Cambio de Rumbo - Carlos Boloña
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CAMBIO DE
RUMBO
EL PROGRAMA ECONÓMICO PARA LOS ’90
CARLOS BOLOÑA BEHR
INSTITUTO DE ECONOMÍA DE LIBRE MERCADO – SIL
Primera edición, 1993 (c) Carlos Boloña Behr Diseño de Cubierta Judith Kahn Corrección de pruebas María Blume Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin permiso expreso del autor. Este libro es una publicación del Instituto de Economía de Libre Mercado “San Ignacio de Loyola” (IELM - SIL). Impreso por Gráfica Biblos S. A. Jr. Tizón y Bueno 639, Jesús María. © Se reservan los derechos de autor. Hecho en el Perú
A mi esposa Sylvia, que me dio el valor y el aliento para perseverar en la tarea de cambiar nuestro país; y a mis hijas Bárbara, Daniella, Carla y Joanna, que supieron aceptar la falta de su padre durante tantos meses para poder vivir en un Perú mejor.
CARLOS BOLOÑA
INDICE Pág Prólogo Agradecimientos Introducción
1
11/ V
CAPITULO 1:
LA HERENCIA RECIBIDA
1
1. 2. 3.
J 4
4.
La hoja clínica Dos destructores: Guzmán y Garda La fábricación del desastre Una oportunidad inédita
CAPITUWI1: VIEJOS PRINCIPIOS PARA NUEVOS TIEMPOS 1. 2. 3. 4.
5. 6.
7. 8.
No hay que descubrir la pólvora Denominador común Principios políticos para un orden libre Los principios de una economía sana, libre y próspera CombustibLe para el despegue Burócratas iluminados No hay tercera vía Privilegios S. A.
9 18
29 29 34
37
41 45
47 49 50
CAMBIO DE RUMBO
CAPITUW Ill: LA POUTICA PARA EL CAMBIO l.
2. 3. 4.
Una visión panorámica Las cinco grandes reformas estructurales El impacto de las reformas La tiranía del Statu Quo
CAPITUWlV: DE LA TEORlA A LA PRACTICA J. 2. 3. 4.
5. 6. 7.
La búsqueda del equilibrio perdido (La reforma macroeconómica) La reforma microeconómica de los mercados La reforma de la estructura de la propiedad La reforma del Estado La reforma institucional La resistencia a la Reformas Estructurales ¿ En cuánto tiempo dan frutos las Reformas Estructurales?
CAPITUWV: LA POUTICA EXTERIOR y LA REINSERCION l.
2. 3.
Club de París IJ Banca Comercial Proveedores sin garantía
53 53
58 86 89
91 91 109 123
126 130 130
131
135 140 141
141
CARLOS BOLOÑA
CAPITULO VI: MAS ALLA DEL DERECHO l.
2. 3. 4.
Las reglas del juego Estado de Derecho Gobierno limitado Seguridad de los ciudadanos
CAPITUW VII: TIGRES DE PAPEL 1. 2. 3.
1o.s críticas al Programa Económico Desviaciones del Programa Económico Reflexiones
CAPITULO VIII: CONCLUSIONES y RECOMENDACIONES l. 2. 3.
143
143 144
152 155
161
161 165 169
175
Avances del Programa Económico Agenda pendiente Recomendaciones y responsabilidades para el futuro
175 178 179
Anexos
l81
Referencias bibliográficas
247
CARLOS BOLOÑA
PROLOGO Para el Perú este libro ofrece una oportunidad singular, pues no es frecuente que un Ministro de Economía se embarque, inmediatamente terminada su gestión, en la tarea de hacer un recuento de la misma. Contar con esta obra de Carlos Boloña-se esté o no de acuerdo con sus posiciones-contribuirá sin duda a diseñar el plan de acción que definirá el destino económico y también político de nuestro país en el futuro mediato e inmediato. "Cambio de Rumbo" reseña el plan maestro que el autor aplicó en sus dos intensos años de gestión con una energía y una perseverancia poco comunes y que dio como resultado concreto el control de la inflación y la modernización de nuestra economía. A mi entender, este libro justifica a aquellos que, como yo, creen que más peligrosa que la depresión económica es la depresión moral. Hay que tener fe y confianza en nuestro país porque hay razones para tenerlas, pero también hay que tener la decidida voluntad de contribuir a su recuperación. En los campos político y económico estamos asistiendo a una vigorosa y positiva reacción de los países latinoamericanos- el Perú entre ellos-que, aunque parezca un sueño, tienen actualmente un crecimiento superior al de los países desarrollados. Como hace poco lo admitía el Director General del Fondo Monetario Internacional, no estamos ya a remolque de ellos. Hay que perseverar en el esfuerzo. Los sacrificios no han sido vanos. La obra de Carlos Boloña, resumen de una gestión ardua y exitosa, tendrá permanentemente actualidad. Su carácter técnico y su lenguaje didáctico la convertirán en lectura obligada de estudiosos y de universitarios; y el hecho de que no esté sujeto a consideraciones políticas e intereses y ambiciones particulares atraerá la atención y el interés generales.
Javier Pérez de Cuéllar
CARLOS BOLOÑA
AGRADECIMIENTOS Quiero aprovechar la publicación de este libro para expresar mi agradecimiento a las diversas personas que me apoyaron y ayudLlron a sacar adelante el Programa Económico. En primer lugar al Presidente Fujimori, por dejar que aplicara una reforma basada en la economía de mercado y por su capacidad de convencer a la ciudadanía de su conveniencia. A mis hermanos y amigos: Fernando Boloño Behr, Raúl Diez Canseco Terry y Marcial Vargas Gonzales A los colegas de gabinete que me mostraron lealtad, en especial a Jaime Yoshiyama, el mejor y más convencido aliado que pude hizber tenido para impulsar el cambio de rumbo en el país. A mis queridos amigos Hernán Büchi y José Piñera, que me visitaban cuando se lo pedía para darme consejo y asesoría. También allLD de Chile que supo exportar sus ideas. A Javier Pérez de Cuéllar, el verdadero iniciador del retorno del Perú a la comunidad internacional. A Carlos Rodríguez Pastor y Hernando de Soto, que me alentaron para asumir el reto. A la gente de línea: los Viceministro$, Alfredo Jailitie y Rosario Almenara Día.. de Pezo; y la Secretaria General, Roxana Córdova. Al Negociador de la Deuda Externa, Raymundo Morales Bermúdez. A mis asesores económicos: Carlos Adrianzén, Luis Arias Grazzini, Eduardo Bastante, Oscar Blanco, Jorge Cartel., Fritz Dubois, Víctor Merino, Felipe Mo"is, Wolfgang Pedal, César Peñaranda, Alfredo Romero, Guillermo Thornberry, Eduardo Valdivia Velarde, Luis Valdivieso.
