ r n p l o : “c!csde rrpr:lnirnto i i i i a nncional“: In ag,icu:;uia p u n t o de vistx ae 1ial:a ~ i r u y
“Manual
16
108) La tcrcera altcrnativa se perfila
inis, cligiia
resultados econ6micos como proevolulrasta politica, bim evicleiiciadas mayoria lc nnciones que han seguido alguiia cion siis varietla~cks. Ella se asienta fundamentalmcnte cn distribuci6n relativamente m;is equitativa de ropiedad rural, cuya substancia rconhica reside en el equili io de las dispohibilidades de tiprra del mayor niimerb dc cmprcsarios-propietnrios con si 10s otros ,factorcs productivos. Esto cs, tielide acervo que c a d a agricultor disponga tanto rccurso-ticrra como el p e d e explotar racionalmcnte, dados el monto calidad dc su nivel organixaci6n, thiica , su ca esfaerzo, faenas. riatiiraleza su cultivos olra parte, cn casi totlos 10s palses marchado por cse camiiio agricola, :propiedad p r i v a d a alto grarlo suelo est5 konccrtacla co de cooperaci6n de “cnlectivizaci6n” algu.nos aspectos f u n cicndamentales p a r a la inc1ustri.a (como ser la ayuila tecnica es pr6digamente diseminada !por la autorilclail piiblitfficn, 10 ,productos). 13 comercializacidn Vale la pena siibrayar que faslsa antinomia entrc “gran propiedad” “pequefia pro,piedad” tiene cabida en cstas -aproqu 10s tamafios estin suborrlinados ximaciones a1 prohlema, algunos t i p s In consldevaciones eron6rnic;is anteriorcs. explotaciones, n Ipucdt: sc lo niedio grar ese eqiiilibrio comliinaci6n ciptima lm rccursos piwductivos; en otros, en cambin, predios pcqucfios mccliam6s pro ‘tios. verrl‘ad, “caricatu1iz;lnos resultarAn us detractores, como cinn” e la’reforma agraria si se tratara de iina simple fragmentaci6n de propiedades, tiene liigar en un an5lisrs serio del asunto. Claro c s t i .que ‘deformaci6n tambitn limentacla por el sim,pIismo de muchos propugnadores del movimiento. tenrih, tanto y c i h social
mate109) Para cerrar esta secci6n queremos insistir sobre qiie constitnye, ria que est5 implfcita en el, examen antwior sobre todo ‘en niiestrn pais, un p i n t o claw ,politics sobre reforma agraria. creemos exagerar si smtenemos que fa1t.a c a m a s principales de de atenci6n ha recibido es ,poco Cxito ha tenido en’ el pro diilcno. En el quinquenio 1925-29, exportariones de salitre reprpsentaron el 4S,9 por ciento las de cobre, 29,9 por rirnto. Veinte afios ‘despuPs, n el lapso 1945-49, la participacih bre se clev6 a1 52,6 lpor ciento la del n h t o hajh a1 16,s por ciento. En conjunto, las exportaciones mineras, que aportaron el ,por ciento clel valor exportado 1928-29, 5icgnificaron un por ciento en promedio entr 1916-53. progreso leve desde este 5ngulo parece contrapesado por snledatl que ha quedaclo el cobre como pivote del comercio exteriorl30. papel de Las exportaciones agrbpecuarias, q e jugaron importancia antes del auge salitrero, contribiiian con el 10 ciento clel p‘alor ventas en 1928-299; siibieron 41 ciiota hasta el 16-18 por ciento entre 1930 1939, causa, principalmente, del descenso aporte de la mineria, para volver, despuPs de 1940, girar alredeclor del por ciento del total. pesar la impresi6n corriente sobre esta materia, el valor han mantenidn esas exportaciones (por lo mismo porci6n constante en un total que ha crecido) acrecentb 170 por ciento durante el periodo 1940-53”131. alcntador’en desenvolvimiento de exEl asperto l~orticioncs el lugar que pasado llenar las do carzicter rndu~trial, cspccial las provenientes de Huhchipato, qu elepor ciento en 1928-29 niportaricia relativa dcl varon 1952-53. por cicnto c3xceYiva especializaci6Ii nomcnclatura exporaltcrado. Pkra colmo t o m 0 ruerpo taciones, p e s , se niievo elemento de dcformacitin: la falta dc varierlad 10s merc ~ : l o s compradores. el perfodo 1935-39 alrededor del 65 por ciento de portaciones tenia lo5 siguientes tlestinos: EE UU., por riento; tontinente europeo, ciento; Gran Rretafia, un por ciento. cambjo nfios 1950-54 la situacibn acusa profunclo, guerra. habia venido rnarlnrando desde W‘‘Anlecedmle?. ”, op cit. 13
‘L)rozrrollo Econ6mico
Chile”, op. cit.
