Castillos, señores y campesinos

January 13, 2019 | Author: lukicas | Category: Late Middle Ages, Agriculture, Charlemagne, Trade, Coins
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CASTILLOS, SEÑORES Y CAMPESINOS EN LA ITALIA MEDIEVAL PIERRE TOUBERT PRIMERA PARTE GRANDES DOMINIOS Y SISTEMA S ISTEMA DOMANIAL EN LA ITALIA MEDIEVAL (SIGLOS VIII ± IX) EL RÉGIMEN DOMANIAL Y LAS ESTRUCTURAS PRODUCTIVAS EN LA ALTA EDAD MEDIA 1. historiografía historiografía y problemática: las grandes etapas. a.

en torno a l a génesis del régimen dom anial: germanist as contr a romanistas.

Tesis germanista. Momento in augur al en 1815 . Teorí a de la marca germánica: ciertos miembros de l a comunidad de marca upos de solid aridad económic a y social) h a bían llegado a ser más  poderosos q ue otros, extendiendo s u (gr up asiento territori al, s ustituyendo l as asociaciones igualit ari as de la marca  por señoríos r ur ales. Villa fr anca es igual al acceso de l a socied ad germánic a  primitiva a la condición de socied ad diferenci ada la cual es la verd ader a economía agr aria germánica. Roma esta ba dotad a de estr uctur as agr arias ela bor adas. Buscar en la marca germánica los orígenes del gr an dominio fr anco es una solución fácil  par a ex plicar l a antigüedad de los derechos c am pesinos de uso sobre bienes com unales. Tesis romanista. Perennidad de l as tr adiciones agr arias romanas y sobrevivenci a del régimen de  pro piedad r ur al del im perio (a  partir del siglo II) . Curtis bi partital hereder a del latif undio rom ano. Presenta también objeciones gr aves, como  por ejem plo no consider ar q ue l as  prestaciones q ue  pens a ban sobre el saltus africano (o per ae) f ue un antecedente de l a corve a medieval (com prob ada en occidente a  partir del siglo VIII).  b.

de la genética, ficción del análisis descri ptivo: la er a de los economist as (hacia 1880, alrededor  de 1914)

Ideas f u erzas del análisis de histori adores de la economí a (1880) . El gr an dominio se afirma en el siglo VIII como la estr uctur a  portador a de tod a la economí a de la Alta Edad Media. La villa fr anca se  presenta como estr uctur a tí pic a en los siglos XI ± X ( a tr avés de los capitulares y  polí pticos). Se define  por: Ser unid ades bi partital q ue contienen una reserva dominical y sector de ex plot ación indirect a (MANSI), el cual esta su jeto a censos cons uetudinarios y a  prest aciones de tr a ba jo variadas. Ligazón entre reserv a y tendenci as creada  por l a exigenci a de im puestos y  prestaciones del señor en  provecho de l a reserva, a cambio del goce heredit ario de los m ansos  por los tenentes . Lo que confiere unidad a la villa es la uniformidad estr uctur al de los diferentes com ponentes . La villa es el modelo de integr ación orgánic a de la  pequeña ex plotación cam pesina en una estr uctur a latif undista. En l a antigüedad modelos de yuxtaposición entre el l atif undio esclavista y la  pequeña ex plot ación coloni al. En el apogeo de l a é poca carolingia encontr amos c ar acterísticas originales que reconocen todos los economistas como son: el  predominio de l a gr an  pro pied ad (eclesiástica o laic a), l a tendencia autárquica gr acias a la ex pansión del sistema curtense, y l a marginalización del  papel de la moned a y de las actividades de intercambio.

c.

el dilema de Do psch: ¿gr ande o  pequeñ a pro pied ad?

Según Sternegg, el gr an dominio constit uía el ti po dominante de la estr uctur a  productiva en el mundo carolingio. La monarquía fr anc a desem peño un  papel esenci al en la dif usión del modelo. Según Do psch, los gr andes dominios no est a ban t an extendidos y no h a brí an super ado unas  pocas centenas de hectáreas. Junto a l as  pequeñas  pro pied ades h a bía una cantid ad consider a ble de  pequeñas ex plot aciones alodi ales. No resiste las críticas. No se  puede  poner en d uda la existencia de com plejos  bienes r aíces mu y extendidas. Meritos: Alert ar sobre l as  precauciones metodológic as a la hor a de tr atar con f uentes (tu vo r azón en denunciar a Sternegg de concl usiones a busiv as de un capitular). Alert ar sobre l as diversidades regionales del mundo carolingio. Es en el cor azón del reino fr anco donde se encuentr an los ejem plos más claros del  predominio de una gr an  pro piedad. Ha ber  planteado el  problema del  peso re al de l a pequeña pro piedad alodi al. d.

la economí a carolingia: ¿economí a agr aria o economí a de intercambios? El dilema de Pirenne

Tesis de Pirenne: l a conquista musulmana ha bría provocado el corte entre l a economí a de intercambio (Antigüed ad) y l a economía casi exclusivamente r ur al (Alta Edad Media), y no las invasiones germánic as de los siglos V ± VI. Esta tesis ha sido invalidada en varias  pro posiciones esenci ales. Debatir sobre e gr an dominio solo tiene sentido si se l a intenta integr ar en una visión de conj unto de la economí a de los siglos VIII ± X. 2

. las fuentes. a.

f uentes rel ativ as a los dominios fisc ales.