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A mis asesores en la parte tributaria: Dominga Sota y Armando Zolezzi. A mis asesores legales: Mario Ferrari y Ludwig Meier. A mis asesores de política y publicidad: Vicente Silva y Ana Gibson. A los políticos que me enseñaron y apoyaron. A los empresarios y trabajadores progresistas, que supieron entender y apoyar el Programa Económico. A mis secretarias: María Laura Castañeda de Guerrero, Marcela Valdez Ladrón de Guevara y Rodo Rodríguez Middleton. A quienes se encargaron de mi seguridad. Por último a Federico Salazar y Mario Ghibellini. Que me ayudaron a darle forma a este libro.
IV
CARLOS BOLOÑA
INTRODUCCION Las circunstancias que precipitaron mi renuncia al Ministerio de Economía y Finanzas no han sido hasta ahora puestas en conocimiento de la opinión pública a cabalidad. Muchos piensan que cuando dejé el cargo, el4 de enero pasado, lo hice por desavenencias con el Presidente FujimOri y me atribuyen la responsabilidad de que el importante proceso de transformaciones que iniciamos en febrero del '91 desde el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), pudiera perder su dinámica. Pero eso no es exacto, Lo cierto es que desde que asumí la cartera de Economía, sostuve que sólo permanecería en el puesto mientras pudiera seguir avanzando con las reformas. Y el 30 de diciembre de 1992, supe que no continuaría "por razones políticas", Esa tarde habíamos estado trabajando en la nueva ley de Control del Gobierno con el Ministro de Industrias, Jorge Camet Dickman, el Ministro de Justicia, Fernando Vega Santa Gadea, y la Contralora, María Herminia Drago, en Palacio de Gobierno. Hacia el final de la sesión se sumó el Primer Ministro, Oscar de la Puente y. poco después llegó el resto del gabinete para participar de una pequeña reunión de fin de año, El '92 había sido un año difícil que, sin embargo, estaba terminando con buenas perspectivas para el Gobierno, Se había ganado las elecciones al Congreso Constituyente Democrático (CCD) por amplia mayoría, Abimael Guzmán estaba tras las rejas, la inflación había cedido considerablemente y la segunda reinserción estaba en marcha. La reunión tenía también otro propósito: todos debíamos firmar las cartas de renuncia que se estila presentar el 28 de julio Y a fin de año con la idea de dejar al Presidente en libertad de reformular su equipo ministerial y sus políticas de gobierno en esas fechas que, tradicionalmente, sirven para hacer un balance en la vida política del país. Se trata de renuncias "de oficio", todas iguales.
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Al finalizar la reunión el Primer Ministro se despidió de todos. Pero a Alfredo Ross Antezana (hasta ese momento, Ministro de Transportes y Comunicaciones, Vivienda y Construcción) y a mí nos pidió que nos quedáramos. La reunión parecía tener un tercer propósito. A decir verdad, desde hacía algunas semanas había estado recibiendo señales de que mi situación en el Gabinete comenzaba a complicarse. Por una serie de razones, la firma de la Carta de Intención con el FMI, cuya negociación habíamos ya concluido en noviembre, se venía postergando. Y el13 de diciembre el Presidente había enviado, una carta al Director Ejecutivo de esa institución, Michael Camdessus, en la que solicitaba flexibiJizar los términos de la Carta de Intención para facilitar los fines de "pacificación". El impasse se superó finalmente negociando en Washington la inclusión de un nuevo párrafo que atendía a la demanda del Presidente Fujimori pero, aun así, la Carta continuó sin aprobarse. La única explicación que podía imaginar para esta actitud del Gobierno era la inadecuada percepción de que el Japón podría financiar el Programa Económico por cuenta propia, permitiéndonos prescindir del FMI. Al quedarnos solos, nos volvimos a sentar a la mesa y De la Puente tomó la palabra. -Se ha decidido no seguir contando con sus servicios para t 993- nos comunicó. Según nos dijo, se había evaluado que se venía una coyuntura política difícil para el Gobierno, de muchas presiones, y los sectores más vulnerables resultaban ser los que nosotros encabezábamos. En mi caso, remarcó que mi labor al frente del MEF me había desgastado mucho, lo que me haría objeto de los ataques más serios, trance difícil que se me quería evitar. Nos ofreció, por último, puestos dependientes del Gobierno en el exterior, convencido de que aquello podría satisfacemos. En mi caso sería un alto cargo en el FMI. Consideré importante hacerle dos comentarios. Primero, que me hubiera gustado escuchar directamente que ya no se quería contar con mis servicios; y segundo, que la oferta de un puesto en el extranjero no era necesaria ni de interés para mí. "Vine sin pedir nada y me voy sin pedir nada", le dije. A De la Puente mi respuesta pareció sorprenderlo y, antes de despedirnos, me pidió que lo pensara. De regreso en casa, sólo comenté la noticia con mi esposa y decidí salir de Lima con mi familia durante Jos días de Año Nuevo, como tenía pensado originalmente, y no hacerme problemas con el tema. En los días siguientes,
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curiosamente, ninguna señal del cambio ministerial se filtró en la prensa. S610 aparecieron en los medios algunos líderes de gremios empresariales-principales propugnadores hasta hacía poco de un cambio de timón en el MEF porque ya no querían soportar los rigores del programa-, para expresar sus deseos de que mi actitud cambiara para el '93. Recién el sábado 2 de enero, en una entrevista radial en RPP, el Presidente Fujimori admitió que podría haber cambios en el gabinete. Durante esos días, llegué a la conclusión de que era conveniente escribir una carta de renuncia que realmente expresara mi pensamiento y diera testimonio de mi preocupación por el futuro del Programa Económico. El lunes 4 regresé a Lima recién a las cinco de la tarde. En casa me encontré con que el Primer Ministro me había estado llamando. Al responderle, me dijo que por favor fuera a la Escuela Militar de ChorriJIos, donde él y el Presidente me estaban esperando. Al llegar, fui conducido a una sala donde, además del ingeniero Fujimori
y De la Puente, se encontraba Ross Antezana.
