Bueno, Gustavo - Teoría Del Cierre Categorial, Tomo 4

May 11, 2018 | Author: Alonso Castillo Flores | Category: Artificial Intelligence, Technology, Science, Truth, Matter
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Teoria del Cierre Categorial

4 Gus/avo Bueno. Teoda del cierre calegorial

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Gustavo Bueno Teoria del Cierre Categorial

Volumen 1 Introduccilln general Parte I. Proemial (sobre el concet>to de «Teo ria de Ia ciencia») Secci6n 1. Siete enfoques en el estudio de Ia ciencia

Volumen 2 Secci6n 2. La Gnoseologia como filosofia de Ia ciencia Secci6n 3. Historia de Ia teoria de Ia ciencia lndice onomastico y tematico de Ia Introducci6n y Parte I Volumen 3 Parte II.

El sistema de las doctrinas gnoseol>

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Parte ll-2.1. Exposici6n de Ia Idea del «descripcionismo»

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Capitulo 1

Exposici6n de Ia Idea del «descripcionismo»

§26.

Las cuatro alternativas bdsicas y Ia diversidad de las opciones interpretativas

En la secci6n anterior (§16) hemos expuesto el sistema de las cuatro alternativas gnoseol6gicas basicas que se deriva de la distincion, establecida en el cuerpo de las ciencias positivas, entre las funciones de Ia forma y las funciones de Ia materia como sistema de estructura cuasi-algebraica, cuyo significado gnoseo!ogico depende enteramente de las interpretaciones que puedan darse a los terminos «forma» y «materia». El sistema puede resumirse de este modo: [1: subordinacion de la forma a la materia (subordinacion no es negacion -que es solo un limite- de la forma en los cuerpos cientificos); II: subordinacion de la materia a Ia forma; III: yuxtaposicion de forma y materia, como momentos paralelos; IV: reduccion mutua o conjugacion de forma y materia en los cuerpos cientificos]. Su coordinacion -coordinacion noes identificacion- con las alternativas algebraicas booleanas quedaria expresada por medio de las siguientes formulas (en las cuales convendria «suavizam el «0» interpretandolo mas como subordinacion de un componente a otro o, si se quiere, como «negacion de hegemonia», que como ausencia o negacion absoluta): [1(0,1); 11(1,0); III(I,I); IV(O,O)]I. I Vease Alberto Hidalgo Tufi6n, «Estructuras metacientificas», El Basilisco, 2" epoca, 11° 6 (1990), pag. 41.

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Gustavo Bueno. Teorfa del cierre categorial

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Lo que venimos diciendo es que las alternativas de este sistema cuasi-algebraico solo pueden alcanzar significado gnoseol6gico cuando asociemos a! termino «forma» (o a su simbolo numerico) y a! termino «materia» (o a su simbolo numerico) correlatos gnoseologicos. Es evidente que silas interpretaciones dadas a fonna y materia no son gnoseologicas (sino epistemologicas, ontol6gicas o 16gicas) el sistema obtenido no tendni por si mismo un alcance gnoseologico (sino epistemologico, ontologico o logico); yes tambien obvio que pudiendo recibir los terminos «forma» y «materia» diversas interpretaciones gnoseologicas (o muy vinculadas a Ia perspectiva gnoseologica) los sistemas de concepciones gnoseologicas a las que podremos llegar senin tam bien diferentes, sin perjuicio de eventuales correlaciones, ulteriormente determinables entre elias. Consideremos brevemente los dos gran des tipos de opciones epistemologicas extremas posibles en las interpretaciones de los terminos «forma» y «materia»; opciones que, en si mismas, no son gnoseologicas, lo que no significa que no tengan profundas repercusiones en Ia teoria de las ciencias positivas: las opciones que se caracterizan par poner en correspondencia «forma» con «objetos constitutivos de los campos cientificos» refiriendo el termino «materia» a los «sujetos cognoscentes», o bien, inversamente, las opciones que caracterizariamos por su tendencia a asociar «forma» a los papeles propios de un «sujeto humano», dato!".formarum, refiriendo «materia», correspondientemente, a los papeles propios del «objeto de Ia ciencia». Las interpretaciones que puedan considerarse girando en torno a Ia primera opcion nos ponen en Ia cercania delllamado «realismo epistemologico». Para eJ, las «COSaS» U «ObjetOS» desempefian eJ papeJ de contenidos morfologicos capaces de «conformar» un entendimiento cognoscente (a! modo como las letras impresas conforman el papel en blanco -o Ia tablilla de cera-, o bien a! modo como los objetos conforman Ia superficie del espejo en el que se reflejan o, par 1Iitimo, a! modo como los contenidos Henan el vasa vacio -el entendimiento- capaz de recibirlos). El segundo tipo de interpretaciones nos pone en Ia cercania del «subjetualismo» epistemologico (en ellimite, «idealismo subjetivo»). Para el, las casas u objetos (o sus precursores) desempefianin el papel de una materia amorfa, a Ia cual un sujeto con-