Documento esenci al C apit ulare de Villis: r eglamento administr ativo  por el cual un sober ano carolingio recuerda los  princi pios que los regidores de los dominios reales deben aplic ar . Contiene anotaciones de orden económico y agronómico de im portanci a. Ha brí a sido com puesto a finales del siglo VIII. Carece de intención revol ucionari a. Recuerda el conj unto de l as buenas regl as a las q ue debí a someterse la gestión de los fiscos re ales. Siguiendo a Do psch, solo revel a una imagen ideal de l a estr uctur a y la administr ación de los fiscos reales ba jo Carlomagno. Breviu m Exem pla ad describendas res ecclesastica et fiscales: formulario ti po ela bor ado  por la burocr acia centr al  par a ser enviado a los missi reales a modo de modelo  par a que f uesen sometido a obis pos, condes, a bades, vasallos y regidores a los fines de que confeccion asen invent arios simil ares  par a sus  pro pios modelos: 1  par a uso de gr andes  pro piet arios eclesiásticos . 2  par a uso de los señores l aicos. 3  par a uso de los regidores de los fiscos .  b.

los  polí pticos.

Docu mento de gestión dom anial en el que se hall an: 1 indicaciones de los bienes r aíces de la reserva y los mansos . 2 estado cont a ble de los de pendientes en el m asserizio . 3 inventario de l as rentas en dinero y es pecie (census,  pensiones, exenni a), así como de l as  prest aciones de tr a ba jo (o per ae, angariae) a las que est a ban obligados los tenentes . Consider aciones:

1 los  polí pticos no son anteriores a la é poca carolingia. 2 no f ueron utilizados como elemento  probatorio judicialmente. La mayoría se confeccionó como iniciativa privada y  par a uso interno. Solo un gr upo limitado se realizo a partir de encuestas (inq uisiciones), realizadas  por f uncionarios  públicos. 3 se encuentr an en una variedad de red acción. Algunos se limitan a una sola curtis, otros  pretendieron invent ariar conjuntos de bienes r aíces. 4  presentan variaciones im portantes de contenido . Algunos describen rá pidamente y otros brind an información det allada. 3

. el sistema curtense: beneficio señorial y producción campesina

a. am plit ud de los dominios

1 enorme dis persión de l a gr an  pro pied ad que no afect a ba a su organiz ación en com plejos domaniales con la villa como unid ad básic a. 2 extrema varia bilid ad de la extensión de l as unidades domaniales que lo com ponían. 3 es una realid ad móvil sometid a a procesos evol utivos de concentr ación o fr agmentación. Es un organismo dinámico sometido a una const ante remodel ación de estr uctur a. Un esq uema descri ptivo del gr an dominio de estr uctur a bi partita ³clásica´ no debe n unca sobreestimar los f actores de est a bilidad y de homogeneid ad  b.

las reservas dominic ales y el beneficio señori al directo

Denominaciones: terr a dominicata, mans us indominicar us, terr a salica, dominicata, manualia, domun cultive. Porción sometid a a ex plotación direct a del gr an  pro piet ario o de su regidor . Contenía: -gr andes cuarteles de tierr a rotur a ble, rotur ada irregularmente bienal e incluso trienal. Es pacios cere aleros. - parcelas de viñedo c ultivadas al máximo de s us  posibilidades ecológicas. - pr ados de sieg a:  pr ader as natur ales que ocupan los fondos del v alle. - pascua: diversos ti pos de tierr a sin cultivar  par a uso  pastor al extensivo. -bosques y l andas. El bosque dominical ofrece a los tenentes del masserizio el beneficio (gr atuito o  pago) de los derechos de uso. -edificaciones centr ales: Corte: lugar de residenci a ordinaria del regidor y de alojamiento ocasion al del amo o de sus missi . Lu gar de concentr ación de los excedentes de l a producción domanial. Est a blos y ca ballerizas. Gr aneros y bodeg as. Ca bañas de escl avos. Talleres: lugar donde l as mu jeres se dedican al tejido y al apresto de tel as. Otr as: reservas de vit uall as, c u bas y lagares, cervecerí as, molinos, etc.