Tras los saludos de rigor, el Presidente tomó la palabra. -Hemos evaluado que va a haber mucha presión en sus sectores y por estrategia política, ustedes no deben continuar- dijo. Me pareció pertinente plantear algunas opiniones. Le reiteré primero que tras casi dos años de colaboración, me hubiera gustado que me comunicase personalmente que ya no quería contar conmigo en el Gabinete y luego le pregunté acerca de las presuntas presiones a las que había hecho referencia: ¿Había ganado el Gobierno las elecciones al CCD por amplia mayoría o no? ¿Estaban entonces los políticos de la oposición en mejor situación que nosotros? ¿Tenían acaso las quejas de algunos gremios empresariales contra el Programa Económico más eco en la opinión pública que la de los políticos tradicionales? Por último, si las presiones se daban, yo estaba seguro de poder capearlas. Algo había aprendido de política en todo ese tiempo al enfrentarme a García, a tantas comisiones del Congreso o al salir ileso de una interpelación. Pero el Presidente Fujimori insistió: -Por estrategia política, usted no debe continuar. Le dije que él tenfa ciertamente la Jibertad de determinar con quién deseaba trabajar y con quién no, pero le manifesté asimismo que los términos de mi
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renuncia no estaban expresados en la carta de oficio que había firmado el 30 de diciembre junto con el resto del gabinete, sino en otra que había preparado durante el fin de semana, la cual le entregué en ese momento. El Ingeniero Fujimori puso el sobre que la contenía a un lado e insistió en lo del puesto en el FMI. pero yo rechacé nuevamente la oferta diciéndole que estaba decidido a regresar a mis actividades privadas. Me preguntó, por último, si yo apoyaría lo que se hiciera en adelante. Yo le dije que eso dependería de lo que se hiciera. Tras un momento de silencio, el Presidente concluyó: -Bueno, pues ...-. Buenas noches. -Buenas noches- le dije y me retiré con la sensación de que un importante capítulo de mi vida tocaba a su fin. A la mañana siguiente, cerca del mediodía, el periodista Dennis Vargas de RPP me llamó "para saludarme por el Nuevo Año y desearme éxitos para el '93 en mi gestión como ministro". Le agradecí los deseos pero le dije que veía difícil que pudieran cumplirse, pues yo ya no era Ministro de Economía. Sorprendido, me pidió autorización para dar a conocer la noticia en la radio y yo accedí. En los días siguientes, recibí múltiples visitas y mensajes muy reconfortantes, incluso de gente que quería sencillamente expresarme su reconocimiento por la labor de transformación que yo había encabezado en el MEF. De todos ellos, el más halagador fue el del representante de la Cancillería del Japón para América Latina, el señor Terusuke Terada, quien tuvo palabras generosas para mi gestión y mostró inquietud por el futuro del Programa Económico. Estos son los hechos. Lo que queda por hacer ahora es interpretar cuáles pudieron ser las razones que determinaron no sólo mi separación del Gabinete -Iocual finalmente no pasaríadeserunepisodiopersonal-, sino fundamentaImente la modificación de la dinámica del proceso de transformaciones que estábamos llevando adelante desde el MEF. Porque, independientemente de lo sucedido con la Carta de Intención con el FMI, hacia fines del '92 habían comenzado a aparecer indicios de que no se quería avanzar con algunas de las reformas. No se accedió, por ejemplo, a culminar con la apertura del mercado de trabajo a través de la superación de dos rémoras de la antigua legislación laboral: la flexibilización de las normas de la Estabilidad Laboral y la Comunidad Laboral.
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Asimismo no se aprobaron normas relacionadas con el Fondo de Vivienda, la reducción de sobretasas arancelarias a ciertos productos agrícolas, la eliminación de restricciones al uso de leche en polvo para la producción de leche evaporada, la reestructuración del Banco de ]a Nación y la privatización de ENe!. Reformas, cuyos dispositivos legales estaban ya listos para ser promulgados pero quedaron encarpetados por cálculo político o un injustificado temor a "los monopolios privados". No pretendo con estos comentarios negarle méritos al Presidente Fujimori. Los tiene y múltiples. La comparación de su gestión con las de sus antecesores es bastante elocuente en ese sentido. Trabajando junto a él aprendí a valorar su coraje, decisión, e intuición. En el Perú muchas cosas han cambiado desde que él asumió la Presidencia. En particular, en la tarea de gobierno en la que a mí me ha tocado intervenir-la de la reforma y la modernización económica del país-, pienso que su principal virtud ha sido entender y permitir que las cosas se hagan. El Presidente Fujimori llegó al poder sin un plan de gobierno y rodeado de asesores "heterodoxos", cuyos planteamientos sólo habrían profundizado la hiperinflación y el aislamiento del Perú de la comunidad económica internacional. Sin embargo, cuando tuvo oportunidad de escuchar una explicación de por qué esa política nos llevaría al despeñadero y de cuál debería ser la orientación del Programa Económico, el Presidente optó por la estabilización económica, por dura que ésta resultase en esos momentos para su recién estrenada popularidad. Tuvo también, luego, la visión de encargar a gente especializada una tarea difícil y compleja (pero a la que dio luz verde gracias a que había accedido al poder sin estar comprometido con ningún grupo de interés): la modernización de nuestra economía a través de la eliminación de las intervenciones y privilegios que la tenían maniatada. En ese proceso estábamos hasta diciembre del año pasado, por alguna razón desde entonces se ha hecho más lenta la dinámica de las reformas. Es fundamental, sin embargo, salir de esa inercia y no perder el norte que hemos venido siguiendo a lo largo de todo este camino. La firma del programa con el FMI tal como lo negociara durante mi gestión y la limpieza de los atrasos con el FMI y el Banco Mundial en marzo de 1993
son buenos indicios respecto a la dirección del Programa. Ello despeja una de las inquietudes expresadas en mi carta de renuncia del 4 de enero. Quedan pendientes, sin embargo, otras inquietudes relativas a la posibilidad de que el Perú pierda la dinámica en sus reformas por presiones de los diversos grupos de interés, se maneje "políticamente" el país o se quede a mitad del camino el cambio de rumbo iniciado.
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Tras haber ocupado el cargo de Ministro de Economía y Finanzas por más de 22 meses, considero necesario presentar un análisis y algunas reflexiones acerca de los cambios que ha venido experimentando el Perú durante todo este tiempo. Llevo esta labor a cabo con el ánimo de crear conciencia respecto de la filosofía, dirección y orientación de esta revolución basada en la economía de mercado, que se empezó a aplicar en forma decidida durante mi gestión y fue apoyada por el Presidente de la República. Es importante que se conozca el camino recorrido y. más importante aún. que se tenga conciencia clara de lo que falta por hacer. El 30 de diciembre de 1992 se tomó la decisión de que yo no siguiera en el MEF "por razones políticas". A pesar de ello. considero necesario continuar colaborando y defendiendo el proceso de estabilización económica. las refonnas estructurales y la reinserción económica internacional. Por tal motivo he decidido quedarme en mi país, para seguir en esta tarea. El esfuerzo y sacrificio que los peruanos hemos realizado desde el 28 de julio de 1990 no puede ni debe perderse, ni en su orientación ni en su dinámica; así como tampoco deben erosionarse los avances logrados. Estoy convencido de que el rumbo emprendido traerá bienestar para todos los peruanos y en especial para los más pobres. Este esfuerzo se está haciendo para abrir un camino de esperanza especialmente para nuestros hijos. El objetivo es orientar a los que creemos en el Perú para desterrar de raíz y definitivamente ideologías basadas en el terror y la demagogia.
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CARLOS BOLOÑA
CAPITULO I LA HERENCIA RECIBIDA
Los cambios realizados en la economía y la sociedad peruanas desde 1990 marcan una ruptura no s610 frente al gobierno de AJan Garc(a, sino frente al tipo de gesti6n pública de por lo menos los últimos 40 años. Por esa razón, pueden abrir realmente una vía al desarrollo y a la calidad de vida que el Perú necesita. Para tener una idea de la verdadera magnitud de este cambio, puede ser ilustrativo fijar nuestra atención en lo que sucedió con algunas de las principales variables de la economía peruana de 1950 en adelante.
1.
