Carrion Gutiez

August 15, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
Share Embed Donate


Short Description

Download Carrion Gutiez...

Description

 

Gutiez Carrión, Manuel . – Manual de bibliotecología. – capítulo 6. – Madrid : Fundación Germán Sánchez Ruipérez/Pirámide, 1990.

6. El catálogo alfabético de materias 6.1.

La catalogación por materias

La necesidad de la catalogación por materias llega históricamente  por dos caminos: por un lado, a biblioteca de rninorías cultas o eruditas se convierte en biblioteca pública o de masas; por otro lado, andando el tiempo, la  biblioteca pública se siente incapaz de satisfacer las necesidades de determinados usuarios y nace la biblioteca especial. En el primer caso, la biblioteca pública, sin demasiados compromisos pedagógicos, al menos en el mundo occidental, ha evolucionado hacia una biblioteca de información (al menos teóricamente y en los países de avarzadadilla); en el segundo caso, la misión de la biblioteca especializada consiste precisamente en la información. Situada la información en primer plano, ya no importa antes que nada el documento, sino su contenido, y hasta llegará el caso de que en algunos servicios, la misma información bibliográfica será dada de lado, si no es necesaria para llegar a la información. Es decir, comenzará a pensarse en el carácter informativamente secundario de la descripción formal o catalogación propiamente dicha, frente al análisis del contenido que puede ser o no catalogación. Pero que en la biblioteca lo es siempre. Y por eso hablarnos del catálogo de materias: aquel en el que a la descripción bibliográfica se añaden los puntos de acceso necesarios para llegar al contenido del libro y para poder así responder a una posible cuestión del usuario: ¿Qué hay en la biblioteca sobre un asunto determinado? Éste es el fin básico del catálogo alfabético de materias. La catalogación por materias exige dar los siguientes pasos: a) Analizar el contenido de un documento. Para ello hay que examinar examinar el título, el índice, la obra. otras fuentes informativas o criticas exteriores a la obra. b) Sintetizar el contenido en un signo. C) Ordenar estos signos y dotarles de los puntos de referencia con el documento analizado (en nuestro caso como puntos de acceso a la descripción del mismo) para que constituyan un índice. d) Organizar los signos entre sí, de suerte que cconstituyan onstituyan un lenguaje de almacenamiento y recuperación de la información, para conseguir un sistema unificado de indización. La variedad de lenguajes provoca los distintos sistemas de catalogación por materias: a) Precoordinados. Los signos suelen constar de varios elementos que es preciso combinar. Cuando la combinación la hace el bibliotecario en el momento de la catalogación, con la ayuda de las tablas e índices precisos, estamos ante un sistema precoordinado que puede ser de estructura jerárquica o combinatoria. 1) En los de estructura estructura  jerárquica un signo que representa una noción genérica se despliega o desarrolla en otros de nociones más específicas. Son los sistemas de clasificación que pueden ser enciclopédicos o universales y especializados, por su comprensión, y analíticos o analítico-sintéticos, por la forma que tienen de asignar los signos en función de las tablas que se utilizan. 2) En los de estructura combinatoria o léxicos se utilizan palabras del lenguaje natural, pero dotadas de los medios de control necesarios para evitar los equivocos y las ambiguedades. Se trata de lenguajes controlados. En el fondo todo va dirigido a conseguir las dos cualidades que debe tener una búsqueda -y consiguientemente una respuesta- en la información: la  precisión y la exhaustividad, es decir, que «estén todos los que son y sean todos los lo s que están» de los documentos referentes a un asunto o de una u na materia.

 

  La primera forma de aparición de estos léxicos es la de las listas de encabezamientos de materia. Están  pensadas para las bibliografías y catálogos de carácter general y son aplicables a todo el conjunto de los conocimientos. Sus posibilidades son, pues, limitadas por la enorme cantidad de términos posibles que hay que  purificar de sinonimias y homonimias. A menudo, hay que definir el significado de los términos. Además hay que relacionarlos entre si, ya que unos asuntos tienen que ver con otros y un asunto puede necesitar varios términos para su expresión. Las posibilidades de profundizar en el análisis del contenido de un documento por este camino no pueden, pues, llegar más allá de un cierto límite. Por ello nacieron los «thesauri» o léxicos para materias especiales cuyas características características esenciales son las siguientes: -  Los términos utilizados, por pertenecer pertenecer a un campo determ determinado inado del saber, son más simples simples y de

