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ÍNDICE 2DA PARTE
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INTRODUCCIÓN
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El Zodíaco después de Virgo: la dinámica de la reabsorción Cualidades zodiacales vs. respuestas psíquicas La Psiquis y el Arquetipo del Zodíaco El "gran salto" Lo inconexo y lo constelado ¿Instrumento del yo o experiencia transformadora? El nivel fragmentario como aspecto necesario del orden global Psiquis y cosmos No existe un "yo" anterior a la "estructura natal" El Zodíaco: un arquetipo de "tercer orden" Imágenes arquetípicas y matrices vibratorias El arquetipo zodiacal El Ascendente: algunas precisiones conceptuales La matriz de casas IV, VIII y XII
pag. 2 pag. 5 pag. 7 pag. 9 pag. 10 Pag. 12 pag. 14 pag. 14 pag. 16 pag. 20 pag. 22 pag. 25 pag. 27 pag. 29
ASCENDENTE EN LIBRA Equilibrio y homeostasis La Balanza El camino del encuentro y la complementariedad El encuentro con la armonía y las formas estéticas El otro y el deseo La pareja y las sociedades Juicios e instancias legales Algunos ejemplos Nadando contra la corriente colectiva
pag. 31 pag. 31 pag. 33 pag. 33 pag. 35 pag. 36 pag. 37 pag. 41 pag. 42 pag. 47
ASCENDENTE EN ESCORPIO Escorpio, el punto crítico para la conciencia El difícil encuentro con la intensidad Personas que encarnan la energía del Ascendente El camino de la curación La relación fundamental La matriz de las casas IV-VIII-XII Algunos ejemplos
pag. 49 pag. 51 pag. 53 pag. 57 pag. 60 pag. 62 pag. 65 pag. 71
ASCENDENTE EN SAGITARIO El aprendizaje de la inclusión Idealismo: el tope psicológico de Sagitario La cualidad del río El viaje El maestro La marca del dolor: la Casa XII del Ascendente en Sagitario La idealización La Matriz IV, VIII, XII del Ascendente en Sagitario Algunos ejemplos El misterio de guiar
pag. 74 pag. 76 pag. 78 pag. 79 pag. 81 pag. 85 pag. 86 pag. 88 pag. 91 pag. 95 pag. 98
ASCENDENTE EN CAPRICORNIO La montaña Un salto de plano (hacia otra dimensión de la realidad) La ley y el deseo Un destino de responsabilidades y experiencias rigurosas Personas y escenas externas La relación fundamental El hechizo de "la forma absoluta" La matriz arquetípica de las casas IV, VIII y XII La perfección
pag. 100 pag. 101 pag. 104 pag. 105 pag. 107 pag. 111 pag. 115 pag. 121 pag. 124 pag. 125
ASCENDENTE EN ACUARIO El desafío de lo singular Las dificultades de nuestra psiquis para comprender a Acuario El carnaval El portador del cántaro Acuario y la función del yo Entre cortes e imprevistos La presencia de los diferentes Desarraigado, desubicado, "sapo de otro pozo..." El lugar y el tiempo La distinción entre pertenencia y participación Cómo "sostener" la paradoja Algunos ejemplos
pag. 128 pag. 128 pag. 130 pag. 132 pag. 133 pag. 134 pag. 138 pag. 139 pag. 141 pag. 143 pag. 146 pag. 148 pag. 150
ASCENDENTE EN PISCIS La reabsorción de lo manifestado Un nivel hipersensible de la realidad Un signo en máxima tensión con la estructura del yo El largo aprendizaje de una psiquis que registra demasiado El medio ambiente de un Ascendente en Piscis: confusiones y realidades inexplicables (e incomunicables) Polarizaciones (crítica, obsesividad, escepticismo) El mundo mágico, la naturaleza, la fantasía envolvente El aprendizaje de la distinción sutil Personas y situaciones La acción y la intuición Expertos en consumaciones El problema de la palabra El problema de la palabra
pag. 153 pag. 153 pag. 155 pag. 156 pag. 157 pag. 161 … pag. 163 pag. 163 pag. 164 pag. 165 pag. 167 pag. 170 pag. 172 pag. 174
-- Eugenio Carutti - "Ascendentes en astrología (II)" --
?ª PARTE
1
-- Eugenio Carutti - "Ascendentes en astrología (II)" --
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El &od$aco des!us de /ir#o1 la din=mica de la rea6sorcin uando en el primer !olumen de este libro analizamos la 1atriz @odiacal !imos cómo -a partir de la ase de áncer- todo sistema se di!ide a sí mismo, a in de generar una orma estable en su interior. Esta tiene como unción la de ser!ir de receptáculo para ciertos procesos, que no serían actibles si no ueran apartados del resto del sistema durante un período determinado. 7oda estructura comple+a se autolimita cíclicamente.
0ebe hacerlo para proteger ciertas
unciones incipientes, hasta tanto estas no desarrollen las cualidades que les permitan pasar a las ases posteriores de su e!olución.
