Cassirer- El Problema Del Conocimiento

March 18, 2017 | Author: Oscar Andres Romero Alvaran | Category: N/A
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ERNST CASSIRER EL PROBLEMA ______ DEL CONOCIMIENTO 11 -- -

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SU X:IÓN

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OBRAS

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FII .OS()f' fA

EL PROBLEMA DEL CO NOCIMIENTO EN L A FILOSOF{A y ¡';N L A CI EN CIA MODER NA S

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EL PROB LEMA DEL CON OC I M IEN T O Traducci ón de

EN LA FILOSOFIA y EN LA CIENCIA MOD ERNAS

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II D ESARROLLO y C UD.H:-JACIÓN DEL R AClü NALl5 MO E L PR OBLEMA DEL CoN OCI M IENT O EN EL S ISTE M A DEL EMPIRISMO

D E N EWTON A KA NT -

LA

fi LOSOFÍA C RíTICA

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FONDO DE CULTURA ECONO},UCA Mexico

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Pri mtr.l ..d ició n .-n ale má ll , 1907 Prim era ed ició n .. n espa úcl , 1956 Cua rta rd mpr"lón, 199 !i

LIBRO CUART O

DESARROLLO Y CULMINACION DEL RACIO NAliSMO

TIrulo ori gina l: lJJJS ú/vomlni.1.f"r'bb>/t tn tÚr l'I.i.lowplú~

und Wirrige y rect ifica su propio punto de .part Ida. No es posible, nos d ice Sp inc ra , que Dios sea co mpre ndido y con ocid o por medio d e ninguna otra cosa¡ trar ándese co:n0 se trata d el origen mismo del ser y del saber, ningún otro objeto del conocim iento puede igua larlo, y mu ch o men os supe ra rlo, en clar idad y en evide ncia. . "Careciendo, pues, la razón de poder pa ra lle varn os a la felicid ad, no q ueda otro cam ino para llega r a esta clase d e conoci~icnto Que e l de con clui r q ue no se deri va de ninguna otra CO&"l, sino q ue brota en el ente nd imiento por una ret't'lación inmed iata del objeto m ismo; y si este objeto es excelente y bu eno, necesariamente comunicará estas cualida des al alma. " I . Tod a la teoría de l conocimient o del Breve tratado aparece iluminada po r esta concepción fundam ental. Lo que para Descartes es la conciencia de sí mismo es par a Spinoaa la conciencia de Dios: el hecho fund ament al hacia el que levant a la mirada para dererm it~ar a tono con el el valor de cu alq uiera otra certeza d erivada. El ca rácter del conocimiento es siempre el mismo, en cualquiera de sus fases:. el ob~eto exterior se apodera y toma posesión del yo, para prod ucir en el el sabe r. Según el objeto con el que se une y se fund e, se determinan el valor y la claridad de la visión q ue se a podera del al ma." Por donde -c-según lo expone y subraya expresamente Spinoza-; el com prender debe concebi rse siempre como un "puro pad ecer" : n.o somos nosot ros qui enes afirma mos o negamos algo de una cosa, Sino .que es la cosa misma la qu e de si y en nosotros lo afirma o )0 mega.a La concien cia se limita a recibir y acusar los efectos Que se le inculcan desde fuera.

Asi, y S(}la~e~te así, parece posible llegar a com pn ruer el proceso del conocmue nro, es decir, engarzarlo al Contexto cau sal de la natura leza en su conj unto y como un idad. La su puesta au to1 Spinoza. Kuner Trak wt " Q >1. G on , dcm Men schen un J deu en Glücksel ig_ kc it. T rad. a l alem án y ed. por Chnsroph Sígwarr, T ubin"a, 1870,parte ll ,. O " ", cap. 21, , 1; d . ca p. 24, §§ 10 s. ~ Ku rt'-'T T rak trlt. port e n, ca p. 4, S 10. :1 Kl, rt er 1 raktar. p art e Ir, cap. t 6, S 5; ca p. 15, S 5.

