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CELENDINISMOS Rosa Carrasco Ligarda Universidad Femenina del Sagrado Corazón Sociedad Peruana de Estudios Léxicos (Spelex)
Resumen: Para la presente ocasión hemos dirigido nuestro interés al habla de la provincia de Celendín, departamento de Cajamarca. Hemos efectuado una clasificación de los recursos léxicos, semánticos y etimológicos de un repertorio de 220 celendinismos que se encuentran en Memorias del corazón, de Élmer Chávez Silva, obra que ofrece un rico repertorio de vocablos de la región. Se analiza voces como chiclayos, coshpines, grajienta, gallina carioca, ishangar, nigua-nigua, pispaditas, entre otras, que ilustran diversos procedimientos de la lengua que intervienen en la formación de palabras. Palabras clave: Léxico peruano; celendinismos; Memorias del corazón )65(
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Los celendinismos se enmarcan en un repertorio lingüístico dinámico. Algunos constituyen un patrimonio lingüístico propio de Celendín, otros tienen uso regional y algunos se emplean en diversas zonas del Perú e incluso en otros países latinoamericanos. Esto implica un deslinde entre los conceptos de voces lugareñas, voces regionales y nacionales, todas catalogadas como peruanismos. Sólo a este último tipo alude la Dra. Martha Hildebrandt cuando manifiesta que son raros los que no se usan en otros países de Latinoamérica como parte del castellano1 general. Establecido el marco de referencia, se puede definir un celendinismo: palabra, frase o combinación de palabras empleadas en Celendín y que los pobladores reconocen como un elemento de identidad lingüística. Hay voces de origen nativo que aún no se registran en los diccionarios como acusachas, anisquehua, cálpish, chaque, chilalo; expresiones en castellano que se resemantizan como pastoras por niños disfrazados de angelitos en navidad, empaque por bolso, góndola por ómnibus; y voces como china, incorporada en Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, aún no como peruanismo sino como palabra empleada en América Meridional y Cuba «para designar emotivamente, ora de manera cariñosa, ora despectiva a alguien.»2. Hemos efectuado una clasificación de los recursos léxicos, semánticos y etimológicos de seis palabras que se han seleccionado a partir de un repertorio de más de 220 celendinismos que se encuentran en Memorias del corazón, de Élmer Chávez Silva, obra que ofrece un rico repositorio de vocablos de la región. Además hemos utilizado relatos de otros autores celendinos y la obra Obdulia de los alisos de Miguel Arribasplata (escritor de San Pablo, Cajamarca) y poemas de diversos autores celendinos, como Julio Garrido Malaver. Se analiza voces como china, chiclayos, dasdas, grajienta, ishangar, entre otras, que ilustran diversos procedimientos de la lengua que intervienen en la formación de palabras:
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Alonso Rabí do Carmo: «Una mirada a la contribución peruana al español / ‘El lenguaje peruano es muy activo, está viviendo’ en El Comercio, Lima 29-07-2005., p. 9. Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española. Vigésima segunda edición.
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Palabras provenientes de lenguas nativas: achichín, acuñas, acupurarla, acusachas, anisquehua, ashutúreste, cálpish, cashpados, caucasito, chamcas, champas (panes), chanos, chaque, chilalo, chiclayos, china / chinita / chinaza, chiringota, choloque, copocho, coshpines, culén, das-das, guashatullo, huacrayo, huanchacos, huinlla, indios-pishgos, ishangas, ishangar, lajmigo, lambaj, lunta, majoma, mishqui, mishita, nigua-nigua, pachamargos, pacio, papa guagalina, pispaditas, pite, poshga, potocho, ruco, shapingo, shilico, silulo, siso, shulca, mishqui pico, toto, yanca / yanca-yanca.
2)
Palabras castellanas desusadas o poco usadas en la lengua coloquial en Lima: amuró, aventador, bitoque, cuadrilla (pandilla), gafos, iden, lebrillo, milocha, pandorgas, papagayos.
3)
Neologismos: avenar, burel, enviscerados.
4)
Expresiones en castellano: 1
Frases novedosas: lleno de bandera por hasta la bandera, dos dedos ralos, gallina carioca, a mano limpia, quemar al muertito.