- parcelas intensivas: h uertos de hortalizas y árboles fr utales. c. el masserizio: tr a ba jo y su bsistencia del cam pesinado 1 f uncionalid ad del sistema de la curtis bi partita: Masserizio: conjunto de tenenci as ex plotadas  por las f amili as n ucleares cam pesinas, l as cuales esta ban obligadas a servicios y  prestaciones, a cambio del goce heredit ario del manso. En el siglo VIII simbiosis entre el sector de ex plot ación direct a y un cam pesinado que tr a ba ja ba en  beneficio de l a reserva y dis ponía de una pequeña ex plotación destinada a la su bsistencia f amiliar y susce ptible de dejar  un modesto excedente  par a el intercambio. La curtis dis ponía de una reserva com plement aria de mano de obr a servil siem pre dis ponible q ue de pendí a del manso  princi pal  por entero. Por su dis ponibilid ad  permanente y  por su cualificación, asegur a ba a la gestión dominical un valioso elemento de flexibilid ad y de contin uidad. Fue una aportación minorit aria frente a l a mano de obr a que entrega ba corvea. El sistema curtense desc ansa en la a bundancia de reserva de tr a ba jo constituida por l as corveas. La corvea constit uye la clave de l a economí a domanial,  por su natur aleza masiva y  porque se adapta ba  bien al ritmo de tr a ba jo y las estaciones. Se com pagina con dos car acterísticas esenci ales de l a economí a global de los siglos VIII ± X: Rel ativa escasez de dinero. Enr arecimiento q ue guarda conexión con c ausas com plejas: agotamiento de l a tr ata, liber ación y ³casamiento´ de esclavos, tendenci a a la declinación biológica de gr upos serviles, demográfic amente más vulner a bles debido a una mayor  prec ariedad de su asiento económico y f amiliar . 2. estr uctur a y condición del manso . Manso, el cam pesino carolingio dis pone de una ex plot ación adaptada a la su bsistencia de una f amilia nuclear . -elementos constit utivos: Casa ha bitación del tenente ³c asado´, en gener al elemental de mader a. Huerto de hort alizas contigua a la casa y árboles fr utales. Algunas  parcelas ar a bles. A veces contení an una parcel a de viñ a, un  pr ado o un cañamar . -derechos de uso: De  pasto comunal en las tierr as de la reserva. De montaner a en los bosq ues dominic ales. -consider aciones: 1. el término manso es una reconstr ucción er udita de los histori adores. Connot a la ideal de residenci a y aparece docu mentado a comienzos del siglo VII . 2. problema del Orion y l a natur aleza del manso. En un mismo dominio coexistí an en  pro porciones varia bles diversas c ategorías de mansos. Las cualificaciones connot ar el origen del m anso: Mansi a bsi: mansos des provistos de jefe tit ul ar de ex plotación en el momento de red acción del  polí ptico. Sometidos a condiciones de c ultivo exce pcion ales. Mansi ingentiles: mansos libres.

Mansi serviles: mansos serviles. Mansi lidiles: mansos cuyos tenentes er an  proba blemente una categorí a es pecial de libertos . -observaciones: Dan c uenta de un  proceso de cont aminación de l a tierr a  por la condición j urídica de sus ocupantes. La fech a y condiciones de dich a cont aminación  permanecen a biertas a todas las hi pótesis. -concl usiones: Las superficies medias de l as diferentes categorías de mansos varían mucho de una villa a otr a. Las superficies reales de los mansos de una misma categorí a y en el interior de un mismo dominio son mu y varia bles. 3. f actores de evol ución del manso: -a partir del siglo IX, en Fr ancia, Alemania e It alia se observ a una super  poblacion del manso, que no debe conf undirse con una super  población r ur al. -fenómeno de fr accion amiento del manso en unidades fr agment arias de tenenci a. -existencia de tenenci as no integr adas al sistema del manso, llamadas HOSTISIAE. Tenenci as marginales concedidas a recién lleg ados y a segundones de f amilias de tenentes libres o escl avos domésticos ³casados´. Pequeñas  parcel as ex plot adas  por hués pedes: br aceros miser a bles des provistos de tod a  parcela de cultivo. -concl usiones: Unidad de tenenci a cam pesina obligada a corvea y otr as carg as ha bituales.  Nota ble capacidad de adaptación del sistema de manso. La curtis no f unciona aislada sino que se integr a a una economí a global q ue no ignor a los intercambios, ni l a moneda, ni las ciudades. 4

el sistema curtense y la economía global de la alta edad media a. renta bilidad del sistema curtense

