CARTA GEOMORFOLOGICA DE LA CIUDAD DE CORDOBA Francisco Quintana Salvat y Osvaldo Luis Barbeito *Universidad Nacional de Córdoba (F.C.E.F. y N.), Av. Velez Sarsfield N° 1601 Tel. 0351-4234664 E-mail
[email protected] – Internet: http:www.efn.uncor.edu/dep/geoapl/fotogeol/index.html
RESUMEN En la ciudad de Córdoba y sus alrededores, procesos dinámicos de orden natural que no han sido lo suficientemente estudiados, han generados riesgos significativos y, muchas veces, desastres que afectaron vidas y bienes. Tal es el caso de las inundaciones que perjudican a la ciudad y suburbios, sea por cuencas laterales temporarias o por el río Suquía, colapsos de suelos que producen daños a las obras de infraestructura y edilicias, como así también la erosión hídrica generalizada o de márgenes. Estas situaciones, ponen de relevancia la incorrecta intervención que se ha realizado del medio natural y al mismo tiempo la falta de un adecuado conocimiento de sus características geológicas y geomorfológicas que indudablemente condicionan las distintas actividades que allí se desarrollan. El trabajo se centró en la obtención de la información geológica y geomorfológica de base, mediante la elaboración de una carta temática en escala 1:50.000. Esta es indicativa tanto de las características estables como dinámicas del paisaje. En el primer caso se refiere a la localización, distribución y características de los materiales geológicos de superficie, mientras que en el segundo se detallan la localización, mecanismos y extensión de los procesos dinámicos que entrañan riesgos para bienes y personas.
INTRODUCCION Con una recurrencia anual, la ciudad de Córdoba y sus suburbios presentan serios problemas de orden natural que han derivado del inadecuado manejo del territorio, especialmente a partir de la década del 50, cuando se produce la gran expansión industrial. Las inundaciones que perjudican a la ciudad y sus suburbios, los colapsos de suelos que producen daños de consideración a obras edilicias e infraestructura y los procesos de erosión hídrica generalizada y/o de márgenes, ponen de relevancia la incorrecta intervención que se ha realizado (y realiza) del medio natural. Todo ello ha motivado la ejecución del presente trabajo, en el cual se pone un particular énfasis en el reconocimiento y definición de clases o tipos litológicos, las condiciones y características de la hidrodinámica de superficie y el estudio de los aspectos morfodinámicos generadores de las situaciones de inestabilidad actual y/o potencial. Como resultado de este trabajo de investigación, se ha obtenido una carta temática orientada a demostrar, desde un punto de vista geomorfológico, las factibilidades de uso de diversas áreas en función de sus características naturales intrínsecas y, principalmente, contribuir en forma decisiva a la prevención o bien la mitigación de desastres naturales, entre los que se destacan las recurrentes inundaciones estacionales.
OBJETIVOS Realizar el estudio de las características geológicas y geomorfológicas de la ciudad de Córdoba y su entorno, con el fin de obtener una base de información que posibilite la detección, definición y valoración de las áreas sujetas a riesgo geológico, tanto en forma actual como potencial. Por lo tanto, el aspecto morfodinámico ligado a los procesos de riesgo es valorado a nivel de unidades geomorfológicas, obteniéndose la información necesaria para posteriores trabajos tendientes a lograr cartas interpretativas de uso óptimo del territorio.
MATERIALES Y METODOS Se realizaron análisis estereoscópicos de carácter fotogeológico y fotogeomorfológico mediante la utilización de fotogramas aéreos a escala 1:50.000, correspondientes a los vuelos efectuados en el año 1987. La información obtenida se complementó con un segundo análisis estereoscópico de fotogramas a escala 1:20.000 del año 1970. Estos últimos facilitaron la detección de diversas situaciones con una mayor claridad, dado el menor grado de ocupación del territorio comprendido dentro del ejido urbano y zonas suburbanas adyacentes, a la fecha de obtención de esos fotogramas. Los productos obtenidos de este trabajo, son los que se detallan a continuación: a) Carta a escala 1: 50.000 de la ciudad de Córdoba y alrededores con sus principales características hidrológicas, tipos litológicos, el reconocimiento y definición de ambientes, unidades y elementos geomorfológicos, además de la delimitación de sectores conformados por suelos con distintos grados de colapsabilidad. (Figura 1). b) Block-diagrama en el que se reconstruye el paisaje original del valle del Río Primero (Suquía) y el perfil litológico-estratigráfico que abarca desde el pleistoceno medio hasta la actualidad. (Figura 2).
EVALUACIÓN DE RESULTADOS
Geomorfología A la escala de trabajo y dentro del marco de la carta (Figura 1), se diferencian dos ambientes geomorfológicos: El ambiente de la planicie loessoide suavemente ondulada y el ambiente fluvial. Planicie loessoide suavemente ondulada Corresponde a una planicie de agradación eólica de mediados del pleistoceno a principios del holoceno. Este dominio se caracteriza en el ámbito del ejido y su periferia, a ambos lados del valle del Suquía, por un plano suavemente ondulado modelado en la potente cubierta sedimentaria limo-loessoide, con una inclinación regional hacia el este del orden del 0,5%. En el nivel de unidades geomorfológicas, es posible diferenciar un sistema de suaves bajos interconectados e interfluvios plano-convexos que alternan con aquéllos.
