C. Hunter - Ninguna Buena Razón
August 29, 2017 | Author: Eva Lourdes Cienfuegos | Category: N/A
Short Description
Descripción: "No puedo hacer esto. No puedo hacer nada de esto sin ella." La Detective Sanne Jensen (no rubia,...
Description
os
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
NINGUNA BUENA RAZÓN (NO GOOD REASON) POR CARI HUNTER
TRADUCIDO POR: MARTHA LO 2017
2
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
SINOPSIS
"No puedo hacer esto. No puedo hacer nada de esto sin ella." La Detective Sanne Jensen (no rubia, no alta, definitivamente no es escandinava) y la Dra. Meg Fielding (desaliñada, atolondrada, propensa a insultar a los pacientes) son mejores amigas de toda la vida, compartiendo el mismo entorno desfavorecido y ocasionalmente la misma cama. Cuando un violento secuestro aturde al pueblo de Peak District de Rowlee, ambas mujeres se involucran en el caso. Mientras Sanne y sus colegas de East Derbyshire Special Ops buscan al culpable, y Meg lucha por mantener viva a su víctima, un impactante descubrimiento gira la investigación sobre su cabeza. Con el reloj corriendo, Sanne y Meg se encuentran empujadas más cerca por un crimen que amenaza con destrozar todo.
3
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
PROLOGO Lastimada. Le dolía cuando abría los ojos y todavía le dolía cuando los cerraba. Su lengua se sentía gruesa, demasiado grande para su boca, y pegajosa contra el paño que la atravesaba. No debería poder sentir la arena fría bajo sus muslos desnudos, la humedad del aire, la sed furiosa; ella nunca había sido capaz de sentirlos antes. Tampoco había podido moverse antes, para tocar sus dedos con la piedra resbaladiza o levantar las manos y sentir con que estaban atadas: una especie de cuerda cubierta de plástico, anudada bien apretada como para escocer su piel. Los músculos de sus brazos eran pesados y lentos para obedecer, sus dedos buscaban a tientas mientras sacaba el paño de sus labios. Rasgó la cuerda con los dientes, gruñendo y llorando de frustración cuando se negó a aflojar. Un ruido de sonido la hizo congelarse, el aliento contenido, el corazón acelerado, pero nada siguió, ni pasos, ni gruñidos de esfuerzo como si algo pesado estuviera siendo levantado. Él nunca parecía estar fuera por mucho tiempo, pero entonces cómo ella podía medir el tiempo a través de la oscuridad y las drogas? Saltó cuando una gotita de agua salpicó su hombro. "Mierda…" No estaba segura de si se había quedado dormida, sin saber qué había estado tratando de hacer de antemano. Sus manos se movieron como para refrescar su memoria, y con un golpe de recuerdo, comenzó a trabajar en la cuerda de nuevo. La sangre brotaba de sus labios agrietados, pero el nudo no mostraba signos de aflojamiento. Se dio por vencida y tiró de sus rodillas hacia ella, incapaz de detenerse de jadear mientras cogía las ataduras alrededor de sus tobillos con los dedos rígidos. Este nudo presentaba poca resistencia, aunque la ligadura dejaba círculos hinchados en su carne entumecida. Se cayó tan pronto como trató de ponerse de pie, lastimando sus manos y cara contra la piedra. El dolor le dio una décima de segundo de claridad, y casi identificó el vago pensamiento que estaba regañándola, pero se desvaneció de inmediato. Dejándolo pasar, se tambaleó a su izquierda, hacia el lugar desde el cual él siempre se acercaba. Ella apretó a través del único hueco que encontró y dejó que el aire fresco la guiara por el camino, una brisa fina que se envolvió alrededor de su piel y la puso a temblar, incluso mientras aspiraba en enormes, agradecidas respiraciones. Dejando atrás el hedor de sangre, excrementos y orina, se lanzó a la tarima de madera encajada en el bajo punto de entrada. Darle patadas a los tablones le hizo astillar los talones, pero el aire estaba cada 4
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
vez más limpio, y ahora podía ver destellos del exterior. Un último empujón derribó la barrera, el impulso la lanzó sobre sus manos y rodillas. Se arrastró por encima del umbral y luego se puso de pie, balanceándose y temblando y rodeada de la nada. "Oh Dios, oh Dios." Nada: sin luces, sin senderos obvios, sin signos de civilización. Había sólo un delgado rayo de luna y el viento aullaba a través de los páramos. "Alguien que me ayude, por favor," susurró. "Por favor, por favor." Ella seguía implorando incluso cuando empezó a correr, sus pies alternadamente hundiéndose en la turba mojada y rasgándose en la piedra arenosa. Perdió la cuenta del número de veces que se cayó y tuvo que tambalearse arriba. Sólo una vez se detuvo, para saciar su sed en un pequeño estanque. Incapaz de coordinar sus manos atadas, bajó la cabeza y la lamió como un animal, agua que sabía terrosa pero limpia y fría. Cuando se puso de pie otra vez, su cabeza dio vueltas, y su visión se retorció en círculos vertiginosos. Cerró los ojos, escuchando el silbido del viento a través de las rocas, sus enormes siluetas aún más oscuras que el cielo. Un día, no hace mucho, había escalado rocas así, luchando por los apoyos y las agarraderas, extendiéndose hacia ... Ella sacudió la cabeza, el recuerdo indistinto y ya deslizándose. Ya no podía correr, sólo podía escalonar lo que esperaba podría convertirse en un sendero. Transcurrieron minutos, tal vez horas, pero el cielo nunca se iluminó, y el sendero nunca se materializó. Al menos me alejé de él, pensó, y en ese instante, el suelo desapareció debajo de ella, dejándola en caída libre. Aterrizó con los miembros enredados, su cabeza golpeando contra una roca. Respiró hondo, el dolor ya desvanecido. "Al menos yo —"
5
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO UNO Inclinándose en su silla, el joven que estaba frente a Sanne Jensen cogió algo de un diente con un dedo manchado de suciedad y luego le sonrió. Tenía los dientes desiguales, uno roto, uno desaparecido y todo sin brillo. Sanne no le devolvió la sonrisa. "Sin comentarios," él dijo, y la máquina grabando su entrevista se apagó abruptamente, como si también hubiera llegado agotado a su recurso. Sanne dejó el lapicero junto a su libreta. "Sr. Clark, me gustaría darle las gracias por su tiempo y su esclarecedora contribución a la investigación." Callum Clark entrecerró los ojos, no muy seguro de si ella estaba siendo sarcástica. Miró a su abogado, que indicó que se les había dado la señal para marcharse. "Detectives Jensen, Turay. Esperamos tener noticias suyas." Tal era la prisa del abogado que casi chocó contra el pecho de Clark cuando Clark se detuvo y se volvió hacia Sanne. "Un nombre como ese" —Clark apuntó su pulgar hacia la placa de identidad de ella— "Pensé que serías —" "Rubia?" ella ofreció. "Alta." Él inclinó su cabeza a un lado. "Pero sí, ahora que lo mencionas, rubia también." Sonó decepcionado, como si las inútiles horas de interrogatorio en una habitación sofocante que apestaba a café de mierda y sus propios hábitos dudosos de higiene tuvieran el potencial de ser mucho más entretenidas. Sanne tomó la crítica implícita directamente. "Sí, me lo dicen a menudo," dijo, ignorando la risa de su compañero. El abogado condujo a Clark hacia el pasillo, y la puerta se cerró tras ellos. Sanne se inclinó hacia delante, sus vértebras tronaron mientras intentaba apoyar la cabeza en sus brazos cruzados. El cansancio le hizo perder su objetivo, su frente golpeando la mesa. "Mierda." Ella gimió, pero no tenía la energía para moverse. "Cuatro horas, Nelson," dijo contra el frío plástico. "Cuatro horas de nuestras vidas que nunca vamos a recuperar, gracias a esa pequeña mierda." 6
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Nelson Turay palmeó su hombro, y ella volvió a golpear la cabeza contra la mesa. "¿Te apetece una bebida? Mi ronda. Abeni ha llevado a las chicas a ver a su mamá." Sanne se levantó. "Gracias, amigo, pero prometí reunirme con Meg, y necesito escribir las notas para el caso Dawkins, o la jefa tendrá mi culo." "Cierto." Le mostró su libreta, sosteniéndola delante de ella como un trofeo. "Mantengo una lista." "¿Uno a uno?" Él silbó en incredulidad, exhibiendo su propia libreta, que contenía una serie similar de marcas. "Maldita sea. Sólo tengo noventa y siete. ¿Seguro que la tuya está correcta?" "Muy segura." "Debo de haber exagerado un poco hacia el final." "Bueno, puedes comprobarlo cuando escuches la cinta." Ella le guiñó un ojo y se agachó mientras él trataba de pegarle. Habían celebrado una competencia de papel, piedra, tijera para asignar esa tarea en particular, y él había perdido, torpemente. "No esta noche," él dijo. "Si estás abandonándome, y tengo la casa para mí mismo, estaré comiendo pizza y bebiendo cerveza mientras llevo nada más que mis calzoncillos." Ella lo miró fijamente. "Gracias por esa imagen. Mi día está ahora completo." "No digas que nunca hago nada por ti." Sosteniendo la puerta abierta, él le hizo un gesto para que ella saliera primero. Ella miró una vez más las líneas garabateadas en el margen de su libreta y suspiró. En cuatro horas, seis minutos y aproximadamente treinta y dos segundos, Callum Clark había repetido la frase ‘sin comentarios’ ciento y un veces.
7
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** Nunca iba a funcionar. El ángulo de aproximación era demasiado agudo, la presión demasiado feroz, y el objetivo ligeramente fuera. El hombre se sacudió ante el primer aguijón de incomodidad y aulló mientras la aguja cavaba más profundo. "¡Maldita perra!" Con sus reacciones perfeccionadas por años de experiencia, Megan Fielding caminó con calma hacia la línea de fuego. Colocó una mano en el pecho del hombre, lo clavó en la cama y usó la otra para quitar al asombrado médico interino fuera de su alcance. La identificación de la interina la marcaba como Foundation Year One (F1), ese difícil período de transición entre ser un estudiante de medicina y un doctor certificado. “Suficiente,” Meg dijo, mientras el hombre en realidad le gruñía. "He tenido suficiente." Él levantó el brazo, mostrando la sangre que salía de una vena, y señaló a la F1. "Ella lo hizo a maldito propósito." "Ella hizo eso porque es nueva y porque moviste tu maldito brazo," Meg dijo. El rostro de la F1 palideció, y su boca se abrió. Meg la ignoró."Ahora no es nuestra culpa que — por cuarta vez en tantas semanas — hayas decidido lavar el mérito de un mes de diazepam con el mérito de un año de sidra destroza tripas.Y definitivamente no es nuestra culpa que tus venas estén todas hechas mierda. Personalmente, te dejaría dormir la mona y sufrir la resaca, pero el protocolo y un cierto juramento, bla, bla, bla ... " Ella apretó un torniquete alrededor de su brazo y punzó el pliegue de su codo. "¿Vas a quedarte quieto esta vez?" "¿Vas a golpear la puta vena?" Ella frunció los labios y soltó un suspiro. "No puedo hacerte promesas, me temo." Palpó una de las pocas venas que la F1 no había arruinado, antes de deslizar la cánula en su lugar. "Ahí, eso no fue tan malo, ¿verdad?" Las botellas de sangre tintinearon mientras dejaba caer las muestras en la bandeja. Ella se giró hacia la F1. "Empieza un litro de solución salina, y lo remiten a psicología cuando está lo suficientemente sobrio para hablar acerca de ello. Eso es, por supuesto, a menos que empiece a patalear y luego desaparezca, como lo hizo en las tres últimas 8
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
ocasiones. En cuyo caso" —se apresuró a comprobar su reloj— "lo veremos nuevamente en unos siete días." El hombre abrió la boca para responder, se congeló, golpeó los labios juntos y el vómito salió proyectado por toda la parte superior de Meg. Ella dio tardíamente un paso atrás. "Bueno, eso es malditamente perfecto." *** Mientras la impresora sacaba página tras página de las notas del caso de Sanne, se quedó junto a la ventana y dejó que el balido de las ovejas y el zumbido del tráfico que se dirigía a Sheffield borraran el zumbar mecanizado. Hace seis meses, un contratista que se apresuraba a cumplir un plazo había pintado la ventana cerrada, y de los nueve detectives en el departamento de Operaciones Especiales de East Derbyshire, sólo Nelson tenía el truco para abrirla completamente. El aire caluroso que flotaba no hacía nada para atenuar la falta de ventilación en la oficina, pero al menos olía más agradable. Sanne se arrodilló para acercar su rostro a la estrecha brecha. "No recuerdo haber autorizado ninguna hora extra para usted, Detective." El sonido de la voz de Eleanor Stanhope provocó una respuesta pavloviana. Sanne se echó hacia atrás, olvidándose de la ventana y rebotando la parte superior de su cabeza contra el marco. "Oh, carajo." Apretó una palma sobre el lugar lesionado y miró a la Detective Inspectora. "Lo siento. Ow, carajo, señora.“ Eleanor sonrió. "¿Estabas planeando quedarte aquí toda la noche?" "No, pero estoy libre mañana y necesito terminar las notas de Dawkins." Sanne juntó rápidamente las hojas impresas y las puso en su pecho. "Iba a darles una leída final antes de dejarlas para usted." "¿Por qué no me las das ahora y vuelves a casa? Ya es tarde. Sé que llegaste temprano, y también sé que pasaste la tarde estando sin comentarios por uno de los mejores inútiles que Halshaw tiene para ofrecer." Eleanor extendió la mano con expectación. "Si yo fuera tú, ahora estaría hasta el cuello en una botella de whisky."
9
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
A pesar de la ligereza de su tono, Sanne le entregó sus papeles con reticencia, nerviosa por los errores tipográficos o la gramática cuestionable que ella podría haber pasado por alto. Incluso después de doce meses, ella seguía siendo el miembro más joven del equipo de Eleanor. Había sido seleccionada por mérito propio —Eleanor no hizo ningún secreto su desprecio por la discriminación positiva — pero la necesidad de esforzarse un poco más fuerte que la mayoría había sido arraigada en ella desde una edad temprana. La misión de EDSOP (Departamento de Operaciones Especiales de East Derbyshire) eran crímenes de gravedad — asesinatos, violaciones, agresiones serias, secuestros — y cubrían una gran franja del este de Derbyshire. Antes de unirse al equipo, Sanne había trabajado en Response durante tres años y medio, y nunca se había arrepentido del cambio. Eleanor deslizó el fajo de papeles en su maletín y lo cerró. "Vamos. Ponte relajada." Cruzaron la habitación y se detuvieron ante la puerta del despacho de Eleanor. "Buenas noches, jefa." No hace falta decir que la DI estaría trabajando hasta altas horas de la madrugada. "Buenas noches, Sanne. Disfruta tu día libre." Eso trajo una sonrisa a la cara de Sanne. Había cumplido con sus plazos, había esclarecido sus casos pendientes, y triunfado en tijeras-papel-piedra. Por primera vez en meses, no tenía nada relacionado con el trabajo que hacer. "Gracias, jefa." Agarró su chaqueta y se inclinó sobre su computadora para cerrar la sesión del sistema. Mientras se dirigía a la escalera, su teléfono zumbó. El mensaje de Meg era breve y directo. Llego tarde. Me vomitaron. ¿Te apetece una merienda en mi casa en cambio?
*** La presión de la ducha del hospital dejaba mucho que desear, pero el agua estaba caliente y abundante, y Meg se sintió comenzar a relajarse bajo ella. Se lavó el cabello y luego dejó caer los brazos a los lados, permitiendo que el delgado chorro hiciera el trabajo de enjuagarla. Le dolía la espalda y todavía podía oler un rastro de vómito mezclado con alcohol, incluso a través del lavado corporal. 10
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"Maldita sea," murmuró, cerrando la ducha. "Mejor que antes." Su torso fue frotado casi en carne viva donde había tratado de limpiarse. Ya comenzando a temblar en el frío baño, secó suavemente la piel lacerada con su toalla. Una vez vestida y un poco más cálida, tiró sus ropas sucias en una bolsa de basura clínica, recogió sus pertenencias y llevando todo salio hacia el pasillo. "¿Optimista, doc?" uno de los porteros le preguntó mientras rodaba un paciente por delante. "Al menos ocurrió al final de su turno." "Sí, sí, ríete." Ella sonrió mientras él hacía sobregirar su camilla y la rebotaba en un marco de la puerta. "Joder. Lo siento, Ethel. Hasta mañana, Doc." Meg se volvió en la dirección opuesta y dejó su bolsa de basura en la compuerta, antes de precipitarse hacia la salida. Cuando se acercó a las puertas, tuvo que obligarse a no correr. Esta era siempre la parte más complicada del cambio de turno: salir sin que nadie intentara detenerla, pedirle una segunda opinión o hacer que hiciera sólo este pequeño procedimiento que no tardaría más de un minuto, honestamente. Las puertas se cerraron detrás de ella, y salió en el aire suave de la tarde, teñido con humo de tabaco mientras alguien escondido detrás de una ambulancia disfrutaba de un maldito cigarro. Respiró profundamente a pesar de todo, y sonrió cuando su estómago retumbó. En el momento justo, su teléfono sonó. Date prisa, Sanne había escrito. Prepárame lo de siempre, y agregale salsa curry xx *** Sanne se movió alrededor de la cocina de Meg con una facilidad nacida de la familiaridad. Sabía en qué alacena Meg guardaba su vajilla y detrás de ella se escondían los condimentos. Las bolsas de té esperaban en tazas junto a la tetera y rebanadas de pan de mantequilla de corte grueso, mientras el microhondas zumbaba en el fondo mientras calentaba los platos. La casa adosada tenía hermosos rasgos victorianos, pero la gran ventana de la sala de estar y el techo alto la dejaron ventilada y fría incluso en verano. Arrodillada en la alfombra delante de la chimenea, Sanne empujó otro leño en el fuego abierto y movió su posición con el atizador. Una ráfaga de calor 11
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
hizo que sus mejillas hormiguearan agradablemente, y sonrió cuando el chasquido de una llave en la puerta delantera fue seguido por el tradicional saludo: "¿Alguien en casa?" Atraída por el olor de las papas fritas avinagradas, Sanne se levantó y encontró a Meg en el pasillo, luchando por desatar sus tenis con las manos llenas. "Las platos están dentro, la tetera hirvió, el pan está hecho, el fuego está encendido y, oh, me encanta tu nuevo peinado," Sanne dijo. Tomó la bolsa de trabajo de Meg y la bolsa del restaurante de comida rápida, y se quedó pacientemente mientras Meg la usaba como un apoyo mientras se quitaba los zapatos. "Has estado ocupada," Meg dijo, dándole a Sanne un beso mojado en la mejilla. "Sabía que había una razón por la que eras mi mejor amiga." Empujó experimentalmente su pelo. "¿Me olvidé de volver a cepillarlo?" Sanne se echó a reír. "Yo diría que sí, sí." "¿Te parece horrible?" "Ciertamente parece original." "Bueno, ya me conoces. Estoy a punto de establecer tendencias." Eso hizo que Sanne se riera más fuerte. Meg adoraba el código de vestimenta informal del hospital para sus médicos de Accidente y Emergencia, y pasaba la mayor parte de su tiempo libre usando pantalones de combate y sudaderas con capucha. Su pelo corto necesitaba un estilo mínimo, y el único color en sus mejillas era un bronceado adquirido sentada en su jardín trasero con los pies en alto, mientras Sanne atendía a sus plantas. Sanne sonrió y besó la frente de Meg. Habían sido las mejores compañeras durante años, y Sanne la adoraba. "Te ves preciosa," dijo. "Mmhm." Meg la miró con un escepticismo habitual. "Creo que la promesa de papas fritas está nublando ligeramente tu juicio." "Esa es una clara posibilidad. ¿Te acordaste de mi salsa curry?" "Por supuesto que lo hice."
12
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
La protesta podría haber sido más convincente si Sanne no hubiera visto CURRY! Garabateado en el dorso de la mano de Meg. "¿Qué tan lejos llegaste antes de que tuvieras que regresar por ella?" Meg intentó fingir indignación por un momento, antes de que suspirara. "Casi una milla y media." "Entonces, mejor que esa vez que regresaste a casa con nada más que dos huevos en escabeche y los guisantes blandos de otra persona?" Era un leve elogio, pero parecía animar a Meg. Abrió los envoltorios de papel y sacudió el vinagre a través de sus peces con renovado celo. "Incluso me acordé de sacar la basura esta mañana." "¿Sí?" Sanne dijo a través de una papita robada, mientras llevaban sus platos a la sala. "Bien por ti." "Por supuesto, eran latas y papel esta semana, y saqué la de la casa y el jardín, pero al menos acerté en el día." Se sentaron juntas en el sofá. Sanne alargó la mano para golpear su tenedor contra el de Meg. "Eres muy brillante", dijo, y levantó la tapa de cartón de su salsa curry, para encontrar salsa espesa en cambio. *** "Lo siento por el curry." Su expresión deprimida, Meg ofreció un té recién hecho y un paquete de chocolate HobNobs como una ofrenda de paz. Sanne tomó la taza y palmeó los cojines del sofá, esperando hasta que Meg se había sentado a su lado antes de que respondiera. "¿Cuántas veces tengo que decírtelo?" Ella acarició sus dedos a través del desorden áspero del pelo de Meg. "La salsa estaba bien, y estás siendo una tonta. Ahora, come tus galletas." Meg no hizo ningún movimiento hacia el paquete. Su agarre en su taza era tan apretado que sus nudillos se volvieron blancos. "¿Crees que voy a terminar como mi madre, San?" Habló en voz baja, su aliento susurrando contra la mejilla de Sanne.
13
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"No, no lo creo," Sanne dijo sin dudarlo. La posibilidad era demasiado horrible para considerar. "Creo que siempre has sido una cabeza de chorlito, y tus cambios de turno lo empeoran." Ella casi derramó su té mientras Meg se sentaba derecha, preocupada completamente por su rostro. "A veces me pregunto. Puede ser algo de familia, ya sabes." "Lo sé, amor, pero muchas cosas pueden hacer eso, por lo que no tiene sentido preocuparse por ello." "Hmm." Meg jugó con el paquete de HobNobs, parecía poco convencida. "Vamos," Sanne la reprendió suavemente, no queriendo que entrara en una depresión. "Abrelas antes de que se enfríe el té." El paquete crujió mientras Meg dejaba escapar su aliento y tomaba una galleta. La sumergió en su té, la sostuvo por un par de segundos, y la sacó el instante antes de que se cayera. Su éxito pareció animar su humor, se comió la galleta con entusiasmo. "¿Cómo está tu papá?," Preguntó. Sanne mordió su propia HobNob, con las migas esparcidas en su regazo mientras hacía un gesto con el resto. "Está ligeramente menos rubio." "Eso es bueno. ¿Tu madre está bien?" "Bien. Probablemente vaya a verlos mañana mientras estoy libre." "Saluda a tu madre de mi parte." "Por supuesto." El bienestar de sus respectivas familias adecuadamente cubiertas, cayeron en un silencio fácil, roto sólo por un estallido ocasional del fuego y por el sorber satisfactorio mientras bebían su té. Sanne estiró las piernas sobre la otomana, con los dedos de los pies amasando el aire con satisfacción. Sólo se dio cuenta de que se había quedado dormida cuando la voz de Meg la sacudió. "Entonces, ¿qué pasó con Phoebe?" Un codo afilado empujando en su caja torácica puntuó la pregunta. "Phoebe era agradable," dijo, frotando el lugar adolorido. "Rubia, alegre, elegante." 14
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"Ooh." Meg movió su pie contra el de Sanne. "Dime más." "Educada en Oxford. Habló todo adecuado." ¿Qué estaba haciendo aquí? ¿Trabajando?" "Investigando." Sanne observó las brasas que se alzaban del fuego. Realmente le había gustado Phoebe. Había sido una cita prometedora, durante las primeras horas. Meg se inclinó hacia adelante y su curiosidad se agitó. "¿Investigando qué? ¿Trabaja en la universidad o algo así?" Sanne soltó una breve carcajada. Deseó que hubiera sido así de simple. "No, ella estaba investigando, eh, bueno, a mi." Los ojos de Meg se estrecharon mientras esperaba a que terminara el chiste. Cuando no llegó, se recostó contra los cojines con un golpe sordo. "¿Me estás tomando el pelo?" "No. Estabamos sentadas allí, conversando sobre el café, todas muy civilizadas. Entonces, de la nada, me dice que es una periodista en prácticas y que está investigando un artículo sobre mujeres en la fuerza policiaca. Había conseguido encontrar mis datos a través de una búsqueda en google al azar, casi me acechaba en el pub esa noche que nos conocimos, y, oh, que si me importaría mucho si me hacía algunas preguntas?" "Me estás cagando." "Desearía estarlo." Sanne se rió, la incredulidad de Meg finalmente permitiéndole ver el lado divertido. "Ella sacó este dictáfono, lo puso junto a las mentas después de cenar, y abrió una libreta llena de notas." "Oh, querida." Las mejillas de Meg enrojecieron mientras trataba de mantenerse serena y apropiadamente simpática. Cuando volvió a hablar, sonó como si estuviera siendo estrangulada. "¿Al menos ella pagó por la comida?" "Demasiado bien que lo hizo. Ya sabes, espero que tenga un trabajo regular, porque he echado un vistazo a sus notas, y su ortografía era una mierda." Meg se rió, inadvertidamente dejó caer su Hobnob en su taza, y pasó el siguiente minuto intentando sacarla. 15
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"Me alegro de que mi trágica vida amorosa te divierta," Sanne dijo. Meg se rindió y terminó su té, galleta y todo. "Al menos tienes una. No recuerdo la última vez que besé a una chica que no fueras tú." "Oh, eso es simplemente encantador." No había malicia en las palabras de Sanne, y sintió el familiar revoloteo en su estómago mientras miraba a Meg a la luz del fuego. "No," dijo con firmeza, tanto para persuadirse como para disuadir a Meg. "Tengo planes para mañana. Un montón de cosas que hacer." Los platos y las tazas chocaban mientras las amontonaban con dedos torpes. Meg se inclinó para ayudarla, y la sensación de sus brazos rozandose juntos envió una emoción a través de Sanne. Contuvo el aliento al mismo tiempo que Meg y sacudió la cabeza en desesperación. No era de extrañar que su vida amorosa fuera un maldito desastre. "¿Entras temprano mañana?" preguntó. La naturaleza mundana de su pregunta era todo lo que necesitaba para romper la tensión. Oyó que Meg se rió tristemente mientras ambas volvían su atención a recoger. "Sí. A las siete hasta quién sabe cuando, si es algo como hoy." Meg se enderezó, sus manos llenas de botellas de salsa, y asintió con la cabeza hacia Sanne para dirigir el camino a la cocina. "¿Tienes algo más emocionante planeado para tu día de ocio que visitar a tus padres?" El agua que Sanne había abierto golpeó el borde de un plato, y tuvo que elevar su voz por encima de las salpicaduras. "Me levantaré temprano para una carrera, y luego necesito reducir mis rábanos, recoger algo de lechuga antes de que vaya a sembrar, y ..." Ella frunció el ceño a Meg. "¿Por qué sacudes la cabeza?" "Cariño, me perdiste en 'levantarme temprano para una carrera'." Sanne empezó a lavar los platos, haciendo ruido con los cubiertos en indignación. "No todos podemos descansar en nuestros traseros en nuestros días libres. Me gusta pasar el mío corriendo. ¿Y quieres ensalada fresca este verano, o quieres seguir comprando esos pedacitos de hojas blandas, excesivamente caras de Asda (*)?"
(*) Cadena de hipermercados en el Reino Unido. 16
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"Quiero ensalada fresca, por favor." La respuesta de Meg fue amortiguada por la toalla en la que estaba escondida detrás, y chilló mientras Sanne tiraba agua jabonosa hacia ella. "Ven y arregla mi lavadora con fugas para mí, y puedes tener toda la ensalada que puedas comer. ¿De acuerdo?" Se dieron la mano, sus manos resbaladizas y llenas de burbujas. "Mandame por mensaje tu ruta mañana," Meg dijo con voz súbitamente seria. "Porque te conozco. Te levantaras al amanecer y nadie más estará cerca." "Suena perfecto." Sanne tocó la mejilla de Meg suavemente. "Voy a tener mi teléfono, silbato, agua, bolsa de supervivencia, y un botiquín de primeros auxilios. Subo a Corvenden Moss todo el tiempo. Estaré bien." Ella dejó caer su mano y usó una toalla limpia para secar la espuma que había dejado en la cara de Meg. "Pero te quiero por preocuparte por mí."
17
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO DOS Momentos como éste hicieron que Sanne agradeciera que viviera en algún lugar remoto. Había despertado a la suave luz de la mañana que brillaba a través de las brechas alrededor de sus cortinas, mientras que el olor de la hierba recién cortada y del aire limpio llenaba su dormitorio. Se quedó quieta, contemplando la idílica paz. Duró sólo veinte segundos más o menos, sin embargo, antes de que se rompiera por el estridente cacareo del gallo en el jardín mientras él imitaba un despertador particularmente desagradable. Despertó a las seis gallinas de su harén, que protestaron en masa. Sanne metió la cabeza bajo su almohada para ahogar sus gritos y una vez más agradeció a sus estrellas de la suerte que no tenía ningún vecino cerca. Afortunadamente, ella era una persona madrugadora, no que su trabajo le diera mucha opción en el asunto. Vivía a media hora de distancia de la sede de la policía, un trayecto que se podía duplicar fácilmente en invierno, cuando las carreteras que cruzaban los Pennines y conectaban las ciudades de Manchester y Sheffield a menudo estaban cerradas por la nieve. Hubo una serie de crujidos al salir de la cama: el colchón, las tablas del piso, las dos rodillas. A los treinta y tres años de edad y con una larga historia de caídas corriendo, se sentía como si sus articulaciones necesitaran una buena primera lubricación por la mañana. Confiada en su intimidad, abrió la ventana y trabajó en su rutina de tramos. A pesar de que una ducha era algo superflua, dado que estaría salpicada de barro y sudorosa dentro de una hora, la puso tan caliente como podría ir y dejó que aliviara la rigidez restante de sus músculos. Ella se vistió delante del espejo, rodando los ojos en su pelo revuelto. Al igual que Meg, lo mantenía corto, pero una ondulación caprichosa, obstinada hacía que el corte y peinado fuera casi imposible. Una ráfaga de viento era todo lo que se necesitaría para destruir cualquier cosa que pudiera conseguir con gel o pinzas, y el clima en el Peak District rara vez era plácido. Pasó un peine a través de él sólo por el gusto de hacerlo y frunció el ceño ante el resultado. Quizás la próxima vez que lo cortara, iría por todas y se desharía de todo. Contemplar tal acto de rebelión, sin embargo, rápidamente convirtió su ceño en una sonrisa autocrítica. No tenía ninguna duda de que Meg habría abrazado el desafío en un instante, pero su propia naturaleza estaba inclinada hacia la conformidad. Sabía que nunca tendría el valor para seguir adelante. Dejando el espejo detrás, se dirigió a la cocina, con su reflejo, capturado en una serie de fotografías enmarcadas, siguiéndola por las escaleras. Desconcertada era probablemente la palabra más educada de describir la reacción de la gente hacia ella. Tenía sólo cinco pies cuatro pulgadas, con ojos color avellana, cabello 18
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
castaño oscuro y un acento inglés del norte. No podría haber parecido o sonar menos escandinava si lo hubiera intentado, y sin embargo el destino y la terquedad de su madre le habían encajado con el nombre de Sanne Jensen. Los errores de pronunciación ocurrían diariamente, ‘Sayne’ y ‘Sanney’ siendo el más popular. Si alguien le hubiera dado una moneda de una libra cada vez que ella había dicho ‘En realidad, es Sanner,’ habría podido retirarse hace años. "Que jodida posibilidad de eso," murmuró, brindando por la terca característica de su madre con un batido de mango y platano. La luz del sol se derramaba en la pequeña y destartalada cocina, ocultando sus defectos y arrojando un arco iris a través del agua que goteaba por el grifo deficiente sobre el fregadero. Sanne había comprado la cabaña por sus vistas y sus tierras, pero había llegado a amar la vieja, degradada construcción por su resistencia. El viento, la lluvia y la nieve la golpeaban año tras año, y lo peor que hacía era perder una o dos baldosas de su techo. Más allá de la ventana de la cocina, las colinas dominaban el paisaje, su belleza salvaje estaba muy lejos de las calles abarrotadas donde había crecido. Los marrones opacos de una primavera fría habían sido finalmente reemplazados por exuberantes brotes de helecho y arándano, mientras más abajo en el valle los pastos estaban salpicados de rosa con dedaleras (planta). El verano llegaba tarde en Peak District, y la brisa llevaba consigo el balido de corderos aún mucho más pequeños que sus primos de las tierras bajas. Rodeada por un paisaje siempre cambiante, Sanne era aficionada de cada temporada a su manera, pero esta era su época favorita del año para ir a correr. Revisó su mochila una última vez y recogió las llaves. Las gallinas se dispersaron mientras corría por el camino hacia su coche. El gallo sólo miró desde el techo del coche. "¡Largo, Git Face!" Él agitó sus plumas pero no se movió ni una pulgada. "Oh, te moverás pronto, pequeño mocoso," dijo y encendió el motor.
*** La camilla colisionó con la cama, enviando una sacudida a través de su paciente y forzando a Meg a hacer un agarre por el tubo endotraqueal que sobresalía de su boca. 19
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"Calma, todo el mundo. Lo agarraremos a través de la cuenta de tres, ¿de acuerdo?" Tuvo que levantar la voz por encima de la aglomeración, manteniendo un agarré en el tubo mientras el equipo alrededor de ella se preparaba para deslizar al hombre inconsciente de la camilla. Según la ambulancia pre-alerta, él sólo tenía cuarenta años, pero era extremadamente obeso, desnudo aparte de un par de calzoncillos sucios, y tenía un pie firmemente en la morgue. Su vientre se sacudió al aterrizar en el colchón, un movimiento inadvertidamente empeorado por la enfermera que reanudaba la CPR (Resucitación cardiopulmonar). "Un poco de silencio mientras compruebo esto, por favor," Meg dijo. Apretando la bolsa de ventilación a un ritmo constante, evaluó la colocación del tubo ET (Tubo endotraqueal) con su estetoscopio. Podrían llegar a desplazarse durante las transferencias rápidas, pero ésta estaba justo donde debía estar. "Encantador." Sonrió a Kathy, la paramédico responsable de su inserción, que le sonrió en alivio. "Adelante, cariño. Todos los demás, escuchen." "De acuerdo. Jimmy Taylor, de cuarenta y cinco años. Encontrado en un estado colapsado por su esposa aproximadamente a las seis y media. Ella estaba haciendo la CPR cuando llegamos, pero no había sido capaz de moverlo de la cama. Inicialmente en VF (Fibrilación ventricular), en choque una vez, directamente en asistolia (Insuficiencia de las contracciones del corazón). Ha tenido” — Kathy comprobó el dorso de su guante, en la que había garabateado su medicamento — “cuatro de adrenalina. Necesita otra ahora. Es un tipo dos de diabetes. El azúcar son ocho punto seis. La presión arterial alta y colesterol alto. Fuma treinta al día.“ “Gracias,” Meg dijo, haciendo una mueca cuando la F1 de su turno anterior hizo otro lío de la inserción de una cánula. “Haganle el papeleo lo más pronto posible, ¿quieren?” "No se preocupe. La esposa estara aquí en un momento. Ella está bajando con el paramédico de respuesta rápida. Oh, y dijo que él es alérgico a las fresas.“ “Correcto, sin fresas. Probablemente la última de sus preocupaciones.” Meg sacudió la cabeza mientras Kathy se reía. “Ve y pon la tetera.”
20
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Cambio de ritmo.” Una enfermera de ojos penetrantes estaba mirando el monitor. "PEA (Actividad eléctrica sin pulso)." “Lo más probable debido a la adrenalina.” Todavía bombeando la bolsa con una mano, Meg abrió los párpados de Jimmy para encontrar dos pupilas dilatadas. “Pupilas fijas y dilatadas. No creo que tengamos algo significativo de esto.“ Un murmullo de asentimiento recorrió el equipo. La F1 se veía pálida pero resuelta, sin ilusiones sobre el resultado inevitable de sus esfuerzos. Meg suspiró. Incluso para uno en tan pésimo estado general de salud, Jimmy había muerto demasiado joven. “Vamos a darle el beneficio, ¿eh? Vamos a echar un vistazo a sus gases, y dar otro par de vueltas.“ Miró a la enfermera con la cara roja que seguía haciendo compresiones. “Y por favor alguien puede tomar el relevo de Liz antes de que estire la pata también?”
*** Las puertas de Resus (Resuscitación) se abrieron justo cuando Meg cerró el oxígeno y desconectó el tubo ET. Desenchufó el monitor, y la alarma que había estado sonando intermitente durante la última media hora cesó. Kathy asomó la cabeza por un hueco entre las cortinas. "La Sra. Taylor, está en la Sala de los familiares.“ Miró a Jimmy Taylor, extendido y enfriándose en la cama. “Pobre tipo. Tienen tres hijos: diez, doce y quince.“ “Maldita sea,” Meg murmuró. “Alguien viene con su esposa?” “No, pero su madre está en camino.” Meg se quitó los guantes y delantal de plástico y los metió en el contenedor más cercano. “Gracias, Kathy. No quiero nada excepto agradables abuelitas de ti pot el resto del día.“ Kathy resopló. “Veré lo que puedo hacer, Doc.” Una vez sola detrás de las cortinas, Meg se sacudió su ropa quirurgica y se pasó una mano por el pelo. Ella no tenía un hueso vanidoso en su cuerpo, pero quería 21
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
parecer profesional. Sin importar lo mal que había comenzado su propio día, estaba a punto de hacer el día de un completo extraño infinitamente peor. "Dra. Fielding?” Sorprendida por la suave voz, levantó la vista para ver a la F1 haciendo un gesto de disculpa. “Lo siento, yo ...” La F1 se aclaró la garganta y lo intentó de nuevo. “Me preguntaba si podía ir con usted cuando hable con la esposa del Sr. Taylor.” Ella se encontró con la mirada de Meg, a pesar de su evidente inquietud. Eso era todo lo que Meg necesitaba para llegar a su decisión. “Por supuesto que puedes,” dijo, y vio algo de la tensión relajarse de la postura de la F1. “¿Alguna vez has informado a un pariente de una muerte antes?” "No. Estaría bien sólo observar?” “La mejor manera de aprender.” Meg sostuvo la puerta para ella. “Dime tu nombre otra vez? Tengo una mente como un colador.“ “Emily. Emily Woodall. Ayer fue mi primer turno en A&E (Departamento de Accidente y Emergencia) “ “Un poco de bautismo de fuego hoy, entonces?” “Sí, se podría decir eso.” La admisión la dejó en una ráfaga de aliento. Meg sonrió al recordar sus aterradores primeros días en el trabajo. “Bueno, al menos no terminaste cubierta de vómito.” Emily se rió entre dientes, pero se puso seria cuando se acercaban a la sala de los familiares. La enfermera asignada al papel de enlace familiar abrió la puerta al toque de Meg y se apartó para permitir que entrara. Una suave luz reemplazó el neón del techo del pasillo, y los ojos de Meg tardaron un momento en ajustarse. Cuando lo hicieron, la disposición familiar de la sala tomo forma: el armario conteniendo una tetera y tazas de porcelana, y la mesa baja con su jarrón de flores secas cuidadosamente dispuestas junto a una caja de pañuelos. Las sillas estaban juntas para formar un cuasi-sofá, imitando el diseño de una sala de 22
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
estar. Al igual que con la mayoría de las personas que pasaron tiempo aislados allí, la Sra. Taylor no parecía tranquilizada por las comodidades del hogar. Su taza de café todavía estaba medio llena, y dos pañuelos hechos bola descansaban en su regazo. Cuando alzó la vista hacia Meg, no había un destello de esperanza en sus ojos. "Sra. Taylor, mi nombre es Dra. Fielding. He estado cuidando de su esposo desde que ingreso en el hospital.” Meg dio un paso adelante, abordando la distancia. "¿Puedo sentarme?" La Sra. Taylor asintió, moviendo sus pies más juntos a pesar de que había un amplio espacio en las sillas. “Él siempre fue 'Jimmy,' nunca 'Sr. Taylor,'” ella dijo, inconscientemente cayendo en el tiempo pasado. “’Jimmy,’ bien.” Meg se sentó en un ángulo, para poder mirar a la Sra. Taylor directamente. “El corazón de Jimmy no estaba latiendo cuando los paramédicos lo trajeron aquí, y no era capaz de respirar por sí mismo. A pesar de todos nuestros esfuerzos, no pudimos reactivar su corazón.” Ella tomó el cuidado de hablar con claridad, sin dejar lugar a malas interpretaciones. La Sra. Taylor ya estaba llorando, sus hombros temblaban mientras trataba de permanecer en silencio. Meg puso una mano en su brazo. “Él murió, Sra. Taylor. Lo siento mucho." Como en cámara lenta, vio como toda la vida de la mujer se desmoronó bajo el peso de esas palabras: los planes que ella y su esposo podrían haber hecho juntos, la seguridad financiera que su trabajo podría haber traído, las vacaciones y las Navidades que nunca compartirían, y entonces la comprensión de que tenía tres hijos que aún no sabían que su papá estaba muerto. “Oh Dios,” susurró. “Oh Dios, los niños.” Ella enterró el rostro entre las manos, meciéndose y llorando. “Quiero a mi madre.” La enfermera de enlace la acercó, tirando de ella alejándola de Meg. Meg retiró la mano pero no se marchó. Eventualmente, habría preguntas que la Sra. Taylor necesitaría que fueran respondidas. Detrás de ella, oyó a Emily esnifar, y subrepticiamente le pasó un pañuelo. Cerró los ojos y trató de bloquear los sonidos crudos de dolor. Sólo dos horas de estar en su turno, y ya se sentía agotada. A veces, deseaba haber seguido los pasos de su padre y convertirse en fontanero.
23
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** La ruta que Sanne había elegido hasta Corvenden Edge era ahora más una subida que un sendero. Eso le sentaba bien. Le dio la oportunidad de ir más despacio, recuperar el aliento, y disfrutar del paisaje a su alrededor. Bajo un cielo azul brillante, sus pocas nubes altas simples pelotas de pelusa, el Peak District se extendía por millas en todas direcciones. Las formas redondeadas de piedras antiguas eran distintas en las diversas cumbres, el ocasional destello de blanco entre ellas marcaba las ubicaciones de las ovejas más audaces. Fácilmente encontrando asideros, Sanne hizo un rápido avance hasta la sección final. Subió más de lo que necesitaba y giró lentamente en un círculo sobre la roca más alta. Al oeste, el barranco hundido a lo lejos, la corriente serpenteando a través de su centro brillante a la luz del sol, su suave murmullo inaudible a menos que se pusiera de frente a él directamente. Al este, las rocas erosionadas de Gillot Tor emergidas desde los altiplanos de Corvenden Moss. Delante de ella, el Pennine Way cortó una línea a través de las turberas que cubren la meseta. El camino había sido pavimentado con grandes losas de piedra recuperadas de molinos en desuso, una de las pocas concesiones hechas a los excursionistas en esa parte de los Peaks. Una vez que un caminante partía a Pennine Way, un mapa, una brújula y un sentido de aventura eran esenciales. Sanne tomó un largo trago de su contenedor de agua y volvió a tapar el tubo. El pavimento haría un trabajo corto de su siguiente sección, pero sólo por una milla o algo así. Después de eso, sería un caso de virar a la derecha, tratando de no hundirse demasiado profundamente en los pantanos, y esperando conectar con el otro sendero, en el lado más alejado de Corvenden Moss. En algún punto, habría unos peldaños sobre una cerca. Todo lo que tenía que hacer era encontrarlo. La perspectiva la hizo sonreír, y saltó de las rocas, con ganas de ponerse en marcha de nuevo. Aunque secas y relativamente planas, las piedras del molino eran implacables para correr, y se sintió aliviada al llegar a su marcador del camino señalizando su giro. Añadió una pequeña piedra al marcador para la suerte, antes de echar un ojo experimentado sobre las ondulantes turberas y canales. El suelo entre los montículos parecía firme, pero sabía que eso era engañoso. En una carrera anterior, su pierna derecha había sido succionada en una ciénaga, y había logrado escapar sólo porque su izquierda estaba segura en tierra firme. Se puso en camino más cautelosamente esta vez, saltando entre los parches gruesos de vegetación menos propensos a colapsar bajo su peso.
24
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
De vez en cuando aterrizaba en corto, salpicando barro hasta los tobillos, pero el reciente clima soleado hizo que la travesía fuera menos complicada de lo que había anticipado. Sin una nube baja para estropear su vista, vio los peldaños desde cierta distancia y ajustó su dirección para dirigirse hacia allí. Al otro lado de la cerca de ovejas, su ruta giraba hacia el sur y subía de nuevo, llevando hasta su parte favorita de la carrera, un tramo a lo largo de Laddaw Ridge, antes de finalmente llevarla de vuelta hasta la reserva donde había estacionado su coche. Estaba subiendo por la sección más empinada de Laddaw Ridge cuando oyó el silbato. Penetrante y de pánico, no se confundía con nada más que una llamada de socorro. Al principio sonó en un lamento continuo, pero entonces la persona señalando parecía recordar el código SOS y sopló con más propósito: tres silbidos largos, una brecha, otros tres silbidos. Sanne miró a su alrededor, el esfuerzo del ascenso y un temor repentino poniendo la carne de gallina en sus brazos. La brisa y las colinas resonantes hacían difícil identificar la fuente de la llamada, pero estaba muy cerca y en algún lugar por delante de ella. Se puso a correr de nuevo, deteniéndose a intervalos para escuchar y cambiar su rumbo. Sin embargo, pronto se dio cuenta de donde se originaba el sonido, y redujo el paso. “Mierda,” susurró, preparándose para lo peor. Una caída o un salto suicida de los acantilados que bordeaban esta sección de la cresta. Tenía que suceder uno de estos días, y paseadores de perros o los corredores eran siempre los que encontraban esas víctimas. Con toda honestidad, se sorprendió que no le hubiera ocurrido antes. Salió del sendero y se subió a las rocas, inclinándose hacia fuera lo más lejos que se atrevió y capturó un destello de movimiento debajo de ella. “¡Hey!” Gritó, y se desconcertó un poco al ver a dos muchachos jovenes en la base del acantilado comenzar a agitar frenéticamente y hacerle señas a bajar. "¿Todo bien? ¿Están heridos?” Ninguno de ellos parecía herido, pero algo obviamente les había dado un susto. No sabía si podían oírla. Incluso esforzándose por escuchar, tuvo problemas para reconocer su respuesta. “No — nosotros,” gritó uno de ellos en respuesta. Dio un paso hacia su derecha, señalando abajo a la hierba a sus pies, donde Sanne vio una tercera figura, inmóvil. “Necesita — ambulancia. Por favor — no hay señal.“ Durante un largo momento, sólo miro fijamente, la conmoción confundiendo sus pensamientos. No podía discernir muchos detalles de dónde estaba, pero podía 25
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
ver lo suficiente para saber que la mujer simplemente no había caído ni había tratado de quitarse la vida. Se quitó la mochila y encontró su teléfono móvil. “Vamos, vamos, maldita cosa inútil.” Se trepó a una roca diferente, mirando la señal del teléfono fluctuar y luego mantenerse. “¿Está viva?” Ella gritó, un temblor desacostumbrado en su voz. La respuesta del chico se filtró hacia ella mientras marcaba el 999 (Número de emergencia en Inglaterra). "Sí. Apenas." Su llamada fue contestada en el primer timbrazo. Ella interrumpió al operador identificándose a sí misma y dandole su número de identificación de policía. “Necesito paramédicos y policías para Laddaw Ridge, más allá de Corvenden, al norte de la reserva en Rowlee. Hay una mujer en la base de las rocas.“ “¿Está herida?” "Sí. No creo que esté consciente, y hay sangre por todo ella.” “¿Estás con ella, Detective?” “No, estoy en la cresta por encima.” Sanne clavó las uñas en sus palmas, tratando de ser racional cuando lo único que quería hacer era bajar y ayudar en algún modo práctico, directo. “Vamos a necesitar Mountain Rescue (Rescate de Montaña) y Helimed (*).” Miró por encima del borde de nuevo, necesitando estar segura de lo que había visto. La mujer tumbada en la hierba aún estaba medio desnuda, y sus manos todavía estaban atadas. “Joder,” susurró. Entonces, más fuerte, “Informe a la Detective Inspectora Stanhope en EDSOP —mierda, quiero decir East Derbyshire Special Ops. Hágale saber que tenemos un probable secuestro. Ella querrá tener un equipo aquí.“ La operadora tartamudeó un poco, pero repitió el nombre y los detalles. “ETA (Tiempo estimado de llegada) del Helimed es de treinta minutos.” “Bien.” Sanne ya estaba tratando de visualizar su camino a través de las rocas. “Diles que busquen una bolsa de supervivencia roja. Voy a ponerla allí para ellos.“ (*)Helicopter Emergency Medical Service.
Servicio médico aéreo dedicado a responder a emergencias graves de trauma en Londres y sus alrededores.
26
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Lo transmitiré.” Cualquier otra cosa que la mujer podría haber dicho se perdió cuando Sanne se arrastró hacia una losa inferior en el borde del acantilado. Se metió el teléfono en el bolsillo de sus shorts y cargó a los hombros la mochila para liberar sus manos. La adrenalina y el miedo estaban haciendo que sus extremidades se sintieran trémulas. Respirando por la nariz para estabilizarse, empezó a moverse con más propósito, girándose de cara a las rocas y tomando un primer paso tentativo hacia abajo. Nunca había sido una escaladora. No le importaba correr el riesgo para un buen punto de vista, pero eso fue lo más lejos que llegó. Con bastante frecuencia, había observado a pequeños grupos de hombres y mujeres suspendidos bajo los salientes en Stanage Edge, sus vidas dependían de cuerdas finas y ganchos metálicos, y nunca ni una sola vez los había envidiado. Ahora, sin líneas de seguridad o equipo, se maniobró a sí misma fuera de las cornisas, en las grietas, y a través del más estrecho de los huecos. Ella sólo llevaba una camiseta y shorts, y la afilada puedra arenisca pronto comenzó a rasgar en sus extremidades expuestas. Ignorando el dolor, se concentró en su ruta y trató de bloquear la horrible escena que se avecinaba en su visión periférica. "¡Oh, mierda!" Una piedra suelta cayó bajo su pie, y se deslizó, agitando sus manos por un asimiento mientras se deslizaba entre dos rocas. Su brazo izquierdo llevó el impacto de su descontrolado descenso, perdiendo una capa de piel del hombro hasta el codo, antes de que aterrizara pesadamente sobre un afloramiento de hierba. Se dobló, sin aliento, un nuevo rayo de dolor haciendo que su visión se deslizara. “Tienes que venir de este lado un poco. No está tan empinado.“ Su cabeza se alzó ante la tranquila instrucción. A unos seis pies por debajo de ella, uno de los chicos estaba usando un palo para indicar un pasaje más simple. “Está bien.” La palabra salió en un jadeo. "Lo tengo, gracias." Él le tendió la mano para ayudarla a salir de la última roca, y sintió el sudor recubriéndole la palma de la mano y los finos escalofríos corriendo a través de su cuerpo. Su cara estaba cubierta con suciedad, con manchas húmedas en ambas mejillas como si se hubiera limpiado las lágrimas con la manga. “Ella está aquí,” dijo, poniéndose en marcha al trote. 27
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne igualó su paso sin dificultad, y cuando se acercaron a la mujer, ella agarró su brazo para detenerlo. "Quedate atrás. Soy detective de la policía de Derbyshire, y necesito que tú y tu pareja se mantengan alejados de ella, ¿de acuerdo?” Sus ojos se abrieron, pero él asintió, su garganta trabajando mientras trataba de tragar. Él no podía tener más de quince años. El segundo muchacho debe haber oído su instrucción. Empezó a caminar de puntillas con cuidado a través de la hierba de algodón y helechos hacia ellos. “Estábamos acampando. No le hicimos nada a ella. Sólo la encontramos,“ dijo mientras se acercaba. Levantó las manos como si fuera a protestar su inocencia, pero estaban cubiertas de sangre, y las dejó caer de nuevo para limpiarlas sobre sus pantalones, sus esfuerzos cada vez más frenéticos. “Ella está herida de la cabeza. Estaba tratando de detener el sangrado.” Su voz se quebró y comenzó a llorar. “Creo que se está muriendo.” “Hay un helicóptero en camino para ella.” Sospechando que él necesitaba distracción en lugar de consuelo Sanne volcó su mochila para recuperar su pequeño botiquin de primeros auxilios y su bolsa de supervivencia. “Tienes un cuchillo?” El niño sollozó pero sacó una navaja suiza del bolsillo. Cuando se la ofreció, ella le tendió la bolsa en cambio. “Abrela al máximo como se pueda, y dejala en el suelo. Anclala con piedras si es necesario. El piloto la estará buscando.“ Observó a los muchachos comenzar su tarea. Entonces ella comenzó a caminar lentamente hacia la mujer, apretando el instinto de precipitarse. Mientras se acercaba, notó la vegetación pisoteada, el equipo de campamento rápidamente abandonado, y el pequeño charco de vómito a los pies de la mujer. Incluso a simple vista, Sanne estaba segura de que los chicos eran los responsables de todo eso. La mujer estaba tendida en un montón retorcido en la base de las rocas y no parecía como si se hubiera movido desde su aterrizaje allí. Si se había caído o había sido lanzada por el borde, Sanne no tenía forma de saberlo. Arrodillándose a su lado, Sanne colocó dos dedos en su garganta, presionando con fuerza creciente hasta que encontró el débil latido del pulso.
28
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Jesucristo,” murmuró, el alivio y la repulsión golpeándola simultáneamente. La joven estaba desnuda excepto por el sujetador y las bragas, y la piel debajo de los dedos de Sanne se sentía fría y húmeda. Una cuerda de color naranja brillante ataba las muñecas y las marcas de la ligadura se destacaban en surcos sangrientos alrededor de sus tobillos. Sus rasgos eran difíciles de determinar. Su cabeza había sido afeitada, trozos de cabello al azar se adherían a su cuero cabelludo donde la navaja se había saltado, y grotescos, amoratados hinchados le cerraban ambos ojos. Contusiones y laceraciones cubrían el resto de su cuerpo, con nuevas y viejas heridas entrecruzándose entre sí, y su pierna izquierda estaba torcida en un ángulo tan extraño que tenía que estar fracturada. Profundamente inconsciente, no mostraba ninguna reacción a la presencia o el contacto de Sanne. Sanne se quedó sin palabras momentáneamente. Ella nunca había sido la única responsable de la escena de un crimen como este, y tenía miedo de joderlo. Habría rastros de evidencia en toda la mujer, evidencia que podría llevar a que su agresor fuera detenido, por lo que idealmente no debería ser movida o cubierta, y sin embargo ella estaba helada y sangrando y completamente expuesta. “Lo siento,” Sanne susurró, llegando a un compromiso que todavía la hacía sentir como un demonio. Usando su teléfono, tomó una serie de fotografías — en primer plano para registrar la posición de la mujer, sus heridas, y la manera en la que estaba atada — y luego cambió a vídeo para un plano más amplio que daría contexto de la escena. Tan pronto como Sanne estaba segura de que había documentado todo, gritó a los chicos que le tiraran el cuchillo. Se arrastró por la hierba para recogerlo desde donde aterrizó, cogiendo uno de sus sacos de dormir abandonados en su camino de regreso. Asegurándose de que el nudo estaba preservado, cortó las cuerdas en las muñecas de la mujer. Las ataduras estaban apretadas, y había trozos de carne pegados a los filamentos naranja, cuando finalmente fue capaz de desenrrollarlos. Dejó la cuerda a un lado y metió el saco de dormir alrededor de la mujer. “Estás bien,” dijo, su voz se quebró, desmintiendo sus palabras. “Ahora estás a salvo. Vamos a llevarte al hospital. Ahora estás a salvo.” Envolvió una venda 29
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
limpia alrededor de la parte más sangrienta del cuero cabelludo de la mujer, ni siquiera segura de dónde estaba la herida, pero esperando lo mejor. Había sangre por todas partes, coagulada y fresca y apestando a metal. Sabía que debería estar haciendo algo: interrogando a los dos chicos o elaborando una manera de proteger el área inmediata. En cambio, se agachó al lado de la mujer y le puso una mano en el brazo, escuchando el ronquido gutural de su respiración y viendo como su pecho se sacudía con el esfuerzo que estaba tomando para mantenerse con vida. “Te sacaremos de aquí en poco tiempo.” Sanne levantó la vista, buscando en el cielo mientras hablaba, pero lo único que vio fue azul con manchas blancas. Los colores borrosos. Se limpió la nariz y los ojos con el dorso de su mano. “Prometo que estarán aquí pronto. Solo sigue respirando."
30
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO TRES Los dos chicos habían estado sentados en tranquila consulta, con la cabeza inclinada sobre un pequeño trozo de papel, ya que Sanne les había pedido que proporcionaran sus detalles y una explicación de lo que habían estado haciendo en su viaje de campamento, pero se pusieron de pie cuando escucharon el repiqueteo distante de un helicóptero. La miraron al unísono, como buscando su permiso, y ella les devolvió la sonrisa, habiendo reconocido la brillante carrocería de color amarillo del Helimed. Ellos comenzaron a gritar y a correr alrededor de la bolsa de supervivencia, liberando su tensión reprimida agitando sus chaquetas con una sola mano, al igual que los aficionados en una grada de fútbol. Ella sabía exactamente cómo se sentían. Su propio pulso se aceleró cuando el helicóptero giró en círculos por encima. No había esperado que la mujer lo lograra hasta este punto. Hace quince minutos, la respiración de la mujer había flaqueado, convirtiéndose en un severo entrecortado intermitente cuando la sangre le espumeó en sus labios, y con una sensación de profunda desesperanza Sanne le había inclinado la barbilla, preparándose para hacer la RCP (Reanimación cardiopulmonar). De alguna manera ese ligero ajuste había aliviado la crisis, sin embargo, y Sanne había estado congelada en la misma posición desde entonces, sosteniendo la cabeza de la mujer en su lugar, aterrorizada de moverse en caso de que hiciera algo peor. Bajo sus manos, la mandíbula de la mujer se agitó mientras continuaba esforzándose y jadeando por aire, pero no había mostrado más signos de deterioro. “Los médicos están aquí, y vamos a llevarte al hospital en pocos minutos,” Sanne dijo, muy consciente de los calambres en sus dedos y brazos y de cuanto le dolía la espalda. Se inclinó hacia delante, protegiendo a la mujer de la corriente de aire descendente del helicóptero. Cuando levantó la vista de nuevo, dos hombres cargados con el equipo estaban corriendo hacia ella. Por la forma en que redujeron la velocidad y se acercaron en una sola fila, era evidente que habían sido informados acerca de su paciente y la condición en la que había sido encontrada. “Detective Jensen?” “Sí.” Ella no se movió. Los parches en la ropa del hablante lo identificaron como un médico. Con mucho cuidado él apretó sus manos libres. “Ya puedes soltarlo,” dijo. “La tenemos.” 31
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Ella se hizo a un lado pero se mantuvo cerca. Sin ninguna formación médica, no habría sido capaz de hacer mucho por la mujer, pero se sentía incómoda por entregarla a los desconocidos. “Creo que cayó de las rocas,” dijo, mirando al médico y al paramédico desenredar el equipo de monitoreo y colocar un tanque de oxígeno. “Pero antes de eso ...” Ella sacudió la cabeza. “Antes de eso, no sé. Puedes ver que ya estaba herida. Alguien la había herido.“ Sus palabras eran tan simplistas como las de cualquier persona común, pero sabía que todos los detalles más finos vendrían tan pronto como consiguiera un lapicero y un papel delante de ella. Los médicos apenas la escuchaban de todos modos. El paramédico había descubierto a la mujer y estaba maldiciendo en voz baja en el daño que reveló. Él inclinó la cabeza por un segundo para recobrar la compostura y luego comenzó a pasar sus manos sobre y debajo de su cuerpo, revisando sus guantes a intervalos para lo que Sanne supuso que era sangre fresca. Su informe al médico fue conciso. “Su fémur izquierdo es un desastre, pero no puedo ver nada más importante.” Manteniendo un ojo en los monitores, el médico estaba tendiendo un paquete de material estéril. “Sus vías respiratorias están mal,” dijo. “Sats (Saturación de oxigeno en la sangre) son solamente de ochenta y ocho. Necesitará entubación antes de moverla. La pondremos inmovilizada, dame un acceso intravenoso, férula de Kendrick en su pierna, y correr con ella. Su momento crítico se fue hace mucho.“ El paramédico, ya ocupado con una vía intravenosa, murmuró su acuerdo. No por primera vez, Sanne deseaba que Meg estuviera allí para proporcionar una traducción, para explicar qué demonios el médico estaba inyectando en la vía y por qué se había detenido la respiración de la mujer. “Mierda,” Sanne siseó. Cuando nadie más parecía reaccionar, ella se lanzó hacia adelante para intervenir, pero el paramédico la detuvo. “Está bien, detective. La hemos anestesiado para que podamos respirar por ella.“ “Oh.” Sanne puso una mano en su pecho, dándose cuenta de que no estaba haciendo mucho respirando ella misma. “Podrías haberme advertido.”
32
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Sí, lo siento por eso.” Él sonrió irónicamente mientras aseguraba el tubo que el médico acababa de introducir en la garganta de la mujer. “Sus niveles de oxígeno están subiendo ahora. ¿Ves?" En el monitor, la figura que él señaló gradualmente aumentó del ochenta y ocho al noventa y siete, y el pecho de la mujer subía y bajaba mientras el médico trabajaba la bolsa de respiración. Era extrañamente pacífico, pero misterioso al mismo tiempo. Sanne se había sentado con su madre y vio una máquina similar respirar por su papá una vez. Era lo más callado que alguna vez lo había visto. No podía gritarles con un tubo que salía de su boca. No había durado, sin embargo. Se había mejorado, el tubo había sido retirado, y lo habían dejado volver a casa. El día antes de que debía ser dado de alta, Sanne recordó, ella se había escondido debajo de la cama y lloró hasta quedarse ronca — “Detective, necesito que se ocupe por mí, aquí.” Ella parpadeó ante la instrucción del médico, sacudiendo la cabeza cuando dedujo lo que le estaba pidiendo. “No creo —” Él levantó una mano para rechazar su protesta. “Apriete, suelte. Pausa. Luego repita. Ningún misterio. Venga." Él no podía haberlo sabido, pero Sanne siempre había respondido bien a la autoridad. Tomó la bolsa de él, permitiéndole envolver sus manos alrededor de las suyas y demostrar el proceso. "Bien. Sigue así.“ La dejó entonces, dándole la espalda para ayudar al paramédico con una férula de aspecto complicado. Con el golpeteo de sus latidos en sus oídos, Sanne hizo lo que le habían indicado, tratando de no sentirse abrumada por la responsabilidad tan casualmente asignada a ella. Podía sentir el oxígeno corriendo a través del tubo, y la lectura en el monitor permanecía tranquilizadoramente estable. La cara de la mujer ya no estaba tan lívida, un rosa pálido reemplazó el tinte azul de sus labios. Sanne contó silenciosamente, manteniéndose a un ritmo exacto. Todavía estaba contando cuando un destello de figuras vestidas de rojo apareció en el horizonte: un equipo de Mountain Rescue se acercaba a pie. “Gracias por eso” dijo, incorporándolos en una ecuación que había estado luchando por resolver. 33
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Perfecto maldito momento oportuno.”
*** El Teléfono Privado sonó justo cuando Meg estaba mordiendo un bocado de pan tostado. Ella gimió, lavó el pan con un trago del primer té que había logrado tomar en horas, y sacó los pies de mesa de café de la sala de personal. A veces escuchaba ese teléfono en sus sueños. Tenía un tono inequívocamente estridente, que lo diferenciaba de la miríada de otros teléfonos en el departamento, y su trabajo consistía en enlazar A&E con el personal de ambulancias entrantes y Helimed. Rojo en espera (paros cardiacos, traumatismos importantes, las vías respiratorias inmanejables, o hemorragia catastrófica) y Ámbar en espera (pacientes que estaban mal pero que todavía no estaban al borde de la muerte) eran todos llamados a través, para preadvertir al personal del hospital. A menudo los equipos estaban a pocos minutos, y sus pacientes invariablemente iban directamente a Resus (*). Probando su suerte, Meg se quedó donde estaba, inclinada hacia adelante con su taza apretada en su mano. Cuando no pasó nada, arriesgo otro sorbo de té, preguntándose si alguien había decidido que la llamada era el resultado de un protocolo de ambulancia excesivamente cautelosa, y que el paciente podría eludir Resus y ser visto en Majors. “No pases a Ir.” Ella lamió la falsa mantequilla derretida de sus dedos. “No tomes una de mis camas.” Sus tenis acababan de golpear la mesa de nuevo cuando oyó el sonido de pasos que se aproximaban rápidamente. “Ah, mierda.” La puerta de la sala de personal se abrió una grieta, y apareció una mano alrededor de ella, agitando una hoja de papel como una bandera de tregua. “No dispares al mensajero,” una voz dijo desde la seguridad del pasillo. Meg reconoció el fuerte acento West Riding de Liz, la enfermera del personal que actualmente trabaja con ella en Resus. “ETA?,” Preguntó. "Veinte. Está llegando vía Helimed.“ “¿Está muerto?”
(*)
El Departamento de Emergencias tiene las áreas de Minors, Majors & Resuscitation (Resus) en algunos países.
34
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Liz asomó la cabeza por la puerta. “No, pero suena desagradable.” Ella consultó el papel. “Mujer, de mediados a finales de los veinte años. Caída de rocas. GCS(*) tres. Posible base del cráneo. Fractura media del fémur.“ “Mierda.” Meg se levantó tan bruscamente que envió su pan tostado volando. “Aviso urgente a Neuro y Anestésicos, y consigue tantas manos como puedas cuando aterrice.” Liz asintió. “Um, Meg?” A medio camino hacia la puerta, Meg vaciló. "¿Qué?" “Tienes un poco de mantequilla en la barbilla.” Meg se frotó la palma de la mano sobre su boca y sonrió, la perspectiva de un caso de tiempo crítico pateando su cansancio en el toque. Los genuinos traumas de vida o muerte eran una rareza, y cualquier doctor de A&E que afirmara no tener una emoción de ellos era un mentiroso. "¿Como está eso?" “Todavía un poco untado, pero lo harás.” “Fabuloso. La Sra. Jones ha subido a Evaluación Quirúrgica?” "Sí. La sala de trauma es toda tuya. Esa agradable F1 está ahí, arreglando las cosas.“ Se lanzaron alrededor de un anciano, que estaba fallando en dirigir una silla de ruedas que contenía a una mujer igualmente anciana a un cubículo del baño. “Es más fácil si sacas eso, amor,” Meg dijo. Él levantó la mano en reconocimiento y rodó la silla en la pared otra vez, lo que provocó una fuerte diatriba de su pasajera. Meg sólo captó el bombardeo inicial de ‘Eres un maldito inútil idiota,’ antes de doblar la esquina y la pelea se desvaneció. “Oh, hola, Eds up,” dijo, viendo una figura familiar esperando fuera de la sala de trauma. Sólo conocía a Nelson Turay porque era compañero de Sanne, pero Sanne hablaba tanto de él que se sentía como un viejo amigo.
(*) Escala de Coma de Glasgow (Glasgow Coma Scale), facilita el diagnóstico en pacientes con lesiones cerebrales.
35
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Al oír el apodo tradicional de su departamento, él se volvió y le dio un saludo vigorizante. "Dra. Fielding. Justo la persona con la que quería hablar.” A pesar de la ligereza en su tono de voz, su expresión era seria. Un colega de él, un hombre al que no conocía, asintió cortésmente hacia ella. Ella cerró la brecha entre ellos para evitar gritar al otro lado del pasillo. “Capturaste a alguien en el día libre de Sanne? Eso es mala suerte, amigo.“ “Uh, sí.” Nelson se recostó contra la pared. “San es la del tipo capturada por ello primero, sin embargo. Está en camino ahora con el helicóptero.“ Durante unos segundos, la lógica no se conectaría. Entonces Meg sintió que sus rodillas se debilitaban cuando su mente saltó a una conclusión. Su cara debió de haberla delatado, porque Nelson la agarró del brazo y la mantuvo erguida. “Meg, no es Sanne,” dijo. “Ella está bien.” “Ella está bien,” repitió, al darse cuenta poco a poco de que Sanne no era la ‘mujer, de mediados a finales de los veinte años, caída de rocas, GCS tres.’ Dio un paso fuera de su agarre. “¿Qué demonios está pasando, Nelson?” “Dos chicos acampando debajo de Laddaw Ridge encontraron a una muchacha joven inconsciente en el fondo de las rocas. ¿Sabes a dónde me refiero?” Ella asintió. Había estado allí de excursión con Sanne y sufriendo vértigo simplemente asomándose por el borde. “Sí, lo sé Laddaw. Jesús." “Sanne estaba en la cresta y escuchó a los muchachos señalando por ayuda. Se las arregló para llamar y luego bajo hacia ellos.“ “Ella bajó? ¿Qué carajo estaba pensando? Voy a matarla cuando llegue aquí.“ Meg sólo recordó la necesidad de discreción cuando se dio cuenta de que estaba gritando. Dejó escapar un largo, tembloroso aliento. “¿Está realmente bien? ¿Has hablado con ella?” Nelson le sonrió ante la transición sin problemas de la furia a la preocupación. “La jefa le habló brevemente, dijo que sonaba bien, pero ya conoces a Sanne.” "Sí. Ella no le diría si su pierna estaba colgando.” Apareció un equipo de ambulancia, sacando una camilla hacia ellos, y Meg vaciló, esperando el chirrido 36
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
de sus ruedas. “Tengo que irme y estar lista para esta llamada entrando. Hazle a San un té cuando llegue, y vigilala, ¿quieres?” "Por supuesto que lo haré." "Gracias. Sin duda te estaré viendo por aquí, si estás en este caso.“ “No hay duda de eso.” Él la guió a una sección más apartada del pasillo y habló en un tono cauteloso. “Meg, esa chica — estaba atada y medio desnuda cuando esos chicos la encontraron. Nos enfrentamos a un secuestro, asalto, probablemente asesinato si no lo consigue.“ Ella lo miró fijamente. De la información en el modo de espera, había asumido que la persona lastimada fue víctima de una caída accidental o un intento de suicidio. “Carajo,” dijo, el comportamiento de él repentinamente teniendo mucho más sentido. “Afuera en los páramos? ¿Pero quién? ¿Cómo?" “Por el momento, no tenemos ni idea. Embolsa todo. Anota todo. Ella necesitará un kit de violación, y los agentes de Escena del Crimen estarán aquí para las fotografías en algún momento.“ Meg comprobó su reloj de bolsillo, su cuidadoso plan de acercamiento para su paciente entrante sumido en el caos. “Sabes el procedimiento, Nelson. Todo eso tiene que esperar hasta que ella esté lo suficientemente estable, y eso probablemente será desición de Neuro, no mía.“ “Simplemente no quiero que nada se pierda.” Era un pie más alto que ella. Inclinó la cabeza y le sostuvo la mirada. “Te lo prometo, amigo, no perderemos absolutamente nada.”
*** Cuando el helicóptero ganó altura, Sanne agarró el brazo de su asiento. A través de la ventana, podía ver las manchas indistintas de rojo que marcaban las posiciones del equipo de Mountain Rescue. Si a sus miembros le había resultado extraño encontrarse con una detective sudorosa, cubierta de sangre, barro, en ropa deportiva, ninguno de ellos lo había mencionado, y habían escuchado atentamente sus instrucciones. A petición suya, se habían extendido, la mitad en 37
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
la cresta, la mitad en la parte inferior del páramo donde la mujer había sido encontrada. Hasta que llegara la policía, impedirían que alguien se acercara al perímetro que ella había establecido. Había dejado a los dos muchachos comiendo sándwiches del líder del equipo, y él había prometido verlos entregados con seguridad al cuidado de sus colegas de EDSOP. Sanne nunca había volado antes, pero el viaje improvisado en el helicóptero no fue la única causa de su nerviosismo. Dejar la escena y viajar con la mujer había sido su propia decisión, y aunque podría haberle pedido al piloto que la dejara hablar con EDSOP primero, había decidido no hacerlo. Eventualmente, ella tendría que explicar sus acciones a Eleanor Stanhope, no es algo que alguna vez disfrutó. El helicóptero se ladeó a la izquierda, rompiendo su línea de pensamiento y haciéndola perder de vista Laddaw Ridge. A esta distancia, las colinas se desdibujaron en una masa amorfa de verde y marrón oscuro, roto por el sendero ocasional donde ovejas o excursionistas se habían aventurado, mientras que los destellos de luz solar marcaban los coches serpenteando a lo largo de Snake Pass hacia Sheffield. Sanne miró su reloj, calculando su propio ETA hacia Sheffield Royal: aproximadamente diecinueve minutos. Según el piloto, aterrizarían en el perímetro del hospital y cubrirían la corta distancia final en ambulancia. Uno de los miembros del equipo de Mountain Rescue le había prestado a Sanne su chaqueta, y jaló de ella más cerca a su alrededor, contenta de su calidez y por el hecho de que podría ocultar su brazo herido de Meg. La piel rasgada ardía furiosamente mientras la tela se frotaba contra ella, pero podía hacer frente a eso. De los mensajes que habían intercambiado más temprano esa mañana, sabía que Meg estaba trabajando en Resus ese día y tendría suficiente con que lidiar sin tener que preocuparse por ella. Sanne se apartó de la ventana para estudiar a la mujer que yacía inconsciente en la estrecha camilla. El respirador y el monitor quedaron ahogados por el ruido del helicóptero, por lo que Sanne tuvo que tomar sus señales del lenguaje corporal de los médicos. La tensión era evidente en ambas caras. Cuando ella tocó al médico en su hombro y simuló escribir, él le entregó un portapapeles de repuesto y un historial de observación antes de decirle algo a su colega, quien apresuradamente extrajo un medicamento claro en una jeringa y lo inyectó en una de las vías intravenosas. Ella asintió su agradecimiento, a pesar de que el médico estaba demasiado ocupado para reconocerlo, y dio la vuelta al papel en 38
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
su lado en blanco. Deseosa de mantenerse ocupada, ella comenzó a señalar con viñetas la información que necesitaría para su informe preliminar.