LA BOJA CLINICA
Los indicadores económicos son como la hoja clínica con la que los médicos siguen paso a paso la salud o enfermedad de un paciente. Se trata, generalmente. de cifras y variaciones que dibujan un "cuadro" más o menos aproximado de Jo que pasa en la economía. Cuando la economía de un país es saludable. sus indicadores se desplazan con orden y en forma equilibrada. No hay en tal caso demasiadas "sorpresas"; esto es, no se dan variaciones bruscas en los factores que inciden en la toma de decisiones de los agentes econ6micos. En nuestro país todos los indicadores económicos de los últimos 40 años corresponden a la hoja clínica de un enfermo, con curvas y líneas que suben o bajan violentamente. Si se compara la evolución de estas variables con la registrada en cualquier país desarrollado se ve claramente la diferencia.
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Algunos de los principales indicadores son la inflación, el déficit fiscal, la producción, las exportaciones y las reservas. Veamos brevemente en qué consiste cada uno de ellos.
1.1. Inflación La inflación es quizá una de las variables más conoeidas por los peruanos. Eso se debe a que hemos sufrido sus consecuencias en forma permanente. La inflación consiste en el alza generalizada de los precios. En una economía sana, si bien los precios varían, lo hacen en forma aislada y de acuerdo a los cambios en las preferencias del consumidor (demanda) o en la cantidad de bienes y servicios producidos (oferta). La inflación, en cambio. es un alza de todos los precios. que no ha sido creada por variaciones en la oferta o demanda de los bienes y servicios. Es el resultado de "inflar" los medios que sirven para realizar las transacciones en el mercado. El intercambio de bienes y servicios no se realiza como trueque. Para facilitarlo utilizamos medios de intercambio, como el dinero o los cheques. El Estado controla la oferta de los medios monetarios que se utilizan para realizar este intercambio. La inflación se produce cuando el Gobierno pone en la economía más billetes de los que se requiere para intercambiar los bienes y servicios existentes. Con mucha frecuencia el Estado utiliza su poder de crear dinero para financiar presupuestos desequilibrados. Los Gobiernos difícilmente quiebran, debido a que pueden tomar para sí los billetes que mandan a imprimir. Cuando sus gastos crecen por encima del nivel de sus ingresos se crea lo que los economistas Jlamamos déficit fiscal.
1.2. Déficit Fiscal El déficit es el hueco, el saldo negativo en las cuentas del Gobierno. Generalmente, los Gobiernos generan la inflación para cubrirlo.Cualquier gobernante que realiza un gasto público para atender las demandas de uno u otro sector de la población puede obtener niveles espectaculares de popularidad en su momento. El problema viene después, .cuando hay que pagar la cuenta.
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CARLOS BOLOÑA
Es fácil que el gobernante caiga en la tentación de pasar la factura para más adelante y evitarse así el trago amargo de hacer un manejo estricto de los gastos en función de los ingresos fiscales. Una vez que el gobernante se da cuenta de que puede realizar gasto público a cuenta de la emisión de moneda. se hace tan adicto a la inflación como la propia economía. La inflación sube los precios y para producir y consumir lo mismo que antes se requiere más dinero. La flaqueza del gobernante ante la sensualidad del poder hace a la economía dependiente de la inflación (y de la política), como si se tratara de una droga. Con el fin de medir la magnitud del faltante en las cuentas fiscales y poder compararla con la del de otros años, el déficit se expresa como si fuera una parte del total de bienes y servicios producidos en el ejercicio (como porcentaje del Producto Bruto Interno, del famoso "PBI").
1.3.
Producto Bruto Interno
Para, a su vez, poder comparar el desempeño de las economías nacionales, algunos economistas tienen una manera especial de medir la producción. Ellos suman el total de bienes y servicios que se intercambian en el mercado, incluidos los montos pagados por concepto de exportaciones y deducidas las importaciones. A esto llaman el Producto Bruto Interno (PBI), cuyas variaciones reflejan en cierta medida el crecimiento o la caída de la actividad económica del conjunto de la nación. El bienestar y la calidad de vida mejoran cuando el país utiliza sus recursos (naturales, humanos y de capital) en forma eficiente. Crea menos riqueza quien necesita utilizar una mayor cantidad de recursos en un determinado proceso productivo. Esto vale tanto para una empresa como para una familia o un país. El PBI se utiliza, justamente, como un indicador que refleja en forma aproximada el tamaño de la producción.
1.4. Exportaciones Otra forma de medir la eficiencia económica de un país es a través de sus exportaciones; es decir, de su capacidad para vender sus mercancías en el extranjero. Las empresas del mundo están cada día más interconectadas y logran
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hacer economías de escala debido a que se relacionan con otros mercados con mayor facilidad. El comercio exterior es una pieza clave en el crecimiento de la producción. Con economías cada vez más integradas en el nuevo orden mundial, la capacidad para exportar mide también de alguna fonna el grado de vinculación entre un país determinado y los demás. Esta capacidad de exportar se puede expresar comparando el total de lo que se vende en el extranjero con el total de lo que se produce en el país; es decir, midiendo las exportaciones como porcentaje del PBI. La integración comercial, sin embargo, supone adquirir del extranjero todas aquellas materias primas e insumos que requiere una producción en proceso de expansión, especialmente si se debe cubrir la demanda de grandes mercados internacionales. El saldo que dejan las exportaciones frente a las importaciones se puede sumar a los que resultan de otras operaciones con el exterior, como los que dejan nuestras obligaciones y compromisos financieros. entre otros. Todos ellos confonnan las Reservas Internacionales Netas (RIN).
1.5.
Reservas Internacionales Netas
Las Reservas Internacionales Netas miden, indirectamente, el grado en que un país es vulnerable a los cambios en la economía mundial. Las variaciones en el valor de las monedas, en los precios de las materias primas o de los productos manufacturados van a determinar variaciones en los montos obtenidos por exportación y los requeridos para importación. Lo que pase con la inflación, el déficit, la producción, las exportaciones y las reservas no sólo refleja la responsabilidad con que los gobernantes manejan los instrumentos de la política económica. También es resultado del acierto o desacierto de las ideas que ellos tienen sobre el significado de estas variables y de la concepción que manejan acerca de cómo puede el Gobierno influenciar en su evolución. La hoja clínica de la economía peruana muestra que nuestros gobernantes de los últimos 40 años, han sido cada vez menos eficaces o responsables en el manejo de la política económica y que han tenido ideas equivocadas sobre el significado de las variables y el tipo de influencia que la política podía ejercer sobre ellas.
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CARLOS BOLOÑA 2.
