Charlotte Wolff 'La Mano Y Su Lenguaje(испанский)

September 16, 2017 | Author: Журавель Валерий | Category: Self-Improvement, Emotions, Cerebral Cortex, Brain, Autonomic Nervous System
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Dra. CHARLOTTE WOLFF

LA MANO Y SU

LENGUAJE Con un prefacio del

Dr. W. STEVENSON Director

adjunto del Instituto de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford

Traducción de la segunda edición inglesa por MIGUEL SIGUAN

EDITORIAL LUIS MIRACLE, S. A. - BARCELONA

Titulo de la edición original inglesa THE H U M A N H A N D

© Methuen & Co. Ltd,

Londres

© EDITORIAL LUIS MIRACLE, S. A Aríbau, 179

Barcelona (España)

Cuarta edición: febrero de 1970

Impreso en España - Prínted in Spain

Depósito legal B - 3305 - 1970

Romargraf, S. A. - Sants, 387 - Barcelona-14

ÍNDICE DE CAPÍTULOS

I. II.

P r e f a c i o , por el Dr. W. S t e v e n s o n

11

El l u g a r de la mano en la ciencia

13

La t e o r í a

21

III. La forma de la mano

43

IV. Las partes de la mano

81

V. VI. VII. VIII. IX.

Cualidades físicas de la mano

111

Las uñas

115

Las l í n e a s de la mano

133

Mano derecha y mano izquierda

161

Método p r á c t i c o de i n t e r p r e t a c i ó n de la mano .

173

Bibliografía

213

B r e v e g l o s a r i o d e términos t é c n i c o s . . . .

219

ÍNDICE DE ILUSTRACIONES

LÁMINA I — AUSENCIA DE LA LÍNEA LONGITUDINAL LARGA

a) en la mano de un recién nacido. b) en la mano de una muchacha defectuosa mental. LÁMINA II — AUSENCIA DE LA LÍNEA LONGITUDINAL LARGA

en la mano de un joven idiota criminal (19 años) descendiente de padres criminales. Su padre asesinó a su madre; ambos eran alcohólicos. LÁMINA III — RASGOS HEREDITARIOS

La mano izquierda del niño se parece a la izquierda de la madre en el aspecto y las líneas, mientras la mano derecha se corresponde con la derecha del padre. LÁMINA IV — a) b)

MANO ELEMENTAL SIMPLE MANO ELEMENTAL IRREGULAR

LÁMINA

MANO MOTORA HUESUDA MANO MOTORA CARNOSA

V — a) b)

LÁMINA VI — a) b)

MANO SENSITIVA PEQUEÑA MANO SENSITIVA LARGA

LÁMINA VII — LAS CUATRO FORMAS PRINCIPALES DE LA PALMA

a) b) c) d)

Con Con Con Con

la el el el

eminencia hipotenar acentuada. área basal acentuada. área media acentuada. área distal acentuada.

LÁMINA VIII — FORMA Y LONGITUD DEL PULGAR

a) Pulgar hominiforme (semejante al humano) de un mono capuchino. b) Pulgar largo y bulboso del aviador y escritor Antoine de S. Exupery. c) Pulgar degenerado, anormalmente pequeño, del bailarín Nijinsky.

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ÍNDICE DE ILUSTRACIONES

LÁMINA IX — LONGITUD DE LOS DEDOS

a) Dedos anormalmente largos de una monja. b) Fórmula digital anormal (dedos 2, 3 y 4, casi iguales, dedo 5 anormalmente largo) en la mano de un esquizofrénico catatónico. LÁMINA X — MANO DE UN GORILA LAMINA XI — MANO DE UN HOMBRE IDIOTA

La mano recuerda la del gorila. Nótese la estructura primaría de las impresiones digitales, la línea simiesca y el pulgar deforme. LÁMINA XII — MANO DE UNA MUJER IDIOTA

Nótese la estructura primaría de las impresiones digitales y la línea simiesca. XIII — MANO DE UN JOVEN NEURÓTICO Nótese el remolino de los surcos papilares en la eminencia hipotenar y las líneas accesorias agrupadas a su alrededor.

LÁMINA

LÁMINA XIV — MANO DE UN PARANOICO ESQUIZOFRÉNICO

Nótese la similitud de la distribución de las líneas accesorias entre esta mano y la de la lámina XIII LÁMINA XV — MANO DE UN ESQUIZOFRÉNICO CATATÓNICO

Nótese el esquema entretejido de los pliegues papilares y las líneas accesorias a su alrededor y la longitud anormal de los dedos, así como el «vacío» de la palma. LÁMINA XVI — DIFERENCIA NORMAL ENTRE LA MANO DERECHA Y LA IZQUIERDA

La mano derecha tiene la palma más corta, los dedos más largos y la línea longitudinal larga más marcada. XVII — MANOS DE M. C. Marcada disparidad entre la mano derecha e izquierda de un zurdo.

LÁMINA

XVIII —MANOS DE K. B. Manos marcadamente asimétricas, mezcla del tipo motor carnoso y del motor huesudo. Los dedos, principalmente los de la mano izquierda, son de tipo cónico «receptivo».

LÁMINA

LÁMINA XIX —MANOS DE H. W.

Palmas de tipo motor carnoso, con dedos de tipo sensitivo. Esquema perfecto de líneas de pliegue.

ÍNDICE DE ILUSTRACIONES

9

LÁMINA XX —MANOS DE R. M.

Mano de tipo sensitivo pequeño con mezcla del elemental. Nótese las pequeñas extremidades de los dedos y el aspecto «desordenado» de las líneas de pliegue. LÁMINA XXI — MANOS DE R. F.

Manos sensitivas largas con mezcla del tipo elemental. Nótese la eminencia tenar muy acentuada y la «debilidad» de las lineas de pliegue. XXII — MANOS DE T. A. a) Mano derecha tomada en 1936.

LÁMINA

b) Mano derecha tomada en 1941. LÁMINA

XXIII — LA MANO IZQUIERDA DE T. A. TOMADA EN 1936

XXIV — LA MANO IZQUIERDA DE T. A. TOMADA EN 1941 Nótese la diferencia de la línea transversal inferior entre esta impresión y la de la lámina anterior. Las «islas» de 1936 han desaparecido casi por completo.

LÁMINA

PREFACIO por el Dr. W. Stevenson Director adjunto del Instituto de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford

La doctora C. Wolff dejó las fronteras de Polonia al advenimiento del régimen nazi y encontró el camino para una nueva vida entre sus amigos de París y Londres. Yo la conocí en el año 1934, cuando fui invitado por el profesor C. Burt a supervisar su trabajo de investigación en el laboratorio psicológico del University College de Londres, y ya entonces su visión psicológica era clara y sus puntos de vista sólidos. Os tomaba ambas manos, las examinaba exhaustivamente y a su debido tiempo recibíais un breve informe que esbozaba las pequeñas debilidades y la idiosincrasia de vuestra personalidad con sinceridad y limpieza. Empecé por pedir a la doctora Wolff que hiciese estas lecturas basándose en las manos solamente. Todo lo que se le daba era un par de manos, aisladas de su poseedor por una gruesa cortina que lo separaba de su vista de tal modo que quedaba suprimido cualquier indicio ilustrativo sobre su personalidad, como la voz, expresión facial, aspecto, ademanes, porte, etc. Las lecturas continuaban siendo acertadas y no sólo según el juicio del sujeto sobre su propio carácter, sino de acuerdo con las observaciones hechas por otros con plena independencia.

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PREFACIO

Era indiscutible que la doctora Wolff «léia» realmente las manos y que sus juicios procedían de esta lectura y not como podía haber sucedido inconscientemente, de las formas de expresión del sujeto. Sólo era preciso que la doctora Wolff continuase su camino, lo que ha hecho de una manera satisfactoria. Su trabajo se ha desarrollado entre toda clase de hombres y niños, con enfermos en los hospitales mentales e incluso con monos y cuadrúmanos en el Zoo. Su libro es completamente distinto a todos los escritos sobre psicología de la mano, y pienso que su especial significado se comprenderá por lo siguiente. La doctora Wolff es un psicólogo por naturaleza. Entre nosotros algunos se hacen psicólogos, pero son productos sintéticos construidos pieza por pieza, y hay siempre algo artificial e inacabado en ellos y, sobre todo, demasiada teoría. No ocurre así con la doctora Wolff, que ha llegado a ser psicólogo con la misma facilidad que el capullo llega a ser flor. Y existe un claro paralelismo entre el tipo de psicólogos que somos y el trabajo que realizamos. Unos escriben artículos científicos sobre puntos obscuros de psicología, minuciosamente investigados, que se publican en autorizadas revistas. Otros, como la doctora Wolff, abren un nuevo campo psicológico y nos ofrecen un panorama ya bosquejado en sus detalles. Es una impresión de artista, perspicaz, estimulante. Su resultado, una nueva rama de la psicología, se nos presenta de una vez, lista para el pulimento de la elaboración científica posterior. También en este aspecto la doctora Wolff es afortunada; esencialmente, como he tratado de indicar, es una artista, pero está formada en los métodos científicos de la medicina y de la psicología al mismo tiempo. El resultado es que su talento para la innovación y su genio para discernir lo esencial están dirigidos y gobernados por una sólida mentalidad científica. Estoy seguro de que los psicólogos y todos los que se interesan por este maravilloso instrumento que es nuestra mano, acogerán con entusiasmo este libro.

CAPITULO PRIMERO

EL LUGAR DE LA MANO EN LA CIENCIA

Desde muy remotos tiempos el estudio de la mano ha excitado la curiosidad del hombre y estimulado su imaginación. En el esquema de las líneas de su mano ha proyectado el curso de su destino. Ni aun el racionalismo científico del siglo pasado logró destruir por completo esta creencia, aunque basta citar la palabra quiromancia, con las imágenes que suscita de adivinos y gitanas, para advertir cómo la interpretación del significado de las manos ha llegado a asociarse exclusivamente con la charlatanería. La ciencia ha omitido de una manera rigurosa el estudio de la mano, olvidando que las ciencias ocultas han suministrado la base para los descubrimientos científicos; que la astronomía fué un desarrolló de la astrología; que hace poco más de tres siglos que la química surgió de la alquimia, y que fué a través de las ciencias ocultas como se abrió primeramente el camino del pensamiento, que desde el plano de la experiencia inmediata condujo a la filosofía y a la psicología. El tabú que impelió a los científicos a excluir la quirología de sus investigaciones ha producido su entrega casi absoluta en las manos de los charlatanes y de los aficionados. Es cierto que el significado del aspecto de las manos en el diagnóstico de un pequeño número de enfermedades está recono-

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LA MANO Y SU LENGUAJE

cido por la medicina moderna; pero estas excepciones sólo acentúan la general indiferencia de los médicos frente a las indicaciones que la mano del paciente puede ofrecerles. Si se admite — como se hace — que el funcionamiento anormal de la glándula pituitaria puede ser descubierto en la mano, que el mogolismo coincide con una estructura inconfundible de la mano; que a las psicosis acompañan unos gestos típicos y coloración azulada; que el agarrotamiento de los dedos y las uñas abombadas (en forma de cristal de reloj) se enlazan con ciertas enfermedades circulatorias y pulmonares, de todo ello debe deducirse que la mano está profundamente enlazada con otras partes del cuerpo, así como con la mente. Sin embargo, éste es un hecho que la medicina moderna insiste en ignorar. No siempre ha sido así. En los tiempos antiguos, la mano estaba considerada, tanto por los filósofos como por los médicos, como un órgano destinado a asumir una parte importante en el diagnóstico. Platón, Anaxágoras y Aristóteles pueden ser mencionados entre otros muchos que han dejado luminosas observaciones sobre la importancia de la mano para el conocimiento de la salud y del temperamento humanos. Estamos acostumbrados a considerar a estos grandes hombres exclusivamente como filósofos y metafísicos, pero en aquellos días la medicina no constituía una rama especializada de conocimientos; era sólo una parte del amplio conjunto de la filosofía natural. Incluso Hipócrates, cuyas famosas obras se refieren al arte de curar, no era un médico en el sentido moderno de la palabra. Su tratado Sobre el aire, el agua y los lugares, que hoy nos parece muy arcaico y teñido de superstición, es una obra primitiva de filosofía científica. Para nuestro objeto es particularmente importante por su descubrimiento de la correlación entre la mano y el pulmón, testimoniado por lo que desde entonces se ha venido llamando «el dedo hipocrático». Otro médico famoso de la antigüedad, Galeno, destacó, no sólo la importancia fisiológica de la mano como órgano de aprehensión y tacto, sino también como órgano con el que el hombre desarrolla su inteligencia.

LUGAR DE LA MANO EN LA CIENCIA

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En los tiempos moderaos, ramas de la ciencia tales como la histología, la zoología y la anatomía han continuado teniendo en cuenta la mano en sus investigaciones, y en realidad, de estas fuentes han salido todos los estudios preparatorios para una psicología de la mano. Pero la psicología, por su parte, ha ignorado constantemente la mano, temiendo asociarse con los que tienen fe en las lucubraciones de los charlatanes pseudopsicólogos. Una dirección más audaz ha sido recientemente iniciada por dos psiquiatras, E. Kretschmer y A. Friedemann, profesores en las Universidad de Tubinga y Friburgo, que han estudiado las correlaciones entre la forma de la mano y las enfermedades mentales. Kretschmer (Korperbau und Charakter) estableció que el tipo pícnico del hombre con predisposición a la psicosis maníacodepresiva tiene una mano amplia y más bien corta, con dedos robustos, mientras que el hombre asténico, predispuesto a la psicosis esquizofrénica, posee una mano larga y fina. Friedemann limitó sus investigaciones a las manos de los esquizofrénicos, y encontró ciertos tipos de manos asociados con distintas formas de la enfermedad. Mi contribución personal a la psicología de la mano tiene sólo dos precedentes, que son la obra del doctor Cari Gustav Carus y la del doctor N. Vaschide. Carus era médico particular del rey de Sajonia a mediados del siglo pasado. Publicó varios libros sobre la significación psicológica del cuerpo y en particular de la mano. Para nuestro propósito, los más importantes son: Die Simbolik der Menschlichen Gestalt y Ueber Grund und Bedeutung der Versehiedenen Formen der Hand (1848). Alcanzó una reputación internacional que le llevó a ser miembro de las Academias de San Petersburgo, Londres, Filadelfia, Estocolmo, Napoles y Florencia. Vaschide, que era director adjunto en el Laboratorio de Psicología Patológica de la «École des Hautes Études», dejó solamente un libro, publicado por su mujer dos años después de su muerte: Essai sur une Psychologie de la Main. Consta, aparte

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LA MANO Y SU LENGUAJE

de unas páginas sobre su teoría de la imagen motriz, de una exposición general del tema, incluyendo las supersticiones. Murió a la temprana edad de treinta y siete años, y, por una ironía del destino, quien había trabajado con tanta actividad para situar la interpretación de la mano sobre una base científica tuvo su muerte exactamente anunciada, años antes de que ocurriese, por un decidor ambulante de la buena ventura. La psicología de la mano es, como la medicina, un arte tanto como una ciencia y, por consiguiente, la intuición asume una parte importante en ella. No hay nada sobrenatural en esto. La existencia y el poder del subconsciente están reconocidos incluso por los que no aceptan en su totalidad la psicología freudiana, y nuestro conocimiento de los sueños nos muestra cuan rápidamente se realizan los procesos subconscientes del pensamiento y cuan veloces y sutiles son las asociaciones formadas. La intuición no es más que el aprovechamiento por el individuo de estos procesos y asociaciones. Es significativo, como mostraré más tarde, que las manos de la gente muy intuitiva muestran un predominio de la zona del subconsciente y la de la imaginación sobre la que corresponde al pensar consciente y al yo. Poseer intuición en un grado elevado no es imprescindible para la vida y no a todo el mundo le está concedida. Los que la poseen en grado elevado son los grandes artistas, los buenos doctores, los más profundos psicólogos. El intento de este libro es proponer un método de interpretar la mano que toda persona cultivada pueda entender. Habría sido posible exponer este método en un vocabulario de técnica psicológica, pero he creído que la exposición más simple sería la más valiosa, aunque sea ineludible el uso de ciertos términos que pueden no ser familiares al profano. De todos modos, el éxito en la utilización de este método depende, como ya he dicho, de la posesión de un cierto grado de intuición, de algo que es una gracia y no fruto del estudio. La psicología moderna se basa en experimentos y estadísticas e incluye entre sus objetivos la investigación de los rasgos físicos

LUGAR DE LA MANO EN LA CIENCIA

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y su correlación con la personalidad. Carus, Vaschide y yo misma hemos mostrado que la mano contiene un gran número de tales rasgos que pueden contribuir a interpretar la personalidad. Por un procedimiento muy simple de obtener huellas de la mano he recogido una masa considerable de materiales. Uso para ello la siguiente técnica. Extiendo una pequeña cantidad de vaselina o crema grasa sobre la palma y los dedos y oprimo la mano engrasada contra una delgada hoja de papel fino sobrepuesto a una almohadilla de goma que tiene una ligera prominencia en el lugar correspondiente al hueco de la mano. Así se obtiene lo que puede llamarse una impresión grasa, que para hacerla visible basta espolvorear con un polvo negro (óxido de cobre). El resultado es una reproducción de las líneas de la mano que no necesita más que ser fijada como un dibujo al carbón para convertirse en un testimonio más o menos duradero. He aplicado este procedimiento en diferentes dispensarios, en clínicas y hospitales de París y Londres, en mi trabajo en el Jardín Zoológico y en consultas privadas. He elegido principalmente para la investigación las manos de los afectados por alguna anormalidad psíquica, ya que es un axioma tradicional en psicología que lo anormal proporciona la raejor evidencia sobre la naturaleza de lo normal. Trabajé en París con el profesor Wallon y el doctor G. Robín, a cuyas consultas de niños retrasados, nerviosos y difíciles concurrí con regularidad. Mis interpretaciones de las manos de estos niños fueron hechas naturalmente con independencia de los doctores y sin ninguna información previa sobre los pacientes. Investigué la correlación entre: l. La mano y la enfermedad. 2. La mano y la constitución psíquica. 3. La mano y el temperamento. Los doctores compararon mis interpretaciones con sus propios diagnósticos y los hallaron concordantes en un elevado número de casos. Los resultados se publicaron en un artículo titulado Los principios de la Quirología (Encyclopédie Franfaise, v. VIII, «La

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vie mentale», 1938). Además, estudié en un reformatorio de París las manos de cuarenta y cinco muchachos delincuentes que habían comparecido ante los Tribunales de menores. También aquí mis hallazgos fueron comparados con los diagnósticos clínicos. Y durante los últimos cinco años he coleccionado huellas de cerca de 900 manos de anormales mentales y esquizofrénicos en una clínica mental, con la intención de establecer correlaciones entre la mano y los tipos de dichas enfermedades. A pesar de esto no he prescindido de los normales. He hecho investigaciones estadísticas de sujetos normales en el departamento psicológico del University College de Londres, de las que algunos resultados se han publicado en «Carácter y mentalidad en relación con las huellas de la mano» (British Journal of Medical Psychology, 1941). Finalmente, se me ocurrió que para comprender al hombre como individuo era necesario colocarlo en la perspectiva de su evolución. Esta idea me condujo a estudiar pies y manos de antropoides y monos. Utilizando la misma técnica descrita, obtuve gran número de huellas. Era la primera vez, que yo sepa, que se hacía un estudio comparativo de manos simiescas sobre material vivo. Publiqué dos notas sobre ello en los «Proceedings of the Royal Zoological Society of London» (1937 y 1938). A base de estas variadas investigaciones y de una teoría psicofisiológica he elaborado un método para interpretar el significado de la mano. En la psicología contemporánea pueden distinguirse dos métodos amplios de investigación; uno dirigido más a la comprensión de las tendencias constitucionales, otro que tiende con preferencia hacia la comprensión de las tendencias adquiridas. El individuo tiene aparentemente dos estratos en su personalidad, el estrato fundamental o constitucional y el estrato sobrepuesto o adquirido, que es producto del contacto con el medio. Mi método de interpretación a través de la mano está dirigido principalmente a comprender la constitución del hombre, a conocer la estructura de su personalidad.

LUGAR DE LA MANO EN LA CIENCIA

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La psicología moderna ha producido valiosos tests de inteligencia, desde Binet a los «matrix tests» de Raven; pero hasta ahora no ha logrado encontrar un método seguro de probar el temperamento y el carácter. Personalmente creo que este vacío puede en gran parte llenarlo la psicología de la mano.

CAPÍTULO II

LA

TEORÍA

Mucha gente utiliza instintivamente el rostro como el principal indicio sobre el carácter, y quizá sentirán dudas si se les sugiere que la mano es el indicador más seguro del carácter. La forma, la contextura, las líneas y los gestos inconscientes realizados con la mano están, sin embargo, al contrario que la expresión facial, fuera de nuestro control y, por tanto, poseen el valioso atributo de ser imparciales. Trataré de probar que son también reveladores más profundos, más sutiles y más comprensivos de la personalidad. Toda teoría psicofisiológica de la mano es deudora, en gran parte, al trabajo de Cari Gustav Carus y N. Vaschide, y antes de avanzar en mi propia teoría debo esbozar la notable contribución de estos dos hombres. Carus era un pionero de los estudios sobre las correlaciones entre el cuerpo y el alma, y su atención se dirigió especialmente a la mano. En Ueber Grund und Bedeutung der VerscMedenen Formen der Hand expuso una teoría a la vez evolucionista y fisiológica para explicar las diferentes formas de manos. Desde el punto de vista evolucionista consideraba la mano como un órgano intermedio entre la aleta y el ala. Sostenía que

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LA MANO Y SU LENGUAJE

la palma es la parte elemental de la mano y que a partir de ella se desarrollaron los dedos. Hacía notar que el desarrollo más significativo de los dedos se encuentra en las manos de los mamíferos. En los animales plantígrados la palma constituye la mayor parte de la mano; la palma de un cuadrúmano plantígrado, por ejemplo, es mucho mayor que sus dedos. De estas observaciones dedujo que los hombres con palmas anormalmente grandes tenían rasgos atávicos de carácter. Y, generalizando, estableció que la palma es el índice del subconsciente, y los dedos, desarrollándose paralelamente con la inteligencia, son el índice de la mente consciente. Caras fué el primero en clasificar las manos. Distinguió dos tipos principales, las adaptadas primariamente para la prensión y las adaptadas primariamente para la utilización del sentido dd tacto. Estos tipos primarios se subdividían: el prensil, en elemental y motor; el táctil, en sensitivo y psíquico; cada una de esas cuatro clases en correspondencia con temperamentos particulares y tipos de mentalidad. Vaschide era continuador de los fisiólogos Duchenne (de Bolonia), sir Charles Bell, Landry, Weber, Wundt y otros. Su especialidad era la sensibilidad muscular. Es evidente que el desarrollo muscular de la mano de un individuo y sus líneas de flexión o pliegues están determinados por sus movimientos. Vaschide intentó mostrar que la mano y una cierta parte del cerebro retienen a la vez impresiones o «recuerdos» de las huellas musculares formadas por las innumerables repeticiones habituales de movimientos. Llamó a estas impresiones «imágenes motrices». Esta teoría está confinada a la sensibilidad muscular y Vaschide la aisló netamente de cualquier otra función sensorial de la mano. Pero, de acuerdo con la fisiología cerebral moderna, no es posible discriminar entre sí las diferentes funciones del sentido táctil. Son interdependientes en su función como lo son en su representación cortical. Mi teoría es complementaria de la de Vaschide y se basa basa también en la relación evidente entre la mano y el cerebro.

LA TEORÍA

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Tiene, sin embargo, un alcance más amplio porque a la idea de la imagen motriz une la de una imagen táctil producida por todas las características de este sentido y representada en diferentes áreas de la corteza, extendiéndose incluso a su totalidad. Las localizaciones cerebrales son hoy en día un hecho establecido. Esto importa a nuestro tema por la parte predominante que asume la mano en la realización de las más importantes funciones del cerebro. Debido en gran parte a las dos funciones de la mano, prensión y tacto, el hombre adquiere la capacidad de conocer y pensar. Los medios de expresar el pensamiento (hablar y escribir), así como los de recibirlo (oír y leer), están en gran parte en conexión con la mano, como voy a ilustrar más adelante con demostraciones tanto prácticas como teóricas. Pero la personalidad no se limita a las facultades mentales. Instintos y emociones son los factores capitales en la formación del carácter, y las vías sensoriales que relacionan la medula oblonga y la región de los tálamos (ambas pertenecientes a la parte más antigua en la evolución del cerebro) con la corteza, asocian toda clase de estímulos instintivos y emocionales con la representación de la mano en el cerebro. Insistiré sobre esto más tarde. Muy pronto en la vida, alrededor de los cuatro meses después del nacimiento, la mano deviene en el principal instrumento de la investigación táctil. El niño se adueña de su mundo circundante tocando los objetos con sus manos. Sin la evidencia adquirida por las manos, su concepción de los objetos, incluso cuando son partes de su propio cuerpo que tienen nervios sensitivos que le proporcionan evidencia directa, es incompleta. Un niño juega con su pie, sabe directamente que su pie existe, pero ha de examinarlo también con sus manos para que su mente, provista de estas imágenes manuales táctiles, desarrolle una idea tridimensional del pie, en este caso el suyo propio. El estudio del niño en los primeros estadios de su desenvolvimiento muestra claramente la parte que asume la mano en la formación de la imagen, pensamiento y expresión. Durante los primeros meses de su existencia, el lactante es incapaz de comu-

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LA MANO Y SU LENGUAJE

nicarse coa el mundo circundante de otra forma que por gestos y sonidos sin sentido. Al acercarse a los 15 meses empieza a dar muestras de reconocer los objetos y a usar un lenguaje más diferenciado de gestos. Las deficiencias del vocabulario se compensan con movimientos de las manos. Cuando, por ejemplo, se le cae la comida de la boca, intenta atraer la atención tocándose ésta y apuntando al bocado deseado con el dedo índice. El lenguaje de los gestos, como medio primario de expresión, pasa a un lugar secundario a medida que se desarrolla la facultad de hablar, pero subsiste durante toda la vida acompañando a las palabras. Así, palabras y gestos mantienen una íntima relación entre sí que prueba la conexión de la mano con los centros verbales del cerebro. La escritura, que es uno de los más notables medios de expresión del pensamiento, depende por completo de la mano y ofrece la prueba más directa de la cooperación entre la mano y el cerebro. Los sentidos, que sirven para recibir el pensamiento oyendo y leyendo, están conectados también con la mano. Un ejemplo de esto es el método empleado para contar cuentos a los niños muy pequeños. Para dar énfasis a una lección o un ritmo infantil, el maestro emplea gestos apropiados para ilustrar el sentido de la historia o canción, formándose así imágenes en la mente infantil que ayudan a su retención en la memoria. Cómo los movimientos de la mano cooperan al ritmo se advierte aún más claramente en los gestos de los directores de orquesta. Igualmente pueden ser de gran valor en la educación musical. Para ayudar a un niño que era incapaz de cantar en el tono debido, su maestro utilizó un lenguaje de signos que correspondían a las diferentes notas, y a la vez movía sus manos de acuerdo con los intervalos del canto. De este modo, por medio de la cooperación de mano y ritmo, acostumbró al niño a cantar correctamente. El lenguaje musical de los sordomudos es un ejemplo de ritmo reemplazado totalmente por la mano. La lectura y sus localizaciones en el cerebro está también en conexión con la mano. Para el ciego, el único medio de leer es

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por el tacto de tipos en relieve, un ejemplo contundente de la gran influencia de la mano en esta facultad. Las manos son los ojos de los ciegos. María Montessori, uno de los adelantados de la educación moderna, basó sus métodos para enseñar la lectura y la escritura en el sentido del tacto. Para ello colocaba letras de madera en la mano del niño, de tal modo que éste se formaba una imagen concreta de cada letra por el tacto. De esta manera, la figura y el recuerdo de cada letra se establece mucho más rápidamente que por el antiguo método, que dependía por entero de los ojos. Antes de dar una prueba directa y puramente teórica de la conexión entre la mano y el cerebro quiero citar un pasaje del libro de Richard Gill «Agua blanca y magia negra», que muestra en forma clara el extraordinario papel desempeñado por el sentido táctil en general y por la mano en la vida del hombre. A causa de un grave accidente, Gill pierde el sentido del tacto, y dice: «No me había dado cuenta antes (hasta que me sucedió y el eminente especialista me ayudó a comprenderlo) de cómo dependen por completo del sentido del tacto la finura y la precisión de nuestros movimientos y la coordinación. El andar y el moverse en la obscuridad, los movimientos más instintivos para levantarse, sentarse o prender con la mano serían imposibles si no pudiésemos sentir los objetos que tocamos. Sin embargo, el ser capaces de verlos produce una recoordinación de todos los movimientos desde un punto de vista puramente visual. Pero es un mundo extraño y nuevo el que debe aprenderse si por cualquier razón una persona pierde el tacto. Además, en cuanto se da cuenta de que todos sus movimientos corporales se basan exclusivamente en su facultad visual, siente el terror de quedarse ciego. Así estuve yo todo el tiempo hasta que recobré el sentido del tacto» (páginas 208, 209). Esta experiencia que Gill describe, ayuda, más que cualquier experiencia teórica, a comprender el hecho de que, a través de un período evolutivo de centenares de años, las fibras sensitivas

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LA MANO Y SU LENGUAJE

de la palma y de los dedos han llegado a estar intrincadamente elaboradas, y que no hay exageración al decir que una parte considerable del conocimiento humano del mundo exterior se adquiere a través de ellas. En la actualidad hay pruebas de que la respuesta del cerebro a los estímulos ha de ser localizada con toda probabilidad en el órgano en que han sido producidos, en este caso la mano. Y esta respuesta, que consiste en nuestras reacciones nerviosas, emocionales y mentales, forma, finalmente, después de repeticiones incesantes, la personalidad (1). Me doy cuenta de la dificultad que representa para el lector corriente abarcar los sutiles y complejos fenómenos de la fisiología cerebral. Quizá podrían éstos hacerse más claros con una serie de diagramas mostrando la representación motriz y táctil de la mano en las diferentes áreas de la corteza del cerebro, pero probablemente la profusión de diagramas enturbiaría más que aclararía las ideas. Presento tan sólo una que reproduce a grandes rasgos algunas de las principales áreas de representación de la mano en el cerebro.

ÁREA MOTRIZ I

(Área de Rolando) El área cortical del cerebro que representa las funciones motrices de la mano derecha está situada en el hemisferio izquierdo, alrededor de la fisura de Rolando. Esta área, que es relativamente extensa, se junta con el área facial. Esto nos ofrece una prueba de la historia de la evolución del hombre. La proximidad cortical de estas dos áreas muestra que el área facial, en estrecha relación con el sentido del olfato, se ha desarrollado antes que el área de (1) Pragmáticamente puede definirse la personalidad como el resultado de la acción recíproca de los elementos psíquicos innatos y hereditarios con el mundo externo.

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la mano, que representa el sentido del tacto, y es, por tanto, la más antigua. Por esto el sentido del olfato puede ser considerado como el más primitivo. La nariz es el órgano por el que el animal primitivo recibe la mayoría de las impresiones del mundo circundante, mientras el hombre las adquiere por la mano y el

ÁREA INMEDIATA PRECENTRAL Y ÁREA DE ROLANDO (MOTORA) SURCO DE ROLANDO ÁREAS POSTCENTRALES (SENSITIVAS)

ÁREA SENSITIVA VERBAL ( ÁREA DE WARWICK)

Diagrama del hemisferio izquierdo del cerebro, mostrando el esquema de algunas áreas corticales

ojo. Por esto el sentido del tacto y el de la vista han llegado a ser los polos y el compás de la orientación del hombre. El área de Rolando está en conexión con las vías (surcos) piramidales, que controlan nuestros movimientos voluntarios y puede ser llamado un centro motor primario. Las características más salientes de esta región son: I, Su significación evolutiva. II. La amplia localización de las funciones motoras de la mano.

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LA MANO Y SU LENGUAJE

ÁREA MOTRIZ II

(Área intermedia precentral o psicomotriz) Esta región registra funciones más elevadas que el área de Rolando. Todo movimiento volitivo se efectúa según un esquema llamado fórmula motriz, que tiene un efecto selectivo sobre los grupos musculares, eligiendo los requeridos para la realización de un acto motor determinado. Como indican Frederick Tilney y Henry Reley: «Todos los actos diestros requieren este esquema. Esta fórmula, sin embargo, no es inherente a las células cerebrales, sino que debe ser adquirida por la repetición y la realización persistentes. El niño que aprende a escribir nos ofrece una demostración clara de los procesos internos necesarios para el desarrollo de la escritura. Alguna vez, después de muchos intentos y errores que concluyen en torpes y a menudo ineficaces resultados, la fórmula para la escritura manual se desarrolla en el cerebro, y desde entonces, mientras dura la salud y se mantiene intacta la corteza, esta fórmula permanece como uno de los caracteres motrices de la personalidad. Todos los movimientos hábiles se adquieren de esta forma, y una vez adquiridos determinan una fórmula definida de movimiento impresa en el cerebro. Al ocupar las células corticales un gran espacio, son capaces de adquirir numerosas fórmulas motrices para realizar actos diferentes.» Esta cita da idea de algunos de los numerosos enlaces entre la mano y el cerebro. Y, al mismo tiempo, referida a algunos tipos especiales que realizan los movimientos útiles, confirman la imagen motriz de Vaschide.

LA TEORÍA

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ÁREA SENSORIAL I

(Área postcentral) Esta región ha sido definida recientemente como área sensitiva. La representación en ella de las diferentes partes del cuerpo es paralela a la del área de Rolando. De acuerdo con las elaboradas investigaciones del neurólogo inglés Head, siete corrientes de impulsos sensitivos están dirigidas hacia esta región del cerebro. La corriente táctil, por ejemplo, llega de todas las partes del cuerpo, pero principalmente de las manos, siendo éstas la fuente más importante de las impresiones táctiles. Las sensaciones se registran en forma bruta e indiscriminada y podemos considerar esta parte del cerebro como una estación receptiva primaria. Es una área sin memoria especial y, por tanto, sin «imágenes». Las sensaciones recibidas han de pasar a otras partes de la corteza para ser seleccionadas y asociadas con otras funciones.

ÁREA SENSORIAL II

(Área psicosomatoestésica) Está íntimamente relacionada con la precedente. Es una región de transición entre el área sensorial y las parietales. Poco se conoce, hasta la fecha, sobre el significado real del área psicosomatoestésica, pero los experimentos han demostrado que sus lesiones producen alteraciones en ciertas sensaciones corporales, como, por ejemplo, la pérdida del sentido del dolor o de las sensaciones cinestésicas. Cuando estas últimas están afectadas, el individuo pierde el conocimiento de la situación de su cuerpo

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en el espacio, y es incapaz de distinguir entre su mano derecha e izquierda, e incluso de advertir que tiene manos. Tilney y Reley señalan que esta área, así como las áreas parietales, con las que comparte muchas de sus funciones, suministran gran parte de las sensaciones corporales, tales como la sensibilidad térmica, las sensaciones de peso, la percepción de la forma, del tamaño y de la consistencia de un objeto, la percepción táctil de la distancia entre dos puntos. El área psicosomatoestésica y la parietal guardan también las huellas de las sensaciones repetidas y en ellas se imprimen las imágenes táctiles de la mano. Una consecuencia directa de la representación de las imágenes táctiles de la mano en las áreas parietales de la corteza es su conexión con las regiones del lenguaje, la visión y la audición por medio de las áreas de asociación. Estos enlaces constituyen la base anatómica, que explica el hecho de que la mano pueda ayudar al ojo, y en la instrucción y ejecución musical. La existencia en el cerebro de imágenes motoras y táctiles de la mano proporciona demostraciones suficientes para una psicología de la mano. Mientras las imágenes motoras hacen posibles los movimientos intencionados, las táctiles están más en conexión con los movimientos reflejos e involuntarios como los que en su mayor parte componen el lenguaje de los gestos. Las imágenes táctiles, así como las motoras, se traducen en las líneas de los pliegues de la mano, las primeras sobre todo en ciertas líneas accesorias, que, como mostraré más tarde, están más directamente relacionadas con el sentido táctil y registran los movimientos involuntarios. Las imágenes táctiles, sin embargo, no se reflejan sólo en las líneas de pliegue, sino que parecen ser responsables también del desarrollo táctil de la mano, de la forma y calidad de los bulbos sensitivos, e incluso, en sentido amplio, de la forma total de la mano. Están también en conexión con sus cualidades físicas, color, humedad y temperatura. Y tal como implican sus enlaces con las posibilidades «receptivas» y «expresivas» de la mano, están asimismo en amplia conexión con los impulsos emocionales.

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William James define la emoción como una sensación entre el instinto y el sentimiento. Un instinto lleva consigo la necesidad de actuar, un sentimiento el placer de la contemplación. Una emoción es al mismo tiempo una sensación física tal como el instinto, pero sin la compulsión al acto, y una sensación tal como un sentimiento, pero sin el remanso de la contemplación. James distingue entre las emociones groseras y las superiores, colocando las últimas más cerca del sentimiento, de acuerdo con su carácter menos físico. Entre las emociones inferiores basta con referirse al miedo para que el lector advierta la fuerza de las reacciones físicas que acompañan, en este caso, notablemente, la palidez y el sudor frío. En cuanto al otro tipo, una emoción superior puede ser inspirada a un escritor, por ejemplo, por el contacto y la forma de su pluma preferida. Las emociones provienen en unos casos del mundo circundante, como en los ejemplos referidos, y en otros se originan en el propio cuerpo. De estímulos orgánicos nacen emociones puramentemente somáticas, tales como las producidas por las glándulas endocrinas. El sistema nervioso autónomo, que pone en relación los órganos internos con el sistema nervioso central, es el instrumento a través del cual las emociones se hacen sensibles. Sus fibras están en estrecha relación con la medula espinal y con las partes primarias del cerebro (los tálamos y la medula oblonga), y hay un intercambio constante entre estas partes y la corteza, la región más desarrollada. Así, el sistema nervioso autónomo, la medula espinal, la medula oblonga, el tálamo, la corteza del cerebro y la mano participan en la aferencia, transferencia, representación y expresión de las emociones. Todo el mundo sabe que cuando siente ira, miedo, alegría o expectación, experimenta ciertas reacciones físicas tales como palpitaciones del corazón, sudor de las manos, rubor, cortes de la voz, etc., todo producido por el funcionamiento del sistema nervioso autónomo y la región de los tálamos. La región de los tálamos es una de las partes más antiguas en la evolución del cerebro. Su función en los animales y en el hom-

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bre es producir el «tono afectivo», y es la sede principal de las emociones primarias. Está en estrecho contacto con el sistema nervioso autónomo, a través del cual recibe los estímulos orgánicos, tales como los impulsos sexuales, para transmitirlos al cerebro. Las lesiones en los tálamos originan cambios definidos en la actitud y en el comportamiento emocional. Tilney y Reley establecen que: «La personalidad y el comportamiento en sus formas más complejas conservan aún sus relaciones básicas con las emociones primarias. La corriente del «tono afectivo» provinente de los tálamos invade todas las facultades psíquicas superiores y las tiñe con cierto grado de placer o de dolor.» Y que: «La sensación primitiva del sentimiento básico, probablemente originada en los tálamos, es capaz de una gran expansión en sus combinaciones psíquicas en el interior de la corteza cerebral, donde se desarrollan los sentimientos de simpatía y fraternidad. De esta forma, los elementos simples del tono afectivo pueden entrar en combinaciones secundarias y terciarias y determinar así las más complejas emociones y sentimientos.» Por otra parte, la corteza, a través de las fibras nerviosas que la relacionan con los tálamos, ejerce a su vez un control sobre las emociones primarias. Por ejemplo, la influencia de la imaginación, que está probablemente localizada en el lóbulo frontal de la corteza, en la región de los tálamos y en el sistema nervioso autónomo, se hace evidente cuando, en ausencia de una persona querida, su recuerdo evoca, no sólo representaciones emocionales, sino también las reacciones físicas conectadas con ellas. La memoria, surgiendo en la corteza, revive en los tálamos el «tono afectivo» que acompaña a nuestras relaciones con la persona amada, y el tono afectivo suscita en el sistema nervioso autónomo la reacción física. Tal es, en conjunto, el proceso general, pero hay que tener en cuenta que no es un proceso compuesto de etapas sucesivas, sino instantáneo, como el funcionamiento de una máquina eléctrica cuando se establece el contacto.