2 Resemantizaciones: barrigona (embarazada), berenjenas (coloq., focos de alumbrado público de poco voltaje), castigado (embriagado), chantada, puchas (rodajas), dañada (persona incapaz, sin fuerzas), empaque (bolso), enfrenadores (artesano), grajienta (de grasienta), grajo, góndola (un ómnibus Ford del 35 de servicio público), guanacos (panes), jeringa (artefacto confeccionado con carrizo y madera u hojalata que se usa en carnavales para arrojar agua), ofrenda (dádiva a los muertos), pastoras (niños disfrazados de ángeles), perolitos (pozos de agua hirviente), portada (puerta principal), repare (mirar), tallarines (cada insignia de grado de los oficiales), trancadazo (estreñido o que no puede miccionar), turcas (pastel semejante al alfajor), voladeras (cometas), bolero (juguete), chantada (colocar el trompo para castigarlo), potero (lugar donde se castiga el trompo), pica (trom-
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po viejo y grande usado para golpear y agujerear a los trompos perdedores a fin de evitar malograr el propio en juego de trompo). 5)
Cambio fonético: coche, cocheñudo, cuetero (cohetero), cumitas (comadres), cumpitas (compadres), Cunshe (concepción), Juliasho (Julio), vuashtarsh, mestaraste, abrazau, adivinau, aste, aura, ayser, aystar, dejuro, brinde, bolsico, borrachazo, cayen, cati, condenau, conseguiu, contratus, dau, decaye, dejuro, desconfiadosos, desgonzau, deshde, deso, deste, diaceptar, diaceruste, diadeverash, diaguas, diraste, dionde, dizque, diun, diuna, enamoradazo, enojadazo, enamorau, estau, feaso, feaso, haiga, lau, mistau, luestamus, lejasos, lejosh, lia, loficina, loperación, loyeste, luacusaste, luallamus, luaste, luestamus, luestoy, lus, llegau, malasa, malcriadaso, maldeciau, mestaraste, menestra (maestra), miabandona, mialoca, mia, mian, mincha, miraste, mistau, nuaguantu, nua, nuaga, ña, ño, ñudo, oigaste, onde, pue, operau, mian, pa, paca, tuavía, padentro, paradaso, pal, diun, pamarrar, paque, perdiu, pareso, picau, planchau, preocupeste, puadelante, puatrás, pue, puel, pueres, puestán, quejau, questaste, questás, questoy, quiadestar, quian, quihorita, quiay, reclamau, saqueste, sencaprichau, siaga, shacando, sersh, sheñosh, seyas, sia, siacuershdan, siolvídeste, siamejore, shuelo, tengasté, tian, to, traendo, trancau, trancadaso, tuavía, tuestos, vamus, veyo, vos, vua (por «voy a»).
En Celendín se usa china. Proviene del quechua ‘hembra’, como señala Miguel Ángel Ugarte en sus Arequipeñísmos (1942). Se la emplea referida a mujeres jóvenes con una carga afectiva positiva, como se evidencia en Memorias del corazón de Élmer N. Chávez Silva en el diálogo entre un marido y un médico en Celendinos dentro de un contexto citadino: «¡Yanca diraste, doctorcito... o mestaraste alabando será! Que la china estaba preñada... medio maliciaba yo...»¡3
3
Élmer N. Chávez Silva: Memorias del corazón. Inédito, primera versión mecanografiada, 2006, p. 70.
