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July 20, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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de hace hacer de sus iintere nterese sess — —aunqu aunque ese sea a fificti ctici ciam ame ente— llos os iinteres nterese es de la nación peruana y pensar a sus empresas y a sus haciendas como partes de una totalidad mayor. Éstas son, una vez más, las desastrosas consecuencias de la ausencia de un proyecto nacional en n nuestras uestras modesta modestass é éllite tess soci sociales. ales. Por otro lado, qui quisiera siera de desta staca carr, por se serr una re respue spuesta sta reiterativa, que todas estas modernizaciones han originado respuestas regres gresiivas o a arrca caiizante zantes. s. LLa a re respues spuesta ta in indí díge gena na de dell sigl siglo o XVII f fu ue el apego a las tradiciones y la utopía andina. En el siglo XVIII , de múltiples maneras, se constata una respuesta similar: en el arte, para me mencion ncionar ar una di dime mensi nsión ón de la cul cultur tura, a, surge un arte pr propi opio o retomando retom ando lo andi andino no y llo oa arca rcaiico de Eu Europ ropa a. En llos os sigl siglos os XIX y XX, las mayorías campesinas —por necesidades políticas elementales— transfi transfiri rie eron llo oa andi ndino no a all ca campo mpo de la lucha soc sociial y rre esponden a las modernizaciones, como en los siglos anteriores, con la rebelión, social, política y cultural: apego a lo propio y automargi ginac naciión de la soc sociiedad global. global. D De esde los a años ños 5 50 0 a la ac actual tualiidad, sin ninguna ni nguna duda, he hemos mos vivi vi vido do un una a nue nueva va m mode oderni rnizac zaciión — —e expre pr esa sada da de m múl últi tipl ple es m mane anerras as— — que ha ccond onduci ucido do a lla a ccri risis sis e ecoconómica, a la descomposición social, a la violencia política destructiva tructiv aya all co collapso de los pa parti rtidos dos polí políticos ticos.. N o he que queri rido do d de emos mostrar trar —com como oe ess lógi lógico co pe pensa nsar— r— que todas las mode moderrnizacion nizacione es, e en n el ca caso so de nues nuestr tro op país, aís, arcaíz arcaízan an o ffrrac acaasan. sa n. N Nii que e ell Perú, a ca causa usa de estos pro proce cesos, sos, a ahor hora, a, e en np plleno si sigl glo o XX se encuentra condenado a modernizaciones que arcaízan o subdesa subde sarr rrol olllan. LLo o úni único co q que ue heque queri rido do d de emos mostrar trar es que los procesos ce sos de m mod ode ernización nización,, cua cuand ndo o se imponen o se impor mportan, tan, ssiin lla a existe xistencia ncia pr pre evia vi a de un p proy roye ect cto o pr propi opio, o, o nac naciional o d de e una é éllite sociial e soc esc scllare arecid cida, a, dan com como o res resul ultado tado lla a arca arcaiización zación,, e ell dete deterrior oro o de las economías, la descomposición del Estado y de la sociedad civiil y, ffrec civ recue uente nteme mente nte,, la la fr frustrac ustraciión col cole ectiv ctiva a. U Una na se sensa nsación ción que pare par ecehabe haberr perd perdur urado ado en llas as me mental ntaliidad dade es peru peruana anas, s, como efec efec-to y conse consecue cuenci ncia a de e estos stos pr proce ocesos sos donde donde ga ganan nan otr otros os y, gene generralmente, me nte, pi pie erde e ell paí país. s.

4. Entonces, para qué aprender historia en el Perú H e rec recur urri rido, do, en re rea alidad, a un es esque quema ma com comparat paratiivo —la historia europea y la historia nuestra— para poder enfrentar final-

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mente la cue mente cuesti stión ón dec deciisiva, siva, ¿para qué aprender histori hi storia? a? H e tratratado de mostrar mostrar,, sin exa exage gerrac aciione oness ni inju njusti sticia, cia, para retoma retomarr el ace ac ertado tí títul tulo o de dell libro de Ri Richa chard rd M . M Morse orse,, que nue nuestra stra hi histo sto-ria e ess una sue suerrte de « «e espe spejo jo d de e Próspe ósperro» de la hi histori storia a oc occid cide ental: los grand grande es ac acontec onteciimi mie entos y pr proce ocesos sos pare parece cen nd darse arse o p pro ro-ducir du cirse se al re r evés en nu nue estros te terr rriitori torios os a andi ndinos. nos. Es tam también bién por esto que considero que aprender historia en el Perú es, quizá, tanto o más más iimportante mportante que a apr pre ender agronomí agronomía, a, ingenierí ingeniería, a, fí físisica,, econom ca economíía, ge geol ología, ogía, psi psicoa coanáli nálisis, sis, soc sociiología ología o antropol antropología. ogía. L a razón e ess m muy uy se senci ncillla: ne nece cesi sitam tamos os lilibrar brarnos, nos, ccas asii con urge urgenncia, de una pesa pesada da ca carrga hi históri stórica ca y constru construiir una me memori moria a ssana ana que nos permita repensar nuestro pasado, mirarnos a nosotros mismos sin complejos y enfrentarnos más conscientes y decididos a los los retos que nos depara e ell fu futur turo. o. Es Es imp impor ortante tante aprender hi histori storia a por lla as ssiigui guie ente ntess razone razones: s: a. Para apreci apreciarnos me mejor jor a nos nosotr otros os m miism smos. os. Tod Todas as las grandes naciones naciones,, como las a anti ntiguas guas y mode modern rnas as de Eu Europ ropa, a, a all mir mirarse arse a sí mismas se encuentran civilizadas, grandes, únicas y miran a los pu pue ebl blos os e extranjeros xtranjeros como me menos nos iimpor mportante tantes, s, bá bárrba barros o sal salvajes.. LLos vajes os iinca ncass usaron este mi mismo smo meca mecani nismo smo para ffor ortalec talece erse como nación. Sin embargo, luego de la conquista española, por múlti múl tipl ple es razone razones, s, ssur urgió gió un compl comple ejo colec colecti tivo vo iinverso nverso e en n nu nue estra sociedad: mirar con admiración al extranjero, que consideramos civiilizado, y autoflag civ autofl age elarn rnos os a all co consid nside erar que nue nuestra strass raíce raícess indígenas son más bien bárbaras, indias y casi prescindibles. Ninguna sociedad se ha convertido en nación apoyada en un mecani nism smo od de e esta natur naturaleza aleza.. C Crreo que lla a hi histori storia, a, ccontada ontada de mane manerra objeti obje tiva va e en ne ell Peerú rú, , pu pue ede a ayu yudar dar aeliliqui dar este compl ple e jo a de un conocimi conocimie nto más má s obje objeti tivo vo d de l quidar signi signifi fica cado do com de de las soc soci ietravés dade dadess andinas andi nas,, su p proce roceso so hi históri stórico, co, ssus us te tecnologí cnología as, su cul cultur tura a, sus lloogros y resultados. Tenemos que aprender a mirar a nuestros ance anc estros pr pre ehispánicos hispánicos com como o llos os e eur uropeos opeos mi mirran a los gri grie egos y romanos; no les podemos pedir el hierro, la rueda, las matemáticas, ca s, la fifillosofí osofía a y lla a esc scri ritur tura, a, sin sino o llos os ssiiste stema mass q que ue cons constr truy uye ero ron ny las tecnol tecnologí ogías as q que ue des descubri cubrie eron p para ara e esta stabl ble ece cerr un ade adecuado cuado contr trol ol y mane manejo jo d de e sus e ecologí cologías as.. b. Para Para cconoce onocerr me mejor jor el pr pre ese sente. nte. U Una na bue buena na for forma ma de pr pre epararse para afr afrontar ontar el ffutu uturro, dec decíía B Be ene nedetto detto C Crroce oce,, e ess cconoci onocie end ndo o