El momento canceriano de todo proceso conlle!a necesariamente un recorte del campo global. Este se ragmenta para aislar una parte de sí mismo # crear una interioridad -ísica o psíquica- en la que pueda crecer una dierencia que, de otra manera, sería destruida. /legará el momento en que esta habrá generado la potencia suiciente (/eo) como para enrentar las demás ases de la secuencia. Esta dinámica, análoga a la que cumple la unción lunar en la estructura de planetas, implica una escisión interna: el surgimiento de un subsistema aislado del conjunto. En toda 2
-- Eugenio Carutti - "Ascendentes en astrología (II)" --
situación en la que se maniiesta el arquetipo del ciclo zodiacal;, la totalidad debe di!idirse a sí misma en un momento determinado, dando lugar a la existencia de un interior y un exterior, un ?adentro? # un ?auera?. Estos espacios, si bien son pro!isorios desde el punto de !ista de lo que queda del ciclo -de /ibra a &iscis- son absolutamente eecti!os durante las ases de áncer # /eo. 3odo este proceso cobrará inalmente sentido cuando la dierencia creati!a, que creció protegida en su aislamiento, sea reabsorbida por el resto del sistema en las ases sucesi!as (Virgo, /ibra # Escorpio) hasta que se produzca la síntesis en 2agitario. /o peculiar de este mo!imiento es que aquello que se estabiliza en las ases de áncer # de /eo parece separarse realmente del resto, creando la ilusión de constituir una entidad autónoma que se siente inmersa en un uni!erso de entidades igualmente autónomas. &or su parte, aquello que permanece pro!isoriamente e"cluido, contin%a su e!olución hasta que las dos líneas de este despliegue -lo protegido # lo e"cluido- !uel!an a encontrarse en el momento que la matriz tiene preijado para hacerlo. 0l segundo #emiciclo del Bodíaco contiene el dise/o arquetípico de este movimiento de reabsorción
en el que se producen una serie de transormaciones. 1ediante estas, la totalidad
reorganiza primero -/ibra, Escorpio, 2agitario- # inalmente lle!a a su culminación # disuel!e -apricornio, cuario, &iscis- la orma que había construido inicialmente. Este patrón, que es relati!amente sencillo de reconocer en muchos procesos ísicos # biológicos, no es ácil de comprender en aquellos casos en los que está in!olucrada la conciencia. /a razón de esto es que nuestra psiquis se identiica con los mo!imientos de maniestación, estabilización # e"presión (los patrones dominantes en el primer hemiciclo), mientras que la índole de la reabsorción le resulta absolutamente ajena e incluso amenazante.
Este doble enrollamiento (!er igura) es una antigua representación del signo de áncer. En +l se hace e"plícita la correspondencia entre lo interior # lo e"terior, una !ez que la conciencia identiicada con la orma los ha separado. 2i observamos con atención la pauta energ'tica de las fases de &áncer y Leo, podremos ;
Ver más adelante, en esta introducción: La Psi"uis y el Ar"ueti!o del &odiaco. 3
-- Eugenio Carutti - "Ascendentes en astrología (II)" -ver que estos dos signos simbolizan toda la dinámica de nuestra psiquis en su actual estadio evolutivo.
/os primeros momentos de su desarrollo se corresponden con la ase de áncer, es
decir, el surgimiento de una interioridad e"tremadamente !ulnerable que se e"perimenta separada del mundo. tra!+s de una serie de identiicaciones con el medio amiliar # social (el clan), este interior desarrolla una memoria sobre la cual constru#e su sensación básica de identidad. Esta -el yo - se ubica como el centro de toda e"periencia utura, la cual será interpretada en los t+rminos del recuerdo bajo la orma de una narración lineal (la construcción de una historia, tanto colecti!a como personal). Esta autorreferencia perceptiva es lo que le permite al ?centro interior? obtener la sensación de continuidad que necesita. El paso siguiente (/eo) encarna la posibilidad de desidentiicarse -por lo menos en el ni!el consciente- de las matrices amiliares # sociales anteriores, para comenzar a e"presarse como un indi!iduo autónomo. En una segunda !uelta de espiral del patrón leonino, esta elaboración de las identiicaciones se reerirá a las imágenes arquetípicas que la ?interioridad? pro#ectaba sobre el mundo ?e"terno?, dando lugar a lo que denominamos proceso de indi!iduación. 3odo este proceso es un presupuesto básico de nuestra organización psíquica. 2in +l, no e"istiría una identidad dierenciada que pudiera hacerse cargo de las e"periencias de la !ida. 2in embargo, es e!idente que esta necesidad de nuestra constitución acent%a la importancia de e"perimentarnos como dierentes # separados de los acontecimientos que nos rodean, estableciendo una distinción tajante entre lo ?e"terno? # lo ?interno?. Esto se traduce, en nuestra ci!ilización actual, en la alta !aloración depositada en la posesión de una uerte identidad autocentrada, capaz de pro#ectar su mundo ?interno? -deseos, emociones, ideas # pro#ectos- sobre lo ?e"terno?, a in de modelarlo ?a su imagen # semejanza?. ualquier persona con conocimientos básicos de astrología puede reconocer la ase leonina del @odíaco en este ideal cultural. ada !ez que concebimos al ser humano como ?re# de la creación?, ?hijo dilecto de 0ios?, o como ?indi!iduo destinado a conquistar el uni!erso?, se hace e!idente que -en el ni!el colecti!o- estamos uertemente identiicados con los ni!eles más básicos del dise5o arquetípico de este signo. 0ado que el aprendizaje del scendente -tanto en sentido pedagógico como en el e"istencial- depende decisi!amente de nuestra capacidad para comprender la correcta articulación entre aquello que denominamos lo ?interno? # lo ?e"terno?, no cabe duda que la clariicación de este proceso adquiere una enorme importancia para nosotros. omo hemos !isto en la primera parte de este te"to -# en orma más desarrollada en el libro acerca de las /unas> - los ni!eles básicos de la conciencia se caracterizan por identiicarse con las e"periencias pre!iamente !i!idas, con lo cual tienden a separarse del lujo >
r. Eugenio arutti: *as *unas! refugio de la memoria, Uier,
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