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Jorge Horna Chávez En los labios de Celendín consigna el término china como «Mujer joven»4, coincide con él Chávez Silva en el glosario de su obra, donde menciona que es una «designación afectuosa a las damas»5. Estas definiciones demuestran que se ha producido una ampliación de significado porque hace 38 años la palabra china sólo era empleada en Cajamarca para referirse a la «campesina6, mujer de campo.»7, según registro de Luis Iberico Más en su libro Cajamarquinismos (1969). Actualmente se ha eliminado el sema de procedencia campesina u origen nativo de la mujer que generalmente entraña connotaciones particulares en nuestro país. Pero se ha mantenido la connotación juvenil de esa palabra, como se desprende del Diccionario quechua: Cajamarca-Cañaris (1976) que hace 31 años publicó Félix Quesada C. Allí define china como «s. Mujer joven.8» (pero también añade «Úsase para llamar a las puercas»). Ese apelativo es empleado en el trato coloquial directo entre las propias mujeres como se aprecia en el aliento que una comadrona da a una mujer en el trabajo de parto: «aumentaba el volumen de los gritos que la china pegaba, mortificando a la solícita «matrona», quien a modo de arenga le decía: ‘Dale china’, … dale… no ‘seyas’ dañada… ya falta poquito… una nadita… una nadita más…’».9 Un celendino, Guillermo Oblitas Pimentel, de más de 60 años, señala que se empleaba la palabra china para referirse a las empleadas 4 5 6 7 8 9
Jorge Horna Chávez: En los labios de Celendín / Voces, sonidos, vocablos. Sin lug. de edic. 2004, Creaimagen Ediciones, p. 21. Élmer N. Chávez Silva: Memorias..., p. 81. La palabra china, bajo la acepción de mujer campesina joven, se halla en las obras de Ciro Alegría desde su primera novela La serpiente de oro (1936). Luis Iberico Mas: Cajamarquinismos. Cajamarca, [s. f.], Editorial Atahualpa, p. 45. Félix Quesada C.: Diccionario quechua: Cajamarca-Cañaris. Lima, Ministerio de Educación / Instituto de Estudios Peruanos. p. 34. Elmer N. Chávez Silva: Memorias..., p. 37.
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domésticas, no como un apodo u ofensa, sino como un tratamiento de costumbre que ellas aceptaban de buen grado, así se establecía una diferencia de clase entre la ‘patrona’ y la china en expresiones coloquiales como «Llámalo a la china»10. Otro empleo expresaba admiración por una joven cuando se la veía bien vestida y arreglada «¡Qué linda china!»11 Actualmente se ha ampliado el referente de china y también se la aplica para referirse a las niñas también con cariño, como se evidencia en la cita que transcribimos de Memorias del Corazón de Chávez Silva: «Con el acompañamiento de la banda de músicos, el jirón Dos de Mayo repleto de fieles y el correteo incesante de los niños en busca de las chinitas, avanzaba»12. También china puede servir para transmitir una carga valorativa de minusvaloración a través de la adjetivación despectiva china pecosa o superlativa de admiración por la belleza y gallardía de una joven en el derivado chinaza. Ambos matices expresivos se aprecian en el siguiente diálogo: – – – –
Su Otito está enamorau... enamorau tiita... de la Presentación Sánchez. ¿Enamorau mi cholito?... ¿mi Shulquita?, inquirió sorprendida y estupefacta ña Isolina, sintiendo que la sangre se le congelaba en el cuerpo y el pellejo se le ponía como carne de gallina. ¿Y tuavía de esa china pecosa?... ¿y chaposa como papa guagalina? Añadió, sin disimular su incomodidad. ¡De esa chinaza... diraste con justeza... replicó presta, la Benigna.13
Chinita es un término usado en diversos lugares del Perú, Ugarte indica que en Arequipa es «Desp. Sirvienta»14. Enrique Foley Gambetta en Léxico del Perú / diccionario de peruanismos, replana criolla, jerga
10 11 12 13 14
Guillermo Pimentel Oblitas: informante celendino que ha vivido en Celendín y mantiene vínculos con esa tierra de más de 60 años. Guillermo Pimentel Oblitas: informante. Élmer N. Chávez Silva: Memorias..., p. 11. Élmer Chávez Silva, Memorias..., p. 77. Miguel Ángel Ugarte Chamorro: Arequipeñismos. Arequipa, 1942, [s. e.], p. 17.