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Parte ll-2.1. Exposicidn de Ia Idea del «descripcionismo»

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formador (ya sea el sujeto trascendental kantiano, equipado con las formas a priori de su sensibilidad y de su entendimiento, ya sea el sujeto positivo de los psicologos gestaltistas o el de los sociologos) moldeani como el cufio moldea a Ia cera. (Como ya hemos dejado dicho en capitulos precedentes, Ia razon por Ia cual estos dos tipos generales posibles de interpretacion epistemologica, aun cuando en si mismos no vayan referidos a las ciencias, tienen un significado gnoseologico indiscutible, se deriva del hecho de que ninguna teo ria de Ia ciencia puede mantenerse a! margen de esos tipos y debe tomar posicion ante ellos, incluyendo Ia que consiste en rechazarlos a ambos; pero de aqui no se deduce Ia reciproca, a saber, que las familias epistemologicas tengan por si mismas significado gnoseologico, puesto que muchas de sus opciones son indeterminadas, como veremos en lo que sigue). Es evidente que, si nos atenemos a las interpretaciones «realistas», cada una de las cuatro alternativas «cuasialgebraicas» que hemos establecido no nos llevaria a los mismos lugares que si nos atuvieramos a alguna interpretacion subjetivista. La alternativa 1(0, 1) en Ia opcion realist a nos llevaria a una concepcion epistemologica de signo subjetualista, puesto que esta alternativa puede interpretarse como un requerimiento para rebajar y aun annJar Ia funcion que a las formas objetivas pueda corresponder en el proceso del conocimiento. Tambien es cierto que esta alternativa 1(0,1), en esta primera interpretacion, no nos conduciria a una posicion gnoseologica definida (lo que constituye una de las pruebas mas contundentes de Ia diversidad existente entre Ia perspectiva epistemologica y Ia gnoseologica). En efecto, el conferir intervencion maxima ( = 1) a una «materia», entendida a su vez como «entendimiento pasivo» (vou de Ia forma logica silogistica por una forma matematica, porque esta «sustitucion» llevara aparejada una mudanza en Ia interpretacion dada a Ia materia (por lo cual, lo t'mico que permaneceria es Ia analogia de las relaciones entre el elemento formal y el material). Es bastante claro que tendrfa poco sentido tomar a las premisas como materia correlativa a Ia nueva «forma matematica»; «materia» proporcionada a esta forma seran en cambia los conglomerados de fen6menos o de hechos, daclos a Ia experiencia sensible, que sean repetibles u ordenables en series seg{m criterios especificos. c) Un tercer modo de interpretar Ia forma y Ia materia de las ciencias es el que se apoya en indicios relacionados con el criteria lingiiistico. Cabe sospechar Ia dependencia que las interpretaciones incluidas en este tercer modo guardan respecto de Ia institucionalizacion, cultural y social, de las disciplinas cientfficas; pues esta institucionalizacion (que implica la dimension supraindividual) comporta necesariamente un lenguaje especializado (ensefianza academica, publicaciones) que se destaca del «fondo lingiiistico comun» que, en todo caso, seguira envolviendo a los cientificos. Desde una perspectiva institucional historica, las ciencias en curso (en tanto son transmisibles a lo largo de las generaciones) se nos muestran, ante todo, como lenguajes «tecnicos» (Condillac: «una ciencia es un lenguaje bien hecho») que se recortan en el conjunto de los lenguajes nacionales (los cuales mantendran, de alg(m modo, su presencia en el cuerpo mismo de las ciencias). «Los castizos nornbres aguafuerte, sosa, piedra infernal, salitre, aceite de vitriolo, evocan en quien conoce esos cuerpos Ia imagen 3