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el pasa pasado do:: « «Som Somos os pr produ oducto cto de dell pasa pasado do,, y e esta stamos mos vi vivi vie end ndo o sume sumerrgidos en el pasado, que por todas partes nos oprime. ¿Cómo empre pr ender nu nue eva vi vida, da, cóm cómo o cre crear ar nues nuestra tra ac acción ción si sin n sa sallir del p pas asado, ado, sin sob sobrrepu pujarl jarlo? o? N No o hay má máss que una sa sallida, lla a de dell pens pensam amiiento que no corta corta relaci relaciones ones con e ell pasa pasado do,, si sino no que que se levanta sobre é éll ideal dealme mente nte y llo o tr truec ueca ae en n conoci conocimi mie ento» (1 (19 948: 3 34 4). H Hay ay otra otra cciita muy apropia apropi ada de E. H . C Ca arr rr,, y por eso m me e atre trevo vo a trans transccri ribir birlla, que com compl ple eta a la ante anterrior or:: « «E El pasa pasado do rre esul sulta ta inte ntelligibl gible ea la luz del pre pr ese sente nte y sól sólo op pod ode emos com compr pre end nde er ple pl ename namente nte e ell pr pre ese sente nte a la luz del p pas asado. ado. H Hac ace er que e ell hombre pu pue eda com compr pre ender lla a ssocieociedad de del pas pasado, ado, e incre ncreme mentar ntar su d domin ominiio de la soc sociiedad d de el pr pre esente, se nte, ta tall es lla a dobl doble e fu funci nción ón d de e la hi histori storia» a» (19 (196 67: 7 73 3). Estas dos citas podrían parecer, con legítima razón, a alguien no comprometido con el oficio de historiador, palabras huecas o sofisticada justificación de una disciplina del conocimiento que, como com o dec decíía Pablo M ac ace era a fifine ness de los años 7 70 0, pod podrí ría a sse er de dud dudoosauti utillidad social. social. S Siin e emba mbarrgo, de debo bo rec recor ordar darlles a allgunas cosa cosass que podrrían se pod serr eleme mental ntale es, pe perro que e ess ne nece cesa sarrio dec deciirlas as.. LLos os pu pue eblos blos antiguos, como el el grie griego o e ell romano, secons consiideraron ú úni nicos cos,, hi hiciecieron una hi histo stori ria a inme inmedi diat ata a de sí mi mism smos os y ca cadu duca caron ron muy pr pronto. onto. N ues uestros tros inca incas, s, no inte interresa sados dos e en n lla a histor historiia ccomo omo de dese senvol nvolvi vimienmiento irr irre eversibl versible e, sino com como o rre epe peti tición, ción, terminaron at atrapados rapados e en ne ell mito y en en lla a me mentali ntalidad dad mí míti tica ca.. LLa a histori historia, a, tal como la ente ntend nde emos hoy dí día, a, nos pe perrmi mite te pens pensar ar nu nue estro d de esti stino no común com como o proce proceso so iirr rre eversible versibl e, iinte ntelligibl gible e, ca capr priichos choso, o, iimprede mpredecibl cible e, pero con una di direc rec-cionalidad, un rumbo, que es necesario descubrir y conocer. Es la hi histo stori ria a la que nos pe permi rmite te esta ope operac raciión iinte ntellectual. ctual. U na histori historia a cuando cuand es s pe pensada, nsada, com como ol decían Benedetto detto Crroce y LLuci ucie ela nhi F Fe estoria bvr bvre ea, des desde de o ele pr pre ese sente ntey para e el fu futur turo. o.Bene LLo o que no C signi signifi fica ca que histori es una ci cie encia ex exac acta ta que permi permite te e ell pr pronósti onóstico, co, ni el cá cállcul culo o mate mate-máti má tico co de dell fu futur turo. o. E Ess una cienc cienciia huma humana na quenos permi permite te,, des desde de las urge ur genci ncias as del pr pre ese sente, nte, establece establecerr u un nd diiál álogo ogo ca cambi mbiante antecon e ell pasado pa para a afr fronta ontarr me mejor jor el fu futuro. turo. M e remito a los e eje jempl mplos. os. Los comentarios reales (16  (160 09) d de el Inca Garcil arcilaso de la V Ve ega e ess un exc exce elente e ejempl jemplo: o: e erra ne nece cesa sarrio, ante la demanda dem anda de sus pari parie ente ntess indí ndíge genas nas,, re reiivi vindi ndica carr — —has hasta ta idea deallizar— la hi histo stori ria a de los inca ncas. s. I na naugur ugura a una forma dehace hacer hi histo stori ria a pol políítitica,, e ca en ne ell Perú, que a aún ún p pe erd rdur ura ae en n lla aa actua ctuallidad. LLa a N  Nue ueva cor coró óni nica cay