pasa a absorber mis del 50 poi cieiito de cxportaciones, corn0 regla general, Europa, su conjunto, dieminuye fracci6n menos del por ciento. unico clcmcnto favorable es el incremento clcl mercado latinoamericano mpecialmente del argentino. Si_qilicaba menos del po riento e1 eleva participaci6n h a s t a poco r n A s tlrl 15 lapso 1935-39 por ciento en 10s alios 1950-541"". 114) ?Poi qiiC se
teiiiclo tan poco bxito
estas
aspectos iun-
clnmen tales n prin.muchas raroncs, pero basta siibrapr cipal: porque tarca niuy artlua promover nuevas cxportaciones. este respecto convirne recordar nuevo el relativo S U C ~ S O eslue17os dcstinatlos snhstituir importaciones. em piesa debia haber s i d o cornplementada por la diversiEicaci6n incrcmento) exportaciones. Esa la mCclula de politica aconscjada para wperar el desequilibrio del comercio exteiior acelrrar dew-rollo econbmico. En Chile, como en casi toclos 10s paises enlrcnlarlos co tareas, no ha sido posible avanmr a1 uni\o. mismo problemla en ems frentes, a causa, repetimos, de que divcisificnmucho m6s clificil. de In exportaciones primer lugar, lo que se refiere a productos brlsicoi, 10s paises adolescentes encaran 10s escollos provenientes Iimitnci6n escasa variedad de 10s recumos naturales. Pero, aun10s tengan, el problema no est6 resuelto. Para colocarlos mercado internacional en condicimes de coinpetencia, ncceqitan explotarlos con un grado satistactorio de elicienda, csto CY de costos compatibles con 10 de otros exportadores. Ello, por lo qeneral, requiere considerables inversiones, que no cslin a1 al medim cance de que precisan arbitrios diveraos quc excrtlen la capacidad estado su organizaci6n institucional, litica social. IIabitualinente s610 10s inversionistas cxtranjeroq p o d i d o emprender la tarea. este respecto vinicrs qu 10s 25 alios examin'ados no han sido period0 comparable a1 siglo pasado. La corriente de capitales sidoA6bil y, aclerrii~, se registrado una tendencia marcada a1 desenvolvimiento de substitutos industriales muchos productos rirnario5; buen n6mero de Innterias primas encs per otra parte 'sicos ha ofrecido perspectivds suficicnteniente atractivas en su de10s mercados principales, debido a1 lcnto crecirniento manda otros factores. 1'
'hntecedenwsl
Desarlollo
17
Eccn6mico
p a i s adolescenPo su Iatlo, 10 inversionistas piivaclos tc se enciientran frente a1 melcado exterior en un ie 105 atcrnori7a. saben inestable duramente competitivo; conoce11 la itaciOn de organizaciones monopOlir:is, tanto en la prorecursos (luc ricin cnmo en la comercializacih dc 10 bienes; luerza organi7aciones son relativamente pocos Iiicnor. Si 1.25 dificultades parecen magna5 estiidiarse la gromoci6n visnuevos rubros exportables de bicnes primarios, ellas lum1)ran casi invencibles cuando cl objeto es colocar producto5 c!laborarlos industriales en el mcrcatlo exterior. imporbaciola substitiicih de T . 