1 tesis minimalista: El sistema de  productividad domanial se car acteriza por su extremada debilidad de s u tasa de rent a bilid ad. Argu mentos: -de orden demográfico: El sistema curtense se h a brí a desarrollado en un clima de est ancamiento. La é poca carolingia conoció solo desbroces modestos y l a mayor  parte al interior de dominios y a ex plot ados. Las em pres as de colonizaron agrícola ha brían sido aleatori as y exce pcion ales. Débil densidad de l a población en los siglos VIII ± X . -de orden económico: Los tributos en dinero o en es pecie constituyeron beneficios m arginales. La riqueza del Sr . descans a más en las  prest aciones de m ano de obr a que en l a rent a. Conla bor atus:  producto del tr a ba jo de los cam pesinos susce ptibles de corve a. Ex plotación directa de la

reserva. Se alm acena ba in situ y se cons u mía según l as necesid ades del dominio o se tr ans porta ba hasta los centros de cons u mo señorial:  pal acio, residenci a princi pesca o aristocrátic a. Una parte im portante de las cosech as se apart a ba  par a divers as asignaciones. -la f unción económic a del gr an dominio se red ucía a asegur arle su nivel de vid a a la aristocr acia terr ateniente  pro porcionándole los medios de s u bsistenci a que consu mía toda la mano de obr a útil y los materi ales y  productos diversos q ue  pudier a necesit ar . -la rent a bilidad del sistema curtense se consider a tendencialmente n ula. -los excedentes no tení an la finalidad de aliment ar una economí a de mercado ni un sector del beneficio agrícola orientado a la reinversión. Servia  par a satisf acer la necesidad de distinción soci al del Domin us. -la tesis coloc a a la aristocr acia terr ateniente en el  papel social de sobre cons u midor a  par asitaria, q ue sentía atr acción  por  prod uctos exóticos c u yo aprovision amiento er a asegur ado  por redes comerci ales al tejido de la economí a cotidi ana. 2 Correctivos de l as tesis minimalistas 1.

2.

3.

4.

la idea del estancamiento demográfico y a no es ace ptada. En la Alta Ed ad Media f ue el escenario de un crecimiento demográfico a l argo  plazo, moder ado en la tasa y sostenido en el ciclo. El sobre poblamiento del manso aparece como un dato básico de gr an const ancia en la estr uctur a domanial. Am plit ud de las rot ur aciones entre los siglos IX ± X. Se tr ata ba de zon as de coloniz ación fr anc a creador a de curtes enter as o de tierr as desbroz adas mas reducidas en el interior de terrenos ya ocupados. ¿renta bilidad n ula? La tesis minimalista sobreestimo el beneficio dom anial de la ex plot ación directa. Las exacciones en dinero constit uían una parte consider a ble del beneficio señori al. Los Dominus cont a ban con otr as f uentes de ingresos direct amente ligadas a una capacidad de inversión dom anial . La constr ucción de molinos cervecerí as a partir del siglo IX constitu yo una r acion alización de l as estr uctur as domaniales. Sin embargo, su multi plic ación no ha creado industrias de tr ansform ación con vist as al mercado ni ningún comercio regional. La conquista del molino de agua: -constitu yo un elemento im portante de diferenci ación social. -f avoreció la formación de una capa de tenentes q ue se aproxima ba a la capa superior de ministeriales del dominio . -agrego a la renta tr adicional una f uente indirect a de  puntación a l a producción cam pesina. - papel esenci al en: El acrecent amiento de la tasa de renta bilid ad del masserizio. Creación de  puntos estr atégicos de ex acción señori al q ue en el siglo XI, adquirieron condición de derechos b anales. La búsqueda de mayor rent a bilidad no es a jena al sistema curtense. Se observa a mediados del siglo IX una tendencia a la reducción de las reservas dominicales en  provecho de una extensión del masserizio. Se  produ jo un doble  proceso de red ucción de l a reserva y de aumento del masserizio a tr avés de l a constitución de nuevas tenenci as. La multi plicación de nuevas tenenci as y el acrecent amiento de tenenci as fr accion arias reflejan el crecimiento demográfico  potenci ado  por el contexto soci al de am plio acceso a la libertad de la capa servi y la dif usión del modelo cony u gal como f actor de estr uctur ación de l a f amilia cam pesina. La o pción señori al sigue la lógica del beneficio indirecto, una res puesta adecuada a las condiciones demográfic as y a la situación de bloq ueo tecnológico. La dif usión de l a Mansus Ordnung en el siglo IX es un esf uerzo de enc uadr amiento y de control estricto de l a clase señorial sobre el c am pesinado, y un esf u erzo  por la o ptimización de l a rent a bilidad.

R asgos del conj unto del sistema curtense validos  par a todo el Im perio: -el sistema no f ue marco a ninguna revol ución agrícola. Los rendimientos son m uy mediocres . - princi pales car acterísticas del masserizio: Tendenci a al s uper  poblamiento y al fr accionamiento del manso.

