Cappelletti, Ángel - Los Fragmentos de Heráclito

July 15, 2018 | Author: padiernacero54 | Category: Science, Philosophical Science
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Cappelletti, Ángel - Los Fragmentos de Heráclito...

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LOS FRAGMENTOS DE HERACLITO A N G E L J. C A P P E L L E T T !

ED ITOR lí-'. TIEMPO NUEVO, S. A.

sión directa del griego de todos los testimonios bío-doxográficos y de todos los fragmentos del mismo. A la traducción de los testimonios se "hacen extensas notas explicativas, y cada uno de los fragmentos va seguido de la indicación n. de todas las fuentes, referen­ cias y alusiones que se hallan en la literatura antigua v de algunas de las principales/ex­ plicaciones o comentarios qué se pueden encontrar entre los autores modernos.

□ LOS FRAGMENTOS DE HERACLITO

Heráclito puede ser conside­ rado como el primer represen­ tante del pensamiento dialéc­ tico en Occidente. Hegel, en su . Historia de la Filosofía, afirma: “ No hay una sola pro­ posición en Heráclito que yo no haya adoptado en mi Ló2;ca". Marx, por su parte, ¡es­ cribiendo en la Gaceta Rena­ na, sos+iene que la filosofía moderna no hace otra cosa sino continuar una tarea ini­ ciada por el filósofo de Efeso. En el presente libro se nos da, por primera vez, una ver­

COLECCION T. N.

ANGEL J. CAPPELLETTI

LOS FRAGMENTOS DE HERACLITO

*

C

0

EDITORIAL TIEM PO N UEVO S.a.

LA EDICION DE ESTE LIBRO HA SIDO FINANCIADA CON FONDOS DEL CONICIT

©

Angel J. Cappellettl

Mayo de 1972

Portada / Víctor Vlano Impreso en Venezuela por Editorial Arte

INTRODUCCION

A diferencia de Parménides, que discurre en verso sobre la aírfitia y la SóSja, Heráclito escribe en prosa; a diferencia de Jenófanes, que es autor de varias obras, no compone sino un libro (a-úyypafifia)1. Las cartas que corrie­ ron con su nombre son evidentemente apócri­ fas, como lo demostró ya, en el siglo XIX, J. Bernays 23 . Pertenecen a un autor cínico o cí­ 4 nico-estoico del siglo i a.C. o i p.C., y hoy se las conoce, por eso, con el nombre de Epístolas Pseudoheraclíteas 8. No se le han atribuido, aparte de éstas, otros escritos, a no ser algunos epigramas, incluidos en la Anthologia Graeca4 (dos de los cuales reproduce Diógenes Laercio5) que, sin duda, son también apócrifos. Igual que Anaximandro y Anaxímenes antes, que Parménides, Empédocles y Anaxágoras des­ pués, Heráclito llamó a su libro Ilepí tkreo)ç (Sobre la Naturaleza). Más tarde se lo^ de­ nominó también Moücai (Musas)6. Este título 1. Cfr. Aristóteles, Retórica 1407 b ; Diógenes Laer­ cio, Vidas de los Filósofos I X ; Clemente de Alejandría, Tapices I 332 B, todos los cuales se refieren al “libro” de Heráclito (en singular). 2. J. Bernays, Die heraklitischen Briefe. Berlín. 1869. 3. Cfr. Epístolas Pseudo-heraclíteas. Rosario, 1960. Introducción. 4. Anthologia Graeca V i l 28. 5. Diógenes Laercio IX 16. 6. Diógenes Laercio I X 12.

tuvo su origen en un pasaje del Sofista de Platón, en que éste habla de las musas iónicaT y sicilianas, para referirse a las~3bctrmas de Heráclito y Empédocles, respectivamente Más tarde, durante la época alejandrina, el ingenio de gramáticos y comentaristas exco­ gitó otros varios títulos para una obra que, de por sí obscura y plena de sugerencias, se pres­ taba fácilmente a las más diversas interpre­ taciones. Los siglos que no podían producir ya un libro como el de Heráclito, produjeron, en cambio, muchos comentarios y muchos nom­ bres para el mismo. Claras muestras de concep­ tismo barroco hallamos así en los títulos dados al escritor heraclítico, según testimonio de Diógenes Laercio: ’AxpiPtç oíáxwp.a Tcpiç crcá0¡j(/riv Píou ( Cuidadoso examen para la con­ ducción de la vida); rvwjxov tíOóüv (Reloj de costumbres)’, Tpóitou x6op.o.

Egipto. Murió a los ochenta y dos años, hacia el 122 a. C. Su H istoria, dividida en cuarenta libros, comienza en el año 220 a. C. (fecha en que acaba la H istoria de A rato) y termina en el año 146, con la destrucción de Corinto y el fin de la independencia griega. 225. Cfr. A l ; B 4 0 ; B 4 2 ; B 5 6 ; B 5 7 ; B 1 0 4 ; B 106; B 107.

60

B. FRAGMENTOS

' 1.

Sexto Empírico, Contra los matemáticos, VII, 132

J e este Lógos, que siempre existe, los hom­ bres permanecen ignorantes, antes de haberlo escuchado y aun después que por primera vez lo escuchan; porque aunque todas las cosas se­ gún este Lógos se originan, aseméjanse aqué­ llos, sin embargo, a los insipientes, pues tan­ tean por medio de palabras y de obras semejan­ tes á las que yo empleo, cuando separo cada cosa según la Naturaleza y explico en qué con­ siste. Mas a los otros hombres se les oculta cuanto hacen despiertos, del mismo modo que olvidan cuanto hacen dormidos. Otras fuentes: Aristóteles, R etórica , III. 5 ; Clemen­ te, Tapices, V. 111, 7 ; Hipólito, R efu ta ción de todas las h erejías, IX . 9, 3; Amelio, en Eusebio, P reparación evangélica, X I. 19. Eeferencia en Filón, Quién es el h ered ero de las cosas divinas, 43, 214. Cfr. E. Mondolfo, H erá clito, México, 1966, p. 130-131; 136-137; 290291; O. Gigon, U n tersuch u ngen zu H era k lit, Leipzig, 1935, p. 1 y sgs.; K . Eeinhardt, P arm en id es und die G eschichte d er griech isch en Philosophie, Bonn, 1916, p. 217 y sgs.; C. Eamnoux, H éra clite ou l’homme en tre les choses et les m ots, París, 1959, p. 808-316; G. S. Kirk, H eraelitu s. The Cosm ic F ra g m en te, Cambridge, 1954, p. 33-46; E . L. Minar, “ The Logos of Heraelitus” en Classieal P h ilology, 34, p. 323-341; C. Mazzantini, E raclito, Turín, 1945, p. 29 y sgs.