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del hampa, regionalismos y provincialismos de Lima15 dice que es «Mujer de tipo criollo o mestiza: también se aplica a la mujer de raza india.»16 y que con tratamiento afectuoso admite el diminutivo chinita. Carlos Camino Calderón en su Diccionario folklórico del Perú presenta una frase en la cual con la palabra china se alude en Piura a una joven: «A la china mañosa y al piajeno, con la nicula se compone.- En Piura llaman china mañosa a la joven que con mucha facilidad, se deja soliviantar por el sexo feo.»17. (Aclaramos que nicula es una especie de garrote.) También en Huánuco, Javier Pulgar Vidal en sus Notas para un diccionario de huanuqueñísmos y otros peruanismos que se emplean en el departamento de Huánuco (1967) dice que china es una «Voz genérica empleada como tratamiento afectuoso que las señoras dan a las jóvenes.»18. Hay una semejanza con el empleo en Celendín. La palabra china tiene otros matices significativos. Foley señala que en los hospitales alude a vaso de noche, bacinica o bacín. También, actualmente, en el lenguaje popular una china son cincuenta céntimos. Mencionamos ambos casos (lo de la bacinica y la moneda) aclarando que no responden al posible étimo nativo que señalamos a china. Otro celendinismo es chiclayo, Julio Garrido Malaver, poeta celendino, en su poema «Por estos puntos de referencia te encuentro», dice: ¿Sabes lo que es el caruache? Las cachangas y la cancha? Te gusta el verde de payco Y las ocas con chiclayo?19 15 16 17 18 19
Enrique Foley Gambetta: Léxico del Perú / Diccionario de peruanismos, replana criolla, jerga del hampa, regionalismos y provincialismos de Lima. Lima, Talleres Gráficos de JAHNOS, 1984. p. 50. Enrique Foley Gambetta: Léxico..., p. 50. Carlos Camino Calderón: Diccionario folklórico del Perú, Lima, 1945, Compañía de Impresiones y Publicidad, p. 2. (Prólogo de Jorge Basadre.) Javier Pulgar Vidal: Notas para un Diccionario de huanuqueñísmos y otros peruanismos que se emplean en el departamento de Huánuco, Lima, 1967, [s. e.], p. 61. Garrido Malaver, Julio. «Por estos puntos de referencai te encuentro». En En los labios de Celendín, Lima, Creaimagen Editores, 2004. p. 26.
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Malaver establece una correspondencia entre los potajes propios de esa tierra y el sentirse celendino porque: «¡De eso no podrá olvidarse / jamás un buen celendino!». El alimento es lo más vital en la experiencia cotidiana, crea identidad y entraña disfrute de la naturaleza y de los productos frescos como el chiclayo, que se menciona en el poema como un complemento de las ocas. Iberico en su libro Cajamarquinismos proporciona algunas referencias sobre su empleo culinario: «su fruto es parte integrante de la cocina popular, pudiéndose preparar con sal, en forma de locro, en sopas o purés o también en forma de dulce ya sea con azúcar o chancaca, agregándole cuando así se desea, un poco de leche. Las pepitas sancochadas y luego tostadas son muy agradables.»20 y Foley Gambeta dice que se come «como si fuera «cancha»21.. El término chiclayo procede del quechua, como lo registra Francisco Romero Carranza en su Diccionario de quechua ancashino: «chiklau, (s): Calabaza. En el Norte: chiclayo. Sinóm. Chila.»22 Y Abdón Yaranga Valderrama incluye sólo el segundo término chila en su Diccionario quechua – español / runa simi – español: «CHILA: 2) (nom) Calabaza.»23. Por supuesto que chila sí se relaciona con chikla; simplemente ocurre la inserción de una consonante epentética (la /k/), como sucede en el quechua de Áncash24 con chusiy ‘hincar’, que alterna con chuksiy; o es el caso de llullay ‘ficción’, ‘fingimiento’ del quechua general, que se compara con llucllay ‘engaño generalmente’ del diccionario de quechua colonial de Domingo de Santo Thomás. Luis Iberico Mas en su Diccionario de Cajamarquinismos señala el tipo de planta: «Echite» o «Mandevilla», planta opocinácea de la familia del zapallo»25. Y el Ministerio de Agricultura precisa más el 20 21 22 23 24 25
Luis Iberico Mas: Cajamarquinismos, p. 44. Enrique Foley Gambetta: Léxico..., p. 31. Francisco Carranza Romero: Diccionario de quechua ancashino, Trujillo, 1973, Departamento de Idiomas de la Universidad Nacional de Trujillo, p. 17. Abdón Yaranga Valderrama: Diccionario quechua-español Runa simi-español, Lima, 2003, Biblioteca Nacional del Perú, p. 47. Gary J. Parker y A. Chávez: Diccionario quechua: Áncash-Huaylas. Lima, 1976, Ministerio de Educación / Instituto de Estudios Peruanos.. Luis Iberico Mas: Cajamarquinismos, p. 44.