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SPINOZA

nomia del intelecto, lo mismo que el libre arbit rio, no pasa n de ser una invención qu imérica y abstr acta. Ente ndimien to y volunta d no pasan d e ser nombres genéricos, nombres gene rales y cap richosamen te invent ad os; lo único que en real id ad poseemos y conocemos son los actos par t icu lares y concretos de la afirmación y la negación, de la apetencia y la repulsa. ' T od os estos actos repr esentan, por tanto, simp leme nte partes del acaec er mismo de la natu raleza, los cuales no pued en h acer otr a cosa que repetir la ley amplia d e la naturaleza en su totalidad y reproducirla d e un mod o parcial y sumario. El orde n del ser, que es uno y el mismo para tod os los tiempos, sostiene y condiciona ta mbién el ord en d el conocer, No se plante a todavía aquí el problema de cómo pueden los objetos corp orales abrirse camino al pensamient o y acusar una influ encia en él: el hech o d e la perce pción sensible es conside rado al mismo tiemp o, d irectamente, como el testimonio y como la exp licación de esta interdependencia.P C ierto es qu e ta mbién el Breve tratad o d istin gu e los dos at ributos del pensamiento y la extensión; pero esta dife rencia pasa a segundo plan o ante el rasgo común que los une po r el hecho d e ser calificad os y explicados ambos como fueT'{t1$ f > So n, simplemente, dos forma s o rnanifesraclones distinta s del mismo poder de la natur aleza del q ue ema nan, y esto explica por qué pu eden influir la un a sobre la ot ra y dererminarse mutu amente. Así como el cuerpo se ofrece al espíritu y provoca en él, de este mod o, el acto de la sensació n, así también el alm a, a su vez, au nque no pueda crear nuevos movimientos corpora les, puede, indudablement e, desviar con arreglo a sus decisiones la dirección del movimiento existente," No cabe duda de que esta concepción general h ace necesariamente que pierda su sign ificación absolurd. la d iferencia estimativa entre lo verda dero y lo falso. Esta diferencia pasa ah ora a formar part e de esas cont rap osiciones subjetivas inherentes tan sólo a la 4 Ku n;er T rakt ar, parl e Il, cap. 16, B 4 u . Kun er T raktat, part e ll, ca p. 19, B 13 s, G Kur~er T raktat, parte JI, cap. 19, B 1-6 (d . acerca d e esto el texto hol an-

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dé s, en Spiooza, O pCM qU(l(' iuot r epcna snn r. Rec. Lan d, 2 vols., La Haya, 1B82 s. t. 11, p. 340). 7 Kurt er T raktat , pa n e I l, cap. 19, B 9·11.

J.

van VI Olen ee

J.

P. N.

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DESA RROLLO Y CULMINAOÓl\' DEL RACIONALISMO

con~ideración imperfecta y fragm entaria de la na tu raleza en su con ju nto, la cu al es de por sí una e ind istint a. El conocimiento de la unidad susta ncial d e l universo ha ce q ue d esaparezcan las d iferencias lógicos cua litativas, d isu eltas en sim ples d iferencias cuantitati vas de grad o. El error y la verdad no se en frentan , ahora, como dos mo mentos Igual mente ín de pcndíenres y posit ivos, sino q ue se comportan como la pa rte con respect o al tod o. S i todo pe nsam ient o por razón de su concepto m ismo, es la exp resión de un hecho ~ un ser ~xte~n os. es evidente q ue toda representación, siem pre y cuand o impl ique un conten ido, cu a lquiera q ue él sea, tien e q ue reflejar tam~jén necesariamente el ser rea l desde un d ete rmin ado punto de vista. El error no consiste en qu e nos representemos y conciR'lmOS e n el pe nsa miento algo d e por sí care nte d e esencia, sino q ue nos afe rremos a un fragm ento del ser, creyend o poseer en el la tot alidad. Por t an to, tod o conocim iento se plasma y estructura en un a serie y un a sucesión constante, po r m edio de la cua l, a rran cando de lo conc reto, va mos rem ont á ndonos a una intuición cada vez: más amplia y u niversal del todo. Pero no se trata d e ascender a conceptos gen éricos ar bit raria ment e formados, sino d e penetra r en los ~om entos y en las fuerzas real es del ser Que e fect ivament e se enCIerra n en cada comenido con cret o. . Desúe este p un to de vista, e! conocimiento, adq uirido por me. d,1O de los senndos, es decir, a tra vés de la experiencia, la cual solo puede rev ela rn os determinados hechos conc retos, se disti ngue de l~l verd(l(lera fe, q ue de staca de todas las cosas particu lar es, med iante pru ebas y conclusiones seguras, lo comúu a todas ellas. Pero, por encima de ambas form as del sabe r descuella la fase su pe. rior del " conocimient o cla ro y distinto", por virt ud d e! cual no nos limitamos a at'CTígllar lo genera l por la vía de labor iosas de. d uceion es, sino que lo intuimos directamente e n lo particu lar, y en e l q ue, por ta nt o, nos es dada objetivamente, como un conocím ient o concreto, la misma regla universal, q ue d om ina y preside tod o ser y tocio ace ecc r.e Para llegar a com prender . , . ... ..., ' "r sus JUsto s rermmos esta concepo