significación mas recortada y se llaman «descriptores»: por consiguiente es más fácil su control semántico. - Tienen una sintaxis más fuerte, fuerte, precisamente porque el núm número ero de relaciones posibles entre los términos es menor. Así que permiten profundizar más en el análisis ccl contenido. - Hay una mayor unión o interrelación entre todos los términos para formar un sistema. De ahí la doble  presentación, alfabética y sistemática, sistemática, de los «thesauri». Verdad es que «thesaurus» puede servir como denominación genérica de cualquier lenguaje de recuperación  basado en  términos del lenguaje natural con elementos de control del mismo. En todos los casos se trata de conjuntos ordenados de términos o palabras con indicación de los sinónimos y de las relaciones mutuas entre ellos por razón del significado; en todos los casos los términos que identifican un concepto -y, consiguientemente, un asunto- pueden llamarse «descriptores» por servir para «describir>) «describir>) tanto el contenido de un documento como el de una consulta; en todos los casos existe una «gramática»  para el uso de los «descriptores» y una red de relaciones entre términos más genéricos, más específicos, relacionados o equivalentes; en todos los casos puede utilizarse un vocabulario corto, pero modular y que permita su propia ampliación constante, o bien desarrollado y largo, sometido de continuo a enmiendas y correcciones; todos utilizan los mismos medios para medir su eficacia; todos persiguen el ideal de armonizar la búsqueda en texto libre con la búsqueda coordinada y todos necesitan, en mayor o menor medida, control de los términos (sobre todo de su uso), corrección de las insuficiencias, mantenimiento y atención a los cambios por sustitución o por expansión (véase norma ISO-2788-74). En el fondo la diferencia estriba en que las listas de encabezamientos se enfrentan con toda la realidad que  puede ser objeto de conocimiento, mientras mientras que los «thesauri» se enf enfrentan rentan sólo con un campo del saber saber;; cuando éstos pretenden convertírse en «rnacrothesauri», tienen que ir aceptando los inconvenientes de las listas. b) Postcoordinodos. En los sistemas postcoordinados la combinación de los signos que suelen ser  palabras del lenguaje natural se hace en el momento de la búsqueda de la información. Se trata de sistemas pensados para servicios de información y, «ante litteram», para el diálogo ordenador-usuario; de ahí que los sistemas de recuperación o de selección postcoordinados, a pesar de la perfección de

algunos de sistemas ellos, node hayan prosperado demasiado por la súbita llegada del tratamiento electrónico de datos a los recuperación de la información. Los sistemas postcoordinados pueden subdividirse en: Lo esencial de ellos consiste en que las fichas que han de servir para la búsqueda no tienen la descripción del documento, que tienen como encabezamiento un solo término («Uniterm>)), que hay tantas fichas como términos sean precisos para el análisis del contenido, que los documentos reciben un número de orden (generalmente topográfico o cronológico-topográfico, pero en todo caso suficiente para encontrarlos) y que este número debe constar ordenadamente en tantos asientos o fichas como términos se hayan utilizado para la descripción del documento. 1) Sistemas de entrada por el término .

Como puede verse estarnos ya en un mundo distinto de la catalogación con el inconveniente que supone la falta de información sobre el documento del que sólo sabemos cómo encontrarlo y de qué trata. El sistema más conocido es el de Taube (sistema Uniterm, 1951) en el que, sobre fichas de 125  x 200 mm con diez columnas para los diez dígitos, se inscriben los documentos cada uno en la columna cuyo número coincida con la última cifra del que se le ha asignado. La búsqueda consiste en sacar todas las fichas (que  pueden repetirse, como es natural) correspondiente a los términos que se buscan y tomar nota de los números

 