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Tampoco debe olvidarse que el tipo, intensidad y expresión de las emociones, así como su ramificación en los procesos imaginativos e intelectuales, no son idénticos en todos los sujetos, sino que se ordenan en tipos individuales. Las conexiones entre las diferentes vías nerviosas, la medula oblonga, los tálamos y la corteza para el registro de las emociones en la mano, pueden resumirse así: 1. La propia mano como instrumento del tacto asume un papel esencial al conducir al cerebro las sensaciones corporales y las emociones que las acompañan. 2. La representación de la mano en el cerebro está, como he indicado, dispersa por la totalidad de la corteza y en contacto, además, con las vías nerviosas que relacionan la medula oblonga y la región de los tálamos con la corteza. 3. El sistema nervioso autónomo que inerva la circulación sanguínea y estimula las glándulas sudoríparas, afecta intensamente a la mano a través del complicado sistema capilar de los dedos y las abundantes glándulas sudoríparas de la mano. 4. En los gestos del individuo pueden observarse repercusiones de las diferentes emociones, tanto intensas como débiles, cuando los innumerables movimientos conscientes y principalmente inconscientes de su mano ofrecen un «psicograma» de su estado mental. La localización del origen de los gestos es discutida, pero parece que puede hablarse en este sentido de los tálamos y de los ganglios básales. 5. Siendo la mano la parte más móvil, más sensitiva y más expresiva del cuerpo, no es extraño que por su especialización funcional, así como a través de su representación en el cerebro, refleje todas las emociones que experimenta el individuo. Incluso en posición de completo abandono hay siempre en la mano la huella del proceso emocional. Durante el sueño, la mano indica con su postura el estado del subconsciente. Es como si en cada instante de la existencia experimentase innumerables variaciones. No es, sin embargo, el movimiento la única forma de expresión de la mano. Las manos pálidas de los melancólicos, las

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rojas de los coléricos, las húmedas de Jos adolescentes inhibidos, las frías de los atemorizados, todas muestran repercusiones de la emoción producida por el funcionamiento del sistema nervioso autónomo. La mano es el sismógrafo de las reacciones emocionales. Los quirománticos han sostenido siempre que la mano, y los dedos en particular, están relacionados con otros órganos del cuerpo y revelan las enfermedades de estos órganos. Las investigaciones de Head suministran una cierta base a esta creencia. Este autor observó que el pulgar y el índice resultan paralizados cuando el nervio facial se inmoviliza por una lesión cerebral, observación que está confirmada por nuestro conocimiento de que el área cortical de la mano recubre el área facial. Head observó análoga correlación entre el pie y el meñique, siendo afectado éste cuando se paraliza el pie por una lesión cerebral. Wood Jones saca la conclusión de estas observaciones de Head que cada área de la región cortical está en relación con la sensibilidad de uno de los cinco dedos. Si el pulgar parece estar en relación con la cara y el meñique con el pie, podemos suponer que otras partes del cuerpo se correspondan con los otros tres dedos. Las asociaciones quirománticas entre los cinco dedos y los diferentes sistemas orgánicos del cuerpo son: El pulgar con la vitalidad y el estado general de la salud; el índice con el sistema nervioso y el estómago (el diagnóstico diferencial depende de otros signos de la mano, principalmente de la forma y características de las uñas); el dedo medio con los intestinos y, especialmente, con el hígado; el anular con los ríñones, el hueso sacro y la circulación de la sangre (aquí también el diagnóstico diferencial depende de las uñas), y el dedo meñique con los órganos sexuales y los pies. Que el pulgar indica la vitalidad, el índice las enfermedades del sistema respiratorio, y que el meñique está en relación con las glándulas sexuales, puede razonablemente aceptarse, pero no he encontrado aún pruebas para admitir el resto de las afirmaciones de la quirología sobre la salud en relación con los dedos.

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El pulgar acostumbra a estar muy desarrollado en la mano de la gente físicamente fuerte y a ser delicado en los hipersensitivos y físicamente débiles. Fué Hipócrates quien hizo notar que el índice está en relación con el sistema respiratorio y, sobre todo, con los pulmones. Un dedo índice de forma especial y provisto de uñas semejantes a cristales de reloj recibe en medicina el nombre de «dedo hipocrático». En cuanto al dedo meñique, son frecuentes las anormalidades de aspecto y tamaño en las enfermedades endocrinas, especialmente en el infantilismo sexual y el mogolismo. Estas relaciones de los dedos con las condiciones de salud de los diferentes sistemas orgánicos prueban que la mano tiene un carácter regional y contiene «esferas de influencia» que, como demostraré, no se limitan a las partes del cuerpo, sino que se extienden al carácter y a la mentalidad. Los griegos distinguían dos partes en la mano: la mano propiamente dicha y el pulgar que se le oponía. Para los efectos de nuestro estudio la dividiremos con más provecho en tres zonas. La primera zona, llamada radial, comprende el pulgar, la eminencia tenar, el dedo índice y la palma que lo rodea. La segunda zona está en la parte opuesta de la mano y comprende el dedo meñique, la mitad lateral del anular y la parte de la palma entre ambos, incluyendo la eminencia hipotenar (Monte de la Luna en quiromancia). Se llama la zona ulnar. La tercera zona se extiende entre estas dos y comprende el dedo medio, la otra mitad del anular y el resto de la mano. Se llama la zona central. El pulgar y el índice, que dominan la zona radial, son los dedos de la orientación, con los que se construye el conocimiento del contorno, y así se desarrolla la conciencia y gradualmente la noción de la propia identidad. Indiscutiblemente, la forma y funciones del pulgar y el índice humanos son privativas del hombre y distinguen su mano de la de los monos, mientras por sus otros dedos se le parece. El hecho de que en el hombre estos dos dedos estén tan diferenciados debe significar que realizan actividades distintas de sus correspondientes en el mono.

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En la historia de la evolución del hombre, el avance decisivo lo constituyó el desarrollo de la consciencia y del yo; y el hecho de que esos dos dedos, precisamente los únicos que están desarrollados en el hombre, se hallen en relación con estos atributos, también exclusivos — pensar consciente e identidad—, difícilmente puede atribuirse a una coincidencia. El antropólogo alemán Rudolf Martin observó que el pulgar y el índice de un niño negro antes de nacer son considerablemente más cortos que los de un europeo, y también que los negros adultos tienen el pulgar más pequeño que los blancos. Dado que la consciencia está más desarrollada en los europeos que en los negros, las diferencias anatómicas comprueban el significado psicológico del pulgar. La importancia del pulgar en relación con el yo se reveja en varios gestos simbólicos bien conocidos, de los que sólo mencionaré uno. El público de los circos romanos elevaba sus pulgares cuando quería significar que la vida del gladiador debía ser perdonada, y los inclinaba hacia abajo cuando lo creía merecedor de la muerte. La persistencia del yo se identificaba con el pulgar elevado y la desaparición del yo con el pulgar inclinado. Este ejemplo muestra una correlación visible entre el pulgar y la conciencia. El índice tiene también peculiares cualidades humanas. En los monos y antropoides, la fórmula digital (secuencia de los dedos según su longitud) es 3, 4, 2, 5, 1, es decir, que el dedo anular es siempre más largo que el índice. Sólo en la mano humana encontramos la fórmula 3, 2, 4, 5, 1, aunque con algunas excepciones. Según las observaciones estadísticas de Vaschide, éstas se dan en un 10 por 100 de los casos. A menudo el dedo anular es tan largo como el índice. La notable tendencia del dedo índice (que con el pulgar domina la zona radial) a desarrollarse en longitud parece que debe asociarse con la evolución del pensamiento y de la conciencia. La zona ulnar, en la parte opuesta de la mano, posiblemente responde a las funciones opuestas al yo, a la vida imaginativa y

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al subconsciente. En la tradición quiromántica, la eminencia hipotenar (el monte de Venus) se describe invariablemente como sede de la imaginación; los datos obtenidos en mis investigaciones confirman esta localización. En un estudio estadístico de las manos de sesenta y nueve individuos normales de diferentes condiciones sociales en el University College de Londres, mis interpretaciones de las zonas ulnar y radial fueron correctas en un 78 por 100 de casos. En otras ocasiones he estudiado las manos de cerca de 2.000 hombres y mujeres normales y neuróticos, comprobando la corrección de los resultados en el 90 por 100 de los casos. Como es natural, tuve que confiar generalmente en los mismos sujetos para confirmar o rechazar mis observaciones. Hubo, sin embargo, 26 casos de personas previamente desconocidas para mí en los que pude obtener confirmación independiente en lo que se refiere a las características de su vida, sus intereses o aficiones e incluso sus profesiones, que a veces me era posible deducir por el procedimiento de la zona radial o de la ulnar, atendiendo al mismo tiempo, como es lógico, a otros signos de sus manos. Así, si una mano que interpretaba por su pulgar y su índice muy desarrollados y su prominente eminencia tenar como apta para el caudillaje, resultaba ser de un político afortunado, lo consideraba como una confirmación de mi interpretación (1). A la inversa, la confesión por un sujeto con una eminencia hipotenar muy desarrollada y una zona ulnar predominante de que había estado sometido a tratamiento por trastornos neuróticos, era para mí el testimonio de que mi opinión era acertada, considerando que poseía la disposición imaginativa artística o meramente soñadora propia de un hombre gobernado por su subconsciente.

(1) El lector no debe deducir, desde luego, que cualquier mano con una zona radial destacada ha de revelar a un político afortunado. Antes de dar por sentado un veredicto de tal suerte es preciso tener en cuenta todas las distintas partes de la mano. Sea como fuere, es interesante observar que la tradición quiromántica llama a los índices anormalmente largos «napoleónicos».

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La zona ulnar de la mano está principalmente dominada por el dedo meñique. Se reconoce en medicina que este dedo tiene una importante significación fisiológica y psicológica, considerándose su pequenez, el agarrotamiento de sus articulaciones y otras deformaciones como signos degenerativos. Su pequenez y deformación en el mogolismo indica una correlación con las glándulas endocrinas. El mogolismo se alia con el infantilismo y muestra las íntimas relaciones entre la insuficiencia hipotiroidea y el funcionamiento de las gónadas. En apoyo de este hecho he podido establecer por mis propias investigaciones que las anormalidades en las gónadas se corresponden en muchos casos con deformaciones del dedo meñique. Mis diagnósticos de 430 casos en los dispensarios de París fueron comparados con los dictámenes de los médicos y resultaron correctos en el 85 por 100. Respecto a las mujeres que me han visitado privadamente y a las que por sus dedos meñiques he diagnosticado insuficiencia ovárica, mi opinión ha sido confirmada por los especialistas en todos los casos. Debo mencionar aún que entre los deficientes mentales se encuentra un porcentaje superior al normal de dedos meñiques muy cortos o deformados. La deficiencia mental se combina muy a menudo con la deficiencia endocrina y el infantilismo sexual. Tenemos con esto prueba suficiente de que el dedo meñique se corresponde con las glándulas generativas, y, desempeñando el instinto sexual un gran papel en el conjunto de la vida imaginativa y subconsciente, está claro que esta vida está representada de alguna manera en la zona ulnar de la mano dominada por el dedo meñique. La zona media de la mano está situada alrededor de la línea longitudinal larga, que corre a lo largo del centro de la mano y forma, por así decirlo, su eje. De las cuatros líneas principales de la palma, la longitudinal larga es la más variable. Generalmente nace en la base del dedo medio o en la línea transversal superior y termina en la parte inferior de la mano. Las otras líneas importantes son: la línea semicircular o tenar (la línea de la vida de los quirománticos) bordeando la eminencia tenar; la

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línea transversal inferior (o línea de la cabeza), nacida en el mismo punto que la línea anterior o en su cercanía y atravesando la palma de parte a parte, y, finalmente, la línea transversal superior (o línea del corazón), dirigida en sentido inverso, que parte de la zona ulnar de la mano, para terminar, por lo general, en un punto entre los dedos índice y medio. Fisiológicamente, la función de la línea longitudinal larga es permitir la flexibilidad longitudinal de la mano. Sin esta flexibilidad, la movilidad de la mano no es completa, aunque sus funciones esenciales no están afectadas. Los quirománticos la describen como línea del destino. No puedo aceptar esta interpretación en la forma en que de ordinario se entiende y tengo, en cambio, mis razones para creer que la zona media de la mano se corresponde con el comportamiento social. Puede, sin embargo, existir alguna conexión entre esta línea y las perspectivas de la vida de una persona, porque de la lucha entre el yo superior y el inferior que gobierna nuestro comportamiento con el prójimo depende en gran parte los éxitos y fracasos de nuestra vida. Nuestra conducta respecto a las demás personas es un fenómeno complejo, determinado principalmente por el carácter y el temperamento, pero que puede ser modificado por la educación y, sobre todo en el individuo desarrollado, por sus impulsos para crearse un super yo. Pero, ¿ por qué tendrá la línea longitudinal algo que ver con nuestro super yo, sus conflictos y sus eventuales éxitos o fracasos al tratar de adaptarse a la sociedad? Si tal conexión existe, habrá ciertas clases de seres humanos — niños, criminales, deficientes mentales — cuya manifiesta falta del super yo y adaptabilidad social implicará, según nuestra hipótesis, bien la completa ausencia de la línea longitudinal, bien una marcada debilidad de ésta. He obtenido las huellas de las manos de cuatro recién nacidos cuyas edades se escalonaban entre siete y cuatro días y he notado la falta de la línea longitudinal en todos ellos (lámina I, a). Féré, en sus Notes sur les plis de flexión de la pawne, establece que las líneas de flexión no se forman hasta el tercer mes de la vida

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prenatal, y que la línea tenar es la primera que aparece y la longitudinal la última. Helia Poech hace la misma observación en Ueber Handlinien. En cuanto a los adultos, el lector encontrará en la lámina I, figura b, y en la lámina II las impresiones de un deficiente mental y de un criminal habitual. La completa ausencia de la línea longitudinal larga es suficientemente clara para necesitar ninguna explicación. Como se verá en el capítulo «Las líneas de la mano», he observado la falta total de esta línea en un 40 por 100 de los deficientes mentales y de los criminales jóvenes. En cambio, apenas si falta en el 0,50 por 100 de la gente normal. Cabe esperar que las personas con un fuerte super-ego y una elevada conciencia respecto a los demás tengan una línea longitudinal bien desarrollada, y en efecto, mis investigaciones me han mostrado que así es. He observado también que esta línea se encuentra más a menudo con un trazo más profundo y marcado en las mujeres que en los hombres. Esto parece concordar con las ideas generalmente admitidas sobre las diferencias entre el hombre y la mujer, que atribuyen a la mujer una mayor y más rápida comprensión simpática del ambiente y un sentido más elevado del deber, a causa tal vez de que su ego está menos desarrollado. Esta línea, sin embargo, aparece más desarrollada en las manos «sensitivas» que en las «elementales» y «motoras», es decir, en las manos de la gente receptiva y de espíritu abierto, interesada por el progreso de los hombres y de la Humanidad. Podemos decir, por tanto, que la limitación en la movilidad que resulta de la falta de esta línea se corresponde con una limitación en adaptarse a las exigencias de la sociedad. Una naturaleza no social — el inadaptado — no es, desde luego, menos apta para vivir, pensar y actuar, pero le es difícil alcanzar éxitos duraderos. Metafísicamente, estas imágenes de la mente, que incluyen una concepción ideal de nosotros mismos, pueden llamarse el super-ego. Este yo ideal preside lo que queremos ser y nuestra disposición hacia nuestros semejantes, lo que designo con la palabra adaptabilidad. Hay también pruebas teóricas de que la línea longitudinal

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refleja nuestra conducta en sociedad, y significa nuestro super yo. Según la teoría de la imagen motora de Vaschide, la impresión de los movimientos particulares repetidos se localiza en una configuración muscular correspondiente. El hecho de que la línea longitudinal se desarrolle más tarde que las otras líneas principales, así como que sea mucho más variable, indica que aparece como respuesta a un conjunto de impulsos y movimientos más complejos y desarrollados que los que se revelan en las líneas transversales. Se desarrolla además, a diferencia de éstas, a lo largo de la vida, principalmente hasta los dieciocho años. Que se encuentre siempre y muy desarrollada en las manos de los sensitivos caracterizados por su receptividad y sus aficiones intelectuales confirma aún más su correlación con el super-ego (véase lámina I). Por todo esto sugiero que la línea longitudinal larga reciba el nombre de línea del super-ego o línea de la conducta social. La interpretación que acabo de resumir fué probada a lo largo de mis trabajos en el University College de Londres con 69 estudiantes, así como en mi práctica privada. En cada interpretación me procuré datos sobre la conducta social de la persona examinada y las conclusiones resultaron correctas en un porcentaje significativo. Mi división de la mano en tres zonas la di a conocer por primera vez en un ensayo en la revista francesa Minotaure (1935) y la amplié en mi libro Studies in Hand Reading (1936). La otra parte de mi teoría, referente a las relaciones entre la mano y el cerebro, se publicó parcialmente en un artículo titulado «Les principes de la Chirologie» en la Ertcyclopédie Francaise y lo incluí en un artículo sobre «Character and Mentality as related to Hand-Markings» en el British Journal af Medical Psychology (1941).

CAPÍTULO III

LA FORMA DE LA MANO

La forma de la mano está determinada por sus dos funciones: prensión y tacto. Siendo además la mano una parte del cuerpo, sigue las leyes que lo regulan en su conjunto; así, su forma está influida por tres factores: la herencia, la actividad de las glándulas endocrinas y la bioquímica de las células. El carácter hereditario de las líneas de la mano ha sido observado por el anatomista Rudolf Martin (1928) y por el fisiognomista francés Pierre Abraham, quien demostró por medio de una película el parecido de las principales líneas de las manos de unos padres chinos y sus hijos. La película me pareció sugerir un medio útil para ayudar a determinar las paternidades dudosas a través de la mano, pero no lo considero aprovechable, puesto que los pliegues de la palma sufren cambios en el individuo, especialmente durante su infancia. En mi opinión, sería mucho más útil comparar, en primer lugar, el aspecto general de la mano, fijándose especialmente en las irregularidades del pulgar y del meñique, cuya forma es a menudo hereditaria; examinar entonces el carácter de las líneas y su situación en la palma, insistiendo sobre todo en la magnitud y profundidad de las líneas secundarias y su posición, y, por último, y en especial, ver si existen

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líneas atávicas, que son con más seguridad las hereditarias. La línea simiesca que atraviesa la palma de algunas personas debajo de los dedos recibe su nombre por encontrarse en forma parecida en la mano de los monos, mientras la línea hipotenar, coincidiendo con un gran desarrollo de la eminencia hipotenar, se encuentra en la mano de todos los monos primitivos y de muchos cuadrumanos. Estas líneas, cuando aparecen en el hombre, son inmutables desde el nacimiento hasta la muerte. Indiscutiblemente tienen también significación hereditaria los pliegues papilares de las yemas de las manos, tal como han observado Galton y Harry Foulds, entre otros. Más recientemente, Newman recomendó la comparación de las huellas dactilares como medio de investigación de la paternidad. He tomado la impresión de las manos de cincuenta familias, cuatro de ellas compuestas de tres generaciones, y en todos los casos he encontrado caracteres hereditarios en hijos y nietos. En el ejemplo reproducido en la lámina III, el parecido entre la forma de la mano del niño y la del padre se observa fácilmente, sobre todo en la curvatura y ligera deformación del meñique. En conjunto puede decirse que la mano derecha del hijo, con su eminencia hipotenar aplastada, se parece a Ja derecha del padre, mientras su mano izquierda muestra la extensa eminencia hipotenar y la fuerte línea hipotenar de la izquierda materna. Las líneas accesorias del conjunto recuerdan a la madre más que al padre; la palma de la madre y del hijo están cubiertas de líneas finas en diferentes direcciones, mientras la palma del padre, en proporción, está vacía de ellas. Como podía esperarse, las manos del muchacho muestran rasgos heredados de ambos progenitores, pero predominando la influencia materna. La razón de esto la encontrará el lector al estudiar el capítulo VIII, «La mano derecha y la izquierda». El estudio de los rasgos hereditarios de la mano, hecho por otros autores, tenía sólo por objetivo los problemas legales de la paternidad. Hasta la fecha no podemos atribuir ningún significado psicológico a las huellas dactilares normales, pero sus for-

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mas anormales tienen relación con la mentalidad y el carácter y en la gran mayoría de los casos corresponden a curvas y vértices anómalos en los pliegues papilares de la mano. Siendo esto característico de los antropoides, su presencia en el hombre debe considerarse como un rasgo atávico. El doctor Cummings, de la Universidad de Tula, encontró ejemplos de tales pliegues papilares en el 60 por 100 de las manos de los imbéciles mogólicos que examinó. En mis propias observaciones, sobre 650 deficientes mentales y cerca de 500 neuróticos los encontré también en un número elevado de casos. Existe, por supuesto, mucho menos parecido entre las manos de los hermanos que entre las de padres e hijos, y sería un tema interesante investigar cómo se cumplen las leyes de Mendel sobre la herencia en la forma de la mano. La dificultad residiría en encontrar suficientes familias utilizables, pues hace falta observar al menos tres generaciones con sus colaterales y hoy día las familias se dispersan muy rápidamente. La manera como el sistema endocrino repercute en la mano es en la actualidad sólo conocida por la medicina. La glándula pituitaria parece tener un papel directivo en la coordinación de las influencias que gobiernan el crecimiento y las proporciones del cuerpo y, por tanto, de la mano. El doctor Pierre Marie describió, en 1897, la mano «en large» y la mano «en petite» como síntomas de trastornos en la glándula pituitaria. Todo médico examina la mano del paciente afectado de acromegalia, que es una enfermedad debida a un tumor que causa el hiperfuncionamiento de la pituitaria, porque ésta produce una mano anormalmente grande con dedos enormes y fuertes. Se encuentra, en cambio, mucha menos tendencia en los médicos a tomar en cuenta la forma de la mano para diagnosticar el trastorno funcional opuesto, el hipodesarrollo de la glándula pituitaria. En éste, la mano es muy pequeña, los dedos muy delgados. Sólo un tipo de función endocrina anormal ha encontrado verdadera atención en medicina: el mogolismo. Ningún médico negaría que la mano de un imbécil mogólico es uno de los signos más característicos

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de su enfermedad. La palma es corta, ancha y cuadrada, los dedos anormalmente cortos en relación con ella, el pulgar y el meñique con frecuencia diminutos. El dedo meñique, que en casi el 10 por 100 de los casos tiene sólo dos líneas de flexión en vez de tres, puede, de acuerdo con el psiquiatra inglés doctor Penrose, llamarse un segundo pulgar. En el mogolismo la deficiencia es a la vez endocrina y mental, y ambas son posiblemente interdependientes; hay pruebas también de que la disfunción endocrina determina el aspecto del mismo modo que el temperamento. Los imbéciles mogólicos, sobre todo los del tipo más corriente, son tan parecidos entre sí como los guisantes de una vaina. Es difícil entender por qué la medicina, consciente de la correlación entre la mano y los trastornos endocrinos con su repercusión en el conjunto de la personalidad, no ha avanzado más en esta dirección, ya que parece obvia la relación entre la mano y las glándulas endocrinas. Pero los médicos no han dado este paso, omisión que impide profundizar más la investigación particular de la mano en conexión con los trastornos físicos y mentales. Mis propias investigaciones sobre la mano, en casos de anormalidad endocrina, me han demostrado que puede ser utilizada como elemento de diagnóstico, tanto de la propia enfermedad como de sus posibles implicaciones psicológicas. Por ejemplo, los efectos de un desarrollo insuficiente de la tiroides se revelan, principalmente en las mujeres, en unas manos pequeñas, anchas y regordetas. Tales manos son blancas y blandas, con dedos como salchichas y los extremos cortos y por lo general cónicos. Esta gente tiene un tipo muy definido de personalidad. Atraen a sus semejantes por su amor a los bienes de la vida, su deseo de confort y lujo, la atmósfera de encanto de que se rodean. Tienen escaso autocontrol y rara vez resisten la tentación de un placer. Son buenos camaradas, cariñosos y comprensivos, pero inestables y versátiles. Desconocen la concentración y su inteligencia se mueve mejor en la práctica que en la teoría.

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En cambio, el tipo contrario, correspondiente a un superdesarrollo de la glándula tiroides (hipertiroidismo), posee unas manos largas y huesudas de dedos delgados. Es activo y vivaz, pero, a diferencia del tipo hipotiroideo, no puede estar encerrado en una jaula, porque gusta de variar y de hacer muchas cosas a un tiempo. Además de la pituitaria y la tiroides, que tan decisivamente condicionan la conformación del individuo, las gónadas influyen también en el aspecto de la mano. Julián S. Huxley, en su libro Problems of Relative Growth (1936), indica que la castración produce un aumento del tamaño de los huesos de las piernas. En d brazo causa una progresiva reducción, encogiéndose el antebrazo al alargarse el brazo propiamente dicho y haciéndose la mano anormalmente pequeña. Puede decirse, además, que la insuficiencia de las gónadas se traduce en un infantilismo de la mano y los dedos, sobre todo, como he indicado antes, del meñique. Así, los conocimientos modernos han confirmado lo que Caras estableció ya, que las manos en exceso pequeñas revelan en ambos sexos infantilismo. La composición química de las células, principalmente la proporción del líquido, influye en la consistencia de la mano más que en su estructura ósea. De este factor depende la firmeza de los músculos y la cantidad de grasa. El antropólogo francés doctor MacAuliffe diferenció el tipo alto y delgado de hombre del pequeño y grueso por la proporción de líquido en su cuerpo. En su libro Les temperaments, MacAuliffe menciona la mano como signo diferencial de ambos tipos: «Los dedos redondeados y robustos revelan al hombre grueso, así como los cuadrados y estrechos al delgado». Además de la herencia, las gílándulas endocrinas y la bioquímica de las células, otros factores como la edad, la enfermedad y la profesión, influyen en la forma de la mano. Con la edad, la mano pierde progresivamente su elasticidad y movilidad, cambia la calidad de la piel haciéndose más seca y la pérdida de líquido disminuye su volumen. Que las enfermedades alteran

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la forma de la mano es conocido desde antiguo, y ya hemos dicho cómo Hipócrates describió la deformación de los dedos en la tuberculosis. Esta influencia puede apreciarse también en los dedos hinchados y deformes debidos a la gota y al artritismo. Otro ejemplo lo proporcionan las manos atrofiadas y de color blanco o azul en la enfermedad de Reynaud. Las enfermedades mentales y los trastornos neuróticos que van acompañados de inactividad y depresión, alteran también el aspecto y la coloración de la mano; así, el melancólico tiene generalmente la mano pálida y lánguida; el esquizofrénico, delgada y amarilla. Para advertir cómo la profesión modifica la forma y fisonomía de la mano basta fijarse en la mano de un pianista. Generalmente es una mano de gran flexibilidad, con las extremidades de los dedos delgadas y en forma de espátula, esto último más acusado en los instrumentistas de cuerda. Cada actividad, por los peculiares movimientos habituales que ejercita, produce una configuración característica de la mano. La escultura, por ejemplo, es identificable por los grandes bulbos de las extremidades de los dedos, siendo éstos, por lo general, cortos y robustos, la palma ancha y con las líneas de flexión de forma simple. Varias veces me he referido a manos «grandes» y «pequeñas», dedos «cortos» y «largos». Hablando en términos generales, estos adjetivos no pueden ser mal interpretados, pero para un estudio científico se requiere algo más de precisión, algún tipo de medida. La estructura del cuerpo está sujeta a las leyes de proporción, aunque la norma, o sea la persona de proporciones ideales, sea sólo una abstracción útil. De la armonía de las proporciones corporales suministra un ejemplo la longitud del brazo, incluido el puño (es decir, sin los dedos), que equivale a tres veces la longitud de la cabeza (la medida del brazo se toma desde el acromion hasta el tercer metacarpío, incluido el nudillo). La armonía de las proporciones ha sido una preocupación de los artistas desde los más remotos tiempos, y fueron ellos y no los científicos, los que primero intentaron determinar las medi-

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das del cuerpo en general y de la mano en particular. Según el autor francés Charles Blanc, los egipcios eligieron la longitud del dedo medio como patrón de medida (módulo). Éste es equivalente a la diecinueveava parte de la altura del cuerpo. Los artistas griegos siguieron en esto a los egipcios, y Policleto, entre otros, utilizó el mismo módulo. Vaschide determinó el módulo antiguo midiendo la escultura arcaica de «El atleta y Aquiles», actualmente en el Louvre. Encontró que las proporciones del cuerpo de Aquiles habían sido exactamente trabajadas según el canon egipcio; su altura, por ejemplo, equivale a diecinueve veces la longitud del dedo medio (1). Los escultores griegos descubrieron también que algunas medidas se repiten en diferentes partes del cuerpo. Así la longitud de la rodilla y la distancia entre la base de la nariz y el primer pliegue horizontal de la frente son equivalentes a la longitud del dedo medio. En períodos posteriores, Giotto, Leonardo da Vinci y Durero figuran entre los artistas que formularon nuevos cánones de las proporciones humanas. En tiempos más recientes, los científicos se han unido a los artistas para enriquecer los métodos de medida del cuerpo. Carus y P. Richer (éste citado por Vaschide) eligieron la longitud de la mano como «módulo». Ambos observan que la altura de la cabeza y la longitud de la mano son iguales y, por tanto, que ambas pueden ser usadas como unidad de medida. Richer indica, además, que la longitud del dedo medio incluido el nudillo equivale a la mitad de la longitud de la cabeza. Según algunos otros autores, la longitud de la mano, incluyendo la muñeca, es igual a la de la cabeza. Las medidas «orgánicas», es decir, basadas en las proporciones mutuas, tienen la ventaja de ser individuales, y constituyen, por tanto, los mejores medios para apreciar la armonía del cuerpo y de sus partes entre sí. De este modo, el uso del módulo nos permite decidir si una mano está bien o mal proporcionada, mientras (1) Este hecho demuestra que los hombres de tiempos pasados debieron ser de mayor altura que nosotros; la proporción indicada, por tanto, sólo es de interés histórico y no práctico.

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que si nos limitásemos a medidas absolutas en centímetros o pulgadas nos sería difícil decidir si una mano es grande o pequeña, pues una mano grande en una persona baja puede resultar pequeña para otra de gran altura. Para su utilización práctica he establecido una tabla de estas medidas «proporcionales», útiles para la psicología de la mano. I. La longitud normal de la mano con la muñeca es igual a la altura de la cabeza (desde la protuberancia occipital hasta la cima de la cabeza). II. La longitud de la mano con la muñeca = longitud de la cara. III. La longitud del dedo medio con el nudillo = mitad de la longitud de la cara. IV. La longitud del dedo medio sólo = cerca de un centímetro menos que la longitud del tercer metacarpio (longitud de la palma). Este módulo varía ligeramente en los individuos, siendo por lo general menor en las mujeres que en los hombres y aplicándose sólo a la persona desarrollada por completo. Sin embargo, en la práctica de la investigación a veces es preciso utilizar medidas absolutas en conjunción con el módulo. Carus da las siguientes medidas «normales» de la longitud de la mano, sin la muñeca, para las edades que se indican: Edad

Recién nacido 3 años 10 años 15 años 25 años

Longitud de la mano

6 10 13 16 18

cm. cm. cm. cm. cm.

Esta tabla muestra la disminución del coeficiente de crecimiento de la mano con la edad. Friedemann y Kretschmer consideran como mano normal

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en una persona de altura media la que mide 20 cm., muy larga la de 22,5 cm., y muy pequeña la de 17 cm. Al mismo tiempo que la longitud debe tenerse en cuenta la anchura, ya que las dos contribuyen a la forma general de la mano. Entendemos por anchura la circunferencia de la palma en su parte más ancha. De acuerdo con Friedemann, y según las medidas que tomé de las manos de cien estudiantes en el University College de Londres, la anchura es normalmente inferior a la longitud en un centímetro, aunque esta proporción varía considerablemente, y en manos muy robustas su circunferencia puede llegar a exceder a la longitud en más de 2 cm. La longitud de los dedos debe también determinarse, lo cual es más complicado de lo que parece. Constituye un error medir los dedos tal como los quirománticos lo han hecho siempre, desde la palma de la mano, pues los tejidos intermedios de los dedos disimulan su verdadera longitud, que sólo se obtiene midiendo los dedos desde el nudillo a las extremidades. Es la estructura ósea la que fundamentalmente ha de medirse, y ésta es la que se revela en el reverso de la mano, mientras la palma muestra la configuración muscular. Siendo el dedo medio el más constante en longitud, éste ha sido en todo tiempo tomado como patrón, mientras los otros, más variables, se refieren a él. El dedo índice, por lo general más corto que el anular, es más largo aproximadamente en el 10 por 100 de los casos; alguna vez los dos dedos son iguales. Un dedo índice largo es el que mide cerca de medio centímetro menos que el medio; un índice normal, el que mide un centímetro menos, y un índice pequeño, el que no alcanza esta medida. La longitud del dedo anular está en la misma proporción con respecto al dedo medio. Es interesante observar que el dedo índice de los imbéciles, sobre todo de los mogólicos, es a menudo anormalmente corto, alcanzando a veces sólo la tercera articulación del dedo medio, lo que ocurre también en los monos y cuadrumanos. Wood Jones considera la fórmula 3, 2, 4, 5, 1 como típicamente humana. Vaschide investigó la fórmula digital en 100 mujeres

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francesas y encontró sólo el 10 por 100 con el dedo índice más largo que el anular, un buen testimonio de que abunda la gente que presenta la fórmula digital simiesca. El dedo meñique normal termina en la tercera articulación del anular, el pulgar en la mitad de la falange basal del índice. Tanto Wood Jones como yo hemos observado que a un pulgar robusto y largo corresponde siempre un índice con parecidas características. Los dedos están compuestos de tres huesos o falanges unidos por articulaciones, excepto el pulgar, que sólo tiene dos. La longitud de las falanges varía con los individuos, pero la falange basa] (la que está unida a la palma) es siempre la más larga. Carus resumió en la siguiente tabla la longitud y proporción normal de las falanges usando la unidad m' que equivale a la veinticuatroava parte del módulo, que, como se recordará, es igual a la longitud total de la mano.

Según esta tabla, que revela con claridad la proporción rítmica de las tres falanges, las extremidades del índice y el medio son las más largas; sin embargo, yo he encontrado generalmente que las tres extremidades son iguales en longitud, excepto la del meñique, que es un poco más corta. Carus fué el primer científico que puso en conexión la longitud de los dedos con el desarrollo del pensamiento y del carácter. Las extremidades, donde se concentra la sensibilidad táctil, son, por razones psicológicas, reveladoras de la inteligencia. El grosor de las falanges es difícil de definir porque depende

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no de los huesos, sino del tejido muscular y dsl adiposo, que varían por la salud y otras causas. Lo único que podemos hacer es hablar de falanges gruesas y delgadas, llamando gruesas a las de perfil convexo y delgadas a las de perfil cóncavo. Conociendo todos estos hechos y definiciones, estamos en condición de discutir la clasificación de las manos. El objeto de tal clasificación es, desde luego, su análisis, con la finalidad de descubrir en lo posible las personalidades individuales. La constitución física y el temperamento son los elementos que se muestran con mayor claridad, pero también pueden deducirse la mentalidad, la vocación e incluso, a veces, los problemas personales. Como estos cuatro conceptos, constitución, temperamento, mentalidad y vocación, aparecerán con frecuencia en mis interpretaciones de los diferentes tipos de manos, creo preferible anteponer a mi clasificación unas anotaciones sobre lo que entiendo con ellos. Uso este término para indicar la estructura física del individuo y sus tendencias fisiológicas. Éstas están determinadas por la herencia, la salud y funcionamiento general de los órganos y por las glándulas endocrinas y el sistema nervioso autónomo. Temperamentos distintos propenden a enfermedades distintas también. En los últimos años se han aclarado mucho las ideas sobre la constitución física gracias a los trabajos de científicos franceses, italianos y alemanes. La escuela francesa, representada, por ejemplo, por los morfólogos Sigaud y MacAuliffe, habla de cuatro tipo de constitución: CONSTITUCIÓN.

El El El El

tipo digestivo. tipo torácico. tipo muscular-articular. tipo cerebral.

Pero es un punto de vista demasiado «departamental» que sólo se mantuvo hasta que el conocimiento que actualmente po-

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seemos de las glándulas endocrinas y sus repercusiones físicas y mentales han invalidado esta clasificación; las glándulas endocrinas, en efecto, influyen en la anatomía y en la fisiología, no en forma fragmentaria, sino difusa y total. La escuela italiana, tal como la representan Viola, Nacarrati y De Giovanni, que clasifica los temperamentos según el predominio de una u otra de las glándulas internas, es más profunda y consecuente que la francesa en su forma de relacionar el cuerpo con el espíritu; y queda, por último, la escuela alemana, de la que Kretschmer es el más conocido representante y a quien sigo en su clasificación de las constituciones y de los temperamentos. Siendo un psiquiatra, Kretschmer clasificó los tipos físicos según sus concomitancias mentales, llegando a su clasificación de las constituciones físicas después de haber estudiado las enfermedades mentales. Su esquema puede reducirse como sigue: 1. El tipo pícnico. Es el hombre de formas redondeadas, más desarrollado en anchura que en longitud. Tiende a acumular grasa, principalmente en el abdomen, durante la edad madura. No hay ángulos ni esquinas en su físico. Sus movimientos son rítmicos y balanceados. Tiene una cabeza más bien grande y cara ancha, pero la nariz pequeña. El sistema endocrino se caracteriza por una ligera insuficiencia hipotiroidea. 2 (a) El tipo asténico es más variado que el pícnico, incluyendo al mismo tiempo individuos altos y muy bajos. Los bajos son siempre delgados y su peso es desproporcionado con el tamaño de su cuerpo. No engordan con la edad. Es frecuente en ellos la insuficiencia de las glándulas sexuales (individuos eunucoides e infantilizados). 2 (b) El tipo leptosamático. Kretschmer lo agrupa con el anterior, aunque sus representantes no presentan signos mórbidos en ninguna dirección. Ambos tipos son parecidos, aunque con algunas características distintas. La fórmula endocrina de los leptosomáticos se caracteriza por cierto grado de hipertiroidismo.

