Catequesis Con Humor - Miguel Lucas

January 10, 2017 | Author: Libros Catolicos | Category: N/A
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CATEQUESIS CON HUMOR

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MIGUEL LUCAS

CATEQUESIS CON HUMOR SUBSIDIOS PARA LA ENSEÑANZA DEL COMPENDIO DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

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INTRODUCCIÓN

La catequesis estuvo, durante siglos, centrada en los niños. Ahora se habla de “catequesis con adultos”, para acentuar el protagonismo del laico en el proceso de la educación en la fe. El papa Benedicto XVI dijo a los obispos: “El pueblo necesita de más catequesis. Utilicen todos los medios de comunicación posibles para transmitir la Palabra de Dios”. La razón del título, Catequesis con humor, la hallamos en san Agustín: él dice que la mayor dificultad para el educador o catequista se refiere, no al qué enseñar, sino a cómo enseñar. Acerca de la cual, el santo ofrece la mejor pedagogía de todos los tiempos, que se fundamenta en instruir deleitando, para llevar más fácilmente al educando o catequizando a la práctica de la verdad. Por eso, antes de exponer los recursos para la enseñanza del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, presentado por el papa Benedicto XVI, voy a hablar de cómo enseñar, con base en san Agustín. Hoy en día se da mucha importancia a lo emocional en la educación, que tanto él ya resaltaba. Veamos lo que dice al respecto. Todo educador tiene que conseguir tres grandes metas: enseñar, deleitar y mover Comenta san Agustín: “Dijo, pues, un maestro de elocuencia –y dijo la verdad–, que el orador de tal modo debe hablar que enseñe, deleite y mueva” (Sobre la doctrina cristiana 4. 12, 27). “Enseñar a los ignorantes es un servicio necesario; enseñarles, agradando, es una remuneración placentera; ganarlos para la verdad es la mayor de las victorias” (Sobre la doctrina cristiana 4. 12, 27). El educador ha de incentivar el aprendizaje del alumno creando un clima de alegría y buen humor San Agustín presenta una nueva línea pedagógica. A partir del conocimiento profundo de los alumnos, el educador debe establecer una comunicación cordial,

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un clima de alegría y buen humor, de simpatía y cálida amistad, transparencia del amor de Dios con los hombres. Él resalta la importancia de la alegría que debe manifestar el educador al enseñar, factor de empatía muy importante entre el educador y el educando. El hecho es que somos oídos con mayor placer, cuando a nosotros mismos agrada nuestro trabajo. El hilo de nuestra locución es tocado por nuestra alegría y se desenvuelve más fácil y más inteligible... La gran preocupación reside en la manera de narrar, para que aquel que enseña, quien quiera que sea, lo haga con alegría; tanto más agradable será la narración cuanto más pueda alegrarse el educador (La catequesis a los principiantes 2, 4). La caridad, el amor cristiano, es la condición indispensable para que el aprendizaje se realice con gozo, porque lo vuelve agradable Pedagógicamente, el amor es muy importante para que el aprendizaje se realice con alegría, porque cuando nuestros discípulos se dan cuenta de que nosotros los amamos, en seguida abren sus corazones para recibir nuestros sentimientos; se establece, entonces, entre quien habla y quien escucha, una íntima correspondencia de amorosos sentimientos, que siempre despierta la alegría del uno y la atención del otro, llegando a construir una fuerte fusión de almas: Cuanto más amemos a nuestros alumnos, tanto más desearemos que aprovechen nuestras enseñanzas y, así tanto más empeño pondremos en enseñarles aquello que necesitan (La catequesis a los principiantes 10, 14). No hay cosa que mueva más al amor que descubrirse amado (La catequesis a los principiantes 4, 7). Hay que educar con y para el amor San Agustín nos dice que el amor se presenta, no sólo como medio, sino como fin del enseñar: Usando el amor como motivador de tu enseñanza, explica las lecciones de tal forma que quien te escuche pueda aceptar lo que oye, y al aceptarlo, pueda concebir la esperanza de poseerlo y, esperando, ame lo oído y esperado (La catequesis a los principiantes 4, 8). Encarnar los valores San Agustín se da cuenta de que no es suficiente instruir formalmente, sino que es necesario que se encarne lo que se enseña. De hecho, las lecciones más importantes vienen de la fuerza de los ejemplos del educador: “Los maestros se ofrecen como modelos para imitar. Esto es lo que se llama enseñanza” (De la música 1, 6). En la catequesis hay que narrar la historia de la salvación

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San Agustín dice que en esta narración hay que ir a lo esencial: exponer las obras admirables del Creador, centrarse en Jesucristo y revelar el amor del Padre. La historia del amor de Dios por el ser humano debe conducirnos al amor a Él y al prójimo, por medio de la fe y de la esperanza. Para facilitar este amor y esta alegría de los que tanto habla san Agustín, serán contadas varias anécdotas, todas ellas relacionadas con los diversos temas del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. Lo que yo presento aquí son apenas subsidios para catequesis, encuentros, charlas, eucaristías para niños...

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PRIMERA PARTE LA FE PROFESADA

Unidad 1 “Yo creo” – “Nosotros creemos” Dios viene al encuentro del hombre 1 ¿Cuál es el designio de Dios para el ser humano? Dios, que es infinitamente perfecto y bienaventurado en sí mismo, por un designio de pura bondad, creó libremente al ser humano, para hacerlo participar de su vida bienaventurada. Éste, tentado por el diablo, desobedeció a Dios. Así, Adán y Eva perdieron para sí y para todos sus descendientes la gracia de la santidad y justicia originales. Dios, en su infinita bondad quiso que el hombre y la mujer fueran felices y permanecieran unidos. Así que les ordenó: “Formarán una sola carne” (por el matrimonio). Teniendo presente este designio del Señor, voy a contarles la siguiente anécdota: Estaban jugando un niño y una niña, ambos de 6 años. Al terminar, dice la niña al niño: –Cuando yo crezca, voy a querer casarme contigo. –No es posible, respondió el niño. –¿Por qué? –preguntó la niña sorprendida. –Porque en mi familia sólo se casan entre parientes. Mi madre se casó con mi padre, mi abuela con mi abuelo, mi tía con mi tío... 2 ¿Por qué existe en el ser humano el deseo de Dios? Dios, al crear al ser humano a su propia imagen, escribió en su corazón el deseo de verlo y poseerlo, como dice san Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta descansar en ti” (Confesiones 1, 1, 1). Sobre el primer hombre y la primera mujer que Dios creó a su imagen, escuché un día lo siguiente:

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Adán y Eva paseaban por el Paraíso. Y Eva preguntó a Adán: –¿Tú me amas? Adán dijo: –¿Y tengo otra alternativa? 3 ¿Cómo se da la revelación de Dios al ser humano? Por la tradición apostólica y la Sagrada Escritura (la Biblia). La primera consiste en la transmisión del mensaje de Cristo y se ha realizado desde el origen del cristianismo, mediante la predicación, el testimonio, el culto y los escritos inspirados. La Biblia comprende el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. 4 ¿Cómo responde el hombre a la revelación? Por la fe, que es una adhesión personal del ser humano a Dios, que se reveló. Significa unirse a Él, confiando y aceptando todas las verdades por Él reveladas; significa también creer en un solo Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Unidad 2 La profesión de fe cristiana El Credo Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de santa María Virgen. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén. 5 ¿Qué creó Dios? “Dios creó el cielo y la tierra” (Gn 1, 1). Dios es creador de los ángeles y del mundo visible, y de modo particular del ser humano. Los ángeles son criaturas espirituales que, contemplando a Dios cara a cara, le glorifican, le sirven y son sus mensajeros en el cumplimiento de la misión y salvación para todos los hombres.

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A propósito de ángeles, un señor iba por la calle y a su lado cayó un ladrillo, que ni si quiera le rozó. Entonces, el Ángel de la Guarda le dijo: “Yo te protegí”. Cayó una teja a su lado y tampoco le alcanzó. De nuevo el Ángel de la Guarda le dijo: “Yo también te protegí ahora”. Entonces el hombre pregunta al Ángel de la Guarda: “¿Y dónde estabas tú que no me protegiste también el día de mi matrimonio?”. 6 ¿En qué consiste la providencia divina? Consiste en las disposiciones con que Dios conduce a sus criaturas a la perfección última, a la cual Él mismo las llama. El Señor es el autor soberano de su designio. Pero para su realización se sirve también de la cooperación de sus criaturas. Al mismo tiempo les concede a éstas la dignidad de obrar, de ser causa unas de otras. Hablando de la providencia divina, recuerdo una historia que escuché: Un señor estaba dentro del río y el agua le llegó hasta las rodillas. Apareció una barca y el barquero le dijo: “Entre en mi barca, porque se ahogará”. El hombre le dijo: “Yo confío en Dios. Él vendrá a salvarme”. Cuando el agua llegaba hasta la cintura del hombre, apareció otra barca. El barquero le dijo: “Entre en mi barca, podrá ahogarse”. A éste, el señor también le dijo: “Dios me salvará”. Finalmente, el agua le llegó hasta el cuello. Pasó una tercera barca y también le brindó auxilio. El hombre, de nuevo, no aceptó la ayuda, porque Dios le socorrería… hasta que se ahogó. Como confiaba mucho en la providencia divina fue al cielo. Allí, le dijo a Dios: “¡Esta vez, el Señor me falló!”... Y Dios le respondió: “No fallé, yo te mandé tres barcas y tú no quisiste ninguna”. 7 ¿Cuál es el misterio central de nuestra fe y de la vida cristiana? Es el misterio de la Santísima Trinidad. Los cristianos son bautizados en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. En el Credo vemos que Cristo es el centro de nuestra fe. 8 ¿Quién es Jesucristo? Es el Hijo de Dios hecho hombre. Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres. Él nos trae la salvación por su encarnación, vida, muerte y resurrección, y con la cooperación del Espíritu Santo. Estamos hablando de la salvación de las almas, pues puede ocurrir que algunos se confundan, como en la siguiente historia: Un sacerdote viajaba en un tren. Se encontraba muy concentrado, rezando sus oraciones, cuando llegó el cobrador a pedirle el tiquete de viaje. El sacerdote,