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concepto, indica que chiclayo es igual a calabaza y se trata de una: «Planta herbácea de la familia de las cucurbitáceas (Cucurbita Ficifolia Bouche) de origen precolombino. Hierba rastrera, perenne, tallo y follaje cubiertos de pelos espinosos; su fruto es verde con manchas claras, pulpa blanca y semillas blancas o negras.»26. Dentro del habla coloquial, en Celendín, el humor ha empleado la palabra chiclayo en una analogía curiosa, como aparece en el texto de Chávez Silva: «Hubo buena música, algunos sánduches [sic], abundante cerveza, pero lo más llamativo fueron tres «panzas» que aparte de chocarse entre sí, moviéndose como «chiclayos» en costalillo.»27. Aquí los vientres prominentes y fofos se comparan con el movimiento torpe de los chiclayos colocados al azar en un costalillo. En el campo de las creencias, en Celendín se considera que un yegua no debe cargar chiclayos porque puede abortar, según el relato de Segundo Juan Burga Solano del distrito de Pallán «Contaba mi abuelita que cuando está preñada una yegua y falta poco para que parga [sic.] no debemos hacerlo cargar ollucos y chiclayos porque puede abortar.»28. Otro registro celendino es el derivado chiclayal, terreno sembrado de chiclayos, de la misma manera que quinual y maizal: «Un día mi abuelita me contó que la tierra, cuando es buena, da lo que uno siembra, pero tamié pue tiene que sembralo a su tiempo y no estar haraganeando pue, tiene que lampeyalo a su tiempo, así pue vendrá qué maizal, ocal, papal y chiclayal y así buena cosechada.»29. El glosario del texto Las comidas vivas y otros cuentos de Celendín define chiclayal como «Muchos chiclayos, abundancia de chiclayos.»30 La palabra chiclayo también se encuentra en el repertorio del distrito de Molinopampa en Chachapoyas en la región nororiental 26 27 28 29 30
Portal Agrario. Ministerio de Agricultura / Glosario, en http:// www.minag.gob.pe/glosario_c.shtml, registro: 1. 50 h. 14-03-2007. Élmer N. Chávez Silva: Memorias..., p. 50. Segundo Juan Burga Solano: «Cuentos de salud» en Las comidas vivas y otros cuentos de Celendín, Cajamarca, 2001, Obispo Martínez Compañón, p. 21. Santos Mayta Carrión: «La comidita tropellada» en Las comidas vivas y otros cuentos de Celendín. p. 30. Las comidas vivas y otros cuentos de Celendín, p. 35.
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del Marañón, donde «se siembran productos de pan llevar para el consumo familiar, como son: maíz, frejol, habas, arveja, papa, chocho, chiclayo31, olluco, etc»32. Hay otra palabra chiclayo que posiblemente no tenga relación con la voz cajamarquina que analizamos, que se conoce en la Amazonía. Enrique Tovar D. en su Vocabulario del oriente peruano señala que es la denominación empleada para el frejol de Castilla (Phaseolus mungo) y que existen distintas variedades como el chiclayo ojo negro, el chiclayo pardo, mientras que en Ucayali abunda el «chiclayo pindayo». Señala además que la leguminosa «Vigna unguinculata» lleva el nombre de chiclayo, lo mismo que la apocinácea Echites ovalis. También Tovar afirma que hay un chiclayo verdura que es «otra variedad de frejol, y se cuece en su misma vaina para ensalada y guisos.»33
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La cursiva es nuestra. Informe Final de Práctica. Formador de Práctica: José Alex López Castro, Chachapoyas, 07-12-2005, http://www.ciberdocencia.gob.pe/archivos/ Inf_Practica_ISP_TRdeM.doc, Registro: en Lima, Perú, a las 12.10 h. del 16-03-2007. Enrique Tovar: Vocabulario del oriente peruano, Lima, 1966, Universidad Mayor de San Marcos, p. 78.