 presentes en todas ellas. Naturalmente puede haber sorpresas ya que los términos pueden tener distintas relaciones entre si (cada una de las cuales puede corresponder a distinto asunto), pero dentro de materias muy circunscritas estas sorpresas no deben ser frecuentes. Sobre esta base han surgido sistemas mucho más perfectos y de gran capacidad de almacenamiento, como son los sistemas de fichas superponibles de  selección  visual.  Las fichas, por un sistema de coordenadas, tienen ya la posibilidad de admitir hasta 14.000 números de otros tantos documentos (Selecto, tipo 14.000), la inscripción del numero se hace por simple perforación mecánica y la búsqueda consiste en la simple superposición sobre una pantalla de todas las fichas con los términos que intervienen en la búsqueda. Los agujeros o perforaciones que dejan pasar la luz corresponden a los números de los documentos buscados. 2) Sistemas de entrada por el documento . En este caso, las fichas -de muy distintos tamaños, según los fabricantes-corresponden a verdaderos asientos bibliográficos del documento, así que su posibilidad informativa es mayor que en los sistemas «Uniterm». Pero estas fichas contienen también, generalmente de forma codificada, todas las posibles características o términos por los que puede ser buscado un documento. Estas características pueden hallarse en el centro o en los márgenes de la ficha (fichas de perforación central o de  perforación marginal). En el momento de hacer la ficha, se «rasgan» las posiciones ya perforadas correspondientes a los términos por los que ha de ser buscado el documento (en el caso de los márgenes se trata de hacer verdaderas ranuras). La rasgadura o corte producido en el momento de catalogar permitirá que, a la hora de la búsqueda, bú squeda, caigan (en la perforación marginal) o al menos se desplacen ligeramente (en la perforación central) las fichas que no pueden quedar sujetas por las agujas introducidas en los agujeros correspondientes a los términos utilizados en la búsqueda. Los pioneros del sistema fueron Batten, para la central, y Mooers, para la marginal, en 1940. Los sistemas se han perfeccionado considerablemente y la selección se hace por medio de aparatos selectores-vibradores, pero tiene dos graves limitaciones: la necesaria limitación de las perforaciones en una ficha y el tener que examinar todo el fichero en cada caso. Parece que desde tan temprano, se estaba ya pensando en la velocidad del ordenador. Con el ordenador se ha vuelto, en cierto sentido, a los orígenes de la catalogación por materias que comenzó  por las palabras clave o términos tomados de los mismos textos (sobre todo del titulo) analizados y que resultan de gran eficacia cuando la documentación no es muy abundante (como ocurría hasta el siglo XVI¡¡) o es muy homogénea y de terminología muy fija, como ocurre en la información científica y técnica

6.2.

Nota histórica

 No es preciso remontarse al Libro de los Epítomes (o resúmenes) resúmenes) y al Libro de las Materias o Proposiciones, Proposiciones, ambos de Hernando Colón, ni al Dictionarium Historicum de Charles Estienne (1561). La catalogación alfabética de materias o los «encabezamientos de materia», como solemos decir familiarmente los  bibliotecarios, comienza en 1876 con las  Rules de Charles A. Cutter (Special Report on Public Libraries. (Le  Rules for a dictionarv catalog) consagradas en su 4ºedición (Washington, 1904). Desde aquí hasta el sistema PRECIS utilizado en la BNB (Britísh National Bibliography) y que se va imponiendo fuera de Gran Bretaña no ha dejado de recorrerse camino a lo largo de más de un siglo. En Estados Unidos existen dos grandes listas de encabezamientos: la de la Library of Congress y la de Sears. La primera anuló ya desde un principio, 1909, a la de la ALA de 1895 y llega a su 9º ed. en 2 v. (Washington, 1980) con suplemento de 1982, actualizaciones y correcciones periódicas y edición completa en 28 microfichas COM (Cumulative Microform Edition, 1984). Como acontece en otros campos de la técnica  bibliotecaria, esta lista se ha convertido en instrumento de trabajo para muchas bibliotecas no sólo norteamericanas, sino del mundo. La de Sears aparece (para pequeñas bibliotecas) en 1923, se acompaña de reglas desde su 3º ed. en 1933, lleva las notaciones de la DDC desde la 4º ed. de 1939, hasta llegar a la 12 (Sears, NInnie Earl, Sears List of Subject Headigns,  Nueva York, H. W. Wilson, 1982) y no deja de aprovecharse de la del Congreso. Las dos van a influir en las dos más importantes en lengua española:  Lista de encabezamientos de materias para bibliotecas  por Carmen Rovira y Jorge Aguayo (Washington, Unión Panamericana, 1967, 3 v., con dos suplementos de 1969 y 1970, respectivamente) y Sears: Lista de encabezamientos de materia (Nueva York) ,H. W. Wilson, 1984, trad. y ed. de Carmen Rovira de la 12º ed. inglesa por Barbara M. Westby). La primera de estas dos hispanas se confiesa deudora de la primera

 

norteamericana y la segunda es una inteligente adaptación por quien es la primera especialista en encabezamientos de materia para la lengua española. Dada la importancia de los productos bibliográficos de la Library of Congress, su lista de encabezamientos, conocida universalmente por sus siglas LCSH (Library of Congress Subject Headings), está ejerciendo una influencia universal. Existe una versión de ella al español (BILLIDEX: una lista bilingue en español e inglés de encabezamientos de materia.

