CARACTERÍSTICAS DEL TRABAJO AGRÍCOLA
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CARACTERÍSTICAS DEL TRABAJO AGRÍCOLA El trabajo agrícola presenta una serie de características que le hacen diferente de los demás. Entre ellas se puede considerar que se realiza al aire libre, sin fijación de horarios predeterminados, contacto con seres vivos (animales y plantas), épocas concretas de trabajo con carga de trabajo superior y otras con menor carga, dispersión, la no necesaria especialización y dependencia casi absoluta de la climatología, entre otras. Todo esto contribuye a que el concepto de empresa familiar, tan extendida en el sector agrícola (y también en el ganadero) pueda mantenerse a duras penas frente a una empresa entendida como tal. Esto contribuya a que cada vez las diferencias sean más grandes entre este sector y el resto. EL USO ACCESO DE LA TIERRA El acceso a la tierra tiene lugar a través de los sistemas de tenencia. La tenencia de la tierra es la relación, definida jurídica o consuetudinariamente, entre la población, como individuos o grupos y la tierra (por razones de conveniencia, el término «tierra» incluye aquí otros recursos naturales como el agua y los árboles). Las reglas relativas a la tenencia determinan cómo se distribuyen en las sociedades los derechos de propiedad de la tierra, así como las responsabilidades y restricciones conexas. En términos sencillos, los sistemas de tenencia de la tierra determinan quién puede utilizar qué recursos, durante cuánto tiempo y en qué condiciones. La forma de distribuir y utilizar los derechos sobre la tierra puede ser muy compleja. Con frecuencia, la tenencia de la tierra se clasifica como:
Privada: asignación de derechos a una parte privada que puede ser un individuo, un matrimonio, un grupo de personas o una persona jurídica, como una entidad comercial o una organización sin ánimo de lucro. Por ejemplo, en una comunidad, las familias pueden tener derechos exclusivos sobre parcelas residenciales, parcelas agrícolas y determinados recursos arbóreos. Otros miembros de la comunidad pueden quedar excluidos de la utilización de esos recursos si no cuentan con la autorización de los titulares de dichos derechos. Comunal: en una comunidad pueden existir derechos sobre bienes comunes. Cada uno de los miembros tiene derecho a utilizar de manera independiente las propiedades de la comunidad. Por ejemplo, los miembros de una comunidad pueden tener derecho a apacentar el ganado en los pastizales comunitarios. De libre acceso: no se asignan derechos específicos a nadie y nadie puede quedar excluido. En este contexto se suelen incluir las actividades marinas,
en que el acceso a alta mar está generalmente abierto a todos; pueden incluirse también los pastizales, bosques, etc., donde puede existir acceso libre a los recursos para todos. (Una diferencia importante entre el acceso libre y los sistemas comunales es que en estos últimos quienes no son miembros de la comunidad no pueden utilizar las zonas comunes.)
Estatal: los derechos de propiedad se asignan a algún organismo del sector público. Por ejemplo, en algunos países, las tierras forestales pueden estar bajo el mandato del Estado, ya sea un nivel central o descentralizado de gobierno.
En la práctica, en una sociedad determinada pueden encontrarse la mayoría de los tipos de tenencia, por ejemplo, derechos comunales a los pastizales, parcelas residenciales y agrícolas privadas y propiedad estatal de los bosques. CARACTERÍSTICAS DE LOS HOGARES MIGRANTES
hay un poco más de mujeres emigrantes (52 por ciento) que hombres. Los emigrantes menores de 20 años son 3 por ciento, los mayores de 60 años 4 por ciento, y el mayor volumen tiene entre 20 y 59 años de edad. La mayoría de los emigrantes se encuentra en Venezuela (35 por ciento), seguidos por los emigrantes a los Estados Unidos (28 por ciento) y a España (18 por ciento); hay 4 por ciento en Ecuador y 2 por ciento en Panamá. En Canadá hay menos del 2 por ciento y el 12 por ciento restante ha emigrado a otros países, espe-cialmente a Europa (Inglaterra, Holanda, Suiza), y a Sur América (Argentina, Perú). Dos terceras partes de los jefes de las familias con emigrantes tienen menos de educación secundaria, 29 por ciento tienen secundaria y 16 por ciento educación superior. De acuerdo con el índice de riqueza, la tercera parte de los hogares pertenece a los sectores más pobres y pobres de la población (31 por ciento), un poco menos de la tercera parte (32 por ciento) son de índice medio y alto de riqueza y el resto (38 por ciento) del quintil más rico. El 4 por ciento de los hogares tiene miembros emigrantes: 5 por ciento de la zona urbana y 3 por ciento de la zona rural. Las regiones con el mayor porcentaje de hogares con emigrantes son la Atlántica, Bogotá y la Pacífica. Los departamentos con el mayor porcentaje de emigrantes son La Guajira y Bolívar (8 por ciento); Risaralda y Quindío (7 por ciento); Atlántico, Norte de Santander y Santander (6 por ciento); San Andrés, Sucre, Valle y Bogotá (5 por ciento cada uno). Entre mayor sea la educación del jefe, mayor la proporción de hogares con emigrantes internacionales, aunque el rango de variación es bajo: pasan de 4 por ciento entre aquellos hogares con jefe analfabeta, a 5 por ciento cuando tienen educación superior. El índice de riqueza discrimina más la
proporción de hogares con emigrantes: se pasa de 3 por ciento entre los que pertenecen al estrato más pobre, a 8 por ciento entre los de estrato más rico.