Sistema de suaves bajos interconectados Es generado por el escurrimiento de carácter predominantemente difuso y esporádico en la planicie; lo integran cañadas suavemente cóncavas sin álveo definido, a excepción del arroyo La Cañada, y paleocauces que responden a diseños vinculados al paisaje pliopleistoceno de la llanura. Este último hecho se manifiesta por sectores, en la distribución diagonal o casi transversal que tienen los paleocauces con respecto a la actual pendiente regional o, en ocasiones, por la confluencia radial que adoptan hacia una depresión circular. Sobre estas paleoformas, cuando se producen precipitaciones importantes, el escurrimiento por desborde lateral en el primer caso o por desborde de lagunas temporarias en el segundo, está indicando la generación por sobreimposición de un nuevo diseño de avenamiento. El nivel de integración del sistema en su conjunto (cañadas-paleocauces), es variable y se ajusta a un patrón de distribución dendrítico con cierto control estructural en la zona pedemontana y a un patrón variable entre paralelo, entrecruzado y en abanico hacia el este a medida que disminuye la energía del relieve. El sistema de bajos ingresa a las áreas urbana y periurbana, integrándose a nivel de subcuencas hídricas. Sobre la margen sur, con orientación general SO-NE se destacan tres subsistemas: Uno, el más extenso y de mayor potencial morfodinámico, con nacientes en el flanco oriental del cordón de la Sierra Chica y dos menores con nacientes en la zona pedemontana. El primero corresponde a la cuenca del arroyo La Cañada, con desagüe en el centro de la ciudad; el segundo a la cuenca de aporte de Quebrada de Las Rosas (sector oeste) y el tercero (sector sur), a un subsistema con claro patrón anárquico con frecuentes trazas de paleoformas. Este, luego de sufrir un cambio en el sentido de escurrimiento de SO-NE a O-E, adquiere definición en un bajo que actúa como colector paralelo al río para integrarse aguas abajo, fuera del ejido urbano. Completan el cuadro, los sistemas ligados a los sectores en los que se produce el ajuste de pendientes de la planicie con respecto al valle. En cuanto a la margen norte del río Suquía, se presentan dos subsistemas: Uno con sentido N-S que ingresa por el sector noroeste de la carta, bien definido con patrón dendrítico y control estructural evidente e íntegramente desarrollado en la zona pedemontana (subcuenca de Argüello Norte; Quintana Salvat et al., 1992), y otro extendido en toda la mitad norte de la carta que, con sentido NO-SE y marcado patrón digital, se integra al valle por medio del paleosistema del río Salsipuedes. Este último, al ingresar a las áreas suburbana y urbana (centro y este), adquiere definición en un bajo colector paralelo al río Suquía en un tramo de aproximadamente 10 kilómetros, para luego, al igual que sucede en la margen sur del valle, adoptar un modelado de suaves bajos que coinciden con trazas de paleoformas. La integración del subsistema al valle se produce con carácter anárquico más al este de Chacra de La Merced. El resto se integra en el ejido con un claro diseño digital, interferido fuertemente por las obras de infraestructura vial y ferroviaria. De la misma forma que acontece en la margen sur del río, están presentes los subsistemas ligados a los terrenos en los que la planicie sufre un ajuste de pendiente hacia el valle. Estos subsistemas de bajos interconectados a ambos lados del valle son, sin duda, los responsables directos de los problemas de inundación más frecuentes que afectan a la
ciudad, como se verá al tratar los aspectos morfodinámicos y los riesgos que éstos implican. Interfluvios plano-convexos Comprenden los terrenos positivos que alternan con el sistema de bajos anteriormente descriptos. Genéticamente vinculados a la deposición de material eólico y el posterior lavado mantiforme, adquieren hacia el oeste formas plano-convexas alargadas en el sentido del escurrimiento general y, hacia el este, formas más suaves y tendidas por la distribución más abierta que adoptan los bajos en respuesta a la disminución de la pendiente. En el análisis de las fotografías aéreas, quedan definidos por un patrón de escurrimiento mantiforme y difuso hacia los bajos y un punteado característico observable en las áreas rurales o de baja densidad urbana, que estaría ligado a procesos de inestabilidad (colapsos) como se verá más adelante. Ambiente fluvial Se distinguen dos planos aluviales que conforman una faja E-O con un ancho promedio de 3,5 kilómetros: Un plano aluvial antiguo y un plano aluvial moderno. El plano aluvial antiguo está ligado posiblemente al modelado fluvial de principios del pleistoceno, cuando el río poseía un diseño de escurrimiento anastomosado y fases lagunares. Presenta dos niveles principales de terrazas, por el encajamiento del río en respuesta a pulsos climáticos con alternancia de períodos húmedos-secos y/o tectónicos. Aquéllos, en el dominio del valle, conforman un nivel de terrazas altas y un nivel de terrazas medias. El plano aluvial moderno ha evolucionado por la acción de los últimos pulsos climáticos (fines del pleistoceno y principios del holoceno), y conserva con respecto al plano antiguo las formas fluviales bien definidas con signos claros de actividad morfodinámica reciente. Define el nivel de terrazas bajas dentro del dominio del valle e incluye tres subniveles principales, el último de ellos integrado al actual plano aluvial del río, el cual presenta diferencias importantes de destacar. Al oeste de la carta, se caracteriza por un lecho ordinario que corre encajado entre los niveles de terrazas, en parte controlado por diques laterales o engavionado y en parte libremente, no existiendo un lecho de inundación. Debido a los procesos ligados a la erosión de márgenes que se han podido observar, aquél se encontraría en una etapa de evolución incipiente. Por el contrario hacia el este, el valle ha desarrollado un lecho ordinario y un lecho de inundación con trazas de brazos de crecida, además del subnivel bajo de terrazas inundables. Este hecho quizás esté relacionado con una probable falla que corta transversalmente el curso del río con rumbo NO-SE, a la altura de los barrios Yapeyú y Acosta, evidenciada en los análisis de imágenes satelitarias, como así también en los fotogramas a escala 1:50.000 y 1:20.000. Si se suma a estas características la presencia de meandros esculpidos y los procesos activos de erosión de márgenes que se observan actualmente, debe concluirse que se está en presencia de las primeras fases de un nuevo ciclo geomorfológico.