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distraído, en lugar del billete, le entregó al cobrador una estampa de Jesús crucificado. El pobre hombre se lo recibió algo confundido y le expresó: “No sé si el dueño de la empresa acepte esto”. En la estampa estaba escrito: “Él pagó por todos nosotros”. 9 ¿Por qué Jesús manifiesta el reino por medio de señales y milagros? Jesús acompaña su Palabra con señales y milagros para testificar que es el Mesías. Aunque Él cure a algunas personas, no vino para eliminar todos los males en esta tierra, sino para liberarnos, ante todo, de la esclavitud del pecado. La expulsión de los demonios anuncia que su cruz será victoriosa sobre el “príncipe de este mundo” (Jn 12, 31). Con respecto a los milagros de Jesús, hay quienes se siguen confundiendo. Veamos: Una familia tenía dos hijos gemelos, que sólo se diferenciaban porque el uno hablaba y el otro no. Un día, el padre resolvió llevar al santuario de Lourdes al hijo que no hablaba. Cuando el niño entró en la piscina, considerada milagrosa, como el agua estaba bien fría, dijo una palabrota. El padre, inmediatamente, telefoneó a la madre y le expresó: –¡Milagro, nuestro hijo está hablando! A lo que la madre respondió: –¡Claro, te llevaste al que habla y dejaste conmigo al mudo! 10 La Virgen María Jesucristo, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de la Virgen María. Ella es madre de Dios y nuestra, inmaculada, siempre Virgen, madre de la Iglesia, abogada nuestra. Fue llevada a la gloria del cielo en cuerpo y alma. Por todo eso, ¡con qué gran cariño debemos amarla e imitar sus virtudes! El obispo iba a hablar en una reunión de padres y, para llamar la atención, empezó así: –Antes de todo, quiero decirles que estoy apasionado. En un segundo, todos los padres volvieron los ojos atentos al conferencista, que prosiguió: –Ella es bonita, joven, bien educada y fascinante. Un murmullo de asombro recorrió el auditorio. –Pero cálmense, que no tengo ningún problema de vocación. Estoy hablando de Nuestra Señora, la Virgen María. Al P. Fidencio le gustó la idea y quiso usarla para llamar la atención de sus feligreses. Entonces, subió al púlpito y empezó:

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–Hermanos míos, les confieso que estoy apasionado. Un zumbido de desaprobación se hizo oír en los bancos. –Ella es bonita, joven, bien educada y fascinante. El pueblo estaba callado y perplejo. –Pero no se preocupen, porque ella se llama… se llama… ¡caramba!, olvidé su nombre. Al día siguiente, el obispo trasladó al P. Fidencio a la más distante parroquia de un pueblo. 11 ¿Quién es el Espíritu Santo? Es la tercera persona de la Santísima Trinidad. Dice san Agustín: “Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, que es la Iglesia’’. La Iglesia es el lugar de nuestro encuentro con el Espíritu Santo: en la Palabra de Dios, en la tradición y en el Magisterio de la Iglesia, en la liturgia sacramental, en la cual Él nos comunica la gracia de Cristo, en la oración, en los carismas y ministerios, en las señales de la vida apostólica y en el testimonio de los santos. Sabemos que el Espíritu Santo derrama sus dones sobre los seres humanos. Sobre estos hablaremos más adelante de forma más detallada. Pero ahora voy a aprovechar este punto sobre el Espíritu Santo para contar una anécdota sobre el don de consejo. Un día, san Pedro, en el cielo, resolvió pedir a Jesús pasar un mes en la tierra. Volvió entusiasmado: –Señor, mi fama allí es enorme. Tiene que ver la inmensa Iglesia que construyeron en mi honor, en Roma. Jesús, entonces, pensó en venir también a la tierra para saber cómo estaban las cosas. Pero san Pedro lo disuadió: –Yo creo que no conviene que el Señor se aparezca por allí, pues su crédito no es nada bueno. Sólo se oye en todas partes: “Dios te pague”. 12 ¿Quiénes son la Iglesia? Los fieles que, incorporados a Cristo mediante el bautismo, son constituidos miembros del pueblo de Dios. Conversando con algunos jóvenes que no frecuentaban la iglesia, les pregunté: –¿Ustedes saben por dónde se entra en la Iglesia? –Por la puerta –respondieron. –No, en la Iglesia se entra por el bautismo –les dije. Jerarquía y ministerios

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13 ¿Cuál es la misión del Papa y de los obispos en la Iglesia? Cristo confió a san Pedro la Iglesia, y ésta es gobernada por sus sucesores –los Papas– y por los obispos, sucesores de los apóstoles en comunión con el Papa. Sobre el Papa, me contaron la siguiente anécdota: El Papa iba a celebrar una Eucaristía en una iglesia de Roma, pero el conductor que dirigía iba muy despacio y el Papa estaba atrasado. Entonces, Su Santidad dijo al conductor: –Deja que conduzca y tú vas en el banco de atrás. El Papa se pasó el semáforo en rojo y un policía lo hizo parar. Cuando éste vio que era el Papa, telefoneó a su jefe y le pidió que lo aconsejara, pues el infractor era una personalidad muy importante. –¿Quién es? –preguntó el comandante– ¿es el alcalde de Roma? –Mucho más importante. Respondió el policía. –¿Es el gobernador? –Mucho más… –¿Es el presidente de Italia? –Mucho más… –¿Entonces, quién puede ser? –preguntó el jefe. El policía respondió: –Quién es, no sé, pero el Papa es el que está conduciendo el auto, entonces, imagine quién será el que está en el banco de atrás… Hablando del Papa, dicen que una vez, el papa Juan XXIII visitó el convento de las Hermanas Siervas del Espíritu Santo. A la llegada del Papa, la superiora, toda perturbada por la ilustre visita titubeó en la presentación: –Santo Padre, yo soy la superiora del Espíritu Santo. A lo que el Papa respondió: –Pues yo soy un humilde siervo del Señor. 14 ¿Cuál es la misión de los laicos en la Iglesia? Por ser bautizados y confirmados, los laicos deben comprometerse en la misión que Cristo dio a todo el pueblo de Dios: procurar el reino, iluminando y ordenando las realidades temporales según Dios. Los laicos participan a su modo, en la función sacerdotal, profética y real de Cristo. Del oficio sacerdotal de Cristo participan al ofrecer la propia vida con todas las obras, preces e iniciativas apostólicas, vida familiar y trabajo cotidiano, males de la vida soportados con paciencia y descanso corporal y espiritual. Del oficio profético participan al acoger la Palabra de Cristo y al anunciarla al mundo mediante el testimonio de vida y de la palabra, la acción evangelizadora y

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la catequesis. Del oficio regio participan por haber recibido de Cristo el poder de vencer en sí mismo y en el mundo el pecado con abnegación de sí y la santidad de su vida. Sobre la función evangelizadora de los laicos quiero contarles la siguiente historia: En un autobús estaba, junto a la ventana, un hombre completamente borracho. En una parada entró en el autobús una señora y tuvo pena del pobre embriagado. Fue hasta él, se sentó a su lado y procuró catequizarlo: –¡Hermano mío! ¡Tú vas camino al infierno! –¡Ea! –gimió el borracho. Tomé el autobús equivocado. No es para allá que yo voy, no. Y tiró frenéticamente del cordón de parada. 15 ¿Cómo se caracteriza la vida consagrada en la Iglesia? La vida consagrada a Dios se caracteriza por la profesión de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia en un género de vida estable, reconocido por la Iglesia. Hablando de vida religiosa consagrada, recuerdo la siguiente anécdota: Existía en un convento una novicia que se levantaba todas las noches para comer de lo que había en la nevera. Hasta que un día, la madre superiora por la mañana percibió que faltaban alimentos. Entonces, la madre superiora se escondió por la noche en la cocina, con la luz apagada, y cuando la novicia fue a buscar comida, la madre hizo ruido con los pies. La novicia sorprendida, preguntó: –¿Quién está ahí? La superiora, con voz gruesa y diferente, respondió: –Soy Satanás. La novicia dijo: –¡Menos mal que es Satanás, porque si fuera la madre superiora estaría perdida! 16 ¿Qué significa la comunión de los santos? Esa expresión indica, en primer lugar, la común participación de todos los miembros de la Iglesia en las cosas santas: la fe, los sacramentos –en particular la Eucaristía, los carismas y otros dones espirituales. Designa también la comunión entre las personas santas, es decir, las que por la gracia, están unidas a Cristo muerto y resucitado. Algunos aún peregrinos en la tierra; otros, habiendo dejado esta vida, se están purificando, ayudados también por nuestras oraciones; otros, ya gozan de la gloria de Dios e interceden por nosotros. Todos juntos forman en Cristo una sola familia, la Iglesia, para alabanza y gloria de la Trinidad. Sobre la intercesión de