2 5 empresas vinculadas camhio, ofrecen peilspcctivas rnucho mds ciertas nps, halaguefias. La demanda es conocida; no exigencias insuperaprobles respecto a1 nivel e pioductividad costos, debido teccih oficial; la habitual cscasc7 (le divisas restringe, cuando eliniina, la competeiicia de otros empresarios locales. cabe extrnfieza Dado estc cuarlro de facetas tan dispareg respecto la desviarich preferente de 10 rccursoq energias hacia el proccso tlt. snhsti tuc16n la postergacitin mnsiguiente clcl eslueiro por fortalecer estructura .de la cxportacihn. Un ejeiiiplo tl la sitiiaci6n tenemos en la cxperiencia chilena sobre pioiiiocitin (le exportaciones. o e n mta materia ha siclo, como ya indicSbamos, significative producci6n sirlcrGrgira de IIuachipato, peio trata de empresa a an una apitalizaci6 escala de operaciones compa~ablcs de usinas extianjeras, riue se logratlo cgracias la cornbinacibn del credito cxtrarijrro kt resuelta amplia colaboraritin estntal. TambiPn es iluminador el naciente industria de cel1il05a. Se han requerido muchos aiios para que d pprl primeros pasos una conjuncih de factores afortunados: su n empresa nacional privacla que sirviera de base; las inwstigariones respnldo general de la Corporaci6n Foinento credit0 del cl5anco Internacional. Uno de 10s aspectos m;is intesantes relacionados co empress una idea de la cuesta ernpinada que deben vencer esta clase de iniLiativas, es el que se refiere considerables inversionec clc capital social fijo que deben efertuar, como son vias coniunirarih, habitaciones para c~q~lcados obrcpais niaduro, por lo gcneral ros, energia, ctc. obligaciones son satisfcchas por el Estfido por otras empresas, son producto una evoluci6n anterior, precisamentc, de las toiidiciones tienen en vista 10s empresarios para 174
ciiiprcncler la iiueva actividacl. En lo$ nuesiros no ocurre asi, trata de iniciatims di,stantes de 10s censobrc torlo cunndo c las- Facilidades colectivas disponibles. Esio tros poblados implica acrecentar invcrsiones h;icer inlis tlificil el logro una utilidnd satis,fac:toria. .csta halla luna empreu privnda piiblica nacio2ial trria en un pic m:is mdesventajoso que las cxtranjeras. compafiiias del cobrc, por ejemplo, han debido renlizar cu:+ntiosas inversicnes coraplementarias cn siis plantas (le1 noric [!e Secontar con el enorme respddo fiwell, pero ,ellas, ademds rinnciero sus matrices, tiencn seguri:latl si habcr tar aventurlindose para satislarrr una dcrnanda m as Ineno~ riertn, cnal es la subsitliarins industriales el pais Yorte. a estruc10 esfuer~m 115) El pore exit0 tura exportacidn irnplicn qu e 3 sohrerivitlo cl principa factor de vii!nerabilidad 1. dependencia economi:! chilenn respecio a1 comercio extrrior. Si cnibargo, esta cirrunstancia clcbe analizarse cn rnnjunto n otro el 6 quc t e un r compensa(lor, que e subsiituriOn de importationes. p o g r c s o en Kecordcmos ocurria en el pasado. una lase de rontracci6n dcl comercio cxterno, una cuota 10s recursos roductivos qucrlaha de inmcmuy cnnsiderablc tliato desocupada. La cesantia origen trastornos saciiclolorosos, agravados por cirrunstnncias locales, como 11 li la actividnd exportadora en la provincias de concentration impoi taiiones biencs 1101 Po otro lado, disminuian consiiino de capital que sc ohtenian con intercambio cxtciinr ciujidcras de la economia fiscal cran proporcio1ialc4 as cntradas dericiidas del sector SL subor&nari6n crno.