39
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO CUATRO La sirena acercandose sonaba agitada, su tono cambiaba con frecuencia mientras el paramédico trataba de apurar a los conductores a salir del camino. Meg tenía suficiente experiencia de esperar en la zona de ambulancias para reconocer un mal trabajo cuando escuchaba uno. “Deja que el equipo la saque,” le dijo a Emily. “Si empezamos a presionar botones en la camioneta o hacer el tonto con la camilla, sólo vamos a joder algo.” Emily asintió y se escabulló hacia atrás mientras la ambulancia entraba en el área de estacionamiento, sobrepasando las puertas de A&E, y tener que echarse de reversa de nuevo. Sus puertas traseras fueron abiertas por Kathy antes de que el conductor hubiera salido de la cabina. “Malditos nuevos principiantes,” murmuró. “Debí haber sabido que serías tú,” Meg dijo. “Lo siento, Doc. Sé que pidió por agradables abuelitas.” Kathy, que parecía estar bien en la carrera para el Paramédico Imán de Mierda del Mes, saltó de la parte trasera y comenzó a trabajar los controles del elevador de carga. “Sí, estás despedida.” Meg no podía ver mucho de su paciente, pero a juzgar por las expresiones del personal del Helimed, habían tenido un viaje agotador incluso antes de que fueran sometidos a la conducción del novato. Sólo cuando uno de los hombres se movió Meg notó a Sanne sentada en el asiento junto a la mampara. Se veía pálida y temblorosa, y estaba vestida con shorts y una chaqueta demasiado grande para ella. Meg levantó una ceja ante el estado de sus piernas, que parecía como si alguien hubiera puesto un rallador de queso en ellas. Sanne debió de haber captado su reacción, porque enderezó la espalda y sacudió la cabeza una vez, advirtiendo a Meg que no hiciera un escándalo. Tomó la mano que Meg le ofreció, le dio un rápido apretón mientras bajaba de la ambulancia, y luego se hizo a un lado para permitir que Meg se centrara en su paciente. El ruido de las ruedas de la camilla contra el ascensor llevó a Meg a seguir su ejemplo. “Sala de trauma por favor, chicos,” ella dijo, volviéndose para escoltar la camilla por el pasillo. Su evaluación visual inicial de la mujer había hecho que sus manos comenzaran a sudar en sus guantes. Con alguien en tal condición crítica, todo estaba a contrarreloj. 40
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Debido a su helipuerto y unidad especialista en neurocirugía, Sheffield Royal había sido designado Centro de Trauma por poco más de un año: las ambulancias y Helimed rutinariamente pasaron por alto a los hospitales locales y transportaron a los pacientes más gravemente heridos al Royal para la atención de expertos. Una vez que la mujer había sido transferida a la cama del hospital, el equipo de Meg dejaron lo que estaban haciendo y escucharon al médico del Helimed mientras él entregaba a su paciente. Se aclaró la garganta para asegurarse de que su voz se elevara por encima del chirriar del respiradero y el sonido de alguien gimiendo en la siguiente área de estacionamiento. “La paciente es una mujer no identificada, encontrada inconsciente en la base de un acantilado. El mecanismo exacto de sus lesiones es desconocido ...” Meg escrutó a la mujer mientras escuchaba, haciendo coincidir los signos vitales de los monitores con los signos físicos: la creciente presión sanguínea que indicaba una hemorragia intracraneal; las reveladoras contusiones alrededor de sus ojos, típicas causadas por una fractura de cráneo; y el pulso disminuyendo y la simple pupila dilatada que advertía que la mujer necesitaba cirugía en las próximas horas si algo parecido a una vida fuera a ser salvada para ella. A pesar de que Meg trató de considerar el panorama general, el horror puro implícito por los más pequeños detalles los hacía destacar: marcas de ligaduras, abrasiones alrededor de los labios de la mujer, uñas rotas o desaparecidas, y la ropa interior sucia que quedó al descubierto cuando las mantas fueron quitadas. Estaba delgada y deshidratada, con una sucesión de moretones y marcas sobre sus venas en la parte interna del codo que sugerían repetidas inyecciones administradas por una mano inexperta. Meg añadió un examen toxicológico a una lista mental que estaba creciendo más a cada segundo. “Eso está muy bien, gracias,” ella dijo mientras el médico de Helimed indicaba que había terminado de hablar. “Sahil, estás conforme con sus vías respiratorias?” El anestesista asintió. “El tubo está bien, pero hay resistencia al respirador, y la entrada de aire es pobre en su lado izquierdo.” “Tiene muchos moretones en ese lado de su pecho,” Meg dijo. “De acuerdo, no vamos a joderla por esperar una serie de rayos X. Vamos a hacer un drenado, a ver si eso mejora las cosas, y luego bajarla para un CT (Tomografía) completa, lo antes posible. Se sabe algo de Neuro?” “Treinta minutos,” Liz dijo, “pero eso fue hace veinte minutos. El Dr. Maxwell está retrasado en el teatro.“ 41
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Un reloj se había puesto en marcha al inicio de la llamada de trauma. Meg tomó nota de su tiempo y añadió otros diez minutos a la estimación de Liz. Los de Neuro eran conocidos por llegar tarde a todas las fiestas. “Correcto.” Ella se balanceó sobre sus talones mientras finalizaba su plan de acción. Por alguna razón, el movimiento siempre la ayudaba a pensar. “Eso nos da la oportunidad de hacer el drenado, ABG (Gasometría arterial), catéter, y análisis de orina. Grupo y prueba por al menos seis unidades, y tomar las sangres habituales, incluyendo un tox (examen toxicológico). Grita si ves algo que Helimed pudo haber omitido, y embolsa todo, por favor. Tenemos un detective aquí esperando la ropa, así que quitala en una sola pieza, si es posible.“ Sanne estaba en la parte trasera de la pequeña habitación, presionada contra un contenedor de residuos clínicos y sintiendo que estaba ocupando demasiado espacio aun así. Cuando oyó que Meg la mencionaba, dio un paso adelante, sus brazos cargados con las bolsas de pruebas que Nelson simplemente le había dado en el pasillo. Él se había ofrecido para hacer el trabajo, pero un vistazo a la cara de ella le había detenido de insistir en el asunto. La cuerda que había cortado de las muñecas de la mujer ya estaba sellada y etiquetada. Ella colocó el contenedor donde pudiera mantener una estrecha vigilancia sobre él y abrió otra bolsa grande de papel para las mantas que una enfermera había recogido. “Dóblalas hacia adentro,” dijo, tratando de facilitar las cosas para los laboratorios. “Eso es perfecto, gracias.” Ella dobló la parte superior de la bolsa, registró la hora y la fecha, y añadió su firma. Mientras lo hacía, escuchó a Meg, maldecir y alzó la vista para ver sangre derramándose a través del amplio tubo de plástico que Meg acababa de empujar en el costado del pecho de la mujer. “Mierda,” Meg dijo. “Si esto no disminuye, tendremos que conseguir un cardiotorácico aquí.” “Sus sats están mejorando, sin embargo,” el hombre asiático colocado detrás de la cabeza de la mujer dijo con más optimismo. Tomó al menos otro minuto antes de que Meg respondiera, pero una sonrisa se extendió gradualmente en su cara. “Disminuyendo en cerca de siete - cincuenta mililitros, por lo que es una bala esquivada. ¿Cómo vamos en otro lugar?” Sanne escuchó las diferentes voces que informaban de números y procedimientos. La terminología y el significado de las cifras carecían de sentido 42
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
para ella, pero Meg parecía tomar todo en su paso, ni una vez pidiendo una aclaración o para que alguien se repitiera. Sanne nunca la había visto trabajar un trauma importante antes. Pensando en el desastre de la salsa curry la noche anterior, estaba ligeramente impresionada por el mando tranquilo de Meg sobre su equipo. "¿Detective?" La misma enfermera que había dado a Sanne las mantas sostenía la ropa interior de la mujer con cautela. Un sujetador de color azul pálido entró en una bolsa de pruebas, y las bragas que una vez habían sido alegremente estampadas fueron en otra. Era un conjunto disparejo probablemente elegido al azar, la mujer nunca imaginando que sería vista por una habitación llena de personas luchando por mantenerla viva. Sanne cerró las bolsas y se pasó una mano por los ojos, limpiándose las lágrimas antes de que se pudieran formar adecuadamente. Era peligroso bajar la guardia y pensar de esa manera. No podía hacer su trabajo si caía en esa trampa. Agradecida por la excusa de desaparecer de la vista, se agachó junto a la puerta para anotar las bolsas. La puerta empujó contra su muslo cuando alguien la abrió, y una voz incorpórea llamó a Meg. “La CT está lista cuando tú estés, y el Dr. Maxwell está en camino.” “Fabuloso.” Meg se quitó los guantes y alcanzó por un par nuevos. “Dile a Max que se reuna con nosotros en el escáner. Estaremos allí en cinco.“
*** Dejada atrás en la sala de trauma, Sanne recogió las bolsas de pruebas y se detuvo, apoyada en la pared. Sus oídos zumbaban, y un latido sordo detrás de sus ojos advirtió de un inminente dolor de cabeza. No había bebido lo suficiente, apenas había comido algo, y había estado funcionando bajo un estrés constante durante horas. Sólo otro día en la oficina, entonces, pero nunca había experimentado un día como éste. Ella acunó su brazo izquierdo donde Meg lo había agarrado. Cuando hizo una mueca de dolor bajo el tacto, Meg la había soltado rápidamente. “No vayas a ninguna parte hasta que te haya echado un vistazo,” le había dicho a Sanne en un tono autoritario, antes de salir para seguir la camilla hacia el escáner. 43
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Molesta consigo misma por perder el tiempo, Sanne abrió la puerta con su trasero y llevó las bolsas al pasillo. Dos agentes uniformados se acercaron para ayudar. “Gracias,” dijo, mientras agregaban sus bolsas al montón ya apilado en una silla de ruedas. “¿Está el detective Turay por aquí?” “Él sólo salió para tomar una llamada.” Sanne echó un vistazo a la salida con cierto grado de incertidumbre. Quería checar con su pareja, pero se resistía a dejar su puesto. Meg le había dicho que el escáner tomaría al menos veinte minutos, sin embargo, así que decidió tomar el riesgo. “Si no estoy aquí cuando la traigan de vuelta de CT, vengan a buscarme,” le dijo a los oficiales. Sus desconcertadas reacciones la hizo detenerse, y sacudió la cabeza, avergonzada. “Lo siento, soy la Detective Jensen.” “Oh.” El mayor de los oficiales se ruborizó hasta las raíces de su pelo castaño. “Escuchamos que alguien había estado en los páramos con la víctima, pero —” “Pero no sabías que buscabas a un detective en shots.” “Exactamente.” Él sonrió, su color retrocediendo un poco. “Iré a buscarte tan pronto como ella está de vuelta.” "Gracias. Lo apreció.” Ella ya estaba caminando hacia las puertas abiertas, más allá de las cuales la voz de Nelson era apenas audible entre el trinar de los gorriones anidando debajo del dosel del área de estacionamiento de ambulancias. Sanne sabía que Meg amaba a esos gorriones y regularmente hacía alarde de la política hospitalaria dejando migajas para ellos en los contenedores que flanqueaban las puertas. Mientras esperaba a que Nelson terminara de hablar por teléfono, ella se encontró escudriñando los contenedores por restos de trozos de pan, pero lo único que encontró fueron colillas de cigarros y un pedazo de goma de mascar desechado. Se acercó más a la luz del sol en cambio, deseando que su día libre se hubiera convertido en algo más que esto. “Hey, San.” Nelson habló en voz baja para no asustarla. Ella no se había dado cuenta de su acercamiento. Él se guardó el teléfono en el bolsillo. “¿En que situación estamos?” 44
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Eso no debería decirlo yo?” Caminaron en una parte más sombría del estacionamiento, y ella bajó la mano con la que había estado protegiéndose los ojos. “¿Era la jefa?” "Sí. Está fuera en los páramos con SOCO (Oficiales de escenas del crimen)“ Sanne se lamió los labios secos, reacia a preguntar cualquier otra cosa. Hombre prevenido vale por dos, sin embargo. “¿Está ella ...?” Tragó saliva y lo intentó de nuevo. "Hice — " “¿Ella viniendo aquí para arrastrar tu trasero sobre las brasas?” Nelson ofreció. "No. Y lo hiciste bien, así que no parezcas tan aterrorizada.” Él apenas le dio tiempo para procesar eso antes de continuar. “Subí las fotos y el vídeo de tu móvil y las envié a SOCO y a la jefa. Se veían bien. Escogiste algunos detalles útiles. SOCO, EDSOP, y un equipo de policías están yendo sobre la escena inmediata. La jefa está planeando conseguir a voluntarios que participen, también, para que podamos ampliar la búsqueda.“ “La víctima fue retenida en alguna parte,” Sanne dijo. “En el estado en que se encontraba, no pudo haber corrido lejos.” “Esa es una posibilidad. La otra es que escapó de un vehículo que cruza las rutas altas o manejo a campo traviesa,” él respondió. “O, el criminal se aburrió de ella, la llevó allí, y la tiró por la cresta.” Sanne sintió una exaltación familiar mientras sopesaba las teorías. Ella y Nelson siempre trabajaban bien así, intercambiando ideas entre sí. Apenas había tenido la oportunidad hasta el momento para pensar en algo de esto, pero le encantaban estas primeras, analíticas horas de procesamiento de un nuevo caso. “Los guardabosques de National Trust y Mountain Rescue están ayudando a identificar las carreteras más cercanas,” Nelson dijo. “Carreteras y cualquier área con acceso vehícular.” Ella asintió. Si su suposición inicial era correcta, el agresor de la mujer habría tenido problemas para conseguirla en los páramos, a menos que ella hubiera estado caminando por ahí en el momento de su secuestro. Lo que planteaba la pregunta: ¿era un oportunista, o lo había planeado de antemano? Sanne no estaba segura de cuál era la respuesta más aterradora. Con frecuencia ella corría sola allí y nunca se había considerado en peligro por nada excepto el clima y el terreno. “¿Están bien los dos chicos?” ella preguntó, cambiando de tema. 45
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Están alterados, como es comprensible, pero sus padres se reunieron con ellos en el HG (Jefatura), y los dos lograron dar declaraciones detalladas.” “¿Ya?” Ella miró su reloj. “Dios, es esa la hora?” "Hora de almorzar. La jefa dijo que tomara tu declaración, pero estoy seguro de que quería decir que fueras a comer algo primero.“ Sanne sacudió la cabeza y trató de no hacer una mueca por el dolor que causó el movimiento. “No, no puedo hacer una declaración aún. Quiero permanecer en el hospital.” Eso salió más desesperado de lo que pretendía, pero en su haber Nelson sólo asintió. “¿Qué tal dos ibuprofeno y una taza de té?” Ella sonrió y se apoyó en él brevemente. "Ahora estas hablando."
*** Si Meg hubiera sido una mujer de apuestas, se habría ganado cinco libras a sí misma. Encontró a Sanne, como predijo, exactamente donde la había visto por última vez, apoyada contra la pared de la sala de trauma, esperando continuar con su tarea, con bolsas vacías de evidencia a sus pies. Había estado escribiendo en un cuaderno, pero cuando el equipo regresó, ella bajó el lapicero y lanzó una mirada expectante a Meg. “No es bueno,” Meg articuló. Rodeada de colegas, no fue capaz de dar la noticia con suavidad. “Dame unos minutos, ¿de acuerdo?” Siempre la profesional, Sanne asintió, su rostro no traicionó nada, pero su lapicero se deslizó desapercibido entre sus dedos y rodó debajo del contenedor. Meg se dio la vuelta alejandose, sofocando el repentino impulso de envolver a Sanne en una manta y llevarla hacia un cubículo por un muy necesario TLC (Amor y cuidado). En el momento justo, alguien puso una caja de poliestireno del banco de sangre en sus manos y le indicó que debía firmar por eso. “Gracias,” murmuró, revisando el contenido y garabateando su nombre. “Max, quieres una unidad de esto ahora?” "Encantador. Sí, por favor,“ Max respondió. 46
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Los resultados del escaner habían hecho que esta muestra de Neuro funcionara, y estaban finalizando los arreglos para llevar a la mujer al quirófano. Su plan era cortar en su cráneo para tratar de aliviar la presión de la hemorragia intracraneal. Podrían quitar una sección del hueso para crear espacio adicional para el cerebro o para succionar el coágulo que se había formado, o podrían abrirla y darse cuenta de que sus esfuerzos eran inútiles, que todo lo que podían hacer era tratar de hacerla sentir cómoda. El cráneo era esencialmente una caja cerrada. O bien la hinchazón de su lesión podría disminuir, o le aplastaría su cerebro hasta que sus funciones vitales fallaran. Para alguien que ya había sobrevivido a tantos traumatismos, tal muerte parecía particularmente vengativa. Meg tomó su furia en el tubo IV enredado en sus manos, rompiéndolo tenso y osando no encajar en su lugar. El brazo de la mujer estaba frío y flojo bajo los dedos de Meg, como si su cuerpo ya estuviera llegando a un acuerdo con su pronóstico y comenzando a cerrarse. La sangre corrió a través de la vía cuando Meg la abrió, pero no hubo ninguna transformación milagrosa cuando golpeó la vena, ni un rubor de color saludable o contracción de movimiento — no es que Meg hubiera esperado uno. “Estamos listos para irnos,” Max le dijo. “Bien.” Ella jaló de la manta por encima del brazo de la mujer. “Algo más que necesites que haga?” "No, gracias. Estamos tan listos como podemos llegar a estar. Te llamaré cuando hayamos terminado, ¿de acuerdo?” “Muy bien.” Ella no se movió cuando la cama fue sacada de la habitación. En pocos minutos, la mayoría del equipo se alejó para limpiar, reabastecer o escribir notas retrospectivas. Fue sólo cuando la última persona se había ido que Sanne se acercó a ella. “Hola,” Sanne dijo. Meg dejó escapar un suspiro tembloroso. Se sentía extrañamente desconectada. Ella sabía que debería estar haciendo algo, pero no podía entender qué. "Hola, tú." Los dedos de Sanne se cerraron alrededor de los suyos. "Vamos, amor. Te prepararé un té.“
47
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** La mitad de una taza de té y una mantecada consumida en el refugio de la sala de personal hizo que Meg se sintiera más como ella misma de nuevo. Desde detrás del borde de su taza, observó a Sanne alternar entre el té y la galleta, sin usar ambas manos. “Entonces, ¿dónde estás lastimada?” En una serie de movimientos cautelosos, Sanne dejó la taza y se sacudió las migajas invisibles de sus rodillas. "En ninguna parte. ¿Qué quieres decir?,” Murmuró, mirando el piso, sus orejas poniendose rosadas. “Sanne Jensen, eres un mentirosa terrible. Por eso el Sr. Kincaid siempre solía castigarnos, porque eras una maldita inútil en contar una mentira simple.“ Sanne se detuvo a medio sacudirse. “Nunca quise tomar ese atajo! Me encantaba correr a campo traviesa. Tú eras el culo perezoso que insistió en cruzar el campo de nabos.“ El recuerdo hizo a Meg sonreír. Sin saberlo ellas, Kincaid habían estado acechando en el tramo de la ruta que habían pasado por alto, y había descubierto su atajo justamente. “Siempre tan empollona cosita.” Ella alisó el pelo rebelde de Sanne de la frente. “¿Quieres que te ayude a quitarte el abrigo?” Sanne sacudió la cabeza, excusas ya saliendo de sus labios. "Estoy bien. Tengo que volver al trabajo, comenzar a escribir todo. La jefa se estará preguntando dónde estoy. Vas a tener que dar una declaración — puedo pedirle a Nelson que la tome — y me llamarás por teléfono tan pronto como sepas algo, ¿verdad?” Ella trató de levantarse, pero todas sus fuerzas parecían abandonarla. Sus hombros se hundieron, y las lágrimas rebosaron en sus ojos. Se limpió la nariz sin prestar atención en la manga de su abrigo prestado. “Dios, Meg, pensé que ella iba a morir sobre mí. Se sentía como una eternidad ahí antes de que llegara el helicóptero, y no podía hacer nada por ella. Todo lo que podía hacer era mantener su puta cabeza quieta y decirle que estaría bien.” Se quedó sin aliento y soltó un sollozo. “Y va a morir, ¿verdad? Así que puedo decir una maldita mentira después de todo, no?”
48
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Se tensó cuando Meg alcanzó por ella, pero luego presionó su rostro contra el cuello de Meg y se dejó ser abrazada. Meg la meció suavemente, el movimiento sin propósito calmando a las dos. Pasó menos de un minuto, sin embargo, antes de que el sonido de voces en el pasillo hiciera que Sanne se apartara. Tomó el pañuelo que Meg le ofreció y se sonó la nariz. “¿Qué fue lo que mostró el escáner?,” ella preguntó, usando el mismo pañuelo para secarse los ojos. “Múltiples fracturas de cráneo.” Meg acarició la parte posterior de la cabeza de Sanne, subrepticiamente comprobando por golpes. “Y un coágulo de una hemorragia. Maxwell — el neurocirujano que viste en el sala de trauma — va a tratar de eliminarlo, pero es bastante grande, San. Incluso si tiene éxito, puede haber causado daños irreversibles.“ Sanne se sentó correctamente, tiró de sus rodillas debajo de la barbilla, y las rodeó con su brazo derecho. Ella estaba mirando a sus tenis fangosos cuando volvió a hablar. “Fue violada?” “No lo sé.” Meg vio la mirada confundida de Sanne. “No había tiempo para un kit de violación. Tenemos que traer a alguien del St. Margaret para hacer eso. Sin embargo, la enfermera que la cateterizó no notó ningún signo de trauma en sus genitales — sin sangrado o secreción. Ninguna de las lesiones típicas que verías en una agresión sexual, tampoco. Ninguna marca de mordeduras o moretones en los muslos o los pechos.“ “No entiendo,” Sanne dijo. “¿Por qué alguien pudo habersela llevado? Rencor personal? ¿Rescate?" “Me alegro de que no es mi trabajo resolver eso. No estoy segura de querer saberlo.“ "Quiero saberlo. Es la única forma en que vamos a atrapar a este bastardo. Si ella se escapó antes de que él terminara, lo más probable es que ya esté buscando otra víctima. Mierda, necesito hablar con Nelson.” Sanne se paró demasiado bruscamente y se balanceó en el lugar, su arrebato de ira desapareciendo, dejando su cara pálida y húmeda. “Whoa, ¿qué coño?” Murmuró, agarrando la mano que Meg extendió para sujetarla. “Sienta tu culo.” Meg la empujó en la silla. “Aparte de la mitad de una galleta, ¿qué has comido hoy?” “¿Cuenta un batido?” 49
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Algo así. ¿Qué más has tenido?” "Un poco de agua. Ese té.“ “¿Y que tan lejos corriste antes de embarcarte en tu improvisada escalada en roca?” “Unas ocho millas.” Ella echó un vistazo hacia Meg. “¿Quién te habló de la escalada?” “Nelson.” Meg no trató de disimular su exasperación. “Probablemente estás deshidratada, e incluso un idiota podría ver que te has lastimado el brazo. Así que, bebe el resto de tu té y quítate el abrigo.“ Sanne se removió en la silla como un niño regañado. “No puedo.” “No puedes qué? El té o el abrigo?” "El abrigo. Creo que está pegado.“ “La cremallera?” “No, la manga.” Meg tocó la frente de Sanne, comprobando por calentura. “Tú, querida, no te estás explicando bien. ¿Te golpeaste la cabeza?” “No, pero en cierto modo me golpeé el brazo.” “Lo golpeaste?” “En las rocas.” Ella tuvo la decencia de parecer culpable. “Fue más bien un despellejar, en realidad, si estás siendo quisquillosa.” “Ah.” Meg asintió en simpatía. La piel en carne viva y la tela seca no hicieron un matrimonio feliz. "Vamos, entonces. Vamos a encontrar un bonito cubículo aislado y una cubeta de agua caliente.“ Sanne se puso de pie, con más cautela está vez. “No puedo rechazar una oferta como esa, ¿verdad?”
50
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** “Ow,” Sanne dijo, con una cierta cantidad de euferismo. Ella nunca había sido alguien para hacer un alboroto, y tenía un umbral de dolor encomiable, pero el agua caliente quemaba como ácido sobre sus heridas. Tragó varias veces, tratando de respirar por la nariz, y cuando esas tácticas fallaron cerró los ojos y no pensó en nada. Nada, sólo la oscuridad y el silencio. Era un viejo truco de la infancia, perfeccionado en las horas que solía pasar escondida debajo de su cama. Esto enterró el sonido de gritar o llorar, o la carne golpeando en la carne, o un puño golpeando contra su madre, y aún funcionaba. En el momento en que la mano de Meg le ahuecó la mejilla, el abrigo se había ido, y Meg había colocado su brazo sobre una sábana seca. “¿Estás bien?,” Meg preguntó cuidadosamente, como si despertara a alguien de la hipnosis. “Sí, estoy bien.” Meg dio golpecitos en el colchón, y Sanne giró las piernas sobre la cama. La almohada debajo de su cabeza se sentía lujosamente suave. Miró las pinzas establecidas en una bandeja junto a una colección de vendajes, pero estaba demasiado cansada para preocuparse por lo que vendría después. "Haz lo peor que puedas." “Podría doler un poco. Seguro que no quieres nada más fuerte que el paracetamol?” "Estoy segura. La codeína (*) me liquida.” Sanne habló con más confianza de la que sentía. La mitad de Dark Peak parecía estar incrustado en la parte superior de su brazo, y Meg no era famosa por su trato a los pacientes. “Probablemente porque no bebes.” Meg se clavó en el brazo de Sanne sin más preámbulos y atrapó su primer trozo de gravilla. “Oh, ese es uno grande.” Su entusiasmo totalmente inapropiado hizo sonreír a Sanne, incluso a través de sus dientes apretados. “Se siente como la peor rodilla raspada en el mundo.”
(*) Se utiliza con fines médicos como analgésico, sedante y antitusígeno. 51
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Espera a que le agregue antiséptico,” Meg dijo. “Lo besaré para que se mejore, sin embargo, si eso ayuda.” Los dedos de los pies de Sanne se curvaron cuando otro trozo salió libre. “¿No violaría eso algún tipo de regla médico-paciente?” Meg sonrió. “Te he besado en lugares mucho más obscenos que tu codo, Detective.” “Jesús, Meg!” Usando su brazo sano para cubrir su cara ardiente, Sanne agradeció en silencio a la anciana de al lado por elegir ese momento para decirle a todo el departamento que necesitaba orinar. “Harás que me echen. Harás tu misma que te echen.“ “Probablemente.” Meg no sonaba en absoluto preocupada por la idea. “No por besarte, idiota, pero todavía tengo una tendencia a insultar a los pacientes.” “Pensé que había accedido a trabajar en eso.” "Sí. Es difícil, sin embargo, a veces. Algún idiota se colará bajo mis defensas, y saldrá.” Cuando Sanne bajó el brazo, un olor dulce cobrizo la golpeó, y notó que la sangre de la mujer todavía se apelmazaba debajo de sus uñas. “Muchos idiotas por ahí,” dijo en voz baja. Meg dudó, las pinzas preparadas a medio agarre. “Sí, los hay.” Dio unas palmaditas en el dorso de la mano de Sanne y reanudó su tarea. “Vamos a curarte para que puedas ir y atrapar a éste, eh?”
52
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO CINCO Cuando un agente uniformado se reunió con Sanne en el estacionamiento de la jefatura de policía y le entregó las llaves de su coche, ella casi podría haberlo besado. Había ropa de repuesto en la cajuela de su coche, lo que significaba que no tendría que caminar a través de la jefatura con la mal ajustada ropa de hospital que Meg había encontrado para ella. Su ropa deportiva y el abrigo húmedo estaban doblados actualmente en una de sus bolsas de evidencia. “Nelson me pidió que recogiera su coche desde la reserva,” el oficial dijo. “Lo he dejado en A3.” “Aprecio eso. Muchas gracias." Las llaves estaban calientes contra la palma de su mano, el sol todavía azotando, reflejándose en el edificio de cuatro pisos que albergaba la principal infraestructura administrativa de la fuerza policial de East Derbyshire. EDSOP había sido reubicada allí durante un proceso de modernización reciente. Ellos estaban segregados en la parte trasera del edificio, pero su tecnología era de alto nível, la oficina principal tenía una agradable vista de los campos, y el vestuario femenino era una instalación especialmente construida en lugar de un cubículo y baño junto a los urinarios. La pequeña cocina anexa incluso vino con un géiser, negando la necesidad de calentar una tetera. Fred Aspinall, uno de los detectives más antiguos en el equipo, había dado la bienvenida a esa innovación como una maravilla más adecuada al descubrimiento de vida en Marte. Siguiendo los estacionamientos numerados, Sanne encontró su Vauxhall Corsa estacionado entre un Audi costoso y un Range Rover realmente costoso. Ninguno de los dos vehículos evocaba una pizca de envidia en ella. El Corsa era rápido, práctico y sorprendentemente eficaz en la nieve, y era también la mejor forma de transporte que había tenido nunca. La mayoría de su familia todavía caminaba o dependían del autobús. Refugiada detrás de la cajuela abierta, con la alta pared del estacionamiento encerrandola, se quitó la ropa de hospital y se puso su traje de repuesto. Los jeans eran demasiado informales para la oficina, y las mangan cortas de la camisa no cubrían las vendas envueltas alrededor de su brazo, pero era una mejora definitiva. Recordando el consejo de Meg, bebió media botella de agua. Luego se humedeció el pelo con un puñado ahuecado y se dirigió a la entrada principal, clavando su placa de identificación en su camisa mientras se acercaba. Su placa y su identificación siempre estaban en algún lugar sobre su persona. Incluso las llevaba en su mochila cuando salía a correr. Nadie en los páramos había cuestionado su 53
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
autoridad esa mañana, pero había sido reconfortante saber que sus credenciales estaban allí, por si acaso. Ella motró su placa al oficial en la recepción y subió la escalera de dos en dos. Los músculos de sus piernas se quejaron, recordándole que había comenzado el día con una carrera larga y después moretones añadidos. Perseveró, sin embargo, y para el momento en que llegó el cuarto piso la corta ráfaga de ejercicio la había dejado sintiéndose mucho menos decrépita. Caminó directamente hacia el caos que tradicionalmente acompañaba las primeras etapas de un caso: los teléfonos sonando, el papeleo caído sobre el suelo mientras la gente rozaba las frágiles pilas, una variedad de tonos de timbre anunciando los mensajes entrantes y Fred en la esquina, pateando la fotocopiadora. “Es esa gaveta, amigo. Siempre se queda atascado allí.” Sanne abrió la parte ofensiva y tomó la hoja de papel. “Ten, intenta eso.” Fred pulsó el botón verde y sonrió mientras la máquina entraba en funcionamiento. “Traes el sol a mi vida,” él cantó, con una melodía que únicamente él reconocería. “Te haría un té, pero la jefa quería verte cuanto antes.” “Correcto.” Ella se echó hacia atrás un poco, y él colocó una mano firme en su hombro. “Has hecho una declaración?” “Sí, en el hospital. Nelson ya la envió por fax aquí.“ “No tienes nada de que preocuparte entonces,” él dijo, y ella sonrió, casi creyéndole. Mientras se acercaba a la puerta de Eleanor, George Torren — compañero de Fred — se persignó y alzó los ojos al cielo. Ella sostuvo dos dedos arriba hacia él (*), tocó, y entró en la oficina. Olía a manzanas. No tenía idea de cómo Eleanor lo hizo, ya que nunca la había visto comerse una, pero la habitación siempre trajó a su mente una crujiente Granny Smith (Manzana verde). A media frase en una llamada telefónica, Eleanor reconoció a Sanne pero continuó su conversación. Su nariz y su frente eran de un rosa brillante. Evidentemente, no había esperado pasar horas expuestas al sol esa mañana, y su tez blanca había pagado el precio. (*) En Gran Bretaña, es un signo que es considerado grosero. 54
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Sí, señor.” Ella golpeteó una uña sobre el escritorio. “Puedo tenerlo listo dentro de una hora. No, no ha habido noticias todavía. Ella todavía está en cirugía. Sí, lo haré, tan pronto como SOCO tenga permitido el acceso.“ Sanne no pudo escuchar la respuesta, sólo que fue cortado y seguido rápidamente por el tono de marcado. Eleanor colocó el receptor de nuevo en su horquilla con admirable control. “Bueno, te ves como si hubieras estado en las guerras.” Una suavidad inusual en su voz tomó a Sanne por sorpresa. “¿Estás bien para trabajar?” “Sí, jefa.” La respuesta de Sanne fue tan absoluta como pudo serlo. La idea de ser enviada a casa y mantenida fuera del caso era aborrecible. “Sólo verificando.” Eleanor le dio una sonrisa maliciosa. “El bienestar de mi equipo, y toda esa basura. Estoy segura de que hay un manual en alguna parte.” Agitó una mano hacia un estante lleno de blancos archivadores de palanca tan raramente manejados que todavía estaban prístinos. “He leído tu declaración. Es muy completa. Las fotos también eran excelentes. Ya han ido al laboratorio para mejorarse.“ Su teléfono móvil sonó. Comprobó el identificador de llamadas y pasó la llamada a través de su correo de voz. Cuando levantó la vista de nuevo, Sanne sintió toda la fuerza de su escrutinio. “¿Consideraste en quedarte en la escena en lugar de acompañar a la víctima al hospital?,” Preguntó, en un tono que no daba ningún indicio en cuanto a la respuesta correcta. “Sí, señora, lo consideré, pero la víctima es nuestra más valiosa pieza de evidencia, y quería mantener una documentada ilación.” Sanne hizo una pausa por aliento, proporcionando una oportunidad para la corrección o contradicción, pero cuando Eleanor permaneció en silencio siguió adelante. “No creo que la zona del páramo sea nuestra escena del crimen, señora. Creo que la víctima fue retenida en algún otro lugar, o tal vez se escapó mientras estaba siendo trasladada, así que tomé la decisión de organizar el equipo de Mountain Rescue en un amplio perímetro y viajar con la víctima yo misma.“ Ella sostuvo la mirada de Eleanor, haciéndole saber que había terminado. Era una explicación que había ensayado mentalmente hasta que pudiera entregarla textualmente, y fue tan clínica y analítica como los estándares de Eleanor exigían, aunque no comenzaran a raspar la superficie del verdadero razonamiento de Sanne. Se preguntó si algo en su expresión o su postura podrían delatarla, un destello en los ojos o una contracción en un músculo que traicionaría sus emociones. 55
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sin embargo si Eleanor vio o sospechó algo, no hizo ningún comentario. Hizo clic en el pulsador de su lapicero e hizo una breve nota en un expediente abierto. “Hiciste un buen trabajo ahí afuera, Sanne.” Sanne se lamió los labios secos y esperó por el inevitable ‘pero’. Para su asombro, nunca llegó. “He programado una reunión informativa de equipo para las 4 p.m.,” Eleanor dijo. “Eso te da noventa minutos para preparar tu informe. ¿Es suficiente?" Sanne casi se paró para saludar. "Si jefa." Eleanor sonrió. “¿Cómo es que estoy brillando como una maldita langosta y tú no?” “Tenía una gorra, jefa. Y protector solar.“ “Sí, me imagino que lo tendrías.” Se tocó la punta de la nariz, haciéndola blanquear bajo la ligera presión. “Ve a comer algo antes de empezar tu informe, Sanne. Te ves pálida.“ “Estoy bien,” Sanne dijo, y por primera vez en horas, se sentía bien. El alivio y el orgullo habían disipado todos sus dolores y molestias. Eleanor hizo un sonido intermedio, pero no siguió con eso. “Nos vemos en noventa minutos, entonces,” dijo, y maldijo cuando su teléfono móvil y de escritorio comenzaron a sonar simultáneamente. Sanne tomó eso como su señal para irse, cerrando la puerta detrás de ella. Fred se encontró con ella con una taza de té y un Double Decker (chocolate). Agarró la taza y la barra de chocolate, y le dio un besito en la mejilla, riéndose mientras él falsamente se desmayaba y ahuecaba el lugar donde sus labios lo habían tocado. “Eres un tonto, Fred.” Ella tomó un sorbo de té mientras se dirigía hacia su escritorio. El reloj de la pared le dijo que tenía ochenta y seis minutos para cumplir con el plazo de Eleanor. Era algo bueno que prosperara bajo presión.
*** A pesar de su agobiante tarea y el tictac del reloj colgando sobre ella, Sanne estaba agradecida por la oportunidad de revisar sus fotos del teléfono móvil 56
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
antes de presentarlo al equipo. No había tomado muchas fotografías, pero las que tenía eran gráficas e inquebrantables en su enfoque, y tuvo que ir al baño para lavarse el sudor de la cara y el cuello, tan pronto como terminó sus notas. Afortunadamente, su reacción pasó inadvertida en la conmoción a su alrededor, y media hora después, se recompuso lo suficiente para estar delante de sus compañeros y hablar de los acontecimientos de esa mañana. Todo el mundo había regresado para la reunión, la cual Eleanor abrió con un breve resumen antes de ceder la palabra a Sanne. Con sus dedos apretados alrededor del mando a distancia de la computadora, Sanne describió sus hallazgos, acciones y pensamientos iniciales, sus palabras puntuadas por el nítido chasquido de las imágenes cambiando. Ella vio que la rabia en las caras de sus colegas se endurecía en determinación mientras las miraban. Como miembro joven de EDSOP, estaba acostumbrada a ser el blanco de las bromas, pero en esta ocasión, nadie interrumpió para hacer un comentario simplista u observación inadecuada. Esta era la primera vez que la mayoría de los detectives habían visto las imágenes, y ellos también parecían temblar. La mano de Sanne tembló cuando se detuvo para beber su agua. Sus nervios se habían disipado en los primeros minutos, pero aun así encontró la fotografía de los pies de la mujer difícil de soportar. Oyó a Mike Hallet maldiciendo en voz baja. Ella sabía que él tenía dos hijas, ambas de poco más de veinte años. Una vez que estaba segura de que podía continuar sin que su voz temblara, dejó el vaso abajo y echó un vistazo a sus notas para encontrar su lugar. Mientras lo hacía, algo le llamó la atención, y se giró a mirar a la foto proyectada de nuevo. “Jefa, podrían ser esas astillas?” Señaló con el punto rojo del puntero láser en el talón de la mujer. Las marcas que habían sido indistintas en la pantalla de la computadora ahora parecían ser astillas de madera incrustadas en la suela manchada de turba. Arrugó sus papeles en su puño mientras recogía el hilo de una teoría y comenzó a seguirlo. “Solamente, he corrido esa ruta unas cuantas veces, y no hay nada que pueda causar lesiones como esa. Hay unos escalones de madera a menos de una milla de donde fue encontrada, pero a menos que hubiera estado parada allí y patearla con ambos pies —” “¿Por qué demonios iba a hacer eso, Jensen?”
57
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne trató de no reaccionar ante el tono fulminante de Duncan Carlyle. Uno de estos días, ella le diría dónde meterse su tútulo de psicología criminal, pero este definitivamente no era el momento adecuado. “Bueno, ella no lo haría,” dijo, como si explicara algo muy complicado a alguien bastante tonto. “Puede que la haya subido, pero eso es todo lo que habría hecho.” Ella se apoyó en el escritorio, imaginándose a sí misma en los páramos, enferma de terror y sin saber a dónde ir en busca de ayuda, sabiendo solamente que tenía que alejarse lo más posible. La adrenalina habría cortado a través del dolor y prestado su fuerza, al menos al principio. La fuerza suficiente, tal vez, para desatar sus ataduras y escapar de donde quiera que había estado prisionera. “Tal vez tuvo que patearla fuera de su camino cuando primero logro soltarse,” dijo, con la tranquila certeza de haber comprendido la respuesta. “Si él la había mantenido en un edificio en desuso, podría haber tenido una entrada cubierta con tablones o simplemente una puerta de madera. Sus manos estaban atadas, hinchadas, por lo que estaba limitaba con lo que pudiera hacer con ellas, pero sus piernas estaban libres.” Se encaramó en el escritorio, levantó sus pies y lanzó una patada en demostración. “Pegó en la madera, conduciendo las astillas en sus talones, pero la rompe violentamente y corre.” “Eso hace que sea probable que la retuvieran en alguna parte,” Fred dijo, y Eleanor levantó una mano cuando todo el mundo empezó a hablar entre sí. “De acuerdo, gracias,” dijo mientras el murmullo de voces se desvaneció. “Todavía es útil tener en cuenta las otras posibilidades: que la víctima fue arrojada intencionalmente sobre la cresta, o que se escapó en los páramos del vehículo de su secuestrador. Sabremos más una vez que SOCO haya podido examinarla. En este momento, tenemos una víctima no identificada. Averiguar quién es ella es una prioridad absoluta.” Tomó el control remoto de Sanne y cambió a una imagen de la cara de la mujer. “Y aquí esta lo que va a hacer que sea un completo dolor de pelotas.” Sanne vio varias cabezas sacudirse en entendimiento. Los rasgos de la mujer estaban tan distorsionados por las heridas que era probable que incluso una familia cercana tendría problemas para reconocerla. Meg no había encontrado marcas distintivas durante su examinación — sin marcas de nacimiento, tatuajes, cicatrices, o perforaciones — y la tomografía computarizada no había detectado ninguna cirugía con partes metálicas que pudiera haber ayudado.
58
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Eleanor consultó el expediente frente a ella. “Fred y George, tomen informes de personas desaparecidas. Busquen a cualquiera que coincida o se aproxime a su descripción, y comencen a preparar la iinfromación detallada para un comunicado de prensa. Scotty, Jay, están en los caminos de acceso, las paradas de descanso y áreas de descanso, con uno de los guardabosques y tantos oficiales como el departamento de Tráfico pueda prescindir. Tracen las rutas más cercanas a Laddaw Ridge y comiencen por ahí. Si él la llevó a los páramos anoche, debió haber estacionado en alguna parte. Hablen con cualquiera y todos con los que se encuentren. Muéstrenles la foto. Incluso si no la vieron ayer, podrían reconocerla si camina allí con regularidad. Sanne, Nelson, Duncan, y Chris” — enumeró los nombres mientras continaba, como una maestra de escuela tratando de coordinar un proyecto imposible — “Los quiero en los páramos al amanecer, para organizar a los policías. Una cuadrícula ha sido bloqueada para cubrir un área realista, basada en la condición física de la víctima, y necesitamos un examen tan detallado de esa área como sea posible. Embolsen y etiqueten cualquier cosa que parezca haber sido descartada recientemente, y si alguien encuentra una serie de pisadas desnudas que podamos seguir a alguna especie de guarida, eso sería muy útil.“ Eleanor hizo una pausa para reconocer la salvaje improbabilidad de eso, y Sanne oyó a Carlyle murmurar algo en voz baja. Cuando ella miró la libreta de él, estaba completamente en blanco. Ni siquiera había sacado la tapa de su lapicero. “Hemos estado en contacto con Derbyshire Cave Search y Rescue, que van a iniciar una revisión sistemática de las formaciones de cuevas por ese lado de los bosques. Al parecer, esas laderas están llenas de cuevas y túneles, así que si fue retenida allí el criminal pudo haber utilizado una. Traten de mantenerse alejados de ellas. Algunas de ellas son estructuralmente inseguras, y el Departamento no puede pagar la responsabilidad de los daños y perjuicios por el momento. Ahora las buenas noticias: tenemos un grupo de lugareños que están dispuestos a ayudar mañana.“ Un predecible coro de gemidos dio la bienvenida a esa revelación. Sería un día bastante difícil sin la carga adicional de supervisar a los detectives aficionados. Por encima de las protestas, Eleanor continuó hablando. “Tengan en cuenta que el criminal bien podría vivir en la localidad, y todos sabemos cuántos de estos idiotas obtienen su diversión ayudando a la policía después del hecho. El camión Mountain Rescue puede llevarlos a dos millas de la escena.” Una sonrisa se retorció en la comisura de los labios. “Vistanse apropiadamente, chicos. Creo que Sanne recomendaría que se pongan una gorra.“ 59
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
El desprecio en el rostro de Carlyle se tensó en una mueca mientras él observaba a George jalar del cuello de su camisa y abanicarse con su libreta. “Vio el pronóstico antes,” George le dijo. "Ouch. A pleno sol y a 81 grados. Vas a necesitar más que una gorra, Sargento. Vas a necesitar un maldito milagro.“ Carlyle era pelirrojo, con una tez fantasmal que estallaba en pecas y acné al instante en que era expuesto a la luz solar, pero Sanne sospechaba que algo más había detrás de su reacción. Era un chico de la ciudad, que vivía en el centro de Sheffield y sin ocultar su antipatía hacia los pueblos rurales y sus criminales de poca monta. Había presentado varias solicitudes para transferirse a Manchester y Londres, pero cada vez había fallado en el nivel de la entrevista. Eleanor alentó activamente su ambición de seguir adelante de EDSOP. Su rápido ascenso a Sargento mucho se había debido a un tío bien colocado, y ella había tenido poco que ver con ser seleccionado para su equipo. Su insistencia en dirigirse a todos por el apellido, posiblemente porque dos nombres por persona era demasiado para que él pudiera recordar, no era apreciado tampoco. El equipo, a su vez, le llamó a regañadientes ‘Sarge’ en su cara y todo tipo de nombres en privado. Sanne sabía que él se percataría de la tarea de mañana — ser obligado a trabajar en un área familiar para ella, y deferir al conocimiento local de ella— como un insulto a su antigüedad y ya sea se enojaria o intentaría reafirmar su autoridad comportandose como un pendejo. Cuando Eleanor terminó de dividir la carga de trabajo, Sanne atrapó a Nelson cruzando sus ojos hacia los de ella, y tuvo que ocultar una sonrisa detrás de su mano. Si Carlyle era el matón del equipo, ella y Nelson eran los chicos que escondían su lonchera en venganza y robaron todos sus lapiceros cuando él estaba lejos de su escritorio. Ella una vez lo había escuchado referirse a ellos como ‘el dique y el negrito.’ Ella nunca se había atrevido a repetir eso a Nelson, pero inventar maneras encubiertas de atormentar a Carlyle era la única forma de insubordinación en la que alguna vez había participado. De vuelta en su escritorio, ella y Nelson estudiaron minuciosamente los mapas de Ordnance Survey (*) y guías turísticas locales, tratando de encontrar construcciones de granjas o refugios dentro del área que Eleanor había identificado. No había nada. La escasez de caminos y pistas accesibles hacía inviable que alguien viviera tan lejos de la civilización.
(*) Agencia cartográfica nacional del Reino Unido. 60
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Podrías llevar un todoterreno hasta aquí, pero sólo llega a esos extremos de urogallos (*).” Sanne trazó una línea que delimitaba un camino de terracería. “Entonces adónde iría él? ¿La cargó, o tal vez la obligó a caminar?” Nelson inclinó el mapa para que pudiera mirarlo sin inclinar la cabeza. “Estás son rutas de senderismo, ¿verdad?” "Sí. Todas las líneas verdes punteadas son algún tipo de sendero.” Ella señaló un patrón audaz de rombos verdes. “Ese es Pennine Way. Va directo hasta la frontera escocesa, y es una ruta muy transitada, sobre todo cuando hace buen tiempo. Si él había planeado secuestrar a una excursionista, es más probable que se hubiera alejado del camino transitado. Es campo abierto, por lo que la gente puede ir a cualquier parte. Ellos no tienen que atenerse a los caminos.“ “Una aguja en un pajar,” Nelson murmuró. Él no era bueno con los mapas y por lo general dependía de Sanne para la navegación mientras conducía. “Esperemos que los guardabosques vengan con algunas ideas. Mientras tanto, ten uno de estos para leer en la cama.” Ella arregló las cuatro guías en una fila y lo dejó elegir primero. El zumbido de su móvil interrumpió su oferta de un té. Lo abrió, vio el nombre de Meg, y respondió de inmediato. Meg no se molestó con un saludo. “Ella sobrevivió a la operación. Max es 'cautelosamente optimista' sobre sus posibilidades.“ “Maldita sea,” Sanne susurró. Eso era lo último que había esperado oír. "¿Que pasa ahora?" “Ella está en un coma inducido, para tratar de controlar la inflamación de su cerebro. Cuando Max esté satisfecho con su progreso, la despertará. No sabremos mucho más hasta que haga eso. El análisis toxicológico encontró rastros de diazepam, ketamina y flunitrazepam — ese último Rohypnol de alguien — incluso si sale de esto, las probabilidades son que no será capaz de recordar lo que pasó.“
(*)
La caza de urogallo es un deporte de campo en el Reino Unido, se lleva a cabo en áreas de páramos en el norte de Inglaterra y Escocia.
61
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Los resultados de toxicología no fueron una sorpresa para Sanne. Desde que Meg le habló de las marcas, había estado tratando de predecir lo que el criminal podría haber usado. Esos tres medicamentos —razonablemente fáciles de conseguir, para alguien que sabe dónde buscar — habían estado en su lista. Miró al otro lado de la habitación, a donde las copias ampliadas de sus fotografías habían sido mostradas secuencialmente en una pizarra. Más allá del tablero, la ventana enmarcada cúmulos de nubes, teñidas de rosa por la puesta del sol. “Estás trabajando hasta tarde,” dijo. “Sí, estoy.” El agotamiento en la respuesta de Meg era casi palpable. Sanne cerró los ojos, no queriendo nada más que meterse en la cama de Meg y aferrarse a ella hasta que ambas se durmieran. Ella suspiró. “Gracias por avisarme, amor.” "No hay problema. Max está llamando a tu jefa. Maneja con cuidado, San.“ "Tú también. Nos vemos pronto.” Sanne terminó la llamada, se quedó mirando la pantalla de su móvil hasta que se quedó en blanco, y luego recogió sus libros. Nelson había escuchado obviamente la mayor parte de la conversación, porque agarró las llaves y se las tendió a ella. En el último segundo, sin embargo, mantuvo sostenida la llave del coche y la miró con severidad. “Deberías volver a casa,” Él la conocía demasiado bien. La preocupación en su voz demostró que había sospechado su intención de no hacer nada de eso. "Lo haré. Solo ...” Ella sacudió la cabeza, incapaz de explicar. Él asintió con entendimiento de todos modos y extendió los dedos para liberar el llavero. "Bien. Nos vemos en la mañana.“ Su complacencia, junto con el alivio que las noticias de Meg habían traído, levantó su estado de ánimo inmensurablemente. “Sé que vas a tener la tentación mañana, compañero,” dijo, “pero deja de pensar en mí cuando abras tu armario.” "'¿Pensar en ti?' ¿Qué demonios significa eso?" Ella sonrió ante su confusión. “Eso significa que por favor no uses shorts.”
62
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO SEIS Sanne sostuvo su placa enfrente del pequeño lente de ojo de pez e informó a la voz incorpórea que era detective. No necesitaba decir nada más. La luz al lado del timbre se puso verde, y un chasquido sutil de la cerradura le dijo que la puerta estaba abierta. Más allá de la puerta, el pasillo estaba desierto, con sólo un estante de folletos de asesoramiento y una caja llena de suministros médicos que daba alguna pista sobre lo que había más adelante. Veinte años habían pasado desde que el padre de Sanne había sido traído aquí, pero al llegar a la sección de la planta abierta de la Unidad de Terapia Intensiva, no pudo evitar echar un vistazo a la segunda sala, aquella donde sus esperanzas se habían levantado y luego esfumado tan completamente. La unidad olía y sonaba igual que lo hizo esa semana. Siempre estaba en silencio, los susurros de máquinas y voces rotas sólo por el ocasional pitido de una alarma. Los pacientes eran cuerpos pasivos, en gran parte silenciosos, demasiado enfermos o sedados para oponerse a los tubos y cables y procedimientos invasivos. Sus parientes se sentaban vigilando, sosteniendo las manos de los pacientes, frotando sus pies, a veces llorando, pero también parecían gobernados por alguna regla tácita, y todo lo que hacían era callado y tentativo. Era como estar en la iglesia, excepto que los olores de la enfermedad sustituyeron a los del incienso y los libros de himnos mohosos, y que nadie se había atrevido a cantar. Durante largos períodos de tiempo, muy poco pasaba, el mejoramiento y el deterioro eran en su mayor parte procesos graduales. No era de extrañar, entonces, que un murmullo de excitación rodeara al paciente más nuevo de la unidad. Sanne vio a un grupo de enfermeras charlando en voz baja con dos agentes de la Escena de Crimen que parecían haber interceptado en masa. Uno de los oficiales quitó los codos del borde de la estación de enfermeras y asintió a Sanne mientras se acercaba. “Acabamos de terminar.” Él sonaba a la defensiva, como si ella pudiera reprenderlo por holgazanear en el trabajo. “No estoy aquí oficialmente,” ella dijo, eligiendo no entrar en detalles. “En qué habitación está?” "Tres. Al fondo de la unidad, a la izquierda.“ 63
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Tuvo la tentación de preguntar que había descubierto su examen y cuanto tardarían los laboratorios en procesar las pruebas, pero eso podría esperar hasta mañana. No había nada que pudiera hacer con la información ahora. “Estoy bien para pasar?” Ella no apuntó su pregunta a nadie en particular, pero una joven enfermera con un lindo hoyuelo la señaló en la dirección correcta. Afuera de la habitación tres, Sanne lanzó una gota de gel desinfectante sobre sus manos y maldijo mientras se filtraba en su piel lastimada en sus palmas. “Besas a tu madre con esa boca?” Sanne sonrió ante la voz familiar y empujó la puerta completamente abierta, para nada perturbada al descubrir que tendría compañía. Cruzó la pequeña habitación y besó la parte superior de la cabeza de Meg. “Mucho para ir a casa, ¿eh?,” Dijo. “Sí, mucho para eso.” “Algún cambio?” Se dejó caer en una silla vacía y trató de responder a su propia pregunta examinando a la mujer. No había muchas diferencias. Su cara estaba ligeramente clara, pero la hinchazón alrededor de los ojos era mucho más pronunciada de lo que Sanne recordaba, el moretón ahora tan púrpura lívido que era casi negro. Los vendajes le envolvían la cabeza, y había un pedazo de cinta adhesiva a través de una sección del cráneo que llevaba la advertencia de SIN HUESO. Varios tubos la hidrataban y se llevaban sus residuos, y un lío de cables de colores ponían números en los monitores. El respirador lo presidía todo, como si fuera consciente de que sin su entrada todo estaría perdido. “Su presión arterial se ha estabilizado,” Meg dijo. La interrupción hizo que Sanne parpadeara. Se frotó los ojos, tratando de borrar el número 63 que todavía estaba vívidamente en rojo en su retina. “La lesión en la cabeza la estaba haciendo subir, pero lo tienen bajo control ahora.” Meg giró la mano de la mujer y suavemente enderezó los dedos, cada uno marcado con tinta. “SOCO estaba aquí cuando llegué. ¿Por qué nadie la ha reportado desaparecida? Algunas de sus lesiones estaban casi curadas, así que él debe habérsela llevado hace unos días.“ “No sabemos si no lo han hecho,” Sanne dijo. “Con suerte, algo surgirá en la base de datos.” 64
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Meg seguía sosteniendo la mano de la mujer. “Hablé con el especialista de St. Margaret. El kit de violación fue negativo.“ Sanne quería decir ‘eso es bueno’ o ‘gracias por eso’, pero lo único que logró fue un asentir de cabeza. Meg esperó un momento antes de preguntar: “¿Estás bien, San?” Una sacudida de cabeza esta vez. “Le dije otra mentira. A mi jefa.” Sanne soltó el aliento que la hizo marear. “Bueno, no es una mentira, en realidad no, pero no le dije toda la verdad.” "¿Acerca de?" La habitación estaba en penumbra, dejando a Meg en nada más que una silueta en su visión periférica. Si la ITU (Unidad de Terapia Intensiva) era una especie de iglesia, tal vez esto era la confesión. “Acerca de por qué dejé los páramos. Me podría haber quedado en la escena, pero me metí en el helicóptero en cambio. Le dije a la jefa que había estado preservando la cadena de evidencia, pero eso ni siquiera se me ocurrió hasta que estábamos en el aire. Lo único que pensaba era que no podía dejarla con desconocidos. Cuando estuvimos aquí con mi papá, nos dijeron que las personas inconscientes a veces pueden oír tu voz, y yo había estado hablando con ella y tranquilizandola, no quería que ella pensara que la había abandonado. Fue una maldita estupidez, porque una vez que estábamos en el helicóptero nadie podía oír absolutamente nada de todos modos.” Tomó suficiente valor para mirar a Meg. El verde y azul de los monitores estaban destellando a través de su rostro, dando a Sanne algo en qué concentrarse. “La jefa reconoce que hice lo correcto, pero fue sólo suerte, no un juicio, y no puedo decirle eso a nadie, ni siquiera a Nelson.” Meg tomó su mejilla. “No diré una palabra.” “Porque se supone que debemos mantener todo a distancia y no involucrarnos.” "Sí. A veces simplemente no funciona de esa manera.“ Sanne tarareó bajo en su garganta mientras Meg le acariciaba la cara. “No, no lo hace,” dijo. “A veces las cosas te agarran desprevenida y te muerden en el culo.” "Sé lo que quieres decir. Ha sido un buen día de mierda.” Meg sonaba tan abatida como Sanne se sentía. 65
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Alguna señal tácita las hizo inclinarse hacia atrás en sus sillas. Se quedaron sentadas en silencio durante unos minutos, arrulladas en la quietud por la uniformidad de todo lo que les rodeaba: la caída de gotas de solución salina, una respiración cada cinco segundos, el patrón de picos en el monitor. Después de un rato, Sanne puso su mano sobre el brazo de la mujer, la primera vez que la había tocado desde los páramos. “Me pregunto cuál es su nombre,” dijo.
*** “Vamos, dormilona. Hora de acostarse." La insistencia en la voz fue reforzada por las manos desenvolviendo la manta de Sanne. Ella hizo una mueca. Si era la hora de acostarse, ¿por qué no la dejaban dormir? “Cinco minutos más,” murmuró, y escuchó a Meg reirse. “Puedes tener cinco horas más, cariño, pero creo que sería mejor pasarlas en una cama, ¿verdad?” Eso le dio a Sanne una pausa, y abrió un ojo. “Aw, mierda.” La parte de atrás de su cuello ardía mientras levantaba la cabeza del reposacabezas de la silla. Pasó la lengua alrededor de su boca seca y se limpió la baba de la mejilla. "¿Que hora es?" Meg liberó la manta y la dobló. “Acaban de pasar de las nueve. Te di una hora. No pensé que pasarías más de veinte minutos en una de estas cosas, pero había pasado por alto tu capacidad para quedarte dormida en un tendedero.“ "Hmm. ¿Cómo está?” Sanne miró los monitores que rodeaban la cama de la mujer, pero no pudo recordar cuales habían sido sus lecturas originales. “Está estable.” Con un brazo metido debajo de Sanne, Meg la levantó a sus pies. “Tú, por el contrario, te ves como la mierda.” "Gracias." “Vendrás a mi casa esta noche, para poder vigilarte.”
66
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“No, estoy bien,” Sanne protestó. “Iré a casa.” Su corazón no estaba realmente en ello, sin embargo, y una severa mirada de Meg la hizo rendirse. “Te dejaré aquí a buena hora mañana y harás que tu vecino alimente a tus gallinas,” Meg le dijo. “Le dije a seguridad que dejarías tu coche. ¿De acuerdo?" “Está bien.” Sanne se levantó y trató de peinarse el pelo en una cierta apariencia de estilo. “No sé por qué te estás molestando con eso. La mitad del departamento ha entrado y salido de aquí mientras estabas roncando.“ "Estupendo." “Al menos dormiste durante la ridiculez.” “Oh, muy gracioso.” Compartieron una sonrisa rápida, pero cuando llegaron a la puerta la expresión de Meg se puso seria. “Le pedí a una enfermera que me llamara si pasaba algo,” dijo en voz baja. Eso era mejor que nada, pero cuando Sanne dejó la unidad todavía sentía que estaba dejando a la mujer. Meg puso su brazo alrededor de Sanne y se puso a caminar con ella. “No le serviras de nada a ella si no te cuidas, San.” “Siento que debería estar haciendo más. Diablos, casi no he hecho nada.“ “Le salvaste la vida.” Eso habría sido un consuelo, si Sanne hubiera sido capaz de mirar más allá del grave pronóstico de la mujer. Era algún tipo de vida mejor que ninguna vida en absoluto? Su mamá, con su caducada sensibilidad católica, podría haber tenido una respuesta a eso, pero Sanne estaba demasiado cansada para considerar el debate. Se permitió ser dirigida al coche de Meg, sintió que el cinturón de seguridad se cerraba en su lugar, y no abrió los ojos de nuevo hasta que Meg estaba conduciendo pasando el letrero de Bienvenidos a Rowlee Village.
67
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Mierda.” Sanne repitió el proceso de estiramiento del cuello, eliminación de baba. Meg se rió y luego se desvió violentamente para esquivar un pato dormitando en el camino. “Maldita sea, me gustaría que no hicieran eso.” Ella no parecía estar preocupada por el encuentro cercano. “Comida, baño y cama para ti,” dijo sin perder el ritmo. Sanne gimió y hundió sus dedos en los músculos de su espalda, que se apretaron alrededor de su columna como un vicio. “¿No puedo saltar los dos primeros y simplemente ir a la cama?” “¿Prometes comer un desayuno adecuado y cambiar mis sábanas por la mañana?” Era una pregunta justa. Sanne aún tenía un día de lodo y sangre pegado a ella. Nunca había sido una niña exploradora, pero lanzó a Meg una improvisada versión de su saludo. “Arreglaré tus sábanas, y prometo desayunar, si prometes dejarme hacerlo.” Meg le dio una mirada. “Eres una descarada.” “Tú eres una mala cocinera.” Un segundo pato dormido en el camino restringió el gesto de respuesta de Meg, pero Sanne estaba segura de que no habría sido aprobado por la Asociación de Niñas Exploradoras de Gran Bretaña.
*** El mirlo cantando por el dormitorio sonaba mucho más alegre de lo que Meg se sentía mientras apagaba el despertador segundos antes de lo que debía sonar. Medio tendida encima de la colcha, con una pierna echada sobre los muslos de Meg, Sanne se rascó la nariz, murmuró algo inaudible, y chasqueó los labios como si se hubiera comido un bicho. No se despertó, sin embargo, y la mano de Meg en su frente fue todo lo que necesitó para volver a un sueño profundo. Apenas estaba claro afuera. Meg tomó una decisión unilateral de que otra media hora no haría ninguna diferencia en el horario de Sanne y toda la diferencia para su salud general.
68
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Y soy una especie de tu médico, así que sé lo que es mejor,” Meg susurró, sonriendo mientras Sanne resoplaba suavemente en respuesta. No había sido una buena noche. Ante la insistencia de Sanne, Meg había despejado una pequeña montaña de libros de texto, revistas y ropa sin planchar de su cama adicional y dejarla dormir allí. Le había parecido más fácil no discutir, pero menos de una hora después, los gritos de Sanne habían llevado a Meg corriendo en la habitación, y la única manera de detenerlos había sido meterse en la cama con ella. “Estoy haciendo un lío de ti ahora” Sanne había sollozado, todavía principalmente dormida, su cara pegajosa con mocos y lágrimas. Entonces, sin inmutarse por sus propias protestas, había metido la cabeza en el pecho de Meg y comenzó a roncar a través de su nariz tapada. Meg sabía por larga experiencia que el sueño de Sanne era lo primero en sufrir cuando estaba estresada. Sus piernas saltaban, ella hablaría o gritaría, y ocasionalmente deambulaba, despertándose en habitaciones aleatorias sin recordar cómo había llegado allí. Meg no la había oído gritar así en años, sin embargo. La última vez, habían estado en la escuela secundaria, acaban de cumplir trece años, y apretujadas en una cama individual, después de que sus respectivos padres finalmente les habían permitido dormir. Recordar la manera en que había calmado a Sanne en esa ocasión hizo que si sonrisa se ensanchara. Besó la frente de Sanne, sintiendo el pliegue de las líneas de expresión fácilmente desaparecer bajo sus labios. Ambas eran idiotas, Meg decidió, mientras escuchaba al mirlo elegir otra melodía y observó la luz del sol iluminar el estampado de las cortinas. Ellas eran inseparables, conocían todos los secretos que eran dignos de ser contados, y se habían visto la una a la otra a través de sus momentos más bajos. Si peleaban, se reconciliaban al día siguiente. Se reían entre sí, compartiendo bastante de los mismos intereses que siempre tenían algo para charlar, e incluso podían tolerar a la familia de la otra. Dado que no estaban absolutamente en una relación y no habían estado desde aquellos primeros trompicones adolescentes, el sexo era sin duda poco aconsejable, pero, Meg pensó, mientras suspiraba y avanzaba sobre su espalda, poniendo cierta distancia entre ella y las curvas calentadas por el sueño de Sanne, siempre era un buen sexo. Así que por qué no simplemente acordaron que estaban hechas la una para la otra? ¿Por qué seguían viendo a otras personas, cuando intercambiar historias de sus malas citas era más divertido que 69
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
las citas mismas? Tal vez porque eran un par de cobardes, tan a gusto con lo que se había convertido en una rutina que tenían miedo de estropearlo. “Que me jodan!” Sanne se incorporó tan repentinamente que casi golpeó a Meg en la cara. "¡Mira la hora! ¿Por qué me dejaste quedarme dormida?” Meg se frotó la mejilla donde el codo de Sanne le había rozado, agradecida por el cambio de tema, incluso si se trataba de un moretón. “Porque sabía lo encantadora que estarías al despertar?” Ella ofreció. Miró a Sanne lanzarse fuera de la cama y empezar a buscar su ropa. “¿Te siente algo mejor por eso?” Sanne levantó dos pares de bragas de la pila de ropa de Meg. "Sí un poco. ¿Alguna de estas es mía?” “No, pero usaste las moteadas la última vez que te quedaste.” “Oh.” Ella parecía avergonzada. "Lo siento. ¿Puedo robarlas de nuevo?” "Hazlo. Los sujetadores están — oh, ya sabes dónde están. Sírvete." Eso propició un momento de evidente desconcierto mientras Sanne se giraba, tratando de encontrar la cómoda de Meg y luego notando por primera vez que estaba en la habitación equivocada. “Hey, ¿por qué ...?” Ella inclinó la cabeza hacia el dormitorio de Meg. “Uh, que me he perdido? Porque no puedo ... ¿Hemos ...?” Meg la sacó de su miseria. “No, no lo hicimos. Tuviste una pesadilla, e hice de almohada, eso es todo.“ “Oh, Dios, lo siento. Debes estar hecha polvo.“ "Estoy bien. Estaba bastante cansada para dormir a través de tus ronquidos.“ “Estaba roncando?” Sanne palmeó una mano sobre su boca. "Solo un poco. Te dabas la vuelta si te picaba en las costillas.“ “No recuerdo nada de eso.”
70
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Probablemente sea mejor.” Meg salió de la cama y fue a revisar la ropa de Sanne. El duro comienzo de la noche las había dejado manchadas con sangre en numerosos lugares. “Voy a cambiar estos después de que te hayas duchado.” “Se siente mucho mejor,” Sanne dijo, flexionando su brazo. “En realidad, me siento mucho mejor.” Corrió a la habitación de Meg, donde Meg escuchó la ducha abierta y comenzar a buscar por la ropa interior. Meg entró en el rellano para que no tuviera que gritar sobre el chapoteo del agua. “Tienes un poco más de color en las mejillas.” “La mayor parte de eso es probablemente suciedad,” Sanne respondió alegremente. Su falta de autoconciencia hizo a Meg reír. “No tapes mi maldito drenaje. No tengo tiempo para arreglarlo de nuevo.“ El calentador zumbando a la vida ahogó la respuesta de Sanne. Meg revisó su teléfono por mensajes, ninguno encontró, y concluyó que ninguna noticia eran buenas noticias. Se puso un viejo suéter y llevó el botiquín de primeros auxilios hacia la cocina. Mientras la tetera hervía, busco tocino, huevos, y pan que aún no estuviera visiblemente mohoso, y los puso todos por la estufa listos para Sanne. La última vez que Meg había intentado un desayuno, había ido a buscar un libro que pensaba que a Samne podría gustarle y se había distraído con una abeja tratando de salir de la ventana de su sala de estar. El aceite se había incendiado, los detectores de humo habían chirriado, y Sanne había salvado el día con un paño de cocina mojado. El libro había sido un éxito, sin embargo, y la abeja había salido volando hacia el sol, por lo que no había sido un completo desastre. “Esto se puso un poco empapado.” Sanne entró en la cocina, sosteniendo su brazo, mostrando sus vendajes flojos como una momia en la sección de ofertas. “Ven aquí, y lo miraré.” Meg desbloqueó sus puertas del patio, abriéndolas de par en par, y le hizo señas a Sanne al jardín. El patio está directamente orientado al sur, y podía sentir el calor de sus losas de piedra comenzar a perseguir el frío de sus pies descalzos. Captando el olor de la rosa formada a través del enrejado, inclinó una de sus flores hacia arriba para olerla correctamente. "Me encanta esta. Es preciosa.” Ella sostuvo la rosa para Sanne. “¿Cuál dices que es?” “Es 'The Pilgrim'” 71
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Como la mayoría de las plantas en el jardín de Meg, Sanne la había elegido y plantado ella misma, y, a menudo volvía a podarla. Entre muchas cosas, había heredado su habilidad para la jardinería de su mamá. En un golpe de suerte, la mayoría de sus genes paternos parecían haber sido recesivos. Era demasiado pronto para que cualquiera de los ancianos vecinos de Meg estuviera despierto, y la pareja de mediana edad que estaba en el otro extremo de la fila de adosadas estaban de vacaciones, de modo que el canto de los pájaros y el juego constante del agua sobre las rocas eran los únicos sonidos que rompían la quietud. Ni Meg ni Sanne hablaron mentras Meg agarraba las tijeras del botiquín de primeros auxilios para cortar los vendajes. Ambas anhelaban la paz y tranquilidad, de la misma manera en que los drogadictos recién liberados ansiaban una dosis. A veces, cuando las dudas llegaban, Meg salía aquí sin importar el clima, sólo para asegurarse de que los últimos dieciséis años de duro trabajo habían valido la pena, que era en realidad una doctora que era dueña de una casa que no apestaba a humo de cigarro y comidas baratas de microondas, y no tenía sus ventanas rotas cada dos meses. En estos días, la única policía que encontró fueron los que acudieron al hospital, donde le hablaron como profesional y no porque su hermano era uno de sus principales sospechosos. El pensamiento la hizo detenerse mientras pegaba un pedazo de vendaje y daba palmaditas al dorso de la mano de Sanne para hacerle saber que había terminado. Había, por supuesto, un oficial de policía que veía sobre una base muy regular, pero entonces Sanne era una excepción. Siempre había sido una excepción. “Es hermoso aquí,” Sanne dijo. Todavía impregnada por el calor de la ducha, parecía sana y contenta, pero había una tristeza que subrayaba sus palabras. Meg sospechaba que estaba pensando en el día por delante. “No había nada en mi teléfono.” Meg mostró su pantalla en blanco. Sanne asintió. Probablemente había tenido miedo de preguntar. La noticia, o más bien la falta de ella, parecía aligerar su estado de ánimo. “Te apetece tocino y huevos, entonces?,” Preguntó. "Sí. ¿Necesitas ayuda?" Sanne pretendió dar a la oferta la debida consideración. “Crees que estarías a salvo tostando el pan?” Meg le siguió hasta la cocina. “Oh, no lo sé. Esa es una responsabilidad tremendamente grande.“ 72
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Siempre y cuando me grites si esto empieza a echar humo, creo que estaremos bien.” "Echar humo. Gritar,“ Meg dijo lentamente. "Puedo hacer eso." Sanne encendió la hornilla y deslizó el sartén en su lugar. Las rebanadas de tocino chisporroteaban y se redujeron al caer en la sartén caliente. Ocupada rebanando el pan, Meg respiró profundamente, agradecida. Rosas frescas y tocino grasiento: ¿había un comienzo más perfecto para un día?