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los santos, veamos esta anécdota: Un borracho procuraba, en vano, montar a caballo para volver hacia su casa. Pero, por más que se esforzaba, nada conseguía, debido al alto grado de embriaguez. Resolvió, entonces, recurrir a los santos: –¡San Pedro, me ayude! Nada. –¡San Juan, me ayude! Nada. –¡San Sebastián, me ayude! Nada. Intentó entonces lo máximo: –¡Todos los santos del cielo, me ayuden! En un gran esfuerzo, consiguió montar, pero cayó del otro lado. Y se quejó: –Así también, todos de una vez, es demasiado. Sobre este asunto les voy a contar algo que me sucedió: Un día, un compañero me fotografió junto con el P. Mariano de la Mata, ahora beato. Cuando, después de su muerte, oí decir que él iba a ser reconocido beato, agarré la fotografía, la corté por el medio, guarde la parte de la foto del beato y eché fuera la foto del pecador: la mía. Como párroco suyo confieso que tuve la oportunidad de ayudarle a santificarse durante 12 años. 17 En el Credo también se dice: creo en la remisión de los pecados ¿Cómo se perdonan los pecados? Por el bautismo y por el sacramento de la reconciliación o penitencia. 18 ¿Qué lugar ocupa la resurrección de Cristo en nuestra fe? La resurrección de Cristo es la verdad culminante de nuestra fe y representa, con la cruz, una parte esencial del misterio pascual. Sobre la resurrección de la que se habla en el Credo, escuché la siguiente anécdota: Un señor español fue a Israel con la suegra; estando allá, la suegra murió. Entonces, el señor preguntó a las autoridades que cuánto costaría enterrar a su suegra allí mismo. La respuesta fue: 500,00 dólares. Y para llevarla a España: 2.000,00 dólares. El señor optó por enterrar la suegra en España, pues oyó decir que allí, cerca de Jerusalén, un tal Lázaro, después de 4 días de muerto, había resucitado. 19 ¿Qué es la vida eterna? Es la que tendrá inicio después de la muerte, y no tendrá fin. Será precedida para cada uno por un juicio particular por obra de Cristo, juez de los vivos y muertos, y será ratificada por el juicio final. En la vida eterna veremos a Dios “cara a cara”, viviendo en comunión de amor con la Santísima Trinidad. Sobre este tema voy a contar lo siguiente: Un hombre dejó las calles llenas de nieve de Chicago para pasar unas vacaciones en la soleada Florida. Su esposa hacía un viaje de negocios y

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planeaba encontrarlo al día siguiente. Cuando él llegó al hotel resolvió mandar un correo electrónico a su mujer. Como no halló el papel en que había anotado la dirección del correo electrónico de ella, lo escribió como lo recordaba. Infelizmente erró una letra y el mensaje fue a parar al correo de la esposa de un pastor protestante, que había muerto el día anterior. Cuando la pobre mujer examinó su correo y leyó el mensaje equivocado dio un grito de profundo horror y cayó en el suelo, muerta de un infarto. Al oír el grito, su familia corrió para el cuarto y leyó lo siguiente en la pantalla del monitor: Querida esposa, acabé de llegar. Fue un largo viaje, pero aquí es todo muy bonito. Muchos árboles, jardines… A pesar de que llevo aquí pocas horas, me ha gustado mucho. Ahora voy a descansar. Hablé aquí con el personal y está todo preparado para tu llegada mañana. Tengo certeza de que a ti también te va a gustar. Besos de tu eterno y amoroso marido. P.D.: ¡aquí está haciendo un calor infernal! Sobre el juicio final, se cuenta que Miguel Ángel, cuando hizo la grandiosa pintura en la Capilla Sixtina, aprovechó la ocasión para colocar, entre los condenados al infierno, a algunos personajes que le creaban dificultades. Entre ellos, estaba un cardenal que, enfurecido, fue a pedir la intervención del Papa para que el pintor lo excluyese. Pero el Papa habría respondido: “Eminencia, si fuera en el purgatorio yo podría hacer alguna cosa, pero en el infierno, es imposible”. 20 ¿Cómo la fe explica el purgatorio? Los que mueren en la gracia y amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, experimentan un período de purificación después de su muerte. 21 ¿Qué enseña la Iglesia sobre el infierno? Es verdad que “Dios quiere que todos los hombres se salven” (1Tm 2, 4) pero, siguiendo el ejemplo de Cristo, la Iglesia advierte a los fieles sobre la triste realidad del infierno. La pena principal en él consiste en la separación eterna de Dios. Después de que yo comenté en una Eucaristía las palabras de Cristo sobre el infierno: “Al final del tiempo saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido, donde será el llanto y el rechinar de dientes”, una señora me dijo: “Usted hoy ha tranquilizado mi conciencia, pues yo no iré para el infierno, porque allí habrá llanto y rechinar de dientes, y yo no tengo ningún diente”.

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SEGUNDA PARTE LA CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO

Unidad 1 La economía sacramental Celebrar la liturgia en la Iglesia 22 ¿Cómo se define la liturgia? La liturgia es la celebración del misterio de Cristo y, en particular, de su misterio pascual. Mediante el ejercicio de la función sacerdotal de Jesucristo se manifiesta y realiza en ella la santificación del hombre a través de señales sensibles. El culto público a Dios es realizado por el cuerpo místico de Cristo, es decir, la cabeza y sus miembros (cf. CEC 218). En otras palabras: a) La liturgia es un acto de Cristo, a través de sus ministros. b) El hombre, por ella, se santifica mediante señales, como el agua, el pan, el óleo, el gesto, que él recibe en los sacramentos y en las bendiciones. c) La liturgia es la oración de la Iglesia. d) Ninguna oración particular se puede comparar con la oración litúrgica de la Iglesia. El centro del año litúrgico es el domingo, que tiene su ápice en la pascua. Todos conocemos la respuesta dada, frecuentemente, en las preces de la Eucaristía, después del Credo. Teniendo presente esto, veamos lo que pasó en un convento de monjas: Había un loro que sólo sabía decir: “¡Ojalá que todas las monjas se mueran!”. La madre superiora contó esto al padre capellán. Éste le dijo: –No se preocupe. Yo tengo un loro en mi casa que sólo sabe rezar. Voy a traerlo al convento para que su loro, viendo que el mío reza, aprenda a rezar también y no diga más esas cosas. El padre llevó su loro al convento, pero cuando el de las monjas decía: “¡Ojalá que todas las monjas se mueran!”, el loro del padre, que sólo sabia rezar,

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respondía: “Señor, te rogamos, óyenos”.

Unidad 2 Los siete sacramentos de la Iglesia 23 ¿Qué son los sacramentos y cuántos son? Los sacramentos son señales sensibles y eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, por medio de los cuales nos es concedida la vida divina. Son siete: bautismo, confirmación, Eucaristía, penitencia, unción de los enfermos, orden sacerdotal y matrimonio. Sacramentos de la iniciación cristiana Los fieles, renacidos por el bautismo, son fortalecidos por la confirmación y nutridos por la Eucaristía. Sacramento del bautismo 24 ¿Cuáles son los efectos del bautismo? El bautismo perdona el pecado original, todos los pecados personales y las penas debidas por el pecado; nos hace participar de la vida divina trinitaria mediante la gracia santificante, por la cual somos incorporados a Cristo y a su Iglesia, y todos los cristianos nos hacemos hermanos; propicia las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y nos otorga los dones del Espíritu Santo. Hablando del bautismo, por el cual somos herederos del cielo, recuerdo una anécdota: Una vez pregunté a los niños en la Eucaristía: –¿Quién quiere ir al cielo? Todos levantaron la mano. Entonces dije: –Pero ahora, ya, ¿quién quiere ir al cielo? Todos bajaron la mano. El viaje al cielo quedó pospuesto. Todos sabemos que muchas personas después de ser bautizadas y confirmadas no aparecen más en la iglesia. Una historia ilustra el caso: Cierta vez se juntaron tres sacerdotes para ver cómo cada uno resolvía el problema de los murciélagos en su iglesia. El primero dijo: –Yo coloqué los murciélagos en una bolsa de plástico, los llevé a 80 kilómetros de distancia y los solté, pero cuando volví ya estaban todos de nuevo en la iglesia. El otro explicó: –Yo disparé a los murciélagos, pero no acerté en ninguno; sólo conseguí agujerear el techo de la iglesia.

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El tercero dijo: –Descubrí un santo remedio: bauticé y confirmé a todos los murciélagos, y todos desaparecieron. Nunca más volvieron a la iglesia. A propósito del bautismo, me contaron que en un bautismo de evangélicos, celebrado junto a un río, se coló un borracho en la fila de candidatos. El pastor hacía la inmersión de los bautizandos en el agua del río, al tiempo que pronunciaba las palabras propias de la ceremonia y preguntaba: –¿Tú has visto a Jesús? Cuando llegó el turno del borracho, repitió la pregunta: –¿Tú has visto a Jesús? –No, Señor –respondió el borracho. Una inmersión más. –Y ahora, ¿tú lo has visto? –No. En la tercera inmersión, el borracho no aguantó más y le dijo al pastor: ¿Está seguro de que fue aquí mismo que Él se ahogó? Sacramento de la confirmación 25 ¿Qué hace la confirmación? El efecto de la confirmación es la especial efusión del Espíritu Santo, como la de pentecostés. Este sacramento aumenta la gracia recibida en el bautismo y permite a quienes lo reciben ser valientes testigos de la verdad cristiana en el mundo. Sobre este particular coraje que nos da la confirmación, quiero recordar un caso: Una profesora de religión pregunta a los alumnos: –¿Quién de ustedes ha realizado recientemente una buena acción? –Yo ayudé a una viejecita a atravesar la calle –dijo Juanito. –¿Quién más hizo buenas acciones? –Yo también ayudé a una viejecita a atravesar la calle –dijo Pedrito. –¿Alguien más? –pregunta la profesora. –Yo también ayudé a una viejecita a atravesar la calle –agregó Pepito. –¿Pero por qué todos hicieron la misma buena acción? –preguntó extrañada la maestra. –Mire profesora, como la viejecita no quería atravesar la calle, dio un trabajo enorme cargarla hasta el otro lado –respondieron los niños. Sacramento de la Eucaristía 26 ¿Qué dice Jesús sobre la Eucaristía? “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Quien coma de este pan vivirá

