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Catequesis Pre-bautismal Encuentro con padres y padrinos
Al be r t o J a im e Ma nz a no
A. ¿Por qué bautizar a mi hijo?
Las motivaciones que inducen a las personas para bautizar a su hijo son muy variadas. Algunas ideas que circulan entre la gente son erradas o son inexactas. Algunas de estas razones son: Si el niño no se bautiza es “morito”, todavía no es persona. Esa razón es falsa. Al nacer
es hijo de Dios por la creación. En el bautismo será hijo de Dios por la redención y el sacramento. Al final de los tiempos será hijo de Dios por la resurrección.
Si el niño no se bautiza y muere se va al infierno y se condenará para siempre. Esa idea no corresponde a lo que sabemos acerca de Dios. El bautismo es necesario para la salvación de aquellos a los que el Evangelio ha sido anunciado y han tenido la posibilidad de pedir este sacramento. Pero Dios no le puede pedir cuentas a un niño que todavía no es responsable de sus acciones. Dios es piadoso y misericordioso y sabrá acoger en su amor a un niño que sin culpa propia no ha sido bautizado.
El bautismo es la ocasión para hacer una gran fiesta y celebrar el nacimiento del niño. Durante la celebración del bautismo damos gracias a Dios por la vida de los niños que son presentados al bautismo, pero no se debe pensar que es necesario hacer el gran gasto con motivo del bautismo. El que pueda hacer una celebración familiar con la ocasión del bautismo, que la haga. Pero ningún padre debe sentirse obligado a hacer una fiesta ni debe dejar de bautizar a un hijo porque no tiene dinero para la fiesta. Tampoco hay que buscar como padrinos de los niños a personas con dinero, con el fin de que paguen la fiesta. La alegría del bautismo es la alegría espiritual.
La razón verdadera para celebrar el bautismo:
Los padres desean para sus hijos lo mejor que tienen, y entre esas riquezas está la propia fe. Por eso quieren que sus hijos participen de la salvación de Cristo cuanto antes y asumen el compromiso de educarlos en la fe que ellos mismos tienen y practican. Por eso no tiene mucho sentido que unos padres que no son creyentes o que no practican su fe presenten a sus hijos a bautizar. En todo caso, esos padres que no viven como cristianos ni asisten a la iglesia, deben aprovechar la ocasión del bautismo de su hijo para comenzar a vivir como verdaderos discípulos de Jesús y poder así transmitir a sus hijos la fe cristiana.
Toda persona está necesitada de salvación, pues no podemos salvarnos a nosotros mismos; el único Salvador es Dios a través de Jesús. El bautismo nos otorga esa salvación inicial, nos incorpora a la Iglesia, nos hace parte de la familia de Dios.
Esa necesidad de salvación se les presenta a las personas de muy diversas maneras.
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Nuestro corazón suele estar inquieto, buscamos un sentido para lo que hacemos, vamos tras la búsqueda de una salvación. Estar salvado es sentir que la vida está segura, que somos dueños de nuestra vida, que no corremos peligro incluso frente a la muerte. ¿Es eso posible? B. Jesucristo es nuestra salvación
Los cristianos creemos que en el Evangelio de Jesucristo encontramos respuesta a esta pregunta. Nadie más que él puede salvarnos, pues sólo a través de él nos concede Dios a los hombres la salvación sobre la tierra (Hechos 4, 12: “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvados. ). ”
¿Cómo aceptamos el mensaje de Jesús y nos unimos a él? Juan 12, 44-50: “
Quien quiere hacer suyo el mensaje de Jesús, aceptarlo como verdadero y vivir a la luz de su
palabra, debe poner su fe en él . Conocemos quién es Jesús por la palabra de la Iglesia, que ”
es la comunidad de los que han creído en Jesús desde el principio. La Iglesia nos enseña la Palabra de Dios y en la Iglesia tenemos la posibilidad de aceptar la salvación que Jesús ha traído. El bautismo es la puerta de entrada a la Iglesia y a la vida de Dios. El bautismo es como un nuevo nacimiento (Juan 3, 5-8). Por el bautismo nos unimos a la muerte y resurrección de Jesús, recibimos el Espíritu Santo y Dios nos reconoce como sus hijos adoptivos (Romanos 8, 12-17). El bautismo es por eso el sacramento con el que se inicia nuestra salvación. ¿Y si lo rechazamos? Quien rechaza este mensaje de salvación, quien rehúsa a
vivir según los mandamientos de Dios, quien vive su vida como si Dios no existiera, quien no quiere seguir el camino que lo hace mejor persona, se extravía y se pierde (Marcos 16, 15-16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio ”
a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado ).