DOS DESTRUCTORES: GUZMAN y GARCIA
Hace casi un año comenté en una conocida emisora radial que los nombres de los dos más grandes terroristas que ha tenido el Perú empiezan con la iniciales "A.G."; Abimael Guzmán y Alan Garcla. El primero es un terrorista tradicional que ha sembrado muerte y destrucción en el Perú, pero nunca pudo tomar el poder. Hoy está encarcelado con el número 1509; su organización, "Sendero Luminoso", perdiendo la "lucha armada" y su ideología, derrotada en el mundo. Guzmán es reSponsable del asesinato de miles de personas en 12 años y de la destrucción de bienes por miles de millones de dólares. García, por su parte, sí llegó al poder y en sólo cinco años logró una destrucción económica y un empobrecimiento de la población mayores que los de Guzmán. Para ello contó con una ideología completamente equivocada y una gran vocación por la demagogia. Hoy goza de un confortable auto exilio, viviendo entre París y Bogotá. Veamos el desastre que nos legó cada uno de eUos.
2.1.
Abimael Guzmán: Muerte y Destrocción
La década de los ochenta conoció el crimen terrorista, liderado por Sendero Luminoso. Su objetivo era la aplicación de los principios marxistas, leninistas y maoístas a la sociedad peruana Se proponía imponer un sistema comunista, mediante una estrategia basada en el terror, al estilo Poi Pot en Camboya. En este sistema se pretende liquidar el mercado, lo que lleva a la eliminaci6n de la libertad económica y política, y a la imposición del totalitarismo. Esta política causó en Camboya más de un mill6n de muertos y probablemente ese mismo número se habría repetido en el Perú de haber triunfado Sendero Luminoso. Nuestro país habría sido así escenario del "Tercer Genocidio de este Siglo", como lo manifestó en 1992 Bemard Aronson, alto funcionario del Departamento de Estado Norteamericano. Para medir los efectos de la barbarie terrorista durante ]a década de los ochenta se requieren indicadores que salen del campo de la economía. Debido a la subversión más de 22 mil personas murieron, 50,000 nifios quedaron huérfanos y 700 mil peruanos fueron desplazados de su lugar de origen. Se perdieron asimismo 22 mil millones de dólares en bienes materiales. Los atentados producidos sumaron más de 20 mil, 1,100 de los cuales fueron contra torres de alta tensión. Los subversivos seguían el "Camino de Camboya" en un momento en que la ideología socialista y comunista se desmoronaba junto con el muro de Berlín, como resultado del colapso económico del bloque socialista. Guzmán y Sendero se mostraban como terroristas sin ideología ni romanticismo, como
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meros asesinos. Sendero había iniciado el camino de su destrucción, pero su accionar había ocasionado una gran fuga de capitales y había ahuyentado a la inversión extranjera provocando la migración de cerca de 240,000 peruanos al extranjero, entre los cuales había por supuesto una gran cantidad de profesionales. Había generado, por último, una pérdida de confianza nacional e internacional en el Perú como país viable. Pero no sería justo afirmar que este cuadro de miseria es atribuible únicamente a Guzmán y a sus huestes asesinas. Lo cierto es que sus propósitos devastadores recibieron una gran ayuda desde Palacio de Gobierno entre el '85 yel '90.
2.2. Alan GarcÍa: Desastre Económico y Fraeaso Político Alan García ha pasado a la historia como el peor presidente que ha tenido que padecer el Perú. Los grandes desastres que ocasionó al país no tienen
precedentes y se pueden resumir en los siguientes puntos: · Llevó a la economía peruana a la quiebra. · Empobreció a la población. · Permitió el deterioro de la infraestructura nacional. · Estatizó importantes áreas de la propiedad privada. · Aisló al Perú del mundo. · Permitió el avance del terrorismo. · Permitió el avance de la corrupción. · Concentró el poder político. . · Destruyó la administración de justicia y liquidó el derecho. · Propició una crisis moral y de valores. García, durante su gobierno, llevó al Perú a la crisis económica más grande de su historia republicana. La bancarrota o quiebra que ocasionó fue más grave que la que se experimentó durante la Guerra del Pacífico. La inflación acumulada de julio de 1985 a julio de 1990 alcanzó la tasa de 2.2 millones por ciento. El crecimiento del PBI acumulado en dicho periodo cayó en 7%. El PBI per cápita real llegó a 720 dólares, cifra menor que la de 1960. Durante su gestión, las resevas internacionales llegaron hasta -300 millones de dólares. El déficit fiscal y cuasi fiscal alcanzó el 16% del PBI. La presión tributaria cayó de 14.4% a sólo 4.1 % del PBI. La liquidez total se redujo de 17% a sólo 6% del PBI. Las empresas estatales perdieron 1,653 millones de dólares.
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CARLOS BOLOÑA El ingreso mínimo legal se redujo en 50%. Por último, los gastos en salud y educación cayeron] 5% en términos reales. Este cuadro es la auténtica "Radiografía de un Desastre", según 10 llamó la revista Perú Económico.
La población peruana se empobreció a niveles sin precedentes. El índice de pobreza crítica en diciembre de 1989 llegó a un nivel de 141, comparado con un valor promedio de 105 en 1985. En la ciudad de Lima la pobreza pasó del 17% de la población en 1986 al 44% en 1990. La pobreza afectó a 13 millones de peruanos y la pobreza crítica, al 54% de la población. Los gastos de consumo cayeron en 46% entre 1986 y 1990. El gasto social por habitante se redujo de 46 dólares en 1986 a 12 dólares en 1990. 1 La infraestructura nacional presentó un deterioro inédito. Al final del gobierno de García, sólo el 20% de la red vial nacional se encontraba en buen estado. En materia energética existía un déficit equivalente a 26% de la demanda. No se realizaron inversiones para incrementar la oferta de agua potable, proveer saneamiento. incrementar el suministro de energía eléctrica o construir carreteras y caminos. La propiedad privada sufrió serios atentados. Seestatizó la Belco Petroleum, los bancos, financieras y compañías de seguros y se nacionalizó Leche Gloria. Esto generó caos y desconcierto, y lo paradójico es que tales políticas iban en contra de las corrientes de privatización que se llevaban a cabo con éxito en el mundo. El Perú se aisló del mundo al seguir una política unilateral de no pago de la deuda externa. Al pretender ser líder tercer mundista y latinoamericano en materia de deuda externa, Garcfa nos convirtió en un "paria económico". El Perú fue calificado de "inelegible" para nuevos créditos, tanto de los organismos internacionales como de la banca y los proveedores. Asimismo, la polítiéa de dedicar sólo el 10% de las exportaciones para el pago de la deuda externa incrementó durante su gestión lo adeudado de 13 a 20 mil millones de dólares. Nos endeudamos por siete mil millones de dólares a cambio de nada. Los depósitos de moneda extranjera del Estado no podían mantenerse en la mayoría de bancos extranjeros por temor a que fueran embargados. La inversión extranjera desapareció del país. En cinco años el Perú recibió 15 millones de dólares, cuando Chile en un año recibía mil millones de dólares y Malasia 11 mil millones de dólares a fines de los ochenta. I
BID, 1992, pp. 221-228.