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S KllTZfia dogm4t41 Pan es rr cs. París, 1638 ss•• pafl~ 111, PI'- 2'l i s.

11 u mpanella, Meraf isica, pllrre 11, p. 78: "A mo r, q ua De um ama mus, no n accide ntalis, sed essenriahs. Na m ideo no;sm" lipsos a mamus , Quia esse amamus: ergo mag;. ama m us esse si mplic ieer, q uam secund um qui d ; ergo nla !¡:is amamus Deum er essentialius.•• N os verc ead uci, finit iq ue I'Olentia, Sapientia et Essentia : ergo magis ama mus D eum, q uam nos metipsos, d um ama mus nosme np sos, quia q uod non sumus nos, sed quod Deus esr arnemus. ltern id quo d nos scímu s esr umbra quaedam entitatis d ivinae, et gaud em us ease, q tlod sum us, qu ia Divinitas participa ra talem sapore m habe r: D íviniras l'llrt icipa ta est omne culusq ue esse r ergo omn e ens se tpsu m esse amando, magis amat l).,um quarn se." (C L tam bién "'01. 1, p. 268, nora 52.) ~st

s r lNOZA

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DESARROUO Y CULMINACICN DEL RACrONALlSMO

No es necesario seguir en deta lle los paralelos con estos cri rerios q ue Spinoza estab lece en su Breve trarado. Para fo rm arse una concepció n sistem ática d e su doc t rina no es ne cesari o entrar a discern ir si Spinoza llegó re a lme nt e a conocer la doctrina ' d e Ca mpa nclla y si rec ibió de ella una influ encia sostenida , aunq ue son mu ch as las razones q ue hab lan en fa vor de esta h tpóresís." El mismo C arnpanella d ista mucho de ser un pensador tot almente original, ya q ue se lim ita, m uc h as veces, a a unar en una sínt esis filosófica los ele ment os múltiples y con Frecu en cia contradictorios de la cultura de su tiem po. A sí, vemos cómo en su doctri na se entr elazan los pe nsamienr cs funda menta les de la m eta física y la mística neopl atónicas con los resultad os de las moder na s observa111 La u'O'ría del conocimi..nro del Bu..... r~atado no co incide co n Campol_ nd la solam ente a lli donde be a lie ne rigurosa mente al pr incip io ge neral de q ue todo conoce r es un p.uiecc, sino rambíén all i donde modifica y ate núa este principio, co nsideran do I~ objelos ex remcs solamente co mo las "ca usas ocasiona le;" del l\aber q ue suscit a n los iu(r ios d el al ma, sin d et erm ina rlos ro ralme nte po r si mismas. [ V. KurteT T ralw lt, parre 11 , ca p. 19, S 15; con respec to a Campane!la, d. vol. 1, p. 2 71 (nota 62) de la p re sen te ob ral. Pe ro la co inc id en cia e n las idea$ fu nda m e nta 1c ~ ap arece tod av ía mu ch o más clara ~ i se tom a como pu n to d e ¡>artida la recete meta física fund amen tal de Ca ropanella : la leoria de las "prima lidad es" d el pode r, el a mo r y la sab iduría. Como el se r !inim sólo eXiSle po r cua mo q ue panicipa de lo a bsol uto, sin q ue posea rea lida d inde pend iem e fUenl de esra conex ión, d eben reapa recer nece!OIria me me en él, inractos, tod os los c;¡racteres del se r p rim igen io . Y co mo posee la virlud de conservarse en el se r, necCS3.riam en le d ebemos recon oc erle, de Otra part e, u n saber en ..1 q ue cob ra conocimie n lO de este su im pu lso Iu ndame n taL No .... da , por tanto, ninKun a existe nc ia to talme nte in consciente d e ~ i misma : las di fere ntes lases del se r forman so lame nte otr as tan tas fases d istin tas d e la " ida y d el " mor por la prop ia ex¡';tenc(a [C amp nnella, Me to.. ii s ica, JI, p. 39; 1I, p. 61; lIJ, pp. 249 ~ . (V . supra, vol. r, p . 