Quien cierra las ventanas de su casa para que no entre la luz del sol, se queda en la oscuridad. Esa posibilidad es real, pues somos personas libres también para elegir el mal en vez del bien. Esa perdición final de la vida no es algo que Dios haya destinado para nosotros, sino que es el resultado de nuestras propias decisiones erradas, cuando sabemos cuál es el bien que debemos seguir y lo rechazamos. Por eso es necesario el bautismo: para aceptar por la fe el mensaje de salvación que Jesús nos ha traído de parte de Dios y para entrar a participar en esa salvación que Jesucristo ha realizado a nuestro favor.
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C. ¿Qué es el bautismo?
El bautismo es el sacramento que Jesús dejó como signo de que aceptábamos su mensaje por la fe y de que nos uníamos a su muerte y resurrección para obtener así la salvación. ¿Cuál es el origen del bautismo? El origen del bautismo es la misma práctica de
Jesús. Según nos narran los evangelistas (Marcos 1, 9-11; Mateo 3, 13-17) Jesús recibió un bautismo al inicio de su ministerio de predicación. Era el bautismo que hacía Juan, en el río Jordán, para pedir el perdón de los pecados. Jesús, aunque no tenía pecado, lo recibió, porque él vino para buscar a los pecadores. ¿Cuándo mandó Jesús a bautizar? Después de su resurrección Jesús dio
el mandato a sus discípulos de anunciar el evangelio y de admitir a la Iglesia por medio del bautismo a quienes aceptaran vivir según las enseñanzas de Jesús y recibir de Dios la gracia del perdón y de la salvación. Jesucristo resucitado envió a sus discípulos a enseñar a los pueblos el camino del evangelio y a bautizarlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo (Mateo 28, 18-20; cf. Marcos 16, 15-16). ¿Qué obligaciones asumen los padres del niño en el bautismo? La
celebración del bautismo de un niño es ocasión para que sus padres renueven su propio compromiso bautismal y de vida cristiana. Por lo tanto, el primer requisito es que los padres asuman nuevamente su responsabilidad de vida cristiana. Al renovar su propio bautismo, los padres del niño asumen la responsabilidad de educarlo en la fe. Eso significa:
Que les van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a conocer a Dios y a Jesucristo, (en especial el misterio de su nacimiento por la Navidad y el de su muerte y resurrección en Semana Santa). Que les van a enseñar a orar y a confiar en Dios que es Padre bueno de todos. Que les van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a participar en la misa del domingo y en otras actividades de la Iglesia. Que les van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a cumplir los mandamientos de la Ley de Dios, a servir al prójimo en caridad y a tratar de ser cada vez mejores personas. Que los van a llevar a las catequesis que se ofrecen en la iglesia, especialmente la catequesis de preparación para la primera comunión. En una palabra, que los van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a vivir como hijos de Dios, pues esa es la gracia que reciben en el bautismo.
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¿Qué función tienen los padrinos? El papel principal en el bautismo lo tienen el
padre y la madre del niño. Son ellos los que presentan al niño a la Iglesia, son ellos los que expresan su fe cristiana. Los padrinos son el respaldo y el apoyo que los padres buscan para realizar responsablemente esta tarea. Los padrinos deben ser elegidos por ser buenos cristianos, por estar bautizados y también confirmados, porque ya han hecho la primera comunión y sobre todo porque siguen a Jesucristo día tras día ya que viven según el Evangelio. ¿Cómo hay que prepararse para bautizar a un niño? Es conveniente que los
padres y padrinos del niño se arrepientan de sus pecados. Si hace mucho que no se confiesan es oportuno que reciban el sacramento de la confesión, especialmente si son conscientes de haber cometido pecados graves. Hay que venir conscientes de que lo que se va a realizar es un acto sagrado, que exige que afinemos nuestra espiritualidad y actitudes de fe. D. ¿Cómo se realiza el bautismo?