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Inca Garcilaso DE  LA   V EGA  (1539-1616). En España idealizó a los incas.

buen uen gobi gobie erno (1  (16 614) d de eFelipe Gu Guam amán án P Poma oma de A Ayal yala, a, e esc scrrita para

reivindi reivi ndica carr y elogiar a los grup grupos os étni étnicos cos de las provi provincias ncias som some etitidas a los iinca ncas, s, ta también mbién cr criti tica ca el siste sistema ma colon coloniial, p prrese senta nta a all indí ndí-gena ccon gena on orgul orgulllo, dem demanda anda un ffutu uturro con má máss justi justicia cia y ex expr pre esa su incer ncerti tidu dumbre mbre a travé travéss de su ac actual tualíísimo llam ame ento «¡ «¡Y Y no hay rre eme me-di dio! o!». ».Lueg uego o deladerr derrota otade Túp úpac acA ma maru ru II (1 (17 781), JJusto usto S Sahua ahuarraura Carl arlos os IInca nca—com como o una for forma made se sepu pullta tarr su col colab aboracioni oracionism smo o co con n las fuerzas hispánicas durante la rebelión anterior— escribe su M ona narrquía uía inca: una apologí apología, a, se según gún él, a sus par pariiente ntess lle ejanos. En la é época poca de la reconstru construcc cciión nac naciional onal,, lueg luego o del d de esa sastre stre de la guerra con Chile (1879-1883), muchos peruanos —como M aria ri ano Fe Fellipe Paz So Solldán y M Ma anue nuell González Pr Pra ada— com comiienzan a interrogar a la la histori historia a por lla as razone razoness que expl xpliica can n lo l o suce suce-di dido do y concl concluy uye en que es urge urgente nte fu fundar ndar u una na na nación ción p para ara todos los

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peruanos. Ya Y a no rre ecur currren al mi mito to y a la rel reliigión, gión, com como oe en ne ell ca caso so del del I nca Garci rcillas aso, o, para e expl xpliica carr la de derr rrota ota,, sino a lla a ra razón, zón, a lla am moral oral y a las las cos cosas as ma mate terriales ales.. JJosé osé Carl arlos os M Mari ariáte átegui gui,, e en n llos os a años ños 20 20 del siglo pasado, también interroga a la historia para denunciar las grandes injusticias en nuestro país, las aberraciones de nuestro proce pr oceso so hi históri stórico, co, para lu lue ego prop propone onerr lla a fu fundación ndación de de una nue nueva va naciión peru nac peruana ana.. C Cuando uando en llos os a años ños 7 70 0, con las iinqui nquie etud tude es de la nueva generación de historiadores que trabajan dentro de la atmósferra de la revol mósfe revoluci ución ón velasqui velasquista sta,, secom comiienz nza a a construir construi r u una na nueva nue va hi histo stori ria a de dell ca campe mpesinado sinado andi andino, no, de sus lu lucha chass y contri contribubuciones, lo que se estaba haciendo —como lo hicieron Garcilaso, Guamá uamán nP Poma oma y llos os otro otross me mencion ncionados— ados— era dar respues spuestas tas a llas as urge ur genci ncias as del pr pre ese sente nte y contri contribui buirr de e esta sta ma mane nerra a la constru construccción de una nueva identi dentidad dad de las grandes ma mayor yoríías en el P Pe erú. ¿Aún ¿A ún p pod ode emos dud dudar ar d de e las estrec strechas has relac aciiones entr ntre e el pasa pasado do y el pre prese sente? nte? ¿¿N No p pod ode emos ccompr ompre end nde er me mejor jor,, con e estos stos e ejem jempl plos, os, las cciita tass que indi ndica camos mos al iini nicio cio de e este ste subc subca apítul pí tulo? o? c. Por una razón de objetividad. El siglo XX, como lo indica Edward H. Carr, es la centuria del triunfo de la historia. Nunca hemos tenido una memoria tan rica, tan extensa y tan polémica. Estos a avance vances, s, a apl pliica cand ndo o nuevos mé métod todos os y té técni cnica cas, s, nos han han permitido miti do te tene nerr un co conocimi nocimie ento má máss obje objeti tivo vo d de e la hi histo stori ria a huma humana na y, a la la ve vez, z, d de ese semb mba arazarnos de m miitos, fá fábul bulas as y p prejui rejuicios. cios. A Así sí llo o afirrma Raymond A ron: « afi «G Grac aciias a esa sass cconqui onquista stass de la cienc cienciia y a pesa pesarr de llas as inmensa inmensass lag lagunas unas de nues nuestro tro sa sabe berr, nu nue estra civ civiilización, por por pr priime mera ra v ve ez en lla a histori historia, a, sse e ha for forma mado do una iima mage gen nd de e la mayor mayoríía de las civi civillizaci zaciones ones muertas» (19 (196 61: 1 15 5). LLos os e eur uropeos, opeos, nueva desde elelibro  de G.ico Vico de 1725, tienen idea bastante bas tante xac xacta taCiencia del p prroce oceso so hi histór stóri como una e espi spir ral d de euna as asce censo nso que parte de los osc oscur uros os y te terr rriibles tie tiempos de dell sa sallvaji vajism smo. o. V Viico liquida la idea cristiana del paraíso localizado en los albores de la historia y también, de alguna manera, la concepción renacenti tista sta de la dec decade adenci ncia a lu lue ego del es espl ple end ndor or de Gr Gre ecia y R Roma oma en lla a antigüedad. En el Perú, en los últimos 30 años, nuestra historiografía ha ganado ga nado mucho e en n obje objeti tivi vidad. dad. LLos os e estudi studios os e etnohi tnohistóri stóricos cos,, por ejemjemplo, de peruanos y extranjeros, nos han permitido acercarnos a una nue nueva hi histori storia a de las soc sociiedades pr pre ehispáni hispánica cass y ente entend nde erlas