232, no tas 7 y 8.) Cl. es pec ialme nte Spinoaa, etica, pa rte 11, propos . XIlI, esco lio: "Omn ia, quamvis diversis gra Jibus, a mrnata la men su m"]. Ahor a bie n, el se r co nc reto re presenta sie mpre lo absoluto con mú ltiples rest rlcc lones ). neg aciones y forma, po r tant o, en cierto mod o, el punto de tr an sición en tr e el ser y la nada. T od a d.. re nnin.ación es, en cuan to a su natura jeza, n ega.ción . Al ambuir a un se r u na d eterm ina ció n conc re ta c ual qu iera, ex clu imos de e l, al m ismo tie mpo, otra in fin id ad de d eter min acio nes, le atribuimos, po r ta nto , un ser finito, para ca rgarlo sn n ultá ne am cm e de un no ser in fin it o [ M('(afi~ ica, Ir, pp- 11 s.: "V iden t ur aur e rn nobis tes cu nctae eX af ffr rnation e er negnrion e ccmponi, iI1a q u ide m finila, h aec vero infini ta. Affirma tio dic it esse , nega tio ncnesse. H orno ert de Ch t'rbu ry, De "erilelU . pr Ollr diuingl'ihlr el revdm:iO\'l.l!, el W"risimili, el pc per se no n exi.•tere, n eque pender é ,,/tim ato a mllUltion ibus ccr poru m, red a repraesenUlolion i!>u s en tis ínt elligenr is. Cesse nre rep raesen raríone n ull u m a parl e reí d arur tem pus. Positis corpo ru rn ve! aJiaru m rerum rnu tetionibu s simul in íert ur rempu s, sed sub l' lis ccr po ru rn m ut et loníbus non eufertu r tempus, quia est aliqu id Ideale in ente repraesem l tivo suam radice m habens. r osita autern remporís rep rnesenta tlon e idern ponirur ee sublatu toll itur . . . Rcp raesent a t¡c fll{:it spa tiu rn er rempus, non invenir vel s up po nir ex tra repr a esentationern ", c. p ítu lo XII,

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ES I'..I"C1 0 y TI EMFO

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existe ncia que pueden corresponde r a una cosa fin ita. La mayor verdad q ue cabe atr ibuir a un a cosa finita y a su ex istencia es el provenir de la fuente y el pri ncipio de roda e xiste ncia." 72 Para for ma rse una clara idea acerca d e la situación general dd problema del conocim iento en el siglo XVIII, es necesa rio aba rcar en una sola mir ada las concepc iones de Maupert uis y de Ploucq ue t. Los d a ros y acusados cont rastes entre ellas no hacen mas que definir y perfilar con mayor nitid ez la misión fut ura del idealismo. En el pu nto de la evolució n histórica a que hem os llegado, el dilema pa rece, por el momento, insoluble: frente al escepticism o sublerívísta, pa rece corno si solame nte la mística ofreciera, en fin de cuentas, segura prot ección y un punto firme d e apoyo. Pero (,1 problema, part iendo de aquí, lleva más lejos. ¿No sera posiblc, sin abandonar el terr eno del conocimien to basado en la cxpel'l('n eia, enco ntrar en esta misma los crite rios de la verdad necesada? ¿Las leyes de l entendimiento, que tom amos como pa uta de tod o el ser, h an de abstraerse solamente de n uestra observació n psicológica indi vidual y poseen solame nt e, por tanto, un a vigenda in duct iva, expuesta a ser derr ibada y destr uid a por cualq uier lluevo hecho? la cabe llega r a esta blecer un sistem a de princip ios lógicos dotados de vigencia gt'Tleral )' objetiva, que constitu ya la premisa obligada para la contrasreción d e todos los hechos, lo mismo en el cam po físico q ue en el campo psicológico? Sólo cuando h ayamos adq uirido plena certeza acerca de esto, podremos sobreponernos a la alte rnativa entre el conocimiento "huma no" relati vo, qu e sólo capta una imagen aparente del ser y de la verdad, y el conoci miento divino, capaz de penetra r en la esencia absoluta d e las cosas," para abrir el paso a un a solución nue va, simad a tota lm ente al ma rgen de las categorías de este a ntagonismo.