Ver TCC Parle II, §4 (volumen 3, p -siendo K el nucleo [Kern], I el conjunto de aplicaciones propuestas- una ley especial podni representarse por < K', I'>. Vic/. W. llalzer y J.D. Sneed, «Generalized net structures of empirical theories», Studia Logica, 36 (1977) parte I y 37 (1978) parte II.

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Parte II-3 .I. Exposici6n de Ia idea de teoreticismo

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!eyes experimentales y ofreciendo, sin duda, conocimientos tttiles y practicos. Pero esto no puede impedir que muchos crean que esas «clasificaciones» que Ia teoria hace de las !eyes, sean clasificaciones naturales, reales. El «realismo» es, en efecto, para Duhem, Ia concepcion seg(m Ia cual Ia teoria fisica (que, en Ia antigiiedad y en Ia edad media coincidia, segun el, con Ia Astronomia) nos lleva a! conocimiento de Ia realidad misma en toda su objetividad, de Ia materia que consideramos, de Ia Naturaleza o del mundo fisico; frente a! realismo, el instrumentalismo designara, en cambia, a todas aquellas concepciones que, por el contrario (respecto del realismo), se proponen Ia descripcion de los fenomenos por medio de modelos matematicos, desconfiando de las pretensiones del reaIismo, pero sin por ello caer en el desprecio de esas ciencias positivas, en un intento de evaluar su alcance y establecer su significado. Fundamentalmente veran a las teorias fisicas como instrumentos para Ia prediccion de los fenomenos (cuyo interes pragmatico estaria fuera de discusion). Ahora bien, seg(m Duhem, Ia teoria fisica precisamente no pretendio penetrar en Ia realidad, sino solo «salvar los fenomenos», es decir, recogerlos en lo posible en sus redes, a fin de controlarlos y concatenarlos. Duhem (sin considerar Ia posibilidad de que Ia teoria fisica y Ia filosofia natural, de tipo aristotelico, fuesen en realidad dos disciplinas diferentes y no dos interpretaciones de Ia misma disciplina) pretendio que, desde sus origenes griegos (platonicos, sobre todo) Ia teoria fisica (Ia Astronomia, seg(m el) habia sido proyectada desde una perspectiva instrumentalista; y que habria sido Aristoteles, y m:is tarde Copernico, Galileo, Kepler y Newton quienes pretendieron desarrollar una j(sica realist a, desvirtuando Ia estructura genuina que Ia teoria ffsica habria tenido desde su origen. Segun esto, el estado coetaneo de la ciencia positivista, en tanto renuncia a reconocer Ia realidad y se atiene a los fenomenos (no solo en Astronomia, sino, en general) daria Ia razon al instrumentalismo y autorizaria a una interpretacion historico critica de las grandes figuras del realismo (incluyendo a Copernico y a Newton). La influencia de Duhem ha sido muy profunda y diversificada, y lo sigue siendo. Las criticas que recibieron sus planteamientos fueron tam bien muy diversas y llevadas a cabo desde muy