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El terrorismo avanzó de manera alannante. Los atentados se incrementaron de 2,050 en 1985 a 3,149 en 1989. El número de torres de alta tensión dañadas por los subversivos subió de 107 a 276. Las víctimas de la violencia política pasaron de 1,437 a 3,022. García, en lugar de combatir al terrorismo. quiso competir con él, ser más "izquierdista" que la subversi6n. Ueg6 incluso, en uno de sus discursos en 1988 en Ayacucho, a alabar la "mística del senderista". Dijo, en efecto, entre otras cosas: "Cómo no vamos a admirar eso.,. si tuviéramos 1O mil militantes con la fe fanática que tienen ésos, que dejan todo, no tienen famiJia, son tuberculosos, Qué autoridad moral tenemos nosotros, a veces pienso. para combatirlos cuando estamos rodeados de pseudo comodidades pequeñas",2 la corrupCión se extendió en forma alarmante. Entre 1985 y 1990 el área dedicada al cultivo de la coca prácticamente se duplicó alcanzando 200 mil hectáreas. El dólar MUC. la colocación de las reservas en el BCCI, la negociación de papeles de la deuda y las importaciones de alimentos fueron solamente la punta del iceberg de la inmoralidad en la gestión pública de esos años.
García concentró en sus manos el poder político. El Poder Legislativo perdió su autonomía, encontrándose a merced de sus designios. El Poder Judicial también era controlado por él. Lo mismo sucedía con el Jurado Nacional de Elecciones y los organismos de contro1. El Banco Central perdió su autonomía e imprimió dinero de acuerdo a sus caprichos. Por si esto fuera poco, dos años antes de que terminara su mandato García nombró gente de su confianza en puestos claves de Gobierno, cuya duración era de siete años, con el objeto de maniatar y .¡;ontrolar al régimen entrante. La concentraci6n de poder que tenía García para el período 1990-95 era impresionante. Esta situación distanciaba al régimen político peruano que heredamos en 1990 de lo que debe ser una democracia legítima. A tal punto había llegado esa deformación que, entre 1990 y 1992, García manejaba o tenía influencia todavía sobre la Contraloría General de la República, el Tribunal de Garantías Constitucionales, el Poder Judicial, el Consejo de la Magistratura, el Jurado Nacional de Elecciones y alrededor de 20% del Congreso Nacional. Adicionalmente, seguía detentando el poder en el Partido Aprista, tras haber sido reelegido Secretario General por aclamación. También tenía el apoyo de algunos medios de comunicación de manera bastante parcializada 2El Comercio, S de julio, 1988. p. AS.
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Finalmente, García acarreó una pérdida de valores morales y éticos inconmesumble en el país. El deterioro de principios, la desmoralización de la población, el desencanto y la desesperanza fueron en gran parte obm de García. Para muchos no había salida. El caos y la destrucción eran nuestro destino inexorable. Con esta política García "exportó" peruanos. E] capital humano. lamentablemente, es muy difícil de recuperar y tomará muchos años restuírlo. Al liderar la oposición, muchas veces, Garela desacredit6 a los partidos políticos en general y minó la confianza de los peruanos en un régimen constitucional.
3.
LA FABRICAClON DEL DESASTRE
Si bien nada se puede comparar al desastre producido por el gobierno de AJan Garcra, la crisis heredada en 1990 no fue resultado sólo de esa mala administración. El régimen de Garela fue el extremo al que llegó el desmanejo y la irresponsabilidad, así como el error ideológico e intelectual practicados en las últimas cuatro décadas. Durante todo ese tiempo se privilegió la decisión política por sobre el criterio técnico que exigía el manejo de los asuntos públicos.
La nuestra es la historia de] triunfo de la política sobre ]a economía. La política se ha entrometido en los asuntos económicos a través de una progresiva concentración de poderes en el gobierno y, con respecto a él, de una serie de jaloneos por su usufructo y extensión. Ello explica que, aunque los gobiernos cambiaran de signo político. el resultado fuera invariablemente un crecimiento del aparato estatal y de su injerencia en la economía. Este ha sido, a su vez. el motivo de la disminución de los estándares de vida del poblador peruano. La causa de eIJo no ha sido el Estado por sí solo. sino la apropiación de sus poderes por parte de grupos de intereses sectoriales o gremiales tratando de servir a sus fines a través de la presión, la influencia y el privilegio. Incluso gente bien intencionada ha caído en la garras de este sistema, que Hemando De Soto caracterizó como mercantilista por su semejanza con 10 que sucedió en Europa entre los siglos XVI y xvn 3. La lógica de ese sistema hace que el poder atraiga como un imán a los aventureros, a los incapaces y a los aprovechados.
3 Se puede constatar. afirma Heroando de Soto, que "el sistema de la Europa mercantilista y el sistema de Derecho redistributivo del Estado peruano tienen una gran semejanza" dado que "comparten, en mayor o menor grado, características como la producción autoritaria de la 1egi...laciÓll, un sistema económico directamente intervenido por el Estado, una reglamentaciÓll engorrosa, detallada y 'dirigista' de la economía, acceso dificil o imposible a la empresa por parte de los que no tienen vínculos estrechos con los gobernantes, burocracias abigarradas Y una ciudadanía obligada en muchos casos a organizarse en coaliciones redistributivas y gremios poderosos." DE SOTO, 1986. p. 259. En general, véase el capitulo VIl. ffEl Paralelo Mercantilista·,
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El sistema hizo una crisis extrema a fines de los 'SO, pero ya desde los años cincuenta había síntomas de su efecto perverso sobre la economía. Así lo demuestran los principales indicadores económicos.
3.1. El Precario Equilibrio de los 'SO En los '50, durante los gobiernos de Odría y Prado, la inflación promedio fue de 8% al año. Esto, que hoy podría parecer un paraíso, era en ese momento una tasa alta en el contexto mundial. Hacia finales de la década esta tendencia se había profundizado y en 1959 la inflación anual llegó a 12.6%. Fue entonces que entró al Ministerio de Hacienda Pedro G. Beltrán, cuya gestión constituye el único esfuerzo por un cambio significativo antes del '90. El logró reducir la tasa inflacionaria en nueve meses al punto de que, ya en 1961, se registró una tasa anual de 3.6%. El Programa Económico de Beltrán pudo, en corto tiempo, estabilizar la economía, comenzando por equilibrar las cuentas del gobierno, de suerte que para el '60 y el '61 se registra, incluso, un saldo positivo. En los años '50, en el contexto de una intervención del Estado en la economía relativamente limitada, hubo un crecimiento sostenido de la producción. Eso permitió aprovechar las oportunidades del momento. No se había dado el "boom" exportador y no obstante alcanzamos tasas de crecimiento del PBI del 7% anual en promedio. En esa década, nuestra economía tenía un grado de vinculación con el exterior mucho más alto que el actual, ya que las exportaciones representaban alrededor del 20% del PBI. En 1960 este rubro había crecido en más del 100% con respecto a 1950, pasando de 194 millones de dólares a 444 millones de una fecha a otra. En 1961 el nivel fue de 510 mi1lones de dólares. Había niveles aceptables de inversión extranjera y podíamos, además, captar ahorro externo a través del endeudamiento. La deuda pública creció sin embargo en forma permanente aunque, a finales del período, Beltrán logró reducir sustantivamente los niveles de lo adeudado, mientras aumentaban las exportaciones. Las reservas reflejaron también las crisis del momento. Si bien en la década se mantuvo un nivel promedio por encima de los 60 millones de dólares, ello
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representaba más del 20% del promedio de las exportaciones. Beltrán fue llamado al Ministerio de Hacienda cuando el nivel de las reservas cayó a 43 millones de dólares o 15% de las exportaciones, lo que se consideraba entonces un desastre. Luego de aplicado su programa de estabilización, ese nivel se recuperó hasta alcanzar 124 millones o 24% de las exportaciones de 1961.