Hemos de ver cómo este prob lema, au n antes de que llegue r~

Cap. XXil, ; 567.

u " Voilil done \l il e étran ge alte rnat tve: notre sc. ence est elle l~ scten ce uuíve rselle d es es prlrs , une vue de vétites éte rn elles, u n e partie de la $c ience ,¡,o D ieul mI n'est-elle qu e le r ésuleat, l ~ combinaison de nos sensa ticn s, notre l,r" rre ouvrage, u n e prop.ihé spond iente : debemos, pues, por medio de una a na logía necesana, llegar a la concl usión de que también en la sucesión ilimitada de los núm eros enteros positivos tiene que existir un último r érmino, q ue, estando como está llamado a exp resar el conj unto de todos sus miembros, no puede ser otro que el término "i nfinito". El número in finit o designa, por ta nto, una forma fija y consta nte. intercalada en la serie natural de los núm eros no de otro modo que cua lqu iera de sus miembros finitos. 82 El propio Fonrenelle con fiesa que es inexplicable cómo esta serie, en la que, por m ucho que en ella ah ondemos, sólo se encuent ran núme ros finitos "trasciende" de pronto a lo infinito. Pero este paso, a unque no lo comprendamos, tiene qu e ser reconocido por nosotros como nece sario, si no quer emos abandonar la parte más importante y más destacada de la matem ática , "Partimos, por tanto, del su pues to de que se trata, aquí, de un hecho seguro, aunque incomprensible, y conside ram os la magnitud, no tanto en la oscura transición de lo finito a lo infinito como bajo la forma qu e posee después de haber pasado ínt egramente por ella," sa

Asi, por ejemplo, se pregunta por la sum a de todos los miembros de la serie natural de los n úmeros, que -siendo el miem bro inicial = 1 yel miem bro final = 00 - se present a, de acue rdo con las reglas usu ales que rigen pa ra la suma de las series ar itméticas, como

Pero, pese a esta explicación, de lo q ue en real idad se trata es de que la oscuridad q ue aquí se extiende en tomo al nacimiento del número infi nito sirva, en el desarroll o ulterior de l problema, d e manto para encu brir las más di fíciles y problem áticas consec uencias matemáticas de detalle q ue Fontenelle ext rae de sus defin iciones iniciales.

La clara y manifiesta separación ent re los " infinitarios" y los "a nn-in finira rios", q ue a hora se ma nifiesta, pa rece rozarse, a veces, directamente, con cierta s conocid as disputas mod ernas e n el campo de la lógica de la mate m át ica.1l7 Pero pronto se adviert e q ue en nin guno de los dos campos existe una claridad completa acerca de los pro blema s debatidos. El mismo recurso de qu e ec ha n mano los ad versarios de lo in íinito-act ual lleva. conste» una dificultad no resuelta. Para lu char

r. V. Font"ndl" (l. c., parte 1, sece, 2, núms. 85 y 86) : "Dans la Sui te na.t~ r"lI" ~ haq u" terme e51 igal eu nombr" dn termes q u¡ scm d"pui5 1 jusqu'a IUI mc1u5Iv"m"nt. Done pui~u" 1" nombre de MUS 5"5 te rmes "SI inf ini eH" a un de rnk r lenne, qo i "51 mé me in fini• .. Ains¡ ot> Sn es en cuanto a la n alu l1llea del espacio, en cu anto qu e i~le ccnsruuve , en real id ad , la condi cion for mal de la po;si bilidaJ d e roda m;uer ia, smo que In co nside ran sirnplem eme co mo conclusiones deri vadas de conc eptos af>"lractos, pero a rbitr a rios, q ue 00 es pos ible refer ir a Ci"-a._ real~" Co mo ~i Iue,e possble imaginar otro tipo d e int uict ón que el q ue se ne's da en la intuición (ltij!in:rria dd espa do )" co mo si las de le rmin ad.'nlaf llem
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