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diferentes pianos, por Io demas, no siempre bien distinguidos (no es siempre facil distinguir o mantener una distincion que pudiera ser sencilla en principia pero que se complica en cuanto se pone en marcha). Desde nuestras coordenadas, Ia distincion mas importante (sabre todo, en cuanto a! desarrollo historieo) es Ia distincion entre una perspectiva ernie (respecto de las diferentes escuelas -platonica, aristotelica, tomista, copernieana-) y Ia perspectiva etie del propio historiador o teorico de Ia ciencia (perspectiva que, desde luego, podra eventualmente coincidir, en todo o en parte, con alguna posicion recogida en perspectivas ernie). Duhem adopto con toda claridad una perspectiva etic, Ia del instrumentalismo, y pretendio reconstruir Ia historia de Ia «teoria fisica» desde esta perspectiva (con los riesgos consiguientes de convertir en «instrumentalistas intencionales» a algunas escuelas astronomicas o filos6ficas que sin duda habria que interpretar, a! menos ernie, como realistas). Pero, z,cabe sin mas oponer a Duhem Ia perspectiva ernie en cada caso, y objetarle que muchas de sus interpretaciones, incluso las mas importantes, son simples tergiversaciones? z,Acaso es posible una reconstruccion ernie, en primer grado? A nuestro juicio esto es imposible, Io que no significa que no sea posible reconocer como inadecuadas muchas interpretaciones que pretenden tener un alcance ernie. Una cosa sera criticar, en general, a Duhem por adoptar una perspectiva etic y otra cosa criticar Ia suya especifica y los resultados que obtiene en su interpretacion de determinada escuela o pensador. Por nuestra parte, desde Iuego, no objetamos a Duhem, en general, Ia adopcion de un punta de vista etie sino Ia esp.ecifica perspectiva etic que el adopto, a saber, Ia que distingue, tal como el Io hizo, las ideas del «realismo» y del «instrumentalismo»; y, por tanto, su interpretacion «instrumentalista» de Ia celebre formula de Posidonia -aunque virtualmente presente en Platon y en otros escritores antiguos- sozein ta phain6mena. Las dos ideas de referenda -realismo, instrumentalismo- son, desde Iuego, metacientifieas; son ideas filos6ficas y, por tanto, no forman parte de Io que venimos Ilamando «capa basica» de las ciencias. Con esto no quiere decirse que las ciencias efectivas puedan mantenerse al margen de tales ideas filosoficas; ni ello implica que Ia capa basica de las ciencias no pueda considerarse independiente respecto de determinada filosofia o metafisica de Ia ciencia -vi-

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Parle II-3.1. Exposicidn de Ia idea de teoreticismo

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mas como Planck presentaba «Ia realidad de Ia naturaleza exterior>> como un teorema fundamental de Ia fisica- sin perjuicio de Ia necesidad sinecoide de una conexion de Ia capa basica con las ideas filos6ficas. La interpretacion instrumentalista de las ciencias, en general, llevara a Duhem a dejar de !ado muchos componentes de Ia ciencia moderna que solo se explican por su voluntad realista (como puedan ser los argumentos que Galileo tomo de las mareas para mostrar que Ia Tierra se mueve, y que su movimiento noes un mero artificio matematico). La idea de «realismo» que Duhem utilizo es, por otra parte, una idea metafisica, de naturaleza teologica, con una virtualidad critica que linda con el ticismo gnoseologico. Parece como si Duhem, envuelto en Ia tradicion de un cristianismo fideista, hubiera participado del recelo hacia todo intento de entendimiento racional de Ia Naturaleza, en cuanto obra de un Dios inescrutable (Ia tradicion de San Pedro Damian frente a Raimundo Sabunde, Ia de Francisco Sanchez el esceptico y Vico, de Ia que ya hemos hablado). Recelo realimentado, ademas, por el temor a que los resultados de las ciencias puedan, no ya tanto violar los «secretos divinos», cuanto contradecir aquellas verdades que, a! parecer, Ia misma divinidad nos ha revelado, levantando el velo de su secreta, es decir, Ia Biblia (en torno a Ia cual, como es bien sabido, se suscitaron violentas polemicas, a raiz del desarrollo de las ciencias geologicas, evolucionistas, &c., en Ia segunda mitad del siglo pasado 9). Duhem se alinea, de hecho, en Ia corriente de lo que Th. Huxley llamo «agnosticismo», y que muchos utilizaron y utilizan aun hoy en lo que tiene de critica a Ia ciencia y determinacion de sus limites, como murallas para preservar a Ia fe cristiana. Duhem, sin embargo, no se limito a «negan> a Ia ciencia Ia facultad de conocer Ia realidad, de captar las propiedades reales de los cuerpos que se encuentran debajo de los fenomenos; le confirio sobre todo un objetivo positivo, a saber, el instrumental, a efectos pnicticos, principalmente el de Ia prediccion, y desde esa perspectiva interpreto el s6zein ta phain6mena. AI «salvar los fenomenos», las ciencias 9 Gustavo Bueno, «EI conflicto entre Ia Religi6n y Ia Ciencia», en Cuesliones cuodlibetales sabre Dios y Ia religion, Mondadori, Madrid 1989 (cuesti6n za' pags. 41-114).