2.

Sexto Empírico, Contra los matemáticos, V il, 113

Por lo cual es necesario adherirse a lo (im­ parcial, esto es, a lo común). (Pues lo común es imparcial.) Pero, aun siendo imparcial el Lógos, viven los más como si tuvieran un en­ tendimiento particular. Cfr. A . Patin, H era k lits E in h eitsleh re, Munich, 1885, p. 92 y sgs.; E. Loew, “ Das Fragment 2 des Heraklit” en A rch iv fü r G eschichte d er P hü osoph ie, 23, p. 89-91; N . Hartmann, D as P roblem des g eistig en Seins, Ber­ lín, 1933, p. 157; B. Schwarz, D e r Irtu m in d er P hü o­ sophie, Münster, 1934, p. 164, 197, 198; R. Mondolfo, op. cit., p. 200, 203; Reinhardt, op. cit,, p. 216, 220; Gigon, op. cit., p. 15.

3

Aeeio, II, 21,4 (Doxographi graeci, p. 351)

(Sobre la magnitud del sol): que tiene la anchura de un pie humano. Otras fuentes; Diógenes Laercio, 7 ; E pístolas pseudo-heraclíteas, IX . Alusiones: Aristóteles, S obre el al­ ma, 428 b 1; Epicuro, E pístola a P itocles, 91 (Cfr. Ci­ cerón, S obre los con fin es del b ie n ,y del m al, I. 6, 20). Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 260: Gigon, op. cit., p. 81; Reinhardt, op. cit., p. 237; Kirk, op. cit., p. 280.

4.

Alberto Magno, Sobre los vegetales, VI,

U , hOl (Heráclito decía que) si la felicidad consis­ tiera en los deleites del cuerpo, podríamos lla­ mar felices a los bueyes cuando encuentran ar­ vejas para comer. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 302; Gigon, op. cit., p. 121.

5.

Aristócrito, Teosofía, 68 a. Se purifican manchándose con otra san­ gre, como si, entrando en el fango, con fango se lavasen. b. Si alguien sorprendiera al mismo hom­ bre obrando de tal modo, lo tendría por loco. c. E invocan a estas imágenes de la misma manera que si alguien conversase con los edificios, sin entender nada sobre lo que son los dioses o los héroes.

Otras fuentes: Orígenes, C ontra C elso, V II. 62; Cle­ mente, P ro trép tieo , 4, 50, 4 ; Gregorio Nacianceno, Ora­ ciones, 25, 15; Elias, C om entario a G regorio N acian­ ceno, 1 ; Apolonio de Tiana, E pístolas, 27. Cfr. Mon­ dolfo, op. cit., p. 303-304; 319-322, 326-327; Ramnoux, op. cit., _p. 240-242; Gigon, op. eit., p. 132; M. P. Nflsson, “ Die Griechen” (en Chantepie de la Saussaye, L ehrbu ch d er R eligion sgesch ich te, Tubinga, 1925, II, p. 394) ; K . Buresch, K la ros, Leipzig, 1889, I, p. 118; P. Decharme, L a critiqu e des traditions relig ieu ses ch es les G rees des origines au tem ps de_ P lu tarqu e, París, 1904; H. Weil, É tu des su r Tantiquité g recq u e, París, 1900, p. 104.

65

6.

Aristóteles, M eteorológicos, II, 2, 355 a 13

El sol (no sólo, según Heráclito dice) es nue­ vo cada día (sino también siempre continua­ mente nuevo). ' Otras fuentes: Alejandro de Afrodisia, Sobre los “ M eteorológ icos", p. 72, 31 Hayd; Olimpiodoro, Sobre los “ M eteorológicos” , p. 136, 6 Stüve; Platón, R epú ­ blica, 498 a; E scolios a la “ R epública” , 418 a; Plotino, II. 1, 2 ; Proclo, S obre el “ T im eo", III, p. 310, 32 Dieh!; Olimpiodoro, S obre el “ F e d r o ", 237, 7. Probable* alu­ sión: Demócrito, B 158 Diels. Cfr. Gigon, op. cit., p. 84; Mondolfo, op. cit., p. 340-341; Reinhardt, op. d t., p. 177; K. Kerényi, T och ter d er Sonne, Zuriçh, 1944, p. 26 y sgs.; H. Usener, G ottem a m en , Bonn, 1896, p. 288; E . Meyerson, Id en tité et R éalité, París, 1932, p. 425.

7.

Aristóteles, Sobre la sensación, 5, W

a 21

Si todas las cosas se volvieran humo, las na­ rices podrían distinguirlas. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 285-287; Gigon, op. cit., p. 57; Reinhardt, op. cit., p. 180; Ramnoux, op. d t ., p. 126-130; Kirk, op. cit., p. 232-236; Diels, H erakleitos von E ph esos, Berlín, 1909, p. 18; H. Cherniss, A r is to tle’s criticism o f p resoera tic philosophy, Baltimore, 1935, p. 322.

66

8.

Aristóteles, Ética a Nicómaco, VIII, 2, 1155 b 1

(Heráclito dice que) lo opuesto es concorde y (que) de las cosas discordes surge la más bella armonía y (que) todas según la disputa se originan. Cfr. Giordano Bruno, De Finfinito, universo e mondi p. 465 Gentile; Mondolfo, op. eit., p. 143-144; 146-149; Gigon, op. dt., p. 25 y sgs.; Cherniss, op. dt., p. 91; G. van der Leuw, L’Homme primitif et la religión, Pa­ rís, 1940, p. 134-139; K. Axelos, Héraelite et la philosophie, París, 1962, p. 48-49; Mazzantini, op. cit., p. 61 y sgs.