Para apreci:ir situaciGn clc postcyisis, 5ca, rlespues de har tenitlo lugar l reajustc crondmlco q uc, hemos ha): teiicr en consideraci6n iin hecho significativo: que ri h trastorno c 10 cinco Iustros del period0 no hubo .-able po su intensidad dhrarih quc aquejaron a1 pais altihajos del romercio intcrnacional han sicln pasado. cortos relativamente moderados, aunque veces (por cj., cn causar inquietud suscitar pro1953), llcgaron 1949 fiscal. ldemas clcliratlns, especialmeritr en elha sido sometida La nucva eStriicti&a, :pues, una prueexjgcntc que permita paralelo objrtivo. 17
Sin embargo, es pmible legitim0 cstableccr algunas & I - r en cias. En primer lugar, sobre todo perturbaci6n corta, tlfecto sobre In ocupnci6n el ingrcsn del pais serian seguriiincnte m;is reducidas, por la sinipk ra70n de que disminuitln importancia del sector cxtcrno en esos nspectos. Asimi+ mo, la industria de exportacibn Iia xiisado una tendencia 11i:inifiesta concentrarse en grandcs unidades, que estdn en S ~ L L I : I riOn tienen inter& en no liccriciar personal especializado tlificil de recontratar con celcridatl. De cste mod o prelicrc “tlistrihuir” la menor ocupacidn, suprimiendo horas extraortlinarias, disminuyendo turnos otros arbitrios conducenim mismo fin. Por otro lado, el dcscenso en la capacidad yara import,li (pie acarrea un depresidn, ahora afectara a adquisici6n dwnaterias primas, combuqtibles bienes de capital, que articulos de consumo, curno en tiernpo preterite. Si la baja e5 .aguda extendida, ese efecto terminarh por restrinpir actiridades industriales , la consecuencia sefialada en el prirrafo anterior, Ji minuirri el caudal de 10s ingresos demanda, desatando una “reaccibn en cadena” dc influencin depresiva. Yero tanto el proceso no afecte radicalmente ahastecimiento de Inaterias primas combustibles, la politic3 econ6mica e t& n n de sostener aun acrccentar e1 ritmo operacioncs ,las Areas que laboran para el mercarln intcrno, especialmente industrial. En esta posibilidad reside fundamcntalmente la ventaFa la actual estructura sobre la antigua. En el pasado, 10 factores licenciados po el sector extern0 teniati oportunidades tlucidas de hallar empleo en otros frcntes. Ahora, en cambiu, existiendo un margen de capacidad instalada de abasteci mientos brisicos, la industria las otras actividades pueden coin pensar, transitoriamente, por lo nienos, la haja en el campo la exportacidn. 116) El otro cslabGn primordial en el asunto es repeicusidn sobrc las finan~aspliblicas. Aqui ta mb ih logrado algiin‘ progreso, per0 la vulncrnbilidad sigue sicndo formidable. uti momento de auge de la industria salitrera, 1895, I:is entradas derivadas del intercambio exterior representaron 95,l por cicnto dr1 tntal. En 1929 todavia significaba el 67 poi
aportaron
1950-54, por ciento.