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eternamente. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6, 51-54). La Eucaristía es el corazón y el centro de la vida de la Iglesia, porque en ella Cristo asocia a la Iglesia a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido al Padre en la cruz. Por ella, Cristo derrama las gracias de la salvación. 27 ¿Cuándo instituyó Jesucristo la Eucaristía? La instituyó el jueves santo “en la noche en que iba a ser entregado” (1Co 11, 23), celebrando con los apóstoles la Última Cena. Después de haber reunido a sus discípulos en el cenáculo, Jesús tomó en sus manos el pan, lo partió y se lo dio, diciendo: “Tomen y coman: éste es mi cuerpo que será entregado por ustedes” (cf. 1Co 11, 24). Después tomó en sus manos el cáliz del vino y les dijo: “Tomen todos y beban: éste es el cáliz de mi sangre, la sangre de la nueva y eterna alianza, que será derramada por ustedes y por todos para la remisión de los pecados. Hagan esto en mi memoria” (1Co 11, 25). • ¿En qué sentido la Eucaristía es memorial del sacrificio de Cristo? En que hace presente y actual el sacrificio que Cristo ofreció al Padre en la cruz, en favor de la humanidad. • ¿Y cómo está Jesús presente en la Eucaristía? Jesucristo está presente en la Eucaristía de modo verdadero, real, substancial: con su cuerpo, y su sangre, con su alma y divinidad. Está presente en ella sobre las especies eucarísticas del pan y del vino, Cristo todo entero: Dios y hombre. 28 ¿De qué consta la celebración eucarística? La celebración eucarística, que llamamos Euaristía, comprende: a) Liturgia de la Palabra. b) Liturgia eucarística. c) Comunión. Unido al tema de la Eucaristía está el milagro de la multiplicación de los panes y los peces; con respecto al cual quiero contarles una historia: Un padre dijo en una homilía de la Eucaristía: –Cristo dio de comer con 5.000 panes a 5 hombres. El sacristán, que percibió que el sacerdote había confundido los panes con los hombres, le dijo: –Ese milagro también lo hago yo… –¿Cómo? –quiso saber el padre. –Yo también doy de comer a 5 hombres con 5.000 panes. El sacerdote percibió que el sacristán estaba ironizando el error y le dijo: –Está bien, te espero para el año que viene.

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Al año siguiente el padre no erró y dijo en la misa: –Cristo dio de comer a 5.000 hombres con 5 panes. Después de la Eucaristía el padre preguntó al sacristán: –Y ese milagro, ¿también lo haces tú? –Lógico –respondió el sacristán– con el resto de pan que sobró del año pasado. 29 ¿Cuándo la Iglesia considera obligatorio participar de la Euarisía? La Iglesia establece que es obligatorio participar en la santa Eucaristía todos los domingos y fiestas de precepto, y recomienda a los fieles que también participen en ella los demás días. 30 ¿Cuándo se debe comulgar? La Iglesia recomienda a los fieles que participan en la Eucaristía que reciban con las debidas disposiciones también la santa comunión, prescribiendo la obligación de comulgar por lo menos en la Pascua. Para recibir la comunión, se debe estar en estado de gracia, es decir, sin conciencia de pecado mortal. Ahora, vean lo que me contaron sobre la predicación de la Palabra de Dios en la Eucaristía: El autobús donde viajaba un sacerdote perdió el control y cayó a un abismo. Cuando el conductor percibió que el autobús se salía de la carretera, pidió a todos los pasajeros que rezaran. Murieron el sacerdote y el conductor. Estos dos fueron al cielo, pero cuando llegó el turno del sacerdote, san Pedro le dijo: –Tú no entras, sólo entra el conductor. –¿Por qué? –le preguntó aturdido el sacerdote. –El conductor, en medio del accidente, hizo que todos los pasajeros rezaran, y tú cuando predicabas en la misa, hacías dormir a todos los fieles. Los sacramentos de curación son la penitencia y la unción de los enfermos. Sacramento de la penitencia o reconciliación 31 ¿Cómo se llama este sacramento? Es llamado sacramento de la penitencia, de la reconciliación, del perdón, de la confesión o de la conversión. Es el sacramento que nos da el perdón de los pecados cometidos después del bautismo. ¿Qué pecados se deben confesar? Todos los pecados graves aún no confesados. Todo fiel es obligado a confesar los propios pecados graves, por lo menos una vez al año, y siempre antes de recibir la comunión. Hablando de confesión, recuerdo a un señor que fue a confesarse, y el padre le puso como penitencia rezar un rosario, pero él respondió que no se sabía el Padrenuestro ni el Avemaría.

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Entonces el padre le preguntó: –¿Pero qué es lo que tú sabes? Y él respondió: –La letanía. –Entonces reza la letanía –le aconsejó el sacerdote. –Está bien, pero usted comience cada frase, que yo respondo, pues sólo sé: “Ruega por nosotros”. Sacramento de la unción de los enfermos 32 ¿Cuáles son los efectos de este sacramento? a) La unión con Cristo. b) El consuelo y la fortaleza para soportar la enfermedad. c) El perdón de los pecados, si el enfermo no tiene oportunidad de confesarse. d) El restablecimiento de la salud, si es voluntad de Dios. e) La preparación para la vida eterna. Con respecto de la unción de los enfermos recuerdo la siguiente anécdota: Un sacerdote invitó a un monaguillo a visitar un enfermo para darle “los últimos sacramentos”. Así era llamada la unción de los enfermos antes del concilio Vaticano II. Un día después, durante la clase de catequesis, el padre preguntó a los alumnos: –¿Cuántos son los sacramentos? El monaguillo, que era uno de ellos, respondió: –Acabaron todos los sacramentos, no hay más. –¿Por qué? –preguntó sorprendido el sacerdote. –¿Usted no dijo ayer, cuando fuimos a ver al enfermo, que le iba a dar “los últimos sacramentos”? Los sacramentos al servicio de la comunión y de la misión 33 ¿Cuáles son los sacramentos al servicio de la comunión y de la misión? Son el orden sacerdotal y el matrimonio. Sacramento del orden sacerdotal 34 ¿Qué es el sacramento del orden sacerdotal? Es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles continúa ejerciéndose en la Iglesia, hasta el final de los tiempos. Toda la Iglesia es un pueblo sacerdotal por el bautismo. Pero existe el ministerio conferido por el sacramento del orden, cuya tarea es servir a la comunidad en nombre y en la persona de Cristo. Desde los orígenes, el ministerio ordenado es ejercido en tres grados:

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episcopado, presbiterado y diaconado (obispo, presbítero y diácono). A propósito del sacramento del orden sacerdotal, recuerdo que cuando yo era niño, mi padre decía que como yo era muy listo, “llegaría lejos”. Tenía razón. ¿Saben para dónde fui cuando me ordené sacerdote en España? Para Brasil. Existe una anécdota más sobre el P. Fidencio, del cual ya hablamos anteriormente, aquel que fue trasladado a una parroquia lejana. Estando allí, le escribió al obispo y fue a llevar la carta al correo. Por el camino encontró un grupo de chicos jugando fútbol en la plaza y preguntó: –¿Dónde queda el correo? –Padre –dijo uno de ellos– siga en frente, doble la esquina y entre en aquella casa amarilla al lado de otra amarilla. Agradeciendo la información, el padre aprovechó para hacer una invitación: –Vengan hoy a mi iglesia que voy a enseñarles el camino al cielo. –¿Pero, padre –exclamó un chico– si usted no sabe ni el camino del correo cómo puede saber el camino al cielo? –Garantizo que tú no sabes cómo murió Jesucristo. –¿Murió? –exclamó apenado el pequeño– ¡nosotros ni sabíamos que estaba enfermo! –¿Y tú sabes por lo menos hacer la señal de la cruz? –preguntó impaciente el sacerdote. –Mire, padre, las palabras yo sé, sólo no sé desparramarlas en la cara –le dijo el muchacho. –¿Ustedes son católicos? –preguntó el padre. El chico que tenía el balón en la mano, respondió: –Yo lo soy. En casa hay un santo en la pared. No sé bien si es san Jorge del caballo o si es san caballo del Jorge. Pero el santo allí está. –¿Tú sabes dónde está Dios? –insistió el P. Fidencio, mirando al niño de cinco años. –Está en el cuarto de baño de mi casa –respondió inmediatamente el pequeño. –¿Cómo así? –se espantó el padre. –Es verdad, padre. Yo sé porque todas las mañanas, cuando mi padre quiere entrar en el cuarto de baño, exclama: “¿Ay, Dios mío, tú aún estás ahí?”. El P. Fidencio se rió mucho, dio un saludo, y sé fue al correo. Por ocasión de una gran fiesta en la parroquia, llamaron a un célebre predicador para hacer el sermón. La predicación fue larga y llena de citas de la Biblia y de los santos padres. Al día siguiente, el predicador, para saber cuál había sido el resultado de su predicación, preguntó a uno de los fieles si le había