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3. El tipo atlético debe distinguirse cuidadosamente del pícnico. La amplitud de formas es también aquí un carácter distintivo, pero mientras los pícnicos poseen proporciones equilibradas, los atléticos están supeidesarrollados en ciertas partes, principalmente los hombros y los brazos. Es, por así decirlo, un tipo hipertrófico. 4. El cuarto grupo lo constituyen los displásticos o amorfos, que MacAuliffe describió antes que Kretschmer. Este tipo de hombres presentan diferentes elementos de constitución mezclados de forma que parecen no poseer una unidad de estructura. Presentan generalmente estigmas atávicos tales como cabeza y cara muy pequeñas, frente aplastada con el pelo empezando muy bajo en ella, nariz muy pequeña y orejas degeneradas. El TEMPERAMENTO está relacionado con la constitución y depende, por tanto, en gran parte, de lar glándulas endocrinas y del sistema nervioso autónomo. Fundamentalmente su esencia es la velocidad e intensidad de las reacciones nerviosas y emocionales, entre las cuales Kretschmer destaca las siguientes: 1. La psicastenia o sensibilidad para el mundo circundante. 2. El humor: lo que puede llamarse el «color» de la mente, la sensación de sentirse bien o mal, el sentimiento elemental de placer o disgusto. 3. El ritmo psíquico; la aceleración o retraso en la respuesta mental. 4. La motilldad interna: la manera y grado con que el sujeto desea actuar y entrar en contacto con el mundo circundante. La motilidad interna puede ser lenta, pero eficiente y duradera, o rápida, pero abrupta y desproporcionadaNo puede dudarse de que este análisis es pertinente, pero el vasto campo de las emociones, que son las que en primer lugar determinan la naturaleza y fuerza del temperamento, podía haber sido investigado más detalladamente por Kretschmer. La emoción

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es el factor capital en las relaciones humanas y está en la raíz de sus expresiones tanto personales como colectivas. Al clasificar los temperamentos, Kretschmer distingue dos grupos principales: cicloide y esquizoide. El cicloide, a su vez, comprende tres tipos de personas: a) Individuos sociables, bondadosos, apacibles, sencillos. b) Individuos alegres dotados naturalmente del sentido del humor, pero que se excitan con facilidad en una discusión. c) Individuos reposados que se toman las cosas en serio y hablan poco, sujetos a veces a depresiones. En este grupo encontramos al alegre camarada, al joven elegante, al hombre sereno y experimentado, al práctico y bonachón y al melancólico. El temperamento de los cicloides oscila como un péndulo entre la excitación y la tristeza. En general puede decirse que el cicloide es extravertido, que se interesa por el mundo exterior y ve las cosas tal como son, sin demasiadas complicaciones, establece fácilmente contacto y acostumbra a sentir el gozo de vivir. El grupo esquizoide comprende los tres tipos siguientes de individuos: a) El individuo insociable, reservado y solemne, falto del sentido del humor. b) El tímido, retraído, sensitivo, hiperestesia), nervioso, excitable, que prefiere los libros y la Naturaleza al contacto con otras personas. c) El dócil; el bondadoso y valiente; el indiferente, el torpe y estúpido. La vida interior de los esquizoides oscila entre la genialidad y la estupidez. El tipo «c» del grupo esquizoide puede fácilmente confundirse con los cicloides; los distingue, sin embargo, la diferente manera de reaccionar a los estímulos. El esquizoide dócil y bondadoso es así porque es imitativo y falto de iniciativa, mientras las mismas cualidades en los cicloides son debidas a reacciones personales y espontáneas. El grupo esquizoide comprende al «caballero con monóculo», frío y altivo, al esteta refinado, al

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idealista patético, al bohemio, etc. En general, podemos decir que el esquizoide es introvertido, sea artista, pensador o romántico. Estos dos grupos de temperamentos, según Kretschmer, se unen de la siguiente manera a los tipos físicos ya definidos: El grupo cicloide con la constitución pícnica. El grupo esquizoide con las constituciones leptosomática, asténica, atlética, displástica o amorfa. Mentalidad. Entiendo por tal las diferentes cualidades de la inteligencia: si la mente se inclina con predilección por el pensamiento abstracto o por la observación concreta; si su interés se centra en los problemas teóricos, en la contemplación artística, o en los asuntos prácticos, etc. La vocación. Apenas si precisa ser definida. Comprende las aptitudes y facultades especiales con que la Naturaleza ha dotado al individuo. El uso corriente de la palabra, significando la aptitud para desempeñar un oficio o profesión determinada, nos da una buena orientación sobre su sentido, pero psicológicamente debe entenderse que se refiere a todas las facultades del individuo, puedan o no utilizarse en una actividad cotidiana. Al llegar aquí puedo presentar ya mi esquema de clasificación de las manos. Como he indicado más de una vez, la mano es un órgano con dos funciones: prensión y tacto; su forma depende, por tanto, de la preponderancia de uno de ambos usos. Esta idea suministra la base para la clasificación que propongo. Establezco tres grupos A, B y C; en los A y B incluyo las manos que son predominantemente prensiles, y en el C más bien las táctiles. A su vez subdivido estos tres grupos.

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El resultado puede verse con claridad en la siguiente tabla:

Así resultan seis clases de manos correspondientes a seis tipos de personalidad. El conocimiento de estas seis clases permite formarse a primera vista una impresión general del carácter de una persona, pero nada más que una impresión general; un conocimiento real de las peculiaridades que distinguen a un individuo de otro se obtiene sólo por un estudio detenido del significado psicológico de las diferentes partes de la mano, la palma, el pulgar, los dedos, las líneas de flexión y los pliegues papilares. Tal conocimiento es un trabajo personal para el que se requiere un cierto grado de intuición (en el sentido en que la definí en el primer capítulo de este libro).

GRUPO A (1) Mano elemental de tipo simple (lám. IV, fig. a) Es el tipo de mano más primitivo. Es grande y musculosa, con la piel fuerte, a veces endurecida por el trabajo, líene poca flexibilidad, sobre todo longitudinal. El aspecto de la línea de flexión es muy simple; a menudo se encuentran sólo las cuatro líneas principales y algunas pocas accesorias e incluso éstas pueden faltar. En general las líneas son grandes y profundas y principalmente horizontales. Los dedos son cortos, gruesos y más bien rígidos. Sus extremidades son cortas, con uñas cortas y

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anchas. El pulgar y la eminencia tenar están siempre muy desarrollados y, en consecuencia, la línea tenar (línea de la vida) es profunda y larga. La eminencia hipotenar (monte de la Luna) es aplastada, mientras el gran desarrollo de los músculos del meñique forma una protuberancia en el otro extremo de la mano, lo que da a la palma una forma ovalada.

Constitución La mano de tipo elemental corresponde a un cuerpo grueso, más bien robusto, del tipo pícnico. MacAuliffe ha notado que el sistema endocrino de este tipo se caracteriza por un ligero hipotiroidismo, y esto explica la anchura de la mano y el predominio de las líneas horizontales. Los hombres con esta constitución están predispuestos a trastornos del sistema circulatorio, especialmente por exceso de presión y a todas las enfermedades debidas a estasis en los diferentes órganos.

Temperamento Las condiciones físicas descritas se acompañan del temperamento cicloide. Las personas con estas manos son generalmente sencillas, calmosas y benevolentes y bien equilibradas mientras no las afecten fuertes emociones, pero aun en la tristeza o la depresión continúan siendo aproximables. Por lo común, la mano elemental es poco sensitiva, siendo de reacciones lentas; en la vida de su poseedor dominan los instintos primarios.

Mentalidad La inteligencia de estas personas es basta y no se desarrolla mucho, pero se substituye en parte por la intuición. Su imagina-

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ción permanece infantil y su dominio del lenguaje es pequeño. Como los niños, poseen a veces buena memoria. Vocación Tales personas son adecuadas para actividades de tipo simple, como la agricultura y todos los trabajos que no exigen ni gran iniciativa ni inteligencia muy desarrollada.

GRUPO A (2) Mano elemental de tipo irregular (lám. IV, fig. b) En esta mano contradictoria, la simplicidad esconde la complejidad de su poseedor. Es difícil a primera vista distinguir los dos tipos de manos elementales; se parecen en la forma, y la composición de sus líneas no es muy diversa. Las líneas son escasas y preponderantemente horizontales; la piel acostumbra a ser más fina que en el tipo anterior. El rasgo diferencial es la invariable presencia de estigmas atávicos. Las manos con el pulgar demasiado corto y la falange terminal en forma de mazo, y las manos con una línea simiesca deben ser consideradas como irregulares. La línea simiesca, cuando existe, atraviesa la mano de parte a parte y tiene como resultado la eliminación de la transversal inferior o la reducción a una bifurcación secundaria. A menudo el dedo meñique de tales manos es también anormal, demasiado pequeño y deformado. Otros signos atávicos son el trazado atípico de los pliegues papilares en ambas manos, principalmente en las prominencias tenar e hipotenar y en los tres primeros dedos. Tales manos son características de las personas de constitución displástica y se encuentran en gentes muy diversas, cada una de las cuales física y mentalmente puede considerarse un mundo aparte. Muchos atletas, como boxeadores y luchado-

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res. tienen manos del tipo elemental irregular, como he podido comprobar en una investigación efectuada en el Palacio de los Deportes de París. Veintiocho de entre treinta y cuatro de estos atletas presentaban tal como podía esperarse: 1) La eminencia tenar desarrollada de una forma desproporcionada. 2) El borde exterior de la mano anormalmente protuberante. 3) El pulgar corto, grueso, a menudo «brutal». Con la mano elemental irregular a menudo coincide una inteligencia inferior a la media. Entre sesenta y tres muchachos débiles mentales que examiné, cuarenta y cuatro poseían esta mano. Pero debo advertir que la mano elemental irregular se encuentra también en anormales superdotados. En estos individuos la vida emocional presenta una regresión que los aproxima al hombre primitivo, mientras su inteligencia sobrepasa el nivel normal. Entre ellos pueden encontrarse artistas y científicos de fama mundial.

Constitución MacAuliffe describe las personas «regresivas» como de frente aplastada y cara muy pequeña, de aspecto indefinido. Esta descripción concuerda en gran número de casos, pero los atletas, que acostumbran a tener una cara muy grande, presentan otras formas de desproporción tales como la nariz aplastada y la mandíbula exageradamente desarrollada. Los neuróticos que pertenecen a este tipo no presentan signos tan claros de degeneración, pero siempre tienen algún estigma característico de la constitución displástica. La insuficiencia endocrina es la causante de estas diferentes desproporciones. El infantilismo debido a la insuficiencia de las glándulas sexuales y de la pituitaria es el síntoma más corriente del tipo regresivo.

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Temperamento Según MacAuliffe, en este grupo abundan los inadaptados sociales y entre ellos hay crimínales habituales, idiotas y locos. Describe sus reacciones como torpes y su sensibilidad como inexistente. Sin embargo, esta caracterización es demasiado rígida; personas dóciles y flamáticas, pero de buen corazón, pertenecen también a este grupo. Tales personas poseen una mentalidad totalmente infantil, como los boxeadores, que pueden noquear a su contricante en el ring, pero que se convierten en niños dóciles al llegar a su casa. Los neuróticos excitables, hipersensitivos e inestables están en el polo opuesto de la misma clase. Sus emociones son superficiales y sus instintos y su imaginación no están equilibrados, lo que es causa de sus frecuentes fracasos para adaptarse a la vida. Estos tipos opuestos de reacción, a pesar de su divergencia, son ambos típicos del temperamento esquizoide.

Mentalidad Una persona «regresiva» posee una inteligencia infranormal o supernormal. No puedo dar ninguna explicación de este capricho de la Naturaleza que otorga los mismos signos físicos para cualidades mentales opuestas.

Vocación Dado que la mano elemental irregular se da en científicos y artistas al mismo tiempo que en débiles mentales, no es posible ninguna descripción de sus aptitudes congénitas.

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GRUPO B (1) Mano motora de tipo huesudo (lám. V, fig. 4) Es una mano larga, de dedos largos y huesudos. Combina la energía muscular de la palma con la fina movilidad de los dedos. La firmeza de los músculos y la falta de grasa son las causas de la relativa delgadez de la palma. El pulgar y el índice son largos y huesudos y la eminencia tenar está bien desarrollada. La preponderancia de la zona del yo y de lo consciente se revela así con claridad. Es una mano de aire elegante. El esquema de sus líneas presenta gran variedad y, generalmente, abundan más las líneas que en la mano elemental, tanto en sentido vertical como horizontal y son profundas y claramente marcadas. Las uñas son de muchos tipos, pero la forma alargada y con lúnulas grandes es la más corriente. Constitución La mano motora huesuda se encuentra sobre todo en individuos altos y delgados del tipo leptosomático. Su sistema endocrino se halla afectado de hipertiroidismo, causa de su energía impulsiva, así como de la falta de líquido y grasa en sus tejidos. La predisposición a las enfermedades del tiroides, la tuberculosis y los trastornos nerviosos (especialmente el insomnio y la neurosis) son los peligros que amenazan la salud de estas personas.

Temperamento El temperamento de los leptosomáticos ha sido bien resumido por Kretschmer, que los describe como tímidos, sensitivos, reprimidos, nerviosos, excitables. El «esteta refinado» correspon-

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de claramente a este tipo, así como el hombre que gusta tanto de la paz de la Naturaleza como de la excitación de la ciudad. En este tipo se encuentran en realidad dos direcciones, hacia la expansión y la actividad vigorosa y hacia la hipersensibilidad y el aislamiento. Sus representantes poseen vivacidad, encanto, firmeza de carácter e impresionabilidad, una combinación que puede resultar a la vez agradable y afortunada. Son generalmente populares y se les tributa admiración, obtienen con facilidad lo que desean y corren el riesgo de convertirse en egoístas. Divididos entre el deseo de escapar y el de participar en la vida activa, emprenden más cosas de las que en efecto realizan.

Mentalidad El poseedor de estas manos tiene inteligencia vivaz y comprensión amplia. Generalmente es flexible. Gusta de la elegancia de expresión y de las frases bien construidas y su capacidad verbal es grande. Su pensamiento está más vuelto a la observación que a lo abstracto y simbólico y, por consiguiente, es más práctico que teórico. Vocación Especialmente dotado para el movimiento, se encuentra en su elemento en las actividades corporales que exigen inteligencia y precisión, como el deporte. Muchos campeones de tenis y de polo, admirados por la agilidad y gracia de sus movimientos, tienen estas manos. Tales individuos sobresalen en los juegos de tenis de mesa, golf y de precisión, como los dardos, y pueden ser buenos danzarines y tiradores. Están bien dotados para la construcción y trabajos técnicos como la ingeniería. Se adaptan también a todas las profesiones para las que el tacto y el conocimiento de los demás determinan las posibilidades de éxito.

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GRUPO B (2) Mano motora de tipo musculoso (lám. V, fig. b) Los dos tipos de la mano motora se distinguen con facilidad. Aunque tengan en común la firmeza de los músculos, la primera es larga y huesuda y la segunda ancha y carnosa. En la primera el pulgar y los restantes dedos son finos, y en la segunda robustos. La eminencia tenar, aunque muy desarrollada en ambas, es más llena en el tipo musculoso, en el que las almohadillas debajo de los dedos están también más marcadas. Este tipo de mano coincide con una tendencia general a la amplitud en las proporciones del cuerpo como en el tipo elemental simple. Las uñas son anchas, cortas, con lúnulas pequeñas o no existentes. Esta mano corresponde a la constitución pícnica; los músculos del pecho, brazos y manos están desarrollados sin ser típicamente atléticos. En sus movimientos la mano motora musculosa, aunque fuerte, es lenta; eficiente, pero pesada. El nivel algo bajo de su metabolismo, sus proporciones más bien voluminosas, indican una tendencia hacia el hipotiroidismo. Sus poseedores están predispuestos a los trastornos circulatorios y a las enfermedades debidas a estasis en los diferentes órganos.

Temperamento Estas manos indican un temperamento cicloide. Su poseedor es extravertido y ama la belleza y la comodidad de la vida. Aprecia la buena comida y las compañías agradables. Es jovial y bondadoso, pero se excita fácilmente en las discusiones. Tiene desarrollado el sentido de la protección, que gusta de ejercer sobre individuos sensitivos, que acostumbran a ser débiles. Siendo sus emociones fuertes y estables, es paciente y animoso. Ejerce auto-

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ridad sobre los demás y a menudo ocupa lugares de responsabilidad. No logra el éxito con facilidad, sino por el esfuerzo perseverante, y cuando lo alcanza es duradero.

Mentalidad Su entendimiento no sobresale por su agudeza, pero posee un fondo de buen sentido unido generalmente a un sentido natural del humor. Es un hombre consciente, cuyas acciones son sensatas y que tiene un buen golpe de vista para las personas y las cosas. Sus opiniones en asuntos teóricos y prácticos son objetivas y equilibradas. Vocación Tiene el don de empresa y responsabilidad que caracteriza a las personas enérgicas de temperamento cicloide y que faculta para la organización y el gobierno. Abunda este tipo entre los estadistas, jefes militares y hombres de negocios. Sus capacidades artísticas se orientan hacia las artes que podríamos llamar primarias, tales como la escultura.

GRUPO C (1) Manos sensitivas del tipo pequeño (lám. VI, fig. a) Es una mano pequeña y estrecha que se encuentra más a menudo en las mujeres que en los hombres, por lo que Carus la considera un signo de feminidad. Así como la mano motora es una mano activa, la sensitiva es más bien receptiva; la primera impresiona por su aspecto de fuerza, mientras que la segunda está poco desarrollada muscularmente; su eminencia tenar es blanda y la eminencia hipotenar es muy extensa, lo que significa una per-

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sona que vive bajo el dominio de la imaginación y el subconsciente. Es una mano con la palma relativamente larga, los dedos cortos y el pulgar pequeño. A diferencia de la mano motora, que es rígida, la roano sensitiva es por lo general flexible. Las extremidades de los dedos pueden doblarse con facilidad hacia atrás, mientras el pulgar tiene de ordinario doble juego. Los abultamientos de la palma en las extremidades de los dedos están fuertemente desarrollados y provistos, como las extremidades de los dedos, de bulbos de sensibilidad muy acentuados, testigos del gran desarrollo del sentido del tacto. La palma está cubierta de espesas líneas que dan la impresión de una telaraña. Las uñas presentan gran variedad, pero con frecuencia son más gruesas que largas y estrechas. Casi siempre son de tamaño normal con lúnulas poco desarrolladas o no existentes.

Constitución Como puede suponerse, estas manos corresponden a un físico pequeño y delicado y a una constitución nerviosa. El funcionamiento endocrino se caracteriza por la insuficiencia de las gónadas o de la glándula pituitaria. El sistema nervioso autónomo es a menudo hipersensitivo y predispuesto, por tanto, a las enfermedades alérgicas como el asma y la colitis nerviosa. La acentuada flexibilidad de la mano revela una presión sanguínea baja, cuyo resultado es la fatiga y la falta de energía. Esta falta de vitalidad y una naturaleza muy tensa preparan el terreno para los desórdenes nerviosos de los que las personas neurasténicas son víctimas tan a menudo.

Temperamento La hipersensibilidad y excitabilidad de los poseedores de estas manos los sitúan entre los esquizoides. Fácilmente emocionales,

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su resistencia en cambio es mínima, por lo que con facilidad caen en dependencia de los que los rodean. Un ambiente tranquilo y armonioso es imprescindible para su salud y su equilibrio mental. Sin embargo, en momentos de verdadero peligro son capaces de descubrir un vigor insospechado y asombrar por su sangre fría y sus dotes de mando, como si su vitalidad se reforzase por la presión exterior. Conservan durante toda su vida características infantiles, y siendo inestables y egocéntricos, se construyen un mundo subjetivo de románticos proyectos que les ofrecen un modo de escapar a las asperezas de la realidad. Mentalidad Su inteligencia es vivaz y original; su intuición y su imaginación recogen todas las impresiones. El tipo sensitivo y nervioso suministra al mundo la mayoría de sus intelectuales. En este grupo encontramos gente cuyo vocabulario es rico y original, dotados de estilo propio y de gran sentido crítico.

Vocación Los antiguos llamaban al hombre nervioso el «tipo de Mercurio». Como su carácter y su mentalidad son amplios y flexibles, sus aptitudes son muy variadas y se extienden en una escala considerable; ya indicamos su especial adaptación para la vida intelectual y artística.

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GRUPO C (2) Mano sensitiva del tipo largo (lám. VI, fig. b) Es la hermosa mano que se encuentra a menudo en los retratos pintados por los antiguos maestros. Es fina y flexible, con las extremidades aguzadas y tan sutiles que se inclinan hacia atrás. Es un tipo de mano femenino. Abunda entre los miembros de las familias de abolengo y puede llamarse la mano aristocrática; las diferentes veces que he podido identificarla nunca ha sido, al me-' nos en su forma pura, en personas pertenecientes a la clase trabajadora. A primera vista puede confundirse con el tipo motor huesudo, puesto que ambas son alargadas y elegantes, pero el parecido engaña. Los músculos de la mano sensitiva larga son débiles, prueba de su inactividad motora. Sus dedos dan tal impresión de fragilidad que uno teme romperlos al estrecharla. La palma está normalmente cubierta de finas líneas en todas direcciones, pero las longitudinales son las marcadas con más claridad. Los dedos son rectos y provistos de largas uñas planas o curvadas. Caros llamaba a esta mano la «mano psíquica» y aseguraba que se correspondía con las más perfectas cualidades del carácter. No puedo suscribir esta afirmación, ya que nunca he encontrado estas manos en personas fuertes bien adaptadas a la vida.

Constitución La mano delicada, larga, implica, como la pequeña, un carácter nervioso y delicado. Su poseedor acostumbra a ser delgado, de media estatura, con la típica cabeza grande del intelectual. Su sistema endocrino presenta a veces una anomalía poliglandular conocida como «estado timolinfático»; el timo, que normalmente desaparece en la pubertad, persiste y favorece el crecimiento de

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los tejidos linfáticos. Existe en estas personas una tendencia al hipertiroidismo y la tuberculosis (que parecen poseer alguna afinidad) y a la clorosis, y también la propensión a las neurosis y psicosis. Temperamento La mano sensitiva larga se encuentra con frecuencia en los esquizofrénicos, y no hay duda de que en las personas normales denota un temperamento esquizoide del tipo más introvertido. Estos individuos son solitarios y reservados y reaccionan como las plantas sensitivas a la atmósfera que les rodea. Su vida está coloreada por un acentuado sentimiento de depresión. Su vida emocional es delicada, pero al mismo tiempo extravagante y les falta naturalidad para responder a las afecciones humanas. Sufren letargos emotivos que les hacen aparecer como insensibles. Teniendo pocos contactos con los demás, son en cambio muy sensibles para los estímulos del mundo espiritual. Gozan del arte como si fuese la misma vida y se refugian a veces en el misticismo. Son más sentimentales que sensuales. El tipo femenino de la «madonna» en el arte y la literatura está cortado por este patrón, y en los cuadros de Cimabue, Giotto, Botticelli y tantos otros se encuentran estas manos. Mentalidad La receptividad caracteriza su forma mental, y la intuición y la imaginación ocupan el lugar del pensamiento lógico y sistemático. Un sentido artístico fuertemente marcado se refleja en su lenguaje; su estilo personal es muchas veces bello y original, aunque con tendencia al preciosismo y el amaneramiento. El poseedor de la mano sensitiva larga tiene tendencia al simbolismo, no viendo las cosas tal como aparecen, sino dotándolas de un significado profundo.

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Vocación Se comprende que el individuo esquizoide sensitivo tenga una naturaleza artística, pero su receptividad es mayor que su impulso creador. En este tipo se encuentran intérpretes de muchas clases, músicos, actores, danzarines, dibujantes. Rara vez producen nada considerable en el arte; tienden más bien a ser dilettantes. Entre ellos se encuentran también muchas mujeres que a lo largo de la historia han inspirado a los creadores. Todo lo expuesto hasta ahora son casos ideales, pero en la realidad los que se encuentran son casos complejos. Sin embargo, esta clasificación en seis tipos es útil porque permite reconocer rápidamente los elementos predominantes en una mano. Las formas atípicas son las que arrojan más luz sobre las características íntimas de una persona, pues personalidad significa diferenciación y nuestra individualidad se pone de manifiesto en mayor grado en las cualidades que nos distinguen del tipo. Describo a continuación, no las catorce combinaciones posibles de los dos tipos, sino solamente doce. El lector comprobará que estas doce incluyen la mayor parte de las manos que pueden examinarse para poner a prueba el método. Es preciso advertir que para esto no basta una simple primera impresión y que no deben establecerse conclusiones antes de estudiar la mano en todos sus detalles: palma, dedos, uñas, líneas de flexión y pliegues papilares. Pues ningún par de manos es exactamente igual a otro par e incluso la mano derecha difiere de la izquierda en una misma persona. Los doce tipos mixtos aludidos son los siguientes: I. II. III. IV. V.

Elemental simple con elemental irregular. Elemental simple con motora musculosa. Elemental simple con motora huesuda (raro). Elemental simple con sensitiva pequeña (más bien raro). Elemental irregular con motora huesuda.

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VI. VII. VIII IX. X. XI. XII.

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Elemental irregular con motora musculosa. Elemental irregular con sensitiva pequeña. Elemental irregular con sensitiva larga. Motora huesuda con motora musculosa. Motora huesuda con sensitiva pequeña (raro). Motora huesuda con sensitiva larga. Motora musculosa con sensitiva pequeña.

Se advierte que en esta lista he distinguido tres combinaciones como menos frecuentes que las otras. Además, otras dos combinaciones teóricamente posibles, el tipo elemental simple con el sensitivo largo y el motórico musculoso con el sensitivo largo, se han omitido. Esto es porque la mano elemental simple y la motora musculosa son las más lejanas a la sensitiva larga y la mezcla de cualquiera de las dos con ésta es virtualmente imposible. La frecuencia con que estas combinaciones se producen está en relación con la mutua afinidad de los tipos mezclados. Así, por ejemplo, la mano elemental simple y la motora musculosa tienen una forma similar, uñas y líneas parecidas, y la función predominante en ellas es la prensión, por lo que la diferencia entre ellas es más bien en grado que en especie. La mano elemental simple y la motora huesuda, por el contrario, presentan gran diferencia, ya que la primera es ancha, predominando en ella las líneas horizontales, y la segunda alargada, con predominio de las líneas longitudinales. La mano elemental simple y la sensitiva pequeña tienen en común la anchura y el ser relativamente cortas; pero los músculos, la piel, las líneas y el desarrollo del tacto son esencialmente distintos. El tipo elemental simple y el sensitivo largo son los más opuestos en sus características y en principio nunca aparecen mezclados, aunque alguna vez puede observarse una palma elemental provista de dedos sensitivos largos. El tipo elemental irregular presenta una amplia gama de posibles combinaciones. Siendo una mano amorfa, sin elementos

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formales fijos, se encuentra en gentes muy diversas, débiles mentales, inteligencias muy desarrolladas, neuróticos, etc. La mezcla del tipo motórico huesudo con el motórico musculoso es relativamente frecuente, a pesar de que ambos tienen principios distintos de estructura, el uno tendiendo a la longitud y el otro a la anchura. Su combinación generalmente se traduce en una clara diferenciación entre la palma y los dedos, siendo la palma musculosa y los dedos huesudos. La unión del tipo motórico musculoso con el sensitivo pequeño es mucho más rara; los dos son absolutamente distintos, pero el primero es más bien amorfo, lo que hace posible la combinación. La mano motora musculosa y la sensitiva larga resultan difíciles de distinguir entre sí al que no posee una buena práctica. Ambas son alargadas y graciosas y a primera vista parecen iguales. Difieren en la firmeza de los músculos y también, a veces, en la calidad y profundidad de sus líneas. Hay entre ellas una cierta afinidad a pesar de las distintas categorías funcionales a que pertenecen. El elemento motor generalmente viene representado en la palma y el sensitivo en los dedos. La mano motora musculosa y la sensitiva pequeña se mezclan a menudo. Se encuentran palmas que son demasiado musculadas para describirlas como sensitivas, palmas que presentan a escala reducida todas las características del tipo motórico musculoso, pero a las que se unen los dedos típicos de la mano sensitiva pequeña. En las notas que siguen sobre los doce tipos compuestos indico sólo brevemente en cada caso los efectos recíprocos de ambos elementos en su influencia sobre el aspecto y la personalidad. Teniendo en cuenta las descripciones por extenso de los seis tipos puros que hemos dado ya, el lector podrá formarse por sí mismo una idea más completa de la constitución, temperamento, mentalidad y vocación de cada variedad.

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I. MEZCLA DEL TIPO ELEMENTAL SIMPLE CON EL ELEMENTAL IRREGULAR

En esta mezcla, la constitución física que corresponde al hombre de mano elemental simple resulta modificada por uno o más rasgos atávicos. El sistema nervioso está falto de equilibrio, y la misma inestabilidad se da en el temperamento, que en el tipo elemental simple es cicloide y que al mezclarse con elementos esquizoides convierte a la persona en algo errático. Si el espíritu resulta afectado, el nivel de la inteligencia es inferior al que corresponde a la mano elemental simple.

II.

ELEMENTAL SIMPLE CON MOTORA HUESUDA

Aquí el físico es menos pesado que en el tipo elemental pícnico, pero vasto y más pesado que en el leptosomático y despliega a la vez una fuerza notable y cierta gracia en los movimientos. La salud es, por lo general, excelente, neutralizándose entre sí las predisposiciones de los dos componentes. Un grado de sensibilidad más alto hace el contacto con el mundo circundante más variado, pero pueden aparecer también rastros de nervosidad e inestabilidad debido a los elementos esquizoides introducidos. La inteligencia es más viva que en el tipo elemental puro. En los deportes la inclinación de estos individuos se dirige hacia los que exigen movimiento y velocidad, tales como nadar, cabalgar o cazar.

III.

ELEMENTAL SIMPLE CON MOTORA MUSCULOSA

En este caso los dos elementos constitutivos tienen una gran afinidad mutua y a ambos les corresponde un físico parecido

LA FORMA DE LA MANO

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(constitución pícnica), pero la característica musculosa, añadida al tipo elemental simple, representa un nivel más elevado de sensibilidad e inteligencia.

IV.

ELEMENTAL SIMPLE CON SENSITIVA PEQUEÑA

Esta curiosa combinación de elementos casi contradictorios se presenta algunas veces. Por lo general, en el poseedor de estas manos las enérgicas características del tipo elemental están debilitadas en los diferentes estados de la personalidad. El cuerpo es menos pesado y menos resistente y el sistema nervioso menos equilibrado. Una cierta sensibilidad se inserta casi paradójicamente en la personalidad, sensibilidad que puede traducirse en una veta de masoquismo. Este tipo de hombre pierde fácilmente la seguridad en sí mismo y acepta una situación inferior. Es indeciso y más o menos afeminado. Su inteligencia es poco aguda y el campo de sus posibilidades está limitado por su escasa inteligencia y sus escasas aptitudes para triunfar. Su mejor sitio es un trabajo sin especialización ni responsabilidad; así, por ejemplo, puede ser, con un dueño firme, pero comprensivo, un magnífico sirviente.

V.

ELEMENTAL IRREGULAR CON MOTORA HUESUDA

Esta combinación se encuentra a veces en sujetos altos, de peso más bien pequeño, pero relativamente fuertes y ágiles. El poseedor de estas manos, siendo mezcla de un tipo amorfo con otros más o menos excéntricos, presenta los caracteres negativos de ambos tipos. La inestabilidad emocional es el rasgo más acusado de su temperamento y son típicos también los trastornos endocrinos y nerviosos. Entre esta gente se encuentran neuróticos de todas clases y a veces pertenece también a este tipo el encantador tricheur — el caballero ladrón—. Su inteligencia, que en

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LA MANO Y SU LENGUAJE

realidad es superficial, es a menudo brillante y se manifiesta en una forma independiente y subjetiva de pensar.

VI.

ELEMENTAL IRREGULAR CON MOTORA MUSCULOSA

El tipo elemental irregular de mano, que pertenece al grupo más variable y anormal de personalidades, y el motórico musculoso, que corresponde al más estable, hacen a esta mezcla inarmónica. La desarmonía se refleja naturalmente en la mentalidad y en el carácter, en el que aparecen fuertes rasgos negativos. La neurastenia en una persona por otra parte físicamente fuerte es una consecuencia frecuente. Los rasgos del temperamento cicloide se combinan con los del esquizoide en forma que resulta peligrosa para la salud mental porque es capaz de destruir el equilibrio interior. Según predomine en la mano el carácter elemental irregular o el motórico musculoso, la mentalidad resulta afectada bien por la incoherencia y falta de concentración, cuarteando la inteligencia sólida y organizadora de la personalidad pícnica, bien por la mentalidad subjetiva de la personalidad regresiva. Para esta mezcla no puede determinarse una vocación definida.

VII.

ELEMENTAL IRREGULAR Y SENSITIVA PEQUEÑA

Tenemos aquí otra combinación de elementos afines. Físicamente la persona regresiva es muy distinta del poseedor de una mano sensitiva pequeña. La estructura del primero propende a ser fuertemente musculosa y a tener la cabeza pequeña, mientras el segundo tiende más bien a unos músculos débiles y una gran cabeza. Pero ambos tipos son displásticos y comprenden gran variedad de estructuras. Debe entenderse que cuando se da la mezcla de ambos tipos de mano, su poseedor posee una constitución física indefinida que escapa a la descripción. Siendo el infanti-

LA FORMA DE LA MANO

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lismo y la inestabilidad la cualidad más característica de ambos tipos, su mezcla los exagera aún. La mentalidad de tal persona es tan indefinible como su apariencia exterior y puede llamarse también displástica.

VIII.

ELEMENTAL IRREGULAR CON SENSITIVA LARGA

Esta combinación es de resultados negativos. En una persona con tales manos pueden presumirse toda clase de insuficiencias endocrinas y una salud mental muy frágil. Al mismo tiempo, siendo la vitalidad por lo general baja, también los trastornos físicos son frecuentes. Todos los rasgos negativos del temperamento esquizoide están exagerados en esta constitución y su excentricidad viene acentuada por una exagerada sugestibilidad que anula el sentido crítico y la visión realista del mundo.

IX.

MOTORA MUSCULOSA CON MOTORA HUESUDA

Es una de las combinaciones más afortunadas en la forma de las manos. Significa en general una salud excelente y un buen equilibrio de las glándulas endocrinas. El metabolismo es más rápido que en el tipo pícnico puro, pero más lento que en el leptosomático hipertiroideo. En el temperamento, la estabilidad se une a la ligera excitación que caracteriza a los leptosomáticos, resultando una proporción equilibrada. Así, la profundidad y calma de la mente pícnica se armoniza con la vivacidad y agilidad leptosomática, neutralizándose mutuamente sus defectos.

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LA MANO Y SU LENGUAJE

X.

MOTORA HUESUDA CON SENSITIVA PEQUEÑA

Es una combinación rara y de gran interés psicológico. Físicamente un hombre con este tipo de mano es pequeño y delicado, pero no frágil. Hay una afinidad natural en los temperamentos de los tipos asténico y leptosomático, y en una mezcla de los dos el peligro de la neurastenia queda anulado por la fuerte vitalidad y el impulso combativo. La vena de excentricidad, sin embargo, que a veces se encuentra en ambos tipos, resulta reforzada en la combinación. La mentalidad intelectual o imaginativa de las personas sensitivas del tipo infantil se combina y equilibra con dotes de observación, mientras a las aptitudes más bien prácticas de los leptosomáticos se añade una gran capacidad de pensamiento abstracto.

XI.

MOTORA HUESUDA CON SENSITIVA LARGA

Es una combinación frecuente en la que es difícil distinguir los elementos. La persona que la presenta tiene no menos salud que el poseedor de la mano motora huesuda, pero peor que el de la sensitiva larga. El hipertiroidismo es frecuente en él, y asimismo la neurastenia y la neurosis. Su temperamento es una mezcla de los dos grupos esquizoides, el hipersensitivo y excitable que reacciona con exceso y el frío y distante que es insensible a los estímulos exteriores. La mentalidad que corresponde a estas manos tiene una tendencia imaginativa unida al amor al método y un buen sentido de la proporción; su interés se dirige más hacia lo artístico y abstracto que hacia lo práctico y concreto, pero posee además el sentido de la realidad, que acostumbra a faltar en los poseedores de manos sensitivas largas y éste confiere claridad de pensamiento y cierta habilidad creadora.

LA FORMA DE LA MANO

XII.

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MOTORA MUSCULOSA CON SENSITIVA PEQUEÑA

Aunque de estructura más bien pequeña, el poseedor de esta mano tiene una constitución robusta y llena de vida. Su sistema nervioso es más sólido que el correspondiente a la mano sensitiva pequeña, pero menos que el de la motórico muscular. Esta combinación se da en un cuerpo bien formado y generalmente con buena salud. La combinación del temperamento excitable con el calmoso y estable es excelente, ya que reúne el élan y la agilidad que falta en la personalidad pícnica, sin la inestabilidad propia del hombre nervioso. Su resultado es a menudo una sorprendente capacidad para la lucha, combinada con una gran elasticidad. La mentalidad tiende al tipo intelectual, trabaja con método y continuidad y revela gran poder organizador. Los artistas con este tipo de manos son infatigables en el ejercicio de sus aptitudes. En resumen, puede decirse que esta combinación se caracteriza por su inteligencia metódica (como en el poseedor de la mano sensitiva pequeña) y su agilidad mental (como en el poseedor de la mano motora huesuda). La realidad está más allá de toda clasificación. No sólo una mano puede englobar más de dos de los tipos estudiados, sino que propiamente son inclasificables todos los rasgos de cada individuo. De todas maneras, el método expuesto en este capítulo es suficiente para permitir al interesado en la materia identificar algunas características generales de la persona cuyas manos trata de interpretar.

CAPITULO IV

LAS PARTES DE LA MANO

LA PALMA

La palma es la parte primaria de la mano. En el hombre sus dimensiones son reducidas en beneficio de los dedos, que alcanzan la máxima movilidad.

Estructura de la palma El esqueleto de la muñeca y de la base de la mano está constituido por una serie de huesos, de forma variada, unidos como un mosaico y soldados a los cinco delgados metacarpios, que constituyen propiamente la mano. Esta estructura es la base mecánica de los movimientos de la mano, muy limitados en los metacarpios y extremadamente amplios en los dedos. El tercer metacarpio, o central, que es el más fino, forma el eje central de la palma. Está unido al hueso mayor de la muñeca, el hueso magno, y esto determina su relativa falta de movilidad. El metacarpio del dedo índice posee una movilidad ligeramente superior. El lugar que ocupa y la relativa «fijeza» de su articula-

Estructura ósea de la mano

LAS PARTES DE LA MANO

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ción con la muñeca lo convierten en un segundo eje, por así decirlo, de la mano. La función mecánica de arabos metacarpios consiste en servir de soportes estables a los dedos índice y medio. Los metacarpios del anular y del meñique tienen mayor amplitud de movimiento que los del índice y medio. Esto puede probarse fácilmente en la propia mano. Tomando el quinto metacarpio de la mano izquierda con el pulgar y el índice de la derecha se puede mover el hueso con facilidad. Lo mismo puede hacerse en menor grado con el cuarto metacarpio, pero es imposible con el segundo y el tercero. A causa de esta disposición, el borde ulnar de la palma puede acercarse al radial por el movimiento que produce el hueco de la mano. Que el hueso metacarpio del pulgar tiene mayor movilidad que todos los demás es tan obvio que no haremos más que mencionarlo. La estructura mecánica de la palma y los dedos nos permite dividir la mano en una parte activa y otra pasiva. La parte activa comprende los dedos pulgar, índice y medio y la parte de la palma correspondiente a ellos. El lado pasivo es el resto: los dedos cuarto y quinto y la palma en conexión. Si se piensa en la postura y en los movimientos de actividades típicas de la mano, como escribir, dibujar, coser, comer, fumar, etc., se comprueba con facilidad que es sobre todo la parte activa de la mano la que las efectúa. La función de la parte pasiva es principalmente de soporte y equilibrio. El lado activo comprende las zonas del yo y la conciencia y del comportamiento social: el lado pasivo, la zona de la imaginación y del subconsciente.

Los músculos de la palma Los músculos de la palma se distribuyen en dos grupos principales: los del pulgar, un apretado paquete que forma la emi-

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LA MANO Y SU LENGUAJE

nencia tenar, y los del dedo meñique, que forman en el lado opuesto la eminencia hipotenar. La región metacarpiana intermedia es menos musculosa, presentando sólo los grupos conocidos como interóseos y lumbricales, que operan sobre las falanges básales de los dedos. Los dedos y los músculos de las eminencias tenar e hipotenar son responsables de la movilidad del pulgar y del meñique. Es interesante notar que en los individuos degenerados ambos presentan variaciones y deformaciones. En general, los músculos de la palma producen la flexión y los del anverso la extensión. Cuanto más se separa la mano en su desarrollo de su función original de locomoción, menos importancia tienen los extensores; en la mano humana su papel queda prácticamente reducido a equilibrar la acción de los flexores. Éstos, por lo general, inician los movimientos de ida y los extensores los de vuelta. De ordinario, los primeros corresponden a impulsos positivos y están conectados con sentimientos de seguridad y expansión, mientras que los segundos se alian con la inhibición y el retraimiento. Su predominio revela fuertes mecanismos inhibitorios — tensión o inquietud —. La posición normal sugiere relajación y descanso, pero si esta postura es habitual denota debilidad emocional o falta de sentimientos. Riego sanguíneo de la mano El riego sanguíneo de la palma de la mano es complejo y acabado. Los arcos arteriales, formados por el entrecruce de las ramas terminales de las arterias radial y ulnar, cruzan la palma y terminan en sus músculos superficiales y profundos. De estos arcos parten las arterias digitales, que llegan a los finos capilares de las yemas de los dedos. La circulación venosa tiene el mismo esquema. Se ensambla con el sistema arterial a través de los capilares y forma un sistema sanguíneo por el que los productos del metabolismo son conducidos a las venas radiales y cubitales y, a través de ellas, a las grandes venas.