3.2. Los Frutos del "Desarrollismo"
La política sin embargo, cortó la tendencia a la recuperación y estabilización de los principales indicadores. Lejos de aprovechar los resultados económicos. tanto la JuntaMilitarde Gobierno (queejercióel poderentre 1962y 1963 y creó. entre otras cosas, elInstituto Nacional de Planificación) como el primergobierno del arquitecto Belaunde (1963-68), ampliaron laesferade intervención económica del Estado, inyectando más dinero a las empresas estatales, haciendo crecer la administración pública y desentendiéndose del tema del equilibrio y la disciplina fiscal. En ese entonces la mayoría de la gente no percibía la inflación como un gran problema, al punto que se admitieron una serie de teorías y posiciones inflacionistas que no mucho más tarde hicieron ver sus consecuencias indeseadas. El tamaño del gobierno crece aún contra la voluntad del gobernante, por la propia lógica del sistema, a no ser que se cuente con un programa de acciones específicas para detener la tendencia. No basta con estar persuadido de las ventajas del mercado, hay que estar absolutamente convencido de la superioridad de este sistema y de los principios que exige mantener en forma inalterable. En efecto, en los '60, fundamentalmente bajo el primer belaundismo y en los inicios del gobierno de Velasco, la inflación promedio fue de 30% anual. El influjo de las ideas "desarrollistas" rompió con la visión ortodoxa de la política monetaria de la década anterior. Según la nueva percepción de las cosas, el Gobierno podía intervenir en la economía protegiendo a la industria nacional de la competencia del extranjero e invirtiendo sus recursos en el proceso productivo, aunque para ello sus cuentas incurrieran en déficit. 4
4 Si bien ya en 19591a ley 13270, de Promoción Industrial, anunciaba la desviación del marco de una economía orientada por el mercado a otra guiada por la intervención gubernamental, en 1961 era evidente la vuelta que había dado la tendencia. Un hecho anecdótico la ilustra muy claramente. En la primera Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE), inaugumba el evento Pedro Beltrán, advirtiendo sobre una época "llena de peligros, si nos equivocamos en el camino", mientras en la clausura Raúl Prebisch hacía un abierto llamado a la "planificación económica en la América Latina" para fijar objetivos de producción y dar los estímulos respectivos.IPAE, 1961, pp. 14 Y21920. respectivamente.
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Bajo el modelo nacionalista, en los años sesenta se comenzaron a suceder déficit fiscales de hasta más de 2%. De haber sido eficaz, el modelo de la "sustitución de importaciones" que cobró fuerza en esa década. las tasas de crecimiento de la producción habrían mejorado o, por lo menos, se habrían mantenido. Los resultados. sin embargo, fueron otros: el promedio anual de la tasa de crecimiento del PBI pasó del 7% en la década del cincuenta a sólo 4% en la década del "desarrollismo". Perdimos entonces ritmo en el aumento de nuestra capacidad exportadora y, por supuesto. en el grado de vinculación de nuestra economía con el resto del mundo. Como porcentaje del producto. las exportaciones cayeron al 17% y disminuyó el flujo de inversión extranjera. pero no el endeudamiento externo. En el contexto de una tendencia a lacaídade la producción el aumento del endeudamiento representaba un riesgo. Si exportábamos menos en términos relativos, ¿cómo pagaríamos en el futuro esos créditos? En 1961 teníamos una deuda pública externa de 140 millones de dólares y exportaciones por 510 millones. Hacia 1969 la deuda era de 874 millones frente a exportaciones de 880 millones de dólares.
Ya hacia 1968 se habían acumulado los frutos nocivos del mal manejo económico. El gasto público había pasado de 13.3% del PBI en 1961 a 18.6% en 1967 y la inflación, de 3.6% en 1961 a 10.8% en 1967 y a 18.4% al año siguiente. Las cuentas fiscales habían pasado de los superávit de 1960 y 1961 a déficit de 3% del PBI en 1966 y 1967. La producción, mientras tanto, luego de haber crecido 8.2% en 1960 veía declinar sus tasas de 3.3% en 1966 a 0.4% al año siguiente ya -3.1 % en 1968. La situación estaba mal y seguía empeorando. Quizá por eso no existió un rechazo de la población al golpe militar del 3 de octubre de 1968. encabezado por Velasco. La gente quería un cambio a como diera lugar, aunque no supiera exactamente en qué dirección.
3.3. El Intervencionismo Desatado Quienes llegaron al poder en esa oportunidad eran partidarios del intervencionismo estatal. Se explicaban los males de la economía por una insuficiencia en la aplicación del modelo: como la intervención parcial en la economía no había dado resultado, se pensó que había que generalizarla y
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profundizarla. protegiendo a la industria nacional de la competencia y controlando por decreto las principales variables económicas. El Gobierno Militar pretendió cambiar todos los aspectos de la vida económica y política de la nación. Supeditó la actividad privada a la planificación compulsiva y omnicomprensiva del Gobierno. Barrió el derecho de propiedad en el agro, a través de la Reforma Agraria. quiso sustituir el sistema de partidos a través del Sinamos, creó beneficios especiales para la llamada "propiedad social" (autogestionaria), para las cooperativas y las empresas estatales. Desplazó la iniciativa privada sustituyéndola por la acción estatal a través de la Reforma Pesquera que malogró el desarrollo espectacular de esta actividad. Controló la producción manufacturera a través de aranceles diferenciados y muy altos (la protección efectiva arancelaria y cambiarla se acercó al 400% '), creó la ley de Estabilidad Laboral, bajo el supuesto de que la legislación del Estado podía sustituir a la demanda de mano de obra de la producción con tan sólo dar un mandato gubernamental. Estableció la Comunidad Laboral, el Re¡istro de Manufacturas, multiplicó las licencias para producir, importar y comerciar; impuso el control de cambios, incrementó la inversión pública, aumentó irresponsablemente el endeudamiento y estatizó empresas privadas. Los remedios, obviamente, fueron peores que la enfermedad. En los '60, bajo VeJasco y Morales Bermúdez, la inflación anual fue de más del 70% en promedio. Se produjo un crecimiento rápido y desproporcionado del Gobierno Central, alrededor del cual se formaron más de doscientas empresas públicas. Todo salía de las arcas fiscales, creando en conjunto déficit cada vez mayores. Estos llegaron a representar, en promedio, hasta 5% del producto. A pesar de haberse aumentado el gasto y la inversión pública. cayeron los niveles de crecimiento de la producción. En los sesenta la tasa promedio había sido de 5.1% anual, mientras que en los setenta fue de 3.2%. El escaso crecimiento obtenido, además, era en mayor medida resultado de la "inflación" de recursos inyectados en la economía que de un crecimiento real de la producción. Se produjo entonces un mayor endeudamiento para las empresas públicas, para el Gobierno Central y para equipamiento bético. Fue en ese momento que nos precipitamos en el carrusel de la deuda externa. Contamos para ello con la ayuda de los organismos multilaterales de crédito y aquellos de sus funcionarios que creían estar financiando el desarrolJo de los países del Tercer Mundo.
s Ferrari (1982), p. 62 Y ss.