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(Ia Astronomfa, en particular, pero sin olvidar a Ia Astronomfa en sus conexiones con las «reformas» del calendario cristiano) no intentarfan «explicar» Ia realidad, ni salvar ningzin principia (que propiamente, en cuanto revelado por Dios, nada tendria que temer) sino simplemente organizar, mediante artificios matematicos ordenados a! calculo, los fenomenos entre los que nos movemos. Por ello, segun el punto de vista de Duhem, se habrfan excedido Copernico, Kepler, Galilee y Newton: Duhem se alinea con Osiander, con Belarmino, y con Urbano VIII, como el mismo subraya explicitamente. En suma (y utilizando Ia distincion que hemos desarrollado en Ia Parte II, §3, pag. 804) podria decirse que Duhem utilizo una idea gnoseologica de «realismo» infinitamente proxima a Ia idea de «fundamentalismo», aun cuando fuera para situarse el mismo en un criticismo a! que creyo poder dar Ia forma del «instrumentalismo». Ahora bien, es evidente que el realismo no tiene por que identificarse con el fundamentalismo. Cabe un fundamentalismo idealista (no realista) y cabe, ademas de un realismo fundamentalista, desde luego, un realismo no fundamentalista (por tanto, critico del fundamentalismo pero no por ello instrumentalista), por ejemplo, un realismo materialista. La teoria del cierre categorial no es instrumentalista, por cuanto reconoce Ia objetividad de las ciencias, incluso Ia necesidad de sus !eyes, sin por ello ser fundamentalista. No ser fundamentalista no implica ser instrumentalista o agnostico, como tampoco renunciar a Ia «comprension del todo» implica aceptar el fraccionamiento de las razones totales y el «pensamiento debil» (el «pensamiento debil», precritico, era precisamente el que pretendia Ia «comprension del todo absolute»). Por ello, reciprocamente, tam poco se le pueden objetar a Duhem, sin mas, sus crfticas a! realismo de Copernico, Galilee o Newton. AI menos desde nuestro punto de vista, y si aceptamos que Copernico, Galileo o Newton no solo fueron «realistas» sino, en una gran medida, fundamentalistas (puesto que concibieron Ia ciencia fisica como Ia ciencia absoluta, a! modo del realismo aristotelico: Galileo llega a decir que lo que el sabe realmente ni Dios puede saberlo mejor) entonces podemos compartir muchos de los puntos de vista crtlicos de Duhem a estos grandes creadores de Ia ciencia moderna, no tanto, es cierto, en cuanto cientificos (en cuanto a su ciencia basica) sino en cuanto exposi-

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Parte Il-3.1. Exposici6n de Ia idea de teoreticismo