LAS PARTES DE LA MANO

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Sistema nervioso de la mano Los nervios del plexo braquial inervan la mano y animan todo su intrincado mecanismo. El nervio radial (espiral musculoso) es el nervio principal de los músculos extensores. Operando en el dorso de la mano controla los movimientos del pulgar y, parcialmente, de los dedos índice y medio. Tiene poco papel en las funciones sensoriales de la mano, que se realizan por los nervios medio y ulnar, los nervios de la superficie de la palma. El nervio medio actúa en toda la sección radial (la eminencia tenar y el espacio cercano al dedo índice) y en el centro de la palma (el espacio correspondiente al dedo medio y la mitad del correspondiente al anular), o sea las regiones que he llamado, respectivamente, la zona del yo y de la conciencia, y la zona del comportamiento social. El mismo nervio inerva los dedos pertenecientes a estas zonas: el lado palmar del pulgar, el índice, el dedo medio y parte del anular. El nervio medio es el más complejo de estos tres nervios de la mano. Además de ramas motoras para los músculos y los conductos sanguíneos, tiene ramificaciones sensitivas conectadas con corpúsculos de Paccini (los mecanismos del sentido táctil). Asegura todas las diferentes funciones de la sensación táctil, por ejemplo, contacto, temperatura, dolor (sensibilidad epicrítica), posición en el espacio, peso y discriminación de la forma de los objetos. El nervio ulnar se distribuye a través de la base ulnar del dedo anular, todo el dedo meñique y la porción de palma que le corresponde. Ésta es la región que he llamado la zona de la imaginación y el subconsciente. El nervio ulnar suministra toda clase de sensaciones; pero abarcando menos corpúsculos de Paccini que el medio, su sensibilidad es menos aguda y discriminativa. De la lesión o enfermedad de cualquiera de estos nervios, pero principalmente del nervio ulnar, resultan cambios considerables en la intensidad de las sensaciones y en la movilidad, la

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LA MANO Y SU LENGUAJE

forma y la fisonomía de la mano, y estos cambios afectan a la personalidad en forma definida. La fuerza expresiva de la mano resulta dañada y se interrumpe y rompe el ritmo de sus gestos. La mente sufre más o menos seriamente cuando su enlace con el mundo circundante es así estorbado o torcido, la fuerza del pensamiento y de la imaginación se empobrece, y las emociones, privadas de uno de sus cauces más expresivos, se congestionan. Todos estos síntomas se intensifican en gran escala en los casos de amputación, cuando la pérdida de la mano priva al brazo de sus órganos sensitivos y lo deja inerte como un pedazo de madera.

Formas de la palma de la mano Las formas principales de la palma son cuatro (véase lámina VII, figs. a, b,c,d): 1. 2. 3. 4.

La palma con la eminencia hipotenar alargada. La palma con el área basal acentuada. La palma con el área media acentuada. La palma con el área distal acentuada.

1. Una eminencia hipotenar alargada se encuentra en los monos. En ellos, una profunda línea (pliegues) separa esta región del resto de la palma. En el hombre, una eminencia hipotenar alargada está siempre en relación con un pensamiento prelógico, como indica su nombre en quiromancia de Monte de la Luna, y con una fuerte imaginación. Si la eminencia hipotenar está anormalmente dilatada en su longitud y en su anchura, lo que acostumbra a darse a la vez en las manos sensitivas grandes y en las pequeñas, resulta un predominio de toda el área del subconsciente y la imaginación e indica una persona que dominada por su subconsciente es víctima de su imaginación. No es raro que una persona con esta constitución psíquica en nuestra cultura occidental tenga una tendencia a la neurosis de tipo ansioso o histérico,

LAS PARTES DE LA MANO

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ya que en medio de una civilización basada en la lógica vive como el hombre primitivo en un mundo prelógico. 2. El área basal no tiene una línea visible de demarcación. Su límite es una línea imaginaria que partiendo de la inserción del pulgar corre a través de la palma. Esta región incluye la eminencia tenar y la hipotenar (los montes de Venus y de la Luna), y en mi libro Studies in Hand Reading la he llamado «el área de los instintos». En las manos elementales y motoras carnosas, la eminencia tenar está siempre bien desarrollada; en las sensitivas, que se encuentran a menudo en las personas intelectuales y nerviosas, es mucho menos marcada. Una eminencia tenar abultada, junto con una línea de demarcación (línea de la Vida de los quirománticos) profundamente marcada, indica una personalidad enérgica cuya actividad es más bien física que intelectual. Una eminencia hipotenar predominante revela una persona que sigue sus impulsos sin sujetarlos a la crítica y al control voluntario. El desarrollo pronunciado de ambas eminencias se corresponde con un comportamiento espontáneo, fuertes instintos e imaginación y una naturaleza ágil y enérgica. Los actos de estas personas están motivados más por la intuición que por la razón. Los defectos de tales individuos derivan de su profundo egoísmo, ya que el principal objetivo de su vida es la satisfacción de sus deseos ambiciosos y sensuales. 3. El predominio del área media de la palma de la mano, en la cual el borde exterior (conocido en quiromancia como Monte de Marte) tiene forma oval, se da sobre todo en las manos elementales y motoras carnosas. Los músculos que forman el Monte de Marte tienen mayor desarrollo en los tipos pícnicos y atléticos, especialmente en aquellos cuyos movimientos habituales comprenden trepar, o cualquier actividad manual basada en la flexión de los dedos. Como fácilmente se comprende, la eminencia tenar está también muy acentuada en tales manos. Este aspecto de la mano es típico de los deportistas, y es también frecuente en campesinos, obreros de diferentes clases y soldados. Cuando se encuentra en intelectuales, revela el tipo activo, no el que se

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sienta tras de una mesa de despacho, sino el que ejerce actividades exteriores y posee aptitudes directivas. En todos los estratos de la sociedad, las personas con estas manos tienen espíritu práctico, están llenas de sentido común y poseen un temperamento equilibrado y estable. Un carácter «deportivo», aliado con un razonamiento frío, un sentido realista y autodisciplinado. Esto incluye la capacidad para tomar decisiones rápidas y apropiadas. Esta caracterización tan definida sólo se aplica a las manos de tipo elemental o motórico carnoso puro. En las diferentes combinaciones en que ambos tipos intervienen, debe modificarse de acuerdo con la influencia que ejercen los elementos mezclados en las cualidades descritas. Por ejemplo, en una mano carnosa, pero con dedos largos y afilados, debemos interpretar que la receptividad y una inclinación contemplativa contrarrestan posiblemente Jas tendencias predominantes de una personalidad puramente pícnica. Debe recordarse que el tipo deportivo no incluye al «astro» atlético. Su palma tiene la misma forma oval, pero generalmente exagerada, y su eminencia tenar acostumbra a estar superdesarrollada. Esto significa que su equilibrio físico-mental, tan evidente en las personas de tipo pícnico, está alterado. 4. La palma de la mano que tiene el área distal acentuada, sugiere la figura de un trapezoide cuya base superior es la mayor, y el lado exterior presenta un saliente justamente debajo del dedo meñique. Esta forma se encuentra a menudo en las manos sensitivas pequeñas; difiere claramente de la palma del tipo motor. Una de sus características es su elevada movilidad. Es la mano que acostumbramos a considerar como «hábil» y cuyos movimientos son sutiles y graciosos. Los quirománticos llaman a la protuberancia contigua al dedo meñique «Monte de Mercurio». Su significado casi no necesita explicación, dado que, con independencia de los quirománticos, el término «mercuriano» ha venido a significar un determinado tipo de carácter, carácter que muestra labilidad física y mental y un cierto infantilismo e inestabilidad moral. Diplomáticos, embaucadores hábiles, actores teatrales, e incluso periodistas, pueden ser así calificados, no ciertamente todos, pero

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sí algunos que nos impresionan como típicos. Esta forma de mano corresponde a personalidades sensitivas y vitales, que se mantienen más de la energía nerviosa que de su vigor físico.

EL PULGAR

El pulgar es solamente un dedo, pero su evolución en el hombre es tan singular que prefiero tratarlo por separado. De hecho, desde que empezaron los estudios sobre la mano ha ocupado un lugar aparte. El pulgar ocupa la posición clave de la mano. Por su inserción angular y su excepcional movilidad resultante, el hombre percibe la forma tridimensional de los objetos, y así se hace capaz de juzgar la distancia entre dos puntos, capacidad que está en la raíz de nuestro conocimiento del espacio. El pulgar puede cooperar con cualquiera de los otros dedos, y su disposición y su movilidad gobiernan la fisonomía de toda la mano. El pulgar puede ser llamado el dedo más humano, ya que alcanza en el hombre un desarrollo sin comparación con el de los monos, cuyos pulgares operan en el mismo plano que los otros dedos. He estudiado las manos de muchas especies de monos, del Viejo y del Nuevo Mundo, y sólo en el capuchino pardo he encontrado un pulgar parecido al del ser humano. En la lámina VIH, figura a, puede verse la mano de esta pequeña criatura, que si no fuese por su eminencia hipotenar alargada y en forma de garfio que sugiere la animalidad, podría tomarse por la miniatura de una mano humana perfectamente formada. El pulgar humano es más parecido al de los monos primitivos que al de los antropoides. Algunos individuos degenerados muestran una regresión al aspecto siniestro y a la forma de inserción del pulgar propia del mono, particularidad que he notado en imbéciles e idiotas de nivel inferior. La inserción y la musculatura propias del pulgar aseguran su peculiar movilidad, que parece corresponderse con la conciencia de la identidad, asi como con el grado de contacto con el mundo circundante.

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Un pulgar muy móvil está en relación con una gran flexibilidad, lo que puede ser una virtud o un defecto; hasta un cierto grado permite una compenetración armoniosa con el contorno del individuo, pero si es excesiva lo hace juguete de influencias contradictorias y con facilidad lo convierte en presa de los demás. Los pulgares extraordinariamente móviles son frecuentes en las manos sensitivas pequeñas pertenecientes a personas nerviosas que son muy receptivas respecto a las demás y a las cuales la armonía con el ambiente es necesaria para su equilibrio mental. Lo contrario, pulgares relativamente fijos, se encuentran más a menudo en las manos elementales de los dos tipos. La movilidad moderada corresponde a las manos motoras carnosas y, en menor grado, a las motoras huesudas. Este caso es el preferible porque comporta un justo equilibrio entre los contactos armoniosos y logrados con los otros y la estabilidad interna que elimina el peligro de ser arrastrado. Un pulgar rígido, como se encuentra a veces en manos elementales, indica una mentalidad limitada y cerrada a las ideas nuevas y con el mundo reducido típico de la gente sencilla, que pueden desplegar, sin embargo, equilibrio e independencia, como sucede, por ejemplo, en los campesinos. Si la rigidez llega casi a la inmovilidad, como en algunas manos elementales irregulares, nos encontramos ante individuos más o menos segregados de la comunidad humana que llevan una vida solitaria. Esta característica, que demuestra una mentalidad obtusa y limitada, revela muchas veces la debilidad mental. El poder expresivo del pulgar está estrechamente ligado con su movilidad. El pulgar excede en esta faceta a todos los demás dedos, cualidad que le confiere un lugar singular en el aspecto y en la mímica de la mano. Algunos de estos gestos tienen una definida significación psicológica, como el puño cerrado con el pulgar extendido, que es característico de los individuos que sufren de inhibiciones que se agotan en combatir o reprimir y que sugiere una tensión de tipo histérico o exhibicionista. El pulgar escondido en el puño cerrado es una regresión a la infancia que revela una profunda fatiga interna, el deseo de abandonar la lucha y volver

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a la protección y la comodidad de la infancia. Mientras ésta es una postura de resignación, las manos fuertemente estrechadas una contra otra, con los pulgares enlazados debajo de las palmas, indican un estado de aguda ansiedad, común entre personas deprimidas o melancólicas. Estos gestos se refieren a estados anormales de la mente, que van desde la conciencia exagerada del yo hasta el completo colapso de la voluntad y de la identidad. Pero otras posturas no son menos significativas. ¿Qué expresa el gesto «pulgares alzados» sino la alegre determinación, la consciente superioridad, la confianza en que podemos seguir nuestro camino y triunfar sin tener que someternos al camino y a la voluntad de otros? Como ya he recordado antes, en los juegos circenses romanos, los espectadores expresaban su voluntad de que el gladiador vencido conservase la vida, elevando los pulgares, o de que fuese muerto, bajándolos. Los frailes benedictinos, en su lenguaje de signos, para significar la muerte, tiraban del pulgar con otro dedo, lo que equivale a identificar el pulgar con el yo y la voluntad. Ciertas expresiones y actos simbólicos dan un significado parecido al pulgar. En algunos períodos de la historia china, la impresión del pulgar se utilizaba como una forma de firma, implicando que el documento al que se aplicaba la impresión expresaba la voluntad del firmante. Cuando hablamos compasivamente de una persona, de la que decimos que está bajo los pulgares de otra, queremos significar que está bajo su dominio. Estos ejemplos testifican que de una manera inconsciente se reconoce la existencia de un vínculo entre el pulgar y la voluntad, y esta asociación intuitiva se apoya en una base lógica: el pulgar es, como he mostrado, la parte peculiarmente humana de la mano, y la voluntad personal y libre es la cualidad más característica de la mente.

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Longitud del pulgar La forma del pulgar está determinada por factores fisiológicos. En las manos elementales y motoras carnosas, generalmente encontramos un pulgar grande, robusto y fuerte. En las manos motoras huesudas, el pulgar acostumbra a ser largo y esbelto, y en las sensitivas, pequeño y ligero y a menudo biarticulado. La longitud del pulgar depende del tipo de mano a la que el dedo pertenece, pero en general puede llamarse pulgar corto al que no alcanza a la mitad de la primera falange del dedo índice, y pulgar largo el que la sobrepasa en un centímetro o más. Del pulgar solo, como de cualquier otra parte aislada de la mano, no pueden deducirse conclusiones absolutas. La clase de mano en la que se encuentra un pulgar determinado establece su significación de tal modo que un pulgar inapropiado a su mano es un síntoma divergente. Un pulgar corto y ligero en una mano motora indica una voluntad débil contrastando con una naturaleza fuerte y unos impulsos poderosos. Un pulgar desarrollado en una mano sensitiva revela una sorprendente firmeza de carácter en una persona de constitución nerviosa. D'Arpentigny, que ideó la palabra «quirognomía» para significar la interpretación de la forma de la mano, en vez de utilizar las líneas como hace la quiromancia, concedió gran importancia al pulgar como índice del talento o del genio. Los grandes hombres, afirmaba, tuvieron grandes pulgares, y citaba como ejemplo a Voltaire, el tamaño de cuyos pulgares era famoso. Desbarolles, contemporáneo de D'Arpentigny, se acercó más a la verdad poniendo en relación la longitud y la forma del pulgar con la fuerza de la voluntad. Subraya también el hecho de que ciertos tipos de grandes hombres tienen grandes pulgares, y específicamente los que toman una parte directa y activa en los acontecimientos humanos, y que se distinguen por su capacidad en perseverar en la lucha por el desarrollo de la Humanidad. Entre

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los reformadores políticos menciona a Danton y a Saint Simon, y entre los filósofos, a Descartes, Newton y Leibnitz, todos ellos famosos por sus grandes pulgares. Dice, por otro lado, que los grandes artistas tienen a menudo pulgares pequeños, con una falange terminal marcadamente corta, y menciona a Durero, al que llama un artista ingenuo tiranizado por su mujer, así como a Shakespeare y a Montaigne. No hay pruebas para demostrar que estas afirmaciones sean ciertas, excepto en el caso de Durero, en cuyos famoso autorretrato el pulgar se corresponde exactamente con la descripción. No puedo descartar como superstición la creencia, siempre mantenida por los quirománticos, que pone en relación la longitud y la forma del pulgar con la fuerza de la personalidad, en general, y con la fuerza de la voluntad, en particular, porque he llegado a la misma conclusión a través de la evidencia teórica y de la interpretación de ciertos gestos típicos. Hallazgos idénticos de la quriomancia y de la psicología de la mano tienen un interés especial, y en orden a comprobar esta creencia y mis propias ideas sobre la correlación, hice una investigación estadística de los pulgares de 89 hombres famosos, escritores, pintores, músicos y científicos, muchos de ellos de reputación internacional. Encontré en un 75 por 100 pulgares de longitud normal, en un 10 por 100 pulgares largos, y en un 15 por 100 cortos. Entre los de pulgar normal y falange terminal delgada estaban los escritores famosos internacionalmente Aldous Huxley, Gerald Heard y cierto número de científicos. Entre los poseedores de un pulgar más largo y con falange terminal gruesa y bulbosa estaban el escritor Osbert Sitwell (véase lámina VIII, fig. b) y el psicólogo Henri Wallon, ambos notables por su energía e iniciativa. El primero es soldado y viajero tanto como poeta y satírico, y el segundo se esforzó tanto por la mejora de las condiciones sociales como por el progreso de la psicología. El pulgar del genial Nijinsky es extraordinariamente corto (ver lámina VIII, fig. c), y también el del compositor Maurice Ravel, y es sabido que ambos fueron incapaces de regirse por sí mis-

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mos y dependían de un modo casi infantil de los demás. Esta investigación estadística ha mostrado que la longitud del pulgar» así como la forma de la falange terminal, está en relación con la fuerza de voluntad, y también que no hay relación entre estas características y la inteligencia. Esto se confirma en la observación de imbéciles, entre los que se encuentran pulgares muy largos y muy cortos, generalmente rollizos y rígidos. Esta interpretación no se limita, como es lógico, a los hombres extraordinarios, sino que también puede aplicarse a los individuos corrientes en relación con su nivel mental y moral.

La falange basal La falange basal une la eminencia tenar que rodea al hueso metacarpiano del pulgar con su falange terminal. La eminencia tenar representa el ímpetu y la fuerza de los instintos naturales, y la falange terminal el grado de energía consciente. Es, por tanto, razonable suponer que la falange basal del pulgar representa la reserva de energía latente, el refuerzo a que podemos apelar en cualquier momento en la lucha por la propia afirmación. Un pulgar con la falange terminal corta y gruesa es normal en manos elementales y motoras carnosas, en la que meramente acentúa alguna de las principales características de la personalidad pícnica, como la paciencia, la resistencia y la estabilidad. Pero una falange basal de este tipo en una mano sensitiva significaría cualidades muy distintas, poique sería una forma anormal. Indicaría una potencia y una reserva insospechadas. Podemos incluso ponerla en relación con un fuerte sentimiento de superioridad. La falange basal en las manos motoras huesudas es generalmente más larga y fina que en las manos carnosas, y está modelada en taille. Los quirognómicos han atribuido a esta forma del pulgar, con independencia de la mano en que se encuentre, las características de impulsividad y falta de continuidad en la acción,

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cualidades que son características de los representantes leptosomáticos del grupo esquizoide de temperamentos. En las manos sensitivas de las personas infantilizadas y asténicas encontramos la misma forma de la falange basal, pero con una estructura ósea muy frágil. Aquí estamos ante las mismas características, pero con un tipo de conducta más inseguro. Las manos elementales irregulares muestran a menudo anormalidades del pulgar, que denotan degeneraciones. Estos estigmas tienden, sin embargo, a aparecer más bien en la falange terminal que en la basal, que varía considerablemente en estas manos amorfas. En ellas, el aspecto psicológico de la falange basal es favorable cuando es corta y gruesa y peyorativo cuando es corta y delgada. La primera revela energía y fuerza impulsiva y una resistencia interior superior a la de los esquizoides infantiles, que acostumbran a poseer estas manos. La segunda significa lo contrario: falta de energía y resistencia interior y dependencia infantil respecto a los demás.

La falange terminal La falange terminal del pulgar puede ser considerada como representante de la transformación que cambia la energía latente utilizable en energía consciente. La falange terminal en conjunto es el vehículo del sentido del tacto y, como tal, está íntimamente en conexión con la conciencia. Mientras las extremidades de los dedos representan el grado de pensamiento consciente, la falange terminal del pulgar representa el grado de energía consciente. La forma corta y abultada — como si la punta hubiese sido arrancada — es evidente en los pulgares de los mogólicos y otros tipos de imbéciles. El mismo desagradable aspecto «animal» se encuentra a veces en las manos elementales irregulares. Es siempre signo de tendencias degenerativas, como algunos tipos de conducta irracional, principalmente la falta de control emocional. En tales pulgares primarios, la articulación es muy rígida, como

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si el dedo estuviese constituido por una sola pieza y la limitación de su movilidad se corresponde con la rigidez del espíritu. Una falange terminal corta, pero bien formada, es normal en las manos elementales simples, y frecuente en las motoras carnosas; es común también en las mezclas de ambas. El equilibrio entre lo vital y lo consciente que revela conduce a una actuación inmediata y eficiente. La claridad de visión y la determinación no resultan estorbadas por reacciones inhibitorias ni exageradas. Una falange terminal larga y fuerte, como se encuentran en ciertas manos motoras carnosas, indica una naturaleza autoritaria y emprendedora. La misma forma es rara en las manos sensitivas, y en este caso tiene un significado preciso, una actitud dominante y enérgica frente a los demás. Una falange terminal larga y delgada va unida a una adaptabilidad diplomática para plegarse a las circunstancias y a un cierto oportunismo, y, como indican estas cualidades, es frecuente en las manos motoras huesudas. Una falange terminal corta y fina da al pulgar una apariencia aplastada. Se encuentra a menudo en las manos sensitivas y se asocia entonces con la tendencia a tomar decisiones intuitivas, más bien que racionales. Tales personas son más inclinadas a recibir órdenes que a darlas. Este tipo de falange terminal puede siempre doblarse hacia atrás, y el pulgar en el que se encuentra tiene a menudo doble juego y ambos rasgos revelan típicamente impresionabilidad y falta de voluntad propia. Una falange terminal muy delgada y roma indica gran sugestionabilidad. Una falange terminal corta y puntiaguda es muy rara y sólo se encuentra en manos degeneradas. Por lo general la he observado en imbéciles y neuróticos de mentalidad pobre, que demuestran una completa falta de personalidad y de fuerza de voluntad.

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LOS DEDOS

Los dedos son los instrumentos del sentido del tacto y los medios por los que obtenemos gran parte de nuestra información sobre el mundo exterior. Por ello están implicados en las más altas funciones del hombre: conocimiento y pensamiento. En la evolución de la mano su papel es capital, como se muestra por su longitud y por el desarrollo de las complejas y variadas formas de las papilas sensitivas. Además de la alta diferenciación del sentido táctil, que distingue a los hombres de los antropoides, los dedos poseen un elevado grado de movilidad de un tipo por completo singular. Su forma triplemente articulada y su longitud variable les permite realiza una gran variedad de movimientos. Son los instrumentos que traducen el pensamiento y los impulsos en expresiones visibles.

La longitud de los dedos La longitud relativa de cada uno de los dedos ha sido ya descrita en el capítulo III, pero aquí debemos insistir en ello. El dedo medio, que es el más estable, por lo general es igual a la mitad aproximada de la longitud total de la mano. El índice es más variable. De ordinario es más corto que el dedo anular y se considera anormalmente corto cuando no alcanza a la mitad de la falange terminal del dedo medio. La longitud del dedo anular es menos fácil de definir: a veces es igual al índice; pero por lo general es mayor que éste. Un dedo meñique normalmente largo alcanza a la articulación de la falange terminal del dedo anular. Caras afirma que, en general, la longitud de los dedos está en relación con el grado de desarrollo intelectual. Dedos anormalmente largos coinciden con una inteligencia demasiado abstrac-

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ta, desarrollada a expensas de la vitalidad y del instinto. La lámina IX, figura a, reproduce la mano de una monja, una persona de aspecto típicamente esquizoide, con los dedos más largos que he visto. Los pintores clásicos utilizan manos de dedos largos como modelo para sus retratos de santos; son indudablemente hermosas, pero no poseen ninguna fuerza, y pertenecen a las personas más introvertidas y desvitalizadas. En un estudio reciente de las manos de 110 esquizofrénicos encontré que el 85 por 100 tenían manos sensitivas, con dedos delgados y esbeltos, desviados de lo normal sólo por su postura, su notable atrofia muscular y su extremada flexibilidad. No hay duda de que los ejemplares más mórbidos de este tipo de mano se encuentran entre las víctimas de la esquizofrenia, pero la misma enfermedad parece estar en relación con las manos elementales irregulares, que en este caso presentan además una completa anormalidad en la fórmula digital. Mientras los pacientes con manos sensitivas presentan con preferencia formas paranoicas de la esquizofrenia, los de manos irregulares tienden más bien a las formas catatónicas. En este caso los dedos índice, medio y anular tienen la misma longitud, y el meñique es anormalmente largo. En un hospital mental tomé las impresiones de ocho manos de este tipo pertenecientes a cuatro imbéciles psicóticos y a cuatro esquizofrénicos catatónicos (véase lámina IX, figura b). Podemos deducir de estos ejemplos patológicos, confirmados por las investigaciones de Friedemann, que la longitud anormal de los dedos unida a atrofia de los músculos, y también la completa anormalidad de la fórmula digital, son síntomas sospechosos de enfermedad mental. Las mismas características en menor grado significarían una naturaleza débil y, más o menos, anormal en sus emociones. En el rápido progreso de la psicología en los últimos treinta años, cada vez se ha prestado mayor atención a la correlación entre los cambios físicos y mentales. Así, los psiquiatras contemporáneos admiten generalmente una base fisiológica para la esquizofrenia. Cambios orgánicos en los órganos respiratorios, en las

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meninges y en el metabolismo bioquímico son responsables, o al menos concomitantes, de la profunda alteración mental de los esquizofrénicos. El psiquiatra suizo Bleuler distingue ciertas células nerviosas en el cerebro que se degeneran en esta enfermedad. Si existen localizaciones físicas de la esquizofrenia, especialmente en la corteza del cerebro, su consecuencia natural serán repercusiones definidas en la forma de la mano, así como en sus actitudes. Que los dedos muy cortos están asociados con anormalidades del equilibrio endocrino se revela en los casos de hipotiroidismo, infantilismo sexual y de hipofuncionamiento de la glándula pituitaria. En un estudio sobre las manos de los imbéciles mogólicos noté que los pacientes del grupo «introvertido» tenían generalmente los dedos más largos que los del grupo considerado como típico de la enfermedad. Éstos se distinguen por su temperamento emocional y alegre y por la viveza de contacto con su ambiente, mientras los primeros son notables por su naturaleza abstraída y ensimismada y por la pobreza de su vida emocional. Los afectados de infantilismo son también en conjunto vividamente emocionales, pero su personalidad es desequilibrada, inestable y errática. Lo mismo puede decirse de los individuos hipotiroideos, que en conjunto son, sin embargo, más sensuales y plácidos. Su escala de reacciones emocionales es muy amplia y les lleva desde las cumbres de una intensa alegría vital a los abismos de una desesperación completamente irracional. Para comprender las leyes psicológicas aplicables a la «normalidad» es necesario conocer las que gobiernan la anormalidad. La diferencia entre salud y enfermedad es más de grado que de especie, ya que la enfermedad es una exageración de condiciones normales. Por esto los estados anormales del cuerpo y del espíritu pueden enseñarnos mucho sobre los estados normales. Hace cerca de veinte años, el sabio francés MacAuliffe mostró cómo ciertas ligeras disfunciones de las glándulas endocrinas determinan el aspecto de las personas normales y describió el «tipo digestivo», que se asemeja a la constitución pícnica por tener tendencia al

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hipotiroidismo. El individuo pícnico posee manos elementales o motoras carnosas, con dedos cortos y vigorosos; en él acostumbran a combinarse una vida emocional fuerte con una inteligencia media. Los poseedores de manos motoras huesudas o sensitivas largas, en las cuales los dedos largos son característicos, tienen tendencia al hipertiroidismo, pertenecen al grupo esquizoide, y el alto desarrollo de su inteligencia se une a cierta anormalidad de temperamento y de carácter. En los impulsivos poseedores de manos motoras huesudas, esta insuficiencia está compensada hasta cierto punto; pero los hipersensitivos poseedores de las manos sensitivas largas son víctimas de ella. Estas observaciones indican, en resumen, que por lo general los dedos cortos se corresponden con un temperamento emocional y una naturaleza relativamente sensual, y los dedos largos con un temperamento pobre o desproporcionado en lo emocional y una mentalidad imaginativa. La longitud y el desarrollo muscular de la mano debe ser siempre tenido en cuenta para evaluar el equilibrio entre las reservas de vitalidad y las desviaciones en el temperamento y en la mentalidad.

Las falanges básales Las falanges básales en forma de salchicha de los hipotiroideos y las huesudas de los hipertiroideos indican una relación entre ellas y el equilibrio endocrino. En las manos elementales y motoras carnosas son generalmente cortas y robustas, significando una tendencia al hipotiroidismo. En las manos sensitivas pequeñas son a menudo alargadas y coinciden con un dedo meñique muy corto, síntoma de insuficiencia gonádica. En las manos sensitivas largas son, a veces, incluso más delgadas que en las motoras huesudas y en ambas están asociadas al hipertiroidismo.

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Las falanges medias Hay también ciertas conexiones entre estas falanges y el estado orgánico. Bn los enfermos de tuberculosis son a menudo tan delgadas que parecen estar reducidas al hueso. El dedo «hipocrático» presenta este aspecto junto con una forma especial de uña. Hipócrates, que, como he dicho, fué el primero en relacionar este síntoma con las afecciones pulmonares, fué también el primero en observar que es la falange media del dedo índice la afectada principalmente. En otras enfermedades consecutivas resultan dañadas de este modo las falanges medias de todos los dedos.

Las falanges terminales Con la concentración de los corpúsculos de Paccini en los bulbos sensitivos, los extremos de los dedos son la sede de la sensibilidad táctil más aguda y diferenciada y aseguran al mismo tiempo el suministro del riego sanguíneo a las uñas. La longitud de las falanges terminales varía con el tipo de mano. Friedemann indica que entre los enfermos mentales son más largas en los esquizofrénicos que en los maníacos depresivos. Yo he observado que las extremidades de los dedos son en conjunto más cortas en las manos elementales y motoras carnosas que en las sensitivas y motoras huesudas. Los pliegues papilares de las yemas de los dedos son también característicos. El estudio de su forma, que por permanecer invariable proporciona un medio fácil de identificación, da lugar a una ciencia especial. Las huellas dactilares correspondientes a dos individuos no son nunca exactamente iguales. El filósofo Kollman, en su libro The Sense of Touch in the Human Hand in Respect of its Evolution and Distribution, las ha llamado las circunvoluciones de la piel, usando esta denominación cerebral

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para destacar, no sólo su relación, sino también su parecido con la corteza del cerebro, y lo justifica por ser el sentido táctil el enlace más importante entre el cerebro y el mundo exterior. El estudio comparativo de las huellas dactilares del hombre y de los monos ha originado ya bastantes trabajos, y es ciertamente un tema que merece la atención de psicólogos y antropólogos. Thomas Huxley merece ser llamado el padre de estos estudios. Su Evidence as to Man's Place in Nature (1863) inspiró una serie de investigaciones en este sentido, sobre todo las de los antropólogos franceses Broca, Alix y Gratiolet. Posteriormente, el anatómico irlandés Hepburn, y, en los comienzos de este siglo, el alemán Schlagínhaufen, hicieron estudios comparativos detallados de las impresiones digitales de los monos antropoides y del hombre, y, más recientemente, el americano Harold Cummings, de la Universidad de Tula, y la autora de este libro las ha completado con algunas observaciones. En A Comparative Study of the Form and Dermatoglyphs of the Extremities of Primates y en otro estudio sobre los chimpancés he demostrado que las extremidades digitales del gorila son algo mayores que las del chimpancé, siendo el conjunto de la mano de los primeros más parecida a la humana, pero en cuanto a la longitud de la falange terminal, sólo los monos capuchinos presentan un franco parecido con el hombre. Las falanges terminales son sin duda de gran interés. Pueden revelar mucho sobre la actividad cerebral humana. Las extremidades digitales alargadas, que se dan generalmente en las manos sensitivas largas y en las motoras huesudas (las más alejadas del tipo primario), indican un elevado desarrollo de la sensibilidad y de la inteligencia. Estas manos tienen también muy marcados los bulbos sensitivos y las uñas bien formadas. Las extremidades digitales cortas, que se encuentran en las manos elementales, indican características opuestas. Estas manos, por lo general, están provistas de uñas poco desarrolladas.

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Forma de las falanges terminales Pueden describirse cuatro tipos: falange terminal cuadrada, espatulada, cónica y puntiaguda. Los quirólogos utilizan la forma de las extremidades de los dedos para su clasificación de las manos, utilizando los mismos términos: cuadradas, espatuladas, cónicas y puntiagudas, pero esta clasificación es artificial, puesto que pocas manos tienen todos los dedos de la misma forma y lo más frecuente es que difieran. El índice y el meñique son casi siempre cónicos, y el pulgar y los otros dedos varían con los individuos. Sólo en un tipo puro — la mano sensitiva larga y sus combinaciones — se encuentran las cinco extremidades digitales con la misma forma cónica. Las extremidades cuadradas abundan en las manos elementales, motoras carnosas y sensitivas pequeñas; más raramente en las sensitivas largas. Los quirólogos las interpretan como signo de actividad, sentido crítico, claridad de juicio y disciplina, cualidades de la gente que sigue un camino definido a lo largo de la vida. Recordando el significado general de la mano motora carnosa podemos aceptar esta interpretación quirológica. Pero en las manos elementales o infantiles, el mismo signo no tiene este valor. Los quirólogos incurren aquí en un error corriente que consiste en dar una interpretación absoluta a detalles parciales, sin tener en cuenta el efecto calificativo del tipo total de la mano. Las extremidades espatuladas, al menos en los franceses, ingleses y alemanes, son más raras que las cuadradas, pudiendo tener también una significación médica. Friedemann las identifica en un 62 por 100 de los esquizofrénicos catatónicos; pero se encuentran asimismo fuera de los hospitales, principalmente en las manos irregulares y en las motoras huesudas, tipos ambos que están siempre en conexión con un temperamento esquizoide. Las personas con tales manos sufren a menudo de neurosis obsesivas, que pueden ser un estado intermedio entre la salud y la enfer-

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medad mental. En las personas normales, las extremidades espatuladas pueden ser debidas a una «deformación» profesional, como en el caso de los pianistas, instrumentistas de cuerda, escultores y artistas y todos aquellos cuyo trabajo ocasiona presiones intermitentes de las falanges terminales. Las extremidades cónicas, en las que el dedo se estrecha hacia el extremo, son generalmente largas, y típicas de las manos sensitivas. Se consideran un signo estético, y fueron muy reproducidas por los pintores del Renacimiento, cuyo ideal de belleza física era muy diferente del de los antiguos escultores griegos, que preferían tipos más vigorosos y dotaban a sus creaciones de manos elementales o motoras carnosas con extremidades cuadradas. Los pintores renacentistas idealizaron el tipo femenino de la Madona, mientras los escultores griegos daban forma al semidiós y a la belleza fecunda, tipos ambos vigorosos, activos y hermosos en un sentido terrenal. Estas preferencias estéticas responden a diferencias morfopsicológicas reales. Los dedos cónicos indican una naturaleza imaginativa e intuitiva y un alto grado de sensibilidad. Están a menudo conexos con hiperestesia y son más frecuentes en las mujeres que en los hombres, en los cuales su valor significativo es aún más acentuado. El que todos los dedos, incluso el pulgar, tengan forma cónica, significa voluntad débil y sugestionabilidad. He encontrado este tipo de mano con cierta frecuencia en actores, actrices y bailarines. La forma puntiaguda, que es una exageración de la cónica, se encuentra rara vez en las manos normales, pero a menudo en los débiles mentales y en los imbéciles. Su significado psicológico es aún bastante obscuro y por ahora debe limitarse a una falta absoluta de voluntad y de iniciativa. Sin embargo, el dedo meñique puntiagudo es un caso aparte. Se presenta con frecuencia en combinación con dedos de otras formas. Significa entonces, probablemente, anomalías endocrinas, porque lo he observado en manos de individuos hipotiroideos y en afectados de infantilismo, y es corriente en los imbéciles mogólicos.

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EL DEDO ÍNDICE

Se ha discutido mucho antropológica y anatómicamente sobre la especialización del dedo índice en la mano del hombre, en cuya constitución juega un papel importante desarrollando una independencia de movimientos que no se encuentra en los animales. Se distingue con ello claramente de los dedos medio y anular. Dependiendo de la musculatura especial del índice, la línea transversal superior de la palma de la mano, que en los monos llega de lado a lado, en el hombre acostumbra a terminar entre el dedo índice y el medio. El alto grado de movilidad del dedo índice, resultado de su peculiar musculatura, le da una amplitud de movimientos incomparablemente superior al mono, que no puede usar este dedo por separado. Y no debe extrañarnos que todos los gestos y posiciones típicos del dedo índice sugieran la expresión del pensamiento consciente y de la persuasión. El gesto de apuntar, de donde deriva el nombre de índice, es general a lo largo de la vida y desde la niñez. El gesto autoritario del maestro también está referido a un objeto o le da énfasis a una opinión que debe ser compartida, haciéndolo con una fuerza persuasiva casi amenazante. Sin embargo, la autoafirmación expresada por los gestos del dedo índice tiene un carácter más intelectual que la que se expresa con el pulgar. Además de su movilidad, la longitud de este dedo es una de sus características más salientes. Todos los monos tienen el dedo índice mucho más corto que el humano, generalmente sin sobrepasar la segunda falange del dedo medio. Y es interesante observar que en cierto número de imbéciles mogólicos se da el mismo hecho. La corta falange terminal de estas manos parece como si hubiese sido cortada y coincide con el pulgar, también de apariencia simiesca. Los gestos típicos, a que hemos aludido, y la longitud revelan

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la conexión entre el dedo índice y la conciencia, así como con la autoafirmación. He mencionado ya que en un 10 por 100 de las manos, el dedo índice excede al anular en longitud, produciendo la fórmula digital exclusivamente humana: 3, 2, 4, 5, 1; y Wood Jones observa que un índice largo siempre coincide con un pulgar bien desarrollado. Ambos dedos dominan el área del yo y de la conciencia. Cuando los dos dedos son muy largos, como acostumbra a suceder en las manos motoras huesudas, encontramos que su poseedor está más dirigido por el razonamiento lógico que por la espontaneidad y la imaginación y que domina sus sentimientos. Tales personas poseen una gran capacidad de observación y un fuerte sentido de la realidad; son a menudo grandes egoístas que imponen su voluntad a los demás. Los individuos con el pulgar y el índice cortos, por ejemplo, la mayoría de los poseedores de manos sensitivas, son mucho menos capaces de abrirse camino en la vida, porque en ellos el sentimiento domina al pensamiento. Estas observaciones coinciden con la creencia de los quirólogos, que sitúan en el dedo índice la sede del egoísmo y la ambición. En quirología, el dedo índice recibe el nombre de dedo de Júpiter, y este nombre da ya idea de la significación que se le atribuye. Entre todos los dedos, el índice ha sido señalado por los módicos como poseedor de un significado especial, descubierto ya por Hipócrates cuando ponía en relación su deformidad con las enfermedades pulmonares. Por tanto, no hago más que seguir una tradición médica al afirmar que este dedo está probablemente relacionado con el sistema respiratorio.

EL DEDO MEDIO

El dedo medio participa en la mayoría de los variados movimientos de los dedos de la mano, pero en forma más indirecta

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que el pulgar y el índice. Es probable que esté en relación con las visceras abdominales, lo que justificaría la creencia de los quirólogos de que un dedo medio largo indica melancolía, ya que es sabido que las condiciones abdominales defectuosas producen una marcada depresión. Un dedo medio largo se da con una relativa frecuencia en las manos sensitivas largas, cuyos poseedores presentan típicamente una disposición melancólica y una tendencia a las enfermedades viscerales y linfáticas.

EL DEDO ANULAR

Mientras los tres primeros dedos realizan los actos voluntarios, como escribir, pintar y la mayoría de las obras artísticas y son los dedos demostrativos en el lenguaje mímico, los otros dos son más bien pasivos y decorativos, por ejemplo llevan los anillos. El cuarto dedo, siendo el más claramente usado con estas finalidades decorativas, ha sido asociado por todos los quirólogos con el amor a la belleza y a las artes. Los mismos quirólogos sostienen que si está bien formado y excede al índice en longitud, el sentido estético, así como la fuerza del sentimiento y de la imaginación, son más fuertes que la ambición y el razonamiento lógico, especialmente en el caso de que la mano posea también una eminencia hipotenar grande y dilatada. Esta presunción se corresponde con mi comprobación de que la parte exterior de la mano, incluyendo al anular y al meñique, representa la parte imaginativa y subconsciente de la personalidad. EL DEDO MEÑIQUE

El dedo meñique se parece al pulgar en la variedad de sus formas, aunque es mucho menos móvil. En medicina, un dedo meñique deformado con una articulación rígida se considera como un signo claro de degeneración. Su longitud parece tener también

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una clara significación patológica. Friedemann encontró a menudo longitudes anormales en los casos de esquizofrenia. Yo también he observado en esta enfermedad dedos meñiques muy largos y muy cortos, los primeros característicos de los catatónicos, y los segundos propios de los paranoicos. Dedos meñiques muy cortos se encuentran también con frecuencia en las manos sensitivas pequeñas, y parecen significar infantilismo. No es raro, sin embargo, encontrarlos en cierto número de paranoicos esquizofrénicos, que acostumbran a ser hiperdesarrollados sexualmente. La longitud anormal es más corriente en manos elementales irregulares y en las combinaciones de este tipo. En el mogolismo y en otras afecciones de tipo glandular, el dedo meñique, no sólo es muy corto, sino también, muchas veces, puntiagudo. Razonablemente puede suponerse su correlación con las glándulas de secreción interna y con las gónadas en particular, y avanzando un paso más, incluir estas repercusiones en el temperamento que acompaña a cierto equilibrio glandular. Podemos poner en conexión la forma del dedo meñique, no sólo con las glándulas sexuales, sino en cierta manera con el temperamento sexual. Igual que el dedo anular, el meñique pertenece a la parte pasiva de la mano, el área del subconsciente y de la imaginación, las cuales están ambas relacionadas íntimamente con las funciones sexuales y con la fantasía. Ciertos gestos son peculiares del dedo meñique, por ejemplo la manera afectada de sostener una taza manteniendo el meñique elevado, dirigido a llamar la atención. Cuando el mismo dedo se dobla hacia abajo, el gesto es de repliegue, indicando inquietud, timidez y falta de confianza en sí mismo. En algunas manos observamos una relativa hipertrofia de los tres primeros dedos y una cierta atrofia del cuarto y del quinto, un desarrollo que da a la mano un aspecto inarmónico. He notado este contraste en ciertas mujeres «emancipadas», y su significación puede ser un superdesarrollo del yo consciente, a expensas de la parte subconsciente e imaginativa.

CAPITULO V

CUALIDADES FÍSICAS DE LA MANO

El contenido de este capítulo versará sobre temas bien conocidos de los médicos y usados con amplitud en el diagnóstico, pero que con justicia deben ser tratados también en este libro. La temperatura, la humedad, la flexibilidad y el calor de las manos son cuatro cualidades físicas estrechamente relacionadas y tan significativas desde el punto de vista psicológico, como indicadoras de la salud física. El color y la temperatura de la mano están sometidos a la influencia del sistema nervioso autónomo, que controla la dilatación y la contracción de los vasos sanguíneos y de los capilares de la mano. También la proximidad de los nervios a las glándulas sudoríparas influye en la humedad. Pero no puedo entrar aquí en el intrincado funcionamiento del sistema nervioso autónomo; la descripción de sus dos redes nerviosas, el simpático y el parasimpático, con su abundancia de ganglios trabajando al unísono y en oposición, nos llevaría muy lejos de nuestro tema. El funcionamiento normal o anormal del sistema autónomo, tal como se revela en la mano, suministra indicaciones valiosas sobre el estado mental del individuo. Por «anormal» no quiero significar las enfermedades del sistema nervioso autónomo, como la

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enfermedad de Reynaud, en la que las manos están continuamente heladas y de color blanco o azul y las extremidades generalmente atrofiadas o esclerodermatosas, por lo que las puntas de los dedos parecen de cuero. El color normal de las manos es amarillo rosado y en las condiciones corrientes están calientes y secas. Esta apariencia implica cierto equilibrio humoral. Por el contrario, las manos que de ordinario están blancas o cianóticas y frías, cuando no corresponden a personas que sufren de una enfermedad cardíaca o de un trastorno circulatorio, significan un estado de ánimo deprimido o melancólico o una condición psicótica. En estos casos, por lo general, la mano es además húmeda. Tales estados anormales pueden ser periódicos o crónicos. Los desórdenes funcionales y orgánicos del hígado y de los intestinos producen depresión e irritabilidad nerviosa, y en estos casos la mano es también fría, blanca y húmeda, pero vuelve a ser caliente, seca y rosada con el restablecimiento de la salud. Las manos con exudación rápida, en respuesta a los estímulos emocionales, revelan en sus poseedores una clara inestabilidad emocional. También esto puede ser temporal o permanente. En los adolescentes es corriente, y en la pubertad, casi normal debido a los cambios y trastornos afectivos que se producen en la personalidad en estos períodos. En una escuela descubrí hasta 25 de 30 adolescentes, entre 14 y 20 años de edad, con manos húmedas, y en el University College de Londres hice una comprobación parecida. La mayor frecuencia de este síntoma se daba de los 16 a los 20 años y en la misma proporción en los dos sexos. La transpiración de las manos y el espasmo vascular son esencialmente resultado de un estado mental de ansiedad expectante que irrita el sistema nervioso autónomo. Ciertas enfermedades producen anomalías en las cualidades físicas de la mano. Los defectos circulatorios y la clorosis producen habitualmente manos blancas y frías; algunas enfermedades del corazón, manos azules y frías y dedos agarrotados; la hipertonía accidental o crónica, manos rojas; las enfermedades

CUALIDADES FÍSICAS DE LA MANO

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endocrinas, sobre todo la de la glándula tiroides, conocida por enfermedad de Basedow, manos fáciles al sudor. Que las infecciones, temporales o permanentes, afectan al color, temperatura y humedad de la mano casi no necesita ser mencionado. Manos muy secas se encuentran muchas veces asociadas a una disposición reumática, a una constitución tuberculosa o a otros estados mórbidos. Son frecuentes, por ejemplo, en los imbéciles mogólicos, víctimas tan a menudo de la tuberculosis. Unas manos muy flexibles indican una presión sanguínea baja. La flexibilidad, la cuarta de las cualidades físicas de la mano, tiene, sin embargo, un significado más psicológico que fisiológico. Depende en gran parte de la forma y del desarrollo muscular. Las manos sensitivas son generalmente más flexibles que las elementales y motoras. Una gran movilidad de las manos se corresponde en general con un alto grado de movilidad de las articulaciones de todo el cuerpo. Debe distinguirse la flexibilidad longitudinal de la mano de la flexibilidad horizontal de los dedos. La flexibilidad de los dedos es la amplitud con que pueden ser llevados hacia atrás; y su movilidad exagerada, tal como se encuentra en algunos casos en las manos sensitivas largas, en que los dedos pueden ser doblados hasta formar un ángulo recto con la palma, es en los pueblos occidentales signo de degeneración. El poder expresivo de la mano está en relación directa con su flexibilidad. Los pueblos orientales tienen los dedos y la palma más flexibles que las razas nórdicas. Entre ellos, tanto en las mujeres como en los hombres, el tipo sensitivo es más frecuente que el motor. El mayor poder mímico de sus manos se revela, no sólo en su viva gesticulación, sino en el uso y el cultivo consciente de los gestos de la mano, como se da en las artes de la mímica y de la danza.

CAPITULO VI

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Ya desde los tiempos de Hipócrates se reconoce cierto valor diagnóstico a las uñas, cuyo estudio constituye uno de los pocos capítulos de la medicina en los que se toma en consideración, aunque sea en pequeña escala, el aspecto de la mano. Las enfermedades propias de las uñas no nos interesan aquí. Constituyen una extensa rama del estudio de las enfermedades de la piel que, como es lógico, han ocupado intensamente a los especialistas. Nos ocuparemos sólo de lo que hace referencia a las relaciones entre las uñas y las enfermedades de otros órganos y en especial los trastornos mentales. Estas investigaciones son, por desgracia, escasas y sus resultados están dispersos en revistas científicas muy especializadas. Una de las raras veces en que se ha tratado sistemáticamente este tema en su totalidad ha sido en la obra The Diseases of the Nails, de V. Pardo-Castello. En el prólogo a este libro, el dermatólogo norteamericano Howard Fox se refiere a la poca extensión de la bibliografía aprovechable sobre este tema en lengua inglesa y afirma que pocos médicos tienen un conocimiento suficiente de las enfermedades propias de las uñas. Puede añadirse que son menos todavía los que conocen

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el valor diagnóstico de las uñas en relación con las enfermedades orgánicas y mentales. En este capítulo he utilizado el libro de Pardo-Castello como resumen de lo que se conoce actualmente sobre las uñas, y he añadido, de mis propias investigaciones, algunos datos que pueden aumentar nuestro conocimiento de las anormalidades de la mano en los trastornos endocrinos y en las deficiencias mentales, dos temas a los que, como el lector habrá notado, he dedicado atención preferente en mi trabajo. No pretendo hacer de este capítulo un tratado sobre las uñas, sino sólo subrayar ciertas correlaciones que pueden apoyarse en una base estadística. Ello puede ser de alguna ayuda al médico como guía en su diagnóstico y también interesar al profano como manifestación complementaria del valor práctico de la interpretación de la mano. Para comprender el lugar que ocupan las uñas en medicina es preciso saber algo de su evolución y de su composición anatómica y química. Evolución Muchos autores suponen que las uñas achatadas del hombre derivan de las garras que se encuentran en varias especies de monos. Sin embargo, según Wood Jones, la evolución es mucho menos simple, ya que los monos primitivos poseen en unos casos garras y en otros uñas. El grupo más primario, los lemúridos, poseen precisamente uñas achatadas. La evolución de las uñas depende de su empleo funcional. En los anímales sirven como órganos de ataque y de prensión; en el hombre estas funciones se han atrofiado. Es cierto que en algunos casos las uñas nos sirven como órganos de prensión, por ejemplo, cuando las empleamos para coger alfileres u otros objetos pequeños; pero, en general, no son más que un escudo para proteger las extremidades de los dedos. En la evolución del individuo humano las uñas son los primeros tejidos de la superficie del cuerpo que

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se desarrollan, apareciendo ya en el noveno mes de la vida prenatal. En un principio están situadas exactamente en el extremo de los dedos, de donde resbalan, por así decirlo, hasta su posición definitiva en el dorso de los dedos. La uña embrionaria difiere de la adulta también en su contextura, que es delicada, transparente y sin lúnulas.

Anatomía Las uñas tienen una estructura semejante a la piel de la que se originan. Consiste en la hoja de la uña (que el lenguaje popular considera la totalidad de la uña), la lúnula, el lecho de la uña, la matriz, la raíz y el tabique de la uña. Su estructura y composición se parece a la del pelo. Ambos, uña y pelo, pierden su calidad brillante al reducirse la vitalidad. La hoja de la uña es su parte córnea. La cornificación es más avanzada en el extremo y menos en la base. La lúnula es el segmento blanquecino alrededor del punto en que la piel recubre la raíz de la uña. En esta zona la cornificación es incipiente y esto produce su transparencia característica. El lecho de la uña es el estrato de células en que descansa la hoja de la uña. Debajo de ellas se encuentra el elemento más importante, la matriz. La matriz produce por su mecanismo germinativo la substancia de la hoja de la uña. El crecimiento de sus células acumula en el extremo de las uñas la queratina que las endurece. La raíz es simplemente el principio de la uña. Y el tejido celular que la recubre recibe el nombre de tabique de la uña. Existen grandes diferencias individuales en las dimensiones de las uñas. Su tamaño depende en gran parte de la forma de la mano a que pertenecen. En las manos alargadas, como son las del tipo motor huesudas y las sensitivas largas, las uñas acostumbran a ser también alargadas, y en los otros tipos, especialmente los elementales, cortas y anchas. Desde luego, la uña del pulgar

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es siempre la mayor y la del dedo meñique la menor. Parecida diferencia se da en las lúnulas, que disminuyen gradualmente del pulgar al meñique, faltando en éste generalmente; pero aunque en algunas uñas las lúnulas sean insignificantes, casi nunca faltan en los pulgares, demostrando que sus uñas son las que crecen con más rapidez. Wood Jones observó que en los individuos que de ordinario se sirven de la mano derecha, las uñas de esta mano se desarrollan más rápidamente que las de la izquierda. Las uñas se renuevan por completo en un tiempo que oscila entre 130 y 160 días. Después de los treinta años la velocidad de crecimiento disminuye, lo que demuestra que la vitalidad general y el estado de salud repercuten en las uñas. Crecen a velocidades diferentes con el pulgar en primer término, como hemos dicho. Esto confirma la antigua creencia de los quirománticos de que el pulgar está especialmente relacionado con la vitalidad; el crecimiento más rápido de su uña revela su mayor receptividad de los estímulos de crecimiento, resultante de la vitalidad y del estado de salud. Las uñas de forma alargada con lúnulas grandes crecen más rápidamente que las cortas con lúnulas pequeñas. En las uñas bien desarrolladas, la lúnula es proporcionada a su tamaño y la hoja de la uña es fuerte y dura, prueba de la intensa cornificación de sus células. La cornificación tiene sin duda una gran importancia respecto a la función principal de la uña humana: la protección de las extremidades de los dedos. El riego sanguíneo del lecho de la uña es muy rico y regula el riego sanguíneo de la mano. El suministro linfático de este lecho de la uña es más fino y más rico que el de ninguna otra parte del cuerpo. El sistema nervioso es también extremadamente elaborado, tanto en el lecho de la uña como en la extremidad del dedo, donde, para proteger las fibras nerviosas, las uñas son más duras. Así ha previsto la Naturaleza una forma eficiente de salvaguardar el sentido del tacto.

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Composición química La composición química de la substancia de la uña tiene una influencia directa en su forma y crecimiento. La hoja de la uña contiene células queratinizadas con azufre y éste disminuye en la atrofia y distrofia de las uñas. La substancia de la uña incluye además colesterina, que ayuda a mantener la cohesión y elasticidad de las células, cerca de un 14 por 100 de agua, fosfato calcico, carbonatos y pequeñas cantidades de arsénico. El método capilaroscópico ha demostrado la presencia de los productos de dos glándulas endocrinas, la adrenalina y la pituitina, en la corriente sanguínea que riega la uña, lo que puede explicar ciertos trastornos vasculares, como, por ejemplo, la enfermedad de Reynaud. La composición química de las uñas deja fuera de duda su conexión con las glándulas endocrinas y con el metabolismo de las sales minerales en el cuerpo.

La uña normal Las anormalidades de las uñas consisten en la distrofia (crecimiento defectuoso o deforme) y en la atrofia (falta de desarrollo). Una uña normal de dimensiones medias, tal como puede encontrarse en una mano motora carnosa o sensitiva pequeña, tiene una longitud de 12 a 13 milímetros. La anchura varía con cada dedo. Los diagramas 1 y 2 muestran uñas de dimensiones medias; en una mano larga del tipo motor huesudo una uña más larga sería normal. La raíz de una uña normal está bien asentada en el tabique ungular y la hoja es de crecimiento uniforme, no presentando ninguna deficiencia de substancia y con una lúnula de 1,3 milímetros aproximadamente en el dedo índice.

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Las uñas en las enfermedades pulmonares y cardíacas El primer lugar corresponde a la distrofia clásica de la uña hipocrática (diagramas 3 y 4). Cualquier estudiante de medicina conoce su significado. Se presenta en la tuberculosis pulmonar, en los tumores pulmonares y en las enfermedades crónicas del corazón. En estas últimas coincide con dedos en forma de palillo de tambor, generalmente azulados, que son síntoma de graves deficiencias circulatorias. La uña hipocrática puede describirse como parecida a un cristal de reloj, ya que es redonda, de gran convexidad y acostumbra tener una lúnula grande. No es raro que presente deficiencias en su substancia, así como en su forma (diagrama 5). La correlación entre la uña hipocrática y la tuberculosis viene comprobada por el hecho notado por Pardo-Castello de que las uñas recobraron su forma normal en casos de curación de esta enfermedad. He observado la uña hipocrática en enfermos de tuberculosis pulmonar, pero he visto también, asociado a esta dolencia, un tipo completamente distinto: larga y estrecha, de perfil marcadamente convexo y apariencia general de garra. Se encuentra, sobre todo, en los largos dedos de las manos motoras huesudas, las que, como dijimos en el capítulo II, caracterizan a las personas altas y delgadas, las más propensas justamente a la tuberculosis.

Las uñas en las infecciones agudas y los traumatismos Casi tan conocida como la uña hipocrática es en medicina la uña con una o varias líneas de «Beau». Esta anomalía recibe su nombre del médico francés que la descubrió en 1846. Las líneas de Beau consisten en surcos o pliegues horizontales que aparecen primero en la raíz y avanzan con el crecimiento de la

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uña hasta su desaparición al cabo de unos 160 días aproximadamente. La uña afectada resulta así con un perfil ondulado (diagrama 7). Las líneas de Beau están siempre asociadas con alguna enfermedad aguda, en el curso de la cual quedó suspendida la actividad de la matriz de la uña. Sabiendo que avanzan de la raíz hasta la punta es posible deducir de su situación en un momento dado el tiempo aproximado en que se produjo la perturbación. Las enfermedades infecciosas, tales como la fiebre amarilla, el tifus y la gripe son especialmente aptas para producir las líneas de Beau, así como los traumatismos tales como las fracturas. En la guerra de 1914-1918 los cirujanos utilizaban a veces las líneas de Beau para diagnosticar la fecha de una herida. Algunos autores citan también los shocks nerviosos como causas productoras de estas líneas.

Las uñas en los desórdenes intestinales y en el reumatismo Las líneas o pliegues longitudinales en las uñas sor tan frecuentes como las horizontales. Son consecuencia de imecciones crónicas y perduran tanto tiempo como la enfermedad, a veces durante años. Las he observado con frecuencia en casos de colitis crónica. En los casos agudos los surcos longitudinales terminan en hendiduras (diagrama 8). Este síntoma, frecuente en la segunda mitad de la vida, indica generalmente la presencia del reumatismo con un foco de infección que puede estar en las raíces de los dientes. Las líneas longitudinales en las uñas pueden ser también hereditarias, significando entonces una tendencia reumática en la familia.

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Las uñas en los estados de nerviosismo agudo Todos los que han escrito sobre las uñas notan los cambios que acompañan al nerviosismo agudo, con lo que quiero indicar la fuerte tensión conocida coa el nombre de agotamiento nervioso. En este caso las uñas pierden su calidad brillante, las lúnulas se obscurecen y la hoja de la uña se hace quebradiza; pero el síntoma más común y familiar de este estado son las llamadas «manchas blancas», que tienen incluso un papel en el folklore, en el que son conocidas como «dones» o «presentes». Según PardoCastello, se encuentran, al menos en pequeña cantidad, en las manos del 85 por 100 de los hombres y del 75 por 100 de las mujeres. Los médicos y los quirólogos están de acuerdo en que abundan en las personas débiles, cansadas o nerviosas y que desaparecen cuando se recobra el equilibrio. Las manchas blancas pueden significar asimismo una deficiencia de calcio, que muchas veces produce también uñas blandas y quebradizas. Con reveladora frecuencia se presentan en los niños y en los adolescentes, que son los principalmente afectados por la insuficiencia de calcio en las células. Dado que el calcio, en sus diferentes combinaciones químicas, influye en la estabilidad del sistema nervioso autónomo, resulta evidente que las manchas blancas indican a la vez la falta de calcio y el desequilibrio nervioso.

Las uñas en las perturbaciones endocrinas Este aspecto de las uñas me parece de particular interés e importancia, y es aquí donde debo añadir a las conclusiones de Pardo-Castello algunas observaciones propias que pueden ayudar a las posibilidades del diagnóstico. No voy a intentar en este libro enfrentarme sistemáticamente con todas las condiciones de la salud y la enfermedad; puedo sólo aludir a algunos estados y

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enfermedades que parecen estar especialmente relacionados con la mano. Las alteraciones endocrinas están sin duda entre ellas y he de hacer constar que, a veces, he diagnosticado perturbaciones pituitarias y tiroideas por el aspecto de las uñas sin que hubiese otros síntomas clínicos, confirmándose mi diagnóstico mucho más tarde, cuando estos síntomas han aparecido y se han aplicado pruebas especiales. La bibliografía médica e incluso el libro de Pardo-Castello ofrecen pocos y a veces contradictorios datos sobre las uñas en las enfermedades endocrinas. La información se refiere principalmente a las glándulas tiroides y pituitaria, las que yo misma he encontrado con más frecuencia conexas con las deformaciones de las uñas. Pardo-Castello atribuye la fragilidad y la estriación de las uñas al hipotiroidismo y las considera típicas en los casos de mixedema, con los cuales coinciden, según afirma, un cuero cabelludo seco y la pérdida parcial del cabello. Las uñas son entonces delgadas y frágiles, generalmente de aspecto infantil a consecuencia de su desarrollo atrofiado. A veces son muy blandas y tienen forma de abanico. El mismo tipo de uñas infantiles y poco desarrolladas se considera por otros autores como síntoma de infantilismo sexual. Hollander, citado por Pardo-Castello, indica la hipertrofia de las uñas en el hipopituitarismo, pero nunca lo he comprobado en la práctica. He observado, sin embargo (lo que afirma también Pardo-Castello), que en los desequilibrios opuestos, hipertiroidismo y hiperpituitarismo, las uñas están bien desarrolladas, brillantes y crecen rápidamente. Esto es todo lo que he encontrado en la literatura existente sobre las uñas y las enfermedades endocrinas. Mis propias observaciones pueden resumirse en lo siguiente: I. La uña delgada, quebradiza, corta y sin lúnulas es característica del desarrollo insuficiente de las glándulas tiroides y sexuales y de la hipofunción de la pituitaria. Un metabolismo bajo, como por ejemplo en el hipotiroidismo, reduce el ritmo de crecimiento y las uñas resultan pequeñas y sin lúnulas. Para determinar

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cuál de estas tres causas endocrinas es responsable debe examinarse el aspecto de las manos y de los dedos. Entonces tenemos: a) En una mano amplia, esponjosa, con una palma pequeña y dedos en forma de salchichas, de los que el pulgar es generalmente puntiagudo, la anormalidad de la uña significa hipotirodismo (diagrama 9). A veces, en casos de mixedema, las uñas tienen forma de abanico (diagrama 10). b) En una mamo con la palma ligera, flexible, infantil y en la que el dedo meñique es generalmente deformado o muy corto, la misma distrofia de la uña significa infantilismo sexual (diagrama 12). c) En una mano con la palma amplia, cuadrada, muy flexible y con los dedos proporcionalmente cortos, la misma deformación de la uña significa hipopituitarismo (diagrama 13). II, La uña larga, estrecha y brillante, con una lúnula grande y opaca (diagrama 11) que representa al hipertiroidismo, puede ser definida con más precisión que lo hace Pardo-Castello. Se parece a la uña tuberculosa, de la que, sin embargo, se distingue fácilmente por su perfil aplanado en vez de curvo y su hoja sana y brillante. Ambos tipos de uñas se encuentran en los largos dedos de las manos motoras huesudas, cuyos poseedores son víctimas apropiadas tanto de la tuberculosis como del hipertiroidismo. En los individuos que tienes tales manos, el metabolismo es acelerado, produciendo un crecimiento rápido y, en consecuencia, unas uñas largas con lúnulas grandes. Es interesante notar que este tipo de perturbación endocrina se asocia a menudo con una inteligencia viva e incluso brillante, rasgo característico de la personalidad leptosomática con mano motora huesuda. III. La uña larga, bien desarrollada y brillante, característica del hiperpituitarismo, es, a diferencia de la anterior, muy ancha, grande y con una lúnula amplia (diagrama 14). Esta uña se encuentra en los robustos dedos de las grandes manos de los individuos hiperpituitarios. Son, por tanto, completamente dife-

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Mano «hipotiroidea>

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Mano infantil

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Mano «hipopituitaria»

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rentes en su forma de las uñas hipertiroideas, con las que algunos autores las confunden.

Las uñas en la herencia patológica Abordo aquí este tema porque debe preceder a la discusión con que concluye este capítulo, sobre la relación entre las uñas

y las enfermedades y deficiencias mentales, ya que ambas anormalidades tienen a menudo una historia familiar, y las deficiencias hereditarias de las uñas pueden ayudarnos a describir por otro camino las causas ocultas de los desórdenes mentales. En primer lugar debe aclararse que el solo hecho de un desarrollo pobre de las uñas en los miembros de una familia, acompañado a menudo de debilidad en los dientes y el cabello, no significa más que una falta general de vitalidad. Pero la atrofia completa de las uñas es asunto distinto. Es muy rara y se encuentra en familias elevadamente anormales. Se señala en casos de polidactilia, un síntoma de degeneración muy poco frecuente. He podido observar dos casos y ambos mentalmente anormales. La uña muy corta o embrionaria (diagrama 15) es asimismo rara. Su anormalidad consiste, no solamente en la pequenez de la substancia de la uña, sino en la situación que puede estar, incluso en la cara palmar en vez de la dorsal del dedo. Una vez he visto una uña embrionaria en un defectuoso mental. La sífilis, que produce atrofia e hipertrofia en las uñas, es una

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causa hereditaria frecuente de la epilepsia y la deficiencia mental. Generalmente se traduce en una uña blanda y corta de perfil cóncavo, llamado «uña de cuchara» (diagrama 16). La he observado en una elevada proporción de defectuosos mentales. A veces la historia familiar descubre antecedentes sifilíticos, a veces no; sin embargo, es difícil conseguir estadísticas precisas porque las enfermedades venéreas son a menudo disimuladas por los parientes del sujeto. La uña blanda y en forma de abanico (diagrama 17) abunda también en las manos anormales. Indica una herencia nerviosa defectuosa y probablemente también alteraciones endocrinas hereditarias. Se encuentra en enfermos mentales que padecen mixedema.

Las uñas en las enfermedades y deficiencias mentales A menudo se han observado distrofias de las uñas en casos de psicosis, pero no se han identificado sus significaciones. En los esquizofrénicos he encontrado uñas normales con mayor frecuencia que en los maníacodepresivos. Puede también afirmarse que en los esquizofrénicos las uñas son generalmente largas y bien desarrolladas, mientras en las psicosis maníacodepresivas pueden presentarse toda clase de distrofias; pero no he tenido la oportunidad de hacer un trabajo estadístico sobre la materia. En la deficiencia mental, la anormalidad de las uñas es indudable. La tendencia se inclina a la atrofia. Rara vez se encuentran uñas bien desarrolladas con las lúnulas correspondientes; en 650 casos examinados sólo he encontrado el 10 por 100. Uñas atrofiadas, anormalmente pequeñas — las que he llamado uñas «rudimentarias» (diagrama 18)—, las he encontrado en el 25 por 100 de los deficientes mentales que he examinado. Según Pardo-Castello, esta forma de uña es congénita y revela, por lo tanto, una herencia degenerada. La considera muy rara,

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lo que puede explicarse suponiendo que el tipo de pacientes que generalmente vio sufrían de enfermedades de la piel y venéreas. Lo que he llamado uña «primaria» (diagrama 19), otra forma de uña corta, ancha y sin lúnula, es aún más corriente en los deficientes mentales. Casi no puede llamarse anormal, pero es, desde

luego, insuficientemente desarrollada. Personas normales de mentalidad simple, poseyendo, por ejemplo, manos elementales simples, las presentan a menudo. He observado que en los deficientes mentales son más a menudo planas que curvadas (diagrama 20). No creo que esto pueda permitir afirmar que el desarrollo parcial o insuficiente de las uñas es una característica reveladora en las manos de los anormales mentales. Pero dado que las deficiencias mentales se basan tan a menudo en la herencia patológica, naturalmente las distrofias y atrofias de las uñas ligadas con la sífilis y las enfermedades endocrinas hereditarias se encontrarán en las manos de tales pacientes. El organismo de los anormales mentales está muy a menudo mal desarrollado y sus funciones endocrinas son también anormales en una gran proporción. Generalmente la anormalidad consiste en el desarrollo insuficiente de una o más de las glán-

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dulas endocrinas. Ésta es la razón por la que los débiles mentales y los imbéciles presentan a menudo las uñas típicas de la insuficiencia endocrina. El lector pensará que este conjunto de diagnósticos basados en las uñas no es muy considerable. Muchas enfermedades muy corrientes no han aparecido en esta relación. Pero esto es debido a la insuficiencia de las investigaciones sobre este asunto. Muchas correlaciones parecen existir además de las que he indicado, pero hace falta comprobarlas. El diagnóstico basado en las uñas está todavía en la infancia y abre un campo de gran interés a la investigación de los médicos y de los psiquiatras.

CAPÍTULO VII

LAS LINEAS DE LA MANO

Hasta ahora me he referido sólo incidentalmente al aspecto de la mano más familiar al gran público: las líneas. Son las líneas de la palma y de los dedos lo que utilizan las gitanas y los adivinos como instrumento de su clarividencia, y los nombres que los quirománticos han dado a las principales entre ellas — línea del corazón, línea de la cabeza, línea de la vida, línea del destino — indican ya la elevada significación que les atribuyen. Pero las líneas de pliegue no son tan importantes como la forma general del mano, sin tener en cuenta la cual no puede describirse adecuadamente el significado de las líneas. Puede incluso afirmarse que existe una especie de esquema general de líneas para cada tipo de mano, al cual se aproximan las líneas de cada mano individual. Es más acertado decir que la interpretación de las líneas de una mano debe hacerse más en función de las divergencias respecto a su tipo que no pensando que cada línea «significa» un atributo o tendencia psicológica.

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LOS SURCOS PAPILARES

Mientras la mayor parte de los investigadores científicos no han prestado ninguna atención al sistema de las líneas de pliegue, otro sistema de líneas de la mano, el de los surcos papilares — las finas y apretadas, aunque regularmente espaciadas líneas que, como la trama de un grabado, cubren toda la superficie palmar, incluyendo los dedos — ha sido un tema fascinante para los estudios científicos desde los días de Malpighi en el siglo XVII. Los resultados de estos estudios han arrojado nueva luz sobre la filogenia del hombre y también han influido en la medicina y la criminología, haciendo posibles métodos ingeniosos para identificar a los individuos por sus huellas dactilares. Los surcos papilares cruzan la palma en diferentes direcciones y forman dibujos variados en las eminencias y en la base de los dedos, y con mayor complicación en las yemas de los dedos. En sus intersticios, especialmente en la palma y las yemas de los dedos, se concentran en gran número unas células nerviosas especiales, llamadas corpúsculos de Paccini, que constituyen el vehículo del sentido del tacto. Los surcos papilares en los monos y cuadrumanos suministran importantes datos. En las manos de los monos se encuentran formaciones complicadas como remolinos parecidos a los de las manos humanas; pero estas formaciones no están concentradas en las yemas de los dedos, sino repartidas por las eminencias de la palma, principalmente la tenar y la hipotenar; de hecho, las yemas de sus dedos tienen una distribución de las líneas papilares muy simple. En las falanges básales de los dedos humanos nunca se encuentran remolinos y, en cambio, los he visto en las manos de un mono capuchino. En los monos, los dedos y la palma no están funcionalmente separados, y el sentido del tacto, que es más agudo donde los pliegues papilares son más complejos, está más disperso que en el hombre. Los pliegues

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papilares de las yemas de los dedos de un chimpancé ofrecen cierta semejanza con los de un ser humano, como ha mostrado el doctor Cummings en un artículo reciente. Yo he publicado las impresiones digitales de un gorila que tenían aspecto humano por sus pliegues papilares. En este caso, sin embargo, el parecido estaba limitado al pulgar, pues en los demás dedos tenían una configuración distinta de la que se da en los hombres e incluso en los chimpancés. No hay diferencias apreciables entre las impresiones digitales de los cinco dedos de un mono, pues todas presentan la misma estructura, característica que se llama monomorfismo. Según el doctor Cummings, cerca del 25 por 100 de los seres humanos tienen manos monomórficas; pero personalmente las he encontrado en proporción mucho menor y sólo en personas anormales. De esto creo que podemos concluir que en los seres humanos las manos monomórficas, así como los remolinos papilares en las eminencias tenar e hipotenar, son características simiescas, apuntando alguna anormalidad. Dado que el aspecto simiesco de las manos en general y de los pliegues papilares en particular es corriente en los débiles mentales y en los imbéciles, puede ponerse en relación con alguna anomalía cerebral. He observado configuraciones simiescas de los pliegues papilares en varios tipos de mano, pero especialmente en las elementales irregulares. Estas manos se encuentran en deficientes y en anormales, como artistas neuróticos y excéntricos. El hecho curioso de que personalidades muy desarrolladas, pero anormales, posean el mismo tipo de manos que otras muy poco desarrolladas, puede ejemplarizarse con el caso de los zurdos. Muchos «ases» en campos diferentes de la actividad humana — deportes, teatro, cine, etc. — son zurdos, y lo son también muchos débiles mentales y epilépticos. La causa ha de ser la misma; la herencia patológica que puede producir a la vez la insensibilidad infranormal y la hiperestesia anormal. Por consiguiente, debo prevenir al lector contra las conclusiones precipitadas cuando descubra estas características en unas manos.

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En nuestra época, con su gran inestabilidad social, prácticamente ningún grupo social puede considerarse libre de cierto grado de degeneración. Es fácil encontrar rasgos atávicos en una mano sin que caractericen a su poseedor como un neurótico o un débil mental. El equilibrio entre el dominio de la mente y las fuerzas disgregadoras hay que juzgarlo por el conjunto de toda la mano. Los rasgos atávicos pueden significar tanto una aceleración y diferenciación de la sensibilidad como una influencia negativa y entorpecedora. El problema que se plantea al intérprete experto es decidir dónde y con qué efectos los elementos degenerativos se integran en la totalidad del ser del sujeto. Por lo general, las figuras de los pliegues papilares de los dedos humanos son muy variables. Vaschide notó que la tendencia a las variaciones morfológicas del sentido del tacto aumenta desde el meñique al pulgar. El hecho merece atención. Recordemos las funciones del pulgar, del índice y del dedo medio. Estos tres dedos, los más desarrollados, desempeñan ciertas actividades en las que los otros tienen poco o ningún papel: señalar, escribir, dibujar, pintar, etc. Puede verse que la observación de Vaschide confirma mi teoría de que el pulgar y el índice están en relación con el pensar consciente y con el yo. Las funciones más diferenciadas y complejas de la mente humana utilizan el pulgar, el índice y el dedo medio como instrumentos de su expresión. En otros capítulos hemos visto que el pulgar y el índice son los dedos más movibles; ahora vemos que poseen también las zonas de tacto más fino. En los monos, la zona radial no está separada del resto de la mano y el pulgar y el índice no son superiores, ni en movilidad ni en tacto, a los otros dedos. Es el alto grado de variación de las impresiones digitales humanas lo que ha hecho posible su uso para fines de investigación. El sistema de las huellas dactilares que actualmente utiliza la policía de todo el mundo es en gran parte obra de Galton, Forgeot y Féré. Galton distinguió diez tipos principales. No me compete entrar en los detalles de este tema, que ha encontrado

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amplia aplicación en la investigación científica y en la práctica. Pero hay que confesar que, por ahora, los investigadores de las impresiones digitales raramente han prestado atención a las implicaciones psicológicas de su estudio. Aquí me referiré sólo a aquellos autores que han contribuido a aumentar nuestros conocimientos sobre la herencia o sobre los factores psicológicos relacionados con estas impresiones. Féré encontró que las impresiones digitales de los degenerados eran más desiguales entre sí que las de los normales y que presentaban a la vez formas progresivas y regresivas. Esta observación es interesante porque sabemos que la asimetría física es uno de los caracteres más marcados de la degeneración. Parece además arrojar alguna luz sobre el verdadero lugar de la anormalidad y la degeneración en la escala de la evolución humana. Debemos, creo yo, reconocer una diferencia real entre las dos direcciones de la degeneración. Hay una dirección progresiva que produce la hipersensibilidad y la hiperconsciencia, y otra dirección regresiva que produce la insensibilidad y la restricción de la consciencia. Así, la mezcla de estructuras progresivas y regresivas en los pliegles papilares de las manos de los degenerados se acompaña de una discrepancia similar a la constitución psicológica: una tendencia ascendente hacia la mayor diferenciación de algunas facultades, como la inteligencia, y una tendencia opuesta de los impulsos primarios, es decir, instintos y emociones. El antropólogo francés Alix describió una de las formas de impresiones digitales regresivas más corriente e importante: los triángulos. Algunas veces se encuentran en los dedos humanos, especialmente en los tres primeros, y son constantes en los dedos de los antropoides. Alix los define como líneas que discurren primero paralelas a la línea de flexión de la articulación de la falange terminal, después más o menos oblicuamente y al llegar a la punta del dedo se hacen elípticas. Esta forma simple de arco o triángulo ha sido descrita también por Galton y Féré como el esquema humano más primario de los pliegues papilares. No la he encontrado en ninguna especie de monos, en los que sólo

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se observan líneas longitudinales rectas hasta el extremo del dedo, donde se hacen elípticas. La forma primaria descrita por Alix es frecuente entre los imbéciles de nivel bajo. La he encontrado en 30 de 112 deficientes mentales examinados. De ellos, en 20 casos aparecía en el pulgar, índice y medio, y en 2 casos en los cinco dedos. Las láminas XI y XII muestran las manos de dos idiotas con forma primaria en los pliegues papilares, y junto a ellas he situado, para efectos de comparación, las impresiones digitales de un gorila (lámina X). En los treinta casos citados la distribución primaria de los pliegues iba acompañada de otros rasgos simiescos en la mano. La lámina XI muestra la mano muy primitiva de un idiota masculino de veintiocho años. En comparación con la del gorila, parece menos diferenciada y desarrollada. De hecho se da un notable parecido entre ambas manos, lo que me incitó a contraponerlas. Se observará en la fotografía que la mano del idiota masculino es más primitiva que la de la mujer. Tiene sólo cuatro líneas en total: 1) la clásica línea simiesca transversal; 2) la línea tenar; 3) una línea accesoria en la eminencia tenar, y 4) la mitad inferior, solamente, de la línea longitudinal. El aspecto del pulgar es típicamente simiesco. La mano de la mujer presenta también la línea simiesca y el pulgar pequeño, pero tiene más líneas en conjunto. Podemos concluir, en resumen, que tanto los surcos papilares como las líneas de pliegues de la mano presentan cambios regresivos en los casos graves de degeneración.

LAS LÍNEAS DE PLIEGUE

Los investigadores científicos han negado siempre la posibilidad de una interpretación psicológica de las líneas de la mano por la misma razón que les ha alejado de todo el tema de la mano: el miedo a los contactos con el charlatanismo. Nunca se

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han preocupado por considerar si podía imaginarse un procedimiento de interpretar las líneas de la mano distinto de la quiromancia, un procedimiento científico. No tengo inconveniente en reconocer que la quiromancia, como interpretación supersticiosa de las líneas de la mano considerándolas símbolos del destino y del carácter, no tienen ningún fundamento científico. Algunas de sus tradiciones pueden recibir una explicación psicológica, pero el método en conjunto, como se hace, pretendiendo encontrar un sentido psicológico o misterioso a cada centímetro de la palma y a cada pliegue microscópico es absurdo. La teoría de Vaschide de la imagen motora, representada por las líneas de pliegue de la palma y los dedos, teoría que he descrito en el capítulo II, era un punto de partida valioso para un nuevo método, Pero Vaschide no desarrolló la aplicación práctica de su teoría. Mi trabajo ha consistido precisamente en la realización de esta aplicación práctica y en la generalización de la teoría. La clave para la interpretación de las líneas de la mano debe apoyarse siempre en la figura que entre todas presentan; pero para su estudio es necesario un mínimo de clasificación. Por fortuna, hay una distinción muy clara y visible para todo el mundo entre las cuatro líneas principales, que se encuentran con tal regularidad en las manos normales que han recibido nombres especiales de los quirólogos, y las líneas accesorias, que varían considerablemente en número, espesor y posición y que no tienen nombres propios. Esta división no es un fenómeno casual. Tiene causas funcionales. Las líneas de flexión de la mano son el resultado directo de la actividad muscular de la mano y del brazo. Están situadas en relación con las articulaciones; pero la calidad y la consistencia del tejido de sostén produce las diferencias individuales en su situación. Las líneas accesorias comprenden dos grupos: 1) un cierto número de pequeñas líneas de pliegue que surgen en lugares donde la piel cede como consecuencia de los movimientos manuales y que, aunque en relación con la actividad muscular, lo

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están más indirectamente que las líneas principales; 2) las restantes líneas accesorias, para las que no puede darse una explicación motora. Ningún investigador, que yo sepa, ha diferenciado con claridad las unas de las otras en cuanto a su origen y significación. Ya que son de gran importancia para mi tema, hablaré de ellas con mayor detalle. Deben distinguirse los movimientos voluntarios y más o menos intencionados, de los involuntarios y más o menos expresivos. Mientras los primeros están en relación con los impulsos conscientes y el pensamiento, los segundos pueden considerarse en general como movimientos reflejos en relación con los impulsos nerviosos y emocionales que emanan en gran parte del subconsciente. Que cierto número de líneas accesorias se deben más a movimientos involuntarios que voluntarios, se comprenderá mejor por lo siguiente. Las líneas de pliegue accesorias no están en proporción con la actividad manual del sujeto sino que, por el contrario, las manos «perezosas» acostumbran a ser las más ricas en estas líneas. Las manos de las personas intelectuales y nerviosas — manos sensitivas y, en parte, manos motoras — están poco acostumbradas al trabajo manual y, sin embargo, en ellas se encuentra una red tupida de líneas accesorias. Puede explicarse diciendo que en ellas los tejidos de sustento son más flojos que en las manos elementales y motoras carnosas de las personas manualmente activas; pero esto es sólo la mitad de la verdad. Cuanto más sensitiva es una persona, mayor es su necesidad de expresión personal y más rico el lenguaje de sus gestos. Los gestos envuelven complejos movimientos característicos que necesitan un alto grado de movilidad y producen muchas líneas accesorias. El sentido de los gestos es por completo psicológico. Están profundamente conexos con las reacciones nerviosas y emocionales y sólo en pequeño grado con los estímulos intelectuales. En una revisión estadística de 1.600 manos, ninguna de las cuales pertenecía a individuos zurdos, encontré, por término me-

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dio, más líneas accesorias en la mano izquierda que en la derecha. Ninguna explicación mecánica puede darse de este hecho, que ilustra la afirmación de que las líneas de flexión registran otros movimientos además de los simplemente intencionales. Cuanto más frecuentes y complejos son los estímulos emocionales y nerviosos de una persona, mayor será su tensión emocional y su nerviosismo, y esto afectará a la amplitud y a la variedad de sus movimientos y de sus gestos, los cuales se registrarán en las líneas accesorias de sus manos. Tenemos, por tanto, una correlación entre el número de líneas accesorias y el equilibrio nervioso, de lo cual he encontrado también una correlación negativa. En 32 manos de boxeadores y atletas, todas pertenecientes al tipo elemental, de las que tomé las impresiones, observé en todos los casos un mínimo de líneas accesorias. Lo mismo comprobé en las manos de débiles mentales e imbéciles en un hospital mental. El doctor Earle me comunicó que había observado en imbéciles de su hospital privado la «mano de boxeador» y ciertas anormalidades en las líneas de pliegue en casos en los que no se encontraba ninguna otra displastia. Además de la evidencia experimental» la explicación teórica descarta la ideal convencional de que las líneas accesorias sean arrugas de la piel originadas indirectamente por movimientos intencionales. En toda palma que presenta formaciones complejas de líneas papilares — remolinos o lazos en las eminencias tenar e hipotenar — se encuentran acumulaciones de pequeñas líneas de pliegue corriendo centrípetas a éstas. He explicado ya que estas formaciones de líneas papilares indican centros de sensibilidad táctil y las líneas de pliegue a su alrededor parecen, por tanto, tener relación con la sensibilidad. Para aclarar mis puntos de vista sobre estas conexiones psicológicas, he de referirme a las láminas XIII, XIV y XV, que ofrecen las impresiones de tres manos. La lámina XIII corresponde a la mano de un joven de elevada inteligencia, pero con algunos rasgos degenerados. Es una mezcla del tipo motor carnoso con el tipo huesudo. En la mano izquierda,

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las líneas de pliegue accesorias están situadas principalmente en la eminencia hipotenar y en el borde radial de la mano, mientras que en la mano derecha estas zonas están casi vacías de líneas. En el centro de la región ulnar (el área de la imaginación y del subconsciente) hay una espiral muy visible, y es evidente que todas las líneas accesorias de su alrededor están dispuestas en relación con ella. Una espiral en tal lugar es un rasgo atávico. La lámina XIV muestra la mano de un muchacho esquizofrénico. El grabado denota claramente lo extremado de la forma sensitiva larga de la mano — larga, elegante y con los huesos poco aparentes —. Como en la lámina XIII vemos tres líneas transversales, de las cuales la central recuerda la línea simiesca y, casi en el mismo lugar que en la lámina XIII, se encuentra un remolino rodeado de líneas accesorias. De hecho puede observarse que la mayoría de las líneas accesorias se encuentran en esta zona. La lámina XV corresponde también a la mano de un esquizofrénico, pero de tipo distinto: un catatónico. Esta mano tiene una forma curiosa debida a la longitud anormal de sus dedos. Proporcionalmente el dedo medio es muy largo y el meñique mucho más. Respecto a las líneas, merece atención la complicada distribución de las líneas papilares en la eminencia tenar. Varias líneas de pliegues accesorias provinentes tanto del centro de la palma como de la parte inferior de la emiencia tenar se agrupan alrededor de este centro. El resto de la palma está «vacío». Estos ejemplos ayudan a explicar el origen de este tipo de líneas accesorias, que parece demostrado que se constituyen en relación con los pliegues papilares, especialmente donde éstos se agrupan en remolinos o lazos; es decir, donde se concentran las células nerviosas táctiles. Kollmann llamó a estas agrupaciones de líneas papilares las «circunvoluciones» de la piel, sugiriendo con ello su relación con las circunvoluciones cerebrales. Estas líneas de pliegue accesorias, por razón de su conexión directa con el sistema nervioso sensorial y las imágenes táctiles de la corteza, probablemente registran reacciones nerviosas y emocionales de tipo más o menos receptivo. Puesto que hemos visto que

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las estructuras peculiares de las líneas papilares de la mano con las que están en relación directa no se encuentran normalmente en el hombre, podemos imaginar que son índice de alguna anormalidad psíquica. De las tres manos reseñadas podemos discutir esta referencia sólo en el primer caso, porque las otras dos corresponden a individuos evidentemente anormales, mientras el poseedor de la mano de la lámina XIII, aunque neurótico, es físicamente normal y de elevada inteligencia. La palma fuerte y ancha corresponde al tipo motor, de lo que podemos deducir considerable vitalidad y dominio. El pulgar es fuerte y vigoroso, como de una persona con fuerza de voluntad, pero impulsiva. La estructura general de las líneas de pliegue es clara y equilibrada. Sin embargo, y a pesar de estas características, que apuntan todas a una personalidad enérgica y físicamente vigorosa, la línea transversal en la base de los dedos se aproxima, por su forma, a la de los monos, y hay una espiral en la eminencia hipotenar como se encuentra también en los cuadrumanos. Estos rasgos son claramente atávicos y revelan una disposición neurótica. Aunque no puede intentarse ninguna interpretación psicológica de las otras dos manos, merece notarse que incluso un profano podría distinguirlas de unas manos normales, no sólo por los remolinos, sino por otras anormalidades evidentes en la forma y en la longitud de los dedos. Los tres grabados muestran que el origen de ciertas líneas accesorias está directamente relacionado con el sentido táctil y, por tanto, con el sistema sensorial nervioso. Esto implica que los movimientos que originan estas líneas tienen carácter de reflejos. No debe limitarse, sin embargo, el origen «táctil» de estas líneas a las que se encuentran alrededor de una formación anormal de líneas papilares. He elegido estos casos extremos para mostrar la correlación más claramente, pero de hecho en todos los «cruces» de líneas capitales donde convergen diferentes direcciones hay concentraciones de sensibilidad táctil y de líneas de pliegues accesorias que sugiero podrían llamarse «pliegues táctiles». En las

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manas «normales» la interpretación debe hacerse también en consecuencia. Volviendo a la interpretación del conjunto de las líneas de pliegue, su estructura no puede separarse nunca de la forma general de la mano en que se encuentran, hecho ya observado por el doctor Cummings. A cada tipo de mano corresponde un cierto esquema de líneas de pliegue y esto determina su sentido. Pero los esquemas «puros» son tan raros como los tipos puros de las manos y en nueve casos sobre diez, los que se encuentran son mezclas. Cuando las líneas están en parte o en todo en desarmonía con el aspecto general de la mano, representan rasgos singulares o anormales del carácter. La forma de la mano indica también la zona en la que puede esperarse la mayor concentración de líneas de pliegue accesorias. Así, una mano sensitiva pequeña tiene la mayoría de sus líneas accesorias en la eminencia hipotenar, que es la parte más acentuada en este tipo de mano. Una mano motora carnosa tiene la mayor concentración de estas líneas, bien en la eminencia tenar, bien en el «bord frappeur», siendo ambas las partes acentuadas en este tipo de mano. En una mano motora huesuda encontramos líneas accesorias en toda la palma, pero a menudo concentradas en su zona media y en el área distal. En las manos elementales irregulares, las líneas accesorias, cuando no faltan totalmente, están, como puede esperarse en un tipo amorfo, localizadas del modo más irregular. Las líneas de pliegue pueden ser consideradas como signos de individualidad y no de discriminación. Incluso las manos de los individuos más vulgares e insignificantes presentan siempre diferencias respecto al esquema de líneas correspondiente a su tipo de mano. Puede pensarse que tales diferencias son raras, pero de hecho son muy pocas las manos que no muestran algún rasgo atípico en sus líneas de pliegue. Un esquema de líneas de pliegue puede llamarse armónico cuando sus características se corresponden con los elementos constitutivos de la mano, e inarmónico cuando discrepan.

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Características tales como el grosor o la finura y la dirección general en que corren las líneas están psicológicamente relacionadas con el tipo de mano en que aparecen. En las manos elementales y motoras carnosas se encuentran por lo general líneas horizontales amplias y largas, mientras que en las sensitivas, sobre todo del tipo pequeño, son finas y superficiales, corriendo en diferentes direcciones. El significado psicológico de las líneas de pliegue consiste en conjunto en la reiteración de las cualidades deducidas de la forma de la mano, poniendo el énfasis en las características personales. Que cada una de las líneas de la mano tenga un significado particular, como pretende hacernos creer la quiromancia, es evidentemente falso, pero esto no quiere decir que las pequeñas líneas no sean significativas. Cualquiera que haya examinado cierto número de palmas habrá comprobado que la estructura de las líneas nunca es exactamente igual y que las mayores diferencias se encuentran en las líneas accesorias. Incluso la mano derecha y la izquierda de una misma persona nunca son idénticas. ¿Pero cómo pueden descubrirse los rasgos secretos del carácter en estos sencillos pliegues de la mano? Por lo que llevo dicho, principalmente sobre las tres manos ilustradas en las láminas XIII, XIV y XV, se comprende que es fácil diagnosticar los casos patológicos y las personalidades anormales y excéntricas. Lo difícil es distinguir las características de los hombres y mujeres corrientes. Localizar e interpretar las pequeñas desviaciones de lo «normal» que revelan la esencia de cada personalidad, requiere una larga práctica y experiencia. Algunas observaciones generales, sin embargo, pueden ser de utilidad.

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A.

LÍNEAS ACCESORIAS

La ausencia completa de líneas de pliegue accesorias, incluso en una mano elemental, indica falta de sensibilidad; su abundancia, incluso en una mano sensitiva, indica una persona receptiva en alto grado. La falta de líneas accesorias combinada, como puede ocurrir en una mano elemental irregular, con otros rasgos de atavismo, significa un desequilibrio emocional, quizá de tipo obsesivo, estando la receptividad y la expresión emocional gravemente obstaculizada o totalmente obstruida. La abundancia de líneas de pliegue siempre significa elevada receptividad y poca resistencia nerviosa; la facultad de penetración de las influencias perturbadoras produce la tendencia a la ansiedad.

B.

LOCALIZACIÓN DE LAS LÍNEAS ACCESORIAS, ESPECIALMENTE EN CUANTO A SU DESPLAZAMIENTO

El significado de la situación de las líneas accesorias debe considerarse en relación con el área en que se encuentran. Por ejemplo, deben considerarse desplazadas si se hallan en la eminencia hipotenar de una mano motora, especialmente si es del tipo carnoso, en cuyo caso deben interpretarse como significando la influencia debilitadora de la imaginación y el subconsciente, interfiriendo la simplicidad natural de este tipo de persona. El mismo desplazamiento en una mano motora huesuda no representaría un trastorno tan grande en la personalidad, ya que la mano motora huesuda corresponde a un tipo de persona nerviosa, y el desplazamiento subrayaría meramente un margen de excentricidad. Esto en cuanto a las líneas accesorias. Describiremos ahora las cuatro mayores, más estables e importantes líneas de pliegue.

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Las líneas de la mano

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LA LÍNEA TENAR

La línea tenar rodea la eminencia tenar y tiene un desarrollo proporcional a ésta. Cuando la eminencia tenar es fuerte y musculosa, la línea tenar es profunda y claramente marcada; cuando aquélla está pobremente desarrollada, ésta aparece débil o fragmentada. Nunca he visto una mano en la que la línea tenar falte por completo. La tradición quirológica que atribuye a la eminencia tenar la fuerza del instinto y a la línea tenar la vitalidad y la salud física apunta inconscientemente a una idea psicológica. Rudolf Martin afirma que la línea tenar es la primera en desarrollarse en la vida embrionaria y que ya no se altera durante la vida. El trazado, longitud, espesor y continuidad de esta línea revela la vitalidad de su poseedor. Una línea tenar bien desarrollada se encuentra principalmente en las manos elementales y motoras carnosas, manos que corresponden a individuos vigorosos y activos, y es en estos tipos de manos que encontramos líneas tenares profundas y sin roturas. Por el contrario, una línea tenar corta, vacilante o fragmentada se encuentra más a menudo en las manos sensitivas y va acompañada de una vitalidad nerviosa y una constitución asténica.

LA LÍNEA TRANSVERSAL INFERIOR

Esta línea, la línea de la cabeza de los quirománticos, se origina en el mismo lugar que la línea tenar o cerca de ella y generalmente traza una curva descendente hacia el lado opuesto de la mano. Es mucho más variable que la línea tenar. A veces desciende hasta la eminencia hipotenar, en algunos casos se dirige hacia la línea transversal superior; en cerca del 2 por 100 de individuos atraviesa toda la palma horizontalmente de un borde

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a otro, en cuyo caso la llamamos línea «simiesca». Como he indicado antes, es éste un de los más típicos y frecuentes rasgos atávicos en la mano humana. En alemán, la línea transversal superior se llama Vierfingerfurche (línea de los cuatro dedos), nombre que ilustra sobre su origen. Se produce como resultado de los movimientos flexores de los cuatro dedos. La función de los músculos que operan sobre los diferentes dedos está mucho más diferenciada en el hombre que en los monos, y el índice, en particular, tiene movimientos mucho más especializados, lo que produce la mayor variabilidad y la curvatura de la «línea de los cuatro dedos» humana, en comparación con la de los monos. Los quirománticos relacionan la línea transversal inferior con la inteligencia, y debemos examinar si existe algún fundamento adecuado para esta creencia. Que alguno puede existir lo indica lo que expliqué en páginas anteriores sobre la relación entre el pulgar y el índice con el yo y la conciencia. La inteligencia se desarrolla en conexión con la conciencia, y parece que debe existir alguna relación entre la inteligencia y estas líneas de flexión, que dependen de la especialización de los músculos del dedo índice. Las investigaciones estadísticas refuerzan esta hipótesis. Miss E. Wilson, de la Columbia University de Nueva York, estudió la situación y los fallos de la línea transversal inferior de 50 estudiantes universitarios, 50 esquizofrénicos y 47 deficientes mentales, encontrando que las posiciones anormales de esta línea y fallos como islas, derivaciones e interrupciones eran más frecuentes en los individuos anormales que en los normales. De los primeros, el 45 por 100 tenían algún defecto. Mis propias investigaciones sobre este punto, que alcanzan a 650 deficientes mentales e igual número de sujetos normales, revelan un porcentaje extraordinariamente alto de fallos en la situación, longitud y diseño de esta línea en los deficientes mentales, que llega al 70 por 100, contra el 30 por 100 en los normales. He de mencionar, además, como dato revelador, que las anomalías de la línea transversal inferior resultan más frecuentes en los idiotas e imbéciles de nivel

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bajo que en los débiles mentales. En los deficientes mentales leves es frecuente que esta línea sea anormalmente corta; en estos casos a menudo sólo empieza debajo del dedo medio. Con estos datos podemos afirmar que la línea transversal inferior está relacionada de alguna manera con la inteligencia. Al hacer una interpretación debe confrontarse con otros rasgos de la mano, como la claridad de la composición general de las líneas de pliegue y la forma de los dedos, particularmente las falanges terminales.

LA LÍNEA TRANSVERSAL SUPERIOR

Conocida en quiromancia como línea del corazón, la línea transversal superior empieza en el borde ulnar de la mano y describiendo una curva hacia arriba termina con cierta variabilidad, bien entre el dedo índice y el medio, bien en una o más ramas debajo del índice. En algunas manos converge hacia la línea transversal inferior o incluso se junta con ella. Participa con la línea transversal inferior en los movimientos flexores de los cuatro dedos, pero no de la misma manera; depende del medio, anular y meñique más que del índice. Que esto sea así depende de la mayor especialización del dedo índice humano, ya que los monos, cuya mano no posee esta especialización, tienen sólo una línea transversal. En los seres humanos deficientes mentales la línea superior presenta menos irregularidades de posición, longitud y fallos que la línea inferior. Cualquiera que sea el significado que pueda tener esta línea, debe estar relacionado, si no es idéntico, con el de la línea inferior, ya que sus funciones se superponen y en ciertas personas una compensa a la otra. Muchos hechos indican una correlación entre las dos líneas, principalmente la inferior, y la inteligencia, de tal manera, que, en principio, puede considerarse probado, pero no estoy demasiado convencida de que signifiquen exclusivamente la inteligencia. Un argumento contra ello se basa en el

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hecho de que en muchos deficientes mentales, al mismo tiempo que las funciones mentales, están perturbadas las motoras. Son bien conocidos en estos casos los movimientos torpes, los gestos abruptos o el andar tardo. En conjunto, como el profesor H. Wallon ha demostrado, la coordinación motora se desarrolla en conexión con la inteligencia. Incluso los individuos muy inteligentes, piensa Wallon, tienen algún defecto en su inteligencia si sus movimientos presentan falta de coordinación. Sabemos también que una baja inteligencia coincide con disturbios motores. Pueden, por tanto, esperarse líneas defectuosas en la palma de la mano cuando la cualidad del impulso, pensamiento y movimiento son defectuosos y al mismo tiempo la respuesta emocional resulta degenerada o empobrecida. Las anormalidades de las dos líneas transversales, superior e inferior, deben referirse, por tanto, al síndrome completo de su anormalidad: anormalidad y empobrecimiento del pensamiento, anormalidad de las funciones motoras, anormalidad de la respuesta nerviosa y emocional. Ne es, por tanto, todavía posible determinar de una manera positiva las correlaciones entre las dos líneas transversales y la inteligencia solamente. Pero existe suficiente evidencia en su favor para justificar y animar otras investigaciones sobre personas normales de diferentes tipos y grados de inteligencia para descubrir si estas líneas varían regularmente según los diferentes niveles de inteligencia.

LÍNEA LONGITUDINAL LARGA

Esta línea es mucho menos estable que los otros tres pliegues principales ya descritos. En algunas manos falta por completo. Es la última en formarse de las líneas de flexión y su aspecto puede cambiar durante la vida. Por mis propias observaciones puedo decir que se altera mucho hasta los quince años. Los quirománticos la llaman la línea del Destino, y el misterioso perfume

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de este nombre todavía ejerce influjo sobre las mentes supersticiosas. Aparece, como indiqué en el capítulo II, como resultado de la flexión longitudinal de la mano, que produce el «hueco de la mano». En el capítulo II mostré también el lugar que ocupa esta línea en la psicología de la mano y la llamé la «línea del comportamiento social». A la exposición teórica añadiré algunos datos estadísticos. Las manos en las que la línea longitudinal falta totalmente son por lo general manos anormales, manos del tipo elemental irregular, las mismas, en definitiva, que presentan la línea simiesca. Casi siempre se observa que cuando falta una de las líneas transversales, la línea longitudinal o falta también o está muy imperfectamente desarrollada. A estos aspectos de la mano corresponde una «estructura psíquica» definida. La correlación entre la línea longitudinal larga, y en parte la línea simiesca con el comportamiento social, se confirma por el hecho de que en un gran porcentaje de débiles mentales e imbéciles, así como también en «rebeldes» de todas clases, falta esta línea. En 532 deficientes mentales encontré: A. Falta de la línea longitudinal larga en 224 casos, aproximadamente el 40 por 100. B. Presencia de la línea simiesca (y falta de una de las líneas transversales), en 50 casos, aproximadamente el 10 por 100. En una investigación en menor escala examiné la presencia de ambos rasgos en las manos de 55 jóvenes franceses, moralmente deficientes, en una institución de París. Sus edades oscilaban entre 15 y 19 años y todos habían comparecido ante el Tribunal Juvenil y sufrido un proceso. En las manos de 20 de ellos (aproximadamente el 40 por 100), la línea longitudinal faltaba por completo. En la mayoría de los restantes estaba imperfectamente desarrollada. En cinco casos, una de las líneas transversales faltaba también. La comparación de la doble anormalidad en individuos normales y anormales aclara su significado.

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Ausencia de la línea longitudinal: En individuos normales: 0,5 por 100. En individuos anormales (mental y moralmente): 40 por 100. Presencia de la línea simiesca: 0,3 por 100 y 10 por 100, respectivamente. En personas con manos del tipo elemental irregular — la mano del comportamiento asocial, como podría llamarse — se observan a menudo posturas de la mano atávicas, lo que es muy comprensible, ya que la presencia de la línea simiesca significa que el dedo índice no se mueve fácilmente con independencia (en lo que se asemeja a la mano de los monos), y la falta de la línea longitudinal implica otra restricción de movimiento, el movimiento transversal que produce el hueco de la mano. Pueden observarse personas con este defecto que, con independencia de su nivel de educación, «empuñan» la cuchara y el tenedor, pues las manos elementales irregulares no son privativas de los individuos obtusos e ignorantes, y personas muy inteligentes, aunque neuróticas, las poseen. Un pintor conocido mío cogía el pincel cerrando toda la mano, y lo he visto también escribir de un modo infantil no usando el índice como un órgano independiente. Este ejemplo es típico y sería muy interesante estudiar la escritura de personas inteligentes y cultivadas que tienen este defecto en la mano. Mis observaciones de casos aislados me hacen pensar que hay siempre rasgos de inhibición y rudeza en su escritura, y que ésta no tiene nunca un aspecto fácil y fluido. Que los gestos de la mano elemental están, quizá, más conexos con el comportamiento social que con la inteligencia, se deduce del hecho de que las personas inteligentes neuróticas y moralmente desequilibradas los presentan de la misma manera que los deficientes mentales. En los casos ordinarios, la longitud y profundidad de la línea

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longitudinal deben considerarse conjuntamente con la forma de la mano en que aquélla se encuentra. De ordinario es más corta y menos definida en las manos elementales y motoras carnosas, en las que las líneas horizontales son las más desarrolladas. En las manos motoras huesudas y en los dos tipos de las sensitivas está por lo general muy marcada y constituye el verdadero eje de la mano. Las manos sensitivas, que a menudo poseen gran abundancia de líneas accesorias, pertenecen a personas que propenden a los disturbios nerviosos, porque su receptividad está demasiado desarrollada, de forma que las repercusiones del ambiente pueden sobrecargar su delicada constitución nerviosa y provocar reacciones anormales. En estas manos, que se encuentran más a menudo en las mujeres que en los hombres, la línea longitudinal larga está muy marcada. Esta última comprobación parece paradójica. ¿Por qué la línea del comportamiento social ha de estar más especialmente marcada en las manos de los individuos nerviosos, incluso en los más introvertidos, que en las manos de los acomodaticios elementales y pícnicos, que no tienen dificultades para comunicarse con su ambiente? La respuesta es que estos últimos se satisfacen fácilmente en sí mismos, en su ambiente inmediato y en los grupos a que pertenecen; sus sentimientos por la Humanidad rara vez exceden a la satisfacción del grupo. No hay duda de que las tendencias altruistas pueden encontrarse con mayor facilidad en las personas sensitivas e intelectuales que en las primitivas y egoístas. Es cierto que el hombre nervioso es a menudo egocéntrico, pero lucha por coordinarse con la Humanidad y por lograr un efectivo super-ego, mientras el pícnico, que es de una manera egoísta indulgente consigo mismo, tiene un super-ego endeble y se satisface con facilidad llevando una vida primaria. La personalidad pícnica puede aparecer, sin embargo, superior en un momento de peligro, ya que sus reacciones no están dificultadas por problemas de adaptación. Pero la experiencia prueba que la inversa es más a menudo verdadera. En la guerra, por ejemplo, los individuos nerviosos e introvertidos muestran notable capacidad

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de sacrificio, valor y espíritu de grupo, mientras los pícnicos son menos aptos para afrontar situaciones complejas y comprometidas. La formación de la «línea de la conducta social» está relacionada con las luchas del super yo, que a menudo implican problemas de adaptación al contorno inmediato; pero el verdadero objetivo del super yo es la incorporación a la Humanidad como un todo. Podemos, por tanto, concluir que los individuos en cuyas manos la línea longitudinal larga está muy marcada y es la línea dominante en la palma, poseen aspiraciones altruistas y un esforzado super yo, pero también tienen dificultades en su adaptación inmediata, resultantes de los conflictos entre los instintos primarios y las solicitudes de su ambiente. La evaluación del significado de esta línea depende, como todas las interpretaciones de signos particulares de la mano, del conjunto de las características de los rasgos y las líneas de la mano en que se encuentra.

EL ARCO DISTAL

El pliegue semicircular en la base de los dedos, conocido en quiromancia como «cinturón de Venus», es mucho menos frecuente que las cuatro líneas principales que hemos descrito. Se debe a los movimientos independientes de los dedos medio y anular, y se encuentra sobre todo en manos muy móviles. Rara vez se encuentra en las manos elementales y motoras carnosas, y es más corriente en las sensitivas y motoras huesudas. A veces se encuentra también en las elementales irregulares, acompañando generalmente a la línea simiesca. El arco distal aparece en muchos casos psiquiátricos, por ejemplo en las manos de los esquizofrénicos y de los deficientes mentales con psicosis primarias, individuos anormales que adoptan extrañas posturas y hacen gestos de significado esotérico. El doctor Earl los ha descrito en un artículo reciente. El virtuosismo que despliegan estos enfermos moviendo los dedos medio y

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anular, balanceándolos y retorciéndolos indefinidamente, parece el trabajo de un prestidigitador. Una persona normal no podría imitar la complejidad y la rapidez de estos movimientos. Como indica el nombre de «cinturón de Venus», los quirománticos ponen en relación esta línea con las tendencias eróticas, y si recordamos el nombre antiguo del dedo medio, «impudicus», no nos equivocaremos al pensar que el refinamiento sexual y las tendencias autoeróticas se le atribuyen con razón.

LA LÍNEA HIPOTENAR

Dicha línea limita la eminencia hipotenar cuando ésta es muy desarrollada y profunda. Por tanto, se presenta rara vez en las manos elementales y motoras, en las que la eminencia hipotenar es por lo general pequeña, pero abunda, al contrario, en las manos sensitivas. La línea hipotenar es más frecuente en la mano izquierda que en la derecha. Es prácticamente invariable durante toda la vida, y como se ve más a menudo en las manos en las que la eminencia hipotenar tiene forma simiesca, debe considerarse como un rasgo atávico. La línea hipotenar es la consecuencia fisiológica de un hiperdesarrollo de la eminencia, y esto determina su significado psicológico: una imaginación exagerada, factor que tan a menudo produce un sentido inadecuado de la realidad y disturbios neuróticos e histéricos. El yo de tales personas es frágil y se desintegra fácilmente por la influencia reprimida del subconsciente. Por ser la línea hipotenar un estigma degenerativo, a menudo va acompañada de otros signos de herencia defectuosa.

FALLOS

Varias veces he mencionado los fallos o irregularidades en diferentes líneas y he de añadir algo sobre su posible significado

LAS LÍNEAS DE LA MANO

155

psicológico antes de resumir las características de las líneas en los cinco tipos fundamentales de manos. Los «fallos» en las líneas de pliegue son signos de un desarrollo deficiente; son más frecuentes en las manos de los individuos anormales, especialmente imbéciles, es decir, individuos que presentan falta de coordinación motora, emocional y mental, que en las personas normales, en las que se deben principalmente al antagonismo de los impulsos reprimidos. Vaschide explica el carácter del hombre como el resultado de la lucha entre los impulsos centrífugos y centrípetos. Ambas series de impulsos, al ser continuamente proyectadas a través de movimientos conscientes e inconscientes sobre las líneas de pliegue de la mano, parecen registrar en éstas, en forma de fallos, los éxitos de las influencias centrífugas o perturbadoras en su lucha con los impulsos centrípetos. Una mano en la que el trazado de las líneas presente muchos fallos, da la impresión de inseguridad, falta de claridad y de decisión. Cuando esta mano pertenece a un individuo que no es por descontado anormal, significa antagonismo de impulsos, así nerviosos como emocionales e intelectuales. Resultará útil para el lector estudiar las siguientes notas esquemáticas sobre las características de las líneas de pliegue en los seis tipos básicos de manos, en conjunción con las notas correspondientes a la forma de estas manos dadas en el capítulo III. Estas anotaciones deben considerarse como generalizaciones prácticas. I. En la mano Elemental simple, las líneas son: a) Pocas. b) Horizontales más bien que verticales. c) Profundas y amplias. d) Raramente interrumpidas por fallos. e) Es notable la presencia de líneas accesorias en la eminencia tenar y en el «bord frappeur» de la palma. f) La composición general de las líneas es simple y clara.

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LA MANO Y SU LENGUAJE

II. En la mano Elemental irregular, las líneas son: a) Pocas. b) Predominantemente horizontales. c) Menos profundas y amplias que en el tipo anterior. d) Más interrumpidas y con más fallos que en el tipo anterior. e) Con frecuencia faltan completamente las líneas accesorias. f) La composición general es simple, pero anormal, bien por falta o por colocación anormal de las líneas accesorias, bien por presencia de líneas de flexión atávicas, tales como la línea simiesca o la línea hipotenar. III. En la mano Motora carnosa, las líneas son: a) Pocas, pero más abundantes que en la mano elemental. b) Horizontales más bien que verticales. c) Profundas y amplias, pero de dibujo más «acabado» que en la mano elemental. d) Relativamente desprovistas de interrupciones y otros fallos. e) Las líneas accesorias concentradas en la eminencia tenar y en el «bord frappeur» de la palma. f) Más diferenciadas en su composición general que en la mano elemental, pero todavía clara y simple. IV. En la mano Motora huesuda, las líneas de la mano son: a) Abundantes, b) Más longitudinales que horizontales. c) Más finas y superficiales que en la mano motora carnosa. d) Señaladas por fallos de diferentes tipos. e) Las líneas accesorias con localización menos definida que en la mano motora carnosa. f) De composición general compleja, pero clara. V. En las manos Sensitivas pequeñas, las líneas son: a) Muy abundantes.

LAS LÍNEAS DE LA MANO

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b) Esparcidas en todas las direcciones posibles, pero con tendencia a concentrarse en las eminencias tenar e hipotenar. c) Generalmente superficiales y estrechas. d) Con frecuentes interrupciones y fallos de todas clases. e) De composición general muy compleja y mucho menos clara que en los anteriores tipos de mano, a veces tan intrincada como una tela de araña. VI. En las manos Sensitivas largas, las líneas son: a) Abundantes, pero menos que en el anterior. b) Predominantemente longitudinales. c) Finas, pero menos superficiales que en el tipo anterior. d) Con frecuentes fallos de todas clases. e) Con líneas accesorias en todas las partes de la mano, como la mano sensitiva pequeña, pero distinguiéndose por el hecho de que a menudo se concentran en el área distal. f) De composición general compleja, pero por lo regular clara.

CAPITULO VIII

MANO DERECHA Y MANO IZQUIERDA

Es una antigua creencia quiromántica, aceptada por la generalidad, la de que la mano izquierda revela lo que fundamentalmente somos, y la derecha, lo que hemos llegado a ser como resultado de nuestro desarrollo. Esta creencia no ha sido nunca examinada de una manera científica. Para la psicología de la mano, el significado de la diferenciación entre las dos manos es de capital importancia, y debemos investigar también con rigor la diferencia de destreza entre ambas. Hay dos caminos para abordar este problema: la teoría y la experimentación. Seguiremos los dos.

Teoría En la mayoría de las personas predomina la mano derecha; en nuestros días, los zurdos no alcanzan más que al 2 ó 3 por 100 de la población. La zurdería, a causa de su rareza, ha sido considerada siempre como anormal y ha provocado repetidamente la curiosidad científica y la investigación. En medicina y en psicología se considera como un signo de degeneración, porque parece darse con mayor frecuencia en los defectuosos mentales

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LA MANO Y SU LENGUAJE

y en los neuróticos que en las personas normales, y se ha observado también en un buen porcentaje de epilépticos que no son ni deficientes mentales ni emocionalmente desequilibrados. Existe abundante literatura sobre el problema de los zurdos, pero en relación con nuestro tema de localizar diferentes cualidades en la mano derecha o en la izquierda, citaré sólo el libro: Handedness, Right and Left, de Ira S. Wile. La parte de este libro que se refiere a la evolución de la destreza manual y a la interpretación de la diferenciación de esta destreza aclara la cuestión que este capítulo pretende contestar. El hombre primitivo era ambidextro, como lo son los monos, y el niño pequeño entre el nacimiento y los 2 años repite este estadio primitivo usando igualmente ambas manos; después de esta edad especializa cada vez más una mano. En períodos antiguos de la Historia, la utilización de la mano izquierda era más extensa de lo que es hoy día. Se dice que entre los hebreos podían predominar los zurdos porque su escritura corre de izquierda a derecha. En la Grecia antigua, al contrario, la zurdería era ya considerada tan anormal como en la actualidad. Wile señala la teoría de Platón, que atribuía la zurdería exclusivamente a un defecto de crianza atribuíble a las mujeres que llevan sus hijos en el brazo izquierdo, dejando así en libertad el brazo izquierdo del niño, en vez del derecho, con lo que el primero adquiere un mayor desarrollo y movilidad. Platón, al parecer, no dudaba de que la mano derecha estaba naturalmente destinada a desarrollar una mayor destreza. Cualquiera que sea la teoría que se adopte respecto al desarrollo de la especialización manual, es evidente que en la evolución humana la mano derecha ha tenido un papel cada vez más predominante. La ambidestreza y la zurdería se consideran con razón como características atávicas, opinión corroborada por el hecho de que estos estigmas son hereditarios y se transmiten, según Wile, de acuerdo con las leyes de Mendel, en familias que muestran signos de degeneración. No puedo abordar aquí la interesante cuestión de si la tendencia al alumbramiento de mellizos es

MANO DERECHA Y MANO IZQUIERDA

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un signo de degeneración, pero resulta interesante notar que la zurdería se presenta en el 18 por 100 o más de los mellizos. Algunos autores han propuesto la explicación de que esto es debido a la posición del feto en el útero. Puede pensarse que uno de los mellizos ha de tener una postura prenatal anormal. Por lo general la mano izquierda está fijada a la espalda, teniendo la derecha mayor libertad de acción. En posturas defectuosas, posibles en uno o en los dos mellizos, la mano izquierda queda libre, con lo que adquiere mayor movilidad y desarrollo muscular. Debo prescindir de otras teorías sobre la zurdería. El estudio del desarrollo del hombre nos lleva a la conclusión de que la especialización de la mano derecha está ligada al desarrollo de la inteligencia, y que ésta está relacionada con la topografía y la fisiología del cerebro. Sabemos que el hemisferio más desarrollado es generalmente el izquierdo, que es el que está conexo con la mano derecha. En muchas personas normales, en las que predomina la mano derecha, predomina también el hemisferio izquierdo, que por esto recibe el nombre de hemisferio director. No sólo su función es más diferenciada, sino que su peso es mayor. Todos los centros importantes del conocimiento — por ejemplo, los de la lectura y la escritura — se encuentran localizados en el hemisferio izquierdo de la corteza. Pero en los individuos zurdos su posición está invertida. Dado que el hemisferio izquierdo muestra una tendencia general a un desarrollo predominante, tanto si la persona utiliza la derecha como la izquierda, encontramos aquí la razón por la que los zurdos muestran a menudo rasgos anormales. Se ha observado que un porcentaje relativamente alto de niños zurdos tienen dificultades en la lectura y el aprendizaje de memoria de letras y números; muchos de ellos son capaces de «leer en el espejo» y de escribir sin dificultad de derecha a izquierda, incluso cuando, adultos, continúan siendo lentos para leer y contar. Una cierta dislocación de los centros cognoscitivos puede ser la causa del lento desarrollo mental de los zurdos, e incluso de su frecuente debilidad mental. No es, sin embargo, constante que la zurdería coincida con un

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LA MANO Y SU LENGUAJE

bajo nivel intelectual. Existen muchos zurdos muy bien dotados y entre ellos se cuentan campeones deportivos, actores, escritores y pintores. Leonardo de Vinci utilizaba la mano izquierda para dibujar y la derecha para pintar. Pero esto no elimina la degeneración como causa de la zurdería. Como he indicado respecto a otras conexiones, las familias degeneradas pueden dar origen a individuos tanto de baja inteligencia como de elevado nivel intelectual y especialmente dotados, con tendencia, sin embargo, a la neurosis. En los sujetos bien dotados, neuróticos, la zurdería puede aparecer junto a otros rasgos degenerativos, o ser directamente la causa de un comportamiento emotivo anormal. En el capítulo II describí los complicados conductos nerviosos que van de la superficie del cuerpo al cerebro, y las comunicaciones entre los centros del comportamiento emocional (la medula oblonga y los tálamos) y la corteza, así como sus relaciones con la mano. La transferencia de las localizaciones cerebrales en los zurdos tiene probablemente, en cierta medida, un efecto dislocador, no sólo sobre los centros del conocimiento y del pensar, sino incluso sobre las vías que unen la región de los tálamos con la corteza. Esto podría dar razón de las alteraciones en el tono de la sensibilidad y en el comportamiento emotivo. Los indudables síntomas anormales que acompañan a la zurdería demuestran claramente que la evolución del cerebro ha establecido el predominio de la mano derecha. Que la mano derecha tiene una función activa y práctica y la izquierda pasiva y de sostén, no necesita demostración. Pero estos calificativos implican sólo una concepción motora, mientras de hecho las conexiones entre la mano y el cerebro permiten localizar en aquélla otras cualidades. El hemisferio izquierdo del cerebro registra las facultades humanas superiores — inteligencia, razonamiento — y su expresión en el lenguaje, la escritura y la realización artística. Es de creer, por tanto, que la mano derecha incluye las imágenes motoras y táctiles que están conexas con estas facultades. Podemos decir en consecuencia que la mano derecha no es sólo la mano activa y práctica, sino la mano inteli-

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gente. Y esto no es todo. El pensamiento y el juicio contribuyen a constituir el super-ego, que controla nuestras relaciones con los demás, las emociones más altas y desintersadas: fraternidad, camaradería, solidaridad, piedad, son el resultado del dispositivo emocional producido por el super yo. También las imágenes motoras y táctiles de la mano, conexas con estas sutiles emociones, puede creerse que se imprimirán con mayor fuerza en la mano derecha que en la izquierda. Podemos por ello añadir las emociones superiores a los atributos de la acción voluntaria y la inteligencia referidos a la mano derecha. La función pasiva y de sostén atribuida a la mano izquierda la convierte en vehículo de la receptividad. Cualquiera puede comprobar lo siguiente: en los individuos normales con predominio de la mano derecha, la izquierda siempre parece más delicada, muchas veces es más pálida y generalmente más flexible que la derecha. Esto sucede incluso en las manos del tipo sensitivo. No hay manifestaciones directas que relacionen la mano izquierda con atributos mentales especiales. Pero de nuestro conocimiento de las facultades que están especialmente conexas con la otra mano y del carácter receptivo de la izquierda podemos deducir que: 1) en el plano mental, la mano izquierda registra las imágenes motoras y táctiles que están en relación con la inteligencia prelógica, la imaginación y el subconsciente; 2) en el plano emocional, las imágenes táctiles y motoras correspondientes a la esfera de los instintos, las emociones inferiores, como las sexuales en sentido lato, las de alegría, miedo, ira, etc. Podemos llamar a la mano izquierda la mano pasiva, de sostén, la mano de la imaginación y de las emociones primarias. En la zurdería, todas las localizaciones están desde luego invertidas. La zurdería puede diagnosticarse fácilmente con sólo atender al aspecto de las manos. La mano izquierda tiene el desarrollo más fuerte y, a menudo, el color más vivo. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que la asignación de cualidades a cada mano que hemos hecho no es nunca exclusiva y sólo predominante; la psicología de la mano no puede concebirse como un estudio me-

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LA MANO Y SU LENGUAJE

cánico. En los ambidextros no es posible una interpretación diferenciada de cada mano» y en los demás individuos, los rasgos fundamentales de la naturaleza del sujeto se encuentran en ambas manos. Pero si ha de contarse sólo con una mano para deducir conclusiones, es preferible la izquierda, porque es en conjunto la que más revela acerca de las emociones reprimidas y, por tanto, de los conflictos y dificultades del sujeto.

Experimentación Dado que hay más pruebas teóricas que estadísticas para la localización de cualidades particulares en la mano derecha, y en cambio más pruebas estadísticas que teóricas para la localización en la izquierda, me referiré primero a ésta. Para empezar, debo aludir una vez más a la creencia de que las líneas de pliegue son debidas sólo a movimientos producidos por actividades voluntarías y que no tienen un significado psicológico. Si este argumento fuese correcto, los individuos en quienes predomina la mano derecha, especialmente trabajadores manuales, presentarían más líneas de pliege en la mano derecha que en la izquierda. Pero, de hecho, en un examen estadístico de 2.000 manos de gentes de toda clase, desde aristócratas a trabajadores manuales, encontré en el 78 por 100 más líneas en la mano izquierda que en la derecha. Éste es un hecho de capital importancia para la psicología de la mano, que no sólo indica que ciertas líneas accesorias son debidas a actividades no intencionadas y que, por tanto, tienen un significado psíquico, sino también que la izquierda es la mano receptiva y la de las emociones primarias. Las emociones superiores, cercanas a los sentimientos, no dejan huellas tan definidas ni en la memoria cerebral ni en las imágenes motoras o táctiles de la mano. En segundo lugar, examinando 660 manos del tipo sensitivo encontré que el 100 por 100 tenían la zona ulnar (la zona de la

MANO DERECHA Y MANO IZQUIERDA

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imaginación y el subconsciente) más acentuada en la mano izquierda que en la derecha. Incluso en la mano en que la forma y la configuración de las líneas es poco definida, esta diferencia es visible. Si el lector observa las manos de un niño de tres años en la lámina III, lo notará por sí mismo. En la zona ulnar de la mano izquierda, la eminencia hipotenar está sumamente marcada, mientras que en la mano derecha es pequeña y llana. En tercer lugar, en 500 casos, encontré que en el 55 por 100 los signos atávicos, tales como la conformación anormal de los surcos papilares o la presencia de la línea simiesca, estaban localizados en la mano izquierda; en el 30 por 100 en ambas manos, y sólo en el 15 por 100 en la mano derecha exclusivamente. Estos estigmas, que son característicos de disturbios neuróticos — conflictos entre el yo y el ello, en terminología psicoanalítica—, confirman que la izquierda es la mano del subconsciente y de las emociones primarias. Dado que hay evidencia estadística de que la mano derecha está en conexión con la aptitud cognoscitiva y las emociones superiores, es razonable esperar que las imágenes motoras y táctiles que se imprimen en la mano derecha sean distintas de las que se imprimen en la izquierda, y que estas diferencias estén visibles en el sistema de las líneas de pliege y en el aspecto de la mano. Por otra parte, las diferencias existentes no son totalmente explicables como resultado de las respectivas actividades intencionales de las dos manos. Como he dicho, el sistema de líneas de pliegue en las dos manos es diferente, no sólo en cuanto a su número, que tiende a ser mayor en la izquierda, sino en la composición y el dibujo general. En 2.000 manos de individuos no zurdos encontré que el 78 por 100 tenían el conjunto de las líneas de pliegue más claro y definido en la mano derecha que en la izquierda. Por otra parte, las líneas accesorias de la zona ulnar de la mano derecha eran menos numerosas. En vista de esto he establecido una diferencia entre las imágenes motoras y algunas de las táctiles registradas en la mano

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LA MANO Y SU LENGUAJE

derecha y en la izquierda. ¿Qué significa esta diferencia? Pone en relación el pensamiento y la inteligencia en el esquema de líneas de la mano derecha más que con el de la izquierda. Resumiré mis razones. 1. En un estudio sobre las manos de los niños nerviosos difíciles y anormales (cuyos resultados se publicaron en el tomo VII de la Encyclopédie Francaise, 1938), noté que uno de los rasgos más salientes de sus manos era la falta de una composición coherente, y la abundancia de fallos en sus líneas de pliegue. Esta confusión o dibujo anormal de las líneas (como si hubiesen sido dibujadas por una mano infantil) se encuentra sólo en las personas anormales o intelectualmente débiles. Cuando la confusión no corresponde a la inseguridad de los débiles mentales, expresa la falta de élan que nos impresiona en las manos del tipo elemental y que se encuentra también en algunos defectuosos mentales. 2. El hecho de que la mayoría de las líneas de la mano derecha estén situadas en las zonas radial y media más bien que en la ulnar, sugiere que deben estar en conexión con la conciencia y el pensamiento, porque en nuestro estudio de las tres zonas de la mano hemos relacionado la zona radial con la conciencia y el yo y la zona media con el super yo. 3. Por regla general, la mano derecha y la izquierda tienen diferente forma; la derecha es más ancha y ligeramente más robusta, sobre todo cuando, como es frecuente, la izquierda tiene una eminencia hipotenar acentuada que alarga la zona ulnar de la palma. Carus hizo notar que en la historia evolutiva del hombre, paralelamente al desarrollo de su capacidad intelectual, la palma se ha acortado y los dedos se han hecho más largos y flexibles respecto a la mano. De las dos manos, por tanto, la izquierda, que tiene la palma más larga, será la más atávica, y la derecha, coa la palma más corta, la más desarrollada. El significado de

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esta longitud ligeramente menor de la palma derecha está confirmado por la mayor movilidad y destreza de sus dedos, que también resultan a veces un poco más largos. De esto deducimos que la mano derecha y la izquierda revelan, aunque sea en muy pequeño grado, las diferencias entre una mayor y una menor evolución. Finalmente queda por confirmar, a través de pruebas estadísticas, lo que por la teoría hemos adelantado ya, es decir, que la mano derecha está en conexión con las emociones superiores. En primer lugar parece ya natural que la mano más inteligente esté en relación con el super yo, que es la parte de la personalidad que dirige nuestro comportamiento respecto a los demás. Pero además puede probarse directamente. La zona media de la mano, situada a ambos lados de la línea longitudinal larga, es claramente distinta en las dos manos. Parece que la línea longitudinal larga, por razones fisiológicas, debería estar más desarrollada en la mano izquierda, porque esta mano es menos muscular y más móvil y tiene, por tanto, más flexibilidad longitudinal. Sin embargo, examinando 2.000 manos de personas normales de todos tipos, encontré que el 68 por 100 tenían la línea del super yo más desarrollada y más marcada en la derecha que en la izquierda (v. lám. XVI). La falta absoluta de esta línea era un 50 por 100 de veces más frecuente en la mano izquierda que en la derecha. Y cuando la línea longitudinal larga estaba poco desarrollada en ambas manos, en la derecha era, por lo general, más marcada. El hecho de que el área que rodea la línea longitudinal larga, la zona media o zona de la conducta social, que está en relación coa las emociones superiores, esté por lo general más marcada y con mayor claridad en la mano derecha que en la izquierda, indica la tendencia de las emociones superiores a localizarse en la mano derecha. Así vemos que la teoría y la observación confirman, en cierto modo, la antigua creencia quiromántica de que la mano izquierda muestra nuestro carácter primario y la derecha el resultado de nuestro desenvolvimiento.

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LA MANO Y SU LENGUAJE

En un artículo titulado «El estudio experimental de las formas de expresión», original del doctor Werner Wolff (en Character and Personality, vol. II, 1932-33) encuentro una confirmación tan notable de mi propia teoría sobre la derecha y la izquierda, que he de añadir unas palabras sobre ella. W. Wolff se ha ocupado principalmente del estudio de la expresión facial y ha encontrado que los dos lados de la cara de una persona muestran fisonomías por completo distintas. Tiene interés observar que todos los sujetos de sus experiencias reconocieron como propio el retrato de su perfil izquierdo y raramente, en cambio, el del derecho, mientras lo contrario ocurría al examinar fotografías de otras personas; en este caso se identificaba más fácilmente el lado derecho que el izquierdo. Wolff deduce de esto que el lado izquierdo corporaliza la imagen-deseo de una persona — cómo se ve a sí misma —, y el lado derecho, la imagen convencional — cómo la venólos demás. La impresión producida por el perfil derecho de una cara concuerda plenamente con la que produce una fotografía de frente obtenida superponiendo dos mitades derechas invertidas al efecto. La impresión que da el lado derecho de la cara es de vivacidad y personalidad, mientras que el lado izquierdo da una impresión alejada de la vida. La primera puede describirse con adjetivos como «llena de vitalidad», sensual, activa, alegre, franca, brutal, social, etc., mientras la segunda muestra la persona en un estado de rigidez, sueño, concentración, pasividad, etérea, demoníaca, solitaria, etc. La misma observación puede aplicarse a las máscaras fúnebres y a las obras de arte. El lado izquierdo de la cara muestra, incluso en las representaciones más primitivas como en el arte de los primitivos y en los dibujos infantiles, una expresión más abstracta, general y colectiva. Wolff hace notar que de los resultados de su estudio pueden deducirse conclusiones sobre el papel de los hemisferios cerebrales: el hemisferio izquierdo, que actúa sobre la parte derecha del cuerpo, controla las funciones individuales. Así se explicaría tam-

MANO DERECHA Y MANO IZQUIERDA

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bien su capacidad funcional específica: el hemisferio derecho dejaría libre al izquierdo de las funciones colectivas del inconsciente. Estas ideas concuerdan exactamente con mis propias interpretaciones de la mano derecha y de la izquierda, y su conexión con el cerebro.

CAPITULO IX

MÉTODO PRACTICO DE INTERPRETACIÓN DE LA MANO

Una vez entendidos los fundamentos de la psicología de la mano expuestos en los capítulos anteriores, el lector estudioso estará provisto de los principios y de los conocimientos necesarios para proceder a su aplicación práctica: el estudio de las manos y de su correlación con la personalidad. Para conseguir un conocimiento objetivo y completo de los individuos, el intérprete debe poseer el método más útil y constructivo para aplicar los resultados que hemos expuesto, y esto es lo que procuraremos ofrecer en este capítulo. Aunque el método práctico que voy a describir no es más que la síntesis de lo que ya he expuesto, es esencial advertir que un intento exclusivamente analítico no podría conducir muy lejos en el conocimiento del carácter humano. Para construir una máquina hacen falta, desde luego, todas las partes componentes, cada una de ellas ajustada exactamente a su función, pero la máquina que resulta es algo más que la suma de las partes. Y si esto es cierto en una máquina, lo es mucho más en la mente humana; cada mente es, a la vez, un agregado de partes y un conjunto. Esta basta analogía, tomada del mundo mecánico, puede ayudar a

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LA MANO Y SU LENGUAJE

demostrar la insuficiencia de una psicología basada sólo en el análisis. Debemos ordenar de tal forma los resultados de nuestro estudio que de ellos brote un «yo», una entidad humana individual. Podemos aprovechar aquí dos expresiones forjadas por un conocido crítico literario (1) para caracterizar los personajes novelescos. El análisis sólo produce caracteres «planos», máquinas animadas que reaccionan según fórmulas calculables; la síntesis psicológica nos da en cambio retratos «de bulto», individuos con cierto margen de indeterminación en sus respuestas, algo así como cuando en una escultura sabemos que el lado opuesto existe sin que podamos verlo simultáneamente con el frente. En este capítulo utilizaré la palabra «retrato». No hay nada misterioso en esta concepción de la psicología. Pretende alcanzar la estructura real, la «Gestalt» del individuo, lo que le diferencia esencialmente de los otros, por parecidos que puedan ser los elementos componentes de su naturaleza a los de millares de semejantes. Pero esta concepción no exagera el método analítico, al que considera un primer paso necesario para su comprensión profunda de la mano. No desprecia los conocimientos analíticos precisos, pero sugiere que la expresión de los atributos del carácter en fórmulas matemáticas y estadísticas sólo puede ser un estadio intermedio de la investigación y no su límite final. Posiblemente el lector considerará el método práctico que a continuación se expone muy difícil de adquirir. Pero, tal como sucede cuando se aprende a conducir un vehículo, una vez que por un esfuerzo continuado se ha adquirido la técnica, ésta se hace inconsciente y sin esfuerzo y la atención del conductor puede verterse a la carretera y al resto del tráfico, de la misma manera que, cuando la técnica de la interpretación de la mano ha sido trabajosamente adquirida por la mente consciente, pasa al subconsciente y el intérprete puede operar como si practicara un juego sin escapársele un ápice de exactitud ni de objetividad. Es 1. E. M. Forster, Aspects of the Novel.

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

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casi evidente que retratos exactos, en el sentido en que los he definido, sólo son posibles cuando los conocimientos técnicos y una larga experiencia están plenamente asimilados por la mente consciente y subconsciente del investigador. Sólo entonces la estructura fundamental y unificada de un individuo puede hacérsele visible. Creo conveniente empezar la descripción del método práctico por una recapitulación de lo que estamos en condiciones de descubrir. De la forma de la mano podemos deducir una impresión general de 1) la constitución física y la herencia, 2) el potencial emocional e instintivo, o, en otras palabras, el temperamento, 3) la mentalidad y las aptitudes y talentos innatos. De las uñas y de las cualidades físicas de la mano podemos derivar indicaciones sobre la herencia y las condiciones de salud. Las partes de la mano pueden ayudarnos a conocer: 1) la fuerza relativa del ego y del id, 2) el poder de la voluntad, 3) una idea más detallada que por el solo estudio de la forma de la mano sobre los aspectos «activos» y «receptivos» de la personalidad. Por las líneas podremos conocer: 1) los rasgos degenerativos que se manifiestan en la falta o en el trazado y en la posición anormales de las lineas de pliegue y el aspecto simiesco de los surcos papilares (otros rasgos degenerativos se revelan en la forma de la palma, dedos y uñas); 2) la fuerza o debilidad del super-ego 3) una idea más clara de la vitalidad, la inteligencia y la disciplina mental y emocional; 4) el grado de estabilidad y el índice de resistencia nerviosa. Para ilustrar el método práctico de la manera más clara posible tomaré un par de manos reales (lámina XVI), las de una mujer que llamaré «M. C», y en nueve cuestionarios o tablas que recogen todos los datos necesarios, ofreceré las respuestas correspondientes a las manos de dicho sujeto. Algunos aspectos de estas manos, como las cualidades físicas, la forma de las uñas y ciertas

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LA MANO Y SU LENGUAJE

medidas no son, desde luego, apreciables en el grabado, pero las he incluido también entre los datos que proporciona la mano de M. C. para completar la fundamentación del retrato psicológico que sigue. En relación con la tabla A puede notarse que Carus, en el siglo XIX, algunos morfologistas italianos en nuestro tiempo y más recientemente el psiquiatra Kretschmer, han establecido correlaciones entre ciertas proporciones corporales y el carácter y la mentalidad.

TABLAS A a I A.

MEDIDAS LONGITUDINALES

Todas las medidas están tomadas en el dorso de la mano, excepto cuando su longitud se compara con la longitud de la cara y la altura de la cabeza (1), en cuyo caso se ha tomado en la superficie palmar empezando en el punto medio del primer pliegue de la muñeca (excluyendo la misma muñeca) y terminando en la punta del dedo medio. Cuerpo: 160 cm. Cabeza: 18 cm. Cara 19 cm. Mano (incluyendo la muñeca): izquierda, 19,6 cm; derecha, 19,5 centímetros. Palma (incluyendo la muñeca): izquierda, 10,2.; derecha, 10,0 centímetros. Dedos: Izquierda, 9,4 cm. Medio Derecha, 9,5 cm. ¿Normal? + ¿Muy largo? ¿Muy corto? 1. La altura de la cabeza es la distancia entre la prominencia occipital y la cima de la cabeza.

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

Indice

Anular

Pulgar

Meñique

Izquierda, 8,6 cm. ¿Normal? ¿Muy largo? corto? Derecha, 9 cm. ¿Fórmula digital humana? co? + Izquierda, 9 cm. ¿Normal? ¿Muy largo? corto? Derecha, 9,1 cm Izquierda, 6,7 cm. Derecha, 6,7 cm. ¿Normal? ¿Muy largo? ramente. ¿Muy corto? Izquierda, 7,5 cm. ¿Normal? ¿Muy largo? corto? Derecha, 7,5 cm.

175 + ¿Muy ¿Simies+ ¿Muy

+ Lige+ ¿Muy

Proporciones Mano en relación con la cabeza: mano muy grande. Mano en relación con la cara: mano muy larga. Palma en relación con los dedos: dedos más bien demasiado largos. Mano en conjunto: ¿Bien proporcionada? ¿Mal proporcionada? + B.

MEDIDAS CIRCULARES

La circunferencia de la mano se mide alrededor de los nudillos. Mano izquierda: 18,1 cm. ¿Normal? + ¿Ancha? ¿Estrecha? ¿Muy ancha? ¿M a N? Mano derecha: 18 cm. ¿Normal? + ¿Ancha? ¿Estrecha? ¿Muy ancha? ¿M a N? ¿Predominio de la mano derecha? ¿Zurdería? +

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LA MANO Y SU LENGUAJE

C.

FORMA DE LOS DEDOS

¿Robustos? + ¿Delgados? ¿Toscos? ¿Delicados? ¿Deformaciones debidas a enfermedades? + Ligero reumatismo. Pulgar: ¿Largo? + ¿Corto? ¿Normal? ¿Robusto? + ¿Delgado? ¿ Falange terminal? Gruesa y alargada. ¿Falange basal? Fuerte. Índice: ¿Largo? + ¿Corto? ¿Normal? ¿Robusto? + ¿Delgado? Medio: ¿Largo? ¿Corto? ¿Normal? + ¿Robusto? + ¿Delgado? ' Anular: ¿Largo? + ¿Corto? ¿Normal? ¿Robusto? + ¿Delgado? Meñique: ¿Muy largo? + ¿Muy corto? ¿Normal? ¿Deformado?

Falanges Básales: ¿Normales? ¿Finas? ¿Alargadas? + ligeramente. Medias: ¿Normales? + ¿Finas? ¿Alargadas? Terminales: ¿Normales? ¿Largas? Dedos cuarto y quinto. ¿Cortas? Dedos segundo y tercero. Predominantemente: ¿Rectangulares? + ¿Espatuladas? ¿Puntiagudas? ¿Cónicas? Estigmas degenerativos: ¿En el pulgar? ¿En el meñique? +

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

D.

177

FORMA DE LAS UÑAS

Tipo: ¿Largas y estrechas? ¿Curvadas? ¿Cortas y estrechas? ¿ Curvadas? ¿Angulares? ¿Redondeadas? +

¿Largas y anchas? + ¿Planas? + ¿Cortas y anchas? ¿ Planas? ¿Tubulares?

¿Anormalidades en la forma? ¿Anormalidades en la substancia? Estrías.

E.

CUALIDADES FÍSICAS DE LA MANO

¿Caliente? ¿Fría? + ¿Rosada? + ¿Amarilla? ¿Azul? ¿Seca? + ¿Húmeda? ¿Dura? + ¿Blanda? ¿Muy flexible?

F.

ZONA PREPONDERANTE

¿Radial (zona del ego y de la consciencia)? ¿Ulnar (zona de la imaginación y el subconsciente)? + Especialmente en la mano izquierda. ¿Media (zona del super-ego y el comportamiento social)?

G.

PARTE DE LA PALMA PREDOMINANTE

¿Eminencia hipotenar? Mano izquierda. ¿Área basal? ¿Área media? ¿Área distal? En la mano derecha.

178

LA MANO Y SU LENGUAJE

H.

TIPO DE MANO

¿Tipo puro? ¿Elemental simple? ¿Elemental irregular? ¿Motora carnosa? ¿Motora huesuda? ¿Sensitiva pequeña? ¿Sensitiva larga? ¿Tipo mixto? ¿Qué combinación? Elemental irregular con sensitiva larga.

I.

LÍNEAS

Surcos papilares ¿Formas anormales en la palma? — ¿En una? ¿En ambas? ¿Formas anormales en las yemas? ¿En qué dedos?

Líneas de pliegue Aspecto general: ¿Predominantemente horizontales? ¿Predominantemente verticales? ¿Equilibradas? -+ ¿Muchas líneas accesorias? + ¿Pocas líneas accesorias? ¿Anchas y profundas? + ¿Estrechas y superficiales? ¿Composición clara? + ¿Composición vaga? ¿Composición confusa? ¿En qué zona se concentran las líneas accesorias? Ulnar, ¿Las líneas de pliegue están acordes con la forma de la mano? ¿Las líneas de pliegue no están acordes con la forma de la mano? +

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

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Rasgos especiales ¿Se encuentran las cuatro líneas principales? + ¿Falta alguna? ¿Las líneas principales están bien dibujadas? Parcialmente. ¿Las líneas principales están mal dibujadas? Parcialmente. Línea tenar ¿Fuerte? ¿Débil? + ¿Profunda? ¿Superficial? ¿Larga? ¿Corta? + ¿Continua? ¿Con fallos? + ¿Qué clase de fallos? ¿Situación normal? + ¿Situación anormal? Relación entre el tipo de líneas y el tipo de mano: ¿Acuerdo? ¿Desacuerdo? + Línea transversal superior ¿Fuerte? En la mano derecha. ¿Débil? Mano izquierda. ¿Profunda? ¿Superficial? ¿Larga? Mano derecha. ¿Corta? Mano izquierda. ¿Bien dibujada? Claramente. ¿Mal dibujada? ¿Fallos? + ¿Pocos? + ¿Muchos? ¿De qué clase? En la mano izquierda muy corta, en la mano derecha algunas interrupciones e islas. ¿Situación normal? Mano derecha. ¿Situación anormal? Mano izquierda. ¿Dónde termina? En la derecha entre el segundo y tercer dedos; en la izquierda, debajo del tercero. ¿Dirección humana? + ¿Dirección simiesca? Relación entre el tipo de líneas y el tipo de mano: ¿Acuerdo? + ¿Desacuerdo?

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LA MANO Y SU LENGUAJE

Linea transversal inferior ¿Fuerte? ¿Débil? + ¿Profunda? ¿Superficial? + ¿Larga? ¿Corta? Mano izquierda, ¿Bien dibujada? ¿Mal dibujada? + Especialmente mano derecha. ¿Fallos? + ¿Pocos? Mano izquierda. ¿Muchos? Mano derecha. ¿Qué clase? ¿Situación normal? + ¿Situación anormal? ¿Dónde termina? Mano derecha, en medio de la palma bajo el quinto dedo. Mano izquierda, en medio de la palma bajo el cuarto dedo. Relación entre el tipo de línea y el tipo de mano: ¿Acuerdo? ¿Desacuerdo? + Muy superficial para el tipo elemental y muy dibujada y demasiado corta para el tipo sensitivo largo.

Línea longitudinal larga ¿Fuerte? Mano izquierda. ¿Débil? Mano derecha. ¿Profunda? Mano izquierda. ¿Superficial? Mano derecha. ¿Larga? Mano izquierda. ¿Corta? Mano derecha. ¿Bien dibujada? Mano izquierda. ¿Mal dibujada? Mano derecha. ¿Fallos? + ¿Pocos? + ¿Muchos? ¿De qué clase? ¿Situación normal? + ¿Situación anormal? ¿Dónde empieza? M. izquierda: parte basal de la eminencia hipotenar. M. derecha: parte superior de la eminencia hipotenar. ¿Dónde termina? Entre los dedos tercero y cuarto. Relación entre el tipo de líneas y el tipo de mano: ¿Acuerdo? + ¿Desacuerdo?

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

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Rasgos atávicos en las líneas de pliegue ¿Ausencia de alguna línea principal? ¿Cuál? ¿Orientación simiesca? ¿Presencia de la línea simiesca? ¿Presencia de la línea hipotenar? + Recogidos los datos necesarios, debemos relacionarlos con rasgos y atributos de la personalidad. A este objeto distribuyo las características de la personalidad en tres categorías: la constitución física, la vida emotiva, la vida mental, que he ordenado en las tablas que se encuentran a continuación. Las cuestiones que se encuentran en ellas han sido contestadas con las características personales de «M. C», deducidas de los rasgos de sus manos expuestos en las tablas A a I.

TABLAS J a M J.

RASGOS FÍSICOS

Elementos hereditarios ¿Linaje fuerte y vital? ¿Linaje débil y nervioso? ¿Síntomas de degeneración? +

Condiciones de salud Estado general: francamente bueno. Reservas de vitalidad: regulares o deficientes. ¿Enfermedades infecciosas? ¿Síntomas de trastornos físicos o nerviosos? ¿Desequilibrio nervioso agudo?

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LA MANO Y SU LENGUAJE

Enfermedades constitucionales 1. Tuberculosis. 2. Enfermedades endocrinas: a) ¿Hiperfunción tiroidea? ¿ Hipofunción tiroidea? b) ¿Hiperfunción pituitaría. ¿Hipofunción pituitaria? c) ¿Glándulas sexuales? ¿Infantilismo? 3. ¿Reumatismo crónico? + ¿Artritismo? 4. ¿Enfermedades del corazón y de la circulación?

K.

5. Infecciones crónicas: ¿De los dientes? ¿De los intestinos? 6. ¿ Neurastenia? 7. ¿Psicopatía? + a) ¿Neurosis de ansiedad? + b) ¿Histeria? Probable. c) ¿Melancolía? d) ¿Perversión sexual? 8. Psicosis: a) ¿Esquizofrenia? b) ¿Maníaco depresiva? 9. ¿Deficiencia mental?

LOS INSTINTOS Y LAS EMOCIONES

Instintos l. 2. 3.

Sexo: ¿Fuerte? + ¿Débil? ¿Normal? ¿Anormal? + Autoafirmación: ¿Fuerte? + ¿Débil? Agresividad: ¿Fuerte? + ¿Débil? a) Heteroagresividad: ¿Fuerte? + ¿Débil? b) Autoagresividad: ¿Fuerte? + ¿Débil? Emotividad

Emociones inferiores: 1. Emociones sexuales: ¿Fuertes? + ¿Débiles? ¿Perversidad? Tendencia.

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

2. 3. 4. 5. 6. 7.

183

¿De tipo activo? ¿De tipo pasivo? + Actividad emocional general: ¿Fuerte? + ¿Débil? ¿Inexistente? Receptividad emocional general: ¿Fuerte? ¿Débil? + ¿Inexistente? Afán de poder: ¿Fuerte? + ¿Débil? ¿Inexistente? Ambición: ¿Fuerte? + ¿Débil? Emociones inhibidoras: ¿Fuertes? + ¿Débiles? ¿Emociones pervertidas? Probablemente.

Emociones superiores: ¿Potencialmente fuertes? Regular. ¿ Potencialmente débiles? Capacidad general para el sentimiento: ¿Fuerte? ¿Débil? + Emociones correspondientes al super yo: ¿Fuertes? + ¿Débiles? a) Emociones personales y sociales: ¿Fuertes? + ¿Débiles? b) Emociones humanitarias e idealistas. ¿Fuertes? ¿Débiles? Emociones estéticas: ¿Fuertes? + ¿Débiles? a) ¿Amor por la belleza de formas en general? + b) ¿Amor por las artes? +

Temperamento ¿Cicloide? ¿Esquizoide? + ¿Mixto?

L.

MENTALIDAD

Incluyo en este apartado, no sólo las capacidades intelectuales, sino también talentos de aplicación física, porque podemos afirmar que las aptitudes deportivas, por ejemplo, no pueden ser desarrolladas sin inteligencia y esfuerzos conscientes. La fa-

184

LA MANO Y SU LENGUAJE

cuitad imaginativa, que tiene amplias ramificaciones en la esfera intelectual y en la emocional, se incluye también en esta categoría a causa de su efecto determinante en el pensamiento y en la habilidad artística. En el sentido amplio en que se usa aquí la palabra mentalidad, puede identificarse con el aspecto espiritual del hombre.

Tendencias generales ¿Idealista? ¿Artista? +

¿Realista? ¿Intelectual? |

¿Materialista? + ¿Práctico?

a) Inteligencia: ¿Elevada? ¿Media? + aunque lenta. ¿Baja? ¿Infranormal? b) Imaginación: ¿Fuerte? ¿Media? ¿Débil? ¿Superdesarrollada? + ¿Creadora? ¿Subjetiva? + ¿Destructiva? c) Aptitudes innatas:

Físicas Para juegos y deportes: Deportes duros: boxeo, lucha. Deportes ligeros: tenis, equitación, atletismo, etc. Juegos de pelota: golf, fútbol, tenis, etc. Actividades rítmicas: danza, acrobacia.

Técnicas ¿Habilidad manual en general? + ¿Mecánica? ¿Ingeniería?

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

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Trabajos manuales: ¿ Carpintería? ¿ Modelado? + ¿Dibujo? + ¿Costura? ¿Modistería? Interpretativas Teatrales: ¿Interpretación? ¿Danza? Musicales: ¿Piano? ¿Instrumentos de cuerda? Literarias: ¿ Crítica? Creadoras Escultura Pintura Literatura

En pequeño grado

Científicas Ciencias abstractas: por ejemplo, ¿Filosofía? ¿Matemáticas? ¿Teoría de las Ciencias Naturales? Ciencias aplicadas: por ejemplo. ¿Arquitectura? ¿Ingeniería? ¿Medicina? ¿Psicología? ¿Derecho? ¿Economía? Aptitudes organizadoras ¿Para los negocios? — ¿Para la administración pública? — ¿Para el arte? — Aptitudes políticas ¿Diplomacia? ¿Dotes de mando?

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LA MANO Y SU LENGUAJE

M.

FUERZA DE VOLUNTAD

Para este atributo característico y exclusivamente humano, recojo la definición de Jung, que expone en su obra Tipos Psicológicos: «Entiendo por fuerza de voluntad la suma de energía a disposición de la mente consciente. El «acto voluntario» es, pues, un proceso causado por motivos conscientes. Según esto, no llamaré acto voluntario a un proceso psíquico desencadenado por motivos inconscientes. La fuerza de voluntad es un fenómeno psíquico que debe su existencia a la cultura y a la educación ética y que en la mentalidad primitiva falta en grado considerable.» Fuerza de voluntad activa: ¿Fuerte? + pero impulsiva, ¿Media? ¿Débil? ¿Inexistente? Fuerza de voluntad pasiva: ¿Fuerte? ¿Media? + ¿Débil? ¿Inexistente? Autodisciplina: ¿Fuerte? ¿Media? + ¿Débil? ¿Inexistente?

EJEMPLO I

(Véase lámina XVII) Los rasgos de la mano de M. C. en relación con su personalidad. Las manos están proporcionadas a la dimensión del cuerpo, pero son muy largas comparadas con la cara y la cabeza. La palma y los dedos están bien proporcionados entre sí. Es notable que los dedos de la mano derecha sean ligeramente más largos que

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

187

los de la izquierda, lo que no es corriente en los zurdos. El pulgar y el índice son fuertes, el pulgar robusto y con la falange terminal alargada. El dedo meñique es también muy largo. En conjunto, los dedos son robustos y rígidos, con las falanges básales ligeramente alargadas y las falanges terminales de longitud normal y forma cuadrangular. Presentan ligeras deformaciones reumáticas. Las falanges terminales de los dedos anular y meñique de ambas manos son relativamente más largas que las de los otros dedos. Sus longitudes son: Índice: 2,5 cm. Medio: 2,6 cm.

Anular: 3 cm. Meñique: 2,7 cm.

La marcada desproporción de las dimensiones de la cara y la cabeza, comparándolas con las de las manos, indica, junto con otros rasgos, que M. C. es una personalidad de un tipo amorfo que a menudo implica degeneración. Esta desproporción con la zurdería del sujeto y la longitud anormal del meñique apunta a una constitución neurótica o incluso psicopática. Los dedos, que resultan largos medidos por el envés de la mano, pero relativamente cortos medidos en el lado palmar, corresponden al tipo de mano elemental, así como su robustez y el pulgar largo, fuerte y bulboso. La forma oval de la palma izquierda acaba de situar estas manos en la categoría elemental. Por otra parte, las variaciones en la longitud de las falanges terminales y la longitud anormal del dedo meñique indican una mezcla con el tipo sensitivo largo y lo mismo revela la eminencia hipotenar alargada en ambas manos. Podemos concluir, por tanto, que M. C tiene una estructura neurótica de tipo esquizoide mezclada con rasgos atávicos elementales. La forma del pulgar en una mano de tales características apunta a un comportamiento impulsivo en el sujeto. La firmeza y carnosidad de esta mano corresponden a una gran fuerza impulsiva y a un amor por la actividad física y la vida al aire libre. La forma superior del anular y el meñique junto con la eminencia

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LA MANO Y SU LENGUAJE

hipotenar alargada indican una tendencia imaginativa y artística de la clase que puede esperarse en una personalidad sensitiva y esquizoide. No puede dudarse de que un profundo cisma divide su interior. Las uñas revelan un estado de salud normal, pero la frialdad habitual de las manos indica una circulación periférica deficiente debida probablemente a causas nerviosas, ya que por lo general se encuentran las manos frías en perdonas esquizoides propensas a la depresión. La forma de las palmas subraya el temperamento esquizoide. Están tan diferentemente conformadas que parecen pertenecer a personas distintas. La izquierda es oval, con las eminencias tenar e hipotenar marcadas con fuerza. La derecha es trapezoidal, con el área distal protuberante, la eminencia tenar débilmente marcada y la hipotenar como en la mano izquierda. Con la tendencia de M. C. a una vida físicamente activa parece aliarse una fuerte sensualidad y emotividad, pero como posee al mismo tiempo una clara tendencia a la vida imaginativa y rasgos infantiles de carácter, así como una mentalidad imitativa y versátil» es difícil verla asentada en una situación definida en la vida. Las líneas accesorias, numerosas, amplias y profundas, están distribuidas con claridad. El que estén situadas principalmente en las eminencias tenar e hipotenar indica que el lado imaginativo y receptivo de su naturaleza es capaz de neutralizar sus impulsos centrípetos. Sus emociones tenderán a ser inhibidas. Respecto a las líneas principales: a) El dibujo de las dos líneas transversales y la composición general de todas las líneas revela una inteligencia cabal, pero no elevada. La zona de la imaginación está claramente marcada, lo que revela que la fuerza imaginativa y el pensamiento correcto de M. C. están mucho más desarrollados que su pensamiento metódico y abstracto. b) La relativa debilidad de la eminencia tenar y la línea tenar

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

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eo la mano derecha indican vitalidad insuficiente para una actividad deportiva al aire libre. c) La línea longitudinal larga, fuerte, profunda y bien dibujada en la mano izquierda demuestra la presencia de un fuerte super-ego con un genuino interés por los problemas humanos. M. C. tiene sentido del deber y se esfuerza por desempeñar su papel en la evolución humana. Pero como su yo incluye cierto número de características contradictorias, mencionadas en el análisis anterior, sus tendencias humanitarias están mezcladas con sentimientos personales y emociones, y se reducen a un pequeño grupo. d) La presencia de la línea hipotenar no sólo refuerza el aspecto imaginativo del sujeto, sino también sus tendencias degenerativas.

Retrato de M. C. Una mentalidad rústica combinada con un gusto refinado por las artes y una concepción elevada de la sociedad, lo que por cierto no constituye para el sujeto una combinación de cualidades fáciles de dirigir. Su ingenio elemental es más bien regresivo que realmente primitivo. Uno describiría sus acendientes como vitales y enérgicos por un lado y refinados y neuróticos por otro. En la familia debe haber, a la vez, fuerza vital y excentricidad. M. C. es una persona físicamente activa, pero siempre impedida para utilizar su potencialidad física a consecuencia de un estado de salud irregular y de los elementos incongruentes de su personalidad. Como resultado se encuentra insatisfecha de sí misma y de su vida. Física y emocionalmente desea una vida campestre que la ponga en contacto con la Naturaleza y el aire libre. Pero su fuerte super-ego y ciertos aspectos de su temperamento la alejan de esta simplicidad y la ligan a la vida urbaría, donde sus ideas humanitarias pueden emplearse en un servicio social.

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LA MANO Y SU LENGUAJE

Quizá aún más fuerte que estas ideas es, sin embargo, el deseo de realizar una vida artística. Tiene el sentido del color y quizá aptitud para el dibujo o el modelado; pero su fuerza creadora no es lo bastante fuerte como para permitirle sobresalir en la pintura o en la escultura, mientras que en colaboración con otros puede triunfar en algún oficio artístico. Cualquiera que sea la forma de expresión que adopte encontrará grandes dificultades en perseverar largo tiempo y pronto se sentirá atraída en otra dirección. La falta de una estructura profunda definida la hace insegura de sí misma y sus emociones son tan vacilantes como su mente. En sus relaciones con otras personas siente hasta cierto punto tendencias aproximativas, fuertes impulsos sexuales y sentimientos protectores y maternales, pero su temperamento esquizoide le cohibe los contactos directos y nunca sabe si se apoya en los demás o en sí misma. Esto la mantiene en cierto infantilismo mental y al mismo tiempo, por la acumulación de la tensión interior, la lleva a actitudes agresivas tanto contra sí misma como contra los demás. De esta descripción puede deducirse que la Gestalt (estructura) de esta mujer es muy vaga y que el núcleo de su personalidad es inexistente o tan débil que apenas puede distinguirse. Su personalidad es, sin duda, amorfa. Pero no es forzosamente de un tipo negativo, y antes de establecer un juicio es necesario poner sus elementos constructivos en la balanza y ver hasta qué punto pueden compensar las fuerzas disgregadoras que he descrito. Debe reconocerse que tiene una fuerte imaginación, una buena, aunque impulsiva, fuerza de voluntad; una inteligencia desarrollada, un código ético elevado y una fuerte vida emocional e instintiva, a pesar de las inhibiciones obstaculizadoras. Todo esto constituye un rico material. Comprende todo lo necesario para la autosuficiencia y las relaciones con los demás. Pero necesita ser aplicada y para ello tropieza con los factores contradictorios que describía. Necesita también encontrar de alguna manera una

INTERPRETACIÓN DE IA MANO

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forma auténtica de realización personal y de contacto con sus semejantes. Su energía psíquica debe abrirse camino a través de los elementos encontrados de manera que no se agote en el camino. De otro modo — lo que es muy propable que le ocurra — desarrollará una neurosis, posiblemente de tipo obsesivo. De hecho es posible que en la actualidad sea una neurótica o haya atravesado fases neuróticas. Dado que no posee un carácter sólido, quizá la mejor solución sería que aceptase la dirección de una personalidad fuerte, pero incluso en este caso debería vigilar con cuidado para que su agresividad, debida a la falta de confianza en sí misma o al desequilibrio de su vida emocional, no produjese fricciones. Pero una vez claramente consciente de sus problemas emocionales, sus valores morales la ayudarían a encontrar un sólido fundamento para su vida en comunidad con una o dos personas con las que compartiera un ideal humanitario, con preferencia en forma activa. Una vez asegurada la compenetración personal y los lazos afectivos sobre estos cimientos, podría construir con facilidad y éxito. Sus dificultades no se desvanecerán naturalmente nunca, pero viviendo en este estado de simbiosis psicológica podría desenvolverse con ellas en forma menos difícil. Podría, por ejemplo, cuidar bien de una casa o unos jardines o dedicarse a enseñar a niños dibujo y pintura. Situada en un medio que la ayudase a superar la escisión y la debilidad de su carácter, encontraría satisfacción en su vida. Podemos describirla, por tanto, como una persona de considerables posibilidades, pero con una composición desfavorable de los elementos básicos de su personalidad. Su única oportunidad para una vida satisfactoria reside en la colaboración con otras personas y estas otras personas deben ser justamente del tipo que le permitan desplegar la riqueza de sus emociones humanas y de sus dotes artísticas. Para exponer el procedimiento de interpretar psicológicamente la mano, este ejemplo es suficiente. Para la auténtica

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LA MANO Y SU LENGUAJE

comprensión del método se requieren más ejemplos, a fin de poder efectuar comparaciones. Desearíamos insertar la descripción detallada de muchas variedades de manos; pero por razones de espacio esto es imposible. Daré, sin embargo, los análisis abreviados de otros cinco pares de manos, limitándome a breves indicaciones sobre los rasgos de la mano y la personalidad de los sujetos.

EJEMPLO II

(Véase lámina XVIII) K. B. En contraste con el ejemplo anterior, K. B. tiene la mano derecha fuertemente desarrollada y muy poco la izquierda. Ambas manos, sin embargo, pertenecen como puede apreciarse al tipo motor carnoso. Las diferencias en las circunferencias de la palma y del pulgar son muy notables. Palma izquierda: 17,6 cm. Palma derecha: 18,2 cm. Pulgar izquierdo: 6,1 cm. Pulgar derecho: 6,8 cm. La longitud de ambas manos, no obstante, es casi igual; la derecha (19,4 cm.), ligeramente más larga que la izquierda (19,2), lo que es normal en una persona no zurda (v. capítulo VIII). Es notable, sin embargo, que esta diferencial normal en la longitud total no sea debida a una diferencia de las palmas, sino que deriva de la diferente longitud de los dedos. El dedo índice de la mano derecha mide 9,6 cm. y el de la izquierda 9,2. Los otros dedos presentan diferencias parecidas. El dedo medio de la derecha es 0,3 cm. más largo que el izquierdo. Los dos meñiques resultan un poco cortos. La forma cónica de las extremidades de todos los dedos no es corriente en las manos del tipo motor carnoso.

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

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Sin descender a detalles de medición, puede afirmarse que las manos están bien proporcionadas en relación con el tamaño del cuerpo, pero son ligeramente cortas en relación con la cara. La cabeza y la cara de K. B. son muy grandes comparadas con su cuerpo, lo que, según la escuela francesa de morfología, es signo de tipo intelectual. Al tacto, las manos son calientes y secas. Su color es normal. Ambas palmas son firmes, pero los dedos son flexibles y se doblan con facilidad hacia atrás. La forma de las manos de K. B. ofrece una mezcla de tipos. Las palmas, como he dicho, son motoras carnosas. Los dedos, con sus largas extremidades cónicas, tienen un aspecto más intelectual, receptivo y sensitivo del que es propio del tipo carnoso y corresponden más bien al motor huesudo o al sensitivo largo. Tres rasgos degenerativos deben mencionarse. En primer lugar la disimilitud entre las dos manos, que sugiere algún disturbio nervioso. En segundo lugar, la forma de las uñas, sorprendentemente pequeñas. Son estrechas, cortas y poco desarrolladas y contrastan fuertemente con las amplias manos y los largos y bien conformados dedos. Cuando tales uñas son una característica familiar, denotan alguna degeneración física o mental. El tercer rasgo degenerativo se encuentra en los surcos papilares. En las yemas de los dedos medio, anular y meñique de la mano izquierda se observan figuras triangulares primarias de los surcos. En las palmas no se encuentran irregularidades de este tipo. En las palmas abundan las líneas de pliegues accesorias, lo que es característico de las manos motoras huesudas más que de las del tipo carnoso, al que estas manos pertenecen. Tales líneas se concentran principalmente en la eminencia tenar. La mano derecha tiene, además, una concentración de líneas accesorias en la parte protuberante de la zona ulnar (bord frappeur). Las líneas de pliegue principales de la mano derecha están poco diferenciadas de las accesorias y esto las hace aparecer como algo confusas. En la mano izquierda, por el contrario, son muy

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claras y las dos líneas transversales, en particular, están perfectamente dibujadas. En ambas manos, aunque algo menos en la izquierda, la línea longitudinal larga está muy poco marcada.

Retrato de K. B. Casi no puede dudarse de que K. B. procede de una familia degenerativa tanto en lo mental como en lo físico. Sin embargo, personalmente es de una gran vitalidad y energía, con una fuerte resistencia física, aunque su sistema nervioso la expone a debilidades inesperadas. Su salud, aunque buena e incluso fuerte, está ligeramente afectada por cierta insuficiencia endocrina, quizá de las glándulas sexuales. Su herencia y la mezcla de elementos en su carácter la designan como una persona de contrastes. Es físicamente dinámica, goza en deportes como la natación y la equitación y al mismo tiempo tiene las características de una personalidad sensitiva y contemplativa. A menudo debe sufrir conflictos entre el lado activo y el pasivo de su carácter, que pueden incluso paralizar sus progresos en ambas direcciones. Por estas manos podemos imaginar una joven en buenas relaciones con los animales, que pasa los días en su jardín o en el campo y busca un refugio en la Naturaleza. Y podemos imaginar otra mujer cultivada, refinada, amante de la lectura y de la música, atraída por la gente y la sociedad. Ambas corresponden a K. B. Se interesa por la vida, como el público se interesa por una representación teatral. Las impresiones y sensaciones del mundo exterior a veces la desbordan y necesita un cierto tiempo para asimilarlas de tal modo que pasen a formar parte de sí misma. Su espíritu está en continua actividad, pero coloreado por fuertes instintos y emociones, su inteligencia es más pasiva e intuitiva que constructiva. Posiblemente no tiene una forma de

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

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satisfacción directa de sus fuertes impulsos a causa de una veta infantil en su carácter derivada de su equilibrio endocrino, por lo que aquellos resultan en parte reprimidos. Esta deficiencia en la satisfacción instintiva directa unida a su genuina riqueza de pensamiento y a su facilidad de contacto con el mundo sugiere la posibilidad de éxito en una carrera artística, bien como actriz o como escritora, o como ambas cosas a la vez, ya que se adivina que su obra tendría un carácter dramático y sensacional. En cualquier caso, sus escritos tendrían un tipo más interpretativo que inventivo. Su vocación está estrechamente limitada por su constitución y en especial por sus dificultades emocionales y nerviosas, que introducen un elemento de inestabilidad en su trabajo. En su vida y en su trabajo oscilará de un modo permanente entre períodos de gran optimismo y de profunda depresión, lo que le dará un ritmo irregular. Estas oscilaciones, que son normales en el temperamento cicloide, están acentuadas en K. B. a causa de la debilidad de su resistencia nerviosa y de las contradicciones entre la fuerza de sus instintos y su actitud contemplativa, idealista respecto a los demás. Su encanto hará más por ella de lo que puede hacer ella misma, porque será tímida y, probablemente, poco segura de sí misma. Las antítesis que he descrito en el temperamento de K. B. conducen a una gran tensión interna. Pero al mismo tiempo su equilibrio le asegura algo parecido a una eterna juventud. Algunas personas presentan una adolescencia prolongada, en cuyo caso quizá permanezcan las dificultades emocionales profundas y, con ellas, las reacciones propias de los jóvenes. Como el adolescente, las personas idealistas e individualistas necesitan toda su energía para equilibrarse, y ésta es posiblemente la razón del gran desarrollo de su super-ego. Su contacto con los demás es de tipo observador y emocional, tienden a evitar las responsabilidades, que les parecen una carga demasiado pesada. Pero esto no debilita su capacidad para establecer contactos humanos. De hecho, K. B. puede ser considerada como una excelente compañera.

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LA MANO Y SU LENGUAJE

Tiene la joie de vivre natural en las personas cicloides, gozando en el confort, la buena comida y todos los refinamientos. Su fuerza de voluntad es débil. Adopta decisiones con dificultad, prefiriendo en lo posible que decidan por ella los acontecimientos y las circunstancias.

EJEMPLO III

(lámina XIX) H. W. El sujeto es un hombre de 52 años, aproximadamente.

Rasgos de la mano Los rasgos de estas manos pueden describirse con más brevedad que los de los ejemplos anteriores. No son asimétricos. La mano derecha, como puede verse (lámina XIX), es más amplia que la izquierda y también 0,2 centímetros más larga, pero estas diferencias son normales en un sujeto que claramente no es zurdo. Por desgracia, los grabados muestran las manos en posturas diferentes y esto puede despistar al lector respecto a ciertos detalles de su forma. El pulgar izquierdo, sobre todo, aparece deformado, parece largo y delgado, en contraste con el robusto pulgar de la mano derecha, cuando en realidad ambos son igualmente bien proporcionados. Las manos son normales en proporción a las dimensiones del cuerpo, cabeza y cara. El rasgo más saliente lo constituyen los robustos pulgares, con sus falanges largas, fuertes y bien desarrolladas. Las falanges terminales son grandes y bulbosas y pueden doblarse hacia atrás con facilidad.

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

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Los dedos son de longitud media y más bien gruesos que huesudos. Las extremidades de los dedos son rectangulares en la mano izquierda y espatulados en la derecha. Son notables los protuberantes bulbos sensitivos, especialmente en los dedos de la mano izquierda, que dan un «aire» sensitivo a una mano, por otra parte, del tipo motor carnoso. Las uñas son amplias, de longitud media, con lúnulas bien desarrolladas y están libres de síntomas patológicos. Al tacto, las manos son calientes y secas, su color es amarillo rosado, sin flexibilidad. De estas cualidades podemos deducir un sistema nervioso autónomo bien equilibrado. Por su forma, estas manos son de un tipo motor carnoso casi puro. Sólo los dedos de la mano izquierda, con sus bulbos desarrollados, introducen algo ajeno al tipo, la fuerte sensibilidad apreciable en las yemas de los dedos a la que ya he aludido. Los surcos papilares no presentan particularidades de interés para nuestro estudio. Las líneas accesorias de pliegue, escasas en conjunto, abundan más en la mano izquierda que en la derecha (ver capítulo v m ) . Las cuatro líneas principales merecen atención. En la mano derecha son de un élan y un dibujo perfectos. En la izquierda también están bien trazadas, pero no con la misma gracia y perfección. Rara vez he visto un esquema de líneas de pliegue más puro, tanto intrínsecamente como en relación con el tipo de mano. Debe añadirse que no se encuentran rasgos atávicos en estas manos.

Retrato de H. W. Es evidente que el poseedor de estas manos tiene una sana procedencia. Él mismo es físicamente fuerte y no presenta ningún signo de enfermedad ni de tendencia a la enfermedad.

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LA MANO Y SU LENGUAJE

Es una personalidad poderosa y equilibrada, un hombre en el que el cuerpo y el espíritu marchan en armonía. Su temperamento es el correspondiente a la mano motora carnosa: cicloide. Siendo extrovertido, está interesado en el mundo exterior, establece con facilidad contacto con sus semejantes, posee una gran energía y está lleno de joie de vivre. Tiene una gran firmeza en sus propósitos y decisiones. Nunca dejará de cumplir una promesa, nunca dejará un trabajo por hacer. Siendo fuerte, tiende a proteger a los débiles. Este hombre jovial ama a los perros y a los gatos, se preocupa por el doliente e interrumpe su camino para asistir a los necesitados. Pero en su dispositivo emocional hay una dificultad notable que puede acarrearle muchos disgustos. Se irrita con demasiada facilidad si sus deseos o sus acciones son impedidos o contrariados por otros hombres u organismos. Sus pulgares revelan, no sólo una gran energía para tomar decisiones en el momento oportuno y una gran capacidad de resistencia, sino también cierto fanatismo. Si cree que algo es justo y necesario, arrostrará por ello todos los sacrificios y se enfrentará con todas las oposiciones, despreciando la prudencia y la diplomacia. Aparte el santuario de sus ideales humanitarios, su vida personal y su trabajo se desenvuelven en sentido realista y extrovertido. Su terreno propio es la esfera del pensamiento consciente, mientras su imaginación tiene escaso desarrollo. Por la primera impresión, uno podría dudar de si estas manos pertenecen a un soldado, un político, un hombre de negocios o cualquier tipo organizador, o más bien a un intelectual, un médico, un abogado o un juez. Es evidente que el sujeto posee una gran energía y fuerza física, y, cualquiera que sea su profesión, las cualidades de un buen deportista. Puede esperarse que conduce con seguridad, nada, y gusta de hacer largos paseos. Pero el psicólogo no queda satisfecho con clasificar estas manos como pertenecientes a un tipo activo y deportivo de hombre. Los pulgares, así como los atributos que implican, considerados en relación con el dibujo perfecto de las líneas de pliegue, de las cuales las

INTERPRETACIÓN DE LA MANO

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principales son finas y bien marcadas, designan una persona de alta capacidad intelectual, de pensamiento metódico y basado en claras y exactas observaciones. Los bulbos sensitivos de las yemas de los dedos, especialmente marcados en la mano izquierda, pueden ayudarnos a diagnosticar la vocación de este hombre, y, quizá, su profesión. Los bulbos sensitivos significan, desde luego, un sentido del tacto bien desarrollado, y, de hecho, los encontramos particularmente desarrollados en la mano izquierda de los médicos, que con preferencia usan esta mano para examinar el cuerpo. Las yemas de los dedos constituyen en este caso unos «segundos ojos». Pero este rasgo de sensibilidad física, teniendo en cuenta la fisonomía total de la mano, coincide también con características psicológicas más generales. Denota la presencia, al lado de cualidades fuertemente activas, de un poder respectivo: el «lado femenino», por así decirlo, de un hombre fuerte. La combinación del pensamiento vigoroso y metódico con la sensibilidad y el «tacto acertado», significa una actividad interna, y quizá también externa, de un tipo más idealista y desinteresado. Como su imaginación está poco desarrollada, podemos deducir que esta actividad se basará probablemente en la actividad correcta. Todo lo que sobre él he dicho apunta hacia un trabajo de alguna esfera social, es posible que en la del médico, con seguridad en una esfera en la que puedan aplicarse el pensamiento concreto, el conocimiento metódico, la habilidad organizadora, y las tendencias protectoras. Que este hombre pueda tener una fuerte personalidad sin ser egoísta, es la consecuencia natural de las cualidades psicológicas que he descrito. Es un idealista, con una veta de fanatismo por lo que considera justo: a lo mejor un médico, un científico metódico y un buen organizador, un hombre que necesita y busca responsabilidades. En este caso, el nombre del sujeto puede revelarse. Se trata del profesor Henri Wallon, un eminente médico y psicólogo francés, autor de libros normativos de psicología médica; organi-

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LA MANO Y SU LENGUAJE

zador en París de higiene social, profesor de la Sorbona y director de la Escuela de Altos Estudios.

EJEMPLO IV

(véase lámina XX) R. M. Rasgos de la mano Al decir que las manos representadas en la lámina XX pertenecen a un hombre de 55 años, aproximadamente, de talla media (por desgracia no poseo las dimensiones exactas del cuerpo), el lector advertirá en seguida que son unas manos pequeñas. Pertenecen al tipo sensitivo pequeño, con mezcla, sin embargo, del tipo elemental irregular, que se revela en los dedos robustos y cortos, y en los pulgares algo deformados, rígidos e «impulsivos». Las yemas de los dedos presentan bulbos sensitivos bien marcados. A diferencia del ejemplo anterior, los rasgos degenerativos son numerosos. La forma del pulgar, las espirales de los surcos papilares de la eminencia hipotenar de ambas manos y la dirección simiesca de la línea transversal superior saltan a la vista. Las manos son duras y de color azulado rojizo. Las uñas son convexas y de forma abombada. Ambas palmas son casi rectangulares, presentando la derecha una ligera tendencia al óvalo, y la izquierda, una eminencia hipotenar acentuada, pero no protuberante. La normal diferencia de amplitud indica que R. M. no es zurdo. El pulgar llama la atención por su pequeñez y fealdad, y especialmente en la mano izquierda, por su falange terminal bulbosa. Las líneas accesorias no son ni muy numerosas ni muy esca-

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sas. En la zona ulnar de la mano izquierda se encuentran más que en la misma zona de la mano derecha. En general, estas líneas son más penetrantes y escasas de lo que es corriente en las manos sensitivas pequeñas, pero esto es debido a la mezcla con el tipo elemental. De las líneas principales, la tenar es la más fuerte. Las líneas transversales son claras, pero la superior tiene un trazado simiesco, y la inferior, especialmente en la mano izquierda, es muy corta. La línea longitudinal larga, muy bien dibujada y situada en la mano derecha, está en cambio desplazada en la izquierda. La composición general de las líneas de pliegue es clara, pero tiene un aspecto que podríamos llamar confuso. Si el lector compara las manos de R. M. con otras reproducidas en este libro, advertirá que su conjunto tiene una fisonomía propia, y que su esquema es elemental y claro, pero desordenado y artificioso.

Retrato de R. M. R. M. presenta rasgos indiscutibles de enfermedad y degeneración. Es un individuo dañado tanto física como mentalmente. En el tiempo en que se tomaron estas impresiones debía sufrir alguna grave deficiencia circulatoria, es posible que motivada por una enfermedad cardíaca. Tales enfermos están siempre afectados en lo psíquico. La enfermedad produce ansiedad e irritabilidad, que en este caso está agravada por la inestabilidad emocional y la impulsividad inherentes y por las tendencias degenerativas del sujeto. Además, la escasa resistencia nerviosa hace más difícil al sujeto luchar contra su irritabilidad y lo vuelve indulgente consigo mismo. Su temperamento es difícil de clasificar. Probablemente presenta rasgos de los tres tipos del temperamento esquizoide. Su humor es cambiante en grado perturbador, prevaleciendo el estado de depresión. Tiene períodos de excitación en los que puede

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realizar un gran trabajo, pero más a menudo está tan deprimido que no es capaz de «mover un dedo». Es un ritmo emocional que bordea la psicosis. Fobias tenaces y sobre todo ideas de persecución son sus principales enemigos en los días de depresión. Los contactos de R. M. con lo demás, naturalmente inciertos y con frecuencia desgraciados. Su agresividad, consecuencia de su temperamento, le hace desagradable e injusto. Es tan susceptible que se ofende por la más ligera provocación, ampliando la impresión desagradable con su imaginación enfermiza y vengándose de palabra y de hecho. La vanidad y el orgullo impiden sin esperanza las posibilidades de equilibrar su naturaleza. La tensión interna resultante y los rasgos adolescentes, que conservará a lo largo de toda su vida, le hacen esforzarse por encontrar una persona en la que pueda confiarse plenamente. Es el clásico hombre de una sola mujer. A ella le dará lo mejor que puede dar, pero se ligará demasiado a ella pidiéndole más de lo que una persona puede dar. Los problemas de su vida sentimental son los típicos de un adolescente: dependencia de una persona amada en la que la afección alterna con las rebeliones y los celos. Desea escapar a toda responsabilidad, que le parece una carga. A pesar de estas tendencias negativas hay cierta solidez en este hombre. Es, sin duda, inestable y propenso a cambiar sus planes y sus ideas, y, posiblemente también, su profesión, pero como compensación posee una auténtica energía en la esfera intelectual. El pensamiento lógico y la imaginación están bien equilibrados y tiene inspiración natural. Sólo que el subjetivismo tiende siempre a obstaculizarlo. El orden y el método por los que lucha se contradicen con el fondo de su carácter. Su inteligencia es de tipo interpretativo, y en ella se mezclan la receptividad y la observación. El contenido de su pensamiento se nutre más de la realidad que de la imaginación. No es posible definir su vocación porque no la tiene definida. Sus aptitudes pueden emplearse en varias profesiones. Probablemente su ética, que no es elevada, y la orientación materialista

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de su mentalidad, que le hacen sobrevalorar el dinero y la comodidad, determinarán su elección. He elegido estas manos para uno de los ejemplos, y he colocado su interpretación aquí porque forman un contraste interesante con las de H. W. del ejemplo anterior. No puedo dar el nombre del sujeto, pero puedo decir que se trata de un psicólogo ocupado en una rama especial de investigación.

EJEMPLO V

(lámina XXI) R. F. Rasgos de la mano Aunque mucho más grandes y largas que las de R. M., estas manos son, en esencia, sensitivas, pero del tipo largo. Su poseedos es un hombre muy pequeño, que no mide más que 1,63 m. aproximadamente. Aun a simple vista las manos son muy pequeñas. La relativa amplitud de la mano izquierda, en comparación con la derecha, muestra que R. F. es zurdo o ambidextro. En la mano izquierda, la zona basal o de los instintos está acentuada; en la derecha prepondera la distal; en ambas es notable el desarrollo algo exagerado de la eminencia tenar, tanto en dimensión como en volumen. Los pulgares son largos, huesudos y graciosos (la aparente tosquedad del pulgar izquierdo en el grabado es un defecto de impresión). La longitud de los dedos corresponde a la fórmula digital simiesca. En la mano derecha, todos los dedos están bien conformados, y en la izquierda ocurre más bien lo contrario; sólo el dedo meñique está realmente bien formado en ambas manos.

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Hay una marcada diferencia entre las dos manos en la longitud de las falanges terminales de los cuatro dedos, en la derecha 2,6 cm. y en la izquierda 2,3. En una mano sensitiva larga, lo normal son dedos largos, flexibles, graciosos, con extremidades igualmente largas, pero en este caso lo son sólo en la mano derecha. En la mano derecha, la zona radial es sin duda la preponderante, mientras en la izquierda la zona radial y la ulnar están igualmente bien desarrolladas. El esquema de las líneas de pliegue, con abundantes y finas líneas accesorias, es el apropiado a este tipo de mano. Las líneas principales, excepto la longitudinal larga, están mal dibujadas en la izquierda, y al contrario, en la derecha. La línea transversal superior tiene una orientación simiesca en ambas manos. Un triple arco distal circunda el tercero y cuarto dedos en ambas manos. Estamos, por tanto, en presencia de unas manos sensitivas largas con ciertos rasgos atípicos. Los rasgos irregulares elementales están representados por los dedos de la mano izquierda y las protuberantes eminencias tenares de ambas manos. Recomiendo al lector la atenta comparación de estas manos con las del ejemplo I. La mezcla de tipos de manos es similar — sensitiva larga con elemental irregular —, pero los rasgos individuales varían tanto que la personalidad y el carácter de los dos sujetos no pueden confundirse. La comparación revelará las similitudes y diferencias, y demostrará, más claramente de lo que puede hacerse con palabras, cómo puede discernirse la individualidad a través de la interpretación de la mano.

Retrato de R. F, Es evidente que R. F., un hombre de cerca de 54 años, está muy degenerado. Una profunda debilidad nerviosa y falta de resistencia agravan su herencia defectuosa; su vitalidad, lejos

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de compensarle de estas deficiencias, es excepcionalmente baja. Frecuentes crisis mentales y físicas parecen inevitables. Siendo tan inadecuados sus recursos naturales, es probable que refuerce su energía por medios artificiales. Un rasgo sorprendente en tales manos es el gran desarrollo de la eminencia tenar. Indica una sensualidad avasalladora. Pero siendo la vitalidad completamente insuficiente para colmar estos estímulos (adviértase la línea tenar muy superficial y rota en ambas manos, rasgo que no es corriente encontrar junto a una eminencia tenar fuerte), debe recurrir a refinamientos y artificios para canalizar y satisfacer la urgencia erótica. Ni la resistencia nerviosa ni la inhibición moral impiden la persecución de los placeres eróticos, y como la hipersensibilidad le hace inútil para tomar contacto con una realidad auténtica, busca una evasión en la bebida. Es narcisista y erotomaníaco. Gasta su tiempo persiguiendo sensaciones de todas clases y estas mismas sensaciones le obsesionan. Para la consecución de sus deseos emplea una gran habilidad y diplomacia. Las relaciones con sus semejantes, no estorbadas por un fuerte super-ego, están orientadas a los estímulos sensitivos que pueden ofrecerle. Y como debe suponerse en una naturaleza tan sensual, hay un claro elemento de sadismo. Pero a pesar de esta idea nada más que sensual del hombre, idea que va necesariamente unida a una mentalidad materialista— amor al dinero y al lujo y adoración de su propia persona—, el sujeto tiene una concepción inmaterial de la realidad. Que no es un realista, casi no hace falta decirlo, pero, además, todo apunta hacia una interpretación simbólica y mística del mundo exterior en todo lo que le afecta. La necesidad de expresión en una persona tan instintiva e intuitiva, naturalmente se vierte en una forma original. R. F. es un artista cuya erotomanía podría llevarle con facilidad a la autodestrucción, pero que haciendo de tal erotismo el objeto de sus meditaciones y de sus escritos ha logrado un cierto equilibrio que le permite vivir. Es desigual en todos los aspectos de su personalidad y de su

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expresión; un ser fantasmagórico. Su estado mental alterna entre un profundo letargo en el que parece semimuerto y una embriaguez que, como en Baudelaire, engendra inspiradas y obsesionantes creaciones artísticas de rara originalidad. Este hombre es tan excepcional que no puede bosquejarse un retrato suyo en líneas normales. Su personalidad escapa a las clasificaciones ordinarias y desborda las medidas de los valores normales. R. F. es un célebre poeta cuyo nombre no puedo» naturalmente, revelar.

EJEMPLO VI

(láminas XXII, XXIII y XXIV) T. A. He elegido a T. A., como último ejemplo, por dos razones. Primera porque sus manos son de un tipo casi puro, lo que no es muy frecuente. Segunda, porque puedo mostrar con impresiones tomadas con un intervalo de cinco años un cambio en una de las líneas principales (la transversal inferior), que no he visto nunca en una persona de más de veinte años y que aun en las de menos edad es extremadamente raro. Las manos largas y musculosas con sus dedos huesudos están bien proporcionadas con las dimensiones del cuerpo, pero muy largas respecto a la cara. Originariamente los dedos eran mucho más finos de lo que aparecen en el grabado, pues el reumatismo los ha deformado. En las extremidades predomina la forma espatulada. El pulgar es largo, fuerte y bien formado y se corresponde con un dedo índice proporcionalmente largo, sobre todo en la mano derecha. En ambas manos el índice es más largo que el anular. Por todo esto puede decirse que dichas manos pertenecen al tipo motor huesudo puro. Pero advertimos que la forma de la mano con su eminencia hipotenar alargada, más visible en la

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mano izquierda que en la derecha, introduce un rasgo atípico característico del tipo sensitivo. Existe también una línea hipotenar marcada, lo que constituye un rasgo atávico. Aparte de esto, el sistema de las líneas de pliegue en su diseño y contextura corresponde por completo al tipo motor huesudo. Su dibujo es muy notable, porque una composición tan firme y clara tiene un significado psicológico particular en las manos de una mujer. En ambas manos de F. A., las líneas parecen haber sido cuidadosamente grabadas por un artista. Las líneas accesorias son abundantes, pero no con exceso, y están repartidas por igual en las distintas partes de la mano. El conjunto es rítmico y equilibrado. La línea tenar y la longitudinal larga tienen un dibujo perfecto, sin fallos. Pero en ambas manos las dos líneas transversales principales, aunque de trazado claro y definido, presentan claras irregularidades; en vez de ser más ancha en el principio y adelgazarse hasta un extremo muy fino, como es lo corriente, la línea tranversal inferior se hace más ancha hacia el final. Particularmente, en la mano izquierda, la línea transversal inferior ha cambiado de un modo considerable en el curso de los cinco años, hecho que da a estas manos un excepcional interés. En las láminas XXII, XXIII y XXIV presento impresiones tomadas en enero de 1936, frente a otras tomadas en 1941. En la impresión de 1936 de la mano izquierda (lám. XXIII) hay tres islas bien visibles en la línea transversal inferior, dos de las cuales, las que hay debajo de los dedos índice y medio, están enlazadas, mientras la tercera, debajo del anular, tiene una amplitud de dos milímetros. En la impresión de 1941 de la misma mano (lámina XXIV), la primera isla ha desaparecido por completo, y la segunda y tercera han perdido su forma oval para convertirse en líneas dobles. En la descripción que sigue de la personalidad de T. A. me referiré a este fenómeno singular. En la mano derecha, la zona radial es claramente predominante, pero en la izquierda es difícil decidir entre la radial y la ulnar, porque ambas están bien desarrolladas.

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Por lo general, en una mano motora huesuda el pulgar y el índice son largos y la eminencia tenar está desarrollada, con lo que la zona radial resulta predominante. Aquí, en cambio, la eminencia hipotenar tiene el desarrollo propio de una mano sensitiva, en la que normalmente el pulgar es pequeño, el índice corto y el anular largo. La eminencia hipotenar de T. A. representa una interferencia del tipo sensitivo largo. Por último, debe consignarse que estas manos son al tacto tensas, secas y calientes, y que su color es más bien encarnado.

Retrato de T. A. Un solo rasgo degenerativo en estas manos, la línea hipotenar, sugiere la existencia de alguna dificultad nerviosa constitucional. Por lo demás, la notable vitalidad de T. A. le asegura un buen estado general de salud, sólo afectado por ataques intermitentes de reumatismo y dificultades circulatorias, debidos probablemente a causas nerviosas. Su carácter es viril (no digo que masculino). No tiene complejos de inferioridad como tantos hombres y mujeres. No sólo sabe lo que quiere, sino lo que es. Tiene una estructura de la personalidad muy fuerte, y la inteligencia y la voluntad le permiten convertir sus pensamientos y sus deseos en acciones en forma muy directa y organizada, algo así como un estratega. Sin duda puede proyectar su estructura al exterior al estilo masculino, pero siendo una mujer es más probable que la utilice en sus relaciones personales. En su trato con otras personas es un consumado diplomático que consigue sus fines gracias a la energía de sus propósitos, la claridad de su visión y la gracia de sus maneras. Energía, tacto y habilidad para observar las «reglas de juego», le permitirán alcanzar el éxito donde vaya y le asegurarán un dominio discreto pero efectivo. Si la estrategia y la diplomacia fuesen el eje de su personali-

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dad, T. A. sería una mujer notable y afortunada, pero no muy diferente de muchas otras. Indudablemente, en el estrato más visible de su personalidad, es esta mujer inteligente, práctica y hábil, aficionada a los viajes y al contacto con la gente, con la combinación de energía y sensibilidad característica de los poseedores de la mano motora huesuda, impresionable por el mundo exterior, amante de las artes y de la belleza en todas sus formas, poseedora de la gracia de vivir necesaria para gozar de la compañía y de los placeres, cualidades todas que no pueden dejar de hacerla encantadora. Pero hay otro estrato más profundo en su personalidad que no se corresponde con estas características. Por debajo de ellas, T. A. es reservada, retraída y profundamente imaginativa y contemplativa. Es solitaria no menos que gregaria. A veces, llevada por fuertes impulsos inconscientes, se desliza del mundo de las actividades prácticas y claras a un reino de contemplación imaginativa. Esto, naturalmente, le ofrece un campo más vasto de pensamiento y de expresión, pero como su vida consciente y su imaginación son en gran parte contradictorias, le produce una falta de armonía que perturba su calma y su felicidad. Esta desarmonía produce la tensión que ha sido probablemente la causa de varios trastornos físicos y nerviosos en la vida de T. A. En ocasiones habrá sufrido del sentimiento de un aislamiento desesperado y de la falta de coordinación entre su pensamiento y sus emociones. Que esto ocurrió algunas veces antes de 1936, lo revela la formación en cadena de la línea transversal inferior visible en el grabado (lámina XXIII) correspondiente al mes de junio de aquel año. Naturalmente y como siempre, un factor constitucional es el responsable básico del trastorno, ayudado sin duda por causas ocasionales. A quién corresponde la parte principal no puede ser deducido y, en mi opinión, no tiene importancia. Lo que nos interesa destacar es que estas manos ofrecen el raro ejemplo de un maravilloso reajuste. El disturbio psíquico y sus consecuencias han dejado prácticamente de existir (lámina XXIV). Han desaparecido los síntomas de la falta de coordina-

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ción interna y la personalidad ha encontrado un nuevo equilibrio. Este reajuste ha debido tener lugar en los últimos cinco años, ya que las impresiones tomadas en 1941 muestran una línea transversal inferior completamente transformada, habiendo desaparecido las islas indicadoras de la perturbación descrita. Respecto a la vocación, los caminos apropiados a los poseedores de una mano motora huesuda y, en menor grado, de una mano sensitiva, están abiertos a T. A. Está dotada para diferentes actividades manuales por su destreza, y para los asuntos prácticos donde un entendimiento claro y la aptitud de dirigir a los demás deciden el éxito. Su imaginación le abre también las puertas del arte, de la literatura y del teatro en particular, y también del pensamiento intuitivo, religioso y místico. Probablemente posee aptitudes para escribir y representar, sobre todo esto último, porque además de la atracción que el teatro ejerce sobre ella como forma artística, posee un sentido dramático natural y una gran habilidad para situarse en el interior de otra persona. Termino el libro con este ejemplo porque ofrece una demostración tan clara de la relación entre el sistema de las líneas de pliegue y la vida mental en general, y entre la línea transversal inferior y la coordinación del pensamiento y las emociones en particular. Este sorprendente y poco frecuente hecho del cambio en una de las líneas más invariables es una indicación positiva, no sólo del valor diagnóstico, sino del valor pronóstico de la psicología de la mano.

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BREVE GLOSARIO DE TÉRMINOS TÉCNICOS

Acromegalia. — Gigantismo congénito de las extremidades. Enfermedad crónica caracterizada por el aumento de volumen de los huesos y partes blandas de las manos, pies y cara. Es producida por una disfunción de la hipófisis y por afecciones del tiroides. Acromion. — Apófisis o eminencia triangular del omóplato, que forma la articulación con la extremidad externa de la clavícula. Alergia. — Estado de susceptibilidad especíñca exagerada de un individuo para una substancia que es innocua en iguales cantidades y condiciones para la mayoría de los individuos de la misma especie. Concretamente el polvo y el polen de las plantas pueden exacerbar esa susceptibilidad. La fiebre del heno y algunos tipos de asma son enfermedades alérgicas. Amorfo. — Que definida.

no

tiene

forma

Asténico. — Etimológicamente significa sin energía. Tipo de constitución física descrito por Kretschmer y caracterizado por un fuerte desarrollo del volumen y formación de grasas junto a una débil estructura ósea. (Véase cap. III.) A távico. — Determinado por la herencia de caracteres de los antepasados remotos; reaparición en un descendiente de una característica cualquiera que había quedado latente durante una o varias generaciones.

Atlético. — Tipo de constitución descrito por Kretschmer y caracterizado por el gran desarrollo del esqueleto y de la musculatura. (Véase cap. III.) Autónomo (Sistema nervioso autónomo). — Porción del sistema nervioso, independiente del central y compuesto de los nervios simpático y parasimpático, que controla el funcionamiento de los órganos internos y de los vasos sanguíneos. A través de las fibras de este sistema, que penetran en la medula, las sensaciones orgánicas llegan a los centros motores y a la conciencia. El enlace entre el sistema nervioso autónomo y el sistema central es de la mayor importancia para el estudio de las reacciones orgánicas y del comportamiento. Catatónico. — Relativo a la catatonía o forma de esquizofrenia en la cual el paciente pasa de la melancolía a la manía, de la manía al estupor y de éste a la demencia y decaimiento físico. Disposición a la contracción tónica de los músculos de ciertas partes del cuerpo, de donde resultan actitudes singulares persistentes y que podrían creerse afectadas. Generalmente va asociada a la demencia precoz. Cianótico. — Relativo a la cianosis (llamada también enfermedad azul). Coloración azul o lívida de la piel y mucosas, especialmente debida a las anomalías cardíacas, que son causa de una oxigenación insuficiente de la sangre.

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BREVE GLOSARIO DE TÉRMINOS TÉCNICOS

Cicloide. — Tipo de temperamento descrito por Kxetschmer y caracterizado por la fácil excitabilidad sentimental unida a la intensa necesidad de expresar sus sentimientos. (Véase capítulo I I I ) Diátesis. — Término que generalmente se aplica a una predisposición individual, congénita, hereditaria, a enfermar de un grupo determinado de dolencias. Displástico. — Mal conformado. Una constitución displástica se compone de elementos inarmónicos y desproporcionados. (Véase capítulo III.) Distrofia. — Trastorno de la nutrición y estado consecutivo. Endocrinas, glándulas. — Glándulas productoras de hormonas y sin conducto de salida que vierten sus jugos directamente en el torrente circulatorio e influyen poderosamente en el funcionamiento de todo el organismo. El timo, el tiroides, la pituitaria, las suprarrenales y las sexuales ñguran entre las más importantes. Esquizofrenia. — Término empleado por Bleuler para designar la demencia precoz, la cual, según dicho autor, sería un desdoblamiento o ñsuración de las funciones psíquicas. Esquizoide, — Semejante a la esquizofrenia. Afecto de esquizoidia (forma abortiva de la esquizofrenia). Término aplicado por Bleuler ai tipo de personalidad insocial introspectivo que ofrecen por lo general algunas personas, artistas y pensadores especialmente, y por Kretschmer a una forma asténica de demencia precoz. (Véase capítulo III.)

Extrovertido (vertido hacia fuera). Tipo psicológico descrito por Jung, quien lo caracteriza como un ser acogedor aparentemente franco y solícito que se encuentra bien en toda situación dada, entabla relaciones con rapidez y que se arroja despreocupado y confiado a situaciones desconocidas. Hiperestesia. — Aumento o exageración de la sensibilidad general o especial. Hipertiroidismo, hipertiroidia. — Conjunto sintomático debido a la actividad exagerada de la glándula tiroides. Hipotiroidismo, hipotiroidia. — Actividad deficiente de la glándula tiroides y estado consecutivo. Introversión, introvertido (vertido hacia dentro). — Tipo psicológico descrito por Jung, quien lo caracteriza como un ser titubeante, reflexivo, retraído, que no se entrega fácilmente, se encuentra siempre a la defensiva y le gusta ocultarse tras una observación desconfiada. Leptosomático. — Constitución física descrita por Kretschmer, caracterizada por el gran desarrollo, en longitud, óseo y muscular. Sus representantes resultan así altos y angulosos. (Véase capítulo III.) Maníaco depresiva, psicosis. — Enfermedad mental que comprende tres cuadros patológicos: la manía, la depresión y la locura circular, que es la sucesión alternativa de ambas. Mendel (leyes mendelianas de la herencia). — Reglas sobre la herencia de los caracteres y su distribución entre los descendien-

BREVE GLOSARIO DE TÉRMINOS TÉCNICOS tes. Establecidas por el agusfino Gregorio Mendel en el siglo XIX. Sólo mucho después de su muerte se reconoció su importancia. Mogolismo, mongolismo. — Forma de imbecilidad que lleva aparejada una constitución física parecida a la de la raza mogólica. Paranoia. — En genera], alteración mental. Especialmente, psicosis funcional crónica progresiva, caracterizada en particular por delirios sistematizados edificados lógicamente: de persecución, de grandeza, litigiosos, etcétera. Pícnico. — Constitución física descrita por Kretschmer y caracterizada por formas redondeadas buen desarrollo muscular, cara redonda, etc. (Véase cap. III.) Pituitaria, glándula. — Es una glándula de secreción interna que produce numerosas e im portantes hormonas, regulando

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el crecimiento de todos los tejidos orgánicos y el desarrollo y función del tiroides, corteza suprarrenal y gónadas, afectando la presión sanguínea, la contractilidad de los músculos y la función renal, entre otras. Plexo braquial. — Plexo nervioso del que parten los nervios de ia mano y del brazo (nervio radial, nervio ulnar y nervio mediano). Protopática, sensibilidad. — Sensibilidad a los estímulos de dolor y temperatura en la piel y visceras, que actúa como agente defensivo contra los cambios patológicos de los tejidos. Psicosis. — Trastorno mental en general. Especialmente, enfermedad mental definida, de sintomatología y curso propios. Sensibilidad epicrítica. — Sensibilidad cutánea a los estímulos ligeros, que permite el discernimiento de pequeñas variaciones táctiles o térmicas.

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