Nivel de terrazas altas Del análisis de los fotogramas 1:20.000 y 1:50.000, se observa que este nivel y subniveles que presenta, están desarrollados con mayor significación sobre la margen norte del río, evidenciando la evolución de éste en la planicie en ese sentido, hecho corroborado en la interpretación geomorfológica de las imágenes satelitarias referidas a la ciudad de Córdoba (Quintana Salvat, F. et al., 1994). El nivel de terrazas altas pasa en suave transición hacia la planicie, siendo este límite difícil de detectar en las fotografías aéreas que cubren áreas densamente urbanizadas, manifestándose en suaves bajadas en las calles hacia el río, con continuidad en un corte transversal. El borde interno hacia el río, adquiere una morfología dependiente de las características litológicas. Se presenta abarrancado con paredes verticales, cuando el material tiene alto contenido de loessoide y en bajadas cuando éste es poco significativo y predomina el material aluvional grueso. En el primer caso, los aportes de las aguas laterales producen erosión hídrica concentrada en cárcavas de paredes verticales, debido al particular comportamiento que tienen los sedimentos loessoides ante la erosión lineal y en el segundo caso, paredes de menor inclinación. En este nivel se manifiestan tenues subniveles de aterrazamiento, difíciles de definir dentro del ejido y sus alrededores, en donde están completamente cubiertos por la edificación. Con una cierta claridad, pueden observarse sobre la margen norte del río en barrio Urca y Cerro de Las Rosas. Dentro de este nivel, se encuentran los siguientes barrios: Colinas del Cerro, Urca, Alto Verde, Lomas de San Martín, parte de Alta Córdoba, Cofico, parte de Pueyrredón y Yofre Sur, entre los más importantes. Nivel de terrazas medias Comprende los niveles intermedios del valle, y define el plano aluvial antiguo conjuntamente con el nivel de terrazas altas. En general se presenta morfológicamente bien definido. El borde externo en contacto con el nivel de las terrazas altas, adopta forma de bajadas tendidas por el aporte derivado del lavado de los niveles más altos, lo que ha originado la formación de depósitos de pie de talud difíciles de detectar y a veces confundibles con los materiales removidos para las tareas de extensión urbana. Por otra parte, el borde interno que da directamente contra el cauce actual del río o los niveles de terrazas bajas, se presenta conformando facetas de relieve cuya morfología, al igual que el caso de las terrazas altas, depende de la textura del material constitutivo (loessoide-aluvión). Los barrios Providencia y parte de General Paz, entre otros, se incluyen dentro de este nivel. Nivel de terrazas bajas Este nivel conforma el plano aluvial subreciente y reciente y es donde se concentra casi la totalidad de la zona céntrica y los principales barrios de la ciudad (Alberdi, San Vicente, General Paz, etc.). Del análisis de los fotogramas y el control de campo, es posible diferenciar tres subniveles: Superior, medio e inferior (inundable). El subnivel superior, ligado a la evolución de meandros esculpidos, está definido claramente en el barrio Alberdi, en donde se localiza el Cementerio San Jerónimo y en el Bajo Grande (Colonia Lola). El subnivel medio, abarca la mayor extensión del plano aluvial actual (presente también en la subcuenca del arroyo
La Cañada), en donde la densidad urbana alcanza los valores más elevados (centro). Se caracteriza por un relieve plano que pasa a los niveles más altos del valle en el área de la Ciudad. La forma es transicional con morfología de bajadas por los movimientos de tierra que han sido realizados en las tareas de extensión urbana y en forma abarrancada en los sectores rurales y suburbanos, en donde aún se conservan parcialmente las formas originales. El borde interno de este subnivel en la zona oeste del valle da directamente sobre el lecho ordinario, salvo en situaciones donde se integra al subnivel inferior inundable, mientras que en la mitad este, la diferencia está dada por el paso gradual al lecho de inundación. El subnivel inferior inundable, ligado a la evolución de lóbulos de meandros esculpidos, se presenta en suave transición hacia el cauce del río en las zonas de barrio Juniors y en las proximidades del Chateau Carreras, representando dentro del ambiente del valle, a las áreas de máximo riesgo de inundación fluvial. Litología Intimamente relacionada con el aspecto geomorfológico, la litología dentro del marco de la carta está presente a nivel de formación geológica como la cubierta loessoide de la planicie, el complejo fluvio-eólico que conforma los antiguos planos aluviales del río y los materiales fluviales