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Ofrenda es un término de la lengua general que es empleado en Celendín con nuevos matices significativos que no se hallan registrados en ningún diccionario. En Memorias del corazón se refiere a una costumbre tradicional realizada una vez al año: «En la zona rural, hacíanse además las llamadas ‘ofrendas’, especie de banquetes especiales, preparados con alimentos selectos que en vida fueron de la preferencia del difunto [celebración de Todos los Santos]»34. En la mayor parte de nuestra región serrana las ofrendas constituyen todo un rito con pasos establecidos, que se inicia el dos de noviembre Día de Todos los Santos hasta el día siguiente. Consiste en preparar los alimentos que eran de la preferencia de una persona mientras vivió (fruta, comida y a veces bebida), con los cuales se llena una mesa colocándolos sobre un mantel blanco muy limpio y se los deja hasta el día siguiente para que el alma del difunto al retornar las disfrute. Mariquita Marisol Becerra, de Pallán, distrito de Celendín, menciona los signos que aparecen en ese lapso y la manera de interpretarlos: Le ponen todo de alimentos como son comidas preparadas, frutas de todo tipo, coquita, aguardiente, cigarro y más harto de lo que más le ha gustado al difunto. Para controlar si la almita llega o les visita, arrojan ceniza a la puerta. La almita se presenta en forma de polillas. Luego al día siguiente controlan si ha llegado y ven en la ceniza cuando dejan sus huellas como rastro de patitas de gallina. Luego se reza para poder celebrar y compartir toda la familia las ofrendas que han dejado las almitas, porque si lo comemos antes de rezar o que la almita lo visite, nos da cólico y se hincha la barriga.35 Además, Honilda Rubio Delgado, cajamarquina de 20 años que ha vivido dos años en Celendín, dice que también se denomina ofrenda en Celendín al apoyo de la gente a una familia pobre cuando ha muerto uno de sus miembros. La ofrenda consiste en la entrega a la familia de comestibles o el ataúd36.
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Chávez S. p. 17. Mariquita Marisol Becerra Becerra: «Las almitas» en Las comidas vivas y otros cuentos de Celendín, Cajamarca, 2001, Asociación Obispo Martínez Compañón, p. 17. Honilda Rubio Delgado, entrevista 24-03-2007.
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La palabra ishanga se encuentra en la siguiente cita: «Los niños del vecindario venían de la ciudad, pertrechados de ‘ishangas’ (ortigas), baldes llenos de agua, jeringas de carrizo y hojalata y los bolsillos llenos de harina, correteaban a las niñas para ‘ishangarles’ las canillas»37. Ishanga corresponde en castellano al conocido término ortiga. La voz ishanga se halla en diferentes lexicones y glosarios, como el diccionario del quechua de Áncash en el que aparece con la forma «ishanka»38, el mismo registro señala Gerald Taylor en Chachapoyas y Lamas y añade otro apelativo «ITANA»39; también Marinell Park, Nancy Webwe y Víctor Cenepo Sangama en su Diccionario quechua: San Martín40 registran ishanka (‘ortiga’) e ishankay (‘azotar con ortiga’) con aplicación de una desinencia verbal quechua diferente, por supuesto, de la castellana que normalmente se le añade a una palabra procedente del quechua, como en ishangar, cashpar, ashuturarse, acupurar. Ishanga es una variante fonética de ‘ishanka’, que se registra con variantes, en el Glosario shilico de Chávez S. Se escribe con ‘h’ «Hishanga: Hierba espinosa que al frotar con el cuerpo produce ardor»41. El Diccionario geográfico histórico de Cajamarca (toponimia departamental) de Carlos Burga Larreta (1983) registra «ISHGUIN Planta q. al frotarla en el cuerpo humano pica. Al rascarse origina risas, se usa en carnaval.»42. En Huánuco, de acuerdo al Diccionario de Huanuqueñismos de Javier Pulgar Vidal, se la conoce como “ISHANCA.Ortiga corriente. Se emplea para el jugo llamado apachico y se toma en infusión como hermostático. Con sus hojas cocinadas se cría a los pavos tiernos.»43. 37 38 39 40 41 42 43
Elmer N. Chávez Silva: Memorias..., p. 11. Gary J. Parker y Amancio Chávez: Diccionario quechua Áncash-Huaylas, Lima, 1976, Instituto de Estudios Peruanos y Ministerio de Educación, p. 73. Gerald Taylor: Diccionario normalizado y comparativo quechua: ChachapoyasLamas, París, 1972, L’Harmattan. Marinell Park, Nancy Weber y Víctor Crespo S.: Diccionario quechua San Martín, Lima, 1976, Ministerio de Educación e Instituto de Estudios Peruanos. Arquímedes Chávez S.: Glosario..., p. 33. Carlos Burga Larreta: Diccionario geográfico e histórico de Cajamarca (toponimia departamental), Lima, 1983, Servicios de Artes Gráficos S. A., p. 1575. Javier Pulgar Vidal. Diccionario..., p. 87.