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gustado. El hombre respondió: –El sermón fue bueno. Sólo que por la noche no conseguí dormir. –¿Por qué?, preguntó el predicador. ¿Le impresionó tanto? –No, respondió el otro. Es que cuando yo duermo durante el día, tengo insomnio por la noche. Sacramento del matrimonio 35 ¿En qué consiste el matrimonio? Es la alianza de un hombre y una mujer, que constituye una íntima comunidad de vida y de amor. Dios, al crear al hombre y a la mujer, les llamó en el matrimonio a tal alianza, de modo que fueran “una sola carne”. Por su naturaleza, el matrimonio está orientado tanto para el bien de los cónyuges, como para la generación y educación de los hijos. La unión matrimonial es indisoluble, como afirma Cristo: “No separe el hombre lo que Dios ha unido” (Mt 19, 6). Antiguamente había cierta esclavitud en los matrimonios, cierto predominio del hombre sobre la mujer. A propósito, sobre la igualdad de derechos de los géneros, decía una señora en una conferencia: –¿Dónde estaría el hombre si no fuera por la mujer? Un señor respondió: –En el paraíso. Sobre la educación de los hijos les contaré la siguiente anécdota: Una señora reclamó a su vecina que su hijo le había tirado una piedra. La madre del niño, preguntó: –¿Mi hijo le acertó con la piedra? Ella respondió: –No. –Entonces, no fue mi hijo quien tiró la piedra, porque cuando mi hijo tira una piedra nunca falla. Sobre la discordia en la familia, recuerdo un caso: Un hombre entra en la iglesia y empieza a rezar: –¡Oh, Dios!, dame paciencia para tratar bien a mi suegra. Dame bondad para tener caridad con ella. Pero no me des fuerza, porque entonces le retuerzo el cuello y la estrangulo. Ahora un caso sobre un matrimonio caritativo: La mujer dice al marido durante un paseo en la plaza:

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–Voy a dar una moneda a ese ciego, pues me la pidió con educación, me dijo: “Regáleme, por favor, una moneda, bella señora”. –¿Él dijo: “Bella señora”? –Sí, eso dijo. –Pues, entonces, dale la moneda, porque él es realmente ciego. Y, con respecto al matrimonio, aún existen casos de amor al estilo antiguo: –Un joven entra en un bar y encuentra a una pareja, ya de edad, atendiendo a la gente, y le dice al anciano: –¿Usted, señor, me podría servir un café? –Claro –responde el anciano y mirando a la mujer le dice: –Amor de mi vida, trae un café para el muchacho. –¿Puede traerme también unas rosquillas? –le pide el joven. –Ahora mismo –y el anciano nuevamente pide a la mujer: –Razón de mi vida, trae unas rosquillas para el joven. Sin saber qué decir, el chico pregunta: –¿Usted es casado con esa mujer? –Sí, hace 50 años –responde sonriendo, el viejito. –¡Y continúa tratándola con tanto amor! –exclama el joven. –¿Amor? Nada, joven. Es que hace 10 años que me olvidé de su nombre. Veamos un caso de verdadero amor: Un matrimonio conmemora su aniversario y el marido dice a la mujer: –Cuando celebremos nuestras bodas de plata, voy a llevarte a Estados Unidos. Ella interroga: –¿Y cuando celebremos las bodas de oro? Él responde: –Quién sabe, soy capaz de traerte de regreso de Estados Unidos. Un sacerdote casó a una pareja y, después de dos años, preguntó a la mujer: –¿Y ya tienen hijos? Ésta le respondió: –No podemos. A lo cual el sacerdote agregó: –No se preocupen, yo tengo que ir a Roma y allí voy a encender una vela para que Dios se los dé. Después de cuatro años el sacerdote vuelve de Roma y pregunta a la mujer: –¿Consiguieron tener hijos? La mujer le responde:

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–¡Sí, tuvimos hijos!... gemelos, trillizos... El sacerdote le pregunta: –¿Dónde está tu marido? –Él fue de prisa a Roma a apagar la vela que usted encendió. El Evangelio dice que Jesús curó a la suegra de Pedro. Sobre este hecho, alguien me dijo lo siguiente: Pedro negó a Jesús tres veces. ¿Sabe por qué? –Porque Jesús curó a su suegra. Y más sobre las suegras: El marido entra en casa y la mujer le dice: –Querido, el reloj grande de la sala se cayó de la pared. –¿Y no sucedió nada? –¡Casi cae encima de mi madre! –¡Maldito reloj, siempre está atrasado! Los sacramentales 36 ¿Qué son los sacramentales? Son señales sagradas, instituidas por la Iglesia, destinadas a preparar a las personas para recibir el fruto de los sacramentos y santificar las varias circunstancias de la vida. Entre los sacramentales, ocupan lugar especial las bendiciones. Valga aclarar que se trata de verdaderas bendiciones, no de simples señales como le ocurrió al mono del chiste: En un pueblo había un mono que vivía en un árbol durante el día, pero por la noche se bajaba y acababa con todas las frutas de las huertas. El alcalde le puso una trampa, pero no consiguió cazarlo. Un guardia civil quiso prenderle, pero tampoco lo consiguió. A alguien se le ocurrió que una bendición del sacerdote sería buena para que el mono bajara. El sacerdote fingió que daba la bendición y el mono bajó del árbol, porque el mono entendió que el gesto vertical y horizontal de la bendición con la mano quería decir que si no bajaba cortaba el árbol. 37 Los funerales cristianos Los funerales expresan el carácter pascual de la muerte cristiana en la esperanza de la resurrección y el sentido de la comunión con el difunto, particularmente, mediante la oración por la purificación de su alma. A propósito de funerales: En un pueblo, el alcalde y el párroco no se entendían. Siempre que era posible, uno aprovechaba la ocasión para crear problemas al otro. Un día, el párroco encontró un burro muerto en medio de la calle. No perdió la oportunidad y telefoneó al ayuntamiento para reclamar. El alcalde, después de oírlo, respondió:

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–Es que estábamos esperando que usted fuera a hacer la recomendación. –Y el padre del otro lado respondió: –No, él no es cristiano. Es librepensador como el alcalde.

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TERCERA PARTE LA VIDA EN CRISTO

Unidad 1 La vocación del hombre: la vida en el espíritu La dignidad de la persona 38 ¿Cuál es el fundamento del ser humano? La dignidad de la persona está fundamentada en su creación a imagen y semejanza de Dios. Dotada de un alma espiritual e inmortal, de inteligencia y de libre voluntad, la persona está ordenada a Dios y llamada, con su alma y su cuerpo, a la bienaventuranza eterna. El ser humano alcanza la bienaventuranza en virtud de la gracia de Cristo, que lo torna participante de la gracia divina. La bienaventuranza responde al deseo natural de felicidad que Dios puso en el corazón del hombre para atraer hacia sí lo que realmente le puede saciar. Cristo apunta el camino que lleva a la felicidad sin fin: las bienaventuranzas. Todas las personas, de cualquier raza o color, tienen su dignidad, la que a veces se ignora y, por eso, son ofendidas o despreciadas. La discriminación racial ha permitido que surja la expresión “de color”, para hacer referencia a una persona de raza negra o mulata. Carta de un escritor africano anónimo Mi hermano blanco: Cuando yo nací, era negro; cuando crecí, era negro; cuando me expongo al sol, soy negro; cuando estoy con frío, soy negro; cuando estoy con miedo, soy negro; cuando muera, seré negro. Y tú, hombre blanco: Cuando tú naciste, eras rosa; cuando creciste, eras blanco; cuando te expones al sol quedas rojo; cuando estás con frío, quedas morado; cuando estás con miedo, quedas blanco; cuando estás enfermo, quedas verde; cuando tú te mueras, quedarás ceniza. Después de todo esto, hombre blanco, todavía tienes la osadía de llamarme

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¿hombre de color? La libertad del hombre 39 ¿Qué es la libertad? Es el poder dado por Dios al ser humano de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello. Caracteriza los actos propiamente humanos y torna al hombre responsable de ellos. Hay una moral natural 40 ¿Cuál es la primera ley que el hombre está obligado a seguir? La ley moral de la naturaleza, impresa en su conciencia, que lo obliga a “hacer el bien y a evitar el mal”. Sobre la moral hablaré con humor de las promesas de algunos políticos: Antes de la toma de posesión: Nuestro partido cumple lo que promete. Sólo los tontos pueden creer que no lucharemos contra la corrupción. Porque, si hay algo cierto para nosotros, es que la honestidad y la transparencia son fundamentales, para alcanzar nuestros ideales. Mostraremos que es una gran estupidez creer que las mafias continuarán en el gobierno, como siempre. Aseguramos sin duda que la justicia social será el blanco de nuestra acción. A pesar de eso, hay idiotas que imaginan que se pueda gobernar con las manchas de la vieja política. Cuando asumamos el poder, haremos todo para que se termine con los que viven como reyes y el soborno. No permitiremos de ningún modo que nuestros niños mueran de hambre. Cumpliremos nuestros propósitos, aunque los recursos económicos del país se agoten. Ejerceremos el poder hasta que comprendan que somos la nueva política. Después de la toma de posesión: Lea nuevamente. Ahora, de abajo para arriba. Percibirá que algunos políticos