del plano reciente. Cubierta limo-loessoide Se presenta aquí bien desarrollada, interrumpida solamente por la faja aluvial del río. Hacia el sur, adquiere una potencia mayor a los 25 metros, mientras que hacia el norte, no supera a los 10-15 metros en los niveles de aterrazamiento superior y medio del ambiente fluvial. Sobre el borde norte de la carta, la cubierta loessoide adquiere nuevamente una potencia significativa. Los niveles superiores de la cubierta, presentan características semejantes al loess, con un material algo compactado, poroso, friable y con presencia de calcáreo. La existencia de intercalaciones de carácter fluvial, evidenciadas en mantos de gravas, arenas y limos de pocos centímetros y de materiales más gruesos hacia el borde del valle, están vinculados a antiguos canales de crecida e indican la alternancia de pulsos climáticos más húmedos. Tales características, fueron observadas en barrancas de la margen norte del río, en terrenos que se encuentran comprendidos dentro de la carta y también en los adyacentes fuera de ésta. Hacia la margen sur (cuadrante SO de la Ciudad), datos de perforaciones indican la presencia de una capa de cenizas volcánicas que no se presenta sobre la margen norte. Esto corroboraría la tendencia evolutiva del río en ese sentido, puesto que habría eliminado la capa por erosión. Como dato complementario, puede mencionarse la presencia de arsénico en las aguas subterráneas del suroeste de la ciudad. Complejo fluvio-eólico Esta formación de carácter mixto por la alternancia de materiales de origen eólico y fluvial, se relaciona geomorfológicamente con el antiguo plano aluvial del río en sus dos niveles principales de terrazas (medias y altas).
Como base, se presenta un material limo-arcilloso pardo rojizo bien compactado (Fm. Río Primero; Santa Cruz, J. N., 1972), poco a muy poco calcáreo y algo estratificado, que aparece como fondo de río en el tramo comprendido entre el puente La Tablada y el puente Eliseo Cantón; hacia el este, desaparece bajo la cubierta aluvional moderna. Probablemente haya tenido su origen en fases lagunares anteriores a la reactivación tectónica. Sobre este nivel aparece un manto aluvial grueso de potencia variable (miembro superior de la Fm. Río Primero), compuesto por limos arenosos, arenas, grava y cantos, fuertemente calcáreo hacia el techo y con intercalaciones de lentes de material loessoide, que presuponen una sedimentación sincrónica con aquél. Las observaciones realizadas en cortes naturales y en excavaciones para edificación de construcciones, muestran una estratificación diagonal y torrencial sobre las barrancas de los bordes internos de terrazas del nivel medio. Estos depósitos corresponden a relleno de canales que son principalmente materiales de carga de lecho. Coronando este manto aluvional, aparece la cubierta loessoide que se observa con claridad sobre la margen norte del río, en proximidad a la Chacra de la Merced. Aguas abajo de la ciudad, debido a procesos erosivos subrecientes, el manto loessoide se asienta directamente sobre el limo-arcilloso compacto, faltando el miembro aluvional psamo-psefítico. Finalmente en las facetas de relieve relacionadas con la transición entre los niveles altos y medios de terrazas, aparece un material limo-loessoide que incluye arenas, gravas y cantos, el cual tiene su origen en procesos de lavado y redeposición (coluvio). Relleno aluvional reciente Está circunscripto al plano aluvial actual del río. Es posible diferenciar dos niveles relacionados a cambios climáticos: Un nivel inferior de carácter aluvional grueso, extendido en gran parte del plano, con un espesor que varía de 3 a 15 metros y un nivel superior arcillo-limo-arenoso, de color pardo oscuro por la presencia de materia orgánica. Este nivel suele apoyarse directamente sobre los depósitos de carga de lecho por ausencia del nivel inferior, hecho que se evidencia en la margen derecha del río, en el tramo comprendido entre el puente Tablada y puente Zípoli. La potencia de este nivel, según observaciones sobre las márgenes del río, puede inferirse no mayor a 3 metros. Síntesis estratigráfica Tanto la zona pedemontana como la llanura propiamente dicha son dominio exclusivo de sedimentos cuaternarios. El estudio de la columna estratigráfica, de 40 metros de espesor, llevado a cabo en los niveles de explotación de la cantera Palmar (margen izquierda del Río Suquía, a unos 8 kilómetros al Este de la ciudad), pone en evidencia once facies y es dividida en dos tramos, cada uno de los cuales comprende ciclos y subciclos de sedimentación subácuea, fluvial y eólica, depositados en distintos ambientes con intensidad de energía variable (Figura 2).