Presencia dif usa de mansos a bsi . Tendenci a a la reducción de l as reservas dominicales  por creación de nuevos mansos. Consolidación y o ptimización de l a mansus-Ordnung, del beneficio dom anial indirecto y de la  pequeña ex plotación cam pesina. -se esta blecen n uevas f uentes de tributos con l a constitución de n uevas estr uctur as de beneficio señorial como los MOLINOS en los siglos IX ± X, destin adas a culminar en una forma mas aca bada de encuadr amiento del cam pesinado: el señorío b anal . -el gr an dominio ofrece un m arco centr alizado a actividades mu y variadas que alimentan el intercambio interior .

b. el sistema curtense y las estr uctur as de intercambio de l a Alta Edad Medi a 1 el artesanado domanial:  problema de las  producciones no agrícolas de la curtis: -los  polí pticos docu mentan la existencia de actividades no agrícolas. Casos de la orientación económic a ligados a las condiciones del medio: 1 activid ades miner as y met alúrgicas situadas en zon as de yacimientos de hierro o miner ales de superficie. 2 ex plot ación de f uentes salad as y de yacimientos de sal gema. Revelan l a tendencia de la política domanial a adquirir bienes r aíces a veces alejados del centro domanial a fin de asegur ar  una f uente de aprovisionamiento directo. Gr acias a su estr uctur a  polinuclear, v astos com plejos  polinucleares han  podido englobar dominio a los que la orientación de l a producción y el destino de los  productos conferían un  perfil original. - problema de la dif usión de actividades artesan ales en el tejido ordin ario del masserizio: Caso de l a industria textil. -a  partir del siglo IX se mencion an los gineceos o t alleres domaniales. En ellos tr a ba jan mu jeres escl avas y de f amilias ³casados ´. Otros talleres (alf arería, tejería, vidrierí a) son sugeridos. Es exager ado ver  un movimiento de concentr ación de l a producción artesanal en beneficio de los t alleres del manso señori al de l a curtis y en detrimento del artesanado domestico. No  puede consider arse al t aller  como elemento frec uente del gr an dominio. El gr an dominio h a asu mido una f unción gener al de concentr ación de excedentes t anto en lo rel ativo a la  producción artesanal domestica como a la produ cción agrícola. 2 Mercados domaniales y redes de interc ambio interior: Princi pio de centr alidad: l a curtis f unciona como un organismo centr alizado que asegur a la tr ansferenci a hacia la corte domanial de mano de obr a y de  productos agrícol as o artesan ales  provenientes del masserizio. Se han docu ment ado la salida y la tr ansferencia de excedentes t anto de una curtis a otr a del mismo com plejo, como de una curtis a un mercado local regional . El manso  princi pal de un im portante señorío monástico aparece como un verdadero centro de centros, c u ya gestión res pondí a a objetivos com plejos: la satisf acción de l as necesidades  pro pias y la alimentación del mercado mediante la regulación de los circuitos de redistribución que toma ban en cuenta la multi plicidad, la com plement ariedad y el alej amiento de los diversos núcleos dom aniales en los q ue teni a lugar una concentr ación  primaria de los excedentes recogidos . Un gr an  patrimonio eclesiástico est a ba gobernado en el siglo IX  por la distribución geográfic a de sus dominios y  pasa ba por la domin ación de una red de circulación viaria (terrestre y fl u vial). Esta gestión debí a cont ar con el obstáculo de im posiciones de orden técnico y económico  provocad as  por las modalidades y los costos del tr as porte. 3 Sistema curtense y seguimiento urbano: conexión entre los merc ados domaniales y las ci udades en las regiones marcad as  por el surgimiento comerci al y urbano. Eficacia de los gr andes  pro piet arios terr atenientes en l a r amificación de sus circuitos de intercambio en los centros urbanos. Ba jo formas variad as las a badías detent ador as de  patrimonio im portantes han multi plicado o reactivado sus sucursales

urbanas. Si bien los gr andes  pro pietarios eclesiásticos están  presentes en los merc ados urbanos, no se  puede concl uir que hayan logr ado edificar una economía de merc ado altamente diferenci ada alrededor de las ciudades. Nada distingue nítidamente entre  plazas urbanas y merc ados domaniales. En los siglos IX y X l a princi pal c ar acterística del comercio es l a estr uctur a acusadamente  patrimonial de l as redes del intercambio organiz adas en f unción de los intereses dom aniales  prevalecientes.

4 El sistema curtense y l a moned a en l a Alta Edad Medi a: Desde mit ad del siglo VII se  prod u jo el a bandono de una monetización del oro mu y degr adada en  provecho de una moned a de  plata de modesto  poder  adquisitivo: el den ario. Toda la estr uctur a monet aria del mundo fr anco desc ansar a en un monomentalismo ±  plata. Los estudios han dest acado el  papel de los mon asterios, los intercambios regionales y l a vida urbana en los siglos IX ± X . Las redes de interc ambio se adaptaron a la evol ución de los Castelli cuertensi. Hacia el siglo X se est a bleció un nexo robusto entre merc ado y castello curtense. Resu men: 1.

2.