Sería equivocarse creeraque en España, lengua española, no¨Los se haepígrafes hecho nada. con nombrar una vez más Carmen Rovirayysobre aludirtodo a suenfundamental estudio en elBasta catálogo diccionario¨ (2º ed. rev. Washington, Unión Panamericana, 1966) al que nos remitimos para información acerca de todo lo realizado hasta la fecha de su publicación. Posteriormente, Carmen Carmen Rovira ha publicado, además de la ya citada traducción y adaptación de la 12º edición de la lista de Sears, Encabezamientos de materia en español  Pautas y principios (Bogotá, CFES, 1976). Después de distintos tanteos, en 1981 comenzó sus trabajos   una Comisión nombrada por la Dirección General del Libro y Bibliotecas y formada por bibliotecarios españoles, para la redacción de una lista de encabezamientos para las bibliotecas publicas que ha aparecido a principios de 1986. ( Lista Lista de encabezamientos de materia para bibliotecas públicas , Madrid. Dirección general del Libro y Bibliotecas, 1986). No puede ser llamada sin más la lista española de encabezamientos de materia, que deberá ser más amplia, tener la vista puesta en el tratamiento electrónico de datos y ser producto y productora, al mismo tiem po, de la bibliografía nacional. Si además, como seria de desear, se dan los pasos necesarios para que esta lista  pueda ser común con los pueblos de habla española, se conseguiría un instrumento de trabajo inapreciable para las bibliotecas interesadas. 6.3. Los encabezamientos de materia

Los encabezamientos de materia son los signos que representan la materia o asunto de que trata un libro. Los signos son términos del lenguaje usual, es decir, palabras o conjuntos de palabras que representan conceptos. La materia o asunto es el objeto del libro, aquello de que trata el libro y no lo que dice el libro, el discurso del libro. Esto equivale a decir que los encabezamientos de materia representan conceptos y no juicios, objetos de discurso y no discurso, a menos que el discurso mismo sea, a su vez, objeto de otro discurso  posterior, como ocurriría con la  Aritmética en un libro que se titulase  Historia de la aritmética. La materia, tal como aquí se entiende, no es un campo del conocimiento (o mejor de los conocimientos), sino un objeto de conocimiento. Esta forma de catalogación -utilizada tanto en la biblioteca pública como en la biblioteca muy especializada- se justifica por el hecho de que qu e el usuario de ambas busca información sobre realidades concretas más que información sobre disciplinas determinadas. Quien busque información sobre el agua en un catálogo sistemático formado con las tablas abreviadas españolas de laque CDU tendrá con que acudir buscarla enúnico cercalugar de veinte grandes números distintos de un catálogo sistemático, mientras le bastará a un en el catálogo alfabético de materias: la palabra ¨agua¨. Lo mismo cabe decir para el bibliotecario que se apresta a la catalogación por materias de un libro como el de Claudio Man Teixidó,  El agua cultura y vida, Barcelona, Salvat, 1981. Los encabezamientos de materia son, pues, la forma más elemental del análisis por materias de un documento. Frente a las formas de análisis por extracción (extractos), por reducción o cndensación («abstractos» o resúmenes>, por crítica (recensiones, etc.) que pueden todos ellos sustituir al documento mismo, frente a los análisis por citas o los que implica la asignación de una notación en un sistema de clasificación, el encabezamiento de materia se limita a reflejar el asunto de un libro. Los encabezamientos de materia, en su forma pura, se acomodan todavía bien a la naturaleza de los fondos de biblioteca pública en la que el libro sigue siendo el material más importante. Pero no todos los libros se adaptan a esta forma de catalogación, ya que hay libros que no tienen asunto por tener demasiados (misceláneas, (misceláneas,  publicaciones periódicas, constituciones, códigos, etc) o en los que el asunto ni es importante ni será utilizado  probablemente como punto acceso (obras antiguos, de no análisis son los encabezamientos de de materia tratan de literarias, describir eltextos contenido de unetc.). libroLos porinstrumentos simplificación, tratanque de

 

transcribirlo o de resumirlo, porque su finalidad no consiste en dar la información, sino en abrir las puertas para llegar hasta ella en el libro. 6.4. Principios básicos