El tramo inferior se caracteriza por tener mayores espesores de depósitos subácueos con relación a los eólicos y fluviales, mientras que en el tramo superior predominan los depósitos fluviales sobre los subácueos y eólicos. La presencia de Glyptodon reticulatus sugiere una edad pleistocénica tardía a holocena temprana para los sedimentos portadores (CADINCUA, 1996), y se correlaciona todo el perfil analizado con la formación Río Primero. Sincrónicamente con la sedimentación que dio origen a la formación anterior, se habría iniciado la deposición de material pulverulento (loessoide) correspondiente a la formación Gral. Paz (Santa Cruz, J. N., op. cit.). Cabe aclarar que, composicionalmente, la Fm. Gral. Paz difiere bastante respecto de los loess europeos y norteamericanos, dado que en aquélla se encuentran regulares cantidades de triza de vidrio volcánico, plagioclasas del mismo origen, hornblenda, piroxenos y, cerca de los depósitos fluviales, biotita y muscovita. El cuarzo, principal componente de los loess norteamericanos y europeos, es escaso y la proporción de carbonato de calcio se encuentra por debajo de los valores medios normales para un loess típico (Tricart, J., 1973). Por ello varios autores (entre los que se encuentran los responsables del presente trabajo), prefieren utilizar la denominación “limo-loessoide” o simplemente “loessoide” para los depósitos de materiales pulverulentos que cubren gran parte de la llanura pampeana. Tectónica El tramo del río Suquía que se extiende desde los inicios del piedemonte hasta barrio Alberdi (frente a la isla de Los Patos), presenta partes contorsionadas y rectilíneas que sumado a los meandros esculpidos (zona del Chateau Carreras), indicarían la existencia de un control tectónico por fracturas del substrato, posiblemente reactivadas en tiempos protohistóricos. Además el lecho de inundación del río Suquía es prácticamente inexistente hasta el inicio de la Bajada de Piedra, lo cual pone de manifiesto un rejuvenecimiento reciente que ha dejado como terraza baja, inundable esporádicamente, lo que a fines del pleistoceno o comienzos del holoceno era, todavía, un lecho de inundación. Este último adquiere un cierto desarrollo a partir de un notable lineamiento submeridional, posiblemente generado por una falla que levantó ligeramente al sector situado al este del mencionado lineamiento. Por último, los fotolineamientos de posible origen tectónico situados entre los barrios ATE y Los Robles, con prolongación en los campos del III Cuerpo de Ejército y entre barrio Matienzo y Parque República, conforman un sistema paralelo que modifica substancialmente las condiciones del drenaje natural en toda el área. Los procesos morfodinámicos y la generación de procesos - riesgos De la evaluación geomorfológica realizada, y en consideración al aspecto morfodinámico, se desprende que los procesos de mayor significación en la zona estudiada causantes de situaciones de riesgo, son en primer lugar las inundaciones, seguidas de erosión hídrica y colapsos de suelos. La cartografía lograda permite caracterizar a las diversas zonas involucradas en amenaza potencial, entendiéndose por este término la ocurrencia de un suceso de origen natural o
generado por el hombre, que puede manifestarse en un lugar específico, con una intensidad y duración determinada. (Paniagua, S., 1995), con capacidad de producir daños de consideración o graves, a las personas, a sus bienes o al uso que se le pueda dar al territorio (Ayala, F. J., 1990; Hermelin, M., 1992). El riesgo de inundación Sin duda el traslado de las aguas superficiales durante el período estival, cuando se produce la concentración de las precipitaciones, representa el proceso-riesgo de mayor importancia que afecta a la Ciudad. Tres factores concurrentes son los causantes del riesgo hídrico: Las características geomorfológicas que definen las formas determinantes de la captación y traslado de las aguas; el clima en función de la cantidad e intensidad de las precipitaciones que se producen y el aspecto antrópico. Este último adquiere relevante importancia por la incidencia que tiene el hombre en la drástica variación que introduce en la relación infiltración-escorrentía descripta anteriormente, como así también en los drenes naturales o simplemente, por la incorrecta ubicación de la infraestructura edilicia, vial, ferroviaria, etc., en áreas inestables naturalmente (cañadas, paleocauces, bajos inundables, etc.). Del análisis geomorfológico de detalle, surge que la ciudad de Córdoba y su área de influencia, están afectadas por dos tipos de inundaciones: Las que comprometen a la mayor parte de la ciudad y su entorno, derivadas del aporte de los caudales generados en las subcuencas laterales y las de carácter fluvial, limitadas a las partes bajas del valle por la acción del río. Las del primer tipo están ligadas al sistema de bajos interconectados de la planicie y ocasionan con frecuencia serios inconvenientes en gran parte de la ciudad. Los caudales de escorrentía que estos sistemas conducen desde las zonas rurales y suburbanas a las urbanas en dirección al río, en primera instancia son interferidos por los canales Maestro Norte y Sur, produciéndose un efecto de embalse y posterior desborde que crea serias situaciones de inundación hacia ambas márgenes. En los últimos tiempos este efecto de embalse - desborde se repite con alta frecuencia y al incrementar los caudales pluviales generados en la zona urbana, representa la causa principal de la severidad que adquieren los procesos inundantes. Las subcuencas hídricas relacionadas con el sistema de bajos interconectados de la planicie, ingresan a los sectores periurbanos y urbanos comprendidos en la carta, creando las siguientes situaciones de inundación: Margen sur del río 1) El subsistema de bajos evolucionado entre el de la Quebrada de las Rosas al oeste y el arroyo La Cañada al este, constituye desde el punto de vista hidrológico, un área de intercuenca. Esta afecta mediante suaves cañadas sin álveo definido, antes de interceptar al canal Maestro Sur, a la zona de los barrios Los Robles, Las Violetas, Los Granados y parte de Ameghino, produciendo severas inundaciones por efectos de embalse. Desbordado el canal en varios puntos, se ve afectada la zona de los barrios San Salvador, Villa Siburu, Los Plátanos, Tranviarios, etc., al sur de la Avenida Colón y la zona de los barrios Villa Alberdi y General Urquiza al norte de dicha arteria, por un sistema de cañadas paralelas bien definido.