9.'

Aristóteles, Ética a Nicómaco, X, 5, 1176 a3

(Pues diferente es el placer del caballo y el del perro y el del hombre, conforme a lo que Heráclito dice, (que) los asnos preferirían la paja al oro (pues la comida es para los asnos más agradable que el o r o ). Otra fuente: Miguel, Sobre la “Ética a Nicómaco”, p. 570, 20 Heylb. Cfr. Mondolfo, op. dt., p. 302-305; Axelos, op. eit., p. 82.

67

107)

Psendo Aristóteles, Sobre el"m undo, 5, 396 b 7 (p. 75 Lorirrier)

(Tal vez la naturaleza se inclina a l(>s con-' ^trarios, y por medio de ellos, no de los semejantes, produce lo acorde, de la misma manera que reunió, sin duda, al macho con la hembra, y no a cada uno de éstos con los de su mismo sexo, y dispuso por medio de los contrarios, y no de los semejantes, la armonía primordial. Parece que también el arte, al imitar a la natu­ raleza, hace lo mismo. La pintura, por ejemplo, al mezclar los elementos de los colores, blancos y negros, amarillos y rojos, logró que las imá­ genes estuvieran en armonia con sus modelos. La música, al fundir las notas agudas y graves, largas y breves, consiguió, a través de diver­ gentes sonidos, una única armonía. La gramá­ tica, al juntar las vocales y las consonantes, estructuró con ellas todo su arte. Esto era lo mismo que decía el tenebroso Heráclito:) A r­ ticulaciones: entero y no entero; concorde, dis­ corde; consonante, disonante; y de todas las cosas, lo uno; y de lo uno, todas "las cosas. Otra fuente: Apuleyo, S obre el mundo, 19. Pro­ bable alusión: Hipócrates, Sobre el alim ento, 40; Séne­ ca, Sobre el sosiego, 5, 6. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 146149; 151-157; 160-161; 173-174; Gigon, op. cit., p. 2023; 44; Reinhardt, op. cit., p. 209; 216; Rammoux, op. cit., p. 233-237; Kirk, op. cit., p. 167-179; B. Snell, “ Heraklits Fragment 10” en H erm es, 76, p. 84 y sgs.; O. Hoffmann, D ie griech isch e D ialekte in ihrem historischen Zusam m enhange, Gottingen, 1898, III, p. 240; H. Diels, “ Zwei Fragmente Heraklits” en Sitzu n gberich te B erlin er A kadem ie der W issen sch aften -P h ilologisch ehistorische K lasse, 1901, p. 188 y sgs.; Axelos, op cit., p. 49-50; Mazzantini, op. cit., p. 61 y sgs.

68

'l í ■

Pseudo Aristóteles,' Sobre el mundo, 6 , 4 0 0 b 2 8 (p . 9 6 y sg s. L o r im er )

(L o s a n im a le s, Ios_ sa lv a je s y los d om ésticos, los q u e v iv e n en el a ire , so b re la tie r r a y en el a g u a , n a cen , flo r e c e n y m u eren obedecien do los m a n d a to s de D io s, porqu e, com o dice H e r á c lito ),« t o d o a n im a l a g olp es es condu cido a p a sta r. Otra fuente: Apuleyo, S obre el mundo, 36. Refe­ rencias: Platón, Critiaa, 109 b-c; Oleantes, H im no a Z eu s, 6 y sgs.; Proclo, S obre la “ R epública” , II, p. 20, 23 Kroll; Olimpiodoro, Sobre el “ A lcibíades I ” , p. 178, 18 Cr. Cfr. Mondolfo, op. eit., p. 306-307; Gigon, op. d t., p. 145-146; T. Bergk, D e H era cliti sen ten tia apud A ristotelem de mundo. Halle, 1861; Axelos, op. d t ., p. 133.

69

12.

Ario Dídimo (en Ensebio, Preparación evangélica, XV, 2 0 , 2 )

'(Zenón dice que, según Heráclito, el alma es una exhalación sensible porque cuando éste qui­ so explicar que las almas nacen siempre dota­ das de inteligencia a través de una exhalación, las comparó con los ríos, diciendo) : Sobre quie­ nes penetran en los mismos ríos corren aguas siempre diferentes; también las almas emanan de las aguas. Otras fuentes: Plutarco, C uestiones naturales, 2, p. 913 a; S obre la tardía venganza del dios, 15; Simplicio, Sobre la “ F ísica ” , p. 77; 30, p. 1313, 8 Diels. Cfr. Mondolfo, op. cit., p . '166-178; Gigon, op. eit., p. 104 y sgs.; Reinhardt, op. cit., p. 61; Kirie, op. eit., p. 367-380; E. Weerts, H eraklit und die H era k liteer, Berlín, 1926, p. 8 y sgs.; Ramnoux, op. cit., p. 223-231; B. Bavink, E rgeb n isse und P roblem e d er N aturw issen sch aften , L eip zig, 1935, p. 181; G. V lastos, “ On H eraclitu s” en A m erica n Journal o f P h ilology, 76, p. 338-344; O. Gilbert, D ie m etereologisch en T heorien der griechischen A ltertu m s, Leipzig, 1907, p. 453; A . Rivier, “ Un emploi archaique de l’analogie. L ’homme et l’experience humaine dans les fragments de Héraclite” en M useum H elveticum , 13, p. 144-164; G. Meautis, P lutarque. L es délais de la Justice divine, Lausanne, 1935, p. 62; G. F. Nicolai, L a m iseria de la dialéctica, Buenos Aires, 1958, p. 21; Spengler, H erá clito, Buenos Aires, 1947, p. 125; Axelos, op, cit., p. 50-52; W . K. C. Guthrie, A H isto ry o f G reek P hilosophy. Cambridge 1967. I. p. 462.

70

13»

Atenágoras, V, 178 E

Es necesario, pues (según Heráclito), que el hombre digno no sea inmundo ni sucio ni se _ deleite en el fango. 13b Clemente, Tapices, I, Stahlin)

2, 2

(II, p. 4, -í

Los cerdos se deleitan en el fango más que en el agua pura. Otras fuentes: Clemente, Tapices, I. 22; II. 68, 3 ; Protréptico, 92, 4 ; Sexto Empírico, Esbozos pirrónicos I. 55 Plotino, I. 6. 6 ; Ostracon egipcio 12319, 12; V i­ cente de Beauvais, Obras morales, III. 9, 3. Cfr. Mondolfo, op. d t., p. 302-304; H. Langerbeck, Studien va Demokrits Ethik and Erkenntnislehre, Berlín, 1935, p. 65.

14.

Clemente, Protréptico, Stahlin)

2, 22, 2

(p.

1 6 ,2 4

(¿A quiénes profetiza Heráclito efesio?) A los que van errantes en la nochera los magos, a los bacantes, a la ménades, a los iniciados en los pástenos. (A éstos los amenaza con'Ias co­ sas de ultratumba, a éstos les profetiza el fue­ g o ), porgue los misterios que están _en uso en­ tre loí'Eombres impíamente se celebran. Alusión: Araobio, Contra las naciones, V . 29. Cfr. Mondolfo, op. d t ., p. 326-327; Reinhardt, op. d t., p. 168: A . B. Cook, Zeus, Cambridge, 1914, I, p. 667; L. Deubner, Attische Feste, Berlín, 1932, p. 8 1 ; R. Eisler, Weltenmantel and Himmelszelt, Munich, 1910, p. 364.

1 5.

Clemente, Protréptico, Sk (I, p. 26, 5 Stahlin)

Si no fuera en honor de Dioniso que cele­ bran la procesión y entonan el canto fálico, obrarían con suma desvergüenza. Pero una mis­ ma cosa son Hades y Dioniso, por quien entran en sagrado delirio y emprenden las danzas bá­ quicas. Otra fuente: Plutarco, Sobre Isis y Osiris, 28. Cfr. Mondolfo, op. eit., p. 321-327; Gigon, op. eit., p. 147 y sgs.; Reinhardt, op. eit., p. 100; Ramnoux, op. eit., p. 97-99: V . Macchioro¿ Zagreus, Florencia, 1930, p. 372 y sgs.; R. Pettazzoni, La religione nella Grecia antiea fino ad Alessandro, Turín, 1953, p. 133; W . F . Otto, Dionysos. M ythos und Kultus, Frankfurt, 1939, p. 108; M. P. Nilsson, “ Early orphism and kindred religious movements” en The Harvard Theologieal Review, 28, p. 222; A . Lesky, “ Dionysos und Hades” en Wiener Studien, 54, p. 24 y sgs.; F . Grégoire, “ Héraclite et les cuites enthousiastes” en Revue néoscolastique, 38, p. 43-64.

72

1 6.

Clemente, Pedagogo, II, 99, 5 (I 216, 26 Stahlin)

(Porque quizás pueda alguien ocultarse de la luz sensible, pero en cuanto a la inteligible, es-< to no puede ser, o, como dice Heráclito): De lo que jamás declina ¿cómo podría uno ocul­ tarse? Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 239-241; Ramnoux, op. cit., p. 447-448; Gigon, op. cit., p. 130 y sgs.

17.

Clemente, Tapices, II, Stahlin)

8, 1

(II p. 117, 1

Pues la mayoría de los que frente a tales cosas se encuentran no las entienden ni,’ Ha­ biéndoles sido enseñadas, las comprenden! aun-' que ellos creen que sí." Referencias: Hipócrates, Sobre el régim en, I. 5 ; Demócrito, B 64 Diels: Aristóteles, É tica o N icóm aco, 1146 b 24 y sgs.; G ran É tica, 1201b 4 y sgs. Cfr. Mon­ dolfo, op. cit., p. 293; Gigon, op. cit., p. 17; Reinhardt, op. cit., p. 214.

73

/1 8.

Clemente, Tapices, II, 17, 4. (II p. 121 , 22 Stahlin)

Si no se espera Jo inesperado, no se lo halla­ rá,'pues es inhallable e inaccesible. Otra fuente: Teodoreto, C uración de las en ferm ed a­ des de los g rieg os, I. 88. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 291294; Gigon, op. cit., p. 2 ; Reinhardt, op. cit., p. 62; Ramnoux, op. cit., p. 422-425; W . A . Heidel, “ On certain fragments of the presocratics” en P roceed in gs o f th e A m erica n A cad em y o f A r ts and S cien ces, 48, p. '696; E . Schaeffer, D ie Philosophie des H era k lit, Leipzíg-Viena, 1902, p. 113; J. Baruzi, Saint Jean de la C roix et le problém e de l’ exp erien ce m ystiqu e, París, 1931, p. 531; P. Laín Entralgo, L a esp era y la espe­ ranza, Madrid, 1958, p. 29.

"Í9 .

Clemente, Tapices, II, 24, 5 (II p. 126, 5 Stahlin)

Los que no saben escuchar ni*hablar. Cfr. Ramnoux, op. cit., p. 52.

20.

Clemente, Tapices, III, StaMin)

14., 1

(II p. 201, 23

Una vez nacidos quieren vivir y tener su lote en la vida (o, más bien, estar muertos) y de­ jan hijos para que sigan teniendo sus lotes. Probable alusión: Enio, Telam ón, 312. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 283; 292; 325; Gigon, op. cit., p. 121 y sgs.; Ramnoux, op. d t., p. 90.

74

21

Clemente, Tapices, III, 2 1 ,1 (II p. 205, 7 Stahlin)

Muerte es cuanto vemos despiertos, ensueño cuanto (vemos) dormidos. Otra fuente: Clemente, Tapices, V. 105, 2. Alusión: Pilón, S obre José, 22, 126 y sgs. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 294-297; Gigon, op. cit-., p. 97-98; Ramnoux, op. cit., p. 36-42; von Arnim, Q uellenstudien zu Philon von A lexandreia, Berlín, 1888, p. 94 y sgs.; Mazzantini, op. cit., p. 48 y sgs.

22

Clemente, Tapices, IV, 4, Stahlin)

2

(II p. 249, 23

Los buscadores de oro remueven mucha tie­ rra y encuentráñT poco (o ro ). Otra fuente: Teodoreto, Curación de las enfermedaddes de los g rieg os, I. 88. Cfr. Axelos, op. cit., p. 82.

230

Clemente, Tapices, IV, 9, 7 (II p. 252, 21 Stahlin)

No conocerían el nombre de la justicia, si ta­ les cosas no existieran. Probable referencia: E pístola s pseudo-heraclíteas, V II. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 316-318; Ramnoux, op. cit., p. 377; Reinhardt, op. cit. p. 204; E . Bignone, E m pedocle, Turín, 1916, p. 175; Kirk, op. cit., p.' 124 y sgs.

24.,

Clemente, Tapices, III, 16,1 (II p. 255, 30 Stahlin)

Dioses y hombres honran a quienes mueren en la guerra. Otra fuente: Teodoreto, Curación de las en ferm e­ dades de los griegos, V III. 39. Cfr. Mondolfo, op. d t ., p. 311-314; Gigon, op. cit., p. 125; Ramnoux, cit., p. 108-109.

76

25.

Clemente, Tapices, IV, 50 (II p. 271; 3 Stahlin)

Mayores lotes consiguen mayores destinos/ Otras fuentes: Teodoreto, Curación de las en ferm e­ dades de los g rieg os, V III. 39; Hipólito, R efu ta ción de todas las h erejía s, V . 8, 42. Referencias: Filemón, Fragmento 96, 7 ; Platón, C ratilo, 398 b. Cfr. Mondolfo, op. eit., p. 311-314; Gigon, op. eit., p. 122-123; Ramnoux, op, eit., p. 109-113; V . Magnien, L e s m y steres d’E leu sis, París, 1938, p. 153.

26.

Clemente, Tapices, IV, 1U1,1 (II p. 310, 18 StahMn)

El hombre se enciende en la noche una luz (al m orir), cuando su visión se extingue. Vi­ vo, se vincula con el muerto (al dormir), cuan­ do su visión se extingue; despierto, se vincula con el dormido. Cfr. Mondolfo, op. eit., p. 261-266, 294-295; Gigon, op. eit., p. 95 y sgs.; Ramnoux, op. eit., p. 42-51; O. Lenz, “ Zu Heraklit fr. 26” en H erm es, 50, p. 604-625; Macchioro, op. eit., p. 412 y sgs.; O. Gilbert, Griechisehe Religionsphilosophie, Leipzig, 1911, p. 76; Mazzantini, op. cit., p. 50 y sgs.

77

27.

Clemente, Tapices, IV, 1UU, 2 (II p. 312, 7 Stahlin) ,'

Aguárdanles a los hombres, al morir, cosas que ni esperan ni creen. Otras fuentes: Clemente: P ro trép tieo , 2, 22, 1 ; Teodoreto, Curación de las en ferm edades de los g rieg os, VIII. 41; Estobeo, F lorilegio, IV. 52, 49. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 291-254; Gigon, op. cit., p. 129; Ramnoux, op. cit., p. 134-135; Maccbioro, op. cit., p. 405; Reinhardt, op. cit., p. 62; W . A . Heidel, op. cit., p. 696; Schaefer, op. cit., p. 113; P. Lain Entralgo, op. cit., p. 29.

28)

Clemente, Tapices, V, 9 (II p. SS1 , 17 Stahlin)

El más honrado conoce lo que parece (ser verdad) y lo guarda; y la justicia se encargará, por cierto, de los inventores y testigos de enga­ ños. Referencia: Temistio, Paráfrasis de la " Física" de Aristóteles, III. 5, p. 86, 31 Schenkl. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 238-241; 292-293; Gigon, op. cit., p. 64; 127; Heidel, op. cit., p. 682; Kirk, op. d t., p. 335-337; Ramnoux, op. cit., p. 300-302; Reinhardt, op. d t., p. 236; B. Snell, “ Die Sprache Heraklits” en Hermes, 1926, p. 369.

78

&

Clemente, Tapices, V, 60, U sg. (II p. 366, 8 Stahlin)

Los mejores prefieren una sola cosa a todas (las demás): la gloria eterna a las cosas pere­ cederas. La mayoría, sin embargo, se harta como el ganado. Otra fuente: Clemente, Tapices, IV . 50, 2. Refe­ rencia: A nónim o de Jámblico, 89, 5, 2 (Fragmente der V o rso k ra tik er). Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 305-306; Gigon, op. cit., p. 120; Ramnoux, op. cit., p. 113-116; M. Heidegger, E in fü h ru n g in d er M etaph yslk, p. 75-88.

30 ' '

Clemente, Stahlin)

Tapices,

V,

(II p. 396,

6

Este Kósmos, el mismo para todos, no lo hi­ zo líinguno de los dioses o de los hombres, sino que siempre fue, es y será Fuego siempre vi­ viente, que según medidas se enciende y según medidas se apaga. Otras fuentes: Plutarco, S obre la p rocreación del alma en el “ T im eo” , 5, p. 1014 a ; Simplicio, Com en­ tario al “ S obre e l Cielo” de A ristó teles, p. 294, 13 Heib.; Galeno, S obre el tem blor, V II. 617 K ; Olimpiodoro, C om entario al “ F ed ro” de P la tón , 237, 7 y sgs.; Heráclito, C uestiones hom éricas, 26. Brobables alusio­ nes: E pístolas pseudo-heraclíteas, I ; Marciano Capeta, I. 87. Cfr. Mondolfo, op. d t ., p. 223-227; 233-234; 243246; 248-250; Gigon, op. d t ., p. 51 y sgs.; Reinhardt, op. d t ., p. 102-106; Kirk, op. d t ., p. 311-314; L. Rademacher, “ Zu fr. 30 Heraklits” en W ien er Studien, 49, p. 115; K. Axelos, op. d t ., p. 93-94; W . Kranz, “ Kós­ mos ais philosophischer Begriff frügriechischen Philosophie” en Philologus, 93, p. 430-438; P. Hoffman, Sinn und G eschichte, Munich, 1937, p. 69; O. Hamelin, L e systém e d’A r is to te , París, 1931, p. 282; J. Przelusky, “ Les mages et les médes” en R evu e cCHistoire des R eligions, 122, p. 85-101; V . I Lenin, C ahiers phU losophiquea, París, 1955, p. 271.