Ya desde Cutter se ha tratado de sistematizar la adjudicación de términos a los asuntos o materias para formar los encabezamientos de materia y, aunque cada código puede presentar sus particularidades, se ha conseguido una doctrina relativamente uniforme, resumible en algunos principios: a)  Principio de especificidad . El término escogido debe describir una materia concreta y sólo una; por consiguiente, no puede ser compartido con otra. Como es natural, el término más es específico pecífico es el que designa a un solo ser. Por eso, los encabezamientos de nombre propio son los de más facil asignación. El principio de especificidad impide que un encabezamiento pueda formarse por medio de la subordinación conceptual entre varios términos.  b)  Principio de uso. Su simple enunciación nos dice ya que se trata de un principio nada teórico y si muy pragmático: las reglas deben acomodarse a la función de la biblioteca y a las necesidades de los usuarios. Por esta razón, se sale a veces de la ortodoxia y se admiten, por ejemplo, los nombres de las distintas disciplinas en lugar de las materias de que tratan cuando se catalogan los manuales de carácter general o se toleran formas de encabezamiento que incluyen verdadera subordinación, como es el caso de las subdivisiones cronológicas bajo el subencabezamiento Historia. Este mismo principio determina el tipo de lenguaje o vocabulario que ha de ser utilizado, cuando hay varias posibilidades. El conflicto entre terminología técnica o científica y terminología vulgar hay que resolverlo en función del usuario y siempre a su favor. c) Principio linguistico. Los términos utilizados deben pertenecer  pertenecer al idioma habitual y respetar respetar en sus conexiones el orden natural del idioma de que se trate. Los términos ajenos al idioma sólo deben utilizarse cuando son inevitables, lo que ocurrirá a menudo en el lenguaje de la técnica, por haber adoptado el propio idioma el término extraño o por no haber tenido tiempo para formar el propio («Hardware», «Software», etc.). La regla vale también para algunos nombres propios, como son los geográficos (Amberes y no Myers), pero no sirve sin más para los nombres propios, cuya forma es la misma que la adoptada para el catálogo alfabético de autores. Los casos de inversión -señalado por la coma (,) que sigue al primer elemento de un término compuestodeben reducirse al mínimo en español y se justifican cuando se prevé que la búsqueda ha de realizarse por el elemento que, en el orden normal, no ocupará el primer lugar y que generalmente es un nombre propio (Tales, Teorema de; Bailén, Batalla de...). d)  Principio de economía. Los encabezamientos de materia no tratan de atomizar la información, sino de sintetizarla descubriéndola y para ello es preciso esquivar un doble peligro: asignar a un asiento muchos encabezamientos o asignarle uno demasiado genérico. La multiplicación de encabezamientos para un mismo documento se justifica en   los mismos casos  que la catalogación analítica (es decir, la multiplicación del asiento mismo). El arte del buen bibliotecario, en este caso, consiste en determinar cuáles son los libros de los que debe hacerse asiento por materia, pero, una vez decidido esto, en ser capaz de hallar aquello por lo que, desde el punto de vista del contenido, un libro es uno. Con todo, en muchos casos habrán de utilizarse más de uno, aunque nunca debieran ser más de tres. Si hubieran de ser más, lo mejor es acudir a un encabezamiento más genérico que los comprenda a todos. 6.5.

Formas del encabezamiento

 No basta con hallar el término o términos que han de describir una materia. Es preciso seguir unas reglas que no sólo supongan el respeto por los principios antes enunciados, sino que doten a los encabezamientos de uniformidad, dentro de las varias formas posibles, que pueden ser las siguientes: a)

Es la forma ideal y se trata de ordinario de un nombre. Los adjetivos sólo se usan sustantivados y las demás clases de palabras cuando son materia formalmente en cuanto tales y no simples denominaciones de materias.

Una sola palabra.

 

 

El único problema importante en la determinación de la forma  de los nombres comunes es la del uso del singular o del plural. En realidad, todo nombre común corresponde a una idea universal aun en su forma singular. Pero los encabezamientos no designan primordialmente los conceptos, sino los objetos de los conceptos, así que la práctica no es tan sencilla y cada código se encarga de dar las normas de orientación necesarias. En la  Lista española se adopta la regla de utilizar el singular para los nombres abstractos (Escepticismo, Esclavitud) y el plural para los concretos (Escépticos, Esclavos). Pero la regla no es inflexible. b)

 Nombre + adjetivo.

Resolver el problema  del uso acertado del término compuesto por nombre y

adjetivo es de sumo interésespecificador, para la simplificación y claridad de la de catalogación porcambiarse materias. por El uso esta forma depende de su poder en unos casos, y, en otros, que no puede otra de (Clases  sociales no puede ser Sociedad-Clases). En general, hay que evitar la acumulación de adjetivos, aunque a veces sean inevitables (Archivos históricos provinciales). c)  Nombre + complemento. Son términos compuestos  Huérfanos de guerra, Barcos de guerra. Palencia en la poesía,

que no admiten formulación más simple: es el modelo de una fórmula utilizada para indicar formalmente la condición de asunto de lo significado por un término.

d)  Nombre + nombre. La fórmula se utiliza tanto para unir cuasisinónimos ( Usos Usos y costumbres ~ Ferias y  Fiestas...) como para designar materias que se entrecruzan o coinciden en parte (Padres e hijos...) o que se estudian en sus relaciones (Arte y moral).

e)  Encabezamiento + subencabezamiento subencabezamiento o término + término. Se trata de verdaderos encabezamientos compuestos de varios términos, uno de los cuales, el subencabezamiento, o no puede ser encabezamiento, de ordinario por su carácter muy genérico, o sólo puede serlo en circunstancias muy  precisas. Lo casos en los que la designación de una materia especifica necesita de un encabezamiento compuesto llevan consigo la necesidad de una sintaxis especial para unir el encabezamiento con el/los subencabezamiento(s). El encabezamiento compuesto, que es una manera de designar la materia especifica (y por consiguiete, de profundizar en la catalogación), resulta ser también un medio para evitar la excesiva acumulación de asientos bajo un mismo encabezamiento. El mayor o menor uso de subencabezamientos se controla y se regula en última instancia por el mayor  o menor volumen de los fondos bibliográficos.