El bautismo se debe realizar normalmente en la parroquia donde viven los padres del niño que va a ser bautizado. El bautismo consta de las siguientes partes: Rito de acogida.
Los padres en voz alta dicen el nombre de sus hijos. Los padres manifiestan su intención de que el niño sea bautizado. A continuación el sacerdote pregunta tanto a los padres como a los padrinos si saben a lo que se comprometen y si están dispuestos a asumir esa obligación. A lo que se espera que los padres y padrinos respondan que sí. A continuación el que preside la celebración hace la señal de la cruz en la frente de los niños que van a bautizar y los padres y padrinos deben hacer lo mismo. La señal de la cruz es el distintivo de los cristianos (1Cor 1, 22-25). Es una expresión, con gestos, de nuestra pertenencia a Cristo. (La hacemos de dos maneras: Nos persignamos cuando hacemos una cruz sobre la frente, otra sobre la boca y otra sobre el pecho mientras decimos: Por la señal de la santa cruz de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro. Nos santiguamos cuando hacemos una sola señal de la cruz, de la frente al pecho, del hombro izquierdo al derecho, diciendo: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Estos son los dos modos de invocar el nombre de Dios sobre nuestras personas y de manifestar nuestra consagración a Dios.)
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Liturgia de la palabra. Se hace la lectura de al menos una lectura de la Escritura.
La Escritura es para nosotros la palabra de vida. En ella conocemos lo que Jesús hizo y enseñó y conocemos también las obras de Dios a favor nuestro. A continuación el que preside tiene unas breves palabras de homilía para destacar el don de Dios y las obligaciones que contraen padres y padrinos. Sigue después una breve letanía a los santos y preces por los bautizados. Los cristianos vivos y los santos en el cielo y los difuntos en vías de purificación construimos una sola comunidad de hermanos. Por eso, en este momento en que unos niños van a ser admitidos en la Iglesia, invocamos la memoria de los santos del cielo, que han sido cristianos antes que nosotros (Hebreos 12, 1-2). Al concluir estas preces el sacerdote realiza una oración de exorcismo para pedir a Dios que proteja al niño de todo mal. Finalmente el que preside unge con el óleo de los catecúmenos al niño en el pecho, para significar esa protección contra el mal y el pecado. (Antiguos circos romanos: esquivar los golpes del adversario) Celebración del sacramento. Esta es la parte central de la liturgia.
En primer lugar el ministro que preside bendice el agua con la que se va a realizar el bautismo. En la oración recuerda los momentos en que Dios ha salvado por el agua: la creación, cuando el mundo surgió de las aguas; el diluvio, cuando las aguas sirvieron de castigo a los pecadores y de salvación al justo Noé en el arca; el paso del Mar Rojo, cuando los Israelitas salieron de Egipto; el mismo bautismo de Jesús, que es el origen del sacramento; la lanzada en el costado, cuando salió sangre y agua del costado de Cristo. Los bautizandos entrarán en esa historia de salvación al recibir el bautismo. A continuación viene la profesión de fe. Consiste en tres preguntas, por las que los padres y padrinos en primer lugar renuncian a vivir en el pecado, a dejarse seducir por Satanás y en otras tres preguntas por las que afirman su fe en Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Esta profesión de fe debe transformarse en vida. Los padres y padrinos de los niños que la realizan en este momento renuevan de este modo su voluntad de rechazar el mal para vivir según la voluntad de Dios y se adhieren con confianza a la fe de la Iglesia. Luego cada familia se acerca a la pila bautismal para el sacramento del bautismo. El sacerdote pregunta nuevamente a los padres su deseo de bautizar a su hijo o hija. El bautismo consiste fundamentalmente en derramar agua sobre la cabeza del niño o de la niña mientras se dice: YO TE BAUTIZO EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN. Así mandó Jesús que se hicieran discípulos suyos (Mateo 28,19).