Prolifer ación de los merc ados locales: com probada desde el siglo IX. Mercados domaniales, interdomaniales, regionales, mercados dotados o no de un  portus o castr um, de un t aller  monet ario, etc. Las redes están org anizad as  por los gr andes  pro pietarios de bienes r aíces en f unción de la gestión dom anial. Con la exacción sobre el interc ambio, com pletan una estr uctur a de beneficio f undada en l a exacción a la producción cam pesina. Integr ación de l as redes comerci ales: e inadmisible est a blecer que en la Alta Edad Medi a ha brían existido dos niveles comerci ales diferenciados: el de la cam paña con sus mercados domaniales animados  por los mon asterios y el de l as ci udades con sus mercados e pisco pales a bastecidos  por  una producción artesanal de calid ad y  por  acuerdos con los ejes del gr an comercio. Car acterísticas del comercio intern acion al: a. Valor elevado  b. Heterogeneidad de los  productos de lu jo llegados de Oriente c. Calid ad de los agentes comerci ales d. Irregularidad de l a oferta e. Precaried ad de los aprovisionamientos f . Estrechez del mercado g. Sus estr uctur as no er an incom patibles con l a utilización del comercio interior 

Es valido consider ar l a polivalencia como uno de los f actores de l a recuper ación económic a de los siglos IX ± X y el movimiento de crecimiento q ue afect a ba a l as ciudades y el cam po, a todos los gr upos sociales y todas l as actividades de  producción de intercambio . Car acterísticas de la historia monet aria del siglo X: Envilecimiento del contenido metálico del den ario y de l a calidad material de l as  pro pias acuñaciones. Inmovilización frecu ente de los ti pos monetarios. Actividad intermitente y c aótica de los t alleres secundarios. El movimiento de de preciación del den ario se relacion a con la aceler ación gener al del ritmo de l a economí a. El denario carolingio ± otoni ano no tiene n ada de moned a primitiva ni fiduciaria. Se tr ata de una moned a metálica verd ader a. La economí a domanial f ue el cam po de f uncionalidad ó ptima del sistema monet ario. El  pago de censos en  plata se encu entr a docu ment ado. La adaptación de l a estr uctur a monet aria al sistema curtense que se inst alo ba jo Pi pino y Carlomagno se debe a que dicha estr uctur a descansa en una unidad monetaria de  poder liber ador medio y  polivalente. El denario satisfizo las necesid ades de l a economí a domanial en sus tres niveles: El del ahorro y las dis ponibilid ades en met al monetizado en el mundo c am pesino.

El de la concentr ación en valor de l a renta domanial. El de los intercambios en el m arco de l as redes comerci ales centr adas en los mercados domaniales. La capacidad de movilizar su mas elevad as en forma de dinero const ante del sistema carolingio ± otoni ano da testimonio de un gr ado de liq uidez de dinero. Hasta el siglo XI, la utilización del den ario de  plata no encuentr a com petencia, ni en el uso de moned as sustit utivas, ni en la circulación de un numer ario de oro de origen extr anjero ni en l a de l a plata en forma de lingotes. La  preferenci a por la plat a monetizada er a gener al desde los siglos IX ± X . Se benefici a ba de un valor  reconocido, de un alto gr ado de ace pta bilid ad soci al gr acias a l as condiciones de s u emisión y de s u fácil reinserción en el fl u jo de la circulación monet aria. La estr uctur a monetaria edificad a por las reformas de Carlomagno revel a una adecuación del sistema del denario a las necesidades es pecificas de la economí a domanial y la marcada integr ación del sistema curtense en l a economí a global de los siglos VIII ± X .

SEGUNDA PARTE CASTILLOS, SEÑORES Y CAMPESINOS EN ITALIA EL INCASTELLAMENTO Siglo X, auge económico, el L acio renace,  por otro l ado entr a en el cam po de observación ya que se multi plican sus f uentes. Sin embargo el L acio es una de las regiones más antiguas de Occidente, c u bierta de gr uesas capas sedimentarias de ocupación human a, rica en  prestigios ligados a la f undación de Roma y a sus  primer as conquist as.

1. el peso del pasado. Siglos X y VIII a.C.: momento de dif usión y extensión de l as necró polis que dan la im presión de un denso enj ambre de  pequeños núcleos de agricultores  pastores. Con sus esta blecimientos en los am plios recintos fijaron un asiento indestr uctible de una primer a capa de hábitats en el Lacio meridional. Siglos des pués: la tr ama de estas acró polis itálicas se convirtieron en m unici pios. Roma: a partir de esta tr ama de acró polis itálicas convertid as en munici pios Roma multi plico sus alianzas. La  paz romana tu vo como consec uencia el descenso de los h a bitantes a lo largo de los ejes vi ales. La  proximidad de la capit al hizo nacer una enorme c antidad de villae su burbanas inter  puestas. Primer as invasiones bárbar as: las invasiones de los conq uist adores godos, vánd alos y lomb ardos solo atr avesaron el Lacio y afectaron solo superficialmente a esta región. Lo que si  produ jeron l as invasiones  bárbar as f u e la descom posición del tejido vi al im puesto luego  por Roma. Los núcleos de l a primer as acró polis son los q ue mejor resistieron . En el interior de s us recintos meg alíticos es donde se ref ugio la vida de la Alta Edad Medi a. Segundas invasiones bárb ar as: des pués de ese movimiento de invol ución, se not a a partir de los siglos VII-IX, los  primeros signos de rec uper ación demográfic a y económic a perturbadas  por l as segundas invasiones bárb ar as. La descom posición del tejido conj untivo romano ha dejado al desnudo el esq ueleto del Lacio  prerrom ano. Los núcleos de l as  primer as acró polis son los q ue mejor resistieron . En el interior de s us recintos megalíticos es donde se ref u gio la vida de la Alt a Edad Media. Su am plit ud, en no  pocos casos, ha sido suficiente  par a contener el surgimiento demográfico de los siglos X-XI . Tanto aquí como allá el cuadro es el mismo: a bandono de l as zon as ba jas; retr acción de los antiguos em plazamientos a cierta alt ur a. Se  produce, entonces, un reflu jo de hombres hacia los em plazamientos defensivos de l a acró polis. Esta