6.6 Los subencabezamientos:

El subencabezamiento debe especificar la materia del encabezamiento y se somete a las siguientes normas: a) Se  distinguen cuatro clases de subencabezamientos: de materia o tópicos, topográficos, cronológicos y

formales:  Bibliotecas-Edificios.  Bibliotecas-España.  Bibliotecas-Historia-s. xx.  Bibliotecas-Bibliografías

b)

Cada subencabezamiento se une con el encabezamiento o con los subencabezamientos anteriores por medio de un guión (-).

c) 

En caso de concurrencia de varios subencabezamientos, el orden en que se consignan es el de la enunciación de a): Bibliotecas-Edificios-España-Historia-s. Bibliotecas-Edificios-España -Historia-s. xx-Bibliografías.

d) Sólo debe utilizarse un encabezamiento de cada clase:

 

  Calderón de la Barca, Pedro-Personajes femeninos

y no Calderón de la Barca, pedro-Personajes-Mujeres.

Los subencabezamientos de matena  suelen indicar cualidades, propiedades, acciones, etc., de una materia que no se estudia en toda su realidad. En todo caso, deben ser siempre conceptos aplicables a muchas materias. Los subencabezamientos topográficos  son nombres de lugar que sirven para especificar una materia. Los nombres de lugar pueden ser también encabezamientos y no es fácil determinar cuándo un nombre de lugar indica la materia de un documento y cuándo sirve solamente para especificar tal materia. Los intentos de dar reglas válidas han terminado por ser recomendaciones pragmáticas. Solucionar el problema con el doble encabezamiento no parece la mejor de las soluciones, pero es una solución muy adoptada.

233 Conviene tener presente las siguientes observaciones: La forma de los encabezamientos con nombres de lugar   sigue las mismas reglas que la de encabezamientos para el catálogo alfabético de autores. b) El grado de especificación debe fijarlo cada bibliotecario, aunque de ordinario no será necesario descender del nombre del país cuando se trata de los extranjeros. c)  En todo caso, el encabezamiento o subencabezamiento se hará de forma directa (Bogotá y no a)  a) 

Colombia-Bogotá; Barcelona y no Cataluña-Barcelona). d)  Los adjetivos gentilicios prevalecen en los casos en que tienen un valor distinto del puramente geográfico (Pintura española, pero Bibliotecas-España y no Bibliotecas españolas). e)  Para determinar si el topónimo ha de ser encabezamiento o subencabezamiento se tendrá en

cuenta que, cuando se trate de asuntos de los que tratan la historia, la geografía, la política y las ciencias sociales, el topónimo deberá utilizarse como encabezamiento (España-Política exterior; EspañaGobierno; España-Clima...). La razón de esta regla, generalmente aceptada, debe de ser, por un lado, que la connotación topográfica parece esencial al tema (hasta el punto de que puede hablarse de «política exterior española», «Gobierno español», etc., mientras que no es posible decir «mortalidad española») y,  por otro, que el nombre geográfico es más más específico que el común. f)  Los términos que designan instituciones (universidades, bibliotecas, museos, etc.) se utilizan como subencabezamientos con los nombres de ciudad, pero como encabezamientos con subencabezamiento topográfico en los demás casos. Los  subencabezamientos cronológicos especifican una materia al situarla en el tiempo. Cuando los términos cronológicos o con valor cronológico designan materias sin ninguna especificación (siglo xv, Edad Media) oserequivalen a nombres propios (Renacimiento, de acontecimientos, y batallas, etcétera)  pueden usados como encabezamientos. En el caso nombres de batallas, convendrá acudirguerras a la inversión, sobre todo cuando la denominación incluye un topónimo (Bailén, Batalla de). Hay que estar atentos para evitar errores con nombres de persona que equivalen a períodos cronológicos (La España de Carlos V: España-Historia...) En la Lista española los subencabezamientos cronológicos van siempre precedidos del subencabezamiento Historia: España-Historia-s. XVIII  para  La España del s.  XVII!

