Camino a La Inmortalidad

October 2, 2017 | Author: policomi | Category: Venezuela, Unrest
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El Libertador Simón Bolívar…En los momentos de descanso luego de extenuantes faenas, al círculo de una fogata y un café caliente, los cuentos apaciguan la pena y el cansancio… Son momentos propicios para que la oficialidad que acompaña al Libertador, haga gala de las heridas sufridas en combate en un alarde de heroicidad: José María Carreño muestra con orgullo más de veinte heridas de sable y la amputación de un brazo en la batalla del Cerrito Blanco… Rafael Urdaneta alardea de la herida de bala en la batalla del Semen y las cicatrices que le dejó la batalla del Mirador de Solano, donde su heroísmo logró salvar una derrota inminente El pecho y los brazos de José Antonio Páez son un enjambre de marcas causadas por todo tipo de armas… el joven Antonio José de Sucre era el mas jojoto, pero aún así señalaba sus heridas causadas en las batallas de Juncal y San Félix…

Pero José Laurencio Silva era el más veterano de todos; recordaba con arrogancia cada rasguño que recibió en cada batalla, como aquel que casi le cuesta la vida en Carora, y los martirios cuando fue apresado por el enemigo en la batalla de los Pegones y sentenciado a muerte… en fin, todos señalan en sus curtidos cuerpos, cicatrices de aguerridos encuentros a flecha, garrote, machete, sable, lanza, puñal y balas… En ese momento de ferocidad infinita, donde sólo participaban los veterano de la guerra, éstos se quedan perplejos, cuando Bolívar, que se mantenía alejado pero siguiendo el hilo de la conversación, se acerca pausadamente y sin mediar palabras, se para frente al fuego y se quita la camisa: Su piel virgen de heridas resplandecía ante la luz fulgurante, limpia, sana, y sin un rasguño..! Ninguno ponía en duda la ferocidad del Libertador, quién alardeaba de su superioridad ante los enemigos, diciendo: “Soy inmortal..! Yo, a diferencia de ustedes no doy tregua ni oportunidad al enemigo… La guerra es mi elemento y los peligros mi gloria. Cuando me hablan de valor y audacia siento revivir todo mi Ser”

Para sus oficiales, Bolívar era la encarnación de un milagro a quién comparaban con “Marte” el Dios de la Guerra: Sólo él era capaz de atravesar en la penumbra de la noche una selva sembrada de filosas espadas, durante una torrencial lluvia de flechas, alumbrado por la luz destellantes de intensos disparos de artillería, y no sufrir un solo rasguño..! Así se describe el atentado en el Rincón de los Toros, que desmoronó las tropas libertadoras, y el cual fue hábilmente planificado en complicidad con altos oficiales de su propio ejército.

Era la oportunidad que tanto había esperado Morillo para acabar con el líder de la revolución, quién decía:

“La culebra se mata por la cabeza. Muere Bolívar y enterramos a los revoltosos”

A la media noche del 16 de febrero, con el “Santo y Seña” que les habían dado los traidores, los realistas lograron penetrar el campamento patriota, dirigiéndose directamente a las hamacas colgadas sobre los árboles, donde se sabía dormía el Libertador… A quema ropa, dispararon sus fusiles una y otra vez contra los infortunados oficiales..! Mueren en sus hamacas el capellán Prado y los coroneles Fernando Galindo y Mateo Salcedo, quienes dormían justo al lado de Bolívar. La hamaca del Libertador recibió cuatro disparos certeros que milagrosamente no dieron en su humanidad. Para el español Pablo Morillo, el misterio de como el Libertador salió ileso fue un enigma que nunca pudo develar… Este era el séptimo atentado perpetrado para acabar con su vida en menos de dos años… Los soldados capturados fueron fusilados por Morillo, ante la frustración de conocer que increíblemente y nuevamente se había salvado el Libertador…

La errada versión estereotipada de algunos historiadores y artistas, nos presentan al Bolívar sobriamente uniformado, que se resguardaba en un lugar especial para desde allí dirigir las acciones militares, y erróneamente es la versión de muchos historiadores, quizás inspirados en la célebre batalla de Carabobo, cuando desde el Cerro Buenavista, ciertamente Bolívar dirigió su ejército… pero la verdad es otra… Bolívar participaba como el más feroz de sus soldados, a quién los llaneros bautizaron “gato” porque tenía siete vidas… Al final de los duros enfrentamientos, su vestimenta enlodada, harapienta y ensangrentada, distaba mucho de la imagen inmaculada que tenemos de su persona… Sólo con su espada se desplazaba entre el enemigo ante los aireados reclamos de sus oficiales que temían por su vida… Bolívar con una sonrisa en sus labios les decía:

“SOY INVULNERABLE..! Yo siento que la energía de mi alma se eleva, se ensancha y se iguala siempre a la magnitud de los peligros”

El Libertador consciente de la estrategia imperialista, y luego de conocer el asesinato de el Mariscal Antonio José de Sucre, reflexiona sobre el futuro incierto de la unión americana… hasta ese momento, había sacrificado todo por sus conciudadanos: su inmensa fortuna, su familia, sus amigos, su felicidad y su gloria… sólo le faltaba sacrificar lo más preciado, su propia vida; Bolívar escribió: “El sacrificio del mando, de mi fortuna, y de mi gloria, no me ha costado esfuerzo alguno. Me es tan natural preferir la salud de la República a mi propio cuerpo; que cuanto más dolor sufro por ella, tanto más placer interior recibe mi alma… El que abandona todo por ser útil a su país, no pierde nada y gana cuanto le consagra”

Y en un acto sólo digno de los inmortales, supo elegir la fecha de su desaparición física, para así dejar un mensaje a las nuevas generaciones bolivarianas: eligió como fecha de su muerte, la misma fecha en que nació la unión americana… El 17 de diciembre de 1830 muere Bolívar y con él la Gran Colombia que había surgido once años antes, un también 17 de diciembre de 1819… Ese año de 1830 fue de luto para América: murió la unión americana de la Gran Colombia, murió Antonio José de Sucre el Gran Mariscal de Ayacucho, y murió el Gran Líder de la revolución bolivariana… Al momento de la autopsia, y de verificarse el buen estado de sus órganos, el Dr. Réverend escribiría en su Diario observaciones que evidencian la intención del Libertador de sacrificar su vida: “Debo confesarles que afecciones morales vivas y punzantes como debían ser las que afligían continuamente el alma del General, contribuyeron poderosamente a imprimir en la enfermedad un carácter de rapidez de su desarrollo, y de gravedad en las complicaciones, que hicieron infructuosos los socorros del arte de la medicina… El sepulcro estaba abierto aguardando la ilustre víctima, y hubiera sido necesario haber un milagro para impedirle descender a él… Su cadáver sorprendentemente no presenta señal alguna de maltratos ni heridas… es un cuerpo virgen”

Algo inverosímil para un guerrero de la talla, valentía y agresividad del Libertador, a quién Martí, el héroe de Cuba llamó: “Bolívar El Inmortal”, y de quién Wilfredo escribió: “En qué viene a parar la grandeza, los honores, las riquezas y los talentos..! Pero sus grandes hechos no perecerán nunca: están escritos con el dedo del eterno en el libro de la inmortalidad”

“Que abandonen los Santanderistas toda esperanza, porque el Libertador es inmortal. Nunca morirá aunque lo quemen. Y si así fuera, todo el mundo erigiría al Libertador en su santo; hasta yo, si fuera tan floja que le sobreviviera, haría de él mi santo; la desesperación de su muerte me llevaría a hacer toda clase de temeridades” Manuela Sáenz

“Los viejos soldados nunca mueren. Ellos solo se disipan en la distancia” Simón Bolívar

29 de Abril de 1842.

El gobierno de Venezuela decide finalmente solicitar al gobierno de Colombia el traslado de los restos del Libertador y se publica el primer Decreto Sobre Honores a la Memoria del Libertador Simón Bolívar.

12 de Mayo de 1842.

El presidente José Antonio Páez emite el segundo decreto que reglamentaba el acto del traslado de los restos del Libertador. Allí se crea la comisión venezolana responsable para tal fin. Integrada por José María Vargas, como presidente, José María Carreño, Mariano Ustáriz y Manuel Cipriano Sánchez. Ángel Quintero como secretario del interior, se encargará de los preparativos de la ceremonia, mientras Agustín Codazzi de la adquisición de los objetos y alegorías que serían usadas para el acto.