im plantación del hábit at  per castr a, q ue constituye el gr an acontecimiento del siglo X, es el signo no de un re pliegue sino de un salto adelante. 2

. La creación de nuevos centros de doblamiento y el Incastellamento: aspectos cuantitativos.

Contexto gener al: auge demográfico en E uro pa a partir del siglo X. Se lo  percibe a tr avés de l a multi plicación de los  puntos de dobl amiento y l a conq uista de nuevos es pacios agrícolas. Zonas a estudiar  por Tou bert: Lacio meridion al, zona sur del Lacio y Sa bina. En el lacio meridion al l a densidad de los centros de hábit at ³ antiguos´ (romanos y  prerromanos) es consider a ble. Sa bina es una región relativ amente n ueva. Por lo tanto solo se  puede est udiar  al incastellamento en su  punto de llegad a en algunas zon as e incl uso se deben com par ar dos ví as:  por un l ado los centros antiguos que sobrevivieron en l a Alta Ed ad Medi a y  por otro l ado los c astr a de f undación medieval. Dificultades  par a u bicar geográficamente a algunos asentamientos. Se  presentan  problemas, entonces,  par a esta blecer l a edad de los c astr a. Algo seguro es que esos castr a han nacido y se h an desarrollado dur ante mu cho tiem po al margen de toda infl uencia de l a a badía. En efecto se tr ata de una categoría im portante de hábitats creados a partir del im pulso señori al  pur amente laico. 3

. Los aspectos cualitativos del Incastellamento. Una visión de conj unto. i. Condiciones en l as cuales se r amlizo la im plement ación de n uevos c astr a: 1. El incastellamento aparece como el  punto de llegad a de un auge más antigua del dobl amiento, cu yos comienzos v acil antes deben remontarse hasta el siglo IX e incl uso hasta l a segunda mitad del siglo VIII. ii. Los señores y el inc astellamento: 1. Hay actas que vinculan direct amente al señor f undados con la colectividad de colonos o con un gr upo inici al cuyas condiciones de casamiento a veces se extiende ex pres amente a todos los que ace pten ir  a engrosar el núcleo  primitivo del dobl amiento. 2. El  punto de vist a de los señores es cl aro: directa o indirectamente los f undadores tr ata ban de atr aer a los hombres y extr aer beneficios de una situación demográfic a f avor a ble. 3. ¿quiénes res pondí an al ll amamiento de los señores? Er an gr upos evidentemente ya organizados: colonos q ue aflu yen en f amilias estr uctur adas. Una f undación castr al r ar a vez atr aía a individ uos aislados. Agr upa ba a f amilias conyu gales o a f amilias quizás más am plias  pero ya constituidas. 4. ¿qué les ofrecí a el señor  a estos incastellati? Le ofrecía un em plazamiento f avor a ble al hábitat, elevación bien  provist a de f uentes  perennes, a veces adornada con alguna r uina antigua susce ptible de ahorr ar a los recién llegados la constr ucción de algún trozo de mur all a. A ello se agrega ba la asign ación de un h uerto.  b. Los antecedentes i. Reconquista agr aria: en las act as de la primer a mitad del siglo X se dej a  percibir la existencia de un movimiento más antiguo de reconq uista agr aria. Desde comienzos del siglo X se com pr ueba allí signos de una ex pansión en acto ya inscrit a en la ocupación del suelo. ii. Aumento demográfico: l a euforia demográfic a que le sirve de apoyo a la reconquista agr aria es anterior al comienzo del siglo X . c. La r upt ur a del siglo X. En el siglo X el incastellamento aparece como una r uptur a  prof unda en l as formas de dobl amiento y en l a estr uctur a agr aria misma; es decir, incastellamento es igual a la r uptur a con las formas de dobl amiento y l a estr uctur a agr aria. No f ue l a multi plic ación de hombres ni l a extensión de l as tierr as cultivad as, sino el corte decisivo q ue  produ jo  por entonces l as formas de hábit at- los cam pesinos: en la ³gr an revolución del siglo X´ que tr ansformo a los cam pesinos en aldeanos. Al confinarlos al interior de recintos severos de n uevos castr a, les hizo  perder  a.

d.