Los subencabezamientos formales o de forma   no designan la materia propiamente dicha, pero tampoco necesariamente sólo su envoltura más externa o soporte; es decir, la . La forma se refiere, sobre todo, al discurso, a la configuración del discurso que trata una materia, y va desde los aspectos más externos (-Fotografías, -Grabados...) hasta el mismo género literario (-Novelas, -Ensayos, Conferencias...) pasando por muchos grados intermedios y pudiendo llegar hasta un comienzo de valoración critica (-Publicaciones infantiles y juveniles; -Textos de BUP...). En una biblioteca pública no conviene abusar de ellas.

 

   Naturalmente, las denominaciones de forma forma pueden ser tam también bién encabezamientos de materia materia (en singular, en el caso de los géneros literarios:  Novela): Bibliografía. Bibliografía. 6.7.

Materias y casos especiales

a)  Subencabezamientos Subencabezamientos dobles. Aunque hemos dicho que no deben utilizarse dos subencabezamientos de la misma clase y aunque a veces puede evitarse el hacerlo duplicando el encabezamiento (Aleaciones de oro y

 plata: Oro-Aleaciones; Plata-Aleaciones), algunas veces necesidades especiales obligan a dar de

lado esta regla:

España-Tratados, convenios, etc.-Francia. Vega Carpio. Félix Lope de-Influencia-Calderón de la Barca, Pedro. (Se haría un segundo encabezamiento por Calderón de la  Barca, Pedro-Historia y critica).  Lengua española-Diccionarios~Le española-Diccionarios~Lengua ngua francesa b)Nombres étnicos:

se utilizan sólo para designar a los pueblos o naciones que no tienen territorio propio:  judios, hispanos, gitanos, árabes... Gitanos-Historia frente a España-Historia (Para Historia de los españoles). Pero el adjetivo gentilicio se conserva en Pintura española, Lengua española, Literatura española... c) Lengua y literatura. Para designación de las distintas lenguas o idiomas, la  Lista utiliza la palabra  Lengua seguida del adjetivo correspondiente. Este sistema parece adaptarse mejor al uso actual en los títulos de

libros sobre el tema y en los nombres de entidades relacionadas con «el español». Este procedimiento afecta también para campos superiores a los de un único idioma  Lenguas africanas-Bibliografías y no

Lenguas-África-Bibliografías y para los dialectos (Dialecto aragonés; Dialecto leonés...), pero no para variedades linguisticas más más específicas (Dialecto leonés-Bierzo). Dado que el procedimiento no es muy estrictamente aplicable a partes de la lengua (consonantes españolas = consonantes de la lengua española; ortografía española = ortografía de la lengua española), los subencabezamientos utilizados con el modelo Lengua española no evitan la apariencia, al menos, de sistematización. Un procedimiento equivalente se usa con Literatura (Literatura española; Literatura francesa...) francesa...) y con sus formas (Literatura popular; Literatura comprometida; Literatura religiosa...), las cuales, al combinarse con la  primera no podrán evitar la duplicidad de adjetivos: Literatura popular española. Lo mismo vale para los estilos no reducibles a períodos cronológicos: Literatura realista española. Pero hay una diferencia sustancial respecto a la lengua y es que los géneros y subgéneros encabezan directamente:  Novela española  y no  Literatura española - Novela

Los siguientes ejemplos bastan, por sí solos, para saber cómo resolver ciertos compromisos:  Literatura francesa-Autores españoles   Literatura árabe-Argelia  Literatura argelina (francés).

 

  Como subencabezamiento para estudios de historia de la literatura se utiliza -Historía y Crítica, y en el caso de obras individuales el nombre del autor con el título uniforme y el subencabezamiento -Crítica e interpretación. Todo cuanto hemos dicho se refiere, claro está, a los estudios literarios. Las obras literarias de creación pueden también contener información sobre un asunto que justifique un encabezamiento de materia. Pero ya se ha indicado que, en principio, las obras literarias no son objeto de búsqueda en un catálogo alfabé tico de materias.

Tratados/Convenciones, convenios, etc./. Los encabezamientos redactados a base del término Tratados (que puede hacer tanto de encabezamiento como de subencabezamiento) dan lugar a encabezamientos de materia propiamente dichos (Tratados internacionales; España-Tratados, convenios, etc.-Francia) como a encabezamientos con un subencabezamiento de forma (España-Relaciones internacionales-Francia-Tratados, convenios, etc.; pesca-España-Tratados, convenios, etc.-Francia...). Los tratados individuales se encabezan por su nombre, con inversión de los términos cuando es preciso: Utrech. Tratado de. 6.8.