orno es ohvio, esla gravitacidn iesulta ahsolutamente despropo~cioiiatla se ticnc ciienta la cuota de la actividad expor ciento) portddora en el ingicso nacional (alredcdor del Lo ocrirre es quc la e l e v a d n produclividad de la “gran mi-
neiia” eu;.oi tacih pcrrnite succionar alli un alto volumen de irigrcsns sin alectar rcntahilidad, aliviindose la carga dcberian sobi ellevar 10s otros sectores. solo impuesto a la rcntas de las emprcsas de la 1954, “gran minerid” sum6 4.833 milloncs [le pesos de 1950, contra aportaron 10s impuestos a la renta de todas 8.295 milloncs empresas ndcionales 0s tributos la propiedad. La comparaci6n seiiala qu las priineras pagaron demasiado (lo querla en claro For siis utilidades satisfactorias), &io 10s otros rubros contribiryeron muy poco. tanto no rorrija esa deformacih del sistcma de ingresns, dificilmentc dcsapareceri esa otra fuente dcl desequilibrio la dependencia de 10s ingresos tributarios del econ6mico que Sector exteino. de aspectos m6s interesantes del fracaso para promover la divrrsificaci6n exportacioncs ha sido la esterilidad de politica de cambios preferenciales. Conviene examinar con cicrta h estc prohlema, uc seguir6 siendo fundamental la coriducta futura para suerte de 10 esfuerzos por liF: rrar a1 pais la estructura exccsivamente especinlizada dc produccidn cxportablc. Valdria la pena comcn7ar anilisis pregunthndose por quC paises suhdesarrollados han debido recurrir habitualmente divcrsrrs arhitrios espcciales, a fin de proteger estimular a l g u nas parece ociosa pregunta, porque siis exportacioncs. ci-eido hay un elcmento antojadizo en esas mcnurlo se medidas. Todavia se rccuerdan las palabras de un ex hlinistro Hacimda, que refirihdose a la protcccibn otorgada pequcfia mineria, sentenci0 que al pais le resultaria ris harato alojar todos 10s bcneficiarios en el Hotel Carrera principal, se manifiesta con La raz6n dc fando es una n relieve cn muchas economias adolescentcs. el desequilibrio en 10 nireles de productividad de las industrias de exportaci6n, que llcga extremo cuando existen actividades desarrolladas por iqvergdn extranjera ’con una “densidad de capital” muy superior a la que han conseguido empresas nacionales. En el cuadro anexo puege percibirse objetivamente la naturaleza dimensi6n del ashnto. 117) Un
.
177
P R O D U C T I V I D 4D
ACTIVIDADES
pionieclios anualcs en miles de pesns
AAos
ot al del pais
1950 3951 19.52
6R,6 G9,G
70,7
niirieria
del rohre
1950)
Minerfa total Industria
770.6
119.8 115.5 I15,7
@6,1
853,Z Fuente:
60,n
59,s 63,3
Agricultura 33.3
n9,9
40,2
CEPAL.
e, 10s contrastes enormes, sobre todo en lo Como ataric la brccha entre gran mineria del cobre las denids otras ramas de la mineria. actividadcs, inclaso E s ~ a s difcrcncias de productividad, que repercuten dircctacostos, determinan que actividacles tiienlc cri 10 niveles se cncucntran en situaciones muy dispares para coinpctir cn el nicrcado extranjero. mcdios para Los cambios preferenciales han sido uno dc subsanar esos desniveles ponx 10 distintos scctorcs posiciones menos equivalentes. liasta 1956 sc rccurrib go esa herramienta para promover las exportaciorics zaban de la capitalizaci6n de industria coho, la e “ ” relativamente a la i , otorgindole de cambio menos Cavorables. Hemos visto que resultados,lian sido menos pobres. ha debido? Anotemos, en primer l u p r , ausencia de toda politica bien delineada persistcntc sobre materia. podemos discernir objetivamentc si 10s estimulda camhiarios fueron lo suficientemente holgados como para pzrmitir nvevas antiguas exportacioiies entrar mejorar posici6n en el mercndo exterior, pero es nianificsto quc todas,Ias decisiones sobre la materia fueprcsibn ,de intereses circunstancias ocaro ~oinada i aj sionales siemprc con teriior repercusiones sobre el precio de las importaciones. parecen infundadas la quejas peri6dicas dc 10s scctorcs afcctados en el sentido de que la inflaci6n interna incrcmentaba persistentemente costos estando en su mano traspasar 10s recargos a1 consumidor traiijero la forma precios mAs altos en d6lares otras nioncdas, qucdaban entregados a1 “forcejeo” las resoluci,o178
cs siempre taaciias
autoridadas respecto a’ nucvo