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a parti partirr de cconce onceptos ptos y mode modellos, avec vece es pr propi opios, os, y otras uti utillizados para ente entender nder d diiversa versass grande grandess cciivil vi lizac zaciione oness e en ne ell mundo. A sí  hemos he mos com compr pre endi ndido do que los pri princip ncipiios bá básicos sicos del fu funcion ncionam amiiento eco económico nómico del del Esta Estado do iinca ncaeran lla a re recipr ciproc ociidad, lla a re redi distri stribuc buciión y también el aprovechamiento vertical de un máximo de pisos ecol cológi ógicos cos,, que e exi xistían stían d de esde la é época poca huari y a llos os que los iinca ncass les di die eron u una na dime dimens nsiión y u util tiliizac zaciión de m ma ayor ma magnitud. gnitud. H emos comprendido también que existían principios básicos, como la dual dualiidad, la tri triparti partición ción y la ccuatri uatriparti particción, q que ue orga organi nizab zaba an la esfe sfera ra pol políítica tica,, soci social, míti mítica ca,, ri ritual y aun el pare parente ntesc sco. o. Ahora A hora podemos dem os e esta starr se segur guros os de dell alto grado d de e des desa arr rrol olllo alcanza alcanzado do por los inca ncass y e ente ntend nde er me mejor jor la ma magni gnitud tud pertu perturrba bador dora a de la cconqui onquista sta española. LLa a de demografí mografía a históri histórica ca nos ha permi permiti tido do conoce conocerr el colapso que sufr sufriió lla a pobl poblac aciión iindí ndíge gena na en e ell sigl siglo o XVI , una fractur fractura a tan ta n pr profun ofunda da que fre frenó nó su d diina namismo mismo ha hasta stael sigl siglo o XVIII y recié cién en el XX alcanzará de nuevo, y sobrepasará, el que tuvo en la época prehispánica. Estas simples conclusiones estadísticas nos permiten te n tene tenerr una com compr pre ensión me mejor jor de lla a hi histori storia a pe peru ruana anay tambi tambié én de la situac situaciión ac actual. tual. A hor hora a ta también mbién sa sabe bemos mos que e ell tributo y otras otras obli obliga gaciones ciones fisfi scales, que pesaban sobre las poblaciones campesinas como herencia colonial, coloni al, si bien fu fue eron lega gallme mente nte supr supriimid midos os e en n1 18 854, perdu perdu-raron hasta hasta ini inicios cios de dell sigl siglo o XX, y en muchos casos casos fu fue eron cobrad cobrados os compulsi compul sivame vamente nte en llas as regiones giones rur urales ales sur surandi andinas nas hasta épocas muy rec reciiente ntes. s. Estos he hechos chos y otros nos iinvi nvitan tan a ha habl blar ar d de e la e exi xisstencia te ncia de un siste sistema ma coloni colonial al tard tardíío has hasta ta fifine ness de dell sigl siglo o XIX por lo menos. me nos. U Un n si siste stema ma q que ue pare parece cealca alcanzar nzar su es espl ple endor final fi nal du durante rante lliaquidado Repúbli Repúbl ca istocr stocráti ática, ca, de rnizador 189zador 5a 1 19 9 19A , ugusto y qu que e eB. mpi mpie za aq se ser qui dado iccon onAe ellrgob gobi ierno mode moderni de Augusto LLe eeguía, que uer funda la Patria Nueva, que con mayor justicia debería llamarse la Segund Se gunda a Repúbl Repúbliica Peruana uana.. A Aque quellla que te termi rmina na con la oli oliga garrquía quí a civ civiilista sta,, ccon on los los g gam amonale onaless ttradi radicional cionale es dehorca y ccuchi uchilllo e inicia la modernización capitalista con nuevos actores sociales y con parti partidos dos pol polííticos ticos,, com como oe ell apr priista y el soc sociiali alista sta,, que rec recllama ma-ban ba n una ma mayor yor corr corre espond sponde enci ncia a entr ntre e el Perú rre eal y el P Pe erú ffor orma mall. N adi die e disc di scute ute la e evi vita tabil biliidad de la Re Repúbl públiica A Ari rist stoc ocrática rática (1895-1919) o del Oncenio de Leguía (1919-1930), los damos por hechos he chos ine inevi vitab tablles, ne nece cesa sarrios y ya ffor orma man np parte arte de nue nuestra stra hi histosto-