73
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO SIETE Una niebla fina, temprana en la mañana se alzaba perezosamente de los valles. Las gotas de rocío hacían brillar la pasto y el musgo bajo las botas de Sanne, dandole a las colinas una atmósfera sobrenatural que era a la vez encantadora y siniestra. La altura que su equipo había ganado desde que abandonaron los camiones de Mountain Rescue había dejado el frío aire, y ella jaló de su camisa más cerca, tratando de no temblar. Nelson debió haber escuchado cuán entrecortada era su respiración, pero no dijo nada, simplemente permaneció cerca durante su esfuerzo cuesta arriba e insistiendo en que ella se comiera la mitad de su barra de granola. Después de haber dejado la casa de Meg de buen humor, estaba molesta por lo difícil que estaba resultando la caminata. Sus piernas se sentían rígidas y torpes, y su mochila se arrastraba sobre su espalda. Su nivel de condición física estaba por encima de la media, pero los sucesos del día anterior, seguidos de una noche perturbadora, habían cobrado un peaje inesperado en ella. Por delante de ellos, Carlyle marchaba con el equipo de Mountain Rescue y dos guardabosques de National Trust. Su compañero, Chris O'Brien, caminaba un poco atrás, hablando con un oficial uniformado y un pequeño grupo de voluntarios locales. Más oficiales y voluntarios quedaron en la retaguardia, sus emocionadas voces llevadas fácilmente a través del terreno abierto y permitiendo a Sanne captar fragmentos impares de especulación: ‘Encontrada desnuda’, ‘esa señora policía allí con el pelo corto’, y una segura declaración de una hombre mayor que él ‘le clavaría las pelotas al bastardo’ en su trilladora si era el único en aprehenderlo. Ella miró por encima del hombro para ver si reconocía al que hablaba. Grundy, pensó, aunque no podía recordar su nombre de pila. Él dirigía la tienda de la esquina en Rowlee con su esposa Doreen. Varias de las otras caras eran familiares, también, pero no tenía ningún nombre que fueran con ellos. Durante el día, se tomaría un registro de todos los participantes en la búsqueda, junto con fotografías subrepticias para registrar sus identidades. Incluso si las verificaciones de antecedentes sobre los voluntarios no produjeran nada útil, eso comenzaría el proceso de eliminación. De los pueblos de la zona, Rowlee era el más cercano a la escena, pero las numerosas granjas, cabañas y pequeños negocios aislados harían las indagaciones de puerta en puerta de la investigación un desafío, por decir lo menos. Hilos de niebla se encresparon alrededor de los tramos inferiores de los acantilados en Laddaw Ridge, haciéndolos cernirse dentro y fuera del paisaje. Sanne no podía creer que hubiera conseguido bajar por ellos sin romperse el cuello. En retrospectiva, sus esfuerzos habían sido casi suicidas. Nelson estaba obviamente pensando lo mismo, porque se detuvo y silbó. 74
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Jesús, San.” Ella se frotó el brazo dolorido, asegurándose a sí misma que ese era el único daño hecho. "Sí. Ni siquiera sabría por dónde empezar ahora, pero en ese momento simplemente no pensé en ello.“ “No, no me imagino que lo hicieras.” Siguieron caminando en silencio, hasta que Carlyle llamó a una parada a medio camino a lo largo de la cresta. Antes de salir del punto de reunión, él había dividido el grupo en dos: un reducido número había tomado un sendero que conducía por debajo de la cresta, para servir de enlace con SOCO, mientras que la parte más numerosa había seguido hasta los páramos superiores para buscar cualquier evidencia de la ruta de la mujer o de su agresor, y de cualquier estructura en la que pudiera haber estado retenida. En el instante en que todos estaban reunidos, Carlyle sacó su mapa y procedió a volver a dividir el grupo restante. “Tú, tú, y tú.” Los tres hombres que había indicado miraron hacia él, botellas de agua y bocadillos a medio comer suspendidos en sus labios. “Quiero que cubran este sector,” les dijo. "¿Ven? Lo he marcado A1 en su plano.“ Ellos asintieron lentamente, uno de ellos secándose la cara con su camiseta. Todos estaban en sus cincuenta años y parecían agotados, incluso antes de que empezaran. Nelson inclinó la cabeza y susurró directamente en el oído de Sanne. “No es de extrañar que sea tan querido. Sus habilidades para tratar con la gente son insuperables.” Carlyle seguía apuntando con el dedo a los oficiales y voluntarios, poniéndolos en una mezcla en un orden basado en sus designadas referencias cartográficas. Sanne sonrió, pero su atención se centró en su propio mapa. “Lo más sensato sería dirigirse aquí, hacia Gillot Tor.” Ella mantuvo su voz tranquila, por lo que sólo Nelson podía oírla. “Es un poco más allá de nuestros límites, pero hay cuevas marcadas a lo largo de su parte inferior, en la misma elevación que nosotros. Hay cuevas aquí en Laddaw, también, pero están abajo en la base de los acantilados, y Meg dijo que las heridas de la mujer eran consistentes con una 75
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
caída desde lo alto. Si ella estaba tratando de ponerse a salvo, por qué iba a correr arriba hacia la cresta?” “Ella no lo haría,” Nelson dijo. Entonces, antes de que ella pudiera detenerlo, él levantó su mano y su voz. "¿Sargento?" Carlyle lo miró con irritación. “¿Qué pasa, Turay?” “¿Los espeleólogos van a Gillot Tor hoy?” La pregunta pareció desconcertar a Carlyle. Buscó con sus notas, pasando las páginas tan rápidamente que se engancharon en la espiral de alambre en la parte superior. "No. Estarán aquí alrededor de Laddaw, hoy y probablemente mañana. Hay una serie de grutas que conducen a las cuevas de piedra caliza, cerca de media milla atrás en ese camino.” Él señaló en la dirección desde la que acababan de acercarse. “Hablé con la Detective Inspectora Stanhope anoche, y ella está de acuerdo en que con toda probabilidad el criminal llevó a la mujer arriba en la cresta y la empujó por el borde. Si los espeleólogos encuentran pruebas para confirmar que fue retenida cerca, podemos abandonar la búsqueda más amplia.” Él dio a Nelson una mirada que un padre podría dar a un niño particularmente estúpido. “Además de lo cual, como puedes ver, Gillot Tor no está dentro de los parámetros especificados.” “No,” Nelson dijo. “Es toda una milla fuera de ellos.” Carlyle malinterpretó la respuesta sarcástica como conformidad. “Tú y Jensen están dirigiendo un pequeño grupo a través de los sectores C3, 4 y 5, y creo que eso lo cubrirá.” “¿Qué hay de ti, Sargento?” Uno de los oficiales dijo. “Tu nombre en esa lista está en algún lugar?” Carlyle cerró su libreta y la metió de nuevo en su mochila. “Voy a dirigir la búsqueda minuciosa en la base del acantilado donde la mujer fue encontrada. Al parecer, hay un sendero hacia abajo desde aquí que me salvará de tener que volver a representar la subida heroica de la Detective Jensen..“ Su anuncio fue recibido con silenciosos silbidos y un aire general de incredulidad, que él ignoró mientras colocaba su mochila en la espalda y bebió de una cantimplora de agua. Sanne contempló la vasta zona que había delegado a ella y a Nelson, y se preguntó en qué momento él se había dado cuenta de que 76
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
su tarea era infranqueable. Había estado urdiendo un plan para abandonarlos mientras caminaba hacia aquí? ¿O era sólo al llegar a la cresta que había decidido cambiar sus propios esfuerzos por una búsqueda ya medio completada y con una probabilidad mucho mayor de encontrar algo? Ella no se atrevía a hacer las preguntas, sin embargo. Si él iba por debajo de la cresta, estaría muy lejos de ella, y eso sólo podría ser algo bueno. Él le gritó a ella mientras el grupo comenzaba a separarse. “Tienes tu silbato, Jensen? Odiaría tener que decirle a la jefa que perdimos a la pequeña.“ Ella le sonrió dulcemente. “No hay posibilidad de perderte, ¿verdad?” Varios de su equipo rieron mientras él colocaba una gorra sobre su llamativo pelo pelirrojo y se giraba de espalda a ellos. Nelson consiguió no reaccionar, pero cuando nadie miraba, sonrió y dejó caer un caramelo en la palma de su mano. Ella se metió el dulce en la boca y habló a su alrededor. “¿Estamos listos entonces?” Una urgencia de empezar y ver lo que había por ahí había sustituido su cansancio más temprano. Nelson abrió los brazos, animándola a tomar la iniciativa. “Listo cuando tú lo estés, compañera.”
*** Sanne tomó el té de Nelson y sorbió donde estaba parada. Adolorida, pegajosa por todas partes, y completamente desalentada, se sentía como hundiéndose en la turba más cercana en cambio. “¿Estás bien?,” él le preguntó en voz baja. “Sí.” Ella tragó el sedimento de la taza de plástico y se la devolvió. Otros oficiales y voluntarios estaban cerca, por lo que se mostró reacia a detenerse por mucho tiempo. “Puedes tomar un descanso, ya sabes. La mayoría de la gente ya han comido un sándwich o algo.“ “Comeré el mío en un rato.”
77
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Su tono terminó el intercambio. Ella no quería decirle que tenía miedo de no volver a levantarse si se sentaba por mucho tiempo. Ya era tarde, y la bruma se había disipado hace horas, dejando el cielo azul y el sol templado solamente por un viento fresco pero poco entusiasta. Sin ningún lugar donde el equipo pudiera refugiarse, los niveles de energía estaban decayendo. Nelson ya había llamado por el abastecimiento de agua fresca y luego por un médico de Mountain Rescue para atender a dos voluntarios que estaban al borde de agotamiento por calor. La moral, tan alta al principio, había sido anulada por la enormidad de la tarea: millas y millas de terreno inhóspito, que hasta el momento no había dado pistas, pero que podía romper tobillos en un capricho. Muchos de los voluntarios estaban familiarizados con los páramos y sabían en lo que se estaban metiendo, pero incluso se detenían para descansos cada vez más frecuentes. Una joven sudorosa corrió acercándose para presentar a Nelson una bolsa de pruebas que contenía una descolorida bolsa de papas fritas. Cuando él asintió en agradecimiento, la mujer se alejó, con la cabeza en alto. “Culpo a Gil Grissom (*),” él dijo, dejando caer la bolsa en su mochila. Desenvolvió un Twix y lo compartió con Sanne. “Todo el mundo piensa que un crimen puede ser resuelto en cuarenta y cinco minutos o menos.” El Twix se derritió por todos los dedos de Sanne. Ella los chupó limpiándolos antes de hablar. “¿Quieres decir que la televisión miente sobre nosotros? Que no somos todos increíblemente fotogénicos y acompañados por una banda sonora impactante y una iluminación cambiante pero favorecedora?” Nelson sonrió. “¿Has echado un vistazo de cerca a algunos de los muchachos de SOCO recientemente?” "Intento no hacerlo. Un par de ellos me asustan.“ Dejaron de reírse cuando alguien les hizo señas sobre una masa sucia de esponja blanca, encajada entre las rocas cerca de un pequeño estanque. Sanne suspiró. “Ovejas o liebres?” “Ovejas,” Nelson dijo sin dudar. “A menos que fuera una maldita liebre enorme.”
(*) Personaje de ficción en la serie de televisión CSI. 78
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
El voluntario estaba evidentemente satisfecho con su hallazgo. “Crees que podría significar algo?,” él preguntó mientras se acercaban. Para su crédito, los tres hombres mayores que estaban con él rodaron los ojos y sonrieron. La oveja había encontrado su muerte hace algunas semanas, y poco aparte de los dientes, huesos, y lana permanecieron. “Eres un maldito imbécil, Ned,” uno de los hombres dijo. Ned parecía herido. “Muchos criminales violentos comienzan matando animales domésticos,” dijo piadosamente. Sanne se acuclilló junto al cadáver. “Creo que probablemente perdió el equilibrio en estas rocas, tal vez tratando de llegar al agua.” La posición del esqueleto sugería que la pobre criatura había terminado atrapada entre dos rocas y murió una lenta, terrible muerte, pero Sanne mantuvo eso para ella. Se puso de pie y palmeó a Ned en la espalda. “Tienes un buen ojo, sin embargo, amigo.” Su cara quemada por el sol brillaba aún más caliente. “Gracias, oficial Sanney.” “Es Sann-er,” ella murmuró, pero ya estaba girandose, un color familiar le había llamado su atención. “Todo el mundo sólo quedense quietos,” dijo, y todos se congelaron como estatuas. “Nelson, mira justo a la izquierda del estanque. La hebra naranja. ¿La ves?" “La tengo.” Él condujo a los hombres fuera de la turba y hacia las rocas bajas. Tomando un acercamiento dando rodeos, su enfoque sobre el terreno desmoronándose, Sanne se acercó al estanque empantanado. Al lado de dos hendiduras pronunciadas en el barro, un fragmento de cuerda naranja brillante ondulaba suavemente mientras el viento jugaba alrededor de él. Al igual que la desafortunada oveja, uno de sus extremos había quedado atrapado entre dos rocas, y ella podía imaginar claramente a la mujer arrodillada en el borde del estanque, bajando la cabeza para beber, y colocando sus manos en una posición tal que la cuerda que las ataba se enganchó. “Haz que SOCO venga aquí,” Sanne dijo, pero Nelson ya estaba haciendo la llamada. “¿Encontraste algo?” Ned le preguntó. “¿Estuvo ella aquí?” “Sí, creo que sí.” La cuerda estaba mantenida firmemente en su lugar, por lo que lo dejó para SOCO para documentar y recoger y fui a unirse a los hombres en 79
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
las rocas. Con un impulso de Ned, ella se subió a la roca más alta y examinó la sección del páramo que los rodeaba. Ninguno de los voluntarios lo hubiera realizado más allá de este punto, a unas dos millas al oeste de Laddaw Ridge, muy lejos de la ruta que había estado corriendo ayer. Varios senderos de ovejas serpenteaban a través del páramo, cualquiera de los cuales la mujer podría haber estado siguiendo, pero teniendo en cuenta su condición era poco probable que pudiera haber llegado a Laddaw desde cualquier lugar mucho más lejos que esto. “Bueno, eso mea en la contribución de Carlyle un poco, ¿verdad?,” Nelson dijo, moviéndose hasta estar parado al lado de Sanne. “Lo hace.” Ella miró hacia la meseta salvaje, azotada por el viento. “Pero de donde diablos habrá venido? No se puede conducir aquí, y no hay edificaciones, no dentro de nuestro límite acordado. Entonces qué diablos hizo él? Levantar una tienda de campaña?” “Por lo que sabemos, eso es exactamente lo que él hizo. Si la ocultó en una de estas zanjas, nadie habría escuchado o visto nada.“ “Se llaman canales,” Sanne dijo distraídamente, tratando de revisar sus teorías para incorporar una portátil escena del crimen. No podía hacerlo — la idea parecía ridícula — y se encontró medio de acuerdo con la idea de que la mujer sólo había sido llevada a los páramos una vez que su captor había decidido deshacerse de ella. “¿Cuáles son?,” Nelson preguntó, y Sanne tardó un par de segundos para darse cuenta de que no había salido de su declaración original. “Las zanjas. Son canales, y los montículos de turba se llaman hags (Tipo de erosión que puede ocurrir en los lados de las barrancas o aparentemente en aislamiento).” Ella formó las formas correspondientes con sus manos, pero sus pensamientos estaban en otra parte, preguntándose de donde las astillas en los talones de la mujer podrían haber venido si había sido arrastrada hasta aquí para morir, y por qué, si ese fuera el caso, se le había permitido arrodillarse junto al estanque para beber. Sanne hizo un leve ruido de frustración y decidió ir con lo que su instinto le había estado diciendo todo el día: que los espeleólogos de Carlyle estaban buscando en las cuevas equivocadas. Señaló en las huellas de las ovejas, la manera más fácil de cruzar la turbera y el brezo (arbusto) hasta las rodillas entre ella y Gillot Tor. “¿Vale la pena reagruparse y enfocarse en estos senderos? Tal vez sólo 80
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
usar a los policías? Serán menos propensos a vagar por huellas o señales de lucha. La mitad de los voluntarios están agotados, de todos modos.“ “Los juntaré a todos,” Nelson. dijo “Tenemos qué? Cerca de cinco, tal vez seis horas de luz de día?” Ella se movió alrededor y midió la posición del sol, ya de alguna manera hacia el oeste. “Si queremos volver a los camiones en una sola pieza, tenemos menos que eso.” “No empacaste una linterna?” Ella sonrió. "Estaré bien. Empaqué una linterna, amigo. Eres tú el que me preocupas.“ Escucharon la voz de Ned alzada en señal de advertencia y saltaron a las rocas más bajas. Él había corrido para saludar a los primeros que llegaron, instándoles a mantenerse alejados de ‘su’ descubrimiento. “¿Quieres decirles, o lo hago yo?” Nelson preguntó en voz baja. Sanne hizo una mueca. Nadie estaría contento con esto. Los oficiales estarían cerca del final de su turno, mientras que los voluntarios estaban siendo separados justo cuando las cosas se ponían interesantes. Manteniendo sus manos fuera de la vista del público, ella y Nelson jugaron un juego cubierto de piedra-papel-tijera. “Mierda.” ella susurró, cuando el ‘papel’ de Nelson se envolvió en su ‘piedra’. El intento de Nelson por una expresión de simpatía falló alegremente. “Prometo intervenir si tratan de arrojarte al estanque.” Ella le dio un puñetazo en el bíceps y se acercó a darle la noticia a la multitud reunida.
*** El niño de tres años miró directamente a Meg y vació su taza de jugo de grosella negra en las sábanas de la cama. Su madre, que parecía apenas tener la edad
81
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
suficiente para atarse los cordones de los zapatos, por no hablar de procrear, se rió tontamente y le revolvió el pelo. “Oh, Bailey-Kaden, eso es malo.” Su declaración fue tan impactante como una mariposa castigando a un león. “Él debe estar sintiéndose mejor,” le dijo a Meg y sonrió a su hijo. “Sí, es increíble lo que una dosis de paracetamol hace,” Meg dijo con sólo el más leve indicio de sarcasmo. “Supongo que no le habías dado ninguno antes de llamar a la ambulancia.” “Oh, no!” La joven parecía horrorizada, como si Meg acabara de hacer la más extravagante de las sugerencias. “Cuando llamé al 999, me dijeron que no le diera nada de comer o beber.” Meg asintió. Era la misma vieja canción, una y otra vez. La melodía nunca variaba, y eso la irritaba mucho. “Y en las horas anteriores, cuando tenía fiebre y miserable, tampoco pensaste en darle alguno?” La chica la miró con los brazos cruzados, su boca curvada en una mueca malhumorada. “No tenía ninguno.” “Por supuesto que no.” Meg apenas se las arreglo para no contestar bruscamente. Un frasco de suspensión de paracetamol genérico cuesta alrededor de £1.50, es fácilmente disponible en los supermercados, y es uno de los pilares del sentido común para cualquier persona con un niño pequeño. “Le enviaremos a casa con un frasco y uno de estos folletos de recomendaciones.” La chica necesitaba una antología de recomendaciones, no un folleto, pero era lo mejor que Meg podía hacer. El niño estaba bien vestido y obviamente amado, así que no había preocupaciones con respecto a la negligencia. Si ella derivara a cada padre tonto a Servicios Sociales, podría sin ayuda de nadie colapsar el sistema. “Una enfermera vendrá con el medicamento adicional en pocos minutos,” dijo, y dejó a Bailey-Kaden salpicando sus manos y a su madre en grosella negra. Fuera del cubículo, revisó su buscapersonas, su teléfono y su reloj. Eran casi las cinco de la tarde, y no tenía mensajes. Se dejó caer en una silla en una terminal de computadora libre y comenzó el proceso de dar de alta al niño. “¿Le has leído la reprimenda?” Liz le dijo. Estaba ocupada inyectando sangre en frascos de cultivo en el fregadero junto a la estación de enfermeras. 82
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Meg dio enter y gruñó cuando la pantalla se congeló. “No,” Pulsó repetidamente la tecla y con una fuerza cada vez mayor. “No sé lo que me pasa hoy. Simplemente no creo que mi corazón este en esto.“ “Tu corazón anda por ahí en los páramos, por casualidad?” Liz probablemente no quería dar a entender nada con eso, pero era tal vez una frase preciosa, apta que Meg sonrió, a pesar de su mal humor. “Es posible que hayas dado justo en el clavo allí.” La aguja tintineó en el contenedor de objetos punzantes mientras Liz la desechaba. “Tengo una amiga que trabaja en la ITU. Me dijo que nuestra mujer misteriosa está tan bien como se puede esperar.“ “Max dijo lo mismo esta mañana.” Meg empezó a teclear rápidamente cuando la computadora decidió comportarse. “Dijo que podría intentar despertarla en los próximos dos días.” Pulsó la tecla equivocada y borró todo lo que acababa de escribir. “Oh, por el amor de Dios.” La mano de Liz se cerró sobre la suya, deteniendo sus dedos. “¿Has tenido un descanso hoy?” Meg respondió con un encogimiento de hombros. Ella honestamente no podía recordar. “¿Por qué no tomas uno cuando termines eso? Sólo hay cuatro pacientes en la sala de espera, y todos se dirigen a Minors.“ La computadora guardó el informe de alta en el segundo intento. Meg miró a su alrededor. El departamento tenía varias camas vacías y un número de médicos conversando o tratando de parecer ocupados. Ella era un rango superior a muchos de ellos, pero no era indispensable. “Me llamarás si el teléfono privado va?,” Dijo. “Si es algo con lo que no podamos hacer frente durante media hora, entonces sí,” Liz respondió con su severa voz de mamá, con las manos plantadas en sus caderas. Tenía el doble efecto de hacer reír a Meg y darse cuenta de lo ridícula que estaba siendo. “Estoy hambrienta,” dijo, y pulsó imprimir antes de que pudiera darse mala suerte y hacer que el teléfono sonara. 83
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** El comedor del hospital estaba a punto de cerrar cuando Meg se detuvo en seco delante de su mostrador. Se les había acabado todo lo sabroso, con la excepción de un sándwich de carne de ternera. No dispuesta a correr el riesgo, pidió pastel de manzana y natilla, y salió con una porción lo suficientemente generosa como para alimentarla durante el resto de la semana. Una mirada de un limpiador le advirtió que no intentara sentarse en cualquiera de las mesas del comedor, así que regresó hacia la sala de personal de A&E, pero al llegar a las escaleras, cambió de opinión y se dirigió a la ITU. Las enfermeras de allí eran todas caras conocidas, que hicieron la vista gorda a su caja de postre, pero la visión de alguien mucho más inesperado la hizo detenerse en el umbral de la habitación tres. “Hola,” dijo, y Emily levantó la cabeza. Ella comenzó a levantarse, pero Meg le hizo un gesto hacia abajo y se acercó a los pies de la cama. “Las grandes mentes piensan igual, eh?” “Eso parece.” Emily estaba sentada incómoda en el borde de la silla. Tocó con los dedos la sábana, a varias pulgadas de distancia de la mano de la mujer, y luego se echó hacia atrás de nuevo sin hacer contacto. “Estoy en mi descanso.” “Sí, yo también.” Meg sintió una punzada de culpabilidad. Había estado tan decidida ayer en manejar trauma y vigilar a Sanne que no había pensado en comprobar cómo estaba Emily. A juzgar por las sombras oscuras debajo de sus ojos y por su presencia en la ITU, estaba lejos de estar bien. También parecía estar a punto de salir huyendo, así que Meg cambió su escrutinio al historial medico de la mujer en cambio, lo que le proporcionó una apertura de conversación. “¿Has leído esto? Ella está mucho mejor de lo que esperaba.“ El comportamiento de Emily se iluminó una fracción. "Lo sé. El Dr. Maxwell estaba aquí cuando llegué. Si sigue mejorando a este ritmo, va a intentar despertarla mañana por la tarde.“ Meg asintió, su dedo siguiendo las líneas de números y notas. Después de afrontar bien la cirugía, la mujer había respondido a los medicamentos que trataban el edema cerebral y no mostraba más señales de sangrado. Estaba teniendo una ligera temperatura, pero por lo demás sus observaciones estaban dentro de los parámetros normales, y sus resultados más recientes de sangre eran prometedores. Teniendo la oportunidad de mirarla sin tener que centrarse 84
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
en sus heridas, o qué tratamientos podrían ser necesarios, Meg vio a una mujer que debía de ser delgada, incluso antes de su reciente pérdida de peso. Sus anchos hombros hablaban de un atletismo probablemente asociado con la natación o la escalada, pero cualquiera que fuese su deporte, su condición física le había mantenido en una buena posición. Le habría permitido metabolizar rápidamente los medicamentos que su agresor le había inyectado, dandole la fuerza para escapar, y la había ayudado a sobrevivir al insulto adicional de sus graves heridas. “¿Alguna vez has visto algo así?” La suave pregunta de Emily interrumpió los pensamientos de Meg. Había lágrimas rebosantes en sus ojos. Meg le dio una servilleta del comedor y se sentó en una silla al lado, mirándola tratar de evitar que se corriera su rímel. “He tratado a las víctimas de violación y agresión, pero nada donde el sufrimiento haya sido tan prolongado o tan jodidamente vengativo.” Tomó una respiración que olía incongruentemente a pastel y antiséptico. A pesar de que el brazo que yacía a través del abdomen de la mujer estaba envuelto en vendas, Meg no podía olvidar el daño oculto debajo. Como un animal atrapado en una trampa, la mujer casi había desollado su mano tratando de deshacer sus ataduras. “No pude dormir anoche,” Emily susurró. “No podía incluso estar acostada en la cama. Sólo caminaba, de una habitación a otra. Traté de ver algo o leer algo, pero sobre todo sólo caminaba.“ “No lo hice demasiado brillante yo misma,” Meg dijo. “¿Necesitas hablar con alguien? Hay consejeros en el departamento, apoyo entre iguales ...” Se interrumpió cuando Emily sacudió la cabeza. "Está bien. Esto ha ayudado. Gracias.” Emily comenzó a recoger los pedazos de la servilleta que había desmenuzado inconscientemente. “No me dejarán entrar aquí de nuevo si les dejo un desastre.” Meg juntó un par de tiras del suelo y las dejó caer en la palma de Emily. “Si están bien conmigo trayendo mi almuerzo, creo que pasaran por alto un poco de servilleta.” “Huele muy bien. ¿Qué compraste?” Emily preguntó, y luego pareció mortificada cuando su estómago rugió.
85
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Bastante pastel de manzana para alimentar a cinco mil. Iré y pediré otra cuchara y plato de las enfermeras.” Meg golpeteó la mesa para cama con su cuchara de plástico para anular los débiles signos de protesta de Emily. “Me estarás haciendo un favor ayudándome a comerlo. Si me haces terminar todo esto por mí misma, me acurrucaré en la esquina y dormiré por el resto del turno.“
*** “Atrás, atrás, atrás!” Una bola de plumas blanco y café se elevó desde el brezo en frente de Sanne y se lanzó fuera del peligro, su grito de advertencia dando un aire de presagio a las colinas ardientes bajo una gloriosa puesta de sol. “¿Qué demonios era eso?” Nelson tenía la mano en el corazón, como si comprobara por una arritmia inducida por el terror. “Urogallo,” Sanne dijo. “Creo que se regocijan de asustar a la gente hasta casi matarlos.” Los pájaros eran una característica común de los páramos, yaciendo fuera de la vista hasta que involuntarios excursionistas pasaban sobre ellos, y luego volaban a salvo en un clamor de alas y cacareando. Nelson se secó la frente con el pañuelo. “No es de extrañar que la gente les dispare a los malditos.” Su sonrisa de respuesta se desvaneció cuando la voz de Carlyle llegó a través de las comunicaciones. “Jensen, Turay. Informe de situación, por favor.“ Nelson gesticuló de una manera que habría hecho ruborizar a su madre. Sanne le dio una palmada en el brazo. “Al menos dijo por favor,” ella articuló en silencio. Entonces, hablando en voz alta, “Acabamos de llegar al lago, Sargento. Nada se ha encontrado hasta ahora.“ “Entendido,” Carlyle dijo, y Sanne escuchó las similares actualizaciones negativas de los agentes restantes en Corvenden Moss. Después de enterarse de su hallazgo anterior, Carlyle se había puesto entusiasta para dirigir la segunda etapa de la búsqueda. El equipo arriba en la cima no 86
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
había desperdiciado la luz del día esperando que se uniera a ellos, pero tan pronto como él había llegado en Laddaw Ridge, había tomado un gran placer en interferir. Bajo sus órdenes, Sanne y Nelson habían seguido un camino que serpenteaba a través de las rocas durante veinte minutos antes de tratar de conducirlos a un precipicio. Teniendo en cuenta esa asignación en particular, en un extremo, habían extendido su mapa a través del brezo, y, por las indicaciones de Sanne, decidieron tomar un estrecho sendero hacia un lago en la montaña cerca de la base de Gillot Tor. El lago en sí no era lo suficientemente grande como para justificar un nombre, y el área alrededor de él parecía aislada, rodeado por una sucesión de formaciones rocosas y los acantilados de Tor. En el mapa, una erupción esporádica de triángulos rojos hacia el oeste marcaba grutas bloqueadas y entradas inseguras a un rudimentario sistema de cuevas. Los iconos de advertencia jalaron de Sanne como una llamada de sirena. Ella sabía que había otras posibilidades, la mayoría de ellas más probable que ésta, pero no podía apartarse de la idea de que, en algún lugar cercano, el criminal podría haber construido un calabozo improvisado. Aunque Gillot Tor estaba una milla más allá del límite establecido de búsqueda, ese límite era sólo una estimación. Otra milla podría no significar mucho para alguien corriendo por su vida. Temerosa de que Nelson sugiriera prudencia, Sanne no le había expresado nada de esto a él. Una palabra de disentimiento y ella habría tenido que ceder a su mejor juicio. Pero no era como si estuviera planeando ir a la espeleología. Sólo quería acercarse lo suficiente a Gillot Tor para tener una idea de ello, y si llegaban a la laguna y luego decidían ir un poco más lejos, donde estaba el daño en eso? Al final, la ineptitud de Nelson con un mapa había simplificado las cosas para ella. Él había seguido su ejemplo sin cuestionarse. Todo lo que quedaba a ella por hacer era convencer a Carlyle que había sido idea de él. Con los dedos de los pies apenas tocando la esponjosa orilla del lago, se arrodilló y sumergió sus dedos en el agua. Ésta era más clara que la anterior. En lugar de desaparecer en sus oscuras profundidades, su mano permaneció visible, teñida de color naranja pardo y cubierta con pequeñas motas de turba. El agua estaba caliente en la superficie, por lo que hundió la mano más profundo, permitiendo que el frío le adormeciera 87
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
sus dedos, antes de sacarlos y colocarlos en su frente. Cerró los ojos con placer mientras el calor se disipaba. El chasquido de las rodillas de Nelson y un suave chorro de agua le dijeron que él estaba siguiendo su ejemplo. No descansaron por mucho tiempo. No había ningún sendero obvio, por lo que utilizaron los parches de vegetación como escalones para rodear el lago sin empapar sus botas. El aire era más frío aquí, las rocas y la empinada ladera canalizaban el viento y arrojaban al páramo a la sombra. Las gotas de agua en el nacimiento del cabello de Sanne pronto hicieron que su cara se enfriara, y su camisa húmeda se adheriera a ella desagradablemente. “Nunca pensé que diría esto, pero echo de menos el sol.” Podía ver la carne de gallina alzándose en los brazos de Nelson mientras asentía. “Esa pobre chica,” él dijo. “Escapar de sólo Dios sabe qué y encontrarse en medio de esto.” Sanne había pasado el día tratando de no pensar en esas cosas, y el desagradable recordatorio envió un cosquilleo de la carne de gallina a través de su propia piel. Si la mujer hubiera gritado, la única respuesta que habría escuchado era un eco. Debe haber sido aterrador. Sacudiendo la imagen, Sanne volvió su atención al suelo, escudriñando en busca de señales de que alguien hubiera pasado recientemente por allí. La hierba y el brezo recuperando la forma de nuevo al momento en que levantó cada pie, haciendo improbable que encontraran un rastro perceptible, pero había una posibilidad de que la turba mantuviera una huella. “Esto es una estupidez,” Nelson murmuró, jalando de su pierna de un lodazal que no había visto. La turba hizo un sonido de succión obsceno cuando soltó su pie. “Los dos estamos molidos, no podemos ver bien, estamos a millas de distancia del punto de encuentro, y necesito orinar.” “Ve por ello salvaje.” Sanne consultó el mapa, alterando ligeramente de dirección para apuntar hacia las cuevas, y partió de nuevo. “Prometo que no miraré.” “De todas las personas en este páramo, San, eres la que menos probabilidades tienes de echar un vistazo.” "Cierto. Carlyle probablemente insistiría en comparar tamaños.“ Nelson soltó una carcajada. “Él perdería,” dijo y se metió entre dos rocas. 88
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Dejándolo, Sanne se metió en un canal que se enroscaba hacia el lado de la colina. El viento soplaba a través del pasaje, soplando la arena en sus ojos y azotando las correas de la mochila en su contra. Oyó a Nelson gritar su nombre, y cuando tomaba una respiración para responder, el aire frío la hizo toser. Con los ojos llorosos, estornudó dos veces y buscó un pañuelo para sonarse la nariz. “Nelson?” Ella apartó el estornudar. "Mierda. Nelson?”
pañuelo
de
la
cara
y
volvió
a
“San? ¿Estás bien?” Él apareció sobre la cresta del canal. Se agachó sobre su borde, la miró con una expresión preocupada. “Puedo oler el humo,” ella dijo. “¿Puedes ver un incendio?” Él se alejó rápidamente fuera de la vista de nuevo, sin duda compartiendo el mismo pensamiento: que el reciente clima caluroso había dejado el páramo tan seco como un polvorín, y un cigarro descuidadamente desechado sería suficiente para incendiarlo. “No puedo ver nada,” él gritó. Luego, más suave y más cerca, como si hubiera bajado desde una posición elevada ventajosa, “No hay humo. No hay fuego. ¿Estás segura?" Ella había caminado más lejos en el canal, y estaba segura. Su pulso latía contra las sienes, y gritó cuando una mano se cerró alrededor de su brazo. “Joder!” Ella se dio la vuelta, llevando su puño y obligando a Nelson a salirse precipitadamente fuera de su alcance. “Tranquila, compañera.” Ella se inclinó, jadeando. En algún lugar más allá del sonido de sus propios jadeos, lo oyó olfatear el aire experimentalmente. “Definitivamente humo,” él dijo mientras se enderezaba. “Lo voy a reportar, por si acaso.” Ella puso su mano sobre la suya, impidiéndole que activara su radio. "¿Y entonces que? Sólo esperamos a que llegue la caballería de Carlyle?” Eso le hizo detenerse. Permitiendo bajar la mano.
89
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“¿Por qué no vemos lo que hay para avisar, en primer lugar?” No podía creer que estuviera haciendo la sugerencia, pero iban a ser convocado de nuevo al punto de reunión dentro de una hora, y no podía soportar la idea de volver a casa con las manos vacías, cuando podrían estar en el borde de una verdadera pista en el caso. "¿Diez minutos? Si no llegamos a la fuente para entonces, o detectamos un incendio en el páramo, lo reportamos.“ Él consultó su reloj y asintió lentamente. "De acuerdo. Diez minutos. Vé." Ella se puso en marcha antes de que pudiera cuestionar su decisión. El barranco estaba suavemente inclinado y fácil de sortear. Manteniéndose en su centro y lejos de sus bordes friables, echó a correr trotando. El olor de la quema poco a poco se hizo más fuerte incluso cuando se volvió menos convencida de que el páramo estaba incendiado. En su auricular, Carlyle ladró una orden de reagruparse en Laddaw Ridge. Ignorándolo, se arrastró por encima del borde del canal y se agazapó allí, tosiendo contra la irritación en su garganta. En el momento en que Nelson se unió a ella, tenía su linterna señalando una delgada columna gris. “Bingo,” ella dijo. La linterna escogió un círculo oscuro, medio enterrado por una roca caída, casi invisible excepto por el hilillo de humo guiando la vista. Sin hablar, Nelson la ayudó a levantarse, y caminaron hacia la estrecha abertura. Podía oírlo respirar pesadamente mientras se acercaban, y se preguntó si él también tenía miedo de que alguien pudiera estar al acecho para atacarlos. No tenían armas, nada con que defenderse, y su respaldo se dirigía actualmente en la otra dirección, hacia Laddaw. Ella se esforzó por escuchar cualquier sonido que estuviera fuera de lo común, pero sólo estaba el crujido de brezo bajo sus botas, y el susurro del viento a través de la hierba. Estaba empezando a relajarse, cuando Nelson agarró su brazo. "¡Jesús! ¿Qué?" “Mira.” Él hizo girar el haz de su linterna para dirigir su atención. Ella vio lo que estaba señalando, y rechazó sus temores de emboscada. Quienquiera que había iniciado el incendio debe haber desaparecido hace tiempo, de lo contrario se habría asegurado que no quedaba nada para que encontraran. “Voy a tener que llamarlos ahora, San.” 90
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"Lo sé. Supongo que él no lanzó esa tienda después de todo.“ Ella tenía ganas de llorar, no por tristeza, sino por cólera de que alguien pudiera haber arrastrado a otro ser humano a un lugar como este, atandola, abusando de ella, y luego dejandola sola. Se quedó mirando el agujero que conducía a las profundidades de Gillot Tor. Frente a ella, el humo flotaba y bailaba en la brisa. Un poco venía de la cueva misma, pero la mayoría se elevaba de los restos de una tarima de madera junto a la entrada. La madera estaba carbonizada pero no destruida, e incluso desde una distancia Sanne estaba segura de una cosa: esta coincidiría con las astillas que SOCO había sacado de los pies de la mujer.
91
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO OCHO La roca era áspera e implacable bajo las nalgas de Sanne. Se preguntó si el cuento de las ancianas era cierto, si sentarse en superficies frías y duras durante un tiempo prolongado realmente causaba hemorroides, y si es así, ¿qué era exactamente una hemorroide y cómo sabría si tendría una? Hizo una nota mental para preguntarle a Meg, siempre que finalmente se le permitiera irse a casa. “Entonces, puede cualquiera de ustedes explicarme esto? Jensen?” Frente a ella, su cabello ardiente en el resplandor de una linterna, y su cara solamente un tono menos rojo, Carlyle parecía estar esperando una respuesta. Como había omitido la primera parte de su pregunta y no podía decirle qué no había estado prestando atención, miró a Nelson para obtener ayuda. “Porque Sanne ya había olido el humo para entonces,” él dijo, y se dio cuenta de que Carlyle debe haber estado preguntando porqué habían ignorado su orden de regresar a la cresta. “Y decidieron por su cuenta vagar ciegamente a través del páramo en una salvaje caza de gansos?” “Urogallo salvaje,” Nelson murmuró, y fingió inocencia cuando Carlyle lo fulminó con la mirada. Sanne deslizó los dedos por la arenilla, dejando raspar la piel como una lima de uñas punzante. Tales distracciones eran un método de defensa que había usado durante todo el tiempo que podía recordar. Ellos le impidieron de estremecerse y encogerse ante las voces o puños levantados y gritar en respuesta y ponerse en más problemas. No es que ella y Nelson estuvieran realmente en problemas ahora. Podrían haber encabronado a Carlyle demostrando que él estaba equivocado y robando su gloria, pero no era lo suficientemente estúpido como para informar sobre ellos por perseverar y encontrar realmente algo. Cualquier otra cosa que él pudiera haber dicho fue interrumpida por el estruendo del helicóptero de la policía, descendiendo bajo en su aproximación final. Alguien mucho más arriba en la jerarquía que Carlyle estaba evidentemente convencido de que la escena del crimen había sido localizada, y había aumentado el presupuesto para el caso en consecuencia. En menos tiempo del que había tomado al grupo de Sanne cubrir la distancia en camión y a pie esa mañana, el 92
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
helicóptero ya había completado dos viajes de ida y vuelta para dejar equipo y personal, y actualmente estaba en su tercero. Los poderosos reflectores, traídos en el primer vuelo, iluminaban la entrada de la cueva, y durante los últimas dos horas, oficiales forenses en trajes Tyvek (Vestimenta de protección) habían estado correteando entrando y saliendo como termitas. Con suficiente experiencia para dejar la escena sin ser molestados, Sanne y Nelson se habían quedado fuera de la cueva, pero uno de los chicos más jóvenes de SOCO se había detenido para hablar con ellos y confirmó que un acelerante había sido utilizado para iniciar un incendio en una cámara cerca de la entrada. Se había quemado pobremente en la atmósfera húmeda, dejando cabello, fibras, y fluidos corporales, que estaban siendo recogidos para el análisis. Hasta que SOCO despejara la escena, no había nada más que Sanne y Nelson pudieran hacer, pero Carlyle aun no les había dado permiso para marcharse. Cuando el helicóptero aterrizó y el ritmo de sus palas del rotor desaceleró, Sanne se inclinó hacia delante, cerrando los ojos por su propia voluntad. Forzó su cabeza arriba de nuevo al sentir que Nelson daba un paso hacia ella, pero él simplemente se sentó a su lado en la roca. Ella se recostó en él, agradecida por su apoyo. Como si estuviera disgustado por esta muestra de solidaridad, Carlyle se alejó para saludar a Eleanor, la única persona que salió de la zona de aterrizaje del helicóptero. Ella, sin embargo, fue directamente pasando delante de él, haciendo una línea recta hacia Sanne y Nelson. “Bueno, si es Nancy Drew y su chico favorito Hardy,” ella dijo. Sanne se puso de pie. “Creo que Nancy Drew tenía el pelo mejor que yo, jefa.” “Y los Hardy Boys eran blancos,” Nelson aportó. Eleanor se tomó un momento para observar la actividad en la cueva. “Buen trabajo,” dijo, volviéndose de nuevo hacia ellos. “Pero supongo que no están sólo quedándose por aquí para que yo llegue y darles palmaditas en la cabeza.” “En realidad no, jefa.” Nelson se encogió de hombros, pero no ofreció nás explicación, y Sanne desarrolló un interés en sus cordones de las botas.
93
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“El helicóptero los está esperando.” Eleanor se rió de sus sorprendidas reacciones. “Los necesito en sus escritorios muy temprano mañana, así que no voy a pedirles que caminen de regreso.” “Oh.” Sanne se tambaleó y sintió que Nelson jalaba de ella hacia atrás en su posición. “¿Qué hay de Carlyle?,” él preguntó. “Él no puede ir a ninguna parte hasta que me haya informado, verdad?” El tono de Eleanor implicaba que ya sabía todo lo que había que saber sobre los acontecimientos del día. Sonrió, sus dientes brillando a la luz de la luna. “Así que tendrá que quedarse aquí un poco más.”
*** Tres años y medio de turnos de trabajo como un oficial uniformado le habían enseñado a Sanne a funcionar con poco dormir. Ella también podía demoler una comida caliente en menos de cinco minutos, y echarse una siesta mientras se sentaba erguida con sus botas puestas, aunque esos eran talentos más cuestionables. Nelson era competente en las últimas habilidades, pero no tan experto en la primera, por lo que Sanne hizo café lo suficientemente fuerte para que la cuchara quede parada y lo puso en su escritorio al momento en que él llegó. “Tiene tres azúcares,” ella dijo, su voz haciéndolo retroceder como un borracho con la madre de todas las resacas. “También te traje esto.” La expresión de él cambió de dolor a dichosa mientras tomaba la bolsa de papel. “Huevos poco cocidos?,” Preguntó, aspirando el aroma de la grasa que obstruía las arterias. "Por supuesto. Puede que podrías necesitar una golosina, así que les puse tocino y salchichas.“ “No me dejes nunca.” Él habló a través del primer bocado de su sándwich, haciendo gotear la yema del huevo en su barbilla. “La jefa nos quiere en una reunión informativa a las 07:30.” Sanne comprobó su reloj. Eran las 07:22. “Un montón de tiempo para bajarlo por tu cuello.” 94
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Un tercio de la torta ya devorada, Nelson le dio un pulgar hacia arriba y murmuró una pregunta que ella interpretó como ‘alguna noticia sobre la víctima?’ “Está 'estable', lo que Meg reconoce que es 'crítico pero estable'. Podrían tratar de despertarla más tarde hoy. Meg está hasta el crepúsculo, pero va a entrar temprano si el neurocirujano le da un grito.“ Nelson se enjuago la boca llena con un sorbo de café. “¿Alguna noticia de SOCO?” “No he escuchado nada todavía, pero creo que de eso es lo que se tratara la reunión inbformativa. Hablando de eso ...” Su prontitud lo hizo meter lo último de su desayuno y agarrar su taza. Ella sacudió la cabeza ante sus mejillas abultadas. “Uno de estos días vas a enfermarte.” La oficina se había llenado durante la hazaña de velocidad de comer de Nelson. Las cucharaditas chocaban contra las tazas, y el olor del café, pan tostado y gachas de microondas fluían a través de la cocina. Con tales comienzos tempranos, la gente tendía a esperar hasta que llegaran a su turno antes de desayunar. Sanne y Nelson entraron en el centro de investigaciones por delante de George y Fred. “He metido una solicitd para intercambiar parejas,” Fred anunció en voz alta. “Quiero trabajar con la Detective Jensen, para que su intuición de mujer se me contagie.” Sanne miró hacia atrás y arqueó una ceja. “No te estoy contagiando nada, Detective Aspinall.” Las orejas de Fred se pusieron de color rosa mientras Nelson y George se reían. Tres veces divorciado, con seis hijos, estaba en sus mediados de los cincuenta años, pero eso no le impedía de coquetear con Sanne en cada oportunidad. Tampoco le disuadió el hecho de que ella era, como él decía, ‘una gran vieja lesbiana.’ La primera vez que él dijo eso, podría haber estado tratando de provocarla y calibrar sus límites, pero se habían llevado bien después de lo único en que ella se opuso era su uso de las palabras ‘gran’ y ‘vieja’. Él unió su brazo al de ella. “Siéntate a mi lado, amor, paa que podamos comparar notas.”
95
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Apretando su brazo, le permitió que la condujera a un par de sillas de repuesto. “Me encanta lo que has hecho con tu cabello,” ella dijo. Se frotó la cabeza e hizo una exhibición de acicalarse. Estaba tan calvo como un excéntrico. La charla se desvaneció cuando Eleanor entró. Abrió un archivo en la computadora y se sentó en un escritorio justo a la derecha de la pantalla arriba, que ahora mostraba una foto exterior de ángulo ancho de la cueva en Gillot Tor. “Está bien, aquí es donde estamos.” Esperó los clics y crujidos mientras su equipo preparaba bolígrafos y libretas. “SOCO ha estado en la escena durante la noche y las primeras horas. Se espera que los laboratorios demoren de tres a cuatro días para que regrese con los análisis de ADN y las fibras, pero parece con certeza que la víctima estaba detenida en una cámara pequeña, bien oculta, aproximadamente a unos cuarenta metros de la entrada de la cueva. Un hilo de cuerda que coincide con el que ella fue atada se ha recuperado, junto con varios cabellos, y rastros de sangre, vómito, heces y orina.“ George levantó la mano y se aclaró la garganta. “No hay semen?” Eleanor cambió a una foto del interior antes de contestar. “SOCO rastreó el área con una lámpara Wood, pero no mostró nada. Obviamente, los laboratorios van a examinar de cerca las muestras de fluidos. Las condiciones en la cueva están lejos de ser ideales. Hay agua estancada, las paredes están húmedas, y el criminal cubrió tanto como pudo con gasolina antes de incendiarlo. Ninguna huella ha sido encontrada, y mi intuición es que todo el ADN apuntará a la víctima. Pero hay un poco de luz al final del túnel, por así decirlo.“ Otra imagen, tomada en la madrugada, mostraba una terracería encontrada en una ladera escarpada. “Uno de los guardabosques llevó a SOCO por aquí esta mañana. El sendero se encuentra con un camino de acceso hacia un granero abandonado hace tiempo, un camino que a su vez se conecta a Snake Pass. Se estrecha un poco a menos de tres millas de la escena, y sí” — le sonrió a George cuando empezó a levantar su mano — “encontramos huellas de neumáticos, que están siendo sacadas en moldes mientras hablamos. El uso de esta ruta — y creo que tenemos que asumir que este es su acceso y salida — apunta a un delincuente con un profundo conocimiento de la zona. Que se tomó el tiempo para regresar a la escena para destruir la evidencia sugiere que estamos buscando a alguien con una cierta perspicacia, incluso si sólo logró un trabajo inadecuado al final.“ 96
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Pasó a través de una serie de fotos, antes de dar con una que hizo que Sanne apartara sus ojos. “Esta es la fotografía que hemos lanzado a la prensa.” Eleanor dejó que se asimilara por unos segundos. Sanne se obligó a mirar de nuevo y consiguió no reaccionar esta vez. La fotografía había sido tomada en la ITU, con una dura luz manipulada para proporcionar los detalles necesarios. Los ojos de la mujer, temporalmente liberados de la cinta que los había mantenido cerrados, eran simples rendijas en medio de globos de hematomas. El tubo en su boca distorsionaba sus labios y los vendajes ocultaban lo que quedaba de su pelo. “Lo sé, lo sé,” Eleanor dijo, en respuesta a la discordia general. “Estamos perdiendo el tiempo con esto, pero en algún lugar un padre o una pareja puede estar echándola de menos, y siempre hay una posibilidad de que tengamos suerte.” Ella apagó la computadora, y la imagen desapareció. Sanne lentamente desenrolló sus dedos de los pies, y el dolor de donde se habían frotado contra sus botas de senderismo comenzó a aliviarse. Cuando miraba la libreta frente a ella, todavía podía ver la forma de la cara de la mujer en silueta. Se quedó mirándolo mientras escuchaba a Eleanor cambiar a Carlyle y su compañero por las indagaciones de puerta en puerta, dejando a George y Fred con Personas Desaparecidas y el nuevo teléfono directo que estaban abriendo esa mañana. En el momento en que oyó su propio nombre, el papel no mostraba nada más que sus notas. “Sanne, Nelson, el helicóptero los recogerá desde el campo de juego en veinticinco minutos.” Rompiendo su atención, Sanne esperaba que su mandíbula no hubiera caído tanto como temía. Su reacción hizo a Eleanor sonreír. “Uno de las chicos de SOCO los llevará a un paseo a través de la escena,” Eleanor explicó. “Quiero saber cuáles son sus impresiones.” “¿No has estado allí, jefa?,” Nelson preguntó. “Sí, pero tres opiniones son mejores que una, ¿no te parece?” Nelson asintió, sin señales de cansancio ahora estaba sentado derecho y sonrió a Sanne. Ambos comprendieron que esta era su recompensa por sus esfuerzos del día anterior. En su afán de ponerse en marcha, Sanne casi salió corriendo de 97
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
su asiento en el momento en que Eleanor puso fin a la sesión informativa. La voz de Eleanor la detuvo en seco. “Sanne?” "¿Si jefa?" “Has tenido noticias de tu amiga doctora hoy?” Sanne asintió con inquietud. Se sentía como si hubiera sido atrapada haciendo trampa en un examen, consultando con alguien que tenía conocimiento de información privilegiada. “Me llamó esta mañana,” admitió. “¿Te dijo que podrían estar despertando a nuestra víctima más tarde?” "Sí." "Bien Te quiero allí conmigo cuando lo hagan.“ Sanne apretó los dientes cerrados antes de que su mandíbula cayera de nuevo. “Está bien,” dijo, una vez que estaba segura de que tenía un mínimo de control. “No me ocupo de esta mierda sentimental, pero pasaste un rato hablando con ella en los páramos.” Eleanor indicó que Sanne debía caminar con ella. “Por lo tanto, hay una posibilidad de que pudiera haberte escuchado y pueda responderte cuando intentemos entrevistarla.” “Una posibilidad bastante escasa, jefa.” Sanne no quería hablar con Eleanor de su decisión, pero su razonamiento parecía fuera de lugar. Eleanor bajó la voz. “Esa es la razón oficial, en todo caso. Extraoficialmente, sentarse en una habitación de hospital con el sargento Carlyle posee todo el atractivo de ir por una endodoncia.“ Sanne se rió y luego puso una mano sobre su boca. “Mensaje recibido y entendido, jefa,” susurró.
98
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** La mano de Meg agarró notando frágiles, delicados huesos debajo de la piel de papel. Apoyó los dedos sobre el pulso visible de la muñeca, contando sus irregularidades y tratando de evaluar si eran más pronunciadas que en su última visita. Por el pasillo, alguien se quejó, y luego comenzó a llorar, pero se detuvo para llorar de nuevo, el sonido haciendo rechinar los dientes de Meg. Ella dejó su silla para caminar hacia la pequeña ventana, que daba a una zona de hierba seca al lado del estacionamiento. Cajas de leche estaban siendo entregadas de un camión y un gorrión estaba compitiendo con un jilguero por los mejores frutos secos en el comedero de aves. “Ella tuvo una noche estable, y no ha habido ningún problema esta mañana.” La voz de la enfermera apartó a Meg lejos de la vista aburrida. Nunca había visto a la mujer antes, aunque eso no era inusual; la rotación de personal en la unidad era un problema constante. Ajustó las almohadas de la cama antes de volver a sentarse, y la enfermera sonrió en señal de aprobación ante su aparente devoción. “¿Logró su desayuno?,” Meg preguntó. Ella contuvo el impulso de volver a la ventana y abrirla de par en par. La habitación estaba desagradablemente caliente, y el persistente olor de una infección urinaria se impregnó en cada esquina. “La mayor parte de ello.” La enfermera revisó una tabla de balance de fluidos y cerró el archivo con un chasquido. “A ella le gustan los huevos revueltos.” "Gracioso. Siempre solía odiarlos.” Meg pasó una mano por el cabello de su madre, haciendo que su mamá sonriera hacia ella con encías húmedas, rosadas. “Necesita su dentadura. Ellos siguen dejandola afuera. No se supone que estaba una nota sobre eso en su archivo.“ “Lo siento, señorita ...” La enfermera comprobó la placa de identificación en la puerta y se arriesgó en el apellido de Meg. “Fielding. No suelo trabajar en este piso, pero voy a conseguir a alguien para arreglar eso para usted.“ “No para mí,” Meg dijo mientras la enfermera salía de la habitación. “Tengo dientes. Ves?” Ella sonrió, dejando al descubierto los suyos. Su madre se rió. “Dientes,” dijo, y luego parecía triste, como si acabara de darse cuenta de que faltaban los suyos. 99
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Voy a buscarlos, mamá. Quedate ahí, ¿de acuerdo?” Meg dejó la puerta del baño abierta para que pudiera escuchar si su madre trataba de levantarse. Cuando Connie Fielding tenía sólo sesenta y dos años, había comenzado a volverse inusitadamente olvidadiza. En un plazo de dieciocho meses, su demencia vascular había avanzado a una etapa en la que ya no podía cuidar de sí misma. Se olvidó de comer, incluso cuando la comida estaba frente a ella, y se volvió doblemente incontinente. Permitía a extraños entrar en su casa, y dejar la puerta abierta cuando se aventuraba afuera. Todavía deambulaba ahora, pero las puertas en cada extremo de la Unidad de Adultos Mayores Enfermos Mentalmente requieren un código para desbloquearlas, lo que significaba que Meg ya no tenía que atender llamadas de la gente viviendo en la casa donde su mamá había crecido, haciéndole saber que su madre estaba sentada en su columpio del jardín de nuevo. Los honorarios del hogar de ancianos eran una pequeña fortuna, pero durante los dos últimos años su madre había estado segura y limpia y tan feliz como cualquiera podría estar que hubiera perdido todo el sentido de sí misma. "De acuerdo. Abre bien la boca.” Los dientes inferiores chocaron contra la parte superior cuando Meg los colocó en la boca de su madre. "Mucho mejor." “Meg.” Su madre sacó la palabra, obviamente luchando por la información correcta. “Sí, mamá, es Meg.” Meg levantó la mano de su madre y la besó en el dorso, teniendo genuino placer en la táctilidad de su relación. En un buen día, su madre la reconocía. En un mal día, se sentaba cortésmente indiferente a la compañía y atención de Meg. Durante años, Meg sólo había hablado con ella a través de su hermano, y — gracias a sus opciones de estilo de vida — esas conversaciones habían sido malhumoradas y esporádicaa en el mejor de los casos. La última vez que Meg había visto la versión sensata de su mamá, la mano que sostenía actualmente la había abofeteado con tanta fuerza que había ido a trabajar con una mandíbula hinchada. En realidad nada había mejorado hasta que la demencia se había apoderado. De vez en cuando, las horas que pasaba con su madre se sentían como recompensa por el tiempo que había perdido. En otras ocasiones la hacían sentir tortuosa, como si estuviera robando consuelo a un bebé que no podía defenderse. Su madre recordaba cosas al azar — un vestido que Meg se había puesto para la fiesta de cumpleaños de un amigo, la receta de macarrones, el nombre del profesor que le había enseñado a tocar el 100
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
piano — pero en los últimos tres años y medio, nunca había recordado el día en que Meg había venido con ella. Meg esperaba que nunca lo hiciera.
*** Parada más cerca de la entrada de la cueva que en la noche anterior, Sanne recordó la horrible emoción de estar suspendida en la parte superior de una montaña rusa, esperando la caída. Había sudado a través de su traje Tyvek en cuestión de minutos, y la forma en que se adhería a su cuerpo hizo que sus movimientos fueran torpes y lentos. “Manténganse en el centro del túnel y no toquen nada.” El oficial forense estaba demasiado cansado para poner cualquier inflexión en su voz. Probablemente había estado en las cuevas durante toda la noche. Repartió cascos a Sanne y Nelson con linternas adjuntas. “Giren esto para ajustar el tamaño,” les dijo, señalando un dial que apretaba la malla interior. Él se alejó para consultar con un colega, y Sanne aprovechó la oportunidad para corregir el ángulo de la linterna de Nelson. “Prueba eso,” ella dijo. "Perfecto." Él se veía tan ridículo en su traje como ella estaba segura de que se veía en el suyo, pero no parecía inclinado a bromear al respecto, y ciertamente ella no estaba de humor para hacerlo. En cambio, miró a través de la abertura dentada. Más allá del escaso alcance de su linterna, no podía ver nada, y el aire frío que se filtraba hacía que sus labios se secaran y los dejaba con sabor a humo. Por sus pies, las etiquetas forenses identificaron donde habían estado los trozos de tarima. La madera estaba todavía en proceso de análisis en el laboratorio, pero se había enterado por rumores de que manchas de sangre habían sido encontradas en dos de los tablones dañados por el fuego. Se puso de pie cuando el oficial regresó. “Todo listo?,” preguntó, ya pasando rápidamente por delante de ellos. “El pasadizo es desigual, así que tomenlo bien y firme. Los espeleólogos dicen que no ha habido un colapso en esta sección por lo menos durante un mes, así que deberíamos estar bien.“ En esa nota de dudoso optimismo, los condujo hacia delante en una fila. Sanne cerraba la marcha, tratando de ignorar la áspereza de su respiración mientras resonaba a través del túnel. Por encima de ella, la piedra brillaba donde el agua salpicaba y goteaba, y había poca tracción bajo los pies. Oyó maldecir a Nelson y luego advertirle sobre un charco. Por evitarlo, se resbaló y se golpeó la pierna 101
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
contra la pared. Sacudió la cabeza mientras se enderezaba. Tenían luces y un guía, sin embargo estaban batallando por avanzar, así que cómo diablos la mujer se las arregló para encontrar la salida? En un par de minutos, el creciente olor a humo y algo inconfundiblemente putrefacto le dijo a Sanne que estaban cerca de su destino. Dobló una esquina y encontró a Nelson preparándose para pasar a través de una estrecha abertura en la pared lateral. Él la había esperado para que los alcanzara para asegurarse de que no se siguiera directo. “Justo cuando pensabas que no podía ser peor,” él dijo, agachándose y apretándose en la abertura. Ella tomó su mano, tanto por la comodidad de su tacto como por su ayuda, y le permitió guiarla. “Jesús,” ella susurró. La naturaleza cerrada de la cámara limitaba la circulación del aire y concentraba el olor a un grado casi insoportable. El humo pestilente y los vapores de un acelerador hicieron poco para enmascarar el hedor de los intestinos sueltos, orina rancia y vómito. Sanne probó la bilis en la parte posterior de su garganta, pero desechó la máscara que le ofrecían. Sabiendo que iba a acostumbrarse al olor, era reacia a exacerbar la sensación de asfixia cubriendo su rostro. Cuando las náuseas se desvanecieron lentamente, comenzó a mirar a su alrededor con más confianza. La caverna era un espacio natural aproximadamente de quince pies de ancho, con un techo que podía rozar con los dedos si se ponía de puntillas. Grupos lisos de estalagmitas y estalactitas se habían formado en las secciones más húmedas, dando una apariencia incongruente de gruta de hadas a un lugar que evidentemente había sido utilizado para la tortura. La única forma de entrar era la brecha por la que acababan de gatear. La temperatura era incómodamente baja, y no había ninguna fuente de luz natural. La escuela primaria de Sanne había llevado una vez a su clase a una visita a las cavernas de Castleton como un regalo de fin de curso: bajo tierra, su guía había accionado un interruptor y apagó todas las luces, sumergiéndolos en la oscuridad absoluta. Las había vuelto a encender en cuestión de segundos, por supuesto, pero aún recordaba la perturbadora impresión de mirar fijamente en el vacío, y la forma en que Meg había agarrado su mano y gritado. Sin sus linternas y el generador Forense que mantenía encendidas una serie de pequeñas lámparas, esta cámara estaría tan oscura como las mismas de Castleton. No quería pensar en alguien encerrado durante días aquí. Ni siquiera quería quedarse media hora. 102
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Todas las muestras forenses se recogieron de esta esquina,” dijo el oficial, señalando la zona más próxima a la entrada. “Nuestro examen médico de la víctima detectó signos de lividez que sugiere que pasó la mayor parte de su tiempo acostada sobre su lado izquierdo. La distribución de la materia fecal y el vómito apoyaría eso.“ Durante un largo momento, Sanne contempló las marcas forenses. Siguiendo el ejemplo del oficial, se desprendió de su conocimiento de la víctima con el fin de visualizar la escena. “Huh ...” Nelson comenzó, y Sanne vio la anomalía en el mismo momento. “Por lo tanto, si estaba aquí, ¿por qué fue colocado el incendio justo ahí?,” ella preguntó, cruzando a una zona cubierta de hollín en la roca al otro lado lejano de la caverna. “Él tiene que haber sabido que no se quemaría bien. Si regresó para cubrir sus huellas, ¿por qué arriesgarse dejando potenciales pistas?” “No sabemos si lo hizo,” el oficial dijo. “Las únicas huellas que hemos levantado han sido parciales pertenecientes a la víctima. No había semen, y supongo que ella era la única obligada a utilizar este lugar como un inodoro. No hemos encontrado ningún rastro de él en absoluto. Tal vez sólo almacenó cosas en esa esquina que no quería que se cubrieran de mierda.“ El haz de luz de la linterna de Nelson creó una animada sombra en las paredes mientras se acercaba a Sanne. “Él regresa para continuar donde lo dejó y descubre que ella ya se había ido,” dijo. “No tiene ni idea de a dónde se dirigió, entonces reduce sus pérdidas y se centra en ocultar la evidencia de su propia participación, porque sabe que en algún momento es probable que la encuentren.” “Ese olor extraño,” el oficial dijo, “eso es lejía. Limpió algunas de las superficies antes de recurrir a quemarlas.“ “No es estúpido, entonces,” Sanne dijo. “De alguna manera se las ha arreglado para secuestrar a una mujer y traerla aquí sin que nadie vea o escuche nada. Además, tiene conocimientos forenses básicos.“ “Todos los cabrones lo tienen, en estos días,” el oficial murmuró. “Fui a una escena en Halshaw la otra semana, y algún huevudo quien apenas había salido de los pañales me preguntó por qué no estaba usando Luminol (*).” (*)
Sustancia utilizada por la policía para detectar vestigios de sangre y provoca una reacción llamada quimioluminiscencia.
103
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Efecto CSI,” Nelson dijo. El oficial le frunció el ceño. “Odio ese maldito programa.” Sanne se puso en cuclillas y tocó con la mano enguantada la roca oscurecida por el fuego. Un residuo vaporoso se acumuló en las puntas de sus dedos: gasolina, lejía, agua, ella no podía decir cuál, pero el autor claramente no había dejado nada al azar. Sacó su libreta de su traje y dibujó un bosquejo de la cámara, estimando las dimensiones y destacando las dos áreas. “Él se tomo muchas molestias, ¿verdad?,” el oficial dijo, mientras ella guardaba su libreta. “El vil bastardo.” Sanne intercambió una mirada preocupada con Nelson. Fuera lo que fuese que el criminal había estado haciendo, la mujer había terminado prematuramente logrando escapar, pero era probablemente sólo una cuestión de tiempo antes de que volviera a intentarlo con otra víctima, y hombres como él tendían a aprender de sus errores.
104
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO NUEVE El Quad era un refugio muy querido por el personal de Sheffield Real. Un recuadro de césped ajardinado con una generosa distribución de bancos, estaba escondido detrás del bloque de pacientes externos y accesible sólo por aquellos afortunados de tener una tarjeta magnética. Cuando el tiempo era bueno, era el lugar perfecto para comer el almuerzo, y los turnos escalonados con tiempos de descanso impredecibles significaba que la gente tenía casi garantizado encontrar un asiento. A las cuatro y media, con el zumbido del tráfico ya formandose en las principales carreteras alrededor del hospital, Meg tenía el Quad para sí misma. Eligió un banco en un lugar soleado y desenvolvió el papel aluminio de su sándwich. El pan blanco blando parecía totalmente poco apetecible, pero amontonó un puñado de papas fritas de queso en la parte superior del relleno de jamón y le dio un mordisco de todas formas. Encajar el sándwich en su boca sin perder ninguna de las papas fritas era un esfuerzo tan complicado que no se dio cuenta que alguien estaba parada junto a ella hasta que notó un par de Crocs (Calzado) rosados. “Hola,” ella dijo, y se limpió las migajas de sus labios. “¿Quieres sentarte?” Empujó su bolsa sobre el césped para hacer espacio. Emily se sentó junto a ella. "Gracias. No te estoy molestando, ¿verdad? Tuvimos a uno de sesenta y cinco años marcharse de Resus, y los descansos de todos fueron pospuestos.“ Meg desechó sus preocupaciones. "De ningún modo. ¿Cómo está el paciente?” “En su camino hacia HDU (Unidad de Alta Dependencia).” Emily comenzó a desempacar una serie de trastes de Tupperware, y Meg observaba, fascinada, mientras sacaba un cuchillo y tenedor envueltos en una servilleta. Mientras las tapas salían de la merienda, Meg aplastó su sándwich entre las dos manos, con la esperanza de disimular el hecho de que su ingrediente principal era medio paquete de papas fritas. “Ella esta en una crisis asmática,” Emily añadió, pinchando un tomate cherry con su tenedor. “Asunto desagradable.” Sobre su sándwich, Meg dio una mirada subrepticia al despliegue que Emily había establecido. Olía delicioso, pero lo único que pudo identificar fue un bote de ensalada. Nunca habiendo tenido mucho orgullo en tragar, siguió adelante y preguntó. “¿Qué demonios tienes ahí? Porque supera mi sándwich de jamón y Quaver (Marca de papas fritas) fácilmente.“ 105
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Emily se rió. “Dios, amo las Quavers. No las he comido durante años, sin embargo. Mi última pareja era un poco fanática de la salud, y me salí del hábito de comprar comida chatarra.” Meg le ofreció del paquete de papas, y ella hundió la mano en él. “Tengo pasta de ganbanzos, palitos de zanahoria y apio,” continuó, entre crujidos, “y ensalada de tres habas con pita.” Meg hizo una mueca escéptica. De repente, su sándwich no parece tan malo. Emily debió de haberlo notado, porque recogió un amasijo de papilla en un palito de zanahoria y se la tendió. “Parece comida para bebé,” Meg dijo, pero lo agarró de todos modos, sólo para ser educada. Era apetecible, a pesar de su extraña textura. "Hmm. En realidad, no es tan malo.“ “Lata de garbanzos, limón, ajo, especias, y un poco de aceite de oliva. Ponlo todo en una licuadora, y listo.“ “Por supuesto, lo hiciste tu misma.” Meg no estaba realmente sorprendida. Había estado satisfecha con sus propios esfuerzos para hacer el almuerzo hasta entonces. Era un buen día de hecho cuando tenía un relleno de otra cosa que mermelada. “No soy muy buena cocinera. Me gusta intentarlo, pero San dice que soy un peligro para mí y para los demás.“ Emily organizó la comida para que Meg pudiera agarrar, y sumergió un Quaver en la pasta de garbanzo. “¿Quién es San?” “Es Sanne, en realidad, Sanne Jensen. Ella es la Detective de la sala de trauma ayer. La que estaba en la parte de atrás con las bolsas de pruebas?” “Oh, la linda en shorts?” Meg se atragantó con un trozo de apio y sintió que sus mejillas enrojecían mientras tosía. Al parecer, había más de Emily Woodall que sus tonos entrecortados de BBC y formal sentido de la moda podrían sugerir. Emily sonrió mientras pasaba a Meg una botella de agua. Parecía encantada de tener desconcertada a su imperturbable mentora. “Sanne Jensen ... ¿Es eso sueco? Ella no parecía muy sueca.“ 106
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
El familiar malentendido hizo a Meg sonreír. “Creo que podría ser danés u holandés. Sus padres son ingleses hasta la médula, sin embargo, y San nunca ha salido de este país.” Había una historia detrás del nombre, pero no era de ella para contarla. Ni siquiera estaba segura de si los hermanos de Sanne lo sabían, y le había tomado a Sanne unos cuantos años antes de compartirla con Meg. "Me gusta. Es inusual,“ Emily dijo. “Es mejor que algunas de las cosas idiotas que los padres están llamando a sus hijos en estos días.” Meg alzó su agua en un brindis. “Por Bailey-Kaden: que crezcas para eclipsar tu nombre.” Ellas chocaron sus botellas juntas y se acomodaron en el banco. Meg cerró los ojos y disfrutó del sol en su cara. “Entonces, tú y Sanne.” Emily habló vacilante, y Meg mantuvo los ojos cerrados, sabiendo lo que vendría después. Hubo una larga pausa, seguida por los chasquidos rápidos de Emily colocando las tapas de los trastes. "No importa. No es asunto mío." “No sé lo que somos,” Meg dijo, y el sonido del movimiento se detuvo. “La amo en cada pedazo, pero” — forcejeó por el resto del pensamiento, antes de decidirse a mantener las cosas simple — “pero no estamos juntas.” Se preguntó si debería ofrecer establecer a Emily con una introducción o incluso una fecha, pero un poco de posesiva agitación de celos la mantuvo en silencio. Emily optó por cambiar de tema por completo. “¿Qué haces aquí tan temprano? No creía que estuvieras hasta las seis.“ "No lo estoy. El Dr. Maxwell me llamó. Él va a detener la sedación en nuestra mujer misteriosa.“ “Piensas que en realidad despertará?” “No inmediatamente, no, pero Sanne va a estar ahí ...” Meg suspiró y dejó la frase colgando. Era poco probable que Sanne esperara algún tipo de recuperación milagrosa tan pronto como los medicamentos fueran interrumpidos, pero Meg todavía quería estar con ella cuando esto fallara de ocurrir. “Tiene suerte de tenerte,” Emily dijo ambiguamente. 107
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Meg sonrió, ofreció a Emily la última Quaver, y renunció a su propio derecho a la ambigüedad. “Creo que soy afortunada de tenerla.”
*** Sanne tomó un sorbo de su té del vaso de plástico de la máquina dispensadora. Sabía mal, pero era marginalmente mejor que nada. Eleanor había elegido café y estaba teniendo una experiencia aún peor. Había una mancha oscura en la superficie de la bebida que ninguna de ellas pudo identificar. “Creo que él vive en algún lugar por aquí,” Sanne dijo. “Dudo que ella hubiera tenido la oportunidad de escapar a menos que la hubieran dejado sola por un rato. Tal vez él había ido a casa por suministros, o para indicios en sus intereses, o para reunirse con un amigo en el pub.” Eleanor añadió otra azúcar a su café y usó su lapicero para revolverlo. Ella y Sanne habían estado saltando ideas la una a la otra durante la última media hora, y este era su segundo vaso. “¿Crees que estaba tratando de establecer una coartada?” "Es posible. No es un idiota, jefa. Podría ser un completo solitario, a quien nadie echaría de menso durante los días que la tuvo en esa cueva, o podría ser alguien que continuara con su vida entre las visitas para abusar de ella.“ “Podría estar casado con hijos, por lo que sabemos,” Eleanor dijo. “Mira a Paul Farnworth: familia amorosa, un recién nacido, pero logró violar y asesinar a tres mujeres en seis meses. Vi a su esposa en la televisión de nuevo la otra semana. Incluso con su confesión, ella todavía jura que él es inocente.“ “Lo sé.” Esta vez no fue el té que hizo que Sanne hiciera una mueca. El cobertizo del jardín en la parcela de Farnworth contenía estantes repletos de partes del cuerpo preservadas, y su montón de abono había dado positivo por restos humanos. A través del espejo de observación de la sala de entrevistas, ella lo había visto relajarse en su silla mientras describía cada uno de los asesinatos en explícito detalle. Ella no había dormido bien durante un mes después. Apoyando su barbilla en sus manos entrelazadas, pensó en lo que había visto en Gillot Tor esa mañana y trató de reconciliarlo con su propia experiencia de los páramos. Un hecho obvio destacaba por encima de todos los demás.
108
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Sabes, jefa, hay maneras más fáciles de secuestrar a alguien. La metodología de Farnworth era mucho más típica: dos prostitutas para perfeccionar sus habilidades, antes de intensificar con la muchacha de su clase de la escuela nocturna. He estado corriendo en esos páramos durante años. Algunos días paso por delante de unas cuantas personas, pero más a menudo no veo a nadie. Si yo fuera un delincuente queriendo encontrar una víctima, las colinas son el último lugar donde trataría. ¿Por qué molestarse con la dificultad?” “A menos que ya la conociera,” Eleanor dijo. “Sólo estamos suponiendo que esto es un secuestro extraño. Tal vez la llevó hasta allí en una cita — un agradable paseo en las colinas — y lo siguiente que ella supo, que estaba drogada hasta el cuello en una cueva.“ Sanne asintió y vació los residuos de su té. Esto hizo que sus dientes se sentieran con pelos. “La segunda opción es que ella había captado su atención en algún momento, y él la acechó hasta allí.” “De cualquier manera, el bastardo lo había planeado. No empaquetas cuerda, cuchillos, y media farmacia de drogas si vas a salir para un picnic.“ Cavilaron sobre eso en silencio durante un rato. Sanne observó el reloj marcar alderedor de las cinco. “¿Crees que lo hará de nuevo?,” Preguntó en voz baja. La sombría expresión de Eleanor era una respuesta en sí misma. "Sin duda. A menos que atrapemos a esa mierda primero.“ El sonido de voces en el exterior hizo que Sanne se girara en su asiento, pero la puerta permaneció cerrada. Ella golpeteó el pie con creciente impaciencia. Habían estado esperando durante casi una hora, y todavía nadie les decía nada. Ella debería estar con el resto del equipo, siguiendo pistas, en lugar de estar atrapada en esta caja sin aire con una taza de té de mierda y nada útil que hacer. Estaba a punto de mensajear a Nelson cuando hubo un golpe en la puerta, seguido de Meg asomando la cabeza en la habitación. “Hola, Meg, ¿qué haces aquí?” Sanne se levantó para saludarla y luego recordó que ella y Eleanor nunca se habían conocido. “Lo siento, jefa, esta es la Dra. Fielding. Meg, la Detective Inspectora Stanhope.” Meg dio un paso adelante para estrechar la mano. Sanne contuvo la respiración, esperando a que dijera algo vergonzosamente personal, pero ella era todo negocio.
