cap4

lidades. Pa¡a ello vinimos

Jamaica. /:No lo recuerdas?

N\: .l-s

Mi trebajo consiste en come¡ciar objetos inte¡naciona¡mente. objetos de 8¡6n envergadura valo¡, Llámálos diamantes, aviones o ermes. Es un tra bajo que requiere extre-Ina segu¡idad eficacia. Un error podría costarte

5*'ffi.S' ¡ está Ván Huitzen hey dinero, Tristán. No me gusperde¡lo de vista. ¿Tú qué dices al respecto?

sí. ¿Po¡ qué

no? Nog estarnos quedando

sin efectivo.

Confieso que estoy asomb¡a'do de ti, Constantinas. Posees dos

vi¡tudes comunes

en las müjeres. ¡nte¡igencia belleza. Pero poco f¡ecuentes si van juntas. Además llevos la audacia en le sangre. De modo que cum-

ples exactamente los requisitos que yo necesito.

h'4

Jamás un homb¡e me había dicho esas co-

sas.

No me mslinterpretes. Quie¡o usa¡ todas esqs virtudes en mi negocio. Y,sabes se te paga-que rA muy Dten.

Eso suena

ts><

espionaie. Eso es

€xacta

Eh, Tristán. /:Qué me cuen tas del holandés? Está col miendo ost¡es con cham-

mente lo que quiero.

Yo me p¡eocups¡ía po¡ ¡uestra cuenta. Cuando paguemos esto volve¡emos ce¡o, Goldie. Y todavía debemos el hotel,

te preocupes por eso. Pagoremos todo luego seguiremos la pechanga en Bío de Janei¡o,

No voy ¡enunciar al sueño más maravilloso de tode mi vida. Tu no me amarás, pero yo sí ti. De modo que acepto tu propuesta. Al menos se¡á un modo de tenerte cerca.

Eh, TristÁn. ¿Has vi! to cdmo se besan? Lo qüe da¡ía po¡ una mu Je¡ a¡¡r.

Por momento, nada. Te recuerdo que nuestres cuentas están al

¿Qué insinúas? Yo puedo con seguir una mujer con solo mi

atractivo personal. Aguórdame aquí, Te lo demostraré.

Hay algo más que debo dec,rte. Pg ro no tienes por qué ofenderte. Es un detalle que pro¡to salvaremos.

¿Y dor qué tendría que ofenderme? Soy uns salvaje. Lo sé, no me avergüenzo de

cuela de modelos.Te virá de mucho aprender ciertos protocolos.

¡Está demssiado oscuro, Goldie! ¡No Ia veo!

No creo que la encuentren, caballeros. ¿Por qué no seguimos con lo nuest¡o?

Tú mdtete en el coche cie¡ra la boca. La chi ca no es imPo¡tante.

No c¡eo que eso sea lo impo¡tante en este mo-

mento. Mi nombre es constantinas cevrós. Anote allí. Pero ripido.

Señorita, usted debe teher sus Papeles en regla podaío tene¡ problemas. Jamaica cuid¡ mucho sus hsbitantes.

Si me esperan puedo i¡ a buscarlo al hote¡.

,@ Oh, no c¡ee¡á que voy dejar la sola, ¿verdad? Usted pod¡ía es-

Vaya, no viven mal, ¿eh?

(Pesado. No puedo sacármelo de encims. lo peor es que no

sé liquiera si tengo los papeIes. Piet se encargó de todos los trámites para que yo pudig 19

viajar...)

Bien, esta es mi habitación, pero aquí sí que no va agoder entrar sin una orden. No creerá'que voy pode¡ escaEstá bien. Pero si ta¡da en-

#^ffi9

U'Z -crfl-¡,

Hola, p¡eciosa. Te hebla eI homb¡e que conociste hace algunas horas. Hace tiem po que estaba ll&mando. No habrás ido la

policís, ¿verdad?

Hable de r¡na vez. ¿Qr¡é quiere? ¿Dónde estó piet?

Nos encont¡a¡e¡¡os la medianoche en la playá Sunshine._Y

no te at¡eva8 decí¡selo ¡a policía, Podrías ¡o volve¡ ve¡ con vida tu

Si quieres ve¡lo coo vida sigue

mis instrucciones. Tu amigo nos contó que tiene doscien-, tos rnü dóla¡es en la caja de seguridad del hotel que estds auto¡izada dispone¡ de

(Oh, Dios. ¿Qué puedo hacer? Esos bastardos quieren €I dinero. Pero la policía va detene¡me si no le llevo mi documentación. Además ellos ¡ro pueden tomár parte en esto o nlatardn

Piet,,.)

(Será mejor que esto 1o haga sola. creo que sé cómoJ

Seffo.ita, €stá tardándo demaslqdo. Voy a ent¡ar.,.

(Ya es medianoche.

se supone que esos

tipos ya debe¡ían esta¡ aquí...)

Lo Le

c:

dejado sobre el muelle.

que no lo llevaba conmig.o .'ltes de saber si Piet

vlv¡¡

í\= ¿Trajiste el dinero?

jet privado de Piet

Lo tengo en la cartere.

Van Huitzen Koek celienta tu¡binas en la pista del aeropue¡to. Es un día ¡adiante. Como todos en Jamaica. EI

Aún no nos hemos separado ya estoy comenzando e¡ traña¡te, Kh¡ysé,

Me hs". liaurtlLlo

Khlysé. Creí no te

gustrb¡

qr,re

ese

Hss deJado de ser la pequefia ser B¡an

Nh¡ysé. suena mucho rnás audaz temeaa¡lo. Y veo qu6 no m€ equivoqué 8l elegi¡te. ¿Sabes que voy a duplica¡te el sueldo?

Ob; nada de eso. Fue solo una broma que le gasta¡on mi compa-

Precisamente es ella la que me p¡eocupa. se ha burlado de nosotros, Van Huitzen

Fuehas ta¡des, Van Huttren habían secuest¡ado?,

Ye me encarearé de dis_ culoarme ante el minisuo: Ahora, capitán' estamos muy aP¡¡rados.

fóuk.

¿Ño

BUa no pod¡á irse hasta a-

clsrar su situación.

Al ministro no le gustará lo que usted está haciendo, capitán. Podría conve¡ti¡se en un simple cabo de la noche

Vaya, No sabía que fue¡as amigo do un minist¡o de Ja

;ry

''--.qF&;ti.c# -+-. >----¡. \'

No lo soy, Péro sonó convincente, ¿verdad?