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ria progresiva que nos conduce a la actualidad. Esta manera de consiidera cons derarr estos pe perí ríodos odos no es prod producto ucto de una ma mayor yor obje objeti tivi vi-dad histórica, sino del desapasionamiento con que los miramos por la di dista stancia ncia cronológica cronológica q que ue nos se separa para de e elllos. N No o suce sucede de lo mism mi smo o cuando ana anallizamos pe perríodos más re reciente cientes, s, com como o el gobierno de del ge gene nerral JJuan uan V Ve elas asco co A Allvar varado ado (19 (196 68-19 -197 75), que a ahor hora, a, por las circunstancias de la historia universal y nuestra propia fortuna, puede se serr percibi percibido do equi quivocadam vocadame ente —quizá— quizá— com como o un período rí odo p pe erd rdiido, que ssii bien no pud pudiimos evi vita tar, r, h ha ay que e enme nmendar. ndar. Creo q que ue lo mismo sepodr podríía de decir cir para la Re Repúbl públiicaA ri risto stocrá cráti tica ca y para gran parte del siglo XIX, tiempo perdido, que es necesario desandar, criticar y valorar desde su resultado y las necesidades del pr pre ese sente. nte. ¿Qué ¿Q ué nos e ense nseña ña la obje objeti tivi vidad dad hi históri stórica ca?? A reconoce conocerr llas as teterribles consecuencias de la conquista; la inutilidad del sistema coloniial p colon para ara las ssociedade ociedadess oc ocup upadas adas;; llos os grandes be bene nefi ficios cios que nos pudi pudieron apor porta tarr lla a cciiencia, lla a té técnica cnica y la cul cultur tura ao occ cciidenta dentalles si no hubie hubi eran llllega gado do en ccondi ondicione cioness ccol oloni onia ales; la iine nefi fica cacia cia del del sistema siste marepubl republiica cano no del si siglo glo XIX y el nac naciimi mie ento, rre ecién e en n llos os a años ños 20 del si sigl glo op pas asado, ado, d de e una nación mode moderrna que sse e pr pre eocupa po porr las mayorías y se plantea el problema de la opinión pública, el conse cons enso, la ciu ciudadaní dadanía a de las pobl poblac aciione oness in indí díge genas nas,, la la m moderni oderni-zaciión rac zac raciiona onall de dell país, las lilibe bertade rtadess polí políti tica cas, s, la iguald gualdad ad ssocial ocial y la fraternidad humana. La historia del Perú, entre 1532 y 1920, ha sido una sucesión de esquemas políticos y económicos irracionales, en función de pequeñas élites sociales y al servicio de metrópolis extranjeras. En los últimos 72 años se han desatado nuevas fuerzas sociales y políticas queancestrales, demandansean que todos los peruanos, liquidando todas las trabas ciudadanos a carta cabal. Pero e ess ne nece cesa sarrio a adv dve ertir tir qu que elanu nue eva hi histori storia aperuana, a aquell quella a escrita en los últimos 30 años, a pesar de acercarnos con mayor reali alismo smo a lo que rea reallme mente nte suce sucedi dió, ó, d de esgraci sgraciadame adamente, nte, e está stá m muy uy comprometida y debilitada por los puntos de vista de clase y de interpretaciones. Esto es inevitable y es mejor que sea así. El discurso cur so hi histór stóriico, para que se sea a efica fi caz, z, ti tie ene que esta starr impr i mpre egnado d de e su época, de los condicionamientos sociales y de la circunstancia persona pe rsonall de dell hi hist stori oria ador. Com omo o nos di dicce Raym Raymond ond A ron, no hay

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hi histori storias as defi defini niti tivas, vas, « «ca cada da soc sociiedad ti tie ene su hi histori storia a y lla a re ree esc scri ribe be en lla a me medi dida da e en n que e ellla m miism sma a ccam ambia. bia. El El pas pasado ado no es está tá de defi fini niti ti-vamente fijado más que cuando ya no tiene porvenir» (1984: 19). Sin embargo, la comprensión de nuestro pasado, hoy, en el Perú actual, ac tual, nos pe permi rmite te avizor vi zorar ar e ell fu futur turo, o, no para dome domestica sticarl rlo o ni ma ma-nipul ni pula arlo rl o o som some ete terl rlo o a pronóstico di dilleta tanti ntist sta a, sino p pa ara com compr proomete me terrnos me mejor jor con é éll. H Hay ay una he herrmosa fr fras ase e de E. H H.. C Carr arr,, a quie qui en he cciita tado do qui quizá zá dem demas asiiado, a all res respe pect cto: o: « «El El histori historiador ador d de el pasado pasa do no p puede uede a ace cerrca carrse a lla a obje objeti tivi vidad dad má máss que e en n lla a me medi dida da en qu que e se aproxi aproxima ma a la compr compre ensi nsión ón d de el fut utur uro» o» (1 (19 967: 1 16 67). N No o es, en absoluto, una expresión demagógica. Creo que lo que he di dicho, cho, e en n es este te subcapí subcapítul tulo, o, d de e algu alguna na ma mane nerra, ve vellada o e expl xplíícita, e ess una lectur lectura a de la evol voluci ución ón fu futur tura a de la histori historia a pe peru ruana ana.. d. La L a histori historia a ccomo omo ccrí ríti tica ca y superac superaciión: una m me emori moria a na naciocionall. En mi ta na talller «Cul ultura, tura, histo histori ria a e ide dentid ntida ad» de la Fundac Fundaciión A nd ndiina, ju junto nto a un se sellecto g grrup upo o de jóv jóve ene ness par particip ticipante antes, s, he hemos mos tr trab abaja ajado do d dur urante ante un se seme mestre stre el conce concepto pto d de e nac naciión. U Uti tillizamos autores diversos y ejemplos muy variados. Las conclusiones no nos dejar dejaron ce certi rtidu dumbre mbress ni he herr rram amiientas cconce onceptu ptuales ales ine nequí quívovocas, sino más bien nociones operativas. Para el marxismo, la nación es una rre ealidad económ conómiicaestructur structurada ada,, un un me mercado rcado con ffron ron-teras, una soci socie edad de ccllas ase es ccon on u una na domi dominante, nante, ccon on su rre espec specti ti-va ideología dominante; la conciencia nacional —en consecuencia— eme merrge des desde de e esta sta re reali alidad dad don donde de llos os hombres hablan u una na misma mi sma lengua, ti tie ene nen n una misma cul cultur tura, a, una misma histori historia, a, las misma mi smass tradi tradicion cione es y dond donde e obti obtie ene nen n su subsi subsiste stenci ncia a y rre epr produ oduccción. La burguesía, según esta concepción, es la que presenta sus ilnteres nte rese etivi svidad, dedad, clase com como o llos os iinte nteres rese es,ypor supue sto fifictici cticios, toda a colec colecti crea creando ndo u una na ilusi usión ón d de esupu pasoeta también mbién aos, la de nac naci ión. Por otr otro o lla ado, autore autoress ccomo omo JJul ule es M Miiche chellet y E Ernes rnestt Rená Renán, n, nos indican que la nación es el al alm ma de los pueblos. Un alma construiida por el pr tru proc oce eso históri históricco, por la ccomunid omunida ad d de einte nteres rese es y por las afinidades y solidaridades que surgen cuando se comparten las victorias y las de-rrotas, las abundancias y las miserias. Un proceso histórico donde los olvidos y los recuerdos tienen una importanci mportancia simi simillar, por porque que está stán n— —todos todos el ellos— al se serv rviicio de la construcción de una historia nacional. Debo explicarme para ser más pr pre eci ciso. so.