2) El arroyo La Cañada es del sistema de bajos el mejor definido debido al mayor potencial morfodinámico que tiene y el que presenta los procesos inundantes menos severos. En el tramo comprendido dentro de la carta muestra un álveo bien definido, obras de desagüe suficientes y completamente endicado en su tramo ciudadano. No obstante el aporte de subcuencas laterales que drenan en cañadas sin álveo definido sobre la margen izquierda, afecta la zona del barrio Matienzo antes del canal y, desbordado éste, el barrio Rosedal Anexo. Fuera de la carta de Córdoba Capital, el sistema con modelado de cañadas sin álveo definido, es interferido por la pista de la Escuela de Aviación Militar, produciéndose un desvío de los caudales hacia la Av. Fuerza Aérea, que se trasladan hasta la altura del canal Maestro Sur en donde, por embalse y desborde, se afecta seriamente la zona de barrio Ameghino. A partir de aquí, los excedentes hídricos se dirigen, en parte, hacia el río, constituyendo esta situación un típico caso de trasvaso de cuenca. 3) El subsistema de suaves bajos naturales de diseño anárquico, es el que durante las precipitaciones intensas afecta a gran parte de la zona sur de la ciudad. Los caudales originados en la zona rural al llegar al canal, producen el efecto de embalse y desborde en dos sectores principales: En barrio Los Olmos y, más al sureste, en parte de Villa El Libertador y el Barrio Comercial. En el primer caso, el desborde afecta también a los barrios Residencial Vélez Sársfield y Ciudadela, y a partir de allí el ramal ferroviario que va a Estación Malagueño, intercepta en forma diagonal a la escorrentía, afectando hacia el este los barrios Iponá, Jardín, Residencial San Carlos, etc. En el segundo caso, el desborde produce situaciones inundantes más severas que perjudican seriamente a los barrios Inaudi, San Antonio, Los Cerveceros, etc.. Hacia el este, se unen ambos caudales a la altura del complejo Fiat, Barrio Ituzaingó, etc., para posteriormente conducirse hacia el bajo bien definido que corre paralelo al río Suquía y afectando severamente las zonas aledañas al tramo sur de la Ruta Nacional N° 9. Margen norte del río Sobre esta margen el escurrimiento está regido por el paleosistema del río Salsipuedes, en el que por interferencia de obras viales y líneas férreas, los caudales de escorrentía sufren sucesivos desbordes laterales para integrarse progresivamente al río. 1) Al oeste de la carta, el sistema está interferido en la zona periurbana por el ramal ferroviario que va a La Calera, el cual no cuenta con las suficientes obras de alcantarillado. Por este motivo, los caudales que siguen la pendiente regional (NO- SE) al sufrir una interferencia diagonal, derraman lateralmente y luego de un recorrido de 2 kilómetros, afectan a los barrios de Cerro Chico, Alto Verde, La France y Villa Cabrera. 2) Siguiendo la pendiente regional, más al este, el sistema es interferido por la ruta E-53 orientada NO-SE y luego de una distancia aproximada de 1,5 kilómetros, por el ramal paralelo del ferrocarril General Belgrano (ramal norte). En este sector los derrames laterales (por desborde) de la mencionada ruta, afectan a los barrios Marqués de Sobremonte, Las Margaritas y parte de General Pringles. Seguidamente la interferencia que produce el ramal ferroviario que sólo posee alcantarillas en dos puntos, genera serios problemas de inundación en el barrio Marqués de Sobremonte y luego en los barrios linderos a las vías: Jerónimo Luis de Cabrera, Los Paraísos y a San Martín aguas abajo. 3) Hacia el norte, la mayor definición que tiene el sistema en el bajo que siguiendo la pendiente regional se integra al valle del río fuera de la carta, es la causa principal de las inundaciones que afectan a una parte importante de la mitad norte de la ciudad. Los significativos caudales que aquí se generan, afectan directamente a la zona de barrio J. Newbery, el Liceo Militar General Paz y el barrio Parque Liceo; por derrames laterales
producidos por la interferencia casi transversal de la infraestructura vial, los barrios Alta Córdoba y General Bustos. En este sector, las aguas que conduce el tramo norte de la ruta Nacional N° 9, al llegar a la línea férrea del Ferrocarril General Belgrano que va a Santa Fe, se embalsan debido a las insuficientes obras de desague y crean una de las situaciones inundantes más serias de la ciudad. Hacia el este, el ramal tiene las mismas características y se generan situaciones similares que comprometen a los barrios Ayacucho, Villa Azalais, Leandro N. Alem, Yofre Norte y Sur, etc. En cuanto a las inundaciones de origen fluvial, éstas se limitan al plano aluvial actual del río afectando, cuando se producen eventos de carácter extraordinario, al nivel de terrazas inferiores, inundables en forma total y al nivel intermedio, en forma parcial. Si bien los procesos inundantes mencionados anteriormente, son los que adquieren importancia por la frecuencia con que se producen y las grandes áreas que afectan, las inundaciones vinculadas al río Suquía tienen un potencial de riesgo muy importante. Para ello hay que tomar en cuenta que si al estar evacuando excedentes el dique San Roque, se dieran lluvias intensas en las subcuencas laterales aguas abajo del paredón y en la ciudad, sucedería lo acontecido en el año 1966, cuando se vieron seriamente afectadas las zonas de barrio Juniors y bajo San