109
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"El Dr. Maxwell envía sus disculpas. Su agenda de quirófano se sobrepasó, pero estará en cinco minutos. Me pidió que les llevara.” Meg hizo pasar a Eleanor fuera de la habitación por delante de ellas, antes de sacarle la lengua a Sanne. “Apuesto a que pensaste que diría algo terrible,” susurró. “No, en absoluto,” Sanne dijo, y se delató por tropezar con una silla de ruedas. Riendo, Meg la jaló enderezándola de nuevo. “Me botas. Recuérdame que te pregunte donde las compraste.“
encantan
tus
“Ciertamente no lo haré.” Con Eleanor a una distancia segura por delante, Sanne enlazó su brazo con el de Meg. “Entonces, echando un vistazo a tu paciente o a mí?” “Bueno, técnicamente ambas son mis pacientes, y yo soy nada sino una doctora muy comprometida.” Sanne apretó su brazo y luego lo soltó de nuevo antes de que el oficial de policía en servicio afuera de la habitación tres las viera. “De cualquier manera, me alegro de que estés aquí.” El oficial comprobó sus identificaciones y mantuvo abierta la puerta para ellas. Una oleada familiar de furia y tristeza golpeó a Sanne mientras caminaba hacia la cama del hospital. Horas después de salir de la cueva, todavía podía sentir su inmundicia arrastrándose sobre su piel, y quería agarrar a la mujer inconsciente por los hombros e implorarle mejorar para que pudieran encontrar al maldito enfermo que le había hecho esto. Nada era así de simple, sin embargo. Se detuvo a poca distancia de la cama, privadamente resignada al hecho de que, incluso sin las drogas que la mantenían dormida, era poco probable que la mujer se despertara.
*** “Ella está respirando por sí misma,” Meg le dijo a Sanne en voz baja. "Eso es algo." Sanne asintió, sin apartar los ojos de la mujer. Cuando la anestesia había sido suspendida, la mujer había amordazado instintivamente contra el tubo en su garganta, pero nada más había sucedido desde el retiro del respirador, ni siquiera un pitido en los monitores. 110
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Sin la lesión en la cabeza, se podría haber esperado que recuperara la conciencia con bastante rapidez. Como está” — Meg abrió sus manos desesperadamente — “es un completo riesgo.” “¿De cuánto tiempo podríamos estar hablando?” Eleanor preguntó. Levantando la vista de revisar las pupilas de la mujer, Maxwell respondió en nombre de Meg. “¿Cuánto dura un pedazo de cuerda? Podrían ser minutos, horas, días o meses.“ “Maldita sea.” Eleanor se frotó el puente de la nariz donde sus lentes habían dejado una marca roja, algo que Sanne solamente la vio hacer cuando estaba bajo extrema presión. “Necesito a alguien aquí con ella las veinticuatro horas del día de ahora en adelante. No puedo arriesgarme a perder algo de lo que pudiera decir.“ Maxwell recogió su papeleo. “Siempre que se queden fuera de nuestro camino, no tengo ningún problema con eso. Creo que querías hablar con uno de los especialistas en trauma sobre sus otras lesiones, también. Él está por el escritorio.“ “Excelente, gracias.” Eleanor recogió su bolsa. “Sanne, harás la primera guardia. Avisa, mensajea, o llámame si algo cambia. Enviaré a alguien para que te releve a las ocho.“ Sanne apartó la mirada de la cara de la mujer. “Puedo quedarme un poco más tarde si quiere, jefa.” “Las diez, entonces?” "Esta bien." "Bueno. Dejaré ir al policía apostado afuera por ahora, entonces puedes intencambiar en caso de que quieras un descanso. Manténte en contacto.” La puerta se cerró detrás de ella. Sanne jaló dos sillas al lado de la cama. “Déjà vu,” dijo. “Sólo con menos baba esta vez,” Meg dijo, sentándose a su lado. Sanne la golpeó ligeramente en el brazo. “¿No deberías estar abajo consiguiendo que te vomiten?” 111
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Tengo media hora.” Meg bajó su reloj de bolsillo, su expresión se tornó seria. “¿Cómo te fue hoy?” “Fue horrible,” Sanne dijo sin dudarlo. Era un alivio poder hablar de ello. “Me di una ducha cuando regresamos, pero todavía no me siento limpia. El olor ...” Ella sacudió la cabeza. “No puedo ni siquiera comenzar a describirlo. Habría estado tan oscuro allí, también. Me dio miedo, y yo estaba con otras personas, y todos teníamos linternas.” “¿Quieres dormir en mi casa esta noche? Llegaré tarde, pero al menos no estarás sola en la tuya toda la noche.“ “Gracias, pero estaré bien.” Sanne dio una sonrisa autodespectiva. “Podría dormir con la luz encendida, pero estaré bien.” “Bueno, tienes una llave si cambias de opinión.” La enfermera asignada de la mujer entró en la habitación, asintió hacia ellas, y comenzó una serie de comprobaciones básicas. “Vi a mi madre esta mañana,” Meg dijo mientras observaban el progreso metódico de la enfermera. “Ella tiene sus dientes puestos?” "No. Había logrado masticar su desayuno, sin embargo. Buen trabajo que sólo eran huevos revueltos. Y se acordó de mi nombre.“ "Excelente. Le diste mis saludos?” Sanne había sido genuinamente aficionada a la madre de Meg a lo largo de su infancia. Fue sólo cuando era adulta que su relación se había vuelto amarga. Sospechaba que Connie la culpaba de la sexualidad de Meg, como si Meg hubiera sido hetero si Sanne no la hubiera guiado por el mal camino. Era absurdo, por supuesto, pero la gente siempre buscaba explicaciones o excusas cuando sus hijos los decepcionaban. En el caso de Connie, su sentido de la devastación había anulado cualquier posibilidad de ser racional. “Por supuesto que sí,” Meg dijo. “Oh, demonios, será mejor que me vaya.” Besó la mejilla de Sanne, haciendo que la enfermera forcejeara y luego dejara caer una bolsa IV vacía. “Mensajeame si algo cambia.” “¿No eso lo que estropea los monitores o algo así? No quiero que todas las campanas y pitidos se apaguen.“ 112
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“No, eso es una tontería. Uso mi teléfono en Resus todo el tiempo. No ha matado a nadie todavía.” Ella sopló a Sanne otro beso y se dirigió por el pasillo trotando. La enfermera agarró la puerta antes de que pudiera cerrarse. “Vuelvo en un momento para bañarla,” le dijo a Sanne. “Por favor, no apagues ninguna de las campanas o pitidos mientras no estoy.” Sanne hizo todo lo posible por parecer responsable. “No lo haré.” La enfermera trató de dejar la puerta entreabierta, pero la balanceó, dejando a Sanne en el resplandor de una lampara única y rodeada por los sonidos artificiales de la sala. Uno por uno, estudió los interruptores en la pared, y cuando estaba segura de que había identificado el atenuador para las luces, lo giró a un nivel superior. No quería deslumbrar a la mujer, pero no podía soportar la idea de que ella abriera los ojos en la oscuridad. “Ahí, eso está mejor.” La mano que tomó se sentía más cálida, lo que supuso debía ser alentador, a pesar de que permaneció inerte y sin respuesta a su tacto. “Estás a salvo aquí,” dijo, haciendo eco de lo que le había dicho a la mujer en los páramos y deseando que mostrara alguna señal de que estaba escuchando. “Él ya no puede hacerte daño. Estás a salvo. Pero realmente necesitamos que te despiertes y nos ayudes.“
*** Sanne pasó el paño húmedo entre los dedos de la mujer, de la manera en que la enfermera, Alice, acababa de enseñarle. Dudaba que fuera un procedimiento aprobado por los oficiales de policía para ayudar en la ITU, pero la puerta estaba cerrada, las persianas estaban echadas, y a Alice no parecía importarle. A través de cada etapa del baño en la cama, Alice había estado charlando con la mujer, explicando lo que estaba ocurriendo, tranquilizándola, pero principalmente proporcionandole una voz amigable para ir con los procedimientos impersonales. Sanne se encontró haciendo lo mismo, ya no avergonzada de hablar con alguien que estaba comatoso. “¿De verdad crees que hay una posibilidad de que pueda escucharnos?,” le preguntó a Alice. “Creo que es más un hábito que nada. De vez en cuando, he tenido pacientes que me dijeron que podían oír voces mientras estaban anestesiados, pero nunca pueden dar detalles, por lo que probablemente sólo estaban soñando.“ 113
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne sumergió el paño, lo escurrió, y continuó florando la mano de la mujer. SOCO le había recortado las uñas, pero la suciedad y la sangre alrededor de la base de las uñas se mostraba obstinada. “Mi padre estuvo aquí una vez,” dijo. “Los médicos nos dijeron que debíamos hablar con él.” A diferencia de su madre, Sanne nunca había hecho caso del consejo, no porque se sintiera asustada o incómoda, sino porque no quería hacer nada que pudiera acelerar su recuperación. Cuando su madre le preguntó a él después si había oído algo, le dijo que no fuera ‘tan jodidamente estúpida.’ “¿Se mejoró?” Alice preguntó. Luego, con curiosidad profesional, “¿Qué fue, un accidente?” “Se puso mejor, sí, pero no fue un accidente. Él tenía varices en la garganta, y se rompieron.” Alice asintió sin hacer ningún comentario y luego bajó la cabeza. Sanne había visto a muchas personas reaccionar de esa manera a lo largo de los años, el reconocimiento educado, la negativa a establecer contacto visual. Cualquier enfermera reconocería las varices esofágicas como una complicación del alcoholismo crónico. Sanne había encontrado a su padre derrumbado contra el baño en una piscina cada vez mayor de su propia sangre, y cuando había tratado de ayudarlo, se había resbalado sobre los azulejos y terminó cubierta de sangre. Incluso después de que otra gota había salido de su boca, la había abofeteado y la había llamado una puta inútil. Ella tenía trece años. Desde entonces, él había sobrevivido a dos más, menos graves, y todavía bebía cinco litros de sidra barata al día. “¿Has terminado allí, amor?” Alice tenía su mano extendida por la tela. Sanne se preguntó cuántas veces le había preguntado. "Sí. Lo siento." El agua jabonosa se derramó sobre el lado de la palangana mientras Alice la llevaba al fregadero. “¿Quieres tomar algo?,” Dijo, ocupada lavandose las manos. “Té, sin azúcar, sería genial, pero sólo si estás haciendo uno para ti.” Alice dobló las toallas húmedas en una pila, equilibró la palangana en la parte superior, y se lo llevó todo a la puerta. “Le pediré a tu joven colega que me ayude. Dejalo estirar un poco las piernas y desahogarse con algunas de esas galletas que sigue agarrando.“ 114
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne fingió sorpresa. “Un policía agarrando té y galletitas? Nunca he escuchado algo tan escandaloso.“ Alice sonrió y dejó que la puerta se cerrara. Sanne se quedó junto a la cama, pateando sus patas ociosamente y mirando a la mujer dormir. Después de un rato, notó una marca que había omitido, y se inclinó hacia delante con un pedazo de papel húmedo para limpiarla. Encontrando la mancha de sangre firmemente arraigada, reposicionó el brazo de la mujer para que pudiera frotar un poco más fuerte. Satisfecha con sus esfuerzos, estaba a punto de alcanzar un paño seco, cuando el dedo de la mujer de repente se retorció. Sanne se congeló, mirando la mano en la suya y tratando de convencerse de que no sólo había imaginado el movimiento. “¿Me escuchas?,” Susurró. Luego, más fuerte, “Estás en el hospital. Aprieta mi mano si puedes oírme.” Jadeó al sentir la débil presión renovada. Cuando la regresó, los ojos de la mujer se abrieron una grieta. El corazón de Sanne latía tan fuerte que se sentía mareada. Sabía que debía ir a buscar a un médico o presionar algo para llamar a Alice, pero estaba aterrorizada de hacer cualquier cosa que pudiera interrumpir este avance. “Me llamo Sanne,” dijo. “Soy Detective de la policía de East Derbyshire. Cariño, sé que estás asustada y herida, pero puedes decirme tu nombre?” Los ojos de la mujer se abrieron un poco más amplios, dos destellos de avellana contra el morado oscuro. Su garganta se movió mientras tragaba, y Sanne se dio cuenta de que probablemente estaba adolorida del tubo. No había ningún conveniente vaso de agua en la mesita de noche; nadie esperaba que la mujer lo necesitara. En el monitor, el verde cambió a ámbar cuando su ritmo cardíaco aumentó. “Voy a biscar una enfermera,” Sanne dijo. Había logrado encontrar el interruptor de la luz antes, pero no tenía ni idea de con cuál botón pedir ayuda. “Simplemente trata de permanecer despierta por mí.” El agarre en su mano se tensó. “Rachel.” La mujer apenas logró un susurro. Su pecho subía y bajaba rápidamente, y sus fosas nasales se ensancharon. 115
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Rachel? Rachel qué? ¿Cuál es tu apellido?" Los ojos de la mujer ya se estaban cerrando, las lágrimas goteando por sus mejillas. El nombre que repitió fue medio enterrado en un sollozo. “Rachel.” Sanne sintió que los dedos alrededor de los suyos se aflojaban y observó como los números en el monitor volvían a ponerse verde. “Joder,” susurró. El timbre de emergencia por encima de la cama era obvio, ahora que ya no lo necesitaba. Lo presionó de todos modos, y luego sacó su teléfono. Eleanor respondió inmediatamente. Sanne se sentó. Sus piernas estaban temblando. “Jefa, creo que tengo su nombre.”
116
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO DIEZ El golpeteo de la lluvia contra la ventana de su dormitorio y el cacareo indignado de las gallinas mojadas saludaron a Sanne cuando se despertó. Rodó sobre su espalda y colocó el antebrazo sobre su cara hasta que se acostumbró a la luz opaca de la mañana. Su cabeza había tocado la almohada a la medianoche, pero había permanecido despierta durante al menos otra hora, dando vueltas y tratando de sacar la voz de Rachel de su cabeza. No podía recordar sus sueños, solamente una vaga sensación de claustrofobia que la hacía sentirse agradecida de haber despertado a la luz del día, no obstante deprimente. Su falta de sueño no hizo nada para frenar su anticipación del día por delante, sin embargo. Ahora que Rachel estaba consciente, había una buena posibilidad de que fueran capaces de entrevistarla, y — como ella era su única pista verdadera — casi cualquier cosa que pudiera decirles impulsaría la investigación hacia adelante. Eleanor ya le había pedido a Sanne que ayudara con la entrevista. La perspectiva la hizo brincar fuera de la cama. Después de unos estiramientos para sacudirse la rigidez del sueño, abrió la ventana, dejando que el aire frío girara la niebla en su cara. La llovizna y una caída en la temperatura habían ahuyentado el bochorno de la semana pasada, y las colinas llevaban capas de densas nubes. Ella agitó la mano al desaliñado gallo y cerró la ventana. Se duchó y se vistió rápidamente, desconectando su teléfono del cargador mientras se dirigía hacia la cocina. Una vez que la tetera estaba hirviendo y el pan estaba en el tostador, abrió la tapa del teléfono e ingresó su código de seguridad. "Mierda." El teléfono había estado cargando toda la noche, lo que significaba que su tono de llamada había estado silenciado, y cuatro mensajes y dos llamadas habían pasado desapercibidas. El primer mensaje era de su madre, su vista previa mostrando una invitación para tomar el té. Lo ignoró y abrió el siguiente de Meg. ¿Estás despierta? Llámame. Llámame cuando recibas esto. Supongo que estás durmiendo. Llámame cuando estés levantada. Una de las llamadas perdidas era de Meg, la otra de Eleanor, por lo que la crisis debía estar relacionada con el trabajo.
117
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Después de un momento de vacilación — aún eran las cinco y cuarto — Sanne se sentó en su mesa de la cocina y llamó a Meg, quien respondió al segundo timbrazo. "Hola. Pensé que podrías ganarle a mi despertador.” Meg sonaba cansada, pero demasiado contundente para que el teléfono la hubiera despertado. "¿Que pasó? ¿Qué pasa?” Sanne soltó las preguntas antes de que su coraje le fallara. Ella se encogió hacia atrás en la silla, esperando un golpe. Meg debidamente lo entregó. “Max me llamó al cuarto para la una. Al parecer, la enfermera de Rachel lo llamó a la ITU porque Rachel se estaba poniendo cada vez más agitada. Justo antes de que él llegara allí, ella tuvo una convulsión. La TC mostró un pequeño re-sangrado en su cerebro, por lo que la llevó a quirófano para arreglarlo. Ella está bien, San, el sangrado fue menor, pero—” “Pero empezamos desde el principio.” Sanne se desplomó sobre la mesa. "Sí. Tuvo que intubarla para la cirugía, y es cauteloso sobre levantar los sedantes de nuevo hasta que esté completamente fuera de peligro. Él piensa que el sangrado estaba conectado a una reacción post-traumática. Ella estaba gritando, angustiada, y su presión arterial se disparó.“ “¿Qué estaba gritando? ¿Dijo algo?” “No, sólo su nombre una y otra vez. Tuvieron que atarla. Estaba tratando de levantarse.“ “Jesús.” Sanne se pasó una mano por el pelo húmedo. Un revoltijo de preguntas pasando por su mente, pero al final sólo preguntó una. “Todavá no te has ido a la cama?” El humor irónico en la voz de Meg era inconfundible. “Bueno, estuve acostada durante unas horas.” “Deberías regresar. Intentarlo de nuevo." "Podría. ¿Estás bien?" “Sí, estoy bien,” Sanne dijo, con más seguridad de la que sentía. "Gracias por avisarme."
118
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Meg bostezó. “Lo siento por esta noticia de mierda.” “A la cama,” Sanne le dijo. "Duerme. Te llamaré más tarde." "De acuerdo. Buenas noches, amor.” Meg colgó. “Puta madre,” Sanne murmuró, golpeando la cubierta del teléfono de nuevo en su lugar. Segundos más tarde, su pan tostado salió disparado de la tostadora. Estaba carbonizado.
*** Baches anegados cubrían el sendero que conducía a la penúltima dirección en la lista de Sanne. Sus dientes se apretaron cuando el coche atrapó el borde de un bache. “Santo cielo,” Nelson dijo. Los músculos de sus antebrazos sobresalieron mientras trataba de mantener el nivel del coche. “Entonces, ¿a quién tenemos en esto?” La lluvia había borrado los nombres en el papel, pero Sanne ya había puesto los detalles en su memoria. "Sra. Edna Clegg, setenta y ocho, y su hijo, Derek, cuarenta y cinco.” "¿Él trabaja?" “Sólo en su tierra. Era pintor y decorador, pero lo dejó cuando su padre murió y su madre se quedó con la granja.“ Una gran cabaña de piedra apareció a la vista, y Nelson redujo la velocidad a paso de tortuga. "Suena prometedor. Madre anciana, un montón de tiempo para escabullirse y hacer nada bueno. ¿Él se casó slguna vez?” “No de acuerdo con esto.” “Tal vez él prefiere tomar a las excursionistas de los páramos.” Nelson tomó las llaves del contacto y frotó la manga sobre el parabrisas empañado. La lluvia y una fina niebla fueron oscureciendo los edificios circundantes. Sanne tiró de su chaqueta más apretada alrededor de sí misma y luego se preguntó por qué se molestaba; el material estaba empapado. 119
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“No estoy segura de que quiero salir en eso,” ella dijo. La mirada que él le dio fue poco menos que de incredulidad. “Tú fuiste la que nos ofreciste voluntarios para esto. Podríamos haber pasado el día metidos en la oficina, buscando drogas ilícitas en línea, o a Rachels en la base de datos de Personas Desaparecidas o proveedores locales de cuerdas fluorescentes.” “Lo sé, lo sé.” Ella levantó las manos en señal de rendición. “Quería estar afuera en el aire fresco. Venga. Vamos a hacer esto, y luego voy a comprarte una taza de té.“ Él se tomó un momento para considerar el acuerdo. “Y un pay,” añadió. “Está bien, puedes tener un pay. Hay una buena panadería en Rowlee. Te llevaré allí." Él sonrió, agarrando su sombrilla del asiento trasero. “El último en llegar a la puerta es un huevo podrido.” Con su propia sombrilla ofreciendo poca protección contra la lluvia azotada por el viento, ignoró el desafío, abriéndose paso cuidadosamente en cambio a través del patio lleno de charcos, observando sus construcciones anexas deterioradas y la maquinaria abandonada a la oxidación. Las gallinas cloqueaban en uno de los graneros, y en algún lugar cerca un perro empezó a ladrar furiosamente. “Esa cosa es mejor que este encadenado,” Nelson dijo. “Supongo que ahora tendría sus mandíbulas sujetas alrededor de tu tobillo, si no lo estuviera.” Él llamó a una puerta que llevaba una etiqueta adhesiva de advertencia de Vendedores ambulantes, Encuestadores, Tipos religiosos y Políticos. “Mi tobillo? ¿Qué hay de tu maldito tobillo?” “Los tuyos son más carnosos.” Ella tocó el timbre por si acaso, mientras sentía que la lluvia se filtraba por debajo de su camisa y en su sujetador. Unos segundos más tarde, un hombre gritó, “¿Quién es?” Sanne dejó a Nelson responder. Su voz más profunda preferible.
120
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Es la policía, Sr. Clegg. ¿Le importaría abrir la puerta?" Hubo una larga pausa antes de que una figura apareciera detrás de la sucia ventana de cristal. Cuando lo hizo, Nelson suspiró y Sanne sacudió la cabeza con consternación. “Mierda,” ella dijo. Derek Clegg abrió la puerta de par en par, permitiendo entrar completamente en la vista. Aproximadamente cinco pies de altura, su figura extremadamente obesa todavía estaba vestido con sucias pijamas. Él les dio una sonrisa emocionada y se rascó su sobresaliente barriga. “¿Es por esa chica que encontraron en Laddaw?” Sanne embolsó su placa de identificación. "Sí, lo es. Podríamos entrar y hacerle a usted y a su madre algunas preguntas? No debería tomar mucho tiempo.“ “Por supuesto, no hay problema. Perdón por el desorden. Estamos en medio de una limpieza.“ Él se giró y pesadamente bajó por un pasillo a oscuras. Las pilas de periódicos y desechos en general se alineaban en el estrecho pasillo, y la alfombra se sentía pegajosa bajo las botas de Sanne. Era evidente por las capas de polvo que nada que se asemejaba a una limpieza había ocurrido este lado del milenio. El olor a orina de gato y verduras hervidas se hizo más fuerte mientras lo seguían más adentro en la casa. Sanne intentó y fracasó en sacar el sonido de ‘Duelo de banjos’ fuera de su cabeza. “Me debes un gran pay,” Nelson susurró. La sala a la que Derek los llevó daba a una parcela mal cuidada, con un cerdo revolcándose en el barro fresco. El cerdo, por lo menos, parecía contento de estar viviendo en la miseria. “Visitantes, mamá! Oficiales de policía!” Derek gritó, y luego, más tranquilo, “Ella está un poco sorda.” “Sólo un minuto,” su madre gritó, sobre el sonido de un inodoro. Él se ocupó de mover envoltorios de comida, revistas, y lo que podría haber sido los restos de una pizza del sofá. 121
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Siéntense, siéntense,” dijo, haciendo señas hacia adelante. Cuando Sanne levantó la bota, tenía un pedazo de pepperoni pegado a su suela. Observó una mancha de aspecto sospechoso en el cojín del sofá más cercano y luego dio a Derek su mejor sonrisa conciliadora. “Estamos bien como estamos, gracias. Esto no tomará ni un minuto. Y estamos mojados — no queremos arruinar tu sofá.“ Derek podría haber insistido, si su madre no hubiera elegido ese momento para hacer su entrada. Su andadera apareció primero, impulsada por las manos regordetas. Se detuvo en seco y se quedó boquiabierta cuando vio a Nelson, pero cubrió su reacción al lanzar la andadera otra pulgada. “¿No eres guapo?,” ella dijo, considerándolo como una exótica exhibixión de zoológico. “¿Les has ofrecido una bebida, Del? ¿Les ha ofrecido una bebida, oficiales?” Nelson dio un paso atrás cuando la andadera casi golpeó sus espinillas. “Por favor no se moleste. Tuvimos un café en la última casa.“ Edna se sentó en un sillón y usó su mando a distancia para ajustar el reposapiés. “Hemos oído hablar de esa chica en las noticias. Una cosa terrible." “Sí, lo es,” Sanne dijo. Ella esperó hasta que Derek se había acomodado en el sofá antes de continuar. No tenía sentido pedirle que diera cuenta de su paradero reciente — no cuando el corto paseo por el pasillo había sido suficiente para dejarlo jadeando sin aliento — así que se dirigió directamente a la segunda serie de preguntas, la cuál se centraba en los extraños en la zona o los lugareños que habían estado comportándose extrañamente. Habían Derek o su madre detectado algo fuera de lo común, durante la última semana más o menos? Pronto se hizo evidente que Edna y Derek no salían mucho. Tenían sus compras entregadas, y la única otra persona que vieron regularmente era a Ned, que venía a ayudar a Derek en la granja. Debido a sus problemas de salud, estaban planeando vender y comprar un bungalow más cerca del pueblo. “¿Cuál es el apellido de Ned?,” Sanne preguntó, preguntándose si era el mismo hombre que había descubierto la oveja muerta en los páramos. “Moseley,” Derek dijo. “Nos contó todo sobre la búsqueda. Dijo que había encontrado algo muy importante.“ 122
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Sí, ciertamente lo hizo.” Ella escribió el nombre completo de Ned en su libreta. “¿Ha estado por ahí mucho últimamente? Trabajado sus horas habituales?” Derek frunció el ceño, obviamente tratando de recordar. Cuando nada surgió, miró a su madre por ayuda. “Faltó el Martes y el Jueves de la semana pasada,” dijo. “Fue a pescar, en vez de limpiar nuestras gallinas.” Sanne percibió el cambio en la postura de Nelson cuando el detalle captó su interés. “¿Eso es inusual para él?,” él preguntó. “Dejarte falto de mano de obra así?” “Depende de dónde lo lleve la fantasía.” Edna esnifó. “Nos hubiera gustado más darnos cuenta si fuera a largarse y dejar nuestras gallinas, sin embargo. Ellas y el cerdo son todo lo que nos queda.” Ella golpeó un bastón en el suelo para atraer la atención de Derek. “Haznos una taza de té, niño. Me muero de sed aquí.“ “Sólo un segundo.” Sospechando que la cooperación de Edna estaba menguando, Sanne abrió su bolsa y sacó una fotografía. “Sé que esto es una imagen perturbadora, pero alguno de ustedes ha visto a esta mujer antes? Tal vez de compras en el pueblo, o fuera y alrededor por aquí? Creemos que su nombre es Rachel.“ La doble papada de Derek tembló mientras miraba la imagen. Él se la pasó rápidamente a su madre, quien puso sus lentes en la punta de la nariz y miró a través de los lentes manchados de huellas dactilares. “Pobrecita,” dijo. “No la reconozco. ¿Tú, Del?” “No, mamá.” Se giró hacia Sanne. “¿Estoy bien para hacer su té ahora?” "Por supuesto. Gracias por tu ayuda.” Ella le dio su tarjeta. “Si te acuerdas de algo, cualquier cosa, dame una llamada en este número.” “Detective Sar-ner Jensen,” él leyó en voz alta.
123
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Sí, eso es lo suficientemente cerca.” Ella cerró la cremallera de su chaqueta, deseando estar de vuelta en la lluvia. "Gracias de nuevo. Encontraremos la salida.“ Se dirigió hacia el pasillo, obligándose a no correr hacia la puerta principal. La llovizna se apoderó de ella cuando salió del porche, y aspiró profundas bocanadas de aire con olor a abono. Una vez en el coche, Nelson abrió las ventanas y sacó la cabeza de la más cercana. “Me parece que es el índice de al menos un siete en nuestra escala de basurero,” él dijo. “Estaba pensando más en un ocho.” “Oh, polémico. Eso lo pone a la par con el Apartamento 4C, Smackhead Terrace, de Asalto a mano armada.” Sanne se abrochó el cinturón de seguridad. "Si, tienes razón. Tal vez un siete.“ Maniobró el coche en en sendero y comenzó a tejer alrededor de los baches. “Creo que podemos decir con seguridad que el Sr. Clegg no es una persona de interés.” “No, pero Ned Moseley podría valer la pena un vistazo más de cerca. La edad adecuada, buen nivel de condición física, los posibles agujeros en su paradero, y un entusiasta participante en la investigación.” “Estoy totalmente de acuerdo,” Nelson dijo. “Pero tendré mi maldito pay primero.”
*** La fila en la panadería estaba a medio camino hacia la puerta. Sanne se unió al resto de los potenciales compradores de pastelitos, su capucha preparada contra la lluvia. Siempre era una pesadilla tratar de encontrar un lugar de estacionamiento en las pequeñas, atestadas callejuelas de Rowlee, por lo que Nelson la había dejado mientras buscaba uno. A medida que la cola avanzaba y cruzaba el umbral de la tienda, empujó la capucha y pasó los dedos por el pelo enmarañado. El gesto hizo que el hombre a su lado sonriera en reconocimiento. Él había obviamente visto su cara.
124
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Cómo lo haces,” él dijo. “Pensé que esa chatarra tuya estaba prevista para el servicio?” Geoff Cotter era dueño del taller local, afuera en Lower Bank Road. Él era fiable, no trataba de estafar a sus clientes, y era exigente con mantenerse al día con el trabajo programado. También se suponía que era la última visita a domicilio de Sanne y Nelson de la tarde. “Hola, Geoff. Quería reservar el Lunes, pero este caso ...” Ella dejó el resto de su explicación colgando. No quería entrar en detalles en frente de una multitud de lugareños que ahora le estaban prestando toda su atención. Algunos de ellos sin duda la conocían — hacía la mayor parte de sus compras en Rowlee, y el pueblo era lo suficientemente pequeño y aislado que la vista de lesbianas todavía giraba cabezas — mientras que incluso aquellos quienes no estaban familiarizados con ella habían visiblemente agudizado sus oídos ante su mención de ‘el caso.’ Sólo había un caso en torno a Rowlee en el que alguien estaba interesado en este momento, y el rumor en el pueblo era extraordinariamente eficiente. “Lo entiendo, niña. Simplemente no lo dejes demasiado tiempo. Uno de tus neumáticos estaba en el límite en su última revisión técnica.“ La mujer detrás del mostrador interrumpió para tomar la orden de Geoff, y otro ayudante le pidió a Sanne la suya. Sanne añadió rollos de salchicha a los pays, y en un capricho compró tres bollos de mermelada y crema también. Nelson probablemente se los comería de inmediato, pero los otros dos tenía la intención de guardarlos. Ella alcanzó a Geoff cuando se iban. “¿Estarás por ahí esta tarde?,” le preguntó. “Sólo, estamos haciendo investigaciones casa por casa, y estás en nuestra lista. Podría matar dos pájaros de un tiro: hacerte nuestras preguntas y arreglar una cita para llevar mi coche. Digamos, en media hora o algo así?“ El reloj de la iglesia en el centro del pueblo sonó dos veces, ahorrándole la molestia de revisar la hora. “Eso estaría bien,” él dijo. “Asegúrate de cenar primero, sin embargo. Billy y Joan también estarán en casa, si los necesitas.“ “Perfecto.” Su teléfono comenzó a sonar mientras ella devolvía su agitar de mano de despedida. Tuvo que buscar a tientas en su bolsillo por él y responder mientras intentaba mantener sujeta su bolsa. “Sólo tenían de queso y cebolla, así que te traje un rollo de salchichas para acompañarlo,” ella dijo. “Eso es adorable, querida.” Era Meg, sonando muy divertida. “Me gusta un buen rollo de salchicha.” 125
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne se rió. “Carajo, pensé que eras Nelson. Los rollos de salchicha ya están asignados, pero te compré un bollo de crema. ¿Conseguiste dormir?” "Cuatro horas. Podría haber sido peor.“ “Podría haber sido mejor. ¿Estás bien?" “Un poco deprimida,” Meg admitió. “Tengo el día libre, pero no sé qué hacer conmigo misma. Te apetece venir para tomar el té?” “Por supuesto que voy a ir para tomar el té,” Sanne dijo. “Ya compré el postre, ¿recuerdas?”
*** “Deberías probar esto,” Nelson dijo. “En serio, es una sensación de sabor. Estará en MasterChef antes de que lo sepas.” Sentado en el asiento del conductor con su rollo de salchicha en una mano y su pay en la otra, estaba dando mordidas entusiastas, alternativas de cada uno. Sanne le dio la mirada especial que reservaba para los delincuentes estúpidos que fueron capturados en el acto y todavía trataban de engatusar su salida. Suponía que debería sentirse aliviada que él aún no había añadido su bollo a la mezcla. “Me atendré a mi pay, gracias,” ella dijo. “Tienes suerte de tener ese rollo de salchicha. Meg hizo todo por robarselo, hace unos minutos.“ Ella abrió la ventana un poco, dejando escapar el vapor y el olor de la grasa, y la sensación del aire más frío rozó su mejilla. Nelson había logrado encontrar un lugar de estacionamiento al lado del río. La lluvia había cesado, y las nubes se estaban separando, dejando destellar la luz solar a través. En la orilla cerca, un niño estaba empezando a lamentarse cuando un cisne se desvió demasiado cerca de sus dedos. El cisne graznó mientras el padre del niño lo ahuyentaba, y eso a su vez puso a todos los patos a graznar. Ignorando el mini-disturbio emplumado, Nelson levantó el último pedazo del rollo de salchicha, pero luego lo dejó sin tocar en la bolsa. “San? ¿Puedo preguntarte algo?" “Sí.” Se sirvió té de su termo y le ofreció una taza. "¿Que pasa?" “No tienes que responder si no quieres.” 126
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Algo de lo que diga será tomado y utilizado como prueba contra mí?” Él se rió. "No." "Correcto, entonces. Adelante." “Está bien.” Ahora pareciendo nervioso, tomó un sorbo de té. "Bueno. Entonces, ¿por qué demonios no son tú y Meg una pareja?” La franqueza de la preguna cogió a Sanne desprevenida. Se atragantó un poco con el té y pasó el siguiente minuto escupiendo y tosiendo. Nelson le dio una palmada en la espalda antes de ofrecerle una servilleta. “Gracias.” Ella se sonó la nariz. Luego se limpió la boca y se sonó la nariz otra vez. Cuando se quedó sin otras maneras de retrasarlo, apoyó los pies sobre el tablero y enganchó sus brazos por debajo de sus muslos. “¿Sabías que Charles Darwin hizo una lista de los pros y los contras antes de que decidiera casarse?” “No, no lo sabía.” Ella sonrió. “Deberías buscarlo en línea. Es muy divertido. Meg y yo en cierto modo hicimos lo misma una vez: hicimos una lista de los pros y los contras. Ya sabes, para mudarnos juntas o tratando de hacer que funcione como una pareja.” "¿Que pasó? Acabaste con más contras que pros?” “Fue realmente muy equilibrado. Ella haría la fontanería, la jardinería. Yo cocinaría, lavaría. Las dos queríamos mascotas, y ninguna de nosotras queríamos hijos.” Sanne se sirvió más té y volvió a llenar la taza de Nelson. “No lo estábamos tomando en serio — Meg había bebido mucha cerveza — pero creo que estábamos tratando de averiguarlo por nosotras mismas, de todos modos.” "¿Hace cuánto tiempo fue esto?" “Justo después de que nos graduaramos. Teniamos veinte, tal vez veintiún años, y jugando con la idea de compartir un apartamento.“ “¿Lo hiciste?”
127
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“No, nunca hemos vivido juntas. Probablemente terminaríamos matandonos la una a la otra. Me robaba toda la ropa, holgazaneaba, estropeaba mis libros, y dejaba sus revistas por todas partes. Y yo la volvía loca, hacía las listas de tareas pendientes, trataba de limpiar a su alrededor, o arrastrarla a salir para hacer ejercicio. Parece que funciona mejor para nosotros de la forma en que es. Podríamos ver a otras personas, pero todavía lograr mantener este status quo entre nosotras.” Abrazó sus piernas más cerca. Nelson no era tonto. Estaba acostumbrado a un sistema de familia tradicional, pero debía saber que ella y Meg eran más que amigas. Ella se preguntó por cuánto tiempo él había estado tratando de descifrar su relación. “¿No corres el riesgo de arruinar ese status quo cuando sales con otras personas, sin embargo?” él preguntó. “Supongo, pero no ha sucedido todavía. Tal vez hemos creado un nivel tan imposible para las posibles parejas que nadie está a la altura.“ “A menos que un día alguien lo haga,” Nelson dijo en voz baja. “¿Qué pasa con la que se quede detrás entonces?” La perspectiva hizo un nudo en la garganta de Sanne. Era exactamente lo que la mantenía despierta preocupada, especialmente cuando sabía que Meg estaba en una cita. “No estoy segura,” dijo. "Trato de no pensar en ello. Sé que podríamos comprometernos, hacernos exclusivas, y seguir viviendo separadas, pero incluso eso cambiaría las cosas.” “Si funciona ...” "Precisamente. No compliques las cosas.” Ella puso los ojos en blanco ante sus refranes destrozados. “No estás enojada conmigo por preguntar, ¿verdad?” Sanne sacudió la cabeza. A veces era un alivio tratar de trabajar a través de la lógica, incluso si todo lo que hacía era enfatizar la falta de lógica de todo. “Para ser honesta, amigo, me sorprende que hayas esperado tanto tiempo.”
128
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO ONCE Un ambientador automático de aire comprimido rociaba la zona de recepción del taller de Cotter cada diez minutos, pero su ramo floral picante hacía poco para enmascarar el fumar empedernido de Joan Cotter. La nicotina teñía el papel tapiz, y un teléfono que había sido una vez color crema ahora era un amarillo alquitrán. “Una semana, el Miércoles. Estaría bien para ti?” Joan habló alrededor de su cigarrillo, echando el humo como un dragón cancerígeno. Con ganas de retirarse a una distancia segura, Sanne aceptó la fecha y lo anotó en su diario. “Lo dejaré tan pronto como abras. ¿Están los tres para ahorrarnos diez minutos ahora?” En lugar de una respuesta, Joan abrió la puerta que comunica con el taller y gritó a su hijo y esposo. Sus labios nunca perdieron el control de su cigarrillo. Sanne vio que los ojos de Nelson se ensanchaban en la apreciación. “Hola, Sanne.” Limpiándose las manos con un trapo manchado de grasa, Billy Cotter la saludo cálidamente. “Mi padre está en camino. ¿Puedo ofrecerte una bebida?" Deseosos de volver a la oficina y escribir sus informes, ella y Nelson rechazaron la oferta. Cuando Geoff se unió a ellos, jalaron de las sillas en la oficina, Joan encendió otro cigarrillo con la colilla de su último. Sanne presentó a Nelson y comenzó a repasar las preguntas. Las respuestas de la familia eran simples y sin adornos: Billy pasaba la mayor parte de sus días en el taller o afuera en llamadas de emergencia, y por las noches estaba ya sea en casa o en el pub. La rutina de Geoff siguió un patrón aún más directo: taller, casa, y una visita al Working Men’s Club los Martes. Ninguno de ellos reconoció a Rachel, y nadie excepto los lugareños habían usado el taller en las últimas dos semanas. Ambos hombres estaban dispuestos a dar voluntariamente muestras de ADN si eso ayudaba a excluirlos de la investigación, y Billy se ofreció a volver a revisar el diario y los registros de la computadora, para estar absolutamente seguro de que no habían tratado con nadie de fuera de la zona o que podría encajar con la descripción de Rachel. Los Cotters ya tenían el número de teléfono móvil de Sanne en su base de datos, pero ella estaba en medio de darles su número de trabajo tambiién cuando su teléfono sonó una vez más.
129
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Disculpen,” dijo, recordando comprobar quién llamaba esta vez. Era el móvil de Eleanor. "Hola jefa. Estamos terminando — ” Eleanor la interrumpió. “Scotty y Jay encontraron el coche de la víctima, metido en un cauce del río Snake. Lo rastrearon hasta una agencia de alquiler en Sheffield. El gerente allí confirmó que una Rachel Medlock había firmado el contrato de alquiler. No podía dar una identificación positiva de la fotografía, pero ella había proporcionado una dirección local para el papeleo: una cabaña de vacaciones en el campo.“ “Jesús.” Muy consciente de que tenía una audiencia, Sanne se alejó de los Cotters. “¿Cuál es la dirección?” Atrapando el teléfono con el hombro, garabateó los datos. “Estás más cerca,” Eleanor dijo. “El dueño de la cabaña ha acordado cooperar plenamente y se reunirá contigo allí en veinte minutos. Estoy en camino con Duncan y SOCO, pero el tráfico se ha ido a la mierda en la lluvia. Aproximadamente ETA es de una hora. Actualizaciones de la escena lo antes posible, por favor.“ “Sí, jefa.” Sanne ya estaba recogiendo sus papeles. Colgó y se volvió hacia Nelson. "Tenemos que irnos." Él no se detuvo a preguntar por qué. “Traeré el coche,” dijo, dirigiéndose a la puerta. “¿Está todo bien?,” Joan preguntó. “Uh, sí.” Funcionando en piloto automático, Sanne cayó de nuevo en su formación. “Lmento tener que interrumpir esto. Por favor, ponte en contacto si recuerdas algo que podrías haber pasado por alto.“ Nelson detuvo el coche fuera de la oficina. Lo oyó acelerar en una indirecta poco sutil. “¿Pasó algo sobre el caso, Sanne?” Billy parecía intrigado. “Sí, se podría decir eso.” Aturdida con la promesa de un verdadero avance, ella le sonrió y corrió hacia la lluvia.
130
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** Rowan Cottage era un ejemplo de imagen perfecta de un retiro de vacaciones. Rosas rosadas se arqueaban a través de su exterior encalado, y un camino de grava serpenteaba a través de un jardín bien cuidado, cuyas flores llenaban el aire con el olor y el zumbido de las abejas. Su dueña, la Sra. Martindale, se había reunido con Sanne y Nelson con temor, y le tomó dos intentos desbloquear la puerta principal. No era de extrañar que estuviera nerviosa, después de haber visto a sus visitantes vestidos con trajes Tyvek, guantes y botines protectores. Sanne cortésmente le pidió que se quedara afuera y luego siguió a Nelson hacia el pasillo. La puerta se cerró detrás de ellos, dejándolos en haces multicolores, la luz del sol de la tarde brillando a través de los paneles de vitrales de la puerta. Las motas de polvo bailaban en el aire, y el péndulo de un viejo reloj de pared marcaba la hora en un ritmo calmante. “¿Estás bien para tomar la parte de arriba, y yo me quedo aquí abajo?,” Nelson le preguntó en voz baja. “Está bien,” ella dijo, impaciente por comenzar antes de que SOCO llegara en masa y reclamara apropiándose de la escena. En la parte superior de la escalera, abrió cada puerta a su vez, encontrando un dormitorio doble, uno pequeño individual y un baño. El dormitorio individual obviamente no había sido utilizado. Su edredón a cuadros estaba doblado hacia atrás para recibir a un huésped, y artículos de tocador de obsequio estaban organizados en una pila de toallas limpias sin tocar. Lo dejó todo como estaba y se dirigió a la habitación doble, deteniéndose justo por el umbral de la puerta para observar su disposición y contenido. Mientras lo hacía, su ritmo cardíaco se aceleró, y dio un inconsciente paso hacia adelante. Las sábanas y almohadas arrugadas le dijeron que ambos lados de la cama habían sido usados. La almohada de la izquierda llevaba un par doblado de pijama a cuadros, pero el ocupante del lado derecho había desechado su ropa de dormir de una manera más casual. Sanne se arrodilló junto a la cama y recogió el camisón de satén, la tela se deslizó entre sus manos enguantadas para revelar su longitud a la mitad del muslo y el intrincado cordón en sus tirantes. “Jesús,” susurró, todas sus teorías en torno a un extraño-secuestro comenzaban a desmoronarse. Si el esposo o novio de Rachel era el culpable, EDSOP tendría una cara para buscar, y el caso podría ser resuelto en cuestión de días. 131
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Con creciente urgencia, comenzó a buscar cualquier cosa que pudiera ayudar a identificar al compañero de Rachel. La ropa en el armario eran una mezcla de pantalones casuales, camisas, suéteres y, además un par de vestidos mantenidos separados para evitar que se arruguen. Dos bolsas de viaje vacías, iguales proporcionaron más pruebas de una pareja en vacaciones. Se preguntó en qué momento todo había ido tan mal, cerró el armario y abrió la mesa de noche más cercana. Sacó una colección de guías y mapas, y luego sintió más atrás hasta que sus dedos tocaron una cartera. Cuatro monedas de una libra y una de cincuenta peniques cayeron al suelo mientras sacaba una colección de tarjetas de plástico: una tarjeta de débito, dos tarjetas de crédito, dos tarjetas de puntos Boots (Cadena de droguerías-perfumerías-farmacias-un poco de todo) y Nectar (Tarjeta sanitaria), y una licencia de conducir a nombre de Rachel Medlock. La foto era demasiado pequeña para que Sanne distinguiera muchos detalles aparte del cabello rubio, pero la sección de notas de la cartera contenía una fotografía más grande, doblada por la mitad y escondida detrás de un billete de diez y dos de veinte. En lapicero rojo, una inscripción en la parte posterior registró la fecha como el 14 de Febrero y por debajo de eso: ella dijo SI! Sanne respiró hondo y desplegó la imagen. “¿Qué mierda?” Durante un largo momento, lo único que podía hacer era mirar. Luego agarró la licencia de conducir y colocó las dos imágenes en el suelo delante de ella. "Oh, no. Joder no.“ Un fondo de cielo azul brillante y un gran lago de color aguamarina habían hecho la luz perfecta para el fotógrafo. Las mejillas de Rachel Medlock estaban rosadas por el frío, pero estaba sonriendo ampliamente a la cámara, con los brazos envueltos alrededor de una mujer más alta cuyos ojos Sanne reconocía incluso sin los moretones y la hinchazón que estaba acostumbrada a ver. “Nelson!” Ella corrió a la parte superior de las escaleras, ambas fotografías juntas en sus manos. Podía oirlo corriendo por el pasillo. “San? ¿Estás bien?" "Necesitas ver esto. Mierda. Puta mierda, lo tenemos todo mal.“ Se reunió a mitad de camino, y ella le entregó las imágenes. “Esa es Rachel.” Ella señaló a la mujer de ojos azules, pelo rubio.
132
Cari Hunter – Ninguna buena razón
"Pobre chica. Es bonita, ¿verdad?” grande. “Entonces quién es la otra?”
Traducción – Martha Lo 2017
él
estudió
la
fotografía
más
Ella se pasó una mano por la cara. Su guante se desprendió mojado. “La otra es la mujer que encontré en el fondo de Laddaw Ridge.” Le tomó a Nelson unos segundos en registrar eso. Ella observó como su mandíbula se aflojaba mientras examinaba a las dos mujeres de nuevo. Sin saber si él estaba convencido, sacó la fotografía que habían utilizado para las entrevistas. “Es difícil verlo, lo sé, pero mira aquí, en la forma de su cara, la barbilla. Vi sus ojos cuando se despertó, Nelson. Son avellana, casi marrón. Los de Rachel son azules.“ “Maldita sea,” él murmuró. “Hay dos juegos de platos en el escurridor. Estaban las dos aquí?” Ella asintió. “Creo que son una pareja. Compartieron una cama, y puedes ... bueno, miralas.” Nelson volvió su atención a la fotografía junto al lago. Dio unos golpecitos con el dedo justo por encima de la cabeza de Rachel. “¿Crees que es nuestra criminal?” “No.” la voz de Sanne la traicionó, agrietandose en esa palabra. “Creo que las agarró a ambas. Creo que cuando él volvió y se dio cuenta de que nuestra mujer se había escapado, trasladó a Rachel a otro lugar. Eso explicaría por qué inició el fuego donde lo hizo. Asumimos que estaba destruyendo la evidencia de sí mismo, pero tal vez estaba atacando el lugar donde una segunda mujer había estado tendida.“ Los ojos de Nelson se ensancharon. "Jesucristo." “La mujer en el hospital trató de decirme,” Sanne dijo. “Ella no estaba diciendo su propio nombre, estaba diciendo el de su pareja.” “No podrías haberlo sabido, San.” “No, supongo que no.” Se estremeció. “Pero todo este tiempo que hemos estado buscandolo, cuando deberíamos haber estado buscando una segunda víctima.”
133
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Uno probablemente conducirá al otro,” dijo, a pesar de que debe haber sabido tan bien como ella que los días perdidos podrían haberle costado la vida a Rachel. Inclinó la barbilla de Sanne y se aseguró de que lo mirara. "¿Estás bien?" “Sí.” Ella podría no estar bien después, cuando estuviera sola con tiempo para pensar, pero ahora mismo sólo quería hacer su trabajo. “Deberíamos llamar a Eleanor, darle un aviso.” Nelson le ofreció su móvil. Ella logró una pequeña sonrisa y comenzó a marcar en su propio teléfono. “Deséame suerte,” ella dijo.
*** Sanne descubrió una segunda pila de tarjetas bancarias y tarjetas de establecimientos escondidas en un calcetín en el armario. A menudo había hecho eso antes de ir de excursión: vació su bolso de todo excepto unas pocas libras para el estacionamiento y un billete de diez libras de emergencia. Las tarjetas eran similares a las de Rachel, excepto que pertenecían a una Srita. Josie Albright. Aislada entre ellas había un pase de autobús con fotografía. No había nada más de interés arriba, ningún otro documento útil, ninguna señal de alteración o entrada forzada, ningún indicio de que hubiera ocurrido algo fuera de lo común. Satisfecha de que había terminado su busqueda, Sanne se reunió con Nelson en la cocina, donde intercambio el pase de Josie por dos postales no enviadas que él había encontrado apoyadas contra la tostadora. “Definitivamente la misma mujer,” él dijo, sosteniendo el pase junto a la foto del lago. “Ves las direcciones en las postales? Sus padres viven en Australia. Rachel está un poco más cerca, sin embargo. Cerca de Loch Lomond.“ “Y las tarjetas están fechadas hace siete días, lo que se ajusta a nuestra línea de tiempo estimada,” Sanne dijo. Los mensajes escritos eran los comunes de viajes vacacionales: teniendo un tiempo precioso, el clima es estupendo, Josie fue perseguida por una vaca, Rachel se cayó en un pantano, el pescado y las papas fritas son increíbles. Nada daba a entender que se produjera alguna tensión o ruptura de la relación, y ambas mujeres se había comprometido hablar por Skype 134
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
a sus padres tan pronto como estuvieran ‘de nuevo en la civilización.’ Habían reservado la cabaña por dos semanas, lo que explicaría por qué nadie parecía haber desaparecido todavía. “Es una pena por los padres,” Nelson dijo. “Deberían estar recibiendo estos, y en lugar de eso van a recibir una llamada telefónica de la jefa.” “No puedo imaginarlo, ¿verdad?” Sanne murmuró. Por todas partes veía rastros de la pareja: calcetines extraños dejados para secarse en el calefactor, el periódico Guardian extendido sobre la mesa de la cocina y esparcido con migajas, una nota recordándoles comprar sellos y leche. No había ningún equipo al aire libre a la vista, lo que sugería que habían ido a una caminata, tomando sus botas, mochilas e impermeables con ellas. Habían sido seguidas en los páramos, o su agresor había actuado de forma espontánea una vez que las había visto allá arriba? Un tímido golpe en la puerta de la entrada la sacó de su ensimismamiento. No se había dado cuenta de los coches que se detenían, pero podía oír sus puertas abrirse y las voces llamandose unas a otras. “Ahí va el vecindario.” Nelson colocó la fotografía y el pase en la mesa de la cocina. “Creo que fue la Sra. Martindale tratando de avisarnos.” “Sí, no es probable que SOCO toque a la puerta.” Sanne se acercó a la ventana en la sala de estar. Una SUV y una camioneta de Crime Scene Investigation estaban estacionadas detrás del coche de Nelson. Vio a Eleanor saludar a la Sra. Martindale con una sonrisa distraída y dirigirse hacia la puerta principal. “Buenas tardes, jefa,” Nelson dijo cuando Sanne se les unió en el pasillo. Eleanor sacudió la cabeza. Un rubor de tensión le coloreó la punta de la nariz. “Ustedes dos sin duda saben cómo armar un problema de mierda,” dijo.
*** Cuidando una botella de agua, Sanne observó a Eleanor hablando con un hombre con sobrepeso en un traje elegantemente ajustado, de color azul marino. Ella no lo reconoció, pero por la forma en que Eleanor se dirigió a él, era probablemente uno de los altos mandos, sacado de su oficina justo cuando estaba contemplando ir a casa, para venir y permanecer en cambio en un 135
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
camino fangoso en medio de la nada. Él levantó una mano, cortando a Eleanor a mitad de la frase para contestar su teléfono. Ella no esperó más de veinte segundos antes de volver a la cabaña. “Eso no parece muy alentador,” Nelson dijo. Como era de esperar, SOCO les habían pedido que él y Sanne salieran de la cabaña para que pudieran comenzar a procesar la escena. “No lo parece. ¿Crees que la cabeza de alguien rodará por esto?” Él se pasó una mano por la barbilla, rascándose su barbita. “¿Quién demonios lo sabe? No me gustaría ser el que tiene que estar delante de la prensa y admitir que acabamos de darnos cuenta que otra mujer esta desaparecida, y que, por cierto, todavía no tenemos idea de quién es nuestro criminal.“ Un crujido de botas sobre la grava les advirtió del acercamiento de Carlyle. “Tengo una muy buena idea de quién es nuestro criminal,” él dijo. Su fina sonrisa hizo que sus labios parecieran morados. Nelson se acomodó en el capó de su coche, cruzando los brazos. “Quieres compartir con el resto de la clase?” La sonrisa de Carlyle se amplió. Ignoró a Nelson y dirigió su respuesta a Sanne. “Una lesbiana en el hospital, una lesbiana ausentada sin permiso. Tú saca tus conclusiones.“ Sanne parpadeó lentamente y contó hasta diez antes de que respondiera. “Estás considerando a Rachel Medlock sospechosa?” “Obviamente.” Él frunció el ceño. “Aunque esperarías que esto sea al revés: la butch huyendo, no en el fondo de las rocas.” Sanne sintió a Nelson desplazarse más cerca de ella, como si temiera que pudiera ir por la garganta de Carlyle. Ella se mantuvo perfectamente inmóvil y empezó otra cuenta. Si bien es cierto que el cabello de Josie había estado más corto que el de Rachel, ninguna de las dos se adherió a un estereotipo butch o femme, a juzgar por la ropa que Sanne había examinado. “La mayoría de las relaciones lésbicas no funcionan de esa manera, Sargento,” dijo en voz baja. “¿No?” él bajó la voz. “Oye, si alguna vez te apetece darme algunos consejos ...” 136
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Ella sonrió con dulzura, deseando poder golpear sus dientes. “No hay suficiente tiempo en el mundo para enseñarte la mitad de lo que sé.” El rostro de él se volvió escarlata, su incomodidad obvia haciendo a Nelson reir. Sanne estaba agradecida de que Nelson la había dejado pelear su sitio. Él sabía que ella era capaz de aguantar contra Carlyle. Cuando Eleanor salió de la cabaña y comenzó a caminar hacia ellos, Carlyle hizo un último comentario. “Sólo porque ellas son homosexuales no significa que son especiales, Jensen. Casos como éste, nueve de cada diez veces es el novio. O, en este caso, la novia.” Se giró para irse, diciendo en voz cantarina, “no quieres que tenga razón, pero la tengo.” Nelson esperó hasta que estuvo fuera del alcance del oído antes de hablar. "Ignoralo. Es un idiota.“ Sanne era capaz en ignorar a Carlyle, pero parte de lo que había dicho había dado en el blanco. Se preguntó si realmente estaba siguiendo la evidencia para creer que Rachel era una víctima en lugar de una sospechosa, o si otros factores — incluyendo su propia sexualidad e ideas preconcebidas — estaban nublando su juicio. Había poco sobre el secuestro de Josie que apuntara a Rachel siendo la culpable, sin embargo. El uso de las drogas, el conocimiento de las cuevas locales, la tortura prolongada, y la simple cualidad física necesaria para someter a Josie inicialmente — todo parecía sugerir un crimen premeditado por un agresor masculino, no una mujer de esbelta estatura que estaba escribiendo alegres postales en las horas antes de que desapareciera. Sanne se deslizó para dar espacio a Eleanor, que se dejó caer a su lado en el capo del coche, cogió la botella de agua de la mano, y se bebió la mitad de ella. “Que maldito desastre,” ella dijo, enroscando la tapa de nuevo. “Ustedes dos vayan a casa. No hay nada más que hacer aquí esta noche. La reunión informativa es a las 6 a.m. en punto. He llamado a todos los que están en permiso y días de descanso, así que tendremos un equipo durante la noche para iniciar el seguimiento de las pistas. Los padres de Rachel están en camino desde Escocia, y se va a armar un gran lío con una rueda de prensa en vivo en aproximadamente una hora.“ “¿Pudo hablar con los padres de Josie?,” Nelson preguntó. "Sí. Están tratando de organizar los vuelos.“
137
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne levantó la cabeza, aunque no podía mirar a Eleanor a los ojos. “¿Es Rachel una sospechosa?” Eleanor suspiró. “Creo que sería negligente no considerar eso, pero de lo que ya hemos establecido, parece poco probable. Sus padres están devastados. Vienen a sentarse con Josie hasta que su propia familia pueda llegar hasta aquí. Según la madre de Josie, las dos eran inseparables — Rachel fue la razón por la que Josie se quedó en Escocia cuando el resto de la familia emigró — y ella ni siquiera consideraría la posibilidad de que Rachel fuera responsable. Han estado juntas durante ocho años y se comprometieron en Italia este último día de San Valentín.“ Sanne se mordió el labio, pensando en el abrazo alegre de las mujeres junto al lago, “ ella dijo SI!,” Conmemorando el momento con tinta roja. “Lista para terminar la noche?” Nelson dijo. Ella asintió, aunque la idea de ir a casa, a una casa vacía la llenaba de temor. Mientras abría el coche, sacó su teléfono. Más temprano había enviado un mensaje a Meg, disculpándose por faltar al té y prometiendo ponerse al día con ella pronto, pero ahora escribió un segundo mensaje. Con el teléfono balanceándose sobre su rodilla, alcanzando por su cinturón de seguridad, echando un vistazo al borrador del texto mientras lo hacía: ¿Puedo quedarme contigo esta noche? “Mierda,” susurró. Las palabras fueron tragadas por el ruido del motor diesel y los neumáticos girando en el camino de entrada. Agarró el teléfono y pulsó Enviar.
*** Meg dejó el libro al primer sonido de un coche en su camino de entrada. Los cielos se habían abierto, y apenas podía distinguir a la figura encorvada bajo el aguacero, pero reconoció la forma del coche. Observó con preocupación a Sanne, aparentemente ajena a la tormenta, caminando hacia la puerta principal. Aunque el mensaje inesperado ya había puesto a sonar las alarmas de Meg, fue la visión del abatido comportamiento de Sanne que la hizo correr por sus llaves y abrir la puerta antes de que Sanne tuviera la oportunidad de tocar. “San?” Sanne levantó la cabeza. La lluvia goteaba en sus pestañas, y se deslizaba por la nariz y sus ojos estaban inyectados de sangre por el agotamiento. 138
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Te traje éstos.” Ella le tendió una caja de la panadería empapada, pero cuando Meg puso un brazo alrededor de ella, guiándola hacia el pasillo, su cara se arrugó y comenzó a llorar. Abandonando sus preguntas, Meg tiró de ella en un fuerte abrazo. El cuerpo de Sanne, en un principio rígido con resistencia, se relajó gradualmente mientras Meg murmuraba tonterías tranquilizadoras y pasaba los dedos entre los mechones de pelo empapado. “Lo siento, lo siento.” Sanne esnifó pero se quedó cómoda en el abrazo, y los temblores que habían estado sacudiendola se calmaron. Pasó un largo tiempo antes de que tomara un aliento estremecedor y se apartara un poco. “Arruiné nuestros bollos,” dijo, las palabras hipeando a través de las lágrimas. En algún momento, la caja había caído al suelo desapercibida. Meg se echó a reír, aliviada de encontrar una salida para la tensión. Sabía que se necesitaba mucho para hacer que Sanne bajara su guardia hasta tal punto, pero este no era el momento para ahondar en las razones, no mientras Sanne tuviera el potencial para salir huyendo. "No importa. Si todos están estrujados, sólo tendremos que comerlos con cucharas.” Enroscó sus dedos alrededor de la mano fría de Sanne. “Vamos a sacarte de estas cosas mojadas.” Tiró una vez, no segura de si sentirse aliviada o incluso más preocupada cuando Sanne la siguió arriba al baño sin una protesta. Sanne estaba pálida y apática, permitiendo que Meg la desnudara, como si la resistencia que la había mantenido a través de un turno de dieciséis horas simplemente se hubiese agotado. “No estás herida, ¿verdad?” Sanne sacudió la cabeza, sus dientes castañearon. Meg podía ver moretones y rasguños dispersos en sus brazos y el torso, pero nada que pareciera reciente. “¿Están tu mamá y papá bien?” “Están bien,” Sanne dijo, viendo a Meg mientras preparaba un baño y vertía loción en el agua. El baño comenzó a llenarse de vapor perfumado de limón. “Entonces qué pasó en el trabajo?,” Meg preguntó en voz baja. Chapoteando el agua con la mano, animando a que las burbujas se formaran y darle a Sanne 139
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
tiempo para responder. Levanto la vista de nuevo al sentir el primer botón de su pijama en la parte superior siendo desabotonado. “Entra conmigo,” Sanne dijo. *** El agua estaba justo en el lado equivocado de caliente, pero Meg ya estaba en el baño y sosteniendo sus brazos, por lo Sanne se dejó caer debajo de la espuma y se apoyó contra Meg. La carne de gallina cubría su piel mientras las ondulaciones pasaban sobre ella. Cerró los ojos, concentrándose en el lento y constante palpitar del corazón de Meg. Bajo la espuma, las manos de Meg buscaron las suyas y entrelazaron sus dedos. “¿Puedes decirmelo ahora?” Meg murmuró. Sanne asintió, pero los pensamientos que la habían atormentado durante el viaje en coche todavía estaban demasiado cerca de la superficie. Nuevas lágrimas corrían por sus mejillas. Se lamió los labios, saboreando la sal y cítricos, y sintió que Meg le daba a sus manos un apretón alentador. Ella respiró hondo. “La mujer en el hospital se llama Josie, no Rachel.” Establecer los hechos era una técnica que a menudo utilizaba en el trabajo. Le permitía hablar sin emoción, transmitiendo información, pero sin identificarse con ello. “Nelson y yo fuimos a buscar una cabaña de vacaciones que había alquilado, y era obvio que dos personas habían estado allí. Entonces encontré una fotografía de ella con su pareja, Rachel.“ Sintió la reacción de Meg, la repentina rigidez en sus extremidades, y el aumento de la frecuencia y la fuerza de sus latidos cardíacos. “Oh no,” Meg susurró, y Sanne se preguntó si se había imaginado el resto. “Quienquiera que haya hecho esto, Meg, creo que secuestró a ambas mujeres, y todavía está reteniendo a Rachel en alguna parte. Él la ha tenido durante todo este tiempo, y ni siquiera la estabamos buscando. Dios, no sé si la estamos buscando ahora, no como deberíamos estar, de todos modos, porque Carlyle piensa que ella fue la que hirió a Josie.“ El calor del agua era demasiado opresivo. Soltó las manos de Meg y se empujó en posición vertical, agarrando la fría porcelana en cambio. “No puedo dejar de pensar en ellas,” dijo. “Sé que Carlyle está equivacado, y no puedo dejar de pensar en esa maldita fotografía, y Josie, despertando en el hospital y gritando 140
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
porque de alguna manera sabía — ella recordaba — que había salió de allí y dejado a su pareja detrás. Y luego pienso, qué tal si? ¿Y si hubieramos sido nosotras afuera de excursión ese día? Hemos estado en esos senderos muchas veces. ¿Qué pasaría si yo hubiera escapado y tú todavía estuvieras desaparecida?” Diciendo las palabras en voz alta habían actuado como una simple forma de catarsis, pero todavía podía oír su respiración venir en breves, agudos jadeos. Haciendo un esfuerzo para recobrar la compostura, se dio la vuelta para hacer frente a Meg. “Sé que tengo que ser más dura, o voy a terminar pareciendo una verdadera estúpida. Joder, casi me senté y enloquecí, allí mismo en la escena. ¿Puedes imaginar a la jefa viendome en ese estado?” “Ven aquí, maldita tonta,” Meg le dijo, y ella fue voluntariamente, metiéndose en los brazos de Meg, mientras el agua se derramaba por el suelo. “No puedes hacerte esto, San. Lo que ha sucedido es horrendo, pero no somos esa pareja, y debes mantener la cabeza despejada, o no serás capaz de ayudarlas.“ Sanne deslizó sus dedos sobre el pecho de Meg, arremolinando patrones de espuma del jabón. “No es tan aterrador ahora que te lo he dicho.” La risa tranquila de Meg las sacudió a ambas. “Afuera tus pesadillas y directamente dentro de las mías, eh?” Sanne hizo una mueca. "Lo siento." Meg la besó en la frente, y al instante se sintió perdonada. “Quieres que salgamos de aquí antes de que nos pongamos todas arrugadas?,” Meg dijo, esperando su asentimiento antes de coger una toalla. “Agarra alguna pijama. Voy a poner la tetera, y vamos a ver sobre la resurrección de los bollos.“
*** Sanne tomó un plato y alzó una ceja ante su contenido. Ignorando el anzuelo, Meg se derrumbó en el sofá con su propio plato. “Se pondrá aún más echa puré cuando lo mastiques, y apuesto a que te saltaste el té, así que cometelo.” Ella echó un vistazo por encima del borde de la taza, mirando a Sanne tomar un primer, dudoso bocado del bollo mutilado y luego establecerse en comer con más gusto. La vacilante luz de la chimenea realzaba 141
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
el brillo saludable que el baño había dado a la cara de Sanne, y parecía más a sí misma mientras lamía la mermelada y crema de sus dedos. “¿Has hablado con el Dr. Maxwell hoy?,” ella preguntó, reclamando un trozo de bollo que se había resbalado de los dedos de Meg en la ‘Tierra de Nadie’ del cojín del sofá. “Eres una ladronzuela, Sanne Jensen,” Meg dijo, evitando la pregunta. Había pensado que su noticia era buena, pero no estaba tan segura después de lo que Sanne le había dicho. “¿Qué dijo?” Sanne presionó. Con un suspiro, Meg puso la taza en el plato vacío y se volvió hacia ella. “Me dijo que estaba mostrando fuertes signos de recuperación, y espera despertarla de nuevo al día siguiente más o menos.” Sólo el crepitar del fuego rompió la quietud, mentras Sanne se tomaba su tiempo masticando su último bocado. “Al menos estamos preparados ahora,” dijo al fin. “Sabemos su nombre y cómo podría reaccionar, y los padres de Rachel vienen para estar con ella, por lo que tendrá caras familiares allí.” “Alguien tiene que asegurarle que lo que pasó no fue su culpa,” Meg dijo. “Las drogas en su sistema la habrían dejado tan desorientada que fue un milagro que escapara. Ella no puede ser responsable de que Rachel no se escapara también. Puede no creerlo al principio, pero tienen que decirle.” Sanne golpeó la taza, derramando el té y traqueteando la vajilla. "Se lo diré. Me importa una mierda lo que Carlyle piense. Si la jefa todavía quiere que ayude con la entrevista de Josie, se lo diré.“ El destello de la feroz determinación en sus ojos hizo a Meg sonreír. Esta era la vieja Sanne, la que había entrado en la cocina de Meg en sus botas de agua y pijamas, declarando en voz alta que su padre era un ‘hijo de puta borracho’, y besando a Meg de lleno en los labios tan pronto como la madre de Meg había ido a telefonear a los Jensen. “¿Por qué estás sonriendo?” Sanne la empujó en el costado, su tono lleno de sospechas. Atrapada in fraganti en reminiscencia, Meg se rió. “De tí, esa noche cuando viniste a nuestra casa en tus botas de agua y esas pijamas con los pequeños 142
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
elefantes púrpura en ellas. Estabas tan encabronada con el mundo, pero me diste el beso más dulce.” “Nuestro primer.” Sanne se acercó más. Meg puso un brazo alrededor de ella. “Tus labios estaban azules, y sabías a helado de frambuesa.” “Sólo recuerdo que chillaste en estado de shock, y que usaste la lengua una sorprendente cantidad para una niña de doce años.” "¡Tú me enseñaste! Me diste todas mis clases teóricas en la parte trasera del cobertizo de las bicicletas. 'Asegúrate de usar la lengua', dijiste.“ “Tenía tanto miedo de que te gustaran los chicos,” Sanne murmuró, su voz gruesa y somnolienta. “Incluso entonces, sabía que no, pero no podía pensar en una manera de decirte.” Meg le acarició la mejilla. “Supongo que improvisaste al final.” “Oye, funcionó. Recibiste el mensaje, ¿no?” "Oh si. Fuerte y claro." Sanne exhaló y acomodó su cabeza en el regazo de Meg. “Te seduciría ahora, si no estuviera tan cansada.” “Siempre la romántica. ¿Qué tal si lo dejamos para otro día?” Meg puso sus pies sobre la mesa de café y envolvió una manta sobre las dos. “Mm, bueno, está lloviendo.” "Lo está. Tengo una cama, sabes.“ “No tengo ganas de moverme.” Los dedos de los pies de Sanne se estaban apretando y aflojando como un gato amasando una manta, una señal segura de que estaría dormida en cuestión de minutos. Aceptando la derrota, Meg puso la alarma en su teléfono móvil, apoyó la cabeza hacia atrás en el sofá, y cerró los ojos.