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L a histor historiiografí ografía a pe peru ruana ana,, e en n llos os úl últi timos mos 3 30 0 años años,, má máss bien e en n mi opi opini nión, ón, seha ccontag ontagiiado de las fu fue erzas ce centr ntríífu fuga gass q que ue deb debiilitan y de desi sinte ntegran gran a nuestro p país. aís. JJor orge geBas Basadr adre e, e en n su monu monume mental ntal Histor storiadelaRepúbl pública del Perú, conc conclluida ui da e en n llos os a años ños 4 40 0 y des desarr arroollada hasta los años 70, realizó el último gran esfuerzo por construiir una hi tru histori storia a na nacional cional.. Su iidea deace centr ntral al era q que ue e ell siste sistema ma republicano, bueno para todos, liquidaba las historias particulares y creab cre aba a una gran arqui arquite tectur ctura a admin adminiistrati strativa va dond donde e sepod podrrían incluir todos los proyectos menores aislados, era esa arquitectura admi dmini nistra strati tiva. va. En rea reallidad, lla a repúbli república caera lla a metá metáfor fora a que que util utili6 zaba para hablarnos del proyecto nacional peruano. Sin emba mbarrgo, e en n llos os mismos a años ños 6 60 0, se levantan mul multi titud tud de vocess pa voce para ra iincre ncreparl parle e por sus o ollvidos, vi dos, om omiisione sioness y de desc scui uidos. dos. LLo o acusaron de eludir la historia agraria, la historia de las regiones, del campe campesi sinado, nado, d de e la e economía, conomía, para para conce concentr ntrarse arse en lla a hi histori storia a de las él élite tess y de los ac aconte ontecimi cimie entos pol polííticos ticos y mi millita tares res,, los los que Bas Basadr consid conside ereab aba q que ueotra ha habí bían annera ccond onduci ucido dodey cconstru eonstrui stru structur cturado ado hi lla astona na-ciónadre pe pereruana uana. . ¿P ¿Pe roaqué ma mane ra había ir una historia ri a nac naciiona onall si no con iinclu nclusiones siones y e exc xcllusione usiones, s, re recue cuerd rdos os y ol olvi vi-dos, batal batallas y héroe héroes, s, vi victori ctorias as y d de errotas otas,, mise miserrias y grande grandezas? zas? A quí p pe ermítanm rmítanme e cita citarr por úl última tima ve vezz a E. H. H . Carr: «N «No o ha hay y indica ndi cador dor má máss iimportante mportante del carác carácte terr de una ssocieda ociedad d que e ell tipo tipo de hi histor storiia que e escri scribe be o d de eja de e escri scribi birr» (1 (19 967: 5 57 7). M Muchos uchos se enca ncarrga garron d de e dem demostrar ostrar que JJor orge geBas Basadr adre e seequi quivocó vocó y flflor ore ecieron iinv nve esti stiga gacion cione es que nos dem demostraba ostraban n que no hubo bur burgue guesía sía repu publ bliica cana na ni me merrca cado do iinte ntern rno o y qu que e el pes peso od de e las economías y actor ac tore es ru rurrales era ssup upe erior qu que e el de ssus us si simil milare aress urba urbanos. nos. Que Quela República daba, daba a fifin nurso d de e cue cuentas ntas, , do, su gr gran an Historia  convertida e n un, disc di scur so de debil bili ita tado, iincom ncompl ple eto yde aun iinte nteres resado. ado. Paral Parale elamente me nte surgi surgió ó lla a etnohi tnohistori storia a andi andina na (la hi histori storia a de los hom hombre bress ssiin 6

Mari rio o Va Varga rgas L Lllosa, e en n el di dia ari rio o El Pa P aís ís de  deEspañ spaña, a, del dí día a 1dedi dici ciem embre de1992, escribió un artículo llamado «Naciones ficticias» donde, asumiendo con vigor –como llo o ha hace ce desde ha hace ce u unos nos a años– ños– los pun puntos tos de vi vista sta d de el ne neol oliibe beral raliismo a ul ultran tranza, za, cri criti tica ca dura duram mente a las naci cione ones y a los naci ciona onallismos. L Lo o ún úniico qu que e podría podrí a re recordar cordar a aquí quí es que no hay que conf confund undiir naci nación ón con naci ciona onalismo; lo segundo seg undo e es s una sue suerte rte de exageraci ración ón o anomal alíía de lo pri prim mero. A de dem más, ás, las naciones, si bien es cierto han conducido a las guerras, evidentemente no las han inventado. L Las as guerras rras ha han n te teni nido do di diversas versas motivaci otivaciones ones:: def defen ensa sa deunacul cultura, tura, una soci socie eda dad, d, una rel reliigi gión, ón, un rre ey, una n naci ación ón o una economía. L as na naci cione ones ti tien enen en muchos a aspe spectos ctos posi positi tivos vos que n no o es p posi osibl ble e di discuti scutirr en e este ste mom omen ento. to.

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 Jorge  Jorg e BASADRE (1903-1980) y Raúl PORRAS  BARRENECHEA  (1897-1960). El historiador de la República y el historiador de las crónicas y los cronistas de la Conquista. (Foto: Instituto Raúl Porras Barrenechea–UNMSM)