4

inde pendenci a y la alegría de vivir . Est a descri pción de Tu bert l a extr ae de una f uente de la é poca que estudia y dice  posteriormente: ³lo q ue merece dest acarse es que han descrito el  paisa je de un dobl amiento r ur al a la vez a bierto y dis perso de un hábit at concentr ado y fortificado y que han com prendido la am plit ud de este fenómeno («) en efecto el incastellamento im plica una mutación´. i. ¿cuáles son los signos de es a mutación? 1. La elección de los em plazamientos castr ales: es una ocupación de una altur a, elegido en f unción de s u aptit ud  par a coordinar un nuevo conj unto de territorios. 2. El incastellamento supuso una r uptur a en las formas de ocupación del suelo. Con el se in augur a un nuevo  punto de  partid a sobre bases originales las de un hábitat rigurosamente concentr ado y una nueva conj unción de territorios en f unción de l a reunión de los hombre . La instalación de los castr a en el Lacio del siglo X debe consider arse según estos dos as pectos com plement arios: 1) instalación de un ³urbanismo alde ano´ y 2) constr ucción simult anea de un es pacio cultivado q ue distribuía alrededor de los n uevos centros de dobl amiento diversos sectores de  prod ucción según l a variedad de territorios de distinta riqueza. 3. En un  primer momento se  prestó atención a la ordenación interior: nada de hacinamiento inorgánico y es pontaneo. Las viviendas cam pesinas se orden aron alrededor de un núcleo mon umental constituido  por la Iglesia y la fortaleza señorial. El incastellamento y el  problema de las rotur aciones i. Si el incastellamento supone una nueva forma de ocupación del suelo esto no quiere decir q ue se lo  puede definir como una em presa de colonización agr aria en estado  puro, todo lo contr ario: las f undaciones c astr ales vinieron a inscribirse siem pre sobre el fondo de conq uistas anteriores. En este sentido, el incastellamento solo h a innovado en l a proximidad inmediata, ya que el nuevo hábitat a menudo ha heredado es pacios cultivados  preexistentes . ii. Estr uctur a agr aria del incastellamento: al equilibrio interno del es pacio cultivado, que se da ba entre tierr as de  policultivo intensivo orient adas a la su bsistencia aldeana y tierr as de cere alic ult ur a y olivicultur a que se  prest a ban mejor a la exacción señori al, h a bía que agregar, desde el comienzo un equilibrio mas flexible entre el es pacio cultivado en su conj unto y el es pacio  pastor al circunscrito  por la carta de dobl amiento. Esta yuxtaposición del cultum y del inc ultum constit uye un dato inicial de la estr uctur a agr aria creada  por el incastellamento. A lo anterior lo  podemos sintetizar en el siguiente cuadro: estr uctur a agr aria del incastellamento com prende: 1)  policultivo intensivo orient ado a l a su bsistencia aldeana. 2) tierr as de cerealicultur a y olivicult ur a que se  prest a ban mejor  a la exacción señori al. 3) es pacio  pastor al. Es decir el es pacio cultivado es = al cult um y el es pacio inculto = incultum. Entre ellos dos se  producía un equilibrio que con l a evol ución de los siglos XIXII nuevas tierr as f ueron conq uist adas a ex pensas y en detrimento del incultum,  por eso se rom pe ese eq uilibrio, esa yuxtap osición de l a cual h a bla Tou bert. Esto se logr a a tr avés de l a iniciativa señorial y l a f uerza cam pesina. Hacia la décad a de 1100 es com plet amente tí pica la dilatación todavía desordenada del es pacio cultivado a ex pensas de las zon as de tr ansito silvo pastor ales. Gener almente estos avances se da ban al interior del es pacio fortificado.

. Éxitos y fracasos: balances del incatellamento. a.

O per aciones simult aneas de las cuales de pendía la f undación castr al  par a su éxito: i. Concentr ación del dobl amiento a partir de una situación  preexistente de auge demográfico y de reconq uista agr aria a bierta. ii. Agr upamiento  par alelo de los terrenos en t érminos cerr ados que im plic a ban un reordenamiento global del es pacio cultivado. La reconversión  parcial de los antiguos f undi y l a adquisición de terrenos margin ales a ex pensas del incultum.

Tal es la com plejidad del mecanismo que se com prenden mejor los fr acasos que se com pr ueban en los siglos X-XII. Fr acasos que t ambién est u vieron acom pañados  par alelamente  por éxitos.

Fr acasos y movimientos en los siglos X-XII: -

deserción de los em plazamientos estr atégicos  por incapacidad de constr uir un es pacio cultivado. Re pliegues  parciales. Absorción de una f undación demasiado atrevid a en el término de l a aldea próxima. Tr aslados del em plazamiento  por motivos to pográficos.

En todos estos casos la ex plic ación de los reorden amientos antiguos de l a ocupación del s uelo se mezcl a estrechamente con l a geogr afía y la historia.

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