Vicente. Las áreas de la ciudad que se inundan anualmente por acción del río y que están seriamente amenazadas por el fuerte riesgo potencial, son los barrios Villa del Cerro, General Urquiza, Villa Alberdi, Villa Siburu, Juniors y bajo San Vicente, situados en el subnivel de terrazas bajas inundables; en menor grado, los barrios Alberdi, Centro y San Vicente, localizados en un nivel más alto (subnivel medio). El riesgo de erosión Los procesos de erosión detectados están íntimamente ligados al traslado de las aguas de superficie (erosión hídrica). Por su parte, los mecanismos, intensidad y extensión que adquieren, se encuentran estrechamente vinculados a las características geológicas y geomorfológicas y en gran parte, por la acción antrópica. El notable cambio en la relación escorrentía-infiltración producido tanto en las áreas rurales como en las urbanas, ha incidido en el incremento de los caudales y la competencia de la escorrentía. En la cubierta loessoide que cubre la planicie suavemente ondulada y en los sectores rurales y suburbanos, es donde esta situación genera los procesos de erosión más significativos. Se manifiestan en forma de erosión hídrica mantiforme en los interfluvios y en forma difusa y concentrada en los bajos. Esta última, evidenciada notablemente en las áreas en que la planicie se ajusta al valle del río (facetas de relieve) y, particularmente, en los sectores en donde la cubierta loessoide es significativa (cárcavas de paredes verticales). En lo que respecta a los sectores altamente urbanizados, los procesos tienen alta tendencia a la estabilización, ello en función de la cubierta vial y edilicia. Los sectores más comprometidos en forma actual y potencial, corresponden a la zona de la Quebrada de las Rosas, Chateau Carreras, Don Bosco y notablemente las márgenes sur y norte del río aguas abajo de la Ciudad (barrios Mauller, San José, Yofre Sur, etc.), en donde las situaciones de erosión detectadas son de marcada severidad y, en gran parte,
generadas por la obra de la Av. de Circunvalación. Aquí, de no tomarse medidas de control a corto plazo, los procesos activos tenderán a la intensificación y generalización produciéndose una situación de carácter irreversible. La erosión de márgenes en el ámbito fluvial también adquiere gravedad, siendo la tendencia evolutiva que tienen los meandros la causa directa del fenómeno. Este se caracteriza por deposición en la parte convexa de la curva y erosión de márgenes en la parte cóncava. Los tramos del río que están exentos de esta situación de inestabilidad, sólo son aquellos que están canalizados y con defensas de diques laterales y, parcialmente, en donde se ha realizado engavionado. En este caso, las últimas crecientes producidas, han deteriorado las obras en varios sectores, quedando las márgenes expuestas al reinicio de la erosión. Tal es el caso de la margen derecha del río en la zona próxima al barrio Villa Alberdi, en donde las obras han cedido casi por completo. Una situación análoga, es la que afecta al tramo del río entre el puente La Tablada y el puente Santa Fe, en donde la Av. Costanera está seriamente amenazada, particularmente aguas arriba del puente Eliseo Cantón. En este sector, agrava la situación el tendido de la red de gas sobre el borde interno del nivel de terraza, el cual coincide con la concavidad de un meandro. Al igual que los procesos de erosión hídrica que afectan los niveles de terrazas por el aporte de las cuencas laterales, la intensidad y extensión de la erosión de márgenes, están supeditadas a la posición geomorfológica y la constitución litológica de los terrenos afectados. El proceso adquiere mayor significación, cuando la concavidad de los meandros afecta el nivel alto y medio de terrazas del valle y el material presente corresponde a la cubierta loessoide, o bien al típico de los niveles superiores del complejo fluvio-eólico (materiales poco compactados). La velocidad y avance de la erosión, se ven disminuidos en aquellos lugares donde afloran materiales del nivel inferior de composición limoarcillosa. Riesgo de colapsos El riesgo de colapsos de suelos desde el punto de vista natural, está íntimamente relacionado con el factor litológico y geomorfológico. El proceso más importante que afecta a la ciudad (mallines), está ligado exclusivamente a la presencia de cobertura loessoide de potencia significativa (Fm. Gral. Paz). Tal es el caso de las áreas de la ciudad comprendidas hacia la margen sur del río, en donde la cubierta loessoide supera los 25 metros, a diferencia de la margen norte en donde se presenta cubriendo los niveles altos de terrazas con una potencia que no supera los 10 metros. La actividad del hombre ha intensificado y generalizado la formación de mallines, principalmente por la irracional deforestación en los ambientes pedemontanos y llanura proximal para dedicarlos al uso agrícola-ganadero. Esto ha sucedido sistemáticamente desde fines del siglo pasado y hasta la actualidad. Así las aguas de precipitación pluvial al infiltrarse en estos suelos han conducido a una rápida desestructuración en los sectores más susceptibles, causando colapsos y erosión tubificada. En la comarca oportunamente estudiada (Quintana Salvat, F. et al., 1999), se detectaron un total de catorce áreas afectadas por un muy alto grado de colapsabilidad, siete de las cuales se encuentran situadas en la mitad sur de la carta.