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historia), histori a), la hi histori storia aa agrari graria a (de (desde sde la prem premiisa de que las hac haciiendas er eran má máss iimpor mportante tantess que las fábri fábrica cass en en el P Pe erú), del ca campe mpesisinado (con sus luchas y sus conquistas sociales), de las minorías étni tnica cass (ne (negros gros y chi chinos) nos) y d de e la utopí utopía a andi andina. na. S Se e pod podrría e ente ntend nde er, esta úl últi tima ma,, com como o un una a ssuerte uerte de ccontr ontrahistor ahistoriia na nacion cional al a nombre de una ma mayor yor obje objeti tivi vidad dad científ científiica y una ur urge gente nte reiv reiviindi ndica cación ción del papel que estas poblaciones jugaron en la constitución de la naciión pe nac peru rua ana. Entonce Entoncess la cciita ant ante eri rior or d de e E. H H.. Carr nos ilumi il umi-na: las las hi histor storiias que se hace hacen n y no se hac hace en rre espon spond den al ca carrácter ácter de la soci sociedad d de e dond donde e surge surgen. n. U Una na pa patri tria a ssiin nac naciión no pod podíía, de ninguna ninguna m ma ane nera, ra, alu alumb mbrar rar una hi histori storia a na nacional. cional. N ue uestros stros conconflfliictos de claseti tie end nde en, muy a m me enu nudo, do, no sol solam ame ente areestru structucturar o rre evol voluci ucionar onar nu nue estros or ordena denamientos mientos ssocial ociale es, sino má máss bien a la destrucción pura y simple, al ajuste de cuentas y a olvidar cuallqui cua quie er pr proye oyecto cto ccol ole ectiv ctivo o de fu futur turo. o. Ba Basta starí ría a re recordar cordar el com com-porta por tamiento miento de las é éllite tess soc sociiales dur dura ante la gue guerr rra a ccon on C Chi hille, la la guerra interna endlos y ganó el nó voto en contra elecci cciones pr pre esidenci siiniciada denciales ales e 19años 90 en80 que ga F Fuj uji imor mori i. en las No e estoy stoy sugi sugirriend ndo o que debe debemos mos vol volver ver a JJor orge ge Bas Basadr adre ey continuar con ssu u obra obra.7 T  Tam ampoco poco qui quie ero dec deciir qu que e no hay razon razone es técni té cnica cass y me metodol todológi ógica cass que e expl xpliiquen e ell enr nriiquec queciimi mie ento d de enues nues-tra histori historiografí ografía a mode modern rna. a. L o úni único co que qui quie ero de denunci nunciar ar o sse eñalar, má máss b biien, e ess la a ause usenci ncia a de una histor historiia nac naciional o d de e histori historiaadore dor es que la e empr mpre end ndan. an. Tod Todos os llos os e esfu sfue erzos d de espl sple ega gados dos en los los últimos 30 años no están dirigidos a completar, con detalles de luce ucess o sombras, una gr gran an arqui arquite tectur ctura a mnemoté mnemotécni cnica ca,, sino sino a d de emoler lo construido. Esto me interesa en última instancia. Casi todos, cada cual histori a su manera y en suenivel, hemos a estezafarr zafarra ancho historiográfi ográfico. co. N Nadi adie pe pensó nsó e en n unacontribuido hi histori storia aq que ue sepa se pa olv olviidar y rec record ordar, ar, que inte ntegre gre y no des desiinte ntegre gre,, que olvi olvide de los 8 tr traumas aumas y rre ecuerd cuerde e las cosa cosass buena buenass del pasado. 7

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Pab abllo M Mace acera, en 1 1977 977,, en vari varios os pasa sajjes de sus bri brilllan ante tes se expl xpliicaci cacione ones s qu que e presentan pr esentan sus sus T  Tra rab bajo jos s de his isttoria ria,, clama por una historia nacional, pero se equi eq uivoca voca a all proponer med ediida das s ad adm mini nistrati strativas vas (un siste sistem ma naci ciona onall de archivos rchivos y un plan plande estudi estudios os uni unifformepa para ra llos os estudi estudian antes tes de histori historia) a) como u una naformade «nacionalizar» nuestra historia incorporando a las provincias dentro de una hi histori storia a ge gene neral ral del Perú. L Los os llíímite tes se epi piste stem mológi ológicos cos de esta propuesta son los que imponían la realidad del país. Hay algun algunos os iinte ntelectu ectua ales en el Perú, ganados por el posmoderni rnism smo o por la moda posmoderni rnista sta,, que h ha abl blan andela iinuti nutillida dad d dela h hiistori storia a y seempeci cina nan e en n di diffund undiir