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Terminando el bautismo se realiza la unción con el Santo Crisma . El Santo Crisma es un aceite perfumado, que el Obispo bendice cada año en Semana Santa. La palabra crisma significa “unción”. De esa palabra viene también el nombre “Cristo”, que se traduce como “Ungido”, Jesús es el Cristo porque es el Ungido por el Espíritu Santo. Así
el Santo Crisma significa la unción del Espíritu Santo en el recién bautizado. Esa unción lo hace semejante a Cristo, lo hace “cristiano” (cf. 1 Juan 2, 20.24 -28; 2Corintios 1, 2122). (Este Santo Crisma se utiliza también en la confirmación, en la ordenación de sacerdotes y obispos y en la consagración de iglesias. Al niño se le hace la unción en la coronilla de la cabeza.)
A continuación se realiza la imposición de la vestidura blanca. El vestido tiene un valor simbólico. Los policías visten un uniforme para ser reconocidos como servidores de la seguridad pública. Utilizamos vestidos diversos según vayamos a una fiesta, a hacer deporte o al trabajo. El sacerdote se pone vestiduras especiales para celebrar la misa. El vestido refleja así una identidad, una función, una actitud. Varios textos de la Escritura hablan del inicio de la vida cristiana como ponerse un vestido nuevo: nos despojamos del hombre viejo pecador para vestirnos del hombre nuevo que es Cristo (cf. Efesios 4, 20-24; Colosenses 3, 9-10.12). Se inicia una nueva vida para el bautizado. El que ha sido bautizado goza ya de la presencia de Dios en su alma. Por eso el vestido blanco que se impone al niño expresa esa realidad nueva. Lo ideal es que sea una verdadera prenda de vestir, una túnica, un chaleco, una prenda para cubrir la cabeza. Lo importante es que el niño no traiga ya puesta la prenda que se le va a vestir en este momento. A continuación se hace entrega de la luz . Durante la celebración del bautismo ha estado encendido el cirio pascual, que simboliza a Cristo resucitado, luz del mundo. Los padres y madres de los niños bautizados han traído una vela y la encienden en este momento. Es símbolo de la luz del evangelio, de la nueva vida divina en las personas de los bautizados. Cristo es luz del mundo (cf. Juan 8,12). Gracias a él hemos sido librados del reino de las tinieblas, es decir, del pecado y del mal, y hemos sido trasladados al reino de la luz, es decir, de la gracia, el perdón y la santidad (Colosenses 1, 12-14). Los cristianos somos por eso “hijos de la luz” (1 Tesalonicenses 5, 4-11). A los padres y padrinos se les encarga mantener encendida la luz, es decir, la vida divina en el alma del niño recién bautizado. 6 a n i g á P
Ritos conclusivos. La liturgia del sacramento del bautismo concluye con la oración del
Padre-nuestro. Por esta misma oración los padres y padrinos se comprometen también a orar por sus hijos y a enseñarles a conocer a Dios y a orarle con confianza de hijos.
Por último el que preside la celebración invoca la bendición de Dios sobre los padres y madres de los niños, sobre los padrinos y toda la asamblea para que Dios los proteja en su camino.
E. ¿Qué deben hacer los padres para educar a sus hijos en la fe?
Los padres y padrinos se comprometen a crear un ambiente de fe para educar a sus hijos. Tres elementos los pueden ayudar en esta tarea:
Es importante que los adultos responsables de la educación de sus hijos maduren su fe a través de la catequesis . La parroquia ofrece oportunidades de catequesis y maduración en la fe, pero fijaos, la fe cristiana sobre todo se debe aprender en el hogar. Los padres, con su ejemplo y sus palabras, deben transmitir a sus hijos su fe. Es importante también que cuando lleguen a la edad para ello, los padres envíen a sus niños a la catequesis para complementar la fe que se ha recibido en la casa. Es importante que la familia de los niños se habitúe a participar por lo menos en la misa de los domingos . La parroquia ofrece diversos horarios y oportunidades para realizar esta práctica tan importante en la vida del cristiano. Es muy importante que la familia tenga tiempos de oración en su casa . Si no saben orar o rezar es necesario que pida ayuda a quien se la pueda dar. La oración en casa, sobre todo el rezo del rosario en familia o la lectura diaria de un pasaje del evangelio son una magnífica manera de crear un clima de oración en la familia. La oración asidua será una motivación para llevar una vida recta, según la voluntad de Dios.
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