Características de La Utopía Según Trousson

CARACTERÍSTICAS DE LA UTOPÍA SEGÚN TROUSSON.-Lo más destacado: el INSULARISMO. Los paisajes utópicos están aislados en el lugar donde se imaginan para evitar la corrupción que proviene del exterior. -Se profesa gran desprecio hacia el dinero y el oro. Puesto que una utopía es una ciudad ideal, se elimina el sistema monetario porque provoca desigualdades e injusticias y altera la uniformidad. Fobia al comercio y tendencia al uso de una economía cerrada y autárquica mediante la explotación directa de recursos. Además, se valora por encima de todo la agricultura como sistema de obtención de recursos. -La estructura de las ciudades utópicas es perfectamente simétrica. La regularidad es constante en las utopías, por lo que hay un gusto por la disposición geométrica por parte de los utopistas, todo ello llevado de la mano con el gusto místico por los números (como en la obra de Platón y en la escuela de pensamiento creada por éste). -La utopía carece de pasado, simplemente ES, y tampoco tiene porvenir, puesto que al ser perfecta, nunca cambiará. No es fruto de una evolución, es inmovilista, definitiva. -El orden y la legislación de la utopía nacen del cielo, del ser llamado Legislador, y no de la Historia. Como garantes del equilibrio y del orden, el Legislador se sirve de las instituciones y las leyes (aunque no en todas las obras sobre utopías). Uno de los efectos de estas leyes es la uniformidad social: todos los ciudadanos están apegados al Estado y no hay motivos de conflicto, de pasiones o de reivindicaciones. No hay partidos políticos que provoquen enfrentamientos ni opiniones contradictorias. Este mismo gusto por la uniformidad causa la igualdad entre ciudadanos y la supresión de las clases sociales tradicionales, quedando sustituidas por otras “elaboradas” por el poder central (como las tres clases de la República de Platón). Las clases son uniformes y accesibles en condiciones muy precisas. -Bajo el pretexto de la apología de la libertad, los utopistas someten a los ciudadanos a la esclavitud bajo una estricta vigilancia y opresión. Está supeditado a los dictados de la ley, y cada uno debe responder ante el Estado por sus actos e incluso por sus pensamientos. Todo está previsto y nada es abandonado a los designios del azar ni a la

iniciativa personal. El utopista condena el colectivismo, abogando por la decisión y actuación individual. Se ha suprimido la propiedad, por lo que no es dueño de sus pertenencias, los almacenes proporcionan a cada individuo lo que le es necesario para vivir. También así se aparta la posibilidad de que haya acontecimientos azarosos y manteniendo el reparto justo y la igualdad. Sin embargo, la felicidad utópica es una felicidad colectiva. Todos se reflejan y ven su propia imagen feliz, unánime y sin fallos. Lo ideal es mantener a los ciudadanos agrupados y ocupados, condenando cualquier inactividad, por lo que la utopía se convierte en una colmena de actividad incesante. El ciudadano utópico es ascético y el único lujo que defiende es el de las ceremonias de celebración de la prosperidad de la urbe en su conjunto. -Mediante la pedagogía se logra crear este tipo de ciudadano: desde su infancia, al hombre se le sustituye su naturaleza primitiva, anárquica e individualista, por otra que sea mucho más provechosa para la comunidad. -En las utopías se da cierta importancia, sólo aparente, a la naturaleza, pero es sólo una apariencia porque es una naturaleza amansada, geométrica, en la que el curso de los ríos se hace rectilíneo, las tierras se parcelan... De esta manera, nada recuerda al desorden o la exuberancia originales. -El utopista convierte al hombre en centro del universo y dueño de su propio destino por medio de cierto optimismo antropológico