La detección preliminar de las áreas afectadas, se realizó mediante el análisis estereoscópico de fotogramas a escala 1:50.000, los cuales pusieron en evidencia patrones texturales y de drenaje asociados a dichas áreas. Estos patrones fueron puntualmente corroborados en tareas de verificación in-situ, permitiendo precisar la extensión y forma de las áreas afectadas. Estas, en general, presentan una disposición elongada, coincidente con la dirección de la hidrodinámica de superficie. En el Departamento Capital alcanzan mayor desarrollo sobre los barrios del oeste, suroeste, sur y sureste, mientras que en el centro, centro-norte y noroeste, no se detectó ningún área que fuera significativa para la escala empleada en ese reconocimiento (figura 1). Es claro que el proceso de colapso se produce por un aumento en el contenido de humedad en suelos susceptibles al mismo, y en ese sentido resulta evidente también que el fenómeno está fuertemente condicionado por las características microestructurales de esos suelos. El fenómeno de colapso adquiere una particular importancia dentro del ámbito de la ciudad, puesto que afecta tanto a viviendas como a las obras de infraestructura. Los barrios situados al sur y suroeste del ejido urbano, como por ejemplo Gral. Deheza, Las Flores, Residencial San Roque, Ameghino Norte y Sur, Matienzo, Ciudad Universitaria, Altos de Vélez Sársfield, Villa Revol, Parque Alameda, entre otros, están asentados sobre un loessoide muy susceptible al colapso, en especial cuando esos suelos se saturan con líquidos cloacales provenientes de filtraciones o roturas de cañerías de conducción. La situación empeora con efluentes de pH ácido. Todo ello deberá tenerse particularmente en cuenta, al momento de elaborar la carta de riesgo del ejido urbano y área periférica al mismo, indicando con la mayor precisión posible los distintos grados de colapsabilidad de los suelos involucrados.
CONCLUSIONES Del estudio realizado, se desprende que la Ciudad de Córdoba y su área de influencia tienen características geológicas y geomorfológicas ligadas a la evolución del río Suquía en la llanura y que tales características, en especial aquellas vinculadas a los procesos dinámicos, no han sido comprendidas en la medida suficiente, quizás por la carencia de estudios específicos. Es de suma importancia que se entienda que la ciudad y su entorno se ven afectados por la acción de procesos-riesgos de orden natural, frecuentemente magnificados por la intervención inadecuada del hombre, lo cual ha llevado a importantes situaciones de inestabilidad tanto actuales como potenciales. De tales procesos, queda claro que los más significativos en cuanto a frecuencia y severidad, son las inundaciones debidas a los caudales conducidos por las subcuencas laterales o las producidas en las partes bajas del valle del río. Le siguen sin dejar de tener relevancia, la erosión que afecta tanto a los interfluvios en general, como a las riberas del río y los colapsos de suelos. A partir de este fotoanálisis de detalle, se evidencia que la causa principal de la importancia que adquieren los procesos inundantes, está dada por la inadecuada intervención del medio por el hombre. Esto queda de manifiesto en la planificación y ejecución de obras de infraestructura vial, ferroviaria y edilicia de la ciudad, sin el suficiente conocimiento de la extensión, definición y dinámica de los sistemas hídricos.
Con frecuencia, éstos han sido alterados produciéndose trasvasos de cuenca; otras veces interceptados en sectores de alta inestabilidad (ejes de bajos, áreas de estancamiento, terrazas bajas inundables, etc.), o no considerados correctamente para el dimensionamiento de las obras de desagüe. Finalmente, lo mismo acontece con las situaciones de riesgo derivadas de la erosión hídrica y de los colapsos de suelos, los que adquieren importancia por el desconocimiento necesario de las zonas intervenidas, en lo que se refiere a la erodabilidad de los materiales, su estabilidad y la tendencia evolutiva de los procesos que actúan.
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