aderuado tipo de cxribio. embargo, mis irnportante que esta critica pucde ser la dcduccihn sirven bien poco 10s arbitrios parciales aislados para niejorar posiciones exportaciones de baja protliictivi,dad rcla t i v a , Sean ellos cambios prefcrcnciales, subsidioa, ventajas tributarias cualesquiern otros. Da impresitin que estos cstimulos lo miis pueden sostencr situatiGn precaria subordinada de cxportaciones tradicionales. Por oposiicihn sohresale el concept0 ‘de quc la h i c a lorlrla cn que tales incentivos puedcri conducir metas deseadas van acompafiados de recursos eficaces para influir sobre cl es sistema de producci6n de actividades escngidas. dccir, ellos deben rnvocar asccnso efectivo si1 nivel de productiviclad, modo colocarlas en mejor pie para araostrar compctcncia exterior. toc?os modos, b a s t a lo dicho para romprender 10s propoliticas dc “cambio iinico” ue blemas que planteari venido reemplazanclo tasas discriminatorias de 10s paises latinonmericanos, poiblemente causa de poco dxito di licultades creadas po 10 iiltimos. estructura comercio cxterno como la chilena, ese necesidades indus“carnbio iinico” cstii influido por sea, la gran mineria cobre, Lrias klsicas de exportaci6n, tanto porque ella rrovee el mayor orcentaje la divisas mu porque cualquler devaluaci6n la tasa importar5 ganancias casimles para la empresas extranjeras una rcclucci6n coni;i+cnte de 10 ingrcsos nacionales. P.ero un cuadro de esta naturaleza crea un patr6n niuy improFicio para cl f o m e n t o diversificaci6n .de cxportacimones propiamente nacionales, para Ia cuales aquella tasa cambio resulta magra, dado si nivel productividad de costo mu cho m6s delicientc el de empresas extranjeras. En cstas circunstancias si se mantiene rtlgimen de “cam, el problema s610 podria ser subsanado por una conlsio activa dcstinada establ.ecer otros estimuducts rnuy resuelta distintos del de 10 cambios preferenciales, fortalecida por el medidas adecuadas-en el scntido antes indicado, sea, las actividadcs fomentadas. Pcro dc clcvar la productividad esta politica es mis compleja dificil de llevar cabo las t a n s
e) La e x p n n s i d n (18) En el capitulo
0s
Servicios
tuvimos oportunidad para sefialar 17
redistribucih de recursos productivos habia tcnido lugar con el objeto de contrapesar de la declinacih dcl sxtor terno. Uno de 10s aspectos salientes en el nucvo h economia nacional es la preponclerancia que adquicre el ruhro general de “se& cios”, qu e e desarrolla rnrims rhpidamente que la esfera de producci6n de bienes facilidatles complementarins (servicios de utilid d piiblica, construcciones Lo datos mris tidedignos sobrc la malcria parten de 1940, pero, dados 10 elementos influyentcs sobre a evoluci6n, p suponerse con tundamento cl fen6meno tiene viejas raices debe haberse manilestado por bastante tiempo, acentudndodespues de la crisis. Entre 1940 1955, seglin datos de CORFO, la .produccidn dc bienes ha ido perdiendo po ~ici 6n relativa en el globo de 10 ingresos-Froducto creados, la mkma que ha sido ganada por el sector servicios. En 1940, la primera representaba el 49,s por ciento del ingrcso gcnerado en todas las actividades remunerael segundo significaba el 50,Z por ciento. das, en tanto En otras palabras, cada cien pesos que ganaba la pobla49,SO provenian ci6n activa, e 1 s esfuerzos prestados a la 50,20 de a rendidos en l se SCIproducci6n dc bimcs vicios, lo que da una idea aproximada de la importancia dc ainbas esleras. En 1951, esos porcentajts indicaban el siguiente cambio: actividades productoras de bienes s610 daban origen a1 17,5 po ciento de 10 ingresos, cuota que, segun una estiinaci6n del Instituto de Economia, se habria reducido .en 1955 6610 46,s po ciento. Por otro lado, volviendo a mirar el asunto desde el 6nguIo poblaci6n activa, sc verifica 10s movimientos de personal ocupado n 1 s sectores “productivos” aumetlt6 en 18 por ciento entre 1940 1953, mientras que empleado cn el departamento de servicios se acreccnth en~alrededor 65 ;or ciento. Este problema ya ha sido examinado criticamente por CEPAL~”, organism0 que ha dcstacado la diferencia de esa evoluci6n en una economia adolcsccnte en una industrializada n estas liltimas, la h radicada en s servicios tiendc aumentar con rapir gracias incremento de productividad en la esfera creadora biznes para satisfacer demandas relinadas la gcntc ogra elevar sus ingresos encima dcl nivel suhiqtencias (mds educacidn, entreteni1”“Antecedentes.