Las listas de encabezamientos

Las listas de encabezamientos son de dos clases: unas son verdaderos ficheros de autoridad y contienen, alfabéticamente ordenada, la relación de todos los encabezamientos ya utilizados (y que por consiguiente, pueden volver a ser utilizados). De una gran Biblioteca o de una Biblioteca Nacional. Son listas que, periódicamente  o no, por medio ~ suplementos o de sucesivas condiciones tratan de actualizarse y de mantenerse al día continuo. todos Otras,losson relaciones de que posibles tambiény alfabéticamente, quede no contienen encabezamientos puedenencabezamientos, ser utilizados, peroordenados si los l os suficientes las orientaciones necesarias para la redacción de los demás. En cualquier caso, las dos son, hasta cierto punto, abiertas, ya que aun las más extensas pueden no contener un encabezamiento o subencabezamiento que una determinada biblioteca necesita en un momento determinado. Pero tanto unas como otras contienen algo más: una serie de instrucciones y de recursos por cuyo medio una simple lista se convierte en verdadero lenguaje de indización controlado. Las instrucciones suelen estar contenidas en páginas introductorias, pero se hallan también en apéndices que con listas secundarias (sobre todo de subencabezarnientos comunes) y modelos (generalmente para el desarrollo de subencabezamientos aplicados a  Nombres propios) evitan la hinchazón inútil de la lista principal.

De evitar los equívocos en los casos de homonimia se encarga encargann los ¨determinantes entre paréntesis¨ que encierran un término correspondiente a una materia más genérica: Tornos (Alfarería) Tornos (Industria) Para  conseguir la uniformidad, es decir, que la misma materia sea siempre designada con el mismo

término, evitando inexactitudes o duplicidades (en los casos de sinónimos) se acude a definiciones o explicaciones al pie de determinados encabezamientos o a las referencias de V. («Véase»> que nos remiten de un término o de una forma no adoptados a otros adoptados y cuyo correlato U.p. («Úsase por») se coloca ante términos o formas que no han sido adoptados. Las referencias de orientación,  por fin, dan unidad a la lista. Una unidad que debe ser más heurística que sistemática, ya que el catálogo alfabético por materias no es ni tiene por qué ser un catálogo sistemático, pero si debe asegurar las conexiones necesarias para que el usuario no pierda parte alguna de la información existente en la biblioteca. Este tipo de referencias, llamadas también de V.a. («Véase además») tratan de llevar al lector a otros encabezamientos bajo los cuales puede encontrar información complementaria de la que busca. El envío se hace siempre a materias relacionadas (Dios y Teología, Dios y Ateísmo, Pacifismo y Paz), pero, ya desde Cutter, se hace también de materias más genéricas a las más específicas en ella comprendidas (de Felinos a Gatos, Tigres, etc.), casi siempre porsistemático medio de en referencias generales. En la actualidad, listas, que que no pretenden reconstruir el catálogo el alfabético, sino asegurar el hallazgoalgunas de la información se busca,

 

utilizan el procedimiento contrario haciendo esta segunda parte del envío por medio de V.a. hacia materias más genéricas, en las cuales, sin duda alguna, se hallará la información buscada. Está claro que un lector puede hallar información, aunque acaso genérica, sobre los Gatos en un tratado sobre los Felinos con más seguridad que información sobre los Felinos en un libro sobre los Gatos, etc. El correlato de V.a. es R.e. («Referido en»>. 6.9.

La ordenación del catálogo

Los encabezamientos de materia el asiento principal al final de la descripción  bibliográfica, numerados con cifras árabessey hacen en unaconstar primeraenserie antes de los encabezamientos secundarios relacionados con la catalogación formal y numerados con cifras romanas. Los asientos para el catálogo de materias se forman anteponiendo el encabezamiento de materia al punto de acceso del asiento principal. La ordenación alfabética de estos asientos sigue las mismas reglas que los asientos del catálogo de autores, pero con las siguientes particularidades: a) b)

c)

El encabezamiento de materia no anula como campo de alfabetización subsidiario al encabezamiento  principal.

Las subdivisiones cronológicas se ordenan cronológicamente. En las ordenaciones con medios electrónicos, los subencabezamientos cronológicos pueden reducirse a números o ir precedidos de números correspondientes a fechas (s. XVIII = 1700-1799; Felipe II, 1556-1598 = 1556-1598 , Felipe II, etc.), con lo cual puede hacerse coincidir la secuencia numérica formal con la cronológica. En los encabezamientos materia materiaseparan puedenbloques intervenir siguientes signos: signos guión, y el  paréntesis. Sólo los dos de primeros de los alfabetización, pero : enel el caso ladecoma coincidir formalmente o ser idénticos los signos del primer bloque de alfabetización, se ordenará todos los  bloques seguidos de d e guión antes del primer bloque seguido de coma. Es ésta una regla práctica para la ordenación manual, pero que convendría abandonar en la ordenación automática.

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF