Capítulo 1 Tim Ingold LA Vida de los materiales
Short Description
Resumen del capítulo 1 del famoso texto de Tim Ingold...
Description
Capítulo 1 Conociendo desde el interior Aprendiendo a aprender “Conócente a mismo” Fue el consejo que le dieron a Tim Ingold cuando era joven y
trabajaba con un grupo Saami en Finlandia, ya que se encontraba estancado en cómo actuar. Pensó que sus compañeros estaban siendo inúles y que no se e!presaban bien, pero luego entendió que ellos quer"an que #l comprendiera que la única $orma de realmente conocer las cosas es desde muy adentro, al interior de uno mismo a trav#s de un proc proces eso o de desc descub ubri rimi mien ento to prop propio io.. %e %eja jarr que que cre& cre&ca can n y cre& cre&ca ca en el conocimiento as" $orma parte de lo que tú eres. Si sus compañeros le 'ubiesen dado las instrucciones $ormalmente #l sólo 'ubiese cre"do que sab"a. (a mera provisión de in$ormación no es garan)a de conocimiento, ni muc'o menos de comprensión. (as cosas, como dice la sabiduría proverbial, son más fáciles de decir que de hacer.
*n palabras cortas es observar, observar, escuc'ar y senr prestando atención a lo que el mundo ene que decirnos + as" aprendemos. is compañeros no me in$ormaron de lo que 'ay, para salvarme la molesa de tener que preguntar por m" mismo. -s bien, me dijeron cómo podr"a averiguarlo. *llos me enseñaron qu# buscar, cómo rastrear las cosas, y que conocer es un proceso de seguimiento acvo, de seguir adelante. stas eran personas que siempre 'ab"an vivido pescando, ca&ando y pastoreando renos, as" que para pa ra ellos ellos la id idea ea de qu quee sa sabe bess a me medi dida da qu quee va vas, s, no qu quee sa sabe bess a tr trav av#s #s de dell movimiento,, sino que saber es movimiento movimiento movimiento,, era una segunda naturale&a. naturale&a. Para m" no lo era, y sin embargo, de alguna manera se me 'ab"a ocurrido entrar en m", sin que me diera cuenta de ello en ese momento, porque al mirar 'acia atr-s veo cómo 'a guiado mi pen pensam samien iento to y mi pr pre$ e$er erenc encia ia por alg alguna unass /lo /loso0 so0as as sob sobre re otr otras. as. 1*s 1*sta tar"a r"a yo pensando de la misma manera si no 'ubiera pasado por esta e!periencia $ormava de trabajo de campo muy temprano en mi carrera2 *so es imposible de decir. Tendr"a que volve vo lverr a eje ejecut cutar ar las úl úlmas mas cua cuatr tro o d#c d#cad adas as sin es esaa e! e!per perien iencia cia par paraa ve verr si los resulta resu ltados dos ser" ser"an an igual iguales es o di$ di$ere erent ntes. es. Per Pero o por mi part parte, e, no pued puedo o enco encontr ntrar ar otr otraa e!plicación. 3uestra tarea, en una situación como la que me 'e encontrado, es aprender a aprender aprender.. 4regory 4regory 5ateson 5ateson + antropólog antropólogo, o, cibern# cibern#co co y intelec intelectual tual incon$or incon$ormist mistaa general + lo llamó 6deutero+aprendi&aje6 75ateson 89:;< 8=8>. *ste po de aprendi&aje apunta no tanto a darnos datos sobre el mundo sino a permirnos ser enseñados por #l. *l mundo mismo se convierte en un lugar de estudio, una universidad que incluye no sólo pro$esores pro$esionales y estudiantes matriculados, sino personas en todas partes, junto con todas las dem-s criaturas con las cuales comparmos nuestras vidas y las erras *n la que nosotros +y ellos+ vivimos. *n esta universidad, cualquiera que sea nuestra disciplina, aprendemos de aquellos con quienes 7o que> estudiamos. *l geólogo estudia tanto con rocas como con pro$esores? l aprende de ellos, y le dicen cosas. @s" tambi#n el bot-nico con plantas y el ornitólogo con p-jaros. 1A los antropólogos2 Tambi#n estudian con aquellos entre quienes permanecen, aunque sólo sea por un empo. @prender a aprender, para ellos como para los praccantes de cualquier otra disciplina, signi/ca sacudirse, en lugar de aplicar, las ideas preconcebidas que de otra manera podr"an dar $orma prematura a sus observaciones. *s converr cada certe&a en
una pregunta, cuya respuesta se encuentra atendiendo a lo que 'ay ante nosotros, en el mundo, no mirando al /nal del libro.
Por lo tanto, senrnos avan&ados en lugar de ec'ar los ojos 'acia atr-s, en ancipación m-s que en retrospección, est- el camino del descubrimiento. *ste libro est- anclado en la disciplina de la antropolog"a. Seguramente la m-s an+acad#mica de las disciplinas acad#micas, la antropolog"a no podr"a sostenerse si no $uera por las instuciones de aprendi&aje y erudición en las que la mayor"a de sus praccantes pasan la mayor parte de su vida laboral. Sin embargo, al mismo empo, se dedica en gran medida a desa/ar las 8; reivindicaciones epistemológicas principales sobre las cuales se $unda la legimidad de estas instuciones y que connúa respaldando sus operaciones. *sta es la a/rmación de la academia de entregar una cuenta autori&ada de cómo $unciona el mundo, o para revelar la realidad detr-s de la ilusión de las apariencias. *n el panteón acad#mico, la ra&ón est- predesnada a triun$ar sobre la intuición, la e!periencia para superar el sendo común y las conclusiones basadas en los 'ec'os para superar lo que la gente sabe de la e!periencia ordinaria o de la sabidur"a de sus antepasados. (a misión de la antropolog"a 'a sido durante muc'o empo converr este panteón en su cabe&a. *s parr de la presunción de que si alguien sabe algo acerca de los caminos del mundo, entonces ser-n los que 'an dedicado sus vidas +como sus antepasados+ a seguirlos. Por lo tanto, dicen los antropólogos, es mediante la búsqueda de comprender estos modos de vida, y adquiriendo para nosotros algunos de los conocimientos y 'abilidades necesarios para praccarlos, que tenemos m-s que aprender. @rmado con este aprendi&aje, y con las perspecvas cr"cas que abre, podemos volver nuestra mirada a la academia y, por decirlo as", reducirla al tamaño revelando las limitaciones in'erentes a sus propias pr-ccas de conocimiento. Antropología y etnografa
*n antropolog"a, entonces, vamos a estudiar con la gente. A esperamos aprender de ellos. (o que podr"amos llamar 6invesgación6 o incluso 6trabajo de campo6 es, en verdad, una clase magistral prolongada en la que el novicio gradualmente aprende a ver las cosas, a o"rlas y senrlas tambi#n, de la manera que 'acen sus mentores. *s, en resumen, someterse a lo que el psicólogo ecológico Bames 4ibson llama educación de la atención 74ibson 89:9< CD=, ver Ingold, CEE8>. Pero adem-s de someterse a este po de educación, muc'os trabajadores de campo est-n compromedos a documentar las vidas y los empos de sus comunidades de acogida. *ste trabajo de documentación es conocido como etnogra0a. *n la mayor"a de los casos, el antropólogo y el etnógra$o se combinan en una misma persona, y las tareas de la antropolog"a y la etnogra0a connúan en t-ndem. Sin embargo, no son lo mismo, y su persistente con$usión no 'a causado sino problemas. Tenemos que solucionar este problema. @yuda en parte ser capa& de pensar a trav#s de un ejemplo, por lo que 'e 'ec'o uno para el propósito. omo violonc'elista a/cionado sol"a soñar, muy poco realista, por supuesto, que algún d"a ir"a a estudiar con el gran maestro ruso del instrumento, sslav Gostropovic'. e sentar"a a sus pies a observar y escuc'ar, praccar y ser corregido. %espu#s de un año
o dos de esto, volver"a con una comprensión enriquecida de las posibilidades y potencialidades del instrumento, de las pro$undidades y sule&as de la música, y de m" mismo como persona. *sto, a su ve&, abrir"a caminos de descubrimiento musical que podr"a seguir viajando durante años por venir. Supongamos a'ora que, en ve& de leer un )tulo de musicólogo, decid" reali&ar un estudio de destacados violoncelistas rusos. (a idea ser"a averiguar qu# $actores los 'an marcado en este camino parcular, cómo se desarrollaron sus carreras posteriores, cu-les 'an sido las principales inHuencias en sus vidas y maneras de tocar, y cómo se vieron a s" mismos y su trabajo en los conte!tos de sociedad contemporanea. Ao planeaba pasar algún empo con Gostropovic', usando mi cello como una especie de boleto de entrada para tener acceso a #l ya su c"rculo, y con la esperan&a de reunir in$ormación relevante para mi estudio, ya sea a trav#s de una conversación casual o entrevistas m-s $ormales. Ao 'ar"a lo mismo con otros violoncelistas de mi lista, aunque no tan $amosos. A me gustar"a volver a casa con un montón de material para trabajar en mi tesis proyectada< 5ears on Strings< ioloncelistas y violonc'elo en Gusia contempor-nea.
3o quiero negar que un estudio de este úlmo po podr"a 'acer una valiosa contribución a la literatura musicológica. Podr"a incrementar nuestro conocimiento de un tema de otro modo poco estudiado. Incluso podr"a 'aberme ganado un doctoradoJ i punto no es que el primer proyecto sea mejor que el segundo, sino simplemente que son $undamentalmente di$erentes. Perm"tanme destacar tres di$erencias que son cruciales para lo que quiero decir, por analog"a, sobre etnogra0a y antropolog"a. Primero, en el proyecto uno estudio con Gostropovic' y aprendo de su manera de tocar, mientras que el proyecto dos es un estudio de Gostropovic' en el cual aprendo sobre #l. *n segundo lugar, en el proyecto uno tomo lo que 'e aprendido y sigo adelante, todo el empo, por supuesto, reHe!ionando sobre mi e!periencia anterior. *n el proyecto dos, por el contrario, miro 'acia atr-s sobre la in$ormación que 'e recogido, con el /n de dar cuenta de las tendencias y los patrones. A en tercer lugar, el impulso que impulsa el proyecto es principalmente trans$ormacional, mientras que los imperavos del proyecto dos son esencialmente documentales. Para decirlo m-s bien crudamente, #stas son tambi#n las di$erencias entre la antropolog"a y la etnogra0a. (a antropolog"a estudia y aprende? Se lleva adelante en un proceso de trans$ormaciones de vida y e$ectos dentro de ese proceso. (a etnogra0a es un estudio y aprendi&aje, sus productos duraderos son relatos recapitulavos que sirven a un propósito documental. @'ora, al proponer esta disnción, no quiero menospreciar la etnogra0a. uc'os colegas, lo s#, protestar-n al considerar la etnogra0a como una mera documentación, es tomar una visión demasiado estrec'a de ella. Insisr-n en que la etnogra0a es un es$uer&o muc'o m-s amplio y m-s rico de lo que 'e 'ec'o, e incluso que se debe incluir todo lo que acabo de traer bajo la rúbrica de antropolog"a. 3o sólo la antropolog"a, sino tambi#n la etnogra0a, dir-n, es trans$ormadora< el etnógra$o cambia por la e!periencia, y este cambio se lleva adelante en su trabajo $uturo. Por lo tanto, en su opinión, la etnogra0a y la antropolog"a son pr-ccamente indisnguibles. Pero a esto respondo que no 'ay
nada 6mero6 sobre la documentación descripva. *l trabajo etnogr-/co es complejo y e!igente. Incluso puede ser trans$ormador en sus e$ectos sobre el etnógra$o. *stos son e$ectos secundarios, sin embargo, y son incidentales a su propósito documental. %e 'ec'o, si algo menosprecia la etnogra0a, o 'ace que pare&ca menos de lo que realmente es, es la usurpación de su nombre para otros /nes. %espu#s de todo, la 6descripción del pueblo6 es lo que literalmente signi/ca la etnogra0a 7de et'nos K LgenteL, grap'ia K LdescripciónL>. Si la etnogra0a se 'a converdo, en la pr-cca, en algo disnto de la descripción, entonces 1por qu# nombre debe ser conocida la tarea de descripción2 3o se puede devaluar m-s en$-camente que dej-ndola sin nombre y sin ser reconocida. Tampoco lo es todo, pues como demostrar# en un momento, con$undir los objevos de la documentación y la trans$ormación es dejar la antropolog"a impotente en el cumplimiento de su mandato cr"co. Por el momento, sólo deseo insisr en que la disnción +en t#rminos de objevos+ entre el documental y el trans$ormacional no es absolutamente congruente con la que e!iste entre el trabajo emp"rico y el teórico. *s casi un truismo decir que no puede 'aber ninguna descripción o documentación que sea inocente de la teor"a. Pero tampoco es posible una verdadera trans$ormación en los modos de pensar y de senr, que no est# basada en una observación estrec'a y atenta. *ste libro es un buen ejemplo. 3o es un estudio etnogr-/co, y de 'ec'o 'ace muy poca re$erencia a la etnogra0a en absoluto. Sin embargo, eso no lo convierte en una obra de teor"a. -s bien, todo mi argumento est- en contra de la presunción de que las cosas pueden ser 6teori&adas6 aisladas de lo que est- sucediendo en el mundo que nos rodea y que los resultados de esta teor"a proporcionan 'ipótesis que se aplican en el intento de darle sendo . *s esta vanidad la que establece lo que el sociólogo . Mrig't ills, en un c#lebre ensayo sobre artesan"a intelectual, denunció como una $alsa separación entre $ormas y medios de conocer. Según ills, no puede 'aber di$erencia entre la teor"a de una disciplina y su m#todo? -s bien, ambos son 6parte de la pr-cca de un arte6 789D9< C8N>. (a antropolog"a, para m", es una pr-cca as". Si su m#todo es el del praccante, trabajando con materiales, su disciplina radica en el compromiso observacional y la agude&a perceptual que permiten al praccante seguir lo que estpasando y, a su ve&, responder a #l. *ste es el m#todo, y la disciplina, conocida en el comercio como observación parcipante. *s uno de los que los antropólogos est-n justamente orgullosos. (a observación de los parcipantes, sin embargo, es una pr-cca de la antropolog"a, no de la etnogra0a, y como demostrar# a connuación, los antropólogos 'acen un Haco $avor al con$undir los dos. Observación del parcipante
3o es el propósito de la antropolog"a describir la especi/cidad de las cosas como son< que, 'e argumentado, es una tarea para la etnogra0a. Pero tampoco es para generali&ar a parr de estas descripciones< 6dar cuenta6, como lo 'ar"a el antropólogo %an Sperber 789OD< 8E+88>, 6por la variabilidad de las culturas 'umanas6 recurriendo a 6datos etnogr-/cos6. *s m-s bien abrir un espacio para una invesgación generosa, abierta, comparava pero cr"ca sobre las condiciones y potencialidades de la vida 'umana. *s unirse a la gente en sus especulaciones acerca de lo que podr"a o podr"a ser la vida, en $ormas sin embargo $undamentadas en una pro$unda comprensión de
cómo es la vida en momentos y lugares parculares. Sin embargo, la ambición especulava de la antropolog"a 'a sido persistentemente compromeda por su rendición a un modelo acad#mico de producción de conocimiento según el cual las lecciones aprendidas a trav#s de la observación y la parcipación pr-cca son re$undidas como material emp"rico para la interpretación subsiguiente. *n este movimiento $a)dico, no sólo la antropolog"a se derrumbó en la etnogra0a, sino toda la relación entre saber y ser se vuelve al rev#s. (as lecciones de la vida se convierten en datos cualitavosQ, que se anali&an en t#rminos de un cuerpo teórico e!ógeno. uando los cien)/cos sociales, de mentalidad posivista, 'ablan de m#todos cualitavos y cuantavosQ y señalan su complementariedad esencial como si una combinación de ambos $uera ventajosa, (a inversión est- en el trabajo. @ connuación, recomendar la observación parcipante como una 'erramienta adecuada para recoger el componente cualitavo del conjunto de datos es añadir insulto a la lesiónJ Para la observación parcipante no es absolutamente una t#cnica de recopilación de datos. Por el contrario, est- consagrado en un compromiso ontológico que 'ace inconcebible la idea misma de recolección de datos. *ste compromiso, de ninguna manera limitado a la antropolog"a, radica en el reconocimiento de que debemos nuestro mismo ser al mundo que buscamos conocer. *n pocas palabras, la observación parcipante es una $orma de saber desde el interior. omo la estudiosa de ciencias Raren 5arad 7CEE:< 8OD> lo 'a e!presado elocuentemente< 63o obtenemos conocimiento al permanecer $uera del mundo? (o sabemos porque 6nosotros6 somos del mundo. Somos parte del mundo en su devenir di$erencial 6. Sólo porque ya somos del mundo, sólo porque somos compañeros de viaje junto con los seres y cosas que nos llaman la atención, 1podemos observarlos2 3o 'ay contradicción, pues, entre la parcipación y la observación? -s bien, el uno depende del otro. Pero converr lo que debemos al mundo en 6datos6 que 'emos e!tra"do de #l es eliminar el conocimiento del ser. *s espular que el conocimiento debe ser reconstruido en el e!terior, como un edi/cio edi/cado 6despu#s del 'ec'o6, m-s que como in'erente a las 'abilidades de percepción y capacidades de juicio que se desarrollan en el curso de compromisos directos, pr-ccos y sensuales con 3uestros alrededores. *s este movimiento el que+situando al observador en el e!terior del mundo del cual #l o ella busca conocimiento+ establece lo que a menudo se dice es la 6paradoja6 de la observación parcipante, es decir que requiere que el invesgador sea a la ve& L%entroL y L$ueraL del campo de invesgación al mismo empo. *sta paradoja, sin embargo, no 'ace m-s que rea/rmar el dilema e!istencial que est- en el cora&ón de la de/nición misma de la 'umanidad que sustenta la ciencia normal. (os seres 'umanos, según la ciencia, son una especie de naturale&a, pero ser 'umano es trascender esa naturale&a. *s esta trascendencia la que proporciona a la ciencia la plata$orma para sus observaciones y asume su derec'o a la autoridad. *l dilema es que las condiciones que permiten a los cien)/cos conocer, al menos según los protocolos o/ciales, son tales que 'acen imposible que est#n en el mundo mismo del que buscan el conocimiento. Parece que sólo podemos aspirar a la verdad acerca de este mundo por medio de una emancipación que nos aleja de ella y nos deja e!traños a nosotros mismos.
*n cualquier apelación a los datos, ya sea cuantava o cualitava, esta división entre los reinos del saber y del ser se presupone. Porque ya se da por 'ec'o que el mundo es dado a la ciencia no como parte de ninguna o$renda o compromiso, sino como una reserva o residuo que est- all" para la toma. %is$ra&ados de cien)/cos sociales, entramos en este mundo sigilosamente, /ngiendo invisibilidad o bajo $alsos prete!tos al a/rmar que 'emos llegado a aprender, de maestros cuyas palabras son atendidas no por la orientación que enen que o$recer sino como evidencia de cómo piensan Sus creencias o actudes. *ntonces, tan pronto como 'emos llenado nuestras bolsas, a cortar y a correr. *sto, en mi opinión, es $undamentalmente poco #co. *s dar la espalda al mundo en el que vivimos y al cual debemos nuestra $ormación. uanto mayor sea la candad de datos a nuestro alcance, al parecer, m-s creemos que sabemos? A menos nos inclinamos a tomar nuestro consejo del mundo mismo. *spero en este libro dar un pequeño paso 'acia la restauración del saber a donde pertenece, en el cora&ón del ser. *sto es volver una ve& m-s 'acia el mundo por lo que ene que enseñarnos, y re$utar la división entre la recopilación de datos y la construcción de la teor"a que subyace a la ciencia normal. omo antropólogos nos encontramos actualmente en un doble v"nculo. 1ómo podemos 'acer juscia a la rique&a y complejidad etnogr-/ca de otras culturas, al empo que nos abrimos a la invesgación radical y especulava de las potencialidades de la vida 'umana2 (as alternavas parecen estar entre abdicar de nuestra responsabilidad de entablar un di-logo cr"co en torno a las grandes cuesones de cómo moldear nuestra 'umanidad colecva en un mundo que se tambalea al borde de una cat-stro$e o converr a las personas entre las que 'emos trabajado en boquillas involuntarias Para /loso0as de salvación que no son de su propia creación. 3inguna de las alternavas 'a servido bien a la antropolog"a. (a primera deja la disciplina en los m-rgenes, condenada a la documentación retrospecva de los mundos ind"genas que parecen estar siempre a punto de desaparecer? *l segundo sólo alimenta la creencia popular de que la sabidur"a tradicional de la gente nava puede rescatar de alguna manera el planeta. na antropolog"a liberada de la etnogra0a, sin embargo, ya no estar"a vinculada por un compromiso retrospecvo de /delidad descripva. Por el contrario, ser"a libre de traer maneras de conocer y senrse moldeadas a trav#s de compromisos trans$ormacionales con personas de todo el mundo, tanto dentro como $uera de los escenarios del trabajo de campo, 'asta la tarea esencialmente prospecva de ayudar a encontrar un camino 'acia un $uturo común a todos nosotros. uando vamos a estudiar con grandes estudiosos en el curso de nuestra educación, lo 'acemos no con el /n de describir o representar sus ideas en la vida posterior, sino para agudi&ar nuestras $acultades perceptuales, morales e intelectuales para las tareas cr"cas que tenemos por delante. 1Por qu#, me pregunto, deber"a ser di$erente para los antropólogos cuando van a trabajar con otras personas2 (a verdad es que al encontrar maneras de connuar necesitamos toda la ayuda que podamos obtener. Pero nadie, ningún grupo ind"gena, ninguna ciencia especialista, ninguna doctrina o /loso0a, ya ene la llave del $uturo, si tan sólo pudi#ramos encontrarla. Tenemos que 'acer el $uturo por nosotros mismos. El arte de la invesgación
Sin embargo, no podemos 'acer el $uturo sin pensarlo. 1u-l es entonces la relación entre pensar y 'acer2 Para esto, el teórico y el artesano dar"an respuestas di$erentes. 3o es que el primero sólo piense y el úlmo solo 'aga, sino que el uno 'ace a trav#s del pensar y el otro piensa con 'acer. *l teórico 'ace su pensamiento en su cabe&a, y sólo entonces aplica las $ormas de pensamiento a la sustancia del mundo material. *l camino del artesano, por el contrario, es permir que el conocimiento cre&ca desde el crisol de nuestros compromisos pr-ccos y observacionales con los seres y cosas que nos rodean 7%ormer 899=, @damson CEE:>. *sto es praccar lo que me gustar"a llamar un arte de invesgación. *n el arte de la invesgación, la conducción del pensamiento va de la mano y responde connuamente a los Hujos y Hujos de los materiales con los que trabajamos. *stos materiales piensan en nosotros, como pensamos a trav#s de ellos. @qu", cada obra es un e!perimento< no en el sendo cien)/co natural de probar una 'ipótesis preconcebida, o de ingeniar una con$rontación entre ideas Len la cabe&aL y 'ec'os Lsobre el terrenoL, sino en el sendo de premiar una apertura y una connuación desde donde lidera. Tú pruebas cosas y ves lo que pasa. @s", el arte de la indagación avan&a en empo real, junto con las vidas de los que son tocados por ella, y con el mundo al que tanto ella como ellos pertenecen. (ejos de responder a sus planes y predicciones, se une a ellos en sus esperan&as y sueños. *sto es adoptar lo que el antropólogo iroUa&u iya&aUi 7CEE=> llama el m#todo de la esperan&a. Praccar este m#todo no es describir el mundo, ni representarlo, sino abrir nuestra percepción a lo que est- sucediendo all" para que, a su ve&, podamos responder a #l. *s decir, es establecer una relación con el mundo que a'ora llamar# correspondencia. reo que la antropolog"a puede ser un arte de invesgación en este sendo. (o necesitamos para no acumular m-s y m-s in$ormación sobre el mundo, sino para corresponder mejor con #l . *n general, sin embargo, los praccantes del arte de la invesgación no se encuentran entre los antropólogos sino entre las /las de arstas praccantes. A esto provoca una reevaluación de la relación entre el arte y la antropolog"a. ay, por supuesto, una larga y disnguida tradición de estudio en la antropolog"a del arte. @penas queda una región del mundo cuyas producciones navas no 'an sido somedas a an-lisis e interpretación e!'ausvos. 4ran parte de la literatura resultante se superpone con la escritura en los campos de la cultura material y visual. Tambi#n su$re los mismos sesgos. *n el estudio de la cultura material, el en$oque abrumador se 'a centrado en los objetos terminados y en lo que ocurre cuando se ven atrapados en las 'istorias de vida y las interacciones sociales de las personas que las uli&an, las consumen o las atesoran. *n el estudio de la cultura visual, se 'a centrado la atención en las relaciones entre los objetos, las im-genes y sus interpretaciones. (o que se pierde, en ambos campos de estudio, es la creavidad de los procesos producvos que llevan a los arte$actos a s" mismos< por una parte, en las corrientes generavas de los materiales de que son 'ec'os? Por el otro en la conciencia sensorial de los praccantes. @s", los procesos de $abricación aparecen tragados en objetos 'ec'os? Procesos de ver en im-genes vistas.
%el mismo modo en el estudio del arte, los antropólogos 'an tendido a considerar la obra de arte como un objeto de an-lisis etnogr-/co. 6(a antropolog"a del arte no ser"a una antropolog"a del arte6, como escribió @l$red 4ell, 6a menos que estuviera con/nada a un subconjunto de relaciones sociales en las que algún6 objeto 6estuviera relacionado con un agente social de un modo disnvo, como manera ar)sca 74ell 899O< 8;> on esto quiere decir que debe ser posible tra&ar una cadena de cone!iones causales, a la inversa, desde el objeto /nal 'asta la intención inicial que supuestamente movó su producción, o a los signi/cados que pudieran atribuirse a ella. *n una palabra, es colocar el objeto en un conte!to social y cultural. (a antropolog"a del arte 'a tomado simplemente el manto de la 'istoria del arte al tomar la obra de arte como un "ndice del medio social y de los valores culturales de sus creadores. *s cierto que los antropólogos se 'an apartado de su camino para distanciar sus es$uer&os de la propensión de muc'os 'istoriadores del arte a 'acer juicios evaluavos sobre la base de criterios que parecen cargados de valor y etnoc#ntricos. Sin embargo, en la medida en que connúan tratando el arte como un compendio de obras a anali&ar, no puede 'aber ninguna posibilidad de correspondencia directa con los procesos creavos que las originan. @/rmo que este en$oque anal"co de lectura inversa representa un callejón sin salida intelectual en lo que se re/ere a la relación entre la antropolog"a y el arte. (a $uente del bloqueo radica en lo que podr"amos llamar la 6antropolog"a6 $órmula. *l problema es que cada ve& que la antropolog"a encuentra algo $uera de s", quiere converr lo que sea +digamos parentesco, ley o ritual+ en un objeto que pueda anali&ar. @s", cuando se encuentra con el arte, quiere tratar el arte como una colección de obras que est-n de alguna manera atrapadas en una te!tura de relaciones sociales y culturales que podemos estudiar. Sin embargo, aunque podamos aprender muc'o sobre el arte a parr del an-lisis de sus objetos, no aprendemos nada de #l. i objevo, al contrario, es reempla&ar 6la antropolog"a de6 a una 6antropolog"a con6 *s mirar el arte, en primer lugar, como una disciplina, que comparte con la antropolog"a una preocupación por despertar nuestros sendos y permir que el conocimiento cre&ca desde el interior del ser en el despliegue de la vida. (levar a cabo la antropolog"a con el arte es corresponder con ella en su propio movimiento de crecimiento o de devenir, en una lectura que avan&a m-s que en marc'a atr-s y que sigue los caminos por los que conduce. A es vincular arte y antropolog"a a trav#s de la correspondencia de sus pr-ccas, m-s que en t#rminos de sus objetos, respecvamente, 'istóricos y etnogr-/cos. asta la $ec'a, con pocas e!cepciones notables 7por ejemplo, Sc'neider y Mrig't CEEN, CE8E>, las colaboraciones entre los antropólogos y los praccantes de las artes 'an sido pocas, y las que 'an tenido lugar no 'an sido enteramente e!itosas. na ve& m-s, la $uente de la di/cultad radica en la iden/cación de la antropolog"a con la etnogra0a. Por las mismas ra&ones que 'acen que la pr-cca ar)sca sea altamente compable con la pr-cca de la antropolog"a son precisamente las que la 'acen incompable con la etnogra0a. Por un lado, el car-cter especulavo, e!perimental y abierto de la pr-cca ar)sca est- obligado a comprometer el compromiso de la etnogra0a con la e!actud descripva. Por otro lado, la orientación temporal retrospecva de la etnogra0a es directamente contraria a la din-mica prospecva del compromiso observacional del arte. Precisamente como la pr-cca ar)sca di/ere en sus objevos
de la 'istoria del arte, sin embargo, la antropolog"a di/ere de la etnogra0a. *s aqu", creo, que reside el potencial real de una colaboración producva entre el arte y la antropolog"a. 1Podr"an ciertas pr-ccas del arte, por ejemplo, sugerir nuevas $ormas de 'acer la antropolog"a2 Si 'ay semejan&as entre las $ormas en que los arstas y los antropólogos estudian con el mundo, 1no podr"amos considerar la obra de arte como resultado de algo como un estudio antropológico y no como un objeto de tal estudio2 Aa estamos acostumbrados a la idea de que los resultados de la invesgación antropológica no deben limitarse a los te!tos escritos. Tambi#n pueden incluir $otogra0as y pel"culas. 1Pero tambi#n podr"an incluir dibujos, pinturas o escultura2 V obras de arte2 1V composiciones musicales2 1V incluso edi/cios2 Por el contrario, 1no podr"an considerarse las obras de arte como $ormas de antropolog"a, aunque escritasQ en medios no verbales2 Hacer las cosas nosotros mismos
*stos $ueron los pos de preguntas que nos propusimos abordar en un seminario que comen&ó 'ace m-s de quince años, cuando la semilla de este libro $ue plantada por primera ve&. *n ese momento, a mediados de los años noventa, segu"a trabajando en el %epartamento de @ntropolog"a Social de la niversidad de anc'ester. -s por accidente que por diseño, el %epartamento incluyó una serie de estudiantes de invesgación con antecedentes en el arte o la arquitectura, o ambos. Pens# que ser"a interesante que nos conoci#ramos regularmente para 'ablar de cuesones sobre la inter$a& entre arte, arquitectura y antropolog"a. *sto lo 'icimos, bastante e!itosamente + de 'ec'o el seminario terminó $uncionando en ajustes por tres años completos, 'asta 8999, cuando dej# anc'ester para tomar mi posición actual en @berdeen. Fue, al menos para m", un seminario muy notable, y nunca 'e sabido nada parecido. omen&amos de la manera 'abitual, en una sala de seminarios, escuc'-ndonos el uno al otro 'ablar, pero despu#s de un t#rmino de esto senmos que 'ab"amos llegado a algún po de impasse. Porque quedó claro que las cuesones que nos preocupaban no pod"an ser abordadas en un vac"o. Tuvimos que 'acer las cosas nosotros mismos. Vbviamente, sin el bene/cio de un entrenamiento previo 7que algunos de nosotros ten"amos>, los antropólogos no podemos c'asquear los dedos y, como por arte de magia, volvemos instant-neamente a arstas o arquitectos. Pero podr"amos por lo menos intentar $undamentar nuestras discusiones en algo pr-cco, para dar a las ideas que surgió con cierta base en la e!periencia. WA 'ac"amos todo po de cosasJ icimos cuerdas y tejimos cestos, 'icimos ollas y las quemamos en un 'orno casero, praccamos la t#cnica de @le!ander y descubrimos cu-n pesada puede ser una cabe&a o un miembro cuando est- completamente relajado. @yudamos a un campesino a reconstruir un muro de piedra seca, a organi&ar un taller de canto poli$ónico, a probar el dibujo arquitectónico, a visitar estudios de arstas y e!posiciones, etc. @lgunas de las cosas que 'icimos estaban un poco locas, y no siempre llevaban a ninguna parte. 3unca tuvimos una agenda co'erente. Sin embargo, todos estuvimos de acuerdo en que la calidad de las discusiones que ten"amos al 'acer las cosas era muy di$erente a lo e!perimentado en un seminario ordinario y que eran tremendamente producvas de nuevas ideas. Pero si bien este $ue sin duda el caso, no estaba tan claro por qu# esto
deber"a ser as". (a pregunta es< 1qu# di$erencia 'ace si la discusión se basa en un conte!to de acvidad pr-cca2 uando me mud# a la niversidad de @berdeen en 8999 para revivir el programa de antropolog"a all", una de mis ambiciones era llevar adelante algunas de las ideas surgidas del seminario de arte, arquitectura y antropolog"a de anc'ester. (as discusiones iniciales con colegas de la *scuela de 5ellas @rtes y el entro de Invesgación isual de la niversidad de %undee nos llevaron a elaborar una propuesta de invesgación colaborava bajo el )tulo bastante engorroso< @prender es comprender en la pr-cca< e!plorar las interrelaciones entre percepción, creavidad y 'abilidad. Para nuestro asombro considerable, el proyecto $ue /nanciado por un per"odo de tres años 7CEEC+CEED> . no de los componentes del proyecto $ue estudiar la manera en que las 'abilidades de arte se enseñan y aprenden en el curso de la pr-cca en estudio, e involucró la observación parcipante con estudiantes de 5ellas @rtes en %undee, siguiendo su e!periencia de aprendi&aje 74unn CEE:> . Bunto a este estudio, y complementando este estudio, nos propusimos e!plorar la potencial aplicabilidad de las pr-ccas de enseñan&a y aprendi&aje, tanto en las bellas artes como en la arquitectura, dentro de la disciplina de la antropolog"a. Fue en este conte!to que desarrollamos un curso para estudiantes avan&ados de pregrado y posgrado en antropolog"a en la niversidad de @berdeen, tulado T'e = @s< @nt'ropology, @rc'aeology, @rt and @rc'itecture. *l curso $ue presentado y enseñado por primera ve& en el semestre de primavera de CEE=, y con una o dos interrupciones, 'a connuado o$reci#ndose desde entonces. oy a decir m-s abajo acerca de lo que el curso cubrió y cómo $ue entregado, as" como sobre la /loso0a de la enseñan&a y el aprendi&aje que la sustentaba. @ntes de 'acerlo, sin embargo, deber"a e!plicar lo que unió a las cuatro disciplinas, m-s all- de la $eli& coincidencia de que todos comen&aron con la letra @J Aa 'e tocado la relación entre la antropolog"a y el arte, pero se necesitan unas pocas palabras m-s, a modo de introducción, sobre la arquitectura y la arqueolog"a. Las cuatro A
Si bien se 'a trabajado muc'o en la antropolog"a del arte, la antropolog"a de la arquitectura sigue siendo poco desarrollada. (a literatura en la primera es voluminosa? *n el segundo es casi ine!istente. (as ra&ones de esto no est-n claras. 3o puede ser, sin duda, un reHejo de la importancia relava del arte y la arquitectura en la vida de las personas. na posible e!plicación es que debido a su escala y portabilidad, las obras de arte son m-s coleccionables que las de la arquitectura, y por lo tanto 'an encontrado su camino en los museos y galer"as del mundo occidental, donde naturalmente 'an atra"do la atención de los estudiosos para viajar a sus regiones de procedencia. Sin embargo, no tengo ninguna evidencia que apoye esta 'ipótesis, y sin duda 'ay otros $actores involucrados. *n cualquier caso, de los pocos estudios que e!isten, la mayor"a adopta la misma postura general que los estudios de arte, cultura visual y
material al equiparar 6arquitectura6 con estructuras construidas que luego son tratadas como objetos de an-lisis etnogr-/co. , -s que con la arquitectura. @l combinarlo con el arte y la antropolog"a, propongo pensar en la arquitectura como una disciplina que comparte con el arte y la antropolog"a una preocupación por e!plorar los procesos creavos que dan lugar a los entornos que 'abitamos y a las $ormas en que los percibimos. Tomado como la pr-cca de una disciplina de este po, la arquitectura no es tanto como por el signi/cado de los edi/cios. *s, en /n, una arquitectura de invesgación. Se incluyen en ella cuesones relavas a la generación de la $orma, la energ"a de la $uer&a y el Hujo, las propiedades de los materiales, el tejido y la te!tura de las super/cies, las atmós$eras de los volúmenes y la din-mica de la acvidad y del descanso. Gesponder a cada una de estas preguntas conlleva una $orma de conocer desde adentro, y e!ploraremos algunas de ellas en los cap"tulos siguientes. Ao estaba movi#ndome de anc'ester a @berdeen cuando las tres @ de arte, arquitectura y antropolog"a se unió la cuarta< la arqueolog"a. *sto $ue en parte un reHejo de mis propios intereses, que 'an e!tendido por muc'o empo la $rontera entre la arqueolog"a y la antropolog"a. Pero tambi#n estaba convencido de que ninguna discusión sobre la relación entre arte, arquitectura y antropolog"a podr"a ser completa si la arqueolog"a no estuviera incluida tambi#n. on sus temas uni/cadores de empo y paisaje 7Ingold 899E> y en su mutua preocupación por las $ormas materiales y simbólicas de la vida 'umana, la antropolog"a y la arqueolog"a 'an sido consideradas como disciplinas 'ermanas, aunque no siempre 'an estado en t#rminos de 'abla. @dem-s, e!iste una evidente a/nidad entre la arqueolog"a y las 'istorias del arte y la arquitectura, en sus intereses comunes en los arte$actos y edi/cios de la angXedad. *n cierto sendo, supongo que arquitectos y arqueólogos podr"an considerarse iguales desde el punto de vista del procedimiento, pero temporalmente opuestos< despu#s de todo, la misma 'erramienta +la paleta+ que el constructor uli&a para $abricar las $ormas arquitectónicas del $uturo es uli&ada por el arqueólogo para la e!cavación de un sio, para revelar las $ormas del pasado. Si uno comien&a con los diseños de lo que 'a de ser puesto, el otro termina en planes de lo que 'a sido desenterrado. on todos estos paralelos y cone!iones, de 'ec'o, parec"a natural que la arqueolog"a $uera la cuarta @. Sin embargo, si la arqueolog"a se suma a la antropolog"a no como una ciencia posiva, sino como un arte de la invesgación, y de manera similar si se va a unir con el arte y la arquitectura concebidos como disciplinas y no como compendios de objetos para el an-lisis 'istórico, 'a de ser renegociada, en dos aspectos. *n primer lugar, as" como 'emos sido obligados a disnguir la antropolog"a de la etnogra0a, tambi#n debe disnguirse la arqueolog"a del po de pre o proto+'istoriogra0a que ene como objevo llegar a reconstrucciones descripvamente plausibles de la vida codiana en el pasado. @unque los pros y contras de usar analog"as etnogr-/cas para llenar las lagunas en tales reconstrucciones 'an sido ampliamente debados, esta cuesón, crucial para la relación entre la etnogra0a y la pre'istoria, no ene ninguna consecuencia parcular en la relación entre la antropolog"a y la arqueolog"a. *n segundo lugar, debemos reconocer que la pr-cca $undamental de e!cavación de la arqueolog"a, entendida en el sendo m-s amplio como un compromiso con materiales incrustados en la erra que llevan las 'uellas de la acvidad 'umana pasada, no puede reducirse a una t#cnica de recopilación de datos como la pr-cca de observación parcipante en antropolog"a @l igual que la observación parcipante, la e!cavación es
una $orma de conocer desde el interior< una correspondencia entre la atención atenta y los materiales vivos conducidos por manos e!pertas 6a la orilla de la paleta6. *s a parr de esta correspondencia, y no del an-lisis de 6datos6 dentro de marcos de 6teor"a6, que crece el conocimiento arqueológico. *n la pr-cca de la e!cavación, como lo 'a dic'o recientemente aY *dgeZort', los arqueólogos est-n obligados a seguir el corte + 6ver a dónde va y en qu# dirección nos lleva6 + no pasiva sino acvamente como ca&adores siguiendo a sus presas, siempre alerta A sensible a pistas visuales y t-cles en un entorno intr"nsecamente variable 7*dgeZort' CE8C< :O, ver Ingold CE88a< CD8 $n, =>. *n e$ecto, el corte es una l"nea de correspondencia. El curso
(os objevos del curso eran $ormar a los estudiantes en el arte de la invesgación, a/nar sus $acultades de observación y animarlos a pensar a trav#s de la observación antes que despu#s de ella. @l igual que los ca&adores, tuvieron que aprender a aprender, a seguir los movimientos de los seres y a las cosas y a responder a ellos con juicio y precisión. %escubrir"an que el camino 'acia la sabidur"a radica en esta correspondencia, no en un escape al dominio autorre$erencial de los te!tos acad#micos. A como los ca&adores, tambi#n, se les animó a soñar. Soñar como un ca&ador es converrse en las criaturas que ca&an y ver las cosas de la manera que lo 'acen. *s abrirse a nuevas posibilidades de ser, no buscar el cierre. *l mundo de los sueños, como nos dicen los ca&adores ind"genas, no es di$erente del de la vida despierta. Pero en el sueño usted percibe ese mundo con di$erentes sendos, mientras que se mueve de di$erentes maneras y tal ve& en un medio di$erente, como en el aire en lugar de en la erra. @l despertar a connuación, ver lo $amiliar con nuevos ojos 7Ingold CE88a< C;9>. *n la documentación o/cial nos vimos obligados a proporcionar ra&ones de responsabilidad burocr-ca, a/rmamos que el curso ten"a como objevo e!plorar las cone!iones entre la antropolog"a, la arqueolog"a, el arte y la arquitectura, concebidas como en$oques complementarios para comprender y con/gurar cómo las personas perciben y se relacionan con su entorno, en corrientes de espacio, empo y movimiento 6. *n retrospecva, sin embargo, uno de los resultados m-s notables y sorprendentes de la presentación del curso 'a sido que, si bien se plani/có como una invesgación e!pl"citamente interdisciplinaria, en la pr-cca los l"mites de las disciplinas simplemente desaparecieron, si es que alguna ve& e!iseron. (os estudiantes no tuvieron la e!periencia de tener que relacionar cuatro campos disntos, sino que m-s bien se encontraron siguiendo una serie de v"as en las que las preocupaciones de la antropolog"a, la arqueolog"a, el arte y la arquitectura parec"an naturalmente y sin es$uer&o converger. *sto $ue qui&-s porque el curso $ue tanto andisciplinario como interdisciplinario. *ra andisciplinario porque anulaba la comprensión normava de la disciplina acad#mica como un campo de invesgación delimitado, cuyos l"mites coinciden con los de la clase de $enómenos con los que trata. *sto se implica cuando se describe una disciplina como el estudio de @ 7por ejemplo, arte o arquitectura>. Pero desde nuestra perspecva de estudiar, todo el terreno del conocimiento es recon/gurado. *n lugar de una super/cie territorial segmentada en dominios o campos de estudio, tenemos algo m-s parecido a una cuerda, 'erida de
'ilos correspondientes o l"neas de inter#s. @l vincular estas l"neas, nuestro objevo 'a sido des'acer la territoriali&ación del conocimiento implicado en la $orma en que las disciplinas son entendidas normavamente y celebrar la apertura del conocimiento desde el interior. *l curso se imparó a trav#s de una combinación de con$erencias, pr-ccas, trabajo de proyecto y talleres, repardos en un per"odo de die& semanas. %espu#s de una introducción general, los temas de la con$erencia incluyeron 7en este orden>< diseño y $abricación? ateriales? Vbjetos y cosas? 4esto y rendimiento? @rtesan"a y 'abilidad? (os sendos en la percepción? l"neas? %ibujo y notación. 3ormalmente, los cursos o$recidos en este nivel avan&ado comprenden una con$erencia y un tutorial por semana, cada una de una 'ora de duración. ientras que las clases magistrales para los = @s segu"an un $ormato bastante tradicional, los tutoriales $ueron reempla&ados por sesiones pr-ccas semanales. *n cada sesión los estudiantes debar"an los temas que surg"an de la con$erencia de esa semana, junto con las lecturas que lo acompañaban, al mismo empo que reali&aban ejercicios pr-ccos espec"/cos que ayudaban a situar estos temas en un conte!to e!periencial. @lgunos de estos ejercicios se describen en los cap"tulos siguientes< recog"an objetos, jugaban con materiales, volaban cometas, 'ac"an cuerdas y anudaban, caminaban por la playa, $orjaban /rmas y constru"an anotaciones para movimientos observados. @dem-s de asisr a con$erencias y parcipar en pr-ccas, los estudiantes tambi#n $ueron requeridos para llevar a cabo un proyecto. *l trabajo del proyecto connuó a lo largo del curso. Se pidió a cada estudiante seleccionar una cosaQ como un edi/cio, un puente, un banco, un monumento anguo, una escultura pública o un 'ito 7por ejemplo, una torre, una $uente o un -rbol prominente>. @l estudiante se le aconsejó que pasara apro!imadamente una 'ora con lo elegido cada semana, centr-ndose en un aspecto espec"/co, y tomar notas sobre lo que 'ab"a sido observado o descubierto. Por ejemplo, se les pidió que asiseran a la 'istoria de la cosa, ya sea que est# terminada o todav"a en crecimiento o en construcción, los materiales de los que est- 'ec'o y sus 'istorias, qu# plantas est-n creciendo en ella o los animales que viven en ella, cómo las personas y los animales se mueven dentro, encima, a trav#s o a su alrededor, y lo que suena y se siente en di$erentes momentos del d"a, despu#s de la oscuridad o en di$erentes empos. Ten"an que dibujarla o dibujarla y 'acer planes, y reHe!ionar sobre cómo su dibujo a$ectó sus observaciones. A ten"an que elaborar un modelo a parr de materias primas $-cilmente disponibles y considerar lo que la elaboración de modelos pod"a enseñar sobre la cosa, teniendo en cuenta las di$erencias de escala y materiales entre la cosa y el modelo. @l /nal del curso, estas notas, junto con los dibujos, el modelo y la documentación de apoyo, deb"an ser reunidos en un dossier que se presentar"a para su evaluación. *l componente /nal del curso consisó en una serie de tres talleres de medio d"a, incluyendo una sesión al aire libre sobre el tejido con sauce, una visita al estudio de un arsta y un paseo por el campo para abordar cuesones de percepción del paisaje. *n su diseño y entrega, el curso = @s $ue parte de un es$uer&o por introducir $ormas de enseñan&a y aprendi&aje en antropolog"a que est#n en consonancia con lo que sabemos de la antropolog"a sobre los procesos de aprendi&aje y enseñan&a. %urante
muc'os años 'e impardo cursos de grado, tanto en los niveles introductorios como en los m-s avan&ados, en los que 'e e!plicado que es incorrecto pensar en el aprendi&aje como la transmisión de un cuerpo de in$ormación ya preparado, antes de su aplicación en conte!tos parculares de pr-cca. Por el contrario, aprendemos 'aciendo, en el curso de la reali&ación de las tareas de la vida. *n esto la contribución de nuestros maestros no es literalmente transmir su conocimiento, en $orma de un sistema ya 'ec'o de conceptos y categor"as para dar $orma al material supuestamente incipiente de la e!periencia sensorial, sino m-s bien para establecer los conte!tos o Situaciones en las que podemos descubrir para nosotros muc'o de lo que ya saben, y tambi#n tal ve& muc'o que no lo 'acen. *n una palabra, crecemos en conocimiento en lugar de tener que se nos transmite. *sto es lo que dice Bean (ave 7899E> cuando dice que el aprendi&aje es una cuesón de comprensión en la pr-cca en lugar de adquirir cultura. @'ora si esta es la $orma en que la gente aprende en cualquier sociedad, entonces tambi#n debe ser verdad de la $orma en que los estudiantes aprenden en la nuestra. *n consecuencia, el papel del estudiante no es asumir un corpus de conocimientos proposicionales autori&ados procedentes de una $uente superior en la academia, sino colaborar en la búsqueda comparda de la comprensión 'umana. Sin embargo, como (ave misma 'a señalado, nuestras instuciones de educación, al menos en el mundo occidental, se basan en gran medida en la teor"a de que el aula es un espacio dedicado al aprendi&aje en el que los estudiantes deben adquirir el conocimiento aprobado de la sociedad, Puede entonces tomar en el mundo e!terior y puesto en pr-cca una ve& que su educación es completa. omo muc'os de los estudiantes m-s astutos que tomaban mis cursos me señalaron, 'ab"a una inconsistencia evidente entre cómo se les enseñaba y lo que se les enseñaba sobre cómo el aprendi&aje realmente ocurre en el mundo social. (os educadores como yo parec"an ser los úlmos en praccar lo que predicaban. Este libro