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tores de una determinada filosoffa de Ia ciencia con Ia que envolvfan a su «ciencia basica». Acaso Ia mayor ambigiiedad de Duhem se nos presente en su interpretacion del s6zein ta phain6mena como formula de los «viejos calculadores» que pueda hacerse equivalente del instrumentalismo y, por tanto, utilizarse como alternativa del fundamentalismo y aun del realismo, en general (por ejemplo, oponiendo disyuntivamente el lema «salvar los fenomenos» a! lema «salvar los principios»). En efecto, Ia formula «salvar los fenomenos» solo en Ia perspectiva del instrumentalismo tiene el sentido crftico radical que Duhem le inyecta; porque esta formula no solo puede hacerse compatible c;on el realismo (incluso con alg1m genero de fundamentalismo: t.acaso Ia ciencia newtoniana no pretendio precisamente «salvar los fenomenos»?) sino que ella misma surgio desde una perspectiva realista, es decir, no como una disyuntiva a! «salvar los principios» presupuestos, cuanto precisamente como una implicativa: «para salvar los fenomenos es necesario precisamente salvar los principios». No solo el realismo, sino Ia decision de «salvar los principios», son compatibles con ellema de salvar los fenomenos y min dan sentido a este lema, y ello se entiende perfectamente advirtiendo que el realismo suele estar definido precisamente por ciertos principios, y a1m debe estarlo si no quiere mantenerse en Ia forma de un «realismo indefinido» (mas epistemologico que gnoseologico) o meramente desiderativo. En efecto, los principios que intentaban salvarse eran precisamente los de Ia astronomfa platonica (Las Leyes, 821e-882a) o eudoxiana y, en otro senti do a1m mas radical (por el sustancialismo de su mundo), los de Ia ffsica de Aristoteles. El mas importante era, acaso, un «principia de identidad» que establecfa que el movimiento de los astros (dejemos de !ado Ia cuestion de su eternidad) debfa ser «tmiforme y circular». Este es el principia que a toda costa deberfa «ser salvado», hasta el punta de que «conocer cienttficamente» (astron6micmnente) no seda otra cosa sino lograr dar cuenta de los jen6tnenos a Ia luz de este principia; en el mismo sentido en el que habrfa que decir que Ia Dinamica de Newton se haria posible gracias a Ia influencia, en el memento de salvar los fenomenos, de otro principia de identidad, solo que ahora entendido no como circular sino como rectilfneo, el de Ia inercia 10 • Por este moIO

TCC Parte !, §70 (volumen 2, pag. 703).

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tivo el problema no habra que plantearlo como una «elecci6n entre principios o fen6menos» (Walter Saltzer 11) sino como una e!ecci6n, supuestos los primeros principios, entre «principios suba!ternos», capaces de dar cuenta de los fen6menos (de unos fen6menos que, inexplicablemente, parecen no ajustarse tan sencillamente como debieran a los principios primeros, tales como el de las esferas homocentricas de Eudoxia). Pero los epiciclos, excentricas o ecuantes no trataban de violar, sino por el contrario, de obedecer, a! principia primero de explicaci6n, en el contexto de un «realismo definido». Sin embargo, los primeros principios definidos podian tambien ser puestos en duda, a raiz de los fen6menos insalvables. Solo que no necesariamente en nombre del agnosticismo, sino en nombre de otros principios primeros definidos, capaces de salvarlos mejor (y tal fue el caso de Ia sustituci6n de los principios de Arist6teles por los de Bruno o Patrizzi, o Iuego por los de Newton). EI problema habra que circunscribirlo, por tanto, a esos «principios intermedios». La cuesti6n podria p!antearse en estos terminos: «los epiciclos de Tolomeo, los ecuantes, &c., ;,son movimientos rea!es (es decir, pueden ponerse a! mismo nivel que los principios absolutos) o son meros artijicios matematicos (hip6tesis capaces de formar un «cintur6n de seguridad» de los principios primeros, para utilizar el Ienguaje mi!itar de Lakatos 12) para salvar los fen6menos, por tanto, artificios o «constructos» sustituibles por otros, puesto que noes imposible, desde el punto de vista 16gico, que de una premisa falsa obtengamos conclusiones verdaderas (exjalso quolibet)? Por consiguiente, Ia interpretacion hipotetica de los principios subalternos, aunque constituia un modo peculiar de dar cuenta de la «ciencia de ToIomeo» -de Ia Astronomia matematica- como actividad independiente de Ia ciencia de los fil6sofos naturales, era incompatible con el realismo; aun cuando hay que reconocer que suprimfa a este su «inocencia», a! hacer visibles los componentes, sumamente artificiosos, de Ia construcci6n cientifica, y a! impedir identificar el realismo con algun genera de conocimiento no artificioso, «natural»; porque si los principios subalternos se interpreta11 Walter G. Saltzer, Theorien und Ansiitze in der griechischen Astronomie, Franz Steiner, Wiesbaden 1976. 12 TCC lntroduccion, nota 66 (volurnen I, p
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