79

3l).

Clemente, Tapices, V, 14 (II p. 896, 18 Stahlin)

а. (Que él opinaba que el Kósmos no sólo tiene principio sino que también ha de, morir, lo da a entender lo que después viene): 'Trans­ formaciones del Fuego: primero, mar; dél mar, la mitad tierra y la otra mitad aire huracana­ do. (Dice que el Fuggo, a causa de su poder, por medio del Lógos rector y de Dios, transfor­ ma todas las cosas, a través del aire,' en hu­ medad, la cual viene a ser simiente de la orde­ nación del Kósmos y a la cual denomina “ mar” . De éste surgen nuevamente la tierra, el cielo y cuanto ellos abrazan). б. (Que éste es otra vez asumido e incendia­ do, claramente lo manifiesta en las siguientes palabras): El mar se esparce y se rige con el mismo criterio que antes de transformarse en tierra. Alusiones: Zenón, el estoico, Stoicorum veterum fragmenta, I. 102; Lucrecio, I. 782-788. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 210-213-226-236; 248-251; Gigon, op. cit., p. 64 y sgs.; Reinhardt, op. cit., p. 170 y sgs.; Ramnoux, op. cit., p. 76-85; Kirk, op. cit., p. 332; K . Deichgraeber, “ Similia dissimilia” en Rheinisches Museum, 95, p. 40-51; N. Pesta, Gli stoici antichi, Bari, 1932, I, p. 98; J. Burnet, Early Greek Philosophy, Londres, 1958, p. 148-149; R. Lenoir, “ La doctrine des quatre eléments et la philosophie ionienne” en Revue des Études Grecques, 40, p. 17 y sgs.

80

3 2.

Clemente, Tapices, V, 116 (II p. AOb, 1 Stahlin)

Lo Uno, lo sólo sabio, no quiere y quiere ser denominado Zeus. Cfr. Mondolfo, op. oit., p. 185-191; Gigon, op cit., p. 138 y sgs.; Calogero, “ Eraclito” en Giornale critico della filosofía italiana, 17, p. 217; M. Untersteiner, La fisiología del mito, Milán, 1946, p. 192; Reinhardt, op. cit., p. 206; Ramnoux, op. cit., p. 244-245; A . Rostagni, II verbo di Pitagora, Turín, 1924, p. 7 ; Kirk, op. cit., p. 392-400; R. Pettazzoni, op cit., p. 133: G. van der Leuw, op. cit., p. 133; M. Solovine, Héracíite d'Ephése, París, 1931, p. 93.

§3

Clemente, Tapices, V, 115,1 (II p. bOb, 3 Stahlin)

También es ley obedecer a la voluntad de uno solo. Cfr. W . Jaeger, Paideia, México, 1942, I, p. 205.

81

'34

Clemente, Tapices, V, 115,2-8 (TI p. 404, 3 Stahlin)

Los ignorantes, aun cuando oyen, parecen sordos; de ellos dice el refrán: “ presentes, au­ sentes están” . Otra fuente: Teodoreto, Curación de las en ferm ed a­ des de los g rieg os, I. 70. Alusión: Oleantes, H im no a Zeus, 24. Cfr. Mondolfo, op. eit., p. 327; Reinhardt, op, cit., p. 62, 200; Heidel, op. eit., p. 700; Kirk, op, cit., p. 47; 203; Ramnoux, op. cit., p. 216-220; Gigon, op. eit., p. 7-11.

'35. ' Clemente, Tapices, V, 140, 5-6 (II p. 421,3 Stahlin) Es necesario que los varones filósofos estén bien enterados de muchas cosas. Alusión: Porfirio, S obre la abstinencia, II. 49. Cfr. H. Diels, op. cit., p. 18; M. Heidegger, op. cit., p. 101; Kirk, op. cit., p. 232 y sgs.; Spengler, op. cit., p. 102103; Axelos, op, cit., p. 81-82.

82

36.

Clemente, Tapices, VI, 17, 1-2 (II p. 4-35, 20 Stahlin)

Para las almas es muerte transformarse en agua, para el agua es muerte transformarse en tierra; pues de la tierra nace el agua; del agua, el amia. Otras fuentes: Filón, S obre la eternidad d el mundo, 21, 111; Hipólito, R efu ta ción de todas las h erejía s, V . 16, 4 ; Juliano, O raciones, V , p. 165 d ; Proclo, S obre el “ T im eo", 22 d; Olimpiodoro, S obre el “ G orgias” , p. 142, 8 Norvin; Arístides Quintiliano, p. 64, 31 Jahn. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 216-217; 267-268 ; 271-274; Gigon, op. cit., p. 101; Ramnoux, op. cit., p. 87-89; E. Stemplinber, D a s P la g ia t in d er griech isch en L itera tu r, Leipzig, 1912, p. 73; E . Rohde, P sy ch é , París, 1928, p. 386 y sgs.

37.

Moderato Columela, VIII, 4 , U

Los cerdos se lavan con barro; las aves de corral, con polvo o ceniza. Alusión: Galeno, P ro trép tieo , 13 (p. 19, 11 Kaibel). Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 302-303; Wendland, “ Ein Wort des Herakleitos im Neue Testament” en B erlin er Sitzu n gberich te, 1898, p. 791.

83

38.

Diógenes Laercio, I, 23

(P a r e c e que [T a le s ] fu e , se g ú n a lg u n o s, el p rim e ro que in v e stig ó los a stro s y p r e d ijo los eclipses y las rev olu cion es so la res, com o dice E u d e m o en la Historia de la astronomía. P o r eso lo a d m ira n J e n ó fa n es y H e ro d o to y le s ir ­ v e n de te stig o s H e r á c lito y D e m ó c r it o ). Çfr. Zeller-Mondolfo, La filosofía dei greci nel suo sviluppo storico, Florencia, 1938, I-II, p. 107; Mondolfo, op. cit., p. 330; Axelos, op. cit., p. 107.

