El Canto Coral
PARA EL DESARROLLO SOCIAL Alejandro Escudero
El Canto Coral, como una disciplina básica en la formación integral del ser humano, es un excelente medio para el manejo y disfrute inmediato de los elementos de la música, lo que el participante logra sin la condición de adquirir instrumento musical alguno; aprovecha, en cambio, el natural recurso de la voz humana como elemento esencial de una singular combinación de sonidos y palabras, permitiendo, con esto, una expresión artística integradora de mensajes tanto musicales como literarios Al tiempo de fomentar el desarrollo de la sensibilidad hacia la expresión y apreciación artística y cumplir una función terapéutica hacia el individuo, el canto coral crea una serie de lazos afectivos y solidarios entre los participantes, además de hacer conciencia del valor que representa como un ejemplo de esfuerzo colectivo hacia la consecución de un propósito común, por lo que, muy bien, se le puede considerar como una “Escuela de Democracia” Sin embargo, tal actividad, en nuestro país, sigue siendo privilegio de una minoría que suele practicarlo como parte de su preparación académica musical pero sin considerarse como una actividad cotidiana de esparcimiento y recreación del tiempo libre que tenga como objetivo enriquecer nuestra calidad de vida Así tenemos que, en lo que concierne a las actividades de desarrollo social a cargo de la administración pública, existe una oferta cultural que, por inercia, suele limitarse a dar atención a lo que la comunidad acostumbra practicar, por ser lo que ya conoce y, tomando en cuenta que no se puede tener entusiasmo hacia aquello cuyo valor se desconoce, el canto coral suele deambular entre la indiferencia y la incomprensión Hace falta, entonces, impulsar acciones mediante las cuales se incrementen las oportunidades de acceso a esta disciplina en el ámbito amateur, actividad que suele tener baja demanda entre la población a causa de su escaso desarrollo, tanto en nuestro Sistema de Educación Básica como en los planes y programas de los organismos e instituciones que promueven y difunden la cultura y las artes en nuestro país; lo que provoca que se establezca un círculo vicioso al “no existir suficiente actividad coral porque no hay interés por cantar” a la
vez que “no haya interés por cantar porque no existe suficiente actividad coral” Independientemente de los coros que se integran como resultado de las actividades académicas de las Escuelas de Música, los grupos corales suelen formarse a partir de una visión de “representatividad”; esto es, se forma un grupo coral cuando existe la necesidad de contar con una agrupación “oficial” o “representativa” de alguna institución, escuela, instancia de gobierno, etc., o bien, los formados a partir de instituciones religiosas; pero no se concibe como una “práctica para todos” que se extienda ampliamente y como parte imprescindible de una oferta cultural básica hacia la población, no obstante ser una actividad que debiera ser de fácil acceso, además de las amplias ventajas que representa en cuanto a costos y beneficios Por otra parte y por la tendencia generalizada de concebir a la práctica del canto coral como una actividad orientada al estudio escolarizado de la música; es de esperarse que esto nos conduzca al montaje de las grandes obras maestras de la música coral universal; sin embargo, tal circunstancia no contribuye al desarrollo masivo de esta disciplina, pues es claro que el número de quienes se preparan para ejercer como cantores profesionales representa una ínfima parte del número de participantes potenciales que por afición y de manera recreativa podrían incluirse en esta actividad, a condición de contar con mayores y más adecuadas opciones de acceso a la misma Lo anterior establece, consecuentemente, la necesidad de implementar un “PROGRAMA DE FOMENTO AL CANTO CORAL” como una alternativa de desarrollo social hacia la población en general, programa que tienda a promover la creación de agrupaciones corales en forma masiva, que trascienda más allá de la concepción de que tales expresiones deban ser desprendimientos que reproduzcan, necesariamente, los esquemas académicos que se acostumbran Para esto se propone encargarle a alguna institución pública, la apertura de este programa, por medio de una amplia convocatoria que contemple la formación de agrupaciones corales amateurs; esto a partir de los lineamientos y estrategias que se establezcan por parte de especialistas en la materia que tengan a bien participar en este esfuerzo
“Porque el canto coral sea para todos” Ciudad de México, Julio de 2003
Profr. Alejandro C. Escudero Quintanar Centro Cultural “Juan de Dios Bátiz” I.P.N. Teléfono: 5729-6000 ext. 63025 / Correo-e:
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