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invierten el sentido de sus promesas. Acabará riéndose bastante. La conciencia moral, las virtudes y el pecado 41 ¿Qué es la conciencia moral? Es la norma próxima y subjetiva de la moralidad de un acto. Es un juicio de razón que, en el momento oportuno, impone al hombre hacer el bien y evitar el mal. La conciencia moral debe estar de acuerdo con lo que es justo y bueno según la razón y la ley divina. 42 ¿Cuáles son las virtudes humanas? Las virtudes humanas son: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Sobre la templanza en la bebida y la prudencia recuerdo un caso curioso: Un día, en una escalera de la iglesia, una señora se tropezó y cayó rodando escalera abajo en dirección de un borracho. Éste, percibiendo que la señora caía en su dirección, salió rápidamente, dejando que la señora rodara por toda la escalera. Un señor que vio la escena, dijo al borracho: –¿Por qué no agarraste a la señora? –Porque pensé que estaba cumpliendo una promesa. 43 ¿Qué es el pecado? El pecado es “una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna” (san Agustín). Es una ofensa a Dios, por la desobediencia a su amor. En relación con la gravedad, el pecado se distingue en mortal y venial. ¿Cuándo se comete el pecado mortal? El pecado mortal se comete cuando, al mismo tiempo, hay materia grave, plena conciencia y consentimiento deliberado. Ese pecado destruye en nosotros la caridad, nos priva de la gracia santificante, nos lleva a la muerte eterna del infierno si no nos arrepentimos. Se perdona ordinariamente mediante los sacramentos del bautismo y de la penitencia. ¿Cuándo se comete el pecado venial? Cuando se tiene materia leve, o también grave, pero sin plena conciencia o total consentimiento. 44 ¿Qué son los vicios? Lo vicios, siendo lo contrario de las virtudes, son hábitos perversos, que ofuscan la conciencia e inclinan al mal. Los vicios pueden estar unidos a siete pecados llamados capitales: soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula, pereza. El Vaticano divulgó una lista de nuevos pecados capitales: hacer modificación genética, contaminar el medio ambiente, causar injusticia social, causar pobreza, hacerse extremamente rico y usar drogas. 45 ¿Cuáles son las virtudes teologales? Fe, esperanza y caridad. La fe, por la cual creemos en Dios y en la Iglesia. La

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esperanza, por la cual esperamos en Dios y en la vida eterna. Y la caridad, por la cual amamos a Dios por encima de todo y a nuestro prójimo por amor de Dios. Ahora, conozcamos una historia de caridad: Estaban a bordo de un avión el Papa, George Bush, un joven con una mochila y otro presidente. De repente, el piloto comunicó al extraño grupo de pasajeros que el aeroplano se había estropeado, no había como evitar la caída del aparato y el piloto estaba saltando en paracaídas. Antes de saltar avisó: –Junto a ustedes hay tres paracaídas. Dividan los tres para los cuatro, como les parezca mejor. Bush inmediatamente se apropió del primero y, antes de saltar, explicó: –Soy el presidente de la mayor potencia mundial, el mundo me necesita, no puedo morir ahora. El otro presidente declaró que era no sólo presidente, sino también el hombre más inteligente de su país, por eso tenía que sobrevivir. Y saltó. Quedaron los dos últimos. El Papa, entonces dijo: –Hijo mío, tú eres joven, yo soy un anciano. Puedes usar el último paracaídas, yo me quedaré en el avión haciendo mis oraciones. El joven de la mochila, conmovido, le respondió: –Muchas gracias por su generosidad, Su Santidad, pero el sacrificio no es necesario. Hay dos paracaídas para nosotros. El hombre más inteligente de su país saltó con mi mochila. Y una anécdota más sobre la caridad: Un día, un voluntario de un asilo llamó a la puerta de un hombre y le preguntó: –¿Usted puede ayudar con alguna contribución a un asilo? El hombre le respondió: –¡Claro que puedo!, espere un poco, voy a buscar a mi suegra y ya vuelvo. Los siete dones del Espíritu Santo 46 ¿Cuáles son los dones del Espíritu Santo? Son consejo, sabiduría, inteligencia, ciencia, piedad, temor de Dios y fortaleza. A continuación una anécdota sobre el don de inteligencia: Los primos Severiano y Antonio resolvieron alistarse en el ejército. Y en el cuartel fueron presentados al sargento, quien llamó a Severiano y le preguntó: –¿Cuál es tu nombre? –Severiano, sargento. Después, mostrando la bandera, le hizo una nueva pregunta: –¿Sabes qué es aquello?

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–Es una bandera, sargento. –Aquello es mucho más que una bandera: ¡es el retrato de la Patria! ¡La Patria es tu madre! ¡Por tanto, aquello es el retrato de tu madre, Severiano! A continuación el sargento llamó al primo y le preguntó: –¿Tu nombre? –Antonio. Repitió el gesto y le preguntó: –¿Sabes qué es aquello? –Aquello es el retrato de mi tía, la madre de Severiano... Un caso más a propósito del don de inteligencia: Un señor, que frecuentaba un casino, confesó: –A mí me va muy bien en el casino; coloco una moneda en la máquina y gano, vuelvo a colocar y gano; el único problema es que, al final, no sé que hacer con tanta Coca-Cola. Ahora, con respecto al don de sabiduría, recuerdo que una vez un sacerdote preguntó a un joven: –¿Tú estás siempre con Dios? –No. Pero Él está siempre conmigo –respondió el muchacho. Entonces, el joven dijo al sacerdote: –¿Dónde puedo encontrar a Dios más fácilmente? –Donde tú lo dejaste. Ya san Agustín, después de su conversión, había dicho: “Señor, tú estabas dentro de mí y yo fuera. Y fuera te andaba buscando… Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo” (Confesiones 10, 27.38). Un caso más sobre el don de sabiduría: Un compañero comentando la pintura de mis cuadros, me dijo: –Tú podrás ser famoso cuando te mueras. –Está bien, pero yo nunca tuve prisa en ser famoso, respondí. Para conocer el don de ciencia de un profesor de castellano, le pregunté: –¿Cómo se escribe, dormiendo o durmiendo? Él me respondió: –Durmiendo. –Pues yo sólo consigo escribir despierto, –le dije. La ley, la justificación y la gracia La nueva ley es una ley de amor dada por Jesús. Está resumida en el mandamiento del amor a Dios y al prójimo, y de amarnos como Cristo nos amó. La justificación nos fue merecida por la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

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47 ¿Cuáles son los frutos del Espíritu Santo? Los frutos del Espíritu Santo son: caridad, alegría, paz, paciencia, generosidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad. 48 ¿Qué es la gracia que justifica? Es un don gratuito habitual, que Dios nos da de su vida, infundida en nosotros por el Espíritu Santo para curarnos del pecado y santificarnos. 49 ¿Qué es el mérito? El mérito es el derecho que nos es dado por cada buena acción. Dios nos da la posibilidad de adquirir méritos para la vida eterna. Mandamientos de la Iglesia Por medio de cinco preceptos, la Iglesia quiere ayudar a los cristianos a vivir en verdad en la comunidad. 50 ¿Cuáles son esos mandamientos de la Iglesia? 1. Participar en la Eucaristía los domingos y días de precepto, y abstenerse de actividades que impidan la santificación del día del Señor. 2. Confesar fielmente los pecados graves, por lo menos una vez por año. 3. Recibir la sagrada Eucaristía al menos una vez por año en el tiempo pascual. 4. Observar los días y tiempos penitenciales, conforme a la ley de la Iglesia. 5. Ayudar en las necesidades de la Iglesia y de sus ministros; al culto divino, a las obras de apostolado, promover la justicia social y socorrer a los pobres. Sobre el primer mandamiento el papa Benedicto XVI, en la homilía de clausura del Congreso Eucarístico italiano (Bari) dijo: “Sin el domingo no podemos vivir. El precepto dominical no es un peso impuesto al cristiano, sino una necesidad, pues es en la celebración eucarística de los domingos que él encuentra la energía necesaria para el camino que ha de recorrer cada semana”. A propósito de la Eucaristía, sabemos que durante el ofertorio, se hace la colecta, que depositan los fieles con el fin de colaborar con la parroquia y con la comunidad. Hablando de la colecta, quiero contarles la siguiente anécdota: Un día, los billetes de 100, de 50, de 10, de 5 y de 1 euros, se reunieron para ver donde había pasado las vacaciones cada uno. Los billetes de 100 euros dijeron: –Nosotros fuimos a Estados Unidos. Los billetes de 50 euros dijeron: –Nosotros fuimos a Italia. Los billetes de 10 euros dijeron: –Nosotros fuimos a la playa. Los billetes de 5 euros dijeron:

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–Nosotros fuimos a nuestro pueblo. Los billetes de 1 euro respondieron: –Nosotros no fuimos a ningún lugar, porque no salimos de la iglesia.

Unidad 2 Los diez mandamientos Existen los diez mandamientos de la ley de Dios, que se resumen en el amor a Dios y al prójimo. 51 ¿Cuáles son los diez mandamientos o decálogo? En su forma tradicional, así se presentan: I Amar a Dios sobre todas las cosas. II No tomar su santo Nombre en vano. III Guardar los domingos y fiestas. IV Honrar a padre y madre. V No matar. VI No pecar contra la castidad. VII No hurtar. VIII No levantar falso testimonio. IX No desear la mujer del prójimo. X No codiciar los bienes ajenos. ¿Por qué el decálogo obliga gravemente? Porque anuncia los deberes fundamentales del hombre para con Dios y para con el prójimo. Sobre el primer mandamiento, voy a contar lo que pasó una vez: Una profesora de religión fue expulsada del colegio porque cuando intentó escribir en la pizarra: “Cristo mandó que nos amemos los unos a los otros”, pues erró el acento y escribió: “Cristo mandó que nos amasemos los unos a los otros’’. Debemos amar al prójimo como a nosotros mismos. ¡Pobre prójimo! Sobre el cuarto mandamiento tenemos el caso de un padre y su hijo: Dice el hijo: –Papá, ¿me puedes dejar el auto? Responde el padre: –Cuando te cortes el pelo, leas la Biblia y obtengas buenas calificaciones en el colegio. Después de un mes, el hijo dice a su padre: –Ya he leído la Biblia y he obtenido buenas notas. ¿Ahora me puedes dejar el auto? Dice el padre:

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–Te falta una cosa: que te cortes el pelo. El hijo le dice: –Abrahán, Sansón y Cristo también usaban el pelo largo. El padre le responde: –Sí, pero ellos andaban a pie. Hablando del séptimo mandamiento pregunté una vez: ¿Por qué el número siete está tachado, tiene un trazo? Y ésta fue la respuesta: “Porque cuando Dios dio los diez mandamientos a Moisés, y éste los presentó al pueblo, diciendo que el séptimo mandamiento era no hurtar, el pueblo gritó: ¡tacha el siete! ¡Tacha el siete!”. Tenemos aún una anécdota sobre el séptimo mandamiento: Policía: –¿Cómo robaste tú esta alianza? Sujeto: –Yo no robé, señor policía. Me la dieron. Vea lo que está grabado: “Tuya, para siempre’’. Sobre el octavo mandamiento, no mentir, voy a contar una historia: Un avión, lleno de diputados y senadores, cae en una montaña. Un hombre que vio la caída fue hasta el lugar y enterró a todo el mundo. Al día siguiente, un helicóptero que buscaba el avión desaparecido, al ver los destrozos, aterrizó. El piloto preguntó: –¿Dónde están las personas que estaban en el avión? –Los enterré a todos. –Pero no podía, pues eran políticos importantes. ¿Y no había ninguno vivo? –Mira, hasta que desconfié que había. Yo grité: ¿hay alguien vivo ahí? Unos diez levantaron la mano. –¿Y dónde están? –Los enterré a todos, porque del modo que el político miente… no le creí a ninguno… Sobre el décimo mandamiento, no codiciar los bienes ajenos contaré lo siguiente: Dios creó el burro y dijo: “Serás burro, trabajarás incansablemente de sol a sol, cargando fardos en los lomos. Comerás hierba, no tendrás inteligencia alguna, vivirás 30 años. Serás burro”. El burro respondió: “Seré burro, trabajaré de sol a sol, cargaré fardos y comeré hierba, pero vivir 30 años es mucho. Señor, dame apenas 10 años”. Y Dios le dio 10 años.

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Dios creó el perro y dijo: “Serás perro, vigilarás la casa de los hombres y serás su mejor amigo. Comerás los huesos que él te tire, vivirás 20 años. Serás perro”. El perro respondió: “Señor, vigilaré y seré amigo del hombre, comeré lo que él me dé, pero vivir 20 años es mucho, Señor, dame 10 años”. Y Dios le dio 10 años. Dios creó el mono y dijo: “Serás mono, saltarás de rama en rama haciendo monadas, serás divertido y vivirás 20 años. Serás mono”. El mono respondió: “Saltaré de rama en rama, haciendo monadas graciosas. Señor, pero vivir 20 años es mucho, dame apenas 10”. Y Dios le dio 10 años. Dios creó el hombre y dijo: “Serás hombre, el único ser racional sobre la faz de la tierra; usarás tu inteligencia para sobreponerte a los demás animales y a la naturaleza. Dominarás el mundo y vivirás 30 años”. El hombre respondió: “Señor, seré hombre, el más inteligente de los animales, dominaré el mundo, pero vivir 30 años es muy poco, Señor. Dame los 20 que el burro rechazó, los 10 que el perro no quiso, y también los 10 años que el mono dispensó”. Y así lo hizo Dios: el hombre vive 30 años de hombre, se casa y pasa a vivir 20 años de burro, trabajando y cargando fardos; después se jubila y vive 10 años de perro, vigilando la casa; y después se hace viejo y vive 10 años más de mono, saltando de la casa de un hijo para la casa del otro, haciendo gracias para divertir a los nietos. Ésta es la realidad de la vida.

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CUARTA PARTE LA ORACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA

52 ¿Qué es oración? Es la elevación del alma a Dios o el ruego de bienes convenientes. Existen la oración de adoración; la oración de súplica, que consiste en pedir perdón y ayuda; la oración de acción de gracias, y la oración de alabanza, que consiste en alabar a Dios y rendirle gloria. Santa Teresa del Niño Jesús decía: “Para mí, la oración es un movimiento del corazón, un simple mirar lanzado al cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto en la probación como en la alegría” (Manuscrito C, p. 25). Este movimiento del corazón puede realizarse de varias maneras: por la oración vocal, que es una oración que se expresa externamente por palabras, gestos o ritos. El Rosario es una de estas oraciones vocales. La oración meditación consiste en reflexionar –frecuentemente, a partir de la Palabra de Dios– sobre una verdad de la fe para adherirse a ella con un amor más ardiente, y aplicarla a nuestra vida. La oración del Señor: el Padrenuestro El Padrenuestro es el resumen de todo el Evangelio. En esta oración vemos que Cristo nos enseña a hacer cuatro cosas: a amar, a perdonar, a hacer la voluntad del Padre y a orar. Jesús nos mandó orar continuamente. Si estamos en contacto continuo y profundo con el amor de Dios, la oración nos irá renovando. Pero si la oración es un valor que no forma parte integrante de nosotros mismos, difícilmente va a influir en nuestra persona. Tal vez nuestra oración deba ser más vivencial. Una anécdota puede ilustrar el tema de la oración: Se cuenta que un sacerdote, hacía misión en la selva transportándose en su jeep. Cuando de repente, se quedó sin gasolina y un león hambriento se le acercó. El sacerdote, asustado y con miedo, pidió a Dios que el diera al león

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sentimientos cristianos. Entonces el león dijo: –Señor Dios, te doy gracias por este alimento que me acabas de proporcionar... Sobre amar a los enemigos veamos un caso: Un sacerdote intentaba convencer a un alcohólico de que abandonara el vicio del alcohol. Después de muchos argumentos, concluyó que el alcohol era el mayor enemigo del hombre, pues acaba con todo: salud, familia, empleo. El borracho oyó todo silencioso y, después, exclamó: –Pues bien, padre. ¿El señor no dice siempre que debemos amar a los enemigos? Es lo que yo estoy haciendo. Una historia más sobre la oración: En un monasterio de frailes, un novicio pregunta a su maestro: –¿Puedo fumar mientras rezo? El maestro responde: –No. Entonces, el novicio pregunta de nuevo: –¿Y puedo rezar mientras estoy fumando? El maestro responde: –Sí, puede rezar mientras fuma. La forma más sublime de oración es la liturgia eucarística, fuente de toda la vida cristiana.

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CONCLUSIÓN

Como conclusión de este trabajo, quiero recordar que tanto la fe que profesamos, como la fe celebrada, la fe vivida y la fe orante, deben desembocar en el amor de servicio al prójimo. Deben llevarnos a la solidaridad con los más necesitados. Debemos integrar fe y vida. La Palabra de Dios debe ser transformada en vida.

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ANEXOS

El punto de referencia, primero y último de la catequesis, será siempre Jesucristo, Camino, Verdad y Vida. Sin embargo, quiero exponer, además, algunos puntos sobre la verdadera devoción a la Virgen María, dada la importancia que ella tiene como educadora de su Hijo y discípula del Padre. Instrucciones para poder ver el rostro de Jesús por medio de esta figura: 1 Mire fijamente hacia los tres puntos del centro del grabado. 2 Cuente hasta treinta y tres, sin parpadear. 3 Fije su visión por algunos segundos en el cielo o en la pared. 4 Aguarde, hasta que aparezca la imagen de Cristo. 5 Haga su petición con fe. Quien procura la luz me encuentra Colocando esta figura a algo más de medio metro de distancia, y mirando con los ojos medio cerrados, entornados, a toda la parte blanca de ella al mismo tiempo, aparecerá el rostro de Cristo. Mire al Señor, su fuerza y vea su rostro continuamente En la figura anterior, vea debajo de la boca el nacimiento de Jesús, la Virgen con el Niño, san José con el cayado, y el buey. En la frente aparece Jesús de rodillas, orando en el huerto de los Olivos, y al lado izquierdo de la cabeza, encima, el ángel que confortó a Cristo. Al lado derecho de la cabeza, vemos a Cristo en la cruz. En la sombra de la nariz y en la pupila del ojo derecho aparecen las cruces del buen ladrón y del mal ladrón. En el ojo izquierdo falta la cruz, la nuestra. Y al lado izquierdo el ángel está anunciando con la trompeta la resurrección de Cristo. María en la catequesis Al hablar de María en el Credo, comenté sus glorias y sus privilegios. Ahora, quiero presentar algunos puntos sobre su importancia en la catequesis. Para esto me guiaré, principalmente, por el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica,