39.

Diógenes Laercio, 1, 88

E n P r ie n e n ació B ía s , h ijo de T e u ta m e s, cu ya fa m a es m a y o r que la de los d e m á s. Cfr. Ramnoux, op. cit., p. 297-300; Axelos, op. d t., p. 81-82.

40,

Diógenes Laercio, IX , 1

L a eru dición n o en señ a a te n e r en ten d im ien ­ to , p orqu e en ta l ca so se lo h a b r ía en señ a d o a H e sío d o y a P itá g o r a s y a u n a J e n ó fa n e s y a H eca teo . Otras fuentes: Ateneo, X III, p. 6 1 0 b ; Clemente, Ta­ pices, I. 93; Juliano, Oraciones, V II. 187 D ; Proclo, Sobre el “ Timeo", I, p. 102, 22 Diehl; Sereno, Florile­ gio de Juan Damaseeno, II. 116; Aulo Gelio, Noches Aticas, Prefacio 12. Referencia: Demócrito, B 64 Diels. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 189-190; Reinhardt, op. d t., p. 157; B. T. L. Webster, Greek art and literatura 530■iOO B . C., Oxford, 1939, p. 13; Spengler, op. d t., p.

102.

84

r41

Diógenes Laercio, IX, 1

En una sola cosa consiste la sabiduría: en conocer el designio por el cual todo mediante todo se rige. Otras fuentes: Plutarco, S obre Isis y Osiris, 76. Alu­ siones: Oleantes, H im no a Zeus, 30; Pseudo Lino, en Estobeo, I, p. 119, 9 W . Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 189-192; Gigon, op. cit., p. 143; Kirk, op. cit., p. 386391; Reinhardt, op. cit., p. 200; Ramnoux, op. cit., p. 242-247; T. S. Gregory, D as unvollendente U niversum , Einsiedeln, 1938, p. 36, 61.

* 42.

Diógenes Laercio, IX,

1

Homero es digno de ser expulsado de los cer­ támenes públicos y de ser azotado, y Arquíloco lo mismo. Cfr. Gigon, op. cit., p. 118; E . Drerup, D a s H om erproblem d er G egen w art, Wurzburg, 1921, p. 213; K . E . Gilbert y H. Kuhn, A h istory o f aesth eties, Nueva York, 1939, p. 1-2.

83

4R.

Diógenes Laercio, IX, 2

Es preciso extinguir la prepotencia más que un incendio. Cfr. Ramnoux, op. eit., p. 96; Gigon, op. cit., p. 112; K . Deichgraeber, “ Bemerkungen zu Diógenes Bericht über Heraklit” en Philologus, 96, p. 12-30; Axelos, op. eit., p. 167-159. .«..

4T.

Diógenes Laercio, IX, 2

E s preciso que el pueblo luche p or la ley com o p o r la s m u ra lla s. Cfr. W . Jaeger, op, cit., p. 128.

86

f4 5 ./

Diógenes Laércio, IX, 7

Andando, no encontrarás los límites del alma, aunque recorras todos los caminos: tan pro­ fundo es su lógos. Otra fuente: Tertuliano, Sobre el alma, 2. Referencia probable: Sexto, Sentencias, 408, Gildemeister. Cfr. Mondolfo, op. eit., p. 217-218, 259=261; Gigon, op. eit,, p. 199; O. Spann, Philosopkmspiegel, Leipzig, 1933, p. 274; Mazzantini, op. citK, 0 ; ep ís to la s pseudo-heraclíteas, IX . C fr. M on(loll'o, «ip. eit., p. 3 1 4 ;.L . K lages, D ie psyeh ologiseh en ErruiigniH chaften N ietesch es, Leipzig, 1930, p. 116; T. (•oiiipcrz, op. eit., p. 93-94; O. Spann, G esselch aftsleh re, Leipzig, 1930, p. 167.

I'¿'i.

Suidas, Léxico

(líeráclito usa la palabra) “ acercamiento” . C fr. G igon, op. eit., p. 113; A xelos, op. eit., p. 69-70.

129

Temistio, Discurso, 5, p. 69 (Según Heráclito,) la Naturaleza gusta de ocultarse. Otra fuente: Proclo, Sobre la “República” , II, p. 107, 5. Referencias: Pilón, Cuestiones sobre el “ Géne­ sis” , IV . 1 ; Sobre los sueños, I. 2, 6 ; Sobre las leyes especiales, IV . 8, 51; Juliano, Oraciones, V II, p. 216 c; Manilio, IV . 869; Séneca, Cuestiones naturales, V II. 30, 4. Cfr. Gigon, op. cit., p. 101; Jaeger, La teología de los primeros filósofos griegos, p. 122; Spengler, op. cit., p. 112; Axelos, op. cit., p. 117.

124 i

Teofrosto, Metafísica, 15, p. 7 a 10 Use­ tter (p. 16 Ross-Fobes)

(También parecería irracional que el cielo entero y cada una de sus partes estuvieran dis­ puestos según orden y razón, formas, potencias y períodos, si al principio no hubiera habido nada semejante sino que, según dice Heráclito,) el bellísimo Kósmos fuese como basura arro­ jada al azar. Cfr. Gigon, op. cit., p. 52. Reinhardt, op. cit., p. 223; Fránkel, op. cit., p. 319; Mondolfo, op. cit., p. 334-336; J. B. McDiarmid, “ Note on Heraclitus fragment 124” en American Journal of Philology, 62, p. 492-494; T. Bergk, Kleine philologische Schriften, II, p. 302; J. D. García Bacca, “ Heráclito y el indeterminismo” , A so­ mante, III, 2, p. 5-8; Axelos, op. cit., p. 94.

130

r125

Teofrasto, Sobre los torbellinos, 9

Hasta el brebaje se corrompe, al no ser agi­ tado. Otras fuentes: Alejandro de Afrodisia, Problemas, III. 42 Usener; Plutarco, Sobre las contradicciones de los estoicos, 34; Marco Aurelio, IV . 27. Referencia: Lu­ ciano, Subasta de vidas, 14. Cfr. Gigon, op. cit., p. 118; Ramnoux, op. cit., p. 63; Mondolfo, op. cit., p. 227; Russo Delgado, op. cit., p. 11; Spengler, op. cit., p. 112; Axelos, op. cit., p. 102.

125 a

Tzetzes, Comentario al "Plutón” de Aristófanes, 88

(A Plutón lo representa ciego, como carente de virtud y cómplice de la maldad. Por lo cual también Heráclito efesio, maldiciendo a los efesios y no bendiciéndolos, d ijo:) ¡No os aban­ done la riqueza, oh efesios, a fin de que, al obrar perversamente, seáis convictos! Referencia: Epístolas pseudo-heraclíteas, V III. Cfr. Axelos, op. cit., p. 151.

126.

Tzetzes, Escolios para la exégesis de la “ Ilíada” , 11, p. 126

Las cosas frías se calientan, ío caliente se enfría, lo húmedo se seca, lo seco se humedece. Referencia: Epístolas pseudo-heraclíteas, V . Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 333-336; Ramnoux, op. cit., p. 238; Snell, op. cit., p. 356 y sgs.

Í3 1

Fragmentos dudosos, falsos y falsificados 126 a.

Anatolio, Sobre los diez primeros nú­ meros, p. 36 Heiberg

Según la ley de los tiempos, compútase la sep­ tena por la luna y se divide por las Osas, em­ blemas, ambas, de la inmortal memoria. Cfr. Diels, Festschrift für T. Gomperz, 1902, p. 10.

126 b.

Anónimo, Comentario al “ Teeteto” de Platón, 7 1 ,12 a, p. 152 E

(Epicarmo, que había seguido a los pitagóri­ cos en algunas otras cosas, concibió un extra­ ordinario raciocinio sobre el crecimiento. Argumenta según aquello de Heráclito:) De . diferente manera crece siempre cada cosa ha­ cia aquello que le falta. (Si, por consiguiente, nada deja, de fluir y de alterar su forma, las substancias se originan cada vez de diferente manera, de acuerdo con el incesante flu jo ). Véase Epicarmo, B 2 Diels. '

132

127j

Aristócrito, Teosofía, 69

(El mismo [Heráclito] dijo a los egipcios:) Si son dioses ¿por qué los lloráis? Y si los llo­ ráis, no debéis de ningún modo considerarlos, dioses. Probable referencia: Ion, B 4 Diels, Cfr. Reinhardt, op. cit., p. 234 y sgs.; Zeller-Mondolfo, op. cit., p. I-II, p. 316-317, 648; Burnet, op. cit., p. 97, 184; Axelos, op. cit., p. 138.

128

Aristócrito, Teosofía, 7U

(Que Heráclito, viendo a los griegos rendir honores a los genios, d ijo :) Invocan a las esta­ tuas de los genios, que no oyen, como si oyeran; que no dan nada, así como nada piden. Cfr. Axelos, op. cit., p. 138.

133

''Í29*.

Diógenes Laereio, VIII. 6

Pitágoras, hijo de Mnesarco, se dedicó a la investigación más que todos los demás hom­ bres, y habiendo espigado en dichos escritos, se confeccionó su propia sabiduría: erudición, arte de perversidad. Cfr. Rathmann, Quaestiones pythagoreae, orphioae, empedooleae, Halle, 1933, p. 93.

130.

Gnomologio de los monjes latinos, I. 19 (Cecilio Balbo-Wolfflin p. 18)

No conviene que seas chistoso hasta el punto de convertirte, tú mismo, en objeto de risa, (dijo Heráclito). Cfr. Axelos, op. eü., p. 162.

134

131

Gnomologio Parisiense, n. 209 Stembach

(Heráclito llamaba a) la presunción, regreso del progreso. Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 278; Axelos, op. cit., p. 162.

132.

Gnomologio Vaticano, 748, n. 812, Stem ­ bach

Los honores esclavizan a dioses y hombres. C fr Axelos, op. cit., p. 162.

133.

Gnomologio Vaticano, 748, n. 318, Stem ­ bach

Los hombres malvados son enemigos de los veraces. Cfr. Axelos, op. cit., p. 162.

135

1 34 .

Gnomologio Vaticano, 7US, n. 31U, Stern-

bach La educación es otro sol para los educados. Cfr. Axelos, op. eit., p. 81-82.

135.

Gnomologio Vaticano, 7US, n. S15, Stem bach

(Decía que) el camino más breve hacia la fama consiste en hacerse bueno. Referencia: Jenofonte, Memorables, I. 7, 1.

136

Escolios a Epicteto, p. LXXI, Schenkl

(De Heráclito:) Las almas arrebatadas en la guerra son más puras qué (las que perecen) por las enfermedades. Cfr. Mondolfo, op. eit., p. 277; Axelos, op. eit., p. 150 y sgs.

136

137

Estobeo, Églogas físicas, I. 5, 15, p. 78, 11

(Escribe, pues:) Ya que las cosas están ente­ ramente sujetas a la fatalidad... Cfr. Mondolfo, op. cit., p. 257.

1387

Códice Parisiense 1630, Siglo X IV , folio 191

(Del filósofo Heráclito, sobre la vida:) Qué sendero de vida tiene uno que seguir, etcétera. Véase Anthologia Palatina, IX . 359; Estobeo, IV . 34, 57 (Posidipo, Epigramas, 21, p. 79 Schott).

139.

Catálogo de los códices de astrólogos griegos, IV. 32, V I I 106

(Del filósofo Heráclito:) Ya que, dicen al­ gunos, los astros rigen los principios. . . hasta que su hacedor lo desee. Cfr. Th. H. Martin, Edición de Theon de Esmirna, París, 1849, p. 379, 413.

137

IN D IC E

Introducción

....................................................................

5

Testimonios

....................................................................

15

Fragmentos......................................................................

61

ESTE LIBRO SE TERMINO D IM PRIM IR EL DIA 30 DE MAYO DEL AÑO M IL NOVECIENTOS S E T E N T A Y DOS, E N L A S PRENSAS VENEZOLANAS DB EDITORIAL ARTE, EN LA CIUDAD DE CARACAS

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