Carta A Mi Cuerpo

 

CARTA A MI CUERPO: Querido cuerpo: nunca me imaginé escribirte. ¿Sabes? hoy tuve deseos de hacerlo porque me he dado cuenta que te tengo un poco abandonado. ¿Recuerdas aquellos años? Cuando era adolescente me preocupaba mucho por tenerte saludable. Aunque te cansabas demasiado por los minutos en que te forzaba por el ejercicio. Sudabas Sudabas pero al final, me lo agradecías. A lo mejor era porque me daba cuenta que las chicas preferirían a los muchachos musculosos. Sí, lo reconozco, no hacía ejercicio por mantenerte saludable, sino por vanidad. Con el paso de los años, nuestra relación se fue perdiendo. Me olvidé de ti. Te envolví en mis rutinas y claro, los excesos llegaron. No tan sólo por el alcohol, sino por la vida disipada que llevamos juntos. Me lo decías en los dolores de cabeza, en las articulaciones articulaciones,, en el estómago…en fin… hasta que se desprendió una parte tuya a causa de una apendicitis. Te maltraté demasiado a consecuencia de mis correrías. Los accidentes que tuvimos no fueron para menos. Te castigué aunque algunas veces. Me consolaba diciéndome diciéndome que son cosas de la vida, pero me detuve a analizar que todo lo que te ocurrió fue porque yo lo provoqué. Llevas conmigo las marcas que nos dejaron aquellos malos instantes. Hoy ha pasado el tiempo. Tú estás pagando las consecuencias no tan sólo de la edad, sino con el reflejo de los problemas que te ocasioné. Claro que el hubiera no existe, de ser así hubiera cometido menos errores contigo. Vas cargando junto conmigo: el estrés, colesterol, glucosa, dolor en las articulaciones…vaya, hasta el ojo ha resentido todos los problemas. Perdóname, sí, perdóname cuerpo…perdóname por todo aquello que te está haciendo daño. Procuraré caminar más, ejercitarte, alimentarte adecuadamente, haré todo lo que la fuerza de voluntad me indique para que  juntos tengamos tengamos una una vejez tranquila. tranquila. Sí, hemos envejecido envejecido juntos, juntos, porque porque ya no tienes la vitalidad de aquellos años, pero ¿Sabes? todo ello me ha llevado a concluir que a pesar de todo me has dado lo mejor de ti. Hubiese querido echar esta carta en el buzón del olvido, pero no, tengo que preocuparme por ti para recompensarte por todos estos años que me has dado. GRACIAS QUERIDO CUERPO. SINCERAMENTE: YO