- Primeros días de Noviembre de 1842. Los integrantes de la comisión venezolana encargada del traslado zarpan de La Guaira y se dirigen a Colombia en el navío francés Circe, acompañados por las fragatas venezolanas Constitución y Caracas. - 18 de Noviembre de 1842. Rafael Urdaneta y Agustín Codazzi habían partido para Europa con el encargo de comprar los pertrechos para el cortejo fúnebre que se utilizarían para la ceremonia, llevaban 5.000 pesos del erario público. El 18 de Noviembre de 1842 llegan al puerto de La Guaira 32 bultos de mercancías adquiridas en Francia para la celebración.

- 20 de Noviembre de 1842. Las comisiones de Colombia y Venezuela acuerdan realizar la exhumación este día. A las cuatro de la tarde, las campanas de la Iglesia anunciaron que la ceremonia iba a comenzar. Estaban presentes, la comisión colombiana presidida por el general Joaquín Posada Gutiérrez e integrada por el obispo doctor Luis José Serrano y el señor Joaquín de Mier; por la comisión venezolana fueron invitados el doctor Alejandro Prospero Réverend y Manuel Ujueta. Ellos identificaron el cuerpo y la comisión neogranadina pidió que le otorgasen el cofre con el corazón de Bolívar, lo cual les fue concedido. - 21 de Noviembre de 1842. La batería del puerto y los buques hicieron un tiro de cañón cada cierto tiempo hasta que se ocultó el sol. Se celebró una misa y, a las cuatro de la tarde, marineros venezolanos trasladaron los restos desde el puerto hasta la nave Constitución.

- 22 de Noviembre de 1842. Las naves parten rumbo a Venezuela a las 10 de la mañana. En el puerto una gran cantidad de personas despidieron las embarcaciones agitando sus sombreros y pañuelos.

- 15 de Diciembre de 1842.

Llegan los restos del Libertador al puerto de La Guaira, mientras el pueblo se esmera en embellecer la plaza con ramos de palma, pintan las casas y montan el luto. Los barcos llevaban dos días iluminados y fondeados en la costa.

16 de Diciembre de 1842. Comienza el traslado de los restos del Libertador hacia la ciudad de Caracas. En el camino por el Ávila, posadas y casas son ornamentadas con una multiplicidad de especies de flores nativas de la zona. A las cuatro de la tarde, el féretro se encuentra en las puertas de Caracas, luego es llevado a la Iglesia de la Santísima Trinidad, hoy Panteón Nacional.

- 17 de Diciembre de 1842.

A las diez d la mañana comienza el desfile de los restos del Libertador, los cueles son colocados en el carruaje traído por Agustín Codazzi; a las doce del mediodía llega a la Iglesia de San Francisco. - 23 de Diciembre de 1842. Los restos del Libertador Simón Bolívar son trasladados a la Catedral de Caracas y puestos en el panteón de la familia Bolívar.

- Febrero de 1843. El gobierno ordena que los restos sean clasificados y tratados para su mejor conservación. Se designa como responsable para tal fin al doctor José María Vargas.

- 15 de Marzo de 1843.

Los restos vuelven al panteón familiar. - 28 de Octubre de 1852. El monumento realizado por el escultor italiano Pietro Tenerani, es erigido en la capilla de la familia Bolívar en la Catedral de Caracas, y los restos del Libertador Simón Bolívar son reubicados bajo la obra. - 28 de Octubre de 1876. Los restos del Libertador en su urna de plomo son colocados dentro de un sarcófago de madera revestido de plata y oro, elaborado por el escultor francés Emile Jaquin. Posteriormente son trasladados a la Iglesia de la Santísima Trinidad de Caracas, conocida desde el 27 de Marzo de 1874 como Panteón Nacional.

VALORES ÉTICOS DE SIMÓN BOLÍVAR: LA LIBERTAD, LA VIRTUD, LA EDUCACIÓN Y LA IGUALDAD.

La libertad, la virtud y la educación cívica Para Bolívar, eran un valor supremo que negaba el despotismo y el absolutismo. Por tanto, la verdadera libertad era un logro de los ilustrados y civilizados ciudadanos en la sociedad. Esto explica el énfasis de Bolívar en la importancia de la educación, la cultura, la religión y los valores éticos como los medios para asegurar la libertad. LA IGUALDAD: La concepción bolivariana de "igualdad" partía del reconocimiento de las desigualdades naturales en las sociedades humanas. De allí iba a sostener que el mejor camino para enfrentar tales desigualdades, era el establecimiento de la igualdad legal y política; especialmente mediante la abolición de la esclavitud y ofreciendo educación pública y amplias oportunidades para el avance de los ciudadanos.

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