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Durante esa década la capacidad exportadora siguió cayendo hasta llegar al 14% del PBI y, por efecto de las nacionalizaciones y expropiaciones, se terminó de ahuyentar a la inversión extranjera del país. Perdimos nuestra posición en los mercados del pescado. los minerales y el petróleo. ¡En los años del "boom" de precios de las materias primas! Las Reservas Internacionales Netas reflejaron el impacto del endeudamiento. registrándose durante tres años consecutivos reservas negativas.
Hacia fines de la década la crisis económica hizo insostenible al régimen político y tuvo que llamarse a elecciones para una Asamblea Constituyente, lo que creó expectativa y esperanza en la población. Para Jos bolsillos de la gente, sin embargo, pocas cosas cambiarían con el advenimiento de la democracia. 3.4. Democracia Deficitaria
Para mantener las formas, los militares dijeron que el regreso al sistema de renovación del poder por elecciones debía estar condicionado al mantenimiento de las "reformas estructurales". Los líderes de los partidos rechazaron tales exigencias y declararon la autonomía y soberanía de la Asamblea Constituyente. Curiosamente, sin embargo, el texto constitucional consagró las principales "reformas estructurales". así como la "planificación concertada", la "iniciativa privada armonizada con el interés social", el estímulo a las empresas autogestionarias. la actividad empresarial del Estado para "promover" la economía o la reserva de cualquier actividad económica en su conjunto a favor del Gobierno, entre otras cosas.6 El segundo gobierno del arquitecto Belaunde (1980-85) mantuvo todo el pesado e ineficiente aparato empresarial del Estado, no hizo mayores esfuerzos de racionaJización de la administración pública, ni eliminó las excesivas regulaciones estatales sobre la actividad privada. La intervención estatal se mantuvo, aunque moderadamente administrada, en casi todos los campos del quehacer productivo
• Para una documentada critica sobre los efectos económicos de los graves errores contenidos en la Constitución de 1979. véose el documento del Instituto Apoyo. 1992. Incoherente e intervencionista. dice el Resumen Ejecutivo de este valioso trabajo. la concepción básica de la carta del '79 "ignora los leye.q más fundamentales de la etonomfa y. paradójicamente. termina perjudicando a quien busca proteger".
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CARLOS BOLOÑA y comercial. En el aspecto financiero, incluso, el poder gubernamental para la toma de decisiones económicas aumentó. Se expandió la banca "asociada" y se facilitaron mayores créditos a través de la llamada Banca de Fomento. Gran parte del proceso inflacionario de la década se puede explicar por la utilización de este mecanismo de crédito artificiaL En 1977 el crédito de la banca de fomento era un 25% del crédito interno; en 1982 llegó a un 40%. En el segundo régimen de Acción Popular se continuó con los controles de precios en productos claves para la economía, como los combustibles, los alimentos, el crédito. el tipo de cambio (que. además, era distinto según la actividad económica). el acero y el cemento, entre muchos otros. En el comercio se hizo una mínima reducción de los niveles arancelarios. En promedio bajaron de 39 a 34% de julio de 1980 a diciembre del mismo año, pero en diciembre del '84 terminaron en 57%. En algunos sectores se sintió más la exposición ante la competenCia extranjera, debido a que había una gran dispersión en los aranceles. Se mantuvieron. además. innumerables controles. supuestamente de calidad, sobre las mercancías importadas (controles sanitarios, fito y zoo sanitarios, entre otros). Estos controles, denominados "barreras paraarancelarias", parecerían estar hechos en realidad para impedir la competencia de los productos extranjeros. Las empresas públicas se mantenían a través de los subsidios a la producción y el control de precios para evitar la competencia. Ello ocasionaba enormes transferencias del Tesoro Público y, a la vez, anulaba la iniciativa privada y creaba graves distorsiones en el mercado. dando ganancias a empresas que no utilizaban eficientemente Jos recursos productivos y financieros.
Este esquema hizo muy vulnerable a la economía. El promedio de inflación anual del período 1981-1985 fue de 108%. El déficit fiscal se situó en promedio en 7.1 % del PBl La producción prácticamente no creció en el período, mostrando un promedio de variación anual del PBI de 0.04%. Las exportaciones tuvieron un crecimiento promedio de apenas 0.4% al año. Las Reservas Internacionales Netas, por su lado, sí exhibieron un repunte, pasando de 771 millones de dólares en 1981 a 1.420 millones en 1985.
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3.5. El Futuro Diferente Al final del segundo belaundismo, las cosas habían empeorado y la gente nuevamente querfa un cambio, viniera de donde viniera. Alan García lo ofrecía, prometiendo... mayor intervención estatal en la economía. "La planificaci6n - estatal, en ]a medida que estas atenciones no se realicen con fondos obtenidos contra la voluntad de los demás ciudadanos. La mejor forma de intervenir en ayuda de los más necesitados es a través del subsidio directo a los individuos en cuestión, por medio de sistemas de participación competitiva del sector privado.
Para que los ciudadanos puedan expresar su voluntad sobre cómo destinar los fondos públicos se requiere de un sistema de elección de autoridades que represente las preferencias ciudadanas, El sistema menos imperfecto para la selecci6n de funcionarios que manejen los poderes coercitivos del Estado es la democracia. No se entiende ella como el poder absoluto de las mayorías, sino como el sistema que, a través de la consulta de la opinión mayoritaria, adopta las decisiones pertinentes a las funciones públicas. La democracia debe también ser un tipo de gobierno limitado, para que no caiga en lo que De Tocqueville llamaba "la tiranía de las mayorías". En efecto, el principio fundamental es e] de la libertad del individuo y ninguna mayoría, por numerosa que sea, tiene derechos legítimos sobre la esfera de la persona. La democracia es un sistema que permite que el Gobierno se adapte a los deseos de los gobernados sin recurrir a la violencia. Para ello se utilizan elecciones, representaciones y normas constitucionales que limitan el uso del poder, incluso el de las mayorías. 16Los efectos externos o "extemalidades" son aquellas erogaciones que debe hacer alguien para beneficio de otro. I? "las leyes-decía Smith -con frecuencia siguen vigentes mucho tiempo después de que las circunstancias que oñginaJmente las ocasionaron. y que son lo único que Ia.~ justifica. dejan de estar presentes," Smith (l98Ib). Vol. l. p. 383.
E! profesor Skinner ha comentado e.
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