*l desa0o para m", entonces, era encontrar una manera de enseñar como me 'ab"an enseñado. Porque si, como 'e dic'o, el objevo úlmo de la antropolog"a no es documental, sino trans$ormacional, seguramente nos incumbe dar al $uturo como 'emos recibido del pasado. 1[u# valor reside en las trans$ormaciones del yo si terminan a'", si los yoes no van a rec"procamente trans$ormar a otros y al mundo2 Si 'ubiera ido a estudiar con Gostropovic', 'abr"a buscado trans$ormar el mundo 'aciendo música. Por pro$esión, sin embargo, no soy músico sino antropólogo. %oy con$erencias, no conciertos. Sin embargo, mi enseñan&a + toda enseñan&a + ser"a inúl si no $uera trans$ormadora en la intención. A, a la inversa, mis estudios, todos los estudios, carecer"an de valor si no nos llevaran a enseñar con esta intención. *nseñar es 'onrar nuestros compromisos pagando lo que debemos al mundo por nuestra $ormación. *n resumen, la enseñan&a 7y no la escritura etnogr-/ca> es el otro lado de la observación parcipante< no puede 'aber uno sin el otro, y ambos son indispensables para la pr-cca de la antropolog"a como un arte de invesgación. *nseñar antropolog"a es praccar la antropolog"a? Praccar la antropolog"a es enseñarla. *ste $ue el principio pedagógico en el cora&ón del curso sobre el tema. A tambi#n sustenta este libro. Para
m", tanto como para los estudiantes, el curso $ue un viaje en el que nos embarcamos juntos, sin saber lo que podr"amos descubrir, y en los siguientes cap"tulos o$re&co algo de lo que encontr# a lo largo de los caminos que se abr"an< (o que signi/ca 'acer cosas, sobre materiales y $ormas, arte$actos y edi/cios, la naturale&a del diseño, los paisajes y la percepción, animar la vida, el conocimiento personal y el trabajo de la mano. Pero esto no es un libro de curso, y muc'o menos un libro de te!to. *ntonces, 1qu# po de libro es2 Imag"nese que una noc'e, mientras usted duerme, un tricUster el$o se desli&a en su cocina. %irigi#ndose a la estanter"a donde guarda sus recetas, quita su copia del ooUbooU de Rae SteZart 7SteZart 89O;>. @ connuación, procede a su libro de estudio, donde se divisa ista de una teor"a de la pr-cca 789::>, por Pierre 5ourdieu. on un brillo travieso en su ojo, el el$o quita silenciosamente el contorno, e inserta el ooUbooU en su lugar. (uego, volviendo a la cocina, desli&a el ontorno 'acia el lugar donde 'ab"a estado el ooUbooU. @l d"a siguiente planea cocinar un plato tradicional escoc#s + arenques en 'arina de avena + para la cena. Gecuerda que Rae SteZart ene la receta, en la p-gina :O de su libro, y que necesita algunos consejos para re$rescar tu memoria, casualmente recuperas el libro de su lugar 'abitual en el estante. *l 'abitus, el principio generavo instalado de $orma duradera de las improvisaciones reguladas, produce pr-ccas que enden a reproducir las regularidades inmanentes en las condiciones objevas de la producción de su principio generavo, @ las e!igencias inscritas como potencialidades objevas en la situación, tal como las de/nen las estructuras cognivas y movadoras que con$orman el 'abitus 6. *r, 1qu#2 1[ui#n escribió este gibberis'2 1ómo le ayudar- a cocinar2 Frustrado, reparas en tu estudio para connuar trabajando en ese trabajo acad#mico para la revista @nt'ropologica T'eoreca, que 'as estado tratando de terminar durante semanas. ay una cita de 5ourdieu que usted necesita< es demasiado largo para recordar de memoria. ejor mirarloJ *st- en la p-gina :O. @l abrir lo que pensabas que era el libro, encontrar-s lo siguiente< 6(impia los arenques y corta las cabe&as. oloque sobre una super/cie de trabajo y e!enda 'acia $uera plana, la piel 'acia arriba. Presione a lo largo de la espalda para aHojar el 'ueso, luego gire cada arenque y re suavemente el 'ueso. Ponga la avena en un plato y sa&one con sal y pimienta. ubra los arenques presionando /rmemente cada lado en la 'arina de avena L. 1[u# ene eso que ver con la teor"a2 *l truco que el el$o jugó, por supuesto, $ue me&clar trabajos que normalmente pertenecen a conte!tos que usted manene r"gidamente separados. ay un lugar para los libros de recetas y manuales, entre los ingredientes y utensilios de una embarcación, ya sea cocina o cualquier otra cosa. %entro de la cocina o el taller, pueden ser una $uente no sólo de un buen consejo sino de inspiración y perspicacia. Pero en el estudio, tales libros aparecen como compendios de trivialidades, sin una on&a de sustancia intelectual. *n su pre$acio, SteZart escribe< 6e recopilado mis mejores recetas, as" como úles consejos de cocina y consejos que 'e descubierto durante el curso de mi trabajo6 7SteZart 89O;< :>. *n su estudio, sin embargo, la vida úl de la e!periencia deslada en el libro no cuenta para nada. 3o es que 5ourdieu sea mejor en la cocina. (o que se considera ampliamente como una de las obras m-s inspiradoras de la teor"a social y antropológica que se 'an escrito en la segunda mitad
del siglo \\, se reduce a la jerga escol-sca. %e 'ec'o, la brec'a entre la pr-cca y la teor"a de ella + o, como se podr"a decir, entre sus anillos y 'abitus + parece m-s amplia que nunca. a sido mi ambición todo el empo para escribir un libro que podr"a cerrar la brec'a, y de alguna manera resolver la oposición entre lo teórico y lo pr-cco. Tal libro 'ar"a re$erencia al mundo, no sólo a otros libros? Sus l"neas se me&clar"an con la escritura del mundo, y sus p-ginas con las super/cies del mundo. 1%ónde, entonces, debe ser alojado2 1%ónde te alojas2 ientras que normalmente, 5ourdieu permanece en el estudio y SteZart en la cocina, usted est- en casa en ambas 'abitaciones y en cualquier número de otros lugares adem-s. @s" que qui&-s el lugar del libro est- con usted, con su persona, donde quiera que est#. 3o trate de leerlo, ya que no le in$ormar- de lo que necesita saber. Tendr-s que descubrirlo por mismo. Pero lea con ella. *spero, pues, que te gu"e en tu camino.
View more...
Comments