capítulo 24

Iil sinio lomó €l

cubo con Ia leLra y obs€¡vó la.gam.ntej .oma

si lo cstu¿ia¡a y me ro¡izara sus

El p.oiesor Edgar oallup

sabía qle aquéllo e¡o una prueba difícil. Y io esti muló, corno si !ue.á su hi

stvl

trsta vez €l simio niró al pro fesor. No se movió, sino qu€ Psrecís escuchsrio at€nts-

¡B¡ávo, mi nino! iBravol iPod¡ía pr€ sentarte Áho¡a mismo ante la Acade mia que s.tea¡íámos con éxito las pruebas de inteligencia y ent¡ena

miento! ¡Epes ls oétava maravitia, iEl primer chimpsncé que aD.ende a lee.! ¡Tú y yo ga¡aremos el p¡emio Nobel, ys verás!

-

¡M&ldits ses! ¿Qué estás haciel

do aquí? iTe he prchibido la enkada a mi laboratorio Y sigues

Pero el asesino se descui dó. No conraba con el mie do sarvaje de t(iko.

Crá.is

... y rcc¡be a Edgo¡ C¡llup en Ttl seno, S€íor. Püé ur búen co.d€ro en €ste mundo. ¡,o será aún mfu sentsdo s'Iu

Por aeisarne,

Da¡ieb. Lstimaba nu

cl¡o al profeso. G¡nuP. Lo sé. A me¡udo nos hab¡a ba de ti y de cómo le salv-a

t€ ls vida en Af.ics.

Lo d€ los guerri¡¡€ros no fu€ n3da. El fue quie¡ sslvó l¡ mí, cusndo €s capó ls p¿ntera. Se paró f.ente a eUa,lc hábló, la calmó y hasta l! acarició- Ten;á un do¡ especial pd r5 comunicarse co¡ los a¡¡má]es.

Vaya... Yá tencmos t9

do u¡ triángulo. tvle pr9 gúnto si los celos no h¡

h.ín qi.lo Ir c¡usá

dÉ

s!

Ya lo crco. Mi¡a a su espo sá, sino. Una vedade.a llc .a. Tan leá que l¡ustá da.it

n¡edo si te la encont¡a.as

lnteressnte indagación... Pe¡o por mi pa¡te pref¡elo dejar lss €spec! laciones en manos de lá

!e¡o €l doctor Cá[úp le

daba un

trsto especiaL s los l€linos mioo sos. Fls el .¡rso de !lan¡4, Su sluh

¡¡ frefe.id¿, Demás¡ádo Prcie¡i dú, La .ubi8 ¡queUa, ¿La ves?

cábinó por el ¡lboralorio, obse.vando al colo. de los p.eparados t16 el cristul d€ los tubos de ensayo. A quello le lesullaba Iasci nente ¿u¡que no comprcn die¡a un¿ palsb.a de lo .tue

De pronto, en un ¡incón, vio ld 9equeña n€sa a&piada.

Dios... ¿Y tú e¡as de los expe.i nentos del docto. Gatlup? C¡e-i qúe ahába a los aoinales...

¡ I{iko. Lo en!unlra nos inconscientc jun!D a él con r¡su.¡ de c¡á porecer. el ¡e los chimp, rcór es Dás re neo, Callup tení& bi€n educado

sistenle ^l que el {le bs lruhá¡os,

Tanbién lo qolpearon

No c¡€o qu€ sob¡eviva. Pero estamos haciendo todo lo posible. Es un si

El conedor e.a el rueo¡ mÁs

sxre

bu¡l¡cioso de la Universidarl.

P€.o Hsnn¡ hábía eleAido -u na mesa alejada. No tenía gan6 de hable., Y tampoco

Eras alúmna de C¡llup,

¿Quién en su

e

usted?

fDeret.

¡6 vi

empr"¡o

*

Oh, úa vi€ja amigá. Akunr vez t.¡bajahos e¡ e¡ misno

ún €xcelenre investisa do¡, pe¡o sobrc todo un bu;ñ E.á

honbre. No puedo cree¡ oue

akuien quis¡era... hrce¡l; de

ño.

Se cuenra que cornparríss muchos

homentos con é1, T€l vez. dema_ sisdos pa¡a uh homb¡É.ásnri. ¡o

Tal vez etlos no se han liiÁdo en detáIles. Tát vez lú háyas sido la

¡No tengo por qué es

tár soport;ndobt

¡Est¡ís obligada

!

hrcerlo'

cometido un asesina to muy cerca tuyo, chiquil ¡Se ha

U6! _¡Y ¡o puedes nesar¡ue est8b3s invo¡ucrad¡ en lá vi da del proteso.!

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