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op. cit.
inientos, salud, etc.) Se irata, pues, de un desenvolvimiento normal. muy distinta. La situaci6n cn 10s paise? wb:lewrrollados Ellos estin mug lejos dc satisfarcr necesidades bisicas de sus habitantes. registrado un rnejoramiento de la eliciencia n las actividades productoras de bienes permita un desplaLamiento de mano de obrd haria 10 servicios. En estas circunstaiicias se pucde afimiar que, por lo menos transitoriamente, c.ambie el nivel de productividad en aquel sector, no hasta se justifira ni conviene esa traslacih de recursos. d e h e esta notoria desviaci6n en la distribucih 10 fartorm prodnctivos? destacar algunas causas que parecen las principales. Vamos Antes qiie nada sobresale la relacibn entre el len6meno cornentado disponibilidades de capitales tasa de inversion de ii pais. pocas ;simples palabras, emplea individuo monbarato que un nfgocio en la esfera de 10s servicios es hacer lo mismo en el sector productor de bienes. En el period0 1946-50, por ejemplo, la primera (excluidos 10s servicios de utiotro universo). ocupaba lidad p6blica, que hemos anexado poco mris de la tercera parte de la poblacih activa; sin embargo, s610 contaba con el 2,2 por ciento del capital existente. La industria, en cambio, que dio trabajo cerca del por ciento 10s laborantes, necesit6 dis;oner de n porcentaje equivalente del stock de capital. barajamos de otra manera las cifras la concliisi6n de que 10s servicios (comercio, Einanllegamos zas, personales) requerinn un a inversi6n de capital del orden de pesos (de 1950) por hombre, en tanto que la industria requeria u n o s mil pesos de la misma moneda. La existencia de capital por persona activa era menor en la agricultura (unos algo mayor en la mineria (125 58 mil p:scls per &pita) pesos persona)'sJ. Evidentemente, si n esta ultima actividad considerdram'os aisladamente "la gran mineria", voluinen de capital por hombre seria extraordinariamente mayor, como lo sugiere la comparacibn de la productividad de la mano de obra en ese sector con la norma general del pais. sintesis, siendo escalsos el ahorro la ,inversi6n, dificil mente habri capital suficiente para empleo nueva made obra para trasladar a ocupada en faenas cle poca productividad hacia sectores que exijen una capitahacibn por hoinbxe menos elevada. Los servicios, por lo tanto, que119)
'3'"Antecedentu.
18
",
op
cit.
dan corno iina via de escape p a r a emplear 10s factores productivos. niiestro parecer, el factor scfiialado primordial importancia excede 10s d e m i s , miichas veces reciben ma atencibn. obstante, no dehe siibestimarE la importancia otrO5 120) factnres. Parece razonahle pensar que la distribiicihn de ingrcso en un pais tiene indudable 'gravitacibn sobre el procebo. sector social relativamente rediicido piiede absorbrr, corno O C U rre en Chile, iina fraccibn relativamente alta la renta total. demanda de este griipo en hiiena prsporcih
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