El 71 por ciento de los emigrantes son hijo(a)s, 17 por ciento hermanos, 7 por ciento cónyuges (hombres o mujeres) y 5 por ciento el padre o la madre, del jefe o jefa del hogar.
IMPACTO DE LAS REMESAS Con su numerosa emigración hacia Estados Unidos, Guatemala hace parte los principales países receptores de remesas en América latina. Frente a este fenómeno, presente en toda Latinoamérica, políticos, académicos y organizaciones internacionales se han interesado en el impacto que tienen las remesas para el desarrollo de los países de la región. Este artículo estudia el caso de Guatemala y busca mostrar qué consecuencias económicas y sociales generan estas transferencias de dinero en la sociedad de Guatemala, país con significativos índices de emigración a los Estados Unidos. Para lograr tal objetivo, el presente artículo caracteriza los emigrantes guatemaltecos que envían remesas, estudia el perfil de los hogares receptores delas mimas, y la forma cómo estas son utilizadas. Posteriormente, se muestra que las remesas representan una ayuda significativa para los hogares más pobres, permitiéndoles aumentar el consumo de bienes de primera necesidad y tener acceso a educación y salud. A su vez se observa cuáles son los factores que permiten convertir las remesas en actividades productivas que contribuyen al desarrollo del país, pero también se advierte sobre las limitantes en el uso de estos recursos. Por último, se mostrará la posición del Estado guatemalteco frente a la emigración de sus ciudadanos, las remesas y las políticas públicas formuladas en relación a éstos dos fenómenos. La proporción de las remesas en la economía continúa creciendo. Nuestro principal producto de exportación es la gente guatemalteca que decide buscar un futuro más allá de las fronteras. El volumen de remesas en este año se espera supere los 3 mil millones de dólares y representa cerca de un diez por ciento de la economía nacional (PIB). Constituyen así una fuente importante de recursos para grupos poblacionales del área rural y muchos de ellos se encontraban en situación de extrema pobreza cuando comenzaron a ser beneficiarios de estos flujos de recursos financieros.
Diversas organizaciones, incluyendo a organismos internacionales, agencias de países extranjeros, universidades, centros de investigación, el Banco Central y otras entidades relacionadas con las finanzas han promovido estudios para entender mejor la naturaleza de quienes las envían y quienes son los recipiendarios de éstas. Se cuenta, por ejemplo, con las encuestas a hogares con relación a las remesas que ha llevado a cabo la Organización Internacional para las Migraciones, OIM, por más de tres años. También el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, ha hecho varios y presentará un nuevo estudio. En el 2005 la OIM indicó que más de un millón de guatemaltecos residentes en el extranjero enviaban remesas a sus familiares. El principal país receptor de migrantes es Estados Unidos. Siete de cada diez migrantes eran hombres. Los beneficiarios ascienden a cerca de 3.7 millones de personas. La mayoría de recipiendarios de las remesas son hijos, jefes de hogar o cónyuges. La mayor parte de las remesas provienen de personas radicadas en California y Florida. El departamento en el cual se recibe la mayor cantidad de remesas es Guatemala, seguido por San Marcos y Huehuetenango. Es interesante ver cómo el 65 por ciento de los migrantes envían el dinero por medio de transferencias electrónicas. Uno de los aspectos más interesantes del análisis es el destino de las remesas ya que en el 2005 la mitad se destinaba para el consumo, incluyendo alimentos y ropa; pero, un 15 por ciento iba para ahorro e inversión. Otra porción igual se destina a la inversión social, que incluye la inversión en educación y salud. Este monto representa un aumento desde la encuesta del año anterior. Cerca de 3,500 millones de quetzales se destinaron a la educación. Este monto es de gran relevancia porque implica que no solamente se está destinando a educar el presupuesto del Ministerio de Educación, sino que también las familias están haciendo esfuerzos importantes por mejorar el nivel educativo. Esta inversión tendrá un efecto positivo en los indicadores educativos y en la realidad social de muchos niños y jóvenes, que tendrán un mejor futuro del que tuvieron sus padres. El aspecto más trascendente de las remesas es la fuente de capital para inversión productiva que éstas representan. Una buena parte de los recipiendarios de remesas cuentan con una micro o pequeña empresa, generando más de 140 mil empleos. La mitad de quienes tienen un negocio quieren ampliarlo. Sin embargo, les falta capacitación en el área empresarial para desarrollar su capacidad de gestión; carecen de capacitación en el área técnica; y, necesitan más conocimientos en mercadeo. Las remesas, bien orientadas, en algún tiempo podrían lograr un cambio en la realidad socioeconómica de comunidades enteras.
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