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La página web del Instituto de Investigaciones de la Amazonía señala que la ishanga se halla en la Amazonía y proporciona precisiones sobre su morfología: «Hortiga: Planta pequeña silvestre que crece en huertos y chacras, de tallo muy débil. El contacto de las hojas con el cuerpo produce urticaria por las pequeñas espinillas casi invisibles que las cubren. También es medicinal contra los adormecimientos, porque activa la circulación de la sangre. En la región es conocida como «ishanga».»44. Científicamente, «Ortiga es el nombre común de las plantas del género Urtica de la familia de las Urticaceae todas ellas caracterizadas por tener pelos que liberan una substancia ácida que produce escozor e inflamación en la piel. Es una de las «malas hierbas» más habituales, bien conocida por sus cualidades urticantes. Antiguamente se la conocía también como «la hierba de los ciegos», pues hasta éstos la reconocen con solo rozarla. Es una de las plantas que más aplicaciones medicinales posee.»45 La ishanga se emplea en Celendín con fines terapéuticos. Julio Garrido Malaver en el relato «El fallo de las gallinas» narra: «En anochecer golpeó a la puerta de la casa esta petición: -Doña Juana, hágame el favor de regalarme unas matas de hishanga para sobarle e reuma a su vecinita Cirila! -Pase no más a buscar en la huerta, vecino, aunque ya no se vé muy claro, concedió mi madre. Y el hombre se fué por tras de la casa. -Chiiiirrrrr, hicieron las gallinas al verlo. Y él bruscamente les dio la cara, -¡Alguien se vá a morir! Antes de cumplir el año de la «tapia», el hombre de las hishangas moría de muerte repentina, dicen.46
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http://www.iiap.org.pe/regionalismo.htm, Regionalismo, Instituto de Investigaciones de la Amazonía, registrado 2.25 p. m., 14-03-07. http://es.wikipedia.org/wiki/Ortiga#Usos, Wikepedia la Enciclopedia libre. Artículo. Ortiga, registrado 10.30 p. m., 25-03-07. Julio Garrido Malaver: Vida de pueblo, Lima, 1940, Talleres Gráficos de la Librería e Imprenta Guía Lescano, Suc. A. López Dominovich, pp. 83-84.
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Un significado diferente al que comentamos de ishanga como planta consigna en sus Cajamarquinismos Iberico Mas: «Especie de canastilla que se confecciona con un aro de madera, dentro del cual se hace un tejido empleando ‘huanchil’ en forma de cocos y que se cuelga en la viga para colocar o depositar en él los alimentos que pueden ser devorados por las ratas, los gatos o los perros. ... también para guardar los mates, cucharas y otros utensilios que se desea conservar limpios»47
Otro celendinismo que tratamos es das-das. Esta expresión se registra en Memorias del corazón de la siguiente manera: ¡Mi Juliasho!... ¡mi Juliasho!... «caucasito mi cholito». ¿Y qué esperas… china grajienta…? ¡Anda… «traile das-das» una frazada y tápalo… ese muchachito se puede resfriar… y hasta pulmonía le puede dar.48 Celendín emplea las palabras dasdas repetidas. Jorge Horna Chávez En los labios ce Celendín la define como un adverbio que signi47 48
Luis Iberico Mas, Cajamarquinismos, p. 69. Elmer N. Chávez Silva: Memorias..., p. 46.
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fica «Rápido, al momento»49, equivale al ‘ya-ya’ que se emplea en el castellano coloquial para azuzar en alguien la realización inmediata de una actividad («Lo quiero ya ya»). También das se emplea sin reduplicación; así aparece en la novela Obdulia de los alisos de Miguel Arribasplata, de San Pablo en Cajamarca: «dicen pa acomederse en la soledá y empujar sus embarcaciones por las profundidades de las aguas esos dos muchachos son unos vivos das rematan sus pejes en la calle o en cualquier restaurante del pueblo». A diferencia de este empleo, Pimentel Oblitas afirma que si en Celendín se emplea una vez das, no se la entiende. Félix Quesada en su Diccionario quechua: Cajamarca-Cañaris presenta esos dos registros «Das, adv. Rápido, al momento. Cf. Dasdas.»50; y Carlos Camino Calderón en su Diccionario folklórico del Perú incluye otras variantes: «DAS! DAS! DASITO NOMÁS!-Quiere decir: ahora mismo, en este instante!-» y aclara que «El dasito nomás, es absolutamente cajamarquino.»51, Pimentel Oblitas afirma que el dasito sí lo entienden como «rapidito». Grajiento es un adjetivo despectivo que se emplea en el lenguaje coloquial y se aplica para demostrar desprecio o desdén hacia una personas como se aprecia en la cita tomada de Memorias del corazón de Chávez Silva: «-¿Tú eres ese ‘cholo grajiento’ que robaba gallina a mi pobre hermano?»52. Iberico Mas en sus Camarquinismos define el término grajiento «Persona sucia, desaseada. Generalmente se emplea como insulto de poca monta.»53. Aunque no lo señala Iberico, también califica a los animales, como en estas recriminaciones que una mujer hace a su pollino «¡Te quedas ahí sin ‘moveshte, iden estaca... burro grajiento’!»54. Con la palabra primitiva grajo, con el significado de ‘una miseria, muy poco’, se califica una circunstancias específica expresando insatisfacción o inconformidad, como se aprecia en el comentario
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Jorge Horna Chávez: En los labios..., p. 24. Félix Quesada. Diccionario..., p. 39. Carlos Camino Calderón. Diccionario..., p. 98. Elmer N. Chávez Silva: Memorias... , p. 48. Luis Iberico Mas. Cajamarquinismos, p. 59. Elmer N. Chávez Silva: Memorias..., p. 58.
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Rosa Carrasco Ligarda
que realiza una persona en Memorias del corazón de Élmer Chávez Silva recordando la escasa cantidad de alimentos servidos con elegancia una noche de Navidad “-Que Noche Buena ‘aysesh ese grajo’... con un plato tendido, dos rodajitas de papa, una nadita de dulce de manzana ‘poshga’ y un ‘pite’ de pavo `lambaj’» 55. La palabra grajo no ha sido registrada bajo esta acepción, Iberico Mas la presenta como un atributo de limpieza y como un calificativo a las personas «GRAJO.- Sucio, cochino, desaseado. También como persona insignificante, chuzca; sin ninguna importancia y que por lo tanto no merece consideración alguna.»56, y Arquímedes Chávez S. en Glosario shilico define grajo como «De poca importancia.»57. Es curioso que la palabra grajo también ha sido consignada por Juan de Arona en su Diccionario de peruanismos con un significado que coincide con el sema ‘sucio’ que se halla en Celendín, aunque se trata posiblemente tan sólo de una analogía, vale la pena presentar la manera cómo lo registra: Grajo.- Hedor chotuno más o menos fuerte o insoportable que despiden los negros, y que no es más que la sobaquina de los españoles.- grajiento: el que padece de este achaque sin ser negro. Salvá trae el adjetivo como cubanismo, no el sustantivo; pero en Pichardo no hallamos ni uno ni otro. O a mano tierra, montarás destripan, y encorvados jadean, sudan, hipan, en lo más fuerte del rural trabajo, y ocupa la extensión aura de grajo. Poesías Peruanas, 136. «No deja la más fina De oler por la mañana a sobaquina.» Dice un poeta español.»58
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Elmer N. Chávez Silva: Memorias..., p. 69. Luis Iberico Mas: Celendinismos, p. 59. Arquímedes Chávez S., Glosario..., p. 29. Juan de Arona (Pedro Paz Soldán y Unanue): Diccionario de peruanismos, t. II, Lima, Talleres Gráficos de Editorial e Imprenta «DESA», 1975, p. 221.
Celendinismos
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La coincidencia con el celendinismo grajiento es evidente y señala uno de los problemas más acuciantes: el mal olor del cuerpo por falta de higiene (hoy tenemos además desodorantes con los cuales actualmente podemos contar a discreción). Se puede señalar también que en esta palabra se puede aplicar la definición de peruanismo de Martha Hildebrandt, ya que la vida de las palabras recorre rutas impredecibles. De esta manera hemos presentado un puñado de términos que son una muestra de la riqueza expresiva y colorida de nuestro país que matiza las expresiones con sabor nativo y connotaciones múltiples.
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