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por el tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, de san Luis María Grignion de Montfort y por san Agustín. María quedó inmune de todo pecado personal durante toda su existencia. Es la “llena de gracia’’ (Lc 1, 28), la “toda santa” (cf. CIC 97). Cuando el ángel le anuncia que daría a luz “el Hijo del Altísimo’’, ella da libremente el propio consentimiento. María se ofrece totalmente a la persona y a la obra de su Hijo Jesús, abrazando con toda el alma la voluntad divina de salvación. Dios se quiso servir de María en la encarnación San Agustín dice: “Porque el mundo era indigno de recibir al Hijo de Dios directamente de las manos del Padre, Él le dio a María, a fin de que el mundo lo recibiera por medio de ella’’. Dios Padre transmitió a María su fecundidad, en la medida en que la podía recibir una simple criatura, para que ella pudiera dar a luz a su Hijo y a todos los miembros de su cuerpo místico. Dios Hijo bajó al seno virginal, cual nuevo Adán en el paraíso terrestre, para ahí tener sus complacencias y obrar en secreto las maravillas de la gracia. Dios hecho hombre dependió de esta Virgen amable, en su concepción, en su nacimiento, en su presentación en el templo, en sus treinta años de vida oculta, hasta la muerte, a la cual ella debía asistir para hacer ambos un mismo sacrificio y para que Él fuera inmolado al Padre eterno con el consentimiento de su madre. Jesucristo dio más gloria a Dios, sometiéndose a María durante treinta años, que realizando los más estupendos milagros. Si examinamos atentamente la vida de Jesús, veremos que fue por su madre que Él quiso empezar sus milagros. Por la palabra de ella, Él santificó a san Juan, en el seno de santa Isabel. Fue a pedido de María, que Él en las bodas de Caná, cambió el agua en vino. ¿De qué modo la maternidad espiritual de María es universal? María tiene un único Hijo, Jesús, pero en Él su maternidad espiritual se extiende a todos los hombres que Él vino a salvar. Obediente, al lado del nuevo Adán, Jesucristo, la Virgen María es la nueva Eva, la verdadera madre de los vivos, que coopera con amor de madre al nacimiento de ellos y para la formación de ellos en el orden de la gracia. Virgen y Madre, María es la figura de la Iglesia, la más perfecta realización de ella (CEC 100). Dios quiere servirse de María en la santificación de las almas Dios Espíritu Santo comunica a María, fiel esposa, sus dones inefables, escogiéndola para dispensadora de todo lo que Él posee. Dice san Agustín: “Las preces de la digna madre de Dios tienen más poder junto a la majestad divina, que las preces e intercesiones de todos los ángeles y santos del cielo y de la tierra” (Sermón 208). “María es madre de los miembros de la Iglesia, según el Espíritu, porque

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cooperó con su caridad para que nacieran los fieles en la Iglesia –miembros de aquella divina cabeza–, de la que es, efectivamente, madre según el cuerpo” (La virginidad consagrada 6, 6). Igualmente, san Agustín afirma: Todos los predestinados, para ser conformes a la imagen de su Hijo, son, en este mundo, ocultos en el seno de la Santísima Virgen María, y ahí guardados, alimentados, mantenidos y engrandecidos por esta buena madre, hasta que ella los dé a la gloria, después de la muerte, que es propiamente el día de su nacimiento, como califica la Iglesia la muerte de los justos. Transformación de las almas en María, a imagen de Jesucristo Los santos son “moldeados” en María. Hay una gran diferencia entre ejecutar una figura en relieve, a martillo y cincel, y ejecutarla por un molde. San Agustín llama a María el molde de Dios. “Eres digna de ser llamada el molde de Dios” (Sermón 208). Aquel que es lanzado en el molde divino queda en breve formado y modelado en Jesucristo, y Jesucristo en él. Podemos comparar las personas que pretenden formar a Jesucristo en sí mismos por medio de prácticas diferentes de éstas, a escultores que, depositando toda la confianza en su arte, dan una infinidad de martillazos y embotan el cincel en una piedra dura o en una madera áspera, para hacer la imagen de Jesucristo, y, a veces, no consiguen dar expresión natural a Jesucristo por falta de conocimientos o debido a algún golpe desastroso, que perjudica toda la obra. Aquellos, sin embargo, que abrazan modelarse en el molde de María, en el cual Jesucristo fue formado, sin fiarse de la propia habilidad, sino únicamente de la eficacia del molde, se lanzan y se pierden en María para tornarse el retrato natural de Jesucristo. Pero recordemos que sólo se lanza en molde el material fundido y líquido, es necesario destruir y fundir el viejo Adán, para que llegue a ser el hombre nuevo, en María. La perfecta devoción a la Santísima Virgen San Luis María Grignion de Montfort dijo que la devoción a María consiste en consagrarse, en entregarse enteramente a ella, a fin de pertenecer, por ella, plenamente a Jesucristo. Cuando alguien se entrega totalmente a María, para honrarla y servirla, ella se entrega también enteramente. ¡Oh, cuán poderoso y fuerte es para Jesús quien está armado de los méritos y de la intercesión de la madre de Dios! María, como dice san Agustín, “venció amorosamente al Todopoderoso’’. Hay dos maneras, aquí en la tierra, de que alguien pertenezca a otro y dependa de su autoridad. Son la servidumbre y la esclavitud. San Agustín dice que

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“existen tres especies de esclavos: por naturaleza, por constreñimiento y por libre voluntad”. Debemos pertenecer a Jesucristo y servirle como esclavos amorosos. Podemos hacernos esclavos de la Santísima Virgen para, de este modo, tornarnos más perfectamente esclavos de Jesucristo. Continúa hablando san Agustín: “La Santísima Virgen es el medio del que nuestro Señor se sirvió para venir a nosotros; y es el medio del que nos debemos servir para ir a Él” (Sermón 113). Las prácticas de la verdadera devoción a la Santísima Virgen 1. Honrarla, como la digna madre de Dios, como la obra prima después de Jesucristo. 2. Meditar sus virtudes, sus privilegios y sus actos. 3. Contemplar sus grandezas. 4. Hacerle actos de amor, de alabanza y reconocimiento. 5. Invocarla cordialmente. 6. Ofrecerse y unirse a ella. 7. En todas las acciones tener la intención de agradarla. 8. Comenzar, continuar y acabar todas las acciones por ella, en ella, con ella y para ella, a fin de hacerlas por Jesucristo, en Jesucristo, con Jesucristo y para Jesucristo, nuestro último fin. Las prácticas internas de la verdadera devoción Hacer nuestras acciones por María Esto quiere decir obedecer, en todas las cosas, a la Santísima Virgen, y, en todo, conducirse por su espíritu. Conviene permanecer entre sus manos virginales como un instrumento en las manos de un operario, como una cítara en las manos de un artista. Conviene abandonarse, perderse en ella como una piedra que se arroja al mar. Y esto se hace, por ejemplo, diciendo: “Renuncio a mí mismo, me doy a ti, mi querida madre”. Hacer todas las cosas con María Significa ver a María como un modelo acabado de todas las virtudes; considerar en cada acción cómo habría actuado María en esa situación. Es menester, por eso, meditar las grandes virtudes que ella practicó durante su vida, especialmente su fe viva, su humildad profunda, su pureza divina, su caridad ardiente, etc. Hacer todas las cosas en María Debemos vivir en el bello interior de María y ahí reposar en paz, y apoyarnos con toda confianza, a fin de que, en su seno virginal, nuestra alma se alimente de la leche de su gracia y de su misericordia maternal. De tal modo que nuestra alma se sienta libre de perturbaciones, segura y “conformada” en Jesucristo.

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Hacer todas las acciones para María Porque, desde que nos entregamos completamente al servicio de María, es justo que hagamos todo para ella, como un criado, como un siervo dedicado. Sin embargo, el fin último de nuestros servicios es Jesucristo, y María es el fin próximo, el medio más fácil de llegar a Él. Es preciso que a ejemplo de un buen siervo y esclavo no quedemos ociosos sino que, con su protección, realicemos grandes cosas para agradar a tan augusta soberana. Prácticas particulares de la devoción a María Almas predestinadas, esclavas de Jesús en María, aprendan que el Avemaría es la más bella de todas las oraciones, después del Padrenuestro. Por consiguiente, el Rosario es una de las mejores prácticas de la devoción a Nuestra Señora. Con esta oración meditamos, de un modo maravilloso, todos los misterios de la vida de Jesucristo. Crecer en la fe San Lucas dice que el pequeño Jesús cuando fue a Nazaret, después de haberse perdido y haber sido hallado en el templo, “crecía en edad, en gracia y en sabiduría, delante de Dios y de los hombres” (cf. Lc 2, 40). Los niños de hoy, después de hacer su primera comunión, crecen en edad, conocimientos y ciencia, pero no tienen interés en crecer en el conocimiento de la fe, por falta de orientación y acompañamiento. Por eso, la balanza de nuestra vida queda cada vez más desequilibrada, inclinándose siempre más hacia lo material, en detrimento de lo espiritual, lo cual causará, ciertamente, un profundo vacío, una constante falta de sentido de la vida. ¿Y cómo se da el equilibrio de la balanza? Físicamente tenemos Familia Historia Luz Casa Nacimiento Higiene corporal Alimentación Crecimiento Enfermedad (remedio) Servicio Casamiento Leyes

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Sangre Accidentes Valores Respiración Felicidad Espiritualmente tenemos Dios Padre Hijo (Cristo) Espíritu Santo María Sagrada Escritura Fe Iglesia Bautismo Penitencia Eucaristía Crisma Unción de los enfermos Orden sacerdotal Matrimonio Mandamientos Gracias Pecado Virtudes Oración Vida eterna El protagonismo de la catequesis hoy Como conclusión, podemos decir que es necesario que las catequesis sean un verdadero proceso de maduración en la fe, que inicie a la vida cristiana, que lleve a los catequizandos a un seguimiento de Jesucristo, a un enamorarse de Él y de su forma de vivir, y que los incorpore a la comunidad que vive y celebra esa misma fe. El papa Benedicto XVI, en la Asamblea de los Obispos sobre la Palabra de Dios, dijo: En la Iglesia se enseña la catequesis, que está destinada a profundizar en el cristiano el misterio de Cristo a la luz de la Palabra de Dios, para que todo hombre sea iluminado por ella. Es preciso que se comprenda la necesidad de

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traducir en gestos de amor la Palabra escuchada, ya que sólo así se vuelve creíble el anuncio del Evangelio. La Biblia debe entrar en las familias para que padres e hijos la lean, con ella recen, a fin de que sea para ellos la antorcha que ilumina sus pasos en la existencia.

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Índice Catequesis con humor Miguel Lucas Introducción Primera parte La fe profesada Segunda parte La celebración del misterio cristiano Tercera parte La vida en Cristo Cuarta parte La oración en la vida cristiana Conclusión Anexos

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