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A hora hora sí d de ebo te terrmin minar ar y llo o haré retoma tomando ndo al algunas gunas idea deass que enun nuncié cié a all com come enzar esteensa nsayo. yo. H Hab abíía ind ndiica cado do que que la hi histori storia a de Eurropa, a di Eu difere ferencia ncia d de e la nues nuestra, tra, e ess e ell recue cuento nto d de e las reali alizac zaciiones, de los éxitos y del progreso. La nuestra en cambio, por una anóma nómalla re rellación con e ell ca capi pita tallism smo o mode moderno, rno, o qui quizá zá por una normall relac ma relaciión e entre ntre me metróp trópol olii y peri periferi feria a co colloni onial, al, ha sid sido o una historia a all revés vés:: de las fr frustraciones ustraciones,, de los ffraca racasos sos y, p pe eor aún, de los retroce trocesos sos.. Permí Permítanm tanme erecord cordar ar a ahor hora a el subtí subtítul tulo o de dell ca capí pítul tulo o donde anali analizo zo el ffraca racaso so de las mode moderrnizaciones nizaciones en e ell Perú: «¿ «¿U U n ti tipo po de conci concie enci ncia a hi históri stórica cao conc conciienci ncia a de nue nuestros stros pr probl oble ema mass histór históriicos?». Es una interrogación fundamental y prefiero dejarla como tall. M ta Miis ccuatro uatro eje ejempl mplos os de mode modern rniizac zaciione oness fr frustradas ustradas,, con re resul sul-tados al revés, son una interpretación personal de la historia, un tipo de conciencia histórica o, contrariamente, una toma de conci cie enci ncia a de nu nue estro stross probl proble ema mass hi históri stóricos. cos. Pu Pue eden se serr am amba bass ccosas osas a la vez, pero en todo caso caso es es un ti tipo po d de e disc di scur urso so hi históri stórico co e estrec strechahamente nte arti articul ado nuestr tra aiessinte ituac tuaci ión actual tual.iincli .nclinam LLos osnamos hi histori storiadores pe perme uanos, ssiinculado qu que ereralonues consc consci nteme mente nte,ac , nos os aadores cconstru onstrui irun re r elato no ta tall com como o ocurr ocurriieron las cos cosas as,, sino tal como hubi hubie eran podiido ocur pod ocurrrir. JJorge orge Ba Basa sadr dre e nos ha habl bló ó de las oca ocasion sione es pe perrdidas di das y José Carlos Mariátegui, de una historia paradójicamente construiida ccontra tru ontra e ell indi ndio, o, e ess de decir cir,, co contra ntra e ell que sepodrí podría a ssup upone onerr que debía ser el principal beneficiario. Hay también otra herencia en nuestra conciencia histórica contemporánea: la idea garcilasiana de «l «la me memori moria a del bi bie en pe perrdido». di do». LLo o que perdi perdimos mos con la cconqui onquissta, con la colonia, con el despilfarro del guano, con la República A ristoc stocrrática, con las g guerr uerras aso con las refo forrma mass de dell ge gene nerral V Ve elas asco. co. quelo queseconside considera ra un una ah hiistoria storia andi ndina naes un llas astre para un d de esa sarr rrol olllo ffuturo. uturo. Y Yo o creo que que p pue uede se serr todo llo o contrari contrario. o. T Tom omo unas palab abras ras deJ acques Le L e Gof Gofff para citar ci tar a u un n hi histori storia ador no com comprom prometi tido do con nu nue estras d diiscus scusiiones parr rroqui oquia ales, que las di dice ce para ffunda undamen entar tar lla a exi existen stenci cia a de una Europa iinte ntegrada grada y posi posibl ble e como supranaci supran ación: ón: «Pero «Pero llos os grandes ffen enóm ómenos enos hi históri stóricos cos son ta tanto nto másfuertes uertes cua cuando ndo ellos están más e enrai nraizados zados en el ti tiem empo. Veo lla a ilustra ustraci ción ón de de ell ello e en n lla a situa situaci ción ón contrastad tada ad de e llos os a actua ctualles pa paííse ses s llllamad ados os del “T “Te ercer M Mund undo”. o”. Me parece que llos os paííses con retraso decreci pa crecim mien ento to queti tien enen en la posibi posibillida dad d deap apoyarse oyarse en gran grandes des civi civillizaciones zaciones d de el pasado tienen y tend ndrán rán mejor ffortun ortuna a qu que e los otros otros.. [… […] L ejos dese serr un llas astre, lla ah hiistori storia ap pue uedeser un ffondo ondo d de ecrea creaci ción ón y deliberaci ración». ón». P Pá ági gina nas despuésnosrecuerdaqu que ela laemergenci ncia aydesa sarr rrol olllode dell Esta stado doylla aNaci Nación ónfrance franceses ses deben muchí uchísi sim mo a una vi viva va y d diinámica conci concien enci cia a históri histórica»; ca»; cf cf.. NORA 1987: 223-234.

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Esta me memori moria a del bi bie en perdi perdido, do, que ha invadi nvadido do llas as me mentali ntalidade dadess colectivas, alimenta desde hace mucho tiempo la utopía andina y es lla a tram trampa pa me mental ntal qu que e nos llanza anza a la ucroní ucronía ae en n ve vez de la hi histori storia a como com oe expl xpliicación cación ci cie entí ntífi fica ca.. A pr pre ender nu nue estra histor historiia, ttoma omarr concienc concienciia de las re reali alidade dadess ocur oc urri ridas das,, te termi rmina narr con lla am me emori moria a de dell bien pe perd rdiido y co con n la la uc ucroní ronía a nos per permiti mitirá rá de desc scubr ubriir, d de etrás de la utop utopíía imposibl mposible e, e ell pr proyec oyecto to nacional que subyace y espera su realización. La historia, esta memori me moria a de nue nuestros stros ti tie empos pas pasados, ados, si lla a cconstru onstruiimos ccomo omo un di diálogo álogo sa sano, no, iinte ntegrador grador,, cconstr onstructi uctivo vo y es espon pontáne táneo o ccon on e ell pr pre ese sennte, puede convertirse en un conocimiento no solamente útil, sino imprescind mprescindiible ble de aprende aprenderr.

5. Explicaciones finales En un mundo cada vez más conservador, ser marxista parece un anacroni ana cronism smo, o, un re r ezago de otros tiempos tiempos.. A All ma marxi rxism smo, o, sin emba mbargo, rgo, le hace bien nadar contra la corriente. A . FLORES-GALINDO 1987: 122. a. L Los os disc di scur ursos sos histó hi stóri ri cos en e ell Perú

Eric JJ.. H Eri Hobs obsba baw wm, últi última mame mente ntemuy iinte nteres resa ado e en n di disc scuti utirr la l a histohistoria ri a y e ell signi signifi fica cado do d de e la na nación ción y de los nac naciiona onallism smos, os, ssue uelle dec deciir que la concienci conciencia na nacion cional al —de a allguna ma mane nerra— se e ellab abor ora a de desde sde la historia de una nación, su memoria colectiva, y puesto que los hi histori storiador adore es sson on sus cconstru onstructores ctores de of ofiicio cio,, é éstos stos —lógi ógica came mente nte— — está stán nd diirec rectam tame ente impl impliica cados dos en llos os pr proce ocesos sos de construcció construcción nd de e las naciones modernas. Entonces, sin duda alguna, al analizar las «histori «hi storias as» » que te tene nemos mos y qu que ee esc scrribimos bimos pod pode emos a ace cerrca carrnos a llos os probl pr oble ema mass re rellac aciionados ala eme merrge genci ncia, a, des desarr arrol olllo y ma madu durrez d de ela conciencia nacional en el Perú. Esta conciencia, como ha sucedido en ca casi si todas parte partes, s, ha sid sido o am ampl pliiam ame ente inf nflluenci uenciada y aun ma mani ni-pulada por los grupos dominantes a través del uso y abuso de la hi histo stori ria a o de la e ellab aborac oraciión de disc di scur ursos sos histó históri ricos cosdiri di rigid gidos os alega ga-lizarl zarlos os o lle egiti gitima marl rlos os ccomo omo ta talles. Entr Entre e estos disc di scur ursos sos,, e en ne ell Perú rú,, dell siglo XVI a la ac de actuali tualidad, dad, podem podemos os distingui distinguirr llos os sigui siguie ente ntess tipos: tipos:

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