143
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO DOCE El trayecto de Sanne era ligeramente más largo de la casa de Meg, así que se dejó tiempo extra para llegar a la oficina central. Eran exactamente las 5:30 a.m. cuando entró en la oficina, de una mirada desde Carlyle, y una taza de té y un rollo de canela de Nelson. Ella llevó el improvisado desayuno a su escritorio, donde Nelson jaló de una silla de repuesto y se sentó bebiendo de su propia taza. “Que ha arrastrado el culo de Carlyle esta mañana?,” ella preguntó. Mordió su pastelillo, limpiando los copos errantes con sus dedos. Nelson estaba concentrado en su café, pero sus ojos estaban llenos de malicia mientras se demorraba. “Nelson!” Ella untó glaseado en la nariz de él. “Suelta la sopa, ahora.” “No escuchaste esto de mí,” él dijo en voz baja, “pero corre el rumor de que tenías razón anoche, y que Carlyle estaba buscando en la dirección equivocada, como de costumbre.” “Oh.” Ella puso el rollo de canela abajo, su apetito se desvaneció. "Maldita sea. ¿Cómo surgió la idea? ¿Los forenses encontraron algo?” “No, Josie se despertó hace un par de horas. Mike estaba de guardia en el hospital. Dice que estaban quitándole la sedación, y ella comenzó a luchar contra el respirador. La madre de Rachel estaba allí, sin embargo, y logró mantener la calma — la suficiente calma para confirmar que nuestro criminal es un hombre, y que Rachel fue secuestrada con ella.” Sanne tomó un sorbo de su té, dando la bienvenida al calor escaldante. “¿Dijo algo más?” "No lo creo. Ella no estuvo despierta por mucho tiempo. Pero significa que podemos reducir el enfoque de la investigación, en lugar de andar persiguiendo las sombras de Carlyle.“ La oficina estaba empezando a ponerse ruidosa, mientras los detectives se dirigían a casa intercambiando actualizaciones con los que llegaban para el turno de día. Fred le hizo un guiño a Sanne — las noticias obviamente habían viajado rápido — pero ella no le devolvió la sonrisa. Que demostrara que tenía razón sólo significaba que Rachel estaba muerta o todavía cautiva por un individuo sádico y peligroso. Envolvió sus manos alrededor de su taza, deseando que pudiera haber una tercera explicación para la desaparición de Rachel. 144
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“San?” Nelson esperó hasta que ella lo reconoció. Él parecía sombrío y culpable, como si acabara de recordar lo que estaba en juego. “Será mejor que vayamos a buscar un asiento.” Ella lo siguió a la sala de investigaciones y se sentó en un escritorio junto a George y un hombre que no reconocía. La sala estaba llena de gente asignada en otros departamentos. Los oficiales uniformados se mezclaban con los detectives vestidos de civil, algunos pensativos, la mayoría parecía emocionados de estar involucrados en un caso importante. Una segunda pizarra, que mostraba varias fotos de Rachel Medlock y de Josie antes de sus lesiones, estaba al lado de la que dominada las fotos de Sanne del páramo. “¿Has visto los periódicos esta mañana?” George preguntó. Ella sacudió su cabeza. El periódico de Meg no había llegado para el momento en que salió de la casa, aunque podía imaginar los mordaces titulares. “Todos los tabloides lo publicaron en la portada,” él dijo. “Somos ya sea incompetentes, arrogantes, o simplemente estúpidos. El Mail (Periódico británico) está detrás de la cabeza de la jefa, y uno de sus reporteros fue atrapado tratando de colarse en la ITU disfrazado de enfermero.“ “Pendejos. No me orinaria en su sala de redacción si estuviera incendiada.” Sanne dudaba que Eleanor cediera ante la presión de los medios de comunicación, pero los altos mandos no eran reconocidos por su paciencia, y había un verdadero peligro de que entregarían el caso a un equipo externo de revisión. Cuando Eleanor entró, el silencio descendió rápidamente. Sin perder el tiempo en cortesías, le entregó una pila de notas informativas al oficial más cercano para pasarlas alrededor. Sostenía su propia copia en alto. “Esto resume todo lo que sabemos hasta ahora. Leanlo, digieranlo, y leanlo de nuevo. En las primeras horas de esta mañana, Josie Albright logró describir a un hombre blanco, de edad indeterminada, rasgos indeterminados. Dijo que llevaba una máscara de algún tipo. Nada para seguir, lo sé, pero hemos organizado otra entrevista, y al menos se ha eliminado a Rachel Medlock como sospechosa.” Hizo una pausa para indicar las fotografías en la segunda pizarra. “Copias de éstas están contenidas dentro del material de información, y están siendo ampliamente difundidas. Usenlas para refrescar la memoria de las personas. Ya hemos visto un aumento en las llamadas a la línea de incidentes ahora que tenemos mejores imágenes. Los laboratorios lanzaron este caso arriba en su 145
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
lista, y los análisis forenses de la cueva acaban de llegar. Sin embargo, como se predijo, el ADN de Josie es el único que coincide. Los resultados están documentados en las notas. Tómense el tiempo para ponerse al corriente, y ver la lista en el tablón de anuncios de la oficina principal para sus asignaciones. Los detectives de EDSOP, se quedan un minuto, por favor.” Sanne esperó con el resto de su equipo cuando la mayoría de los oficiales salieron de la habitación. Eleanor cerró la puerta detrás del último en salir, un cambio sutil en su lenguaje corporal traicionó cuán desgastada estaba. “Ninguno de ustedes ha jodido esto,“ dijo. “Ninguno de ustedes. Pero la prensa está teniendo un día de campo, y los jefes quieren resultados. Repasen todo de nuevo. Vuelvan a entrevistar a cualquiera que se ajuste al perfil en las notas. La Sra. Martindale alquila varias otras cabañas a través de una agencia, y nos ha dado una lista de todos los involucrados en el mantenimiento de las construcciones y jardines. Fred y George, abandonen Personas Desaparecidas y empiecen a perseguir estos nombres. Josie no podía pensar en alguien que pudiera tener rencor contra ella o Rachel, pero, Mike, quiero que vuelvas a revisar sus antecedentes, contactos y colegas. Si esto resulta demasiado grande en solicitar, escoge un par de agentes para ayudarte. Sanne, estás conmigo en el hospital esta mañana.“ Sanne vio a Carlyle abrir la boca para protestar, pero Eleanor no le dio la oportunidad. "Eso es todo por ahora. Si les han sido asignado un grupo de policías para ir casa por casa, manténgalos organizados, y por el amor de Dios, manténgalos alejados de la maldita prensa.” Ella comenzó a colocar sus papeles en el maletín, una señal obvia para que los detectives se fueran. “Diez minutos, Sanne,” gritó cuando Sanne llegó a la puerta. Sanne asintió y se unió a Nelson en la multitud rodeando el tablón de anuncios. Era poco probable que estuviera en el hospital todo el día, y quería saber lo que el resto del turno tenía deparado. Scotty Ramsden se hizo a un lado, permitiéndole meterse en un espacio entre Nelson y Carlyle. “¿Qué tenemos?,” ella preguntó. “Seis agentes y el lado sur de Halshaw,” Nelson dijo, tocando sus nombres con su lapicero. Carlyle se rió. “¿Qué está haciendo la jefa enviando a sus pequeñas mascotas a esa mierda?” 146
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne tenía una muy buena idea de lo que Eleanor estaba haciendo, pero ella simplemente le dio una sonrisa enigmática y regresó a su escritorio. “Te llamaré cuando termine en el hospital,” le dijo a Nelson. "No hay problema. Voy a realizar una verificación de antecedentes sobre Ned Moseley primero, para darle a la buena gente de Halshaw la oportunidad de levantarse de la cama.“ “Eso sería muy acertado.” En el otro lado de la oficina, vio a Eleanor esperando. “Me tengo que ir.” “Dejaré la Windermere Avenue para el final, para que podamos conseguir una taza de té.” Sanne agarró su bolso y su abrigo. “Amigo, si estoy contigo para entonces, podemos conseguir más que una taza de té.”
*** Incluso sin la presencia de un oficial de policía afuera de la habitación de Josie, los visitantes habrían sospechado que había algo inusual en su ocupante. A diferencia de todos los demás cubículos en la ITU, la habitación tres brillaba con la luz, iluminando una amplia sección del pasillo circundante y haciendo que Sanne entrecerrara los ojos mientras ella y Eleanor se acercaban. Una vez que su visión se había ajustado al resplandor fluorescente, lo primero que registró fue la tranquilidad de la habitación. El ruido automatizado del respirador había sido sustituido por los suaves ronquidos de Josie, y había un menor número de goteos o bombas para activar las alarmas. Con su tubo de respiración removido y la hinchazón alrededor de los ojos menos pronunciada, Josie estaba empezando a parecerse a la mujer junto al lago en la fotografía de nuevo. Ella parecía estar durmiendo cómodamente, su mano sostenida en un suelto apretón por una mujer delgada, de pelo gris sentada a su lado de la cama. Eleanor le dijo al policía de guardia que podía tomar un descanso, y al oír el sonido de sus voces, la mujer alzó la vista. "Sra. Medlock.” Eleanor la saludó con una familiaridad que sugería que ya se habían conocido. Le hizo una seña a Sanne y la presentó. El apretón de manos de la Sra. Medlock era firme, pero la pena y el dolor estaban grabados en su rostro y sus ojos estaban hinchados de tanto llorar. 147
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Por favor, llámame Helen,” dijo, señalando hacia dos sillas vacías. Miró a Sanne constantemente, como si tratara de juntar las piezas de los detalles medio olvidados. Luego se iluminó mientras hacía la conexión. “Oh, Sanne Jensen. Un placer conocerte. Quería agradecerte por ayudar a Josie.“ Sanne miró al piso, incómoda aceptando la gratitud de alguien cuya hija todavía estaba desaparecida. “Simplemente estaba en el lugar correcto,” dijo en voz baja, jalando de una de las sillas más cerca y sentándose. “Estoy segura de que la jefa le ha dicho que estamos haciendo todo lo posible para encontrar a Rachel.” “Sí — sí, lo ha hecho.” Nuevas lágrimas escaparon en la respuesta de Helen. Se secó los ojos con un pañuelo y miró a Eleanor. “¿Quieres que despierte a Josie por ti?” “Le agradecería eso,” Eleanor dijo. A pesar de su renuencia a apresurar el inicio de la entrevista, había estado dando golpecitos inconscientemente con su pie desde que se sentó. Helen puso la mano en la mejilla de Josie, su pulgar acariciando la piel descolorida mientras le hablaba. En cuestión de segundos, Josie hizo un sonido gutural y chasqueó los labios en confusión. Ella parpadeó contra la luz, su cuerpo congelado, hasta que reconoció su entorno y se hundió de nuevo sobre la almohada. “Helen?,” ella susurró. “Soy sólo yo, cariño. Alec fue a dormir un poco.“ “Rachel?” Helen sacudió la cabeza. "Nada aún. Hay dos detectives aquí que necesitan hablar contigo. Te dije que iban a venir. ¿Te acuerdas?" Los ojos de Josie se habían cerrado, pero los obligó a abrirse de nuevo. "Mm. No realmente.” Inclinó la cabeza, buscando a sus visitantes y estremeciéndose ante el dolor. Sanne se inclinó hacia delante para facilitar las cosas. “Hola, Josie. Mi nombre es Sanne. Soy uno de los detectives que trabajan en tu caso.“ Josie asintió lentamente. “Estabas aquí antes.” Al igual que Helen, ella hablaba con un leve acento escocés. 148
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne sonrió, sorprendida de que tuviera algún recuerdo de eso. “ Me senté contigo un par de veces, y estaba aquí cuando despertaste la otra noche.” La continua intensidad de la mirada de Josie sugirió que algo acerca de la explicación no encajaba. Helen debió de percibirlo también, porque tomó la mano de Josie entre las suyas. “Sanne fue la que te encontró en los páramos,” dijo. Josie pareció tomar la improbable coincidencia con tranquilidad. “Creo que te debo una cerveza.” Sanne se rió. “Técnicamente, le debes a dos muchachos jóvenes una cerveza. Ellos te encontraron primero. ¿Recuerdas algo de eso?” "No. Yo solo ... tal vez tu voz, pero podría ser de cuando has visitado. Le pedí a los doctores que dejaran de meter mierda en mi intravenosa, y pensé que eso haría las cosas más claras” — el enojo comenzó a corroer sus palabras — "pero no lo son, y ese hijo de puta todavía tiene a Rach." Su tasa de respiración se había disparado lo suficiente para hacer que una alarma pitara. Su enfermera, que había sido una presencia discreta en la esquina de la habitación, se puso de pie, pero con un esfuerzo visible, Josie ralentizó su respiración, y la enfermera volvió a sentarse sin intervenir. Sanne le habría dado a Josie otro minuto para recomponerse, pero vio que Josie la miraba expectante de nuevo, así que sacó su libreta y destapó su lapicero. “¿Puedes contarnos exactamente lo que recuerdas?” Josie dio un leve asentimiento de cabeza. “Lo intentaré, pero está todo en piezas.” “Comienza con la primera pieza. ¿Qué es lo primero que recuerdas con claridad?” “Pan tostado.” La respuesta salió teñida de auto-odio. “No puedo decirte mucho sobre quién nos llevó, pero sé que tuvimos pan tostado para nuestro maldito desayuno. Eso te va a ayudar, Detective?” Sanne decidió que la honestidad era la mejor política. "No, probablemente no. ¿Cuál es la siguiente pieza?”
149
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Estabamos caminando, y hacía calor. El sol brillante.” Josie habló lentamente, su acento más evidente mientras trataba de permanecer coherente. “Rach se quedó rezagada. No sé por qué. Tomó un montón de fotos, así que tal vez se había detenido para hacer eso. Siempre me burlaba de ella por tomar demasiadas.” Ella contuvo el aliento en un sollozo. “No lo escuché, no sabía que él estaba allí. Debe haberme golpeado con algo. Caí, y Rach gritó.“ Ella estiró la mano por una taza de agua, y Sanne la sostuvo por ella hasta que indicó que había terminado. "¿Puedes describirlo?" "Realmente no. Sigo tratando de verlo, pero lo único que consigo es un borrón. Era alto, más alto que yo. Llevaba una máscara, pero tenía huecos, por lo que pude ver que era blanco.“ “¿Qué hay de sus ojos, o su pelo?” Josie sacudió la cabeza. "No lo sé. Lo siento." La miseria en su voz hizo que Sanne alzara la vista de sus notas. “Estás haciendo un gran trabajo. No te disculpes.“ Obviamente no convencida, Josie se lamió los labios secos, su lengua persistente sobre una hendidura de aspecto adolorido. “Es como si tuviera esta imagen de él, pero todo es borroso, y no sé si es real o si estoy inventando cosas, sólo para poder sentir como que estoy ayudando.” Eleanor se aclaró la garganta, deteniendo los apuntes de Sanne al momento. Había estado tan concentrada en la entrevista que había olvidado que Eleanor estaba allí. “Eres consistente con estos detalles, Josie,” Eleanor dijo. “Lo que le has dicho a Sanne es lo mismo que le dijiste al detective anoche, y en mi experiencia siempre es una buena señal. Sólo necesitamos que profundices un poco más. ¿Puedes recordar lo que él llevaba puesto?” “Sólo que era negro, y que lo cubría. Nosotras estábamos en shorts y camisetas, y él estaba vestido como un maldito ninja.” La voz de Josie cayó, y se estremeció. “Tenía guantes negros puestos, y el sol daba en su cuchillo, y Rachel estaba llorando, y él no me dejó ir hacia ella.” 150
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne volvió a escribir, tratando de no poner imágenes al rápido monólogo de Josie. Un dolor en el pecho le advirtió que estaba respirando demasiado rápido. “Me sentía enferma, pero él nos hizo caminar. Y entonces creo que había piedras, y se quedó a oscuras. Después de eso hacía frío, y algo estaba goteando.” Su mano derecha golpeó la barandilla de la cama, sonando el ritmo. “Y todo lo que tengo son destellos: dolor, y estar asustada hasta la mierda, luego sentir como si estuviera flotando, y todo estaba muy oscuro. Tenía tanta sed, pero no podía moverme, no podía llegar a lo que sea que estaba goteando.“ “¿Estaba Rachel contigo?,” Sanne preguntó. Josie asintió, sus ojos llenos de lágrimas. “Todavía puedo escuchar sus gritos. ¿Cómo podría olvidarme de ella?” Su cuerpo se sacudió con la fuerza de sus sollozos. “¿Cómo podría dejarla allí con él?” Las preguntas fueron dirigidas a Sanne, pero su mirada se dirigió a Helen, y Sanne se dio cuenta que no era su lugar para ofrecer explicaciones o la absolución que Josie necesitaba. Sin decir una palabra, Helen se sentó en el borde de la cama, tomó a Josie en sus brazos y la abrazó mientras lloraba. Sintiéndose como una intrusa, Sanne apartó los ojos, su lapicero todavía posado sobre sus notas que le decían casi nada y mucho más de lo que había querido saber.
*** Construido en los años sesenta por el Consejo de Sheffield como un desarrollo habitacional de sobrepoblación, el fraccionamiento Halshaw era un extenso conglomerado de deterioradas propiedades alquiladas por el consejo y la ocasional casa de propiedad privada. Cinco millas al oeste de Rowlee, era una plaga en un paisaje de otra manera pintoresco, y su dificultoso proyecto de restauración había estado estancado por varios años. Con altas tasas de desempleo, el consumo de drogas y la dependencia del alcohol, Halshaw tenía un número significativo de residentes con antecedentes penales, y su población estaba familiarizada con visitas no anunciadas de la policía. Un policía dejó caer a Sanne fuera del fraccionamiento, y se reunió con Nelson afuera de la pequeña hilera de tiendas donde él había estacionado su coche. Mientras se dirigían a la calle siguiente en su lista, ella lo actualizó en los eventos de la mañana. 151
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Logramos terminar la entrevista una vez que Josie se había calmado un poco, pero se olvidó del acento de él o cualesquier otra característica distintiva, y de si lo habían conocido antes de su secuestro. No parecía haber ningún patrón en lo que podía y no podía recordar.” Ella hizo una pausa para comprobar un letrero, esquivando un montón de mierda de perro que alguien ya había pisado. “Teniendo en cuenta lo que ha pasado, me sorprende que haya sido capaz de recordar algo,” Nelson dijo, feliz como siempre de dejar la dirección a Sanne. "Yo también. Sé que no nos está ayudando, pero una gran parte de mí espera que ella nunca vuelva a tener esos recuerdos.” Ella señaló el inicio de Keswick Walk. “Bien, esta es nuestra próxima a cubrir. Hay una decena o más de casas en él. El extremo superior está bien, pero las tres en el fondo son conocidos por las drogas, la bebida y la abuela Sedgely.“ Él agarró su brazo antes de que pudiera cruzar la carretera. “La abuela Sedgely? ¿Me estás tomando el pelo?” "No. Probablemente golpeando los ochenta por ahora. O sea vieja. Solía tener este bate de béisbol con cuchillas de afeitar pegadas en él. Todo el mundo, y me refiero a todos, estaban aterrorizados de ella, incluso los distribuidores.” Nelson miró la desolada terraza con una cautela que rara vez permitía que Sanne viera. La primera y cuarta casas exhibían raídas cruces de St. George, un símbolo nacional que se había convertido en sinónimo de racismo de extrema derecha. A pesar de que él no le había contado mucho a Sanne sobre su mañana, ella podía adivinar por su estado de ánimo apagado no había sido agradable. “Joser,” ella dijo. “Windermere está a la vuelta de la esquina. Vamos a ir allí en cambio y dejar a la abuela S a los agentes.“ Por una vez, él capituló sin protestar. “Llamaré al equipo más cercano y les pediré que pasen por aquí.” Cuando terminó en la radio, le sonrió agradecido. “Marca el camino, compañera.” El número 32 en Windermere Avenue se parecía mucho a la mayoría de sus vecinos: un adusto semiadosado con pequeñas ventanas para disuadir a los ladrones, un raquítico jardín cercado, y un jardín delantero en la necesidad de una podada. Era sólo en una inspección más cercana que un visitante podría darse cuenta de que la cerca había sido cuidadosamente pintada y los macizos de flores que bordeaban el césped lucían un arreglo bien cuidado, con colores coordinados. El césped parecía estropeado sólo porque Sanne no había tenido 152
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
tiempo para venir y cortar el césped recientemente. Ella subió el camino de entrada, arrancando un par de maleza en el camino, y tocó el timbre. Un niño gritó en respuesta. Sanne puso los ojos en blanco. “Parece que la pandilla está toda aquí. Podemos volver a la abuela de navajas de afeitar hasta los dientes, si lo prefieres.“ Nelson se echó a reír. “¿Cuántos niños tiene ahora? He perdido la cuenta.“ “Cuatro, y el mayor tiene cinco. Le sigo diciendo que consiga una televisión —” La puerta se abrió y ella sonrió. “Hola, mamá.” Por una fracción de segundo, Teresa Jensen parecía un ciervo atrapado por las luces de un cohe, o — más apto en su caso — una de 62 años orgullosa de su casa que prefería pasar la aspiradora a su hogar de arriba abajo y el polvo de su repisa de la chimenea antes que darle la bienvenida a invitados. “Está bien,” Sanne le susurró al oído mientras se abrazaban. “Estamos aquí para tomar un té. Prometo que no estaremos revisando telarañas.“ Su madre se relajó y la besó en la mejilla. “Te ves pálida,” dijo. Luego, a Nelson, “¿No te parece que se ve pálida, querido?” “Un poco.” Él le estrechó la mano entre las suyas. “Tú, por el contrario, te ves tan hermosa como siempre.” Ella tiró de su delantal y se sonrojó. “La adulación te llevará a todas partes. Acabo de hacer un pastel de Battenberg. Entra, y te traeré una rebanada.” Mientras se quitaban las botas, ella gritó por el pasillo. “Keeley, pon la tetera! Sanne está aquí.“ En la mención de su nombre, la sobrina y el sobrino de Sanne salieron corriendo de la cocina. Ella cargó a la más pequeña, Kiera, y dejó a Kerby colgando de sus pantalones. A pesar de que perdió las esperanzas por la elección de nombres de su hermana, adoraba a los niños, y el sentimiento era mutuo. Su madre se dirigió hacia la cocina, donde el olor de la fresca cocción hizo agua la boca de Sanne, y donde su hermana miró a Nelson con ostensible apreciación. Keeley estaba entre un novio y otro, habiéndose finalmente separado del padre de Kiera hace dos meses. Había un rumor de que el padre de Kyle había vuelto a la escena, no es que nadie lo imaginaría por la forma en que Keeley masticaba su cabello y batía sus párpados hacía Nelson. 153
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne le dio a Kiera una galleta y la dejó en el suelo, observándola mientras caminaba por las puertas del patio hacia el jardín, dejó caer la galleta en el barro, la recogió de nuevo, y mordió una esquina húmeda. Sanne no trató de interferir. Había comido un sinnúmero de galletas fangosas durante su infancia, y no le habían hecho ningún daño. “Lo siento no pude venir para el té la otra noche,” dijo, añadiendo leche a su té y luego pasando la botella a Nelson. Su madre se detuvo a mitad de cortar rebanadas gruesas del pastel. “Está bien, amor. Sabemos lo ocupada que estás. Esas pobres chicas ... ¿Has sabido algo?” "No, aún no. Es por eso que estamos por aquí: casa por casa. Sólo podemos quedarnos unos minutos.“ Keeley sorbió su té y cogió el primer pedazo de pastel. “Te perdiste una buena pierna de cordero. Pero entonces Michael trató de convertir a papá otra vez, así que papá trató de golpearlo con la cuchara de servir.” Ella hizo una pausa para tomar aliento, partió su pastel en pedazos, y se metió uno en la boca. “Deberías hablar con Pete Farris. Siempre fue una pequeña mierda poco fiable.“ “Keeley! Ese lenguaje!” Su madre siseó, lanzando una mirada de disculpa en dirección de Nelson. “Este es realmente un buen pastel,” él dijo en el incómodo silencio. Sanne mordisqueó un poco de mazapán, dividida entre la diversión y la desesperación. “Pete Farris sólo tiene una pierna, Keels. ¿Recuerdas? Se inyectó en la ingle y obtuvo ese absceso.“ "Sí, cierto. Tiene muchas discapacidades.” Keeley habló con una envidia inconfundible. Ella estaba infinitamente amargada sobre su propia ayuda del gobierno, a pesar del hecho de que totalizaba casi tanto como el salario de Sanne, pero un gemido muy oportuno desde el jardín le impidió lanzarse en una de sus diatribas. “Oh, esos putos niños.” Azotó su taza y salió por las puertas del patio, dejando a su madre sacudiendo la cabeza en consternación. “¿Está papá?” Sanne preguntó en voz baja. “Si, en su lugar de siempre,” su madre le dijo.
154
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne suspiró. No quería salir de la cocina, con su cálida iluminación y su olor a panadería, pero sabía que a su madre le harían pagar más tarde si su padre se enteraba que había sido ignorado. “Probablemente debería ir y saludar.” Ella dejó su té y pastel a medio comer y entró en la sala de estar. Apenas eran las 4 p.m., pero las cortinas estaban bajadas, la única luz provenía de la televisión silenciada. Se detuvo justo por el umbral, haciendo una mueca por el hedor a alcohol rancio y ropa sucia. Esta habitación y el hombre sentado en su esquina lejana eran la vergüenza perpetua de su madre. Él rara vez le permitía limpiar algo allí, y se negaba a limpiar el mismo. Una nube de humo de cigarrillo flotaba en el aire. Mientras Sanne lo miraba, su padre encendió otro enrollado y tomó un trago de la lata en su mano. “Hola, papá.” Ella caminó lentamente hacia adelante, pateando una botella vacía de dos litros de sidra White Ace de su camino. Su padre gruñó en reconocimiento y la miró, el humo precipitándose de su nariz. Ella no se atrevía a tocarlo, así que se detuvo a una distancia segura, centrándose en la imagen enmarcada de un crucero que ocupaba un lugar de honor en la parte superior de unas mesas de nido. Él se pasó una mano mugrienta por la barba y eructó. "¿Qué estás haciendo aquí?" “Investigaciones de casa en casa para un caso. Pensé en venir para una taza de té.“ Él dio una calada al cigarrillo, indiferente a la caída de ceniza en la alfombra. “Ese negro está contigo?” Ella apretó los dientes. Había una razón por la que Nelson se había quedado en la cocina. “Su nombre es Nelson, y sí, está con mamá.” Su padre se burló, sacudiendo más cenizas en el suelo. “No sé lo que esta pasando con este maldito país.” Ella se quedó mirando la fotografía hasta que el azul cristalino del océano se desdibujo con el blanco del barco. No tenía nada que decirle que no provocara una discusión. En verdad, no podía soportar verlo. Estaba conteniendo el aliento y contando hasta cincuenta, cuando oyó que su madre la llamaba. "Mejor me voy. Parece que me necesitan.“ 155
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Él gruñó. “Cierra la puta puerta detrás de ti. Mantengan a los niños fuera de aquí.“ Sanne subió corriendo al baño, donde cerró la puerta, llenó el fregadero con agua hirviendo, y se frotó las manos y la cara. Se sentía más tranquila cuando terminó. El jabón de su madre era dulce con lavanda, y había encontrado un tubo de crema hidratante en el gabinete que borró el olor de la nicotina y la suciedad por completo. Descargó el inodoró, con la esperanza de explicar su larga ausencia. Cuando bajó de regreso, encontró a Nelson secando cacerolas. Su madre le dio una taza de té recién hecho, la condujo a un asiento, y puso un sándwich frente a ella. “Nelson dijo que te perdiste la cena.” “Mm.” De repente voraz, Sanne tomó un bocado y habló a su alrededor. “Estaba ocupada con una entrevista.” “Tienes que comer, San. Has perdido peso. Meg no está cuidando de ti?” “Meg me cuida muy bien.” Ella le hizo un guiño a su madre. Uno de los mayores pesares de su mamá era la negativa de Sanne y Meg de hacer lo decente y casarse. “Traela para el té una noche. Hace semanas que no la veo.“ Sanne brindó la idea con su taza y envolvió el resto de su sándwich en una servilleta. “Debemos movernos.” “Intenté responder a las preguntas de Nelson,” dijo su madre, “pero realmente no he visto nada que pudiera ayudar, y tu padre no ha salido de la casa en dos semanas.” Ella añadió una rebanada de pastel al picnic de Sanne y llevó el resto a la alacena. “¿Qué hay de Keeley?,” Sanne le preguntó a Nelson. Él consultó sus notas, esperando el momento para asegurarse que su madre estaba fuera del alcance del oído. “Ella dijo que no había estado en Rowlee durante casi un mes, porque, y cito, 'ese malparido de Nathan que trabaja en la carnicería sigue tratando de manosearme.'” “Perfecto,” Sanne dijo. “Gracias por tratar, de todos modos.” 156
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Afuera, se encontraron con una ligera lluvia que había empezado a caer, haciendo que las calles se vieran aún menos atractivas. Esperaron hasta que un joven había pasado en su bicicleta, esquivando baches y vidrios rotos, y luego cruzaron la calle. La música resonaba desde la ventana de un apartamento cerca, pero por debajo del contrabajo implacable una discusión era claramente audible. Sanne odiaba volver aquí, odiaba la sensación claustrofóbica de las calles: demasiadas casas y también mucha gente infeliz, amontonados en un espacio demasiado pequeño. De sus colegas, solamente Nelson y Eleanor sabían que había crecido en Halshaw. No iba a mentir sobre ello si alguien le preguntaba directamente, pero no era algo que quisiera gritar. Meg había vivido dos calles más allá, y de alguna manera ambas habían logrado evitar la trampa del desempleo y la dependencia de los beneficios del gobierno que habían atrapado a sus hermanos. No muchas personas realmente escapaban del fraccionamiento — no a menos que contara los que encontraron un nuevo hogar en una celda de prisión — y la madre de Sanne se había sentido encantada la primera vez que había visitado la casa de Sanne. Sabiendo que la Detective Inspectora rara vez hacía las cosas por casualidad, Sanne sospechaba que Eleanor le había asignado esa zona de Halshaw para asegurarse de que ningún otro miembro de EDSOP pasaría por su familia. “Está bien, gracias por eso,” Nelson dijo por su radio, y Sanne se dio cuenta de que toda una conversación había tenido lugar por las comunicaciones sin que oyera una palabra. Él le tendió la lista para que ella consultara. “Tenemos Scafell Walk y Thirlmere Avenue aún pendientes.” Ella hizo una mueca y le entregó a Nelson el pedazo del pastel. La mirada interrogativa que él le dio la hizo reír. "Cometelo. Confía en mí, amigo, si vamos a Scafell necesitaremos el sustento.” Tres horas después, con los pies adoloridos y empapados hasta los huesos, Sanne estaba tratando de interrogar a un apático de diecinueve años, con las pupilas estrechadas por la heroína, cuando las comunicaciones zumbaron. “Discúlpanos un minuto,” ella dijo. El muchacho chasqueó la lengua y se cruzó de brazos, como si la demora le impidiera ocuparse de algo de vital importancia. Ella ignoró los pies de él golpeando mientras la voz de Eleanor la saludaba a ella y a Nelson con un brusco, “¿Dónde estás?” “A medio camino de Thirlmere Avenue. ¿Pasa algo?" 157
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Nelson, solicitaste una revisión de antecedentes sobre un Ned Moseley esta mañana?” “Eso es correcto,” él dijo. “El informe preliminar dio negativo. Deje a Scotty persiguiendo el resto de ello.“ “Todo estaba limpio,” Eleanor dijo, “pero adivina quién ha surgido como el ayudante general y cuidador de Rowan Cottage?” Sanne y Nelson reaccionaron al unísono. "Maldita sea." “Mi sentimiento exactamente. Vive en las afueras de Rowlee, a unas tres millas de Halshaw. George y Fred están en camino, pero la dirección es una terraza con un callejón trasero, así que necesitamos a alguien para cubrir eso en caso de que escape.” “¿Qué pasa con Ayuda Táctica?,” Nelson preguntó. Los TAU están mucho mejor equipados para detener a los criminales potencialmente peligrosos que EDSOP.” “Están en una manifestación de EDL (English Defence League - Liga de Defensa Inglesa) en Sheffield. Estás sólo en esto." “Bueno, ambos tenemos nuestras botas de muchachotes puestas,” Sanne dijo. Nelson se disculpó con el muchacho y se hizo de la vista gorda al gesto de respuesta. Él y Sanne se apresuraron a alejarse de la casa. “Mantenganme al tanto, y tengan cuidado,” Eleanor les dijo. Sanne confirmó, rompiendo en un trote mientras trazaba la ruta más rápida de regreso al coche de Nelson. “Cara o cruz por esto!” Nelson tuvo que gritar para hacerse oír por encima del ruido sordo de sus botas sobre el pavimento. “Cruz,” Sanne le gritó. Al llegar a su coche, él lanzó una moneda y gritó cuando aterrizó cara arriba. “La próxima vez, San, lo prometo.” Sonriendo como un niño, se metió en el asiento del conductor, sacó la luz azul en el techo, y activó el faro mientras se alejaba de la acera. “Oh, estoy recibiendo escalofríos. Ha pasado mucho tiempo desde que hicimos esto.“ 158
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Se detuvo de golpe en el cruce, puso la sirena a sonar, y aceleró hacia la carretera principal.
159
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO TRECE La llovizna se había convertido en un aguacero. Rebotó en el parabrisas mientras Nelson apagó su luz azul y giró hacia Prospect Road. “El nombre parece un poco cruel,” Sanne dijo, estirando el cuello para mirar a la calle de casas adosadas descuidadas sugiriendo poco en el camino de la buena fortuna. “Probablemente eran mejor cuando las construyeron.” Nelson metió el coche en un espacio entre un Micra con un neumático desinflado y un Fiat destartalado con un enorme escape y una carrocería ridícula. “Sí, tal vez.” Lejos de convencida, ella levantó su mano para reconocimiento de George. Minutos más tarde, estaban metidos en el coche de Fred, empañando sus ventanas mientras miraban a través de la oscuridad en la casa de en medio en la fila. No había nada que la distinguiera de las otras: una casa de dos pisos, que daba directamente a la calle, y las cortinas de la planta baja estaban cerradas como si para dejar afuera el miserable clima. “Las luces se han encendido y apagado, así que alguien está dentro. La mujer en la agencia de alquiler cree que él vive solo.” Fred había ofrecido una bolsa de caramelos de menta y estaba quitando el caramelo de los dientes mientras hablaba. “Bueno, ¿cuál es el plan?,” Nelson preguntó. “En este momento, él no es nada más que una 'persona de interés'.” Fred envolvió la frase entre comillas al aire. “Llamamos y lo invitamos a la oficina para tomar el té y charlar. Con un poco de suerte, él es todo solícito, toma su abrigo, y se ofrece a proporcionar los KitKats (Galleta o barquillo de chocolate). Tú y Sanne sólo tienen que pasar el rato atrás a la vuelta en caso de que decida hacerse el difícil.“ Sanne sonrió, haciendo que su menta traqueteara contra los dientes. “¿Quién podría resistirse a tus encantos, Fred?” “Mi primera, segunda, y tercera esposas, amor.” Él dio un suspiro teatral y un poco exagerado. “A veces me pregunto acerca de cambiar a tu equipo.”
160
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
En un instante, George tenía la puerta abierta. “Creo que esa es nuestra señal para salir. Avísanos cuando estés en posición.“ En la entrada del callejón, Sanne encendió su linterna, y tomó una panorámica a través del estrecho callejón. Las casas en Prospect Road y las de la carretera paralela tenían patios traseros en lugar de jardines: deprimentes cuadrados de concreto desprovistos de flores o árboles, algunos todavía dominados por los refugios antiaéreos, y todo rodeado de altos muros de ladrillo. Encajonado por ambos lados, pero sin seguridad en las entradas, el callejón entre ellos proporcionaba la oportunidad perfecta para el vertido ilegal de basura. Sanne negoció un cuidadoso camino a través de los montones de escombros. “Es una lástima que nadie se haya preocupado con la entrada del callejón.” “Podría escribir una carta enojado.” Nelson tropezó con una patineta oxidada antes de detenerse en la señal de Sanne. “¿Es la nuestra?” “Sí, octava casa abajo.” Ella tecleó su radio. “Listo cuando tú lo estés, Fred.” "Entendido." Pasó un minuto, luego otro. Parada a un lado de la entrada del patio, Sanne ajustó su peso de un pie al otro, mientras que Nelson pateaba dos latas aplastadas y media hogaza de pan hacia una bolsa abierta de basura roída. En la siguiente calle, una alarma de coche sonó. Se volvió hacia ella y luego sacudió la cabeza a su propio nerviosismo. Sanne puso su linterna debajo de la barbilla e hizo una mueca, haciéndolo reír. “Tal vez Ned no respondió a la puerta,” dijo. Nelson sacudió una masa de la punta de su bota. “Tal vez los invitó a tomar un café, y se han olvidado de nosotros.” “Conociendo a esos dos —” "¡Maldita sea! ¡Detente! Oh, pendejo!” El grito intercomunicador, seguido rápidamente por otro.
de
Fred
atravesó
el
“Nelson, San! ¡Entren!" 161
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Esa fue toda la advertencia que recibieron antes de que la puerta se abriera de golpe y una forma oscura saliera disparada hacia el callejón. Ned Moseley llevó sus puños, golpeando repetidamente a Nelson y forzándolo contra la pared. Sin tiempo para considerar las consecuencias, Sanne se lanzó hacia adelante, tratando de interponerse entre los dos hombres, pero Nelson ya estaba cayendo al suelo. Viendo su ruta de escape casi nitida, Ned le dio un puñetazo a ella — un golpe descuidado que le pegó en el hombro — y echó a correr. Ella dio medio paso detrás de él antes de vacilar y mirar hacia Nelson. “Estoy bien.” Él le hizo un gesto con la mano, instándola a darle persecusión. Su nariz estaba sangrando, y más sangre escurría por la barbilla mientras tosía. “Regreso en un minuto.” Ella se giró para arrojar su luz de la linterna por el callejón. Obstaculizado por la casi total oscuridad, Ned no había ido muy lejos. Mientras se tambaleaba sobre un sofá parado, ella corrió tras él, bordeando la bolsa de basura rota y luego corriendo por el centro del callejón, donde menos basura se había amontonado. “Se dirige al oeste, oeste, oeste,” ella gritó en el intercomunicador. “Refuerzos en siete minutos.” La voz de Fred, resoplando por aliento. Sonaba como si estuviera corriendo pero ya sin aliento. “Él nos cerró la puerta de golpe. Estamos llegando doblando por un lado.“ “Mierda,” ella susurró, y maldijo de nuevo mientras perdía el equilibrio y chocaba contra una puerta oscilando de sus bisagras. Se enderezó rápidamente y cargó hacia adelante, detectando a Ned sobre sus manos y rodillas unas cincuenta yardas por delante. “¡Policía! ¡Quédate donde estás! Oh, por el amor de Dios ...” Había puesto todo detrás de su orden, pero no se sorprendió cuando él la ignoró. A pesar de que era más rápida que él, sin duda él tenía la ventaja de la complexión, y dudaba que su linterna pudiera funcionar como una porra. El resplandor naranja de las farolas trajo el final del callejón en el enfoque. Ned corrió cruzando el camino divisorio más allá, y entró a otro callejón sin luz, éste cubierto con maleza. Ella oyó un grito repentino y lo vio saltar hacia el lado izquierdo del camino. Por primera vez, se dio cuenta que llevaba sólo boxers y tenis. Su progreso se convirtió en una danza alrededor de las matas de ortigas y arbustos espinosos. 162
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“En serio?,” ella murmuró, ralentizando a un trote y luego un caminar cauteloso. Cincuenta yardas se redujeron a diez, hasta que estaba lo suficientemente cerca para oír sus gritos cada vez que algo lo desgarraba. “Cruzando la calle en el extremo oeste de Prospect,” ella dijo en su micrófono, luchando por mantener el temblor de su voz. “Estamos en el callejón inmediatamente detrás de eso, y no creo que vayamos mucho más lejos.” Una respuesta afirmativa y el sonido de las sirenas la tranquilizaron un poco — hasta que Ned se detuvo bruscamente y se giró hacia ella. Ella levantó una mano en un intento de aplacarlo, usando la otra para dirigir su linterna hacia él. Protegiéndose los ojos, él dio un paso hacia adelante. “Oficial Sanney?” Ella se mantuvo firme, inclinando la luz para impedir su visión. “Sí, Ned. Nos conocimos en los páramos.“ Él asintió con la cabeza, y su labio inferior empezó a temblar. “No fue mi intención lastimar a nadie.” Ella instintivamente se acercó. “¿A quién no querías lastimar?” Él señaló por encima de su cabeza. “A ese policía. Estaba viendo Emmerdale, y esos tipos me asustaron. No estaba haciendo nada malo,“ Por el rabillo del ojo, ella vio destellos azules y rojos. “Está bien, Ned. Sólo necesitamos tener una charla contigo, eso es todo. Podemos salir de estas ortigas?” “Soy alérgico a las ortigas.” Él estaba mirando más allá de ella, hipnotizado por las luces estroboscópicas, y sin ser incitado, extendió sus manos en señal de rendición. Técnicamente, no habían venido a arrestarlo, pero eso fue antes de que agrediera a un detective, así que chasqueó sus esposas alrededor de sus muñecas y le recitó sus derechos mientras se abrían camino de vuelta a la calle. “Lamento haberte golpeado,” dijo. Tropezó con el cordón de sus zapatos sacudiendose, y ella tuvo que agarrarlo del brazo para enderezarlo, sujetándolo para guiarlo hacia la camioneta de policía más cercana. Cuando él vio a los oficiales acercarse a su encuentro, se tapó la cara con las manos y empezó a llorar.
163
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Este es nuestro tipo?” Uno de los oficiales preguntó. Él siguió mirando por encima del hombro de Sanne, como si esperara algo más emocionante salir de las sombras. Su equipo estaba obviamente preparado para una pelea, no para un criminal sumiso, lloriqueando usando nada más que boxers y sarpullido. “Si.” Sanne lo entregó y esperó hasta que la camioneta se alejó. “No me jodas,” susurró para sí misma. Sus piernas se sentían como gelatina, y tenía que mantener la boca cerrada para contener una burbuja de risa histérica. Todavía sacudiendo la cabeza con incredulidad, fue a buscar a Nelson.
*** Meg inyectó la morfina en la intravenosa de Hilda Ratcliffe y vio como sus ojos parpadearon antes de finalmente cerrarse. Incluso dormida, la paciente siguió murmurando, sus palabras sin sentido y enredadas. Meg tomó su mano, asintiendo hacia Emily mientras lo hacía. “Deberías estar bien, ahora que está más calmada. Tan pronto como hayas terminado, podemos llevarla a Ortopedia.“ Emily abrió un kit de sutura y agarró una jeringa de anestesia local. "Bien. ¿Estás segura de esto?” El dorso de su muñeca llevaba claros rasguños donde las uñas de Hilda habían rastrillado. Sus múltiples intentos de insertar la intravenosa no habían sido apreciados, y los gritos de Hilda habían llevado a Meg corriendo al cubículo. "Estoy segura. Ella está bastante ida.” Meg llevó una mano al cabello frágil de Hilda. La sangre enmarañaba una amplia zona donde se había golpeado la cabeza, pero era la fractura de cadera que probablemente resultaría fatal. Para una de 91 años que ya está en una salud frágil, una anestesia general sería de alto riesgo y su recuperación llena de complicaciones. Era poco probable que fuera capaz de luchar contra cualquier tipo de infección postoperatoria. Su nariz se contrajo cuando Emily comenzó a inyectar la lidocaína, pero permaneció dormida. “Pobrecita vieja,” Meg susurró. La mujer estaba cubierta de moretones y cicatrices de caídas anteriores, y su piel levantada donde Meg la pellizcaba, mostrando cuán deshidratada estaba. “Pondríamos a un maldito perro a dormir si terminara en este estado.” Emily se tensó ligeramente pero no la contradijo. “¿De que hogar es?” 164
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Juniper Bank. Es un adecuado agujero de mierda. Care Quality (*) ha amenazado con cerrarla dos veces, pero de alguna manera sigue resurgiendo de las cenizas. El gerente no podía ni siquiera molestarse en enviar una escolta con ella.” Meg rodeó la muñeca de Hilda con su dedo índice y pulgar. La mujer estaba tan delgada que los dedos de Meg se encontraron con facilidad. El alzheimer había dejado a Hilda totalmente dependiente del personal de la casa hogar, y era evidente que le estaban fallando. “Los paramédicos van a reportar a la casa hogar de nuevo. Ellos piensan que había estado en el suelo durante unas horas antes de que alguien la encontrara.“ "Eso es horrible. Nunca podría poner a un miembro de mi familia en uno de esos lugares.“ En retrospectiva, Meg no estaba segura de si era el tono piadoso de la voz de Emily o la simple ingenuidad de la declaración que la hizo crisparse, pero respondió sin pensar. “Mi mamá está en uno de esos lugares.” La agudeza de la réplica hizo que Emily dudara a medio camino de atar una sutura. Un rubor le subió por el cuello, pero no se disculpó; sólo miró a Meg con curiosidad. "¿Ella está? ¿Por qué?" Meg tenía que darle crédito por la audacia. Todavía podría ser inútil en la canalización, pero al parecer ella había desarrollado un temple durante los últimos días de la tutela no oficial de Meg. “Comienzo de demencia temprana.” Meg se encogió de hombros ante la simpática mueca de Emily. “No podía darme el lujo de dejar de trabajar y cuidar de ella, mi hermano es un idiota que apenas puede cuidar de sí mismo, y no he visto a mi padre en años, así que el cuidado a tiempo completo era la opción más segura. San me ayudó a revisar todos los hogares en la zona, y elegimos uno con una calificación excelente. No es perfecto, pero es mejor que la alternativa.“
(*) Organismo público ejecutivo no departamental del Departamento de Salud del Reino Unido. 165
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Emily colocó un vendaje sobre su ordenada fila de suturas y empezó a limpiar la sangre del cuello de Hilda. “Mi padre ha estado acostándose con su secretaria durante cinco años, y mi madre finge que no lo sabe.” Ella siguió limpiando la sangre, su tono el de alguien que esta charlando sobre el tiempo. Meg soltó un suspiro que agitó su flequillo. No sabía qué decir a eso, que no era una situación que se encontrara a menudo. Fue Emily quién se quebró primero. Un atisbo de sonrisa se convirtió en una risa plena. “Con familias así de desastrosas, cómo salimos tan normales?” “Maldita sea si lo sé.” Meg levantó una mano a modo de disculpa cuando su teléfono empezó a sonar. Viendo el nombre de Sanne en el identificador de llamadas, ignoró las reglas del departamento y contestó. "Hola, tú. ¿Que pasa?" Hubo un pequeño retraso antes de que Sanne hablara. Cuando lo hizo, Meg tuvo que esforzarse para escucharla por encima del ruido del fondo. “Hola. Estás en la tarde hoy, ¿verdad?” "Sí. ¿Estás bien?" “Estoy bien.” El suspiro de Sanne fue interrumpido por el inconfundible sonido de alguien vomitando. “No podrías liberar un cubículo para Nelson, ¿verdad?”
*** Por segunda vez en menos de una semana, Meg se reunió con Sanne en la entrada de ambulancias. En esta ocasión, sin embargo, Sanne se detuvo en un coche desconocido. Ella dio un rápido abrazo a Meg antes de ir a la ambulancia que había estado escoltando, y mientras esperaban a que sus puertas se abrieran, Meg aprovechó la oportunidad de mirarla. Estaba un poco arrugada, y su manga de la chaqueta rasgada, pero parecía lo suficientemente sana. “Puedo preguntar?” Meg dijo. “Fuimos a traer a un chico para un interrogatorio, pero él no lo tomó demasiado amablemente. Nelson recibió un par de golpes. No quería venir aquí, pero está sangrando como un cerdo.“ Meg la apartó hacia un lado. "¿Que hay contigo?" 166
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Estoy bien.” No sólo Sanne miró a Meg a los ojos mientras respondía, sino que la emoción la hizo saltar prácticamente en el lugar. Puso sus labios en la oreja de Meg y susurró, “Corrí detrás del tipo y lo arresté sola.” Su sonrisa extendida de oreja a oreja. El instintivo horror de Meg se convirtió rápidamente en orgullo. Ella pasó un brazo alrededor de los hombros de Sanne. “¿Cómo diablos hizo una cría como tú para lograr eso?” “Usé mis artimañas femeninas.” "Sí. En realidad no tienes ninguna de esas, amor.” Sanne inclinó la cabeza, considerándolo y luego concediendo el asunto. “De acuerdo entonces, lo perseguí en un montón de ortigas.” Mostró sus manos luciendo un amasijo de ronchas levantadas. “Supongo que no tienes alguna loción de calamina?” “Veré que puedo hacer.” Meg sonrió a Nelson mientras bajaba de la ambulancia, sosteniendo un trozo de gasa en la nariz. “La jefa insistió en que se hiciera un chequeo,” Sanne dijo. “Entonces lo llevaré de vuelta a la jefatura para que podamos ver la entrevista.” Meg asintió, pero sólo estaba captando palabras ocasionales, e incluso aquellas no estaban teniendo mucho sentido para ella. El regocijo había dejado las mejillas de Sanne rosadas, y las manchas verdes en sus ojos brillaban intensamente, una combinación que era muy bonita y extremadamente distrayente. Cuando ella sonrió a Meg sin razón, Meg tuvo que tener una firmeza consigo misma sobre el mantenimiento de su profesionalismo. “Cubículo cuatro,” dijo a los paramédicos, con toda la autoridad que pudo reunir. “Muy bien.” Meg respiró hondo, satisfecha de que nadie se había dado cuenta de nada. Captó la mirada de Sanne y rápidamente se corrigió, nadie excepto Sanne.
*** Incluso caminando por un pasillo de hospital ruidoso e iluminado, Sanne no podía confundir la expresión en la cara de Meg. Todo el mundo parecía estar 167
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
ajeno, pero hizo que los nervios que ya estaban tarareando gratamente comenzaran a cantar en coro a pleno pulmón. Cuando sacó su lengua para humedecer los labios que de repente se le habían secado, Meg arqueó una ceja hacia ella, haciéndola tropezar. “¿Estás bien?” La voz de Meg era ronca pero divertida. “Sí.” Alzando la vista, Sanne vio a Nelson y los paramédicos doblar una esquina y aprovechó la oportunidad para golpear el dorso de la mano de Meg. “Podrías comportarte?” Meg abrió mucho los ojos, fingiendo inocencia. “Me estoy comportando de una manera impecable.” “Eres incorregible.” “Puedo serlo también.” Al llegar al cubículo, Sanne observó a Meg volver al modo de médico, llevando a Nelson a través de una evaluación breve pero minuciosa. Envidiando su habilidad para compartimentar, Sanne se sentó en la esquina, donde sacó un folleto de una colección en la pared y comenzó a educarse sobre la otitis media. Estaba a medio camino de la sección de tratamiento, cuando un médico de aspecto joven asomó la cabeza por la cortina. “Siento interrumpir, Dra. Fielding, pero me preguntaba si necesitaba ayuda.” “Estamos a punto de terminar, gracias.” Meg hizo una seña a la mujer en el cubículo. “Lo siento, Emily, esta es Sanne Jensen. Creo que ya conoces a Nelson.“ “Sí, me tomó la declaración después de que Josie fue a cirugía.” Emily sonrió a Sanne y extendió una mano. "Encantada de conocerte." Su agarre era cálido y firme, y lo mantuvo un poco más de lo que Sanne creyó necesario. Era atractiva, en una especie de bien educada, ropa de diseñador, cabello perfecto y maquillaje de cierto estilo. No hizo que los nervios de Sanne cosquillearan, sin embargo. Sólo le hizo preguntarse si había alguna gente hetero en el NHS (Servicio Nacional de Salud) en estos días. El zumbido de teléfono de Sanne fue una bienvenida interrupción. Emily lo tomó como su señal para salir, y Meg la siguió para recoger los analgésicos de Nelson. 168
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne se inclinó hacia delante en su silla y aceptó la llamada. "Hola jefa." “Todo el mundo sigue vivo ahí?” Eleanor preguntó. "Vivo y coleando. Nelson tiene algún tipo de tampón metido en la nariz, pero se pondrá bien.“ "Bien. George y Fred llegaron aquí hace unos quince minutos, parecían muy tímidos.“ Sanne trató de no reírse. “Corrieron por el camino equivocado. Podría haberle pasado a cualquiera de nosotros.“ “Cualquiera de nosotros que no conoce su oeste de su este,” Eleanor dijo con sequedad. “De todos modos, te envío la foto policial de Ned Moseley. ¿Podrías hablarlo con Josie y averiguar si recuerda algo?” "No hay problema. ¿Lo estás entrevistando esta noche?” “Lo habíamos planeado, pero el bastardo realmente es alérgico a las ortigas. El médico le dio un antihistamínico, y está en una de las celdas de detención, durmiendo como un bebé.“ "Lo siento jefa." Eleanor se burló. “¿Por qué demonios lo sientes?” “Um. Por perseguirlo en las ortigas?” “No seas idiota. Vamos a dejarlo para la primera hora de la mañana, así que una vez que hayas visto a Josie y terminado tu informe puedes irte a casa.“ “Procedo,” Sanne dijo, pero la línea ya estaba muerta. Dejó caer su teléfono en el bolsillo y se giró hacía Nelson. “Parece que tenemos la noche libre.” El alivio se dibujó en su rostro magullado. Ella le palmeó el hombro. “Estate tranquilo, y veré donde está Meg.” Fuera del cubículo, comprobó la imagen que Eleanor le había enviado: una foto policial estandar de Ned que perfectamente retrataba su confusión en el proceso de fichaje. Con las mejillas manchadas de lágrimas y una expresión de abatimiento, apenas encajaba en el estereotipo de un secuestrador a sangre fría, aunque Sanne sabía que no debía dejarse engañar por las apariencias. 169
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Meg se acercó con las píldoras en una mano y un vaso de agua en la otra. “¿Qué tienes ahí?” ella preguntó. Sanne le mostró la foto. “El primer sospechoso Ned.” “Él es el que golpeó a tu compañero?” "Sí." “Y al que perseguiste en un callejón sin luz?” “Uh, sí.” Se pasó una mano por la parte posterior de su cuello. El marcador de altura junto a la cabeza de Ned indicaba que tenía seis pies y dos pulgadas. Meg tocó con los nudillos la barbilla de Sanne. “Oye, estoy aliviada de que saliste victoriosa, eso es todo.” “Yo también,” Sanne admitió. Después de la persecución, la realidad de los riesgos que había tomado estaba empezando a establecerse. Poniendo los pensamientos de un baño y cama fuera de su mente, se preparó para una o dos horas de trabajo. “Tengo que ir a hablar con Josie. Podrías traerle a Nelson un café?” "Por supuesto." “Dos azúcares.” “Sabes que me olvidaré de eso.” Su despreocupación hizo a Sanne sonreír. “Sí, sé que lo harás. Solo trata de no hacerle té.“
*** El médico de la ITU no estaba contento con la petición de Sanne para otra entrevista con Josie sólo unas horas después de la primera, pero a regañadientes dio permiso, junto con una severa advertencia de no provocar un estrés indebido. “Quince minutos,” él dijo, acompañándola a la habitación. “Ella comenzó fisioterapia esta tarde, y está agotada.” 170
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne toco por costumbre, esperando que Josie estuviera dormida o con compañía, pero estaba sola, mirando un libro que yacía sin abrir en su regazo. En algún momento durante el día, los vendajes habían sido retirados de la cabeza, dejando sus cicatrices quirúrgicas expuestas. “Hola.” Su saludo fue moderado. Probablemente se había dado cuenta que una detective sola, novata no estaría transmitiendo ningún acontecimiento significativo. “Hola.” Sanne se acercó hacia el lado de la cama. Entonces, a falta de una mejor apertura, “encajas en el aspecto sin vendajes.” Era una cosa tan tonta de decir que hizo a Josie sonreír. Se tocó la cerda de cabello nuevo. “Al parecer, soy una morena. No me acordé hasta que Helen me dejó tener un espejo.” Sus dedos se acercaron al borde de una herida suturada, pero se detuvo justo antes. “Pensé que lo habían cortado para la cirugía, pero fue él, ¿verdad?” No tenía ningún sentido mentir. Sanne necesitaba ganar su confianza. “Sí, lo cortó. No estamos seguros de por qué.“ Josie asintió, tragando repetidas veces como si algo estuviera bloqueando su garganta. Durante un rato mantuvo los ojos fijos en la puerta, pero cuando parecía segura de que no serían interrumpidas se volvió hacia Sanne. “Nadie me dirá mucho ni me hablará acerca de esta mierda. Seguiran trayéndome cosas — libros, revistas, el maldito Sudoku (juego matemático) — pero todo lo que puedo pensar es en Rachel y lo que él podría estarle haciendo. Y entonces pienso, y si está muerta? ¿Qué voy a hacer entonces?” Ella comenzó a llorar, balanceándose hacia adelante y hacia atrás en su esfuerzo por mantenerse en silencio y evitar alertar a los médicos. Sanne se sentó en la cama y la tomó de la mano, y Josie se aferró como si fuera lo único que le impidiera hundirse. “No debería haber corrido.” Su respiración palabras. “Debería haberme quedado con ella.”
se
enredó
entre
sus
“Ni siquiera sabías que ella estaba allí. Hiciste lo que cualquiera hubiera hecho en esas circunstancias. Te largaste cuando tuviste la oportunidad. ¿Crees que ella te culpará por eso?” Josie tosió y esnifó. Sanne liberó sus manos para pasarle un pañuelo. 171
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Ella podría.” Josie se limpió la cara, pero se estaba volviendo más tranquila, y su expresión se suavizó. “Es terrible para guardar rencores.” “Bueno, no creo que se aferre a éste.” Consciente de su plazo, Sanne sacó su teléfono. “Josie, llevamos a alguien para un interrogatorio esta noche. ¿Te sientes capaz de mirar su fotografía?” Eligió sus palabras cuidadosamente. Ned había sido arrestado por asalto, no como sospechoso de secuestro. Josie estudió la foto durante mucho tiempo, tocando la pantalla para volver a mostrarla cuando el tiempo se agotó. Sanne observaba subrepticiamente los monitores, pero no registraron señales de angustia, y la cara de Josie no revelaba nada. Eventualmente, permitió que la pantalla se cerrara y le devolvió el teléfono. “No creo reconocerlo.” Soltó una risa burlona. “Pero no puedo asegurartelo. Una amiga me envió un mensaje esta tarde, y Helen tuvo que recordarme quién era. Tuve un derrame cerebral después de despertarme la primera vez. ¿Te dijeron eso?” “No, nadie me lo dijo.” Sanne lo había adivinado, sin embargo. Josie estaba usando su mano derecha para todo, su izquierda tendida en una garra rígida en las sábanas de la cama. No era de extrañar que estuviera vacilante tan violentamente entre la ira y el dolor. Era un milagro que funcionara en absoluto. “La fisioteapia ayudará?,” Sanne preguntó, consciente de lo atenta que Josie estaba calibrando su reacción. Evitar la compasión y la conmoción parecía ser una buena táctica. Josie pasó su brazo malo en su regazo y lentamente desdobló su dedo índice. “Es mejor que nada, ¿verdad?” "Toda la razón. Eso es impresionante después de una sesión.“ Una sonrisa pareció atrapar a Josie desprevenida, y durante un par de segundos Sanne vislumbró a la joven que había escrito tarjetas postales sobre caer en los pantanos y ser perseguida por vacas. La sonrisa no duró, pero fue reconfortante saber que esa persona todavía estaba allí. “Probablemente deberías irte,” Josie dijo, cubriendo su mano izquierda con la derecha. "Debes estar ocupada." Sanne pensó en el informe que aún tenía que comenzar, el turno de catorce horas que le esperaba al día siguiente, y el de dieciséis horas que estaba 172
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
terminando. Luego miró a Josie, que estaba determinadamente estudiando las sábanas de la cama. “¿Quieres que me quede un poco?,” Preguntó. Josie asintió. Sanne se quitó el abrigo y lo acomodó sobre el respaldo de la silla. “Tengo que advertirte, sin embargo,” dijo, tomando una barra de Dairy Milk (chocolate) de su bolso y partiéndola en pedazos, “Soy una mierda en el Sudoku.” "Yo también. Creo que era mejor en la concentración antes de golpear mi cabeza. Bueno, debo haberlo sido, porque tengo un título en clásicos de la Universidad de Edimburgo. Primera clase, al parecer.“ “Sabihondos.” Sanne le ofreció un trozo de chocolate, sosteniéndolo pacientemente mientras Josie se esforzaba por agarrarlo con su mano izquierda. Se las arregló para enrollar sus dedos alrededor del trozo, pero luego se rindió y utilizó su mano buena en cambio. "El Dr. Maxwell dice que todo volverá a mí con el tiempo. La inflamación en mi cerebro está mejorando, y la mayoría de las primeras cosas están ahí. Sólo están confusas.“ Sanne se acomodó en su silla y cruzó las piernas en los tobillos. “¿Conociste a Rachel en la universidad?,” Preguntó. La cara de Josie se iluminó ante la mención del nombre de Rachel. "Sí. Ella estudiaba ciencias ambientales, pero las dos somos frikis del cine, así que nos conocimos a través de FilmSoc. Ella trabaja para National Trust ahora, y yo soy curadora en el Museo Nacional de Edimburgo. ¿Alguna vez has estado allí?" “No, no he estado.” Sanne en realidad nunca había estado en ningún sitio. Podría haberse permitido viajar al extranjero ahora, pero quedarse en casa parecía más amable con su madre. Pobre de ella si su mamá alguna vez averiguaba eso, sin embargo. “Debes venir para un fin de semana largo. Podríamos darte un recorrido. Arthur’s Seat (El asiento de Arturo) en Holyrood Park es —” Josie se detuvo de repente, dándose cuenta de lo que había dicho. Inclinó la cabeza, sus dedos enroscando la ropa de cama en un nudo. Cuando continuó, su voz era poco más que un susurro. “Helen suena igual que ella. Sus voces, sus acentos, son tan similares. Puedo cerrar los ojos, y es como si Rachel estuviera aquí en la 173
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
habitación conmigo. Helen me estaba leyendo antes, y me quede dormida pensando que todo estaba solucionado, que habías encontrado a Rachel y ella estaba bien. No quise nunca despertar. No podía soportar la idea de volver.“ Ella levantó la vista, y Sanne casi retrocedió ante la cruda angustia en su cara. No había nada que Sanne pudiera decir que no sonaría trillado o falsamente esperanzador. Ella puso su mano sobre el brazo de Josie y se quedó sentada en silencio durante un rato, escuchando a alguien tarareando desafinado en la habitación contigua y la gradual profundización de la respiración de Josie mientras empezaba a quedarse dormida. Medio dormida, Josie tanteó las sábanas. Sanne se las enderezó, jalando de la manta debajo de la barbilla. Josie se puso de lado y abrió sus soñolientos ojos. “Sanne?” Su voz era confusa con somnolencia. Sanne se acercó más. "¿Qué pasa?" “Por favor no le digas a Helen lo que dije.” “No le diré una sola palabra, lo prometo.” Sanne acarició con una mano el corto pelo de Josie. “Ella va a pensar que me he rendido con Rachel, y no lo he hecho. No lo he hecho.“ “Yo tampoco.” Sanne no podía hablar por el resto de su equipo, pero podía hablar por sí misma, y eso parecía ser lo suficientemente bien para Josie. Con la mano de Sanne aún en su frente, sus ojos se cerraron.
174
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO CATORCE Nunca segura de cuando estaría en casa, Sanne tenía un temporizador automático de luz en su sala de estar, pero, deteniéndose en la parte trasera de su casa esa noche, no se sorprendió al ver otra lámpara encendida en su estudio. Estacionó detrás del coche de Meg y tiró de su cuello más cerrado antes de hacer una carrera a través de la lluvia hacia su puerta trasera. Lo primero que vio cuando se desató las botas fue la botella de loción de calamina colocada en medio de su mesa. “Muy graciosa.” Ella sacó su lengua mientras Meg se asomaba por la puerta de la cocina. “Y llegas muy tarde.” Meg extendió la mano por el abrigo de Sanne. Tenía el pelo todavía húmedo por la ducha, sus manos calidas en donde tocaban la piel húmeda de Sanne, y olía a hierbas frescas de verano. Sanne cerró los ojos y apoyó la cabeza en el hombro de Meg. “¿Cómo estaba ella?,” Meg preguntó en voz baja. "Arriba y abajo. Me quedé durante una hora, al final. El doctor me echo cuando finalmente ella se durmió. No me puedo imaginar lo que debe ser para ella. Creo que no me quiero imaginar.“ “Shh.” Meg la silenció con un suave beso, sus labios haciendo el contacto más esencial. Sanne se acercó más, sintiendo que los labios de Meg se separaban y la punta de su lengua salía. Sonriendo ante la promesa tácita, tomó la cara de Meg con las dos manos. "Necesito darme una ducha." Meg giró la cabeza para poder besar la palma izquierda de Sanne. “Me necesitas como doctora o algo?” “No.” Sanne dejó escapar un suspiro, apartando su agotamiento y el estrés del día. "Solamente te necesito." Fue una ducha muy rápida, lo suficiente para lavarse el sudor de la persecución y la mugre del callejón. Encontró a Meg sentada en el centro de su cama, llevando una pijama robada y retorciéndose como un niño con un subidón de azúcar. Los grandes ojos de Meg siguieron la toalla mientras Sanne la dejaba caer al suelo. 175
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Parece que te has olvidado de la ropa,” dijo. Obviamente estaba nerviosa, lo cuál divertía mucho a Sanne. “Sí, creo que alguien la robó.” Sanne se subió a la cama y se arrodilló frente a ella. “¿Tienes alguna idea de quién podría ser el culpable?” “Uh, no?” Su respiración se aceleró cuando Sanne abrió el primer botón de su pijama, pero cuando Sanne no fue más allá, cambió su súplica. “Tal vez?” Eso le valió otro botón, y se retorció, al parecer sin humor para hacerse del rogar. “De acuerdo, de acuerdo, fui yo.” “Bueno, ese fue mi interrogatorio más fácil.” Sanne la besó en la frente. “Por favor, no cometas nunca un delito.” “No lo haré. Lo prometo.” Meg sacudió la cabeza fervientemente, gimiendo cuando la boca de Sanne encontró la suya. No había nada tentativo sobre este beso, y Sanne se ocupó del resto de los botones mientras sentía a Meg pellizcar su labio inferior. Abrió la camisa y usó un dedo para trazar una línea desde el hueco de la garganta de Meg hasta su ombligo. Meg chilló, su cuerpo sacudiéndose en respuesta a los nudillos de Sanne rozando la piel sensible de su abdomen. “Te emociona todo el tiempo,” Sanne susurró. “Sí, sí.” Meg se echó hacia atrás y trató de zafarse de sus pantalones de pijama en una serie de maniobras sin gracia y cada vez más complicadas. Hipnotizada por su completa falta de coordinación, Sanne la observó con eficacia arreglérselas. “Joder.” Meg se rió mientras Sanne besaba cada una de sus rodillas a su vez y luego liberaba sus piernas. Con un suspiro de satisfacción, Meg las dejó caer abiertas, tirando a Sanne sobre ella y besando lo que fuera a corta distancia. El tacto de la piel caliente contra la de ella hizo que Sanne temblara de anticipación. Tocó con su mano a través del pecho de Meg, sus dedos siguiendo un camino familiar que tomaba una marca de nacimiento pálida, la cicatriz ondulada de una apendicectomía de emergencia, y un poco de cosquillas en la parte superior de la clavícula de Meg. Debajo de ella, Meg se movió inquieta, instándola a bajar, así que sumergió la mano entre las piernas de Meg y la besó cuando jadeó. “Oh, Jesús.” Meg alzó las manos a los pechos de Sanne, provocando los pezones en picos mientras Sanne entraba en ella. 176
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Eso es muy distrayente,” Sanne murmuró, ralentizando el movimiento de sus dedos hasta que Meg gimioteó en protesta y dejó caer las manos de nuevo en la cama. Sin perder tiempo, Sanne se deslizó de nuevo en ella. “¿Así?,” Preguntó, sonriendo al asentir vigoroso de Meg. A la luz de la lámpara, la cara de Meg estaba húmeda de sudor, sus ojos entrecerrados mientras guiaba el ritmo de Sanne. Cuando se besaron, Sanne probó la sal y pasta de dientes de menta, antes de mover su boca para unirse a su mano, y la degustación única de Meg. “Maldito fuego infernal!” La cabeza de Meg golpeó en la almohada con un ruido sordo, y los dedos de los pies se curvaron en las sábanas. Su grito fue suficiente para hacer que Sanne se detuviera y levantara la vista. “Tan presa fácil,” dijo, sintiendo que las piernas de Meg se estremecían mientras se reía. “Por favor, deja de hablar.” El tono de Meg contenía más que un toque de desesperación. Sanne sonrió y por una vez en su vida obedeció las órdenes de su médico.
*** Con el tiempo perfeccionado por años de turnos de trabajo, Sanne despertó cinco minutos antes de la alarma y la apagó para evitar que molestara a Meg. Sintiendo el movimiento, Meg se acercó más, pero el surco arrugando de su ceño desapareció mientras su sueño se profundizaba de nuevo. Sanne metió las sábanas a su alrededor y se arrastró a regañadientes de la cama. Abrió la ducha de agua caliente, dejando que el agua golpeara sus músculos mientras intentaba averiguar cuales estaban rígidos de correr detrás de Ned y cuales estaban adoloridos por Meg. Justo en ese momento, la puerta del baño se abrió. “Oh Dios, me rompiste,” Meg dijo, cojeando al inodoro. Sanne cerró el grifo antes de que la descarga del inodoro pudiera convertirlo en un goteo. “Si deseas hacer una queja, te puedo dar una dirección.” Ella agarró su toalla y comenzó a frotar su cabello. “Es el número cinco, Tú-lo-comenzaste Road.”
177
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Meg se rió y se acercó para plantar un beso húmedo en los labios de Sanne. Entonces, como si lamentara su prisa, le dio un beso mucho más a fondo. "No. No. Llegaré tarde…" La resistencia de Sanne se perdió en algún lugar en medio de la lengua rodeando su pecho y los dedos deslizandose entre sus piernas. Incapaz de hacer mucho excepto mantenerse en pie, dejó que Meg la guiara de nuevo en la ducha. El agua ya estaba caliente cuando Meg la volvió a abrir. Sanne se estremeció de placer mientras caía en cascada sobre ella y Meg arrastró besos por su torso. “Estaré en un gran problema,” susurró, levantando la cabeza en el chorro y tratando de no hiperventilar. Sintió que las manos extendían más sus piernas, sintió un calor entre ellas que no era del agua, y renunció a pensar en otra cosa excepto lo que Meg le estaba haciendo. En cuestión de minutos, se corrió fuerte y rápido, sus manos deslizándose por el cristal mientras buscaba algo para agarrarse. Meg la atrapó, manteniéndola firme hasta que los temblores se detuvieron y luego acunandola hacia el suelo. Alcanzó una franela desechada para secar la cara de Sanne. “Creo que podría necesitar aprender el autocontrol,” dijo. “¿Dónde estaría la diversión en eso?” Sanne se acurrucó contra ella. No quería moverse, no quería abrir la puerta de la ducha y dejar entrar el día. En lugar de eso, entrelazó los dedos de Meg con los suyos y se preguntó cuánto tiempo pasaría antes de que el agua se enfriara.
*** Con la mayoría de los detectives siguiendo pistas o entrevistas, la oficina EDSOP estaba en silencio por una vez. El golpeteo de la lluvia en la ventana y el ritmo de la mecanografía cuatro adelante, dos atrás de Nelson eran los únicos sonidos que rompían la paz. Masticando el último bocado de su almuerzo tardío, Sanne enderezó su espalda para aliviar una torcedura y envió otro informe completo a la impresora. Aunque hubiera preferido observar la entrevista de Ned Moseley, había pasado la mayor parte del día en Halshaw, terminando las investigaciones allí, y se había 178
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
resignado a ver la grabación en su propio tiempo. En el escritorio de enfrente, Nelson se tragaba en seco dos analgésicos y entrecerró los ojos como si la luz le lastimara los ojos. “Deberías irte a casa,” ella dijo. “Nadie esperaba que estuvieras hoy.” "Gracioso. Eso es lo que me dijo Abeni.“ “Habla con mucho sentido, tu esposa.” Cliqueó abriendo un nuevo correo electrónico encabezado Análisis de la cuerda, su atención ya desviada por los detalles. La cuerda utilizada para atar a Josie había sido una de tipo utilidad multiuso de 10 mm, ampliamente disponible en tiendas de bricolaje, automóviles, y navegación. Incluso podría ser comprada a través de Amazon. Ya que había varios clubes de vela y una multitud de granjas de la zona, los oficiales que intentaban rastrear a los compradores locales no estaban avanzando mucho. Una repentina intrusión de voces animadas en el pasillo hizo que Sanne levantara la cabeza. Intercambió una mirada intrigada con Nelson, reconociendo una de las voces como la de Eleanor, pero incapaz de distinguir las palabras. “Supongo que la entrevista ha terminado,” ella dijo. Podía oír a Carlyle ahora. Como entrevistador Nivel Tres, había sido seleccionado para interrogar a Ned junto con Eleanor. “Parece que alguien está feliz,” Nelson dijo. La puerta se estampo de golpe contra la pared cuando Carlyle entró en la oficina. Evidentemente satisfecho de sí mismo, recogió su maletín de su escritorio y salió de nuevo con el balanceándolo a su lado. Justo adentro de la puerta, Eleanor lo vio marcharse. Sanne esperó a que sus pasos se desvanecieran. “¿Cómo te fue, jefa?” Eleanor parecía cansada, pero había algo de la chispa habitual en sus ojos. En lugar de responder directamente, colocó un dispositivo de memoria en el escritorio de Sanne. “Me gustaría tu opinión, sin perjuicios. Estamos buscando una extensión de la CPS. (Fiscalía General del Estado)“ Con eso, los dejó solos otra vez. La puerta de su oficina se cerró, y un teléfono que había comenzado a sonar se quedó en silencio. Sanne cogió su taza y tendió la mano por la de Nelson. “Creo que vamos a necesitar un té con esto,” ella dijo. 179
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** Ned Moseley no parece saber qué hacer con las manos. En los primeros cinco minutos de la grabación — mientras Carlyle se presentó a si mismo y a Eleanor, y explicó la estructura de la entrevista — él se había sentado en sus manos, se las metió bajo sus axilas, y luego las había escondido en las mangas de su sudadera emitida por la policía. Quince minutos más tarde, él estaba masticándose las uñas y tirando de la piel suelta alrededor de sus cutículas. Su abogada, una mujer con un trabajo de tinte barato que probablemente estaba acercándose al retiro, parecía como si pudiera jalarlo de la oreja si seguía inquieto. “No sé,” él siguió murmurando. "No lo sé…" Inclinándose más cerca de la pantalla, Sanne ajustó el volumen. La libreta delante de ella todavía estaba en blanco. Carlyle, al parecer dispuesto a hacer que Ned se retorciera, apenas había comenzado el interrogatorio. “No lo sabes?,” él repitió. “No sabes por qué atacaste a un detective y huiste de tu casa?” Sin comprender el escepticismo de Carlyle, Ned sacudió la cabeza con seriedad, con la uña del pulgar tocando en sus dientes. “¿Tus acciones tienen algo que ver con esto?” La masticación de Ned se hizo vacilante mientras miraba la bolsa de pruebas que Carlyle deslizó hacia él. Encorvado junto a Sanne, Nelson señaló la pantalla. “¿Eso es un porro?” Sanne inclinó la cabeza en un ángulo. No ayudó, por lo que pulsó pausa y amplificó en la bolsa. “Sí,” ella dijo. “En lo personal, si estuviera viendo Emmerdale también querría ser apedreada.” "Buen punto." Cuando reinició el video, Ned estaba sentado en sus manos otra vez, con el rostro pálido y brillante de sudor. “Estaba fumando en mi propia casa. Eso no es un crimen.“ 180
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Háblame de tu trabajo en Rowan Cottage.” El cambio de tema de Carlyle fue deliberado, ignorando el porro y la floja comprensión de Ned de la ley, y funcionó. Desconcertado, Ned tartamudeo, un músculo de la mandíbula se sacudió. “Soy como un cuidador,” dijo al fin. “Tengo las llaves, y voy y arregló cosas cuando la Sra. Martindale me indica.” “¿Cuándo fue la última vez que fuiste allí?” Sanne observó como los ojos de Ned se movían a la cámara y de regreso. Él debió de haber sabido que habrían hablado con la Sra. Martindale, y la gravedad de su situación parecía estar comprendiéndose en él. Tomó un trago de agua, casi golpeando el vaso cuando lo bajó. “Hace unos diez, tal vez doce días. Una de las chicas dijo que el lavabo estaba goteando —”Al darse cuenta de lo que acababa de revelar, cerró la boca. Su pecho se alzaba mientras trataba de regular su respiración. “¿Las conociste, Ned? Estaban Josie y Rachel allí cuando fuiste a la cabaña?” Fue Eleanor quien habló, manteniendo su voz tranquila y controlada, en contraste directo con el joven al otro lado de la mesa. Mientras ella decía cada nombre, colocó las fotografías de las mujeres al lado de la otra en la mesa. Ned asintió miserablemente. “Me hicieron un té.” “¿Hablaste con ellas?” Él frunció el ceño, jugando con el borde de la foto de Josie. "No mucho. Iban a salir. Me preguntó si conocía algunos buenos pubs, así que les dije que el Crown y Anchor hacían las mejores salchichas y papas fritas. Fueron amables. Me dijeron que podía agarrar panecillos.“ Sanne balanceó la silla hacia atrás, equilibrando con ambas piernas mientras consideraba la respuesta de Ned. Él se había relajado gradualmente a medida que hablaba, calentándose en su tema y sin mostrar ningún indicador de estrés o subterfugio. Había una inocencia en sus frases cortas y simple dicción que parecía auténtico, al igual que las lágrimas que llenaron sus ojos cuando Carlyle arrojó dos nuevas fotos de Josie. “Esas son desagradables,” él susurró, tratando de cubrirlas con las manos, antes de voltearlas boca abajo. Una era de los páramos, la otra de la ITU. 181
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“¿Por qué no te presentaste a la policía cuando Josie fue encontrada?” Carlyle expresó la pregunta como una acusación. Ned miró a Eleanor y a su abogada, como si les rogase que intervinieran, pero Carlyle no había terminado. “La conociste, hablaste con ella, pero no le dijiste a nadie.” “No lo sabía! No sabía que era ella! ¿Cómo podría, cuando estaba toda echa un desastre así?” Tratando de enfatizar su punto, empujó las fotos de nuevo hacia Carlyle, quien las tomó y las estudió con calma. “¿Qué te hizo decidir ayudar en la búsqueda?,” Carlyle preguntó. Ned tomó aire para responder, pero Carlyle no esperó su respuesta. “¿Es así como lo consigues, Ned? Guiando a todo el mundo de un lado a otro? Viendo a la policía perseguir tus pistas, y sabiendo que habías movido a Rachel y no dejaste nada para que nosotros encontraramos?” Ned sacudió la cabeza repetidamente, su expresión llena de horror. Por un momento, Sanne pensó que podría estar enfermo, pero él limpió las lágrimas de su rostro y logró contestar. “Quería ayudar a averiguar quién le hizo eso a esa chica. Veo mucha tele, así que pensé que sería bueno para encontrar pistas, y ayudé a encontrar esa cuerda. Pregúntale a la detective Sanney.” Él terminó con una nota indignada, como si le molestara que su contribución se pasara por alto. La sonrisa de satisfacción que se extendió por la cara de Carlyle hizo que Sanne se escalofriara. “La tele no es todo lo que te gusta mirar, ¿verdad?” Ned se puso rígido, cada pulgada de él en guardia. Sanne miró a Nelson, que se encogió de hombros, aparentemente tan confundido como ella. En la grabación, Carlyle había abierto una carpeta de plástico y cuidadosamente sacó una serie de revistas, a lo que añadió una pequeña pila de discos plateados y los estuches de cuatro DVDs. Ned cerró los ojos, y Sanne sintió ganas de hacer lo mismo. Aunque dada la calidad granulada en la pantalla de la computadora, todavía era posible distinguir la naturaleza violenta de la pornografía y los títulos de los DVDs dejaban poco a la imaginación. “Sabemos que estos son tuyos, Ned,” Carlyle dijo en voz baja. “Los encontramos en tu casa.” 182
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Ned tragó, su nuez subiendo y bajando mientras su garganta se movía. Parecía a punto de intentar una negación, pero no dijo nada. Sanne se sentía tan aturdida como él parecía. Ella había sido absorbida por su cara en blanco y sus respuestas infantiles, casi hasta el punto de sentir pena por él. Ahora se encontraba preguntándose exactamente lo que él era capaz de hacer y cuán consumado actor podría ser. Ella parpadeó, reenfocando sus ojos, cuando Carlyle comenzó a hablar de nuevo. “Cuéntanos lo que has hecho con Rachel.” Su tono era suave y persuasivo. “Las cosas te resultaran mucho mejor si nos dices dónde está.” Inconsciente de los mocos fluyendo de su nariz, Ned dejó escapar un solo sollozo y giró la cabeza, negándose a reconocer lo exhibido sobre la mesa. Cuando su abogada le puso una mano en el brazo, él gritó como quemado. “Me gustaría pedir un descanso,” ella dijo, y segundos después, la grabación se detuvo. Sanne minimizó el vídeo y se quedó mirando el fondo de pantalla durante unos segundos, sacando comodidad de la imagen de Peak District cubierta de profunda nieve. “No lo vi venir,” Nelson dijo con un considerable euferismo. “Yo tampoco.” Sanne dio golpecitos con el ratón, haciendo que el cursor saltara. Había algo acerca de la reacción de Ned a la pornografía que se sentía raro, aunque no podía poner su dedo en ello. “No es de extrañar que Carlyle parecía tan petulante.” “Supongo que tiene que hacer algo bien de vez en cuando, y él hizo un buen trabajo allí.” “Sí, lo hizo,” dijo. Mientras Nelson alcanzaba su chaqueta, ella comprobó el reloj, sorprendida de que fuera tan tarde por la noche. “Te vas?” El asintió. “Escribiré mis impresiones en casa y las enviaré por correo electrónico. Tú?” Un clic de su ratón volvió a abrir el video. Ella sobre reproducir. “Creo que me quedaré por un rato,” dijo.
flotaba el cursor
183
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** Con cada hora que pasaba, la escritura de Sanne se deterioraba. Las claras, exactas formadas letras se convirtieron en un garabato, y su mano estaba acalambrada cada pocos minutos. Había revisado la entrevista de Ned en su totalidad y luego la pasó varias veces más, tratando de desacreditar o añadir peso a sus reacciones iniciales. Desde un punto de vista circnstancial, las cosas no se veían bien para él. Por su propia admisión, había estado en contacto con las dos mujeres. Él se había ofrecido para ayudar en la búsqueda y se jactaba de sus conocimientos forenses. De acuerdo con los Clegg, había faltado dos días al trabajo durante el período que las mujeres habían desaparecido, y su paradero en ese momento no podía ser explicado. El cannabis (marihuana) demostró que tenía acceso a sustancias ilegales y la pornografía encontrada en su domicilio implícaba una fascinación por el sexo violento y no consensuado. Sanne había etiquetado ‘resistencia a una petición razonable para una entrevista’ y ‘poner a un detective en el hospital’ en el final de su lista, pero esos parecían casi incidentales en comparación. Sus ojos se sentían arenosos, y el dolor en su espalda se había extendido a su trasero y los muslos. Suspirando, cambió el marcador a 32 minutos y 57 segundos y reinició la grabación. Por ahora, sabía exactamente cómo se desarrollaba la secuencia de los acontecimientos: Ned desvió la mirada y se apartó de la mesa, el estrés haciendo un florido arrebato arrastrandose hasta la garganta. Cuando habló, su voz era ronca y temblorosa. “Esas son desagradables.” Saltando adelante a 38 minutos y 12 segundos, lo vió reaccionar a la pornografía exactamente de la misma manera. Su expresión facial, su arrebato, y la forma en que su cuerpo retrocedía reflejaban su respuesta a las imágenes gráficas de Josie. En ambos casos, su repulsión parecía instintiva, y el malestar que Sanne había sentido al verla por primera vez se estaba desarrollando en auténtica duda. Dio una palmada en el ratón, minimizando el video, cuando vio a Eleanor acercarse a su escritorio. “Te quedas un poco más tarde, y también puedes dormir aquí,” Eleanor dijo. Sanne volteó la libreta a una página en blanco antes de que Eleanor estuviera lo suficientemente cerca para leerla. “Sólo estaba guardando cosas. Lo terminaré mañana.” Ella dejó caer la libreta en su bolso, con la esperanza de que eso pudiera desalentar a Eleanor de hacer preguntas. Ella no quería decir lo que pensaba. No quería ser la que socavara lo que parecía ser un avance 184
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
significativo en el caso, particularmente cuando no estaba segura de estar en lo cierto. “Los CPS están felices. Nos han concedido una prórroga de veinticuatro horas.” Eleanor hizo un gesto hacia la pantalla de la computadora. “¿Cuántas veces has visto eso?” Sanne lentamente cerró la cremallera de su bolsa. “Unos cuantas,” dijo, su corazón aprehensivo. Eleanor se sentó pesadamente en la silla de Nelson, eliminando la diferencia de altura entre ellas. “No te parece que sea un genio criminal, ¿verdad?” “En realidad no.” El cierre llegando a su final parecía como una señal. Dejó a Sanne sin nada que hacer excepto enfrentar la situación. “Circunstancialmente, todo se ve muy bien, pero cuando lo estudias adecuadamente, su lenguaje corporal, sus expresiones y reacciones, simplemente parecen equivocadas. Y esa cuerda en el páramo, no la encontró. Él encontró una oveja muerta que estaba cerca, y estaba tan emocionado por ello.“ “Es todo lo que tenemos en este momento, Sanne.” Eleanor hizo que sonara como una advertencia. “Y no creo que sepamos lo suficiente todavía como para descartar la evidencia de las manos. Sólo hemos arañado la superficie en términos de entrevistarlo. Los jefes están complacidos, la prensa se está poniendo de nuestro lado, y necesito que mi equipo me respalde.” Sanne asintió y se odió por ello, pero Eleanor parecía igualmente incómoda de tirar del rango.
Decidiendo que no podía empeorar las cosas, Sanne abordó un tema que la había estado preocupando desde el arresto de Ned. “Si realmente ha hecho esto, y lo mantenemos bajo custodia durante cuarenta y ocho horas seguidas, que pasará con Rachel, suponiendo que todavía este viva?” La pregunta hizo que Eleanor hiciera una pausa. Abrió la boca para responder y luego la cerró de nuevo para considerarlo. “Él nos dirá dónde está,” dijo finalmente, pero debió de haber sonado insuficiente incluso para sus propios oídos, porque se frotó el puente de la nariz. "Deberías ir a casa. Tenemos una 185
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
orden para registrar la tierra alrededor de donde va a pescar, así que te necesitaré mañana temprano.“ Tan pronto como la puerta de la oficina se cerró, Sanne se cubrió la cara con las manos. “Reprimenda de mierda,” susurró.
*** No había luz en la ventana del estudio y ningún otro coche estacionado afuera de la cabaña. Frunciendo el ceño ante la sensación desigual del manejo mientras entraba en el camino de entrada, Sanne hizo una nota mental para revisar sus neumáticos a la luz del día. El viento se había fortalecido, azotando hojas sueltas y ramas a través de la grava, y tuvo que patear la puerta del coche para abrirlo completamente. Cuando entró en la cabaña, la cocina estaba fría, el crujido del techo bajo la fuerza de la tormenta dandole un aire misterioso. Buscó a tientas la luz, disipando lo espeluznante con el chasquido de un interruptor. Cuando su visión se ajustó, vio la botella de loción de calamina todavía colocada en la mesa y dos juegos de platos de desayuno en el escurridor. Meg debe haberlos lavado antes de irse. Cada movimiento entorpecido por la fatiga y una punzada poco familiar de la soledad, Sanne apiló la vajilla y la guardó. Tenía hambre, pero no podía reunir la energía para hacer algo, así que abrió un paquete de galletas y llenó la tetera. Mientras esperaba a que hirviera el agua, su vista se desvió al teléfono, y tuvo que aplacar el impulso de llamar a Meg. En cambio, se metió una galleta entera en la boca con la esperanza de que una subida de azúcar eliminaría su estado de ánimo sentimental. La primera galleta falló en producir una cura milagrosa, trató con una segunda y una tercera, bajandolas con el té. Con medio paquete y dos tazas dentro, estaba más inclinada hacia la contemplación que a la autocompasión, y capaz de aceptar que a veces extrañaba venir a casa con Meg. Aunque le encantaba tener independencia y su propio espacio, después de un día como hoy habría sido reconfortante saber que no iba a pasar la noche sola. “Tal vez debería conseguir un gato,” dijo, desesperada por su hábito de hablar consigo misma. Por lo menos, un gato la haría sentirse menos loca. Aún jugando con la idea, sumergió otra galleta, esperando hasta el último momento antes de rescatarla. Dos chipas de chocolate escaparon y flotaron encima de su té. “Vengan aquí, pequeños mocosos.” Usando una cuchara, las sacó. Mientras se fundían, dulce y caliente en su lengua, otra punzada — está mucho más 186
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
agradable que la primera — le recordó está mañana. Ella sonrió, sintiendo que sus oídos se ponían calientes. A pesar de que de vez en cuando codiciaba una relación más convencional, había claras ventajas en una no oficial e impredecible. Mojando una última galleta en honor de Meg, trató de decidir si podía molestarse teniendo una ducha. Sonrió mientras subía las escaleras. Otro de los beneficios de vivir sola: nadie se quejaba si ibas a la cama sucia.
187
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO QUINCE Se sentía como un baile, aunque extraño. El palo crujía a través de la hierba, más hierba, la hierba ligeramente más larga, y luego golpeó un objeto sólido, haciendo que Sanne cayera de rodillas. Durante unos tensos segundos, cavó alrededor en la maleza, hasta que encontró un trozo de metal o una caja de plástico que alguien había arrojado a la maleza, y la rutina comenzaría de nuevo. A su izquierda, Nelson maldecía mientras las zarzas se enrededaban alrededor de sus piernas. A su derecha, una línea de detectives y oficiales uniformados, todos haciendo el mismo avance lentamente, extendiendose al ancho del campo contiguo a la reserva. El viento azotaba a través del gran cuerpo de agua, conduciendo fuerte llovizna ante sí y haciendo difícil la conversación. La línea se acercaba a una zona boscosa, y Sanne observó los árboles con aprensión. Encontrar algo significativo en el campo había sido poco probable, pero el bosque era un lugar mucho mejor para ocultar un cuerpo. Nelson le tocó el brazo, haciéndola saltar y soltar su palo. Usando su pie, lo apalanco para que pudiera agarrarlo. “Lo siento,” él dijo. “Parece que estamos tomando un descanso antes de dirigirnos allí.” Asintió hacia los pinos meciéndose en el viento. “Correcto.” Ella escrudriñó alrededor por un lugar seco para sentarse, antes de dejar y estirar la bolsa de plástico que siempre guardaba en el bolsillo de la chaqueta de senderismo. Nelson se sentó con ella y le ofreció un paquete de papas fritas. “Estás callada hoy. ¿Tarde en la noche?" “Bastante tarde.” No había dormido bien. Cada vez que había cerrado los ojos, había oído gritar. Había tardado horas para convencerse de que el ruido era solamente la tormenta, chillando alrededor de los aleros. Ella arrugó el paquete a medio terminar y lo metió en su mochila. “Vi a Eleanor antes de salir de la oficina.” "¿Y?" “Y le dije que no estaba segura acerca de Ned Moseley.” Se limpió los dedos grasientos en la hierba, saboreando la sensación de los tallos fríos en lugar de mirarlo a los ojos. Ella y Nelson fueron los que habían levantado las sospechas iniciales sobre Ned y habían sido fundamentales en su detención. Ahora sentía que su falta de convicción estaba dejando su compañerismo caer. 188
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Hablé con uno de los muchachos de SOCO esta mañana.” Nelson hizo su paquete en una bola apretada, y sus dedos todavía estaban apretados alrededor de ello mientras continuaba. “Le habían escargado la tarea de registrar esa pornografía que encontraron, después de que el primer tipo al que se lo pidieron perdió su desayuno sobre ello. La mayor parte es importada de Europa del Este, y él dice que es la peor que hay. Si Ned se divierte en esa clase de cosas, no se sabe lo que pudo haberle hecho a esas chicas. Está enfermo, San. No te dejes engañar por su pequeño acto de pequeño niño perdido.” Él le ofreció una mano y la ayudó a levantarse. “Probablemente tienes razón,” dijo. Luego, más tranquila, sus ojos fijos en la línea de árboles, “¿Crees que todavía está viva?” En su visión periférica, ella vio el leve movimiento de cabeza. “Creo que la mató la noche en que la sacó de esa cueva.”
*** El grito hizo que los vellos se levantaran en la nuca de Sanne. Congelada en su lugar, se esforzó por identificar más lejos los llamamintos en medio del ruido de los árboles que estaban haciendo en el reforzamieno del viento. En las horas que habían transcurrido desde el almuerzo, había rastreado su pedazo de bosque designado, tropezando con las raíces ocultas y gruñendo ante maleza retorcida. La tensión continua le había dado un dolor de cabeza palpitante, pero había encontrado aún menos entre los árboles que en el campo, y ahora la luz estaba empezando a fallar. La voz de un desconocido crujió en su auricular. “Hemos encontrado una especie de cabaña, y huele asquerosamente rancio. Solicitar EDSOP y SOCO. Cambio.“ Una oleada de detalles seguió, incluyendo las coordenadas. Sanne oyó a Nelson gritar su nombre. Sus manos húmedas alrededor de la madera, llevó su palo al suelo para marcar su lugar, antes de escoger su camino en su dirección. Cada paso que daba se sentía pesado, como si fuera una prisionera condenada haciendo su recorrido final. Le recordó tomar el largo camino de regreso de la escuela para que su padre pudiera estar en el pub antes de llegar a casa. A menudo se había caído en el pasillo, cansada y helada, pero aún así se sentía victoriosa porque había visto a través de la ventana que la televisión en la habitación de él estaba apagada.
189
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Al darse cuenta tardíamente que Nelson se había quedado atrás para esperarla, se puso a caminar con él. Él no le preguntó si se encontraba bien. Ella sabía que una mirada a su cara habría respondido a esa pregunta. Por delante de ellos, un grupo de hombres se agolpaba cerca de una choza de madera apenas del tamaño de un cobertizo de jardín. Su acabado rugoso implicaba que había sido construida en el lugar utilizando la madera del bosque, y dos grandes arbustos de acebos le dieron un excelente camuflaje. “Destinada para no ser encontrada, ¿verdad?,” ella murmuró. El bosque era propiedad privada, y la falta de basura y pistas sugerían que pocas personas entraron sin autorización. Nelson hizo un gruñido de asentimiento mientras entraba en un sendero entre los helechos. Diez yardas más adelante, el olor la alcanzó, un hedor insidioso, asqueroso de putrefacción que golpeó la parte posterior de la garganta con tal intensidad que sintió como si estuviera masticándolo. “Jesús,” Nelson dijo, sujetando la manga por la nariz y la boca. Siguió caminando, aunque con más cautela, y Sanne se obligó a seguir, tratando de acostumbrarse a la peste antes de que tuviera que tratar con sus colegas. “Está cerrada, pero acabamos de hablar con el propietario del terreno,” Scotty Ramsden le dijo, tan pronto como ella y Nelson estuvieron al alcance del oído. En contraste con la naturaleza en ruinas de la choza, el candado asegurando su puerta era nuevo. “Para su conocimiento, los únicos edificios en esta zona de la finca son refugios de pesca y graneros más cerca del lago. Él nos dio permiso para abrirla. Todo el mundo de acuerdo con eso?” Él hizo que la pregunta sonara en general, pero miró a sus colegas de EDSOP para su consenso. "De acerdo, entonces. ¿Cómo demonios vamos a entrar?” En ausencia de arietes y palancas, la fuerza bruta era la única opción. Parada a un lado, Sanne observó a Nelson y Jay Egerton cargar con el hombro contra la puerta. Se estrellaron en ella dos veces antes de que una tabla en el centro se astillara, lo que les permitió quitar la mitad de la madera. Un enjambre de moscas negras se precipitó a través de la brecha, y Jay retrocedió, girándose para vomitar en el arbusto más cercano. Sin darse tiempo para pensar, Sanne fue hasta estar hombro con hombro con Nelson. Conteniendo la respiración, alumbró su linterna junto a la suya.
190
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“El guardabosque tomó la ley en sus propias manos?” él dijo en voz baja, y ella asintió con la cabeza, demasiado aliviada como para enojarse por la carnicería frente a ella. Al otro lado de la habitación, un exceso de moscas se arrastraba a través de una gruesa mesa con sangre, tripas, y manchas de la piel. Las pieles de zorro colgaban de clavos en las paredes, y los cadáveres de un gavilán y un azor habían sido arrojados a un rincón. Las trampas y cepos estaban cuidadosamente apilados en la mesa, junto con una caja de madera, que Nelson atrajó hacia él y la abrió para encontrar un juego de cuchillos de carnicero. Cada pulgada de la habitación era visible, y no había ninguna señal de Rachel. Dejando a Nelson para llamar en el hallazgo y decidir si eran necesarios los forenses, Sanne tropezó lejos de la choza. Una mosca se arrastró por su mejilla. La golpeó con los dedos entumecidos y luego se frotó la piel con el puño. Las náuseas amenazaban con avergonzarla, así que encontró un lugar escondido detrás de una piedra y se dejó caer al suelo, abrazando sus rodillas contra el pecho y esperando que la náusea desapareciera. Poco a poco, su estómago se asentó, pero el olor parecía haber penetrado en sus poros, su pelo, y la tela de su ropa, haciéndola sentir sucia. Se levantó y usó el agua de lluvia acumulada en una concavidad en la roca para limpiarse la cara y las manos. Con los olores de musgo y tierra contrarrestando el de la putrefacción, volvió sobre su ruta anterior, buscando donde había dejado su palo. Justo cuando llegó al lugar, su radio zumbó, la pantalla mostrando el número de Nelson. “Sólo comprobando.” La voz de él era suave con preocupación. "Estoy bien. Estoy de vuelta en mi zona.“ "Yo también. Si sonrío, podrías ser capaz de verme.“ Ella se rió. "Idiota. Terminamos el día pronto?” “Creo que tendremos que hacerlo. Estás lista para ir a casa?” “Sí.” Ella se apoyó en su palo y lo utilizó para sostenerse. “Si nunca regreso aquí, será demasiado pronto.”
*** Sanne dejó caer su teléfono en la parte superior del bolso y golpeó la cabeza contra el asiento del conductor. 191
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Según Joan Cotter, Geoff estaba sin trabajar con un virus estomacal, y los trabajos en el taller se estaban acumulando rápidamente, lo que significaba al menos otra semana de conducir con los neumáticos que apenas se agarraban al camino. Después del día que había tenido, la perspectiva de encontrar otro lugar para tratar con ellos parecía demasiado esfuerzo, sin embargo, así que escribió la fecha sugerida por Joan en su diario. Como si decidiera empujarla sobre el borde, su teléfono sonó en el instante en que giró la llave en el encendido. Dejando el motor en marcha por el calor, apagó los limpiaparabrisas, y la lluvia oscureció su vista en cuestión de segundos. Aunque el número en su pantalla había sido desconocido, reconoció la voz de pánico en el extremo de la línea. “Sanne?” “Hola, Josie. Todo bien?” No hubo respuesta, pero Sanne podía oír a Josie sollozando en frenéticos estallidos. “Josie, escúchame. No puedo ayudarte si no me dices lo que está pasando. ¿Estás sola?” “Sí, yo no ...” Josie se apagó, exhalando su aliento sobre la línea. “No puedo hablar con mi mamá o Helen sobre esto.” “Habla conmigo, entonces.” Una ráfaga de viento sacudió el coche. Sanne miró hacia los árboles balanceándose que rodeaban el pequeño estacionamiento, y estaba a punto de echarse en reversa fuera del peligro cuando Josie comenzó a hablar. “Vi las noticias. Todo el mundo ha estado tratando de impedir que las vea, y nunca me traen periodicos, pero tengo mi teléfono, y el internet funciona aquí, así que sé que él todavía está en custodia.“ Estaba llorando otra vez. “¿Qué le pasará a Rachel si lo mantienes ahí? Nadie ha pensado en eso? Ella va a morir si no te dice dónde está. Por favor, Sanne, tienes que hacer que te diga dónde está. Por favor no dejes que la deje sola. Oh Dios, ella estará tan asustada.” Era la súplica de un niño, sin esperanza y poco realista, y marcada por el tono agudo de una alarma. “Mierda,” Sanne susurró, muy consciente de lo que había sucedido la última vez que Josie se había puesto tan angustiada. “Josie? Josie, dime algo, amor.“
192
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
No hubo respuesta. A pesar de los repetidos intentos, Sanne no pudo obtener una respuesta. Finalmente, en desesperación, terminó la llamada. Al no conocer el número de la ITU, seleccionó el nombre en la parte superior de su directorio en cambio. Meg respondió al segundo timbrazo.
*** El rápido golpe de las botas de Sanne resonó en el pasillo casi desierto. Una joven enfermera se giró para mirar fijamente, cuatro cajas de cartón apiladas precariamente entre sus manos y la barbilla. Tratando de no parecer una fugitiva de la sección psiquiátrica, Sanne le dio un gran rodeo y se dirigió hacia las escaleras. Ella golpeó la puerta de la escalera con ambas manos y tomo los escalones de tres a la vez. Su imaginación había estado trabajando horas extras mientras salió a lo largo de Snake Pass, pero encontró a la ITU en su habitual estado de tranquilidad, y la enfermera en el mostrador le agitó la mano sin verificar su identificación. La habitación tres también estaba tranquila, con todas menos una de sus luces apagadas y el sonido de una respiración profunda y regular diciéndole que Josie estaba dormida. Sentada cerca de la cama, Meg estaba sujetando los dedos de Josie. Ella sonrió mientras Sanne se acercaba. “¿Está bien?,” Sanne preguntó. El equipo de monitoreo había sido reducido desde su última visita, pero los números en las máquinas restantes eran de un verde tranquilizador. “Está mejor de lo que estaba cuando llegué aquí,” Meg dijo. “Un anciano acababa de ser detenido, lo que significaba que la mitad del personal estaba saltando arriba y abajo sobre él, y nadie había notado que Josie tenía un colapso. Avisé a Max cuando subía. Él vino y le dio un sedante suave, y estaba tan hecha polvo que la dejo inconsciente en cuestión de minutos. Le dije que venías, pero probablemente no lo recuerde.” Sanne pasó una mano temblorosa por la cara y se hundió en la silla más cercana. Se inclinó, apoyando su cabeza sobre sus brazos cruzados. Hubo un crujido, seguido de un ruido sordo, y abrió los ojos para ver un cuenco de vómito situado estratégicamente junto a sus pies. “No creo que vaya a necesitar eso,” murmuró. 193
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Meg cogió su muñeca y palpó el pulso. “Tienes taquicardia, y te ves como una mierda. Manten la cabeza abajo por un minuto.“ “Ha sido un mal día, y me dio un susto, eso es todo.” A pesar de sus protestas, Sanne se quedó donde estaba. El hecho de que no pudiera ver a Meg o Josie le facilitaba explicarlo. “Estábamos buscando en los bosques alrededor de la reserva de Long Edge, y pensé que la habíamos encontrado. Había una choza y un olor terrible.” Ella se amordazó involuntariamente, aunque nada ocurrió. Meg le frotó la espalda. "¿Qué era?" “Guardabosques, capturando depredadores ilegalmente. Pero, Jesús, por unos minutos estaba tan segura de que era Rachel.“ “¿Has hablado con Eleanor?” "Si ella — " La tos de la cama hizo que Sanne se interrumpiera y levantara la cabeza. En la penumbra, Josie estaba empezando a mirar a su alrededor. Sus labios se movieron, pero todavía no parecía capaz de hablar. Reaccionando primero, Meg dejó caer una pajita en un vaso de agua y la sostuvo para que ella tomara sorbos cautelosos. “Mierda,” Josie susurró, limpiando un goteo de agua con su mano buena. “¿Tengo otra hemorragía?” "No. El Dr. Maxwell te dio algo para ayudarte a dormir,“ Meg dijo. “Solamente estuviste inconsciente por una hora más o menos.” “Eres Meg, ¿verdad? De A&E.” Josie dio forma a las palabras lentamente, obviamente luchando por recordar los detalles. Se relajó un poco cuando notó a Sanne. "Hola. Lo siento si te he asustado.“ Sanne desechó la disculpa. “Me alegro de que estés bien. ¿Recuerdas por qué me llamaste?” Ante el asentimiento de Josie, dejó su silla y se sentó en el borde de la cama. “Hablé con mi jefa en camino aquí, y ella decidió no pedirle a la CPS — esa es la Fiscalía General del Estado — por otra extensión sobre la custodia de Ned Moseley.” "¿Qué significa eso? ¿Estás dejando que se vaya?”
194
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Esto significa que le darán libertad bajo fianza mañana y lo soltarán.” Ella levantó una mano para impedir que Josie interrumpiera. “Te estoy diciendo esto en la más estricta confianza. DI Stanhope hablará contigo mañana, pero me dio la autorización para venir a verte esta noche. Vamos a mantenerlo bajo vigilancia las 24 horas, y la esperanza es que meta la pata y nos lleve a Rachel.” La palabra clave allí era ‘esperanza’, y era una pequeña esperanza en eso. Todos muy conscientes de que los casos de secuestros anteriores en donde las víctimas habían muerto de hambre después de la detención de sus agresores, sin embargo, los jefes estaban dispuestos a darle una oportunidad de vigilancia. Tres equipos vigilarían a Ned durante todo el día, con Sanne y Nelson supervisando el primer turno de noche. La investigación y las búsquedas continuarían mientras tanto, pero Ned Moseley seguía siendo su único sospechoso. Josie se había empujado alzandose, sus ojos brillantes y alertas mientras digería la información. Sanne no le advirtió que Eleanor dudaba que Ned saldría de la casa y sospechaba de que, aunque lo hiciera, todo a lo que él les llevaría sería a un cuerpo. Por el bien de la salud de Josie, Sanne quería que pensara positivamente hasta que tuviera una razón definitiva para no hacerlo. “Sin contarlo, lo prometo.” Josie imitó cerrando la boca. “Oh, bueno, es mejor que le avises a tu jefa que estoy siendo reclasificada a Alta Dependencia por la mañana. Creo que debería haber ido hoy, pero no tenían una cama libre.“ La noticia aligeró el humor de Sanne. "Felicitaciones." "Sí. No me importa donde me pongan mientras tenga una ventana.” Josie hizo una mueca a las cuatro paredes en blanco rodeándola. “HDU (Unidad de Alta Dependencia) definitivamente tiene ventanas,” Meg dijo. “Y conozco algunas de las enfermeras de allí, así que podría conseguirte una cama con una vista.” Era una proposición tan simple, pero hizo que las lágrimas brillaran en los ojos de Josie. “No puedo recordar la última vez que vi el cielo,” dijo.
*** “¿Tu trasero a ido a dormir, o es sólo el mío?”
195
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
El coche se balanceó mientras Nelson deslizó el asiento del conductor hacia atrás y se removió hasta que quedó satisfecho con su nueva posición. “Te daré media hora.” Sanne puso la alarma en su teléfono y lo apoyó en el tablero. “Si puedes mantenerte quieto durante tanto tiempo, ganarás una bolsa de Haribo (Caramelos de goma).” “Media maldita hora? Eso no es justo, San. Mis piernas son más largas que las tuyas.“ “Media hora, o no hay pequeños huevos gelatinosos para ti.” Ella colocó los dulces junto a su teléfono, se acomodó en su asiento y cruzó las piernas en los tobillos. “Sólo hemos estado aquí por 97 minutos, y tu meneo ya está sacándome de quicio.” Nelson se tapó la cara con las manos. “97 minutos? ¿Eso es todo?" “¿Cuánto tiempo pensaste que iba? Ni siquiera esta oscuro.“ “Horas. Parece como si hubieran pasado horas.“ “Bueno, no han sido. Toma una siesta o algo así. Yo vigilaré.“ Satisfecha de que se había llegado a un acuerdo, volvió su atención de nuevo a la casa de Ned. Tal como estaba previsto, había sido puesto en libertad bajo fianza a media tarde, y un taxi lo había traído directamente a casa. Él había permanecido en la casa durante dos horas antes de caminar a la tienda de la esquina, comprar una pizza y cuatro latas de cerveza, y caminar de regreso. El evento más emocionante que el equipo de vigilancia había observado en el callejón fue a Ned tirando la caja de la pizza en su contenedor. En ningún momento al parecer se había dado cuenta de que estaba siendo vigilado. El rastreo en su teléfono mostró que su madre era la única persona con la que se había puesto en contacto desde su liberación, y nadie más que su abogada le había llamado. A pesar de que tenía un permiso de conducir completo, el único vehículo registrado a su nombre era una motocicleta, que habría sido completamente impracticó para mover a Rachel. Uno de los policías estaba buscando su acceso a vehículos de cuatro ruedas motrices o todoterreno, pero hasta el momento no había surgido nada. Estacionados en Prospect Street, Sanne y Nelson estaban vigilando el frente de su casa, a la vez que gestionaban las dos unidades situadas en el callejón trasero. Un nuevo equipo los relevaría a las 7 a.m. 196
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Dos horas más tarde de tedio implacable, Sanne estaba viendo la luz de la televisión de Ned parpadeante detrás de las ligeras cortinas de la sala, cuando un aroma especiado le hizo agua la boca y le recordó que la mitad de una bolsa de Haribo hizo un pobre sustituto de la cena. Miró a su alrededor para encontrar a Nelson repartiendo dos porciones de curry y arroz en platos de plástico. “¿Es eso lo que creo que es?” Ella tomó la servilleta que él le ofreció y la metió en la parte delantera de su camisa. Él sonrió. “Abeni pensó que nuestra primera operación de vigilancia de toda la noche sería la ocasión perfecta.” Durante meses, él había estado prometiendo llevar un frasco del famoso curry de cabra de su esposa, pero la oportunidad nunca había surgido. La aversión del padre de Sanne a todo lo extranjero significaba que ella había sido criada en una estricta dieta de sólo comida inglesa, y en consecuencia había pasado su vida adulta probando la cocina de tantas culturas diferentes como podía, pero había evitado la comida caribeña durante el año pasado, después de que Nelson se jactó al principio de su asociación que nadie la cocinaba tan bien como Abeni. “Huele increíble,” ella dijo, recogiendo una cantidad generosa de arroz y carne en el tenedor. Nelson se rió de su entusiasmo, posponiendo su primer probada a la espera de su veredicto. Llegó con dos pulgares arriba y otro bocado metido en la boca. “Bueno, no es así?” “Fabuloso.” Ella masticó más lentamente, saboreando las especias y la carne tierna. “Tendrá que darme su receta.” Él agitó su tenedor hacia ella. “Le preguntaré, pero podría ser un secreto familiar.” “Muy bien.” Le pareció muy difícil guardar rencor con el estómago lleno. “Tal vez podamos hacer un trato.” Él sacó la parte superior de una lata de cerveza de jengibre y se la ofreció a ella. “Me dices cómo obtuviste tu nombre, y conseguiré la receta de curry de cabra de la familia Balewa para ti.” Ella entrecerró los ojos hacia él, y por un momento él parecía a punto de retractarse, temeroso de que hubiera abordado un tema demasiado sensible. Entonces ella sonrió y chocó la lata contra la suya. 197
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"De acuerdo, trato hecho. Pero terminaré mi merienda primero.“ Se tomaron su tiempo comiendo, mientras el sol se volvía un cielo morado y rosa, haciendo que incluso las grotescas casas adosadas se vieran atractivas. Sanne enjuagó su último bocado con la cerveza de jengibre y se limpió la boca con la servilleta. “Por favor, dale mis felicitaciones a tu encantadora esposa.” “Lo haré. ¿Puedo interesarte en una menta después de la cena?” Nelson preguntó con una voz ridículamente elegante, mientras ofrecía un paquete de Polos. “Gracias, amable señor.” Ella chupó su menta durante un par de minutos, dejándolo guardar sus platos. “Entonces...” él dijo, una vez que se había instalado en una posición cómoda. “Entonces.” Ella colocó los pies sobre el tablero y tronó los nudillos en preparación para su historia. “Fue una noche oscura y tormentosa ...” Hizo una pausa para el efecto y mordió su menta a la mitad. Él se rió. “Erraste tu vocación. Podrías haber sido actriz.“ "Sí, sí. ¿Donde estaba? Correcto, oscura y tormentosa, bla, bla, de vuelta en mil novecientos ochenta y algo, cuando mi mamá y papá se casaron. Sabes que mi papá es un alcohólico empedernido, ¿verdad?” “Lo has mencionado en ocasiones.” “Bueno, lo ocultó bastante bien cuando mi madre empezó a salir con él. Estoy segura de que ella era consciente de que a él le gustaba una bebida, pero realmente no tenía ni idea de en lo que se estaba metiendo. Un año más tarde, estaban comprometidos, y mi mamá tenía su boda toda planeada — agradable ceremonia, un montón de amigos y familiares, vestidos como un merengue, las damas de honor en color turquesa, y un crucero de luna de miel de ensueño a los fiordos de Noruega.“ “Ah,” Nelson dijo, una conexión obviamente comenzó a formarse. “Sí.” Ella suspiró y se metió las manos entre los muslos, ya no siendo capaz de mantener su tono jocoso. “Mamá tuvo su boda, pero la recepción fue en un pub local de mierda, su vestido era de segunda mano, y mi padre ya se había bebido 198
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
todo el dinero que ella había ahorrado para su crucero de luna de miel. La llevó a Blackpool por un fin de semana en cambio, y terminó embarazada de mí. No estoy segura de que él estaba allí cuando nací, pero sé que él le dijo a mi madre que no le importaba una mierda como decidiera llamarme. Por lo tanto, ella eligió el nombre de Sanne porque era como se llamaba su amado crucero noruego.” Sanne alzó la vista hacia Nelson y se encogió de hombros irremediablemente. “Me nombró así por la luna de miel a la que mi mamá nunca llegó a ir.” “Oh, San.” Él parecía mortificado, pero ella negó con la cabeza y esbozó una sonrisa. “Una vez le pregunté si yo la ponía triste —sabes, recordándole lo que se había perdido, pero ella simplemente dijo, 'no me arrepiento de nada que tu papá haya hecho, porque sin él no te tendría.'” “Tu mamá es una mujer extraordinaria.” Sanne miró fijamente una farola, dejando que el brillo naranja llenara su visión. “Ella es muy orgullosa como para aceptar ningún dinero de mí, así que nunca le he dicho que estoy poniendo cincuenta libras aparte para ella cada mes. Ella va a ir a ese crucero tan pronto como ese bastardo finalmente se muera. Tal vez pueda llevar sus cenizas y arrojarlas en el Mar del Norte.“ Nelson resopló. “Habría algo poético en eso.” “Si.” Ella pensó en su papá, acurrucado junto a la chimenea de gas, incluso en pleno verano, sus enjutos dedos estirados hacia las barras al rojo vivo. “Sería perfecto para él. Detesta tener frío.“
199
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO DIECISEIS El camino desigual crujía bajo los tenis de Sanne, de modo que tuvo que concentrarse en donde ponía sus pies, en lugar de en el cansancio que impregnaba su cuerpo. Había logrando robar sólo unas pocas horas de sueño después de su turno de noche, antes de que la calidez de su dormitorio orientado al sur se hubiera combinado con un sueño inquietante, apenas recordado forzándola a despertar. Reacia a quedarse allí dando vueltas, y ansiosa por volver a la oficina esa tarde, había optado por una carrera para despejar la cabeza. Ahora, seis millas y media en el bucle de ocho millas, su cabeza se sentía más despejada, pero sus piernas estaban a punto de amotinarse. Ralentizando el paso a medida que el camino se ensanchaba, alzó la vista hacia las colinas que se elevaban fuera del valle. Un sol brillante iluminaba sus cumbres y brillaba en el arroyo a lo largo del sendero. Aumentadas por la reciente lluvia, las corrientes espumosas zigzagueaban a través de la vegetación, y las ovejas vagaban libremente, agarrando los arándanos. Ella se secó el sudor de los ojos y siguió adelante. La serenidad de su entorno no podía distraerla del hecho de que esta era su primera carrera desde que encontró a Josie. No había ninguna duda de que era más cautelosa ahora. Se mantuvo escudriñando el horizonte con una mirada alerta, y su teléfono — algo que rara vez llevaba en una ruta baja — estaba metido en su bolsillo. Cada vez que un urogallo corría para ponerse a cubierto justo debajo de sus pies, le daba un susto mortal. No podía soportar el sacrificar los páramos, sin embargo. Sería demasiado como admitir la derrota. En cambio, consideraba cada paso una pequeña victoria, una oportunidad de recuperar los picos para aquellos que los amaban. Pensar en el caso le recordó una idea que había tenido durante la infructuosa vigilancia de la noche anterior. Los técnicos que trabajaban en la computadora de Ned Moseley no habían descubierto ningún historial de sitios pornográficos o empresas de venta por correo relacionados con la provisión descubierta en su casa. No tenía ninguna cuenta de PayPal, por lo que podían decir, y sus declaraciones de la tarjeta de débito indicaban que nada más que un par de juegos de video inofensivos habían sido comprados a través de internet. Los DVDs y revistas habían sido encontrados envueltos en bolsas de compras de supermercados, como si hubieran sido entregados en persona en lugar de enviados por correo. Eso hizo que Sanne se preguntara acerca de un proveedor local. Esa parte de la investigación había sido entregada al equipo de Delitos y Explotación Sexuales, pero eran una unidad de pocos recursos que probablemente no dejarían todo para darle prioridad. No había hablado nada de 200
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
esto con Nelson, quien también era poco probable que lo considerara una prioridad, pero en este momento incluso la más mínima pista valía la pena seguirla. Afortunadamente, ella conocía a alguien muy bien conectado. Hizo una nota mental para llamar a Keeley sobre eso cuando regresara a la cabaña. El plan le dio un estallido de energía. Saltó sobre un charco que se extendía por el ancho del sendero e hizo un trabajo rápido de la última milla, corriendo a lo largo de la recta final. En su puerta, se dobló para recuperar el aliento, y mientras jadeaba en busca de aire, una pizca de humo capturó sus fosas nasales. Levantó la cabeza para ver una nube gris saliendo de la ventana de su cocina, lo que habría sido más alarmante si el coche de Meg no estuviera estacionado en el camino de entrada. El pitido estridente de una alarma de humo la detuvo en la puerta trasera. “Levante las manos y lentamente alejese de la estufa,” dijo, tratando de sonar severa, aunque demasiado sin aliento para lograrlo. "¡Justo a tiempo! Ve y toma una ducha.” Meg silenció la alarma quitando la batería, y deslizó la sartén sobrecalentada de la hornilla. “Justo a tiempo para qué? Y estás planeando incendiar mi casa mientras me ducho?” “Eggy Bread (*), y no, no lo creo.” Con una expresión dudosa, examinó el aceite chisporroteando en el sartén. “Espero que no, de todos modos.” Sanne llenó un vaso de agua y bebió un largo trago. “¿Qué tal si comemos primero y luego me ducho?” “Bien, pero estoy cocinando. Quería que esto fuera una sorpresa.“ “Considérame sorprendida.” Meg parecía abatida. “He arreglado la lavadora y el goteo del grifo para ti.”
(*)
Rebanada de pan que es empapada en leche o vino y, tras ser rebozada en huevo, se fríe en una sartén con aceite.
201
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Tomándose lo último de su agua, Sanne echó una mirada apropiada alrededor de la cocina. La caja de herramientas de Meg seguía abierta junto a la lavadora, con una toalla extendida debajo del armario que albergaba la tubería. En el fregadero un plato contenía huevos partidos en prepación al lado de un pan hecho y dos tazas. “Eres un amor.” Sanne plantó un beso sudoroso en la mejilla de Meg y sonrió mientras Meg la alejaba. "Gracias. Te debo la ensalada.“ Meg cogió un tenedor y comenzó a revolver los huevos. “Me arrastré adentro, pensando que todavía estabas durmiendo, y pasé más de una hora estando lo más silenciosa que pude. No fue hasta que fui al baño que me di cuenta que no estabas aquí.“ “Habría dejado una nota, solamente que vivo sola.” Meg se rió. “Touché.” Sanne le dio una pequeña reverencia. “¿Puedes demorar el desayuno durante unos minutos, mientras telefoneo a Keeley?” "Por supuesto. ¿Pasa algo?" "No. Sólo quiero sacarle información acerca de algo.“ “¿De qué?” La voz de Meg siguió a Sanne por el pasillo. “Nombres de mierda que comienzan con K? Cómo robar del sistema sin romper sus uñas postizas?” “Ella habla muy bien de ti, sabes,” Sanne dijo. La risotada de Meg fue absorbida por el silbido de la tetera. Por costumbre, Sanne comprobó la hora antes de marcar. Era casi mediodía — lo bastante tarde para que Keeley estuviera de vuelta de la oficina de correos si era día de prestaciones. El teléfono sonó repetidamente, pero justo cuando Sanne se había resignado a dejar un mensaje, Keeley respondió. “Oh, hola, San. ¿Que pasa?" “No mucho.” Sanne se quedo sin palabras. Ella y Keeley por lo general se reunían en el césped neutral de la casa de sus padres, donde se llevaban muy bien durante las pocas horas que tomaba comer un asado los Domingos. No
202
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
podía recordar la última vez que habían hablado por teléfono. “¿Cómo están los niños?” “Ruidoso, molesto, arrogante, y en la escuela. En ese orden. San, no llamaste para preguntar por los niños. ¿Qué pasa?” “Yo sólo ...” Esta vez vaciló por una razón diferente, insegura de si Keeley se ofendería. Decidió hacer que su petición pareciera oficial, esperando que Keeley se sintiera halagada en lugar de ofendida. “Está bien, necesito tu ayuda en este caso.” Escuchó la chispa de un encendedor y segundos después, Keeley aspiró un cigarro. “Genial.” Keeley exhaló. “No sé nada, sin embargo.” “Nunca digas nunca, Keels. Estamos investigando un enlace porno, desagradables explicitos DVDs, y recordé que Wayne solía incursionar en ese tipo de cosas.“ “Wayne nunca hizo pornos!” Ella sonaba indignada. Sanne hizo una mueca ante su propia mala elección de frases. Wayne era el padre de Kasper, o era de Kerby? Ella nunca podía mantenerse al tanto. “No, lo siento, no me refiero a que él los hizo, sino que vendió algunas películas piratas, ¿verdad? Él no está en problemas. Sólo me preguntaba si conocía a alguien local que estuviera traficando con cosas realmente duras. Tal vez traerlas del extranjero y copiarlas para venderlas?” “Probablemente no me lo diría, San. Él sabe que eres policía.” Keeley hizo una pausa, y los engranajes girando eran prácticamente audibles mientras reflexionaba sobre los pros y los contras. “Él ha estado husmeando un poco últimamente, sin embargo. Tal vez si le prometo reunirme con él para tomar una copa ...” “Eso sería genial, Keels.” Sanne anticipo la siguiente pregunta de Keeley. “Te enviaré un poco de dinero para pagar una salida a comer.¿De acuerdo?" “Uno de los buenos, hermana.” Keeley tomó otra larga calada a su cigarro. “Le daré un timbrazo ahora y te hará saber.” Ella colgó sin despedirse. Sanne llevó el auricular a la cocina, donde el olor de los huevos fritos había sustituido al de quemado. “Sincronización perfecta,” Meg dijo. “Agarra un plato.” 203
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** “Creo que esta es una receta que he dominado a la perfección.” Llena a reventar después de dos rebanadas de pan frito, Meg ahora estaba bebiendo de una taza de té. Deslizó una tercera rebanada en el plato de Sanne y la vio verter una generosa cantidad de jarabe de arce. “No puedes realmente hacerlo mal con eggy bread.” Sanne hizo una pausa, como si estuviera considerando las múltiples formas en las que Meg podría hacer que saliera mal. “Hmm ...” Volando alto en el éxito de su desayuno, Meg se limitó a sonreír. “Creo que, como adultas, se supone que debemos llamarlo tostadas a la francesa.” “Un poco pasado de moda para nosotras, amor.” Meg esnifó. “Quiero que sepas que puedo ser muy pasada de moda cuando quiero serlo.” "¡Mi culo! Mi maldito gallo tiene más decoro.” Sanne se rió mientras Meg le hacía una mala seña. El teléfono sonó justo a tiempo para evitar que las cosas se intensificaran. Lavando los platos, Meg escuchó una conversación unilateral que culminó con Sanne acordando una hora y lugar para reunirse con Keeley. Sanne todavía estaba agarrando el teléfono cuando regresó a la cocina, y parecía estar a punto de marcar nuevamente. “Problemas?,” Meg preguntó. "No. Bueno, sí.” Sanne se sentó en la mesa. "No estoy segura. Un ex de Keeley conoce a un tipo que vende DVDs legales en el mercado de Halshaw y no tan legales a unos cuantos elegidos. Ella no cree que él tenga acceso al tipo de cosas que encontramos en la casa de Ned Moseley, pero su ex calcula que podría saber quién tiene.“ Meg se secó las manos y se alzó sobre la encimera. “Entonces qué te molesta?” “El mercado está sólo hoy, y no tenemos ninguna otra información de contacto para este tipo. Él estará cerrando la tienda en unas pocas horas. Si lo perdemos, podría pasar otra semana antes de que tengamos la oportunidad de hablar con él.“ 204
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Demasiado tarde en el día para conseguir que este autorizado por la jefa, es ese el problema?” Sanne asintió, su dentadura molestando su labio inferior. “Sí, y además ... todavía tengo algunos problemas con Ned Moseley como sospechoso, y me gustaría reforzar este enlace. Nadie más está realmente considerando este ángulo. Con la vigilancia y las búsquedas, no hay mucho que hacer. Keeley dijo que vendría conmigo y señalaría el puesto correcto, pero debo decirle a Eleanor lo que estoy haciendo, de todos modos.“ "¿Por qué? ¿Qué diferencia haría? ¿Y si ella se niega a darte su permiso?” La voz de Meg se alzó. A veces, la aversión de Sanne a tomar la iniciativa la frustraba. “¿Vas a entrar con las armas desenfundadas para arrestarlo?” “Bueno, no.” Sanne bajó el teléfono y luego lo recogió de nuevo. “Y estás en un cierto límite de tiempo, ¿verdad?” “Obviamente, sí. Y podría tardar años para obtener el domicilio de este tipo de los gerentes del mercado y traerlo para interrogarlo, incluso si Eleanor piensa que vale la pena.“ “Y eso es si él ha registrado la dirección correcta. Si está vendiendo cosas ilegales en su tiempo libre, es poco probable que sea específico con sus datos.“ "Cierto. Ni siquiera sé dónde está Eleanor. Ella podría estar con Josie o entrevistando. Y después de haber trabajado anoche, no se espera que yo este hoy, de todos modos.” Miró a Meg. “Eres una mala influencia para mí.” Meg lanzó una sonrisa. “¿Quieres un poco de compañía en tu misión ilícita?” “Keeley traerá a tres de los niños,” Sanne le advirtió. “Y Kerby está todo resfriado.” “Soy completamente inmune a los niños plagados de gérmenes.” Resuelta, Meg la condujo hacia la puerta. “El tiempo es oro. Ve a tomar una ducha y encuentra algo desaliñado que ponerte.“
*** El buen tiempo y el apetito por las ofertas parecían haber vaciado la mayor parte del fraccionamiento Halshaw en el mercado. Las madres jóvenes se apresuraban 205
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
por los puestos exteriores, metiendo carne barata y abundantes paquetes de pañales en cochecitos antes de tener que ir a recoger a sus hijos mayores a la escuela. Los vendedores gritaban sus precios de rebaja, y el aire era espeso con el olor de sándwich de tocino, hamburguesas grasientas, y cigarros. Cuando adolescentes, Sanne y Meg habían trabajado en los puestos durante las largas vacaciones de verano, pero el lugar no había estado tan desaliñado entonces, ni los compradores tan oprimidos. Algunos de los puestos más antiguos y más establecidos habían sobrevivido a la recesión, y Sanne estaba viendo a Meg comprar queso desmenuzable Lancashire de uno de ellos cuando oyó los gritos furiosos de Keeley. Un gemido tenue se elevó por encima del repiqueteo de los platos de la cafetería vecina. “Escucha, creo que oigo los dulces y cariñosos tonos de tu hermana,” Meg dijo, dejando caer el queso en su bolso. “Nos vamos a reunir en el puesto de dulces.” Sanne se volvió hacia el, guiada por el sonido del llanto desconsolado. Saludo agitando la mano hacia la prole de Keeley mientras se acercaban, y el berrinche de Kiera cesó abruptamente. “Hola, cariño.” Sanne la levantó y limpio las lágrimas de la cara con un pañuelo. “¿Has estado comiendo tierra de nuevo?” Kiera se rió, sus puños sucios agarrando el pelo de Sanne. Rodando un doble cochecito adelante y atrás, Keeley trató de mantener a los niños mayores, Kasper y Kerby, dormidos. Sus labios chasquearon juntos mientras masticaba un chicle. “Ella quería gomitas, pero no me pagan hasta mañana.” “Oh, conseguiste un trabajo?,” Meg dijo brillantemente. Sanne le lanzó una mirada, advirtiéndole que se comportara. Ambas sabían que la probabilidad de que Keeley encontrara un empleo remunerado era similar a la del oro cayendo del cielo y dorando las aceras de Halshaw. "No. Es cuando mis prestaciones llegan.” El tono de Keeley daba a entender que la pregunta había sido particularmente estúpida. “Ah, cierto, mi error.” Meg suspiró y ofreció sus dedos a Kiera para masticar. “Supongo que alguien debería comprarte algunos dulces entonces, eh, chica?”
206
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Dejando a Meg para hacer frente a las peticiones de Kiera, Sanne inspeccionó los puestos al aire libre. “¿Cuál es el de él?,” Preguntó. Varios de los puestos vendían CDs, DVDs, y accesorios para teléfonos móviles. Cada uno estaba haciendo buenos negocios. Keeley se había metido en un rincón de espaldas al mercado. Cuando habló, apenas abrió la boca. “El tercero desde el final, entre la lana y el tipo vendiendo bolsas de cuero falsas.” “Él no puede oírte, Keels. Demonios, desde aquí ni siquiera puede verte.“ "Bueno. Tengo que venir aquí cada semana. No quiero que la gente sepa que mande a los policías sobre él.“ “Seré discreta, lo prometo.” Sanne cruzó su corazón. Sabía que era difícil para Keeley vivir en Halshaw y tener una hermana en la fuerza policial. Mientras que su madre no estaba más que orgullosa de los logros de Sanne, debió haber sido difícil para Keeley ganar la confianza de los amigos, aunque desafortunadamente, los hombres inútiles de los que se enamoró nunca parecieron disuadidos. “Ten.” Sanne sacó un billete de diez libras y se lo pasó. “Lleva a los niños a la tienda de pescado y papas fritas. Iré a buscarte cuando haya terminado.“ El dinero estaba en el bolsillo de Keeley antes de que Sanne pudiera parpadear. “Dijiste que enviarías algo de dinero para mí y Wayne, recuerdas?” Los ojos de Keeley estaban fijos en la billetera de Sanne. “Sí, lo recuerdo.” Sanne le dio otras treinta libras. Si el chivatazo de Keeley ayudaba con el caso, sería dinero bien gastado. “No te emborraches mucho.” Keeley sopló una burbuja en su goma de mascar y la hizo estallar sobre su sonrisa. “Eres tan santurrona, San.” Toda sonrisas ahora, ella tomó a Kiera y murmuró hacia la bolsa de dulces que sostenía. “Dile gracias a tu tía Meg.” No muy hábil con el habla todavía, Kiera agitó una gomita decapitada en cambio. “¿Cuánto te costó?,” Meg preguntó, mirando a Keeley dirigirse hacia la tienda de pescado y papas fritas en la esquina de la calle principal. “Cuarenta malditas libras.”
207
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Meg silbó. “Creo que me escapé ligeramente.” Le ofreció a Sanne una pastilla de menta blanco y negro. “¿Te apetece comprar algo de DVD?” Caminaron hacia el púesto, tratando de permanecer de incógnito desviandose a la panadería, donde Meg compró pasteles Eccles y charló casualmente con el cajero. Sanne se contuvo dando golpecitos con el pie mientras esperaba a que Meg contara su cambio. Ella debería haber preguntado a Eleanor antes de venir aquí. Esta no era su investigación para llevar a cabo. No podía dejar de rastrear sus propias pistas. Ella nunca había querido ser una irresponsable. “Oye, ¿has visto esta? Se supone que es genial.“ Agarrada por la manga, Sanne se encontró mirando a la cubierta de una película de acción aleatoria que Meg había sacado del primer estante de DVDs. El hombre detrás del mostrador asintió hacia ellas, pero siguió hablando en su teléfono. Aproximadamente de cuarenta años, era de complexión delgada, con calvicie, una barba compensatoria, y la piel marcada por la viruela. Ella no lo reconoció, y esperaba que eso significara que él no tenía idea de quién era ella tampoco. Mientras Meg siguió exaltando las virtudes de Vin Diesel, Sanne escaneó el resto de los estantes. No era ninguna experta, pero ninguna de las películas o juegos en caja parecían estafas. La mayoría estaban etiquetados como de segunda mano, y un anuncio por encima de ellos ofrecía ‘excelentes’ precios por los discos usados. “Estas son todas viejas,” Meg dijo. El dueño acababa de terminar su llamada, y ella estaba parada lo suficientemente cerca para que él escuchara. “Tal vez deberías preguntarle sobre las otras cosas.” Le dio un codazo a Sanne en las costillas, haciendo el gesto obvio. El hombre volteaba las páginas de un periódico sensacionalista mientras usaba su dedo meñique como un palillo de dientes, pero estaba claramente escuchando. Moviéndose hacia el mostrador, Sanne no necesitaba actuar nerviosa. Su cara estaba caliente, y el interior de su boca estaba tan seco como papel de lija. Él la miró de arriba abajo mientras ella se acercaba, sus ojos deteniéndose en la curva de su pecho. Ella reprimió el impulso de abofetear su cara. “Nuestro Wayne dijo que tenías mejores películas que esto,” ella dijo, poniendo su más espeso acento de Halshaw. “Dijo que teníamos que preguntar por las especiales.” “En serio?” Él se cruzó de brazos. “Wayne quién?” 208
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Peters. Él es mi primo.” Ella hizo una apuesta en su no conocer a Wayne excepto como un conocido ocasional de blanqueo de DVD. “Ambleside Walk?” Ella eludió la trampa con facilidad. “No, Browbeck. Él aún vive con su mamá.“ “Sí, Browbeck. Ese es el único.” Se dio una palmada en su propia frente en un falso recuerdo y bajó la voz. “Entonces, ¿qué es lo que estás buscando? Puedo conseguir nuevos estrenos antes de que estén incluso en los cines aquí. Descargas desde iTunes y Netflix? O tal vez tú y tu chica están buscando algo con un poco de perversión?” Desconcertada por la exactitud de su gaydar, dejó que este último comentario se deslizara. “¿Qué tienes?” Él examinó debajo del mostrador y sacó una caja indexada de delgadas fundas de plástico, cada una conteniendo un solo disco. “Viendo que conoces a Wayne, puedo hacerte un pequeño trato. Cuatro por cinco libras.“ Sanne tomó la identificación de su bolsillo y la dejó abierta sobre el periódico. “¿Y si te hago un trato en cambio?” “Joder.” Él se quedó mirando la identificación y luego a ella, como si tratara de conciliar a la oficial elegantemente vestida en su tarjeta de identificación con la harapienta frente a él. “Voy a matar a ese puto Wayne.” “Lo dudo.” Como un hombre corpulento, Wayne era un portero de un club nocturno y más que capaz de romper el cuello del hombre. “Y él sólo me dio tu nombre para salvar su propio pellejo. Ahora voy a darte una oportunidad similar.“ Con sus dudas y temores olvidados, ella se deslizó fácilmente de nuevo en su papel de detective. Había estado tratando con delincuentes de poca monta durante años — entrevistándolos, visitándolos en casa o en las celdas, arrestándolos en las calles. Lo único que ellos tenían en común era su capacidad para entender que ganaban. El hombre frente a ella estaba haciendo eso ahora — estudiando su cara, dándole vueltas a sus palabras, tratando de determinar su ángulo. “Necesito un nombre,” ella dijo. “Terry Thorpe,” él le espetó, antes de que pudiera ir más lejos.
209
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Ella alzó una ceja. "¿Ese es tu nombre? No necesito tu nombre, idiota, pero gracias de todos modos.” Sacó su libreta de su bolsillo trasero e hizo una nota. “Estoy buscando a alguien, posiblemente lugareño, quien está vendiendo pornografía ilegal, explícita — DVDs, revistas, imágenes fijas. No estoy hablando de un 'poco de perversión,' Terry. Lo más probable es que sean importadas, y hay estuches de calidad en los discos, por lo que no es una operación de aficionados.“ Terry jugueteó con el borde de su periódico. “No conozco a nadie que haga eso.” “¿No?” Suspiró. “Sabes que tengo suficientes motivos para registrar tu casa, Terry. Confiscar todo tu equipo, tus computadoras y discos. Encerrarte por algunos meses. Golpearte con una enorme multa y antecedentes penales. ¿Qué diría tu esposa?” La mano que llevaba su anillo de bodas desapareció debajo del mostrador, y su labio inferior empezó a temblar. “Mal Atley,” murmuró. “Malcolm Atley. Él vive en Lower Ulverston. No sé qué número. Trae cosas para el pub. Lo vende fuera de su coche. Adecuada mierda inmoral — violaciones, infantil. Dice que lo consigue de Polonia y Rumanía. He oído que hace drogas también. Él puede poner sus manos en todo tipo de mierda.“ “¿Qué bar?,” Sanne preguntó, tomando notas frenéticamente. La conexión con las drogas era una ventaja inesperada. Si Atley había suministrado la pornografía de Ned Moseley, quién sabe qué otra cosa podría haberle vendido? “Coach and Horses, pero también lo hace en el Working Men y en Crown.” Terry la agarró por el brazo. Vio a Meg dar un paso hacia ellos y levantó su mano libre para impedir que interviniera. “No le dirás que lo delaté, ¿verdad?,” él preguntó. "No. Te recomiendo encarecidamente que no lo hagas tampoco.“ Su antebrazo dolió cuando él la soltó. Ella no reconoció el nombre de Mal, pero Terry estaba obviamente petrificado de él. “Creo que voy a cerrar temprano hoy,” dijo, sus ojos saltando de un lado a otro mientras trataba de medir quién podría haber presenciado el intercambio. La persiana en su puesto estaba retumbando en su lugar mientras Sanne se reunía de nuevo con Meg en el pasillo principal del mercado. Meg sonrió y entrelazó su brazo al de Sanne. 210
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“¿De qué estás sonriendo?,” Sanne preguntó. Sintió que el agarre de Meg se apretaba y Meg se inclinaba hacia ella. “Eres una tipa dura,” Meg susurró. Sanne se rió. “No seas boba.” “No puedo evitarlo. Me diste escalofríos. Mira.” Meg mostró sus brazos cubiertos de piel de gallina. “Debes de haber estado parada en una corriente de aire.” “¿Conseguiste su nombre?” “Un nombre, la mayoría de una dirección, y tres bares.” Sanne respiró hondo. “Todo lo que tengo que hacer ahora es decirle a Eleanor lo que he estado haciendo.”
211
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO DIECISIETE El estado de ánimo en la oficina estaba apagado cuando Sanne entró. Fred y George estaban en sus escritorios, y Jay Egerton estaba terminando en la copiadora, pero nadie hablaba más allá de un saludo superficial, y todos se veían muy cansados. “La jefa anda por ahí?,” Sanne preguntó. Fred asintió hacia la oficina de Eleanor. Sanne llamó a la puerta de la oficina y esperó una respuesta antes de entrar. Durante el viaje en coche, se había dado una charla, tranquilizándose a sí misma de que había investigado guiándose en su propio tiempo. En cualquier caso, EDSOP nunca había identificado la fuente de los fármacos usados para someter a Josie. Si Atley confirmaba que había tratado con Ned Moseley, podrían tener su primera evidencia concreta vinculando a Ned con los secuestros. Esta posibilidad adicional le dio a Sanne la seguridad de pararse delante del escritorio de Eleanor y explicarle donde había pasado la tarde, aunque no revelara que las dudas persistentes sobre Ned era lo que la habían llevado al mercado en primer lugar. Eleanor escuchó, anotando la nota ocasonal, pero no fue hasta que el nombre de Atley apareció que mostró alguna reacción. “Mal Atley,” repitió. Sus labios se retorcieron como si algo sucio. “Vil individuo. Estuvo preso por GBH (lesiones), pero es difícil probar su implicación. ¿Estas segura acerca de esto?" “Tan segura como puedo estar. Thorpe estaba muerto de miedo de él. No creo que me hubiera dado el nombre a la ligera.“ “Definitivamente no.” Eleanor pusó los lentes sobre su cabeza y se cruzó de brazos. “Debería dejarte salir por tu cuenta más a menudo.” Sanne se encogió de hombros, pero el elogio la animó enormemente. “Tengo conexiones en lugares bajos, eso es todo.” Esto trajo una sonrisa a la cara de Eleanor. “Estamos demasiado cortos de personal como dependencia para establecer una vigilancia, así que voy a empujar esto hasta la cadena y dejar que ellos decidan quién trae a Atley. ¿Lo has conocido?” 212
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“No, jefa.” La sonrisa de Eleanor se ensanchó. “Te espera una sorpresa.”
*** La vigilia de la noche anterior había sido el primer turno de la noche que Sanne había trabajado en meses, y había olvidado la sensación de desorientación, resacosa de tener su reloj biológico completamente interrumpido. Despatarrada en el sofá en pijama después de una cena tardía, se desplazó a través de los informes de los casos, ajustando repetidamente el resplandor de la computadora portátil, y absorbiendo poco de la información. Abrió un expediente médico que enumeraba las lesiones de Josie, en una terminología impasible — “ fractura en la base del cráneo, gran hematoma subdural, múltiples laceraciones superficiales (muy probablemente infligidas con una navaja de afeitar o un cuchillo pequeño), contusiones consistentes con patadas o puñetazos, dejando fractura de fémur“ — y un informe forense con casi nada importante. Nueve días después de la investigación, EDSOP tenía un sospechoso totalmente circunstancial; una joven desaparecida, presuntamente muerta; y un rastro poniendose más frío por minutos. El zumbido del móvil de Sanne le impidió sacar su frustración en la computadora. Esperando que Meg fuera la única otra idiota despierta a esa hora, frunció el ceño cuando vio el número de Eleanor en cambio. “Hola, jefa, estás despierta hasta tarde.” Ella escuchó a Eleanor suspirar y supuso que estaba todavía en su oficina, con los tacones quitados, la blusa por fuera del pantalón y desabotonada en el cuello. La botella de whisky que guardaba para las emergencias graves o el éxitoso cierre de casos probablemente tome un aporreo. “Podría decir lo mismo de ti.” Hubo un crujido mientras Eleanor cambiaba el teléfono, y segundos después, una fanfarria señaló el apagado de su computadora. “Estoy a punto de salir, pero pensé que te gustaría saber que Mal Atley fue arrestado hace un par de horas.” Sanne dejó caer las piernas del sofá y se sentó en posición vertical, como si un maestro le hubiera golpeado los nudillos. “Maldita sea, eso fue rápido.” 213
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"Lo sé. Cualquiera de delitos sexuales tienen demasiado tiempo en sus manos, o no querían correr el riesgo de que Thorpe se rajara y le advirtiera. Sospecharía esto último. Establecieron vigilancia en cada uno de los pubs que Thorpe había mencionado, y arrestaron a Atley en el estacionamiento de Coach and Horses. Estaba demasiado ocupado vendiendo una bolsa de DVDs a un director de la escuela local para notar a los oficiales que se acercaban.“ “¿Está hablando?” "No esta noche. Creo que quieren que se ponga nervioso un rato en detención primero. Además, tienen una orden para su casa, así que van a esperar y ver lo que encuentren allí antes de entrevistarlo.“ “Eso tiene sentido.” Aún así, Sanne no pudo resistirse a mirar el reloj en su repisa de la chimenea. La detención había sucedido mucho antes de lo que podía haber esperado, pero nada parecía moverse con suficiente rapidez. “Hablé con el DI Anderson,” dijo Eleanor. “Él accedió a dejarte hablar con Atley una vez haya terminado con él.” Sanne casi perdió el agarre del teléfono. “Jefa, soy sólo Nivel Dos.” Eleanor no perdió un instante. “Y perfectamente capaz de lidiar con un desgraciado como Atley. Será mañana por la tarde lo más pronto posible, lo que significa que tendrás la mañana para avisarle a Nelson y prepararte.“ "Correcto. Está bien.” Sanne empezó a caminar a través de su sala de estar. “Le avisaré a Nelson.” “Sanne?” Eleanor sonaba divertida. “¿Qué, jefa?” "Duerme un poco." "Sí. Lo haré.“ Eleanor colgó y la dejó escuchando al silencio. Mirando afuera hacía la oscuridad absoluta, Sanne se preguntó si no se rompería el cuello si salía a correr. Dejó caer su móvil en el sofá y se dirigió a la cocina para hacer un té. Si no podía correr, el té era su única alternativa.
214
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** Sanne echó un vistazo al expediente en la mesa frente a ella y luego miró a Malcolm Atley. Él frunció los labios para soplar un beso, llenando el espacio entre ellos con el olor acre del cigarro y la loción después del afeitado. Si estaba en absoluto preocupado por los ocho cargos presentados contra él esa mañana, lo estaba ocultando bien. “¿No son ustedes sólo los niños del cartel de Affirmative Action?” él dijo afablemente. Vestido con un traje elegante, estaba bien afeitado y atractivo de una manera suave, chico banda. Viviendo en Halshaw durante los últimos diez años había eliminado los bordes de su acento bien educado Cheshire, pero todavía era audible debajo de las vocales aplanadas y la indirecta de Yorkshire. El hijo de 31 años de edad de un millonario hecho a sí mismo, Atley había tenido una privilegiada educación pública y aparentemente había heredado la agudeza empresarial de su padre. Un desafortunado hábito de cocaína y anfetamina había consumido sus ganancias, sin embargo, y desde que su llegada a la zona había pasado de delitos menores a delitos más organizados, graves. Una pequeña provisión de éxtasis, cocaína y ketamina, empaquetada y lista para vender, había sido recuperada del tanque de agua en el inodoro, y su negocio de distribución de pornografía había resultado ser mucho más extenso de lo que Terry Thorpe había pensado. El escadrón de Delitos Sexuales había encontrado una agenda en el dormitorio de Atley en el que figuraban una docena de personas recientemente empleadas para comerciar los DVDs y revistas, lo que sugería que el propio Atley se centraba ahora en la adquisición y reproducción de productos. La única razón por la que había sido atrapado in fraganti la noche anterior era que el director de la escuela había insistido en tratar con él en persona. Sanne dudaba que Ned Moseley hubiera dirigido el mismo respeto, aunque no había nada de malo en preguntar. Atley incluso podría haber sido un posible sospechoso en el caso de secuestro, tenía boletos de avión y un itinerario de viaje no ubicandolo en Bucarest durante quince días fuera en las últimas tres semanas. "Sr. Atley, me gustaría que me diga si reconoce a este hombre.” Ella deslizó la ficha policial de Ned Moseley hacia Atley, estudiando su rostro para cualquier contracción de la reacción, pero él permaneció impasible, incluso cuando recogió la fotografía para hacer una demostración de prestarle gran atención. “No.” Puso la foto abajo de nuevo. “Nunca lo había visto antes.”
215
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne trató de atraparlo en una mentira. “No ves las noticias? ¿Lees los periódicos? Ha tenido un verdadero incremento en su perfil últimamente.“ “Tengo mejores cosas que ver y leer, detective.” Él tocó con su lengua lascivamente sobre su labio inferior. Ella contuvo el impulso de estremecerse. “Su nombre es Ned Moseley. Todavía no te suena familiar?” “Para nada.” “Eso es gracioso, porque hemos encontrado en tus provisiones una marca especial de pornografía en la casa del Sr. Moseley, y alguien ha sido suministrado con ketamina, entre otras sustancias.” Atley se relajó en su silla y juntó las manos detrás de la cabeza. "Sin comentarios." Volviendose hacia Nelson, Sanne suspiró. “Supongo que sólo tendremos que cotejar la lista de clientes del Sr. Atley, entonces.” “Buena suerte con eso.” Atley le sonrió. Ella se encontró con su expresión arrogante de frente. “Oh, qué, quieres decir porque está encriptado?” Por un segundo su sonrisa vaciló, y ella se aferró a este toque de incertidumbre. “Nuestros técnicos han tenido menos de doce horas para trabajar en ello, y ya sabemos que es un conjunto de iniciales y números de teléfono. Estoy pensando que mucha gente va a estar muy descontenta contigo, Malcolm. Nunca escribas esta mierda, no es eso lo que dicen?” Ella miró a Nelson para su confirmación. “Error de principiante,” él dijo, asintiendo con gravedad. Ella metió la foto de Ned de nuevo en el expediente. “Pensé que podrías ser capaz de ahorrarnos un poco de tiempo, Malcolm. A los jueces y los jurados les gusta ese tipo de mierda, especialmente si estás contemplando una larga sentencia. Y, créeme, estás contemplando una larga sentencia.” Ella se levantó para marcharse. Atley bajó las manos. “No lo conozco,” murmuró.
216
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Disculpa, no entendí eso,” dijo, a pesar de que su pulso había revoloteado en respuesta. "Yo. No. Conozco. A. Ned. Moseley.” Él enunció cada palabra con precisión. “Pero entonces” — abrió sus palmas con fingida inocencia, como si miles de libras en equipo informático, material explícito, y drogas no hubieran sido encontrados en su casa — "que te hace pensar que podría?” Sanne le sonrió, deseándole privadamente el tipo de infierno reservado a los presos que se ocupaban en la pornografía infantil. “Gracias, Sr. Atley. Eso lo ha aclarado todo bellamente.“ Nelson mantuvo la puerta abierta para ella. Atley cerró los puños sobre la mesa, sus caros modales de las escuelas públicas olvidados mientras él la llamaba. “Oye, maldita perra marica, cuando podré ir por un cigarro?”
*** El sudor frío salió de la frente del anciano mientras jalaba repetidamente la máscara de oxígeno de la cara. “No puedo respirar,” dijo, sus ojos muy abiertos por el miedo. “No puedo respirar.” Bert estaba respirando, pero Meg podía escuchar el fluido que llenaba sus pulmones, incluso antes de que pusiera su estetoscopio en el pecho. “Los paramédicos le pusieron una vía?” le preguntó a Liz. “Sí, muñeca izquierda. Su esposa llamó a su médico ayer, pero el doctor no podía ser molestado para salir, y solo le prescribió antibióticos para una infección en el pecho por teléfono.” “Porque todo el mundo sabe que los antibióticos funcionan de maravilla para la insuficiencia cardíaca.” Meg no se molestó en disimular su sarcasmo, pero su voz era suave cuando se volvió de nuevo hacia Bert. “Tu corazón está un poco cansado, Bert. Es por eso que te sientes como si te estuvieras ahogando. Te estoy dando un medicamento para deshacerse de todo ese líquido en tu pecho, pero también te hará orinar como un caballo de carreras, por lo que necesitas un catéter. ¿Está bien?” 217
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Su franqueza sorprendió una sonrisa de él. Él asintió con la cabeza y dejó de lidiar con la máscara. “Buen hombre,” dijo. “Prometo que voy a calentar mis manos primero. ¿Cómo se llama tu esposa?” “Doris.” “La traeré aquí en cuanto hayamos terminado el negocio con tus tuberías.” “Muy bien.” Su nivel de oxígeno comenzó a subir de manera constante una vez que se administró el diurético. Todavía se veía mal, y su respiración sonaba como burbujas sopladas a través de un batido, pero el terror había comenzado a desvanecerse de sus ojos. "Dra. Fielding? Meg?” La voz era tranquila, pero llegó con un toque inesperado en la espalda de Meg, enviando su lapicero a garabatear en el historial de Bert. “Lo siento, no fue mi intención ...” Emily consiguió parecer al mismo tiempo avergonzada y preocupada. “¿Puedo hablar contigo acerca de un paciente?” “Tiene que ser rápido,” Meg dijo. “Tengo un LVF (Fallo sistólico ventricular izquierdo) inestable aquí. Estás en Menores, ¿verdad?” “Sí, pero no es realmente algo médico. Tengo un muchacho diciendo algunas cosas raras sobre ese caso de secuestro, y no sé qué hacer.“ “Extraño cómo? ¿Por qué es que ingresó?” “Laceración en su palma de la mano. Necesitará puntos de sutura. Se puso un poco excesivamente amistoso cuando lo examiné — tratando de ligar conmigo, presumiendo de su coche nuevo. En realidad no estaba escuchando, y él apestaba a alcohol de todos modos, pero luego empezó a jugar al gran hombre, y fue entonces cuando él mencionó el caso.” "¿Y? Oh, sólo un minuto.” Meg escaneó el trazo del ECG (Electrocardiagrama) que Liz le tendió. “¿Cómo te va, Bert?” “Mejor de lo que estaba, amor.” Ella comprobó sus observaciones. Todo parecía estable, por lo que se volvió de nuevo hacia Emily, su cabeza zumbando con todo lo que estaba tratando de mantener en orden. 218
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Este muchacho dice que hay una bodega,” Emily dijo. “Y que el sospechoso, Ned o algo así, mantiene un Land Rover en el.” “Ned Moseley.” “Sí.” Emily chasqueó sus dedos. "Ese es." “Santo cielo.” Meg dejó escapar un aliento que silbó entre los dientes. Una bodega podría ocultar un vehículo, pero también podría ser un excelente lugar para mantener a un cautivo. “¿Te dijo dónde está?” “No, se calló cuando mostré demasiado interés. Creo que lo asusté. Tiene un brazalete de arraigo, así que dudo que él y la policía estén en el mejor de los términos.” Emily se movió a su izquierda, permitiendo a Liz colocar un pequeño carrito junto a la cabecera de Bert. “Mierda,” Meg dijo. “No puedo dejar a Bert por el momento. Vas a tener que retener a este muchacho.“ “Retenerlo cómo?” "No lo sé. Demonios, bate tus pestañas, dile que eres sólo una novata y me has pedido que vaya a supervisar tu sutura.“ Emily sonrió con recato. “Puedo hacerme un poco la llorosa, si eso ayuda.” "Perfecto. Debemos tener su nombre y dirección de todos modos, si se ha anotado en la recepción, pero sería útil conseguir un poco más de información de él antes de arrastrar a Sanne y al resto de Eds Ups hasta aquí.” Meg se lavó las manos, dejando que el agua las calentara y se puso un par de guantes limpios. “Dame un grito si parece que va a escaparse.” “Lo haré.” Emily salió a toda prisa, dejando a Liz mirándola con curiosidad. “¿Qué demonios estás haciendo?,” Liz preguntó. “Absolutamente nada.” Meg corrió las cortinas alrededor de la cama, y tomó un tubo de gel anestésico. “Bert, cierra los ojos y piensa en Inglaterra. Tendré esto listo en un santiamén.“
219
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** Con Bert estable y sorbiendo a escondidas del té de su esposa, Meg lo dejó en manos de Liz y se fue al área de lesiones menores. Encontró a Emily en una de las computadoras, masticando un lapicero mientras estudiaba una radiografía. “Impresionante,” Meg dijo. “Caída de una bicicleta o un trampolín?” “Patineta, en realidad. Ella estaba gritando despavorida cuando entró, lo que me dio una buena excusa para dejar a nuestro misterioso informante por un rato.“ Meg miró los cinco cubículos, cada uno con su cortina corrida. “¿En cuál está?” "El tres. Una vez que lo había atendido con un Mars (Chocolate) y una botella de Fanta, parecía bastante feliz de esperar.“ "¿Cual es su nombre?" “Callum.” Emily comprobó sus notas. “Callum Clark.” "Correcto." Meg tiró de la cortina a un lado, revelando a un muchacho de aspecto sucio de unos veinte años encorvado en la cama. Utilizando su mano sin vendar, metió su teléfono móvil en el bolsillo. Había chocolate cubriendo sus dientes mientras le sonría, y el diminuto cubículo olía a aromatizante de naranja artificial y alcohol. Tomando respiraciones superficiales, ella dio un paso más cerca. "La Dra. Woodall me ha pedido que le eche un vistazo a tu mano. ¿Te importaría?" “No,” él dijo, arrancando el vendaje antes de que pudiera detenerlo. Metió un dedo en la laceración. “Se rompió una vaso mientras estaba lavandolos, señorita. Pensé que me había cortado algo, sangró tan mal.“ “Hmm.” Meg decidió no desafiar su historia, aunque la suciedad incrustada en sus manos sugirió que no habían visto el agua y jabón durante varios días. Le hizo correr la secuencia habitual de pruebas para evaluar la circulación y la sensación, tratando al mismo tiempo de recordar si había visto su cara antes. Ella no podía. Se parecía a la mayoría de los muchachos que habían crecido alrededor, a los compañeros que su hermano llevaba a casa, a los que fumaban droga fuera de la tienda de pescado y papas fritas o tratado de emborracharla para que pudieran seducirla. Tenía un brazalete electrónico 220
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
semioculto por el calcetín, y su referencia imprecisa a ella como ‘señorita’ implicaba que no era un extraño en la cárcel. “Todo se ve bien, Callum. Voy a quedarme mientras la Dra. Woodall te sutura.“ “Desabrochate las botas.” Él se acomodó en la cama y cruzó las piernas por los tobillos, aunque en cuestión de segundos estaba frunciendo el ceño ante su brazalete y las descruzó de nuevo. Emily comenzó a sacar el contenido de un kit de sutura, tomándose su tiempo, dándole a Meg la oportunidad de leer las notas de Callum. Un residente de Halshaw, en los últimos cuatro años había acumulado tres asistencias de A&E por intoxicación por alcohol y drogas, y dos por lesiones sufridas mientras peleaba. Una brecha de aspecto sospechoso en el patrón probablemente denotaba el tiempo en la cárcel. Como potencial testigo, no parecía muy prometedor. “¿A qué escuela fuiste, amigo?,” Meg preguntó. “A la del Condado de Halshaw,” él dijo, sin apartar los ojos de la aguja que se acerca a su mano. “Hey, yo también.” Ella se sentó en el extremo de la cama, ignorando el olor rancio de sus calcetines. “¿La Sra. McNeil todavía seguía allí cuando te fuiste?” Miró a Meg como si le hubiera crecido una segunda cabeza de repente. Ella sintió una reacción similar de Emily, que intentó disimular la suya inyectando el anestésico local en la palma de Callum. “Joder!” Él miró a Emily, pero Meg todavía tenía la mayor parte de su atención. “Sí, ella todavía estaba allí. Me dio un montón de castigos. Eres de Halshaw, entonces?” “Ennerdale Close.” “No jodas, eso está a la vuelta de la esquina de mi apartamento. Todavía vives allí ahora?” Él puso los ojos en blanco. “Por supuesto que no. Tienes un sitio agradable, apuesto.“ Ella se encogió de hombros, pero no vio un atisbo de una abertura. "Está bien. Un poco más seguro, ya sabes, con todo lo que ha estado pasando por aquí últimamente.“ 221
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Él se empujó hacia adelante hasta que pudo susurrar directamente en su oído. “Podría saber algo sobre eso.” “¿En serio?” Ella mantuvo su voz baja. “¿Le has dicho a alguien?” “No sabía que debía hacerlo. Los polis no me hacen ningún favor.“ “Supongo que no. Podría haber una recompensa, sin embargo.” Meg no tenía ni idea de si había una, pero ciertamente hizo que sus oídos se agudizaran. “Y conozco un par de polis, de trabajar aquí. Tú me lo dices, yo lo paso a ellos, y entonces no tienes que hacer nada más que recoger tu dinero.” Los ojos de él brillaron, y se lamió los labios, dejando saliva naranja en las comisuras de la boca. Se rindió antes de lo que ella había esperado, pero entonces la bebida y las drogas no eran baratas, supuso. “Ned Moseley mantiene un Landie en una bodega dos calles más allá de Prospect, cerca de los campos.” Miró nerviosamente alrededor del cubículo como si temiera que la conversación estuviera siendo grabada. “Uno de esos viejos tipos. No sé el registro. No lo ha tenido desde hace mucho tiempo, pero lo ví conduciéndolo. Es el garaje de enmedio. Creo que tiene una puerta azul.“ Por el rabillo del ojo, Meg vio a Emily escribir una nota en su guante. “Puerta azul, cerca de los campos. Entendido.” Cuando Meg se levantó de la cama, él agarró el dobladillo de la parte superior de su bata. “Hey, ¿cómo puedo obtener mi recompensa?” Ella agitó sus papeles. “Todos tus datos están aquí, amigo. No te preocupes por nada.“ A punto de salir del cubículo, se acordó de su estratagema original y se inclinó para estudiar las suturas de Emily. “Estás haciendo un buen trabajo allí, Dra. Woodall. Continua." Ella añadió una palmadita paternalista en el hombro y se obligó a salir del cubículo a un paso, no una carrera. Una vez fuera de la vista, corrió por el pasillo hasta que su móvil recogió suficiente señal para llamar a Sanne.
222
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Hola, tú, ¿qué pasa?” Sanne sonaba cansada y distraída. El pitido del módem de un fax indicaba que todavía estaba en la oficina. “Agarrar un lapicero, amor,” Meg dijo. “Creo que tengo algo para ti.”
*** “Callum Clark?” Nelson repitió el nombre como si uno dijera ‘La peste bubónica?’ “El mismo,” Sanne dijo. “ 'Sin comentarios' Callum?” "Sí." Nelson empujó su silla hacia atrás y arrojó su lapicero sobre el escritorio. "¿Y qué? De repente se acordó haber visto a Moseley en este Land Rover y decidió que ahora podría ser un buen momento para ayudarnos?” Sanne sacudió la cabeza. “De lo que Meg me dijo, él probablemente nunca hubiera dicho una palabra al respecto, si no hubiera estado tratando de impresionar a la atractiva Dra. Emily.” Nelson recuperó su lapicero y lo utilizó para rascarse la barbilla. “Crees que Clark podría ser nuestro hombre, y esto es una estratagema para despistarnos?” “Improbable.” Fue lo primero que había considerado. “Él está etiquetado, y ya hablé con su oficial de libertad condicional, que confirmó que ha estado obedeciendo su arraigo. Los registros electrónicos prueban que apenas dejó su apartamento durante tres días en el tiempo que Josie escapó. Lo más lejos que viajó fue aquí, para hablar con nosotros por la tarde. No puede haber estado en Gillot Tor, moviendo a Rachel.“ Los ojos de Nelson brillaron con renovado entusiasmo mientras reflexionaba sobre la información. “¿Acabamos de tener suerte?” Ella asintió con la cabeza, al principio con incertidumbre, pero luego con creciente confianza. “Vamos a reunir a las tropas, amigo.”
223
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO DIECIOCHO Tomó cuatro horas de llamadas telefónicas y discusiones con el consejo local y los jefes para establecer que nadie pagaba alquiler en el garaje de enmedio con la puerta azul. Eso — con toda probabilidad, quienquiera que lo había incautado y equipado con una nueva cerradura había actuado de forma oportunista, haciendo uso de un espacio abandonado. Lo cual era una suerte, dado que la palabra de un delincuente reincidente intoxicado nunca habría sido base suficiente para una orden de registro. A medida que las sombras se alargaban y se unían al anochecer, Sanne estaba junto a Nelson, viendo como un oficial uniformado evaluaba el mejor ángulo de ataque de su ariete. En un árbol cercano un tordo estaba cantando a todo pulmón, mientras que un perro ladrando corría por los campos de juego. Un grupo de niños chilló y luego insultó al perro, y el oficial irrumpió a través de la puerta azul con un solo golpe, dirigido con precisión. Alguien más cerca que Sanne golpeó al oficial en la espalda y comenzó a ayudarle a quitar los restos destrozados. Cuando los dos hombres habían despejado una entrada y se hicieron a un lado, Sanne y Nelson siguieron a Eleanor dentro del garaje. Sus luces de las linternas se cruzaban entre sí, alumbrando detrás del ruinoso Land Rover Defender que ocupaba la mayor parte del pequeño espacio. Era un modelo preferido por muchos de los granjeros locales, y éste parecía haber estado en uso reciente. El barro y la arena cubrían sus ruedas, y su carrocería de color verde opaco estaba igualmente salpicada. Sanne escuchó el tranquilo, sorprendido murmullo de Nelson y compartió su sensación de asombro que Callum Clark hubiera estado diciendo la verdad. “No hay placas,” Eleanor dijo, las palabras amortiguadas detrás de su máscara de papel. Se había apretado en el estrecho espacio entre la rejilla delantera y la pared del fondo. “¿Qué apuestas que el VIN (Numero de identificación del vehículo) desaparecio también?,” Nelson dijo. Junto con las máscaras, todos llevaban trajes forenses Tyvek, botines y guantes, y no había ninguna posibilidad de que contaminaran nada, por lo que probó la manija de la puerta del pasajero. Sanne se encontró conteniendo la respiración cuando ésta se abrió. “Hay algo ahí dentro?” Eleanor preguntó.
224
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Un poco de extraña basura. Un paquete de papas fritas, envoltura de chocolate. Nada más que pueda ver sin tener que entrar.“ “Deja eso a SOCO. Sanne, prueba la parte de atrás.“ El sudor se deslizó por la columna de Sanne mientras asentía. El compartimiento trasero era de metal sólido, sus ventanas situadas dentro y alrededor de la puerta trasera y oscurecida por una gran rueda de repuesto. Si Rachel estaba en algún lugar en el garaje, tenía que estar allí. La perilla se movió fácilmente, y Sanne abrió la puerta antes de que pudiera pensar en ello. Su máscara fue arrastrada contra su rostro mientras hiperventilaba, pero su linterna solamente iluminó un espacio vacío. Se tambaleó un poco, agarrando la carrocería por apoyo. “Está vacía,” ella dijo, y escuchó la maldición de respuesta de Eleanor. A pesar de que Sanne habló, sin embargo, se acercó y se agachó por la parte trasera. Los vagos detalles se hicieron más claros, mientras sus ojos se ajustaron a la escasa luz — una gran mancha, incongruentemente limpia en el piso del compartimiento, y un pequeño manchón, de color rojo óxido sobre la pintura verde. El olor a lejía le quemaba sus fosas nasales. Quienquiera que había intentado limpiar el interior no había hecho un buen trabajo, sin embargo. Una vez que SOCO se apoderé de ella, probablemente desenterraría un tesoro de pruebas de ADN. “Tienes algo aquí,” Eleanor dijo. “Parece como aparejos de pesca.” “Bingo,” Sanne susurró. Diez días en el caso, tuvieron su primer verdadero avance.
*** Nadie fue a su casa. Aquellos miembros de EDSOP no involucrados en un segundo registro de la casa de Ned Moseley tomaron bebidas calientes y alguna comida azucarada que pudieron encontrar y se agruparon en la sala de observación para ver su entrevista. En esta ocasión, él se había rendido sin luchar, e inmediatamente solicitó a su abogado. Aún no estaba bajo arresto, pero Carlyle le había recitado la advertencia oficial antes de iniciar la entrevista. Sentada en el borde de una silla, Sanne se quedó mirando a Ned a través del espejo unidireccional. Era obvio que él estaba nervioso. Sus ojos revoloteaban 225
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
alrededor de la habitación como si buscara un aliado o un escape, y apenas podía hablar para confirmar que había entendido la advertencia. Carlyle empujó un vaso de agua cerca de él y esperó mientras bebía. “¿Qué puedes decirme sobre los garajes cerca de los campos de juego en Turner Street, Ned?,” Dijo mientras Ned dejaba el vaso. Recogiendo un trozo de piel suelta en la palma de su mano, Ned echó un vistazo a su abogada para que le guiara. Ella le dio un asentir de cabeza. “Comencé a guardar mis aparejos de pesca en uno porque mi mamá dice que hace que mi cocina huela mal de otra manera, y el refugio antiaéreo en el patio está húmedo.” Su postura relajada mientras un pensamiento pareció ocurrirsele. “Se quejó el propietario? Parecía abandonado, ves? Esa es la única razón por la que lo usé, pero si lo necesita de nuevo eso está bien.” Sonrió, un buen ciudadano haciendo todo lo posible para cumplir con la ley. Carlyle no estaba sonriendo. “Sólo aparejos de pesca? ¿Nada más?" “Pongo mi moto allí cuando nieva.” “¿Qué pasa con tu Land Rover?” Carlyle le hizo la pregunta en voz tan baja que Ned tuvo que esforzarse para oírlo. Su frente se arrugó en confusión. “No tengo un Land Rover, sólo una moto.” “Eso es gracioso, Ned” — una por una, Carlyle colocó una secuencia de fotografías sobre la mesa — “porque encontramos este estacionado en tu garaje esta noche, con rastros de sangre y lejía en toda la parte de atrás. Ya tenemos personas trabajando para comparar tus huellas de neumáticos con los que encontramos cerca de nuestra escena del crimen en Corvenden.“ Ned se apartó de las imágenes como si temiera que pudieran contaminarlo. “No es mío,” susurró. Luego, más fuerte, “No es mío. Nunca lo había visto antes.” Su abogada le puso una mano en su antebrazo, instándole a mantener la calma. Él la sacudió. “No, vete a la mierda! ¡Vete a la mierda!" Tras el cristal, Sanne se estremeció, pero Carlyle ignoró el arrebato y sacó un objeto de su maletín. “¿Qué demonios?,” Nelson dijo, y Sanne se encogió de hombros, igualmente desconcertada. 226
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Tal vez los chicos en la casa encontraron algo,” ella dijo. Le había tomado tres horas a la abogada de Ned para llegar a la jefatura, con mucho tiempo para que la búsqueda se pusiera en marcha. Carlyle puso la bolsa de pruebas encima de las fotografías. “Si el vehículo no te pertenece, explica por qué encontramos esto metido debajo del asiento del conductor.” La bolsa contenía algo verde y lanoso. Al verlo, Ned palideció. “Enviaremos esto a los laboratorios para el análisis de ADN,” Carlyle dijo. “¿Entiendes lo que quiero decir con esto, ¿verdad? Ves mucha televisión. Estoy bastante seguro de que todos los cabellos en esto van a probar una coincidencia contigo. ¿Sabes por qué estoy tan seguro?” La única respuesta de Ned fue una mirada fría. Carlyle le sonrió y levantó una gran, enmarcada fotografía, del tipo que ocuparía el lugar de honor por encima de la repisa de la chimenea de alguien. “Atrapaste una gran mentira ese día, ¿verdad?” Sanne se inclinó hacia adelante y sintió que todos los demás en la habitación hacían lo mismo. Detrás de ella, George dejó escapar un grito. En la fotografía, Ned estaba arrodillado al lado de un lago, con una enorme carpa acunada en ambas manos, y el mismo gorro de lana verde ladeado en su cabeza. “Alega algo sobre eso, bastardo pervertido,” George dijo.
*** “Ten, Sanne querida, te guarde mi último bombón de fresa.” Fred le lanzó un beso y le tiró el dulce. “Gracias, Fred. No puedo decir lo mucho que esto significa para mí.“ “Lo que sea para ver una sonrisa en tu cara.” Ella puso el caramelo en su boca, aunque era demasiado pegajoso, el sabor empalagoso y rico. Obligándose a tragarlo, apoyó los codos en las rodillas y dejó caer su cabeza entre sus manos. La abogada de Ned había solicitado un receso de media hora, y la entrevista debía de reanudarse en breve. 227
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“¿Cansada?,” Nelson preguntó. “Hecha polvo.” Ella lo miró. “Hemos estado vigilando a Ned durante tres días, y había estado detenido durante dos antes de eso.” “Lo sé.” Su tono le dijo que ella no necesitaba decir nada más. En esos tres días de ser vigilado, Ned había permanecido a poca distancia de su casa, volviendo a caminar una ruta familiar triangular entre la tienda de la esquina, el recinto con su tienda de pescado y papas fritas y kebab, y Prospect Street. A menos que hubiera dejado a Rachel con provisiones, las posibilidades de que todavía estuviera con vida eran escasas o inexistentes. Aunque Sanne sabía que Nelson hace tiempo se había reconciliado con lo inevitable, ella se había negado a renunciar a la esperanza. Ahora, con la evidencia juntada contra Ned Moseley, se sintió arrollada por una verdad que debería haber reconocido hace días. Nelson puso una mano sobre la suya. Ella le sonrió, y luego se volvió hacia el espejo cuando la puerta de la sala de entrevistas se abrió. Esta vez Eleanor tomó el asiento central, y Ned la miró recelosamente mientras ella arreglaba sus papeles sobre la mesa. Ella comenzó recapitulando lo que ya había hablado con Carlyle — su paradero en los días en que debería haber estado trabajando para los Clegg — pescando, solo, en un lugar que no había compartido con nadie, porque la mejor carpa estaba allí. No, todavía no sabía cuál era el número de identificación del vehículo, a pesar de que ambos VIN en el Land Rover habían sido eliminados. Y no, no podía pensar en alguien que podría haberlo ‘incriminado’ para los secuestros, como había afirmado justo antes del receso. Tenía amigos, pero no enemigos. “¿Puedes proporcionarnos una lista de los nombres de tus amigos?” Eleanor preguntó. EDSOP ya había hablado con muchas de las personas que Ned había mencionado en el curso de su primera entrevista, pero habían resultado ser conocidos casuales para beber. O bien no tenía amigos cercanos, o no estaba dispuesto a identificarlos. “Ya te dije sus nombres.” Él dirigió su respuesta a la mesa. “Alguno que hayas olvidado?” Él se encogió de hombros y luego sacudió la cabeza. Ella se inclinó más cerca, acordando la brecha entre ellos. 228
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Ned, quiero ayudarte, pero necesito que cooperes. En este momento, voy a ser honesta, las cosas se ven mal para ti. Has admitido tener contacto con las dos víctimas. Estás involucrado en el caso y pareces familiarizado con la zona donde las víctimas fueron retenidas. Te encontraron en posesión de material pornográfico ilegal y drogas. Atacaste a uno de mis detectives y huiste cuando intentamos traerte para interrogarte. Tu coartada tiene más agujeros que un colador común. Y ahora, un vehículo que fue muy probablemente utilizado en los secuestros ha sido localizado en un garaje que te apropiaste, y aunque niegas que el vehículo te pertenece, una prenda de ropa ha sido encontrada dentro.” Ella hizo una pausa. “Lo siento, voy demasiado rápido para ti?” Ned la fulminó con la mirada. “Que significa ‘apropiaste’?” “Significa tomar algo sin permiso o consentimiento.” Eleanor permitió que la definición colgara entre ellos por un pertinente momento. Detrás del cristal, la sala de observación se había quedado en silencio. Sanne ni siquiera podía oír a nadie respirar. “¿Dónde está Rachel, Ned?” Eleanor preguntó en voz baja. “No has vuelto a ella en cinco días. Ayudate a ti mismo, aquí. Dinos dónde está, y dale a su familia el cierre que se merecen.“ Ned se sobresaltó cuando su abogada le tocó el brazo. Se abrazó a sí mismo, meciéndose levemente, sus ojos muy abiertos. “Sin comentarios,” dijo. El sonido parecía volver a Sanne en un apuro. Fred maldijo y pateó al respaldo de la silla, y George golpeó la pared antes de salir. Casi al mismo tiempo, llamaron a la puerta de la sala de entrevistas, y por un segundo, ella pensó que George estaba a punto de irrumpir allí y tomar el asunto en sus propias manos, pero era sólo uno de los SOCO. Eleanor lo condujo de vuelta al exterior y regresó un par de minutos después de arrojar una bolsa de pruebas sobre la mesa. Algo en su interior hizo un ruido metálico al aterrizar. “Adelante,” ella dijo, alentando a Ned para alcanzar la bolsa. Su voz sonaba tensa, y las venas se destacaban en su cuello. Ella no estaba molesta, Sanne se dio cuenta, estaba furiosa. “Esas son las llaves para el Land Rover y la llave del candado usado para asegurar el garaje.” Ella no se sentó, forzando a Ned a mirarla. “Las encontraron detrás de un ladrillo suelto en tu refugio antiaéreo.” Ned abrió la boca para 229
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
protestar, pero ella no lo dejó hablar. “Las huellas dactilares encontradas en la parte trasera del Land Rover coinciden con las tomadas de la cabaña y se identifican como las de Rachel Medlock. Ned Moseley, te estoy poniendo bajo arresto por el secuestro y asalto de Josie Albright y el secuestro de Rachel Medlock. No tienes que decir nada, pero esto puede perjudicar a tu defensa si no mencionas cuando se te preguntó algo que más adelante se usará en la corte ...” Ned se tapó la cara con las manos mientras Eleanor repitía la advertencia que Carlyle le había dado anteriormente. “La hora es 2:34 a.m.,” dijo. “La entrevista se detuvo a petición de la abogada de la defensa.” Cuando ella apagó la grabadora, aplausos resonaron en la sala de observación. “Cerveza,” Fred anunció. "Necesito una cerveza." Sanne observó a dos agentes uniformados llevarse a Ned. Estaba demasiado aturdida como para celebrar. Se puso de pie con Nelson, mirando en la habitación ahora vacía y tratando de resolver las consecuencias de lo que acababa de suceder. “Tenemos que decirle a Josie antes de que lo vea en las noticias,” ella dijo. “Una vez que la prensa se entere de la duración de la vigilancia, sumarán dos y dos.” “San, ella sumará dos y dos.” Sanne asintió, de repente frío en la pequeña habitación mal ventilada. “Sé que lo hará, pero alguien debería estar con ella cuando lo haga.”
*** Hasta el cuello con el papeleo, forense, y preparando una declaración para la prensa, Eleanor se alegró de dejar que Sanne hablara con Josie. Nelson se ofreció a ir también, pero Sanne lo persuadió para irse a casa. Él había visto poco de su familia durante los últimos diez días. El médico comiendo pan tostado en el escritorio de la HDU se limpió las migajas de sus labios y dirigió a Sanne a la sala de Neuro Rehabilitación. “Ella aún estaba despierta la última vez que la miré,” le dijo un enfermero a Sanne, cuando finalmente encontró la sala. Él bajó la voz mientras la acompañaba entre dos filas de pacientes dormidos. 230
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“¿Han encontrado a su pareja? Es por eso que estás aquí?” Él sonaba realmente preocupado, pero Sanne no se atrevía a darle la noticia dos veces en rápida sucesión. “Debería hablar con Josie primero,” ella dijo. La expresión de él se volvió sombría. “¿Debería llamar a su mamá?” "Si, gracias. Creo que sería una buena idea." La dejó en la puerta de la habitación de Josie. En una sala dominada por pacientes de edad avanzada con derrames cerebrales, parecía una amabilidad que Josie había sido asignada a una habitación individual. En la última cama de la sala, un muchacho de veintitantos años con ojos vacíos, una gran herida, engrapada en el cuero cabelludo, y un tubo en la nariz le dio un saludo infantil y luego puso las sábanas sobre su cabeza. Ella se preguntó que tan rápido él había estado conduciendo, o quién había provocado la pelea que lo había traído aquí. Arrugando la nariz contra el olor de los desinfectantes y los alimentos dulces, artificiales, dio unos golpecitos en la puerta de Josie. La mano que Josie había estado usando para sostener un libro voló a su boca cuando vio a Sanne. “Oh Dios.” Sus ojos se llenaron de lágrimas. “¿La encontraste?” Todas las palabras cuidadosamente ensayadas de Sanne la abandonaron. Sacudiendo la cabeza, se sentó en el extremo de la cama de Josie. “Hace aproximadamente una hora, acusamos a Ned Moseley de secuestro y agresión,” dijo. “¿Recuerdas quién es?” "Sí. Es el hombre que han estado vigilando.“ No pasó mucho tiempo para que Josie tratara las ramificaciones de esa breve declaración. Sanne midió el cambio sutil en su expresión, desde el alivio al miedo al horror absoluto. La cara de Josie palideció, y su mano izquierda comenzó a retorcerse incontrolablemente. Ella la agarró con su derecha, las lágrimas salpicando las sábanas con cada movimiento. “¿Cuántos días son?” Preguntó. “No puedo contarlos.” "Cinco. Josie, ahora estamos tratando esto como una investigación de asesinato.“ 231
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Josie sollozó, un sonido ahogado, inhumano que se enroscó en sí misma. “No puedo hacer esto,” dijo. “No puedo hacer nada de esto sin ella.” La repentina oleada de dolor pareció apoderarse de ella, dos semanas de miseria rompiéndose libres y borrando las barreras que había logrado construir a su alrededor. Cuando Sanne la alcanzó, ella trató de apartarse, su puño golpeó débilmente contra la espalda de Sanne, pero a los pocos segundos, toda la lucha la había dejado. Hundió la cara en el cuello de Sanne y lloró como si su corazón se hubiera destrozado.
*** El canto de los pájaros y el primer toque de luz del sol en las copas de los árboles se encontraron con Sanne mientras salía de su coche. Apenas recordaba manejar, y le tomó varios intentos seleccionar la llave correcta de la puerta. La puerta atrapó un par de botas dejadas tiradas detrás de ella. Las quitó y las puso en el estante de los zapatos, colocando los suyos en un espacio debajo. Ya estaba medio desnuda en el momento en que llegó al baño, la ropa en un montón arrugado bajo el brazo. Incapaz de afrontar el esfuerzo de una ducha, se lavó rápidamente y se cepilló los dientes. Las sábanas entre las que se deslizó eran nuevas y frías, pero se pusieron más cálidas a medida que avanzaba a través de la cama. Sin hablar, Meg abrió los brazos y acercó a Sanne. Sanne estaba demasiado cansada para llorar, para explicar, para hacer cualquier cosa excepto quedarse inmóvil y dejar que Meg la abrazara. Mientras sentía que la mano de Meg trazaba una figura interminable de ocho en su espalda, finalmente permitió que sus ojos se cerraran.
232
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO DIECINUEVE Meg colocó la taza de té al lado de la cama de Sanne, contó hasta cinco, y sopló cuidadosamente en su oído. “Sanne.” La cara de Sanne se arrugó en irritación. Ella golpeó inútilmente el mechón de cabello que Meg había perturbado, pero no abrió los ojos. Meg intentó de nuevo, su voz suave. “Sanne, es hora de despertar.” “Mmhm.” “Tanto para el acercamiento sutil.” Meg se puso de pie, con las manos en las caderas, y gritó, “Son las 7:20!” Eso tuvo el efecto deseado. Sanne se sentó de golpe. “Por favor, estas bromeando.” Miró el reloj y medio se cayó de la cama cuando las sábanas se enredaron alrededor de sus tobillos. “Maldita sea!” “Calma, tigre.” Meg se arrodilló junto a ella. “Ya he hablado con Eleanor.” "¿Lo hiciste? ¿En serio?” Frotándose los ojos con las yemas de los dedos, Sanne respiró hondo. “Meg, ¿qué está pasando?” Meg tiró de su mano, animándola a sentarse contra la pared. “Prométeme que no te enfadaras conmigo?” "Oh Dios. ¿Qué hiciste?" “Envié a Eleanor un mensaje diciéndole que no habías llegado a casa hasta las 4:30, y ella respondió que revisaras tus correos electrónicos para la sesión informativa y poner las cosas en orden a partir de ahí.” “No deberías haber hecho eso.” Una llanura desconocida para la voz de Sanne era la única indicación de su ira. “¿Hubieras sido de alguna utilidad para la investigación, funcionar con una hora de sueño?” Meg no podía sentirse culpable por interferir, no cuando la piel debajo de los ojos de Sanne estaba tan morada e hinchada que parecía estar magullada, y cuando la pared parecía ser la única cosa que le impedía caer. Meg 233
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
había visto otros casos tomar su peaje en los últimos años, pero nunca hasta el extremo de éste. “Probablemente no,” Sanne dijo. “Pero ninguno de nosotros habrá dormido mucho anoche.” “Y la mitad de ellos también se perdieron la sesión informativa.” Meg palmeó la rodilla de Sanne, poniendo fin a su tormento. “Toma una ducha, y prepararé el desayuno.” Sanne asintió, pero no se levantó. “Sabes lo que pasó, entonces?” “Lo vi en las noticias.” Incluso mientras Meg hablaba, realizó una conexión que arrojaba más luz sobre el comportamiento abatido de Sanne. “¿Fuiste a decirle a Josie?” “Sí.” Temblando, Sanne acercó la sábana a su alrededor. “Estaba devastada, obviamente.” “Apuesto a que si, pobre chica. Trabajo hasta tarde el próximo par de días. Pasaré a su sala y veré cómo está.“ Sanne apoyó la cabeza contra la pared. “Estoy muy cansada,” susurró. “Sé que lo estás.” Meg la rodeó con un brazo. “Cuando todo esto haya terminado, creo que deberías usar unas semanas de ese permiso anual que nunca tomas. Deberías irte de vacaciones, y no estoy hablando de unas vacaciones de quedarte en casa y arreglar-algo-en-tu-cabaña, sino de unas donde vueles a algún lugar soleado.” "Suena bien. ¿Vienes conmigo?” “Podría hacer eso.” Meg le revolvió el cabello. “Ahora, vamos, esmerate. Ve y toma esa ducha.“
*** Con una rebanada de pan tostado en una mano, Sanne se desplazó a través de sus correos electrónicos con la otra. Las notas informativas eran concisas: Carlyle y Eleanor continuarían entrevistando a Ned Moseley durante todo el día y sólo deberían ser contactados en caso de emergencia. Los laboratorios aún estaban analizando los reportes forenses y las huellas de los neumáticos de la 234
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Land Rover, pero la sangre había sido del tipo que concidía con la de Rachel Medlock. Las suyas eran las únicas huellas dactilares encontradas hasta ahora, suponiendo que Ned había usado guantes. Scotty y Jay estaban rastreando el origen de la Land Rover, elaborando una lista de casas de subastas locales y concesionarios de automóviles usados, y los informes de referencias cruzadas de vehículos robados. Mientras tanto, las búsquedas se mantendrían centradas en los lugares conocidos de Ned, con la adición de la granja de los Clegg y dos depósitos adicionales. Varios policías continuaban buscando en el depósito donde él tenía la mayor parte de sus cosas de pesca. Migajas cayeron sobre el teclado mientras Meg — leyendo por encima del hombro de Sanne — mordía en su propio pan tostado. “¿Por qué él sólo hizo el trabajo a medias?,” ella preguntó, señalando el inciso del forense con un dedo con mermelada. “¿Quieres decir con la limpieza?” "Sí. Fue lo bastante hábil con la lejía en la cueva. Se las arregló para borrar todo rastro de Rachel allí, sin embargo, deja evidencia en el Landie.“ Era una buena pregunta, y Sanne agitó su té mientras lo contemplaba. “Tal vez sospechaba de la vigilancia. No es el más brillante de las chispas, pero en esos tres días se quedó tan cerca de casa que parecía deliberado. Es seguro asumir que no había terminado de limpiar el coche antes de su detención, y no podía correr el riesgo de volver, no si sabía que estaba siendo vigilado. Lo único que podía hacer era esperar que nunca encontraramos el garaje.“ “Creo que le debemos a Callum Clark por eso. Le dije que podría haber una recompensa, ya sabes.“ “Le mandaré un billete de diez libras,” Sanne dijo secamente. Meg se rió y se lamió los dedos. “Correcto, será mejor que me vista, o los vecinos empezarán a hablar,” dijo, ignorando el hecho de que sólo los pájaros y las ardillas podían ver en su cocina. “¿Te irás pronto?” “No, tengo trabajo que puedo hacer desde aquí. Hay una búsqueda programada en la granja de los Clegg después del almuerzo, así que iré directamente allí. Nelson y yo pedimos por esa, ya que fuimos los que los entrevistamos en primer lugar.“ “Pareces muy emocionada.” 235
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“No puedo sonreír lo suficiente.” Escuchó los pasos de Meg subiendo por las escaleras y luego abrió el resto de sus correos electrónicos. Poco es lo que había sucedido durante la noche, al parecer. Nelson había escrito para expresar su alegría ante la perspectiva de pasar más tiempo con los Clegg. Ella envió una respuesta rápida, antes de meterse en un mensaje de los técnicos informáticos que trabajaban para descifrar la lista de clientes de Mal Atley. Masticando otra rebanada de pan tostado, leyó las iniciales, junto a la cual se colocaron fragmentos de números de teléfono. ‘NM’ no se veía por ninguna parte, pero seis líneas seguían codificadas en la parte inferior de la lista, y parecían estar ordenadas alfabéticamente. En el momento de la actualización, ‘GE’ había sido la última entrada. La mayoría de los números compartían un prefijo 07, identificándolos como números de teléfono móvil, y el resto tenía el código de marcación local. Incluso un número parcial sería suficiente para identificar a Ned Moseley si sus iniciales aparecían, y Sanne sacudió la cabeza ante la idea. Hace sólo dos días, no había estado convencida de su culpabilidad. Ahora todo lo que quería era que se quebrara bajo el interrogatorio y darle a Josie y al resto de la familia de Rachel un poco de paz. Con un ojo en la hora, Sanne bebió el resto de su té y se dirigió al cuarto de servicio, para ver si Meg tenía un par de botas de agua que no le importaría tener cubiertas de mierda de cerdo.
*** Derek Clegg golpeó con una mano carnosa en una pared de piedra seca de aspecto precario y se dobló para recuperar el aliento. Después de haber logrado caminar todo un centenar de yardas más allá del chiquero, hacia el primero de sus campos, ahora estaba dando a Sanne y Nelson una vista desagradable de su raja del culo, mientras la pretina de los pantalones caídos finalmente perdió su batalla contra la gravedad. Apartando la mirada, Sanne observó al cerdo rodar en un montón de estiércol y esperaba que los jadeos teatrales de Derek significaba que iba a renegar de su promesa de una visita guiada. Era dueño de aproximadamente cuarenta acres, gran parte de los cuales habían permanecido descuidados mientras su salud y la de su madre se deterioraban. El papel de Ned Moseley en la granja había implicado en gran parte el cuidado del ganado restante, pero Derek había confiado en él para cuidar de cualquier 236
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
otra cosa que pudiera necesitar hacerse, y admitió que Ned conocía el terreno mejor que él. “Hay este campo, y cuatro más detrás.” Derek señaló con el pañuelo que acababa de usar para secarse la frente. El viento atrapó el algodón, revelando un colorido mosaico de manchas. “No hay muchas edificaciones. El establo de ovejas en el segundo campo, y algo en el cuarto, podría haber sido un granero una vez, pero ahora es en su mayoría escombros y malezas.“ “Está bien, gracias,” Sanne dijo, pero viendo la intención de la mirada de Derek ella sacó su libreta y escribió una nota. “Crees que te las arreglarás desde aquí?,” él preguntó. “Sólo, es mejor que vuelva y vea a mamá.” “Vamos a estar bien.” Nelson asintió con gravedad. “Agradecemos que te hayas tomado el tiempo para salir con nosotros.” Aparentemente satisfecho de haber cumplido con sus deberes como anfitrión, Derek se guardó el pañuelo, se subió los pantalones y se dirigió de nuevo a la casa. Una vez seguro de que Derek estaba fuera del alcance del oído, Nelson dio unas gracias en voz baja y llamó por radio a los oficiales que esperaban en el camino de entrada, dirigiendo a cuatro de ellos para ayudarlo a buscar las edificaciones alrededor del patio mientras el resto se unía a Sanne en la puerta al primer campo. Sanne reconocido a la mayoría de ellos de los páramos y la bodega, y la manera automática de desplegarse a través del ancho del campo hablaba de su experiencia reciente. Marcando en el borde de la línea, ella asintió con la cabeza al hombre a su lado, y lentamente avanzaron.
*** El clima comenzó a cambiar cuando el equipo de búsqueda se acercó al segundo campo. Habían visto la lluvia rodando al otro lado del valle, una masa de rayas verticales grises suspendidas entre la espesa nube y las colinas de abajo. Les permitió juzgar, casi al instante, el momento en que necesitaban levantar sus capuchas, cerrar sus abrigos, y prepararse para la embestida. La visibilidad se redujo a un par de yardas mientras el aguacero golpeaba, y en pocos minutos el campo era un lío de charcos y surcos resbaladizos del 237
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
tractor. Sanne respondió al zumbido de su radio, sabiendo sin mirar que sería Nelson. “¿Quieres llamar a todos de vuelta al patio?,” él dijo. “Hay un granero aquí que es lo suficientemente grande como para refugiarse. Apesta, pero al menos está seco.” Ella se subió a la pared de piedra, tratando y fallando en atrapar un atisbo de resplandor detrás de la cortina de nubes. La lluvia parecía haberse instalado en el futuro previsible. “Creo que vamos a seguir adelante,” ella le dijo, casi gritando para hacerse oír. “Estamos cerca del establo de ovejas que Derek mencionó, así que podemos dirigirnos hacia eso.” "No te preocupes. Avisame si cambias de opinión. Sin novedad aquí.“ "Lo mismo. No tenemos nada más que mugre y barro.” La lluvia goteaba de su nariz mientras hablaba. Comprobó la hora. Dado el tiempo, probablemente tenían otras tres horas y media de la luz del día, cuando mucho. “¿Necesitas un aventón a la oficina cuando hayamos terminado?” "Eso sería genial. Enganché un paseo en la camioneta, pero están cayendo en algunas estaciones diferentes, así que sería más rápido ir contigo.“ Ella saltó de la pared, agarrándose de la resistente albardilla cuando sus botas se deslizaban sobre la hierba. “Debo advertirte que estoy en mi Corsa, no un coche del equipo.” Hubo una larga pausa mientras Nelson ponderaba sus opciones de viaje. “Han estado los pollos en el recientemente?,” él preguntó. Ella se rió. “Ya sabes, les dejo la ventana abierta una vez, y nunca escucharía el final de eso. No, no lo han hecho, y sí, el coche está limpio.“ “Nos vemos cerca de las siete, entonces.” Él desconectó la llamada, y ella colocó la radio de nuevo en su cinturón. Los oficiales se habían unido a ella en la pared y estaban rondando en una puerta balanceándose sobre una bisagra oxidada. Ella los hizo pasar a través y, por costumbre, cerró de la puerta tras ella. “Todo el mundo está bien?,” preguntó. 238
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
No tenía ninguna duda de que todos estaban con frío, mojados y miserables, pero no hubo murmullos de desacuerdo, sólo asentimientos, sis, y el ocasional ‘bien’. “Son todos brillantes,” ella dijo. “Vamos a ver si podemos llegar al establo en la próxima hora, y luego vamos a tomar un descanso.” Una ráfaga arremolinada de viento sopló bajando su capucha y la lluvia salpicó en sus ojos. Imperturbable, parpadeó hasta que su visión se aclaró. Luego inclinó la cabeza y dio la señal para caminar.
*** “Bien, quién no necesita un cigarro?” Sanne contó cinco manos levantadas entre los oficiales acurrucados debajo de los altos aleros del granero. “Ustedes vendrán conmigo. El resto permaneceran aquí hasta que lo hayamos despejado.“ Los encendedores se encendieron como luciérnagas ansiosas, pero el olor a humo de cigarro se apagó en el instante que Sanne entró en la construcción. Se paró justo por encima del umbral y enfocó su linterna alrededor del espacio abierto. Parecía como si nada hubiera sido perturbado por un largo tiempo. La paja y el polvo que cubrían el suelo no mostraban señales de huellas o raspaduras, y había espesas telarañas cruzando el marco de la puerta. La madera que había probablemente alguna vez formado corrales se había podrido y derrumbado, dejando la mayor parte del establo visible desde su posición. Estaba bastante segura de que Rachel nunca había sido traída aquí, pero tenía que asegurarse. Se volvió hacia sus no fumadores. “Ustedes tres empiecen en el extremo izquierdo. Nos dirigimos sobre el otro lado y nos encontraremos en medio.“ Los hombres estaban quitandose las capuchas y sacudiendo sus abrigos, evidentemente contentos de estar en un lugar seco, y siguieron sus instrucciones sin cuestionarse. Era un alivio estar fuera del viento, pero silbaba a través de los huecos en el decadente cemento, como si quisiera recordarles que todavía estaba allí, esperando su regreso. Tomando cuidadosos pasos por el sólido suelo de piedra, Sanne olía la lana húmeda y el heno sucio. La lluvia goteaba a través de las tejas agrietadas, creando diminutos caleidoscopios cuando las gotitas se atrapaban en la luz de la linterna. Algo le rozó su mejilla. Se rascó y apartó un enredo sucio de telaraña que se pegaba a sus dedos mientras los sacudía. La arrojó al suelo y se limpió la mano en sus pantalones, anhelando un baño caliente, sábanas limpias, y el fin de este caso. “No hay nada aquí,” un oficial le gritó. 239
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Nada aquí, tampoco.” Frustrada, dio una patada a un fragmento de madera en descomposición y la envió deslizándose hacia la esquina. “Consigan al resto dentro para un té si quieren uno.”
*** Apretujada en la parte trasera de su Corsa, Sanne soltó el cierre y se quitó los pantalones empapados con los dedos entumecidos. La lluvia azotaba contra el techo, y la linterna apoyada en el asiento a su lado hizo poco para cortar a través de la oscuridad. Se estremeció, retorciéndose en un par de pantalones secos antes de intercambiar su jersey y camisetas sin mangas por un vellón grueso. El material abrazó su piel húmeda, aliviando los temblores, y deslizó las mangas abajo hasta que cubrieron sus manos heladas. Con sus pies descongelandose lentamente en calcetines limpios y tenis, ordenó sus cosas esenciales en los bolsillos de los pantalones, cogió el almuerzo que había olvidado comer, y subió hacia adelante en el asiento del conductor. Nelson todavía estaba hablando con uno de los oficiales al lado de la camioneta, por lo que aprovechó la oportunidad de meterse medio sándwich de jamón en la boca y revisar los correos electrónicos en su teléfono. Los dos primeros correos informaron del abandono temprano de las búsquedas en y alrededor de las bodegas y confirmó que nada de interés había sido encontrado. Mientras tanto, Meg había escrito para decir que había estado con Josie durante una hora antes de que comenzara su turno de noche, y que Sanne debe desestimar cualquier reclamación de que ella hizo trampa en las cartas como un chisme difamatorio. “Maldita sea si haces trampa,” Sanne murmuró. Ella cerró el correo electrónico de Meg e hizo clic en el siguiente: una versión actualizada de la lista de clientes de Mal Atley. Los números de teléfono parciales ahora se componían de ocho dígitos cada uno, y un nuevo par de iniciales — KD y MJ — habían sido descifradas. Frustrada por un proceso que estaba avanzando pero todavía no podía decirles nada útil, Sanne clavó su dedo en su teléfono para mover el mensaje a su carpeta de trabajo. Para reforzar su sensación de otro día de pasar persiguiendo los callejones sin salida, un último correo electrónico de Carlyle tomó menos de diez líneas para resumir la entrevista más reciente de Ned Moseley: después de quejarse de que nadie creía nada de lo que dijo, Ned había tomado la ruta de ‘sin comentarios’ y estaba ahora de nuevo en una celda en espera, aguardando su traslado a la prisión. 240
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne guardó su teléfono mientras Nelson abrió la puerta del pasajero, dejando entrar una ráfaga de viento y lluvia. “Creo que lo arruiné,” él dijo, mostrando una sombrilla arrugada con las varillas sobresaliendo en ángulos aleatorios. La dejó caer en el hueco de los pies y cerró la puerta. “En el lado positivo, al menos tus pantalones no necesitan exprimirse.” Sanne puso en marcha el motor y trató de despejar la niebla de su parabrisas. Por delante de ellos, la camioneta comenzó a moverse por el camino de la granja, sus luces hundiendose y reapareciendo cuando sus neumáticos golpeaban los baches. “Le daré un par de minutos para que se caliente,” ella añadió, ignorando deliberadamente los despectivos ojos en blanco de Nelson. Él echó hacia atrás su asiento y se estiró, en la forma de alguien acomodándose para una larga espera. “Tienes algo de comer?,” preguntó, y se agachó para evitar el sandwich empapado que Sanne le lanzó a la cabeza.
*** El Snake Pass era un camino desafiante para negociar en el mejor de los tiempos, y estos no eran los mejores tiempos. Un fuerte viento sacudió el coche cuando Sanne lo metió en tercera velocidad y luego en segunda, maldiciendo su falta de potencia. Su motor chirrió, se arrastró por la empinada pendiente y derrapó alrededor de la curva cerrada de la empapada interestatal. Una vez en el descenso de nuevo, empezó a excederse cuando su velocidad aumentó. Agarrando su cinturón de seguridad, Nelson no dijo ni una palabra. Sanne sospechaba que había sido golpeado por el silencioso terror, y ella simpatizó por completo. La ruta era tan familiar para ella que podía describir cada una de sus curvas, pero no podía permitirse sentir complacencia. Un número cada vez mayor de santuarios al lado de la carretera servía como un recordatorio aleccionador de lo que ocurría cuando la gente bajaba la guardia o se volvían engreídos. Al pasar junto a Whitelow Farm, bajo sus luces para evitar deslumbrar a un camión que se aproximaba. Tronó pasando en un borrón de rocío, su peso y la velocidad traqueteando el Corsa. Nelson se lanzó hacia el tablero, y ella le dio una débil sonrisa. “Apuesto que desearías haberte ido en la camioneta, ¿eh?”
241
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"De ningún modo. Estoy pasando el mejor momento de mi vida.” Él miró hacia la arremolinada niebla alrededor de las partes superior de los páramos. “Me pregunto si Abeni sabe donde guardo las pólizas de seguro.” Sanne sonrió y encendió el limpiaparabrisas a un nivel superior, sin apartar la vista de la carretera. Cuando otro camión se acercaba, desaceleró, preparándose para la turbulencia en su estela. “Podría tener que invertir en un 4x4.” Ella parpadeó contra las luces del camión, luchando por mantener los neumáticos sobre el asfalto y lejos del borde cubierto de piedras. “Me encanta este coche, pero se siente como si estuviera hecho de balsa —” Un estallido silencioso la cortó a media frase. El coche se sacudió, luego comenzó a derrapar salvajemente. Por un segundo, pensó que había golpeado a un animal, pero un arco de chispas de la parte trasera le dijo que un neumático se había reventado. "¡Mierda! Agarrate!” Sus nudillos blanqueados en el volante mientras trataba de detener el coche de volcarse. Giró hacia el derrape, soltando el acelerador y resistiendo el instinto de frenar. Algo dio paso en el tren de aterrizaje, reduciendo su impulso con un chirrido de metal. Casi perezosamente, el coche se deslizó hacia el borde, chocando contra una pared de piedra, y estremeciendose a un alto con el morro en una zanja. Sanne se quedó mirando la pared, sin poder creer que todavía estaban en una sola pieza. Uno a uno, despegó sus dedos del volante, y luego se frotó el cuello, donde el cinturón de seguridad casi la había estrangulado. “Bueno, eso lo jodió,” dijo. “¿Estás bien?” Lo blanco de los ojos de Nelson parecían enormes en la oscuridad. "Estoy bien. ¿Que diablos ocurrió?" “Ponchadura, creo.” Ella hizo una mueca, recordando que sus neumáticos habían estado con los días contados durante varias semanas. "Quédate aquí. Veré cual es el daño y si podemos poner el repuesto.“ Sin darle la oportunidad de discutir, abrió la puerta y rodeó la cajuela. Ella acababa de ponerse su chaleco reflectivo cuando él se le unió, linterna en mano. “No vas a conseguir un repuesto en eso.” Él dio la vuelta al haz alrededor del borde deforme de su neumático.
242
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Todo está jodido.” Ella pateó el tubo de escape, haciendo hincapié en el extenso daño en la parte inferior del coche. “Tendremos que conseguir un camión grúa aquí.” "Sí. Menos mal que no estamos bloqueando el camino.“ "Así es. Daré una llamada de Alerta Roja.“ El coche se balanceó suavemente cuando se metieron de nuevo, pero no avanzó más hacia la zanja. Encendió las luces de emergencia y se desplazó por el directorio de su teléfono hasta que llegó al número de la compañía de averías. Tras conectarse, fue puesta directamente en una cola. “Mi posición en la cola es veinticuatro,” repitió, para el beneficio de Nelson. “Parece que el clima esta haciendo estragos con una gran cantidad de gente. Veinticuatro? Jesús, no es de extrañar que estos bastardos son baratos.” El mensaje grabado siguió hablando, concluyendo con una contrita estimación de dos a tres horas para el rescate y recuperación. “Que huevos.” Ella terminó la llamada y eligió otro número. “También podríamos prescindir del intermediario. Alerta Roja llevaría el coche allí de todos modos.“ Nelson asintió, aunque claramente no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Sanne observó la niebla bailar alrededor de la pared mientras escuchaba el teléfono sonar. Casi había renunciado cuando oyó el saludo rasposo de Joan Cotter. “Hola, Joan, es Sanne Jensen. Siento mucho llamarte tan tarde, pero he tenido una ponchadura en Snake, y me preguntaba si Geoff o Billy están por ahí.“ La boca de Nelson formó un ‘oh’ de entendimiento al reconocer los nombres. En la línea, Joan tosió, un sonido denso y húmedo que hizo que Sanne apartara el teléfono de la oreja. “Geoff aún no está bien, y Billy salió al Crown. Probablemente ha tenido una bebida por ahora, amor.” "Maldita sea. Está bien.” La perspectiva de una media hora en espera, seguida de tres horas sentada en un Corsa con corrientes de aire, arruinado, hizo que Sanne empujara su suerte. “¿Me puedes dar su móvil, por si acaso? Incluso si él no puede salir, podría saber de alguien más local que me podría dar un remolque.“ 243
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Hubo una larga pausa antes de que Joan cediera y diera el número. Sanne lo garabateó en su mano, dándole las gracias profusamente. Sacudida por otro ataque de tos, Joan colgó sin decir adiós. “El taller de Cotter está a sólo unos cuarenta minutos allá atrás,” Sanne le dijo a Nelson, sorprendiéndose a sí misma, marcando la primera parte del número de Billy de memoria. “Podríamos esperar allí para que alguien nos recoja. Cálido, seco, una buena taza de — hola, Billy, es Sanne.“ “Sanne Jensen.” Oyó que Billy se aclaraba la garganta y se reía. “¿A qué debo el placer?” “Un neumático reventado y un tubo de escape hecho polvo. A poco menos de la cumbre de Snake. Tenía la esperanza de que fueras un poco más rápido que Alerta Roja.” No había ruido de fondo, pero aún así, le oyó dar unos pasos y cerrar una puerta como para moverse a un sitio más tranquilo. “Por favor, Billy, sé que es una noche de mierda, pero realmente lo agradecería.” “Jesús, Sanne, ese es un largo camino por recorrer. Además, estamos tan acumulados con el trabajo, podría pasar un tiempo antes de que pudiéramos arreglarlo de todos modos.” Parecía como si estuviera dando vueltas ahora, su pisada pesada y medida. “Oh, no me importa cuánto tiempo se lleve para arreglar.” A pesar de que odiaba el tono suplicante en su voz, no estaba por encima de utilizar el chantaje emocional. “¿Te he dicho lo cansada y hambrienta que estoy?” “Estás rompiendo mi corazón.” Él suspiró. “Estaré allí en una hora.”
*** “Di tu precio.” Saliendo bajo la lluvia en una muestra de apoyo moral, Sanne observó a Billy enganchar su Corsa en su camión grúa. “En serio, puedes cobrarme más de la cuenta. No me importa.“ Él le sonrió desde debajo de la capucha de su abrigo. “Siempre tuve una debilidad por ti, Sanne. Ve y sientate con tu amigo y entra en calor. Terminaré en unos cinco minutos.“ Ella le lanzó un pulgar hacia arriba y se fue a la parte delantera del camión. Nelson ya había tomado el asiento del pasajero, por lo que ella se metió en el compartimiento trasero. 244
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Casi termina,” ella dijo. “¿Hablaste con Abeni?” "Sí. Las chicas están durmiendo. Le dije que podría terminar quedándome en tu casa, o la de Meg.“ “O los Cotters.” Ella se encogió de hombros ante la expresión horrorizada de Nelson. “Hey, en el peor de los casos. Sería mejor que nada.“ "No sé acerca de eso. 'Nada' no vendría con cáncer de pulmón.” Él mantuvo su voz baja, como si Billy tuviera alguna posibilidad de escucharlo por sobre la lluvia torrencial y las ráfagas de viento, y cerró la boca cuando la puerta de la cabina se abrió un momento después y Billy entró. “Crees que hay algo que puedas salvar?,” Sanne preguntó, preparada para enviar a su amado Corsa a un montón de chatarra. Billy encendió el motor y arrojó una bolsa en el asiento al lado de ella. “Con un nuevo soporte de tubo de escape, un rim nuevo, y tres nuevos neumáticos, estará bien.” Empezó a hacer un giro cauteloso, las luces ámbar en la parte superior del camión una advertencia para otros automovilistas. "¿De verdad? Eso está muy bien.” La bolsa comenzó a deslizarse hacia el suelo, y ella puso una mano sobre eso, atrapando tanto la tela exterior como parte de su contenido. “Puedo hacer los neumáticos como reacondicionados si quieres,” Billy dijo. “Sería mucho más barato.” “Mm.” Ella asintió con la cabeza, sus ojos fijos en el extremo suelto de la cuerda en su mano. "Suena bien." Sin alterar su posición, abrió la bolsa. La cuerda enrollada en el interior era de color naranja brillante, con un recubrimiento sintético. Pasó sus dedos a través de ella, examinando la forma en que estaba trenzada, su espesor y textura, y recordando cuanto esfuerzo le tomo cortarla usando una navaja suiza. Un desagradable grano de sospecha comenzó a formarse mientras bajaba la solapa de la bolsa y miraba el número de móvil manchado en el dorso de su mano. En la parte delantera de la cabina, Nelson y Billy estaban charlando sobre fútbol, ninguno de ellos le prestaba atención. Entró en el código de seguridad en su teléfono, la ansiedad haciendo sus dedos torpes y su pecho apretado. Obligándose a tomar respiraciones lentas, abrió su bandeja de entrada y luego la carpeta de trabajo. 245
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Sanne, Nelson dice que eres una fanatica de Bolton. Por favor, dime que está hablando basura.” Billy la miró en el espejo retrovisor. Ella pegó una sonrisa en su cara y se encogió de hombros. “Culpa a mi abuelo. Él tenía un boleto de temporada por años. Solía llevarme a algunos de los partidos en casa.“ Los ojos de Billy estaban en la carretera antes de que hubiera terminado su explicación. Nelson dijo algo que no pudo oír, y Billy se rió, volviendo en una conversación que no la incluía. Miró su teléfono de nuevo y seleccionó el e-mail en la parte superior de la carpeta. La lista de clientes de Mal Atley llenó la pantalla. Tres líneas más abajo, encontró las iniciales ‘AC’ y trazó con el dedo hasta el número de teléfono correspondiente, inclinando su mano izquierda mientras lo hacía. “Uno de estos días, te llevaré a ver a un verdadero equipo de futbol,” Billy le dijo. Ella asintió, su boca demasiado seca para responder. El número coincidía exactamente con el garabateado en el dorso de su mano.
*** Por tercera vez en menos de cinco minutos, Sanne comprobó dos veces el número en su correo electrónico contra el que estaba escrito en su piel. Nada había cambiado. No se había equivocado. La cabina estaba más silenciosa ahora. Nelson y Billy habían acabado con los temas de conversación habituales de los extraños, y para cubrir cualquier incomodidad, Billy había encendido la radio y estaba tarareando un rock suave. Sanne miró por la ventana. Habían caído por debajo de la cubierta de nubes, pero la lluvia todavía azotaba con bastante fuerza para mantenerlos por debajo del límite de velocidad. Sentada en el estrecho asiento trasero, Sanne había tenido tiempo de sobra para pensar en todo. Era cierto que Billy Cotter ajustaba el perfil del agresor. Un hombre atlético, solitario, que había sido criado en la zona, y parecía haber tenido tratos con Mal Atley. Su experiencia como mecánico significaba que eliminar el VIN en un Land Rover sería un juego de niños para él. Mientras tanto, Sanne estaba sentada a meras pulgadas de una bolsa llena de una cuerda idéntica a la usada para atar a Josie. Ella clavó los dedos en el asiento, consciente de lo poco concluyente que era su razonamiento. Dos minutos en Google localizarían el VIN de un vehículo, y ese tipo particular de cuerda se utiliza en muchas profesiones. Todo lo que tenía era una serie de coincidencias que equivalían a poco de alguna importancia, sobre 246
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
todo en comparación con las pruebas contra Ned. Sin embargo, una parte persistente, objetiva de ella — la parte no influida por su amistad con Billy — insistía en que tenía sentido que Ned hubiera trabajado en colaboración con alguien, que simplemente no era capaz de orquestar este crimen solo. Josie solamente había descrito a uno secuestrador, pero su recuerdo era tan pobre que fácilmente podría haberse equivocado. Sanne cerró los ojos miserablemente. Sus colegas pensaron que habían cerrado el caso. Su éxito había sido una noticia de primera página esa mañana, y todos habían recibido un correo electrónico de felicitación de los jefes. Traer a un segundo sospechoso sería abrir una lata de gusanos — y sin embargo no quería ser acusada de ignorar una ventaja porque podría incriminar a un amigo suyo. Eso por sí solo fue suficiente para tomar la decisión por ella. Escribió un mensaje, y cubrió sus bases escribiendo un e-mail también. Envió copia a todos los miembros de EDSOP, con la esperanza de que alguien estuviera trabajando tarde, que Ned todavía estaría detenido y tan sorprendido por Billy Cotter estar implicado que sus reacciones lo traicionarían. Mientras pulsaba enviar, el camión se desvió, golpeándola contra el marco de la puerta y haciendo sonar sus dientes. “Lo siento, amor,” Billy dijo. “Este viento es un demonio.” Tratando de ignorar el sudor que le corría por la espalda, desestimó con un gesto su disculpa y se preguntó qué tan bien lo conocía después de todo.
247
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO VEINTE Nelson tenía experta cara inexpresiva. Era una habilidad que él y Sanne usaban a menudo, y era la razón por la que él la derrotaba regularmente en las cartas, pero ella nunca había apreciado lo bueno que era hasta el momento en que él recibió su mensaje. Había tomado un riesgo incluyéndolo a él en los receptores. El miedo casi la hizo agarrarle el brazo en estado de pánico mientras él alcanzaba su teléfono, pero su rostro no delató nada. Simplemente leyó su mensaje y guardó el teléfono en el bolsillo. “Sólo la esposa diciendo buenas noches,” él dijo, en respuesta a la mirada interrogante de Billy. “Ella sabe que la recepción aquí es poco fiable, así que no estará esperando una respuesta.” La advertencia implícita hizo que el corazón de Sanne se hundiera. Ni siquiera había considerado eso. Efectivamente, cuando comprobó su señal estaba fluctuando entre una barra y ninguna. “Hogar dulce hogar,” Billy dijo cuando el taller quedó a la vista. Dio un giró amplio y entró al patio. “Ustedes dos pueden entrar mientras saco todo.” Las piernas de Sanne se sentían de goma cuando saltó de la cabina. Nelson la agarró del brazo, estabilizándola y luego apartándola a su lado. Él esperó hasta que Billy hubiera avanzado mucho más allá de ellos antes de hablar. “¿Qué demonios está pasando, San? Él es un sospechoso ahora?” Detrás de él, las luces se encendieron en la zona de recepción. Si ella y Nelson no entraban pronto, Billy o Joan empezarían a preguntarse por qué. “No lo sé,” Sanne susurró. “Como dije en el mensaje, su número está en la lista, y esa cuerda coincide.” “Alguien respondió?” “No.” Ella se mordió el labio, sin saber qué hacer. “Probablemente ni siquiera lo redacte bien. Parecía una locura?” “Sí, un poco.” Él le dio a su brazo un apretón tranquilizador. "¿Estas segura acerca de esto?"
248
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“No, no en absoluto.” Pero mientras miraba hacia el patio a oscuras, recordó los pequeños talleres dispersos alrededor de su perímetro, y una repentina necesidad de averiguar lo que había en ellos empezó a bordear su incertidumbre. Nelson negó con la cabeza, anticipándose a ella. “No tenemos una orden, San.” “Lo sé, pero y si Rachel esta —” Dejó de hablar cuando vio el perfil de Joan Cotter en la ventana. “Voy a entrar.” Ella levantó la voz deliberadamente. “¿Por qué no ves si Billy necesita una mano?” Nelson la miró pero no discutió. Lo observó correr por el costado del edificio hasta que lo perdió de vista en el patio sin luz. Luego abrió la puerta de la recepción. “Hola, Joan. Realmente lo siento por esto.” El calor y el humo la golpearon en la cara. Trató de no toser, deseando poder dar la vuelta y dirigirse directamente hacia fuera de nuevo. Joan usó su cigarrillo para desestimar la disculpa, enviando cenizas en cascada al suelo. “¿Dónde está tu pareja?” “Ayudando a Billy.” No había mencionado que Nelson estaba con ella, por lo que presumiblemente Billy debió de haber telefoneado a su madre mientras estaba subiéndose al camión. La idea hizo que Sanne se sintiera incómoda, aunque no podía precisar por qué. Sin señales de ninguno de los dos regresando del patio, ella miró más allá de Joan hacia el pasillo que conducía al taller principal. Nunca había estado más allá de la cocina que a los clientes se les permitía usar, pero recordaba que el pasillo estaba conectado a la casa a los Cotters. Habiendo forzado a Nelson a realizar una búsqueda ilícita, sintió que debía hacer algo más que estar parada y de brazos cruzados, así que jugó el truco más viejo de todos. “¿Te importa si uso el baño? Hemos estado atrapados ahí por un rato.” Su voz sonaba extraña a ella. El nerviosismo la hizo saltar de un pie al otro, añadiendo credibilidad no intencional a su petición. Joan dio una larga calada al cigarrillo. El humo la oscureció cuando exhaló. “Hay uno aquí. Te mostraré donde está.“ “Gracias.” Sanne la siguió por el pasillo, furiosa de que se había olvidado del pequeño guardarropa sucio junto a la cocina. Joan se detuvo frente a ello. “Viene alguien a recojerlos?” 249
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Uh, creo que sí.” Sanne no tenía la menor idea. Sabía que Meg todavía estaría en el trabajo, y tenía la intención de llamarla por telefono sobre una cama por la noche, pero había terminado desviándose. “Voy a verificarlo con una amiga cuando haya terminado.” “Billy no puede llevarte a casa de Meg,” Joan dijo, identificando a la ‘amiga’ sin dudar. “Está manejando las cosas por su cuenta en este momento. Necesita descansar.“ Sanne sintió su cara enrojecer. Los Cotters le habían hecho un gran favor, y sin embargo, aquí estaba ella, husmeando y pensando lo peor de Billy. “Llamaré un taxi,” dijo. “Saldremos de tu vista en poco tiempo, lo prometo.” Joan le dio una leve sonrisa, mostrando unos dientes amarillentos apretados alrededor de su cigarrillo. “Usa el teléfono en el escritorio. Puedes esperar allí por tu taxi.” Dejó a Sanne y entró en la casa, cerrando la puerta detrás de ella. Sanne asomó la cabeza en el baño, haciendo una mueca cuando el olor de la orina la golpeó. El cubículo probablemente no era algún lugar frecuentado por Joan. El asiento había sido dejado arriba, el pedazo de jabón en el lavabo estaba manchado de aceite, y no había papel higiénico. Apoyándose en la pared del pasillo, se quedó mirando la alfombra. Años de grasientas huellas de botas habían dejado un rastro ennegrecido a través del patrón de color rojo y dorado. Ansiaba seguir esas huellas hacia la luz que seguía brillando en la recepción, llamar a Meg, y llamar por radio a Nelson y asegurarse de que estaba bien. Podrían venir aquí de nuevo a la luz del día, con respaldos, una orden de registro, y la bendición de Eleanor. En lugar de eso, se dirigió en la dirección opuesta, golpeó con fuerza la puerta que Joan había atravesado, y la abrió. “Joan?” Ella alzó la voz, asegurándose de que llegara. "Soy sólo yo. ¿Tienes algo de papel higiénico?” Era una débil excusa para entrar en la casa, pero no estaba husmeando. Si Joan venía y le dijera que saliera, ella se iría. “Joan? Geoff? ¿Estás ahí?" Caminó por el estrecho pasillo y se detuvo cuando se ensanchó. Los restos del negocio dando paso a lo hogareño — la mesita del teléfono conteniendo una lámpara junto a un tazón de porcelana con polvorientas flores secas, una foto de Billy, su brazo extendido alrededor de los hombros de su padre, colgando junto a un letrero ligeramente torcido de Bendice este desorden. Tres puertas conducían al vestíbulo. Sanne tocó en la primera. 250
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Joan?” Pasó por la puerta mientras hablaba. “No era mi intención entrar sin permiso, pero no hay papel higiénico.” Un sofá de cuero muy gastado ocupaba gran parte del espacio en el piso de la sala, mientras que las tazas usadas y revistas de coches rodeaban un sillón individual colocado cerca del televisor. Algo estaba emitiendo un olor ligeramente podrido, aunque el único plato visible solo contenía unas pocas migajas. Joan no se veía en ninguna parte, pero una segunda puerta, que conducía fuera de la sala, había sido dejada entreabierta. Manteniendo su estrategia, Sanne volvió a tocar y gritó mientras se aventuraba hacia adelante. Vaciló en la parte inferior de un tramo de escaleras. Estaban en la oscuridad, pero supuso que Joan o Geoff debían estar allí, ya que no habían oído sus gritos. Usando el barandal como guía, comenzó a ascender. “Joan?” Su voz se desvaneció, y puso su mano sobre su nariz y boca. "Jesús." El olor fétido que había notado en la sala de estar era intenso ahora, y la golpeó con toda su fuerza. No había duda: algo o alguien había muerto. “Mierda.” Se echó a correr por las escaleras restantes, sin preocuparse sobre el procedimiento ni por cómo podría explicar sus acciones a sus superiores. A la izquierda del rellano un reloj hacía tictac, pero no lo suficientemente fuerte como para amortiguar una revoltura de movimiento en la única habitación que mostraba una franja de luz debajo de la puerta. Una tos áspera, repiqueteada por flemas desde detrás de la puerta le dijo a Sanne que había encontrado a Joan. Miró alrededor del rellano, luchando por distinguir formas en la penumbra. No había nada que pudiera usar como arma, así que sacó su gas CS (lacrimógeno) del bolsillo de sus pantalones. Sus manos temblaban mientras preparaba el bote, y tuvo que tomar una respiración para calmarse. Luego pateó la puerta abriéndola, vio una cama doble manchada de sangre y una sábana de color rosa en el suelo en el instante antes de que la luz se apagara. Desorientada, hizo un agarre a ciegas por el marco de la puerta. Ella giró la cabeza de izquierda a derecha, tratando de determinar donde podría estar un potencial agresor, pero nadie la atacó, y nada saltó de las sombras. Con la mano todavía en contacto con la madera, se inclinó hacia adelante, dejando que sus ojos se ajustaran, incluso mientras preparaba el gas CS. “Joan, vuelve a encender la luz,” dijo. 251
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
No hubo respuesta, pero podía escuchar las sofocadas sibilancias desde el lado cercano de la cama. El vil olor era más nítido, desglosándose en sus distintas partes — heces, sangre y descomposición. Ella deslizó su mano sobre la pared, palpando en vano por un interruptor de luz. El chirrido y el jadeo de la respiración de Joan se mantuvieron constantes, un señuelo apenas fuera de su alcance. “Voy a acercarme a ti. No quiero que te muevas, ¿de acuerdo?” Dejo la relativa seguridad de la puerta y se movió lentamente hacia la cama, sus ojos gradualemente acostumbrandose a lo tenue, permitiéndole distinguir el perfil de Joan, negro y sin rasgos mientras estaba parada esperando. “No quería hacerlo!” El siseó frenético de Joan hizo dar escalofríos a Sanne. “No querías hacer qué?” Sanne estaba cerca ahora, no lo bastante al alcance de la mano pero lo suficientemente cerca para ver que los ojos de Joan eran amplios destellos de blanco grisáceo. “Joan, no puedo ayudarte a menos que me digas lo que está pasando.” Completamente centrada en su objetivo, ella tropezó cuando su pie se atascó contra algo sólido. Trató de retroceder, pero vaciló, sin equilibrio, su tenis atrapado en la sábana que había olvidado. Se tambaleó hacia delante, y sus manos tocaron la cama, los resortes rebotando bajo sus dedos y aflojando su agarre sobre el bote de gas. Detectando el movimiento, levantó la vista y vio el brazo levantado de Joan. “¡No!” Se dejó caer instintivamente, girando hacia un lado para aterrizar en una incómoda agachada. Sintió la ráfaga de aire cuando un objeto pesado pasó cerca de su oreja. Fallando por completo, golpeó la cama, y oyó a Joan gruñir de rabia y con el esfuerzo de levantarlo de nuevo. Sanne se lanzó hacia adelante, chocando con el abdomen de Joan y luego gimiendo de dolor cuando Joan llevo el arma sobre sus hombros. El choque del golpe hizo que sus brazos y manos se entumecieran. Echó patadas en cambio, apuntando las rodillas de Joan y dando un sólido golpe en un hueso que se derrumbó debajo de su tenis. Joan gritó, agitándose para sostenerse y Sanne la pateó de nuevo, oyendo el ruido metálico cuando Joan perdió su dominio sobre su arma.
252
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“No fue mi culpa!” Joan no tenía la energía para gritar, pero estaba tratando, su voz subiendo y bajando en un gemido roto. Una tos se convirtió en un ataque incontrolable que sacudió su delgado cuerpo. Doblando uno de los brazos de Joan detrás de ella, Sanne la empujó contra la cama. Demasiado distraída por la tos, Joan no ofreció ninguna resistencia cuando Sanne encontró sus esposas y finalmente logró abrocharlas alrededor de las muñecas de Joan. “¿Dónde está el maldito interruptor de la luz?” Tiró de Joan más cerca de ella. Joan le escupió en la cara. “Estás bajo arresto,” Sanne dijo, limpiándose la mejilla con el dorso de la mano y recuperando el bote de la cama. “No tienes que decir nada, pero puede perjudicar a tu defensa si no mencionas cuando se te preguntó algo que más adelante puedas repetir en el tribunal.” Ella recitó el Miranda (*) de memoria, dejando a Joan maldiciendo y enfurecida y exigiendo una ambulancia para la cadera que Sanne probablemente le había roto. Había una lámpara apenas visible en la mesilla de noche. Cuando Sanne encendió el interruptor, Joan gritó y hundió la cara en el colchón. Preparada con la radio como respaldo, Sanne se congeló con su dedo en el botón prioritario. “Dios mío.” Miró la sábana rosada que cubría el suelo. "¿Qué hiciste?" Había un cuerpo debajo de la sábana. Estaba inmóvil, su abdomen distendido un montículo ominoso. Los líquidos se habían filtrado en el algodón, creando una obscena mancha Rorschach (*). “Es Rachel?” ella susurró, incluso mientras se arrodillaba en la cabecera y suavemente levantaba la sábana. Se balanceó sobre los talones al reconocer la cara.
(*)
La Advertencia Miranda, Reglas Miranda o Derechos Miranda es una comunicación que los agentes de policía deben hacer a toda persona que haya sido arrestada.
(*) Es un test psicológico proyectivo.
253
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“’El iba a decir sobre mi hijo.” La voz de Joan, más tranquila, cortó a través del silencio con una meticulosa precisión. “No podía dejar que lo hiciera.” Ella sostuvo la mirada de Sanne, negándose a mirar el cuerpo de su esposo. “No podía dejar que lo hiciera.” Sanne se puso de pie, ignorando el dolor punzante en la espalda y el sabor amargo de la bilis en la boca. “¿Dónde está Rachel? ¿Donde esta ella?" Joan había empezado a balancearse hacia adelante y atrás, con los ojos vidriosos. Renunciando a esperar una respuesta, Sanne alzó la radio en cambio. “Nelson?” Ella gritó por encima del canal abierto. “Nelson, por favor ven. Nelson?” Pasando por alto la prioridad, apretó el botón de emergencia en cambio. “Necesito respaldo ahora! Taller de Cotters, Lower Bank Road, afuera de Snake Pass. Oficial herido. Repito, oficial herido!” Segura de que Joan estaba incapacitada, corrió por las escaleras. En la radio, una unidad de policía dijo un ETA de veinte minutos. Enganchó el auricular en su cinturón mientras empujaba abriendo la puerta de la sala de estar y esquivaba los muebles. Redujo la velocidad al acercarse a la zona de recepción. Era el lugar más probable para que Billy lanzara un ataque. Se esforzó por escucharlo, su mano se tensó alrededor del bote de gas. Todo lo que podía oír era su propia respiración laboriosa y su latido del corazón apanicado. La puerta crujió cuando la empujó, el ruido taladrando en sus nervios, pero la recepción estaba vacía. Ella agarró una llave abandonada en el escritorio, el frío peso del metal dándole el ímpetu para pasar al patio. Manteniéndose a un lado del edificio, corrió hacia el garaje principal. La lluvia y la niebla oscurecieron el patio, obligándola a secar sus ojos cada pocos segundos. Delante de ella, las persianas automáticas en el garaje se abrían de par en par y una luz parpadeaba como un faro de advertencia mientras se balanceaba en el viento. Sollozó silenciosamente cuando captó el leve zumbido de la radio de Nelson que provenía de algún lugar más allá del umbral. Podía estar caminando hacia una trampa, lo sabía, pero la idea de que Nelson yaciera herido o peor la obligó a tomar la ruta más rápida, directamente a través del patio hacia la entrada del garaje. Sólo había cubierto una fracción de la distancia cuando fue cegada por un brote repentino de luz. Se detuvo en seco, incapaz de identificar su fuente, protegiéndose los ojos y preparándose para lo que sea que fuera a pasar. Un motor rugió, imposiblemente ruidoso, y los neumáticos giraron sobre la grava húmeda, el sonido rebotando detrás del edificio cavernoso. No tenía tiempo de darse la vuelta. Desde el rabillo del ojo, vio la camioneta dirigiéndose hacia ella, 254
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
sus neumáticos saltando a través de los baches y charcos, dándole el aspecto de un ser vivo. “Oh, carajo —” Su cuerpo respondió antes de que su cerebro pudiera procesar el peligro. Lanzándose fuera del camino de la camioneta, perdió el equilibrio casi de inmediato, el impulso llevándola hacia delante hasta que aterrizó tendida sobre la grava. Su frente se golpeó contra algo afilado e inflexible, y por un instante, toda la luz y el sonido se habían ido. Cuando abrió los ojos de nuevo, la camioneta estaba a treinta yardas de distancia, sus luces traseras proyectando una tonalidad roja en la niebla mientras aceleraba pasando la recepción. Jadeando, con la sangre caliente en su cara, se las arregló para ponerse de rodillas y luego de pie. El brusco movimiento la hizo vomitar, y escupió un fino chorro de vómito y sangre en la tierra. Con más precaución, levantó la cabeza de nuevo. Las luces traseras eran todavía visibles, el camino lleno de baches que ralentizaba la camioneta a un arrastre. Cojeó detrás de ella, determinada a ver la placa de su matrícula y en qué dirección se dirigiría en la carretera principal, pero ganó velocidad a medida que se acercaba al cruce, el conductor no parecía preocuparse por el tráfico. Giró a la derecha sin detenerse, y una fracción de segundo después, un tumultuoso crujido de metal chocando contra metal hizo que Sanne zigzagueara precariamente. Frenandose en seco, vio a través de la lluvia como la camioneta se doblaba sobre sí misma, su lado pandeado bajo el impacto de un camión de diez ruedas. El humo salía de los neumáticos del camión y sus frenos chirriaron mientras su impulso lo llevó pasando el cruce, forzando a la camioneta por delante, su trailer sacudiéndose violentamente, hasta que finalmente se detuvo. La sangre goteando de la frente de Sanne, nublaba su visión de la carnicería en la carretera. El estruendo había puesto sus oídos zumbando. Salió corriendo hacia el accidente, frotándose los ojos, tratando de no pensar en lo que podría haberle hecho a cualquiera que fuera arrojado, sin restricciones, en la parte trasera de la camioneta. A medida que se acercaba, pudo ver al conductor del camión en su cabina. Estaba consciente y parecía estar tratando de soltar su cinturón de seguridad. “¿Estás bien?,” ella le gritó. Él asintió, pareciendo aturdido. Ella asintió en respuesta y se precipitó alrededor de la cabina de la camioneta. Un grito de angustia a través del parabrisas roto le dijo que Billy Cotter había sobrevivido a la colisión. Él no era su prioridad, sin embargo. El camión estaba aplastando el lado del conductor, así que corrió hacia el otro lado y abrió la puerta trasera. Se dobló 255
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
sobre si misma, sus entrañas adoloridas, cuando vio el compartimiento vacío. Tomó su frustración y salió de la camioneta, sacudiendo su carrocería mientras cerraba de golpe la puerta. Billy no parecía haberla notado al principio. A través de la ventanilla destrozada del pasajero, pudo ver que él estaba atrapado, su pierna derecha clavada bajo la columna de dirección. Sus únicas otras lesiones obvias eran dos cortes profundos a través de la cara y cuello que sangraban profusamente. Él no tenía un arma. Sus manos estaban vacías. Ella abrió la puerta del pasajero. “Sanne, ayuda. Mi pierna esta atorada.” Su súplica salió como un gemido patético, y podía ver los dientes brillando a través de la laceración en la mejilla mientras hablaba. No estaba claro lo que le había cortado, pero las heridas eran graves. “Me importa una mierda tu pierna,” ella dijo, y su vehemencia hizo que la cabeza de él se sacudiera. "¿Dónde están?" "¿Quien? No sé a qué te refieres. Por favor, Sanne, sácame de aquí.“ Ella golpeó su mano lejos. “Nelson y Rachel,” ella dijo con claridad. “Dime dónde están, y llamaré por radio por una ambulancia.” Su expresión se endureció. “No sé de que estás hablando.” Estaba perdiendo el tiempo. Ella quería agarrarlo del cuello y golpear su cara contra el volante hasta que le dijera la verdad. En cambio, gritó, cuando una mano le tocó el hombro. “Tranquila, amor.” El camionero retrocedió, fuera de la línea de fuego. Ella sacudió la cabeza, salpicando carmesí en el asiento de cuero de la camoneta. “Soy detective.” Sacó su ID de su bolsillo y la inclinó hacia la luz para que él pudiera verlo. “Más policías están en camino.” Había un rollo de cuerda y una caja de herramientas en el espacio del reposapiés. Ella agarró la cuerda y ató las manos de Billy al volante. Había perdido su gas CS y la llave en algún lugar en el patio, pero la caja de herramientas estaba llena de armas improvisadas. Le entregó el camionero una llave inglesa y un martillo, y ella agarró una linterna. “Si él tan solo te da un puto parpadeo mal, no dudes en golpearlo.” 256
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“¿Qué demonios fue lo que hizo?” El camionero miró de Billy al martillo. “Trató de matarme,” ella dijo, cortando una larga historia. “Necesito encontrar a mi pareja. Quédate aquí, ¿de acuerdo?” Él se encogió de hombros. "Tú eres el jefe." Después de la conmoción y la agitación del choque, el patio de los Cotters era inquietante en su quietud. La radio de Nelson seguía parloteando, ignorada, mientras Sanne entraba corriendo en el garaje. Encontró un panel de interruptores y probó tres antes de que una luz fluorescente se encendiera. “Nelson?” Un profundo gemido seguido de una tos la condujo a la segunda área de vehículos. Vio sus botas primero, sobresaliendo de un foso de inspección. Él estaba tratando de moverse, pero sus esfuerzos eran letárgicos y descoordinados. Ella saltó a su lado y le pellizcó la oreja hasta que él abrió los ojos. Con la otra mano, le sintió su cráneo, encontrando una gran hinchazón en la parte posterior de la cabeza. “Hola, amigo,” ella dijo, mientras él se lamía sus labios en confusión. Ella se quitó la chaqueta y se la metió a su alrededor. A pesar de que estaba empapada, la capa interna estaría calida. “Te quedas quieto, ahora. Hay una ambulancia viniendo. Voy a tratar de encontrar a Rachel.” Su voz se quebró cuando los ojos de él se cerraron de nuevo. No quería dejarlo, no sabía qué hacer. “Tercer taller, situado al fondo sin ventanas,” él susurró, empujándola con ambas manos. “Billy estaba allí con una camioneta. Me vio viéndolo. Ve." No necesitaba decirle dos veces. Siguiendo sus instrucciones, era fácil encontrar el edificio, a pesar de que estaba en su mayor parte oculto entre los dos talleres más grandes. Su puerta estaba cerrada con llave, pero se agitó suelta en el marco cuando sacudió la perilla. Escuchando las sirenas ululando en la distancia, comenzó a golpear con el pie contra el panel más bajo. Se rompió en pedazos, arañando y rasgando sus pantalones. Sosteniendo la linterna con los dientes, arañó la madera destrozada, rompiéndola y tirandola a un lado hasta que había creado una abertura lo suficientemente grande como para arrastrarse a través. Sabiendo que probablemente era demasiado tarde, contuvo la respiración mientras se enderezaba en el otro lado. 257
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
El haz delgado de la linterna le proporcionó instantáneas del contenido del cuarto: un cubo, una silla volcada, un colchón desnudo. Había dado un paso, con la intención de decir el nombre de Rachel, cuando alguien se lanzó contra ella con la fuerza suficiente para enviar su espalda contra la pared. Ella levantó las manos, agarrándose de un brazo huesudo que estaba tratando de empujar un trozo de loza en su cuello. “Rachel, para!” No había nadie más que pudiera ser. Rachel lanzó un débil grito, hundiéndose en los brazos de Sanne y llevándolas a ambas en el frío concreto. El pedazo de plato roto se estrelló cuando lo dejó caer. Sanne vio gruesos hilos de sangre que ya brillaba en los fragmentos. Las heridas que había visto en el rostro de Billy de repente tenían más sentido. “Está bien, estoy con la policía,” ella dijo. “Ahora estás a salvo, cariño. Estás a salvo." Rachel gimió, el sonido ahogado y débil y agonizante. Se aferró al vellón de Sanne, envolviéndolo en sus puños. Los hilos deshilachados de la cuerda todavía rodeaban sus muñecas hinchadas, y estaba desnuda excepto por un viejo abrigo. La sangre seca y las contusiones cubrían la piel dejada expuesta. “Dijo que iba a volver por mí.” Su voz era tan ronca que no podía elevarla por encima de un susurro. “No podía dejar que me tocara de nuevo.” Ella comenzó a llorar, su cuerpo temblando con la violencia de sus sollozos, pero se agotó en cuestión de segundos y se apoyó débilmente contra el pecho de Sanne. En algún lugar en el camino, un aullido de sirenas alcanzó un crescendo y luego se detuvo. A través de la madera rota de la puerta, Sanne podía ver lejanos destellos de luces rojas y azules. Rachel se encogió cuando los hombres gritaron en la distancia, pero parecía haber sido distraídos por la colisión del tráfico. “¿Quieres que te ayude a salir de aquí?,” Sanne le preguntó. La habitación apestaba, haciendo que el aire fuera difícil de soportar, y nadie además de Nelson sabía dónde estaban. Sintió que Rachel asentía con la cabeza, y la llevó a ponerse en pie. “Dejame sólo poner estos ordenados.” Uno por uno, abrochó los botones del abrigo de Rachel. “¿Encontraste a Josie?,” Rachel preguntó, tartamudeando en la pregunta. Cruzó los brazos como para protegerse de la respuesta.
258
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“La encontramos. Ella está bien,“ Sanne le dijo, y el material se deslizó de sus dedos mientras las rodillas de Rachel se doblaron. Sanne la agarró para impedir que colapsara. “¿Qué quieres decir?” Rachel estaba luchando por ponerse de pie, sus ojos fijos en Sanne en la opaca luz. “Ella — ella no puede ser! Él dijo — me dijo que la había matado.“ Sanne agitó la cabeza, maldiciendo su propia falta de previsión. Ella debería haber previsto esto. “No, él mintió, Rachel. Josie se alejó de él, así que mintió. Ella está en el hospital, pero está bien.“ La mano de Rachel voló a su boca. “Me lo prometes?,” susurró. “Prométeme que me estás diciendo la verdad.” Sanne cruzó su corazón, el gesto trayendo una ligera sonrisa a la cara de Rachel. Cuando le tendió una mano, Rachel la estrechó entre las suyas. “Lo prometo,” Sanne dijo.
259
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO VEINTIUNO Había momentos en que Meg deseaba ser una fumadora, o al menos una mordedora de uñas. Por lo general, la perspectiva de un incidente de múltiples accidentes no la perturbaba, pero a sabiendas de que una de esas víctimas era Sanne hacía que fuera la ocasión perfecta para comenzar una mala costumbre. “Ya has comprobado eso,” Emily dijo, asintiendo hacia la bandeja intravenosa. Meg dejó de tocar el contenido de la bandeja y se mordió el lado de su dedo pulgar en cambio. “Sanne dijo que se encontraba bien,” Emily le recordó. “Lo sé.” Meg había recibido un breve mensaje de Sanne minutos después de la prealerta del servicio de ambulancias. Desde entonces, la mitad de la fuerza policial parecía haber llegado al hospital, incluyendo a Eleanor, que había subido a hablar con Josie. Rachel es un desastre, pero esta viva, el mensaje decía. Me di un golpe en la cabeza, y ha sangrado un poco. Bien sin embargo. Te veo pronto. Leyendo entre líneas, Meg tradujo eso como, estoy cubierta en sangre. Por favor, no te asustes cuando me veas, lo cual no la había llenado exactamente de confianza. “Vamos,” Emily dijo. “Puedo oír las sirenas.” “Bien.” Meg dejó caer sus guantes, los maldijo, y sacó otro par. Deteniéndose frente a ella, Emily cerró la puerta. “Respira, Dra. Fielding.” Meg asintió y tomó una exagerada respiración. El primer grupo las pasó a mitad de camino por el pasillo con una figura familiar atada a una camilla. A pesar de estar inmovilizado, Nelson agitó la mano cuando vio a Meg. “Tenemos que dejar de encontrarnos así” ella dijo mientras él fue maniobrado pasando. “Ella está en el siguiente, por cierto,” él dijo. “Se ve mejor que tú?” Meg dijo detrás de él. Lo oyó reírse. 260
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"¡Siempre!" Cuando se dio la vuelta, Sanne fue la primera persona que vio. Se había preparado para lo peor, pero Sanne estaba corriendo al lado de una camilla, manteniéndose fácilmente con el paso, sin prestar atención a su cara ensangrentada y el vendaje manchado envuelto alrededor de su cabeza. Ella trató de sonreírle a Meg, aunque no podía manejarlo. “Sala de trauma,” Meg dijo, sintiendo una terrible sensación de deja vu mientras la paciente inconsciente — Rachel, se dio cuenta — fue dirigida hacia adelante. Agarró la manga de Sanne, deteniéndola. “Necesito estar con ella,” Sanne dijo, tratando de alejarse. “No, lo que necesitas es que te vean la cabeza.” "Estoy bien. Tengo que — " “Sanne.” Meg apretó su agarre. El agua se filtraba por el empapado vellón de Sanne y goteaba hasta el suelo.“ Hay un oficial especialmente entrenado allí, y un consultor de St. Margaret. Yo debería estar ahí, y en vez de eso estoy discutiendo contigo.” Se odiaba por usar una táctica tan deshonesta, pero funcionó. La tensión dejó los músculos de Sanne, y se apartó de la puerta. “Realmente estoy bien,” susurró. “Sé que lo estás.” Meg la acompañó hasta una fila de sillas de ruedas y la sentó en la primera. “¿Qué tal un acuerdo? Te quedas aquí, tratas de no sangrar en mi piso, y vendré a limpiarte tan pronto como pueda.” Ella apoyó la mano en la mejilla fría de Sanne. Sanne cerró los ojos y asintió a regañadientes. Durante sus años como médico, Meg había tenido que tomar algunas decisiones de mierda, pero abandonar a Sanne en el pasillo era una de las cosas más difíciles que había hecho nunca. Le dio la espalda antes de que pudiera cambiar de opinión, y se dirigió directamente a la sala de trauma.
*** Sanne no estaba segura de cómo había evitado ser arrastrada para dar una declaración. Hasta el momento, parecía que nadie moviéndose por el pasillo era lo suficiente con autoridad superior para tomarle declaración, y todos le habían dado un amplio margen. Trató de sentarse con la espalda recta para cuando 261
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
alguien viniera, pero el movimiento la hizo agarrar la silla hasta que sus dedos le dolían. Su cabeza palpitaba, la piel sobre los hombros estaba tensa e hinchada, y se sentía helada hasta los huesos a pesar del calor del pasillo. El sonido de pasos apresurados la obligó a levantar la cabeza otra vez, y trató de no gemir fuerte. Una enfermera se movía hacia ella. “Vendaje sucio y ropa mojada. Debes ser Sanne,” la enfermera dijo. “Soy Liz.” Sin darle a Sanne la oportunidad de protestar, envolvió una gruesa manta a su alrededor, colocó ropa de hospital limpia sobre el brazo de la silla, y le entregó una taza de té. “Con leche, sin azúcar. Meg lo hizo bien? Porque nunca sé con ella.“ “En el clavo. Gracias.” Sanne acunó la taza, envíando agujas de calor a través de sus dedos. “¿Cómo están Rachel y Nelson?” "¿El policía? Estará fuera de rayos-X en unos minutos, pero el doctor no cree que su lesión en la cabeza sea demasiado grave. Todavía están evaluando a Rachel, por lo que no puedo decirte mucho allí.“ “Está despierta?” Los paramédicos le habían dado a Rachel suficiente morfina para asegurarse de que estuviera cómoda durante todo el viaje, y había dormido la mayor parte del camino. “No, ella estará dormida por un rato todavía.” Liz tiró de la manta cerrandola en el cuello de Sanne, agitando con sus bordes. “La sedaron para que pudieran examinarla adecuadamente.” Sanne asintió, pero los pocos sorbos de té que había bebido amenazaban con rebelarse en su estómago. La euforia de encontrar con vida a Rachel había sido rápidamente reemplazada por el horror de lo que había sufrido. “¿Qué pasó con el hijo de puta que hizo esto?,” Liz preguntó. “No vino aquí, ¿verdad?” Identicos fulgores rojos colorearon sus mejillas mientras golpeaba la rueda de la silla detrás de Sanne. "No. Los llevaron a él y a su madre al Manchester Central, para mantenerlos alejados de Rachel y Josie. Sus familias no deberían tener que —” Sanne se dio cuenta de que su voz se había elevado. Tratando de ser profesional, la templó y escogió sus palabras cuidadosamente. “No era apropiado traerlos aquí.”
262
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Las únicas heridas aparentes de Billy habían sido una fractura en la pierna y las heridas faciales que Rachel le había infligido, lo que significaba que EDSOP debería poder interrogarlo en el próximo par de días. Ya que todavía no tenían ni idea de si alguien más había estado involucrado en los secuestros, Ned Moseley permanecería bajo custodia. Sanne acababa de leer los mensajes en su teléfono informándole que su traslado de las celdas de detención había hecho imposible que alguien le preguntara sobre la posible participación de Billy. En cualquier caso, los acontecimientos ocurridos desde entonces habían hecho irrelevante la urgencia de solicitarlo. “Será mejor que vuelva,” Liz dijo. “Deberías cambiar esas cosas húmedas.” “Lo haré.” Sanne ni siquiera intentó sonar convincente. No tenía ninguna intención de moverse. Liz hizo un ruido escéptico entre dientes pero dejó sin presionar el tema. A medida que sus pasos se desvanecieron, el agudo golpeteo de los tacones tomó su lugar. “¿Hay alguna razón por la que no estás en una cama?” La voz de Eleanor no contenía ninguno de sus bordes de costumbre, y se agachó para que Sanne no tuviera que alzar la vista hacia ella. “Quería esperar, jefa. Meg me va a revisar cuando tenga un minuto.” Sanne no tenía la energía para preocuparse por lo que Eleanor pudiera decir. Ella se sentó y esperó la diatriba. Eleanor jaló una silla junto a Sanne y suspiró aliviada mientras se sentaba. “Carlyle a terminado en HMP Nottingham (Centro penitenciario) con Ned Moseley. Moseley admitió ser amigo de Cotter. Cercanos como hermanos, él dice, estúpido imbécil. Acepto en guardar las provisiones porno de Cotter, después de que Cotter le dijo que su padre lo echaría si alguna vez las encontraba en su casa.“ "Cristo. ¿Por qué demonios Ned no dijo nada?” Eleanor abrió las manos con exasperación. “Debido a que Cotter se suponía que era su mejor amigo, y en palabras de Moseley, 'los mejores amigos no delatan.’” “Incluso cuando se enfrenta a una sentencia de cárcel?” “No creo que alguna vez esperaba que las cosas llegaran a ese punto. Carlyle dijo que él parecía seguro que Cotter se presentaría y lo ayudaría a salir. En cambio, parece cada vez más como el Mejor Amigo de Billy establecido como el 263
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
pobre idiota. Cotter sabía del garaje en Turner Street, y él tenía su propia llave de la casa de Moseley.“ Sanne tenía cientos de preguntas persiguiéndose alrededor de su cabeza adolorida, pero no pudo ordenar ninguna de ellas. “¿Le dijiste a Josie?,” preguntó finalmente. “Sí.” Eleanor se estremeció, el movimiento tan sutil que Sanne lo omitió. “Su familia están con ella, prácticamente sentada sobre ella para mantenerla en su cama. Nunca he visto a alguien tan feliz en un momento y tan devastado en el siguiente.“ “Me puedo imaginar.” Sanne llevó una mano a su frente, frunciendo el ceño cuando salió pegajosa de sangre. “Que te llevó a entrar en la casa, Sanne?” Eleanor preguntó en voz baja. “Necesitaba papel higiénico.” Sanne se limpió los dedos en la manta, cubriéndolos con pelusa. “Grité por Joan y Geoff, pero entonces había ese olor.” “Y deduciste que una vida corría peligro?” “Sí ...” Ella trató de no hacer que sonara demasiado como una pregunta. Eleanor dio un breve asentir de cabeza. "Suficientemente para mi. Por cierto rompiste la cadera de esa perra. Ella no está diciendo nada, pero el forense estima que Geoff ha estado muerto por cerca de unas cuarenta y ocho horas.“ Sanne pensó en la primera vez que Joan había mencionado que Geoff estaba ‘enfermo.’ Había sido hace al menos cuatro días. Justo cuando pensaba que este caso no podía ser más atroz, se complacía en demostrar que estaba equivocada. “Lo lisiaron y lo dejaron morir, ¿verdad?,” Preguntó. Eleanor se negó a comprometerse. “Sabremos más después de la autopsia.” Se puso de pie y se alisó la chaqueta. “Voy a necesitar una declaración tuya, obviamente, pero no quiero verte en la oficina hasta mañana por la tarde como muy pronto.” Dada la gravedad de los acontecimientos de la noche, era una licencia generosa de ausencia. Sanne asintió en acuerdo. 264
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Lo has hecho bien,” Eleanor dijo. “Todavía hay mucho que resolver, pero tú y Nelson hicieron un gran trabajo en este caso. Tengo que volver a la escena. Asegúrate de esperar a la Dra. Fielding. Eso es una orden, Sanne.“ Sanne la vio salir por la entrada de ambulancias. El pasillo estaba en silencio, con sólo el médico ocasional que pasaba por allí, sin prestarle atención. Agarró la ropa de hospital y se levantó de la silla. Las direcciones en la pared frente a ella flotaban, las letras cambiaban de orden y sus colores se fundían. “Mierda.” Respirando por la nariz, caminó lentamente al baño del personal, donde un asistente de la salud introdujo el código por ella. Ella cerró la puerta, se sentó en el suelo, y vomitó en el inodoro. Las lágrimas la cegaron. Quería limpiar su cara y enjuagarse la boca, pero no pudo llegar al fregadero. Apoyando la cabeza sobre sus rodillas, dejó de intentarlo.
*** “Un poco más baja que yo. Vellón azul y pantalones tipo militar. Un puto gran vendaje en la cabeza. Les recuerda algo?” Meg no tenía intención de gritar a las enfermeras que estaban alrededor del escritorio, pero en realidad no estaban ayudando. “Intente en el baño de personal, Doc.” Meg se dio la vuelta para hacer frente a un asistente de salud cuyo nombre no conocía. “La dejé allí hace unos diez minutos,” el hombre dijo. “No la he visto desde entonces.” “Gracias.” Meg corrió al baño y golpeó la puerta, sólo entonces se dio cuenta de que el bloqueo secundario no estaba metido. Después de tres intentos, logró introducir el código de acceso correcto. “Sanne? Sanne, soy yo.” Ella abrió un poco la puerta, y luego maldijo y la abrió por completo. A punto de gritar para pedir ayuda, cambió de opinión cuando vio a Sanne moverse. El vómito cubría el borde del inodoro, así que cerró la tapa y se sentó en el suelo junto a ella. “¿Está Rachel bien?” Sanne sonaba borracha, sus palabras aturdidas.
265
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
"Principalmente. Ha subido a HDU. Sus heridas eran bastante menores, pero está deshidratada, desnutrida y anémica. Pueden mantener una estrecha vigilancia sobre ella allí.“ La cabeza de Sanne se balanceó en una vaga apariencia de un asentir de cabeza. “¿La violó?” “Sí.” No había nada que Meg pudiera decir para suavizarlo. Sanne cerró los ojos, y un sollozo sacudió su cuerpo. “Ella luchó tan jodidamente duro, Meg. Incluso después de todo lo que él le hizo, le impidió que la pusiera en esa camioneta.“ “Lo sé,” Meg dijo, pero no podía soportar más detalles. Su última tarea antes de entregar a Rachel al equipo de HDU había sido fijar las fracturas de Rachel. Se había roto ambas muñecas tratando de desatarse. Meg se limpió las manos húmedas contra sus pantalones. Pasaría mucho tiempo antes de que llegara a un acuerdo con lo que había visto en la sala de trauma, si alguna vez lo hacía. Puso su brazo alrededor de Sanne, anhelando el contacto y la tranquilidad de que Sanne estaba relativamente ilesa. “Todavía te sientes mal?,” Preguntó. Sanne se enterró en su calor. "Realmente no." “Voy a suturarte, entonces podemos ir a casa?” “¿Puedes hacerlo aquí?” “Eso no sería muy higiénico.” “Supongo que no.” Meg acarició los mechones de cabello que salían del vendaje de Sanne. “Tienes que dejar de asustarme así.” “Lo siento,” Sanne murmuró. Sonaba medio dormida. Abrazándola fuertemente, Meg les dio a ambas un minuto para descansar.
266
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** “Todo listo.” Meg alisó un vendaje sobre la laceración en la frente de Sanne. “Trata de mantener los puntos secos. Te los quitaré en una semana más o menos.“ “Gracias.” Sanne se obligó a dejar la comodidad de la almohada y sentarse en el borde de la cama. “Voy por mi abrigo. Quédate ahí, ¿de acuerdo?” “Sí.” El permanecer allí parecía una excelente idea. Le dolía en muchos más lugares de lo que había admitido, pero Meg se preocupaba lo suficiente como era, y Sanne no quería marcharse directamente a casa. Meg estuvo de regreso en el cubículo en cuestión de minutos, sin aliento y ya poniéndose el abrigo. Sus movimientos se volvieron menos apurados cuando vio que Sanne no había hecho nada estúpido en su ausencia. “Nelson acaba de subir a la sala,” dijo. “Conmoción cerebral y una pequeña fractura. Estaba dormido cuando lo pasaron junto a mí, pero su esposa te manda saludos.“ El alivio oprimió la garganta de Sanne. Sólo pudo asentir y permitir que Meg le diera soporte mientras se paraba. Meg la miró cuidadosamente y luego le alzó la barbilla con un dedo. “¿Quieres ir a ver a Josie, ¿verdad?” A veces Sanne se olvidaba cuán claramente Meg podía leerla. Ella asintió de nuevo. Incluso si Josie estaba dormida o con su familia, Sanne sólo necesitaba ver por sí misma que estaba bien. “Vamos, entonces.” Meg movió su dedo como una severa maestra de escuela. “Pero al primer tambaleó tuyo, y vas en silla de ruedas.” “No voy a tambalearme.” Sanne se centró en poner un pie delante del otro. “Puedo caer de bruces, pero no voy a tambalearme.” En la sala de Rehabilitación de Neuro, el enfermero reconoció a Sanne y Meg de sus visitas anteriores. “Ahh ...,” dijo, sacando la palabra y pareciendo culpable. No hacía falta ser un genio para comprender lo que él había hecho. 267
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“HDU, entonces?,” Sanne preguntó. "Sí. La llevé en cuanto su madre se fue. Creo que se habría arrastrado allí si no la hubiera ayudado.“ él dijo. “No puedo decir que te culpo,” Meg dijo. Las arrugas se alisaron de la frente de él mientras su postura se relajaba. “Supongo que sabes donde está.” El HDU era una pequeña unidad integrada por cinco áreas de paredes. Sanne mostró su identificación a un médico, quien las dirigió a ella y a Meg hasta el final de la fila donde una sola luz brillaba y una enfermera estaba haciendo anotaciones en una historial de observación. La enfermera puso un dedo en sus labios mientras se acercaban. Dudando frente al área, Sanne vio por qué. Se mordió con fuerza el interior de la mejilla, pero las lágrimas todavía llenaban sus ojos. Envueltas en los brazos de la otra, Rachel y Josie estaban durmiendo, sus caras apacibles, sus manos entrelazadas. A pesar de que no eran concientes de su audiencia, parecía un momento demasiado íntimo para un entorno tan público. Sanne deseaba cerrar la cortina y darles la privacidad que merecían. En cambio, bajó la cabeza y condujo a Meg lejos sin decir una palabra. Caminaron en silencio pasando la estación de enfermeras, deteniéndose sólo una vez que estaban de vuelta en el pasillo. “No llores, amor. Ten.” Meg sacó un pañuelo y seco las mejillas de Sanne. Sanne utilizó el pañuelo para sonarse la nariz. El agotamiento estaba haciendo que sus ojos ardieran. “Esto nunca iba a tener un final feliz, ¿verdad?” “No.” la voz de Meg era hueca y miserable. “Creo que es un final tan feliz como podrías esperar.”
*** Después de haber estacionado tan cerca de la puerta principal como pudo sin golpear los escalones, Meg tiró las llaves del encendido y corrió hacia el lado de Sanne del coche. Sanne se había vuelto cada vez más inquieta durante el viaje, y la débil luz arriba era suficiente para mostrar el brillo de sudor en su frente. Su cara pasó de pálida a lívida mientras se levantaba de su asiento y se enderezaba 268
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
en creciente agonía. Cojeó hacia la puerta como una anciana con artritis generalizada, pateando sus tenis en el pasillo para evitar doblarse. En cuclillas en su lugar, Meg desabrochó los cordones. “Sanne Jensen,” dijo, sacando el primer zapato. “¿Qué más estás ocultando?” Había visto las contusiones y rasguños causados por Sanne saliendo del camino de la camioneta, pero nada que la debilitara hasta ese extremo. “Estoy bien,” Sanne susurró. “¿Puedo darme una ducha?” Meg no discutió, simplemente siguió a Sanne al baño y posarse al lado de la bañera para verla fracasar en desvestirse. Los pantalones salieron sin problema, pero la parte superior la derrotó. Sospechando que el problema era muscular, Meg abrió el grifo de la bañera y tomó un par de tijeras del gabinete. Giró a Sanne hacia la luz y tiró de la tela de la tensa parte de arriba. “Joan me golpeó,” Sanne dijo, rindiéndose a lo inevitable. “Es sólo que se ha puesto rígido, eso es todo.” “Mmhm.” Meg cortó el algodón, agradecida de que el presupuesto del NHS sólo funcionara con un material barato y delgado. La camisa cayó, y dio un silbido de consternación. El tercio superior de la espalda de Sanne era una contusión moreteada, con una línea púrpura elevada que se extendía entre los hombros. No era de extrañar que no hubiera querido levantar los brazos. “Maldita sea, San. ¿Qué uso, una barreta?” "No estoy segura. Supongo que podría haber sido.” Sanne soltó una pequeña risa irónica. “Estaba demasiado ocupada tratando de evitar que me partiera la cabeza con ella.” “Vaca desagradable.” Sanne contuvo el aliento mientras Meg tocaba la piel inflamada. Unas pocas pulgadas más arriba y podría haber sido peor, mucho peor. “Si sirve de consuelo, le fracturé la cadera,” Sanne dijo, interrumpiendo el mórbido tren de pensamiento de Meg. “Eso me hace sentir un poco mejor.” Meg besó la mejilla de Sanne y la llevó hasta la bañera, donde se relajó debajo de la espuma. “No sumerjas la cabeza debajo. Te lavaré el cabello.“
269
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
La combinación de calor, la hora tardía, y un choque de adrenalina hicieron que Sanne estuviera inusualmente quieta. Suspirando profundamente, se acercó a su lado y dejó que Meg la atendiera. Una vez que el agua comenzó a enfriarse, Meg la persuadió y la envolvió en una toalla. "Toma estos. Son paracetamol,“ Meg dijo. Sanne aceptó las tabletas sin quejarse. “Y codeína,” Meg añadió, una vez que estaba segura de que Sanne se las había tragado. Sanne puso los ojos en blanco ante la treta, pero Meg no sintió una pizca de remordimiento. Sabía que Sanne necesitaba dormir más que nada, y que era tan ligera cuando se trata de medicamentos que incluso una pequeña dosis de codeína la noquearía. Trabajando rápidamente, Meg consiguió vestirla y acostarla en la cama antes de que eso sucediera. “Voy a darme una ducha. Vuelvo en cinco minutos.” Acarició la mejilla de Sanne, instándola a cerrar los ojos. “Ten dulces sueños.” Los medicamentos habían golpeado a Sanne duro. Murmuró algo sin sentido, presionando sus labios contra la palma de Meg. “Te amo también,” Meg susurró, y apagó la luz.
270
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
CAPÍTULO VEINTIDOS Un rodar indigno consiguió sacar a Sanne de la cama mientras en el reloj de la iglesia daban las once. Cuidadosamente doblada en el tocador estaba la ropa que Meg había puesto en disposición: una camisa holgada, pantalones y pantuflas en lugar de calcetines. Meg debe haberla escuchado moverse, porque un desayuno reciente de pan tostado y cereales, situado junto a una taza de té y tres analgésicos, le esperaban cuando bajó las escaleras. “Toma las blancas ahora, y las rosadas después de haber comido,” Meg dijo, pinchando las puntadas de Sanne con eficiencia profesional. “¿Qué son exactamente?,” Sanne preguntó, cautelosa de no estar tomando otro sedante. Necesitaba estar lo suficientemente despierta para ir a la jefatura y dar su declaración. “Paracetamol y Brufen. Nada más fuerte, lo prometo.” Meg mostró las cajas como prueba. “Eleanor llamó hace una hora. Todo el mundo está tan bien como puede esperarse, y te esperan a la una. En vista de que no tienes coche y — a juzgar por tus botones — sin destreza, te llevaré allá.“ “No necesitas hacer eso. Puedo conseguir un taxi.” Sanne echó un vistazo a su camisa. Había errado dos de los botones y sujetó el resto en un orden arbitrario. "Carajo." Meg se arrodilló a su lado y comenzó a arreglar el desorden. “También necesitan hablar conmigo, San. Puedo tomar algunas revistas para leer mientras espero a que termines. Sólo dame gusto, ¿de acuerdo?” Un nota súplicante desconocida en su voz llamó la atención de Sanne. “Oye.” Sanne esperó hasta que Meg alzó la vista, y por primera vez notó el pelo apenas peinado de Meg y la piel hinchada, ennegrecida debajo de sus ojos. “¿Dormiste algo?,” Preguntó en voz baja. “Un poco.” Meg pareció reconsiderar. "No, no mucho." “Un aventón al trabajo sería encantador,” Sanne dijo, y cogió el paracetamol.
271
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** Nadie en EDSOP se paró en ceremonia. Cuando Sanne entró en la oficina, no hubo aplausos, no hubo colegas haciendo cola para abrazarla y ofrecerle sus felicitaciones. Fred y George le sonrieron, sin embargo, y Jay tocó la punta de un sombrero imaginario, mientras que Mike Hallet levantaba su taza en saludo. En su escritorio, encontró dos barras de Double Decker, mostrando una nota adhesiva que decía: Bien hecho, amiga. Sintiéndose como un gigante, pegó la nota en su monitor. Estaba a punto de encender la computadora cuando Eleanor la convocó. “Le he pedido a Jay que tome tu declaración,” Eleanor dijo. “Supongo que Duncan ya se ha dirigido a la Dra. Fielding.” "Sí. Nos encontró en el pasillo.” Meg le había dado a Sanne un beso de despedida en la mejilla que hizo que Carlyle tropezara con sus pies. Eleanor condujo a Sanne a su oficina, cerrando la puerta mientras Sanne se sentaba. "Lo primero es lo primero. ¿Necesitas hablar con un consejero acerca de lo que pasó anoche?” Ella hizo la pregunta en su habitual manera superficial, pero había verdadera preocupación en su expresión, y prestó mucha atención a la reacción de Sanne. "No, señora. Gracias de cualquier forma." Eleanor hizo una nota en su expediente. “¿Cómo está la cabeza?” “Adolorida, pero prefiero terminar esto.” "Agradezco eso. Quería ponerte al corriente, y luego necesito preguntarte algo.“ “Muy bien.” Sanne se sentía notablemente optimista. No podía alterar nada de lo que había sucedido, y estaba segura de que volvería a tomar las mismas decisiones si surgían idénticas circunstancias. “Entrevisté a Rachel esta mañana,” Eleanor dijo. “Ella fue capaz de dar una explicación detallada y convincente. Parece que Cotter no la drogó, así que recuerda casi todo.” Hizo una pausa para beber de una taza de café que parecía tener horas. Cuando continuó, su voz había perdido su desprendimiento experimentado. “Creo que habría sido una bondad si hubiera usado drogas.” 272
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne sabía que tendría que leer la transcripción en algún momento, pero con todo todavía tan crudo, trató de centrarse en los aspectos prácticos en cambio. “¿Rachel dijo cómo Billy había entrado en contacto con ellas? Si se habían conocido en el taller?” Era la explicación más obvia, a pesar de que él había afirmado no reconocer a la pareja cuando ella y Nelson inicialmente lo habían interrogado. "Sí. Tenían una batería muerta en su coche de alquiler, y Billy fue a la cabaña para reemplazarla. Rachel no pudo identificar algo inusual en su comportamiento, pero ese día fue muy probablemente el catalizador.” Sanne se inclinó hacia delante, la niebla en su cabeza levantándose mientras empezaba a juntar los elementos del caso. Sus ojos se agrandaron mientras consideraba la línea de tiempo. “Jesús, Rachel estaba probablemente en ese taller cuando fuimos al garaje esa primera vez. Billy estaba tan jodidamente ansioso de ayudar. Incluso se ofreció a volver a revisar todos sus trabajos recientes para nosotros.“ “Es bastante fácil hacer eso cuando sabes que has eliminado el que te incriminaría. Nunca facturó a la agencia de alquiler de coches, por lo que el trabajo no fue registrado de su parte,“ Eleanor dijo. Sanne estaba en racha. “¿Qué hay con el Land Rover, y Callum Clark? Clark estuvo involucrado en los secuestros?” Eleanor fue a tomar otro sorbo de café, y luego parecía tener dudas y puso la taza abajo. "Sí. Bueno, no, posiblemente no en ese sentido. Rachel identificó a Billy Cotter como el único autor. Ned Moseley fue puesto en libertad bajo fianza hace un par de horas, y Clark está en custodia bajo sospecha de ayudar a un delincuente. Tuvimos acceso a los registros bancarios de Cotter esta mañana temprano, y Scotty pasó el día rastreándolos minuciosamente. Hace cuatro días, Cotter compró un Audi A4. Cavando un poco más profundo, Scotty también encontró un registro de un Land Rover que Cotter compró en Febrero a través del mismo centro de subastas. No es de sorprender que coincida con el vehículo de Turner Street.“ “Billy probablemente compró el Landie como para repararlo,” Sanne dijo. “Siempre ha tenido viejos despojos por todo el patio. Lo más probable es que sólo lo utilizó porque era conveniente. Y Clark se jactaba de un nuevo coche a uno de los médicos en formación.“ Su entusiasta deducción trajo una sonrisa a la cara de Eleanor. “Clark es el actual propietario registrado de un Audi A4 2007. Según su entrevista preliminar, 273
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
el coche era totalmente merecedor de cortarse la mano, para que pudiera darnos información sobre la bodega de Moseley. Él y Cotter eran compañeros ocasionales de bebida, y no hizo ninguna pregunta en cuanto a los motivos de Cotter, porque al parecer él es un jodido bruto.“ Sanne frunció el ceño. “Pero no le dijo a la policía, le dijo a Emily — Ah.” Ella se sintió enrojecer. “Dio un rodeo, ¿verdad?” "Exactamente. Cotter lo convenció para que fuera con la Dra. Fielding. Si hubiera venido directamente a nosotros, podríamos haber empezado a preguntar por qué. Lanzar una curva adicional haría su historia más plausible.“ “Y tomé el cebo. Completamente. Maldita sea.” Sanne se tapó la cara con las manos, mortificada de que su relación con Meg había sido explotada de tal manera. Pensó en Ned Moseley, frenético y desconcertado durante el interrogatorio, tratando de mantener un cierto código erróneo y proteger a su amigo, que a su vez había mentido y planeado para echar la culpa sobre él. La avaricia había motivado la participación de Callum Clark, pero Billy se había aprovechado de la vulnerabilidad de Ned en una particularmente manera insidiosa. Había estado Billy parado en el taller con Rachel cuando había contestado la llamada telefónica de Sanne la noche anterior? La probabilidad de eso, y el agradecimiento que había sentido cuando él había accedido a ayudarla, la hizo querer golpear algo duro y seguir golpeando hasta que se rompiera. “Sanne —” Sanne sacudió la cabeza para cortar lo que sea que Eleanor pudiera decir. No necesitaba apaciguarse o consolarse, sólo necesitaba que este caso dejara de joderla. Ella bajó las manos. “¿Cuánto tiene Joan que ver con todo esto?” “No estamos seguros. Mucho, supongo, pero estaba en el quirófano anoche, y nadie ha podido hablar con ella todavía.” “¿Qué hay de Billy? ¿Ha sido entrevistado?” Eleanor hizo una forma de campana con los dedos y se inclinó hacia delante hasta que sus labios se posaron contra ellos. Parecía estar haciendo tiempo, que estaba tan fuera de lugar que levantó el vello de los brazos de Sanne. “Cotter está en camino hacia aquí,” dijo, escogiendo las palabras con cuidado. “Sanne, se niega a hablar con nadie excepto tú.”
274
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
*** Sanne tomó la toalla de papel que Meg le ofreció y la utilizó para secar el agua que acababa de salpicar en su cara. Tiró la toalla en la basura, y luego se aferró a los bordes del fregadero y escrutó su reflejo en el espejo. Parecía más vieja de alguna manera, como si los últimos doce días la hubieran envejecido prematuramente, añadiendo líneas demacradas a la frente y drenando el color de su tez, dejándole un gris opaco. La puerta se sacudió. Se tensó, pero la cerradura se mantuvo. “Todavía puedes cambiar de opinión,” Meg dijo, mientras los pasos de afuera se desvanecieron en la nada. “Estoy segura de que Eleanor lo entendería.” Ella sonrió cuando Sanne arqueó una ceja. "¿Qué? ¿Estabas esperando que te llevara a casa de la oreja?” "Si algo como eso." “San, en los últimos días te has arrojado sobre el borde de una pared de roca, persiguiendo en un callejón oscuro detrás de un hombre del doble de tu tamaño, y golpeado a una anciana.” Ella se encogió de hombros ante la risa horrorizada de Sanne. “Hey, ella intentó arrancarte la cabeza. La cuestión es, que eres una chica grande que puede tomar sus propias decisiones, y eres más que capaz de ocuparte de un pedazo de mierda como Billy Cotter.“ “No soy tan grande.” Incapaz de mantener el contacto visual, Sanne observó el grifo goteando en cambio. “Billy no dio una razón para exigir hablar conmigo. ¿Y si solo viene aquí para jugar? No quiero sentarme delante de él mientras me cuenta todo lo que hizo. Hoy no. No puedo lidiar con eso hoy.“ “Entonces por qué dijiste que sí?” Era una buena pregunta, y una que Sanne había estado tratando de responder durante la última hora. “Debido a que podría ser capaz de obtener una confesión, lo que podría salvar a Josie y Rachel de tener que testificar. Incluso puede decirnos qué parte jugó Joan, si él piensa que hay una posibilidad de que reduciría su sentencia.“ Esas eran las razones oficiales, las que Eleanor había llevado a la CPS, quienes estaban tan seguros de que el testimonio de testigos por sí solo garantizaría una condena que estaban dispuestos a permitir que un detective insuficientemente calificado entrevistara a su principal sospechoso. Sanne se apartó del fregadero y puso las palmas de sus manos frías contra sus mejillas, aliviando el calor de ellas. Su otra razón no fue sancionada oficialmente. 275
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Meg, creo que quiero mirarlo a los ojos y demostrar que no tengo miedo de él.” “¿Cuán asustada estás?” Sanne apoyó la cabeza sobre el hombro de Meg, ocultando su rostro y amortiguando su respuesta. “Estoy jodidamente aterrorizada.”
*** Sentada en la mesa de la sala de entrevistas, Sanne pensó que se había preparado para la entrada de Billy. Lo imaginó cruzando por la puerta, sus ojos luminosos con la victoria que había ganado en conseguir que ella accediera a esto. En todos los escenarios que había previsto, sin embargo, había olvidado que él se había roto la pierna. Un golpe en la puerta sólo parcialmente la abrió, y una ráfaga de maldiciones precedió a un segundo intento. Sanne intercambió una mirada perpleja con Eleanor antes de que un agente uniformado entrara en la habitación y matuviera la puerta completamente abierta, permitiendo a su colega empujar a Billy. El oficial tuvo problemas para maniobrar la silla de ruedas en el espacio confinado, dando a Sanne amplia oportunidad de estudiar a Billy mientras se colocaba delante de ella. Parecía más pequeño de lo que recordaba, pálido y despeinado, con una barbita y un uniforme de la prisión mal ajustado. El lado izquierdo de su cara estaba grotescamente hinchado y descolorido, donde Rachel lo había cortado. Cada vez que se movía, las esposas alrededor de sus muñecas chocaban contra la mesa, como si él no hubiese aceptado su presencia. Sanne esperó hasta que los oficiales salieron de la habitación y el abogado de Billy estuviera sentado. Luego puso la grabadora en marcha. La apertura estándar — indicando la hora, la fecha y los nombres de los presentes — era tranquilizador en su familiaridad, proporcionandole una inmediata sensación de control sobre los procedimientos. No reaccionó cuando Billy le sonrió, y su sonrisa rápidamente vaciló. Él puso una mano en la cara como si el esfuerzo le hubiera dolido, y luego miró más allá de ella para mirar a Eleanor. “¿Qué hace ella aquí?” Su falta de respeto hizo a Sanne enfurecerse. “Ella es mi jefa. Puedes hablar conmigo, eso está bien, pero DI Stanhope permanece en la habitación.” 276
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“No es parte del trato, Sanne.” La cadencia monótona que él envolvió alrededor de su nombre envió ácido arremolinándose en su estómago. “No hay trato, entonces.” Ella miró su reloj. “La entrevista termina en —” “Hey ahora, vamos, se amable.” Él tuvo la audacia de parecer ofendido. “Quería disculparme por lo de anoche.” Ella no pudo evitar mirar dos veces. "¿Tu qué?" Billy sacudió la mano de advertencia de su abogado. “Oh, como guardar silencio hará una puta diferencia,” le espetó. Se volvió hacia Sanne. “Nunca tuve la intención de hacerte daño. Somos amigos, no es así?” “Condujiste tu camioneta hacia mí! Casi me matas y a mi pareja.“ Él abrió las manos amplias, tensando los puños hasta el límite. La luz de arriba se reflejaba en el metal. “Tu compañero metió la nariz donde no debía. Eres un daño colateral.“ “¿Eso es lo que era Josie Albright?,” Sanne preguntó, percibiendo una manera de conseguir que la entrevista siguiera. “¿Fue simplemente daño colateral para ti? Era a Rachel a la que querías realmente, pero agarraste a ambas para que pudieras utilizar a una para controlar a la otra, ¿no es así?” Una sonrisa se extendió lentamente por el rostro de Billy, y por primera vez Sanne vislumbró al hombre que había pasado casi dos semanas cazando. Él utilizó su dedo índice para limpiar un rastro de saliva de su labio inferior. “Funcionó bien, por un tiempo.” Hablaba en voz baja, como si divulgara un secreto. “Después de un poco de persuasión, Rachel hizo todo lo que le pedí, y la otra no tenía ni puta idea de lo que estaba pasando. Yo culpo a Mal, ya sabes. El hijo de puta reduce la mercancía con una gran cantidad de mierda. Probablemente me vendió un lote débil. Regrese allí, y esa perra se había largado.“ “Mal — ese sería Malcolm Atley,” Sanne dijo. Billy trató de parecer indiferente ante la mención del nombre de Atley, pero una involuntaria contracción en la esquina de la mandíbula lo delató. “Has estado haciendo tu tarea. Es así cómo supiste que era yo? Porque me ho he estado preguntando. Pensé que Ned finalmente podría haberse quebrado, pero no creo que lo hiciera, ¿verdad?” 277
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“No, tenías a Ned justo donde lo querías. Nunca se dio por vencido.“ Billy sonrió, obviamente orgulloso. “Estaba tan cerca, tan cerca de lograrlo. Sólo me aferré a ella durante demasiado tiempo. No podía dejarla ir, ves? Mi mamá me fastidiaba, incluso se ofreció a hacerlo ella misma, pero le supliqué, le rogué una semana más, y mira donde me llevo.” Él sacudió las esposas. Sanne prácticamente podía sentir los ojos de Eleanor ardiendo en su espalda, instándola a no joder esto. Billy, todavía lleno de bravuconería, no parecía reconocer el significado de lo que había dicho. “¿Qué ofreció tu madre hacer, Billy? ¿Tenía un plan para deshacerse de Rachel?” Ella mantuvo su voz nivelada y conversacional, como si las preguntas no fueran un gran problema. Billy asintió, sin pensar. “Sí, íbamos a hundirla en uno de los lagos de Ned, una vez que el alboroto se calmara un poco. Mi madre sabía que habías estado buscando por ahí.“ Eleanor dejó escapar un aliento mientras el abogado de Billy sacudió la cabeza consternado. Sanne los ignoró a ambos. “Tu madre sabía de la pornografía también, ¿no?” La cara de Billy enrojeció ligeramente, dando la impresión de que estaba más avergonzado de eso que de cualquier otra cosa que hubiera hecho. “Ella me dijo que lo ocultara. Dijo que mi papá me golpearía si la encontraba.“ “Así que le pediste a Ned que se quedara con ello, y voilà, él es tu perfecto chivo expiatorio.” Billy sonrió. “Tuve a todos persiguiendo sus traseros de mierda por un tiempo, ¿verdad? Tú y tu compañero parados allí en mi garaje, haciendo sus preguntas. Sabes lo que había estado haciendo media hora antes?” Sanne no quería saberlo. Ni siquiera podía soportar que él siguiera mirándola, por lo que lo detuvo. “Cuando tu mamá mató a tu papá, Billy?” Él la miró boquiabierto y luego cerró la boca tan brutalmente que sus dientes chocaron. Una débil mancha rosada en uno de sus vendajes comenzó a extenderse y oscurecerse. “No estoy hablando de eso,” él murmuró. 278
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
A ella no le importaba que él estuviera sangrando. Quería presionarlo hasta que se quebrara. Quería que esto terminara. “¿Encontró a Rachel? ¿Iba a venir a decirnos?” “Lo digo en serio, Sanne. No estoy — " Ella golpeó sus palmas sobre la mesa, interrumpiéndolo. “¿Cuánto tiempo vivió después de que ella lo golpeara? ¿Días? ¿Él estaba consciente, Billy? ¿Comprendió lo que le estaba pasando?” “Cierra la puta boca!” Billy trató de levantarse, pero su pierna fracturada se derrumbó debajo de él. “Cállate la puta boca, perra. Lo digo en serio." Sanne ni siquiera parpadeó. “¿Te gustaría tomar un descanso?” “No.” Él estaba sudando, el fuerte olor llenando la habitación. “Está bien.” Ella no podía recordar los puntos principales que Eleanor había sugerido, y las notas en frente de ella parecían sin sentido. Dejó de tratar de descifrar su letra. Sólo había una cosa más que necesitaba saber. “¿Por qué Josie y Rachel? ¿Por qué las escogiste?” Él cerró los ojos, entrelazando sus dedos alrededor de la longitud de la cadena entre sus muñecas y acariciándola suavemente. “Le pedí a Rachel salir a tomar una copa,” dijo, todavía trabajando el metal. “El día que fui a la cabaña para arreglar su coche. La otra se rió de mí. Al principio no lo entendí, no me di cuenta de cuál era la broma.” Dejó caer la cadena y miró directamente a Sanne. “Sabía dónde Ned guardaba las llaves de la cabaña. Encontré una ruta que ellas habían planeado, y las seguí hasta Corvenden. No podrían haberlo hecho más fácil para mí. Era el lugar perfecto para darles una lección.“ Él se lanzó de repente, sus manos deslizándose sobre la mesa para rozar las de Sanne. Su silla raspó el suelo mientras ella se empujaba fuera de su alcance. “Yo quería que lo supieras.” Él estaba jadeando, sus fosas nasales dilatadas. “Es por eso que vine aquí, Sanne. Quería que supieras lo jodidamente afortunada que eres.“ Eleanor dio un paso adelante y cerró su mano sobre la grabadora para pararla. Ella gritó a los oficiales, que llegaron y jalaron de Billy de nuevo en su silla de ruedas, pero él nunca apartó los ojos de Sanne. La sangre empapaba los vendajes mientras se reía de ella. 279
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Sáquenlo de mi vista,” Eleanor dijo a los oficiales. Esperó hasta que su abogado lo siguió. Cuando la puerta se cerró, se dio la vuelta hacia Sanne. "¿Estás bien?" “No.” Sanne no podía moverse de la silla; sus piernas estaban temblando. “¿Sabes a que se referia con eso?” Sanne asintió en silencio. Eleanor expulsó el disco de la máquina. “Extraoficialmente, Sanne.” La habitación se sentía como si estuviera colapsando sobre Sanne, la pregunta de Eleanor apenas atravesó el zumbido en sus oídos. “Hace unos tres años, Billy me invitó a salir,” susurró. “Me reí en un principio. Pensé que estaba bromeando. Tuve que decirle que era gay.“ "Jesucristo." Sanne se abrazó a sí misma, temblando incontrolablemente. “¿Puedes buscar a Meg? Quiero ir a casa."
*** El sol de la tarde todavía se sentía caliente en la cara de Meg. Por encima de ella, las copas de los árboles capturaban los rayos persistentes, sus hojas brillantes y exuberantes después de toda la lluvia. El arroyo estaba crecido, corriendo sobre sus pies descalzos y salpicando sus tobillos. Manteniendo sus dedos de los pies en el agua, se recostó en la manta extendida a través de la orilla. “Creo que necesito unas vacaciones,” Sanne dijo, moviéndose un poco para darle más espacio. Eran las primeras palabras que decía desde que Meg la había llevado al jardín. Parecía destrozada. “¿Dónde te apetece?” Meg mantuvo su tono ligero, tratando de captar el interés de Sanne. “No tengo ni idea.” Sanne se volvió hacia ella. “En algún lugar con perfecto mar azul, playas arenosas, y atestado de sol.”
280
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Meg la miró con fingido terror. “Sanne Jensen, estás planeando dejar el país?” El fantasma de una sonrisa tocó los labios de Sanne. “Bien podría. No hasta después del juicio, pero sí, un descanso sería bueno.“ “¿Piensas que esto irá a juicio?” “No estoy segura.” Ella suspiró y sus hombros cayeron en derrota. “El peso de la evidencia contra Billy es enorme, pero algunas personas como él se emocionan de obligar a sus víctimas a testificar. Él ni siquiera lo mencionó eso hoy. Él sólo ... bueno, ya sabes lo que hizo.“ “Lo sé, amor.” Meg le había sonsacado la mayoría de los detalles antes de salir de la jefatura. Todavía se sentía lívida, pero trató de mantener su expresión neutral. Sanne estaba bastante molesta y no necesitaba la reacción de Meg para lidiar con eso. En cambio, Meg volvió a un tema menos emotivo. “Entonces, ¿y qué hay con una de las islas griegas? Se supone que son hermosas.“ “Mm.” Sanne bostezó y se rascó la nariz distraídamente. "¿Quieres venir conmigo?" “Me encantaría, pero estropearía tu estilo algo deteriorado.” “Eso no es cierto.” Ya medio dormida, Sanne no parecía estar procesando gran parte de la conversación. Meg la tomó de sus manos y jaló de ellas hasta que se incorporó. “Hora de dormir, San.” “Estoy cómoda aquí. ¿No podemos acampar?” “No.” Ella vio el ceño fruncido de Sanne y enumeró las razones en sus dedos. “Nos haremos enanas hasta morir, ya está haciendo frío, y no tenemos doce años. Nuestros huesos son demasiado frágiles para pasar una noche en el suelo.” Ella tiró de Sanne a sus pies. “Ah, y se me olvidó mencionar tu lesión en la cabeza y el moretón que cubre la mayor parte de tu espalda?” “Bueno, bueno, ya entendí.” Sanne tropezó por la orilla y caminó como un zombi hacia las puertas del patio. “Ve y prepárate para la cama,” Meg dijo. “Estaré contigo en un minuto.”
281
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“¿Puedo tomar una taza de té?” “Creo que puedo hacer eso por ti.” Sanne se detuvo en la puerta de la cocina. “Y un par de galletas?” “No tientes a la suerte.” Sanne se rió mientras continuaba por el pasillo, el sonido tan alentador que Meg encontró un nuevo paquete de galletas para ella, y luego añadió pastel.
282
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
EPILOGO “Realmente agradezco esto,” Sanne dijo. El atasco de tráfico delante de ellos se arrastraba hacia adelante mientras las personas sacaban maletas de las cajuelas de los carros y corrían a través de la lluvia hacia la sala de embarque. “No hay problema.” Nelson tiró del freno de mano y dejó el motor en ralentí. “Traemos a las chicas aquí a veces a ver los aviones. Podría estacionar, tomar un bocadillo de tocino, y saludarte despegando. Con quién estás volando, otra vez?” “QuickJet (Aerolínea).” El temor hizo que la boca de Sanne se secara. Un avión rugió por encima. Ella estiró el cuello para verlo pasar, tratando de convencerse de que miles de personas hacían esto todos los días y casi nada malo pasaba. Siguiendo su línea de visión, Nelson pudo adivinar lo que estaba pensando. “Vamos, te va a encantar. No es diferente de estar en el helicóptero, de verdad.” Una sonrisa iluminó su rostro, toda la tensión de los últimos dos meses desapareciendo. “Vas a mensajearme y hacerme saber sobre la sentencia, ¿verdad?,” ella preguntó. “Tan pronto como me entere de algo, lo prometo.” Hizo un gesto al periódico en su regazo. “¿Qué tiene eso que decir?” Desdoblando el papel y sosteniéndolo de la primera página para que él pudiera ver el titular, parafraseó el artículo principal. “Cambio de última hora a una declaración de culpabilidad por la madre y el hijo. CPS satisfecho por las víctimas y las familias de las víctimas. La sentencia será determinada en los próximos diez días, y ambos acusados pueden esperar largas condenas de prisión. DI Stanhope está muy orgullosa de todos los involucrados en la investigación, y desea a Sanne Jensen todo lo mejor en sus primeras vacaciones al extranjero.“ Nelson se echó a reír. “Tú añadiste esa parte, cabrona.” “Lo podría haber embellecido un poco.” Ella volvió a doblar el papel, dejando la última página hacia arriba. “Vamos a ver el pronóstico local. Lluvia, lluvia, lluvia y viento, ah, y más lluvia.”
283
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
“Te odio.” Él se metió en un espacio para dejar pasajeros. “Necesitas ayuda con la bolsa?” “Me las arreglaré, gracias.” Ella se inclinó y le besó la mejilla. “No te metas en ningún problema mientras no estoy.” “No sueño con eso, pareja.” Él la ahuyentó. “Vamos, antes de que me ponga a lloriquear.” Ella arrastró su bolsa de viaje del asiento trasero y la puso sobre sus ruedas mientras los coches más atrás en la fila sonaban sus claxon con impaciencia. Ella sopló un beso hacia Nelson y agitó la mano hasta que dobló la esquina. La lluvia comenzó de nuevo con renovado vigor. Tocó su bolsillo para comprobar que su pasaporte todavía estaba allí y se unió a la multitud dirigiéndose a la sala de embarque.
*** Volar a una villa privada en una isla griega había sonado dinámico y aventurero, pero hasta ahora había implicado un vapulear de una mujer en seguridad, seguido por un montón de sentarse alrededor. Sanne tocó con su dedo sobre la opción de apagado en su teléfono antes de decidir dejarlo encendido por otros cinco minutos. A pesar de que su vuelo había sido llamado, nada parecía estar sucediendo en la puerta. La pantalla del teléfono se había quedado en blanco, y se mantuvo en blanco. Eran sólo las 8 a.m.; Meg probablemente estaba todavía en la cama después de su último turno. Abrazando su mochila a su pecho, Sanne apoyó la barbilla en ella y trató de ver el lado positivo — dos semanas de mar y sol, con una lista de bares y restaurantes amistosos con los gays que Meg había descargado para ella. Cuando las personas del grupo de prioridad de embarque comenzaron a formar una fila ordenada, enterró el rostro en su bolso y se preguntó qué demonios había estado pensando cuando había reservado estas vacaciones. Nunca había estado en un avión antes, nunca había salido del país antes, y no hablaba ni una palabra de griego. A punto de darse la vuelta y huir de regreso a través de Duty Free (Tienda libre de impuestos), recordó el billete de veinte euros metido en su cartera, y la sensación de pánico se alivió un poco. Su madre le había dado el dinero ayer por la tarde, un regalo que debió haber salido precipitadamente a arreglar al instante en que se enteró del acuerdo de 284
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
último minuto de Sanne. Todo lo que ella quería a cambio era una postal y un montón de fotografías. Una mujer con un bronceado falso para igualar con el uniforme naranja brillante de la aerolínea anunció el segundo grupo de embarque. Sanne comprobó su boleto, aunque sabía que debía unirse a la fila. La aerolínea de bajo costo asignaba sus asientos en una base de los primeros que llegan, primero se sirven. Si no se movía pronto, terminaría aplastada en medio de una fila. Se desplazó hasta el borde de su asiento pero no fue más lejos. “¿Vas a sentarte aquí todo el día, o meterte en el maldito avión?” La voz familiar hizo que Sanne alzara la cabeza. Al principio pensó que se había equivocado. Todo lo que vio fue un sombrero de paja de ala ancha y un par de piernas que salían de unos shorts humedecidos por la lluvia, pero entonces Meg se rió y se sentó en el asiento a su lado. “¿Qué diablos estás haciendo aquí?,” Sanne dijo. Salió más brusco de lo que pretendía, pero lo último que había sabido, que la solicitud de permiso de Meg había sido denegada. Meg mostraba con orgullo su pase de abordaje. “Bueno, después de que hice toda esa investigación para ti, me puse a pensar que dos semanas usando mis bikinis más diminutos y bebiendo cócteles en el sol sonaban como un montón de diversión. Hice algunos cambios, llamé para un montón de favores, y simplemente termine” — hizo una pausa para hacer el cálculo — “unas cincuenta horas o más de turnos. Estoy muy cansada. Necesito unas vacaciones.” La amplia sonrisa cayó de su rostro mientras Sanne siguió mirándola. “Puta mierda. Prefieres ir sola, ¿verdad? Voy a ser una completa restricción de tu estilo. Cojones." Sanne sacudió la cabeza con tanta fuerza que su pelo dio una palmada en sus ojos. “¡No! Yo sólo ...” se detuvo y sonrió. “Me alegro de que estés aquí.” "¿Sí?" “Sí.” Miró el número cada vez menor de pasajeros en la fila. “Podemos continuar esta conversación en el avión?” El vuelo estaba casi lleno, pero encontraron una fila en la parte trasera con dos asientos de repuesto, uno de los cuales venía con una ventana. Sanne se aseguró el cinturón de seguridad, convencida de que no le haría ningún bien en 285
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
una catástrofe, pero obligada por las reglas de todos modos. Gritó cuando el avión comenzó a rodar. “Mierda, mierda, mierda.” Meg la agarró de la mano. “Aprieta fuerte si quieres.” “Podría.” La lluvia se deslizaba por la diminuta ventana de Sanne. En el asfalto, vio a un hombre que llevaba auriculares, guiando el avión hacia la pista. “Llamé a Josie por teléfono ayer,” ella dijo, tratando de distraerse. “Después de la noticia.” "¿Como estaba ella?" Sanne vaciló, cuando una sonriente asistente de vuelo se detuvo para verificar que sus maletas estuvieran correctamente guardadas. “Aliviada,” dijo, una vez que la asistente se había movido por el pasillo y les aseguró la privacidad. “No me demoré mucho tiempo, pero están mejor ahora que están de regreso en Edimburgo. Tenemos una invitación abierta para visitar.“ Meg asintió. “Tal vez darles un tiempo, ¿eh?” “No me puedo imaginar que alguna vez vaya. Sólo les recordaría lo que pasó.” Sanne se frotó el cuello, tratando de relajar los músculos. El caso se sentía como un peso constante, presionando sobre ella, sin importar qué. No quería seguir pensando en ello, pero siempre parecía estar al acecho en el fondo, y había estado sufriendo pesadillas durante semanas. “San?” “Mmhm?” Meg esperó hasta qe Sanne la miró. "Estamos de vacaciones. Dejalo atrás, ¿de acuerdo?” "De acuerdo." El avión se detuvo repentinamente, y Sanne pudo ver la pista que se extendía por delante de ellos. Apretó la mano de Meg y cerró los ojos cuando los motores rugieron y la fuerza de la aceleración del avión la empujaron hacia atrás en su asiento. Segundos después, un golpe extraño, flotante en el pecho le dijo que estaban en el aire. “San, mira.” 286
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
Sanne sacudió la cabeza, deseando que el avión siguiera subiendo. “Te lo estás perdiendo todo!” Armándose de valor, Sanne se asomó por la ventana. Debajo de ellas, la mancha de ladrillos rojos de los suburbios de Manchester y las llanuras de Cheshire se extendían casi hasta el horizonte, las colinas de Peak District y Saddleworth se elevaban con gracia más allá. El avión comenzó a estremecerse mientras se elevaba en la espesa nube cubriendo la región, y un velo gris distorsionado y luego se borró la vista. Meg entrelazó sus dedos, aferrándose a Sanne a través de la turbulencia. “Ahí tienes,” dijo suavemente, empujando a Sanne hacia la ventana otra vez. “Oh.” Sanne contuvo el aliento. Un brillante cielo azul ahora los rodeaba, y las nubes formaban una prístina alfombra de blanco. “¿No lo sabías, San? Siempre está soleado aquí arriba.“ Sanne sonrió, trazando sus dedos a través del cristalino hielo formandose en el vidrio. “Nunca nadie me dijo eso.” “Es bonito, pero no es tan bonito como yo en mi nuevo bikini.” Meg movió las cejas. Sanne le dio un codazo en las costillas. "¿Te importaría? Estoy tratando de tener un momento aquí.“ “Es de color rojo y negro, y muy atractivo.” Meg formó curvas con las manos, haciendo que el hombre al otro lado del pasillo tosiera y se volviera escarlata. Fingiendo un interés repentino en la revista de a bordo, Sanne la usó para ocultar su rostro. “No puedo llevarte a ninguna parte.” “Al parecer, me llevarás a tu villa griega.” Las páginas de la revista se agitaron cuando Sanne comenzó a reírse. “Podría dejarte en el aeropuerto. Te meterías en muchos menos problemas allí.“ “No lo dices en serio. Me echarías de menos.“ “Tal vez,” Sanne admitió. "Un poco." 287
Cari Hunter – Ninguna buena razón
Traducción – Martha Lo 2017
La asistente de vuelo se detuvo en su fila, y Meg pidió dos tés y un KitKat. Partió la barra de chocolate por la mitad y levantó su vaso de plástico. “Brindo por alejarnos de todo.” Sanne tocó su vaso contra el de Meg. “Eso suena muy encantador.”
FIN
288
View more...
Comments